Periodico NODO

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Publicación del Nodo Bogotá de la Red Colombiana de Teatro en Comunidad. No 4 Bogotá D.C. 2012

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En este periódico, se encuentran diferentes puntos de vista, que resaltan el trabajo de grupo dentro de un entorno cultural. Diferentes grupos teatrales, de distintas ciudades, se unen para contar sus experiencias.

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Publicación del Nodo Bogotá de la Red Colombiana de Teatro en Comunidad.

No 4 Bogotá D.C. 2012

Publicación del Nodo Bogotá de la Red Colombiana de Teatro en Comunidad.

No 4 Bogotá D.C. 2012

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EditorialEdioria

Publicación del Nodo Bogotá de la Red de Teatro en Comunidad

Consejo EditorialTeatro Experimental de Boyacá (Tunja)Corporación Cultural Nuestra Gente (Medellín)Corporación CD Arte (Bogotá)Casa Naranja (Cali)Teatro experimental de Fontibón (Bogotá)CorporacionTtercer Acto (Bogotá)Colectivo Teatral Luz de Luna

Fotografía:Archivo de los Grupos

Corrección Estilo:Martha Patricia Correa Thian

DiagramaciónJohanna L. Martinez

Coordinación Editorial:José Ricardo Rodriguez

Tunja: [email protected]ín: [email protected]@epm.net.coCalí: [email protected]@esquinalatina.orgBogotá:[email protected]

Bogotá D.C2012

Colombia desde hace más de 20 años, ha visto el fl orecimiento de una cultura comunitaria que a pesar de la carencia de políticas claras, pervive a partir de la alegría y compromiso que le imprimen mujeres y hombres de esta tierra de tradición macondiana. Durante varias decadas para estas generaciones fue vital crear espacios de participación y convivencia ciudadana que aún hoy persisten en su hermosa terquedad de recrear el amor y la fraternidad, desde el centro del país hacia todas las direcciones y viceversa. Es así como diferentes grupos artísticos se movilizaron y tejieron una propuesta de compromiso vital con las comunidades. Dichos procesos se vienen consolidando en las comunidades barriales de Colombia, que anteriormente eran marginadas, pero dado al tezon de estos soñadores ahora hacen parte de planes y programas de los gobiernos en un inteto de democratizar la cultura.

A través de los diferentes encuentros y asambleas de estos hacedores culturales se fue ratifi cando la importancia de la cultura dentro de las comunidades quienes son en últimas las directas benefi ciarias de las políticas implementadas, posibilitando el fl orecimiento de proyectos y procesos culturales que hoy se ven refl ejados en propuestas pedagógicas y artísticas que se han convertido en modelo de intervención en los sectores populares a lo largo y ancho del país, permitiendo el desarrollo de iniciativas culturales en los espacios comunitarios, que exigierón a las instituciones gubernamentales un reconocimiento dentro del Plan Nacional de Cultura. De esta manera se han constituido espacios de interacción social, producto de la voluntad política de los hombres y mujeres comprometidos que han comprendido la importancia de la integración para reconocerse en el otro e identifi carse en su quehacer, para generar y mantener la identidad nacional desde lo pluricultural y lo multiétnico, forjando junto con las organizaciones base, el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos.

En este contexto la Red Colombiana de Teatro Comunitario, sin duda alguna, ha fortalecido el trabajo de los hacedores artisticos comunitarios, en tanto admite, el intercambio y afi nación de las dinámicas y conceptos, de lo que puede ser la labor del teatro en comunidad y sus características. Es a partir de este propósito como la Red Colombiana de Teatro en Comunidad ha venido articulando solidariamente los procesos creativos, sociales y afectivos de los grupos y comunidades que han visto en el teatro comunitario una estrategia de transformación de realidades durante los últimos 15 años. Es por esto que hoy este medio de comunicación se convierte en un instrumento que da cuenta de las vibraciones que se dan a nivel nacional en cada uno de sus nodos.

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Una de las facultades que se da en el ser humano, a propósito de su formación, es su capacidad creadora. Al permitir que un sujeto ejerza su derecho a los bienes culturales y artísticos, no solo en su faceta de agente que aprecia sino como agente que hace, encontrándose en un espacio propicio para la creación. Puede afirmarse con certeza que este sujeto desarrolla las facultades que a su vez desembocarán en un auténtico cambio, un verdadero estado de libertad que transforma, generando de hecho innovaciones, en las esferas personal, familiar, social, y cultural. Dicho cambio se relaciona directamente con la comunidad a la cual pertenece, reconociendo en ello su tradición y memoria como pueblo-colectivo, enriqueciendo significativamente el acerbo cultural y estético de la misma.

En este orden y reconociendo la idea de Freire cuando dice que “nadie libera a nadie, nadie se libera solo. Los seres humanos se liberan en comunión”. Esto significa que el arte taetral requiere un compromiso con el pensamiento humanista, es un arte de la otredad, que busca tocar al otro, crear lazos para entablar una comunicación visceral con la memoria individual, en donde lo poético transfigura y se configura en un vehículo para pensarse vivo en medio de otros vivos, para recordar que hacemos y somos parte de una historia colectiva, rebasando de esta manera la enfermedad del autismo, el Alzheimer social que se vive en estos tiempos. Es así como el teatro comunitario considera que el arte es un derecho y le propone a la comunidad asumirlo como tal y no delegarlo a otros.

En las dinámicas sociales y culturales de las sociedades capitalistas estos derechos se han convertido en mercancía, llamada pomposamente industria cultural, lo que los convierte en un lujo solo para aquellos quienes pueden acceder periódicamente a los bienes culturales o para aquellos que, sin tener mucho recurso, en algún momento de su vida tuvieron la posibilidad de experimentar un acercamiento con las manifestaciones artísticas, asumiendo una actitud apreciativa y de goce estético convirtiéndose así en un hábito.

La poeta y pedagoga Mexicana Ether Krauze argumenta, refiriéndose a la literatura, que un

“La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados “ignorantes” son hombres y mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una “cultura del silencio”

P. Freire

poeta emerge cuando ha vivido en condiciones adecuadas y propicias que le incentiven y le generen a necesidad del leer y del escribir. Esto nos permite afirmar que los procesos con comunidad deben afincarse en crear las condiciones para que sus integrantes puedan acceder y apropiarse de esos bienes culturales, que anteceden a lo comercial y la superflua economía que rige el mercado de lo humano. Por tanto, para que la gente vaya al teatro debe haberse generado una necesidad, un hábito y ello es solo posible si se mantiene una fuerte y permanente relación con la experiencia estética, que prevalece en todas las manifestaciones artísticas.

La Red Colombiana de Teatro En Comunidad, por tanto, es un proyecto colectivo que busca hilar a un conjunto de hombres y mujeres que desde sus organizaciones y desde el ejercicio teatral, tejen su historia y pretextos creativos dentro, con y para la comunidad. Creando a su vez espacios donde los convocados puedan ejercer su derecho al goce estético, aspecto fundamental en la formación de los seres humanos. La Red Colombiana de Teatro Comunitario, responde a la necesidad común de un colectivo de seres humanos para congregarse, organizarse, comunicarse, e interactuar con su propio entorno. Esta necesidad surge a partir de la idea de evidenciar, y por qué no decirlo, de defender los derechos culturales y sociales de todo grupo humano, en donde el arte asume el acto ineludible de mediador entre el yo y el entorno, para que así provoque de alguna manera transformación en las acciones cotidianas, en lo social y en lo cultural teniendo como epicentro la creación y la práctica artística. Así es que esta acción teatral comunitaria se convierte de por sí en un acto de responsabilidad pedagógica, política, social, cultural y organizativa.

La Red Colombiana de Teatro en Comunidad, por otra parte pretende entonces, construir lugares comunes en los cuales se genere un ejercicio dialogal con la memoria colectiva de la comunidad, de tal suerte que propenda por asumir y defender los derechos culturales y sociales de la comunidad en general. Estos derechos son entendidos no sólo como meras piezas arqueológicas expuestas en los museos, también importantes sin duda alguna, sino como una actividad permanente, innata y necesaria de los seres humanos para hacer de la vida una existencia digna, afectiva y efectiva en la construcción de un mundo mejor. La resignificación de la existencia humana, se basa en la facultad de lo sensible, en otras palabras, en la práctica artística, siendo esto viable solo si hay lugares comunes, en los cuales esta facultad inherente al ser humano se desarrolle y pueda

ejercer su capacidad expresiva, no sin tener en cuenta de antemano, que todo ser humano hace parte de una sociedad en construcción, en cuyo evento de sueño colectivo se debe participar.

La actividad teatral en lo comunitario, también se relaciona con la generación de un público, compuesto en primer instancia por el entorno familiar y social de quienes participan, en segundo lugar por el espacio comunitario en el cual haya nacido el proceso artístico, y en última instancia, por la comunidad en un sentido mucho más amplio, ya que los espectáculos logran llegar a un gran sector de la población que habitualmente no frecuenta las salas de teatro. Esta situación se presenta no sólo por el aspecto económico, como suele creerse sino primordialmente por dificultad formativa, por creer que los espacios creativos y lúdicos no son vitales para los seres humanos, pensamiento propio de la sociedad donde impera la ley del mercado.

