Papeles de Ermua nº 04

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Publicación del FORO ERMUA DICIEMBRE 2002 / ENERO 2003 Precio: 6 • Los costes económicos de la secesión. La “no España” es la “no Europa”. • La ley de partidos y la ilegalización de Batasuna.

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Revista Oficial del Foro Ermua

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Page 1: Papeles de Ermua nº 04

Publicación del FORO ERMUADICIEMBRE 2002 / ENERO 2003

Precio: 6 €

• Los costes económicos de la secesión.La “no España” es la “no Europa”.

• La ley de partidos y la ilegalización deBatasuna.

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En www.foroermua.com encontrará: Noticias de prensa, Documentos, Enlaces de interés, In memoriam,Foro de debate, Historia, Lengua, Modo de contactar con nosotros,Fundación Papeles de Ermua, Publicaciones, etc.

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titulares● DESDE LA REDACCIÓN: A MODO DE MISCELÁNEAS • I.C. de C. 05

● PRESENTACIÓN: “PAPELES DE ERMUA-DOCUMENTACIÓN” EN EL CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS

Y CONSTITUCIONALES DE MADRID 06

● PRESENTACIÓN: “PAPELES DE ERMUA-DOCUMENTACIÓN” EN EL HOTEL ERCILLA DE BILBAO 12

● PRESENTACIÓN: FUNDACIÓN PARA LA LIBERTAD • Edurne Uriarte 14

● PRESENTACIÓN: TODOS LOS PROYECTOS, TODAS LAS IDEAS, TODAS LAS PERSONAS • Isabel Usobiaga 15

● DOCUMENTOS: RESUMEN DE LA INSTRUCCIÓN PASTORAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA / VALORACIÓN MORAL DEL TERRORISMO EN ESPAÑA, DE SUS CAUSAS Y DE SUS CONSECUENCIAS 17

● DOCUMENTOS: COMUNICADO DEL FORO ERMUA SOBRE EL DOCUMENTO DE LOS OBISPOS DE LAS DIÓCESIS VASCAS 22

● DOCUMENTOS: MANIFIESTO DEL FORO ERMUA ANTE LA ILEGALIZACIÓN DE BATASUNA 24

● DOCUMENTOS: PREMIO ABOGADOS DE ATOCHA 2002 A VIDAL DE NICOLÁS, PRESIDENTE DEL FORO ERMUA / DISCURSO DE JOSÉ BONO, PRESIDENTE DE CASTILLA-LA MANCHA 30

● DOCUMENTOS: RUEDA DE PRENSA PARA CORRESPONSALES EXTRANJEROS 35

● LEY DE PARTIDOS Y DEMOCRACIA: LA CONQUISTA ÉTICA DE UNA DEMOCRACIA SIN COMPLEJOS • José María Michavila 37

● LEY DE PARTIDOS Y DEMOCRACIA: LA LEY DE PARTIDOS EN EL DEBATE CIUDADANO • Gotzone Mora 42

● LEY DE PARTIDOS Y CONSTITUCIÓN: LA DISOLUCIÓN DE PARTIDOS POLÍTICOS Y EL DERECHO DE ASOCIACIÓN: EL TEST DE CONVENCIONALIDAD (ART. 11 CEDH) • Alejandro Saiz Arnaiz 44

● LEY DE PARTIDOS Y CONSTITUCIÓN: SOBRE LA CONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY ORGÁNICA DE PARTIDOS POLÍTICOS • Luis María Díez-Picazo 54

● LEY DE PARTIDOS E ILEGALIZACIÓN DE BATASUNA: LA VIOLENCIA CALLEJERA EN EUSKADI, DIEZMADA POR LAS

MEDIDAS ANTITERRORISTAS • G. J. 64

● LEY DE PARTIDOS E ILEGALIZACIÓN DE BATASUNA: IDEAS, PROYECTOS Y PERSONAS • Fernando Savater 67

● LEY DE PARTIDOS E ILEGALIZACIÓN DE BATASUNA: ENTREVISTA A MARIO ONAINDÍA • IC de C 70

● LOS COSTES ECONÓMICOS DE LA SECESIÓN: EL PRECIO POLÍTICO DE LA NO ESPAÑA • Rosa Díez 75

● LOS COSTES ECONÓMICOS DE LA SECESIÓN: ¿UN PAIS EN MARCHA? • Carlos Fernández de Casadevante 76

● LOS COSTES ECONÓMICOS DE LA SECESIÓN: DE LA ECONOMÍA Y SECESIÓN VASCA • Juan Velarde Fuertes 78

● LOS COSTES ECONÓMICOS DE LA SECESIÓN: LA SECESIÓN Y LOS COSTES DE LA “NO–ESPAÑA” • Mikel Buesa 80

● LOS COSTES ECONÓMICOS DE LA SECESIÓN: INTERPELACIÓN DE LOS COSTES DE LA “NO-ESPAÑA” EN

EL PARLAMENTO VASCO • Fernando Maura 88

● LOS COSTES ECONÓMICOS DE LA SECESIÓN: LAS CONSECUENCIAS DE UN MERCADO PEQUEÑO • Juan Velarde 92

● LOS COSTES ECONÓMICOS DE LA SECESIÓN: UN APUNTE ADICIONAL SOBRE LA ECONOMÍA VASCA Y

LAS DE SU ENTORNO • Elvira Martínez Chacón 93

● LOS COSTES ECONÓMICOS DE LA SECESIÓN: DECLARACIÓN INSTITUCIONAL DE LOS EMPRESARIOS VASCOS ANTE

LA PROPUESTA DEL LEHENDAKARI 97

● LOS COSTES ECONÓMICOS DE LA SECESIÓN: LA VIGENCIA DESDE EL PUNTO DE VISTA DOCTRINAL DEL PRINCIPIO

DE CAJA ÚNICA EN LA SEGURIDAD SOCIAL • José Barea 99

● LOS COSTES ECONÓMICOS DE LA SECESIÓN: COSTES DE LA HIPOTÉTICA INDEPENDENCIA DEL PAÍS VASCO

• Juan E. Iranzo 104

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titulares● IN MEMORIAM A LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO: NUESTROS SANTOS INOCENTES • Alfredo Tamayo 107

● IN MEMORIAM A LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO: HOMENAJE EN EL SENADO A LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO 108

● IN MEMORIAM A LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO: EN LA VILLA DE ERMUA 109

● IN MEMORIAM A JOSÉ L. LÓPEZ DE LACALLE: LA NIEBLA Y EL TRASLUZ 110

● IN MEMORIAM A JOSÉ M. LIDÓN: “ASEDIO PREVENTIVO” • Ana Belén Iracheta Undagoitia 114

● TRIBUNA ABIERTA: YO LES ACUSO • Mikel Azurmendi 116

● TRIBUNA ABIERTA: LOS EXILIOS VASCOS Y EL RÉGIMEN NACIONALISTA • Carlos Martínez Gorriarán 118

● TRIBUNA ABIERTA: LA ALTERNATIVA SE LLAMA ESPAÑA • José María Muguruza 122

● TRIBUNA ABIERTA: EL ÚLTIMO EMBATE DEL NACIONALISMO • Javier Elorrieta 124

● TRIBUNA ABIERTA: IMPOSTURA NACIONALISTA • Fernando Sánchez 125

● TRIBUNA ABIERTA: NIHILISMO “EPISCOPAL VASCO” • Aurelio Arteta 126

● TRIBUNA ABIERTA: CRISIS DE CONVERGENCIA EN EUSKADI • Néstor Uribarri 129

● TRIBUNA ABIERTA: REFLEXIONES DE UNA PROFESORA UNIVERSITARIA AMENAZADA • Gotzone Mora Temprano 132

● TRIBUNA ABIERTA: TALENTOS “ESPANTADOS” • Álvaro García-Capelo 133

● TRIBUNA ABIERTA: LA PASIVIDAD CÓMPLICE DEL GOBIERNO VASCO • Carlos Fernández Casadevante 134

● TRIBUNA ABIERTA: LEHENDAKARI: SI HAY MANIFESTACIÓN DEBE RETIRAR SU PROPUESTA • Nicolás Redondo Terreros 136

● REPORTAJE: “SIN LIBERTAD” DE IÑAKI ARTETA: • I. C. de C. 138

● REPORTAJE: “LA PUBLICIDAD EN GARA” 146

● OPINIÓN: EL PNV Y LA CELADA DE LA BANALIZACIÓN • Tomás Fernández Aúz 147

● OPINIÓN: SOBERANISMO, FEDERALISMO Y CONFUSIÓN • Eduardo Uriarte 148

● OPINIÓN: COMUNIDAD DE FINES • José Antonio Zarzalejos 150

● OPINIÓN: ¿NACIONALISMO ESENCIAL O DEMOCRÁTICO? • Rafael Iturriaga 152

● OPINIÓN: SOLUCIONES Y ALTERNATIVAS • Enriqueta de Benito 154

● OPINIÓN: ¿EL PECADO ORIGINAL DE LA “IGLESIA VASCA”? • Antonio Beristain 156

● OPINIÓN: ¡SE ACABÓ! • Nicolás Redondo Terreros 158

● OPINIÓN: IZQUIERDA Y ESTADO O EL ESTADO DE LA IZQUIERDA • Javier Elorrieta 160

● OPINIÓN: ¿ES POSIBLE EL CAMBIO EN EUSKADI? • Pablo Hispán / Laura Ruiz de Galarreta / Carlos Vidal 162

● EDUCACIÓN: EDUCACIÓN, INFORMACIÓN Y MANIPULACIÓN DEL LENGUAJE • José Mª Salbidegoitia / Javier Montaña 168

● HISTORIA: LA NACIÓN SE HIZO CARNE • Fernando García de Cortázar 170

● HISTORIA: INDEPENDENCIA REAL E INDEPENDENCIA ABSTRACTA • Julián Marías 182

● HISTORIA: BREVE HISTORIA DE UNA SAGA SABINISTA • Jon Juaristi 184

● HISTORIA: EUSKALHERRÍA: “RECUPERAR” LO QUE NUNCA EXISTIÓ • Luis González Antón 186

● HISTORIA: “DE TU RAÍZ DE AYER DESPOSEÍDOS” • José Angel García de Cortázar 192

● LIBROS Y REVISTAS 194

Edita Fundación Papeles de Ermua. Apdo. Correos 711. 01008 Vitoria-Gasteiz.

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Desde la redacción

Desde la redacción. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

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n mayo de 2002, los obispos de lastres diócesis vascas hicieron público

un documento del que se desprendía —fundamentalmente— “la conveniencia” defrenar la ilegalización de Batasuna, par-tiendo por supuesto de la condena al te-rrorismo de ETA. Tras una inoperante acti-vidad de ELKARRI —a pesar de la generosafinanciación con dinero de los impuestosde todos—, los “prelados vascos” hacían unservicio impagable al radicalizado nacina-lismo en el poder, asumiendo las “tesis so-bre la pacificación” del PNV y sus tentácu-los. La consternación de los vascos queconservamos átomos de fe, a pesar de unaparte de nuestra clerecia, y la indignaciónde todos los no nacionalistas fue de anto-logía1. Hubo quienes quisieron consolar-nos, asegurando que dicho documenbtohabía sido impuesto a los prelados por las“Asambleas diocesanas” donde el entornode Batasuna y las falacias de Elkarri tienenun considerable arraigo. ¡Peor todavía!

Afortunadamente, seis meses despuésla Conferencia Episcopal hizo públicauna Instrucción Pastoral2, rebosando sen-tido común y dando en diana. Y la dianano es otra que suscitar la regeneraciónmoral de nuestra sociedad, la vasca: la for-mación de una recta conciencia moral.

Algunos nacionalistas, también catala-nes y gallegos, respondieron que el Episco-pado asumía las tesis del patriotismo cons-titucional del Gobierno del Partido Popular.Injusta observación. Ciertamente, los prela-dos se vieron obligados a hacer “encaje debolillos” con socorridas y agudas distincio-nes entre “Nación y Estado” y el recurso a“naciones culturales”, pero no era ése el nú-cleo del documento. Su lectura completano deja lugar a dudas. Lo que se desprendede la Instrucción Pastoral es —en síntesis—que el comportamiento cívico, la conductasocial, no queda al margen de la ley moral,ni de las virtudes que un cristiano tieneobligación de ejercitar. ¡Sólo faltaba!

Ciertamente, muchas leyes podríanser de otro modo —como las de tráfico—pero no es moralmente irrelevante con-

ducir en dirección contraria en una auto-pista, porque se atropellaría la libertad (yel pellejo, en este caso) de los demás.

En otras palabras, que la deslealtad alo acordado —en el ámbito que sea— esdeslealtad y grava la conciencia. Y lamentira, la trampa y el falseamiento de larealidad…, no pueden esquivar una rectaconciencia. Cuando en una sociedad esosmodos de proceder se hacen “norma” laperversión de la conciencia moral es unhecho empírico.

En una sociedad donde un comentario,en una comida profesional, de dolor y ho-rror tras un atentado —estoy sólo descri-biendo—, es seguido de un silencio tenso…y un liviano comentario, para cambiar detercio: ”aquí no hablamos de política”. Ésaes una sociedad moralmente putrefacta.Porque eso no es política es el 5º manda-miento de la ley de Dios, si mal no recuer-do. Como estaríamos hablando del 7º sinos referimos a los destrozos materiales —millones de euros— causados por la explo-sión de un artefacto que, gracias a la Ert-zaintza, no produjo daños personales.

En una sociedad en la que el lenguajeambivalente, permite que la mentira za-fia, se articule con la banalidad, con elsentimentalismo a ultranza y con un“bondadoso” y persuasivo discurso queirrita a los cuerdos, es una sociedad sincriterio moral y sin sentido común —que suelen ir parejos—.

En un país —como el nuestro— dondela confusión lo embadurna todo, es unabendición —y nunca mejor dicho— la cla-ridad. Esta Instrucción de la ConferenciaEpiscopal llega con retraso, pero llega.

ambién se retrasó la reacción de losintelectuales vascos, pero llegó, y

aquí está —entre otras muchas iniciativas,“Papeles de Ermua”—. También ha llegadotarde el reconocimiento a las Víctimas delTerrorismo, pero ha llegado3. También seha demorado la ilegalización de Batasu-na4, pero afortunadamente —y gracias a la

fortaleza y al arduo trabajo de unos po-cos— está llegando. Y lo que se pronostica-ba, desde el nacionalismo, como una heca-tombe, ha mostrado su eficacia de formainmediata. Acabada la impunidad, el ejér-cito de delincuentes se da en desbandada5.Y a la vez que disminuye notablemente lakale borroka desaparece el acoso diario(amenazas, pintadas, artefactos caseros…)contra los concejales no nacionalistas6.

omo los números cantan y el bolsi-llo contribuye al realismo, los estu-

diosos de la Economía y nuestros empre-sarios nos aportan sus estimaciones sobrelos costes y riesgos económicos de la se-cesión, la quiebra de la Seguridad Social…y las cuentas, que parece que nadie cal-cula, se incluyen también en este númerode “Papeles de Ermua-Documentación”7.

Este cuarto número ve la luz despuésde la esforzada tarea de recabar los fondosnecesarios para su financiación, que pro-ceden, por cierto, de vascos de la diáspo-ra. De esos vascos del exilio8 que el actuallehendakari dice “no tener constancia”.

Según nuestra capacidad de recursos,les informaremos de la perioricidad y for-mato de los futuros “Papeles de Ermua”,mientras tanto ponemos a su disposición“on line” todos los contenidos de nuestrapublicación: www.papelesdeermua.com.Desde esta rejuvenecedora clandestinidad,les enviamos nuestro más cordial saludo.

I C de C. Redacción “Papeles de Ermua”[email protected]

1 Comunicado del FORO ERMUA ante la “carta pasto-ral” de los prelados vascos, pág. 22.

2 Resumen de la Instrucción Pastoral de la Conferen-cia Episcopal, pág. 17.

3 In Memoriam, pág. 108.4 Ley de Partidos e ilegalización de Batasuna, págs.

67/69.5 Evolución de la violencia callejera, págs. 64/65.6 cfr. Entrevista a Mario Onaindía, págs. 70/73.7 Los costes económicos de la Secesión, págs. 75/105.8 C.M. Gorriarán. Tribuna abierta, pág. 118.

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A modo de misceláneas

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Presentación

Presentación. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

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El 12 de marzo de 2002 tuvo lugar la presen-

tación del nº 3 de “Papeles de Ermua-Do-

cumentación” sobre “Datos para el deba-

te sobre la Autodeterminación-Secesión”

en el Centro de Estudios Políticos y Cons-

titucionales con la asistencia de numerosas

personalidades, con la presidencia de Dña.

Luisa Fernanda Rudí. Se recoge a continua-

ción íntegramente la intervención de Dña.

Carmen Iglesias, Catedrática de Historia,

Académica y Directora del Centro.

“PAPELES DE ERMUA-DOCUMENTACIÓN”EN EL CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS YCONSTITUCIONALES DE MADRID

Excma. Sra. Presidenta del Congresode los Diputados, Excmo. Sr. Presi-dente del Consejo del Poder Judicial,Excmo. Sr. Presidente del Consejo deEstado, señoras y señores, queridosamigos:

Bienvenidos a esta casa y mu-chas gracias a todos por sacar algode tiempo de las múltiples ocupa-ciones diarias para dar testimonio yarropar con toda calidez el esfuerzo,una vez más y como siempre ejem-plar, del FORO ERMUA. Gracias es-pecialmente a la Excma. Srª Dª Lui-sa Fernanda Rudi, por presidir esteacto y por su apoyo; es como siem-pre un placer y un honor que vengaa este Centro y sabe bien el afecto yamistad que le tenemos. Gracias

también muy efusivas a los miem-bros de esta Mesa, a los Excmos.Sres. D. Francisco Hernando y D.Iñigo Cavero —casi un profesorpermanente en esta Casa—, siempregenerosos con todos nosotros, asícomo a D. Vidal de Nicolás —dequien siempre admiramos su corajey claridad cívica—, en representa-ción del FORO ERMUA.

Mi agradecimiento igualmentepor su presencia a D. Juan José La-borda —quien escribe un sustancio-so artículo en la revista que hoypresentamos—, a D. Luis MartíMingarro —que sé que ha venidocasi a uña de caballo al acabar unaimportante reunión en el Colegio deAbogados—; Dª Soledad Becerril, a

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Presentación

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D. Javier Rojo y, aunque no puedoenumerar a todas las personalidadesy amigos que habéis venido con lamisma generosidad y entrega, síquisiera dar públicamente las gra-cias a nuestro querido y respetadoJaime —Jaime Mayor Oreja—,ejemplo para muchos de nosotrosde lucidez, valentía y bonhomie po-lítica y personal. Un cóctel que se damuy raramente; capaz de habernosproporcionado, en momentos deconfusión y caos, un marco de refe-rencia vertebrador, de resistencia ala intolerancia y el terror, pero tam-bién de elección prioritaria moral ydemocrática. Creo que todo ello eslo que percibe el español mediocuando sigue considerando que lagenerosidad, la honestidad y la ma-durez política de Jaime es uno denuestros principales activos. Graciaspor todo ello.

También tengo que mencionara los ausentes que no han podido

asistir y que me encargan especial-mente les haga llegar a ustedes susaludo y apoyo: Dª Esperanza Agui-rre, Presidenta del Senado, a quienle ha sido imposible venir; D. Ma-nuel Jiménez de Parga, Presidentedel Tribunal Constitucional, en Ple-no del Tribunal en este mismo mo-mento; nuestro Ministro de la Presi-dencia, D. Juan José Lucas, quienforzosamente tenía que estar hoyfuera de Madrid: D. Jesús Cardenal,Fiscal General del Estado, y D. Enri-que Múgica, quien ha enviado estacarta con el ruego de que la lea eneste acto.

A todos, y a cada uno de ustedes,nuestro agradecimiento y afecto.Esta es su Casa siempre; lo fue enmomentos difíciles bajo el fran-quismo para muchos intelectualesy profesores más o menos disiden-tes con el Régimen (de Manuel Gar-cía Pelayo a Enrique Tierno, p.e.),perpetuando una tradición liberal yde aprendizaje convivencial por en-cima de las diferencias ideológicas yde partido, y lo es en democraciapara todos, y muy especialmentepara unos ciudadanos que ejempli-fican la lucha por la libertad y ladignidad humana, en oposición va-liente no ya solo a intenciones y he-chos totalitarios, sino frente a la co-

acción cobarde y asesina de los te-rroristas y sus simpatizantes. Bien-venidos de todo corazón.

Hoy nos reúne aquí la presenta-ción del nº 3 de la revista “Papelesde Ermua”. Es un honor para mí, co-mo Directora del Centro y comociudadana, contribuir a su difusión.Siempre recordaré, personalmentepero también como historiadoraque presenciaba en vivo un aconte-cimiento histórico, el emocionantemomento de ver en televisión cómolos ciudadanos de Ermua, al salir ala calle indignados por el secuestrode Miguel Ángel Blanco, marca-ban un “antes” y un “después” fren-te al Terror y al poder totalitario. Noimporta que el proceso siguiente nosea lineal, que los retrocesos y desá-nimos sean inevitables; en el proce-so histórico —siempre incierto, perosusceptible de cambio y de moldea-dos diferentes por los humanos— elgesto de Ermua es la primera se-ñal, el primer mojón fundador deuna actitud que rompía colectiva-mente —y no ya solo por individuosaislados— con el miedo al miedo; ungesto que restituía a todos la dig-nidad personal y la libertad.

Dignidad personal y libertad noson palabras vacías, como saben losaquí presentes. Al leer este magnífi-

“[…] unacontecimientohistórico, elemocionantemomento de veren televisión cómolos ciudadanos deErmua, al salir a lacalle indignadospor el secuestrode Miguel ÁngelBlanco, marcabanun ‘antes’ y un‘después’ frente alTerror y al podertotalitario. Noimporta que elproceso siguienteno sea lineal, quelos retrocesos ydesánimos seaninevitables; en elproceso histórico—siempreincierto, perosusceptible decambio y demoldeadosdiferentes por loshumanos— elgesto de Ermua esla primera señal, elprimer mojónfundador de unaactitud que rompíacolectivamente —y no ya solo por individuosaislados— con elmiedo al miedo; un gesto querestituía a todos ladignidad personaly la libertad”

‘ ‘En la película “Blade Runner”, todo unclásico de culto, el magnífico replicante

Nexus IV le dice al aterrado policíainterpretado por Harrison Ford, al que

acaba de perdonar la vida: “Es toda unaexperiencia vivir con miedo, ¿verdad?”.

“Eso es lo que significa ser esclavo”.

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co número que me trajo nuestra in-cansable y resistente amiga, la direc-tora de la revista, las reflexiones y vi-vencias históricas que despiertan suspáginas —escritas por hombres ymujeres de un variado abanico desensibilidades, pero unidos en esadefensa de la libertad y la dignidad—, (al leer estas páginas, decía), eraconsciente de que sus autores estánescribiendo y dibujando un trozo dehistoria que nos afecta a todos ennuestras propias vidas. Sólo voy amencionar algunos temas —miscompañeros resaltarán otros mu-chos—, de los incontables que asal-tan al lector en este número ejem-plar, que recomiendo vivamente.

En primer lugar, el del miedo yla libertad. Me permitirán una re-ferencia cinematográfica, en home-naje a mi querido y admirado MarioOnaindía. En la película “BladeRunner”, todo un clásico de culto, elmagnífico replicante Nexus IV ledice al aterrado policía interpretadopor Harrison Ford, al que acaba deperdonar la vida: “Es toda una expe-riencia vivir con miedo, ¿verdad?”.“Eso es lo que significa ser esclavo”,termina. En una de las escenas másemocionantes de la historia del ci-ne, el ciborg que quiere conservar lamemoria de su vida y de los hechosmaravillosos que sólo él ha visto ypuede transmitir, se nos aparece co-mo la quintaesencia de lo propia-mente humano: la rebelión contrael olvido de la muerte, la afirmaciónde una libertad que nadie ni nadapodría quitarnos, a no ser la de ha-cernos vivir bajo el temor durante lafrágil y corta vida individual quenos toca a cada cual.

En tiempos duros —y casi todoslo son—, tanto la religión como la fi-losofía humanista de nuestra cultu-ra occidental ha intentado preservarese núcleo de libertad que es el últi-mo reducto de dignidad humana.Por eso el estoicismo, que ha im-pregnado toda la historia del pensa-miento en Occidente, proponía, co-mo primera medida, ante la impo-tencia individual frente a poderesdictatoriales y arbitrarios, la pérdidadel miedo al miedo. No de una ma-nera irresponsable, con riesgos inú-tiles, pero sí con la determinación deno claudicar, de no dejarse vencer.

Frente a ello, todos los poderes ylos temperamentos totalitarios hanido a quebrar ese núcleo interior, re-ducto último de la libertad. Recuer-den ustedes como en “1984”, la no-vela futurista de Orwell —hecha re-alidad en ciertos aspectos en la prác-tica totalitaria del siglo XX, en lagran estafa del “hombre nuevo” delos paraísos comunistas—, no basta-ba la aceptación del poder del GranHermano, sino que se exige el some-timiento interno del protagonista, laabdicación de ese último reducto dedignidad y libertad personal. Viviratenazados por el miedo es la fór-mula para lograr no ya ciudadanossumisos, sino esclavos felices. Hacerque el “síndrome de Estocolmo”, delque se habla varias veces en estaspáginas, se perpetúe en las concien-cias dominadas, hasta identificarsecon los verdugos. Perseguir al otro nosolo para destruirle físicamente, sino

para vaciarle de toda autoestima queno radique en la aceptación silencio-sa e incluso justificadora de las nor-mas del totalitarismo, por injustas eirracionales que sean.

Los hombres y mujeres de Er-mua, los integrantes del Foro quehoy están con nosotros y que nospresentan estos escritos son, comodecía, el primer escalón de esa sal-vaguarda de la libertad para todosnosotros. Resistir esa presión diaria,esa coacción ambiental que im-pregna desde la escuela al trabajo,teniendo encima la espada de Da-mocles de la supresión asesina, yseguir funcionando y combatiendoexige mucho valor y mucha lucidez.Vivir en un espacio, en un ámbito,en el que funciona el estigma, lamarca por la cual se condena a de-terminados seres humanos, prime-ro, a una “muerte civil” (es peli-groso aliarse con ellos, incluso ha-blarles, no digamos prestarles apo-yo), y siempre a la amenaza de unatentado brutal, a ellos personal-mente o a sus familias, o a sus pro-pios medios de vida y de trabajo, enuna intimidación continua, es unasituación tan desgarradora comode total injusticia, contra la que de-bemos rebelarnos. En ello nos vanuestra propia vida. Pues desgra-ciadamente esa situación totali-taria, con una banda de asesinos yun entramado socio-político queles apoya a veces abiertamente, yase ha vivido históricamente, ya seconoce a donde desemboca. Mi

“[…] iluminan yvertebranaspectos deldebate‘Autodeterminación-Secesión’ demaneraincontestable,tengo quereconocer quecuandoverdaderamente—y no de formametafórica—empecé a sentirun ciertoescalofrío fue,desde luego, alleer lostestimonios dealgunos Ertzainas;así como al ver lasmuestras deladoctrinamientoque se estárealizando a travésde la educación (a pesar de que loconocíadesgraciadamentemuy bien por elestudio quehicimos en laAcademia de laHistoria) (—adoctrinamientoque se prosigue enla televisiónpública, es decir,la pagada con losimpuestos de losciudadanos—)”

La historia nos ha demostrado que, partiendo de sistemas de mentiras demenciales

y de individuos enloquecidos, la realidad puede convertirse en una pesadilla.‘ ‘

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Presentación

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también amigo y admirado JoséVarela Ortega ha escrito un emo-cionante libro sobre el nacionalso-cialismo de la Alemania prenazi ynazi, comparándolo con lo que estásucediendo desde hace más deveinte años en el País Vasco. Nuncaes bastante insistir en ello.

Si todos los artículos, estudios yentrevistas de este nº 3 de los “Pa-peles de Ermua” son de una calidadintelectual y política ejemplar(con firmas que van de FernandoSavater —queridísimo compañerode querencias ilustradas y valentíacívica—, al citado Varela, Juan PabloFusi, Juanjo Solozábal, Juanjo La-borda, Andrés de Blas, Ignacio Sán-chez Cámara, Paco Llera, Patxo Un-zueta, Edurne Uriarte, Aurelio Arte-ta, Mikel Azurmendi, o a César Alon-so de los Ríos —antiguo luchadorantifranquista, como varios de lomencionados—, a Rosa Díez, NicolásRedondo Terreros, Emilio Guevara,Jaime Mayor Oreja, y otros muchosque componen una larga lista deexcelencia, incluído el importanteescrito del Vicepresidente actualde la Conferencia Episcopal, D.Fernando Sebastián), y todos estostrabajos —sin excepción— iluminany vertebran aspectos del debate“Autodeterminación-Secesión” demanera incontestable, tengo quereconocer que cuando verdadera-mente —y no de forma metafórica—empecé a sentir un cierto escalofríofue, desde luego, al leer los testimo-nios de algunos Ertzainas; así co-mo al ver las muestras del adoctri-namiento que se está realizando através de la educación (a pesar deque lo conocía desgraciadamentemuy bien por el estudio que hicimosen la Academia de la Historia) (—adoctrinamiento que se prosigue enla televisión pública, es decir, la pa-gada con los impuestos de los ciu-

dadanos—), pero, con todo, muy es-pecialmente lo que, en mi opinión,pone al rojo vivo toda las señales dealarma es lo que se lee —y es unapequeña muestra— en el reportaje“Ciudadanos vascos”, que reproducetestimonios directos de ciudadanosvascos en una película de EliasQuerejeta.

Aurelio Arteta habla en algúnmomento de sus escritos en este nº3, del “trastorno moral colectivo”que existe en la sociedad vasca (ex-tensible, habría que añadir, a otrossegmentos —minoritarios, peroefectivos— de la sociedad española).Algunos de esos testimonios sonclara muestra de esa perversión mo-ral. El cinismo y fanatismo de algu-nas de esas manifestaciones son elpunto de llegada de ese nihilismomoral, del que también habla Arte-ta, que fomenta una cultura delodio que, sin sentido de culpa —sin-tiéndose exonerados de toda res-ponsabilidad en tanto que indivi-duos—, puede acabar justificando laanatematización o asesinato delotro. (Es el mundo del “Algo habránhecho”. El mundo de la incapacidadde que alguien nacido en el PaísVasco no acepte que “la lucha por laindependencia del pueblo vasco eslegendaria”, y no comprender queno se sea nacionalista porque no sepuede ser otra cosa. El mundo deque “para caminar, ¡qué tristeza!verdad? —Ya lo siento, eh!— cuantamás gente se mate…”, pero así esque sólo mediante la fuerza se ca-mina, etc.). “La fascinación de lafuerza”, contra la que advertía Si-mone Weil. Lo que me parece másgrave es el grado de desinhibicióncon el que formulan verazmente —es decir, creyendo en lo que dicen—unas mentiras que pueden susten-tar un sistema demencial. Eso fueexactamente el nazismo; ese ha sido

el punto de partida de las matanzasen los Balcanes; así se pudo exter-minar a millones de seres de formaindustrial, como parte de un trabajoque no queda más remedio que ha-cer para que luego surja o se vuelvaal “paraíso perdido”, a la sociedadarmonizada sin los elementos per-turbadores y disidentes, a esa fala-cia del “punto cero” de la historia.“La superstición jacobina de laruptura”, que decía Octavio Paz.

Hanna Arendt, Safranski másrecientemente, entre otros pensa-dores, no dejan de recordarnos queHitler fue posible por una rupturade todo un universo moral; por el si-lencio u omisión de los demás anteel atropello al grupo previamenteestigmatizado; por la tolerancia conlos intolerantes, a los que por miedoo a veces por relativismo moral malentendido, no se les aplicó la leycuando todavía podía aplicárseles.“Siempre en la historia ha habidomatanzas y genocidios. Pero solo enel siglo XX surgió y se afianzó —conlos totalitarismos— esa idea de lanecesidad de exterminar a un de-terminado sector de individuos paragarantizar una supuesta prosperidadulterior”, ese planificado “ataque alhombre”. La historia nos ha demos-trado que, partiendo de sistemas dementiras demenciales y de indivi-duos enloquecidos, la realidad puedeconvertirse en una pesadilla. Y seconvierte, ocurre. Los sistemas deli-rantes atrapan a individuos y colec-tividades para llevar adelante, conlógica implacable, unas determina-das premisas que, por lo demás, hanido exponiendo con total desinhibi-ción. Parece tan imposible que nun-ca se cree que será realidad. Pero larealidad es lo que construimos entretodos, día a día. Las palabras son ac-tos y crean espacios reales. Con Hi-tler se transpasó un umbral y por

“Desde que fuerafundada en abrilde 2001, ‘Papeles de

Ermua’ ha sido uninstrumento alservicio de larazón y de lalibertad y unatribuna abiertapara quienes hanhecho de latolerancia y lasolidaridad unobjetivoirrevocable”

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eso, como nos recuerda Arendt yotros pensadores, “Auschwitz siguesiendo un pasado que no puede pa-sar”. Por eso lo recordamos aquí.

Un umbral el que la mentira sealza como centro de todo sistematotalitario (de ahí la importancia dela educación) y se convierte en algoveraz (nunca hay que confundir la“verdad” con la “veracidad”), y, apartir de ella, se desarrolla una radi-calización acumulativa (Safranski)que destruye y hace saltar los mar-cos jurídicos y morales.

Es la catástrofe de la libertad,pues esta no ha sido utilizada paradetener el mal, sino que, rendidaante el miedo o la pusilanimidad, seha identificado con el delirio de po-der y de fuerza. Kafka previó lo quepodía ser la realidad cuando lamentira se convierte en el orden delmundo; los regímenes de Hitler yStalin la ejecutaron. Lo imaginariose hizo real. Todavía estamos pa-gando sus consecuencias.

Por ello, y acabo, la ejemplaridadde la actitud que representa Ermua.Hay además en la revista —en laque, con todo, no faltan los rasgosde humor, que permiten distan-ciarse algunos momentos de la rea-lidad—, algún otro aspecto que noquería dejar de mencionar.

En varios artículos y trabajos sealude a la tarea de las mujerescontra el terror. Este es un temamuy caro para mí —no como femi-nista ni simplemente por ser mujer,aunque también, sino solo comomilitante de esa libertad y dignidaddel ser humano, especialmentecuando se ve amenazada—, pues es-toy convencida, como historiadora,que en toda vuelta de tuerca auto-ritaria, dictatorial, las mujeres llevanhistóricamente la peor parte. El Es-tado de Derecho y la Constitución ysus límites supone también la pro-

tección de unas libertades que soloahora empiezan a ser generales yamplias para las mujeres. Sólo lafortaleza y al tiempo la flexibilidadde las instituciones que nos hemosdado en España con la democracia ycon el esfuerzo de la Transición, ga-rantizan tales libertades. Las de to-dos. Una Transición en la que, por lapresencia precisamente de la me-moria histórica y no por el olvido,no se quiso nunca que se pudierareproducir la dicotomía de vence-dores y vencidos. (Todos cedieronalgo, todos menos quizás los nacio-nalistas, como dijo Onaindía en unapreciosa presentación de un premiootorgado a Savater el año pasado).Sólo —decía— en ese Estado de De-recho, y por la fuerza de sus institu-ciones y la determinación personalde cada uno, podremos librarnos delos totalitarios. Así que vuestra lu-cha —queridos amigos del FORO ER-MUA—, vuestras penas, vuestrasalegrías, son las nuestras.

Gracias por todo lo que nos daisy de nuevo bienvenidos a esta Casa.Muchas gracias.

Excmo. Señor Presidente delConsejo General del Poder Judicial,Excmo. Sr. Presidente del Consejode Estado, Excma. Señora Directoradel Centro de Estudios Políticos yConstitucionales, colaboradores yamigos de “Papeles de Ermua”, se-ñoras y señores:

Supone para mí un motivo desatisfacción tomar la palabra en es-te acto de presentación de un nue-vo número de la revista “Papeles deErmua”. Desde que fuera fundada enabril de 2001, “Papeles de Ermua” hasido un instrumento al servicio de larazón y de la libertad y una tribuna

Tras la intervención de D. Francisco Llera Ramo,

Catedrático de Ciencias Sociales de la UPV/EHU y la

de D. Vidal de Nicolás, poeta, Presidente del FORO

ERMUA y de la Fundación “Papeles de Ermua”, cerró

el acto la Excma. Sra. Dña. Luisa Fernanda Rudí, Pre-

sidenta del Congreso de los Diputados con las pala-

bras que transcribimos a continuación:

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“Papeles de Ermua” ha abande-rado sin complejos una ofensivaideológica y cultural contra los to-talitarios dogmáticos y excluyentes,impulsando, en la medida de susposibilidades, la regeneración éticaque se reclama a gritos desde haceaños en las calles del País Vasco. Yquiero decir a todos cuantos estánvinculados a esta iniciativa, que nose encuentran solos, que somosmuchos los españoles que admira-mos su coraje cívico, su sentido deldeber y el valioso papel que estándesempeñando como concienciacrítica y como referente de la liber-tad de expresión.

Los redactores de “Papeles deErmua” han apostado por el com-promiso democrático sin ambigüe-dades de ninguna clase, respetandolas ideas ajenas pero sin caer en latrampa de ese doble lenguaje quesiembra la confusión y desalienta atantos ciudadanos. En sus páginasno hay espacio para el mensaje ci-frado, el discurso rutinario o la re-tórica oportunista, pues ser claro yrotundo contra el terrorismo es elprimer requisito que ha de exigirsea los partidarios del diálogo políti-co. Por eso, en su línea editorial,“Papeles de Ermua” no es neutralentre quienes protestan por unchantaje o un secuestro y quieneslo apoyan, entre quienes cumplenlas leyes y quienes las inculcan sis-temáticamente, entre las víctimas ysus verdugos.

La revista, cuyo nuevo númerotres se presenta esta mañana, estambién un valiente ejemplo deadhesión sincera al ordenamien-to jurídico que nos hemos dado li-bremente y que garantiza, como ex-

plicita el preámbulo de nuestra Car-ta Magna, “proteger a todos los es-pañoles y pueblos de España en elejercicio de los derechos humanos,sus culturas y tradiciones, lenguas einstituciones”.

“Papeles de Ermua” se sabe portodo ello portavoz de miles de ciu-dadanos, tan genuinamente vascoscomo españoles, que nunca ha en-contrado contradicción alguna en ladefensa de ambas identidades.Frente a quienes no opinan de estemodo es preciso dejar sentado quelas desavenencias políticas se diri-men en el Parlamento donde, aligual que en un medio de comuni-cación, la palabra y los argumentosconstituyen el valor supremo.

No debemos olvidar, por último,que la Paz se nutre del ambiente so-cial en el que se vive. Por eso es tanimportante que el mensaje de con-vivencia que periódicamente divul-gan las páginas de “Papeles de Er-mua” cale en lo más profundo de lasociedad vasca.

Ahora que la lucha contra elterrorismo se ha convertido en unobjetivo principal de la Unión Eu-ropea, y también en una de lasprioridades de España al asumir elpasado día 1 de enero su Presiden-cia, me parece oportuno reiterar pú-blicamente el firme compromiso delParlamento español por continuarla senda ya iniciada de prestar todala ayuda y colaboración que resul-ten necesarias a todos aquellos quese sienten intimidados y persegui-dos por sus ideas políticas así comoa las víctimas del terrorismo y a susfamiliares y allegados.

Quisiera terminar mis palabrasfelicitando a todos cuantos elabo-ran “Papeles de Ermua” y animán-doles a que no desfallezcan en sutestimonio diario a favor de la Paz.Muchas Gracias.

“Papeles de Ermua” haabanderado sin complejos una

ofensiva ideológica y culturalcontra los totalitarios dogmáticosy excluyentes, impulsando, en la

medida de sus posibilidades, laregeneración ética que se reclama

a gritos desde hace años en lascalles del País Vasco.

‘ ‘“No debemosolvidar, por último,que la Paz senutre del ambientesocial en el que sevive. Por eso estan importante queel mensaje deconvivencia queperiódicamentedivulgan laspáginas de‘Papeles deErmua’ cale en lomás profundo dela sociedadvasca”

abierta para quienes han hecho dela tolerancia y la solidaridad un ob-jetivo irrevocable.

Es sabida la dramática situaciónque se vive en una parte de Españadesde hace décadas, en donde unaminoría fanática pretende ahogar laconvivencia pacífica y el normalfuncionamiento de las institucionesy de la Democracia. En este ambien-te hostil, un grupo de destacadaspersonalidades de nuestra vida cul-tural y política no se ha dejado inti-midar y han decidido luchar contraviento y marea a favor de los princi-pios que inspiran el Estado de Dere-cho. El silencio es siempre cómplicedel terror. Y por eso los promotoresde “Papeles de Ermua” pensaron quenada mejor que la palabra escritapara combatir públicamente lamentira, la manipulación de la His-toria, la extorsión y la barbarie, quetanto pervierten las relaciones hu-manas.

Bien entendido que, cuando secombaten todas estas lacras, cuan-do se rechaza la hipocresía y se de-nuncia el engaño, se está haciendoal mismo tiempo una apuesta deci-dida a favor de la Verdad, la Solida-ridad y la Justicia, y con todas ellasde la Paz.

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“Papeles de Ermua-Documentación”en el Hotel Ercilla de BilbaoEl miércoles 5 de Junio de 2002 lossalones Amboto y Urkiola del hotelErcilla de Bilbao estaban abarrota-dos. La cordialidad —mucho más, elcariño— se palpaba. “¡Cuánto une latrinchera!” —alguien decía con sor-na, para expresar controladamentela alegría de estar juntos—.

Raúl Guerra Garrido, uno delos encargados de presentar la re-vista, había vuelto a sufrir una agre-sión la noche anterior en la Farma-cia de su familia en Donosti y nopudo asistir, pero estaba. JaimeMayor por razones salud fue susti-tuido por Carlos Iturgaiz en los úl-timos minurtos, pero también “esta-ba” allí. Emilio Guevara, nacionalistademócrata por antonomasia, tam-

bién estaba. Y profesores a docenasde nuestras universidades (UPV-EHU de sus tres campus, Deusto, Sa-rrico…), los colaboradores de “Pape-les de Ermua” que son vascos “de la

diáspora” también vinieron a Bilbaodespués de sus clases recorriendo200, 400, 900 Kms. Muchos profe-sores universitarios, profesionalesdiversos, empresarios,…y parlamen-

“El espíritu deErmua no esmonopolizable pornadie: es laexpresión de ladignidad de laciudadanía —asíse expresabaXabier Markiegi—.Sigue y seguirávivo hasta acabarcon esta pesadilla.Si ciertamenteningún partidopolítico, niinstitución puedeapoderarse de eseespíritu, … hayalguien quenecesitamos quese apodere de él, yse lo pedimosahora: a ti,Consuelo”

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tarios, junteros y concejales del PSE,UA y el PP estaban en una compe-netrada armonía.

Xabier Markiegi, ex-defensordel Pueblo vasco, que preparaba enesas fechas las maletas del exilio,actuó como moderador del acto,que estuvo presidido por Vidal deNicolás, acompañado de ConsueloBlanco, madre de Miguel ÁngelBlanco, concejal del PP de Ermuaasesinado por ETA aquel 13 de Juliode 1997. “El espíritu de Ermua no esmonopolizable por nadie: es la ex-presión de la dignidad de la ciuda-

danía —así se expresaba Xabier Mar-kiegi—. Sigue y seguirá vivo hastaacabar con esta pesadilla. Si cierta-mente ningún partido político, niinstitución puede apoderarse de eseespíritu, … hay alguien que necesi-tamos que se apodere de él, y se lopedimos ahora: a ti, Consuelo”. A loque espontáneamente respondió:“lo haré con mucho cariño, paracuidar de él”. Los aplausos modera-ron la emoción. A Maite Pagaur-tundua no le hicieron falta papeles,para expresarse en euskera y en cas-tellano, con el corazón en la mano.

Gotzone Mora, Nicolás Re-dondo… nos explicaron la ne-cesidad de esta revista de pen-samiento, de recopilación, quehaga accesibles las fuentes eneste peculiar contexto de con-fusión, de voluntaria confusión.La verdad histórica, la verdadantropológica…, la dignidad quepasa por el respeto a la libertad,se imponen siempre. Tardare-mos más o menos, pero la bata-lla del respeto a la pluralidadestá ya ganada.

+Suscripciones a “Papeles de Ermua-Documentación”:

[email protected] o [email protected]

“Papeles de Ermua on-line”:www.papelesdeermua.com

“Tardaremosmás o menos,pero la batalladel respeto a lapluralidad estáya ganada”

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Esta Fundación es una iniciativa afavor de la libertad y de la plurali-dad en el País Vasco, a favor del de-recho a la palabra y en contra de ladictadura del terror. Porque haymuchos ciudadanos que seguimosactivos y que vamos a continuar ex-presando nuestras ideas a pesar delclima de miedo que envuelve nues-tra tierra. Y lo vamos a hacer, no só-lo por una simple cuestión de civis-mo democrático, sino porque consi-deramos que la actitud de protestacontra el terror es hoy en día aúnmás importante si cabe.

Esta Fundación es la iniciativa deun grupo de ciudadanos que quere-mos trabajar para denunciar los va-lores de exclusión, de justificaciónde la violencia, de etnicismo y de in-tolerancia. Es la iniciativa de gentesque no vamos a permanecer ni ca-llados ni pasivos ante los terroristas.

No nos resignamos a vivir sin li-bertad, a soportar que nos persigan yamedrenten, ni a aceptar pasivamen-te ese clima de miedo que amenazacon paralizar y silenciar definitiva-mente el País Vasco. Ni nos hemosrendido antes, ni lo haremos ahora,en ese silencio, esa dejeción, esa hui-da y esa desesperanza que quierenlos intolerantes y los asesinos. Es más,nuestra actitud de resistencia es másfirme que nunca porque percibimosque el clima de miedo e intoleranciaes mayor que nunca.

Tampoco nos resignamos aaceptar ser ciudadanos de segundaclase porque nuestra ideas no co-mulgan con el nacionalismo domi-

nante, ni aceptamos que nos acusende confrontación por denunciar lafalta de libertad, ni ese estatus deeternos invitados en nuestra propiacomunidad al que algunos nosquieren limitar.

Hemos creado esta Fundación pa-ra expresar en voz alta nuestra de-nuncia, pero también nuestros objeti-vos. Y, sobre todo, para hacer realidadestos objetivos. Y lo queremos haceren el ámbito intelectual en su sentidomás amplio, es decir, en la sociedad,en la cultura, en la polítuica, comociudadanos activos que queremoscontribuir a cambios profundos enlas actitudes y en los valores.

Esta Fundación quiere lucharcontra el terrorismo, pero tambiénquiere denunciar a todos los que lojustifican y amparan. Esta Funda-ción quiere recuperar la libertad pa-ra todos los vascos y quiere ser lavoz de una sociedad que no aceptala dictadura etarra, y que no estádispuesta a transigir con tanta ytanta comprensión y justificacióndel crimen y de la persecución. Lalucha por la libertad es una respon-

sabilidad de todos, de los políticos,de los gobiernos y de todos los ciu-dadanos. Y por eso en esta Funda-ción nos hemos reunido personas delos más diversos ámbitos de la so-ciedad civil y de la política paracontribuir entre todos a esa revolu-ción, a veces silenciosa, pero impa-rable, de todos los vascos moviliza-dos para derrotar a ETA y para de-rrotar a la intolerancia.

Nuestra Fundación quiere traba-jar para lograr ese auténtico plura-lismo, en el que las ideas y proyec-tos constitucionalistas sean respe-tados y tengan el mismo derecho averse reflejados en las institucionesde nuestra Comunidad.

Ese pluralismo no es todavía unarealidad, porque más allá del terro-rismo que persigue a quienes defien-den esas ideas, hay también un na-cionalismo que se resiste a reconocerel mismo nivel de legitimidad y elmismo derecho a representar el PaísVasco de todos los vascos no nacio-nalistas. No es ese todo el nacionalis-mo, pero sí el dominante en la ec-tualidad. Hay otros muchos naciona-listas que aspiran igualmente a esePaís Vasco libre y plural. Algunos deellos están en esta Fundación.

Algunos de los miembros fundadores de la Fundación para la Libertad.

Edurne Uriarte

Presidenta de la Fundación para la Libertad.

Para más información le aconsejamos visitar: http://www.paralalibertad.org/

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Ése fue el lema de la manifes-tación que tuvo lugar el pasa-do día 15 de junio, lema con elque ¿cómo no estar de acuer-do? Cualquier demócrata quelo leyera y se atuviera a la le-tra de dicho lema, no podíapor menos de aliniearse bajouna pancarta que ostentaseestas palabras.

Todos los proyectos. Cuando leo to-dos, entiendo todos. De ello se de-duce, que por fin hay cabida en es-te país para poder pensar de formadiferente y convivir en paz, respe-tando el proyecto de cada grupo,permitiendo que libremente ¿Losnacionalistas y los no nacionalistas?Sí, en principio parecería que todos,si nos atenemos al significado de lapalabra, todos somos todos. Peroparece ser que la voluntad de quie-nes diseñaron este lema, no era

Todos los proyectos, todas las ideas, todas las personasIsabel Usobiaga

Psicoanalista y psicosomatóloga en Bilbao. Profesora en el Hospital Pierre Marty de París.

exactamente así, todos, significabatodos los que piensan en términosnacionalistas, y quienes no pensa-mos así, estábamos implícitamenteexcluidos , como por ejemplo todoslos que el sábado 29 de junio llená-bamos la sala del hotel Ercilla en lapresentación de la Fundación parala libertad. ¡Ya empezamos mal!

Todas las ideas. No podemos ne-gar a nadie el derecho de opinión.Ésa es la máxima de la democracia,poder convivir con las personas quepiensan como nosotros, y con lasque piensan diferente. Todos tene-mos derecho a pensar y a disentir.Pero, ¿qué ocurre cuando este dere-cho está poniendo en riesgo la vidade muchos ciudadanos? Sin ir máslejos, ahí están todos los que aun-que se hubieran alineado bajo ese

“Todos tenemosderecho a pensary a disentir. Pero,¿qué ocurrecuando estederecho estáponiendo enriesgo la vida demuchosciudadanos?”

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lema nunca podrán hacerlo, porquepor el mero hecho de pensar dife-rente han sido asesinados. No, ellosno podrán nunca más acudir, ni aésta ni a otra manifestación, pidien-do que se respeten a todos los pro-yectos, todas las ideas y a todas laspersonas.

Todas las personas. Está muyclaro que todas las personas tene-mos cabida en un pueblo democrá-tico en el que se respetan los dere-chos humanos, empezando por elderecho a la propia vida. Pero quizáahí empiece el problema, porque al-gunos de los que lo enunciaron, y loaclamaron el día 15 de junio, hanolvidado que no todas las personaspudieron estar presentes ese día,

personas a las que se les ha sido si-lenciada la voz para siempre. Sí, sonmuchos los que faltaron, tantos queellos solos podrían llenar una denuestras calles. Está claro que ellosnunca podrán venir, ni a ésta ni aotra manifestación, aunque tam-bién hubieran hecho suyo el lema.

Esa es la paradoja. Eran personas,tenían sus ideas y sus proyectos, ypor esa razón no pudieron acudir.

Pero tras esto, escuchamos pala-bras como: ¿Quién puede decir lo quees Democracia? Pues bien, yo meotorgo el derecho a decir lo que esdemocracia: Poder pensar diferente,poder decirlo sin temor a que por ellomi vida corra peligro, pasear tranqui-lamente por la calle sin por ello ponermi vida, en riesgo, sin tener que ha-cerme acompañar por otra personaque así mismo, y por proteger misideas, ponga en riesgo la suya.

En la primera página del periódi-co EL PAIS del día 30 de junio, apa-recía la siguiente noticia en los titu-lares: Reaparece en Euskadi el frenteconstitucionalista con la Fundaciónpara la libertad. Frente, ¿significacontra otro frente? Y constituciona-lista, ¿qué quiere decir? Que yo sepa,vivimos en un estado constitucional,un estado constitucional en el quehoy por hoy, hay cabida para todoslos proyectos democráticos, para to-

das las ideas democráticas, para to-das las personas demócratas, quepensamos que podemos convivir enpaz con nuestros vecinos, aunquepiensen de forma distinta a noso-tros, sin temor a que por pensar na-die se vea privado de su derechomás fundamental, que es el derechoa la vida. Por eso son necesarios cre-ar una fundación, en que todavía enel siglo XXI pedimos la libertad, enesta España plural, en la que sí haycabida, para todos los proyectos, to-das las ideas y todas las personas.

Para terminar, ya que no quieroalargarme más en mis reflexiones,quisiera citar unos versos de Anto-nio Machado, que a mi entender, nopueden ser más actuales:

Españolito que vienesal mundo te guarde Diosuna de las dos Españasha de helarte el corazón.

“Pero tras esto,escuchamospalabras como:¿Quién puededecir lo que esDemocracia? Pues bien, yo meotorgo el derechoa decir lo que esdemocracia: Poderpensar diferente,poder decirlo sintemor a que porello mi vida corrapeligro, paseartranquilamente porla calle sin por elloponer mi vida, enriesgo, sin tenerque hacermeacompañar porotra persona queasí mismo, y porproteger misideas, ponga enriesgo la suya”

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La Conferencia Episcopalaprobó por amplia mayoríala instrucción pastoral , quese resume a continuación,con 63 votos a favor, 8 encontra (entre ellos tres obis-pos vascos) y 5 abstenciones(entre las que se encontrabael voto del Obispo de Bil-bao). Si bien los apartadossobre el juicio moral del te-rrorismo fueron aprobadospor unanimidad, las discre-pancias se manifestaron enla redacción del apartado ti-tulado: ”El nacionalismo to-talitario, matriz del terroris-mo de ETA”.

Los prelados además de afirmarsin ambigüedades que “la doctrinade la Iglesia nos permite calificarnetamente al terrorismo como unarealidad perversa en sí misma, queno admite justificación alguna ape-lando a otros males sociales, realeso supuestos”, alerta sobre el peligro del oscurecimiento y la ofuscaciónde las conciencias. Así mismo, seña-lan que “el terrorismo persigue laextensión del terror para produciruna situación de debilidad del ordenpolítico legítimo, que le permita im-poner sus criterios por la fuerza, acosta del atropello de los derechoshumanos más elementales, como

son el derecho a la vida y a la liber-tad. Este fin no puede ser comparti-do jamás”.

Los prelados también hacen ex-plícita condena del llamado “terro-rismo de baja intensidad” o “kaleborroka”: merece igualmente estejuicio moral negativo. En primerlugar, porque sus agentes actúanmovidos por las mismas intencio-nes totalitarias del terrorismo pro-piamente dicho. En segundo lugar,porque las actuaciones de este te-rrorismo de baja intensidad estánfrecuentemente coordinadas conlas del terrorismo de ETA, ya que enla lucha callejera se preparan susfuturos agentes, como demuestrala experiencia, y con ella se destru-ye abusivamente el patrimonio co-mún, se perturba la paz de los ciu-dadanos y se amenaza su seguri-dad y libertad. Ninguna considera-ción puede justificar esta forma deviolencia, mantenida artificialmen-te, con el fin de sostener la in-fluencia del terrorismo y extendersocialmente sus ideas. (…) “Quien,rechazando la actuación terrorista,—continua la Instrucción— quisieraservirse del fenómeno del terroris-mo para sus intereses políticos co-metería una gravísima inmoralidad.Esto supondría aceptar una vezmás el principio inmoral: El fin jus-tifica cualquier medio”.

RESUMEN DE LA INSTRUCCIÓN PASTORAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA

Valoración moral del terrorismo en España,de sus causas y de sus consecuencias

Quien, rechazando la actuaciónterrorista, —continua la

Instrucción— quisiera servirsedel fenómeno del terrorismo

para sus intereses políticoscometería una gravísima

inmoralidad. Esto supondríaaceptar una vez más el

principio inmoral: “El finjustifica cualquier medio”

‘ ‘El silencio sistemático es inad-misible

15. Tampoco es admisible el silen-cio sistemático ante el terrorismo.Esto obliga a todos a expresar res-ponsablemente el rechazo y la con-dena del terrorismo y de cualquierforma de colaboración con quieneslo ejercitan o lo justifican, particu-larmente a quienes tienen algunarepresentación pública o ejercen al-guna responsabilidad en la socie-dad. No se puede ser “neutral” anteel terrorismo. Querer serlo resultaun modo de aceptación del mismo yun escándalo público. La necesidadmoral de las condenas no se midepor su efectividad a corto ni largoplazo, sino por la obligación moralde conservar la propia dignidad per-sonal y la de una sociedad agrediday humillada. (…)

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La deformación de las concien-cias por el miedo y la mentira

19. El miedo favorece el silencio. Enuna sociedad en la que la violenciay su presencia cercana acumulan latensión, determinados asuntos nopueden abordarse en público pormiedo a graves consecuencias. Estose nota sobre todo en el uso tergi-versado del lenguaje. El peor de lossilencios es el que se guarda ante lamentira, pues tiene un enorme po-der de disolver la estructura social.Un cristiano no puede callar antemanipulaciones manifiestas. La ce-sión permanente ante la mentiracomporta la deformación progresi-va de las conciencias.El peor de los silencios es el que seguarda ante la mentira, pues tieneun enorme poder de disolver la es-tructura social. Un cristiano no pue-de callar ante manipulaciones ma-nifiestas. La cesión permanente an-te la mentira comporta la deforma-ción progresiva de las conciencias.

Politización perversa de la vidasocial: espiral del miedo y delodio intencionado

20. Junto con el miedo, el terroris-mo busca intencionadamente pro-vocar y hacer crecer el odio para ali-mentar una espiral de violencia quefacilite sus propósitos. En primer lu-gar, atiza el odio en su propio entor-no, presentando a los oponentescomo enemigos peligrosos. Fomentacon insistencia el recuerdo de losagravios sufridos y exagera las posi-bles injusticias padecidas. Ya se sabeque presentar un enemigo a quienodiar es un medio eficaz para unirfuerzas, por un sentido grupal dedefensa en común.”

(…)

22. Otra consecuencia perniciosade la espiral del odio y del miedoque el terrorismo genera es la “poli-tización” perversa de la vida social,es decir, la consideración de la vidasocial únicamente en función de in-tereses de poder. De este modo latensión se extiende a los hechosmás nimios de la vida cotidiana: to-do resulta relevante para la descali-ficación de aquellos cuya opciónpolítica no coincida con los plante-amientos auspiciados por los terro-ristas. Esta presión del día a día jue-ga un papel decisivo en la deforma-ción de las conciencias que conducea relativizar el juicio moral que elterrorismo merece.(…)

Olvido que sufren las víctimas

Un aspecto especialmente impor-tante en el que se evidencia estaperversa “politización” es el olvidoque, con frecuencia, sufren las vícti-mas del terrorismo y su drama hu-mano. Atender a las personas gol-peadas por la violencia es un ejerci-cio de justicia y caridad social y uncamino necesario para la paz. Tam-poco los presos por terrorismo dejande ser objeto de una “politización”ideológica que oscurece su proble-ma humano. La Iglesia reconoce sinambages la legitimidad de las penasjustas que se les imponen por suscrímenes, a la vez que defiende, conno menos fuerza, el respeto debidoa su dignidad personal inamisible. El apartado V titulado “El naciona-lismo totalitario, matriz del terroris-mo de ETA” es reproducido, a conti-nuación, integramente:26. La presente Instrucción Pastoralno pretende ofrecer un juicio de va-lor sobre el nacionalismo en gene-ral. Nos ceñimos al juicio moral delnacionalismo totalitario, en la me-

dida en que constituye el trasfondodel terrorismo de ETA. No es posibledesenmascarar, en efecto, la maliciade ETA sin ofrecer una clarificaciónmoral sobre el trasfondo político-cultural del terrorismo etarra y suincidencia en la convivencia entrelos pueblos de España.27. “La nación —dice Juan Pablo II—es la gran comunidad de los hom-bres que están unidos por diversosvínculos, pero sobre todo, precisa-mente, por la cultura”. Ahora bien,las culturas no son nunca de por sícompartimentos estancos, y debenser capaces de abrirse unas a otras.Están constituidas ya de antemanoa base del rico intercambio del diá-logo histórico entre ellas. Todas ne-cesitan dejarse impregnar por elEvangelio . 28. Las naciones, en cuanto ámbitosculturales del desarrollo de las per-sonas, están dotadas de una “sobe-ranía” espiritual propia y, por tanto,no se les puede impedir el ejercicio ycultivo de los valores que confor-man su identidad. Esta “soberanía”espiritual de las naciones puede ex-presarse también en la soberaníapolítica, pero ésta no es una implica-ción necesaria. Cuando determina-das naciones o realidades nacionalesse hallan legítimamente vinculadaspor lazos históricos, familiares, reli-giosos, culturales y políticos a otrasnaciones dentro de un mismo Esta-do no puede decirse que dichas na-ciones gocen necesariamente de underecho a la soberanía política.

“La Doctrina Social de la Iglesiareconoce un derecho real y origi-nario de autodeterminación polí-tica en el caso de una coloniza-ción o de una invasión injusta,pero no en el de una secesión”.

29. Las naciones, aisladamente con-sideradas, no gozan de un derecho

“El peor de lossilencios es el quese guarda ante lamentira, puestiene un enormepoder de disolverla estructurasocial. Uncristiano no puedecallar antemanipulacionesmanifiestas. Lacesiónpermanente antela mentiracomporta ladeformaciónprogresiva de lasconciencias”

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absoluto a decidir sobre su propiodestino. Esta concepción significa-ría, en el caso de las personas, un in-dividualismo insolidario. De modoanálogo, resulta moralmente ina-ceptable que las naciones preten-dan unilateralmente una configura-ción política de la propia realidad y,en concreto, la reclamación de la in-dependencia en virtud de su solavoluntad. La “virtud” política de lasolidaridad, o, si se quiere, la caridadsocial, exige a los pueblos la aten-ción al bien común de la comunidadcultural y política de la que formanparte. La Doctrina Social de la Igle-sia reconoce un derecho real y ori-ginario de autodeterminación polí-tica en el caso de una colonizacióno de una invasión injusta, pero noen el de una secesión. 30. En consecuencia, no es moralcualquier modo de propugnar la in-dependencia de cualquier grupo y lacreación de un nuevo Estado, y enesto la Iglesia siente la obligación depronunciarse ante los fieles cristia-nos y los hombres de buena volun-tad. Cuando la voluntad de inde-pendencia se convierte en principioabsoluto de la acción política y esimpuesta a toda costa y por cual-quier medio, es equiparable a una

idolatría de la propia nación quepervierte gravemente el orden mo-ral y la vida social. Tal forma inmo-derada de “culto” a la nación es unriesgo especialmente grave cuandose pierde el sentido cristiano de lavida y se alimenta una concepciónnihilista de la sociedad y de su arti-culación política. Dicha forma de“culto” está en relación directa conel nacionalismo totalitario y se en-cuentra en el trasfondo del terroris-mo de ETA.

31. Por nacionalismo se entiendeuna determinada opción políticaque hace de la defensa y del desa-rrollo de la identidad de una naciónel eje de sus actividades. La Iglesia,madre y maestra de todos los pue-blos , acepta las opciones políticasde tipo nacionalista que se ajusten ala norma moral y a las exigenciasdel bien común. Se trata de una op-ción que, en ocasiones, puede mos-trarse especialmente conveniente.El amor a la propia nación o a la pa-tria, que es necesario cultivar, puedemanifestarse como una opción polí-tica nacionalista.

El doble peligro nacionalista

La opción nacionalista, sin embargo,como cualquier opción política, nopuede ser absoluta. Para ser legíti-ma debe mantenerse en los límitesde la moral y de la justicia, y debeevitar un doble peligro: el primero,considerarse a sí misma como laúnica forma coherente de proponerel amor a la nación; el segundo, de-fender los propios valores naciona-les excluyendo y menospreciandolos de otras realidades nacionales oestatales. Los nacionalismos, al igual que lasdemás opciones políticas, deben estarordenados al bien común de todoslos ciudadanos, apoyándose en argu-mentos verdaderos y teniendo encuenta los derechos de los demás ylos valores nacidos de la convivencia.32. Cuando las condiciones señala-das no se respetan, el nacionalismodegenera en una ideología y unproyecto político excluyente, inca-paz de reconocer y proteger los de-rechos de los ciudadanos, tentadode las aspiraciones totalitarias queafectan a cualquier opción políticaque absolutiza sus propios objetivos.De la naturaleza perniciosa de estenacionalismo ha advertido el Ma-gisterio de la Iglesia en numerosasocasiones.El nacionalismo en que se funda-menta la asociación terrorista ETAno cumple las condiciones requeri-das para su legitimidad moral, pues-to que necesita absolutizar sus ob-jetivos para justificar sus accionesterroristas; pretende imponer por lafuerza sus propias convicciones po-líticas atropellando la libertad de losciudadanos; y llega a eliminar a losque tienen otras legítimas opcionespolíticas. Por todo ello, el naciona-lismo de ETA es un nacionalismo to-talitario e idolátrico.

Los nacionalismos, al igual que lasdemás opciones políticas, deben estarordenados al bien común de todos los

ciudadanos, apoyándose en argumentosverdaderos y teniendo en cuenta losderechos de los demás y los valores

nacidos de la convivencia.

‘ ‘“La configuraciónpropia de cadaEstado esnormalmente elfruto de largos ycomplejosprocesoshistóricos. Estosprocesos nopueden serignorados ni,menos aún,distorsionados ofalsificados alservicio deinteresesparticulares”

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El nacionalismo totalitario de ETAconsidera un valor absoluto el valor“pueblo independiente, socialista ylingüísticamente euskaldún”, todoello además interpretado ideológi-camente en clave marxista, ideolo-gía a la cual ETA somete todos losdemás valores humanos, individua-les y colectivos, menospreciando lavoluntad reiteradamente manifes-tada por la inmensa mayoría de lapoblación.

“Todo proyecto político ha de po-nerse al servicio de las personasy no al inversa”.

33. La organización terrorista ETAenarbola la causa de la libertad y delos derechos del País Vasco, al quepresenta como una nación sojuzga-da y anexionada a la fuerza por po-deres extranjeros de los que seríapreciso liberarla. Ésta es la causaque considera como supuestamentejustificadora del terror que practica.Sin embargo, el nacionalismo deETA y de sus colaboradores ignoraque todo proyecto político, paramerecer un juicio moral positivo, hade ponerse al servicio de las perso-nas y no a la inversa. Es decir, que lajusta ordenación de las naciones yde los Estados nunca puede cons-treñir ni vulnerar los derechos hu-manos fundamentales, sino que lostutela y los promueve. De modo queno es moralmente aceptable ningu-na concepción para la cual la na-ción, el Estado o las relaciones entreambos se pongan por encima delejercicio integral de los derechosbásicos de las personas.La pretensión de que a toda nación,por el hecho de serlo, le correspon-da el derecho de constituirse en Es-tado, ignorando las múltiples rela-ciones históricamente establecidasentre los pueblos y sometiendo losderechos de las personas a proyec-

tos nacionales o estatales impues-tos de una u otra manera por lafuerza, dan lugar a un nacionalismototalitario, que es incompatible conla doctrina católica.

“Negar unilateralmente la sobe-ranía de España no sería ni pru-dente ni moralmente aceptable”.

34. Por ser la nación un hecho, enprimer lugar, cultural, el Magisteriode la Iglesia lo ha distinguido cuida-dosamente del Estado. A diferenciade la nación, el Estado es una reali-dad primariamente política; peropuede coincidir con una sola nacióno bien albergar en su seno variasnaciones o entidades nacionales. Laconfiguración propia de cada Esta-do es normalmente el fruto de lar-gos y complejos procesos históricos.Estos procesos no pueden ser igno-rados ni, menos aún, distorsionadoso falsificados al servicio de interesesparticulares. 35. España es el fruto de uno de es-tos complejos procesos históricos.Poner en peligro la convivencia delos españoles, negando unilateral-mente la soberanía de España, sinvalorar las graves consecuenciasque esta negación podría acarrear,no sería prudente ni moralmenteaceptable. La Constitución es hoy el marco ju-rídico ineludible de referencia parala convivencia. Recientemente, losobispos españoles afirmábamos: “LaConstitución de 1978 no es perfec-ta, como toda obra humana, pero lavemos como el fruto maduro deuna voluntad sincera de entendi-miento y como instrumento y pri-micia de un futuro de convivenciaarmónica entre todos”. Se trata, portanto, de una norma modificable,pero todo proceso de cambio debehacerse según lo previsto en el or-denamiento jurídico.

Pretender unilateralmente alterareste ordenamiento jurídico en fun-ción de una determinada voluntadde poder, local o de cualquier otrotipo, es inadmisible. Es necesariorespetar y tutelar el bien común deuna sociedad pluricentenaria.36. Hemos de obedecer a Dios an-tes que a los hombres (Hch 4,19).Con esta libertad hablaban los pri-meros cristianos ante los jueces queles imponían silencio. Actuaban co-mo personas realmente liberadaspor Cristo del pecado, y por eso nose sentían atemorizados por nadieni por nada: ni por los poderosos, nisiquiera por la muerte. Hemos que-rido escribir esta Instrucción conesa misma libertad. Deseamos ani-mar así a todos los cristianos a ejer-cer la libertad para la que Cristo nosha liberado (cf . Ga 5, 1).37. En el mundo tendréis tribulacio-nes. Pero, ¡ánimo!, yo he vencido almundo (Jn 16,33). Las dificultadespara acabar con el terrorismo yconstruir la paz son grandes. Los po-deres que se hallan implicados eneste grave problema, así como lossentimientos de rencor y confronta-ción que siguen provocando hacende la solución del mismo un asuntotan arduo como urgente. Ante lossignos persistentes de tensión socialy de dificultad de convivencia, laIglesia propone una verdad moralinsoslayable. No será fácilmentecomprendida por algunos. Pero sinla verdad no será posible la paz.Además, es necesario que todos nos

La Constitución eshoy el marco jurídico

ineludible dereferencia para la

convivencia.

“Poner en peligrola convivencia delos españoles,negandounilateralmente lasoberanía deEspaña, sin valorarlas gravesconsecuenciasque esta negaciónpodría acarrear,no sería prudenteni moralmenteaceptable”

‘ ‘

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comprometamos en la construcciónde la paz. Construir la paz es tareade todos y de cada uno . Hacemosun llamamiento especial a los edu-cadores (padres, catequistas, profe-sores y maestros) para que pongantodo su empeño en la noble tarea deformar a las generaciones más jóve-nes, advirtiéndoles de la maldad delterrorismo y animándoles a cons-truir una sociedad donde se vivanlos principios morales que garanti-cen el respeto sagrado a la persona.

“Educar para la paz (…) es unatarea urgente, especialmente en-tre los más jóvenes”.

38. La primera responsabilidad de laIglesia es anunciar que sólo en Jesu-cristo encuentra el hombre la salva-ción plena. Educar para la paz quenace del encuentro con el Señor ycon la Iglesia es una tarea urgente,especialmente entre los más jóve-nes. Así como donde anida la semi-lla de la ideología terrorista se este-riliza la vida cristiana, donde, encambio, crece y madura la perte-nencia a la Iglesia de Jesucristo pre-valece el amor a los demás, el deseosincero de paz y de reconciliación.La pertenencia a la Iglesia y la edu-cación en la fe no son madurasmientras no se expresen en un dis-cernimiento moral acertado de si-tuaciones tan graves como la del te-rrorismo. Este discernimiento es unamuestra del vigor y coherencia de lafe profesada.39. Ante el terrorismo de ETA laIglesia proclama de nuevo la necesi-dad de la conversión de los corazo-nes como el único camino para laverdadera paz . La valoración moralque hemos propuesto se ha de com-prender dentro de esta llamada ex-plícita a la conversión, que es sóloposible una vez reconocida la mal-dad intrínseca del terrorismo y una

vez gestada la voluntad expresa dereparar los perniciosos efectos quecausa su actividad.40. Ante cualquier problema entrepersonas o grupos humanos, la Igle-sia subraya el valor del diálogo res-petuoso, leal y libre como la formamás digna y recomendable, para su-perar las dificultades surgidas en laconvivencia. Al hablar del diálogono nos referimos a ETA, que no pue-de ser considerada como interlocu-tor político de un Estado legítimo,ni representa políticamente a nadie,sino al necesario diálogo y colabo-ración entre las diferentes institu-ciones sociales y políticas para eli-minar la presencia del terrorismo,garantizar firmemente los legítimosderechos de los ciudadanos y per-feccionar, en lo que sea necesario,las formas de organizar la conviven-cia en libertad y justicia.41. La Iglesia en España, recono-ciendo y agradeciendo el esfuerzode todos los que trabajan por unamejor convivencia, ofrece su contri-bución a esta tarea llevando a cabolas acciones específicas de su misiónpastoral. En cuanto depositaria yadministradora de los bienes de lasalvación, que ha recibido de su Se-ñor, corresponde a la Iglesia sanarlas enfermedades morales que pro-voca el fenómeno terrorista. En elsacramento de la Eucaristía, de mo-do especial, los cristianos se en-cuentran con Cristo, quien los intro-duce en su comunión, escuela decaridad sin fronteras, de paz inque-brantable y de reconciliación de loshombres entre sí y con Dios. Las co-munidades cristianas, encontrandosu fuerza en la Eucaristía, debenofrecerse como centros de comu-nión de las personas, donde se re-chace sin equívocos el terrorismo, ydonde se comparta la fe capaz deabrir a quienes la profesan a la fra-

ternidad entre los hombres y entrelos pueblos, con una cercanía, ayu-da y solidaridad especial con las víc-timas del terrorismo.

“La atención a las víctimas delterrorismo es una de las primerasobligaciones de los cristianos”.

42. Entre las primera obligacionesde los cristianos y de sus comunida-des se encuentra este acompaña-miento y atención pastoral de lasvíctimas del terrorismo. Es una exi-gencia de justicia y de caridad estara su lado y atender las necesidades yjustas reclamaciones de las personasy de las familias que han sufrido elzarpazo del terrorismo. Sentimoscomo propia la preocupación de losque viven en un estado constante deamenaza o de presión violenta,conscientes de que ignorar la reali-dad de las ofensas padecidas es pre-tender un proceso ilusorio, incapazde construir una convivencia en paz.43. La Iglesia, además, guiada por elEspíritu de Jesucristo, se sabe nece-sitada siempre de la gracia, y acudeconstantemente a la fuente de lamisericordia y del perdón, que esDios. Al mismo tiempo, invita conti-nuamente a ofrecer y recibir el per-dón, consciente de que “no hay pazsin justicia, no hay justicia sin per-dón” . El perdón no se contrapone ala justicia, porque no consiste en in-hibirse ante las legítimas exigenciasde reparación del orden violado. Porel contrario, el perdón conduce a laplenitud de una justicia que preten-de la curación de las heridas abier-tas. El perdón que puede alcanzar lapaz verdadera es un don de Dios,por eso se ha de pedir en la oración.

“Ante cualquierproblema entrepersonas o gruposhumanos, laIglesia subraya elvalor del diálogorespetuoso, leal ylibre como laforma más digna yrecomendable,para superar lasdificultadessurgidas en laconvivencia. Alhablar del diálogono nos referimos aETA, que no puedeser consideradacomo interlocutorpolítico de unEstado legítimo, nirepresentapolíticamente anadie”

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El FORO ERMUA desea hacer pú-blico su malestar y preocupaciónpor el contenido de la “carta pas-toral” de los obispos vascos. EsteForo que aglutina a creyentes yagnósticos percibe, con cons-ternación, cómo la jerarquía de laiglesia vasca transforma en “men-saje pastoral” la estrategia nacio-nalista de “pacificación”, de pro-bada ineficacia para terminar conETA y, sin embargo, con gran ca-pacidad de anestesiar la concien-cia moral de nuestra sociedad.

En primer lugar, dicho documentoresulta un pronunciamiento polí-tico, olvidando que la defensa de losderechos humanos y de los valorescristianos, no puede contravenir elmandato de: “dad al César lo que esdel César y a Dios lo que es de Dios”.Esta distinción de ámbitos es parti-cularmente necesaria en nuestra so-ciedad, la vasca, en la que el clerica-lismo (en el más peyorativo de lossentidos: servirse de la Iglesia parafines particulares, en lugar de servir-la con desinterés) ha hecho estragosen muchos ciudadanos, precisamen-te en los sectores más próximos alpoder civil vasco, y ha desedificadogravemente a otros muchos. Afortu-nadamente, la Conferencia Episco-pal española deja explícita constan-

Comunicado del FORO ERMUAsobre el documento de los obisposde las diócesis vascasEl FORO ERMUA solicita una audiencia al Presidente de laConferencia Episcopal, Monseñor Rouco Varela

cia de que ninguno de sus órganosha estimado necesario pronunciarsesobre la Ley de Partidos políticos entrámite en el Congreso de los Dipu-tados en el legítimo ejercicio de suscompetencias.

Lo que nos parece moralmentemás reprobable es que una “iglesia”(más local que católica-universal),que tan pocas veces se ha acercadoa las víctimas de ETA, a los amena-zados, a los perseguidos…, en nom-bre de la “no intervención” en elterreno de la política, lo haga ahorapara defender objetivamente a unaopción política que se halla en apu-ros por su propio empecinamientoen servir de coartada política al pro-yecto terrorista y por sus continuosdesafíos al Estado de Derecho. La“Ley de Partidos” no pretende ilega-lizar a Batasuna por sus ideas na-cionalistas ni siquiera independen-tistas, sino por su estrategia de apo-yo al terrorismo, valiéndose de lademocracia, y cultivando un nacio-nalismo racista, violento, que lesconduce a su lógica perversa de ex-terminio del “enemigo”.

En segundo lugar, aunque laaparente intención, como pastores yguías, es amparar a las víctimas deETA (actuales o futuras) y coadyuvara la búsqueda del final del terroris-mo el documento contribuye a laconfusión y a la crispación. Desdeuna postura equidistante y un len-guaje tan manido como vaciado de

contenido (necesitamos la paz, op-tar por la paz), se logra una falsifi-cación de los hechos por la vía de laomisión o del desconocimientoculpable que producen un hondorechazo moral.

Sin subestimar el intento des-criptivo de la situación, el docu-mento parece desconocer la reali-dad social y política de estas últi-mas décadas. Se insta al diálogo y alacuerdo cuando la realidad es quellevamos muchos años dialogando ycediendo siempre los mismos. Se re-curre a un lenguaje, ya pervertidopor el nacionalismo, con términosequívocos: paz, diálogo…

Del mismo modo que resulta im-pensable aconsejar el diálogo “entre elasesino y el asesinado”, suscita indig-nación el permanente consejo al diá-logo y la cesión, como si se tratara dedos partes igualmente culpables de lasituación. Bajo la premisa de que elconflicto lo generan “identidades con-trapuestas” se aboga por “relativizar”las fórmulas políticas y jurídicas, eso sí,para pertenecer “a un único puebloplural”. Los obispos vascos tienen todoel derecho a tomar como propia, ensu ámbito personal, una ideologíanacionalista. Sin embargo, no pareceaceptable que se pronuncien como siésta fuera neutral, de necesaria acep-tación por todos, o inofensiva. Si elnacionalismo se torna “excluyente”deja de ser moralmente neutral y —desde luego— democrático.

“Sin subestimar elintento descriptivode la situación, eldocumento parecedesconocer larealidad social ypolítica de estasúltimas décadas.Se insta al diálogoy al acuerdocuando la realidades que llevamosmuchos añosdialogando ycediendo siemprelos mismos. Se recurre a unlenguaje, yapervertido por elnacionalismo, contérminosequívocos: paz,diálogo […]”

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En su análisis, los obispos semuestran más sensibles a los agra-vios de los nacionalistas por ser in-justamente identificados con la vio-lencia que a las afrentas cotidianasque padecen los no nacionalistas. Lavinculación que muchos ciudadanosestablecen entre la radicalización delnacionalismo vasco en el poder y elterrorismo no es fortuita, ni gratuita.Muchos vascos hemos tardado añosen comprender que el nuestro no es“un problema sin solución”, sino unerror de planteamiento: exigir comosolución las permanentes concesio-nes por parte de los no nacionalis-tas hasta contentar e integrar a losque no aceptan los acuerdos previos(Declaración Universal de los Dere-chos Humanos, Constitución, Esta-tuto, Pacto de Ajuria Enea…), inclu-yendo tanto a los violentos como alos nacionalistas que practican laexclusión.

Por todo ello, el documento noclarifica las conciencias: no hay pazsin verdad (en la enseñanza, en lasrelaciones personales,…); ni hay li-bertad sin verdad (la verdad os ha-rá libres, ciertamente y la libertad oshará verdaderos); ni tampoco haypaz sin libertad que sería esclavi-tud; ni paz sin justicia que sería tor-tura; …Ni siquiera el “acuerdo” es elcamino de la “paz” —tal y como nosaconsejan— si no se insta a la leal-tad, valor humano y cristiano abso-lutamente esencial. La reiteradadeslealtad, de la que han hecho ga-la los partidos nacionalistas en elpoder, ha provocado la “situación deincomunicación”, que los preladosreflejan, con prioridad, como la cau-sa de la grave situación que padece-mos. Cuando la causa real es la per-sistencia de ETA, a pesar de las con-denas verbales de unos y otros, quesiempre terminan abogando por losterroristas y sus derechos, cuando

se trata de arbitrar una medida legalpara hacerla desaparecer.

Por otra parte, la referencia enabstracto a supuestos malos tratos ytorturas a los asesinos es un sarcas-mo que ofende la sensibilidad de lasfamilias de las víctimas. Si esta impro-bable posibilidad ocurriera en algúncaso, debería ser denunciada en lasinstancias oportunas y todos coincidi-ríamos en la necesidad de aplicar laley y que prevalezca la justicia.

Así mismo, la referencia al diálo-go entre Estados parece que, traídoa este contexto, explicita una posi-ción de principio: aquí no hay dosestados, sino una sociedad que re-clama los elementales derechos de-mocráticos, que deberían ser defen-didos además de por el Gobierno deEspaña también por el Gobierno na-cionalista-vasco.

Ciertamente, “la paz es incompa-tible con el terrorismo”, pero lo queocurre no es sólo que ETA mata y ex-torsiona. Convendría atender a lascausas: a las responsabilidades depadres, educadores y políticos nacio-nalistas —en el poder desde hacemás de veinte años— en la configu-ración de un sistema educativoque sirve, sobre todo, a la mentira yal odio. Convendría referirse al fenó-meno de exclusión social de miles deciudadanos vascos exilados de su tie-rra, o exiliados de su profesión, o re-cluidos en su casa por razones de se-guridad. Se silencia la falta de luchadel Gobierno nacionalista para com-batir estos fenómenos. También seomite la responsabilidad del nacio-nalismo vasco en la aceptación de larentabilidad objetiva que el odio des-tilado por los asesinos y sus cómpli-ces ha producido al proyecto políticode construcción nacional. En el do-cumento no se reclama ninguna ac-tuación del Estado de Derecho, comosi éste fuera una superestructura

opresiva y no un garante de la liber-tad de todos sus ciudadanos.

Se preocupan nuestros obispospor la suerte de los amenazados yporque se agrave la situación y laconvivencia con la ilegalización deBatasuna. Quizás una parte de la ciu-dadanía, aquélla que hasta ahora havivido tranquilamente, mirando haciaotro lado, impactándole los asesina-tos tanto como las muertes fortuitas,se inquiete porque pueda empeorarsu apacible bienestar. Pero la mayorparte de los ciudadanos de bien esta-mos seguros de que no se agravará lasituación: ETA ha sido hasta ahoratan sanguinaria y cruel que nadapuede hacer para empeorarla. Los he-chos demuestran el efecto eficaz dela aplicación de la ley con fortaleza:Batasuna perdió buena parte de subase electoral en las últimas eleccio-nes autonómicas; de forma palpable,está “perdiendo la calle” con una os-tensible menor capacidad de convo-catoria y su ilegalización contribuiríaa su “desvertebración” social.

Por último, queremos agradecera sectores, desafortunadamenteminoritarios, del clero vasco supermanente apoyo y solidaridadcon las víctimas, aunque a algu-nos de sus miembros les hayacostado serias incomprensionescon la autoridad. La Historia noserá precisamente benigna al en-juiciar el papel de la iglesia vascadurante estos años de terror, pero—al menos— ellos habrán sido fie-les al mensaje de piedad y de jus-ticia que nos hermana a tantos,creyentes y no creyentes.

FORO ERMUABilbao, 31 de mayo de 2002

“Se preocupannuestros obispospor la suerte delos amenazados yporque se agravela situación y laconvivencia con lailegalización deBatasuna”

“Los hechosdemuestran elefecto eficaz de laaplicación de laley con fortaleza:Batasuna perdióbuena parte de subase electoral enlas últimaseleccionesautonómicas; deforma palpable,está ‘perdiendo lacalle’ con unaostensible menorcapacidad deconvocatoria y suilegalizacióncontribuiría a su‘desvertebración’social”

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1. El fenómeno del neonazismoen Euskadi

En febrero del año 2000 el FOROERMUA entregó a la Presidenta delParlamento Europeo una Declara-ción en la que solicitaba el amparode la Unión Europea para los ciuda-danos del País Vasco, ante el ataquereiterado a sus derechos humanosque perpetraba ETA, la falta de li-bertades públicas y las continuas in-hibiciones del Gobierno nacionalista(del PNV y EA) en la defensa de losderechos de los ciudadanos no na-cionalistas. Precisamente en aquelmomento, para mayor vergüenza, ellehendakari Ibarretxe mantenía unpacto formal de legislatura con loscómplices de ETA (la entonces Eus-kal Herritarrok), tras la firma delPacto de Estella, a fin de mantener-se en el poder a pesar de su condi-ción de minoría parlamentaria.

En la Declaración de Estras-burgo el FORO ERMUA denunciaba,ya sin paliativos, la naturaleza neo-nazi de ETA y de sus cómplices deBatasuna y la tremenda carga deresponsabilidad que adquiría el de-nominado nacionalismo moderadoal avenirse a acuerdos políticos conellos. Algunos se escandalizaron en-tonces por la rotundidad del diag-nóstico —neonazismo, fascismo— ypor la carga de responsabilidad po-lítica que de ello se derivaba. Hoy esuna evidencia para la mayoría de los

vascos y de los demás españoles queel ultranacionalismo de ETA y Bata-suna y su apuesta contumaz por laviolencia les define como auténti-cos nazis.

Sin embargo, es una constanteen la Historia que los movimientosnazis acostumbren a travestirse, an-tes de tomar el poder, con ideas so-cializantes y populistas que los ha-gan atractivos, por ejemplo, entrelos jóvenes y los movimientos alter-nativos. Así durante un tiempo nofueron pocos los vascos y ciertossectores europeos y latinoamerica-nos que se dejaron engañar poraquel falso progresismo; ¿cómo nosolidarizarse con un supuesto movi-miento de liberación nacional?

Pero en lo que de verdad sonmaestros los fascismos es en el usoque hacen de la mentira, a fin dedemonizar a sus “enemigos”, atra-erse a incautos, neutralizar a los ti-bios. En el caso de ETA (ahora conBatasuna), es fundamental hacersepasar, sistemáticamente, por lasvíctimas de la situación de violen-cia que solo ellos han mantenido alo largo de 20 años, en una socie-dad libre como es España. No con-viene olvidar que la amnistía ge-neral que, generosamente, conce-dió la naciente democracia espa-ñola en octubre de 1977, dejó en

libertad a absolutamente todos lospresos de ETA.

Por lo dicho se comprende quela estrategia actual de Batasunafrente al proceso para su ilegaliza-ción es tachar de fascista al Estadode Derecho español, a los partidosconstitucionalistas y, en general, alas víctimas potenciales de ETA, quelo son, no lo olvidemos, por defen-der los derechos humanos y los va-lores de la democracia, porquequien no se opone al proyecto tota-litario de ETA, hoy por hoy, puededormir tranquilo.

¿Qué mejor disfraz que el de lademocracia para un movimientofascista que aspira a atraer solidari-dades en la España y la Europa de-mocráticas? ¿Qué mejor ataque a lademocracia española que confundirsu legítima defensa con un atrope-llo fascista?

La “democracia para Euskal He-rria” que propugnan ETA y Batasunadesde hace años, de realizarse, nosería otra cosa más que una férreadictadura, una implacable persecu-ción de quienes no se sometieran aellos. Por desgracia, este sombríopronóstico es ya hoy en buena me-dida una realidad en no pocas loca-

Manifiesto del FORO ERMUA ante la ilegalización de Batasuna

FORO ERMUABilbao, 23 de septiembre de 2002

“En la Declaraciónde Estrasburgo elFORO ERMUAdenunciaba, ya sinpaliativos, lanaturaleza neonazide ETA y de suscómplices deBatasuna y latremenda carga deresponsabilidadque adquiría eldenominadonacionalismomoderado alavenirse aacuerdos políticoscon ellos”

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lidades vascas, aunque Batasunatan sólo detenta en ellas el podermunicipal, y... la amenaza de aten-tados terroristas. En estos lugares,¿quién se atreve a criticar en públi-co al equipo municipal abertzale?¿Qué ciudadano disidente escapa enaquellos gulags a la red de chivatos—no menos abertzales— que seña-lan cuáles deben ser las próximaspersonas a ser acosadas o sometidasa extorsión?

Como todo fascismo, su credo esel ultranacionalismo excluyente ytodo el que no lo comparta es auto-máticamente despojado de su ciu-dadanía, aunque posea ocho apelli-dos vascos. ¿Qué otro significadotiene el “censo del —auténtico—pueblo vasco” ideado por ETA y queestán elaborando los ayuntamien-tos y organizaciones controladaspor Batasuna? Dicho “censo” sería laenvidia de las huestes de Jean MarieLe Pen en su propósito de purificarla nación francesa... expulsando aquien dejen fuera del mismo.

Bien es cierto que los neonazisabertzales tienen ya muy adelanta-do su trabajo de “construcción na-cional” —a puro golpe de pistola, sincenso alguno—, a tenor del cuartode millón de ciudadanos vascos quese estima se han visto obligados atrasladarse a otras regiones de Espa-ña en estos 30 años, para escapar alas amenazas y a la extorsión de ETA.Su proyecto de futuro se llama “lim-pieza étnica”, no menos agresivo ybelicista que el de los grupos para-militares que sirvieron a Milosevicen su proyecto de la Gran Serbia.

2. La Ley de Partidos es una leyde defensa de la democracia y delos derechos fundamentales

Sin embargo, ni siquiera por esa cla-ra ideología antidemocrática y nazi

va a ser Batasuna ilegalizada. La Leyde Partidos no se orienta contra elpluralismo ideológico, porque es,por el contrario, una ley de defensade las libertades y de la democracia.

No es verdad que esta ley persi-ga ideologías, por muy odiosas yantidemocráticas que sean algunasde las que padecemos en este país.Sólo lo hará cuando éstas sirvan desoporte o cobertura a atentados opersecuciones, como explícitamentese hace constar en el Art. 9, aparta-do 3 a) de la misma.

Para no dejarse embaucar por laconfusión fomentada desde ámbi-tos nacionalistas, la ciudadanía de-be conocer que tanto en Alemaniacomo en Francia existen leyes quepermiten la ilegalización de parti-dos de forma todavía más restricti-va que la contenida en la nueva leyespañola. Así en la República Fede-ral Alemana en 1952 se prohibió elPartido Socialista del Reich (sucesordel partido hitleriano) y en 1956 elPartido Comunista de Alemania. Enambos casos se aplicó el artículo21.2 de la Ley Fundamental, que de-claraba inconstitucionales a los Par-tidos que “por sus fines o por elcomportamiento de sus miembrostiendan a desvirtuar o eliminar elordenamiento constitucional de-mocrático liberal o a poner en peli-gro la existencia de la República Fe-deral Alemana”.

En el caso de Francia la Ley de 1de enero de 1936, modificada en1972 y 1986, otorga directamenteal poder ejecutivo la potestad de di-solución de un grupo político por lamera propagación de ideas racistas,discriminatorias o violentas. En apli-cación de esta Ley se han ilegaliza-do en los últimos años grupos deextrema derecha, de extrema iz-quierda, movimientos independen-tistas corsos y otros acusados de

apología de terrorismo. Destaque-mos la ilegalización de Iparretarrak(grupo pro-ETA vasco-francés) en1987.

Pero además es preciso insistircon claridad en que en nuestro casono se trata sólo de la existencia unamera ideología siniestra. Tanto en elproceso de suspensión de activida-des emprendido por el Juez Garzón,como en la demanda de ilegaliza-ción presentada por el Gobierno es-pañol, como en la de la Fiscalía Ge-neral es abrumadora la constata-ción de la conexión ETA-Batasuna—más bien la supeditación de la se-gunda a ETA—. En la mayoría de loscasos, además, se trata de hechosprobados en sentencias judiciales.

Especial gravedad comporta lainclusión de condenados por terro-rismo en los órganos de direcciónde Batasuna, empezando por sudirigente máximo, Arnaldo Otegi,condenado por secuestro en 1989 a6 años de cárcel. Además, Batasunaha recurrido profusamente a incor-porar en sus listas electorales —in-cluso en las más importantes— acondenados por pertenencia a ETA ypor cometer asesinatos; éste es elcaso actualmente de cinco de lossiete miembros de Batasuna en elParlamento vasco, como el siniestroJosu Ternera. Lo mismo sucede conun gran número de concejales y deotros cargos institucionales de la iz-quierda abertzale.

En total, el Gobierno español haidentificado a 192 dirigentes ymilitantes de Batasuna vincula-dos a ETA, de los que 67 ocupancargos institucionales (Anexo II dela demanda del Gobierno al TribunalSupremo, del 3 de septiembre 2002,para solicitar la ilegalización de Ba-tasuna).

Que Batasuna forma parte del“holding” ETA es algo que bien sabí-

“En el caso de ETA(ahora conBatasuna), esfundamentalhacerse pasar,sistemáticamente,por las víctimas dela situación deviolencia que soloellos hanmantenido a lolargo de 20 años,en una sociedadlibre como esEspaña. Noconviene olvidarque la amnistíageneral que,generosamente,concedió lanacientedemocraciaespañola enoctubre de 1977,dejó en libertad a absolutamentetodos los presos de ETA”

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amos los vascos. Lo que la sociedadvasca desconocía es que Batasunafacilitaba a ETA los datos del censopara sus actividades de extorsión yacoso a muchos de nuestros con-ciudadanos. Lo que se le imputa aBatasuna, por tanto, no es una ide-ología, sino “colaborar, apoyar, serpartícipes, propagar los efectos dela actividad terrorista de la organi-zación ETA”.

3. Las responsabilidades del pre-tendido nacionalismo moderado

En el preámbulo del acta constituti-va de la UNESCO se dice “puesto quelas guerras empiezan en la mente delos hombres, es en la mente de loshombres donde deben levantarse lastrincheras de la paz”. Precisamenteen Euskadi es un ultranacionalismode corte “etnicista” y excluyente elque incuba —desde la escuela— elhuevo de la serpiente de ETA.

El problema del terror, pretendi-damente político, es la rentabilidadque ha venido produciendo al pro-yecto político nacionalista. Primeroa través del plus de legitimidad quela sociedad española otorgó a losnacionalistas como los “auténticos”representantes del “pueblo vasco”,pensando que éstos harían posible elfin del terrorismo una vez eliminadoel déficit democrático y de autogo-bierno generado por la dictadurafranquista. La realidad ha demostra-do “ad nauseam” que tal concesiónde confianza careció casi siempre dejustificación. Hoy el nacionalismovasco, tal y como lo interpretan susdirigentes, representa un problemainsoluble para la convivencia en li-bertad en Euskadi. Incapaces de ela-borar, y aún menos de proyectar,una sola idea integradora, siguenempantanados en los trasnochadosdesvaríos de Sabino Arana.

El PNV tiene plenamente pen-diente su “perestroika” ideológi-ca. Nadie le pide que deje de sernacionalista, del mismo modo quea nadie se le exige que deje de sersocialista, liberal, conservador, co-munista, verde o demócrata-cris-tiano. Pero un sistema de libertadesexige, por definición, al nacionalis-mo que sea compatible con losprincipios democráticos básicos ycon el respeto a los derechos civilesde todos los ciudadanos, incluidoslos no nacionalistas. Le exige, nimás ni menos, que respete las de-más ideologías.

