Prospección arqueológica en Punta Patache Norte de Chile, I Región

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Universidad de Chile Facultad de Ciencias Sociales Departamento de Antropología Prospección arqueológica en Punta Patache Norte de Chile, I Región Práctica profesional Informe Final Profesora Guía: Victoria Castro Alumna: Jimena Valenzuela Santiago 2002

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Práctica profesional, prospección en Punta Patache, I región de Chile. Por Jimena Valenzuela.

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Page 1: Prospección arqueológica en Punta Patache Norte de Chile, I Región

Universidad de Chile Facultad de Ciencias Sociales Departamento de Antropología

Prospección arqueológica en Punta Patache Norte de Chile, I Región

Práctica profesional

Informe Final

Profesora Guía: Victoria Castro

Alumna: Jimena Valenzuela Santiago 2002

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Resumen La costa desértica de interfluvio del Norte de Chile es un espacio geográfico que pese a sus características ambientales extremas, ha sido habitado desde la prehistoria hasta la actualidad. Su condición de área geográfica marginal en relación a los espacios más productivos de la costa desértica fértil, está determinada por la crítica escasez de agua; principal limitante para el desarrollo de las poblaciones humanas aquí asentadas. Estas características la convierten en un área con baja densidad poblacional durante tiempos prehispánicos. Las poblaciones que aquí habitaron, a diferencia de las que ocuparon la costa desértica fértil, se vieron imposibilitadas para generar una vía de desarrollo agromarítimo, producto de esta limitante ecológica. No obstante, diversos grupos humanos han arribado y se han establecido en esta costa interfluvial a lo largo de toda la secuencia ocupacional. Los estudios arqueológicos realizados en el área costera interfluvial ubicada al sur de la ciudad de Iquique son escasos y son muy pocas las prospecciones y excavaciones sistemáticas llevadas a cabo en este sector. Este trabajo pretende contribuir al conocimiento de la prehistoria regional mediante el estudio del sector arqueológico de Patache, ubicado 70 km. al sur de la ciudad de Iquique, y que ha sido ocupado intensamente a lo largo de toda la secuencia prehispánica e histórica. Nuestro trabajo consiste en una sistematización de la información ya existente acerca de este lugar, más un análisis interpretativo de la información recabada durante una prospección arqueológica preliminar, que hemos realizado en el sector. 1. Introducción Nuestra área de estudio se ubica en la costa desértica del Norte Grande chileno, específicamente en la costa arréica o de interfluvio, que abarca desde Pisagua por el norte, hasta el río Loa por el sur y que presenta condiciones de extrema aridez, debido a la inexistencia de cursos superficiales de agua y la escasa o nula cantidad de precipitaciones anuales. Los escasos recursos hídricos están constituidos por aguadas y vertientes, ubicadas generalmente en los cerros de la Cordillera de la Costa. No obstante, atenuando la condición de desierto, existe en esta zona un mar muy pródigo, que en el pasado proveyó la mayor parte de los recursos subsistenciales. Los grupos humanos que habitaron esta costa desértica supieron aprovechar al máximo los recursos naturales que aquí existían, generando estrategias adaptativas

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altamente eficientes, lo cual posibilitó su supervivencia en estas tierras. Existe sin embargo, un importante recurso hídrico en esta costa que también proviene del mar y que no ha sido suficientemente considerado en términos de la apreciación arqueológica del paisaje: la niebla. Este fenómeno, presente en las costas de África, América y Australia, constituye una fuente de agua aprovechable por parte de las poblaciones humanas actuales mediante una tecnología relativamente simple, a la vez que alimenta variados ecosistemas, tanto en regiones densamente vegetadas como en áreas desérticas (Cereceda et al. En prensa). En los desiertos costeros del sur del Perú y norte de Chile, la niebla comúnmente denominada camanchaca, hace posible la existencia de los ecosistemas de lomas, que actualmente son conocidos como oasis de niebla. La condición de oasis de estos lugares se ha atribuido en función de la flora y fauna que habita en ellos; no obstante, esta característica también tiene una connotación para los grupos humanos del pasado, que no ha sido aún explorada. La existencia de recursos vegetales y faunísticos, sumada a la presencia de fuentes de agua en algunos casos, convierten a estos lugares en verdaderos oasis; islas de vida insertas en el ambiente desértico predominante. La posibilidad de que haya existido un aprovechamiento de la niebla como recurso de agua en el pasado es considerada por Núñez y Varela (1977-78), quienes al analizar la distribución de los recursos de agua de la costa del Norte Grande chileno y su relación con el poblamiento prehispánico, advierten la importancia de la niebla en la génesis de aguadas, provocadas por la condensación de neblinas en la Cordillera de la Costa. Núñez menciona además que, según información proporcionada por F.H. Humberstone proveniente de la mitad del siglo XIX, para el área de Pisagua en la Cordillera de la Costa: "varios restos de estacas de madera y bateas de cuero de lobo abandonadas, fueron vistas en la línea de altas cumbres, aunque no fue posible determinar la época de su utilización". Según el autor, el conocimiento prehispánico de la utilidad del agua condensada en la Cordillera de la Costa, puede servir como el antecedente más temprano de las actuales investigaciones que se realizan en el Norte de Chile (Núñez y Varela 1977-78). Dada la vital importancia del agua para las poblaciones humanas y la crítica escasez de este recurso en ambientes desérticos, Núñez infiere que los patrones de asentamiento y uso del espacio en la costa árida durante tiempos prehispánicos, estuvieron determinados y limitados por la disponibilidad y accesibilidad a los recursos

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de agua existentes en el área. En este contexto, las fuentes de agua constituyen un factor nucleante de la población y, necesariamente, donde existen concentraciones importantes de población existe también una fuente de agua. O más bien al revés; donde hay agua se establecieron los grupos humanos. Este trabajo pretende sistematizar y dar a conocer información inédita acerca de un lugar arqueológico de especiales características en el contexto de la prehistoria de la zona. Se trata de Patache, sector que reúne una serie de condiciones que lo hacen gravitante para las poblaciones prehispánicas del área y que fue intensamente ocupado hasta tiempos históricos. Alto Patache constituye uno de los cuatro "oasis de niebla" existentes en la costa aledaña a la ciudad de Iquique y presenta una importante variedad de vegetación y fauna, entre la que se encuentran guanacos y zorros. Aquí existió una antigua aguada aparentemente generada por la condensación de la niebla o camanchaca, -que se encuentra asociada a una gran cantidad de fragmentería cerámica prehistórica-; y una cantidad importante de sitios arqueológicos diversos. Este lugar presenta un inusual estado de conservación, debido a que ha permanecido inaccesible hasta la construcción de un camino para la instalación de torres de alta tensión, hace unos seis años atrás. Desde entonces existe en el lugar un proyecto científico de investigación dedicado al estudio de la niebla y del ecosistema asociado a ella, que ha generado una gran cantidad de información. Existen en este lugar una gran cantidad y variedad de sitios arqueológicos, que han sido detectados en prospecciones no sistemáticas por los investigadores del proyecto. Incluso se han levantado algunos materiales; no obstante creemos que el impacto es mínimo y que el lugar presenta un gran potencial para el estudio arqueológico científico a futuro. Se observan además en esta zona varios senderos, entre los que pueden distinguirse, en función de sus características, al menos tres tipos diferentes: a) senderos de guanacos; b) senderos usados por personas en tránsito por el oasis; y c) caminos troperos que conectan con tierras interiores y se dirigen a las guaneras de Punta Patache y a Pabellón de Pica (Ver figura 1 en anexos). Pretendemos en este trabajo, sistematizar y dar a conocer la información proveniente de una prospección arqueológica preliminar que hemos realizado en esta área, con el fin de generar un registro exhaustivo de los sitios arqueológicos presentes en la zona. Dada la gran extensión del área de estudio; 20 km cuadrados, y a la existencia de unidades geográficas bien definidas, el área de prospección ha sido dividida en tres

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estratos; de los cuales se ha elegido uno para efectuar la prospección inicial. Este trabajo constituye mi práctica profesional, que llevaré a cabo como un estudio exploratorio preliminar, que me permitirá contextualizar un futuro estudio integral del área dedicado a las poblaciones iniciales, y que realizaré con ocasión de mi memoria de título. 2. ANTECEDENTES BIOGEOGRÁFICOS 2.1. Caracterización geográfica La costa desértica del extremo norte de Chile tiene dos zonas bien diferenciadas: a) la costa desértica fértil, que se extiende desde Arica a Pisagua y se caracteriza por que los ríos que se originan en la cordillera cruzan la depresión intermedia y desembocan en el mar, conformando valles y profundas quebradas provistos de agua y vegetación; en este sector no existen relieves que encierren las aguas provenientes de la región andina y, en consecuencia estas escurren hacia el oeste. Sin embargo, mucha de esta agua se infiltra en las quebradas intermedias, sin poder continuar su trayecto hacia la costa, donde los ríos desaguan esporádicamente sólo cuando las precipitaciones en la cordillera son abundantes. La otra zona es: b) la costa desértica árida, arréica o de interfluvio, que se extiende desde Pisagua hasta el río Loa. Su característica principal es la total ausencia de cursos superficiales de agua. No existe aquí ningún cauce activo de agua, exceptuando el río Loa, que debido a las características de su desembocadura, no es comparable a los valles ubicados más al norte. La cordillera del Medio, el cordón de Chuquicamata y la cordillera de Domeyko, retienen las aguas de la región andina impidiendo su descenso hacia el mar. Estas aguas se infiltran en una cuenca interior denominada Pampa del Tamarugal. En esta franja costera los únicos recursos de agua están constituídos por vertientes subterráneas de aguas sálobres y aguadas surtidas por la condensación de las neblinas costeras o camanchacas, en ciertos sectores del acantilado costero. Los rasgos geográficos principales de este litoral son las planicies litorales o terrazas marinas y la Cordillera de la Costa. En la costa de interfluvio las terrazas marinas tienen una extensión promedio de 3 km de ancho, hasta el pie de la Cordillera de la Costa, la que alcanza alturas entre los 800 a 2000 metros. Su orientación general es norte-sur y separa las planicies costeras de la depresión intermedia, constituida por la Pampa del Tamarugal.

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Esta franja litoral presenta un clima desértico costero, con baja oscilación térmica entre día y noche e invierno y verano. La humedad relativa es alta, alcanzando un 77% y las precipitaciones son muy escasas, produciéndose cada 5 o 10 años; coincidiendo con el fenómeno de El Niño. La vegetación costera característica es la vegetación de lomas que se desarrolla en los faldeos de la Cordillera de la Costa a expensas de la humedad proporcionada por la camanchaca y sólo en ciertos sectores privilegiados. 2.2. Geomorfología del área arqueológica de Patache El área arqueológica de Patache se ubica a 70 km. de la ciudad de Iquique, en dirección al sur por la ruta costera A-1 que conecta con la ciudad de Tocopilla. Este sector está constituido por cinco rasgos geomorfol¢gicos, que han sido descritos por Moragas (1977) para la caracterización del Distrito Arqueol¢gico de Cáñamo, lugar que coincide parcialmente con nuestra área de estudio. Esta descripci¢n será brevemente recapitulada aquí. Los rasgos geomorfológicos son de este a oeste: 1) Pampa de Alto Patache: se ubica inmediatamente al este de la Cordillera de la Costa y consiste en una extensi¢n planiforme con una altitud promedio de 600 m.s.n.m. Esta planicie es interceptada por leves surcos que permiten un acceso más o menos continuo hacia la Pampa del Tamarugal. 2) Cordillera de la Costa: es el relieve más destacado del área, posee una orientación general norte-sur que es modificada por dos alteraciones; a) Punta Patache, que se orienta hacia el mar y b) una curvatura hacia el sur que da lugar a una ensenada. Su cota cuspidal es de 759 m.s.n.m. y en un espacio aproximado de 1,5 km. desciende abruptamente hasta la cota 50, constituyendo un barranco muy pronunciado. Al oeste de la cordillera, existe un espacio planiforme y bajo que se extiende hasta los contornos de Caleta Cáñamo. Hacia el sur, el barranco se apega al Pacífico estrechando la planicie litoral. 3) Terrazas marinas: están constituidas por 2 niveles de aterrazamientos. La terraza 1 constituye el nivel más alto, cuyos mejores remanentes están apegados al barranco de la Cordillera de la Costa en el sector norte del área de estudio. Esta terraza sube por un cliff antiguo de unos 150 metros hacia el interior y frente a Caleta Cáñamo se aprecia como una leve cornisa de 20 metros de ancho, adosada a la Cordillera. Hacia el sur la terraza se altera y en Punta Patache sólo quedan restos de cerros escollos pertenecientes a esta terraza. Los cerros de Punta Patillos y

