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Revista de Investigación Científica en Arquitectura | Journal of Scientific Research in Architecture • Enero-junio de 2011 • Volumen vi • Número i [12] • Segunda época issn: 1870-7483 Índice Carta del coordinador editorial | Migración e identidad 3 Editor’s letter | Migration and identity 4 Investigación | Research La influencia normativa y de los propietarios del suelo en la formación del barrio de Benalúa, Alicante (1883) Influences of regulations and landowners in the configuration of the Benalúa neighborhood, Alicante (1883) RAQUEL PéREZ DEL HOYO Y MARíA ELIA GUTIéRREZ MOZO 5 El ferrocarril y las poblaciones de Campos, Manzanillo y Armería a principios del siglo XX Railroad and the towns of Campos, Manzanillo and Armeria in the twentieth century beginings LUIS ALBERTO MENDOZA PéREZ 19 Vivienda tradicional maya, una arquitectura tradicional, apropiada y apropiable Maya housing, an appropriate and appropriable traditional architecture JOAQUíN QUIROZ CARRANZA, CITLALLI CANTú GUTIéRREZ, FERMíN ERNESTO FLORES QUIROZ Y MIRIAM CATALINA HERRERA VáZQUEZ 27 La migración en la reconfiguración del espacio arquitectónico rural. Los Huesos-Congregación de Canoas Migration on the reconfiguration of architectural spaces of rural communities. Los Huesos-Congregación de Canoas ALEJANDRA OJEDA SAMPSON Y CARLA MONROY OJEDA 41 Revisión | Review Bruno Zevi y la semilla del espacio orgánico Bruno Zevi and the seed of organic spaces in architecture DANIELA ALEJANDRA CATTANEO Y JIMENA PAULA CUTRUNEO 55 Reseñas | Books Impacto de la migración de retorno en las familias rurales colimenses Impact of return migration in the rural families of Colima MARíA ALEJANDRA ROCHA SILVA 63 Guía para autores 67 Submission guidelines 68

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Revista de Investigación Científica en Arquitectura | Journal of Scientific Research in Architecture

• Enero-junio de 2011• Volumen vi • Número i [12]• Segunda época• issn: 1870-7483

Índice

Carta del coordinador editorial | Migración e identidad 3

Editor’s letter | Migration and identity 4

Investigación | Research

La influencia normativa y de los propietarios del suelo en la formación del barrio de Benalúa, Alicante (1883)

Influences of regulations and landowners in the configuration of the Benalúa neighborhood, Alicante (1883)Raquel PéRez del Hoyo y MaRía elia GutiéRRez Mozo 5

El ferrocarril y las poblaciones de Campos, Manzanillo y Armería a principios del siglo xx

Railroad and the towns of Campos, Manzanillo and Armeria in the twentieth century beginingsluis albeRto Mendoza PéRez 19

Vivienda tradicional maya, una arquitectura tradicional, apropiada y apropiable

Maya housing, an appropriate and appropriable traditional architectureJoaquín quiRoz CaRRanza, Citlalli Cantú GutiéRRez, FeRMín eRnesto FloRes quiRoz y MiRiaM Catalina HeRReRa Vázquez 27

La migración en la reconfiguración del espacio arquitectónico rural. Los Huesos-Congregación de Canoas

Migration on the reconfiguration of architectural spaces of rural communities. Los Huesos-Congregación de CanoasaleJandRa oJeda saMPson y CaRla MonRoy oJeda 41

Revisión | Review

Bruno Zevi y la semilla del espacio orgánico Bruno Zevi and the seed of organic spaces in architecture daniela aleJandRa Cattaneo y JiMena Paula CutRuneo 55

Reseñas | Books

Impacto de la migración de retorno en las familias rurales colimenses Impact of return migration in the rural families of ColimaMaRía aleJandRa RoCHa silVa 63

Guía para autores 67

Submission guidelines 68

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PALAPA está indexada en: sistema Regional de información en línea para Revistas Científicas de américa latina, el Caribe, españa y Portugal, www.latindex.unam.mx y asociación de Revistas latinoamericanas de arquitectura, http://arlared.org

En portada: detalle de la fachada de la estación de ferrocarrilles de Benalúa, en Alicante, España. Fotografía de Óscar Martín

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Palapa | issn: 1870-7483 | Vol. vi | Núm. i [12] | Enero-junio de 2011

Carta del coordinador editorial

Migración e identidad

Vivimos tiempos de incertidumbre. ahora mismo se padecen crisis ambientales, económicas, políticas, socia-les, familiares, personales. el mundo ofrece una enorme cantidad de motivos para que muchos se pregunten si realmente están en el sitio adecuado. expectativas de una vida más próspera, saludable o segura impulsan a grandes cantidades de personas a emigrar hacia donde suponen en-contrarán los satisfactores que les son negados en su tierra. Pero desplazarse a lugares donde imperan otros modos de vida, otras convicciones y creencias, incluso otras lenguas, obliga al migrante a ajustarse a esa nueva cultura y por lo tanto a romper de manera más determinante las raíces que lo ligan a sus orígenes. literalmente se destierra.

todos los días encontramos en los periódicos historias acerca de gente que deja sus comunidades y se aventura en tierras desconocidas para conquistar un poco de es-tabilidad para su vida y la de sus familias. los casos más dramáticos suceden en áfrica y el sudeste asiático donde cataclismos ambientales, como la sequía o las inundacio-nes, se combinan con persecuciones, hostigamiento, ase-sinatos e incluso etnocidio. son muchos los lugares donde conflictos armados arrojan a cientos de sus hogares. aun en países oficialmente declarados en paz, como el nuestro, el combate al crimen organizado y la reacción de este con-tra la población civil ha hecho que en algunas ciudades y poblados la gente se aleje y cambie su domicilio en busca de mayor tranquilidad y libertad. sin embargo la causa más común de la migración en nuestra región es la búsqueda de un mejor sustento económico. desde hace muchas déca-das millones de latinoamericanos han intentado lograr ese objetivo emigrando hacia estados unidos. Muchos otros lo siguen intentando hoy en día. es una historia de contrastes, de beneficios mutuos y de pérdidas sensibles para ambos lados. Muchos dejan la vida en el camino. Muchos otros aunque logran llegar al «sueño americano» no consiguen el bienestar ansiado.

