Papeles de Ermua nº 02

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Publicación del FORO ERMUA Nº 2 SEPTIEMBRE 2001 900 ptas El FORO ERMUA nominado al Nobel de la Paz SEGUIMOS EN LA CALLE Educación de la personalidad • Educación cívica • Entrevistas • Libros de texto • Política lingüística y educación • Educación y aplicación de la ley • Educación y delincuencia • Tribuna abierta lenguaje • Enseñanza de la Historia • Valor pedagógico de la de profesores de secundaria • Historia • Tras las elecciones del 13 de mayo • Alava, cuna del castellano • Opinión • Libros • EDUCACIÓN

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Revista oficial de Foro Ermua

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Publicación del FORO ERMUANº 2 • SEPTIEMBRE 2001 • 900 ptas

El FORO ERMUA nominado

al Nobel

de la Pa

zSEGUIMOS EN LA CALLE

Educación de la personalidad • Educación cívica • Entrevistas •Libros de texto • Política lingüística y educación • Educación y

aplicación de la ley • Educación y delincuencia • Tribuna abiertalenguaje • Enseñanza de la Historia • Valor pedagógico de la

de profesores de secundaria • Historia • Tras las elecciones del 13 de mayo • Alava, cuna del castellano • Opinión • Libros •

EDUCACIÓN

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Edita Fundación Papeles de Ermua. Apdo. Correos 711. 01008 Vitoria-Gasteiz.

(Ésta es la única página del FORO ERMUA. Direcciones similares son utilizadas para sabotearla, incluyendo información manipulada y próxima a ambientes abertzales)

titulares● DESDE LA REDACCIÓN Pág 3 ● PRESENTACIÓN: PAPELES DE ERMUA EN EL PAÍS VASCO Y EN EL SENADO

Pág 4 ● DOCUMENTOS: EL FORO ERMUA NOMINADO AL NOBEL DE LA PAZ Pág 10 EL PINTOR CARLOS ACOSTA

Pág 12 LOS PERIODISTAS POR LA LIBERTAD Pág 16 ● EDUCACIÓN Y PERSONALIDAD: PERSONALIDAD E IDENTI-

DADES COMPARTIDAS ENRIQUE ECHEBURÚA Pág 18 ELOGIO DE LA FRATERNIDAD VIDAL DE NICOLÁS Pág 20 ● EDU-

CACIÓN Y CIVISMO: LA CIUDAD INACEPTABLE JESÚS ZARZALEJOS Pág 23 EDUCACIÓN, NACIONALISMO Y ENSEÑANZA

TOMÁS FERNÁNDEZ Pág 27 ENTREVISTA A J. ANTONIO CORREDOR Pág 30 NACIONALISMO Y XENOFOBIA ESTEBAN IBA-

RRA Pág 34 LA POLICÍA EN LA EDUCACIÓN T. S. ERTZAINA Pág 35 ● EDUCACIÓN Y LENGUAJE: NACIONALISMO

VASCO Y POLÍTICA LINGÜÍSTICA KATI GUTIÉRREZ Pág 36 LA “IMPOSICIÓN” DEL ESPAÑOL JAVIER MONTAÑA Pág 40 EL

TRATAMIENTO DE LA MENTIRA JULIÁN MARÍAS Pág 42 ● EDUCACIÓN Y DELINCUENCIA: ENTREVISTA A EDUARDO

URIARTE Pág 44 EL DIÁLOGO INEXISTENTE Y EL VERDADERO CONFLICTO ELEAZAR M. ORTIZ Pág 49 POR QUÉ Y CÓMO

SE LLEGA A SER TERRORISTA ENRIQUE ECHEBURÚA Pág 50 ● EDUCACIÓN Y LIBROS DE TEXTO: LA ENSEÑANZA DE

“LO VASCO”: UNA PATRIA SIN LIBERTAD JUAN JOSÉ LABORDA Pág 52 GEOGRAFÍA Y MANIPULACIÓN DE LOS LIBROS DE TEX-

TO Pág 56 LA EDUCACIÓN… ¿PARA QUÉ? ERNESTO LADRÓN DE GUEVARA Pág 58 ● TRIBUNA ABIERTA DE PRO-

FESORES DE SECUNDARIA Págs 60-74 ● CRÓNICAS DESDE MI CASERÍO: EL “DERBY VASCO” Pág 75● TRAS LAS ELECCIONES: VALORACIÓN DE LAS ELECCIONES EN EL PAÍS VASCO Pág 76 ELECCIONES AUTONÓMICAS

DEL 13 DE MAYO DE 2001 CARMEN GURRUCHAGA Pág 77 VIVA EL PERDER FERNANDO SAVATER Pág 79 COMPLEJO,

CONFUSIÓN Y OPORTUNISMO EDURNE URIARTE Pág 81 YA HEMOS GANADO J. ANTONIO ZARZALEJOS Pág 83 LAS RA-

ZONES DE LOS PERDEDORES PATXO UNZUETA Pág 85 PAÍS VASCO: LA MITAD NACIONALISTA GERMAN YANKE Pág 86 ●OPINIÓN: AUTODETERMINACIÓN Y TERRORISMO IGNACIO SÁNCHEZ CÁMARA Pág 87 ALGO SOBRE LA PAZ SANTIAGO GON-

ZÁLEZ Pág 88 PARA CONVENCER, ADEMÁS DE VENCER… JOSÉ VARELA ORTEGA Pág 91 ¿DÓNDE ESTÁ EL ESTADO? CÉ-

SAR ALONSO DE LOS RÍOS Pág 95 LA EMBARAZADA J. CAMPMANY Pág 97 LA EDUCACIÓN Y LA DESLEGITIMACIÓN DE

LA VILENCIA ISABEL CELAÁ Pág 98 ● IN MEMORIAM: MIGUEL ÁNGEL BLANCO Y J. LUIS LÓPEZ DE LACALLE Pág100 ● REPORTAJE: ASESINATO EN FEBRERO ELÍAS QUEREJETA Pág 108 ● HISTORIA: ÁLAVA: CUNA DEL CASTE-

LLANO SATURNINO RUIZ DE LOIZAGA Pág 112 SEÑAS DE IDENTIDAD E HISTORIAS MEDIEVALES J. ÁNGEL GARCÍA DE COR-

TÁZAR Pág 114 HISTORIA Y NACIONALISMO: EL CASO VASCO J. PABLO FUSI Pág 118 DEL NACIONAL-SOCIALISMO ALE-

MÁN Y DEL VASCO J. VARELA ORTEGA Pág 120 ● LIBROS Pág 139 ●

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Desde la redacción

Desde la redacción. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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Por último, existe una última razón de ser y de seguir en la ca-lle: Papeles de Ermua se sabe la voz de esa ciudadanía, tan ge-nuinamente vasca como española, que no encuentra —nuncala hubo— contradicción entre esas dos identidades. Ciudadaníaque, en estos peculiares momentos, se encuentra despreciadapor sus conciudadanos, que monopolizan lo vasco, y quizá ol-vidada por el resto de los españoles, a los que con obstinadaterquedad se ha llevado al hartazgo.Sin embargo, aflora con una vitalidad inusitada un “vasquismo”integrador. Un vasquismo, el nuestro, que no renuncia a sus raí-ces, precisamente por eso, sostiene que son múltiples y diversaslas raíces de nuestro pueblo y de nuestra cultura, que se entrela-zan inseparablemente en una abigarrada malla secular. De ahí,que poseamos una cultura con dos lenguas, ambas entrañablesy ninguna susceptible de ser ni impuesta ni erradicada. Un vas-quismo que conoce de leyendas y costumbres, que transmite y enlas que se recrea. Pero sabe discernir la leyenda de la historiaempírica. Por eso, no accede a amputarse siglos de Historia o adesprenderse de los lazos culturales y humanos que ha ido asu-miendo en libertad a lo largo de los siglos. Por eso, precisamentetiene una entusiasta visión de su tierra y de sus gentes y se sor-prende, con pesadumbre, de las hipertróficas actitudes victimis-tas del nacionalismo al uso (los monopolizadores de “lo vasco”).

Un vasquismo que no olvida que el eje de laconstrucción de España se trazó de norte asur: nadie nos conquistó, ciertamente, antesbien al contrario. Por ser integrador, es un vas-quismo plural. Es un genuino ser “vasco”, queintegra sin exclusión: no necesita esconder si-glos de historia, ni apellidos del árbol genealó-gico detrás de ridículas “K” que camuflancomplejos. No niega nada, ni excluye a nadie:cabemos todos, trabajando juntos, con lealtad—eso sí, sin mentiras ni trapisondas— con res-peto y en libertad. Porque nuestra sociedad nonecesita “procesos de pacificación” sino ciuda-danos educados en la verdad: porque no haylibertad sin verdad, ni se cultiva la paz entrementiras. I. C. de C.

ació Papeles de Ermua hace cuatro meses:en Abril de 2001. Y nació con vocación dedesaparecer, deseando no ser necesariapronto. Surgió esta revista —como este Foronuestro— por necesidad, por un inevitablesentido de la dignidad de la persona, por unapasionado amor a nuestra tierra, por unprofundo respeto a nuestra historia secular,por un ineludible sentido del deber, por unincontenible coraje cívico. Es una revista de pensamiento que pretendeproporcionar un recurso accesible a las fuen-tes, un instrumento para el rigor y el sentidocomún. No puede evitar esta publicación,por razones obvias, analizar sin remilgos,desmontar falacias, denunciar la analgesiaante el dolor ajeno o la anestesia moral, em-bestir ante apariencias engañosas, disputarpor la veracidad del dato objetivo, arremetercontra las medias verdades… Pero, sobre to-do, desde Papeles de Ermua se trabaja conánimo de construir. Bien presente tenemosque incluso cuando negamos afirmamos,porque negar negaciones (soborno, extor-sión, mentira, complejos, miedo, imposición,impunidad… asesinato) es afirmar. Vio la luz esta revista por una necesidad dedejar sobre papel impreso, de forma mono-gráfica, este peculiar contexto de confusióngeneralizada y de falta de libertades parti-cularizadas. Contexto social en el que unosdan prioridad a sus supuestamente “legíti-mas aspiraciones”, aunque se avasallen loselementales derechos de los otros. Y se nie-gan obstinadamente a “ir a las causas” —así nos lo aconsejan explícitamente, ennuestras amistosas conversaciones—. Preci-samente por no abordar “las causas” semantiene, se fomenta y se preserva (no sólode la Alta Inspección del Estado) una EDU-CACIÓN en la que se adiestran delincuentes,se forjan terroristas. No ocurre en todas lasikastolas, ni en todos los institutos, ...porcierto que no, pero en un número notablede ellos es una realidad sobrecogedora, quepermite la subsistencia del terrorismo y elpermanente impulso de la subversión. Y, con escasez de medios, Papeles de Ermuasigue en la calle porque desafortunada-mente nada parece presagiar un cambio derumbo en nuestro sistema educativo. En estenúmero 2 nos centraremos, precisamente, encuestiones relativas a la Educación.

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Presentación

Presentación. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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“Buenas tardes, señoras, señores, amigos to-dos, gracias por vuestra asistencia a este ac-to de presentación. Nace la revista Papelesde Ermua con vocación de armar la pala-bra, única arma que deseamos dispare en losucesivo en todas las tierras de España. Pa-ra ello con voluntad y entusiasmo, perotambién con incertidumbre de aficionadoingenuo, queda a disposición del lector elprimer número, número que algo tiene decrónica del último año, de recuerdo delamigo asesinado, de administración delmiedo, pero sobre todo de esperanza. Espe-ranza de que los partidos políticos que re-presentan y promueven los valores de laConstitución Española y El Estatuto deGuernica, con serenidad, valor y con sacrifi-cio nunca suficientemente bien ponderado,sean quienes obtengan de los ciudadanos el

apoyo suficiente para que prontopodamos despertar de esa ominosapesadilla. Singular democracia lavasca que tras veintidós años deandadura ha convertido la búsque-da de la libertad en el desideratumde buena parte de sus ciudadanos”.“Desde nuestro recuerdo especialí-simo y entrañable de todas las víc-timas del totalitarismo homicidade ETA, queremos rendir homenajea quienes viven la tragedia de laausencia de los seres queridos yasumir el compromiso de no olvi-dar y recordar siempre que nuestralibertad de mañana será fruto des-lumbrante de la tragedia de hoy”.

La revista Papeles de Ermua se presentó en Vitoria-Gasteiz, en el Hotel

Canciller Ayala, el 28 de Abril de 2001. Además de la presencia de destacados políticos del PP y PSE-

EE, incluido el candidato a Lendakari por el PP, Jaime Mayor Oreja, y de conocidos exmilitantes de IU,

asistieron al acto: Dña. Luisa Cava de Llano, en representación del Defensor del Pueblo, el Diputado

General de Alava, D. Ramón Rabanera, el alcalde de Vitoria, D. Alfonso Alonso Aranegui, autoridades

de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y representantes del sindicato de la Ertzaintza.

Especialmente, el acto de presentación tuvo el honor de contar con la asistencia de la familia de

Miguel Ángel Blanco y de numerosas víctimas del terrorismo. Asistieron al acto los directivos y

representantes de COVITE, AVT, Movimiento contra la Intolerancia, entre otras asociaciones, y

destacados periodistas. La Presidenta del Parlamento Europeo, Nicole Fontaine, en viaje oficial en

Méjico, reiteró su adhesión al acto y a la lucha por la libertad y la normalización democrática en el

País Vasco. Además se recibieron mensajes de todos los colaboradores de la publicación que no

pudieron asistir al acto en Vitoria: Edurne Uriarte, Raúl Guerra Garrido, Mario Onaindía, Fernando

Savater, Antonio Beristain, Germán Yanke, etc., y de múltiples personalidades de la vida pública y

cultural española.

Eleazar Ortiz, en nombre de la Redacción de Papeles de Ermua, inició el acto con estas palabras:

Papeles de Ermua en el País Vasco

Publicación del FORO ERMUA.Nº 1 • ABRIL 2001 • 900 ptas

• Por un pluralismo fuerte • Presentación: ¿Quiénes somos? •

• Documentos • In Memoriam: José Luis López de Lacalle •

• Elecciones 13 Mayo • Premio Carmen Tagle • Homenajes •

• Opinión • Entrevista: Begoña Elorza • Tribuna abierta •

• Educación • Historia • Humor • Por la libertad • Libros •

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Presentación

Presentación. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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A lo largo del acto, intervinieron Vi-dal de Nicolás, Presidente del FO-RO ERMUA y el profesor FranciscoFlores Santamaría, Catedrático deEconomía Aplicada de la UPV/EHU.Entre estas intervenciones se inclu-yó un homenaje, en la persona deCarmen Tagle, a los jueces y fis-cales que garantizan con tanto he-roísmo el Estado de Derecho, y a losperiodistas y profesionales de lainformación en la persona de JoséLuis López de Lacalle. También intervino Mikel Buesa, quefue presentado por Eleazar Ortizcon las siguientes palabras: “(...) elsiguiente orador es, además de mu-

chas otras cosas, Catedrático deEconomía de la Universidad Com-plutense de Madrid. Miembro deuna muy conocida, y singularmenteplural, familia vitoriana. Es un de-mócrata. Quiero destacar aquí suposición clara y valiente frente a losasesinos liberticidas. Posición quelos ciudadanos tuvieron ocasión deconocer a través de contundentesartículos periodísticos después de lamuerte de su hermano D. FernandoBuesa, Secretario General y porta-voz parlamentario que fue del Parti-do Socialista de Euskadi, asesinadovil y cruelmente junto con su ángel

custodio, un joven ertzaina llamadoJorge Diez Elorza”. El profesor D. Mikel Buesa Blancoincluyó en su intervención —que setranscribe en las siguientes páginas— un explícito homenaje de la ciu-dadanía, representada por el FOROERMUA, a los miembros de la Ert-zaintza y de los demás Cuerpos yFuerzas de Seguridad del Estado,en la persona de Jorge Diez Elorza.

Familia de MiguelÁngel Blanco en lapresentación dePapeles de Ermua,en Vitoria-Gasteiz.

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hombre gracias a la naturaleza; y, encambio, sólo soy vasco gracias a unacasualidad”.Este país es también raro, porque en él,desde hace más de veinte años, a pesarde los elevados niveles de bienestar deque gozan sus habitantes o de quecuenta con las instituciones de autogo-bierno más amplias de Europa, en nom-bre de la nación, se cometen todo tipode crímenes, se amedrenta a quienes nocomulgan con las ruedas de molino delnacionalismo y se atenta contra los máselementales derechos humanos. “¿Enqué país normal o respetable del mun-do —se preguntaba hace unos días elescritor Antonio Muñoz Molina— llevanescolta los concejales, los periodistas,los profesores, y se pasean a cara des-cubierta y con total tranquilidad lospistoleros y sus ayudantes?”.El país es también políticamente insóli-to. Por ejemplo, ahora que se han con-vocado unas elecciones al ParlamentoVasco, descubrimos que quien ha hechoesa convocatoria —es decir, el lehenda-kari; ese señor que habla de sí mismo entercera persona, como si su autoridademanara de Dios— no cree en la demo-cracia o, al menos, no cree que la de-mocracia se ejerce cuando los ciudada-nos eligen libremente a los diputadosque les representan. Y con una desfa-chatez sorprendente declara que “laselecciones no sirven para nada”. Confie-mos en que, aunque sea el mismo Diosquien ilumina su pensamiento, estéequivocado y que estas elecciones sir-van para abrir una ventana al viento delibertad que tan urgentemente necesi-tamos respirar.

Pero no teman, pues no voy a hablar deeconomía. Voy a hablar de esa idea queno dejaba de obsesionarme, pues, enefecto, este país, el País Vasco, no dejade ser extraño. Es, por ejemplo, un país en el que unaparte de la población, minoritaria, aun-que importante, se cree racialmentedistinta y superior al resto de la huma-nidad. Por tal motivo, algunos argu-mentan que el país debe ser una naciónindependiente. Es el caso del Presidentedel Partido Nacionalista Vasco, de quienhemos podido leer una perla como lasiguiente: “Si hay una nación en Euro-pa, ésa es Euskadi… Existe al respectouna realidad de datos objetivos comolos estudios craneales y los estudios desangre. ¿O es que… alguien se atreve adecir que no tenemos el Rh negativo?”Yo, que tengo el Rh negativo, cuandoleo estas cosas, no dejo de mirarme alespejo para tratar de descubrir si micráneo es diferente al de los demásmortales. Y, al cabo de un rato, descu-bro que, como dijo Montesquieu, “soy

Cuando, hace unos dí-as, me pidieron que dijeraunas palabras en este actode presentación de Pape-les de Ermua, pensé in-mediatamente que unacosa así sólo podía pasaren un país extraño. Estaidea no dejó de revolotearen mi cabeza durante unascuantas horas, pues nor-malmente la presentaciónde un proyecto cultural,como es el de esta revistadedicada al pensamiento,suele correr a cargo de losfilósofos o los escritores; yno deja de ser infrecuenteque también se le enco-miende a un economista,como es mi caso, pues loseconomistas nos dedica-mos a cosas más bien abu-rridas que son poco atrac-tivas, incluso para el públi-co intelectual.

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Porque, en efecto, el País Vasco es extra-ño dentro de esta Europa en la que vivi-mos, porque carecemos de libertad, por-que la violencia callejera crea un clima deinseguridad para la mayor parte de losciudadanos y porque la muerte acecha aquienes públicamente discrepan del pro-yecto soberanista que se nos quiere im-poner desde el nacionalismo. Y ha sido,precisamente, esa falta de libertad la queha impulsado la rebelión de los promoto-res de esta revista y les ha impelido a pu-blicar los Papeles de Ermua. Con ellos pretenden contribuir a reen-contrar la senda que conduce a la con-vivencia pacífica de todos los vascos. Lohacen poniendo al servicio de este pro-yecto las capacidades intelectuales deun amplio plantel de colaboradores, en-tre los que se encuentran algunas de laspersonalidades más destacadas del país.Lo hacen sin renunciar a las aspiracio-nes de libertad y de respeto a los dere-chos humanos que son el fundamentode esa convivencia. Y lo hacen tambiéndesde el reconocimiento a la especialcontribución que, para la libertad, hantenido las víctimas del terrorismo.Se me ha pedido que, con relación a es-tas últimas, haga una especial mencióna los miembros de las fuerzas de seguri-dad del Estado y de la Comunidad Autó-noma que cayeron víctimas de la barba-rie mientras cumplían con su deber dedefender la libertad y de proteger a losciudadanos. Lo hago convencido de que,con esos guardias civiles, esos policías yesos ertzainas a los que los terroristasles arrebataron su vida, hemos contraí-do una deuda que sólo empezará a pa-garse cuando sus nombres se desparra-men por las calles de las ciudades y pue-blos de Euskadi y se restablezca su me-moria para las generaciones futuras.Y lo hago también personalizando esereconocimiento en la figura de JorgeDíez Elorza, quien, pletórico de juven-tud, murió asesinado mientras protegía

a mi hermano Fernando Buesa. Su ma-dre, Begoña Elorza, que está aquí entrenosotros, ha contribuido de una mane-ra muy destacada, con una entrevista, aeste primer número de Papeles deErmua. En ella, reflexiona sobre la rea-lidad actual del País Vasco con la luci-dez desgarrada que sólo alcanzan quie-nes lo han perdido todo.

Permítanme que, para fi-nalizar esta intervenciónmía, entresaque una frasesuya en la que se sintetiza,creo yo que magistralmen-te, el resultado perverso alque, en este país, se ha lle-gado con tanto comporta-miento extraño: “hay másmisericordia con los verdu-gos que con las víctimas detanta agresión”.

Mikel Buesa

Catedrático de la UniversidadComplutense de Madrid

“Si ya resulta difícil explicitar —conti-nuó Eleazar Ortiz— opinión de disiden-cia radical a la causa de las patrias ex-cluyentes en simples artículos de pren-sa, una iniciativa valiente y documenta-da que muestra la realidad de ese na-cionalismo siniestro a que se refiereIñaki Ezkerra en su libro Estado de Ex-cepción cuya lectura recomendamos vi-vamente, es la protagonizada por dosmujeres, Carmen Gurruchaga e IsabelSan Sebastián. Ambas confluyen en unlibro de denuncia titulado con lo esen-cial de una desgraciada metáfora delpresidente del PNV. Metáfora que sinte-tiza su deformada visión de la política.El libro El árbol y las nueces, presentadocumentadamente una realidad deconnivencias inconfesables que algúndía los vascos conoceremos en toda sudimensión, para vergüenza propia yajena. Dirige El Primer Café de Antena 3y es una de las principales firmas quecolabora en el diario El Mundo. Valien-te, inteligente y directa, mezcla nava-rro-vizcaína, en Vitoria tiene la palabrala escritora y periodista Dña. IsabelSan Sebastián. Finalmente, esta perio-dista, en nombre de la ciudadanía re-presentada por el FORO ERMUA, expre-só en su intervención, nuestra gratitudy reconocimiento a los políticos delPP y del PSE-EE, que con tanto hero-ísmo y coraje defienden la democraciaen el País Vasco”.La presentación de Papeles de Ermuaen Vitoria-Gasteiz concluyó con unaunánime carcajada, aplaudiendo a estaspalabras del moderador del acto: “Mu-chas gracias. Agradecemos a todos us-tedes su asistencia. Seguidamente seservirá un vino español. Para más datos,de Rioja Alavesa”.

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El 9 de Mayo de 2001, la Exma.Sra. Dña. Esperanza Aguirre,Presidenta del Senado invitó al

FORO ERMUA a presentar la nueva re-vista en Madrid en esta Cámara. En es-te acto, al que acudieron numerosos Di-putados, Senadores, representantes deAsosiaciones Fiscales, profesores uni-versitarios y numerosos periodistas, D.Eleazar Ortiz, en nombre de Papeles deErmua, glosó los contenidos del núme-ro 1 resumiéndolos en los cuatro home-najes mencionados en la presentaciónen Vitoria-Gasteiz, terminó su interven-ción con las siguientes palabras: “Me cabe el honor de presentar a unhombre singular, portugalujo, luchadorinfatigable contra el fanatismo y la in-tolerancia, vital, erudito, poeta. Traste-rrado y luego encerrado, vivió guerras yhambres, conoció muchos pueblos y su-frimientos y decía ayer (en 1998) en ellibro que recoge sus escritos, poemas yvivencias, editado este mismo mes deabril:... ‘Ahora vivo en mi reino, o mejormi república, rodeado de músicas, de li-bros, de amigos verdaderos. Es decir, enpaz’. Hoy, mientras patea nuestra geo-grafía de protesta en protesta, mani-fiesta anhelar lo confortable que debeser disfrutar de la jubilación en la abu-rrida democracia, porque, concluye co-mo asombrándose ‘es que la democra-cia es muy aburrida’. Tiene la palabraVidal de Nicolás Moreno”. A continuación, tomó la palabra el pre-sidente del FORO ERMUA:“Cuando la era de la letra impresa —ne-gro sobre blanco— está librando su pe-núltimo encuentro agónico con el vér-tigo de la electrónica, nos hemos atre-vido a salir a la calle a asumir temera-riamente la soledad de los profetas y elrechazo de los fanáticos”.“Una revista, un opúsculo que única-mente tendrá una periodicidad cuatri-

mestral, sale a la calle armada tan sólodel instrumento incruento de la pala-bra, a librar batalla con los más desafo-rados enemigos de la libertad, éstos sí,armados de un odio blindado a todamisericordia”.“Somos una tribuna instalada en mediodel abismo; un discurso elaborado en larazón, que quiere hacerse oír en mediode a tempestad de las pasiones más pri-mitivas, y que pretende, además, llegarhasta las gentes inmovilizadas por elmiedo, iguales a esos pajarillos a los queha galvanizado la mirada letal de la ser-piente”.“Nos proponemos salir a la calle connuestra palabra impresa, después dehaber gritado hasta desgañitarnos, por-que sabemos que nuestro pueblo, nues-tro país, nuestros conciudadanos vivenahora en el rincón más peligroso de es-ta España que ha conocido ya todos losriesgos históricos”.

Esperanza Aguirredurante la

presentación dePapeles de Ermua en

el Senado, junto aVidal de Nicolás.

Papeles de Ermua en el Senado

“[…] sale a lacalle armada tansólo delinstrumentoincruento de lapalabra, a librarbatalla con losmás desaforadosenemigos de lalibertad, éstos sí,armados de unodio blindado atoda misericordia”

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Presentación

Presentación. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

9“Si el resultado delos comicios noresuelve larecuperación delas libertadesdemocráticas, ycontinúa el acosode los criminales ysus cómplices,nosotros el FOROERMUA,seguiremos en laprimera línea dedenuncia a losraptores denuestros derechosciudadanos, y dealiento a los queno quieren aceptarel papel desubarrendados enun país quetambién esnuestro”

“Decir ahora que los vascos vivimosasediados no es ninguna hipérbole; vi-vimos asediados por otros vascos quepretenden arrogarse la patente de tales,y que nos niegan esa condición a quie-nes no aceptamos su nacionalismo ex-cluyente”.“En 1998 nos constituímos en un gru-po crítico que denunció ante la opi-nión pública la situación a la que noshabía conducido el totalitarismo brutalde ETA, y más tarde tuvimos que am-pliar nuestra denuncia al nacionalismoal que piadosamente adjetivamos comomoderado, porque, amparado en el Pac-to de Estella, utilizó o él mismo fue uti-lizado por la banda de asesinos, paraamedrentar a la ciudadanía y llegar así,por un atajo antidemocrático, a la so-beranía, que así llaman a la indepen-dencia, sin pasar por el refrendo de lasurnas”.“Las humillaciones a las que nos hansometido luego de una serie de asesi-natos, han significado un descenso a losinfiernos de la hipocresía y la malicia,en un juego infernal en el que no se sa-bía quién era más culpable, si la falaciadel gobierno del PNV y EA o el cinismochulesco de EH, albacea de los matari-fes y pirómanos”.“Estamos a unos días de las eleccionesautonómicas, fecha que deseamos seael final de una pesadilla demasiado du-radera. Esperamos una victoria lo másclara y rotunda de los partidos consti-tucionalistas, es decir, de la democracia.En caso contrario, si el resultado de loscomicios no resuelve la recuperación delas libertades democráticas, y continúael acoso de los criminales y sus cómpli-

ces, nosotros el FORO ERMUA, seguire-mos en la primera línea de denuncia alos raptores de nuestros derechos ciu-dadanos, y de aliento a los que no quie-ren aceptar el papel de subarrendadosen un país que también es nuestro”.“Y nuestra revista Papeles de Ermuaserá un baluarte de la libertad y dela razón, y estará abierta al discursode todos los que deseen unirse en ladefensa de la tolerancia y la solidari-dad”.El acto de presentación de Papeles deErmua en el Senado, concluyó con laintervención de la Presidenta, Excma.Sra. Dña. Esperanza Aguirre, que in-cluyó una entrañable referencia a la úl-tima víctima de ETA, don Manuel Ji-ménez Abad, presidente del PP en Ara-gón, mientras caminaba con su hijo ha-cia el estadio de fútbol en Zaragoza.

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Documentos

Documentos. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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El FORO ERMUA ha sido propuesto para en Premio Nobel de la Paz por laAsociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nu-clear (IPPNW, International Physicians for the Prevention of NuclearWar) en los siguientes términos.

NOMINACIÓN DEL FORO ERMUA PARA ELPREMIO NOBEL DE LA PAZ

Distinguidos miembros del Comité Noruego del Nobel:

En nombre de la IPPNW (International Phy-sicians for the Prevention of Nuclear War),Asociación Internacional de Médicos para laprevención de la Guerra Nuclear, galardonadacon el premio Nobel de la Paz en 1985, es unhonor para nosotros nominar respetuosa-mente a la Asociación FORO ERMUA para elPremio Nobel de la Paz de 2001.

Desde 1959, los ciudadanos de España, y en particularaquéllos que viven y trabajan en el País Vasco, han sido so-metidos al miedo y al terror, intimidaciones y amenazas demuerte por parte del grupo separatista ETA. ETA ha ido esca-lando en su campaña de terror por la consecución de la in-dependencia del País Vasco con respecto a España. Aproxi-madamente 800 personas han sido asesinadas y miles másheridas y mutiladas a consecuencia de los disparos, cochesbomba y otras formas de violencia. El conjunto de la pobla-ción del País Vasco ha sufrido esta coacción y los efectos psi-co-sociales que caracterizan al terrorismo durante más de 40años. U.S. News & World Report describe este conficto comouno de los más negros y mortíferos conflictos étnicos en Eu-ropa Occidental en su número de 2 de octubre de 2000.

En febrero de 1998, un grupo de unos 300 líderes socialesen Bilbao (académicos, médicos, artistas, intelectuales, juris-tas, comerciantes y otros ciudadanos) organizaron la resisten-cia no violencia a ETA. Conocido como FORO ERMUA, la aso-ciación apoya la promoción y el respeto a los derechos huma-nos, democracia y libertad de expresión en el País Vasco. Co-mo consecuencia de sus públicas críticas a las tácticas de ETA,sus miembros y colaboradores se han convertido en objetivosprioritarios de los asesinatos. Alguno ha sido ya brutalmenteasesinado. El presidente del Foro es el Sr. Vidal de Nicolás.

El FORO ERMUA tiene entre sus objetivos los siguientes:

1. Asistir a las víctimas del terrorismo y sus familiares.

2. Denunciar la violación de los derechos humanos en el PaísVasco y en el resto de España.

3. Defender y promocionar la libertad de expresión como uncamino para la Paz.

4. Educar a los ciudadanos en los valores de la Justicia, la Li-bertad, la Democracia y la Paz.

5. Alertar a los ciudadanos, especialmente a la gente joven,sobre las consecuencias del fascismo y la intolerancia.

6. Estimular el debate público sobre las consecuencias de laviolencia como medio de resolución de conflictos.

7. Alertar a la comunidad y a los políticos sobre los riesgos dela extensión del terrorismo al resto de Europa.

8. Contribuir a crear un mundo más seguro y más pacífico.

La asociación persigue estos objetivos a través de mani-festaciones pacíficas, reuniones con las víctimas, educaciónde la ciudadanía a través de Internet y de una publicación,reuniones con los partidos políticos para estimular el dialogosobre el fin de la violencia.

Desde nuestro punto de vista, el FORO ERMUA es mere-cedor del premio Nobel de la Paz por su valiente apuesta enfavor de la Paz, sacrificando la seguridad personal y plantan-do cara al terrorismo de ETA. Pero, por encima de todo, laconcesión del premio Nobel de la Paz al FORO ERMUA tam-bién honraría y animaría a todos aquellos que en el mundobuscan la resolución no violenta a los conflictos ahora y en elfuturo.

Con profundo agradecimiento por su consideración, sin-ceramente

Michael Christ / Director ejecutivo

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El pintor Carlos Acosta donó al FORO ERMUA un lienzo:

“Por la defensa de la democracia El pasado 13 de Mayo de 2001 el

pintor Carlos Acosta comunicó sudecisión de donar al FORO ERMUA

una obra “por sus méritos en pos deldesarrollo democrático en la sociedadvasca”. El acto de entrega del legado tu-vo lugar en Vitoria-Gasteiz el pasado 3de Agosto de 2001. El autor quiere sim-bolizar, según sus propias palabras, lanecesidad de defender los valores de laConstitución española para lograr ladefinitiva integración social en el País

Vasco. Además, Carlos Acosta denuncia,con su obra y con sus palabras, la “faltade libertad” que se vive en nuestra so-ciedad, la división, la extorsión y el ase-sinato.El grandioso mural —realizado en óleosobre lienzo, con unas dimensiones to-tales de 8 metros de largo ✕ 3,90 de al-to— se compone de cuatro temas (dederecha a izquierda):En primer lugar, el autor expresa el“DESCONCIERTO” que percibe en nues-

tra sociedad plasmándolo en rostrosdistorsionados sobre un fondo de ban-deras rojo y gualda, rotas, y manosblancas de diferentes tamaños que selevantan.En los dos siguientes paneles, el pintorexpresa lo que —en su opinión— seríaen camino de la libertad y la democra-cia: “EL RESPETO A LA LEY” (segundopanel), expresado en la Constitucióncon rostros que la observan con respe-to; y la “EDUCACIÓN” (tercer panel),

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en la sociedad vasca”

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que la plasma con el dibujo de libros yrostros admirados de niños. Finalmente,el cuatro lienzo expresa la “INTEGRA-CIÓN DE LA PLURALIDAD EN LA AR-MONÍA Y LA PAZ” (cuarto panel) y loejecuta con un simbolismo de la fami-lia en torno a la maternidad.El pintor Carlos Acosta también donóun trabajo, titulado “RENACER DE LADEMOCRACIA CHILENA” al Gobierno deaquel país al final de la dictadura deAugusto Pinochet.

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NACIÓ en Maracaibo (Venezue-la), en 1953. Nacionalizado enEspaña desde 1991.ESTUDIÓ en la Academia de Be-llas Artes de Maracaibo y en Ca-racas, Río de Janeiro, NuevaYork, París y Madrid, donde resi-de desde 1982. En 1999 fuenombrado “Caballero oficial aca-démico sección arte” por susméritos artísticos por la Acade-mia Greci-Marino en VinzaglioNo (Italia)EXPOSICIONES: desde 1967 ex-pone en Francia, Venezuela,EEUU y España.OBRAS: entre otras, las pinaco-tecas de la Real Academia deSan Fernando, Biblioteca Nacio-nal, Museo Municipal y Museode la Ciudad de Madrid, en elAyuntamiento y en el Museo dela Villa de París y en la BibliotecaNacional de Francia, en la “PublicLibrary” de Nueva York, en laPresidencia del Gobierno de Es-paña, Museo de América, en laPresidencia de la Comunidad deMadrid, en las Bibliotecas Nacio-nales de Ecuador, Chile, Uruguayy Venezuela, en el Museo de lasAméricas de la Habana (Cuba).En 1997 fue presentado por elGobierno de Venezuela, con mo-tivo del 30º aniversario en la pin-tura del autor, a numerosos mu-seos internacionales en NewYork (The Museum of ModernArt), Paris (Museo de Arte Mo-derno Geaorges Pompidou y enla Sede de la UNESCO), Tokio(Museée D´Art Moderne), Roma(Galleria D´Arte Moderna), Oslo(Musset for Samtidskunst), Bru-selas, Berna (Kunstmuseum), Zu-rick, Bonn (Kunstmuseum), Sui-za, Holanda, Estocolmo (Moder-na Museet). El autor está repre-sentado en la bibliografía de ar-te español desde el año 1985.

El artista y su obra

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Debate sobre autodeterminación-secesión

Nº 3 de Papeles de ErmuaDiciembre de 2001

Publicación del FORO ERMUANº 3 • DICIEMBRE 2001 • 900 ptas

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Ante la escultura de Chillida en el Pa-seo de la Castellana de Madrid, cientosde periodistas se manifestaron el pasa-do 13 de Junio de 2001 para reiterarque la banda terrorista no logrará silen-ciar a los medios de información. Se hi-zo lectura del siguiente manuscrito:

“Hoy, periodistas y profesionales dela comunicación convocados porcuarenta asociaciones profesiona-les, en este escenario de Madrid,nos unimos a nuestros colegas en elPaís Vasco y a todos los amenazadospor el terrorismo de ETA, para pro-clamar y reiterar nuestro compro-miso con la libertad de expresión yel pluralismo informativo. Y tam-bién con el previo derecho a la viday a la integridad personal”.“Como dijeron nuestros colegas enSan Sebastián, tras el atentadocontra Gorka Landaburu: ‘bajoningún concepto estamos dis-puestos a ceder al chantaje y a la

coacción de las pistolas y las bom-bas. No vamos a aceptar la cam-paña de atentados, ni los señala-mientos practicados por los acóli-tos delatores que ponen en elpunto de mira a los periodistas co-mo lo han hecho con otros prota-gonistas de la sociedad vasca. Pormucho que asesinen y traten deimponerse por el terror, los profe-sionales de los medios de comuni-cación defenderemos la libertadde expresión que tanto ha costadoconseguir en este país”.“Estas palabras leídas en San Sebas-tián tienen el más firme apoyo, so-lidaridad y compromiso de los queestamos congregados aquí. Hoy rei-teramos: deben saber los verdugos yquienes les apoyan o comprendenque seguiremos trabajando en de-fensa del derecho a la vida, a la li-bertad y a la pluralidad informativa,sin autocensura ni sometimiento alas intimidaciones. Por mucho queellos disparen no exterminarán la li-

Los periodistas por la libertad, contra ETA

“Por mucho queellos disparen no

exterminarán lalibertad, ni

silenciarán a losmedios

informativos”

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bertad, ni silenciarán a los mediosinformativos”.“Los periodistas aquí reunidos y lasorganizaciones que nos represen-tan condenamos el clima de vio-lencia y amenazas que padecemoslos ciudadanos vascos y, entreellos, los peridistas que allí traba-jan y nos solidarizamos con todoscuantos se esfuerzan por la paz yla libertad en el País Vasco”.“La sociedad debe ser conscientede que el intento de cercenar la li-bertad de expresión implica elriesgo de destruir la propia socie-dad e imponer una dictadura. Elacoso, la amenaza, el asesinato de

periodistas ataca el derecho fun-damental a la información libre.Todo asesinato, cualquier asesina-to, o atentado a la integridad delas personas y de los derechos, esdespreciable”.

“Nos unimos al clamor denuestros compañeros enel País Vasco y a su de-claración tras el asesina-to de Santiago Oleaga: elsilencio es cómplice delterror. Las armas con lasque se dispara contra lalibertad las disparan to-dos aquellos que jaleanla coacción o pretendenque la opinión públicapermanezca neutral anteel combate de la vidacontra la muerte. Nues-tro compromiso es con larazón”.

El silencio es cómplice del terror. Lasarmas con las que se dispara contra lalibertad las disparan todos aquellos quejalean la coacción o pretenden que laopinión pública permanezca neutral anteel combate de la vida contra la muerte.Nuestro compromiso es con la razón.

‘ ‘

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Educación. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

18Educacióny personalidad

Soñar despierto es proyectar losdeseos de una persona hacia elfuturo. Habitualmente se sueña

con lo que no se tiene, pero se quieretener. Los sueños nos ayudan a superarlas dificultades en el camino. Se sueñasiempre, pero se hace aún más en losmomentos críticos: el comienzo de unarelación de pareja, el nacimiento de unhijo, el cambio de trabajo, etcétera.No descubro nada nuevo con decir quela convivencia se ha deteriorado grave-mente en el País Vasco. Aun siendo cre-ciente la conciencia social respecto alrechazo del terrorismo, hay, sin embar-go, una mayor fractura política en losciudadanos y el miedo y el pesimismo sehan extendido a sectores más ampliosde la población. Es decir, somos más losque estamos en contra de la barbarie,pero el miedo es ahora más extenso. El País Vasco es un lugar pequeño —to-do él cabe holgadamente en la provinciade Madrid o de Barcelona— y que tienepoco más de 2 millones de habitantes, loque supone una proximidad social entretodos nosotros. Me hace sentirme orgu-lloso de ser vasco lo que otras personasperciben como nuestras señas de identi-dad: la laboriosidad, la iniciativa empre-sarial y, sobre todo, el igualitarismo so-cial, con una relación muy cercana entrepersonas de niveles sociales distintos.Siempre he pensado en el papel tan po-sitivo que esta ética igualitaria del tra-bajo ha desempeñado en la integraciónde los inmigrantes —en general, muy sa-

puesto el ser vasco con el ser español yque esta contraposición se haya queri-do imponer a todos los vascos. Me re-sulta empobrecedor limitar la identidadpersonal a ser vasco o a ser español. Lariqueza de una persona radica en lasidentidades compartidas. Yo soy, a dis-tinto nivel de proximidad, donostiarra,guipuzcoano, vasco, español y europeo.¿Cómo voy a renunciar, en aras de miser vasco, a mi identidad donostiarra,cuando mis recuerdos de infancia, misenamoramientos de adolescente, miarraigo familiar, han tenido lugar en es-ta ciudad, o a mi identidad española,cuando mis referencias culturales, so-ciales y lingüísticas son comunes, enbuena medida, a las del resto de los es-pañoles? Esa contraposición entre servasco y ser español me parece falsa. El

tisfactoria— en la sociedad vasca.Me gusta también de mi país la vitali-dad de la sociedad, que se expresa enlas elevadas cotas alcanzadas en la gas-tronomía, en la música, en el arte devanguardia o en el deporte, y me gustaaún más la generosidad de una buenaparte de sus habitantes. En tiempos re-cientes el País Vasco ha sido un semille-ro de misioneros; hoy lo es de más deun centenar de ONG, que realizan untrabajo eficaz en el campo de la coope-ración internacional. Asimismo el índicede donantes de sangre y de donacionespara trasplantes es de los más altos deEspaña. El ruido político de fondo impi-de a veces percatarse de esta realidad.No me gusta de mi país que, desde elnacionalismo de algunos vascos, y a es-paldas de la historia, se haya contra-

Personalidad e identidadescompartidas

Enrique Echeburúa Odriozola

Catedrático de Psicología Clínica en laUniversidad del País Vasco

Batxikabo (Araba). (M. Angulo. “La montaña vasca”. Ed. Elkarlanean, 1999)

“Me hacesentirme orgullosode ser vasco loque otraspersonas percibencomo nuestrasseñas deidentidad: lalaboriosidad, lainiciativaempresarial y,sobre todo, eligualitarismosocial, con unarelación muycercana entrepersonas deniveles socialesdistintos”

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Educacióny personalidad

Educación. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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nacionalismo me recuerda en esto a lacanción de Machín: no se puede querera dos mujeres a la vez. ¡Yo adoro a tres:a mi mujer y a mis dos hijas!Del mismo modo, en otro orden de co-sas, es imprescindible para el desarrollode la personalidad la integración dediversas facetas de lo que yo soy: soyvarón, padre, hijo, hermano, marido,…son distintas, pero no incompatibles, eintegradas me hacen ser lo que soy.Sé que no es fácil la integración deidentidades múltiples. En otros lugares(Quebec, Flandes, Escocia, etcétera) haytambién problemas de identidad nacio-nal, pero allí no se mata a los disidentesni se extorsiona a los empresarios. ¿Ha-brá que decir una vez más que el con-tencioso vasco no es sino la insatisafac-ción del 15% de la población con el Es-tatuto de Gernika, respaldado mayori-tariamente, y que la mayor parte de losvascos —incluidos muchos nacionalis-tas— se encuentran cómodos con unrégimen amplísimo de autogobierno enel marco de una España democráticaque tiene cada vez mayor peso en el se-no de la Unión Europea?Tampoco me gusta de mi país que hayahabido intentos de limitar la culturavasca a lo euskaldún o, en sentido con-trario, de menospreciar el euskera. Otracosa bien distinta es la utilización espu-ria del euskera como factor de exclu-sión (a efectos laborales o educativos,por ejemplo) o como herramienta deimposición de un proyecto no demo-crático de construcción nacional. Yo nopodría renunciar a considerar de los mí-os a escritores vascos que han desarro-llado en castellano su obra literaria, co-mo Baroja, Unamuno, Meabe o Celaya,ni a los que lo han hecho en euskera,como Aresti, Atxaga o Saizarvitoria.¿Cómo puedo no emocionarme al ento-nar el Agur jaunak, escuchar los versosde un sencillo bertsolari o la canción decuna Haurtxo txikia, o no sentirme or-gulloso del papel que desempeña ac-tualmente el castellano en la culturauniversal?

Me preocupa en particular el problemade la convivencia. Ésta no puede garan-tizarse, sobre todo cuando está presen-te un grupo terrorista, si no hay un res-peto explícito a las leyes vigentes (Esta-tuto y Constitución). La ausencia o elincumplimiento de las normas condu-cen a la arbitrariedad y, en último tér-mino, a la anarquía. Al margen de quepuedan modificarse por los procedi-mientos establecidos, o se está conellas, o se está contra ellas: no se puedeservir a dos señores al mismo tiempo.Sueño con una convivencia respetuosaentre los vascos. Los nacionalistas hancontribuido a recuperar las señas deidentidad del País Vasco y son, en bue-na parte, responsables del nivel de pros-peridad existente, pero han tensado in-necesariamente las relaciones socialesentre los vascos y con el resto de los es-pañoles. Aun así, es más lo que nos uneque lo que nos separa. Lo que nos pre-ocupa a todos (la familia, el trabajo, lasalud, el bienestar social, etcétera) escomún a nacionalistas y no nacionalis-tas, que, por otra parte, compartimosuna forma común de entender la vida yproponemos unas soluciones similaresa los problemas cotidianos. La fracturaactual está mucho más en los partidospolíticos que en el conjunto de la socie-dad. Es, por tanto, una irresponsabili-dad, desde uno y otro lado, alentar ladivisión con discursos incendiarios, quegeneran odios, contra los otros. No se puede recuperar la concordia si nohay una divisoria clara entre los demó-cratas y los violentos. Los conflictos po-líticos se dirimen en los parlamentos. Elterrorismo y la violencia gangrenan laconvivencia. No hay ningún problemairresuelto que legitime la violencia ni esético aprovecharse de ella, directa o in-directamente, para obtener beneficiossuplementarios. Como decían los viejosteólogos, del mal no puede nacer el bien.La política actual en el País Vasco es de-masiado importante como para dejarlasólo en manos de los políticos. A la gen-te de bien, que es la mayoría, le repug-na la violencia. Es una tarea de todos,como padres, educadores o profesiona-les, implicarse activamente con una

cultura de la paz y de una convivenciarespetuosa. Ésta es nuestra responsabi-lidad. A las personas pacíficas, como di-jo Blas de Otero, nos queda la palabra.Tratemos de ejercerla con el diálogo ennuestro quehacer cotidiano y seamostolerantes excepto con la intolerancia. He llegado al final de mis sueños dehoy. Créanme que, a pesar de todo, soyoptimista. No se debe ser de otra mane-ra. Como esas hierbas que crecen entrelos resquicios de las baldosas en algu-nos paseos, la libertad no se puede asfi-xiar por mucho tiempo.

El optimismo genera ilu-sión, y sólo con ilusión sesiente uno con energía su-ficiente para asumir, cadauno en su nivel de respon-sabilidad, el reto de buscarla salida en el laberintovasco. Las víctimas del te-rror se lo merecen. Es lomenos que podemos ha-cer por ellas.

“Esacontraposiciónentre ser vasco y ser español meparece falsa. El nacionalismome recuerda enesto a la canciónde Machín: no sepuede querer ados mujeres a lavez. ¡Yo adoro atres: a mi mujer y a mis dos hijas!”

Poblado de la Hoya (origen celtibérico). (Fotografía: FOAT. Bilbao/Vizcaya.“País Vasco desde el cielo”. 1993)

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Elogio de la fraternidad

Cuando el ser humanose encuentra al naceren esa tierra de na-

die que es el mundo de lodesconocido, vuelve su ca-beza en todos los sentidospara ver o tratar de ver la si-lueta del otro ser humano, opara oír, entre todos los ru-mores de la selva, tambiéndesconocida, el de la voz hu-mana con toda su carga an-cestral. Ya intuyen, conocenlos genes que en esa voz es-tán canalizados todos loselementos de la cultura quevan a servirles a él mismopara comunicarse con la co-lectividad en la que le ha co-rrespondido vivir. Cuando vacreciendo, el entorno fami-liar de esa criatura, sumadoal aprendizaje social, lo in-troducen, poco a poco, enlos referentes que iránahormando su conducta a lolargo de su vida, e irá adqui-riendo esa categoría polisé-mica que se ha dado en lla-mar identidad.

Pero, cuidado con las identidades, misqueridos amigos. La identidad más in-mediata y mostrenca es la del espejo:sólo te devuelve tu propia imagen. Sino te retirases nunca de ese recuadrode cristal y azogue que te refleja y en-tusiasma con tu mismidad, a lo másque podrías llegar es a un narcisismorecurrente. Sin embargo, existen máscosas fuera del espejo que generanidentidades peligrosas.Una de ellas es la tribu. En ella, si teenseñan a “amar al otro”, te recomien-dan de forma implícita o explícita, queel “otro” se circunscribe a los límites tri-bales; más allá de éstos se el finis te-rrae, cuando no el enemigo. Pronto seadquiere, por la propia seguridad, elolor tribal, el singularísimo aroma delclan, tan distinto al del clan adyacente.Este aroma te sirve, como a ocurre a lospotrillos de las cebras, para descifrar elcódigo de barras que te permitirá —enla desbandada caótica de la horda per-seguida por las leonas hambrientas—mamar a la cebra que te corresponde.Y la bandera. Ese es un distintivo inex-cusable de todas las tribus que se pre-cien, de todas las etnias que quieran serreconocidas por el colorido de sus ense-ñas. ¿Cómo ibas a poder, si no, distinguiren el combate a tus enemigos de tus ca-maradas y reconocer a tus jefes? ¿Cómopoderte enardecer en el combate contralos infieles si no es con la bandera queacompaña siempre a esos bondadososhimnos del “bon cop de falç” y de “sangimpur qu´abreuve nos sillons”?La identidad que te hace sentirte orgu-lloso del color de tu piel y de tus mara-villosos cromosomas, de las hazañasbélicas de tus compatriotas y de sus

Vidal de Nicolás

Presidente del FORO ERMUAPortugalete, 26 de agosto de 2001

“El mundo en elque nacemos noes nuestro enexclusiva, enprimer lugarporque, incluso enla parcela que noscorrespondesomospropietariosefímeros. Tenemosla costumbreancestral demorirnos y de sersubstituidos porotros propietarios,y asísucesivamente”

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“[…] la identidad,que te hacesentirte recelosode las identidadesde los demás, yque, si no tienessuficientecapacidad críticay una vigorosaracionalidad, tepueden impulsar aldesprecio de loque no conoces yaún al odio de loque nocomprendes”

Educacióny personalidad

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conquistas territoriales, del lugar don-de has nacido por casualidad, y delas ideas políticas o religiosas que tehan sido quizá impuestas; la identidad,que te hace sentirte receloso de lasidentidades de los demás, y que, si notienes suficiente capacidad crítica yuna vigorosa racionalidad, te puedenimpulsar al desprecio de lo que no co-noces y aún al odio de lo que no com-prendes.La educación para la fraternidad de-bería poder contrarrestar todas aquellaspulsiones instintivas que nos llevan aodiar lo diferente, y para ello tendríaque partir de la idea más radical e inme-diata, de que el mundo en el que nace-mos no es nuestro en exclusiva, en pri-mer lugar porque, incluso en la parcelaque nos corresponde somos propietariosefímeros. Tenemos la costumbre ances-tral de morirnos y de ser substituidos porotros propietarios, y así sucesivamente. Ytambién tendría que ser, por las razonesque expondré, laica y apátrida.

Durante más de un milenio, se han su-cedido en nuestro planeta guerras dereligión, incluidas las cruzadas, y gue-rras entre naciones y pueblos. El pano-rama actual es deprimente. Los conflictos religiosos son cada vezmás enconados y letales y abarcan to-das las latitudes (Argelia, Afganistán, SriLanca, etc.) En nuestra misma Europa,las guerras patrióticas (Euskadi, Ulster,Macedonia) han superado en horror ycrueldad a todo lo que ha ocurrido en-tre las dos guerras mundiales, y la refle-xión que se hace de todo ello, aparte delestéril y gratuito derramamiento desangre, ya que ahora no nos comemos anuestros enemigos abatidos, como ha-cían nuestros ancestros, las excusas quese esgrimen para justificar, desde losatentados personales a los genocidio,son tan romas y cínicas que nos horro-rizan por los crímenes en sí, y por laofensa que hace a nuestra inteligencia.Para un asesino “patriótico”, que mataen nombre del pueblo vasco, como de-

cía un excarcelado reciente, que habíamatado a quien le salvara la vida cuan-do él era un niño, la víctima no es un serhumano sino un obstáculo que se inter-pone en el camino de la “indepen-dentzia” de “su” patria. Este “patriota”,lo mismo que el guerrillero de Alá quedegüella a toda una aldea de Argelia,participan del mismo fanatismo homi-cida, de la misma despreocupación éti-ca. Para ellos, el enemigo al que acabande matar no es un ser irrepetible, unciudadano o ciudadana que deja tras sumuerte un reguero de dolor, un miem-bro de la sociedad a quien se ha arre-batado violentamente el derecho a lavida; es un número tan sólo en suagenda criminal.El guerrillero de Alá, el terrorista islá-mico que entra en un autobús de Isla-mabad o de Tel Aviv con una bombaatada a su cintura, y la hace estallar en-tre los viajeros inocentes, sabe que, me-dia hora más tarde, su alma inmortalestará en el paraíso rodeado de bellashuríes. El abertzale que ha colocado uncoche-bomba frente a un supermerca-do padece de la misma amnesia moralque su colega musulmán, pero él ha si-do educado en la cultura cristiana,aunque, ay, demasiado contaminadapor el patriotismo fanático.

Si llegamos aún a tiempoa las escuelas; si corregi-mos los desatinos peda-gógicos que se han con-sumado en estas peque-ñas patrias centrífugas,nos quedarán todavía es-peranzas de recuperar es-te hermoso encuentro enla convivencia que se lla-ma fraternidad.

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Debate sobre autodeterminación-secesión

Nº 3 de Papeles de ErmuaDiciembre de 2001

Publicación del FORO ERMUANº 3 • DICIEMBRE 2001 • 900 ptas

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Educacióny civismo

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LEY Y SOCIEDAD

No hay comunidad hu-mana que, sin respetarlas normas jurídicas, pue-da superar sus propiastensiones y conflictos. Elrespeto a la ley es, antetodo, una cuestión vital,un consenso previo de losciudadanos para organi-zar una convivencia esta-ble y pacífica. Por nimia que sea su expresión, escritau oral, positiva o consuetudinaria, todanorma encierra una enseñanza de con-ductas —las que deben ser y las que nodeben ser—, un precepto de límites y, almismo tiempo, de espacios de compor-tamientos, sean del Estado, sean del in-dividuo. Quizá se halle en Sócrates unasublimación de la eficacia pedagógicade la ley sobre los ciudadanos, al acep-tar su propia muerte antes que contra-venir la ley en que se basaba su conde-na. El diálogo con Critón es un acto deveneración por una ley que funcionacomo el corazón del Estado: “sin leyes¿qué ciudad puede ser aceptable?” es lapregunta que Sócrates pone en boca dela ley, convertida en su conciencia in-quisitiva, para reprochar a Critón elofrecimiento de liberarlo mediante elsoborno a sus vigilantes. Pero Sócrates,coherente con su sentido ético de la leyy de la justicia, se niega: “si faltas a las

la convicción de un emperador de quesu poder sería un ejercicio de simplemando, y no una potestad racional-mente legitimida, sin el apoyo expresode la ley.Aunque los afanes del poder políticopor atraerse el favor de lo justo y lojurídico alumbraron tempranamentelos primeros síntomas del uso alterna-tivo del derecho y con frecuencia hi-cieron del derecho un instrumento derepresión y de regresión, es un datohistórico incontrovertible que toda co-munidad humana con vocación de per-manencia necesita darse un conjuntode normas comprensibles, generales y,sobre todo, justas. Qué es una ley justa es una preguntacuya respuesta exigiría un tratado dehistoria del pensamiento. Sin embargo,sí se puede decir que la ley justa hoy esaquella que respeta simultáneamentedos requisitos: 1) de procedimiento:que sea democrática, es decir, que ex-prese el consentimiento de los ciudada-nos; 2) de contenido: que respete losderechos y las libertades del ciudadanotal y como son configurados en el tex-to constitucional del Estado. La ley de-mocrática y sustancialmente justa seerige como la referencia de toda socie-dad moderna, porque se basa en el con-sentimiento del ciudadano a renunciara su voluntad como guía exclusiva de

leyes, no harás tu causa ni la de ningu-no de los tuyos ni mejor, ni más justa,ni más santa, sea durante tu vida, seadespués de tu muerte”. Pese al arraigoético de la conducta de Sócrates, se hacriticado su doctrina sobre la ley porque“no toma en cuenta la personalidad delciudadano frente al Estado”, aunque talreproche encuentra su réplica en el ca-rácter pactado que el filósofo atribuyea la ley de la república. La ley ha de sercumplida porque es consentida por elciudadano y éste no puede ir contra suspropios actos.Al margen de las discusiones sobre elorigen del deber de respetar la ley —lavoluntad divina o regia, el consenti-miento del súbdito o la mera necesidadde vivir en paz— la convicción de quesin normas no hay Estado ni sociedades un signo distintivo de la historia deEuropa. Tan sólida es esa convicciónque está comúnmente aceptada la ideade que los cimientos de la cultura euro-pea son la religión cristiana, la filosofíagriega y, en lo que ahora nos interesa, elderecho romano. Hoy se puede tomarcomo anécdota extravagante la preo-cupación de un emperador que, deseo-so de legitimar su poder con la fuerzadel derecho, consultó a dos de los me-jores juristas de la época si, conforme alderecho romano, podía considerarsedominus mundi. Los doctores consulta-dos dieron respuestas contradictorias,aunque éstas eran lo de menos frente a

LA CIUDAD INACEPTABLELey, sociedad y valores

Jesús Zarzalejos Nieto

Profesor de Derecho ProcesalUniversidad Complutense

“Al margen de lasdiscusiones sobre

el origen del deberde respetar la ley[…] la convicción

de que sin normasno hay Estado ni

sociedad es unsigno distintivo de

la historia deEuropa”

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Educación. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre

24Educacióny civismo

conexión que Sócrates comparaba conla fidelidad debida por el hijo al padre.El sentido paternalista que el filósofogriego daba a la ley no es, obviamente,el que hoy explica la vinculación delciudadano con el ordenamiento jurídi-co. En una sociedad democrática, elciudadano renuncia voluntariamente asu marginación aceptando la jerarquíade valores sociales que representan lasleyes, como coste razonable del recono-cimiento a la libertad ajena, sin el cualno será nunca posible el reconocimien-to a la libertad propia. No es necesarioque el ciudadano quiera como propiaesa jerarquía de valores; basta con quela respete, lo que le es exigible tantopor ser el presupuesto de una convi-vencia pacífica como porque existenprocedimientos democráticos para ex-

presar la discrepancia. El ciudadano queasume la superioridad ética de la ley seconvierte en elemento constructivo dela sociedad y en algo más importante:en eslabón de un cadena de comporta-mientos imprescindibles para el mante-nimiento de la paz social. Además, losbeneficios de semejante actitud éticano acaban en el mérito personal de ca-da individuo, sino que se proyectan so-bre los demás ciudadanos, para quienesel respeto a la ley que profesa el otroactúa como una referencia crítica delpropio comportamiento.Llegamos así a una conclusión inevita-ble: el respeto —cordial o racional— a laley excluye absolutamente la violen-

su comportamiento —lo que implica larenuncia a la justicia privada— y en eldeber correlativo del Estado de asumiresa renuncia y transformarla en normascon preceptos justos, racionales, equili-brados y retributivos, liberados de labrutalidad y de la desproporción. En es-te pacto entre ciudadano y Estado sehalla el fundamento de las institucionesbásicas de lo que hoy llamamos EstadoDemocrático y de Derecho: el Parla-mento, como expresión de la soberaníapopular y fuente principal de legisla-ción, y la Jurisdicción, como poder delEstado para aplicar la ley y resolver losconflictos. Por tanto, cuando nos referi-mos al respeto a la ley, hablamos de lamejor política, del imperio de la razón,del buen gobierno de la comunidad y“desde esta racionalidad el discurso po-lítico se centra en el Estado de derecho”(Joseba Arregi, “Nacionalismo vascocrítico”, Revista de Occidente, nº 241,Mayo 2001, pág. 161).

LEY Y CIUDADANOS

Sin embargo, el círculo conceptual deuna sociedad moderna y civilizada nose cierra sólo uniendo leyes e institu-ciones. Es preciso el compromiso indivi-dual del ciudadano, porque no seríaviable una sociedad ni un Estado si lasleyes fueran permanentemente trans-gredidas y las instituciones se hallaranen estado continuo de reprensión. Es unlugar común en la valoración de un pa-ís medir la educación cívica de sus ciu-dadanos según el respeto voluntario ala ley. Esta podrá ser disuasoria por laamenaza de sanción que conlleva —efecto que está íntimamente vinculado,en relación de dependencia, con el fun-cionamiento de los Tribunales de Justi-cia—, pero alcanza su máxima eficaciacuando el ciudadano ha interiorizadoen su conciencia el reproche íntimo yespontáneo a cualquier tentación deilicitud, de forma que entre él y la ley seestablece una conexión directa, ética,personalísima, sin intermediarios; esa

Labraza (Rioja alavesa). (Fotografía: FOAT. Bilbao/Vizcaya. “País Vasco desde el cielo”. 1993)

“En este pactoentre ciudadano yEstado se halla elfundamento de lasinstitucionesbásicas de lo quehoy llamamosEstadoDemocrático y deDerecho: elParlamento, comoexpresión de lasoberanía populary fuente principalde legislación, y laJurisdicción, comopoder del Estadopara aplicar la leyy resolver losconflictos”

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cia, cualquiera que sea el objetivo de lamisma. Si el cumplimiento voluntariode la ley mide el civismo de un pueblo,la reacción de las instituciones y de losciudadanos frente a la violencia mide lafortaleza ética del Estado y de la socie-dad, sobre todo cuando esa violenciatiene pretensiones políticas, lo que su-cede siempre que se afirma a sí mismacomo expresión de un conflicto.

VIOLENCIA, LEY Y ÉTICA

Un planteamiento equivocado de loque ha de ser la práctica democráticaha infiltrado la idea de que las violen-cias contra el sistema institucional —que no es cosa distinta de aquello quehan consentido y promovido los ciuda-danos— tienen un componente políticoexplicativo que las diferencia de la de-lincuencia común. A nadie en su sanojuicio se le ocurre proponer una nego-ciación con los butroneros de bancos ocon los defraudadores de fluido eléctri-co, por ejemplo. Habrá quienes entien-dan que nada hay que negociar conunos vulgares delincuentes; otros, mássutiles, despreciarán la negociaciónporque tales gremios no plantean rei-vindicaciones políticas. Para algunos, elánimo de lucro, como móvil delictivo,es mucho más reprochable que el tota-litarismo antidemocrático. Pero si a bu-troneros y defraudadores se les ocurrie-ra vestir sus fechorías con la mística dela protesta anticapitalista o de la defen-sa del medio ambiente, mediante la re-ducción manu militari de los beneficiosde los bancos y de las empresas eléctri-cas, probablemente alguien empezaríaa hablar del conflicto.

MIRAR AL PAÍS VASCO

Con signos más que indiciarios, esta ac-titud abstencionista de algunas institu-ciones y de algunos ciudadanos es laque se observa en el País Vasco frente alterrorismo de ETA. La afirmación de quela violencia etarra “es la expresión dolo-rosa de un conflicto histórico y político”encierra la percepción de que en la vio-lencia de esta organización terroristahay un componente político que exclu-ye su tratamiento exclusivo como suje-to delictivo. La ley, las instituciones y losciudadanos no cierran ese perímetrodefensivo imprescindible frente al te-rrorismo porque hay ciudadanos y haydirigentes institucionales que no quie-ren ser sumandos incondicionales de laley en la ecuación del Estado de Dere-cho. ¿Significa esta actitud una colabo-ración activa con el terrorismo? No, evi-dentemente, pero sí produce el efectode debilitar la jerarquía de valores inhe-rente al ordenamiento jurídico demo-crático, que sí instaura, a mi juicio yfrente a quienes defienden tesis relati-vistas, comportamientos ilícitos por símismos —mala quia mala—. Si se aceptan razones con aparienciapolítica para bloquear la reacción insti-tucional frente a la violencia —al me-nos, con la extensión y la intensidadque merece el terrorismo— y para asen-tar el principio de que la solución defi-nitiva a esa violencia ni está en las ins-tituciones ni puede surgir de ellas, ya seha dado el primer paso para desvincu-lar a un sector de la sociedad del deberde respetar tanto lo que la ley dice, co-mo lo que la ley representa. La agita-ción del conflicto actúa así como un ar-gumento para descapitalizar las institu-ciones, sacando de ellas el dinamismopolítico propio de todo sistema parla-mentario y trasladándolo a foros y con-ferencias que asimilan el fenómeno dela violencia terrorista como un objetopaccionable; y si el debate se mantieneen la sede institucional es para conver-tir el diálogo sobre el conflicto en el ca-

“Las institucionesque, con elmandatociudadano, secrean paraproducir leyes ypara aplicarlas nopueden admitir sudescrédito comoinstrumentos decontención yderrota de laviolencia, con elpretexto de queson ellas las quegeneran oprolongan lasrazones de laviolencia. Laaceptación deesta culpainexistente, en loque algunos caenpor simple vértigoa actuar confirmeza, arrastraconsigo laconvicciónindividual delciudadano de quela ley ha de serrespetada y abrepaso a un estadosocial dealegalidad”

Sin embargo, resulta que el surgimientode esta violencia pseudo política nos lle-va a un estado en el que los perfiles delimperio de la ley son más puros y sus en-señanzas éticas más exigentes que enningún otro caso. La razón es que, histó-ricamente, las normas jurídicas y las ins-tituciones democráticas han sido losmejores y más legítimos instrumentos desolución de los conflictos. Son la realiza-ción de la voluntad de los hombres de vi-vir en paz conforme a unas reglas que elEstado se encarga subsidiariamente dehacer cumplir, utilizando, si fuera nece-sario, la fuerza legítima que ostenta enrégimen de monopolio. Quiero decir, portanto, que si hay actos de violencia con-tra un sistema que está basado, en suorigen y en su desarrollo, en el consenti-miento de los ciudadanos, la única res-puesta jurídica y políticamente admisi-ble es la intolerancia legítima del Estado. Cualquier otra respuesta de un Estadode Derecho y Democrático —por ejem-plo, la especulación sobre el carácterpolítico de las intenciones de los violen-tos o el condicionamiento de la repre-sión de la violencia a la aceptación dedeterminados diagnósticos históricos ycoyunturales que la justifiquen—, seríauna negación de sí mismo y una formadecisiva de contribuir a su deslegitima-ción. Las instituciones que, con el man-dato ciudadano, se crean para producirleyes y para aplicarlas no pueden admi-tir su descrédito como instrumentos decontención y derrota de la violencia,con el pretexto de que son ellas las quegeneran o prolongan las razones de laviolencia. La aceptación de esta culpainexistente, en lo que algunos caen porsimple vértigo a actuar con firmeza,arrastra consigo la convicción indivi-dual del ciudadano de que la ley ha deser respetada y abre paso a un estadosocial de alegalidad. ¿Por qué habría derespetarse la ley si las instituciones quelegitima no la defienden? ¿Por qué elciudadano debe llevar la enseñanza éti-ca de la ley más allá de donde están dis-puestas a llegar las instituciones?

