Precarizacion Laboral Universidad Tolima

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PRECARIZACIÓN LABORAL PRECARIZACIÓN LABORAL

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PRECARIZACIÓN

LABORAL

PRECARIZACIÓN

LABORAL

Page 2: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

ria, 2010: 14), los cuales entrega una li-

bertad desfigurada al trabajador –con

pérdida de sus prestaciones sociales- en

aras a que el capital asuma nuevos meca-

nismos de reproducción; los cuales invo-

lucran las clásicas extorsiones del tra-

bajo instauradas otrora en el llamado

tiempo laboral, entremezcladas ahora,

con aspectos de la fuerza de la vida

como la afectividad, la gestión, la creati-

vidad, la adaptabilidad y la innovación.

En la que el trabajador dispone “libre”

de su tiempo para entregar los produc-

tos medibles y tangibles (disciplina-

miento), que hoy por hoy incorporan

procesos de autogestión empresarial

–control-, donde se deben conseguir re-

cursos y/o convenios que garanticen su

continuidad como capital humano, en

las universidades entiéndase como “pro-

yección social-empresarial”.

En otras palabras, la reorganiza-

ción del capitalismo producto de sus

fuertes crisis, ha diseñado una fórmula

que integra el trabajo material e inmate-

rial en la reproducción metabólica del

capital, que puede ser sintetizada de la si-

La gubernamentalidad (el gobierno de los

hombres) en el marco del neolibera-

lismo se ha potenciado exponencial-

mente hasta llenar todos los espacios de

vida social, instaurando unos niveles de

subordinación que sólo pueden com-

prenderse en el ámbito de la subsunción

real de la vida al capital, en el que se ex-

plotan nuevas fuerzas del cuerpo, que

antes estaban confinadas al ámbito de

lo personal, “Actualmente la totalidad de

la persona es subsumida al capital, ya no al-

canza con producir o vender un objeto, es ne-

cesario que cada individuo sepa venderse a

sí mismo” (Soria, 2010: 10). Lo anterior

en términos de ese maldito Zizek, se

puede resumir en la frase “tu puedes” (Zi-

zek, 2000), toma la elección correcta,

adáptate a los nuevos tiempos, anda li-

gero de equipaje, no seas conflictivo.

Esta estrategia diseñada por los dis-

positivos de biopoder (disciplina-

miento y control) mundial, se instaura

en Colombia a finales del siglo XX a tra-

vés de los llamados procesos de flexibili-

dad laboral, que implicaron modificacio-

nes en el patrón social de acumulación (So-

3

Reflexiones de común-eros

Boris Edgardo Moreno Rincón

Profesor universidad del Tolima

FLEXIBILIZACIÓN LABORAL,

NUEVAS EXTORSIONES

DE RITMOS Y TIEMPOS.

Page 3: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

ria, 2010: 14), los cuales entrega una li-

bertad desfigurada al trabajador –con

pérdida de sus prestaciones sociales- en

aras a que el capital asuma nuevos meca-

nismos de reproducción; los cuales invo-

lucran las clásicas extorsiones del tra-

bajo instauradas otrora en el llamado

tiempo laboral, entremezcladas ahora,

con aspectos de la fuerza de la vida

como la afectividad, la gestión, la creati-

vidad, la adaptabilidad y la innovación.

En la que el trabajador dispone “libre”

de su tiempo para entregar los produc-

tos medibles y tangibles (disciplina-

miento), que hoy por hoy incorporan

procesos de autogestión empresarial

–control-, donde se deben conseguir re-

cursos y/o convenios que garanticen su

continuidad como capital humano, en

las universidades entiéndase como “pro-

yección social-empresarial”.

En otras palabras, la reorganiza-

ción del capitalismo producto de sus

fuertes crisis, ha diseñado una fórmula

que integra el trabajo material e inmate-

rial en la reproducción metabólica del

capital, que puede ser sintetizada de la si-

La gubernamentalidad (el gobierno de los

hombres) en el marco del neolibera-

lismo se ha potenciado exponencial-

mente hasta llenar todos los espacios de

vida social, instaurando unos niveles de

subordinación que sólo pueden com-

prenderse en el ámbito de la subsunción

real de la vida al capital, en el que se ex-

plotan nuevas fuerzas del cuerpo, que

antes estaban confinadas al ámbito de

lo personal, “Actualmente la totalidad de

la persona es subsumida al capital, ya no al-

canza con producir o vender un objeto, es ne-

cesario que cada individuo sepa venderse a

sí mismo” (Soria, 2010: 10). Lo anterior

en términos de ese maldito Zizek, se

puede resumir en la frase “tu puedes” (Zi-

zek, 2000), toma la elección correcta,

adáptate a los nuevos tiempos, anda li-

gero de equipaje, no seas conflictivo.

Esta estrategia diseñada por los dis-

positivos de biopoder (disciplina-

miento y control) mundial, se instaura

en Colombia a finales del siglo XX a tra-

vés de los llamados procesos de flexibili-

dad laboral, que implicaron modificacio-

nes en el patrón social de acumulación (So-

3

Reflexiones de común-eros

Boris Edgardo Moreno Rincón

Profesor universidad del Tolima

FLEXIBILIZACIÓN LABORAL,

NUEVAS EXTORSIONES

DE RITMOS Y TIEMPOS.

Page 4: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

guiente manera: Trabaja por y para ti

mismo -es un mundo libre-, explota tu

creatividad, emprende tu negocio, sé

exitoso, toma las riendas de tu vida,

cuando realmente estás trabajando para

la reproducción súper-ampliada del ca-

pital, es decir, siendo

parte de una estrategia

de subordinación de

toda la sociedad, dónde

trabajo, vida y política se

fusionan a tal punto que

se hace difuso hallar los

límites que las separan.

Es en este sentido biopo-

lítico que el neoliberalismo demanda la

totalidad de las fuerzas de la vida, Véase

los mecanismos de participación em-

presarial -lluvia de ideas para ser más efi-

cientes, muestra tu compromiso con la

empresa o institución-.

Asistimos entonces a un poder

sobre la vida (Foucault, 1983: 167) que re-

gula, normaliza y administra la produc-

ción y la protección de la vida, generan-

do una dimensión fágica, que hace indi-

visible los límites entre el trabajo y los

procesos vitales de la

vida, de ahí que la nueva

organización del mun-

do laboral se inscriba en

una flexibilidad que dis-

minuye por igual los

tiempos rígidos del tra-

bajo -ya no son los úni-

cos procedimientos

para la generación de plusvalía- y las se-

guridades laborales y prestacionales,

que actuaban como intereses compensa-

torios en el sistema de bienestar y que a

criterio de los neoliberales deben ser sus-

pendidas, porque impiden los marcos

competitivos e inhiben la creatividad y

la gestión. De esta forma, conjuntamen-

te a la tecnología del poder de las socie-

dades disciplinarias representadas en la

figura del panóptico que

inspiró el fordismo, se

ha configurado una tec-

nología biopolítica -un

poder en la vida- de las

sociedades del control re-

presentada en la figura

del collarín (Deleuze,

1990: 294) que inspira

los sistemas organizacionales a puertas

abiertas. Por lo tanto, nos encontramos

con una mixtura y convivencia de tecnolo-

gías aplicadas; por la propia dinámica del

capital coexisten un conjunto heterogéneo

de espacios laborales, donde incluso la es-

clavitud y la explotación más tradicional

no cesan de aparecer... (Soria, 2010: 14)

como es el caso de los contratos de pres-

tación de servicios y las labores super-

numerarias, que son una especie de

neo-esclavitud, que produce “sujetos mo-

ralmente presionados y ju-

rídicamente desprotegi-

dos” (Martín, 2010: 182)

y un no-lugar dónde el

trabajador experimenta

como única respuesta al

autoritarismo infinito,

la sumisión y la calidad

de sus labores –indivi-

dualismo-, ya que está expuesto a la ex-

cepción permanente. ¡Agamben, el tra-

bajo también está organizado como un

campo!

mientos, afectos, sonrisas, estilos, crea-

tividad, gestión, sumisión, ritmos y

tiempos destinadas a la reproducción de

la vida, al poder de protección y conser-

vación negativa de la vida. Estas nuevas

exigencias del capital están presentes en

los desplazamientos organizacionales

de las modalidades laborales, que van

desde el contrato a término fijo, pasado

por el supernumerario y ahora al con-

trato de prestación de servicios, donde

se puede leer claramente en sus funcio-

nes estas nuevas exigencias, de lo que se

“trata de hacer es del mercado, de la compe-

tencia y de la empresa, el

poder informante de la socie-

dad” (Foucault, 2009: 162).

En este sentido, la función

del contrato de prestación

de servicios es sujetar al tra-

bajador a las simples fun-

ciones mercantiles –capi-

tal- trabajo-, que le exigen

todas sus fuerzas de vida

–un sujeto activo-, que

debe autoregularse, ges-

tionar y venderse como un policía de sí

mismo, una especie de sujeto “autóno-

mo” que al ser “dueño” de su “capital hu-

mano” se empieza a comportar eficaz-

mente como empresario de sí mismo y

por lo tanto se hace responsable de su

bienestar –paga sus seguridad social-,

controla su tiempo –entrega productos-

y es protagonistas de sus elecciones –tra-

baja gestionándose su trabajo-. Así, la in-

seguridad se torna una nueva razón e im-

pulso para la individualización (Martín,

2010: 182) como fundamento de la sub-

ordinación. Todo lo anterior sin narrar

Estas tecnologías de poder como

las denominó Michel Foucault, están en

consonancia con la producción de sub-

jetividades, que corresponden a sujecio-

nes que homogenizan, unifican y mol-

dean lo que llamamos: el individuo, el

cual responde al unísono a un régimen

de verdad, a unas relaciones de sa-

ber/poder, que a través de una serie de

dispositivos controlan el sello que defi-

ne la meta-estructura del pensamiento

moderno, generando de esta forma un

pensamiento cero en el individuo, que

delinea satisfactoriamente la docilidad.

En el terreno de lo filosófi-

co-político, se debe enten-

der como un pensamien-

to- estatal, que en el ámbi-

to del ordoliberalismo es es-

tructurado desde y para la

mercantilización de la

vida, así el individuo de

carne y hueso: el trabaja-

dor, queda atrapado en

una red donde vida y

poder se tornan indivisi-

bles, exigiendo y absorbiendo las múlti-

ples fuerzas de su cuerpo, enredado en

una Vitalpolitik, que toma bajo su cargo

la situación vital de conjunto del trabaja-

dor, su situación real, de la mañana a la

noche y de la noche a la mañana (Fou-

cault, 2009:62). ¡No quieren simple-

mente unas horas de nuestras vidas,

quieren la vida misma!

De esta forma, los trabajadores de-

bemos entregar “libremente” a las insti-

tuciones-empresas llámese multinacio-

nales, fábricas, hospitales, universida-

des… habilidades, destrezas, conoci-

PRONTO SALDRÁN

DEL PARO Y VOLVERÁN

A LA PRECARIEDAD

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guiente manera: Trabaja por y para ti

mismo -es un mundo libre-, explota tu

creatividad, emprende tu negocio, sé

exitoso, toma las riendas de tu vida,

cuando realmente estás trabajando para

la reproducción súper-ampliada del ca-

pital, es decir, siendo

parte de una estrategia

de subordinación de

toda la sociedad, dónde

trabajo, vida y política se

fusionan a tal punto que

se hace difuso hallar los

límites que las separan.

Es en este sentido biopo-

lítico que el neoliberalismo demanda la

totalidad de las fuerzas de la vida, Véase

los mecanismos de participación em-

presarial -lluvia de ideas para ser más efi-

cientes, muestra tu compromiso con la

empresa o institución-.

Asistimos entonces a un poder

sobre la vida (Foucault, 1983: 167) que re-

gula, normaliza y administra la produc-

ción y la protección de la vida, generan-

do una dimensión fágica, que hace indi-

visible los límites entre el trabajo y los

procesos vitales de la

vida, de ahí que la nueva

organización del mun-

do laboral se inscriba en

una flexibilidad que dis-

minuye por igual los

tiempos rígidos del tra-

bajo -ya no son los úni-

cos procedimientos

para la generación de plusvalía- y las se-

guridades laborales y prestacionales,

que actuaban como intereses compensa-

torios en el sistema de bienestar y que a

criterio de los neoliberales deben ser sus-

pendidas, porque impiden los marcos

competitivos e inhiben la creatividad y

la gestión. De esta forma, conjuntamen-

te a la tecnología del poder de las socie-

dades disciplinarias representadas en la

figura del panóptico que

inspiró el fordismo, se

ha configurado una tec-

nología biopolítica -un

poder en la vida- de las

sociedades del control re-

presentada en la figura

del collarín (Deleuze,

1990: 294) que inspira

los sistemas organizacionales a puertas

abiertas. Por lo tanto, nos encontramos

con una mixtura y convivencia de tecnolo-

gías aplicadas; por la propia dinámica del

capital coexisten un conjunto heterogéneo

de espacios laborales, donde incluso la es-

clavitud y la explotación más tradicional

no cesan de aparecer... (Soria, 2010: 14)

como es el caso de los contratos de pres-

tación de servicios y las labores super-

numerarias, que son una especie de

neo-esclavitud, que produce “sujetos mo-

ralmente presionados y ju-

rídicamente desprotegi-

dos” (Martín, 2010: 182)

y un no-lugar dónde el

trabajador experimenta

como única respuesta al

autoritarismo infinito,

la sumisión y la calidad

de sus labores –indivi-

dualismo-, ya que está expuesto a la ex-

cepción permanente. ¡Agamben, el tra-

bajo también está organizado como un

campo!

mientos, afectos, sonrisas, estilos, crea-

tividad, gestión, sumisión, ritmos y

tiempos destinadas a la reproducción de

la vida, al poder de protección y conser-

vación negativa de la vida. Estas nuevas

exigencias del capital están presentes en

los desplazamientos organizacionales

de las modalidades laborales, que van

desde el contrato a término fijo, pasado

por el supernumerario y ahora al con-

trato de prestación de servicios, donde

se puede leer claramente en sus funcio-

nes estas nuevas exigencias, de lo que se

“trata de hacer es del mercado, de la compe-

tencia y de la empresa, el

poder informante de la socie-

dad” (Foucault, 2009: 162).