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Punta Patache son parte de ella y eran cerros islas cuando se labró la terraza. Los componentes más destacados de esta terraza son conchas de pelecípodos y glicémeris, en menor cantidad (J. Varela, en Moragas 1977). Esta terraza es interrumpida por un aluvión constituyendo una quebrada poco importante de unos 100 metros de profundidad, que asciende hacia el interior y que pudo reactivarse con peque¤as avalanchas de agua y barro producto de lluvias torrenciales. Esta quebrada corresponde a una zona de convergencia entre la roca ígnea intrusiva y roca efusiva intermedia, presentando afloramientos de cobre y buenas condiciones para el desarrollo de la minería. Por otra parte, según el geólogo Juan Varela, esta quebrada pudo aportar sedimentos arcillosos, que junto con arcillas de las salbandas o jaboncillo, formadas a lo largo de las vetas mineralizadas, podrían aportar arcillas de procedencia local (Moragas 1977). La terraza 2 constituye el nivel inferior y se observa claramente al norte de Caleta Cáñamo como un relieve planiforme y extenso. Esta terraza está mejor difundida que la anterior y asciende desde los acantilados costeros (cliff muertos) 70 a 80 m.s.n.m. hasta alcanzar su máxima expresión a los 100 metros de altitud. Esta terraza se compone de restos de conchas, especialmente de glicémeris, Argopecten, gastrópodos, sal y clastos poco rodados. Paleo-península: Punta Patache está constituida por afloramientos de elevaciones moderadas que se prolongan hacia el norte conformando un relieve local a modo de paleopenínsula. Este relieve se acuña formando un vértice final muy cercano a Caleta Cánamo constituyendo leves barrancos que descienden al litoral; hacia el occidente, el decenso es gradual, diluyéndose aquí en un extensa playa fósil. En esta vieja península existen afloramientos rocosos dispersos con depósitos marinos y ocupaci¢n humana concentrada. Paleo-golfo: Ambas terrazas son interrumpidas en el sector de Caleta Cáñamo por una explanada que se prolonga desde el mismo nivel del mar hasta 80 a 100 metros al interior, alcanzando el borde de la costa. Esta depresión o explanada fue un fondo marino y está constituida por conchas, formando un golfo extenso que se orienta hacia el sureste. Esta es una antigua bahía bastante cerrada, la cual se fue retrotrayendo gradualmente hasta constituir la actual playa de Cáñamo. Litoral: Es rocoso y con escasas playas de arena. Hacia Punta Patache el barranco cae abruptamente al mar. Al norte de Punta Patache existen roqueríos bajos de mejor acceso y mayor utilidad económica, que entran en contacto con Caleta Cáñamo. Más al norte, se encuentra playa Patillos que consiste en una extensa bahía de

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playa arenosa con una densa ocupación humana prehistórica. Al sur de Punta Patache existe una extensa playa de arena que actualmente se denomina La Sal. Inmediatamente al sur de La Sal se encuentra Chauca, una playa que antiguamente tenía un fondo constituido por bolones esféricos, los que con los años han sido extraídos por completo, quedando el fondo marino totalmente arenoso. En esta playa no existen afloramientos rocosos y es poco apta para la ocupación humana por ser muy ventosa y desprotegida. 2.3. Recursos naturales del área de Patache En Punta Patache existen densas acumulaciones de guano a causa de la concentración de aves marinas, que han habitado el lugar a lo largo de miles de años; producto de esta presencia se conformaron las guaneras de Patache. En la punta alta de Patache se encuentra el guano rojo fósil y en la actual Punta Patache se halla el guano blanco, de acumulación actual y subactual. El guano blanco fue utilizado en tiempos prehispánicos tardíos como fertilizante en oasis y valles cercanos, hecho que lleva a Moragas (1977) a suponer que la explotaci¢n del guano pudo constituir una causa de la ocupaci¢n del área por poblaciones agrarias tardías. La explotación del guano también fué una de las causas de ocupación del lugar en tiempos históricos. En cuanto a los recursos marinos, primero repasaremos algunas consideraciones generales respecto a las características ecológicas de la costa sur del Pacífico. Por su ubicaci¢n en el borde occidental del continente sudamericano, este litoral es bañado por corrientes frías subantárticas que hacen posible una alta productividad primaria; causada por los nutrientes que las surgencias marinas hacen aflorar desde el fondo del mar. Las aguas surgentes mantienen un abastecimiento permanente de los elementos biogénicos en las capas superficiales; esto favorece la proliferación de plantón y el desarrollo de las cadenas tróficas que se generan a partir de él (Schiappacasse y Niemeyer 1984). La alta productividad marítima primaria de este litoral también se debe a que participa de los altos valores de insolación, derivados del paso del núcleo de insolaci¢n de América del Sur y al alto contenido de sales nutrientes, producto de las surgencias de aguas frías de la corriente de Humboldt. La energía solar y las sales nutrientes son aprovechadas por el fitoplanton a través del proceso de fotosíntesis (Schiappacasse y Niemeyer 1984). Según Llagostera, la corriente de Humboldt establece un ecosistema marítimo anómalo o menos maduro que el del océano vecino, vale decir un ecosistema con gran flujo de energía y cadenas alimenticias cortas, baja diversidad de especies y alta producción por biomasa. Su estructura ecológica presenta cadenas tróficas

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cortas y se caracteriza por lo prolífico de los organismos; por ejemplo, los peces pelágicos costeros están representados por inmensas cantidades de individuos de muy pocas especies, de vida relativamente corta, crecimiento rápido y elevada fecundidad (Llagostera 1989). Las concentraciones de fosfatos y otros nutrientes, más la elevada salinidad de las aguas superficiales, son indicadores de la alta productividad marítima. Esta alta productividad sufre oscilaciones estacionales causadas por la reducción de la insolaci¢n invernal. No obstante, son de mayor trascendencia los colapsos periódicos de la corriente de Humboldt, cuyas causas no se conocen todavía con exactitud. Este hecho, que se conoce como fenómeno de El Ni¤o, consiste en la invasión de aguas ecuatoriales de alta temperatura y bajo contenido de oxígeno. Sus consecuencias son una baja productividad de fito y zooplanton y la emigración o extinción en gran n£mero de los predadores. Este fenómeno se produce con una periodicidad irregular, pero en forma marcada cada 25 a 40 años (Llagostera 1989). La corriente de Humboldt condiciona además una extrema aridez al impedir las precipitaciones. Sin embargo, en la zona litoral este efecto se aminora por la formación de condensaciones de neblinas costeras o camanchacas, las cuales impiden un calentamiento extremo de la tierra y favorecen el desarrollo de comunidades vegetales resistentes a la sequía en los cerros de la Cordillera de la Costa. Los consumidores primarios de la cadena alimenticia marítima son peces herbívoros (sardinas y anchovetas), cetáceos y una alta variedad de moluscos. Los consumidores secundarios están representados por varias especies de peces, aves y mamíferos marinos. Las especies marinas que habitan este litoral han sido mencionadas por Schiappacasse y Niemeyer (1984) y serán brevemente recapituladas aquí. Esta información ha sido complementada con datos específicos del área de estudio que fueron tomados del Estudio de Impacto Ambiental realizado en Patache por Moragas (1996). Los mamíferos marinos cercanos a la costa son el lobo de mar (Otaria flavescens) y (Arctocephalus australis) o lobo de dos pelos y el chungungo (Lutra felina). Mar afuera se encuentran diversas especies de cetáceos como el calderón negro (Globicephala malaena), el delfín común (Delphinus delphis), tunina (Lagenorthyntus obscurus) y el cachalote (Phiseter macrocephalus). Aves marinas: garuma (Larus modestus), pilpilén (Haematopus ater), gaviota dominicana (Larus dominicanus), gaviota peruana (Larus belcheri), gaviota de Franklin (Larus pipixca), piquero (Sula

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variegata), pelícano (Pelecanus thagus), pato guanay (Phalacrocorax bougainvillii), cormoranes: pato cuervo (Phalacrocorax olivaceus) y pato lile (Phalacrocorax gaimardi). En los roqueríos: pinguino de Humboldt (Spheniscus humboldti), golondrina de mar chica (Oceanites gracilis), huairavo (Nyctiocorax nyctiocirax), guila pescadora (Pandion haliaetus), gaviotín elegante (Sterna elegans), gaviotín monja (Larosterna inca), churrete costero (Cinclodes nigrofumosus). Peces pelágicos: albacora (Xipias gladius), dorado (Coryphaena hippurus), palometa (Stromateus stellatus), y bonito (Sarda chilensis). Peces cercanos a la playa: jurel (Trachurus murphyi), cabinza (Isacia conceptionis), corvina (Cilus gilberti), anchoveta (Engraulis ringens), corvinilla (Stellifer minor), cojinova (Seriolella porosa), jerguilla (Aplodactylus punctatus), roncacho (Scartichthys viridis), pichiguén (Menticirrhus ophicephalus), lenguado (Paralichthys sp.), pintadilla (Cheiladactylus variegatus) y jergilla común (Aplodactilus punctatus). Peces de roca: vieja (Graus nigra), pejeperro (Semicossyphus maculatus), pez hacha (Lepidopus australis), chalaco (Auchenionchus microcirrhis), tomoyo (Auchenionchus variolosus), mulato (Pimelometopon darwini), rollizo (Mugiloides chilensis) y pejesapo (Sicyases sanfguineus). Peces abisales: congrio (Genipterus sp.) Moluscos: univalvos: caracol negro (Prisogaster niger y Tegula atra), loco (Concholepas concholepas), lapas (Fisurella spp.), apretador (Chitón sp.). Bivalvos: choro zapato (Choromytilus chorus) hoy prácticamente extinguido; chorito maico (Perimytilus purpuratus), macha (Mesodesma donacium), almeja (Protothaca thaca y Euromalea rufa). Cefalópodos: pulpo (Octopus vulgaris), jibia (Dosidicus gigas). Crustáceos: jaiba de los huiros o talicuna (Taliepus marginatus), pulga de mar, (Emerita analoga), cangrejo de arena (Ocipodes sp.), erizo verde (Loxechinus albus). Algas del intermareal: luche (Ulva sp.), Lessonia nigerens y Porphyra columbina. La abundancia de fauna marina del Océano Pacífico posibilitada por la corriente de Humboldt se ve reforzada en el sector de Patache por su geomorfología. Según los estudios realizados por geógrafos de la Universidad Católica (Cereceda et al. 2001), esta área y en general todas las "puntas" litorales se caracterizan por ser sectores de surgencias marinas, hecho que les otorga un mayor contenido de oxígeno y por ende, una mayor cantidad de fito y zooplancton; lo que deriva en una mayor cantidad y variedad de

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fauna marina. Esto se ve corroborado por la presencia de grandes concentraciones de aves marinas, que a través del tiempo han generado enormes depósitos de guano. También avalan esta afirmaci¢n las densas loberas presentes en el lugar; existen aquí dos especies de lobos marinos: (Otaria flavescens) y (Arctocephalus australis) o lobo de dos pelos, que se concentran en Punta Patache. También abunda el chungungo (Lutra felina). En cuanto a los recursos de agua, tal como mencionamos anteriormente, no existe en este litoral ningún curso de agua activo. Los investigadores que han estudiado el área (Núñez y Varela 1967-68; Nuñez y Moragas 1977 y 1983; Moragas 1977) plantean que, debido a la presencia estable y más o menos continua de asentamientos humanos en el sector, debió existir aquí algún leve recurso de agua local. Se menciona la posibilidad de que exista un depósito de agua en la Cordillera de la Costa producto de la acumulación de neblinas, sin embargo los autores creen más factible la existencia de un afloramiento hídrico en el área de Patillos. Con respecto a este punto, Moragas (op.cit.) señala que, mariscadores del sector le comunicaron acerca de la existencia de las llamadas "cuevas de Patillos", que corresponderían a filtraciones de agua usadas en el pasado, consistentes en cuevas naturales apegadas a la línea de costa, que han sido relabradas intencionalmente con el fin de obtener agua. Esta agua provendría de una falla y sería salobre. Una situación similar a esta se da más al norte en la antigua aguada de Bajo Molle. Sin embargo, los autores manifiestan que hasta la fecha de sus investigaciones, no se ha logrado ubicar en el sector la antigua aguada, la que podría incluso ubicarse fuera del Distrito Arqueológico de Cáñamo. Núñez y Varela (1967-68) distinguen dos tipos de aguadas para la costa árida: a) aquellas que son producto de aguas que se infiltran por fallas geológicas y brotan del suelo (manantiales) y b) aquellas que son producto de la condensación y acumulación del agua de neblina, y constituyen depósitos de agua generados exclusivamente por la condensación de las neblinas o camanchacas; fenómeno que se provoca por el choque de las nubes, que son arrastradas por vientos sur y suroeste, contra una superficie rocosa impermeable, constituida por una proyección del farellón de la Cordillera de la Costa hacia el mar. Este fenónemo de condensación nubosa se produce en ciertos accidentes geográficos denominados "puntas" (p.e. Punta Patache, Punta de Lobos, Punta Gruesa), en donde la cordillera de la Costa presenta alturas considerables, de alrededor de unos 800 a 900 metros, que se proyectan marcadamente hacia el oeste en forma de puntas. Aportamos a estos antecedentes la localización de la aguada de Alto Patache, identificada por investigadores de la Universidad Católica (Cereceda y colaboradores) y que correspondería a una

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aguada del tipo b propuesto por Núñez y Varela (op.cit). Este sitio se ubica en la UTM Norte 76 97 012 y UTM Este 379 773 a una altitud de 762 m.s.n.m. y consiste en una gran piedra orientada hacia el suroeste que condensa la humedad de la camanchaca. Junto a esta gran piedra se han dispuesto bloques de piedra de tamaño menor conformando una pirca semicircular con el objeto de acumular el agua. Incluso pareciera que el piso está compuesto por un relleno artificial, hecho con el mismo fin (ver figura 2, 3 y 4 en anexos). Se puede observar un perfil expuesto que deja en evidencia el detalle de la estratigrafía. Los materiales culturales están constituidos por abundantes fragmentos de cerámica prehispánica, principalmente monócroma y los fragmentos son de gran tama¤o. Entre estos se aprecian bordes evertidos, bocas anchas y paredes de cuerpos globulares. También se han encontrado fragmentos decorados, los que lamentablemente han sido levantados. Además se registran restos malacológicos, representados por locos (Concholepas concholepas), y varias especies de lapas (Fisurella spp.), todos de gran tamaño, también se registran chitones. La densidad de los materiales es alta y la dispersión de estos es amplia, alcanzando los 200 metros cuadrados al menos y extendiéndose principalmente hacia abajo, producto de la fuerte pendiente, que alcanza entre 45 y 50 grados. Se observa erosión de las piedras por termoclastía, es decir, a causa de los cambios bruscos de temperatura entre día y noche, y todas las rocas están cubiertas de líquenes producto de la humedad del ambiente, que actualmente es importante, sin embargo, no alcanza para acumular agua suficiente como para beber. Esta zona participa plenamente de la influencia del oasis de niebla y las causas de la desecación de la aguada serían las mismas atribuidas al desecamiento del oasis, que serán discutidas más adelante. Núñez y Moragas (1977) plantean que el déficit de agua local en el área habría sido una limitante para el desarrollo de los asentamientos humanos en el sector, lo cual se podría comprobar por las estructuras monticulares y restringidas de los basurales, que corresponderían a los desperdicios dejados por una población de baja densidad que persistió con cierta estabilidad dentro del área. Con respecto a los recursos terrestres, tanto animales como vegetales y otros, estos se encuentran en el sector de Alto Patache. Antes de entrar en este tema, revisaremos algunas consideraciones previas que nos permitirán entender el fenómeno de la niebla y contextualizar sus recursos naturales. 2.4. Factores geográficos y climáticos que determinan la presencia de la niebla