independientemente si se logra o no el sueño, siempre hay un momento para el retorno. Cuando el emigrante regresa a su tierra no es el mismo ya. Ha incorporado mu-cho de la cultura ajena a su sistema de convicciones. Por

eso su retorno suele verse rodeado de incomprensiones y malos entendidos. si triunfa en su odisea desea ostentar su transformación, su éxito y su opulencia. si fracasa, intenta ocultarlo mediante la simulación de un éxito inexistente que se manifiesta en una opulencia de oropel y en la certeza de su propia transformación. Como sea, siempre regresa con el ánimo de cambiar su entorno para demostrar su aculturación. entre otros muchos impactos que este fenó-meno origina, destaca el rompimiento del discurso urbano-arquitectónico de su comunidad de origen, donde el mi-grante intenta forzadamente implantar esquemas, códigos y patrones arquitectónicos que le parece pueden ayudarlo a manifestar su nueva condición, agrediendo así, sin darse cuenta, su propia identidad.

Migración e identidad son justamente los dos temas que aborda este número de PALAPA. Por un lado encontra-remos tres textos que analizan desde diferentes enfoques la identidad de comunidades más o menos consolidadas, pero por desgracia vulnerables. Pérez del Hoyo y Gutiérrez Mozo lo hacen del barrio de benalúa en alicante, españa; Mendoza Pérez respecto de los asentamientos originados por la introducción del ferrocarril en Colima, México; y qui-roz Carranza y coautores lo hacen sobre la vivienda maya, milagrosamente aún superviviente. Por el otro lado ojeda sampson y Monroy ojeda analizan los efectos de la reinser-ción de emigrantes en una comunidad rural del estado de Guanajuato, México, y Rocha silva reseña un libro editado por la universidad de Colima justamente sobre el mismo tema. el número se completa de manera espléndida con la revisión teórica del concepto de espacio orgánico formulado por bruno zevi a mediados del siglo pasado, de Cattaneo y Cutruneo.

GABRIEL GÓMEZ-AZPEITIA | verano de 2011.

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Palapa | issn: 1870-7483 | Vol. vi | Núm. i [12] | Enero-junio de 2011

Editor’s letter

Migration and identity

We really live uncertainty times. Right now it suffers all kinds of crisis: environmental, economical, political, social, family, personal. the world offers a huge quantity of motives for people to question many people if they are in the suitable place. Hopes of a successful life, healthy and safe, propel to large groups of people to migrate toward wherever they sup-pose they will satisfy their needs, which is denied to them in their own land. but shifting to places with other ways of life, other convictions and believes, even other languages, compels migrants to adjust to that new culture and there-fore more decisively break down the roots which link them to their origin. literally, migrants are banished.

every day we read in newspapers histories of people leaving their communities and how they venture through unknown lands in order to conquer a sense of stability for themselves and their families. the most dramatic cases occur in africa and southeast asia, where environmental di-sasters, including droughts and floods, combine with perse-cution, harassment, murder and even ethnocide. there are many places where war conflicts throw hundreds from their homes. still in countries officially declared in peace, such as Mexico, the fight against criminal organizations and their subsequent reaction against the civil population have made people in some cities and towns to migrate, moving their homes as they seek more tranquillity and freedom.However, the most common reason for migration in our region is the search for a better economic situation. For many decades, millions of latin-americans have attempted to achieve that goal through emigration to the usa. nowadays many are still trying. this is a history of contrasts, about mutual benefits and regrettable losses for both sides. Many others, even though they achieve their goal of arriving to america, they cannot access to the «american dream».

Regardless, whether migrants reach the dream or not, they always find the moment to return. When migrants

return to their lands, they are no longer the same. they have incorporated to their convictions a lot of the foreign culture. therefore, the return of migrants often accom-panied by incomprehension and misunderstanding. if a migrant achieves triumph in his odyssey, he wishes to make this success evident through his transformation, success, and opulence. if a migrant fails in his attempt, he tries to hide it by simulating a non-existent success, which is manifested in “false” wealth and in the certainty of his own transformation. anyway, migrants often come back with the spirit of changing their surroundings to demonstrate their acculturation. among other many impacts associated with this phenomenon, i highlight the breakdown of the urban context and the architectural discourse of their native com-munities. there, migrants attempt to forcibly introduce ar-chitectural schemes, codes, and patterns that manifest their new condition. thus, they inadvertently attack their own identity. Migration and identity are precisely the two themes that this issue of PALAPA Journal addresses. Firstly, we find three articles analyzing from different approaches regarding the identity of more or less consolidated communities that are, unfortunately, vulnerable. Pérez del Hoyo and Gutiérrez Mozo writes about the benalúa neighborhood of alicante, spain; Mendoza Pérez writes about the human settlements originated by the railroad´s introduction in the state of Colima, México; and quiroz Carranza and his co-authors write about Maya housing, which amazingly still survive. on the other hand, ojeda sampson and Monroy ojeda analyze the effects of migrant return to a rural community of Guanajuato state, México; and Rocha silva reviews a book edited by the university of Colima precisely about the same subject. this issue concludes with the theoretical review of the organic spaces concept formulated by bruno zevi in the middle of the past century, by Cattaneo and Cutruneo.

GABRIEL GÓMEZ-AZPEITIA | summer, 2011.