En este sentido, la función

del contrato de prestación

de servicios es sujetar al tra-

bajador a las simples fun-

ciones mercantiles –capi-

tal- trabajo-, que le exigen

todas sus fuerzas de vida

–un sujeto activo-, que

debe autoregularse, ges-

tionar y venderse como un policía de sí

mismo, una especie de sujeto “autóno-

mo” que al ser “dueño” de su “capital hu-

mano” se empieza a comportar eficaz-

mente como empresario de sí mismo y

por lo tanto se hace responsable de su

bienestar –paga sus seguridad social-,

controla su tiempo –entrega productos-

y es protagonistas de sus elecciones –tra-

baja gestionándose su trabajo-. Así, la in-

seguridad se torna una nueva razón e im-

pulso para la individualización (Martín,

2010: 182) como fundamento de la sub-

ordinación. Todo lo anterior sin narrar

Estas tecnologías de poder como

las denominó Michel Foucault, están en

consonancia con la producción de sub-

jetividades, que corresponden a sujecio-

nes que homogenizan, unifican y mol-

dean lo que llamamos: el individuo, el

cual responde al unísono a un régimen

de verdad, a unas relaciones de sa-

ber/poder, que a través de una serie de

dispositivos controlan el sello que defi-

ne la meta-estructura del pensamiento

moderno, generando de esta forma un

pensamiento cero en el individuo, que

delinea satisfactoriamente la docilidad.

En el terreno de lo filosófi-

co-político, se debe enten-

der como un pensamien-

to- estatal, que en el ámbi-

to del ordoliberalismo es es-

tructurado desde y para la

mercantilización de la

vida, así el individuo de

carne y hueso: el trabaja-

dor, queda atrapado en

una red donde vida y

poder se tornan indivisi-

bles, exigiendo y absorbiendo las múlti-

ples fuerzas de su cuerpo, enredado en

una Vitalpolitik, que toma bajo su cargo

la situación vital de conjunto del trabaja-

dor, su situación real, de la mañana a la

noche y de la noche a la mañana (Fou-

cault, 2009:62). ¡No quieren simple-

mente unas horas de nuestras vidas,

quieren la vida misma!

De esta forma, los trabajadores de-

bemos entregar “libremente” a las insti-

tuciones-empresas llámese multinacio-

nales, fábricas, hospitales, universida-

des… habilidades, destrezas, conoci-

PRONTO SALDRÁN

DEL PARO Y VOLVERÁN

A LA PRECARIEDAD

Page 6: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

las consecuencias que este tipo de contratos trae en la personalidad, como lo escri-

bió Richard Sennett en la “corrosión del carácter”.

Entonces, aceptar una orden de prestación de servicios es responder dócil-

mente a las nuevas exigencias de la subsunción de la vida al capital, a la protección

negativa de la vida, a la excepción como norma, y por lo tanto, renunciar a cual-

quier proceso de subjetividad que resista al biopoder, que enfrente la administra-

ción de la vida y la gubernamentalidad del individuo a través de una biopolítica me-

nor. Esa que se da allí en los espacios directos del ejercicio de poder, en las microfísi-

cas del poder donde las resistencias crean dispositivos que cuestionan y combaten

los procedimientos de la biopolítica.

BIBLIOGRAFÍA

Soria, B. (2010) Biopolítica y Trabajo: “la vida en entredicho”. Revista paralaje No 5.

Chile.

Z i z e k , S . “ T ú p u e d e s ” . R e c u p e r a d o e l 21 d e F e b r e r o d e 2 011.

http://www.infoamerica.org/documentos_pdf/zizek02.pdf

Foucault, M. (1983) La Historia de la Sexualidad. La Voluntad del Poder. México: edi-

torial siglo XXI.

Rudolf, B. La alternativa.

Deleuze, (1996) conversaciones. Valencia: Pre-textos.

Martín, P. (2009), Trabajo, subjetividad y ciudadanía. Paradojas del empleo en una so-

ciedad en transformación. Madrid: editorial complutense.

Foucault, M. (2009) El Nacimiento de la Biopolítica. Madrid: Ediciones Akal.

Richard, S. (2000) La Corrosión del carácter. Las Consecuencias Personales del Trabajo

en el Nuevo Capitalismo. Madrid: Editorial Anagrama S.A.

piación total del ser humano para

fines productivos.

* La domesticidad – se refiere al domi-

nio constante y global sobre los cuer-

pos.

* El ascetismo y la vida monástica –

buscaba más el renunciamiento que

la utilidad práctica.

* El vasallaje y la servidumbre – se de-

finen como sumisión codificada,

gestual y ritual.

* La proletarización – es una relación

contractual “libre”, pero que im-

plica obligaciones temporales y es-

paciales por parte de los subalter-

nos.

La necesidad de imponer la docili-

dad útil, perfeccionaría el trabajo sobre

el cuerpo, las pedagogías para la obe-

diencia en muchas ocasiones suavizaría

las políticas de coerción para lograr los

comportamientos deseados, por parte

de los sujetos sometidos. Se buscó en-

tonces establecer instituciones discipli-

narias que garantizaran dicho control y

que actuaran en el universo de “las cosas

Lo laboral y productivo

Las relaciones laborales se organizan y

articulan según las épocas y los momen-

tos de cada formación económico-

social. En todo caso se busca garantizar

la docilidad y la utilidad de los trabaja-

dores. Por ello las diversas fórmulas de

dominación que imponen los grupos he-

gemónicos, demandan un control que

lleve al condicionamiento de los indivi-

duos y no solo a su opresión y explota-

ción, se les debe amoldar, adecuar a las

necesidades de la producción, sin que

protesten.

El disciplinamiento de los trabajadores

ha tenido diversas fórmulas, o expresio-

nes históricas, las que siempre persi-

guen mayor eficiencia laboral y un óp-

timo control sobre los cuerpos, ya fuese

mediante expresiones abiertamente

crueles y despiadadas o aplicando accio-

nes de convencimiento y contempori-

zación.

Algunos de estos mecanismos y re-

cursos han sido:

* La esclavitud – consiste en la apro-

ACERCA DE LA RELACIÓN

EDUCACIÓN, POLÍTICA Y

ECONOMÍA

Julio César Carrión Castro

Director Centro Cultural Universidad del Tolima

Page 7: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

las consecuencias que este tipo de contratos trae en la personalidad, como lo escri-

bió Richard Sennett en la “corrosión del carácter”.

Entonces, aceptar una orden de prestación de servicios es responder dócil-

mente a las nuevas exigencias de la subsunción de la vida al capital, a la protección

negativa de la vida, a la excepción como norma, y por lo tanto, renunciar a cual-

quier proceso de subjetividad que resista al biopoder, que enfrente la administra-

ción de la vida y la gubernamentalidad del individuo a través de una biopolítica me-

nor. Esa que se da allí en los espacios directos del ejercicio de poder, en las microfísi-

cas del poder donde las resistencias crean dispositivos que cuestionan y combaten

los procedimientos de la biopolítica.

BIBLIOGRAFÍA

Soria, B. (2010) Biopolítica y Trabajo: “la vida en entredicho”. Revista paralaje No 5.

Chile.

Z i z e k , S . “ T ú p u e d e s ” . R e c u p e r a d o e l 21 d e F e b r e r o d e 2 011.

http://www.infoamerica.org/documentos_pdf/zizek02.pdf

Foucault, M. (1983) La Historia de la Sexualidad. La Voluntad del Poder. México: edi-

torial siglo XXI.

Rudolf, B. La alternativa.

Deleuze, (1996) conversaciones. Valencia: Pre-textos.

Martín, P. (2009), Trabajo, subjetividad y ciudadanía. Paradojas del empleo en una so-

ciedad en transformación. Madrid: editorial complutense.

Foucault, M. (2009) El Nacimiento de la Biopolítica. Madrid: Ediciones Akal.

Richard, S. (2000) La Corrosión del carácter. Las Consecuencias Personales del Trabajo

en el Nuevo Capitalismo. Madrid: Editorial Anagrama S.A.

piación total del ser humano para

fines productivos.

* La domesticidad – se refiere al domi-

nio constante y global sobre los cuer-

pos.

* El ascetismo y la vida monástica –

buscaba más el renunciamiento que

la utilidad práctica.

* El vasallaje y la servidumbre – se de-

finen como sumisión codificada,

gestual y ritual.

* La proletarización – es una relación

contractual “libre”, pero que im-

plica obligaciones temporales y es-

paciales por parte de los subalter-

nos.

La necesidad de imponer la docili-

dad útil, perfeccionaría el trabajo sobre

el cuerpo, las pedagogías para la obe-

diencia en muchas ocasiones suavizaría

las políticas de coerción para lograr los

comportamientos deseados, por parte

de los sujetos sometidos. Se buscó en-

tonces establecer instituciones discipli-

narias que garantizaran dicho control y

que actuaran en el universo de “las cosas

Lo laboral y productivo

Las relaciones laborales se organizan y

articulan según las épocas y los momen-

tos de cada formación económico-

social. En todo caso se busca garantizar

la docilidad y la utilidad de los trabaja-

dores. Por ello las diversas fórmulas de

dominación que imponen los grupos he-

gemónicos, demandan un control que

lleve al condicionamiento de los indivi-

duos y no solo a su opresión y explota-

ción, se les debe amoldar, adecuar a las

necesidades de la producción, sin que

protesten.

El disciplinamiento de los trabajadores

ha tenido diversas fórmulas, o expresio-

nes históricas, las que siempre persi-

guen mayor eficiencia laboral y un óp-

timo control sobre los cuerpos, ya fuese

mediante expresiones abiertamente

crueles y despiadadas o aplicando accio-

nes de convencimiento y contempori-

zación.

Algunos de estos mecanismos y re-

cursos han sido:

* La esclavitud – consiste en la apro-

ACERCA DE LA RELACIÓN

EDUCACIÓN, POLÍTICA Y

ECONOMÍA

Julio César Carrión Castro

Director Centro Cultural Universidad del Tolima

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Hay un nuevo modelo de acumu-

lación capitalista basado en los supues-

tos de la competitividad internacional y

el mejoramiento de la productividad -

debido principalmente a los enormes

desarrollos científicos y tecnológicos-.

La actual revolución científico- técnica,

difiere de la revolución industrial, por-

que incorpora no sólo nuevas materias

primas (tanto naturales como sintéti-

cas), sino nuevas maquinarias y nuevas

funciones cerebrales por parte de los tra-

bajadores que tienen que vérselas con

un cúmulo de nuevas posibilidades de

producción -miniaturización, ciberné-

tica, robótica, telemática, biotécnica-

que en última instancia significan el des-

plazamiento de las tareas repetitivas y

fragmentarias del modelo fordista y tay-

lorista, por una nueva inteligencia de la

productividad.

Los organismos financieros inter-

nacionales impulsan -

para los países depen-

dientes que buscan aper-

tura a la competencia in-

ternacional- políticas de

ajuste estructural a la

e c o n o m í a g l o b a l .

Entonces se propone

desde el recetario neoli-

beral:

1. Reducción del gasto público -en espe-

cial del gasto social-.

2. Eliminación del papel regulador del

Estado.

3. Reducción de los costos laborales. De-

saparición de los contratos colecti-

vos.

pequeñas”, incorporando políticas coti-

dianas del detalle. Esto se lo en talleres,

fábricas, conventos, cuarteles y escue-

las, donde se introdujo una novedosa

economía del tiempo: Se regularon las

entradas, las salidas, se fijaron ritmos y

ciclos de repetición, rutinas. Se estable-

ció así la dictadura del reloj. Habría,

desde luego, como correlato a este con-

trol, vigilancia y castigo, para lograr la

docilidad útil exigida por la productivi-

dad.

La crisis del modelo

fordista y keynesiano

La propia estructura del funciona-

miento capitalista lleva insertas las cri-

sis. Desde los años setenta vivimos un

violento reacomodamiento del capita-

lismo.

Hoy no se acepta la regulación de

la economía por parte

del Estado, sobre todo

para los países periféri-

cos, porque supuesta-

mente distorsiona el

mercado. Aparece la con-

cepción neoliberal im-

puesta por las grandes

multinacionales y por el

capital internacional.

El discurso neoliberal privilegia la

contratación individual -no la colecti-

va- porque, según su credo, no se puede

perjudicar a las empresas. Poco importa

la incertidumbre y la inseguridad de los

trabajadores.

detrimento de los seres humanos, ha lle-

vado, claro, al incremento de la produc-

ción y la productividad, pero también a

la angustia y a la incertidumbre general.

La flexibilidad laboral significa mayor

extracción de plusvalía absoluta e ines-

tabilidad social y psicológica para las

grandes mayorías.

La nueva base técnico-científica

provoca un alto rendimiento en la pro-

ductividad del trabajo y por ende incre-

mento en las tasas de plusvalía, tanto

por el abaratamiento de las materias pri-

mas, como por la reducción real de los sa-

larios y de los puestos de trabajo,

en especial en los países sub-

desarrollados.

En los aspectos socia-

les y económicos, está

desapareciendo el Esta-

do, sustituido por las

empresas, muchas de

ellas multinacionales,

que buscan solamente au-

mentar la productividad y las

ganancias reduciendo costos laborales,

mediante la implementación de maqui-

las -es decir concentración de trabajado-

res, para labores intensivas a pagos bara-

tos y sin garantías prestacionales ni segu-

ridad social-, principalmente en los paí-

ses del Tercer Mundo, las subcontrata-

ciones, los trabajos parciales y tempora-

les y el trabajo de las poblaciones más

subordinadas a quienes no se les reco-

nocen los salarios socialmente estable-

cidos, como a las minorías étnicas, a las

mujeres, a los inmigrantes y a los des-

plazados.

4. Desestatización de las empresas y ser-

vicios públicos. Fomento de las priva-

tizaciones.

