Primer Congreso Nacional de Filosofía 1

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Primer Congreso Nacional de Filosofía Mendoza · Argentina · 30 marzo / 9 abril 1949 En diciembre de 1947 la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina) convocó el Primer Congreso Argentino de Filosofía, «con participación de todos los países hispanohablantes». Pero el 20 de abril de 1948 el Poder Ejecutivo decretó la nacionalización del Congreso, otorgándole carácter nacional. El Presidente de la Nación Argentina, general Juan Domingo Perón (1895-1974), dispuso que el Congreso pasara a denominarse Primer Congreso Nacional de Filosofía, y el Estado puso a disposición de los organizadores hasta trescientos mil pesos moneda nacional. El decreto del nacionalización, firmado por Perón, fue refrendado con su firma por el Ministro de Justicia (Belisario Gache Pirán) y por el Ministro de Educación (Oscar Ivanissevich). El Congreso se celebró en Mendoza entre el miércoles 30 de marzo y el sábado 9 de abril de 1949. El propio Perón intervino con una larga conferencia pronunciada como cierre durante la sesión de clausura, ceremonia celebrada en el Teatro Independencia de Mendoza en la tarde del sábado 9 de abril de 1949, con la presencia de María Eva Duarte de Perón, todos los Ministros que integraban el Gabinete Nacional, los Rectores de las Universidades argentinas, otras autoridades y los congresistas. Perón ofreció en esa intervención, plena de referencias histórico filosóficas, las principales posiciones ideológicas del justicialismo. Este texto sería difundido profusamente durante los años cincuenta en forma de un libro titulado La comunidad organizada. ¿Cabe mejor ejemplo de filosofía administrada ? El Proyecto Filosofía en español dispuso en febrero de 2002 una edición digital parcial de las Actas de este Congreso, que completó en marzo de 2008 al ofrecer de forma íntegra la reedición facsímil de las Actas , publicadas en 1950 en tres voluminosos tomos (2.197 páginas) por la Universidad Nacional de Cuyo.

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Primer Congreso Nacional de Filosofa Mendoza Argentina 30 marzo / 9 abril 1949

En diciembre de 1947 la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina) convoc el Primer Congreso Argentino de Filosofa, con participacin de todos los pases hispanohablantes. Pero el 20 de abril de 1948 el Poder Ejecutivo decret la nacionalizacin del Congreso, otorgndole carcter nacional. El Presidente de la Nacin Argentina, general Juan Domingo Pern (1895-1974), dispuso que el Congreso pasara a denominarse Primer Congreso Nacional de Filosofa, y el Estado puso a disposicin de los organizadores hasta trescientos mil pesos moneda nacional. El decreto del nacionalizacin, firmado por Pern, fue refrendado con su firma por el Ministro de Justicia (Belisario Gache Pirn) y por el Ministro de Educacin (Oscar Ivanissevich). El Congreso se celebr en Mendoza entre el mircoles 30 de marzo y el sbado 9 de abril de 1949. El propio Pern intervino con una larga conferencia pronunciada como cierre durante la sesin de clausura, ceremonia celebrada en el Teatro Independencia de Mendoza en la tarde del sbado 9 de abril de 1949, con la presencia de Mara Eva Duarte de Pern, todos los Ministros que integraban el Gabinete Nacional, los Rectores de las Universidades argentinas, otras autoridades y los congresistas. Pern ofreci en esa intervencin, plena de referencias histrico filosficas, las principales posiciones ideolgicas del justicialismo. Este texto sera difundido profusamente durante los aos cincuenta en forma de un libro titulado La comunidad organizada. Cabe mejor ejemplo de filosofa administrada? El Proyecto Filosofa en espaol dispuso en febrero de 2002 una edicin digital parcial de las Actas de este Congreso, que complet en marzo de 2008 al ofrecer de forma ntegra la reedicin facsmil de las Actas, publicadas en 1950 en tres voluminosos tomos (2.197 pginas) por la Universidad Nacional de Cuyo.

PrimerCongreso Nacional de FilosofaLos 284 miembros del Congresoen sus dieciseis modalidadesMendozaArgentina1949

relatoresextranjeros148 argentinosrelatores adherentesadherentesextranjeros

173asisten* 1249539slo asisten

* 5270102134171publican

111ausentes 2423837

282461674ni asistenni publican

* = asisten = publican1051202831* 60 extranjerosde 20 naciones

225 relatores59 adherentes

El Primer Congreso Nacional de Filosofa de Mendoza de 1949 fue el primero congreso de filosofa celebrado en Hispanoamrica (al ao siguiente tuvo lugar en Mxico el IV Congreso Interamericano de Filosofa), en esa ideolgica institucionalizacin de la filosofa que buscaron los gobiernos capitalistas en los aos de la Segunda Guerra Mundial y postguerra frente a la expansin del marxismo leninismo impulsada desde la Unin Sovitica. Casi todos los pases americanos estuvieron representados, aunque llama la atencin, por ejemplo, la total ausencia de cubanos, a pesar de la incipiente pero potente actividad de la Sociedad Cubana de Filosofa y de la Revista Cubana de Filosofa, cuyas pginas, por cierto, ignoran totalmente la existencia del congreso de Mendoza. Autores argentinos, como Risieri Frondizi, que ese mismo 1949 publica en La Habana el artculo La unidad de la filosofa americana, no asistieron o no fueron invitados al congreso de Mendoza.El presbtero y activista catlico Octavio Nicols Derisi, fundador en noviembre de 1948 de la Sociedad Tomista Argentina (es decir, despus de que el Primer Congreso Argentino de Filosofa fuera convocado en diciembre de 1947 y nacionalizado en abril de 1948, cinco meses antes de su inauguracin en marzo de 1949), en la crnica que public entonces en Sapientia (revista de la que Derisi fue primer director en 1946, y que ms adelante pasara a ser publicada por la Universidad Catlica Argentina, fundada en 1958 tras un largo proceso que puso en marcha en 1950 el propio papa Po XII, a travs del mismo Derisi) no oculta una propaganda de mala ley llevada a cabo contra el Congreso, desde el exterior, por elementos sectarios y contrarios a nuestro gobierno, y que logr restar la concurrencia al mismo de algunos pensadores extranjeros, pero tampoco que por de pronto, el materialismo, el empirismo, el positivismo de todos los matices y el mismo idealismo trascendental en su forma clsica han estado casi enteramente ausentes del Congreso. Las corrientes dominantes han sido: la fenomenologa, la axiologa y sobre todo el existencialismo y el tomismo. La lucha entre el existencialismo ateo y catlico, por una parte, y del realismo crtico tomista, por otra, ha sido la nota ms frecuente en las conversaciones del Congreso y tambin ms sobresaliente desde el punto de vista ideolgico (Primer Congreso Nacional de Filosofa, Sapientia, 1949, 12, 169 y 172).miembros*asisten** publicanni asistenni publican