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ballo de Troya que socavará la institu-ción desde dentro. El mecanismo men-tal que permite la convivencia políticacon la violencia rechaza los efectos ma-teriales del terror —asesinatos, destruc-ción de bienes, intimidación, chantaje—pero recupera la afinidad en el diagnós-tico de las causas —el conflicto— y en lacomunidad de fines —la soberanía—. Elresultado sólo puede ser uno: cualquierestrategia política compartida con unaorganización terrorista o coincidentecon sus fines presupone el sacrificio delas instituciones democráticas y del res-peto a la ley. En estas circunstancias, son exigiblesuna reflexión y una decisión. Unareflexión sobre el tipo de sociedad quese está formando en un país que hahecho habitual la opinión de que el sis-tema institucional propio —es decir, laestructura política de esa sociedad—está superado por la pervivencia de unconflicto, que no es más que la persis-tencia del terrorismo. Lo grave es queesta opinión no es la de una minoríamarginal, sino la de quienes, habiendosido elegidos para dirigir esa estructu-ra institucional, se sirven del poder conel propósito de desactivarla, por decir-lo con un término comprensible para elnacionalismo. Las aspiraciones nacio-nalistas y sus contraseñas (raza, len-gua, soberanía, territorio) se han sobre-puesto a los valores inmanentes de lademocracia (libertad, derechos subjeti-vos, interdicción de la violencia) y, portanto, a la prioridad ética de las leyes yde las instituciones democráticas, deforma que, en tanto no se reconocenesas aspiraciones nacionalistas, identi-ficadas con las aspiraciones de un pue-blo vasco monolítico y, por supuesto,abertzale, ninguna ley —llámese Esta-tuto o Constitución— y ninguna insti-tución —llámese Parlamento— estará losuficientemente legitimada para mere-cer una defensa incondicional frente alterrorismo.La decisión corresponde al nacionalis-mo, a partir de un análisis del coste que

gravará a la sociedad vasca por haberacogido a una organización terroristacomo interlocutor de una estrategiacomún (pactos del verano de 1998).Con esta decisión política quedaroninutilizados múltiples resortes éticosfrente a ETA, lo que ahora está permi-tiendo el diseño de un programa nacio-nalista que ya no esconde su conver-gencia con los fines políticos de ETA. La

clase dirigente nacionalista ya no tienepudor en mostrar las coincidencias conla organización terrorista porque haperdido el sentido íntimo de la ilicitudmoral que suponen tales conexionesmientras en su nombre se mata, se inti-mida y se extorsiona. Frente a la ense-ñanza ética de la ley —aceptar que haycomportamientos que nunca son admi-sibles—, el estado de conflicto perma-nente es la coartada de que se sirve esaclase política y social nacionalista paraperdonarse a sí misma su desafecciónpor los valores jurídicos que deberíarespetar y exigir que se respetaran co-mo corresponde a una sociedad moder-na. Y esa coartada alivia la mala con-ciencia por su pasividad ante la ausen-cia de un imperio efectivo de la ley yante la descapitalización de las institu-ciones democráticas. Sin embargo, todasociedad acaba pagando la contempo-rización con la violencia, bien sea por-que deforma a las nuevas generaciones,que aprenden que el terrorismo puedeser justificado según cómo y cuándo,bien sea porque los violentos acabansabiendo que, tarde o temprano, se sa-len con la suya y que no hay razón queimpida aplicar a los afines el mismo su-frimiento que a los adversos si, llegadoel caso, aquéllos no ceden a sus nuevaspretensiones. Con este horizonte, la so-ciedad sin leyes —peor aún, sin los valo-res éticos que enseña el respeto a ley ya las instituciones— acaba siendo laciudad inaceptable, de la que Sócratessería expulsado a patadas y que hoy, enla Europa de la opulencia democrática,es un enclave de ciudadanos acosados,que no se resignan a vivir improvisando,día a día, hora a hora, su seguridad, sulibertad y sus derechos.

“Las aspiracionesnacionalistas y suscontraseñas (raza,lengua, soberanía,territorio) se hansobrepuesto a losvaloresinmanentes de lademocracia(libertad, derechossubjetivos,interdicción de laviolencia) y, portanto, a laprioridad ética delas leyes y de lasinstitucionesdemocráticas, deforma que, entanto no sereconocen esasaspiracionesnacionalistas,identificadas conlas aspiracionesde un pueblovasco monolítico y,por supuesto,abertzale, ningunaley —llámeseEstatuto oConstitución— yninguna institución—llámeseParlamento—estará losuficientementelegitimada paramerecer unadefensaincondicionalfrente alterrorismo”

Palacio fuerte de Guevara (Álava).(FOAT. Bilbao/Vizcaya. “País Vasco desde el cielo”. 1993)

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Estas dos esperanzas de la libertadpresentan un grave inconvenien-te: que para producirse sin sobre-

saltos han de verificarse entre una po-blación adulta lo suficientemente edu-cada para aceptar que ese cambio nosignifica ni la claudicación de unos ni lahegemonía de otros sino una contribu-ción conjunta a la sensatez y a la ver-dad. Y como la buena disposición, vistolo visto, está más cerca de los segrega-dos y agredidos no nacionalistas que desus cejijuntos opositores, parece difícil

eludir la sombría conclusión de que pa-ra educar el futuro es preciso educarantes el presente.Pero, ¿cómo educar en principios demo-cráticos a quien cree que «democrático»significa dar rienda suelta a lo que unaolvidada dictadura y una poco saneadatradición le han emparedado entre lospliegues del alma? En una palabra, ¿có-mo convencer a los nacionalistas demo-cráticos de que, para conceder legitimi-dad a sus actuaciones, antes deberán serdemócratas que nacionalistas?

Intentaré explicarlo una vez más. Su-puesta la voluntad de comprender, espreciso exponer a EA y PNV a la fuerzade las evidencias.Durante casi 20 años, y de forma pro-gresiva, el sistema educativo nacionalis-ta, ya fuera en sus manos o bajo su tu-tela, ha ido degenerando hasta llegar aun estado de cosas alarmante. No setrata ya de que en algunas ikastolas sehayan descubierto materiales para la fa-bricación de cócteles incendiarios, nodiremos ya que los alumnos de ciertosinstitutos hayan amenazado a los edu-cadores ideológicamente reprobables,ni hará falta recordar que el círculo secierra con el exilio de los profesores deuna universidad amordazada y envileci-da por inquisidores que un día se defor-maron en aulas alegres y combativas.De lo que se trata es de que el panora-ma actual, el desastre de una porción dejuventud persuadida de que la libertad(de los suyos) se procura mediante unaensalzada forma de violencia, tiene suorigen en la irresponsable aplicación dela ley del péndulo en la educación.La generación de nacionalistas en elpoder, secundada por una nueva ola dediscípulos no mucho menos pasados,ha venido a concluir que puesto que to-da historia es interpretación, entoncestoda interpretación ha de ser histo-ria. Movidos por tan impecable deduc-ción, han pintado ante los ojos de losescolares un retablo seudoépico en elque la neoentidad Euskal Herria apare-ce disfrazada de objeto milenario, suje-to al yugo español, traicionado por re-yezuelos castellanos, pero invariable-mente batallador en su digna lucha porla emancipación colectiva.En tan apabullante cuadro, el neófitopronto encuentra su misión: él o ellahan de recoger el testigo de sus ances-tros y trasladar intacto el pasado feliz alglorioso futuro a través de un abnega-

En un mundo laico, toda esperanza pasa por la edu-

cación. La formación de un individuo libre requiere la

eliminación de dogmas y credos intocables y debe di-

fundir el espíritu crítico y la información plural, razón

por la que las esperanzas de los no nacionalistas pa-

san por una de estas dos improbables hipótesis: una,

que los nacionalis-

tas no militares es-

tén dispuestos a

dejar de tergiversar

la realidad y abo-

guen por una edu-

cación histórica y

política no sólo más

veraz sino también

más integradora; y dos, que los no nacionalistas con-

sigamos, una vez alcanzado el poder político, reo-

rientar los currículos educativos y divulgar un estu-

dio de la historia capaz de hacernos avanzar hacia

puntos de concordia.

Educación,nacionalismo

y esperanzaTomás Fernández Aúz

“¿Cómo educar enprincipios

democráticos aquien cree que«democrático»

significa dar riendasuelta a lo que unaolvidada dictadura

y una pocosaneada tradición

le han emparedadoentre los pliegues

del alma?”

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do presente. El resultado es un curiosoejemplo de avance por inmovilismo enel que progresar significa perpetuar loque ya se tenía.El arco iris de esta logomaquia escondeuna realidad gris: la oligarquía geronto-crática del PNV y el juvenil feminismode EA fomentan por este medio unaenemistad y un victimismo de autoafir-mación que poseen la virtud de produ-cir excelentes réditos políticos. Quejarseante el rey o el opresor de una simplefalta de alimento es cosa al alcance decualquiera, pero alzarse encendido porla reprimida cólera de una libertadmenguada deja boquiabierto, habla dealtas miras en el peticionario y tienemás probabilidades de redundar en elgobierno de alguna ínsula que el simplecrujir de los estómagos vacíos.La reivindicación nacionalista de SabinoArana, tardía y pringosa, es el mejor in-vento político para vivir en la ofensapermanente y obtener de ella, por laculpabilidad que nebulosamente acabapor suscitar en el otro desavisado, unflujo de compensaciones que siempreserán —por comparación con la amena-za del órdago final (la independencia)—venturosamente insuficientes.Lo malo es que esta pequeña historia deterror, acunada por la guerra civil, ro-bustecida por la tiniebla franquista ybeatificada por un rencor cuidadosa-mente cultivado, se ha vertido con éxi-to en los oídos de las poco sutiles men-tes de algunos jóvenes nacidos en ple-na democracia. De este modo ha cobra-do vida propia, y lo que debía haber si-do el instrumento de una inestabilidadpactada, el guiño de un productivo do-lor fingido, se ha convertido poco a po-co en la mitología de una generaciónbárbara que ha inmolado ya cerca demil almas en el catafalco de su estúpi-da obcecación.

Lo que se ha inculcado a los jóvenes enciertas ikastolas y capillas, directamenteexportado de las cúpulas nacionalistas alpupitre de los maestros ad hoc, no es yauna realidad tergiversada, una mixtifica-ción reactiva y relativamente inocua, sinoel peligroso germen de un fascismo beo-do que cree estar haciendo la revolución.Lo que se ha conseguido, además delhorror de unos libertadores superfluos,es una población dividida según la pre-fabricada dicotomía nacionalista-nonacionalista en la que una mitad deciudadanos se muestra convencida deser tanto más auténtica cuanta másantipatía logre reunir hacia los «otros».Así, mientras actúa la alucinada mano

de los asesinos, gobierna la obsesión se-nil (o inepta) de los nacionalistas no mi-litarizados que tienen ante sí abiertaslas puertas de la función pública, la ges-tión de recursos, la acuñación de esló-ganes, la orientación simbólica y la edu-cación. ¿En qué punto estamos? ¿Trata-rán de atajar al Frankenstein que se lesha ido de las manos o seguirán tratandode persuadirnos de que lo hemos creadonosotros por no decir amén?Parece obvio que no están dispuestos aaceptar del enemigo el consejo, así quetal vez quieran contentarse con algunosleves matices en el óleo de la Euskal He-rria bramante y sometida, en esa viejaque pasó llorando que denuncia Jon

“Lo malo es queesta pequeñahistoria de terror,acunada por laguerra civil,robustecida por latiniebla franquistay beatificada porun rencorcuidadosamentecultivado, se havertido con éxitoen los oídos de laspoco sutilesmentes de algunosjóvenes nacidosen plenademocracia”

Morga (Vizcaya). (Fotografía: FOAT. Bilbao/Vizcaya. “País Vasco desde el cielo”. 1993)

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Juaristi, para que proteste un poco me-nos sin perder el tesoro de su rentable«sujeción».A lo que no están dispuestos, si de algosirven los antecedentes, es a cambiar derumbo y a ser nacionalistas pluralistas,ciudadanos de la razón y no del terru-ño. Copan todos los puestos en la ad-ministración, obviando que el repartode los votos exige un reparto de los car-gos; se pretenden acosados por pérfi-dos agentes exteriores ante la menorcrítica; y afirman no actuar más quepor las propias miras para que no pa-rezca que tienen la debilidad de oír loque se les dice.Todo esto implica un déficit de demo-cracia, un déficit de sentido común. Si laeducación universalista hubiera caladoen la actual jerarquía del PNV, ésta en-contraría modos de afirmar los senti-mientos de identidad sin necesidad detachar la exigencia igualitaria. Si el ren-cor de la vieja jefatura nacionalista no loimpidiera, un PNV más abierto procla-maría el irrefutable axioma de Fernan-do Savater: derecho a la diferenciasí, pero no diferencia de derechos.En las actuales circunstancias, y al mar-gen de la actividad criminal de ETA, laesperanza de la libertad no puede ci-frarse en la primera hipótesis que avan-zaba en el encabezamiento: el PNV nova a cambiar si no le hacen cambiar.Creímos que ese cambio podría produ-cirse si verificábamos la segunda posi-bilidad, es decir, logrando la alternancia,y lo único que hemos descubierto es elalcance de la lesión provocada por 20años de pedagogía nacionalista en unamitad de ciudadanos.Por ello, y en espera de que algún díase derrumbe el trasnochado sistema declientelismo y patronazgo tan sólida-mente establecido en el País Vasco porel PNV y EA, hemos de poner nuestraesperanza en trasladar la escuela a lastribunas, a las calles, a las oficinas y alas mesas camilla. Desde los grupos derock a la iconografía urbana, todo hade recordar a la juventud que el fascis-

mo es una peligrosísima vía muerta.Los ciudadanos libres, los ciudadanosno dogmáticos, los ciudadanos plura-listas, apartados por los nacionalistaspuros, debemos luchar con la palabra yla razón, con la denuncia y la críticapara que los jóvenes que aún coleccio-nan principios con los que orientarsedejen de creer que ilustración es única-mente el nombre de la lámina de un li-bro y accedan a la amable utopía dela fraternidad. Sólo así —descubrien-do en qué consiste el librepensamien-to— se atreverán tal vez a abandonarlas pésimas y obsoletas ideologías quetoman por pasmosas novedades y pa-sen a procurar que el futuro sea distin-to del pasado.

Todo esto implica un déficit dedemocracia, un déficit de sentido

común. Si la educación universalistahubiera calado en la actual jerarquíadel PNV, ésta encontraría modos de

afirmar los sentimientos deidentidad sin necesidad de tachar la

exigencia igualitaria.

‘ ‘“En las actualescircunstancias, y al margen de laactividad criminalde ETA, laesperanza de lalibertad no puedecifrarse en laprimera hipótesisque avanzaba en el encabezamiento:el PNV no va acambiar si no lehacen cambiar”

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JUAN

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TON

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ORRE

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”Si enseñara a mis hijos a odiar les haría infelices, porque no serían buenas personas”

El ejercicio de la paternidady la educación en valores

JUAN

ANT

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COR

REDO

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I.C. de C. Redacción de Papeles de Ermua

Tenía 22 años. Era un joven guardia civil. Suideal: servir, custodiar la seguridad de susconciudadanos. Siete y veinte de la maña-na del 9 de Septiembre de 1985. Plaza de laRepública Argentina de Madrid, la Plaza delos Delfines. Veinticinco kilos de goma-2,con metralla, transforman en más metrallael coche que los contiene. Fallece, por sec-ción de la carótida, un ciudadano america-no que pasaba por el lugar. Dieciséis guar-dias civiles —objetivo de la banda terroris-ta— son heridos en el atentado. Juan Anto-nio es uno de ellos: no pierde la concienciaen ningún momento. Se introduce, hastahacerlo desaparecer, un pañuelo en la heri-da sangrante de su brazo derecho. Tieneseccionado el bíceps, el braquial anterior…,con pérdida de masa muscular, y lesionadoel nervio radial. Es sometido a cinco inter-venciones quirúrgicas. En las dos primeras,la intención médica inicial fue la amputa-ción del brazo. “Lo pregunté explícitamentey me lo confirmaron. Quería saber cómopodía salir del quirófano”.Veinticinco de Septiembre de 1986, el Tri-bunal Médico Militar de Madrid, lo declara“excluido total” para ejercer su profesiónpor las secuelas de las lesiones: “brida cica-tricial a nivel de la axila derecha, que impi-de la elevación, separación y rotación delbrazo. Secuelas de quemaduras en el codo”.Otros cinco de sus jóvenes compañeros deviaje a la Plaza de los Delfines sufrieron elmismo destino. Un túnel negro aparececomo única ruta. Sin embargo, una inter-minable sucesión de batallas de gallardía,buen hacer y sentido del deber jalonan unavida, que es un reto permanente.Tiene el color del mar en los ojos. La fuer-za del mar en su coraje. Y el tesón de lamar y las olas en sus obras. Su vocaciónmilitar esculpe unas virtudes nítidas. Nohay meandros en sus planteamientos, ni ensus objetivos. Su mirada azul mar enterne-ce. Su hombría de bien ennoblece. Su for-taleza varonil se centra en sí mismo: entransformar en fuerzas centrífugas, positi-vas, todo eso que aflora con reiteradaconstancia como fuerzas centrípetas quedañan el corazón, pretendiendo envilecer-lo. Esta tensa actitud se percibe, se palpa,pero no proyecta ansiedad, ni tensión: in-funde confianza. Es de esos hombres quemiran al cielo y se parecen al mar.

ENTREVISTA

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Reorientaste tu profesión a los 22años, sin demoras, con urgencia. Tecasaste a los 25 años. Tienes dos hi-jos varones, de 11 y 4 años. Realizasuna actividad profesional de enormeproyección social dirigiendo la Aso-ciación de Víctimas del Terrorismo(AVT). ¿Cómo has sido capaz de re-conducir tu vida de esta forma taneficaz, tan constructiva?Lo primero que hice al salir del hospitalfue acudir al lugar del atentado. Fueuna reacción instintiva, intentando asi-milar la realidad, para afrontarla. Larealidad a veces es dramática, pero nolo es menos si no la afrontas. Piensoque la clave está en agarrarte a las con-vicciones y en parcelar los problemas.Parcelando las dificultades, aunque pa-rezcan insuperables, eres capaz de su-perarlas una a una, poco a poco. Dios aveces pide mucho, pero al final lo quedepende de mi es eso poco que soy ca-paz de hacer ahora —en este instante—, y después lo siguiente. Esa disciplinamental es fundamental —pienso— paraque la realidad, a veces brutal, no nosdesborde.Luego se trata de descubrir el por qué,el para quién luchar: siempre lo hay. Enmi caso, primero fue mi familia, miscompañeros…, ahora las personas a lasque ayudo con mi trabajo y sobre todomis hijos.¿Qué pensaste en el momento delatentado? No sé qué pensé. Sé que decía compul-sivamente: ¡hijos de puta!, ¡hijos de pu-ta!… A la vez que consideraba, conagradecimiento: ¡estoy vivo! La convic-ción de que la vida vale la pena ser vi-vida es otro gran resorte para recompo-ner lo que un atentado terrorista tearranca, te roba o te destroza.¿Se puede olvidar, perdonar, rehacer,recuperar?Las secuelas físicas permanecen, peroeso es lo de menos. Yo cada día al du-charme me veo las cicatrices y aflora —a diario— un sentimiento de rencor, deodio, de indignación que hay que “me-

tabolizar”, que hay que digerir una yotra vez. Lo más difícil es entender —para ti y para los tuyos— ese conjuntode percepciones anómalas que te hacenrememorar aquel momento. Tengo unapérdida de audición, por la explosión, yun “pitido” prácticamente constante,que se agudiza por la noche, aunque nosiempre. Esto es un recordatorio perma-nente. Además, asocias otras muchaspercepciones (una bocina, la caída deun cubierto…) que se acompañan deuna sensación de sobresalto, de crispa-ción. Esto no permite olvidar. Ciertamente, se puede perdonar, perono es admisible que los políticos perdo-nen por ti: no puedes ser suplantado porellos. Si se produce esa suplantación —como ocurre— la indignación dificulta elperdón, que es algo muy profundo, muypersonal. Es necesario que se aplique lajusticia por el bien de todos: por el biende los verdugos, por el bien de las vícti-mas, por el bien de las familias de unosy otros. La aplicación de la justicia tieneun valor educativo de enorme eficacia:la impunidad es el caldo de cultivo dedelincuentes y terroristas. Aunque laaplicación de la justicia no devuelve alas víctimas lo que han perdido, lo queles ha sido usurpado, facilita el caminopara perdonar. La impunidad añadeagravios, rebela, indigna. Finalmente, pienso que algo se recom-pone cuando perdonas. Sí, algo rehagocuando al asaltarme esos sentimientos

de impotencia, indignación, rencor, re-beldía…, los digiero una y otra vez re-zando, agarrándome a mis hijos, hacien-do deporte y rodeándome de amigos.¿Tus hijos te notan esa “batalla” pa-ra controlar esas percepciones anó-malas, que comentas, ese recuerdodañino… tan constante?No, no me lo notan. El verdadero retocon mis hijos es contestar con cierto ri-gor y veracidad a sus preguntas: papá,¿por qué tienes esas heridas?, ¿por quéte lo hicieron a ti?, ¿por qué te queríanmatar?, ¿los han matado a ellos porqueintentaron matarte?, ¿están en la cárcelesos “hombres malos”?, ¿por qué no losbuscamos y los llevamos a la cárcel?…El discurso de los niños es de un rigoraplastante. Hay que contarles la verdad,pero como un cuento —poco a poco—,didácticamente, evitando proyectarcualquier sentimiento personal de ren-cor, de odio, de indignación… Y ense-ñarles a transformar sus reacciones pri-marias de venganza en anhelo de justi-cia: para mí este paso fue muy rápido,por mi formación militar.Estas respuestas dosificadas a los hijosexigen un esfuerzo notable, creo que noexagero si lo califico de sobrehumano.Después de un interrogatorio infantilde estas características, muchas vecestienes que esconderte a llorar, para des-fogar la tensión, en el cuarto de baño,como puedes suponer…Lo que está claro es que no puedo ense-

“La realidad aveces esdramática, pero nolo es menos si nola afrontas. Piensoque la clave estáen agarrarte a lasconvicciones y enparcelar losproblemas.Parcelando lasdificultades,aunque parezcaninsuperables, erescapaz desuperarlas una auna, poco a poco”

Ciertamente, se puede perdonar, pero no esadmisible que los políticos perdonen por ti: no puedes ser suplantado por ellos. Si se produceesa suplantación —como ocurre— la indignacióndificulta el perdón, que es algo muy profundo, muy personal. Es necesario que se aplique la justiciapor el bien de todos: por el bien de los verdugos, por el bien de las víctimas, por el bien de las familiasde unos y otros.

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ñarles a odiar, les haría infelices porquenunca serían buenas personas. Hay queenseñarles a amar, a respetar, a tener unprofundo anhelo de justicia. No me gus-ta decir que hay que enseñarles a ser to-lerantes, porque la palabra “tolerancia”(como otras, diálogo, paz…) está perver-tida: hay cosas que son intolerables. Elasesinato no se puede tolerar…Supongo que no debe ser fácil com-partir esa “permanente metaboliza-ción” que describes, ese esfuerzo adi-cional puede repercutir bastante…Indudablemente, es difícil de compartirporque es difícil de explicar (los silen-cios, la necesidad de soledad…, por quénecesitas volver a recordarlo). A veces,

no aciertas a explicártelo a ti mismo.Ciertamente, necesitas invertir un tiem-po en ti mismo, que debería ser compar-tido. La familia es la gran ayuda, pero lafamilia es también la gran perjudicada.Me consta que eres considerado porlos propios profesionales del derechocomo un “abogado de oficio”. Yo nun-ca les corrijo cuando te definen así,porque es la mejor forma de calificartu mentalidad jurídica, rigor y la ca-pacidad de construir un marco jurídi-co donde había un vacío vertiginoso.Sin embargo, eres un autodidacta…Probablemente, la actividad que desa-rrollamos no habría salido adelante conabogados “de oficio”. Lo que hemos he-cho ha sido escuchar a las personas yarbitrar las medidas a nuestro alcance

para ampararlas. Atender al factor hu-mano: esa ha sido nuestra tarea. Estu-diar, asesorarnos, diseñar el camino pa-ra llenar lagunas legales absolutamenteintolerables. Actualmente, dirijo desdela AVT 457 sumarios contra ETA comoacusación particular y popular.Las víctimas son de ETA, pero el concep-to de “sujeto de derechos, con quien setiene contraída una deuda social y polí-tica”, lo hemos inventado en la AVT. He-mos pasado decenas de años oyendohablar a los políticos de los derechos delos verdugos, de los presos, de su rein-serción, de pactos para su puesta en li-bertad, del dolor de sus familias (que nolo pongo en duda)… y ni media palabra,ni ninguna medida para las víctimas. To-do este contexto social resulta muchomás costoso que el mismo atentado.

Hasta hace muy poco (y por cierto a ra-íz de la mal llamada “tregua” de ETA) nohemos conseguido una legislación queampare a las víctimas del terrorismo.¿Ha habido algún punto de inflexiónen esta larga caminata por el desier-to?Se notó, quizá, un incremento en lasensibilidad social y política tras elatentado a Irene Villa, e indiscutible-mente tras el asesinato de Miguel ÁngelBlanco. Pero para entonces había másde 800 muertos por ETA.¿Encuentras algún motivo de espe-ranza en la actual situación?Un motivo de esperanza es que hayapolíticos que aúnen sus esfuerzos e in-tereses en esta línea: me refiero al fuer-te nexo de unión entre el PP y el PSOEen el País Vasco. Espero que se fortalez-ca este lazo, con otras muchas personasque respetan los resultados de “costo-sos diálogos”, como son la Constitucióny el Estatuto. Otro motivo de esperanzaes la respuesta cívica. Aunque en el PaísVasco algo todavía no penetra en laconciencia de una mayoría, hay una re-vuelta ciudadana de rigor, de sensibili-

“Hay queenseñarles a amar,a respetar, a tenerun profundoanhelo de justicia.No me gusta decirque hay queenseñarles a sertolerantes, porquela palabra‘tolerancia’ (comootras, diálogo,paz…) estápervertida”

Otro motivo de esperanza es la respuestacívica. Aunque en el País Vasco algo todavíano penetra en la conciencia de una mayoría,

hay una revuelta ciudadana de rigor, desensibilidad, que es irreversible y que

terminará superando el dominio del miedo y lafuerza del bienestar propio (del

aburguesamiento, podríamos decir)coexistiendo con el drama ajeno.

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dad, que es irreversible y que terminarásuperando el dominio del miedo y lafuerza del bienestar propio (del abur-guesamiento, podríamos decir) coexis-tiendo con el drama ajeno.“Quien no haya sufrido lo que yo,que no me dé consejos”… ¿Me per-mites que te pida un consejo des-pués de haber vivido lo que has vi-vido y estás viviendo, para saberafrontar con arrestos y con sosiegolo que pueda acontecernos? Conse-jos que sean aplicables, transferi-bles, a nuestros hijos…La clave pienso que está en la reflexióninicial que hacía: parcelar las dificulta-des y persuadirse de que a Dios no lesomos ajenos. Sin duda, trabajar condisciplina ayuda. Y… ¡aprender de to-dos! Yo he aprendido mucho de todos:de los médicos, abogados, jueces, poli-cías… He aprendido de mi familia, demis padres, de mis hermanos, pero so-bre todo y sobre todos, he aprendido delos que han sufrido lo que yo, de losagredidos por el terrorismo. A veces, seoyen consideraciones absolutamentedesatinadas por parte de políticos, filó-sofos o algunos periodistas acerca delas víctimas del terrorismo. Sin embar-go, ¡cuánto se aprende de los que su-fren tan injustamente!Ciertamente, no faltan quieres, des-califican a las víctimas del terrorismocomo sujetos “no aptos” para emitirun juicio objetivo sobre la situaciónsocial y política que padecemos comoconsecuencia del nacionalismo exclu-yente. No faltan quienes se apresu-ran a dejar explícita constancia deque “están requiriendo tratamientopsiquiátrico”, más que para describirsu indecible dolor moral, apostillandoque son parte “interesada, parcial,subjetiva”. Sin embargo, quienes os conocemosdamos fe de que sois una escuelamaestra del más profundo y genui-no humanismo.Releo despacio lo escrito, tras escucharrepetidamente la cinta de nuestra con-

versación en el Hotel Canciller de Vitoria. “¿Estás segura de que soy así? Yo meveo distinto”.Bueno, estoy convencida de que ac-túas así y al final somos lo que ha-cemos: las obras cantan. Como biensabes, tenemos cerca algunos quedicen lo que no hacen y hacen loque no dicen. Por mucho que resul-ten persuasivos, sus obras los defi-nen… y los califican.“No me digas más… Es un honor ser co-mo me describes”.Lo que es un honor, Juan Antonio, estener amigos sin meandros sinuososen la conciencia y con el ímpetu delmar en el coraje.Risa contenida… y la mejor de nuestrassonrisas.

La clave pienso que está en lareflexión inicial que hacía: parcelarlas dificultades y persuadirse deque a Dios no le somos ajenos.Sin duda, trabajar con disciplinaayuda. Y… ¡aprender de todos!Yo he aprendido mucho de todos:de los médicos, abogados,jueces, policías…

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En la misma semana se producíauna convulsión política por las de-claraciones del veterano dirigente

de ERC y de la esposa del “President”.Esos días personalmente era testigo dedos comentarios expresivos al respecto.En un caso, en un conocido programa deTV, algunos oyentes en varias llamadassobre el tema de la elecciones vascas ex-presaban su deseo de no querer “que ga-nen los españoles”. En el otro, en el aero-puerto de Barajas, esperando el vuelo aSan Sebastián, unos padres le decían asu hijo de cinco años con el teléfonomóvil en la mano: “llama a la abuela ydile que ya salimos de España y vamospara casa”. ¿Qué tiene el nacionalismoque para afirmarse necesita la diferen-ciación excluyente e incluso una buenadosis de xenofobia que le dé coherencia?Todo nacionalismo alimenta un proyec-to socio-político estimulado por unsentimiento “identitario” al que se leconfiere una situación de permanentepeligro, de miedo ante la posible pérdi-da de sus señas culturales, religiosas,históricas o políticas. Es esa matriz pro-funda, estimulada por el mito de laidentidad nacional y alimentada por lasensación de miedo, la que permite re-conocer la “transversalidad” de un sen-timiento que anima a esos oyentes ypasajeros, a dirigentes nacionalistas ca-talanes y vascos, como igualmente es-polea a los que salieron a la caza del“moro” en El Ejido, Tarrasa… y a los quedicen “España para los españoles”. Elmito perverso de la identidad nacional,cuando la pluralidad “identitaria” es unhecho y su evolución una ley natural,tiene su paroxismo en el discurso de laraza biológicamente superior, teoríasque han llevado a tragedias descomu-nales en nuestra historia.

Pero las perversiones no se limitan a ca-minos científicamente superados, y másahora tras comprobar los resultados delmapa del genoma que revelan la insig-nificancia de las diferencias biológicas.Las diferencias culturales, étnicas, abso-lutamente lógicas por otra parte, posibi-litan un nuevo campo para un racismoque desprecia a los otros atribuyendorasgos negativos a su identidad étnica, ala vez que elogia las virtud del tempera-mento nacional o étnico de su propiogrupo. Este neorracismo se presentamuchas veces como defensor del dere-cho de los pueblos a mantener su “iden-tidad cultural”. En nombre de esa identi-dad, puede propugnar el aislamiento deotros grupos étnicos, para evitar que seestropee su supuesta autenticidad, yacabar convirtiéndose en una forma su-til o abierta de justificación de las polí-ticas de exclusión. Es un vector común,transversal a todos los nacionalismos,no solo el catalán o vasco, sino tambiénal español, francés, británico, .. etc, elque permite reconocer en el discursoidentitario y diferencialista, posicionessimilares, sentimientos calcados, desdeun Haider o LePen con aquellos otros, deaspecto moderado, que coinciden enanteponer la identidad diferencial o laconstrucción nacional a los valores uni-versalistas inherentes del humanismo,que dan sentido a la condición de ciu-dadanía y a la cultura democrática.Ni estaba loco Sabino Arana, ni está ma-yor Heribert Barrera, ni las versiones ac-tuales de xenofobia expresadas en laUdalbiltza que niega los derechos cívi-cos a los no independentistas o en El Eji-do que instaura un nuevo esclavismo,podemos dejar de interpretarlas comodiversas manifestaciones de intoleran-cia, inherentes a todo nacionalismo que

se construya consagrando su propiaidentidad enfrentada a los de los demásy no significando como valor superior, lapersona, el ciudadano, con sus propias ydiversas identidades. La xenofobia, queno es exclusiva del nacionalismo, anidaprecisamente con fuerza en aquellosnacionalismos que para su construcciónanteponen su identidad frente a los va-lores universales democráticos, frente ala diversidad inherente a la condiciónhumana y frente a la vida, principio decualquier derecho y libertad fundamen-tal. Desde esta matriz de la intoleranciaxenófoba es posible comprender la bar-barie cultural de los talibanes en defen-sa de su integrismo religioso, hasta elcrimen terrorista, el genocidio cambo-yano o el Holocausto. Es una cuestiónde procesos sociopolíticos, acompasa-dos de una profunda quiebra ética de lasociedad, lo que abre la puerta a la lim-pieza étnica para seguir escalando lospeldaños del horror.

Por todo ello y alguna ra-zón más, resulta urgente —sobre todo en el plano edu-cativo— combatir la ten-dencia a presentar el respe-to a la diferencia “identita-ria” como un valor absolu-to, evitando a su vez la uni-formidad, y defender eluniversalismo plural comoel mejor antídoto frente alas derivas totalitarias y xe-nófobas que siempre ame-nazan la convivencia de-mocrática.

Esteban Ibarra

PresidenteMovimientocontra laIntolerancia

Nacionalismo yxenofobia

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La educación orientada a formaradultos cívicamente responsablesexige la integración de múltiples

saberes, entre los que está el respeto alas normas de convivencia. La forma-ción completa de las personas debe en-trañar también, posiblemente en primertérmino, la consideración de los dere-chos y deberes socialmente estableci-dos. Antes que la acumulación de cono-cimientos técnicos o de otras discipli-

nas tendríamos que enseñar a vivir enconvivencia, en cuyo devenir tambiénparticipa la policía. Una cuestión no ba-nal es transmitir que los agentes poli-ciales son personas cuyo trabajo es ser-vir, cuidar del orden público, no como“fuerzas de represión” sino como al-guien que sirve, que cuida de la buenamarcha de ese ordenamiento social,que en último término no es más que lamanifestación del respeto mutuo.Hablamos de una educación cívica quetenga en cuenta a los diversos y dife-rentes agentes que participamos en suconformación. Es, a la vez, algo más quevisitas a empresas, ayuntamientos o co-misarías, que están bien, donde suce-den, pero que se quedan cortas parauna formación profunda. Entiéndaseque este planteamiento no debe signi-ficar más horas lectivas, sino la adecua-ción de las materias con el medio don-de actúan. Es decir, que la lección dehistoria sobre los castillos se compren-de mejor en una fortaleza, el entendi-miento de la justicia se perfeccionaviendo un juicio (abierto al público) y la

percepción del trabajo policial se vis-lumbra en la observación de cada poli-cía y en la actitud que se fomenta ha-cia ella.En alguna ocasión he tenido la oportu-nidad de participar como policía en ac-tividades escolares y la experiencia fuemuy fructífera, mútuamente creo. Lasniñas y los niños observaron a personasde carne y hueso, lo cual ya significauna consideración distinta a la “demo-

nización o cosificación” que algunospretenden. Además les hablamos deuna forma comprensible a su edad, contoda claridad, mostrando los aspectosmás amables de nuestro trabajo, perotambién los desagradables. Eso les per-mitió valorar mejor la labor policial, pe-ro también surgieron sus reclamacionesante sucesos que consideraban abusospoliciales. Con frecuencia, las experien-cias de policías en las escuelas redun-dan en presentar aspectos parciales dela policía, con el “policía bueno”, en ta-reas más publicitarias que otra cosa,pretendiendo más una compensaciónde imagen que enseñar la realidadcompuesta y compleja de nuestra labor.La relación con las personas responsa-bles de la educación también tienemúltiples aspectos, siempre entendien-do que debe haber una relación fluida,respetuosa de las competencias de cadacual. Desde la policía se puede aportarmucho más que el clásico apoyo eneducación vial, o la más moderna coo-peración para controlar el absentismoescolar o detectar el maltrato infantil.La interrelación efectiva está en la cola-boración institucional que aporte lasayudas descritas, y otras, pero tambiénque evolucione de forma proactiva. Es

posible que informaciones policiales so-bre conflictos maritales expliquen pro-blemas de rendimiento escolar, o queenfrentamientos entre alumnos esténdetrás de peleas públicas. Un mundopor activar.En definitiva, el papel de la policía en laeducación debiera de ser más participa-tivo. Unas veces con la formalidad pro-pia de la relación institucional, pero enocasiones también dentro de aspectos

lúdicos. Hace años me llamó la atenciónque la policía australiana organizarafiestas “sin alcohol”, algo que aquí, enel País Vasco, es impensable, de mo-mento, por la carga simbólica que con-lleva la relación con la policía. Unamuestra más de una sociedad enfer-ma, incapaz de aglutinar la labor desus propias instituciones, permitiendouna el establecimiento de “comparti-mentos estancos” que limita las variadasy fructíferas interrelaciones. Conseguirtransformar esta situación tan parca enresultados, es todo un reto, favorecien-do la vinculación entre todos los agen-tes sociales que podemos construir unacomunidad más justa.

La policía en la educación

“Una cuestión nobanal es transmitirque los agentespoliciales sonpersonas cuyotrabajo es servir,cuidar del ordenpúblico, no como“fuerzas derepresión” sinoalguien que sirve,que cuida de labuena marcha deese ordenamientosocial, que enúltimo término noes más que lamanifestación delrespeto mutuo”

D. S. Ertzaina

Representante delSindicato ERNE

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Tras casi 22 años de autogobiernoel nacionalismo gobernante haconseguido que las políticas lin-

güísticas que aplican sean un verdade-ro tabú. Cualquier crítica a ellas correfácilmente el riesgo de verse convertidaen una agresión al propio Euskera, en

un ataque a la principal seña de identi-dad del “Pueblo vasco”. ¡Y esto en unpaís en el que los fanáticos matan aquienes consideran “enemigos de Eus-

kal Herria”! No es de extrañar pues queabunde tan poco el debate; que des-pués de muchos años de políticas lin-güísticas muy discutibles en el sectoreducativo hayan sido muy pocas las vo-ces que se han atrevido a protestar, adiscrepar. Empezando por los partidos

no nacionalistas, siguiendo por los sin-dicatos, las asociaciones de madres ypadres, el profesorado afectado..., casitodos han reconocido por cuestión de

supervivencia las señales del tabú y hanoptado por callar y en muchos casosmarcharse. Exilio silencioso, por miedosí, pero también porque hasta hace muypoco se han asumido socialmente lasrazones del poder dominante naciona-lista (desconocemos en qué exactacombinación con el miedo al fanatismode los violentos). Así muchos se han di-cho: “si el país tiene derecho a su len-gua y yo la desconozco, es pues legíti-ma una política lingüística que me pri-ve de mi plaza, o que no me dé oportu-nidad de acceder a un empleo público”.Para comprender mejor es preciso echaruna breve mirada histórica y para ini-ciarla debemos retrotraernos al rechazogeneralizado que suscitó, como no po-día ser de otra manera, entre los secto-res políticos e intelectuales democráti-cos la represión del franquismo sobrelas lenguas de las nacionalidades his-tóricas. En ese marco en la transiciónpolítica se consagró el tabú lingüísticoen el Art. 6º 1. del Estatuto de Gerni-ka. El “Pueblo Vasco” (con mayúsculasen el texto) tenía una única “lenguapropia”, el “Euskera”. El castellano eratan sólo una lengua oficial. No impor-taba que lo hablaran también los habi-tantes del País Vasco desde los mismosorígenes del idioma. El nacionalismo lotomaba como chivo expiatorio de la re-presión cultural del franquismo, reco-giendo además el legado de SabinoArana que había convertido al castella-no en una de las principales bestias ne-gras de la “españolidad”. Los complejosde las izquierdas vascas las paralizabanya entonces en este tema esencial paraconjugar en clave de futuro la comple-jidad de la sociedad vasca. Dentro de laobsesión que caracteriza a los naciona-

Nacionalismo vasco ypolítica lingüística

Kati Gutiérrez

Doctora en Historia. Profesora de Secundaria.Ex-parlamentaria vasca de IU.

“[…] después demuchos años de

políticaslingüísticas muydiscutibles en elsector educativo

han sido muypocas las voces

que se hanatrevido

a protestar, a discrepar”

Aiztgorri (Guipúzcoa). (M. Angulo. “La montaña vasca”. Ed. Elkarlanean, 1999)

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Educacióny lenguaje 37

lismos sin Estado por imitar al naciona-lismo “estatal” fueron en este caso másallá que la Constitución. Ésta en su Art.3, habla sólo de lenguas oficiales y node lenguas propias. De este modo elcastellano no se define en ella como“lengua propia”, sino sólo como lenguaoficial del Estado, siendo “las demáslenguas españolas” también oficiales ensus respectivas Comunidades Autóno-mas. Todo esto no fue baladí. Más del80% de habitantes de la ComunidadAutónoma del País Vasco no hablaba lasupuesta única “lengua propia” delPueblo Vasco (con notables diferenciasen las tres provincias o Territorios His-tóricos e incluso en sus distintas co-marcas). ¿Formaban entonces parte delPueblo Vasco? Con este interroganteflotando en el ambiente el nacionalis-mo accedía al gobierno de la autono-mía con una legitimación social, políti-ca e ideológica generalizada para apo-yar, primar e incluso discriminar positi-vamente al euskera en un país en el quela mayoría de sus habitantes aceptabala idea de que tendrían que aceptargrandes cambios (o al menos consentirque se los impusieran a otros) para serconsiderados vascos de primera. Y enese camino el aprendizaje del idiomaera el elemento esencial (ha habidotambién quien se ha cambiado los ape-llidos, aunque por fortuna sean casosminoritarios los de tan extremo acom-plejamiento). Bien es verdad que el pro-pio Estatuto daba claves de racionali-dad para lograr un futuro país realmen-te bilingüe y cohesionado. En el Art. 6º2. se recoge: “Las instituciones comunesde la Comunidad Autónoma, teniendoen cuenta la diversidad socio-lingüísti-ca del País Vasco, garantizarán el uso deambas lenguas (…). En el Art. 6º 3.: Na-die podrá ser discriminado por razón dela lengua. ¿Iba el nacionalismo en el

gobierno a tener en cuenta estos otrosejes políticos a la hora de desarrollarsus políticas lingüísticas? Con buen cri-terio se pensó en el sector educativocomo la clave en la que centrar esfuer-zos. Pero a su vez aquí empezarían afuncionar los tabúes y las imposiciones.Pronto las políticas de inmersión lin-güística en educación encarnarían alpropio idioma, y serían por ello intoca-bles. Una vez pergeñadas por gobiernosnacionalistas monocolores, se dejaríanluego en manos de los socialistas en elGobierno, convenciendo así más y me-jor a la sociedad, con el añadido defuertes campañas de presión social delmundo radical, de las bondades educa-tivas de la inmersión lingüística genera-lizada (sin importar ya el tipo de zonassociolingüísticas ni la capacitación delprofesorado). El proceso de deslegiti-mación política y social de la enseñan-za pública castellanoparlante y “trans-ferida” (igual a española) llevaría a lossucesivos gobiernos a abordar un pro-grama masivo de euskaldunización delprofesorado, al tiempo que serviría pa-ra enmascarar la privatización del sec-tor educativo, al consolidarse una redde ikastolas ampliamente sostenidascon fondos públicos, que se negaron ensu mayoría a confluir con la escuela pú-blica, y verse favorecida de rebote la en-señanza concertada tradicional. Hayque recordar que mientras en el con-junto de España la relación escuela pú-blica/privada concertada está en el 70-30%, en Euskadi estamos en el 47-53%a favor de la privada. Para quienes con-sideramos que, salvo honrosas excep-ciones, las escuelas privadas son básica-mente elitistas, desde el punto de vistasocial, y adoctrinadoras, desde el ideo-lógico, y que el desarrollo económico yla salud democrática de un país guar-dan estrecha relación con poseer unamayoritaria escuela pública de calidad,la situación actual es sencillamente de-primente. Pero para el nacionalismopredominaban otros valores (no por ca-sualidad en Bélgica el nacionalismo fla-

menco ha combinado también políticaslingüísticas similares con el sosteni-miento de un sector educativo privadoy confesional muy poderoso) y aplicóen el sistema educativo el principio deltodo vale. No importaba que a princi-pios de la transición la escuela públicavasca fuera una de las más avanzadasde España en innovaciones pedagógi-cas, ni que tuviera una plantilla jovencomprometida mayoritariamente con lamejora de su calidad (curtida precisa-mente en las luchas antifranquistas delos “PNN’s”). ¿Valoraron los sucesivosgobiernos autonómicos que sería undespropósito el plantear una políticalingüística de aprendizaje generalizadodel euskera, ya que conduciría objetiva-mente al traslado forzoso o a la margi-nación profesional de una buena partedel profesorado? Visto desde la distan-cia podemos concluir que probable-mente el nacionalismo en el poder se loplanteó como el objetivo a conseguir, oal menos lo consideraron un mero “da-ño colateral”. Además a nadie se nos es-capa que los sistemas educativos tienencomo uno de sus objetivos esenciales elformar ciudadanía. ¿Se le puede repro-char entonces al nacionalismo vascoque se marque el objetivo de crear su“Pueblo vasco”? Sí, si al hacerlo no serespetan los derechos de una parte dela población y se conculcan principiosbásicos de las sociedades democráticascomo el de acceso y promoción segúnel mérito y la capacidad. Incluso es sui-cida menospreciarlos porque que todosellos son un requisito de primera cali-dad en los servicios públicos de cual-quier país civilizado. El nacionalismoavala sus políticas lingüísticas en la ne-cesidad de “medidas de acción posi-tiva” para promocionar el euskera, en

Educación. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

“En ese marco enla transiciónpolítica seconsagró el tabúlingüístico en elArt. 6º 1. delEstatuto deGernika. El“Pueblo Vasco”(con mayúsculasen el texto) teníauna única “lenguapropia”, el“Euskera”. Elcastellano era tansólo una lenguaoficial. Noimportaba que lohablaran tambiénlos habitantes delPaís Vasco desdelos mismosorígenes delidioma”

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su calidad de lengua minoritaria. Nosrecuerdan que el pensamiento progre-sista las avala en la comunidad demo-crática internacional. Así la “Carta Eu-ropea de las lenguas regionales o mino-ritarias” (Estrasburgo 1992) en su Art.7.3. indica que “la adopción de medidasespeciales en favor de las lenguas re-gionales o minoritarias, destinadas apromover una igualdad entre los ha-blantes de estas lenguas y el resto de lapoblación o dirigidas a tener en cuentasus situaciones particulares, no ha deser considerada como un acto de discri-minación hacia los hablantes de las len-guas mayoritarias”. Estamos de acuerdo,la acción positiva es un instrumentobásico de promoción para colectivosdiscriminados. Pero, ¿por qué no apren-den los nacionalistas del sumo cuidadocon el que los gobiernos democráticoslas aplican en todo el mundo? Empe-zando por las instituciones de la UniónEuropea, por ejemplo en las políticas deigualdad entre mujeres y hombres, da-do que hay que conciliarlas con un es-crupuloso respeto a los derechos indivi-duales y a los principios de mérito y ca-pacidad en las políticas de promoción

pública. ¿En qué país del mundo, comosucede ahora en Euskadi, “acción positi-va” significa casi el 100% de los puestospara el acceso de profesorado joven alsistema educativo no universitario, enel supuesto de que el 80% de la pobla-ción, como mínimo, tenga otra lenguamaterna? Pero la implacable realidad enel sistema educativo vasco es que enestos 20 años unos se ha ido y otros ca-llan. Muchos se quejan, en privado des-de luego, de que, conseguido su fla-mante perfil lingüístico, imparten susclases con un nivel inferior de calidad.En los Institutos y en los pueblos elalumnado del modelo D (con el euske-ra como lengua vehicular del aprendi-zaje) no habla en euskera fuera de lasclases, con harta desesperación de losfundamentalistas lingüísticos, porqueya no pueden achacarlo a la contami-nación de los del modelo A (con el cas-tellano como lengua vehicular), ya queen muchas zonas han conseguido que

la enseñanza en castellano se extingaen la escuela pública. ¿Se debe sola-mente a la presión social de la lenguamayoritaria, el castellano (fundamen-talmente a través de los medios de co-municación)? ¿Es reflejo del malestarque puede suponer el estudiar en unalengua, que no sólo no es la materna,sino ni tan siquiera es la del medio so-cial en amplísimas zonas del País Vasco?Hay serios indicios de que esto le puedeestar sucediendo a una parte de la ju-ventud. ¿Por qué no se puede analizar-lo? Porque es parte del tabú. De estemodo a estas alturas no hay una eva-luación objetiva de la calidad del siste-ma educativo y de los resultados edu-cativos generales obtenidos mediantelos distintos modelos. El anterior Con-sejero de Educación, Sr. Oliveri (tal ycomo se presenta el panorama ¡inclusopodríamos echarle de menos!), siemprese negó a ello, vanagloriándose de queel sistema educativo vasco era sin lugara dudas el mejor del “Estado” y partedel Universo a la par que instrumenta-lizaba cualquier estudio parcial (y se be-neficiaba a su vez de la escasa calidadque los distintos sistemas educativos

tienen en España desde laperspectiva de un sistema ge-neralista, en el que se preten-dan conseguir buenos resul-tados con la totalidad de lapoblación juvenil y no sólocon los hijos de élites socia-les). Desconocemos la pro-porción de jóvenes que secambian de modelo lingüísti-co (pero haberlos haylos, por-que luego les tenemos enclase en el modelo en caste-llano) y sus razones, fracasoescolar u otras. Todo es unacompleta nebulosa en la quelo único que resalta la Conse-jería de Educación es que elsistema educativo vasco “vabien”, mejor que el del restodel Estado y parangonable alos europeos, por supuesto.

“De este modo elcastellano no se

define en ella como“lengua propia”,

sino sólo comolengua oficial del

Estado, siendo “lasdemás lenguas

españolas”también oficiales

en sus respectivasComunidades

Autónomas. Todoesto no fue baladí.

Más del 80% dehabitantes de la

ComunidadAutónoma del PaísVasco no hablabala supuesta única

“lengua propia” delPueblo Vasco (con

notablesdiferencias en lastres provincias o

TerritoriosHistóricos e incluso

en sus distintascomarcas).¿Formaban

entonces parte delPueblo Vasco?”

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Sin embargo nunca se sopesan otroselementos importantes en el análisis delas políticas de bilingüísmo. Así porejemplo, algunos expertos sostienenque la lengua es el segundo elementomás íntimo de la personalidad humana,después del sexo. Eso avalaría la idea deque hay que ser especialmente sensiblecon los individuos a la hora de diseñarpolíticas lingüísticas. ¡Y muy especial-mente con los jóvenes! Pues bien, en unviaje a Gales de la Comisión de Educa-ción del Parlamento Vasco (que realiza-mos a instancias de la Consejería deEducación con el objetivo de analizar¡cómo no! sus experiencias en inmer-sión lingüística) llamaba poderosamen-te la atención el que en una clase deSecundaria en un Instituto galésparlan-te, el profesor atendía aparte a un gru-po de 4 ó 5 estudiantes, ya que ellosquerían estudiar en inglés, a pesar deque el galés era su lengua materna. Pa-rece un claro ejemplo de sensatez porparte del Instituto, al respetar los dese-os de libre expresión de aquel grupo deadolescentes. Era posible, era fácil y eramás que un ejemplo de flexibilidad. Pa-ralelamente en un viaje del mismo te-nor a Bélgica, mientras las experienciasflamencas resultaban tan dogmáticascomo las aquí aplicadas, el sistema edu-cativo de Eupen (pequeño enclave ger-manoparlante en Bélgica) destacaba encontraposición por su tolerancia y efi-cacia (los jóvenes acaban el Bachillera-to siendo perfectamente trilingües: do-minando el alemán, francés e inglés).Porque al final llegamos a la conclusiónde que las medidas políticas concretasson reflejo de los principios y del talan-te ideológico de cada fuerza política eincluso de cada persona, más allá de laresponsabilidad que tenga en el seno dela sociedad. Los medios acaban conta-minando al fin. ¿Se podrá ver afectadoel euskera por la quiebra política que haexperimentado la sociedad vasca en losúltimos tiempos entre nacionalistas yno nacionalistas? ¿o bien las políticaslingüísticas que ha promovido el nacio-

nalismo en el poder son un elementomás de la quiebra? Expresado mi temorde otro modo, si el nacionalismo conti-núa con políticas lingüísticas tan “esen-cialistas” e impositivas, se puede preverun mayor resquebrajamiento de la co-hesión social (cada vez se verá afectadamás gente fuera de la enseñanza nouniversitaria: administraciones públi-cas, universidad, sanidad, justicia, ...; elacceso a todos estos sectores de gentejoven a la que no le bastará con los po-bres niveles conseguidos en el sistemaeducativo en los distintos idiomas, sinoque se les exigirán títulos superiores decapacitación), sino que estará en peli-gro el consenso social sobre la promo-ción del propio euskera. Y aquí estátambién la responsabilidad de las fuer-zas políticas no nacionalistas. No sepuede dejar que el nacionalismo sigapatrimonializando el idioma, pero tam-poco se puede seguir sin desarrollar po-líticas lingüísticas alternativas favore-ciendo por omisión el incremento de unespacio social que caiga en el error depretender “tirar al niño con el agua su-cia”. Quizás las siguientes bases po-drían perfilar una política lingüísti-ca alternativa: 1. La sociedad vascatiene dos lenguas propias (bien ma-ternas o bien de nuestro medio social):el euskera y el castellano (pasandoconscientemente de mitos étnicos y cir-cunscribiendo el territorio a la legalidaddel Estatuto de Gernika). Nuestro bilin-güismo equivale a una riqueza común.Este reconocimiento es la base primor-dial para poder articular políticas lin-güísticas consensuadas y cohesionado-ras. 2. El Euskera, como lengua mino-ritaria, requiere un gran apoyo so-cial y político, para conseguir una fu-tura sociedad realmente bilingüe. Paraello es preciso sustituir el tabú por unauténtico consenso político lo más am-plio posible para su promoción, renun-ciando a posturas de de patrimonialis-mo e imposición, pero también de inac-tividad y menosprecio. 3. Las políticasde acción positiva para la promoción de

la lengua deberán necesariamenteconciliarse con los derechos indivi-duales y los principios de mérito y ca-pacidad. Se caracterizarán por medidasde incentivación, por talantes favorece-dores y no de imposición ni exclusión.4. Los planes de promoción tienen queatender a la realidad sociolingüísti-ca de cada territorio, estar enmarca-dos en procesos graduales y pretenderla consecución de objetivos realistas,asumidos por los colectivos afectados yque conlleven el mantenimiento de lacalidad o más deseablemente la mejoraen los servicios públicos. 5. Las políti-cas y planes lingüísticos aplicadoshasta ahora deben ser objeto de aná-lisis y evaluaciones rigurosos, y nosólo porque esto es imprescindible paracualquier política pública, sino porque,como se deduce fácilmente de lo escri-to en este artículo, considero que, al norealizarlos se oculta a la sociedad laprofunda necesidad de rectificación delas mismas. Es éste un tema en que en-traría en la “política con mayúsculas”,pero siempre, en el mejor de los casos,se entreverará en él ese “partidismo”que legítimamente canaliza la plurali-dad de cualquier sociedad y más de unatan mestiza como la nuestra. Esa esnuestra riqueza y son nuestros dere-chos y no podemos permitir que nadiepretenda arrebatarnoslos, porque pordebajo, una vez más, se halla la libertad.Harán mal los partidos nacionalistas enel Gobierno si continuan con políticaslingüísticas impositivas (y excluyentesde una buena parte de la sociedad vas-ca) e incluso siguen tejiendo un tabúsobre ellas, coincidiendo con el mundoradical. Leo en la prensa que una cuali-ficada dirigente del PNV, Josune Ariz-tondo, amenaza con llevar la políticalingüística del gobierno de Navarra alos tribunales y a las instancias euro-peas. ¿Cree de verdad que la políticalingüística del Gobierno Vasco, porejemplo en la educación y en especialen los últimos años, resistiría el juicio delas instancias democráticas europeas?

“¿Valoraron lossucesivosgobiernosautonómicos quesería undespropósito elplantear unapolítica lingüísticade aprendizajegeneralizado deleuskera, ya queconduciríaobjetivamente altraslado forzoso oa la marginaciónprofesional de unabuena parte delprofesorado?”

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El discurso del Rey, elpasado 23 de abril de

2001, en la entrega delpremio Cervantes a Fran-cisco Umbral: “El españolnunca fue lengua de im-posición sino de encuen-tro”, suscitó una consi-derable polémica en lospartidos nacionalistas yen el grupo Prisa para el que

cualquier asunto, existan o no razonesfundadas, les sirve para intentar ridicu-lizar al Gobierno de Aznar responsableen última instancia de los discursos dedon Juan Carlos.Pero, ¿las lenguas se trasmiten o se im-ponen a los hablantes? O dicho de otraforma,¿ se puede imponer por la fuerzauna lengua a hablantes que no quierenhablarla? El ilustre lingüista Alarcos Llo-rach, escéptico con todas las políticas lin-güísticas, declaró que las lenguas ni seimponen ni desaparecen por la fuerza.Más rotundo si cabe fue el antropólogoCaro Baroja: “Ni la lengua, ni las costum-bres, ni las leyes, ni las creencias se pue-den imponer por la fuerza ni tampocopor disposiciones políticas democráticas”.De la misma manera que los romanosno impusieron el latín sino que fueaceptado por conveniencia o necesidad

ante el plurilingüismo existente enton-ces en Hispania, el primitivo castellano—una especie de latín vasconizado ensus orígenes— fue absorbiendo a losotros dialectos neolatinos (asturiano-leonés, riojano, navarro-aragonés, mo-zárabe,etc.) de los que también recibió,como ocurre siempre en los contactoslingüísticos, una serie de características.Cuando a mediados del siglo XIII el reyAlfonso X el Sabio normativiza el caste-llano escrito, lengua diferenciada del la-tín que ya se hablaba al parecer desde elsiglo octavo, lo hace simplemente porlas ventajas prácticas para sus subditos:“por la pro del pueblo común” y no porla exaltación de una lengua sobre otras.El legislador buscaba el buen funciona-miento de la vida civil y para ello se im-ponía un criterio práctico en un mo-mento en que se empiezan a desarrollarlas grandes ciudades: la sustitución dellatín por el romance castellano. Fue unaauténtica normalización lingüística: lalengua de uso habitual en la calle lleva-da a los documentos, leyes, escuela, etc.No muy distinta de la expansión del la-tín y posteriormente del romance portoda la península sería la historia del es-pañol en América: aceptado no por im-posición de los conquistadores sino co-mo lengua común, lazo de unión quesuperaba el estadio de tribus enfrenta-das entre sí cuyos habitantes que habla-ban múltiples lenguas no se entendíanentre sí, tal como sostiene el académicoRodríguez Adrados. Y es que el núme-ro de españoles que pudieron llegar al

Nuevo Mundo fue escaso y estos no sededicaron precisamente a enseñar elcastellano sino que estaban más ocupa-dos en la administración del oro y en lasalvación de las almas de los indígenascuya evangelización se realizó, dicho seade paso, en la lengua materna de los in-dios que los misioneros debían aprender.Por lo demás no encontramos nunca enRafael Lapesa, el historiador por anto-nomasia de nuestra lengua, el términoimposición en las páginas que dedica ala historia del español de América. Y fueprecisamente desde comienzos del XIX,como expone el profesor Lodares, a raízde la conversión en naciones soberanasde los antiguos virreinatos españolesdonde sólo uno de cada tres naturaleshablaba español, cuando los dirigentes

Javier Montaña Alonso

Profesor titular de Didáctica de la Lenguade la Universidad del País Vasco, UPV/EHU.

“En la extensiónde las lenguasintervienenprincipalmente losfactores denecesidad y deinterés o utilidad”

Políticas lingüísticas y comunicación

La “imposición” del español

Bosques deAranzazu

(Guipúzcoa).(Fotografía: FOAT.

Bilbao/Vizcaya.“País Vasco desde

el cielo”. 1993)

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“[…] en 1525, elhumanista Juan deValdés afirmó queel castellano era lalengua estándarde los españoles yla materna deaproximadamenteel 80% , es decir lamisma proporciónexistente, sólo quecinco siglosdespués, en laEspaña actual.¿Dónde está laimposición?”

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criollos de estas repúblicas practicanuna política consciente de extensión denuestra lengua común, política que yahabía anticipado poco antes, desde1770, el rey Carlos III.En la historia ha habido, y los hay, epi-sodios dolorosos de persecuciones dehablantes de determinadas lenguas, pe-ro en el devenir histórico de la exten-sión de las lenguas son anécdotas , nopor ello menos injustas, que no puedenelevarse a categoria. Las conquistas nose hacen por motivos lingüísticos sinopor razones económicas, políticas o re-ligiosas. En la extensión de las lenguasintervienen principalmente los factoresde necesidad y de interés o utilidad. Asípues, han sido acontecimientos como eldesarrollo urbano, las migraciones, eldesarrollo industrial y de los medios decomunicación, etc, y no las políticas co-ercitivas, los factores que más han in-fluido en la propagación de las lenguas.Tras la falsedad de la imposición del es-pañol, tras el mito de no considerar alcastellano no ya como una lengua pro-pia sino incluso de considerarla unalengua opresora, quizá nuestros nacio-nalistas estén intentando justificarunas políticas lingüísticas que no bus-can la comunicación, objetivo principalde las lenguas, sino utilizar éstas comoinstrumentos de identificación, de po-der y de control social, empezando por

las llamadas políticas educativas de in-mersión, sobre los ciudadanos discon-formes con estas políticas artificiales,injustificadas y arbitrarias.Ya a principios del siglo XVI, en 1525, elhumanista Juan de Valdés afirmó queel castellano era la lengua estándar delos españoles y la materna de aproxima-damente el 80% , es decir la misma pro-porción existente, sólo que cinco siglosdespués, en la España actual. ¿Dónde es-tá la imposición? Posteriormente, en1737, el valenciano Gregorio Mayansnos proporciona este interesante testi-monio: “Por lengua española entiendoaquella lengua que solemos hablar todoslos españoles cuando queremos ser en-tendidos unos de otros”. O sea, la mismasituación que se repite hoy y que, sin irmás lejos, se produce en las reuniones dela Declaración de Barcelona. Para con-cluir, si hoy en el mundo se hablan unas6.000 lenguas, está claro que todas, me-nos una: la lengua del Paraíso, han sidoimpuestas de una u otra manera…

Cuando a mediados del siglo XIII el reyAlfonso X el Sabio normativiza el castellanoescrito, lengua diferenciada del latín que yase hablaba al parecer desde el siglo octavo,

lo hace simplemente por las ventajasprácticas para sus subditos: “por la pro del

pueblo común” y no por la exaltación deuna lengua sobre otras.

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“La fuerza de losque mienten

depende de lacondición inerme

de los que recibenesa fraudulenta

interpretación delo real”

EL uso sistemático, orga-nizado y frío de la men-

tira es, si no me equivoco, elfactor capital de corrupciónde las sociedades actuales.Los calificativos están cui-dadosamente elegidos.La mentira es vieja como el mundo, pe-ro no se habían dado en otros tiemposlas condiciones de su ejercicio, aplica-ción y eficacia que caracterizan la épo-ca presente. Los refinamientos técnicos,la inmensa capacidad de organización,la difusión mediante la propaganda, losrecursos que parecen inagotables, todoello ha alterado profundamente la sig-nificación y la importancia de la menti-ra como instrumento de acción colecti-va. Las sociedades actuales parecen ex-trañamente inermes frente a este fenó-meno, cuya gravedad es excepcional. Lamentira introduce la perversión en lasrelaciones humanas, perturba la visiónde lo real, confiere una circulación frau-dulenta a tesis que nada tienen que vercon la realidad, que quedan invalidadaspor la mera visión de ésta. Se trata deuna colosal suplantación de lo verdade-ro por ficciones incapaces de resistircinco minutos de análisis. Las mentiras,hábilmente seleccionadas y formuladas,ocupan a los ojos de grandes mayoríasel lugar que corresponde a lo real si setiene un mínimo de agudeza visual yrespeto a lo que las cosas son. La men-tira a que me refiero no es casual, nifragmentaria, ni improvisada; por eso

es previsible, se puede contar con ella,se la puede anticipar, y esto hace quesea posible una defensa que casi nuncase intenta. Los medios de comunica-ción, en proporción muy alta, preparanla difusión y el éxito de la mentira, a lavez que ejercen lo que podríamos lla-mar una anestesia de sus posibles de-fensas. No creo que sean muchos loshombres de nuestra época que se dencuenta de ello; si se miran bien las co-sas se descubre que la difusión, circula-ción y visión favorable de la mentira es-tán cuidadosamente preparadas, almismo tiempo que se descartan y tra-tan de eliminar las posibles defensas.Hay un descrédito previo de lo que pue-de ser el recuerdo de las interpretacio-nes verdaderas de lo real, la afirmaciónde lo que es justificable. Se podría ha-blar de un envolvente previo de lo fal-so, que predispone a su aceptación sincrítica, que disuade de toda rectifica-ción, del rechazo de la deformación vo-luntaria de lo que las cosas son. ¿Quépuede hacerse? La discusión es inútil,por lo intrincado de los fenómenos ypor la absoluta cerrazón de los quemienten y se niegan a tomar en cuentacualquier razonamiento. Y sin embargo,no parece difícil la mostración de la in-sostenibilidad de la mentira. Creo quees esencial recogerla, mostrarla, hacerque su contenido quede vinculado a susautores sin que estos puedan desenten-derse de ella una vez que ha cumplidosu misión desorientadora. Hay que re-cordar, con la evidencia y escrupulosi-dad que permiten los recursos actuales,lo que alguien ha dicho y está dispues-

El tratamiento de la mentiraJulián Marías

de la Real Academia de la Lengua

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to a olvidar. Lo que hay que hacer no esdiscutir, argumentar, mostrar la debili-dad o nulidad de las presuntas justifica-ciones, sino enfrentar la mentira con larealidad misma. Habría que yuxtaponerlo dicho por algunos con la realidadmisma, que consta, que está ahí, que esindiscutible. No se trataría de enfrentaruna tesis con otra, sino la falsificacióncon la realidad, que no se puede eludir,que es imposible negar. Esto requiere laconservación literal y escrupulosa de loque se dice con el conocimiento riguro-so, sobrio, de lo acontecido. La conse-cuencia de este cotejo, si se hiciera confidelidad y rigor —con escrupuloso res-peto a la verdad—, conduciría al inme-diato desprestigio de la mentira, de losque la forjan, propalan y tratan de im-poner. Tras esta operación, que rara vezse hace, nadie podría conceder créditoa los que mienten deliberada y organi-zadamente, con todos los recursos quepueden allegar. Se trataría de la pérdidade eficacia de la mentira, que goza degran difusión y un trato increíblementefavorable. Se puede resistir a una for-mulación teórica, doctrinal, conceptual,de otros puntos de vista, porque siem-pre hay zonas oscuras y discutibles, y lamayor parte de los hombres carecen delos instrumentos intelectuales para po-ner a prueba los mecanismos de justifi-cación. Lo que es irrebatible es la pre-sentación de los hechos que se impo-nen por sí mismos, que forman parte delo que cada persona tiene que admitircomo evidente, contra lo cual no cabetergiversación. Si se muestra que losenunciados de individuos, grupos, par-tidos, significan la expulsión violenta delo que forma parte de la evidencia decada uno, la consecuencia inmediata esla descalificación del que ha ejecutadoesa alteración perturbadora. La fuerzade los que mienten depende de la con-dición inerme de los que reciben esafraudulenta interpretación de lo real.Es la realidad misma, mucho más quesus interpretaciones, la que puede lle-var a cabo la anulación de la verdad

inevitable, inesquivable, que se imponecon la mera fuerza de su existencia, delconocimiento que forma parte de lainstalación en el mundo de cada uno denuestros contemporáneos. Solamentela omisión de ese elemento de larealidad que se impone por sí mismaexplica el extraño fenómeno de que sepueda admitir, elogiar, a profesionalesdeliberados y tenaces de la falsificación.Creo que esta operación, tan sencilla, esel instrumento capital para el trata-miento de la falsificación. Es, como erade esperar, el procedimiento más senci-llo e inmediato: en lugar de enredarseen argumentaciones expuestas a todasuplantación y tergiversación, que con-tarían con un rigor intelectual de quecarecen muchos, especialmente si lle-van largo tiempo sometidos a las defor-maciones parciales e interesadas, esmás sencillo y eficaz el apelar a lo queya saben todos, a lo que forman parte

de su visión inmediata y espontánea delas cosas, a la evidencia que no puedensacudir, de la que no podrían «librarse»aunque quisieran.