Conceptos como “pueblo” frentea sociedad / ciudadanía, “derechoscolectivos del pueblo vasco” comocontrapuestos a los derechos indivi-duales básicos, cuya vulneración noles importa con tal de avanzar en su“construcción nacional” a la fuerza.También el exigido “derecho inalie-nable” a la “territorialidad” inmedia-ta, con independencia de la volun-tad de las poblaciones de Navarra yde las comarcas vasco-francesas;¿en cuántas elecciones más, en es-tos territorios, tiene que repetirse elrechazo ampliamente mayoritario asu anexión por Euskadi, para que losnacionalistas no violentos abando-nen el carácter perentorio —e irre-nunciable— de su aspiración?

El PNV es y ha sido contrario ausar la violencia, eso es innegable.Tan innegable como que, desde porlo menos el Pacto de Estella de sep-tiembre de 1998, este partido haoptado a fondo por la línea “sobera-nista”. Esto suponía en la prácticarentabilizar políticamente el efectointimidatorio, sobre la población ysobre las mismas instituciones, delas acciones de ETA y sus adláteres,sin cuyo concurso —bien lo sabenellos— les será poco menos que im-posible alcanzar algún día una inde-

pendencia etnicista y anexionarseotros territorios. De ahí que cadavez que Batasuna o ETA se encuen-tran al borde de su abismo, el PNV —con su presidente, Xabier Arzalluz,en primera línea— tratan de parar la“solución policial” o el “acoso judi-cial” buscando la recuperación deaquellas organizaciones. Todavía re-cordamos las maniobras del PNVpara “salvar” a Batasuna tras las pa-vorosas imágenes de Ortega Lara oel asesinato a “cámara lenta” del jo-ven concejal del Partido Popular,Miguel Angel Blanco.

¿Qué tiene esto de política mo-derada? Sólo si se la compara conla actuación fascista de Batasunapuede quedar algo encubierta laradicalidad del actual nacionalismodel PNV.

Algunas de las apreciaciones an-teriores no son en modo alguno ex-clusivas del FORO ERMUA. A media-dos del mes de marzo de 2001 elComisario de Derechos Humanosdel Consejo de Europa, Álvaro Gil-Robles, emitió un esclarecedor in-forme sobre la situación en el PaísVasco, que trasladó a las institucio-nes comunitarias y a los Gobiernosde España y de la Autonomía vasca.El resultado de la indagación fuedemoledor, en tanto constató, y asíse recoge en su Informe, las gravesvulneraciones de derechos funda-mentales de las personas que no seidentifican con opciones políticasindependentistas. En él analizabalas causas concretas de la violaciónde los derechos humanos en el PaísVasco, destacando dos como princi-pales: la acción directa de la bandaterrorista ETA y la kale borroka, queamenazan especialmente a losmiembros de los partidos no nacio-nalistas y a periodistas, profesores eintelectuales de orientación socio-política no independentista.

“El PNV es y hasido contrario ausar la violencia,eso es innegable.Tan innegablecomo que, desdepor lo menos elPacto de Estellade septiembre de1998, este partidoha optado a fondopor la línea“soberanista”.Esto suponía en laprácticarentabilizarpolíticamente elefectointimidatorio,sobre la poblacióny sobre las mismasinstituciones, delas acciones deETA y susadláteres […]”

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Pero lo más grave de este Infor-me es que recogía testimonios devíctimas que “ponen de manifiestoun funcionamiento anormal en lapolicía autónoma vasca en cuantoa la represión y a la investigaciónde estas conductas delictivas, queafectan tan gravemente a la vidademocrática en la Comunidad Au-tónoma”. En algunos casos, testi-monios de tanta gravedad provení-an de los propios ertzainas, impo-tentes ante la pasividad de susmandos. El Comisario europeo deDerechos Humanos concluía con unjuicio propio, apreciando “ciertaresponsabilidad del gobierno vas-co”, no sólo en este gravísimo asun-to, también en el uso de los mediosde transmisión de la cultura y delconocimiento que podrían rozar aveces “la incitación a posiciones ra-cistas o xenófobas, lo que es sin du-da incompatible con una concep-ción democrática de la sociedad yconstituye un germen de violacio-nes de los derechos humanos”.

El nacionalismo pretendidamen-te moderado se regocijó al principiopor la visita del Comisario de Dere-chos Humanos, pensando que iba adejarse convencer de supuestosatropellos al autogobierno de Eus-kadi y de la grave inhumanidad quesuponía la —acertada, por cierto—política de dispersión de los presosetarras (como había sucedido pocoantes con el espectro vergonzoso dequien fue Presidente de una grannación, Italia) Sin embargo, el PNVdescalificó luego el Informe porquese negaba a reconocer la verdad enél reflejada. No ha comprendido to-davía el PNV que las instancias eu-ropeas hace tiempo que han toma-do posición respecto a la situaciónvasca y que ya hay suficientes testi-gos externos de lo que aquí sucede.¿Acaso no quieren darse por entera-

dos en este momento, por ejemplo,del explícito apoyo expresado públi-camente por la Comisión Europea ypor el Euro-Parlamento a los pasosdados este verano por las institucio-nes españolas para ilegalizar a Bata-suna? Tampoco está permitiendo elpoder nacionalista que los especta-dores de ETB se enteren de que losorganismos comunitarios y de EEUUestán considerando incluir a Bata-suna en sus listas de organizacionesterroristas el día en que el TribunalSupremo español decidiera su ilega-lización.

La actuación del PNV en estospasados años evidencia su totaldeslealtad hacia las instituciones yla sociedad españolas, incluida lasociedad vasca no nacionalista, quereconoció generosamente en laConstitución y el Estatuto los llama-dos “derechos históricos” de las tresprovincias vascas.

En vez de inclinarse por un na-cionalismo cívico, único que puedeser asumido en el concierto de lasnaciones democráticas, el pacto se-creto del PNV con ETA de 1998 (só-lo desvelado por los terroristas alsentirse traicionados) suponía poneren práctica la vía soberanista y ha-cer todo lo posible por excluir a lospartidos constitucionalistas de lasinstituciones vascas. Aquel vergon-zoso acuerdo (el Pacto de Estella)fue el punto de arranque y el ci-miento de todos los demás con Ba-tasuna: el pacto de legislatura en elParlamento vasco, la creación deUdalbiltza...

Los Sres. Arzalluz y Egibar nopueden engañarnos sobre la legiti-midad de su negociación de enton-ces. Cuando el Gobierno de Españase reunió con ETA era para tratar unúnico tema: las condiciones perso-nales y materiales de la capitulaciónde los terroristas y la suerte de sus

presos, en absoluto para impulsarun proyecto político común y re-compensarles con contrapartidaspolíticas.

El nacionalismo, falsamente mo-derado, sigue en la actualidad consu pulso al Estado de Derecho entorno a la suspensión e ilegalizaciónde Batasuna, yendo del disparate aldespropósito. Tiene lugar simultá-neamente otro pulso menor entrePNV y EA, disputándose el voto delelectorado de Batasuna, que retroa-limenta la radicalización de ambos.

En esta coyuntura, otra ignomi-niosa acusación ha sido la del presi-dente del PNV, calificándola de “es-tado de excepción de hecho”. ¿No sehan dado cuenta de que miles devascos vivimos desde hace años —bajo su Gobierno— un estado deexcepción permanente? ¿Qué paramuchos vascos el estado de excep-ción franquista continúa con el te-rrorismo nacionalista? La actividadterrorista se recrudece cruelmenteen la transición democrática. En1980 —bajo el gobierno centristade Adolfo Suárez— ETA asesinó a92 personas; o en el más reciente1991, con un gobierno socialistaen España, asesinó a 46. Poco pare-ce importarles ¿o es que las víctimasno son “de los suyos”?

La irresponsable bravuconadalanzada en julio por el Parlamentovasco acerca de la toma unilateralde competencias el día 11 de sep-tiembre (lo que hubiera anulado lanaturaleza de pacto democráticoestatutario) se convierte en sep-tiembre en propuesta de negociar lamodificación del Estatuto. Esta últi-ma propuesta, la única sensata, pa-rece de nuevo haber caído en el ol-vido, con un llamamiento a la “mo-vilización del pueblo” después denegarse a aplicar el Auto del JuezGarzón en el Parlamento vasco, que

“La actuación delPNV en estospasados añosevidencia su totaldeslealtad hacialas instituciones yla sociedadespañolas,incluida lasociedad vasca nonacionalista, quereconociógenerosamente enla Constitución y elEstatuto losllamados‘derechoshistóricos’ de lastres provinciasvascas”

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sólo y exclusivamente afecta a Ba-tasuna. La falta de respeto del PNV-EA hacia el órgano de representa-ción del pueblo vasco es una cons-tante abrumadora.

4. La responsabilidad de la socie-dad vasca. El “diálogo” y la bús-queda de la “paz”

La sociedad vasca (mayoritaria-mente nacionalista hasta ahora),como inevitable soporte de los diri-gentes del PNV-EA y de sus mante-nidas arbitrariedades, ha contribui-do inevitablemente a la consolida-ción de un clima de exclusión socialque se plasma en la vida diaria encasi todos los lugares de Euskadi. Elnacionalismo vasco en la prácticano es un partido, no es una ideapolítica, no es un proyecto. El na-cionalismo vasco al uso es “un sis-tema”, en el que reina el miedo.Miedo de unos a ser asesinados, deotros a significarse y a ser excluidossi se manifiestan como no naciona-listas. Un país así —en el que no ca-be la pluralidad del no-nacionalis-mo—, no es únicamente fruto delterror, ni de dirigentes iluminados,es el resultado de una multitud deprácticas sociales excluyentes y, enbuena medida, de una insólita ig-norancia política en el sentido máselemental del término.

Resulta frecuente oír en Euskadique son los partidos políticos quie-nes crispan una sociedad relajada ycohesionada. Ahora bien muchos dequienes emiten este tipo de opinio-nes no juzgan a todos los partidospor el mismo rasero. Por supuestoque rechazan la violencia. No sesienten cómodos con Batasuna allado (aunque algunos no hacen as-cos a movilizarse con ellos para de-fender sus “derechos”), pero se sien-ten menos cómodos con los parti-

dos constitucionalistas, en especialcon el PP. No les gustan las posturas“intransigentes” para combatir aETA. Además algunos de ellos pien-san que aquí hay un conflicto polí-tico sin resolver (según ellos eso nojustifica el uso de la violencia, peroentonces por qué sacan a colaciónel manido “conflicto”) En el fondo,siguiendo el hilo que gusta repetir ellehendakari, la violencia es inadmi-sible tan sólo por razones éticas ymorales, que no políticas.

También se esgrime otro argu-mento de poca solidez democráticacontra la ilegalización los dirigentesde Batasuna: el apoyo de 150.000ciudadanos a Batasuna en las últi-mas elecciones. Incuestionablemen-te, los derechos humanos y las liber-tades de una sola persona no sepueden conculcar ni aunque unpartido tuviera el apoyo del 99% dela población. Por el contrario, con-vendría preguntarse cómo es posi-ble que se haya generado tan pro-fundo fundamentalismo y tantoodio en nuestra tierra en el seno deuna sociedad tan tolerante y demo-crática como la de la España actual.

De ahí que el “dialogar hasta elamanecer”, el encontrar una salidajusta al “conflicto”, el no cerrar laspuertas a Batasuna-ETA con la ile-galización,... todo eso nos recuerdaotra época histórica, exactamente laanterior a la Segunda Guerra Mun-dial. Gran Bretaña principalmente(también otros países, desgraciada-mente) tuvo primeros ministrospartidarios de la política del “appe-asement” (pacificación o apacigua-miento) con las provocaciones deHitler, primero Baldwin y luegoChamberlain. Fue un rotundo fraca-so. Sebastián Haffner lo ilustra así:“Cuanto más fracasaba, más pasabala iniciativa de las manos de Cham-berlain a las de Hitler. (...) casi sin

saber cómo, Chamberlain se encon-tró en guerra contra Hitler. De re-pente, estaba hundido hasta el cue-llo precisamente en aquella guerracuya evitación había constituido lameta fundamental de su política”.

Las posturas neutrales, interme-dias, no son una alternativa ni dig-na, ni cabal, porque en este país nose ejerce la crítica política, sino quese asesina al adversario. Mucho me-nos lo son, en este momento, en elque el Estado de Derecho está per-siguiendo el entramado fascista deETA. ¿Cabe la neutralidad con cien-tos de personas asesinadas desde elinicio de la democracia? ¿Con todala oposición política con escolta?…Sin embargo, un amplio sector de lapoblación —por la desinformación,por una educación contaminada,por unos hábitos sociales de ocultarlas propias ideas, por el entramadode intereses económicos que el na-cionalismo en el poder ha tejido enestos 22 años, por el aburguesa-miento de nuestro “reputado altonivel de vida”…, —se muestra procli-ve o susceptible a la manipulacióndel nacionalismo al uso. Cuando enel Euskobarómetro se les preguntasobre la ilegalización de Batasuna el69% la considera “no aconsejable” yel 58% “perjudicial”. Ciertamente,no se les ha preguntado para quiénserá perjudicial. Sin duda no lo serápara las actuales víctimas potencia-les, que son todos los que osan ma-nifestar su disconformidad con esteproyecto excluyente y totalitario.

La responsabilidad moral dequienes han mirado para otro ladodurante mucho tiempo o les dabaigual la rendición ante la barbariecon tal de no verse afectados esenorme. Pero además era absurda,porque el totalitarismo de ETAamenaza hoy a quienes defiendenel Estado de derecho y las liberta-

“Los derechoshumanos y las

libertades de unasola persona no sepueden conculcar

ni aunque unpartido tuviera el

apoyo del 99% dela población. Por

el contrario,convendría

preguntarse cómoes posible que se

haya generado tanprofundo

fundamentalismo ytanto odio en

nuestra tierra en elseno de una

sociedad tantolerante y

democrática comola de la España

actual”

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des, pero mañana amenazaría a to-da la población. Ahora ya no hayexcusa. ¿ETA-Batasuna son nazis oson luchadores por la libertad? Po-demos todos optar por una postu-ra o la otra, pero es inadmisible es-tar en las manifestaciones con losverdugos y, al mismo tiempo, do-lerse con las víctimas, porque losasesinos aprovechaban la impuni-dad y los medios que les daba lademocracia para matar o para ayu-dar a matar.

La búsqueda de la paz entre to-dos, el verdadero diálogo, el final deesta larga pesadilla tiene condicio-nes claras: la primera que ETA desa-parezca, con la entrega verificablede armas y explosivos —tal como yaestá haciendo el IRA en el Ulster—;la segunda que Batasuna abandonesu proyecto totalitario sobre la so-ciedad vasca y respete —en la prác-tica, en los pueblos y barrios dondetiene más poder— los derechos hu-manos y las libertades de los no na-cionalistas, poniendo fin sin condi-ciones a la kale borroka; y la terceraque los partidos nacionalistas noviolentos revisen a fondo su doctri-na antidemocrática, de corte etni-cista y excluyente, acatando sin mássubterfugios el imperio de la ley. Laaceptación sin ambigüedades de laConstitución y del Estatuto de Au-tonomía —y de los procedimientosen ellos previstos para su propia re-forma— abre las únicas coordena-das de convivencia pacífica y civili-zada donde plantear todos los pro-yectos, todas las ideas, todas las as-piraciones de una sociedad tan plu-ral como es la vasca.

Las graves actuaciones y omi-siones de los partidos nacionalistasen el poder (PNV y EA), que radica-lizándose han acelerado el deteriorode la democracia en Euskadi y estándesprestigiando sus instituciones de

autogobierno, se hacen particular-mente expresivos y bochornosos enestas semanas de septiembre ante elproceso de ilegalización de Batasu-na. Esta resistencia a la aplicaciónde la ley (incurriendo prácticamenteen desobediencia a las decisionesjudiciales y olvidando la separaciónde poderes que garantiza toda de-mocracia) no es del todo nueva enel nacionalismo que nos gobierna,pero nunca habían llegado tan lejosy caído tan bajo como fuerza gober-nante de nuestro país.

Por todo esto, el FORO ERMUAhace un llamamiento a la ciudada-nía vasca, porque no es responsableni realista esperar todas las solucio-nes de los partidos políticos y deotras instancias. Ha llegado el mo-mento de comportarse como ciuda-danos libres y responsables que noconsienten, por más tiempo, quenuestro Gobierno autonómico ayu-de a Batasuna a recuperarse de supresente debilidad, eludiendo la ac-ción de la Justicia. Nunca antes hasido tan escasa la kale borroka. Esuna evidencia que la aplicación dela ley tiene efectos beneficiosos,mucho antes de lo que esperába-mos. Estamos en el camino correctode la paz. Es el momento de hacerfrente al miedo y recuperar la digni-dad colectiva.

La rebelión ciudadana, que hoyes legítima y urgente, en absolutocontribuirá a la “crispación social “,sino a que prevalezca la ley. La rebe-lión es contra la permanente mani-pulación victimista de la realidadque realizan los actuales dirigentesnacionalistas y los poderosos me-dios de comunicación por ellos mo-nopolizados. Ahora, las exigencias“irrenunciables” a reclamar son laregeneración y dignificación de lasinstituciones vascas y la libertad pa-ra toda nuestra sociedad.

Comentarios finales

Para concluir, el FORO ERMUA deseamanifestar su profundo agradeci-miento a todas aquellas institucio-nes, partidos políticos, jueces ycuantas otras personas —a menudocon peligro para su seguridad perso-nal y familiar— están haciendo posi-ble el sueño de tantos vascos y es-pañoles de ver a Batasuna expulsadade la legalidad y, con ello, encontrar-nos mucho más cerca de la derrotadefinitiva de ETA. Agradecimientoque hacemos extensivo a la PolicíaNacional y a la Guardia Civil sincuya eficaz acción antiterrorista nose encontraría hoy tan felizmentedebilitado el entramado ETA-Bata-suna, para alivio de los demócratas.Por su parte, la mayoría de los ert-zainas se esfuerzan a diario —encondiciones muy adversas— por ve-lar por la seguridad de los ciudada-nos de este país y por hacer cumplirlas leyes, a pesar de sus mandos su-periores nacionalistas. Reciban porello, una vez más, nuestro sinceroreconocimiento y gratitud.

• • •

Documento disponible en “Cuader-nos de Ermua” nº 1 / Octubre 2002 :

“Ha llegado elmomento decomportarse comociudadanos libresy responsablesque no consienten,por más tiempo,que nuestroGobiernoautonómico ayudea Batasuna arecuperarse de supresentedebilidad,eludiendo laacción de laJusticia. Nuncaantes ha sido tanescasa la kaleborroka. Es unaevidencia que laaplicación de laley tiene efectosbeneficiosos,mucho antes de loque esperábamos.Estamos en elcamino correctode la paz. Es elmomento de hacerfrente al miedo yrecuperar ladignidadcolectiva”

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Señor presidente del TribunalConstitucional, señor presidentedel Tribunal Supremo y del ConsejoGeneral del Poder Judicial, señorVicepresidente primero del Gobier-no, don José Luis Rodríguez Zapa-tero, líder de la oposición, señorescardenales eméritos de Toledo, se-ñor alcalde de Ermua, querido Vidalde Nicolás.1

Mirar hacia Atocha no es mi-rar hacia atrás, no es tampoco unaincitación a la melancolía. Es unmodo de iluminar la historia recor-dando un tiempo en el que los de-mócratas españoles vivíamos peli-grosamente.

La libertad no vino de la mano delos mismos que se habían beneficia-do de su ausencia durante cuatrodécadas. No habría habido libertad—es mi convencimiento— si los go-bernantes de aquella época no hu-bieran sentido la presión de un pue-blo que ya no soportaba sus institu-ciones, ni su censura, ni sus leyes.

Ésta es una parte de la historiano siempre contada. Y el premioque hoy entregamos es también unhomenaje reflexivo, pacífico y jus-to, que debemos a los abogados deAtocha y en ellos a cuantos espa-

ñoles y españolas lucharon por lalibertad.

Hoy ya no es ayer en España.Nuestros hijos ya no tienen que lu-char por la libertad conseguida,pero deben saber, debemos recor-darles, que el testimonio de losabogados de Atocha, los valoresque defendían, incluyen el impulsomoderno y actual que lleva a lasgentes de bien en España a conde-nar la tortura, aunque se practiqueen Guantánamo; a combatir el te-rrorismo, a proclamar que noexisten derechos previos deningún pueblo que puedanromper la radical igualdad detodos los seres humanos, a decirque no hay derechos naturales nidivinos que premien la pureza ét-nica o castiguen el mestizaje. ¡Se-ría miserable y ridículo!

Premio Abogados de Atocha 2002a Vidal de Nicolás, presidente del FORO ERMUA

El 25 de enero de 2002, el sindicato CC.OO. yla Junta de Comunidades de Castilla-LaMancha organizaron en Toledo un homena-je con motivo del 25 aniversario del asesina-to en la calle Atocha de Madrid de cuatroabogados laboralistas y un administrativo amanos de un grupo de extrema derecha. Enrecuerdo de las víctimas el Gobierno de Cas-tilla-La Mancha creó el Premio Abogados deAtocha para reconocer la labor en defensade la libertad y los derechos humanos, queen su primera edición ha recaído en Vidal deNicolás, presidente del Foro Ermua.

Discurso de José Bono, Presidente de Castilla-La Manchaen Toledo, San Pedro Mártir, el 30 de octubre de 2002

1 Asistían también al acto, entre otros,Cándido Méndez, Antonio Gutiérrez, NicolásRedondo Urbieta y Nicolás Redondo Terre-ros, Baltasar Garzón; los parlamentarios Ro-sa Díez, Javier Rojo y Diego López Garrido;supervivientes de la matanza de Atocha yrepresentantes de asociaciones de víctimasdel terrorismo.

“No habría habidolibertad —es miconvencimiento—si los gobernantesde aquella épocano hubieransentido la presiónde un pueblo queya no soportabasus instituciones,ni su censura, nisus leyes”

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En el transcurso de 25 años hancambiado los actores y el escenario,pero la tragedia que se representaen el País Vasco nos plantea simila-res dilemas: hoy como ayer se en-frentan quienes están dispuestos amatar y quienes se atreven a vivircon dignidad aún a riesgo de su vi-da, pero no son los únicos que vivenen el País Vasco.

¿Quién está en medio? En medio,señoras y señores, están los tibios.Un enemigo más irresistible quelas pistolas de los terroristas esla indiferencia y la indignidad dequien mira hacia otro lado.

El terror y la tibieza, la violenciay la ambigüedad se han confabula-do en el País Vasco y han corrompi-do la convivencia y hasta las pala-bras. Derechos históricos, territoria-lidad, autodeterminación, fueros yhasta la palabra paz... ¿acaso no sonpalabras contaminadas por los ti-bios y por los terroristas?

Asombra pensar que el Gobiernodel País Vasco no sienta la necesidadde desarmar, también ideológica-mente, a los asesinos. ¿Acaso puedenasegurar que hay libertad en el terri-torio que gobiernan? ¿Acaso no es-tán contribuyendo a que el naciona-lismo vasco se vuelva otra vez a re-ducir, como en sus reaccionarios orí-genes, a un simple antiespañolismo?

Hay que poner punto final a esahemorragia contaminante. No po-demos asistir impasibles ante la pre-tensión de cuartear ilícitamente laConstitución incluso por quienesgobiernan a su amparo.

No se trata de que la Consti-tución española de 1978 sea sa-grada ni eterna. Sencillamente ladefendemos porque es la fuentede todos los derechos. Nuestropatriotismo no reside en la emociónde un pasado común exclusivamen-te, sino, y sobre todo, en la esperan-za de un futuro que será mejor ymás solidario cuanto más unidosestemos en la defensa de los idealesconstitucionales y democráticos.

En nuestro texto constitucionalno caben soberanías compartidas niámbitos de decisión soberana dis-tintos a los del pueblo español. Ennuestro texto constitucional noson admisibles más fronteras desoberanía que las que comparti-mos con Francia, con Portugal ycon Marruecos. Por ello, y ahoraque hemos logrado superar fronte-ras en la Unión Europea, no pode-

mos consentir el propósito de quese avance en la construcción defronteras entre el País Vasco y Espa-ña, por cierto, a base de levantar yestablecer otra frontera mucho másdetestable que la física y es la que elPNV está fortificando entre los pro-pios ciudadanos vascos.

España es bastante más queun Estado. España no es un pac-to de coyuntura ni un acuerdoprovisional que permanentementetengamos que revisar ante el dis-curso de cualquier ayatolá. Senti-mental, pero, sobre todo, constitu-cionalmente, la nación española es“la patria común e indivisible de to-dos los españoles”, como reza el ar-tículo 2 de la Constitución.

Es inadmisible que los gober-nantes vascos pretendan un debateque llaman sereno sobre su futurocuando allí solamente están serenosy tranquilos, sin miedo a la muerte oal robo a mano armada, los queaceptan, en todo o en parte, el prin-cipio de que España es la madrastrade la que deben separarse.

Paradójico antiespañolismo enuna España que brinda libertad atodos los ciudadanos y que garan-tiza unas cotas de autogobiernoque ni siquiera en aquellos reaccio-narios inicios del nacionalismo po-dían adivinar, otorgando un poder

“Asombra pensarque el Gobiernodel País Vasco nosienta lanecesidad dedesarmar, tambiénideológicamente, alos asesinos.¿Acaso puedenasegurar que haylibertad en elterritorio quegobiernan?¿Acaso no estáncontribuyendo aque elnacionalismovasco se vuelvaotra vez a reducir,como en susreaccionariosorígenes, a unsimpleantiespañolismo?”

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político descentralizado superior ala mayoría de los estados federalesdel planeta.

Los que no somos nacionalistastenemos un sentimiento de perte-nencia, de identidad, de afecto anuestra tierra que no son menoresque los que pueda sentir cualquiernacionalista. No quiere un naciona-lista más al País Vasco que un caste-llano-manchego a su tierra o queun gallego a la suya, que un anda-luz a Andalucía. No es preciso gritarpara mostrar la intensidad de unsentimiento.

Lo que hay que defender sincomplejos es que no cabe más na-cionalismo, ni en España ni en elPaís Vasco, que el que cupo en laConstitución española.

Considero, por eso, muy acerta-da la expresión de José Luis Rodrí-guez Zapatero cuando asegura queel País Vasco no está en España,sencillamente, porque es España,tan España como Madrid, Sevilla oZaragoza.

La España romántica, homogé-nea, imperial, única e inalterable yaes, por fortuna, un mito de la histo-ria. Hoy España está reconciliadaconsigo misma, con la democracia ycon el mundo. Caben las lealtadesconcéntricas y compartidas. Lo queno cabe son las amenazas dequienes alientan el mito de serlos únicos y distintos en el senode una humanidad, cada vez, porsuerte, más mestiza. A muchosnos parecería ridículo invocar el Rhcomo señal de pertenencia si nofuera porque antes que ridículo esuna miserable razón que brindan alos pistoleros para matar.

Desde Castilla-La Mancha, que-remos ser útiles… Y creo que el me-jor modo de serlo es hablar claro yofrecer nuestra alianza a todosaquellos que, sean del partido que

sean, propician una legalidad in-transigente, una legalidad inmiseri-corde contra los asesinos y contraquienes les apoyan. No podemos serneutrales. Al contrario, se precisa labeligerancia de quienes creemos enla vida, en que la vida de las perso-nas no es negociable, de quienesmilitamos en la creencia de la radi-cal igualdad de todos los sereshumanos.

Con esa beligerancia se alzó elForo Ermua y nuestro premio pre-tende ser el compromiso con cadauno de quienes lo forman y con loque en conjunto representan.

Este acto, con vuestra presencia,la presencia del presidente del Tri-bunal Constitucional, del presidentedel Tribunal Supremo, del líder de laoposición, junto con el Vicepresi-dente primero del Gobierno, es sín-toma de que todos cabemos. Cabenlos militares, la Guardia Civil y elCuerpo Superior de Policía, los sin-dicatos y los jueces; por cierto, ca-ben los supervivientes de Atocha,caben todos, cabemos todos, en unacto que hemos querido que sea dereconocimiento. Pero éste es unacto, también político, para decirque no queremos estar al mar-gen, es más, que queremos estarjuntos sin ser neutrales, en la mismatrinchera si es menester.

Aquí están también dos carde-nales de la Iglesia católica, donMarcelo y don Francisco, y está elobispo secretario de la ConferenciaEpiscopal. Representan una Iglesiaque no es tibia ni condescendiente ala hora de recordar el quinto man-damiento: no matarás. Toda gene-ralización sobre la Iglesia es injustay algunas excepciones, que las hay,más dolorosas para los obispos ypara la propia Iglesia que para losque las critican, no les quepa duda,no deben hacernos olvidar que la

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“Desde Castilla-LaMancha,queremos serútiles… Y creoque el mejor modode serlo es hablarclaro y ofrecernuestra alianza atodos aquellosque, sean delpartido que sean,propician unalegalidadintransigente, unalegalidadinmisericordecontra losasesinos y contraquienes lesapoyan. Nopodemos serneutrales. Alcontrario, seprecisa labeligerancia dequienes creemosen la vida, en quela vida de laspersonas no esnegociable, dequienes militamosen la creencia dela radical igualdadde todos los sereshumanos”

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Iglesia y la inmensa mayoría de loscristianos están, estamos incondi-cionalmente por la vida y con la paz,es decir, contra ETA.

Sabemos que es más cómodo mi-rar hacia otro lado que situar en lacárcel a los asesinos, como hacen,por ejemplo, jueces con los que tan-to me puede distanciar y tanto mepuede unir. Garzón es un ejemplo.No todos los jueces miran en la mis-ma dirección y no todos se compli-can la vida caminando rectamentepor la senda constitucional. Sabemosque es más cómodo ser ambiguosque solidarizarse con las víctimas yno ignoramos para todos los que vi-vís allí —Carlos Totorica, alcalde deErmua; Rosa Díez, Javier Rojo—, quees más fácil bailar con los lobos y en-traña menos riesgo que perseguirloscomo hace la Guardia Civil, cuandopuede, y la Policía. En fin, sabemosque es más ventajoso, callar que ha-blar; incluso, permítanme una licen-cia personal, es más fácil hablarcuando tenemos escolta que cuandono se tiene, por eso quienes la tene-mos no podemos callar y por esoparticipamos en este acto que es po-lítico y que es de reconocimiento yque es de complicidad social conquien más se compromete.

Digamos claro lo que sabemos ylo que pensamos, y rebelémonoscontra cualquier silencio deslealcon los vascos que no tienen li-bertad.

Porque éste no es sólo un proble-ma sólo del Gobierno. Es cómodoechar la culpa al gobierno de turnocomo se hizo en otra época o comoquizá todavía alguien haga. Pero és-te no es un asunto sólo del Ministe-rio del Interior ni del Gobierno. Decirlo contrario es tan cómodo como cí-nico y falso. Por eso, querido Vice-presidente, me alegro que estés aquípara escuchar no una confesión, si-

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no una emoción, y es que todos es-tamos contra ETA, sin fisuras; contraETA el Gobierno nos tiene detrás.

El año pasado alguien pregunta-ba a Fernando Savater: “¿Qué sienteusted al tener escolta?”. Y él contes-tó: “¿Y qué siente usted al ver a tan-ta gente, a tantos conciudadanos,periodistas, profesores, concejales,amas de casa, que tienen que hacersu vida acompañados por escoltasaunque usted no la lleve?”.2

El País Vasco es el único terri-torio de Europa en el que no haylibertad. Y esa misma pregunta quedevolvía Savater debemos hacér-nosla como españoles y como euro-peos: ¿qué sentimos porque en unlugar de España haya quienes, pordefender la Constitución, no sobre-vivirían sin escolta? ¿Qué pensamosde una situación en la que los de-mócratas han de ir escoltadosmientras andan sueltos los que lesacosan, les increpan y les amenazande muerte?

¿Es que no habrá llegado la horade, además de perseguir y encarcelaral delincuente, exigir a más de unoque cambie hacia las víctimas la soli-daridad, el afecto, la ternura y lacompañía que ofrecen a los asesinos?

¿No habrá llegado la hora de de-cir a los nacionalistas que su miedoa perder el control del pantano noles da derecho a pescar en sus aguasrevueltas?

¿Habremos de recordar que en lalucha por la libertad y por el reco-nocimiento de identidades, los na-cionalistas vascos, catalanes o ga-llegos, estuvieron siempre muy bienacompañados por los demócratasde toda España?

2 Entrevista en El Correo de la UNESCO,julio-agosto de 2001.

“Sabemos que esmás cómodo mirarhacia otro ladoque situar en lacárcel a losasesinos, comohacen, porejemplo, juecescon los que tantome puededistanciar y tantome puede unir.Garzón es unejemplo. No todoslos jueces miranen la mismadirección y notodos secomplican la vidacaminandorectamente por lasendaconstitucional.Sabemos que esmás cómodo serambiguos quesolidarizarse conlas víctimas y noignoramos paratodos los que vivísallí —CarlosTotorica, alcaldede Ermua; RosaDíez, JavierRojo—, que esmás fácil bailarcon los lobos yentraña menosriesgo queperseguirlos comohace la GuardiaCivil, cuandopuede, y la Policía.En fin, sabemosque es másventajoso, callarque hablar”

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moria de Broseta, por la memoriadel senador Casas, por la de Ordo-ñez, por la de López Lacalle, por lade Miguel Angel Blanco, Múgica...por la de las casi 1.000 personasasesinadas por ETA.

Somos solidarios con quienes,con decisión y sacrificio, incitan yestimulan con su ejemplo. Vidal deNicolás es, entre otras muchas co-sas, un poeta que sobrevivió a unaGuerra Civil, a un exilio, a una dicta-dura y a sus cárceles, y hoy, con 80años —aunque no los aparentas—,ha de seguir combatiendo contraestos “profetas de la nada y orácu-los del miedo”.3

A Vidal de Nicolás no le aniqui-laron las circunstancias pasadas desu vida, ni le intimidan las que hoyestá viviendo. Y eso es lo que apo-yamos, lo que celebramos y lo quereconocemos con agradecimientoquienes hoy hemos venido aquí y,en nosotros, la inmensa mayoría delpueblo español y del pueblo vascoque si pudiera hablar hubiese recla-mado para si el honor de celebrareste acto allí.

3 Versos del propio Vidal de Nicolás en elpoema “Los hijos de Aitor”, del libro Escritos,poemas, vivencias.

“Alguien mepreguntaba aquiénconcedíamosexactamente elpremio, si a Vidal oal Foro Ermua. Meparece unapreguntaincompleta. Máscertera, sinembargo, seríaotra: ¿a cuántaspersonas yorganizacionesreconocemos através de la figurade este veteranoluchador que esVidal de Nicolás?Pues bien, coneste Premioreconocemos atodos ysingularmente acada uno de losque con sudenuncia, con sutestimonio y consu miedo, quierenque haya libertaden el País Vasco”

¿Acaso ignoran que sin la Cons-titución su fuero tendría la mismaeficacia democrática que tenía an-tes de la Constitución?

Alguien me preguntaba a quiénconcedíamos exactamente el pre-mio, si a Vidal o al Foro Ermua. Meparece una pregunta incompleta.Más certera, sin embargo, sería otra:¿a cuántas personas y organizacio-nes reconocemos a través de la fi-gura de este veterano luchador quees Vidal de Nicolás? Pues bien, coneste Premio reconocemos a todos ysingularmente a cada uno de losque con su denuncia, con su testi-monio y con su miedo, quieren quehaya libertad en el País Vasco.

A Vidal de Nicolás se le podríaaplicar lo mismo que, de Ibarrola, éldijo en una ocasión por la lucha deIbarrola contra la dictadura: “ha pa-gado un alto precio en prisiones ypersecuciones”. A su edad le asiste el“derecho a descansar en los jardinesfragantes de la democracia”. Mas niuno ni otro, como tantos vascos,pueden descansar en ningún jardín.

Es necesario respaldar no sólolo que se defiende sino la actitudde quienes lo defienden movilizán-dose, saliendo a la calle a veces ensolitario, en solitaria vergüenza,exigiendo activamente la dignidadfrente al oprobio, el derecho frenteal desamparo.

No les es fácil ni gratuito. Ade-más de la diana de los asesinos lesseñalan las palabras de sus adláte-res; como en aquella ocasión en laque algún representante público,nada menos que del partido queapoya al Gobierno vasco, osó en ca-lificarles de “ratas”. Pero ya lo escri-bió Shakespeare, hace cuatro siglos:“La sabiduría y la bondad parecenmiserables al miserable”.

Somos beligerantes contra loque hacen. Beligerantes por la me-

Acaso mirándole, escuchándoley escudriñando el significado de sucompromiso, alcanzaríamos a re-sumirlo en esa cita del poeta ale-mán Hölderlin cuando dice: “Allídonde nace el peligro, allí donde elpeligro crece, allí crece también loque nos salva”. Allí donde crece elpeligro, en el País Vasco, tambiéncrecen y viven personas como Vi-dal de Nicolás.

A la derecha y a la izquierda es-pañola se nos ha presentado unaocasión inédita: en nuestro pasadoreciente, nunca, señor vicepresi-dente, hemos estado juntos. Siem-pre hemos encontrado un motivoimportante para enfrentarnos, in-cluso a veces, para enfrentarnosmalamente. Por primera vez en lahistoria de España la izquierda y laderecha están juntas, y la presen-cia hoy aquí del líder de la oposi-ción y del Vicepresidente prime-ro del Gobierno es significativa.Por primera vez estamos juntosporque juntos lloramos juntos anuestros muertos.

Ahora podemos y debemos hacerlo que nunca hemos hecho juntos enla historia de España por España. Nopor una España abstracta o míticapara dar gusto a Felipe II o a los Re-yes Católicos, que en paz descan-sen, sino por una España que tam-bién es madre, madre de muchospueblos y a la que por cierto muchosqueremos por lo que tiene de porve-nir, de futuro y de bienestar, más quepor lo que tuvo en el pasado.

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RUEDA DE PRENSAPARACORRESPONSALESEXTRANJEROS31 de Octubre de 2002

El FORO ERMUA convocó el pasado 31 deOctubre de 2002 una rueda de prensa en elHotel Eurobuilding de Madrid, a la que asis-tieron los corresponsales de los principalesmedios de comunicación internacionales ynacionales.

Aunque el objetivo fundamental fue elde incidir en la adecuada terminología parareferirse a la banda terrorista ETA, cuyocomportamiento no corresponde a la de un“grupo independentista” o “nacionalistasvascos radicales”… como en ocasiones seles describe en medios internacionales decomunicación, la rueda de prensa se pro-longó al abordar otras cuestiones como lanecesidad de la ilegalización de Batasuna,las graves consecuencias económicas del“Plan Ibarretxe”, la situación de acoso e in-seguridad de los profesores no nacionalis-tas en la UPV/EHU, etc.

Los periodista recibieron abundante do-cumentación en castellano, francés e inglés(el reciente comunicado sobre la ilegaliza-ción de Batasuna, los datos del descenso dela violencia callejera, datos personales delos miembros del FORO ERMUA que com-ponían la mesa…) y las revistas “Papeles deErmua-Documentación”.

Varios corresponsales extranjeros mani-festaron su asombro, de modo particular, alconstatar que, de los cinco componentes dela mesa, dos eran víctimas directas de ETA(Mikel Buesa, Catedrático de EconomíaAplicada, hermano de Fernando Buesa, yRubén Múgica, Abogado, hijo de FernandoMúgica) y los tres que residen en el PaísVasco (Vidal de Nicolás, poeta y presidentedel FORO ERMUA, Gotzone Mora, Profesorade Sociología de la UPV/EHU y Rubén Mú-gica) requieren escolta.

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Ley de partidosy democracia

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“Justicia es,según el clásicoromano, dar acada uno lo que lecorresponde, mássencillamentellamar a las cosaspor su nombre. El totalitarismo, es decir, laaberración ética,busca siemprenegar lo evidente.No consiente queal delito se lellame delito,pretenden hacerver como normallo que essimplementecriminal”

Todos los amantes de la libertad,dentro y fuera del País Vasco, ven enel coraje cívico, en la rebelión activacontra el totalitarismo, en el com-promiso democrático de todos losque luchan por la libertad en el PaísVasco, la primera evidencia de queel túnel de la violencia nacionalis-ta tiene un final: llegará un mo-mento en que se acabará. El día an-tes de que cayera el muro de Ber-lín, nadie pensaba que sucedería al-go así; el día después, a todo elmundo le pareció evidente.

En estos momentos, la presenciade estas personas (Fundación paraLa Libertad, FORO ERMUA, BastaYA…) evidencia de que vienen tiem-pos mejores para el País Vasco, queestá ya ahí, asomando con fuerzapor encima del muro de la incom-prensión y la intolerancia, que esemuro lo va a desbordar el protago-

Ley de Partidos: LA CONQUISTA ÉTICA DE UNA DEMOCRACIA SIN COMPLEJOS

José María Michavila

Ministro de Justicia.

nismo de la entereza moral, con laescritura de esta página que se su-ma a las más brillantes de la histo-ria de la dignidad humana.

Cada vez más gente colaboracon todas sus fuerzas participandoactivamente en la defensa y en elensanchamiento de las libertadescívicas que se han construido contanto esfuerzo: que todos puedanvivir aquí sin sentir la amenaza de laviolencia. Ojalá todos se atrevan adespojarse del miedo que les enca-dena a la resignación o a la indife-rencia, como lo hacéis vosotros ca-da día, como lo intentamos todoslos demócratas.

Sólo en este contexto, podemosentender la Ley de Partidos recien-temente aprobada. La Ley de Parti-dos Políticos es —primero— unaconquista ética; —segundo— unaconquista ética de la democracia, y—tercero— una conquista ética dela democracia que, sin complejos,hace frente al terrorismo. Estos tresson los ejes para entenderla de for-ma cabal.

Es imposible una convivenciaética cuando se suprime todo con-cepto de la Justicia. Justicia es, se-gún el clásico romano, dar a cadauno lo que le corresponde, más sen-cillamente llamar a las cosas por sunombre. El totalitarismo, es decir, laaberración ética, busca siempre ne-gar lo evidente. No consiente que aldelito se le llame delito, pretendenhacer ver como normal lo que essimplemente criminal.

Desgraciadamente, es un hechoque entre nosotros, mientras la in-

mensa mayoría trabajamos desdehace cinco lustros, en un marco deconvivencia inédito y privilegiado ennuestra historia moderna, plasmadoen la Constitución, por desarrollaruna democracia consolidada cadavez más avanzada, por crecer ytransformar para incrementar el bie-nestar común, para abrir puertas yventanas hacia la pluralidad interiory hacia el mundo exterior, unos po-cos dedican todos sus esfuerzos aimponer su política matando a losdemás, y otros cuantos les acompa-ñan multiplicando desde la políticalos daños del terror, contribuyendo ageneralizar el miedo y el dolor, pro-vocando la exclusión de los adversa-rios, con el vano propósito de impo-ner por la fuerza lo que no consi-guen por el apoyo democrático.

El austríaco Stefan Zweig, elautor de “Momentos estelares de lahumanidad”, escribía en sus pági-nas “La agonía de la paz”, que eltriunfo más diabólico del nazismohitleriano fue lograr una sociedadmoralmente cansada en la que sedebilitó todo concepto de Justicia.Ante las aberraciones totalitarias “laconciencia del mundo callaba en1938 o a lo sumo, murmuraba unpoco antes de olvidarlo y perdonar-lo todo”.

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Hablando de nuestra propia his-toria, quien fuera mi profesor en lafacultad, el maestro Jover Zamora,denuncia que “la indiferencia anteel dolor ajeno sitúa a quienes sim-plemente dejan hacer ante la mástriste de las posiciones que puedecorresponder al hombre como pro-tagonista de la historia”.

Vuestra Fundación, el compromi-so de tantas y tantos vascos que serebelan frente al terrorismo son lamás importante razón para saber queaquí, en el País Vasco, la Justicia y lademocracia van a ganar el futuro.

La Ley de Partidos es una con-quista ética. Supone llamar legal a loque debe ser legal y declarar ilegal loque debe ser ilegal. La Ley de Partidoses una conquista ética que sirve pa-ra clarificar las cosas y llamarlas porsu nombre, desenmascarando tapa-deras institucionales que, sirviéndosede la democracia, no son sino instru-mentos de violencia, coacción ychantaje, piezas activas, en definiti-va, de un proyecto totalitarista.

La Ley de Partidos es una con-quista democrática. En este mo-mento se plantean con claridad dosopciones. La opción democrática,que apuesta por la cohesión, la con-vivencia y el pluralismo. Que apues-ta por los valores de la Constitucióny la defensa del Estatuto de Auto-nomía. Que sabe distinguir entre lasvíctimas y los verdugos. Que optapor estar cerca de las primeras y lu-char con toda la fuerza del Estadode Derecho contra los segundos.

Frente a la alternativa democráti-ca se alza un modelo de exclusión, deconfrontación, un modelo de “cainis-

mo étnico” en palabras del ya citadoprofesor Jover. Conviene recordar lascategorías históricas con las que es-te profesor definía los distintos mo-delos de nacionalismo que se dieronen la historia de nuestra España. Unmodelo, el del nacionalismo conser-vador retrospectivo, que miraba ha-cia atrás en busca de conservar unasupuesta raíz identitaria. El otro erael nacionalismo proyectivo, que másrecientemente se corresponde con elde la izquierda marxista en busca deuna utópica revolución para llegar auna sociedad totalitaria mediante lalucha de clases.

Los dos nacionalismos en sucomponente radical, han fracasado.Su fracaso ha llevado a la conver-gencia en un mismo proyecto de loque fueron modelo antagónicos.Hoy quienes en uno u otro lado hanoptado por el radicalismo, conver-gen hacia un nacionalismo destruc-tivo, étnico y excluyente que no ga-rantiza el derecho a vivir en libertada quienes no están ungidos por laluz de la pertenencia a esa identi-dad excluyente, asentada en un pa-sado que nunca existió, o que aspi-ra a un futuro imposible sobre unarealidad falsa y con unos instru-mentos que carecen de raíz ética ylegitimidad democrática.

Pero la democracia siempre ganacuando hace de la realidad su ver-dad. La democracia no puede negarla evidencia.

Por eso nuestra responsabilidadhistórica es afrontar con determi-nación, efectividad y también, consolvencia jurídica, las amenazas querealmente padecemos, y muy en es-pecial, la principal de todas, como esla confusión entre la política y el te-rrorismo practicada por unos, alen-tada por otros y aprovechada portodos los que han elegido la opciónde la exclusión.

Como dijera el Ministro Acebesal presentar al parlamento la Ley dePartidos: “La democracia tiene ins-trumentos para cerrar los espaciosde impunidad, para acabar con laagresión ilegítima, para expulsar alterrorismo de la política y para evi-tar que el terrorismo se sirva de lapolítica para obtener sus fines”.

Quienes teniendo una historiapolítica centenaria no son capacesde llamar ilegal a lo ilegal, quienesno hacen frente a su propia respon-sabilidad de luchar con toda deci-sión ante el terrorismo, quienes pre-tenden hacernos creer que las vícti-mas son sólo un poquito víctimas ylos terroristas son sólo un poquitoterroristas, quienes sistemática-mente se oponen a cualquier inicia-tiva democrática para reforzar la lu-cha contra el terrorismo, cometenun error histórico y con él contraenuna enorme deuda moral con elpropio pueblo vasco.

No tengo ninguna duda que lahistoria, más pronto que tarde, pon-drá las cosas en su sitio. Antes odespués, ese partido centenario, siquiere tener algo que decir a las si-

“[…] mientras lainmensa mayoríatrabajamos desdehace cinco lustros,en un marco deconvivenciainédito yprivilegiado ennuestra historiamoderna,plasmado en laConstitución, pordesarrollar unademocraciaconsolidada cadavez más avanzada,por crecer ytransformar paraincrementar elbienestar común,para abrir puertasy ventanas haciala pluralidadinterior y hacia elmundo exterior,unos pocosdedican todos susesfuerzos aimponer su políticamatando a losdemás, y otroscuantos lesacompañanmultiplicandodesde la políticalos daños delterror,contribuyendo ageneralizar elmiedo y el dolor,provocando laexclusión de losadversarios, con elvano propósito deimponer por lafuerza lo que noconsiguen por elapoyodemocrático”

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guientes generaciones con dignidaddemocrática, acabará reconociendoesa deuda moral.

La Ley de Partidos es también laconquista ética de una democraciasin complejos. Como dijera recien-temente Jaime Mayor, “la Ley dePartidos constituye la síntesis o elresumen de la firmeza democrática,de la profundización del Estado deDerecho… supone la culminaciónpolítica de aquella movilización so-cial sin precedentes contra el terrorque se produjo a lo largo de toda lageografía española tras el asesinatode Miguel Ángel Blanco, conocidacomo Espíritu de Ermua”.

Es la propia democracia, la pro-pia sociedad la que se ha sacudidolos complejos y la que ha decididoluchar contra el terrorismo con elEstado de Derecho, pero con toda lafuerza del Estado de Derecho.

Los representantes de los ciuda-danos, quienes en el parlamentohan aprobado con el 95% de los vo-tos la vía constitucional para defen-der a la democracia de quienes em-plean las instituciones para imponerel terror, lo han hecho con el alien-

da sobre un respeto absoluto a losvalores y principios de la toleranciay la convivencia democráticos, vienea establecer con toda claridad, su-puestos de hecho intolerables encualquier democracia. La Ley esta-blece un procedimiento con todaslas garantías transparente y justo,que otorga, como corresponde enun Estado de Derecho al poder judi-cial la última palabra. En efecto, esla máxima Sala del máximo órganojurisdiccional, es decir, del TribunalSupremo, la que decide sobre la ile-galización de un partido políticoque de manera reiterada es instru-mento del terrorismo.

Quiero detenerme aquí en unpunto importante. Antes es precisorecordar que en muchos países laLey permite ilegalizar partidos polí-ticos por motivos ideológicos. El Tri-bunal Constitucional alemán ilega-lizó el comunismo como ideología.La legislación francesa vigente, exi-ge de los partidos políticos la adhe-sión a la forma republicana del Es-tado, el respeto a la integridad terri-torial y al principio de la soberaníapopular.

No ha sido éste nuestro modelo.No se ha hecho una Ley contra lasideologías. Se ha hecho una Ley afavor de los partidos políticos queimpulsan la convivencia y la tole-rancia; una Ley que ilegaliza hechosreiterados y explícitos de apoyo alterrorismo.

Quienes no han sabido estar a laaltura moral de la sociedad propa-gan, insistentemente, una mentira.Conviene desenmascararla. La Leyde Partidos Políticos, que entró envigor el pasado día 29 de junio, esuna Ley que no ilegaliza ideologías.

Todas las ideas, todas las ideolo-gías, todos los proyectos puedendefenderse, si no emplean los ins-trumentos del terror como forma de

to que supone tratar de estar a laaltura moral de esa sociedad demo-crática madura que hoy planta caraal terror.

Como dice Víctor Pérez Díaz, “latalla de los políticos depende de quesepan respetar y hacer respetar unorden de libertad, lo que incluye ha-cer respetar el Estado de Derecho”.Quienes han impulsado y aprobadoesta Ley no han hecho ni más ni me-nos que cumplir con su responsabili-dad: estar a la altura moral y demo-crática de una sociedad que luchasin complejos frente al terrorismo.

Las democracias maduras tieneninstrumentos para dejar fuera de laLey a quienes pretenden esconderseen el beneficio que otorgan las ins-tituciones democráticas con el úni-co objetivo de socavarlas y destruir-las. Así sucede en democraciasasentadas como Francia, como Ale-mania o como Estados Unidos.

En esta línea de calidad demo-crática, de construir una democra-cia de excelencia, está la Ley dePartidos que acaba de aprobar elParlamento. La Ley, de factura cons-titucionalmente impecable, asenta-

“La democraciatiene instrumentospara cerrar losespacios deimpunidad, paraacabar con laagresión ilegítima,para expulsar alterrorismo de lapolítica y paraevitar que elterrorismo se sirvade la política paraobtener sus fines”

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imposición. Como dice el mismoPérez Díaz, “lo fundamental son losinstrumentos de persuasión: sóloson tolerables aquellos compatiblescon el Estado de Derecho sobre elque se asiente un orden de libertad”.

Se ha aprobado una Ley que ile-galiza hechos, actividades reitera-das, nunca ideas, pensamientos oideologías.

El Partido Nacionalista Vasco,que no tuvo el valor de estar a la al-tura moral de nuestra democraciaapoyando la Ley, esconde su ver-güenza, criticando una Ley que sen-cillamente no existe.

La Ley, primero cuando empezóa elaborarse; después cuando sedialogó parlamentariamente contodo el que no quiso autoexcluirse,y, finalmente cuando, se aprobó, fuesiempre destinada a ilegalizar elpartido que desarrolle, y cito literal-mente: “una actividad que atentesistemáticamente contra los dere-chos fundamentales, fomente, pro-picie, ampare o legitime la violencia,trate de hacer desaparecer las con-diciones que hacen posible la de-mocracia y el pluralismo, comple-mente la acción de organizacionesterroristas o contribuya a multipli-car los efectos de la violencia o elmiedo que generan”.

Es evidente que no puede un de-mócrata decir que debe ser legal unpartido que “de manera reiteradaacompaña la acción de la violenciacon programas y actuaciones quefomentan el enfrentamiento y con-frontación civil ligada a la actividadde los terroristas”.

Es evidente que no puede un de-mócrata sostener sin sonrojo, quedebe considerarse legal un partidoque de manera sistemática y reite-rada, y vuelvo a la literalidad de laLey, “persiga intimidar, hacer desis-tir, neutralizar o aislar socialmente a

blicas completen la red de financia-ción mafiosa que empieza con el se-cuestro, el robo o el chantaje.

Se equivocan quienes plantean alos ciudadanos una democracia in-defensa y resignada frente a quie-nes utilizan las instituciones políti-cas para continuar su guerra parti-cular, frente a quienes expulsan aquienes no piensan como ellos desus pueblos o de sus cátedras o desus parroquias, o frente a quienesno dejan que una alcaldesa libre ymayoritariamente elegida en demo-cracia pueda, tan sólo, asomarse albalcón de su Ayuntamiento.

Decía Karl Popper, tan recordadoestos días de su centenario, que losproblemas de la democracia se re-suelven con más democracia. Es loque se ha hecho: la respuesta de-mocrática a las acciones totalitaris-tas que amenazan o secuestrannuestra democracia.

Soy plenamente consciente deque cuando la democracia toma lainiciativa puede haber personas, al-gunas de ellas incluso bienintencio-nadas, que planteen el impulso de-mocrático en términos de temor auna mayor crispación o confronta-ción.

Querría transmitir a quienespropagan estas reflexiones bien in-tencionadamente, —desisto de ha-cerlo a quienes lo hacen con la insa-na intención de mantener a nuestrademocracia resignada o indefensa—, querría transmitirles digo, la con-fianza de que la vía constitucionales un paso más para poner fin a la

quienes se oponen a la actividad delos terroristas, haciéndoles vivir co-tidianamente en un ambiente decoacción, miedo, exclusión o priva-ción básica de las libertades, y, enparticular de la libertad para opinary para participar libre y democráti-camente en los asuntos públicos”.

Es evidente que hace falta mu-cha complicidad, para considerarque debe ser legal un partido que demanera reiterada y sistemática “décobertura, organice, financie y con-tribuya a las acciones de desorden,violencia, intimidación o coacciónsocial vinculadas al terrorismo”.

Estas conductas, las que obvia-mente no puede tolerar una socie-dad decidida a defender la demo-cracia y la libertad con el Estado deDerecho, y sólo éstas son las queponen fuera de la Ley a un partidopolítico.

Se trata sencillamente de llamara las cosas por su nombre. Cual-quiera que sea la ideología demo-crática que se tenga, nadie puedeconsiderar admisibles tales conduc-tas que aniquilan los derechos hu-manos. La mejor prueba de ello esque ha recibido el voto favorable, elapoyo histórico del 95% de las Cá-maras. Bueno es recordar que entreellos hay más votos de los represen-tantes democráticos del País Vasco,que de los que se opusieron.

Como dice un ilustre constitu-cionalista, “la democracia tiene lacapacidad de no dejarse nuncaatropellar sólo a condición de mirarcara a cara a la realidad”.

Y la realidad es que no puede serun partido vivero o refugio de asesi-nos, cátedra de violencia, centro deapoyo logístico a los terroristas oaparato de financiación, gestión opropaganda de las organizacionesviolentas. No puede consentir la de-mocracia que las subvenciones pú-

“Se ha aprobadouna Ley queilegaliza hechos,actividadesreiteradas, nuncaideas,pensamientos oideologías. El PartidoNacionalistaVasco, que no tuvoel valor de estar ala altura moral denuestrademocraciaapoyando la Ley,esconde suvergüenza,criticando una Leyque sencillamenteno existe”

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más insoportable de las más crispa-das realidades.

Después de mil asesinatos, conmiles de exiliados, con miles de per-sonas que no pueden hacer una vi-da cotidiana en libertad, la demo-cracia tiene el derecho y el deber dedefenderles.

En una sociedad en la que casidos mil personas llevan escolta,entre ellos toda la oposición, em-presarios, periodistas, políticos, pro-fesores, jueces, fiscales, párrocos ofuncionarios del Estado; en la queincluso una señora que limpia baresde madrugada, debe realizar su hi-giénico oficio con escolta por habercometido la osadía de ser concejaldemocrática de su pueblo, la demo-cracia tiene la obligación de defen-derles.

En una sociedad en la que el pá-rroco de un pueblo es imputadodesde las instituciones, puesto en elpunto de mira del terror y obligadoa llevar escolta; en que se niega elacceso a la cátedra a quienes de-muestran mérito y capacidad paraello o, en la que se expulsa a los queya la habían alcanzado; en esa so-ciedad, la democracia tiene la obli-gación de tomar la iniciativa.

Las ansias de paz y de libertadson nuestro objetivo. Pero no se al-canzan éstas claudicando. ¡Qué agusto se está viviendo en democra-cia y que ganas dan de luchar por-que mejore cada día, con la ayudade todos los que creen en ella!. ¡Yqué vergüenza dan los tibios, losconformistas, los nostálgicos, losviolentos, los que sólo saben dedi-carse a quitar de en medio, con laviolencia, o la pasividad ante losviolentos, a quienes no piensan co-mo ellos, ni sienten como ellos, niquiere ser como ellos, pero sí quie-ren vivir aquí! ¡Qué vergüenza dan!

Quiero recordar un muy esclare-

cedor pasaje de nuestra historia eu-ropea. Cuando Chamberlain, primerministro británico, vuelve de Berlíntras negociar con Hittler, al aterrizarmuestra a la opinión pública británi-ca, un papel y declara “it brings thepeace for our times”, este documen-to trae la paz para nuestra era. Elpueblo británico ansioso de la paz ypoco dado a las manifestacionesmultitudinarias, se lanzó en esa oca-sión a la calle para vitorear al “granpacificador”, al que acompañó en to-do su recorrido, desde el aeropuertohasta el 10 de Downing Street.

Al día siguiente se celebró en laCámara de los Comunes un históricodebate parlamentario. Una voz, la deWinston Churchill, se alzó frente alacuerdo, dejando escrita una frasetan solemne como profética: “la de-bilidad de los demócratas hacefuerte a los violentos”.

Implacablemente los hechos ledieron la razón. A los pocos días,Hittler arrasó Europa. La ilusión porla paz se precipitó en una guerra enla que se le había entregado al ene-migo la potencia de otras nacioneshasta ese momento aliadas. La debi-lidad e indolencia de los demócratashizo más fuerte la violencia nazi.

Vuelvo a nuestro país. Hace unos

años, mi buen amigo Joaquín Al-munia escribía en sus “Memoriaspolíticas”, que “el auténtico conflictovasco consiste en que a las puertasdel siglo XXI, una minoría no asumelas reglas más elementales de la con-vivencia democrática”. Comparto lareflexión. Estoy seguro que el propioJoaquín comparte que hoy le añada-mos algo más. Ahora que ya hemosentrado en el siglo XXI y después decelebrar 25 años de democracia ma-dura, esta reflexión debe llevar a unadecisión que expresó recientementeel Presidente del Gobierno y que su-pone considerar que, “ningún deberpara todo demócrata es tan ineludi-ble como el de combatir con tenaci-dad a los terroristas y apoyar a susvíctimas con la obligación y con elreconocimiento que se merecen”.

En este compromiso está la Leyde Partidos Políticos, que se ha he-cho desde el respeto y la defensa dela democracia. Y se hizo para seraplicada con el mismo respeto y endefensa de la democracia.

En este compromiso se encuentrala Fundación para la Libertad, quehoy me ha hecho el honor de com-partir unas reflexiones en voz alta.

Bien vale al nombre de la Funda-ción lo que Benjamín Franklin es-cribió a B. Vaughan el 14 de marzode 1783: “Where liberty dwells, the-re is my country”, es decir, “dondemora la libertad, allí está mi país”.Vosotros estáis construyendo en es-ta tierra vasca, nuestra tierra vasca,en la que echaron raíces mis antepa-sados maternos, estáis construyen-do, digo, la patria común de todoslos que, sean de donde sean, aman lalibertad.

Muchas gracias por vuestroejemplo que, tened la seguridad, esel anuncio de un País Vasco con unfuturo de convivencia, democracia ylibertad.

“Después de milasesinatos, conmiles de exiliados,con miles depersonas que nopueden hacer unavida cotidiana enlibertad, lademocracia tieneel derecho y eldeber dedefenderles”

Las ansias de paz y delibertad son nuestro objetivo.

Pero no se alcanzan éstasclaudicando.‘ ‘

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La reciente entrada en vigor de laLey de Partidos aprobada haceapenas unas semanas en el Con-greso de los Diputados, ha copa-do el interés de la opinión públi-ca ante la probable inminenciade la ilegalización de Batasuna.El inicio de las actuaciones ten-dentes a dicho fin, tanto por par-te del Gobierno Central como delpropio juez de la Audiencia Na-cional Baltasar Garzón, pone demanifiesto asimismo la existen-cia de una voluntad expresa dehacer cumplir la referida Ley entodos sus extremos.

Todo ello ha conducido a un po-sicionamiento claro de los distintosgrupos políticos, conscientes de quenos hallamos ante una de aquellasdecisiones que pueden cambiar elcurso de la historia de un país.

Por parte de aquellos partidoscontrarios a la ilegalización de Bata-suna (básicamente los nacionalistasdel PNV y de EA, así como IzquierdaUnida) se alega tanto la falta deoportunidad política de dicha deci-sión, por cuanto implica dejar sin re-presentación a un sector de la socie-dad vasca, como la supuesta incons-titucionalidad de la norma en cues-tión, al afectar a derechos funda-mentales de manera injustificada.

A mi modo de ver, sin embargo,dicha argumentación resulta abso-lutamente falaz, y carece de fuerzaargumentativa alguna. En primerlugar, si bien es evidente que existeun electorado que apoya a Batasu-na, ello no obsta para afirmar un hi-potético carácter antidemocráticode dicha formación. Con base en lareferida lógica discursiva, ningúnpartido político cualquiera que fue-ra su ideología (nazi, xenófoba, an-tisemita, etc.) podría ser prohibido apoco que ostentase algún tipo derepresentación social.

Desde el punto de vista jurídico,de nuevo considero que la argumen-tación de los partidos contrarios a lailegalización de Batasuna resultaconscientemente arbitraria, porcuanto si bien es cierto que efecti-vamente dicha Ley supone limita-ciones efectivas de derechos funda-mentales, no menos cierto es queestos mismos en ninguna democra-cia consolidada tienen carácter ab-soluto y efectivamente pueden serobjeto de restricciones en supuestosexcepcionales tasados.

En mi opinión, la Ley de Partidosvigente refleja un necesario cambiode orientación en la lucha contra elentramado terrorista. Hasta haceapenas unos años, se considerabaque ETA y Batasuna constituían en-tes independientes, con una escasainterconexión orgánica entre ellos.Sin embargo, y al hilo fundamental-mente de las investigaciones judicia-les emprendidas por el juez BaltasarGarzón se ha demostrado en la esfe-ra jurídica algo que positivamente yasabíamos todos los que de una formau otra sufrimos la violencia del en-torno proetarra. Es decir, que ETA yBatasuna no son más que una mis-ma cosa, y que ETA se extinguiría encuestión de meses si no fuera por elapoyo logístico, material y humano

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Gotzone Mora

Profesora de la Universidad del País Vasco.Juntas Generales de la Diputación de Bizkaia por el PSE-PSOE.

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“En primer lugar, sibien es evidenteque existe unelectorado queapoya a Batasuna,ello no obsta paraafirmar unhipotéticocarácterantidemocráticode dichaformación. Conbase en la referidalógica discursiva,ningún partidopolítico cualquieraque fuera suideología (nazi,xenófoba,antisemita, etc.)podría serprohibido a pocoque ostentasealgún tipo derepresentaciónsocial”

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que se le presta desde personas per-tenecientes a Batasuna.

Con estos datos en la mano, ca-be preguntarse ¿qué más dudas ca-ben en relación con el carácter an-tidemocrático de Batasuna? Porqueaquí no estamos hablando de unsimple apoyo por omisión como su-gieren algunos destacados líderespolíticos nacionalistas, es decir, losrepresentantes de Batasuna no selimitan a no condenar los atenta-dos, sino que muchos de ellos hansido condenados por colaboracióncon banda armada o incluso por larealización de actividades terroris-tas. Asimismo, la propia organiza-

ción de la llamada lucha callejera(kale borroka) no responde a un fe-nómeno espontáneo de un grupo li-mitado de jóvenes sino que atiendea consignas claras suministradasdesde organizaciones del mundo ra-dical, que amparadas en la legalidadfomentan la violencia, la amenaza yel chantaje.

Lo que hay que poner de mani-fiesto es que esta Ley de Partidos enmodo alguno supone una amenazapara organizaciones y opciones po-líticas anti-sistema, siempre queutilicen medios pacíficos de defensade sus ideas. En España es legítimoabogar por la independencia de

cualquier ente territorial, lo que enmodo alguno es tolerable es apoyarideológica y materialmente la vio-lencia terrorista. Abogar por un mo-delo de Ley de Partidos como el ac-tual no supone como pretenden al-gunos un debilitamiento de los pila-res de nuestro sistema democrático,sino un reforzamiento del mismo,ya que únicamente desde el respetoa los derechos humanos del prójimoy en especial del derecho a la vida,cabe el ejercicio de la política activa.Lo contrario supone ceder ante elchantaje radical, y una democraciaque se quiere a sí misma no puedetolerar lo anterior.

“Con estos datosen la mano, cabepreguntarse ¿quémás dudas cabenen relación con elcarácterantidemocráticode Batasuna?”

Actitud de los vascos ante ETA. Francisco José Llera. Euskobarómetro, noviembre de 2002.

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1. Planteamiento.

Una reciente sentencia del TribunalEuropeo de Derechos Humanos (enadelante, TEDH) ha venido a culminaruna serie de pronunciamientos en losque, en los últimos años, el supremointérprete del Convenio se ha enfren-tado a distintas actuaciones naciona-les que han implicado la disolución devarios partidos políticos. En efecto, laSentencia del Tribunal Europeo deDerechos Humanos (STEDH) de 9 deabril del presente año, en el caso Ya-zar, Karatas, Aksoy y el Partido delTrabajo del Pueblo c. Turquía, cierra,al menos de momento, una listaabierta con la sentencia que decidió lademanda del Partido ComunistaUnificado de Turquía c. Turquía (de30 de enero de 1998), a la que siguie-ron los casos Partido Socialista yotros c. Turquía (STEDH de 25 demayo de 1998), Partido de la Liber-tad y de la Democracia c. Turquía(STEDH de 8 de diciembre de 1999) yPartido de la Prosperidad y otros c.

Turquía (STEDH de 31 de julio de2001)1. En todos los supuestos las di-soluciones habían sido, en el orden in-terno, el resultado de la intervencióndel Tribunal Constitucional de Tur-quía en ejercicio de las competenciasque le reconocen la Constitución y laLey “sobre la reglamentación de lospartidos políticos”2.

Las referencias a la jurisprudenciaestrasburguense en la materia estánsiendo abundantes en nuestro país alhilo del debate sobre el proyecto de

Ley Orgánica de Partidos Políticos,tanto en ámbitos periodísticos y polí-ticos, como técnicos3. En este senti-do, las líneas que siguen pretenden, apartir de las sentencias citadas, for-mular el que podría considerarse co-mo test de convencionalidad en lamateria. En otros términos: ¿cuándoresulta compatible con el art. 11CEDH la disolución de un partido po-lítico?4. De la utilidad del conoci-miento del case-law del TEDH pocopuede, a estas alturas, dudarse: másallá de su necesario manejo en even-tuales demandas contra España, elmandato que resulta del art. 10.2 CEimpone a todos los intérpretes nacio-nales del derecho de asociación (art.22 CE), desde el legislador hasta elTribunal Constitucional, su exégesisde conformidad no sólo con el art. 11

La disolución de partidos políticos y el derecho de asociación: el test de convencionalidad (art. 11 CEDH)*

Alejandro Saiz Arnaiz

Catedrático de Derecho Constitucional (UPV-EHU).

“Una recientesentencia delTribunal Europeode DerechosHumanos (enadelante, TEDH)ha venido aculminar una serie depronunciamientosen los que, en losúltimos años, elsupremointérprete delConvenio se haenfrentado adistintasactuacionesnacionales quehan implicado ladisolución devarios partidospolíticos”

* El presente trabajo fue publicado en el número 533 de la Revista “Actualidad Jurídica Aranzadi”. Con la pertinente autorización de Editorial Aranzadi S.A. apareceahora en “Papeles de Ermua (IV)”. Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH).

1 A partir de este momento todas estassentencias se citarán únicamente por elnombre del partido político implicado.A título puramente informativo, aunque eldato bien puede consentir una cierta lectu-ra, recordaré que en los cuatro casos en losque se concluye la vulneración del art. 11CEDH a resultas de la disolución del respec-tivo partido político, el Tribunal (en forma-ción de Gran Sala tres ocasiones) se expresópor unanimidad. Unicamente cuando se re-chazó la demanda, convalidando así la diso-lución (en la STEDH relativa al Partido de laProsperidad), el Tribunal se fracturó prácti-camente en dos mitades, al firmar tres delos siete integrantes de la Sala una dissen-ting opinion.2 En el voto particular discrepante queacompaña a la STEDH en el caso del Partidode la Prosperidad se recuerda que “en los úl-timos años” el Tribunal Constitucional deTurquía ha disuelto quince partidos políticos.

3 Me refiero ahora al Informe del ConsejoGeneral del Poder Judicial sobre el antepro-yecto de ley orgánica, aprobado el 15 deabril, y al Dictamen emitido por la ComisiónPermanente del Consejo de Estado el día 18del mismo mes. En ambos documentos sealude en repetidas ocasiones a distintassentencias del TEDH.4 Quedan, así pues, fuera del ámbito deeste análisis algunos otros contenidos delConvenio, en particular su art. 7, desde losque también podría evaluarse el menciona-do (y polémico) Proyecto.

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del Convenio sino también con la (ri-ca y matizada) jurisprudencia queelabora el Tribunal que, en última ins-tancia, lo garantiza.

2. El marco del control por elTEDH: cualesquiera hechos ytodo el Derecho

Dejando aquí de lado los requisitosde admisibilidad de una demanda(arts. 34 y 35 CEDH) iniciaremosnuestro repaso aludiendo a las con-diciones en las que, en esta concre-ta materia (disolución de partidospolíticos), el propio Tribunal de Es-trasburgo ha insistido al delimitarsu ámbito de actuación.

Así, y en primer lugar, frente alas pretensiones del Gobierno deTurquía en algunos de los cinco ca-sos citados más arriba el Tribunalentendió que no podía compartir latacha de incompetencia según lacual la disolución, que traería causade la incompatibilidad directa con laConstitución del programa o de lasactividades del partido, había de ser,por ese solo hecho (la “inconstitu-cionalidad”), ajena al conocimientodel TEDH. Reiterando una posiciónya consolidada se insiste de nuevoen estas sentencias en que “ningu-na parte de la ‘jurisdicción’ de losEstados miembros” se sustrae al“imperio del Convenio”. De modo

“En otrostérminos, y sinmatices: ladisolución de unpartido político escontrolable por elTEDH cualquieraque sea el motivoque la justifiquenacionalmente(incluso aunquequiera hacersederivar de suinmediatainconstituciona-lidad)”

que “la organización institucional ypolítica de los Estados miembrosdebe respetar los derechos y princi-pios inscritos en el Convenio”, im-portando “poco, a este respecto,que se enjuicien disposiciones cons-titucionales o legislativas”5.

En otros términos, y sin matices:la disolución de un partido políticoes controlable por el TEDH cual-quiera que sea el motivo que la jus-tifique nacionalmente (incluso aun-que quiera hacerse derivar de su in-mediata inconstitucionalidad). Alproteger el Convenio derechos“concretos y efectivos”, y “no teóri-cos o ilusorios”, la tutela del art. 11“se extiende a toda la duración de lavida de las asociaciones y (...) su di-solución por parte de las autorida-des de un país debe satisfacer, enconsecuencia, las exigencias del pá-rrafo 2 de esta disposición”6.

Por otro lado, y siempre acotan-do los (muy amplios) márgenes desu control, el TEDH insiste en todoslos pronunciamientos analizados enque su tarea no consiste en “susti-tuir a los tribunales internos com-petentes”, sino en verificar a la luzdel art. 11 las decisiones por ellosadoptadas “en virtud de su poder deapreciación”. Ahora bien, su inter-vención no se limitará a “investigarsi el Estado demandado ha utilizado

5 Véase, por todos, Partido Comunista Uni-ficado, apdos. 24 y ss., en particular 29 y 30.Resulta oportuno en este momento traer acolación la STEDH en el caso Rekvényi c.Hungría, de 20 de mayo de 1999, en la queen última ratio se fiscalizó la compatibilidadcon el Convenio de la disposición de la Cons-titución húngara reformada en 1993 queimpedía a los militares de carrera, policías ymiembros de los servicios civiles de la segu-ridad nacional la afiliación a un partido po-lítico y el ejercicio de actividades políticas.6 Partido Comunista, apdo. 33.

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ese poder de buena fe, con cuidadoy de manera razonable”, sino que “elTribunal debe convencerse de quelas autoridades nacionales han apli-cado las normas conforme a losprincipios consagrados por el artí-culo 11 y, además, basándose en unaapreciación aceptable de los hechospertinentes”7.

En definitiva: el TEDH puede revi-sar la valoración de los hechos y laaplicación del Derecho (…en la prác-tica, del Derecho nacional en sucompatibilidad con el convencional).

En fin, y para poner término aeste apretado recordatorio sobre elámbito del control desplegado porel TEDH, no puede desconocerseque si bien las autoridades naciona-les disponen de un “margen deapreciación” al aplicar al caso con-creto las posibilidades de injerenciao limitación que el Convenio abrepara ciertos derechos en él presen-tes (en particular, arts. 8-11), la in-terpretación que debe hacerse deaquéllas sólo puede ser estricta y, entodo caso, será valorada por el Tri-bunal cuando conozca de una de-manda que tenga por objeto algunode tales derechos. La doctrina delmargen de apreciación nacional,formulada de manera acabada yaen 1976 en el caso Handyside, y ex-plicable en clave de subsidiariedad,no puede concebirse, así las cosas,sin el correspondiente (y último)control estrasburguense, con lo que

estaríamos en presencia de un datodecisivo que avala la amplitud de laintervención del TEDH8.

Para el derecho de asociación ensu vertiente política, y en los su-puestos de ablación del mismo quese concretarían en la disolución delpartido, el Tribunal ha explicitadocon rotundidad en las sentenciascomentadas lo muy limitado delmargen de apreciación del que dis-frutan las autoridades estatales:“(...) las excepciones contempladasen el artículo 11 requieren, con res-pecto a los partidos políticos, unainterpretación estricta, pudiendoúnicamente razones convincentes eimperativas justificar restricciones asu libertad de asociación. Para juz-gar en tal caso la existencia de unanecesidad en el sentido del art. 11.2,los Estados contratantes sólo dispo-nen de un margen de apreciaciónreducido, que se duplica con uncontrol europeo riguroso que afectaa la vez a la ley y a las decisionesque la aplican, incluidas las de unTribunal independiente. (...) Tal con-trol se impone [a fortiori] cuando setrata de la disolución de todo unpartido político y de la prohibiciónque afecta a sus responsables de

ejercer en el futuro cualquier otraactividad similar”9.

Éste generoso entendimiento dela propia función fiscalizadora de ladecisión nacional por la que se di-suelve un partido se ha visto mati-zado en la única decisión en la que elTribunal ha avalado la disolución.Me refiero a la STEDH en el caso delPartido de la Prosperidad, en la quepuede leerse que, si bien “el margende apreciación de los Estados debeser estrecho en materia de disolu-ción de partidos políticos (...), el Es-tado implicado puede razonable-mente impedir la realización de talproyecto político, incompatible conlas normas del Convenio, antes deque sea puesto en práctica median-te actos concretos que corren elriesgo de comprometer la paz civil yel régimen democrático en el país”10.

Resultaría así que el TEDH seplegaría o acomodaría a la aprecia-ción nacional, avalándola, en con-cretas circunstancias como las exis-tentes en el caso ahora recordado,en el que un partido de inspiraciónislamista disponía de serias opcio-nes de trasladar su programa al pla-no legislativo. En el mismo sentido,y sobre este aspecto se volverá más

7 Véanse las SSTEDH en los casos PartidoComunista, apdo. 47; Partido Socialista, ap-do. 44; Partido de la Libertad y de la Demo-cracia, apdo. 39; Partido de la Prosperidad,apdo. 52; Partido del Trabajo, apdo. 51.

8 Sobre el “margen de apreciación” en lajurisprudencia del TEDH puede consultarse P.van Dijk y G.J.H. van Hoof, Theory and Prac-tice of the European Convention on HumanRights, La Haya, 3ª ed., 1998, pp. 82 y ss.

9 Partido Comunista, apdo. 46. De igualtenor, Partido Socialista, apdo. 50, y Partidode la Libertad y de la Democracia, apdo. 44.10 Apdo. 80.

“Por si hubieraalguna duda sobreel significado desus palabras, elTribunal deEstrasburgo, enlas dos últimassentenciasestudiadas haexplicitado estaidea en lossiguientestérminos:‘(...) un partidopolítico puedehacer campaña afavor de uncambio de lalegislación o delas estructuraslegales oconstitucionalesdel Estado con doscondiciones: 1) los mediosutilizados a esteefecto deben serdesde todo puntode vista legales ydemocráticos; 2) el cambiopropuesto debeser él mismocompatible con los principiosdemocráticosfundamentales”

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adelante, el Tribunal, y en su mo-mento la Comisión, han estimado,compartiendo el criterio de los ór-ganos nacionales, que la lucha con-tra el terrorismo puede consentirinjerencias en los derechos funda-mentales sobre los que se manifies-ta la doctrina de la que ahora veni-mos tratando que resultarían into-lerables en otras circunstancias. Enconsecuencia, el margen de aprecia-ción parece crecer en ciertos su-puestos, limitándose, en la mismamedida, el poder de control del últi-mo intérprete del CEDH.

3. Pluralismo, partidos políti-cos y debate público: la ga-rantía del Convenio

De cuanto acaba de dejarse escritoresulta una actitud tendencialmen-te garantista del TEDH en lo relati-vo a los contenidos del derecho deasociación para los partidos políti-cos. Dicha actitud, que no significa—ya se ha dicho, y sobre ello se vol-verá más adelante— el desconoci-miento por el Tribunal de los límitesque, en concretas circunstancias,pueden imponer las autoridadesnacionales a la actividad y a la pro-pia existencia de aquéllos, trae cau-sa de la vinculación del Conveniotodo a una cierta idea, fácilmentecompartible, de la democracia y,más en concreto, de dos de los pila-res en los que ésta se sustenta: elpluralismo y el libre debate de ideas.Veámoslo con algo de detenimiento.

Hemos recordado anteriormenteque el art. 11 CEDH no alude a lospartidos políticos, aunque sí lo hacea los sindicatos. Sin embargo, y nopodría haber sido de otro modo, laComisión Europea de Derechos Hu-manos reconoció tempranamente,aunque de modo implícito, quetambién a los partidos afectaba el

derecho de asociación allí declara-do. Y lo hizo, precisamente, en laprimera demanda (y única hasta elmomento en el que se deciden loscasos objeto de comentario) en laque se cuestionó ante Estrasburgola disolución de un partido político:en el caso Partido Comunista deAlemania y otros c. Alemania11.

El punto de partida de esta op-ción jurisprudencial que más arribacalificaba como garantista tieneque ver con la consideración de lademocracia (a la que alude el Pre-ámbulo del Convenio vinculándolaal mantenimiento de las libertadesfundamentales en él presentes) co-mo “un elemento fundamental delorden público europeo”, esto es,“como el único modelo político con-templado por el Convenio y, por lotanto, el único compatible conella”12. Pues bien, “los partidos polí-ticos representan una forma de aso-ciación esencial para el buen fun-cionamiento de la democracia”13 ypara el “mantenimiento del pluralis-mo”, en ausencia del cual “no existedemocracia”.

Una democracia que es irrenun-ciable por el propio soberano a te-

“De ello se derivanecesariamenteque un partidopolítico cuyosresponsablesincitan a recurrir ala violencia oproponen unproyecto políticoque no respetauna o variasnormas de lademocracia o quetiende a ladestrucción deésta así como aldesconocimientode los derechos ylibertades queésta reconoce, nopuede prevalersede la proteccióndel Conveniocontra lassancionesimpuestas porestos motivos”

11 Demanda núm. 250/57, declarada inad-misible por la Comisión en fecha 20 de juliode aquel mismo año.Sobre la inclusión de los partidos en el art. 11CEDH puede consultarse, por todos los casosque aquí se estudian, Partido Comunista, ap-do. 24: “No se podría, por lo tanto, concluir,como lo hace el Gobierno, que al mencionara los sindicatos —por razones basadas prin-cipalmente en debates en curso en la épo-ca—, los autores del Convenio hayan pensa-do excluir a los partidos políticos del campode aplicación del artículo 11”.12 Partido Comunista, apdo. 45.13 Partido Comunista, apdo. 25. Las expre-siones literales que se recogerán en las pró-ximas líneas corresponden todas a estaSTEDH, apdos. 31 y ss.

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o inquietan”15. Poco puede extrañar,así las cosas, que el Tribunal sosten-ga que una medida como la disolu-ción “afecta (...) al estado de la de-mocracia en el país del que se trata”.

Por lo tanto, en el caso de lospartidos el vínculo entre los arts.10 y 11 CEDH se manifiesta en elterreno de los respectivos progra-mas y actividades políticas y en eldebate público que los mismos fo-mentan, sin que pueda, en ningúncaso, situarse el límite para ellos enel obligado respeto a ciertos princi-pios y estructuras constitucionalesexistentes en un momento dado yque vayan más allá de los conteni-dos indisponibles, a juicio del TEDH,para un régimen democrático: “For-ma parte de la esencia de la demo-cracia permitir la propuesta y dis-

cusión de proyectos políticos dis-tintos, incluso de aquéllos que pon-gan en cuestión el modo de organi-zación actual de un Estado, con talde que no supongan un atentado ala propia democracia”16.

Por si hubiera alguna duda sobreel significado de sus palabras el Tri-bunal de Estrasburgo, en las dos úl-timas sentencias estudiadas, ha ex-plicitado esta idea en los siguientestérminos: “(...) un partido políticopuede hacer campaña a favor de uncambio de la legislación o de las es-tructuras legales o constitucionalesdel Estado con dos condiciones: 1)los medios utilizados a este efectodeben ser desde todo punto de vis-ta legales y democráticos; 2) elcambio propuesto debe ser él mis-mo compatible con los principiosdemocráticos fundamentales. Deello se deriva necesariamente queun partido político cuyos responsa-bles incitan a recurrir a la violenciao proponen un proyecto políticoque no respeta una o varias normasde la democracia o que tiende a ladestrucción de ésta así como al des-conocimiento de los derechos y li-bertades que ésta reconoce, no pue-de prevalerse de la protección delConvenio contra las sanciones im-puestas por estos motivos”17.

Más en concreto, parece acep-tarse por el TEDH que un partido

nor de una rotunda declaración deprincipios del TEDH, para el que de-ja de ser una realidad “cuando lapoblación de un Estado, incluso ma-yoritariamente, renuncia a sus po-deres legislativo y judicial en benefi-cio de una entidad que no es res-ponsable ante el pueblo al que go-bierna, ya sea esta entidad laica oreligiosa”14.

Corresponde además al Estado lagarantía última del pluralismo, queen el terreno político se concreta enla obligación de organizar a interva-los razonables elecciones libres (art.3, Protcolo núm. 1) en las que la ex-presión de la opinión del pueblo “nopodría concebirse sin el concurso deuna pluralidad de partidos políticos”.Al suponer sus actividades un ejer-cicio colectivo de la libertad de ex-presión, la “irreemplazable” contri-bución de los partidos al debate po-lítico, “que se encuentra en el cora-zón mismo de la noción de sociedaddemocrática”, se concreta tambiénpara ellos en la garantía del art. 10CEDH, que, tal y como el Tribunal seencarga de repetir siempre que tie-ne ocasión, cubre no sólo las infor-maciones o ideas acogidas con fa-vor o consideradas indiferentes, mastambién “las que contrarían, chocan

14 Partido de la Prosperidad, apdo. 42 (elsubrayado está añadido).

15 Así, por ejemplo, en la STEDH de 9 deabril de 2002, Partido del Trabajo del Pueblo,y por referencia a la defensa del derecho deautodeterminación de los kurdos y al reco-nocimiento de sus derechos lingüísticos,presentes en declaraciones públicas de al-gunos líderes de dicho Partido, el Tribunalsostiene que si bien tales propuestas pare-cen chocar con las “líneas directrices de lapolítica gubernamental o las conviccionesmayoritarias en la opinión pública, el buenfuncionamiento de la democracia exige quelas formaciones políticas puedan introducir-las en el debate público a fin de contribuir aencontrar soluciones a cuestiones generalesque conciernen al conjunto de los actoresde la vida política” (apdo. 58).En esta misma decisión se hace notar, encontra del criterio del Tribunal Constitucio-nal turco, que las críticas de este partido alas actuaciones de las fuerzas del orden ensu lucha contra el terrorismo “no puedenconstituir, por sí solas, elementos de pruebapara asimilar a este Partido a los grupos ar-mados que practican la violencia”, insistien-do en su conocida doctrina según la cual los“límites de la critica admisible son más am-plios para el Gobierno que para un simpleparticular”(apdo. 59).

16 Partido Socialista, apdo. 47. Una de lasprincipales características de la democracia,puede leerse en la STEDH Partido Comunis-ta, “reside en la posibilidad que ella ofrecede resolver mediante el diálogo y sin recur-so a la violencia los problemas de un paíscuando estos molestan. En efecto, la demo-cracia se nutre de la libertad de expresión”(apdo. 57).17 Partido de la Prosperidad, apdo. 46. Enidéntico sentido, Partido del Trabajo delPueblo, apdo. 49.

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político no se contamina, situándo-se fuera del Convenio, por el solohecho de compartir postulados conuna organización terrorista. Así,cuando a juicio del Tribunal Consti-tucional de Turquía se estima que laapuntada coincidencia18 se concre-taría en el apoyo al terrorismo, elTribunal afirma que si se asumieraesta idea “(...) se disminuiría la posi-bilidad de tratar tales cuestiones enel marco de un debate democrático,y se permitiría a los movimientosarmados monopolizar la defensa deestos principios, lo que estaría encontradicción directa con el espíri-tu del artículo 11 y con los princi-pios democráticos en los que sefundamenta”19.

4. La disolución como “restric-ción” y la fiscalización sobre elfondo de la decisión nacional

La relevancia que para el papel delos partidos en el sistema conven-cional se deduce de la jurispruden-cia recién resumida no impide, entodo caso, la disolución de algunode ellos. Al tratar del margen deapreciación nacional en esta mate-ria ya hemos notado cómo el TEDHpuede, en ciertas circunstancias, in-crementar las posibilidades estata-les de injerencia, también en el de-recho de asociación política. Enefecto, ya en la primera de las SS-TEDH que se vienen analizado elTribunal reconoció, muy claramen-te, y tras insistir en la posición cen-

tral que las formaciones políticasocupan en el “régimen político ver-daderamente democrático” queridopor el Convenio, que de ello no sededuce que “las autoridades de unEstado en el que una asociación,mediante sus actividades, ponga enpeligro las instituciones, estaríanprivadas de derecho de protegerlas.A este respecto, el Tribunal recuer-da que ya ha juzgado inherente alsistema del Convenio una ciertaforma de conciliación entre los im-perativos de la defensa de la socie-dad democrática y los de la salva-guarda de los derechos individuales(...). Tal conciliación requiere que laintervención de las autoridades sehaga conforme con el párrafo 2 delartículo 11”20.

En consecuencia, toda limitación(restricción, en los términos del art.11) del derecho de asociación debe-rá adecuarse a los criterios fijadosen el segundo párrafo de la disposi-ción últimamente citada: habrá deestar prevista por la ley, perseguirun fin legítimo de los allí enumera-dos y ser necesaria en una sociedaddemocrática21. A estos contenidosdeberá adecuarse la decisión nacio-nal en el criterio del Tribunal deEstrasburgo.

Antes de pasar al análisis de losrequisitos recién apuntados convie-ne notar un cambio de tendencia en

la actitud de los órganos de garan-tía del Convenio cuando procedenal juicio de conformidad de las inje-rencias nacionales en forma de di-solución de un partido político. Uncambio que, en mi opinión, eviden-cia una actitud más favorable alejercicio del derecho implicado.

En la ya citada primera oportu-nidad en la que se planteó una de-manda por vulneración del art. 11CEDH (Partido Comunista de Ale-mania), la Comisión, para declararsu inadmisibilidad, se acogió a lasprevisiones del art. 17 del Conve-nio22 (que en la práctica se compor-

“Los fines quelegitiman lainjerencia en elámbito delderecho deasociación seencuentranenumerados en ladisposición queahora estudiamos.Se dice allí que lasrestricciones a losderechos aludidosen el primerapartado habránde constituirmedidasnecesarias en unasociedaddemocrática “parala seguridadnacional, laseguridad pública,la defensa delorden y laprevención dedelito, protecciónde la salud o de lamoral, o laprotección de losderechos ylibertades ajenos”

18 En el caso concreto, la defensa del dere-cho de autodeterminación y la reivindica-ción de derechos lingüísticos para los kur-dos, en la que coincidirían el Partido Comu-nista del Kurdistán (PKK, que practicaba enaquel entonces la violencia) y el Partido delTrabajo del Pueblo.19 Partido del Trabajo del Pueblo, apdo. 57.

20 Partido Comunista, apdo. 32.21 En general, sobre estas condiciones,puede consultarse P. van Dijk y G.J.H. vanHoof, op. cit., pp. 761 y ss. Tales requisitos serepiten, con ligeros matices, en los arts. 8, 9y 10 CEDH, 2 del Protocolo número 4 y 1 delProtocolo número 7.

22 Que alude a la prohibición del abuso delderecho y que impide el ejercicio de los de-rechos garantizados en el Convenio para larealización de actividades tendentes “a ladestrucción de los derechos o libertades” enaquél presentes.

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taría procesalmente como una ex-cepción de iniciativa gubernamen-tal), para evitar entrar en el análisisde la eventual lesión del derecho deasociación. Se entendió, con remi-sión también a los trabajos prepara-torios, que mediante dicho artículose trataba de impedir a las “corrien-tes totalitarias” (y el Partido Comu-nista lo sería al defender la dictadu-ra del proletariado) el disfrute de“los derechos de libertad para supri-mir los Derechos Humanos”. Una de-cisión que sólo puede explicarse, yjustificarse, en un contexto de gue-rra fría (estamos en 1957) y por re-ferencia al Partido Comunista... de(la dividida) Alemania de la época23.Pues bien, en los casos que ahoraestudiamos sólo después del análisisdel art. 11 el TEDH, tras decidir so-bre la convencionalidad de la inje-rencia, se despachó, en no más dedos o tres líneas, para concluir queno era necesario el examen del art.1724, o que de los hechos enjuicia-dos no resultaba que los partidos

implicados fueran a prevalerse delConvenio para acabar con el siste-ma democrático25. El art. 17 CEDHpasa así a un segundo plano26, sien-do lo relevante a efectos decisoriosla eventual vulneración del art. 11.

Tres eran, tal y como se recorda-ba más arriba, los aspectos a fiscali-zar por el TEDH, a tenor del segun-do apartado del art. 11 del Conve-nio, al conocer de la disolución deun partido político: la previsión porley de la medida injerente, la finali-dad legítima perseguida con la mis-ma y su carácter necesario en unasociedad democrática. Las dos pri-meras no parecen plantear en estoscasos particulares dificultades, si-tuándose en la tercera el punctumdolens del control.

a) La previsión por ley de la diso-lución del partido político.

En esta materia el criterio del Tri-bunal no resulta particularmenteexigente. La restricción del derechodebe encontrarse establecida en unaley nacional. En lo que ahora intere-

sa, y sin entrar en mayores comple-jidades, merece la pena recordar quelos requisitos de “calidad” que parala ley resultan de la jurisprudenciadel TEDH imponen su accesibilidad(que sea susceptible de ser conocidacomo norma aplicable al caso) y laprevisibilidad (que se encuentre for-mulada con la suficiente precisióncomo para permitir a sus destinata-rios prever, dentro de lo razonable,las consecuencias de su acción)27.

En todos los casos ahora estu-diados el TEDH ha entendido, sinmayores argumentaciones, que laprevisión resultaba tanto de laConstitución turca como de la Leyde partidos, que recogen la posibledisolución por el Tribunal Constitu-cional de los partidos políticos queen sus estatutos, programas o acti-vidades incurran en comportamien-tos o propuestas ideológicas prohi-bidas por aquéllas. También en sumomento la Comisión, en el casodel Partido Comunista de Alemania,estimó que el art. 21 de la Ley Fun-damental de Bonn cumplía con lasexigencias deducibles de la necesa-ria previsión legal de la injerencia.

“La demanda seplanteó por variosperiodistas de laRadio-Televisiónirlandesa contra lainstrucción de suDirección que,implementandouna ordenministerial dictadaen aplicación delas previsionescontenidas en laBroadcastingAuthority Act,impedía, entreotras, la emisiónde entrevistas conportavoces del IRA(organizaciónfuera de la ley) ytambién del SinnFein (partidolegal). La Comisiónentendió que estarestricción delderecho presenteen el art. 10 CEDHse justificaba porla protección de laseguridadnacional y por ladefensa del ordeny la prevención deldelito (art. 10.2CEDH), algo quepodía, al menos aprimera vista,resultar chocantepara un partidopolítico legal”

23 Mucho más recientemente, en el casoVogt c. Alemania, decidido en 1995, pero enel que se enjuiciaban injerencias estatales enel ámbito de los arts. 10 y 11 CEDH anterio-res a la caída del Muro de Berlín, el Tribunal(Gran Sala) se fracturó en dos mitades al es-timar por una diferencia de un solo voto quese habían vulnerado las libertades de expre-sión y de asociación de la demandante, mili-tante del PC alemán a la que se había sepa-rado de su puesto de trabajo en un Instituto.Una buena muestra de una interpretación, ladel TEDH, condicionada por la realidad histó-rica alemana más próxima. Algo muy similara cuanto ocurrió en la decisión de la Comi-sión que se ha comentado en el texto. 24 Partido de la Prosperidad, apdo. 84, porcuanto las quejas de los demandantes res-pecto de tal disposición (que les había sidoaplicada por el Tribunal Constitucional tur-co) “se refieren a los mismos hechos que losexaminados en el terreno del artículo 11”.

25 Partido Comunista, apdo. 60; PartidoSocialista, apdo. 53, y Partido de la Libertady de la Democracia, apdo. 47.26 S. Bartole, B. Conforti y G. Raimondi,Commentario alla Convenzione Europea perla Tutela dei Diritti dell’Uomo, Padua, 2001,pp. 455 y ss., se refieren a la “función mar-ginal” del art. 17 en el momento presente.

27 Un buen compendio de esta doctrina enel caso Silver y otros c. Reino Unido, de 25de marzo de 1983.

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b) La finalidad perseguida con ladisolución.

Los fines que legitiman la inje-rencia en el ámbito del derecho deasociación se encuentran enumera-dos en la disposición que ahora es-tudiamos. Se dice allí que las res-tricciones a los derechos aludidosen el primer apartado habrán deconstituir medidas necesarias enuna sociedad democrática “para laseguridad nacional, la seguridadpública, la defensa del orden y laprevención de delito, protección dela salud o de la moral, o la protec-ción de los derechos y libertadesajenos”. Se trata de una lista cerra-da, aunque los términos empleadosconsienten, en su enorme aperturao indeterminación, interpretacionesextensivas que resultan desaconse-jables ya que, de aceptarse, podríanllegar a vaciar de contenido los de-rechos afectados.