Lo anterior conduce al aspecto más importante de la Red Colombiana de Teatro Comunitario, como lo es la tarea permanente de incetivar los lazos sociales en el seno de la comunidad de la que es parte. Sus espacios de realización abarcan un espectro mucho más amplio que el que se circunscribe al de las salas de teatro convencionales, transcendiendo a las calles, a los parques, a los salones comunales, entre otros. La propuesta de la Red apunta de esta manera a consolidar el barrio, la zona o cualquiera que fuese el lugar en donde se desarrolle, como una unidad comunitaria, en la que el arte no esté escindido de la vida de la gente, sino por el contrario se haga parte de la cotidianidad, en procura de juntarse para mejorar y transformar las condiciones adversas de la comunidad. La certeza de esta necesidad implica también el desafío de discutir dentro de las organizaciones sociales existentes, el espacio imprescindible que debe tener la tarea artística, como parte medular de su accionar y no como una tarea sólo para especialistas, ni tampoco centralizada en un área a una población especifica, sino como un acto que comprometa a toda la sociedad.

Por ello el encuentro-celebración en de los “15 Años Tejiendo Red” es una iniciativa que nace de la necesidad de la Red Colombiana de Teatro en Comunidad Nodo Bogotá de vibrar y ser un llamado para sintonizarse en la tarea inapelable de crear y creer que aun es posible, colectivamente atrapar el sueño de un mundo lleno de vida, alegría y afecto por la humanidad.

Por: Jose Ricardo RodríguezColectivo Teatral Luz de Luna

Bogotá – Colombia.Organización que integra la Red

Colombiana de Teatro en Comunidad

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Laboratorio a o r a o r i o

Los compañeros de la Red Colombiana de Teatro en Comunidad – Nodo Bogotá, en la responsabilidad amorosa del Colectivo Teatral Luz de Luna, me han pedido que escriba sobre la Plataforma Puente Cultura Viva Comunitaria, pero no me es posible escribir este relato sin rememorar, es decir, volver a traer al corazón, tantos nombres de hombres y mujeres que han hecho todo lo posible para hacer del teatro un arte vivo, la más bella gesta de libertad y esperanza.

Enrique Buenaventura, Santiago García, Patricia Ariza, Mónica Camacho, Orlando Cajamarca, Críspulo Torres, Hugo Afanador, son algunos de muchos otros gestores de aquella agremiación del

nuevo teatro, que se designó como Corporación Colombiana de Teatro, organización que durante los años ochenta y principios de los noventa, nos acercó a propuestas de la cultura por la vida, en donde el teatro fue motor que impulsó actos y gestos por todo este país. Esos fueron nuestros primeros puentes entre Medellín, Cali, la Costa y Bogotá, a propósito del Programa Nacional de Cultura Viva que hoy se propone para Colombia.

En tiempos de balance, es importante celebrar, recordar y compartir momentos memorables como aquel Encuentro Nacional de la “Cultura por la Vida” – Paniquita Cauca – 1987, donde más de quinientos artistas de todo el país asistimos a aquella cita. Gente de la Gaitana, Remedios la Bella, Mucura, gente de la Morisqueta, Guámbianos, Paeces, Koguis, Arhuacos, (permítanme un alto para recordar a un amigo Juan Guillermo Rúa, él también estuvo allí, junto a tantos otros), pidiendo como reivindicación social, que “la cultura fuera vista, pensada y sentida como bien de todos”, allí exigimos una la Ley General de Cultura, la misma que nos posibilitó un sueño ya realizado: La creación del Ministerio de Cultura de Colombia, al que asistimos y defendemos muchos de los que hoy son parte vital de este movimiento teatral colombiano.

Y por el continente, es justo y necesario recordar tantos otros procesos que han ido dando

puntadas a este tejido que hoy goza de buenas fi bras y tramas, como la Escuela Internacional de Teatro de América Latina y el Caribe (EITALC) con sede en Cuba, pero que se entretejió por todo el continente como una costura de la “alegre rebeldía” y donde Osvaldo Dragún de Argentina, con la compañía de tantos otros maestros nos inspiraron propuestas como la del Teatro la Carreta de Chile, que convoca al ENTOPOLA, el Festival Cervantino de México promovido por el CLETA, los Encuentros de Cultura y Desarrollo y Seminario de Pedagogía en Cuba, y tantos otros que aún hoy promueven propuestas de la cultura popular comunitaria. Son todos esfuerzos que nos abrieron y nos abren caminos que transitamos nuevamente para hacer una Plataforma Puente de Cultura Viva Comunitaria.

Si proyectamos una mirada a cada territorio, esquina, barrio, o ciudad de este continente, son muchos los acumulados con los que contamos, para hacer posible una bella propuesta de “identidades latinoamericanas”, de diversidades que hacen nuestra unidad continental, la que debemos construir de una vez por todas.

Es así como la PLATAFORMA PUENTE Cultura Viva Comunitaria es una maravillosa estrategia de diálogo y reconocimiento entre redes, “las que dan sentido y certeza a las utopías de tantos y de todos, las que miran hacia un horizonte común, las que desean ver una región con mayor poder de determinación”, que hacen seguro el “des ocultamiento” de nuestras experiencias culturales

Críspulo Torres, Hugo Afanador, son algunos de muchos otros gestores de aquella agremiación del

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comunitarias, esas que avivan el pulso de la vida, las que dinamizan y estimulan las articulaciones de la gente, las que permiten recuperar el poder de nuestras memorias culturales, las que proponen una concertación cálida entre entidades públicas y privadas, independientes y comunitarias, las que hacen posible festejar nuestros rituales de emancipación en una Latinoamérica “interdependiente” y en paz.

Esta Plataforma Puente que articula organizaciones culturales, movimientos sociales, gobiernos democráticos, países hermanados, nos animó a la unión con otros nuevos y viejos amigos que son la fuerza que nutre estas semillas que germinan por todos los re-cantos de Nuestra América, gracias a la bella “culpa” del gobierno de Brasil, de Luis Ignacio Lula da Silva (presidente 2002-2010) y Gilberto Gil (Ministro de Cultura 2002-2007) y Celio Turino (Secretario de Ciudadanía Cultural) como mediador y cogestor de un programa que reconoce el trabajo cultural impulsado por las organizaciones de base, y que promueve, promociona e impulsa el Brasil que viene de abajo para dialogar con el Brasil de arriba. Fueron muchas las organizaciones que abrieron esta puerta de entrada, Polis, Inesc, Pombas Urbanas puntos y pontones de cultura, que desde el Foro Social Mundial en Belem de Para, hasta el II Congreso Iberoamericano de Cultura, movilizaron a tantas y a tantos para que fuéramos testigos de excepción en esta nueva primavera latinoamericana, los puntos de Cultura.

Los que asistimos a la ciudad de Sao Paulo Brasil estuvimos cerca de la fi esta, que nos trajo al nacimiento de un Quijote Latinoamericano en 2009, y donde se conforma la Red Latinoamericana de Teatro en Comunidad, con más de 15 colectivos teatrales articulados a redes, de diversos países de América Latina que comparten experiencias desde el teatro, en un territorio de la comunidad y que generan acciones de transformación social y humana. Y así fuimos sumando a otras redes y articulaciones

que ya caminaban en este territorio buscando las organizaciones que hacen Arte y Transformación Social, Política y Cultura, gestión cultural así como comunicación para el desarrollo.

Fueron pasando distintas conversaciones que hoy nos permiten tener una versión que toma la esencia y espiritualidad del programa CULTURA VIVA de Brasil, con un elemento agregado lo comunitario, como unidad de la gente en sus territorios, como espacio de realización y transformaciones.

Los puntos se conectaron con otros puntos en Buenos Aires, Mar del Plata, Rosario, Fortaleza, Porto Alegre, ciudad de Guatemala, San José de Costa Rica, Lima, La Paz, Medellín, Montevideo, Cali, Panamá, Bogotá. Un país junto a otro país, y un continente unido desde el sur hasta el centro en un fervoroso cuchicheo donde el leitmotiv es la cultura viva, teniendo como claridad la de hacer una estrategia de “código abierto”, que fuera generosa, solidaria, democrática, con amplia participación, deliberativa, crítica, colectiva y activa, con voces mayas, aztecas, incas, aimaras, guaraníes, del portugués y el español, una polifonía hecha PLATAFORMA PUENTE, que impulsa una realista y justa redistribución de los dineros públicos, es decir, de los dineros sagrados del pueblo, para que sean reasignados con el 0.1% de los presupuestos nacionales y locales para la Cultura Viva Comunitaria.

Asimismo para que se establezcan políticas públicas favorables a la vida, donde el reconocimiento de la cultura sea claro y evidente como un derecho que debe ser garantizado por el Estado, base fundamental para cualquier política cultural democrática. Y donde se comprenda que el derecho de soñar, vivir, comer debe ser garantizado tanto como el derecho de ir al teatro, a la música, a leer, a vivir en bienestar, es decir, ser felices, circunstancia sublime que nos corresponde por ser ciudadanos de este mundo.

Esta PLATAFORMA PUENTE de Cultura Viva Comunitaria trabaja para construir una institucionalidad que sea respetuosa de la diversidad cultural. Con leyes en cultura que tenga imposiciones tributarias acordes con la actividad del sector y lo favorezcan, benefi ciando la vida y no el consumo, favoreciendo el disfrute, el goce humano y no la mercancía. Donde creemos que el sector cultural comunitario debe ganar en articulación y en capacidad de incidir en el mundo de las políticas públicas para poderle construir un lugar digno a la cultura viva comunitaria, es decir, a la gente que hace la cultura. Con diálogos y debates junto las autoridades del orden nacional, regional y local que se concerte las transformaciones necesarias que debe darse en la cultura, como parte de los desafíos de la CULTURA VIVA COMUNITARIA que es evitar acciones desde arriba y desde afuera que desconocen las dinámicas comunitarias y que imponen las lógicas institucionales.

