Primeras Paginas El Ultimo Fantasma

5
I Esta madrugada, mientras cavilaba con la ca- beza en la almohada, un fantasma pasó como un re- lámpago por mi imaginación. Eso me sobresaltó. Aunque no logré reconocerlo me puse en guardia. No estoy para espejismos, para encantamientos de escritor novicio. Aun así, permanecí con el recuerdo de ese celaje cruzando mis ojos. Un fantasma inopor- tuno. Seguramente, el último fantasma. Quizás esto me ocurre porque Fabiola está de viaje y su ausen- cia me torna más introvertido y vulnerable. Tuvimos que tomar la emotiva decisión de que ella empren- diera sola unas vacaciones por una corta temporada. Hemos invertido buena parte de nuestros modestos ahorros con ese propósito. Al principio se resistía a hacerlo de este modo, pero finalmente logré conven- cerla de que si era bueno para ella, lo sería también para mí. El viaje es más importante para Fabiola, por- que su mamá era italiana y caramba, ¿cuánto tiem- po llevábamos diciéndonos que el próximo año sí es verdad que nos damos una vuelta por Venecia, Flo- rencia y Avausa? Y nunca terminamos de subirnos a ese avión. Fabiola tiene algunas amistades y hasta primos segundos, en algunos parajes de Europa, que le han ofrecido alojamiento y, además, tiene previsto hos- pedarse en modestos hoteles o posadas. Le aseguré

description

Literatura

Transcript of Primeras Paginas El Ultimo Fantasma

Page 1: Primeras Paginas El Ultimo Fantasma

I

Esta madrugada, mientras cavilaba con la ca-beza en la almohada, un fantasma pasó como un re-lámpago por mi imaginación. Eso me sobresaltó. Aunque no logré reconocerlo me puse en guardia. No estoy para espejismos, para encantamientos de escritor novicio. Aun así, permanecí con el recuerdo de ese celaje cruzando mis ojos. Un fantasma inopor-tuno. Seguramente, el último fantasma. Quizás esto me ocurre porque Fabiola está de viaje y su ausen-cia me torna más introvertido y vulnerable. Tuvimos que tomar la emotiva decisión de que ella empren-diera sola unas vacaciones por una corta temporada. Hemos invertido buena parte de nuestros modestos ahorros con ese propósito. Al principio se resistía a hacerlo de este modo, pero finalmente logré conven-cerla de que si era bueno para ella, lo sería también para mí.

El viaje es más importante para Fabiola, por-que su mamá era italiana y caramba, ¿cuánto tiem-po llevábamos diciéndonos que el próximo año sí es verdad que nos damos una vuelta por Venecia, Flo-rencia y Avausa? Y nunca terminamos de subirnos a ese avión.

Fabiola tiene algunas amistades y hasta primos segundos, en algunos parajes de Europa, que le han ofrecido alojamiento y, además, tiene previsto hos-pedarse en modestos hoteles o posadas. Le aseguré

Page 2: Primeras Paginas El Ultimo Fantasma

12

que sería muy atento y disciplinado con mis medica-mentos y que no tendría ninguna razón especial para preocuparse. Acordamos que al igual que en nuestro tiempo de novios amantes, desde cada lugar donde permanezca, me enviará una postal. No importa que lleguen con algún retraso si cargan la magia. Por su-puesto, de cuando en vez nos haremos alguna llamada telefónica, porque a mí me resulta muy indispensable su voz. Pero el correo electrónico no será nuestro vín-culo primordial, aunque no lo descarto del todo, poco a poco abandono la prehistoria y me cuelo en la mo-dernidad tardía. De regreso de Europa Fabiola pasa-rá por Córdoba, su ciudad natal en Argentina, la de sus estudios universitarios, de donde debió salir hace años cuando arreció la represión criminal de los mili-cos, que es como allá llaman a los uniformados.

Ahora, después de la exigua jubilación con la que me enviaron a las duchas antes de lo previsto, como a los deportistas que sacan del juego, dispongo de mucho más tiempo para leer el montón de libros que siempre estuvieron en lista de espera y también para transformarme en el melómano que siempre he querido ser. Pero eso sí, los afanes narrativos quedan descartados. No más tribulaciones de náufrago. No más botellas al mar.