Al fiscalizar las decisiones de di-solución de partidos políticos elTEDH ha avalado siempre alguna delas justificaciones ofrecidas por lasautoridades nacionales en el casoconcreto. Y lo ha hecho asumiendosistemáticamente el criterio de laComisión, a su vez respetuosa con

las alegaciones formuladas por elEstado demandado. En cuatro de lassentencias que vienen siendo trata-das en estas páginas el Tribunal deEstrasburgo estimó como fin legíti-mo la protección de la seguridad na-cional, compartiendo así el parecerde la Comisión que, previamente, lahabía hecho derivar de la “protec-ción de la integridad territorial”, a laque como ya sabemos no se aludenominatim en el art. 11.228. En ladecisión estrasburguense que con-firmó la disolución del Partido de laProsperidad29 el Tribunal la justificó,como proponía el Gobierno de Tur-quía, en todos y cada uno de los mo-tivos explicitados en el art. 11.2CEDH, excepto la protección de lasalud o de la moral30. En fin, podríaaquí traerse también a colación ladecisión de la Comisión de 21 demayo de 1976, mediante la que seafirmó la inadmisibilidad de una de-

manda contra Italia de un ciudada-no que había sido condenado penal-mente por fundar un movimientopolítico inspirado en la doctrina delpartido fascista. El demandante ale-gaba, entre otras, la vulneración delart. 11, a lo que se le respondió, sinexplicaciones adicionales, que laprohibición resultante de la legisla-ción italiana perseguía la protecciónde la seguridad pública y de los de-rechos y libertades ajenos31.

El rápido repaso de este segundorequisito parece confirmar cuantose sostenía más arriba, a saber, elcriterio lato con el que el TEDH en-juicia la finalidad que justifica la di-solución del partido político.

c) El carácter necesario, en unasociedad democrática, de ladisolución.

Se trata, en este momento, decomprobar la proporcionalidad de lainjerencia (ahora en su máxima ex-presión en tanto que disolución),una vez constatada la existencia deuna “necesidad social imperiosa”que la justifique. En ocasiones el Tri-bunal separa explícitamente estosdos planos32, y da la sensación deque en su jurisprudencia más re-ciente en la materia presta una es-

“Los fines quelegitiman lainjerencia en elámbito delderecho deasociación seencuentranenumerados en ladisposición queahora estudiamos”[…]“medidasnecesarias en unasociedaddemocrática ‘parala seguridadnacional, laseguridad pública,la defensa delorden y laprevención dedelito, protecciónde la salud o de lamoral, o laprotección de losderechos ylibertades ajenos’”

28 Tal sucede en los casos Partido Comu-nista, apdos. 39-41; Partido Socialista, ap-dos. 35 y 36; Partido de la Libertad y de laDemocracia, apdos. 32-33; Partido del Tra-bajo del Pueblo, apdos. 38-39.Ha de notarse en este punto que, entre otrosmotivos, aunque quizá este que se dirá fueel decisivo, los partidos implicados fuerondisueltos por defender el derecho de auto-determinación del pueblo kurdo. En algunosde los casos, además, el Tribunal Constitu-cional entendió que las formaciones disuel-tas apoyaban el terrorismo del PKK.29 En esta oportunidad no había interveni-do previamente la Comisión Europea de De-rechos Humanos, disuelta para las nuevasdemandas con la entrada en vigor del Pro-tocolo XI en fecha 1 de noviembre de 1998,el mismo día, precisamente, en que este ca-so llegó al TEDH.30 La disolución por el Tribunal Constitu-cional de Turquía de este partido se trajo,entre otras razones, de la defensa por partede algunos de sus dirigentes de la charia, ladjihad y, más en general, de la instauraciónde un régimen teocrático.

31 X. c. Italia, 6741/74. La prohibición alu-dida resultaba de la Ley núm. 645, de 20 dejunio de 1952, dictada en desarrollo de lasprevisiones contenidas en la decimosegun-da disposición transitoria de la Constituciónitaliana.32 Así, por ejemplo, en Partido Socialista,apdo. 49; Partido de la Prosperidad apdo.52, y Partido del Trabajo del Pueblo, apdo.52. En el primero de estos pronunciamien-tos la separación aludida en el texto no sevuelca sobre las circunstancias concretas delcaso, algo que sí sucede en los dos últimosde acuerdo con cuanto se dirá inmediata-mente en el texto.

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pecial atención al último de los ele-mentos referidos. Así sucede en elcaso del islamista Partido de laProsperidad, en el que tratándosedel principal partido en el Parlamen-to, integrante a su vez del Gobiernode coalición en el momento en elque se inicia el trámite de su disolu-ción, el TEDH entiende que su pro-yecto político “no era teórico ni ilu-sorio, sino realizable”. Lo mismo ocu-rre, aunque ahora para llegar a la so-lución contraria en presencia de unafuerza política no comparable por supeso institucional ni por sus activi-dades a la anterior, en la sentenciadel Partido del Trabajo, en la que seconcluye la inexistencia de una ne-cesidad que explique la restriccióndel derecho.

En cualquier caso, creo que re-sulta adecuado a la propia jurispru-dencia del TEDH hablar, pura y sim-plemente, de proporcionalidad (ensentido amplio, si se desea) comoconcepto que incluye tanto la nece-sidad social imperiosa de la restric-ción como su proporcionalidadstricto sensu33. Nada distinto haceel Tribunal cuando afirma, porejemplo, que la disolución es des-proporcionada y, por lo tanto, no esnecesaria en una sociedad demo-crática34.

En definitiva, y esto es sin dudalo verdaderamente relevante, paraconcluir la proporcionalidad de ladisolución el TEDH aprecia una serie

de datos que paso a exponer suma-riamente y siempre a la luz de loscasos que se vienen comentando.c.1) El Tribunal podrá tomar encuenta tanto los estatutos y el pro-grama del partido disuelto, comosus actividades, concepto este últi-mo que viene referido a las declara-ciones públicas (radio y televisión,prensa, mítines, reuniones de parti-do, recepciones oficiales) de sus di-rigentes (parlamentarios, alcaldes,cargos orgánicos).c.2) Cuando se esté a lo estableci-do en el programa o en los estatu-tos del partido el TEDH puede acu-dir a la referencia comparada, es de-cir, puede considerar, para desmon-tar las valoraciones hechas en sedenacional, que los contenidos deaquéllos (que han sido utilizadospara apoyar la decisión disolutoria)no se diferencian de los propios dealgunas formaciones políticas deotros países miembros del Consejode Europa.c.3) Para evaluar la validez de ladisolución el Tribunal puede tam-bién tener presentes las decisiones

de órganos jurisdiccionales internosque hayan conocido de accionespenales ejercitadas frente a miem-bros del partido por comportamien-tos susceptibles de conectarse consu actividad política.c.4) La existencia de terrorismo enel país, y la acreditada vinculación delpartido político con los grupos que lopractican, será especialmente consi-derada por el Tribunal de Estrasburgoal ponderar la proporcionalidad de lamedida restrictiva que se concreta enla disolución de aquél. Así lo haanunciado el TEDH en algunas de lassentencias comentadas, en las quetras afirmar que “está dispuesto a te-ner en cuenta las circunstancias querodean el caso sometido a su exa-men, en particular las dificultadesunidas a la lucha contra el terroris-mo”35, ha desestimado la utilizacióndel dato a tenor de las concretas cir-cunstancias del caso: bien porque ladisolución traía causa de los estatu-tos o del programa del partido, de losque en ningún supuesto podría de-ducirse aquella vinculación36, bienporque su valoración se alejó de lo

33 Este sería, por otra parte, el entendi-miento habitual del test proporcionalidaden los países de nuestro entorno, en los quese despliega en un triple elemento de sobraconocido: adecuación, indispensabilidad yproporcionalidad en sentido estricto.34 Tal ocurre en Partido de la Libertad y dela Democracia, apdo. 48; Partido Socialista,apdo. 54, y Partido Comunista, apdo. 61.

35 Partido Comunista, apdo. 59; PartidoSocialista, apdo. 52, y Partido de la Libertady de la Democracia, apdo. 46. No deja de lla-mar la atención, y quizá no se trate de unolvido sino más bien de un silencio deseado,que esta referencia falte en el último de loscasos analizados (Partido del Trabajo). Unaposible lectura de este silencio tendría quever con la continua apelación al terrorismodel PKK por parte del Gobierno de Turquíapara justificar sus sistemáticas vulneracio-nes de derechos fundamentales (se trata, sinduda, del país más condenado por violacio-nes del Convenio en los últimos años).36 Una conexión que de existir nunca seexplicitaría por escrito en tales normas (vé-ase, Partido Comunista y Partido de la Liber-tad y de la Democracia).

“El Tribunal podrátomar en cuentatanto los estatutosy el programa delpartido disuelto,como susactividades,concepto esteúltimo que vienereferido a lasdeclaracionespúblicas (radio ytelevisión, prensa,mítines, reunionesde partido,recepcionesoficiales) de susdirigentes(parlamentarios,alcaldes, cargosorgánicos)”

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que para el Gobierno demandado erapura “apología de métodos violentosy del terrorismo”37.

Nada nuevo se descubre si se re-cuerda que el Tribunal, y en su mo-mento la Comisión Europea de De-rechos Humanos, han sido (el pri-mero sigue siéndolo) muy cuidado-sos al evaluar el impacto que la vio-lencia terrorista puede tener sobrelos derechos garantizados en elConvenio, o, más precisamente, alenjuiciar las medidas restrictivas so-bre tales derechos decididas por lasautoridades nacionales amparándo-se en la lucha contra el terrorismo.Así ha ocurrido en distintas deman-das contra Gran Bretaña, Irlanda yTurquía. Simplificando mucho bienpodría decirse que se ha buscado undelicado equilibrio entre, de un la-do, “el legítimo derecho de una so-ciedad democrática a protegersefrente a las actividades de organiza-ciones terroristas”38, y, de otro, elobligado respeto por los Estados delas libertades y derechos enumera-dos en el instrumento convencional,alguno de ellos ilimitable en todacircunstancia39. La lista de las deci-siones que evidencian cuanto acabade decirse se abrió hace ya más decuarenta años con el caso Lawless c.Irlanda.

lamiento por medios contrarios alDerecho y violentos de los poderesdel Estado establecidos por la Cons-titución”. La Comisión, sin embargo,fue más allá al plantear en obiterdictum, y fuera de la cuestión liti-giosa, que la ilegalización al SinnFein sería una “matter of policy” quesólo a los poderes públicos irlande-ses correspondería decidir40, y con-sideró, tras una (en cierta medidaenigmática, o quizá no tanto) refe-rencia al art. 17 CEDH, que la “de-rrota” (sic) del terrorismo es “un in-terés público de primera importan-cia en una sociedad democrática”.

Éste podría ser uno de aquellosámbitos en los que, tal y como seapuntaba en su momento, el TEDHpodría reconocer un ampliado mar-gen de apreciación a las autoridadesnacionales al valorar el carácter ne-cesario en una sociedad democráti-ca de una medida severa en extre-mo como lo es, sin duda, la disolu-ción de un partido político. En todocaso, y precisamente por su carácter“draconiano”41, sólo agotadas cua-lesquiera otras posibilidades de res-tricción que compatibilicen el ejer-cicio del derecho de asociación conla tutela de los bienes aludidos en elart. 11.2 CEDH, sostendrá el Tribunalde Estrasburgo la disolución decidi-da nacionalmente.

Acabaré ya estas líneas refirién-dome a una, en mi opinión, muy in-teresante decisión de la Comisiónen esta materia. Se trata del casoPurcell y otros c. Irlanda, de 16 deabril de 1991, y su interés residiríatanto en el derecho afectado (setrataba del art. 10 CEDH, cuya re-lación con el art. 11 ya se ha recor-dado) como en la justificación de larestricción.

La demanda se planteó por va-rios periodistas de la Radio-Televi-sión irlandesa contra la instrucciónde su Dirección que, implementan-do una orden ministerial dictada enaplicación de las previsiones conte-nidas en la Broadcasting AuthorityAct, impedía, entre otras, la emisiónde entrevistas con portavoces delIRA (organización fuera de la ley) ytambién del Sinn Fein (partido le-gal). La Comisión entendió que estarestricción del derecho presente enel art. 10 CEDH se justificaba por laprotección de la seguridad nacionaly por la defensa del orden y la pre-vención del delito (art. 10.2 CEDH),algo que podía, al menos a primeravista, resultar chocante para unpartido político legal.

La Comisión llegó a esta conclu-sión tras asumir en su integridad lasvinculaciones acreditadas entre lacitada formación política y el IRAtal y como resultaban de un senten-cia del Tribunal Supremo irlandés,que definió al Sinn Fein como una“parte dependiente del aparato delIRA Provisional, una organizaciónterrorista ilegal (...) comprometida,entre otras cosas, con el desmante-

37 Partido Socialista, apdos. 46 y ss. Unaprueba más de algo que ya se ha dejado di-cho: el TEDH revisa la valoración nacional delos hechos. Es curioso comprobar cómo entodas las sentencias analizadas el Tribunalreproduce pasajes completos de discursos ode programas antes de emitir un juicio so-bre los mismos.38 En los términos de la STEDH Zana c. Tur-quía, de 25 de noviembre de 1997, apdo. 5539 Así, el derecho a no padecer torturas(art. 3 CEDH), tal y como se recuerda, porejemplo, en Aksoy c. Turquía, de 18 de di-ciembre de 1996, apdo. 62.

40 No por ello, ha de añadirse inmediata-mente, exenta de control convencional.41 Término empleado por los jueces discre-pantes en el caso del Partido de la Prosperidad.

“La lista de lasdecisiones queevidencian cuantoacaba de decirsese abrió hace yamás de cuarentaaños con el casoLawless c.Irlanda”

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I. En el debate surgido en torno ala nueva Ley Orgánica de PartidosPolíticos de 27 de junio de 2002 handesempeñado un papel importantelos argumentos de naturaleza cons-titucional. Han sido, en particular,sus detractores quienes han esgrimi-do posibles tachas de inconstitucio-nalidad; lo que, como no podía sermenos, ha obligado a sus defensoresa razonar también en términos cons-titucionales. Ahora que, al menosprovisionalmente, la polémica se haenfriado puede ser un buen momen-to para examinar los principales re-proches de inconstitucionalidad quehan sido hechos contra la citada LeyOrgánica de Partidos Políticos.

La gran novedad introducida porésta, como se sabe, es la posiblidadde disolver, por una vía ajena al pro-ceso penal, partidos políticos que sehallen en conexión con organiza-ciones terroristas. Por ello, puede serútil comenzar haciendo una refe-rencia a los antecedentes de estaimportante innovación legislativa,así como una breve descripción dela misma.

El Tribunal Constitucional ha de-clarado en alguna ocasión su propiafalta de jurisdicción para controlardirectamente la conformidad con laConstitución de los partidos políti-cos; es decir, no puede ser él quien,tras verificar la ilicitud de un parti-do político, decrete su suspensión osu disolución (STC 3/1981). La razónes que el apartado cuarto del art. 22de la Constitución impone en mate-ria de asociaciones —categoría a la

que, sin duda, pertenecen los parti-dos políticos— una reserva de juris-dicción que, por definición, sólopuede ser satisfecha por órganosintegrados en el Poder Judicial (art.117.3 de la Constitución). Es verdadque, dentro de la mencionada STC3/1981, esta afirmación tiene el ca-rácter de un mero obiter dictum;pero es muy difícil rebatir el argu-mento de que las reservas de juris-dicción constituyen ámbitos reser-vados al Poder Judicial, no a otrostribunales con funciones específi-cas, como el Tribunal Constitucio-nal. De aquí que sea ociosa la discu-sión acerca de si el Tribunal Consti-tucional sería o no el órgano másidóneo para decidir sobre la disolu-ción de partidos políticos: ocurresencillamente que ello no tiene fácilencaje en la Constitución española.A este respecto, de poco valen lasreferencias a otras experienciasconstitucionales, como es destacad-mente la de Alemania, punto decomparación importante en materiade control sobre los partidos políti-cos. Allí es el Tribunal ConstitucionalFederal quien debe decidir acerca dela ilegalización de los mismos por-que, independientemente de cual-quier otra consideración, así lo or-dena directamente una normaconstitucional (art. 21 de la LeyFundamental de Bonn).

A la vista de lo anterior, y te-niendo en cuenta que la anteriorLey de Partidos Políticos de 4 de di-ciembre de 1978 era extremada-mente parca a este respecto, no es

de extrañar que durante muchotiempo la única vía para decretar ladisolución de un partido políticofuera la prevista en el art. 520 delCódigo Penal.: “Los Jueces o Tribu-nales, en los supuestos previstos enel artículo 515, acordarán la disolu-ción de la asociación ilícita y, en sucaso, cualquier otra de las conse-cuencias accesorias del artículo 129de este Código”. Se prevé, así, la di-solución —y, por remisión al art. 129del propio cuerpo legal, también lasuspensión— como consecuenciaaccesoria del delito de asociaciónilícita. Ello significa que, además dela pena que corresponda a las per-sonas físicas halladas culpables dedicho delito, la comisión del mismopodrá llevar aparejada la disoluciónde la asociación. Téngase en cuentaque, para pronunciar esta conse-cuencia accesoria de disolución dela asociación, el citado art. 129 delCódigo Penal exige, seguramentecon el fin de evitar situaciones deindefensión, la “previa audiencia delos titulares o de sus representanteslegales”. Pues bien, lo que interesadesatcar de esta regulación legal dela disolución de asociaciones, sinduda es respetuosa de los imperati-vos constitucionales, es que tropie-

Luis María Díez-Picazo

Catedrático de Derecho Constitucional.

“La gran novedadintroducida porésta, como sesabe, es laposiblidad dedisolver, por unavía ajena alproceso penal,partidos políticosque se hallen enconexión conorganizacionesterroristas”

Sobre la constitucionalidad de la leyorgánica de partidos políticos

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za con una dificultad práctica; y elloporque obliga a trasladar el juicio deilicitud de las concretas personas fí-sicas halladas culpables a la asocia-ción misma: ¿a partir de qué mo-mento comportamientos ilegales delos asociados permiten hablar de ili-citud de la asociación? La respuestadista de ser evidente porque, en de-finitiva, es posible que uno o variosasociados hayan incurrido en unade las conductas tipificadas por elart. 515 del Código Penal, sin quepor ello quepa afirmar que el restode los miembros de la asociación, niésta en su conjunto, hayan incurri-do en ilegalidad alguna. Y, viceversa,es concebible que la asociación encuanto tal esté incursa en algunacausa de ilicitud, aunque no quepacondenar a ninguno de sus miem-bros —por ejemplo, por hallarse enrebeldía— y, por consiguiente, tam-poco quepa decretar la disolucióncomo consecuencia accesoria deldelito. Se tropieza, así, con lo que enla teoría de la argumentación suelellamarse la “falacia de composi-ción”: lo que es cierto para las par-tes no es necesariamente cierto pa-ra el todo. Ello explica que, en lapráctica, la disolución de asociacio-nes resultara extremadamente difí-cil e infrecuente. Tal vez la recienteLey Orgánica del Derecho de Asocia-ción de 22 de marzo de 2002 habríadebido introducir un procedimientoespecífico de disolución de asocia-ciones ilícitas, desvinculado de lascausas penales seguidas contra susdirectivos y miembros. Es significa-tivo que cuando el problema seplantea en términos acuciantes, co-mo ha ocurrido respecto de los par-tidos políticos, ésa haya sido preci-samente la solución adoptada por ellegislador.

En efecto, apremiado por la ne-cesidad de hacer frente a quienes

apoyan políticamente el terrorismo,el legislador ha introducido un pro-cedimiento para la disolución departidos políticos desvinculado decualquier causa penal. Algunos ha-blan gráficamente de “vía civil”. Di-cho procedimiento está regulado enlos arts. 10 a 12 de la nueva Ley Or-gánica de Partidos Políticos. En él,no se enjuician conductas indivi-duales, sino la actividad del partidoen cuanto tal; y, por tanto, su obje-to es únicamente determinar si elpartido debe o no ser disuelto. Elprocedimiento es como sigue: órga-no competente es la Sala del Tribu-nal Supremo contemplada en el art.61 de la Ley Orgánica del Poder Ju-dicial (los Presidentes de cada unade las cinco Salas del Tribunal Su-premo y los Magistrados más anti-guo y más moderno de cada una deellas, bajo la presidencia del Presi-dente del propio Tribunal Supremo);la legitimación activa correspondeal Ministerio Fiscal o al Gobierno, sibien éste último puede ser instado aactuar por el Congreso de los Dipu-tados o el Senado; existen plenasgarantías de contradicción, así co-mo la posibilidad de abrir un perío-do probatorio; y contra la sentenciano cabe recurso alguno, salvo, en sucaso, el recurso de amparo ante elTribunal Constitucional. Este último,bien entendido, se regirá por lasnormas generales de la Ley Orgáni-ca del Tribunal Constitucional.Mientras se sustancia el procedi-miento, la Sala que conoce delasunto puede ordenar cautelarmen-te la suspensión del partido enjui-ciado. Es importante destacar, asi-mismo, las precauciones que la LeyOrgánica de Partidos Políticos adop-ta para evitar maniobras fraudulen-tas tenedentes a incumplir la sen-tencia: si ésta es estimatoria, el par-tido disuelto no podrá reconstituir-

se bajo otro nombre o con otra apa-riencia; si es desestimatoria, no po-drá solicitarse la disolución del mis-mo partido a menos que se aportenhechos nuevos.

II. Así las cosas, el interroganteclave es: ¿resulta constitucional-mente admisible una norma legalque permite disolver Batasuna, almargen de cualquier condena penala sus dirigentes y militantes, por elsimple hecho —que, en todo caso,habrá de ser probado en juicio— deque justifica el terrorismo de ETA yactúa como brazo político de lamisma? Quienes sostienen que di-cha posibilidad de disolución extra-penal es inconstitucional han utili-zado, en sustancia, dos argumentos:primero, que la Constitución espa-ñola no permite adoptar medidaspropias de la llamada “democraciamilitante”; segundo, que la única víapara la disolución de partidos políti-cos permitida por la Constitucionalespañola es la penal. El primero delos argumentos mencionados pre-senta, a veces, una variante: la diso-lución de un partido político tropie-za con la libertad de expresión.Aunque estos argumentos han sidopresentados por destacados juristasy académicos, el debate ha tenidolugar básicamente en los medios decomunicación, con todo lo que elloimplica en cuanto a estilo del razo-namiento.

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Antes de examinar estos repro-ches de inconstitucionalidad, sinembargo, es preciso hacer algunasaclaraciones. En primer lugar, con-viene tener presente que cuanto si-gue es únicamente un análisis jurí-dico. No se hace consideración algu-na acerca de la oportunidad políticade la nueva Ley Orgánica de PartidosPolíticos ni, menos aún, sobre sueventual efectividad o inefectividadrespecto del fin perseguido, que noes sino el aislamiento de los terroris-tas. En segundo lugar, tampoco seanaliza la calidad técnica del nuevotexto legal, que deja bastante quedesear. Permítase, a este respecto,señalar simplemente que quizá ha-bría sido mejor limitarse a establecerla vía extrapenal de disolución, evi-tando hacer una nueva reglacióncompleta de los partidos políticos.No hacerlo así ha impedido una dis-cusión serena sobre no pocos aspec-tos del régimen jurídico de los parti-dos políticos, tales como su finan-ciación o su democracia interna, quetambién están necesitados de unaprofunda revisión. En tercer y últimolugar, es importante insistir en queaquí se examinará la constituciona-lidad de la citada vía extrapenal dedisolución de partidos, no los pro-blemas que plantean la suspensión yla disolución de partidos en un pro-ceso penal; y ello porque, si bien laaprobación y puesta en funciona-miento de la nueva Ley Orgánica dePartidos Políticos ha coincidido en eltiempo con la suspensión de Bata-suna por parte de un Juez Central deInstrucción, los problemas constitu-cionales suscitados en cada caso sondistintos.

III. El primero de los argumentoses que la Constitución española nopermite la adopción de medidas dedemocracia militante, entendiendo

por tales las medidas tendentes aexcluir del juego democrático a losenemigos de la democracia misma.La noción de democracia militante,significativamente de origen ale-mán, tiene como postulado básicoque la democracia no exige única-mente el respeto de ciertos procedi-mientos, sino que no puede subsistirsin la sincera adhesión a la misma delos actores políticos. De aquí que,siempre en la perspectiva de la de-mocracia militante, sea lícito privarde libertad política a los liberticidas.

Esta cuestión no ha estado ja-más clara en el derecho español. Enausencia de pronunciamientos di-rectos del Tribunal Constitucional alrespecto, la opinión prevalente ensede doctrinal parece haber sidoque la Constitución española nopermite un control de los fines per-seguidos por los partidos políticos.Sólo sería posible un control de losmedios empleados: que su estructu-ra y funcionamiento sean democrá-ticos (art. 6 de la Constitución) y,por supuesto, que no incurran enalguna de las causas de ilicitud delas asociaciones. Siempre que se

respeten estas exigencias, todos lospartidos, incluso aquéllos que sonabiertamente “anti-sistema” o persi-guen objetivos liberticidas y totali-tarios, habrían de reputarse dentrode la legalidad. El principal argu-mento que suele esgrimirse en apo-yo de esta visión es que, a diferenciade muchos otros textos constitucio-nales contemporáneos, la Constitu-ción española de 1978 no estableceninguna cláusula de intangibilidad;es decir, siempre que se respete elprocedimiento establecido y se al-cancen las mayorías exigidas, se re-conoce reformable en todas y cadauna de sus partes. Así, si todas lasnormas constitucionales son modi-ficables, todos los objetivos políticoscabrían dentro de la Constitución. Aeste argumento de principio, seañaden a veces consideracionespragmáticas sobre la dudosa uitili-dad de proscribir las fuerzas políti-cas antidemocráticas. La exposiciónmás articulada de este punto de vis-ta se halla, sin duda, en un estudiode Ignacio de Otto publicado en1985 con el título Defensa de laConstitución y partidos políticos.

“De aquí que,siempre en laperspectiva de lademocraciamilitante, sea lícitoprivar de libertadpolítica a losliberticidas”

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Frente a este modo de ver las co-sas, no han faltado nunca quienespiensen que la ausencia de una ex-presa cláusula de intangibilidad enla Constitución no conduce inexo-rablemente a admitir que todos losfines políticos caben dentro deaquélla; y ello porque no tendríasentido sostener que la democraciadeba asistir impertérrita a su propiadestrucción. En todo texto constitu-cional liberal-democrático, dicho enotros términos, habría que entender

incluida una cláusula de intangibili-dad tácita, en virtud de la cual losprocedimientos de reforma consti-tucional no pueden utilizarse paradestruir los fundamentos mismosde la democracia constitucional(pluralismo político, régimen repre-sentativo, derechos humanos, etc.).Con el pasar de los años, la perpe-tuación de la injustificada agresiónterrorista contra un Estado demo-crático de derecho plenamente con-solidado ha hecho ganar adpetos a

esta segunda concepción, en susorígenes minoritaria.

Hasta aquí, los términos tradicio-nales del debate en España. Llegadosa este punto, es imprescindible ha-cer referencia a la jurisprudencia delTribunal Europeo de Derechos Hu-manos, exhaustivamente analizadaen el excelente trabajo de AlejandroSaiz Arnaiz, “La disolución de parti-dos políticos y el derecho de asocia-ción: el test de convencionalidad”,que se incluyó en este número de larevista “Papeles de Ermua”. Dadoque, a diferencia del Tribunal Consti-tucional español, el Tribunal Euro-peo de Derechos Humanos sí se haocupado a menudo del problema, sujurisprudencia es extraordinaria-mente importante para determinarqué circunsatancias permiten legíti-mamente declarar la ilicitud de unpartido político y, por consiguiente,decretar su suspensión o su disolu-ción Hay que señalar que en el Con-venio Europeo de Derechos Huma-nos no existe una disposición espe-cífica sobre partidos políticos, por loque esta materia cae completamen-te dentro del derecho de asociación(art. 11 del Convenio Europeo de De-rechos Humanos). Pues bien, laorientación tradicional del TribunalEuropeo de Derechos Humanos era,dicho sintéticamente, admitir elcontrol de los medios, no de los fi-nes: debe permitirse la existencia decualquier partido político que utilicemedios lícitos en una sociedad de-mocrática, por más que los fines quepersiga sean contrarios a los postu-lados de la democracia misma o aotros intereses básicos del Estado(integridad territorial, modelo eco-nómico, etc.). Ahora bien, su impor-tantísima sentencia Partido de laProsperidad c. Turquía de 31 de juliode 2001 ha supuesto un giro radicalen esta materia: consideró que la

“Frente a estemodo de ver lascosas, no hanfaltado nuncaquienes piensenque la ausencia deuna expresacláusula deintangibilidad en laConstitución noconduceinexorablemente aadmitir que todoslos fines políticoscaben dentro deaquélla; y elloporque no tendríasentido sostenerque la democraciadeba asistirimpertérrita a supropiadestrucción”

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decisión del Tribunal Constitucionalturco de ilegalizar el mencionadoPartido de la Prosperidad, de orien-tación islamista y a la sazón en elpoder, no es contraria al art. 11 delConvenio Europeo de Derechos Hu-manos. La razón fundamental es queun partido político que preconiza elfundamentalismo religioso encarnauna ideología estática y cerrada y,por tanto, es incompatible con elpluralismo y la apertura al cambioinherentes a toda genuina sociedaddemocrática. En pocas palabras, sitodo está ya predeterminado por lanorma religiosa, no queda espaciopara la democracia. El Tribunal Euro-peo de Derechos Humanos ha pasa-do, así, de admitir sólo el control demedios a admitir también el controlde fines, al menos en aquellos su-puestos de partidos totalitarios queponen en tela de juicio los funda-mentos mismos de la democraciaconstitucional. Es conveniente ob-servar, por lo demás, que la fecha dela referida sentencia Partido de laProsperidad c. Turquía es el 31 de ju-lio de 2001 y, por tanto, anterior alos infames sucesos del 11 de sep-tiembre de ese año. Ello significa queno cabe atribuir el cambio de crite-rio de la jurisprudencia de Estrasbur-go a una reacción frente al terroris-mo de signo fundamentalista.

Es en este contexto en el queaparece la Ley Orgánica de PartidosPolíticos de 27 de junio de 2002. Es-ta no se limita a abrir una vía no pe-nal para la disolución de aquellospartidos que incurran en algún su-puesto de asociación ilícita sino que,además, introduce causas de ilicitudque exceden del puro control demedios y abren una cierta posibili-dad de control de fines. La normaclave es el apartado segundo del art.9 de la Ley Orgánica de Partidos Po-líticos, que comienza diciendo que

“un partido será declarado ilegalcuando su actividad vulnere los pin-cipios democráticos, particularmen-te cuando con la misma se persigadeteriorar o destruir el régimen delibertades o imposibilitar o eliminarel sistema democrático”; y, paraapreciar que concurre esta circuns-tancia, es preciso que el partido rea-lice “de forma reiterada y grave” al-guna de las conductas que luego sedescriben de forma inusualmentemeticulosa (propugnar la discrimi-nación, justificar la violencia políti-ca, apoyar al terrorismo, etc.).

Sobre la constitucionalidad deesta posibilidad de ilegalización departidos polítcos conviene hacertres observaciones.

En primer lugar, el legislador hadefinido con extremo detalle lascausas que pueden dar lugar a lailegalización; lo que denota una in-negable sensibilidad hacia la grave-dad de decisiones de esta índole enuna democracia constitucional.

En segundo lugar, si bien es ver-dad que el mencionado art. 9 de laLey Orgánica de Partidos Políticos vamás allá del mero control de me-dios, no sería correcto afirmar queintroduce un genérico e indiscrimi-nado control de fines. Dicho de otramanera, no cualesquiera fines anti-sistema determinan la ilicitud de unpartido político, sino únicamenteaquéllos que tiendan a destruir la li-bertad misma. Y ello, en el contextopolítico español, es sumamente sig-

nificativo, porque implica que elsimple hecho de propugnar la sece-sión de determinados territorios nopuede reputarse ilegal: lo ilegal noes luchar por la independencia res-pecto de España, sino hacerlo encolaboración o connivencia con unaorganización terrorista.

En tercer lugar, habida cuenta dela nueva orientación jurisprudencialdel Tribunal Europeo de DerechosHumanos, las previsiones de la LeyOrgánica de Partidos Políticos difí-cilmente pueden tacharse de in-constitucionales: el art. 10.2 de laConstitución ordena que las cues-tiones relativas a derechos funda-mentales se interpreten de confor-midad con los tratados internacio-nales sobre derechos humanos deque España es parte y la sentenciaPartido de la Prosperidad c. Turquía,en aplicación del art. 11 del Conve-nio Europeo de Derechos Humanos,ha dejado claro que el Estado de-mocrático de derecho puede legíti-mamente proscribir aquellos parti-dos políticos que aspiran a su des-trucción.

Permítase una observación finalsobre este punto: es verdad que laConstitución española —a diferen-cia del art. 9 de la Ley Fundamentalde Bonn, que proscribe directamen-te los partidos “dirigidos contra elorden constitucional”— no exige alos poderes públicos que practiquenuna democracia militante. Ahorabien, ello no significa necesaria-mente que lo prohíba; máxime

[…] o ilegal no es luchar por laindependencia respecto de

España, sino hacerlo encolaboración o connivencia con

una organización terrorista.‘‘

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cuando, como ocurre con la Ley Or-gánica de Partidos Políticos de27 de junio de 2002, las medidasde democracia militante no van di-rigidas contra quienes propugnanobjetivos anti-sistema, incluido elindependentismo, sino sólo contraquienes emplean y justifican la vio-lencia como arma de lucha política.Como se vio más arriba, es discuti-ble si la ausencia de una cláusula deintangibilidad en la Constituciónespañola implica que todos los ob-jetivos políticos tienen cabida den-tro de la misma; pero ello es irrele-vante en esta sede, porque la LeyOrgánica de Partidos Políticos seocupa predominantemente medios,más que de fines. En pocas palabras,que la democracia militante no seaconstitucionalmente obligatoria nosignifica que esté constitucional-mente prohibida. Por todo ello, noparece que la Constitución españo-la excluya la adopción de medidasde democracia militante ni que,desde este punto de vista, quepa ta-char de inconstitucional la nuevaLey Orgánica de Partidos Políticos.

IV. El argumento que se acaba deexaminar presenta, como se dijo,una variante, consistente en adop-tar el específico punto de vista dela libertad de expresión. La vía ex-trapenal de disolución de partidospolíticos sería, así, constitucional-mente cuestionable porque impli-caría una restricción de la libertadde expresión.

Lo primero que debe ponerse derelieve, si se adopta un enfoque delibertad de expresión, es que aquíno se trata de la normal difusión deideas y opiniones políticas, sino quese trata de un supuesto de lo quesuele denominarse “expresiones deodio”, traducción del término norte-americano hate speech. Esta cate-

goría agrupa toda una serie de su-puestos como apología del terroris-mo, negación del Holocausto delpueblo judío, mensajes racistas yxenófobos, manifestaciones de se-xismo y homofobia, etc. El odio es,por tanto, el elemento común a to-das estas expresiones; y ello tantoen el sentido de estar movidas porodio como, sobre todo, de tratar detransmitir ese mismo odio a losoyentes. Habida cuenta de la cre-ciente sensibilización de las moder-nas sociedades democráticas hacialos riesgos inherentes a actitudes deesta índole, la colisión con la liber-tad de expresión es cada día másfrecuente. En España, la provoca-ción no sólo es, en general, una for-ma de participación en el delito (art.18 del Código Penal) sino que, en al-gunos casos, puede constituir un ti-po delictivo en sí misma. Así ocurrecon la provocación a cometer actosde racismo, de terrorismo, o a la se-cesión (arts. 510, 578 y 585 del Có-digo Penal, respectivamente); peroestas normas legales no dejan de re-sultar constitucionalmente proble-máticas, porque la libertad de ex-presión no existe sólo para protegerlas ideas establecidas, sino tambiénaquéllas que chocan y perturban. Larepresión de las expresiones de odio,por muy buenas razones que pue-dan justificarla, entraña siempre elriesgo de acallar las opiniones queno son “políticamente correctas” y,por tanto, privar de espacio a losheterodoxos y disidentes.

La respuesta clásica a esta coli-sión es la que Oliver Wendell Hol-mes, tal vez el jurista más grande enla historia de los Estados Unidos, in-trodujo en 1919 en la sentencia delTribunal Supremo Schenck v. UnitedStates. Su fórmula fue clear andpresent danger: las expresiones deodio pueden ser reprimidas y casti-gadas cuando comportan un riesgoclaro e inminente para un bien jurí-dico que el Estado debe tutelar. Estecriterio ha sido adoptado en algunaocasión por el Tribunal Europeo deDerechos Humanos: en su sentenciaBaskaya c. Turquía de 8 de julio de1999, afirmó que un escrito de na-turaleza académica no puede consi-derarse como un acto de instigacióna la violencia. No bastaría, pues, lamera apología de comportamientosdelictivos para limitar la libertad deexpresión. Este parece ser, asimismo,el criterio inspirador del nuevo Códi-go Penal español —así se desprendeexpresamente del citado art. 18—, sibien en algún supuesto, como laprovocación al racismo de su art.510, no es tan claro que se exijariesgo inminente para algún otrobien jurídico. En cuanto a la juris-prudencia constitucional española,es dudoso que se adhiera, al menosde manera decidida, a dicho criterio:sí lo hace cuando se trata del me-nosprecio a las instituciones del Es-tado democrático de derecho, queno conocen otro límite que la inter-dicción de la violencia (STC20/1990, sobre injurias al Rey); pero

“El TribunalEuropeo deDerechosHumanos hapasado, así, deadmitir sólo elcontrol de mediosa admitir tambiénel control de fines,al menos enaquellossupuestos departidostotalitarios queponen en tela dejuicio losfundamentosmismos de lademocraciaconstitucional”

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no lo hace cuando se trata del me-nosprecio a un grupo étnico (STC214/1991, sobre apología del anti-semitismo). Es significativo que enambos casos, junto con la libertadde expresión, se trajera a colacióntambién la libertad ideológica; y elloporque, mientras que esta últimaperspectiva tiende a justificar la di-sidencia con el modelo institucionalvigente, no ocurre lo mismo con lallamada a la discriminación de cier-tos grupos (étnicos, religiosos, etc.),que resulta en todo caso difícilmen-te compatible con el principio cons-titucional de la dignidad de la per-sona (art. 10.1 de la Constitución).El cuadro se complica aún más si setoma en consideración la STC136/1999, relativa a la utilización deun vídeo de la banda terrorista ETAcomo propaganda electoral del par-tido Herri Batasuna, brazo políticode aquélla: el Tribunal Constitucio-nal anuló la condena penal; pero larazón no fue la libertad de expre-sión ni la libertad ideológica, sino lafalta de proporcionalidad entre laconducta tipificada como delito y lapena prevista por la ley. Desde elpunto de vista de la libertad de ex-presión, en todo caso, cabe afirmarque la jurisprudencia constitucionalespañola no adopta un criterio cla-ro sobre las expresiones de odio.

Esto último no es de extrañar: elcriterio del riesgo claro e inminente,que es relativamente fácil de usar,dista de suscitar un consenso gene-ralizado; y ello sencillamente por-que las expresiones de odio no sonsino una manifestación del proble-ma más general, arriba mencionado,de si debe haber libertad para losenemigos de la libertad. Las crecien-tes demandas de protección de gru-pos minoritarios o tradicionalmentediscriminados empujan a buscarconstrucciones teóricas que, en elplano constitucional, sean idóneaspara justificar la represión de las ex-presiones de odio. Entre ellas, sobre-sale la elaborada en el importanteestudio de Owen Fiss, La ironía de lalibertad de expresión, Gedisa, Barce-lona, 1999. Este destacado consti-tucionalista norteamericano actualatribuye un “efecto silenciador” alas expresiones de odio. El problemasería, así, que la expresión de odiotiende a intimidar a quien es vícti-ma de la misma y, por esta vía, a re-ducir la efectividad de la libertad de

expresión de la propia víctima; esdecir, se trataría de un supuesto decolisión de la libertad de expresiónde unos con la libertad de expresiónde otros. Aunque tampoco goce deaceptación universal, es innegableque esta construcción capta un re-levante aspecto de la cuestión.

Todo lo anterior pone de mani-fiesto que, cuando menos, es dudo-so que las expresiones de odio nopuedan ser legítimamente reprimi-das. A ello hay que añadir dos con-sideraciones adicionales. Por un la-do, no cabe infravalorar un dato:utilizar y justificar el terrorismo co-mo arma de lucha política constitu-ye una expresión de odio particular-mente odiosa y grave, aunque sólosea porque entraña jugar con ven-taja en debates y elecciones. La LeyOrgánica de Partidos Políticos nopermitiría, pues, la represión de unaexpresión de odio cualquiera, sinode una que afecta directamente alfair play democrático. Por otro lado,nadie puede poner seriamente enduda que la libertad de expresiónpuede ejercerse por medios distin-tos de la palabra. La llamada “expre-sión simbólica” está, en principio,protegida por la libertad de expre-sión. Baste pensar en el clásicoejemplo de la quema de banderas.Ahora bien, utilizar y justificar el te-

“Aquí no se tratade la normaldifusión de ideas yopinionespolíticas, sino quese trata de unsupuesto de lo quesuele denominarse“expresiones deodio”, traduccióndel términonorteamericanohate speech. Estacategoría agrupatoda una serie desupuestos comoapología delterrorismo,negación delHolocausto delpueblo judío,mensajes racistasy xenófobos,manifestacionesde sexismo yhomofobia, etc. Elodio es, por tanto,el elemento comúna todas estasexpresiones; y ellotanto en el sentidode estar movidaspor odio como,sobre todo, detratar de transmitirese mismo odio alos oyentes”

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rrorismo como arma de lucha políti-ca no es únicamente expresión (ver-bal o simbólica), sino que es tam-bién un comportamiento con con-secuencias que van más allá de ladifusión de ideas y opiniones: creaespacios de impunidad para con-ductas violentas, cuando no cola-broa directamente en la comisiónde delitos contra las personas y lapropiedad. Y, en esta faceta, la liber-tad de expresión no otorga cobertu-ra alguna. Por todo ello, el argu-mento de que la vía extrapenal dedisolución de partidos políticoschoca con la libertad de expresiónes, en definitiva, poco consistente.

V. El otro gran argumento cons-titucional esgrimido contra la LeyOrgánica de Partidos Políticos de 27de junio de 2002 consiste en soste-ner que la Constitución españolasólo permite la disolución de aso-ciaciones —y, por consiguiente,también de partidos políticos— através del proceso penal.

Antes de examinar hasta quépunto esta afirmación está o no jus-tificada, conviene observar que, adiferencia de lo dicho sobre la de-mocracia militante o la libertad deexpresión, aquí se está en presenciade un argumento puramente de de-recho constitucional español; es de-cir, que las asociaciones sólo pue-dan ser disueltas por la autoridadjudicial (art. 22.4 de la Constitución)y, según sostienen algunos, dentro

de un proceso penal es algo que ca-rece de equivalente en el ConvenioEuropeo de Derechos Humanos. Así,no pocos países democráticos per-miten que la disolución de asocia-ciones, que es expresión típica deuna potestad de policía, sea acorda-da por la autoridad gubernativa, sibien las decisiones de ésta, por su-puesto, pueden ser impugnadas ensede jurisdiccional. Si se trae a cola-ción todo esto, ciertamente no espara criticar la opción del constitu-yente español de 1978: la penosaexperiencia del pasado justifica, sinduda, esa garantía adicional. Se tra-ta, sencillamente, de poner de relie-ve que no se está en presencia de unargumento basado en valores esen-ciales del constitucionalismo con-temporáneo, sino más bien de unargumento predominantementetécnico y peculiar del ordenamientoespañol.

Dicho esto, y reiterando que na-die puede seriamente discutir quelas garantías constitucionales delderecho de asociación son aplica-bles a los partidos políticos (STC3/1981, 10/1983 y 56/1995), es pre-ciso examinar el tratamiento que laConstitución hace de la disoluciónde asociaciones. El apartado cuartodel art. 22 de la Constitución dispo-ne: “Las asociaciones sólo podránser disueltas o suspendidas en susactividades en virtud de resoluciónjudicial motivada”. Se trata de unagenuina reserva de jurisdicción. Las

decisiones que afecten a la existen-cia o al funcionamiento de una aso-ciación no pueden ser adoptadaspor autoridades distintas de la judi-cial; es decir, las asociaciones estánconstitucionalmente puestas bajoprotección del Poder Judicial. Puesbien, el apartado cuarto del art. 22de la Constitución puede ser enten-dido de dos maneras.

Por una parte, cabe pensar quese trata de un complemento o ga-rantía adicional a los apartados se-gundo y quinto del propio art. 22 dela Constitución. Estos definen lasasociaciones ilícitas y, por consi-guiente, no susceptibles de ser con-sideradas legítimo ejercicio del de-recho de asociación: las que persi-gan fines o utilicen medios tipifica-dos como delito, y las secretas y pa-ramilitares. Sin necesidad de haceraquí una exégisis más pormenoriza-da, es claro que el legislador goza decierta libertad para establecer quéfines o medios han de reputarse de-lictivos y, por ese camino, para de-terminar qué asociaciones son ilíci-tas; pero es, asimismo, innegableque esa libertad del legislador en-cuentra un tope en la enumeraciónque el art. 11 del Convenio Europeode Derechos Humanos hace de losvalores o bienes jurídicos en cuyonombre cabe restringir el derechode asociación, el cual “no podrá serobjeto de otras restricciones queaquéllas que, previstas por la ley,constituyan medidas necesarias, enuna sociedad democrática, para laseguridad nacional, la seguridadpública, la defensa del orden y laprevención del delito, la protección

[…] la libertad de expresión nootorga cobertura alguna. Por todo

ello, el argumento de que la víaextrapenal de disolución de

partidos políticos choca con lalibertad de expresión es, endefinitiva, poco consistente.

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62Ley de partidosy Constitución

de la salud o de la moral o la pro-tección de los derechos y libertadesajenos”. Así, si la reserva de jurisdic-ción del apartado cuarto se concibecomo un complemento de la defini-ción de las asociaciones ilícitas delos apartados segundo y quinto, demanera que forman un único blo-que normativo, la conclusión seráobvia: sólo las asociaciones ilícitasen el sentido de los apartados se-gundo y quinto podrán ser disueltaspor la autoridad judicial. En otras

palabras, fuera de los supuestosconstitucionalmente previstos deasociaciones ilícitas —que el legisla-dor puede ampliar o reducir, perosólo mediante leyes penales— se es-taría siempre en presencia de legíti-mo ejercicio del derecho de asocia-ción y, por tanto, no cabría la diso-lución de asociaciones, para la queel apartado cuarto del art. 22 de laConstitución impone una reserva dejurisdicción. Ni que decir tiene queésta es la visión del apartado cuartodel art. 22 de la Constitución quetienen quienes sostienen que la LeyOrgánica de Partidos Políticos es in-cosntitucional porque la Constitu-ción sólo permite la disolución deasociaciones a través del procesopenal.

Por otra parte, el apartado cuar-to del art. 22 de la Constituciónpuede ser visto como una normaconstitucional autónoma, no comoun mero complemento de los apar-tados segundo y quinto. En estaperspectiva, la reserva de jurisdic-ción significa simplemente que todadisolución de asociaciones —por su-puesto, salvo aquélla que sea volun-tariamente acordada por los asocia-dos— ha de ser decidida por un juez;pero no excluye que, junto a los su-puestos de disolución de asociacio-nes ilícitas en un proceso penal, ellegislador pueda prever otras hipó-tesis de disolución. Va de suyo que,si se adopta esta visión del apartadocuarto del art. 22 de la Constitu-ción, el reproche de inconstitucio-nalidad contra la nueva vía extrape-nal de disolución de partidos políti-cos carecería de fundamento.

No hay datos jurisprudencialesdefinitivos que avalen una u otra deestas dos concepciones, ni pareceque haya elementos literales o sis-temáticos que obliguen a inclinarsede un lado u otro. Es verdad que re-

sulta difícil imaginar supuestos enque el legislador, sin infringir los lí-mites materiales fijados por el art.11 del Convenio Europeo de Dere-chos Humanos, previera la disolu-ción de asociaciones a las que élmismo no considerara delictivas. Y,en este sentido, forzoso es recono-cer que la visión del apartado cuar-to del art. 22 de la Constitución co-mo un mero complemento de losapartados segundo y quinto tienealgún fundamento teleológico.Ahora bien, ello dista de dejar zan-jada la cuestión, ya que hay al me-nos tres consideraciones que sus-tentan la visión del citado apartadocuarto como una norma autónoma.

En primer lugar, aunque es di-fícil imaginar posibles supuestos dedisolución de asociaciones no ilíci-tas, no es imposible. De hecho, elart. 38.2.b) de la reciente Ley Orgá-nica del Derecho de Asociación de22 de marzo de 2002 —que, signifi-cativamente, es anterior a la Ley Or-gánica de Partidos Políticos— prevéla disolución de asociaciones por“las causas previstas en leyes espe-ciales o en esta Ley, o cuando se de-clare nula o disuelta por aplicaciónde la legislación civil”. El desarrollolegislativo del art. 22 de la Constitu-ción contempla expresamente laposibilidad de disolución de asocia-ciones por causas civiles.

En segundo lugar, no todas lasasociaciones constitucionalmenteilícitas tienen que ser necesaria-mente delictivas. Mientras que las

“Es significativoque en amboscasos, junto con lalibertad deexpresión, setrajera a colacióntambién la libertadideológica; y elloporque, mientrasque esta últimaperspectiva tiendea justificar ladisidencia con elmodeloinstitucionalvigente, no ocurrelo mismo con lallamada a ladiscriminación deciertos grupos(étnicos,religiosos, etc.),que resulta entodo casodifícilmentecompatible con elprincipioconstitucional dela dignidad de lapersona (art. 10.1de laConstitución)”

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“asociaciones ilegales” del apartadosegundo se definen mediante remi-sión a la ley penal, las “asociacionesprohibidas” del apartado quinto —osea, las secretas y las paramilitares—están prohibidas directamente exconstitutione; y en ningún sitio estádicho que esa prohibición haya detraducirse en ilictud penal. De he-cho, al enumerar los supuestos in-cluidos en el delito de asociación ilí-cita, el art. 515 del Código Penalmenciona las “organizaciones decarácter paramilitar”, pero omitecualquier referencia a las asociacio-nes secretas. Ello implica, sin duda,que no cabrá imponer penas a quie-nes se asocien en secreto. Ahorabien, ¿significa ello, asimismo, quelas asociaciones secretas han dejadode estar prohibidas? ¿No podría, porejemplo, el juez civil, a petición dequien esté interesado, acordar la di-solución de una asociación cuyofuncionamiento sea sustancialmen-te secreto, u ordenar la cancelaciónde la inscripción registral de unaasociación que se haya transforma-do en clandestina?

En tercer lugar, incluso si seacepatara que no hay más posiblescausas de disolución de asociacio-nes que las previstas en los aparat-dos segundo y quinto del art. 22 dela Constitución —o sea, que sólo lasasociaciones ilícitas, en el sentidoconstitucional de la expresión, pue-

den ser disueltas por la autoridadjudicial—, ello no implicaría que di-cha disolución haya de llevarse acabo necesariamente en un procesopenal. La razón es que, hoy por hoy,en España la responsabilidad penales sólo personal; y, como se observómás arriba, puede ocurrir que, sibien la asociación en cuanto tal seaobjetivamente susbsumible en algu-no de los supuestos del tipo delicti-vo de asociación ilícita, no hayaninguna persona física susceptiblede ser condenada. Es perfectamenteconcebible que quepa probar queuna asociación promueve el odioracial, o tiene una organización pa-ramilitar o es una banda armada —supuestos, todos ellos, contempla-dos en el art. 515 del Código Penal—sin que sea posible condenar a los

dirigentes y miembros de la misma;y ello porque se ignora su identidad,o porque están en rebeldía, o por-que el delito ha prescrito, o porqueno es posible demostrar el dolo o laculpa, o por otras razones. Puesbien, no hay motivo sólido algunoen virtud del cual, cuando puedaprobarse que una asociación es en símisma ilícita, haya que que resig-narse a no disolverla porque no seaposible imputar responsabilidad pe-nal a una o varias personas físicas.

Esta es, en sustancia, la situacióna que intenta dar salida la Ley Orgá-nica de Partidos Políticos, que en suart. 10.2 enumera como causas dedisolución de los partidos: primero,incurrir en el tipo delictivo de aso-ciación ilícita; segundo, vulnerar deforma reiterada y grave el deberconstitucional de democracia inter-na; y, tercero, perseguir la destruc-ción del régimen de libertades y delsistema democrático. Obsérvese quelas dos primeras causas de disolu-ción son reconducibles al incumpli-miento de sendos deberes constitu-cionales (arts. 22 y 6 de la Constitu-ción, respectivamente), mientrasque la tercera hace referencia alproblema de la democracia militan-te, ya examinado. Por todo ello,tampoco es convincente el argu-mento según el cual la Constituciónsólo admite la disolución de asocia-ciones en el proceso penal.

No hay motivo sólido alguno envirtud del cual, cuando pueda

probarse que una asociación esen sí misma ilícita, haya que que

resignarse a no disolverlaporque no sea posible imputarresponsabilidad penal a una o

varias personas físicas.

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La ofensiva judicial, política y poli-cial contra ETA y Batasuna em-prendida desde finales del pasadomes de abril de 2002, ha reducidosignificativa y duraderamente elnúmero de actos de kale borrokaen el periodo de mayo a noviem-bre de 2002 (cfr. Fig. 1).

Simultáneamente, el descensodrástico de los atentados con vícti-mas mortales (cfr. Fig. 2) pone de ma-nifiesto la eficacia —incluso a cortoplazo— de la aplicación de la ley.

Nunca antes ha tenido lugar se-mejante hundimiento del terroris-mo callejero, dirigido en la sombra

por Batasuna. Y, sin embargo, no hahabido jamás un periodo en que losgrupos pro-ETA hayan tenido más“motivos” para cometer atentados:el embargo de las herriko tabernaspor el juez Baltasar Garzón, la de-claración de responsabilidad de Ba-tasuna por un importe de 18 millo-

La violencia callejera en Euskadi,diezmada por las medidas antiterroristasLa eficacia de la aplicación de la ley

G.J. Redacción “Papeles de Ermua”

FIG.1: EVOLUCIÓN COMPARATIVA DE LA VIOLENCIA CALLEJERA EN 2002

Media 2000-2001

2000

Marzo de 2002. Anuncio Gobierno

preparación Ley de Partidos.

30 de Abril de 2002.Operación policial

contra Segi (Jarrai).

2 de Mayo de 2002.Auto Garzón s/

Herriko Tabernas.

26 de Agosto de 2002.a) Aprobación Ley de

Partidos.b) Suspensión

actividades Batasuna.

Fuente: Ministerio del Interior.

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Ley de partidose ilegalización de Batasuna

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nes de euros por los actos de la ka-le borroka cometidos anteriormentey el consiguiente embargo de suscuentas bancarias y de todo tipo desubvención pública, la elaboraciónde la Ley de Partidos —que permiti-rá ilegalizar Batasuna—, el cierre desus sedes políticas, etc.

La explicación de esta aparenteparadoja está quedando meridiana-mente clara, para quien quiera en-tenderlo: cuanto más se constriñedesde la legalidad y las institucionesdemocráticas al amplio entramadoterrorista abertzale, menos capaci-dad de acción conservan y más sedebilitan y aislan.

El día 30 de abril en la celebracióndel Aberri Eguna (Día de la Patria Vas-ca), el lehendakari Ibarretxe y el pre-sidente del PNV —Xaxier Arzalluz—afirmaban que la ilegalización de Ba-tasuna y las demás medidas antite-rroristas “daban un balón de oxígenoa ETA” y pronosticaban que “aumen-tarían la violencia” en la sociedad vas-ca. Es razonable pensar que ni ellosmismos creían sus afirmaciones. Esuna constatación comprobar que seequivocaban, por no decir —a la luz detantas evidencias— que mentían.

Sin embargo, con estasevidencias el PNV se obstinaen oponerse a las nuevasmedidas de fortaleza frentea ETA (sencillamente, asegu-rando que los terroristascumplan las condenas) queplantea el actual Gobiernodel Partido Popular con elapoyo del PSOE y de CIU.

FIG. 2: VÍCTIMAS MORTALES DE ETA TRAS LA “FALSA TREGUA”

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Desconociendo aun los datos delmes de diciembre, resulta evidenteque se ha mantenido la tendencia defuerte descenso del terrorismo calle-jero. Una vez más, se comprueba quela impunidad es el verdadero “caldode cultivo” de la delincuencia. Un vezmás se constata que la aplicación dela ley tiene un enorme potencial edu-cativo. Responder ante la ley, ante losdemás, de las propias obras es el úni-co camino para adquirir “sentido deresponsabilidad” y —como conse-cuencia— sentido cívico.

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ra ciertas funciones públicas o justi-fica los campos de exterminio nazis,se prohíbe su docencia sin demasia-das contemplaciones. Así le ocurrióa aquel señor Quintana, famosa-mente infame durante unos días, oa otros más próximos en el tiempo.Las obras ‘educativas’ del franquis-mo, denunciadas con gracia en Elflorido pensil, no obtendrían hoy elplacet en ninguna escuela... o al me-nos eso espero. Incluso fuera delcampo educativo, en un terrenomucho más discutible, se cerró nohace tanto una librería en Barcelonapor el carácter neonazi de las publi-caciones que vendía. Si muchasideas son inaceptables como mate-ria escolar democrática (después detodo, educar es elegir entre todaslas ideas posibles aquellas que que-remos ver socialmente perpetuadas)

no parece razonable aceptar acríti-camente cualquier planteamientoideológico en los partidos políticos,destinados a ponerlas en práctica.Así lo entiende la constitución deAlemania, donde ya existe una leyde partidos; y en Francia, donde ladifusión de ciertos dictámenes xe-nófobos y revisionistas está perse-guida por una legislación penal muyexigente, ya se han alzado voces so-licitando la prohibición del partidode Le Pen no porque haya cometidoo apoyado crímenes sino por su me-ra ideología. ¿Todos los proyectos? Hace unosdías, el Movimiento contra la Intole-rancia denunció en Madrid la exis-tencia de una página web de cabe-zas rapadas en la que se publicabanlos datos personales de prostitutas,homosexuales, vascos y yo que sémás, exhortando a personarse ensus domicilios para zurrarles la ba-dana. Se trata sin duda de un pro-yecto de índole política pero no só-lo penalmente ilegal sino democrá-ticamente ilícito. Supongo que na-die sostendrá en serio que debe sertolerado como libre expresión deuna opinión hasta que sus reco-mendaciones se materialicen en al-guien con la crisma rota por un ba-te de béisbol. Por supuesto, en el Pa-ís Vasco estamos familiarizados conla reiteración de amenazas seme-jantes, procedentes de grupos per-fectamente identificados, con la di-ferencia de que aquí ya tenemoscientos de asesinatos por ponerlasen práctica. ¿Que se debería haberactuado antes penalmente contratales delincuentes? Pues a mí tam-bién me lo parece, pero las autori-dades y los jueces en Euskadi pare-cen encontrar dificultades legalesinsalvables para poner en prácticatan sano principio. Por ejemplo, unportavoz de Batasuna sostuvo en el

“[…] ninguna leyde este mundo nidel otro puedeprohibir tener unaidea ni tener malaidea: lo más a quepuede aspirarsees a obstaculizaren la medida de loposible la difusióny propaganda dealgunasconsideradasespecialmentedañinas”

Para el próximo día 15 de juniose convocó una manifestaciónen el País Vasco contra la Ley dePartidos, bajo el lema: “Todaslas ideas, todos los proyectos,todas las personas”. Quizá apartir de esta fórmula engaño-samente bonachona pueda in-tentarse un análisis crítico delas principales objeciones quese plantean contra ese proyectolegislativo que a bastantes nosparece por lo menos democrá-ticamente lógico y plausible.¿Todas las ideas? Dejemos por unmomento de lado que la ley no ve-ta ideas, sino determinados com-portamientos de grupos políticosinstitucionales y que a tal fin se hanincluido en ella numerosas enmien-das y precisiones. Por lo demás, nin-guna ley de este mundo ni del otropuede prohibir tener una idea ni te-ner mala idea: lo más a que puedeaspirarse es a obstaculizar en la me-dida de lo posible la difusión y pro-paganda de algunas consideradasespecialmente dañinas. Y los regí-menes democráticos se dedican aello desde mucho antes de que na-die pensara en esta ley. Cuando unprofesor, por ejemplo, utiliza un li-bro de texto en el que se sostiene lainferioridad de unas razas respectoa otras, la ineptitud de la mujer pa-

Ideas, proyectosy personasFernando Savater

Catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense.

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Parlamento que ETA lucha por losderechos del pueblo vasco, lo queno deja de ser una mala noticia pa-ra quienes estamos en el objetivo dela banda, pero el Tribunal Superiorde Justicia de Euskadi ha conside-rado que se trata de una manifesta-ción política tan legítima comocualquier otra. Me dicen que, en to-do caso, son las personas las quedelinquen, no las asociaciones. Pero,si no me equivoco, en el caso Ges-cartera (otro ‘proyecto’ lucrativo) seha encarcelado al principal respon-sable y además también se ha di-suelto la empresa. Puede ser unasimpleza mía, pero no me parecende recibo ni los ‘proyectos’ para de-fraudar a los contribuyentes niaquellos que intimidan o asesinan alos ciudadanos. El Tribunal Euro-peo de Derechos Humanos de Es-trasburgo parece opinar algo seme-jante cuando dice: ‘Forma parte dela esencia de la democracia permitirla propuesta y discusión de proyec-tos políticos distintos, incluso aque-llos que pongan en cuestión el mo-do de organización actual de un Es-tado, con tal de que no suponganun atentado a la propia democracia’.

Este razonamiento invalida tam-bién otro supuesto argumento bas-tante repetido, el de que los votan-tes del partido ilegalizado —ponga-mos que fuese Batasuna— se que-darían sin representación política.Lo cierto es que no existe el derechodemocrático a sostener opciones nodemocráticas y violentas. Si esosvotantes quieren independentismopero no terrorismo, pueden apoyara Aralar y grupos disidentes simila-res; si lo que quieren es terrorismo,¿para qué votan? Tampoco resultaconvincente ni mucho menos argüirque la ilegalización de un partido noresolverá el terrorismo ni mejorarála suerte de los amenazados. Que

esa violencia no puede concluirsecon un simple plumazo legal es co-sa obvia: también ETA es ilegal y ahíla tenemos, tan campante. Contraella deben emplearse diversos me-dios combinados, porque si un pro-blema es complejo necesita tambiénuna solución compleja: pero no unaactitud acomplejada. Todo lo quedisminuya la apariencia de impuni-dad de quienes apoyan a la banda,sus vías de avituallamiento legales ysus legitimaciones políticas institu-cionales contribuye a debilitarla. Encuanto a los objetivos o víctimas delos violentos, lo que necesitan es nosólo protección sino también un re-conocimiento institucional de susderechos políticos que mal puedeofrecérseles cuando los que justifi-can o ensalzan las agresiones sontratados con no menores miramien-tos que ellos mismos. Impugnar laley contra partidos que apoyan elterrorismo invocando el malestarque la medida puede causar entrelos partidarios del terrorismo es deuna bobería realmente primaveral ypor tanto cuenta con el apoyo deJavier Madrazo, de IU, Odón Elorza yel Consejo de la Juventud de Euska-di, con las Juventudes Socialistas in-cluidas. A Madrazo no le gusta quese prohíba ningún partido aquí, qui-zá porque prefiere el estilo del régi-men cubano, donde están prohibi-dos todos por igual: así no hay pi-ques entre ellos. Francamente, si lalucidez y la decencia políticas de laizquierda están representadas entodas partes por gente así, es de te-mer que cada vez más europeos sevayan haciendo de extrema derechaen defensa propia.

Por otra parte, los obispos de laCAV han sacado una pastoral queha causado furor, en los dos senti-dos de la expresión. No es un textoa favor de Batasuna, sino simple y

llanamente una trascripción delpunto de vista del PNV sobre la si-tuación de Euskadi. No se apartande las tesis de Ibarretxe en nada niun milímetro, salvo que el estilo esalgo más untuoso: los santos óleos,ya se sabe. No hay que extrañarse,es una muestra más de nacional-ca-tolicismo (el mismo que reclama delgobierno la asignatura de religiónconfesional obligatoria), en el que elPaís Vasco es pionero, porque lo pa-decemos desde la primera guerracarlista. No es que el clero vasco seanacionalista, es que el nacionalismovasco lo inventó en buena medidael clero. También es lógico que aIbarretxe le parezca muy bien lo quedicen quienes repiten lo que dice él;pero añade una observación asom-brosa: ‘es lo que piensa la mayoríade la sociedad vasca’. Y eso ¿cómo losabe usted, señor lehendakari?¿Acaso en el País Vasco se habla li-bremente de política y cada cual di-ce lo que piensa... o al menos esta-mos seguros de que vote comopiensa?

“¿Todos losproyectos? Haceunos días, elMovimiento contrala Intoleranciadenunció enMadrid laexistencia de unapágina web decabezas rapadasen la que sepublicaban losdatos personalesde prostitutas,homosexuales,vascos y yo que sémás, exhortando apersonarse en susdomicilios parazurrarles la badana.Se trata sin dudade un proyecto deíndole política perono sólo penalmenteilegal sinodemocráticamenteilícito. Supongo quenadie sostendrá enserio que debe sertolerado como libreexpresión de unaopinión hasta quesusrecomendacionesse materialicen enalguien con lacrisma rota por unbate de béisbol.Por supuesto, en elPaís Vascoestamosfamiliarizados conla reiteración deamenazassemejantes,procedentes degruposperfectamenteidentificados, conla diferencia deque aquí yatenemos cientos deasesinatos porponerlas enpráctica”

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Para que se hagan una idea: elotro día me contaba un distinguidoprofesor de filosofía socialista, es-pañol pero que ocupa una cátedraen Berlín, lo que le ocurrió en Bil-bao. Acababa de dar una conferen-cia y, al volver a su hotel, se encon-tró un recado de un periodista deGara, solicitándole una entrevista.Pretextando ignorancia por venir deAlemania, le preguntó al conserjequé tipo de periódico era ése. El in-terrogado se encogió de hombros yrespondió que no tenía ni idea. En-tonces el profesor solicitó hablarcon el gerente, que todavía sabíamenos que el conserje. Ni para bienni para mal, nadie le dijo una pala-bra sobre un diario que se apilabaen las mesas de entrada del alber-gue. Y así todo. Pero el GobiernoVasco parece ignorar este clima yhace encuestas llamando por telé-fono a los domicilios con preguntastan tranquilizadoras como ésta: ‘¿Esusted partidario de la ilegalizaciónde Batasuna?’. Imagínense el respin-go del encuestado. Un señor de

Rentería escribía con gracia hacepoco una carta al Diario Vasco, di-ciendo: ‘El señor Ibarretxe no sabe ono quiere saber en qué país vive. Nilo que es la coacción, ni el miedo di-fuso (el peor de los miedos) ¡Qué fe-liz vive! Si me hacen a mí esa pre-gunta, por sorpresa, y en lo que veoque es mi controlado domicilio, nosólo niego lo que haga falta sinoque pido el Tambor de Oro para elcomando Donosti por su contribu-ción al buen nombre de esa vecina yquerida ciudad’. Ahí lo tienen. Todoel mundo sabe aquí que por darle larazón a los nacionalistas nada malopuede pasarte y de vez en cuandocae algún caramelo: en cambio porllevarles públicamente la contrariate puede pasar de todo, desde per-der la subvención hasta perder la vi-da. De modo que poco a poco lagente, que no quiere líos, se resignao se marcha.¿Todas las personas? En efecto,nada más deseable que un país en elque puedan vivir todos los que nomatan ni amenazan, con libertad

para sus ideas y sus símbolos políti-cos. Pero para conseguirlo tendre-mos que lograr que vuelvan los quese vieron obligados a marcharse. Yno siempre por miedo: muchos sefueron por asco, por asfixia. Cuandose dice tranquilamente ‘los españo-les apoyan la ley de partidos, perolos vascos la rechazan’, siempre ten-go ganas de preguntar: a los quehan tenido que irse ¿en cuál de losdos rubros se les computa? ¿O esque ya no tienen ni el derecho aopinar sobre la situación que los haexilado? Se me acercan a veces, encualquier lugar de España o en elextranjero, tras una charla o cuandofirmo libros. ‘Yo también soy de allí,¿sabes?’. Y antes de que les pregun-te nada me atajan: ‘Pero de aquelloya no quiero hablar’. Nos miramos alos ojos y guardamos silencio.

“Todo el mundosabe aquí que pordarle la razón a losnacionalistas nadamalo puedepasarte y de vezen cuando caealgún caramelo:en cambio porllevarlespúblicamente lacontraria te puedepasar de todo,desde perder lasubvención hastaperder la vida”

Publicado en El País, el sábado 8 de junio de2002.

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70Ley de partidose ilegalización de Batasuna

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“En el País Vasco,en términos depaz… no haysolución; entérminos delibertad…¡ya locreo que la hay!”

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AMario Onaindía, Nachiondo, Ulacia, Zaldibizcar,Arruabarrena, Celaya, Urbistondo y Zabalbeascoa,euskaldún y castellano parlante, es un vasco de cu-na, de corazón y de fenotipo. Cumple ampliamentetodos los “criterios de inclusión” del “etnicismo na-cionalista”. Con una ironía salpicada de sorna expli-ca: “¡Claro!, si todos mis ancestros proceden de 12Kms a la redonda, de Iurreta a Azkoitia.”. Ante mi in-clusión: “pero tú eres un ciudadano del mundo”, re-plica sin pensarlo (ya lo había hecho): “no me hacefalta ser “del mundo”, con ser ciudadano …me bas-ta: ¡Son ciudadano, vasco!! En esta sociedad nuestrahay un déficit tremendo en la comprensión del “con-cepto de ciudadanía” y se crea una situación perma-nente de contradicciones, de incompatibilidades,…dedisarmonía. Por definición, al ser ciudadano se hacencompatibles los sentimientos y las querencias triba-les con las obligaciones, los intereses y las ventajasde la “polis”, de la ciudad. Todo se armoniza” .

Con 22 años fue condenado a muerte en el pro-ceso de Burgos (1970) por su pertenencia a ETA. Des-pués de 8 años de prisión la amnistía de la transicióndemocrática le dejó en libertad en 1977. Desde en-tonces, se grabó a fuego en su cabeza que la “convi-vencia tiene un precio: todos cedemos en algo; no-sotros no salimos de la cárcel para seguir la lucha ar-mada. La amnistía nos obligaba a la amnistía”.

Primer Secretario General de Euskadiko Ezkerra (EE)(1977-86) y diputado vasco hasta 1990. Senador porel partido socialista PSE-EE desde 1993-2000.

Castellano y vasco parlante —decíamos— y dos ve-ces doctor: en Filología Inglesa y en Filología Hispá-nica. Escribe cuentos y novelas en castellano y eneuskera. Sus libros los conocemos bien: “Carta abier-ta sobre los perjuicios que acarrean los prejuiciosnacionalistas”, “El Precio de la Libertad”, “Guía paraorientarse en el laberinto vasco”, “La construcción dela nación española”… Mario Onaindía tiene una in-saciable capacidad de aprender: lee y lee, estudian-do. Le sorprendí esta vez con un tratado de DerechoConstitucional. Las ideas le salen a borbotones, con-catenadas, piensa en alto lo que ya ha pensado: vaconstruyendo su razonamiento. Le disgusta la pala-bra “integrar”, pero es lo que hace: escucha, lee, re-flexiona, observa la realidad y coloca las piezas delpuzzle de la Historia, del Derecho, de la Sociología,…y ¡las piezas le encajan!

Encontrar el “principio de realidad” es una de susclaves: “Hay que llevarse bien con la realidad —aun-que haya que cambiarla— para ser parte de la solu-ción. De otro modo, pasas a ser parte, integrante y

UN GRITO DE LIBERTADM

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constitutiva, del problema. En esto, precisamente, seha convertido el PNV: en el problema. Por eso no sonla solución, porque son el problema. ETA ha desapare-cido. Su lugar lo ha ocupado el nacionalismo vasco enel poder. Ellos mismo lo dicen, no es que lo diga yo.Rechazan la Constitución, rechazan el Estatuto, recha-zaron el plan Ardanza y seguirán proponiendo y re-chazando los sucesivos planes de Ibarretxe,… porqueno plantean las cosas en términos de solución. El na-cionalismo plantea la situación como un problema sinsolución, y todo problema —por definición— tiene so-lución, aunque sea difícil. Nunca formularan una so-lución que tenga una salida democrática. (…) Es unaparanoia, que no se resuelve dándoles la razón y ce-diendo siempre. Es necesario “llevarles a la realidad”de otra forma se hace —cuando menos— el ridículo,como le está ocurriendo a Izqierda Unida”.

Marío Onaindía no deja de hacer trabajar a su cabe-za, pero siembre está presente el corazón: estudia conpasión, se entusiasma. Sólo por la fuerza del corazón escapaz de superar esa timidez tan suya, genéticamentecondicionada. Una inquieta cabeza con un corazón pro-fundamente varonil, en estrecha armonía. Se expresacon serenidad, como quien no dice nada, pero no esqui-va la verdad, ni la mirada. Es un hombre coherente. Sevuelca en su familia, donde el cariño, la admiración y elrespeto mutuo afloran en las miradas y hasta en el mássutil comentario jocoso. Juega de camarada a camaradacon su hijo de 7 años y le lee la Odisea. El chaval se ad-mira de que un señor tan prestigioso y —con tantos si-glos de edad— como Homero hablara de monstruos bi-céfalos, tan parecidos a los de sus videojuegos. ¿Quéproblema generacional plantea la constante humana?—se pregunta su padre—. Mientras, embobado, se admi-ra ante la feminidad de su hija adolescente, a la vez quereconoce, con regocijo, cuánto se parece a su padre:“Disfruto viendo cómo le toma el pelo a su madre, conuna ironía que reconozco como propia. Es una gozadaobservarlas: yo soy sólo un espectador”.

Luchador nato. En lo político, sabe de dónde viene —¡como para no saberlo!— y a dónde va. “Tenemos quecrear espacios de libertad y de solidaridad en este país.No lo digo para conseguir la alternancia, sino para po-der vivir en Euskadi”. Ha ido trazando su propio cami-no: discerniendo por dónde ir. Ahora, pelea —con totalentereza y dignidad: sin darle importancia— la gran ba-talla: la contienda con la enfermedad, sin abandonar subatalla de siempre: ¡la conquista de la libertad!

IC de C. Redacción “Papeles de Ermua”[email protected]

¿Empezamos por las iniciativasdel lehendakari Ibarretxe?Sí…, sencillamente descabelladas.Ibarretxe actúa irresponsablemente,como un Don Quijote contra losmolinos de viento que le parecengigantes, en su enajenación. Sin te-ner a un Sancho Panza, que le trai-ga a la realidad, en esos funciona-rios de Lakua, que pasaron de Deus-to a Lakua, y ahí quieren seguir....Porlo tanto, calladitos o hablar paraalabar. Para colmo, Ibarretxe se de-dica a viajar para contar por elmundo esos delirios: ¡qué vergüen-za!, aunque sólo sea por pudor eso…¡no se puede contar en Inglaterra!¿No es una “huida hacia delante”?Claramente, saben que el tiempo seles acaba. ETA desaparece: ETA hadesaparecido sólo con el elementalprocedimiento de aplicar la ley. Y elnacionalismo vasco pone toda lacarne en el asador, a la desesperada. ¿ETA ha desaparecido… ya?Sin duda, ETA ha sufrido un procesode degradación progresivo. Desde ladesaparición de la Unión Soviéticasu único objetivo pasó a ser el de“exterminar al adversario”. Pero lalucha por la libertad, les desbarató... Explícamelo, por favor…ETA empezó matando guardías civi-les: pudo matar a 100 en un año yno consiguió nada. Porque la Guar-dia Civil y la Policía siempre han te-nido muy claro que ellos estabanpara servirnos a todos, para garanti-zar nuestra libertad, que la protegela Constitución. Podéis matarnos atodos… que no vamos a cambiar —era lo que dijeron y dicen con su in-quebrantable actitud—. Entonces,ETA pasó a asesinar militares de altorango y ocurrió lo mismo: y no con-siguieron nada. Mataron varios Ge-nerales,... y la reacción fue idéntica,porque tenían claro que ellos esta-ban para defender la libertad. El pa-so clave fue pasar a asesinar a gen-te de los partidos políticos —así re-accionarán y negociarán— y sólohay una respuesta por nuestra par-

“Con Miguel ÁngelBlancodescubrimos quetodas las víctimasde ETA soniguales. Y la gente—espontánea ymasivamente—salió a la calle nopara pedir paz,¡sino libertad!Entoncesdescubrimos quetodos los GuardiasCiviles, todos losmilitares,¡todos…! habíanmuerto pordefender nuestralibertad y quehabíamos sidounosdesagradecidos. […]“La convivenciatiene un precio:todos cedemos enalgo; nosotros nosalimos de lacárcel para seguirla lucha armada.La amnistía nosobligaba a laamnistía”

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te: matadnos, quemadnos las ca-sas…, pero no vamos a cambiar por-que estamos para defender la liber-tad. Entonces, se abrieron los ojosde muchos. Especialmente, con elasesinato de Miguel Angel Blancoporque nos sentimos identificos conél: de rodillas, en una cuneta, con lamanos atadas, un disparo progra-mado… Antes no nos habámosidentificado con la víctima con esapiedad, con esa solidaridad.¿Cuál fue el “descubrimiento”después de esa identificación conMiguel Ángel?Con Miguel Ángel Blanco descubri-mos que todas las víctimas de ETAson iguales. Y la gente —espontáneay masivamente— salió a la calle nopara pedir paz, ¡sino libertad! En-tonces descubrimos que todos losGuardias Civiles, todos los militares,¡todos…! habían muerto por defen-der nuestra libertad y que habíamossido unos desagradecidos. Ahí seprodujo el punto de inflexión: la re-vuelta ciudadana, y aparece el FOROERMUA y Basta Ya!, etc. El problema“vasco” planteado en términos depaz no tiene solución, pero en tér-minos de libertad claro que la tiene—¡ya lo creo!— y mucho antes de loque parece. Porque la libertad seimpone.¿Y cuál es el camino para que lalibertad se imponga?Sencillamente, consensuar una ley yhacer que se cumpla: el cumpli-miento de la ley garantiza la liber-tad de todos, pero sobre todo la delos que más la necesitan. Como enlas normas de tráfico: un paso ce-bra, un semáforo…, aseguran la li-bertad del peatón. Sólo se sientenmal dentro de esta norma los quevan con un gran coche queriendoconducir a 180 por la ciudad… paraéstos la ley es una cortapisa. Noconsideran que son ellos los que es-

tán atropellando la libertad de losdemás.Este proceso por la libertad se haacelarado, afortunadamente, enlos últimos tiempos…La libertad se consigue peleando.Pelear por una ley consensuada yhacer que se respete, que se aplique,que haya lealtad a los acuerdos, quees una manifestación de respetomutuo. El Parlamento Español hatomado buena nota. Por eso esesencial, ese gran pacto de Estado,el Pacto por las Libertades y contrael Terrorismo entre el Gobierno y laOposición (PP y PSOE, especialmen-te, en este caso), la ley de Partidos,...El Gobierno de España ha tomadocartas en el asunto. Y hay un juez,Baltasar Garzón, que se lo está to-mando en serio…El FORO ERMUA ha concedido “elPremio a la Convivencia” al JuezGarzón, la entrega será en Vitoriael 14 de Febrero.Sí, lo sé y me parece formidable.Acabo de escribir un artículo “Elhuevo de Garzón” porque es como“El huevo de Colón”. No hay nadamás eficaz como que desaparezca la

impunidad... En unos meses la kaleborroka está diezmada. ¡Es razona-ble!: queman un autobús porquequieren demostrar que “el pueblovasco está oprimido”, pero no haysignos de tal cosa (porque hay cali-dad de vida), por tanto hay quemontar una especie de “antifada”para que en algo se note la “opre-sión”. El autobús quemado hastaahora se pagaba con dinero públicopor el Gobierno Vasco…, seguíanquemando autobuses. Se aplica laley: el autobús quemado lo paganlos padres de los autores del hecho—porque son menores de edad—:¡santo remedio! El otro día en Za-rauz, donde existe un acoso insufri-ble, estaban encantados de la vida,porque con la kale borroka desapa-recen las amenazas diarias a losconcejales no nacionalistas…¿Y la ilegalización de Batasuna?Inevitable y absolutamente necesa-ria: ETA y Batasuna son la mismacosa. Lo sabemos todos. Los prime-ros que tendrían que declarar sonlos historiadores de ETA. Paco Leta-mendía —por ejemplo— lo dice ex-plícitamente: que HB fracasa por la

“[…] elcumplimiento de laley garantiza lalibertad de todos,pero sobre todo lade los que más lanecesitan. Comoen las normas detráfico: un pasocebra, unsemáforo,…aseguran lalibertad delpeatón. Sólo sesienten mal dentrode esta norma losque van con ungran cochequeriendoconducir a 180 porla ciudad… paraéstos la ley es unacortapisa”

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dependencia que tiene de ETA. Ar-zallus nos ha explicado en múltiplesocasiones que era necesario nego-ciar directamente con ETA porqueBatasuna (o HB, entonces) no tienela suficiente autonomia… Todos sa-ben que ETA y Batasuna son lo mis-mo. El Juez Garzón actúa en conse-cuencia… ¡y montan un cisco “in-comprensible”!Incompresible pero reiterada“connivencia”, de una forma uotra, del PNV y EA con los nacio-nalistas violentos…El nacionalismo vasco es una para-noia, pero además es una paranoia“impositiva”. Es decir, no aceptanque los demás no asumamos susmismos postulados y objetivos.Dulcinea era una aldeana, gorda yfea probablemente, pero para DonQuijote era una princesa. En su de-lirio, el nacionalismo en el poder seempeña en que todos acatemos “asu princesa”, contra todo “principiode realidad”. En síntesis, es no acep-tar la voluntad de los vascos hastaque no coincida con la suya. O laaceptas o te vas, o ya no eres vasco,o… Del mismo modo que no acep-tan la voluntad de los navarros quela vienen manifestando hasta la sa-ciedad (y de forma secular) y noprecisamente aproximándose al na-cionalismo.La sociedad vasca es plural y elnacionalismo se obstina en noverlo…Aquí no hemos pasado la transicióndemocrática, que se ha vivido en elresto de España. Cuando SantiagoCarrillo exigía la legalización delPartido Comunista tuvo que acatarla monarquía. El nacionalismo vascojamás plantea las cosas así: no en-tienden el diálogo entre iguales;que todos tenemos que ceder…; Noentienden la reciprocidad. ¿En conclusión…?

Lo que vivimos es un totalitarismoen toda regla. Todos los totalitaris-mo se parecen “como un huevo aotro”. Por eso se empeñan en plan-tear la cuestión en términos depaz, que es una falacia, no vale pa-ra nada: paz es lo que quería Staliny montó toda una estrategia con-tra Estados Unidos en “nombre dela paz”; Hitler consiguió todo loque quiso hasta 1938 en “nombrede la paz”; Franco celebró los 25años de paz; etc. La lucha tiene queser por la libertad, no por la paz: lapelea tiene que ser por una ley quegarantice la libertad. Como en EE alprincipio, que nos planteamos ha-cer el “frente por la paz” y rectifi-camos para hacer el frente “por elEstatuto”, por una ley que garanti-zaba la libertad y la convivencia enla pluralidad.

El nacionalismo vasco es una paranoia, pero además esuna paranoia “impositiva”. Es decir, no aceptan que los

demás no asumamos sus mismos postulados yobjetivos. Dulcinea era una aldeana, gorda y fea

probablemente, pero para Don Quijote era una princesa.En su delirio, el nacionalismo en el poder se empeña en

que todos acatemos “a su princesa”, contra todo“principio de realidad”. En síntesis, es no aceptar lavoluntad de los vascos hasta que no coincida con lasuya. O la aceptas o te vas, o ya no eres vasco, o…

‘‘Cuando el hachazo de la enfermedad —y delos consecutivos tratamientos— hace mellaen su cuerpo, aflora más fuerte el alma —ca-beza y corazón—, que arrastra a ese cuerpoque se resiente de tanta quimioterapia. Ma-rio Onaindía es un vasco recio, genuino, queabomina del victimismo, al que recurre contanta rentabilidad el nacionalismo. “No soy—subjetivamente— un enfermo. Leo, trabajo,escribo…, ¡hay mucho por hacer! Este proce-so por la libertad no ha hecho más que em-pezar. Pero va a ser rápido: toda la políticade nuestro país giraba en torno a ETA: y ETAdesaparece, se la hace desaparecer. En dosaños a Euskadi no la reconoce ni su madre”.Contaremos al lector que el fotografo habi-tual de la Redacción no pudo acudir en estaocasión y que Mario Onaindía posó en su ca-sa para “Papeles de Ermua”, ante un guardiacivil fotógrafo. Por cierto que algunos guar-dias civiles en Vitoria están pensando en in-vitarle cuando se recupere de la última em-bestida del tratamiento. Quieren manifes-tarle su afecto: ¡así se hace querer MarioOnaindía y éstos son los mimbres (léase, lasvirtudes) de nuestra Guardia Civil! ¿Quiénpronosticaba que con estos ciudadanos el“problema vasco” no tiene solución?

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75Los costes económicos de la secesión

NO ESPAÑA ES NO EUROPA

la Comisión contestó a mi preguntateniendo una información parcial.

El día 22 de octubre, la ComisiónEuropea me contestó. La respuestaintegra y textual es la siguiente: “No,el Tratado de la Unión no puede enningún caso constituir la base jurídi-ca que ampare la iniciativa del Sr.Ibarretxe planteada en el Parlamentoregional en 27 de septiembre pasado”.

Como se suele decir, más claro elagua. Y es que esta breve pero con-tundente respuesta de la Comisiónviene a confirmar lo que algunos yaveníamos avisando: Si los vascos re-nunciamos a la ciudadanía españo-la perderemos a la vez nuestra con-dición de europeos. O dicho de otraforma: los vascos somos europeosporque somos españoles.

Claro está que el Sr. Ibarretxe si-gue impertérrito instalado en lamentira, y ante esta respuesta sólose le ocurrió intentar matar (tocomadera), al mensajero. ¡Mira que esdifícil comprender al personaje! Pe-ro releyendo a Carlo M. Cipolla, seme ocurrió que quizá ahí estaba larespuesta. Así que les recomiendo lalectura del segundo ensayo de su li-bro “Alegro ma non Tropo”, particu-larmente el capítulo número 7, quelleva por título “El poder de la Estu-pidez”. Que ustedes lo disfruten.

Merece la pena insistir una vezmás en la necesidad de que, a pe-sar de las mentiras del naciona-lismo, los ciudadanos vascos em-piecen a conocer en primera per-sona las consecuencias de las de-cisiones de sus gobernantes. Soyde los que piensan que este régi-men que padecemos empezará abatirse en retirada cuando se su-men a los 600.000 constituciona-listas votantes un cada vez mayornúmero de ciudadanos que, be-neficiándose aún de vivir a lasombra del régimen, empiezan atemer que algunas de las calave-radas de éste repercutirán nega-tivamente en su forma de vida.No se acercarán a nosotros porcompasión o por solidaridad; nisiquiera por una reacción moral oética mínima. Lo harán por egoís-mo cuando comprendan que tie-ne más que perder que ganar sisiguen fieles al PRI vasco.

Tras la presentación del plan dellehendakari, dos hechos han consti-tuido a mi juicio la auténtica espe-ranza en este sentido. El primero deellos, el rechazo firme y claro de lapatronal Vasca. Un revés que el PNVno esperaba —acuérdense cómo sepuso Arzalluz—, y que, porqué nodecirlo, sorprendió y/o gratificó apropios y extraños.

El segundo golpe ha sido el pro-nunciamiento de la Comisión euro-pea al respecto. Es significativo por-que las dos grandes mentiras del PNV—se vivirá mejor, seguiremos siendoeuropeos, se han desmontado de dosbrochazos. Dos grandes mentiras queafectan, y mucho, a ese colectivo deestómagos agradecidos de que antes

les hablaba. Pero permítanme que medetenga en la cuestión europea. El Sr.Ibarretxe dijo textualmente en elPleno del 27 de septiembre: “Estemodelo de relación basado en la libreasociación (entre el País Vasco y Es-paña), y en la soberanía compartidaes utilizado y reconocido en el ámbi-to europeo y en el concierto interna-cional. Este modelo está en la base dela propia construcción de Europa, eincluso, ha sido el fundamento de Es-tados europeos y de otros existentesen el mundo occidental”.

“... se trata, en definitiva de unapropuesta que utiliza las bases jurí-dicas y `políticas que en Europa oc-cidental se han utilizado y se estánutilizando...”.

Pues bien, con estos anteceden-tes, el día 8 de octubre hice la si-guiente pregunta a la Comisión eu-ropea: “¿Considera la Comisión queel Tratado de la Unión Europea am-para la perspectiva diseñada por elSr. Ibarretxe?”. Cabe señalar que, amayor abundamiento un probo fun-cionario de la Presidencia del Gobier-no vasco, enterado de mi iniciativaremitió el día 15 a todos los Comisa-rios y en inglés, el texto íntegro de ladeclaración del lehendakari. Nuncase lo agradeceré lo suficiente pues, apartir de ahí, nadie podrá decir que

El preciopolítico de lano EspañaRosa Díez

Eurodiputada.Presidenta de la Delegación Socialista Española en el Parlamento Europeo.

“El día 22 deoctubre, laComisión Europeame contestó. Larespuesta integray textual es lasiguiente: ‘No, elTratado de laUnión no puede enningún casoconstituir la basejurídica queampare lainiciativa del Sr.Ibarretxeplanteada en elParlamentoregional en 27 deseptiembrepasado’”

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Los costes de la secesión. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

76Los costes económicos de la secesiónNO ESPAÑA ES NO EUROPA

El diccionario de la lenguaespañola señala tres acep-ciones al término “necio”:uno, “ignorante y que no sa-be lo que podía o debía sa-ber”; dos, “imprudente o fal-to de razón; terco y porfiadoen lo que hace o dice“; ytres, “aplícase también a lascosas ejecutadas con igno-rancia, imprudencia o pre-sunción”. En definitiva, igno-rancia e imprudencia.

Una buena dosis de ambas cosasse encuentra tanto en el proyectopresentado por el lehendakari en elPleno del Parlamento Vasco el pasa-do 27 de septiembre, como en de-claraciones y comportamientos pos-teriores. Se han realizado diferentesanálisis del mismo y sobre distintosaspectos. Pero todavía ninguno so-bre la dimensión internacional delmismo; un terreno en el que haceaguas porque sus autores se niegantercamente a aceptar que en el pla-no de las relaciones internacionaleslas cosas no son ni serán nunca co-mo ellos quisieran. Y es que la reali-dad es la que es aunque uno preten-da fantasear. En consecuencia, nin-guna Organización ni Institución in-ternacional va a apoyar nunca el

proyecto del lehendakari. Entre otrascosas, porque ningún Estado va aestar nunca dispuesto a echar pie-dras sobre su propio tejado alentan-do secesiones carentes totalmentede fundamento jurídico y que pue-den volverse en su contra.

Se ha dicho hasta la saciedadpero —necedad de necedades— noestán dispuestos a aceptarlo: el de-recho de autodeterminación, tal ycomo lo configura el Derecho inter-nacional, no contempla el proyectodel lehendakari, ni el “pueblo vasco”es titular del mismo. Sé que es inú-til recordarlo, pero hay que hacerloaunque la propuesta del lehendaka-ri sostenga lo contrario y se apoyeen dos textos internacionales que loproclaman: el Pacto Internacionalde Derechos Civiles y Políticos y elPacto Internacional de DerechosEconómicos, Sociales y Culturales.Los dos, completados y desarrolla-dos después por distintas resolucio-nes de Naciones Unidas que lo ubi-can en el proceso descolonizador. Setrata, además, de un derecho limita-do pues no implica la existencia deun derecho de secesión.

Es precisamente esto lo que aca-ba de recordar ante la AsambleaGeneral de las Naciones Unidas larepresentante de Dinamarca en laONU, en su calidad de representantedel Estado que ostenta en la actuali-dad la Presidencia de la Unión Eu-ropea. Aunque desde la Secretaría de

¿UN PAIS EN MARCHA?Carlos Fernández de Casadevante Romaní

Catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales.

“En consecuencia,ningunaOrganización niInstitucióninternacional va aapoyar nunca elproyecto dellehendakari. Entreotras cosas,porque ningúnEstado va a estarnunca dispuesto aechar piedrassobre su propiotejado alentandosecesionescarentestotalmente defundamentojurídico”

Acción Exterior del Gobierno Vascose quiera vender otra cosa, afirmarque el derecho de autodetermina-ción debe ser “entendido y aplicado”de acuerdo con el resto de principiosde la Carta de las Naciones Unidas esjustamente lo contrario de lo quesostiene el Gobierno Vasco y los par-tidos que lo conforman.

En otra parte de su propuesta, ellehendakari afirma que “de confor-midad con la aplicación más ampliadel derecho internacional, quere-mos poder tener voz propia en elmundo y en los organismos interna-cionales, así como la capacidad defirmar tratados internacionales parapromover nuestros intereses econó-micos, culturales e institucionales,en defensa de nuestra identidad co-mo Pueblo”. Otro ejemplo del mun-do irreal en el que vive porque tan-to él como sus asesores están obli-gados a saber que ni el Derecho In-ternacional, ni el Derecho Comuni-tario avalan tal hipótesis. Por elcontrario, lo dejan a la decisión in-terna de cada Estado. Más clara-mente: ninguno de esos ordena-mientos establecen ni proclamanningún derecho de ninguna colecti-vidad territorial a tener “voz pro-pia”en Organizaciones Internacio-nales ni a celebrar tratados interna-cionales. No podía ser de otra ma-nera puesto que son los propios Es-tados quienes lo han querido así.Otra cosa es que después el Estadodecida organizar esa participación ypermitir la celebración de tratados.Desde luego, y gracias a la actitud yal talante negociador de los nacio-nalistas vascos con responsabilida-des de gobierno, en España estamos

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Los costes de la secesión. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

77Los costes económicos de la secesión

NO ESPAÑA ES NO EUROPA

muy lejos de ello. Fue ese compor-tamiento el que frustró la participa-ción autonómica en las institucio-nes comunitarias cuando el procesopara articularla iba en buena direc-ción.

Finalmente, peca de ingenuidadla afirmación interesada de que en elespacio europeo “están superados,social e intelectualmente, debatesaún pendientes de resolver en el Es-tado español. Aspectos fundamenta-les y principios democráticos talescomo, la libre asociación, el derechodemocrático a decidir de los Pueblos,la soberanía compartida, la coopera-ción transfronteriza o el respeto a lasidentidades de las naciones sin esta-do, son asumidas con toda normali-dad en el ámbito europeo y debenmarcar las pautas a seguir por el Es-tado español”. La realidad, una vezmás, sigue un camino diferente al es-cogido por el lehendakari. ¿Constatarealmente el lehendakari que “unode los grandes debates que el mundodebe afrontar en el siglo XXI —es—cómo dar encaje jurídico, social y po-lítico a las realidades nacionales”?Francamente, no sé donde lo ve. Des-de luego, no en el marco de la UniónEuropea ni en el de Naciones Unidas.En la misma línea, su apreciación deque en Europa está asumido con to-da normalidad el derecho de autode-terminación. ¿Dónde? ¿Qué Estadode la Unión Europea ha afirmado laexistencia de dicho derecho respectode alguna de sus colectividades terri-toriales? ¿No le dice nada el hechode que se impusiera la intangibilidadde las fronteras como condición in-dispensable para el reconocimientointernacional de los Estados surgidosde la disolución de la antigua Yugos-lavia? Todavía más: la cooperacióntransfronteriza ya tiene una marcojurídico concreto entre España yFrancia, creado por ambos Estados.¿No se le ocurre pensar que su pro-yecto se ha convertido ya —por suspretensiones— en el mayor obstácu-

lo a dicha cooperación? ¿O cree quelas autoridades e instituciones fran-cesas no han percibido hasta la fechala dimensión estrictamente naciona-lista que subyace en los proyectos decooperación existentes?