Hoy toda Latinoamérica “es un latir de bombo” que suena acompasando versos de CULTURA VIVA COMUNITARIA, desde el rio bravo hasta el cabo de hornos se hacen movilizaciones plenas de ternura, donde se han venido construyendo puentes de interlocución entre gobiernos y organizaciones con los matices y variaciones propias de cada país, pero donde la PLATAFORMA PUENTE Cultura Viva Comunitaria, es la bella esencia que se hace alerta en esta caminada por América Latina…

Por: Jorge BlandónCorporación Cultural Nuestra Gente

Medellín – Colombia.Organización que integra la Red

Colombiana de Teatro en Comunidad

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EscenariosEscenarios

Comunidad y teatro son términos inseparables, puesto que el teatro es un acto que no puede prescindir del colectivo y sus intereses convergen para conformar los presupuestos de una construcción estética, que a su vez, pervive en la comunicación con los espectadores, receptores y complementan el acontecimiento teatral en sí.

Sin embargo, no es esta perspectiva de comunidad teatral la que nos ocupa, un público que sufre o ríe, y que puede hasta sentirse identificado con los personajes y “comprender” sus triunfos o sus desgracias seguirá siendo un objeto de manipulación, incapaz e inhabilitado para ejercer sus derechos en un positivo acto vivo de comunicación. El teatro, en sus diversas praxis comunitarias y populares, sigue siendo un medio efectivo y eficaz en la consumación de un acertado acto humano de comunicación ante las insalvables distancias a las que nos condenan las tecnologías: es frecuente en estos tiempos encontrar a un padre hablando con los hijos dentro de su propia casa a través de su teléfono móvil…De este modo las posibilidades de acercamiento virtual que nos ofrecen las nuevas tecnologías son a la vez factor de distanciamiento en las relaciones humanas directas.A los actores del Teatro Andante nos ocupa la mirada desenfadada producida por el teatro en comunidad, donde, al menos, podemos contar con la participación activa de los espectadores en

el sagrado momento de la representación escénica. Desde esta perspectiva encontramos a un espectador que piensa y dialoga, que opina y toma partido en las decisiones de la puesta en escena; en la misma medida un colectivo de actores que dialoga con su público y hace consciente sus problemáticas; la relación se establece en una perfecta escala que va desde el espectador que opina y debate la propuesta escénica, hasta la novedosa concepción, venida de la comunicación popular, donde la relación se establece entre actores y actores. Todas estas experiencias validan un universo diferente al teatro y dinamiza sus funciones sociales, convirtiéndose en un acto sublime de intercambio y construcción colectiva y no en la representación monocorde de los conflictos y situaciones que aquejan a un grupo social determinado, en ocasiones más por el punto de vista de sus creadores que por multiplicidad de enfoques emanados del intercambio, en un verdadero ejercicio de horizontalidad.Mientras no cambiemos los paradigmas, seguirá siendo divertir, la función prima del teatro y no existe

contradicción alguna en esta mirada. El teatro, en cuanto es arte, tiene una función estética fundamental en la sociedad, por lo demás conviene retomar el legado portado por Bertold Brecht, Augusto Boal, y del caudal infinito que nos ha legado el teatro latinoamericano en su conjunto.El teatro es tal, por una muy simple convención, lo que vemos o haremos es ficticio pero lo construiremos como verdadero, no representaremos la situación y conflictos de un grupo de personajes en el contexto de circunstancias dadas; reconstruimos una realidad soñada con el concurso de los actores que necesitan remoldear esa realidad. Un actor común hace crecer su ego con la acción perfeccionada, hace ver su figura y su talento valorándolo desde las situaciones y circunstancias que lo alimentan. Nuestro actor pone su talento, su empeño, y perfección técnica en aras de destacar la transformabilidad de su mundo, construye nuevos modelos sociales nacidos de las situaciones y en el contextos de determinadas circunstancias que favorecen o estorban en el cumplimiento de sus objetivos, nuestro actor es a la vez espectador de su propia creación y nuestro espectador es fuente y parte del proceso de reconstrucción de la realidad soñada.Pedagogía y teatro en comunidad.Una perspectiva pedagógica para este teatro no puede estar divorciada de la búsqueda de los recursos expresivos esenciales en la conformación y o apreciación del teatro, la puesta en escena, la dramaturgia como acto creador y sus límites comunicativos; ha de ela de la acción dramáticacreado ; reconocerá Los espacios físico temporales de construcción de contextos reales e imaginados por actores y comunidad, estimulará la desconstrucción dramática o análisis crítico con el fin de proyectar una nueva construcción de la realidad soñada .Este ejercicio pedagógico de construcción participativa conserva la figura del en la conformación de la síntesis del nuevo código de la puesta en escena y sus niveles de

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comunicación entre las partes que intervienen en el proceso de investigación, creación, puesta en escena, y socialización de los resultados con la intervención de la comunidad.En este proceso el universo motivacional, las situaciones y conflictos intervienen como fuente o realidad perfectible que debe ser modelada según los intereses de los actores en su condición de sujeto de la comunidad y por el espectador, actuante de sus conflictos, situaciones, y protagonista de la nueva realidad resultante en el proceso de construcción del hecho teatral como ejercicio modelador.

Una mirada a la ética sustentadora del proceso pedagógico del teatro en comunidad.Un teatro dirigido y creado desde, con, y para la comunidad merece una mirada ética, cimiento desde donde se fundamenten los puntos de vista estéticos que sustentan y forman el andamiaje creativo de un teatro útil y necesario para conformar el discurso teatral que ha de servir a nuestras comunidades y que se corresponda con la nueva visión del teatro en comunidad.

El Teatro y la comunidad Juego de interrelación Comunidad : proveedora de motivos para el teatro. El teatro: examen crítico de la sociedad . Sociedad : conjunto de personajes que representan el drama de la vida. La vida: trayectoria de acción de los personajes en el teatro. El teatro: disciplina del arte. El arte: espacio donde el ser humano se manifiesta semejante a Dios. Dios: modelo creado por el hombre para superar sus propios errores. Error: energía enriquecedora del teatro. Teatro: espacio donde la sociedad ensaya sus sueños y reconstruye sus equivocaciones. Sociedad: teatro donde transcurre la vida.Infinitos pueden tornarse los puntos de vista para tratar de explicar el fenómeno del arte teatral en su relación con la comunidad, si lo miramos desde la multiplicidad de tendencias del pensamiento y las filosofías predominantes en este inicio de siglo XXI. Un mundo sinado por el desarrollo tecnológico y científico que se separa irremediablemente del control ético de la humanidad, porque esas mismas filosofías lo presuponen, pero en un contexto políticamente espasmódico y decadente donde las dudas y

la manipulación contrastan con la crecientes diferencias económicas, el absurdo se hace cotidiano y normal, la crueldad ya no es un aborrecible estigma de la humanidad, sino un justificado motivo para la imposición de un injustificado poder global. En este complejo e ininteligible sistema de pensamientos se propone un camino en el que el teatro se levante con un discurso no compasivo, no adulador, no complaciente, un discurso dinámico, controvertido, audaz, virtuoso que se pueda erigir como voz del silencio sometido.El teatro tiene necesariamente que sustentarse en la investigación y en la búsqueda de nuevos paradigmas de pensamiento que revitalicen y estremezcan los conceptos de estos tiempos y rehaga una nueva propuesta, que ayude a pensar el modo de salvar la ética humanista de nuestra especie y donde el arte en general y el teatro en particular sean vehículo dinámico, abiertos y desprejuiciados para un nuevo tipo de dialogo universal restituyendo las mejores virtudes de la humanidad, su pensamiento y su actuar. Atribuir al arte teatral tales pretensiones es demasiado pedir, esta exigencia para quien no posee poderes financieros, ejecutivos ni divinos es una ironía… Más… puede una semilla germinar en un desierto y llegar a ser árbol… idea en extremo romántica, pero no imposible… la construcción de sueños de emancipación, de igualdad de razas, de respeto a las minorías, de defensa del medio ambiente son un hecho creciente, vale entonces el discurso de las minorías sometidas, vale entonces el discurso universal de quienes pretendemos erigir nuestra torre de Babel, nuestra pequeña torre de trastos y papel, universo de actores y de “locos”(valga la redundancia) que aún se atreve a desafiar a los dioses, a sabiendas del dolor de su costado ante el castigo, pero prefiriéndolo ante el silencio, única muerte del artista.