El tratamiento de la mentiradebe consistir primariamen-te en privar de la visión frau-dulenta del que miente; setrataría de dejar a los quefalsean la realidad sin el apo-yo envolvente de los que fa-vorecen sistemáticamentela suplantación. La realidadmisma es la que puede asu-mir la función de la afirma-ción de sus derechos irre-nunciables.

“Se podría hablarde un envolventeprevio de lo falso,que predispone asu aceptación sincrítica, quedisuade de todarectificación, delrechazo de ladeformaciónvoluntaria de loque las cosas son.¿Qué puedehacerse?”

La mentira introduce la perversión en lasrelaciones humanas, perturba la visión delo real, confiere una circulaciónfraudulenta a tesis que nada tienen quever con la realidad, que quedaninvalidadas por la mera visión de ésta. Setrata de una colosal suplantación de loverdadero por ficciones incapaces deresistir cinco minutos de análisis. Lasmentiras, hábilmente seleccionadas yformuladas, ocupan a los ojos de grandesmayorías el lugar que corresponde a loreal si se tiene un mínimo de agudezavisual y respeto a lo que las cosas son.

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”Unos jóvenes adoctrinados con mentiras pueden ser una máquina de destrucción”

EDUA

RDO

URIA

RTEUna trayectoria humana noble:

saber rectificar

”Unos jóvenes adoctrinados con mentiras pueden ser una máquina de destrucción”

EDUA

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URIA

RTE

ENTREVISTA

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I.C. de C. Redacción de Papeles de Ermua

Proceso de Burgos, Diciembre de 1970, EduardoUriarte —alias Teo— miembro de la organización te-rrorista ETA, es condenado a dos penas de muerte.Sus otros cinco compañeros etarras procesados soncondenados también. Tiene entonces 23 años. Perte-nece a la banda, marxista-leninista, desde los 18años. Una generosa amnistía le devuelve la libertad,después de ocho años y un mes de prisión. Para en-tonces ha leído mucho, en la cárcel. Reflexiona, miraa su conciencia, escucha a su madre y rectifica.Es un hombre espontáneo, próximo. Te sientes cómo-do en su compañía: no hay recovecos, ni dobles sen-tidos, ni engañosos planteamientos. Sus contagiosascarcajadas transmiten fuerza y ganas de vivir. Te ríelas bromas, pero sobretodo se ríe de sí mismo. Tieneun porte reciamente varonil. En su mirada se asomauna cierta preocupación, que pudorosamente oculta,sin éxito. Lo sabe. Probablemente, la preocupaciónproviene de alimañas cercanas que no dependen de él. Su corazón está tranquilo. Tiene una trayectoria vitaldifícil, pero asumida: se equivocó y rectificó. Ahorapelea aplicando la claridad de sus convicciones conuna argumentación sin falacias. Es un hombre veraz,que ama la verdad. Es más, anhela la verdad. Y peleapara que prevalezca. Porque sabe que sin verdad nohay libertad. Porque sabe que sin verdad no hay pazen el corazón y sólo se es idóneo para sembrar des-trucción. Lo vivió en su carne. Lo sufrió en su carne yen sus años más bonitos. Pero aprendió una gran lec-ción: “me puedo equivocar, pero sólo necesito el co-raje de rectificar”. Ahora se aplica para “desandar lo andado” con untrabajo incansable y muchas veces, oculto. Siempreestá disponible. “Hay mucho que hacer, somos lamadre del monstruo”. Se acomoda a lo que conven-ga. Hace y desaparece. Es un hombre de hierro for-jado —sólido sillar— pero con la sencillez de un ni-ño, sin darse importancia. Esa mezcla de reciedum-bre y lozanía le dan un encanto especial. Proyectainvariablemente la fuerza de un volcán y la jocosamelodía de una carcajada.Rebosa humanidad. Todo lo comprende. El humor leaflora como por instinto. Pero no trivializa lo serio. Esun hombre paciente. Se acuerda de que él también seequivocó. Sabe que los que ahora se equivocan, pue-den también rectificar. Y lo espera desde lo más hon-do de su ser. Conoce bien el drama personal que ani-da en el corazón de los que optan por la violencia. In-tuye el infierno que arde en el corazón de los que lafomentan, aunque no lo reconozcan. No es ingenuo:conoce bien el intrincado laberinto de falacias cons-truido por el nacionalismo vasco en estas últimas dé-cadas. “Tanto que necesita de la violencia para sobre-vivir, se retroalimenta matando, o porque otros ma-tan”. No obstante, confía en la capacidad de noblezadel corazón humano. Por eso, infunde esperanza.

Fuíste condenado a pena de muerteen el Proceso de Burgos. Te recono-ces culpable de los hechos que se teimputaron (cooperación directa a unasesinato, tenencia ilícita de armas,pertenencia a banda armada,..), ¿có-mo fue posible rectificar?En la cárcel leí mucho. Leer diecisiete li-bros que digan la verdad, la historiaempírica, supone introducir una seriede premisas, que te hacen capaz para laautocrítica. Te saca de esa espiral quesólo te permite “mirarte el ombligo”.Luego, hay que dejar que te hable tupropia conciencia: oirte a ti mismo. No-sotros matamos a un comisario y noéramos “conscientes” de que habíamosmatado a un hombre. Estábamos comoenajenados. Cuando te separas del“grupo”, reflexionas, lees,... Al salir de lacárcel, después de algo más de ochoaños, mi madre —con una total luci-dez— me hizo considerar que mis cole-gas eran tan “fascistas” como los fascis-tas a los que pretendían combatir. Fuede una rotundidad aplastante. (Se queda callado, y asiente con el ade-mán a sus reflexiones).Pienso que lo que más me ayudó fue le-er: leer ayuda a pensar. Terminas com-prendiendo que la violencia, el asesina-to, es absolutamente estéril: con la vio-lencia sólo recoges violencia. Ha pasadoa lo largo de toda la historia universal.Los violentos terminan matándose en-tre ellos. La revolución a través de laviolencia acaba convirtiéndote en un“mercenario” de la violencia, y constitu-yendo un sistema que sólo la violencialo garantiza.¿Puedo, por lo que me dices, deducircon rigor que la cárcel te ayudó? Esdecir, ¿que estamos ante un datoempírico del “valor educativo de laaplicación de la ley”?¡Por supuesto!: rotundamente cierto.Asumir las propias responsabilidades esla mejor pedagogía. La ley tiene una la-bor educativa, didáctica, incuestiona-ble: lo que hay que hacer es aplicarla.Hay que aplicarla desde un Estado de

Derecho, desde un estado basado en lailustración y en el humanismo. Muchosjóvenes están desorientados porque seles priva del referente de la ley: porquela ley se incumple sistemáticamente; yse les priva del referente de la autori-dad. El principio de autoridad es funda-mental para todo ordenamiento cívicoy para formar ciudadanos. Según me explicas no es fácil perfi-lar las causas que te llevaron a in-corporarte a la ETA. Era un contextosocial muy diferente al actual, al fi-nal de la dictadura franquista, per-tenecías —por padre y madre— al“bando” de los perdedores de laguerra civil. El marxismo trazó unaeficaz estrategia en occidente, alen-tando —para conseguir la revolu-ción— toda “disculpa” o asomo derebelión. La teología de la liberaciónse cebaba en buena parte de la cle-recía vasca... Pero ahora ¿cómo teexplicas que sigan engrosándose lasfilas de la banda terrorista...?Los de mi época nos afiliamos “a la iz-quierda” por inquietud social, por buencorazón. Luego, vino la ficción de queno bastaba la compasión... que era ne-cesario hacer la revolución, y la revolu-ción armada. Ahora es muy distinto, se adoctrina alas personas desde niños con referentesfalsos: se enseña una historia falsa, unageografía amañada…, se inculca la faltade respeto, el desprecio a lo no nacio-nalista… Se impone, con eficaz reitera-ción, un simbolismo... que no fomentael raciocinio sino la visceralidad. En unmismo folio de una cartilla escolar pue-de haber ocho ikurriñas: no hay casita,ni monte sin ikurriña,... Se pretende cre-ar un mundo ficticio “pequeñito”. En vezde fomentar gente “sin fronteras”, sesiembran complejos. Yo tenía más mun-do, mi madre es sevillana, y nunca qui-se renunciar de ese “más mundo”. Yo erauna persona —como toda persona nor-mal— con muchos lazos profundos y di-versos. Pero si te sometes a esa espiralde imposiciones obsesivas (con el eus-

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kera y la “pseudofilosofía” que acompa-ña su aprendizaje, con la supuesta“opresión”...) parece que tienes que des-prenderte, desvestirte de todo: hasta detu lengua materna, que es el castellanotambién para muchos vascos. Las per-sonas somos mucho más ricas, variadas,e integrantes… ¡integrantes! No somos,como dice el nacionalismo, unilaterales,uniformes y con anteojeras: ¡qué re-duccionismo!Por otra parte, el nacionalismo necesi-ta —para iniciar su “discurso”— de unadversario irreconciliable: hay una dis-posición —un “posicionamiento”— “apriori” de no llegar a un acuerdo conese adversario. Pero esta disposiciónradical se oculta. Lo que se manifiestaes un permanente agravio por parte del“irreductible enemigo”, un victimismo aultranza: ¡es regodearse en el victimis-mo! Si se inculcan, como está ocurrien-do, todo esto en los jóvenes, se fomen-ta una antropología, una psicología deparanoicos: fabricamos monstruos,personas con una percepción deforma-da del mundo y con múltiples amputa-ciones en su personalidad y en su pa-trimonio cultural.Además, a buena parte de los chavalesse les oculta el extraordinario cambiodemocrático que se ha producido desdela transición en España. Es una perma-nente mentira, una permanente distor-sión de la realidad empírica. Jóvenesadoctrinados en la mentira pueden serverdaderas máquinas de matar, consi-derándose unos patriotas... El chaval sa-

le a una realidad que no coincide con el“amueblamiento” de su cabeza, y selanza a matar con más necesidad, conmayor foracidad cuanto mayor es elabismo entre la realidad y sus coorde-nadas mentales. Necesitan mucha másviolencia para “demostrarse” a sí mis-mos que sus ideales van en serio en unademocracia que en una dictadura.Me manifiestas esperanza, constan-temente, en la capacidad de recon-ducir a toda esa gente joven próxi-ma al entorno del nacionalismo ex-cluyente y también de ETA y, simul-táneamente, preocupación...¡Claro!, por supuesto que es grande lapreocupación porque el problema defondo lo tenemos en el nacionalismo,que sólo tiene capacidad de sobrevivirsi persiste la violencia. Sospecho, mu-cho me temo, que el descubrimiento dela realidad para un nacionalista, no va aser por el procedimiento del debate ydel razonamiento, de la discusión, sinopor el shock ante el propio fracaso. Mu-cho me temo que mientras esto no seproduzca no habrá capacidad de razo-namiento riguroso en el nacionalismoque padecemos. Su capacidad de pervi-vencia está en la violencia. En estos momentos mantienen dos dis-cursos en paralelo y absolutamentecontradictorios. Por un lado, el discursodel actual Lendakari, Ibarretxe —insufri-ble por ficticio— de condena ética de la

violencia. Y por otro, un discurso políti-co acrítico que posibilita las condicio-nes para que la violencia persista (laeducación, la impunidad para la violen-cia callejera, la falta de autoridad en laPolicía Autónoma...): no se atajan lascanteras de terroristas. Esos buenossentimientos, esa buena voluntad, in-cluso un cierto “criterio moral” se con-vierten en un “subproducto” si no seacompañan de obras: respetar la normade Derecho, legitimar el sistema demo-crático, fortalecer la autoridad de laErtzaintza; garantizar la seguridad des-de el Gobierno que representas y que tecompete. Gobernar es arbitrar medidas,no manifestar buenos sentimientos queno se plasman en el ordenamiento so-cial que se te ha encomendado. Asistimos, pues, a una peligrosa aberra-ción. Con ese discurso ético y esa si-multánea actitud política, se puedenincluso dar razones a los que matan“porque creen seguir oprimidos por elEstado central”, cualquier intervenciónlegítima desde el estado de Derechopuedo interpretarse como una intromi-sión inaceptable. Mientras, se anestesiala conciencia del ciudadano de “a pie” alescuchar las reiteradas y sentidas con-denas de los responsables políticos delpartido gobernante, que, sin embargo,no están haciendo absolutamente nadapara ir a las causas, para atajar en su ra-íz los problemas. Para mí, Ibarretxe escomo un pirómano en una refinería depetróleo: peligrosísimo. No puedes, enbuena lógica, esgrimir un discurso polí-tico absolutamente “ácrata”, con undiscurso ético estrictamente “burgués”.Fortalecer la autoridad de la Ert-zaintza.... Sin duda, volviendo a lo que hablába-mos antes del principio de autoridad…La Ertzaintza no tiene otro problemamás que haber sido despojada de ella.Sin autoridad el 80% de la eficacia seesfuma. A nuestros Ertzainas no les fal-ta preparación, ni capacidad, ni voca-ción...No está mejor preparado unGuardia Civil que un Ertzaina....

“Asumir laspropiasresponsabilidadeses la mejorpedagogía. La leytiene una laboreducativa,didáctica,incuestionable: lo que hay quehacer esaplicarla”

“¡Claro!, porsupuesto que es grande lapreocupaciónporque elproblema de fondolo tenemos en elnacionalismo, que sólo tienecapacidad de sobrevivir si persiste la violencia”

A mí lo que más me ayudó fue leer: leer ayuda apensar. Terminas comprendiendo que la violencia,

el asesinato, es absolutamente estéril: con laviolencia sólo recoges violencia. Ha pasado a lolargo de toda la historia universal. Los violentos

terminan matándose entre ellos. La revolución através de la violencia acaba convirtiéndote en un“mercenario” de la violencia, y constituyendo un

sistema que sólo la violencia lo garantiza.

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Educacióny delincuencia

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gonzante aberración de la historia delas “construcciones nacionales”, funda-mentadas en criterios étnicos.Fuiste miembro de ETA, ¿qué te sus-citan las familias de las víctimas?Un enorme pena... Una tremenda penaporque además lo que han hecho conesas familias no sirve para nada, paranada positivo. Un profundo dolor, com-pasión, dolor compartido. Es verdad que

Sin embargo, en algunos temas, porejemplo, en el de Educación, entien-do que hay serias responsabilidadescompartidas. Mejor dicho, gravesirresponsabilidades que afectan adiversos grupos políticos, tu propiopartido, PSOE-PSE-EE…Todos tenemos que rectificar. Pero conel nacionalismo se acumulan con facili-dad errores consentidos con ánimo derecuperar. Antes te hablaba de la nece-sidad de “eterno adversario”, que el na-cionalismo necesita para su discurso,ahora permíteme que me refiera al ami-go. El nacionalismo al uso engulle alamigo, lo asimila, lo succiona, lo fago-cita… al exigirle una aproximación a suspropios intereses. Probablemente, así seexplique cómo el PNV ha logrado queno opere la Alta Inspección prevista enmateria de Educación, por ejemplo. Enun país democrático, donde la confian-za mutua es la base de las relacionespolíticas, los sistemas de control tienenuna operatividad relativa, que presupo-ne condiciones de normalidad. Pero sino se respeta la norma, el acuerdo, elpacto, ¡la Constitución!, entramos enunas coordenadas de deslealtad, queinutilizan los recursos previstos.Si las cosas son así, ¿cómo te expli-cas que tantas familias normales,gente buena, mantenga una actitudde aceptación, de apoyo...?Cuando el discurso “no es trigo limpio”,cuando se construye con falacias, quesuenan muy bien, con engaño, ... necesa-riamente se siembra confusión. Por ejem-plo, en un curso de “euskaldinización”,que conozco bien, se inculca activamen-te la falta de respeto, el desprecio a lo nonacionalista, la permanente referenciapeyorativa a España, la ridiculización alos líderes políticos no nacionalistas... Sinembargo, curiosamente se inculca unaespecie de adhesión “exótica” con losproblemas del tercer mundo, solidaridadque me parecería muy bien, si no fuerauna cortina para ocultar la más absolutainsolidaridad con los que tienes al lado,con los más próximos, con tus conciuda-danos. Es una permanente ambivalenciaengañosa: parecer una cosa y ser otra.Muchas de las aspiraciones del nacio-nalismo se podrían hacer desde el con-senso democrático. Por supuesto quetodo nacionalismo aflora por unas cau-

sas reales: ocurrió en el nacionalismoalemán, en el fascismo italiano… Pero sisurge sobre ese contexto, como pasa enEuskadi, una reacción de aniquilacióndel adversario y de humillar al supervi-viente… está ocurriendo lo que aconte-ció en la Alemania nazi. Por supuesto,que también allí había mucha genteque secundó el proceso con buena vo-luntad, pero protagonizaron una ver-

“El nacionalismoal uso engulle alamigo […].Probablemente,así se expliquecómo el PNV halogrado que noopere la AltaInspecciónprevista enmateria deEducación, porejemplo. En unpaís democrático,donde la confianzamutua es la basede las relacionespolíticas, lossistemas decontrol tienen unaoperatividadrelativa, quepresuponecondiciones denormalidad. Perosi no se respeta lanorma, […]entramos en unascoordenadas dedeslealtad, queinutilizan losrecursosprevistos”

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de su dolor, de su entereza, de su capa-cidad de perdonar… solemos obteneruna lección moral. ¡Se les ha hecho un daño irreparable einútil, que no sirve para nada, absoluta-mente para nada... para destrozar úni-camente! Los asesinatos sólo sirven pa-ra inducir el terror en los demás, parafomentar una sociedad todavía másagresiva que “retroalimenta” todos losprejuicios y paranoias de los agresores,...Sólo nos queda la lección moral quenos dan las víctimas. ¿Y qué te suscitan las familias de lospresos?, también en sus reivindica-ciones...En primer lugar, me dan lástima funda-mentalmente las madres: las madres delos presos. Me acuerdo de lo que sufriómi madre. Pero en honor a la verdad,tengo que decir que me siento indigna-do otras muchas veces,... con una reac-ción nada positiva hacia ellos. Les veomanipulados dentro de ese mundo deapoyo al terrorismo, que conozco bien. Con tu “pedigree” y tu trayectoria,podrías buscarte un “tranquilo lugar”para vivir muy a gusto en este País,sin necesidad de escoltas, sólo con“asumir” lo que supuestamente fue-ron los ideales de tu juventud, perosin violencia...¿esta posibilidad sólo teplantea un problema de conciencia?No sólo es eso... aunque ya es mucho.

Este pequeño País no es un país demo-crático. Si algo aprendí en mis años decárcel es que no hay bien más preciadoque el de la libertad. Por obra y graciadel nacionalismo en su conjunto, respi-ramos una atmósfera opresiva: esta es-pecie de ambiente impositivo, coaccio-nante, esa dificultad para hablar en losbares, para relacionarte —abiertamen-te— con las personas, ese temor a decirtu opinión... Esta misma percepción lateníamos cuando yo en preuniversitarioempecé a moverme por los ambientesrevolucionarios y después, en los añosmás duros de la postrimería de Franco,con los estados de excepción… Hay mu-chos elementos de aquel nacionalismo“fascista” en este nacionalismo, tam-bién fascista pero que se denomina de-mócrata. Hay una aristocracia que hasustituido a aquella otra en el poder. Ysu ideología está al servicio de hacerlapervivir en el poder. Por eso, la alter-nancia democrática es como una here-jía. Las contradicciones del nacionalis-mo son gravísimas. Para sobrevivir “apesebrado” en este Pa-ís nuestro me tendría que cortar la ca-beza para no pensar, ni ver, ni oir… ¡y acallar! Pero sigo siendo un rebelde. ¿Qué te parece más eficaz para laformación de los hijos, en esta so-ciedad nuestra, teniendo en cuentatu experiencia?

Insisto —y se sonrie—, pienso que ayudamucho leer. El saber nos hace libres, in-cluso estando entre barrotes. El conoci-miento no es ninguna estupidez. La lec-tura da alas al pensamiento. Te hace ca-paz para la autocrítica.Luego, formar en y para la libertad, pe-ro libertad con compromiso, y —por lotanto— con responsabilidad. Además, un aspecto de la personalidadque entiendo que es importante es elsentido del humor. El sentido del humorte defiende de la enajenación y del vic-timismo, te aporta capacidad de auto-crítica, te “distancia” de los problemas yde ti mismo en el más constructivo delos sentidos. Yo a los que venían a lacárcel, de generaciones de ETA poste-riores a la nuestra, les notaba cada vezmás enajenados, con menos capacidadde sentido del humor. Y por supuesto la amistad y la familiason dos ámbitos muy importantes.

Releemos despacio lo escrito,después de transcribir de formaordenada nuestra conversa-ción. Mejor dicho, nuestrasconversaciones. Una vida así nose acomete de una embestida. Menos mal que pones las fo-tos.… si no con esa semblanzaque haces, se pueden pensarque incluso soy guapo.No lo creas... Deducirán conmás acierto. Y en no pocossuscitarás una saludableenvidia... contagiosa. Te reitero que es una pena queno viva mi padre: resulta quefinalmente soy ejemplar... Detodas formas, ha sido un pla-cer contarte mi vida.

“El sentido delhumor te defiendede la enajenacióny del victimismo, teaporta capacidadde autocrítica, te“distancia” de losproblemas y de timismo en el másconstructivo de lossentidos”

“[…] estáocurriendo lo queaconteció en laAlemania nazi. Por supuesto, quetambién allí habíamucha gente quesecundó elproceso con buenavoluntad, peroprotagonizaron unavergonzanteaberración de lahistoria de las“construccionesnacionales”,fundamentadas encriterios étnicos”

Este pequeño País no es un paísdemocrático. Si algo aprendí en mis añosde cárcel es que no hay bien máspreciado que el de la libertad. Por obra ygracia del nacionalismo en su conjunto,respiramos una atmósfera opresiva.

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El diálogo inexistente y el verdadero conflicto

Eleazar M. Ortiz

Ex-director del INSS en ÁlavaUna vez mas personas cercanas alinvento de la raza superior, insis-ten en “el conflicto”. Reciente-

mente, en el noticiario del Canal +, laviuda de Juan Mari Jauregi, respondien-do a la habilísima pregunta del entre-vistador afirma que: ¡claro que con eldiálogo se resuelve esto, porque hay unconflicto y hay que hablar del conflic-to! Es entendible como expresión bie-nintencionada, pero como mensaje po-lítico ¡ya basta!… ¿Por qué no se refieren nunca al méto-do tradicional de solución de conflictosque es el cumplimiento de la ley?; o esque ¿no cabe aplicar la ley a los conflic-tos en el supuesto del terrorismo vasco?¿sólo cabe dialogar sobre el conflicto?Esta insólita conclusión, válida sin dudapara mejorar la comunicación entre in-dividuos alejados ideológica y/o emo-cionalmente, es inútil para ahuyentar ala bestia que te depreda. Imaginan uste-des clamar por el diálogo ante un miu-ra; ante un león hambriento; ante unajauría de lobos; ante un asesino etarra? ¿Utilizaron este instrumento tan mag-nífico los progenitores de todos aque-llos que se dedican a exterminar a sussemejantes por el atroz delito de vivir?Muchos de los distraídos padres, inca-paces de darse cuenta de lo que sucedea su retoño, mientras es educado en elodio al semejante, en el totalitarismovasco nacionalista, en subversivas acti-vidades extra escolares, precisamenteen las ikastolas (o institutos públicos),financiadas con impuestos y con pese-tas de los progenitores, con frecuenciaparecen sorprenderse de las “hazañas”de sus chavales.El conflicto generacional entre presun-tos enseñantes —padres—, y presuntosenseñados —hijos—, es justamente el tí-pico conflicto no resuelto, donde con

toda seguridad faltó —y desgraciada-mente falta— el diálogo que ahora re-claman. Resulta curioso el encanto irre-sistible del diálogo cuando ya no estiempo de tal. ¿Por qué no dialogaronantes con ellos para educarles en losvalores de la paz, la convivencia, la to-lerancia y el respeto?, ¿por qué tengoque dialogar yo, que ninguna responsa-bilidad tengo en la educación de losasesinos, hijos de padres tan “distraí-dos”?, ¿qué diálogo le cupo a la víctima,por el solo hecho de existir, ante los sal-vajes niños, en el papel de inmisericor-des verdugos de sus propios semejan-tes? Solo cabe, por suerte para tales pa-dres, el cumplimiento de la ley —siem-pre mas benévola que la metodologíaque aplican sus retoños—. Cumplimien-to que, siempre con todas las garantías

constitucionales para el reo, debiera re-alizarse con el rigor que la amenazarepresenta.Tal amenaza, con el silencio de unos, elapoyo de otros y la actitud distraída demuchos, hace prácticamente imposibleuna vida en paz y dignidad. Manteneruna posición limpiamente discrepantete cuesta la discriminación, el apart-heid, la falta de oportunidades para ti ytus hijos y, en fin, el destierro. Salir delPaís Vasco tras comprender que el mie-do es quien allí manda, y salir sin in-demnización, dejando todo lo aportadoa lo largo de toda una vida a aquéllosque vienen recogiendo las nueces detanta canallada es algo muy duro. Solodeseo que quien tiene la responsabili-dad de gobernar España no abandonea su suerte a los ciudadanos que tienenderecho a vivir en su tierra; porque hallegado el tiempo del respeto de sus de-rechos. No puede seguirse haciendomangas y capirotes de ellos como hicie-ron los responsables del Gobierno Vas-co sin que desde el poder central, nidesde los tribunales se hiciera todo lonecesario por evitarlo. Muchos quere-mos volver a nuestra tierra; pero comohombres libres, no como ciudadanos desegunda, y terminar con el dominio fas-cista de los más cerriles y bestias denuestros conciudadanos. Si no es así,solo cabe que los oprimidos se levanteny hagan realidad, por fin, el radical con-flicto existente entre los verdugos y lasvíctimas, a diferencia de ese presunto yfantasmal conflicto propio del ya tra-dicional ventajismo vasco. Cuando lle-gue ese momento yo quiero ayudar.

El conflicto generacional entrepresuntos enseñantes —padres—,y presuntos enseñados —hijos—,es justamente el típico conflicto noresuelto, donde con toda seguridadfaltó —y desgraciadamente falta—el diálogo que ahora reclaman.

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Era el 7 de mayo de este año, un do-mingo de primavera. José Luis Ló-pez de Lacalle, fundador del FO-

RO ERMUA y veterano militante izquier-dista encarcelado durante el franquismo,caía muerto por las balas de ETA junto asu casa cuando venía de comprar los pe-riódicos. Horas después aparecían unaspintadas vejatorias en diversos muros desu pueblo (Andoáin) con el siguientetexto: “De Lacalle, jódete, asesino”.Resulta difícil imaginar cómo se puedellegar a semejante extremo de crueldady de indiferencia (cuando no de alegría)por el dolor ajeno. A la mayoría de laspersonas les repugna el ejercicio de laviolencia. Ello tiene que ver con uncompromiso ético consciente, perotambién, de una forma más primitiva,con el desarrollo emocional del ser hu-mano. Ya desde una fase temprana, enel transcurso del proceso de socializa-ción, los niños adquieren la capacidadde empatía, es decir, la aptitud de po-nerse en el lugar del otro para com-prender mejor lo que piensa y siente ylo que puede originarle sufrimiento.Más allá del Código Penal (circunscritoa un reducido número de conductaspunibles), lo que regula realmente elcomportamiento humano e impide latransgresión de las normas válidas deconvivencia es la conciencia moral. Lavulneración de un principio ético gene-ra una sensación de malestar emocio-nal profundo: el sentimiento de culpa ode vergüenza por lo realizado. De estemodo, la función adaptativa de la culpaconsiste en la evitación de las situacio-nes que la generan o en las conductasde reparación, cuando se reconoce ha-ber hecho algo mal, para eludir el re-mordimiento experimentado.

Sin embargo, en algunas personas esteproceso está alterado. En concreto, laspersonas fanáticas, que se adhieren deuna forma acrítica a una idea política yla siguen dogmáticamente con exclu-sión de toda información incongruentecon ella, se caracterizan por una faltade empatía para sensibilizarse con elsufrimiento ajeno y por una ausenciade remordimiento cuando son ellasquienes lo generan. En estos casos lamilitancia política y la creencia ciega enunos ideales patrióticos, con una fe delcarbonero, constituyen ideas sobreva-loradas, que ocupan un lugar muy im-portante en sus pensamientos, impreg-nan afectivamente su vida y ejercenuna acción tiránica sobre su conductas. El fanatismo lleva en sí el germen de laviolencia. Estar en la certeza de unaidea supone intentar imponérsela a losdemás. En cierto modo, los terroristasse sienten héroes, miembros escogidosde una vanguardia de élite, que tienencomo tarea una misión trascendenteque justifica la muerte de los enemigos.Sólo así se explica la importancia con-cedida a sus acciones por el propio su-jeto, que le lleva a minusvalorar el do-lor de los demás, a considerarlo, en to-do caso, como un mal necesario para laconsecución de un objetivo superior, aser insensible al rechazo social mayori-tario y, en último término, a sobrevivirsin sentirse atormentado por senti-mientos de culpa. Estas ideas sobrevaloradas, que sonmuy persistentes, suelen ser comparti-das por el microgrupo de personas alque se incorpora o del que procede elfanático. Sólo un grado alto de obceca-ción puede mantener, sobre todo sicoincide con un nivel cultural bajo, unapercepción tan distorsionada de la reali-dad y la incapacidad de un juicio crítico.El fanatismo recluye a una persona enuna prisión interior y es irreductible alrazonamiento lógico, al que sólo se lle-ga —y no siempre— cuando surgen cir-

cunstancias vitales dramáticas: la de-tención y el encarcelamiento; la muertede un compañero en la lucha, etcétera.Si, como es obvio, nadie nace fanático,¿cómo se produce entonces el lavadode cerebro? Es decir, ¿dónde se fraguaesa distorsión de la realidad que da lu-gar a un espejo deformante del mun-do social y que lleva a generar victi-mismo y odio en personas que han na-cido en un régimen democrático y nohan conocido la dictadura? En primerlugar, hay ciertos factores psicológi-cos de riesgo: la inmadurez y la de-pendencia emocional, en unos casos;la impulsividad y la búsqueda de emo-ciones fuertes, en otros; o, por último,la personalidad paranoica (caracteriza-da por la rigidez de pensamiento, ladesconfianza patológica, el orgulloexagerado, la pobreza afectiva y laagresividad irascible). Es decir, el fana-tismo encuentra un caldo de cultivoadecuado en la inmadurez emocionalde muchos adolescentes, que puedenresultar fácilmente manipulables. En segundo lugar, un factor importanteson las frustraciones diversas acumula-das en la vida cotidiana, que generanuna baja autoestima y de las que se res-ponsabiliza a otros, junto con un vacíomoral. Sentirse protagonista en un gru-po terrorista o violento, estimulado porel riesgo y la clandestinidad y aupadopor ciertos medios de comunicación,puede resultar muy atractivo cuandoen la vida civil (familia, estudios, ami-gos, etcétera) una persona se sientemediocre. Las insatisfacciones persona-les de toda índole encuentran fácil aco-modo en los ideales patrióticos exalta-dos, que dan cobertura al resentimien-to y a la violencia. En cierto modo, loque ETA y la kale borroka tienden aacoger en su seno son, en general, per-sonas desplazadas (gente de poca edad,inestable emocionalmente, mal sociali-zada, con carencias culturales graves,etcétera), que en otras sociedades tien-

Por qué y cómo se llegaa ser terroristaEnrique Echeburúa Odriozola

Catedrático de Psicología Clínica en la Universidad del País Vasco

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den a formar parte de movimientosmarginales, con la expectativa idealiza-da de que el ejercicio de la violencia y ellogro de los objetivos revolucionariosvan a traer consigo la solución a susproblemas personales.En tercer lugar, hay que tener en cuen-ta el papel crucial de la familia y de laeducación escolar, que en los años de-cisivos de formación del niño puedenfomentarle un nacionalismo exaltado,una visión deformada de la historia yuna atribución externa de los malespropios a los enemigos exteriores (léase,España). Todo ello se hace aún más pre-sente si el adolescente cuenta con al-gún familiar, amigo o vecino preso, alque se califica como héroe en su entor-no (sobre todo, si es un pueblo peque-ño). Y en cuarto lugar, puede resultardeterminante la cuadrilla de amigos,que genera un contagio emocional ycon quienes se comparten jornadas delucha y de juerga: todo ello contribuyea crear unos lazos emocionales sólidos.La cuadrilla, fuertemente cohesionada,ofrece a cada miembro una vida orga-nizada, unos planes de fin de semana yuna lista de actividades estructuradas,que le hacen a cada persona sentirseresponsable y motivada y que le depa-ran aprobación continua del grupo porsu contribución a la causa. Lo que contribuye también a fomentaren el adolescente un nacionalismo radi-cal, en el que se exalta el comporta-miento emocional en detrimento delracional, es la presencia de unos símbo-los de identificación: una determinadaestética en la indumentaria; las bande-ras y pegatinas de distintos tipos; loshimnos y la música adecuada en cadacaso; los homenajes a los presos excar-celados o a los terroristas muertos; losdías de la patria; las jornadas de lucha;las manifestaciones reivindicativas, et-cétera. Todo ello suele ir acompañadode una coreografía y puesta en escenamuy cuidadas.Pero esta visión deformada de la reali-dad —victimista y cargada de odio— ne-

cesita ser realimentada para contrarres-tar el sentir mayoritario de la población.Lo que la mantiene es la presencia deuna cuadrilla cerrada, impermeable a lainfluencia del exterior. El grupo se con-solida cuando sus componentes acudensólo a determinados lugares (los gaz-tetxes) o bares (las herriko tabernak), si-guen las directrices políticas de la pren-sa sectaria (Gara), forman parte de lasorganizaciones extremistas (Jarrai,Ikasle Abertzaleak), participan en lasmismas jornadas reivindicativas y se di-vierten e incluso emparejan entre ellosmismos para que no haya contamina-ciones ideológicas. Esta exaltaciónnacionalista propicia el paso a la acciónen forma de conductas de vandalismo,que contribuyen a fortalecer el fanatis-mo de los sujetos: consiguen una inten-sa excitación emocional; obtienen laaprobación y el reconocimiento de losmiembros del grupo en función de laheroicidad desplegada; logran unaatención destacada en los medios decomunicación, con el valor añadido deque los partidos democráticos andan ala greña; y se quedan con una sensa-ción de impunidad porque, en general,sus acciones les salen gratis. Todo ellofomenta un tono de arrogancia y de es-tar en posesión de la verdad. De estemodo, no es de extrañar que las proezassean cada vez más frecuentes, denotenmayor arrojo y sean más destructivas.¿Cómo se puede prevenir esta espiralendiablada de violencia y fanatismo,que supone una grave enfermedad mo-ral y un envilecimiento de la vida coti-diana? Los problemas complejos no res-ponden a soluciones simples. Pero, encualquier caso, la familia y la escueladesempeñan un papel de primer ordenporque es ahí, en la infancia y en laadolescencia, en donde arraigan las ac-titudes de intolerancia que luego van aser muy difíciles de erradicar. La educa-ción debe inculcar activamente en losniños una convivencia basada en el ca-riño, en el ejercicio de la racionalidad,en la tolerancia y en los valores demo-

cráticos, de los que deben dar ejemplo,en primer lugar, los propios padres yeducadores en la vida diaria y en la re-solución de los conflictos cotidianos.Asimismo se debe ser combativo inte-lectual y moralmente contra la violen-cia. No es de recibo, por ejemplo, que laoleada actual de atentados, con su re-guero de muertes y familias destroza-das, no sea objeto de comentario y dereflexión directa por parte de muchoseducadores, que optan, en el mejor delos casos, por un prudente silenciocuando educan a los niños y adolescen-tes en los colegios del País Vasco. No es menor la responsabilidad de loslíderes y gobernantes. Los problemaspolíticos hay que plantearlos de formaresoluble en términos democráticos, node un modo confuso, como cuando seapela a una cuestión de carácter parajustificar la violencia de los vascos o a laesencia del pueblo vasco (el Rh negati-vo, en su versión étnica) para plantearreivindicaciones sin fin.

Asimismo hay que evitarlas declaraciones incen-diarias, la mistificaciónde la historia y el cultivohabitual del victimismo,que, al generar sistemá-ticamente frustración,pueden tener una in-fluencia nefasta en laspersonalidades infantilesde mayor riesgo. Porquede árboles sacudidos consaña caen nueces… peropodridas.

“El fanatismorecluye a unapersona en unaprisión interior yes irreductible alrazonamientológico, al que sólose llega —y nosiempre— cuandosurgencircunstanciasvitales dramáticas:la detención y elencarcelamiento;la muerte de uncompañero en lalucha, etcétera”

Publicado en EL PAÍSNoviembre de 2000

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52Educacióny libros de texto

He podido examinar

más de veinte libros

de texto que estudian

los alumnos vascos

desde los ocho años

hasta los cursos su-

periores del bachillerato. Se corresponden con

las asignaturas del área de las ciencias sociales

y las humanidades. Son libros ideológicamen-

te nacionalistas. Es verdad, que no en todos

los centros educativos de la Comunidad Au-

tónoma del País Vasco los profesores y los

alumnos trabajan con textos como los que

voy a comentar. Pero también es cierto que

quien descubre lo que los escolares vascos ac-

tuales estudian en éstos, se lleva una profun-

da sorpresa.

La enseñanza de “lo vasco”: una patriasin libertad

Juan José Laborda

Senador. Portavoz del Grupo Parlamentario Socialista (PSOE).Ex-presidente del Senado.

Libros de texto nacionalistas: no esuna peculiaridad de la administra-ción educativa vasca. En Francia,

después de la derrota de Sedan, la Ter-cera República alentó en la escuela lai-ca el estudio de la historia y de la lite-ratura francesas con un poderoso con-tenido patriótico. Alsacia y Lorena ha-bían pasado a ser alemanas, y los senti-mientos heridos, estimularon el desa-rrollo de una idea de Francia, cuyasconsecuencias han modelado la con-ciencia nacional francesa hasta nues-tros días. Fue entonces cuando el poderpolítico francés trabó un pacto de co-operación con los intelectuales y do-

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Educacióny libros de texto

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centes. Alentó la libertad de cátedra, es-timuló la investigación científica, cu-brió de prestigio a quienes practicabanla libertad de pensamiento, inclusocuando eran críticos con el poder. Deese clima surgió la gran escuela france-sa de historiadores, con Lucien Febvrey Marc Bloch a la cabeza. Gracias a la experiencia francesa, ahorasabemos mucho más sobre cómo influ-yen la cultura y de la educación en laformación de las concepciones nacio-nales en nuestras sociedades. Igual-mente, sabemos mejor distinguir los ti-pos distintos de nacionalismos, y di-ferenciar esas ideologías del conceptode patriotismo, algo muy anterior en eltiempo y distinto. George Orwell, el lú-cido debelador de los totalitarismos denuestra época, señalaba que mientras elnacionalista aspira a un poder o a po-seer un territorio, el patriota siente unalealtad a su nación basada en unos sen-timientos cuyas raíces primigenias es-tán en el discurso que Tucídides poneen boca de Pericles en su homenaje alos soldados muertos defendiendo lademocracia ateniense. El patriotismoclásico está asociado siempre a la ideade la libertad. Se es patriota de aquellugar en que se puede vivir libre y feliz:ubi patria, ibi libertas. Sobre estosprincipios, en Francia se desarrolló inte-lectualmente un armazón de ideas ysentimientos que forjó un nacionalismocuyos excesos los identificamos con lapalabra chovinismo, pero que, sin em-bargo, se ha demostrado capaz de sercompatible con los valores del indivi-dualismo liberal y con un sentimientode lealtad a la idea de una humanidadde personas con los mismos derechos.Alain Finkielkraut en su ensayo sobreLa derrota del pensamiento, nos relatala influencia de las grandes figuras delpensamiento francés, Voltaire, Sièyes oRenan, en la creación de un nacionalis-mo de lealtades múltiples: a Francia, aEuropa y la idea universal del ciudada-no. Fue con ese bagaje que Franciamantuvo la idea de que Alsacia y Lore-

na eran francesas. Frente a la tesis ale-mana de que su historia, su cultura y eltipo físico de sus habitantes era másgermano que francés, se enarboló el ar-gumento humanista: alsacianos y lore-neses siempre prefirieron pertenecer aFrancia, una nación con un contratocon la libertad, a ser súbditos de unanación cuyo genio anulaba, a la vez, laidea de individuo y la de la humanidad.Esta introducción, a la vez demasiadosimple y erudita, sirve para poner de re-lieve que las ideas nacionalistas quedestilan las páginas de los libros de tex-to vascos, pertenecen a un tipo de na-cionalismo intelectualmente muy primi-tivo, similar al que combatió Renan, dela misma naturaleza que el que llevó aAlemania al desastre en dos ocasionesen el pasado siglo. Es significativo quese pueda leer la reivindicación del Con-greso de Viena en un libro de texto paraalumnos de 15 y 16 años”: A partir delCongreso de Viena el concepto de na-cionalismo fue arraigándose en la men-talidad de la practica totalidad de loseuropeos”(4ºESO, Ed. Erein, 1998) Ade-más de las diversas citas de Sabino Ara-na que encontramos en estos textos, és-ta es la única que hace referencia a losorígenes de la ideología nacionalista.Quien la ha insertado sabía lo que per-seguía. En efecto, en el Congreso deViena, momento del triunfo de la reac-ción absolutista tras el fin de las guerrasnapoleónicas, apareció un nuevo con-cepto de nación en Europa. La que, enlugar de basarse en el Derecho (aunquefuese privilege), empezó a fundamen-tarse en la idea de la homogeneidad ra-cial o cultural. Es claro que el Congresode Viena o Herder no conducen al tota-litarismo alemán del III Reich, pero hoysabemos que la exacerbación de las ide-as etnicistas y de exclusivismo cultural,sí fue el abono que hizo brotar en el pa-ís de Kant, de Beethoven o de Mann, elhorror del holocausto.“La raza es el núcleo donde se atesorantodas aquellas características que nos di-ferencian de otros cultural y moralmen-

te.” (Filosofía. 1º Bachillerato, EditorialGaiak, 1997). Y en el mismo libro, refi-riéndose a la teoría del “médico vasco Et-xeberri” de que la abundancia del Rh ne-gativo probaba la antigüedad de los vas-cos: “De nuevo se ve claramente que lagenética confirma los datos lingüísticos.”En Euskara Hizkuntza, un texto paraalumnos de 11 a 12 años de la editorialElkarlanean Ikastolen Elkartea, de 1994,encontramos una descripción que se rei-tera con diferentes acentos en la mayoríade los textos escolares: “Los euskaldunesvivimos divididos en dos Estados: Españay Francia.” El mapa que ilustra el concep-to irredentista de la división es, obvia-mente, una Euskalherria que comprendeNavarra y las correspondientes comarcasfrancesas al otro lado de los Pirineos.Alumnos de entre 8 y 9 años deben con-testar, a la vista de ese mapa, una pre-gunta así: “¿Cuál fue la temperatura enlas siguientes capitales vascas?: Biarritz,Gasteiz, Pamplona... (Kalakari, Erein,1993). Una pregunta que, lógicamente,parece asentarse en una verdad que seasienta en la autoridad del maestro y dela ciencia. De modo que, con 13 años, elalumno ya está preparado para asimilarlo que Gizarte Zientziak, EIE, 1996, leplantea en la actividad nº 55: “De acuer-do con lo expuesto en el anexo informa-tivo, habrás observado que hoy en díaEuskal Herria está dividida en tres partesen las administraciones de España yFrancia.” Y en la actividad número 56 sedice: ”Como habrás podido ver, EuskalHerria se divide administrativamente dela siguiente manera: la Comunidad Au-tónoma del País Vasco, la ComunidadForal de Navarra y el País Vasco-Francés”.El autor del texto no domina bien las di-visiones administrativas francesas, puesno existe una con esa denominación, ytampoco parece apreciar que los Estatu-tos de Autonomía son más que normasadministrativas. Pero poco después escri-be para proseguir su obra educativa:”Hay en Europa algunas naciones sin es-tado. En muchos casos, algunos pueblosde Europa, a pesar de contar con unas

“[…] el poderpolítico francéstrabó un pacto decooperación conlos intelectuales ydocentes. Alentóla libertad decátedra, estimulóla investigacióncientífica, cubrióde prestigio aquienespracticaban lalibertad depensamiento,incluso cuandoeran críticos conel poder. De eseclima surgió lagran escuelafrancesa dehistoriadores, conLucien Febvre yMarc Bloch a lacabeza. Gracias a laexperienciafrancesa, ahorasabemos muchomás sobre cómoinfluyen la culturay de la educaciónen la formación delas concepcionesnacionales ennuestrassociedades”

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características especiales, no tienen ple-na libertad política, y es por ello que losmovimientos abertzales locales reivindi-can la cultura de su pueblo, su identidady derechos.” Si relacionamos ambos tex-tos, podríamos entender que este escritorpedagogo es una de las primeras mani-festaciones de un nuevo tipo de intelec-tual comprometido para guiar a susalumnos hacia el objetivo heroico de li-berarlos del derecho administrativo. Sinos atenemos al tono conceptual de es-tos textos, todo está repleto de estos eu-femismos. Las almas doloridas por las in-justicias del derecho administrativo, noproponen la subversión. Luce perfecta-mente el carácter moderado de las auto-ridades que conceden, eso sí, la autoriza-ción administrativa para que estos textosse editen. Pero nada ofende a esa mode-ración, que un nihilismo desesperadoaparezca en las páginas de estos libros,bien que para el instructivo propósito depromover en clase ejercicios de comenta-rios literarios. En Euskara eta Literatura,de la editorial Ibaizábal, los alumnos de18 años de segundo bachillerato han po-dido reflexionar sobre este texto”: ¿Ymientras tanto, ¿qué hacemos los jóve-nes? Preparar oposiciones, a ver si con-seguimos emplearnos en la Administra-ción como funcionarios (ahora con lasinhabilitaciones de los insumisos las po-sibilidades se están ampliando, así queánimo). Eso sí, mientras tanto gritamosque esta sociedad está enmierdada y queno hay nada que hacer”. Como se puedecomprobar, la ofensiva contra el derechoadministrativo no cesa. En la misma pá-gina, los alumnos pueden también am-pliar sus análisis a partir de una fotogra-fía en la que se contempla a cinco jóve-nes que están borrando con pintura se-ñales de tráfico en Francia. Bajo un titu-lar que reza: “Sobre el compromiso entorno al euskera”, se lee: “En Francia eleuskera no es lengua oficial. Por ello, to-das las señales de tráfico, como las de lafotografía, están escritas exclusivamenteen francés”. En un segundo párrafo se in-forma de que en Euskadi y Navarra el

de la sociedad no tiene legalmente esaposibilidad, a pesar de que puedan te-ner la intención de emplear la violenciaen situaciones graves”. ¿Habrá citado aHobbes algún profesor al comentar es-te texto? Podría servir para ilustrar unafase intermedia, desconocida para la fi-losofía política, entre la lucha de todoscontra todos y la fundación del estado,dueño legítimo de la violencia. Pero lasposibilidades que este texto abre al co-mentario, apuntan mejor a una versiónde leninismo para catecúmenos. ¿Noexplica la teoría de las estructuras opre-soras y su reflejo superestructural, loque cualquier profesor o alumno puedededucir leyendo estos manuales? Que lademocracia es una especie de derechoadministrativo nuevo, bajo la cual sub-yacen intactas las viejas opresiones.De manera que conviene que alumnosde 9 y 10 años conozcan, gracias almanual Euskara (editorial Erein,1993), aunque sin conceptualizar, esosfenómenos que configuran el juego depoderes en las estructuras y superes-tructuras sociales del País Vasco. Lasmodernas fábulas con las que se propo-ne aprender vasco, los pedagogos reco-miendan que se obtengan de los valoresy vivencias que los alumnos han deapreciar en su entorno: “ETA no es obs-táculo para presentar Euskal Herria fue-ra”. En la misma página: “El 27 de mayose hará huelga general en Euskal HerriaSur”. Y unas páginas después, las lectu-ras propuestas son así: “La policía ejecu-tó al musulmán”; “El explosivo ha pro-vocado la muerte de dos personas.”; yfinalmente, algo menos genérico: “Unabandera francesa fue quemada ayer enBaiona, el último día de la marcha a fa-vor de la insumisión... los jóvenes sereunieron frente al Patxoki, lugar en elque prendieron fuego a la bandera”:Pero si la sociedad política es una merainteracción de fuerzas y poderes, “la na-ción es una comunidad humana quetiene una historia y una memoria co-mún y está convencida de que poseeuna cultura propia”. (Gizarte Zientziak,

vasco es cooficial, y en un tercer párrafolos alumnos aprenderán lo siguiente: “En1982, en la Sakana navarra cuatro per-sonas fueron encarceladas por pintar se-ñales de tráfico, cuatro de ellas pagaronfianzas y Sagrario Alemán pasó un mesen la cárcel al no pagar la fianza”.En el libro, también de Ibaizábal, Filoso-fía, 1º Bachillerato, para alumnos de 17años, hallamos una reflexión sobre es-tos asuntos, que va más allá de lo ad-ministrativo, no en vano estamos anteun volumen con el que se quiere ense-ñar filosofía a los alumnos que estudianen euskera. Se inicia el capítulo sobre“Características del poder en la socie-dad. Tipos de poder: privado y público”.Y el alumno, abruptamente, descubreque: “En la mayoría de los casos, el po-der no le corresponde al estado. No sa-bemos quién es el verdadero dueño delos poderes de la sociedad, ni tampococuál es su finalidad, y vivimos someti-dos a ellos.” Sólo ha tenido la oportuni-dad de prepararse leyendo una intro-ducción teórica, según la cual: “Y con elpoder las relaciones son siempre del ti-po dominador/dominado. A ese con-junto de relaciones se le llama sociedadpolítica”. Tratándose de un libro paraeducar alumnos que un año más tardepodrán ejercer el derecho de voto en unpaís europeo, podría esperarse que trasuna introducción tan dramática, la edi-torial Ibaizábal iba a aportarnos algu-nas de las respuestas que durante sigloslos filósofos han ido dando a esas du-das. Pero Francisco de Vitoria, Locke,Kant, Bentham, Stuart Mill, Tocque-ville, o Habermas, sus opiniones sobreel poder, el Derecho y los límites alpoder, no son citados. Sólo una foto-grafía del fundador del nacionalismovasco personaliza este análisis sobre elpoder. Lo que sigue es lo siguiente: “Pa-ra ejercer como intermediario en situa-ciones de conflicto, sólo al poder políti-co le corresponde la posibilidad de em-plear legalmente la violencia física, pe-ro, en cualquier caso, no en todo tipode situaciones. El resto de los poderes

“Si relacionamosambos textos,podríamosentender que esteescritor pedagogoes una de lasprimerasmanifestacionesde un nuevo tipode intelectualcomprometidopara guiar a susalumnos hacia elobjetivo heroicode liberarlos delderechoadministrativo. Sinos atenemos altono conceptualde estos textos,todo está repletode estoseufemismos. Lasalmas doloridaspor las injusticiasdel derechoadministrativo, noproponen lasubversión”

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Erein, 1996). A partir de una definicióntan subjetiva y sublime, era previsibleque la política haya sido a lo largo de lahistoria un inconveniente. Incluso el Es-tatuto de Autonomía: “En un texto deAutonomía aparecen en primer lugaruna realidad y un deseo legal: ser unamisma y única comunidad... De estemodo, se recupera una tradición vivaque viene desde el comienzo de la his-toria, un derecho incuestionable delpueblo vasco y de los siete territorioshistóricos que conforman su cuerpo na-cional: esto es, el derecho que tienen losvascos, sin intervención ajena, a su libreautodeterminación...” (Filosofía. 1º ba-chillerato, Ibaizábal, 1998). Como erade esperar, en estos manuales tampocohay un análisis histórico. Hay personajesvascos. Juan Sebastián Elcano apareceen muchos de ellos: los alumnos apren-den que fue un vasco que dio la vueltaal mundo por primera vez, a las órdenesde un portugués llamado Magallanes.(Conocimiento del Medio. 8 y 9 años.Zubia Santillana, 1997). Ese hechohistórico vasco, el viaje de Elcano, se si-túa junto a otros dos: la batalla de Ron-cesvalles, la leyenda de la derrota deCarlomagno por los vascos, y la indus-trialización de Bilbao en el manual Co-nocimiento del Medio, editado por Ana-ya Haritza, para alumnos de 9 y 10 años,en 1999. Es el mismo tratamiento me-morístico, intemporal, esencialista, conel que se reúne a San Ignacio, Unamunoy Dolores Ibárruri, como ejemplos devascos(Conocimiento del Medio, ZubiaSantillana, 1997). Sin embargo, la histo-ria política irrumpe alterando la esenciade una nación. “Los visigodos... quitarona los vascos los terrenos del sur de Ála-va y Navarra”, se lee en Euskara eta Li-teratura, para alumnos de 16 y 17 años,editado por Ibaizábal, en 1997. Másadelante se analiza las fases en las quela historia política ha ido acrecentandola imposición del castellano sobre elvasco. “Los principales periodos de im-posición del castellano han sido los si-guientes: durante el mandato de los Re-

yes Católicos en el siglo XVI (sic) —sobretodo con la conquista del Reino de Na-varra—, el mandato de los Borbones enel siglo XVIII, la abolición de los Fuerosen el siglo XIX(1839,1876), la industria-lización de los siglos XIX y XX y la Dic-tadura Militar del siglo XX. De todasformas, podemos decir que la extensióne imposición del castellano se ha pro-ducido poco a poco y de forma conti-nua.” Después de responsabilizar tam-bién a las clases dirigentes de Euskal He-rria de la decadencia del euskera, se se-ñala que durante el franquismo, “Se re-primía todo aquello que oliera a vasco”.Pero el capítulo concluye señalandoque: “Hoy en día, desgraciadamente, enesa televisión pública (TVE) que se supo-ne que es de todos, de los euskaldunes yde los no euskaldunes, el euskera tienemenos cabida que en aquella época”.Sin embargo, a la hora de proponerejemplos para corregir el declive de lalengua vasca, sorprende que la pro-puesta más elaborada, contenida en eltexto Filosofía, 1º Bachillerato, 16 y 17años, Gaiak, 1997, en absoluto propon-ga que sea vehículo de comunicación ycreatividad culturales. Tal vez, como noexiste análisis alguno sobre esas defi-ciencias a la hora de explicar el retroce-

so del euskera, asombrosamente se pro-pone insistir en los errores. “Además,siendo el euskera una lengua descono-cida por otros grupos humanos es uninstrumento adecuado para la identifi-cación de los que “hablan euskera”. “To-mando parte en el euskera se puede lle-gar a ser un ciudadano vasco de pri-mera categoría”. Pero en los siguientes

párrafos, el autor concreta las razo-nes prácticas de la defensa del idiomavasco: “Por otro lado el euskera es inte-resante para algunos porque, gracias aél, tienen más posibilidades de conse-guir un trabajo o porque se puede uti-lizar como un símbolo para defenderuna postura política y no por su valorcultural, simbólico o comunicativo”. En fin, todo es perfectamente transpa-rente. Nación sin libertad, conoci-mientos sin capacidad crítica, “lo vas-co” como algo que anula al individuo yal tiempo la única pertenencia esencial,la de formar parte de la humanidad,son ideas sobre las cuales es imposibleque puedan fundarse cualquiera de lasvirtudes cívicas de un patriotismomoderno. No se encuentra en estostextos escolares lo que cabría esperar.Un compromiso por poner en valor loque verdaderamente subyace en el ac-tual autogobierno vasco, incluidas suscompetencias educativas: a partir de1977 un proceso político democrá-tico logró, sin que hubiera preceden-tes, asegurar duraderamente una auto-nomía sin comparación en Europa, y almismo tiempo los derechos individua-les. Puede entenderse que una ideolo-gía política pretenda crear un nuevo

estado en Europa a costa de los dos delos más antiguos. Pero es incomprensi-ble que a los responsables políticos deestos libros escolares no les importenegar con sus contenidos las bases dela democracia contemporánea: el co-nocimiento como instrumento críticopara asegurar el progreso científico ymoral de los pueblos.

“Nación sinlibertad,conocimientos sincapacidad crítica,“lo vasco” comoalgo que anula alindividuo y altiempo la únicapertenenciaesencial, la deformar parte de lahumanidad, sonideas sobre lascuales esimposible quepuedan fundarsecualquiera de lasvirtudes cívicas deun patriotismomoderno”

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Es un secreto a voces que en el sis-tema educativo vasco se transmi-ten contenidos fundamentales

nacionalistas, es decir, adoctrinadoresy por ellos poco científicos. Así porejemplo, más del 80% de los escolaresvascos de entre 6 y 16 años, estudianGeografía en libros de textos en los quese ofrece una visión absolutamente ter-giversada, imaginaria y mítica del PaísVasco. Los contenidos, y sobre todo, losmapas y gráficos de estos libro de Co-nocimiento del Medio (Primaria) yCiencias Sociales, Geografía e Histo-ria (Secundaria) se refieren a un entejurídico inexistente, Euskal Herria: LaCAV (Álava, Vizcaya, Guipúzcoa), másNavarra y el país vasco-francés, rele-gando a un plano totalmente desdibu-jado y secundario a la comunidad Au-tónoma del País Vasco y a España, tér-mino usado con cicatería y sustituidopor el sintagma habitual del Estado Es-pañol. Es decir, abundan por doquier losmapas mediáticos de la televisión vaca,ETB, y prácticamente son inexistenteslos constitucionales y estatutarios. Cu-riosa forma de tolerancia y respeto a losprincipios democráticos en los que sefundamenta la LOGSE…En los manuales de Geografía se nospresenta España y Euskal Herria comodos realidades paralelas y conceptual-mente equiparables. Además el PaísVasco, las pocas veces que aparece, noaparece casi nunca integrado en Espa-ña. Se trata de una vuelta de tuercamás, de negación a España, de deslegi-timación del Estado democrático al ma-nipular la geografía para legitimar lastesis nacionalistas, algo comprensible

desde el punto de vista ideológico delnacionalismo vasco, pero inadmisible,por acientífico y falso, en la enseñanza.Pero con ser esto grave o ridículo, máslo es el desconcierto que puede aca-rrear a los alumnos la no adecuación detextos y mapas: se habla de la comuni-dad autónoma y los mapas de referen-cia son los de Heuskal Herria; o se nosmuestra a Bayona en Euskal Herria, pe-ro fuera de Francia; o el hecho de queTudela aparezca más relacionada coSaint Jean de Pied de Port (Iruñeadeque nuestros vecinos son Cantabria, laRioja, Castilla-León, Aragón y… (al mis-mo nivel por tanto) Francia. Estamos re-firiéndonos a Libros de 4º de Primaria,para niños de nueve y diez años…A estas alturas del artículo más de unose habrá preguntado ya , pero ¿quiénautoriza estos libros? O bien, ¿qué crite-rios pedagógicos los sustentan? La res-puesta es sencilla: la competencia parala aprobación de los libros es del Go-bierno vasco y es precisamente el go-bierno autónomo el que contravienesus propias normas autorizándolos yaque en los decretos curriculares de1992, para la educación primaria, y de1994 para la secundaria, a los que de-

ben adecuarse los libros de texto, el sig-nificante Heuskal Herria sólo apareceen la versión en vascuence pero con elsignificado equivalente a País Vasco oComunidad Autónoma, no en el signifi-cado anexionista tan querido por el na-cionalismo vasco, aunque en las últimasautonómicas el eslogan electoral “unanación libre que está a punto de nacer”de Heuskal Herritarrok era una demos-tración palpalble de su inexistencia.Por tanto, el Gobierno Vasco cometeuna flagrante prevaricación al antepo-ner su visión soberanista e ideogilizadade las Ciencias Sociales sobre la verdadhistórica y la realidad legal.¿Acaso loscensores pedagógicos del gobierno vas-co autorizarían textos de estas materiasen los que Álava quedara fuera de losmapas del país Vasco en consonanciacon los idearios políticos, como el de lacomunidad alavesa, por ejemplo, tanlegítimos como los que quieren anexio-narse Navarra y el país vasco francés sintener en cuenta la voluntad de sus ciu-dadanos? Si esto se hubiera producido yestos libros fuesen recomendados enalgún colegio es seguro que no queda-ría de los mismos piedra sobre piedra.Lo que ahora denunciamos es muy gra-ve. La enseñanza debe fundamentarseen la verdad, no en la mentira. Si todos,al aparecer, somos partidarios de unaenseñanza científica, de calidad plura-lista y democrática en la que los niñosaprendan a conocer el mundo en queviven, tendremos que enseñarles tam-bién el respeto a la ley, a las normas y ala realidad democrática y no a las enso-ñaciones nacionalistas. Por eso es in-

Geografía ymanipulaciónde los librosde textoF. J. M.

Profesor Titular de Universidad

“[…] una vuelta detuerca más, denegación aEspaña, dedeslegitimacióndel Estadodemocrático almanipular lageografía paralegitimar las tesisnacionalistas, algocomprensibledesde el punto devista ideológicodel nacionalismovasco, peroinadmisible, poracientífico y falso,en la enseñanza”

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dignante que las grandes editorialesespañolas y con más difusión en el PaísVasco (Anaya y Santillana) que años an-teriores respetaban la legalidad, se ha-yan sometido por afanes mercantilis-tas al yugo nacionalista; indignantetambién, con honrosas excepciones quela mayoría de los profesores y colegios,incluidos los privados concertados —cuyos directivos alegan vergonzosa-mente que los libros “están autorizadospor el Gobierno Vasco”— hayan acepta-do, habiendo otros en el mercado, unosmateriales acientíficos que se basan enel mito de un País Vasco, en este casode una Euskal Herria en la que se inclu-ye a Navarra y al país vasco-francés, so-metidos a unos Estados opresores (Es-

paña y Francia). Antes algunos decía-mos que nos están “ikastolizando”. Larealidad es la descrita y la “Alta Inspec-ción” sigue inoperante.Es cierto que la geografía no es inmuta-ble, que no obedece a ningún determi-nismo sino que es el resultado de pro-cesos históricos a través de los cuales seha organizado y transformado el terri-torio. No obstante, tampoco es una ma-teria tan opinable para cambiarla al ca-pricho de unas ideas por las que unabanda terrorista, que “encuentra cober-tura legal” con estas interpretacionesmíticas, amenaza e incluso mata al dis-crepante. Porque el aprendizaje confi-gura de manera importante las estruc-turas mentales y los comportamientos

de los escolares (y de muchos padres in-defensos ante estos desmanes que to-man la lección a sus hijos) estamos deacuerdo con Alice Miller, psiquiatraestudiosa de los perversos efectos de laeducación en el nazismo alemán, cuan-do afirma que el origen del odio está enla infancia: “Nadie ha nacido con elodio, el odio no es nuestro destino, esposible evitarlo con la educación”.

