Puede Hablar El Mosquito Mitchell

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    PUEDE HABLAR

    EL

    MOSQUITO? *

    Timothy itchell

    En

    el

    verano de 1942 dos fuerzas invadieron Egipto, provocando cada una

    de ellas una batalla decisiva. Solo una de las dos era hum ana, motivo por

    el

    cual

    es la

    nica que se recuerda, si bien las bajas de la otra batalla fue

    ron mayores.

    En

    la costa noroccidental,

    el

    Afrika Korps de Erwin Rommel

    cruz

    la

    frontera con Libia y fue detenido en al-Alamein, en su marcha

    hacia El Cairo, por el Octavo Ejrcito Britnico. Cuatro meses ms tarde, los

    britnicos contraatacaron. Despus de dos semanas con los tanques en el

    c

    ampo

    .de batalla,

    derrotaron

    a las fuerzas alemanas e italianas, a las que

    sobrepasaban en nmero de hombres y tanques por ms del doble. AI-Aia

    mein fue la primera victoria terrestre decisiva de los aliados en la Segunda

    Guerra Mundial y junto con la victoria un mes ms tarde de los soviticos

    en Stalingrado, pareci cambiar el sentido de

    la

    contienda. Dada

    la

    escala

    de la violencia y el caos reinante entre las fuerzas derrotadas

    no

    fue posible

    contar

    la

    s bajas.

    El

    nmero de soldados muertos, heridos o desaparecidos

    es fcil que estuviera entre cincuenta y setenta mil Edwards 2000: 41)

    1

    .

    Pero, adems, mucho despus de que los ejrcitos hubieran abandonado

    el

    campo de batalla, siguieron producindose vctimas. AI-Aiamein fue

    la

    primera ocasin en que se utilizaron minas terrestres como arma de guerra

    importante. En esta zona se sembraron las tres cuartas partes de los vein

    titrs millones de minas no retiradas acumuladas en suelo egipcio dur ante

    Can rhe

    Mos

    quiro Speak? en

    T.

    Mirchell, Rule o Experts. Egypt, Techno-Politics Mo

    dem ity,

    California

    Uni

    ve rsicy Press, Berkel

    ey

    , 2002, pp. 19-53 . Traduccin de Ca

    rl

    os Martn Ramrez.

    El

    libro del que esre r

    exto

    es el primer caprulo es un ambicioso y

    mu

    y

    bi

    en documentado

    es

    rudi o

    sobre el p royecto de la modernidad en el Egipro del siglo xx. Se compone de una se

    ri

    e de

    cap

    rulos

    independientes aunque interrelacionados, que ab

    or

    dan remas rales como las prcricas de produccin

    de una economa nacional la consrruccin acadmica de una determinada imagen d el campesi

    nado eg ipcio o e l modo en que

    la

    guerra,

    la

    mala

    ri

    a, la ag

    ri

    culrura y el naciona lismo se combinaro n

    en el desarrollo de una recnopolri ca caracrer

    s

    rica del

    Es

    rado eg ipcio mode rno. El rema lrimo es la

    produccin d e la modernidad com o proyecto po lri co e intelecrual y de paso, el modo en que

    las ciencias soc iales han esrado y esrn implicadas en ese proyecro N. de la E.

    l. Es

    pos

    ibl

    e que a

    i-

    Aiamein fuese menos un

    punt

    o de inflexin decis

    iv

    o que un indicador de

    camb ios en las

    fu er

    zas de los dos bandos, determina

    do

    s por facrores ex re rnos a l ca

    mp

    o de baralla.

    /bid. :

    55-98.

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    300

    TIMOTHY

    MITCHELL

    el siglo

    xx

    el mayor nmero d e las que existen en cualquier otro pas del

    mundo

    2

    Entre tanto, otro extremo del pas lleg otro invasor, descendiendo

    ~ o r el va le ?el N do des ?e Sudn: el Anopheles gambiae un mosquito na

    tivo del Afnca subs ahanana pero desconocido hasta entonces en Egipto.

    El m o s q ~ I t o llevaba en_ u

    e s t ~ a g o

    una variedad maligna del parsito de

    la malana: el Plasmodtum falctparum

    3

    En Egipto existan otras especies

    de _mosquitos de

    la

    malaria, pero eran portadores de una forma de roa

    lana

    ms benigna, y estaban confinados en pequeas bolsas en el

    norte

    del p a ~ s donde la_p?blacin l o c ~ l haba desarrollado un cierto grado de

    m m ~ m d d No existian, en cambw, defensas locales contra

    el

    Plasmodium

    f a l c t p ~ r u m . Los primeros informes de la aparicin de una epidemia de

    malana delAn?phele7?am_biae llegaron en marzo de 1942, procedentes de

    aldeas de Nu?Ia?

    r e g w n

    s l t u ~ d a en la zona fronteriza de Egipto y Sudn.

    En mes de juho, la ~ ~ I d e m i _ a alcanz Asun, en agosto llegaba a Lxor,

    contmuando su extenswn hacia el nort e hasta Asiut, la ciudad ms poblada

    del sur. Como en

    el

    caso de ai-Alamein, no se conoce

    el

    nmero de vctimas

    que resulta i m p ~ s i b l e de determinar. Se estim que tres cuartos de m i l l ~

    de

    p _ e r s o n ~ s

    pu?Iero_n haber contrado la enfermedad en los tres aos que

    duro la epidemia, mientras que el nmero de muertos pudo oscilar de cien

    a doscientos mil

    4

    O hablar por primera vez de

    la

    invasin de la malaria de 1942 en 1989

    a _un hombre llamado ~ lbrahim, que viva en un pueblo cercano

    Luxor, donde estuve algn tiempo

    5

    Era por entonces a sus ochenta aos

    el ? a r r ~ d o r mejor . n f o r r ~ a d o de la historia del p u e b l ~ y la historia de

    epidemia de malana era Siempre

    la

    parte ms vvida de su exposicin. Mat

    a la t e r c _ e r ~ p ~ r t e del pueblo, sola decir, y

    no

    quedaron suficientes hombres

    sanos m siquiera para llevarse a los muertos. Transportaban a la gente a la

    tumba a lomos de dromedario.

    La guerra y la epidemia interactuaron con

    la

    tercera gran amenaza a la

    que se enfrent el pas: una grave escasez de alimentos propia de tiempos

    de ~ u e r r a . Esta escasez tena sus propias y complejas causas. En 1933, se

    hab1a ~ u m e _ n t a d o la altura de la presa construida hacia el cambio de siglo

    en el no Nilo, en Asun, con lo que se completaba una red de pantanos

    presas Ycanales comenzada a mediados del siglo XIX que convirti a g r a ~

    2. Al-Alamein fue

    el

    campo de prueba para los nuevos mtodos de utilizacin de minas

    terrestres a gran escala, que a menudo fueron impredecibles, sobre todo porque las minas no queda

    ban bao el control de quienes las haban enterrado. Cada uno de los bandos incorpor en diversas

    ocasiones a sus p r o p 1 ~ s defensas los c a ~ pos minados por el orro bando.

    U

    .

    S.

    Department of Sra

    re, 1995). Sobre

    el

    numero de mmas, vease http://www.icbl.org/resources/mideasr4 y

    Middle Easl

    Times 20 de agosto de 1999; sobre su Impacto en la co munidad vase Abu-Lughod 1993: 56-65.

    3. Los

    especialistas malaria distinguen cuatro formas de la enfermedad, causadas por cuatro

    especies de protozoos del genero Plasmo tum: el Plasmodium gambiae con frecuencia lera , y los

    menos peligrosos

    P vmax P m artae

    y P

    ovale. El

    parsito plasmodio lo transmiten a

    Jos

    humanos

    cerca de sesenta de las trescientas ochenta especies conocidas del mosquito Anopheles.

    4.

    He

    tomado la h ~ s r o n a de la epidemia principalmente de la exposicin informativa de

    Gallagher 1990: 20-95.Mi mters en la cuestin de la malaria se ampli despus de leer el estudio

    de Sufian sobre esta enfermedad y

    la

    poltica sionista en Palestina (Sufian 1999).

    5 . He modificado los nombres de rodas l

    as

    person

    as

    del

    lu

    gar.

    PUEDE HABLAR l

    MOSQUITO

    301

    parte del suelo agrcola del pas en regados durante todo ao

    6

    . Solo

    u ~ a

    quinta part e del valle del Nilo se irrigaba ahora

    c

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    4/23

    \

    , . ,

    original de Asun, entre 1898 y 1902, contribuy a inaugurar en todo el

    mundo una era de _obras de ingeniera a una nueva escala. Los planes de

    bloqueo de

    la comente ?e

    los g ~ a n d e s ros iban a constituir

    los

    mayores

    proyectos de construccwn del siglo. Los pantanos resultaron nicos en

    cuanto a la medida y manera en que alteraban la distribucin de los recur

    sos en el espacio Y

    el

    tiempo, entre comunidades y ecosistemas enteros.

    ~ f r ~ c a n algo ms que la simple promesa de desarrollo agrcola o progreso

    t e c m c ~ Para muchos gobiernos poscoloniales, esta capacidad de reordenar

    el

    medw

    natural y social se convirti en una forma de demo strar la fuerza

    del Estado moderno como poder tecnoeconmico

    10

    . l segundo elemento

    e ~ a n

    l s

    ~ o d u c t o s qumicos sintticos. La fabricacin de nitratos artifi

    Ciales

    ICIO

    una transformacin an mayor que la de las presas. Partiendo

    de un mundo en su mayor parte libre de productos sintticos hacia 1925

    la p r ~ d u c c i n de n ~ e v o s p_oductos qumicos, encabezada por los nitratos:

    c ~ e c w un t ~ o Impreswna:1te. En Estados Unidos se multiplic

    por

    diez, d ~ c a d a a decada.

    En los

    anos ochenta se producan cuatro millones de

    sustancias qumicas sintticas, sesenta

    mil

    de las cuales eran de uso comn.

    Esta transformacin tuvo

    en

    _as clulas y en los organismos

    un

    impacto equi

    parable

    al

    que las presas tuvieron sobre la nacin (Samuels y Bennett, 1985).

    El

    t e r c ~ r elemento fue la malana, que aprovech los planes de irrigacin, los

    movimientos de poblacin y los cambios

    en la

    agricultura para convertirse

    en

    la e ~ f e r m e d a d infecciosa con mayor mortandad del mundo.

    El

    Plasmodium

    falctparum

    representaba nicamente el treinta por ciento de

    los

    casos clni

    cos de malaria, pero fue responsable de hasta

    el

    noventa por ciento de los

    fallecimientos. Se _hallaba tan _extendido que no era siquiera posible calcular

    en

    millones)

    el

    numero

    de

    vidas que costaba al aoll_ Por ltimo estaba

    la

    guerra. Al-Alamein

    se

    recuerda como

    la

    primera gran batalla mecanizada

    en

    la

    ~ u e los tanques alemanes, utilizados en nuevas combinaciones tcticas con

    aviOnes

    y caones antitanques,

    se

    enfrentaron a

    los

    tanques Grant y Sherman

    de_

    m ~ y o r tamao. No obstante,

    el

    frente de batalla era tan estrecho, y

    maqmnas alemanas e Jta Ianas disponan de combustible y municiones tan

    escasos, que la batalla dur dos semanas y se libr en formacin muy cerrada,

    al estilo de b a t a l l a ~ ?e

    la

    Pnmera Guerra Mundial. Fue el eptome de una

    nueva y letalmteraccwn entre hombre y mquina.