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INVESTIGACIÓN || RESEARCH

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Revista de Investigación Científica en ArquitecturaJournal of Scientific Research in Architecture

Palapa | issn: 1870-7483 | Vol. vi | Núm. i [12] | pp. 5-18 | Enero-junio de 2011

Resumen12

el presente artículo plantea el doble objetivo de subsa-nar, por un lado, el vacío documental existente en relación a cómo influyeron los condicionantes sociopolíticos y eco-nómicos, normativas del momento y exigencias de los pro-pietarios del suelo en la concepción del singular barrio de benalúa de alicante (españa), proyectado por el arquitecto José Guardiola Picó (1883); y, por otro, difundir en el ámbito internacional el conocimiento de esta actuación relevante que, anticipándose a la ejecución del ensanche de la ciudad (1898), encabezó los primeros intentos de industrialización y control del crecimiento urbano, para que sirva de base a futuras investigaciones y estudios comparativos con actua-ciones semejantes de europa y américa. de la exposición se concluyen las cualidades e identidad de un barrio pionero en atender, por iniciativa particular y de modo sectorial, la necesidad higienista y reflexión urbanística que precisaba la ciudad, reflejo de la calidad arquitectónica manifiesta desde su proyecto. asimismo, el porqué de la aparición de ciertas variaciones dimensionales en la coherencia de su trazado, el origen de la parcela y manzana tipo que lo configuraron y otras influencias en el programa y diseño de la vivienda, que sólo pueden explicarse desde regulaciones e intereses externos a la propia génesis proyectual. Reflexiones que constatan las claves del proyecto que confirieron al barrio la capacidad de asumir, sin perder su cualidad, los sucesivos procesos de adaptación y transformación impuestos.

1 [email protected] [email protected] Universidad de Alicante, campus de San Vicente del Raspeig.

Abstract

the benalúa neighborhood of alicante (spain) was de-signed by the architect José Guardiola Picó (1883). Plans for the neighborhood of benalúa began before the expansion of alicante (1898) and led the first attempts of industrializa-tion and urban growth control. the proposal of the neigh-borhood was considered pioneering as it met the need for hygiene and urban reflection which the city needed, through private and sectorial initiative. the present article aims to provide the documentation that identifies the processes that, due to social, political and economic factors or influ-ences of regulations and landowners, led to the neighbor-hood’s evolution. the identity of the neighborhood, show-ing the urban and architectural quality of the project, is determined and described in the present article. also, the reasons of dimensional variations in the coherence of the urban layout, the origin of the plot and block type that configured the neighborhood, and other influences on the program and housing design, which can only be explained from regulations and external interests not related to the own genesis of project design. Reflections that confirm the key factors of the project which gave the neighborhood the ability to assume, without losing its quality, the successive processes of adaptation and transformation.

PALABRAS CLAVE | normativa, propietarios del suelo, configu-ración de la ciudad, barrio de benalúa de alicante. KEY WORDS | Regulations, landowners, City configuration, benalúa neighborhood of alicante (spain).

La influencia normativa y de los propietarios del suelo en la formación del barrio de Benalúa, Alicante (1883)

Influences of regulations and landowners in the configuration of the Benalúa neighborhood, Alicante (1883)

Raquel Pérez del Hoyo1 y María Elia Gutiérrez Mozo2

Recibido:28/11/11,12/01/12||Dictaminado:02/12/11,02/03/12||Aceptado:22/03/12

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Pérez del Hoyo, R. y Gutiérrez Mozo, M. E. || La influencia normativa y de los propietarios en la formación del barrio de Benalúa

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Introducción

en el último tercio del siglo xix, la población alicantina experimentó un destacado crecimiento, pasando de 34 mil 926 habitantes en 1877 a 50 mil 142 en 1900. la escasez de viviendas se convirtió en uno de los principales problemas de la ciudad. el incremento de la densidad urbana conllevó trágicas consecuencias: epidemias de cólera (1854, 1865, 1884-1885) y fiebre amarilla (1870) derivadas del hacina-miento, carencia de agua y falta de higiene, lo que hizo necesaria la construcción de ensanches fuera de la ciudad tradicional (Ponce y dávila, 1998).

si bien el arquitecto municipal, José Guardiola Picó,3 comprometido en el empeño de llevar a la práctica las teo-rías higienistas, había propuesto con anterioridad iniciar las gestiones del ensanche (1873), la magnitud de la obra, su complejidad y sobre todo la constante desidia municipal habían propiciado la dilación del proceso durante casi una década hasta prácticamente paralizarlo.

el ayuntamiento no comenzó a agilizar las gestiones del ensanche sino hasta 1885, su aprobación no culminó hasta 1893 y los beneficios –económicos– para su ejecución no fueron concedidos hasta 1897, lo que retrasó el comienzo de sus obras hasta 1898. nada menos que 14 años antes se iniciaron las obras en benalúa (1884). en este contexto debe entenderse la relevancia del nacimiento del barrio.

en un momento de alarmante vacío legal, la propues-ta de benalúa se erigía pionera en atender, por iniciativa particular y de modo sectorial, la necesidad higienista y de reflexión urbanística que con urgencia precisaba la ciudad. el acierto de su diseño y características que le confirieron singular valor tuvieron mucho que ver con quien aceptó el encargo de proyectar su trazado y edificios: el mismo arquitecto Guardiola Picó. aunque al margen de la calidad del proyecto (1883), del que trataremos en este artículo, sólo el hecho de anticipar el crecimiento de alicante hubie-

3 José Guardiola Picó (1836-1909), ilustre personaje alicantino, titulado en la Escuela de Madrid (1864), fue arquitecto de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y Académico corresponsal de la misma, arquitecto de la Diócesis de Orihue-la, arquitecto provincial hasta 1868 y arquitecto municipal de Alicante desde 1875 hasta 1905. Influyó determinantemente en el desarrollo urbanístico de la ciudad, impulsando importantes reformas para modernizarla en aplicación de la ideología higie-nista. Es reconocido como iniciador del ensanche. Es autor de numerosas realizaciones urbanísticas y arquitectónicas: paseo de los Mártires (actual paseo de la Explanada), parque de Canalejas, barrio de Benalúa, plaza de toros, entre otras; y aportaciones literarias: Reformas en Alicante para el siglo xx, Alicante en el siglo venidero, Memoria higiénica de Alicante.

ra bastado para considerar el barrio parte del conjunto de actuaciones determinantes de la evolución de la ciudad.

si bien en españa es de sobra conocida la actuación, por las particulares circunstancias que envolvieron su nacimien-to y desarrollo, lo avanzado de su proyecto, concepción, ubicación, trazado y diseño, no son tan evidentes para el co-lectivo investigador las condiciones sociopolíticas y econó-micas, así como las influencias normativas y de los propieta-rios del suelo que afectaron directamente su concepción. en este sentido, el presente artículo propone, en primer lugar, subsanar el vacío documental que en relación a estos aspec-tos existe en torno a benalúa, quizá porque otros matices de relevancia –urbanísticos, higiénicos, de industrialización, etc.– han venido captando mayoritariamente la atención del colectivo científico. en segundo lugar, se pretende difundir en el ámbito internacional el conocimiento de esta actuación singular, para que sirva de base a futuras investigaciones conjuntas y estudios comparativos con otras actuaciones de carácter semejante desarrolladas en europa y américa.