5. Adecuación de las estructuras pro-

ductivas a los intereses del mercado.

La reconversión industrial lleva, en este

orden de ideas, al “ahorro de mano de

obra” e impone cambios en el ordena-

miento jurídico-laboral lo que, por su-

puesto, se refleja también en lo político-

pedagógico.

Los factores tecnológicos originan

la necesidad de readaptación, no sólo en

términos organizativos, sino sociales y

educativos. Cuando aparece el dis-

curso de la llamada flexibiliza-

ción laboral, aparece también

el de la adecuación de la pe-

dagogía a dicha flexibi-

lización.

Se plantea la necesi-

dad de formar, desde las au-

las, trabajadores competitivos

y polifuncionales, que abando-

nen toda perspectiva de obtener con-

tratos estables, que renuncien a la esta-

bilidad y a la seguridad social, pero que

persistan en el anhelo de incrementar el

consumo y de asumir la búsqueda de los

conocimientos como principio rector

de toda competencia.

La reorganización capitalista

Esta época de subsunción real del tra-

bajo al capital, por el desarrollo cientí-

fico y tecnológico, centrado en el mejo-

ramiento de los procesos productivos en

Page 9: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

Hay un nuevo modelo de acumu-

lación capitalista basado en los supues-

tos de la competitividad internacional y

el mejoramiento de la productividad -

debido principalmente a los enormes

desarrollos científicos y tecnológicos-.

La actual revolución científico- técnica,

difiere de la revolución industrial, por-

que incorpora no sólo nuevas materias

primas (tanto naturales como sintéti-

cas), sino nuevas maquinarias y nuevas

funciones cerebrales por parte de los tra-

bajadores que tienen que vérselas con

un cúmulo de nuevas posibilidades de

producción -miniaturización, ciberné-

tica, robótica, telemática, biotécnica-

que en última instancia significan el des-

plazamiento de las tareas repetitivas y

fragmentarias del modelo fordista y tay-

lorista, por una nueva inteligencia de la

productividad.

Los organismos financieros inter-

nacionales impulsan -

para los países depen-

dientes que buscan aper-

tura a la competencia in-

ternacional- políticas de

ajuste estructural a la

e c o n o m í a g l o b a l .

Entonces se propone

desde el recetario neoli-

beral:

1. Reducción del gasto público -en espe-

cial del gasto social-.

2. Eliminación del papel regulador del

Estado.

3. Reducción de los costos laborales. De-

saparición de los contratos colecti-

vos.

pequeñas”, incorporando políticas coti-

dianas del detalle. Esto se lo en talleres,

fábricas, conventos, cuarteles y escue-

las, donde se introdujo una novedosa

economía del tiempo: Se regularon las

entradas, las salidas, se fijaron ritmos y

ciclos de repetición, rutinas. Se estable-

ció así la dictadura del reloj. Habría,

desde luego, como correlato a este con-

trol, vigilancia y castigo, para lograr la

docilidad útil exigida por la productivi-

dad.

La crisis del modelo

fordista y keynesiano

La propia estructura del funciona-

miento capitalista lleva insertas las cri-

sis. Desde los años setenta vivimos un

violento reacomodamiento del capita-

lismo.

Hoy no se acepta la regulación de

la economía por parte

del Estado, sobre todo

para los países periféri-

cos, porque supuesta-

mente distorsiona el

mercado. Aparece la con-

cepción neoliberal im-

puesta por las grandes

multinacionales y por el

capital internacional.

El discurso neoliberal privilegia la

contratación individual -no la colecti-

va- porque, según su credo, no se puede

perjudicar a las empresas. Poco importa

la incertidumbre y la inseguridad de los

trabajadores.

detrimento de los seres humanos, ha lle-

vado, claro, al incremento de la produc-

ción y la productividad, pero también a

la angustia y a la incertidumbre general.

La flexibilidad laboral significa mayor

extracción de plusvalía absoluta e ines-

tabilidad social y psicológica para las

grandes mayorías.

La nueva base técnico-científica

provoca un alto rendimiento en la pro-

ductividad del trabajo y por ende incre-

mento en las tasas de plusvalía, tanto

por el abaratamiento de las materias pri-

mas, como por la reducción real de los sa-

larios y de los puestos de trabajo,

en especial en los países sub-

desarrollados.

En los aspectos socia-

les y económicos, está

desapareciendo el Esta-

do, sustituido por las

empresas, muchas de

ellas multinacionales,

que buscan solamente au-

mentar la productividad y las

ganancias reduciendo costos laborales,

mediante la implementación de maqui-

las -es decir concentración de trabajado-

res, para labores intensivas a pagos bara-

tos y sin garantías prestacionales ni segu-

ridad social-, principalmente en los paí-

ses del Tercer Mundo, las subcontrata-

ciones, los trabajos parciales y tempora-

les y el trabajo de las poblaciones más

subordinadas a quienes no se les reco-

nocen los salarios socialmente estable-

cidos, como a las minorías étnicas, a las

mujeres, a los inmigrantes y a los des-

plazados.

4. Desestatización de las empresas y ser-

vicios públicos. Fomento de las priva-

tizaciones.

5. Adecuación de las estructuras pro-

ductivas a los intereses del mercado.

La reconversión industrial lleva, en este

orden de ideas, al “ahorro de mano de

obra” e impone cambios en el ordena-

miento jurídico-laboral lo que, por su-

puesto, se refleja también en lo político-

pedagógico.

Los factores tecnológicos originan

la necesidad de readaptación, no sólo en

términos organizativos, sino sociales y

educativos. Cuando aparece el dis-

curso de la llamada flexibiliza-

ción laboral, aparece también

el de la adecuación de la pe-

dagogía a dicha flexibi-

lización.

Se plantea la necesi-

dad de formar, desde las au-

las, trabajadores competitivos

y polifuncionales, que abando-

nen toda perspectiva de obtener con-

tratos estables, que renuncien a la esta-

bilidad y a la seguridad social, pero que

persistan en el anhelo de incrementar el

consumo y de asumir la búsqueda de los

conocimientos como principio rector

de toda competencia.

La reorganización capitalista

Esta época de subsunción real del tra-

bajo al capital, por el desarrollo cientí-

fico y tecnológico, centrado en el mejo-

ramiento de los procesos productivos en

Page 10: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

la lealtad y el compromiso recíproco en

instituciones que están en continua de-

sintegración o reorganización? Así

pues, más que abolir las rigideces y las re-

glas del pasado, el llamado nuevo orden

laboral impone controles, más sutiles e

incomprensibles, pero más dañinos y

alienantes, porque conducen, inexora-

blemente, a la desaparición del indivi-

duo, convertido en hombre- masa, en

marioneta del consumismo, sumido en

una generalizada mediocridad y en la

azarosa neurosis que impone la ideolo-

gía de la movilidad permanente y de la

competitividad.

Para Sennet la vida útil de los nue-

vos trabajadores se está viendo cada vez

más reducida, llegando incluso a sólo la

constituir la mitad de sus vidas biológi-

cas, ya que estos flexibles trabajadores

tienen que abandonar sus actividades

productivas tempranamente, no nece-

sariamente debido al agotamiento o a la

pérdida de sus capacidades laborales,

sino precisamente, por la despiadada

competencia que convierte a los mayo-

res en asustados asalariados que se ven

desplazados por “la juventud”. La tasa

de despidos para los trabajadores entre

los 40 y 50 años de edad, se ha incre-

La precarización de la fuerza de trabajo,

a la vez que señala nuevas formas de con-

trol social, una mayor segmentación la-

boral, bajos ingresos para amplios secto-

res poblacionales, promueven, por otra

parte, la exclusión, el racismo y la xeno-

fobia, es decir, el derrumbe de las garan-

tías sociales, los derechos colectivos, cul-

turales y de las libertades individuales.

Con ello se abren las puertas al resurgi-

miento, o mejor, a la continuidad del

darwinismo social y del fascismo.

Ahora las empresas manejan una

desregulación de horarios, de salarios,

de estabilidad y de seguri-

dad social. Ya no hay con-

tratos por tiempo indefi-

nido, sino por medios

tiempos, subcontratacio-

nes, órdenes de servicio,

supernumerarios, jorna-

das flexibles y otros adefe-

sios contractuales. Pero,

lo que sí continúa es el dis-

ciplinamiento y la regula-

ción generalizados.

El sociólogo norteamericano Ri-

chard Sennet en su obra La corrosión

del carácter (2000, 47-102), analiza las

consecuencias que trae para la forma-

ción ética de los seres humanos, poner

el acento económico en la flexibilidad

laboral, ya que la incertidumbre, la ca-

rencia de bienestar y de seguridad so-

cial, cambian el sentido del trabajo y ge-

neran confusión, preocupación y ansie-

dad en los trabajadores. Si el carácter, -

dice Sennet se expresa por la lealtad y el

compromiso mutuo (...) ¿cómo sostener

mentado ostensiblemente, porque “la

flexibilidad es sinónimo de juventud y

la rigidez es sinónimo de vejez”. Pero

esta aparente sobrevaloración de la ju-

ventud no es más que un generalizado

prejuicio social que oculta el hecho de

que en realidad es más fácil manejar tra-

bajadores jóvenes, ya que “los trabaja-

dores mayores y con más experiencia,

tienden a ser más críticos con sus supe-

riores que los que están empezando”,

también porque “los trabajadores jóve-

nes son más tolerantes a la hora de acep-

tar órdenes desacertadas”. Además, no

hay que perder de vista que bajo el capi-

talismo, desde siempre, ha persistido la

relación entre juventud y bajos salarios.

La enorme presión que ejerce la

edad, la disciplina del tiempo y la com-

petitividad entre los trabajadores, les

produce ansiedad y angustia que se tra-

duce en cambios psicológicos y de com-

portamiento: se evita la vida en comu-

nidad, no se estructuran colectivos basa-

dos en el apoyo y la solidaridad, se ve a

los demás simplemente como contra-

dictores y oponentes, no como eventua-

les colaboradores y amigos. En todo

caso, estas juventudes presionadas a ha-

cerse notar, establecen simulaciones y

falsos protagonismos para mostrarse po-

seedores de un saber que, aunque lo con-

sideran valioso, también saben que es

fugaz y altamente prescindible, como

ellos mismos.

Fragmentos del libro

PEDAGOGÍA Y REGULACIÓN SOCIAL

Vigencia de Auschwitz

El Poira Editorial (2005)

Page 11: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

la lealtad y el compromiso recíproco en

instituciones que están en continua de-

sintegración o reorganización? Así

pues, más que abolir las rigideces y las re-

glas del pasado, el llamado nuevo orden

laboral impone controles, más sutiles e

incomprensibles, pero más dañinos y

alienantes, porque conducen, inexora-

blemente, a la desaparición del indivi-

duo, convertido en hombre- masa, en

marioneta del consumismo, sumido en

una generalizada mediocridad y en la

azarosa neurosis que impone la ideolo-

gía de la movilidad permanente y de la

competitividad.

Para Sennet la vida útil de los nue-

vos trabajadores se está viendo cada vez

más reducida, llegando incluso a sólo la

constituir la mitad de sus vidas biológi-

cas, ya que estos flexibles trabajadores

tienen que abandonar sus actividades

productivas tempranamente, no nece-

sariamente debido al agotamiento o a la

pérdida de sus capacidades laborales,

sino precisamente, por la despiadada

competencia que convierte a los mayo-

res en asustados asalariados que se ven

desplazados por “la juventud”. La tasa

de despidos para los trabajadores entre

los 40 y 50 años de edad, se ha incre-

La precarización de la fuerza de trabajo,

a la vez que señala nuevas formas de con-

trol social, una mayor segmentación la-

boral, bajos ingresos para amplios secto-

res poblacionales, promueven, por otra

parte, la exclusión, el racismo y la xeno-

fobia, es decir, el derrumbe de las garan-

tías sociales, los derechos colectivos, cul-

turales y de las libertades individuales.

Con ello se abren las puertas al resurgi-

miento, o mejor, a la continuidad del

darwinismo social y del fascismo.

Ahora las empresas manejan una

desregulación de horarios, de salarios,

de estabilidad y de seguri-

dad social. Ya no hay con-

tratos por tiempo indefi-

nido, sino por medios

tiempos, subcontratacio-

nes, órdenes de servicio,

supernumerarios, jorna-

das flexibles y otros adefe-

sios contractuales. Pero,

lo que sí continúa es el dis-

ciplinamiento y la regula-

ción generalizados.

El sociólogo norteamericano Ri-

chard Sennet en su obra La corrosión

del carácter (2000, 47-102), analiza las

consecuencias que trae para la forma-

ción ética de los seres humanos, poner

el acento económico en la flexibilidad

laboral, ya que la incertidumbre, la ca-

rencia de bienestar y de seguridad so-

cial, cambian el sentido del trabajo y ge-

neran confusión, preocupación y ansie-

dad en los trabajadores. Si el carácter, -

dice Sennet se expresa por la lealtad y el

compromiso mutuo (...) ¿cómo sostener

mentado ostensiblemente, porque “la

flexibilidad es sinónimo de juventud y

la rigidez es sinónimo de vejez”. Pero

esta aparente sobrevaloración de la ju-

ventud no es más que un generalizado

prejuicio social que oculta el hecho de

que en realidad es más fácil manejar tra-

bajadores jóvenes, ya que “los trabaja-

dores mayores y con más experiencia,

tienden a ser más críticos con sus supe-

riores que los que están empezando”,

también porque “los trabajadores jóve-

nes son más tolerantes a la hora de acep-

tar órdenes desacertadas”. Además, no

hay que perder de vista que bajo el capi-

talismo, desde siempre, ha persistido la

relación entre juventud y bajos salarios.

La enorme presión que ejerce la

edad, la disciplina del tiempo y la com-

petitividad entre los trabajadores, les

produce ansiedad y angustia que se tra-

duce en cambios psicológicos y de com-

portamiento: se evita la vida en comu-

nidad, no se estructuran colectivos basa-

dos en el apoyo y la solidaridad, se ve a

los demás simplemente como contra-

dictores y oponentes, no como eventua-

les colaboradores y amigos. En todo

caso, estas juventudes presionadas a ha-

cerse notar, establecen simulaciones y

falsos protagonismos para mostrarse po-

seedores de un saber que, aunque lo con-

sideran valioso, también saben que es

fugaz y altamente prescindible, como

ellos mismos.