    . ~ a s presas, los parsitos portado s por la sangre, los productos qumicos

    s u ~ t e t J C ? s la guerra mecanizada y el hambre provocada por

    el

    hombre

    comCidieron e interactuaron.

    No

    es sorprendente encontrarnos con una

    e n ~ e r m e d ~ d

    prpiciada por

    la

    transformacin medioambiental, la qumi

    ca mdustnal sueta a

    las

    necesidades blicas, o la guerra acompaada de

    hambre. Srn embargo, resulta difcil establecer la interaccin de todos estos

    factores. c ? ~ o se

    ~ f e c t a r o n

    mutuamente

    los

    tanques,

    los

    parsitos

    y

    los

    mtratos smtetlcos? cQu clase de explicacin permite combinarlos?

    . 10:

    So

    br

    e el impa

    cto

    de las grandes

    pre

    sas, vase la World Commission on Dams

    2000)

    dJspon1ble en http://www.damsrc

    port.org.

    '

    11. .

    La

    _estimacin es que a b a de uno a dos millones de muertes anuales, y que era un factor

    que contrlbUia a provocar otro mdl n de muertes m

    s.

    La guerra y la epidemia interactuaron a varios niveles. Al estallar las

    hostilidades, Gran Bretaa impuso de nuevo la ley marcial en Egipto, des

    pu s de que el pas hubiera disfrutado de casi dos dcadas de independen

    cia parcial de la ocupacin colonial establecida en

    1882.

    Las autoridades

    censuraron la informacin sobre la epidemia de malaria, con la esperanza

    le contenerla en el sur. En plenos preparativos para evacuar El Cairo,

    en el caso de que Rommel se abriera camino en al-Alamein, los britnicos

    no estaban dispuestos a derivar hombres y recursos del norte para hacer

    frente a los invasores procedentes del sur, lo cual facilit el avance del

    mosquito. Se enfrentaban asimismo a una escasez de quinina, nico trata

    miento de la infeccin, porque

    el

    mismo mes en que se detect la malaria

    en Nubia, los japoneses haban ocupado Java, aislando las plantaciones de

    quinos que servan a los holandeses para suministrar la quinina a Europa

    (McNeil 1976: 279-280)

    12

    . En consecuencia, se dej al Ministerio de Sa

    lud egipcio que lanzara su propia campaa antimalaria. Los equipos de

    erradicacin atacaron al vector del mal

    e l

    mosquito en vez de atacar

    al parsito mismo, esparciendo Malariol, gasleo mezclado con un agente

    dispersor, sobre las balsas y las aguas estancadas. l aceite formaba una

    pelcula sobre la superficie del agua, lo que impeda la incubac in de las lar

    vas.

    Pero

    el

    Malaria tenda a escasear, ya que las bombas de riego usaban

    el gasleo como combustible, cuya obtencin, adems, era difcil debido a

    la

    guerra. Los equipos de erradicacin lo sustituyeron por verde de Pars,

    mezcla de polvo de arsnico con acetato de cobre, que originalmente se

    utilizaba como pigmento de pintor y que result ser un larvicida ms fiable,

    o que por lo menos no se utilizaba para otros fines.

    Puede que fuera tambin la guerra la que trajo la epidemia. El mosqui

    to Anopheles tiene un lmite de desplazamiento de unos tres kilmetros,

    de manera que para llegar a Egipto necesitaba sus propios vectores. Segn

    algunas opiniones tuvo que haber llegado

    por

    avin, un modo de viajar

    que no

    es

    inhabitual para estos insectos. Los ataques alemanes mediante

    aviones y submarinos haban hecho que el Mediterrneo resultara poco

    seguro, de modo que los b r i t n i c o ~ estaban utilizando una ruta area de

    suministros a El Cairo a travs del Africa occidental y Sudn. Pero las hos

    tilidades pudieron tambin facilitar la llegada del mosquito a Egipto por

    barco. La guerra haba incrementado

    el

    trfico fluvial con Sudn, y la

    construccin y elevacin de la presa de Asun haba creado lugares de

    reproduccin del insecto a lo largo de la ruta. Una vez en Egipto, sigui

    desplazndose hacia el norte, por barco, tren y vehculos automviles. Para

    impedir su propagacin,

    se

    trataban estos vehculos con una nueva tcnica,

    la fumigacin con piretro, que se haba desarrollado en

    la

    dcada anterior

    para combatir un importante bro te de malaria en la provincia de Natal, en la

    costa oriental de Sudfrica, una regin productora de caa de azcar como

    el

    lto Egipto.

    El

    polvo de piretro, hecho a base de flores desecadas de

    una variedad de crisantemo que contiene pe itre, y que a veces se quema

    para fumigar las casas contra los insectos, se mezclaba con jabn verde

    12.

    La prdida de Java estimul

    el

    desarro llo de alternativas sintticas a la quinina .

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    304

    T IMOTHY

    MITCHELL

    y glicerina, y se aplicaba hacindolo salir a presin a travs de la boquilla

    difusora de una bomba de mano, con lo que se formaba una mezcla fina

    venenosa para los mosquitos adultos

    B.

    Las enfermedades suelen desplazarse con los cambiantes movimien

    tos de las personas, y la guerra moderna es causa de que un gran

    nmero

    de gente

    encuentre

    rutas fuera de las redes existentes de comercio y mi

    gracin. Pero, tras haberse aprovechado de las nuevas clases de tran sporte

    Yde las nuevas rutas de trfico,

    el

    insecto necesita t ambin establecerse

    c o l o n i z a n d ~

    otros

    t e r ~ i t o r i o s

    y poblaciones. Los

    patrones

    de guerra ;

    t r a n ~ p o . r t e

    tienen que _mtersecarse con

    otros

    cambios, especialmente los

    hidraul,JCos. En los m1smos aos en que los gue el

    mosquito

    gambiano

    empezo a desplazar_e haCJa el norte, desde el Africa ecuatorial, a lo largo

    del valle del Alto Nilo, cruz tambin el Atlntico hasta las costas de Bra

    sil. Tanto en Brasil como en el Alto Nilo obtuvo ventaja de las recientes

    obras de irrigacin y de los cambios en los patrones de uso del agua. En el

    caso del Nilo, los britnicos haban extendido

    el

    control del ro en Asun

    c o n s ~ r u y e n d o

    otros

    reservorios en

    el

    ocupado

    Sudn

    angloegipcio.

    Se

    termmaron las presas del Nilo Azul en Sennar, a trescientos kilmetros

    al sur de _Jartum,

    l

    capital sudanesa, en 1925, y en el Nilo Blanco, en

    Jabal Aulla, a unos cmcuenta kilmetros por encima de Jartum, en

    1937.

    A estos proyectos siguieron informes de nuevos niveles

    de

    enfermedad

    e n d m i c ~

    incluidas la esquistosomiasis (infeccin produ cida

    por

    un gu

    sano paras1to del que es portador un caracol acutico, que acabara por

    e x t e n ~ ~ r s e po: todo Egipto, y cuyo tratamiento introdujo despus otra

    mfecc10n endemica, Ja hepatitiS C, en lo que posiblemente ha sido la

    mayor transmisin del

    mundo

    de patgenos

    portados

    por la sangre subse

    c u e n t ~ s a la intervencin mdica) y la propia malaria (Ludwig

    1937)1

    4

    La

    con

    exwn de los d1stmtos proyec tos de control del ro permiti al mosqui

    to tr saltando de una regin a la siguiente. Los cultivos basados en la irri

    gacin

    permanente crearon

    muchos lugares de reproduccin entre una

    poblacin ms densa de huspedes humanos, que

    con

    frecuencia vivan

    1 ~ 1 s cerca d

    _e

    l g ~ a ahora que la inundacin ya no se produca en muchas

    areas. Los mgen1eros que construyeron las obras de riego no tuvieron

    en cuenta

    la

    posibilidad de que los caracoles o los mosquitos utilizaran

    sus obras para desplazarse, ni que ciertos parsitos se trasladaran con

    e ~ t o s huspedes, ni las devastadoras consecuencias que siguieron a esto.

    Sm embargo, en un informe privado de 1942, los britnicos reconocan

    que la manera ms segura de restablecer la salud de la poblacin egipcia

    13. La fumigacin con pirerro como insecticida la invent y prob un cientfico alemn,

    G: G1emsa, en 1910-1913, pero se ignor e n el tratamiento de la malari a hasta la epidemia en Sud

    fnca de los aiios 1929-1935 Gordon Harrison 1978: 209-211)

    . 14 La esqui stosomiasis estaba extendida y por el Bajo Egipto, debido al anterior desarrollo de

    la _ r n g a c permanente. La pre sa de Asun llev la enfermedad al Alto Egipto, donde los ndices

    de mfecc1on alcanzaron_ ms del ochenta por ciento de la poblacin. A partir de los a

    1

    os veinte, las

    a u t o n d ~ d e s

    sa mtanas m1c1 aro n campaas de inyecciones masivas contra la esquistosomiasis. Las aguj as

    que

    ut1hzaron,

    aunque sedesmfectaban con procedimientos que

    se crean s

    ufi

    cientes,

    extend

    i

    ero

    n

    la

    hepatitis C, una mfecc1n v1ral que puede producir el fallo hept

    ic

    o . En la dcada de los aiios

    noventa, hasta un veinte p

    or

    ciento de la poblacin era portadora de esta en fermedad crnica The

    Lancet,

    11

    de marzo de 2000).

    I UEDE HABLAR EL MOSQUITO

    305

    ons istira

    en

    destruir las presas y volver

    al

    riego estacional

    de la

    cuenca

    (Gallagher 1990:

    18)

    .

    Las obras de irrigacin tuvieron otros efectos inesperados. Las represas

    del ro alteraron la distribucin y la periodicidad de su caudal, as como

    la temperatura y la qumica del agua. Esto afect al lecho y a las orillas, y

    :dter a su vez el medio ribereo. Microrganismos y plantas que dependan

    del

    equi librio del descenso y la subida del ro d e s a p a r e c i e r ~ n

    m i e n ~ r a s

    que otras especies ms agresivas sacaron provecho del cambto. Los nzos

    de

    agua, o

    Potamogeton crispus,

    una de las plantas acuticas

    ms

    invasi

    vas comenzaron a formar grandes islas de hierba que el ro

    arrastraba

    en

    g r a ~ d e s masas corriente abajo. Un experto egipcio_ en malaria estableci

    que, a

    su

    vez, el Anopheles gambiae

    se

    serva de los nzos o espigas de

    ~ ~ u a

    que transportaban las larvas del mosquito de una zona de reproduccwn a

    la siguiente ibid.:

    24).