“[…] ¿quiénautoriza estoslibros? O bien,¿qué criterios

pedagógicos lossustentan? Larespuesta es

sencilla: lacompetencia para

la aprobación delos libros es del

Gobierno vasco yes precisamente el

gobiernoautónomo el quecontraviene suspropias normasautorizándolos

[…]”

“El GobiernoVasco comete unaflagranteprevaricación alanteponer suvisión soberanistae ideogilizada delas CienciasSociales sobre laverdad histórica yla realidad legal”

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Una incursión crítica por los li-bros de texto de “Conocimientodel Medio”, “Ciencias Sociales” o

“Geografía e Historia” utilizados en loscentros educativos de la ComunidadAutónoma del País Vasco nos desvelauna realidad espeluznante: los epígra-fes lo dicen todo: El pasado de EuskalHerria, Los transportes en Euskal He-rria, Un viaje por Euskal Herria, Los tra-bajos en Euskal Herria..., todo ello pla-gado de infinidad de mapas donde seincorpora el territorio francés y Navarracomo si nada pasara. En esos libros elmundo se acaba al sur del Ebro o alnorte de Bayona. Y esto lo hacen hastaeditoriales controladas por uno de losgrupos de comunicación social más in-fluyentes de España, al que parece quele importa un bledo qué vaya a ser nosólo de España sino de Europa si pro-gresan los nacionalismos étnicos, másallá de su propia cuenta de resultados.Al respecto habría que preguntarse porqué se están produciendo éstos en todoEuropa, con guerras incluidas, en el en-torno de lo que fue el imperio austro-húngaro y el prusiano: la Padania y laLiga del norte en Italia que preconiza eldominio del sur por el norte con la ayu-da inestimable de la mafia, el movi-miento ultranacionalista albanés, la de-sestabilización de los Balcanes por elindependentismo croata entre otros, elmovimiento corso, el problema de en-frentamiento entre dos comunidadesen Bélgica, Haider en Austria, etc, etc,basadas en diferencias religiosas, lin-güísticas o supuestamente étnicas, queamenazan con fragmentar y enfrentar

entre sí a amplios territorios de una Eu-ropa desmenuzada poco a poco en pie-zas difícilmente recomponibles; y queamenazan gravemente la unificaciónsocial y política del viejo continente,cada vez más que lejos de conseguirse.No estoy de acuerdo con quien afirmaque cualquier ideología es respetable.Tendremos que asumir que existan ide-ologías xenófobas y de signo totalitario,pero ello no quiere decir que debamospagar el peaje de dar carácter de hono-rable y ni tan siquiera de respetable aalgunos planteamientos ideológicosque destilan odio y pestilencia. Y todoesto nos lleva a preguntarnos sobre elpapel de la educación en los sistemasnacionalistas y en contraposición al pa-pel que ésta debe desempeñar en lassociedades modernas y progresistasdesde un plano humanístico.El profesor José Luis García Garridoafirma con acierto que “El futuro puedey debe caminar hacia la eliminación delos nacionalismos culturales, creandosistemas educativos de vocación mun-dialista y, a la vez, profundamentearraigados en áreas regionales o sub-nacionales de personalidad cultural de-finida y de dimensiones más ajustadasa las posibilidades comunicativas delser humano” (Problemas mundialesde la educación:1986). Asimismo afir-ma que los sistemas educativos debenreducir su aparatosidad y su potencialcoactivo para favorecer la colaboraciónentre ciudadanos y grupos, al objeto depermitir que los procesos educativossean cada vez más libres y voluntaria-mente asumidos y protagonizados por

la persona humana. Otros enfoques queorientan la educación hacia la concien-ciación nacional colectiva, hacia laconstrucción nacional, y que ponen enel orden de prioridades en primer lugara la lengua autóctona y a la acultura-ción que posibilita dar cuerpo a la cons-trucción nacional, como es en el casodel sistema educativo vasco, adolecende principios filosóficos que den funda-mento al objeto principal del hechoeducativo que es el de formar sujetoslibres y autónomos, dotados de meca-nismos de autoperfeccionamiento ycon un proyecto personal de vida. Es elmodelo más próximo al que parte de lamanipulación y el adoctrinamiento co-mo objeto de su existencia.Además, observamos con demasiadafrecuencia la justificación de la educa-ción en base a un objeto exclusivamen-te orientado al desarrollo económico,que parte de la lucha por la competiti-vidad fría y deshumanizada como fun-damento casi único de su existencia. Enfunción de este modelo que ha impreg-nado en exceso la sociedad industriali-zada, la persona no es más que un en-granaje en los procesos económicos ysólo tiene sentido en función de losmismos, vaciando la taxonomía de ob-jetivos educativos que atiende la di-mensión humana del sujeto educando;tal como ya vislumbraron los ilustradosa comienzos del siglo XIX cuando con-cebían la instrucción como una manerade formar ciudadanos y por tanto demejorar las sociedades y hacerlas libres,más cultas y morales. En este orden ha-bría que ir despojando a la educación

La educación... ¿para qué?Ernesto Ladrón de Guevara

Doctor en Filosofia y Ciencias de la Educación

“Otros enfoquesque orientan laeducación hacia laconcienciaciónnacional colectiva,hacia laconstrucciónnacional, y queponen en el ordende prioridades enprimer lugar a lalengua autóctonay a la aculturaciónque posibilita darcuerpo a laconstrucciónnacional […]”

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de una de sus funciones más clásicas enel mundo occidental cual es el de sermecanismo de selección para el sistemaeconómico, para orientarla hacia el de-sarrollo multifactorial e integral de laperspectiva unitaria de la personalidadhumana, para conseguir individuos feli-ces, solidarios, con visión universalista ycon un enfoque de su vida individual ycolectiva más ética y humanista. Desdeesta perspectiva podrán desarmarse fá-cilmente las tentaciones totalitariasque tienen como vértice el concepto deterritorio, pueblo o nación, el gregaris-mo social, el exclusivismo y la intole-rancia. Una de las excusas más recu-rrentes para dar legitimidad a los go-biernos nacionalistas es aquello deque... “la economía va bien”, aunqueexistan aberraciones como la existenciade una estratificación social basada enla desigualdad o marginaciones de co-lectivos o grupos sociales realizadas enbase a supuestos derechos de dudosajustificación desde el plano del derechonatural; o que determinados cargos pú-blicos o personas que no renuncian aserlo tengan que llevar escoltas. Paraello debe darse más sentido a los siste-mas educativos que superan la concep-ción del sistema escolar como únicocontexto de educación. En definitiva, seha de posibilitar la dualidad educaciónformal/educación informal haciendoque los medios de comunicación, entreotros, asuman un compromiso activo afavor de la difusión de los valores uni-versales. Hay estudios que demuestranque lo que hacen los centros educativosen una jornada escolar lo puede desha-cer fácilmente un programa televisivoen cinco minutos. En ese sentido, uncambio de mentalidad del profesora-do para que transformen su considera-ción de “enseñantes” o simplemente“docentes” por la de educadores, contodo lo que ello implica de abandonarla asepsia y el imposible neutralismoante determinados compromisos deformación en valores y principios mora-les universales, es absolutamente nece-

saria para conseguir una sociedad máshumanizada y comprometida con losvalores de la solidaridad, de la toleran-cia y del respeto hacia los demás.De la misma manera, se hace urgenteno confundir actividad educativa conactividad política, aunque la mejor po-lítica es aquella que se convierte en pe-dagogía. Los modos educacionales de-ben adoptar formas propias y no some-terse a los tópicos de los ideales demo-cráticos, lo cual no significa necesaria-mente que se adopten modalidades au-toritarias ni que se desprecien los ras-gos típicos del funcionamiento demo-crático. La organización escolar y la ad-ministración educativas tienen en susmanos personas inmaduras que debenser guiadas en su proceso de desarrollo,y esa guía es más una conducción queuna adopción de decisiones, lo que im-plica pautas, normas de disciplina, for-mación de hábitos, corrección de con-ductas indeseadas etc. Durante dema-siado tiempo se ha tenido como hori-zonte un modelo basado en “dejar ha-cer”, “no intervenir”, hacer supuesta-mente “felices” a los educandos; cuan-do la vida es lucha, sentido del deber,esfuerzo, superación personal, conduc-tas adquiridas por modelación o habi-tuación, etc. para posibilitar la sociali-zación y los comportamientos cívicos yresponsables. Ciertas tendencias peda-gogistas que no pedagógicas han crea-do demasiada confusión y han derivadohacia el “sálvese quien pueda” no do-tando de los suficientes y necesarios re-cursos de supervivencia personal a mu-chos escolares egresados del sistema,confundiendo gravemente “progresis-mo” con responsabilidad, que implica elformar personas autosuficientes. Una de las categorizaciones que intro-duce el profesor García Garrido es elde “Sistema educativo versus funciónelitista”. Si observamos la segregaciónque se está produciendo en los centrosescolares en función de los niveles so-cioeconómicos y socioculturales en zo-nas geográficas del territorio español y

más específicamente en el País Vasco,cada vez estamos más cerca de generargrupos sociales diferenciados en fun-ción del modelo educativo y del tipo decentro en el que se imparta la enseñan-za-aprendizaje, factor cada vez másacusado de la insolidaridad y de divi-sión social en castas. En Testimonio sobre el futuro, Aure-lio Peccei propone que la Humanidaddebería dar tres pasos para salvarse:1. “La revolución humana que coloqueal individuo en el centro de todo el de-sarrollo, incrementando en él la calidad,la capacidad y la percepción de sus res-ponsabilidades”.2. “La evolución político-estructural dela sociedad y de los sistemas humanospara asegurar su gobernabilidad” y3. “La adopción de políticas y estrate-gias globales por mediación de coali-ciones voluntarias de naciones, estable-cidas sin esperar a que puedan ser sis-temáticas o generalizadas”Lo que nos llevaría indefectiblemente ados efectos prácticos: el desarrollo de laconciencia de los gobiernos y de las so-ciedades en la importancia del indivi-duo y de sus derechos y libertades, y,como requisito previo a los mismos, deuna educación desprovista de manipu-laciones. Y, también, el de concebir unenfoque universalista de la educación,cada vez más vaciado de chominismosy de criptoendogamias que dejan sinsentido el valor fundamental de la edu-cación: formar personas libres en unmundo cada vez más interdependiente.Y, por último, a valorar la realidad cien-tífica, cultural y moral como puntos dereferencia para el desarrollo del conoci-miento y de la dignificación del hom-bre, por encima de las sociedades a lasque pertenezcan.

“Durantedemasiado tiempose ha tenido comohorizonte unmodelo basado en“dejar hacer”, “nointervenir”, hacersupuestamente“felices” a loseducandos;cuando la vida eslucha, sentido deldeber, esfuerzo,superaciónpersonal,conductasadquiridas pormodelación ohabituación, etc.para posibilitar lasocialización y loscomportamientoscívicos yresponsables”

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LOS N.A.S.: UN NUEVO RANGO DE FUNCIONARIOS DEL SISTEMAEDUCATIVO NEO-EUSKALDÚN

Visitación Urkiza y Mª Soledad del Campo*

Tribuna abierta de profesores de secundaria

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Les habían enseñado a mirar conclaridad. Las apariencias son sóloeso: apariencias. Les habían edu-

cado para que dijeran la verdad y noaprendieron “a callar a tiempo”. En sutierra la sola verdad es politícamenteinadecuada. Tenía desde siempre unaimagen positiva de sí misma, comparti-da con la gran mayoría de sus alumnos:la apreciaban, la estimaban…, era unreferente entre el claustro de profeso-res de su instituto. Un día se sorprendió al conocer que suexpediente académico estaba archivadocomo “Funcionario No Adaptado alSistema” educativo neo-euskaldún.“Eres una N.A.S”, le confesó un conoci-do muy adaptado al sistema. Cierta-mente el sistema educativo previsto nocoincide con lo que en la praxis se eje-cuta, sin que autoridad alguna adoptela menor medida de control, o de asun-ción de responsabilidades. La responsa-bilidad, elemental valor en todo docen-te, se difumina y desdibuja en nuestromapa escolar de modo que es una ha-zaña —además de ardua, peligrosa—adjudicar responsabilidades.El sistema educativo, en la práctica demuchas ikastolas e institutos públicos,se apoya en los siguientes postulados, yla “llamada adaptación al sistema” re-quiere la asunción de los mismos:1. El “euskera” es la lengua de Eus-kadi, ergo el castellano y el francés de-ben ser progresivamente erradicados dela escuela pública vasca, aunque enrealidad sean la lengua materna del90% de la población.2. Francia y España son dos Estadosopresores, resumida en la jocosa máxi-ma: “Todo lo malo viene de Madrid y losniños de Paris...”

3. ETA es la panacea del patriotismoy el actual presidente del PNV es el pa-triarca de la gran familia neo-euskal-dún.4. La goma 2 y el tiro en la nuca sonel método requerido “por necesidad”del patriotismo activo, por lo que los“gudaris” muertos en combate debenser declarados “hijos predilectos”.5. Sin embargo, los ciudadanos “mar-cados” como no gratos al sistema de-ben ser ninguneados, dañados en suimagen y sus bienes, silenciados…, —y si se mantienen en su trayectoria—amenazados, extorsionados o elimi-nados. Eliminados no quiere decir asesi-nados, en el ámbito educativo sobre to-do se aplica la “desactivación” para susfunciones docentes: pasan a atender re-creos, comedores, actividades de prees-colares, guardia en las bibliotecas;... y sisu salud se resiente, tras tanto sinsabor,se apresuran a darles la baja, la incapaci-dad o la jubilación anticipada.6. Una parte no despreciable de lapresión a la que son sometidos losN.A.S. es protagonizada por “supues-tos alumnos”, que son arbitrariamen-te adscritos a una clase o grupo. Estosjóvenes activistas abertzales, de formaprepotente, irrespetuosa y mercenaria, seencargan de crispar la actividad docentede los profesores, considerados N.A.S.Huelga decir, que cambian de grupocuando logran que el profesor, objeto desu actividad subversiva, se vea obligado aacojerse a una baja médica, sea expe-dientado, o trasladado a otro centro fue-ra del País Vasco.7. Las necesidades de la lucha pa-triótica justifican que algunos cen-tros públicos de enseñanza sean uti-lizados para actividades extraesco-lares de alta “rentabilidad callejera”:confección de cócteles molotov y pan-cartas; almacenamiento del material

necesario (mechas, botellas, metralla,...);cambios de pintura y matrícula de co-ches; etc. 8. Esta actividad patriótica produceno despreciables beneficios econó-micos a los activistas de este neo-sistema educativo, por un sencilloprocedimiento, conocido en el mundocivilizado, como malversación de fon-dos escolares.9. Además, la adaptación al sistemaes premiada por el ascenso a pues-tos de mayor responsabilidad y me-jor retribución, con independencia dela cualificación y condiciones objetivasdel candidato, y aunque la opinión delclaustro de profesores sea contraria aesos nombramientos.10. A pesar de que este neosistemano está realmente “diseñado o pre-visto” en ningún ámbito institucio-nal, obtiene con extraordinaria ha-bilidad subvenciones y ayudas parasus actividades, académicas o extraa-cadémicas, de las partidas presupuesta-rias de las instituciones dependientesdel actual Gobierno Vasco.

* Son profesoras desde hace 30 años (1971)de diferentes centros públicos (colegios einstitutos) de Vizcaya, donde han desempe-ñado diferentes cargos directivos, por desig-nación del Claustro de Profesores. Actual-mente, después de no cejar en sus convic-ciones de profesionalidad y pluralidad —res-peto a la libertad— están en baja médica pordepresión reactiva.

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La Redacción de Papeles de Ermua se ha li-mitado a seleccionar y transcribir algunostestimonios de numerosos profesores de pri-maria y secundaria, todos ellos con más de15 años de ejercicio en el País Vasco.Por razones obvias, la Redacción también haaccedido a que algunos de ellos firmen conseudónimo.

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Teniendo en cuenta que es el odioinfundido en los corazones porquienes han alimentado su vida

con el odio heredado, sin conformarsecon que muriera con ellos, los corazo-nes de quienes odian, sin sentido nimotivo, están enfermos.La enfermedad hereditaria del odio so-lamente se cura abriendo los ojos a larazón, mirando hacia dentro del propioyo con autenticidad. Es cuando se po-drían dar cuenta los manipulados queestán formando parte de una masa ins-trumentalizada por los fabricantes delodio a otros seres humanos.Es de sabios rectificar. ¿Por qué esa so-berbia de no ceder, no cejar en atacar ainocentes haciéndolos víctimas deodios infundados? Se hace imprescindi-ble erradicar la “cultura” del odio. Todoslos totalitarismos, los nacionalismos,nacen de la soberbia de creerse distin-tos y superiores a otros seres humanos,a quienes niegan tal condición paratransformarlos de modo visceral en “elenemigo”.Fuera de toda connotación religiosa, lanaturaleza del hombre —porque la éticano es un “añadido” a nuestra naturale-za— rechaza el mal, y la obra perversa.Dígase si es lícito apoyar una causa, laque sea, en la muerte de otros seres hu-manos, el acallar la palabra con el ase-sinato y la amenaza.En el caso hipotético de que las causasfueran justas, los métodos desautorizanla hipotética justicia de las causas. Lallamada a quienes están cegados por elodio es a sentirse humanos, como per-sonas individuales, iguales en cuanto ala condición humana, que confiere va-lores y miserias.

Ningún “pueblo” lo es, si no reconoce laindividualidad de las personas y, por en-de, los derechos inalienables de cadauna de ellas. Garantizado esto, podría-mos hablar de “pueblo”, como el con-junto de personas que comparten espa-cio y tiempo, cuyas ideas plurales pue-dan convivir en el respeto y tolerancia,dentro de la diversidad cultural enri-quecedora. Jamás en el odio. Éste es elmotor de la máquina de la muerte, de lamuerte de las ideas, del asesinato, de lacorrupción de las conciencias.La historia es útil para recordar lo queno debe repetirse. No la tomemos comoalmohada para adormecer los idealesque harían un presente mejor y un fu-turo esperanzador.Por eso, los nacionalismos, los patriotis-mos, las patrias, fronteras (heridas de lahistoria) y banderas (con ninguna pue-de limpiarse tanta sangre derramada)no dejan de ser muros que impiden, noya el hermanamiento entre los pueblos,sino que favorecen la germinación de lasemilla del odio y la soberbia que defor-ma al hombre convertido en masa, en elmayor y más cruel depredador delhombre.Por las libertades individuales, se lle-ga a la libertad colectiva.

* Fue Directora del Colegio Público Basurtode Bilbao, desde 1990-1997, cuando estecentro acogía a 976 alumnos (de 5 a 17años). Solicitó la dimisión por las presionesa las que fue sometida, por parte de la Ad-ministración Educativa apoyada por el pro-fesorado y alumnado de ideología abertza-le. Se le ofertó 6 años de baja por parte dela Inspección Educativa, que rechazó en sumomento por carecer de enfermedad obje-tiva. Por esta misma Inspección fue amena-zada con un expediente disciplinario, antesde un Consejo Escolar, en que recibió el apo-yo especialmente de los padres de alumnos,lo que evitó que el expediente se llevara aefecto. Después, obligada a reciclarse eneuskera con 49 años, cayó enferma. Recibióla “incapacidad total” con 53 años.

CUANDO EN LA ESCUELA SE INCULCA EL ODIO…

Yolanda Salanova*

“Hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como hermanos”.

Martin L. King

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venías... hasta que te pusieron una pis-tola en la mano, después de los entre-namientos, y tenías que matar a al-guien. Te dijeron y estabas convencido,que era un enemigo del ‘pueblo traba-jador vasco’. ¿No te tembló no sólo elpulso, sino el alma, cuando disparaste?Ay... fue sólo el principio. “Somos los li-beradores, los héroes, el pueblo nosapoya, ...la soberanía a la que tene-mos derecho.” Y te lo creíste porque lotenías que creer. La alternativa únicaera sentirte un cobarde. Pero tiempo después, tu sensibilidad es-taba endurecida, tu cerebro no teníaque pasar por la servidumbre de pen-sar... Ya lo hacían otros por ti. Además,desde los partidos nazionalistas, osapoyaban: la ‘lucha armada’ era acausa de un contencioso ‘político’.También te convino creerlo. ¡Ah, québien, qué comodidad la de tu concien-cia! No la necesitabas. Ya eran otrostambién tu conciencia.Y empezaste a tener otra ambición: de-cidir, aunque no pensaras. Empezaste a

marcar objetivos con la ayuda de los“legales”, los comandos informativosque señalaban a los ‘traidores a la patriavasca’. Y el ‘impuesto revolucionario’ se-guía solucionando todo coste económi-co. Aún más... un incentivo por cada ca-dáver. Nunca pude calcular el precio deuna vida. ¿Cuánto cuesta, en pesetas oen euros, un asesinado? ¿Y poner unabomba-lapa?

Te escribo porque tengo tantas pre-guntas que hacerte a las que noencuentro contestación: me gus-

taría entender qué te ha llevado al ofi-cio de matar.Tengo la seguridad de que fuiste un be-bé precioso. Balbuceabas..., empezandoa llamar a tu madre, por quien fuistemimado. Tu padre se sentiría orgullosode tener un chaval que según iba cre-ciendo, emulaba hasta sus gestos. Posi-blemente, como la mayoría de los niños,tuviste quien te consolara cuando des-pertabas en la oscuridad a causa de unapesadilla. Y seguro que te cantarían envascuence nanas antes de dormir. Mástarde, ¿te llevaron a la escuela, a la ikas-tola, a los jesuitas? Tanto da... espera-ban de ti que fueras un chico culto. Te

animarían ante los aparentes traspiésiniciales, estimulándote a pelear conbuen ánimo. En casa y en el colegio, tecontarían la larga historia de nuestropueblo: muchos siglos de historia; lazoscon numerosos pueblos; aventuras uni-versales o locales...; emigración propia yacogida a tantos otros que vinieron atrabajar con nosotros. Después teechaste novia…

¿Pero qué pudo suceder? ¿Acaso no fueasí? ¿Tal vez no fueron cuentos infanti-les los que te contaron? ¿Acaso te con-taron la historia de un pueblo oprimidoy cómo los valientes gudaris aún lucha-ban, heroicamente contra los mons-truos españoles? ¿O tal vez encontrasteamigos, en esa edad en que lo que losamigos opinan es más importante quelo que en casa escuchabas?¿Fue tal vez algún irakasle inflamado defervor patriótico quien te metió en lacabeza que la lucha consistía en matarespañoles? ¿Qué los enemigos históri-cos de los bravos gudaris están en Es-paña? ¿O tal vez, un domingo de ésosque hace sol y se celebraba un AberriEguna te llevaron y se tatuaron a fuegoen ti palabras de odio, de venganza, de‘justicia’?Tiempo después, muy poco después, teempezaste a relacionar con otros jóve-nes que ‘luchaban’ contra la opresiónquemando autobuses, contenedores oarrojando piedras a escaparates. ¡Quéimportantes te hacían sentir! Y enton-

ces, cuando estabas a punto ‘de cara-melo’, cegado por la sinrazón y el odio,te captaron los ‘históricos’. Primero, ha-ciéndote sentir un héroe abertzale.Después, te fuiste dando cuenta de queno tenías problemas de dinero (este pa-triotismo resulta rentable), que tampo-co tendrías que pasar por pruebas(aquellos exámenes), ni por el INEM. Lotenías todo solucionado, viajabas, ibas y

CARTA A UN JOVEN ETARRA MJS*

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ápice de sensibilidad. Sería tu perdición.Pero también sabes que la sensibilidad,la calidad humana se atrofia por desu-so. Ya ni te lo planteas. ¿Te lo planteas-te alguna vez? ¿Una, al menos? ¿Ni si-quiera al ver la cara de quien iba a sertu próxima víctima? Cuando te toque lahora, ¿A quién llamarás? ¿Verás los ros-tros de tus víctimas? ¿Les pedirás per-dón, clemencia? Y para colmo, no po-drás siquiera escuchar los gritos hipó-critas de “gogoan zaitugu”.Por eso me produces pena. Por eso, es-toy pidiendo que te persigan, que te de-tengan y te juzguen... Porque por mu-chos ‘cuentos’ que te hayan contado, ypor mucho que intentes convencerte delo contrario, sabes que eres un asesino.Y por eso, tengo que pedir que te de-tengan y juzguen... No podemos dejarque sigas asesinando, no puedo dejarque sigas siendo un asesino de víctimasinocentes para negociar con sangre tupropia esclavitud.Porque eres joven: un joven que tienecapacidad de ser él mismo, que tiene

capacidad de reaccionar a tan igno-miniosa esclavitud.

* Es natural de Bilbao, maestra en ejerciciodesde hace más de 25 años en la Escuelapública vasca y madre de dos hijos varones.

UN VERDADERO ÉXODO

Soy un profesor de Enseñanza Secunda-ria que nació, vive y trabaja en el País

Vasco. Una tierra maravillosa, atenazadadesde hace tiempo por los “delirios patrió-ticos” de unos cuantos, y gobernada porlocos peligrosos que la han convertido enuna finca, en un caserio, nacionalista. Este año, después de meditarlo mucho, memarcho definitivamente con mi familiafuera de mi tierra. Se trata de un verdade-ro exilio, pues me voy con mucha tristeza.Pero las terribles circunstancias que pade-ce el sistema escolar vasco (mejor dicho,nacionalista-vasco, que no es lo mismo)son insoportables para una persona “extra-viada” que, en lugar de sentir pasión poresa entelequia llamada “patria”, ama la li-bertad y a las personas concretas.Quienes no vivimos en clave nacionalistasobramos, aunque seamos vascoparlantes—como es mi caso— y nos vemos forzadosa hacer la maleta. Marcharse es, por otraparte, un lujo que no se lo pueden permi-tir todos. Muchos profesores, con atadurasfamiliares o laborales, no tienen más reme-dio que quedarse y tragar. Me consta queúnicamente en 1999 se marcharon de lastres provincias vascas 93 profesores deSecundaria. Un verdadero éxodo del queyo paso a engrosar sus filas. Permítanme que firme con apodo. He reci-bido diversas amenazas del mundo de Ja-rrai (Haika, …) a cuenta de las cuales he pa-sado momentos difíciles con miedo y de-presiones. Tengo responsabilidades fami-liares y no quiero que alguien pueda reco-nocerme. Evito revivir episodios pasados.Es difícilmente creíble esta situación: perono hay libertad para pensar distinto, ni pa-ra hablar, ni para escribir. Quien lo niegue,no conoce de realidad de nuestro país, par-ticularmente en este ámbito de la ense-ñanza secundaria.

Aiztgorri

Hoy sigues siendo joven. Un joven conel alma con más arrugas que tu rostro.¿Te has fijado en que la misma expre-sión de tu rostro parece una máscara?¿Te has fijado que compartes la mismainexpresiva mirada que tus colegas?¿Menos fija, pero más fría que la delhombre que acabáis de asesinar?¿Cuándo te enfundaste ese uniformemental, que se asoma a tu mirada?Primero fue la semilla del odio, después,el pensamiento único nazionalista. Yahora... ahora eres esclavo de la propiabanda que te recuerda a Yoyes, a Per-tur... ahora ya no hay vuelta atrás, loimpide la propia banda de ‘gudaris’: se-rías un traidor. ¿Qué te queda, sino huircomo alimaña? Ahora sí, ahora el odiobífido está enquistado en ti. Tienes quetener un móvil para vivir. Y no tienesmás remedio que inventar (o que te in-venten) un móvil para asesinar.Y ahora, si aún eres capaz de dartecuenta de que eres un utilizado más, uninstrumento al servicio de otros intere-ses, no tienes más remedio que tragar-

te los discursos de tus portavoces. Y enel callejón sin salida en que te metiste oal que te empujaron, sigues y seguiráshaciendo lo único que sabes: matar. Ytú sabes, en tu fuero interno, que nohay causa que justifique un crimen.Y por la espalda, a traición, en una gue-rra que sabes inventada como pretex-to. Lo sabes, pero no puedes moverte niun milímetro, ni siquiera mostrar un

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En una céntrica cafetería de Bilbao,tres docentes de centros públicos

(institutos) de la ciudad conversanamistosa y confiadamente.Una de las tres, Inés, inició su desahogodiciendo que acababa de recibir una de-nuncia por parte de la Asociación dePadres al Consejo Escolar, acusándolade “poner notas ideológicas”. En efec-to, había suspendido a seis alumnos ensu asignatura de Lengua y Literatura alleer frases como las siguientes en unaredacción, materia del examen:“Juan biene por el kamino de la higle-sia”...; “Ernesto pre siente de que su aitahesta enfadado y no ba recivir la pa-ga”; “Patxi a venido pa hacer los deve-res asta las otxo”;...Tras escuchar estos datos, Miren aportóla siguiente información. Manifestó asus alumnos de 17-18 años los elemen-tales criterios para superar con éxito laasignatura de Lengua y Literatura. Porejemplo, debían leer a lo largo del cur-so dos novelas y un ensayo y realizar, adiario en casa, los deberes como ejerci-cio práctico. Días después, encontróuna gran pancarta en la pared posteriorde la clase reclamando “RESPETO”. Mi-ren que mantenía, desde cursos prece-dentes, una estrecha y cordial relacióncon esta promoción de alumnos, supoque habían sido instados a este acto derebeldía por la propia “Tutora de Gru-po”, de conocida filiación abertzale. Enefecto, la pancarta había sido colocadaal día siguiente de la reunión del cursocon la “Tutora”, sin que la profesora in-teresada hubiera sido convocada a esareunión.La tercera contertulia, Marta, acababade recibir 28 votos en la elección demo-crática para Director del Centro de suClaustro de profesores y el siguienteprofesor más votado contaba con 7 vo-tos. Tras la máxima abertzale, difundidapor los sindicatos ELA y LAB: “hay quecopar las direcciones de los Centros acualquier precio”, fueron movilizadas

las bases y el Consejo Escolar eligió alcandidato minoritario, de ideología na-cionalista-radical. Pocas semanas después de esta tertulialas colegas tenían más incidentes quecompartir. A una de ellas le habían pin-charon dos ruedas, le robaron la ruedade repuesto y el gato; y días después leaflojaron los tornillos de tres de las rue-das del coche, mientras estaba aparca-do en el patio del centro escolar. Es-ta persona, vascoparlante por familia,fue suspendida por tres veces en el exa-men de EGA (Capacitación idiomáticapara dar clases en euskera) en Vizcaya,sin embargo, superó este examen enNavarra, donde se desconocían sus opi-niones políticas. Otra se quedó sin frenos de regreso acasa. En el garaje le hicieron saber quealguien había roto con un martillo labomba del líquido de frenos. Finalmen-te, se le adjudicó un alumno “borroka”para realizar el conocido “marcaje enlas aulas”, provocando la subversiónde unos cuantos más proclives, por seralumnos de menor capacidad y escasamotivación. Este grupo minúsculo pro-fería insultos, se revelaban ante cual-quier actividad académica,... deterio-rando seriamente el ambiente de la cla-se. No hubo manera alguna de arbitrarmedida disciplinar eficaz para evitarque unos pocos, dañaran el rendimien-to de los demás y la actividad docentede la profesora, que se vió obligada acambiar de centro.

*Profesora de Lengua y Literatura durante24 años en el País Vasco y seis en Madrid.

UNA TERTULIA DE COLEGAS:LAS NOTAS IDEOLÓGICAS Y EL RESPETO A LA IGNORANCIA DE LOS ALUMNOS

María Ollauri*

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DELEGADO DE CURSO, INVITADO A LA TRIBUNAJon Larrinaga B.

Soy alumno de bachillerato en un ins-tituto público del País Vasco. Me eli-

gieron delegado de curso y por tantoportavoz de mis compañeros. En esteinstituto, como en todos, los alumnosque pertenecen a Ikasle Abertzaleak(“estudiantes patriotas”), convocan huel-ga por cualquier motivo, exista o no. Una mañana entraron en mi clase. Con-vocaban huelga para el día siguientepara protestar contra la “represión dela juventud vasca por parte de lasfuerzas opresoras y de los profesoresfascistas españolistas”. Como delega-do, me entregaron un comunicado parasu lectura en clase. Me dirigí a mi asiento y redacté mi di-misión, argumentando que lo que sepretendía que leyera iba contra mis ide-as y principios. No leí el comunicado,voté no a la huelga, pero tuve que cam-biar de instituto debido a las constantesamenazas.

Estaba en mi clase cuando la Direc-tora entró indicando que quería

hablar conmigo sobre una reunión an-terior. Para no dejar desatendidos amis alumnos, apunté la convenienciade posponer la conversación hasta elcambio de clase. Sin embargo, con to-tal destemplanza me sujetó los brazos,sacudiéndome con violencia mientrasme gritaba: “¡Tú harás lo que yo diga,aquí mando yo!”Continuó zarandeándome, llevandocon sus manos las mías hacia mi rostrogolpeándome con ellas, mis gafas ca-yeron al suelo, lo que me dejó una he-rida. Los hematomas en brazos y carafueron certificados por el médico alque acudí.Recurrí a la inspección educativa, quecuestionó sin más la denuncia de laagresión, poniendo en tela de juicio miveracidad, sugiriendo que había sido ala inversa: yo habría agredido a la Di-rectora. Me amenazó veladamente,

instándome a “dejar las cosas comoestaban”.Mis compañeros de trabajo empezarona negarme el saludo. Miedo o conve-niencia. Recurrí a un sindicato. Todo envano. Hoy, continúo luchando por midignidad personal y profesional. Elasunto está en los tribunales de justicia,acudiendo la Inspectora como testigode la defensa de la Directora, que con-tinúa en su cargo. Ambas son de cono-cida ideología nacionalista a ultranza. He sido trasladada de centro, en “comi-sión de servicios”. Pero seguiré luchandohasta que resplandezca la verdad.Soy profesora de castellano y vascopar-lante: soy vasca de cuna y de raíces, poreso no tolero que me despojen deuna de las dos lenguas que permitenmi cultura, la vasca.

EL ABUSO DE PODER Y LAS RESTRICCIONES NACIONALISTASEN LA ESCUELAKarmele García de Lekanda

LA INSPECCIÓN EDUCATIVA DEPENDIENTE DEL GOBIERNO VASCO Y LA AUTORIDAD DE LOS PROFESORES

Siendo Directora de un centro educa-tivo público de Bilbao, entró en mi

despacho un muchacho de unos 15años. Con el rostro desencajado por elmiedo, me contó entre hipos cómo ha-bía sufrido el ataque de tres alumnosabertzales, mientras los demás estabanen el comedor.En la clase, dos de los atacantes le suje-taban y el tercero le propinaba puñeta-zos entre gritos de: “¡Grita soy un pu-to español!”, “¡Escribe: Gora ETA Mi-litarra!”.“Mi padre es militar, tengo miedo deque lo maten, ellos lo saben” —me con-

fió entre lágrimas de rabia e impotencia.Me despedí de él asegurándole quenunca volvería a ocurrirle nada pareci-do mientras yo fuera la persona respon-sable del centro.Llamé al despacho a los tres agresores,que reconocieron su “hazaña” con acti-tud desafiante. Les advertí que habien-do cometido una falta grave, seríansancionados. Cité a sus padres, quienesse presentaron con actitud amenazado-ra, insistiendo en que no había motivospara la sanción. Emitieron una quejaverbal ante la Inspección Educativa,desde donde se me llamó, de inmedia-

to, dudando de la legitimidad de midecisión. Era obvio que habían descali-ficado mi autoridad.Una vez presentado el Plan de centroaprobado por el Consejo Escolar, don-de se incluía la normativa que regulabalos derechos y deberes de los alumnos,los agresores fueron sancionados segúnla misma. Esto me costó la rotura de loscristales del coche y una andanada depedradas dirigida a la ventana de midespacho. Lo que doy por bien emplea-do al haber conseguido —en este caso—que los aprendices de terroristas noquedaran impunes.

Miren Orueta

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Estimadas/os compañeras/os:Mi traslado laboral a partir de Septiem-bre hace que mi salida del País Vascocomo lugar de residencia sea definitiva,después de haber logrado (¡por fin!)una plaza como profesor de Secundariaen Andalucía. Y no quiero desaprove-char la ocasión para despedirme dequienes más estrechamente habéiscompartido conmigo estos últimosaños de trabajo docente.Después de recorrer bastantes institu-tos de enseñanza a través de la geogra-fía vasca (...) Ya sé que mi marcha, co-mo la de tantos otros compañeros quehacen la matela año tras año, no le su-pone al sistema escolar vasco (neo-euskaldún, quiero decir) ninguna pér-dida o trastorno. En todo caso es unaganancia, ya que los “profesores ra-ros”, como es mi caso, reestructura-dos en la lengua pero no sometidos,somos una molesta grasa sobrante.Nuestra forzada marcha es un favor pa-ra quienes no toleran diferencias y en-salzan, tanto en la calle como en las es-cuelas, el “pensamiento único” al servi-cio de una “patria grande”. Pero ya so-mos muchos a quienes, por falta de tra-gaderas, se nos hace irrespirable y nopodemos soportar por más tiempo laasfixiante atmósfera politizada queatenaza al sistema escolar de un PaísVasco autista, ...y —por unos cuantos—bárbaro y enloquecido, entregado al ex-terminio de las discrepancias y la lim-pieza de “disidentes”. Un país en el sepone en primer lugar cuestiones secun-darias, como son la patria y el idioma,mientras olvida o menos precia lo quees primordial en la vida: las relacioneshumanas y la convivencia sana entrepersonas. A los docentes, siempre enprimera línea, nos ha tocado la peor

parte en esta situación, cada vez másenquistada y desquiciada, aunque yaafecta también seriamente a otros sec-tores de profesionales: jueces, periodis-tas, médicos,...En cualquier caso, lo im-portante no es que seas un buenprofesional: lo decisivo es ser vasco-parlante (yo lo soy) y nacionalista: conuna amor a la “construcción de la pa-tria” mayor que a tu propia vida, y queesto lo inculques en tu entorno.Cada nuevo curso escolar he visto másrebajada mi dignidad, profesional y per-sonal. Pero no quiero resignarme a serde por vida una persona triste y gris, sinalegría, hecho a imagen y semejanza deesos “patétitos patriotas”, siempreamargados, rezumando odio, ...(...) Y esque sobrevivir hoy en Euskadi comoprofesor, resistiendo a la idea de tenerque pasar al bando ideológico de quie-nes alimentan a la “Bestia” y nos agre-den, supone tener que adoptar unaprogresiva actitud de aislamientomental y cobardía ética que deparauna dolorosa sensación de soledad yexclusión social.No deseo marcharme del lugar dondenací, he crecido y quiero. Siempre año-raré a mis amigos y los entrañables rin-cones de esta mi maravillosa tierra (...)Pero la situación se me hace tan inso-portable que la salida de un País Vascoembrutecido, (...) enfermo de “patriotis-mo”, se me presenta como una alterna-tiva imprescindible si quiero vivir y tra-bajar con renovadas ilusiones y saludmental. Durante mucho tiempo heaportado lo poquito que he podido pa-ra que cuajara aquí una convivencia li-bre y saludable, pero ya no veo luz al-guna al final del oscuro túnel en el quenos han metido. (...) Observo con penaque el síndrome de Estocolmo afecta

cada vez a más personas —incluso ami-gos cercanos— que se resisten a sacudirsus conciencias (...) Comprendo que lapresión nacionalista en todos los ámbi-tos de la sociedad es tremenda. (...) Elcansancio y el miedo obligan finalmen-te a muchos a ser “indulgentes” con losagresores y a ceder ante sus chantajes.Es lo que ocurre cuando dentro de al-guien se despierta el instinto de super-vivencia y empieza a pensar que si elenemigo es invencible lo mejor será ha-cerse amigo suyo. Se empieza imitandolos gestos cotidianos y “tics” contagio-sos del fundamentalismo patriótico,para enseguida, llegar a comprenderque las fieras abertzales no son en elfondo tan malas y que, pese a ser unpoco bruscas en los modales, actúanbuscando lo mejor (...) Terminas con-vencido de que ser un fervoroso cons-tructor de patrias es un requisito parala realización personal. Has aprendido elarte de sobrevivir adaptándote al en-torno del nuevo escenario social. Em-piezas a no desafinar en la sinfoníaabertzale y eres bienvenido en el clubde los mutantes. Se trata de cambia elchip: pensar que quienes pretenden se-cuestrarte el cerebro y someterte comociudadano libre tienen también “sus ra-zones”. Finalmente, hechizado, terminasdisculpando a los abertzales sus trave-suras y agradeciéndoles la generosidadque han invertido en tu salvación (no tehan “tocado” habiendo habido tantosasesinados).Lo que pasa en Euskadi puede sucederen cualquier otro lugar si concurren cir-cunstancias similares. Se trata en reali-dad de una contagiosa patología uni-versal de la condición humana de la queencontramos abundantes ejemplos en lahistoria y que conocemos con el nombre

Patxi Andueza

DESPEDIDA DE UNPROFESOR EXILIADO

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Aunque aparentemente, el único so-porte humano era el conserje, pró-

ximo a ETA, el instituto vizcaíno, en elque impartí clases, era el lugar utiliza-do, por las tardes, para repintar coches,cambiar las placas de matrícula de los

mismos y guardarlos hasta su utiliza-ción en actividades terroristas. Despuésde las clases, que terminaban a las cin-co, ningún profesor, excepto el equipodirectivo y el conserje, podía acceder alinterior de las instalaciones del centropor desconocer el número de la clavede la alarma, que se desactivaba al uti-lizar las llaves.A los pocos años abandoné este centroy trabajé en otro situado a unos treintakilómetros. Casualmente, al abrir un fi-chero de la biblioteca, descubrí mechasy un notable número de botellas vacíasde licores y espumosos de cristal sufi-cientemente grueso, característica quelo hacía idóneo para su utilización en lafabricación “artesanal” de cóctelesexplosivos. Inicialmente, no me perca-té de la finalidad “didáctica” de seme-jante “material escolar” en una bibliote-ca. Tras preguntar a los alumnos, queme acompañaban, percibí su sorpresa

ante mi ignorancia. A continuación, meinformaron que se utilizaban para lasactividades de “política de reciclaje”.Las botellas que se consumían en acti-vidades lúdico-festivas eran reutiliza-das para la confección del material ne-cesario para quemar cajeros o autobu-ses en las actividades vespertinas ynocturnas. En aquel momento, entendí

que no era una ficción (o una fanfarro-nada) algunos detalles que se reflejabanen las redacciones: “Este fin de semanahemos tenido “buena marcha”: han ca-ído dos cajeros…” Inmediatamente, co-mo es razonable, informé al equipo di-rectivo para que tomaran las medidasoportunas. En primer lugar, me sor-prendió que no se sorprendieran. Des-pués, me indignó que miraran para otrolado. Proseguí en solitario mi “contraa-taque”, que me causó no pocos disgus-tos profesionales y personales, hastaquebrantar mi salud. Por este motivo,actualmente estoy de baja.

LAS ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES Y ALGUNOSCENTROS PÚBLICOS DEENSEÑANZA

M. Cuesta Urquiola *

* Natural de Bilbao. Profesional de la Ense-ñanza Pública desde hace 19 años, con ejer-cicio en Vizcaya.

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de fanatismo o fundamentalismo dog-mático; también podemos llamarla in-seguridad e inmadurez personal, miedoa la libertad... ¡Si la burda y crispada si-tuación que padece la sociedad vascasirviera, siquiera, para que los futurosciudadanos jamás olviden las causasque generaron el trueque de la libertadracional por la barbarie del instinto! Hayque ser siempre tolerantes y generososcon todos..., excepto con la intoleranciadel intolerante. Olvidar la historia y noaprender del pasado, especialmente desus episodios más macabros, supone re-petir sus errores y horrores. El sujeto hu-mano desmemoriado es un sujeto aca-bado en su racionalidad.

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Desde los constitucionalistas de Cá-diz, allá por 1812, la instrucción

pública, luego llamada educación, su-ponía el mejor instrumento para formara los ciudadanos, como individuosconscientes de sus derechos y del papelque debían desempeñar en la construc-ción social. En la educación intervienendiferentes variables que posibilitan per-sonas autónomas, conscientes de susderechos y libertades, capaces de forjarun proyecto personal de vida y buenasmoralmente, es decir, útiles para el con-junto de la sociedad y conscientes de supropia utilidad. En resumen: personaslibres y responsables.Uno de los aspectos más descuidadospor los sistemas educativos, pero másimportantes es la educación de la per-sonalidad. Sin duda, los aspectos queintervienen en el desarrollo personal sonde tal complejidad que asustan a los po-litólogos de la educación, pues es difícilregular las decisiones de índole adminis-trativo en materia de la formación de as-pectos tan etéreos desde el plano educa-tivo como son la educación en valores(¿qué son los valores, cómo determinarlos objetivos, los procedimientos...?), lapedagogía del esfuerzo, los hábitos, lasactitudes (¿cuáles, cómo?), el refuerzo dela autoestima que tantos desastres origi-na en la estructuración de la personali-dad y de la conducta, etc. En definitiva loque el profesor Marina tan eruditamen-te explica en sus libros cuando se refiereal mundo emocional, al afecto y a sueducación —a la educación afectiva—.

Siendo complejo establecer los aspec-tos curriculares (de programa) en cues-tiones tan difíciles de concretar en elplano práctico, sin embargo, sí se pue-den definir cuestiones de índole organi-zativo o de carácter funcional que per-mitan abordar un objetivo primordialen cualquier sistema educativo que seprecie como integral: la prevención.Cada vez se habla más del fracaso de laESO, de la violencia en los centros edu-cativos, de adolescentes que matan asus progenitores, etc. Quizás todavía nose han planteado explícitamente solu-ciones que ayuden a abordar un pro-blema que ha emergido en forma depunta del iceberg, y que puede desbor-dar a nuestras comunidades educativasen poco tiempo, si no lo ha hecho ya. Ylo que es peor, desde un punto de vistacriminológico, puede generar en nues-tros jóvenes conductas inadaptativas ydisfunciones comportamentales, pato-logías de conducta, o trastornos de per-

sonalidad que en la edad adulta sontremendamente difíciles de corregir ode paliar, por no haberlas detectado atiempo o no haber adoptado las deci-siones pedagógicas adecuadas cuandohabía que hacerlo.Son varios los aspectos funcionales quehabría que abordar en nuestros centroseducativos para que eso sea así:Por ejemplo, la reforma educativa en suprimera formulación que fue el LibroBlanco para la Reforma contenía im-portantes consideraciones que luegohan pasado a mejor vida, o bien no hansido adecuadamente abordadas desdela administración educativa. Ejemploparadigmático de ello es la tutoría y laorientación escolar. Una de las cues-tiones más importantes que debe abor-dar cualquier sistema educativo es ladetección temprana de los trastornosde aprendizaje, y de los trastornos depersonalidad. Lo ideal —y los orientado-res escolares que sabemos diagnosticarconocemos que es posible con las ac-tuales técnicas de la psicopedagogía—es diagnosticar y pronosticar los tras-tornos del desarrollo y las dificultadesen el aprendizaje en la etapa de la edu-cación infantil, es decir a los cinco o co-mo mucho a los seis años. En ese mo-mento ya apuntan indicadores que nospredicen las dificultades que va a tenerel niño en su maduración psicomotriz yde aprendizaje de la lecto-escritura, ylos primeros desajustes en su mundoafectivo y emocional, los errores educa-tivos en la familia, etc. Detectando atiempo esos problemas de desarrolloseremos capaces de hacer un segui-miento en los momentos cruciales de laprimaria y cuando alcancen la secunda-ria, en la pubertad, podremos decidir lomás conveniente para que cuando elniño tenga las edades de la adolescen-cia resolver los principales conflictosque afloran entonces y que han queda-do más o menos latentes durante la in-fancia. Los educadores podemos tener, portanto, una perspectiva temporal y una

EDUCACIÓN Y PREVENCIÓN DE LOS TRANSTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Ernesto Ladrón de Guevara

Doctor en Filosofia y Ciencias de laEducación. Profesor del Instituto FedericoBaraibar (Vitoria-Gasteiz).

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información suficientemente contras-tada y objetivada como para saber loque tenemos entre manos y adoptardecisiones que no sean improvisadas ocuando menos infundadas. Uno de losproblemas más importantes en el mun-do educativo es que los profesores ca-recen de información sobre los sujetoseducandos, o cuando menos esa infor-mación es parcial, no científica, y mu-chas veces equivocada. Y la mayoría delas veces, aún teniendo informaciónobjetivada, los educadores no sabenqué hacer con el muchacho o mucha-cha por carecer de pautas o criterios,pues la mayoría de los educadores nodisponen formación psico-pedagógicasuficiente. Por tanto la secuencia sería:Diagnóstico o detección temprana, se-guimiento, sistematización en la reco-gida y el tratamiento de los datos, aná-lisis de los mismos, prevención, decisiónpedagógica sostenida y coherente,orientación. Con ello podremos conse-guir que nuestros escolares estén vigi-lados desde el lado de su evolución es-colar, afectiva y personal; no solamenteen el aspecto físico o académico de sudesarrollo que es lo único que se suelecontrolar.Pero para ello es fundamental tenerorientadores en los centros. Orientado-res que superen la actual burocratiza-ción de la función orientadora y se de-diquen al diagnóstico y prevención deltotal de la masa escolar. Un buen orien-tador diagnostica, detecta, previene, in-forma, orienta y aborda las necesidades.Un buen orientador da pautas a losprofesores y a los padres, aborda lasterapias específicas necesarias en el mo-mento oportuno, no solamente cuandoel problema ha aflorado con virulencia yya no es posible resolverlo eficazmente,pues es tarde, como pasa la mayor par-te de las veces durante la adolescencia.Además, es preciso reforzar la funcióntutorial en los centros. La función tuto-rial permite que el profesor sea más uneducador que un instructor del cono-cimiento. El buen tutor o tutora actúa

de segunda figura paterna, de tal ma-nera que conoce a fondo a sus alumnos,sus problemas y dificultades y hace unabordaje integral respecto a los mismos,no solo desde el lado del aprendizaje,sino desde el afectivo, desde el orienta-dor de su desarrollo personal, desde laacción sobre las familias, etc. Pero lacomplejidad de su función que implica-ría tener en cada tutor un psicopedago-go, lo cual hoy por hoy no es factible,obliga a que tenga unos apoyos que nopueden ser otros que los del orientadorescolar.El problema radica desde el lado de laorganización escolar. Hay graves con-tradicciones en el actual sistema edu-cativo que imposibilitan una funcióntutorial acorde con las necesidades, so-bre todo en la ESO que es cuando aflo-ran con más fuerza los problemas porcoincidir con el estadio de la adolescen-cia. La proliferación de disciplinas y ma-terias y su dispersión hacen que la ins-titución escolar no se preocupe de lofundamental que es que el sujetoaprenda a leer bien, escriba con unamínima corrección, tenga una ampliacomprensión verbal, conozca los princi-pales mecanismos matemáticos y ad-quiera los fundamentales elementos dela formación humanística y del conoci-miento del mundo físico. Por ello, laabundancia de especialistas por la pro-liferación de materias no fundamenta-les hacen de las aulas un lugar donde sepasean múltiples profesores en un mo-mento en que el alumno necesita másque nunca y más que nada referentesclaros de normas y de personas, tratopersonalizado y coherente, firmeza, exi-gencia y afecto, en un momento en elque está afianzando su identidad per-sonal que está formada por su propiodesarrollo emocional, por la estructura-ción de su autoestima y su ubicación enel mundo de su entorno, y lo que esmás importante su propio autoconcep-to o autoimagen. Para ello la figura hu-mana del profesor, con su marco de va-lores, su estilo de relación, y su capaci-

dad de empatía es esencial, y no sepuede conseguir una referencia axioló-gica ni personal donde existe un volu-men alto de profesores en circulación otutores que apenas conocen a susalumnos porque apenas pasan tiempocon su grupo ni disponen de momentospara estar con ellos y marcar pautas,orientaciones y normas, indispensablesen un periodo como es el de la adoles-cencia. La adolescencia sin marcos, sinnormas referenciales, sin pautas y sintrato afectivo, sin educación emocional,en suma, es una bomba. Por eso que laESO en la mayoría de los centros sea unentorno conflictivo y por ende pocoeducativo. Máxime, aún, si por exigen-cias de la atomización de la familia ydel reparto laboral éstas no ejercen co-mo referencia axiológicas y comporta-mentales de sus hijos y delegan en laescuela el conjunto de la acción educa-tiva, cuando, nadie lo duda, la familia esinsustituible y ciertas funciones educa-tivas no pueden ser suplidas por la es-cuela. Y más aún, cuando la televisiónejerce tan alto grado de influencia en lamodelación de comportamientos,pudiendo hacer muy poco contrapeso alos múltiples programas basura dondese generan pautas muy poco construc-tivas desde el ángulo social y de los va-lores.Otra de las cuestiones que hay que re-tomar de forma perentoria en los cen-tros es la cuestión de la disciplina. Ladisciplina ha estado denostada durantelas dos últimas décadas con lo que ellosupone de gravísimo error. Se ha conce-

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bido al alumno, al niño, como sujeto dederechos, no de obligaciones. O, lo quees lo mismo, con obligaciones no pre-ceptivas por carecer de marco o proce-dimiento ágil sancionador. El ridículoafán garantista lleva a efectuar verda-deros procesos judiciales de tipo suma-rísimo, para sancionar a los alumnospor faltas que, a veces supera el límitede imaginable. Así se demoran las deci-siones de pedagogía correctora que im-plican siempre, necesariamente, inme-diatez en la respuesta, para que la rela-ción estímulo-respuesta contenga con-secuencias efectivas en la modificaciónde la conducta anómala. Procesos san-cionadores que impliquen la práctica dela prueba y procedimientos de audien-cia al interesado, expedientes por escri-to, etc. suponen que los alumnos se rí-an en la propia cara de los profesores yéstos se muestren indemnes ante la im-posibilidad de adoptar decisiones co-rrectoras que en la inmensa mayoría delos casos requieren inmediatez y pro-porcionalidad. Los centros educativosdejan de serlo si los alumnos campanpor sus respetos y no se sujetan a unmarco normativo mínimo. Las aulas sehacen ingobernables y se convierten encaldo de cultivo para personalidadesdesviadas y para transtornos de ansie-dad, conductas antisociales y demáspatologías, como lo que de forma gené-rica se llaman psicopatías. Las aulasnunca pueden ser una selva en el que elpez grande se coma al chico y dondeimpera la ley del más fuerte. Precisa-mente uno de los objetivos del sistemaeducativo es el de la socialización queconlleva integración de todos los alum-nos. Socialización implica asunción denormas y por tanto convivencia cívica.La escuela debe ser una escuela para laconvivencia. Si no, deja de ser escuelapara convertirse en otra cosa que poco

tiene que ver con la educación. Difícil-mente se puede desarrollar un procesoeducativo cuando por ejemplo, unalumno con una identidad personal po-bre, inestable emocionalmente, intro-vertido, aprensivo y con escasa autoes-tima y sin normas de referencia, se vesometido a un chantaje permanentepor los típicos tiranos que siempre sue-len aparecer en cualquier grupo adoles-cente, que coinciden con el líder social,que normalmente es, a su vez, el quemás normas rompe y el que más se en-frenta al sistema. Lo sucedido en losinstitutos en la mitad de la década delos años 80 en el País Vasco con el flo-recimiento de los seguidores de Jarrai ysu lema “kaña al autoritarismo” (sic),muchas veces atizados por adultosirresponsables, es un vivo ejemplo.El alumno en la adolescencia necesitanormas y afecto. Necesita un marco dereferencia claro donde dominen los va-lores cívicos fundamentales y las con-ductas morales. Necesita modelos parael aprendizaje vicario que normalmentedeben ser los propios profesores. Perodifícilmente se puede acometer la difí-cil tarea de transmitir valores de formaepidérmica, en la relación cotidiana, enlas interacciones sociales si domina el“laisser faire”; el no compromiso delprofesorado con su fundamental papel

que es el educativo, no tanto el instruc-tivo. En muchos casos, es la situaciónde abandono de sus obligaciones porparte de muchos padres que entiendensu rol como el dejar a los niños que ha-gan lo que quieran. En esos casos la es-cuela es la última oportunidad para ad-quirir unos valores referenciales bási-cos. Y si ésta también falla nos encon-traremos con sujetos anómicos, que nodiferencian entre el bien y el mal, entrelo correcto socialmente y lo anómalo,siendo carne de cañón de desaprensivosque manipulan al muchacho o mucha-cha dirigiéndoles a la droga, a la delin-cuencia, o hacia conductas antisociales.Durante un tiempo bastante largo hatriunfado el espíritu rouseauniano en-tendido como dejar a los niños crecerbajo sus propios impulsos, difundiéndo-se la imagen de las escuelas de Sumer-gil —experiencia inglesa que se basa enla ausencia de normas y el imperio deldesorden como organización escolar—de tal manera que los alumnos no debí-an someterse a un horario fijo, ni apuntualidad, debían elegir libremente,aún siendo enormemente inmaduros, asus profesores, sus materias... Y se hareflejado en la sociedad la idea de queal niño no hay que imponerle normas,ni corregirle sus faltas, ni sus brotes deagresividad, ni sus impulsos instintivos

El alumno en la adolescencia necesitanormas y afecto. Necesita un marco dereferencia claro donde dominen losvalores cívicos fundamentales y lasconductas morales. Necesita modelospara el aprendizaje que normalmentedeben ser los propios profesores.

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sexuales, de tal guisa que se vuelcan ala sociedad contingentes no desprecia-bles de jóvenes que desconocen lo quees el esfuerzo o la satisfacción derivadadel trabajo bien hecho, sin voluntad, sinresistencia a la frustración, volubles, in-capaces de forjarse objetivos y muchomenos de perseguir metas que no seanlo inmediato y lo que proporciona pla-cer directo. Desconocen lo que es pro-gramar algo o esforzarse por conseguirobjetivos mediatos. Carecen de hábitosde estudio, de hábitos de comporta-miento social, de habilidades socialesque siempre nacen de una mínima au-todisciplina; y también de actitudes derespeto hacia los demás o de unos mí-nimos comportamientos adaptativos. Yasí, esos alumnos acostumbrados desdesiempre a que nadie les controle, a queni padres ni profesores les obliguen aunas mínimas normas de convivencia yde adaptación a las situaciones, se con-vierten en pobres desgraciados, vícti-mas de futuros transtornos de persona-lidad, potenciales fracasados en la vidasocial, laboral y familiar.En este sentido la Inspección tiene unafunción fundamental, que no es tantocontrolar o velar por el cumplimientode las leyes, que también, sino la deasesorar, a la de orientar respecto a lomás conveniente para el funcionamien-to de los centros, despojándose de tópi-cos que tanto daño están haciendo.En preciso recuperar unos mínimosconceptos educativos desprendiendode ellos complejos y tópicos. Es necesa-

rio que se deje a los pedagogos hacerpedagogía, a las universidades enseñarciencia educativa desde el empirismopráctico y a la sociedad que clarifiquelo que pretende a través del sistemaeducativo, que no solamente puede serun sistema de selección laboral, ni uninstrumento para el desarrollo econó-mico. La escuela tiene una finalidadmuchísimo más sublime que es la deformar personas, ciudadanos autosufi-cientes capaces de definir su proyectopersonal de vida y de aportar a la socie-dad lo mejor de sí mismos.Si a todo lo dicho añadimos la realidadvasca en la que predomina, en numero-sos centros públicos de enseñanza, elmodelo de subversión a lo establecido,la desobediencia civil, el desprecio a los

derechos individuales, la superposiciónen la escala de valores de conceptos co-mo nación, pueblo, lengua, etnia al res-peto a la persona. El respeto a los valo-res de la ilustración que protegen al ciu-dadano como objeto exclusivo de la po-lítica. Al respeto al pluralismo y a la con-vivencia cívica y multicultural. De estemodo, se favorecen actitudes funda-mentalistas, exclusivistas y xenófobas. Elfuturo no puede ser más desolador. A cualquier persona conocedora de laimportancia de la educación todo estono le debe dejar frío y debe remover suconciencia para poner algo más que ca-taplasmas en el cuerpo social enfermo.

Si a todo lo dicho añadimos la realidad vasca en laque predomina, en numerosos centros públicos deenseñanza, el modelo de subversión a loestablecido, la desobediencia civil, el desprecio alos derechos individuales, la superposición en laescala de valores de conceptos como nación,pueblo, lengua, etnia al respeto a la persona.

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Araíz de la transferencia de las com-petencias en materia educativa al

Gobierno Vasco, comenzó el proceso denormalización del euskera, siendo len-guas cooficiales en esta comunidad au-tónoma, por mandato de la Constitu-ción, tanto el euskera como el castellano. El Gobierno Vasco empiezó a legislar y seproduce la Ley de la Escuela Pública Vas-ca. Se aborda como pieza básica el mun-do educativo, pues ya se sabe que desdepequeños es más asequible aprender unidioma, además de formar o educar, opeor: que se trate de deformar. Es por eso que en todos los sistemas to-talitarios el mundo educativo es contro-lado y ‘depurado’, no hay más que mirarhacia atrás algunos lustros para recor-dar la ideologización y el adoctrina-miento, las purgas de profesionales de laeducación, intelectuales, librepensado-res, por parte del régimen franquista yde los actuales regímenes totalitariosexistentes a lo largo de la historia.En principio no existía el temor a que seprodujera ningún tipo de discrimina-ción, ni mucho menos purgas. “No seatreverán”, se decía. Se empieza por la euskaldunizacióndel profesorado, como es lógico, parapoder impartir clases de euskera a losescolares. Se da opción al reciclaje. Laconsejería de Educación está en manosde los socialistas. Las cosas irían cambiando progresiva-mente en cuanto al nivel de exigenciatanto en el tiempo de aprendizaje comoal perfecto conocimiento del idioma,tanto oral como escrito, además de do-minar la lingüística. La consejería de Edu-cación ha pasado a manos nacionalis-tas.Las ikastolas existen desde el tiempo de

Franco, aunque no eran consideradascentros de enseñanza oficiales, comotampoco lo eran los colegios privadosque impartían clases en castellano, per-teneciendo a la red privada ambos tiposde centros. Con la política de centrosconcertados, se subvenciona a la escue-la privada, tanto religiosa, cooperativasde enseñanza e ikastolas. Éstas, conside-radas ‘desfavorecidas’, reciben mayoressubvenciones que las anteriores, con loque la dotación económica para la es-cuela pública queda mermada, ya quetodos los fondos salen del presupuestoasignado al Dpto. de Educación.Nos acercamos a la década de los no-venta. Para entonces, aunque el profe-sorado euskaldun (que sabe euskera ylo habla) es escaso, se empieza a im-partir clases de este idioma, yendo enascenso el número de horas a la sema-na dedicadas a su aprendizaje, con locual hay que restarlas de otras mate-rias, entre ellas, el castellano. Pero eso no era lo preocupante. Cuan-do se es consciente de que el profeso-rado no euskaldun — empezaba a serdiscriminado y prácticamente arrinco-nado — tiene sobre sí la espada de Da-mocles, comienza la lucha por el pues-to de trabajo. De forma sutil, el Departamento deEducación va dando pasos hacia laobligatoriedad de aprender y dominarel idioma vasco, con un grado de exi-gencia cada vez más elevado, se tengala edad que se tenga, poniendo comolímite la de cincuenta años. Ya no se

trata de impartir clases de una determi-nada asignatura sino en de hacerlo eneuskera. Se abren euskaltegis y continúa el reci-claje del profesorado cstellanoparlante,concediéndosele cada vez menos tiem-po para adquirir el nivel de dominio deleuskera.Mientras, profesores considerados ‘idó-neos’ en un principio, titulados despuésde las materias específicas, sustituyen aquienes se están reciclando.Los primeros pasos se convierten en zan-cadas cuando el Dpto. de Educación con-sidera que existen suficientes profeso-res euskaldunes (que saben euskera) co-mo para implantar en los centros educa-tivos un modelo bilingüe, en el que seimpartirán clases en las dos lenguas ofi-ciales.Las campañas institucionales a favorde la matriculación de los niños en estemodelo, se intensifica durante el períodode matriculación. Se deja claro a los pa-dres y tutores que si sus hijos no apren-den euskera, será difícil su integración enla sociedad vasca, como también, y esopodría tomarse como coacción, la difi-cultad de encontrar trabajo en un futuro.En los centros públicos comienza unaespecie de ‘guerra’ entre el profesoradoeuskaldun y castellanoparlante, ya queademás la tasa de natalidad va en rápi-do descenso. Peligra el puesto de traba-jo para estos últimos.Los equipos directivos de los colegios, aquienes compete la matriculación, hande tener cuidado para que la opción delos padres sea libremente elegida, sinque medie la coacción.Se dan casos como constituir (en algu-nos centros) comisiones de matricula-ción, formadas por el Secretario delcentro o la Dirección, y dos profesores,uno de euskera y otro de castellano.En otros centros, la Dirección decideque se aplique la legislación vigente,por lo que no consiente la fiscalización.Se desencadena una estrategia progre-siva por parte de la AdministraciónEducativa. Empieza a verbalizarse pri-

EL PROCESO DE “NORMALIZACIÓN” DEL EUSKERA, UNA LENGUA ENTRAÑABLE, SE HA CONVERTIDO EN INSTRUMENTO DEDISCRIMINACIÓN Y DE ADOCTRINAMIENTO

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M. Orueta, E. Gómez Churruca, Y. Salanova.

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mero, por parte de los superiores jerár-quicos, la conveniencia de que los equi-pos directivos sean bilingües; poco apoco, de cara a no provocar el estalli-do de un conflicto público, cuando espatente intramuros, se va provocandola sustitución de directores y equiposdirectivos completos por profesoradovascoparlante y, si es posible, de ideolo-gía nacionalista o lo suficientementedócil. Comienza un éxodo de profesores noeuskaldunes hacia otras comunidadesautónomas. Las plazas de castellanoque quedan libres por esta causa o porjubilaciones, se extinguen o se recon-vierten en plazas para profesorado eus-kaldun. Se implantan tres modeloseducativos: A, B y D (en euskera noexiste la C), dando prioridad al modelobilingüe (B) y al euskaldun (D), dondese imparten las clases íntegramente eneuskera y el castellano como asignatu-ra incluso en zonas históricamente cas-tellanoparlantes, como Bilbao y Vito-ria, así como en poblaciones cercanas.En el modelo B (bilingüe) se incumpledescaradamente la normativa, aumen-tando las horas de clases en euskera,dejando para el castellano el tiempomínimo, con la clara complacencia de laadministración nacionalista. Se llega a establecer en muchos centroseducativos la aberración de no permi-tir que se mezclen, ni tan siquiera enlos recreos, los niños de euskera con losde castellano. Llegan a delimitarse es-pacios físicos.(Recuerdo el caso de un niño cuyo me-jor amigo estudiaba en el modelo D —euskera— y él en el A —castellano—.Sólo podían verse fuera del centro, puessu amigo tenía totalmente prohibidohablar con ‘los de castellano’, medidageneralizada. Ese niño, castellanopar-lante, llegaba llorando a casa con fre-cuencia por ese motivo).Los niños cuya lengua materna (másdel 90% en las ciudades y pueblos don-de se habla castellano) no es el euske-ra, empiezan a sufrir las consecuencias.

En sus casas no les entienden, pues seles incita a expresarse en esa lengua entodo momento y lugar, por lo que suspadres corren a matricularse en los eus-kaltegis. De manera que el contactocon la familia es reducida al máximo, loque causa severos problemas afectivos.Se da todo tipo de facilidades al alum-no que quiere cambiarse del modelocastellano a los de euskera. Si es a la in-versa, el papeleo, la autorización de lainspección educativa previo informe,‘estudio psicológico’ y un montón detrámites más, desmoraliza a los padres ylos niños deben esperar a llegar al insti-tuto de Enseñanza Media para poderoptar a la enseñanza en castellano, fe-

nómeno que se da según salen de la es-cuela en alto porcentaje.Pero no es esto más que la narración deun proceso para la implantación de unidioma que, en efecto, siendo lenguaco-oficial, es poco utilizada, sobre todoen Álava y Vizcaya. Lo preocupantees la ideologización que se va introdu-ciendo en los alumnos, no sólo en de-terminadas ikastolas, sino ya en el senode la escuela pública. El trasvase del alumnado castellano-parlante hacia los colegios privadossubvencionados con fondos públicos, esmasivo. Estos centros, además, tienen

derecho a establecer su propio ideario,sea religioso o de otro tipo. En la escue-la pública quedan los alumnos que son‘cribados’ o no admitidos en la privada,con lo que la tasa de fracaso escolarde la escuela pública aparece “in cres-cendo”, haciéndose eco de ello los me-dios de comunicación, sin hacer un mí-nimo análisis de la relación causa –efecto, ya que sus fuentes provienen dela Administración Educativa.El ‘orgullo de ser vasco y euskaldun’ sefomenta en el alumnado, a la vez que eldesprecio por los alumnos y profesora-do de lengua castellana, que sufre unaauténtica purga. Sus plazas se supri-

[…] la conveniencia de quelos equipos directivos seanbilingües; poco a poco, decara a no provocar elestallido de un conflictopúblico, cuando es patenteintramuros, se vaprovocando la sustituciónde directores y equiposdirectivos completos porprofesorado vascoparlantey, si es posible, deideología nacionalista o losuficientemente dócil.