Materiales y métodos

el presente artículo es fruto de las investigaciones reali-zadas principalmente en el archivo Histórico Municipal de alicante (ama) y otras fuentes bibliográficas, partiendo del estudio crítico del proyecto de benalúa y firmado por el arquitecto Guardiola Picó con fecha 20 de octubre de 1883. Con el objeto de entender y documentar ciertas variacio-nes dimensionales en la coherencia formal de su trazado, así como de evaluar hasta qué punto las decisiones del proyecto respondieron a criterios urbanísticos y arquitec-tónicos de autor o en qué medida influyeron normativas o exigencias impuestas por los promotores-constructores propietarios del suelo, se ha seguido la siguiente metodo-logía y plan de trabajo. en primer lugar, se ha llevado a cabo una primera fase de documentación, de recopilación de la información existente –inédita, de archivo y bibliográfica–. se ha desarrollado de manera cronológica con base en las dos temáticas que engloban el periodo de formación del barrio: antecedentes y concepción, con especial interés en sus diversos contenidos: condicionantes sociales, políticas, económicas, normativas y agentes implicados.

de la documentación recopilada, ordenada por temáti-cas y contenidos, se han realizado –en una segunda fase de análisis– las observaciones que han permitido orientar la investigación a obtener resultados en las líneas que marcan los objetivos propuestos: del estudio de la identi-dad y caracterización original del barrio, y de los procesos de adaptación y transformación ocurridos. su valoración individual y su análisis comparativo se fundamenta como conclusión del estudio.

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Pérez del Hoyo, R. y Gutiérrez Mozo, M. E. || La influencia normativa y de los propietarios en la formación del barrio de Benalúa

Resultados

Antecedentes

debe iniciarse la exposición estableciendo la diferencia en-tre el modo en que se gestionó benalúa y otras empresas del momento. las iniciativas solían llevarse a cabo a través de sociedades anónimas modestas que, sin arriesgar dema-siado, se vendían tempranamente –por lo general a mercan-tiles extranjeras– tras lograr algún beneficio. sin embargo, llegando a rechazar ofertas de traspaso, no fue un caso convencional el de la sociedad anónima los diez amigos, promotora y constructora del barrio de benalúa.

Con fecha 1 de diciembre de 1882, se decidió fundar dicha sociedad con el fin de construir una importante barriada en las inmediaciones de alicante. la idea reflejaba el de-seo de la población alicantina de habitar casas cómodas e higiénicas, en lugares amplios, soleados y aireados, donde pudieran desarrollar una vida sana a salvo de los proble-mas derivados del hacinamiento en la ciudad. Con carácter idealista, los diez amigos pretendía construir un barrio residencial saludable, de aspecto moderno y distinguida arquitectura, facilitando a sus inquilinos la posibilidad de adquirir una vivienda en propiedad, cuando lo habitual era habitarlas en régimen de alquiler. en esencia, se trataba de aunar voluntades, atrayendo a un grupo de accionistas que con el pago de ciertas cuotas financiara progresivamente la operación, adquiriéndose al fin un derecho de compra.

Fueron, por tanto, precursores de la vivienda social (Mi-ralles, 1956). desde el primer Congreso nacional de ar-quitectos celebrado en Madrid (1881), la construcción de barrios obreros era un tema recurrente y la vivienda social se planteaba como medio para resolver las demandas de la población, justificando a la vez la especulación de propieta-rios y constructores (alonso, blasco y Piñón, 1990). en tales circunstancias surgió la empresa de benalúa, constituyén-dose precursora de la vivienda social.

Con fecha 5 de febrero de 1883, se firmó el acta de consti-tución de la sociedad haciéndose público su reglamento. en tan sólo dos meses se definió un programa de asombrosa precisión con el objeto de construir 208 casas, formando manzanas de 20 y con ellas una barriada. se incluía, ade-más, una muy clara descripción de los edificios a construir: «la construcción de los edificios deberá ser sólida y unifor-me en todo el barrio; cada uno medirá 120 metros cuadra-dos; constará de dos plantas, alta y baja, […] con las habita-ciones y capacidad suficientes para que desahogadamente pueda habitarlas una familia» (Reglamento para el régimen de la sociedad los diez amigos constructora del barrio de benalúa, 1883, art. 19). esta precisión pone de manifiesto el elevado nivel de exigencia de los promotores sobre la actuación, refiriéndose exactamente a la construcción de

un barrio uniforme, compuesto por 208 edificaciones –416 viviendas–, con una superficie de 120 m2 cada una, sobre solares organizados por manzanas en fracciones de 20. Po-dríamos considerar habitual que una empresa pretendiera edificar un número concreto de viviendas con una superficie determinada. Pero la concepción de un barrio de caracterís-ticas homogéneas y su organización en manzanas, a razón exacta de 20 edificaciones en cada una de ellas, supone la maduración de una idea más que el inicio de un encargo.

Para la construcción del barrio se adquirieron 15 hectá-reas situadas junto a la carretera principal que daba acceso a la ciudad sin alejarse demasiado de esta –800 m hacia el oeste–, terrenos separados por el entonces existente barranco de san blas, suficientemente elevados y próximos para disfrutar la saludable presencia del mar y cumpliendo los deseados principios de economía e higiene (figura 1).