    Si el mosquito se beneficiaba de los cambios en

    el

    caudal y

    en

    la qu

    mica del Nilo, el parsito, que necesitaba cuerpos humanos para su repro

    duccin, tambin pudo sacar ventaja. Como parsito formador de esporas,

    el Plasmodioum

    no

    atacaba a sus vctimas humanas para matarlas, sino que

    se introduca en su cuerpo nicamente para completar su inusual ciclo de

    vida. Transferidas

    por

    la picadura de la hembra del mosquito, las jvenes

    es poras se hospedan durante una semana en _as clulas del ~ 1 g a d o de l a

    vctima. Cada una de estas esporas se abre y tbera en la

    cornente sangUJ-

    nea hasta cuarenta mil descendientes. Estos se

    nutren

    de la hemoglobina

    de las clulas de la sangre y se multiplican en nuevos descendientes, que

    :1doptan la forma masculina o femenina. Esta reproduccin explosiva no

    se

    dirige a matar a la vctima, sino que tiene por finahdad asegur ar que,

    con la picadura de otro mosquito, vuelva al estmago del insecto un n

    mero suficiente de esporas, para ser all fertilizadas y comple tar el Ctclo

    reproductivo. Sin embargo, la forma maligna del parsito

    que

    los nuevos

    invasores llevaron hasta

    el

    sur de Egipto hace que las clulas sanguneas

    de sus vctimas se vuelvan especialmente pegajosas, obstruyan las arterias

    y priven al cuerpo de oxgeno.

    La

    mayor parte de las vctima_s sobrevive_n

    despus de una fiebre muy alta, lo que asegura que el paraslto todavta

    tiene un husped donde vivir. Pero,

    si

    el cerebro u

    otro

    rgano

    vital

    se ve

    privado de oxgeno, el involuntario husped puede falleceL

    En el Alto Egipto, el Plasmodium encontr una poblaCIn carente de

    respuesta inmunitaria que interrumpiera el ciclo de la infeccin, debido

    a que se trataba de un recin llegado. Tambin ha_l una poblacin

    c ~ y o s

    cuerpos haban sido transformados por la

    m ~ u s t n a

    ~ z u ~ a r e r a . A partir de

    los aos veinte

    el

    nuevo gobierno independtente egtpcw fue por pnmera

    vez

    capaz de

    p;oteger

    la fabricacin local, en particular, la produccin de

    azcar, la ms antigua y mayor industria moderna del pas. La proteccin

    '15. Este reco nocimiento no se haca en serio, ya que el informe aada que, au nque mejorara

    In sn lu d de los supervivientes,

    la

    mitad de la poblacin morira de hambre. Sin emb a rgo,

    la

    finalidad

    princi

    pn

    l

    de

    las presas

    era

    servir

    de

    base para los cultivos

    ~ n d u s t r i a l e s

    al

    godn

    y

    ca1

    a

    de azcar) ,

    en vez de n produccin de alimentos, por lo que no h

    abna

    s1do la poblac1n rural la que hub1 ese

    suf

    1

    ido n

    co

    nsecuencia de una vuelta al riego

    por

    inundacin

    y

    al cultivo de m s trigo, judas Y

    1\rll'bnnzos.

  • 7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell

    6/23

    de los precios frente al mercado global,

    durante

    las dcadas de los aos

    treinta y cuarenta, en combinacin con las obras de irrigacin, favoreci la

    extensin del cultivo. El riego permanente y

    el

    cultivo de la caa redujeron

    la

    fertilidad del suelo y la tierra disponible para la produccin de alimen

    tos. Cuando la guerra interrumpi el suministro de fertilizantes artificiales,

    estos factores se combinaron para hacer que la gente del sur de Egipto

    resultara mucho ms vulnerable al parsito. En contraste con los desnu

    tridos residentes de la regin, ninguno de los funcionarios del Gobierno,

    de los trabajadores de la Sanidad, ni de los miembros de los equipos de

    erradicacin, y tampoco ninguna de las adineradas mujeres de

    El

    Cairo que

    lanzaron una operacin de alivio caritativo en el sur, perdieron la vida en

    la

    epidemia

    ibid.:

    33). Lo que es ms, informes brasileos indican que el

    jugo de la caa de azcar, que los trabajadores de las plantaciones consu

    man

    in situ,

    rompiendo la caa

    y

    masticndola, puede agravar los efectos

    de la

    malaria

    16

    As, a varios niveles, el parsito encontr que el azcar

    haba disminuido la capacidad de los cuerpos para resistir

    la

    infeccin. La

    qumica de la epidemia operaba al nivel de la nacin, y de la clula.

    La escasez de fertilizante que contribuy a la desnutricin tambin re

    presentaba la interaccin de fuerzas a varios niveles. Despus de que se in

    terrumpieran los suministros alemanes de nitratos

    por

    causa de la guerra,

    haba una mayor razn para que no pudieran encontrarse fuentes alterna

    tivas de fertilizantes qumicos. El suministro de nitrato de amonio natural

    provena de un solo lugar en el mundo el desierto de Atacama en Chile,

    y las compaas norteamericanas que lo explotaban solo podan suminis

    trar a Egipto pequeas cantidades. Conjuntamente con los fabricantes de

    nitratos artificiales, estaban utilizando sus fbricas de fertilizantes para un

    propsito ms urgente. El nitrato de amonio era el principal ingrediente

    de dos procesos qumicamente semejantes pero socialmente diferentes,

    que concernan a la vida a

    la

    muerte:

    la

    fertilizacin de los cultivos la

    fabricacin de explosivos de gran potencia. Europa Amrica haban

    transformado sus plantas de fertilizantes para la fabricacin de municin

    de guerra. La falta de nitratos para

    la

    agricultura egipcia, y la consiguiente

    crisis alimentaria que dejaba desnutrida a gran parte de la poblacin, no se

    debi nicamente a

    la

    prdida de una de terminada fuente de suministro .

    Las fuerzas qumicas de los nitratos influyeron en el curso de los aconteci

    mientos.

    Finalmente, la guerra

    proporciono

    el

    mtodo utilizado para vencer la

    epidemia, ya que las fumigaciones con piretro y con verde Pars no basta

    ban. Despus del primer invierno de epidemia, el Gobierno declar erra

    dicado el mosquito

    gambiae,

    pero en

    1943-1944

    sobrevino un segundo

    y ms grave brote. En parte, el problema consisti en que la campaa de

    erradicacin, bajo la influencia de las preocupaciones que a la sazn tenan

    las autoridades de la salud pblica sobre lo insano de las aguas estancadas,

    16

    . Luis

    Ca

    margo, Re. Sugar cane juice du ring malaria

    tr

    ea

    tment

    >

    mensa

    je

    enviado

    el 20

    de mayo de

    199

    7 a

    la

    Lista de Discusin s

    obr

    e la Mal a ria, l

    mp:

    //www.wehi.edu .au/MaiDB-www/

    discuss/ li

    stserv.hrml. Las propiedades farmaco lgicas de la caa de azllcar en relacin con el

    fluj

    o

    sanguneo se in vestigaron en Cuba, donde

    la

    industria farmacutica des

    arr

    o ll un medicamento a

    partir de la caria, el policosanal (PPG), para co mbatir la arte rioes

    cl

    erosis

    ,

    : .

    r

    :

    .

    -

    , l '

    haba centrado

    en las

    grandes balsas que a menudo

    se

    formaban

    en

    los

    :rgen

    es

    de los pueblos de man.era permanente, m i ~ ~ t r a s que este m_?s-

    q11ito en particular tena querencia para su .repro_duccwn por los p e q u e ~ ? s

    osos y los canales de riego, y por las zanJaS a b t ~ r t a s por la construccwn

    d los terraplenes del ferrocarril, que

    no se

    asoctaban con la enfermedad

    y solan pasarse por alto (Gallaghe.r

    .1990: 25, 38).

    El

    Gobierno egipciO pudo sohCltar la ayuda de una nueva forma de

    t:

    ntidad secular transnacional, la sociedad sin nimo de lucro. A o m 1 e ~ z o s

    d

    L

    siglo,

    la

    expansin militar norteamericana en

    el

    Caribe,

    y

    en espeCial la

    construccin del canal de Panam, haba estimulado grandes esfuerzos para

    ontrolar a los mosquitos, que eran portadores de la.n;alaria y de la ?ebre

    amarilla. (Ferdinand de Lesseps, el hombre que orgaruzo la

    c ? ~ s t r u c c w n

    del

    ca

    nal

    de Suez haba sido el primero en inten tar la construccwn de un canal

    a travs del i s ~ m o de Panam, pero en

    1889

    se vio obligado a a?andonar un

    es

    fuerzo de diez aos, debido en parte a la mortandad produc1da

    p ~ r

    estas

    dos enfermedades). En

    1915,

    el ao en que se termin la c o n s t r u ~ e t n del

    canal de Panam la recin establecida Fundacin Rockefeller se hizo cargo

    de la campaa hasta entonces haba desarrollado el E rcito de Estados

    Unidos e inici un pro grama a escala mundi al par a estud1ar y controlar las

    dos enfermedades de las que eran vectores los mosquitos.

    De

    esta m a n e r ~

    los desplazamientos globales del mosquito configuraron una filantrop1a

    corporativa transnacional. . , , . . .

    La fiebre amarilla era una preocupac wn mas mmedtata que la malana,

    porque afectaba al uso del nuevo canal

    ~ a r ~

    cruzar al Pacfico. Rockefeller

    estableci un programa en Brastl para ehmmar

    la

    e n f e r ~ e d a d en las zonas

    costeras de Sudamrica (McNeill 1976: 280-282).

    El Jefe

    de

    la

    campa

    a, el

    doctor

    Fred Soper, desarroll mtodos de e r r a d i c a c i ~ 1 basados

    en la guerra moderna, con los que

    b r i g a d a ~

    de h?mbres um_formados

    y

    armados de pistolas pulverizadoras cumphan

    miSIOnes

    de busqueda

    destruccin.

    La

    enfermedad tena que ser derrotada, no med1ante la

    t?eJO-

    ra de las condiciones sociales o mediante la intervencin mdtea, smo a

    travs de la destruccin fsica de

    la

    especie enemiga.

    En

    mapas detallados

    Y

    fichas se registraba la ubicacin de cada casa que deba

    i n s p e c c i o n ~ r ~ e

    el

    descubrimiento de cada mosquito,

    y

    las rutas

    y

    calendanos de las mlSlones

    para pulverizar o rociar con Jos productos qumicos. Dado tena cen

    trada su atencin en la fiebre amarilla,

    la

    central de

    la

    fundac10n en N u e v ~

    York no puso inters en los informes que anunciaban la llegada a Brastl

    del mosquito

    gambiae.

    Sin embargo, Soper .viO en la

    l l e g a d ~

    del nuevo

    relativamente bien acotado Anophelesgambtae una oportumdad real para

    demostrar sus mtodos tcnicos. Organiz una campaa en 1938 que ter

    min por erradicar la malaria a principios de los aos cuarenta.

    El

    xito

    convirti a Soper en el experto en malaria ms influyente del m u n d ~ c a ~ ~ z

    de ref ormar las tcticas

    y

    de establecer los nuevos mtodos de e r r a d t c ~ c . t ~ n

    total de especies, mtodos que no se pusieron seriamente en tela de

    JUICIO

    durante los siguientes cincuenta aos

    17

    .