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men, pasan a desempeñar funcionesdistintas para las que se prepararon yen las que trabajaron, quedan como‘profesores de apoyo’ para niños connecesidades educativas especiales (que‘casualmente’, son de habla castellana),eufemismo que suple al antiguo “niñoscon retrasos” o “problemáticos”, puesen el fondo y en la superficie siguentratándose como tales.Profesores con experiencia, estupen-dos profesionales, quedan en una especiede ghetto ideológico. Directores especia-lizados, democráticos y profesionales,quedan al cuidado de comedores, a car-go de actividades extraescolares, etc.,ocupando sus plazas profesorado euskal-dun tengan o no competencia académi-ca.Los de las ikastolas, pasan a ser fun-cionarios sin más trámites, sin oposi-ción y sin más mérito que haber estadoimpartiendo clases en ikastolas. Ocupanplazas en la escuela pública o continú-an en las ikastolas con el rango de fun-cionarios del Gobierno Vasco y recono-ciéndoseles la antigüedad como fun-cionarios de carrera el tiempo que es-tuvieron en las ikastolas, con lo quemuchos se colocan por delante de losque llevan años y años trabajando en laescuela pública. Esto no sucede con losprofesores de centros privados con-certados, lo que sin duda es un agraviocomparativo.A todo esto, el ‘apartheid’ que existepara los profesores no euskaldunes, seextiende al alumnado: quedan estu-diando en castellano minorías étnicas,hijos de emigrantes de diferentes idio-mas, y en clara minoría, por lo que ade-más, la Administración Educativa dis-pone que se junten en un aula niños dedistintas edades, niveles y lenguas,convirtiendo en una pequeña Babel ca-da clase.La propaganda nacionalista ya no essólo a favor del estudio en euskera. Seataca, no ya al castellano, sino que sepretende crear un severo complejo, yse consigue, afirmando, verbalmente y

con encartelamiento en las propias es-cuelas, que los niños que estudian encastellanos, ‘son analfabetos’.El profesorado de euskera que pasa porlas aulas de castellano — salvo honrosasexcepciones — no se molesta mucho enque los niños, tras recibir cinco horas a lasemana durante años clases de idiomavasco, lo aprendan. Pasan olímpicamentey respiran aliviados al salir de las aulas.El material “didáctico” empleado enmuchas ikastolas, escuelas e institutos,infunde el odio a todo lo español. Lasfichas de trabajo con ilustraciones vio-lentas y vejatorias, rayando en lo delic-tivo, inmoral y manipulador a todas lu-ces. El odio imbuido en las pequeñasmentes, se propaga en las mentes ado-lescentes, a quienes se les otorga pa-

tente de corso por parte de equipos di-rectivos, bien por miedo, bien por estarde acuerdo con ellos.En cuanto a la enseñanza plural y conproyección amplia respecto al resto delmundo en el estudio de las ciencias so-ciales, están ceñidas a Euskadi o EuskalHerria: “Las provincias vascas son siete”.Se obvia todo lo que suene a español, esmás, no se puede utilizar la denomina-ción de “España”. Se propala la historiamanipulada del pensamiento sabiniano,el sectarismo campa a sus anchas en elmundo educativo... .Las clases son interrumpidas con fre-cuencia por miembros de Ikasle Abert-zaleak (Estudiantes Patriotas) afines aJarrai, Haika y HB-EH-ETA, para incitara la huelga por “la opresión que sufre lajuventud vasca por parte de ‘profesoresfascistas’ los ‘cuerpos represivos’ espa-ñoles y los ‘zipaios’ de la ertzantza”.La coacción y las agresiones son fre-cuentes en los espacios de recreo, elmatonismo, a modo de mafia, está a laorden del día. “¿Tú no serás un puto es-pañol?” es una clara amenaza a la quemuchos alumnos no pueden contestar,el miedo se esparce, tanto en el alum-nado como en el profesorado.No es de extrañar, pues, el vandalismo,la kale borroka, que los “chicos de la ga-solina”, sean púberes y adolescentes conorejeras, adoctrinados desde la más tier-na infancia. El nacionalismo continúanincubando el huevo de la serpiente.La depresión psicológica en el profesora-do de castellano va en aumento y en elprofesorado vascoparlante que no es dó-cil al adoctrinamiento “de la construc-ción nacional” que acompaña a la ense-ñanza del euskera. Es también un ins-trumento para apartar de la enseñanza alos profesionales: primero se da el acosoy derribo; después, la difamación y laconsabida muletilla “está o estuvo entratamiento psiquiátrico”, como si de unbaldón se tratara, amén de tachar de“vagos” a quienes padecen o han pade-cido tal situación, pues no hay escayolaa la vista ni herida que sangre.

Profesores con experiencia,estupendos profesionales,quedan en una especie de

ghetto ideológico. Directoresespecializados, democráticos y

profesionales, quedan alcuidado de comedores, a

cargo de actividadesextraescolares, etc., ocupando

sus plazas profesoradoeuskaldun tengan o no

competencia académica.

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Crónicas desde mi caserío

Crónicas desde mi caserío. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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Se viene celebrando en el País Vas-co un partido de fútbol entre el“Atlético Nacionalista” y la

“Deportiva Constitución”. Este Derbyque enfrenta, desde hace años, a los dosmáximos representantes del fútbol vas-co, ha resultado un espectáculo estre-mecedor. Cada vez que un jugador de-portivista le arrebataba un balón a unatlético, desde la grada, los aficiona-dos más exaltados del atlético ame-trallaban a los jugadores y a los segui-dores deportivistas. Además, los juga-dores de la Deportiva jugaban con la di-ficultad de que no sólo debían esquivara los defensas del Atlético, sino tambiénlos disparos de ese sector “violento” dela afición. Y es que aún jugando conchaleco antibalas corrían serio peligro.El árbitro paró, momentáneamente, elpartido y reunió a los dos capitanes pa-ra buscar una solución dialogada. Unperiodista pudo acercar un micrófonolo suficiente para captar la siguienteconversación:

Capitán deportivista: “No podemosjugar con chaleco antibalas y viendocómo la ‘hinchada’ asesina a los nues-tros, en cuanto definen una estrategiacerca del área. Cualquier incursión en elárea es peligrosa”.

Capitán atlético: “Bueno hombre… sinosotros también estamos en contra dela actitud de estos seguidores. Pero…¿qué hacer? Coincidimos con su objeti-vo: queremos ganar. Pero es que voso-tros sois igual de intransigentes, de-béis negociar con ellos y… si hay queceder, pues dejaros meter un gol, segu-ro que si ganamos os dejan en paz…

En ese momento se cortó la transmi-sión: desde la grada habían disparado alperiodista.

El “derby” vascopor Diego

Cada vez que un jugadordeportivista le arrebataba elbalón a un atlético, desde lagrada, los aficionados másexaltados del “AtléticoNacionalista” ametrallaban a losjugadores de la “DeportivaConstitución”.

‘ ‘

Fernando Rubio

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Tras las elecciones

Tras las elecciones. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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Valoración de las elecciones en el País VascoComunicado del FORO ERMUA

En Bilbao, a 17 de Mayo de 2001

El FORO ERMUA valoramuy positivamente queen las elecciones auto-

nómicas del 13 de Mayo sehaya contado con el mayornivel de participación de lademocracia en el País Vasco.Este dato indica el compro-miso y la actitud cívica deuna ciudadanía a la que to-dos hemos de tener en cuen-ta y respetar.Sin embargo, el FORO ERMUA no puedeevitar hacer mención a todas las vícti-mas de ETA y sobre todo a las que handejado su vida en el pasado “bienio ne-gro” de la Autonomía Vasca. Sus muer-tes son la expresión de la presión terro-rista sobre los partidos constitucionalis-tas, sobre los periodistas, profesores,empresarios… y evidencian la conculca-ción de los derechos humanos más ele-mentales. El FORO ERMUA rinde el máshondo y sentido homenaje a los asesi-nados por ETA y a sus familias, que hanpadecido en primera persona la sinra-zón de los que intentan subvertir losvalores democráticos e implantar su ti-ranía. El recuerdo de las víctimas y desus familias rotas orienta nuestro com-promiso en defensa de la Libertad.El FORO ERMUA reconoce sin ambagesla mayoría relativa de los nacionalistasresultante de estas elecciones. En este

sentido, el deseo de cambio que com-partíamos con una parte muy sustancialde nuestra ciudadanía no se ha hechorealidad, pero constatamos que hay da-tos muy claros para la esperanza: enprimer lugar, la caída sin paliativos deEH, organización que continúa implica-da en las estrategias del terror, de laspersecuciones xenófobas, de los chanta-jes económicos y de las tácticas fascis-tas. En contraposición, los partidosconstitucionalistas han obtenido el ma-yor apoyo electoral de la historia enunas elecciones autonómicas, superan-do en las tres capitales al conjunto delvoto nacionalista, sumando a IzquierdaUnida.El FORO ERMUA mantiene, como nopuede ser de otra manera, la exigenciade los principios democráticos que regu-lan una sociedad libre y plural. La Cons-titución y el Estatuto son las referenciasimprescindibles para un marco políticoque posibilite el respeto a los derechos ylibertades y una convivencia civilizada ypacífica entre los ciudadanos de la socie-dad vasca. No se puede gobernar ningu-na sociedad desde la exclusión o desdeuna visión endogámica que silencia auna mitad de la misma, aquella que nocomparte las posiciones soberanistas ydesea que se aplique el Estado de Dere-cho. Precisamente por ser la sociedadvasca radicalmente plural, no puede go-bernarse desde una única cosmovisión.Esperamos del nuevo Gobierno autóno-mico que gobierne para el conjunto de

la sociedad y no exclusivamente parauna de sus mitades. Le exigimos quegarantice los derechos de todos losciudadanos, independientemente desu adscripción ideológica, y que per-siga el delito terrorista y la extorsiónpara evitar la pérdida de la demo-cracia y la primacía de la barbarie.Si todo esto no se garantiza, el FOROERMUA seguirá denunciando ante lasinstancias internacionales cualquiertrasgresión de los derechos y libertadesciudadanos y nos comprometemos acontinuar velando para que no se con-funda la legitimidad que proporcionanlas urnas a un gobierno democrático conla vulneración de los principios más ele-mentales del respeto y de la convivenciaplural. En el caso de que los derechosmás elementales continúen siendo vio-lentados, el FORO ERMUA requerirá delas instancias pertinentes del GobiernoEspañol y de la Unión Europea su ampa-ro a fin de que asuman la responsabili-dad de una protección efectiva.

Entre tanto, animamos a lospartidos y fuerzas socialesconstitucionalistas a seguirtrabajando por la libertad,por los derechos de la ciu-dadanía y por el manteni-miento del pluralismo sinaventuras de consecuenciasimprevisibles.

“Los partidosconstitucionalistashan obtenido elmayor apoyoelectoral de lahistoria en unaseleccionesautonómicas,superando en lastres capitales alconjunto del votonacionalista,sumando aIzquierda Unida”

Esperamos del nuevoGobierno autónomico que

gobierne para el conjunto de lasociedad y no exclusivamente

para una de sus mitades. ‘ ‘

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Tras las elecciones

Tras las elecciones. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

77Elecciones autonómicas del 13 de Mayo de 2001

Los resultados de las elecciones demayo en el País Vasco sorprendie-ron a todos los partidos, incluido a

los que ganaron esos comicios. Nadiepodía pensar, por ejemplo, que la coali-ción nacionalista formada por PNV y EApodría gobernar en solitario, ni que HB-EH, el brazo político del MLNV, fuera aconocer la derrota más grande en sus23 años de historia. Este partido ha per-dido 7 de los 14 escaños de los que dis-ponía en el Parlamento Vasco, de losque seis han ido al PNV y EA y uno a Iz-quierda Unida, y el 40% de su apoyosocial. Los partidos constitucionalistas,PP y PSOE, han conservado el mismonúmero de electos que tenían. En el actual mapa político vasco, losnacionalistas representan el 53% delelectorado, mientras que los constitu-cionalistas tienen el 43%, mientrasque en las tres capitales de provin-cia la relación se invierte a favor delos constitucionalistas. El resto (7%)

Elecciones autonómicas del 13 de Mayo de 2001

pertenece a IU, formación que está afavor de la Constitución española, de-fendida por “populares” y socialistas,pero que, al mismo tiempo, consideraque el derecho de autodeterminaciónes un derecho democrático que le co-rresponde al pueblo vasco, en lo quecoinciden con los nacionalistas. Este esel motivo por el que a la coalición de iz-quierdas no se le puede situar ni en unlado ni en otro, aunque lo cierto es queen los últimos años ha tenido mayorescoincidencias con los nacionalistas. En el actual organigrama postelectoralla coalición PNV-EA tiene 33 escaños,seguida por PP-PSE-EE con 31 escaños,7 diputados para EH (Batasuna) y 3 porIU. Este nuevo mapa electoral demues-tra que los ciudadanos vascos se handividido en partes casi iguales entre na-cionalistas y constitucionalistas, aun-que ligeramente a favor de los prime-ros. No obstante, es evidente que se hanposicionado, mayoritariamente, encontra de la violencia terrorista de ETA.Es obvio que ante la posibilidad muyprobable de que la alternativa demo-crática defendida por socialistas y po-pulares llegara al palacio de AjuríaEnea, el electorado nacionalista se hamovilizado en masa para sostener aJuan José Ibarretxe como presidente delGobierno Vasco, incluida una buenaparte de los electores tradicionales delbrazo político de ETA. Esta es la razónpor la cual una buena parte de ellos sehan unido a los votantes de PNV y deEA para aportar, todos juntos, un apoyomasivo al candidato nacionalista. El re-sultado final de una práctica igualdad

“El resultado finalde una prácticaigualdad defuerzas, es unafotografía real dela situaciónpolítica en lacomunidadautónoma vasca,teniendo encuenta que havotado el 80% dela población”

Carmen Gurruchaga

Periodista

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Tras las elecciones

Tras las elecciones. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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de fuerzas, es una fotografía real de lasituación política en la comunidad au-tónoma vasca, teniendo en cuenta queha votado el 80% de la población.Además, esta transferencia de votos delnacionalismo radical al “moderado”permite pensar que se puede ganar aETA desde dentro del propio nacionalis-mo restándole apoyo social. PNV y EAno permitirán jamás que ETA sea derro-tada políticamente desde el exterior por

las instituciones del Estado ya que lo vi-virían como la derrota de una parte delnacionalismo. Sin embargo, estas dosformaciones piensan que con el trasva-se de votos de EH a PNV y EA la base so-cial nacionalista no se vería reducida,pero que sí tendría consecuencias di-rectas sobre el problema del terrorismo.Están convencidos de que sin las150.000 personas que votan izquierdaradical vasca, la organización terroristano sería otra cosa diferente a un grupode delincuentes.Lo expresado en los párrafos previos, serefiere a la situación política, pero trasel llamado “problema vasco” se escondeun drama social: existen numerosaspersonas que viven bajo la continuaamenaza terrorista por sólo expresar suopinión y otras que han muerto a ma-nos de la organización terrorista. El re-sultado electoral sumió a este sector enla desesperanza: al pensar que los ciu-dadanos que contribuyeron al triunfode los nacionalistas les habían dado laespalda; y al percibir que se mostrabanindiferentes a su sufrimiento, coarta-ción de su libertad y a su inseguridadpor la falta de solidaridad del sector na-cionalista.

Este nuevo mapa electoral demuestra quelos ciudadanos vascos se han dividido enpartes casi iguales entre nacionalistas yconstitucionalistas, aunque ligeramente afavor de los primeros. No obstante, esevidente que se han posicionado,mayoritariamente, en contra de la violenciaterrorista de ETA. Es obvio que ante laposibilidad muy probable de que laalternativa democrática defendida porsocialistas y populares llegara al palacio deAjuría Enea, el electorado nacionalista se hamovilizado en masa.

‘“PNV y EA nopermitirán jamásque ETA seaderrotadapolíticamentedesde el exteriorpor lasinstituciones delEstado ya que lovivirían como laderrota de unaparte delnacionalismo”

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Tras las elecciones

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Ahora nos dicen, incluso los quemás callaron cuando hablaraún comportaba riesgo de

equivocarse o comprometerse, queya estábamos advertidos. ¿De qué nosadvirtieron? De que la forma más segu-ra de no perder es renunciar de ante-mano a ganar. ‘Si no os hubiérais hechotantas ilusiones…’ Claro, no cabe duda:el que se resigna a llegar segundocuando sólo corren dos, nunca tienesensación de haber quedado el último.El gran pecado de los partidos constitu-cionales fue creerse capaces de vencer;su intolerable arrogancia, su prepoten-cia, consistió en no aceptar por primeravez su papel de comparsas y segundo-nes, intentar efectivamente ser tambiénvascos optimo iure pese a no ser nacio-nalistas, constituir una alternativa váli-da a quienes llevan más de dos décadasgobernando un país aterrorizado y en-sangrentado…, al menos al 50%. ¡Quéosadía! No pretendían cambiar de go-bierno, sino cambiar de régimen. Pero al

régimen nacionalista, convertido yatras dos décadas de información y edu-cación por él controladas en ‘lo natural’para el País Vasco, radicalizado progre-sivamente durante su omnipotencia in-discutida e institucionalmente privile-giada, cimentado en un clientelazgocon pánico a la cesantía, no se le podíadesplazar ni corregir tan fácilmente.Como mucho, podían dejar de conven-cer; que dejasen de vencer ya era otrocantar. Una esperanza excesiva. Comodice la milonga, ‘muchas veces la espe-ranza / son ganas de descansar’. Quie-nes están ya cansados de luchar por loobvio, por lo que es obvio para la ciu-dadanía en otro lugares, estaban —está-bamos— demasiado esperanzados. Y nohan sido el PSOE ni el PP los derrotados

Fernando Savater

Catedrático de Filosofía

No me refiero, claro está, al

Alavés*. Creo que hay otros

subcampeones que también

merecen elogio por el modo

en que llegaron a serlo y, sin

embargo, sólo han recibido

pésames o reproches. De modo

que vamos a hablar por fin de

los resultados de las elecciones

vascas del 13 de mayo.

Viva el perderViva el perder

en los comicios vascos, sino la frágil es-peranza.Porque se equivocan o mienten los ago-reros a toro pasado que hablan de enor-me derrota de los partidos firmantes delpacto antiterrorista. ¿De dónde sacansemejante sandez? Con doscientos vo-tos más en Vizcaya, los constitucio-nalistas hubieran superado en esca-ños a la coalición de PNV y EA. Tantoel PP como el PSOE lograron aumentarconsiderablemente su número de vo-tantes respecto a las anteriores eleccio-nes autonómicas y de nuevo se haacortado la siempre mínima diferenciaentre nacionalistas y no nacionalistas.Si nadie hubiera confiado en la posibili-dad de un cambio de régimen, ahorapodríamos estar celebrando lo obtenidoel 13 de mayo a pesar de todos los pe-sares. ¿O es que ya nadie se acuerda delcontexto en que se ha realizado la cam-paña electoral y la misma votación?¿Acaso cree de veras alguien que es lomismo poder ir libremente casa por ca-sa —y funcionario por funcionario, co-mo ha hecho el PNV— que arriesgarse ala pena de muerte por sólo requerir,acorazado entre fuerzas de seguridad,el voto de los amedrentados insumisos?¿Qué les ocurrió cuando fueron a votara los candidatos constitucionales, alpresidente del FORO ERMUA o quizá aotros menos notorios? Pocos días antesde las elecciones, un catedrático de so-ciología experto en tales lides me co-mentó que si se hubieran aplicado aesos comicios los baremos de calidaddemocrática que los observadoresde la ONU aplican en otras ocasiones,difícilmente éstas hubieran cubiertomínimos. Nos responderán: ‘Y si eso yalo sabíais de antemano, ¿por qué pedirelecciones anticipadas?’.Respuesta: porque así no podemos se-guir y no podíamos pedir otra cosa.¿Acaso íbamos a pedir la guerra civil, co-mo nos reprochaba el propio Ibarretxe?

* En referencia a la brillante derrota del De-portivo Alavés en la final de la UEFA-2001.

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Tras las elecciones

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A algunos escritores y profesores quenos comprometimos dentro de organi-zaciones cívicas en el apoyo a los parti-dos firmantes del pacto antiterroristanos han llovido durante toda la campa-ña las peores descalificaciones desde elcampo nacionalista; ahora, en el díadespués, se nos zurra también desdeotras posiciones, digamos que más... res-guardadas. Que hagamos moral, pase,porque es pasatiempo inocuo y edifi-cante, pero ¿quién nos manda meternosen política? En este pintoresco paísnuestro, o se lamenta el culpable y cóm-plice silencio político de los intelectua-les o se denuncia a los intelectuales cul-pables y cómplices que no guardan si-lencio en política. No es fácil dar gustoa quien lo tiene estragado: si te callas esporque te han dado una sinecura, si ha-blas es para que te den una sinecura. Y,además, metes la pata, porque eso de lapolítica es cosa demasiado seria para ta-rambanas como nosotros. De modo quelo mejor es dedicarse a empresario obanquero: así lo que se pierde en clari-dad de ideas se gana en nitidez de inte-reses. Seguro que después hacemos po-lítica con mayor acierto…Por equivocados que estuviésemos, sinembargo, los ilusos de Basta Ya, logra-mos algunas cosillas. No olvidemos quehace menos de un año tuvimos que ba-tallar lo indecible —¡y no sólo contra losnacionalistas!— para movilizar a la gen-te tras una pancarta que hablase de Es-tatuto y Constitución. Meses después,los dos partidos mayoritarios de nuestroEstado de derecho firmaron el pacto porlas libertades y contra el terrorismo, querefrendaba el Estatuto y la Constitucióncomo el punto de partida institucionalcontra la violencia. Y así se configuró laposibilidad de una alternativa políticaen el País Vasco, lo suficientemente cre-íble como para que ochenta mil votosde EH se pasaran al PNV-EA y le diesenla victoria electoral, debilitando seria-mente al brazo político de ETA. ¿Fue unerror criticar abiertamente al Gobiernonacionalista, denunciar con abundancia

de pruebas sus tergiversaciones infor-mativas y educativas, explicar que ETAno recluta a los jóvenes en la estratosfe-ra, sino en una juventud maleada en elculto impune a la violencia fanática, se-ñalar la insuficiente respuesta policialde la Ertzaintza de acuerdo con testi-monios de miembros sindicales de esapolicía autónoma, protestar por el se-cuestro del euskera para fines partidis-tas próximos a los violentos, documen-tar el clima totalitario de coacción rei-nante en muchísimas localidades y eldesamparo de cargos públicos o ciuda-danos desafectos al régimen nacionalis-ta que sólo recibían de éste la condolen-cia tras el tiro en la nuca o el cochebomba, pero nunca la mínima compren-sión antes? Pues bendita equivoca-ción, porque gracias a ella ya ciertascosas nunca podrán volver a ser vis-tas del mismo modo por ningunapersona honrada, incluyendo a losnacionalistas menos cerriles.De todas formas, hay que reconocerque el nacionalismo tiene bastantesuerte. Si se le hacen reproches, porfundados que estén, de inmediato for-man parte de una ‘cruzada antinacio-nalista’. Quien denuncia sus abusos nopuede ser más que un nostálgico deRamiro de Maeztu y Queipo de Lla-no, que cobra de fondos reservados poragitar a favor de Mayor Oreja. La iz-quierda, esa izquierda arterioescleróticaque ve la falta de sentido de Estado enel ojo ajeno pero no el sectarismo re-vanchista en el propio, denuncia ense-guida el afán uniformador y el aten-tado contra la diversidad. Habría querecordarles a esos atontados que ciertas‘uniformidades’ son logros del progre-sismo democrático —como la seguridadsocial o la educación general—, mien-tras que muchas ‘diversidades’ no ha-cen sino enmascarar el privilegio y ladiscriminación. No me extraña que losnacionalistas vascos, caiga quien caigay cuantos caigan, sigan votando na-cionalista porque nada pierden conello y temen perder algo cambiando el

paso. Es mejor seguir como hasta aho-ra: lo nuestro es nuestro y lo demás amedias. Mayor madurez no puede darsesin riesgo de putrefacción. Y ETA, quetambién es muy madura, ha entendidoperfectamente el mensaje: hay que se-guir arreando, porque los vascos nacio-nalistas están contra la violencia, peromucho más contra los que pretendendeslegitimar del todo a los violentos ycombatirles sin más contemplacionesque las propias de la legalidad. Tras labomba a Gorka Landaburu y otro par deintentos fallidos vino ayer mismo elasesinato a tiros del director financierode El Diario Vasco: ¡y decían que si Ma-yor Oreja ganaba las elecciones ETA sesentiría más legitimada para proseguircon la violencia! Ahora sí que se sientenllamados a matar a mansalva, porqueya vislumbran que se acerca la mesadefinitiva, que no será la de Ajuria Enea,ni siquiera la de Lizarra, sino una mesapetitoria...Sentirse animado o desanimado ahoraes ya cuestión de carácter. Comprendomuy bien a los que, ante el olor y el co-lor de lo que han sacado a flote estaselecciones, sienten la tentación de tirarde la cadena y marcharse dignamente.Pero yo prefiero acordarme de aquelácrata, ‘tipógrafo que fue de La Moder-na’ en el bello poema de Félix de Azúa,que gritó ante el pelotón de fusilamien-to: ‘¡Viva el perder!’. Y permanezco jun-to a los que siguen jugando, aun sa-biendo que hay tantas cartas marcadas.A los acomodaticios, a los resignados, alos amonestadores que todo lo adivina-ron antes que nadie pero procurarondecirlo después, a quienes nos pregun-tan: ‘¿Habéis aprendido la lección? ¿Osarrepentís?...’, les responderemos la pa-labra sagrada con la que empieza la li-bertad: ‘¡No! Claro que no.’

“¿Fue un errorcriticarabiertamente alGobiernonacionalista,denunciar conabundancia depruebas sustergiversacionesinformativas yeducativas,explicar que ETAno recluta a losjóvenes en laestratosfera, sinoen una juventudmaleada en elculto impune a laviolencia fanática,señalar lainsuficienterespuesta policialde la Ertzaintza deacuerdo contestimonios demiembrossindicales de esapolicía autónoma,protestar por elsecuestro deleuskera para finespartidistaspróximos a losviolentos […]?”

Publicado en EL PAÍSMayo de 2001

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Tras las elecciones

Tras las elecciones. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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Complejo, confusión y oportunismo

Vistas las reacciones de ilustresconstitucionalistas ante la derro-ta del PP y del PSOE en las elec-

ciones vascas, se entienden perfecta-mente las razones de esta derrota. JoséMaría Aznar ha dicho que la sociedadvasca no está madura para el cambio.Pero más bien habría que decir que haymuchos intelectuales, periodistas y po-líticos españoles que no están madurospara el cambio en el País Vasco, y que siesas élites no son capaces de asumir lanecesidad de ese cambio, es harto difí-cil que la asuman los ciudadanos. La te-sis sobre el triunfo nacionalista de im-portantes intelectuales, periodistas ypolíticos españoles, a ninguno de loscuales supongo votante del PNV o deEA, ha sido básicamente la siguiente: esnormal que hayan ganado los naciona-listas dado el extremismo y el antina-cionalismo de los constitucionalistas.Véase como uno de los ejemplos últi-mos de esta tesis la comparación de Mi-guel Ángel Aguilar entre los constitu-cionalistas vascos y, nada más y nadamenos, que los Ultrasur. Corolario de latesis anterior es la propuesta para el fu-turo de todos los anteriores: hay quevolver a acercarse a los nacionalistas.

Creo que la tesis del antinacionalismo yla de la propuesta de un nuevo acerca-miento a los nacionalistas muestran unacombinación preocupante de complejoy confusión respecto al nacionalismo deun importante sector de la élite intelec-tual y política española. La confusión yel complejo vienen de muy atrás, perohabían quedado convenientementecongelados antes de las elecciones antela eventualidad de que ganaran losconstitucionalistas. Cuando no ha sidoasí, a la confusión y al complejo se les hasumado el oportunismo de colocarsecerca de los ganadores donde, ya se sa-be, se está bastante mejor. ¿Cómo se va a producir una marea so-cial de cambio en el País Vasco si toda-vía hay élites importantes en Españaque a la crítica al nacionalismo y a lapretensión de un gobierno no naciona-lista lo llaman antinacionalismo? Trasestas elecciones, empiezo a tener la im-presión de que hay una generación deespañoles educada políticamente en elantifranquismo que está definitiva-mente perdida para la resolución delproblema vasco. Y lo está porque es in-capaz de criticar al nacionalismo y deintentar superarlo con unas nuevas

propuestas políticas. Han asumido co-mo tesis inmutable que sólo los nacio-nalistas pueden gobernar y que la alter-nativa más legítima en el País Vasco esla nacionalista, o, dicho de otra forma,que es la mitad no nacionalista la quedebe integrarse en el proyecto naciona-lista, pero nunca al revés.Esta generación de españoles vive mar-cada con el fantasma del nacionalismoespañol. Aprendieron en el franquismoque el nacionalismo español era algorelacionado con la dictadura y con unconcepto trasnochado y antiliberal delo español, y han sido incapaces decomprender que hay millones de espa-ñoles educados en la democracia paralos que el concepto de España se rela-ciona con modernidad, consenso, soli-daridad y democracia. Esta generaciónperdida está tan anclada en el pasadode España que es incapaz de construir yde ofrecer una propuesta para el pre-sente y futuro de España como proyec-to político y como nación. No tienenproyecto, porque ni siquiera son ca-paces de abordar su discusión.

Complejo, confusión y

oportunismoEdurne Uriarte

Profesora de Ciencias Políticasde la Universidad del País Vasco

“Han asumidocomo tesisinmutable que sólolos nacionalistaspueden gobernar yque la alternativamás legítima en elPaís Vasco es lanacionalista, o,dicho de otraforma, que es lamitad nonacionalista la quedebe integrarse enel proyectonacionalista, peronunca al revés”

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Tras las elecciones

Tras las elecciones. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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Por eso son también incapaces de enten-der el problema vasco. A la propuesta delibertad la confunden con antinaciona-lismo, y a la propuesta de defensa de sis-tema autonómico frente a independen-tismo lo llaman nacionalismo español.Para estas gentes defender nuestraactual estructura autonómica, una delas más descentralizadas del mundo,frente a la propuesta independentis-ta de EH, PNV y EA, es una muestrade intolerante nacionalismo español.Lo más sencillo sería invitarles a quetrasladen su residencia al País Vasco y sesumen a la aventura independentistanacionalista, porque mientras ellos cu-ran de esa forma su complejo naciona-lista, muchos vascos nos trasladaremos aotros lugares de España y les cederemosgustosamente nuestro lugar para tanemocionante viaje.Su tremendo complejo les impide inclu-so reconocer el programa nacionalista.Son incapaces de aceptar que el PNV yEA están proponiendo, al igual que EH,la independencia para el País Vasco. Ohay que estar ciego o ser un completoidiota para a estas alturas no ser capazde entender que autodeterminación ysoberanismo significan referéndum pa-ra la independencia y para no ver quese ha producido una radicalización delantiguo nacionalismo moderado quepretende superar el modelo autonómi-co. Pero hay mucha gente ciega decomplejo nacionalista. Y por eso, niquieren reconocer los objetivos nacio-nalistas, ni quieren ofrecer ninguna al-ternativa, porque cualquiera les suena anacionalismo español, incluso la de ladefensa de uno de los modelos políticosmenos nacionalistas del mundo.El complejo explica también el argumen-to del extremismo que estas gentes hanaplicado a la defensa de la libertad porlos constitucionalistas. Ahora resulta quesomos unos extremistas porque quere-mos que el Gobierno Vasco se vuelqueen la lucha contra ETA y porque conside-ramos que los nacionalistas no lo hanhecho y han dado más argumentos a

ETA. Es decir, volvemos al eterno argu-mento tan querido por los nacionalistasde que los que provocamos somos los nonacionalistas por exigir la libertad. Estriste, pero todavía algunos, acompleja-dos, quizá cobardes, siguen repitiendoque la lucha por la libertad y la de-mocracia es “estrategia de confron-tación”. Eso sí, suelen acompañar esa re-flexión antidemocrática con nauseabun-das alusiones a la necesidad de tener encuenta a las víctimas, como si desearanexorcizar su propio complejo de culpa-bilidad. No se dan cuenta de que toda-vía lo empeoran, porque colocan a lasvíctimas en el mismo lugar en que lo ha-cen los nacionalistas, es decir, comodesgraciados efectos “colaterales” deeste “conflicto”, como molestos proble-mas que debemos colocar en algún bellocajón para, a continuación, dialogar con

los que los han matado o con quieneshan sido indiferentes a sus muertes yquieren lo mismo que los asesinos.Al complejo se une la confusión. Haygentes que todavía no se han enteradode lo que es el voto étnico en el PaísVasco o de lo que es la intolerancia an-tiespañola. En el colmo de la ingenui-dad, Diego López Garrido y NicolásSartorius han dicho en El País que loselectores han premiado a Ibarretxe pordecir no a EH. Estos autores hablan deotro país, me temo. Cualquier vasco sa-be, y siente en su piel, que los electoresnacionalistas, muy especialmente losque se han ido de EH al PNV-EA y le handado la victoria, han premiado a Iba-rretxe para decir no a los que nos sen-timos españoles y, además, queremosestar representados en el Gobierno Vas-co, es decir, al PSOE y al PP.

El complejo y la confusión se mezclan, finalmente, con el opor-

tunismo, que es la forma más suave de calificar la propuesta de

diálogo de todos los anteriores y de algunos socialistas, muy es-

pecialmente José Luis Rodríguez Zapatero. Ahora resulta que,

como no hemos ganado, todos los principios y las claves de aná-

lisis que hemos defendido antes de las elecciones ya no son vá-

lidos, y nos vamos a poner a dialogar, que es una palabreja útil

para estas coyunturas en que uno no tiene ni idea de qué decir.

Incluso hablan de una Mesa por la Paz. ¿Nos quieren decir que

van a hablar con ETA?, ¿que van a conceder a PNV y a EA, y tam-

bién a ETA, la independencia a cambio del fin de la violencia?

Diálogo sólo significa esas dos cosas en estos momentos. Si es-

tas gentes no se han enterado, o pretenden hacernos creer que

no se han enterado, es que, efectivamente, algunas élites espa-

ñolas no están preparadas para el cambio en el País Vasco.

“[…] y han sidoincapaces decomprender quehay millones deespañoleseducados en lademocracia paralos que elconcepto deEspaña serelaciona conmodernidad,consenso,solidaridad ydemocracia”

Publicado en ABCMayo de 2001

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Tras las elecciones

Tras las elecciones. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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Desde el momento mismo en quenuestro «radical» diagnóstico so-bre la dirección del nacionalismo

vasco elaborado allá por el final de losochenta —y que a no pocos nos reportóel exilio interior, la hostilidad social entrenuestros paisanos y la libertad vital—quedó confirmado mediante el conoci-miento público de la convergenciadel PNV y EA con la banda terroristaETA y su entorno, obtuvimos la victoriaque acaso nuestros conciudadanos rati-fiquen dentro de tres días en las urnas.Pero tanto si lo hacen como si aplazanel momento histórico de enfrentarse asu destino colectivo, muchos podremos,en silencio, estar conformes con noso-tros mismos porque cuando las cloacasaún no rebasaban las alcantarillas y ad-vertimos que la porquería llegaba a labarbilla de nuestra sociedad.Ha sido esa «ancha Castilla» a la que nosha «desterrado» Xabier Arzalluz el esce-nario, una vez más, que nos ha permiti-do desarrollar el guión de nuestra de-nuncia, proferir el grito de nuestra pro-testa, ampararnos ante el peligro yofrecernos el calor de la comprensión yla colaboración imprescindible. Y desdeesa Castilla «ancha» que el líder nacio-nalista concibió como una execrable Si-beria para los vascos españoles —tra-sunto de una España supuestamentealejada e irreversible— se ha inoculadoel contagio de la libertad a todos losvascos sufrientes de la sutil dictaduranacionalista imperante estos últimosaños en el País Vasco. Lejos de fractu-rarnos, el exilio interior nos ha servidopara que miles de vascos, de proceden-cias ideológicas dispares, con trayecto-rias vitales opuestas, con percepcionesdistintas de nuestra tierra, encontráse-mos un mínimo común denominador:el ansia de libertad. Ni uno solo de losque hasta hace poco nos despedían conel «¡que se vayan!» dejará ahora de la-mentar la enorme energía que fluye delresto de España hasta el País Vasco y dela respuesta que allí encuentra por unamayoría de vascos, prestos ya a des-

prenderse del yugo de una conciencianacional excluyente y clientelista, servi-da por el pavor a las pistolas, la imposi-ción de los mitos, la prepotencia delvictimismo y la torpeza, cuando no lacomplicidad, de los intereses de otrosvascos dispuestos primero a vivir y lue-go a filosofar.La impostura de esta tragedia ha que-dado al descubierto gracias a ese pintorcomunista, a ese profesor arrojado, aaquel catedrático inoportuno, a aquellavíctima con voz, a aquel escritor conpulso, a aquel periodista con fibra y aese ciudadano anónimo que bajo la llu-via y la bruma, solo o en compañía deotros pocos, se puso detrás de la pan-carta un día sí y otro también reconfor-tado más por su certeza moral que porel apoyo de la Iglesia, de las empresas,de las instituciones, de los partidos y desus propios vecinos.Ha sido una revolución agazapada,constante, que venció a los dirigentesnacionalistas cuando, en forma de ma-rea momentánea pero de raíces profun-das, tomó las calles vascas y del resto deEspaña en aquel alejado julio del 97y les obligó a desenmascararse y fir-mar con la banda terrorista un pac-to de supuesta supervivencia.Ése fue el momento histórico —Estella,Lizarra, bendito nombre, en castellano y

euskera— que disparó la revuelta demo-crática activada permanentemente porlos terroristas y sus cómplices cada vezque, con el asesinato, el secuestro, elchantaje o la coacción callejera hanpretendido acallarla. Por eso hemosganado ya; porque la superioridadde la verdad —ya clara— nada tieneque ver con dos o tres escaños máso menos, con la mayoría absoluta ocon la minoría mayoritaria.

Ya hemos ganadoPublicado en ABCViernes, 11 de Mayo de 2001

José Antonio Zarzalejos

Director de ABC

Para una franja de vascos, enclava-

da generacionalmente entre los

cuarenta y cinco y los cincuenta y

cinco años, los resultados de las

elecciones del próximo domingo

son relativamente irrelevantes.

Sencillamente porque la contienda

en la que nos hemos batido —cua-

litativa, no cuantitativamente, éti-

ca no sólo ideológica, moral y no

sólo política— ya la hemos ganado

después de una larga campaña de

años, repletos de derrotas, amargu-

ras, angustias y sinsabores.

Ya hemos ganado

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Tras las elecciones

Tras las elecciones. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

84Todos esos son conceptos políticos y,por lo tanto, contingentes. De lo quehablamos —de la victoria que ya procla-mamos los españoles y, entre ellos, mi-les y miles de vascos—, es de otra natu-raleza, prepolítica, puramente ética, in-cluso moral y por lo tanto irreversible eincuestionable y que si el domingo nose plasma en las instituciones, lo haráotro domingo, de otro año y con otrosprotagonistas.Una franja de vascos, insisto, genera-cionalmente enclavada entre los cua-renta y cinco y los cincuenta y cincoaños, unos en la madurez, otros conun horizonte que quiere ser más plá-cido, ha hecho la descarga de su con-ciencia y puede confesar que ha lu-chado; que no ha callado; que ha des-cubierto al impostor; que ha clamado,no sólo por ideas, sino por principios,que se ha rebelado y que todo aquelloque le era exigible lo ha ofrecido, conmayor o menor acierto, pero con de-

voción y emoción democráticas y ane-gados en ansiedades, incertidumbres ymiedos.Puede que la tarea no haya concluido.Seguro que no. Pero hemos rescatadoa nuestra sociedad vasca del silencioy hemos roto el cerco territorial del su-puesto «conflicto» para «socializar» laexigencia, la firmeza, la convicción y lareivindicación del futuro acompañadospor el resto de nuestros compatriotasespañoles que han asumido como pro-blema propio, urgente e inmediato eldesmán terrorista y de sus cómplices,cuando unos y otros querían imponer ala «ancha» Castilla —a la España inevita-ble que ellos pretenden obviar— la ex-tranjería de un problema que es el másrotundamente español de cuantosafectan a nuestra Nación.

Ésta —la nuestra— no es una histo-ria de vencedores y vencidos. Porquelos muertos, los signados por el miedo yla sinrazón, son siempre víctimas y per-dedores inevitables. No es una historiade vencedores y vencidos porque esafranja generacional que hoy, a tres díasde las elecciones, rinde cuentas a supropia conciencia y ante la sociedadvasca, ha dejado ilusiones, esfuerzos yjirones de su alma y no hay enemigoque tenga su entidad moral para consi-derarse como tal. Y no es una historiade vencedores y vencidos porque paraque haya derrotados —los terroristas ysus cómplices, esos que ahora dicen noquerer los votos de los victimarios— és-tos tienen que albergar una dignidad dela que los asesinos y su entorno care-cen. Son sólo —terroristas y cómplices,

directos e indirec-tos— vestigios deuna España que seresistió a desapare-cer hace muchas dé-cadas, tributarios deodios dieciochescos,sombras del pasadomás tenebroso, fan-tasmas vivientes delintegrismo brutalque arrasó esta Na-ción que nuestros hi-jos han superado y alos que queremosentregar un país, an-tes que en paz com-prada, libre. Con unalibertad que sea he-rencia sin beneficiode inventario, sindeudas. Un testa-mento, pues, paraque lo disfruten, nopara que lo padez-can. Y lo hemos lo-grado.

“El exilio interiornos ha servidopara que miles devascos, deprocedenciasideológicasdispares, contrayectoriasvitales opuestas,con percepcionesdistintas denuestra tierra,encontrásemos unmínimo comúndenominador: elansia de libertad”

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Las razones de los perdedoresPatxo Unzueta

Periodista

La víspera de las elecciones vascas unoyente de Vitoria llamó a una emisora ycriticó a los periodistas por haber dichoque la mitad de la población de Euska-di estaba perseguida cuando “en reali-dad no pasan del 2%”. En el País Vas-co hay 2.100.000 habitantes (losmismos que tenía Berlín a comien-zos de los años 30), luego el 2% su-pone algo más de 40.000 personas.En 1933 los judíos de Berlín no sabíancuántos eran, entre otras cosas porquemuchos de ellos se enteraron de sucondición de tales cuando comenzarona perseguirlos, pero seguramente no se-rían menos de 40.000. En Euskadi, si aaquellos a los que arrancan las manos ola vida por expresar sus ideas en voz al-ta se suman los que han dejado de ha-cerlo por temor, la cifra de judíos po-tenciales se amplía considerablemente.Algunos convecinos suyos han dichoque los resultados de las elecciones hansupuesto la derrota no sólo del PP y elPSOE sino de ¡Basta Ya! y el FOROERMUA. Lo han dicho con alivio, porqueesperan que la derrota de los que pro-ponían no ceder más ante ETA les librede escuchar cosas desagradables. EnEuskadi hay más rechazo que nunca alterrorismo, pero también hay muchorechazo a cualquier planteamiento quesuponga voluntad clara de enfrentarsea ETA. Esto último es lo que exigía ¡Bas-ta Ya!: que el Gobierno vasco se com-prometiera a hacer frente al terrorismo;política y policialmente. Precisamenteporque ETA no es sólo una mafia, la pri-mera medida política para combatirlaeficazmente es dejar de legitimarla con

discursos como el que afirma que de-trás de la violencia hay un conflicto noresuelto; o el de que comparten finescon aquellos a quienes tienen la obliga-ción de combatir.Plantear eso no es satanizar al naciona-lismo. El PNV es un partido de tradicióny electorado democráticos, pero la es-trategia despegada a partir de Lizarra nolo era. Consistía en intentar apaci-guar a ETA ofreciendo concesiones aexpensas de los no nacionalistas. Esfalso que el PNV y EH sean lo mismo,pero es en cambio cierto que sus estra-tegias han sido objetivamente comple-mentarias durante un periodo. Señalar-lo no es cuestionar el derecho de los na-cionalistas a defender sus ideas sino in-tentar restablecer la lógica democrática.La misma que hacía necesario reclamarla convocatoria de elecciones una vezque Ibarretxe se había quedado en mi-noría (27 frente a 32 escaños). Habíafuertes motivaciones morales y demo-cráticas en el intento de hacer posible laalternancia. La primera, acabar con unasituación de hecho según la cual, hagalo que hagan, al final siempre gobiernanlos mismos, solos o en coalición. La ve-rosimilitud del cambio ha sido uno delos motivos que han desplazado 80.000votos de EH al PNV. Según reflejaba laencuesta de EL PAÍS (6-5-01), el temor aque el PNV pasase a la oposición eramayor entre los votantes de EH que en-tre los del propio PNV (79% frente a67%). La red clientelar (empleos públi-cos, subvenciones) tejida a lo largo de20 años ha dado base material a la com-binación entre ideal patriótico y segurode vida que ofrece el nacionalismo enuna sociedad en la que esto último noestá garantizado para toda la población.En esas condiciones, lo sorprendente noes que PNV-EA haya obtenido más del42% de los votos, sino que PP y PSOEhayan alcanzado el 40%. Una vez reco-nocida esa realidad cobra un sentido

más matizado el señalamiento de loserrores cometidos por los vencidos: nohaber previsto que la polarización deli-beradamente buscada actuaba tambiéncomo aglutinante del electorado nacio-nalista, y anulaba la posibilidad de queaflorase un voto vasquista crítico con elsoberanismo; por lo mismo, no habersabido resaltar que la frontera decisivaseguía estando entre mayoría democrá-tica y minoría violenta, y que el consen-so debía reconstruirse en torno al res-peto a las reglas democráticas y no a larenuncia ideológica.

Los resultados electoralessirven para decantar mayo-rías de gobierno, no para di-rimir dilemas morales o lajusteza de las razones políti-cas. ¿Habría que olvidar queen octubre de 1999 Ibarret-xe votó, con todos sus dipu-tados, en contra de una pro-posición que proclamaba lavigencia del Estatuto deGernika? Sí, hay que olvi-darlo, porque ya nos enseñóRenan que las naciones seconstruyen con olvidos com-partidos.

“La verosimilituddel cambio ha sidouno de los motivosque handesplazado 80.000votos de EH alPNV. […] el temora que el PNVpasase a laoposición eramayor entre losvotantes de EHque entre los delpropio PNV (79%frente a 67%). Lared clientelar(empleos públicos,subvenciones)tejida a lo largo de20 años ha dadobase material a lacombinación entreideal patriótico yseguro de vida queofrece elnacionalismo enuna sociedad en laque esto último noestá garantizadopara toda lapoblación”

Las razones de los perdedores

Publicado en EL PAÍSMayo de 2001

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Tras las elecciones

Tras las elecciones. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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German YankePeriodista

Es una simplificación, peroes verdad: en el País Vascohay una mitad del electora-do que vota nacionalista yotra mitad que presta suapoyo a las opciones políti-cas que no lo son. Una de esas dos mitades, la que repre-sentan los partidos constitucionales,mantiene una clara unidad en cuanto almodo de enfrentrarse a la violencia y dedefender los derechos humanos y las li-bertades ciudadanas. En la otra, las co-sas, aunque se enmascaren, son máscomplicadas.En primer lugar, porque sólo existela “mitad” nacionalista contandocon quienes apoyan el terrorismodesde una ideología totalitaria en laque la violencia forma parte de suentraña. Si el PNV y EA quieren hacervaler el sostén de esa parte del electo-rado como un todo y hacer visible unaligera mayoría tendrán que aclarar có-mo administran el totalitarismo queforma parte del mismo. No vale, desdeluego, zanjar la cuestión con el falsovelo, en el que el lehendakari Ibarretxeinsistió en el pleno de investidura, deque todos los proyectos políticos sonlegítimos. Se pretende así buscar lazosideológicos entre los distintos naciona-listas y separar los “métodos” de unos yotros, pero no es cierto que todas lasideas y proyectos sean legítimos. No loes, desde luego, el totalitarismo violen-to. Y la afirmación, ocasional pero sos-tenida en el tiempo, de que los fines deETA y del nacionalismo llamado “demo-crático” son los mismos tiene un alcan-ce político que muestra claramente eldrama del País Vasco y la distorsión queimplica el nacionalismo en la normali-dad política, que no es otra cosa quela adecuación de la vida cotidiana anormas éticas y democráticas.Ibarretxe, en la intervención inauguralde esta Legislatura del Parlamento Vas-

co, presentó como uno de los com-promisos prioritarios la lucha contraETA. Hay quienes se conforman concualquier cosa pero, apenas unas ho-ras después del asesinato del policíaLuis Ortiz, sólo faltaría que ese ren-glón no se hubiera incluido en el dis-curso. Lo importante, en el contextoseñalado más arriba, es cómo seplantea ese compromiso desde elpunto de vista político, es decir, másallá de la actuación policial, que en elPaís Vasco ha sido hasta ahora, porcierto, bastante lamentable.Si se considera que todo es plantea-ble, que el eufemismo de la “voluntadde los vascos” incluye tener en cuen-ta en un proyecto común a los vio-lentos; si se insiste en que la modifi-cación de lo que sin duda es voluntadde los vascos, como el actual entra-mado legal, es la solución de un abs-tracto problema originario al que sedebería también la violencia, no selucha contra ETA del modo en que sedebería hacer. Es más, se coloca el te-

rrorismo en el horizonte de las desgra-cias para, de paso, lograr reivindicacio-nes políticas de esa “mitad” a la que de-bería dar vergüenza pertenecer.Por eso no hubo alusión alguna en eldiscurso de Ibarretxe a que el objetivodel terrorismo de ETA es aniquilar, físicao moralmente, a quienes jamás perte-necerán a una mitad o a un sector de lapoblación que pueda entenderse y pac-tar con los criminales y sus agentes po-líticos. La resolución del conflicto vasco,que es la violencia, no tiene otro cauceque hacer causa común con los perse-guidos. Lograr la paz es que los ame-nazados o atacados por defender sus li-bertades, puedan hacerlo. No pasa por“dialogar” con los criminales para que, acambio de un precio (que se englobacon falacias en las metas comunes delos nacionalistas), detengan su barbarieno se sabe por cuánto tiempo.

Los hechos son más impor-tantes que las palabras, peroéstas, que expresan inten-ciones, deberían haber idomás allá de la moralina. Aveces no hay que esperar alos hechos para descubrir lapalabrería.

País Vasco: la mitad nacionalistaPaís Vasco:

la mitad nacionalista

“Lograr la pazes que losamenazados oatacados pordefender suslibertades, puedanhacerlo. No pasapor dialogar conlos criminales paraque, a cambio deun precio (que seengloba confalacias en lasmetas comunes delos nacionalistas),detengan subarbarie no sesabe por cuántotiempo”

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Opinión

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El éxito nubla la vista, sobre todocuando sonríe a resentidos y medio-

cres. Por eso, el sabio griego decantóque los dioses conceden el cumplimien-to de sus deseos a aquellos hombres aquienes quieren perder.Ibarretxe, o quien mande en el PNV,pretende vincular la paz con la autode-terminación. Los mensajes nacionalistassuelen circular cifrados. Hay que desci-frarlos. En este caso, la clave es sencilla.Y es de justicia reconocer que así vienesiendo en los últimos tiempos. Lo maloes que la claridad revela que la op-ción oculta por la ambigüedad era,como cabía temer, la peor de las po-sibles. Lo que sostienen es que paraacabar con el terrorismo es necesarioreconocer el derecho de los vascos a laautodeterminación. Que es tanto comodecir conceder a los terroristas lo quequieren. Al menos, lo que quieren demomento, pues más adelante querríanotras cosas, como el poder absoluto y laeliminación de los disidentes. Eso sí, elPNV pretende llegar a la autodetermi-nación mediante procedimientos máscivilizados y corteses que los terroristas.Sin tiros en la nuca y esas cosas de pé-simo gusto para un buen vecino de Ne-guri. Proponen la celebración de con-sultas populares no vinculantes —puesla convocatoria de consultas vinculan-tes es competencia exclusiva del Go-bierno de la Nación— para conocer laopinión de los vascos. Aparentemente,todo muy normal, civilizado y democrá-tico. Pero sólo aparentemente. Contrauna consulta de este tipo cabe oponer

algunas objeciones: la previsible faltade garantías enuna situación de ausencia de libertadcomo la que vive el País Vasco, o, si seprefiere, la mitad de sus ciudadanos; laposibilidad de que la pregunta seatramposa o capciosa, del tipo de ésta:¿es usted partidario de que los vascosdecidan libremente su futuro?; la con-cepción plebiscitaria y antiliberal de lademocracia que exhibe; y el carácter in-constitucional de la pregunta misma,pues la autodeterminación no entraña-ría la reforma de la Constitución sino ladestrucción de su fundamento.No son pocos los argumentos que cabeoponer a semejante proyecto de auto-determinación: la Constitución, la his-toria común, el proyecto europeísta, lavoluntad de muchos vascos, la vincula-ción de la autodeterminación con losprocesos de descolonización…Los dirigentes del nacionalismo vascoatentan contra la Constitución, ignoran

la historia, se oponen a Europa, excluyena los vascos no nacionalistas y pretendenconvertir una vieja historia común deocho siglos en el sometimiento de unpueblo colonizado. Al nacionalismo se leescapa su querencia tercermundista. Pe-ro existe un argumento más en el que nosiempre se repara. La autodeterminaciónno es un medio para saber la voluntadde los vascos, sino el triunfo de la opciónsecesionista, pues, aun cuando el resul-tado de la consulta fuera desfavorablepara los separatistas, se habría reconoci-do ya el derecho de una parte de Españaa decidir su futuro sin contar con el res-to. Y eso es ya separatismo.

La autodeterminación es unatrampa con falsas aparien-cias democráticas. Vincular elfin del terror con la autode-terminación es como comba-tir el fuego con gasolina.

Autodeterminación y terrorismoIgnacio Sánchez Cámara

Catedrático de Filosofía del Derecho

Era previsible. El éxito electoral no podía me-jorar el criterio de los dirigentes del PNV sinoextraviarlo aún más. Las victorias no suelenvolver a los hombres más discretos. Menosaún las electorales. La estúpida sonrisa delvencedor suele ser menos humana que la dig-na resignación del vencido.

“Los dirigentes delnacionalismovasco atentancontra laConstitución,ignoran la historia,se oponen aEuropa, excluyen alos vascos nonacionalistas ypretendenconvertir una viejahistoria común deocho siglos en elsometimiento deun pueblocolonizado. Alnacionalismo se leescapa suquerenciatercermundista”

Portillo de Menérdiga y Tologorri (Amurrio/Álava). (M. Angulo. “La montaña vasca”. Ed. Elkarlanean, 1999)

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Opinión

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La paz se encuentra en locuciones varias:hemos oído hablar de la Paz octaviana,de la Paz de los cementerios y la propa-ganda franquista insistió mucho en miinfancia sobre los veinticinco años depaz. De entre todos los usos del término,para el caso que nos ocupa sólo he en-contrado uno apropiado en la locución

“Dejar en paz”, que significa, según eldiccionario “cesar de inquietar o moles-tar a alguien”. Podríamos, pues, decir quees un deseo bastante generalizado entrelos ciudadanos y ciudadanas de este paísque ETA nos deje en paz.Más allá de este significado, sin embar-go, se habla permanentemente de lapaz, los escenarios para la paz, el proce-so de paz.... todo el mundo utiliza elconcepto, forma parte fundamental delos discursos políticos y del lenguaje delos periodistas. “Paz es paz, es un fin en sí mismo, nipaz por presos, ni paz por construcciónnacional” dijo Ibarretxe en el debate dePolítica General de 1999. Las cosas en lapráctica no son así. Hay una sinonimiaevidente cuando a quienes no son par-tidarios de la construcción nacional seles tacha inmediatamente de enemigosdel proceso de paz y se les culpa de po-nerlo en peligro.En estos últimos años hemos podido le-er y oir expresiones chocantes sobre lapaz y lógicamente, también chocantessobre el modo de alcanzarla.La primera de ellas pertenece a Francis-co Mujika Garmendia, que fue dirigente

de ETA hasta su detención en Bidart en1992 y dice así: “ETA no es un proble-ma, sino una organización que luchapara conseguir la paz”.La segunda se debe al obispo de San Se-bastián, José María Setien, que en unapastoral animaba a los fieles a desterrarla violencia por ser “inútil y perjudicialpara la pacificación de nuestro pueblo”.Aquí paz y después gloria, podríamosdecir dada la personalidad de los autores.En una primera aproximación pareceque ambas definiciones van de la tau-tología a la simple gilipollez. En un se-gundo acercamiento podrían parecerdeclaraciones antitéticas: el obispo cali-fica la violencia de manera negativa, aldecir que es un inconveniente para lapacificación y, en el mejor de los casos,que es “inútil”, es decir, que no ayuda aconseguir la paz. Esta variante perifrás-tica de la expresión de monseñor Setiénla hemos oído algunas veces en distin-tos registros a diferentes personajes. Emparentada con ella está la expresióndel secretario general de ELA-STV, trasel asesinato de uno de sus afiliados,miembro de la Ertzaintza a manos deETA: “Queremos decirle a ETA que nonos hace ninguna falta”. Los asesinatosson inútiles para conseguir la paz, ennada ayudan a este objetivo que se harevelado tan ilusionante para el pueblovasco, no nos hacen ninguna falta y di-gámoslo de una vez por todas a las cla-ras, al pan, pan y al vino, vino: la vio-lencia no va a hacernos extraordinaria-mente felices. Ya va siendo hora de quese enteren quienes la practican.Pakito, más dialéctico si cabe, opina queel terrorismo de la organización que di-rigía es un procedimiento de búsquedade la paz. “Matamos por la paz”, podríahaber dicho con un esfuerzo de síntesis,ya se sabe que no se pueden hacer tor-tillas sin romper huevos. A partir de es-ta premisa no hace falta pensar muchopara saber quienes son los enemigos dela paz: justamente sus víctimas.Lo malo es que de un tiempo a esta par-te no son sólo los terroristas quienes pa-

Santiago González

Periodista

PAZ. Situación y relación mutua de quienes noestán en guerra. / Pública tranquilidad y quie-tud de los estados en contraposición a la gue-rra o a la turbulencia. / Tratado o convenio quese concuerda entre los gobernantes para ponerfin a una guerra. / Sosiego y buena correspon-dencia de unos con otros, especialmente en lasfamilias, en contraposición a las disensiones, ri-ñas y pleitos. / Reconciliación, vuelta a la amis-tad o a la concordia. / Virtud que pone en elánimo tranquilidad y sosiego, opuestos a laturbación y las pasiones. / Genio pacífico, sose-gado y apacible. / Ceremonia que precede a lacomunión en la celebración de la Eucaristía yen la que los sacerdotes y los fieles se ofrecenmutuamente la paz como signo de reconcilia-ción./ Portapaz. / Salutación que se hace conun beso en el rostro.

P az es una de esas palabras como-dín que quieren decirlo todo yque no significan nada. Paz es la

meta y paz es el camino, con permisodel Mahatma Gandhi. Es pertinente, enconsecuencia, empezar interrogándo-nos sobre este concepto que es la piedraangular de todo este lío. ¿Qué es la paz?

He consultado el diccionario de la RealAcademia de la Lengua y he encontra-do las siguientes definiciones:

Algo sobre la paz��

��

Amboto (Vizcaya). (M. Angulo. “La montaña vasca”. Ed. Elkarlanean, 1999)

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recen sostener tan peregrino punto devista. Los dirigentes del nacionalismodemocrático han ido evolucionandodesde el primer punto de vista al segun-do. Es un viaje que les ha llevado desdeAjuria Enea hasta Estella. Baste recordarsus afirmaciones de que los inmovilistasestababan mejor antes de la tregua deETA e hicieron lo que pudieron para pro-piciar su ruptura. Recuérdese, la últimainfamia de Rubalcaba al reprochas a lospartidos de las víctimas: “ustedes no hi-cieron nada, mientras nosotros nos es-tábamos jugando el bigote”. En cualquier caso, ambas definicionesparecen insostenibles a la luz de la lógi-ca más elemental. No es que la violen-cia sea inútil o perjudicial para la paz:es lo que la niega. Para contribuir a lapaz de una manera definitiva, a ETA lebasta con disolverse.Entonces tendremos paz en la primerade las acepciones que reproduce el Dic-cionario de la Real Academia: Situacióny relación mutua de quienes no están enguerra. Porque aquí sólo ha habido unaguerra a lo largo de todos estos años, laque ETA ha declarado a los ciudadanosde este país y del conjunto de España.Sin embargo, parece que la paz, en laterminología política de este país, en lasexpresiones de Setién y de Pakito y en elsueño de los nacionalistas en general, esalgo más que la ausencia de guerra, quela ausencia de violencia. La paz tieneque venir preñada de otras cosas o tra-er dote para ser considerada como tal.Es algo parecido a lo que pasa con elconcepto de democracia que manejaIzquierda Unida. Aquí no hay democra-cia porque hay paro, han venido a deciren más de una ocasión sus máximos di-rigentes. Y a uno le parece que esto esconfundir las cosas. Es estupendo ser felices, tener plenoempleo, seguridad ciudadana, justiciasocial, crecimiento económico y demo-cracia, pero vivir en democracia no re-quiere todo lo demás. ¿En qué consistela democracia? Depende del punto devista. Antes creíamos que era el gobier-

no de la mayoría con respeto a los de-rechos de la minoría y que el procedi-miento para determinar ese gobiernoera el sufragio universal, libre y secretoque se convoca con carácter periódico.Según los últimos hallazgos doctrinales,desde que allá en el 96 ETA dio a cono-cer su “Alternativa democrática”, lademocracia consiste en respetar el ám-bito vasco de decisión, misterioso espa-cio virtual que, al parecer, no tiene porqué coincidir con el resultado de laselecciones, ni ejercerse en el espacioque el sistema democrático reserva pa-ra la toma de decisiones, que es el Par-lamento. ¿Van a respetar los inmovilis-tas lo que quiere la mayoría de estepueblo?, preguntan los nacionalistasuna y otra vez. Lo que quiere la mayo-ría de este pueblo ya está predetermi-nado, o sea que lo único que le resta alpersonal es suscribir el contrato de ad-hesión que tan gentilmente se le ofre-ce.Aquí lo que hay es un conflicto, vienena decir los nacionalistas. Cualquier ob-servador desapasionado que nos visita-ra desde un país más o menos lejanoatraído por las campañas de Turismodel Gobierno Vasco podría pensar: !Quésuerte tienen estos vascos! Tener sóloun conflicto, con la cantidad de ellosque tengo yo mismo, por no pluralizar.Parece, en efecto, algo reduccionistauna visión de la existencia que hable delconflicto, así, por antonomasia. La vidaes, como se sabe, una sucesión deconflictos entre dos conflictos clavepara el ser humano: el del nacimiento yel de la agonía que precede a la muerte. ¿Y qué cosa es el conflicto de los vascos,si puede saberse? Pues es el que tieneenfrentados políticamente a Euskadi y aEspaña desde el siglo XIX. Aquí hay unconflicto. Y un conflicto tiene que teneruna solución. Cuando se tienen muchoso al menos más de uno, nos acostum-bramos a pensar que no aparecen y sesolucionan, sino que muy a menudo setransforman para aparecer nuevamentebajo una apariencia distinta. Pero hay un conflicto, que es de natu-raleza política y, por lo tanto, su solu-ción tiene que ser política. Así quedadefinitivamente zanjada la eterna cues-tión de antaño, el dilema entre las solu-

ciones políticas y las soluciones policia-les. Esto en realidad no es un dilema. Talcomo decía un vicerrector de la UPVhace unos años, aquí nunca hemos sidopartidarios de la cultura policial. Esteasunto lo hemos llevado a extremos deverdadero virtuosismo. Recuerdo yoque hace algo más de veinte años, perodespués de las elecciones del 77, asis-tí a una charla de un diputado naciona-lista en la Facultad de Ciencias Econó-micas de Bilbao. El diputado era Mar-cos Vizcaya y toda su intervención secentraba en la defensa de la tesis deque ETA no sobreviviría dos meses a lacreación de la Ertzaintza. La causa delconflicto debía de estar para él en lamemoria antirrepresiva de este pueblo.La solución, mano de santo, era una po-licía democrática, nacida de los venerosmismos del pueblo. Vivir para ver.Lo que en aquella época se llamaban so-luciones políticas han pasado a llamarsesoluciones dialogadas. Dos argumen-tos simples e incontestables en favor deldiálogo: es mejor hablar que no hablar yhablando se entiende la gente. Además,ETA nunca va a ser derrotada policial-mente. Se han llegado a acuñar expre-siones con una notable carga literariacomo la del empate infinito de Ardanza. No se les puede vencer, pero es queademás, es inconveniente intentarlo. Eneste sentido cabe destacar una inequí-voca denuncia del portavoz del EBB,Joseba Egibar, en la que deploraba queMayor Oreja pretende reducir operati-vamente a ETA a la mínima expresión.Es la acusación más tremenda que ha-brá tenido que soportar nunca un mi-nistro, pretender aplicar la ley. Tambiénoímos al consejero de Interior del Go-bierno vasco lamentar la desconfianzaque el Gobierno central suscitó en ETApor haber detenido a Belén GonzálezPeñalba y sugerir que debería compen-sar de alguna manera a la organizaciónterrorista por ello. Como no hay dos sintres, el burukide navarro José AntonioUrbiola se mostraba partidario al díasiguiente de que la justicia quedara en

“Antes creíamosque era elgobierno de lamayoría conrespeto a losderechos de laminoría y que elprocedimientopara determinarese gobierno erael sufragiouniversl, libre ysecreto que seconvoca concarácterperiódico.Según los últimoshallazgosdoctrinales, desdeque allá en el 96ETA dio a conocersu “Alternativademocrática”, la democraciaconsiste enrespetar el ámbitovasco de decisión[…]”

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suspenso mientras duraba la tregua.Otra de las grandes dicotomías que nosha tenido entretenidos mucho tiempoes la que opone los derechos individua-les y los derechos colectivos. Entre losprimeros puede considerarse el derechoa la vida y el primero de los segundos esla autodeterminación. Este es un nudogordiano para nosotros. Hace cosa deseis años, la organización Elkarri in-cluía una observación notable sobre lacuestión. Definía el derecho a la vidacomo “un objetivo prioritario hacia elque hay que avanzar con pragmatismo. Poco después, en enero del 94, el secre-tario general de LAB hacía una observa-ción coincidente con la anterior: “No esbueno ir a una tregua ciega, sin saberqué va a pasar al día siguiente. Seríapeligroso y contraproducente”.Esta oposición entre derechos individua-les y colectivos tuvo sus expresiones másgrotescas, a la par que trágicas, duranteel secuestro de Aldaya. Frente al AldayaAskatu de las organizaciones pacifistas,se encartelaban los simpatizantes de losterroristas con el lema Euskal Herria As-katu. Una vez forzado el significado delas palabras, la confusión entre el len-guaje real y el figurado, entre la realidady el delirio, permite a los victimarios y asus simpatizantes cargar con toda la ra-zón histórica. ¿Quién puede darle impor-tancia al hecho de que Aldaya esté se-cuestrado, cuando están secuestradoslos jóvenes vascos: unos porque están enla cárcel, otros en la mili, otros porque notienen trabajo? Un secuestro individualqué importa frente al de toda Euskal He-rria. Quien se puede quejar de que le pe-guen un tiro mientras Euskadi no tienederecho a la autodeterminación. La lógi-ca de la argumentación recuerda a la delpersonaje que interpretaba Andie Mc-Dowell en “Sexo, mentiras y cintas de vi-deo”, cuando era requerida por su mari-do para el cumplimiento del débito con-yugal: “Pero, ¿cómo quieres que haga-mos el amor con la cantidad de basuraque hay en el mundo?”La clave de todo el asunto está en lo que

antaño se llamaba la autodetermina-ción, terminología que en lenguaje másactual ha pasado a ser sustituída porhallazgos como la territorialidad y la so-beranía, el ámbito vasco de decisión.Aquí, como se sabe, la jurisprudencia esmuy variada y no depende ya de los au-tores que se consulten. El propio presi-dente del PNV ha hecho declaracionesantitéticas al respecto, desde el ¿Paraqué queremos la autodeterminación,para plantar berzas? a la autodetermi-nación, esa virguería marxista, pasandopor para librarnos de la ocupación es-pañola estaríamos dispuestos a rebajarnuestro nivel de vida.Pero la autodeterminación que se recla-ma tiene algo de fetiche, de careta con laque asustar periódicamente a las visitas ynegociar con ellas cosas tangibles en ma-teria de transferencias. ¿Por qué pedir elinstrumento en vez de reclamar directa-mente el oscuro objeto de deseo, la inde-pendencia; por qué pedir el tenedor enlugar de la tajada, por qué conformarsecon la ropa interior, en vez del sexo?Pues quizá porque la independencia nose desea de verdad. Esa podría ser la ra-zón de que hasta ahora, el PNV nuncahaya incluído su reivindicación en unprograma electoral y que hayan dejadodormir en el sueño de los justos una re-solución autodeterminista aprobada enel Parlamento vasco en febrero de 1990,hace casi diez años, con el voto de to-dos los partidos nacionalistas.El problema para el nacionalismo de-mocrático es que en medio de este de-lirio apenas si les queda espacio para undiscurso propio, para un lenguaje nocontaminado por la extremada simpli-cidad de los eslóganes radicales y a ve-ces, últimamente casi siempre, se dejallevar. Su alianza, firme o tácita con losviolentos, les impide criticarlos comohace unos años y tiene que desplazarsus críticas hacia los partidos democrá-ticos, hacia los inmovilistas. ¿Quiere esto decir que el PNV simpatizacon la violencia? No. Como le pasaba alpárroco del chiste con el pecado, el PNVno es partidario. Por eso tiene que ha-cer una trampa moral y sitúa en el no-veno círculo al inmovilismo, el peor detodos los males posibles. A partir de ahí

condena la violencia porque ésta justi-fica y fortalece las posiciones inmovilis-tas. ¿Cuántas veces hemos oído o leídoen estos últimos meses expresiones de-saprobatorias hacia la kale borroka conel supremo argumento de que fortalecea Mayor Oreja?