Profesando la fe en la humanidad, y convencidos de que el arte teatral sigue siendo inseparable de los destinos de nuestra especie como su más intenso lenguaje, compone, un entramado sistema de introspección y o desmembramiento de los signos de la contemporaneidad en la recreación de un ordenamiento audaz para reinventar los paradigmas significantes de una

Por: Juan Felipe GonzálezTeatro Andante

Cuba

sociedad recreada en el juego teatral.Como teoría de las cuerdas, en el supuesto universo paralelo del teatro, una comunidad global dialoga con sus propias disquisiciones a la vez que se reconoce portadora de una tradición multiconformada culturalmente, esta contradicción marca el proceso actual de sedimentación cultural en nuestras comunidades, ¿cómo ha de asumirla el teatro?... La apropiación y decantación histórica que han determinado estos procesos en otros momentos tendrá que seguir aportándonos la experiencia para rehacer este nuevo lenguaje sumatorio y selectivo que nos permita solidificar nuestra identidad cultural mientras vamos formando parte de una comunidad mayor, una comunidad Latinoamericana y caribeña, americana, hispana, mundial …El teatro que nos ocupa requiere de procesos de pensamiento que generen un nuevo estándar en la práctica dramática, enmarcado en una comunidad de antiguas tradiciones y nuevas prácticas culturales donde han de convivir armónicamente los más diversos fundamentos de la praxis dramatúrgica y actoral con las tradiciones, las manifestaciones populares del arte y la cultura y los conflictos económicos, sociales, y Psicológicos deducidos de esta coexistencia en la comunidad. Prefiero dejar abierta esta reflexión en torno a la ética, sustentadora de todos los presupuestos estéticos que subyacen en la comunidad, intervenida por la creación teatral, con la finalidad única de reconstruir la vida con la participación de quienes más necesitan que esa realidad sea remodelada, los actores de la propia comunidad.

Por. Juan Fife GonzálezTeatro Andante de Cuba

Cuba

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Cuando en el 2008 soñamos en el grupo con comprar una casa, adecuarla con bodegas, sala de teatro, taller de diseño y zona de hospedaje, pensamos que era una linda utopía, un sueño que se veía en las fantasías de un equipo muy joven y con poca experiencia en el desarrollo del arte como proceso de vida. Hace pocos días cuando arreglamos todo para el lanzamiento de la Sede, alguien me susurro: “muy bonito todo, lastima el sector”. ¿Nos equivocamos?

Durante la pequeña travesía como grupo nos empapamos de experiencias de trabajo como las de Luz de Luna, con quienes vivimos en primera fila la adquisición, adecuación y puesta en marcha de la Casa Leonardo Gómez, con Nuestra Gente en Medellín y Casa Naranja en Cali, la primera “La Casa Amarilla”, levantada en la comuna, espacio que daba divertimento a hombres y mujeres en el otrora burdel, allí las lentejuelas y los maquillajes cambiaron de protagonistas y Jorge Blandón, Gisela y toda la tropa del grupo, hizo de este espacio el corazón para los habitantes de Santa Cruz, y no solo del barrio pues desde que se desmonta uno del metro en la estación tricentenario, se siente invadido por una pulsada que viene desde la Casa, un escenario repleto de diversidad, tan plural y vibrante como el mosaico que embellece la fachada. Algo similar nos contagió en el distrito de Agua Blanca, en la comuna trece se levanta un telón anaranjado que conviva a los habitantes del barrio el Poblado a llenarse como lo pregona Jhon Jairo de “Vitamina C: Cristo, confianza, cultura, carnaval, convivencia, comunidad, corazón, cariño”.

Contagiados por este ejemplo de trabajo nos dimos a la tarea de empecinarnos en sacar adelante el proyecto de la Casa Tercer Acto. Comenzamos ahorrando de nuestros escasos ingresos, conscientes de que en este país nadie nos iba a dar un centavo para comprar una sede. Los primeros en aportar fuimos los actores

y actrices que en este tiempo prácticamente trabajamos sin ganar dinero, cualquier “ganancia” que dejara una función o un proyecto se desatinaba al ahorro. Esta tarea se prolongó por cuatro años en un periodo muy difícil que desarticulo en gran medida el colectivo, en este episodio es importante rescatar el aporte de los compañeros y compañeras que pasaron y por diversas razones hoy ya no están. Pese a todos los problemas y dificultades salimos abantes, para mediados del 2011, contábamos con un dinero considerable que nos permitía pensar en comprar una casa pequeña en la cual funcionar, durante el segundo semestre del año buscamos en el entorno, vimos casas pequeñitas y poco adecuadas- para nuestro proyecto-, conocimos casas enormes muy tentadoras, pero de unos precios atemorizantes, visitamos lotes chicos y grandes, pero por algún motivo ninguno se acomodaba, terminando el año doña Cristina-dueña de la casa donde teníamos en alquiler un espacio donde guardamos las cosas del grupo-, nos dijo: “y porque no levantan la sede en la casa de Danielito, en ese lote les cabe un buen teatro”, al principio lo tomamos como una broma, pero luego de pensarlo con cabeza caliente- pues lo concretamos en Cali-, vimos que era una maravillosa idea.

Comenzando el año trasteamos la “casa de familia” y dimos rienda a la adecuación de la sede, surgieron muchas ideas, pero la travesía y el compartir histórico se impusieron sobre los caprichos y tomamos como referencia nuestra Casa Naranja en Cali. Fueron largos los meses que se combinaron con los compromisos artísticos, profesionales, familiares y personales. Luego de muchos martillazos-bastantes en partes que aun duelen-, la Casa estaba “lista”. A la par pensamos: ¿Y que va a tener de particular esta casa? Desde que empezamos a ensayar como grupo fuimos señalados por nuestra manera de vestir,

trabajar, recrear, hablar e incluso hubo quienes fueron tan absurdos que nos señalaron con un dedo gigante por nuestra decisión sexual -y decimos esto-, porque este “dedo inquisidor” vino desde nuestro gremio de artistas. Esta práctica nos motivó a pensar en un espacio donde nadie fuera censurado, donde pudiéramos existir sin agresión por los otros y otras, por ello la Casa debía ser de todos y para todas.

Ahora y una semana después de haber inaugurado el espacio, con la presencia de más de diez grupos teatrales, con una masiva asistencia de público comunitario, vemos que tenemos muchas ideas, que los vecinos preguntan por las próximas actividades, que los niños golpean para saber si hay títeres, que las madres requieren talleres para sus hijos. Un montón de cosas que nos ponen en la reflexión acerca del camino a seguir. Estamos firmes en la sede, creemos que hicimos lo correcto, al ver las paredes rojas de la fachada, la gradería en guadua, al contemplar la ciudad desde la ventana del camerino y de la oficina, la recibir cientos de opiniones, comentarios y felicitaciones de vecinos, amigos y colegas sabemos que estamos en la senda correcta, no nos jactamos de haber descubierto el agua tibia, simplemente nos encontramos emocionados de haber cumplido un sueño, en cuyo propósito se involucran familiares, artistas y comunidad.

El reto es posicionar y Apropiar la Casa como un hecho festivo, cultural, artístico y humano que nos involucra a todos y todas, una sede que aporta un escenario para los creativos del teatro, la danza, la música, las artes plásticas y la comparsa, un espacio que brinda la posibilidad de adelantar procesos de formación para la comunidad en áreas artísticas, pero también en otras disciplinas requeridas por los habitantes del sector. Ahora hay que escuchar el pulso de la Casa-Comunidad, para marcar nosotros el tiempo.

Por: Daniel CastroTercer Acto

Bogotá D.C. Colombia

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“Las sociedades expresan –más de lo que creemos- de manera orgánica, sincera y placentera, todas sus creencias, anhelos y sinsabores. La fiesta es una de ellas, que de manera primigenia y hasta nuestros días, es el espacio simbólico por excelencia para fortalecer mitos y transformar rituales hasta hacerlos contemporáneos, pero con profundas raíces ancestrales, que hacen perdurar la memoria y sentir la identidad cultural”.

Ahora que la Red, está de plácemes por sus quince primaveras, es importante recapitular su accionar y darnos cuenta de la importancia que significa entender y asumir de manera asociativa el trabajo, con personas y organizaciones afines al teatro en comunidad, para fortalecer dichas organizaciones y lograr proyecciones que de manera individual resultarían demasiado pesadas de llevar.

En este corto, pero significativo tiempo de organización del teatro comunitario, hemos posicionado un sector del arte dramático, que siempre ha existido, pero que estaba invisibilizado en la ciudad y el país, por considerarlo un teatro aficionado de tercera categoría, ante el gran arte, de los grandes artistas. Este concepto ha cambiado de manera importante, ahora tenemos un espacio ante IDARTES, el Ministerio de Cultura y la Secretaría de Cultura. El sector ya aparece registrado en las convocatorias, premios y apoyos. Este es el primer paso, para entender que el teatro en las comunidades es la cantera natural de los artistas, allí se inicia el proceso de formación, que posteriormente la academia forma y pule, hasta convertirlos en intérpretes de historias que hablan de las personas con sus anhelos y frustraciones.

Además el teatro permite fortalecer ese vínculo indisoluble del artista con la comunidad, no hay teatro importante que no tenga un arraigo, un referente con los temas que a las gentes del común les interesan, hasta convertirlos en expresiones que siempre son importantes de ver, analizar, reflexionar y recrear como parte importante de la vida de los ciudadanos en sus comunidades.

La creatividad, los sueños, esperanzas y todas las subjetividades son formas como los seres humanos expresamos el mundo cotidiano, no hay persona que pueda afrontar la realidad sin utopías, sin mundos posibles, y en este camino el arte es por excelencia el medio para lograrlo.

Creyentes de este camino, diversos grupos de Bogotá y del país hace 15 años iniciamos un proyecto asociativo, con colectivos y personas que teníamos afinidades en el trabajo teatral comunitario y creamos la Red Colombiana de Teatro en Comunidad, para fortalecer un movimiento que requería espacio y legitimidad, en un medio cultural donde pocos reconocían el potencial y la función social y cultural que estas organizaciones ejercían en diversos territorios de la ciudad y el país.