    17. So

    br

    e

    la

    camparia de Soper en Brasil,

    v

    a

    se

    Packard y Gad elha 1 994: 197-213 .

  • 7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell

    7/23

    308

    T IMOTHY

    MITCHEL

    En noviembre de 1942, en combinacin con la ofensiva britnica en

    al-Alamein, Estados Unidos

    se

    incorpor ,a

    la

    guerra en el Mediterrneo

    mediante el desembarco de tropas en

    el

    Africa septen trional francesa. La

    enfermedad volvi a ser una preocupacin, pero esta vez se trataba del tifus,

    que haba matado a decenas de miles de soldados durante la Primera Guerra

    Mundial. Para desarrollar modos de proteger a sus tropas, Washington esta

    bleci una Comisin del Tifus con sede central en El Cairo. Fred Soper, de

    la

    Fundacin Rockefeller, era el segundo jefe de la comisin y fue enviado

    a Egipto. Como en Brasil, su llegada para esa otra misin coincidi con el

    brote de malaria (Gallagher 1990: 27). Las redes entrecruzadas del poder fi-

    lantrpico y militar norteamericano pusieron de nuevo en contacto a Soper

    y al mosquito. Soper traz un plan para una campaa de erradicacin del

    mosquito de estilo militar, pero las autoridades britnicas, que se

    oponan

    a esta introduccin de la influencia norteamericana en

    la

    poltica egipcia,

    obligaron

    al

    Gobierno a archivar el plan.

    Cuando en 1943-1944

    resurgi la

    epidemia, los britnicos empezaron a temer que amenazara los centros de

    poblacin y las concentraciones de tropas del norte. Estuvieron de acuerdo

    en que los egipcios nombrara n una especie de dicta dor para la malaria>>

    que organizase una campaa contr a el mal

    la

    palabra dictador>>estaba de

    moda por aquellos das) (Killearn, entrada del 14 de enero de 1944). Se

    vieron obligados a abandona r sus objeciones previas y a permiti r que el Go

    bierno egipcio siguiera el modelo brasileo de erradicacin recomendado

    por Soper

    Harrison1978:

    220-222;

    Gallagher 1990: 28-31, 77-95). Los

    equipos egipcios consiguieron finalmente detectar y destruir las ltimas

    larvas del mosquito

    g mbi e

    en febrero de

    1945,

    a unos kilmetros

    al

    sur

    del pueblo de Amm lbrahim, cerca de Lxor.

    La

    cadena de acontecimientos que tuvieron lugar en Egipto parece crear

    un tringulo formado por

    la

    interconexin de

    la

    guerra,

    la

    enfermedad y

    la

    agricultura. La guerra en

    el Mediterrneo

    desvi

    la

    atencin y los recursos

    que necesitaba una epidemia que llegaba del sur trada por un mosquito que

    aprovech el trfico debido a la guerra.

    El

    insecto se desplaz asimismo

    con la ayuda de proyectos de regado anteriores al conflicto blico, y de

    las transformaciones ecolgicas que estos trajeron consigo . Las obras de

    irrigacin hicieron que pudiera utilizarse el agua

    para

    cultivos industriales,

    pero dejaron a la agricultura en situacin de dependencia de los fertilizan

    tes artificiales. El nitrato de amonio que se aplicaba al suelo era el princi

    pal componente de los explosivos, y se desvi para las necesidades de la

    guerra. Privados de fertilizante, los campos producan menos alimentos,

    de manera que el parsito portado por el mosquito hall a sus huspedes

    humanos mal nutridos y los

    mat

    a razn de cien diarios.

    La

    cadena tiene, de hecho, ms lados que un tringulo. Las conexiones

    entre la guerra,

    la

    epidemia y el hambre dependan de conexiones entre los

    ros, las presas, los fertilizantes, los alimentos y tambin, como veremos,

    de varios vnculos e interacciones adicionales ms. Lo que se nos antoja

    notable es el

    modo

    en que interactuaban las propiedades de estos diver

    sos elementos. No eran meros acontecimientos histricos independientes

    entre

    s

    que

    se afectasen unos a

    otros

    a nivel social. Los lazos

    entre

    ellos

    i U I DE

    HABLAR

    EL MOSQUITO

    n :111 de ndole hidrulica, qumica, militar, poltica, etiolgica y mecnica.

    N

    in

    guno de los autores que escribi sobre Egipto en e ~ t e y e r i o d ~ describe

    tsras

    interacciones. Existen estudios en

    torno

    a las tacncas m1htares, los

    mtodos de riego, las relaciones angloegipcias, la ingeniera

    h i d r u l ~ c a

    los

    p:1rsitos,

    la

    industria azucarera y los campesinos. Pero no hay m n g ~ n

    1

    x posicin que tenga en cuenta seriamente la manera en que

    m ~ ~ r a c t u a n

    tstos elementos. Es como si, de algn modo, no guardasen relacwn entre

    s. Parecen implicar muy distintas fuerzas, agentes, elementos, escalas espa

    ciales y factores temporales (Latour 1993: 1). Se conforman unos a otros,

    pero su heterogeneidad ofrece resistencia a la explicacin.

    Esta resistencia puede que tenga algo que ver con la mezcla de los

    lllundos natura l y social. Los procesos qumicos y biolgicos son sin duda de

    n orden diferente del de las fuerzas militares y polticas. Cada uno de estos

    procesos y cada una de estas fuerzas tiene su propia

    c i ~ n c i a

    que identifica

    los

    agentes, las lneas temporales, las escalas geoespac1ales y_los mo_os de

    interaccin adecuados a su anlisis,

    todo

    lo cual tiende a deJarlos atslados

    dentro de su respectiva ciencia. El aislamiento puede resultar_

    a ~ r o ~ i a d o

    para

    la

    tarea de una ciencia o tcnica determinada, pero sus h m 1 t a c 1 ~ e s

    son clamorosas en cuanto empezamos a preguntarnos por las clases de m

    reraccin que he expuesto. Dado que estas interacciones

    f o r m a ~

    parte, tal

    como he sugerido, de algunas de las ms profundas transformaciOnes de la

    E

    ra Moderna,

    esto presenta un problema para las ciencias s ~ c i a l e s . vez

    de desarrollar los tipos de anlisis que podran

    abordar esas mteraccwnes,

    en respuesta a las transformaciones tecnocientficas del siglo

    XX,

    la teora

    social est todava en gran medida atrapada en los mtodos y la divisin

    del trabajo del siglo

    XIX.

    Hay dos caractersticas de la explicacin social relevantes para ~ s t e pro

    blema. En primer lugar, la teora social opera tpicamente r e l a c 1 0 1 ~ a n d o

    casos particulares con patrones o procesos generales. Los acontec1m1entos

    que se dan en un lugar como Egipto se explican como el caso local de

    algo ms general, o en trminos de

    una

    excepcin a lo que

    g e n e r a l ~ e n t e

    ocurre o de una variacin particular en el mbito general de las postbihda

    des. algunas de las ciencias sociales, esta intencin

    e_s

    ?:stante explcita;

    se

    expresa en reglas de

    mtodo

    y en

    e s ~ i l o s

    de exposiCln .En o:ras esta

    implcita, pero acta. Ocurre as,

    por

    eJemplo, en

    la ~ l s t o n o g r a f l a

    en la

    que la exposicin puede centrarse en un con texto espeetfico, pero extrae

    su

    estructura y pertinencia de una implcita comparacin con otros ~ a s o s ms

    generales. Inevitablemente, el caso genrico de tales relatos es

    la h 1 s ~ o n a

    de

    Europa o de Occidente, y las particularidades de lo que ha a c o n t e o d ~ fue

    ra

    de Europa se explican como rplicas de la historia europea, vanacwnes

    de ese patrn histrico o alternativas a J

    8

    .

    Por ejempl?, en los estudios de

    Egipto, acontecimientos como los que he venido d e s c n b 1 ~ n d o encaJan en una

    variedad de relatos ms generales:

    la

    historia de

    la

    nac1n y

    su

    desarrollo,

    el crecimiento de nuevas clases sociales y de otros actores nacionales, y la

    18. Europa, como dice Dipesh Chakrabarty (1992: 1-26, vase l.-3),

    es

    el tema terico so

    berano de todas las historias. Vase tambin Chakrabarty 2000: 47-71; Prakash 1992: 168-184,

    y

    Spivak 1988: 271-313.

    l

    [

    1

    1

    I

    1

    1

    1

    1

    1

    1

  • 7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell

    8/23

    ll

    construccin del Estado

    moderno

    que suele situarse en el

    contexto

    del

    desarrollo

    ?el c a p i t a l i s m ~

    ~ ~ e x p a n s i n de Europa o la historia global d

    la

    Modermdad.

    La expos1c10n

    adopta

    su forma a

    partir

    del

    modo

    en que

    enca_1a

    de.ntro de un

    r ~ l a t o s o b ~ ~ a n o

    que

    se

    cuenta acerca de casi cada lugar,

    la

    h ~ s t < ; > n a

    de

    la

    r a c w n a i J Z a ~ w n del progreso tecnolgico y social, del

    crecimiento y l transformacin de la produccin, y de la universalizacin

    de la cultur a y el

    poder

    de Occidente. Este supuesto de una

    armadura

    uni

    versal es el fundamento que hace posible la teora social. El desarrollo de

    formas de explicacin que colocan los acontecimientos particulares dentro

    de un marco umversal ha coi.ncidido, desde luego, con una expansin bas

    tante palpable poder,

    la nqueza

    y el conocimiento tcnico occidentales.

    El

    tema no es

    SI

    tal expansin ha ocurrido, sino

    su

    relacin con las bases

    sobre l_s que se construido la teora social. La universalidad a la que

    la teona

    social

    aspua es

    una categora fundamentada dentro de la historia

    particular de Occidente y expresada

    por

    ella.

    La segunda caracterstica de la explicacin social se sigue de la primera:

    todos los actores son humanos. Los protagonistas de la historia de

    la

    nacin

    de la Modernidad, del capitalismo, son personas. Los seres humanos son l o ~

    agentes

    en

    torno a los cuales

    se

    escribe

    la

    historia. Este

    es

    necesariamente el

    caso, puesto que

    .la

    i n t e n c i o n a l i ~ ~ d o

    la

    racionalidad de los agentes buma

    ~ o s

    la

    que da su ~ o g i c a a

    la

    exphcacwn, y

    la

    que permite encajar los casos par

    t l ~ u l a ~ e s c o ~ o

    e e m p l ~ s de ~ l g o general.

    El

    aspecto general o universal que

    la

    histona

    soc1al

    trata de 1dennficar

    se

    produce, precisamente, como

    la

    difusin

    de esta razn humana, conocimiento tcnico o conciencia colectiva. Por

    el

    contrano, aunque el ro Nilo

    es

    transnacional y los

    mosquitosAnopheles

    son

    ?astante global;s, su generalidad no es la misma que la del capitalismo, la

    1dea de nac.wn o de cienCia moderna . l Nilo no se lo considera una

    abstraccwn, n se e ~ p e n m e n t a el mosquito como expresin de lo universal.