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La niebla costera, comúnmente denominada camanchaca es definida por Cereceda et al. (2000) como: "una masa de aire que contiene infinitas gotas de agua que reducen la visibilidad a menos de 1 km. Estas gotas tienen un diámetro muy peque¤o (menor de 40 micrones) y pueden ser colectadas mediante sistemas naturales o artificiales". En el litoral sudamericano comprendido por la costa sur del Perú y norte de Chile, el origen de la niebla se halla en la formación de nubes estratocúmulos generadas en el mar, y que avanzan hacia el continente arrastradas por el viento. De la misma manera, el régimen de vientos generado por los centros de presión, tiene su origen en este nivel de interacción océano-atmósfera. La presencia de niebla en estas costas se ve favorecida por la presencia de tres elementos; a) el Anticiclón del Pacífico Suroriental, que genera una inversión térmica a lo largo de la costa impidiendo la formación de las típicas nubes tropicales de estas latitudes; b) la influencia de la Corriente fría de Humboldt que otorga una gran estabilidad e intensifica la presencia de la niebla; y c) los vientos alisios con sus componentes oeste, suroeste y sur. (Osses et al. 1998) El análisis de imágenes satelitales permite a Osses y colabordores (op.cit.) plantear que la nube estratocúmulo se genera varios cientos de kilómetros al oeste en el Pacífico, más allá de la ubicación general de la Corriente de Humboldt, por lo que no puede asociarse el orígen de la nube a ella; sin embargo sí se puede inferir un reforzamiento de los procesos generadores de la niebla a la llegada de la masa nubosa al continente. Existen además factores a nivel regional que determinan la presencia de la niebla y se relacionan directamente con el relieve, que debe ser apto para interceptar la nube, lo que implica que debe tener suficiente altitud. Por otra parte, la topografía del relieve local influye la formación de centros de presión que definen los desplazamientos del viento. La forma del relieve costero determina la presencia de surgencias de aguas frías en las llamadas "puntas", que refuerzan la niebla en su contenido líquido (Cereceda et al. 2001). Osses et al. (1998) han señalado como factores determinantes: el alto de las monta¤as (sobre 800 m.s.n.m.); la altitud del terreno; la existencia de valles transversales; la forma de la línea de costa; la distancia de la costa; la dirección del viento y la existencia de surgencias marinas. 2.5. NIEBLA Y VEGETACIÓN 2.5.1. Los oasis de niebla del desierto costero del sur del Perú y norte de Chile

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En los desiertos costeros de Chile y Perú, en los faldeos de la Cordillera de la Costa y bajo la influencia de la camanchaca, se desarrolla un tipo de vegetación baja que se conoce como vegetación de lomas. Estas formaciones también son conocidas como "franja fértil" (Johnston 1929), y "oasis de niebla" (Follmann & Weisser, 1966; Sielfeld et al. 1995; Muñoz - Schick et al, 2001; Cereceda et al. (1997). Jiménez (1998) ha descrito este tipo de vegetación como "islas de vegetación", o bien, "oasis de neblina". Según este autor, estos ecosistemas deben su existencia a una delgada nube estratocúmulo, que se transforma en una fuente proveedora de humedad para la vegetaci¢n, la que ha adaptado sus estructuras para interceptar la humedad atmosférica. En relación al número de especies, Dillon (1988) estima, para la formación de lomas peruanas, 72 familias, 284 géneros y 557 especies, y para el Desierto de Atacama 73 familias, 196 géneros y 373 especies. De un total de cerca de 1000 especies registradas en la costa de Perú y Chile, sólo 68 (7%), comparten el área de distribución (Rundel 1991). En la actualidad, la formación de lomas, presenta un gran desarrollo vegetacional en el sur del Perú, pero en Chile, sólo se encuentra en escasos y reducidos sitios de la cordillera costera chilena, entre Cerro Camaraca, ubicado al sur de Arica, y hasta la latitud de Paposo - Taltal, al sur de Antofagasta (Larrain 2002). La aparición de una gran cantidad de hierbas anuales y perennes se produce cada 5 a 10 años, con la presencia de un evento Niño. La abundancia de plantas presentes en un área, depende de la cantidad de humedad o lluvia presente en el lugar (op. cit.). Durante el fenómeno de El Niño, 1997 y 1998, Pinto (1999) realizó un recorrido a pie por cuatro oasis de niebla ubicados al sur de la ciudad de Iquique: Punta Gruesa, Punta Patache, Punta de Lobos y Alto Chipana (Pinto 1999). Durante sus expediciones, pudo encontrar 45 especies en total, pertenecientes a 28 familias y 38 géneros diferentes, de las cuales 16 corresponden a especies endémicas, 28 nativas y una adventicia. Entre ellas, 18 amplían su rango de distribución hacia el norte, 5 amplían su rango de distribución hacia el sur, y se constató la presencia de 3 especies que nunca antes habían sido registradas para Chile (op.cit.), apareciendo también una especie nueva para la ciencia: Alstroemeria lutea (Muñoz - Schick 2000). De acuerdo con los últimos avances de las investigaciones botánicas en los oasis de niebla de la costa de interfluvio, Pinto y colaboradores (2001) concluyen que, la existencia de la abundante vida vegetal presente en estos oasis ha sido ignorada o no considerada por autores como Rundel y Dillon (1998) quienes afirman explícitamente en su último artículo que "no existe una formación de lomas rica en especies vegetales en la costa

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hiperárida cercana a Iquique". A la luz de los nuevos descubrimientos botánicos que se han efectuado en esta área, afirmaciones como estas son insostenibles. El gran número de especies, géneros y familias constatados en estos oasis de niebla, avalan la necesidad urgente de realizar un estudio exhaustivo de esta flora costera desconocida (Pinto et al. op.cit.). En los ecosistemas de niebla de la cordillera de la Costa de Tarapacá, Muñoz-Schick et.al. (2001) diferencian cuatro formaciones vegetales: 1. Formación de hierbas anuales y perennes geófitas de bulbos y rizomas. 2. Formación de matorral perenne: caracterizado por arbustos y subarbustos de hasta 80 cm. de alto y por grandes cactáceas del género Eulychnia. 3. Formación de líquenes. 4. Formación monoespecífica de tillandsia. Esta área de Tarapacá es rica en especies de bromeliceas, las que crecen sobre el sustrato arenoso, existiendo en la zona costera de Chile y Perú, donde las condiciones son similares, seis especies de Tillandsias: T. purpurea, T. latifolia, T. capillaris, T. marconae, T. werdermanii y T. landbeckii. (Rundel y Dillon 1998). Entre 1997 y 1999 Cereceda y colaboradores (Cereceda et al. 1997 y 1999) estudiaron los corredores de penetración de la niebla del desierto de Tarapacá, analizando los tipos de vegetación indicadora de la presencia de niebla en el desierto costero y del interior. Es así, como se estudiaron las Tillandsias o "claveles del aire", especie representativa de las lomas. En esta área interior de Tarapacá se encuentra la especie Tillandsia landbecki, la cual fue analizada en un tillandsial ubicado a 12 km de la costa. Este se encontró en mal estado, aunque en el invierno de 1997 se constataron algunas tillandsias en flor. Según Cereceda y colaboradores (1999) se debe tomar con precaución la idea de que la vegetación sea indicadora de la presencia de niebla, debido a que pueden existir lugares que presentan mucha niebla, pero no registran vestigios de flora y fauna; hecho que podría deberse a procesos de desertificación por efecto de la depredación humana. La autora plantea que es difícil que la niebla sola pueda llegar a permitir la germinación de una cubierta herbácea, sin una adición de precipitación que humidifique convenientemente el suelo, tal como se produce en los años de "desierto florido" (El Niño), o en los períodos de intensa niebla y llovizna típicos de los meses de invierno y primavera en la costa peruana (Cereceda et al. op.cit.).

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Rundel identifica m s de 40 oasis de niebla en el sur del Perú y sobre 15 en el norte de Chile. Sielfeld menciona 7 oasis de niebla en la zona costera entre Pisagua y el río Loa (Sielfeld et.al. 1995). En la presente revisión bibliográfica nos limitaremos a la descripción de la vegetación del oasis de niebla de Alto Patache, analizando sus características y estado de conservación. 2.5.2. Flora de Alto Patache El ecosistema de niebla de Alto Patache, corresponde a uno de los cuatro principales oasis de niebla que se encuentran en la zona costera entre Iquique y el río Loa (Pinto et al. 2001) y, donde aún sobrevive la vegetación de lomas. Mélica Muñoz y colaboradores (Muñoz - Schick et al. 2001) según los ejemplares colectados por Pinto en 1997 - 1998, registran 40 especies en el oasis de niebla de Alto Patache. Raquel Pinto (Pinto et al. 2001) en los años subsiguientes registra un total de 44 especies; pertenecientes a 28 familias y 38 géneros diferentes, de las cuales 16 corresponden a especies endémicas, 27 son nativas, 1 es adventicia. Estas especies se indican en la tabla siguiente señalando su patrón de distribución, abundancia y estado de conservaci¢n. Tabla 1: Especies vegetales registradas en Alto Patache nombre CIENTÍFICO Nombre comun PD Abundancia ec El Ni¤o La Ni¤a Cheilanthes mollis Doradilla N (-) (-) FP Ephedra breana Pingo - pingo N ++ + FP Tetragonia ovata Escarcha, aguanosa N ++

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- FP Cyclospermum laciniatum N (-) - FP Ophryosporus cfr. Floribundus N + + FP Perityle emoryi N + - IC Polyachyrus annuus N ++ - FP Polyachyrus sphaerocephalus N + (-) FP Sonchus tenerrimus Nilhue A + (-) FP Argylia radiata Terciopelo N + - FP Eulychnia iquiquensis Copao E + + EP Opuntia berteri

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Diablillo N + (-) FP Phyrrhocactus saxifragus E (-) (-) EP Hoffmannseggia prostrata N + - FP Cleome chilensis Tacama N (-) - FP Spergularia stenocarpa E (-) (-) FP Atriplex taltalensis N + + FP Chenopodium petiolare N (-) (-) FP Suaeda foliosa N + + FP Frankenia chilensis Hierba del salitre N ++

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++ FP Loasa nítida Cardito N (-) - FP Maleshierba multiflora E (-) - FP Cristaria molinae Malvilla E ++ - FP Nolana aplocaryoides E + - FP Nolana intonsa Suspiro N + - FP Nolana jaffuelii Suspiro N +++ - FP Nolana sedifolia E ++ + FP Mirabilis elegans N (-) - IC Oxalis thyrsoidea

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E + (-) FP Gilia glutinosa N + - IC Calandrinia litoralis Pata de guanaco amarilla E + - VU Cisanthe amarantoides E + - FP Cisanthe grandiflora Pata de guanaco fucsia E + - FP Quinchamalium chilense Quinchamalí N + (-) FP Lycium deserti Chañarcillo E + + FP Lycopersicon chilense Tomatillo N (-) - FP Solanum brachyanterum Tomatillo E +

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(-) FP Solanum montanum N (-) - FP Parietaria debilis N (-) - FP Alstroemeria lutea E ++ + FP Fortunatia biflora Cebolleta, Huilli largo N + (-) FP Jarava vaginata N (-) (-) FP Leucocoryne appendiculata Huilli E +++ (-) FP Zephyra elegans Punar, Cebollín E ++ (-) FP PD: Patrón de Distribución, E: Endémica; N: Nativa, EC: Estado de Conservación, FP: Fuera de peligro; IC (VU?): Insuficientemente Conocida (Vulnerable?); VU: Vulnerable; EP: En Peligro +++ muy abundante, ++ abundante, + escasas, (-) raras, - ausente

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Fuente: Muñoz-Schick et al. 2001; Pinto R. comunicación personal En función de estos datos, podemos observar el alto grado de endemismo que presenta el oasis de niebla de Alto Patache, el cual alcanza un 36,3%. Por otro lado, la casi nula presencia de especies adventicias (2,3%), reflejaría que este es un lugar poco intervenido por el hombre. En relación a la abundancia, se puede apreciar en la tabla anterior que existen grandes diferencias entre una año Niño y un año Niña. Durante el primer fenómeno, 2 especies se presentan como muy abundantes (4,5%), 8 como abundantes (18,2%), 21 escasas (47,7%) y 13 raras (29,6). En cambio, durante el fenómeno de La Niña, la abundancia decrece presentándose 1 especie (Frankenia chilensis) abundante (2,3%), 8 escasas (18,2%), 14 raras (31,8%) y 21 están ausentes (47,7%). Esto significa que, de las 44 especies que se han podido contabilizar en un año Ni¤o, el número puede reducirse a casi la mitad en un año Niña, debido a la disminución de la niebla. Uno de los casos más representativos, es el de las hierbas anuales Leucocoryne appendiculata y Nolana jaffuelii que pasan de ser muy abundantes en un año con un evento Niño, a raras o ausentes en períodos secos. 2.5.3. Vegetación de Alto Patache Raquel Pinto realiza investigaciones en los oasis de niebla ubicados al sur de Iquique desde el año 1997, siendo la botánica más experimentada en la flora nativa de esta área. En el oasis de Alto Patache ha realizado experiencias de riego en parcelas desde el año 2001, monitoreando la respuesta de las diferentes especies vegetacionales a distintas cantidades de agua y en diferentes sustratos. Es así, como ha podido comprobar, que ciertas especies bulbosas tales como Leucocoryne, tienen una reacción casi inmediata a los primeros indicios de humedad. En el ecosistema de Alto Patache, Pinto (com.pers.) diferencia tres formaciones vegetales: 1. Formación de hierbas anuales y perennes: caracterizada principalmente por hierbas anuales como Nolana jaffuelii, Polyachyrus annuus, Cristaria molinae y Tetragonia ovata, hierbas perennes bulbosas como Leucocoryne appendiculata, Fortunatia biflora y Zephyra elegans y hierbas perennes rizomatosas como Alstroemeria y Oxalis. 2. Formación de matorral perenne: caracterizado por Lycium leiostemum, Ephedra breana, Nolana sedifolia y Frankenia chilensis en arbustos y algunos individuos de cact ceas del género Eulychnia y Opuntia.