Por último, una cuestión no me-nor evitada por el plan del lehenda-kari. Tanto los tratados internacio-nales que él invoca expresamente,como otros que no cita —y que él ysu Gobierno está obligado a cono-cer, respetar y garantizar— contie-nen también otros derechos. Estos síclaramente exigibles. Así, el derechoa la libertad y a la seguridad perso-nales, el derecho a la libertad depensamiento, el derecho a no sermolestado a causa de sus opiniones,el derecho a la libertad de expresión,el derecho a votar y ser elegidos enelecciones periódicas, auténticas,realizadas por sufragio universal eigual, entre otros. En este terreno síque tiene obligaciones concretassometidas, además, a controles in-ternacionales, como lo puso de re-lieve el ejercido desde el Consejo deEuropa por el Comisario de Dere-chos Humanos. Controles, por otraparte, que constituyen —estos sí—un auténtico Observatorio evalua-

dor del modo en que se garantizany los derechos y libertades funda-mentales de la persona en el PaísVasco.

El lehendakari advierte expre-samente que va “a llegar hasta elfinal” y que “no vamos a admitirderechos de veto que nos enca-denen al fondo del pozo”. El Presi-dente de su partido anuncia quesi es preciso recurrirá a la ciuda-danía. Todo un ejemplo de diálo-go, flexibilidad y comportamientodemocrático que preludian el fra-caso que experimenta ya esteproyecto en las rondas de nego-ciaciones. Fracaso, también, porser incompatible con el Estado deDerecho que nos dimos en 1978,a pesar de ciertas construccionesinteresadas. Fracaso, por último,por no querer asumir que tampo-co tiene cabida ni en el ámbito dela Unión Europea ni en el marco,más general, de la Comunidad In-ternacional.

“Se ha dicho hastala saciedad pero—necedad denecedades— noestán dispuestos aaceptarlo: elderecho deautodeterminación,tal y como loconfigura elDerechointernacional, nocontempla elproyecto dellehendakari , ni el“pueblo vasco” estitular del mismo.Sé que es inútilrecordarlo, perohay que hacerloaunque lapropuesta dellehendakarisostenga locontrario y seapoye en dostextosinternacionalesque lo proclaman:el PactoInternacional deDerechos Civiles yPolíticos y el PactoInternacional deDerechosEconómicos,Sociales yCulturales. Losdos, completadosy desarrolladosdespués pordistintasresoluciones deNaciones Unidasque lo ubican en elprocesodescolonizador”

La realidad, una vez más, sigue un caminodiferente al escogido por el lehendakari.

¿Constata realmente el lehendakari que “unode los grandes debates que el mundo debe

afrontar en el siglo XXI —es— cómo darencaje jurídico, social y político a las realidadesnacionales”? Francamente, no sé donde lo ve.

Desde luego, no en el marco de la UniónEuropea ni en el de Naciones Unidas.

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78Los costes económicos de la secesión

El País Vasco fue un “espolea-dor” extraordinario de la econo-mía española a través de sus ex-portaciones del mineral de hierropreciso para el procedimientoBessemer. También por su altacompetitividad, según Flinn, enel terreno de la construcción na-val y de los fletes, y por un es-pléndido espíritu empresarialque explica multitud de activida-des españolas importantísimas.Pero también fue un freno. Locreó Cánovas del Castillo con elmodelo económico que decidiópara las provincias vascas, a cau-sa de los conciertos económicosque rompían tanto la unidad fis-cal del Estado como la unidad delmercado español, así como por elproteccionismo. Lo primero sesuavizó con la magnífica admi-nistración fiscal de las Diputa-ciones Vascas.

Ahora mismo se observa en ellas,según el “Boletín de Estadística”del Banco de España, un claro des-censo en su deuda. Lo segundo, encambio, perturbó extraordinaria-mente, al sumarse a ese proteccio-nismo una actividad cartelizadoramuy favorable para las empresasvascas, pero pésima para los consu-midores nacionales. Recordemos, eneste sentido, desde la Central Side-rúrgica de Ventas, creada por PradosUrquijo, al Consorcio Papelero, de-fendido, por cierto, por Nicolás Ma-ría Urgoiti desde “El Sol” frente aTorcuato Luca de Tena y “ABC”. Perotodo eso, con sus luces y sombras,unió a la economía vasca con mu-cha fuerza a la del resto de España.Para entender si esto es fácil de es-cindir, o no, comienza a existir algu-na literatura seria. Se inicia con trestrabajos del catedrático de Econo-mía Aplicada, Mikel Buesa. Uno esel titulado “Los sistemas regionalesde innovación en el País Vasco y deNavarra” (Instituto de Análisis In-dustrial y Financiero de la Universi-dad Complutense, documento detrabajo nº 29, 2001); los otros tres,interesantísimos, y que abren pano-ramas muy nuevos para futuras in-vestigaciones, son “Autodetermina-ción-secesión y economía. Econo-mía política de la secesión”, publica-do en “Papeles de Ermua”, enero2002 y el actual de Noviembre de2002, y “El precio de la secesión”,aparecido en “Hasta Aquí”, enero-febrero 2002. Debe añadirse la in-vestigación de Alberto Abadie y

Javier Gardeazábal, “The economiccost of conflict: a case-control studyfor the Basque Country” (NationalBureau of Economic Research, w.p.nº 8478, septiembre 2001).

Gracias a él sabemos que en losúltimos veinticinco años el terroris-mo causó una disminución del 10%en el nivel del Producto Interior Bru-to (PIB) por habitante que se hubie-ra podido conseguir. Se obtiene así,de la mano del profesor Buesa, unode los mejores conocedores, juntocon el profesor Molero, de los pro-blemas del sector industrial español,y muy especialmente de todo lo re-lacionado con las cuestiones de pro-ductividad, competitividad, tecnolo-gía e investigación científica estaconclusión: “La competitividad de laeconomía vasca anota unos resulta-dos aceptables en el momento ac-tual, pero no suficientemente bienasentados sobre unos fundamentossólidos en lo que concierne a la ge-neración interna de tecnología. Portal motivo, no sería sorprendenteque las capacidades competitivasque exhibe el País Vasco pudierandeteriorarse en un horizonte de lar-go plazo, especialmente si algunaperturbación interior o externa dieralugar a una restricción en los recur-sos disponibles para financiar el es-fuerzo investigador, o a una pérdidade confianza de los agentes empre-sariales que se reflejan en una re-ducción de sus inversiones”. Por esohan sido oportunísimas las observa-

De la economía y secesión vascaUn referente inadecuado: el estado de Israel

Juan Velarde Fuertes

Catedrático de Economía.

“[…] todo eso, con sus luces ysombras, unió a laeconomía vascacon mucha fuerzaa la del resto deEspaña. Paraentender si esto esfácil de escindir, ono, comienza aexistir algunaliteratura seria”

“[…] el terrorismocausó unadisminución del10% en el nivel delProducto InteriorBruto (PIB) porhabitante que sehubiera podidoconseguir”

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ciones recientes del Círculo de Em-presarios Vasco. Agreguemos, co-mo otra cuestión fundamental, losniveles de tráfico exterior del PaísVasco en 1999. Se observa que el54,2% de las exportaciones se dirigeal resto de España, y que de ahí pro-cede el 67,7% de las importacionesvascas, con un déficit para el PaísVasco que equivale al 7,2% del Pro-ducto Interior Bruto regional. Portanto, como dice Buesa, la depen-dencia de la economía vasca respec-to a la del resto de España es tal quela idea —expuesta al parecer por Ar-zallus— de que “el papel de Españaen las relaciones exteriores de laeconomía vasca es pequeño —y portanto fácilmente prescindible— nose sostiene. Más aún —concluyeBuesa—, ha de afirmarse que, en laperspectiva de la actividad económi-ca, a los vascos nos hace falta Espa-ña”. Es indudable que la pretendidasecesión vasca se plantea permane-ciendo en la Unión Europea. No va aser fácil. Véase el trabajo de AndrésOrtega y José María de Areilza en“Claves de Razón Práctica”, marzo2000, “Excisión y permanencia en la

UE. Aproximación a un marco teóri-co sin precedentes”, contenidos quetambién se recogen en este númerode “Papeles de Ermua”.

Queda clara después de su lectu-ra, que lo infinitamente más favora-ble en caso de tal secesión sería el ve-to español a su incorporación inme-diata, a lo que seguiría una larguísi-ma negociación. En lo económico, lacatástrofe acecharía por éstos y otrosmuchos motivos, desde los seriosproblemas energéticos, que se agra-varon para el País Vasco con los aten-tados y cierre de Lemóniz, al efectosede que impulsaría la acción demultitud de realidades empresariales.Nada digamos del posible retorno auna moneda ajena al euro, lo quepodría facilitar inflaciones o bien, co-mo sucedió con la II República y lapolítica de Carner y Chapaprieta,para buscar el mantenimiento de lacotización de la moneda propia, conel fin de no provocar una colosal fu-ga de capitales, subidas de tipos deinterés y duros efectos en el empleo yla actividad, porque una moneda asísería pasto de los especuladores.

Solamente existe en Occidenteun Estado creado en condiciones

traumáticas: Israel. Hoy Israel, a pe-sar de la formidable ayuda que reci-be, exhibe una caída, en tasa anualdel Producto Interior Bruto del1,7%; un descenso en la producciónindustrial del 1,8%; una inflacióndel 6,2%; un déficit comercial del6,1% y otro del 2,3% en la balanzacorriente; una caída del cambio res-pecto al dólar; tipos de interés do-bles a los de la zona del euro y, se-gún el American Express Bank,una deuda pública que supera el100% del PIB.

Eso sería poco al lado de loque ocurriría en el País Vasco, singran solidaridad internacional niaceptación de tamaños sacrifi-cios por buena parte de una po-blación que contemplaría, sin irmás lejos, la espléndida realidadde una Navarra inserta en Espa-ña y Europa. La Historia no apo-ya esa secesión, pero la econo-mía, tampoco. Los chapelchiquisde “Momentum catastrophicum”el delicioso relato del escritorvasco Pío Baroja, se frotan lasmanos, y hunden al país.

[…] la dependencia de la economíavasca respecto a la del resto de

España es tal que la idea —expuesta al parecer por Arzallus—de que el papel de España en las

relaciones exteriores de laeconomía vasca es pequeño —y

por tanto fácilmente prescindible—no se sostiene.

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Aunque la cuestión de la sece-sión está planteada como elprincipal objetivo de la agendapolítica del nacionalismo gober-nante desde la firma de su pactocon ETA en Lizarra y como unasunto de urgencia inmediatadesde el momento en el que ellehendakari Ibarretxe, bajo el gri-to de ¡independentzia!, se pro-clama vencedor de las últimaselecciones autonómicas, pareceque sólo cuando tal aspiración seha concretado en el exótico pro-yecto de crear un estado libreasociado, la preocupación porsus costes económicos ha emer-gido con fuerza.

La idea de que la secesión delPaís Vasco con respecto a Españapuede tener costes relevantes no esadmitida por sus proponentes. Éstosalegan que, dado que la región, ba-jo su nueva forma estatal, permane-cerá dentro de la Unión Europea, nose producirán cambios instituciona-les importantes y que, en conse-cuencia, lo esencial de las relacioneseconómicas permanecerá inaltera-do y, como mucho, podrán produ-cirse fricciones de baja intensidadcuyo coste ni siquiera merece la pe-na calcular. Semejante optimismo,más allá de su interesada orienta-ción política, parece poco realista. Elúnico antecedente de un problemade este tipo —el de Argelia, que consu independencia perdió el estatusde provincia francesa— señala quela separación de una parte del terri-torio de uno de los estados miem-bros de la Unión implica también suradical pérdida de vinculación a és-ta y su consideración como país ter-cero. Además, siendo previsible laausencia de un acuerdo esencial so-bre este asunto entre todas las fuer-zas políticas democráticas, en espe-cial por parte de los dos partidosque, por representar a la mayoría delos españoles, pueden configurar lamayoría parlamentaria necesariapara conducirlo, no cabe otra con-clusión que la consideración de lasecesión como un hecho políticoconflictivo. Y, si esto es así, resultaevidente que, en el caso de que seproduzca, implicará unos costes de-rivados de la radical transformación

del entorno institucional de la eco-nomía vasca1.

Esos costes se generan en cuatroámbitos esenciales del sistema eco-nómico: los intercambios exteriores,la deslocalización de las actividadesproductivas, la asunción de nuevascompetencias administrativas y lagestión del sistema monetario. Y esposible cuantificar algunos de ellosa partir de supuestos razonables so-bre el comportamiento de diferen-tes variables o de la observación di-recta de los datos actualmente dis-ponibles. Dado que ni las autorida-des gubernamentales ni los partidospolíticos ni las entidades patronalesni los sindicatos ni ninguna otrainstitución han avanzado estima-ciones sobre el tema, es necesariojustificar esa cuantificación. Ellohace inevitable el uso de tecnicis-mos económicos en las líneas quesiguen, lo que tal vez canse al lector.Por tal motivo, me permito adelan-tar la principal conclusión de esteartículo: los costes de la “No–Espa-ña” derivados de la secesión son im-portantes, conducirán a un empo-brecimiento del País Vasco y obliga-rán a sus ciudadanos a soportar unapesada carga económica durantemuchos años.

La secesión y los costes de la “No–España”Mikel Buesa

Catedrático de Economía Aplicada.

“Esos costes segeneran en cuatroámbitosesenciales delsistemaeconómico: losintercambiosexteriores, ladeslocalización delas actividadesproductivas, laasunción denuevascompetenciasadministrativas yla gestión delsistemamonetario”

1 Una discusión más extensa sobre estepunto puede verse en mi trabajo: Mikel Bue-sa (2002): “Economía política de la secesión”,“Papeles de Ermua” nº 3. La idea de que elproceso secesionista implicará la segregacióndel País Vasco con respecto a la Unión Euro-pea se encuentra implícita en la primera “De-claración del Círculo de Empresarios Vascos”(vid. “Papeles de Ermua” nº 3) y se explicitamejor en su segundo comunicado sobre eltema (vid. El Mundo, 2 de octubre de 2002).

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COSTES POR ADQUIRIR LACONDICIÓN DE PAÍS NO–MIEMBRODE LA UNIÓN EUROPEA

El primer aspecto a considerar en laestimación de los costes de la sece-sión se deriva de que, por el hechode adquirir la condición de paísno–miembro de la Unión Europea,Euskadi verá gravada una buenaparte de sus exportaciones con latarifa exterior común. Esto ocurrirácon el 85 por 100 de sus ventas debienes y servicios fuera del ámbitoautonómico, bien porque se orien-tan hacia las demás regiones de Es-paña —54 por 100 de la exportaciónvasca— bien porque lo hacen hacialos demás países comunitarios —31por 100—, con lo que sólo un 15 por100 de aquellas, que se dirigen alresto del mundo, no verá alteradosu actual tratamiento fiscal. Puesbien, teniendo en cuenta un grava-men arancelario medio del 2,8 por100 y una elasticidad–precio quepuede oscilar entre –0,97 y –1,60, sepuede estimar que la elevación deprecios que experimentarán las ex-portaciones vascas conducirá a unareducción de entre el 2,7 y el 4,5 por100 en su cuantía, lo que equivale auna cifra de entre el 1,3 y el 3,0 por100 del PIB regional2.

Además, las actividades comer-ciales exteriores de las empresasvascas verán elevarse sus costes detransacción. Puesto que, al excluirsede la Unión Europea, Euskadi dejaráde encuadrarse en el área del Euro yadoptará una nueva moneda —que,por comodidad, voy a designar con-vencionalmente como Eusko—, esasempresas tendrán que cubrir el ries-go cambiario Eusko–Euro suscri-

“[…] Euskadi verágravada unabuena parte desus exportacionescon la tarifaexterior común.Esto ocurrirá conel 85 por 100 desus ventas debienes y serviciosfuera del ámbitoautonómico, bienporque se orientanhacia las demásregiones deEspaña —54 por100 de laexportaciónvasca— bienporque lo hacenhacia los demáspaísescomunitarios —31por 100—, con loque sólo un 15 por100 de aquellas,que se dirigen alresto del mundo,no verá alteradosu actualtratamiento fiscal”

2 El detalle de estas estimaciones puedeverse en Mikel Buesa (2002): “El precio de lasecesión”, Hasta aquí, nº 3. Foto: Alfonso Zubiaga

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biendo la correspondiente póliza deseguro. Por otra parte, deberán ob-tener las licencias pertinentes, ges-tionar los trámites aduaneros y asu-mir retrasos en frontera. Todo elloincrementará los referidos costes enuna cuantía que es difícil de preci-sar. Pero si se tienen en cuenta lasestimaciones que sobre este temaha realizado la OCDE3 —de acuerdocon las cuales, en los países de ma-yor nivel de desarrollo, las regla-mentaciones aduaneras tienen unaincidencia de entre el 2 y el 7 por100 “ad valorem” y las retencionesfronterizas otra de entre el 3 y el 6por 100— se puede pensar que, co-mo mínimo, se elevarán en torno al5 por 100. Y ello dará lugar a unareducción adicional de las exporta-ciones que, bajo los supuestos yaseñalados, cabe evaluar entre el 2,3y el 5,4 por 100 del PIB vasco.

Resumiendo, el coste de la“No–España” en el terreno de las ac-tividades comerciales exteriores ca-be estimarlo en una reducción delproducto regional —y, por tanto, delbienestar de sus ciudadanos— queoscila entre el 3,6 y el 8,4 por 100.

COSTES DERIVADOS A LAREACCIÓN PREVISIBLE DE LASEMPRESAS: DESLOCALIZACIÓNEMPRESARIALUna segunda fuente de costes deri-vados de la secesión hace referen-cia a la reacción previsible de lasempresas para afrontar las nuevascondiciones institucionales y, másespecíficamente, las reacciones quepuede experimentar su demandaen el mercado español. La presenciade las empresas vascas en este últi-mo abarca una multiplicidad de su-ministros que se extiende desde elabastecimiento energético hasta elmantenimiento de aeronaves, pa-sando por el equipamiento de loshogares, la prestación de serviciosfinancieros o la provisión de trenespara ferrocarriles. En buena medida,esa presencia se apoya actualmen-te sobre la actividad de filiales deproducción o distribución que seubican en las diferentes regionesespañolas. Y, dado que una secesióninamistosa podría ocasionar un re-chazo de los productos de origenvasco en el resto de España, seríaprevisible la deslocalización de unaparte de dichas empresas, bien por-que abandonarían Euskadi, bienporque segregarían sus activos a finde aislar sus actividades locales delas realizadas en las demás regionesespañolas.

Cuál pudiera ser la dimensiónde un fenómeno de deslocalizaciónde este tipo no se conoce, pues nose ha recabado información entrelos empresarios acerca del asunto.Sin embargo, ello no obsta paraque pueda formularse alguna hipó-tesis al respecto. Así, en otro lugarhe mostrado que adoptando el su-puesto, a mi modo de ver muy con-servador, de que dicho procesoafectara a tan sólo la cuarta partedel valor de las actividades de los

diez grupos industriales más gran-des de cada una de las provinciasvascas, ello sería equivalente, entérminos de valor añadido, a unacifra del orden del 6,5 por 100 delPIB del País Vasco4.

Por tanto, el resultado al que sellega al valorar los costes de la“No–España”, en lo que las reduc-ciones de actividad productiva serefiere, como consecuencia de unadisminución de las exportaciones yde un traslado de actividades aotros lugares, oscila entre el 10 y ca-si el 15 por 100 de producto regio-nal. Dada la relación entre productoy empleo, tal caída de la actividad setraduciría en una pérdida de entre85.000 y 131.000 puestos de traba-jo5. En otras palabras, la tasa de de-sempleo, que actualmente se cifraen el 9,25 por 100 de la poblaciónactiva, podría saltar hasta 18 por100, en el supuesto más favorable, oel 23 por 100, en el más desfavora-ble. El País Vasco regresaría así a lospeores momentos de la década de1980 cuando la reconversión indus-trial cercenó una buena parte delempleo y arrastró hacia empobreci-miento a un gran número de traba-jadores. Y si en aquel período Euska-di pudo apoyarse en el resto de Es-paña para solventar su crisis graciasa una monumental transferencia derecursos que pudo realizarse en vir-

“El presupuestoanual necesariopara sostenertodas estasactividades en elcaso de unservicio exteriorrelativamentemodesto quecomprendiera laexistencia deembajadoresresidentes en tansólo la cuartaparte de los paísespertenecientes alsistema deNaciones Unidas,así como en losprincipalesorganismosinternacionales,puede estimarse, alos costesvigentes enEspaña7, en unos640 millones deEuros”

3 Vid. OCDE (2002): “Les conséquenceséconomiques du terrorisme”; incluido enPerspectives économiques de l’OCDE, nº 71, yPatrick Lenain, Marcos Bonturi y VincenteKoen (2002): “Les retombées du terrorisme:securité et économie”, L’Observateur OCDE,junio. Asimismo, pueden encontrase estima-ciones en igual sentido en Comisión Euro-pea (1999): Trade facilitation in relation todevelopment, Comunicación a la Organiza-ción Mundial de Comercio, G/C/W/143 yWT/COMTD/W/60; y en Ernst y Whinney(1987): “The cost of ‘Non–Europe’: boder re-lated controls and administrative formali-ties”, incluido en Comisión de las Comuni-dades Europeas: Research on the Cost of‘Non–Europe’. Basic Findings, vol. 1.

4 En Mikel Buesa (2002): “El precio de lasecesión”, op. cit. se detalla la lista de lasempresas consideradas, así como los datosde base utilizados en esta estimación.5 Partiendo de la información que reúnela Contabilidad regional de España del INEpara el País Vasco, he estimado la siguienteregresión entre empleo (L) y PIB, utilizadapara estimar las pérdidas de puestos de tra-bajo mencionadas: L = 804,7 Ln PIB – 11351.El coeficiente de regresión es R2 = 0,9898, loque garantiza la precisión del ajuste.

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tud de la política industrial, laboraly financiera del Estado, y que, a losprecios actuales, se puede valoraren no menos de 12.700 millones deEuros, ello ya no será posible de re-alizarse la propuesta secesionistadel nacionalismo6.

GASTOS DERIVADOS DEL EJERCICIODE COMPETENCIAS SOBERANASLos costes de la secesión no se ago-tan en los dos conceptos que seacaban de exponer. Se extiendentambién a la necesidad de sufragarlos gastos que implicará, como de-rivación del proyecto secesionistapatrocinado por el nacionalismogobernante, la asunción de unanueva estatalidad, lo que conduciráa una reducción de la renta dispo-nible, especialmente por los traba-jadores. Dos son los tipos de ele-mentos que deben considerarse a

este respecto: por una parte, laasunción de competencias que ac-tualmente no corresponden al go-bierno autónomo, valoradas notanto por la participación del PaísVasco en el conjunto de España, si-no según una dimensión que ha deconsiderarse mínima para su ejerci-cio soberano; y, por otra, debido ala separación con respecto a laUnión Europea, la formación deuna nueva moneda que, como ya seha señalado, denominaré Eusko.

Comenzando por el primero deesos elementos, cabe tener en cuen-ta que, en el caso de que se consti-tuyera un nuevo estado, éste habríade asumir el ejercicio de las compe-tencias expresivas de la soberanía,además de las que se derivan de laprotección social. Las primeras serefieren principalmente a la gestiónde las relaciones internacionales, laformación de un sistema de defen-sa, el sostenimiento del sistema ju-dicial y la supervisión del sistemabancario. Y las segundas aluden enlo esencial al balance entre presta-ciones y cotizaciones del sistema deprotección social.

El desarrollo de las relaciones in-ternacionales requiere la presencia,a través de embajadas y serviciosconsulares, en otros países, el apoyoa la actividad internacional de lasempresas por medio de la presta-ción de servicios de asesoramiento einformación, y la realización de ac-ciones de cooperación, en especialcon los países menos desarrollados.El presupuesto anual necesario parasostener todas estas actividades enel caso de un servicio exterior rela-tivamente modesto que compren-diera la existencia de embajadoresresidentes en tan sólo la cuarta par-te de los países pertenecientes alsistema de Naciones Unidas, así co-mo en los principales organismos

“[…]el conjuntode los gastos quese derivan delejercicio decompetenciassoberanas sepuede estimar enun mínimo de 1.494millones de Eurosanuales.Naturalmente estacuantía habría quefinanciarlamediante unaumento de lafiscalidad, aunqueno de una maneracompleta puestoque una parte secubriría con elimporte del cupoque se paga alEstado y que, ensu valoración másreciente, estáestablecido en1.091 millones deEuros”

6 Los costes financieros de la política dereconversión industrial española han sidoestimados por Blanca Simón (1997): Lassubvenciones a la industria en España, Ed.Consejo Económico y Social, Madrid. Laimputación regional se basa en las cifras deempleo y facturación de las empresas re-ceptoras de ayudas públicas que se reco-gen en Mikel Navarro (1990): Política de re-conversión: balance crítico, Ed. Eudema,Madrid; y Mikel Buesa y José Molero(1998): Economía Industrial de España. Or-ganización, tecnología e internacionaliza-ción, Ed. Civitas, Madrid.

internacionales, puede estimarse, alos costes vigentes en España7, enunos 640 millones de Euros.

En cuanto al sistema de defensa,la formación de un ejército profe-sional con 10.000 soldados y man-dos, incluyendo las adquisiciones dematerial y sistemas de armas, asícomo la realización de actividadesde inteligencia, puede requerir unpresupuesto anual valorado en 760millones de Euros.

Más reducido es, en cambio, elcoste imputable a la impartición dejusticia. Considerando el reducidotamaño del País Vasco y su limitadapoblación, suponiendo que la sece-sión no diera lugar a un aumento dela delincuencia, estimo una cifraanual de 60 millones de Euros. Y, porlo que concierne a la supervisión delsistema bancario, dada la dimensióneconómica de la región, los costescorrespondientes podrían cubrirsecon una dotación de 34 millones8.

Es decir, el conjunto de los gas-tos que se derivan del ejercicio decompetencias soberanas se puedeestimar en un mínimo de 1.494 mi-llones de Euros anuales. Natural-mente esta cuantía habría que fi-nanciarla mediante un aumento dela fiscalidad, aunque no de una ma-nera completa puesto que una par-te se cubriría con el importe del cu-po que se paga al Estado y que, ensu valoración más reciente, está es-

7 Los datos de base proceden del Proyec-to de Presupuestos Generales del Estado pa-ra 2003, así como de diversas informacionesque pueden obtenerse en la página web delMinisterio de Administraciones Públicas.8 Se han tenido en cuenta en este casotanto la importancia relativa del País Vascoen la economía española, como los costesoperativos que reflejan las Cuentas anualesdel Banco de España (Banco de España(2002): Informe anual, 2001, Madrid).

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tablecido en 1.091 millones de Eu-ros. Por tanto, el coste adicional dela soberanía se puede valorar en 403millones anuales; es decir, en un0,97 por 100 del PIB regional. Y si lacobertura de ese gasto se hiciera in-crementando los impuestos directossobre la renta y el patrimonio, cadauno de los ciudadanos del País Vas-co tendría que pagar a la haciendaforal un 9,2 por 100 más de lo quese le detrae actualmente.

Como ya se ha señalado, ademásde la referente a las competenciassoberanas, la secesión plantea lacuestión del balance entre las coti-zaciones y el coste de las prestacio-nes del sistema de seguridad social,pues actualmente lo esencial de esesistema corresponde al ámbitocompetencial del Estado9. En losaños recientes, tanto en el País Vas-

co como en el conjunto de España,debido a la progresión del empleo,ese balance se ha contabilizado conun signo positivo, pues el gasto enpensiones, protección de los para-dos y otras prestaciones económi-cas ha sido inferior al monto de lascotizaciones de los trabajadores yempleadores. Así, tomando el ejem-plo del año 2001, cuyos datos sehan publicado recientemente, el su-perávit correspondiente se cifró en741,3 millones de Euros, cifra éstade la que un 48 por 100 se lo anotala Seguridad Social y el otro 52 por100 el INEM.

Desde el nacionalismo gober-nante se esgrime el superávit aludi-do para argumentar que, en el casode que se produjera la secesión delPaís Vasco, no sólo se podrían ga-rantizar las rentas de los percepto-res de las prestaciones —que, enconjunto, suman unas 522.000 per-sonas; es decir, la cuarta parte de lapoblación de Euskadi10—, sino queademás quedaría un remanente queresultaría favorable para el equili-brio de las cuentas públicas. Sin em-bargo, ese argumento oculta la po-sibilidad de que, si la coyunturaeconómica se tornara adversa, en-tonces no podría garantizarse la fi-nanciación de las prestaciones so-ciales salvo que se arbitraran medi-das específicas para ello. Y es preci-samente esa posibilidad la que hayque considerar, pues, como antes seha señalado, debido a su impactosobre el comercio exterior y la des-localización de las empresas, el pro-yecto de independencia, de llevarsea cabo, conduciría a una reducciónde la actividad productiva y a un

“El únicoantecedente de unproblema de estetipo —el deArgelia, que consu independenciaperdió el estatusde provinciafrancesa— señalaque la separaciónde una parte delterritorio de unode los estadosmiembros de laUnión implicatambién su radicalpérdida devinculación a éstay su consideracióncomo paístercero”

aumento del paro. Si esto fuera así,el número de ocupados disminuiría—y, con ellos, la recaudación del sis-tema de protección social— a la vezque el número de los beneficiariosdel seguro de desempleo aumenta-ría —con el consiguiente incremen-to en el gasto de ese sistema—. Puesbien, en estas circunstancias, bajo elsupuesto de que no hubiera varia-ción en las cuantías individuales delas percepciones y cotizaciones, elsuperávit del sistema se tornaría rá-pidamente en un déficit cuya cuan-tía se puede estimar entre 146 y 610millones de Euros, según que la tasade paro se situara, respectivamente,en el 18 o en el 23 por 100.

Lógicamente, este déficit, en au-sencia de una transferencia solida-ria de recursos procedentes del res-to de los trabajadores españoles,tendría que cubrirse por medio deun aumento de las cotizaciones quegravan las retribuciones de los asa-lariados, pues son éstos los percep-tores principales de las prestacionessociales. La cuantía necesaria paraello equivaldría a una cifra de entreel 0,7 y el 2,8 por 100 de su remu-neración total bruta. En otras pala-bras, la solución financiera del pro-blema de la seguridad social en laEuskadi independiente que propo-nen los nacionalistas, pasa necesa-riamente bien por un encarecimien-to del factor trabajo —que sin dudaha de dejar su secuela en un dete-rioro de la competitividad de las

9 Vid. Juan Velarde Fuertes (2002): “Deeconomía y secesión”, ABC, 6 de octubre de2002

10 Citado por Patxo Unzueta (2001): “Loscostes de la independencia”, El País, 29 denoviembre de 2001.

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empresas vascas— bien por una re-ducción de los salarios nominales —que, si se produce, empeorará lascondiciones de vida de los trabaja-dores—. Ello, en el entendimiento deque esa solución es en todo casopreferible a otra alternativa queconsistiría en reducir entre el 3 y el12 por 100 la cuantía media de lasprestaciones sociales.

ADOPCIÓN DE UNA NUEVAMONEDAQueda, en fin, la consideración delas posibles consecuencias de laadopción de una nueva moneda —elEusko— puesto que la secesión con-llevaría el abandono del Euro. ElEusko se vería sometido, desde elprimer momento, a tensiones difíci-les de gestionar. Así, la pérdida deactividad y mercados a la que se haaludido en la primera entrega de es-te trabajo, acabaría reflejándose, demanera muy rápida, en un desequi-librio de las cuentas exteriores, demanera que del actual superávit co-mercial del 1,6 por 100 del PIB sepasaría a un déficit situado entre el2,4 y el 6,7 por 100 del PIB. Tal si-tuación implicaría una presión so-bre el tipo de cambio Eusko–Euro enel sentido de su depreciación. Peroesta última no sería factible de ma-nera fácil, tanto por motivos políti-cos —pues, como la historia enseña,

Los costes de la ‘No–España’ para el País VascoConceptos Coste

[1] Reducción de las exportaciones por la aplicación de la Tarifa Exterior Común de la Unión Europea ........................................ Del 1,3 al 3,0 % del PIB[2] Reducción de las exportaciones por el aumento de los costes de transacción .............................................................................................................. Del 2,3 al 5,4 % del PIB[3] Deslocalización de actividades empresariales ......................... 6,5 % del PIB[1+2+3] Reducción total de la actividad productiva ............... Del 10,1 al 14,9 % del PIB[1+2+3] Equivalencia a pérdida de puestos de trabajo ........ Entre 85.000 y 131.000[1+2+3] Equivalencia en términos de tasa de paro ................... Entre el 18,5 y el 23,3 %

de la Población Activa

[4] Gestión de las relaciones internacionales ..................................... 640 Millones de Euros[5] Sistema de defensa .......................................................................................................... 760 Millones de Euros[6] Poder judicial ............................................................................................................................. 60 Millones de Euros[7] Supervisión del sistema bancario .............................................................. 34 Millones de Euros[4+5+6+7] Coste del ejercicio de competencias soberanas 1.494 Millones de Euros[8] Cupo Vasco ................................................................................................................................... 1.091 Millones de Euros[4+5+6+7] – [8] Coste efectivo del ejercicio de competencias soberanas .................................................................................................... 403 Millones de Euros[4+5+6+7] – [8] Equivalencia en términos del PIB ...................... 0,97 % del PIB[4+5+6+7] – [8] Equivalencia en términos del IRPF ................... 9,2 % de la recaudación

[9] Déficit del sistema de Seguridad Social ........................................... 146 a 610 Millones de Euros

[9] Equivalencia en términos del PIB ................................................................. 0,35 a 1,47 % del PIB[9] Equivalencia en términos de la remuneración bruta delos asalariados .................................................................................................................................... 0,7 a 2,8 % de cotización

social adicional[9] Equivalencia en términos de reducción de las prestacio-nes sociales (pensiones, subsidio de enfermedad, etc.)........... 3,0 a 12,1 % de reducción

en las prestaciones

[10] Costes asociados al abandono del Euro y la adopción de un nuevo patrón monetario ............................................................................... Tensiones especulativas

sobre el tipo de cambioFuerte incertidumbreTipos de interés elevadosAjustes de empleo y salarios

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los gobiernos de tinte ideológiconacionalista, suelen tender a fijar elprestigio nacional en el valor de lamoneda— como económicos —debi-do a que la devaluación perjudica alos inversores foráneos y se requiereuna aportación externa de capitalespara financiar el déficit—. El resulta-do de todo ello no sería otro que,como ha destacado el profesor Ve-larde11, la realización de una políti-ca basada en la elevación de los ti-pos de interés y los ajustes salaria-les, con sus secuelas negativas sobreel empleo y la actividad. Y todo elloen un ambiente sumamente incier-to “porque una moneda así seríapasto de los especuladores”.

aumentar sus cotizaciones casi un 3por 100 para subsanar el déficit dela seguridad social; y el sistema eco-nómico se verá envuelto en tensio-nes monetarias que con toda segu-ridad empeorarán las cosas aúnmás. Diríase, en definitiva, que elocupante del palacio de Ajuria Enea,y con él todo el nacionalismo go-bernante, quiere hacer efectiva lapredicción de su antecesor en lapresidencia del Gobierno Vasco,cuando era ésta una institución quesobrevivía en el exilio. Preguntadoen cierta ocasión el lehendakari Je-sús María de Leizaola por cuáles se-rían las consecuencias de la inde-pendencia para Euskadi, contestó:“Cien años de pobreza”12. Es tristeque tal sea el destino de los pueblosque se dejan llevar por la paranoiade sus gobernantes; y, si como en laantigüedad señaló Herodoto, “no esposible evitar lo que los dioses handecretado”, confiemos en que éstosno hayan emitido aún su definitivodictamen.

LA IDEPENDENCIA; CIEN AÑOS DEPOBREZA (LEHENDAKARI JESÚSMARÍA DE LEIZAOLA)Después de este recorrido por loscostes de la “No–España” —que, amodo de síntesis, se resume en elcuadro— podemos concluir que lapromesa del lehendakari Ibarretxeestá cargada de malestar para losvascos: la actividad productiva, ycon ella la obtención de riqueza,puede llegar a disminuir hasta enun 15 por 100 sobre su nivel actual;de ahí se derivará necesariamenteuna pérdida de hasta 131.000 em-pleos y una elevación de la tasa deparo hasta casi el 23 por 100; habráque financiar la constitución de lanueva estatalidad mediante la ele-vación de la carga fiscal, de maneraque deberá pagarse, como media,más del 9 por 100 de lo que actual-mente se ingresa por el impuestosobre la renta; los asalariados verán

11 Vid. Juan Velarde Fuertes (2002): “Deeconomía y secesión”, ABC, 6 de octubre de2002.

12 Citado por Patxo Unzueta (2001): “Loscostes de la independencia”, El País, 29 denoviembre de 2001.

Preguntado en cierta ocasión el lehendakari Jesús María deLeizaola por cuáles serían las

consecuencias de laindependencia para Euskadi,

contestó: Cien años de pobreza.

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En el Pleno del Parlamento Vascodel 15 de marzo de 2002, la Vice-presidenta Cenarruzabeitia contes-taba a una interpelación de quiensuscribe.

La interpelación —que es un pro-cedimiento parlamentario que po-dríamos decir que se debate a dos:esto es, interpelante e interpelado,sin que intervengan en la discusiónotros grupos parlamentarios— sedesarrolló, a juicio de quien firmaestas líneas, del modo siguiente.

En mi primera intervención seña-lé que había presentado la iniciativaen cuestión hacía cinco meses —locual da lugar a la reflexión posteriorde la eficacia del reglamento parla-mentario para suscitar las cuestionescon una mínima cercanía a la preo-cupación política del momento.

Pero —añadí— que el dilatadopaso del tiempo, que en las más delas ocasiones perjudica la actuali-dad y la comprensión de los asuntosque traemos a debate, en este casosirve como comprobación verdaderade las pretensiones de los gobiernos.

La impresión que se podía tenerdesde un grupo parlamentario co-mo el popular, o si se quiere de unabuena parte de la oposición al se-gundo gabinete Ibarretxe, que éstese convertiría en un nuevo gobiernode Estella —o de Estella “bis”—, perono sólo en la formulación de la te-sis, sino en su consumación, no seha quedado simplemente prendidaen los bancos de la oposición sinoque ha ido ganando terreno y con-vicción en los más amplios sectoresde la sociedad vasca y del resto de

España: la Universidad, el mundo dela cultura, los medios de comunica-ción y un largo etcétera que pordesgracia sigue progresando.

Y en el mundo económico, quequizás —si vale la compartimenta-ción, por lo menos por vía de ejem-plo— que es un mundo más deside-ologizado. Un mundo al que le im-porta cada vez más la idea del bie-nestar personal y menos las impli-caciones políticas que de ello se de-riven —con lo cual soy conscientede que fuerzo mis convicciones ide-ológicas hasta el extremo, con tal decomprender los criterios de granparte de nuestra sociedad.

Ése era el sentido de la interpe-lación. ¿Había evaluado el GobiernoVasco el coste que tendría para lasempresas la posible independenciade la Comunidad Autónoma Vascarespecto de España? Y la preguntase refería a las empresas porque sonéstas las que crean empleo y rique-za en el país.

Decía al principio que la cues-tión no perdía actualidad, que la ga-naba. Porque un mes después depresentada la interpelación, el Cír-culo de Empresarios Vascos decía:

“El planteamiento de la cuestiónsoberanista constituye ya un ele-mento de confusión que en nadabeneficia, sino todo lo contrario, a laactividad económica y, en definitiva,a las empresas vascas. (...) Pedimosademás que se realice un análisisobjetivo y serio, para el que nosbrindamos, de la gran interdepen-dencia que existe entre las empresasy la economía del Pals Vasco y lasdel resto del Estado. Así como delcoste económico y social de las po-sibles alternativas. Si en su día seplanteó la cuestión del coste de lano-Europa, hoy también cabríaplantear el coste de la no-España”

Y es que, mientras tanto, el Go-bierno Vasco se dedicaba a su estra-tegia de lo “ruptura a plazos”, comointentaron con el Concierto Econó-mico, sin que afortunadamenteconsiguieran consumar el desagui-sado que se proponían.

Aunque no era ésta lo únicacuenta del rosario de la llamada“ruptura a plazos”. Estaba la preten-dida consumación del Estatuto porincumplimiento del mismo paraproceder a lo convocatoria del

INTERPELACIÓN DE LOS COSTES DE LA “NO-ESPAÑA” EN EL PARLAMENTO VASCO Un debate para la antología de la irresponsabilidad

“¿Había evaluadoel Gobierno Vascoel coste quetendría para lasempresas laposibleindependencia dela ComunidadAutónoma Vascarespecto deEspaña? Y lapregunta serefería a lasempresas porqueson éstas las quecrean empleo yriqueza en el país”

Fernando Maura

Escritor y Parlamentario vasco del PP.

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siempre anunciado referéndum deautodeterminación, o de la autode-terminación sobre la autodetermi-nación, en ese trabalenguas que tancaro les resulta a los nacionalistas.“La sociedad vasca debe tener entodo caso la última palabra”, decíala señora interpelada en la Comisiónde Autogobierno el 29 de enero deeste mismo año.

Y el objeto de la iniciativa parla-mentaria está entonces claro: ¿Tie-nen previsto desde el Gobierno Vas-co un estudio respecto de los costesde la no-España, de la independen-cia, para la economía vasca? ¿Hanestudiado lo que ocurriría en el ca-so de nuestro régimen fiscal especí-fico? ¿Lo han hecho con el sistemade protección social?

Llega entonces el tumo de la pri-mera intervención por parte de la in-terpelada. La Vicepresidenta del Go-bierno Vasco es una mujer que po-dría parecer una vasca fuerte, conci-liadora, sólida, genuina figura deltradicional matriarcado de nuestratierra; pero, en lugar de esas actitu-des personales, anida en ella unafuerte debilidad, una inseguridad es-cénica de tal calibre que pretendecompensar a través del exabrupto, dela mala contestación, de los modosmalencarados. Pero todo eso, insisto,no es probablemente sino una formade ocultar un espíritu dubitativo, niconvencido ni convincente.

E Idoia Cenarruzabeitia habla.Sus primeras palabras cogen el rá-bano por las hojas y pretenden quela crítica que yo hacía al Reglamen-to del Parlamento no podía ser unacritica al Gobierno, sino al propiomodo de actuar de la cámara —sireleen ustedes esa parte de mi in-tervención, yo sólo decía que a pe-sar de la lentitud de la sustancia-ción del asunto, cinco meses, ésteno había perdido actualidad.

Pero luego, no sólo equivoca lostérminos del debate, sino que la Vi-cepresidenta hace un quiebro extra-ñísimo que la conduce a reflexionesprácticamente incomprensibles, co-mo se verá:

¿No será —es cita textual— tam-bién que en estos cinco meses hayatenido que ver el bloqueo del Parti-do Popular al proceso del debate dela Ley de Presupuestos, que el mis-mo Reglamento establece que esprioritario respecto a los debates deotros temas? Situación de bloqueopropiciado sobre todo por el PartidoPopular, situación de bloqueo, deinmovilismo y de negación tanto encuestiones paramentarias como encuestiones a que hacen referencia alautogobierno de este país...

¡Y eso que yo no me había que-jado del retraso! ¡Si llegara a criticarla pesadez del Reglamento parla-mentario —cosa indudable por cier-to— no sé qué gallo me habría sol-tado!

Y termina esa intervención di-ciendo que el Gobierno Vasco no harealizado estudio alguno sobre loscostes de la no-España, pero sugie-re que quizás el Partido Popular sí.Se diría que nuestro partido aban-dera toda la disidencia civil quepueda existir en el País Vasco en re-lación con las prácticas del naciona-lismo vasco y su gobierno.

El Presidente del Parlamento meconcede de nuevo la palabra. Asíque bajo a la tribuna.

Empiezo diciéndole a la Vicepre-sidenta que pensaba que en cincomeses disponía de tiempo sobradopara traer a la Cámara algún datoadicional.

Le digo que se ha referido al“bloqueo” de la ley de Presupuestos.Pero sin hacer la reflexión necesariaal respecto. Porque el problema noera el “bloqueo”, el problema era la

ausencia de mayoría parlamentariadel gobierno para traer unos presu-puestos.

Ya más puestos al debate le dijeque los miembros del PP no había-mos realizado ningún estudio sobreel coste de la independencia. Poreso me referiría a continuación ameros datos que han aparecido enlos medios de comunicación.

Más de la mitad de las exporta-ciones vascas y dos tercios de susimportaciones tienen por destino uorigen el resto de España. El 70 porciento de lo que supone nuestro co-mercio exterior se vende en el restode España. La dependencia de laeconomía vasca con respecto a laespañola es superior a su capacidadpara vender en esta sus productos,dando lugar a un saldo negativoque supera el 7 por ciento del PIB.

Por eso —continuaba el que sus-cribe— a los vascos nos hace faltaEspaña, y nos hace falta también larelación privilegiada que por el he-cho de que España forme parte dela Unión Europea, mantenemos conlos demás países integrados en ésta.La defensa de la permanencia en laUnión Europea es así la clave paraevitar que la secesión pudiera poneren grave peligro a muchas de lasempresas sobre las que pivota laeconomía vasca.

Y de esto se podrían poner algu-nos ejemplos:

“Pero luego, nosólo equivoca lostérminos deldebate, sino que laVicepresidentahace un quiebroextrañísimo que laconduce areflexionesprácticamenteincomprensibles,como se verá”

“Y es que,mientras tanto, elGobierno Vasco sededicaba a suestrategia de lo“ruptura a plazos”,como intentaroncon el ConciertoEconómico, sinqueafortunadamenteconsiguieranconsumar eldesaguisado quese proponían”

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– Salida de la Unión Europea: Seperderían todas las ayudas europe-as. Y sólo el Plan de Desarrollo Re-gional contempla inversiones de220.000 millones de pesetas hastael año 2006 para la Comunidad Au-tónoma Vasca. – Comercio exterior: Dos tercios delas exportaciones y las ventas en Es-paña se verían sometidas a arance-les, y también las destinadas a losdemás países de Europa. – Concierto Económico: En el año95, cada ciudadano vasco recibió125.000 pesetas de las arcas estata-les. En el período 91-96, el total delo entregado por el País Vasco a laAdministración General del Estadoen concepto de Cupo fue de775.000 millones, y recibió de este1,036.000.000.000. – Empresas: Peligro de abandono deempresas radicadas en el País Vasco,con pérdidas de empleo y de recau-dación. Por ejemplo, en el año 2000el BBV-A pagó 16.021 millones depesetas por el impuesto de socieda-des, e Iberdrola 25.778 millones. – Fuera de la zona euro se dificul-taría el comercio y las inversiones,subirían los tipos de interés casicon seguridad. La previsible faltade población supondría menos in-versiones, menor recaudación y sepodría también hacer un más ex-haustivo análisis sobre lo que pa-saría con los depositantes en losbancos vascos. – Podríamos hablar también de laCorporación Cooperativa Mondra-gón, en la que ya más de la mitad desus trabajadores desempeñan susfunciones fuera de la ComunidadAutónoma Vasca. De CAF, que ven-de trenes a RENFE y al Metro de Ma-drid. De Gamesa, de ITP, de Koipe, deSeber y de tantas otras. – Además de decir que quien semarcha de la Unión Europea, a lo

Y después me refería a las otrasdos cuestiones planteadas —e igual-mente no respondidas por la Sra.Cenarruzabeitia: – Régimen de protección social: Enel País Vasco hay menos jóvenes de24 años y más mayores de 65 queen el resto de España, con un desfa-se de cinco puntos, de modo que elmecanismo de caja única de la Se-guridad Social, rechazado hoy porlos nacionalistas, resultaría un ver-dadero flotador, necesario a medioplazo para el País Vasco. – Concierto Económico: Los recur-sos públicos “per cápita” superan enun 63 por ciento la media de las Co-munidades Autónomas españolas.En un artículo publicado en “El País”el 1 de noviembre del pasado año,Patxo Unzueta decía que el PaísVasco dispone de unos ingresos “percápita” superiores a un 70 por cien-to de los de Cataluña. Yo quisierasaber —agregaba entonces— S; ensu opinión, estamos en el ese niveleconómico respecto a la Comuni-dad Aut6noma de Cataluña.

En ese momento me llama al or-den el Presidente Atutxa, ya que ha-bía consumido el tiempo estableci-do por el Reglamento.

Estaba precisamente concluyen-do en este momento —dije, y conti-nué:— Un alto directivo de la Coo-perativa Mondragón me decía haceexactamente ocho días que lo quepedían era un marco políticamenteestable, predecible y homogéneo.

Al exlehendakari Leizaola le pre-guntaron un día qué supondría unaEuskadi independiente, y este con-testó: “Cien años de pobreza”.

Más recientemente, el presiden-te de su partido se preguntaba algoque me parece que nos tendríamosque preguntar nosotros ahora: “¿In-dependencia para qué? ¿Para plan-tar berzas?”

“Por eso a losvascos nos hacefalta España, y noshace falta tambiénla relaciónprivilegiada quepor el hecho deque España formeparte de la UniónEuropea,mantenemos conlos demás paísesintegrados enésta. La defensade la permanenciaen la UniónEuropea es así laclave para evitarque la secesiónpudiera poner engrave peligro amuchas de lasempresas sobrelas que pivota laeconomía vasca”

que se va es sencillamente a las ti-nieblas exteriores, y queda excluido,al menos de momento, del firma-mento comunitario, poniéndose a lacola de la negociación, en la que seuniría a los demás países que se en-cuentran en esa expectativa.

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“En el País Vascohay menosjóvenes de 24 añosy más mayores de65 que en el restode España, con undesfase de cincopuntos, de modoque el mecanismode caja única de laSeguridad Social,rechazado hoy porlos nacionalistas,resultaría unverdadero flotador,necesario a medioplazo para el PaísVasco”

Así terminaba el suscribiente suintervención y daba comienzo la úl-tima de la Vicepresidenta.

Ella me dijo que toda mi inter-vención se basaba en dos premisasque no eran ciertas.

La primera, que su gobierno te-nía mayoría en materia presupues-taria. Y la oposición no. Y que no te-níamos empacho en votar con Ba-tasuna, a quienes atacamos —se re-fiere obviamente a nosotros, los delPP, no a e ella— y a quienes preten-demos aislar desde el pacto antite-rrorista.

La segunda premisa es tambiénincierta, porque su gobierno siem-pre ha actuado en la línea de lomarcado por la Unión Europea,donde lo que se hace es compartirsoberanía y ceder competencias, co-sa que no hace ni entiende el PP.

Y luego añadía que su gobiernoes un gobierno europeísta, que lasociedad vasca es una sociedad eu-ropeísta, y que todas las políticas

que desarrolla se inspiran en las re-comendaciones y directivas de laUnión. – En este punto yo asistía como los“artistas bajo la carpa del circo”, pe-lícula firmada creo por VolkerSchlöndorf, “perplejo”, ante las afir-maciones de la Sra. Cenarruzabeitia.¡Si yo no le había mentado eseasunto en ningún momento!

Entonces fue cuando se produjo

el quiebro argumentativo —por lla-marlo de alguna manera— de la res-ponsable del Gobierno Vasco. Veanustedes:

“Y hacia ahí es hacia donde ca-minamos, y precisamente por eso,por ese motivo, este Gobierno sí tie-ne hecho un análisis de cuál es ocuál podría ser el coste económico yel coste político del no desarrollo ode la falta de autogobierno para es-ta sociedad. La falta de autogobier-no para esta sociedad tiene un cos-te político y un coste económicoque viene de la falta de seguridadjurídico-económica o jurídico-polí-tica que los instrumentos de auto-gobierno de este país tienen y nopueden desarrollar ante la falta dedesarrollo del propio autogobierno”.

Y, en su peregrina argumenta-ción, seguía tomando el rábano porlas hojas y aludía al coste que paralas empresas vascas había tenido lacontinua judicialización del Con-cierto Económico. Citando el caso

de Gamesa, como ejemplo de ello. Aludía después que el Gobierno

Vasco había realizado un estudiosobre los costes de la falta de trans-ferencias —especialmente en el ám-bito del trabajo y de la SeguridadSocial—. Ausencia de transferenciasque habría “obligado” al gobiernoautónomo a poner en marcha cos-tosas políticas en materias tales co-mo las infraestructuras.

Citaba el caso de banca, segurosy finanzas, donde no se les da la pa-labra a las instituciones vascas, co-mo ocurría en el supuesto de la fu-sión entre Iberdrola y Endesa —queyo sepa, las citadas son compañíaseléctricas, no financieras, de bancao de seguros—.

En su alocada disertación, prose-guía la además Consejera de Ha-cienda que las políticas de educa-ción y cultura del gobierno español“dan como consecuencia resultadosnefastos para lo que puede ser laformación de los ciudadanos de es-ta Comunidad”.

Y su conclusión era una pregun-ta que transcribo también textual-mente:

“¿Qué le parecen a usted, quésentido del respeto al autogobiernovasco y al Estatuto de Gernika le pa-recen a usted frases de representan-tes del Gobierno español tales comoque el desarrolIo del Estatuto deGernika atenta contra la Constitu-ción o que el sistema de caja únicavertebra la unidad de España, comolos aeropuertos de interés general,los puertos de interés general, la pa-sarela Cibeles y vaya usted a saberqué más cosas, del mismo modoque la representación en las instan-cias de la Unión, etcétera, etcétera?”.

CONCLUSIÓN (POR AHORA, PROVISIONAL)Estas últimas líneas se escriben pasa-do el desafortunado debate de polí-tica general de 27 de septiembre de2002, en que el lehendakari Ibarret-xe ha propuesto la independenciapara el País Vasco con el sólo matizde su permanencia en la Unión Euro-pea, por aquello de no desconecta-mos del mundo civilizado, tal y comoyo le indicaba a la vicepresidenta.

Esta propuesta significa, comose sabe, la construcción del País

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Vasco sólo para los nacionalistas,para los “abertzales” —como dijoEguíbar—, no para el conjunto de laciudadanía.

Al nacionalismo vasco que nosgobierna —no todo el nacionalismoes igual— los costes económicos delas medidas recientemente pro-puestas por el lehendakari no lesimportan. Incluso Arzallus ha llega-do a pedir algún que otro sacrificioa su gente para conseguir el fin de-seado por ellos. Pero no es sólo elterreno económico el que no les in-quieta, tampoco el político, ni el so-cial, ni el futuro de nuestra juven-tud, ni que decir tiene el bienestarde nuestros mayores.

Se han puesto las orejeras de laburra y avanzan por el único cami-no que están dispuestos a ver ya se-guir.

La racionalización del debate de los costes dela no-España, de la independencia, es algo quepreocupa a quienes nos movemos por criteriosde racionalidad. El sentimiento es otra cosa. Porel sentimiento se puede amar y odiar, matar, ro-bar, o hasta realizar magníficas obras de heroís-mo altruista.

El sentimiento de sabernos partícipes de unacomunidad universal que aspira a que todos losseres humanos seamos libres y partamos de unaigualdad de oportunidades, debiera ser másfuerte.

Más fuerte porque es más bello ymás integrador y más solidario que losnacionalismos de aldea y campanario—que me decía mi padre— que son na-cionalismos que nunca han aprendidoa amar sino a odiar, a sumar sino arestar, a integrar sino a excluir.

Las consecuencias de un mercado pequeñoJuan Velarde Fuertes. Catedrático de Economía

Cuando, al concluir la Segunda Guerra Mundial, se observaba desde Estados Unidos cómo Europa no lograba escapar de una crisiseconómica plena de las escaseces y la ruina dejada por la contienda, un gran economista, el Premio Nobel Paul Samuelson, orgullo-samente proclamaba: “Los Estados Unidos, por el contrario, como consecuencia de su colosal mercado interior, han sabido zafarse delagobiador dilema europeo de cañones o mantequilla enunciado por Goering. Nosotros, en Norteamérica, hemos logrado tener ca-ñones y la vaca entera”.

Por eso, Norteamérica, para que Europa pudiese resistir el alud comunista, impulsó, desde 1947, la unificación económica deEuropa. Sin crear un gran mercado, que llegase desde Berlín a Cádiz, o desde Londres a Atenas, sin trabas de ningún tipo, y conunificación monetaria progresiva, era imposible que nuestro continente se embarcase rumbo a la prosperidad.

España lo había comprendido con la crítica de Perpiñá Grau, en 1935, a su propio pequeño mercado aislado, que no podía im-pulsar el desarrollo; ese mismo año, en la revista “Economía Española”, una serie de grandes estudiosos analizan cómo las econo-mías regionales españolas no debían entorpecer “la solidaridad económica nacional” en primer lugar porque se hundirían ellasmismas, y en segundo término, porque esto dañaría al conjunto español. Por supuesto, toda ampliación a Europa sería buena. Elartículo de Allyn Young, publicado en 1928 en “The Economist Journal”, que es el que sustenta científicamente todo esto, jamásha sido atacado por ningún economista solvente. Y su trabajo hacia las uniones nacionales, en el estudio del gran economistaKindleberger, con el denominado “caracol contractivo”, porque enlaza caída del tráfico entre los países y caída en la producción,tampoco ha sido jamás criticado.

Por tanto, una recesión económica, a causa de una postura política que condujese a un aislamiento del mercado vasco res-pecto al del resto de España, que está a su vez en el conjunto de la Unión Europea, sería cosa absolutamente inexorable por supequeño peso cuantitativo en el conjunto de la Unión Europea; muy poco significativo, en cambio, para el resto de España. Ni unsolo estudioso solvente puede decir otra cosa.

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93Los costes económicos de la secesión

Cuando se estudia laevolución que a lo largode los últimos cincuentaaños han registrado lasrentas por habitante dela economía española seponen de relieve algunaspeculiaridades que pue-de ser interesante esbo-zar en estas páginas.

Es sabido que en ese período la eco-nomía española registró un creci-miento alto que ha permitido quelas rentas medias se acerquen deforma progresiva a los valores querigen en la Unión Europea. Este as-pecto está bien estudiado en mu-chos trabajos y no vale la pena de-dicarle aquí más tiempo. Ahorabien, cuando se desglosa el análisispara estudiar el comportamiento delas regiones y provincias se obser-van comportamientos diferenciadosen los que sí me voy a detener.

Comencemos señalando que du-rante los años referidos ha habidoun proceso de convergencia, de ma-nera que en general el producto porhabitante ha tenido menor dinamis-mo en las zonas más prósperasmientras que ha crecido más deprisaen las menos favorecidas. Y así, se-gún se puede ver en el cuadro 1a, en1955 ocupaba el primer puesto elPaís Vasco, con un producto medioque suponía 3,2 veces el que le co-rrespondía a cada extremeño. En elaño pasado, 2001, se había reducidola distancia entre las dos Comunida-des que ocupaban los extremos delranking y era 1,85 veces superior la

primera. Ahora bien, mientras queen los últimos puestos apenas se hamodificado la ordenación, en los pri-meros ha habido cambios de relieve.El más destacado es que ahora en-cabeza Baleares y el País Vasco hapasado a ocupar el puesto número6, por detrás también de Madrid, Ca-taluña, Navarra y la Rioja.

Me apresuro a señalar que losdatos proceden de fuentes distintas,como se refleja en el pie del propiocuadro ¿puede influir este hecho enla nueva ordenación de las regio-nes? Con datos de la misma fuentepara 1995 el citado cuadro se apre-cia que las seis primeras regiones

Un apunte adicionalsobre la economía vascay las de su entorno

Elvira Martínez Chacón

Profesora de Economía Mundial de la Universidad de Navarra.

Cuadro 1a. Evolución VAB/habitante (España = 100)

*Fuente: Fundación BBV(1999): Renta Nacional de España. Tomo II. Bilbao. En ptas. constantes de 1986.**Fuente: FUNCAS (varios años): Cuadernos de Información Económica. Madrid.

1955* 1975* 1995* 1995** 2001**Andalucía 68.60 72.52 67.95 72.40 73.95Aragón 98.42 101.35 107.70 109.44 107.12Asturias 111.10 101.22 85.94 86.80 83.30Baleares 121.73 128.93 140.56 123.67 130.88Canarias 75.04 83.61 101.24 97.95 90.63Cantabria 115.55 102.24 90.32 91.47 92.41Castilla La Mancha 66.04 77.92 79.71 82.35 82.01Castilla y León 83.70 84.15 88.78 92.64 92.77Cataluña 159.87 127.88 124.12 122.53 122.23Comunidad Valenciana 111.74 99.80 101.61 100.72 102.14Extremadura 56.05 57.65 67.16 66.38 70.59Galicia 69.85 75.78 82.93 81.22 83.05Madrid 155.11 133.81 136.96 131.96 128.38Murcia 68.72 82.44 81.26 80.37 79.02Navarra 114.93 114.33 120.63 127.80 123.60País Vasco 177.63 133.97 109.65 114.23 115.41La Rioja 108.99 105.13 117.64 115.07 115.99España 100.00 100.00 100.00 100.00 100.00

“Deterioro, portanto, de laeconomía vasca,¿afecta a todas lasprovincias o sepercibe algunadiferencia?”

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94Los costes económicos de la secesión

son las citadas anteriormente y elPaís Vasco sigue ocupando el sextolugar. Parece que se puede aceptarsin riesgo de hacer una afirmaciónen el aire, que la que fue la primeraeconomía española ha venido dete-riorándose y, al menos desde losaños 80 ocupa un quinto o sextopuesto, por detrás, no sólo de lasque ya eran avanzadas a mediadosdel siglo pasado, sino de regionescomo la Rioja y Navarra, con marca-da especialización agraria y rentasmodestas al inicio del período.

Deterioro, por tanto, de la eco-nomía vasca, ¿afecta a todas lasprovincias o se percibe alguna dife-rencia? Veamos el cuadro 1b quecompletamos con el gráfico 1. He-mos elegido las que forman Aragón,La Rioja, Navarra y el País Vasco,que son Comunidades que se inte-gran en uno de los ejes dinámicosde la economía española, el llamado‘eje del Ebro’. Pues bien, los datosmuestran la fuerte pérdida de pro-tagonismo económico que han su-frido Guipúzcoa y Vizcaya. En 1955su valor añadido por habitanteequivalía al 161,7 % y al 171,2 %respectivamente del valor medio de

España; en 1995 habían descendidohasta el 109,1 % y 115,4 %. Es decir,en los cuarenta años que estudia-mos su tasa anual media de creci-miento se mueve en torno a la mi-tad de lo que ha crecido la econo-mía española. Podría pensarse queÁlava se habría beneficiado de sucondición de capital del País Vasco,porque su tasa de variación se sitúapor encima de la media (6.1 % fren-te a 6,0 %), pero en los últimosveinte años se ha reducido el dina-mismo, su tasa de variación es me-nor y se reduce la distancia con losvalores medios.

Todo ello se descubre de formaplástica en los gráficos 1 y 2. El pri-mero de ellos refleja la totalidad delperíodo. El cuadrante A incluye a lasprovincias que en 1955 tenían unvalor añadido por habitante inferiora la media, pero que han registradotasas de crecimiento superiores y se

acercan a dicho valor. Son Teruel yHuesca. Con valores añadidos que elprimer año eran superiores a la me-dia y que han tenido tasas de varia-ción también por encima de la al-canzada en España se sitúan La Rio-ja, Navarra y Zaragoza. Álava prácti-camente se mantiene, como indica-ba el cuadro. En el cuadrante C nose encuentra ninguna provincia, loque indica que entre todas las queestudiamos ha habido un procesode convergencia. Por último, en el D(valores iniciales superiores a la me-dia y tasas de variación inferiores),se encuentran Guipúzcoa y Vizcaya.

En el gráfico nº 2 consideramos1975/1995 y la realidad es muy pa-recida, sólo Huesca y Álava cambiande cuadrante porque crecen por de-bajo de la media y ahora figuran enel cuadrante inferior derecho.

En síntesis, en las tres provinciasde la Comunidad Autónoma Vasca

Gráfico 1.

Cuadro 1b. Evolución VAB/habitante (España = 100)

*Fuente: Fundación BBV(1999): Renta Nacional de España. Tomo II.Bilbao. En ptas. constantes de 1986.

1955 1975 1995

Álava 137.32 145.78 138.77Guipúzcoa 161.73 137.34 137.34Vizcaya 171.18 126.15 126.15Huesca 91.86 111.98 111.98Teruel 62.75 78.53 78.53Zaragoza 111.89 101.16 101.16La Rioja 101.91 102.24 102.24Navarra 121.29 111.77 111.77España 100.00 100.00 100.00

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Los costes de la secesión. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

95Los costes económicos de la secesión

valor 5 para España. En el cuadro 2se reflejan los resultados en las ochoprovincias que estamos estudiando.

Destaca la situación de Navarra1,donde los indicadores toman el má-ximo valor en conceptos como ren-ta, servicios sanitarios, vivienda yequipamiento del hogar; y alcanzanun 9 en educación, cultura y ocio yempleo. ¿Dónde se encuentra el Pa-ís Vasco? En conjunto tiene una ca-lificación de 7 e incluso de 6 en Viz-caya. Los peores índices correspon-den a las rúbricas de ‘convivencia yparticipación social’ y ‘seguridadciudadana y medioambiental’ quetambién son muy negativos en Na-varra, aunque en la Comunidad Fo-ral no han afectado a los restantesindicadores, a diferencia de lo quesucede en el País Vasco.

Hasta aquí se ha puesto de re-lieve que desde los años centralesdel siglo pasado la economía delPaís Vasco ha tenido un comporta-

Gráfico 2. Tasa anual media de variación porcentual 1975/1995, y valor inicial.

se ha reducido el porcentaje que su-pone su valor añadido por habitan-te con respecto a la media, y lo hahecho de forma importante en Gui-púzcoa y Vizcaya, Álava crece porencima de la media hasta 1975 y apartir de ahí también tiene un com-portamiento menos dinámico.

Quisiera añadir una última pin-celada para ver si hay alguna rela-ción con el bienestar de las pobla-ciones. La Fundación ‘la Caixa’ pu-blica últimamente el Anuario Socialde España y elabora un índice debienestar social que sintetiza docecomponentes. Todos ellos toman el

Cuadro nº 2. Índices de bienestar social provincial en el ‘Eje del Ebro’. Año 2001

Fuente: Fundación 'la Caixa' (2002) Anuario Social de España 2001. Barcelona.Lectura de los Índices: a) Índice sintético de bienestar social; b) Índice de renta; c) Índice de salud; d) Índice de servicios sanitarios; e) Índice de nivel de instrucción;f) Índice de educación, cultura y ocio; g) Índice de empleo; h) Índice de condiciones de trabajo (calidad del empleo); i) Índice de vivienda y equipamiento del ho-gar; 1j) Índice de accesibilidad económico comercial; 1k) Índice de convivencia y participación social; l) Índice de seguridad ciudadana y medio ambiental; m) Índi-ce de entorno natural y clima.

1 El índice toma el valor 9 en Ba-leares, Cataluña, Madrid y Navarra.

Provincias y CC AA. a b c d e f g h i j k l mAragón 6 8 3 9 6 7 7 5 7 6 6 6 3Huesca 7 8 4 5 5 9 9 8 6 4 7 3 5Teruel 4 8 6 5 3 6 7 5 4 1 9 10 3Zaragoza 7 7 2 10 7 7 7 4 8 7 5 6 2Navarra 9 10 8 10 8 9 9 2 10 5 6 2 5País Vasco 7 9 8 7 9 7 6 5 9 8 1 1 7Álava 8 9 5 9 10 9 8 6 9 9 3 2 6Guipúzcoa 7 9 10 9 8 8 9 4 9 9 1 1 9Vizcaya 6 8 7 6 9 6 5 6 8 8 1 1 7La Rioja 6 7 3 3 5 8 7 3 8 5 7 8 5ESPAÑA 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5

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96Los costes económicos de la secesión

Puede ser necesario que incluya una breve justifica-ción de los datos que utilizo para evitar que los re-sultados puedan tacharse de 'poco científicos'.

Para el período 1955/1995 voy a utilizar los da-tos que ofrece el Banco de Bilbao (ahora, Banco deBilbao Vizcaya Argentaria) expresados en valoresconstantes y con base en 1986. Utilizo el Valor Aña-dido Bruto por habitante para las comparacionesprovinciales y el PIB, también por habitante, al rela-cionar las Comunidades Autónomas. Para el período1995/2001 utilizaré los datos que ofrece la Funda-ción Cajas de Ahorro, que presentan la ventaja deestar elaborados con base en 1995 y cubren el perí-odo hasta el año 2001, lo que nos permite acercar-nos mucho al momento actual.

Que utilice las estimaciones del Banco de Bilbaoen lugar de otras, que también podrían apoyar eltrabajo, merece que justifique las razones que per-miten entenderlo. Es sabido que en España se dis-pone, de forma prioritaria, de tres series de datospara estudiar la economía regional: la serie que pro-porciona la Contabilidad Nacional regional, la ela-borada por el Servicio de Estudios del Banco de Bil-bao y la estimación que ofrece la Fundación de lasCajas de Ahorro. Las tres son valiosas y las tres seutilizan por los estudiosos, aunque quizá la másempleada sea la que elabora el Banco de Bilbao. Lapreferencia se explica porque es pionera, puestoque comienza en 1955 y concluye, al día de hoy, en1999, lo que permite analizar un período amplio dela historia económica de España, mientras que elINE empezó a publicar los datos en los años ochen-ta. A esta ventaja debe añadirse que el Servicio deEstudios ha ido mejorando la calidad y ampliando laoferta de los datos; ha modificado sucesivamente lametodología y la presentación de las series paraajustarlas a las pautas seguidas en la Unión Euro-pea, aunque siempre atendiendo de modo especiala las necesidades de la sociedad española.

Un hecho más me ha parecido relevante al com-binar estas dos fuentes de información. Ambos gru-pos de trabajo están dirigidos por el profesor JulioAlcaide Inchausti, seguramente quien mejor conocelos entresijos de los datos sobre la economía espa-ñola, que une a su condición de excelente estadísti-co, la ventaja de llevar trabajando en estos camposmás de cuatro décadas y la virtud de haber formadoen su entorno un buen equipo de investigadores.

“Esta situaciónafecta a las tres

provincias, aunquecon mayor

gravedad enGuipúzcoa y

Vizcaya que enÁlava. Otras

Comunidades desu entorno,

Navarra y la Riojahan crecido más

deprisa y se sitúanpor delante”

miento menos dinámico que la me-dia española, que ha empujado ha-cia atrás los valores por habitante:ha perdido el primer puesto y ocu-pa el sexto desde los últimos vein-ticinco años. Esta situación afecta alas tres provincias, aunque con ma-yor gravedad en Guipúzcoa y Vizca-ya que en Álava. Otras Comunida-des de su entorno, Navarra y la Rio-ja han crecido más deprisa y se si-túan por delante.

El cuadro económico se com-pleta si añadimos el bienestar so-cial. El País Vasco tiene una califi-cación de notable raspado (aproba-do en Vizcaya), frente a Comunida-des Autónomas como Navarra, Ma-drid, Baleares o Cataluña. No pare-ce aventurado concluir que el te-rrorismo, la extorsión y las iniciati-vas que generan inestabilidad es-tán cercenando la capacidad decrecimiento del País Vasco y, deforma muy clara, el bienestar de supoblación.

Foto: Alfonso Zubiaga

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97Los costes económicos de la secesión

PREÁMBULOConfebask, como representante delconjunto de los empresarios vascoscon independencia de su tamaño,ideología y adscripción territorial osectorial, se define por su carácterde organización plural, indepen-diente, institucionalista y compro-metida con Euskadi y sus gentes.

Tales características hacen quenuestros pronunciamentos respectoa las cuestiones de carácter políticodeban ser necesariamente limitadosy que hayan de entenderse única yexclusivamente desde la óptica pu-ramente empresarial.

Dicho esto, la grave crisis políti-co-institucional que viene pade-ciendo Euskadi, la transcendente di-mensión de los acontecimientos einiciativas que esa situación vienedesencadenando, así como la direc-ta afectación que los mismos ejer-cen o pueden ejercer sobre la esferaeconómico-empresarial nos obligan,sin embargo, al pronunciamientopúblico que hoy os trasladamos.

Un pronunciamiento que reali-zamos —y esto quisiéramos recal-carlo— desde una reflexión muymeditada, profunda, internamentecompartida y, como es nuestra cos-tumbre, guiada por el mayor respe-to y afán constructivo.

LA SITUACIÓN GENERALLo venimos diciendo reiteradamen-te desde hace mucho tiempo. La de-gradación que soporta la escenapolítica vasca y su traslado a las ins-tituciones, la asintonía de esfuerzosfrente a la violencia, el alejamientoque empieza a vivirse entre comuni-dades y la priorización en muchoscasos de los intereses partidistasfrente los generales de la sociedadconforman hoy en Euskadi una du-ra realidad que corre el riesgo ciertode trasladarse a los ámbitos de con-vivencia de la sociedad civil.

Esa falta de un diálogo sereno yconstructivo entre los partidos polí-ticos, junto con la política de he-chos consumados y el permanentecuestionamiento del marco jurídicoque da soporte a nuestra Autono-mía, sea a través de su dilatado in-cumplimiento o su desbordamiento,están sembrado en la sociedad vas-ca un importante clima de incerti-dumbre y preocupación.

Todo ello, además, en un escena-rio donde la violencia terrorista si-gue socavando los elementos másesenciales de nuestra democracia,esto es, respeto a la vida, a la liber-tad y a la pluralidad, y extendiendola coacción y la amenaza a un cre-ciente número de personas y colec-tivos de nuestra sociedad, entreellos— queremos recordarlo tam-bién— el empresarial.

El escenario es, pues, muy com-plejo y muy difícil.

LA PROPUESTA DEL LEHENDAKARIEl pasado día 27 de septiembre ellehendakari daba a conocer en elParlamento Vasco su alternativa pa-ra salir de esta situación. Hoy hemostenido la oportunidad de ser direc-tamente informados de los funda-mentos, líneas estratégicas y conse-cuencias de la misma. Por supuesto,también de trasladarle la reflexiónque de ella realizamos los empresa-rios vascos.

A la hora de valorar la iniciativaque sitúa el lehendakari en el deba-te político y social y sin entrar a juz-gar determinadas expresiones o va-loraciones concretas, los empresa-rios vascos pensamos que si la vio-lencia es el principal problema delPaís Vasco, acabar con ella y susefectos debe constituir también laprimera y más importante prioridadcolectiva. En nuestro corto discursopolítico, ése es el mensaje que reite-radamente hemos venido trasla-dando: hay que ganar la paz y lanormalidad y hay que hacerlo, ade-más, desde la unidad, el respeto y labúsqueda de salidas consensuadas.

No resultaría entendible, si esefuera el caso, que la erradicación dela violencia pudiera en modo algu-no condicionar o alentar los proyec-tos políticos de Euskadi, su marcojurídico o su modelo de sociedad.

Por otra parte, los empresariosvascos pensamos que la propuestadel lehendakari en un momento tandifícil y delicado como el que hemos

Declaración Institucional de los Empresarios Vascos antela propuesta del lehendakari9 de Octubre de 2002

“[…] elpermanentecuestionamientodel marco jurídicoque da soporte anuestraAutonomía, sea através de sudilatadoincumplimiento osudesbordamiento,están sembradoen la sociedadvasca unimportante climade incertidumbre ypreocupación”

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98Los costes económicos de la secesión

descrito, y especialmente cuando esplanteada desde la unilateralidad yel sometimiento a un plazo, corre elriesgo de ahondar en la crispación yla división actualmente existentes anivel político e institucional y colo-ca a la ciudadanía frente a la nece-sidad de optar por un determinadomodelo de país y de encaje institu-cional y político que podría desem-bocar en la fractura y el enfrenta-miento social.

En un escenario de confrontaciónde esa naturaleza resultaría difícilmantener un nivel de actividad y de-sarrollo económicos como los que halogrado el País Vasco y que si se ex-plican en un escenario de violenciacomo el que padecemos es, precisa-mente, porque no ha existido fractu-ra en la convivencia ciudadana.

En cuanto al impacto económi-co-empresarial concreto de la pro-puesta efectuada por el lehendaka-ri quisiéramos destacar que lo quese abren con ella son nuevas incer-tidumbres en una situación dondeéstas son ya muchas.

De todos es sabido que la inesta-bilidad, la división, el mantenimien-to de la violencia y el cuestiona-miento del marco jurídico, no son,en modo alguno, propicios para eldesarrollo de la actividad económi-ca y la creación de empleo.

Una situación así, en un mo-mento económicamente delicado, ymás si se prolonga en el tiempo,puede acabar afectando a las deci-siones empresariales de inversión,de ubicación y de compra y a losmercados de destino y consumo denuestros productos.

No olvidemos, además, que, tal ycomo corresponde a una economíainterdependiente como la vasca, ennuestro tejido empresarial hay em-presas de aquí que venden sólo enEuskadi, otras que tienen a sus prin-

cipales clientes en España, la UE o elmundo, empresas españolas concentros de producción y de trabajoen el País Vasco y otras de capitalfundamentalmente extranjero.

Quede muy claro también quecuando decimos todo esto, cuandohacemos nuestra valoración, losempresarios vascos no nos estamosposicionando sobre cuáles han deser los marcos, límites o formula-ciones concretas del autogobiernode Euskadi. Eso sólo correspondedeterminarlo a las instituciones ylas fuerzas políticas legitimadaspara ello.

Lo único que se pide desde elcolectivo empresarial es la existen-cia de los referentes clarificados ynormalizados que de forma im-prescindible requiere cualquier so-ciedad y, por supuesto, la actividadeconómica.

Desde este punto de vista, inter-pretamos que un cuestionamientounilateral de los marcos jurídicos yde actuación establecidos podría re-sultar contraproducente.

La estabilidad de nuestro marcojurídico-institucional y el consensoestablecido en torno al mismo a lolargo de estos años creemos que hasido, además, un factor muy impor-tante en nuestro actual nivel de cre-cimiento, bienestar y progreso.

A nuestro juicio, ello exige tam-bién la materialización de las trans-ferencias pendientes, una cuestiónésta legal y legítima que, además,

proporciona estabilidad al marcoinstitucional. Estabilidad que tam-poco tiene que ser quebrada por lapetición de un mayor número decompetencias.

Debemos ser conscientes de quelos marcos de juego han de evolu-cionar conforme lo hagan las reali-dades a las que dan respuesta y anadie deben asustar los cambios.

Partiendo de todo lo expresado,los empresarios vascos considera-mos que un proceso realizado en lascondiciones que indicamos a conti-nuación sería positivo para la paz:– Tener en cuenta que la preocupa-ción y objetivo esencial del actuarpolítico debe ser la erradicación dela violencia de ETA y la consecuciónde la plena libertad para todas laspersonas y opciones. – Procurar el máximo consenso (o,al menos, el mismo consenso quelos instrumentos de convivencia ac-tualmente existentes) para evitar elriesgo cierto de una fractura irre-versible en la ciudadanía y actua-ciones política, social y económica-mente lesivas para los vascos.– Que todas las partes respeten es-crupulosamente toda la legalidadvigente.– Y por último, la exigencia a losGobiernos central y vasco y a todaslas fuerzas políticas democráticasde que rompan la incomunicaciónexistente y recuperen la imprescin-dible interlocución política e insti-tucional.

“Una situación así,en un momentoeconómicamentedelicado, y más sise prolonga en eltiempo, puedeacabar afectandoa las decisionesempresariales deinversión, deubicación y decompra y a losmercados dedestino y consumode nuestrosproductos”

[…] interpretamos que uncuestionamiento unilateral de

los marcos jurídicos y deactuación establecidos podría

resultar contraproducente-‘ ‘

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Los costes de la secesión. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

99Los costes económicos de la secesión

CAJA ÚNICA Y FEDERALISMO FISCALEl Real Decreto-Ley 36/1978, de 15de Noviembre, estableció que poraplicación de los principios de soli-daridad financiera y caja única seunifican todos los recursos finan-cieros de la Tesorería de la Seguri-dad Social.

El principio de unidad de caja esdefendido por la doctrina, debido alas aportaciones positivas que com-porta, ya que una gestión múltiple yautónoma de los órganos de la Admi-nistración operando cada uno deellos por cuenta propia con cajas pro-pias, dificultaría, cuando no impedi-ría, una claridad suficiente en la ad-ministración de los fondos públicos.

La doctrina también ha defendi-do el principio de la unidad de cajapor el hecho de que el fuerte au-mento habido en los últimos añosen el Sector Público, da lugar a quelos flujos del Tesoro tengan unafuerte incidencia sobre la liquidezdel sistema, y para contrarrestar lamisma es preciso elaborar un presu-puesto monetario del Sector Públi-co, posibilitando dicha elaboraciónla centralización de los fondos pú-blicos en el Banco Central.

Este argumento lo único quecondicionaría es a situar los fondos

transferidos por el Tesoro a las Co-munidades Autónomas en cuentacorriente en el Banco de España.

Otra línea de pensamiento dis-curre por hacer del principio de ca-ja única el baluarte del principio desolidaridad en Seguridad Social.

Los argumentos que hemos idoexponiendo, no pueden hacernospensar que por el hecho de que elTesoro sitúe periódicamente en lascuentas corrientes de las Comuni-dades Autónomas en el Banco deEspaña, los fondos para hacer fren-te a las obligaciones derivadas delos Servicios de la Seguridad Socialque le han sido transferidos, puedeponer en peligro el principio consti-tucional de solidaridad entre todaslas regiones, establecido en el artí-culo 2º.

Prueba de que ello no es así, esque el Tesoro entrega periódica-mente a las Comunidades Autóno-mas los fondos que les correspon-den como consecuencia de los Ser-vicios del Estado que les han sidotraspasados.

Dentro de un Estado puedenexistir distintos niveles de gobierno.Se trata de Estados Federales o cua-si Federales (como España), que tie-nen por finalidad aproximar las po-

líticas públicas a las preferencias delos ciudadanos. La teoría del Federa-lismo Fiscal tiene como campo deestudio el análisis de las interrela-ciones que surgen en el proceso deingreso y gasto público entre cadauna de las Haciendas, tanto entrelas situadas a un mismo nivel comoentre las situadas a distintos niveles(Domingo 1977).

Oates (1972) da la siguiente de-finición económica de un gobiernofederal: “un sector público con nive-les centralizados y descentralizadosde toma de decisiones, en el que laselecciones hechas a cada nivel res-pecto a la provisión de los serviciospúblicos están determinados engran medida por la demanda de es-tos servicios por los residentes en lasrespectivas jurisdicciones”.

Musgrave (1959) plantea la defi-nición de las funciones de la Ha-cienda múltiple estableciendo tresobjetivos: asignación de recursos,redistribución de la renta y la rique-za y estabilización, que deben serconseguidos a través de los progra-mas de ingreso y gasto público.

El problema que se plantea es aqué niveles de gobierno deben atri-buirse estas funciones musgravia-nas y cuál es el papel del principiode caja única en una Hacienda Fe-deral.

La función asignación tiene co-mo finalidad proveer de forma efi-ciente, determinados bienes y servi-cios en los cuales no se da el princi-

La vigencia desde el punto de vistadoctrinal del principio de caja únicaen la Seguridad SocialEl principio de “caja única” refuerza y hace posible la equidad

José Barea

Catedrático Emérito de Economía de laUniversidad Autónoma.

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Los costes de la secesión. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

100Los costes económicos de la secesión

pio de exclusión ni la rivalidad en elconsumo, lo que impide que el mer-cado pueda suministrar dichos bie-nes (defensa y orden público).

Junto a los bienes públicos purosexisten un conjunto de necesidadescuya satisfacción puede ser efec-tuada por el mercado, ya que en ellose da el principio de exclusión y derivalidad en el consumo, pero que sefinancian vía presupuesto en razónde que se dan fallos del mercado yde que el consumidor no valora demanera correcta los beneficios quetales bienes les reporta (sanidad,educación, servicios sociales). Setrata de los denominados bienespreferentes.

La provisión de bienes públicospuros se atribuye a la administra-ción central, ya que permite mini-mizar el coste por persona, al ex-tender al máximo el número de be-neficiarios. Un incremento del co-lectivo trae como consecuenciauna disminución de los costes indi-viduales de su suministro sin cau-sar ningún perjuicio directo a losconsumidores.

En el caso de bienes públicos lo-cales (semáforos, policía municipal)existen razones que justifican el he-cho de que la descentralización seamás eficiente que la centralizaciónen la provisión de dichos bienes, yaque al estar los gobiernos territoria-les más próximos a los ciudadanosde cada jurisdicción local, conoce-rán mucho mejor sus necesidades ypreferencias. Para Tiébaut (1956) laexistencia de bienes públicos localespermite una mayor eficiencia cuan-do son suministrados por los órga-nos más bajos de gobierno dadoque es posible conocer las preferen-cias manifestadas en cada área. Ajuicio de Tiébaut la peculiar formade manifestar las preferencias es loque denomina “el voto con los pies”.

Cada nivel de gobierno debe fi-nanciar sus gastos, en la medida delo posible, con sus propios impues-tos, de forma que exista una corres-ponsabilidad fiscal entre las actua-ciones del nivel de gobierno y su fi-nanciación. En los impuestos localesdebería existir una cierta correla-ción entre el beneficio que cada in-dividuo recibe de los servicios públi-cos y el pago de aquellos.

Dos tipos singulares de Haciendavamos a citar: la Vasca, que en vir-tud de su derecho foral cobra todoslos impuestos y entrega a la Hacien-da Central un cupo para financiarlos bienes públicos puros, y la de laUnión Europea, en la cual los miem-bros cobran todos los impuestos yentregan a la Hacienda Comunitariauna aportación para la financiaciónde los gastos de la política agrariacomún y la cohesión social.

En el supuesto que estamosanalizando, el principio de unidad

de caja jugará en cada nivel de go-bierno.

Dado que las políticas públicashan de ser analizadas con criteriode eficiencia y equidad, es necesarioaveriguar si le principio de unidadtiene incidencia desfavorable en di-chos criterios. En el campo de laprovisión de bienes públicos purosnos movemos dentro de una asig-nación de recursos distinta de la delmercado. Se trata por tanto de unproblema de eficiencia sin que lamisma se vea afectada por el hechode que en cada nivel de gobierno seestablezca una caja única a travésde la cual se efectúan los ingresos ypagos derivados de dichos progra-mas.

En los bienes preferentes, quecomo ya dijimos son bienes priva-dos financiados públicamente, nosencontramos también dentro de lafunción de asignación de recursos,aunque su provisión puede dar lu-

“En el caso debienes públicoslocales(semáforos, policíamunicipal) existenrazones quejustifican el hechode que ladescentralizaciónsea más eficienteque lacentralización enla provisión dedichos bienes, yaque al estar losgobiernosterritoriales máspróximos a losciudadanos decada jurisdicciónlocal, conoceránmucho mejor susnecesidades ypreferencias”

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gar a efectos distributivos. La pro-visión de estos bienes puede serefectuada tanto a nivel central co-mo local.

Tratándose de bienes privados,aunque se financien públicamente,la doctrina considera que en gene-ral se conseguirá una mayor efi-ciencia si la satisfacción de las ne-cesidades preferentes se efectúadescentralizadamente, ya que cuan-to menor sea el colectivo mayoresserán los beneficios que éste puedaobtener y mejor se llegará a la de-terminación de sus preferencias. Noobstante, para cada tipo de bien se-ría preciso determinar el nivel degobierno en el cual la descentraliza-ción de los bienes preferentes se haefectuado en las Comunidades Au-tónomas, siendo los ayuntamientoslos grandes perdedores de la grandescentralización llevada a cabo enEspaña. La educación, la sanidad ylos servicios sociales han sido en Es-

paña descentralizados en las Comu-nidades Autónomas.

Teóricamente la asignación derecursos para financiar por los go-biernos locales los bienes preferen-tes, debería efectuarse bajo el prin-cipio de la corresponsabilidad fiscal,que permitiera a los ciudadanos deun determinado territorio percibirlos costes y los beneficios que la ac-tuación de ese nivel de gobiernocomporta.

El 31 de Diciembre de 2001 finali-zaba el modelo de financiación de lasComunidades Autónomas (CCAA),por lo que era necesario negociaruno nuevo dentro del marco de re-cursos establecido por el artículo157 de la Constitución Española(CE): existiendo también otra razónadicional, la necesidad de equilibrarla fuerte competencia que las CCAAhan adquirido en la gestión del gas-to público con la implantación e lacorresponsabilidad fiscal, que daríalugar a introducir criterios de equi-dad y eficiencia: más y mejores ser-vicios para los ciudadanos de un de-terminada Comunidad Autónomallevará unida una mayor presión fis-cal en dicha Comunidad. Pasemos aanalizar el sistema aprobado.

Según se hace constar en el Pre-ámbulo de la Ley, el nuevo sistemade financiación se fundamenta enlos siguientes principios:• de generalidad, ya que abarca la

financiación de todos los serviciossusceptibles de traspaso a lasCCAA (asistencia sanitaria y servi-cio sociales de la Seguridad So-cial) y se aplica a todas las CCAA;

• de estabilidad, ya que tiene vo-cación de permanencia;

• de suficiencia, al asegurar quetodas las CCAA dispondrán de losrecursos suficientes para atenderla prestación de los servicios asu-midos y los susceptibles de tras-

paso. Este principio deriva de laautonomía financiera que gozanlas CCAA según el artículo 156 dela CE para el desarrollo y ejecu-ción de sus competencias;

• de autonomía, ya que el sistemaamplía las potestades de decisiónde las Comunidades en materiafiscal (principio de corresponsabi-lidad fiscal);

• de solidaridad, que garantiza quelas CCAA puedan prestar sus ser-vicios en condiciones equivalen-tes, con independencia de las ca-pacidades de obtención de recur-sos tributarios: este principio de-riva del artículo 156.2 de la CE.

Veamos como juega el principiode unidad de caja en la descentrali-zación de los bienes preferentes.

Los impuestos generales que fi-nancian los bienes preferentes sesometen al principio de unidad decaja en el Estado en el momento deser recaudados dichos tributos. Losingresos procedentes del espaciofiscal cedido a las CCAA del Impues-to sobre la Renta de las Personas Fí-sicas, aunque se trata de una opera-ción extrapresupuestaria, igualmen-te queda sometida al principio deunidad de caja. Efectuadas lastransferencias de fondos a las CCAApor participaciones en ingresos delEstado o por ingresos del IRPF co-bradas por su cuenta, el principio deunidad de caja jugará en cada Co-munidad Autónoma, tanto para losfondos recibidos del Estado, comopara los pagos que realice paraatender las necesidades preferentes.

El funcionamiento del principiode unidad de caja en la forma queha quedado expuesto no interfierepara nada la equidad, ya que nosencontramos en el campo de laasignación de recursos donde la efi-ciencia es el criterio dominante enel análisis de dichas políticas públi-

“Principio desuficiencia alasegurar quetodas las CCAAdispondrán de losrecursossuficientes paraatender laprestación de losserviciosasumidos y lossusceptibles detraspaso. Esteprincipio deriva dela autonomíafinanciera quegozan las CCAAsegún el artículo156 de la CE parael desarrollo yejecución de suscompetencias”

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102Los costes económicos de la secesión

cas, aunque la satisfacción de nece-sidades preferentes pueden estarasociadas con consideraciones dis-tributivas. Pretender que los pagosque efectúen las CCAA al gestionarlos Servicios de sanidad y de Asis-tencia Social tengan que efectuarsea través de la Tesorería General de laSeguridad Social, incidiría fuerte-mente en la gestión eficiente quede dichos servicios han de realizarlas CCAA.

Aun dentro del mismo nivel degobierno, y en aras de la eficienciaen la producción del Servicio de Sa-nidad, creo que sería convenienteque los hospitales dispusieran decuenta corriente en un banco de sulocalidad, con cargo a la cual po-drían realizar las operaciones de in-gresos y pagos derivadas de su eje-cución presupuestaria. La razón seencuentra en que los hospitales sonverdaderas empresas, que combinanfactores de producción y obtienenel producto Sanidad, y deben dispo-ner de presupuesto, contabilidad ycaja propia.

Para Musgrave, la distribuciónde la renta y de la riqueza en unaeconomía de mercado depende decierto número de factores que in-cluyen las leyes de la herencia, ladistribución innata del talento, ladisponibilidad de oportunidadeseducativas, la movilidad social y laestructura de los mercados. Comoresultado de estos factores tiene lu-gar un estado de distribución de larenta con un grado de igualdad odesigualdad.

La función de redistribución de larenta y la riqueza es determinar ygarantizar un estado justo de distri-bución de la renta, juicio de valorque deben realizar los ciudadanos;su finalidad por tanto es trasladarrecursos desde el patrimonio de unindividuo al del otro. De acuerdo con

Musgrave, para ser eficaz la redistri-bución vía programas de ingreso-gasto público debe ser uniformedentro de un área en la que se de unalto grado de movilidad de capital,trabajo y residencia, lo que conducea que el núcleo de la función de re-distribución se asigne a la HaciendaCentral. Tres razones se han dadopara argumentar tal decisión:a) Las medidas redistributivasadoptadas por los gobiernos sub-centrales producen efectos asigna-tivos negativos al dar lugar a inefi-ciencias en la localización de los in-dividuos y de las empresas. Debido adiferentes políticas redistributivasde haciendas territoriales, se produ-cirá una alteración en el precio rela-tivo de los factores entre territoriosdiferentes.b) Como consecuencia de las medi-das redistributivas de haciendassubcentrales, se producirá una mo-vilidad de los factores gravados ha-cia otras haciendas donde tal políti-ca no se haya implantado, no alcan-zándose en consecuencia el objetivopretendido.c) Una política fuertemente redis-tributiva implantada exclusivamen-te por una hacienda territorial daríalugar a movimientos de salida depoblación rica y movimientos deentrada de pobres, lo que puede darlugar a que tal política provoqueefectos redistributivos contrarios alperseguido.

La pensiones y la prestación dedesempleo constituyen los dosgrandes programas de manteni-miento de rentas a través de loscuales se efectúa la redistribuciónde la renta. De acuerdo con la doc-trina, tales programas están asigna-dos en España a la AdministraciónCentral.

La financiación de estas presta-ciones se efectúa para las pensiones

a) Las medidas redistributivasadoptadas por los gobiernossubcentrales producen efectosasignativos negativos al dar lugara ineficiencias en la localizaciónde los individuos y de lasempresas. Debido a diferentespolíticas redistributivas dehaciendas territoriales, seproducirá una alteración en elprecio relativo de los factoresentre territorios diferentes.

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y el desempleo contributivo a travésde cotizaciones sociales, y para laspensiones y el desempleo asistencialpor medio de los impuestos del Es-tado.

El principio de caja única juegaen este campo un papel fundamen-tal en el reforzamiento de la equi-dad, que constituye el criterio bási-co para juzgar las políticas públicasde pensiones y de desempleo. No esposible romper el principio de cajaúnica en este campo, pues supon-dría la quiebra de la solidaridad, co-mo indicador de la equidad, queconstituye el fundamento básico deestas prestaciones de la SeguridadSocial. Es evidente que programasde escasa cuantía como la del sala-rio social que constituye una rentamínima de subsistencia para deter-minados grupos familiares, puedeny deben ser realizados por las CCAAcon cargo a sus propios recursos.

La función de la rama de estabi-lización es la de mantener un altonivel de utilización de los recursos yun valor estable de la moneda.

Es un criterio generalmenteaceptado por la doctrina que las ha-ciendas subcentrales no tienen pa-pel alguno que desempeñar en estecampo. Una política fiscal de estabi-lidad aplicada localmente se difu-minará con rapidez en todas las áre-as del territorio nacional.

Dice Musgrave que la función deestabilización debería realizarse através de impuestos si el nivel degasto es excesivo o de transferen-cias si la demanda es deficiente.Nunca se utilizará al mismo tiempoimpuestos y transferencias. En elcaso de ser necesaria una expan-sión, la función de estabilización ac-tuará con pagos de transferenciasporque estos no suponen una deci-sión sobre la asignación de recursos.Si es necesaria una contracción la

función de estabilización trataría deimplantar el nivel de imposición ne-cesario para aumentar la renta dis-ponible del sector privado, pero seabstendrá de reducir los gastos enbienes y servicios, a fin de no inter-venir en la satisfacción de las nece-sidades públicas.

La función de estabilización de-be realizarse en España por el Esta-do. El principio de caja única tienetambién aquí su plena vigencia, yaque ello hará posible conocer la in-fluencia que el déficit o superávitpresupuestario tiene sobre la liqui-dez del sistema.

