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Capítulo VI LOS PRIMEROS VALLECAUCANOS Y SUS ORÍGENES 6.1. Características físicas Las características físicas de los pobladores del valle del río Cauca son similares a las de las poblaciones de los Andes Orientales. La frente es ancha, inclinada, con arcos superciliares prominentes. El rostro destaca por ser muy ancho, de pómulos muy prominentes, aplanado en su porción frontomalar, pronunciado en la región cigomaxilar, de altura media. Las órbitas son muy anchas, de altura media, lo que reproduce unos ojos con superposición del párpado superior. La nariz es medianamente pronunciada, de anchura media, de baja altura, algunas veces de dorso convexo. La mandíbula resalta por su robustez y anchura. Habitualmente se deformaba la cabeza mediante la aplicación de fuerzas verticales al frontal y occipital a los niños recién nacidos, con tabletas de cerá- mica como las que se exhiben en el Museo Arqueológico "Julio César Cubillos" Figura 60. Tabla deformatoria (Museo Arqueológico Universidad del Valle)

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Capítulo VI

LOS PRIMEROS VALLECAUCANOS Y SUS ORÍGENES

6.1. Características físicas

Las características físicas de los pobladores del valle del río Cauca son similares a las de las poblaciones de los Andes Orientales. La frente es ancha, inclinada, con arcos superciliares prominentes. El rostro destaca por ser muy ancho, de pómulos muy prominentes, aplanado en su porción frontomalar, pronunciado en la región cigomaxilar, de altura media. Las órbitas son muy anchas, de altura media, lo que reproduce unos ojos con superposición del párpado superior. La nariz es medianamente pronunciada, de anchura media, de baja altura, algunas veces de dorso convexo. La mandíbula resalta por su robustez y anchura.

Habitualmente se deformaba la cabeza mediante la aplicación de fuerzas verticales al frontal y occipital a los niños recién nacidos, con tabletas de cerá­mica como las que se exhiben en el Museo Arqueológico "Julio César Cubillos"

Figura 60. Tabla deformatoria (Museo Arqueológico Universidad del Valle)

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Figura 61. Cráneo deformado (La Cristalina).

de la Universidad del Valle (Figura 60), con dos perforaciones laterales con las que se sujetaban mediante cuerdas, causando deformación fronto-occipital erec­ta. De esta manera se producía una cabeza muy corta, muy ancha, alta.

A juzgar por las inserciones musculares de la cintura escapular que mani­fiestan líneas nucales prominentes y apófisis mastoideas voluminosas, la gran actividad física en este sector del cuerpo por la labor de canotaje, cargar obje­tos pesados sobre la espalda, la labor de caza y agricultura y el porte de armas para la guerra, generaban cuerpos robustos y espaldudos. La estatura oscilaba entre 157-166 cm en hombres y 148-156 cm en mujeres. Pedro de Cieza de León260 anotaba en el siglo XVI que algunos chancos que confinaban con la provincia de Anserma eran "tan grandes, que parecen pequeños gigantes,

260 Cieza de León, 1922, p. 85.

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espaldudos, robustos, de grandes fuerzas, los rostros muy largos, las cabezas anchas; porque en esta provincia y en la de Quimbaya, y en otras partes destas Indias ... cuando la criatura nace le ponen la cabeza del arte que ellos quieren que la tenga; y así, unas quedan sin colodrillo y otras la frente sumida y otros hacen que la tenga muy larga; lo cual hacen cuando son recién nacidos con unas tabletas, y después con sus ligaduras; las mujeres destos son tan bien dispuestas como ellos; andan desnudos ellos y ellas; y descalzos...". Usaban narigueras llamadas caricuris a manera de clavos retorcidos de oro, y en los cuellos se adornaban con chaquiras; en las orejas traían anillos retorcidos y otras joyas.

Figura 62. Cráneo deformado (Guacarí).

Gracias a la existencia de abultados músculos en brazos y pantorrillas los indígenas se podían adornar con cintas, lo que los españoles como Jorge Ro­bledo interpretaron como deformación, pues según él portaban "debajo de la rodilla un gran bulto de chaquira, ques unas cuentecitas menudas mui iguales, blancas, parejas; y otro tanto encima del tobillo, para que crien pantorrilla, i lo mismo hacen en los brazos para criar molledo, i lo mismo en las muñecas de los brazos".261 Esta versión sobre el uso de chaquiras para deformar brazos y

261 Cespedesia, 1985, 14(51-52):27.

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piernas en poblaciones prehispánicas del valle del Cauca fue aceptada y difun dida por algunos investigadores262 como otra característica más de los "cari bes", misma que no ha sido confirmada por las evidencias osteológicas.263

6.2. Los primeros agroalfareros

n i H H i ^ M H M B M B V V R i n H K B O T P n V > ^ S > ^ v R v n i ^ n V H B « l f l H t « O H V I l » p B n n i

Figura 63. Cráneo deformado de la Cristalina (T-33) que manifies­ta un rostro "horripilante" por la forma de las órbitas, la robustez y el prognatismo facial.