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3. Formación de líquenes: caracterizada principalmente por Chrysotrix pavonii, Roccellina cerebriformis y Buellia sp. En este oasis, la vegetación presenta marcadas preferencias por ciertos hábitats geomorfológicos, lográndose distinguir al menos cuatro tipos (Pinto et al. 2001): 1. Laderas de suelos arenosos: entre los 300 - 700 metros de altitud, donde dominan ciertas hierbas como Nolanaceae (Nolana jaffuelli) y Liliaceae (Leucocoryne). 2. Acantilado rocoso: entre los 700 y 800 metros de altitud, donde se concentra una abundante comunidad de líquenes y, donde existe presencia de arbustos (Lycium, Ephedra, Frankenia) y cactus (Opuntia, Eulychnia). En este lugar, también se encuentran algunas hierbas perennes, tales como Alstroemeria y, excepcionalmente se presenta un reducido n£mero de Adiantaceae y Gramineae. Aquí, la presencia de promontorios de roca granítica que descienden por las laderas, pareciera ser un aspecto que define la presencia de vegetación. 3. Planicie: la cual cubre varias hectáreas de arena a los, aproximadamente, 800 metros de altitud, al este de la cumbre del acantilado, donde Nolana, Cristaria, Hoffmannseggia, Fortunatia y Leucocoryne florecen en años de lluvia. 4. En las grandes alturas: sobre los 800 metros de altitud, sólo existen algunas hierbas que se encuentran dispersas (por ejemplo: Nolana). Detrás de esta sección montañosa comienza el total desierto, el cual se extiende hacia el este. 2.5.4. Estado de Conservación de la Vegetación de Alto Patache Según Pinto (Pinto et al. 2001), luego de tres años de estudio en el oasis de niebla de Alto Patache, se ha detectado un proceso de mortalidad de especies arbustivas que crecen en la parte más alta del acantilado. Este proceso, probablemente haya comenzado a mediados del siglo pasado y aún se encuentre en marcha. Los hechos que se presentan a continuación, no sólo respaldan la hipótesis de que el proceso de desecación en el área va en aumento año tras año, sino que además trae consigo, en un futuro cercano, la extinción de ciertas especies vegetales, a no ser que haya un violento cambio en el clima local (Pinto 2001). De los cientos de individuos de Lycium leiostemum presentes en el área, sólo unos pocos de ellos, se encuentran vivos. La mayoría de ellos se encuentran muertos, cubiertos completamente por líquenes y en muchos casos sólo quedan vestigios de troncos.

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Se pueden encontrar sólo unas pocas áreas de Stipa (Gramineae), las que se ubican restringidas en una pequeña sección de la parte superior del acantilado norte, el cual se encuentra afectado directamente por la niebla. Sólo unas pocas plantas de Cheilanthes mollis (Pteridophytae) sobreviven aun en el mismo lugar, en las crestas de las rocas con orientación sur. Según Cereceda (Cereceda et al. 1999) es muy importante el estudio de vegetación de niebla, debido a que en muchos casos de tala indiscriminada, los ecosistemas no se regeneran debido a que las precipitaciones normales no son capaces de restaurar la antigua vegetación degradada. Esto, según Cereceda (op.cit.), sucede porque el aporte de la niebla se pierde al no existir superficies de intercepción que permitan la captación y el escurrimiento del agua al suelo. A modo de conclusión podemos decir que la vegetación de Alto Patache se encuentra actualmente en malas condiciones, y que se encontraría en un proceso progresivo de desecación, constituyendo un ecosistema relictual que es importante preservar.

* En términos de la ocupación humana del espacio en el pasado, la vegetación de lomas en los cerros costeros debió constituir un importante recurso para las poblaciones que habitaron este desierto litoral, sobre todo si consideramos la extrema aridez del paisaje y el consiguiente estrés de recursos hídricos y vegetales. Las plantas desde tiempos inmemoriales, han cumplido diversas funciones, entre ellas las de alimento, materia prima para utensilios, colorantes y otros, además de tener un papel fundamental en la prevención y curación de males y enfermedades. Poco se conoce acerca de la utilización de la flora costera desértica por parte de grupos indígenas, sin embargo es conocido el uso de algunas plantas y cactáceas como alimento. Tal es el caso del cactus Opuntia, comúnmente conocido como diablillo, que ha sido detectado en el análisis de coprolitos humanos en el sitio Tiliviche 1-B (Núñez y Moragas 1977/78). Por otra parte, también se conoce la utilización de bulbos comestibles de liliáceas Zefhyra sp. (cebollín o punar), Fortunatia sp.(cebolleta o huilli largo) y Leucocoryne sp.(huilli), que sabemos fueron aprovechados por las poblaciones ocupantes de Cáñamo, ya que aparecen abundantemente en sus basuras, llevando a Moragas (1977) a proponer un uso alimenticio complementario a la dieta marítima. También debió recolectarse con fines alimenticios el fruto del copao, producido por el gran cactus Eulichnya iquiquensis, que hasta el día de hoy se aprovecha en ciertas localidades. No obstante, la importancia relativa de estos aportes en la dieta no tiene comparación con el aporte de los recursos marinos,

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existen otros usos de la vegetación que no necesariamente son de car cter económico. En cuanto al uso medicinal de las plantas nativas de los oasis de niebla, debemos mencionar el trabajo de Gutiérrez y Lazo (1996), quienes analizan el uso tradicional de plantas medicinales silvestres en la localidad de Paposo, ubicada en la costa de la segunda región. Este lugar comparte las características generales de los oasis de niebla del norte de Chile, a pesar de contar con una cantidad y variedad de plantas mayor que los oasis ubicados más al norte. Esta investigación tuvo como objetivo hacer una recopilación y ordenamiento sistemático de la información acerca del uso tradicional de plantas medicinales nativas, proveniente de diversas fuentes de la tradición oral. Para recopilar la información se consultó, en el transcurso de varios años, a la totalidad de las familias habitantes del poblado de Paposo. Luego de contar con la información etnobotánica, se sintetizaron las descripciones de las especies provenientes de diversas fuentes bibliográficas y documentales, para entregar una visión más completa de cada planta. Los nombres comunes corresponden a la nomenclatura actual que los habitantes de Paposo asignan a cada planta. Por otro lado, y nuevamente en el ámbito económico, durante la prehistoria, del gran cactus columnar Eulichnya iquiquensis debieron utilizarse las espinas como materia prima para la confección de anzuelos y agujas para el trabajo textil, que aparecen en el registro arqueológico local, así como también pudo aprovecharse su madera para usos diversos. 2.6. Fauna de Alto Patache En Alto Patache existen varias especies de mamíferos, reptiles, pájaros e insectos. Varios años de estudio en este oasis de niebla han permitido rastrear la presencia de la fauna asociada a él durante ciclos climáticos húmedos; causados por el fenómeno de El Niño y los subsiguientes años secos determinados por La Niña. La siguiente tabla muestra esta relación. Se consideran los animales existentes, exceptuando los insectos, que por constituir el grupo zoológico más numeroso y de menor importancia económica para el aprovechamiento humano, sólo serán mencionados. Tabla 2: Fauna presente en Alto Patache ORDEN FAMILIA GÉNERO ESPECIE "EL NIÑO" "LA NIÑA" Mamíferos

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Camelidae Lama guanicoe senderos y defecaderos Canidae Pseudalopex griseus + + Domeykoanus + Reptilia Iguanidae Microlophus Tarapacencis +++ ++ Phrynosaura reichei (-) (-) Gekkonidae Homonota sp. ++ + Aves Accipitridae Buteo polyosoma ocasional ocasional Cathartidae Cathartes aura ++ ++ Falconidae Polyborus plancus ocasional -- Emberizidae Sicalis Luteiventris ++ ++ Tyrannidae

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Muscisaxicola sp. + (-) Furnariidae Geositta maritima + (-) Thinocoridae Trinocprus Rumicivorus ocasional (-) Mollusca Gastropoda 2 géneros 3 especies + -- ++++ extremadamente abundante + escaso +++ abundante -- ausente ++ presencia regular (-) muy escaso Fuente: Larrain et al. 2001 Entre los insectos, se detectó la presencia de 22 familias algunas de las cuales son: Tenebrionidae, Carabidae, Melloideae, Curculionidae, Ptinidae, Apidae, Formicidae, Gryllidae, Tabanidae y Muscidae, entre otras. Varias de las especies representadas son endémicas. Se constató la existencia de una estrecha relación entre la lluvia, el crecimiento de la vegetación y la abundancia de insectos, por lo que en años dominados por "El Niño" la población de insectos aumentó considerablemente, y de la misma manera, en los años secos dominados por "La Niña" la población disminuyó (Larrain et al. 2001) Las familias y especies de insectos aquí presentes conectan Alto Patache con los ecosistemas de las zonas costeras del sur peruano y por otra parte, presentan similitudes con las zonas costeras de la tercera región de nuestro país (op.cit.).

* Con respecto a la fauna presente en Alto Patache, tal vez el animal más importante en términos del aprovechamiento humano económico sea el guanaco (Lama guanicoe), el cual jamás ha sido visto en el lugar; sin embargo, su presencia queda atestiguada por la gran cantidad de senderos presentes en la zona y por la existencia de defecaderos e incluso revolcaderos; los que aún

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pueden distinguirse como depresiones u hondonadas de forma circular, asociadas invariablemente a senderos. Estos senderos se diferencian de los usados por humanos, porque tienen un ancho menor y se encuentran muy ramificados; generalmente se ubican en lugares de difícil acceso para las personas y corresponden a las rutas seguidas por la manada en busca de alimento; de ahí su densa ramificación. Según Cardoso (1954) estos animales tienen costumbres establecidas muy conservadoras y generalmente transitan por los mismos senderos, tienen revolcaderos en lugares señalados y bostean en el mismo lugar. Se sabe además, que entre los vegetales de los cuales el guanaco se alimenta están las solanáceas y los líquenes (Cardoso op.cit.); ambos géneros presentes en Alto Patache. Según Pinto, la gran cantidad de huellas de guanaco presentes en este lugar podría indicar que antiguamente la cobertura vegetal fue mucho mayor, como para poder sustentar una gran población de dichos animales (Pinto, com. pers.). Entre los indicadores arqueológicos que evidencian la existencia de actividades de caza en Alto Patache tenemos la presencia de un importante taller lítico en el sector denominado Pampa de Alto Patache, en donde se han encontrado miles de desechos de talla lítica, predominando el basalto, el sílex de color café claro y grisáceo y el jaspe; todas materias primas alóctonas. En este lugar se encuentran preferentemente desechos de tipo secundario de tamaño pequeño, asociados a restos de alimentación marítima, como loco (Concholepas concholepas), varias especies de lapas (Fisurella spp.) y chitones. También se encuentran en este sitio algunos fragmentos de cerámica muy erosionados, hecho que hace imposible deducir su tratamiento de superficie, sin embargo, podemos decir que se trata de una cerámica con antiplástico grueso e irregular de color café oscuro, que consideramos de data prehispánica. Este tipo se distingue claramente de los tipos históricos también presentes en el sector, que son de color más claro, tienen antiplástico muy grueso, presentan un grosor considerable y un aspecto totalmente distinto. Aparte de este taller se han registrado alrededor de 40 puntas líticas asociadas a senderos de guanaco en el mismo sector de la pampa. La mayoría de estas puntas tienen una forma triangular y presentan aletas y pedúnculo; no obstante también existen algunas formas lanceoladas. La materia prima empleada en su confección es preferentemente el sílex en sus colores café claro y grisáceo. Todas estas puntas han sido levantadas y se desconoce su ubicación exacta. Se registra además la presencia de unas acumulaciones de piedras o parapetos en sectores más elevados de la pampa, desde donde se