Argentina148113338058530

EE.UU.151046174

Alemania14992113

Espaa16883115

Brasil1061554

Mxico955272

Per4444

Italia2433111410

Francia1033691

Portugal42224

Colombia42222

Suiza41134

Venezuela41113

Chile31112

Uruguay31112

Bolivia21111

Rep. Dominicana21111

Canad1111

Guatemala111

Reino Unido5114

Irlanda111

El polmico gran evento filosficoAutor: Marcelo Velarde Caazares Fecha de publicacin: Abril 04, 2009 por Revista Per Se

Hace 60 aos, del 30 de marzo al 9 de abril de 1949, tena lugar en Mendoza un evento sin precedentes en toda Latinoamrica: el Primer Congreso Nacional de Filosofa. Financiado por el mismo gobierno que llegara al poder al son de alpargatas s, libros no, y que mantena intervenidas las universidades, la paradoja de la reunin reflej las divisiones entre los filsofos tanto argentinos como extranjeros: por un lado, los que rehusaron participar, juzgando que eso implicaba consentir el rgimen, y por el otro, quienes defendan la ndole acadmica del congreso. Solidario con los primeros, pero ms equilibrado que la mayora de unos y otros, Ferrater Mora dira en la revista Philosophy and Phenomenological Research: Fue un evento poltico y filosfico a la vez. En efecto, a escasas semanas de jurar por la nueva Constitucin que haba promovido, y a ttulo de conferencia de clausura, all present Pern La comunidad organizada, cuyo autor real o asesor qued en las sombras hasta hoy. Sin embargo, Pern no se limit a costear agasajos a los filsofos extranjeros ni a distinguirlos en Buenos Aires con diplomas de miembros honorarios de la universidad argentina. Buscaba refutar ante todo con acciones las acusaciones de fascismo y de privacin de la libertad de expresin. As es que no slo cerr su exposicin en Cuyo con palabras de Spinoza, filsofo judo, sino que se asegur de haber respaldado la realizacin de un congreso de jerarqua internacional. Entre los 60 extranjeros presentes, llegados de 20 pases, estuvieron los europeos Abbagnano, Gadamer, Lwith, Landgrebe, Fabro y los latinoamericanos Vasconcelos, Ferreira da Silva, Wagner de Reyna y Mir Quesada. Otros 32 extranjeros, entre ellos Blondel, Marcel, Hyppolite, Sciacca, N. Hartmann y Jaspers enviaron comunicaciones. Las arduas tratativas diplomticas para traer a Heidegger chocaron con el proceso an en curso de desnazificacin de las ctedras alemanas, y slo consiguieron su carta de adhesin. Sartre, cuya obra haba sido poco antes condenada por el Vaticano, provocaba nuseas a los intelectuales catlicos y el gobierno no se arriesgara a tanto. Nada impidi, ciertamente, que Heidegger y Sartre fuesen los filsofos ms presentes en los debates sobre el existencialismo, la nica corriente filosfica a la que se le dedic una extensa sesin plenaria. A pesar de las ausencias de F. Romero, Fatone y Risieri Frondizi, y de presencias ideolgicas tan cuestionables como las de Meinvielle y otros, el protagonismo local sobresali con Astrada, Guerrero, Vassallo, Virasoro, Cossio y con catlicos como Quiles, Derisi y De Anqun. Tras apenas medio siglo de abierta la primera carrera de Filosofa en el pas, la convulsionada normalizacin haba sido acelerada y nuestros filsofos discutieron de igual a igual con los europeos. El reconocimiento alcanzado permite afirmar que el congreso de 1949 represent para la filosofa argentina la obtencin de su carta de ciudadana mundial. A la vez, es cierto que esta filosofa argentina estaba desgarrada por disidencias polticas, incluso entre los tomistas y los existencialistas del mbito oficialista. Adems, la dimensin internacional del congreso se logr no slo a expensas de su designacin de nacional, sino de cualquier posible confusin con un Congreso de Filosofa Nacional. Elocuente es el caso de Astrada, que vena de publicar El mito gaucho, su interpretacin del ser argentino, pero que en Mendoza casi se ci a ponderar con agudeza el sentido de la obra de Heidegger en un lenguaje acadmico ms bien purista. Este mltiple desencuentro fue acaso una de las razones de los 22 aos que pasaron hasta el siguiente congreso, donde tales desajustes fueron enunciados y denunciados de diversas formas desde una filosofa de la liberacin latinoamericana que rescataba y resignificaba conceptos caros al existencialismo, como compromiso, situacin, alteridad y autenticidad. Conceptos que hoy, cuando entr en coma el orden global neoliberal que quiso enterrarlos, pero libres ya tambin de ilusorios nacionalismos ontologistas, podran orientarnos otra vez ante ciertos desafos del pensamiento alternativo.

MEMORIAClaves filosficas de Pern

en el teatro Independencia de Mendoza donde se realizaba, una tarde de abril de 1949, el acto de clausura del Primer Congreso Nacional de Filosofa. Ante filsofos de diecinueve pases, Pern elev a teora su concepcin poltica y plante la convivencia social y su idea de avanzada de la "Tercera Posicin". Esa conferencia, con el ttulo de "Comunidad Organizada" sali publicada al ao siguiente en forma de libro.

Pern declar ese Congreso de "inters nacional". La convocatoria tuvo un xito absoluto. Es que las discusiones filosficas eran vitales en la posguerra; se viva la desorientacin de Europa en ruinas y era problemtico realizar un congreso con Estados diluidos por el derrumbe militar, moral y econmico. Descolocada frente al surgimiento de una nueva potencia mundial (EE.UU.)

En su larga disertacin, Pern recorri desde Aristteles hasta Marx, sin olvidarse de pasar por el pensamiento hind. Aunque se supone que estas citas tericas no las escribi l, lo que no se duda es que el despliegue de su propia filosofa poltica, que busca un equilibrio armnico entre el individuo y el colectivo, expresada en la "Comunidad Organizada" es de su autora.

Tienen su marca citas como: "un estado de justicia, en donde cada clase ejercita sus funciones en servicio de todo". Otras como, el "despotismo de individualidades egostas" versus las "masas gobernadas en bloque, con extincin de las personalidades". Era su "Tercera Posicin" que distanciaba a la Argentina tanto de los EE.UU. como de la Unin Sovitica. Del capitalismo anglosajn como del comunismo.