    La c o n s e ~ ~ e n c 1 a de estas ds ~ a r a c t e r s t i c a s de la teorfa social es que,

    en la exphcacwn ?e los

    a c ~ n t e c u r u e n ~ o s se

    conoce

    por

    anticipado quines

    son

    os

    protagomstas. Em le Durkhenn describi en una ocasin la resis

    t e n c ~ a

    que la naturaleza ofrece a la comprensin, en comparacin con la

    f a c 1 h ~ a d con la que explica la sociedad. Mientras que el cientfico que

    estud1a

    la

    naturaleza

    fiSlca

    ttene

    ~ g u d a

    conciencia de la resistencia que esta

    le ofrece, y que tanta dificultad nene

    para

    superar, el socilogo parece mo

    verse en una esfera perfectamente transparente a su visin, basta tal

    punto

    es

    g r a n d ~

    la facihdad con la que se resuelven las cuestiones ms oscuras

    (Durkheun

    1938:

    x1vi

    19

    Qu es esta facilidad , esta transparencia? Surge

    en

    parte ~ e l

    e c b ~ de haber decidido

    ya

    quin cuenta

    como

    agente.

    No

    es

    que el

    a n a l ~

    s o ~ J a l l g n o r e necesariamente la enfermedad, la agricultura,

    las sustancias quumcas o la tecnologa, sino que estas son externas - na

    n t r ~ l e z a herramientas, obstculos, recursos- y su papel es esencialmente

    pas1vo. In.cluso en las ocasiones

    en

    las que se les reconoce una fuerza ms

    mdepend1ente, sigue existiendo una divisin fundamental entre

    lo

    s agentes

    humanos y los elementos

    no

    humanos.

    19.

    S o ~ r

    la cuest

    i

    n de los agenres no humanos y l conoc

    imi

    ento por anricipado de los pro

    tago

    ni

    stas, veanse Larour 1988 y Haraway 1997.

    La ciencia social se asienta siempre sobre una distincin categrica entre

    1:

    id

    eal.idad de las intenciones y propsitos humanos y el mundo objeti

    vo sobre

    el

    que estos operan, y que a su vez puede afectarlos.

    Hay

    poco

    spacio

    para

    examinar

    los modos

    en los que emergen conjuntamente en

    1111:1

    variedad de combinaciones, o

    cmo

    la llamada accin humana extrae

    s 11 fuerza intentando esquivar o vincularse a otras clases de energa o de

    lgica. Ninguna explicacin que se base en

    la

    fuerza universalizadora de los

    proyectos e intenciones humanos puede explora r si la posibilidad misma de

    lo humano, de

    la

    intencionalidad, de la abstraccin, depende de elementos

    no humanos, al mismo tiempo que los pasa por alto. Estos aparecen como

    meramente fsicos, secundarios y externos.

    Si

    la red de acontecimientos en el Egipto en guerra ofrece cierta resis

    te ncia a la explicacin,

    la

    razn puede deberse en parte a que incluye una

    diversidad de acciones que

    no

    son exclusivamente humanas:

    el

    mosquito

    Anopheles, el parsito Falciparum, las propiedades qumicas del nitrato de

    amonio, los caones de 75 mm del tanque Sherman, la fuerza hidrulica

    del ro, y una o dos ms que introduciremos en breve. Estas acciones

    no

    se limitan a interactuar con las actividades de los agentes humanos. Hacen

    posible un mundo que de algn modo parece el resultado de la racionali

    dad y la programacin humanas. Configuran una diversidad de procesos

    sociales, acordes a veces con los planes humanos, pero con la misma fre

    cuencia discrepantes, o al menos

    no

    del

    todo

    convergentes. De qu modo

    -hemos de preguntarnos- surgen como efecto de estos procesos formas

    de racionalidad, de planificacin, de conocimiento

    experto

    y

    de beneficio?

    En

    la

    teora social hay una importante excepcin a la regla de que

    la

    accin humana se sita

    en

    el centro y el mundo exterior

    se

    trata como un es

    cenario para tal accin,

    en

    vez de

    como

    una fuente de las formas de accin

    y de poder. Se encuentra

    en

    la

    obra

    de Marx. Para Marx los capitalistas

    individuales han de entenderse,

    no

    como

    agentes

    por propio

    derecho, sino

    como

    quienes personifican el poder del capital.

    El

    resorte principal que

    impulsa el movimiento de la historia capitalista

    no

    es la intencin huma

    na, sino la expansin del valor a travs del intercambio de mercancas, en

    especial, del intercambio de

    la

    fuerza de trabajo. Un individuo que posee

    dinero, dice Marx se vuelve capitalista cuando esta expansin del capi

    tal mediante el intercambio se convierte para

    l

    en propsito subjetivo.

    Entonces, el individuo funciona como capitalista, es decir,

    como

    capital

    personificado y

    dotado

    de conciencia y voluntad (Marx 1906: 170). As

    pues, Marx entiende el capital

    como

    algo que tiene dos aspectos: surge

    de

    la

    circulacin del dinero, del desarrollo de los procesos tcnicos y de

    determinados patrones de intercambio de mercancas y de relaciones de

    poder. Pero estos procesos materiales adquieren un poder cuasi

    humano

    .

    A travs del intercambio,

    los

    poderes de

    los

    objetos

    adoptan

    una con

    ciencia y una voluntad.

    La

    mayor parte de los analistas que se basan en

    Marx

    pasan bastante rpidamente sobre esta idea. La capacidad de ciertos

    actores histricos de personificar la fuerza del capital se da fcilmente por

    consabida. Puede haber desacuerdo respecto a qu actores determinados

    adquieren este papel y con qu grado de xito lo desempean. Pero qu

    significa para el capital ser personificado? cmo exactamente cosas o pro-

  • 7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell

    9/23

    cesos no humanos forman este hbrido con la conciencia de los humanos?

    Qu significa pensar en el capital como algo cuyo poder depende de ser

    simultneamente humano y no humano? Marx, como dice Derrida, fue

    ,

    el

    primero en lidiar con los

    hbridos del hombre-mquina, capital-conciencia, automatismo-voluntad

    (Derrida 1994: 170). En

    su

    obra concibe

    la

    conciencia human a como un

    rgano artefactual [construido], aunque en definitiva quera basar su cr

    tica de la conciencia en distinciones absolutas entre lo real y lo abstracto,

    la

    presencia y la representacin, el objeto y el valor, el trabajo y las ideas.

    Es la aparente estabilidad de estas distinciones la que debemos explorar.

    cmo se constituye la relacin ambivalente entre lo

    no humano

    y lo hu

    mano, o lo real y lo abstracto?

    cmo

    es que ambos quedan dispuestos,

    en la poltica moderna, en una simple oposicin?

    Para iniciar esta tarea tenemos que encont rar a un capitalista, a alguien

    que pueda funcionar en nuestra historia como capital personalizado. Afor

    tunadamente, disponemos de uno, y de uno importan te. Sucede que tena

    una gran casa en la misma plantacin en Armant que hemos mencionado

    anteriormente, en la que moran de malaria ochenta o noventa trabajado

    res cada da. Era, no nos sorprender saberlo, el dueo de la plantacin.

    Ahmad Abbud tambin controla ba el ingenio existente quinientos metros

    ro abajo, junto con las otras dieciocho grandes fbricas de azcar de

    Egipto que constituan la industria azucarera del pas, y era una de las ms

    poderosas figuras de la poltica y los negocios egipcios

    .

    Con

    estudios de

    ingeniera por la Universidad de Glasgow, haba trabajado en programas

    de irrigacin en el lraq

    otomano

    antes de la Primera Guerra Mundial, y

    en el sistema ferroviario de Siria y Palestina durante la guerra. Empez sus

    negocios en Egipto en 1924, obteniendo un contrato

    para

    dragar y man

    tener los nuevos canales de riego, financiados

    por

    el Gobierno.

    Su

    fortuna

    creci conforme se expanda el sistema de irrigacin pblico

    2

    . Su empresa

    constructora trabaj en

    la

    elevacin de

    la

    presa de Asun en 1929-1933 y en

    otros grandes proyectos estatales. Como

    un

    puado de otros emprendedores

    con xito, Al1mad Abbud utiliz estos lucrativos contr atos y concesiones

    gubernamentales para entrar en otros sectores de negocio, entre ellos,

    el

    transporte

    por

    barco, el transporte pblico, bienes races, comercio y

    banca. Se uni a la nueva clase egipcia de grandes terratenientes al adquirir

    la

    plantacin de caa de Armant, que tena 2 .

    500

    hectreas, y en

    1939

    se

    hizo con el control de la Egyptian Sugar Company, la empresa industrial

    mayor y ms antigua del pas, que disfrutaba de un monopolio, protegido

    por

    el Estado, para

    la

    elaboracin de la caa y

    la

    venta y exportacin del

    20. Mi exposicin sobre Abbud

    se

    apoya en gran parte en el excelente estudio de Vitalis acer

    ca de la poltica y los negocios egipcios de este periodo, basado en el caso de Abbud.

    El

    Gobierno

    tom

    el

    control de su imperio econmico en una serie de nacionalizaciones entre los aos 1955

    y 1963.

    El

    resto de los bienes que posea en Armant los confisc en 1961, cuando se embargaron

    las propiedades de 168 capitalistas reaccionarios. Abbud muri en Londres en octubre de 1963

    (Vitalis 1995: 210-214). Visit la hacienda en 1997, poca en la que se haba revertido el ltimo

    embargo y se haba devuelto parte de los bienes.

    , 21.

    En

    Lraq, Abbud trabaj con

    s

    ir William Willcocks en la construccin de

    la

    presa del

    Eufrates en 1913 (Davis 1983: 152-153).

    1

    1

    .car22. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, cuando traslad la s ~ d e de

    imperio econmico al primer a s c a c i e ~ o s q u e se ~ o n s t ~ u a en El Catro, el

    lmmobilia Building, una estructura de dtecwcho ptsos,_ b b u d c o n t r o l ~ b a

    1111 0

    de los otros dos grupos empresariales de tipo famtltar qu.e compettan

    por monopolizar grandes sectores de las finanzas, el c o m e r ~ 1 0 , los t ~ a n s -

    portes y la industria del pas. Despus de

    la

    guerra, la prensa mternacwnal

    inclua entre los diez hombres ms ricos del mundo

    23

    . . .

    El

    crecimiento del imperio de Abbud dependa de hacer y rehacer ctrcut

    tos de poder poltico y social. En febrero de 1942, los britn.icos forzaron el

    11ombramiento de un gobierno egipcio lideradopor el parttdo :afd

    2

    \ que

    :lllteriormente ha ba negoc iado la independenCLa parctal.del pats respecto

    a Gran Bretaa, y que pareca su aliado ms fiable en .ttempo guerra.