Esta clase de canalladas argu-mentales no las han inventadolos nacionalistas. La mayoría delos que hemos militado en laizquierda podemos recordar laspiruetas indecentes que hemoshecho en otros tiempos sobrecuestiones éticas elementales,al criticar a ETA con argumen-tos paleomarxistas. Decir, porejemplo, que sus acciones eranun obstáculo para la moviliza-ción de masas y por lo tanto,tenía un origen de clase pe-queñoburgués, que por eso eramalo matar a un guardia civilcualquiera, a un policía tortu-rador o a quienes pasaban porallí al hacer explosión el coche-bomba. Afortunadamente, detoda aquella miseria intelectualapenas quedan vestigios en laizquierda hoy. Llama la aten-ción que con todo lo que hallovido y después de tanta san-gre bajo el puente, el PNV a lavejez, viruela.

“¿Quiere estodecir que el PNVsimpatiza con laviolencia? No.Como le pasaba alpárroco del chistecon el pecado, elPNV no espartidario. Por esotiene que haceruna trampa moraly sitúa en elnoveno círculo alinmovilismo, elpeor de todos losmales posibles. Apartir de ahícondena laviolencia porqueésta justifica yfortalece lasposicionesinmovilistas”

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Para convencer, ademásde vencer...EVOLGATO IMPERII ARCANO

Conocemos las discrepancias. Hansido blandidas de manera hartocrispada en estas elecciones

(Mayo de 2001). Propongo que dirija-mos la mirada a la nómina mucho másescueta de las coincidencias entre losdos bloques en liza electoral. Por ejem-plo, a la satisfacción con que en ambasformaciones en disputa ha sido acogidala debacle electoral de EH (ETA). Los co-mentarios al respecto destilan un juiciodemocrático interesante pero sesgado:el fuerte correctivo electoral deberá ha-cer reflexionar a EH (ETA) sobre el sen-tido de la violencia. Sorprendente con-clusión. Si los revolucionarios euskona-zis le hubieran dado a la matemáticaelectoral un alcance más allá del pura-mente táctico hace mucho, muchísimotiempo, que habrían renunciado a laviolencia. Es sintomático, pues, queelectores y elegidos sigan haciéndoseilusiones tan distantes de la naturalezatotalitaria y objetivos de poder de estetipo de movimientos. Una confusiónentre deseos y realidad que dice muchodel resultado de estas elecciones. El señor Otegui, por contra, lo tienemucho más claro y no se le ha movidouna pestaña ante los escuálidos resul-tados de su coalición: el suyo —nos haexplicado con acierto— no es un parti-do electoralista. En efecto, es un parti-do revolucionario dedicado a la obten-ción del poder —del poder absoluto, seentiende— en que la violencia se com-

bina y oculta vergüenzas electorales eincluso masas revolucionarias. Los mili[tantes] —así se apellidan ellos mis-mos— de la violencia no se han dejado—ni se dejarán— “convencer” (Montero)por la matemática electoral como ex-presión de una voluntad democrática.Para ellos “sólo cabe el camino de lasarmas” (Gatari). Los militares naciona-listas miden su éxito o fracaso, en eso,en términos bélicos; y sólo la victoria, oderrota militar, lato sensu, podrá con-vencerles. Los revolucionarios euskona-zis harán una reflexión, sin duda. Perouna reflexión táctica. Primero un po-quito más de dinamita para preparar elterreno y ablandar al interlocutor(cuando escribo estas líneas ya hanatentado contra el periodista GorkaLandáburu). Luego otra Lizarra, en ver-sión light. Otra tregua que en el diccio-nario no aparece como sinónimo deabandono y entrega de las armas, res-

peto a los derechos individuales, a las li-bertades y a las reglas de juego demo-crático. El Sr. Madrazo, exégeta privile-giado, ya lo ha anunciado. Después otranueva ruptura. Otro empujoncito vio-lento. Esperemos que la próxima rondales baste con veinte, en lugar de treintamuertos, como la última vez. En suma,lo de siempre: una astuta combinaciónentre legalismo y violencia, continuan-do el acoso, persecución y muerte departidos constitucionales y otras insti-tuciones discrepantes, a fin de lograr sudesbandada y liquidación.Los partidos constitucionales han per-dido una apuesta muy arriesgada: ir aunas elecciones inequitativas acosadosy escoltados hasta las urnas —a algu-nos, como el desdichado concejal socia-lista de Lasarte, lo asesinaron antes dellegar— una imagen que lo dice todo yque todos hemos visto en TV. No mere-ce la pena insistir. En fin, se puedenperder unas elecciones por un mal cál-culo y regular campaña. Se pueden per-der por la sobre-reacción de un electo-rado más interesado en la conservacióny en la identidad que en la libertad, másilusionado con el espejismo de una paznegociada que con la realidad de unarevolución violenta, en el ensueño quela lacra totalitaria se detendrá solo en lapuerta del vecino. Importar, importa ypasar, pasa bastante, pero las eleccionesque se pierden también se repiten. Loque no se restablece, si se pierde, es lacabeza. Y negociar con el totalitarismorevolucionario, integrar la violencia co-mo moneda de curso legítimo en nues-tro sistema político es perder la cabeza—la nuestra, se entiende—.Es además una equivocación, productode una errada e ilusoria compresión delo que son estos fenómenos totalitarios.El objetivo estratégico euskonazi no esla soberanía, sino el poder, el poder ab-soluto. La fiera se alimenta de soberanía

Jose Varela Ortega

Catedrático de Historia

Montes de Bianditz (Guipúzcoa/Navarra). (Fotografía: FOAT. Bilbao/Vizcaya.“País Vasco desde el cielo”. 1993)

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Las elecciones no dan lo mismo pero an-tes y después de las elecciones el objeti-vo del totalitarismo revolucionario es elmismo: provocar una ruptura constitu-cional que le aproxime a su meta de po-der. Y el mismo, el único posible es tam-bién el objetivo democrático: destruirlas expectativas de violencia como siste-ma de hacer política. No se combatenpersonas por repugantes que éstas sean,ni siquiera ideas por lamentables quenos parezcan (independencia) o abomi-nables que nos resulten (el totalitaris-mo). Como decía Pitt del militarismo re-volucionario francés entre el setecientosy el ochocientos, se combate la expre-sión, la imposición violenta de un credo.Se rechaza una forma de hacer política,se combate un método —el de la violen-

cia. Y debe hacerse hasta el final incan-sable, serena, fría, calculada pero impla-cablemente. Con todos los recursos deun Estado de considerable envergadura,próspero e influyente, como afortunda-mente es hoy día el español. Con toda lafuerza. Ni un milímetro más de la con-veniente pero ni un centímetro menosde la necesaria. Con precisión e intensi-dad hasta lograr, con la comprensión deloponente, su desaliento y desistimiento.Hay en ello un propósito pedagógico unpoquito pauloviano: demostrar que laviolencia no paga. Que es inútil. Aún pe-or, que resta porque, en lugar de remu-nerarse, es una conducta social penali-zada. Que “la violencia es la única ma-nera de” retroceder, en lugar “de avan-zar”, como hasta ahora vienen creyendolos euskonazis (Ugaitz, Haika). ¿No dicenque como en Irlanda? Pues como en Ir-landa, un poco de disciplina inglesa: amayor violencia, menos soberanía; por-que la violencia es desgobierno y, el des-gobierno, manifestación de la incapaci-dad de gobernarse a sí mismos.

pero no se sacia más que con poder. Nila democracia, ni la amnistía, ni la au-tonomía más amplia que se conoce enEuropa —e infinitamente mayor que lade Irlanda— ni la autodeterminación, nisiquiera una posible independencia delos tres territorios históricos detendrá laviolencia. Los euskonazis han hecho re-serva de un fondo de comercio revolu-cionario casi inagotable proyectando lainvasión del sur de Francia y la con-quista de Navarra y se han cubierto deun posible descalabro electoral ante unhipotético referendum exigiendo la de-puración del censo. Que estos objetivossean inalcanzables no quiere decir quesean estúpidos: sirven para cohesionarlealtades y perpetuar la violencia revo-lucionaria. Las concesiones, pues, bajoamenaza no traerán la paz. Espolearánel apetito y servirán de cabeza de puen-te político para un salto posterior en laespiral revolucionaria. Porque la violen-cia no es consecuencia de intransigen-cia ni resultante de carencias. Tampocolegado de otro tiempo, pesadillas de unconflicto pasado, artificialmente extra-polado al presente sacándolo de sucontexto histórico. La violencia es una“opción política del presente” (Fusi).“El terrorismo —nos adiverte Walter La-queur, un clásico del tema— es sobretodo una técnica de guerra política”,una técnica revolucionaria.Es inútil que intentemos asirnos a lo ilu-sorio como exorcismo de una realidaddesagradable que terminará imponién-dose. Por más contorsiones, con votos ode palabra, que haga la sociedad espa-ñola en general y la vasca en particular,la medusa acabará mostrándonos lamueca repugnante de su rostro. En elmito clásico, para vencerlo, Perseo nece-sita primero mirar, aún cuando fuera através del escudo (¿constitucional?) —que es también reconocer la realidad talcual es— el rostro terrible del monstruo.

“¿No dicen quecomo en Irlanda?Pues como enIrlanda, un poco dedisciplina inglesa:a mayor violencia,menos soberanía;porque la violenciaes desgobierno y,el desgobierno,manifestación dela incapacidad degobernarse a símismos”

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Como comprobó Walter Laqueur de susfuentes rusas, de la falacia que no se lespuede derrotar y que hay que negociarsale un atajo lóbrego que conduce a unprecipicio en el cual terminaríamos —como se lamentaba Cánovas hace casisiglo y medio— “fiando la resolución delos problemas políticos al triste recursode la fuerza”. Casi todo está, y estaba yainventado, incluso antes de Cánovas. Deresultas de un golpe violento, nos cuen-ta Tácito que se vió, “evolgato, desvela-do el secreto del imperio”: que se podíagobernar por la fuerza, sin el Senado deRoma. Y, “ desde entonces, todo quedóal arbitrio de la fuerza”. Por muchosaños. Quienes nos proponen integrarpolíticamente la violencia no saben loque dicen o quieren ignorar la lógica ala que conduce su temible proposición.Integrar la violencia como dato político,asumirla como parte de una negocia-ción política, especular con vidas y res-cates dosificando y graduando el sufri-miento, no es un gran producto ma-quiavélico. Los que valerosamente seoponen a ello, proponiéndose combatirla violencia hasta derrotarla, lo hacendesde una postura moral efectivamenteradical, pero también desde una inteli-gencia despejada. La integridad moralno nubla el pensamiento. Ellos tambiénhan hecho su cálculo. Y han pensadoque la integración política de la violen-cia no termina con la violencia. La per-petúa, la reproduce y la transmite. Tie-ne un efecto didáctico perverso paraéste y para pleitos futuros. Comprenda-mos con ayuda de los antropólogos quela violencia es una conducta social quese aprende más deprisa cuando está so-cialmente remunerada. Y reflexionemoscon Salustio acerca de la violencia polí-tica en el tardorepublicanismo romano:Sila, aunque lo intentó, “ya no pudoabolir su propio ejemplo” (Syme). Por eso, la política de quienes, en lugarde integrar la violencia, se proponencombatirla para desterrarla, no es resi-duo de maximalismo visceral. Es el pro-ducto de un cálculo moderado por unahistoria. La Guerra Civil nunca fue ine-

vitable. Ni siquiera cuando empezaba.En eso tenía razón don Diego MartínezBarrio que intentó detenerla in extre-mis. Pero la integración de la violencia,como una forma usual y tolerada dehacer política, está en el origen de latragedia. Y ya sospechamos a dóndepuede conducir esa pendiente. Se tratade una historia conocida. Y repetida. Loque ocurrió como resultado de consi-derar —no diré pensar— que leyes,constituciones y estatutos son papelmojado que pueden manejarse a tiros yque la violencia puede ser funcional, yalo sabemos. Y lo recordamos hasta losque no lo hemos vivido. El despropósi-to comenzó con toda una serie de ge-neralizaciones falaces en combinacióncon el gusto por la alquimia política, enun manejo frívolo, alegre y confiado delos instrumentos y aparatos del Estado,que llevó, a la postre, a un precipitadoexplosivo. Bastó, para empezar la cas-cada de disparates (1923), con que unmilitarito, aficionado al flamenco y en-trenado en casinos de provincia, creye-

ra que la fórmula de eliminar corrup-ciones y suprimir contradicciones sedespejaba quebrando la ley constitucio-nal. Fue “un salto en las tinieblas”. “Seha dado un maldecido paso haciaatrás”, le recalcaba Maura a un amigo —y “toda su cara se iluminaba con un ful-gor, en cierto modo apocalíptico”. Lo único respetable de esa atrocidadcolectiva que fue la Guerra Civil fueronlos combatientes, decía Azaña. Si volve-mos a empezar, aceptando, integrandola violencia en nuestro sistema político,veremos a los caídos de ambos bandosalzarse para dar su batalla póstuma, pe-ro esta vez juntos: la del testimonio desu descarriada conducta, recordándo-nos lo que ellos no acertaron a com-prender en vida, que paz y orden/cons-titución, libertad y democracia, son tér-minos complementarios, que no anta-gónicos. Con discreción y buen sentidonos hemos ido situando en los puestosde cabeza de la Unión Europea. Si aho-ra el modelo que se nos propone es elde la Península Balcánica —muy nacio-nalistas éllos pero con unos resultadosque están a la vista— si alguno de losdos grandes partidos constitucionalescayera en la tentación de escenificar unLeizarán a escala nacional para trincharla Constitución con la daga del chanta-je, uno rogaría que le avisaran con unpoquito de tiempo para preparar lo úni-co serio e inofensivo que puede hacer-se en España en tiempos de fronda yruptura constitucional: las maletas.Conviene que centramos el tema. Elnuestro es un sistema democrático oc-cidental, no plebiscitario. Principios yderechos fundamentales —la parte “pe-trea” de las constituciones, que dicenlos juristas— son nuestros. De cada unode nosotros. De los individuos. No sonintereses divisibles. No se pueden troce-ar, repartir ni negociar. Y me apresuro aadvertir —no vaya a ser que algun na-cionalista lo proponga en la Comisiónde Transferencias— que tampoco sontransferibles. Porque no son de ningúnestado. Son individuales e insoborna-

“Los quevalerosamente seoponen a ello,proponiéndosecombatir laviolencia hastaderrotarla, lohacen desde unapostura moralefectivamenteradical, perotambién desde unainteligenciadespejada. Laintegridad moralno nubla elpensamiento”

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sucumbir, como Kerensky, en una espi-ral revolucionaria con una bandera so-beranista, progresivamente enrojecidade odio y de sangre. ¿Va a tener la au-toridad de Prieto, paisano suyo, si no lodepuran del censo (los franquistas, porcierto, ya lo intentaron) o precipitarseen el caos de Casares Quiroga? Si em-plea la policía por reacción y acción,con decisión y contundencia, habremosdescubierto un nuevo gobernante de-mócrata con autoridad; si continúa porla senda de impunidad, sabremos quelos etarras siguen contando con su so-cio de Estella. En política uno deber serdaltónico: ignorar colores y distinguirsólo la evidencia del resultado. Es fácilcomprender que la expectativa no pue-de reducirse a un mero ejercicio acadé-mico. El Estado no puede permanecerimpasible ante políticas de impunidad ydesgobierno que puedan propiciar, conla liquidación de la oposición constitu-cional, un precipitado terrorista de dis-tinto signo. Si seguridad y libertad noresultan garantizadas por el gobiernosurgido de las urnas, deberá ser la apli-cación de la constitución quien lo im-ponga. Así están las cosas.Los contundentes resultados electo-rales obligan a la oposición al diálo-go. Pero no al patíbulo. ¿Mesa irlan-desa? El pleito sólo se parece “en losmuertos” (Darío Valcarcel) pero, en todocaso, ¿qué parte de la mesa se quiere?¿La que a uno le gusta? ¿O toda la me-sa?: como en el Ulster, abandono y re-nuncia expresa —que no tregua— de laviolencia como método de lucha políti-ca, entrega de las armas y acuerdo deque, si se retoma la trocha de la pistolay la dinamita, como en Irlanda también,los poderes revierten a Londres (léase,Madrid). Y, después que “se enfrien losánimos” —dice bien el presidente Arza-lluz— restablecido el derecho a la vida yla libertad, que no tienen “precio”, recu-perada la seguridad y la tranquilidad,bastante después de haberse desmon-tado el tinglado revolucionario, por loque a mí respecta, con libertad y segu-

ridad, tranquilidad y sosiego, puede ha-blarse de todo. Por ejemplo, de la au-todeterminación (equívoco término,diseñado para paises colonizados)de cada uno de los tres territorioshistóricos. Porque, claro, si se cues-tiona el Estatuto que cincha consti-tucionalmente el conjunto geográfi-co de la actual Comunidad Autóno-ma, ¿cómo negar a las partes —pre-cisamente, las históricas— el pre-sunto derecho que se reclama paralo que otros consideran una parteconsustancial de España? Complica-dillo este asunto de las autodetermina-ciones, ¿no? Es de ese tipo de negociosque difícilmente se sabe por dónde em-pezar, mucho menos cuándo terminar.Por hablar, puede hablarse hasta de laposible independencia de España y, portanto, de la Unión Europea (AndrésOrtega). Con todas sus consecuencias,claro, porque si independencia se recla-ma, digo yo que también se nos conce-derá ese derecho a los demás: el de ges-tionar nuestro voto en organismos in-ternacionales y comunitarios de mane-ra independiente; es decir, convenientea nuestros intereses que ya no serán losde aquellos que decidan ser otros. Ensuma, sin coacciones y amenazas,chantajes y violencia puede hablarse detodo y, a salvedad de nuestros derechos,puede negociarse mucho también adreferendum. Pero resulta comprensibleque, con violencia, aquellos que acudenflanqueados por guardaespaldas, peroque se sienten respaldados por la octa-va o novena potencia industrial del pla-neta, sólo quieran hablar de una cosa:de cómo derrotarla.

bles. Ni siquiera el Parlamento ni menosun gobierno, son competentes para ne-gociar nuestros derechos y principiosfundamentales. No les hemos dado esemandato. Y, desde luego, no hemos de-legado principios y derechos funda-mentales en nuestro contrato de voto.Los principios y derechos fundamenta-les, pues, no se negocian. Se quebran-tan. Todos lo hacemos, alguna vez. Perola pena es la manifestación social de lanorma y, el arrepentimiento, su recono-cimiento individual. El quebrantamien-to de prinicipio conduce al quebranta-miento por principio: es decir, a la arbi-trariedad, que es política de las tiranías—conclusión, si no recuerdo mal, ajus-tada a la clásica definición tomista. Nosexplicarán, claro, que el tráfico de prin-cipios y derechos fundamentales es acambio de la paz. Pero ¿qué paz? Por-que si pagamos un rescate por nuestravida y libertad —que es en definitiva loque nos aconsejan los exégetas de lospistoleros— esa paz será la del silenciode los corderos, que conduce a la sumi-sión y al sacrificio, o la de los cemente-rios, que será la consecuencia de perpe-tuar la violencia.Sentado este principio, es de recibo re-conocer y felicitar al Lehendakari Iba-rretxe por su resonante victoria electo-ral. Pero para convencer, además devencer, es necesario que sus generosas,inteligentes y medidas palabras de lanoche electoral vayan acompañadaspor hechos. Un poder se obtiene demo-cráticamente en las urnas. Pero un go-bierno se legítima, entre otras cosas,garantizando el seguro, libre y pacíficoejercicio de la oposición. Una oposiciónque el Sr. Ibarretxe recibe acosada yperseguida, masacrada cuando no vaescoltada. Casi todos estamos ansiosospor averiguar si el Sr. Ibarretxe va aemular a Cavour recogiendo la bande-ra de sus contrincantes y aprovechandosu capital de votos para una goberna-ción de orden que garantice derechos ylibertades empleando contundente-mente la policía o, por el contrario, va a

“Conviene quecentramos eltema. El nuestro es un sistemademocráticooccidental, noplebiscitario.Principios yderechosfundamentales —la parte“petrea” de lasconstituciones,que dicen losjuristas— sonnuestros. De cadauno de nosotros.De los individuos.No son interesesdivisibles. No sepueden trocear,repartir ninegociar. Y meapresuro aadvertir —no vayaa ser que algunnacionalista loproponga en laComisión deTransferencias—que tampoco sontransferibles”

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gún regiones; caben traducciones loca-les, específicas, del sistema de partidos,pero lo que no es concebible es que enuna parte del Estado las vidas de los re-presentantes del pueblo estén en peli-gro constante y que ello sea aceptadocomo una peculiaridad. Puestos a acep-tar el hecho diferencial vasco, estamosconsiderando normal que existan unasfuerzas privilegiadas y otras persegui-das. Y lo consideramos normal porcuanto ni siquiera exigimos su solución.Tenemos tal respeto a la «diferencia»

que no nos atrevemos a intervenir deuna forma eficaz. Hace unos días elPartido Popular ha propuesto al PartidoSocialista la formación de candidaturasmunicipales conjuntas a la vista de queel Terror va a impedir la presentación deun número suficiente de candidatos enlas elecciones próximas. Es decir, sebusca un recurso extraordinario, unafórmula coyuntural, porque se da porsupuesto que no hay posibilidades dearreglo del problema básico, esto es, delmantenimiento del orden básico que

Cuál es la obligación del Gobiernode una nación cuando en unaparte de ella no existen «real-

mente» las libertades de reunión, de ex-presión y de asociación porque el Go-bierno de la región —de la ComunidadAutónoma— actúa como si el sistemademocrático funcionara con normali-

dad y porque las fuerzas encargadas dedefender el ejercicio de las libertades ono son capaces o simplemente no quie-ren? Ésta es la cuestión que los ciuda-danos españoles, que se consideran de-mócratas, tienen que afrontar en con-ciencia; ésta es la cuestión que tienenque plantearse los partidos políticosque defienden la Constitución; ésta esla cuestión sobre la que debe pronun-ciarse el Parlamento; ésta es la cuestiónque, en definitiva, debe intentar resol-ver el Gobierno de la Nación. Porque sise acepta que no existe democracia enuna parte del territorio, en una partedel Estado, hay que admitir que en Es-paña no existe democracia. No cabepensar en excepciones territoriales eneste punto. Admitirlas equivale a acep-tar el fracaso de nuestro sistema. Y es-tamos en el fracaso. Pero hay más: lagangrena puede condenar al resto delcuerpo de la Nación, a todo el territorio.Y ya se advierte que la enfermedad haganado muchas conciencias, y sigueavanzando. No cabe en este punto lacompartimentación. Puede haber com-petencias que corresponden al Gobier-no central o al autonómico; puedendarse formas de gobierno peculiares se-

¿Dónde está el Estado?

César Alonso de los Ríos

Periodista y Escritor

“Porque si seacepta que no

existedemocracia en

una parte delterritorio, en

una parte delEstado, hay que

admitir que enEspaña no

existedemocracia”

Urkiola (Vizcaya). (Fotografía: FOAT. Bilbao/Vizcaya. “País Vasco desde el cielo”. 1993)

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Opinión

Opinión. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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permita la elementalidad democráticade proponer listas municipales. Se ad-mite, por tanto, que no funcione connormalidad el sistema de partidos en elPaís Vasco, esto es, en una parte de Es-paña. O, si queremos, se acepta estanormalidad perversa. Naturalmente, elPSE/PSOE ha dicho que no. No ha acep-tado la propuesta del Partido Popularporque esa «solución» le llevaría a com-promisos políticos que no le convienen,le forzaría a algo más que a un pactomunicipal al obligarle a intercambiarcandidatos cuando ambos partidos tie-nen —y deben tener— una especificidadnecesaria. Se dice —dice el PP— que an-te el Terror hay que dejar a un lado lasdiferencias ideológicas y agruparse endefensa de la vida. Pero ¿acaso no esta-mos ante unas elecciones municipales?O pueden llevarse a cabo, o no. O pue-den los partidos presentar sus candida-turas, o no. ¿Acaso está más aseguradala defensa de la vida por llevar candida-turas conjuntas? Aparte de que no esmenor el peligro porque se hagan can-didaturas conjuntas, ¿qué obliga a sa-crificar el sistema de representación?Dicho de otra manera, ¿por qué no re-belarse contra la hegemonía del Terror ysus cómplices «reales»? ¿Por qué no en-frentarse desde las instituciones del Es-tado a esta humillación del sistema?Buscar salidas dudosamente democrá-ticas o, en todo caso, soluciones paraobviedades democráticas equivale aasumir la derrota. Sortear el problema,buscar atajos de perseguidos, cuando setiene el Estado en la mano y sus resor-tes no sólo es un error. Es una cobardíainstitucional. El PSOE le ha dicho «no» alPP porque hacer candidaturas munici-pales conjuntas le lleva a una situaciónde tensión con el PNV cuando no des-carta hacer con él un nuevo pacto degobierno. Y tiene derecho a ello. Es unaopción que personalmente no compar-to, sería una decisión que vendría a re-petir errores gravísimos, más aún quelos anteriores por cuanto se cometeríandespués de la experiencia del Pacto de

Estella y una vez que el PNV ha entradode forma decidida en la estrategia de laindependencia. Pero aun tratándose deuna opción irresponsable, el PSOE tienederecho a ella. Eso es precisamente lalibertad: poder equivocarse. Del mismomodo que los socialistas vascos tienenel derecho a participar en las mesaspropuestas por Elkarri aun cuando seaun error. Por lo mismo el PSOE, y cual-quier otro partido, no tienen por quérenunciar a tener sus propias candida-turas municipales. Y el Estado tiene laobligación de garantizar las vidas de loscandidatos. No hay por qué buscar mé-todos auxiliares al Estado. Tal equivale anegarle. Y esto es lo que hay que resol-ver, desde la legalidad constitucional,con los recursos democráticos. Lo quehay que hacer es devolver la democra-cia al País Vasco. Todo lo demás es mi-rar para otro lado. De forma suicida.Porque el abismo está ahí. Estamos res-balando hacia el abismo. Yo sé queplantear la necesidad de restaurar lademocracia en el País Vasco y, por tan-to, en España, es una provocación. Esuna provocación pedir que se respete elEstado de Derecho, que funcione el sis-tema de partidos. Hasta este punto he-mos llegado. En esta perversión mentaly moral estamos. Pedir el funciona-miento de la democracia en el País Vas-co no es políticamente correcto sino,

por el contrario, sospechoso. Así que loconveniente es ir sorteando la situa-ción, cada vez más alejada de las prác-ticas democráticas, cada vez más reñidacon el ejercicio de las libertades. Se di-ría que el Estado, el poder central quie-ro decir, las instituciones todas, lo úni-co que nos pueden garantizar es elmantenimiento de una llamita, de unapresencia testimonial, de la democracia.En el País Vasco y en España hemos lle-gado a la barbaridad de aceptar la ne-gación del Estado de Derecho simple-mente porque han ganado las eleccio-nes unos partidos nacionalistas. De estemodo se produce un verdadero saltomortal, teórico y práctico, cual es acep-tar que de unas elecciones autonómi-cas se derive —y haya que aceptarloasí— una caricatura de la democracia.Se acepta la caricatura porque el proce-so fue democrático. Del mismo modopodríamos aceptar la tortura, el pillaje,cualquier aberración. ¿Acaso no hanvotado los vascos a la coaliciónPNV/EA? Pues a eso habrá que atenerse,aunque se trate de partidos que en lapráctica no «son» democráticos y desdeluego no se comportan como tales. Laderrota electoral de los constituciona-listas ha revelado el verdadero rostro dela realidad vasca. Es posible que de ha-ber habido un resultado favorable aaquéllos, el camino hacia la recupera-ción de la democracia habría sido otro.Pero eso no impide que en esta situa-ción haya que renunciar a asegurar ladefensa de las libertades. Porque no hayelección que pueda llevar a la negaciónde éstas. Son muchos los ensayistas, lospolíticos, los ciudadanos que se empe-ñan en demostrar lo obvio, esto es, lainexistencia de la democracia en el PaísVasco, pero, como si se tratara de unacondena, de un destino fatal, nadiepropone la necesidad de salir de esa si-tuación. Y éste es justamente el debateal que estamos obligados hoy. Hemosdicho todo sobre el Terror y sus cómpli-ces. Ahora tenemos que hablar de no-sotros mismos.

“[…] se da porsupuesto que nohay posibilidadesde arreglo delproblema básico,esto es, delmantenimiento delorden básico quepermita laelementalidaddemocrática deproponer listasmunicipales. Seadmite, por tanto,que no funcionecon normalidad elsistema departidos en el PaísVasco, esto es, enuna parte deEspaña”

Son muchos los ensayistas, lospolíticos, los ciudadanos que seempeñan en demostrar lo obvio, estoes, la inexistencia de la democraciaen el País Vasco, pero, como si setratara de una condena, de un destinofatal, nadie propone la necesidad desalir de esa situación. Y éste esjustamente el debate al que estamosobligados hoy.

‘ ‘

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Opinión. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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“¿Qué hija seríaésa que intentanacer amputandopedazos de su sera quien se lo da yasesinando a sumadre?”

SALTA a la vista que la ciencia o el artedel eslogan publicitario no es el fuertede los nacionalistas vascos. Ni de losnacionalistas criminales, como ArnaldoOtegui, que disparó contra mi amigoGabriel Cisneros, padre de la Constitu-ción, ni de los nacionalistas moderadoscomo Juan María Atucha, que quiererecuperar a «ETA» e integrarla. Sólo serecupera lo que se ha perdido, y eso dela recuperación hace pensar que «ETA»era cosa de ellos, del PNV de Atucha yde Arzalluz. Ahora resulta que tambiénel «moderado» es la órdiga. Y además, laintegración. Integrar a la «ETA», ese es eldeseo, que vuelva a estar con ellos yentre ellos. Quieren integrar a la bandadel terror entre los viejos aliados y cóm-plices, una vez asumidos por el PNV susobjetivos separatistas. Digo que los es-lóganes publicitarios no es lo suyo.Recuerdo aquel lema para llamar al tu-rismo que cada año más desertaba delPaís Vasco. «Ven y cuéntalo». En cual-quier otro lugar habría resultado suges-tivo para el turista. Pero Vasconia esta-ba sembrada de muertos, asesinados porla «ETA». El gran Antonio Mingote dibu-jó uno de esos muertos y copió al ladoel inoportuno eslogan. Quisieron llevar aMingote a los Tribunales, cuando aquien hay que llevar a los Tribunales esa los asesinos. Y ahora sacan el esloganal eslogan de las elecciones. El eslogan,ya lo habéis visto, nos muestra una mu-jer embarazada y desnuda. La fotografía,sin asomo de procacidad ni impudor, vaacompañada de esta leyenda. «Una na-ción libre está a punto de nacer. EH». ¿Yquién es la mujer embarazada? ¿Quiénes la madre de esa «nación libre» que es-tá a punto de nacer? Se supone, digo,que esa madre será España. «ETA» nosdice que, gracias a su banda de asesinos,España va a parir una «nación libre».Nada nuevo traería ese aconteci-miento a la Historia del mundo. Es-paña, útero fecundo, ha dado a luzmás de veinte naciones libres, que

por cierto fueron descubiertas y civi-lizadas gracias a la aventura y la ha-zaña de muchos vascos ilustres. Es-paña se dejó por ahí un reguero de hijasque pronto se soltaron de la mano de lamadre, pero que todavía la llaman conese dulce nombre de Madre Patria. ElPaís Vasco, o Euskalerría, como queráisllamarla, no sería una hija igual queaquellas. Sería la hija de una violaciónbrutal y desgarradora. Lo que EuskalHerritarrok llama el nacimiento de una«nación libre» no sería un parto más omenos doloroso, como el de las otras hi-jas de España, sino una mutilación. Esoslocos etarras no quieren que España,nación libre, madre libre de naciones li-bres, dé a luz una nueva nación, sinoque se deje amputar un trozo de su ser,un trozo de sus entrañas y de sus entra-ñas más ilustres, más nobles, más labo-riosas. ¿Qué hija sería ésa que intentanacer amputando pedazos de su ser aquien se lo da y asesinando a su madre?¿O es que esa muchacha desnuda y pre-ñada, con el vientre hinchado por la es-

peranza, quiere representar a una deaquellas furias coléricas, o una de lasparcas hilanderas que cortaban el hilode la vida del hombre? Qué audacia yqué desvergüenza la de estos proeta-rras que se atreven a representar susiniestro proyecto de muerte como latierna escena de una madre que estáa punto de alumbrar un ser nuevo ylibre. O esa muchacha embarazada es lafutura madre de un monstruo engen-drado por la violencia y con violencia, oes la imagen de España, y entonces lefaltan las cicatrices y los impactos quela afligen. Y qué audacia y que desfa-chatez la del Defensor del Pueblo Vasco,que defiende a los que matan para po-nerlos junto a las víctimas. Y sobre todo,para que nazcan en el País Vasco niñoslibres, lo primero que hay que lograr esque los terroristas tiren las armas.

La e

mba

raza

da Jaime Campmany

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Opinión. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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Cuando Theodor Adornodecía en un célebre artí-

culo suyo titulado “Educa-ción después de Auschwitz”que la exigencia de queAuschwitz no se repita es laprimera de todas las quehay que plantear a la edu-cación, no pretendía, evi-dentemente, comparar nin-gún sistema educativo a lascondiciones psico-biológi-cas en las que apenas se lo-graba sobrevivir en camposcomo Treblinka, Büchen-wald, Plotzensee o el propioAuschwitz.Pretendía simplemente, y nada menos,afirmar que más allá de la educaciónvial, de la igualdad de género, inclusode la de la paz como palabra o de la to-lerancia como término; más allá de lainstrucción en las ciencias y en las le-tras, la tarea de la educación quedabay continúa quedando definitivamentevinculada a la transmisión de los valo-res de la humanidad que, lejos de serconnatural al nacimiento, constituyeuna tarea a conquistar de por vida; unatarea que hay que aprender y que hayque enseñar.Trataba Adorno de aproximarse, segura-mente, en su reflexión a ese otro granpensamiento clásico reproducido porEverlyn Waugh, incluso desde la serie-dad circunspecta de la mejor tradicióndel humor inglés, que tras contemplarel sufrimiento de una Europa destruidapor las dos Guerras Mundiales, concluíaafirmando, sin ambages, la necesidadde mantenerse siempre en estado dealerta, porque las tinieblas de la barba-rie empujan las puertas y la luz de la ci-vilización sin desmayo.Porque cuando recordamos tragedias

colectivas como las que condujeron alHolocausto, hay una valoración que de-be prevalecer sobre todas las demás. Yes que ocurrió ante la impotencia, en elmejor de los casos, de las barreras cul-turales que podían haberla frenado. Loque procede, por tanto, a la luz de laexperiencia ajena, es volver a lo origi-nario de la educación, repensar cómoconstruir y cuál pueda ser el efecto po-sitivo de una ofensiva ideológica y cul-tural, de una ofensiva educativa, quepudiera actuar como réplica civilizadaque sirviera para combatir el mal que seha instalado en el País Vasco. Para ello,habremos de partir de una situaciónobjetiva, sin obviar la réplica al pensa-miento débil que ha servido, al nacio-nalismo, de coartada para no hacer na-da hasta ahora, al menos.Porque es bien cierto que en un país enel que se mata por ideas políticas, noresulta irrelevante el deslizamiento cu-rricular de determinados conceptos, ta-les como que el de una patria, EuskalHerria, fragmentada por los avatares dela Historia y acosada por dos EstadosImperialistas que le impiden decidir,porque no le dejan ser. La transmisiónintelectual de ste y otros conceptos se-mejantes, además de antihistórica, esuna locura susceptible de prender enjóvenes, quizá románticos, quizá sinopinión —siempre sin formación—, sir-viéndoles para sustentar la legitimaciónde las causas, que, para algunos —paralos menos— ¡no faltaba más!, puedaneventualmente justificar el uso de laviolencia.Y aunque sería reduccionista atribuir laviolencia a determinados factores enexclusiva, que tal causa es susceptiblede producir ese efecto, resulta una ver-dad coherente, al menos, con la lógicaen la que se ha venido sustentando la

filosofía occidental; por lo que siendoinapelable, no resulta posible acompa-ñar al nacionalismo en su salida del de-bate, por la puerta falsa, al argumentar,unas veces, que se trata de una minoríade jóvenes; otras, que hay otras causaspara la violencia; las más, que lo que sepretende, en definitiva, es prohibir alnacionalismo que piense como tal.Pero con determinadas ficciones no sepuede contemporizar, porque aún con-tando ¡cómo no! con que hablamos deuna parte minoritaria de nuestros jóve-nes —si de una mayoría se tratara,nuestra sociedad no sólo estaría enfer-ma, estaría condenada a muerte— setrata de una mortal hipoteca de futuro;porque aún contando con la existenciade otros factores, no se excluye el men-cionado y porque a lo largo de la Histo-ria y en distintos países, han existidonacionalismos constructores de pro-greso y otros excluyentes y etnicistasque sólo han sembrado la destrucción.Parece evidente que algo ha fallado yestá fallando en los entornos familiaresy educativos cuando chicos y chicasque, ni siquiera, tienen conciencia ple-na de los que es Euskadi; de lo que fuelel régimen franquista; de lo que sufrióeste país hasta conseguir la Autonomía,se incorporan a movimientos contra lalibertad y contra la vida.Algo está pasando y hay que rehilarmás fino para evitar oxigenar los caucesde la violencia. A estas alturas, confiesosentir una gran pereza intelectual antela mera mención de Lizarra, pero tengola convicción de que no resiste análisisen contra, el hecho de que la deriva es-tratégica del nacionalismo durante elbienio negro de 1998-2001, salvando,con una respiración boca a boca, lascausas que eventualmente pudieranllevar a algunos a legitimar la violencia

La educacion y la deslegitimacionde la violencia

Isabel Celaá

Parlamentaria Vasca(PSOE-EE)

“[…] la tarea de laeducaciónquedaba ycontinúaquedandodefinitivamentevinculada a latransmisión de losvalores de lahumanidad […]”

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Opinión. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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y que se encontraban en estado agóni-co tras el asesinato de Miguel AngelBlanco, lejos de aportar soluciones con-tribuyó al agravamiento del problema.Porque, no es irrelevante, el reflejo cul-tural que pudo proyectar sobre la ciu-dadanía el Gobierno entero de un país yel partido con más responsabilidad,asumiendo los fines, si bien no los me-dios, de los terroristas.Tampoco resulta alentador que, hasta elmomento presente y al margen de lapequeña linterna cívica, encendida porla Universidad tras el horror de los fata-les desenlaces coyunturales o el exiliode intelectuales y víctimas, el resto delsistema educativo no se haya conmovi-do éticamente hasta sus cimientos. Re-sulta sobrecogedor el silencio que se hainstalado en los claustros, en las aulas,en los Seminarios. Porque el desarrollonecesario de espacios de libertad. Preci-sa de un apoyo institucional; de uncompromiso capaz de liderar un movi-miento crítico y alternativo intra-murosa la educación precisa combatir el mie-do del que se nutre el terrorismo y eseapoyo institucional no se ha prestadotodavía.No basta sólo con reprimir a ETA por lavía policial. Hay que combatir, igual-mente, las ideas criminales que hacenposible que ETA siga existiendo. Por esodebemos promover, y desarrollar unverdadero Plan de Choque, una ofensi-va ideológica y cultural contra el totali-tarismo que tenga como objetivo la re-generación ética y la extensión, por elconjunto de la sociedad vasca, particu-larmente entre los jóvenes, de los valo-res de la democracia. Nuestra obsesión—la de todos los demócratas— para laEuskadi pendiente debería ser la de evi-tar que todavía haya jóvenes dispuestosa empuñar las armas.Son muchas las medidas que algunoshemos avanzado ya; desde la creaciónde una figura transversal en el Gobier-no Vasco dedicada exclusivamente a

coordinar todos los Departamentosorientándolos a esta tarea prioritaria,hasta la creación de una Dirección deDerechos Humanos con terminales enlos Centros, o la creación por Ley de unInstituto Democrático Vasco, así comola utilización, sin matices, de los MediosPúblicos de Comunicación para hacerpedagogía contra el terrorismo. Hastacasi veinte medidas de diversa natura-leza hemos puesto encima de la mesa.Porque nadie debe pensar que la demo-cracia es irreversible; que los valores so-bre los que se asienta son infranquea-bles; que la civilización no es vulnera-ble. Los testimonios directos de intelec-tuales contemporáneos como SusanSontag y Goytisolo, entre otros, sobre laque fue Yugoslavia, así lo acreditan. Loshorrores de Mostard, Bosnia-Herzego-vina o el Kosovo y la propia fractura so-cial en Belfast y los Condados del Nor-te son contemporáneos y han ocurridoen Europa.Por eso, en el reciente Debate de Inves-tidura de Juan José Ibarretxe en el Ple-no del Parlamento, los socialistas vas-cos recordábamos al candidato que elproblema prioritario en Euskadi es lafalta de libertades que padece una granparte de la sociedad vasca; el ataque ala vida; a la libertad de pensamiento; ala libertad de expresión y de prensa; alprincipio de representación popular.Le proponíamos trabajar contra los pre-supuestos totalitarios que alimentan la

violencia. Le ofrecíamos impulsar unapolítica de recuperación cultural y edu-cativa. Aportábamos nuestra convic-ción de la necesidad de arrebatar a ETAvarios miles1 de adolescentes y jóvenesque todavía consideran que es lícitomatar por razones ideológicas y que sesocializan en el odio al diferente desdela edad escolar.

Hoy tenemos algo más queayer. Tenemos el compromi-so personal de Ibarretxe deaceptar el desafío. Si lo hacenos tendrá a su lado. Si no,nos tendrá enfrente.

1 Para que nadie sobreestime ni subestimeesta cifra incluyo los datos del Informe Jóve-nes 2000 del Departamento de Cultura delpropio Gobierno Vasco que afirma que apro-ximadamente el 9% de jóvenes considera le-gítima la violencia en determinadas circuns-tancias y el 0,7% en cualquier circunstancia.

“Lo que procedees repensar cómoconstruir y cuálpueda ser elefecto positivo deuna ofensivaideológica,cultural yeducativa, quepudiera actuarcomo réplicacivilizada quesirviera paracombatir el malque se hainstalado en elPaís Vasco. Paraello, habremos departir de unasituación objetiva,sin obviar laréplica alpensamiento débilque ha servido, alnacionalismo, decoartada para nohacer nada hastaahora, al menos”

Salinas de Añana (Álava). (Fotografía: FOAT. Bilbao/Vizcaya. “País Vasco desde el cielo”. 1993)

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RAÍL ROBEN, dibujante an-

daluz, expresó su indes-

criptible conmoción ante el

asesinato de Miguel Ángel

Blanco, concejal del PP en

Ermua, en la obra que re-

producimos a continuación.

“Me duelen las palabras

que nombran las cosas con

sentencias de muerte.

Y la tierra permanece calla-

da ante la algarabía de los

matarifes.

Suyo es el triunfo final, su

silencio perfecto carece de

razones y de fronteras”.

El autor, al conocer el nº 1

de la publicación Papeles

de Ermua, estableció con-

tacto con la Redacción de

la revista y donó su trabajo

al FORO ERMUA, en el que

plasmaba, además de dolor,

la esperanza de que el in-

contenible movimiento ciu-

dadano que se iniciaba ilu-

minara las tenebrosas con-

ciencias de los asesinos y

su entorno, como expresa

con palabras de Peter Ga-

briel en la última secuencia.

Miguel Ángel Blanco

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Puedes apagar una vela de un soploPero no puedes apagar un fuegoUna vez que la llama empieza a prenderEl viento la hace más alta

Peter Gabriel

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Son agredidas personas de la oposición. Se incendian bie-nes de los partidos constitucionalistas y de entidades. Re-cientemente ha sido asesinado un dirigente político. La

persona que exprese públicamente lo que piensa puede sufrirserias incomodidades; también su familia. El aparato coercitivodel Gobierno no asegura el ejercicio de las libertades. El Parla-mento funciona por las iniciativas de la oposición. Es insultaday acusada de pretender destruir el autogobierno, de armar rui-do para desestabilizar. Se ha sellado la continuidad del Pacto deEstella. La retirada de EH del Parlamento no va a ser tal. El Eje-cutivo de Ibarretxe queda atrapado. Falta por ver si el PNV y EA,para que todo siga igual, pagan el precio de tragar los zarpazosde ETA. En ese cuadro, para el nacionalismo, el reclamar elec-ciones anticipadas es agudizar la crispación. Las teme. La polí-tica vasca chapotea en la mentira.Diversos portavoces nacionalistas han venido diciendo que susformaciones comparten los mismos fines que HB, pero que dis-crepan en los caminos a seguir. Todo el nacionalismo coinci-de que paz es igual a construcción nacional. Lo mezcla. Pa-ra eso se hizo el Pacto de Estella. Por eso lo sostienen tanto elPNV como EA. Entre sus componentes se dan acusadas diferen-cias. Unos quieren avanzar a campo abierto. A los otros les mie-do introducirse, sin brújula, en zonas desconocidas. Les amarranmuchos intereses. Lo suyo es viajar en coche cama. Otegi les hadicho con toda claridad: «ETA plantea que haya un compromisodefinitivo de PNV y EA en determinada dirección política, aban-donen el autonomismo y apuesten por un marco nacional de-mocrático como marco de decisión». Asegurada la «confron-tación» con España y Francia, no habría problemas parauna tregua definitiva.Dice el poliédrico Otegi que el nacionalismo se encuentra en «fa-se de clarificación del proceso». Las concesiones políticas que hahecho el nacionalismo institucional al mundo de ETA no son su-ficientes para superar el terrorismo. Lo quieren todo. Lo han ve-nido afirmando los comunicados de esa organización y ahora loha confirmado el portavoz de EH: La tregua definitiva de EA de-pende del PNV y de EA. Es el precio de su chantaje. Sería com-prensible que los partidos destinatarios de la propuesta no acep-taran meterse en una revolución imposible. Ahora bien, un mí-nimo de coherencia y de dignidad les debería obligar a no acusara los demás de inmovilistas. Hace unos días, en una radio, escu-ché cómo Rafael Larreina se refería al bloqueo que España yFrancia someten al «proceso». Aturde que personas, a las quehay que suponer inteligentes y no mal intencionadas, puedancontemplar la situación en términos tan irreales. ¿Pensarán aca-so que un cambio de las fronteras europeas es algo baladí?Para ver si cuelan se doblan los argumentos. La mentira lo em-ponzoña todo. Dícese que habría que abrir un diálogo con las car-tas boca arriba. No hace falta descubrirlas, todas están marcadas.

El Mundo País Vasco, 18 MAR 2000

MENTIRA TRAS MENTIRA

José Luis López de Lacalle

La Organización para la Seguridad y Coope-ración en Europa (OSCE, Organization for

Security and Cooperation in Europe) conce-dió el PREMIO OSCE “PERIODISMO Y DE-MOCRACIA”, a José Luis López de Lacalle,periodista, miembro fundador del FOROERMUA, y al periodista ucraniano GoergyGongadze, también asesinado.

La Presidenta de la

Comisión de Exte-

riores del Con-

greso, Isabel To-

cino Biscarola-

saga, presentó la

candidatura del

periodista vasco y

la defendió bri-

llantemente ante

la Asamblea de la

OSCE. Denunció el “régimen de censura” por “muer-

te” practicado por ETA, y subrayó: “la libertad y la vi-

da de un periodista no está en peligro sólo en Ucra-

nia, sino también en alguna democracia occidental”.

El premio fue recogido por la hija del periodista es-

pañol, Aitziber López Astolazábal y por Miroslava

Gongadze, mujer del periodista ucraniano, en Paris el

6 de Julio de 2001.

Como en el número anterior, se transcriben a conti-

nuación seis artículos de José Luis López de Lacalle,

publicados en El Mundo en los meses anteriores a ser

asesinado.

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In Memoriam

In Memoriam. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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Nada peor en política que no asumir la realidad. Han pa-sado las elecciones. Sigue el enredo político vasco. Al-gunos se empeñan en comerciar con cosas que no tie-

nen precio. Se dijo que los coligados de Estella iban a unificarsus respectivos diseños de cómo hacer la «construcción nacio-nal». Nada se sabe al respecto. Se anunció que después de laselecciones, desde tal foro, se daría a conocer una iniciativa degran «calado social». Estamos a la espera. Ibarretxe, en Madrid,ha presentado su oferta. Desde EH le han respondido que «noabarca al conjunto de Euskal Herria». El nacionalismo padece demegalomanía. Los planteamientos del MLNV, reclamando modi-ficaciones de fronteras, se semejan a los de los vencedores deuna guerra. El PNV no asume la realidad electoral. Fíjense uste-des: En el País Vasco, Navarra, Cataluña y Galicia se han elegido95 diputados. De ellos solamente 27 son nacionalistas, el28,42%. La democracia, como condición para serlo, tiene querespetar las minorías. Tampoco éstas pueden arrollar a las ma-yorías.Aunque lo niegue, Ibarretxe, con su oferta, pone precio ala «paz», a algo que ni siquiera controla en cuento que no re-presenta la voluntad de la organización que transgrede la con-vivencia. Ha dicho que el problema sería igual «con ETA o sinETA». Incierto. El problema, vasco, hoy, es ETA, y el conflicto quepromueve el frente nacionalista es consecuencia de su activis-mo. En la Euskadi del 2000, de la que disponemos fotografíaselectorales de distinto ángulo, y en el conjunto de la España, eldiscurso del lehendakari, sin la amenaza de acciones terroristas,sería escuchado como una mera divagación académica. La de-mocracia funciona. El PSOE se recuperará. Desde Napoleón na-da ha hecho tanto como ETA por la conciencia nacional espa-ñola. También Arzalluz ha ayudado algo.El lehendakari, en su exposición madrileña, no se ajusta estric-tamente a las formulaciones del Pacto de Estella. Se olvida delos territorios franceses. Ofrece la novedad de apuntar cómo sepodría concretar, pero, en línea con todas sus intervencionespúblicas, sigue manteniendo, en lo fundamental, la interpreta-ción estellesa del ámbito vasco de decisión. El punto de en-cuentro no lo visualiza «ni en la independencia ni en la Consti-tución actual». Palabras. ¿De hacerse, en consecuencia, otra leyfundamental el sujeto constituyen no tendría que ser el con-junto de la ciudadanía española? Ibarretxe sigue sin distan-ciarse de las posiciones de los dos o tres que mandan ensu partido y que siguen enrocados en Estella o en algo quevenga a ser lo mismo. Una posición inmovilista que pervier-te el diálogo y crispa la situación. Uno de los mandamases, Egi-bar, que hagan su contraoferta a las ofertas de precios políticosa la «paz». Entre demócratas no cabe otra alternativa que elaunar esfuerzos para imponer la disolución de ETA. Despuésla historia proveerá. Es cierto que también los hay quienes di-cen que la paz no tiene precio político y acto seguido lo fijan.

El Mundo País Vasco, 28 MAR 2000

OFERTAS Y ALTERNATIVAS

Desde los albores de la transición el PNV ha gozado de unplus político, el que le ha otorgado el ser visto como elpartido salvaguardia de la racionalidad, imprescindible pa-

ra resistir y responder al azote terrorista. A fe que lo ha utilizado.Nunca ha cedido en nada. Sabedor del sentido de la responsabili-dad de los demás, a lo largo de los años, cuando le ha convenido,no le ha importado incurrir en actitudes irresponsables. Losjeltzales han hecho y dicho lo que les ha dado la gana. Lo políti-camente correcto ha sido no criticar al aliado clave del Pacto deAjuria Enea. Las cosas han cambiado. Hoy, en el País Vasco, nadiees más que nadie. Ni en las urnas ni en la movilización ciudadana.El constitucionalismo se ha fortalecido mucho en el ámbito uni-versitario y en cuanto a individualidades con capacidad para sos-tener una abierta lucha, que nada hará cesar, en el campo cul-tural, en el de las ideas. Se acabó el sometimiento al partido guía,tanto en lo político como, si hiciera falta, en lo judicial.Se oyen llamamientos al borrón y cuenta nueva. Pero, ¿sobre québases? El Círculo de Empresarios Vascos —no confundir con Con-febask, entidad mediatizada por un sector de sus adherentes,burgueses a medio hacer— ha acertado reclamando la legitima-ción de «nuestro sistema e instituciones democráticas». El PNV seha reafirmado en Estella. Sus voceros —también Madrazo— nodejan de repetir que Lizarra es un simple método para solucionarel conflicto. Se lee en papeles de LAB: «el ámbito vasco de deci-sión no es algo a consensuar con aquellos que lo rechazan, es de-cir, es la condición previa para que cualquier consenso posteriorse produzca en condiciones iguales ante la sociedad vasca»... Es-tella, para posterior «fase resolutiva», exige que los gobiernosde España y de Francia acepten trocear la soberanía de susrespectivos estados, que transgredan los derechos de susciudadanías, que hagan abstracción de la postura de, por lomenos, la mitad de los vascos, de la inmensa mayoría de losnavarros, de casi todos los moradores de Iparralde. Los go-bernantes que así procedieran incurrirían en flagrante ilegali-dad. Es más, tan disparatado planteamiento impulsa a ETA a laacción terrorista. Estella excluye el entendimiento. Es una con-jura fundamentalista, generadora de tensión. Pervierte el diálo-go. Lehendakari: denunciarlo no es un acto de arrogancia.Se ha confirmado que ETA acusa a PNV y EA de responsabilidaden el rompimiento de la tregua. Les dice que lo habrían evitadoabsteniéndose en las recientes elecciones y haciéndolas, no sesabe cómo, para constituir una asamblea nacional vasca, en elconjunto de la gran Euskal Herria. Es el gran objetivo del MLNV.Es comprensible la negativa de los citados partidos nacionalis-tas. Pero produce repulsa que acusen de inmovilismo a quienesrechazan trocear la soberanía de sus estados cuando ellos, alparecer, para superar el terrorismo, sólo tendrían que participaren una simple estrambótica operación. Háganlo. Solos. Sin in-volucrar a los demás.

El Mundo País Vasco, 21 MAR 2000

¿BORRÓN Y CUENTA NUEVA?

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In Memoriam

In Memoriam. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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Campaña electoral. Jarana. Nervios. Está en juego el poder.Cada cual, pues, trata de ganar. Prima el afán de seducir,el empeño de colgarle al adversario lo más inconvenien-

te para él y que más beneficie al endilgante. Todas las opcionesestán obligadas a participar en el espectáculo, en el rito. La quedesistiera de hacerlo con toda seguridad perdería las elecciones.¿Qué influencia real tienen las campañas en la postura queadopten los electores? Sólo en una estrecha franja del censo,que, por otra parte, puede dilucidar el resultado. Las gentes vanformando sus juicios en el día a día. Estos no se modifican fá-cilmente con golpes de efecto. Cada partido es su historia, susaciertos y sus errores, la credibilidad que suscite. Lo que escu-cha y ve el elector, sometido también a condicionamientos his-tórico-estéticos, pasa por el colador de su memoria. La pelea,por bronca que sea, no debería escandalizar. El hecho político,en el cual se concitan cuestiones vitales para el vivir, siempresuscitará pasiones y el interés de gran parte de la ciudadanía.Dícese que las diferencias programáticas son escasas. Son lo su-ficiente para votar a una u otra opción. Por el apoyo con quecuenta, por la solidez alcanzada, en la democracia española, go-bierne quien gobierne, las cosas sustanciales no cambian, lasque garantizan la libertad y la convivencia. Esto es así porque lainmensa mayoría quiere que así sea. En la noche del 12 de mar-zo, cualquiera que sea el resultado, solamente dormirán mal laspersonas, una minoría, que hayan visto frustradas sus legítimasaspiraciones, individuales o de partido.Pero, en el País Vasco, no van a ser unas elecciones normales.Una importante fuerza política ha anunciado su rechazo al comi-cio. Su abstención se traducirá en boicot activo. Para su líder,Otegi, la abstención es un referéndum. Una ocasión para mostrarla resolución combativa de la sociedad vasca. Según él, es la con-dición para hacer entender que no es necesaria la «lucha arma-da». Vivimos en la anormalidad. La actitud ante las urnas de EHno es contemplada por sus socios del frente nacionalista comouna trasgresión democrática. Se pone en la picota a quienes ex-presan determinadas posiciones políticas. Sufren agresiones. Re-accionando ante tanta hostilidad, el sábado, gran número de ciu-dadanos se ha manifestado en defensa de su libertad y de su se-guridad. Opacidad electoral: los coligados de Estella han tenido ladesfachatez de anunciar que dejan para después de la consulta«una gran iniciativa social». El lehendakari ha dicho que ve enperspectiva un referéndum en el que se pronuncie la ciudadaníadel ámbito de su responsabilidad más la Navarra y la de un te-rritorio de Francia. Ante semejante declaración, que muestra,una vez más, que Ibarretxe no se aparta un ápice del irredentis-mo de su partido, Ramón Jáuregi debería aclarar si concibe que,tras el 12 de marzo, su partido, de ganar las elecciones, podríaempezar a trabajar «junto» a él. Para el proyecto nacionalista sir-ve igual el plan Ardanza que el foro de Estella y ETA callando…

El Mundo País Vasco, 22 FEB 2000

JARANA ELECTORAL

Todavía los hay quienes lo mentan como algo vigente. No hahabido ninguna guerra. No se está dirimiendo conflicto en-tre Estados. No se hallan, como en otras latitudes, en curso

negociaciones para crear nuevas instituciones ni para distribuirterritorios. Durante años, un grupo ha transgredido criminal-mente la convivencia. Esos mismos proclaman que de tal proce-so nada, que a ellos les mueve la construcción nacional, un pro-yecto de una parte de la sociedad vasca, la nacionalista, y que noobliga a nadie más. Si estos argumentos no son suficientes, sepuede emplear uno más: ETA ha reanudado los atentados. Pero,pese a todo, el disco sigue sonando. En unos es por despiste. Enotros, en vísperas electorales, es por marcar diferencias, por susobrevenido fervor dialogante. Los hay que han hecho profesióndel tema. No se dará una situación que merezca la calificaciónde proceso de paz mientras ETA no renuncie al terrorismo ymuestre predisposición a unas conversaciones viables.El lehendakari merece mención aparte. Dice que el proceso esirreversible, que ETA tiene fecha de caducidad. Seguro que sí.Reclama tolerancia y flexibilidad. Debería dar ejemplo. Tendríaque ser tolerante y escuchar, en bien de la seguridad ciudada-na, a los sindicatos de la Ertzaintza, así como ser respetuoso conla Asociación de Víctimas. Hay que recordarle que a dos de ca-da cinco ciudadanos vascos les da miedo hablar de política. Esel sosiego social del que habla. Muchos ciudadanos no ven en élun exponente de flexibilidad. No se distancia un ápice de supartido, secunda su radicalidad. Su Gobierno es una rama delfrente nacionalista. Encubre a EH. Gimotea por el diálogo. Lopuede imponer. Constituyendo una comisión parlamentaria adhoc. No lo hace. Quiere un foro, al margen del Parlamento, pa-ra reubicar en él el Pacto de Estella. Una lonja para tasar elprecio de la paz. Para el nacionalismo, como consecuencia delproyecto de la gran Euskal Herria, las instituciones estatutariastienen carácter provisional. Las va laminando.En Argel, hace diez años, de haber cedido el PSOE a las exigen-cias de ETA se habría acabado con el terrorismo. Si tras sep-tiembre del 97, los partidos constitucionalistas, y los gobiernosde España y de Francia, ceden a las exigencias de Estella, muyprobablemente, seguiría la tregua. Igualmente si el PNV, el ve-rano último, accede al requerimiento de ETA y participa en elboicot a las elecciones de marzo. Han sido actitudes por las cua-les, ninguno de los citados, ha incurrido en irresponsabilidadhistórica. Decir lo contrario es una vil falsedad. Se ha impuestola realidad. Pero ETA sigue con sus exigencias maximalistas. Porahí no cabe el asentar un proceso de paz. Le estima el frente na-cionalista. Su existencia, en cuanto que anima un proyecto irre-al, disparatado, introduce la división y anormaliza la situación.En este contexto, en el cual reclamar diálogo es una forma dequedar bien, en la práctica, no es fácil hacer la lista de las fuer-zas democráticas.

El Mundo País Vasco, 8 FEB 2000

¿PROCESO DE PAZ?

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In Memoriam

In Memoriam. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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PREMIO DE LA “OSCE” GALARDÓN PARA JOSÉ LUIS LÓ-

PEZ DE LACALLE. La viuda del periodista ucraniano Go-

ergy Gongazne, Miroslava, y Aitziber López Astolazábal

(a la derecha) hija del columnista de “El Mundo”, José

Luis López de Lacalle, recibieron ayer en el Parlamento

francés el premio póstumo de la OSCE “Periodismo y

Democracia” en memoria de los dos reporteros, que

fueron asesinados mientras realizaban su trabajo.

En Andalucía, el Partido Socialista, encabezado por Cha-ves, gana las elecciones autonómicas y también las gene-rales. Lo mismo acontece en Galicia, con Fraga y el Par-

tido Popular. E, igualmente, en Navarra. El partido que formael Gobierno foral, UPN, liderado por Miguel Sanz, será el másvotado el próximo domingo. En la presente coyuntura, una ma-yoría suficiente de andaluces, gallegos y navarros creen que susmás eficaces representantes en Madrid son los que presenta lafamilia política que administra su autogobierno. En Cataluña,la figura de Jordi Pujol, ha asegurado, hasta ahora, que el Go-bierno de la Generalitat recaiga en el nacionalismo. Pero nuncaha ganado unas elecciones generales. Nada indica que vaya atriunfar en las inmediatas. Una mayoría considerable de catala-nes se ven perfectamente representados en Madrid por loselectos no nacionalistas. Al parecer, en las autonomías que mesirven de ejemplo, uno y otros de los elegidos lo hacen bastan-te bien. Resuelven las cosas sin necesidad de sacar pecho con-tra los poderes centrales.Lo confirman las encuestas. Un amplio sector de la población sesiente atropellado, desprotegido. Sus razones son gritadas en lascalles vascas en manifestaciones multitudinarias. Voces de dis-tinto color vienen declarando su preocupación por los riesgosque pudiera haber de que se diera un enfrentamiento civil. Enunos es legítima inquietud ciudadana. En otros una artimañapolítica. Estos últimos nunca han alzado su voz contra el frentenacionalista, contra sus despropósitos, causa del creciente ca-breo de las gentes. Hagan ustedes memoria. ¿Cuántas críticashan suscitado las manifestaciones convocadas por el pacto deEstella en las que se ha gritado de todo? ¿Es que el presidenteAznar merece menos respeto que el lehendakari? Nada peorque la inhibición ciudadana. Es bueno que, defendiendo la li-bertad, se esteriorice la pluralidad. Una fuerza política que tie-ne un pacto con los partidos que forman el Gobierno ha decla-rado su rechazo activo a las urnas. No sucede nada parecido enningún otro punto de la Unión Europea. Los liberticidas topancon una ciudadanía concienciada. A las urnas, ciudadanos, a de-fender la libertad.En la campaña electoral, a la vez que Egibar apela a la unidadnacionalista para impulsar la «construcción nacional», otros lla-man a la unidad de los demócratas. ¿Sobre qué bases podría ha-cerse esa unidad y quienes son los demócratas susceptibles deacuerdo? El Pacto de Estella asocia al nacionalismo. Abriga unproyecto independentista que incluye la modificación del mapaautonómico de España y de las fronteras europeas. ¿Qué en-tendimiento cabe sobre semejante proyecto, toda una revolu-ción? Lo que ha declarado Arzalluz a una revista mexicana ledescalifica como demócrata. El austríaco Haider nunca ha idotan lejos. Allá cada cuál con su responsabilidad a la hora de vo-tar pensando en la normalización política vasca.

El Mundo País Vasco, 7 MAR 2000

ELECCIONES Y NORMALIZACIÓN

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Reportaje

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ASESINAen Febrer

Vitoria-Gasteiz, 22 de Febrero de

2000. Una hermosa ciudad. La

primavera queda cerca y se nota

en los árboles y en las colinas y en

los prados del alrededor.

Como cada día, dos hombres ca-

minan hacia su lugar de trabajo.

Fernando Buesa, parlamentario

socialista, y su joven escolta Jorge

Diez Elorza, ertzaina. Cuando

avanzan entre árboles centena-

rios son asesinados por ETA.

Dentro de la hermosura, que casi

no se atreve a mostrar su rostro,

el implacable horror: ¿por qué?,

¿quiénes lo provocan? ¿para qué?

Esta película es más que un do-

cumental, …es más que una pe-

lícula, es la realidad de una so-

ciedad, que ensimismada en su

bienestar, necesita reaccionar

contra lo que se ha podrido en

sus entrañas.

ReportajeAsesinato en Febrero

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Reportaje

Tras las elecciones. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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Nació en Hernani (Guipúzcoa). Estudio Química y Derecho. Guionista, docu-mentalista, desde 1963, en su propia productora, ha realizado más de 50 pe-lículas, premiadas en los festivales de Cannes, Berlín, San Sebastián, Chicago,San Francisco, Venecia, Viena, Bruselas, Valladolid, Manila, Sao Paulo, Biarritz,Bordeaux, Cartagena de Indeas, Bilbao y Colonia.

“Me enteré a través de la radio de un taxi. Acababan de asesinar a dos ciu-dadanos. No pude evitar un grito. El taxista me miró a través del retrovisor yme preguntó: ¿de dónde es usted? Soy vasco —le dije— (…).Una semana después, quizá diez días, en algunas de las inconvenientes horasque dedico a mi oscuro trabajo de escribir, me dicté una orden: escribe lo quete está pasando por la cabeza.La orden se me apareció clara y precisa. Sus contenidos eran breves:Hay que dar noticia de la intolerancia, Hay que dar noticia de los que convierten su voluntad de patria en muerte. Hay que dar noticia de aquéllos que se sienten y se piensan legitimados pa-ra destruir todo lo que no esté de acuerdo con su forma de entender la rea-lidad, que se sienten legitimados para asesinar.Quise escribir unas páginas de guión para dar noticia de aquéllos que, a ca-ballo de no se sabe qué capítulo de la historia, se sienten autorizados paramatar al vecino.Creo que no debe haber película sin guión. Pero al tiempo, pienso que unapelícula debe consumir el guión. Esta lo consigue”.