FIGURA 1 | Plano General de Alicante y anteproyecto de ensanche firmado por

el Arquitecto D. José Guardiola en junio de 1881. escala 1/5.000. Puede

apreciarse el barranco de san blas como límite previsto para la zona de

ensanche y, al oeste, los terrenos adquiridos por la sociedad, dos años

después, para construir benalúa. ama. Fuente: Giménez, Giner y Varela

(1985: 17).

en mayo de 1883, los diez amigos ya gestionaba el proyecto de benalúa. en poco tiempo, se contactaron con el arquitecto Guardiola Picó para ofrecerle el encargo (Co-llía, 1985). el carácter de la iniciativa bien respondía a los principios ampliamente defendidos por Guardiola. el arqui-tecto, que consideraba la cualidad higiénica como derecho, encontró en el barrio la oportunidad de expresar sus más firmes convicciones (Guardiola, 1895, 1897, 1909). nadie mejor que él podría haber entendido la magnitud del pro-yecto de benalúa; en sus dos vertientes, como arquitecto

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Pérez del Hoyo, R. y Gutiérrez Mozo, M. E. || La influencia normativa y de los propietarios en la formación del barrio de Benalúa

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urbanista precursor del ensanche y como profesional con-vencido de la ideología higienista. no obstante, ciertas razones políticas también favorecieron la asignación del encargo. el 11 de julio de 1883, Guardiola fue repuesto en el cargo de arquitecto municipal titular. no debe interpretarse como casual la coincidencia de este nombramiento con el inicio de los trámites para lograr la autorización de las obras del barrio, además de que los presidentes efectivo y honorario eran concejales de la sociedad promotora. Con ello, la empresa de benalúa consolidaba el apoyo del ayun-tamiento. Guardiola debía informar sobre la conveniencia de la iniciativa. la importancia del asunto permitiría al ar-quitecto denunciar una vez más la falta de un plano oficial de ensanche e insistir en su necesidad. Verdaderamente, la actuación de benalúa, que proponía habitar terrenos alejados del casco urbano mejor ventilados, se justificaba en esta carencia. Constituía por tanto la alternativa privada, liderada de algún modo por el mismo arquitecto titular, a la ineficaz gestión municipal.

el 25 de agosto de 1883, la sociedad fue informada de la autorización para construir benalúa (ama, 1884). no existían normas que regularan este tipo de iniciativas. las únicas exigencias fueron impuestas desde los informes emitidos en su tramitación: del arquitecto titular –Guar-diola Picó–, de la Comisión de ornato y del negociado de Carreteras del Ministerio de Fomento. Guardiola reclamó la presentación de planos con el comienzo de las obras, la dirección facultativa de las mismas y la inclusión del barrio en la zona general de la población a los efectos de la ley de ensanche (1876), por lo que sus calles deberían alcanzar la anchura de 10 metros y formarse chaflanes, de 4.5 a 5 me-tros de longitud, en toda esquina de manzana. la Comisión de ornato se pronunció conforme con el arquitecto, y el Ministerio de Fomento indicó ciertas operaciones de con-servación sobre la carretera que constituía el límite norte del barrio: las fachadas de las manzanas próximas deberían ser paralelas al eje de la misma, su distancia a la cuneta sería igual a la mantenida por una edificación existente y, en una franja de 25 metros contigua a la carretera, se tenían que atender las indicaciones de su personal en materia de segu-ridad, aspecto y disposición de los edificios (ama, 1883).

el 4 de enero de 1884, el ayuntamiento aprobó los planos de benalúa, declarando el barrio exento del arbitrio munici-pal por ubicarse fuera de la zona comprendida en el plano geométrico aprobado de alicante y de la primera zona de ensanche prevista. se consideró que el barrio, al encontrar-se en terreno particular, no tenía fachada a la vía pública (ama, 1884). influyeron las expectativas de la sociedad los diez amigos que, aunque pretendía la inclusión de benalúa en el perímetro de la población para participar de los benefi-cios –económicos– de la ley de ensanche, también deseaba aprovechar la coyuntura de considerar el barrio propiedad

particular para evitar impuestos y gestionar las obras con total libertad.

aparece, por tanto, desde su concepción y según los intereses del momento, la contrariedad de considerar el barrio incluido o no en el perímetro de la población, con-fusión que llegaría a suponer un verdadero problema. en tales circunstancias, benalúa se definió en principio –con ambigüedad– como zona subordinada al ensanche, aunque en la mente de Guardiola el barrio planteaba el inicio de su ejecución.

Concepción

De los planos del proyecto

el proyecto de benalúa (figura 2) supone un avance en relación a los proyectos que se venían desarrollando en la ciudad. Constó de tres planos, incluyendo planificación ur-bana, diseño de la casa y de las calles. Como afirman bevià y Varela (1994), benalúa constituyó uno de los primeros casos en alicante que desarrolló un proyecto completo del edificio, con sus plantas, alzados e incluso detalles constructivos. Guardiola se anticipó en el estudio de la pro-blemática de la vivienda, proponiendo soluciones a las pre-carias condiciones higiénicas de los edificios de la época. a partir de entonces, los arquitectos locales se irían sumando al interés de Guardiola, convirtiendo la vivienda en el tema protagonista ampliamente desarrollado en el siglo xx.

Estudio del plano de planta general

no es lo mismo definir los límites del proyecto de benalúa que el perímetro original que ocupó su barriada. la primera cuestión no es posible. basta observar el plano de planta general (figura 3) para entender que Guardiola no dibujó un espacio concreto limitado sino la traza del comienzo de un barrio ordenado, consciente de su futura expansión. si bien es cierto que en el plano se definieron las líneas que com-prendían los terrenos inicialmente adquiridos para llevar a cabo las obras, también lo es que la trama planteada no se ciñó a ningún límite impuesto y superaron sus manzanas esta delimitación. la verdadera intención del arquitecto ur-banista fue, sin duda, pautar la planificación de un modelo de crecimiento ordenado, más allá del área estricta que al principio ocupó el barrio.

en una segunda lectura del plano –que se representa con orientación sur–, se advierte la retícula como base del dise-ño, a la vez que una clara intención modular, definiéndose un trazado viario ortogonal de calles a cordel y la formación de manzanas rectangulares con marcado sentido longitudi-nal en dirección al mar. se proyectaban once calles en esta

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dirección y cuatro paralelas, sin contar la carretera –al nor-te– que ya existía. las dispuestas de norte a sur se conside-raban de primer orden y se diferenciaban en dos categorías, las cuatro centrales tenían 15 metros de ancho, mientras que las restantes sólo 10, excepto la situada al oeste, que se proyectaba con doble sección de 20 metros. en cuanto a las calles en sentido de este a oeste, se consideraban de se-gundo orden y tenían sección de 10 metros. en el conjunto se determinaban, por tanto, cuatro filas paralelas al mar y diez columnas perpendiculares ocupadas por las diferentes manzanas proyectadas, añadiéndose además, sin comple-tar, parte de una última manzana en el límite oeste.4