Fragmentos del libro

PEDAGOGÍA Y REGULACIÓN SOCIAL

Vigencia de Auschwitz

El Poira Editorial (2005)

Page 12: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

de des-biologización o destrucción de la

vitalidad humana.

Desafortunadamente, el trabajo visto

desde el lado de lo natural se convirtió

en un asunto de determinismo ambien-

tal, o en el despliegue de una bio-

sociología que pretende ecologizar la di-

mensión social. El siglo XX inauguró

esta perspectiva naturalista del trabajo,

y fracasó frente al reto de inscribir en la

zona de síntesis socio-ambiental el fenó-

meno del trabajo. Quizás Marx hizo la

mejor aproximación al problema, me-

diante una noción de metabolismo so-

cial que no fue desarrollada sino hasta fi-

nales del siglo XX. Aún así, este meta-

bolismo que se concentra en la determi-

nación del trabajo mediante balances

de materia y energía entre distintas co-

munidades productivas (urbanas y/o ru-

rales), desalojó los contenidos cratoló-

gicos e intersubjetivos (que abren la po-

tencia del no poder) del fenómeno gene-

ral de la dynamis humana (el trabajo).

Ciertamente no existe una teoría de sín-

El trabajo se entiende, en el mejor de los

casos de la teoría social, como un fenó-

meno socio-natural. Corresponde a la

categoría de los objetos de hibridación

entre el mundo cultural y el mundo bio-

físico. Del lado cultural, se ha desarro-

llado una prolija producción científica

o estética sobre la complejidad simbóli-

ca, disciplinante y proteica del trabajo

humano. Es fácil encontrar en Adam

Smith, Marx, Nietzsche, Foucault, De-

leuze, Agamben y Zizek referencias infa-

tigables sobre la condición social del tra-

bajo, sus patrones organizativos, sus en-

tornos físicos, sus redes de control o de

auto-organización, sus contradicciones

provechosas para el régimen de domi-

nio, entre otras. Los tratamientos del

problema del trabajo son ciertamente di-

ferenciados, pero todos ellos se inscri-

ben en la zona univalente de lo social. El

trabajo aparece como sistema de suje-

ción, como instrumento de producción

de riqueza, como potencia creadora,

como proceso de autodeterminación so-

cial o de alienación, como maquinaria

Alexander Martínez Rivillas

Profesor de la Universidad del Tolima

EL TRABAJO EN LA HIBRIDACIÓN

SOCIO-AMBIENTAL:

UN ENSAYO SOBRE EL MÉTODO DE

INVESTIGACIÓN DEL TRABAJO.

sentaciones dominantes, desalojando a

su vez toda una semántica de la existen-

cia individual y social del trabajador. El

trabajo es también no trabajo, es sus-

pensión de la acción, es ensimisma-

miento. El trabajo se ha construido

desde antiguo como actividad, positivi-

dad, efficientia. Desde el Código Ham-

murabi (1750 a.c.), el trabajo es una re-

presentación económica, es acción pro-

ductiva, que requiere regulación. Pero la

ausencia de trabajo es también un tema

de intervención. La viuda debe recibir la

ayuda del Estado, por ejemplo. De allí

que el trabajo de-

fina su inverso eco-

nómico, la ausen-

cia de trabajo,

pero no su antí-

poda existencia-

ria, el no trabajo. Y

a pesar de que

Marx restituye la

dimensión del tra-

bajo existenciaria

(trabajo y no tra-

bajo) su narrativa productivista domi-

nante lo disuelve en modos y medios de

producción, donde lo cultural y moral

aparece como subproducto.

En efecto, el trabajo no se puede com-

prender sin la consolidación de un régi-

men de propiedad sobre la tierra y el

hombre. El código de Ur-nammu (2100

a.c.) da cuenta de un sistema fiscal de tie-

rras bajo la propiedad o tenencia de indi-

viduos. Da cuenta de un régimen labo-

ral campesino, de unas formas de con-

tratación o apropiación de la fuerza labo-

ral, de unas relaciones metabólicas

tesis socio-natural validada por el posi-

tivismo, la teoría de la complejidad, o el

relativismo. El sueño de Marx de una

ciencia del hombre que se convierte en

ciencia de la naturaleza, donde lo hu-

mano es un agente más del proceso

(1844), está todavía por discutir a fondo.

Los edificios analíticos y sintéticos de lo

humano no se han podido unificar, lo

mismo que los estudios analíticos y sin-

téticos de lo natural, por lo que la aspira-

ción de unificar estos cuatro edificios

metateóricos no es siquiera una posibi-

lidad del programa de la ciencia. Habría

que reinventar por

cierto un matalen-

guaje de cosas hi-

bridadas, radical-

mente diferencia-

das en escalas espa-

ciales y tempora-

les. El asunto sigue

siendo profunda-

mente metafísico,

y quizás denote un

problema mismo

del Ser, comprendido como condición

simbólico-sensible de toda experiencia

humana.

A pesar de ello, debemos reflexionar

sobre las posibilidades de síntesis de este

metalenguaje. En especial, se trata de es-

tudiar aquellas fronteras osmóticas que

integrarían algunos saberes analíticos y

sintéticos de lo humano y lo natural.

Para ello, empecemos con una relectura

de la noción del trabajo.

El trabajo es una concepción más que

una acción. Se ha construido por repre-

Page 13: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

de des-biologización o destrucción de la

vitalidad humana.

Desafortunadamente, el trabajo visto

desde el lado de lo natural se convirtió

en un asunto de determinismo ambien-

tal, o en el despliegue de una bio-

sociología que pretende ecologizar la di-

mensión social. El siglo XX inauguró

esta perspectiva naturalista del trabajo,

y fracasó frente al reto de inscribir en la

zona de síntesis socio-ambiental el fenó-

meno del trabajo. Quizás Marx hizo la

mejor aproximación al problema, me-

diante una noción de metabolismo so-

cial que no fue desarrollada sino hasta fi-

nales del siglo XX. Aún así, este meta-

bolismo que se concentra en la determi-

nación del trabajo mediante balances

de materia y energía entre distintas co-

munidades productivas (urbanas y/o ru-

rales), desalojó los contenidos cratoló-

gicos e intersubjetivos (que abren la po-

tencia del no poder) del fenómeno gene-

ral de la dynamis humana (el trabajo).

Ciertamente no existe una teoría de sín-

El trabajo se entiende, en el mejor de los

casos de la teoría social, como un fenó-

meno socio-natural. Corresponde a la

categoría de los objetos de hibridación

entre el mundo cultural y el mundo bio-

físico. Del lado cultural, se ha desarro-

llado una prolija producción científica

o estética sobre la complejidad simbóli-

ca, disciplinante y proteica del trabajo

humano. Es fácil encontrar en Adam

Smith, Marx, Nietzsche, Foucault, De-

leuze, Agamben y Zizek referencias infa-

tigables sobre la condición social del tra-

bajo, sus patrones organizativos, sus en-

tornos físicos, sus redes de control o de

auto-organización, sus contradicciones

provechosas para el régimen de domi-

nio, entre otras. Los tratamientos del

problema del trabajo son ciertamente di-

ferenciados, pero todos ellos se inscri-

ben en la zona univalente de lo social. El

trabajo aparece como sistema de suje-

ción, como instrumento de producción

de riqueza, como potencia creadora,

como proceso de autodeterminación so-

cial o de alienación, como maquinaria

Alexander Martínez Rivillas

Profesor de la Universidad del Tolima

EL TRABAJO EN LA HIBRIDACIÓN

SOCIO-AMBIENTAL:

UN ENSAYO SOBRE EL MÉTODO DE

INVESTIGACIÓN DEL TRABAJO.

sentaciones dominantes, desalojando a

su vez toda una semántica de la existen-

cia individual y social del trabajador. El

trabajo es también no trabajo, es sus-

pensión de la acción, es ensimisma-

miento. El trabajo se ha construido

desde antiguo como actividad, positivi-

dad, efficientia. Desde el Código Ham-

murabi (1750 a.c.), el trabajo es una re-

presentación económica, es acción pro-

ductiva, que requiere regulación. Pero la

ausencia de trabajo es también un tema

de intervención. La viuda debe recibir la

ayuda del Estado, por ejemplo. De allí

que el trabajo de-

fina su inverso eco-

nómico, la ausen-

cia de trabajo,

pero no su antí-

poda existencia-

ria, el no trabajo. Y

a pesar de que

Marx restituye la

dimensión del tra-

bajo existenciaria

(trabajo y no tra-

bajo) su narrativa productivista domi-

nante lo disuelve en modos y medios de

producción, donde lo cultural y moral

aparece como subproducto.

En efecto, el trabajo no se puede com-

prender sin la consolidación de un régi-

men de propiedad sobre la tierra y el

hombre. El código de Ur-nammu (2100

a.c.) da cuenta de un sistema fiscal de tie-

rras bajo la propiedad o tenencia de indi-

viduos. Da cuenta de un régimen labo-

ral campesino, de unas formas de con-

tratación o apropiación de la fuerza labo-

ral, de unas relaciones metabólicas

tesis socio-natural validada por el posi-

tivismo, la teoría de la complejidad, o el

relativismo. El sueño de Marx de una

ciencia del hombre que se convierte en

ciencia de la naturaleza, donde lo hu-

mano es un agente más del proceso

(1844), está todavía por discutir a fondo.

Los edificios analíticos y sintéticos de lo

humano no se han podido unificar, lo

mismo que los estudios analíticos y sin-

téticos de lo natural, por lo que la aspira-

ción de unificar estos cuatro edificios

metateóricos no es siquiera una posibi-

lidad del programa de la ciencia. Habría

que reinventar por

cierto un matalen-

guaje de cosas hi-

bridadas, radical-

mente diferencia-

das en escalas espa-

ciales y tempora-

les. El asunto sigue

siendo profunda-

mente metafísico,

y quizás denote un

problema mismo

del Ser, comprendido como condición

simbólico-sensible de toda experiencia

humana.

A pesar de ello, debemos reflexionar

sobre las posibilidades de síntesis de este

metalenguaje. En especial, se trata de es-

tudiar aquellas fronteras osmóticas que

integrarían algunos saberes analíticos y

sintéticos de lo humano y lo natural.

Para ello, empecemos con una relectura

de la noción del trabajo.

El trabajo es una concepción más que

una acción. Se ha construido por repre-

Page 14: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

bajadora. Extensión planetaria de las

prácticas y medios productivos, de sabe-

res y técnicas eficientistas, de símbolos

y hábitos de una cultura definida del tra-

bajo. Y diferenciación radical de los cam-

pos de acción y saberes técnicos. El tra-

bajo moderno (o su ontología) no puede

comprenderse adecuadamente desde la

perspectiva económica y sociocultural,

pues requiere de una perspectiva poli-

céntrica, propia del mundo socio-

ambiental, en cuyo caso debemos inte-

grar los estudios económicos, sociales y

políticos con los estudios ambientales.

El trabajo como interfaz o mixtura

social y biofísica es un

programa de investiga-

ción en ciernes. Exis-

ten avances en David

Harvey y Neil Smith,

que en el marco del ma-

terialismo histórico

tratan de integrar, con

cierto éxito, la dimen-

sión natural a la cons-

trucción histórica del trabajo. No obs-

tante, las operaciones simbólicas de los

regímenes de dominio, el balance de las

luchas sociales y resistencias concretas,

lugares no políticos de la intersubjetivi-

dad (potencia reflexiva de la emancipa-

ción), incidencias ambientales determi-

nantes en la acción social (excepto

Smith) y metabolismos sociales de luga-

res representativos, entre otros, no apa-

recen en sus fenomenologías del traba-

jo.

El trabajo se debe ubicar en el

campo hibridado de fuerzas y no fuerzas

entre el centro urbano y la ruralidad que

genera el excedente agrícola. Desde las

revoluciones urbanas del mundo anti-

guo el trabajo implica su división, su

campo de acción, su regulación social,

su sistema punitivo. Por el contrario, en

comunidades tribales o regímenes co-

munitarios el trabajo no puede ser cons-

tituido como una antropología de la ac-

ción apropiable. El trabajo es una acción

de balances metabólicos entre los recur-

sos naturales y la actividad humana,

cuyo sistema de apropiación no existe,

dado que el excedente agrícola no apa-

rece. El trabajo solo aparece bajo un régi-

men de dominio que

define la propiedad de

la tierra, la apropia-

ción del excedente pro-

ductivo y las formas de

apropiación de la

fuerza humana. El tra-

bajo bajo formas de do-

minio que no tienen

estas características no

puede ser concebido

como trabajo, es actividad pura de inter-

cambio social y metabólico (endosomá-

tico y exosomático en balance con el am-

biente) con pobres dinámicas de apro-

piación.

El trabajo moderno es mucho más

complejo por cierto. Pero tal compleji-

dad solo se explica por la intensidad, ex-

tensión y diferenciación del régimen de

dominio del trabajo. Intensidad en los

usos de recursos, de las relaciones socia-

les de producción, de las formas de apro-

piación, de los sistemas disciplinarios,

de las regulaciones de la población tra-

trabajo. Representa la frontera más rica

y potente de aquella política. En una lec-

tura liberal o planificadora del capital, el

trabajo se constituye mediante un régi-

men de dominio sofisticado y pertre-

chado de mecanismos o aparatos de nor-

malización, disciplinamiento y regula-

ción, pero no se instala en la totalidad

de la existencia del trabajador o en la to-

talidad existenciaria de las relaciones so-

ciales que sostiene. Sin embargo, si el tra-

bajador se sitúa en la frontera de aquel ré-

gimen, sus reacciones sociales y simbó-

licas se transmiten de modo más o

menos eficiente al régimen de control

correspondiente, y éste resitúa al traba-

jador en los regiones interiores de su do-

minio: ofrece subsidios, tratamientos

preferenciales, horarios laborales flexi-

bles, prioridades de empleabilidad, espe-

ranzas de empleo, compensaciones so-

ciales, entre otros. Un universo asisten-

cial o compensatorio refinado para com-

batir en las fronteras del campo de domi-

nio las anomalías de la planificación o la

dinámica espontánea del mercado.