    Mediante una asociacin econmica con

    la

    familia Wakil, c o m e r C L a n t ~ s de

    algodn y terratenientes cuya hija, Zaynab, est_aba casada con

    el pnme:

    ministro wafdista, Abbud restableci lazos amenores el Wafd, empe zo

    a financiar sus actividades, y ayud a sus aliados y asoCLados a tomar el co?

    trol. Tres meses despus de que el partido tomara el p o d e ~ ,

    ~ b d

    al-Waht?

    al-Wakil hermano del socio de Abbud, fue nombrado mmtstro Sam

    dad, j u s ~ a m e n t e en el momento en que llegaron al ministerio las p r m ~ e r a s

    noticias de la malaria g mbi e (Gallagher 1990: .29, 89, 188). Al ~ u s m o

    tiempo, Abbud logr la destitu_cin del n ~ e v o mmistro E c o n o m t ~ (del

    Wafd) que haba intenta do raciOnar el azucar (y persegm r a los Wakil P?r

    el c o n ~ r a b a n d o con textiles de algodn en tiempo de g u e r r a ~ El cambw

    de ministro dej al monop olio azucarero de Abudd manos ltbres par.a ne

    gociar con los britnicos un lucrativo contrato. Cuando las.

    e g o C L ~ c ~ o ~ e s

    estaban a punto de concluir, en febrero de 1943,

    el

    em?apdor .bntamco

    hizo una visita de seis semanas a Abudd y su esposa Jasmme, nacida e n Es

    cocia, en

    su

    espaciosa

    v i l ) ~

    de teja roja

    c o n ~ t r u _ i d a

    en

    la

    hacien?a a z u c a r e ~ a

    (un viaje largamente prevtst? que se c o ~ v t r t t o en una pesadtlla d e ~ p u e s

    de que

    el

    embajador contraJera una peltgrosa fiebre y Abudd estuviera a

    punto de matarse por dos veces, la primera en un a c C i d ~ n t e de

    a e r ~ p l a n o

    y la segunda cuando su caballo

    se

    desboc a c ~ n s e c u ~ n C J a de un

    acCLdente

    de automvil y le lanz contra un muro de ladnllo [Ktllearn, ~ o t r a ~ ~ fecha

    da 19 febrero-30 marzo de 1943; Vitalis 1995: 122]). A contmuacwn. la

    estancia del embajador, Abbud concluy el trato, que era un

  • 7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell

    10/23

    .

    segn confes en privado

    el

    contrariado b

    ri

    tnico,

    por

    el que se acordaba

    la

    venta a las autoridades militares britnicas de los excedentes de azcar de

    su compaa (en un

    momento en que haba hambre

    en

    la hacienda azuca

    con un considerable beneficio . El

    trato

    tambin permita que 'Abbud

    utilizara en las plantaciones de caa los escasos suministros de fertilizantes

    que oficialmente estaban destinados a otros cultivos (Vitalis

    1995: 121).

    En los meses siguientes, mientras la epidemia de malaria

    se

    extenda de

    nuevo, 'Abbud se embarc en un audaz programa que utilizaba sus beneficios

    en

    e

    l contrato del azcar y

    la

    expansin del cultivo de

    la

    caa

    par

    a con

    vertirse. en 9ue un funcionario britnico llam una especie de dictador

    c o m e r ~ I a l zbzd.:

    126).

    Maniobr

    para

    hacerse con el banco y las empre

    s a ~ afiliadas del

    otro

    gran conglomerado de negocios del pas, el grupo

    M1sr, que ocupaba una posicin dominante en las manufacturas textiles

    el c o m e r ~ i ~ algodonero, el transporte areo, el cine, los seguros y o t r o ~

    call p,os zbzd

    .: 119-128;

    Ramadan

    1978: 108-110).

    Al mismo tiempo re

    u c i t o el plan del mayor

    program

    a industrial de Egipto de los aos treinta:

    11_1Stalar turbinas elctricas

    en

    la presa de Asun, que recientemente haba

    1 d ~ ~ l e v a d a 'Abbud

    propuso

    que se utilizara la electricidad para fabricar

    fertilizantes que cubrieran toda

    la

    demanda del pas.

    Los aos de entreguerras haban

    pre

    senciado una creciente lucha

    entre

    los

    g r u p o ~ e ~ o n m i c o

    rivales

    por

    ocupar la posicin dominant e en lo que

    R o b ~ ~ t

    VItahs e n o m m ~ los Circuitos de la renta

    >>

    de

    la

    poltica egipcia,

    refi.nendose a los beneficiOs que podan conseguirse gracias

    al

    control privi

    legtado de los recursos econmicos que circulaban por

    el

    pas: Ahora bien

    el

    o t ~ t r o l

    de

    la

    circulacin de

    las

    rentas dependa del control de recursos

    ~ u e

    teman otras formas tnterconectadas de circulacin. Entre estas estaban las

    complejas redes de poder familiar y de afiliacin colonial, cuya importancia

    ya he sugerido. Pero en el centro de estas luchas, que se desarrollaron desde

    la dcada de los aos vei

    nte

    has ta la de los cincuenta, estaba el esfuerzo

    por ~ o n ~ r o l a r o por lo menos convertir en beneficio,

    una

    particular clase

    de c1rcmto:

    el

    fluJo de

    la

    s aguas del Nilo

    26

    La presa de Asun ofreca la

    oportunidad

    de reorganizar y concentrar en menos manos una serie de

    ~ t r a s circulaci?nes: hidrulica, elctrica, poltica, qumica y agrcoJa27.

    Abbud y s us nvales competan

    por

    los lucrativos derechos de construir

    una estacin h i d r o

    l c t r i c a

    en Asun y convertir

    la

    fuerza del flujo flu

    vJal en la potenCia unpulsora de

    la

    industria, que a

    su

    vez alimentara

    la

    agncultura. G:randes cantidades de energa

    el

    ctrica se utilizaran para

    convertu el mtrgeno en fertilizantes artificiales. Del mismo

    modo

    que

    26. T i ~ n o r 1977: 185-208, examina las luchas sobre

    el

    control de la irri gacin y los progra

    mas h1droelecmcos en el Egipto de entreguerras.

    . 27. Me rece la p e ~ a mencionar aqu cmo en la tradicin de la a ntropologa pol tica, han

    s do

    e ~ t e s a ~ teonas

    que han r e ~ a c n a d o la gest1n

    de

    los grandes ros

    co

    n los procesos de

    centrahzac1 on pohtlca y la constl

    tliCIOn

    de la forma estataL Por ejemp

    lo

    , algunas teoras sobre

    el

    ongen del Estado v1ncul an el control humano y tecnolgico. de las crecidas de los ros en algunos

    p u n t ~ s del

    (y

    el caso del Ndo en Eg1pto es paradigmtico), co n los procesos de centra

    hzaclon polmca

    que

    condujeron a

    la

    aparicin de la forma esraral. Un resumen de esras teoras

    puede consu ltarse en Lewe

    ll

    en

    2009: 69-95. En

    esre sentido, esrc trabajo de Mirchell retoma en

    Ce rro

    modo

    y en relacin con la poltica del siglo

    XX

    y el Esrado

    moderno

    un rema cl sico

    le

    la

    antropologa poltica

    N. de la

    E.). ' '

    los lodS

    aluvi ales haban sido una vez acarreados y depositados

    por

    las

    n

    c

    id a' del Nilo, l

    as

    sustancias qumicas sintticas se transportaran en

    tl futu1o en sacos, desde la planta de

    nitratos

    en Asun, y

    se

    depositaran

    vn los campos del pas para revitalizar un poco la perdida fertilidad del

    su lo. Los complejos flujos de las

    crecidas

    que, canalizados hacia balsas

    de alnucenamiento, se mantenan durante varias semanas y permitan el

    d psito de lodo y nutrientes antes de ser liberados y volver al caudal del

    ro,

    ib

    an a reorganizarse y transform

    arse en

    flujos de agua

    m

    s limitados

    susceptibles de pasar a travs de turbinas estos en altos voltajes transpor-

    11dos

    por cables; la energa elctrica en

    nitratos, en

    sacos de fertilizante

    que atravesaran el pas, y el amonio en las protenas de las plantas de caa

    y algocn. La lucha poltica

    por controlar

    los circuitos de la renta era una

    ha ralla para co nstruir y co ntrolar

    estos

    circuitos interconectados. Y era a

    1

    avs :le estos circuitos -presas riego, cultivo del

    azcar- por donde

    haba entrado

    el

    mosquito

    en

    Egipto.

    Deberamos explicar el poder y la riqueza de 'Abbud como su habilidad

    para personificar

    >>

    el capital y convenirse

    en

    representante

    con scie

    nte

    del po:ler de reproduccin y expansin de este? Esto parece preferible

    a la al:ernativa de decir que su

    xito

    era simplemente consecuencia de

    calcular mejor que sus rivales y conseguir un beneficio siempre may

    or

    .

    Es

    ta ltima explicacin atribuye

    todo

    el xito

    al

    propio 'Abbud. Ni siquiera

    pregunta qu circunstancias (legales,

    de

    propiedad, de economa poltica,

    de ingeniera, de irrigacin, y otras muchas) hicieron posible tal clculo,

    ni

    qu agencias mantenan aquel

    estado

    de cosas. La primera explicacin

    atribu

    ye al menos parte del logro a

    otro

    poder: la fuerza circulante del

    capital.

    El

    capital puede circular

    y,

    combinndose con otras fuerzas, pasar

    por metamorfosis y adquirir otras formas

    p

    sar de dinero a

    propiedad

    y trabajo, de propiedad y trabajo convertirse en caa de azcar, de caa

    en azcar elaborada o alcohol, sustancias que vuelven a convertirse en di

    nero- utilizando recursos y estados de cosas que

    no

    proceden nicamente

    de 'Abbud

    28

    . Claramente, sin embargo, los movimientos y metamorfosis del

    capital

    no

    eran las nicas circulaciones que intervenan

    en

    el xito de

    A

    budd. Su lucha por desviar los circuitos de renta en

    su

    propio inters era

    al mismo tiempo

    una

    lucha por

    desarrollar

    y dirigir toda

    una

    serie de

    circuitos interconectados: agua, electricidad , nitratos, requisas militares,

    caa, azcar elaborada, algodn y

    otros

    ms.

    Y,

    claramente tambin,

    la

    idea de que estas circulaciones y fuerzas las

    personifican y representan las acciones de determinados individuos es

    demasiado simple. Los individuos pueden a veces mantener el control de

    ciertos elementos, e incluso

    pueden

    afirmar que representan a esos elemen

    tos en el mundo social. Pero

    no

    hay ningn individuo que los domine o

    que someta el

    mundo

    a sus intenciones. Es ms frecuente que se produzca

    una

    serie de

    preten

    siones, afinidades e interacciones todas las cuales ex

    ceden

    la

    comprensin o la intencin de los agentes

    hum

    anos implicados.

    28. Existe una importante literatura

    antropo

    lgica que abre el concepto de mercanca para

    exam inar su participacin en circu laciones ms amplias que las que define la economa. Yansc

    Appaclurai 1986 y Thomas 1991.

  • 7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell

    11/23

    3 1 6

    TIMOTHY MIT HE l l

    La

    agencia humana o la intencin son producto s parciales e incompletos

    de estas interacciones. Este carcter incompleto, como veremos, significa

    que no hay ninguna simple lnea que divida lo humano de lo

    no

    humano,

    ni las intenciones y planes del mundo objetivo al que se refieren.

    Pero por qu insistir en todas estas agencias, circulaciones y fuerzas adi

    cionales? Sin duda, la tarea de las ciencias sociales, como la de toda ciencia,

    es simplificar, identificar un nmero limitado de los agentes ms decisivos.