Hay filsofos argentinos que consideran que, sin nombrarlo, Pern cuestion a Jean Paul Sartre, el francs del existencialismo que ya haba publicado "La nusea": su novela clave sobre la angustia del hombre. Si el marxismo, para Pern, era peligroso porque produca la "insectificacin" del individuo y operaba sobre "el descontento social", esa idea de "la nusea", el existencialismo, operaba sobre "el desencanto individual". El peronismo, entonces, deba tomar distancia de las dos filosofas.

Al comenzar el congreso se ley la adhesin del prestigioso filsofo alemn Martn Heidegger que no pudo asistir. Era un perodo donde se cuestionaba su simpata con el rgimen nazi.

Pero estuvieron los renombrados italianos Nicola Abbagnano y Benedetto Croce, el alemn Hans George Gadamer, el francs Gabriel Marcel, el mexicano Jos Vasconcelos y el uruguayo Carlos Vaz Ferreira. Entre los argentinos, que participaron en el congreso estaban Carlos Astrada (discpulo en Alemania de Heidegger) y Luis Juan Guerrero.

En verdad, entre los bigrafos de Pern poco se escribi sobre este congreso. Los comentarios elogiosos o crticos fueron dedicados especialmente a la idea de la Comunidad Organizada, que en su tercera presidencia del 73, Pern retom y actualiz en otro momento del mundo. Aos despus, el alemn Gadamer tambin alumno de Heidegger asegur que los debates de aquel congreso hecho en Argentina fueron "un acontecimiento decisivo" en su vida intelectual.

Con el trmino existencialismo quedan designados diversos modos del pensamiento filosfico actual, a los cuales, teniendo en cuenta todas sus diferencias, les es comn que por -> existencia no entienden la actualizacin de una esencia cualquiera, la existencia en general (segn el sentido de existencia en la filosofa escolstica), sino la existencia del hombre, y sobre todo la realizacin (individual en cada caso) de la misma. En el centro de ese pensamiento se encuentra el --> hombre como individuo insustituible. Por esta razn la filosofa existencial no es puramente terica; apunta ms bien a la superacin del olvido y del engao de s mismo que se dan en la conciencia cotidiana, para conducir al propio ser personal. (Respecto de Heidegger cf. iv, 1; sin embargo, en sus principios, y en todo caso en el modo de su recepcin y repercusin, esto puede decirse tambin de l.) En este sentido (de especie como produccin original) adopt Marx su concepcin, para utilizarla y desarrollarla luego en el campo econmico-social. En contraposicin a esto, tanto desde el punto de vista religioso como desde una posicin radicalmente individual, S. Kierkegaard se enfrent al pensamiento sistemtico, donde lo mismo que en la forma de vida correspondiente a la organizacin eclesistica de tipo liberal, a su juicio, no encaja la existencia del individuo, queda oculto el miedo a la libertad abandonada a s misma y, convirtiendo el escndalo de la paradoja en la evidencia racional de estructuras generales, se falsea la obediencia de fe que el Dios encarnado pide al yo creyente, al yo que slo l puede determinar. Finalmente, F. Nietzsche, quien contrapone y antepone el afn de vivir y la voluntad de poder del superhombre a toda verdad y todo valor universales, ataca, no slo la filosofa y la ciencia, no slo lo eclesistico, sino el cristianismo en general.ExistencialismoMovimiento filosfico del siglo XX que pone en la existencia el centro de toda la reflexin filosfica. Cuando los filsofos que se incluyen en este movimiento reivindican la reflexin sobre la existencia como el tema filosfico fundamental no se refieren a la existencia como categora abstracta, ni a la existencia de las cosas o realidades no humanas, se refieren a la existencia humana concreta. Y en su tratamiento de esta existencia emplean dos estrategias: como mtodo filosfico, rehuyen el pensamiento especulativo, la construccin de teoras filosficas a partir de puros conceptos, y prefieren el mtodo fenomenolgico, entendido bsicamente como fidelidad absoluta a lo dado, a lo realmente experimentado, como descripcin de lo que se ofrece inmediatamente en la esfera de la vida; su actitud contraria a los enfoques abstractos de lo humano les lleva tambin a criticar el uso de la razn matematizante para la comprensin de la realidad humana, y por lo tanto a recelar de la ciencia y de la tcnica; en cuanto a las facetas fundamentales de la existencia objeto de su inters, atienden bsicamente a la dimensin de la finitud en el mundo humano: la temporalidad, la muerte, la culpa, la fragilidad de la existencia, la responsabilidad, el compromiso, la autenticidad, la subjetividad, la libertad,... El existencialismo comienza en el perodo de entre guerras y tiene su mximo momento de esplendor tras la segunda guerra mundial, particularmente en Francia. Es habitual sealar a Sren Kierkegaard (1813-1855) como un precursor de esta corriente; el propio Jean-Paul Sartre (1905-1980), en su obra El existencialismo es un humanismo, destaca dos versiones en este movimiento: el existencialismo catlico: Karl Jaspers (1883-1969) y Gabriel Marcel (1889-1973); el existencialismo ateo: en donde sita a Martin Heidegger (1889-1976) y a su propia filosofa. En la citada obra, Sartre atribuye a su versin del existencialismo los siguientes rasgos:1.Tesis fundamental: es un atesmo consecuente; puesto que Dios no existe, no existe la naturaleza humana; el hombre no tiene esencia o naturaleza, es lo que l mismo se ha hecho; en el la existencia precede a la esencia.2. El hombre es un proyecto que se vive subjetivamente: lo que mueve a las personas son sus proyectos, su preocupacin por la realizacin de su ser; pero estos proyectos y los ideales involucrados en ellos, no existen previamente a su decisin de realizarlos, no estn trazados previamente por un destino, una naturaleza o una tabla de valores objetivos.3. El hombre es responsable de s mismo y de todos los hombres: somos responsables de nosotros mismos porque lo que somos depende de lo que hemos querido ser, no de un destino divino, ni de una circunstancia social, ni de una predisposicin biolgica o natural; pero somos tambin responsables de los dems porque al elegir unos valores, elegimos una imagen del hombre tal y como debe ser; nuestra accin compromete a la humanidad entera.4. La libertad humana trae consigo los sentimientos de angustia, desamparo y desesperacin. Angustia ante el hecho de que es uno mismo el responsable de s mismo y de los dems; desamparo porque la eleccin se hace en soledad, no existe una tabla de valores en la que apoyarse, ni ningn signo que nos indique la conducta a seguir, es preciso inventarse la moral; y desesperacin porque no es posible un control completo de la realidad en la realizacin del proyecto, porque siempre hay que contar con factores imprevistos, con la posibilidad de que se truequen nuestras buenas intenciones en malos efectos. 5. Es una doctrina de la accin, contraria al quietismo: para el existencialismo slo hay realidad en la accin, el hombre existe en la medida en que se realiza, es el conjunto de sus actos y nada ms. Este pensamiento tiene dos caras: por un lado es duro para aquellas personas descontentas con lo que son, para los que no han triunfado en la vida; estas personas pueden engaarse diciendo que en realidad el conjunto de sus actos no muestra su autntica vala, diciendo que hay en ellos capacidades, talentos o disposiciones desaprovechadas, que el mundo les ha impedido dar de s todo lo que realmente son. Pero, por otro lado, esta doctrina es optimista pues declara que el destino de cada uno de nosotros est en nuestra mano y nos predispone a la accin, a no vivir de sueos, de esperanzas, a dejar de lado nuestra miseria y realizar nuestro proyecto: el hroe no nace hroe, se hace hroe; si se es cobarde es como consecuencia de una decisin, no porque fisiolgicamente o socialmente se est predispuesto para ello; el cobarde se hace cobarde, pero hay siempre para el cobarde una posibilidad de no ser por ms tiempo cobarde, como para el hroe la de dejar de ser hroe.6.Es una doctrina que reivindica la intersubjetividad: aunque parte del cogito como la verdad indudable, no defiende el aislamiento de la subjetividad, pues considera que slo en el trato con el otro, en el reconocimiento que el otro hace de nuestro ser, en la presencia de su mirada, slo as nos hacemos conscientes de nuestro propio ser, de nuestra propia realidad. 7.Frente a la nocin de naturaleza humana defiende la existencia de la condicin humana: aunque no existe una esencia comn a todos los hombres, Sartre cree que s se puede hablar de ciertos rasgos formales y universales que permiten la identificacin de la humanidad como un todo y el reconocimiento y comprensin del proyecto de cada individuo y de cada cultura; la libertad, la indigencia de la existencia, la sociabilidad, son estructuras antropolgicas que desvelan la condicin humana. 8.Es una doctrina que permite el compromiso moral y la crtica de la conducta inautntica: aunque los valores se inventan, no todos tienen el mismo valor, pues algunas elecciones estn fundadas en el error y otras en la verdad; la conducta de mala fe, por ejemplo, se basa en el error, en el error de excusarse en las pasiones, en el determinismo, en el destino, o el error de declarar ciertos valores como existentes de modo objetivo e independiente de mi voluntad. La actitud autntica es la de buena fe, la de aqul que asume la responsabilidad completa de su accin y situacin, la de aqul que tiene como lema moral la realizacin de la libertad propia y ajena.9.Para el existencialismo el mundo, la vida, no tiene un sentido a priori: declara que Dios no existe, por lo que la vida misma carece de sentido; slo se puede hablar del sentido que cada uno le da, de los valores que cada uno inventa.10. El existencialismo es un humanismo: pero no un humanismo que valore a la humanidad por la excelencia de alguno de sus miembros, ni por la supuesta bondad de la humanidad en su conjunto; es un humanismo por declarar que no hay otro legislador que el hombre mismo, por afirmar la libertad y la necesidad de trascender la situacin, de superarse a s mismo, por reivindicar el mbito de lo humano como el nico mbito al que el hombre pertenece.