El trabajo precario supone un tra-

bajo idóneo, un referente de bienestar,

de confort, de salud orgánica y mental,

de posición dominante, de derroche de

recursos o de conductas ecológicas, de

i n s e r c i ó n e n

otras clases o éli-

tes sociales, en

fin, representa

un campo de do-

minio que pre-

figura los bene-

ficios o el para-

digma de bie-

que lo reconstituyen de modo cotidia-

no, sin perder de vista los determinan-

tes estructurales de la cultura, la econo-

mía, la política y el ambiente. Las no

fuerzas, de naturaleza autorreflexiva e

intersubjetiva que suspenden lo real, lo

estructural, lo dominante en la comuni-

cación, el ocio radical, la resistencia , la

emancipación, el ensimismamiento, la

erotización, entre otros, son parte cons-

tituyente de la dimensión integral del

trabajo, y no pueden perderse de vista.

Pues el trabajo configurado por sus regí-

menes de dominio o regulación no es

sostenible o durable sin las operaciones

de las no fuerzas, o sea, del no trabajo.

El no trabajo es el lado no econó-

mico y no político de las relaciones so-

cio-naturales, no es crematística ni con-

mensurabilidad racional y compensato-

ria de la acción social. Es el lugar de no

gestión, de no regulación, de no medi-

calización, de no terapeutización. El no

trabajo no es funcional al régimen del ca-

pital global, pero sí es la antípoda dia-

léctica de su durabilidad. Funciona en el

reverso del espacio y el tiempo del capi-

tal de modo tal que puede potenciar en

su anverso el capital mismo o potenciar

su crisis estructural.

El desem-

pleo y la preca-

riedad del tra-

bajo son parte

de una política

del trabajo, y no

es en ningún

momento un

proceso de no

COLOMBIALIBRE

Page 15: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

bajadora. Extensión planetaria de las

prácticas y medios productivos, de sabe-

res y técnicas eficientistas, de símbolos

y hábitos de una cultura definida del tra-

bajo. Y diferenciación radical de los cam-

pos de acción y saberes técnicos. El tra-

bajo moderno (o su ontología) no puede

comprenderse adecuadamente desde la

perspectiva económica y sociocultural,

pues requiere de una perspectiva poli-

céntrica, propia del mundo socio-

ambiental, en cuyo caso debemos inte-

grar los estudios económicos, sociales y

políticos con los estudios ambientales.

El trabajo como interfaz o mixtura

social y biofísica es un

programa de investiga-

ción en ciernes. Exis-

ten avances en David

Harvey y Neil Smith,

que en el marco del ma-

terialismo histórico

tratan de integrar, con

cierto éxito, la dimen-

sión natural a la cons-

trucción histórica del trabajo. No obs-

tante, las operaciones simbólicas de los

regímenes de dominio, el balance de las

luchas sociales y resistencias concretas,

lugares no políticos de la intersubjetivi-

dad (potencia reflexiva de la emancipa-

ción), incidencias ambientales determi-

nantes en la acción social (excepto

Smith) y metabolismos sociales de luga-

res representativos, entre otros, no apa-

recen en sus fenomenologías del traba-

jo.

El trabajo se debe ubicar en el

campo hibridado de fuerzas y no fuerzas

entre el centro urbano y la ruralidad que

genera el excedente agrícola. Desde las

revoluciones urbanas del mundo anti-

guo el trabajo implica su división, su

campo de acción, su regulación social,

su sistema punitivo. Por el contrario, en

comunidades tribales o regímenes co-

munitarios el trabajo no puede ser cons-

tituido como una antropología de la ac-

ción apropiable. El trabajo es una acción

de balances metabólicos entre los recur-

sos naturales y la actividad humana,

cuyo sistema de apropiación no existe,

dado que el excedente agrícola no apa-

rece. El trabajo solo aparece bajo un régi-

men de dominio que

define la propiedad de

la tierra, la apropia-

ción del excedente pro-

ductivo y las formas de

apropiación de la

fuerza humana. El tra-

bajo bajo formas de do-

minio que no tienen

estas características no

puede ser concebido

como trabajo, es actividad pura de inter-

cambio social y metabólico (endosomá-

tico y exosomático en balance con el am-

biente) con pobres dinámicas de apro-

piación.

El trabajo moderno es mucho más

complejo por cierto. Pero tal compleji-

dad solo se explica por la intensidad, ex-

tensión y diferenciación del régimen de

dominio del trabajo. Intensidad en los

usos de recursos, de las relaciones socia-

les de producción, de las formas de apro-

piación, de los sistemas disciplinarios,

de las regulaciones de la población tra-

trabajo. Representa la frontera más rica

y potente de aquella política. En una lec-

tura liberal o planificadora del capital, el

trabajo se constituye mediante un régi-

men de dominio sofisticado y pertre-

chado de mecanismos o aparatos de nor-

malización, disciplinamiento y regula-

ción, pero no se instala en la totalidad

de la existencia del trabajador o en la to-

talidad existenciaria de las relaciones so-

ciales que sostiene. Sin embargo, si el tra-

bajador se sitúa en la frontera de aquel ré-

gimen, sus reacciones sociales y simbó-

licas se transmiten de modo más o

menos eficiente al régimen de control

correspondiente, y éste resitúa al traba-

jador en los regiones interiores de su do-

minio: ofrece subsidios, tratamientos

preferenciales, horarios laborales flexi-

bles, prioridades de empleabilidad, espe-

ranzas de empleo, compensaciones so-

ciales, entre otros. Un universo asisten-

cial o compensatorio refinado para com-

batir en las fronteras del campo de domi-

nio las anomalías de la planificación o la

dinámica espontánea del mercado.

El trabajo precario supone un tra-

bajo idóneo, un referente de bienestar,

de confort, de salud orgánica y mental,

de posición dominante, de derroche de

recursos o de conductas ecológicas, de

i n s e r c i ó n e n

otras clases o éli-

tes sociales, en

fin, representa

un campo de do-

minio que pre-

figura los bene-

ficios o el para-

digma de bie-

que lo reconstituyen de modo cotidia-

no, sin perder de vista los determinan-

tes estructurales de la cultura, la econo-

mía, la política y el ambiente. Las no

fuerzas, de naturaleza autorreflexiva e

intersubjetiva que suspenden lo real, lo

estructural, lo dominante en la comuni-

cación, el ocio radical, la resistencia , la

emancipación, el ensimismamiento, la

erotización, entre otros, son parte cons-

tituyente de la dimensión integral del

trabajo, y no pueden perderse de vista.

Pues el trabajo configurado por sus regí-

menes de dominio o regulación no es

sostenible o durable sin las operaciones

de las no fuerzas, o sea, del no trabajo.

El no trabajo es el lado no econó-

mico y no político de las relaciones so-

cio-naturales, no es crematística ni con-

mensurabilidad racional y compensato-

ria de la acción social. Es el lugar de no

gestión, de no regulación, de no medi-

calización, de no terapeutización. El no

trabajo no es funcional al régimen del ca-

pital global, pero sí es la antípoda dia-

léctica de su durabilidad. Funciona en el

reverso del espacio y el tiempo del capi-

tal de modo tal que puede potenciar en

su anverso el capital mismo o potenciar

su crisis estructural.

El desem-

pleo y la preca-

riedad del tra-

bajo son parte

de una política

del trabajo, y no

es en ningún

momento un

proceso de no

COLOMBIALIBRE

Page 16: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

nestar. Pero también re-

presenta la zona osmótica

del régimen, el lugar de ges-

tión accidentada del po-

der, de reacción técnico-

científica del gobierno, o

simplemente de indife-

rencia y olvido de las rela-

ciones de poder. El trabajo formal y pre-

cario se instalan en los circuitos del capi-

tal como reproductores de los flujos de

control, pero siempre a riesgo que el no

trabajo aparezca en los mismos nodos

como reproductores de otra lógica so-

cial.

El trabajo en general requiere una lec-

tura policéntrica radical: clima, trans-

porte, tipología familiar, personalidad

tino, mientras los Morlocs, esclavos de

sus instintos, habitan su mundo subte-

rráneo y cultivan su alimento que retoza

en la superficie. Eternos ingenuos y de-

predadores deformados, sobre esta dis-

yuntiva se mueve el profesorado univer-

sitario actualmente; consumidores inge-

nuos y salvajes competidores profesio-

nales.

Esta dualidad sobre la cual se ha

erigido la forma de vida de los docentes

universitarios en Colombia no es espe-

cífica de nuestro país y mucho menos

una de las tantas cualidades de los suda-

cas en general. Dicha dualidad se erige

como respuesta a unas condiciones his-

tóricas específicas, las cuales impelen al

profesional de la educación a unos com-

H. G. Wells escribió una novela

corta a finales del siglo XIX llamada La

Máquina del Tiempo, en ella describe la si-

tuación que se encuentra un hipotético

viajero en el tiempo al llegar al año

802.000 n.e. En este viaje, se encuentra

con dos tipos de creaturas que habitan

el futuro: los Morlocs y los Elois. Los pri-

meros se alimentan de los segundos. Los

Elois no tienen conciencia de su condi-

ción de alimento de los primeros, viven

de manera despreocupada a merced de

todo lo que le proveen los Morlocs a fin

de que su corta existencia sea placente-

ra. En esta recreación futurista del nove-

lista inglés, el equilibrio del mundo se es-

tablece a partir de esta relación antropó-

faga, en donde la eterna ingenuidad de

los Elois los protege de su doloroso des-

social, formación profe-

sional, edad, relaciones

sociales cotidianas, pre-

ferencias económicas,

espacio vital, interac-

ción mediática, con-

sumo de materia y ener-

gía, impacto sobre el am-

biente, religiosidad, relaciones de po-

der, entre otros, son algunos factores

que deben ser considerados en la mix-

tura socio-ambiental del trabajo para

comprenderlo en su multidimensiona-

lidad. No obstante, esta metodología re-

quiere de un metalenguaje que sea

capaz de resituar el trabajo en una teoría

socio-ambiental, junto a otros fenóme-

nos complejos y cotidianos.

IVAN GAMBOAFisgón del Librepensamiento, denominado por la Universidad

de Antioquia como Sociólogo y abriéndose un espacio como

catedrático e investigador en la Universidad del Tolima.

¿MORLOCS Y ELOIS?

LA DOBLE CONDICIÓN DE LOS

DOCENTES UNIVERSITARIOS

EN COLOMBIA

“Y por eso es necesario recordar una y otra vez al mundo, un mundo que sólo ve los

monumentos de los vencedores, que quienes construyen sus dominios sobre las tum-

bas y las existencias destrozadas de millones de seres no son los verdaderos héroes”.

Stefan Zweig

Page 17: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

nestar. Pero también re-

presenta la zona osmótica

del régimen, el lugar de ges-

tión accidentada del po-

der, de reacción técnico-

científica del gobierno, o

simplemente de indife-

rencia y olvido de las rela-

ciones de poder. El trabajo formal y pre-

cario se instalan en los circuitos del capi-

tal como reproductores de los flujos de

control, pero siempre a riesgo que el no

trabajo aparezca en los mismos nodos

como reproductores de otra lógica so-

cial.

El trabajo en general requiere una lec-

tura policéntrica radical: clima, trans-

porte, tipología familiar, personalidad

tino, mientras los Morlocs, esclavos de

sus instintos, habitan su mundo subte-

rráneo y cultivan su alimento que retoza

en la superficie. Eternos ingenuos y de-

predadores deformados, sobre esta dis-

yuntiva se mueve el profesorado univer-

sitario actualmente; consumidores inge-

nuos y salvajes competidores profesio-

nales.

Esta dualidad sobre la cual se ha

erigido la forma de vida de los docentes

universitarios en Colombia no es espe-

cífica de nuestro país y mucho menos

una de las tantas cualidades de los suda-

cas en general. Dicha dualidad se erige

como respuesta a unas condiciones his-

tóricas específicas, las cuales impelen al

profesional de la educación a unos com-

H. G. Wells escribió una novela

corta a finales del siglo XIX llamada La

Máquina del Tiempo, en ella describe la si-

tuación que se encuentra un hipotético

viajero en el tiempo al llegar al año

802.000 n.e. En este viaje, se encuentra

con dos tipos de creaturas que habitan

el futuro: los Morlocs y los Elois. Los pri-

meros se alimentan de los segundos. Los

Elois no tienen conciencia de su condi-

ción de alimento de los primeros, viven

de manera despreocupada a merced de

todo lo que le proveen los Morlocs a fin

de que su corta existencia sea placente-

ra. En esta recreación futurista del nove-

lista inglés, el equilibrio del mundo se es-

tablece a partir de esta relación antropó-

faga, en donde la eterna ingenuidad de

los Elois los protege de su doloroso des-

social, formación profe-

sional, edad, relaciones

sociales cotidianas, pre-

ferencias económicas,

espacio vital, interac-

ción mediática, con-

sumo de materia y ener-

gía, impacto sobre el am-

biente, religiosidad, relaciones de po-

der, entre otros, son algunos factores

que deben ser considerados en la mix-

tura socio-ambiental del trabajo para

comprenderlo en su multidimensiona-

lidad. No obstante, esta metodología re-

quiere de un metalenguaje que sea

capaz de resituar el trabajo en una teoría

socio-ambiental, junto a otros fenóme-

nos complejos y cotidianos.

IVAN GAMBOAFisgón del Librepensamiento, denominado por la Universidad

de Antioquia como Sociólogo y abriéndose un espacio como

catedrático e investigador en la Universidad del Tolima.

¿MORLOCS Y ELOIS?