Las características físicas de los cazadores recolectores, primeros habitantes del valle del Cauca se desconocen pues hasta el momento no se han hallado restos óseos correspondientes a esas primeras etapas. En lo que respecta a las poblaciones agroalfareras tempranas se conocen por los restos excavados en Malagana,264 Coronado, Santa Bárbara, Estadio Deportivo Cali, en el munici­pio de Palmira, y La Cristalina, municipio de El Cerrito.265 Los restos de

262 Duque, 1970, p.80.

263 J. V. Rodríguez, 1990, p. 181.

264 Gonzalo Correal. Estudio de los restos humanos y de los restos de fauna del sitio arqueológico de Malagana, Municipio de Palmira. En: Informe Proyecto Malagana, M. Cárdale, L. Herrera, C. Rodríguez. Cali, MS, 1995, pp. 83-118.

265 Rodríguez et a l , 2002,

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Malagana, Santa Bárbara, Coronado y La Cristalina son muy similares, por lo que se pueden integrar en un solo grupo biológico. En general, su cabeza es muy corta y muy ancha, alta, debido a la deformación craneal de tipo fronto-occipital tabular erecta. La frente es ancha, inclinada también por la deforma­ción. Los otros rasgos son muy similares al resto de pobladores vallecaucanos prehispánicos. En el Estadio del Deportivo Cali aparecen individuos muy dife­rentes, dolicocéfalos -de cabeza alargada-, muy robustos, con fuerte desgaste dental, enterrados de manera diferente a lo que se estilaba en los otros grupos, quizás indicando que existen relictos de poblaciones más antiguas de la época de los cazadores recolectores en la antigua terraza pleistocénica de Palmaseca.

El grupo de La Cristalina, El Cerrito, es muy similar a grandes rasgos a Coronado y Santa Bárbara; algunos individuos están deformados, preponderantemente masculinos. Resalta el exagerado grado de deformación del individuo T-33, masculino, 40-50 años de edad, de tipo fronto-occipital tabular erecta, con una fuerte compresión en sentido antero-posterior (Figura 63). Su rostro es igualmente muy particular, con aspecto adusto por la promi­nencia de los arcos superciliares y el prognatismo alveolar; la nariz es muy ancha, corta y prominente. En general observa inserciones musculares muy desarrolladas, estatura reconstruida de 165,3 ±3,1 cm. La forma irregular de la tumba que no se pudo establecer en campo por la presencia de estructuras adicionales, las características impresionantes de su rostro, además de la acen­tuada deformación craneal y el hallazgo de adornos personales, nos induce a pensar que tuvo algún estatus dentro del grupo social al que perteneció, infun­diendo temor y espanto por su rostro.

6.3. La población tardía

Provincia de la Montaña (Dagua)

Los pobladores de la región de Dagua eran diferentes, tanto por el tipo de deformación (tabular oblicua), como por sus características morfométricas. Así, por ejemplo, el individuo No. 01 excavado en el valle alto del río Dagua,266

masculino, 35-40 años de edad, observa deformación fronto-occipital tabular oblicua (Figura 64), produciendo una cabeza muy corta y muy ancha. El indi­viduo es muy robusto, con marcadas inserciones musculares a nivel de las lí­neas nucales, apófisis mastoides y proyección glabelar. La estatura es de 158,0±3,6 cm. El individuo No. 02, masculino, 20-25 años de edad, manifiesta acentuada deformación fronto-occipital tabular oblicua y marcadas inserciones

266 Jorge Alarcón. Rescate arqueológico en el Valle Alto del rio Dagua. Bogotá, Banco de la República, Boletín de Arqueología 1995, Año 10, No. 1.

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Figura 64. Cráneo deformado (Dagua).

musculares, con líneas nucales muy prominentes. Como rasgo patológico ca­racterístico resalta la asimilación de la primera vértebra cervical a los cóndilos occipitales, que habitualmente se presenta por portar pesados objetos en las espaldas.

Los cronistas describieron a los habitantes de Dagua como gente fornida, de grandes fuerzas que por caminos, cuestas y despeñaderos subían agarrados de bejucos con cargas y fardos que pesaban tres o más arrobas; algunos transpor­taban a cuestas un hombre o una mujer en unas silletas de corteza de árboles, así fuesen cargados con gran peso, sin mostrar cansancio ni demasiado trabajo (Figura 65).

Los esqueletos excavados en la hacienda El Carmen, municipio de Guacarí (Figura 62), a pesar de pertenecer al período Quimbaya Tardío, no observan grandes semejanzas con restos del antiguo Caldas, asociados a material Quimbaya. Por sus rasgos físicos se asemejan más a la población del Valle del Cauca. Aquí también se aprecia la deformación fronto-occipital tabular erecta por la presión de tablas en frontal y occipital. Resalta la robustez mandibular, reflejada en una rama ascendente ancha y cuerpo mandibular grueso.

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Figura 65. El camino de la muerte a Dagua.