4 Los planos del proyecto de Benalúa desaparecieron del Archivo Histórico Municipal de Alicante hace aproximadamente cuatro lustros, siendo desconocido su paradero. Únicamente se conser-van fotocopias tratadas de estos documentos que reproducen fragmentos parciales de los planos, de los que se han eliminado pliegues del doblado original y otras marcas, perdiéndose en algunos casos información —números y cotas—. Sin duda, una documentación valiosa por su claridad y limpieza, aunque enga-ñosa por perder esta información y no reconstruir la composición original del proyecto (ama, 1884). La documentación que actual-mente reproduce con mayor fidelidad el proyecto dibujado por Guardiola, a la que es posible tener acceso, se encuentra en el Archivo Histórico del Colegio Territorial de Arquitectos de Alican-te, gracias a que en 1985, por iniciativa de la entonces existente Comisión de Archivo Histórico, fueron realizadas copias comple-tas. Afortunadamente, estas copias nunca modificaron el aspecto original de los planos y, aunque muestran un importante deterioro de los originales, constituyen hoy la única fuente fiel del proyecto de Guardiola, en cuanto al número de planos que lo definieron,

Comenzando por la fila de mayor proximidad al mar, contamos siete manzanas de dimensiones de 110 x 40 m2. en la siguiente fila, las dimensiones se reducen a 100 x 40, disponiéndose en dos de las manzanas los equipamientos de plaza e iglesia. en la tercera fila, de mayor longitud, se disponen ocho manzanas de dimensiones similares, a la vez que en el extremo oeste –aumentando la escala de la trama–, dos manzanas adicionales de dimensiones 100 x 50 m2 y 100 x 60 m2. Por último, dando frente a la carretera exis-tente, a modo de colchón o fachada del barrio a la misma, se dispone una cuarta fila de reducidas dimensiones, formada por cinco manzanas de 24 x 40 m2, un paseo que ocupa la extensión de tres de estas pequeñas manzanas, y otras dos de dimensiones ajustadas en relación con las contiguas de mayor escala. en todos los casos se proyectan chaflanes a 45 grados, de 5 m de longitud.

Rompiendo con el planteamiento neoclásico, se proyec-ta la plaza ajardinada como centro público del barrio, con mayor relevancia que cualquier otro edificio singular (bevià y Varela, 1994). «seguía la técnica del “square” inglés […] re-sulta de sustituir una manzana de las futuras edificaciones, por un jardín. sin alterar para ello la trama urbana y viaria» (Calduch y Varela, 1979: 53). asimismo, la única construc-ción con destino a equipamiento prevista, lejos de consti-tuirse como edificio jerárquico o representativo generador de la trama arquitectónica, ocupa una manzana cualquiera dentro de la misma, adecuándose a la ordenación estructu-ral previamente concebida (Varela, 1984).

Cambiando de escala y uso, en una de las manzanas

cómo estos fueron compuestos y cuál fue la información que contuvieron. Estudiados estos documentos (Archivo del Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante), hemos podido componer las copias parciales —de mayor claridad— que se encuentran en el ama, ajustando las diferentes escalas —tamaño de las copias— para obtener la proporción real de la composición del proyecto.

FIGURA 2 | proyecto de benalúa formado por Guardiola Picó (1883). Com-

posición realizada a partir de las copias parciales conservadas en el ama.

Proyecto original desaparecido.3 Fuente: Raquel Pérez.

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residenciales, Guardiola representa el modelo geométrico parcelario propuesto. Responde a la modulación de las vi-viendas con fachada a las calles trazadas de norte a sur. se parcela, en este sentido, un rectángulo central, dejando sin definir los espacios exteriores correspondientes a las esqui-nas. el área del rectángulo queda dividida en dos partes en sentido longitudinal, a la vez que en siete en el transversal, formándose 14 parcelas de 10 x 20 m2. estos módulos vuel-ven a subdividirse en dos ámbitos, el que corresponde a la propia vivienda con fachada a la vía pública y el que se refiere al patio posterior. Con la geometría global de todos estos patios individuales, se estaba imponiendo la idea de un espacio comunal interior a modo de patio de manzana, aunque se impidiera esta utilización al ser separados física-mente mediante muros (Calduch y Varela, 1979; Giménez, Giner y Varela, 1985). una vez más, preocupado por mejorar las condiciones higiénicas, Guardiola se anticipó con la pro-puesta de benalúa al resto de las manzanas del ensanche, todavía desprovistas de estos espacios abiertos.

Influencias en el trazado de Guardiola Picó

los aspectos que se refieren al ensanche y planificación del barrio, lógicamente, deben su protagonismo a la figura de

Guardiola, si bien, del análisis se deduce la influencia –inte-rés– de los diez amigos. a la precisión de su reglamento, que determinó las directrices del trazado, composición y técnica de los edificios, se sumó a posteriori el condicionan-te de que los solares midieran 10 x 20 m2. de este modo, la parcela impuesta por la sociedad condicionó la formación de la manzana tipo y, por tanto, la ordenación de la trama proyectada. la dimensión menor de la manzana respondió a la agrupación de dos parcelas por sus fondos, quedando las fachadas con orientación este-oeste. de la agregación de siete de estas unidades –dos parcelas enfrentadas– resultó el rectángulo parcelado. las esquinas se resolvieron, para evitar medianeras a fachada, creando espacios únicos. de este modo, se consiguieron 14 solares en el rectángulo. Para alcanzar las 20 casas requeridas por manzana –exigidas en el reglamento– sólo tenían que formarse tres parcelas en cada una de las esquinas, resultando seis solares más con la misma superficie. no obstante, el arquitecto que se preocu-pó por ordenar la división parcelaria, confirió cierta libertad a estos espacios que la sociedad consideraba singulares, reflejando la gestión que posteriormente llevaría a cabo su venta a particulares para obtener mayores beneficios. en definitiva, el interés de los diez amigos por construir un tipo de casa concreta obligó a Guardiola a adecuar la planificación del barrio a sus expectativas. Fueron por tanto los propietarios del suelo, de acuerdo a sus intereses, los que influyeron de manera determinante en la morfología urbana.