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tiene una visión panor mica. Estos lugares parecen ser especies de apostaderos de cazadores. Las presencia de guanacos en los cerros costeros del Norte de Chile durante los períodos húmedos invernales ha sido constatada en varias descripciones de viajeros y aún es recordada por antiguos residentes de la ciudad de Iquique. Un cita documental mencionada por Núñez y Varela (1977-78) referida al oasis de niebla de Punta Gruesa y la a aguada asociada señala "...en estos campos no escasea el guanaco, perseguido muchas veces por vecinos extranjeros de Iquique..."(Riquezas Peruanas, autor desconocido. En Núñez y Varela op.cit.). Si consideramos las observaciones realizadas en Alto Patache acerca de la vegetaci¢n y la fauna y la relaci¢n existente entre ellas y la cantidad de niebla y humedad, podríamos plantear que, entre las causas de la desaparición del guanaco de los oasis de niebla, estaría la disminución de la cobertura vegetal que le servía de alimento; proceso que aún se encuentra en curso y que se debe a un cambio climático global que debilita la niebla provocando un empobrecimiento de los ecosistemas que de ella dependen. En cuanto al aprovechamiento económico de este animal por parte de las poblaciones prehispánicas, creemos que su consumo como alimento no representó un aporte significativo a la dieta, en comparación a la dependencia de los recursos marinos que mantenían estos grupos. Esta afirmación se sustenta en las evidencias provenientes de los trabajos arqueológicos realizados por Moragas en el sector de Cáñamo (1977) y Patache (1996), las cuales indican que la alimentación era preferentemente marítima, complementada con recursos de recolección y caza terrestre en menor escala. Esto es aplicable para las diversas poblaciones a lo largo de toda la secuencia. Sin embargo, debemos reconocer la importancia del guanaco, más que como alimento, como un importante proveedor de materias primas escasas y preciadas tales como lana, cueros, tendones y huesos. Por otro lado, también rescatamos la apreciación de Schiappacasse y Niemeyer (1984), en cuanto a que este animal representaría un bien de prestigio para los cazadores tempranos. Con respecto al zorro, otro habitante del oasis de niebla, podemos señalar que es conocida la importancia de este animal en la mitología andina y en el contexto chamánico. El zorro es considerado un animal de poder y los chamanes se transmutan en él adquiriendo sus poderes. Son numerosas las representaciones de arte rupestre que evocan al zorro o a personajes antropomorfos con máscaras rituales de zorro. Teniendo en cuenta esta relación podríamos postular un posible uso ritual del espacio centrado en la figura mitológica del zorro. Por otra parte debemos mencionar

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la presencia de pelo y piel de zorro en el sitio arcaico Patache E, ubicado en Punta Patache. 3. Proyectos Científicos de estudio de la niebla Durante los últimos veinte a¤os se han venido desarrollando a nivel mundial una serie de proyectos de investigación de la niebla, que han generado varias publicaciones científicas. Schemenauer y Cereceda (1991) realizan una revisión bibliográfica acerca la colección de agua de niebla con aparatos artificiales de captación. Según los autores, existe a la fecha de la publicación, un total de 47 sitios de niebla registrados en todo el mundo, y en su opinión, la niebla constituye un importante recurso de agua, viable para el aprovechamiento humano. A principios de la década del 1960 se iniciaron investigaciones acerca de la niebla en el norte de Chile. Miembros de la recién creada Universidad del Norte, entre los cuales se encontraba Carlos Espinoza, probaron una infinidad de aparatos de captación de diferentes formas y materiales. Las primeras captaciones de niebla se realizaron en los cerros costeros ubicados en las cercanías de Antofagasta, tales como Cerro Mirador, Cerro Miramar y Mina Andr¢meda, con buenos resultados (Larrain et al. 2002) En Chile la niebla ha sido estudiada científicamente durante la última década, especialmente como un recurso para el consumo humano (Schemenauer y Cereceda 1994; Cereceda y Schemenauer 1998; Cereceda et al. 2000). Existen actualmente en el país al menos 7 proyectos de estudio científico o de aprovechamiento práctico de la niebla para generar agua (Cereceda et al. 2002). En 1993 los investigadores Cereceda y Schemenauer proponen el uso de una metodología estandarizada para la captación del agua de niebla, con el fin de establecer un sistema de medida comparable que posibilitara la comparación entre diferentes estaciones de medida. Este instrumento de medici¢n es el Standar Fog Collector (SFC) y consiste en un aparato de 1 metro cuadrado de malla raschel de 35% de sombra, que intercepta la nube acumulando el agua en un receptáculo (Cereceda y Schemenauer 1993). La aplicaci¢n de esta metodología en seis estaciones de medida ubicadas desde la primera a la cuarta región del país, ha permitido establecer el potencial de producción de agua en cada sitio, compararlos entre sí, y monitorear los diferentes tipos de respuesta de la niebla, tanto estacionalmente como en períodos de humedad o sequedad excepcional (El Niño-La Niña). De estas seis estaciones, el mejor potencial de captación lo tiene Alto Patache con un promedio de 8.5 litros por metro cuadrado al día, seguido por Cerro Moreno con 8.26 litros por metro cuadrado al día. En cuanto al comportamiento de la niebla a lo largo del año se constató la existencia de tres patrones diferentes: a) bajo

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rendimiento de diciembre a mayo; b) comportamiento homogéneo a lo largo del año y c) bajo rendimiento de mayo a diciembre (Larrain et al. 2002). 3.1. El Programa de Estudios de Ecosistemas de Niebla A partir de 1997 un equipo de investigación conformado por geógrafos de la Universidad Católica de Chile (Cereceda y colaboradores) financiado por Fondecyt, inició un estudio para comprender el fenómeno de la niebla y sus dinámicas en el desierto de Tarapacá. Inicialmente se realizaron análisis cartográficos y GIS para ubicar lugares topográficamente aptos para la formación de niebla. Se seleccionaron tres lugares para el monitoreo de la niebla: Alto Patache en la costa; Estación Tillandsias en Cerro Guatalaya a 12 Km. de la línea de costa y; la Estaci¢n Agrícola de la Universidad Arturo Prat en la Pampa del Tamarugal. La niebla ha sido medida sistemáticamente cada semana en Alto Patache y Tillandsias durante los últimos 6 años, mediante colectores estándar o SFC. Esta experiencia arroja un promedio de colección de agua de 8.5 L m²/d (litros diarios por metro cuadrado) en la costa en Alto Patache; y 1.1 L m²/d en Cerro Guatalaya, ubicado a 12 km. de la costa. En la Pampa del Tamarugal sólo durante cuatro días en un período de medición de 10 meses, se colectó agua. Los mejores períodos de colección para estas estaciones, son el invierno y la primavera. Tanto en Alto Patache como en Cerro Guatalaya se han registrado variaciones estacionales y anuales similares, detectándose una misma respuesta ante los fenómenos de El Niño y la Niña. Durante El Niño del año 1997 -1998 en Alto Patache se registró el más alto promedio de colección llegando a 17.1 L m²/d. En esta misma estaci¢n durante los años 1998 - 2000 se obtuvo un promedio de 7.4 L m²/d. Se determinó en el área de Tarapacá la presencia de niebla de radiación, orográfica y de advección, con predominio de la advectiva. La niebla de radiación se forma en la tierras interiores en las noches y mañanas frías de invierno y tiene una corta duración en el tiempo. La niebla de advección se genera en el océano, lejos de la línea de costa y es arrastrada a esta por el viento. Dependiendo del relieve esta niebla avanza hacia el continente a través de corredores existentes en las montañas costeras. La niebla orográfica es la más constante de todas y se forma in situ en sitios en donde la cordillera de la costa es alta y se opone directamente al mar, o donde la línea de costa presenta formas especiales; tal es el caso de las puntas (Cereceda et al. 2001).

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La metodología usada durante los primeros a¤os del proyecto mostró dificultades para probar las hipótesis acerca de la existencia de corredores de penetración de la niebla al interior del continente, principalmente por los problemas que implica medir la captación de niebla en varios lugares a la vez. Por lo tanto, el año 2001 financiado por el proyecto Fondecyt N° 1010801, el equipo de investigación inició un muestreo con sensores remotos. Se usaron imágenes satelitales GOES para rastrear el comportamiento espacial de la nube estratocúmulo; y a través de imágenes satelitales NOAA se estudió la influencia del relieve en la penetración de la niebla el continente. Esta tecnología mostró ser apropiada, ya que permite identificar los "corredores de niebla" con alta presici¢n (Cereceda et al. 2002). El objetivo principal de este nuevo proyecto, que aún se encuentra en curso, es entender la relación existente entre la niebla y los ecosistemas asociados a ella. Los resultados parciales del proyecto permiten entender la formaci¢n de la niebla y sus procesos de disipaci¢n; reconocer sitios con potencial para la instalaci¢n de SFC con el fin de usar la niebla como recurso de agua en el Desierto de Atacama; y el uso de la información y metodología para la preservación de ecosistemas desérticos (Cereceda et al. 2002). 3.2. Uso del agua de niebla para el consumo humano actual Uno de los proyectos operacionales de aprovechamiento del agua de la niebla más emblemáticos en Chile es el Proyecto Chungungo. Llevado a cabo en 1992 en la cuarta región del país, este proyecto permite hasta hoy el abastecimiento regular de agua potable para una comunidad de pescadores rurales, mediante la instalación de atrapanieblas en el Cerro El Tofo. Cereceda y colaboradores (Cereceda et al. 2000) analizan los problemas de abastecimiento de agua potable en las comunidades pescadoras asentadas al sur de la ciudad de Iquique en función de la estructura de las comunidades, sus requerimientos de agua y las posibilidades prácticas de aprovechar el agua de niebla. A modo de conclusión, proponen el uso de atrapanieblas como una solución alternativa para los problemas de abastecimiento de agua en sectores costeros rurales, que cumplan con los requerimientos topográficos, climáticos y biogeográficos necesarios. 4. ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS Como vimos anteriormente, el área de Patache se divide en tres unidades geográficas fundamentales: terrazas marinas, farellón costero o pendiente (constituido por las estribaciones de la Cordillera de la Costa) y pampa de Alto Patache. Los antecedentes

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arqueológicos provienen principalmente de la fracción costera de nuestra área de estudio. En este sector el farmacéutico danes Anker Nielsen excavó los sitios Cáñamo-Norte y Cáñamo-Sur en 1936, recolectando varios de los materiales que forman parte de la colecci¢n Nielsen. Posteriormente, Lautaro Núñez realiza en Cáñamo junto al grupo de Arqueología y Museos de la Universidad de Chile, una prospección sistemática del denominado Distrito Arqueológico de Cáñamo, entre los años 1964, 1971 y 1975, registrando un total de 15 sitios, que fueron denominados correlativamente Cáñamo-1 a Cáñamo-12. De estos sitios se excavaron Cáñamo-1, 2, 3, 12 y 13. El sitio Cáñamo-2 corresponde a Cáñamo-Norte de Nielsen y Cáñamo-12 corresponde a Cáñamo-Sur. Una nueva excavación es realizada por Cora Moragas en 1977 en los sitios Cáñamo-1 y Cáñamo-13, aportando una nueva fecha radiocarbónica que confirmó la dataci¢n inicial de la cerámica temprana. Estos antecedentes sumados han permitido establecer una secuencia cronológica que consta de cinco fases y abarca un lapso de más de 3500 años (2000 a.C. hasta 1500 d.C. aproximadamente). Esta secuencia se sustenta en cuatro fechaciones radiocarbónicas absolutas y en fechaciones relativas determinadas por asociaciones entre contextos culturales relacionados. Se identificaron un total de 117 rasgos culturales presentes en uno o más sitios, para deslindar las cinco fases propuestas, que son las siguientes (Moragas 1977; Núñez y Moragas 1977 y 1983): Fase I Cáñamo-Precerámico: se define basada en los materiales provenientes del estrato I del sitio Cáñamo-1 que fue excavado por Núñez en 1964 y luego por Moragas en 1977; y en estratos tempranos de Cáñamo-13, sin embargo, este último depósito es en general, bastante pobre. Esta fase corresponde a poblaciones precerámicas tardías con una economía fundamentalmente marítima basada en la pesca y la recolección, y con un patrón de asentamiento centrado en la paleopenínsula, donde establecen pequeños campamentos que dan orígen a depósitos monticulares de baja densidad. Esta fase presenta una datación inicial de 2010 años a.C. y corresponde al precerámico tardío o segundo nivel precerámico en su fase tardía (Bird 1946; Núñez 1976). Estas poblaciones representarían una derivación de la tradición chinchorro, auque no se han encontrado enterramientos, los que sí están presentes en Patillos, distante unos 3 km al norte de Cáñamo. Fase II Cáñamo-Montículo: reúne materiales recuperados en los estratos I y II de Cáñamo-1 y en estratos tardíos de Cáñamo-13. Esta fase posee una fecha promedio de 860 ± 90 años a.C., y corresponde a grupos que mantienen la tradición marítima recolectora y pescadora, pero que incorporan nuevos rasgos provenientes de tierras interiores como la cerámica y cultígenos. Aquí se registran por primera vez rasgos agrocerámicos tempranos:

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vegetales cultivados como el maíz, nuevas materias primas como el algodón y recolección de vainas de algarrobo provenientes de la Pampa del Tamarugal. Estas innovaciones no alteran mayormente la economía tradicional, sin embargo, se produce un notorio aumento de las actividades de pesca y recolección, hecho que indicaría, según los autores, un aumento poblacional como consecuencia de la llegada de un grupo portador de elementos agrocerámicos, que se relaciona con la población local otorgando nuevos elementos para una dieta más equilibrada. Se trataría de la misma población anterior, ya que no hay depósitos estériles entre los estratos precerámicos y agroalfareros, tanto en Cáñamo-13 como en Cáñamo-1. Las poblaciones de esta fase continúan con el patrón de campamentos pequeños en torno a montículos de desperdicios en la paleo-península. Fase III Cáñamo-Golfo: está representada en el cementerio Cáñamo-12 de donde Núñez exhumó 12 cuerpos en 1971, algunos disturbados. Estas poblaciones presentan una mayor complejidad social, que implica un área funeraria separada de la habitacional. Su economía es esencialmente marítima, pero con rasgos que indican una relación más directa con asentamientos de valles y oasis interiores. No existe datación radiocarbónica, pero la presencia de cerámica negra pulida hace pensar a los autores en alguna conexión con las poblaciones registradas en la aldea de Caserones y en Tarapacá 40-B, o bien en derivaciones de la tradición cerámica de San Pedro de Atacama. Esta cerámica ha sido fechada por Le Paige (1963) en 200 y 300 a¤os d.C., por lo que se le asigna tentativamente a esta fase un rango de tiempo similar. Esta población posee una economía marítima, pero se diferencia de la tradición local. Se incorporan nuevos rasgos como la cerámica negra pulida, porotos y capachos. Fase IV Cáñamo-Patache: se define de acuerdo con los contextos funerarios del sitio Cáñamo-3, en donde Núñez excavó 23 tumbas con escasa disturbación en 1964. Esta fase está fechada en 760 años d.C. y se asocia a poblaciones interiores con cerámica engobada, bases semiaplanadas y paredes verticales. Existe una mayor influencia de poblaciones interiores la que se refleja en una creciente complejidad tecnológica. También se registró un modelo de balsa de alta navegación, y un fragmento de telar presumiblemente decorado con el ojo Tiwanaku, con su divisi¢n simétrica y cambio de color; asociado a un equipo de alucinógenos. De acuerdo con esta evidencia, se sitúa la fase entre los 400 a 760 años d.C., o algo posterior. Esta población es esencialmente marítima y también se entierra en un espacio exclusivo; sus rasgos culturales son más complejos, sin embargo, se continua con elementos típicos de la tradición costera asociados a la explotaci¢n marítima, como los anzuelos de cactus. No se sabe cuales fueron sus campamentos y basurales, pero tal vez alguno de los sitios de la paleopenínsula se asocie a esta fase.