La población de Guabas, Buga, es igualmente similar al resto de vallecau­canos prehispánicos, incluida la deformación fronto-occipital tabular erecta (Figura 66). Destacan las fuertes inserciones musculares a nivel de la cintura escapular, reflejando una gran actividad muscular, quizás por labores de canotaje. El rostro es muy ancho, aplanado, con pómulos muy prominentes. La nariz, a diferencia de los anteriores, es más prominente y más angosta.

6.4. Los orígenes: entre las migraciones y la microevolución

Las hipótesis sobre los orígenes de las poblaciones prehispánicas de Colom­bia han oscilado entre posiciones difusionistas -migracionistas- microevolutivas,

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Figura 66. Cráneo deformado (Guabas).

pasando por formas alternativas.267 A su vez, sobre los orígenes de la diversidad humana se han postulado tres modelos teóricos: 1. Cladogénesis, que sustenta que mediante la simple divergencia o ramificación de las sociedades humanas se forman nuevas lenguas, nuevos grupos humanos y nuevas culturas, en unidades discontinuas con mosaico de lenguas, rasgos genéticos y tipos culturales. Ejem­plo de este desarrollo se propone a las poblaciones polinésicas, de origen relati­vamente reciente pero que no constituyen la generalidad. 2. Etnogénesis. Señala que cada grupo étnico posee múltiples orígenes en lugar de un ascendiente co­mún, pues los vínculos entre las sociedades humanas son laxos por la difusión lingüística y cultural, misma que incide en la conformación genética mixta. Como ejemplo se propone que la mayoría de comunidades americanas y siberianas se formaron mediante un proceso de fisión-fusión. 3. Difusionismo. Aunque los movimientos migratorios no son absolutamente indispensables para la difusión de técnicas, herramientas o genes, los préstamos constituirían la forma más fre-

267 cf J. V. Rodríguez, 1999.

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cuente con el que un grupo con logros adaptativos y creciente tasa de crecimien­to se impone sobre sus vecinos.

G. Reichel-Dolmatoff268 planteó un origen difusionista para las poblaciones tardías del 1er milenio d.C, en tanto que "el alto valor del maíz, junto con su fácil adaptación a diferentes suelos, alturas y condiciones climáticas, hicieron posible tal vez la penetración al interior del territorio y el poblamiento de las faldas y serranías, distantes de los recursos de los ríos y lagunas. Parece haber sido el cultivo de maíz lo que permitió a una creciente población expandirse rápidamente sobre las vertientes de las cordilleras colombianas, zonas que has­ta entonces probablemente habían sido poco pobladas". Estas dos premisas, la poca población en faldas y cordilleras y el poder adaptativo del maíz que faci­litó el crecimiento demográfico, así como las migraciones masivas, fueron plan­teadas cuando se conocía muy poco sobre las poblaciones prehispánicas y sus procesos adaptativos en el interior del país y casi nada sobre sus condiciones de vida y características físicas. No obstante, hoy día se ha acumulado una importante información sobre el propio valle del Cauca,269 el Alto Magdale­na,270 los Andes Orientales271 y otras regiones del país, contribuyendo a con­formar un cuadro más objetivo de las dinámicas poblacionales prehispánicas.

En lo referente al Valle del Cauca la ocupación humana en la cordillera Oc­cidental (yacimientos localizados en Sauzalito y El Recreo, municipio de Darién, y en el valle de El Dorado y Lusitania, municipio de Restrepo) se remonta a principios del Holoceno con fechas entre 9.600 y 4000 años a.P., y correspon­den a ocupaciones precerámicas de pobladores que emplearon azadas elabora­das en cantos rodados de rocas ígneas como diabasa y gabbro, y que posiblemente fueron utilizadas en el procesamiento de recursos vegetales o en la elaboración de otros artefactos líticos, en el contexto de una economía gene­ralizada272. Artefactos similares se han hallado en el valle de Popayán, Cauca, señalando una temprana adaptación de las poblaciones del suroccidente de Colombia a ecosistemas tropicales. Por otro lado, en el valle de El Dorado en la región Calima se han hallado granos de polen de maíz fechados en 4730±230 a.C, y evidencias de tala de bosques para siembra a pequeña escala, plantean-

268 G. Reichel-Dolmatoff, 1986, p. 87.

269 Cf. C. A. Rodríguez, 2002.

270 R. D. Drennan, Las sociedades prehispánicas del Alto Magdalena. Bogotá, ICANH, 2000, p. 136.

271 Cari H. Langebaek, Arqueología Regional en el territorio Muisca. Estudio de los Valles de Fúquene y Susa. University of Pittsburg, Department of Anthropology, Memoirs in Latin American Archaeology 1995, No. 9; J. V. Rodríguez. Los chihchas: pobladores antiguos de los Andes Orientales. Adaptacio­nes bioculturales. Bogotá, FIAN, 1999.