Esta Red nos ha permitido fortalecer procesos de formación, llevar las obras teatrales por todo el país y al exterior -donde encontramos pares, realizando el mismo trabajo- para intercambiar dramaturgos, directores, actores, técnicos y técnicas de intervención, presentar grupos de otros países, realizar festivales nacionales e internacionales y sobre todo reconocer el potencial de las comunidades organizadas, para realizar propuestas muy importantes a nivel artístico, que permiten crear comunidad, fortalecer tejido social, procesos de convivencia ciudadana y entender que el arte y la expresión no son un privilegio, sino por el contrario una condición natural de los seres humanos, que nos permite relacionarnos de manera más armónica con los congéneres y hacer la vida más amable y creativa ante las vicisitudes de la vida.

Estos grupos y organizaciones también le apostamos a un proyecto político, por las condiciones en las que realizamos el trabajo, generalmente construido con comunidades marginadas, organizaciones de sectores populares, que tienen pocas o casi ninguna opción de recreación o de cultura, diferente a los medios masivos de comunicación.

Convencidos de esta visión, de ampliar la cobertura de las organizaciones y entendiendo que los procesos culturales van más allá de los consumos en un mundo global y diverso, buscamos fortalecer esta propuesta llevándola a instancias más elevadas de organización y de incidencia política. Creamos un proyecto general y organizativo que permitiera tener el reconocimiento de las organizaciones comunitarias, por su importancia en los territorios, para que estas expresiones fueran reconocidas a nivel de política pública. Para esto construimos un proyecto general denominado Cultura Viva Comunitaria que reconoce las organizaciones culturales comunitarias, las apoya con recursos significativos y reconocimiento cultural, como verdaderas instituciones que cumplen una

función social de primer orden en el ámbito local y nacional.

Buscando posicionar esta iniciativa, realizamos tres acciones en Bogotá, Cali y Medellín que dieran cuenta de las diversas expresiones de la Cultura Viva Comunitaria, con la presencia de administraciones de la cultura en el país, para presentar el proyecto y solicitarles que sean incluidas en los Planes de Desarrollo de estas ciudades y del país en general.

Buscamos que el 1% del presupuesto nacional sea adjudicado a la cultura y el 0,1% a la Cultura Viva Comunitaria. Tarea nada fácil, pero justa, en la medida de la cantidad de organizaciones comunitarias que hacen parte del mapa cultural de la ciudad y del país.Afortunadamente esta iniciativa hoy en día es una propuesta continental con muy buenos resultados, especialmente en Brasil que logró con su programa de Puntos de Cultura, fortalecer el tejido social y comunitario en una nación que ha logrado cambiar radicalmente su relación con la cultura, a partir del apoyo que brinda a las organizaciones culturales comunitarias.

La propuesta continúa en construcción y fortalecimiento. Depende de las organizaciones culturales, de los gestores culturales y de los administradores de la cultura, tener el reconocimiento, para pasar a una política pública en cultura, que reconozca que son las organizaciones culturales de base, un motor importante de desarrollo, economía y crecimiento social, que hacen la diferencia en la construcción de ciudad, país y ciudadanía.

Es el arte y las diversas expresiones de la cultura quienes pueden crear las condiciones de crecimiento de una comunidad de manera significativa, para la construcción de ciudadanos más felices, en armonía con el entorno y el medio ambiente, a eso le apostamos, esperamos que nuestros administradores culturales, jueguen del mismo lado de la propuesta.

Por: Enrique EspitiaDC ARTE

Bogotá - ColombiaOrganización que integra la Red

Colombiana de Teatro en Comunidad

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Temporada e m p o r a d a

Toda una nueva experiencia trajo la versión número 12 de este proyecto del teatro experimental de Boyacá. 18 presentaciones de teatro calle 3 presentaciones de teatro sala y un taller de formación para artistas escénicos de la región dictado por el maestro Juan Gonzales Fiffe del teatro Andante de Cuba. Se resalta la experiencia de descentralización a barrios y veredas; 4 funciones de grupos internacionales llegaron a los lugares más recónditos del área rural de la ciudad y a los más apartados de su área urbana. 154 artistas participaron en esta versión y garantizaron el cumplimiento de todas las actividades a pesar de las penurias del clima, que aunque llovió torrencialmente en algunas presentaciones; tanto los artistas como el público se resistieron a abandonar la escena.

El XII Encuentro de Teatro Comunitario busca seguir vigorizando la formación de público a través de la creación permanente y periódica de un terreno fértil, favorable y pertinente donde se sensibilice a la comunidad, generando espacios en los cuales pueda participar de las manifestaciones culturales, en este caso de las artes escénicas, de tal forma que se empodere de su patrimonio creativo y escénico como producción social que conforma los imaginarios y simbologías de los cuales ellos mismos hacen parte, siendo una alternativa potencial para el cultivo del espíritu y de la persona humana, mejorando las condiciones de vida en sociedad y recreación de la comunidad.

En esta versión, sobrepasando todas las difi cultades, durante 5 días, se realizarán 24 funciones de teatro de grupos distritales y nacionales contanto en esta versión con la participación especial del Grupo Andante de Cuba, que a su vez desarrollaran el Taller de actuación y animación de objetos, dirigido para actores, y de Juegos teatrales dirigido a niños y niñas del centro Oriente Bogotano. Del mismo modo se realizaran tertulias de intercambio y diálogo entre los grupos partcipantes, que permitan visualizar las dinámicas de trabajo particulares.

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YA LLEGA EL XVII ENCUENTRO NACIONAL COMUNITARIO DE TEATRO JOVEN, UN ENCUENTRO CON LOS VECINOS DEL SOL Y LA LUNA. Es una propuesta que celebra, junto a los amigos, 15 años de la Red Colombiana de Teatro en Comunidad e invita a vivir el Teatro en la Comunidad.Una fiesta para todos comienza, una fiesta amarilla (amar y ya) que inunda calles, casas y corazones haciéndonos vibrar con las fuerzas de muchas voces que se unen. Nos preparamos para aquel momento donde el arte, la música, la danza y el teatro harán un llamado tocando a las puertas de nuestras casas.

Este año se celebra los 25 años de la Corporación Cultural Nuestra Gente y llega a la XVII versión del Encuentro Nacional Comunitario de Teatro Joven que se realizará entre el 4 y el 11 de noviembre de 2012 en varias comunas y corregimientos de Medellín. “UN ENCUENTRO CON LOS VECINOS DEL SOL Y LA LUNA” El Décimo Séptimo Encuentro Nacional Comunitario de Teatro Joven contará con la participación de 20 grupos de teatro comunitario de Colombia que vienen desde Bogotá, Boyacá, Cali y de algunos municipios de Antioquia, entre ellos, Cáceres, Tarazá, Caucasia y Valdivia. Además estarán presentes los dos grupos ganadores del Festival Envigado hacia el Teatro organizado por el Ágora. El grupoLa Tercera Mitad también participará desde la ciudad de Medellín. Por Bogotá estará la Corporación DC ARTE y la Corporación ODEÓN, de Boyacá participará el Teatro Experimental Boyacá y de Cali vendrá el Teatro Esquina Latina y Casa Naranja. También contará con la participación de dos grupos internacionales: Centro Cultural Piollin de la ciudad de Joa Pessoa (Paraiba) de Brasil y Teatro Andante de Bayamo (Granma) de Cuba.

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ImprovisandoI m p r o v i s a n d o

En una ciudad como Santiago de Cali el mayor porcentaje de salas de teatro se encuentra ubicada en la “Cali vieja” en los barrios San Antonio y San Fernando, geográficamente distantes a primera vista de Oriente de Cali, conocido como el Distrito de Aguablanca. No se puede olvidar que en el imaginario social el “Distrito” es casi como otra ciudad, tanto social como económicamente y así se mueven sus gentes. El distrito Aguablanca cuenta con muchas organizaciones de base y líderes comunitarios que están haciendo un trabajo importante para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de esta zona así como la imagen del sector.

Con este panorama donde la oferta teatral no es de fácil acceso, encontrar un lugar como la Casa Naranja una organización cultural y artística sin ánimo de lucro que cuenta con su propio espacio teatral en el barrio el Poblado1 de la comuna 13, es casi como un oasis en el desierto. Este es un espacio teatral donde se busca mejorar desde lo comunitario la calidad de vida de niñas, niños, jóvenes y adultos mediante el trabajo cultural, artístico y social. Las propuestas teatrales se desarrollan a través de procesos que recogen sueños comunes, en busca de formar seres humanos que sean referentes saludables en sus comunidades, sobre la base de una cultura de vida, donde la paz, la tolerancia y el respeto son valores fundamentales Es por esta razón que en la discusión ¿Educación para el arte o a través del arte? La Casa Naranja escoge la educación a través del arte y para esto se debe partir de la cotidianidad a fin de hacerle un análisis crítico y reflexivo que pueda propender por un cambio, que pueda romper los paradigmas con los que se crece en el distrito; en donde no se mire la educación artística por fuera del contexto social, dado que la educación involucra todas las dimensiones del ser humano. Por todo ello en Casa Naranja se debe construir el conocimiento y el teatro a partir de la realidad social del participante del proceso con un enfoque epistemológico, antropológico, filosófico, cultural e histórico.