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Fase V Cáñamo- Península: representa el momento más tardío de la ocupación y corresponde a los hallazgos registrados en un sector del cementerio Cáñamo-2 o Cáñamo-Norte de Nielsen, aquí los cuerpos se depositaron en oquedades entre las basuras. No se sabe cuantas tumbas fueron excavadas por Nielsen, ni existen dataciones absolutas, pero de acuerdo a las prácticas mortuorias observadas; con fardos funerarios con cuerpos genuflexos envueltos en camisones tejidos a telar y rasgos culturales como la cerámica en miniatura, presencia de perros, capachos en miniatura, sombreros y otros; se asocia esta fase a las poblaciones del complejo Pica-Tarapacá, por lo que se ubica entre el 760 a 1000 d.C. hasta inicios del contacto europeo. Al parecer se trata de una población proveniente de valles y oasis interiores que no se mezcla con la poblaci¢n local. Moragas (1977) cree que se trata de una colonización con el fin de explotar la costa y posiblemente el guano para utilizarlo como fertilizante agrícola. Núñez plantea que esta colonización se inserta dentro del patrón vertical de tráfico interregional tardío realizado a través del sistema de caravanas, con la finalidad de producir exedentes marítimos y fertilizantes (Núñez y Moragas 1977). A modo de conclusiones, los autores plantean (op.cit.) que, de acuerdo con los análisis cuantitativos de dieta, se observa que estas poblaciones lograron una adecuada adaptación al medio desértico, especialmente durante las primeras fases; existiendo un buen manejo del medio ecológico y explotándose todos los recursos del litoral. Se observa cierta continuidad cultural basada en una economía marítima conservadora, con un énfasis en la recolección intensiva durante las primeras fases. Durante las fases cerámicas, se observa una intensificación en la actividad de pesca, manteniéndose las prácticas de recolección, las que se amplían a otros espacios distantes, incluyendo la recolecta de vainas de algarrobo y algodón. Durante estas fases también se observa, una tendencia a complementar la dieta marítima con productos cultivados procedentes de espacios agrarios, como el maíz. La densidad poblacional de los grupos iniciales fue baja; se trataría de grupos reducidos que dejan depósitos de poco densos. La incorporación de nuevos rasgos alimenticios habría provocado un aumento poblacional, producto del contacto con poblaciones agrarias establecidas en los valles bajos a partir de los 1000 años a.C. Estos grupos aportan a las poblaciones litorales cultígenos y nuevas tecnologías como la cerámica. Sin embargo estas innovaciones no provocarían cambios cualitativos en la economía local; los cambios más significativos fueron de carácter cuantitativo: aumenta la densidad de los depósitos debido al aumento del volumen de recursos explotados y a la diversificación la explotación. A partir de la fase II este litoral queda expuesto a constantes colonizaciones procedentes de espacios fértiles. Esta costa ofrece cuantiosos recursos alimenticios capaces de sostener

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densas poblaciones, sin embargo, la escasez de agua constituyó un limitante crítico. El proceso de cambios agrocerámicos actuó sobre una población local con componentes chinchorro y derivados, que se situaría dentro de un estadio de desarrollo similar al registrado en Quiani-7 y Camarones-15 (Núñez 1976), datados en 1640 y 1110 años a.C., respectivamente. Sin embargo estos contextos exhiben una mayor complejidad, debido a que, según los autores, el ambiente en el que estos se insertan ofrece recursos óptimos para una subsistencia equilibrada. Los componentes tempranos presentes en Cáñamo hasta ahora no se han registrado en otras localidades del norte de Chile, esto se debería sólo a una falta de información. Entre el fin del precerámico en Arica y el comienzo de la introducción agrocerámica entre Arica y el Loa, se habría ubicado en la costa árida una corriente con cerámica temprana hacia el 860 a.C. Se cree que en el litoral desértico fértil, nuevas oleadas de poblaciones procedentes de las tierras altas, específicamente del área circum-Titicaca, habrían causado un proceso de agriculturización, estableciéndose en los valles de Arica y dando orígen a la fase El Laucho datada en 530 años a.C. y a la fase Alto Ramírez con fechas de 490 y 410 años a.C. Una situación análoga se presenta en la desembocadura del Loa con fechas que fluctúan entre los 450 y 370 años a.C. y en la quebrada de Camarones hacia los 320 años a.C. (Núñez y Moragas 1977). Estas poblaciones presentan un patrón funerario de túmulos y se encuentran en varios valles bajos del norte de Chile, pero no llegarían a ocupar la costa árida. La distancia entre los rasgos agrarios constatados en Cáñamo y la fecha más temprana para los túmulos de Arica es de 370 a¤os, por lo que se cree que las evidencias agrocerámicas presentes en Cáñamo son más tempranas y corresponden a uno de los primeros contactos con grupos agrarios asentados en espacios interiores fértiles. Estos contactos se establecerían con grupos formativos provenientes del área circum-Titicaca, como Pucara, Chiripa, Tiwanaku preclásico y Wankarani. Estos estímulos habrían generado el proceso agrícola en los valles fértiles, pero en la costa árida se habrían diluido a raíz de la imposibilidad de desarrollar la agricultura en este espacio desértico. Sin embargo, estos contactos habrían iniciado un proceso de interacción entre los hábitats agrarios y la costa produciéndose intercambios de productos e ideas (Núñez y Moragas 1977). Durante las siguientes fases agrocerámicas (III, IV y V) poblaciones interiores habrían arribado desde las cabeceras de valles con un interés colonizador y, al parecer, dependientes de centros sociopolíticos más complejos. Estos contactos habrían provocado cambios en las poblaciones locales. Se cree que, durante

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la última fase de la secuencia, el carácter colonial de la ocupación respondió a un patrón vertical con dependencia directa de las poblaciones de oasis interiores representadas por el complejo Pica tardío (Núñez y Moragas 1977). Por último, los autores creen que el Distrito de Cáñamo es un sector ideal para establecer una secuencia debido a la variabilidad de los sitios existentes. En el resto del litoral se registran diversas fases aisladas que en conjunto apoyan la secuencia establecida en Cáñamo (Núñez y Moragas 1977). Por otra parte, en Patache existen varios sitios arqueológicos, que no fueron detectados por la prospección de Núñez y que han sido relevados y excavados total o parcialmente por Moragas, en el marco de un Proyecto de Impacto Ambiental realizado en 1996 en el sector, a raíz de la instalación de la Central termoeléctrica Patache. Se registraron un total de 18 sitios arqueológicos, nominados con letras de la A a la R, de los cuales 3 fueron totalmente levantados mediante cuadrículas de 1m², por encontrarse directamente afectados por las obras. Los 15 sitios restantes se ubicaban en un área de influencia indirecta y eventualmente podrían haber sido afectados por la obra; por lo que fueron muestreados mediante excavaciones parciales, que fueron definidas por la investigadora de acuerdo con las características de cada sitio. El material recuperado se encuentra en el Museo Regional de Iquique. Los sitios que fueron levantados en su totalidad fueron Patache N, O y P; de los cuales los dos últimos corresponden a Cáñamo 15-A y Cáñamo 15-B, respectivamente. Esta última nomenclatura les fue otorgada por el grupo de Arqueología y Museos, que realizó una prospección y excavaciones en el sector entre 1971 y 1975. El cementerio Patache Q corresponde a Cáñamo 12 y fue excavado por Núñez en 1971. Al parecer este es el mismo cementerio excavado por Nielsen en la década del treinta con el nombre de Cáñamo-sur. La información general proporcionada por este estudio denominado "Reconocimiento y trabajos arqueológicos en el sector de Patache, Comuna de Iquique, Chile" se resume en el siguiente cuadro de atributos. SITIO UBICACIàN MICRO AMBIENTAL ADSCRIPCION TEMPORAL ADSCRIPCION FUNCIONAL ESTADO DE CONSERVA CON VISIBILIDAD

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ESTUDIO DE IMPACTO AMBIENTAL MORAGAS 1996 Terrazas marinas Pendiente Pampa Arcaico Formativo P. Medio PIT P. Tardío Histórico Ineterminada Habitacional Funerario Campamento de tareas Tránsito Basural Bueno Regular Malo Alta Media Baja PATACHE A X X X X

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X X PATACHE B X X X ? X X PATACHE C X ? X X ? X X PATACHE D X X X X X PATACHE E X X X X X X PATACHE F X

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X X X PATACHE G X X X X X X X PATACHE H X X X X X PATACHE I X X X X X PATACHE J X X X X X PATACHE K X ? X X X

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PATACHE L X X X X X X PATACHE M X X X X X PATACHE N X X X X X PATACHE O X X X X X PATACHE P X X X X X PATACHE Q X X X

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X X PATACHE R X X X X X Cuadro 1. Sitios arqueológicos registrados por Moragas (1996) en Patache, según sus atributos de ubicación en microambientes específicos (terrazas marinas, pendiente y pampa), la adscripción temporal (cronología relativa), la funcionalidad (tipo de sitio según sus caracter¡sticas), la visibilidad (alta, media y baja), y el estado de conservación (bueno, regular, malo). 5. La Prospección arqueológica Entendemos la prospección arqueológica, siguiendo a Gallardo y Cornejo (1986), como una fase primaria de la investigación científica en arqueología, consistente en la aplicación de un conjunto de técnicas para optimizar las probabilidades de descubrimiento de los materiales culturales característicos del registro arqueológico, en un espacio geográfico determinado y conceptualmente definido (op.cit.). El diseño de prospección se realizó tomando en cuenta la información disponible acerca del registro arqueológico del área, proporcionada por los estudios realizados en Cáñamo en las décadas de los 1960 y 1970, y por el Estudio de Impacto ambiental llevado a cabo en 1996. Ambos estudios se realizaron en la sección costera de nuestra área de estudio. De acuerdo con estos antecedentes, que han sido resumidos en la sección anterior, tenemos para el área de Patache una densa ocupación humana prehistórica, concentrada fundamentalmente en la terraza marina m s reciente y específicamente en el sector de la paleopenínsula. En este sector se agrupan varios depósitos monticulares en torno a afloramientos rocosos, preferentemente al norte de estos, que corresponden a depósitos de desperdicios dejados por poblaciones diversas, representantes de las distintas fases de la secuencia ocupacional propuesta para esta rea. También se registran contextos funerarios, algunos asociados a los basurales, y otros ubicados en espacios exclusivos. La ocupación del área es continua y evidencia cierta continuidad cultural, sin

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embargo la densidad poblacional fue reducida; esto se debería a la escasez de agua. Nuestra experiencia en el sector de Alto Patache, donde hemos observado varios sitios no registrados anteriormente, algunos notablemente importantes (p.e. la aguada) nos motivó a realizar una prospección en el sector. Nuestro interés principal se hallaba en la zona del oasis de niebla, sin embargo, debido a la importancia de los asentamientos registrados en la costa, y a la necesidad de contar con una visión global de la ocupación en el área, decidimos iniciar la prospección en Punta Patache. Por otra parte, al existir registros anteriores en este sector, se presentó la oportunidad de revaluar y complementar esta información previa con datos recientes, provenientes de una prospección sistemática y exhaustiva. 5.1. Metodología El universo de estudio fue definido en 20 km cuadrados; la línea de costa constituyó el límite oeste; el límite este fue definido considerando un radio de 5 km hacia el este desde el último sitio conocido ubicado en la planicie litoral (a los 110 m.s.n.m.) UTM E 381 000. Los límites norte y sur fueron definidos arbitrariamente considerando el área de influencia del oasis de niebla siendo la UTM N 77 01 500 el límite norte, y UTM N 77 96 000 el límite sur (Ver mapa en anexos). Este universo fue dividido en tres estratos de prospección, considerando las unidades biogeográficas presentes en el área. Estas son de oeste a este: 1) terrazas marinas: abarcan desde la línea de costa hasta la cota 100; 2) acantilado o pendiente: comprende desde la cota 100 hasta la cota 800 y 3) pampa de Alto Patache: comprende la planicie o pampa, desde la cota 800 hasta el límite este del universo. De estos tres estratos se eligió el primero para efectuar una prospección inicial intensiva; esto debido a que contábamos con antecedentes arqueológicos previos para la sección costera y al hecho de que este estrato implicaba un menor esfuerzo e inversión de recursos para prospectarlo, dadas sus características topográficas. Este estrato tiene una extensión aproximada de 13 km. cuadrados y decidimos prospectarlo en un 100 %. La técnica de prospección utilizada fue pedestre, es decir consistió en la inspección superficial del suelo por parte de un equipo de observadores espaciados a intervalos regulares (Gallardo y Cornejo op. cit.).