LA DOBLE CONDICIÓN DE LOS

DOCENTES UNIVERSITARIOS

EN COLOMBIA

“Y por eso es necesario recordar una y otra vez al mundo, un mundo que sólo ve los

monumentos de los vencedores, que quienes construyen sus dominios sobre las tum-

bas y las existencias destrozadas de millones de seres no son los verdaderos héroes”.

Stefan Zweig

Page 18: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

rimento. Esta condición de desprendi-

miento configura un cierto alejamiento

de lo real. El docente en sí mismo no es

científico o político, recrea e interpreta

ambas condiciones en aras de inducir al

otro a que sea lo que él no es: científico o

político. A lo largo de la vida de las uni-

versidades esta característica se ha ido

desarrollando, alejando cada vez más a

los catedráticos de lo real. Dicho proce-

so se ha potenciado en la modernidad y

tiene expresiones atroces actualmente

bajo el capitalismo tardío. Ser el inter-

mediario del conoci-

miento lo ha llevado a ser

el guardián de la socie-

dad, él transmite conoci-

miento y también valo-

res, usos costumbres,

prácticas sociales y cultu-

rales. Cada vez que se ex-

playa el docente en la pa-

labra, salta en los resqui-

cios del discurso el hom-

bre a través de los gestos,

lapsus y demás fronteras

discursivas. Los docentes

son ingenuos al creer que su forma de

ver el mundo no se transmite a sus edu-

candos a través de sus clases o de sus

comportamientos fuera de ella.

Ahora bien, ¿qué es lo que trans-

mite el docente universitario en los res-

quicios de su discurso? Las condiciones

de masificación de la vida urbana segui-

da de una consolidación de la forma de

vida moderna, sea desde las economías

de mercado en occidente o las econo-

mías planificadas de oriente para el

siglo XX; además de los procesos pro-

portamientos que lo llevan a pensarse

de manera fragmentada en cuanto habi-

tante de lo cotidiano y en cuanto a pro-

fesional con responsabilidades sociales.

Esta fragmentación se asume como una

forma metodológica para describir com-

portamientos que podrían pasar por

contradictorios, bien lo dice Foucault

que el biopoder es conjunción de distin-

tos poderes que operan a distintos nive-

les en la vida del hombre. La disección

de las expresiones del biopoder que lle-

van al docente universitario a ser una ex-

presión del Homo Sacer

que nos propone Agam-

ben es el objetivo de estas

palabras.

La disección en es

en sí misma una apuesta

de transformación. La

comprensión lleva la se-

milla de la acción. No es-

peren propuestas cons-

tructivas ni análisis auto-

compasivos hacia los do-

centes universitarios.

Esta mirada solo busca

que los docentes universitarios dimen-

sionen todos sus males, así como todas

sus potencias, las cuales; solo cada uno

puede irlas descubriendo.

***

La alienación, el extrañamiento frente a

la vida es inherente al docente universi-

tario. El docente no hace: transmite lo

que otro ha hecho o escrito. Su territo-

rio es la palabra que interpreta o la re-

creación de la realidad a través del expe-

añadiendo capa a capa formas distintas

de subsumirse en el poder.

A los discursos y prácticas tradi-

cionales se añaden las formas burocráti-

cas que han venido consolidándose en

los últimos decenios en el mundo. Si

bien es cierto estos dispositivos del capi-

tal como mecanismos de control, tie-

nen un gran peso a la hora de entender

lo que está pasando, no se les puede atri-

buir, de manera unicausal, toda la res-

ponsabilidad; nuestras representacio-

nes y prácticas sociohistóricas han sido

un buen fermento para que, del campe-

sino arribista, surja el docente consumi-

dor, apolítico y totalmente imbuido en

su propia pequeña vidita.

***

Ahora bien, se puede pensar que el do-

cente universitario es un ingenuo con-

sumidor, una víctima del sistema, sumi-

do en un sistema social que reproduce

de manera casi inconsciente; prisionero

de sus propios miedos: no lucha por que

teme por su vida o la de su familia, cum-

pios la instrumentalización de la cien-

cia; han traído todas comodidades que

se 300 años de racionalidad instrumen-

tal puedan proveer. Los docentes uni-

versitarios son, ante todo, profesionales

en disciplinas específicas del saber; y al

serlo tienen implicaciones sociales y cul-

turales particulares; más aún en una eco-

nomía de mercado. Son consumidores

antes que intelectuales.

La subsunción al capital se presen-

ta desde que fincan sus esperanzas de

movilidad social en su profesión, y esto

lo tiene bien interiorizado desde que

son niños y comprenden que el ser so-

cial está en ser sujeto de mercado. Los do-

centes universitarios son vehículos de

discursos que pueden reñir perfecta-

mente con lo que enseñan en su clase y

asumir esta contradicción sin ningún in-

conveniente. Se suele

atacar a los docentes por

que no pueden educar

mejor a estas sociedades

nuestras de dinero fácil

y normas que se acatan

pero no se cumplen, al

mejor estilo del periodo

histórico de la colonia;

cuando se pasa por alto

el hecho de los docentes

son hijos y padres de

dicha sociedad. Aquel

macho latino patriarcal y pusilánime en

los afectivo que se comenzó a formar en

la colonia a modo de criollo auto des-

preciado en aras de parecerse al español,

mutó en el profesional que quiere co-

piar el american way of life. Sobre esta

primera capa se inicia el traslapo que va

Page 19: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

rimento. Esta condición de desprendi-

miento configura un cierto alejamiento

de lo real. El docente en sí mismo no es

científico o político, recrea e interpreta

ambas condiciones en aras de inducir al

otro a que sea lo que él no es: científico o

político. A lo largo de la vida de las uni-

versidades esta característica se ha ido

desarrollando, alejando cada vez más a

los catedráticos de lo real. Dicho proce-

so se ha potenciado en la modernidad y

tiene expresiones atroces actualmente

bajo el capitalismo tardío. Ser el inter-

mediario del conoci-

miento lo ha llevado a ser

el guardián de la socie-

dad, él transmite conoci-

miento y también valo-

res, usos costumbres,

prácticas sociales y cultu-

rales. Cada vez que se ex-

playa el docente en la pa-

labra, salta en los resqui-

cios del discurso el hom-

bre a través de los gestos,

lapsus y demás fronteras

discursivas. Los docentes

son ingenuos al creer que su forma de

ver el mundo no se transmite a sus edu-

candos a través de sus clases o de sus

comportamientos fuera de ella.

Ahora bien, ¿qué es lo que trans-

mite el docente universitario en los res-

quicios de su discurso? Las condiciones

de masificación de la vida urbana segui-

da de una consolidación de la forma de

vida moderna, sea desde las economías

de mercado en occidente o las econo-

mías planificadas de oriente para el

siglo XX; además de los procesos pro-

portamientos que lo llevan a pensarse

de manera fragmentada en cuanto habi-

tante de lo cotidiano y en cuanto a pro-

fesional con responsabilidades sociales.

Esta fragmentación se asume como una

forma metodológica para describir com-

portamientos que podrían pasar por

contradictorios, bien lo dice Foucault

que el biopoder es conjunción de distin-

tos poderes que operan a distintos nive-

les en la vida del hombre. La disección

de las expresiones del biopoder que lle-

van al docente universitario a ser una ex-

presión del Homo Sacer

que nos propone Agam-

ben es el objetivo de estas

palabras.

La disección en es

en sí misma una apuesta

de transformación. La

comprensión lleva la se-

milla de la acción. No es-

peren propuestas cons-

tructivas ni análisis auto-

compasivos hacia los do-

centes universitarios.

Esta mirada solo busca

que los docentes universitarios dimen-

sionen todos sus males, así como todas

sus potencias, las cuales; solo cada uno

puede irlas descubriendo.

***

La alienación, el extrañamiento frente a

la vida es inherente al docente universi-

tario. El docente no hace: transmite lo

que otro ha hecho o escrito. Su territo-

rio es la palabra que interpreta o la re-

creación de la realidad a través del expe-

añadiendo capa a capa formas distintas

de subsumirse en el poder.

A los discursos y prácticas tradi-

cionales se añaden las formas burocráti-

cas que han venido consolidándose en

los últimos decenios en el mundo. Si

bien es cierto estos dispositivos del capi-

tal como mecanismos de control, tie-

nen un gran peso a la hora de entender

lo que está pasando, no se les puede atri-

buir, de manera unicausal, toda la res-

ponsabilidad; nuestras representacio-

nes y prácticas sociohistóricas han sido

un buen fermento para que, del campe-

sino arribista, surja el docente consumi-

dor, apolítico y totalmente imbuido en

su propia pequeña vidita.

***

Ahora bien, se puede pensar que el do-

cente universitario es un ingenuo con-

sumidor, una víctima del sistema, sumi-

do en un sistema social que reproduce

de manera casi inconsciente; prisionero

de sus propios miedos: no lucha por que

teme por su vida o la de su familia, cum-

pios la instrumentalización de la cien-

cia; han traído todas comodidades que

se 300 años de racionalidad instrumen-

tal puedan proveer. Los docentes uni-

versitarios son, ante todo, profesionales

en disciplinas específicas del saber; y al

serlo tienen implicaciones sociales y cul-

turales particulares; más aún en una eco-

nomía de mercado. Son consumidores

antes que intelectuales.

La subsunción al capital se presen-

ta desde que fincan sus esperanzas de

movilidad social en su profesión, y esto

lo tiene bien interiorizado desde que

son niños y comprenden que el ser so-

cial está en ser sujeto de mercado. Los do-

centes universitarios son vehículos de

discursos que pueden reñir perfecta-

mente con lo que enseñan en su clase y

asumir esta contradicción sin ningún in-

conveniente. Se suele

atacar a los docentes por

que no pueden educar

mejor a estas sociedades

nuestras de dinero fácil

y normas que se acatan

pero no se cumplen, al

mejor estilo del periodo

histórico de la colonia;

cuando se pasa por alto

el hecho de los docentes

son hijos y padres de

dicha sociedad. Aquel

macho latino patriarcal y pusilánime en

los afectivo que se comenzó a formar en

la colonia a modo de criollo auto des-

preciado en aras de parecerse al español,

mutó en el profesional que quiere co-

piar el american way of life. Sobre esta

primera capa se inicia el traslapo que va

Page 20: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

comprador de libros o cultura en gene-

ral; en medio de sus tragos se permite

que el homofóbico o el homosexual, el

machista, el xenófobo que habita en él,

salga por un rato y tome aire… en fin, ha-

bita el mundo sin más responsabilidad

ética que aquella construida a partir de

los discursos morales imperantes.

***

Precisamente en sus representaciones y

prácticas sociales, sean profesionales u

de otro orden, es en donde se desnuda

su otra cara: el morloc depredador que

habita en cada comportamiento, en

cada palabra de nues-

tro docente universi-

t a r i o . H a b i t a e n

aquel mundo subte-

rráneo sobre el cual

se construye la legali-

dad, la formalidad y

se alimenta de mane-

ra voraz de los discur-

sos del mundo legal,

formal.

Los docentes universitarios han

entrado en unas dinámicas particulares

en los últimos 30 años en Colombia que

lo han llevado a ser lo que es. El apetito

de nuestro morloc se ha formado al vai-

vén de estos años y los acontecimientos

que le han ido dando sentido del gusto a

su voracidad. La universidad colombia-

na tradicionalmente era confesional o

pública. Sus docentes eran fervientes ca-

tólicos, apostólicos y romanos para el

primer caso y librepensadores, agitado-

res y marxistas para el segundo; pero

ple con las órdenes por qué si no hace

caso lo despiden. No hay que patear la lon-

chera es un refrán bastante común entre

los docentes universitarios, sobre todo

entre los docentes contratistas, catedrá-

ticos u ocasionales en su acepción más ti-

morata.

Pues no. No es así. En palabras de

Vasili Grossman en su novela Todo flu-

ye: todos somos culpables, tu, yo y el juez.

En su trasegar vivencial el profesor uni-

versitario se ubica en una ingenuidad a

la hora de ser padre, esposo o profesio-

nal; no se distingue de otras profesiones

liberales u oficios artesanales. Se puede

construir la metáfora de que el docente

universitario es un

Eloi de la novela de

H.G. Wells pasa por

la vida con la inge-

nuidad del que no

sabe lo que va pasar,

preso de sus propias

representaciones so-

ciales, es hombre, pa-

dre, esposo y profe-

sional que solo desea

acceder a los beneficios de la sociedad

de consumo tanto como otro profesio-

nal cualquiera. No escatima esfuerzos

para poder ascender socialmente en aras

de brindar lo mejor a su familia. Eloi que

se somete a los dispositivos de poder que

el capital ha venido construyendo e im-

poniendo sin ningún reparo: goza con

las innovaciones de los últimos ordena-

dores; busca la comodidad de un buen

vehículo particular para desplazarse; si

tiene un espíritu sensible, es un selecto

ción del Decreto Ley 80 de 1980. Dicho

decreto abre las puertas para que cual-

quier particular pueda fundar universi-

dades o corporaciones universitarias; a

las universidades de élite privadas y las

universidades públicas llegan las nuevas

universidades privadas de rango medio

y las llamadas “universidades de gara-

je”. Esta nueva camada de universidades

privadas se rige por las reglas del merca-

do y adoptan el discurso oficial de mane-

ra rápida y sin miramientos. No las rige

los grandes discursos: no son abierta-

mente confesionales, pertenecen a nue-

vas élites comerciales emergentes lega-

les o no y no tienen en su ideario una fi-

losofía política que guíe su quehacer.

Sin dios ni patrón, se dedican al lucro

sobre la impostura del discurso educati-

vo.

Estas nuevas universidades sur-

gen durante la década de 1980, años

más, años menos y establecen nuevas

formas de hacer educación: las contra-

taciones a término fijo son la modali-

dad por excelencia tanto para su perso-

nal administrativo como académico. En

las universidades privadas los cargos ad-

ministrativos eran pocos y no represen-

taban mayor inversión; y en las univer-

compartían una característica: se de-

bían a algo. Tenían todo un corpus ideo-

lógico que guiaba sus procederes. Los

dos grandes relatos sociales de la huma-

nidad se encarnaban en ellos: la religión

y la política. Al llenar estos de sentido su

vida, su relación con la economía de

mercado era normada por ellos: la mer-

cancía era medio y no fin, la publicidad

era código y no ideología; filtraban los

dispositivos de control del capital de la

mano de Saulo de Tarso y de Vladimir Le-

nin.