272 Herrera et al., 1989, p. 4; Gnecco, Salgado, 1989, p. 39.

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do la posibilidad de una mayor antigüedad de las prácticas agrícolas en esta región; también se han reportado evidencias antiguas para el Cauca Medio.273

Si en la cordillera Occidental se aprecian evidencias tan antiguas de presencia humana con prácticas hortícolas y si en el valle del río Cauca se han hallado restos de megafauna -mastodonte- asociados a elementos culturales274, se po­dría pensar que la ocupación de la llanura del río Cauca se remontaría a épocas muy antiguas, por lo menos a principios del Holoceno -hace cerca de 10.000 años a .P - cuyos pobladores, al igual que en los Andes Orientales de Colombia pudieron desarrollar con el tiempo estrategias adaptativas, con base al conoci­miento regional de paisajes, plantas y animales, dando lugar a procesos agríco­las y alfareros locales. Por consiguiente, la aseveración de que llama (I milenio a.C.) representa una cultura exógena "que no surgió como producto de la evolu­ción sociocultural de las poblaciones con un modo de vida recolector-productor que ocuparon la región Calima entre 7000 y 2000 a.C",275 podría no tener sus­tento arqueológico pues ésta debió tener su origen en los procesos socio-cultura­les que enmarcaron el cambio global de los horticultores que le antecedieron.

En lo que respecta a los orígenes de la población Yotoco del I milenio d.C. que sucedió a llama, los investigadores de la región están de acuerdo con que su raíz se encuentra en su antecesora y que el cambio se dio mediante un pro­ceso de transición, proceso que "parece haber tenido lugar alrededor del pri­mer siglo antes de Cristo".276 Por su parte Carlos A. Rodríguez afirma que Yotoco por su análisis estilístico y tipológico de la cerámica, la orfebrería y los patro­nes funerarios "permite establecer su estrecha relación con la cultura de los colectivos humanos creadores de las expresiones llama", es decir, que "las poblaciones llama evolucionaron y generaron nuevas formas más complejas de expresión sociocultural".277 Esta aseveración también se apoya en la simili­tud bioantropológica entre las poblaciones llama y Yotoco, lo que reforzaría la hipótesis de que realmente se trataba de una misma población diferenciada sociocultural mente.278

Referente a Sonso del II milenio d.C. se plantea que en algún momento Yotoco desaparece y es reemplazada por otra población, cambio que fue parte

27 3 Francisco J. Aceituno, Interacciones fitoculturales en el Cauca Medio durante el Holoceno temprano y medio. Arqueología del Área Intermedia No. 4, p. 89-113.

274 C. A. Rodríguez, 2002, p. 29.

275 Ibid., p. 102.

276 M. Cárdale, W. Bray, L. Herrera, Reconstruyendo el pasado en Calima, Resultados recientes. Boletín del Museo del Oro, 1989, ,p. 12.

27 7 C. A. Rodríguez, 2002, p. 129.

278 Ibid., p. 133.

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de un movimiento de grupos sobre una extensa zona de la región Andina que se apropiaron paulatinamente de territorios ajenos, "proceso que tomó, segura­mente, varios siglos, iniciándose hacia finales del primer milenio d.C. y conti­nuando a principios del segundo".279 En las mismas representaciones antropomorfas se aprecia el cambio pues en las Sonso la nariz es demasiado grande y exageradamente aguileña; los ojos se representan en la forma estilizada conocida como "grano de café" (Figura 23).

Dentro de los grupos que migraron a la región Andina se mencionan los Karib que habrían introducido el conocimiento de la aleación del oro con el cobre conocida como tumbaga, y que habrían tenido su origen en los llanos Orientales, según lo planteó el americanista francés Paul Rivet280 en los años 40 y que tendría su soporte en la distribución de familias lingüísticas aborí­genes de Colombia. Como anotó el arqueólogo Luis Duque Gómez281 refi­riéndose a los quimbayas, es evidente que en "la composición étnica y en la integración cultural de los pueblos que vivían en el territorio del antiguo Cal­das, jugó un papel muy importante el sustrato chibcha, que debió desplazarse desde la región de Urabá hacia esta zona, siguiendo el curso de los ríos Atrato, San Jorge, Sinú, Cauca y Magdalena, hasta llegar a estas comarcas... Este sustrato chibcha habría sufrido el impacto de migraciones posteriores de ori­gen Karib, cuya ruta principal parece haber sido el río Magdalena y el Atrato, y que al llegar al territorio caldense flanquearon a los grupos allí existentes, dominándolos en parte o ejerciendo influencia sobre sus formas lingüísticas y culturales".

No obstante si observamos el mapa de distribución lingüística (Figura 68) la penetración Karib no habría abarcado el Valle del Cauca pues Jamundí, Lile, Dagua y Atunceta pertenecerían a la familia lingüística Chibcha,282 movimien­to que habría tenido lugar hacia finales del I milenio d . C , influyendo significativamente en chancos, pijaos, pantágoras, amaníes, samanaes, irras y quindíos283; entre tanto, la penetración chibcha se remontaría a un período muy remoto, proviniendo quizás de una escisión de un tronco ancestral con las po­blaciones andinas.