EL NUEVO MARCO CONCEPTUALDEL PRINCIPIO DE CAJA ÚNICAEn el apartado anterior hemos idoanalizando los diferentes supues-tos de distribución de competen-cias entre distintos niveles de go-bierno y qué papel podía cumpliren cada uno de ellos el principio decaja única.

La principal conclusión que he-mos obtenido de este largo recorri-do es que el principio de caja únicano es el fundamento de la equidaden los programas de la protecciónsocial, como a veces se ha dicho, deforma tal que la ruptura de la mis-ma daría lugar a la desaparición dela solidaridad, sino que la equidades el fundamento de los programasde la Seguridad Social tendentes a

b) Como consecuencia de las medidasredistributivas de haciendas subcentrales, seproducirá una movilidad de los factoresgravados hacia otras haciendas donde talpolítica no se haya implantado, no alcanzándoseen consecuencia el objetivo pretendido.‘ ‘

c) Una política fuertementeredistributiva implantadaexclusivamente por unahacienda territorial daría lugara movimientos de salida depoblación rica y movimientosde entrada de pobres, lo quepuede dar lugar a que talpolítica provoque efectosredistributivos contrarios alperseguido.

‘ ‘redistribuir la renta (pensiones y de-sempleo). El principio de caja únicarefuerza y hace posible la equidadcomo criterio que sirve de base pa-ra evaluar dichos programas.

Otra conclusión que hemos ob-tenido es que el principio de cajaúnica debe situarse en la jurisdic-ción del ente encargado de realizaruna determinada política y no en ladel agente que financia dicha polí-tica, pues ello daría lugar a un con-junto de ineficiencias en la ejecu-ción de las mismas.

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En un mundo cada vez más globali-zado e interdependiente, en el quela tendencia imperante es avanzarhacia una mayor integración tantoen el plano político como económi-co, lo que conlleva la difuminaciónde las fronteras nacionales y la ce-sión de soberanía a instancias su-pranacionales, el planteamiento deuna posible segregación del PaísVasco con respecto a España y porende con respecto a la Unión Euro-pea resulta contradictorio e irracio-nal en este contexto. La necesidadde hacer frente a los retos que plan-tea la globalización a través de laconstante mejora de la competitivi-dad y de la eficiencia económicaexige la cooperación y la integra-ción dentro de mercados más am-plios, lo que explica el exitoso avan-ce hacia una Europa cada vez másunida pese a las dolorosas renunciasde soberanía que ha supuesto porparte de los países miembros y eldeseo de muchos países de formarparte de este proyecto. La renuncia a este marco por partede una región, supondría que lasempresas de la misma perderían suactual posibilidad de acceder a unmercado más amplio sin barreras

proteccionistas, lo que inevitable-mente dañaría su nivel de actividadeconómica, de empleo y su balanzacomercial. De igual modo, su atrac-tivo como área de destino de inver-siones se vería muy mermado pues-to que las empresas prefieren operaren mercados más amplios. Asimis-mo, se deslocalizaría el capital hu-mano más cualificado Se puede ar-gumentar que la disgregación deuna región con respecto a un Estadoque forma parte de la Unión Euro-pea, no tiene por qué implicar sudesvinculación con respecto a Euro-pa, ya que el Estado segregado po-dría perfectamente seguir formandoparte de la Unión Europea. No obs-tante, resulta complicado pensarque el Estado del cual se ha segre-gado admitiese la incorporación delnuevo Estado dentro de las institu-ciones europeas, siendo lo más pro-bable que vetase una hipotética ad-misión aprovechando el principio deunanimidad en esta materia. Ade-más, no deja de ser contradictorio elhecho de que una Comunidad recla-me la independencia con respecto a

un Estado nacional, basándose su-puestamente en un deseo de auto-gobernarse y de regir su propio des-tino, y que al mismo tiempo preten-da formar parte de un ente supra-nacional que lo que exige es, preci-samente, la renuncia de soberanía. La hipotética segregación del PaísVasco respecto al resto de Españapodría acarrear impredecibles con-secuencias sobre su prosperidad, nosolo por la ya mencionada pérdidade la posibilidad de acceder de for-ma privilegiada al más amplio mer-cado español y europeo, sino tam-bién por la desconfianza, la incerti-dumbre y el clima de inestabilidadpolítica que podría resultar de dichaacción. De hecho, la ComunidadAutónoma del País Vasco no soloperdería numerosas inversionesnuevas sino que muchas empresasya establecidas dentro de su territo-rio podrían deslocalizarse y situarseen otras regiones. Más aún si tene-mos en cuenta que las ventajas delas que ahora disfruta dicha Comu-nidad Autónoma en materia impo-sitiva podrían verse abocadas a de-saparecer, puesto que el gasto pú-blico tendría entonces que incre-mentarse para poder sufragar gas-tos hasta ahora compartidos.Debemos mencionar también losefectos económicos derivados de lasalida del euro, que tantos benefi-cios ha proporcionado a la econo-mía vasca y nacional en estos últi-mos años en forma de unas eleva-das tasas de crecimiento económi-co, que han sido posibles gracias ala mayor estabilidad cambiaria y alos tipos de interés más reducidosque la moneda única ha proporcio-

Costes de lahipotéticaindependenciadel País VascoJuan E. Iranzo

Director General del Instituto de Estudios Económicos (IEE).

“Esta situaciónafecta a las tresprovincias, aunquecon mayorgravedad enGuipúzcoa yVizcaya que enÁlava. OtrasComunidades desu entorno,Navarra y la Riojahan crecido másdeprisa y se sitúanpor delante”

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nado. Por el contrario, la monedadel nuevo país podría sufrir las con-secuencias de una balanza porcuenta corriente más debilitada,unas finanzas públicas más deterio-radas y una prima de riesgo mayor. El juego democrático garantiza unasreglas mínimas de convivencia queen el caso español nos las da laConstitución, que si existe un con-senso democrático suficiente siem-pre puede mejorarse, pero cuyo res-peto por todos garantiza la convi-

vencia de la totalidad de los españo-les. A este respecto, la Constituciónreconoce peculiaridades, como sonlos regímenes forales tributarios y elConcierto Económico Vasco, quepermiten compatibilizar los dere-chos históricos del pueblo vasco consu pertenencia al Estado español. Lapolítica es un medio y no un fin ensí mismo al servicio del bienestar dela población, y debe evitar aquellascircunstancias que pongan en peli-gro este objetivo.

Los parámetros que favore-cen el crecimiento y laprosperidad económica sonla estabilidad política, lacooperación y el intercam-bio, mientras que el con-flicto y la autarquía soloconducen a la pobreza y alsubdesarrollo.

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Esta situación afecta a las tresprovincias, aunque con mayor

gravedad en Guipúzcoa y Vizcayaque en Álava. Otras

Comunidades de su entorno,Navarra y la Rioja han crecido

más deprisa y se sitúan pordelante.

‘ ‘

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José Pardines Arcay Melitón Manzanas González Eloy García Cambra J. Humberto Fouz Escobedo FernandoQuiroga Veira Jorge Juan García Carneiro Luis Carrero Blanco José Luis Pérez Mugena Juan Antonio BuenoFernández Gregorio Posadas Zurrón Manuel Pérez Vázquez Martín Durán Grande Concepción Pérez PainoFrancisca Baeza Alarcón María Jesús Arcas Tirado María José Pérez Martínez María Ángeles Rey Martínez LuiMartínez Martín Antonio Lobo Aguado Francisco Gómez Vaquero Antonio Alonso Palacín Manuel LlaneGancedo Baldomero Barral Fernández Gerardo García Pérez Jerónimo Vera García Luis Santos HernándeArgimiro García Estévez José Díaz Linares José Ramón Morán Andrés Segovia Peralta Fernando Lorente RuiDomingo Sánchez Muñoz Mariano Román Madroñal Ovidio Díaz López Carlos Anguimberri Elorriaga FranciscoExpósito Camio Demetrio Lesmes Martín Jesús Pascual Martín Lozano Esteban Maldonado Lorente Juan MorenoChamorro Germán Aguirre Irazuegui Manuel López Triviño Antonio Echeverría Albisu Manuel Vergara JiméneVíctor Legorburu Ibarreche Julián Galarza Ayastoy Emilio Guezala Aramburu Manuel Albizu Idiaquez VicenteSoria Blasco Ángel Berazadi Urbe Miguel Gordo García Antonio de Frutos Sualdea Luis Carlos Albo Llamosa JoséMaría Araluce Villar José María Elícegui Díez Luis Francisco Sainz Robles Antonio Palomo Pérez Alfredo GarcíaGonzález Félix Ayuso Pindel Constantino Gómez García Jesús Martínez Martínez Jesús María González ItueroAntonio Galán Aceituno (Asteasuizarra.Txikie) Manuel Argueda de la Cruz Javier Ibarra Vergé Augusto UncetaBarrenechea (M. Goyenechea) Angel Antonio Rivera (M. Goyenechea) Antonio Hernández Hernánde(Goyenechea) José Díaz Fernández Jesús Aurelio Araguas Gutiérrez Francisco Muñoz Madrid José Cavero DuroJoaquín Imaz Martínez Julio Martínez Ezquerro José Manuel Baena Martín (Viñaspre-Sarasola) Miguel RayaAguilar Joaquín Ramos Gómez José María Acedo Panizo Manuel Lemos Moya Esteban Baldarrain MadariagaAndrés Guerra Pereda Alberto Negro Viguera José Vicente Val (atentado día 3) Manuel López González JuanMarcos Gutiérrez Manuel Íñigo Blanco Alfredo Aristondo Juan Eseverri Eseverri Martín Merquilaz TrincadoAntonio García Caballero Francisco Martín González José María Portell Rafael Recaola Landa Domingo MerinoArévalo Javier Jáuregui Bernaola Juan Manuel Sánchez Ramos José Antonio Pérez Rodríguez Alfonso EstevaGuilmain Aurelio Salguero López Tomás Sulibarría Goitia Amancio Barreiro Gens Antonio Ferreiro GonzáleLorenzo Soto Soto José Zafra Régil Ramiro Quintero Ávila Francisco Asís Lieza Morote Ángel Pacheco PataAnselmo Durán Vidal Ramón Muiños Fernández Elías García González José Benito Díaz García Alberto VillenaCastillo Luciano Mata Corral Luis Gancedo Ruiz Epifanio Vidal Vázquez Andrés Silverio Martín Ignacio OlaiMichelena José Legasa Zubiría (H. Parot-Pampi) Juan Cruz Hurtado Mariano Criado Ramajo Luis Candendo PéreJosé Rodríguez Lamas (M. Galdós) Leoncio Sevilla Alonso (M. Galdós) José Francisco Mateu Canoves BenjamínSánchez Legido José Benito Sánchez Sánchez José Luis Vicente Cantón Elías Elexpe Astandoa Heliodoro ArriagaCiaurriz Ex Bda GC Alejandro Hernández Cuesta Manuel León Ortega José María Sarrais Llasera Gabriel AlonsoPerezgil Ángel Cruz Salcines Vicente Rubio Ereño Juan Jiménez Gómez Ex Bda GCivil Saturnino Sota Argaiz DiegoFernández Montes Joaquín María Azaola Martínez Pedro García Caro José María Arrizabalaga Arcocha LisardoSampil Belmonte José María Herrera Hernández Francisco Berlanga Robles Constantino Ortín Gil AntonioRamírez Gallardo Hortensia Gonzáalez Ruiz Ciriaco Sanz García Francisco Gómez Jiménez (Galdós) Miguel GarcíaPoyo (Galdós) Francisco Mota Calvo (Galdós) Jesús Uluyar Liceaga José Artola Goicoechea Félix de DiegoMartínez Esteban Sáez Gómez José Díez Pérez José Antonio Vivo Udabarrena Vicente Irusta Altamira César PinillaSanz Sergio Borrajo Palacín Benito Arroyo Gutiérrez José Miguel Chavarri José María Maderal Oleaga AntonioRecio Claver Adolfo Marinas Vences Ginés Pujante García Miguel Orenes Guillamón Juan Bautista PeraltaMontoya Dionisio Imaz Gorostizagoitia Juan Batista García Pedro Ruiz Rodríguez Juan Díaz Román José MaestreRodríguez Antonio Peña Solís Antonio Pérez García Luis Gómez Hortigüela (Esnal y Parot) Juan Avalos GomáriAgustín Laso Corral Luis Gómez Borrero Luis Berasategui Mendizábal Andrés Varela Rúa Ángel Baños EspadaHéctor Abraham Muñoz Francisco Medina Albala José María Colomo Rodríguez Miguel Saro Pérez Emilio Lópede la Peña Moises Cordero López Antonio Pastor Martín José Manuel Boix Dorotea Fertig Juan Luna Azón JesúEmilio Pérez Palma Guadalupe Redondo Villar José Amaya Dionisio Gonzalez Rey Juan Tauste Sánchez AntonioNieves Canuelo Miguel Ferreiras Simoins Antonio López Carreras José María Pérez Rodriguez Aurelio Calvo VallModesto Carriegas López Aurelio Pérez Zamora Juan Ezquerro Solano Lorenzo Gónzalez-Vallés Sánchez SixtoHolgado Agudo Luis María Uriarte Alza Alfonso Vilariño Doce (Legorburu) Carlos Sanz Biurrun (M.GaldosAntonio Mesa Murillo Germán González López Manuel Fuertes Fontans Fernando Rodriguez Espínola Juan LuiAguirreurreta Arzamendi Angel García Pérez (M.Galdos ) Antonio Ales Martínez (M.Galdos) Pedro SáncheM tí (M G ld ) J C M t O t t J ú G í G í S b tiá A G l J ú V l

In Memoriam. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

107In Memoriam

Homenaje a las víctimas

Hay dos lugares en Jerusalénque han dejado en mí unahuella profunda muy difícil deborrar y en los que una fuerzainterior irresistible me ha he-cho caer de rodillas. Uno esGetsemaní con su roca y susolivos testigos de aquella ago-nía de muerte que hizo sudarsangre al que se llamó a símismo el Hijo del Hombre. Elotro es el memorial del holo-causto. En una primera estan-cia los nombres de los camposde exterminio grabados en elnegro suelo: Auschwitz, Ber-gen-Belsen, Dachau, Maida-nek, Mathausen, etc. En un se-gundo recinto casi en tinieblasen la que uno tras otro se pro-nuncian los nombres de cien-tos de miles de niños judíosque sucumbieron en esoscampos de muerte víctimas dela vesania nacional-socialista.Una letanía interminable quele abruma a uno y acaba ha-ciéndose casi insoportable.Esa experiencia imposible de olvi-dar aflora ahora con fuerza a miconciencia cuando recorro en unapublicación, uno a uno los nom-bres, la edad y la circunstancia letalde las víctimas infantiles de nues-tro holocausto doméstico. Yo no sé

si los datos que tengo delante sonal cien por cien exactos y comple-tos. Mucho me temo que si no co-rresponden milimétricamente a larealidad estén en una sobrecoge-dora proximidad a ella. Voy a des-granar a imitación de la cinta mag-netofónica del memorial jerosoli-mitano del holocausto los nom-bres, la edad y la circunstancia dela muerte de los infantes a los queles cortó violentamente su cortavida a golpe de bomba la obceca-ción y perversión etarra.

Para empezar por las víctimasmás recientes consigno el nombrede Silvia Martín de seis años muertaen Santa Pola (Alicante) en agostode este 2002. Unos años antes FabioMoreno, de dos años asesinado enErandio (Vizcaya) en noviembre de1991. Y unos meses antes todavía enel mes de mayo la gran masacre in-fantil de la casa-cuartel de la Guar-dia Civil en los alrededores de Vic:Pilar Quesada de ocho años, AnaCristina Porras de diez, Vanesa Ruizde once, Rosa M. Rosas de catorce.Pocos años antes, en diciembre de1987, ETA provocó otra matanza in-fantil mayor si cabe en la casa-cuar-tel de la Guardia Civil de Zaragoza.Murieron asesinados Julia Barrera yEsther Barrera, gemelas de tres años,Silvia Ballarín de seis, Silvia Pino desiete, Rocío Capilla de trece y ÁngelAlcaraz de dieciséis. Un año despuésen el mes de noviembre de 1988 deresultas de un ataque a la Direccióngeneral de la Guardia Civil de Ma-drid el terrorismo ponía fin a la cor-ta vida de dos años del niño LuisDelgado. junio de 1987 es la fechaluctuosa de la explosión en los gran-des almacenes de Hipercor en Bar-celona. Yo estaba a punto de entrara dar una conferencia en el Ateneo

de Mahón (Menorca) cuando daba laradio la noticia. Allí acabaron su vidalos hermanos Silvia Vicente de nue-ve años y Jordi Vicente de trece.Además los también hermanos Su-sana Cabrerizo de trece años y SoniaCabrerizo de quince. Un año antesen octubre Daniel Garrido Velascode catorce años moría a golpe debomba en las calles de San Sebastiánjunto con sus padres y una mujerportuguesa que pasaba casualmentepor allí. Por explosivos en portales,contenedores, bolsas de basura o enlos bajos del automóvil paterno fa-llecían Coro Villamudria en San Se-bastián en Abril de 1991, AlfredoAguirre de catorce años en octubrede 1986 en Pamplona, los hermanosAntonio Contreras de once años yMaría Contreras de diecisiete en Bil-bao en Julio de 1980, José M. Piris detrece años en febrero de 1980 enAzcoitia y Juan M. Campos de doceaños en julio de 1978 en Pasajes(Guipúzcoa).

Habría que añadir sin duda a es-ta sobrecogedora lista las víctimasnonatas, las que murieron en el se-no de sus madres agredidas: M. Do-lores Ledo en mayo de 1983 en Bil-bao y Gracia Gómez en agosto de1983 en Barcelona. Quedaría in-completa esta lista si no recordára-mos en primer lugar a los niños queno murieron de resultas de un aten-tado pero quedaron heridos en suscuerpos o en sus almas como loshuérfanos forzados a crecer sin lapresencia de su padre o de su madreo de ambos. También a los niños queven a sus padres (concejales, dipu-tados, jueces, periodistas, empresa-rios, etc.) acompañados de modopermanente por escoltas cuando losllevan al colegio o al cine o salensimplemente de paseo.

Nuestros Santos InocentesAlfredo Tamayo Ayestarán

“Esa experienciaimposible deolvidar afloraahora con fuerza ami concienciacuando recorro enuna publicación,uno a uno losnombres, la edad yla circunstancialetal de lasvíctimas infantilesde nuestroholocaustodoméstic”

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osé Pardines Arcay Melitón Manzanas González Eloy García Cambra J. Humberto Fouz Escobedo Fernando QuiroGregorio Posadas Zurrón Manuel Pérez Vázquez Martín Durán Grande Concepción Pérez Paino Francisca Baeza Antonio Lobo Aguado Francisco Gómez Vaquero Antonio Alonso Palacín Manuel Llanes Gancedo Baldomero BaDíaz Linares José Ramón Morán Andrés Segovia Peralta Fernando Lorente Ruiz Domingo Sánchez Muñoz MarianMartín Jesús Pascual Martín Lozano Esteban Maldonado Lorente Juan Moreno Chamorro Germán Aguirre IrazueGalarza Ayastoy Emilio Guezala Aramburu Manuel Albizu Idiaquez Vicente Soria Blasco Ángel Berazadi Urbe MElícegui Díez Luis Francisco Sainz Robles Antonio Palomo Pérez Alfredo García González Félix Ayuso PindeAsteasuizarra.Txikie) Manuel Argueda de la Cruz Javier Ibarra Vergé Augusto Unceta Barrenechea (M. Goyeneesús Aurelio Araguas Gutiérrez Francisco Muñoz Madrid José Cavero Duro Joaquín Imaz Martínez Julio Martí

María Acedo Panizo Manuel Lemos Moya Esteban Baldarrain Madariaga Andrés Guerra Pereda Alberto Negro Alfredo Aristondo Juan Eseverri Eseverri Martín Merquilaz Trincado Antonio García Caballero Francisco Martín GSánchez Ramos José Antonio Pérez Rodríguez Alfonso Estevas Guilmain Aurelio Salguero López Tomás SulibarríÁvila Francisco Asís Lieza Morote Ángel Pacheco Pata Anselmo Durán Vidal Ramón Muiños Fernández Elías GaVidal Vázquez Andrés Silverio Martín Ignacio Olaiz Michelena José Legasa Zubiría (H. Parot-Pampi) Juan Cruz HM. Galdós) José Francisco Mateu Canoves Benjamín Sánchez Legido José Benito Sánchez Sánchez José Luis Vic

León Ortega José María Sarrais Llasera Gabriel Alonso Perezgil Ángel Cruz Salcines Vicente Rubio Ereño Juan Pedro García Caro José María Arrizabalaga Arcocha Lisardo Sampil Belmonte José María Herrera Hernández FraGarcía Francisco Gómez Jiménez (Galdós) Miguel García Poyo (Galdós) Francisco Mota Calvo (Galdós) Jesús UluVivo Udabarrena Vicente Irusta Altamira César Pinilla Sanz Sergio Borrajo Palacín Benito Arroyo Gutiérrez José Miguel Orenes Guillamón Juan Bautista Peralta Montoya Dionisio Imaz Gorostizagoitia Juan Batista García PedrHortigüela (Esnal y Parot) Juan Avalos Gomáriz Agustín Laso Corral Luis Gómez Borrero Luis Berasategui MendizáRodríguez Miguel Saro Pérez Emilio López de la Peña Moises Cordero López Antonio Pastor Martín José ManueGonzalez Rey Juan Tauste Sánchez Antonio Nieves Canuelo Miguel Ferreiras Simoins Antonio López Carreras JoséLorenzo Gónzalez-Vallés Sánchez Sixto Holgado Agudo Luis María Uriarte Alza Alfonso Vilariño Doce (LegorbFernando Rodriguez Espínola Juan Luis Aguirreurreta Arzamendi Angel García Pérez (M.Galdos ) Antonio Ales MArroyo Gonzalez Jesús Velasco Zuazola Francisco Moya Jiménez José Miguel Palacios Dominguez Alfredo Ramos Antonio Marin Gamero José Gómez Martiñán José Gómez Trillo Alfredo Díez Marcos Miguel Rodríguez Fuentes Parot) Dámaso Sánchez José Artero Enrique de Aresti y Urien José María Piris Carballo (Zabarte Arregui) Franci

Rufino Muñoa Alcalde (Javier Aranceta) José María Espinosa Viscarret Antonio Moreno Núñez Ramón Baglieto Francisco Ruiz Fernandez Francisco Puig Mestre Angel Postigo Mejías (M.Galdos) José Pablo García Lorenzo SaPaterra-Larzabal) Elio López Camarón (Paterra-Larzabal) Joaquin Becerra Calvente Aurelio Navío Navío Anton

Marcos Vidal Piñal Antonio Fernandez Guzmán Basilio Altuna Fernandez José María Urquizu Goyonaga MigueUstaran Ramirez Ramón Soto Abad Benito Morales Fabián Sergio Canal Canal José Antonio Mereciano Ruiz JeAristimuño ) Carlos García Fernández Lorenzo Motos Rodriguez Felipe Extramiana Unanue Jaime Arrese Arizme

María Pérez Orueta (Henry Parot ) Miguel Lasa Arruabarrena Angel Retamar Nogales Arturo Fernández López ¿Miguel Zunzunegui Arratibel Jeanine Pueyo Vicente Zorita Alonso Juan García Leon Aurelio Prieto Prieto Miguavier Moreno Castro Antonio Díaz Garcia José Luis Oliva Hernandez Leopoldo García Martín José María Ryan EstHeavy Lizarralde) José María Latiegui Balmaseda Vicente Sánchez Vicente Francisco Garcés Garzón Oswaldo JParot) Miguel Rodriguez Taboada (Parot) José Olaya de la Flor Manuel Sánchez Borrallo Esteban Alvarez Medallo

Castañares Antonio Murillo Chacón Magin Fernandez Ferrero Luis Miranda Blanco (Zabarte) Joaquín Garzón GonBenigno García Díaz Benjamín Fernandez Fernandez (Zabarte) José Fragoso Martín Modesto Martín Sánchez Enrique Cuesta Jiménez Pedro Conrado Martinez Castañares Ramiro Carasa Pérez (Zabarte) Vicente Luis GarcerRafael Vega Gil José Fernández Perna (Barrio Olano) José Aibar Yañez Juan García Gonzalez Alberto López JauregZabarte) Antonio Cedillo Toscano (Zabarte) Jesús Ordonez Pérez (Zabarte) Emilio Fernández Arias Alberto To

Gonzalez Ruiz Víctor Lago Román (Esnal) Cesar Uceda Vera Carlos Manuel Patiño Casanova (Zabarte) Juan Ramózquierdo Emperador Benicio Alonso Gómez Patricia Yanillo Borgoya Ramón Martín García Adriano Sotil Pelayo Conejo Salguero Fidel Lázaro Aparicio Francisco Machio Martos Eduardo Vadillo Vadillo Juan Maldonado MorenoGil Marín Enrique Rua Diez Manuel Peronie Diez (Zabarte) Arturo Quintanilla Salas Pablo Sanchez Cesar (ZabaMuro Alberto Martín Barrios Candido Cuña Gonzalez (Zabarte) Lorenzo Mendizabal Iturrarte (Aguinagalde) Maosé Antonio Julián Ballano Francisco Javier Collado Azurmendi Pablo Garraza García (Zabarte) Francisco Arin U

Vil P d O i d U bi G ld J é N j M í B d P S b i J ú Al Ji é (M G

In Memoriam. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

108In MemoriamHomenaje a las víctimas

En estos días de Navidad celebrala Iglesia la fiesta de los Santos Ino-centes. Las comunidades cristianasde base de América Latina han sabi-do alejarse del folklore, la frivolidady el atemporalismo en su celebra-ción y han hecho de esta fecha del28 de Diciembre el día de los SantosInocentes de nuestro tiempo, es de-cir, de los niños que sucumben hoypor la violencia del trabajo forzado,la violencia del hambre, del comer-cio de órganos, del alistamiento enel ejército. Pienso que tambiénnuestros Santos Inocentes víctimasdel terror etarra deberían tener sudía, su monumento, su cinta mag-netofónica que fijara para siempresu memoria.

Ellos, los más inocentes de losinocentes tienen derecho a un re-cuerdo muy especial. Olvidarlos se-ría hacer realidad el veredicto deSaramago que dice que la enferme-dad de muerte de un pueblo es laindiferencia frente a las víctimas. Ydar la razón a Hanna Arendt, cuan-do comentando la actitud de impa-sibilidad total de Adolf Eichmannuno de los máximos fautores delgenocidio nazi, ante el tribunal deJerusalén nos dice que el problemade este hombre no residía en su per-versidad o en su condición de psicó-pata sino en su incapacidad paraponerse en el lugar de las víctimas.Yo creo que el problema de muchos,de demasiados ciudadanos de este

país es el mismo de Eichmann. Lodigo con mucho dolor pero no pue-do menos de decirlo.

El gran músico austríaco Gus-tav Mahler puso música en 1902 alas estrofas elegíacas de FriedrichRückert dedicadas a los niños di-funtos. Kindertotenlieder se llamala obra de Mahler. Escucharlos co-nociendo el texto conmueve elánimo y brotan las lágrimas. Quie-ro tan sólo citar un par de versosde esos conmovedores Lieder.Vandedicadas a nuestros Santos Ino-centes: “Oh, qué pronto se extin-guió su alegría / Descansan ahoracomo en la casa materna. / No lesasuta tormenta ninguna / protegi-dos por la mano de Dios”.

“Ellos, los másinocentes de losinocentes tienenderecho a unrecuerdo muyespecial.Olvidarlos seríahacer realidad elveredicto deSaramago quedice que laenfermedad demuerte de unpueblo es laindiferencia frentea las víctimas”

El pasado 25 de Noviembre de 2002fue entregada en el Senado la GranCruz de la Real Orden de Reconoci-miento Civil, a título póstumo,a 216víctimas.

El presidente del Gobierno, JoséMaría Aznar, las elogió como ejem-plo de la lucha de ciudadanía espa-ñola contra la violencia de ETA. Alacto, al que que acudieron entreotros el Presidente de la ComisiónEuropea, Romano Prodi, AdolfoSuárez y José Luis Rodríguez Zapa-tero, se desarrolló en un clima deemoción contenida y profundoagradecimiento.

Homenaje en el Senado a las víctimas del terrorismo

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oga Veira Jorge Juan García Carneiro Luis Carrero Blanco José Luis Pérez Mugena Juan Antonio Bueno FernándeAlarcón María Jesús Arcas Tirado María José Pérez Martínez María Ángeles Rey Martínez Luis Martínez Martínrral Fernández Gerardo García Pérez Jerónimo Vera García Luis Santos Hernández Argimiro García Estévez Joséno Román Madroñal Ovidio Díaz López Carlos Anguimberri Elorriaga Francisco Expósito Camio Demetrio Lesmeegui Manuel López Triviño Antonio Echeverría Albisu Manuel Vergara Jiménez Víctor Legorburu Ibarreche JuliánMiguel Gordo García Antonio de Frutos Sualdea Luis Carlos Albo Llamosa José María Araluce Villar José Maríal Constantino Gómez García Jesús Martínez Martínez Jesús María González Ituero Antonio Galán Aceitunochea) Angel Antonio Rivera (M. Goyenechea) Antonio Hernández Hernández (Goyenechea) José Díaz Fernándeínez Ezquerro José Manuel Baena Martín (Viñaspre-Sarasola) Miguel Raya Aguilar Joaquín Ramos Gómez JoséViguera José Vicente Val (atentado día 3) Manuel López González Juan Marcos Gutiérrez Manuel Íñigo Blanco

González José María Portell Rafael Recaola Landa Domingo Merino Arévalo Javier Jáuregui Bernaola Juan Manuea Goitia Amancio Barreiro Gens Antonio Ferreiro González Lorenzo Soto Soto José Zafra Régil Ramiro Quintero

arcía González José Benito Díaz García Alberto Villena Castillo Luciano Mata Corral Luis Gancedo Ruiz EpifanioHurtado Mariano Criado Ramajo Luis Candendo Pérez José Rodríguez Lamas (M. Galdós) Leoncio Sevilla Alonsocente Cantón Elías Elexpe Astandoa Heliodoro Arriaga Ciaurriz Ex Bda GC Alejandro Hernández Cuesta ManueJiménez Gómez Ex Bda GCivil Saturnino Sota Argaiz Diego Fernández Montes Joaquín María Azaola Martíne

ancisco Berlanga Robles Constantino Ortín Gil Antonio Ramírez Gallardo Hortensia Gonzáalez Ruiz Ciriaco Sanuyar Liceaga José Artola Goicoechea Félix de Diego Martínez Esteban Sáez Gómez José Díez Pérez José AntonioMiguel Chavarri José María Maderal Oleaga Antonio Recio Claver Adolfo Marinas Vences Ginés Pujante García

ro Ruiz Rodríguez Juan Díaz Román José Maestre Rodríguez Antonio Peña Solís Antonio Pérez García Luis Gómeábal Andrés Varela Rúa Ángel Baños Espada Héctor Abraham Muñoz Francisco Medina Albala José María Colomoel Boix Dorotea Fertig Juan Luna Azón Jesús Emilio Pérez Palma Guadalupe Redondo Villar José Amaya Dionisioé María Pérez Rodriguez Aurelio Calvo Valls Modesto Carriegas López Aurelio Pérez Zamora Juan Ezquerro Solanoburu) Carlos Sanz Biurrun (M.Galdos) Antonio Mesa Murillo Germán González López Manuel Fuertes Fontan

Martínez (M.Galdos) Pedro Sánchez Martín (M.Galdos) Juan Cruz Montoya Ortueta Jesús García García SebastiánVázquez Luis Dominguez Jiménez Juan Manuel Román Moreno José Martínez Pérez Victorino Villamor GonzaleAngel Astuy Rodriguez Ignacio Arocena Arbelaiz Eugenio Saracibar Gonzalez de Durana José Luis Ramirez Villasco Pascual Andreu Florentino Lopetegui Barcajoba Eugenio Lázaro Valle José Torralba López Luis Martos GarcíaMartínez José Manuel Rodriguez Fontana Dionisio Villadangas Calvo Jesús Holgado Babio Ceferino Peña Zubía

ntiago Expósito Pascual José Luis Hergueta Guinea Julio Muñoz Grao (Paterra-Larzabal) Justino Quindos Lópenio Gómez Ramos Ramón Leon Taboada Francisco López Bescós Mario González Blanco Enrique Briz Armengol Hernández Espigares Alfonso Martinez Bellas Antonio Garcia Argenta Mariano Gonzalez Huergo José Ignacioesús Hernando Ortega José Vazquez Plaza (Aristimuño ) Avelino Palma Briola (Aristimuño ) Angel Prado Mellaendiarrieta (Paterra) Juan Manuel García Cordero Juan Carlos Fernández Azpiazu Juan de Dios Doval Mateo José¿Hernandez Ramos? Modesto García Lorenzo Julio Castillejo Pérez Sotero Mazo Figueras Alberto Lisardo Ramouel Garciarena Baraibar (Lizarralde) Miguel Angel Sanmartín Joaquín Martínez Simón Ignacio Lasa Rezola Josétrada José Luis Raimundo Moya Ramón Romeo Rotaeche José Luis Prieto García (M.Galdos) Juan Costas OtamendJ.Rodriguez Fernandez (Zabarte) Luis Cadarso San Juan Guillermo Tevar Saco (Parot) Antonio Nogueira Garcíao María José García Sánchez Luis de la Parra Urbaneja (Zabarte) Iñaki Ibarguchi Erostarbe Juan Manuel Martínenzalez Félix Galindez Llano Santiago Gonzalez de Paz Manuel Hernandez Seisdedos Pablo Garayalde Jaureguizaba(Zabarte) Agustín Martinez Pérez Alfonso Maside Pounzo Cristina Mónica Illarramendi Antonio Gómez Garcíara López Antonio Pablo Férnandez Rico Angel Pascual Múgica Antonio Huegun Aguirre Daniel Henriquez Garcíaguizar Vicente Gómez Duarte Miguel Garrido Romero Juan Seronero Sacristán (Zabarte) Alfonso López Hernándeoca Echeverria José Jiménez Mayoral (Zabarte) Gregorio Hernandez Corchete Javier García Gonzalez Franciscoón Joya Lago Juan García Mencia Manuel López Hernandez Miguel Mateo Pastor Ramón Iturriondo García AnibaJulio Segarra Blanco (Zabarte) Pedro Barquero Gonzalez (Zabarte) Maria Dolores Ledo García (Zabarte) Antonioo Emilio Juan Casanova López Jesús Blanco Cereceda Manuel Fco. García San Miguel Ramiro Salazar Suso Rafaearte) Manuel Benito José Juan José Pulido Pavón (Zabarte) Angel Flores Jimenez (Zabarte) Alfredo Jorge Suaanuel Carrasco Merchan José Angel Martínez Trelles Antonio de Vicente Comesaña Jose Reyes Corchado MuñoUrquiola Eduardo Navarro Cañada Guillermo Quintana Lacaci (Esnal -Parot) Miguel Solaun Angulo Enrique Casa

ld ) T P l i P ll j (M G ld ) J J é Vi d C l (M G ld ) J é V dú O i A i V l

In Memoriam. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

109In Memoriam

Homenaje a las víctimas

El 5 de Julio de 2002 se inauguró en ERMUAun monumento a las víctimas del terroris-mo, obra del escultor Agustín Ibarrola, queanimó a los artistas vascos a hacer “arte decompromiso” como parte de la labor de re-sistencia democrática y como expresión dela falta de libertad y de hastío ante la coac-ción que padecemos una parte importantede nuestra sociedad.

Al acto asistó una amplia representaciónde los políticos vascos, tanto del PP comodel PSE y de UA, y numerosos miembros dela Fundación Miguel Angel Blanco, del FOROERMUA, de la Fundación para la Libertad, dela iniciativa ciudadana Basta Ya!

Carlos Totorica Izaguirre, Al-calde de Ermua, ha escogido estaescultura para felicitarnos a todosla Navidad 2002 y el nuevo año2003, con las siguientes palabras:“La semilla de la convivencia y dela libertad fructificará entre loshombres y las mujeres de bien”.“Gizon eta emakume zintzoenganloratuko da bizikidetasun eta aska-tasunaren hazia”.

EN LA VILLA DE ERMUA

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In Memoriam. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

110In Memoriama José Luis López de Lacalle

Utilizando términos inapropiados, portavoces del PSOEvienen diciendo que este partido, de ocupar el poder, sa-brá gestionar mejor que el PP el “proceso de paz”, que lo

desbloqueará. Tocan una cuestión que no debería ser tema elec-toral. Ya que lo hacen, sería bueno que, tales portavoces, explica-sen la política que, en la materia, seguiría el gobierno socialista.Darían luz a muchos electores. En casi año y medio las diferenciasentre socialistas y populares no han sido de mayor entidad.Las cúpulas de la patronal vasca piden a los partidos “más au-dacia y soluciones unitarias”. Condenan la crispación. Sus pro-nunciamientos aparentan neutralidad. No es tal. Favorecen aquienes están en renuncio. No invierten en autenticidad. No re-paran en el origen de la crispación. El pacto secreto, ultranacio-nalista, del PNV y EA con ETA. En el mismo a la organización te-rrorista se le otorga licencia para seguir realizando los “trabajosde abastecimiento”. Pudo parecer que el empeño común del na-cionalismo por su causa, un proyecto tan legítimo como opo-nerse a él, podría neutralizar el activismo violento. Un espejis-mo. Hoy hay indicios suficientes para creer que puede darse unasituación en la cual coexistan el frente nacionalista y la comi-sión de atentados. La cosa es muy grave. ¿Qué hacer? ¿Solucio-nes unitarias? Para haberlas habrá que romper el nudo gordia-no. Se halla en el frente nacionalista. De no ser así la crispaciónes inevitable. Sería lamentable que no la hubiera.Pase lo que pase, y aunque los dirigentes actuales del PNVhayan perdido todo crédito, los que ejercen de equidistantes se-guirán transigiendo con los desafueros nacionalistas. Nuncahan denunciado el hecho que, en tierra vasca, desde hace años,se sataniza a todo constitucionalismo. A la idea de España. A labandera constitucional. Un tópico: la sociedad es una balsa deaceite. Sí. A una parte de ella no se le oye. ¿Qué pasaría si fue-ran frecuentes manifestaciones cuyos participantes portaranbanderas constitucionales? Se habla de la sociedad como si deun todo se tratara. Cada cuál habla en nombre de ella. El lehen-dakari, envolviéndolo en hermosas palabras, ha dicho que lasclaves del proceso de paz ya “lo ha trazado la sociedad vasca”.¿Dónde y cómo está registrado ese trazamiento? Las sociedades,que son plurales, designan a sus representantes políticos y op-tan por unas u otras propuestas. Una parte del nacionalismo,como expresión de la voluntad de la sociedad ha convocadouna huelga general. Desde el PNV, dicho por Egibar, se consi-dera una medida “absolutamente equivocada”. Ha añadido: “lasociedad vasca necesita de apuestas firmes por el proceso polí-tico emprendido”. ¿A qué proceso de referirá? Ni siquiera está enmarcha un proyecto que aglutine a todo el nacionalismo. El na-cionalismo se pierde en palabrería. No es casual. No es fácil ade-cuar su ideología a los fundamentos de la democracia liberal. Elfrente nacionalista se desgarra en condiciones. Sus reyertas laspueden pagar justos por pecadores.

EL MUNDO PAÍS VASCO, 4 de enero de 2000

FALACIAS

El pasado 3 de Diciembre de 2002 concluyó el jui-cio, listo para sentencia, de Iñigo Guridi Lasa porel asesinato del periodista y miembro fundador delFORO ERMUA, José Luis López de Lacalle, perpe-trado en Andoain (Guipúzcoa) el 7 de Mayo de2000. En el momento en el que el acusado fue de-tenido (23 de febrero de 2001) se le intervino elarma (revólver del calibre 38) que había sido utili-zada en el asesinato y confesó espontáneamente“y con todo detalle” a la Ertzaintza que había dis-parado contra el periodista. Datos que pudieroncorroborarse con la declaración de la testigo quele vió escapar del lugar del atentado. A instanciasdel Ministerio Fiscal fue leído un artículo del dia-rio “Gara” en el que ETA reivindica el asesinato deLópez de Lacalle, a quien la banda acusa de con-tribuir a la perpetuación del “conflicto vasco” “ba-jo el disfraz de opinante de la sociedad”.

Guridi Lasa pertenece a ETA desde 1999, reclu-tado por Javier García Gaztelu, alias “Txapote”.Cumpliendo las órdenes de Txapote formó el “co-mando Ttoto” junto con Asier Arzallus Goñi (“San-ti”) y Aitor Aguirrebarrena (“Peio”), cuya primeramisión fue el asesinato del periodista en Andoain.

La Fiscalía de la Audiencia Nacional pide paraGuridi Lasa 30 años de prisión. El abogado de laacusación particular solicita, también, la máximapena de prisión.

En este número de “Papeles de Ermua”, en la memoriade nuestro entrañable amigo y compañero, José LuisLópez de Lacalle, reproducimos otros siete artículos su-yos publicados por El Mundo.

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In Memoriam. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

111In Memoriam

a José Luis López de Lacalle

La verdad y la política no siempre van juntas. En la cosa pú-blica se ventilan intereses, tanto de grupo como sociales.Las ideologías que impregnan la sociedad son resistentes a

las verdades que no encajan con sus símbolos y códigos. Las si-tuaciones son cambiantes. Cierta ambigüedad es inevitable. Lospolíticos no dicen siempre toda la verdad. Mienten con fre-cuencia. Algunos abusan y se les nota. No saben mentir. La co-sa tiene su técnica. Muy de chico, en Tolosa, allá por los sanjua-nes, me gustaba escuchar a León Salvador, el famoso charlatánde feria. Contemplaba embebido los juegos que hacía. Solía de-cir: “Es trampa. Le doy duro a quien la descubra”. Ese es el se-creto, que no se descubra la trampa, que se encubra la mentira.Arzalluz lleva muchos años diciendo lo que le da la gana. Y des-diciéndose. Es capaz de negar la misma evidencia. Era más difí-cil descubrirle las trampas a León Salvador. Pero, el jefe jeltzale,en las distancias cortas, y aunque últimamente no da nada, si-gue engatusando a bastantes de sus interlocutores. Estos sue-len decir: “Ha sido una interesantísima conversación”. Se dejanengañar. Les sabe tocar sus teclas sensibles. Es la perspicaciapsicológica que se adquiere en el confesionario.Los partidos nacionalistas están enfrascados en la tarea de alum-brar un proyecto común para construir el Estado de los “vascosde todos los territorios de Euskal Herria”. Ha dicho Anasagasti:“Las diferencias no están en los fines, que compartimos, sino conlos tiempos y modos”. Otegi ha afirmado que, en cualquier caso,habrá elecciones para elegir un Parlamento, subrayando que setrata de que “se ejercite la soberanía por los hechos”. Egibar eIbarretxe, y no sólo ellos, suelen afirmar que la sociedad es laprotagonista del proceso. Egibar ha llegado a decir: La sociedadha tomado de ETA el testigo. Le manda el mensaje que pare yque ella sostendrá la lucha por sus objetivos. ¿De qué sociedadhablará este hombre? Ni siquiera la mayoría de la sociedad na-cionalista está por aventuras. Es un planteamiento irreal. Es ellenguaje subjetivo de las soflamas revolucionarias. En una de-mocracia asentada, los partidos “concurren a la formación de lavoluntad popular”. Las sociedades optan. Es curioso como en es-ta coyuntura el nacionalismo habla más de sociedad que de pue-blo. Un engaño. Lo suyo es afirmarse en el concepto pueblo co-mo entidad étnica. Tanto es así que en la declaración del “AberriEguna” del año 96 se puede leer: “Somos el pueblo más antiguo,el más autóctono, con características craneales, hematológicas ybiológica singulares. Somos la nación más nación de Europa”.El catalán Pascual Maragall ha hecho unas desafortunadas de-claraciones. Ha dicho que cuando, con la fórmula de Irlanda, searreglen las cosas en Euskadi será el momento para plantear suproyecto federalista. Falta al rigor: Para una solución como la ir-landesa habría que rebajar las competencias del Estatuto. Incu-rre en escalofriante oportunismo. Sitúa su proyecto el rebufo dela crítica situación vasca.

EL MUNDO PAÍS VASCO, 21 de diciembre de 1999

ENGAÑOS Y OPORTUNISMOS

No se ha producido un gran atentado porque la GuardiaCivil lo ha evitado. Todavía los hay que afirman: “el pro-ceso es irreversible”. Seguro. Todo tiene un final. Se ha

revelado el nulo respeto de ETA al PNV. Inmediatamente a la de-claración de fin del alto el fuego, la formación jeltzale se pusoen línea con las exigencias de la organización terrorista. Paraunificarlas, se iban a cotejar las distintas propuestas nacionalis-tas sobre cómo sustituir el marco político vigente. ETA, no obs-tante, se disponía a cometer un atentado que impactara en elmundo entero.Tenemos los indicadores de lo que, muy probablemente, vamos aver cuando la fortuna, o lo que sea, no acompañe a las fuerzasde seguridad. Para el frente nacionalista, incluido el Ejecutivo,pase lo que pase, para encubrir a EH, será suficiente que diga quelo suyo es actuar por medios pacíficos y democráticos. Una fór-mula también aceptable para ETA. Asistimos al ensalzamiento delos de los méritos democráticos de EH. No importa que hayaanunciado que boicoteará las elecciones de marzo. En tal frentepreocupa que pudieran crearse situaciones semejantes a las dejulio del 97. La mejor arma democrática contra la agresión. Paradesactivarlas, para desmovilizar, el lehendakari, del brazo de EH,trataría de encabezar actos de tono menor. Desde posicionesconstitucionalistas, a este hombre, sometido a los jefes de supartido y a esos aliados, no se le puede otorgar liderazgo algu-no. Sería lamentable que un acuerdo contra el terrorismo, de mí-nimos y que incluyera a EH, como el que ha propuesto NicolásRedondo, sirviera para la desmovilización ciudadana.Aún puede oírse: Felipe fue la pista que se le brindó a ETA paraaterrizar. Mentira. Esa función la hizo el documento que firmócon el PNV y EA en el verano del 98. Estella se pensó para atra-er a otros partidos como banderín de enganche de distintas or-ganizaciones. Una plataforma de agitación. Se ideó una mesa enla cual los partidos constitucionalistas pudieran hacer de pelelesde la rendición del Estado. Las concesiones del nacionalismo nohan neutralizado a ETA. Al contrario, le han envalentonado. Nun-ca había tenido tantas ínfulas. Hace unos años lo de Francia pa-recía que lo había olvidado. Se ve políticamente reforzada. Entreunos y otros el listón lo han colocado tan alto que, desde esa or-ganización, no se entiende que pueda ser rebasado sin la pérti-ga del terrorismo. En su mentalidad. Están convencidos que, deforma principal, su activismo ha promovido el cacareado con-flicto político. El documento del PNV ha sido calificado por Ote-gi de “irreal”. Para los revolucionarios, del color que sean, un in-forme leguleyo es papel mojado, o algo a utilizar en menestereshigiénicos. Veremos quien impone su método. El fin es el mismo.Aviso a equidistantes, apóstoles del diálogo y oportunista de to-do pelaje: Arzalluz advierte que su partido ya no está por uno uotro modelo de autonomía. Está por la “construcción nacional”,por la búsqueda del reconocimiento de “un todo vasco”.

EL MUNDO PAÍS VASCO, 28 de diciembre de 1999

INCIERTO 2000

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In Memoriam. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

112In Memoriama José Luis López de Lacalle

ETA marca la política vasca. La somete a vigilancia. Lo ha-ce acojonando. Con su declaración del día 28 ya ha con-seguido que el PNV, su rehén, responda a sus requeri-

mientos. En la posición jeltzale hay aspectos que no le satisfa-cen. Mantiene presta la espada de Damocles. ¿Tanto el PNV co-mo EA tragarían el reinicio de atentados? Está en juego el lide-razgo del frente nacionalista. ETA ya lo está ejerciendo. No esuna asociación de gilipollas. Es una organización terrorista. Susdirigentes saben lo que hacen. Autorizaron que las organizacio-nes del MLNV participaran en las concentraciones convocadaspor el lehendakari. Buscaban crear confusión y blindar sus com-promisos institucionales de los efectos políticos de atentadossangrientos. Se llegó a decir: “Todos en la misma exigencia aETA”. La manifestación de Bilbao ha evidenciado lo contrario.Quien forme o apoye al Gobierno no sólo ha de condenar el te-rrorismo, sino que tiene que combatirlo. De no ser así el lehen-dakari no puede liderar nada. No vale falsificar sondeos.Ha dicho ETA: “intentan vender —PNV y EA— que el proceso quetendría que ser para la construcción nacional como un procesode paz”. Ha sostenido Otegi: “Buscar en esta fase un pacto con elEstado es un fraude al proceso”. ¿Puede hablarse de un procesode paz cuando los que la transgreden lo niegan? ¿Cuándo no seha dado ninguna guerra? ¿Cuándo no existe un proyecto comúnpara abordarlo? No debería hacerse. Confunde. Muchas veces, lapaz, como sea, ha conducido a tragedias. La responsabilidadobliga a definir sus términos. El marco que la haga posible. ParaETA es el pretexto. Su objetivo, en el cual también participan elPNV y EA, envolviéndolo con su concepción de la pacificación, esla construcción nacional, el Estado independiente de la granEuskal Herria. Tienen derecho a promover el proceso que quie-ran. Han de hacerlo sin coacciones. Formulando propuestas. Se-rían debatidas. Igual derecho asiste a oponerse por medios de-mocráticos. El nacionalismo habla de la sociedad como de un to-do. El lehendakari lo hace enfáticamente. La gente quiere que nohaya asesinatos. De todo lo demás, la mayoría, se llama andanas.Confirmado. Estella nunca ha sido pista de aterrizaje; es de des-pegue. Por los escritos del PNV y del pacto de Estella, por las de-claraciones de unos y otros, se deduce que el frente nacionalis-ta se revuelve en el empeño de aunar criterios sobre cómo sus-tituir el marco político actual. No sería malo que hicieran unapropuesta común. Sería clarificador. En el texto de Estella hayalgo nuevo: Al fin, de forma oficial, podríamos saber lo que re-almente demanda. Hasta ahora ha sido un secreto muy bienguardado. Había que deducirlo. ETA exige que se opte por la víade los hechos, por la ruptura. Un problema serio para el PNV. Te-me al vacío. ¿Puede propiciar un parlamento, paralelo al actual,o a los actuales, que elija a un lehendakari contrapuesto al ac-tual? De aquí que diga: “partiendo de la realidad política y mar-cos jurídicos vigentes”.

EL MUNDO PAÍS VASCO, 7 de diciembre de 1999

LA PAZ, EL PRETEXTO

Ibarretxe había dicho que la sociedad, incluida EH, exigía aETA que no interfiriera el proceso de paz. Al día siguiente,Otegi, públicamente, la vitoreaba. Poco después, EH hacía

público un texto calco del que, el pasado verano, la organiza-ción terrorista había presentado al PNV y a EA. Estos dos parti-dos lo ven “irreal”, pero con bases mínimas para un proyectoque desborde el marco estatutario. La lectura del mismo produ-ce pasmo. Parece el escrito de los vencedores de una guerra que,para el armisticio, imponen condiciones a las potencias derrota-das. Modificación de fronteras. Cesión de territorios sin impor-tar la voluntad de sus moradores. Asamblea constituyente. Nue-vo censo. Con exclusiones. Algunas de forma expresa. Se ponencondiciones a todo un sector social. Los que apoyen otros pro-yectos podrán participar “siempre que se tenga en cuenta supeso real en Euskal Herria y no se valgan de la fuerza de los es-tados español y francés”. ¿A qué tipo de fuerza se referirán:¿También la que estiman que se deriva de algunos medios decomunicación? Queda claro: es vasco quien vote nacionalista,quien secunde el “proceso”. Los propensos a la hegemoneizaciónétnica. Limpieza política por autoexclusión.Arzalluz venía diciendo: “ETA quiere hacer política”. La ha hechosiempre. A su modo. Actuando o amenazando. Suscitando con-tradicciones e incidiendo en ellas. Concitando intereses. Golpe-ando y, al mismo tiempo, reclamando la paz. Su paz. La alianzade todo el nacionalismo le ha envalentonado. Con su declara-ción de noviembre chantajea al PNV y a EA y busca dirigir elfrente nacionalista e imponer la vía de la abierta confrontación.En esta línea Estella es sólo pantalla. EH se dirige únicamente alresto del nacionalismo. ¿Qué sentido tienen los requerimientosde ese foro a los partidos constitucionalistas y sus confusos em-plazamientos al Gobierno del Estado de España? ETA tiene a sufavor que la sociedad, sino es bien advertida, puede entender lapacificación acríticamente. En el revuelo armado también haquedado en evidencia que para algunos políticos constituciona-listas la perspectiva electoral tiene como plazo las 8 de la nochedel día de la cita electoral de marzo.Sólo su ardor independentista explica que Arzalluz y Egibar ha-yan metido a su partido en semejante trampa. Les han dicho:han de acceder a los requerimientos para evitar atentados. Pe-ro si ceden, desde ese mundo, se sostendrá que tamaño proyec-to requiere de la presión terrorista. Otras deducciones: el nacio-nalismo puede mantener el proyecto que quiera. Si lo hace encomandita, sin exigir de manera convincente la renuncia a todoterrorismo, todas las formaciones por igual se hacen cómplicesde los atentados que se den. El lehendakari, representante ordi-nario del Estado, tiene que dimitir si su partido secunda un pro-yecto que, como el de EH, se plantee la creación de un organis-mo en el cual recaiga “la representación oficial de Euskal Herriaante los estados español y francés”. Habría que exigírselo.

EL MUNDO PAÍS VASCO, 14 de diciembre de 1999

DE PASMO

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In Memoriam. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

113In Memoriam

a José Luis López de Lacalle

Se ha confirmado. En su día, ETA propuso al PNV que si seabstenía en las elecciones, si las boicoteaba con el restodel nacionalismo, estaba dispuesta a hacer permanente el

“alto el fuego”. Lo rechazó. Hizo bien. Felicitémonos. No seré yoquien le increpe de que en su mano ha estado que se diera eseavance. Pero también es cierto que del episodio se pueden sa-car otras conclusiones. Es una muestra de que Arzalluz y su gru-po saben plantarse, sustraerse a la amenaza terrorista y afron-tar el consiguiente riesgo. Lo hacen cuando una propuesta co-mo la relatada topa con sus concepciones e intereses políticos einstitucionales. Es lo que critican y condenan en actitudes se-mejantes de otros. El partido jeltzale secunda las iniciativas quele son asimilables y que sirven al proyecto de construir el Esta-do de la Gran Euskal Herria. El PNV no se sacrifica por la paz. Vaa lo suyo. La erradicación del terrorismo es un empeño amplia-mente compartido. Especialmente lo anhelan aquellos gruposque lo han sufrido, que lo sufren y que lo pueden volver a su-frir en sus formas más sangrientas. Cada cual tiene sus concep-ciones sobre cómo abordar el problema.La política vasca está sometida a la permanencia de la agresión yde la amenaza terrorista. Para clarificar la situación hay que libe-rarle de esta mordaza. De obrar como en el Ulster, tanto las pro-puestas que se hagan, sobre el aspecto que sea, como los proyec-tos que se oferten, para tener autenticidad democrática, tienenque llevar la exigencia del cese del vandalismo callejero, de queETA renuncie a la amenaza terrorista, de que sea condenada estapráctica criminal. Por lo menos hasta ahora, en cuanto al Ayun-tamiento de Bilbao, es lo que viene haciendo el alcalde Azkuna.Estamos asistiendo a una flagrante tergiversación de la expe-riencia irlandesa. Allí para estar el Sinn Feinn en el Gobierno seexige el desarme del IRA. Aquí EH se niega a participar en el Go-bierno de Vitoria. Allí parten de cero. El compromiso consiste enestablecer una autonomía. Aquí incluso se reivindica un territo-rio extranjero en contra de la voluntad de sus moradores. Stor-mont es la sede del nuevo Parlamento autonómico del Ulster.Aquí lo tenemos, con mucho más campo de actuación, desdehace 20 años. Es donde hay que hablar, sin hurtarlo al conoci-miento de la ciudadanía. Democracia es diálogo permanente. Ul-timamente se ha intensificado la vida parlamentaria. Cosa bue-na. Ojalá pronto se debata en sede parlamentaria el proyecto po-lítico de alternativa al Estatuto que, según se anuncia, están ela-borando los partidos nacionalistas. Sería un golpe a la instituciónhacerlo en un opaco foro, el cual, a tenor con lo declarado porIbarretxe en América, resolvería por mayoría. Igual que en la Cá-mara. En torno a estas cuestiones en la última semana el PSE hadado mala imagen. El secretario de Gipuzkoa ha tenido que sercorregido públicamente. Se asegura que un amplio sector de so-cialistas guipuzcoanos no comulgan con Huertas. Seguro queestas cosas crean confusión y dudas en el electorado socialista.

EL MUNDO PAÍS VASCO, 23 de noviembre de 1999

OPORTUNA CONFIRMACIÓN

La tregua no fue una oferta de paz. Pero, más al principio,lo correcto, el juicio atinado de algunos expertos, a lo quese apuntaban los “quedabien”, era afirmar que significaba

el fin del terrorismo. ETA vuelve a lo suyo. En este cuadro: no vaa ser fácil responderle unitariamente. El que se llamó “bloquedemocrático” se halla profundamente dividido. Vamos a ver quéefectos han producido en la sociedad los mensajes desmoviliza-dores a los que ha estado sometida, si reacciona como se ha ve-nido diciendo que, ante esa decisión, lo haría. El frente nacio-nalista ha recibido un duro golpe. Al PNV le va a costar encajarlas acusaciones de ETA, que haya revelado, actuando como fe-roz enemiga, la existencia de compromisos cuya firma había si-do iracundamente negada por los dirigentes del PNV y de EA. Ellehendakari queda en la picota. Su Gobierno no puede apoyar-se en quien no condene el terrorismo en activo. Desde ya, dehecho, HB secunda el fin de la tregua. En un mes se tienen queaprobar los presupuestos. Ibarretxe mintió. Dijo que con ETA nohabía ningún pacto, “ni público ni privado”. Lo había. Incluía elcompromiso de marginar a los constitucionalistas. Y él estuvohablando, pelando la pava, con el PSE para formar Gobierno.Serenidad democrática. Tenemos un sistema que funciona.En el escrito de ETA no se menta a los presos. Sin menoscabo delrespeto a la sensibilidad que cada cual tenga sobre el tema, tienesentido político plantearse lo siguiente: ¿de haber sido aproxima-dos ya todos los presos, no se hubiera creado la misma situación?Leyendo el escrito la deducción obvia es que tal cosa no hubieramodificado la actitud de ETA. Es más, igualmente se deduce que,dado lo que se expone, no hay espacio para el “arrojo” solicitadopor el Círculo de Empresarios. Viene al caso decir que sería injustorecriminar al PNV que careció de arrojo al no aceptar las propues-tas disparatadas que le hizo ETA, y así evitar el fin del alto el fue-go. Ha fracasado el pacto de Estella. Es lógico. Desde él, con vase-lina, se pide la rendición del Estado. El facilitarlo sería el único mo-vimiento que le sería reconocido al Gobierno. Una derivación delpacto es el proyecto, en la independencia, de imponer la identidadétnica, el uniformarnos en una forma de ser vascos. Para todo es-to, por un lado, es preciso utilizar a las formaciones constitucio-nalistas, y, por otro, han de ser combatidas, anuladas, en cuantorepresentan a la ciudadanía que se trata de colonizar. Estella escausa de crispación. Su maximalismo impulsa al terrorismo.Las experiencias de estos 14 meses marcan el presente vasco. ETAse sobrestima. Con el arma del terrorismo no va a ninguna parte.La inmensa mayoría lo repudia. Se sabe resistir. Se trata de hacer-lo bien. Van a darse socorristas voluntarios. No deberían ser servi-cios gratuitos. Carece de sentido que en ayuntamientos se asocia-ran fuerzas que discrepen en cuanto a Udalbiltza. Y que para elGobierno de Vitoria lo hicieran formaciones que no coincidan enidentificarse con el Estatuto. En la fase incierta que se abre lacuestión vasca no tiene que ser motivo de pugna electoral.

EL MUNDO PAÍS VASCO, 30 de noviembre de 1999

SERENIDAD DEMOCRÁTICA

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In Memoriam. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

114In Memoriama José María Lidón

Este año las semanas de Octubre es-tán siendo diferentes para quienesde uno u otro modo hemos conoci-do a nuestro compañero Lidón, aJosé Mari. Como una sombra de laque no cabe huir tenemos enfrentela imagen de aquella desoladoramañana del mes de Noviembre. Elrecuerdo de su especial personali-dad nos alcanza en el ir y venir decada día. Con frecuencia en la re-friega del trabajo diario. Otras vecesal pasar frente a su “Universidad”. Amenudo mientras barruntamos porqué estamos donde estamos.

Reconozco que ni puedo niquiero evitarlo. Estoy convencida deque nuestro compañero, comoquienes le precedieron y quienes lehan seguido en ese altar del fanatis-mo que se ha levantado entre noso-tros deben de tener una presenciaviva. Con él recuerdo a Marisa, y alas mujeres y maridos de tantas víc-timas, a Jordi y a Iñigo y a quieneshan sufrido que les arranquen a supadre, a su madre, a un hermano, aun amigo.

Las cosas en estos meses no hancambiado mucho. Para nosotros enalgo sí. Jueces y Fiscales vivimos enun “asedio preventivo”, desgracia-damente como tantos otros. Y esta-mos agradecidos por ello! No lo du-den. Mal que bien, a cambio de in-vadir nuestra intimidad tratan deguardarnos y protegernos de la fie-ra asesina que hemos creado ennuestra sociedad desquiciada y quesigue actuando, regalándonos dedolor y miedo. Mucho dolor y mu-cho miedo para dejarnos enfanga-

dos en la vileza de mirar a otro ladoy decir que nosotros no hemos vistonada. Pero todos estamos aquí y ve-mos todo. Y es tiempo de encarar-nos, de luchar para acabar con tan-ta barbarie y tanta sin razón. Tiem-po ya de que cada uno de nosotrosse comprometa firmemente en ladefensa de la vida y de la libertad delos demás. Las grandes riadas noson sólo cosa de policías, políticos,jueces y compañías de seguro. Hacemucho que la violencia y el odioanegan grandes zonas de nuestropaisaje diario y como en las grandescatástrofes y la nuestra lo es, es ne-cesario que todos arrimemos elhombro.

Por eso hoy, como ayer, comohace ya más de veinte años, es im-prescindible el sacrificio, el compro-miso y el esfuerzo colectivo paraque en esta sociedad atenazadaprevalezca la Justicia. Es nuestraobligación y nuestra deuda con Jo-sé Mari y con todos los que son víc-timas de la violencia terrorista, aun-que algunos no sepan que lo son, oquizás no quieran saberlo.

Cierto es que lograr este objeti-vo nunca ha sido sencillo, ni aquí niallá. Entre nosotros tal labor con de-masiada frecuencia se antoja inal-canzable. La presión asfixiante de laviolencia de los terroristas, y de suscolectivos de apoyo nos ha conver-tido en náufragos que, casi desfalle-cidos, tienen que bracear para nohundirse en el lodazal de la incivili-dad dominante. Pero la suicida faltade pronunciamientos rotundos einequívocos de condena por partede quienes encarnan algunas denuestras instituciones es lo que re-almente ha creado el peligro de quemuchos ciudadanos caigan en eldesanimo y, consciente o incons-cientemente, se desentiendan denuestra suerte colectiva.

El trabajo y el esfuerzo compe-ten a todos. Pero algunos debemosde estar en primera línea, asumir lamayor responsabilidad que nos in-cumbe. Por obligación constitucio-nal y también por obligación perso-nal, quienes somos miembros delPoder Judicial en el País Vasco yquienes de una u otra manera sonagentes activos de la Administra-ción de Justicia, tenemos que reno-var diariamente nuestro compromi-so con el Estado de Derecho, con lasociedad que nos ha dado nuestralegitimidad y ha puesto nuestrasmanos los instrumentos del ordena-miento jurídico para la tutelar losderechos de nuestros conciudada-nos y en primer lugar, para defendernuestra libertad.

A la memoria de José María y ala de todas las víctimas les debemosformar de una vez aquí y ahora unasociedad que merezca tal nombre.Para que tanto sacrificio no resulteestéril. Para vivir dignamente, Por-que no hay sociedad sin libertad yderechos de todos sus miembros,

Sin libertad habrá regalíasde las que bienintencionadao cínicamente disfruten plá-cidamente los allegados altirano de turno, no entro acalibrar conciencias. Lo quenunca hay son ciudadanos.

Ana Belén Iracheta Undagoitia

Presidente de la Audiencia Provincial de Vizcaya.

“Jueces y Fiscalesvivimos en un‘asediopreventivo’,desgraciadamentecomo tantos otros.Y estamosagradecidos porello! No lo duden.Mal que bien, acambio de invadirnuestra intimidadtratan deguardarnos yprotegernos de lafiera asesina quehemos creado ennuestra sociedaddesquiciada y quesigue actuando,regalándonos dedolor y miedo.Mucho dolor ymucho miedo paradejarnosenfangados en lavileza de mirar aotro lado y decirque nosotros nohemos visto nada”

“Asedio preventivo”

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de Isasondo. Para expresar su rego-cijo por el doble asesinato, aquelalumno etarra levantó dos dedos desu mano, en forma de uve victorio-sa. Dos menos era una gran victoria.La ertzaintza, que todavía seguíatomando huellas dactilares por to-da la casa, me explicó que había en-trado bastante gente en ella y quetodo parecía extraño porque habíanestado buscando fotografías, puestodos los carretes negativos de mihijo estaban tirados por el suelo yhabían sido repasados uno a uno. Laexplicación era bien sencilla: uno demis alumnos doctorandos, gran afi-cionado a la fotografía, había esta-do en aquel Barnetegi y había ela-borado un trabajo para el profesorSavater quien decidió publicar unaversión abreviada del mismo en elperiódico “El País” (25-9-94). Y mepidió que apoyara aquel documen-to dominical de dos páginas, titula-do “La estrategia de la ameba”, conuna breve descripción de las nume-rosas siglas de organismos cultura-les vascos que aparecían en el artí-culo. El lunes siguiente, a primerahora de la mañana, un profesor depsicología aun hoy dirigente de ac-tividades culturales batasunas, es-taba repartiendo fotocopias del ar-tículo en la puerta de la facultad,pero también una hoja donde se meacusaba de traición. Yo le increpépero él mismo me advirtió de que,“aun siendo verdad cuanto mialumno contaba, no debía ser dichoen Madrid”. Pero, curiosamente, seinteresó por si mi alumno había sa-cado o no fotografías del Barnete-gi. Y como cuando ves un rayo en lalejanía ya sabes que se acerca latormenta, así supe yo que iba a te-ner pronto algún aviso de ETA. Laertzaintza me pedía las fotos y yo,que no las tenía, le respondía queera su deber ir a Cestona, pedir la

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Eran gente que habían estado estu-diando de manera intensiva euskeradurante el verano en el Barnetegide inmersión lingüística de Cestona.El comando lo dirigían casi con to-da seguridad una o varias de laspersonas que habían figurado no-minalmente en aquel recinto vera-niego, porque de hecho no habíanpisado aquel lugar. La red batasunade cultura, responsable del Barnete-gi, había dispuesto coartada perfec-ta: los profesores hacían firmar alos alumnos en nombre de los tresausentes las hojas de presencia asícomo los ejercicios de cada día. Pro-bablemente eran tres “legales” queo habían desaparecido de sus domi-cilios o se hallaban temporalmenteen un campo de adiestramiento deETA. Encontré a los agentes de laertzaintza en mi casa, guardándolamientras yo viniera. Cuando me díde bruces con ellos llegaba yo deGranada, de exponer en un Congre-so mi convicción de que la identi-dad nacionalista de los vascos pre-cisa de enemigo para constituirse.Había avisado a mis alumnos deque marchaba a un Congreso paravarios días y del horario en que re-

cuperaríamos la clase perdida. Erauna clase de ética, disciplina en laque se enclavaba entonces mi do-cencia, exclusivamente en euskera.En ese aula había dos estudiantesque acababan de salir de prisión poractivismo terrorista; uno había per-manecido más de diez años encar-celado, el otro no más de tres. Ésteúltimo muchacho fue el que me es-petó algo después, en el pasillo delaula: “¡Mikel, dos ertzainas menos!”cuando el batasuno Mikel Otegidescerrajó con su escopeta a dospolicías autonómicos en su caserío

YO LES ACUSO

Mikel Azurmendi

Profesor de Antropología de la UPV/EHU.

EL terrorista asesina, pero tam-

bién puede avisar. Como dijo un

nacionalista universitario, el ca-

tedrático de psicología Sr. Ayes-

tarán: “¡qué más quisiera ETA si-

no no tener que matar!”. Quiso

decir que ETA se ve forzada a

asesinar al no hacer caso la gen-

te de sus avisos. Mi vida sufrió

también ese aviso tan psicológi-

co en 1994, cuando en mi casa

entró un comando etarra.

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lista de alumnos del verano y averi-guar la conducta de profesores yalumnos así como de sospechar deellos como insinuadores o ejecuto-res del comando. También les ad-vertí a los agentes del carácter cri-minal de los ejercicios en euskeraque yo mismo había tenido la opor-tunidad de ver; vgr. construya el fu-turo hipotético de “Éste ha muertohoy”. “Éste” era un pequeño dibujode un guardia civil. Mi denuncia nosólo no sirvió para que la Ertzaint-za hiciese pesquisa alguna, sino queni tan siquiera existe tal denunciaen la Comisaría de San Sebastiándonde fue hecha, según me indicóel jefe de ella, hace dos años. Estaotra vez, el motivo de que tuvieseque volver a verme con la Ertzaint-za fue su presencia necesaria paradesactivar una bomba que un co-mando había colocado en la puertade mi casa. Pero esta vez, yo ya sa-bía que se trataba de un último avi-so. “¡Qué más querría ETA que nomatarme!”, pensaba yo. Y aquelmismo 15 de agosto del 2000 deci-dí marcharme del País Vasco. Toméla decisión porque comprendí queera el último aviso de ETA. Unosmeses antes, había advertido yo ami amigo del Foro Ermua, Lópezde Lacalle, de que se cuidara, puesiban a venir a por nosotros y él yatenía varios avisos serios (unos cóc-teles contra su casa e inscripcionesde amenaza por las paredes de supueblo). “Tú, optimista, como siem-pre, Mikel” fue lo que me contestó.

Sus últimas palabras me hacen to-davía eco en el estómago, pues a los12 días fue asesinado. Y eso quequé más quisiera ETA sino haberleperdonado la vida... La primera ad-vertencia de ETA fue al poco de laentrada del comando en mi casa. Enmi casillero de la facultad me me-tieron un gran sobre que, al serabierto, desparramó sobre mi jerseyde invierno un gran chorro de san-gre con unas entrañas de animal. Eldecanato constató los hechos y sesolidarizó conmigo en privado. Du-rante tres años he recibido todo ti-po de amenazas de los ikasle abert-zaleak batasunos de la facultad:más de una docena de octavillasdistintas han ido esparciendo a mi-llares por el campus al tam tam ét-nico de sus jornadas de acción, tra-tándome de traidor, asesino, verdu-go de los presos vascos y profesorcolonialista. Y advirtiéndome quemi actitud no me iba a resultar gra-tis. Algunas octavillas me han hon-rado con la compañía de otros pro-fesores prestigiosos, como Casade-vante, Gorriarán o Beristain.

Estos dos últimos viven hoy pro-tegidos por guardaespaldas y aquél,prefirió el destierro. Otras veces heaparecido solo, cuán solo, comocuando te pintan una diana de másde un metro en la facultad e inscri-ben bajo ella tu nombre. O comocuando pintan por los pasillos delprofesorado tu nombre, señalándo-te al paredón; cuán solo porqueaparece sólo tu nombre y no vieneningún profesor a verte al despa-cho. O solo, como cuando arrancantu nombre del despacho, forzándo-lo y rompiendo el cristal de la puer-ta. Y nadie vuelve a colocar más laplaca con tu nombre. Y me exilié demi país sin que figurase ya ni minombre en lo que yo suponía era midespacho de facultad.

ETA había ganado gracias a susadláteres universitarios, su cuerpode choque batasuno contra cuantosdefendemos la discusión libre sincoerción. Acuso, pues, a su brazocultural que tiene nombres propiosy, en su haber, delaciones, injurias yamenazas de muerte de las que res-ponder. El sábado estaban todosellos en la manifestación prohibidade Bilbao y un profesor directamen-te involucrado en los hechos que hereferido la había apoyado pública-mente. Yo acuso de connivencia aesos profesores que justifican queETA asesina a su pesar o a los que ja-lean a ETA como ese catedrático demi pasillo de facultad que escribióque “sin ETA, no habrá ningún hori-zonte de futuro para los vascos”. ETAasesina pero puede también avisarmediante Batasuna. Por ejemplo amí; pero yo no he podido seguir mi-rando debajo del coche día tras díani esperar a que tal vez la de hoy seami última clase de todas. Y por novivir custodiado, me expatrié. Mu-chos de mis amigos del Foro Ermua,de Basta Ya, y los otros cuatro pro-fesores con quienes promoví unaasamblea general de facultad tras elasesinato de Gregorio Ordóñez vi-ven custodiados por guardaespaldas.Batasuna y sus tentáculos etarras defacultad nos han perseguido, humi-llado y también limitado nuestraexistencia al monopolizar nuestrapreocupación intelectual.

Yo les acuso y reclamo jus-ticia y no es justo que ellospuedan manifestarse en lacalle por ideas y proyectosque impiden a los no-nacio-nalistas expresarnos en liber-tad y vivir con las garantíasque ellos viven.

“Mi denuncia nosólo no sirvió paraque la Ertzaintzahiciese pesquisaalguna, sino que nitan siquiera existetal denuncia en laComisaría de SanSebastián dondefue hecha”

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Las dos bazas que más ayudaron allehendekari Ibarretxe durante lapasada campaña electoral fueron lapromesa de apoyar activamente alas víctimas del terrorismo, y la pa-ralela y contradictoria afirmaciónde que en Euskadi la gente disfrutade una calidad de vida mejor que enninguna otra parte. Sin duda mu-chos de quienes le votaron dudabande la primero y sabían que lo segun-do es llanamente mentira, pero enfin, a ellos no les iba tan mal y repi-tieron Ibarretxe con la esperanza decapear el temporal sin mojarse de-masiado. Pero lo más probable esque acaben todos empapados, por-que el vasco es un país a la derivacon alto riesgo de naufragio.

Según datos oficiosos, en la Co-munidad Autónoma Vasca viven,aunque no demasiado bien, unas1.800 personas protegidas por algu-na clase de escolta, desde las másaparatosas hasta la de un modestoacompañante con pistola y sin co-che oficial. Muchas personas hanabandonado el País Vasco porqueno querían correr el albur de llegar

un día a llevar escolta, o simple-mente porque no soportan esa ma-la vida en una especie de tercer gra-do penitenciario. En consecuencia,cabe hablar de dos exilios o destie-rros vascos: el exilio interior de losescoltados, privados de la libertadde movimientos y espontaneidad deque disfruta cualquier ciudadano, yel exilio exterior de los emigradospor causas sin duda muy variadas,pero que siempre se acaban cruzan-do en el clima político vasco.

Entre los escoltados hay empre-sarios, políticos, profesores, perio-distas, jueces y funcionarios del Es-tado. Incluso hay una señora quelimpia bares de madrugada y com-pagina su higiénico oficio con lacarga de una concejalía en un pue-blo vasco. Conozco al menos a doscatedráticos jesuitas que disfruta-ban de la atención de una discretacontravigilancia. Lo que no tenía-mos todavía era un verdadero pá-rroco con auténtica escolta, honorindeseable que ha inaugurado Jai-me Larrínaga, parroco de Maruri,

diminuta anteiglesia vizcaína deunos 600 habitantes. Jaime Larrina-ga es también fundador del Foro ElSalvador, la asociación de eclesiás-ticos vascos no nacionalistas quepugnan por hacer oír su minoritariavoz en el seno de diócesis llenas deentusiastas de Arzalluz y Setién, eincluso de hooligans de Iosu Terne-ra.

El caso de Jaime Larrínaga pre-senta otras peculiaridades que, sinembargo, van siendo más corrientessegún progresa la instauración deun régimen nacionalista sólo super-ficialmente democrático. Porque lasamenazas que ha soportado no hanprocedido tanto de ETA como direc-tamente del PNV, el partido-guíaque gobierna Maruri y docenas másde pueblos vizcaínos como ese. Conmuy buenas razones teniendo encuenta numerosos precedentes, Jai-me Larrinaga ha solicitado protec-ción oficial después de que el alcal-de de ese rincón de la Vizcaya pro-funda —esa que para Sabino Aranaequivalía al Edén por su recia mora-

LOS EXILIOS VASCOS Y EL RÉGIMEN NACIONALISTA

Carlos Martínez Gorriarán

Profesor de Filosofía de la UPV/EHU.

“Muchaspersonas hanabandonado elPaís Vasco porqueno querían correrel albur de llegarun día a llevarescolta, osimplementeporque nosoportan esa malavida en unaespecie de tercergradopenitenciario”

Iglesia parroquial de Maruri (Vizcaya).

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lidad y atávico cristianismo—, en-viara una carta oficial a los vecinosde Maruri difamando al párroco ytachándolo de fascista, enemigo deleuskera y antiguo franquista: la cla-se de imputaciones que hacen deuno objetivo preferente de ETA. Ymás si se trata de un objetivo fácilque carece de protección.

El revuelo causado por el casodel primer párroco escoltado ha en-lazado con otro: la marcha de Fran-cisco Llera, catedrático de sociologíade la UPV y director del prestigiosoEuskobarómetro, a la cátedra JuanCarlos I en la universidad de Geor-getown, muy cerca de Washington.Al igual que Jaime Larrínaga, Fran-cisco Llera ha sufrido el acoso delrégimen nacionalista. Lleva un añocon escolta, tiene familia de la quecuidar, y está aburrido de solícitasdeclaraciones de solidaridad quenunca se sustancian en hechos.Francisco Llera es socialista, es deBasta Ya y es catedrático en el mis-mo departamento al que pertene-cen dos profesoras conocidas, entreotros méritos, por el odio de ETA y lafalta del amparo que les deben lasinstituciones: Edurne Uriarte y Got-zone Mora. Con la tentación de unanueva experiencia profesional ame-ricana a la vista, Francisco Llera si-gue la senda emprendida antes queél por Jon Juaristi, Mikel Azurmendio José María Portillo, profesores dela UPV que han sido acosados porETA o sufrido atentados. Y tambiénel escarnio nacionalista y la indife-rencia acobardada del resto. Porque,en efecto, la UPV hace grandes ylaudables esfuerzos para facilitar lamarcha de estos y otros docentes,pero no conozco ninguno para rete-nerlos y no digamos ya para favore-cer su regreso.

La cátedra de Georgetown a laque se incorporará Francisco Llera

ha sido ocupada el último curso porJosé María Portillo, historiador y unode los fundadores del Foro Ermua.En dos ocasiones al menos, anóni-mos terroristas le volaron el cocheaparcado en el mismísimo campus,en Vitoria. Ni antes ni después de sumarcha, tan sólidamente motivada,ha encontrado razón alguna el vice-rectorado alavés para imponer algu-na clase de seguridad activa en tanpacífico recinto académico. El cursoque viene, Portillo pasará otro añoen el Basque Studies de la Universi-dad de Reno (Nevada), instituto filo-nacionalista; su actual director, Jo-seba Zulaika, es un antropólogo im-plicado en los intentos de Elkarri pa-ra que Jimmy Carter aceptara hacermediar en el conflicto vasco. El Bas-que Studies ha dado gran impulso alestudio de la diáspora vasca en eloeste americano. Esta diáspora esuno de los mitos a los que el nacio-nalismo vasco recurre para cultivarsu complejo de pueblo elegido y do-lerse de su triste destino, pero se re-fiere exclusivamente a la suya pro-pia: nacionalistas errantes, etarrasde la reserva en Cuba o México, ypastores en Idaho o Patagonia. Es-peremos que la incorporación dePortillo les haga interesarse por elinteresante exilio ideológico que es-tán provocado los 25 años de go-bierno abertzale moderado. Porquees un caso único en Europa.

En sus declaraciones acerca delas razones de su marcha temporal(esperemos), Francisco Llera ha di-cho que se une a los aproximada-

mente 200.000 vecinos del País Vas-co que han dejado su tierra de naci-miento o adopción desde los añosochenta.. Los nacionalistas guardansilencio acerca de esta cifra, lo queaconseja darla por buena. En unacomunidad autónoma con pocomás de 2.100.000 habitantes censa-dos, 200.000 emigrados es una cifratremenda. Para hacerse una idea, esmás de la mitad de Bilbao en susmejores momentos, más que el ve-cindario de San Sebastián y pocomenos que el de Vitoria. Y muchosde esos emigrados son jóvenes uni-versitarios y trabajadores altamentecualificados, incluyendo a muchosprofesionales y empresarios hartosde pagar la extorsión o de plegarsea las condiciones del clientelismonacionalista.

Las razones por las que esas200.000 personas han abandonadoel paraíso de Ibarretxe son sin dudamuy variadas. Algunos creerán quees una exageración hablar en todoslos casos de causas políticas, peroen una democracia próspera comola que debería haber en el País Vas-co, la emigración del 10 % de la po-blación es un tremendo fracaso po-lítico, al menos desde un punto devista democrático. Y más si esa emi-gración no es sustituida por emi-grantes que reemplacen a los mar-chados. Si las cifras optimistas quelas instituciones vascas se obstinanen repetir para afianzar la mentiradel edén nacionalista fueran mediociertas, la atracción irresistible denuestra calidad de vida y desarrollo

“La cátedra deGeorgetown a laque se incorporaráFrancisco Llera hasido ocupada elúltimo curso porJosé MaríaPortillo, historiadory uno de losfundadores delForo Ermua. Endos ocasiones almenos, anónimosterroristas levolaron el cocheaparcado en elmismísimocampus, enVitoria”

En una comunidad autónoma conpoco más de 2.100.000

habitantes censados, 200.000emigrados es una cifra tremenda.‘ ‘

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económico habría atraído a nume-rosos españoles y, desde luego, a eseabigarrado mosaico que compone laemigración que se puede admiraren Madrid, Cataluña o Valencia:magrebíes, subsaharianos, latinoa-mericanos, caribeños, chinos, pola-cos, etcétera. Pero, a pesar de losencomiables esfuerzos del consejeroJavier Madrazo por sustituir a malosvascos disconformes por buenosemigrantes progresistas, esto no esasí: las calles vascas son mucho me-nos polícromas que las de cualquierciudad española comparable. Losinmigrantes evitan las sociedadhostiles o inseguras, y por eso elu-den el País Vasco. Y esto indica unagran decadencia.

Hacia 1985 hice amistad conuna fotógrafa neoyorkina, judía,que se instaló en San Sebastián. Es-taba casada con un economista pe-ruano de apellido vasco: un buenejemplo del melting-pot de Manha-

tan. Como a casi todo el mundo, lesencantó San Sebastián como formaurbana, pero no tanto como socie-dad. Nunca se acostumbraron anuestra mezcla de agresividad en-cubierta, amable indiferencia y bos-tezante uniformidad cultural. Alpoco tiempo comenzaron a echarde menos su propio mundo mezcla-do, a sentir cierto vértigo ante lamonotonía de caras iguales con mi-radas iguales y voces no menosuniformes. Les horrorizó que el ase-sinato terrorista de un vecino delbarrio, dueño de una tienda de fo-tografía, no provocara ninguna re-acción en una calle donde todos seconocían. Todo eso acabó por ahu-yentarles, y ni siquiera la calidad dela asistencia sanitaria gratuita pudoretenerles. Fueron a Madrid y, trasalgunos años, regresaron a NuevaYork y a su existencia viajera. Visi-tan a menudo España, pero no hanvuelto por aquí.

El País Vasco es ahora mismouna sociedad centrífuga para los nonacionalistas, a los que expulsa opone contra las cuerdas, sean au-tóctonos o visitantes, y ferozmente

centrípeta para los propios naciona-listas, cada vez más apretujados ensu cómodo establo. Pero su narcisis-mo y miedo al otro les impide reco-nocer incluso las evidencias más lla-mativas. Como la de que, mientrasla población española crece en lasregiones más pujantes, la mayorparte de las poblaciones industrialesvascas, así como Bilbao y San Se-bastián, no han conseguido recupe-rar el censo de 1980. Los 200.000emigrados se notan, y más todavía,para quien quiera notarlo, que po-cos han venido a llenar su hueco.

Esa misma uniformidad queahuyentó a mis amigos de NuevaYork es la que asfixia a Jaime Larri-naga y a Francisco Llera. Y a milesde exiliados o emigrantes menosconocidos. En mi propio departa-mento de la UPV, donde cinco pro-fesores están eximidos de dar clasepor razones de seguridad, nos felici-tábamos hace unos cinco años delgrupo excepcionalmente bueno dealumnos que nos había caído engracia. Aquello duró el primer y elsegundo curso. En tercero casi todoshabían volado, y eso que no existíatodavía el distrito único universita-rio. Alguno vino a despedirse: el cli-ma ideológico se había vuelto inso-portable, decía, y no solamente porlos atentados de ETA y la kale borro-ka, sino por el progreso imparablede esa uniformidad bovina que es-taba consiguiendo imponer el na-cionalismo. Los universitarios nonacionalistas no veían claro que hu-biera futuro para ellos en los pue-blos de sus padres. Así que emigrana Salamanca, a la Complutense, aBarcelona, a donde sea que encuen-tren un poco de aire fresco, de va-riedad, de coexistencia pacífica conlo diferente.

El periodista José María Callejapublicó un libro imprescindible, La

“El País Vasco esahora mismo unasociedadcentrífuga para losno nacionalistas, alos que expulsa opone contra lascuerdas, seanautóctonos ovisitantes”

La gran manifestación. Carlos Acosta.

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diáspora vasca: historia de los con-denados a irse de Euskadi por culpadel terrorismo de ETA, donde pro-porciona cientos de ejemplos depersonas expulsadas de su tierra. Essu propio caso. Y el de empresariosy profesionales hartos de pagar for-mas de extorsión que van desde el“impuesto revolucionario” a los em-presarios grandes y medianos, bajoamenaza de secuestro, hasta la exi-gencia de dinero y sumisión a lospropietarios de modestos negociosde barrio. Por supuesto, muchos deestos emigrados dejaron el País Vas-co por mejores ofertas profesiona-les. Pero nadie ha hecho ningúnverdadero esfuerzo por retenerles opropiciar su vuelta, por mantener almenos algún lazo con su país. Alcontrario, Arzalluz, por poner unejemplo, ha celebrado con aborozola marcha de esos que considera in-deseables. Y es así porque el empo-brecimiento social del país es la úni-ca posibilidad de enriquecimientodel nacionalismo. Cuantos más disi-dentes se vayan, más compacta ysumisa será la parroquia interna:que se vayan, pues.

Parece que el numeroso colecti-vo de vascos instalados en Madridestá formado a partes casi igualespor cocineros, ejecutivos y periodis-tas: basta con hojear los periódicosde Madrid para tropezarse con losZarzalejos, Unzueta, Pradera, Gurru-chaga, San Sebastián y muchosotros. Por algún extraño oráculo, to-do periodista vasco decente pareceabocado a tener que elegir entreabandonar su profesión y hacerseseudoperiodista, o ir a practicarla enotra parte, preferentemente Madrid.Para algunos eso es un lobby, peroen realidad es un destierro. Inclusose da el caso del director de un im-portante diario vasco que ha sacadohace tiempo a su familia de la ciu-

dad donde vivían –vasca, por su-puesto. Por su parte, ha limitado suparticipación en la vida social locala las comidas de rigor y a lo quetraiga su amedrentada redacción,deseosa de no llamar demasiado laatención sobre su existencia profe-sional. No es un caso excepcional:se sabe de jueces y fiscales, tempo-ralmente destinados en este país,que han preferido asumir su condi-ción de exiliados en el interior y vi-vir temporalmente en residencias delas fuerzas armadas, en vez deafrontar el riesgo de alquilar un pi-so en un vecindario donde quizáshaya algún vecino que no aprecie ala Justicia.

Pero de los muchos exilios pro-fesionales vascos existentes, quizásel más asombroso y elocuente sea elprotagonizado por los policías auto-nómicos. Aprovechando la afortu-nada pequeñez del territorio de laCAV —imagínense lo nuestro con eltamaño de Andalucía o Texas—, nu-merosos ertzainas han decidido ins-talarse fuera del país que les paga elsueldo: en Castro Urdiales los deVizcaya, en Miranda de Ebro o Lo-groño los de Alava, e incluso enHendaya los de Guipúzcoa. ¿Cuán-tos ertzainas viven fuera del PaísVasco? Los sindicatos no ofrecen ci-fras concretas, pero se habla de va-rios cientos con sus familias. La ra-zón: que en muchos pueblos y ba-rrios vascos no es posible colgar eluniforme a secar, ni que el niño o laniña digan en la ikastola que su pa-dre o su madre son ertzainas. Estanprobando la misma amarga purgaque, con anterioridad, sufrieron enlos años ochenta tantos policías yguardias civiles, causa del llamado

síndrome del norte, razón de trans-tornos psíquicos e incluso de suici-dios. Una policía creada para emulara la sueca en el arte de rescatar ga-tos de los árboles o ayudar a pasarla calle a los invidentes, mal puedehacer frente al exilio interior, y me-nos aún armada de mentiras. Con-clusión: en muchos sitios, la policíavasca es clandestina.

¿A quién beneficia este vacia-miento interior, este agotamientodemográfico y empobrecimientohumano? Unicamente al soberanis-mo, la confluencia estratégica delos intereses de ETA y del nacionalis-mo moderado, que sólo pueden im-ponerse arrasando la sociedad civil,convirtiendo la democracia en unrégimen monopolista y consiguien-do mediante la expulsión de los di-sidentes una homogeneidad comu-nitaria que permita el triunfo, en sudía, de la consulta soberanista pla-neada, quizás pactada con ETA.

Entre tanto, en el PaísVasco acontece un dramadiario que muchos se empe-ñan en ignorar, que sóloemerge a la luz en las histo-rias dramáticas de un párro-co rural que necesita escoltapara precaverse del alcalde,o de un catedrático presti-gioso que emigra a los USApara huir de la locura. El sig-no de que la democracia es-tá ganando la partida se da-rá el día en que este proce-so se invierta con la vueltade nuestros desterrados yexiliados.

“Pero de losmuchos exiliosprofesionalesvascos existentes,quizás el másasombroso yelocuente sea elprotagonizado porlos policíasautonómicos”

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La rapidez con que se suceden losacontecimientos en la política vascanos hace a veces correr el riesgo deperder la perspectiva en el análisisde la situación en que nos encon-tramos, y es conveniente de vez encuando serenar el ánimo, levantar lavista y buscar las corrientes de fon-do que mueven esas aguas turbu-lentas en las que nos vemos obliga-dos a nadar.

Es evidente la determinación y elprogreso de los poderes del Estadoen la lucha antiterrorista, objetivoprioritario para todo demócrata debien, lo que nos llena de satisfac-ción y de ánimo a todos los que de-seamos, por encima de cualquierotro objetivo político, la recupera-ción de la libertad para toda la so-ciedad vasca, una parte de la cualno puede disfrutar de tan preciadoy elemental derecho.

Y es igualmente evidente la acti-tud de falta de la colaboración exi-gible e, incluso, de obstruccionismoen ocasiones, por parte de los parti-dos nacionalistas y del Gobiernovasco que, en un rechazable ejem-plo de insolidaridad y de perversióndemocrática, anteponen el progresode su proyecto político al respeto delos derechos y libertades de quienesno lo comparten.

La última muestra la tenemos enla propuesta que el lehendakari Iba-rretxe presentó al Parlamento vascoel pasado día 27 de septiembre, queno contenía ninguna medida con-creta para participar en la ofensivaque los poderes del Estado vienendesarrollando contra ETA, ratifican-do su oposición a las últimas inicia-tivas adoptadas y, en cambio, sí de-sarrollaba su proyecto político contoda minuciosidad.

Durante estos últimos días, se hahablado y escrito mucho de esteproyecto, por lo que no me voy aextender demasiado sobre él, aun-que sí quiero hacer dos reflexiones.

La primera de ellas es que nadase sale del guión, puesto que desdeel año 1998 los nacionalistas entra-ron en una deriva convergente conlos objetivos de ETA, aunque a la or-ganización terrorista sigan sin satis-facerle los ritmos. Quizá la únicanovedad haya sido el modelo adop-tado, ya que después de oír hablarde muchos ejemplos como Irlanda oQuebec, ahora hemos ido a pararnada menos que a Puerto Rico,aunque supongo que estarán pen-sando en un Estado Libre Asociadocuyos ciudadanos gocen de unacondición bien diferente a los por-torriqueños.

Y la segunda, no nos confunda-mos ni nos dejemos confundir, esque la propuesta del lehendakari esabiertamente rupturista. Sin entraral análisis completo del documento,lo que sería imposible en un artícu-lo periodístico, sí quiero poner demanifiesto que este carácter ruptu-rista se manifiesta con evidencia endos ocasiones.

En primer lugar, cuando se ex-presa la decisión de asumir de for-ma unilateral determinadas compe-tencias descontando su coste delCupo, contraviniendo así el pactadohace pocos meses y el sistema con-venido de transferencia de compe-tencias.

Y en segundo lugar, cuando des-pués de hablar de un Nuevo PactoPolítico con el Estado, se explica suproceso de elaboración. Este proce-so, como todos los que protagonizael Partido Nacionalista Vasco, escomplejísimo, pero se desarrolla ensu integridad en el ámbito vasco,controlado por supuesto por ellos,hasta llegar a un texto articuladoque se someterá a la aprobación delParlamento vasco. Una vez produci-da esta aprobación, se presentará alEstado para tratar de llegar al Pactoque, en caso de producirse, se so-metería a referéndum en el PaísVasco, pero bien entendido, y estoes lo importante, que si el acuerdono se produjere, el acuerdo del Par-lamento vasco sería igualmente ob-jeto de referéndum para su aproba-ción por la sociedad vasca.

Es decir, que si el Estado muestrasu conformidad al proyecto bien, ysi no, también.

A mi juicio, esto está muy claro:no se trata de una oferta de pacto,sino de un trágala, de una declara-ción de ruptura. Y a partir de estaconclusión, debemos iniciar nuestrareflexión para el futuro.

LA ALTERNATIVA SE LLAMA ESPAÑA

* Decano del colegio de Abogados de San Sebastián-Donosti

José María Muguruza

Abogado.*

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No hace falta ser muy lince paraadivinar que los poderes del Estadoreaccionarán en la forma adecuadapara evitar en todo momento ac-tuaciones contrarias a la legalidadvigente, lo que aumentará la ten-sión y producirá situaciones compli-cadas, que hemos de afrontar comoun paso necesario para llegar a des-montar un proyecto que sólo puedellevarnos a enfrentamientos con to-do nuestro entorno y entre nosotrosmismos.

Pero yo no me resigno a aceptarque esto sea únicamente una con-frontación entre el nacionalismovasco y los poderes del Estado. Creoque la sociedad vasca, los constitu-cionalistas de la sociedad vasca, de-bemos protagonizar y fortalecernuestra propia alternativa.

En este momento, los vascos te-nemos ante nosotros dos proyectospolíticos en confrontación. El de losnacionalistas, que se llama indepen-dencia o, en versión PNV, Puerto Ri-co, y el de los constitucionalistas,que se llama, hay que decirlo sincomplejos, España, España y Estatu-to de Gernika.

No voy a reiterar en este artículoel futuro que nos depara el proyectonacionalista, que nos lleva a una vi-da cuajada de enfrentamientos,puesto que creo que ya se ha dichoy se está diciendo todo lo que nospuede deparar semejante delirio.

Lo que sí quiero manifestar esque, a mi juicio, España es hoy elproyecto más atractivo para los vas-cos.

Muchos de los que hemos vividola primera mitad de nuestra vida ba-jo la dictadura franquista hemos pa-decido la falta de libertades políticasy la persecución de la identidad vas-ca, pero siempre pensamos que losproblemas de una coyuntura transi-toria no podían sobreponerse a un

compromiso histórico de siete siglosde España. Los mismos que no pen-samos ahora renegar de nuestracondición de vascos, a pesar de lafalta de libertad y de la persecuciónideológica que sufrimos por no co-mulgar con el credo nacionalista.