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En cuanto a la intensidad de la prospección, que es definida por estos autores (op. cit.) como el número de miembros del equipo que son necesarios para cubrir un kilómetro lineal, en relación a la distancia de separación entre cada prospectador; esta fue determinada de acuerdo al grado de detalle deseado y al conocimiento anterior que se tenía sobre el registro arqueológico del sector. Según estos datos existen aquí sitios arqueológicos de unos pocos metros de extensión y baja densidad de materiales, tales como eventos de talla aislados con lascas de tamaño pequeño. Dada la baja visibilidad de estos contextos creímos necesario disminuir al máximo la distancia entre cada prospectador para maximizar las probabilidades de descubrimiento de estos sitios arqueológicos. Por lo tanto, definimos una distancia de 30 metros entre cada transecto. Los transectos fueron orientados de Este a Oeste, partiendo desde la línea de costa hasta la cota 100. La extensión de los transectos fue variable, abarcando desde 1,5 a 2,5 km. aproximadamente. Los sitios arqueológicos encontrados fueron ubicados mediante coordenadas UTM y registrados mediante fichas estándar, se realizaron croquis de todos los sitios y se tomaron fotografías en algunos casos. 5.2. Resultados La prospección arqueológica en Punta Patache fue llevada a cabo durante la temporada de campo de invierno en julio del 2002. Comprendió 4 días de terreno y fue realizada por 6 personas. La jornada de trabajo consistió en 8 horas diarias, consideradas aparte del tiempo empleado diariamente en el traslado hacia el lugar. El tiempo de trabajo útil correspondió a 28 horas, ya que el primer y el cuarto se empleó tiempo adicional para el traslado a la ciudad de Iquique. Como dijimos anteriormente el estrato prospectado tiene aproximadamente 13 km. cuadrados, de los cuales sólo se prospectaron 8,6 km., debido a la falta de tiempo (Ver mapa en anexos). Por lo tanto, se prospectó sólo el 66,6 % del estrato, con un promedio de 0,4 km. diarios por persona, quedando pendientes 4,4 km. cuadrados para concluir la prospección de la sección costera del área de estudio. La inspección sistemática de este estrato arrojó un total de 12 sitios arqueológicos, de los cuales 8 se ubican en la terraza 2, inmediatamente adyacente al mar; y los 4 restantes se emplazan en la terraza 1, cercana a la cordillera de la Costa. Ninguno de sitios corresponde a los registrados por Moragas (1996), ya que estos fueron identificados mediante coordenadas UTM que no coinciden con los nuevos sitios; además, la mayor parte de

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estos se encuentra dentro de los límites del emplazamiento de la Central Termoeléctrica Patache. En cuanto a los sitios registrados por Núñez en los años 70 junto al grupo de Arqueología y Museos, no existen coordenadas exactas, sin embargo, de acuerdo con el mapa presentado en la publicación de 1977, creemos que no corresponden a los sitios arqueológicos registrados por nosotros, ya que al parecer, la ocupación actual de Caleta Cáñamo se encuentra exactamente sobre los contextos. Al respecto podemos señalar que en 1977, fecha en que Moragas realiza su tesis de título, no existía en Cáñamo una ocupación permanente de pescadores actuales. Sin embargo, 26 años después existe en el lugar una importante caleta de pescadores, que alberga cientos de personas y que ha alterado considerablemente la fisionomía del lugar. Por otra parte, casi la totalidad de los sitios registrados anteriormente presentan depósitos estratigráficos, situación que se opone a lo que hemos observado en nuestra prospección; ya que, aparentemente, gran parte de estos nuevos sitios son sólo depósitos superficiales y en general, presentan una baja densidad de restos en superficie. 5.3. Los sitios A continuación se describirán los sitios arqueológicos encontrados en la prospección, enunciando sus características principales. Para nominar los sitios se usó la sigla PP que corresponde a Punta Patache; W o E dependiendo de si se encontraban al oeste o al este del camino (Ruta A-1); y un número correlativo. PP. W. 1: UTM Norte 77 01 198; UTM Este 376 650 Altitud: 55 m.s.n.m. Emplazamiento: Sitio ubicado en terraza marina 2 a unos 100 metros de la línea de costa, el sustrato es arenoso y de color café‚ claro, con gravilla y restos malacológicos en superficie. Se encuentra asociado a una duna. Descripción: taller lítico abierto ubicado al lado N de una duna con material lítico en superficie. Sus dimensiones son 18 m. para el eje N-S y 22 para el eje E-O. Se observan desechos de talla lítica sin concentraciones evidentes. La densidad de material es baja y este se ubica preferentemente al pie de la duna disminuyendo hacia el N. Aparentemente el sitio no presenta estratigrafía. El material consiste en lascas primarias y secundarias de tamaño pequeño (no más de 5 cm) de materias primas silíceas y basalto. Se observa además una mano de moler de color violeta de 7x7 cm y una preforma de punta de proyectil fracturada en basalto; su forma es

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lanceolada y mide 3 cm de ancho x 9 cm. de largo y tiene 1,5cm. de espesor. No hay cerámica en superficie. Los restos malacológicos consisten en almejas (Euromalea rufa) y loco (Concholepas concholepas). No existen referencias anteriores de este sitio ni tampoco intervenciones previas. El estado de conservación en general es bueno; no obstante se observan algunas huellas del paso de vehículos. Interpretación preliminar: el sitio es producto de una ocupación efímera orientada a la confección de instrumentos líticos en su fase final de elaboración. La presencia de lascas de desecho bifacial y las materias primas alóctonas de grano fino sugieren que el sitio puede ser un taller. Esto, sumado a la ausencia de restos malacológicos de gran biomasa y a la presencia de restos superficiales, apoyan esta apreciación. PP. W. 2: UTM Norte 77 01 127; UTM Este 376 762 Altitud: 18 m.s.n.m. Emplazamiento: Sitio ubicado en terraza marina 2 a 50 m. del borde costero, en una depresión del terreno y al lado norte de una duna. El sustrato es de arena fina de color café‚ claro con clastos angulosos de tamaño mediano y color gris. Descripción: taller lítico abierto ubicado al lado norte de una duna. Se observa material cultural en superficie y aparentemente, no presenta estratigrafía. Sus dimensiones son 23 m. para el eje E-O y 15 m. para el eje N-S. El material lítico consiste en lascas pequeñas secundarias (de menos de 4 cm.) de materias primas alóctonas como sílex, basalto, cuarzo y jaspe. También hay presencia de microlascas (de menos de 1 cm.) en las mismas materias primas. Se observa un guijarro de cuarzo con fractura bipolar y hay presencia de percutores y choppers en rodados de playa de color negro y textura suave; estos se diferencian notablemente de los rodados locales, que son de granito, por lo tanto creemos que son alóctonos. También se registró un fragmento distal de punta de proyectil de cuarzo transparente. Mide 1,2 cm. de largo y tiene en la base 1 cm. de ancho; su espesor máximo es de 3,5 ml. Está trabajada por presión y tiene bordes rectos y divergentes. No se observa cerámica en superficie. Se registraron restos óseos de mamífero, probablemente de lobo de mar. Los restos malacológicos consisten en loco (Concholepas concholepas), erizo (Loxechinus albus), Turritella cingulata, Fisuréllidos, Chiton sp. y Oliva peruviana.

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No hay referencias anteriores de este sitio ni intervenciones previas. El estado de conservación es bueno y se observan restos subactuales como tarros de lata y vidrio. Interpretación preliminar: El sitio correspondería a una campamento de tareas que tendría la funcionalidad de taller lítico, en el que se efectuaron labores de confección de instrumentos en sus fases finales. La ocupación parece ser efímera y aparentemente no hay depósitos estratigráficos. La presencia de restos malacológicos es débil por lo que creemos que el sitio no se orienta a la extracción de recursos marinos. PP. W. 3: UTM Norte 77 01 139; UTM Este 376 799 Altitud: 26 m.s.n.m. Emplazamiento: El sitio se ubica en una explanada sin asociación a duna o promontorio, aproximadamente a 75 m. de la línea de costa. El sustrato es arenoso y con gravilla superficial. Este sitio se ubica 23 m. al este de PP. W. 2 y 48 m. al sur de PP. W. 1. Descripción: taller lítico abierto y superficial; sus dimensiones son 16 m. para el eje E-O y 37 m. para el eje N-S. El material lítico presenta 2 concentraciones notables; la que se ubica más al norte presenta mayor densidad. Se observan lascas de materia prima alóctona, primarias y secundarias de sílice y basalto. En general las materias primas son muy similares a las registradas en los dos sitios anteriores. Se registraron dos preformas de punta de proyectil fragmentadas, una es de basalto de color café y se encontró su parte distal, la que presenta el eje de simetría desviado y el ápice roto. La otra preforma es de sílice transl£cido, sección asimétrica y bordes rectos. También se registró un chopper y un percutor en canto rodado. Además hay presencia de grandes lascas de una materia prima de grano grueso. No se observan restos cerámicos. Los restos malacológicos consisten en almejas (Euromalea rufa), chitones, Tégula atra, conos (Turritela cingulata), "sombreritos" (Scurria) y conchuela (fragmentos de concha triturada). No hay referencias anteriores de este sitio ni intervenciones previas. El estado de conservación es regular; hay muchas huellas de vehículos y restos subactuales como alambre. Interpretaci¢n preliminar: este sitio es un taller lítico muy similar a los dos registrados anteriormente (PP. W. 1 y PP. W. 2) y creemos que estos tres talleres podrían constituir un sólo gran sitio; sin embargo la distribuci¢n de los materiales es discontinua existiendo espacios sin material cultural entre ellos. Por otra parte PP. W. 2 presenta una mayor cantidad de percutores y restos malacológicos de mayor tamaño. No obstante los tres

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contextos son muy similares, preferimos registrarlos como sitios diferentes. PP. W. 4: UTM Norte 77 01 056; UTM Este 376 831 Altitud: 75 m.s.n.m. Emplazamiento: Sitio emplazado en la terraza 2 a unos 500 m. del borde costero, en una explanada y sobre un relleno arenoso que forma una especie de costra salina de arena, conchas y gravilla. Descripción: sitio abierto sin asociaci¢n a duna o promontorio. Se observan varias piedras lisas de tama¤o mediano dispuestas formando un semicírculo (intencionalmente?). Hay material lítico en superficie, observándose áreas de lasqueo de materia prima alóctona. Las lascas son de tamano mediano a pequeño (menos de 3 cm.), de sílex blanco y anaranjado y basalto de color café. También se registraron instrumentos en cantos rodados. La densidad de los materiales es baja encontrándose dispersos y sin agruparse en locus definidos. Se encontró una punta de sílex blanco translúcido, de forma lanceolada y base recta; le falta el extremo distal. Tiene 3,1 cm. de largo y 1,6 cm. de ancho. Está trabajada bifacialmente y presenta retoque por presión. Los restos malacológicos son escasos y consisten en almejas (Euromalea rufa), Oliva peruviana y Mesodesma donacium. Interpretación preliminar: en este sitio se efectuaron labores de confección de instrumentos líticos, pero la densidad de materiales es muy baja, por lo que no creemos que haya existido una especialización en esta actividad. Por otra parte, no se encontraron evidencias abundantes producto de otras actividades. PP. W. 5: UTM Norte 77 00 738; UTM Este 376 825 Altitud: 40 m.s.n.m. Emplazamiento: Sitio ubicado en terraza marina 2 a unos 100 m. de la línea de costa, se emplaza al norte de un afloramiento rocoso monticular. Descripción: sitio abierto y superficial protegido por grandes rocas y muy cerca del mar. Tiene 10 m. en el eje N-S y 8 m. en el eje E-O. Presenta desechos de talla lítica en superficie, consistentes en lascas medianas (4 cm. de promedio) de cuarzo, basalto, jaspe, sílex y calcedonia. No se observa asociación con otros materiales culturales. Los restos malacológicos consisten en almeja (Euromalea rufa y Prototaca thaca), cholga (Aulacomya atra), fisuréllidos, y macha (Mesodesma donacium) No hay referencias anteriores ni intervenciones previas para este sitio. El estado de conservación es bueno y no se observan alteraciones. Se observan basuras subactuales como latas.