279 M. Cárdale et al., 1989, p. 17.

2 80 P. Rivet, La métallurgie en Amérique précolombienne, Travaux et rnémaires de T Institute D'Ethnologie, Paris, Institute D" Elhnologie No. XXXIX, 1946, p. 67.

281 L. Duque G., Los Quimbayas, Instituto Colombiano de Antropología, 1976, p. 82.

282 S. E. Ortiz, Lenguas y dialectos indígenas de Colombia. Historia Extensa de Colombia. Bogotá, Academia Colombiana de Historia, Ediciones Lerner, Vol. I, Prehistoria, 1965, p. 33.

283 L. Duque, Op. Cit., p. 83.

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6.5. Sobre las relaciones biológicas

Estas hipótesis surgidas del ámbito arqueológico, etnohistórico y lingüístico se pueden verificar mediante los datos de la craneometría, comparando mues­tras de distintas regiones y períodos. De esta manera, con el propósito de obte­ner un cuadro que de cuenta de las relaciones biológicas de las poblaciones antiguas del Valle del Cauca, se procede a la comparación craneométrica, que consiste en la medición de las estructuras de la bóveda craneal y esqueleto facial -órbita, nariz, rostro-, en cuanto a su longitud, anchura, altura y proyec­ción, según estándares internacionales, y que han servido para abordar la pro­blemática del poblamiento temprano de América y de Colombia. En un estudio anterior se analizaron 65 variables craneométricas de las que se seleccionaron 16 por cuanto presentan mayor grado de diferenciación, tanto intragrupal como intergrupal (GOL, XCB, BNL, BBH, MFB, BPL, ZYB, NAH, OMF, OBH, NLB, NLH, NFA, SSA, NMA, SIA).284 Las similitudes pueden obedecer a un origen común, convergencia evolutiva o a errores estadísticos cuando las muestras son muy pequeñas y no representan a la población de donde proviene.

En las reconstrucciones de filogénesis, la homoplasia, que cobija la conver­gencia, la reversión y el paralelismo, puede crear similitud entre poblaciones filogenéticamente distintas, produciendo errores de interpretación sobre sus orígenes.2XÍ Para evitar la homoplasia se recomiendan los siguientes requisitos para seleccionar los caracteres más informativos que denoten verdaderamente una relación filogenética:

1. Los rasgos deben ser independientes unos de otros, con el fin de evitar la redundancia de algunos segmentos.

2. Deben ser homólogos, es decir, son informativos solamente si provienen de un ancestro común.

3. Deben minimizar la homoplasia, analizando el ritmo de cambio de los caracteres; siendo difícil detectar los de cambio rápido para inferir filogenia; por lo cual se prefieren los de cambio lento, conservativo.

4. Deben ser relativamente numerosos para evitar el azar en los cambios; si la homoplasia es relativamente grande en una serie de caracteres, enton­ces una amplia serie de rasgos incrementará la alerta de redundancia.

284 J, V. Rodríguez, Diversidad, adaptación y etnogénesis en la población prehispánica de los Andes Orientales. En: Los chihchas: Diversidad y adaptación de la población prehispánica de las Andes Orientales. Bogotá, Colciencias-Universidad Nacional de Colombia, 2001, pp. 251-310.

285 S. Freeman, J. C. Herrón, Evolutionary Analysis. New Jersey, Prentice Hall, 1998; J. V. Rodríguez, 2001, p. 258.

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Las diferencias y similitudes de la comparación intergrupal se plasman grá­ficamente mediante un cladograma o dendrograma, árbol construido a partir de variables diferenciadoras, de carácter parsimonioso si maximiza el número de homologías y minimiza el número de sucesos evolutivos (Figura 69, 70).

En el presente estudio se compararon varios grupos tempranos como Coro­nado, Santa Bárbara, El Cerrito, Estadio, y tardíos como Guacarí (culturalmente Quimbaya Tardío), Guabas (Buga) y Dagua (Cordillera Occidental), para un total de 26 cráneos masculinos y 11 femeninos.

En la comparación craneométrica las 16 variables (Tabla 6) dan cuenta de las dimensiones lineales y angulares del esqueleto facial (frente, rostro, órbitas, na­riz) y tres del neurocráneo; hay que acotar que la deformación craneal afecta básicamente la bóveda craneal. El análisis de componentes principales señala que las anchuras (transversa máxima, frontal mínima, bicigomática, orbitaria, nasal) son las que más discriminan, para el primer componente; también la altura basibregmática. Los ángulos observan poco valor discriminante, excluyendo el simótico. En la prueba ANOVA el mayor valor de F se aprecia para la anchura frontal mínima (11,589), anchura orbitaria (8,250) y anchura nasal (2,671).