FIGURA 3 | fotocopia que se encuentra en el ama del plano de planta general,

Proyecto de Emplazamiento del Barrio de Benalúa. escala 1/1.000. se repre-

senta con orientación sur. Fuente: ama.

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asimismo, en relación a las influencias que llegaron a alterar el orden proyectado y su intención modular, es evi-dente que la manzana (100 x 40) marcó el ritmo de la trama, pero no puede obviarse la aclaración de ciertas variaciones dimensionales que se aprecian en el trazado. Por un lado, fue decisivo el informe del negociado de Carreteras que imponía una franja de afección de 25 m sobre las manzanas colindantes a la carretera existente; y, por otro, el pronuncia-do desnivel que arrancaba a partir del límite sur, el cual ter-minó imponiéndose como límite natural de construcción. en consecuencia, con toda probabilidad, Guardiola diseñó el trazado de benalúa de norte a sur, comenzando a partir de la carretera que existía (figura 4). Primero, determinó una franja contigua y paralela al eje de la misma, y en ella dispuso una fila con pequeñas manzanas de 24 x 40 m2. de este modo, diferenció del resto de la barriada la zona afectada por posibles exigencias del negociado de Carre-teras que podía dictaminar, en el transcurso de las obras, sobre la seguridad, aspecto y disposición de los edificios. el hecho de que no se actuara del mismo modo en el margen opuesto, construyéndose edificaciones de mayor fondo, aclara que la decisión de formar esta franja fue tomada por Guardiola y no impuesta directamente por el negociado de

Carreteras. también, la diferencia de un metro observada entre el ancho de la franja de afección y la longitud de las manzanas se debió a la exigencia, del mismo negociado, de tener que retranquear las edificaciones de la cuneta. de este modo, se produjo la primera modificación de la manzana tipo, aunque sólo en una de sus dimensiones. después de esta franja se proyectó la primera calle con sección de 10 m, la anchura mínima que había exigido el ayuntamiento –por iniciativa de Guardiola, para armonizar la imagen del barrio con la futura del ensanche–, y a partir de esta se dispuso la primera fila de manzanas (100 x 40). Con el mismo criterio, se proyectaron la siguiente calle, la segunda fila de man-zanas tipo y la tercera calle del barrio, llegando a la última fila de manzanas dibujada. en este límite, por exigencia de la sociedad promotora, que trataba de aprovechar al máxi-mo la superficie edificable aproximándose a la pendiente existente, la longitud de la manzana volvió a modificarse alcanzando el límite natural del área, formándose con di-mensiones de 110 x 40.

el resto de variaciones que se aprecian en el trazado también tiene su explicación en los intereses de la sociedad. el aumento de sección –de 10 a 15 m– de las cuatro calles centrales norte-sur se debió a que se prepararon con mayor

FIGURA 4 | trazado original propuesto por Guardiola. Planta general de be-

nalúa. Redibujada y acotada, con indicación de variaciones dimensionales.

orientación sur. Cotas en metros. Fuente: Raquel Pérez.

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categoría las calles en que iban a construir los diez ami-gos. estos encargaron el proyecto de un barrio pero sólo pensaban construir 208 casas, lógicamente en el entorno de su plaza central. Por último, el aumento de escala de las manzanas y el vial ubicados en el margen oeste se debió a que se previeron ceder superficies para la construcción de equipamientos que prestigiaran la barriada –asilo, cárcel modelo, cuartel–. tipologías edificatorias que no tenían cabida en las manzanas residenciales. Por tanto, se prepa-raron mayores superficies para permitir su construcción.

Normativa y programa de las casas

en cuanto a normas de edificación, en 1883 permanecía vigente la Ordenanza de Policía Urbana y Rural para la Ciu-dad de Alicante y su término (1850), con las adiciones acor-dadas con posterioridad, siendo relevante la referente a la zona de ensanche (ama, 1893). esta norma se componía de 255 artículos, organizados en seis títulos, que abarcaban muy diversas temáticas: festividades, espectáculos, riñas y juegos de muchachos, mendigos, carruajes, alumbrado, fuentes, mataderos, mercados, limpieza, enterramientos, penalidad, etc. un variado catálogo que contenía, reparti-dos en varios títulos, escasos artículos destinados a regu-lar las condiciones de la edificación. en el título segundo, dedicado a seguridad, un primer grupo de diez artículos se refería tanto a la demolición de edificios en ruina como a la construcción de nuevas edificaciones. Cuatro de ellos regu-laban los derribos; tres, la ocupación de las calles durante la ejecución de las obras, andamiajes y seguridad de los transeúntes; otros dos se referían a la formación de alinea-ciones con arreglo al plano general de la población; y un úl-timo artículo regulaba los procedimientos de solicitudes de obra. a continuación, en el mismo título, otro grupo de doce artículos indicaba las precauciones a tener en cuenta contra posibles incendios, construcción de chimeneas y fogones, ubicación y características de establecimientos peligrosos. Más adelante, también en dicho título, un tercer grupo de siete artículos fijaba los parámetros de voladizos de obra sobre fachadas y otros elementos salientes. de lo que nos interesa como relevante en la concepción de un proyecto de nueva planta: la altura mínima de voladizos sobre la rasante de la acera se establecía en diez pies; el vuelo máximo debía ser menor que dos pies en el primer piso, uno y medio en el segundo, y uno en los restantes pisos. el mayor vuelo de la primera planta, conforme al gusto de la época, confería a esta el carácter de piso principal. en el título tercero, dedicado a salubridad, se destinaban tres artículos a reco-mendar normas de comportamiento en las estancias de las viviendas, como limpieza, desinfección, etc., aunque en nada se referían a condiciones de construcción, dimensión, disposición, ventilación o iluminación. Por último, en el