El objetivo esencial no es formar actores para el teatro o artistas para el circo, es romper los paradigmas y fortalecer valores que alimenten el tejido y la transformación social, de ahí que el costo de la entrada para ver una función de teatro en Casa Naranja, esté articulada tanto con las grandes tiendas de mercado como con las pequeñas tiendas de barrio, pues solo basta literalmente con un huevo

(símbolo de intercambio y trueque) para entrar a una función de un grupo como los muchos que han pasado por este lugar, no solo de la ciudad y del país, sino también provenientes de regiones tan lejanas como Inglaterra, Uruguay, Argentina, Perú y México. Estas funciones de teatro han sido posibles gracias a un elemento que es fundamental para el desarrollo de este tipo de procesos: la generosidad, sobre la base de que el teatro en sus principios se hace para un público, por eso comunidad y teatro son una simbiosis ideal.

En el fondo este tipo de procesos son un verdadero generador de nuevos públicos y actores para el teatro, pues no se espera que el espectador llegue al espectáculo teatral por un arranque sin fondo o una coincidencia alegre, si no que va a este y lo permea, a través de varias formas de intervención tales como la instrucción y exposición a las piezas teatrales.

En relación con el marco de un sistema de capacitación y asesoría a grupos juveniles a través del teatro, es importante destacar que este tipo de espacios permiten promover y desarrollar ejercicios teatrales, que a su vez se convierten en herramientas de intervención directa hacia los jóvenes participantes y sus comunidades de origen. Por lo tanto formarse desde lo comunitario es fundamentalmente construirse, planificarse, reinventarse y llegar a desarrollar las potencialidades, lo cual supone comprometerse en un proceso de construcción permanente de la propia personalidad y ser capaz de aprender continuamente, pues toda auténtica formación, por ser un proceso de liberación individual, grupal y social, conlleva una transformación de la persona y de su entorno.

Desde el punto de vista metodológico, la intervención comunitaria exitosa requiere la construcción de un tejido que no solo involucra al niño, niña o joven, sino también articularse a las fuerzas vivas del contexto en que se desarrolla, por lo que las familias, las juntas de acción comunal, el comercio del entorno y hasta el loco de la esquina, son parte fundamental para generar un impacto que como la onda que produce una piedra en la laguna, toque e incluya a todos. Por lo tanto el teatro, las técnicas de circo o un reto especial como los zancos, en este caso son entendidos como una herramienta pedagógica en el proceso de intervención comunitaria y funcionan como gancho que permiten abrir caminos de comunicación, para explorar , entender , transformar y generar tejido social.

Acción, reflexión y acción son la base metodológica de la intervención que a través del teatro se realiza en Casa Naranja. Acciones consensuadas que

generan actividad, pues mediante ella el sujeto construye conocimientos y esquemas que le permiten actuar nuevamente sobre la realidad en formas más complejas, transformándola a la vez que se transforma a sí mismo. Todo el entorno que rodea el proceso es generador de actividades que al ser orientadas y estimuladas por el facilitador y/o multiplicador, se convierten en fuente de conocimientos y aprendizajes significativos. Éste se constituye en el fundamento principal de la pedagogía activa, la cual nutre procesos similares que se vivencian en el territorio nacional , tales como los que se desarrollan a través de los miembros de la Red Colombiana De Teatro En Comunidad, teniendo como referentes más cercanos al Teatro Esquina Latina y al Teatro Experimental Comunitario Abierto TECA, de la ciudad de Cali y organizaciones del país que desarrollan procesos sociales y de animación socio-cultural a través del arte como la Corporación Cultural Nuestra Gente de la ciudad de Medellín referente obligado y grupos como Luz de Luna, Tercer Acto y Summun Draco de la ciudad de Bogotá.

Para profundizar un poco en las estrategias de trabajo conducentes a un éxito de la animación socio cultural, para el desarrollo del proyecto Casa Naranja se tienen en cuenta algunos principios, En primera instancia la generación de aprendizajes significativos, los cuales se construyen con el grupo base, a partir de las vivencias proporcionadas por ellos mismos, lo que les permite confrontar al joven con sus situaciones reales que les produzcan conflictos y una alta motivación para buscar y construir soluciones. Este aprendizaje ayuda al joven a descubrir en sí mismo, los alcances que tiene para formular solución a sus propios problemas, decidir el curso de sus acciones y las consecuencias de cada una de sus elecciones para generar un montaje teatral cargado de motivos. En segundo lugar se busca fomentar la interacción y socialización puesto que el trabajo en grupo reafirma las experiencias significativas y por ende el aprendizaje autónomo. Por último, la funcionalidad de lo que se aprende, se ejercita a través de la interacción en el proyecto y la utilidad que este pueda tener en la vida cotidiana.

Pasando al ejercicio práctico de intervención comunitaria, puede afirmarse que el juego es la base de la instrucción teatral y un elemento fundamental en el desarrollo y cumplimiento de los objetivos educativos que nos proponemos, detrás de una actividad aparentemente tan sencilla, que refleja goce y placer, se puede encontrar una experiencia que aporta todas las posibilidades de desarrollo y conocimiento al ser humano partiendo de la ganancia motriz,

“Un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo; como el teatro que no recoge el latido social, el latido histórico, el drama de sus gentes y el color genuino de su paisaje y de su espíritu, con risa o con lágrimas, no tiene derecho a llamarse teatro”

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la exploración de la fantasía y el ejercicio de la convivencia. Al pensar la relación juego - desarrollo es evidente que de manera directa se afecta al individuo en su etapa temprana de crecimiento ya que tiene la posibilidad de jugar y encontrar en él mismo, el ejercicio de la vida, bien lo decían las abuelas “En la mesa y en el juego se conoce al caballero”.

El ejercicio que se plantea entonces es intentar articular el tiempo de la acción con el tiempo de la reflexión, con el ánimo de construir un cuerpo teórico capaz de orientar las prácticas de formación aterrizadas de manera coherente en los contextos y para dicho fin se considera como camino posible recorrer el proceso de una formación propia y analizar las prácticas como punto de inicio donde se pueda identificar qué se ha implementado de lo planteado por las teorías estudiadas. Es así como se puede emprender y comenzar una ruptura con lo sabido, con lo que parece obvio, permitiendo de esta manera nutrir con nuevos ánimos el proceso de intervención.

No es para nada fácil, más en una ciudad como Cali donde, no hay políticas públicas de cultura , que permitan financiar los procesos, donde los estímulos son entregados a dedo, por lo que los procesos carecen de recursos, por lo que se construye “con las uñas” ,de ahí una estética que si no es por lo creativo de los procesos, sería un fiel reflejo de los manejos culturales del municipio , de ahí el reciclaje para la escenoutileria, la reutilización de elementos y lo más preocupante el poco rango de acción y proyección hacia la ciudad del trabajo teatral emanado de las comunidades. Lo que se plantea a partir de lo anterior, no es sólo un cambio metodológico, sino un cambio de lógica; enfocado hacia un trabajo de desestructuración-

reestructuración del conocimiento de la realidad. Aprender a desaprender también es un camino, por eso es necesario estar abiertos a nuevas teorías o miradas y ante todo construir las propias sobre la base de la experiencia, la sistematización y evaluación de las mismas. Los procesos comunitarios enfrentan al facilitador y/ Multiplicador a situaciones inéditas, no conocidas y no previstas en la teoría, es ahí donde surge una nueva experiencia, la cual, si se recupera, sistematiza, teoriza, confronta y valida, es fuente de conocimiento, la intervención teatral comunitaria es concebida como una herramienta pedagógica al servicio del desarrollo integral de los niños, niñas, jóvenes y por ende de la comunidad que los cobija, Lo anterior implica que nuestra labor al proponer estrategias y propuestas, nos lleva a recoger con sentido las necesidades propias de nuestros grupos.

El arte en este caso el teatro es una herramienta muy importante pues motiva la construcción de formas para acercarse al conocimiento personal y del entorno social. Es aquí donde se denota la importancia de sistematizar las experiencias, además de generar procesos de encuentro e intercambio de saberes que permitan y recoger tanto los aportes conceptuales, como las experiencias significativas para la comunidad teatral. Este encuentro de saberes ha arrojado a manera de conclusión, que lo artístico que no se relaciona con lo social se queda corto en su fin más amplio. Lo importante no es producir artistas para el arte, lo importante es producir artistas para la vida.

Queda claro que la práctica del teatro en comunidades por el hecho que se desarrolle como una propuesta educativa con un alto componente lúdico, no debe entenderse como

una simple recreación; al contrario, debe favorecer la organización y el cumplimiento de acuerdos y normas establecidas que orienten el aprendizaje y formen a los estudiantes de manera integral, aportando elementos para su convivencia cotidiana, y para la adecuada integración en los diferentes contextos sociales donde se desempeñen.

Para finalizar el cambio es un elemento permanente en la evolución de la vida, “Todo Cambia” dice Mercedes Sosa en su canción , los tiempos cambian, los niños cambian, la tecnología lo hace a pasos agigantados , es por eso que aprender de la práctica, establecer y mantener el ejercicio de la reflexión permanente y la sistematización de la misma , confrontando las teorías asumidas con los pares en los espacios compartidos , el trabajo en equipo para convertir la acción cotidiana en fuente de conocimiento y control racional del comportamiento social, son sólo algunas de esas nuevas competencias que el facilitador ha de practicar , para ser ejemplo a seguir y aportar a un desarrollo social efectivo y asertivo.