El estudio intergrupal se llevó a cabo mediante el análisis de conglomerados jerárquico, clasificando los grupos en un conjunto de datos, basándose en el principio de que los miembros de un grupo han de ser más similares entre sí que los no miembros; la similitud intragrupal es mayor que la intergrupal y los con­glomerados suelen mostrar cohesión interna y aislamiento externo. La distancia aplicada fue la euclídea al cuadrado (dij), definida como la distancia entre dos puntos / y j , medidos en cantidades p de variables: dij = [(xi - xj)2 + (yi - yj)2]. La matriz de distancias se construyó mediante el método de Ward, en donde los conglomerados han de ser lo más homogéneos posible, y las desviaciones no son más que las distancias de todos los puntos a las medias de los conglomera­dos a los que pertenecen. Para evitar los riesgos de las diferencias de las escalas de los ejes, se estandarizaron las escalas de las medidas mediante puntuaciones estándar, con lo que todas las variables tendrán igual importancia. Los datos se procesaron mediante el programa SPSS versión 12.0.286

Al comparar los grupos del Valle del Cauca y Quimbaya del Quindío (Figura 69), se evidencia que El Cerrito y Coronado configuran un mismo enjambre, muy cercano entre sí, demostrando que constituyen una misma población; se le podría agregar Santa Bárbara, pero, infortunadamente, su muestra es muy pequeña y aparece anexada a Guacarí y Buga que son grupos septentrionales

286 S. Shennan, Arqueología cuantitativa. Barcelona, Editorial Crítica, 1992. p. 220.

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Tabla 6. Dimensiones craneométricas medias de grupos del Valle del Cauca

POBLACIÓN VARIABLE

1

8

5

17

9

40

45

48

51

52

54

55

75.1

77

44

50

SC

60

61

65

66

GOL

XCB

BNL

BBH

MFB

BPL

ZYB

NAH

OMF

OBH

NLB

NLH

NFA

SSA

NMA

SIA

EKB

IOB

WNB

MXL

MXB

BCB

BGB

< > <

5 o

171,3

157,3

89,0

128.8

95,3

98,0

138.3

68,7

42,8

36,9

25,7

51,7

13,3

121,7

138,2

103,5

99,3

18,9

10,6

55,0

66,0

126,5

101,0

Pí < u < o

157,4

157,6

93,0

137,0

97,6

92,5

141,0

67,2

41,9

33,8

26,4

48,5

16,4

133,5

146,4

116,7

98,9

19,7

9,4

52,2

68,0

126,3

101,3

<

P pa

155,0

164,8

94,5

132,0

96,7

95,0

149,5

70,9

42,5

34,4

25,0

51,7

23,0

125,4

147,4

97,0

100,5

20,6

8,6

55,6

65,6

125,7

99,7

O H 2 PÍ w Ü

w

157,5

154,5

97,0

139,2

102,2

98,0

145,7

68,1

43,5

35,0

26,3

50,2

28,5

127,1

144,9

110,6

103,1

20,7

10,7

56,3

67,0

131,7

110,3

<

< *

pa

159,0

151,7

94,0

133,5

92,7

96,0

142,5

71,8

41,5

34,8

26,2

50,3

21,0

129,7

150,6

98,4

22,5

10,5

54,5

65,0

123,8

93,7

O Q < Z O et o u

165,6

152,1

99,3

143,7

101,5

96,5

145,5

66,9

39,8

34,8

26,8

51,3

20,5

128,9

144,3

119,3

101,0

21,5

7,8

55,5

63,2

125,7

99,9

O S < H t/5 w

172,2

143,9

100,4

136,8

97,6

100,7

133,6

72,3

42,6

34,0

26,9

52,0

19,7

122,9

135,2

98,9

21,0

11,0

56,5

68,7

123,6

100,1

< o < o

164,0

161,0

96,0

134,0

100,5

96,5

138,5

78,0

46,5

36,0

26,0

54,0

29,5

118,7

142,9

95,0

104,0

21,0

9,9

54,5

63,0

120,5

94,5

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Los PRIMEROS VALLECAUCANOS Y SUS ORÍGENES 1 g ]

del Valle. No obstante la proximidad entre los grupos tempranos y tardíos sep­tentrionales señala que comparten un ancestro y origen común. Quimbaya se aleja del resto de grupos, al igual que Estadio y Dagua, planteando un origen diferente para estas poblaciones. Estas distancias evidencian que mientras que las poblaciones tempranas mantuvieron cierta homogeneidad, las tardías son muy heterogéneas, quizás por movimientos poblacionales que se mezclaron con las ancestrales.

Al comparar toda la población del valle con grupos suramericanos se aprecia que se aproxima más a las poblaciones arqueológicas de los Andes Orientales, incluidas las precerámicas, y a las de los llanos venezolanos (Figura 70). El dendrograma de comparaciones conforma cinco grandes enjambres con subdivisiones menores. Así, el primer enjambre está integrado por los grupos Arawak de Venezuela (Cerro de Luna, La Pica, Guajira, Motilón) y Huila. El segundo por grupos Chibchas de los Andes Orientales de Colombia (Muiscas de Bogotá y Sogamoso, Herrera, Chitarero y el Valle). El tercer enjambre está inte­grado por grupos Karib de Cuba (Taino), Suriname, Panche y Quimbaya de Co­lombia. Un cuarto enjambre está constituido por la Patagonia de Argentina (Paraná, Tierra del Fuego). Un quinto enjambre por grupos andinos de Aruba, Colombia (Muisca de Tunja, Guane, Lache, Nariño), Perú (San Damián, Chicama, Paucarcancha), Chile (Atacama, HOHL), horticultores de Brasil (HOLL), con­temporáneos (Botocudo, que podría ser un relicto paleoamericano aislado en la selva amazónica) y Siboney de Cuba -grupo precerámico-. La menor distancia del Valle se aprecia con Muisca de Bogotá (9,9), aunque también con Herrera (14,4), Huila (16,0), Muisca de Sogamoso (16,8), Chitarero (17,6) y Panche (18,2).