Rasgo comn a todas las cosas (incluido el hombre). Es el estar de ms, el existir de modo gratuito, sin que exista justificacin o necesidad alguna para ello. La nocin de contingencia no es exclusiva del pensamiento existencialista. La encontramos, por ejemplo, en Santo Toms. La filosofa tomista da mucha importancia a esta nocin, indicando que todas las cosas finitas son contingentes pues constan de la composicin metafsica esencia/existencia. Con esta afirmacin, Toms de Aquino quiere sealar el radical carcter indigente de las cosas finitas, el necesitar inevitablemente de otras cosas para existir y para ser lo que son. Santo Toms cree que es precisamente esta falta de fundamento en su ser lo que exige que exista un ser necesario, al que llama Dios. Tambin el empirismo haba sealado la contingencia, la pura facticidad, como uno de los rasgos bsicos de la realidad. Sartre contina la lnea empirista pero destacando las consecuencias existenciales de este hecho, la fragilidad de la existencia, la existencia como algo gratuito, tesis que resume de un modo literario sealando que las cosas estn de ms ( y nosotros tambin). La gran diferencia entre el pensamiento tomista y el de Sartre est en que Toms de Aquino considera que hay algo exterior al propio mundo que le sirve a ste de fundamento y que hace inteligible la totalidad de las cosas, les da un sentido. Sartre, sin embargo, rechaza la nocin de Dios (a la que incluso llega a considerar absurda), se declara ateo, con lo que radicaliza al mximo la comprensin del carcter gratuito de la existencia. El mundo no lo ha creado ningn ser trascendente, existe pero podra perfectamente dejar de existir, y esto se traslada a las cosas concretas: stas no existen como consecuencia de un supuesto plan o proyecto de la naturaleza o de Dios, tienen existencia bruta, son as pero perfectamente podran ser de otro modo o no existir. Lo mismo ocurre con el hombre: estamos arrojados a la existencia, nuestra presencia en el mundo no responde a intencin ni necesidad alguna, carece de sentido, la vida es absurda, el nacimiento es absurdo, la muerte es absurda. Los siguientes textos de La nusea resumen perfectamente la conciencia sartriana de la contingencia, de la gratuidad de la existencia: ramos un montn de existencias incmodas, embarazadas por nosotros mismos; no tenamos la menor razn de estar all, ni unos ni otros; cada uno de los existentes, confuso, vagamente inquieto, se senta de ms con respecto a los otros. De ms: fue la nica relacin que pude establecer entre los rboles, las verjas, los guijarros....Y yo flojo, lnguido, obsceno, dirigiendo, removiendo melanclicos pensamientos, tambin yo estaba de ms. Afortunadamente no lo senta, ms bien lo comprenda, pero estaba incmodo porque me daba miedo sentirlo (todava tengo miedo, miedo de que me atrape por la nuca y me levante como una ola). Soaba vagamente en suprimirme, para destruir por lo menos una de esas existencias superfluas. Pero mi misma muerte habra estado de ms. De ms mi cadver, mi sangre en esos guijarros, entre esas plantas, en el fondo de ese jardn sonriente. Y la carne carcomida hubiera estado de ms en la tierra que la recibiese; y mis huesos, al fin limpios, descortezados, aseados y netos como dientes, todava hubieran estado de ms; yo estaba de ms para toda la eternidad. Lo esencial es la contingencia. Quiero decir que, por definicin, la existencia no es la necesidad. Existir es estar ah, simplemente; los existentes aparecen, se dejan encontrar, pero nunca es posible deducirlos. Creo que hay quienes han comprendido esto. Solo que han intentado superar esta contingencia inventando un ser necesario y causa de s. Pero ningn ser necesario puede explicar la existencia; la contingencia no es una mscara, una apariencia que puede disiparse; es lo absoluto, en consecuencia, la gratuidad perfecta. Todo es gratuito: ese jardn, esta ciudad, yo mismo. Posiblemente esta concepcin de la gratuidad absoluta de la realidad, de la ausencia de sentido, proyecto o necesidad en el mundo, es el elemento ms caracterstico del existencialismo sartreano. De ah que la experiencia filosfica ms importante sea la de la comprensin, no slo intelectual sino tambin vital, del absurdo de la existencia. Sartre llama nusea a esta experiencia originaria del ser, y la desarrolla en diversos escritos, pero particularmente en su novela homnima.