    Por qu

    no

    aceptar una exposicin ms sencilla pero ms poderosa, una

    historia que pueda pintar

    el

    gran cuadro e incluso identificar determinados

    patrones o predicciones? Hay una vieja respuesta a esta pregunta: si el

    mundo es un lugar complejo e indeterminado, en el que actan mltiples

    agencias y fuerzas, una representacin exacta de ese mundo sera una

    representacin compleja e in determinada

    29

    .

    Pero la respuesta que quiero

    proponer aqu tiene que ver con el papel del conocimiento experto y de

    la razn, de la explicacin y la simplificacin, en la poltica del siglo XX. La

    propia poltica se esforzaba

    por

    simplificar el mundo intentando hacerse

    con los poderes del conocimi

    ento

    y la prctica experta descomponindolos

    en simples fuerzas y oposiciones.

    No se trata, por lo tanto, de introducir un determinismo natural o hi

    drulico para sustituir el determinismo de la innovacin tecnolgica mo

    derna o de la expansin capitalista. Si las redes sociales y econmicas

    estaban conectadas con

    la

    cambiante ecologa de

    uno

    de los ros ms largos

    del mundo, esto no significa atribuir consecuencias sociales a cambios en la

    naturaleza. Mucho antes de la presa de Asun, antes de todas las obras de

    irrigacin que se hicieron en el siglo XIX, el ro era ya tanto un fenmeno

    tcnico y social como un fenmeno natural. Sus aguas se canalizaban, se

    embalsaban, se elevaban, se distribuan y se drenaban mediante la interac

    cin de fuerzas mecnicas, humanas, animales e hidrulicas. William Will

    cocks, director de reservorios del Gobierno egipcio, cuyos estudios de la

    hidrulica del Nilo sirvieron de base para determinar

    la

    ingeniera de

    la

    presa de Asun, consideraba que el viejo sistema de canalizar secuencial

    mente las aguas de la crecida hacia cientos de balsas o pozas en los cam

    pos, retenindola durante un cierto periodo y soltndola de nuevo

    al

    cauce

    del ro, nuevamente de manera secuencial, era un mecanismo de irrigacin

    mucho ms complejo que la enorme pero singular barrera que lo haba rem

    plazado Willcocks y Craig 1913: 677-678)

    30

    . Los viejos mtodos haban

    fabricado una geografa que no era ms natural que humana, y tampoco

    menos. Antes bien, haba sido siempre ambas cosas.

    La naturaleza no era

    la

    causa de los cambios que estaban teniendo lugar.

    Era

    su

    consecuencia.

    La

    propia escala de las obras tcnicas e ingenieriles del

    siglo XX produjo una nueva experiencia del ro Nilo exclusivamente como

    una fuerza de la naturaleza. Una visita a la presa de Asun inspir a un es

    critor europeo a publicar el primer relato popular del ro, al que denomin

    una biografa, un relato de su vida. Cuando a finales de 1924 vi

    por

    29. Un a a

    firm

    acin cl s ica de este argumento se encuentra en Geertz 1973.

    30. Willcocks ampli este argumento en Willcocks 1917, donde compara l sistema de irri

    gaci n por balsas con los nu evos mtod os de presas y rese rvori os de embalsamienro.

    PUEDE H BL R El MOSQUITO

    primera vez la gran presa de Asun -escribe Emil Ludwig- estall ante

    m con tal fuerza su significado simblico que cre comprende r el ro Nilo,

    hacia adelante y hacia atrs, desde este punto crucial de su curso.

    Se

    haba

    domado, gracias al ingenio humano, un poderoso elemento, que hara que

    el desierto diese fruto, un logro que el centenario Fausto haba intentado

    como el ms alto alcanzable por el hombre al servicio de sus semejantes

    Ludwig 193 7: 7).

    La

    referencia a Fausto resulta bastante apropiada.

    La

    gran

    novela goetheana de la transformacin colonizadora de la naturaleza fue

    inspirada por conversaciones con los sansimonianos, sacerdotes seculares

    de la ingeniera que haban viajado a Egipto en

    el

    siglo XIX, y que iniciaron

    los proyectos de irrigacin que se completaran y se transformaran con

    la presa de Asun. La nueva escala de la ingeniera del siglo xx de la que

    Asun es uno de los primeros y ms espectaculares ejemplos, convirti la

    extraa religin de los sansimonianos en creencia cotidiana:

    el

    ingenio

    humano poda ahora dominar los poderosos elementos de la naturaleza.

    Al fabricar la presa, los ingenieros fabricaban tambin naturaleza.

    Varias caractersticas de la nue va construccin contribuan a producir

    el efecto de un mundo dividido en pericia humana, por un lado, y naturale

    za por otro.

    En

    primer lugar, haba una concentracin de los mecanismos de

    control del ro en uno solo. Los viejos mecanismos de irrigacin

    se

    distribuan

    a lo largo del valle, formados por cientos de canales, desages, diques, balsas,

    compuertas, bombas y norias, as como el canal del propio ro, y se servan

    de la fuerza del vapor, hidrulica, animal y humana. Habra sido difcil,

    al describir todos estos dispositivos y elementos, decir dnde terminaban

    las fuerzas de la naturaleza y dnde empezaba la tecnologa, o trazar una

    lnea entre el ingenio y la naturaleza. Por el contrario, la presa construida

    en Asun reuna toda la ingeniera en un solo lugar, y proporcionaba un

    punto de observacin desde

    el

    que escritores como Ludwig podan

  • 7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell

    12/23

    3 1 8

    TIMOTHY

    MITCHE l l

    plano, objeto o idea.

    Sin

    embargo, tal como indica el ejemplo de Asun, este

    dualismo era un artefacto fruto de determinados proyectos y polticas.

    Como

    todos los dualismos, y todos los artefactos,

    no

    era original ni com

    pletamente estable. Lo artefadual [el carcter de artefacto] es el efecto de

    un proceso

    31

    . Si volvemos hacia atrs el efecto creado por la ingeniera

    en

    Asun, la fuerza de lo simblico que Ludwig pudo experimentar estando

    delante de la presa acabada, y recuperamos el proceso mismo, la distincin

    entre naturaleza y ciencia,

    entre

    albailera y smbolo,

    entre

    el ro

    al

    que

    se quiere domar y el saber experto que posteriormente proclama haberlo

    hecho, podemos

    si

    tuar una serie de episodios, elementos y fuerzas que

    perturban el efecto creado por el artefacto final. La ingeniera de la presa

    fue un proyecto desordenado, incierto, lleno de conflictos y azaroso. Las

    finanzas pblicas estuvieron controladas por la International

    Debt

    Com

    mission, que oblig a hacer cambios

    en el

    alineamiento de la presa.

    El plan

    original permita

  • 7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell

    13/23

    de Asun como alternativa al control del Nilo desde Sudn la asumi d

    movimiento ~ a c i o n a l i s t a

    durante

    el

    levantamiento contra los britnicos

    de 1919. A

    d l c o ~ k s

    se le juzg acusado de sedicin y de libelo crimi..na l''

    Las s p u t ~ s c o n t m u ~ r o n , sobre

    todo

    despus de que las comisiones de

    m v e s t 1 g a c w ~

    descubneran que el programa del ministerio contena otros

    errores de calculo ms graves.

    El propsito de quienes tomaban parte en las disputas era, por as decir

    lo,

    p e r s o ~ u f i c a r

    las fuerzas de la naturaleza en la poltica, es decir, traducir

    su potencial en proyectos humanos. Como aconteci con el intento tardo

    de ~ ? b u d de

    p e r s o ~ i ~ c a r

    ciertas circulaciones de capital, de fertilizantes

    qUJmJcos Yde electnc1dad, las fuerzas que

    se

    ponan a trabajar,

    aunque se

    las

    p r e s e n t ~ a

    como

    recursos naturales o materiales

    y,

    por

    tanto, sometidas

    al

    c o n o c J m J e n t ~

    experto y el planeamiento humanos, nunca aceptaron este

    p ~ p e l

    secundano. Hubo siempre ciertos efectos que iban ms all de los

    calculas, Ciertas fuerzas que sobrepasaban la intencin humana. El saber

    experto ?,e la ciencia y las polticas nacionales se produjeron a partir

    esta tenswn.

    El ?'losquito gambiae como sabemos, no figuraba en ningn sitio en

    estos disputados planes y clculos para la presa ni en las batallas tcni

    cas Y polticas que s guieron. Sin_ mbargo, c u a ~ d o el insecto aprovech

    los nu,evos reservonas y movumentos del ro y lleg inesperadamente

    a Asuan, se desarroU una lucha similar para involucrado en diversas

    alianzas p o l t i c a ~ . En El Cairo de entreguerras, los problemas polticos

    del campo, asoCiados con la expansin del riego

    permanente

    el desarro

    llo de la cultura comercial, el crecimiento de los grandes latiundios, y el

    aumento de pobreza, del endeudamiento, de la carencia de tierra, el

    hamb_e Y las mfeccwnes parasitarias entre los fellahs o campesinos, los

    t r a d ~ e r o n quienes detentaban el poder en lo que se llam salud pblica.

    D e b 1 a ~

    resolverlos los programas del Gobierno de mejora social e higiene.

    l g?b1erno

    ~ e l

    Wafd de 1936 cre un Ministerio de Salud

    y,

    cuando el

    partid?

    volvw al poder, con ayuda britnica, en 1942, una de sus primeras

    actuacw.nes a p r o b ~ laLey para la Mejora de la Salud de los Pueblos.

    Un

    econ?mista poht1co eg1pcw escnbe en 1940, refirindose

    al

    periodo desde

    la Pnmera Guerra Mundial:

    El aumento

    del

    espritu nacional y democrtico

    en

    Egipto despus de

    la

    guerra

    ha

    ~ e c h ?

    consciente a

    la

    nacin

    de

    que

    ayudar a

    los fellahs no

    es solo

    una

    o b l i g ~ c o n , sino un seguro contra el descontento social [ . .] La creacin de

    un Mu11Steno de Salud en

    1936

    y de una Seccin del Ministerio del Interior

    e_pecial, dedicada a la planificacin y ejecucin de reformas rurales, es un

    s 1 g ~ o afortunado del aumento del inters pblico por

    el

    campesinado (Kamel

    Se

    lrm 1940: 66-67)38.

    37. Cerca de cu.mplir los serenra aos, Willcocks evit ir a la crcel , permirind osele volver

    a

    Beng

    ala _

    d o n d ~

    _

    abo

    a na

    co

    do, c recodo

    y

    es rudiado

    Jn

    genier

    a,

    para trabajar como asesor del Go

    boerno en orngac

    oon

    . Gold

    sc

    hmodr

    2000

    : 225.