En relación con cuál es el perfil del agitador cultural, agente socio cultural, animador teatral o multiplicador cultural, en principio es importante que sea emanado del proceso y/o dinámicas similares, aquel que de manera generosa enseña aquello que aprendió, aquel que más que el ser que sabe todo, se convierte en un buen conductor y orientador , que motiva a aprender, ha de ser flexible y tomar en cuenta las opiniones del grupo; debe ser un animador que ayude al grupo a funcionar; estar abierto al cambio, retomar y analizar las ideas que proporcionan los encuentros , ha de tener la capacidad de generar atmósferas que conduzcan a la inventiva, a la exploración y a la producción y por ultimo ha de tener una real presencia, presencia que habla de atención, presencia que permite la reflexión sobre la acción, para que se den nuevas acciones, las cuales a su vez intenten ser más asertivas y permitan nuevas reflexiones en un continuo sin fin, como una línea transversal en el proceso educativo.

Finalmente, un llamado a volver al barrio y esta oración que acompaña a cada encuentro teatral en Casa Naranja, para aquellos Quijotes que cada día emprenden la dura pero bella gesta de posibilitar que el teatro cumpla con su misión, aquella de la que habla Lorca.

Por: Jhon Jairo PerdomoCasa Naranja.

Calí - Colombia.

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La propuesta de realizar el Encuentro de Teatro Comunitario de Bogotá tiene un antecedente importante, el proyecto de formación social y desarrollo humano denominando TEATRO FORO EN FONTIBÓN , realizado por la Unión Temporal Escena Local liderada por la FUNDACIÓN CULTURAL TEATRO EXPERIMENTAL FONTIBON (TEF) en 2009. En ese momento se pensó en un evento que congregara personas y grupos con experiencias en el trabajo comunitario, de profesiones y disciplinas diferentes que junto con el acompañamiento de críticos, maestros teatrales y docentes hicieran un intercambio de conocimientos y saberes en aspectos políticos, sociales, pedagógicos y estéticos, buscando generar inquietudes para el desarrollo de las agrupaciones que tienen como centro de su trabajo las comunidades de Bogotá.

En esa ocasión y aprovechando la experiencia que nuestra agrupación había acumulado a lo largo de 10 años en la implementación de la metodología del teatro del oprimido, como una posibilidad de construir en las comunidades una cultura mas critica, propositiva y transformadora para la superación de los inmensos y graves conflictos que agobian al país, nos propusimos incluir una serie de talleres de formación que dio como resultado la producción y puesta en escena de 8 piezas cortas de teatro foro donde participaron aproximadamente 40 personas, en su mayoría estudiantes, pero también algunas personas adultas hombres y mujeres de la localidad, la cual concluyo en una muestra de teatro foro. Entre otras cosas la técnica de Augusto Boal así como la propuesta pedagógica de educación popular de Pablo Freire se conocen en Colombia desde hace varias décadas, pero debido tal vez a la resistencia que tiene la gente de teatro hacia la idea de un teatro político, ha hecho que esta metodología que podría haber sido una herramienta eficaz en

la resolución de conflictos, no se haya valorado lo suficiente como para adoptarla e implementarla.

Las diversas y complejas problemáticas que enfrenta la sociedad colombiana, como el aumento de la situación de pobreza e inequidad, así como la violencia y la corrupción exigen no solo cambios de orden político y económico sino cultural. Este es un vacio que la escuela y la academia tradicional no ha podido llenar debido a que las políticas educativas en Colombia no contemplan propuestas más integrales de educación humanística. Esto nos genera un cuestionamiento, ¿En nuestro país

la gente se educa para ser un ciudadano (alguien que entiende que su desarrollo humano económico y social no está aislado del resto de la sociedad) o alguien que solo se educa para ganarse la vida? Si la idea de la educación en Colombia es esta última, entonces comprenderemos el relajamiento ético y moral que viene sufriendo nuestra sociedad y la captura del estado por parte de fuerzas políticas ligadas a la violencia y al narcotráfico. El desesperanzador modo de pensar en el cual se educa el común de los ciudadanos en nuestro país: “a robar al gobierno y no dar papaya” ha provocado

en la gente la idea de que el fin justifica los medios. Otro sector de la sociedad que se siente en peligro por el estado de cosas ha sido proclive a cohonestar con actitudes totalitarias y antidemocráticas, que busca soluciones simplistas y peligrosas a las problemáticas sociales tan complejas de nuestro país. Pensar en propuestas educativas que por el contrario permitan al ciudadano común y corriente ampliar el conocimiento y fortalecerse y empoderarse políticamente es la tarea de la cultura y la educación democráticas. La construcción de espacios de encuentro, discusión y diálogo entre las comunidades tratando de afianzar principios de participación y rompiendo el tradicional analfabetismo político característico de nuestra nación, es una tarea indispensable para el fortalecimiento de la democracia y el logro de la paz. Por ello consideramos que el teatro del oprimido es una herramienta expedita para contribuir a propuestas de formación social y política de las comunidades y esperamos que su metodología pueda ser asimilada e implementada por las propias comunidades como una manera de buscar soluciones inteligentes a problemáticas tan complejas como las que nos afectan. La apuesta por la difusión y el agenciamiento de los derechos y la construcción de una mentalidad libre de prejuicios segregacionistas y discriminaciones de toda índole (sexual, etaria, étnica, cultural etc.) nos anima a adoptar la metodología del teatro del oprimido como una opción cultural política y pedagógica para la educación popular que espera contribuir a las reivindicaciones de justicia y equidad de nuestra nación vinculando a diversos sectores de la sociedad como son las organizaciones de mujeres, jóvenes, indígenas, afro-descendientes, comunidades desplazadas, LGBT etc. Resulta indispensable la creación de nuevos horizontes mentales que permitan a las comunidades construir y potenciar principios de ética, solidaridad, cooperación y trabajo en equipo como medios para alcanzar la paz social, la

2 El sector de teatro comunitario congregado en Idartes está formado por dieciocho agrupaciones, pero se conoce de al menos cuarenta grupos que trabajan en la ciudad.

3 Este aspecto demuestra un gran sentido de superación de este sector ya que en el diagnostico arrojado en el Encuentro De Teatro Comunitario De Fontibón en 2009 eran muy pocos los directores de las agrupaciones que tenían formación profesional y de igual manera eran pocas las agrupaciones que contaban con personería jurídica,

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equidad, la justicia y el progreso de todas y todos los que habitamos este país. Esa transformación no se obtiene concentrándonos en una sola de las variables (asistencialismo) sino ensayando soluciones integrales y complejas.

Con estos antecedentes y esta justifi cación el TEF propuso al. Sector de teatro comunitario2 la realización del VII ENCUENTRO DE TEATRO COMUNITARIO DE BOGOTÁ. El cual se trazo varios objetivos importantes:

1- Visibilización del sector en diversos ámbitos de las comunidades de la capital tanto en aspectos de su existencia y potencialidad transformadora de la sociedad bogotana como en la procura de interesar a instituciones del estado en su observación e investigación.

2- Dar pasos en la caracterización del sector con el fi n de conocer sus características y establecer las diversas maneras que los grupos de teatro del sector realizan su práctica comunitaria, en aspectos estéticos y políticos- pedagógicos y sociales.

3- Intercambiar experiencias de tipo social, político y pedagógico con los integrantes de los diversos grupos a fi n de fortalecer los procesos de creación y los planteamientos conceptuales de la práctica social comunitaria. Dentro de las actividades de formación se realizaron dos charlas de profesionales no actores, pero que han tenido una relación fuerte con el ambiente y quienes han implementado en su practica profesional de intervención social con las comunidades el teatro como herramienta pedagógica e incluso de investigación: Carlos Iván Pacheco medico epidemiólogo e investigador de temas de derechos sexuales y reproductivos. Y Maribel Riaño Pedagoga con experiencia en el trabajo social comunitario y experta en derechos sexuales y reproductivos. Igualmente se desarrollaron los talleres de teatro del oprimido con el maestro brasilero Licko Turle,

View Points con la maestra Nara Salles, el taller de teatro memoria con Janeth Gutarra de Perú, así como el taller la pedagogía social y el teatro con el maestro Lucho Benítez.

Los resultados del ejercicio a pesar de las inmensas difi cultades fueron estupendos. Por un lado se pudo establecer que si bien los lideres de estas agrupaciones venían de procesos de formación empíricos y formaron estos colectivos de manera emotiva, en la gran mayoría de los casos este acto de la espontaneidad los ha llevado a especializarse3 de manera formal en las academias y universidades de la ciudad. Hay diversos grados de compromiso frente a la comunidad que van desde algunos más interesados en lo estético formal que generan espacios de formación artística teatral y hasta los que trabajan en procura de transformaciones a través del teatro en sus comunidades usando las herramientas del arte y en especial del teatro para propiciar el dialogo refl exivo entre los diferentes actores de las problemáticas en sus localidades. Sin embargo existe la idea común de formar ciudadanos con intereses participativos en la construcción de propuestas colectivas para abordar los diferentes confl ictos que aquejan sus respectivas comunidades, Algunas de estas agrupaciones cuentan con cierto espacio en instituciones educativas de sus localidades, situación que les permite mantener una comunicación fl uida con los jóvenes y adolecentes que buscan participar de las actividades que estos grupos ofrecen, impulsando no solo el teatro sino las artes plásticas, la música, la danza y el video. Estos jóvenes participan de los concejos locales de cultura, de las juntas comunales, de las casas de cultura, de las fi estas distritales, del concejo distrital de teatro y de festivales locales, distritales y nacionales de artes y pedagogía.

En la localidad de San Cristóbal las agrupaciones Kabala, Malacate, Nuevas mascaras y Artífi ce han creado una red para trabajar

mancomunadamente, lo que demuestra una gran capacidad organizativa y de proyección. Estas agrupaciones dieron una gran muestra de convocatoria que causaría envidia a cualquier festival organizado por las entidades gubernamentales, ya que en una tarde lograron mantener la sala llena en cada una de las cuatro funciones presentadas en ese espacio logrando una cobertura de cuatrocientas (400) personas en una sala con capacidad para setenta personas (70).