Jos Pablo FeinmannFilosofa poltica de una obstinacin argentinaSuplemento especial dePgina/1216 Eva Pern (III)La oligarqua es incestuosaSiguiendo el derrotero existencial de Genet, Sartre lo atrapa en esos intentos por darse el Ser, porser Algo. S: hay que decidir; matarse es tambin decidir. El ha elegido vivir, ha dicho contratodos: ser el Ladrn (Sartre, Ibid., p. 85). Para Genet, robar no es slo robar. Robar es ser el Ladrn. Si robo es porque quiero darme la densidad de ser algo. En este caso,ladrn. Si tomamos el vocabulario de esa conferencia que pronuncia Sartre en 1946 y a la que titula, muy expresivamente, El existencialismo es un humanismo, diramos que el bastardoempieza por existir, porque no tiene nada detrs de s. Nada que lo justifique. No tiene esencia. En l, de modo ejemplar, la existencia precede a la esencia. Victoria Ocampo, la oligarqua,tiene todo detrs de s. No tiene nada que justificar. Vive por derecho de linaje. Los sinnimos de linaje son muy ilustrativos. O, al menos, ilustraremos algunos. Estirpe, alcurnia, prosapia,abolengo. Nos detendremos (aunque, no olvidar esto, son todos sinnimos) en abolengo y sangre. El abolengo indica algo cerrado, algo vuelto sobre s. De aqu que entre sus sinnimosfigure cuna. Pertenecemos a la misma cuna. A la misma prosapia. A la misma estirpe. En resumen, a la misma sangre. No es casual que en el cuento de Cortzar, Casa tomada, que luego habr de ser interpretado como una metfora de la oligarqua invadida por la barbarie peronista, los protagonistas sean dos hermanos entre quienes hay relaciones, apenas insinuadas, incestuosas. La oligarqua es incestuosa. Lo es en tanto slo se reconoce a s misma. Sus miembros comparten una raz. Un tronco. La oligarqua es jerrquica. Hunde sus races en la tierra. Y esa tierra, adems, le pertenece. Para los deleuzeanos: la oligarqua es arborescente, no rizomtica. Si el rizoma crece en el modo de la horizontalidad, si cada rizoma vale tanto como el otro, si el rizoma no tiene sucentro en ninguna parte sino en todos los rizomas, la oligarqua es, por el contrario, arborescente. Tiene races. Esas races se hunden, dnde? En el pasado, en la Historia. La oligarqua tiene detrs de s toda su historia. Y su historia es la historia de la patria. Si la historia de la patria es la de la oligarqua es porque la patria le pertenece. Ella la ha hecho. A veces, cuando se la cuestiona, la oligarqua, o sus defensores, no necesariamente oligarcas, dicen que ella ha hecho este pas. Que, mal o bien, lo ha hecho. Este mal o bien justifica cualquier cosa. Pero arroja sobre nuestros rostros la certeza oligarca: ustedes no hicieron nada. Nosotros mal o bien hicimos este pas. Y aunque uno les diga que lo hicieron mal, nada cambiar: Lo hicimos. Ustedes estn aqu por el pas que nosotros hicimos. Resulta claro que ellos hicieron el pas porque impidieron, casi siemprepor medio de la violencia, que pudiera hacerlo cualquier otro grupo, al que rechazaron no bien le vieron alguna intencin hegemnica. Tratar de hacer otro pas del que hizo la oligarqua es precisamente la mxima subversin. Quien lo haya intentado y quien lo intente probar el fro pual de los elegidos.Me permitir insistir con el concepto deleuzeano de rizoma, dado que, creo, resulta aqu bastante til. El rizoma tiene el valor de anular el esquema jerarquizante. Se puede pensardesde l la poltica. De hecho, durante los intentos de democracia directa y durante el asamblesmo de fines del 2001 se emple con notable riqueza. Deleuze y Guattari elaboran el concepto a partir de la botnica. El rizoma, en tanto tallo subterrneo que se ramifica en mltiples, diversas direcciones, no tiene centro. Abomina del concepto de origen. Hay una anulacin de las jerarquas. Donde es imposible fijar un centro es imposible establecer una verticalidad. Deleuze y Guattari aplicaronel rizoma al psicoanlisis de modo brillante: Tomemos una vez ms al psicoanlisis como ejemplo: no slo en su teora, sino tambin en su prctica de clculo y tratamiento, El psicoanlisissomete al inconsciente a estructuras arborescentes (...) A rganos centrales, falo, rbol-falo. El psicoanlisis no puede cambiar de mtodo: su propio poder dictatorial est basado en unaconcepcin dictatorial del inconsciente. El margen de maniobra del psicoanlisis queda as muy reducido. Tanto en el psicoanlisis como en su objeto, siempre hay un general, un jefe (el general Freud) (Deleuze, Guattari, Mil mesetas, capitalismo y esquizofrenia, pre-textos, Valencia, 2002, p. 22). Como vemos, lo que de aqu se puede deducir es que la oligarqua es falocntrica.El falo oligrquico es el tronco que ms profundamente horada la tierra de la patria que slo se deja penetrar por l. La Patria es de la oligarqua, pues ella ha hundido ah su falo desde el inicio y no ha dejado de hacerlo. Todo aquel que intente hacer lo mismo ser cercenado. El rbol (al que la oligarqua llama arbol genealgico pues la traslada hasta el origen, que es el de laPatria) es, en el imaginario sexual oligrquico, tronco y este tronco no slo ha penetrado a la Patria, hasta tal punto lo ha hecho que es su columna vertebral. En suma, la columna vertebralde la patria es el falo oligrquico. Todo rizoma se relaciona con otro y, en este sentido, cadarizoma es su propio centro pero no hay centro del rizoma. Ningn rizoma puede hacer de su propio centro el centro del rizoma.Si lo hiciera, el rizoma ya no sera lo que es. Hay una democratizacin por medio de la cual el centro est en todas partes y se carece de raz y de tronco. Este esquema, el de tronco y el deraz al que estamos ms acostumbrados es el esquema arborescente.En