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Interpretación preliminar: este sitio corresponde a una ocupación débil, se observan algunos eventos de talla y restos de alimentaci¢n marítima. La densidad de materiales es baja y no se observan asociaciones con otros materiales. PP. W. 6: UTM Norte 77 00 761; UTM Este 376 887 Altitud: 14 m.s.n.m. Emplazamiento: Sitio ubicado en terraza marina 2, en explanada entre dos dunas a unos 200 m. del borde costero. Descripción: taller lítico superficial con escasos desechos de talla muy dispersos. Lascas primarias y secundarias de tamaño mediano y pequeño, desechos de talla bifacial. Las materias primas presentes son silíceas y jaspe. Se registró un fragmento distal de preforma de punta de proyectil, mide 4 cm. de largo y 3 cm de ancho en la base, está hecha de sílex de color rosado blanquecino. Las dimensiones del taller son: eje N-S 16 m. y E-O 17 m. En la ladera norte de la duna que encierra el sitio por el sur, también se registraron concentraciones de material lítico en baja densidad; lo mismo sucede en la ladera NW. Los restos malacológicos consisten en escasos fragmentos de erizos, almejas y lapas, muy fragmentadas; por lo que podría tratarse de componentes del sustrato y no restos de alimentación humana. El estado de conservaci¢n es regular, presentándose disturbación por huellas de vehículos. Interpretaci¢n preliminar: taller lítico de ocupación breve, los restos son escasos y dispersos. PP. W. 7: UTM Norte 77 00 800; UTM Este 376 850 Altitud: 11 m.s.n.m. Emplazamiento: Sitio ubicado sobre un montículo de arena y piedras, protegido por grandes piedras, que se ubican al sur de este. El sustrato es arenoso con gravilla fina en superficie y grandes clastos angulares. Descripción: este sitio presenta evidencias de talla lítica de poca densidad que se concentran alrededor del promontorio rocoso. Sus dimensiones so: eje E-O 6 m. y eje N-S 9 m.Se encuentra a unos 40 m. de PP. W. 5 y PP. W. 6. El material cultural consiste en lascas pequeñas (menos de 3 cm.) de basalto, sílex y cuarzo. Los restos malacológicos son escasos y están constituidos por chitones, almejas (Prototaca thaca) y picoroco (Austromegabalanus psittacus). Aparentemente este es un sitio superficial. No hay intervenciones previas ni referencias anteriores de este sitio. El estado de conservación es bueno.

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Interpretación preliminar: Este sitio podría constituir parte de una misma unidad con PP. W. 5 y 6 , pero por el hecho de existir entre ellos espacios estériles sin material cultural, se consideraron como tres sitios diferentes; no obstante, de ser así, estarían íntimamente relacionados debido a la similitud de los materiales. Están presentes las mismas materias primas líticas en los tres sitios y los restos malacológicos también son similares. Estos tres sitos se asemejan además por encontrarse todos al lado norte de afloramientos rocosos o promontorios. PP. W. 8: UTM Norte 76 97 998; UTM Este 376 005 Altitud: 7 m.s.n.m. Emplazamiento: Sitio ubicado en sector central de la terraza marina 2 sobre la playa actual y encerrado por dunas de guano. Se encuentra asociado a una peque¤a bahía y a una bajada de agua que viene desde el norte. El sustrato es arenoso con afloramientos rocosos y abundantes guijarros grandes y peque¤os de grano fino y duros, útiles para implementos de molienda. Se observa un basural actual en las inmediaciones del sitio. Descripción: este sitio presenta pequeñas concentraciones de material cerámico disperso, posiblemente por asociación a la bajada de agua y a causa de las reocupaciones subactuales evidentes en el lugar. Sus dimensiones son 20 m. eje E-O y 31 m. eje N-S. La cerámica presenta al menos tres tipos diferentes. El primer tipo consiste en fragmentos de gran tamaño de paredes gruesas, superficie alisada y posiblemente espatulada, de un color café rojizo. Entre estos fragmentos se encontraron base rectas, bordes rectos y evertidos, y una unión cuerpo-asa. Este tipo posiblemente sea histórico. El otro tipo presenta paredes de mediano espesor, tiene pasta roja, superficie alisada y con evidencias de exposición al fuego. Entre las formas se registraron un borde evertido y cuerpos de paredes globulares. El tercer tipo posee paredes delgadas, interior alisado y exterior pulido, su color es caf‚ rojizo y entre las formas se registr¢ una base recta. Estos dos últimos tipos son probablemente prehispánicos. No hay intervenciones ni referencias previas para este sitio. El estado de conservación es regular, debido a la presencia del escurrimiento de agua, que podría tapar los materiales, y al uso subactual de la playa. Observaciones: se evaluó la posibilidad de que el material hubiera sido acarreado por el agua desde más arriba, pero no se encontró material en este sector. Interpretación preliminar: Este es un sitio cerámico probablemente asociado a la explotación de recursos marinos, por su corta distancia de la línea de costa. Posiblemente sea un sitio

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multicomponente y estacional asociado a recursos costeros (guano) y marítimos. La ocupación parece ser débil, sin embargo, el material está bastante incluido en la matriz, la que al recibir arrastre de sedimentos podría estar cubriendo una ocupación más densa no observable. PP. E. 1: UTM Norte 77 01 243; UTM Este 377 299 Altitud: 77 m.s.n.m. Emplazamiento: sitio ubicado en terraza 1 entre dos caminos hechos con retroexcavadora asociados a las torres de alta tensión. Descripción: sitio abierto que presenta concentraciones de material lítico alteradas por el paso de la retroexcavadora. Estas consisten en núcleos y lascas grandes de basalto, cuarzo y calcedonia. También se encontraron restos malacológicos de macha (Mesodesma donacium) y loco (Concholepas concholepas). El estado de conservación es malo a causa de la intensa disturbación provocada por el paso de la retroaxcavadora. Interpretación preliminar: sitio muy alterado con una débil ocupación probablemente asociada al desbaste de materias primas líticas. PP. E. 2: UTM Norte 76 98 994; UTM Este 377 856 Altitud: 70 m.s.n.m. Emplazamiento: sitio ubicado en terraza 2 adyacente a la cordillera de la Costa. Se emplaza al sur de un afloramiento rocoso con duna. El sustrato se compone de material de acarreo de la cordillera, y consiste en gravilla abundante y fragmentos de rocas angulares de color oscuro sobre arena de color amarillo. Descripción: el sitio se ubica en la ladera norte del afloramiento rocoso y presenta pequeñas concentraciones de fragmentos cerámicos contiguos. También se registraron escasos restos malacológicos. Dentro de los límites del sitio existe un alero de ocupación subactual con pircado y sin evidencias de fuego, se observan varios casquetes de bala en su interior. Este sitio tiene 115 m. eje E-O y 72 m. eje N-S. La cerámica consiste en fragmentos grandes y pequeños de paredes delgadas y bastante erosionados. No obstante, se observa un tratamiento de superficie alisado interior y exterior con improntas del alisador (probablemente brocha de ramitas). La pasta es de color anaranjado, fina y homogénea. También se observaron algunos fragmentos con pintura roja. Los restos de conchas consisten en almeja (Euromalea rufa y Prototaca thaca), loco (Concholepas concholepas), chitones y Oliva peruviana. También se observaron restos óseos de ave y casquillos de balas.

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No hay intervenciones ni referencias previas. El estado de conservación es regular, presentandose disturbación por huellas de vehículos y evidencias de erosión. Interpretación preliminar: posible lugar de paso asociado a un sendero que es visible desde el límite norte del sitio y que cruza la estribación E-O de la Cordillera de la Costa. Este sendero es visible por su coloración más clara que el sustrato y tiene una orientación N-S. PP. E. 3: UTM Norte 76 98 791; UTM Este 377 724 Altitud: 90 m.s.n.m. Emplazamiento: sitio ubicado sobre lomaje; el sustrato es arenoso, con gravilla superficial y afloramientos rocosos prominentes. Descripción: el sitio está conformado por una amplia dispersión de cerámica muy poco densa y con leves concentraciones que en total suman unos pocos fragmentos. También se observan unas pocas conchas de loco (Concholepas concholepas), lapas (Fisurella spp.) y Oliva peruviana. Las dimensiones del sitio son 63 m. eje E-O y 150 m. eje N-S. La cerámica es monócroma de color café anaranjado. Los fragmentos son gruesos y se observa dos tipos diferentes, uno con alisado exterior burdo e interior con estrías horizontales (brochado?). Hay otro tipo con alisado exterior e interior con impronta del alisador, que conforma huellas desordenadas. No hay referencias anteriores de este sitio y el estado de conservación es bueno, no presentando ninguna alteración. Interpretación preliminar: este sitio presenta una baja densidad de material y las distintas concentraciones de cerámica están muy aisladas y disociadas. Se encuentra unos 200 m. al sur del sitio PP. W. 2 y también se asocia al mismo sendero que este. Por lo tanto al igual que el sitio anterior, este sería un lugar de paso, directamente asociado al sendero que lo cruza de N a S. PP. E. 4: UTM Norte 76 98 214; UTM Este 377 544 Altitud: 103 m.s.n.m. Emplazamiento: sitio ubicado en terraza 1, cerca de la cota 100 y al sur de la costilla principal constituida por una estribación de la Cordillera de la Costa. Se emplaza inmediatamente bajo la ladera y a unos 200 m. de la pared del acantilado central, en una explanada. El sustrato consiste en arena de duna con gravilla fina superficial. Descripción: sitio constituido por una dispersión de basuras de carácter histórico, también presenta basuras subactuales como ruedas de neumáticos. Se observan concentraciones de material asociadas generalmente a una o más piedras medianas. Las

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dimensiones del sitio son 52 m. eje N-S y 45 m. eje E-O. Los materiales consisten en lascas de jaspe, cerámica vidriada, loza, huesos de osobuco, latas, tarros, restos de sacos, frascos de remedios, botellas, madera, alambre, restos de cuerdas, vidrio, una palangana de lata y un peine. También hay restos de conchas: lapas (Fisurella spp.), loco (Concholepas concholepas) y erizo (Loxechinus albus). Se observa un sendero de 1 m. de ancho que atraviesa el sitio y se orienta en dirección E-O. El estado de conservación es bueno. No hay intervenciones ni referencias anteriores. Interpretación preliminar: este sitio se encuentra directamente asociado a un sendero muy marcado que conduce hacia la costa, en donde se encuentran las guaneras de Punta Patache. Creemos que se trata un campamento histórico por las características de sus basuras, aunque la presencia de áreas de lasqueo no calza con este hecho. Probablemente este sitio se encuentre asociado a la explotaci¢n del guano, por la cercanía a las guaneras y por presencia de abundantes restos de sacos, similares a los empleados históricamente para almacenar este producto. La presencia de basuras subactuales indicaría un uso reciente del sitio, sin embargo, esto parece dudoso por la presencia de varios objetos atractivos para ocupantes actuales, como las botellas. Por lo tanto, creemos que sólo se habría usado el lugar como botadero. 5.4. Conclusiones Podemos señalar a modo de conclusiones, que la prospección arqueológica preliminar que hemos realizado en Punta Patache ha sido exitosa, registrándose 12 sitios nuevos que complementan la información previa que se manejaba para la zona. Ninguno de estos sitios ha sido mencionado en trabajos anteriores, los que han registrado y excavado preferentemente sitios habitacionales con depositación estratigráfica y contextos funerarios. El hallazgo de estos nuevos sitios puede servir para obtener una visión más global de los patrones de uso del espacio por parte de poblaciones prehispánicas y algunos de ellos podrían estudiarse más a fondo. Es importante señalar que, observaciones como las de Moragas (1977) quien afirma que en los sitios Cáñamo-1 y Cáñamo-13 los desechos de talla lítica no guardan proporción con la cantidad de instrumentos formatizados,- y que probablemente las labores de confección de artefactos líticos se hayan llevado a cabo en campamentos de tareas -, se ven confirmadas con el hallazgo de varios talleres líticos asociados generalmente a afloramientos rocosos y que no corresponden a sitios habitacionales ni presentan depósitos estratigráficos. Estos talleres presentan eventos de talla con desechos generalmente pequeños, correspondientes a la fase terminal del proceso de elaboración, y las materias primas coinciden con las registradas por Moragas, para los sitios antes

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mencionados. Estos talleres se ubican preferentemente en la terraza 2 y muy cerca de la línea de costa. En cuanto a los sitios cerámicos, debemos decir que son menos que los talleres y que, principalmente se hallan en la terraza 1, apegados a la Cordillera de la Costa y asociados a senderos; por lo que fueron interpretados como producto del paso por lugares de tránsito, que probablemente se encuentren relacionados con el oasis de niebla y/o con las guaneras. En cuanto a los tipos cerámicos, aparentemente la totalidad de los tipos registrados corresponderían a los tipos definidos por Núñez y Moragas (1983) para el área de Cáñamo, aunque son necesarios análisis más acabados. En ninguno de los sitios registrados se observó asociación entre materiales líticos y cerámicos, esto podría deberse a que los contextos son producto de actividades diferenciadas que se llevaron a cabo en diferentes espacios. O bien este tipo de asociación sólo se registraría en contextos habitacionales. Por otra parte, debemos decir que los objetivos de la prospección no se cumplieron del todo, ya que no fue posible abarcar todo el espacio inicialmente definido, debido a la falta de tiempo y recursos. No obstante, esta experiencia es muy valiosa para dimensionar la cantidad de tiempo y esfuerzo que es necesario invertir en una futura prospección y ayudar a planificar mejor los aspectos logísticos implicados en el diseño de investigaciones futuras en el área. La evaluación de esta etapa de la prospección es enteramente positiva, ya que ahora poseemos un panorama mucho más completo de la naturaleza del registro arqueológico presente en el sector, las características del terreno y el emplazamiento de los sitios. La importancia arqueológica del área de Patache es evidente y ha quedado de manifiesto en el recuento de antecedentes que hemos realizado, por otra parte la información recogida en la prospección confirma este hecho y pone en evidencia que no existe un estudio acabado de este sector y que, hasta ahora se han considerado sólo los sitios arqueológicos más visibles e importantes, quedando fuera una gran cantidad de información útil. Por todo esto creemos que es urgente y necesaria una investigación a fondo de este sector, con metodologías y recursos actuales acordes con el desarrollo de la disciplina arqueológica. No desconocemos por su puesto, el valor de los trabajos realizados anteriormente en este espacio, pero debemos decir que estos fueron realizados hace más de 25 años, por lo que requieren una revisión y complementación que actualice su contenido.

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