Hoy, España no es solamente uncompromiso histórico, es ademásun proyecto atractivo para los vas-cos, que une a su indiscutible po-tencia histórica y cultural, una pu-janza que le sitúa en la vanguardiade la modernidad, en contraste conotros grandes países que viven aco-modados en su riqueza, así como uncompromiso constitucional de reco-nocimiento de la identidad vasca ydotación de recursos para su desa-rrollo, que se refrendan en el Esta-tuto de Gernika y los ConciertosEconómicos.

Pero la defensa de este proyecto,su conversión en una alternativa degobierno para nuestro país, necesitade la militancia de todos los quecreen en él, cada uno en la medidade sus posibilidades. No podemosesperar que sea sólo el Estado quienresuelva nuestros problemas, puestoque, aunque así fuera, la solucióncarecería de la solidez que debeaportarle la implicación en primeralínea de los propios vascos.

Los nacionalistas van a iniciaruna gran operación de apoyo alproyecto presentado por el lehen-dakari Ibarretxe. Debemos preparar-nos para hacer lo propio en defensadel nuestro. Confiemos en que larespuesta a la manifestación convo-cada por Basta Ya para el próximodía 19 de octubre nos haga concebiránimo y esperanza para ello.

Publicado en El Correo Español - El PuebloVasco, el sábado 5 de octubre de 2002.

¿CADENAPERPETUA?Joseba Urizar Aldecoa

Se queja Joseba Azkarraga de queles digan a él y a sus colegas nacio-nalistas que están en connivenciacon los terroristas, y, sin embargo, sino lo están, hacen muy poco por di-simularlo. Sea el endurecimiento delas penas, la ilegalización de Bata-suna, la dispersión de los presos, seael poner nombres de asesinos a ca-lles y plazas del País Vasco, o elcompartir la Comisión de DerechosHumanos del Parlamento de Vitoriacon José Antonio Urrutikoetxea... Daigual de qué se trate, que si la cosaperjudica a los asesinos y sus maria-chis, el nacionalismo mal llamadodemocrático se olvida rápidamentede la democracia para acudir en au-xilio de aquellos que tienen a mediopueblo vasco con la pistola en lasien. Dice Iñaki Anasagasti que elendurecimiento de las penas podríaacabar en la cadena perpetua y enla pena de muerte. Pero resulta quenuestra privación de libertad por nocomulgar con las ideas del padreArzalluz sí que es una cadena per-petua, y la pena de muerte la hemossufrido aquí toda la vida. Y, si no,pregunte usted a las familias de losmil “ejecutados” a ver qué opinande la pena de muerte y de lo bienque se llevan ustedes con los verdu-gos. Señores nacionalistas, ¿hastacuándo sus fines justificarán losmedios?

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En una tertulia en Bilbao, el invita-do, persona muy destacada del na-cionalismo y muy poco querido porlos dirigentes actuales del mismo,manifestó la opinión de que el PNVera un partido “opable”.

Entre otras valoraciones, paraargumentar su criterio constatódos hechos. El que los últimos con-tratados por el gobierno de Ibarret-xe, en calidad de asesores o el res-ponsable de la Fundación SabinoArana, o los dirigentes de Elkarriprovenían del mundo de radicalis-mo nacionalista, y eran éstos losque marcaban las pautas políticas,mientras el grueso del partido sonfuncionarios que se acomodan alas directrices con una actitud de-sapegada, acrítica y desprovista decriterios políticos.

Ciertamente, tanto la definiciónde objetivos y consignas políticas,como los códigos de lenguaje de losmedios nacionalistas de difusiónvascos, públicos y privados, han sidoen gran medida creación de ETA y suentramado, ayer HB hoy Batasuna.Y de esta fórmula de sumar lengua-je y objetivos comunes sobrevieneinexcusablemente el compartirafectos y práctica política mutua-mente sostenida.

De este soporte se suele silenciaruna de las ayudas prácticas másevidentes, la continua y crecientepasividad de la Ertzaintza en la lu-cha contra el terrorismo. Es de unaobscenidad disfrazada de prudenciael que se silencie, como si fuera unapositiva convención, el que la Ert-zaintza es una policía artificialmen-te ineficaz e inútil desde la perspec-tiva de la aplicación de la ley y ladefensa del Estado de Derecho porvoluntad del gobierno nacionalista.Que es, en displicente caricatura deunos ertzainas “una policía de men-tira en un país virtual”.

Y este silencio es un despropósi-to, no sólo moral sino político, por-que esta descripción, junto al incum-plimiento estatutario de que un altomando de las Fuerzas Armadas seasu máximo responsable, tras el asesi-nato del Sr. Díaz Arcocha, está evi-denciada. Porque es ya indisimulableque ETA ha actuado objetivamentecomo somatén al servicio del proyec-to conjunto del nacionalismo, y queha existido la voluntad política delPNV de que ETA subsista y perma-nezca. Es más, ETA no fue definitiva-mente derrotada tras los sucesos deErmua porque en la voluntad delPNV no estaba el que desapareciera.La acción política del PNV hacia ETAse sintetiza en que se la condena pe-

ro no se la combate, mientras seacuerda con su brazo político los pa-sos “hacia el soberanismo”.

De hecho, el nacionalismo arti-cula su estructura de asentamintosocial, y ETA ha coadyuvado de ma-nera tan brutal como real, sobre unaconcepción patrimonial del PaísVasco, que es lo que define básica-mente la cultura política del nacio-nalismo en su conjunto, salvo pe-queños núcleos democráticos (Arre-gui, Guevara, Elzo…).

Pero esa concepción patrimonialdel País Vasco, tan notoriamenteantidemocrática, se intenta trasla-dar como natural a la opinión públi-ca de España con el criterio y laayuda argumental de grupos y per-sonas que se definen de izquierda,el que para superar el terrorismo deETA hay que negociar el proyecto deruptura secesionista del PNV. En elfondo, el escenario que se demandaes que para que ETA deje de matarhay que negociar un nuevo marcojurídico-político que permita la per-duración del régimen nacionalista, yse deshaga la posibilidad de la alter-nativa democrática constitucionalal mismo. Alternativa que se ha pre-sentado a la opinión pública, desdeel nacionalismo, como una preten-sión política que crispa más que elasesinato. Y si alguien cree que éstaes una percepción exagerada, notiene nada más que repasar, con mí-nimo rigor analítico, los comporta-mientos de Ibarretxe, su partido, ysu gobierno, aún estando en mino-ría tras el asesinato de FernandoBuesa.

EL ÚLTIMO EMBATE DEL NACIONALISMOJavier Elorrieta

Exparlamentario Independiente de PSE.Vicepresidente de la Fundación para la Libertad.

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Si de la realidad de lo que políti-ca e institucionalmente está desti-lando constantemente el nacionalis-mo vasco, en temas como el Pactopor las Libertades y contra el Terro-rismo, la Ley de Partidos Político, lasactuaciones policiales y judicialescontra ETA en un escenario en evi-dente falta de libertad, como el des-crito en el informe del Comisario deDerechos Humanos del ParlamentoEuropeo, no se desprende el papel deinterrelación objetiva del conjuntodel nacionalismo con la superviven-cia de ETA, ¿qué es lo que sensata-mente se puede diagnosticar sin ca-er en la mezquindad política y laocultación antidemocrática?

Son muchos los que se pregun-tan a qué viene esta alocada carre-ra del nacionalismo de querer rom-per los pactos y marcos institucio-nales, cuando disponen a la vez deun poder de gestión inmenso y deuna mayoría minoritaria en el Par-lamento Vasco. Un poder que de-biera mimar y no poner en peligrocon la pertinaz desfachatez de unIbarretxe y su gobierno, que no sehan enterado de que son el para-digma de la chulería política es-tructuralmente subvencionada, conuna base social que todavía siguencreyendo la tontería aquella de quelas vacas se alimentan en Euskadi yque las ubres se ordeñan en Madrid.Pero sobre lo que hay que recono-cer que otros colaboran, para quetamaña memez, como tantas otras,surtan efectos de un marketing po-lítico electoral.

Los dirigentes actuales del na-cionalismo intuyen que la evoluciónde los acontecimientos políticostras el 11 de septiembre, más la fir-meza de las posiciones del gobiernode España, y el sector más conse-cuentemente democrático de la iz-quierda española, sobre todo la vas-ca, que demanda frente a la acumu-lación de impunidades la aplicacióndel Estado de Derecho sin comple-jos, hacen que prevean la derrota de

ETA. De ahí dos actitudes políticasque se explicitan sin pudor, la de-fensa del entramado político de ETAy la condena formal y sin combatede la misma. Y a la vez la puesta enmarcha de todos los frentes, el sin-dical, el eclesiástico, el institucional,con la urgencia que les da el temora la derrota de ETA. Trasladar todaslas sinergias del nacionalismo, in-cluído el miedo y el terror acumula-do por el nacionalismo terrorista, alservicio de provocar la negociaciónde un nuevo marco de relacionescon el Estado que les permita asen-tar el régimen de facto instalado enel País Vasco.

Solos no pueden, pero el nacio-nalismo vasco que representa lomás rancio de la España del XIX, lassecuelas de aquel carlismo que paraser español de primera había queser el más español, trasmutado ridi-culamente en que no hay que serespañol para ser de primera, intentacontar con la parte más mezquina ycaciquil de los nacionalismos y re-gionalismos de España, con un sec-tor de la llamada izquierda, tan po-pulista y alpargatera como desva-riada. Y esperemos que no puedanllegar a contar con quien por resen-timiento, y tras descubrir que el fu-turo es más inexcrutable e inapren-sible de lo que creían, no les impor-taría estimular a otros en el intentode poner a España, el Estado, patasarriba si sirve para poner en dificul-tades al gobierno de España, comoungüento para las heridas políticasno cicatrizadas.

IMPOSTURANACIONALISTALa manifestación-trampa

Fernando Sánchez

Letrado en excedencia del Gobierno Vasco.

Publicado en ABC, el lunes 23 de diciembre de 2002.

En mi opinión había que asistir a la manifesta-ción-trampa convocada por el presidente autonó-mico Sr. Ibarreche en Bilbao del pasado domingo,entre otras razones porque un engaño deja de sertal si se sabe de antemano que lo es. Así que acu-dí al llamamiento de Basta Ya, que había publica-do en la prensa regional vasca un anuncio que de-cía: “¡Nadie lo ha gritado tan alto como nosotros!,¡ETA KANPORA! Para que sea de verdad un NO aETA ven a Bilbao el día 22 con los que más veces,más tiempo y más fuerte lo hemos gritado”.

Sí, yo quería gritar ETA KANPORA dentro de lamanifestación de Ibarreche; pero ellos no gritaronninguna consigna contra ETA, solo nos gritaron anosotros, con insultos graves llenos de odio.

Ibarreche convocó a su gente a pasear por Bil-bao en silencio, con una pancarta escrita con cali-grafía nacionalista, pero sin interjecciones. No gri-taron contra ETA (¡hasta ahí iban a llegar!), no lle-varon ikurriñas, como cuando su ardor nacionalis-ta esta en juego, ni había ningún fervor abertzalecontra los abertzales que asesinan.

Una vez más el nacionalismo se manifestócontra ETA con la boca pequeña, mejor dicho, conla boca cerrada. Por eso les molestaba que BastaYa estuviera presente; nos insultaron gravemente,nos agredieron, arrancándonos violentamente amuchos los globos que llevábamos, nos dieronmanotazos para tratar de tirarnos al suelo nues-tras pegatinas, nos empujaron para no dejarnospasar ... ¡pero ahí estuvimos! y ¡ahí estaremos!

Las bases nacionalistas, las que acuden a lasconvocatorias de Ibarreche nos demostraron unavez cual es el único “problema vasco”, que los dis-cípulos de Sabino Arana siguen odiando muchomás a la mitad de la sociedad vasca que no com-parte sus postulados, que a esa pequeña parte dela amplia familia nacionalista que continúa , bom-ba y pistola en ristre, asesinando a los que no cre-emos en su proyecto independentista.

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Monseñores míos:El que suscribe desconoce qué

sea la libertad evangélica con la queustedes dicen haber escrito su re-ciente carta pastoral ad vascones.En cambio, les envidio esa otra li-bertad civil de la que en el País Vas-co disfrutan y que a mí, profesorprecisamente de estas materias so-bre las que ustedes se explayan, mees negada en ese País y en su Uni-versidad. Al lector no le costará mu-cho adivinar el porqué de tan cru-cial diferencia en el ejercicio denuestros respectivos derechos.

Pasados los días, ¿todavía pre-tenden haber salvado su alma sinrectificar ni tanto así el meollo de sudoctrina? Pues, según pienso, no eslo más grave de su misiva el modocomo se desentienden del probadovínculo entre Batasuna y el terrororganizado. Ni el advertir de esas“sombrías consecuencias” que aca-rrearía su posible ilegalización, comosi su actual legalidad produjeraefectos saludables. Ni incoherenciastales como deplorar el “rudo golpe ala misma democracia” que supon-dría el poner en riesgo las eleccionesmunicipales…, para concluir ampa-rando de hecho a los empeñados enhacer fatal ese riesgo. No, lo peor detodo es que en este punto ustedesrenuncian expresamente a reflexio-nar en términos de justicia para aco-gerse a pragmáticas razones de su-pervivencia, a motivos de seguridadindividual. Más aún, que simulencreer que semejante ética para fugi-tivos o desertores (como alguien ha

preconizado) no conlleva una “valo-ración moral”. Con el debido respeto,a mí me parece que expresa una ac-titud rotundamente inmoral, la co-bardía, y pervierte los juicios moralesnacidos de ella. Toda su epístola nohace más que pregonarlo.

Y es que ustedes igualan cuantotocan, ya sean virtudes o vicios, te-orías o prácticas. Como perfectosexponentes del nihilismo ambiental,contagiados de esa misma “crisis devalores” que aseguran combatir, suprédica es la de la equivalencia mo-ral universal. Excluido el asesinato ysu jaleo, en la vida pública valdríacasi todo y casi todo valdría lo mis-mo. Y eso se traduce en que el me-jor de los planes civiles ya no lo pa-rezca tanto y el carente de legitimi-dad se legitime; en suma, en el in-tento de que lo intolerable pase aser tan digno como lo que más. ¿Osea que todos “tenemos la obliga-ción moral de definirnos netamentefrente a ETA”, pero no frente al po-

drido caldo intelectual, político ymoral que la justifica y alimenta?Esa sería la paz de los rendidos.

Por eso comienzan distribuyendopor igual entre todos la culpa de laincomunicación y desacuerdo denuestros partidos y en nuestra socie-dad. O son inconscientes del mons-truo que ustedes también han criadoo están tan asustados como muchos,pero sin duda se equivocan en sudiagnóstico. Quienes propician esafractura insalvable son los mismosque difunden sin parar las bases delmiedo omnipresente y del enfria-miento civil: los partidos del nacio-nalismo étnico. Es decir, los que an-teponen su particular e imaginadacomunidad de pueblo a nuestra másamplia y real comunidad política; losque, en consecuencia, se niegan aconsiderar conciudadanos a los veci-nos que no comulguen con su fe nitengan por objetivo la secesión deEspaña. Y a poco que se conozca lanaturaleza de ese nacionalismo, ¿po-día ser de otra manera?

Puestos a equiparar, les da lomismo que para resolver nuestroconflicto se imponga “la fuerza cie-ga” o “el puro imperio de la ley”. Es-tado de naturaleza y Estado de De-recho, terrorismo y antiterrorismo:tanto monta, monta tanto. Los sedi-centes maestros en moral pública,sin encomendarse a Hobbes ni aldiablo, pronuncian esa descomunalbarbaridad que uno puede escucharen cualquier rincón privado o públi-

NIHILISMO “EPISCOPAL VASCO”Carta abierta de un Catedrático de Ética a los obispos vascos

Aurelio Arteta

Catedrático de la UPV/EHU.

“Puestos aequiparar, les da lomismo que pararesolver nuestroconflicto seimponga “la fuerzaciega” o “el puroimperio de la ley”.Estado denaturaleza yEstado deDerecho,terrorismo yantiterrorismo:tanto monta,monta tanto”

Es un disparate de efectos tanfunestos como proclamar que la

democracia “postula que todas lasopciones políticas tengan sus

propios representantes”.‘ ‘

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co de este País. Es un disparate deefectos tan funestos como procla-mar que la democracia “postula quetodas las opciones políticas tengansus propios representantes”. (…)

El bondadoso afán igualitario desus ilustrísimas no se detiene ypronto les llega el turno a las ideolo-gías y opciones políticas: al parecertodas valen por el estilo. “Cada unade las diversas sensibilidades exis-tentes en nuestro país debe respetarla identidad de las demás, apreciarlos valores que en ellas se encarnan,etc.” Deberían dejar esas majaderíasen boca del lehendakari, a quientanto complacen. ¿O habrá que res-petar también la exquisita sensibili-dad que sostuviera el derecho divinode los reyes, la dictadura del proleta-riado, la supremacía de una raza, elprivilegio de un Jefe o de un Pueblopara acceder al mando? Y, díganme,¿están seguros de que el nacionalis-mo étnico reclama la indiferenciamoral por no ser “ni moralmenteobligatorio ni moralmente censura-ble”?¿Acaso no resulta moralmentecensurable ( y políticamente injusto)una doctrina y un movimiento queconcede ventaja a la pertenencianatural sobre la adscripción civil,que discrimina entre los conciuda-danos por razón de su etnia y, a finde cumplir sus sueños soberanos,tiene que subordinar las necesidadesde los nacionales a las de su nación?

Para nuestros obispos, ese nacio-nalismo es “asunto de convicciones,de historia familiar, de tradicióncultural y de sensibilidad personal”.Como quien dice —y de ahí su indi-simulado atractivo para la autori-dad religiosa—, una cuestión de cre-encias. Nada que objetar, por des-gracia; pero ¿es que semejante na-turaleza convierte a este credo polí-tico en algo inevitable y le resta unápice de responsabilidad al nacio-

nalista? ¿Se quiere decir que enpunto a nacionalismo cualquier es-fuerzo racional por argumentarlo oreplicarlo está destinado al fracaso?Y si así fuera, ¿a cuento de qué con-vocar a un diálogo que de antema-no se declara imposible y al queconviene más el nombre de nego-ciación? Los prelados olvidan que lademocracia viene a una con el pro-pósito de secularizar las concienciasde los sujetos políticos, así como deformar sus voluntades mediante ladeliberación pública.

Ajenos a tamañas sutilezas, estossorprendentes propagandistas delnihilismo moral debían abocar en eltodo es relativo más políticamentecorrecto que imaginarse pueda.¿Dónde han aprendido que cadapartido tiene derecho a mantener ydefender sus propuestas”…, en el ca-so de que esas propuestas fueranmanifiestamente dañinas para laciudadanía? Pues una cosa es queno haya modelo político absoluto,sino más bien “la relatividad de lasfórmulas políticas”, y otra bien dis-tinta que el principio democráticomismo sea relativo, que no lo es. Unacosa es que en el País Vasco la aspi-ración soberanista, la ampliación delautogobierno o una mayor integra-ción en el Estado español (sic) no se-an “dogmas políticos”, y otra del to-do diferente que “cualquiera de es-tas opciones” resulte tan legítima-mente defendible como las demás.Ni mucho menos. Primero, porque elfundamento etnicista de los parti-darios de la soberanía —incluso porvías pacíficas— no encaja con espíri-tu democrático alguno. Y después,porque el intento de plasmar esa ob-sesión soberanista cometería hoy lamáxima injusticia con la mayoría dela población y traería consigo dañospersonales, sociales y políticos irre-parables.

Nada más lógico, tras esta seriede ecuánimes repartos, que repartirpor fin con parecida equidad las con-cesiones que la paz episcopal exigiríade todos. De suerte que cada opciónpolítica ha de moderar y recortar “su”proyecto para que aflore así el “nues-tro”, sea cual fuere la calidad demo-crática de cada uno de los proyectosde partida. A ver, un momento. ¿Ten-drán que renunciar a sus metas en lamisma medida un programa políticofundado en los derechos individuales,el que lo asienta en inconsistentesderechos históricos o colectivos y eseotro que lo enraiza sin más en su bru-tal apetencia y en el acoso implacableal enemigo? ¿Deberá moderarse porigual quien en esta contienda se sirvedel crimen o congenie con sus auto-res y quienes resultan sus víctimasporque reclaman perseguir a los cri-minales…? Pero fuera de distinciones,por favor, aquí no se juzga a nadie. Inmedio est virtus y la paz se encuen-tra, según todos los indicios, a igualdistancia del PP que de ETA. Es de te-mer que por ahí ronde el “proyectocompartido” al que se nos invita.

Hombres de Dios, ¿y cómo vamosa compartir un proyecto colectivo sini siquiera compartimos el sentido delas palabras con las que deliberar, eva-luar y elegir los distintos proyectos?

Necesitamos primero un mar-co común hecho de valores mo-rales tan mínimos como el respe-to de las personas (no de susideas) y de un principio políticotan básico como el reconoci-miento de nuestra igualdad ciu-dadana (ya hablaremos después,si es caso, de las diferencias). Eso,claro, si queremos ganar la bata-lla; para perderla, basta el desar-me total que ustedes predican.

“Primero, porqueel fundamentoetnicista de lospartidarios de lasoberanía —incluso por víaspacíficas— noencaja conespíritudemocráticoalguno”

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UNA FIESTA DE LA PLURALIDADAsí acudimos muchos ciudadanos vascos a la manifestación celebrada en San Sebastián el 19 de octubre de 2002, convocada por lainiciativa ciudadana Basta Ya! bajo el lema: “Por la libertad. No al nacionalismo obligatorio”, que todos los Partidos políticos no na-cionalista, las Plataformas, Fundaciones y Foros Cívicos que defienden la libertad en el País Vasco secundaron con entusiasmo.

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Siempre he sostenido —frente auna mayoritaria opinión en con-trario— que el problema real —omejor el núcleo y génesis delproblema— del País Vasco no esETA sino el PNV.

ETA es, desde luego, la expresiónmás dramática y estremecedora delproblema, pero no es la médula delmismo. Al igual que en la alopeciaque acompaña a la quimioterapia, elproblema no es la alopecia en simisma. En la virulencia vasca el pro-blema, la causa eficiente, el gen da-ñado o dañino, es el PNV.

Las estrategias de HB o Batasu-na (versión callejera de ETA) de unlado y del PNV del otro, han sidohistóricamente estrategias parale-las, pero complementarias; vividasen planos diferenciados, pero orien-tadas a converger en la estacióntérmino. El PNV ha sido titular ges-tor de instituciones públicas, cultu-rales y de un poderoso entramadoempresarial. Batasuna ha sido, des-de una perceptible complementa-riedad con el PNV el ejecutor debuena parte del programa socio-cultural nacionalista. La ultima ex-presión gráfica conocida de esa

complementariedad es un intere-sante documento de doce páginasque se firmó el 12 de mayo de 1999por PNV, EA y EH. El documento di-ce en síntesis: “los firmantes actua-rán de manera conjunta en las ini-ciativas parlamentarias que tenganpor objeto afianzar el proceso glo-bal así como frente a las iniciativasde otros grupos que vayan destina-das a quebrarlo”.

Batasuna, es pues el gran ejecu-tor —por la presencia de simpati-zantes en las ikastolas y en una mi-ríada de centros cívicos y organiza-ciones vascas comprometidas con laeuskaldunización— de los principiosrectores del programa cultural delPNV que en resumen son: Euskaldu-nización progresiva y desespañoli-zación progresiva en los ámbitosideológico, político y cultural.

El proceso global debe de ser bá-sicamente la creación de una con-ciencia nacional vasca orientada ala independencia. Nada habría queobjetar a la fabricación de esa con-ciencia vasca si no fuera porque adiferencia de otras conciencias —so-cial, medio ambiental, religiosa, fla-menca, gallega, valenciana— queresultan ser compatibles con yarraigadas dentro de una concienciade españolidad, esta especialísimaconciencia vasca se fabrica frente ycontra España. Esta ideología sesiembra y cultiva cuidadosamentedesde las guarderías hasta la educa-ción universitaria y es una clave es-tratégica del PNV. Si esta estrategia

resulta, como parece, exitosa, no se-rá fácil frenar un proceso autode-terminista si el electorado naciona-lista creciera por encima del 70 y80%, cifra que no parece imposi-ble... puesto a unos los matan, aotros los amedrentan, a otros losadoctrinan y otros nos vamos.

Pero entretanto, Batasuna, enotro plano de complementariedad,en este caso junto a ETA, desempeñauna función periférica pero de granvalor añadido en el proceso de eus-kaldunización del territorio vascon-gado. En este plano Batasuna, comopura ejecutora de estrategias de ETA,ejecuta tareas de limpieza ideológicamediante el ostracismo, amedranta-miento y expulsión de los michelinesespañolistas que podrían perturbar,comprometer o retrasar la estrategiade fabricación de un Estado Vascoindependiente. Esta labor de limpie-za de michelines españolistas (es de-cir, de disidentes, críticos, políticos,intelectuales) ha sido bien conocidasiempre por el PNV y no consta queeste se haya empeñado de manerafirme y perseverante en impedirla.Ello es lógico porque el PNV es elprincipal beneficiario de esta otracomplementariedad batasúnica co-mo recipiendario (pronto en exclusi-va) de los votos del desasosiego, delos votos de la desesperación y delos votos de los nuevos catecúme-nos euskaldunizados. Así pues, estosprocesos —a pesar de elaborarsedesde diferentes planos— de euskal-dunización conducen a un mismo

CRISIS DE CONVERGENCIA EN EUSKADIEl grave problema no es ETA, es el PNV

“Nada habría queobjetar a lafabricación de esaconciencia vascasi no fuera porquea diferencia deotras conciencias–social, medioambiental,religiosa,flamenca, gallega,valenciana— queresultan sercompatibles con yarraigadas dentrode una concienciade españolidad,esta especialísimaconciencia vascase fabrica frente ycontra España.Esta ideología sesiembra y cultivacuidadosamentedesde lasguarderías hastala educaciónuniversitaria y esuna claveestratégica delPNV”

Néstor Uribarri

Uno de tantos vascos de la “diáspora”.

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objetivo: la radicalización soberanis-ta en el País Vasco. Una observaciónde la evolución del voto en las zonasmás sensibles a este proceso —lamargen izquierda de la ría— produceuna conclusión evidente: En todoslos tipos de elecciones municipales,generales y autonómicas; el PNV haido creciendo en la margen izquier-da en número de votos a lo largo delas cinco últimas convocatorias, ex-cepto en las municipales de 1999 enlas que descendió respecto a las de1995. Es cierto que el PP ha crecidode unos 12.000 votos en 1986 a41.000 en 2001, pero el PNV ha au-mentado de 43.500 a 56.600 en lasen las elecciones autonómicas queson las que abren más recursos alpartido ganador para avanzar en sucaso, en programas de euskalduni-zación.

Debo añadir por último que enlos estratos de fondo de este proce-so de limpieza, ETA se ha ocupadodirectamente del aparato del esta-do, es decir, del homicidio, o geno-cidio quizá, de numerosos miembrosde instituciones del Estado en unasutil división de papeles. En últimainstancia, la concurrencia de ETA yBatasuna genera los argumentos fi-nales, es decir, ayuda a persuadir amuchos agentes (especialmente in-telectuales, críticos, funcionarios ypolíticos locales) de la convenienciade ceder y conceder, como preludiode una definitiva abdicación o re-nuncia al territorio vasco (aparcan-do para mayor claridad del razona-

miento las convergencias genocidaso de bajo nivel).

Hay que explicar que el procesodescrito de convergencia PNV-Ba-tasuna concluiría con el ejercicio dela autodeterminación y construc-ción de un Estado Vasco, repartien-do sus papeles el PNV (predecible-mente como partido conservador) yBatasuna (como partido social-de-mócrata) en el nuevo Estado. Conello se repetirían procesos históricosbien conocidos.

Sin embargo, merced a la políti-ca del gobierno central y del partidopopular y a las recientes resolucio-nes judiciales este desenlace ya noparece tan predecible, lo que explicalas prisas y urgencias del PNV.

Hasta ahora, las divergenciasentre PNV y Batasuna, con la excep-ción de la condena programática delos asesinatos de ETA por el PNV,han sido generalmente cosméticas ytácticas, finalmente resueltas, conabrazo final, mediante la interven-ción en ocasiones de otros agenteslubricantes como los sindicatos na-cionalistas —ELA y LAB en especial—o algunas organizaciones ciudada-nas abertzales. La regla de esa si-nérgica relación ha sido la conver-gencia estructural implícita y oca-sionalmente —grandes decisionesparlamentarias o proyectos socio-culturales comunes— explícita.

Las extraordinarias medidas cau-telares adoptadas por el Juez Gar-zón —al obligar al gobierno vasco areprimir con la fuerza ciertas estrate-gias batasunas, hasta ahora tolera-das— implican, en su ejecución, unaruptura del proceso de convergenciaestructural entre Batasuna y PNV.

Hasta ahora, el PNV viene evi-tando la aplicación de medidas defuerza —en suma la confrontacióncon HB— con astucias procesales,algunas de franca ilegalidad. Los

mandos del PNV, que han percibidolas consecuencias de un escenariode confrontación con HB, se resis-ten a ejecutar las medidas del juezGarzón no sólo por los riesgos físi-cos que implica el enfrentarse alcomplejo ETA —riesgos muy seriosde muerte— sino porque la extin-ción del aparato sociocultural de HBcompromete —y muy seriamente—el proceso de euskaldunización y lafabricación del Estado Vasco. Noobstante, si el PNV desea conservarsus poderes institucionales, tendráque acatar finalmente la legalidad yencarar el problema de y frente HB.De otro lado si el Gobierno centraldesea conservar su crédito y deseapercibir los réditos de todo orden —no sólo electorales como se insi-núa— deberá con mano firme eje-cutar las medidas o resolucionesacordadas o hacer que éstas se eje-cuten, sin reservas.

Las medidas cautelares del JuezGarzón implican además —juntocon Ley de partidos— la aperturade un proceso de rehabilitación yde reconstrucción de los cimientosculturales, sociales políticos y su-pervivenciales así como la recupe-ración de espacios de libertad paraesa amplia comunidad de españo-listas en inquietante proceso dedeterioro como consecuencia delas cuñas convergentes del PNV,Batasuna y ETA.

La plena reconstrucción de las li-bertades del País Vasco y la erradi-cación del terror ciudadano supon-dría, a la vez, un primer paso —gi-gantesco—, hacia una estrategia depervivencia del Estado Español uni-tario y por lo tanto de prevenciónde una descomposición del Estadoque podría surgir por imitación, porotras autonomías, del proceso deautodeterminación vascongado.Cuando algunos líderes (afortuna-

“Sin embargo,merced a lapolítica delgobierno central ydel partido populary a las recientesresolucionesjudiciales estedesenlace ya noparece tanpredecible, lo queexplica las prisas yurgencias delPNV”

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damente sólo algunos) del PSOEfrenan o debilitan la acción de go-bierno en materia de cohesión na-cional, no son conscientes del pre-decible impacto de la temida sece-sión en las regiones más pro-socia-listas del país. Parece que practica-ran la autofagia al ignorar el núcleo,las fuentes y las verdaderas solucio-nes del problema. ¿Qué clase de Es-tado sobreviviría si se separaran elPaís Vasco y Cataluña? En especial,¿con qué recursos contarían las re-giones deficitarias —Andalucía y Ex-tremadura en especial— para soste-ner el gasto social de sus regiones?Parece que, por fin, el PSOE, ha de-cidido acabar con al problema queél mismo —involuntariamente— co-alimentó en los muchos años de co-gobierno con el PNV.

El anuncio por el lehendakari deconvocatoria de un referéndum pa-ra la creación de un Estado LibreAsociado es probablemente unaoferta al complejo Batasuna-ETAorientada a suavizar la reacción delentorno criminal ante el cumpli-miento —inevitable como comenta-ba— de los mandatos del Estado. Es-ta escena estaba probablementedescrita en el guión nacionalistapara su escenificación en un mo-mento ulterior dentro de esta déca-da, pero la incorregible delictividadde los “enfants terribles” de HB vie-ne a precipitar profundamente elguión en varios frentes: el frente dela supervivencia ante la predeciblereacción de ETA y el frente de laeuskaldunización que se compro-metería si el Estado tomara las rien-das del orden público en el territo-rio vascongado. La recolección delos votos de Batasuna no es, a mijuicio, la razón desencadenante dela traca final —nada inocente porcierto— a la que, perplejos, estamosasistiendo 38 millones de españoles.

“Esta escenaestabaprobablementedescrita en elguión nacionalistapara suescenificación enun momentoulterior dentro deesta década, perola incorregibledelictividad de los“enfants terribles”de HB viene aprecipitarprofundamente elguión en variosfrentes: el frentede lasupervivencia antela predeciblereacción de ETA yel frente de laeuskaldunizaciónque secomprometería siel Estado tomaralas riendas delorden público enel territoriovascongado. Larecolección de losvotos de Batasunano es, a mi juicio,la razóndesencadenantede la traca final —nada inocente porcierto— a la que,perplejos, estamosasistiendo 38millones deespañoles”

Comentábamos hace unos días en una cena con vascos dela “diáspora”: “cuánto les está costando a los obispos sacarun documento sobre ‘el terrorismo’… Pero si el juicio mo-ral es obvio”. Al tener un poco más de información, la quelos medios nos ofrecen, caemos en la cuenta de que po-drían haber tardado más aún si algunos de nuestros prela-dos no se hubieran puesto firmes. Todavía más tarde... hu-biera sido seriamente “desedificante” y llueve sobre moja-do en nuestro moralmente magullado pueblo vasco.

Sin duda la dicha es buena, en tanto que nuestros pre-lados no sólo se limitan a emitir un juicio moral sobre elterrorismo (lo obvio), sino también sobre el contexto socialde exclusión y de radicalización que ha hecho posible —enlos últimos meses de forma evidente— su pervivencia. Elnacionalismo radicalizado necesita del terrorismo. Ningúnvasco, ni ningún español, le pide a otro que deje de ser ode “sentir” lo que quiera, pero a todos se nos exige respe-to a la pluralidad, amor a la libertad y lealtad a lo acorda-do: el nacionalismo vasco en el poder no ha dado mues-tras de estas elementales exigencias cívicas. Que todasellas tienen un alcance moral es evidente: hacen muy bienlos obispos en recordarlo.

NUNCA ES TARDE, SI LADICHA ES BUENAMiren Arantsaiz y Gomendio

No hace mucho que se ha abierto una página en Internet,www.aupaathletic.com , que se supone es un foro abierto para loshinchas de este equipo entre los que me incluyo. Al parecer cuen-ta con el apoyo del Athletic de Bilbao. Pues bien, ayer comentéque no estaba con ánimos de hablar tras el atentado de Leiza yme han echado, me han borrado mensajes, me han insultado y mehan “invitado” a abandonar el Foro e incluso el Club. Es un hechomás que demuestra el estado en que vivimos muchos vascos.

¿FORO DEPORTIVO?

J.A. / Bilbao

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Lo mismo que ocurre en la socie-

dad vasca, la libertad está coar-

tada en la vida cotidiana de de-

terminadas Facultades de la Uni-

versidad del País Vasco. El pluralismo ideológico que nutrenuestras aulas y del cuál nos enor-gullecemos, lleva aparejado queuna parte del alumnado y profeso-rado pertenezcan a la esfera políti-ca de Batasuna. Ello, ha sido con-venientemente aprovechado por elmundo radical, convirtiendo a unaparte de la Universidad en marcode su estrategia política totalitaria.La consecuencia inmediata de loanterior ha sido un aumento de lacrispación en el seno de nuestrainstitución docente a lo largo delos últimos años. Actos tan censu-rables como pintadas, pancartascon slogans de apoyo a las diferen-tes organizaciones del mundo radi-cal, amenazas e insultos a profeso-ras/es y alumnas/os, entrada inde-bida en despachos de docentesamenazados, destrozos materiales,o incluso agresiones físicas, consti-tuyen el siniestro repertorio de ac-tuaciones cotidianas que el mundoabertzale radical reserva a nuestraUniversidad. Lo anterior ha tenidoun indudable reflejo en el discurrirdiario de la actividad universitaria:escenas como las de profesoras/esimpartiendo docencia o realizandogestiones en el campus acompaña-dos siempre por escoltas o la nece-saria presencia de un importante

número de efectivos de seguridadprivada, integran el día a día denuestro entorno universitario.

Evidentemente, y pasando a re-ferirme al plano personal, la situa-ción previamente descrita en el quees mi medio de trabajo y, sobre to-do, mi situación de persona amena-zada, me han obligado a replante-arme muchas cuestiones. Indivi-dualmente, y una vez fui informadade que constituía un objetivo deETA, opté por continuar desarro-llando mi actividad docente-inves-tigadora. La decisión implicaba uncoste importante, no sólo desde elpunto de vista personal sino tam-bién familiar; todos somos cons-cientes que cualquier intento deagresión o atentado puede redun-dar directa o indirectamente ennuestras familias. Sin embargo,consideré que ésta constituía la op-ción más coherente con mi formade pensar y actuar. Ello desde unadoble vertiente, por un lado, en lamedida en que únicamente la sumade pequeños gestos individuales

puede conducir a la normalizacióndel país y, por otro, desde la pers-pectiva del compromiso político.Defendemos los valores de la liber-tad, la justicia social, la solidari-dad,...este es el “por qué” y el “paraqué” arriesgamos nuestra vida.

Sin embargo, y a pesar de quecontinuamente apelamos a la “nor-malidad” como eje de actuación detodos aquellos que formamos partedel mundo universitario, dicha“normalidad” apenas existe. Elenorme impacto que el intento deatentado que se produjo hace yacasi dos años en la Universidad, co-mo corolario de todo un proceso deagresión a nuestra institución do-cente por parte del mundo radical,ha tenido en el funcionamiento dela misma resulta indudable. Hoy endía, la Universidad no constituyeese marco de libertad que todas/osdesearíamos. Una mezcla de miedoy de temor se ha adueñado de loscomportamientos y actuaciones demuchos sectores de la comunidaduniversitaria que se ven, sin duda,mediatizados en sus conductas porlas amenazas, en unos casos direc-tas y en otros veladas, que conti-nuamente lleva a cabo el mundoradical cercano a ETA.

A mi modo de entender la únicasolución ante esta grave situación,consiste en un cambio de rumbo,

REFLEXIONES DE UNA PROFESORAUNIVERSITARIA AMENAZADA

“Ha sidoconvenientementeaprovechado porel mundo radical,convirtiendo a unaparte de laUniversidad enmarco de suestrategia políticatotalitaria. Laconsecuenciainmediata de loanterior ha sido unaumento de lacrispación en elseno de nuestrainstitucióndocente a lo largode los últimosaños”

Gotzone Mora Temprano

Profesora de Sociología de la Facultad de CienciasSociales y de la Comunicación. U.P.V.Juntera por el PSE/EE en Juntas Generales de Bizkaia.

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fundado en un marco ético de res-peto a las libertades fundamentales.Para ello resulta necesario pasar delplano institucional al individual conel fin de lograr una solución defini-tiva al problema que vive el PaísVasco. Cada uno de nosotros, en losdiferentes ámbitos donde nos mo-vemos, debemos asumir nuestraresponsabilidad personal, y en laUniversidad, como ocurre en el ám-bito social, no cabe que un sectorimportante de la misma se conten-te con mirar hacia otro lado y ubicarel problema de las agresiones, insul-tos, amenazas o posibles atentadosen el nivel concreto de la personaafectada. Este fenómeno tan habi-tual en la Universidad del País Vascoy que convierte a las víctimas enpresuntos responsables, constituyela principal fuente de oxígeno deETA y su entorno. Pensar que mu-chos de nuestros compañeros nosven como una amenaza o que nosrehuyen por miedo es, sin duda, loque más puede afectar a la moral deuna persona, de por sí sensible a susituación ante la evidencia de queconstituye un objetivo de ETA.

No podemos exigir a nadie serun héroe, pero considero que de-bemos, sin embargo, interiorizarun mensaje claro: únicamenteserá posible erradicar la violenciaen Euskadi cuando todos y cadauno de los ciudadanos y ciuda-danas nos sintamos implicadosen el problema. Mientras un sec-tor importante de la población“mire hacia otro lado” y entiendala cuestión como un problemaindividual de las personas afec-tadas, el germen de la violenciacontinuará entre nosotros.

Quiero hacer una consideración en esta Tribuna Abiertasobre una noticia que apareció a mediados de septiembreen los medios vascos y en la que se informaba de que laasociación de productores IBAIA y la Unión de Actores pe-dían al Gobierno Vasco ayudas al cine vasco para evitar lafuga de talentos. Canícula, la película que he dirigido, semostró en esas fechas dentro de la sección del día del ci-ne vasco en el Festival de San Sebastián. Nací en Bilbao yme fui hace veinte años del País Vasco. Estoy feliz de quemi película se considere vasca aunque su acción transcu-rra por completo en Madrid. Es probable que si no me hu-biera ido del País Vasco la película se hubiera rodado enEuskadi (qué bueno para escribir esto de tener sinónimos).Supongo que se me podría considerar un talento fugado.Pero de ser un talento, que tengo mis dudas, no soy un ta-lento fugado, sino un talento espantado. Y no precisa-mente por falta de subvenciones. Estoy absolutamente afavor de que todas las administraciones del Estado apoyeny subvencionen el cine español, y de que cada autonomíahaga el máximo esfuerzo por potenciar el de su Comuni-dad Autónoma, en este caso la vasca, que es la mía de na-cimiento y vinculación afectiva. Pero todas las subvencio-nes del mundo no harán que volvamos los talentos espan-tados. Y no estoy seguro de que el gobierno vasco quieraque regresemos los no nacionalistas.

Para cualquier consulta, mi número de teléfono es el 915471492 o el 657 812297.

TALENTOS “ESPANTADOS”

Álvaro García-Capelo

Director de cine.

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Hace ya casi año y medio que el Co-misario de Derechos Humanos delConsejo de Europa visitó el País Vas-co. En su informe, presentado al Co-mité de Ministros y aprobado uná-nimemente por todos los Estados elComisario denunció, entre otras co-sas, un funcionamiento anormal enla policía autónoma vasca en cuan-to a la represión y a la investigaciónde conductas delictivas que afectangravemente a la vida democráticaen la Comunidad Autónoma, con-cluyendo que se podía “apreciarcierta responsabilidad del gobiernovasco concerniente a la falta de unaprotección suficiente y eficaz de losderechos fundamentales de los ciu-dadanos” en el País Vasco.

Con el transcurso del tiempo, lasituación descrita no ha mejorado.Por el contrario, acabamos de com-probar el modo en que el Gobiernode este territorio bananero concibeel ejercicio de las libertades: nadamenos que autorizando una mani-festación contra una víctima del te-rrorismo que reúne la condición dehaber sido elegida democrática-mente alcaldesa por los ciudadanosde Lasarte. Pero no sólo eso. Se tra-ta de una manifestación contra unarepresentante de la ciudadanía quehace sólo unas semanas fue insulta-da y agredida —ante la pasividad delresto del público asistente— cuandoasistía a la final de un torneo de pe-lota en la que participaban pelotarisde su municipio. En dicho acto nohubo otra presencia policial que los

escoltas que le acompañan diaria-mente en esta Euskadi con demo-cracia de tan alta calidad que es laenvidia del planeta. No recuerdoque nadie exigiera responsabilida-des políticas por tan imprudente ynegligente falta de previsión. Conanterioridad, otro representante dela ciudadanía había sido obsequiadocon una llave del portal de su vi-vienda. Sin embargo, si exceptua-

mos el sufrimiento personal por ta-les situaciones que padecen las víc-timas, sus familiares y amigos, aquínunca pasa nada. La oposición en elParlamento Vasco no pide respon-sabilidades políticas y el GobiernoVasco se da por satisfecho con lagestión económica del —en su ter-minología— conflicto. Así, se in-demnizan económicamente los da-ños o se crean foros para acompa-

LA PASIVIDAD CÓMPLICE DEL GOBIERNO VASCO

Carlos Fernández de Casadevante Romaní

Profesor de Derecho Internacional.

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Cuando el alcalde Azkuna se pre-guntaba, ante las vísceras aún ca-lientes de los dos asesinos etarrasvolatilizados por su propia dinamita,“¿qué estamos haciendo…?” no ha-cía sino repetir un gesto lastimero ypatético que ya hemos visto a Iba-rreche. No tienen vergüenza: uno yotro llevan 25 años sin bajarse decoches oficiales en los que se cueceel “conflicto nacionalista”, que novasco, y saben perfectamente lo queellos, y sólo ellos, han hecho y si-guen haciendo, con una clara con-clusión: “ETA culpable, PNV respon-sable”. La banda criminal esta siendoacosada en todos los frentes, y no leha quedado más remedio que movi-lizar a sus reservistas menos cualifi-cados: un comando detenido en la

frontera antes de actuar, otro condos de sus matones muertos y untercero que sí ha conseguido par-cialmente su objetivo criminal. Pero¿quién propicia, legitima y en partealienta esta ofensiva de atentados?,pues precisamente las actuacionesde Azkuna, Ibarreche, Eguibar y lossuyos: defienden a Batasuna, que esuno de los tentáculos de la bandacriminal, se querellan contra el juezque persigue a los asesinos, insultana los Cuerpos de Seguridad, deslegi-timan la Ley de Partidos, por cierto,con mayoría de votos vascos a fa-vor, cultivan el victimismo más in-sensato, motejando la lucha contraETA-Batasuna con que es “leña alvasco”, en definitiva, el alcalde Az-kuna y los suyos hacen todo el “rui-

do” que pueden para evitar que elpeso de la ley caiga sobre toda for-ma de terrorismo. Esa es la respon-sabilidad del PNV; 25 años mandan-do omnímodamente en el País Vas-co, y tienen la desvergüenza de pre-tender repartir las culpas, cuandosaben qué han hecho y qué siguenhaciendo con el resultado de legiti-mar a los terroristas y proteger a laparte más importante y numerosade la banda, que es Batasuna, sus“comandos institucionales” enAyuntamientos y el “comando par-lamentario” en el legislativo de Vi-toria, a las órdenes de un jefe muyexperimentado en la banda, Ternera.

DESVERGÜENZA NACIONALISTAFernando SánchezLetrado en excedencia del Gobierno Vasco.

Publicado en ABC, el miércoles 25 de sep-tiembre de 2002.

“La banda criminalesta siendoacosada en todoslos frentes, y no leha quedado másremedio quemovilizar a susreservistas menoscualificados : uncomando detenidoen la fronteraantes de actuar,otro con dos desus matonesmuertos y untercero que sí haconseguidoparcialmente suobjetivo criminal”

ñar y apoyar a los cargos públicosamenazados, se manifiesta estética-mente la cercanía con ellos o se en-vían abrazos emocionados en loscasos más extremos.

Pero al margen de tales mani-festaciones estéticas —por carentesde consecuencias políticas— lo cier-to es que lo que impera es la pasi-vidad. Pasividad en la prevención,pasividad en la investigación y pa-sividad en la represión. Es más,quienes detentan el poder acredi-tan de hecho más cercanía y sinto-nía con los victimarios que con lasvíctimas. La manifestación autori-zada contra la alcaldesa de Lasartees el mejor ejemplo de ello. Sin pa-rangón, por cierto, en cualquier de-

mocracia de nuestro entorno. Eneste sentido es también un ejemplopara denunciar ante órganos inter-nacionales un estado de cosas ina-ceptable y que, por lo que a laUnión Europea se refiere, pone demanifiesto que en el País Vasco losprincipios comunes de libertad, de-mocracia, respeto de los derechoshumanos y de las libertades funda-mentales y el Estado de Derecho —contemplados en el Tratado de laUnión— son, hoy por hoy, una qui-mera porque quien exige al Gobier-no del Estado el cumplimiento de lalegalidad incumple en su territoriola relativa a la garantía efectiva yeficaz de las libertades fundamen-tales y del Estado de Derecho.

Esta situación no por cono-cida deja de ser menos ina-ceptable ni insostenible. Es porello que los partidos de laoposición que la padecen di-recta y diariamente deberíanser absolutamente beligeran-tes e intransigentes con el Go-bierno Vasco en este tema, nocontribuyendo a dar aparien-cia de normalidad a lo que esun estado de excepción per-manente para gran parte de laciudadanía vasca.

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ETA ha vuelto a comunicarnos, através de su periódico, su juicio so-bre la propuesta del lehendakariIbarretxe. Dice “La Empresa”, en estenuevo comunicado, que la ocurren-cia del PNV “no traerá la paz ni la li-bertad, sino la guerra y la depen-dencia”. En respuesta al comunica-do, el presidente del Ejecutivo Vascoha convocado, para el próximo 22de diciembre, una manifestacióncontra ETA.

En un comunicado anterior, “LaEmpresa”, volvía a definir sus objeti-vos, entre otros hacía referencia alos militantes del PP y del PSE, ex-tendiendo en esta ocasión la ame-naza también a los votantes y sim-patizantes de estas dos formacionespolíticas que acudieran a sus sedesu oficinas. La culminación de la re-acción nacionalista a este comuni-cado fueron unas cuantas chanzasde Javier Arzallus, coreadas con ri-sotadas generales de los que esta-ban oyendo al Presidente del EBB.

Hoy, por ¿suerte?, la reacción delos nacionalistas ha sido más rápi-da, casi urgente. Pero ahora, pode-mos y debemos preguntarnos sobrelos motivos de tan diferentes reac-ciones ante el anterior comunicadoy éste de hoy. Durante estos últi-mos meses el señor Ibarretxe ha ve-nido pregonando que su propuestaera para conseguir la paz, que noera, en el sentido estricto, naciona-lista. A cada uno de los colectivosque recibió, en cada una de lascomparecencias que el lehendakarirealizó para defender su propuesta,dejo claro que el objetivo era la paz,que ETA dejara de asesinar. Fue así,hasta el punto de considerarnospusilánimes y acomodaticios a losque no comulgábamos con sus“ruedas de molino”. Incluso se hadicho que los contrarios a la ocu-rrencia del lehendakari vivíamos,políticamente hablando, del terro-rismo de ETA, responsabilizando porigual de la situación a “la organiza-

rista—, si quiere ser coherente conlo que dijo a propios y extraños, enprivado y en público, en España yen Chile, el lehendakari a la vez queconvoca la manifestación, debe re-tirar su propuesta.

Pero no la retirará, seguirá defen-diendo su propuesta nacionalista;ahora se inventará otras justificacio-nes, otros argumentos, para ello lebastan y le sobran asesores bien co-nocidos y significados. Porque la de-claración de Ibarretxe es el objetivopolítico del PNV para los próximosdiez años. Y sencillamente, recurrien-do al conocido y viejo refrán que di-ce “aprovechando que el Pisuergapasa por Valladolid…”, han utilizadola tan deseada paz para conseguirlo.

Si quiere que muchos que esta-mos contra ETA, vayamos a la mani-festación, si quiere contar con algu-nos que sufren a ETA y la falta de li-bertad en primera persona, señorIbarretxe, retire su propuesta y de-mostrará que actúa por encima desiglas e ideologías.

“No necesito escribir nada para expresar mi opinión enesta tribuna abierta de ciudadanos. Una imagen valemás que mil palabras”. S.A.G.B.

ción” y a los opositores democráti-cos del señor Ibarretxe.

Dije en un artículo anterior queIbarretxe había mezclado el terroris-mo y sus objetivos políticos; era evi-dente que el PNV y el Gobierno Vas-co, (se confunden peligrosa y fre-cuentemente), estaban aprovechan-do el sufrimiento, el miedo y la an-gustia de la sociedad vasca paraconseguir sus objetivos. Porque, unavez más, el PNV había demostradosu incapacidad para hacer políticasin el telón de fondo de “La Empre-sa”. No debemos olvidar, en ese mar-co definido por los nacionalistas, elimprudente juego que se han traídolos representantes del PNV con laposibilidad de una nueva tregua,aprovechando la incapacidad deETA para atentar, hasta el pasadomartes en que ETA reapareció con elcoche-bomba de Santander.

Si yo estuviera equivocado, si yome hubiera confundido, si el PNVno quisiera aprovecharse —tambiénen esta ocasión de la banda terro-

LEHENDAKARI: SI HAY MANIFESTACIÓNDEBE RETIRAR SU PROPUESTANicolás Redondo Terreros

Ex-Secretario General del PSOE-PSE.

“Si yo estuvieraequivocado, si yome hubieraconfundido, si elPNV no quisieraaprovecharse —también en estaocasión de labanda terrorista—, si quiere sercoherente con loque dijo a propiosy extraños, enprivado y enpúblico, en Españay en Chile, ellehendakari a lavez que convocala manifestación,debe retirar supropuesta”

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Tribuna abierta de ciudadanos

Tribuna abierta. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

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Actitud de los vascos ante ETA. Francisco José Llera. Euskobarómetro, noviembre de 2002.

Actitud de los vascos ante ETA. Francisco José Llera. Euskobarómetro, noviembre de 2002.

Francisco Llera. Catedrático de la UPV/EHU y Director delEuskobarómetro, actualmente en la Universidad de Geor-getown, cerca de Washington, está de muchas formas pre-sente en esta Tribuna Abierta.

En el presente caso, exponiéndonos de forma gráficalos resultados de la investigación sociológica que realiza elEuskobrarómetro.

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138Reportaje“Sin libertad”

“Sin libede Iñaki Arteta

Iñaki Arteta es un rebelde “con

causa”: tolera mal la injusticia, los

prejuicios, el olvido, la mentira, el

cinismo, el victimismo, la ingrati-

tud,… Es un vasco recio y risueño,

que no se engaña ante la realidad,

por eso quiere cambiarla: no ceja-

rá hasta conseguir doblegar a

quien tiraniza a su tierra y a sus

gentes. “Se ve lo que pasa y nadie

ha hecho nada para remediarlo.

(…) Duele que dejen de hablarte

los que no han visto tu trabajo…”.

No emite juicios de valor. Deja

que uno y otro y otro hablen,… Su

inquieta cámara transmite algo

más que una imagen, que un ros-

tro, que un cuerpo mutilado. Este

arquitecto técnico de 43 años, de-

dicado desde hace más de 17 a la

fotografía, la imagen, la publici-

dad y el cine, no cejará. Es de los

que se asfixia sin libertad.IC de C.

Redacción “Papeles de Ermua”[email protected]

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Reportaje. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

139Reportaje

“Sin libertad”

ertad”

INMACULADAIRURETAGOYENA

Concejal del PP en Zarautz, yhermana de José I. Iruretagoyena.

“No me siento segura”.

“(…) El día 9 de Enero cuando vi a mihermano venía de su casa, iba al tra-bajo. Le pusieron una bomba debajodel asiento del coche. Hizo el cami-no desde su casa hasta aquí, y ahí esdonde reventó ese día el coche.El día 9 de Enero de este año (2002),en el tercer aniversario de mi her-mano, vinimos aquí al cementeriomi familia y todos los del PP a ha-cerle un homenaje. Después de unashoras, nos enteramos que ETA habíacolocado una bomba para matarnosa todos y que falló. La bomba estabacolocada al lado de un panteón, ynosotros estábamos al lado de estepanteón, la familia entera, y todoslos concejales del PP”.

JOSÉ MARÍA CALLEJAPeriodista exiliado del País Vasco.

“A las victimas del terrorismo, pri-mero se les insulta, luego se les ase-sina, y luego se les vuelve a insultar.Algo que como ya sabemos, y la his-toria nos demuestra, hicieron perfec-tamente los nazis”.

“En el tratamiento que se da hoy a lasvíctimas hay un síntoma de esperan-za, respecto al ‘no tratamiento’ que seles daba hace 20 años. Se hacen ma-nifestaciones cuando se les asesina,digamos que se les está rodeando deun cariño que antes no tenían. (…)

A las víctimas se les enterraba antesde forma vergonzante y urgente. Seles quitaba de encima y no existían…Hay decenas de concejales, del PSOEy del PP, que han sido asesinadospor defender la Constitución y elEstatuto. (…)Ir con escolta es una manera de re-conocer que no hay libertad. Al mar-gen de la incomodidad personal quepueda tener. El problema es una for-ma de constatar que estamos enuna sociedad enferma, en la que no

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hay libertades. En el año 73 estabaen la cárcel de Franco, porque memetió la policía. Nunca pensé queme iba a pasar la vida rodeado depolicías: me pasé la etapa franquistahuyendo de la policía y la etapa de-mocrática me la paso pegada a ella.Me fui porque el nacionalismo medejó sin trabajo. En ese trabajo com-partido que tienen ellos, unos teamenazan con matarte y otros no teapoyan políticamente, y en esa espe-cie de sandwich te quedas suficiente-mente laminado como para irte don-de te ofrezcan un puesto de trabajo”.

ANTONIO BERISTAINCatedrático de Derecho Penal.Sacerdote Jesuita.

“Cuando se habla en la intimidadtodo el mundo reconoce que tienemiedo. Nadie dice que hay libertaden el País Vasco. Este País Vasco pa-dece un terrorismo, un cáncer de te-rrorismo grave” (…).

“Hay que estudiar a las víctimas, en-tender a las víctimas, comprender alas víctimas, y tener atenciones conlas víctimas.

La ‘iglesia vasca’ debía haber hechomás a favor de la justicia y a favorde la sanción de los asesinos.Es inabarcable la profundidad dedolor que el terrorismo produce enmiles y miles de personas que no fi-guran como víctimas del terrorismo,pero que lo padecen.Nadie dice que hay libertad en elPaís Vasco”.

RUBÉN MÚGICAPortavoz del FORO ERMUA.Abogado, militante del PSOE. Hijode Fernando Múgica, asesinadopor ETA en 1996.

“¿Cuántas víctimas del terrorismollevamos escolta?”.

“Tengo colgada una foto de la casafamiliar de Igueldo tomada justo enel momento en que nuestro padreera enterrado.Mi padre fue asesinado como mu-chas personas en esta tierra por elsolo hecho de defender sus ideas.Fue asesinado a escasos 100 metrosde mi oficina de un tiro en la nuca.

Mi padre sabía perfectamente, y eraconsciente de que su posición en laciudad de San Sebastián, su posi-ción en el Partido Socialista, le hací-an estar en el punto de mira de losterroristas como un objetivo. Eso esalgo que en casa sabíamos todos.Quienes no pensamos como ellos,quienes no hacemos otra cosa quedecir públicamente que no estamoscon los terroristas, estamos someti-dos a la persecución y al acoso”.

FERNANDO SAVATERCatedrático de Ética, destacadomiembro de BASTA YA!

“Yo creo que lo que está ocurriendoen este momento en Euskadi, es quehay un grupo de inspiración totali-taria que amenaza en este momentola paz de un Estado democrático dela Unión Europea”.

“La sociedad no ha reaccionado, hamirado para otro lado. Gran partede la sociedad, la mayor parte de lasociedad ha mirado para otro lado.Naturalmente que no está toda lasociedad en ETA, pero tampoco está

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en contra, está simplemente espe-rando a ver quien llama.Hay una pequeña parte de la socie-dad vasca, que ha hecho mucho,pero en cambio hay una gran parteque no ha hacho absolutamentenada. Según las estadísticas del pro-pio Gobierno Vasco de cada diezvascos siete nunca sen han mentidoni a favor ni en contra, en ningún líopolítico”.

CONSUELO ORDOÑEZHermana de Gregorio Ordóñez,concejal del PP en San Sebastián,asesinado en 1995.

“Soy hermana de Gregorio Ordóñezque fue asesinado en 1995 el 23 deEnero, cuando era Teniente Alcaldedel Ayuntamiento de San Sebastián.Eran las tres y media cuando entróun individuo en el bar, Gregorio seencontraba de espaldas a la puerta yle disparó un tiro en la nuca y murióen el acto”.

“Los guardaespaldas me acompañandesde que salgo de casa hasta quevuelvo, para todo lo que hago fuerade casa me acompañan dos personas.

Yo vivo en el tercer piso, y se pue-de ver por las marcas de los cócte-les molotov que me lanzaron unanoche.La gente se dice podía haber sidoyo, pero aquí nadie escarmienta encabeza ajena.El pueblo vasco es un pueblo co-barde, cobarde, cobarde, es unpueblo que ha ido reaccionandoporque todo esto cada vez va ex-tendiendo más el terror y los efec-tos del terror.Es lógico que la gente viva aterro-rizada. En este país todo el mundodesconfía mucho del vecino por-que es el que muchas veces seña-la. Muchas veces ha dependido delvecino el que unos estén bajo tie-rra”.

SANTIAGO GONZÁLEZPeriodista.

“Yo creo que —efectivamente— éstano es una sociedad contundentecontra el fascismo y contra la vio-lencia actual. Yo creo que sí hay al-go de mitificación en ese pasado depueblo heroico y ejemplar (…)”.

“Este no es un país que haya estadodividido en dos comunidades comoen el Ulster, donde hay una carrete-ra, una calle que separa las alam-bradas”.

MIKEL AZURMENDIProfesor universitario, exiliado delPaís Vasco.

“En cuanto a mi me pusieron unabomba en mi casa, yo pensé que yano tenía nada que hacer y que mehabían decretado que me iban a li-quidar. Entonces simplemente memarché (…)”.

“Somos cobardes, hemos perdido elnorte, los vascos somos fundamen-talmente cobardes.No hemos reaccionado ante unmontón, cientos de asesinatos ycuando ha empezado ETA a atacaragentes vascas, hemos empezado aentender un poco, y entonces hahabido un montón de sufrimiento.Estamos atribuyendo a una especiede suerte natural que los que son es-pañoles tienen que ser eliminados.El nacionalismo en su conjunto esuna teoría para ver las cosas comoseres perseguidos por gentes malas,peligrosas y absolutamente nocivas:estos son los españoles.Esta es la vergüenza de los vascos,ni un solo muerto justifica ni una

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sola de las razones que puedan te-ner los vascos para hacer ni una so-la reclamación por ETA. Todos lo smuertos son gratuitos y pesan sobrenuestras espaldas y sobre nuestrasconciencias.Las víctimas son las únicas que hastaahora han impedido la guerra civilporque si entorno a los familiares deuna víctima y otra víctima organizanun pequeño núcleo otro, pues hubie-ra habido dos bandos, y hubiera ha-bido una Irlanda, y en Euskadi no hayIrlanda. Porque no han querido lasvíctimas, y eso que todas son de unmismo lado: el de la Inocencia.”

KATY ROMEROViuda de Alfonso Morcillo, PolicíaMunicipal en San Sebastián.

“El día 15 de Diciembre de 1944 alas ocho y cuarto de la mañana Va-lentín Lasarte y García Gaztelu unopor cada lado de estos portales ase-sinaron a mi marido, le pegaron dostiros y estuvo debatiéndose entre lavida y la muerte durante 20 minu-tos, y falleció. Me quedé sorprendi-da de cómo los vecinos ni casi nadie

se me acercaban. Me parecía aquellosúper duro, verme sola y sin nadieen ese momento y no sabía a quienrecurrir”.

“La Ertzaintza me preguntaba aquién quería llamar, y yo decía queno tenía a nadie aquí. Me sentía malen el autobús cuando oía a la gentedecir “habido otro atentado” lo con-taban como si nada. Si supieran loque supone un atentado, el cambioque supone para una familia, lo quevan a sentir a partir de ahora, y co-mo les ha cambiado totalmente lavida… Como si una vida humana notuviera valor. No se pueden imagi-nar que me hablen de las torturasde los presos y me hablen de esa co-sas con la cantidad de vidas huma-nas que se están llevando. No esjusto de verdad, lo que nos estáocurriendo.Hay que resistir, movilizarse, noqueda otra cosa.”

BEGOÑA ELORZAMadre de Jorge Díez, ertzainaasesinado junto a Fernando Buesaen Vitoria.“Jorge tenía 26 años cuando murió,

cumplía 27 en Julio. A mi hijo queera ertzaina, lo asesinaron el 22 deFebrero del año 2000, le pusieron uncoche bomba que explotó cuandopasaba por un jardín. Esta placa elde las cosas que con más agradoguardo, pues la he tenido muchasveces en mi mano cuando él llegabaa casa y dejaba su txapartela”.

“Pero como todo, pasa un tiempo yla gente tiene su vida y tú te quedassin tu hijo, con la vida patas arriba,con tu tristeza, con tu angustia, (…)”

JOSEBA BILBAOErtzaina, representante de ERNE,sindicato libre de la Ertzaintza.

“Las víctimas han sido los grandesolvidados, aparte de la única inocen-cia moral en todos estos años”.

“Yo creo que durante estos años hahabido un grave problema de efica-cia de la Ertaintza, en términos deque la Ertzaintza no ha tenido comoprincipio ni como estrategia ni co-mo táctica directa, enfrentarse a esefenómeno.

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Se ha producido una perversión delasunto. Una cosa es que la policíasea dirigida políticamente, y otracosa es que la policía en su ámbitode actuación profesional, en la apli-cación del principio de legalidad es-té politizada.La propia ETA en su último análisisrespecto a la Ertzaintza se pronun-cia en términos de ‘¿qué, atacamosa la Ertaintza?’ bueno si sigue ha-ciendo lo que hasta ahora puesigual no. Para explicar a alguien quehay una organización terrorista quemata por las calles hasta a conceja-les de partidos democráticos, pueshay una sensación de que la policíade ese país está un poco a salvo delfenómeno. Parte de lo que nos llevaa ese enfrentamiento civil ha ocu-rrido ya.Esa pérdida de legitimación está ahí.La reflexión de amplios sectores so-ciales de percibir que se les quiereanular, que se les quiere dejar sin li-bertad, de que su vida está en juegoes evidente”.

MERTXE ALBIZUHija de Manuel Albizu, taxistaasesinado en 1975.

“Cuando iba por la carretera generalen un cruce que hay a mano derechale hicieron desviarse, y allí le pega-ron dos tiros en la cabeza y le deja-ron dentro del coche. Así lo encon-traron (…)”.

“Mi hermano me pregunta muchasveces porqué me muevo tanto porahí, y porqué salgo tanto en la tele,si total no voy a conseguir nada. Pe-ro yo creo que si no estoy consi-guiendo nada para mí lo estoy con-siguiendo para que tus hijos y mishijos puedan vivir libres.La iglesia es muy buen sitio para ha-blar de paz, pero en la calle es don-de está el jaleo. Hay que ir a la calle

y ponerse ahí delante. Yo veo a lascatequistas que están hablandocuando preparan a los niños para laComunión, pero luego no las veo enla concentración. (…)”

Mª MAR NEGROHija de Alberto Negro, trabajadorde la central de Lemóniz asesinado.

“En la central de Lemoniz, el 17 deMarzo de 1978, ETA puso una bom-ba con la que murieron dos trabaja-dores, uno de ellos era mi padre, Al-berto Negro. Cuando tú sufres unatentado, ya estás tocado para siem-pre, y te da lo mismo quien sea elque ha muerto en ese atentado. Eneso te vuelves mucho mejor, muchomás limpio, porque ya no haces nin-guna diferencia para nada, solo vesuna persona más que han matado”.

“No sabemos si en un momento de-terminado molestaremos en todoslos sitios. Lo que nosotros no quere-mos desde luego, es que por “la paztodo vale”, creo que no sería unapaz justa, ni sería buena. De hecholo estamos viendo en Chile, en Ar-gentina…”

JOSÉ IGNACIO LAGOSufrió un atentado en 1991.

“Reventó la bomba, y de repente mevi ardiendo, y vi el brazo en el suelo,me acuerdo que lo cogí y me lo me-tí en la cazadora. Al salir, al lado dela puerta me di cuenta que tenía lapierna en el hombro, porque la debía

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tener reventada, y no me había en-terado”.

“Me fui dando vueltas hasta que mealejé un poco del coche.Me acusaban de que si era trafican-te, luego de que si era ‘militar’, nosabían de que acusarme. Mi madre estuvo hablando conellos, con los de ETA, pidiendo expli-caciones de porqué me habían he-cho a mi esto, y le dijeron que entodas las guerras pagan inocentes”.

ARRATE ZURUTUZAViuda de Luis Domínguez,enterrador de Vergara asesinado.

“Al lado de la puerta del cementeriole estaban esperando, le llamaronpor su nombre y el intentó meterseen unos jardines que hay al lado, lepegaron un tiro en la rodilla, al caerquedó de rodillas, y luego le cogie-ron por los pelos de la cabeza, y lepegaron seis tiros”.

“A veces, me parece que las lenguastambién matan, pues la gente hablay hace tanto daño como el que pe-ga el tiro. Encima del daño que te

han hecho a ti, parece que eres tú laapestosa, pues a la gente a veces leda miedo hasta saludarte, y te ha-cen de lado.La abuela de uno de los chicos delcomando vive aquí al lado, y el sue-le venir a verle, y alguna vez me heencontrado con él aquí, y sientesmucha rabia e impotencia”.

JOSÉ MORCILLOConcejal del PSOE en Hernani,agredido en varias ocasiones.

“Yo he recibido palizas, desgraciada-mente, por defender mis ideas”.

“Evidentemente aquí no hay liber-tad, no hay libertad para una buenaparte de la población. Hernani es un pueblo que vive co-mo una especie de silencio de loscorderos.Suelo decir muchas veces cuandosalgo de casa: ‘he salido, no sé sivolveré’ y cuando vuelvo digo:‘bueno, un día más’. Es una vida enla que no se vive con grandes pro-yectos”.

CIUDADANO PACIFISTA DEHERNANI

Anónimo.

“Si te comprometes en algo directa-mente y lo haces público, desde lue-go resulta peligroso”.

“De hecho en las calles del pueblonormalmente son como un gueto, yno puedes hablar con la gente detemas que sean comprometidos.Algo hay que hacer, tienes que res-ponder, y no resignarte a aquello,pero lo que haces, lo haces sin de-masiada convicción. Venga a matar a uno y a otro. ¿Va-mos a la guerra o a que vamos?Quizás es lo que están buscando, eslo que yo pienso. Además si uno esdel PP pues lo matan”.

FRANCISCO J. MENDILUCEHermano de Iñaki Mendiluce,ertzaina asesinado en 1995.

“Mi hermano fue uno de los ertzai-nas asesinados por Mikel Otegui, eldía 10 de Diciembre de 1995”.

“Te matan un hermano, y el asesinoestá libre y se ha fugado porque lodejaron libre injustamente. Fue eljuicio de la imposición, se impusie-ron los que eran simpatizantes deHB que formaban parte del juradopopular, se impusieron sobre los que

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“Sin libertad”

tenían miedo a dar su veredictopersonal”.

AGUSTÍN IBARROLAArtista. Miembro fundador delFORO ERMUA.

“Intentaron destruir toda mi obra,no destruir el bosque solo, sino todami obra. Hirieron los árboles, elimi-naron la pintura a hachazos (…)”.

“Yo llevo escolta a partir de que enel comando último que han deteni-do en Vizcaya figuraba mi nombre.También yo salí de la dictadurafranquista y entré en la dictaduranacionalista, no me he enterado delo que es disfrutar realmente de lalibertad, mas que la que gano yo apulso todos los días, y la que me danlos de seguridad. Nosotros somosgente de ir a la cafetería, a la taber-na, de hablar, de explayarnos, dediscutir, y en algunos lugares tu nopuedes entrar y hablar con tus ami-gos, te tienes que callar porquemontan una provocación o sencilla-mente, pueden matarte allí mismo.”

Mª DEL MAR BLANCOHermana de Miguel Ángel Blanco,concejal del PP asesinado en Ermua.

“Miguel Ángel fue secuestrado yasesinado por la banda terroristaETA el 13 de Julio de 1997. El comu-nicado que ETA dio al Gobierno, fueque si en 48 horas el gobierno noacercaba a todos los presos de ETAal País Vasco, mi hermano sería eje-cutado. Yo creo que lo que mas leimpulsó a la gente a salir fue el pla-zo de las 48 horas. Estábamos anteuna pena de muerte”.

PATXI ELOLAConcejal del PSOE en Zarautz.

“En aquella época había en ETA gen-te de izquierda y nacionalistas, aun-que yo creo que abarcaba muchassensibilidades. Muchos nos integra-mos en ETA para manifestarnos y lu-char por la libertad”.

“La víspera de que me quemaran es-ta casa, apareció esta pintada ‘ELO-LA P’ Fue el aviso y la señalización.Como señalaban a los judíos para

que al día siguiente, vinieran a ha-cer lo que tenían que hacer.Tengo miedo cuando voy con mi hi-jo al parque o a pasear, de que nospueda pasar algo entonces estoy lle-gando al punto que tengo que limi-tar mis salidas. Los no nacionalistastenemos que vivir en estos momen-tos con escolta. Estarían deseandoeliminarnos de la faz de la tierra”.

SANTI ABASCAL CONDEPresidente de nuevas generacionesdel PP.

“Soy estudiante, soy concejal del PPy por ese motivo el poco tiempo quepuedo dedicar a estudiar y a ir a laUniversidad tengo que hacerlo es-coltado”.

SANTIAGO ABASCALConcejal del PP en Amurrio.

“Nos encontramos con ladesagradablesorpresa que nuestro caballo ‘Tango’estaba pintado con las típicas pinta-das y también en la entrada de la fin-ca pusieron Abascal te queda poco”.

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146Reportaje“La publicidad en Gara”

EMPRESAS TOTAL DIAS ANUNCIADOS* COSTE 2001 (ptas) COSTE 2001 (euros)

Nortekar 516 1.249.500 7509,65BBK 98 614.250 3691,72Caja Rural Vasca 11 374.400 2250,19BBVA-Tele 5-Frontón 114 292.500 1757,96ETB 41 292.500 1757,96Motor Zamora-Citroen 516 249.000 1501,93Auto Suecia-Volvo 516 249.000 1501,93Mugarri-Ford 516 249.000 1501,93Kutxa 91 146.250 878,98Grupo Eroski 71 118.286 710,91Atleti-Audi 58 99.450 597,71Skoda-Menabi 60 87.750 527,39Real-Rover 8 81.900 492,23Elkarri 9 70.200 421,91Iberdrola 16 58.500 351,59Caja Navarra 16 17.550 105,48Amnistía Internacional 35 5.850 35,16

* Días anunciados en 2000-2001 después de la tregua.

La Redacción de “Papeles de Ermua” se ha limitado a ordenar resumidamente los datos que se aportanen la red sobre las empresas que se han publicitado en el GARA desde enero de 2000 hasta junio de 2001,tras el periodo conocido como de tregua-trampa. Muchos pueden ser los motivos que pueden llevar a una entidad a darse a conocer o a contribuir a la fi-nanciación de un periódico con una clara orientación proetarra: el miedo, la extorsión, la connivencia, lacomunidad de fines, los intereses comerciales…

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Opinión

Opinión. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

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desapercibido. Quiere extirpar la es-pañolidad a los vascos españolespara que los vascos-vascos vibren.La “familia” nacionalista aplaude: lapaz es muy sencilla —basta con rea-lizar el ideal de ETA.

Quisiera advertir del peligro queencierra el “enfriamiento” de la ex-clusión “normalizada” de todo plu-ralismo. Como ya ha ocurrido otrasveces en la historia, el triunfo delextremismo moderado terminaabriendo las compuertas de lo peor,porque adormece, mientras aún estiempo, la combatividad de los per-judicados. Una vez que se nos hayavuelto invisible la aberrante violen-cia del monolitismo plebiscitarioque busca Ibarretxe el “suave”, seráprácticamente imposible no ya re-batirlo o criticarlo, sino simplemen-te designarlo, ubicarlo, desenmas-cararlo.

En el largo despropósito del“problema vasco”, los abogados dela “normalización” tratan de reducirla disidencia a humo y de “reparar”en su factoría la verdad. Sólo la vi-gilancia impedirá que nos acostum-bremos a tan perverso martilleo.

La mayor impostura puede resultarinvisible si se la somete a un proce-so de banalización. En la Baviera y laFranconia nazis, los ciudadanos oíanrumores sobre la espantosa cruel-dad con que se aniquilaba a los ju-díos, pero los creían intoxicacionesdel enemigo destinadas a minar lamoral. La angustia se centraba en laguerra, muy complicada con la in-vasión de Rusia y los bombardeosaéreos. Y en esa situación, el humode los crematorios era una imper-ceptible pincelada del decoradoideológico.

En el actual conflicto árabe isra-elí, la terrible situación de Palestina,que casi a diario ve morir a un ino-cente, hace olvidar que el problemade Israel estriba en estar rodeado depaíses que no aceptan su existencia.Dado el fanatismo de los integristas,la cuestión no es retornar a las fron-teras anteriores a la Guerra de losSeis Días, cumplir las resolucionesde la ONU o detener el asentamien-to de colonos —condiciones que lajusticia exige a los judíos—, sino“borrar a Israel del mapa”, librar a laTierra Santa de los “puercos y mo-nos” sionistas, y hundir en el mar el“protocolo” imperialista de los Sa-bios de Sión. En este contexto, el“antisemitismo”, los atentados anti-judíos, la quema de sinagogas, laprofanación de la memoria y el au-ge del negacionismo desaparecende nuestra vista, nos parecen “bana-les” por comparación con el inacep-table (pero muy visible) sufrimientopalestino. De este modo, la verdad,tergiversada en los talleres de underecho internacional fingido, que-da destrozada por la estampida pa-sional que suscita esta barbarie aplazos.

El PNV y la celada de la banalizaciónTomás Fernández Aúz

Periodista. Filósofo.

Mostrar es ocultar. El discursomediático opta entre víctimas, y deci-de respaldar con un tratamiento ex-haustivo a unas antes que a otras. Elcarácter universal de los derechoshumanos adquiere tintes partidistascuando fotografiamos más un atro-pello que otro, cuando por el derechode unos, olvidamos el de otros tantos.

En el País Vasco, la segregaciónlenta, la institucionalización del ex-trañamiento del no nacionalista, sudiaria puesta en el punto de mirapor los neofascistas batasunos, o sueliminación por los muyahidin eta-rras, se ha vuelto también de unaatroz banalidad. Lo sabemos tanbien que ya nadie habla de ello enuna conversación normal. La callerepudia el tema y confina el debateal ámbito mediático, donde muchos,saturados —nuevo efecto de la ba-nalización—, lo pasan por alto.

En estas circunstancias, Ibarret-xe proponía hace pocas fechas, en elPabellón de la Casilla de Bilbao, la“normalización” de su plan de so-metimiento a la violencia. Quiereque su país de las maravillas, dondetodas las cabezas llevan boina, pase

“La mayorimpostura puederesultar invisible sise la somete a unproceso debanalización. En laBaviera y laFranconia nazis,los ciudadanosoían rumoressobre la espantosacrueldad con quese aniquilaba a losjudíos, pero loscreíanintoxicaciones delenemigodestinadas a minarla moral”

Como ya ha ocurrido otras veces en la historia, el triunfodel extremismo moderado termina abriendo las

compuertas de lo peor, porque adormece, mientras aúnes tiempo, la combatividad de los perjudicados. Una vez

que se nos haya vuelto invisible la aberrante violencia delmonolitismo plebiscitario que busca Ibarretxe el “suave”,

será prácticamente imposible no ya rebatirlo o criticarlo,sino simplemente designarlo, ubicarlo, desenmascararlo.

‘ ‘

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Opinión

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La confusión sobre todas las propuestas de “a

futuro”, como dicen los nacionalistas y los de

IU, sin ninguna posibilidad de encaje legal en

el entorno político occidental, en vez de pro-

piciar cualquier posible solución lo único que

favorece es la inestabilidad política.

La última, “la libre asociación deEuskal Herria con el Estado español”,digan lo que digan Madrazo y Lla-mazares, nada tiene que ver con laconcepción racionalista, de baseunitaria, y de origen central, en laque se basa todo sistema federal. Elfederalismo tiene un punto de parti-da, un centro, unitario, La Unión, y launiformidad de las competencias delos estados de La Unión constituyeuna norma básica. La unilateralidaden la toma de decisiones por partede cualquier estado se plantea comoinconcebible. Ya en 1812 los esta-dos sureños de Estados Unidos de-nominaban a los federalistas centra-listas porque las reglas fundamenta-les del sistema no se adecuaban a losintereses centrífugos de unas anti-guas colonias que basaban más susargumentaciones en planteamientospreliberales que en el racionalismodel federalismo. La concepción uni-lateral por parte de un estado de LaUnión a la hora de sobrepasar el sis-tema, el confederalismo, por ejem-plo, se vio sometido en el caso de losEstados Unidos dramáticamente a launiformidad federal. Explícitamentehablando, el federalismo es unaconcepción de organización políticaque surge desde la generalidad y delcentro de la federación, no un su-matorio de particularidades o ex-cepciones desde los estados periféri-cos. La filosofía del federalismo nada

Soberanismo,federalismo yconfusión

“Una relación deinestabilidadpolítica talinasumible porningún estado quese consideremoderno, donde lacerteza jurídica esun elementonecesario en laforma deorganizaciónterritorial”

Eduardo Uriarte

tiene que ver con la fórmula unila-teral de Ibarretxe..

Es imposible disfrazar de federaluna propuesta unilateral como la deIbarretxe surgida desde la periferia yque sólo atiende los intereses de unacomunidad autónoma sin tener encuenta el interés de la nación espa-ñola. Es imposible salvo los que lo in-tentan crean que el resto de los ciu-dadanos carecemos de criterio res-pecto al federalismo. La corresponsa-bilidad de los estados de La Unión, lacoerción en La Unión, es muy supe-rior a la del Estado de las autonomí-as que se diseñó en España. En todocaso, lo que Ibarretxe plantea es unarelación confederal de Euskadi conEspaña, con la posibilidad, “la dispo-sición adicional”, de romper esa rela-ción por parte de Euskadi.

La propuesta de Ibarretxe cons-tituye, simplemente, un estadio pre-vio a la secesión. La asunción de unprocedimiento para alcanzar la so-beranía, que él la radica en la socie-dad vasca para adoptar la secesión,manteniendo sobre el poder centralla espada de Damocles es caso deque las reivindicaciones nacionalis-tas, por extrañas o exageradas quefuesen, no fueran asumidas por és-te. Una relación de inestabilidad po-lítica tal inasumible por ningún es-tado que se considere moderno,donde la certeza jurídica es un ele-mento necesario en la forma de or-ganización territorial.

En el actual marco político lapropuesta de Ibarretxe es rupturis-ta. Tendría que cambiar hasta la fi-losofía que dio origen a la Constitu-ción, el equilibrio entre tradición ymodernidad, sosteniendo una pro-puesta radicalmente tradicionalistacon connotaciones de acracia me-dieval. La propuesta nacionalista esmás propia de la descentralizaciónimperial, con delegación del poder

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“[…] elfederalismo es unaconcepción deorganizaciónpolítica que surgedesde lageneralidad y delcentro de lafederación, no unsumatorio departicularidades oexcepcionesdesde los estadosperiféricos. Lafilosofía delfederalismo nadatiene que ver conla fórmulaunilateral deIbarretxe”

en los notables del lugar, lo que fi-nalmente aboca en una satrapía. Dehecho si el PNV tiene la osadía deromper con el marco constitucionales porque ya había conseguidotransformar el Estatuto de Autono-mía en una satrapía.

En la estrecha frontera entre eltradicionalismo y la modernidad, enla tensión asumida en la Constitu-ción entre ambas corrientes, el na-cionalismo desde hace tiempo estáforzando el dominio absoluto de laprimera. Todo es reivindicable, todoes posible por “derecho histórico”,por derecho natural, el contrato so-cial entre ciudadanos de diferenteideología, raza o sexo, es algo ajenoa lo vasco. Ha afincado toda su ide-ología en un planteamiento etnicis-ta, cultural, territorial, y ha arrinco-nado, primero, y rechazado, des-pués, las normas básicas de la con-vivencia política, hijas de la Ilustra-ción, como la Constitución y el Es-tatuto de Autonomía. Lo que se pre-senta en Euskadi es un embate, qui-zás el definitivo, entre la anacroníay la modernidad, una auténtica re-acción política.

Observar racionalidad en la pro-puesta de Ibarretxe es una misiónde dioses, de ignorantes, o fanáticosnacionalistas. Dejando a un lado alos ignorantes, defender la propues-ta es abrir una dinámica de profun-dización de la crisis en la sociedadvasca y un proceso de tratamientoétnico como base del derecho polí-tico que sólo puede predecir un ré-gimen autoritario si tiene la difícilposibilidad de prosperar. La habili-dad política de Ibarretxe puede aca-rrearnos pasar de la existencia de unterrorismo ejercido por una minoríaa un enfrentamiento civil.

El Caudillo nos engañó despuésde muerto. Cuarenta años sin que-hacer político nos hizo creer que la

descentralización e, incluso, la se-cesión de España poseía en sí mis-ma la garantía de progreso. Han si-do necesarios veinticinco años deautonomía hacia la independenciapara descubrir que la descentraliza-ción tenía tantos inconvenientescomo un régimen centralizado, yque todas sus virtudes, que las tie-ne, deben sostenerse desde la pru-dencia política, desde la correspon-sabilidad y la complementariedad.El proceso centrífugo que el nacio-nalismo ha impreso a la autonomíavasca acaba desvirtuando el senti-do de ésta, y el sentido del Estadode las autonomías. Este abuso haproporcionado, sin embargo, a mu-chos vascos la conciencia de quelos procesos centralizadores de los

estados, iniciados en siglo XVIII,tenía una razón modernizadora ycivilizadora frente a los virreinos delAntiguo Régimen, íntimamenteunida a la igualdad y la libertad dela ciudadanía emergente. El difícilequilibrio entre descentralizacióny complementariedad, descentra-lización y corresponsabilidad en elinterés general, es lo que está dina-mitando el nacionalismo vasco,cuando todos, con mayor o menorfervor, habíamos apostado por laautonomía. Autonomía que podríaacabar siendo federal, pero en elrespeto a la unidad del Estado, ydesde el centralismo de todo fede-ralismo. La mezcla de soberanismoy federalismo no es más que unmonumento a confusión.

Carlos Acosta.

“La propuesta deIbarretxeconstituye,simplemente, unestadio previo a lasecesión. Laasunción de unprocedimientopara alcanzar lasoberanía […]”

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El registro dialéctico del lehen-dakari Ibarretxe cuando se pro-duce un atentado terrorista —adjetivo que esquiva con esme-ro— consiste en una estudiadamixtificación de homilía repletade obviedades y de inútil senti-mentalismo gestual. Por eso, in-cluso cuando trata de mostrar supesar por las muertes de SantaPola —elude, claro está, el térmi-no asesinato— construye un dis-curso verdaderamente nausea-bundo. Que éste presidente delGobierno vasco apele al diálogoy la “sensatez” resulta ofensivocuando se inhuman los cadáve-res de un niña de seis años y deotro ciudadano inocente reven-tados por el explosivo etarra por-que ambos son víctimas del te-rrorismo nacionalista de ETA, pe-ro también de las políticas delPNV, EA e IU que ofrecen verosi-militud y horizonte político a losasesinos.

Sabe Ibarretxe, y con él todos los di-rigentes del nacionalismo, que eldedo acusador de la opinión públicaespañola —y de la vasca que no hasucumbido al buzoneo de los bizkai-tarras y a la amenaza de los eta-rras— les señala y lo seguirá hacien-do hasta tanto no rompan —ésta esla clave de la cuestión— la comuni-dad de fines que mantienen con labanda terrorista y su entorno.

Pueden los nacionalistas indig-narse tanto cuanto quieran, amagarcon querellas judiciales o imprecar aunos y a otros, pero sobre ellos pesael estigma de compartir los propósi-tos últimos que ETA explicita conuna suerte de claridad que el PNV ysu Gobierno camuflan con eufemis-mos y ambiguedades. El resultadofinal siempre es el mismo: el PNV yEA buscan, como lo hacen los terro-ristas por medios criminales, la se-cesión utilizando para lograrla víascomplementarias. El nacionalismo yETA no desarrollan líneas paralelasque nunca llegarían a cruzarse; porel contrario, son trayectorias quebuscan la convergencia aunqueocasionalmente se distancien paraluego, de forma irremediable, volvera aproximarse. Los nacionalistas ylos terroristas han creado un meca-nismo de acciones reflejas de mutuaasistencia extraordinariamente ope-rativo. Si la sociedad vasca y del res-to de España invade las calles comohace cinco años con motivo del ase-sinato de Miguel Ángel Blanco, elPNV rescata a los terroristas del en-canallamiento firmando con ellos yadláteres el Pacto de Estella; si lospartidos constitucionalistas pisanlos talones electorales a los nacio-

nalistas, el entorno etarra presta alas candidaturas del PNV ochentamil votos adicionales y si la bandaterrorista se siente acuciada y per-seguida por las policías española yfrancesa y hostigada en sus reta-guardias, el PNV formaliza las pre-tensiones comunes en una declara-ción parlamentaria. ¿Más datos? Loshay, en la historia y en el presente:los nacionalistas no quieren la leyde partidos que podría ilegalizar aBatasuna, pero tampoco la vía penalde la Audiencia Nacional. En reali-dad no aceptarán ni una sola medi-da que altere el estatu quo actual.La única rivalidad que existe entreunos y otros es de ámbito interno:determinar en su momento que na-cionalismo —el etarra o el peneuvis-ta— lidera el movimiento naciona-lista. Mientras tanto, se mantienebien vigente la comunidad de fines,la comunión de aspiraciones y laasistencia recíproca.

El nacionalismo, sin embargo,con ser burdo, no lo es tanto: ha lo-grado con gran eficacia construiruna enorme ficción, un gran em-buste. Puesto que la violencia etarragarantiza adhesiones de refugio y elclientelismo económico silencia di-sidencias de las clases más pudien-tes, el nacionalismo se presenta oravictimizado, ora perseguido y siem-pre incomprendido. Aunque las víc-

José Antonio Zarzalejos

Director de ABC.

Comunidad de fines

“El nacionalismo yETA no desarrollanlíneas paralelasque nuncallegarían acruzarse; por elcontrario, sontrayectorias quebuscan laconvergenciaaunqueocasionalmente sedistancien paraluego, de formairremediable,volver aaproximarse. Losnacionalistas y losterroristas hancreado unmecanismo deacciones reflejasde mutuaasistenciaextraordinariamenteoperativo”

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timas, los perseguidos y los incom-prendidos sean, precisamente, losno nacionalistas.

La explotación por el PNV de lascontradicciones nacionales de Espa-ña es un recurso que desde SabinoArana a nuestros días, los naciona-listas han manejado con maestría.Es fácil en nuestro país utilizar a de-terminada intelectualidad mediáti-ca más interesada en impugnar alpresidente del Gobierno que al delPNV; es bastante sencillo —a la vis-ta está— amedrentar a unos obisposy alentar a otros para que en pasto-rales estridentes secunden todas sustesis; no resulta dificultoso premiarcon “la distinción” de Sabino Aranao como “vasco universal” a algúnespañol de campanillas. Y, en últimotérmino, si el discurso debe modu-larse, se modula porque las lealta-des del nacionalismo —desde 1895a 2002, diga lo que diga Anasagastien la tribuna del Congreso de los di-putados— brillan por su ausencia yhan relucido ostentosamente con lamonarquía alfonsina, con la dicta-dura de Primo de Rivera, con la IIRepública, con el franquismo y,ahora, con la democracia.

El nacionalismo vasco no formaparte de la solución a la tragedia delterrorismo; es parte —y parte sus-tancial— del problema. Todos susdiagnósticos y comportamiento seinsertan en una estrategia que pre-tende el motín político, la confusióny la desestabilización. El grado deradicalización, el calibre de los dis-cursos, la desfachatez política esta-rán en función de las circunstancias.Si ahora se han incrementado losdecibelios —más allá de los pésamesde Ibarretexe— es porque el PNV de-be revolverse ante la posibilidad deque Batasuna quede en la clandes-tinidad. Los proetarras son básicosen el diseño subversivo del naciona-

lismo, desempeñan una funcióncrucial, disponen de unos recursospúblicos que contribuyen a la“construcción nacional” y son la ex-presión permanente del “conflicto”que el PNV alimenta con dosis dealquimista avezado. La vinculaciónobjetiva entre Batasuna y ETA dis-pone ya de carta de naturaleza perohasta tanto no se interiorice en lasociedad española que el naciona-lismo vasco carece de discurso y po-sibilidades sin la violencia de la ban-da terrorista, no se habrá dado elpaso psicológico para lograr el ma-nejo democrático y razonable deldenominado “problema vasco”. Sinla violencia terrorista, el vasco seríaun factor interno nacional que obli-garía a difíciles pero lógicos equili-brios, pero sus dimensiones se situa-rían en parámetros de absoluta nor-malidad que diluirían el sentidofundacional del nacionalismo quenació y se ha desarrollado sobrefactores de patología social de talmodo que, cuando éstos se supera-

ron en el conjunto de España, apa-reció como una excrecencia del sec-tarismo el terrorismo que el domin-go segó dos vidas más.

Víctimas ambas de losasesinos, pero también —lacausa de la causa es la cau-sa del mal causado— de eseerror histórico, de ese dispa-rate anacrónico que es elnacionalismo que, en su ex-trema postración, es ya re-hén de la comunidad de fi-nes con los terroristas.

“La explotaciónpor el PNV de lascontradiccionesnacionales deEspaña es unrecurso que desdeSabino Arana anuestros días, losnacionalistas hanmanejado conmaestría.Es fácil en nuestropaís utilizar adeterminadaintelectualidadmediática másinteresada enimpugnar alpresidente delGobierno que aldel PNV”

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Desde los tiempos de la tran-sición hemos consolidadouna clasificación del nacio-nalismo basada en un criterioharto discutible. Distingui-mos, en efecto, entre un na-cionalismo violento, tambiénllamado “radical”, capitanea-do por ETA, y un nacionalis-mo que con excesiva y gene-rosa simplificación denomi-namos “democrático”.¿Por qué decimos, sin mas, que todonacionalismo no violento es demo-crático? ¿Basta la renuncia, expresao tácita, al ejercicio de la violenciacomo instrumento de actuación pa-ra que un movimiento político reci-ba el marchamo de democrático?

Desde mi punto de vista, dentrodel sector nacionalista no violentopuede, y debería, distinguirse entreun nacionalismo al que podríamosdenominar, “esencialista”, que noprocede, en absoluto, de principiosdemocráticos y que ocupa buenaparte, si no todo, el discurso nacio-nalista actual y un nacionalismo di-gamos que “republicano”, plenamen-te democrático, cuya existencia su-ponemos, haciendo un esfuerzo in-telectual, aunque quepa la duda de

que haya nadie enarbolando tal ban-dera, por lo menos, dentro del PNV.

He hablado de “principios de-mocráticos” como criterio de cuali-ficación. ¿Cuáles podrían ser? Nobasta, desde luego, el mero respetoformal a la regla de mayorías elec-torales (“un hombre, un voto”) ¡Fal-taría más! Aunque, por cierto, aquí seha jugueteado peligrosamente con laidea aberrante de ajustar el censoelectoral a colectivos auténticamen-te “nacionales” en detrimento de lossimples ciudadanos avecindados.

Se trata, para obtener ese califi-cativo de democrático, de cumplirunos postulados básicos de igual-dad, libertad, respeto a la ley ycontrol del poder, tanto en los pro-cedimientos como en los objetivospolíticos.

Dicho de otro modo, no sería de-mocrática, por ejemplo, la preten-sión de imponer a la ciudadanía deun país una determinada religión.No lo sería ni aún en el caso de quese contara para ello con el voto fa-vorable de la inmensa mayoría. Porel contrario, hay que reconocer laexistencia de un reservorio jurídicoinatacable constituido por los dere-chos civiles, políticos y sociales fun-damentales.

Algo así ocurre cuando un movi-miento político pretende defendersus proyectos desde un plano de su-perior legitimidad al resto, presen-tando sus postulados, no como undesideratum, sino como la reivindi-cación de un derecho, como el re-sarcimiento de un agravio . No setrata, entonces, de algo que los de-más pueden elegir o rechazar enfunción de su libre parecer sino dealgo que los demás “deben”… (de-berían) satisfacer, aunque, merced a

¿NACIONALISMOESENCIAL ODEMOCRÁTICO?

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Rafael Iturriaga

Profesor de la Universidad de la UPV/EHU.

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unas acendradas convicciones éti-cas, se haya renunciado a su exigen-cia “manu militari”.

Este nacionalismo “esencialista”puede no ser violento, lo que ya esuna suerte, pero tampoco es demo-crático. No reconoce a los miembrosde la comunidad un albedrío políti-co igualitario y plenamente libre.Del mismo modo que aquellos po-seídos de una pasión religiosa, lle-garán a lo sumo, en un ejercicio detolerancia, a permitir que los demáspractiquen otra distinta sin imponerpor medios coactivos su catecismo,pero mantendrán siempre un senti-miento de titularidad con respectoa la “verdadera fe” fuera de la cualno hay salvación.