el que hay una raz y de esa raz crecen las distintas ramificaciones que tienen en comn un hecho decisivo: todas remiten a la misma raz. De aqu que la oligarqua sea arborescente y no rizomtica. (Sobre el concepto de rizoma: Gilles Deleuze y Flix Guattari,Mil mesetas, capitalismo y esquizofrenia, Pre-textos, Valencia, 2002. Sobre todo la Introduccin.) La palabra raz es casi sinnimo de oligarqua, de grupo, de casta, de familia, de cuna. Porqu cuna es sinnimo de estirpe o linaje? Porque toda la oligarqua pertenece a la misma cuna. Si digo que la oligarqua es incestuosa, si Cortzar lo insina en su cuento, es porque la oligarquacomparte la raz (la tierra, su posesin), la sangre y la cuna. Otros sinnimos de linaje retornan sobre el concepto, clarificndolo: casa, hogar, nacimiento. O tambin: raza (poreso la oligarqua es racista y detesta a la negrada, que no tiene su color, que no pertenece a su casa, que tiene otro nacimiento, un nacimiento bastardo, pues todo nacimiento que no remita aun origen comn de casta implica bastarda) y familia. El otro sinnimo es origen. Del concepto de origen la oligarqua extrae el de origen absoluto. El origen de todas las cosas. Es decir, Dios. Con lo cual hemos formado la conocida frmula de la derecha oligrquica o ultracatlica, que es tambin la simple oligarqua, ya que es imposible disear una derecha oligrquica, toda la oligarquaes de derecha. La conocida frmula queda ahora al desnudo: Dios, Patria, Hogar.La oligarqua es causa;el bastardo: efecto sin causaDavid Vias tiene el mrito, entre otros, de haber sido el primero en llevar al anlisis un texto imprescindible de Miguel Can, el tierno autor de Juvenilia, texto obligatorio que todoshemos debido leer en nuestras escuelas (pues la oligarqua, antes que el peronismo, impuso sus libros de lectura), el despiadado impulsor de la Ley de Residencia, a la cual llamaba dulceley de expulsin, paranoico grave, que escribi, a uno de su casta, acerca de su horror por la invasin cosmopolita que la poltica inmigratoria de Buenos Aires haba provocado. Can sesenta obsesionado por el peligro que corran las mujeres del crculo oligrquico. Se propona impedir que el primer guarango democrtico (la oligarqua detesta la democracia, sumundo es jerrquico, recordemos que Borges calificaba a la democracia como un vicio de la estadstica, J. P. F.) enriquecido en el comercio de suelas se crea a su vez con derecho aechar su mano de tenorio en un saln al que entra tropezando con los muebles (el invasor tropieza con los muebles porque desconoce el hogar oligrquico, ningn oligarca hara esoporque todos conocen los hogares de todos, de aqu el incesto, J. P. F.). No tienes idea de la irritacin sorda que me invade cuando veo a una criatura delicada, fina, de casta (bastardillama, J. P. F.), cuya madre fue amiga de la ma, atacada por un grosero ingnito, cepillado por un sastre, cuando observo sus ojos clavados bestialmente en el cuerpo virginal que se entregaen su inocencia (...). Mira, nuestro deber sagrado, primero, arriba de todos, es defender nuestras mujeres contra la invasin tosca del mundo heterogneo, cosmopolita, hbrido (sinnimode hbrido es heterogneo, antnimo de hbrido es puro, J. P. F.), que es hoy la base de nuestro pas. Quieren placeres fciles, cmodos o peligrosos? Nuestra sociedad mltiple, confusa,ofrece campo vasto e inagotable. Pero honor y respeto a los restos puros de nuestro grupo patrio; cada da los argentinos disminuimos. Salvemos nuestro predominio legtimo, no slo desenvolviendo y nutriendo nuestro espritu cuanto es posible, sino colocando a nuestras mujeres a una altura a que no lleguen las bajas aspiraciones de la turba. Entre ellas encontraremos nuestrascompaeras, entre ellas las encontrarn nuestros hijos (David Vias, Literatura argentina y realidad poltica, Sudamericana, Buenos Aires, p. 173. Bastardillas mas). Y el final del texto es plenamente revelador: Cerremos el crculo y velemos sobre l (Vias, Ibid., p. 173). Sartre dir de Genet: Nio sin madre, efecto sin causa, Genet realiza en la rebelin, en el orgullo, en la desdicha, el soberbio proyecto de ser la causa de s mismo (Sartre, Ibid., p. 107). Efecto sin causa. Genet es laanttesis de la prosapia oligrquica, esa clase social que es la duea del Ser. Y Evita los odiar desde lo ms hondo de su corazn, de su desdicha, de su bastarda fundante. Ella no pertenece a ningn crculo. Ella, llegando a Buenos Aires, slo con su bello cuerpo como arma, como lanza de conquista, ser parte de la invasin tosca de los ajenos al grupo patrio. Pero el odio de Can, su sexualidad paranoica, defender al crculo, velar sobre l, no lo entregar. A esa clase vino a odiar Evita. Esa clase la odi. La acus de arribista, prostituta, demaggica, trepadora. Victoria Ocampo, slo una nia desobediente, una feminista avant la lettre, intentar enfrentrsele. Y la izquierdailustrada creer, o fingir creer, en ese enfrentamiento, en esa absurda patraa. Creer que se enfrentaban ah las dos grandes mujeres de la historia argentina. No vale tanto Victoria. Evita es un icono de la historia universal. Victoria es una activista cultural del Ro de la Plata. Can era un enfermo. Pero siempre que la oligarqua reprime, y acostumbra a reprimir brutalmente, lo hace desde el odio de Can. Seguiremos todava un poco ms navegando en esas aguas profundas, reveladoras. No pretendo contar la historia de Eva Pern. El propsito es bucear en su alma, el laborioso trabajo de entenderla. Laborioso y delicado. Laborioso y deslumbrante, deslumbrante porque ella lo es. Tambin Sartre y Jean Genet continuarn junto a nosotros, ayudndonos.