Algunas tardes salgo a caminar por Paloale-gre, somos habitantes del barrio ya por varios años y me resulta grato recorrer sus calles. Aquí me he con-vertido en sedentario, un hombre árbol, a diferencia del hombre ave que fui en mi juventud. Las calles son limpias y su ritmo moderado, lo que en una ciudad estruendosa como Caracas es de agradecer. Paloale-gre tiene a la Gran Montaña por espalda, lo que a la

Page 3: Primeras Paginas El Ultimo Fantasma

13

larga lo convierte en un sitio entrañable. Cuando sus habitantes se alejan suelen añorar esa presencia tute-lar. Hay muchos cafés y restaurantes donde recalar en una tarde monótona o en una noche imponderable. En algunos cafés y confiterías se aglomera una clien-tela que por estos tiempos oscila emocionalmente entre la evasión y la angustia, la furia y la depresión, y allí encuentran su pequeño oasis citadino.

Por lo visto ya comienzo a desprenderme de algunos de mis más caros sueños juveniles, pero doy por vivido todo lo soñado, poeta. ¿Acaso lo soñado no forma parte inseparable de la sustancia del vivir?

Anoche volví a sentir el soplo del fantasma que me ronda desde hace varios días, aún sin recono-cerlo del todo lo he sacudido sin ningún miramien-to. No caeré en provocaciones. Esta vez estoy bien prevenido, conozco las astucias y artimañas de estos fantasmones. Llegan fingiendo ser discretos y hasta tímidos y terminan esclavizando a aquel a quien han elegido para lograr sus vanidosos fines. Algunos son tan osados y embaucadores que prometen desde su llegada fama y fortuna.

Ya estaba escuchando o adivinando sus susu-rros cuando decidí cortar por lo sano y lo espanté malhumorado: «¡Lárgate, quiero dormir sin intromi-siones! Búscate a otro más incauto. Algún joven es-critor despistado y ambicioso. No estoy dispuesto a gastar ni un minuto más de mi tiempo tras una qui-mera novelística. No sé quién eres, pero tampoco me interesa saberlo.» Así fui de categórico, para que no quedara duda.

Ya puedo olfatear como un entendido esas fantasmagorías nocturnas. Esos espectrales son es-

Page 4: Primeras Paginas El Ultimo Fantasma

14

pecialistas en rondar primero y atrapar después a los desapercibidos que detectan. Algunos son tan atre-vidos que hasta en plena luz del día se presentan sin anunciarse, esgrimiendo alguna sutil o temeraria pro-posición que siempre disimulan con astucia. Si el ilu-so les presta atención, insinúan que se trata de un asunto apasionante, crucial, originalísimo y trascen-dente. Y en cuanto no más lo piensa, el infeliz escri-bidor se encuentra a su merced, esclavizado como un galeote, obligado a cumplir esforzadas faenas que consumen su energía y engullen su tiempo a mordis-cos. Obsesionado por un asunto que muchas veces ni siquiera le concierne. Y lo peor de esta volunta-ria enajenación es que el ingenuo escribidor algunas veces sonríe y agradece por habérsele concedido tan absurda ordalía, tan fatigosa penitencia.

Estoy claro; ningún fantasmón o fantasmona volverá a subyugarme con su envolvente estratage-ma. Para ser todavía más categórico, a pesar de que la habitación se encontraba a oscuras, coloqué la al-mohada sobre mi cara para mostrarle al misterioso espectro ficcional que conmigo no tenía la más re-mota posibilidad de persuasión. Ahora reconozco al vuelo a estos intrusos cargados de promesas que no escatiman artimañas y tramposerías. Habilidosos propagadores de espejismos. Vendedores de espu-ma. Tracaleros seductores que pretenden resguardar y transmitir historias insólitas. No siendo nada extra-ño que se muestren como herederos de otros fantas-mas de singular linaje, inspiradores, por ejemplo, de un arruinado y manco señor Cervantes, o de un ator-mentado joven Dostoievski, o de un señor Poe casi aniquilado por el alcohol. Con esa conseja de una su-

Page 5: Primeras Paginas El Ultimo Fantasma

15

puesta inspiración secular y tradicional eficiencia, el fantasmón busca adormecer cualquier duda del en-candilado escribidor, que con suprema candidez cree haberse topado con el auténtico espíritu creador.

Por nada hipotecaré esta soberanía personal y menos ahora cuando, ya jubilado de mis tareas de bi-bliotecario, dispongo de tiempo para hojear revistas, leer o releer libros gratos y no sólo recomendarlos a los usuarios, dejarme arrobar por la música apacible-mente, ir al cine y, sobre todo, haraganear sin senti-miento de culpa. Así que, fantasmón o fantasmona, como quiera que te llames o de lo que presumas, por mí te pudres.