Los rasgos morfológicos craneales, epigenéticos o discretos, son considera­dos de alto valor genético. Al comparar la muestra del Valle con grupos de América y Siberia, muestra una gran afinidad con Muisca de Bogotá (10,2), Muisca de Sogamoso (11,3), Chitarero (13,9), Guane (15,9), Caribe (16,4), Tequendama (16,5) y Aguazuque (17,4), evidenciando su afinidad genética.

Esta proximidad craneométrica se puede explicar mediante varias alternati­vas. 1. Convergencia adaptativa entre las poblaciones del valle del Cauca y las andinas, que no es el caso pues existen diferencias ecológicas muy marcadas entre el bosque seco tropical del valle y el bosque andino. 2. Comparten un tronco común, por consiguiente retuvieron algunos rasgos genéticos ancestrales, e inclusive lingüísticos. Como se sabe, se cuenta con la posible filiación chibcha de Timba, Lile, Jamundí, Atunceta y Xitirixiti, Valle, y la dispersión de la Fami­lia lingüística Chibcha por el valle del río Cauca.287 3. El estudio está sesgado

287 S. E. Ortiz, Lenguas y dialectos indígenas de Colombia. Historia Extensa de Colombia. Bogotá, Academia Colombiana de Historia, Ediciones Lerner, Vol. I, Prehistoria, 1965, pp. 33, 36.

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182 PUEBLOS, RITUALES Y CONDICIONES DE VIDA PREHISPÁNICAS EN EL VALLE DEL CAUCA

por el tamaño de la muestra y por consiguiente de errores estadísticos. No obs­tante, al comparar las muestras utilizando rasgos epigenéticos (no métricos o discretos), la proximidad del Valle con las poblaciones arqueológicas andinas, incluidas las precerámicas es igualmente significativa.

En consecuencia, si la población llama-Malagana ya había alcanzado un importante desarrollo cultural como se manifiesta en sus elaboraciones orfebres, en las costumbres fúnebres y en las adecuaciones del paisaje, y si poseemos evidencias de megafauna en la llanura del valle del río Cauca,288 y precerámicas en la región Calima289 y al sur en el Departamento del Cauca,290 es muy proba­ble, entonces, que existan manifestaciones culturales anteriores a la llama-Malagana en esta región.

De esta información podemos deducir el siguiente cuadro de poblamiento y migración. Hace varios milenios, grupos de cazadores y recolectores atravesa­ron la región del Darién por el Caribe pues la costa Pacífica, por un lado, y el valle del río Cauca eran impenetrables; el primero por la existencia de intransi­tables zonas de manglares y pantanos, y la segunda por la estrechez y relieve escarpado del valle en la región antioqueña. Desde el Caribe se escindieron dos grandes oleadas, una hacia el Orinoco y la otra hacia el valle del río Mag­dalena, por lo cual las poblaciones andinas y orinocas comparten un tronco ancestral común de bastante antigüedad. En la región baja del Alto Magdalena una rama se escindió hacia los Andes Orientales y la otra traspasó la cordillera Central enrumbándose por el valle del río Cauca hacia el norte; de aquí el com­partimiento de rasgos comunes entre andinos y vallunos, por un lado, y en menor medida con los panches del Magdalena. Posteriormente, grupos Karib que ascendieron por los valles interandinos se mezclaron con los grupos Chibcha ancestrales, en la región de influencia Quimbaya y en la cordillera Occidental, sin afectar genéticamente la población de la llanura del río Cauca. Este cuadro coincide con el mapa lingüístico de Sergio Elias Ortiz y sustenta la validez del modelo etnogenético de poblamiento bioantropológico (Figura 68).291

En lo referente a los estudios genéticos vale la pena señalar que la calidad del ADN antiguo obtenido de restos óseos de La Cristalina, El Cerrito,292 es

28 8 C. A. Rodríguez, 2002.

289 Héctor Salgado, Medio ambiente y asentamientos humanos prehispánicos en el Calima Medio. Cali, INCIVA, 1989.

290 Cristóbal Gnecco, Ocupación temprana de bosques tropicales de montaña. Popayán, Editorial Uni­versidad del Cauca, 2000.