Can, la paranoia sexualde la oligarquaDel texto de Can queda algo ms (y seguramente mucho ms que algo) que diremos. Qu secreto de clase revela o expresa esa obsesin de Can por proteger la virginidad de lasmujeres de su clase? Es la Patria una mujer? As se la representa. Salvo, hasta donde yo s, los duros alemanes, las bestias rubias de Nietzsche, los que vean en las aves de rapia, en losguerreros, en los vikingos, el espejo de su estirpe, llevaban la identificacin de la patria, ms que con el padre o la madre, con el hombre de accin. Junto a esto hay algo que nos interesams: no slo Vaterland significa patria en alemn. Hay otra expresin ms clida, ms ligada al mbito natal. Es la que usa Heidegger: Heimat. Significa, tambin, tierra. La tierra natal.El lugar en que se nace, el lugar en que se debe permanecer. En los existenciarios autntico/inautntico Heidegger seala como una de las formas de la inautenticidad eso que habr de llamar la errancia. La errancia es la no-permanencia en ningn sitio. Heidegger la asimila a la avidez de novedades. A eso que nos lleva de una cosa a la otra y nos impide reposar en ninguna. Laavidez de novedades es la esencia del shopping siglo XXI. Pero hay algo ms profundo en Heidegger y que se relaciona con Eva Pern y la bastarda. El bastardo carece de Heimat. Carecede races. Carece de tierra. Carece de solar natal. El bastardo, al no tener dnde estar, dnde reposar, dnde permanecer, en suma, dnde SER, es un ser errante. La definicin de erranteque ofrece Mara Moliner refiere a alguien que carece de residencia o emplazamiento fijo. La tierra, la patria, la Heimat siempre est en el mismo lugar, y en ese lugar encuentra elhombre su autenticidad. Por el contrario, el saltar de una cosa a la otra, eso que Heidegger llama la errancia y que es uno de los existenciarios que ms duramente sealan la existenciainautntica, no se detiene en nada. Nada, entonces, le pertenece. No tiene races. Se ha visto, con razn, en estos severos pensamientos heideggerianos, una punta de su antisemitismo. Eljudo es el ser errante por excelencia. (Nota: No hoy, desde luego. Hoy, el judo somete a la errancia, a la carencia de solar patrio, de lugar natal, de Heimat, al pueblo palestino. No es, ahora,nuestro tema. Bastar con sealarlo. Bastar, tambin, con sealar esa dolorosa paradoja: quien fue el pueblo errante por esencia, hoy, cuando posee un Estado, somete a otro pueblo ala errancia que l padeci. El sufrimiento, lejos de haber entregado la leccin de no infligirlo a los otros, pareciera haber entregado el imperativo contrario. Lo cual es otro motivo para nuestro cada da ms hondo cansancio, para nuestro desaliento, que viene de lejos, de Dostoievski, de Freud, de Kafka o de Benjamin, ante las bondades de la condicin humana, tan poco visibles, para colmo, durante los aos que corren, durante esta primera dcada del siglo XXI, en que la tortura es monedacorriente y los Estados la reivindican con total desparpajo.) Esta errancia del judo, que Ser y tiempo no plantea de modo explcito, pero cuya lectura es clara, es la cara de su bastarda.El pueblo judo es un pueblo bastardo. No tiene patria. No sabe de dnde proviene. No sabe dnde habr de asentarse. Y ah donde lo haga lo har provisoriamente. No por su voluntad (algo que Heidegger y los antisemitas, incluso Marx, se han negado a ver), sino porque est siempre bajo el arbitrio del pueblo en que se refugiado, en el que ha buscado esa patria que no tiene. La nica forma de tener poder es tener dinero. La relacin del judo con el dinero no es una relacin de ser. Es unarelacin de sobrevivencia. El judo debe volverse usurero para tener poder sobre quienes naturalmente lo tienen, los naturales de la patria en que est. Al no tener patria, debe tener dinero.Al tener dinero puede controlar a quienes lo controlan. Ese control es la usura. El judo no nace usurero. Los dems lo hacen usurero. Le obligan a serlo. Para peor, los otros adoptanante l la pose de la pureza, del desinters. El judo no tiene alma, no tiene espritu. Slo lo material, slo la materialidad del dinero le interesa. Esto se puede ver en la obra adecuadamenteantisemita de Shakespeare, El mercader de Venecia. Shakespeare crea a Shylock, el judo usurero. Errancia y usura son dos caras de una misma carencia: la carencia de patria. La bastarda.Se equivoca Marx cuando dice que con la desaparicin del judo desaparecer el capitalismo. O viceversa. Encuentra en la mercanca dinero aquella a la cual todas las otras se remiten. (Nota: Ver el captulo sobre el fetiche de la mercanca en El capital.) Por consiguiente, todo se remite al poseedor del dinero, que es el judo. Eliminado el dinero se elimina la mercanca madre de la sociedad capitalista. Eliminar el dinero es eliminar al judo. Pero no estamos ahora para arreglar esta II situacin con un texto poco afortunado de Marx y, por otra parte, excesivamente juvenil. Conserv estas ideas pues en sus anlisis sobre la Comuna de Pars llama a los acreedores de Francia, o sea, Austria, el Shylock austraco. Importa lo siguiente: Eva Pern comparte conel judo la errancia de la bastarda. Se puede recordar aqu el expresivo ttulo de un viejo libro del escritor francs Eugenio Sue, El judo errante. Tena Eva el dinero que posea el usurero judopara defenderse? No, ni por asomo. Era bastarda, careca de solar patrio, era errante (de Los Toldosa Junn, de Junn a Buenos Aires, aunque hablamos aqu de una errancia ms honda, no geogrficasino existencial, es la errancia del bastardo cuya patria no est en ningn lado, cuya patria esnada). Volvamos a Can. Cerrar el crculo, dice, y velar sobre l. Velar sobre l es velar sobre lapatria. Los argentinos cada vez somos menos. Los bastardos cada vez son ms. Con todo, hemossido nosotros, los argentinos que cada vez somos menos, los que hemos trado a esos bastardos (aesos errantes) para poblar este pas. Somos as porque as nos hemos hecho. Nosotros los hemos trado y aceptado. Pero hay un lugar sobre el que no debern poner sus rugosas manos: el cuerpo denuestras mujeres. Ese cuerpo es el de la patria. Esas manos son rugosas debe tomarse nota de estoporque los errantes que han llegado lo han hecho para hacer las cosas que la oligarqua detestahacer: trabajar. El trabajo, que es honrado, no les debe abrir ninguna puerta. Trabajarn y buscarnentre los de su clase a sus mujeres, vulgares como ellos. Se da el caso, lamentablemente, de algunosrugosos que