En cada localidad en la que se desarrollo el encuentro se conto con el respaldo de las comunidades, de tal suerte que no hubo sala, calle ni parque con ausencia de público. En total la cobertura de público del encuentro durante los ocho días de actividades paso de las dos mil personas (2000). Contrasta esto con eventos como el de Sala B Y Cultura En Común En Las que se hicieron funciones con 15 y 20 espectadores en salas con capacidad para 150 a 400 personas. Sin duda la proyección de este sector de las artes en Bogotá supera todas las expectativas y los programas impulsados por la institucionalidad, ya que no es solo un evento de circulación de espectáculos. Es además un espacio académico de formación a formadores, un espacio de construcción y participación democrática, un espacio de experimentación e investigación cultural, un espacio de formación de públicos y un espacio de formación ciudadana a través del lenguaje fantástico, lúdico, poético y franco de las expresiones populares.

Por: Emilio Samuel RamírezJohan López

Fundación Cultural TefBogotá - Colombia

F ÓF U N D A C I Ó N C U L T U R A L T E A T R O E X P E R I M E N T A L F O N T I B Ó N

T E FFFT E F

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Voz en offVoz en off

Prologo. En estos 15 años, La red colombiana de teatro en comunidad ha trabajado en la construcción de un tejido humano y simbólico que propicie espacios de encuentro y desencuentro en los actos creativos de cada nodo, grupo o persona vinculada a la misma. Es posible hablar de teji-do en la medida que el discurso estético, ha sido una constante en la forma de pensar un país y de construirlo, por lo menos, en una puesta en escena.

Aprendimos a ser tejido vital, al encuentro, a vi-sibilizar y a idealizar una sociedad, que desde su propia realidad está llena de metáforas de vida. Es aquí, en el mundo de las ideas, en el de las metáforas que aparecen las personas, orga-nizaciones, nodos y grupos artísticos que hacen posible reinventar nuestro país. He aquí una ex-periencia de esta reinvención.

El ovillo que teje desde el arte y la cultura.

Mientras hacíamos masivamente del diario vivir en Colombia, las cifras de muertos y desapa-recidos de la violencia de los últimos 30 años, los familiares intentaban reconstruir sus propias realidades. Aunque las cifras dieran cuenta de la dimensión de nuestros muertos y desapareci-dos, se dejaba al olvido las historias de vida, sus nombres, y realidades. ¿Cómo hacer entonces memoria visual, simbó-lica, de contexto, una memoria que reuniera los mundos de todos y cada uno de los muertos y desparecidos y como nombrar lo sucedido sin polarizar, re victimizar o poner en riesgo a los familiares de las víctimas? Tejiendo, haciendo red, construyendo diálogos entre unos y otros y haciendo metáforas de vida sin intentar fabular nuestra cruda realidad. Experiencia de red, ex-periencia vital para construir, de- construir y re-construir la realidad, con el mundo de las ideas y desde el mundo de las realidades. Memento, memoria, recuerda que…

¿Cómo darle identidad, lugar, historia de vida y significación a los desaparecidos en su contex-to y en el escenario nacional? A principios del nuevo milenio el maestro de las artes del teatro y la narración oral Iván Arturo Torres Aranguren y la fundación cultural Rayuela, impulsaron el acto simbólico más reconocido en el país y a ni-vel internacional. Se trata del ladrillo a manera de letrero de funeraria con los nombres, fechas y lugares de desaparición o asesinato y el oficio o profesión. Una intervención simbólica del espa-cio abierto, de plazas públicas de las principales ciudades y de los lugares en donde se llevaron a cabo todo tipo de desapariciones y asesinatos. Cientos de ladrillos blancos en el monumento por la memoria, la dignidad y la vida, lograron nom-brar, dar lugar y realidad a nuestras víctimas. A esta acción la acompañaron los talleres de vícti-mas, el teatro foro y el teatro efímero como meca-nismos para dialogar, tejer y acompañar el duelo;

intentando la reconciliación en contravía al odio y la polarización fundada entre colombianos .

Aunque este monumento se llevaba a cabo des-de el año 2007 en Tunja-Boyacá, solo fue hasta el año 2009 que despertó el interés del teb en términos de su acción como hecho simbólico y de denuncia en términos políticos. En ese año la corporación ZOSCUA, organización de defensa de los derechos humanos del departamento, nos invitó a participar con una acción performatica en el monumento por la memoria, la dignidad y la vida. Toda una revelación de las acciones violen-tas en Tunja y Boyacá que contaba con falsos positivos, desapariciones forzadas, asesinatos y masacres. A este escenario lo acompañaron un taller sobre teatro efímero con el compañero y amigo Iván Arturo Torres Aranguren , talleres con familiares de víctimas en Boyacá y unas largas jornadas de encuentros con el Taita Uwa Berito Cobaria . Estos últimos encuentros, nos acerca-ron al concepto de resistencia pacífica indígena en contra de toda acción violenta y su gran capa-cidad defender acuerdos de comunidad en pro del perdón y de la paz. A esta cruzada por la memoria se sumó el acompañamiento del maes-tro y amigo Carlos Araque de la facultad de artes de la universidad distrital, el dialogo y el artículo sobre teatro Foro para una cultura de la paz de la politóloga Nini Soley Ramírez y el texto sobre la dramaturgia del descuartizamiento del maestro Carlos Sepúlveda del teatro de Occidente

En agosto de 2003 llego a nuestros oídos por boca de nuestro amigo y compañero Luis Carlos Archila la trágica muerte de un hombre de paz en la masacre del 2001 en los municipios vecinos de Covarachia Boyacá y Capitanejo Santander. En aras del dominio territorial de grupos armados al margen de la ley, fueron asesinadas perso-nas reconocidas socialmente. Este fue el caso de aquel hombre de matachines y carnaval; al que el pueblo enterró con comparsas, mascaradas y coloridos trajes. Una celebración de vida que no dio paso al luto y el dolor, a manera de pieza tragicómica, escenificada por redes de apoyo, amigos y familiares en el doloroso escenario de la muerte.

Por cercanía de temas y en la búsqueda de histo-rias de vida llegamos a una realidad común entre esta masacre, la masacre del salado en el Car-men de Bolívar del 2001 y la masacre del páramo de la Sarna en Boyacá del 2001. La realidad del olvido institucional, estatal y de toda una socie-dad que sumo sus muertos y les resto sus con-diciones de lugar, de cercanía, de vecindad, de parentesco y de libertad; es decir de identidad.

Este compartir experiencias, escenarios y trági-cas historias de vida, ofreció los insumos plás-ticos y de contenido de la puesta en escena de memento, obra de teatro para espacios abiertos estrenada en el 2011 por el teatro experimental de Boyacá. El ladrillo del monumento por la me-moria, la dignidad y la vida se convirtió en la uni-

dad materica y las historias de vida de las vícti-mas de esta violencia, en el contenido de la obra. La temática principal es la violencia en Colombia de los últimos 30 años. Sus resultados, las for-mas de violencia generalizada contra la sociedad civil, los escenarios de muerte, la negación a lo colectivo y comunal entre pueblos, la selección de las víctimas, el destierro, las magnitudes y límites de deshumanización contra las víctimas. En principio el texto no es más que una cadena de sucesos o narraciones, una escaleta de accio-nes e imágenes y una partitura de escenario; en la medida que se tomaron palabras concretas de testimonios de las tres masacres.

Un resultado estético que busca poner en el es-cenario publico la vos de los familiares de las vic-timas e intentar dar sentido a la reconstrucción de una sociedad a través de las historias de vida de los desaparecidos. Hacer memoria es tener la posibilidad de reinventarse el futuro. Sumar experiencias humanas, compartir procesos crea-tivos y acciones de defensa de los derechos hu-manos; es tejer una visión alternativa de país, es un tejido de esfuerzos humanos por reivindicar la vida sin que el olvido sea el imperativo categórico para el encuentro.

EpilogoResulta completamente disimíleles pero concor-dantes las acciones de personas, organizacio-nes, grupos artísticos y nodos humanos para generar acciones de encuentro, de dialogo, de no polarización y de metáforas. Organizaciones de derechos humanos, personas que cuentan trágicas historias de vida para reinventarse otro mundo y grupos artísticos en red, vinculados para pensar otro país desde diferentes escena-rios. Disimiles desde la forma pero concordantes desde el objetivo final re-crear la sensibilidad de un país que estuvo mirando el conflicto desde las cifras y la masificación del odio. Son redes humanas de intereses vitales para reconstruir el imaginario del colombiano. Sostener el ovillo es la alternativa que le queda a nuestro país y a cada uno de los nodos que componemos el tejido social. Por eso el teatro experimental de Boya-cá celebra estos 15 primeros años de existencia de la red colombiana de teatro en comunidad y queremos decirles que hemos aprendido bien la lección: la única esperanza ante la cruda realidad es celebrar la vida desde el encuentro y desde luego, desde los desencuentros.

Memento, de la raíz latina acuérdate. Memento, cada una de las dos partes del canon de la misa, en que se hace conmemoración de los fieles difuntos. Memento, memoria

Por: John William DazaTeatro Experimental de Boyacá

Boyacá – Colombia.Organización que integra la Red

Colombiana de Teatro en Comunidad