    38. El autor era

    vic

    edecano de la Facultad de Co me

    rci

    o de la Universidad

    Fu

    'ad 1

    1.;1 ll

    egada de la malaria la interpretaron quienes ocupaban el p ~ d e r

    c?m O

    evidenci a que confirmaba la necesidad de este programa de mgemena

    111 oal e hidrulica. Los problemas de Egipto eran los de la limitacin de los

    1 ' l

    iii'

    SOS

    naturales y

    la

    deficiente salud pblica, y haba que superarlos por

    ' d o s de la tecnociencia. En diciembre de 1942, el nuevo ministro de

    -l. d11d ,

    '

    Abd

    ai-Wahid al-Wakil, ech

    la

    culpa de

    la

    epidemia de malaria a que

    :111teriores gobiernos no haban llevado adelante

    el

    plan hidroelctrico

    Jl'olfllovido por su amigo ~ b b u d y los restantes_proyectos de regado, argu

    '' '"d o que estos proyectos habran elevado elmvel de

    v1d

    _ el su _y a C l } ~ -

    l.odu que la poblacin gozara de suficiente salud para resistir la epidemia .

    Antes de

    la

    guerra,

    l

    programa de salud pblica y de obras pbliCas no

    dejaba sitio para discusiones ms radicales sobre

    la

    cuestin de

    la

    propiedad

    rivada en el campo. Advirtiendo de que la poblacin rural,

    e1_1

    el lenguaje

    de la salud pblica, estaba muerta por lo que respecta a una vtda naciOna

    li sta sana

    , una serie de figuras polticas haba

    demandado

    modestas med1-

    d:

    1s

    que aliviasen las crecientes dificultades

    c r e a ~ a s por la a g r i ~ u l t u r a co:

    rnercial y la propiedad de la tierra a gran escala; mcluso el Gobierno trato

    de introducir controles de la renta agraria. Pero el tema de los derechos de

    propiedad nunca se discuti (Boutros Ghali 1953: 102)

    40

    Fue sintomtico

    de la actitud que prevaleca hacia la propiedad el que, cuando la cnsis del

    fertilizante en tiempo de guerra condujo al racionamiento de los alimentos,

    se

    asignasen los suministros a distintos grupos de acuerdo con la renta. Los

    grupos de ms ingresos obtenan raciones mayores (Warriner 1948: 44).

    Mas el impacto de la llegada del mosquit o no fue tan fcil de controlar.

    Si los asociados de

    ~ b b u d

    tradujeron

    la

    epidemia

    de

    malaria en renovados

    argumentos en favor de proyect os de salud pblica y de ob_as pblicas, el

    mosquito poda ser tomado por otros grupos en otros sentidos . Un grupo

    de mujeres de familias ricas, estrechamente relaciOnadas con la familia

    real egipcia, que se oponan al gobierno del Wafd y a l_os britnicos, orga

    nizaron cocinas para pobres y otros proyectos de

    c n ~ d

    en

    el

    sur, ~ a ~ a

    ayudar a las vctimas de la malaria. Al llama_la atenctn sobre

    la ~ n s i s

    proporcionaron al Palacio Real una

    oportumdad

    de colocar al Gob1erno

    en una situacin embarazosa (Gallagher 1990: 40-55). Pero, a

    su

    vez, el

    mosquito las pondra en una situacin delicada ~ b i n a

    e l l ~ s

    .. Las

    a d i ~ e -

    radas damas invitaron a un joven periodista a VISitar y descrrb1r los sitiOs

    en los que centraban sus esfuerzos por aliviar a los pobres. El periodista,

    que ms tarde

    se

    convertira en un escritor

    importante,

    dijo en su

    a r t c ~ l o

    que aquellas mujeres eran ellas mismas como los mosqurtos.

    P e r t e n e c ~ a n

    a la clase de egipcios que chupaban la sangre del pueblo y la

    c o n v e ~ t J a n

    en pasteles, caviar y champn . Los ricos eran los verdaderos mosquitos,

    y sus palacios opulentos

    no

    eran mejores que las aguas estancadas donde

    se criaban los insectos

    4

    39.

    AI-Ahram

    1 de diciembre de 1942, citado en Gallag her 1990: 26.

    40 . No se tra;a en absoluro sobre la reforma agraria en un a serie de libros publicados a finales

    de los aos treinta dedicados a los problemas del Egipro rural, tales como Ayrout 1938; 'Abd ai

    Rahman 1936; Afifi 1938. Vase tambin Baer 1962: 201-222 ; Mitchell1991 y 2002: cap. 4.

    41. lhsan 'Abd

    ai

    -Qaddus,

    R

    z

    ai-Yusuf

    2 de marzo de 1944, comentado en Gallagher

    1990

    :

    49-50 .

  • 7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell

    14/23

    Los crt cos del orden t a b l e ~ i d o pusieron a trabajar al mosquito pnm

    alterar los termmos del debate nacwnal. Cuando la epidemia de mala

    ri

    a dl'i

    sur lleg a ser de conocimiento pblico en

    El

    Cairo, un grupo de r e f o r m i

    transform

    la

    crisis en un argumento en favor de un cambio m

    s

    radi al.

    Rechazando la opinin del Gobierno de que la alta tasa de mortandad ra

    un reflejo de las malas condiciones sanitarias en el campo y de que ra

    necesano segu1r adelante con las obras pblicas, relacionaron la crisis con

    la des1gual distribucin de la tierra. Un diputado afirm en el Parlame

    nto

    que el nivel de vida en la Unin Sovitica,

    donde

    la tenencia de la ti erra

    era comunal, era mucho ms elevado, y

    otros

    llamaron la atencin sobre 1

    xito de los programas de reforma agraria en Europa oriental. Desde

    1944

    hasta 1947, y de nuevo en 1951, se

    pre

    sentaron en

    el

    Parlamento

    pro

    yectos

    de le y

    que

    ton1_aban c o ~ o modelo estas reformas, y

    proponan

    prohibir

    a losyrorletanos_de mas de ms de

    21

    hectreas

    (50

    acres egipcios) la

    adqulSlc On de mas suelo (Baer

    1962: 210-215)

    42

    .

    Las medidas quedaron

    bloqueadas en el Parlamento, y ningn partido hizo d e la reforma agraria

    tema debate (Disuqi

    1976:

    306

    -316)

    43

    . En

    su lu

    gar, en marzo de

    1948,

    el Gob1erno puso en marcha un programa de distribucin del suelo res

    catado del desierto parcelas de dos hectreas destinadas a pequeos

    agncultore

    s,

    .que rec1b1eron tambin

    Casa

    s higinic

    as>>

    agrupadas en cuatro

    pueblos, eqmpados cada uno de ellos con una escuela, mezquita, centro de

    salud y bmio pblico

    44

    .

    Con medidas semejantes, que la construccin de

    la

    presa de Asun hizo posibles, no pareca existir amenaza inmediata

    para

    el

    P

    o_

    der

    d: o m b r e c?m_o h ~ a d

    'Abbud, que pudiero n consolidar

    su

    posi

    cwn

    polltlca

    y

    ec?nomJCa. Sm embargo, gracias a la epidemia de malaria

    y

    a la e s ~ a s e z de alimentos

    y

    pobreza que aquella haba hecho visibles, la

    cuestwn de la reforma

    agrana

    estaba ahora en circulacin.

    . Los

    p l ~ n e s

    de 'Abbud relativos a la electricidad y el fertilizante se vieron

    1nterrump1dos en octubre de

    1944,

    cuando sus rivales polticos consiguie

    ron dernbar al gob1erno del Wafd. Pero cinco aos ms tarde form una

    alianza con el grupo rival Misr, logrando que en

    1950

    el Wafd volviera al

    poder y quedasen garantizadas las posiciones econmicas monopolsticas.

    El

    imperio de 'Abbud

    se

    expandi, hacindose con el turismo y la fab rica-

    42. El proyecro de ley de 1944 fu e enmendado por el

    Co

    mir de Asunros Socia

    le

    s del Senado

    (C mara Alta legislatura), en el senrid o de situar el techo

    propuesto

    en 42 hectreas

    (o

    100

    acresegpc10s), llm

    1t

    e

    por

    el que

    se

    abogaba en el

    inAu

    yeme plan de reforma agrar

    ia

    de

    Mirrit

    Butros

    Gha ll (GhaJ'

    1945).

    Este arga

    que

    los latifundios ex istentes mayo res de cien acres se dividiran

    por

    here nc1a a l cabo

    de

    dos o tres generaciones.

    . 43. Fuera del Pa

    rl

    amento, la izqui erda socia lista vio en estas prop uestas de reforma agraria

    Simplemente un

    es

    fuerzo, por parte de la burguesa, de limit

    ar

    la monop o lizacin de la

    ti

    erra,

    que

    provocaba el a}

    za

    de los precios y reduca el consumo.

    No

    obstante, se arg a, las propuestas

    tli

    VIero

    n,el efec

    to

    un]

    ?e

    evelar al pueblo

    que

    la

    propie

    d ad privada no era algo sagrado.

    Ah

    mad

    Sad1 q,Sa 1d , e n el pen od1co

    l

    -Fa ad

    td

    del 16 de JUli o y el 16 de agosto de 1945, comentado

    en Sa 1d 1977: 130-131..

    44.

    Recibi

    ero

    n

    ti erra

    unas

    575

    familias en m

    arzo

    de

    1948; 597

    en febr

    ero

    de

    1951

    y

    240

    en

    mayo de

    1 9 5 1 ~

    United States Na

    ti

    onal Archives, R

    ecor

    d

    Gro

    up

    59, Deparrment of t a t ~

    Central

    Files, Egypt 19.)0-1954,

    874.

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    Land to Peasant

    s,

    and 874.16/5-1851, U.

    S.

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    of Land at Kafr Saa

    d.

    M1croform (University Publications of America, 1985). En adelante nos referi

    mos a este

    documento

    como USRG 59.

    1

    11

    d ~ : text

    il

    es, y con nuevas empresas para f a b r i c ~ r p.apel y perfumes,

    lt

    11 1111

    1

    J

    subproductos de la mdustna azucarera (Vnahs

    1 9 ~ 5 : 179-180),

    ' hh

    d abandon

    la

    propues ta de construir una planta de mtratos en Asuan

    11

    , 1v

    ida por fuerza hidroelctrica, que haba de convertirse proyect.o del

    ,

    11

    hil-rno. En su lugar, aprovech las ventajas de los crd1tos

    al

    cap .tal Y

    ,

    1

    1111

    va

    tecnologa para fijar el nitrgeno, procedente de Estados Umdos,

    .

    1

    r:

    1

    o nstruir una fbrica de fertilizantes en Suez, propulsada, no por l ~ s

    1 11 :1s del Ni lo, sino por los gases de desecho del cercano campo

    petroh-

    ltro de Shell.

    l.a fbrica de fertilizantes la financiaron los Estados Unidos c o ~ o em-

    ltlr 111a lel papel que desempearon en el pas en la posguerra: el e.1emplo

    1

    1

    .1S sustancial y tangible de la asistencia econmica

    n o r t e a m e n ~

    a

    :

    1

    i

    pto , como recordaba la embaJada en El Cau? a l u n g t o n . Los

    11111'1 camericanos

    planeaban aumentar su mfluencw

    pohuca

    Y al m1smo

    1it

    '

    111p

    o subvencionar su propia tecnologa i n d u s t r ~ a l mediante un progra-

    111:1de as istencia tcnicaque organizara las relacwnes

    mt:rnacwnales

    l11posguerra en torno a polticas de desa rrollo ~ e c n o e c o n o r m c ? d e ~ a s

    dr la fbrica d