El corto siglo XX transcurrió entre

el concordato y la guerra fría. Para algu-

nos el llamado de la montaña por un

país mejor fue más fuerte; para otros la

ética de la supervivencia los llenó de pe-

queñas y cotidianas alegrías mientras el

país se desangraba. Las universidades

privadas eran universidades confesio-

nales, no faltaba la excepción, mientras

que las universidades públicas surgie-

ron laicas en muchos casos o adoptaron

Colegios y Escuelas Mayores, confesio-

nales en un principio, convertidas en

universidades seculares.

Esta forma dual, maniquea de en-

tender el mundillo universitario co-

mienza a resquebrajarse con la expedi-

Page 21: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

comprador de libros o cultura en gene-

ral; en medio de sus tragos se permite

que el homofóbico o el homosexual, el

machista, el xenófobo que habita en él,

salga por un rato y tome aire… en fin, ha-

bita el mundo sin más responsabilidad

ética que aquella construida a partir de

los discursos morales imperantes.

***

Precisamente en sus representaciones y

prácticas sociales, sean profesionales u

de otro orden, es en donde se desnuda

su otra cara: el morloc depredador que

habita en cada comportamiento, en

cada palabra de nues-

tro docente universi-

t a r i o . H a b i t a e n

aquel mundo subte-

rráneo sobre el cual

se construye la legali-

dad, la formalidad y

se alimenta de mane-

ra voraz de los discur-

sos del mundo legal,

formal.

Los docentes universitarios han

entrado en unas dinámicas particulares

en los últimos 30 años en Colombia que

lo han llevado a ser lo que es. El apetito

de nuestro morloc se ha formado al vai-

vén de estos años y los acontecimientos

que le han ido dando sentido del gusto a

su voracidad. La universidad colombia-

na tradicionalmente era confesional o

pública. Sus docentes eran fervientes ca-

tólicos, apostólicos y romanos para el

primer caso y librepensadores, agitado-

res y marxistas para el segundo; pero

ple con las órdenes por qué si no hace

caso lo despiden. No hay que patear la lon-

chera es un refrán bastante común entre

los docentes universitarios, sobre todo

entre los docentes contratistas, catedrá-

ticos u ocasionales en su acepción más ti-

morata.

Pues no. No es así. En palabras de

Vasili Grossman en su novela Todo flu-

ye: todos somos culpables, tu, yo y el juez.

En su trasegar vivencial el profesor uni-

versitario se ubica en una ingenuidad a

la hora de ser padre, esposo o profesio-

nal; no se distingue de otras profesiones

liberales u oficios artesanales. Se puede

construir la metáfora de que el docente

universitario es un

Eloi de la novela de

H.G. Wells pasa por

la vida con la inge-

nuidad del que no

sabe lo que va pasar,

preso de sus propias

representaciones so-

ciales, es hombre, pa-

dre, esposo y profe-

sional que solo desea

acceder a los beneficios de la sociedad

de consumo tanto como otro profesio-

nal cualquiera. No escatima esfuerzos

para poder ascender socialmente en aras

de brindar lo mejor a su familia. Eloi que

se somete a los dispositivos de poder que

el capital ha venido construyendo e im-

poniendo sin ningún reparo: goza con

las innovaciones de los últimos ordena-

dores; busca la comodidad de un buen

vehículo particular para desplazarse; si

tiene un espíritu sensible, es un selecto

ción del Decreto Ley 80 de 1980. Dicho

decreto abre las puertas para que cual-

quier particular pueda fundar universi-

dades o corporaciones universitarias; a

las universidades de élite privadas y las

universidades públicas llegan las nuevas

universidades privadas de rango medio

y las llamadas “universidades de gara-

je”. Esta nueva camada de universidades

privadas se rige por las reglas del merca-

do y adoptan el discurso oficial de mane-

ra rápida y sin miramientos. No las rige

los grandes discursos: no son abierta-

mente confesionales, pertenecen a nue-

vas élites comerciales emergentes lega-

les o no y no tienen en su ideario una fi-

losofía política que guíe su quehacer.

Sin dios ni patrón, se dedican al lucro

sobre la impostura del discurso educati-

vo.

Estas nuevas universidades sur-

gen durante la década de 1980, años

más, años menos y establecen nuevas

formas de hacer educación: las contra-

taciones a término fijo son la modali-

dad por excelencia tanto para su perso-

nal administrativo como académico. En

las universidades privadas los cargos ad-

ministrativos eran pocos y no represen-

taban mayor inversión; y en las univer-

compartían una característica: se de-

bían a algo. Tenían todo un corpus ideo-

lógico que guiaba sus procederes. Los

dos grandes relatos sociales de la huma-

nidad se encarnaban en ellos: la religión

y la política. Al llenar estos de sentido su

vida, su relación con la economía de

mercado era normada por ellos: la mer-

cancía era medio y no fin, la publicidad

era código y no ideología; filtraban los

dispositivos de control del capital de la

mano de Saulo de Tarso y de Vladimir Le-

nin.

El corto siglo XX transcurrió entre

el concordato y la guerra fría. Para algu-

nos el llamado de la montaña por un

país mejor fue más fuerte; para otros la

ética de la supervivencia los llenó de pe-

queñas y cotidianas alegrías mientras el

país se desangraba. Las universidades

privadas eran universidades confesio-

nales, no faltaba la excepción, mientras

que las universidades públicas surgie-

ron laicas en muchos casos o adoptaron

Colegios y Escuelas Mayores, confesio-

nales en un principio, convertidas en

universidades seculares.

Esta forma dual, maniquea de en-

tender el mundillo universitario co-

mienza a resquebrajarse con la expedi-

Page 22: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

exponencial de las universidades priva-

das de rango medio. La década de 1980

es la consolidación de la última contra-

rreforma agraria en Colombia, los hijos

de los desplazados del periodo 1948 –

1964 son los que nutren las universida-

des colombianas públicas o privadas, la

inversión de la relación entre población

rural y urbana que se presenta en este pe-

riodo, es la que alimenta las ciudades y

sus formas de movilidad social. Es la dé-

cada de la consolidación del modelo Tea-

cher-Reagan, lo que

se conoce como neo-

liberalismo; ideolo-

gía que adoptan las

nuevas universida-

des de rango medio.

Aprenden sobre de-

mocracia y libre em-

presa con Reagan y

sobre educación con

Teacher.

Los profesores

universitarios que

no se pudieron vin-

cular a las carreras

docentes en las uni-

versidades públicas

se fueron para las universidades priva-

das de medio rango, en donde la compe-

tencia es feroz. Aprende que hay que bus-

car todos los medios posibles para poder

acceder o mantener las clases. Este pro-

ceso comienza a trasladarse en la década

de 1990 a las universidades públicas y se

consolida en la primera década de este

nuevo y desesperanzador siglo. Los pro-

fesores de planta que se vincularon a las

universidades públicas en la década de

sidades públicas se cimentan adminis-

trativamente por medio de los emplea-

dos públicos con garantías laborales ya

establecidas. Eran universidades peque-

ñas a excepción de los llamados 4 gran-

des campus públicos: Universidad Na-

cional, Universidad de Antioquia, Uni-

versidad del Valle y la Universidad

Industrial de Santander; solo estas últi-

mas universidades estaban experimen-

tando fenómenos de crecimientos en

altas proporciones y de manera sosteni-

da. Otro punto a

tener en cuenta es

que los profesores

universitarios de esa

época, en su mayo-

ría, eran profesiona-

les que ejercían, por

lo que su vincula-

ción con la universi-

dad era específica y

no intrínseca.

En esta década

de vital importancia

histórica para en-

tender lo que se

venía encima se pue-

den visualizar dos fe-

nómenos que se estaban dando de ma-

nera simultánea y que se vendrían a con-

solidar en la década siguiente. Uno es el

la conquista de la carrera docente en las

universidades públicas, con sus figuras

de profesores “de planta” y de “dedica-

ción exclusiva” que se masifican de la

mano del crecimiento sostenido en el

número de universidades públicas así

como el crecimiento de los estudiantes

en las mismas. El otro es el crecimiento

1980 ya comienzan a buscar su tan anhe-

lada jubilación: con esta generación se

conocieron las garantías laborales míni-

mas y con ella van a fenecer. Ahora en

las universidades públicas se ejercen las

mismas prácticas de contratación que se

venían implementando en las universi-

dades públicas desde hace ya varios lus-

tros. Los profesores que creían en dios o

en el partido son los de primera – y últi-

ma- generación. Sus metarrelatos dan

sentido a su vida; pero a las universida-

des públicas comenzaron a llegar, desde

mediados de la década de 1990, todos

aquellos profesores formados en la libre

competencia, sin más rasero ético que el

que le impone la publicidad, con la

UNIVERSIDAD DISTRITAL

firme convicción de que entre más capi-

tal acumule, está haciendo patria. Sabe

que los discursos académicos son im-

posturas generadas para maquillar ejer-

cicios de lucro.

Morloc que devora a Eloi. Morloc

mercenario del conocimiento que se

arropa con los pellejos del Eloi que soña-

ba con libertad, solidaridad y emanci-

pación. Los profesores universitarios en

Colombia cada vez desdeñan más a Eloi

porque saben que Morloc, devorador de

discursos, se impondrá con su empresa-

rialidad de la carnicería, con su innova-

ción del sometimiento y sus competen-

cias para la sumisión.

Page 23: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

exponencial de las universidades priva-

das de rango medio. La década de 1980

es la consolidación de la última contra-

rreforma agraria en Colombia, los hijos

de los desplazados del periodo 1948 –

1964 son los que nutren las universida-

des colombianas públicas o privadas, la

inversión de la relación entre población

rural y urbana que se presenta en este pe-

riodo, es la que alimenta las ciudades y

sus formas de movilidad social. Es la dé-

cada de la consolidación del modelo Tea-

cher-Reagan, lo que

se conoce como neo-

liberalismo; ideolo-

gía que adoptan las

nuevas universida-

des de rango medio.

Aprenden sobre de-

mocracia y libre em-

presa con Reagan y

sobre educación con

Teacher.

Los profesores

universitarios que

no se pudieron vin-

cular a las carreras

docentes en las uni-

versidades públicas

se fueron para las universidades priva-

das de medio rango, en donde la compe-

tencia es feroz. Aprende que hay que bus-

car todos los medios posibles para poder

acceder o mantener las clases. Este pro-

ceso comienza a trasladarse en la década

de 1990 a las universidades públicas y se

consolida en la primera década de este

nuevo y desesperanzador siglo. Los pro-

fesores de planta que se vincularon a las

universidades públicas en la década de

sidades públicas se cimentan adminis-

trativamente por medio de los emplea-

dos públicos con garantías laborales ya

establecidas. Eran universidades peque-

ñas a excepción de los llamados 4 gran-

des campus públicos: Universidad Na-

cional, Universidad de Antioquia, Uni-

versidad del Valle y la Universidad

Industrial de Santander; solo estas últi-

mas universidades estaban experimen-

tando fenómenos de crecimientos en

altas proporciones y de manera sosteni-

da. Otro punto a

tener en cuenta es

que los profesores

universitarios de esa

época, en su mayo-

ría, eran profesiona-

les que ejercían, por

lo que su vincula-

ción con la universi-

dad era específica y

no intrínseca.

En esta década

de vital importancia

histórica para en-

tender lo que se

venía encima se pue-

den visualizar dos fe-

nómenos que se estaban dando de ma-

nera simultánea y que se vendrían a con-

solidar en la década siguiente. Uno es el

la conquista de la carrera docente en las

universidades públicas, con sus figuras

de profesores “de planta” y de “dedica-

ción exclusiva” que se masifican de la

mano del crecimiento sostenido en el

número de universidades públicas así

como el crecimiento de los estudiantes

en las mismas. El otro es el crecimiento

1980 ya comienzan a buscar su tan anhe-

lada jubilación: con esta generación se

conocieron las garantías laborales míni-

mas y con ella van a fenecer. Ahora en

las universidades públicas se ejercen las

mismas prácticas de contratación que se

venían implementando en las universi-

dades públicas desde hace ya varios lus-

tros. Los profesores que creían en dios o

en el partido son los de primera – y últi-

ma- generación. Sus metarrelatos dan

sentido a su vida; pero a las universida-

des públicas comenzaron a llegar, desde

mediados de la década de 1990, todos

aquellos profesores formados en la libre

competencia, sin más rasero ético que el

que le impone la publicidad, con la

UNIVERSIDAD DISTRITAL

firme convicción de que entre más capi-

tal acumule, está haciendo patria. Sabe

que los discursos académicos son im-

posturas generadas para maquillar ejer-

cicios de lucro.

Morloc que devora a Eloi. Morloc

mercenario del conocimiento que se

arropa con los pellejos del Eloi que soña-

ba con libertad, solidaridad y emanci-

pación. Los profesores universitarios en

Colombia cada vez desdeñan más a Eloi

porque saben que Morloc, devorador de

discursos, se impondrá con su empresa-

rialidad de la carnicería, con su innova-

ción del sometimiento y sus competen-

cias para la sumisión.

Page 24: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

ciones del poder central, mientras los

suburbios recibían los desechos de la ciu-

dad y la riqueza.