291 Ortiz, 1965, p. 36.

292 Freddy Rodríguez, Bioarquealogía molecular de la población prehispánica de La Cristalina: aná­lisis de ADN mitocondrial a partir de restas óseas arqueológicas. Bogotá, Carrera de Antropología Universidad Nacional de Colombia, Trabajo de Grado, 2003.

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LOS PRIMEROS VALLECAUCANOS Y SUS ORÍGENES 183

muy variable entre individuos sometidos a las mismas condiciones diagenéticas, y no se puede atribuir al uso de diferentes protocolos de extracción, pues los 4 utilizados para esta muestra no eliminan completamente las sustancias inhibidoras. Para el protocolo 1 se obtiene un 70% de resultados positivos para ADN mitocondrial. Las estrategias más exitosas en la amplificación de ADN son las que recurren a secciones medianas, pues la de MPS es demasiado sen­sible, al igual que las que usan un número mayor de 250 pb. Los posibles responsables de la inhibición de la amplificación de la PCR en las muestras estudiadas son los ácidos fúlvicos, húmicos y taninos, productos de la millard, y el mismo ADN degradado, a causa de procesos taxonómicos naturales.293

Este estudio conlleva a considerar que los tratamientos postmortem de los cuerpos, tales como la cremación y el uso de sustancias oleaginosas -posible­mente la bija- producen fijación de biomoléculas y su inhibición en la extrac­ción de ADN. Esto afectó considerablemente los productos de aislamiento y amplificación.

Figura 67. Cráneo alargado de El Estadio, tumba 45.

293 F. Rodríguez, 2003, p. 269

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184 PUEBLOS, RITUALES Y CONDICIONES DE VIDA PREHISPÁNICAS EN EL VALLE DEL CAUCA

CHIBCHA ARAWAK KARIB

SLPJ±m^M^iLSl9!oJíYl

Figura 68. Dispersión de familias lingüísticas de Colombia (Ortiz, 1965:33)

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LOS PRIMEROS VALLECAUCANOS Y SUS ORÍGENES 1 8 5

Los estudios dentales donde se compara una muestra de Obando con grupos vecinos, con base en solo cuatro rasgos morfológicos, conducen a plantear un aporte genético desde Ecuador, "mediante una migración regional ocurrida durante el período tardío en ambas regiones".294 No obstante, este trabajo ob­serva serios problemas metodológicos pues no se establece ni el tamaño de la muestra ni la metodología seguida; el empleo de solo cuatro rasgos de poco valor taxonómico diferenciador -incisivos en pala, metaconulo, Carabelli, protostílido- no ofrece un cuadro objetivo; finalmente, la matriz de distancias, por el contrario, apunta a una mayor cercanía con el grupo de Cuba (21,7) que con Ecuador (95,9) y Páez (68,2).

En consecuencia, podemos afirmar que el poblamiento de la llanura del río Cauca es bastante antiguo y se puede remontar quizá a principios del Holoceno -hace cerca de 10.000 años-; las poblaciones prehispánicas más antiguas del Valle del Cauca comparten un tronco ancestral común con los chibchas de los Andes Orientales; estos cazadores recolectores debieron ser similares a los dolicocéfalos hallados en las excavaciones del Estadio del Deportivo Cali (Figura 67); la pobla­ción agroalfarera temprana -llama- se extendió hasta Buga y Guacarí, y contribu­yó a la formación de la tardía -Sonso, Bolo y Quebrada Seca; la población agroalfarera tardía del norte del Valle (culturalmente Quimbaya) y de la cordillera Occidental (Dagua) tiene múltiples orígenes, con apreciable influencia Karib.

ESCALA 0 5 10 1 5 2 0 2 5 GRUPO + + + + + +

S. Bárbara

Guacarí

Buga

Cerrito

Coronado

Estadio

Quimbaya

Dagua

J

J

Figura 69. Dendrograma de distancias euclfdeas craneométricas mediante el método de Ward de grupos masculinos del Valle del Cauca.

294 Carlos David Rodríguez, Antropología dental prehispánica. Variación y distancias biológicas en la población enterrada en el cementerio prehispánico de Obando, Valle del Cauca. Colombia entre los siglos VIH y XIII d.C. Cali, Syllaba Press, 2003, p. 114, 119.

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186 PUEBLOS, RITUALES Y CONDICIONES DE VIDA PREHISPÁNICAS EN EL VALLE DEL CAUCA

ESCALA GRUPO

Cerro Luna

La Pica

Guajira

Motilón

Huila

Muisca Bogot

Muisca Sogam

Herrera

Valle Chitarero

Paraná

Fueguino

Taino

Suriname

Panche

Quimbaya

Guane

Nariño

Aruba

HOHL

HOLL

Atacama

Paucarcancha

ARHL

San Damián

Chicama

ARLL

Botocudo

Muisca Tunja

Tequendama

Aguazuque

Siboney

Lagoa Santa

Lache

J

J J

J

10 -- + -

15 -- + -

20 -- + -

25 -- +

J

Figura 70. Dendrograma de distancias euclídeas craneométricas mediante el método de Ward de grupos masculinos de Sudamérica y Caribe.