El pueblo vasco (en la definiciónque de tan inaprensible conceptohaga en cada momento su genuinorepresentante político) es una reali-dad preexistente e histórica que lapolítica, la praxis política de los ciu-dadanos realmente existentes,”de-be” reconocer.

De este modo, el sujeto políticose desplaza desde la esfera racionale igualitaria del ser humano, haciauna entidad metafísica cuyas ca-racterísticas ideales, necesitan, pa-ra manifestarse, la interpretaciónde un sacerdote capaz de percibirlos contornos del concepto (invisi-bles para el común de los mortales)y de transmitirlos. De definir losderechos que deben ser satisfechosal ente, de interpretar su voluntady, en su caso, de decidir los sacrifi-cios exigidos para aplacar la ira detal divinidad.

Todas las doctrinas totalitarias

Lo que ocurre, el factor de“anormalidad” de la convivenciapolítica de los vascos, es la pervi-vencia anacrónica del terrorismo.Pero esta pervivencia no es el sín-toma de la existencia de un con-flicto histórico-político sin resolver,sino de la incapacidad de algunospara aceptar la solución democrá-ticamente arbitrada para resolverloen 1979, es decir, el Estatuto deAutonomía. Para los nacionalistas,sin embargo, la solución estatuta-ria, (dado que, al parecer, no es lasuya aunque sí lo fuera entonces)no tiene la virtud de producir lanecesaria “normalización”, algoque solo ocurriría (y ocurriría, ade-más, con carácter definitivo e irre-versible) en el momento en que laciudadanía tomara conciencia deque “es” un pueblo sujeto obliga-damente al cumplimiento de undestino histórico… ”ser para deci-dir”. No basta ser ciudadano sinoque se nos impone la tarea de “serpueblo vasco”.

La historia, de ese modo,adquiere un sentido, una mi-sión: "la construcción de lanación vasca", entendiéndo-se el término nación, natu-ralmente, al modo naciona-lista, no al liberal. Es decir, lamaterialización forzosa delideal profesado por el grupode profetas de lo que Euska-di ha sido, es y debe ser (pa-ra poder decidir) en el futuro.

obedecen a un esquema similar. Enefecto, sea la religión, la revolucióno la nación, en el momento en elque aparece un yo colectivo (Iglesia,Clase o Pueblo) titular, en sí mismo,de unos hipotéticos derechos políti-cos, estamos acabados.

Es desde este punto de vista co-mo se explica el énfasis nacionalistaen la presunta falta de “normaliza-ción” política de la sociedad vasca.¿Por qué? ¿Qué le ocurre a la socie-dad vasca para que no pueda consi-derarse una democracia homologa-ble y normalizada?

“Se trata, paraobtener esecalificativo dedemocrático, decumplir unospostuladosbásicos deigualdad, libertad,respeto a la ley ycontrol del poder,tanto en losprocedimientoscomo en losobjetivospolíticos”

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Por muy disparatadas quesean las propuestas nacio-nalistas lo cierto es que ellosmarcan la iniciativa, proba-blemente porque no se sien-ten atados a nada y son ca-paces de desarrollar la polí-tica del camaleón, es decir,adaptarse permanentemen-te a las situaciones sin cor-tapisa de ningún género. Es obvio que el juego de los nacio-nalistas es de una terrible deslealtady muestran la cara más detestablede la política: no hay normas ni lí-mites éticos a su comportamiento.Pero eso no impide para que deba-mos hacer una autocrítica los queno somos como ellos, pues ir a re-bufo de su política no es lo más

aconsejable para tener controladoel problema. Si bien no se puede de-cir que UA no se haya adelantado aesta circunstancia, pues ya en juniode este año presentamos en públiconuestra propuesta de Estatuto deAutonomía de Alava y la consulta ala ciudadanía alavesa al respecto,previendo esta ruptura en la queahora nos están embarcando ante lasorpresa bobalicona de algunos.

No existe duda de que los nacio-nalistas quieren aprovechar su últi-ma oportunidad para formar un Es-tado propio en Europa. No debiéra-mos minusvalorar sus posibilidadespor muy sarcásticas y tragicómicasque nos parezcan sus propuestas.Estamos en un momento en el quese está hablando de la ampliacióneuropea a países procedentes de ladescomposición de la Unión Sovié-tica. Estados que son los fragmen-tos de aquel gran poder que fue elde la URSS y que por su debilidad

económica y política podrían teneralguna similitud con el Estado quepretenden los nacionalistas. Por unaparte es cierto que no es viable eco-nómicamente una España desman-telada, una España fragmentada ala que nos quiere llevar el naciona-lismo del Pacto de Barcelona. Cadauno de los fragmentos tendría nulasposibilidades de sobrevivir econó-micamente en una Europa pivotadasobre el eje franco-alemán. Pero nodebemos descartar un interés de eseeje en satelizar Europa bajo su man-to, y subsidiar a esos derivados deEstados, sucursalizando política yeconómicamente a los mismos. Esevidente que con el Tratado de laUnión en la mano la existencia deun Estado vasco es inviable, puescarecería de los requisitos básicospara incorporarse a la Unión, entreotros el de ser aceptados por los ac-tuales Estados miembros, pero ca-ben serias interrogantes que no hande ser desestimadas, por si acaso,entre otras: como se comportaránFrancia y Alemania en una situaciónde esa naturaleza. Y eso lo saben losnacionalistas, y por ello tantean po-sibilidades. No hay que minusvalo-rar al adversario. Ahora bien: ¿unaEuropa así merecería la pena? ¿Có-mo se protegerían los derechos y li-bertades de aquellos ciudadanosque estuvieran sometidos a esas ti-ranías de poder nacidas de la impu-nidad y del chantaje mafioso?¿Controlarían a grupos que siemprehan mostrado su rechazo más visce-ral a la unificación europea, comolos que giran alrededor del marxis-mo-leninismo estalinista como lasuspendida Batasuna, o los acólitosde Madrazo?

En definitiva: son preguntas queforzosamente hay que hacerse, yque no basta con esbozar sonrisasirónicas despreciativas respecto a

SOLUCIONES Y ALTERNATIVAS

Nuestro País —España—tiene aún carencias

en su régimen democrático,que han de ser subsanadas.‘ ‘

Enriqueta de Benito

Parlamentaria y Secretaria General de UA.

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esas posibilidades por muy remotasque parezcan.

Para Unidad Alavesa la únicagarantía de preservar el régimen delibertades y de derechos que tiene laciudadanía y profundizar en la de-mocracia como antídoto al fascismoencubierto bajo esas propuestas, esahondar en la regeneración demo-crática. Nuestro País —España— tie-ne aún carencias en su régimen de-mocrático, que han de ser subsana-das. El hecho de que la sociedadvasca, e incluso la catalana, no pue-dan expresarse en un sentido distin-to al políticamente correcto de losrespectivos regímenes nacionalistas,sin incurrir en riesgo de ser margi-nado o trasladado al ostracismo, de-muestra una pluralidad cada vezmás reducida. El hecho de que hayacolectivos de población que subsis-ten en la casi clandestinidad, comoaquellos que demandan con sordi-na, con todo razón, el derecho a laeducación en su lengua materna,muestra la cara escasamente demo-crática de muchos ámbitos de nues-tra vida política y social. El hecho deque los ciudadanos cada vez tenganmás reducida su posibilidad a laparticipación política, que se podríaacrecentar con soluciones como laslistas abiertas electorales o las con-sultas populares en torno a temasde interés municipal, por poner al-gún ejemplo, es un reto que nos in-dica el camino para ilusionar en lapolítica a los jóvenes, captando suatención hacia formas más cons-tructivas de hacer tejido social, aso-ciativo, cultural o político y obstru-yendo así la fácil captación que tie-nen grupos antisistema sobre secto-res de nuestra juventud.

En definitiva, creemos que hayque ser más audaces en política pa-ra tomar la iniciativa y neutralizarlos desmanes nacionalistas. No bas-

ta con criticar al nacionalismo porromper el marco jurídico y político.Ellos son independentistas y no seajustan a nuestros parámetros dehacer política. Hay que adelantarsey prever su comportamiento, sincaer en ingenuidades propias de bi-soños políticos más que de experi-mentados líderes.

Por tanto, ¿qué se puede hacer?¿Por qué hemos de negarnos sis-

temáticamente a consultar a la po-blación? Es indudable que, acogién-donos a los mismos principios y te-orías nacionalistas que se basan enla manipulación de los llamados de-rechos históricos, cada territorio fo-ral puede tener la legitimidad paraacordar, consultados sus ciudada-nos, la forma de relación con el res-to, de forma autónoma. Eso nos lle-varía a que con toda seguridad losciudadanos alaveses, (lo más segurolos vizcaínos también y con menosprobabilidad los guipuzcoanos) senegarían a la aberración indepen-dentista. Con toda seguridad losciudadanos apostarían por mante-ner el actual sistema estatutario.Pero podría ser también que Alavaoptase por un régimen foral autó-nomo, con un Estatuto propio. ¿Ypor qué no si lo quisieran así?. LaConstitución no prohibe el consul-tar a los ciudadanos, aunque síprescribe la unidad y soberanía te-rritorial, su integridad. Nosotros so-mos partidarios de consultar a losalaveses para, eso sí, plantearles quela separación respecto a España esimposible económica, social y políti-camente, y que sería una rémora te-rrible en su régimen de libertades,pero convenciendo no imponiendo,pues lo contrario podría restar legi-timidad política a las posicionesconstitucionalistas. Eso es tomar lainiciativa y la delantera. Lo demás esestar a la defensiva.

En definitiva, creemos quehay que ser más audaces en

política para tomar la iniciativay neutralizar los desmanes

nacionalistas.‘‘

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En la portada, sobre fondo rojo, le-emos el título del libro ETA pro no-bis. El pecado original de la Iglesiavasca, en tinta negra. Del mismocolor vemos la serpiente venenosaque rodea la cruz, sin Jesucristo. Enésta, como en sus publicaciones an-teriores, Iñaki Ezkerra es un nota-rio que da fe de la realidadsocio-político-religiosa, histórica yactual, en el País Vasco y en su igle-sia. Nos brinda un amplio informeinnovador y esperanzador acercadel delito —no político— de ETA yacerca del pecado original —nobautizado— de la Iglesia, mirando alfuturo próximo, porque como indi-ca Jaime Mayor Oreja “ha llegadoel momento de que la Iglesia vascadecida si quiere prolongar el pro-blema que supone ETA”.

¿Cuántos valores positivos rezu-man estas 274 páginas? Muchos.Ahora espumaré sólo cuatro:

1º. Objetividad en la abundanteinformación, como lo demuestranlos 20 documentos fotografiados enlas páginas finales.

2º. Argumentación irrefutablede que los condenados por críme-nes de terrorismo deben estar encárceles lejos de sus familiares (pp.90 s., 140 s.,). Lo contrario violaría lalegislación y la jurisprudencia hu-manitaria de todos los países demo-cráticos, obstaculizaría la libre reso-cialización de los presos. Además,olvidaría los derechos elementalesde las víctimas y de los funcionariospenitenciarios, así como los factoresetiológicos hogareños y amicales dela reincidencia terrorista.

3º. Metodología científica queanaliza y comprende más que con-dena. Con agua transparente exor-ciza el pecado original de la iglesiavasca y también, aunque menos, delresto de España. No olvidemos quelas víctimas de Hipercor (Barcelona),el pasado día 19 de junio, quinceaños después del atentado cometi-do por ETA, han denunciado en losmedios de comunicación la falta deapoyo de la iglesia.

Diversos capítulos (8, 14, etcéte-ra) recogen múltiples pruebas evi-dentes que hacen añicos algunosimportantes documentos, escora-dos, de nuestras instituciones dio-cesanas. Demuestran y reprochan su

relativismo moral (tan criticado porJuan Pablo II), su unilateralidad po-lítica, con escasa teología postcon-ciliar, multi e interdisciplinar. Bastaleer los textos oficiales que se trans-criben. Así (página 89), el editadopor el Secretariado diocesano deVizcaya, en la cuaresma de 1999:“Una chata visión del Estado haceque una abundante masa de políti-cos, tanto del PSOE como del PP,enarquen las cejas cuando ven encrisis su visión cerrada, unívoca,centralizada de su España”.

Ahora, mi cuarto comentario serefiere al mensaje subliminal del libroque rememora y representa el para-digmático ejemplo del teólogo ale-mán Dietrich Bonhöffer. Merece querecordemos aquí su figura señera. Elaño 1939 Bonhöffer vivía en EstadosUnidos, becado como docente e in-vestigador. Pero al ver que Alemaniacaía en la miseria moral del nazismoy masacraba a tantos inocentes, de-cidió dejar su vida tranquila en Chi-cago y regresar a Alemania para es-tar junto a los perseguidos y hacertodo lo que pudiera en su defensa.Aunque ya sabía que ello implicabagraves peligros para él, para sus fa-miliares y sus amigos.

Llegó a Berlín. Trabajó inteligentey valientemente contra el nazismo yen favor de la convivencia. Prontoconstató que sus sospechas en Amé-rica no eran infundadas. Le detuvie-ron, le internaron en prisión, le con-denaron a muerte, le ejecutaron.Unos meses antes, el 11 de abril de1944, escribe desde la cárcel de Tegela su amigo Eberhard Bethge: “Nuncame he arrepentido de la decisión queadopté en Chicago de regresar a Ale-mania, el verano de 1939...”

¿El pecado original de la “iglesia vasca”?

A José María Díez Alegría, impar amigo y maestro, amante del País Vasco, de laJusticia y la Ética, con ocasión de su merecido homenaje del día 27.

Antonio Beristain, S. J.

Catedrático Emérito de Derecho Penal.

“[…] el editadopor elSecretariadodiocesano deVizcaya, en lacuaresma de 1999:“Una chata visióndel Estado haceque unaabundante masade políticos, tantodel PSOE como delPP, enarquen lascejas cuando venen crisis su visióncerrada, unívoca,centralizada de suEspaña”

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Los dieciséis capítulos de este li-bro muestran al lector la situaciónactual en el País Vasco, parecida —aunque en tono menor— a la deaquella Alemania, que obligó aBonhöffer a una opción fundamen-tal muy desagradable. Que obliga amuchas personas a comprometersea riesgos mayores o menores, perocotidianos, para desvelar tantamentira, tanto resentimiento para-noico, para superar el terrorismo,para atender a las víctimas directas,indirectas y anónimas.

Analizar y publicar la verdad espeligroso, sí, pero necesario. Lo sabíaD. Bonhöffer. Igualmente IgnacioEllacuria, en el Salvador. También losaben las personas heroicas que enEspaña hablan y escriben, a pesar deexperimentar —y padecer— una in-cesante macrovictimación que losciudadanos honrados debíamos re-conocer y agradecer públicamente,de diversos modos y maneras.

En el principio era el verbo, laverdad, que nos hace libres, queproclama: nunca asesinar, nuncacolaborar con los que secuestran yextorsionan; ni encubrirlos. En elPaís Vasco hay personas que lopractican. Encubridores, colabora-dores y, aun los aquejados por elsíndrome de Estocolmo pueden sertambién, más o menos, culpablesdel crimen cometido... Lo afirma elDerecho penal de todos los paísesdemocráticos. También la teologíade las grandes religiones.

Este libro contribuirá a que siga-mos constatando y certificando el

milagro increíble de que, a pesar delincesante terror, nadie en el PaísVasco ha tomado la justicia por sumano (pp. 185 s.). Ni tan siquiera loha pedido. Este milagro merececonstatarse y honrarse en monu-mentos públicos en muchas ciuda-des, algo así como el erigido en Va-lencia en memoria del Profesor Ma-nuel Broseta. Cuando la casa estáardiendo, cruzarse de brazos es cri-minógeno. Y el mutismo también.

Urge lavar a la iglesia de sumancha original. Muchas personase instituciones religiosas tienen unamisión que cumplir, antes y por en-cima de todas las demás: analizar laverdad del terrorismo (enfermedadepidémica tanto como actos crimi-nales), y sus cómplices… y compro-meterse con acciones concretas, pú-blicas, para que pronto desaparezcaETA. Tenemos obligación de haceralgo eficaz. No es quijotería. Unaparte de la Iglesia ha de pedir per-dón porque no ha cumplido su mi-sión debidamente. Y ha de empezaruna etapa radicalmente nueva. Hade ganarse el agradecimiento de lasvíctimas. No lo ha conseguido toda-vía. Este libro da un paso imprescin-dible en este camino. Enseña que lapaz es fruto de la justicia. No de unaequivocada compasión con los vic-timarios.

Termino con palabras de Juan A.Estrada, S. J.: “Yo asumo el papel dedefender la perspectiva de las vícti-mas como la única válida para loscristianos, y anterior a cualquiercreencia, ideología o proyecto polí-tico”. Y añado una observación deética cristológica, eucarística, deagradecimiento popular: En el cen-tro de la catedral de Lovaina se en-cuentra el altar mayor, de mármol.Representa un pabellón de los cam-pos de concentración nazis en Ale-mania, con las reliquias de sus már-

tires que dan sentido al altar. Lo re-galaron los belgas supervivientesdel Holocausto. ¿Por qué no coloca-mos en nuestras iglesias altares si-milares? Será un testimonio de im-par pedagogía. La traducción de es-te libro en piedra para los que noquieren leer.

A pesar del panorama tan inhu-mano e injusto que ensombrece hoyel País Vasco, muchos amigos y dis-cípulos de Díez Alegría repetimoscon él y con su carismática herme-néutica evangélica: “Yo creo en laesperanza”.

Publicado en ABC y en La Razón, el viernes5 de julio de 2002.

Cuando la casa está ardiendo, cruzarse de brazos es criminógeno.

Y el mutismo también.‘ ‘“En el centro de la

catedral deLovaina se

encuentra el altarmayor, de mármol.

Representa unpabellón de los

campos deconcentración

nazis en Alemania,con las reliquiasde sus mártires

que dan sentido alaltar. Lo regalaron

los belgassupervivientes delHolocausto. ¿Por

qué no colocamosen nuestras

iglesias altaressimilares?”

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Son varios los meses de silencio au-toimpuesto. Lo necesitaba, pero so-bre todo se lo merecían los ciudada-nos. Además, se lo debía al PartidoSocialista de Euskadi, del que he si-do militante más de la mitad de mivida, del que soy militante ahora ydel que seguiré siéndolo en el futu-ro; en algunas ocasiones con resig-nación y en otras, —espero que enmuchas más—, con ilusión.

La sucesión de determinadosacontecimientos como la aproba-ción de la Ley de Partidos Políticos oel famoso “auto del juez Garzón”, ylas escasas repercusiones socialesque han provocado estas dos medi-das del Estado de Derecho, provo-can en mí algunas reflexiones queconsidero interesantes. Estos he-chos, unido a la eficacia de la poli-cía en la lucha contra ETA, —que aquien desee entender lo que estásucediendo en el País Vasco no lepuede ser ajena— y a la declaraciónpública de Ibarretxe en el Parlamen-to Vasco del pasado viernes, 27 deseptiembre, me impulsan, no sólo areflexionar sino a hacer públicas es-tas meditaciones.

Valga como punto de partidaque a mí el PNV, ni me ha sorpren-dido, ni me ha engañado. Se puedecriticar a los nacionalistas por mu-chas razones, algunas de ellas que-darán apuntadas en este artículo,pero no se le puede acusar de habersido ambiguo estos últimos años. Lapropuesta del viernes, es la culmi-nación del proceso iniciado con lafirma del Pacto de Estella. No olvi-demos que además hicieron cartelelectoral de la superación del Esta-tuto. La sorpresa sólo esconde cinis-

mo y también oculta una voluntadpolítica de mirar hacia otro lado, deperdonar al PNV, de creer que nollegará la sangre al río y en algúncaso de trasladar la responsabilidadpolítica del PNV a ETA o al Gobiernode Madrid, según convenga.

¿Por qué esa actitud de perma-nente y excesiva comprensión haciael PNV? Creo que esa inclinación na-ce hace 25 años, al principio de eseperíodo tan elogiado por todos, de-nominado “la transición española”.En ese tiempo, se realizó un pactono escrito entre los partidos políti-cos nacionales y el PNV. El partidode Sabino Arana se encargaba depacificar las relaciones de la Comu-nidad Autónoma Vasca con el restode España y de enfrentarse al terro-rismo de ETA. A cambio, el PNV seconvertía en un partido con estatusde “partido privilegiado” en un doblesentido: el resto de formaciones po-líticas le otorgaba un papel en la po-lítica española determinante y noso-tros aceptábamos su derecho a veto.No se podía por tanto, realizar polí-ticas trascendentes (culturales yeducativas, económicas o contraETA) sin el acuerdo explícito del PNV.

La sociedad española, presa deun pecado nunca cometido, cerrólos ojos, se tapó los oídos y enmu-deció cada vez que el nacionalismovasco hacía una de las suyas. Enmomentos bien difíciles, rechazaronla Constitución y no pasó nada antetan clara muestra de insolidaridad eirresponsabilidad del partido de Ar-zallus. Aprobaron su peculiar dere-cho de autodeterminación en elParlamento Vasco y los socialistasseguimos en el Gobierno en aras deuna ficticia gobernabilidad. ¡Cuan-do iniciaremos una etapa de auto-crítica sobre nuestro inmediato pa-sado! Firmaron el Pacto de Estella,que no era más que un acuerdo pa-

ra marginar a los no nacionalistas yelaborar con Batasuna una estrate-gia de superación del Estatuto deautonomía. Así, lograron de ETA unatregua aceptando en nombre de to-dos los vascos el programa máximode la banda terrorista. Entonces vi-mos como algunos, —me preocupaque fueran tantos en el resto de Es-paña—, presos de un síndrome deEstocolmo muy peculiar, vacilaronante la “evidente ventaja” que supo-nía no ser objetivo de ETA.

Pero el colmo, lo inimaginable,se dio alrededor del 13 de mayo del2001, con ocasión de las eleccionesautonómicas en el País Vasco. Du-rante la campaña electoral, cuandomuchos pensaron que el PNV podíano sólo perder las elecciones —ya lashabía perdido en otra ocasión—, si-no que podía perder todo el poderinstitucional y económico en el PaísVasco, los guardianes del imperece-dero espíritu de la transición propu-sieron un “gobierno de concentra-ción”. “Todos los partidos políticosdemocráticos deberían participar enel Gobierno Vasco”. Esto se podía le-er y oír con cierta frecuencia aque-llos días. La propuesta era inoportu-na y desde luego perjudicial para elpartido político al que pertenecíanesas voces. Les recuerdo que esepartido era precisamente el mío. El13 de Mayo llegó y no sucedió en elPaís Vasco lo que muchos anhelába-mos y otros temían, porque el na-cionalismo ganó las elecciones pu-diendo formar gobierno. Fue enton-

¡Se acabó!Nicolás Redondo Terreros

Ex-Secretario General del PSOE-PSE.

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ces cuando lo que era maravilloso eimprescindible se olvidó. En definiti-va, lo querido, lo deseado, lo que es-condía aquella propuesta era man-tener al PNV en el poder, en el go-bierno de la Comunidad AutónomaVasca y a los demás, a las fuerzaspolíticas de ámbito nacional, que laspartiera un rayo.

Estos precedentes hicieron pen-sar al PNV que nunca iba a pagar porlos errores políticos cometidos, quenunca iba a pagar ningún peaje, quetodo le saldría gratis ante una apáti-ca y meliflua España. A esta realidadse debe unir un manejo sin límitesdel poder —muy por encima de larepresentatividad otorgada en lasurnas— para poder comprender lainexistencia de sectores o corrientesmoderadas en el seno del partido deArzallus, Eguibar e Ibarretxe. En elnacionalismo vasco las opcionesmoderadas y alternativas puedenelegir entre la presidencia de Euskal-tel o la expulsión. Siendo así, ¿quiénse arriesga a mantener un criteriopropio, o hacer oposición?. Cierta-mente, se sentiría reconfortado porvivir en armonía con el sentido co-mún, pero sabe que ésto le lleva aser expulsado del paraíso y a tenerque ser protegido por escoltas.

La propuesta de Ibarretxe nos hapuesto ante la realidad, ha propi-ciado que todos, unos más queotros, abramos los ojos. Ya no cabenlas disculpas ni las reprobaciones ano sé que seguidísimos, no haytiempo para las dudas ni espaciopara la comprensión y la equidis-tancia. Es la hora y el momento dela “respuesta firme e inteligente”,como dice mi muy estimado amigoRamón Jáuregui.

El primer encargo que el PNVaceptó fue el de enfrentarse a ETA,ahora bien, con la cautela de que nose podía hacer nada en materia an-

titerrorista sin su beneplácito, sin suapoyo. Tal vez por esto mismo, laaprobación de la Ley de Partidos y lainiciativa del juez Garzón les hacausado tanta sorpresa y malestarque se han visto obligados a ade-lantar la iniciativa del señor Ibarret-xe “homologable en Europa” —comosi de un producto siderometalúrgicose tratase—. Pues bien, la conclusiónque se puede extraer de la respues-ta dada por el PNV a esta enco-mienda es que, mientras organizati-vamente ETA es cada vez más débilporque la policía está asestando du-ros golpes al terrorismo, se ha dadouna apariencia de legitimidad polí-tica a la estrategia etarra mediantelas actuaciones del PNV.

La capacidad de actuación deETA es cada vez menor porque el Es-tado está siendo más eficaz en la lu-cha contra ellos, y por ello, los ase-sinos van ampliando proporcional-mente sus objetivos. Ahora, todoslos autonomistas somos candidatosposibles a sufrir un atentado. Porcierto, quiero señalar que entre elanterior comunicado de ETA —en elque responsabilizaba al PNV, a losobispos y a los empresarios—, y elúltimo —en el que los amenazadosson los de siempre—, se sitúa la de-claración del lehendakari en el Par-lamento Vasco.

El PNV se ha movido en unacontradicción evidente entre el re-chazo por los asesinatos de ETA y undoble miedo que les ha apresadodurante estos años: miedo a ser víc-timas de ETA y temor a hacer políti-ca sin el terrorismo como telón defondo. Algunos oídos sensibles noquerrán oír esta verdad, no querráncomprender cuan grande ha sidonuestro error durante este tiempo,pero ésta es la realidad. Porque elnacionalismo quiere un fin para ETAque no signifique una derrota. El

PNV viviría feliz con una tregua, pa-ra así solucionar “el problema mo-ral” manteniendo al mismo tiempola espada de Damocles.

Quiero concluir afirmando queen esta materia, el gobierno y elPSOE han hecho lo que tenían quehacer. Se suscribió un acuerdo —elPacto por las Libertades— entrequien gobierna y quien aspira ypuede gobernar. Sin nadie más, por-que en contra de la opinión de ma-estros socialistas muy queridos, eseacuerdo sólo tiene sentido entre elprimer partido y su alternativa degobierno. Hemos aprobado la Ley dePartidos Políticos y hemos apoyadoal juez Garzón, como no podía serde otra manera para quien cree enel Estado de Derecho. Porque paraque el Estado de Derecho funcione,no basta con que se defina adecua-damente su estructura, además re-sulta imprescindible que funcionencorrectamente los mecanismos le-gales de defensa del mismo. Los po-deres públicos deben promover, ga-rantizar e impulsar los derechos y li-bertades fundamentales de los ciu-dadanos vascos. Esos tres acuerdosterminan con el período en el quedebíamos implorar el beneplácitonacionalista. ¡Se acabó!, hemos to-mado la iniciativa porque el PNVnunca la iba a tomar.

Seguiremos hablando, en unpróximo artículo les explicaré miopinión sobre la situación de lasrelaciones de la Comunidad Au-tónoma Vasca con el resto de Es-paña, y lo que es más importan-te, cómo debemos enfrentarnosal desafío de Ibarretxe.

Publicado en ABC, el viernes 4 de octubre de2002.

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La situación que genera lapolítica fiscal en el País Vas-co, la articulación recauda-toria, y la cuantía financieradisponible, permite un mar-gen de tensionamiento, unaconfrontación interinstitu-cional que el Gobierno Vas-co ha estado dispuesto aprovocar para el proyectosecesionista.Las actitudes políticas en torno a lanegociación del Concierto Econó-mico avalan sin duda esa posibilidady esa decisión.

El repliegue posterior táctico delgobierno de Ibarretxe no contradiceesa voluntad manifiesta y previsiblea la espera de una ocasión que con-sideren más adecuada. Tal vez eserepliegue se haya debido a la situa-ción de mayoría minoritaria en elParlamento, las dificultades para sa-car adelante los presupuestos tantodel Gobierno Vasco como e la Dipu-taciones de Guipúzcoa y Vizcayahasta conseguir el acuerdo con elPSE o el ser oposición en Álava ha-ya provocado el no poder tensar lacuerda todo lo que hubieran desea-do a pesar del soporte y disposiciónde IU. Probablemente esperarántambién el resultado del Congresodel PSE y si vence, como esperan lalínea que modifique la política dealternancia al nacionalismo del blo-que constitucional.

Una de las situaciones que seperciben en la crisis del PSE y lasposiciones de IU que explicitaronintentar articular mecanismos jurí-dicos de apelación al Tribunal Cons-titucional a favor del PNV y del go-bierno tripartito del que IU (EB) pro-bablemente financie la deuda con-traida es que las únicas posicionesde estado de la izquierda en Españalas condiciona el PNV con el apoyode algún grupo mediático adicionala los medios públicos del País Vasco.El papel de personas que se auto-proclaman de la izquierda constitui-das como grupo de apoyo a ELKA-RRI, cuya posición básica es la yaensayada en el conflicto de la auto-vía de Leizarán, inciden como agen-tes políticos al servicio del criteriode utilizar a ETA como argumentopara negociar cambios en el orde-namiento jurídico-político comocondición de fin del terrorismo. Ac-tuando al servicio del nacionalismoen la concepción de que la fórmulapara hacer desistir a ETA es dar sa-tisfacción a las demandas naciona-listas. Esta fórmula se viene utili-zando con sorprendente éxito entregentes que se reclaman demócratasy de izquierdas. Y es más sorpren-dente aún porque es la vieja fórmu-la que ya se utilizó para sobrecargarcompetencias a recoger en el Esta-tuto con el mismo argumento y nosirvió sino de acicate.

Para cualquier analista y cono-cedor de la evolución de ETA y elproyecto global del nacionalismo y

su interrelación en el tiempo, la ac-tividad de ELKARRI sería un fenó-meno simplemente a rechazar y de-nunciar. Pero incomprensiblementetiene el apoyo de sectores y perso-nas del PSOE y de otros que se re-claman de la izquierda. Lo que vienea denunciar la teoría de que en Es-paña el proyecto de Estado para laizquierda está desdibujado, es ine-xistente y viene condicionado porlas pautas políticas del nacionalis-mo vasco. Aunque pueda sonar aescandaloso del proyecto de Estadode la izquierda en España lo condi-ciona el nacionalismo vasco y la iz-quierda se va impregnando de eseproyecto explícitamente abocado ala secesión territorial porque cuentacon la inercia de las partitocraciasregionalistas llamadas baronías y latendencia de las administracionesautonómicas a cargarse de poderadministrativo y político en contra-posición a la tendencia de Estado adrenar competencias a una entidadsupranacional como es Europa. Y senutre de dos soportes, uno teórico,que es el que surge de la gran equi-vocación de confundir centralismocon nacionalismo y esa tendencia aapoyar las ideas regionalistas olvi-dándose, entre otras valoraciones,de aquella de Gregorio Marañónque decía que “todo regionalismotiene en sí el germen de la reacción,mientras que el centralismo, aúncon problemas, representa el pro-greso”. Cabría aquí preguntarse por-que la unidad de Europa es buena y

Izquierda y estado o el estado de la izquierda

Javier Elorrieta

Vicepresidente de la Fundación para la Libertad.

“Para cualquieranalista yconocedor de laevolución de ETA yel proyecto globaldel nacionalismo ysu interrelación enel tiempo, laactividad deELKARRI sería unfenómenosimplemente arechazar ydenunciar. Peroincomprensiblemente tiene el apoyode sectores ypersonas del PSOEy de otros que sereclaman de laizquierda”

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la unidad de España no cuando lasecuencia de razonamiento es lamisma. Y otro práctico que viene dela descompensación territorial en larepresentación ciudadana en lasCortes Generales. Hasta tal puntoque el papel de bisagra que en cual-quier país democrático del mundolo hace un partido nacional, en Es-paña ese papel lo hacen los partidosnacionalistas, convirtiendo así lamecánica en anatomía, la bisagra sevuelve buche. Así por un lado en lasalianzas electorales para gobiernode España juegan un papel de re-presentación ficticiamente mayor. Ypor otro lado la costosísima ma-quiaria administrativo política delestado de las autonomías generapara sus usufructuadores grandes opotenciales una políticas, incluidalas de alianzas, que tiende a pres-cindir de valores de racionalidad de-mocrática y progresista que repre-senta el principio de eficacia de ges-tión pública en beneficio de la par-titocracia regionalista. De ahí el po-der de atracción para el conglome-rado “rojillo-regionalista” vestido, aveces, de verde, en detrimento de laeficacia de gestión política y admi-nistrativa del país donde la solidari-dad, y la igualdad ante la ley s4eamás real y menos camuflada enagravios comparativos y consenti-dos, en trucos autonómicos dondeprima lo favorable sobre lo justo, yen pruritos identitarios que rein-ventan “ámbitos de decisión”, ocualquier melonada de marketingpara uso político que camuflan losatentados teóricos y prácticos con-tra la concepción moderna de la po-lítica que sitúa al ciudadano comoeje y sujeto del quehacer político enun Estado de Derecho.

Publicado en El País, en mayo de 2002.

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VENCEDORES Y VENCIDOS

Año y medio después, resulta evi-dente que los resultados de las últi-mas elecciones autonómicas enEuskadi no sólo no han solucionadoel bloqueo de la situación políticavasca sino que han contribuido aagravarlo. Después de más de vein-te años de gobierno nacionalista,muchos seguimos pensando que lasolución al problema vasco pasa poruna alternancia en el poder, de mo-do que se pueda comprobar cómoun gobierno vasco no nacionalistacontribuiría al progreso de aquel te-rritorio histórico tanto o más quelos que, hasta hora, han pilotado lanave en Euskadi. Alguien puede de-cir que no es posible, en buena par-te porque se ha forjado un falso mi-to alrededor de las elecciones del 13de mayo de 2001: la hipotética de-rrota de la alternativa al nacionalis-mo en Euskadi.

Las interpretaciones que se handado a los resultados de esas elec-ciones han estado casi siempre con-dicionadas por la primera impre-sión: la sensación de derrota en lasfilas constitucionalistas y de victoriaen los nacionalistas vascos. Parecíaque el afán por un cambio en el Go-

bierno vasco era mayor fuera deEuskadi que entre los propios vascosy eso supuso una comprensible de-cepción para muchos. La inesperada—por su amplitud— victoria del PNVa costa del descenso de EH convirtióal PP y al PSE-EE, el bloque “consti-tucionalista”, en el aparente granderrotado de la jornada electoral.

La realidad de los resultados re-sulta incuestionable. Pero los datoselectorales tienen una explicaciónun tanto más compleja que la sim-ple división entre “vencedores” y“vencidos”, sin desmentir con estoque las expectativas creadas por elPartido Popular y el PSOE en la opi-nión pública resultaban muy supe-riores a la realidad.

El amplio respaldo de la pobla-ción vasca a los nacionalistas mo-derados ponía de relieve, por un la-do, la importancia que una buenaparte de los electores otorgó al bie-nestar socio-económico del que su-puestamente goza el País Vasco.Otro elemento favorable fue el tra-dicional voto continuista, “conser-vador” de lo ya existente. Además,fue un acierto la campaña naciona-lista, que consiguió una hábil asi-milación de la imagen de Ibarretxea lo local, en contraposición al in-justamente llamado candidato “defuera” —Jaime Mayor—. Ibarretxeademás utilizó “magistralmente” eldiscurso victimista, consiguiendohacer creer a muchos vascos que enlas elecciones se ponía en juego supropia identidad.

Sin embargo, no todo resultónegativo para el PP y el PSE. Lospartidos constitucionalistas movili-zaron casi al mismo número de vo-tantes que en unas elecciones ge-nerales, pero se encontraron con unPNV que centralizó como nunca elvoto nacionalista, y empujó a las ur-nas a un sector del electorado queno había votado en anteriores con-vocatorias. Por otra parte, si el PP yel PSOE no hubieran perdido por unpuñado de votos un escaño en Gui-púzcoa y otro en Vizcaya, respecti-vamente, y los resultados de Álavahubiesen sido los esperados, se po-dría haber alcanzado un panoramasustancialmente distinto: 35-36 es-caños para PSE y PP, frente a 29-30del PNV. A pesar de todo, una vezmás se demostró que el mapa polí-tico de Euskadi está constituido porminorías, no por mayorías.

Junto a ello, puede afirmarse quela articulación de una alternativa enEuskadi resultó creíble –y posible–por primera vez en las elecciones demayo de 2001. Los partidos no na-cionalistas soltaron lastre, fueroncapaces de buscar puntos establesde encuentro, de alcanzar acuerdos,y obligaron al PNV a adoptar una ac-titud defensiva difícil de mantener,como se está comprobando, durantela legislatura.

El éxito de ese discurso pendulardel nacionalismo democrático, quele hizo ganar el centro político, con-dicionaba una estrategia que pare-cía difícilmente sustituible. El PNVestaba dispuesto a explotar el victi-mismo del que se siente acosado yal mismo tiempo mantener el mo-

¿ES POSIBLE EL CAMBIO EN EUSKADI?Y otras conjeturas sobre el laberinto nacionalista vasco

“Después de másde veinte años degobiernonacionalista,muchos seguimospensando que lasolución alproblema vascopasa por unaalternancia en elpoder, de modoque se puedacomprobar cómoun gobierno vascono nacionalistacontribuiría alprogreso de aquelterritorio históricotanto o más quelos que, hastahora, han pilotadola nave enEuskadi. Alguienpuede decir queno es posible, enbuena parteporque se haforjado un falsomito alrededor delas elecciones del13 de mayo de2001: la hipotéticaderrota de laalternativa alnacionalismo enEuskadi”

Pablo HispánLaura Ruiz de Galarreta Carlos Vidal

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nopolio de cualquier llamada a la“pacificación”, “diálogo”, “autogo-bierno”, los tres valores claves delespacio político nacionalista del Pa-ís Vasco.

En los últimos meses, el PNV haabandonado la idea del diálogo, sino en las formas, sí en sus actos. Losdirigentes nacionalistas se auto-ais-lan cada vez más, y su pretensión deequidistancia inicial ha derivado enuna radicalización del mensaje. Laperspectiva de unas elecciones mu-nicipales sin Batasuna pesa proba-blemente en este cambio: sin duda,el PNV trata de acumular los votosde la formación radical abertzale. Lacuestión, sin embargo, será compro-bar hasta qué punto los votantesmás moderados del PNV van a man-tener su apoyo a un partido que, ca-da vez con menos disimulo, empujaal País Vasco hacia la ruptura.

La oposición que se ha encon-trado el lehendakari en su última ymás exótica propuesta, convertir aEuskadi en un Estado Libre Asociadoa España, supone una oportunidad

para poner de manifiesto el fracasopolítico del Gobierno nacionalista.En vez de aprovechar la confianzadepositada por los electores paratender puentes y mejorar el climade diálogo, se ha lanzado por unasenda en la que se ha encontradocon la respuesta negativa no sólodel PP y el PSE, sino también de losempresarios vascos, buena parte delos sindicatos y los universitarios. Elfracaso en la ronda de conversacio-nes para intentar suscitar apoyossociales en torno a su propuesta hadevuelto a Ibarretxe a su propia re-alidad política, muy sobreevaluadadespués de su éxito electoral del 13de mayo.

Con sus gritos de “independent-zia!” la noche electoral del 13 demayo, Begoña Errazti olvidaba quesu discurso durante la campaña ha-bía apostado por la moderación y elentendimiento. Aquel entusiasmode los dirigentes nacionalistas tras lavictoria autonómica se ha converti-do en una resaca de fatales conse-cuencias para el conjunto de la so-

ciedad vasca, una sociedad cada vezmás dividida y enfrentada en torno aun futuro incierto y preocupante.

NUEVAS IDEAS PARA UNANUEVA SITUACIÓNSin que las elecciones del 13 de ma-yo supusiesen una censura abierta aldiscurso del Partido Popular en el Pa-ís Vasco, sí revelaron algunas de susinsuficiencias. Por ejemplo, el princi-pal referente de la campaña popularfue la tragedia del terrorismo. Casino se habló de otra cuestión. Su jus-tificación, consciente o inconsciente,era (y es) del todo punto lógica: elproblema del País Vasco es “prepolí-tico” —falta de libertades mínimaspara los no nacionalistas—, por loque cualquier otro asunto debe que-dar postergado a un segundo plano.Pero sólo con eso no se articula unaalternativa de gobierno…

Ahora que el PNV está abando-nando esa posición del centro polí-tico, éste no puede quedarse sinocupar en Euskadi. El gran problemade muchos electores vascos en las

“A pesar de todo,una vez más sedemostró que elmapa político deEuskadi estáconstituido porminorías, no pormayorías”

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próximas elecciones será, probable-mente, que no sabrán a quién apo-yar. Porque el PP en el País Vasco si-gue sin ser considerado un partidomoderado por muchos nacionalis-tas, potenciales votantes, y la ima-gen del PSE ha sufrido notables em-bates en los últimos meses. Sin em-bargo, es el momento de luchar porrecuperar ese espacio, el espacio delentendimiento, de la pacificación.Con sus últimos movimientos, losdirigentes del PNV han perdido lalegitimidad para seguir hablando depacificación, aunque con su discur-so continúen adjudicando al PP elpapel rupturista, y, cada vez en ma-yor medida, al PSE.

Quizá los populares deberían ha-cer hincapié en cuestiones como lavivienda, las deficiencias en la es-tructura económica, las mejoras po-sibles en el sistema sanitario, las in-suficiencias y politización del mo-delo educativo... algunos de los nu-merosos campos que también preo-cupan a los vascos y en los se pue-den plantear alternativas. Es nece-sario que organicen un programa degobierno que dé sentido a la firme yheroica oposición que han manteni-do hasta ahora. Máxime cuando sedemuestra que, allí donde los nonacionalistas han gobernado, los re-sultados, en términos de conviven-cia ciudadana, han sido sumamentesatisfactorios.

El heroísmo diario y permanentede miles de militantes y simpatizan-tes es insuficiente para derrotar elentramado de poder que suponen

más de veinte años de monopoliode los principales resortes por partedel PNV. Para neutralizar este efec-to narcotizante, sería deseable quizáuna mayor presencia de las concre-tas propuestas de gobierno del PPen aquellos ámbitos, como el muni-cipal, en los que ya gobiernan enEuskadi. Igual que para el PSE Toto-rika y Urcheguía son dos referentes,para el PP lo deben ser sus alcaldes,con el principal exponente en la ca-pital del País Vasco, el “modelo Vito-ria-Gasteiz”.

Junto a ello, y manteniéndosefieles a su ideario, se revela comonecesaria una profunda, aunquepaulatina, renovación política en elPartido Popular de Euskadi. Para lle-var la iniciativa política no es sufi-ciente denunciar la falacia y doblezmoral del nacionalismo, sino man-tener un discurso que llame a ámbi-tos atractivos de participación ver-dadera y diálogo sincero.

Es importante romper con lostabúes, también con la idea de quetoda pacificación pasa por el PNV,cuando en más de 20 años de Go-bierno ha sido incapaz de terminarcon la violencia social existente enel País Vasco. El PNV ha puesto suproyecto de paz sobre la mesa, y pa-sa por dar como vencedor a ETA yconsentir la secesión de Euskadi. Elpueblo vasco, a través de sus repre-sentantes sociales, como empresa-rios y sindicalistas, y de dirigentesdel ámbito universitario, han mani-festado claramente que no es ése elcamino.

Pero lo que sí es indudable esque, para ser una alternativa de go-bierno frente al PNV, es necesariolograr una mayor identificación delos dirigentes populares con valoresy símbolos de la sociedad vasca: laikurriña —tristemente ausente delos mítines y del logotipo del PP en

el País Vasco—, el euskera, y los ele-mentos del rico folklore vasco(dantzaris, txistus,...). Las palabras ylos símbolos siempre los inventa al-guien; en el caso de la ikurriña y dela palabra Euskadi, Sabino Arana.Pero no importa: una vez que elpropio Estatuto de Autonomía lascontempla como propias de todoslos vascos, es requisito necesarioasumirlas.

Para romper esos tabúes no esnecesaria una constante criminali-zación del nacionalismo moderado,sino que, junto a la imprescindiblereacción ante sus insultos y vejacio-nes, hay que llevar una permanenteiniciativa política, que descubra lasinsuficiencias de éste.

LAS DUDAS DEL SOCIALISMOVASCO“Llegará el 14 de mayo y nos volve-réis a llamar. Nos anunciaréis algu-nos cambios con buenas palabras yno podremos evitar pensar que en elfondo buscáis mantener el poder,aunque sea como último refugio devuestro fracaso”. Así se refería RamónJáuregui al Partido Nacionalista Vas-co en un artículo publicado en abrilde 2001, apenas un mes antes de laselecciones. Se confiaba entonces enla posible victoria de los partidosconstitucionalistas y la primera de-rrota electoral del PNV en Euskadi.

Ya desde la precampaña, el PSEse enfrentaba con un dilema: ETA yel nacionalismo les había colocadoen el mismo bando que el PP, el delos “amenazados”. No lo eligieronvoluntariamente, y por eso todavíaalbergaban internamente la posibi-lidad de acercarse al PNV. Es más,muchos, algunos con altas respon-sabilidades, parecían desear un malresultado para cambiar radicalmen-te la estrategia. Les repugnaba estarsituados junto a “la derecha”.

“Las palabras y lossímbolos siemprelos inventaalguien; en el casode la ikurriña y dela palabra Euskadi,Sabino Arana.Pero no importa:una vez que elpropio Estatuto deAutonomía lascontempla comopropias de todoslos vascos, esrequisitonecesarioasumirlas”

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El PNV, consciente de este“complejo de inferioridad”, alimen-tó la tesis del “seguidismo” que su-puestamente practicaba Redondorespecto de Mayor Oreja, y mu-chos militantes socialistas, deba-tiéndose entre la racionalidad y elsentimiento, cayeron inconsciente-mente en la trampa. El caso de losmilitantes vascos era bastante dra-mático porque, aunque rechazabanla idea de sentarse junto a los po-pulares por razones sentimentales yde tradición histórica, no podíansentarse junto a sus asesinos, o loscómplices, más o menos directos,activos o pasivos, de sus verdugos.A pesar de las dudas, siguieron lasdirectrices de Nicolás Redondo y dealgunos de sus apoyos de más pesoen el socialismo vasco, como RosaDíez o Javier Rojo.

Sin embargo, en Madrid las co-sas eran diferentes. Antes de laselecciones fue imposible determinarsi el apoyo de la Ejecutiva Federal aRedondo era firme y, sobre todo,unánime. Al menos, la impresiónpersonal del líder de los socialistasvascos siempre fue la de que, a pe-sar de los apoyos formales, se man-tenían las conversaciones paralelascon Elorza y los defensores de lavuelta a la “otra vía”: un atajo para“tocar poder” nuevamente, aunquefuese a costa de caer en el “abrazodel oso”. El mensaje socialista en lacampaña no fue nítido. Es más, enocasiones fue contradictorio. Lamejor prueba es que Redondo pare-cía sentirse en la obligación de acla-rar permanentemente que el PSE nogobernaría con el PNV a menos quelos nacionalistas cambiasen radical-mente de actitud respecto a laConstitución y el Estatuto.

Una vez conocidos los resulta-dos, el PSE hizo un análisis apresu-rado y excesivamente negativo.

Muchos no repararon —¿quizá noles interesaba?— en que habían lo-grado detener el continuo descensoen el número de sufragios. La pri-mera reacción desde Madrid —rue-da de prensa de José Blanco— nofue muy alentadora; más bien pare-cía ofrecerse al PNV para negociarun gobierno de coalición. La ausen-cia de unanimidad en la EjecutivaFederal se puso de relieve horasmás tarde: el Secretario de Organi-zación se vio obligado a desdecirsede su primera intervención. Dema-siado tarde: ya había revelado su vi-sión de los resultados y del día des-pués. Quizá por eso, su rectificaciónno fue un radical “me he equivoca-do en la lectura de los resultados”,sino más bien un “es mejor no pre-cipitarse, puede que ahora no seentienda bien”.

Durante meses, el rumbo de lossocialistas en Euskadi fue confuso,Ni siquiera los cargos públicos so-cialistas en las diferentes institu-ciones vascas sabían muy bien aqué atenerse: ¿podían pactar yacon el PNV?, ¿debían mantener suapoyo al PP?, ¿qué estrategia deapoyos les sería más rentable a me-dio plazo? La situación de Redondose fue haciendo cada vez más in-sostenible, hasta que, con la dimi-sión de su cargo y su posterior re-nuncia a presentarse a la reelec-ción, quiso poner al descubierto larealidad, y forzó la convocatoriadel Congreso extraordinario.

Después del Congreso, no se sa-bía qué actitud iba a tomar el PSE:mientras que la ponencia políticasuscribía las tesis de Redondo, seexcluyó a sus partidarios de la nue-va Ejecutiva. Las ofertas de diálogosocialistas al PNV fueron desprecia-das, y el PSE quedó, momentánea-mente, sin estrategia. Tuvo que serel PSOE nacional el que, con las in-

tervenciones cada vez más claras deZapatero, el nombramiento de Rojopara la Ejecutiva Federal y el apoyoa la nueva Ley de Partidos y la ile-galización de Batasuna, guiase denuevo al PSE a adoptar las posicio-nes que ya había mantenido Redon-do, y que, como se ha dicho, se re-flejaban en la ponencia política delCongreso.

Nos parece que ésta es la víaadecuada. Euskadi necesita un Par-tido Socialista fiel a sus conviccio-nes, que se ocupe de sus militantes,de sus concejales amenazados, quecontribuya a la cohesión nacionalde España. No son compatibles elapoyo firme a la Constitución y elEstatuto, con las puertas abiertas alos pactos con los nacionalistas enlas instituciones vascas. Porque losdirigentes nacionalistas no admitenmás marco que el soberanista.

Es hasta cierto punto naturalque el PSE se encuentre en el cami-no con el PP. Para los dirigentes so-cialistas, este hecho debería sercontemplado más como una opor-tunidad de reforzar su estrategiaque como un motivo para abando-narla. La defensa de la Constitucióny el Estatuto, la lucha sin ambagescontra la violencia y el terrorismo, yel rechazo de los postulados inde-pendentistas son, como decíamosantes, cuestiones “pre-políticas”.Constituyen el sustrato imprescin-dible sobre el cual el PP y el PSEpueden construir su propio discurso,diferenciado en función de sus ide-ologías, sobre los otros problemas

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cotidianos y precisos que preocupana los vascos. Rosa Díez y Nicolás Re-dondo fueron rivales, y luego aca-baron en el mismo barco, porque suvisión de Euskadi y de España esta-ba por encima de sus diferencias. Lomismo ocurre, salvando las distan-cias, con PP y PSE. No son lo mismo,pero se encuentran en el camino.Entre los dos han de equilibrarse, in-cluso complementarse, para elabo-rar modelos políticos alternativos alnacionalista en Euskadi.

No se trata de excluir a nadie delGobierno del País Vasco. Pero sí dehacer comprender a los que ahoralo ejercen que es la suya la políticade exclusiones, que son ellos los quepractican un nacionalismo exclu-yente. El objetivo es construir unaEuskadi donde quepan todos losciudadanos vascos: nacionalistas yno nacionalistas. El bloque PNV-EA,con los apoyos más o menos espo-rádicos de IU y Batasuna no lo halogrado. ¿Por qué no van a intentar-lo otros, sin exclusiones? Quizá seael único lugar de España donde latransición todavía no ha terminado.Lo hará cuando se dé paso a unanecesaria alternancia política.

La próxima campaña para laselecciones municipales deberíaafrontarse, por parte de PSE y PP,con el convencimiento de que sincomplejos, sin estériles intransigen-cias y con la valentía y firmeza quehan demostrado diariamente losdemócratas en el País Vasco, elcambio sigue siendo posible.

ADIÓS A LA EQUIDISTANCIA: LA PROPUESTA RUPTURISTACoincidiendo con el inicio del pro-ceso de ilegalización de Batasuna através de la Ley de Partidos, y conlas medidas procesales que el juezGarzón ha seguido tomando contrael entramado radical abertzale, el

PNV ha abandonado definitivamen-te su posición de equidistancia y lasambigüedades, para adoptar unaposición radical, desafiante frente alGobierno central, y sin voluntad dedialogar. Formalmente, su preten-sión es mantener la imagen “gobier-no de Aznar-intransigencia”, aquien acusa acusa de llevar el pro-blema vasco a un callejón sin salida.Quizá esta idea haya calado en al-gún sector de la opinión pública.Pero el hecho es que el PNV haapostado por el rupturismo, por latoma unilateral de decisiones, por lapolítica del desafío y el ultimátum, ytodo eso, muy probablemente, pa-sará factura.

Primero fue el anuncio de que elGobierno vasco asumiría unilateral-mente las competencias no transfe-ridas por el Gobierno central, en elplazo de dos meses. Después vino lapropuesta de convertir el País Vascoen un Estado libre asociado a España.

El ultimátum sobre la asunciónde competencias no se ha cumplido,salvo en aspectos muy parciales co-mo la convocatoria de nuevas pla-zas para la Ertzaina. Al plantear es-te incremento de plantilla de la po-licía autónoma, el Gobierno nacio-nalista ha conseguido trasladar labatalla de las competencias al terre-no más fácil y beneficioso para ellos,ya que la seguridad y la lucha con-tra el terrorismo son dos puntosinaplazables: cualquier ciudadanovasco ve con buenos ojos el incre-mento policial en Euskadi. La postu-ra del Gobierno Central debería serla de exigir un planteamiento deeficacia y un compromiso en firmepor parte de los responsables políti-cos del orden público en el País Vas-co para ser implacables con la vio-lencia y que ésta no sea un elemen-to más en la estrategia política delos dirigentes jelkides.

Aun así, el Gobierno vasco co-metió un grave error de cálculo consu propuesta: no encontró respaldosocial, puesto que el plan resultabainaudito para una ciudadanía queno entiende de exigencias y sí denegociación. Además, no existíanmedios legales, ni técnicos, ni mate-riales, para poder ejecutar una ame-naza de tal calibre. Se trataba, sim-plemente, de un gesto de cara a lagalería. Los jelkides intentaban, así,ganar tiempo, y comenzar a granje-arse el apoyo de antiguos votantesde Batasuna que se encontrarán sinla posibilidad de apoyar a ese parti-do en las municipales. Pero, al mis-mo tiempo, asumían ya sin ocultar-lo una posición claramente ruptu-rista, para mantener la cual no pa-recía importar que tuviesen quetraspasarse los límites de la legali-dad vigente. Al cabo de un tiempo,el propio Gobierno vasco rectificó,en parte, la primera declaración deintenciones, sosteniendo que todoslos pasos se darían respetando el or-denamiento jurídico en vigor.

La propuesta más articulada hallegado en el famoso discurso deIbarretxe, el mes de septiembre, enel Parlamento vasco. Ahí desgranasu propuesta de futuro, en la que secombina lo real con lo imaginario, lojurídicamente correcto con lo ab-surdo, lo formalmente adecuadocon lo materialmente disparatado.

El punto de partida es el que vie-ne manteniendo el PNV desde laselecciones del 13 de mayo: el marcojurídico actual no sirve, y hay que

“Uno de losaspectos másgravementenegativos de lapropuesta es que,como ha dichoJoseba Arregui,olvida el carácterque el Estatutotiene de pactointerno entre losvascosnacionalistas y losvascos nonacionalistas.Hacer prevalecerel resultado de unhipotéticoreferéndumsupone lanegación delpacto, según elcual se renuncia aestructurarinstitucionalmentela sociedad vascaa partir decualquiera de lossentimientos depertenenciaparticulares queexisten en ella: elnacionalista y elno nacionalista.Una mayoría(digamos,pseudomayoría,porque lo es porpoco) gana, eimpone un modeloen el que laminoría(pseudominoría)se queda sinreflejoinstitucional parasu sentimiento depertenencia”

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dar un paso hacia delante. Aparen-temente, la propuesta se funda enargumentos jurídicamente sosteni-bles, y así se ha puesto de relievepor algunos especialistas en la ma-teria, como Herrero de Miñón. Perolos dirigentes nacionalistas olvidanla realidad sobre la que hipotética-mente se pretende construir esenuevo edificio, muy distinta de laque se deduce del texto.

Bajo el paraguas formal de pala-bras como “diálogo”, “unión”, “inte-gración”, se esconde, en realidad, unproyecto excluyente. Aludiendosiempre a la voluntad mayoritariade los vascos, se olvidan variascuestiones: que en democracia de-ben respetarse —y no excluirse— lasminorías; que el “pueblo vasco” alque se alude en el escrito no estáreconocido como tal en el ordena-miento vigente; que para poder co-nocer la voluntad de un pueblo, és-te tiene que actuar con libertad, sincoacciones ni violencia de cualquiertipo... Y ello por no hablar de que nose contempla en el ordenamientojurídico-constitucional español laposibilidad de llevar a cabo unaconsulta popular como la pretendi-

da por Ibarretxe, o que el principiosobre el que se basa nuestro Estadoautonómico es el de unidad de lanación española.

Uno de los aspectos más grave-mente negativos de la propuesta esque, como ha dicho Joseba Arre-gui, olvida el carácter que el Estatu-to tiene de pacto interno entre losvascos nacionalistas y los vascos nonacionalistas. Hacer prevalecer elresultado de un hipotético referén-dum supone la negación del pacto,según el cual se renuncia a estruc-turar institucionalmente la sociedadvasca a partir de cualquiera de lossentimientos de pertenencia parti-culares que existen en ella: el nacio-nalista y el no nacionalista. Unamayoría (digamos, pseudomayoría,porque lo es por poco) gana, e im-pone un modelo en el que la mino-ría (pseudominoría) se queda sin re-flejo institucional para su senti-miento de pertenencia.

Pero, sin duda, lo que inha-bilita de raíz el texto del lehen-dakari es algo que el propio do-cumento reconoce: el proyectosólo podría llevarse a cabo sidesapareciera la violencia enEuskadi. Entonces, lo que habríaque hacer en primer lugar esponer los medios para erradicarviolencia. Y sólo después se po-drá hablar pacíficamente de loque se quiera. Pero no. El Go-bierno vasco considera más im-portante lo segundo que lo pri-mero, sin percatarse de que, pa-ra dialogar, es imprescindibleque todas las partes implicadaspuedan expresarse con libertad,sin coacciones, amenazas, mie-do y violencia. La situación ac-tual en Euskadi deslegitimaríacualquier tipo de consulta po-pular, porque muchos ciudada-nos no podrían opinar con lasmínimas condiciones de liber-tad necesarias para hacerlo.

“Bajo el paraguasformal de palabrascomo “diálogo”,“unión”,“integración”, seesconde, enrealidad, unproyectoexcluyente”

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Equidistancia: Postura basada en un relativismo ético absoluto, que coloca en el mismo nivel a víctimas yverdugos, a la justicia y a la injusticia, a la vida y a la muerte, a las instituciones democrá-ticamente legitimadas y a los proyectos políticos, que incluso pueden ser contrarios a lademocracia, etc. La equidistancia entiende que el defender a las víctimas y el defender alos asesinos son la expresión de sensibilidades distintas que hay que respetar por igual.Los nacionalistas se han instalado en la teoría de la equidistancia, y dicen ser indepen-dientes tanto del terror de ETA como del Estado equiparándolos. Y como piensan que el te-rrorismo no enfrenta a vascos demócratas contra vascos fascistas, sino que es un conflic-to entre el Estado Español y ETA, dicen que los dos son responsables, luego tienen que ne-gociar, y, como ellos tienen los mismos fines que ETA, al final se conseguirá a la vez la pazy los fines nacionalistas de forma unida.La equidistancia plantea que en el medio está la virtud y la paz, a la misma distancia deETA que del PP. Así, Ibarretxe reitera que no está ni con ETA ni con el PP, ni con Madrid nicon ETA, equiparándolos. Incluso ha llegado a comparar las bombas con las leyes, cuandodijo que “a este pueblo no lo van a parar ni con las bombas de ETA, ni con decretos, ni conleyes, ni con mentiras”.Desde la teoría de la equidistancia, cuyo mayor defensor es Elkarri, se critica el maniqueís-mo de dividir a los vascos entre buenos y malos, entre demócratas y totalitarios, ya que locorrecto es condenar todas las expresiones de violencia, y reivindicar los derechos colecti-vos homologándolos a los individuales.De este modo al igual que el ciudadano Aldaya, Delclaux, etc., Euskadi está secuestrada, es-tá secuestrada su economía, su juventud, sus mujeres, sus trabajadores parados, y un largoetcétera. La diferencia estaba en el que pueblo podía y puede salir a la calle, manifestarse,etc., pero Aldaya, ni Delclaux podían hacerlo.El despropósito de la equidistancia lo manifestó Juan María Ollora cuando dijo aquello deque “un proceso de paz supone repartir la razón entre los protagonistas del conflicto”. O loque es lo mismo, darles por igual la razón al asesino y al asesinado, al que maldita la faltaque le hace.La equidistancia llega hasta el extremo de igualar a las víctimas inocentes con los verdu-gos, aunque no todos los muertos son iguales... aquí se rompe la equidistancia porque “erade los nuestros” (Korta, Uribe... eran empresarios o ertzainas, y a la vez nacionalistas, aun-que fueron asesinados por lo primero).La equidistancia sirve para no hacer frente a los que sostienen las redes culturales y clien-telares del terrorismo, y sus efectos se manifiestan en la destrucción del tejido social delcivismo democrático.

Vasco auténtico: Es el que está obligado a asumirel proyecto político y la identi-dad cultural que propugna laideología nacionalista, ya quesólo son vascos los que aceptanlas definiciones nacionalistas delo vasco. Los dirigentes naciona-listas no sólo dicen lo que hemossido sino lo que todos los vascostenemos la obligación de ser.Solo los nacionalistas son vascosde verdad, y como dijo en ciertaocasión Rosa Diez, “los demássomos vascos de mentira”.En la práctica, para los naciona-listas el vasco auténtico es elmás radical en la incompatibili-dad con lo “español”, el más“antiespañol”.

Democracia plebiscitaria: Hoy en Euskadi la democraciaplebiscitaria (por medio de con-sultas, referéndums, plebiscitos,etc.) se plantea como supera-ción, como mejora de la calidaddemocrática, en definitiva sequiere superar el consenso parasuplantarlo por el plebiscito. Sinembargo, la democracia plebis-citaria tiene un carácter mera-mente autoconfirmatorio, pro-pio de los regímenes totalitariosque no reconocen la pluralidadinterna de la sociedad. En los re-feréndums se pide únicamenteal electorado que saque una fo-tografía de un determinadomomento histórico,

EDUCACIÓN, INFORMACIÓN YMANIPULACIÓN DEL LENGUAJE“Vocabulario democrático 2002 del lenguaje político vasco”*

José María SalbidegoitiaJavier MontañaProfesores de la Universidad del País Vasco (PNV/EHU).

* “Vocabulario democrático 2002 del lenguaje político vasco” / www.argumentoslibertad.org

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Educación e información

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con la esperanza de que sea el momento opor-tuno para los intereses de los que han promovido elpropio referéndum. En el referéndum no hay un de-bate propiamente democrático, porque los partidosinvierten las energías en la táctica para determinarcuándo deben celebrarse y cuál debe ser la pregun-ta, porque tanto el momento como la pregunta in-fluyen en el resultado.Ejemplo de ello fue cuando en octubre del 2001 Ar-zalluz propuso a las juventudes de su partido (EGI)la eventual celebración de una consulta para que “elpueblo vasco diga formalmente que ETA debe desa-parecer”. Lo que significa no admitir que el terroris-mo es contrario a los Derechos Humanos, y que nose necesita un referéndum.La obsesión del nacionalismo por los referéndumsno es otra que tratar de legitimar por la voluntad loque plantean como un derecho natural ajeno a lavoluntad. Dicho de otro modo, dicen que el pueblovasco es un pueblo “per se” con identidad propia,pero como eso no vale en democracia, buscan quese le reconozca como tal con un baño de legitima-ción democrática.

Ser para decidir: Primero se “es”, por definición, por naturaleza, sindiscusión alguna, se “es” una herencia del pasadoque está por encima de la voluntad, se “es” una co-munidad natural que está a ambos lados del Pirineodesde siempre, ese “ser” se lleva en la sangre, es im-posible de explicar.En segundo lugar, el hecho de “ser” (un pueblo) im-plica la obligación de refrendarlo con el voto (paradecidir). Esto significa que no basta con el “ser” pornaturaleza, hace falta darle el baño del voto demo-crático. Así tendremos un pueblo vasco diferencia-do por su origen (ser) y por su voluntad (para deci-dir). Pero la voluntad democrática suele jugar malaspasadas, y resulta que los habitantes de algunos delos siete (o seis) territorios reivindicados como inte-grantes del pueblo vasco no refrendan con su voto(voluntad) el “ser”.Esta contradicción no presenta ningún problemapara el nacionalismo, porque lo que es natural nodepende de la voluntad, dicho de otro modo, si yase “es”, está todo decidido.

Mayoría: Significa la representatividad democráti-ca, pero no necesariamente su legitima-ción. Por ejemplo, Hitler y su partido naziobtuvo la mayoría relativa que convirtióen absoluta con la alianza con el Partidoconservador. Esa mayoría no significa sulegitimación democrática, porque es po-sible utilizar los mecanismos del sistemademocrático para deshacerlo e instauraruna dictadura. La democracia antigua o totalitaria con-sistía en el gobierno de la mayoría, sin so-meterse a ningún tipo de restricción. Hasido considerada como un régimen políti-co indeseable porque necesariamenteconducía, a través de a demagogia, a la ti-ranía. Por el contrario, el ideal moderno dela democracia liberal coloca el principio dela libertad individual por encima del pro-ceso democrático de decisión por mayo-ría. Las libertades básicas o derechos hu-manos restringen aquello que los políticos(por muy democráticamente elegidos queestén) puedan acordar.La mayoría no garantiza la democracia,sino va acompañada del cumplimiento yla defensa activa de los valores y princi-pios democráticos. La mayoría no puededecidir cualquier cosa y estar legitimadopor ello, por ejemplo si la mayoría en elparlamento decidiese exterminar física-mente a la minoría ¿sería una decisióndemocrática?La política democrática exige el respeto alas mayorías, pero también el respeto a lopactado como fórmula de convivencia, enel caso de Euskadi, significa el respeto alEstatuto y la Constitución que por simplemayoría no se pueden modificar.Respecto a la configuración de la mayo-ría lo importante está en los procedi-mientos y medios por los que esa mayo-ría ha llegado a serlo. Es decir, si las dis-cusiones y las negociaciones se han dadode forma libre y racional, o bajo la ame-naza o la coacción.

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Catedral de Ámsterdam, dos de fe-brero de 2002. La joven argentinaMáxima Zorreguieta, descendientede españoles acaba de convertirse enprincesa de Orange, después de se-llar públicamente su promesa deacompañar en la vida y en la muerteal príncipe Guillermo de Holanda.Suena el bandoneón, enseguidaacompañado por una pequeña or-questa interpretando el bellísimotango “Adiós Nonino” de Astor Piaz-zola. Y el hermoso rostro de hogazade la plebeya porteña se estremeceen lágrimas, en un llanto inconteni-ble por Argentina. Aquella emocióncontagiada a medio mundo por latelevisión no la habían logrado pro-vocar ni las miradas encendidas desu marido, ni la gloria musical de Ha-endel o Vivaldi recreada minutos an-tes. Era un tango el que volcaba so-bre la Cenicienta hispana toda lanostalgia de la patria amada y allí, enla catedral holandesa , la nación ar-gentina se hacía añoranza en las me-jillas de una princesa novata. Ocurríaesto porque a partir del siglo XIX lasnaciones se convirtieron en el crite-rio más importante de definición so-cial y se han mantenido como tal cri-terio significativo.

Con las naciones se generaronademás los derechos políticos, sien-do fundamental para nosotros pro-clamar nuestra condición de espa-ñoles, argentinos o alemanes mu-cho antes que la de médico, aboga-do o anciano.

La nacionalidad suele ser motivode orgullo, salvo en situaciones dedeformación intelectual o enferme-

dad moral como ocurre en España,porque define la identidad de laspersonas y hace derivar de ella losderechos de éstas. No quiere ellodecir que antes del siglo XIX no hu-biera identidades sino que adopta-ban formas bien distintas a las na-ciones que hoy conocemos. Y, porsupuesto, desde siglos atrás existíala identidad española, fruto de la di-versidad, el contagio, el préstamo yel mestizaje fruto de la Historia.

Tres mil años de encuentros yconvivencia, muchos de ellos a am-bas orillas del Atlántico y el Medite-rráneo, quinientos años de Estadointegrador, y doscientos de verte-bración liberal-nacional han esta-blecido suficientes lazos familiares yculturales como para que Españapueda leer su historia sin llanto, sinnecesidad de escarbar en la tumbade los Reyes Católicos o enrocarseen El Escorial cada vez que naciona-listas vascos o catalanes nieguen suexistencia. España, nación, Estado,territorio, país o como quiera lla-

mársela ha pervivido a través de lossiglos y es una de las veteranas delmundo, con sus confines ya diseña-dos en la época de los reyes Católi-cos, lo que supone todo un prodigiodada la enorme inestabilidad de lasfronteras en Europa.

La nación española y otras na-ciones más vieron la luz en los pri-meros años del siglo XIX. Fue enton-ces cuando los Estados clásicos uti-lizaron la idea de nación para dotar-se de elementos de igualdad y liber-tad frente al absolutismo anterior.Este nacionalismo cívico y constitu-cional del siglo XIX nada tiene quever con los nacionalismos actuales,que son nacionalismos comunita-ristas, basados en formas de inte-gración social y, consiguientemente,de exclusión del “otro “ que contra-dicen los fundamentos clásicos dela sociedad liberal y moderna. El co-munitarismo nacionalista está en elorigen de numerosas tragedias con-temporáneas ya que para vencer lasresistencias de la sociedad civil y sucredo político liberal siempre tuvoque ejercer violencia.

Paradojas del presente, mientrasel mundo no alberga duda algunasobre la existencia de España —ya enlos lejanos tiempos del Camino deSantiago, los intelectuales y reyes deEuropa atribuían una identidad co-mún a los distintos reinos peninsu-lares— en pleno siglo XXI hay algu-nos españoles que conciben su his-toria como una invención o un fra-caso. Durante cuarenta años, el régi-men de Franco habló indistintamen-te de paz o victoria, según quienesfueran sus interlocutores restañan-do las heridas propias y mantenien-do en llaga las ajenas y muchos es-pañoles crecieron convencidos dehabitar una nación fracasada con unnombre inventado por el dictador.Aun hoy se deja oír algún que otro

LA NACIÓN SE HIZO CARNEFernando García de Cortázar Ruiz de Aguirre

Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Deusto.

“Estenacionalismocívico yconstitucional delsiglo XIX nadatiene que ver conlos nacionalismosactuales, que sonnacionalismoscomunitaristas,basados en formasde integraciónsocial y,consiguientemente,de exclusión del‘otro’ quecontradicen losfundamentosclásicos de lasociedad liberal ymoderna. Elcomunitarismonacionalista estáen el origen denumerosastragediascontemporáneasya que paravencer lasresistencias de lasociedad civil y sucredo políticoliberal siempretuvo que ejercerviolencia”

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ignorante, malvado o tonto útil quepiensa que España no es una reali-dad histórica sino un montaje de laderecha, el folclore o los proyectosde reforma de la enseñanza de lashumanidades del PP. A tal extremoha llegado la esquizofrenia del he-cho diferencial que el sentimientode España, incluso su simple voca-blo, ha sufrido, sufre hoy, una escan-dalosa censura. La mutilación semanifiesta en el destierro de la pala-bra España o en la inmunodeficien-cia cultural de identificar lo españolcon la rueda de juicios sumarios ycárceles del franquismo.

El problema, en el fondo, escultural. De no haber navegado porla historia ni haber leído suficiente.Tal vez si las generaciones de la de-mocracia hubieran aprendido a leerla palabra España en el pesimismode la generación del 98, el horizon-te europeísta de los intelectualesdel 14 o el verso desgarrado de lospoetas del 27, y la hubieran vistoescrita con la naturalidad, el dolor,la tristeza o el compromiso políticocon que la escribieron entonces, hoyestarían vacunados contra ese pre-juicio de obviarla en las conversa-ciones. Porque la España real ya nosería para ellos esa España siniestray canalla que hoy se quiere recordarsino la viva y siempre noble que aconocer les habría dado la voz deaquellos hombres.

La palabra no les remitiría en-tonces a la Inquisición de los ReyesCatólicos sino a las coplas de JorgeManrique; no les traería el rumornegro de la leyenda de Felipe II sinola palabra afilada de Quevedo y laprosa generosa de Miguel Cervan-tes; no les hablaría de las matxina-das sino de Jovellanos y la quimerade la reforma agraria; no les susu-rraría al oído los nombres de los ge-nerales del XIX sino la patria que so-

ñara Benito Pérez Galdós; no les re-cordaría la imagen de un rey dandy-nizado o de un cirujano de hierro si-no el destierro de Unamuno enFuerteventura, la rebeldía de Barojao el ¿dónde está la bomba que des-tripe el terrón maldito de España?que grita en Luces de Bohemia elMax Estrella de Valle Inclán; no re-petirían monótonamente, como enlos pases sucesivos de los viejos ci-nes de barrio, un nombre, Franco, yun tiempo, la dictadura, que les sue-na hueco sino que imaginarían lapaz, la piedad y el perdón de Ma-nuel Azaña o dirían Hernández,Cernuda, Vallejo y, más tarde aún,Gil de Biedma o Blas de Otero. Es-te reclamaría en sus palabras reuni-das para Antonio Machado el ejem-plo del poeta muerto en Francia,pues quería tenerle, convivirle,compartirle como el pan.

Ha pasado esta España al olvido,aquella que como el poeta de Cam-pos de Castilla soñó un día un sue-ño que no ha sido. La historia deAntonio Machado es una metáfo-ra de la derrota, el éxodo y la espe-ranza muerta, el relato de un fraca-

so de aquel sentido histórico, de-mocrático e ilustrado que los hace-dores de versos y muchos hombresde la II República quisieron dejarpara los españoles del futuro y queFranco, primero, y la transición, des-pués, terminaron de enterrar. Elejemplo de ciudadanos y españolesdespojados de nostalgias imperialesy “patrioterismos”, el ejemplo dehombres comprometidos con el pa-sado, el presente y el futuro de Es-paña que ofrecen todos ellos nosenvía un destello de luz tranquila yremota, como la de una estrella quecontinúa brillando a lo lejos despuésde haberse extinguido en silencio: elmensaje de esa otra España que seha hurtado, y se hurta, a las genera-ciones más jóvenes. Permítame —escribía Jorge Guillén— permítamegozar, usted perdone, / con modestaopinión de estos vocablos: / Socie-dad económica / de Amigos del País.Permítanme, ustedes perdonen, es-cribir España. Permítanme gozar delos versos que escribió Machado pa-ra despedirse de Francisco Giner delos Ríos, maestro de una Españamalograda pero admirable.

“El problema, en elfondo, es cultural.De no habernavegado por lahistoria ni haberleído suficiente.Tal vez si lasgeneraciones dela democraciahubieranaprendido a leer lapalabra España enel pesimismo de lageneración del 98,el horizonteeuropeísta de losintelectuales del14 o el versodesgarrado de lospoetas del 27, y lahubieran vistoescrita con lanaturalidad, eldolor, la tristeza oel compromisopolítico con que laescribieronentonces, hoyestaríanvacunados contraese prejuicio deobviarla en lasconversaciones”

“Las traineras”, de Elías Querejeta.

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...¡oh sí! llevad, amigos, /su cuerpo a lamontaña/ a los azules montes/ del anchoGuadarrama(…)/Allí el maestro un día /soñaba un nuevo florecer de España.

Es hora de hablar de España, nodesde el pesimismo o el complejo, nidesde la inhibición ideológica im-puesta por la agresividad de los na-cionalismos, ni desde la mala con-ciencia inducida por la palabrería delrégimen de Franco, que cegó a la in-telectualidad progresista de tal for-ma que provocó en ella y en toda laizquierda un infantil y patológico re-chazo a hacer una simple profesiónde fe nacional en esa realidad histó-rica abrumadora que es España.

España, deja que te nombre,y queme en tu amor mis palabrassin odio, puras y sin muerte,pero rojas de sangre cálida.… En tus planicies y en tus ríos,en tus bosques y tus montañas,pero más en tus hombres, vivosy muertos, en sus nobles almas,sobre las hondas ruinas, veoun rostro hermoso ¡España, España!

acertó a escribir Eugenio Nora, mien-tras Luis Rosales, habitado por la tra-gedia de la guerra civil, volvía su mi-rada al paisaje.

Y España son los ríos, y los montes azules.Y los valles y el mar que ciñe su alegría,y España son los árboles y los trigos sonoros,y el cielo como espejo de la tierra desnuda.

Como el principal campo de fa-bulación nacionalista es la historia,urge recuperar en la escuela y en lacalle el pasado español que no porplural tiene que dejar de ser común.Desde 1975 hemos asistido a unproceso político e intelectual, en elque se ha exaltado machaconamen-te la diversidad de los componentesterritoriales y culturales de Españahasta llegar incluso a negar la exis-tencia de esa comunidad nacional,que llamamos nación española.Contraponiendo las partes al todo,buscando la exclusión de lo comúny poniendo el énfasis sólo en lo pro-pio, se han multiplicado las agresio-nes a la Historia que al obsesionarse

en destacar o inventar lo singularha perdido su capacidad de integrar,de igualar y de ofrecer una visión deconjunto que en alguna medida esconsustancial a la ciencia histórica.

Al mismo tiempo que los nacio-nalistas catalanes y vascos hacen loimposible por desigualarse y dife-renciarse de otras “singularidades”españolas, aprovechan cualquierocasión para identificar su caso consituaciones de autodeterminaciónpolítica originadas dentro o fuerade Europa, por muy distintas quesean. En plena marejada popularprovocada por el desplome de laEuropa del Este y la desintegraciónde la Unión Soviética, los naciona-lismos de España buscaron su pue-

blo oprimido en el que reconocersey festejar su recién estrenada inde-pendencia, confiando en el conta-gio. Países como Eslovaquia, Litua-nia o incluso Tibet han sido toma-dos de ejemplos a seguir, los dosprimeros por Jordi Pujol y el terceropor el PNV. Nada más alejado delespíritu europeísta que excesos ta-les que recuerdan las fantasías delhistriónico Bossi de la Liga Norteitaliana. El hecho de que Pujol com-pare España, una nación con unaconvivencia histórica de más dequinientos años con países surgidosde entes artificiales, hijos de trata-dos internacionales, sólo manifiestamiopía, oportunismo político e irra-cionalidad. En el caso de los nacio-nalistas vascos el despropósito noes menor. Comparar un país miem-bro de la Unión Europea, que de-fiende todos los derechos y liberta-des democráticas, con una naciónque no respeta el más elementalderecho de la persona, como es laChina Popular, resulta sencillamen-te grotesco.

Pero sí existe una Historia de Es-paña hecha desde la universidad yno desde el mercadeo político, unaHistoria que tiene muy buenos pro-fesionales que han destacado la tra-yectoria común de una nación im-portante que ha impregnado al res-to de la humanidad de ideas y valo-res y que con sus personajes y susobras ha enriquecido el patrimoniouniversal y sin cuya aportaciónnuestro mundo no sería el mismo.

“Contraponiendolas partes al todo,buscando laexclusión de locomún y poniendoel énfasis sólo enlo propio, se hanmultiplicado lasagresiones a laHistoria que alobsesionarse endestacar oinventar losingular haperdido sucapacidad deintegrar, de igualary de ofrecer unavisión de conjuntoque en algunamedida esconsustancial a laciencia histórica”

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Desde aquí yo contemplo, tendido, sin memoriael campo. Piedra y campo, y cielo y lejanía.Mis ojos miran montes donde sembró la historiael dulce sueño amargo que sueñan todavía.Pero el amor fundido en piedra día a día;pero el amor mezclado con monte, o con escoria,es duradero, y te amo, oh patria, oh serraníacrespa, que te levantas bajo el cielo, ilusoria.Campos que yo conozco, cielo donde he existido;piedras donde he amasado mi corazón pequeñobosques donde he cantado: sueños que he padecido.Os amo, os amo, campos, montañas, terco empeñode mi vivir, sabiendo que es vano mi latidode amor. Mas te amo, patria, vapor, fantasma,sueño.

Carlos Bousoño / España en el sueño

Atrapada entre Europa y África,el Mediterráneo y el Atlántico, Espa-ña ha soñado bajo sus párpados detiempo todos los sueños del hom-bre. Los caminos de la Historia le hi-cieron llegar modos de vida y ali-mentos, dioses y lenguas, grandezasy miserias que embellecerían su mi-rada y le harían deudora de olvida-dos pueblos viajeros. A medio cami-no entre la Historia y la leyenda, ellongevo Argantonio, rey de Tartes-sos, encabeza el elenco como repre-sentante de la primera cultura his-pana abierta a las influencias delMediterráneo. La Dama de Elcheencierra en su mirada el misterio dela cultura ibérica, expresión de lastradiciones indígenas y las aporta-ciones de los colonos griegos y feni-cios De la mítica riqueza de Iberia seharían lenguas los autores clásicos,buenos propagandistas de la ima-gen aúrea de la Península durante laEdad Antigua, mientras la hospitali-dad regia prefigura el futuro de unaEspaña mestiza.

Objeto de deseo de las grandespotencias mediterráneas, Iberia, pri-mera denominación de España, re-coge la sangre de las milicias de Car-tago y Roma en su batalla por la su-

premacía del mundo conocido. Trasel triunfo romano, la caligrafía de losemperadores relataría la unificacióncultural de la Península A Roma de-berán los futuros españoles su len-gua, el arte y la tradición literariagrecolatina, el derecho, la religión yunas estructuras urbanas y viariasque luego heredarían los godos, losmusulmanes y los reinos cristianos.Hispania es la primera unidad polí-tica peninsular. Cuando el brillo deRoma se marchita, los visigodos rea-niman la antigua Hispania con suardor guerrero, aunque no puedenevitar que, poco a poco, sus dirigen-tes caigan postrados ante el presti-gio de la cultura romana. En los con-cilios de Toledo se consagra la impa-rable romanización de aquel pueblogermano y se abre camino la alianzaentre el trono y el altar que se pro-longa en la historia de España hastabien entrado el siglo XX. El Estadogodo no sólo habrá de ser precursorde la hegemonía de la Iglesia sobrela sociedad civil; también anticiparíala endémica desunión de los espa-ñoles. A causa de las querellas do-mésticas, la entrada de las tropasárabes en el 711 es un paseo triunfalhasta Toledo. Rota de nuevo la uni-dad peninsular, Abd al-Rahman IIIocupa un sitio preferente en la cró-nica de España, al poner los belico-sos principados norteños a los piesde Córdoba, cohesionar el resto delterritorio y deslumbra a Europa conel fulgor de su cultura cosmopolita,compendio de las mejores influen-cias del mundo clásico y la renovadamirada asiática. “Yo te saludo, oh reyde Al Andalus, a la que los antiguosllamaban Hispania”, así se dirigió elembajador del emperador Otón aAbd al-Rahman III en los salones deMedina Azahara.

Las rencillas domésticas derrum-barían el califato de Córdoba el

año 1031 al tiempo que los anóni-mos pastores, campesinos y guerre-ros de los reinos cristianos del norteganaban terreno, poblando las tie-rras desiertas del Duero y el valle delEbro. Empujados por los monarcasasturianos los pobres labriegos seenrolan en una empresa que habríade durar siete siglos:la recuperaciónde la herencia visigoda. En seguidala difusión del mito de Santiago queviene del siglo IX inflama a los cre-yentes norteños con la concienciade la predilección divina al tiempoque la puesta en marcha del caminode peregrinación a impulsos deSancho III el Mayor de Navarraabre una importante vía de relacio-nes con Europa, rompiendo anterio-res aislamientos. Incluso la idea deidentidad española comienza a giraralrededor de este apóstol protector—Santiago Matamoros— cuandollegan a España los vientos de re-conquista impulsados por el Papadopara reconquistar Jerusalén.

El mito de Santiago funciona enla conquista de América, dondeFrancisco Pizarro puede decir “San-tiago y cierra España” al derrotar alimperio inca. Igualmente desempe-ñará un papel muy importante en laGuerra de la Independencia contralos franceses que paradójicamentehabían contribuido como nadie a ladifusión del mito jacobeo.

A impulsos de la personalidadpropia de cada uno de los cinco rei-nos norteños —León, Castilla, Nava-rra, Aragón y Cataluña— y en sinto-nía con el discurrir político nacieronun conjunto de manifestacioneslingüísticas, espejo del mosaico pe-ninsular. Desgajadas del latín brotandiversas lenguas romances que ocu-pan en la comunicación popular elespacio dejado por el idioma de laantigua Roma. Únicamente el ga-llego, el catalán y el castellano, a

“A tal extremo hallegado laesquizofrenia delhecho diferencialque el sentimientode España, inclusosu simple vocablo,ha sufrido, sufrehoy, unaescandalosacensura. Lamutilación semanifiesta en eldestierro de lapalabra España oen lainmunodeficienciacultural deidentificar loespañol con larueda de juiciossumarios ycárceles delfranquismo”

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costa de la fusión con los dialectosvecinos y del progresivo desplaza-miento del árabe, rebasan las barre-ras del tiempo, mientras el vas-cuence subsiste en los valles vascosy navarros. Destinado a avanzar alcompás de la conquista como unabisagra lingüística y debido, sobretodo, a su fonética innovadora y ca-pacidad expansiva, el castellano,“un latín mal hablado por norteños”traspasará las viejas fronteras me-dievales, embarcando a reyes , eru-ditos y poetas en un mismo sueño,capaz de cruzar océanos, aglutinarrazas y culturas, hermanar pueblos yescribir en el Siglo de Oro una de laspáginas más brillantes de la litera-tura universal.

Hermanos en mi lengua, qué tesoronuestra heredad —oh amor, oh poesía—, esta lengua que hablamos —oh belleza—.

Dámaso Alonso / Nuestra heredad

De espaldas a la realidad históri-ca, los nacionalistas actuales consi-deran el español un idioma impues-to, olvidándose de que las elites ca-talanas de la Corona de Aragón loutilizaban aun antes del matrimo-nio de los Reyes Católicos, que sehabló antes en Vitoria que en Ma-drid y que desde el siglo XVIII es lalengua del Estado y la educación. Sumensaje aparece diáfano; hay unalengua inocente y otra culpable,una que fue oprimida y otra opreso-ra, rivalidad radical que deja exiguaesperanza al bilingüismo impulsadopor la ley.

Desde el siglo XI se perfilan losdos grandes actores de la construc-ción de España: Castilla y Aragón.Guerrera y mística, Castilla se com-promete en la tarea “nacional” derecomponer la unidad perdida, in-corporando las nuevas conquistascomo una parte más de sí misma.

Por el contrario, la corona de Ara-gón jamás consiguió eliminar susfronteras internas, a causa de losantagonismos de sus oligarquíasque no tardan en implicarse, con losmercaderes catalanes a la cabeza,en la expansión mediterránea,aventura imperialista —ya sin la ex-cusa de la cruzada— heredada luegopor la monarquía española.

A hombros de la utopía, viva enla meditación de los más clarividen-tes hombres de la monarquía, laIglesia o la intelectualidad, la ideade España recorre el medievo bajola forma de espacio geográfico ypasado compartido. El trío Fernandoel Santo, Alfonso X el Sabio y Jaimede Aragón ultima prácticamente laconquista de la península, pudién-dose dedicar a una labor organizati-va y legisladora capital para la cons-trucción del Estado.

Con su sentido político, supera-dor de intereses puramente dinásti-cos o de “reinos”, Isabel de Castilla yFernando de Aragón, ponen en mar-cha el largo proceso de “integraciónnacional”, al unir en su matrimoniolas dos coronas más poderosas de lapenínsula Aragón y Castilla mantie-nen instituciones, aduanas o mone-das separadas y conservan su iden-tidad y normas jurídicas. No obstan-te, la voluntad real de caminar másallá de la unión personal quedaríareflejada en la política exterior delas dos Coronas y la decisión detrasvasar recursos de una a otra.Frente a la dividida y exhausta Co-rona aragonesa, que había visto có-mo el ánimo de los monarcas se di-luía al no poder dominar a la noble-za, Castilla – desde las tierras galle-gas o vizcaínas a los campos anda-luces– redondeaba en estos años suéxito en la lucha contra la aristocra-cia y ofrecía una imagen de unidad,robustecida con su pujanza demo-

gráfica y sus buenas expectativaseconómicas. De ahí que la políticade los Reyes Católicos, título otor-gado por el papa valenciano Ale-jandro VI, se diseñara en la Meseta,aunque sin descuidar en ningúnmomento los objetivos de sus socioscatalanoaragoneses.

Una vez afianzada la paz, Isabely Fernando, fabricantes de moder-nidad y al mismo tiempo prisionerosdel pasado medieval, empeñaríansus esfuerzos en forjar un Estadonuevo, embrión de las monarquíasabsolutas que muy pronto alumbra-ría Europa. Con este propósito losReyes Católicos domesticarían lasaspiraciones políticas de la noblezay asumirían la práctica totalidad dela acción de gobierno en sus reinos.En consonancia con su espíritu re-formador, la nueva monarquía novaciló en adueñarse de la fortalezaideológica de la Iglesia, colocando ala jerarquía eclesiástica bajo su au-toridad y acaparando el derecho apresentar candidatos a los obispa-dos españoles.

Después de consolidada la unióndinástica, la victoria sobre el últimobastión musulmán en la Penínsulase convirtió en un asunto de Estado.Deseosos de ofrecer una salida a lanobleza recién sometida, Isabel yFernando desviarían toda la agresi-vidad de la vieja sociedad militaristasobre las vegas de Granada. Laconquista del codiciado reino naza-rí, una guerra dura y costosa, sirviótambién a la voluntad de reforzar,mediante la exaltación de la fe, launidad de la nueva monarquía yarrancó el apoyo de los súbditos deambas coronas.

“Destinado aavanzar al compásde la conquistacomo una bisagralingüística ydebido, sobretodo, a su fonéticainnovadora ycapacidadexpansiva, elcastellano, “unlatín mal habladopor norteños”traspasará lasviejas fronterasmedievales,embarcando areyes , eruditos ypoetas en unmismo sueño,capaz de cruzarocéanos, aglutinarrazas y culturas,hermanar pueblosy escribir en elSiglo de Oro unade las páginasmás brillantes dela literaturauniversal”

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... Hablan las aguas y lloran,bajo las adelfas blancas;bajo las adelfas rosas,lloran las aguas y cantan,por el arrayán en flor,sobre las aguas opacas.¡Locura de canto y llanto,de las almas, de las lágrimas!

Juan Ramón Jiménez / Generalife

Vencida la resistencia nazarí, losReyes Católicos imaginaron una Es-paña sin mezquitas ni sinagogas yrenovaron el valor de la religión ca-tólica como fermento de la uniónpolítica de sus reinos. La construc-ción de un Estado cimentado en laexaltación del credo único, herederode la conquista de Granada y lastensiones antisemitas de los siglosXIV y XV, había empezado a cobrarrealidad el año 1478, cuando Isabely Fernando apresaban una idea queflotaba en el ambiente de sus domi-nios y obtenían del Papa Sixto IV losmedios necesarios para crear y con-trolar la Inquisición. De esta maneralos Reyes Católicos ponían al día unartefacto represivo que la Europa dela Edad Media había empleado paracombatir la rápida difusión de lasherejías y alimentar las hoguerascon la vida de quien se atreviera adesafiar el dogma católico. Bajo suatenta mirada, la Inquisición se eri-gió como un eficaz sistema de in-formación y represión que permitiódesterrar de los viejos reinos las vo-ces contrarias a los intereses de lamonarquía. A partir de ahora la mi-sión pastoral de los obispos, elegi-dos por la Corona, y el celo unifor-mador de los tribunales inquisito-riales, para los que no existen lasfronteras interiores, colaboraríancon los reyes en la labor integrado-ra de los territorios peninsulares.

En las puertas de una nueva era,1492 allana el camino de los Reyes

Católicos con la conquista de Gra-nada y la proeza marítima de Cris-tóbal Colón, descubridor de otroperfil hispano en el Atlántico: Amé-rica. Los ojos afiebrados de unosmarinos curtidos en mil viajes, ar-dientes ojos arrancados de las cár-celes andaluzas y embarcados en laaventura de las Indias, ven ahora lacosta, los juncos verdes, y más alláde los bosques sueñan con los refle-jos de oro y plata que adivinan en laespuma de las olas. Mucho después,Pablo Neruda, trovador y quijote deAmérica, bucearía con su intuiciónpoética en la Historia para recogeren el fondo de su océano restos deodiseas y batallas y regresar conellos al sol de su siglo.

Porque el siniestro día del mar termina un día,y la mano nocturna corta uno a uno sus dedoshasta no ser, hasta que el hombre nacey el capitán descubre dentro de sí el aceroy la América sube su burbujay la costa levanta su pálido arrecifesucio de aurora, turbio de nacimientohasta que de la nave sale un grito y se ahogay otro grito y el alba que nace de la espuma.

Fortalecido por los Reyes Católi-cos, el Estado se moderniza connuevos organismos que fructificanen la monarquía burocrática y judi-cial de los Habsburgos. Un Estadoque será decisivo en el control delImperio a lo largo del siglo XVII yque tendrá desde 1561 su capital enMadrid, convertida por designio deFelipe II en motor de la unidad es-pañola. El traslado a Madrid de losnobles, auténticos soberanos en susfeudos regionales, favoreció unamayor compenetración entre los in-tereses locales y la Corona dando unnuevo impulso al proceso de fusiónde los territorios peninsulares.

Llegado el siglo XVIII, el primerBorbón, Felipe V da un salto adelan-

te en el itinerario de la unidad de Es-paña. El nieto de Luis XIV no entró enMadrid con un proyecto ilustrado denación bajo el brazo. Sí trajo en cam-bio un nuevo sentido del Estado yuna idea más moderna de la monar-quía, inspirada en el modelo francésy la tradición castellana de fortaleci-miento de la Corona. No obstante, enun principio, el joven Borbón se mos-tró respetuoso con las tradiciones delos reinos de la Corona de Aragón einició su gobierno sin atacar las vie-jas leyes. Fiel a los consejos de suabuelo, no tocó los fueros y concedióabundantes privilegios a los súbditosmás reacios a sus proyectos centrali-zadores, incluida la libertad para cre-ar una compañía marítima o el acce-so de dos barcos catalanes al merca-do de las Indias. Pese a su buena dis-posición, las potencias continentalesno iban a permitir un relevo dinásti-co tranquilo.

Los catorce años de la guerra deSecesión —guerra civil que lejos deprovocar sentimientos secesionistasmanifestó dos formas enfrentadasde entender España— permitieron almonarca acelerar el proceso de uni-ficación del Estado. Sin problemasde reconocimiento, el Borbón em-prendió una ardua tarea centraliza-dora que tras años de reformas li-quidaría las leyes y las institucionestradicionales de los reinos de la Co-rona de Aragón. En un primer mo-mento, en 1707, el soberano espa-ñol abolió los fueros valencianos eimpuso a los súbditos levantinos lalegislación castellana. Con el avancede los ejércitos reales, el modelo seexpande. Muy pronto, en 1711, lellega el turno a Aragón, que pierdesus privilegios, y cinco años mástarde le toca a Cataluña, donde elrey se muestra más comprensivo alpermitir la supervivencia del dere-cho privado, aunque sus disposicio-

“Frente a ladividida yexhausta Coronaaragonesa, quehabía visto cómoel ánimo de losmonarcas se diluíaal no poderdominar a lanobleza, Castilla—desde lastierras gallegas ovizcaínas a loscamposandaluces—redondeaba enestos años suéxito en la luchacontra laaristocracia yofrecía unaimagen de unidad,robustecida consu pujanzademográfica y susbuenasexpectativaseconómicas”

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nes dejaron el poder en manos deun capitán general y extendieron alPrincipado el español como lenguade la administración. Para fijarlo,limpiarlo y darle esplendor, la RealAcademia Española creada en 1713se comprometió a vigilar el buenuso del idioma. Los viejos reinos dela Corona de Aragón también decí-an adiós a sus Cortes, incorporadasal parlamento de Castilla, converti-do de hecho, aunque no de nombre,en las Cortes de España.