Fue cuando el hombre vestido de

grasa levantó su voz para que los

cyborgs de la producción respetaran sus

derechos y la satanización de sus gritos

hizo que el imaginario cultural los cul-

para de la falta de productividad. El capi-

tal, que se alimenta de la sangre de los

desposeídos, seguía

creciendo y un día la

fábrica ya no fue el

lugar de la produc-

ción, había nacido

la hija bastarda de la

mercantilización, la

producción de servi-

cios; y con ella los

nuevos regímenes la-

borales mutaron a ex-

trañas formas disfrazadas en los seudo-

discurso de la productividad. Concep-

tos como círculos de calidad empezaron

a flotar en las nuevas empresas centra-

das en la competitividad para el merca-

do y entonces los derechos eran apenas

enunciaciones de hombres delirantes

de libertad. Los sindicatos se desmonta-

ron mediante chantajes propios de las

Después de una eterna noche de sueño

intranquilo los seres humanos amane-

cimos convertidos en escarabajos. Sin

poder reconocer nuestras peludas for-

mas de desplazamiento, ahora sólo ati-

namos a decir, al unísono de Samsa:

“¿qué nos ha ocurrido?”

Sujetos al artefacto de la produc-

ción, años atrás los seres humanos soña-

ban con llegar al tope del bienestar pro-

ductivo, laceraban sus

días y sus noches gol-

peado el mundo

para extraer de sus

entrañas la plusva-

lía, pero poco a

p o c o s e f u e r o n

dando cuenta que el

bienestar sólo au-

mentaban en las

cuentas bancarias de

unos pocos, mientras la mayoría, la

masa uniforme de obreros, sólo hereda-

ban del capital sus miserias y apenas lo-

graban subsistir en los cordones subur-

banos de la pobreza. Para entonces la

exuberante factoría era el lugar ideal

para la producción de bienes de consu-

mo y las ciudades, sitiadas de humo y ho-

llín, se fueron agrandando en contrac-

embate del capital devastador, sino que

se limitaban a recibir las migajas del fes-

tín de la producción. Muchos de los sin-

dicalistas que otrora entendían la per-

versidad del sistema, terminaron siendo

absorbidos por las fórmulas del éxito em-

presarial, ahora convertidas en paradig-

mas culturales: Tener, comprar, viajar.

Y cómo el capital muta desafora-

damente, pronto entendió que debía no

sólo hacer del ser humano un esclavo de

la producción, porque los esclavos ter-

minan por romper el ciclo del consumo,

entonces hizo del trabajador una mario-

neta que produce bienes superfluos y

compra falacias. Los adoradores de la

imagen icónica de los grandes triunfa-

dores anunciaron el nuevo aforismo:

tener o no tener, he ahí el dilema… Y

todos en la carrera loca por la obtención

de la seudo-felicidad de nuestro tiempo,

nos dispusimos a seguir alimentando el

dinámicas del sistema: compra de los lí-

deres, contrato de trabajo en donde de

entrada los empleados debían renun-

ciar a cualquier posibilidad de asocia-

ción y, aquellos quienes se resistieron

convencidos que primero es el ser huma-

no que el capital, terminaron por ser de-

vorados por la gran máquina producti-

va. El capital se alimenta de sangre.

Pasados algunos años, en la mayo-

ría de los centros productivos los sindi-

catos eran relatos míticos de un pasado

recóndito, a través de las tonadas de una

historia inmemorial escuchamos decir

que ellos eran una especie de vampiros

de la producción, que las empresas se ha-

bían diluido por su culpa y no pocos dis-

cursos economicistas culparon al obre-

ro del atraso de nuestras naciones. Los

pocos sindicatos que resistieron se con-

virtieron en amorfas formas de asocia-

ción cuyos objetivos ya no era resistir al

Carlos Arturo Gamboa

Profesor Universidad del Tolima.

NUESTRA

METAMORFOSIS

Page 25: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

ciones del poder central, mientras los

suburbios recibían los desechos de la ciu-

dad y la riqueza.

Fue cuando el hombre vestido de

grasa levantó su voz para que los

cyborgs de la producción respetaran sus

derechos y la satanización de sus gritos

hizo que el imaginario cultural los cul-

para de la falta de productividad. El capi-

tal, que se alimenta de la sangre de los

desposeídos, seguía

creciendo y un día la

fábrica ya no fue el

lugar de la produc-

ción, había nacido

la hija bastarda de la

mercantilización, la

producción de servi-

cios; y con ella los

nuevos regímenes la-

borales mutaron a ex-

trañas formas disfrazadas en los seudo-

discurso de la productividad. Concep-

tos como círculos de calidad empezaron

a flotar en las nuevas empresas centra-

das en la competitividad para el merca-

do y entonces los derechos eran apenas

enunciaciones de hombres delirantes

de libertad. Los sindicatos se desmonta-

ron mediante chantajes propios de las

Después de una eterna noche de sueño

intranquilo los seres humanos amane-

cimos convertidos en escarabajos. Sin

poder reconocer nuestras peludas for-

mas de desplazamiento, ahora sólo ati-

namos a decir, al unísono de Samsa:

“¿qué nos ha ocurrido?”

Sujetos al artefacto de la produc-

ción, años atrás los seres humanos soña-

ban con llegar al tope del bienestar pro-

ductivo, laceraban sus

días y sus noches gol-

peado el mundo

para extraer de sus

entrañas la plusva-

lía, pero poco a

p o c o s e f u e r o n

dando cuenta que el

bienestar sólo au-

mentaban en las

cuentas bancarias de

unos pocos, mientras la mayoría, la

masa uniforme de obreros, sólo hereda-

ban del capital sus miserias y apenas lo-

graban subsistir en los cordones subur-

banos de la pobreza. Para entonces la

exuberante factoría era el lugar ideal

para la producción de bienes de consu-

mo y las ciudades, sitiadas de humo y ho-

llín, se fueron agrandando en contrac-

embate del capital devastador, sino que

se limitaban a recibir las migajas del fes-

tín de la producción. Muchos de los sin-

dicalistas que otrora entendían la per-

versidad del sistema, terminaron siendo

absorbidos por las fórmulas del éxito em-

presarial, ahora convertidas en paradig-

mas culturales: Tener, comprar, viajar.

Y cómo el capital muta desafora-

damente, pronto entendió que debía no

sólo hacer del ser humano un esclavo de

la producción, porque los esclavos ter-

minan por romper el ciclo del consumo,

entonces hizo del trabajador una mario-

neta que produce bienes superfluos y

compra falacias. Los adoradores de la

imagen icónica de los grandes triunfa-

dores anunciaron el nuevo aforismo:

tener o no tener, he ahí el dilema… Y

todos en la carrera loca por la obtención

de la seudo-felicidad de nuestro tiempo,

nos dispusimos a seguir alimentando el

dinámicas del sistema: compra de los lí-

deres, contrato de trabajo en donde de

entrada los empleados debían renun-

ciar a cualquier posibilidad de asocia-

ción y, aquellos quienes se resistieron

convencidos que primero es el ser huma-

no que el capital, terminaron por ser de-

vorados por la gran máquina producti-

va. El capital se alimenta de sangre.

Pasados algunos años, en la mayo-

ría de los centros productivos los sindi-

catos eran relatos míticos de un pasado

recóndito, a través de las tonadas de una

historia inmemorial escuchamos decir

que ellos eran una especie de vampiros

de la producción, que las empresas se ha-

bían diluido por su culpa y no pocos dis-

cursos economicistas culparon al obre-

ro del atraso de nuestras naciones. Los

pocos sindicatos que resistieron se con-

virtieron en amorfas formas de asocia-

ción cuyos objetivos ya no era resistir al

Carlos Arturo Gamboa

Profesor Universidad del Tolima.

NUESTRA

METAMORFOSIS

Page 26: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

del fracaso del mundo que

tenemos. La mentira se

hace una verdad: somos

las mayorías quienes

por ineficiencia tene-

mos el mundo patas-

arriba, la pobreza es

culpa de los pobres

porque el planeta ha

abierto sus fronteras

al mercado y los pobres

no son competitivos. De-

bemos pagar con sangre

nuestros errores, debemos renunciar a

todo, nuestra vida debe estar dispuesta

al justo a tiempo de la maquinaria espe-

culativa.

Desaparecida la idea del obrero su-

capital con nuestra san-

gre. Trabajadores esclavi-

zados en las oficinas,

esas fábricas de los nue-

vos servicios, gasta-

mos horas, días, años

y vidas alimentando

un sistema que se

queda con casi todo,

mientras los demás cree-

mos erróneamente que

un auto, un apartamento

y una familia consumidora que

viaja cada año a las playas, es símbolo de

éxito y prosperidad.

El tiempo es aciago, porque no

sólo nos han robado la libertad, sino

que además no hacen sentir culpables

Las preocupaciones

son mucho mayores

cuando se trabaja fue-

ra, por no hablar de

las molestias propias

de los viajes: estar

pendiente de los enla-

ces de los trenes; la co-

mida mala, irregular;

relaciones que cam-

bian constantemen-

te, que nunca llegan

a ser verdaderamente

cordiales, y en las que no tienen cabida

los sentimientos. ¡Al diablo con todo!

Quizás sea ese final el necesario, al

diablo con todo ese mundo artificial de

los sueños de oficina, al diablo con las es-

clavitudes modernas disfrazadas de bie-

nestar, al diablo con las nuevas formas

de opresión en donde el yo-sujeto ya no

existe, sino que se convier-

te en la letra menuda de

un contrato con el que te

garantizan las cadenas y la

pérdida de tu libertad,

mientras sueñas que un

días serás el empleado del

mes, el más prospectivo, el

más eficiente, que no es

otra cosa que decir que

eres el hombre que más ali-

menta la sed del vampiro

del avaro sistema, que

como enunciara Erich

Fromm, “es un pozo sin fondo que agota

a la persona en un esfuerzo intermina-

ble por satisfacer sus necesidades, sin lle-

gar nunca a conseguirlo”.

doroso que reclama-

ban con ahínco sus

derechos, ahora sólo

tenemos imágenes

de ejecutivos light,

uniformados por la

cotidianidad, ence-

rrados en sus poco

metros cuadrados de

oficina, de frente a

un computador que

te evita el desplaza-

miento, ahora, te di-

cen: el mundo es tuyo, ve y conquístalo,

y en medio de la modorra de un sueño

que es brutal pesadilla, los seres adormi-

lados entregamos el Ser y el Estar a un

tiempo despiadado, a una empresa, a un

puesto de trabajo que se debe conservar

aún a costa de nuestros verdaderos sue-

ños. La libertad ha sido arrebatada y

ahora la compramos en

productos bajo el slogan

de un silencio: la amistad

es un banco, la alegría una

gaseosa, el amor un jabón

de baño, el deseo una men-

tira.

Cuando Gregorio

Samsa despertó y observó

su condición de mons-

truo, porque ya no era pro-

ductivo para el mundo la-

boral, entendió su drama

y susurrando en el idioma

de los insectos, nos afirma el narrador,

se dijo así mismo:

¡Qué cansada es la profesión que

he elegido! –se dijo–. Siempre de viaje.

Page 27: Precarizacion Laboral Universidad Tolima

del fracaso del mundo que

tenemos. La mentira se

hace una verdad: somos

las mayorías quienes

por ineficiencia tene-

mos el mundo patas-

arriba, la pobreza es

culpa de los pobres

porque el planeta ha

abierto sus fronteras

al mercado y los pobres

no son competitivos. De-

bemos pagar con sangre

nuestros errores, debemos renunciar a

todo, nuestra vida debe estar dispuesta

al justo a tiempo de la maquinaria espe-

culativa.

Desaparecida la idea del obrero su-

capital con nuestra san-

gre. Trabajadores esclavi-

zados en las oficinas,

esas fábricas de los nue-

vos servicios, gasta-

mos horas, días, años

y vidas alimentando

un sistema que se

queda con casi todo,

mientras los demás cree-

mos erróneamente que

un auto, un apartamento

y una familia consumidora que

viaja cada año a las playas, es símbolo de

éxito y prosperidad.

El tiempo es aciago, porque no

sólo nos han robado la libertad, sino

que además no hacen sentir culpables

Las preocupaciones

son mucho mayores

cuando se trabaja fue-

ra, por no hablar de

las molestias propias

de los viajes: estar

pendiente de los enla-

ces de los trenes; la co-

mida mala, irregular;

relaciones que cam-

bian constantemen-

te, que nunca llegan

a ser verdaderamente

cordiales, y en las que no tienen cabida

los sentimientos. ¡Al diablo con todo!

Quizás sea ese final el necesario, al

diablo con todo ese mundo artificial de

los sueños de oficina, al diablo con las es-

clavitudes modernas disfrazadas de bie-

nestar, al diablo con las nuevas formas

de opresión en donde el yo-sujeto ya no

existe, sino que se convier-

te en la letra menuda de

un contrato con el que te

garantizan las cadenas y la

pérdida de tu libertad,

mientras sueñas que un

días serás el empleado del

mes, el más prospectivo, el

más eficiente, que no es

otra cosa que decir que

eres el hombre que más ali-

menta la sed del vampiro

del avaro sistema, que

como enunciara Erich

Fromm, “es un pozo sin fondo que agota

a la persona en un esfuerzo intermina-

ble por satisfacer sus necesidades, sin lle-

gar nunca a conseguirlo”.

doroso que reclama-

ban con ahínco sus

derechos, ahora sólo

tenemos imágenes

de ejecutivos light,

uniformados por la

cotidianidad, ence-

rrados en sus poco

metros cuadrados de

oficina, de frente a

un computador que

te evita el desplaza-

miento, ahora, te di-

cen: el mundo es tuyo, ve y conquístalo,

y en medio de la modorra de un sueño

que es brutal pesadilla, los seres adormi-

lados entregamos el Ser y el Estar a un

tiempo despiadado, a una empresa, a un

puesto de trabajo que se debe conservar

aún a costa de nuestros verdaderos sue-

ños. La libertad ha sido arrebatada y

ahora la compramos en

productos bajo el slogan

de un silencio: la amistad

es un banco, la alegría una

gaseosa, el amor un jabón

de baño, el deseo una men-

tira.

Cuando Gregorio

Samsa despertó y observó

su condición de mons-

truo, porque ya no era pro-

ductivo para el mundo la-

boral, entendió su drama

y susurrando en el idioma

de los insectos, nos afirma el narrador,

se dijo así mismo:

¡Qué cansada es la profesión que

he elegido! –se dijo–. Siempre de viaje.

Page 28: Precarizacion Laboral Universidad Tolima