Elías QuerejetaProductor y Guionista

ReportajeAsesinato en Febrero

ATO ro

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Reportaje

Tras las elecciones. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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Nació en Presencio (Burgos, 1962), licenciado en Bellas Ar-tes por la Universidad del País Vasco. Escultor y documen-talista. Ha dirigido, en los 14 años de ejercicio profesional,más de treinta documentales, además de spots y publire-portajes.

“La historia es real. También los personajes. Esa inter-pretación ideal con la que todo director sueña. Ocurrecomo cuando se tratade contar una tragedia. Y a ve-ces la tragedia nos pertenece a todos”.

Eterio OrtegaDirector

Ángel IllaramendiSobre la música

Entre cientos de imágenes, de testimonios, de material… es-tá la película: “…A eso nos hemos dedicado en el mon-taje: a buscar la película con la cabeza fría y con dis-tancia, sin dejarnos llevar por el dolor de los protago-nistas —si esto es posible— pero intentando acercarnosa su tragedia, que es la tragedia de todos”.

“Con las víctimas, con el dolor de los más cercanos ycontra la amenaza de los que se creen en posesión dela verdad y quieren imponerla a los demás está com-puesta la música de esta película”.

Meco PaulogorránSobre el montaje

ReportajeAsesinato en Febrero

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Debate sobre autodeterminación-secesión

Nº 3 de Papeles de ErmuaDiciembre de 2001

Publicación del FORO ERMUANº 3 • DICIEMBRE 2001 • 900 ptas

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Historia

Historia. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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E n el valle de Valdegovía, quecomparten Álava y Burgos, se ha-lla la aldea de Valpuesta. Hace

mil años se comenzó allí a escribir unCartulario que hoy es centro de aten-ción de los estudiosos del idioma. Seofrece en sus páginas la partida de na-cimiento del castellano y la de un buennúmero de los cuarenta pueblos queforman una de las comarcas más típicasde los Valles Alaveses, pueblos que tie-nen como escenario la majestuosa Sie-rra de Aracena. En las actas de ese Códi-ce aparecen por primera vez palabras enromance castellano y algunos nombresgeográficos de esa zona que todavíaperviven. Valpuesta con su monaterio ysu antigua diócesis episcopal aglutinó larepoblación de la comarca desde finalesdel Siglo VIII hasta el Siglo XII.La tesis de que en este enclave se die-ron las primeras voces escritas en cas-tellano se ha abierto camino en el mun-do de la investigación y de la comuni-cación gracias a contundentes estudioslingüísticos sobre el contenido de suCartulario. Es decir, es preciso destacarlos aspectos del idioma que se comen-zó a hablar en el occidente de Alava yse ha extendido —como lengua caste-llana— por todo el mundo.Valdegovía, cuya denominación geográ-fica hace alusión a la Peña Govia, apa-rece por primera vez en la historia de es-te Cartulario. Es inútil buscarlo antes delsiglo IX. Nace cuando Alfonso II elige alobispo Juan como jefe de la repoblaciónde esa zona al norte del Ebro. Su nom-bre surge poco después del de Castilla,cuando ésta se amplió desde Villarcayo,

Espinosa de los Monteros (Sotoscueva) yMena al oeste de Álava y tuvo comocentro Valpuesta. Al iniciarse la acciónreconquistadora, llegaron a poblar esevalle elementos cántabros, vascones,visigodos y germánicos, sobre la basede la población preexistente —descen-dientes de autrigones e hispanorro-manos— pues estos valles habían que-dado casi despoblados con motivo delas incursiones árabes. Una pléyade demonjes y de todos estos pueblos men-cionados llegaron a ese valle de la cuen-ca del Omecillo-Ebro en la época de larepoblación y se establecieron en ella,dedicándose a reconstruir viejas iglesiasque habían sido destruídas por losárabes y a cultivar tierras abandonadas.En el Cartulario de Valpuesta, que re-gistró al paso del tiempo actas contrac-tuales de donaciones y compraventaspara determinar las propiedades, hanquedado estampadas las primeras pala-bras en romance castellano entre lostextos latinos de sus escrituras y docu-mentos.Se ha estado considerando a las “Glo-sas Emilianenses” como el “primer va-gido de la lengua castellana”(1). Recien-temente muchos expertos coinciden enseñalar que no son de finales del siglo Xcomo se creía, sino de la segunda mitaddel siglo XI. Sin embargo, las escriturasmás antiguas del Becerro Gótico de laiglesia de Valpuesta se remontan al si-glo IX. En ellas aparecen ya algunas vo-ces en romance que, de no surgir en al-gún otro códice contemporáneo o deactas anteriores, vienen a ser las prime-ras existentes de una lengua que hoyhablamos 400 millones de personas enel mundo.En la zona en que surgió el castellano,al norte de Burgos, sur de Cantabria yoeste de Álava, y en viejos monasteriosde la época de la repoblación, como

Álava: cuna del castellanoSaturnino Ruiz de Loizaga

Profesor de la Universidad Antonianum de Roma “En las escriturasmás antiguas delBecerro Gótico dela iglesia deValpuesta —quese remontan alsiglo IX—,aparecen yaalgunas voces enromance que, deno surgir en algúnotro códicecontemporáneo ode actasanteriores, vienena ser las primerasexistentes de unalengua que hoyhablamos 400millones depersonas en elmundo”

“Este códice nosólo es rico envocablosromances y enofrecertestimonios de suevolución, comopor ejemplo“arroyo, cambio,concilio, duenno,don, eglesia, fuero,maestro…”, sinotambién enpresentar lavariada toponimiade la zona”

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Historia

Historia. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

113Oña, Santoña, Valpuesta, Liébana y SanMillán de la Cogolla algo más al sur, seescribieron a mano unos cartularios,entre los que el valpostano parece quetiene el honor de ser el más antiguo. Es-te manuscrito, que se guarda en el Ar-chivo Histórico Nacional consta de113 folios de pergamino con un total de204 escrituras, entre ellas aquella quese refiere a la fundación del monasterio,fechada el 21 de diciembre de 804. Co-mo ejemplo de esas primeras manifes-taciones en castellano dentro de uncontexto latino tenemos un acta de939 de ese Becerro Gótico que se refie-re a la entrega de una viña a cambio de“un potro castano et una piele”; en otrade 944 se dice “casa” en vez de “do-mus”, “capo” (cabeza) por “caput” y“matera” (madera) por “lignum”; en unaque data de 950 se escribe “iermano”en lugar de “frater”.Ya un gran maestro de filólogos, Ra-món Menéndez Pidal dedicó muchaspáginas de sus obras, fundamental-mente en los “Orígenes del Español”,al proceso de formación del castellanoprimitivo y se refirió como fuente delmismo al códice valpostano. El acadé-mico Rafael Lapesa (recientemente fa-llecido), tenía la intención de insertarcitas relativas a dicho códice en su pró-xima edición de la “Historia de la Len-gua Española”, por “considerarlo im-prescindible”. La novena edición de suobra de 1981 ha sido una vez más reim-presa en 1997.Este códice no sólo es rico en vocablosromances y en ofrecer testimonios de suevolución, como por ejemplo “arroyo,cambio, concilio, duenno, don, eglesia,fuero, maestro…”, sino también en pre-sentar la variada toponimia de la zona.Desde sus primeras páginas aparecen laslocalidades de Foz de Busto (hoy Yugade-ra), Mioma, Peña Rubia, Pinedo, Zambra-na, Vallejo, Buezo, Cancelana, Savanaria(Savanera), Villaseca (junto a Tuesta), Lo-sa… y hace referencias a los ríos Flumeci-llo (Omecillo) y Horone (Oroncillo).

En un acta de 913 se llama a GonzaloTéllez de Lantarón conde de Castilla.Es la primera vez que las escrituras val-postanas se refieren a ese nombre comoun significado amplio de la voz “Caste-lla”. El condado de Lantarón, al que per-tenecían las tierras de Valdegovía, fueprimer bastión de la resistencia frente alos musulmanes en la parte oriental delreino astur-leonés con la presencia delos pobladores que se asentaron al am-paro de los monasterios.

En torno a Valpuesta (conuna treintena de monas-terios) se pobló el valle,una cultura multisecularencontró su asiento y es-tos pueblos nacieron a lahistoria. El castellano diosus primeros balbuceos enesta cuna alavesa y seextendió a toda la penín-sula y —en muy pocos si-glos— a todo el mundoconocido.

1 En el año 1977 España celebró el milena-rio de su lengua. ¿Por qué? En el códice quecontiene las famosas Glosas Emilianensesexiste una nota marginal bastante amplia,en parte destinada a traducir un fragmentode un texto latino, pero que en parte añadeuna frase autónoma, la primera frase con-servada en una variedad española, la rioja-no-aragonesa.

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Historia

Historia. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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En la primavera delaño 1990, en unaciudad española al

sur del paralelo de Madrid,tuve ocasión de pronun-ciar una conferencia sobrela sociedad del norte de lapenínsula Ibérica en laEdad Media. En el coloquio, dos de los oyentes opina-ron que mi exposición había subrayadoexcesivamente algunos rasgos específi-cos de los marcos sociales de las pobla-ciones situadas al norte de la cordilleraCantábrica. En concreto, de los valles, es-tudiados por mis discípulas Elena Barre-na (para Guipúzcoa) y Carmen Díez (pa-ra Cantabria). Especialmente, uno de losasistentes discrepaba de algunas de misopiniones porque, a su juicio, “podíanproporcionar apoyatura a reivindicacio-nes actuales de identidad propia”. En el otoño de 1995, en una ciudad es-pañola al este del meridiano de Zarago-za, dirigí un seminario sobre la organi-zación social del espacio en el reino deCastilla en el siglo XII. En el pasillo queconducía a la sala en que se realizaba elseminario, uno de los asistentes fue in-terrogado por una persona ajena sobreel motivo de mi presencia. La respuestaconstituyó para mí una verdadera sor-presa: “Ha venido a explicarnos el hechodiferencial castellano”. ¡Y yo sin saberlo!En el invierno de 2000, asistí en Bilbaoa una conferencia conmemorativa delos seiscientos años del nacimiento del

cronista y banderizo Lope García de Sa-lazar. El conferenciante iba desgranan-do la relación de escaramuzas, peleas yvenganzas en que don Lope había par-ticipado activamente. En un momentodado, mis desconocidos compañeros defila de butacas, después de removersenerviosos un buen rato en sus asientos,exclamaron con voz bastante audiblepara el entorno: “¡Pero es que este con-ferenciante no va a hablar de la situa-ción actual de aquí!”Los tres ejemplos podrían multiplicarsehasta el infinito y confirman algunosdatos cada vez más presentes en elquehacer y, sobre todo, en el pensar delhistoriador. En especial, dos: “toda his-toria es, a la postre, historia contempo-ránea”; “sólo encontramos lo que bus-camos”. En otras palabras, en buenaparte, son las preocupaciones actualeslas que orientan nuestras indagacionesen el pasado. En unos casos, por el pu-ro placer intelectual de conocer otrostiempos, otros mundos. En otros, parahallar en aquél algunas de las claves ex-plicativas de nuestro presente. En otros,por fin, para seleccionar los materialescon que elaborar la reconstrucción his-tórica del futuro que deseamos. En los últimos treinta años, tanto en Eu-ropa como, particularmente, en España,ha aumentado espectacularmente elnúmero de los que, con uno u otro deesos objetivos, han escarbado en la his-toria. Concretamente, en la que atañe ami dedicación profesional, la historiamedieval. Los resultados más visibles deesa dedicación al conocimiento o, sim-plemente, utilización del pasado ofrecenuna llamativa paradoja. Mientras loshistoriadores profesionales encuentran

José Ángel García de Cortázar

Catedrático de Historia Medieval

Fuero de Población otorgado a Vitoriapor Sancho VI de Navarra en 1181.

“Nuestras señas de identidad, y nosólo las de vascosy navarros, sinotambién las de riojanos,cántabros,catalanes,manchegos yandaluces estánprendidas en el espacio de unos límitesprovincialesrelativamenterecientes”

Señas de identidad e historias medievales

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Historia

Historia. PAPeLeS de eRMUA. Septiembre 2001. Nº 2.

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riadores, primero, dejaron de creer en laresistencia antirromana de caristios,várdulos y vascones. Después, pasarona demostrar que los romanos dejaron ennuestras tierras huellas mucho más pro-fundas de lo que creíamos. La antigüistade la Universidad de Deusto en su cam-pus de San Sebastián, Milagros Este-ban, ya lo advertía hace unos años: “eltiempo favorece a los romanos”. En otraspalabras, conforme se investigue, con-forme se multipliquen las prospeccionesy las excavaciones, será, cada vez másevidente, la impronta romana. No es ex-traño que, según reciente nota de pren-

sa, un equipo dirigido por la misma in-vestigadora haya puesto al descubiertola presencia romana en los lugares gui-puzcoanos de Aya y Elcano. El dato es de enorme relevancia para losmedievalistas. Una vez más, un espacioal que se refieren algunas de las mástempranas noticias medievales resultaser un espacio de asentamiento romano.La circunstancia, ya conocida para la ríade Guernica, permite preguntarse siconstituirá una constante. Esto es, si losprimeros establecimientos medievalesdocumentados en textos escritos fueronprecisamente aquéllos que antes sirvie-ron de asiento a la colonización romana.¿O sucede simplemente que el espacio,incluso el guipuzcoano y el vizcaíno, es-tuvo más romanizado de lo que había-mos pensado? No lo sabemos. Tampocosabemos qué vieron los romanos paraintegrar, administrativamente, el espa-cio que hoy es Navarra en el conventojurídico de Zaragoza, mientras incluíanlos territorios que acabaron siendo Ála-va, Guipúzcoa y Vizcaya en el de Clunia,cuyas extensas y sugerentes ruinas pue-den verse todavía a veinte kilómetros alnordeste de Aranda de Duero. Los sucesores de los romanos en la pe-nínsula Ibérica, los visigodos, han suscita-do opiniones contrarias. Para unos, fue-ron los iniciadores de una etapa impreg-nada de germanismo y vínculos privadosde vasallaje. Para otros, fueron, simple-mente, los últimos romanos, opinión, enestos momentos, absolutamente domi-nante. Esta prolongación de las vivenciasromanas ha hecho muy difícil el recono-cimiento de las aportaciones específicasde la etapa visigoda. Desde luego, al re-vés que hace unos años, hoy pensamosque el dominio de los reyes godos de To-ledo se impuso hasta las orillas del marCantábrico. En cambio, descubrimientoscomo los que Agustín Azcárate y suequipo vienen haciendo en Aldayeta,cerca de Vitoria, con testimonios arqueo-lógicos del ámbito franco, parecen suge-rir la existencia de una zona de contacto,hostil unas veces, amistoso otras, entre

cada vez más puntos de semejanza en laevolución de las distintas sociedadeseuropeas, los reconstructores históricosdel futuro hallan cada vez más puntosde diferencia en el pasado.Este doble comportamiento resulta es-pecialmente evidente en el conoci-miento de la historia antigua y medie-val de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. Enlos últimos cuarenta años, en el ámbitode la historia científica, se han evapora-do los rasgos identitarios que se atri-buían a los habitantes de esos territo-rios y, por extensión, a otros de la cor-nisa cantábrica en la Edad Media. En sulugar, ha aflorado una historia de cons-tantes participaciones en acciones, loque ya sabíamos, y en procesos, lo que,en parte, se discutía, que iguala ritmosy rasgos de la historia de aquellos terri-torios con los del resto de la PenínsulaIbérica. Más especialmente, con los delos espacios políticos a los que los tresterritorios, entonces claramente indivi-dualizados entre sí, pertenecieron. Yafuera el reino de Asturias, el de Navarrao el de Castilla.La magnitud de esta renovación de la vi-sión histórica ha sido una de las más im-portantes de las experimentadas en lahistoriografía regional española. Cadavez con mayor contundencia, los medie-valistas alaveses, guipuzcoanos y vizcaí-nos han ido afirmando dos cosas. Una,que la historia de sus respectivos territo-rios sólo se entiende desde la semejanzade los comportamientos con las áreasdel entorno. Y otra, que, en materia his-tórica, sólo se ha encontrado lo que seha buscado. Ésa es, según aquéllos, la ex-plicación de que, hasta hace pocos años,se hubiera encontrado más paleolíticoque neolítico, más indigenismo que ro-manismo, más linaje que familia, másvalle que aldea, más lucha de bandosque crisis social del siglo XIV. En los últimos años, en cambio, en ma-teria de interpretación histórica, asisti-mos a una secuencia de continuas susti-tuciones de lo que considerábamos prin-cipios, casi mitos, establecidos. Los histo-

Acta de 1258 por la que Alfonso X concede el privilegio decesión de aldeas a Vitoria y Salvatierra.

“De repente, teenseñan a ser

diferente.Mientras, loshistoriadoresprofesionales

insistenmachaconamente

en poner derelieve las

semejanzas de loscomportamientos

históricos, enalejar de nosotros

cualquiertentación de

encontrar en ellosdiferencias

verdaderamenteoperativas”

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las monarquías merovingia y visigodaa un lado y otro de los Pirineos. La extinción del reino hispanogodo, conla conquista musulmana a partir delaño 711, dejó los espacios del norte dela península Ibérica un tanto a su aire.Sin embargo, un siglo después, el reinoasturiano llegó a englobar por el este,cuando menos, los territorios alavés yencartado. Otro siglo más tarde, a co-mienzos del siglo X, será el reino pam-plonés el que, según conjeturas en unmundo todavía sin testimonios escritos,abarcaba Guipúzcoa y, tal vez, la parteoriental de Vizcaya. Los eruditos traba-jos de Besga y Larrea parecen haberarrinconado ¿definitivamente? las tesisindigenistas de Barbero y Vigil en el na-cimiento de estos dos reinos. Al contra-rio de lo que éstos pensaban, según lasúltimas investigaciones de aquellos au-tores, ambas formaciones políticas ex-hibieron unos indiscutibles fundamen-tos hispanogodos. Eran hijas de la tradi-ción romano-visigoda.El siglo X mostró otras evidencias. Lade Fernán González, conde, a la vez,de Castilla y Álava. Y, tras su muerte,la de la influencia, creciente en torno alaño mil, del reino pamplonés en el es-pacio guipuzcoano y vizcaíno y, proba-blemente, en el oriente del alavés. Larealidad de un espacio político que en-globaba, a la vez, Navarra (aunque só-lo su mitad norte) y los territorios deÁlava, Guipúzcoa y Vizcaya, dentro deotro más extenso que iba por el oestedesde la bahía de Santander hasta Ata-

puerca, sólo se produjo en la historiaentre los años 985 y 1076. En esta últi-ma fecha, las tierras encartadas y ala-vesas volvieron al reino de León y lasvizcaínas y guipuzcoanas quedaron in-corporadas al mismo. Decenios más tar-de, entre 1134 y 1170, los reyes de Na-varra se esforzaron por reproducir unasituación semejante a la de la primeramitad del siglo XI pero su esfuerzo nollegó a cuajar. Desde la última fecha y,especialmente, desde 1200, la historiaes ya bien conocida porque, después, lasituación prácticamente no ha cambia-do. De un lado, un reino de Navarra, sinsalida al mar. De otro, los territorios deÁlava, Guipúzcoa y Vizcaya, dentro delreino de Castilla. Siete siglos después dela caída del Imperio romano, la línea defractura política entre uno y otros espa-cios reproducía el trazado que los admi-nistradores de Roma habían dibujado.Otros ocho siglos después de 1200, losreconstructores históricos del futuronos invitan a participar en dos cortes.Uno temporal: queremos ser los quefuimos entre los años 985 y 1076. Otroespacio-temporal: queremos ser los quefuimos entre los años 985 y 1076 peroqueremos serlo en la traducción que, en1833, hizo Javier de Burgos. Esto es, se-gún el marco provincial que nos asignóel naciente constitucionalismo español.Nuestras señas de identidad, y no sólolas de vascos y navarros, sino tambiénlas de riojanos, cántabros, catalanes,manchegos y andaluces están prendi-das en el espacio de unos límites pro-vinciales relativamente recientes. A partir de ellos se exige a los vecinosde Tovillas que proclamen y reclamensu identidad vasca mientras a los deValpuesta, en el mismo valle y a cincokilómetros de distancia, se les exige lacastellana. Para muchos de sus ciuda-danos, el Estado español de las Comu-nidades Autónomas viene a sintetizar,en sus perfiles territoriales, una lejanahistoria medieval, llena de fluidez y va-riaciones, y el rígido marco espacialpropuesto por los administrativos del

siglo XIX. De la primera los políticos ex-traen los imaginarios. Con frecuencia,intemporalizados e inespaciados. El se-gundo les proporciona las fronteras enque encuadrarlos. Y, con ellas, la pobla-ción que, por residir dentro de ellas, de-be aceptar tales imaginarios.Son esos imaginarios los que manejanlos políticos para sembrar de diferenciasla historia de dos pueblos contiguos, dedos comarcas limitáneas, que hastaahora la compartían con sus vecinoscomo compartían los pastos para susganados o las aguas para sus riegos ysus moliendas. De repente, te enseñan aser diferente. Más aún, resultas sospe-choso si no resaltas, si no te jactas delas diferencias, como el obispo de Gero-na acaba de recordar y recomendar asus feligreses. Mientras, los historiado-res profesionales insisten machacona-mente en poner de relieve las semejan-zas de los comportamientos históricos,en alejar de nosotros cualquier tenta-ción de encontrar en ellos diferenciasverdaderamente operativas. Las escasas tentaciones de los historia-dores maduros las van arrumbando in-vestigadores más jóvenes. Estudios co-mo el que acaba de concluir Iñaki Gar-cía Camino, bajo la dirección de Agus-tín Azcárate, sobre la historia de Viz-caya entre los siglos V y XII, deja muypocos resquicios a las señas de identi-dad. La cerámica romana es sudgálica oriojana. Las tumbas son, como en todasparte, de lajas, de bañera o antropo-morfas. El arte es asturiano o, después,románico. El valle funciona socialmentemenos que la aldea. La familia es másnuclear que extensa. Los pastos y losmontes son, socialmente, menos rele-vantes que la agricultura. La defensatroncal del patrimonio es un espejismoque no se deduce de los documentos

“[…] a comienzosdel siglo X, será elreino pamplonés elque, segúnconjeturas en unmundo todavía sintestimoniosescritos, abarcabaGuipúzcoa y, talvez, la parteoriental deVizcaya”

“La realidad de unespacio políticoque englobaba, ala vez, Navarra(aunque sólo sumitad norte) y losterritorios deÁlava, Guipúzcoa yVizcaya, dentro deotro más extensoque iba por eloeste desde labahía deSantander hastaAtapuerca, sólo seprodujo en lahistoria entre losaños 985 y 1076.En esta últimafecha, las tierrasencartadas yalavesas volvieronal reino de León ylas vizcaínas yguipuzcoanasquedaronincorporadas almismo”

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alegados para los siglos XI y XII. Elconde o señor de Vizcaya es un delega-do del rey (navarro o castellano) y elejercicio de sus competencias es de tipopúblico hasta que empieza a privatizar-se. Las villas nacen tardíamente y lo ha-cen a fuero de Logroño.Los jóvenes historiadores no dejan ni unclavo al que agarrarse para salvar laspresuntas identidades pretéritas ante lapleamar de interpretaciones que sóloencuentran semejanzas. Perdón, sólouno: el idioma. Pero el vascuence ape-nas ha dejado media docena de testi-monios escritos de época medieval.Queda, por tanto, en manos de granparte de la toponimia de extensas áreasde los territorios la prueba de que elbautismo de sus lugares de asenta-miento lo hicieron gentes que hablabanel idioma. Junto a esas áreas y esos lu-gares, los nombres de otras y otros su-gieren que sus bautizadores habían ha-blado en algún tiempo otras lenguas.Todo eso lo saben de sobra los medieva-listas. En cambio, no acaban de encon-trar en el pasado otras cosas. Cosas co-mo algún testimonio de que la origina-lidad lingüística fuera síntoma o factorde modificaciones, de diferencias, en loscomportamientos de vizcaínos, guipuz-coanos o alaveses respecto a las gentesde las regiones de su entorno, de su rei-no de Castilla o, incluso, del espacio eu-ropeo occidental. Como se ve, los historiadores de profe-sión lo tienen muy claro. El pasado, almenos, medieval ofrece una historia deparalelismos y coparticipaciones en ide-as y procesos universales protagoniza-dos por pequeñas unidades sociales yterritoriales. Están convencidos hoy deque en la realidad histórica: las grandescoincidencias tuvieron mucho mayorpeso que las pequeñas diferencias. ¿Porqué, entonces, se preguntan, la preten-sión de los políticos de engrandecer és-tas a costa de oscurecer aquéllas? Y laúnica respuesta que se les ocurre es quelos políticos estiman que no tienen queguardar las formas con la historia cuan-

do lo que se juega es, según ellos, eldestino de su pueblo. ¿Acaso, en arasdel futuro que anhelamos para éste, noes lícito crear una historia a la medida?¿Es que el porvenir que deseamos no esbastante razón para recomponer el pa-sado a su servicio? Para los políticos pa-rece que sí. Para los historiadores, desdeluego que no. Y para muchos ciudada-

nos que aspiran a vivir en libertad y de-mocracia, probablemente, tampoco.

Unos y otros no quieren queel camino, siempre inciertoy por hacer, del futuro em-piece a construirse sobre elsecuestro del pasado.

“Los jóveneshistoriadores no

dejan ni un clavoal que agarrarse

para salvar laspresuntas

identidadespretéritas ante la

pleamar deinterpretaciones

que sóloencuentran

semejanzas.Perdón, sólo uno:el idioma. Pero el

vascuence apenasha dejado media

docena detestimonios

escritos de épocamedieval”

Documento de la“voluntariaentrega” de Álavaa Castilla el 2 deabril de 1332.

[…] la realidad histórica: las grandescoincidencias tuvieron muchomayor peso que las pequeñasdiferencias. ¿Por qué, entonces, sepreguntan, la pretensión de lospolíticos de engrandecer éstas acosta de oscurecer aquéllas?

‘‘

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Puede que, como escribió Renan,el nacionalismo falsifique siem-pre la propia historia. Pero a ve-

ces convive (aunque sea de mal grado)con una historiografía revisionista y crí-tica de sus propias visiones e interpre-taciones históricas. En Irlanda, porejemplo, bajo el liderazgo de historia-dores como Theodore W. Moody, JamesC. Beckett y F.S.L. Lyons, la historia ir-landesa supo imponerse a las exigen-cias emocionales del nacionalismo ycrear una historiografía independiente,altamente cualificada, crítica y riguro-samente profesional. En Israel, unanueva generación de escritores «revisio-nistas» (Benny Morris, Tom Segev, AvivSchlaim, Amos Elon...) ha procedidodesde los años noventa a demoler mu-chos de los mitos fundacionales del Es-tado de Israel, como las raíces del sio-nismo, la Palestina anterior a 1948 o lapropia guerra de independencia. En lapropia España, la historiografía surgidaen la década de 1970 propondría unavisión de España que aceptaba comoalgo diferenciado y propio los particu-larismos vasco, catalán y gallego, queno creía que lo ocurrido en la historiapeninsular hubiera sido inevitable —aunque hubiese sido probable: lo mis-mo se tratase de la invasión musulma-na que de la unión de los Reyes Católi-cos, de la Monarquía de los Austrias ode la guerra de 1936-39, que rechazabainterpretaciones o continuistas o «cas-ticistas» de la evolución del país, y que,en suma, veía la historia española, co-

mo toda historia, como un proceso dis-continuo, no lineal, impulsado por múl-tiples y complejos factores y aun por eljuego de lo contingente y lo imprevisi-ble: y la identidad española, como unasuma de identidades sucesivas. El na-cionalismo (irlandés, israelí, español, ca-talán, vasco...) debe asumir que la críti-ca histórica es parte esencial de la edu-cación cívica de las sociedades demo-cráticas y abiertas.

Por ir al caso vasco: ver en la aparicióndel nacionalismo, y luego de ETA, mani-festaciones de un larguísimo conflictoentre Madrid y los territorios vascosque se remontaría a las guerras carlistasdel siglo XIX y a la abolición de los Fue-ros vascos en 1839 y 1876 es un formi-dable error. Las guerras carlistas(1833-39; 1874-76), que tuvieron, enefecto, especial incidencia en las pro-vincias vascas y en Navarra no surgie-

ron de «contenciosos» entre aquellosterritorios y el gobierno central. Fueronguerras españolas, promovidas porcuestiones dinásticas, legitimistas eideológicas. La abolición de los Fueros,consumada en 1876, fue consecuencia,no causa, de las guerras: fue ademásrectificada con la concesión en 1878de los conciertos económicos, un régi-men de autonomía fiscal que fue unade las claves del excepcional crecimien-to económico que Vizcaya y Guipúz-coa experimentaron en las décadasposteriores a aquella fecha. En realidad,lejos de generarse desde el siglo XIX una

Historia y nacionalismo: el caso vasco

Juan Pablo Fusi Aizpúrua

Catedrático de Historia Contemporánea

“El nacionalismo(irlandés, israelí,

español, catalán,vasco...) debeasumir que la

crítica histórica esparte esencial de

la educacióncívica de lassociedades

democráticas yabiertas”

Museo Chillida Leku.

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convivencia frustrada de los vascos conel Estado español, lo que se produjo, so-bre todo desde 1880-90, fue el especta-cular despegue de la sociedad vascacontemporánea (industrialización, ban-cos, vida intelectual, arquitectura y pin-tura vascas) en el seno del Estado espa-ñol. Bilbao se convirtió en uno de loscentros decisivos de la vida española apartir de 1890, no antes. Lo que llama-mos cuestión nacional vasca (identidadvasca como expresión de una naciona-lidad propia y distinta; demanda de au-togobierno para Euskadi entendida co-mo la patria de los vascos) tuvo desde elprimer momento, desde la década de1890 en que apareció el nacionalismovasco, dos dimensiones: el conflicto(mayor o menor) entre los gobiernos deMadrid y las aspiraciones del naciona-lismo vasco; y la división de la sociedadvasca sobre el proyecto etno-nacionalde este último. Porque el nacionalismovasco fue, por un lado, una reacción ala abolición foral de 1876; pero, porotro, fue una reacción a la amenaza quepara la identidad tradicional vasca (fue-ros, religión católica, euskera, vida rural)suponían los cambios económicos y so-ciales que se estaban produciendo a fi-nales del siglo XIX en el propio paísvasco. Esto último explica el carácterétnico y ultrarreligioso del primer na-cionalismo vasco (del nacionalismo deSabino Arana). Explica también que si elnacionalismo supo dar idea de identi-dad a parte de la sociedad vasca, fueraal mismo tiempo elemento de divisiónde esa misma sociedad, cuya realidadhistórica y social (historia separada delos territorios, integración de éstos o enEspaña o en Francia, retroceso del eus-kera, crecimiento económico...) y cuyoacusado pluralismo político, culturaly lingüístico parecía pugnar con lospostulados del nacionalismo. Dicho deotro modo: no fue el supuesto «conflic-to» lo que creó el nacionalismo, sino al

revés: fue el nacionalismo lo que creó elconflicto. La misma aparición de ETAen 1959 supuso un giro, una ruptura,en la evolución del problema vasco (nosu prolongación), desde el soberanismoétnico y cultural más o menos explícitodel nacionalismo moderado (desde losaños 1910-20, un movimiento social-cristiano euskaldunista y popular) a lastesis e ideas marxistizantes, revolucio-narias y violentas de la liberación na-cional. La violencia de ETA no fue, ni es,una respuesta a determinadas circuns-tancias históricas y políticas (la dicta-dura de Franco) ni la consecuencia últi-ma de un conflicto antiquísimo y no re-suelto. Desde 1980, año en que seaprobó el Estatuto de Autonomía, Eus-kadi goza de la mayor autonomía posi-ble en un Estado democrático: es me-nos que un Estado, pero es mucho más

que una región. El terrorismo de ETAfue, y es, ante todo el resultado de unadeterminada concepción estratégicahacia la independencia y hacia la hipo-tética conquista del poder vasco, resul-tado, por tanto, de las decisiones de susdirigentes y militantes.

La violencia y el terroris-mo fueron, y son, paraETA, parte esencial delproceso de «liberación» yde control de la sociedadvasca: una opción deli-berada, no una necesi-dad inevitable.

“En realidad, lejosde generarsedesde el siglo XIXuna convivenciafrustrada de losvascos con elEstado español, loque se produjo,sobre todo desde1880-90, fue elespectaculardespegue de lasociedad vascacontemporánea(industrialización,bancos, vidaintelectual,arquitectura ypintura vascas) enel seno del Estadoespañol”

Museo Chillida Leku.

Desde 1980, año en que se aprobó elEstatuto de Autonomía, Euskadi goza de

la mayor autonomía posible en un Estadodemocrático: es menos que un Estado,

pero es mucho más que una región.‘ ‘

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LA MAGIA DE LA PALABRA“AUTODETERMINACION” DE LOSPUEBLOS

“Había en España hambre de paz”, es-cribía un diplomático extranjero des-pués de los años convulsos del sexeniorevolucionario (1868-1874); en España,en general, y en el País Vasco, en parti-cular, podría decirse hoy con propiedad.Es natural, de una naturaleza humanadecente, y hasta una aspiración simple-mente higiénica, desear hondamente elfin de tanta barbarie y tanta afrentamoral. Es razonable, pues, la reaccióngeneralizada queriendo buscar un finnegociado. Resulta, asimismo, com-prensible el escondido optimismo bien-pensante que subconscientemente re-chaza el horror de fines inconfesados einasumibles para aferrarse a la idea deque la violencia tiene un precio acepta-ble, un precio medido en términos desoberanía. Acabemos con tanto espantoy degradación moral del país —del PaísVasco— dándoles lo que piden, lo queexigen algunos violentos; antes la am-nistía y la autonomía, ahora la autode-terminación. Objetivos, además, arti-culados con envoltura democrática:hay violencia —nos aseguran fabri-cantes y vendedores del producto—porque se niega el derecho demo-crático a la autodeterminación deun pueblo. Dejemos a un lado, y enaras del argumento principal, lo ambi-guo del término. Olvidemos también lafalacia histórica que ello supone en elcaso del País Vasco y del resto de Espa-ña. Hagamos incluso abstracción de lacomplejidad y contradicción de resi-denciar esa transferencia de soberaníaen el territorio de la actual comunidadautónoma, hurtándosela a cada una delas tres provincias forales en donde, se-

gún los propios nacionalistas, se originala legitimidad histórica de la pretendidareivindicación. Quedémonos, pues, en lamagia de la palabra: autodetermina-ción de los pueblos, talismán democrá-tico con que el presidente Wilson bus-có en Versalles (1919) resolver las vie-jas querellas centroeuropeas, peroque terminó en un despiece del viejo ycivilizado imperio austro-húngaro,cauce de culturas, razas y religiones, enun mosaico de pequeños Estados riva-les, más etnocentristas que etnocéntri-cos (G. Dallas), “a merced” de una Ale-mania más resentida que debilitada(Kissinger).

AUTODETERMINACION EN LAALEMANIA DE LOS AÑOS TREINTA

Una Alemania, la de los años treinta,donde algunos acertaron a darle vueltaal sacrosanto principio: autodetermina-ción, ¿por qué no?; pero autodetermi-nación para todos, también para lasminorías alemanas marginadas en lanueva Checoslovaquia y Polonia; au-todeterminación, en fin, para la propiaAlemania (Anton Drexler), “esclaviza-da” por los extranjeros de Versalles ydesde dentro por “el sistema” de lostraidores de Weimar (Goebbels). En to-do caso, un buen señuelo democráticocon que inquietar a las conciencias li-berales y bienpensantes europeas delmomento como el propio Keynes, co-rroídos por remordimientos de una pazpunitiva impuesta a la derrotada Ale-mania de 1918.Autodeterminación, una reivindicaciónimpecablemente democrática, un obje-tivo parcial deseado sin duda, perotambién una coartada con la que justi-ficar la violencia terrorista interior y ex-terior, en estudiada combinación conlas tácticas electorales con que el parti-do nazi jalonó su asalto al poder. Unastácticas que tuvieron enorme éxito du-rante más de veinte años porque con-vencieron a muchos fuera y dentro deAlemania. Y que tienen un nombre:puertas afuera, se conocieron como lapolítica del “apaciguamiento” y, dentrode Alemania, como la política de cola-boración en el frente nacionalista deHarzburg. Respetemos, pues, las se-cuencias intermedias y no interprete-

“Autodeterminación,una reivindicaciónimpecablementedemocrática, unobjetivo parcialdeseado sin duda,pero también unacoartada con la quejustificar laviolencia terroristainterior y exterior,en estudiadacombinación conlas tácticaselectorales con queel partido nazijalonó su asalto alpoder”

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José Varela Ortega

Catedrático de Historia Contemporánea Vicepresidente

del Instituto Ortega y Gasset, Madrid

“Una cruz gamada se está formandoentre nosotros”.

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mos situaciones anteriores en funcióndel lóbrego final de la película. Gentessocialmente relevantes, como el Condede Athlone, o destacados socialistas,como lady Cunard, creían que se podíapactar con Hitler. Antes del ataque aPolonia en septiembre de 1939, o almenos de la ocupación de Praga y laanexión de Memel, la autodetermina-ción de las minorías y territorios alema-

nes parecieron los objetivos estratégi-cos de Hitler, objetivos legítimos. Inclu-so la ocupación del Sarre (1935), la mi-litarización del Rin (1936), hasta la in-corporación de Austria (marzo de 1938)y la anexión de los Sudetes (septiembrede 1938) eran aceptadas como partedel programa de autodeterminación.Los atentados terroristas o la kaleborroka de las SA2 se tenían por ma-

nifestaciones deplorables de ele-mentos extremistas, atemperables ocontrolables mediante concesionesal exterior y la participación en elpoder democrático de la República,dentro de Alemania. Con Hitler, ensuma, se podía, se debía negociar por-que, según lord Halifax, no ambiciona-ba una hegemonía europea a escala na-poleónica.

Mar de Euskadi, patria abierta,Tú que no tienes fronterasDi en las playas extranjeras,Ola a ola, mi pena.

Gabriel Celaya

“Gentessocialmenterelevantes, comoel Conde deAthlone, odestacadossocialistas, comolady Cunard, creíanque se podíapactar con Hitler”

Pasaia (Guipúzcoa). (Fotografía: FOAT. Bilbao/Vizcaya. “País Vasco desde el cielo”. 1993)

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Hoy sabemos que, en efecto, la escalaera mucho mayor, el contenido infini-tamente más terrible. Y, sobre todo, sa-bemos que su objetivo principal no eratanto la autodeterminación como laconquista de Europa y el poder totali-tario en Alemania. Una comprobaciónque los alemanes disidentes constata-ron desde enero de 1933. Pero no an-tes. Entre 1930 y 1933, muchos, dema-siados alemanes creyeron o quisieroncreer que el objetivo político de Hitlerera la liquidación de las reparacionesde Versalles y la introducción de unapolítica nacionalista extrema en todoslos órdenes. Extrema pero controlable.Eso comenzaron a pensar algunos par-tidos hacia 1930. Una “estrategia dedomesticación” que se demostró fun-damental en la resistible ascensión delnazismo, para tomar prestado el títulobrechtiano. Porque, en este sentido, essabido, aunque frecuentemente olvida-do, que Hitler no ganó el poder en unaselecciones ni su investidura de una vo-tación parlamentaria, de hecho, nuncalogró en unas elecciones libres más del37% del voto ni más de 230 escaños enuna cámara de 583 diputados. Fuenombrado canciller por los poderes es-peciales que el artículo 48 de la Cons-titución de Weimar atribuía al presi-dente Hindenburg. Y en la decisiónque llevó a este nombramiento, frutode una complicada y tortuosa “partidade ajedrez por el poder” (Goebbels), laidea de aceptar a los nazis (NSDAP)4 enel juego político, coaligarse con ellos,pactar, intentar utilizarlos, atraérseloso dividirlos —que de todo hubo enaquellos años— la idea, en fin, de con-cederles beligerancia política y tratar-les en definitiva “como uno más” (Hi-tler), resultó decisiva.Hasta 1929, los nazis estuvieron rele-gados al ostracismo político. Lo mismoque los comunistas entre la izquierdademocrática, el NSDAP era consideradoen la derecha y el centro democráticos,incluso entre la derecha reaccionariadel DNVP5, reliquia del imperio derrota-

do, como un partido apestado, radical yviolento, dirigido por un “don nadie deViena”, arquitecto frustrado y pintorfracasado, un “tenor heroico” (Spen-gler) y “maestro de oratoria histérica”(A. J. P. Taylor), histriónico y ciclotímico,a quien el rancio presidente Hinden-burg consideraba “un cabo de Bohemia”déclassé, inadecuado para cualquierpuesto de responsabilidad estatal másallá de la administración de correos. Ylo cierto es que hasta 1930 los nazisformaban un partido marginal queocupaba tan sólo 12 escaños en uncongreso de casi quinientos diputa-dos. Marginal pero violento y vocife-rante. El abandono de las tácticas gol-pistas que habían llevado al fracasadoputsch de Múnich en 1923, convencióa Hitler de que la confrontación direc-ta con el Estado era un error estratégi-co peligroso y de que el partido deberíaconcentrar sus esfuerzos en la organi-zación interna y la lucha electoral. Perola nueva línea Adolf légalite evitaba elchoque con la autoridad, aunque no laviolencia contra el adversario político.Una violencia que tenía su expresión enun sangriento vandalismo callejero yuna propaganda desorbitada y vocife-rante. Las soflamas nazis hacían dianasobre todo en las “vergonzosas y mons-truosas” (Hitler) reparaciones que la Re-pública debía pagar a los Aliados comoprueba de “esclavización” de Alemaniapor la rapacidad extranjera, en convi-vencia con el corrupto “sistema” deWeimar, según los nacionalistas “unademocracia judía” (Hitler), “artificial” yhueca, servida por políticos incapaces ytraidores.A pesar de su aliento resentido y xenó-fobo, hondo disparatado e irracional,reacciones “histéricas”, gestos “dervi-chescos” (Thomas Mann), rituales wag-nerianos “primitivos” (Klemperer) yademanes desencajados que a muchosrecordarían hoy las teatrales procesio-nes abertzales, aquella “enciclopediadel resentimiento” —para tomar pres-tado el término que Mikel Azurmendi

adjudica al discurso abertzale— calabaen un contexto internacional viciadopor el contenido punitivo de Versalles,una situación económica severamentelastrada por la crisis del 29 y un am-

“Entre 1930 y 1933,muchos,

demasiadosalemanes

creyeron oquisieron creerque el objetivo

político de Hitlerera la liquidación

de lasreparaciones de

Versalles y laintroducción de

una políticanacionalista

extrema en todoslos órdenes.

Extrema perocontrolable. Eso

comenzaron apensar algunos

partidos hacia1930. Una

estrategia dedomesticación”

Charlazo (Álava). (M. Angulo.

“La montaña vasca”. Ed. Elkarlanean, 1999)

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biente social asfixiado por un crecientedesempleo. Era ciertamente una situa-ción muy complicada, pero en modo al-guno desesperada y menos aún aboca-da a un desastre inevitable.

RUPTURA DE LA COALICIONDEMOCRATICA, 1930. LA DERIVANACIONALISTA DEL ZENTRUM

El descalabro vino de las opciones polí-ticas elegidas. Hasta 1930 la Repúblicade Weimar se sostuvo gobernada poruna “gran coalición” democrática, va-riada en sus formas, que oscilaba condiversas combinaciones, de derecha aizquierda, entre el Volkspartei (DVP), elZentrum católico, con sus aliados na-cionalistas bávaros, el pequeño partidodemócrata y el SPD9, la gran fuerza dela izquierda democrática y durante mu-chos años el principal partido delReichstag. Un congreso del Zentrum,celebrado en Colonia en 1928, respon-sable de la elección de monseñor Kaasal frente de un partido que se precipita-ba rápidamente hacia un nacionalismoextremo, y la muerte de Streseman, ga-rante de la línea liberal-democrática enel DVP, al año siguiente, ilustran el res-quebrajamiento de la gran coalición de-mocrática de Weimar. En marzo de1930, con la caída del Gobierno deMüller (SPD) y el nombramiento delprimer gabinete “presidencial” —que nopor los votos del Reichstag— encabeza-do por Brüning, comienza la ruptura dela coalición democrática. Una carrera alprecipicio en pos del señuelo naciona-lista que llevó, desde 1929 a 1931, asectores significativos y respetables dela derecha y el centro a “una liaisondangereuse con el nazismo” (Ferguson),conduciéndoles desde la coalición de-mocrática de Weimar al frente naciona-lista de Harzburg.

ASCENSO NAZI A COSTA DE LADERECHA Y CENTRODERECHA

Fue un tortuoso sendero que derechis-tas y centristas recorrieron convencidosde que era la manera de ganar votos, ala par que restaban apoyo al movimien-to nazi. Pero ocurrió exactamente locontrario. Desde la “irresponsable” y“catastrófica” elección de 1930, en que

los nazis lograron catapultar su repre-sentación parlamentaria de 12 a 107 di-putados, el NSDAP incrementaría pro-gresivamente su voto a costa de la de-recha y el centro-derecha. Del mismomodo, la idea de integrar para domesti-car, o dividir para neutralizar, al movi-miento nazi, también se saldó con unfracaso trágico a la postre. El frente deHarzburg, montado por “la oposiciónnacionalista” para “romper las cadenasde Versalles” (Ritter) y repudiar el planen que el financiero norteamericanoOwen D. Young proponía escalonar lospagos de reparaciones alemanas fue unprimer ensayo en la política de integra-ción del nazismo como fórmula paraapaciguar y controlar dentro del siste-ma político al nacional-socialismo radi-cal. Aunque el frente de Harzburgpropiamente hablando se liquidó conun fracaso —en la medida que no logróimpedir la aprobación del Plan Young—, su expresión simbólica tuvo efectosdevastadores: pulverizó la coalición de-mocrática, arrastró la política alemanaal terreno de la competencia naciona-lista y, para colmo, otorgó al movimien-to nazi el espaldarazo de respetabilidadque necesitaba. A pesar de que Hitlerse sintió incómodo en aquel ambienteencopetado, el hecho es que se le viorodeado por el rancio nacionalismoguillermino, políticos consagrados, mi-litares de alta graduación, banqueros ygrandes empresarios. “Ya los tengo en elbolsillo: me han aceptado como socio”,parece que comentó Hitler satisfecho.Además de los saludables efectos queaquellas imágenes tuvieron en las mal-trechas finanzas del NSDAP, lo verdade-ramente trascendente estribaba en quedesde entonces el juego se desarrollóen campo propio, con unas reglas y unameta que los nazis dominaban. El 30 demayo de 1932, el anciano y apergami-nado mariscal presidente Hindenburg,siguiendo el consejo de quienes aboga-ban por atraer al nacionalismo radical,retiró su confianza al canciller Brüning,un hombre inhábil que había rehusado

“[…] la idea deaceptar a los nazis(NSDAP)4 en eljuego político,coaligarse conellos, pactar,intentar utilizarlos,atraérselos odividirlos —que de todo hubo enaquellos años— la idea, en fin, de concederlesbeligeranciapolítica y tratarlesen definitiva comouno más (Hitler),resultó decisiva“

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la colaboración con el SPD, convocadogratuitamente unas elecciones desas-trosas (en septiembre de 1930), gober-nado la crisis de espaldas al Parlamentocon medidas económicas severamentedeflacionarias y enormemente impopu-lares, pero que también había sabidoimponer una política honesta y firmede orden público devolviendo la calle ala ciudadanía al prohibir las manifesta-ciones vandálicas de las SA hitlerianas.Ya desde fines de 1930, monseñor Kaas,en la idea de que compartir responsabi-lidades les “calmaría” y “canalizaría susenergías”, había estado predicando lanecesidad de una “asamblea popu-lar” —pero inconstitucional— queincluyera al nacional-socialismo,una especie de Udalbitza de “compa-ñeros del pueblo” (o Volksgenossen),un término acuñado por el naciona-lismo en contraposición a la “repú-blica artificial” de ciudadanos (Bür-ger) articulada por la Constitución deWeimar. Pero la solución que daríaHindenburg dos años después, cesandoa Brüning y nombrando a Franz vonPapen, disidente del Zentrum y un bonvivant diletante, al frente de un apoli-llado “gabinete de barones”, no era pre-cisamente la salida que el obispo políti-co tenía en la cabeza. La reacción delcentro fue fulminante y en direcciónabiertamente nacionalista: el mismodía 31 de mayo, los líderes centristasKaas y Perlitius hicieron serias adver-tencias contra combinaciones “parcia-les”, demandando una “solución total”que incluyera a los nazis en el Gobierno.

LA ESTRATEGIA DEDOMESTICACION E INTEGRACIONDEL NAZISMO

Al menos en la orientación, el nuevocanciller no desentonó con el rumbonacionalista que había tomado el centrocatólico. Además de intervenir y ocuparinconstitucionalmente el Gobierno(SPD) del Estado de Prusia sin que lossocialistas reaccionaran, Papen intentó

el acercamiento a los nazis, levantandolas medidas de prohibición que habíanlimpiado las calles alemanas del vanda-lismo sangriento de las SA. Los nazis noperdieron la oportunidad de volver a lacombinación de legalismo electoral yterrorismo callejero que tan buenos re-sultados les había producido: asaltos asedes de partidos rivales, atentadoscontra comercios y locales enemigos,incendios de librerías y periódicos críti-cos, a teatros y a cines que proyectaranobras “disolventes” —como ocurrió conla versión en celuloide de la famosa no-vela pacifista de Remarque—, palizas yatentados a los contrincantes. Sólo enjulio el saldo fue de 86 muertos. El Go-bierno de Papen dejaba hacer. Conte-nía a la policía para evitar el enfrenta-miento político con los nazis, cuya cola-boración recababa y cuya popularidadsoñaba con heredar. Lo más grave era lasensación de indefensión e impunidadque fue adueñándose del ambiente. Enagosto de 1932, cinco sicarios de lasSA, convictos y confesos de la tortura yasesinato, en presencia de su madre, deun jornalero en paro y simpatizante co-munista, fueron indultados por temora las amenazas nazis, administradascon dosis de vandalismo y —como lesprometiera Hitler en un retador tele-grama público— en menos de un añoestaban en la calle. Para colmo, en laselecciones de ese verano sangriento, losnazis consiguieron 230 actas, superandoel listón de los 13 millones de votos. Laderecha, buena parte del centro-dere-cha y los demócratas fueron pulveriza-dos y engullidos por la marea nazi. Sóloresistieron, aunque con pérdidas signifi-cativas, el Zentrum católico y sus alia-dos nacionalistas bávaros. Así pues, elviraje del centro hacia el nacionalismo,ni domesticaba, ni calmaba, ni reducía alnacionalismo radical y violento. Antes alcontrario. No obstante, el Zentrum y Pa-pen persistieron en la misma línea deatracción y apaciguamiento del NSDAP.Papen ofreció a Hitler la entrada en elGobierno, una coalición que el Führer

condicionaba a su nombramiento comocanciller, experiencia que Papen no es-taba todavía dispuesto a conceder niHindenburg a tolerar aún que “un pintorde brocha gorda ocupara el sillón deBismarck”.Pero al filo del otoño de 1932, la crisisempezó a remitir y la opinión a volver-se contra el “bolchevismo pardo”, ilus-trado por el vandalismo sangriento y elapoyo nazi prestado a la violenta huel-ga de inspiración comunista en eltransporte de Berlín. De hecho, en laselecciones del 6 de noviembre, el NS-DAP perdió más de 2 millones de votosy cerca de cuarenta escaños. Y en laelección parcial de Turingia de diciem-bre, el descenso se agravó: los nazis ce-dieron casi un 40% del voto alcanzadoen las generales de julio de 1932. Susexpectativas de revolución legal empe-zaron a alejarse, sus militantes a desco-razonarse, sus finanzas a resentirse ysus cuadros a “desintegrarse” (Kershaw).Fue uno de los momentos más difíciles

“Los nazis noperdieron laoportunidad devolver a lacombinación delegalismo electoraly terrorismocallejero que tanbuenos resultadosles habíaproducido: asaltosa sedes departidos rivales,atentados contracomercios ylocales enemigos,incendios delibrerías yperiódicoscríticos, a teatrosy a cines queproyectaran obrasdisolventes —como ocurrió conla versión enceluloide de lafamosa novelapacifista deRemarque—,palizas yatentados a loscontrincantes”

Salto del Nervión (Álava). (M. Angulo. “La montaña vasca”. Ed. Elkarlanean, 1999)

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para el movimiento nazi y más delicadopara el propio liderazgo de Hitler, en uncontexto además que empezaba a ra-cionarles el combustible revolucionario.La salvación, primero, y el éxito, des-pués, no les llegó solamente de sus pro-pios aciertos, sino del apoyo prestadopor la derecha y el centro, además delas vacilaciones del SPD y de la estrate-gia antidemocrática de los comunistas.Después de noviembre, los líderes delcentro siguieron pidiendo la formaciónde “un gobierno nacional fuerte que in-cluyera a los nacional socialistas”. Ungobierno que contaría con apoyo parla-mentario y que podía estar encabezadopor “cualquiera” que el presidente de laRepública decidiera —apostillaba mon-señor Kaas a Hindenburg el 18 de no-viembre en clara referencia a Hitler. Unarriesgado plan se iba abriendo paso:“contratar” (Papen) al “furtivo de guar-dia jurado” (Krosigk), en la peregrinaidea de que era “el zorro quien mejorguardaba el gallinero”.

Sin embargo, Hindenburg prefirió nom-brar a Kurt von Schleicher, un generalde gabinete, inteligente pero intrigante,que, como tantos, vivía fascinado por lapopularidad del nacionalismo radical yambicionaba parte de su bolsa de votos.Soñaba con un gobierno autoritario pe-ro populista. De este modo, el generalcanciller tampoco buscó destruir al na-zismo; ni siquiera contenerlo o margi-narlo. Como la derecha y el centro, qui-so controlarlo para luego heredar sucapital de popularidad. Pero, a diferen-cia de Papen, no intentó su atracciónpor coalición, sino por división. El gene-ral Von Schleicher ensayó quebrar elmovimiento por su izquierda, para se-gregar en beneficio propio la facciónmás socialista de los nazis (GregorStrasser). La atracción por división tam-poco funcionó. El NSDAP, “mucho másun movimiento que un partido”10, era,en efecto, un conglomerado heterogé-neo e ideológicamente contradictoriode elementos muy diversos, desde gru-

pos folclóricos y excursionistas a aso-ciaciones de ex combatientes y sindica-les, alimentados todos por un senti-miento común de frustración y resenti-miento que la propaganda nacional so-cialista había sabido tensionar y el lide-razgo nazi dirigir a un mismo élan revo-lucionario, en que casi todo era admisi-ble y flexible menos la dirección del po-der. Ésta era férrea, e incuestionable la“autoridad del caudillo”. Strasser termi-nó dimitido y Hitler reforzado.Pero lo de menos ya fue el fracaso de laestratégica política de Von Schleicher.Una vez más, lo peor fue que su ademánde atraerse a los nazis —o a una parte deellos— en vez de combatirlos dejó a des-cubierto un interés por el nazismo quelo legitimaba y encumbraba. Fue un ca-bo de salvación que les “sac[ó] del pozo”(Joseba Egibar) —como el PNV a ETAdespués de Bidart y Ermua— en un mo-mento político delicado para un movi-miento revolucionario que vivía y crecíacon la esperanza del poder, pero que re-sistía mal la frustración de expectativas.Por otro lado, las aperturas socializan-tes del “general rojo” fueron considera-das por la aristocracia terrateniente delos Junkers prusianos como “políticabolchevique”. La camarilla que rodeabaal viejo Hindenburg se indignó con elcanciller Von Schleicher, y cuando és-te solicitó la firma del presidente paradisolver un Reichstag que no podíamanejar, se encontró, con la negativadel mariscal, compelido a dimitir. Si elprimer Gobierno de Papen y los inten-tos de seducción de Von Schleicher su-pusieron un “balón de oxígeno” —to-mando prestada la expresión de Gurru-chaga con relación al PNV y ETA— parauna revolución que comenzaba a desin-flarse, la segunda combinación muñidapor Von Papen en diciembre del1932, trajo el triunfo definitivo del na-zismo. En realidad, supuso una reedi-ción del “frente nacionalista” (Frau vonRibbentrop) de Harzburg, pero con Hi-tler de protagonista (Colloti). El nuevoGobierno aparejado por Von Papen —y

“Una vez más, lopeor fue que suademán de atraersea los nazis —o a unaparte de ellos— envez de combatirlosdejó a descubierto uninterés por elnazismo que lolegitimaba yencumbraba. Fue uncabo de salvaciónque les “sac[ó] delpozo” (JosebaEgibar) —como elPNV a ETA despuésde Bidart y Ermua—en un momentopolítico delicado paraun movimientorevolucionario quevivía y crecía con laesperanza del poder,pero que resistía malla frustración deexpectativas”

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en el cual el político centrista iba de vi-cecanciller— agrupaba elementos na-cionalistas del DNVP (Hugenberg, elmagnate de la prensa alemana), cen-tristas, populares e independientes ocu-pando las carteras más numerosas y demayor peso económico. Papen alardeóde tener “tan pillados a los nazis [conun Gobierno de tal composición] quepronto terminarían rechinando”. Hitlersería canciller, pero “un canciller enca-denado” (Papen), “prisionero” (A. J. P.Taylor) de las ilusiones de centristas ynacionalistas guillerminos. Sin embar-go, la realidad demostró lo opuesto. Hi-tler había cedido influencia y represen-tación pero exigido el poder gubernati-vo en cambio. En el nuevo gabinete, sehabía reservado la cancillería para símismo, y los ministerios de Interior —del Estado y de Prusia— para Frick y Go-ering. Dentro de una política constitu-cional y parlamentaria parecía una po-bre cosecha, pero para una estrategiade golpe de estado legal (Machtergrei-fung), que era en realidad el objetivopolítico de Hitler, cancillería y goberna-ción eran las carteras claves.

DE LA REVOLUCION LEGAL A LAREVOLUCION NACIONAL

Los resultados no se hicieron esperar.Los nazis fueron controlando la Admi-nistración central del Estado, más porinflación que por dimisión. Sobre todola policía. Goering hizo buena avant lalettre la idea de Fanon de que el movi-miento revolucionario aspira en últimainstancia a convertirse en la policía delnuevo Estado: unos 40.000 miembrosde las SA —la organización promotoradel terrorismo urbano a la sazón— “ob-tuvieron atribuciones” (Hildebrand) po-liciales (Hilfspolizei). Desde entonces(enero de 1933), “una oleada de terrorpardo” fue “depurando las calles” (Mu-chow), ocupando el espacio público —urbano y burocrático— con total impu-nidad, ante la indiferencia y hasta elapoyo de las fuerzas de seguridad. Los

comunistas fueron masacrados, los so-cialistas, perseguidos, y los políticos ri-vales, centristas, populares y demócra-tas, acosados. Las elecciones de marzode 1933 no fueron ya unas elecciones li-bres, en la medida que los candidatos deoposición al nazismo se vieron coaccio-nados y acorralados. Aún así, el NSDAPquedó lejos de la mayoría absoluta(43% del voto; 288 de un total de 647escaños). Para entonces, ya nadie habla-ba de las reparaciones de Versalles, la in-dependencia de Alemania, la nacionali-zación de la economía y otros señuelosu objetivos parciales de la propagandanazi. Hasta había desaparecido la tantraída y llevada autodeterminación delas minorías alemanas, que no reapare-cería en el contexto internacional hastaun año más tarde. “Primero el poder,luego la política” (Hitler). En esos prime-ros meses de 1933, efectivamente, elFührer tenía una agenda de política in-terior clara y urgente; su verdadero ob-jetivo estratégico: el poder totalitario. Eldecreto de poderes especiales de 28 defebrero y las leyes de plenos poderes yuniformización (de facto, la abolición degarantías y la supresión de la autonomíade los länder) de 23 y 31 de marzo de1933 fueron las piezas clave del proce-so. En palabras del Kölnische Volks-zeitung, la Constitución de Weimarhabía sido enterrada “sin un funeralde Estado”. La ley de 23 de marzo se vo-tó en el Reichstag y la votaron centris-tas y nacionalistas del DNVP. Antes,Hindenburg había concedido a Hitler eldecreto de disolución del Parlamento.Aparte del propio canciller, los nazis só-lo tenían dos miembros en el gabinete.Pero los ministros centristas y naciona-listas del DNVP toleraron sin mayor tu-multo (Toland) el terror sangriento defebrero y marzo como “inevitables exce-sos” de los “nuevos vientos” (Papen). Laconclusión también es inevitable. Hitler,que no había logrado el poder de unaselecciones, tampoco lo había conquista-do en una revolución. Se lo entregaron,primero, se lo confirmaron libre de con-

“[…] unos 40.000miembros de lasSA —laorganizaciónpromotora delterrorismo urbanoa la sazón—“obtuvieronatribuciones”(Hildebrand)policiales(Hilfspolizei).Desde entonces(enero de 1933),“una oleada deterror pardo” fue“depurando lascalles” (Muchow),ocupando elespacio público —urbano yburocrático— contotal impunidad,ante laindiferencia yhasta el apoyo delas fuerzas deseguridad. Loscomunistas fueronmasacrados, lossocialistas,perseguidos, y lospolíticos rivales,centristas,populares ydemócratas,acosados” Las elecciones de

marzo de 1933 nofueron ya unaselecciones libres, en lamedida que loscandidatos de oposiciónal nazismo se vieroncoaccionados yacorralados.

‘ ‘troles y garantías, después, algunos po-líticos influyentes que, aun arrepentidosposteriormente, participaban de mu-chos de sus objetivos tácticos, comulga-ban con unas ideas, una moral y un es-tilo patológico y siniestro (Ayçoberry).Consumada la revolución legal, empezóla revolución nacional (Bracher). El te-rrorismo callejero fue haciéndose másorganizado, sino menos violento (cfr.Kristalnacht). Comenzó el terrorismo delEstado, con las detenciones arbitrarias(en abril, sólo en Prusia, ya se registra-ban 25.000 detenidos), torturas, asesi-natos y campos de concentración. Pri-mero fueron los comunistas tras el in-cendio del Reichstag. Al poco, siguieronlos socialistas. También el Zentrum.Monseñor Kaas se retiró a Roma y la je-rarquía alemana, con el acuerdo y con-sejo del Vaticano, accedió a disolver elpartido a cambio de un concordato. Pe-ro el tratado no libró al centrista y vice-

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presidente del Reichstag, Thomas Esser,de la cárcel, o al pastor Paul Schneiderdel martirio en el campo de concentra-ción de Buchenwald, ni a 800 sacerdo-tes católicos y 400 ministros protestan-tes de morir en Dachau. Y siempre, cla-ro, los judíos.

JULIO DE 1933: PROHIBICION DELOS PARTIDOS POLÏTICOS

La Ley de 14 de julio de 1933 prohibíael restablecimiento de partidos políticos.En 1934 no quedaba en Alemania máspartido que el NSDAP. El 30 de junio deese año, la purga conocida como “nochede los cuchillos largos” no sólo liquidó alos elementos radicales de las SA; en elmismo baño de sangre cayó lo que deoposición organizada al régimen queda-ba (como el círculo de Múnich y de laUniversidad de Marburgo de Edgar J.Jung) o tuvo que cruzar precipitadamen-te la frontera, como el ex ministro cen-trista Treviranus o el propio Brüning, pa-ra evitar ser asesinados, como acaecieracon el ex canciller Kurt von Schleicher yel general de división Ferdinand vonBredow. Para entonces, hasta antiguoslíderes nacionalistas como Beppo Römer,veterano del Cuerpo de VoluntariosOberland, estaban firmemente convenci-dos de la necesidad de eliminar a Hitler,porque, como vino a asegurar el indus-trial nacionalista Nikolaus von Halemdespués de la lóbrega noche de junio de1934, sólo la fuerza era respuesta antelos “mensajeros del caos”.En marzo de 1939, Hitler ocupaba Pra-ga, y el 3 de septiembre invadía Polonia.En ninguno de esos lugares había mi-

norías alemanas significativas que qui-sieran autodeterminarse. Churchill,hasta entonces marginado y arrincona-do como un agorero extremista, tuvo ala postre razón. La autodeterminación yla “liberación nacional” (Kershaw) de losalemanes no era la meta del nazismo —o al menos no lo era principalmente: elverdadero objetivo estratégico era ladictadura totalitaria en el interior y laconquista en el exterior. Ninguna de lasdos era inevitable. Fue el optimismo vo-luntarista, la natural repugnancia a en-frentarse con una realidad demasiadoterrible como para ser asimilada, fueronlos errores de muchos políticos dentro yfuera de Alemania, su incapacidad decomprender la naturaleza violenta y re-volucionaria de aquel movimiento radi-calmente inasimilable, fue su ambiciónpor hurtar parte del capital político delnacionalismo nazi, su confusión, en fin,de metas tácticas (reparaciones, nacio-nalismo, autodeterminación) por obje-tivos estratégicos (poder totalitario yconquista militar) lo que las hizo posi-bles. Hasta aquí el caso alemán.

PARALELISMO CON EL CASO VASCO

Las diferencias entre el espinoso contex-to internacional y económico de la Ale-mania de entreguerras y la España prós-pera y segura de la Unión Europea nonecesitan ser subrayadas. Son evidentes.Y, sin embargo, existen ciertas similitu-des interesantes e instructivas entre losdos casos. La naturaleza totalitaria y lacomposición heterogénea del movi-miento nazi, su capacidad de aglutinargrupos muy distintos en un propósitocomún revolucionario y etnocentrista,de un nacionalismo excluyente y agresi-vo, es semejante en el MLNV. La hábilcombinación entre tácticas legalistas y

violencia, con algunas diferencias, tam-bién es común a ambos movimientos.La capacidad de explotar, hasta eldesconcierto y la desesperación deGobiernos y políticos democráticos,los resquicios de una estructura legalgarantista, de un sistema político to-lerante y de una opinión indulgente,cuando no remordida, no es tan dis-tinta en uno y en otro caso. Pero elemparejamiento más curioso se produ-ce observando la reacción que ambosmovimientos han suscitado entre sus ri-vales. El PNV padece la misma fascina-ción por el populismo violento naciona-lista que infectó al Zentrum católico y asus aliados nacionalistas bávaros desde1930. En ambos casos, hay una curiosamezcla, explosiva a la postre, entre laambición por heredar el capital social ypolítico de los violentos y el convenci-miento de poder manipularlos política-mente. En los dos casos, una dosis so-brada de soberbia intelectual les lleva aconfundir tosquedad y barbarie, violen-cia y crueldad con estupidez. “La histo-ria del nacional-socialismo”, nos ad-vierte Karl Dietrich Bracher, “es lahistoria de su subestimación”. En losdos casos, el nacionalismo supuesta-mente moderado ha considerado que leera políticamente más rentable liquidaruna coalición democrática (el PNV conel PSOE, el Zentrum con el SPD) para en-cabezar un frente nacionalista (llámesede Estella o de Harzburg). Y, en amboscasos, el relativo varapalo electoral noles ha empujado a rectificar, sino a por-fiar en una línea política que rápida-mente iba abandonando el marco cons-titucional para precipitarse en la oscuraconstrucción de una comunidad étnica,donde “la creencia de base cívica” sedesvanece “a consecuencia de la creen-cia de base holista en el pueblo” (Azur-mendi). En los dos casos también, lautopía de la construcción de la “naciónauténtica”, con la quimera por atraersee integrar al nacionalismo revoluciona-rio, ha servido en la práctica de legiti-mación y coartada justificativa a los

La capacidad deexplotar, hasta eldesconcierto y ladesesperación deGobiernos ypolíticosdemocráticos, losresquicios de unaestructura legalgarantista, de unsistema políticotolerante y de unaopinión indulgente,cuando noremordida, no estan distinta en unoy en otro caso.