Tampoco la administración cen-tral, anquilosada en los tiempos delos últimos Austrias, resistirá el ím-petu reformista del monarca. La lu-cha contra la alta nobleza, a la quealeja de las tareas burocráticas, y lacreación de las Secretarías de Esta-do, Justicia, Hacienda, Marina yGuerra, precedentes del gabinete deministros del siglo XIX, completaronla unificación de la dirección políticadel gobierno. La meta perseguidapor el Borbón era clara: dotar a Es-paña de un Estado moderno, y a es-te fin contribuyeron los Decretos deNueva Planta y la remodelación dela burocracia central. No obstante, larevisión tuvo sus límites, ya que lasProvincias Vascongadas y Navarra,respetadas por el apoyo a Felipe Vdurante la guerra, conservaron susinstituciones intactas y continuaronancladas en sus viejos fueros.

Con todo, los verdaderos prota-gonistas del siglo XVIII serían losreformistas ilustrados, que lucha-rían por transformar España en unpaís moderno. Entonces la inquie-tud de la minoría intelectual espa-ñola era enorme. Lecturas, viajes,tertulias... La mayoría de los ilustra-dos españoles había leído el Teatrocrítico universal del Padre Feijoo yhabían consumido los libros de losfilósofos franceses, de moda en Eu-ropa. Todos aspiraban a una ciudad

utópica, moldeada por el progreso yla ciencia y a este fin consagraronsu obra, haciendo circular algunosde los principios sobre los que luegose sustentará el Estado nacional, alque Carlos III engrandeció conbandera e himno. Empieza a defen-derse un cuerpo uniforme de leyes yse adelanta una nueva división enprovincias, mientras se busca el im-puesto único, la enseñanza con es-tudios comunes, la exención de pri-vilegios militares... En un tiempo enque los historiadores, que ya tienensu Academia (1736), bucean en lashuellas del pasado de España, voca-blos como patriotismo y nación sir-ven para definir conceptos y reali-dades que encontrarán su desarro-llo en el siglo XIX. La palabra patriaque hasta la llegada del primer Bor-bón a España había tenido resonan-cias meramente localistas, a partirde entonces reverdece en la boca delos ilustrados suscitando los prime-ros testimonios de patriotismo esta-tal que encuentran en Feijoo su máseminente portavoz.

En 1808, con la sombra de susejércitos extendiéndose por las tie-rras peninsulares, Napoleón decidíaponer fin al reino ilusorio de losBorbones y mandar en un trono que

hacía suyo gracias a la miopía polí-tica de Godoy, la incapacidad deCarlos IV para dirigir el Estado enun momento de enorme eferves-cencia y el desbarajuste dinásticoque ese mismo año estallaba enAranjuez. Tras las abdicaciones deBayona, los herederos de la Revolu-ción francesa alcanzaban el tronomadrileño, disponiéndose a desgua-zar el Antiguo Régimen con la ayu-da de un grupo de ilustrados espa-ñoles, los afrancesados. El imperia-lismo de Napoleón se topó entoncescon la oposición de las masas popu-lares, que peleando y escucheandolas consignas de la nobleza y la Igle-sia se hicieron puro pueblo desnudoy mantuvieron viva la llama de laresistencia, componiendo un ejérci-to de sombras que llevaría los vien-tos de la independencia a las mon-tañas, valles y pueblos de la Penín-sula Ibérica.

En las huellas de la batalla segestó España como nación y mien-tras los guerrilleros desbarataban eltrono de José Bonaparte, los ade-lantados de la revolución liberal res-pondían a las fuerzas conservadorasque luchaban en defensa de sus vie-jas prerrogativas tomando lo mejordel ideario de 1789 y redactando la

“En el marco de supolíticanacionalizadora,los liberalestrataron de crearun sistemaeducativo quefiltrase a toda laciudadanía unmismo conjunto devalores yconocimientos decomúnaceptación.Buscaban asíconsolidar una víamás para elcontrol social y ladifusión de losprincipiosnacionales de laburguesíatriunfante, perotambién mejorar elnivel cultural deuna poblaciónherida por elanalfabetismo, queen 1860 todavíaafectaba al 73% delos españoles”

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Constitución de 1812. Dos añosde trabajo y discusiones concluyenel día de San José de 1812, cuandolos diputados aprueban una Consti-tución que plasmaba las ideas de laminoría liberal y resumía la labor le-gisladora llevada a cabo durante laguerra. Terminaba así un debateanimado, cuyos puntos más contro-vertidos habían sido la definición dela nación española y su forma cons-titucional. Otra discusión importan-te giró en torno a la soberanía na-cional y el derecho del pueblo aadoptar la forma de gobierno másconveniente, asunto en el que losrealistas lograron, al menos, asegu-rar la monarquía. También la reor-ganización territorial de España ge-neró un debate acalorado, protago-nizado por Argüelles o Muñoz To-rrero y los representantes catalanes,disgustados éstos con el ideariocentralista de los redactores de laConstitución. “Formamos una solanación y no un agregado de variasnaciones” argumentaron los diputa-dos defensores de una ordenaciónracional del territorio español. Fi-nalmente, superadas las friccionesde tinte regionalista, la ley funda-mental diseñó un Estado unitarioque afirmaba los derechos de los es-

pañoles por encima de los históricosde cada reino, estableciendo unprincipio igualitario que pretendíaacabar con las situaciones de desi-gualdad y privilegio dibujadas porlas viejas fronteras. Para satisfacer laigualdad recién adquirida, los dipu-tados gaditanos establecieron unaburocracia centralizada, una fiscali-dad común, un ejército nacional yun mercado liberado de la rémorade las aduanas interiores. “Españo-les”, diría Argüelles enarbolando laConstitución en la mano, mostran-do el texto a la asamblea como selevanta una bandera o se construyeun sueño “ aquí tenéis vuestra pa-tria”. No se equivocaba el políticoasturiano, ya que sobre los cimien-tos de Cádiz y con los resortes de laadministración y el derecho, la bur-guesía construiría aquella patriaconstitucional que la historia habíaido anunciando.

¡Salud, oh padres de la patria mía,yo les diré, salud! La heroica España,de entre el estrago universal y horroreslevanta la cabeza ensangrentada,y vencedora de su mal destino,vuelve a dar a la tierra amedrentadasu cetro de oro y su blasón divino.

Manuel José Quintana

A España después de la revolución de MarzoLa idea de España, como comu-

nidad nacional, que nacía progresis-ta en 1812, no pudo evitar la recaí-da ocasionada por el regreso de Fer-nando VII. A pesar de que se ordenóa los curas leer y explicar en el púl-pito la Constitución , apenas si tuvovigencia el mandato, prefiriendo laIglesia seguir pensando que la auto-ridad venía de Dios y el rey y no delpueblo. Cuando el monarca retornóa España decidido a suprimir el régi-men constitucional no tuvo ningu-na dificultad para disolver las Cortesy volver al régimen anterior. La con-trarrevolución diseñada por la Euro-pa del Congreso de Viena reforzó eldelirio absolutista del hijo de CarlosIV, cuya represión escogió sus vícti-mas entre los colaboradores de Bo-naparte y los liberales de Cádiz, for-zados a huir para salvar la poca vidaque les quedaba en la noche quecubría el país. Eran los primeros exi-liados del siglo XIX, escritores, ma-estros, poetas, militares, políticos...Huían de la cárcel o el estrépito defusiles que los devolvía a la tierra yen su huida estrenaban los caminosdel destierro que de ahora en ade-lante habrían de seguir tantos otrosespañoles fieles a sus ideas políticas,recorridos poco después por no po-cos carlistas y culminado en 1939con la riada humana víctima de laúltima guerra civil.

Fernando VII construyó unaépoca de exilios y ceniza, pero laspersecuciones políticas de su reina-do no dejaron mudo el espíritu deCádiz. La Constitución de 1812continuará siendo la brújula delprogresismo español durante el si-glo XIX y a ella sacrificarán su vidalos revolucionarios de 1820 o losdesterrados que sobrevivían en Paríso Londres tramando pronuncia-mientos o conspiraciones imposi-

“Pero un díaEspaña salió delos acantilados delfranquismo paravarar en lasriberas de lalibertad y elejerciciodemocráticoeliminó las últimassombras demelancolíahispana,consagrando unanuevanacionalidadvivida conoptimismo aunquesin abombar elpecho. Latransición rescatóla convivencia avarias voces; laselecciones de 1977recobraron la pazy la palabra; laConstitución de1978 diseñó unaEspaña múltiple ydiversa”

“Sigmund Freuddijo que las ideaspodían serimplantadas, porhipnotismo, en lamente humana y,cien añosdespués, no sesabe si porhipnotismo o porindiferencia, losespañoles hanllegado a asumir eltópico de quetodas las ideas, sinviolencia, sonigualmentelegítimas”

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bles, por los mismo años en queotros españoles, peregrinos de laAmérica insurrecta, defendían la li-bertad de las colonias frente a unametrópoli desgarrada de batallas ycalabozos. Y es que quienes habíanconquistado con su sangre las In-dias no estaban dispuestos a per-manecer por más tiempo arrodilla-dos ante el gobierno de una naciónlejana. La ocupación francesa alotro lado del Atlántico y la reacciónabsolutista de Fernando VII fue elmomento elegido por los ejércitospolvorientos de Bolívar, San Martíne Iturbide para liberar el continentedescubierto por Colón de su pasadocolonial y esculpir su propio destino.Era el fin de una época, pues laemancipación de las tierras de ul-tramar echaba abajo tres siglos deunión política entre España y Amé-rica, y tras ella se desvanecía todauna etapa de la historia hispana, elImperio.

La pérdida de la España transa-tlántica iba a contribuir a acelerarel parto de la nación, pues huérfa-nos de legitimidades imperiales yreligiosas, los políticos que veíanmorir a Fernando VII en 1833 co-menzarían sus maniobras para cin-celar el Estado liberal con el moder-no concepto de nación. Fueron losaños de la desamortización de Men-dizábal, que continuada por Madozen 1855 daría un respiro a las arcaspúblicas y demostraría las dificulta-des de la Iglesia para integrarse enel orden burgués. Tiempo tambiénde pronunciamientos y guerras civi-les, en las que los partidarios del in-fante don Carlos morían de nostal-gias en los campos de batalla y losespañoles veían agigantarse la dis-tancia que los separaba de los paísesde la Europa industrial. Los más detreinta años de guerra fundirían engloria a los generales del XIX, quie-

nes sabedores de su importantecontribución al mantenimiento delorden público reemplazaron a lospolíticos con el respaldo de IsabelII, los partidos o la prensa. Para de-fender la corona de su hija, la re-gente Maria Cristina pactó con losliberales, interesados en alcanzar unarreglo con la monarquía que ga-rantizase su porvenir. Isabel II pudoganar la guerra civil y sentarse en eltrono gracias a la burguesía y ésta, acambio, aprovechó la angustiosallamada para asaltar el poder yconstruir un Estado a su medida,inspirado en el modelo francés. Deesta manera, el liberalismo triun-fante en la corte madrileña lo queprimero hizo fue ocuparse de llenoen la ordenación del territorio espa-ñol. Al ministro Javier de Burgos lecorrespondió echarse sobre sushombros esta empresa y en 1833derribaba las barreras que sosteníanla geografía del Antiguo Régimen aldividir España en cuarenta y nueveprovincias. Un nuevo modelo de or-ganización territorial que tendríamucho mayor alcance que el mera-mente administrativo, ya que en laprovincia encontrarán los gobiernosliberales del XIX el soporte ideal pa-ra organizar la vida civil y militar delnuevo Estado nacional.

Con la autoridad de cada pro-vincia centralizada en los delegadosdel gobierno, se atornilló la arqui-tectura administrativa diseñada en1833. En Madrid se construyen du-rante la centuria los edificios quealbergan los centros rectores del Es-tado – ministerios, Congreso de losDiputados, Senado... – y de la crea-ción cultural e intelectual – Univer-sidad Central, museo Arqueológico,Biblioteca Nacional... – a través delos cuales la burocracia pasaría afiscalizar la vida de las regiones es-pañolas. El Museo del Prado, con-

vertido en pinacoteca real por Fer-nando VII y luego nacionalizadobusca completar los espléndidosfondos coleccionados por la Coronadesde el tiempo de los Austrias.

Pero un verdadero Estado cen-tralizado necesitaba cuanto antesde un cuerpo uniforme de leyes. Latendencia a construir un orden jurí-dico nacional se reflejó en el avanceexperimentado por el movimientocodificador. Después de años de tra-bajo, el Código Penal y el de Co-mercio reanudan el empeño iguali-tario de Cádiz, aunque no será has-ta la aprobación del Código Civil(1889), cuyo proyecto ve la luz gra-cias al nuevo impulso legislador dela Restauración, cuando se culminela tarea emprendida. La tendenciahacia la uniformidad del Estado tu-vo, no obstante, que plegarse du-rante años a consideraciones políti-cas, como en el caso del País Vascoy Navarra, que conservaron granparte de su vieja autonomía.

En el marco de su política nacio-nalizadora, los liberales trataron decrear un sistema educativo que fil-trase a toda la ciudadanía un mismoconjunto de valores y conocimien-tos de común aceptación. Buscabanasí consolidar una vía más para elcontrol social y la difusión de losprincipios nacionales de la burgue-sía triunfante, pero también mejorarel nivel cultural de una poblaciónherida por el analfabetismo, que en1860 todavía afectaba al 73% de losespañoles. Aquella no era la primeravez que se insistía en la creación deun sistema escolar generalizado. Yalos informes de Quintana a la Cortesde Cádiz y de Meléndez en la cortede José I habían apuntado en esadirección. Sin embargo es a media-dos del siglos XIX cuando se fortale-ce la estructura piramidal de la or-ganización educativa, en cuya

“La democracia,escribía Azaña, ‘espreparar a lassociedades paralos tiempos en queno haya Pericles niNapoleón’. Es, sobre todo, loque tendemos:puentes,palabras... Hoy hemosperdido la medidade la realidad,hemos traicionadolas palabras. O quizá nunca nospertenecieron. En nuestrodiccionariocotidiano se llamadialogar anegociar y libertadde expresión alderecho de emitirideas sin el debermoral correlativode exponerlas apública discusión.Las buenasacciones ya noson los noblesgestos delcorazón, sino lasacciones quecotizan bien en laopinión pública, ytodos sabemosque a lo largo dela Historia laopinión pública hadejado a losdébiles a mercedde los fuertes, hareclamadoabandonar larealidad al arbitriodel más poderoso”

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cúspide la Universidad Central ma-drileña sería la única facultada paraotorgar títulos. El modelo llega a sucima en 1857 con la ley de ClaudioMoyano, que concede al Estado laelección de programas y libros y ga-rantiza la educación primaria obli-gatoria hasta los nueve años, mien-tras la secundaria, considerada co-mo una iniciación a los estudiosuniversitarios, continuaba reservadaa las clases medias y altas.

A pesar del éxito de Francia enidéntica labor, la agobiante falta dedinero, culpable de la deficiente es-colarización, impidió avanzar en eldiseño de un entramado educativoque impulsara el desarrollo de launidad nacional y extinguiera losparticularismos regionales, exalta-dos ahora por el Romanticismo.Tampoco mejoró demasiado el nivelcultural de las escuelas ya que aldejar en manos de los ayuntamien-tos su atención y financiación la re-forma Moyano no sacó a la ense-ñanza del túnel que recorrían lasaulas desde los tiempos de los pri-meros Borbones.

Con el objeto de afirmar la na-ción española, la historia oficialdesmenuza el pasado identificandoel progreso nacional con las ten-dencias unificadoras y la disgrega-ción con las situaciones de deca-dencia. Ideas-fuerza —el sentimien-to de independencia, el heroísmo, lafe— servidas por la manipulaciónhistórica ofrecían argumentos conlos que organizar el Estado centra-lista de la burguesía y trasmitir a losespañoles el orgullo nacional depertenecer a una comunidad tanilustre. Idéntica tarea nacionaliza-dora es propuesta a los artistas, alos que se recomienda la exaltaciónplástica de los héroes de la historiade España o de la flamante burgue-sía. La nación se hizo carne pero no

consiguió habitar en el imaginariode los españoles, fracasando el Esta-do en su propósito de crear un ritualde símbolos que estimularan el sen-timiento hacia aquélla. Las festivi-dades laicas de la patria tuvieronuna vida lánguida o fueron engulli-das por las representaciones de laidentidad religiosa de España ysiempre se malograron los intentosde poner letra a la marcha real ohimno nacional.

Junto a los políticos los más in-teresados en nacionalizar Españason los empresarios catalanes y vas-cos, cuyo mérito estriba en habertrasformado el tejido industrial y fi-nanciero peninsular. Con su perse-verante exigencia de un mercadonacional, aun a costa de los consu-midores patrios, cohesionan el paísal conseguir del Estado la aboliciónde los fueros vascos y financiar elferrocarril, que elimina las barrerasgeográficas que habían regionaliza-do hasta entonces la vida española.Bien es verdad que en esta empresanacional, la burguesía vasca y cata-lana disfrutó de la ayuda de los fi-nancieros madrileños y los latifun-distas castellanos y andaluces conquienes, en seguida, estableció vín-culos familiares. La batalla por elproteccionismo, meta de la burgue-sía de la Restauración, hace cerrarfilas a los empresarios en torno a lasasociaciones patronales, con el Fo-mento del Trabajo Nacional a la ca-beza, mientras una nueva unidadmonetaria, la peseta, simplifica lastransacciones comerciales en todoel teritorio español.

El desarrollo económico promo-vido por los empresarios desembo-cará en la segunda edad de oro de lacultura española, donde conviventres generaciones —los ensayistasdel 98, los europeístas del 14 y lospoetas del 27— capaces de sacar a

la luz todos los matices de un senti-miento tan contrapuesto como elde España y proponer remedios pa-ra su regeneración. Durante cuaren-ta años Franco y su régimen fueronla autobiografía de España, el coro-lario vergonzante de su pasado y lasecuela anacrónica de unas creen-cias y un ideario ampliamente com-partidos entre sus habitantes. Porculpa del monopolio, muchos espa-ñoles crecieron convencidos de ha-bitar una nación fracasada, cuyonombre sólo se debía pronunciarcon signos de arrepentimiento. Qui-zás sin saberlo recogían una tradi-ción muy española de pesimismohistórico que arrancaba de las pri-meras derrotas de los tercios espa-ñoles en Rocroi y Las Dunas y cha-poteaba luego en la patología delDesastre del 98.

Pero un día España salió de losacantilados del franquismo para va-rar en las riberas de la libertad y elejercicio democrático eliminó las úl-timas sombras de melancolía hispa-na, consagrando una nueva nacio-nalidad vivida con optimismo aun-que sin abombar el pecho. La transi-ción rescató la convivencia a variasvoces; las elecciones de 1977 reco-braron la paz y la palabra; la Cons-titución de 1978 diseñó una Espa-ña múltiple y diversa, viva no porsupuestas identidades milenaristassino por la voluntad democrática dequienes el 15 de junio de habían vo-tado pensando que si habitaban lasilusiones de tantos años y días sinespera podían cambiar el país. Latransición, en fin, sembró en Españalos derechos y libertades propios detoda sociedad democrática, pero nofue ese tiempo de bellas palabrasque se quiere recordar a veces entrebrindis de champaña. Las nostalgias,las promesas, las ráfagas de metra-lla y sangre, la agitación social y po-

“Democracia eshoy, tristemente elpseudónimo queampara las ideaspolíticas, seancuales fueran losobjetivos y losmedios, respeten ono los derechos delas personas”

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lítica... compusieron el metrónomode una época en la que se fijaron losnegocios particulares; se mercadea-ron ideologías; se limpiaron pasa-dos; se decretó el olvido de la gue-rra civil; se enterró la historia deaquellos hombres que vivieron to-das las derrotas del 39, ceniza ayer,polvo y memoria perdida hoy; seacentuaron hasta extremos de deli-rio las diferencias regionales y lassupuestas identidades colectivas dePaís Vasco, Cataluña y Galicia; y sesecuestró la idea de España, ciega-mente identificada con el murmulloenfermizo de la dictadura y no conel ejemplo ético, democrático y libe-ral de aquellos que habían soñado lautopía republicana.

Los políticos que volvieron delrevés el régimen franquista paratraer la democracia desterraron denuestras calles aquella estremece-dora pregunta del personaje deFaulkner, “¿cuando me van a dejarsalir? ”, pero permitieron que la pa-labra de quienes guardaron el sueñojusto de la Historia, ese verso gravedel poeta, creo en la libertad y en laesperanza , se deshiciera en un pol-vo amarillo de otoños y hojas muer-tas. Y peor aún, la obsesión por se-pultar el pasado reescribió los ver-sos de Quevedo en la penumbra deaquella España que se creía estarconquistando en la calle :

No he de callar, por más que con el dedo,ya tocando la boca, o ya la frente,silencio avises o amenaces miedo.¿No ha de haber un espíritu valiente?¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?¿Nunca se ha de decir lo que se siente?

Los versos escritos en el siglo XVIIpor Quevedo reflejaban —como enun espejo— el estado emocional demuchos españoles de la transiciónque, por miedo a ser tachados de

aguafiestas o tener que sobrellevar latenebrosa acusación de nostálgicos oprocuradores franquistas, desertaronde la palabra, se refugiaron en losmárgenes del silencio, renunciaron amanifestar su pensamiento, se hicie-ron, en definitiva, fantasmas. Puedeque comprendiéramos entonces malla democracia – su respiración pro-funda entraña discusión, debate deideas, y no mercadeo, y nunca olvido– de la misma manera que hoy po-demos estar sustituyendo la palabray su argumentación, semilla mismade la política, por el endiosamientode jueces que ven amanecer; adelan-tados que construyen patrias, canci-lleres que tras soñarse de hierro des-piertan convertidos en hojalata, es-lóganes rancios que suenan a pro-mesas envasadas al vacío o cacerola-das que meten ruido sin abrir siquie-ra una rendija de luz.

Ayer cuando alguien suscribía“es mi opinión” lo hacía como pi-diendo disculpas por ello; hoy quiense expresa subrayando sus ideas conla muletilla “es mi opinión” quieredecir que lo dicho va a misa, o ¿esque acaso quiere usted convencer-me de lo contrario?, o ¿es que aca-so usted se atreve a decirme que notengo razón?

Sigmund Freud dijo que las ideaspodían ser implantadas, por hipno-tismo, en la mente humana y, cienaños después, no se sabe si por hip-notismo o por indiferencia, los espa-ñoles han llegado a asumir el tópicode que todas las ideas, sin violencia,son igualmente legítimas. La premi-sa llevaría a la risa si sus márgenesno estuvieran llenos de sombras, lacaída de un cuerpo, el relámpago dela sangre y su oscuro y largo llanto;si no vedaran la posibilidad de mediren abierto debate la diferente legiti-midad de las ideas; si no nos llevarana la grotesca situación de tener que

afirmar que la doctrina absolutistadel derecho divino, la teoría fascistadel caudillaje, la creencia nacionalis-ta en la predeterminación étnica delEstado o los argumentos por los quetantos fueron condenados a muerteen el patíbulo de la Historia tienen lamisma legitimidad que el funda-mento democrático de nuestro ac-tual Estado de Derecho.

La democracia, escribía Azaña,“es preparar a las sociedades paralos tiempos en que no haya Periclesni Napoleón”. Es, sobre todo, lo quetendemos: puentes, palabras... Hoyhemos perdido la medida de la rea-lidad, hemos traicionado las pala-bras. O quizá nunca nos pertenecie-ron. En nuestro diccionario cotidia-no se llama dialogar a negociar y li-bertad de expresión al derecho deemitir ideas sin el deber moral co-rrelativo de exponerlas a públicadiscusión. Las buenas acciones yano son los nobles gestos del cora-zón, sino las acciones que cotizanbien en la opinión pública, y todossabemos que a lo largo de la Histo-ria la opinión pública ha dejado alos débiles a merced de los fuertes,ha reclamado abandonar la realidadal arbitrio del más poderoso. Dondedice el pueblo exige, debe decir: us-tedes siéntense y esperen a que losenterremos, siéntense y no hablen,que ensombrecen el panorama, queel sol empieza a ponerse. Democra-cia es hoy, tristemente el pseudóni-mo que ampara las ideas políticas,sean cuales fueran los objetivos ylos medios, respeten o no los dere-chos de las personas.

“¿Quiénes son mis contemporá-neos?” se preguntaba el poeta JuanGelman después de que en 1976 losmilitares argentinos secuestraran asus hijos y en Buenos Aires se cru-zara con hombres que olían a mie-do. Y la pregunta resuena viva en

“Losnacionalismosactuales,reaccionarios yultraconsevadores,jamás pudieranhaber soñado conla benevolencia dela opinión publicasi la izquierda y laprogresía divinano les hubierandado patente decorso y no leshubieranconcedido un plusde legitimidadsobre los nonacionalistas.Resulta dificilentender laimpunidad políticade que gozan losnacionalismos yuno se preguntaqué tendrá quehacer –más de loque ha hechocontra lademocracia— elPNV para quealgunoscomentaristas lesretiren su apoyo ycomprensión. Losque sin ningunaoriginalidadrepiten “:no hayque criminalizar, nisatanizar al PNV¿cuandoreconocerán quelos nacionalistas,ellos solitos, sesatanizan ycriminalizan consu complicidadcon losterroristas?”

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medio de la noche, ¿si hemos perdi-do, si dejamos que se deshagan laspalabras, quienes son nuestros con-temporáneos?. Puede que aquellosque decretan silencio, puede queaquellos que buscan igualar el muydesigual valor de las ideas porqueen su fuero interno piensan que lasrazones que animan a los verdugosno merecen la misma aprobaciónque las defendidas por las víctimas.Pero yo siento que esos hombres noson mis contemporáneos y sí, encambio, otros que escriben de Diá-logo, Justicia, Resistencia... y leyen-do sus palabras, leyendo a FernandoSavater, a Albert Camus, leyendo losremotos discursos de Manuel Azañacompruebo que ellos sí, que ese fi-lósofo vasco, ese pensador francés yese político madrileño sí son miscontemporáneos, y uno se siente al-go más que un fugaz momento.

Ya no son españoles los que nopueden ser otra cosa sino los ciuda-danos plenamente libres que se go-zan de habitar una comunidad decultura semejante y hablar un idio-ma hermoso reverdecido todos losdías en las bocas de más de cuatro-cientos millones de hablantes. Entrelos que festejan a España no sólohay mujeres y hombres chanel. Haymucho chandal y tacón, calcetínblanco y riñonera, cabellos cortos ylargos, barbas sucias y cabezas rapa-das, pendientes masculinos, patillasy greñas, camisetas del Che y Meta-llica, para los que la palabra Españaforma parte de su estructura emo-cional y reposa sobre un sentimien-to nacido de los principios éticos delorden liberal y democrático. Los na-cionalismos actuales, reaccionarios yultraconsevadores, jamás pudieranhaber soñado con la benevolenciade la opinión publica si la izquierday la progresía divina no les hubierandado patente de corso y no les hu-

bieran concedido un plus de legiti-midad sobre los no nacionalistas.Resulta dificil entender la impuni-dad política de que gozan los nacio-nalismos y uno se pregunta qué ten-drá que hacer —más de lo que hahecho contra la democracia— el PNVpara que algunos comentaristas lesretiren su apoyo y comprensión. Losque sin ninguna originalidad repiten“:no hay que criminalizar, ni satani-zar al PNV ¿cuando reconocerán quelos nacionalistas, ellos solitos, se sa-tanizan y criminalizan con su com-plicidad con los terroristas?

El grave problema de España hasido la inhibición de los intelectua-les a la hora de poner freno al tota-litarismo nacionalista. Esto ha ocu-rrido porque la izquierda formadaen una coctelera ideológica, en laque se mezclaron populismo cas-trista y del Che, progresismo clericalde cura obrero y un cierto diletan-tismo vio el nacionalismo comoprogresista. En un tiempo pensóque la liberación de clase podía pa-sar por la liberación nacional igno-rando que todo proceso de cons-trucción nacional pasó obligatoria-mente en la Historia por la domina-ción burguesa, la exclusión social yen España además por la Iglesia.

La historia no da derechos sóloofrece esperanza. Hoy se reviste éstadel deseo de que la nación constitu-cional se imponga a la tribu y queninguna ideología sirva para reavivarlos renglones más agotados e inhu-manos del siglo XX. Los avances de lahistoria no se interrumpirán a condi-ción de que la lógica de la razón seimponga a la lógica de la pasión y losprofetas gesticulantes de asfalto nosean oídos cuando se empeñan enconvencer al hombre aturdido deque el contrato con el intelecto debeser reemplazado por la irracionalidadde la rabia y la promesa.

El grave problema deEspaña ha sido la inhibición

de los intelectuales a lahora de poner freno al

totalitarismo nacionalista..‘ ‘

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Independencia real eindependencia abstractaConsecuencias de la “Historia ficción”

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La palabra independencia se usacon extraña frecuencia en los últi-mos tiempos, y con no menos fre-cuente confusión. Se ha deslizadola absurda convicción de que inde-pendencia significa separación, ais-lamiento, en último extremo atomi-zación. No se piensa que se puedeser independiente en compañía, engrandes unidades sociales e históri-cas en las que la decisión es plena-mente libre. Los españoles, porejemplo, somos independientes, to-dos juntos, y precisamente por eso.

Ha habido una ya vieja tentaciónal error. En los seis años más desor-denados de nuestra historia —apar-te, claro está, de la disparatada gue-rra civil—, entre el destronamientode Isabel II en 1868 y la Restaura-ción con Alfonso XII, promovidapor Cánovas, se llegó a una absur-da confusión de todas las cosas, dela realidad misma, que culminó enel “cantonalismo”, en la creencia deque sólo se podía ser libre e inde-pendiente en los minúsculos canto-nes en que se intentaba dividir Es-paña. Recuérdese el “¡Viva Cartage-na!”, que en un momento fue laconsigna.

Recuerdo también que uno deesos cantones se ofreció a formarparte de la “República Anglo-Americana”, por otro nombre losEstados Unidos. En esta últimatemporada se ha producido un re-brote de esa actitud, con una pro-puesta que además de ser imposible

es simplemente ridícula, reveladorade un desprecio, difícilmente com-prensible, a lo que es la realidad. Pa-radójicamente la única porción deEspaña en que no existe plena inde-pendencia es aquella en que esasprotestas y proposiciones brotan co-mo hongos, en que existe un gradode coacción interna y de manipula-ción que excluye la independencia, ypor tanto la legalidad de las eleccio-nes. Si no se puede votar o hay quevotar una opción que está a salvo delas amenazas, las elecciones no tie-nen valor, y eso se refleja en sus re-sultados públicos, que están lejos dela voluntad efectiva de las personas.Las reivindicaciones de independen-

cia suelen tener un pretexto regio-nal, como si el aislamiento o separa-ción de las regiones fuera la verda-dera independencia. Se pasa por al-to el hecho indiscutible de que lasregiones son sociedades insertivas, através de las cuales los individuos seinsertan de un modo auténtico ensu nación, que es la unidad satura-da, que mira hacia una posible uni-dad futura más amplia, en nuestrocaso Europa. La manera normal yplena de pertenecer a una nación esjustamente la pluralidad de las re-giones, que constituyen una orques-ta, a la que es esencial una partitu-ra, es decir, un argumento. Si esto seolvida o se destruye, se pierde la in-dependencia y se cae en una seriede mutilaciones que precisamente laentorpecen o, en casos extremos, laanulan. Se podría precisar en quémedida son independientes los queparticipan con mayor o menor ple-nitud en el conjunto nacional; en al-gunos casos la independencia realse va adelgazando hasta desapare-cer. Después de la Primera GuerraMundial hubo una epidemia de afi-ción a una independencia abs-tracta que llevó a la destrucción delas grandes unidades de convivenciaque, con fricciones y descontentos,habían logrado la convivencia deamplias zonas de Europa que no ha-bían llegado a plena fase de nacio-nalización. Se inventaron entoncesmúltiples “naciones” que no lo eranni podían serlo, en realidad pseudo-naciones, que nunca gozaron deverdadera independencia. Hubo unpredominio de políticos abstractos y

Julián Marías

De la Real Academia.

“No se piensa quese puede serindependiente encompañía, engrandes unidadessociales ehistóricas en lasque la decisión esplenamente libre.Los españoles, porejemplo, somosindependientes,todos juntos, yprecisamente poreso”

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casi maniáticos en las potenciasvencedoras, que se dedicaron a ela-borar fragmentos insuficientes desociedades, que se intentaron agru-par después en una Sociedad deNaciones que nunca fue verdadera-mente operante.

Dominó la tendencia a los des-membramientos y por supuesto a lacreación de repúblicas, con una ole-ada de republicanismo que ha sidoun factor perturbador ya desde me-diados del siglo XIX y que mereceríaun análisis riguroso de sus funda-mentos y consecuencias. La idea deque independencia quiere decir ais-lamiento o mutilación es tan absur-da que nadie se atreve a formularla,pero de hecho se desliza en el plan-teamiento efectivo de los problemasy se la mira como solución de ellos,lo cual lleva a su enconamiento y endefinitiva a la imposibilidad de re-solverlos. Estos errores se han nutri-do de una inmensa falsificación dela historia, que ha prosperado apo-yándose en la general ignorancia deella y en la manipulación organiza-da de la opinión de las generacionesrecientes. Son millones en toda Eu-

ropa que viven instalados en la“historia ficción” y creen que hansido lo que no podían ser y nunca lofueron. La independencia tiene co-mo condición inexorable el respetoa la estructura de la realidad, de susarticulaciones efectivas, de las per-sonalidades cambiantes pero conti-nuas que se han ido constituyendoa lo largo de siglos. Curiosamente,se tienen presentes los momentosde disociación y apartamiento, casisiempre fugaces, y se olvida entera-mente su fracaso y la recuperaciónde la integración anterior. Cuandose recuerdan las veleidades diso-ciativas en España hacia 1640, seomite que duraron muy poco y serestableció la integración que se ha-bía ido elaborando durante siglos yduró después otros cuantos. Se ha-cen, por ejemplo, interpretaciones“regionales” de la Guerra de Sece-sión, desde 1700, cuando lo que seventilaba era quién iba a ser Rey deEspaña —de toda España, por su-puesto—, si el Archiduque Carlos oel Duque de Anjou que fue Felipe V.

La confusión es todavía mayorcuando se piensa en las consecuen-

cias; se interpreta como una derrotaregional lo que fue el motor de laprosperidad de una región determi-nada; recuerdo la irritación de algu-nos catalanistas contra los catalanesdel siglo XVIII, que no sintieron en sutiempo la animadversión a Felipe Vque dominaba en algunos grupos enlos últimos años del siglo XIX. Es unacuriosa hostilidad, retrospectiva, a lamanera como los hombres han vivi-do su época propia, en nombre deopiniones recientes que les eran en-teramente ajenas. Urge volver a lacordura, evitar la proyección de ma-nías actuales sobre la realidad deotros tiempos, en que los hombresvivían más cercanos a la realidad, asus propias experiencias, sin que pe-saran tanto como ahora las ideologí-as, con frecuencia irreales y por elloirresponsables.

La vida se ha asentadomuy principalmente en sis-temas de creencias vitales,sin que gravitaran demasia-do “ideas” sin contrastar, sinjustificación.

“Urge volver a lacordura, evitar laproyección demanías actualessobre la realidadde otros tiempos,en que loshombres vivíanmás cercanos a larealidad, a suspropiasexperiencias, sinque pesaran tantocomo ahora lasideologías, confrecuencia irrealesy por elloirresponsables. Lavida se haasentado muyprincipalmente ensistemas decreencias vitales,sin que gravitarandemasiado“ideas” sincontrastar, sinjustificación”

“Las traineras”, de Elías Querejeta.

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EN 1974, yo tenía veintitrés años yun título universitario casi inservi-ble: una condena del TOP me impe-día trabajar en la enseñanza públi-ca y en buena parte de la privada.Por eso, acepté de buen grado unpuesto de profesor en la ikastola deSopelana. Hoy, Sopelana es una delas ciudades satélites en que se des-parrama el Gran Bilbao. Entoncesera poco más que una aldea, con unbarrio residencial para veraneantes,junto a la playa, y algunos bloquesde viviendas baratas, construidosen la década anterior y habitadospor familias de inmigrantes. Los lu-gareños llamaban a estos bloquesAndalusía, quizá porque sus inquili-nos eran originarios de Galicia y Ex-tremadura. La cepa autóctona de-bía de haber practicado durantemilenios una rigurosa endogamia, ajuzgar por la proliferación de Anso-leagas y Saitúas en la guía telefóni-ca local. El arquitecto Lander Ga-llastegui Miñaur encabezaba elsector más activo de la junta queregía provisionalmente la ikastola,un centro asimismo provisional,pues no había obtenido aún el esta-tuto legal de cooperativa de ense-ñanza. Lander no pertenecía al co-gollo de la sociedad sopelanense (osopelatarra, como se diría en eus-quera). De hecho, ni siquiera residíaen el término municipal de Sopela-na. Vivía con los suyos en una urba-nización de chalecitos vernáculos,por él mismo diseñada, a las afue-ras de una pequeña población cer-cana, Berango. A nadie se le oculta-ba, en el Bilbao de la época, que los

proyectos urbanístico-arquitectó-nicos de Lander Gallastegui teníanun claro sesgo de regeneraciónabertzale. Hijo de Eli Gallastegui,Gudari, fundador y líder de Jagi-Jagi —un grupúsculo fundamenta-lista surgido de las Juventudes delPNV en el período republicano—,Lander rendía un homenaje inter-minable al ideario de su progenitor.Según Gudari, el más ortodoxo delos seguidores de Sabino Arana, losvascos conscientes de serlo deberí-an segregarse del contacto con losespañoles y fundirse con la reservaracialmente pura de las aldeas y ca-serías, a la que aquéllos debíanaportar fermento ideológico y di-rección política. Este nacionalbol-chevismo de Eli Gallastegui fuesiempre apreciado por ETA, que to-davía hoy considera a Gudari comosu más legítimo precursor. La urba-nización de Lander respondía a undesignio radicalmente aranista. Se-pararse de los españoles implicabaabandonar las ciudades maquetas.Tanto a Lander como a su mujer,Paule Sodupe, les oí invocar a me-nudo el modelo de los kibutzim is-raelíes. Era obvio que los microca-seríos mesocráticos de Berango po-co tenían que ver con las granjascolectivas de los pioneros sionistas,aunque conozco algún asenta-miento actual cerca de Hebrón queno desmerece de aquéllos, ni si-quiera en la ideología de sus mora-

dores. Desde luego, la urbanizaciónabertzale mencionada no era unaunidad productiva. Tampoco teníaikastola propia. Lander decidió con-trolar la más próxima, y ésa resultóser la de Sopelana. Fundada añosatrás por un cura, Nikola Tellería(preso, a la sazón, en la cárcel con-cordataria de Zamora), llevaba va-rios años funcionando como parvu-lario, en condiciones de semiclan-destinidad más o menos tolerada,según la coyuntura, en unos localesde la parroquia. Lander Gallasteguidesembarcó en ella con grandesproyectos bajo el brazo. Aliado conun constructor local y con el direc-tor de la sucursal de una Caja deAhorros, animó a los padres de losalumnos a suscribir créditos para la

Breve historia de unasaga sabinistaCuando la estupidez precede al crimen

Jon Juaristi

Director del Instituto Cervantes. Catedrático de la UPV/EHV.

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rehabilitación del edificio de unaantigua quesería, a cosa de un kiló-metro del pueblo. Allí estaba ya ins-talada la ikastola cuando yo lleguéy allí debe de seguir todavía. Lospadres de los alumnos eran, en sumayor parte, nacionalistas de clasemedia y, por lo que puedo recordar,militantes o simpatizantes del PNV.Participaban también en la asam-blea del centro algunos represen-tantes de la juventud parroquial,que en años posteriores terminarí-an en el PNV o en Herri Batasuna,supongo. Un pequeño grupo de pa-dres se movía en la órbita del PCE,entre ellos, un abogado laboralista,Antonio Giménez Pericás. Miamistad con éste disgustó desde elprimer momento a Lander Gallaste-gui y sus leales. Pero el verdaderoconflicto surgió, apenas empezadoel curso escolar, porque las andere-ños (maestras), que venían exigien-do desde tiempo atrás su afiliacióna la Seguridad Social, reiteraron susprotestas. Desde luego, hice míauna reclamación tan básica. Ante larespuesta negativa de la junta, ysiempre asesorados por GiménezPericás, llevamos nuestra demandaa la Magistratura de Trabajo. Elcontencioso se politizó de inmedia-to. Se nos acusó, como era de pre-ver, de españolistas (mis compañe-ras de trabajo eran abertzales y creoque lo siguen siendo). Fuimos des-pedidos y, con nosotros, se expulsóde la ikastola a un buen número defamilias que habían juzgado razo-nable nuestra petición. Por supues-to, se expulsó a los hijos de Gimé-nez Pericás (Antonio, después dehaber ejercido durante muchosaños como magistrado en la Au-diencia de San Sebastián, es hoyuno de los puntales del FORO ER-MUA). No llegó a haber juicio:aceptamos el acuerdo económico

que nos ofrecieron, porque, en losúltimos meses del franquismo, noparecía correcto —después de todo,éramos antifranquistas— ensañar-nos con una institución emanadadel pueblo, esa indecente entele-quia. El equipo docente que nos su-cedió fue despedido en masa a fi-nales del curso siguiente. Pero a latercera va la vencida: el equipo si-guiente resultó ser del gusto deLander Gallastegui. Una de las pro-fesoras fue detenida, al poco tiem-po, por pertenencia a ETA.

Visto desde el presente, el casode la ikastola de Sopelana se meaparece como una metáfora en mi-niatura de la historia reciente delPaís Vasco, con sus limpiezas étnicase ideológicas. De los seis alumnosque tuve durante aquel curso, unoterminó en ETA. En la cárcel, Josebase acogió a la vía de reinserción. Nocreo que su vida en Sopelana, desdeentonces, haya sido muy agradable,pero quién sabe. Los hijos de LanderGallastegui y Paule Sodupe estabanaún en los cursos de preescolar. Eranunos críos encantadores. Sus profe-soras solían enseñarme los dibujosde alguno de ellos, que representa-ban siempre la misma escena: avio-nes con ikurriñas en la cola y en lasalas bombardeaban barcos de lamarina española. Lander, un arqui-tecto de reconocido prestigio, reali-zaba la parte gráfica de la revista in-fantil Kili-kili, dirigida a alumnos delas ikastolas. Hace algunos meses,Kili-kili publicaba una carta transidade nostalgia: una carta de su anti-gua y fiel lectora Irantzu GallasteguiSodupe, que había recibido un nú-mero de la revista en la prisión fran-cesa donde se encontraba desdemediados de 1999. La revista ani-maba a sus lectores actuales a escri-bir a Irantzu y confortarla con pala-bras cariñosas en eusquera. Tras el

juicio que decidió su extradicióntemporal a España, Lander, su padre,describía así la entrada de Irantzuen la sala: “Al ver a sus familiares yamigos, se le iluminó la cara conuna inmensa sonrisa y abrió los bra-zos como queriendo abrazarles a to-dos”. Hay mucho amor en estas doslíneas, no lo dudo: pocas familiastan unidas he conocido, pocos pa-dres tan amantes de su prole comoLander Gallastegui y Paule Sodupe.Irantzu fue extraditada hace pocosdías. Al llegar al aeropuerto de Ma-drid, con una sonrisa quizá no taninmensa y conmovedora como laque dedicó a sus padres en el tribu-nal francés, declaró estar embaraza-da. El pasado dos de mayo, la policíadetenía a Lexuri Gallastegui Sodupe,hermana de Irantzu y miembro libe-rado de un comando de ETA. Otro delos hermanos Gallastegui Sodupe,Orkatz, de diecinueve años, era de-tenido el mes pasado, acusado departicipar en acciones de kale-bo-rroka. Ha pasado mucho tiempodesde el curso aquel de Sopelana.Veo por televisión las imágenes delbebé palestino disfrazado de mártirde al-Aqsa, y pienso en la equiva-lencia que Freud establecía entre lodemasiado familiar y entrañable(heimlich) y lo siniestro (das Un-heimlich). Se me olvidaba añadirque Irantzu Gallastegui secuestróal concejal de Ermua Miguel ÁngelBlanco —un muchacho de su edad,hijo de inmigrantes gallegos— el 10de julio de 1997.

Rezo, pensando en su hijovenidero, para que no fueraella la que le quitó la vidados días después. Ahora laestupidez sucede al crimen,escribió Cernuda. En mi paíssuele pasar lo contrario.

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Día a día se nos acumulan nuevaspruebas de que son falsificacionesmuy toscas de la historia lo que es-tá en la raíz del más grave problemapolítico de la actual democracia es-pañola. Resulta descorazonador.Mucho más que —tal y como van lascosas— un cuarto de siglo despuésde la configuración de un Estadoautonómico, democrático y avanza-do, que supera con gran ventaja “elmito de la fórmula federal” (MartínOviedo) son también la causa lejanapero directa de que las corrientesdel nacionalismo vasco, parido yamamantado por tales falsificacio-nes, mitos absurdos, ignorancia vo-luntaria y otras perversiones ideoló-gicas que repugnan a la inteligenciay la más elemental sensibilidad, ha-yan llevado a la actual sociedadvasca a la insoportable situaciónque está viviendo y aun al horizon-te de riesgo cierto de enfrentamien-to civil profundo, mucho más graveque el que ya se está viviendo hacedécadas, como empieza a entrever-se en estos días.

Pero, si desde esas posiciones fa-náticas se apela a la historia, vista asu modo, y se habla de “recuperar”la soberanía originaria de “los vas-cos”, de derechos históricos pre-constitucionales que nadie ha sidocapaz de definir como tales, el his-toriador no puede aceptar y guardarsilencio ante mitos de identidades ypeculiaridades de pueblos ab origineque resisten el paso de milenios, ode supuestas agresiones “extranje-ras” contra mundos puramente

imaginarios cuando no es eso lo queencuentra en sus fuentes de estu-dio. No puede sustraerse a su deberde sostener un combate dialécticocontra el irracionalismo ciego —y deuna violencia cruel— de quienes seniegan a aceptar la realidad de loshechos demostrados, aun sabiendoque quizás es una causa perdida.

La falsificación burda de la His-toria no es de ahora ni exclusiva delnacionalismo vasco. Pero sí es el Pa-ís Vasco donde desgraciadamente sederrama sangre vasca en nombredel puro desvarío de una doctrinacuyo fundador, desde su peculiarultracatolicismo, predicaba el odio alo español como instrumento desalvación moral y salvaguardia de laidentidad del pueblo vasco. Es tam-bién la tierra española en la que lasfabulaciones y la mitificación delpasado son más toscas y primarias,donde tienen menos asideros histó-ricos mínimamente dignos de con-sideración. Quizás por ello mismohan generado y alimentado más fa-natismo maniqueo y más violenciacontra los propios vascos que seatreven a disentir de la doctrina ofi-cial imperante; porque, si disienten,es que no son vascos.

Después de las tragedias nazi ystalinista, éste es un drama inexpli-cable en la avanzada Europa del s.XXI, sólo posible en lo que duranteel franquismo se sentía como un“país de ficción”, soñado viviendoen libertad, y se ha convertido des-pués en una triste y cruel “ficción depaís”, en expresiones de G. Jaúregui,

porque la libertad de los individuosde vivir y hablar sin miedo siguesiendo un derecho inalcanzable ba-jo gobiernos nacionalistas, cuyaprioridad no es impedir que se ase-sine a sus opositores democráticos,a sus conciudadanos, sino recuperaruna supuesta soberanía antigua de“los vascos”. El tenebroso parecidode esta situación con la Alemanianazi está en la mente de muchos yha sido explicada con rigor por Va-rela Ortega.

El mito de una Arcadia feliz enque habría vivido el “pueblo vasco”con plena identidad de tal, soberanoy libre y bajo un régimen patriarcaly democrático es un absurdo histó-rico, pero alimenta hoy políticas le-tales. También lo son otros mitosmás precisos sobre la época medie-val referidos a que “los vascos” ele-gían libremente a su señor, o quepactaron su integración en la Coro-na de Castilla. Pero el problema másgrave, que supera al historiador, esque tales mitos han adquirido eneste caso “potencia homicida”, co-mo ha escrito Martínez Gorriarán,y en su sentido estricto. Así ocurrecuando las distintas corrientes delnacionalismo vasco, sin distinción,pretenden que, si esa fabulosa Arca-dia dejó de existir, se debió necesa-riamente a la agresión de fuera, a laocupación militar de ese inexistentePaís Vasco de cuento de hadas porparte de esa “nación enteca y mise-rable” que era España para el orateSabino Arana; o por los Estados es-pañol y francés, nada menos. En de-

Euskalherría: “Recuperar” lo que nunca existióLos Pirineos, la frontera más estable de Europa

Luis González Antón

Doctor en Historia.Catedrático.

“Quizás por ellomismo hangenerado yalimentado másfanatismomaniqueo y másviolencia contralos propios vascosque se atreven adisentir de ladoctrina oficialimperante; porque,si disienten, esque no sonvascos”

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finitiva potencia homicida por caeren la fácil tentación de lo que el his-toriador británico J. Elliott, refirién-dose al nacionalismo catalán, deno-mina con acierto “visiones conspira-tivas de la historia”. Los nacionalis-tas necesitan sentirse víctimas ino-centes de un enemigo exterior. Lasrealidades son más simples y menosmalévolas.

No sólo nunca existió esa llama-da Euskal Herría a caballo del Pirineo(la soñada “Siete en Uno” o ZazpiakBat de Arana); tampoco un ente po-lítico ni siquiera administrativo “PaísVasco” que englobara a las tres pro-vincias vascongadas. Jamás ha exis-tido un “pueblo vasco” democrático,de individuos libres e iguales. Jamáshasta que —al margen el abortadoprecedente de 1936-37— se ha de-sarrollado el Estatuto de Guernica,aprobado con entusiasmo por la so-ciedad vasca y emanado de la Cons-titución española de 1978.

Lo que el estudioso de la Histo-ria Medieval constata desde unprincipio es que las nociones defronteras son extremadamente lábi-les y nada tienen que ver con nues-tros conceptos modernos; que lasmismas fronteras se alteran a com-pás de crisis sucesorias, circunstan-cias fortuitas, actos de fuerza de iday vuelta y, muchas veces, por la con-veniencia o el pragmatismo de la

oligarquía de señores feudales quedominan las tierras; las vascas, eneste caso. Nada cuentan supuestasfuerzas telúricas ni espíritu de pue-blos, ni siquiera no menos supuestashomogeneidades étnicas o paren-tescos lingüísticos. Todo ello es par-ticularmente claro en la conforma-ción de los reinos y territorios en laEspaña de aquellos tiempos y afec-ta al moderno País Vasco de mane-ra seguramente más intensa que aotros territorios españoles. Laspruebas objetivas abundan.

En este escenario se advierteque, precisamente donde el Pirineono es un obstáculo serio, los paren-tescos entre los montañeses caris-tios y várdulos (vascones) de lafranja Nervión-Bidasoa y las gentesdel otro lado, que ocupan tierrasmás abiertas y de contornos másindefinidos, no fueron un lazo bas-tante fuerte como para que puedanadvertirse los rasgos de una comu-nidad medianamente formada si-quiera.

Tras la conquista romana las tie-rras más o menos eusquéricas de laGalia quedaron englobadas en laprovincia de Aquitania y las tribusde la zona ibérica en la Tarraconen-se de Hispania, adscritas al conven-to jurídico de Clunia, al sur de la ac-tual provincia de Burgos. Incluso loque luego fue Navarra, sólo parcial-

mente vascona también, tiene unasuerte distinta porque quedaba in-cluida en el convento de Zaragoza.Lapurdum (Bayona), en tierra de lostarbelli, fue una ciudad romana for-tificada precisamente para contenerlas incursiones de los montañesesdel sur. Hoy sabemos muy bien queno sólo Álava y Navarra fueron tanintensamente romanizadas comootras zonas de España, como escri-biera Caro Baroja, sino que las pro-pias Vizcaya y Guipúzcoa lo fuerontambién mucho más de lo que secreía y los buscadores de peculiari-dades identitarias se complacen enafirmar. Cohortes enteras de vascoshispanos combatieron bajo estan-darte romano en Italia o Inglaterra.También es cierto que la pobreza ymarginalidad de estas tierras facili-taron que sus gentes no se incorpo-raran en masa al modo de vida ro-mano y mantuvieran su inestabili-dad y su tendencia al bandolerismoy las incursiones violentas en zonasvecinas más ricas; pero su fama deirreductibles y belicosos no estabapara el historiador Lacarra del todojustificada.

Con la salvedad que señalaré,esa frontera pirenaica hasta la de-sembocadura del Bidasoa ha per-manecido inalterada durante másde dos mil años, un caso verdadera-mente excepcional en Europa. ElIparralde del absurdo irredentismonacionalista de hoy nunca alcanzó atener una identidad diferenciadadentro de Francia ni a establecerunos lazos particulares con nuestrazona vasca. Con otras muchas tie-rras formó parte del ducado de Gas-cuña (nombre que parece deberse ainmigrantes vascones peninsularesen el s. VI) inserto a su vez en el rei-no carolingio de Aquitania, que des-pués y como un inmenso feudo ycategoría de ducado estuvo en ma-

“[…]esa fronterapirenaica hasta ladesembocaduradel Bidasoa hapermanecidoinalterada durantemás de dos milaños, un casoverdaderamenteexcepcional enEuropa”

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nos de la Monarquía de Inglaterraentre 1154-1204 y 1259-1453. Al-fonso VIII de Castilla, soberano le-gítimo de las tres provincias vascas,intentó en 1204-05 hacerse conGascuña porque era la dote de suesposa, Leonor de Inglaterra; no só-lo fracasó ante la lejana Burdeos si-no que también Bayona se le resis-tió con éxito.

Tan sólo en los inicios del s. XIIIel rey navarro Sancho VII el Fuerteaprovechó hábilmente las circuns-tancias para obtener la sumisión dealgunos señores ultrapirenaicos, conlo que se iniciaba el dominio formaly la integración de la luego llamadaMerindad de Ultrapuertos (Baja Na-varra) que permaneció en manos dela Monarquía de Pamplona y luegode la castellana y española hasta sucesión definitiva a Francia por Car-los I en 1529-30. Labourd-Lapurdi ySoule-Zuberoa no conocieron nun-ca una relación semejante con nin-gún dominio navarro o vasco hispa-no ni conformaron ninguna entidadcomún. Cuando la Asamblea Nacio-nal de 1789, al comienzo de la granRevolución Francesa, dividió el paísen departamentos como medidafundamental para superar las rémo-ras históricas y los poderes de losgrupos privilegiados de un AntiguoRégimen a enterrar, ambas comar-cas, con la Baja Navarra (cuyos di-putados sí protestaron tímidamentecontra la medida) quedaron inte-gradas en el Departamento de losBajos Pirineos y ésa es la realidadque persiste hoy, más de dos siglosdespués. En ellas el vasquismo na-cionalista apenas tiene un alcancepuramente testimonial y —convienemucho recordarlo— envidia sincomplejos “una autonomía que es lamás evolucionada de Europa”, comoseñalaba el vasco-francés XimúnHaranne en el Aberri Eguna de

1996. Y es que la historia españolaha discurrido por caminos muchomás dúctiles y respetuosos con lastradiciones y personalidades de susgentes y sus culturas minoritarias.

Pero, precisamente por ello, cabepreguntarse y debatir sin prejuiciossobre si no fue la actitud contempo-rizadora de la Monarquía con ciertasparticularidades de las tierras vascas—entre otros motivos de fondo porsu propia pobreza y marginalidad—la que ha contribuido a las posterio-res fabulaciones, como ha ocurridoen Aragón o Cataluña. Gonzalo Mar-tínez Díez ha estudiado, por ejem-plo, cómo se sostuvo durante mu-cho tiempo que la cofradía alavesade Arriaga (1258) era una “forma-ción política independiente” y que, apartir de ahí, “se inventó un gobier-no electivo e independiente paraÁlava ya desde el s. VIII”, falsedadque se aplicó también a Guipúzcoa.

La realidad es muy otra. Muy po-co después de la invasión musulma-na, de la que quedó libre de hechola franja costera septentrional, nosencontramos a un Alfonso I de As-turias repoblando Las Encartacio-nes, hoy vizcaínas, o a un Alfonso II,hijo de una vasca, ayudando en 816a sostenerse al naciente núcleo cris-tiano de Pamplona, que todavía tar-dará en englobar el NO. de la actualNavarra. Con la creciente seguridad,los montañeses vascones, de vidaaún muy primitiva, descienden alllano y contribuyen a repoblar tie-rras de Burgos, Álava y Rioja, mez-clándose allí con imnigrantes mozá-rabes del sur. En la zona Nervión-Bi-dasoa, algunas gentes más abiertasy, sobre todo, señores asturleoneses,parientes, vasallos y agentes de losreyes, van creando una “superes-tructura política” (Lacarra) y todoello facilita su mayor integración enla zona de resistencia cristiana.

A partir de ahí se conocen bienlas alternativas históricas que ha-cen que las tierras vascas, o sóloparte de ellas, queden englobadasbien en el reino de Castilla bien enel de Pamplona-Navarra, pero sinintervención de maléficas manos“antivascas”. Si en el s. X el primerconde de Castilla que se independi-za de León es a la vez conde de Ála-va y de parte de la “tierra de los vár-dulos”, el asesinato en 1020 de sudescendiente, el joven García, es loque permite al cuñado de éste,Sancho III el Mayor de Pamplona(que parece que no fue del todoajeno al hecho) apropiarse de unaCastilla extendida a Cantabria y detodas las tierras vascas, colocandoal señor aragonés García Aznar co-mo tenente-gobernador de Gui-púzcoa, nombre que aparece ahora,y a Íñigo López como primer condeo señor de Vizcaya. Sancho, un granmonarca por muchos motivos, se haadueñado también de los condadosdel Pirineo central. Entonces em-pieza a llamarse “Emperador de Es-paña” y, según Maravall, se convier-te en “el primer actualizador cono-cido, entre los reyes, de la idea deEspaña”. Es el gran momento delreino medieval de Pamplona; sufi-ciente para que ahora los naciona-listas quieran glorificarlo como pa-dre del gran “estado vasco” que ja-más existió. Ideología manda, his-toria pierde.

Esa situación dura cincuentaaños y las tornas históricas cam-bian: en 1076 el asesinato por sushermanos de Sancho IV en Peñalénaltera el mapa de las Españas: unaNavarra muy reducida, aunque consalida al mar, queda de hecho ab-sorbida hasta 1134 por la pujantemonarquía aragonesa, mientras lastierras vascas pasan de nuevo a Al-fonso VI de Castilla-León, un reino

“[…] losmontañesesvascones, de vidaaún muy primitiva,descienden alllano y contribuyena repoblar tierrasde Burgos, Álava yRioja,mezclándose allícon imnigrantesmozárabes delsur”

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ya muy extenso que ofrecía a los se-ñores de tierras mejor abrigo y másposibilidades de desarrollo. Aún ha-brá dos cambios de fronteras delmismo tipo: crisis castellana y mi-noría de Alfonso VIII dan ocasión aSancho VI, primer rey que se deno-mina “de Navarra”, de recuperar efí-meramente Álava y el oeste de Gui-púzcoa, en la que funda y da fueroa San Sebastián en 1180. En 1200Alfonso VIII se desquita y rinde fá-cilmente Vitoria y, por los mismosmotivos de conveniencia y pragma-tismo, los numerosos tenentes detierras vascas, empezando por elnuevo señor de Vizcaya, Diego Ló-pez de Haro, le juran fidelidad, sinmás acciones de fuerza. “La incor-poración [a Castilla] más que obrade las armas lo fue de las negocia-ciones, pero no con las provincias,que no tenían entidades políticas oadministrativas, sino con sus tenen-tes” (Martínez Díez).

De manera definitiva las “pro-vincias vascongadas” quedaron in-tegradas en la Corona de Castilla,mucho más rica y extensa que la deAragón, con una pequeña Navarraencerrada entre ambas, y luego enla de España. El último episodio deinterés que queda por recordar es elde la reintegración a la Corona, alrealengo, del viejo señorío feudal dela Vizcaya nuclear en 1371-1379,detentado por vía hereditaria por elgran linaje castellano de los Lópezde Haro. Las provincias eran autén-ticos mosaicos de tierras diferentesy ni siquiera tenían fijados sus lími-tes. Valgan algunos ejemplos: LasEncartaciones, de tradición no vascay después infrarepresentadas en lasJuntas, se integraron en Vizcaya enun proceso que duró más de tres si-glos. Las malas relaciones entre lasgentes de ambas márgenes del Ner-vión han sido proverbiales y han lle-

gado prácticamente hasta nuestrotiempo. Los Reyes Católicos adscri-bieron los valles de Llodio y Arama-yona a petición de sus vecinos aÁlava a fines del s. XV, mientras losdel valle de Orozco, con frecuenciaenfrentados a sus señores feudales,los Ayala, pasaron a Vizcaya sólo en1785. Otro caso muy revelador deque los límites del moderno PaísVasco dependían de unos u otrosgrupos de presión y no de esenciasidentitarias de un “pueblo”: CastroUrdiales, ligada ocasionalmente a lahermandad que luchaba contra losnobles banderizos en el s. XV, ofre-ció en 1738 140.000 escudos paraintegrarse en el régimen privilegia-do vizcaíno y los burgueses de Bil-bao, temiendo la competencia delpuerto castreño, lo impidieron. A fi-nes del s. XVIII Vizcaya y Guipúzcoaeran las dos únicas provincias espa-ñolas pertenecientes por entero alrealengo.

Fue sobre todo el impulso de laMonarquía el que aceleró el procesode fundación de villas en los s. XIII-XIV, muy tardío en comparación conel resto de España (Bilbao no nacehasta 1300!). No sólo para fijar unapoblación muy escasa, dispersa yatrasada, sino también para quefueran el contrapeso del poder delos señores de la tierra. Algunas seconcentraron en la eterna zona defricción entre Guipúzcoa y Vizcaya;a la inmensa mayoría de ellas se lesdió el fuero castellano de Logroñode 1095, al tiempo que seguían vi-gentes en las áreas rurales las cos-tumbres antiguas, un derecho con-suetudinario de tradición oral, cadavez más arcaico, por razones obvias,impermeable a la modernización ytecnificación tan convenientes, ytambién los ordenamientos de tiposeñorial. No está de más recordarcómo, por ejemplo, las gentes de las

Tierras de Ayala pidieron a los ReyesCatólicos que se pudieran regir porel Fuero Real y las leyes de las Cor-tes de Castilla. Mosaico y localismojurídicos, pues, que también cono-cieron aragoneses, valencianos ocatalanes.

La Monarquía vasca (y este con-cepto es enteramente correcto) ocastellano-leonesa, si así se prefiere,respetó esta pluralidad de ordena-mientos hasta mucho más allá de loque convenía a las capas más mo-destas de la población. Fomentótambién la constitución de herman-dades de villas para que, como enotras partes de Castilla o en Aragón,pudieran defenderse de las violen-cias y banderías de la soberbia no-bleza rural. Con el tiempo, tales her-mandades pidieron y obtuvieron desus reyes que se pusieran por escri-to unas Ordenanzas propias, defuerte sabor consuetudinario: “lasdichas franquezas e libertades, usose costumbres e fuero e albedrío”,como se lee en la petición de lasJuntas de Guernica de 1452. El tex-to se convirtió en el Fuero de Vizca-ya; Guipúzcoa ya tenía su redaccióndesde 1397 y Álava la obtuvo en1458, siempre mediando la aproba-ción real. También y en relación contodo ello existió el cargo de JuezMayor de Vizcaya para juzgar lospleitos de alcance público según elordenamiento tradicional, quepronto se integró en la Chancilleríade Valladolid como presidente de lallamada Sala de Vizcaya.

Y sobre el funcionamiento de lashermandades acabó configurándo-se un particular órgano político-ad-ministrativo con el beneplácito de laCorona: las Juntas Generales deCiudades y Villas, que vinieron a re-marcar la individualización de cadauna de las provincias. Nunca fueronsoberanas en ningún aspecto —es

“La incorporación[a Castilla] másque obra de lasarmas lo fue de lasnegociaciones,pero no con lasprovincias, que notenían entidadespolíticas oadministrativas,sino con sustenentes”

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absurdo suponer lo contrario— y es-taban dirigidas por el corregidor re-al, sin cuya autorización poco podíahacerse. Pero los monarcas acepta-ron irles cediendo cierta autonomíade facto, acompañada de las consa-bidas exenciones fiscales (el niveleconómico y de desarrollo seguíasiendo muy bajo) reglamentarias yde propuesta normativa. Tal auto-nomía vigilada, que también teníanotras instancias en la época, en Es-paña y fuera de ella, ha servido pa-ra la absurda mitificación acríticaposterior. Pero nada tenía que vercon lo que se entiende hoy por au-togobierno en democracia, ni si-quiera igualitarismo, libertades ge-nerales ni beneficio para las capassociales modestas, para el “pueblo”.

El control de las Juntas acabóquedando, naturalmente, en manosde una oligarquía autóctona reduci-da y para ser diputado en las Juntashabía que tener determinada renta(ser “millarista”) y fueron las propiasJuntas de Vizcaya o de Guipúzcoa,no el poder público de la Monarquía,las que impusieron también la con-dición de saber leer y escribir en cas-tellano, incluso para ocupar puestosen los concejos (Ruiz Hospital, SoriaSesé). Personalidad tan poco sospe-chosa como el P. Larramendi escribíasiglos atrás: “Además que estos jun-teros perpetuos de las villas de ma-yor autoridad, como dueños del te-rreno, quieren ser oráculos, despre-cian dictámenes inferiores, arredrancon su orgullo a los demás junterosy disponen despóticamente de lasdeterminaciones de la Junta”.

Ni siquiera el hecho de tener unmismo aparato institucional y dis-frutar de un régimen privilegiado enel seno de la Monarquía españolasirvió para crear lazos de comuni-dad “vasca” entre las respectivasJuntas provinciales. Al contrario, los

roces abundan a lo largo del tiem-po: en 1686 las Juntas de Guipúz-coa decidieron levantar una fuerzaarmada para ir contra Vizcaya por larotunda negativa a venderles hierropara sus talleres. Los conflictos en-tre Guipúzcoa y Navarra fueroncontinuos, como recoge el prena-cionalista Arturo Campión. Esa rea-lidad es tan palmaria que el visiona-rio Sabino Arana, nacionalista sólo“vizcaíno” durante años, veía a lapequeña Vizcaya por sí sola comouna confederación de “estados li-bres” y a las otras provincias comootros ”estados” o “naciones herma-nas”, en cuya suerte no cabía inmis-cuirse, antes de proponer una “con-federación vasca” y transformar sudoctrina en un nacionalismo irre-dentista profundamente agresivo.

La integración de las provincias,con sus instituciones oligárquicasprivilegiadas en el seno de la Monar-quía española moderna fue naturaly plena, sin roces peculiares más alláde lo que la relación entre gober-nante y grupos tradicionales de po-der generaron en todos los reinos dela época, incluso más que en las Vas-congadas. Que toda una pléyade demarinos y conquistadores vascos —con actuaciones de tantas luces ysombras como las de los demás es-pañoles— se incorporaran con entu-siasmo a la empresa de América, hoyliteralmente regada de topónimosvascongados, es un hecho no por sa-bido y tópico menos significativo.Más trascendente es que incluso enla corte madrileña de los Austriasotra pléyade de vascos hiciera carre-ra y, sobre todo, que a lo largo de si-glo y medio casi el 22 por ciento delos Secretarios reales, incluidos seisSecretarios de Estado, fueran igual-mente vascos (Escudero).

Que en esta tierra, a comienzosdel s. XXI y en una democracia de

autogobieno muy avanzado se año-ren los tiempos de supuesta “sobe-ranía compartida” de las elitistasJuntas; que también pidan “recupe-rarla” los nacionalistas catalanesque imaginan que antes de 1715una Generalidad de la que sólo 24-26 personas podían aspirar a formarparte encarnaba las libertades y ”so-beranía de Cataluña” produce algomás que perplejidad en el estudiosode la historia por el primitivismoideológico y la estolidez de algunospolíticos; algo más que zozobra porla irresponsabilidad con que enga-ñan hoy, desde la escuela, a granparte de la sociedad, se empuja a al-gunos al asesinato “político” y searriesga un sistema de convivenciarespetuosa hasta el borde mismo dela confrontación civil, como decía.

Requeriría espacio propio recor-dar cómo fue la relación de la Mo-narquía Absoluta borbónica con sus“provincias exentas” y precisar quévascos y por qué se aferraban al ar-caico sistema institucional y foral yqué vascos y por qué estimaban queestaba periclitado y sus ventajasmejoradas en los primeros textosconstitucionales. Que las guerrascarlistas no lo fueron entre los “paí-ses forales”, mucho menos entreEuskadi, y España (así lo reconocía, ylamentaba, el fanático discípulo deArana, el clérigo E. de Ibero) sino en-tre la más dura reacción ultraabso-lutista y un liberalismo nada jacobi-no. Zumalacárregui, convertido es-tólidamente en héroe del indepen-dentismo vasco, era un reaccionariocaudillo ultra que decía luchar con-tra “la horda revolucionaria” liberal.Por ello fue glorificado también(¿será pura casualidad?) por el car-lismo que ayudó al triunfo del régi-men franquista.

Sería conveniente recordar cuálfue la política de los gobiernos libe-

“Esa realidad estan palmaria queel visionarioSabino Arana,nacionalista sólo‘vizcaíno’ duranteaños, veía a lapequeña Vizcayapor sí sola comouna confederaciónde ‘estados libres’y a las otrasprovincias comootros ‘estados’ o‘nacioneshermanas’, encuya suerte nocabía inmiscuirse,antes de proponeruna‘confederaciónvasca’ ytransformar sudoctrina en unnacionalismoirredentistaprofundamenteagresivo”

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rales, sus leyes abolitorias de los“fueros vascos” de 1839 y 1876 ycómo y hasta qué punto se aplica-ron. Porque tales gobiernos intenta-ron conciliar los principios teóricosde la Revolución con la superviven-cia de viejos privilegios Antiguo Ré-gimen, tanto por su escaso entu-siasmo revolucionario y progresistacomo por su explicable obsesión depacificar el país y restarle coartadasal absolutismo carlista. El primerensayo fracasó y la historia se repi-tió en 1876 tras la tercera carlista-da: se abolió lo que quedaba delviejo sistema institucional de lasprovincias, pero con la nueva con-cesión al pasado de mantener eltrato fiscal privilegiado, cuya razónde ser era todavía para el diputadoBarandica “la extrema pobreza delpaís”, algo que entonces era porcompleto falso. La obsesión pacifi-cadora es lo que explica el generososistema de conciertos económicosque “supone una clara situación deprivilegio para las provincias vascasy sobre todo para sus clases posee-doras” (Corcuera). La respuesta a eseespíritu de transacción y entendi-miento, más allá del respeto a cier-tos principios superiores, la dio deinmediato Arana, enemigo confesodel liberalismo y la democracia, y suviolento nacionalismo del rencor.

Hace tiempo que existen moti-vos para preguntarse si los consti-tuyentes de 1978 no cometieron elmismo tipo de error por la mismavoluntad de pacificar y diluir ladesconfianza de los nacionalistas.Introdujeron en la Constitucióncierto historicismo improcedente yse cedió ante los excesos semánti-cos y conceptuales de los propios

nacionalismos, que después han se-guido ahondándolos. El PNV de-mostró además que no estaba dis-puesto a ser leal a las reglas del jue-go democrático. La inclusión en eltexto del disparate jurídico de lossupuestos “derechos históricos”preconstitucionales y de su even-tual “actualización” no sirvieron pa-ra que el PNV aceptara la propiaConstitución (que sí fue aprobadaen el País Vasco, bien a su pesar) yhoy esas nociones son fuente degraves problemas. Hace muy pocouno de los redactores de aquéllaconfesaba su amarga decepciónporque se confió en la buena fe depersonajes que nunca la tuvieron yson los que han convertido la situa-ción en explosiva engañando a supropia parroquia.

Ahora no se habla tanto de “re-cuperar” cuanto de “crear la na-ción”, que, por lo tanto, no existepero en nombre de cuya antigüedady rasgos milenarios se dice luchar.¡Extraña paradoja! Y los nacionalis-tas se proponen hacerlo vía demo-cracia directa y consulta al “pueblovasco”. Pero se pretende definir contrampas el sujeto de la consultacuando lo que se tiene delante, odebajo, es una sociedad vasca muyplural, pero diezmada ya por el exi-lio para que cada vez lo sea menos ycuyo auténtico pensamiento es im-posible conocer de manera fiabletras décadas de adoctrinamientoforzoso y el establecimiento de esti-lo totalitario de un clima de pánicoen el que ha de vivir la mitad de lapoblación para que el pensamientoautonomista pero no nacionalistano pueda ser expresado con un mí-nimo de libertad.

¿Ha terminado al menos el parti-do aranista con su ambigüedad? Elmismo Día del Partido o Alderdi Egu-na (29 de septiembre, 2002) Anasa-gasti declaraba a un periódico nacio-nal que “lo que queremos no es la in-dependencia/.../ La independencia enEuropa no es un planteamiento rea-lista”. Mientras, sus colegas jelkides,con pegatinas de Independentzia enel pecho, animaban a sus masas decreyentes en Salburúa a lanzar unnuevo irrintzi, ahora articulado enesa palabra: Independencia. Natural-mente, las masas de la campa no ibana leer tal diario. Ya tienen los suyos.

En un postrer ejercicio de realis-mo, el mesiánico Sabino Arana es-cribía poco antes de morir: “Es tandesfavorable el juicio que la mayorparte de los actos trascendentalesrealizados por nuestros antepasadosme merecen... que tiemblo cada vezque me siento inclinado a tratar dela historia de mi patria”. Y también:“El más grave error que pueda pade-cer el nacionalismo vasco es el deestimar que su fin está en la inde-pendencia”. Quienes hoy “auto-go-biernan” lo hacen sobre el País Vas-co más libre y autónomo que hayaexistido en la historia.

Sí tiene un gran déficit de li-bertad y democracia; lo padeceen exclusiva la mitad de la so-ciedad, pero no por la acciónde ningún estado opresor, sinopor la asfixia de la ideologiza-ción impuesta y más aún por lafacción que la hace posiblemediante el uso de las armas,exigiendo a sus víctimas quepaguen el chantaje y callen, sevayan de la que es su tierra y lade sus mayores, o acepten es-tar en el centro de la diana.

[…] el mesiánico Sabino Arana escribía pocoantes de morir: “Es tan desfavorable el juicio

que la mayor parte de los actos trascendentalesrealizados por nuestros antepasados me

merecen... que tiemblo cada vez que me sientoinclinado a tratar de la historia de mi patria”.

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El verso de Ángela Figuera lleva díasrondando mi cabeza. Un vago senti-miento de envidia hacia el resto deEspaña lo acompaña. Ese resto que,afortunadamente, ya no reza ni re-cita la “Salve a España” de la poe-tisa bilbaína. Un rezo y un recitadoque, en cambio, convertido en una“Salve al País Vasco”, muchos milesde habitantes de esa tierra musitan,proclaman o, tristemente, lloran, alaplicarlo a su propia situación:

“A ti clamamoslos desterradosde ti, que en ti vivimos extranjeros,de tu raíz de ayer desposeídos,de tu verdad de hoy eliminados,a tu futura herencia no admitidos”

El verso se había alojado en micabeza a principios de septiembre.Creo que lo introdujo la noticia deque el Ayuntamiento de Ondarri-bia/Fuenterrabía había tomado elacuerdo de erigir una estatua a lamemoria de “Sancho III el Mayor,rey de Navarra, rey del Estado vas-co”. Para un historiador, relacionar elnombre de Sancho III con el vocablo“Estado” es una aberración. Todavíahoy los historiadores discuten si eslícito aplicar la palabra “Estado” aconstrucciones políticas creadas en-tre la caída del Imperio romano y elsiglo XVIII. Lo que no discuten esque tal vocablo no puede aplicarse auna monarquía del siglo XI. Para losno avisados, la sorpresa comple-mentaria podría constituirla el he-

cho de que Sancho III no pudo pro-clamarse nunca “rey de Navarra”porque el nombre de Navarra nohabía aparecido todavía.

Pese a este último dato, nadiediscute que Sancho fue el rey, estoes, entonces, el señor de señores deun espacio que, además de parte deNavarra (la otra estaba en manos delos musulmanes), abarcaba parte dela Rioja, el Alto Aragón y los territo-rios desde el Bidasoa hasta la bahíade la actual Santander. Más aún, porla influencia que, a través de su mu-jer, ejerció en Castilla y por la inter-vención que protagonizó en León, elmonarca “navarro” se consideró contítulos para reseñar en los documen-tos de los años finales de su reinadoque “imperaba desde Astorga hastaRibagorza”. Que nadie se precipite.Sólo un historiador puede aclarar elsignificado exacto, esto es, histórico,de la expresión, que, desde luego, notiene nada que ver con un pretendi-do “Estado” y, mucho menos, con un“Estado vasco”. ¡Por favor!, no empe-queñezcamos la dimensión históricade Sancho III.

El verso de Ángela Figuera, consu dramático contenido de despo-sesión de la raíz, de secuestro delpasado, se ancló definitivamente enmi cabeza al leer el texto del discur-so programático que el jefe del Go-bierno Vasco pronunció el 27 deseptiembre ante el Parlamento deVitoria. Como tantas otras veces, ensu intervención, el lehendakari rea-lizó un homenaje a la Historia. A la

José Angel García de Cortázar

Catedrátido de Historia Medieval.

“De tu raíz de ayer desposeídos”Sancho III, rey de Navarra

historia como sucesión de hechos y,de forma implícita, a la historia co-mo disciplina que los recoge, anali-za e interpreta. Para Ibarretxe, elargumento que justifica el futuroque pretende es, precisamente, elpasado: “este ámbito geográfico enel que se ha asentado el Pueblo Vas-co a lo largo de la historia ha sidoconocido con diferentes denomina-ciones de Vasconia, Reino de Nava-rra, Euskal-Herria, País Vasco-Nava-rro, Euskadi o País Vasco”. En aras de una mejor información, ydado el papel nuclear que el jefe delgobierno de la Comunidad Autóno-ma del País Vasco otorga al pasado,creo que es pertinente aclarar algu-nos datos:1. El nombre de Vasconia, másabundantemente, el de vascones, loutilizaron los romanos para referirseal espacio o los habitantes del terri-torio que hoy constituye Navarra.De hecho, en la división administra-tiva que los romanos diseñaron pa-ra el conjunto de Hispania, lo quehoy es Navarra formó parte de un“conventus” o circunscripción terri-torial cuya capital fue Caesaraugus-ta (Zaragoza). Y, por su lado, lo quehoy son Guipúzcoa, Vizcaya y Álavaformaron parte de un “conventus”distinto cuya capital fue Clunia, lo-calidad situada treinta kilómetros alnordeste de la actual Aranda deDuero. Esta separación administra-tiva está encontrando su confirma-ción en los últimos hallazgos epi-gráficos: La frontera política actualentre Navarra y Guipúzcoa y Álavaes, bastante aproximadamente, laque separa un espacio con testimo-nios epigráficos vascones, al este, deotro, con testimonios epigráficosindoeuropeos, al oeste.

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2. El nombre de reino de Nava-rra apareció a mediados del sigloXII. Antes de esa fecha, y durante losaños 980 a 1076, existió una reali-dad política que, aunque difusa to-davía, vinculaba territorialmente al“rey de los pamploneses” partes dela actual Navarra, probablementetoda Guipúzcoa y, según momentos,toda o partes de Vizcaya y Álava,más otras de Rioja y el alto Aragón.Cincuenta años después de la apari-ción del nombre de “reino de Nava-rra”, esto es, desde 1200, Álava, Gui-púzcoa y Vizcaya pasaron a formarparte del reino de Castilla, al que nodejaron de pertenecer nunca. Por sulado, Navarra siguió siendo reinoautónomo hasta 1515. En esa fechaquedó incorporado a Castilla, aun-que la monarquía castellana respetósus instituciones.3. Euskal-Herria, País Vasco-Na-varro, Euskadi o País Vasco constitu-yen nombres recientes, con cienaños de antigüedad, y responden,precisamente, a la intención de cre-ar la imagen de un espacio políticounitario, donde históricamente nolo hubo. En otras palabras, formanparte más de un proyecto de futuroque de una realidad del pasado.4. Entre los nombres de dimen-sión territorial escogidos por Iba-rretxe, noto un olvido. Precisamen-te, el de los nombres que, para de-nominar a estas tierras, han sidoutilizados durante más tiempo a lolargo de la historia. Esto es: Álava,Guipúzcoa y Vizcaya. El primero yel tercero se documentan en unacrónica del año 883. El segundo, enun documento de 1025. Curiosa-mente, estos tres nombres son losque han tenido mayor pervivenciaen la historia de la Península Ibéricapara denominar espacios que fue-ron y siguen siendo provinciales. Loshistoriadores siempre han interpre-

tado este hecho como un síntomade una temprana territorializacióndel espacio político a esa escala in-dividual de Álava, Guipúzcoa y Viz-caya. Los propios “Fueros Vascos”lo fueron, como mucho, a esa mis-ma escala. En general, a escalas másreducidas. Bien territorialmente (re-cuérdese: Encartaciones, Ayala, vi-llas), bien socialmente (los hidalgos,los habitantes de las villas).En este recuerdo de nombres, que,como se ve, son tan importantes, yen esta evocación del pasado, el le-hendakari ha olvidado mencionar unhecho que me parece fundamental.Los habitantes de Álava, Guipúzcoa yVizcaya vivieron, desde 1200, con lamisma convicción y entusiasmo quelos de otros territorios su pertenen-cia al reino de Castilla y, siglos des-pués, al reino de España. Ocultar es-ta realidad es “marcar sistemática-mente las cartas” con las que sejuega la convivencia social en el Pa-ís Vasco. Como ciudadano, puedoaceptar o discrepar de proyectos defuturo. Como historiador y comociudadano, no puedo aceptar que seme secuestre el pasado.

“Peor que el olvido de unsaber es la muerte de un re-cuerdo” y pienso que, en su se-lectiva evocación histórica, el le-hendakari ha vuelto a secuestrarel pasado, “a desposeer de suraíz de ayer”, a matar el recuer-do de que, por lo menos, desdeel año 1200, los habitantes delPaís Vasco han formado partecon deliberada voluntad de per-tenencia a un espacio políticoque se llamó reino de Castilla y,más tarde, a otro que lo englobóy que, como hicieron ya los ro-manos, llamamos España.

“Para los noavisados, lasorpresacomplementariapodría constituirlael hecho de queSancho III no pudoproclamarsenunca “rey deNavarra” porqueel nombre deNavarra no habíaaparecidotodavía”

“Euskal-Herria,País Vasco-Navarro, Euskadi oPaís Vascoconstituyennombresrecientes, concien años deantigüedad, yresponden,precisamente, a laintención de crearla imagen de unespacio políticounitario, dondehistóricamente nolo hubo”

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La construcción de la nación española. Republicanismo y nacionalismo en la Ilustración. Mario Onain-día. SQN, 2002.

El pensamiento español, tanto conservador como progresista, ha ignorado la memoria histórica española de los siglos XVIII y XIX,a diferencia de lo que ocurre en Inglaterra, Alemania o Francia, donde los pensadores (ilustrados o liberales) han sido un refe-rente sin excepción. Con la intención de contribuir a la convivencia vasca y —por tanto— española y en la línea con los pensa-dores europeos, Mario Onaindía se propone abordar el análisis del pensamiento ilustrado español para determinar cómo se plan-teaba la construcción de una sociaedad moderna, identificada como "nación", y —al mismo tiempo— respetruosa con la auto-nomía personal. El autor ofrece una visión original, poliédrica y ambiciosa de la Ilustración española cuyos valores inserta ennuestra tradición cultural.

Libros y revistas

Libros y revistas. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

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El valor de educar. Fernando Savater. Ariel, 1997.

¿Qué es la educación? ¿Qué ha sido y qué puede llegar a ser? ¿Qué esperamos de ella? ¿Consiste en mera transmisión de cono-cimientos o debe formar para la ciudadanía democrática? El autor aborda estas cuestiones y otras también fundamentales: latensión educativa entre disciplina y libertad, el eclipse de las humanidades, los límites de la neutralidad escolar, el papel de la fa-milia, etc. Cada de vez que se mencionan las grandes inquietudes de nuestro tiempo —el racismo, la intolerancia, la violencia…—se llega a la misma conclusión: todo eso debe afrontarse desde la escuela.El autor incluye una breve antología de textos de filósofos y escritores sobre el tema educativo.

España y las Españas. Luis González Antón. Historia. Alianza Editorial, 1997.

Un acercamiento a nuestra historia debe intentar explicar la tensión entre el sentimiento de comunidad política y la percepciónde las diferencias internas, fenómeno este nada insólito en los grandes estados europeos. El autor hace un recorrido por la his-toria de España partiendo del punto de vista de que no es un país tan original como a menudo se pretende y que sus rasgosesenciales, así como los de cada una de sus regiones históricas, no pueden entenderse sin contemplarlos a la luz del desarrollogeneral del Occidente europeo. En este libro se expone una interpretación de nuestra historia que apuesta por una discusión ri-gurosa que —desde la razón— aporta soluciones al viejo debate, aún no cerrado, de la estructura político-territorial que requie-re nuestro país.

Historia de España. De Atapuerca al euro. Fernando García de Cortázar. PLANETA.Historia y Sociedad, 2002.

La historia de España no es la crónica de una decepción. Este país ha dejado de ser el de las tristezas, donde se derrotaba el sue-ño de justicia y libertad de Don Quijote.Al inicio del siglo XXI, España es un país moderno, con los problemas de una sociedad urbana y compleja, que ha desterrado latópica imagen (toros, pandereta y sacristía) difundida por algunos escritores.El autor describe un país desnudo de mitos, atravesado por guerras, hazañas y fracasos y —también— por el rumor cotidiano de lasciudades, campos y fábricas. Por sus páginas desfilan reyes, conquistadores, políticos, perdedores, herejes y exiliados que transmitenacontecimientos implicando al lector en el ritmo emocionante de una historia que se plasma en las piedras, lienzos y poemas.El autor logra transmitir una complicidad hacia esa historia que siendo plural nos es común.

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Hasta aquí. Boletín Oficial de ¡Basta YA!

Revista de actualidad realizada con rigor, humor ycon un gran contenido didáctico. Contribuye a cla-rificar la confusión de buena parte de la ciudadaníadel País Vasco, que sufre los efectos de la desinfor-mación, del uso habitual de falacias y de la perver-sión del lenguaje.

Suscripción:[email protected]. de Correos 1640. San Sebastián (Guipúzcoa)BBVA c/c 0182 5709 42 0201501060

Fundación VT. Núm. 1.Diciembre 2002.

Revista de la Fundación Víc-timas del Terrorismo de re-ciente publicación. Abordala actualidad nacional e in-ternacional en la lucha con-tra el terrorismo con un im-portante plantel de presti-giosos colaboradores.Fundación Víctimas del Terro-rismo: Apdo. Correos 46453.28080 Madrid.

Historia de un alemán. Memorias 1914-1933. Sebastián Haffner. Destino 2000.

¿Qué condujo a la sociedad alemana a la locura colectiva? ¿Qué condujo a Alemania al nazismo? Desde la sobrecogedora histo-ria del autor, el libro permite un reencuento con las emociones y contradicciones del pueblo alemán en los años previos al as-censo de Hitler al poder.Escrita en 1939 —aunque encontrada entre los papeles del autor tras su muerte en 1999—, es una obra imprescindible para com-prender el complejo proceso que permitió la aparición y consolidación nazi en Alemania entre 1914 y 1933.Con una prosa impecable, llena de agudeza y sentido del humor, Haffner describe su existencia como la de un hombre cualquiera,al que las circunstancias obligan a vivir la historia en carne propia. Pero el texto no es sólo una singular evocación autobiográ-fica. Como ciudadano, como alemán, Haffner quiere entender el descontento social que hizo posible el triunfo de Hitler y de laviolencia. Por eso analiza los diferentes acontecimientos históricos —desde la ocupación francesa de la cuenca del Ruhr o la sal-vaje depreciación del marco hasta la caída del Gobierno de Brüning en 1932— e intenta descifrar las emociones y ambigüeda-des de sus compatriotas. Este libro proporciona al lector una visión estremecedora de la equiparable situación que se está vi-viendo en el País Vasco como fruto de la radicalización del nacionalismo en el poder.

Libros y revistas

Libros y revistas. PAPeLeS de eRMUA Nº 4. DIC 2002 / ENE 2003.

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España, Patriotismo y Nación. Edurne Uriarte Bengoechea. Espasa. Hoy, 2003.

Resurge un renovado interés por la nación española y por el patriotismo. Se trata de un proceso que muestra un cambio de eta-pa en la historia de nuestra joven democracia. El último cuarto de siglo estuvo marcado por la construcción del Estado de las au-tonomías, por la eclosión de los nacionalismos étnicos y la obsesión por las identidades regionales.. Sin duda, también se acom-pañó de un debilitamiento de la nación española y su sustitución por un concepto puramente administrativo de Estado. La au-tora analiza el nuevo concepto de nación española y de patriotismo que está emergiendo y su interés para la estabilidad futurade nuestro sistema político. Así mismo, explica los complejos del franquismo y del antifranquismo y la capacidad que han teni-do los nacionalismos étnicos para condicionar nuestra democracia.

La Tribu Atribulada. El Nacionalismo Vasco explicado a mi padre. Jon Juaristi. Espasa. Hoy, 2002.

Entre la escritura autobiográfica y el ensayo, este libro constituye una reflexión libre, sin pretensiones académicas, sobre el na-cionalismo vasco y sus raíces integristas, sobre el terrorismo de ETA y las estrategias de la exclusión étnica. Además, el autor re-aliza un análisis crítico de los mitos de la resistencia y de las contradicciones del pacifismo y de los movimientos cívicos que seenfrentan hoy al totalitarismo abertzale. Desde un compromiso inequívoco con las libertades, Jon Juaristi desmenuza la menta-lidad “resistencial” y los fantasmas de un antifranquismo arcaico, que impiden todavía a la oposición democrática asumir hastasus últimas consecuencias la defensa de la alternativa constitucional al régimen nacionalista.

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ciudadanía, civismo, coraje cívico / delincuentes, desobediencia civil, malhechores, terroristas / paz / guerra / pacifista y pa-cíficos / derecho de autodeterminación: derecho de secesión o ¿por qué no "derecho de interdependencia"? / leer, pensar ydialogar / no leer, no pensar y monologar / educar en valores o educar en el fanatismo / verdad y falsedad / ámbitos dedecisión y respeto a la pluralidad / el respeto a las minorías y el abuso de las mayorías / mayoría-minoría o mitad y mitad/ genuino vasquismo o adoctrinamiento de desarraigados / apropiaciones indebidas: vasco nacionalista / pensar con rigor,pensar con acierto / no pensar / información o desinformación / leer, ir a las fuentes, dotarse de criterio o dejarse llevar /manipulación, coartar, sobornar, atemorizar, aterrorizar, asesinar / historia o leyendas / rigor secular o delirios de anteayer/ autocrítica y responsabilidad / incapacidad para recular e irresponsabilidad / ausencia de autocrítica y victimismo / per-versión del lenguaje, falsedad, mentira, media-verdad, confusión / diálogo entre iguales: comunicación, acuerdo, consenso /diálogo impositivo: soborno, indignidad / espejismos, patrias “virtuales” / vasquismo o nacionalismo / pluralismo o monopo-lización monista / nacionalismo, racismo y xenofobia / ilustración, reflexión y rectificación / totalitarismo o democracia/ ¿gue-rra o impunidad para delincuentes y asesinos? / miedo, desconfianza, temor, terror / asustados, acomplejados, acobarda-dos, aconejados..., indignados, beligerantes / ¿fuerzas de seguridad = cuerpos de represión? / respeto a la ley, aplicación dela ley: orden y concierto / orígenes y raíces / raíces y malas hierbas / las raíces y el tronco o las ramas..., o el árbol com-pleto / educación, cultura, valores / contravalores, deformación, escuela de subversión, escuela de perversión, fábrica de te-rroristas / infundir pena, infundir miedo, infundir asco, infundir odio, o ¡infundir esperanza!... / lealtad personal, lealtad social,lealtad institucional / lealtad íntegra: compaginar lealtades / deslealtad / legítimo e ilegítimo / legal e ilegal / credibilidad, ve-racidad, infundir confianza, suscitar coraje, ayudar a discernir... / verdugos y víctimas / agredido y agresor/ gente buena yhéroes / los amordazados porque no oyen, no ven, no escuchan, no entienden: ¿necios o cobardes? / y... mercenarios y ma-tones / valores y contravalores / ideales y obsesiones / idealistas y fanáticos / genes y raíces / la mosca del vinagre y todoser humano / la fuerza de la razón, el aburrimiento de la sinrazón, la indignación contra la imposición / ¿dialogar o dejarsesobornar? / cambio o más de lo mismo / callejones sin salida: memoria antigua hipertrofiada y memoria reciente distorsio-nada / ¿procesos de pacificación o plan veraz de educación? / ciudadanía, civismo, coraje cívico / delincuentes, desobedien-cia civil, malhechores, terroristas / paz / guerra / pacifista y pacíficos / pensar con rigor, pensar con acierto / no pensar /información o desinformación / leer, ir a las fuentes, dotarse de criterio o dejarse llevar / manipulación, coartar, sobornar, ate-morizar, aterrorizar, asesinar / historia o leyendas / rigor secular o delirios de anteayer / autocrítica y responsabilidad / in-capacidad para recular e irresponsabilidad / ausencia de autocrítica y victimismo / perversión del lenguaje, falsedad, menti-ra, media-verdad, confusión / diálogo entre iguales: comunicación, acuerdo, consenso / diálogo impositivo: soborno, indigni-dad / espejismos, patrias “virtuales” / vasquismo o nacionalismo / pluralismo o monopolización monista / nacionalismo, ra-cismo y xenofobia / ilustración, reflexión y rectificación / totalitarismo o democracia/ ¿guerra o impunidad para delincuentesy asesinos? / miedo, desconfianza, temor, terror / asustados, acomplejados, acobardados, aconejados..., indignados, belige-rantes / ¿fuerzas de seguridad = cuerpos de represión? / respeto a la ley, aplicación de la ley: orden y concierto / orígenesy raíces / raíces y malas hierbas / las raíces y el tronco o las ramas..., o el árbol completo / educación, cultura, valores /contravalores, deformación, escuela de subversión, escuela de perversión, fábrica de terroristas / infundir pena, infundir mie-do, infundir asco, infundir odio, o ¡infundir esperanza!... / lealtad personal, lealtad social, lealtad institucional / lealtad íntegra:compaginar lealtades / deslealtad / legítimo e ilegítimo / legal e ilegal / credibilidad, veracidad, infundir confianza, suscitarcoraje, ayudar a discernir... / verdugos y víctimas / agredido / agresor/ gente buena y héroes / los amordazados porqueno oyen, no ven, no escuchan, no entienden: ¿necios o cobardes?/ y... mercenarios y matones / valores y contravalores /ideales y obsesiones / idealistas y fanáticos / genes y raíces / la mosca del vinagre y todo ser humano / la fuerza de larazón, el aburrimiento de la sinrazón, la indignación contra la imposición / ¿dialogar o dejarse sobornar? / cambio o másde lo mismo / callejones sin salida: memoria antigua hipertrofiada y memoria reciente distorsionada / ¿procesos de pacifi-cación o plan veraz de educación? / ilegalizar lo ilegal = sensatez / independencia y depresión económica / del euro al eus-ko = economía-ficción / ciudadanía, civismo, coraje cívico / delincuentes, desobediencia civil, malhechores, terroristas / paz/ guerra / pacifista y pacíficos / pensar con rigor, pensar con acierto / no pensar / información o desinformación / leer, ira las fuentes, dotarse de criterio o dejarse llevar / manipulación, coartar, sobornar, atemorizar, aterrorizar, asesinar / his-toria o leyendas / rigor secular o delirios de anteayer / autocrítica y responsabilidad / incapacidad para recular e irres-ponsabilidad / ausencia de autocrítica y victimismo / perversión del lenguaje, falsedad, mentira, media-verdad, confusión

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