se enriquecen y tienen el descaro de entrar en los salones, aunque tropiecen con losmuebles, y mirar bestialmente (porque el trabajador bastardo, aunque enriquecido, sigue siendouna bestia) el cuerpo virginal de una criatura delicada, fina que se entrega en su inocencia.Aqu el texto de Can llega a la cumbre de su enfermiza paranoia. Ya da por hecho el coito entrela bestia y la criatura delicada, fina y virginal. Por qu la nia se entrega en su inocencia?Tan inocente es una nia que se entrega a una bestia rugosa? La patria est en peligro. Msan de lo que Can pensaba. Porque la patria, en su expresin ms pura, ms joven y virginal, sesiente atrada por las bestias del populacho. Acaso Can ya deba sospechar que el crculo ntimoera poco atractivo para las jvenes virginales. Que la invasin, que el afuera atraa a lasnias ya aburridas de los ademanes lnguidos de la oligarqua. Que las nias se moran por entregar sus cuerpos virginales a esos bestias que haban llegado allende el Atlntico. En esto, se ve al bastardo invadiendo el solar oligrquico. El errante penetra sexualmente a la patria. Y la patria, aburrida de sus viejos custodios, gozosa, va en busca de los nuevos, ms fuertes, ms brutales y, para decirlo todo y enloquecer a Can, ms viriles. En Pern, la bastarda conduce al Ejrcito. Ah se detiene, ah termina, ah calma su sed. No es azaroso que, no bien regresa a la patria, en junio de 1973, exprese en primer trmino el deseo de ser re-incorporado al Ejrcito. Para l, el amor del pueblo no lo arranca de su bastarda, no le es suficiente. No es el punto en que ha depositado su sed de ser. Para Pern, ser es ser soldado. Ser militar. Lo diga o no, la militancia de los setenta tuvo que tragarse, entre tantas otras cosas que se trag de su conductor estratgico, este berretn con el uniforme de milico. Pern, adems, exige su ascenso. De general a teniente general. Lo exige l. Y cmo no habran de drselo si su misin era una misin del Ejrcito de la patria: frenar la guerrilla. Frenar el foco marxista que segn veremos en un discurso del general Snchez de Bustamante preocupaba no slo al Ejrcito, sino a los hombres de orden del mismo justicialismo. Cuando los radicales, en 1984, le ceden la calle Cangallo a Pern, la nombran Teniente General Juan Domingo Pern. La bronca que les dio a los peronistas! Habran preferido Presidente Pern. No obstante, si nos preguntamos qu habra preferido Pern, no hay duda posible: habra preferido ser recordado como teniente general. Durante su presidencia abusaba de las grandes capas militares. Y en una circunstancia excepcionalmente delicada, es decir, cuando tuvo que expresar, y lo hizo de modo extremo, su disgusto por el asalto a la Guarnicin de Azul por parte del ERP en 1974, lo hizo muy deliberadamente con sus galas de teniente general. No habra de ser Pern quien rechazara el uniforme militar. El Ejrcito le haba dado el Ser. Y en el Ejrcito es donde l lo haba buscado. Nunca lo abandon.Eva Pern, Jean Genet,la obsesin ontolgicaUno es, sin duda, lo que se hace. Esta ya no es una frase del viejo existencialismo. Es ms queeso. Si es una clave para entender a Eva Pern, insisto, es ms que eso. Tambin uno es lo que lascondiciones materiales de existencia hacen de l. Desde luego: Marx tena razn. Uno es lenguaje.Recibe una lengua que no dominar. Hablar un lenguaje que l cree hablar cuando, en rigor, es eselenguaje el que lo habla. De acuerdo. Tiene razn, aqu, Lacan. Pero uno, sumergido en su contextohistrico, en su condicionamiento de clase, sometido por el lenguaje que ha penetrado en l, decidir sobre s a partir de todos esos condicionamientos. Si no, no hay moral. Si no, nadie es culpable. Nadie es inocente. Uno, como Jean Genet, busca ser algo. Uno, como Eva Pern, tambin.Todos buscamos la plenitud del Ser. Todos queremos ser y ser reconocidos en nuestro ser. Lacondicin humana (en tanto esa aventura que el hombre emprende para ser smismo)es una aventura ontolgica. Una aventura por la cual el hombre busca darse el Ser. Esa aventura se expresa como nadie en el bastardo. Se expresa tambin en el judo. Y acaso se exprese hoy, en tanto terrible paradoja, en el palestino, que busca el Ser en lucha contra quienes nunca lo tuvieron, y ahora que lo tienen se lo impiden tener a l. La bsqueda de Eva Pern es una lucha por hacerseobjeto. Pero no objeto carente de conciencia. No objeto sin sujeto. Quiere ser algo. Tener entidadontolgica: Quiere hacerse ser y conciencia de ser al mismo tiempo (como escribe Sartre deGenet); el ser es su deseo (...) su vida no ser sino una aventura ontolgica (Sartre,Ibid., p. 100). Eva, como Genet, tiene una Obsesin ontolgica (Sartre, Ibid., p. 110). Escribe, con precisin, Sebreli: Por medio de Eva Pern, los trabajadores exiliados en su propio pas hasta entonces comenzaron a sentirse como en su casa, en las fbricas donde deban ser respetados por el patrn, en la calle y hasta en la administracin pblica, la solidaridad de la accin poltica los liberaba de la soledad y la tristeza que es la caracterstica de la condicin obrera (...). Eva Pern, la desclasada, la desarraigada, tambin encontraba por primera vez una clase de la cual hacerse solidaria (Sebreli, Ibid., p. 84. Bastardillas mas). Esta unin entre la clase obrera y Eva Pern esla unin de los malditos por la oligarqua. La oligarqua trajo al inmigrante y lo puso a trabajarpero le hizo sentir, desde el primer da en el Hotel de Inmigrantes, que el pas al que llegaba tenaganadores y perdedores. Nunca le reconoci dignidad. Siempre fueron los negritos, las negritas,los tanos, los gallegos, los judos. Del otro lado, el crculo ntimo. Los naturalmente destinadosa mandar. No es casual que el odio de Eva se haya concentrado en la oligarqua. Afirmaba suSer afirmando su odio. Yo soy esta que odia. Odio a los que pretenden poseer el Ser. A los que nadahicieron para tenerlo. Ella, por el contrario, se dio el Ser luchando a dentelladas. Con uas y dientesse hizo, por fin, lo que era: Eva Pern. Le faltaba algo. Le faltaba ese uniforme que con tanta arrogancia luca Pern. Qu es un uniforme militar? Es un ropaje institucional. Uno se pone ese uniforme y pasa a ser parte de la institucionalidad de la patria. Eva, entonces, busca lo absoluto. Suobsesin ontolgica tiene una meta. Esa meta es el Estado. Ser parte esencial del Estado argentino le har dejar atrs, para siempre, su bastarda de provinciana pobre, de piba de pueblo, de iletrada.