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violentos, ha degradado gravemente —en muchos casos invertido— los pará-metros morales de las respectivas socie-dades, ha frenado, y hasta paralizado odesvirtuado, la acción de las fuerzas deorden (de la Ertzaintza, en el País Vasco)hasta originar un clima de impunidadque ha permitido la muerte, persecucióno coacción de los disidentes demócratasy la ocupación del espacio público por elvandalismo totalitario.

“PUEBLO” FRENTE A “CIUDADANIA”:EL PNV Y LA CONSTRUCCION DEUN NACIONALISMOREVOLUCIONARIO

La persistente obsesión de los partidosnacionalistas de centro-derecha porcolocarse al frente de la manifestaciónnacionalista, y su horror a verse desbor-dados en este punto por revolucionariosy violentos, es común en ambos tiemposy latitudes y merece un pensamiento.En ambos casos, parte de dos premisasharto discutibles (tres para el País Vasco,siendo la tercera el convencimiento ytemor ante facto del PNV que la amena-za del fin del nacionalismo revoluciona-rio, tras la caída de la cúpula de ETA enBidart, “los golpes judiciales” y “el recha-zo masivo” en Ermua, “pudiera conllevarla derrota de todo nacionalismo”). Lasdos premisas compartidas tienen rela-ción con la naturaleza del nacional-so-cialismo (nazi o etarra) y con la peculiaridea que el nacionalismo de centro-de-recha tiene de los objetivos políticos desus aliados revolucionarios. En su afánpor integrarlos y dirigirlos, es cierto queel centro y la derecha (Zentrum-VP-DNVP o PNV-EA) ignoran la naturalezarevolucionaria y totalitaria de los vio-lentos o han pretendido manipularla.Un ejercicio de wishful-thinking políticoque ni entonces ni ahora ha dado resul-tado. La ceremonia de confusión ha he-cho particulares estragos en el escenarioespañol con ayuda del desconcierto queproduce el recurso sistemático al aten-tado terrorista de parte del complejo

etarra. Nazis y, hasta el presente, el mo-vimiento etarra han resultado inasimila-bles dentro del sistema democrático. Delmismo modo y a pesar de su contradic-toria heterogeneidad de grupos y pro-gramas, ambos movimientos han sabidorestañar con la disciplina que impone laviolencia y la cohesión que imprime laexaltación revolucionaria, disensiones,divisiones y fraccionalismo. Los intentosde atracción por captación (Von Papen)o escisión (Von Schleicher), cimentadosen la idea de imaginadas diferencias,ficticias divisiones, sensibilidades diver-sas entre un Hitler —Goering o Goeb-bels— dialogante frente a unas SA radi-cales, fueron entonces tan fútiles comohoy resultan irrelevantes las diferenciaspolíticas entre un Otegui, los periodistasde Gara o los sindicalistas de LAB y lospistoleros liberados. Se trata del mismomovimiento revolucionario y totalitario,con “instrumentos diferentes” e inter-cambiables (Gurruchaga). El radicalismototalitario, respaldado por el “prestigio”que dan las pistolas (KAS-ETA), lleva ladirección —e imprime la cohesión— delmovimiento revolucionario vasco (Bal-tasar Garzón), como el carisma del cau-dillaje hitleriano lo hacía entre los nazis.Las pretendidas divisiones y diferenciasson ensoñaciones con que el centro y laderecha nacionalistas (amén de la iz-quierda comunista para el caso español,“en régimen de tonto útil”, según Calle-ja) han querido justificar aproximacio-nes, frentes y alianzas con el totalitaris-mo revolucionario.

LA COARTADA: PAZ A CAMBIO DEAUTODETERMINACION

Pero la coartada más contagiosa, porquese extendió por gran parte de la sociedadalemana de entonces y lo ha hecho hoyen la española, es aquella que hace a lainterpretación que Zentrum y PNV die-ron y dan de los objetivos del totalitaris-mo revolucionario. En el caso actual delPNV el contagio y confusión entre metastácticas (soberanistas) y objetivos es-

tratégicos (el poder totalitario y, paralos nazis, además, la conquista de unasindias en el oriente del continente euro-peo) ha resultado particularmente gan-grenoso porque el partido vasco vendecon el producto un envoltorio atractivo(algo, por otra parte, que hizo Hitler conlos aliados occidentales hasta bien en-trado 1938): paz a cambio de autodeter-minación (Arzalluz). Y con ello cree elPNV obtener doble dividendo: evitar quela derrota del nacionalismo totalitarioarrastre la propia (teoría no demostradapero sí compartida por los bizkaitarras) y“consolidarse” como el partido “hegemó-nico del futuro” (Calleja), clave y garantede la “resolución del conflicto” (Gurru-chaga), al tiempo que descerraja la can-cela del soberanismo. Y con el mismopaquete, claro, se adquiere la sumisióny dependencia del nacionalismo tota-litario.Ése es el fondo de las tesis de Ollora,Egibar y Aguirre que desde unos años aesta parte han triunfado en el seno delPNV, tomado carta de naturaleza políti-ca en Estella y que, sin duda, se ensaya-rá más pronto que tarde en alguna otraversión y nueva tregua —tácticas, comopuede observarse, no muy alejadas delfrente de Harzburg o las piruetas deZentrum siete décadas atrás—. En am-bos casos, toda la arquitectura, filosófi-ca y política, precio y producto, paz yautodeterminación penden de la nociónde que el objetivo estratégico del nacio-nalismo totalitario es efectivamente lasoberanía. Pero ¿y si no lo fuera? ¿Y si elobjetivo estratégico del nacional-socia-lismo vasco, como quedó trágicamentedemostrado en el caso alemán, no fueraun asunto de redefinir el sujeto de sobe-ranía? ¿O no lo fuera única ni principal-mente? Entonces estaríamos pagandoun precio —la autodeterminación— porun producto, la paz, que no vamos a re-cibir. Aún peor, si la autodeterminación—como antes la amnistía, la democraciay la autonomía— se demostrara unaetapa, una meta transitoria o un objeti-vo parcial, su concesión no haría sino

“La naturalezatotalitaria y lacomposiciónheterogénea delmovimiento nazi,su capacidad deaglutinar gruposmuy distintos enun propósitocomúnrevolucionario yetnocentrista, deun nacionalismoexcluyente yagresivo, essemejante en elMLNV. La hábilcombinación entretácticas legalistasy violencia, conalgunasdiferencias,también es comúna ambosmovimientos”

“En ambos casos,hay una curiosamezcla, explosivaa la postre, entrela ambición porheredar el capitalsocial y político delos violentos y elconvencimiento depodermanipularlospolíticamente”

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alimentar la espiral de exaltación revo-lucionaria y consagrar el principio de laviolencia como un método legítimo yrentable de hacer política. Cualquier po-lítica, entiéndase bien.

EN DEMOCRACIA TODOS LOS“CONTENCIOSOS” SON POLÍTICOS

En este aspecto los nacionalistas —in-cluidos los nacionalistas democráticos—tienen una idea curiosa del embrollo yde cuál es la naturaleza y funciona-

miento de un sistema democrático. Elproblema que genera la violencia —ase-guran— es “político”, de soberanía; su-perado ese escollo, desaparecerá la vio-lencia. ¡Fantástico razonamiento! Por lamisma regla de tres, como el problemaque acucia a los atracadores de joyerías

de la renta. No. En democracia todos los“contenciosos” son políticos. Y no es lademocracia un sistema de consensos yacuerdos más que en la forma civiliza-da y pacífica de gestionar los desacuer-dos. Los conflictos políticos son la vidanormal de las democracias; el problema,

es de naturaleza económica, negociadocon ellos el botín y entregada una par-te de las joyas, desaparecerá el violentométodo de solucionar los agobios de finde mes. Y no se diga que el ejemplo eschusco. A decir de Aristóteles, el primermotivo de disputa política se centró entorno a cuestiones de propiedad. Apli-cando, pues, la regla nacionalista, si seadmite la violencia para resolver unproblema, político, de soberanía, porqué no admitirla para resolver otro pro-blema, también político, de distribución

la patología, es la violencia, un precipi-cio en el cual terminaríamos —como selamentaba Cánovas hace casi siglo ymedio— “fiando la resolución de losproblemas políticos al triste recurso dela fuerza”. Los desencuentros, bien seansobre cuestiones de propiedad o cuales-quiera otros, tienen su trámite electoraly su cauce parlamentario. De hecho, lasdiferencias en torno al sujeto de sobe-ranía, censitaria o universal —su exten-sión a un universo mayor o menor de lapoblación adulta— fue motivo centralde disputa política desde fines del sigloXVIII, y todavía lo es en algunos canto-nes suizos en relación al voto femenino.

COMPRENDER LA VIOLENCIAPOLITICA PARA COMBATIRLA NOPARA INTEGRARLA

Juzguemos las cosas por su comporta-miento y resultados. La experiencia de-muestra que ni la democracia ni la au-tonomía más amplia conocida en la Eu-ropa contemporánea se han traducidoen menor violencia por parte del nacio-nalismo totalitario. ¿En virtud de quéhechos y datos se piensa que un com-portamiento de naturaleza tal va acambiar? Fuera del asidero del deseo yla esperanza o de la estratagema políti-ca, ¿hay alguien que crea seriamenteque el nacional-socialismo vasco va aabandonar una estrategia de violenciaque le ha sido tan rentable? ¿Es que sepiensa que los etarras van a dejar deasesinar y vandalizar las calles, exiliar yamordazar a los oponentes? ¿Es quepor ventura pretende convencernos elseñor Egibar que el incipiente estadorevolucionario etarra va a renunciargraciosamente a la industria del se-cuestro, al tinglado del impuesto revo-lucionario y a las empresas que reciclanesas rentas tras una simple transferen-cia de soberanía? ¿Qué decimos auto-determinación?: ¡Ni siquiera la inde-pendencia de las tres provincias queconstituyen actualmente la comunidadautónoma produciría el abandono de la

Eretza (Vizcaya). (M. Angulo. “La montaña vasca”. Ed. Elkarlanean, 1999)

“Los conflictospolíticos son lavida normal de lasdemocracias; elproblema, lapatología, es laviolencia […]”

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violencia revolucionaria! ¿No es máscierto que ya se han construido su Ir-landa irredenta?: “Euskal Herria”, dicen,“son los territorios donde se habla o ha-bló euskera” (Unzueta). Siempre queda-ría Navarra por conquistar y los territo-rios franceses por invadir –de indefini-dos contornos y límites para mayorcomplicación. Los propios etarras ya lohan anunciado: aún con la autodeter-minación, y con el fin de “vigilar” elproceso, “las armas no se entrega[rán]”.Seguirá, pues, la perversa pero astutacombinación, a la manera nazi, entreviolencia y legalidad, treguas-frentes yrupturas. ¿Hasta cuándo? Hasta que elmovimiento nacional-socialista ocupeel poder o sea destruido. Que nadie seengañe, pues, la independencia, elabandono a su suerte de las provinciasforales no traerá la paz. Con toda pro-babilidad, producirá un enfrentamientocivil en el País Vasco y hará peligrar lademocracia en el resto de España. Poreso tampoco pienso que “la autodeter-minación sea la paz”, como predican al-gunos (Egibar). Porque los mili [tantes]—así se apellidan ellos mismos— de laviolencia 18 no se han dejado —ni sedejarán— “convencer” (Montero) por lamatemática electoral como expresiónde una voluntad democrática. Para ellos“sólo cabe el camino de las armas” (Ga-tari). Los militares nacionalistas midensu éxito o fracaso, en eso, en términosbélicos; y sólo la victoria, o derrota mi-litar, lato sensu, podrá convencerles. Lossesudos —y sagaces (Herrero de Mi-ñón)— argumentos de corte constitu-cional o democrático carecen, pues, desentido último para ellos. Son coarta-das, cuando mucho objetivos tácticos.Del mismo modo que la autodetermi-nación de las minorías alemanas delReich nunca fue objetivo prioritario delpartido nazi en los treinta, tampoco elobjetivo estratégico del nacionalismoautoritario de nuestros días ha sidoayer la autonomía, no es hoy la autode-terminación, ni será mañana siquiera laindependencia: “ETA lo que quiere es el

poder” (Savater). El asunto, pues, no esprincipalmente y en última instancia untema de redefinir el sujeto de soberanía,sino una cuestión de naturaleza de po-der. Y ése precisamente es el escollo in-salvable que lleva a un enfrentamientodifícil de evitar. A estas alturas, son pro-bablemente muchos los que consideranel planteamiento soberanista histórica-mente distorsionado, anacrónico e im-preciso, una violencia de la realidadvasca, española y europea; en suma, undespropósito que parecería un poquitoridículo si la violencia no lo convirtieraen trágico. Con todo, su tratamientopacífico y libre, su debate en un marcodemocrático y civilizado, fuera de todacoacción y amenaza, a pocos llevaríamás allá de la melancolía cualquieraque fuese el desenlace. El tema de lasoberanía no es, pues, lo angustioso. Loque a muchos les hace poner pies enpared es el espectro de una “siniestradictadura totalitaria” (Calleja)“impon[iendo] su doctrina de una solatribu vasca con un Estado no liberal”(Azurmendi), en que una parte sustan-cial de la población queda reducida a lacategoría de ilotas, “depurados” del“censo vasco” por mor de una políticaetnolingüística (Krutwig) y una estra-tegia tercermundista como instrumen-tos de “una operación destinada a ex-cluir a la mitad de la ciudadanía vasca”. A pesar de las peroratas de Goebbels, lamitología nórdica, acordes de los “Nibe-lungos” y vigorizantes paisajes del “bos-que originario” teutónico en clave deTácito, el nazismo no fue derivada ine-vitable de la historia germana (Stern) nila resultante de una conspiración inter-nacional contra Alemania. Fue un pro-ducto de filosofía vitalista banalizada ymal digerida (Sontheimer). Fue partedel detritus ideológico del resentimien-to de posguerra. Pero, sobre todo, fueuna invención, una opción política re-volucionaria, agresiva y excluyente quese proponía transformar radicalmenteAlemania mucho más que recobrar supasado. De modo similar, el nacional-

socialismo vasco no es el intento deredimir una arcadia bucólica (Félix deAzúa), asociada “al mito de una edad deoro” perdida, tan sabia y bellamentedescrita por Jon Juaristi. Mucho me-nos es —aunque demasiados naciona-listas así lo crean, para asombro de pro-pios y extraños— la continuación de unimaginado “conflicto secular” (MartínezMontoya), “la guerra milenaria” entrevascos y españoles (Jon Juaristi) quearrancaría desde Arrigorriaga (888) yRoncesvalles (Montero), o cuando me-nos de la Constitución de 1812, y quecontinuaría en un carlismo irrecono-cible, divorciado de sus homólogos ara-goneses o asturianos y de sus congéne-res europeos (el miguelismo portuguéso el legitimismo francés), para atorni-llarlo forzadamente en una rebelión in-dependentista inventada (Azurmendi).El único paralelismo que puede estable-cerse entre el carlismo y la situación ac-tual es que hoy los ciudadanos vascoslibres están sitiados por el fanatismo yla intolerancia, como lo estuvieron susabuelos en Bilbao hace 165 años. Si for-zamos y rebuscamos en la arqueologíadel conflicto, todos los países han teni-do contenciosos diversos y remotos. To-das las culturas esconden un lado oscu-ro. Pero ni unos ni otros son el sosténexplicativo de lo que básicamente sonopciones de un presente: la violenciaetarra “no es un resultado [histórico]inevitable sino una acción deliberada”(Fusi). Hagamos abstracción del crimenabyecto. Hagamos un esfuerzo por con-tener la natural repugnancia e intente-mos tomar distancia para observar elfenómeno en su conjunto, desde los te-rrenos grises peneuvistas del diálogo,acuerdos, pactos explícitos e inconfesa-dos, comprensiones, matizaciones yotras perversiones del lenguaje, hasta elámbito más descarnado de aquellasikastolas que siembran odio y racismo,las herrikotabernas que exhiben foto-grafías de asesinos y hacen colectas pa-ra criminales, las publicaciones que se-ñalan objetivos, partidos, sindicatos,

“[…] ¿hay alguienque crea

seriamente que elnacional-

socialismo vascova a abandonar

una estrategia deviolencia que le hasido tan rentable?¿Es que se piensa

que los etarrasvan a dejar de

asesinar yvandalizar las

calles, exiliar yamordazar a los

oponentes?”

“[…] laindependencia,

el abandono a susuerte de las

provincias foralesno traerá la paz.

Con todaprobabilidad,producirá un

enfrentamientocivil en el País

Vasco y harápeligrar la

democracia en elresto de España.Por eso tampoco

pienso que laautodeterminación

sea la paz […]”

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grupos y asociaciones que prestan co-bertura al terrorismo callejero, para lle-gar por fin a los pistoleros, sus encubri-dores, proveedores e informadores, enuna secuencia tenebrosa que no termi-na siquiera con el crimen; continúa conla injuria, el ultraje de la víctima, hastala profanación de la tumba con gra-fittis escalofriantes: “Españolazo, de-vuélvenos la bala” —un ritual macabro,por cierto muy empleado por los naziscon sus víctimas judías. Ganada la pers-pectiva, ¿qué destaca entre esta nubesiniestra? En primer lugar, el arrojo y lavalentía de quienes arriesgan tranquili-dad y seguridad, quienes se juegan la vi-da en testimonio de libertad; pero tam-bién la degradación y la cobardía moralde una sociedad “aterrorizada y amar-gada, dominada por el idiotismo moral”que, en una parte no desdeñable, ha de-cidido aprender a convivir con la opre-sión, la injusticia y el crimen, a tolerarlo,disculparlo y hasta justificarlo. Una per-versión ésta de valores que subvierte losparámetros naturales, convirtiendo lomonstruoso en normal, hasta haceraparecer el forzado acuerdo en el resca-te de un secuestro como si de una obli-gación de deuda libremente contraídase tratara (Atutxa).

ECLIPSE DEL ESTADO

Advirtamos, en segundo lugar, que lainmoralidad y la desmoralización escol-tan a la ausencia de autoridad y aldesgobierno. El Estado casi ha desapa-recido del País Vasco. Y el PNV no go-bierna, frenando a la Ertzaintza para noofender a sus socios etarras (Gurrucha-ga). El pretexto de una revolución, consu corolario de desgobierno e impuni-dad, es pobre título para reivindicar unsupuesto derecho que no se puede o nose quiere ejercer desde el Gobierno. Sincapacidad o voluntad para garantizar almenos el monopolio de la violencia y elmonopolio fiscal no existe soberanía, nilegitimidad para reclamarla ni credibili-dad para exigirla.

Pero, paradójicamente, el PNV cumpli-menta dos de los requisitos negativoscon que los imperios europeos del XIXjustificaban la intervención colonial:la incapacidad de garantizar el ordenpúblico y el económico, de gobernarsus calles e impedir que otros tambiéncobren impuestos a punta de pistola.En demasiados ámbitos sociales, enmuchas áreas —sobre todo fuera de lasgrandes ciudades— del País Vasco hacaído un tenebroso telón de miedo,opresión, amenazas y coacciones, deese silencio atronador que es heraldode tiranía. Basta una imagen: el rictusde terror, el balbuceo del temor con queel alcalde de Marquina justificaba su re-signación ante el homenaje municipal aunos sicarios accidentalmente falleci-dos en el traslado de su macabro ins-trumental. No hace falta medir “la dic-tadura del miedo” (Calleja) en las en-cuestas, donde un 40% de la pobla-ción vasca no se atreve a hablar depolítica en público. Sobra con la evi-dencia empírica directa, que ya no sonopiniones ni estimaciones, sino realida-des y decisiones: la de los militantes lo-cales de partidos constitucionalistasque desertan aterrorizados las listas decandidatos municipales para ser rem-plazados por otros correligionarios resi-dentes en santuarios alejados del PaísVasco.Algo parecido a las elecciones alemanasde 1933: no hay pucherazo pero no secumplen condiciones equilibradas deconcurrencia; se respeta la demandapero se restringe la oferta. Eufemismosaparte, se coacciona, persigue y asesina,se aterroriza, en suma, a las candidatu-ras rivales. En otras palabras, en dema-siados lugares del País Vasco ha desa-parecido la democracia. Habría que re-montarse a la guerra en ambos bandos,o al totalitarismo franquista de los pri-meros cuarenta, para encontrar algoparecido. Si logramos que el fogonazode las pistolas no ciegue nuestro enten-dimiento, observaremos, pues, y en ter-cer lugar, que en el País Vasco no hay

“Del mismo modoque laautodeterminaciónde las minoríasalemanas del Reichnunca fue objetivoprioritario delpartido nazi en lostreinta, tampoco elobjetivo estratégicodel nacionalismoautoritario denuestros días hasido ayer laautonomía, no eshoy laautodeterminación,ni será mañanasiquiera laindependencia […]”

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sólo terrorismo, o al menos este fenó-meno no es la característica principal–por más que le preste un mordientefundamental. Tomémosles la palabra:ETA se autodefine como “movimientonacionalista revolucionario” (GurutzJaúregui).

TERRORISMO Y REVOLUCIONTOTALITARIA

En el País Vasco hay, pues, un movi-miento revolucionario lanzado a la con-quista del poder totalitario en el que elpistolerismo terrorista constituye suvanguardia y dirección. Un movimien-to que “aglutina” (Gurruchaga) a unamultitud heterogénea de quizá 150 o200.000 personas, en variada relación

de compromiso, desde el simple apoyoelectoral a la servidumbre mafiosa, yque recibe la comprensión, cuando nola complicidad, de un número indeter-minado pero no desdeñable de parien-tes y amigos, en lo que constituye el te-jido de “una microsociedad” (Elorza),entrelazada y de un alto nivel de rela-

ciones endogámicas. Se trata de unmovimiento “autista” (Azurmendi) e im-permeable, “una sociedad dentro de lasociedad”, con un nivel de debate ele-mental, muy controlado y de un alcan-ce teórico rudimentario. Lo cual no obs-ta para que haya demostrado una flexi-bilidad y una astucia táctica notables.

Estamos, pues, ante un movimiento mi-noritario pero ramificado y flexible, ra-dicalizado y con un regusto románticopor el “primitivismo y el culto a la vio-lencia” (Caro Baroja), partidario de laacción directa y tan huérfano de equi-paje ideológico como sobrado de “vita-lismo irracionalista” del Blut, Bodenund [Sprache] en mixtura con las doc-trinas de liberación nacional de pos-guerra, lo cual le otorga una capacidad

Erlo (Guipúzcoa).(M. Angulo. “La montañavasca”. Ed. Elkarlanean,1999)

“Estamos, pues,ante un

movimientominoritario pero

ramificado yflexible,

radicalizado y conun regusto

romántico por elprimitivismo y el

culto a la violencia(Caro Baroja),

partidario de laacción directa ytan huérfano de

equipajeideológico como

sobrado devitalismo

irracionalista […] ”

“[…] lo cual leotorga unacapacidad

importante a lahora de cobijar

grupos marginalese iniciativas

heterogéneas yhasta

contradictorias enun impulso

revolucionariocomún”

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importante a la hora de cobijar gruposmarginales e iniciativas heterogéneas yhasta contradictorias en un impulso re-volucionario común. De hecho, los eta-rras han prestado su apoyo sangrientoa movimientos ecologistas anti-centralnuclear de Lemóniz, al tiempo que apo-yan una política de autosuficienciaenergética. En mi opinión, es un movi-miento inasimilable dentro de una de-mocracia. Con toda probabilidad, prose-guirá su estrategia de violencia hastaprovocar su destrucción por una acciónrepresiva del poder público o, de mane-ra mucho más cruenta, en un enfrenta-miento civil. El punto central, en suma,es la conquista violenta del poder. Y novan a parar “hasta obtener el poder”,como confesaba Wagner, un diputadonazi en julio de 1930. Mientras la vio-lencia, políticamente hablando, en lu-gar de penalizarla, se remunere —o asílo interpreten los revolucionarios— novan a parar. El general Groener, hones-to militar prusiano y ministro de gober-nación en el gabinete Brüning, respon-sable de la prohibición de la SA durantealgunos meses, le comentó al profesorMeinecke algo que viene al caso y apa-rece recogido en el famoso ensayo Diedeutsche Katastrophe: “No bastaba; de-bimos haberlos destruido cuando podí-amos hacerlo”.Desde una perspectiva democrática,tiene razón el PP cuando afirma que “lapaz y la libertad son derechos por losque no puede pagarse precio político”.Del mismo modo, las movilizacionesciudadanas pacíficas y tolerantes demanos blancas, del “¡Vascos, sí; ETA,no!” y del “¡Basta ya!”, resultan conmo-vedoras y encauzan de manera civiliza-da y democrática la indignación popu-lar. O al menos lo han hecho hasta aho-ra. La pregunta es hasta cuándo. Porqueen algún momento “Ya no bast[ará]”. Alparecer, al propio Himmler le fascinabala mansedumbre del holocausto y sepreguntaba hasta qué límite asume lanaturaleza humana el sacrificio dócil-mente, sin rebelarse. El crimen repug-

nante de Miguel Ángel Blanco desen-cadenó el revulsivo moral generoso ypacífico que conocemos como el espíri-tu de Ermua.El asesinato masivo de Hipercor quedócontenido en una civilizada repulsa ciu-dadana. ¿Hasta cuándo? Durante algúntiempo, el terrorismo del IRA no obtuvootra respuesta que la de las fuerzas deseguridad. Un día la situación cambió.Resurgió otro terrorismo, una militanciade acción directa, tan violenta como elIRA. Los volunteers et al fabricaron sumáquina de matar y socializaron el con-flicto (Bowyer Bell). Dice el dirigenteetarra, Arnaldo Otegui —y dice mal—que “existen expresiones de violencia entodas direcciones”. No es cierto. Matarno matan más que unos. Por ahora. Eldía que lo hagan otros, Otegui necesita-rá guardaespaldas y los políticos “lega-les” de EH, pasamontañas (igual que lapolicía hoy oculta su rostro —símbolo,por cierto, del eclipse del Estado). En-tonces, se habrá desencadenado de ver-dad el conflicto civil (Calleja) à l’irlan-daise que tanto envidian los etarras. Elnacional-socialismo etarra está atra-pando a una sociedad pequeña y entre-lazada como la vasca en un dilema po-co confortable: tener que elegir entreconflictos con familiares y amistades oun enfrentamiento civil sangriento y deincalculable alcance, en el entendimien-to que el desencadenamiento de ésteúltimo no ahorrará el sufrimiento de losprimeros. Antes o después, ése es un es-cenario probable. Pero no inevitable, siel Estado retoma el control de la calle ypenaliza la violencia de manera siste-mática y contundente. “La realidad delos países en donde la ley y el gobiernohan sido abatidos no es alentadora ¿Hayalguien que quiera vivir en Beirut?” (Sh-klar). Una de las pocas regularidadeshistóricas que existen es que la violenciano es un producto de mercado.. Y cuan-do lo fue produjo el feudalismo, un gé-nero social inestable, criatura del barba-rismo germano que la tradición clásicade la iglesia romana

medieval intentó atemperar y regular.La violencia por su propia volatilidadtiende al monopolio natural. Si el Esta-do —que se inventó para eso— no ase-gura el orden, en algún momento sur-girán “vigilantes”, empresarios de laviolencia que oferten su producto a unasociedad inerme. La intensa demanda

social de seguridad —que es garantía delibertad— ha sido también con frecuen-cia su verdugo, si no se le presta uncauce democrático efectivo. La demo-cracia debe ser contundente en la apli-cación de la fuerza legítima precisa-mente para evitar que la indignacióngeneral se desborde en ese “furor popu-lar” que impulsaba Carnot pero atemo-rizaba a Tocqueville. Ha llegado efec-tivamente “la hora de pasar de con-

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denar el terrorismo a combatirlo”(Rodríguez Zapatero).

¿CONFLICTO CIVIL ORESTAURACION DE LA AUTORIDADDEMOCRATICA?

El problema vasco no es simplementeasunto de pistoleros, un conflicto terro-rista de baja intensidad; el goteo demuertos de fin de semana con el quetodavía especulan demasiados políticoscomo estadística asumible. Es una revo-lución de progresiva envergadura cen-trada en la conquista violenta del po-der. Desgraciadamente no es un fenó-meno asimilable y hay que destruirlo;es decir, hay que destruir las expectati-vas de poder de sus seguidores. Y ya nobasta con detener pistoleros y desarti-cular comandos. Aunque sea de todopunto necesario, ni siquiera es ya sufi-ciente con quebrar esa empresa delasesinato y la extorsión, arruinando suinfraestructura económica e interrum-piendo su cadena logística. Hay que de-sarticular su entramado social y políti-co, sus terminales de información letal,su macabra cultura de confrontación,violencia y muerte. Hay que reafirmar laautoridad del Estado y recobrar la calle.Los etarras creen como las SA que “laposesión de la calle es la llave del po-der” (Bullock). El espacio público esimportante; los símbolos —constitu-cionales (Jon Juaristi) y totalitarios—también: es un reto, una afrenta mo-ral y una política disfuncional queen el mismo hall universitario dondese colocaron varios kilos de dinami-ta sigan flameando carteles de con-signas totalitarias. Como en todo fe-nómeno revolucionario, la cuestión esen gran medida de orden psicológico,de psicología de las masas. Hay que re-ducirles de la exaltación al desánimo,conduciéndoles a la disolución por elsendero de la desilusión. Ése es el reto yno otro menos desagradable y espinoso,coartada que nos construyamos men-talmente confundiendo deseos con

realidad. La situación en el País Vasco —decía hace ya algún tiempo FernandoSavater— “no es grave; es gravísima” y,en mi opinión, es insostenible a medioplazo. Como en una economía con lasvariables fundamentales descontrola-das, la pregunta no es si procede unajuste que el mercado impondrá impla-cablemente en todo caso. La cuestiónes cuándo y quién lo realizará y, el pro-blema, es cómo administrarlo al menorcosto posible.Desde lo que es una política de Estado,Gobierno y oposición —PNV incluido—harán bien en prepararse para un esce-nario de represión que destruya esamaquinaria revolucionaria menos trau-máticamente que la alternativa plausi-ble de un conflicto civil.

ENCARECER EL DESAFUERO YPENALIZAR LA VIOLENCIA

Algunas voces del Partido Socialistaproponen rehacer la coalición demo-crática rescatando al PNV del frente na-cionalista. Se trata de un escenario op-timista. El contramodelo Ollora-Egibary, a la postre, una apuesta más segura:que en lugar de una revolución, el PNVpresida, sin contemplaciones ni ambi-güedades, la contraofensiva democráti-ca. El problema es que la aventuradaestrategia Egibar del PNV no ha sufridosino un revés muy limitado, lejos deldescalabro que jalean los medios de co-municación constitucionalistas. Y contoda probabilidad se trata de pérdidasya descontadas por sus inversores sobe-ranistas. Una cosa es concluir que al fi-nal no les salgan las cuentas, precisa-mente por el contundente rubro revo-lucionario que los soberanistas del PNVtienden a descontar como asimilable omanipulable, y otra muy distinta esdespreciar la virtuosidad del plantea-miento. Desde el punto de vista delPNV, la apuesta de Estella sigue siendoválida y sus pérdidas se mueven todavíaen parámetros muy asumibles. “Paz porsoberanía” (Gurruchaga) se traduce pa-

ra el PNV en votos radicales más votosmoderados —exultantes ante la inde-pendencia revolucionaria, unos; espe-ranzados con la paz, los otros— y equi-valdría, de salir el bingo, liderando, neu-tralizando y controlando al nacionalis-mo violento, a convertirse en el partidohegemónico, algo muy parecido a la

añorada unidad sabiniana de “la familianacionalista” (Gurruchaga). Pero la be-lleza de la apuesta radica en que se tra-ta de una inversión muy lucrativa, perode bajo riesgo porque la peor alternati-va, contemplada a ojos de sus estrate-gas, tiene un costo moderado. Y así hasido. “Fallaron los cálculos electorales yel PNV no avanzó” como esperaba yambicionaba (Gurruchaga).

“Paz porsoberanía(Gurruchaga) setraduce para elPNV en votosradicales másvotos moderados—exultantes antela independenciarevolucionaria,unos;esperanzados conla paz, los otros—y equivaldría, desalir el bingo,liderando,neutralizando ycontrolando alnacionalismoviolento, aconvertirse en elpartidohegemónico, algomuy parecido a laañorada unidadsabiniana de la familianacionalista”

Añarbe (Guipúzcoa). (M. Angulo.

“La montaña vasca”. Ed. Elkarlanean, 1999)

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Luego, ETA destapó las vergüenzas deun pacto anticonstitucional siniestrocon el terror totalitario. Volvieron losasesinatos, las coacciones, extorsiones yamenazas, la violencia callejera de unaETA que había utilizado la tregua parareorganizarse y pertrecharse. En suma,fracasó Estella. Y el PNV lejos de re-

tractarse, ha porfiado en declaracionesy actitudes anti-constitucionales, rup-turistas y contrarias al Estatuto que le-galiza y legitima su propio gobierno. Sinembargo, el precio pagado ha sido muylimitado. Apenas dos o tres escaños. Uncosto asumible, en todo caso. ¿Por quévariar, pues, una estrategia tan barataen pérdidas como generosa en benefi-cios potenciales? Pagar poco por sus

errores es algo a lo que los nacionalis-tas nos tienen acostumbrados. Han vi-vido y medrado en una cultura políticaque, desde la transición, ha remuneradola exigencia y la confrontación y que nisiquiera ha penalizado la violencia. Es elcosto de haber hecho una transición —que no ruptura— con ex franquistasatenazados por complejos varios; el pa-sivo, en suma, de un proceso que pre-senta, por otro lado, una resultantemuy positiva. Desde la perspectiva queda este último cuarto de siglo, hemosde reconocer que el saldo autonómicono les cuadra del todo a la inmensa ma-yoría de los españoles. Ni siquiera se lesha perdonado la vida a cambio de loque han aceptado con tanta liberalidady generosidad. Desde el punto de vistade quizá el 85% de la población espa-ñola, la presunción era que del autogo-bierno se devengaría lealtad constitu-cional en el uso de competencias (porejemplo, en el ámbito de la enseñanza)y al menos una disminución, cuando nouna renuncia a la violencia. Una cons-tatación empírica elemental nos indicaque esa ecuación no se ha resuelto.Cámbiese, pues, el rumbo. En lugar deremunerarla, como en Lemóniz y Lei-zarán (Rufi Etxeberria), penalícese laviolencia. Elévese el costo del desa-fuero para que al menos los elementosmoderados del nacionalismo puedanesgrimir un argumento de carestíacon verosimilitud. El nacionalismo decualquier laya —el españolista inclui-do— es en general un producto de bajacondición intelectual. Pero no hay porqué responder a sus desplantes con lamisma moneda de irracionalidad ro-mántica y apasionada. Hay que apren-der a modular el tono y controlar elgesto. Menos algarabia pública y mu-cho diálogo en privado; discreto perorotundo. Calaveradas y piruetas lehan salido casi gratis al PNV, entre otrascosas porque desde la oposición consti-tucionalista se han atacado poco susflancos de voto. Se ha increpado muchomás que recordado sin tapujos y temo-

res lo que su baladronada independen-tista realmente significa, además de en-frentamiento y tragedia: la indepen-dencia de la Unión Europea, cuyo pro-tocolo de adhesión fue firmado en sudía por el Reino de España, que no poruna inexistente república de Euskadi.Tiene, pues, razón el presidente Arza-lluz, los españoles en cualquier territo-rio de la Unión serían como alemanesen Mallorca. No necesitarían pasaporte;los vascos independientes, sí. Precisarí-an, además, visado y sus productos de-vengarían un arancel. Tendrían que es-perar, junto a turcos y rumanos, a seradmitidos en la Unión, previo el voto delos Estados miembros —Francia y Espa-ña incluidas, a quien se supone tambiénindependientes para decidir lo que me-jor les acomode—. Si hemos de juzgarpor la reacción que ha suscitado Haider,pueden ir calculando cuál sería la acti-tud europea ante un fenómeno delmismo pelaje pero infinitamente másgrave. Convendría que los constitucio-nalistas ganaran en confianza y se lesquitara el miedo de hablar abiertamen-te de ciertas cosas. Incluso de realizar-las; al menos aquellos experimentosque son de gaseosa. Un poco de peda-gogía, al modo inglés en Irlanda, quizáno viniera mal. ¿Exigen un equipo defútbol independiente? Pues ¿por quéno? Pero con todas sus consecuencias,como las de jugar su propia liga, fuerade la española. Y luego que expliquen asu electorado lo que realmente signifi-ca la independencia. En todo. Porquebásicamente, el razonamiento naciona-lista se basa en un contrafactual: yome muevo; pero todo, y todos los de-más, deben seguir igual. Se trata de unacuriosa forma de pensar de la mismaestirpe que aquella proposición quetanto desconcertó —y con razón— a losanarquistas en las colectivizaciones deAragón durante la guerra civil: “Entre loque tengo y lo que me toque en el re-parto…”. A los nacionalistas les cuestareconocer que hay economías de escalay que la suma de las partes resultará

“[…] laindependencia dela Unión Europea,cuyo protocolo deadhesión fuefirmado en su díapor el Reino deEspaña, que nopor unainexistenterepública deEuskadi. Tiene,pues, razón elpresidenteArzalluz, losespañoles encualquier territoriode la Unión seríancomo alemanes enMallorca. Nonecesitaríanpasaporte; losvascosindependientes, sí.Precisarían,además, visado ysus productosdevengarían unarancel. Tendríanque esperar, juntoa turcos yrumanos, a seradmitidos en laUnión, previo elvoto de losEstados miembros—Francia yEspaña incluidas,a quien se suponetambiénindependientespara decidir lo quemejor lesacomode—”

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menos que el todo. A veces, parecieraque no quieren tanto la independencia—y aun menos asumir sus consecuen-cias— como gestionar el independentis-mo como fuente de conflicto perma-nente y gantzua de concesiones. Peroes el caso que las acciones provocan re-acciones. Afortunadamente, no tienenpor qué ser violentas; pero pueden ser-lo contundentes: los empresarios de “lanueva economía” trasladarán su capitaly producción a otros lugares más pací-ficos y más seguros. Ya lo están hacien-do. Es curioso que los partidos constitu-cionalistas vascos no hayan castigadolos flancos de voto de una opinión quepodría ser sensible al argumento: ¿quécosto de oportunidad, qué efecto redis-tributivo a favor de otras regiones es-pañolas ha tenido la violencia etarra?;¿qué estimación puede hacerse delmonto económico de la independenciaen términos de deslocalización de in-versiones? Puesto que los partidos na-cionalistas, en el libre ejercicio de susderechos constitucionales, postulan laindependencia, parece natural que losconstitucionalistas, aun con menor li-bertad y mayor riesgo, expongan sushipótesis sobre este escenario. En unalucinado País Vasco independiente, enque los etarras serían héroes (Azurmen-di), cuando no policías o jueces (JosuTernera ya forma parte de una comisiónde derechos humanos del Parlamentoautonómico), quizá resultara verosímilaventurar que muchos harían las male-tas. Y se las llevarían, pero no vacías.Hace siglos, el conde duque de Oliva-res quería “obligar” a los españoles aser comerciantes. Fracasó. La inversiónno se fuerza, se estimula. En un mer-cado de libre concurrencia, no es posi-

ble obligar a nadie a comprar productosde un lugar donde se le discrimina yasesina. Hablando de la Alemania na-zi, nunca en Europa occidental se pro-dujo mayor evasión de capitales quecuando Hitler amenazó con castigar talpráctica de libre comercio con la penacapital. Si se quiere la colaboración delPNV, su cautela y moderación, sin pedirtampoco adhesiones y entusiasmos im-posibles, sin reclamar arrepentimientosy trágalas públicos pero exigiendo unaruptura firme, por más que discreta,con los totalitarios, lo mejor sería para-frasear a Theodore Roosevelt: hablarbajito y portar una gran estaca. La esta-ca de los constitucionalistas no está só-lo —ni puede que principalmente— enunas elecciones relegando al PNV a unaterapéutica de oposición. La estaca es lapropia Constitución. Y el razonamiento,desde el punto de vista constituciona-lista, puede ser impecable: si el Estatu-to es una “imposición española” inser-vible (PNV), desde el propio Gobiernoautónomo se invoca la memoria deGandhi (quien dicho sea de paso prefe-ría seguir siendo británico a pactar conla violencia) para llamar a la desobe-diencia civil, la policía no se emplea y lacalle no se gobierna, el terrorismo au-menta y hay una revolución en marcha.Así las cosas, el Gobierno central podría,por el mismo costo, pensar en recobrarlos poderes e introducir fiscalización ycontroles en aplicación de los artículos153, 155 y 158 de la Constitución. Sinada vale y todo está en revisión, dialo-guemos, efectivamente, pero desde elpunto de partida al statu quo ante esa

legislación autonómica que tanto sedesprecia. La apertura de ese melón, notiene por qué ser —no debe ser, desde elpunto de vista constitucionalista— delmás a más. Sería una medida que con-vendría esgrimir discreta y tranquila-mente, pero con seriedad y firmeza. Esareceta también entra dentro del diálogoy es un buen aviso para navegantes delongitudes diversas. Y sobran gestos te-atrales conjurando al dios de los ejérci-tos, tanques, brunetes y otras tonterías.Aquí la sustancia está más en la inten-dencia que en la santabárbara. Bastacon que algunos dirigentes del PNV afi-cionados a las aventuras calculen qué

Á

“Es curioso quelos partidosconstitucionalistasvascos no hayancastigado losflancos de voto deuna opinión quepodría ser sensibleal argumento:¿qué costo deoportunidad, quéefectoredistributivo afavor de otrasregionesespañolas hatenido la violenciaetarra?; ¿quéestimación puedehacerse del montoeconómico de laindependencia entérminos dedeslocalización deinversiones?”

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sería del partido sin conciertos ni Go-bierno ni el reparto de prebendas a ellosasociado (Ayestaran Lecuona). Va sien-do hora de que cada palo aguante suvela, que la apuesta irresponsable, elerror político —no digamos la violen-cia—, en lugar de ser remunerados, re-sulten penalizados.

PARA UNA DEMOCRACIA FUERTE YSIN COMPLEJOS

Después de un cuarto de siglo de gene-rosidad y tolerancia, el plus de legitimi-dad, el complejo de culpa y las actitudesvergonzantes ante los nacionalismos,

deberían ser títulos amortizados. Sobretodo cuando el nacionalismo español hasucumbido hace décadas asfixiado porla hipérbole franquista. Y la mejor prue-ba de su desvanecimiento es que ha po-dido tolerar y convivir con la construc-ción en contraste, a menudo agresivo,de otras naciones ibéricas. Si se quieresustituir la antigualla y rellenar el vacíocon ladrillos de un patriotismo constitu-cional fundado en sólidas conviccionesdemocráticas y en el legítimo orgullo delo mucho y bueno logrado en esta se-gunda mitad de siglo, más valdría armarun discurso y hasta una simbología res-petable, contundente, segura y templa-

da. Sobre todo desde la izquierda. Por-que convengamos en que la derecha es-pañola ha sabido hacer sus deberes alrespecto. Su travesía del desierto en ladécada de los ochenta le ha servido pa-ra desprenderse del lastre autoritarioque le maneaba desde los jóvenes mau-ristas de los años veinte, los maurrasia-nos de los treinta y los franquistas de loscuarenta, y recobrar sus orígenes libera-les. Ha abandonado su patriotismo detambor y trompeta para construir unsólido discurso democrático, discutiblepero no sospechoso. Es curioso, por elcontrario, que haya sido la izquierda es-pañola, nacida y crecida en este país

Álava, es otra cosaÁlava, es otra cosa

ArabakoForu AldundiaDiputaciónForal de Álava

“Después de uncuarto de siglo de

generosidad ytolerancia, el plusde legitimidad, el

complejo de culpay las actitudes

vergonzantes antelos nacionalismos,

deberían sertítulos

amortizados.Sobre todo cuando

el nacionalismoespañol ha

sucumbido hacedécadas asfixiado

por la hipérbolefranquista”

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desde Prim a Prieto, con la noción desoberanía nacional en clave de liber-tad y democracia, quien peor haya dige-rido la ofensiva nacionalista, sucum-biendo a una ceremonia del desconcier-to que todavía confunde nacionalismocon progresismo, en un plus de legitimi-dad aderezado en complejo de culpa. Elresultado es un pensamiento blando yconfuso. Pero el problema, desde esepunto de vista, es que para diseñar unpatriotismo constitucionalista y demo-crático convincente, la izquierda es elelemento más importante porque cuen-ta con un envoltorio progresista que esla carta franca del producto. WilliamShirer, el conocido periodista y escritornorteamericano, nos cuenta que cuan-do llegó a Alemania mediados los añosveinte encontró un país en pleno resur-gimiento y progreso, lleno de iniciativasy entusiasmo, “el lugar más apasionan-te” de Europa, pero resguardado por unarepública que curiosamente —y en elmejor de los casos— no despertaba másque indiferencia. No merece ese destinola democracia española porque con elandamiaje de los resultados alcanzadosa la luz del proyecto secular de la mo-dernización de España, esa teoría y esaretórica de un patriotismo constitucio-nal firme, que no vergonzante, deberíaser posible. Llegados a este fin de siglo,punto miliar de balance y arqueo, quizáfuera pertinente advertir que la agendade modernización española —acertada ono, que ésa es consideración de otro li-naje— formulada en 1898, rigurosa-mente articulada hacia 1914 pero des-calabrada en 1936, y penosa, trabajosa-mente retomada apenas en 1950, se havisto básicamente cumplida. En buenamedida, podría afirmarse que especta-cularmente. Me caben pocas dudas deque esta segunda mitad de siglo pasaráa las crónicas como la historia de unéxito; un éxito cuyo denominador co-mún —nos relata con elegancia José LuisGarcía Delgado— se encuentra en la es-tabilidad. La convergencia con la Europamás desarrollada se está produciendo a

ojos vistas. Y no es, pues, extraño queuna transformación de tal envergadurallevara al presidente Aznar a la si-guiente afirmación: “Creo que Ortegaahora estaría a gusto en su patria”. Sinduda, el camino recorrido ha sido muyconsiderable, sólido y profundo. Tienerazón Felipe González, mirando haciaatrás sin ira y revanchismo, ¡es tanto loque hemos superado! Pero, las solucio-nes de unos problemas generan sus pro-pias contradicciones o resucitan e in-tensifican viejas querellas. Quizá el te-ma, el problema de nuestro tiempo seahacer compatible la alternancia demo-crática estable con una articulación te-rritorial, viable, funcional y compartida(Fusi). Al fin y al cabo, la estrategia delnacionalismo totalitario consiste en for-zar a la realidad plural un dilema falso yreduccionista entre identidad nacional ydemocracia, queriéndonos imponer, otravez después de tantas décadas y padeci-mientos, la más castiza de las economí-as del poder: aquella que introduce laviolencia como moneda política de cur-so legítimo. Desgraciadamente, no de-beríamos engañarnos con una ecuaciónoptimista falsa. A veces la opción quenos propone la realidad no es elegible yme temo que el problema que hoy senos plantea no sea el de redefinir el su-

jeto de soberanía. Tengo el firme con-vencimiento de que eldilema con quehoy se nos confronta —y el objetivo es-tratégico que se persigue— atañe a lanaturaleza del poder: el de un poder mi-litar, totalitario y excluyente. La socie-dad española ha demostrado una nota-ble capacidad de consenso, una toleran-cia insuperable y una generosidad con-movedora. Ante este trance, veremos sitambién tiene convicciones democráti-cas firmes, y el Estado que ha construi-do, temple, porque no olvidemos que elnacional-socialismo vive en la esperan-za de que no resistirá, de que no aguan-taremos el tirón de la violencia —como,según ellos, quedó demostrado al haber“ganado [Leizarán], como en su día ga-na[ron] Lemóniz y mañana la autode-terminación” (Rufi Etxeberria). La España constitucional es razonable-mente próspera, plural, libre y tolerante.Un buen país para vivir. No hay tantoslugares así en el mundo. Merece la pe-na conservarlo. Y es natural que mu-chos ciudadanos quieran defenderaquello que lo hace posible, con pala-bras de Juaristi: “Defender la Constitu-ción, defender las libertades cívicas, de-fender la España democrática en el Pa-ís Vasco y el País Vasco libre en la Espa-ña democrática”.

“[…] la estrategiadel nacionalismototalitario consisteen forzar a larealidad plural undilema falso yreduccionistaentre identidadnacional ydemocracia,queriéndonosimponer, otra vezdespués de tantasdécadas ypadecimientos, lamás castiza de laseconomías delpoder: aquella queintroduce laviolencia comomoneda política decurso legítimo”

El resultado es un pensamientoblando y confuso. Pero el problema,desde ese punto de vista, es que paradiseñar un patriotismoconstitucionalista y democráticoconvincente, la izquierda es elelemento más importante porquecuenta con un envoltorio progresistaque es la carta franca del producto.

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Al igual que Ariadna, mi amigo JosuBilbao Fullaondo me ha ayudado a sa-lir del laberinto de mis negligencias, demi amontonada pereza, de mi desme-moria. Todos los poemas que he idodejando dispersos con pequeños men-sajes de esperanza a lo largo de mi vi-da, y aquellos más elaborados y den-sos, en los que he intentado explicar amis hipotéticos lectores mi filosofíasobre la existencia en el terreno move-dizo que nos lleva a la muerte; inclusosesos versos en los que he puesto todala insinuante melodía aprendida a lolargo de infinitas audiciones musicales,todo o casi todo, ha podido verse rea-grupado, junto con mis primeros poe-mas de desorientación metafísica ju-venil en un solo libro gracias a la meti-culosa inquisición que mi amigo Josuha empleado a lo largo de muchas jor-nadas de trabajo.También ha querido elaborar una su-cinta biografía por medio de sucesivasentrevistas, en las que la técnica de lagrabación magnetofónica iba regis-trando lo que yo mismo iba rebuscan-do en el fondo de la memoria. No esfácil traer a la palabra y menos a la es-critura las reminiscencias de la infan-cia, de la juventud, incluso de la ancia-nidad, pero los dos, mi biógrafo y yo,hemos hecho enormes esfuerzos pararecuperar del olvido —de mi olvido—esos instantes fugaces de la más remo-ta niñez; las torpes aventuras de laadolescencia; los encuentros, más tar-de, con la necesidad del compromisoético con la sociedad en que me ha co-rrespondido vivir; y ahora, en el últimotramo de la existencia, cuando estás odebieras estar preparado para el últimoviaje “desnudo y ligero de equipaje, co-mo los hijos de la mar”, tal que Macha-do dice en su poema, una vejez estu-pefacta y airada ante el horror de lamás brutal las violencias: la que pro-viene del fanatismo armado, del totali-tarismo liberticida.

En esta especie de antología de mi obrapoética hay también unos relatos demis vivencias concentracionarias: aquellargo año que pasé entre el Mar Medi-terráneo de Argelés-sur-Mer, en Fran-cia, y un cinturón de alambre de espinoa mis espaldas que me aislaba de la li-bertad. En estos relatos he concentradoen unas cuantas anécdotas la visión deun infierno en el que, a veces, en mediodel aliento sulfuroso de las llamas,aventaban el aire las alas de los ánge-les, de algunos ángeles que tenían unaapariencia demasiado humana. En me-dio del dolor más hondo es cuando heconocido la hermosa presencia de lasolidaridad y de la compasión. Será, sinduda, porque siempre me he alistadoen el bando de los perdedores.A mi amigo Josu le agradezco que hayaresucitado entre mis recuerdos ya leja-nos aquellos que, ya en el crepúsculode mi vida, me permiten aceptarme co-mo hombre que aportó a la sociedaddonde le tocó vivir más, creo, que lo re-cibió de ella.Gracias, Josu, gracias por haber creídoque, entre todas las palabras que he es-crito había alguna verdadera.

Portugalete, 12 de enero 2001Vidal de Nicolás

TENEMOS MIL RAZONES PARA SOÑAR DESPIERTOS

Soñamos, si, soñamos, y es grande el sueño,casi como la tierra,

por más que las murallas espesas nos ocultenhasta el hilo del sueño.

Hoy tenemos motivos para seguir soñando,y estructuras concretas

sobre las que apoyar lo que afirmamos.Hoy no estamos desnudos,

ni desamparados de razones, ni ciegos,

ni somos caminantes sin sendero ni huellas de zapatos,ni tanteamos la oscuridad como antes,

llevamos una central eléctrica en nosotros.Estamos curtidos de bofetadas y hambres

pero ya no tememos,ya no desesperamos,

ya no morimos para nadaen un mundo irremediable de amos y esclavos.

Hemos andado mucho desde la prehistoriapor caminos de muertos,

por tinieblas espesas de mitos y mentiras.Pero ahora sabemos,

ahora preguntamos y negamos,ahora afirmamos,

ahora exigimos tercamente,ahora edificamos,

ahora sabemos la verdad de todo.Soñamos, si, soñamos, y es grande el sueño

casi como la tierra,por más que las murallas espesas nos oculten

hasta el hilo del sueño.

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Amaya o los vascos en el siglo VIII.F. Navarro Villoslada. Ttarttalo, 1991.

Tradicional novela “histórica”, en la que el autor describe, a modo de epopeya, buena parte de las leyendas y tradiciones de lospueblos euskéricos, con fuerte influencia del romanticismo de la época. En el tono apasionado, confesional y épico del que el au-tor hace gala, la obra resulta extraordinariamente formativa: porque aporta datos de unos siglos de nuestra historia a los que nose hace la menor referencia en la actualidad, en la vigente educación neo-euskaldún; porque incluye información que contradi-ce las imposiciones étnicistas de la actualidad (por ejemplo, Amaya es hija de un rey godo); ayuda a entender cómo Vasconia nofue nunca colonizada, ni conquistada, sino al contrario el eje de la construcción de España fue de norte a sur, y los esfuerzos delos vascones, por defender su independencia, se referían a la defensa de las invasiones de visigodos o musulmanes, defendiendoa toda Hispania. El obra concluye con el nacimiento del Reino de Navarra, que pudo haber sido el Reino de Vasconia, pero queno lo fue precisamente por desacuerdos entre los diferentes señores vascones. En resumen, la obra ayuda a integrar las leyendasy tradiciones con los hechos históricos, más o menos novelados, que permiten entender la multitud de lazos que se han ido es-tableciendo, en libertad, a lo largo de los siglos.

Patriotas de la muerte. Quiénes han militado en ETA y para qué.Fernando Reinares. Ed. Taurus, 2001.

El autor es Catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de Burgos. Entre sus obras se encuentran Terrorismo y Antiterros-rismo (1998) Sociedades en guerra civil (1999). En Patriotas de la muerte está basado en documentos judiciales sobre seiscien-tos hombres y mujeres convertidos en miembros de ETA entre finales del franquismo y el periodo de consolidación democrática;y en entrevistas individuales con cuarenta y siete de ellos. ¿Qué motivaciones tienen los terroristas? ¿Cuáles son sus caracterís-ticas sociales? Algunos dicen que se trata sencillamente de psicópatas o mercenarios. La mayoría de los que un día aceptaron in-corporarse a ETA, han compartido su condición de varones, apenas veinteañeros en el momento de ser reclutados, y la mitad songuipuzcoanos. Adolescentes que para entonces habían asumido algunas ideas esenciales del nacionalismo vasco combinadas conuna suerte de marxismo rudimentario, a menudo participaban ya en movilizaciones radicales. La mayor parte habían llegado alconvencimiento de que la violencia es un método eficaz de acción política.

Contra la Violencia. A propósito del Nacional-Socialismo Alemán y del Vasco.José Varela Ortega. Hiria, 2001.Del Prólogo de Jon Juaristi:Resulta oportuno este ensayo de José Varela Ortega. Nos recuerda que, heredera de totaliitarismos simétricos, ETA posee un sa-ber práctico: un know how. Un saber que consiste en un método para la destrucción de la democracia y la conquista del podery que comprende todas las técnicas del terror que pusieron en práctica, en su día, fascitas, nazis y comunistas.ETA sabe manipular los buenos sentimientos, los temores y las esperanzas de las gentes y las mezquindades y las ambiciones delos políticos. No es un trabajo académico más esta rigurosa y fundamentada comparación entre la trayectoria histórica del na-cionalsocialismo alemán y el pasado reciente de la vida política vasca. Constituye, por el contrario, un instrumento, un arma in-telectual de primer orden para el combate político contra el mayor enemigo de nuestra libertad.

El otro árbol de Guernica.Luis de Castresana. 1968.

Es la historia de un grupo de niños vizcaínos que fueron evacuados al extranjero durante la guerra civil española. La historia seinicia cuando la primera expedición organizada por el gobierno de Euskadi sale del Ayuntamiento de Bilbao y termina, cuandolos niños de las diferentes expediciones, después de casi tres años, regresan a la estación de Achuri. Es un libro “de sumas, no derestas”, en expresión de su autor. Está escrito “con serenidad y melancolía, con un cuarto de siglo de distancia y con la esperan-za de lo que une y no con la pasión de lo que separa”. Además del indiscutible valor literario, antropológico e histórico, “El otro‘arbol de Guernica” tiene un formidable valor sociológico, por lo que expresa de actitudes, sentimientos y raíces comunes en ni-ños de diferentes zonas de España, con sus principales protagonistas vizcaícos, que eran precisamente hijos de los que luego per-dieran la guerra. El libro expresa con acierto el contexto social de la Vizcaya de la época, desde la perspectiva infantil, que resul-ta particularmente expresivo al observar la evolución tras más de veinteaños de gobierno nacionalista.

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El rumor de los desarraigados. Conflicto de lenguas en la península ibérica.Angel López García. Anagrama, 1985.El autor, Catedrático de Lingüística General desde 1978, realiza un ensayo riguroso y accesible, fundamentado en un sólido co-nocimiento de la teoría del lenguaje y de las lenguas peninsulares. Aunque su propósito explícito es colaborar en disminuir lastensiones lingüísticas peninsulares, este trabajo puede resultar polémico por su forma de encarar lo que el autor denomina “elrevestimiento lingüístico de los problemas políticos de la península ibérica”. La pregunta formulada, reiteradamente, a lo largodel ensayo: ¿son dos lenguas diferentes el idioma oficial del Estado y la lengua común de intercambio peninsular?El rumor de los desarraigados, la segunda lengua y la única a la que conviene el nombre de común, esto es hispánica, es unakoiné, un cruce vasco-románico desarrollado a lo largo del Alto Ebro por todos aquellos, euskaldunes o no, que junto a su ads-cripción nacional necesitaban comunicarse con las personas de otras patrias diferentes, pero con intereses —económicos, cultu-rales, sociales— comunes.

La herida patriótica. Mikel Azurmendi. Taurus-Pensamiento, 1998.El nacionalismo vasco ha dejado de ser una ideología nacionalista más para construir un vasto sistema cultural o cimentada redde significados públicos compartidos por casi la mitad del País Vasco. Se trata de una tupida maraña de símbolos que compac-tan una identidad densa y una visión dualista de cosas humanas, hasta de las más ordinarias, posibilitando un campo experien-cial, desde lo estético y ética al sentido común, determinado por un sentimiento de pérdida-recuperación y por una inefable an-sia de estado propio. Una cultura generadora de deseos e intenciones siempre dolientes, a modo de herida siempre abierta, por-que nos han robado lo que debimos ser y hemos perdido lo que debimos conseguir.Como remedio de esa situación cultural abertzale, el autor propone una terapia también cultural donde predominen símbolos noúnicamente ideológicos: primero, una identidad individual porosa y liviana frente a la englobante y densa del pueblo; luego, unavisión plural, contingente e histórica de las cosas humanas frente al esencialismo étnico; y por último, la apertura a un campode nuevas experiencias basadas en la dignidad entendida como un sentimiento de un peligro compartido, nuestro miedo comúnde ser humillados. El hábito del terror y de la violencia son una enfermedad de la cultura en la tierra vasca, y erradicarlo impli-ca, además de una nueva política, una profunda revisión de la pedagogía.

Estado de Excepción. Vivir conmiedo en Euskadi. Iñaki Ezkerra.Planeta, 2001.“No sólo en los atentados se manifiesta labestialidad, la deslealtad, la arbitrariedad na-cionalistas. Se deja ver también, y quizá máscrudamente, en esa soterrada violencia quehace vivir a unos de una forma y a otros deotra”. El autor recibió el Premio Pio Baroja1983 por su novela El zumbido y el Premio dePeriodismo El Correo 2000 por su “Carta auna víctima de ETA”, publicada en el diario LaRazón el 18 de diciembre de ese año e inclui-da en este libro.

Valpuesta, la Cuna delCastellano Escrito. NicolásDulanto Sarralde.Diputación Foral de Alava, 2000.El valle Valdegovía, comarca integrada enlas provincias de Álava y Burgos, pareceser la cuna del castellano escrito, que em-pezó a extenderse desde el occidente deÁlava, norte de Burgos y sur de Cantabria.El autor de este libro se refiere a la pobla-ción de Valdegovía histórica durante laReconquista y al estado en que se hallanlos estudios valpostanos a la luz de lasmás recientes investigaciones.

Los Cartularios Gótico y Galicano de Santa María de Valpuesta (1090-1140). Saturnino Ruiz de Loizaga.Prólogo JM. Ruiz Asencio, Catedrático de Paleografía.El autor ofrece una fuente valiosa de investigación para conocer la vida religiosa y civil de una comarca del occidente de Alava:Valdegovia. La documentación de Santa María de Valpuesta estaba en parte publicada (Barrau-Dihigo 1900 y MD Pérez Soler1970), en lo correspondiente desde el año 804 al 1087. El objeto de esta obra es precisamente poner al alcance de estudiosos unaedición crítica y fiable de los diplomas, que no fueron publicados (un total de 100), y que son de gran valor histórico. La docu-mentación valpostana, bajo la acucia y preparación del autor, ilustra al hombre de nuestro tiempo sobre un período de la histo-ria cuya milenaria distancia no evita nuestra dependencia de él.

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Debate sobre autodeterminación-secesión

Nº 3 de Papeles de ErmuaDiciembre de 2001

Publicación del FORO ERMUANº 3 • DICIEMBRE 2001 • 900 ptas

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ciudadanía, civismo, coraje cívico / delincuentes, desobediencia civil, malhechores, terroristas / paz / guerra / pacifista y

pacíficos / pensar con rigor, pensar con acierto / no pensar / información o desinformación / leer, ir a las fuentes, dotar-

se de criterio o dejarse llevar / manipulación, coartar, sobornar, atemorizar, aterrorizar, asesinar / historia o leyendas / ri-

gor secular o delirios de anteayer / autocrítica y responsabilidad / incapacidad para recular e irresponsabilidad / ausen-

cia de autocrítica y victimismo / perversión del lenguaje, falsedad, mentira, media-verdad, confusión / diálogo entre igua-

les: comunicación, acuerdo, consenso / diálogo impositivo: soborno, indignidad / espejismos, patrias “virtuales” / vasquis-

mo o nacionalismo / pluralismo o monopolización monista / nacionalismo, racismo y xenofobia / ilustración, reflexión y rec-

tificación / totalitarismo o democracia/ ¿guerra o impunidad para delincuentes y asesinos? / miedo, desconfianza, temor,

terror / asustados, acomplejados, acobardados, aconejados..., indignados, beligerantes / ¿fuerzas de seguridad = cuerpos

de represión? / respeto a la ley, aplicación de la ley: orden y concierto / orígenes y raíces / raíces y malas hierbas / las

raíces y el tronco o las ramas..., o el árbol completo / educación, cultura, valores / contravalores, deformación, escuela de

subversión, escuela de perversión, fábrica de terroristas / infundir pena, infundir miedo, infundir asco, infundir odio, o ¡in-

fundir esperanza!... / lealtad personal, lealtad social, lealtad institucional / lealtad íntegra: compaginar lealtades / desleal-

tad / legítimo e ilegítimo / legal e ilegal / credibilidad, veracidad, infundir confianza, suscitar coraje, ayudar a discernir... /

verdugos y víctimas / agredido y agresor/ gente buena y héroes / los amordazados porque no oyen, no ven, no escu-

chan, no entienden: ¿necios o cobardes? / y... mercenarios y matones / valores y contravalores / ideales y obsesiones /

idealistas y fanáticos / genes y raíces / la mosca del vinagre y todo ser humano / la fuerza de la razón, el aburrimiento

de la sinrazón, la indignación contra la imposición / ¿dialogar o dejarse sobornar? / cambio o más de lo mismo / callejo-

nes sin salida: memoria antigua hipertrofiada y memoria reciente distorsionada / ¿procesos de pacificación o plan veraz

de educación? / ciudadanía, civismo, coraje cívico / delincuentes, desobediencia civil, malhechores, terroristas / paz / gue-

rra / pacifista y pacíficos / pensar con rigor, pensar con acierto / no pensar / información o desinformación / leer, ir a las

fuentes, dotarse de criterio o dejarse llevar / manipulación, coartar, sobornar, atemorizar, aterrorizar, asesinar / historia o

leyendas / rigor secular o delirios de anteayer / autocrítica y responsabilidad / incapacidad para recular e irresponsabili-

dad / ausencia de autocrítica y victimismo / perversión del lenguaje, falsedad, mentira, media-verdad, confusión / diálogo

entre iguales: comunicación, acuerdo, consenso / diálogo impositivo: soborno, indignidad / espejismos, patrias “virtuales” /

vasquismo o nacionalismo / pluralismo o monopolización monista / nacionalismo, racismo y xenofobia / ilustración, refle-

xión y rectificación / totalitarismo o democracia/ ¿guerra o impunidad para delincuentes y asesinos? / miedo, desconfian-

za, temor, terror / asustados, acomplejados, acobardados, aconejados..., indignados, beligerantes / ¿fuerzas de seguridad

= cuerpos de represión? / respeto a la ley, aplicación de la ley: orden y concierto / orígenes y raíces / raíces y malas hier-

bas / las raíces y el tronco o las ramas..., o el árbol completo / educación, cultura, valores / contravalores, deformación,

escuela de subversión, escuela de perversión, fábrica de terroristas / infundir pena, infundir miedo, infundir asco, infundir

odio, o ¡infundir esperanza!... / lealtad personal, lealtad social, lealtad institucional / lealtad íntegra: compaginar lealtades

/ deslealtad / legítimo e ilegítimo / legal e ilegal / credibilidad, veracidad, infundir confianza, suscitar coraje, ayudar a dis-

cernir... / verdugos y víctimas / agredido / agresor/ gente buena y héroes / los amordazados porque no oyen, no ven, no

escuchan, no entienden: ¿necios o cobardes?/ y... mercenarios y matones / valores y contravalores / ideales y obsesiones

/ idealistas y fanáticos / genes y raíces / la mosca del vinagre y todo ser humano / la fuerza de la razón, el aburrimien-

to de la sinrazón, la indignación contra la imposición / ¿dialogar o dejarse sobornar? / cambio o más de lo mismo / ca-

llejones sin salida: memoria antigua hipertrofiada y memoria reciente distorsionada / ¿procesos de pacificación o plan ve-

raz de educación? / ciudadanía, civismo, coraje cívico / delincuentes, desobediencia civil, malhechores, terroristas / paz /

guerra / pacifista y pacíficos / pensar con rigor, pensar con acierto / no pensar / información o desinformación / leer, ir a

las fuentes, dotarse de criterio o dejarse llevar / manipulación, coartar, sobornar, atemorizar, aterrorizar, asesinar / histo-

ria o leyendas / rigor secular o delirios de anteayer / autocrítica y responsabilidad / incapacidad para recular e irrespon-

sabilidad / ausencia de autocrítica y victimismo / perversión del lenguaje, falsedad, mentira, media-verdad, confusión