título cuarto, sobre comodidad y ornato, se encontraba el artículo más significativo relativo a alturas de la edificación y tratamientos de la fachada, condicionantes por excelencia en la formación de un proyecto nuevo: «art. 209. una comi-sión mixta de señores Concejales, arquitecto de la Ciudad y propietarios mayores contribuyentes, fijarán definitivamen-te el modo y forma de construcción de las casas, su altura y adorno artístico» (ama, 1893: 41). sin duda, el vacío legal era alarmante, construyéndose los edificios con arreglo a ciertos acuerdos, sin criterio global ni uniformidad, dejan-do el resultado al buen hacer de arquitectos y maestros de obras. esta hubiera sido la ordenanza aplicable a benalúa de no haber dictaminado el ayuntamiento –por iniciativa de Guardiola– la inclusión del barrio en la población a los efectos de la ley de ensanche. no existía aprobado un pla-no oficial pero sí una adición a la ordenanza que, a falta de alineaciones y rasantes, de algún modo regulaba las nuevas edificaciones que pudieran construirse en la zona prevista de ensanche. la Adición a la Ordenanza de Policía Urbana (1860) contenía siete disposiciones que desarrollaban am-pliamente la ordenanza general, de singular importancia para entender las claves del proyecto de Guardiola (ama, 1893). de las siete disposiciones, seis fueron aplicables a benalúa. dos de ellas ya han sido comentadas, porque for-maron parte de las exigencias que el ayuntamiento impuso para autorizar la construcción del barrio. la disposición pri-mera dictaminaba que no se podrían construir edificaciones en la zona de ensanche sin autorización, presentación de planos y aprobación de estos por parte del ayuntamiento –recordemos que, además, a benalúa se le exigió que las obras fueran dirigidas por un facultativo competente–. asi-mismo, en la disposición séptima se exigía que todas las casas que formaran esquina de manzana redondearan sus ángulos –lo que se tradujo en la formación de chaflanes para el barrio de benalúa–. la sexta disposición informaba que, hasta la aprobación de un plano de ensanche defi-nitivo, los edificios quedarían sujetos a las alineaciones y rasantes que marcara la Comisión de ornato asistida por el arquitecto titular –autor del proyecto de benalúa–. las tres disposiciones restantes, probablemente las primeras orde-nanzas que puedan considerarse normas de edificación en la ciudad de alicante, establecían las condiciones y fijaban los parámetros que debían cumplir las construcciones de nueva planta. en la disposición segunda se establecía la dimensión mínima que debían tener las fachadas de los edificios. no se especificaba una longitud exacta, pero sí que estas permitieran la colocación de al menos tres huecos simétricos, de un metro de ancho como mínimo cada uno. la disposición tercera trataba de la altura de cornisa de los edificios. Como mínimo debía alcanzar, incluida esta, los 8.5 m, y como máximo los 15. además, la planta baja debía me-dir 4.5 m, y la primera planta de piso 4m. Por último, en la

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disposición cuarta, se establecían normas de habitabilidad y diseño. en el interior de la vivienda no se fijaban paráme-tros estrictos como superficies mínimas de las estancias, de ventilación o iluminación, compatibilidad de usos, aun-que sí se dictaminaba que estos factores debían tenerse en cuenta para lograr las mejores condiciones higiénicas. en cualquier caso, todas las casas debían proyectarse con un patio mayor de 16 m2 donde ubicar el inodoro, pozo de aguas residuales, sumidero, etc.

FIGURA 5 | modelo de edificio. Plano de alzado, plantas –alta y baja– de las

viviendas y detalles de repisa, ménsula y cornisa. Compuesto a partir de

las copias parciales que se encuentran en el ama. escalas: alzado, 1/100;

plantas, 1/200; y detalles, 1/10. Fuente: Raquel Pérez.

Completando la introducción normativa, debe hacerse referencia al programa impuesto por la sociedad promoto-ra. Recordemos que en su reglamento se especificaba que cada casa debía tener dos plantas para albergar dos vivien-das, tenían que proyectarse casas de planta baja y piso alto –principal–, con una superficie de 120 m2. en este sentido, los diez amigos fue clara en sus pretensiones, aunque la exigencia más relevante fue, sin duda, demandar la con-cepción de un modelo de edificio para que repitiendo su construcción pudiera formarse un barrio uniforme (figura 5). «Podemos asegurar cómo en esta actuación se abre el camino hacia un urbanismo de la ciudad industrial, en una secuencia reiterativa, basada en la medida más estricta, donde las partes son submúltiplos del todo. las manzanas son iguales, así como las parcelas y con ellas la distribución de las viviendas de las que hay un modelo único, repetido con el fin de garantizar la economía en su construcción» (bevià y Varela, 1994: 105).

Estudio de los planos de las plantas de vivienda

Conforme al programa de la sociedad promotora, Guardio-

la proyectó sobre la parcela (10 x 20) un modelo de casa de dos plantas; cada planta contenía una vivienda, con accesos independientes desde la vía pública (figura 6). la parte edificada ocupó una superficie de 10 x 13.2 m2, sólo el 66% del solar, dejando el resto como patio de servicio a las viviendas. los patios se dispusieron, por tanto, con una superficie de 10 x 6.8 m2, superior a la resultante de multiplicar por cuatro la mínima exigida en la ordenanza para el ensanche.

el edificio se compuso a partir de la construcción de tres crujías paralelas a la fachada –además del patio– y de tres vanos perpendiculares, estructura que definía claramente la distribución interior de las viviendas. Conforme a la or-denanza, se trataba de conseguir las mejores condiciones higiénicas, pero al no ser especificados unos parámetros mínimos, su definición quedaba exclusivamente bajo la res-ponsabilidad y criterio del arquitecto. Guardiola concibió un tipo de vivienda entre medianeras con fachadas opuestas de 10 m, exterior a la calle e interior al generoso patio. esta disposición permitía garantizar la iluminación y ventilación cruzada de todo el alojamiento, a través de los pasos que de una a otra fachada –de este a oeste– se abrían entre las diferentes estancias. no obstante, en el modelo dibujado, al modo de proceder de la época, todavía algunas habitaciones –alcobas– quedaban dispuestas interiores. las viviendas se componían de ocho estancias –además de cocina y retrete exterior–: en la fachada pública se disponía la sala principal, que daba paso a un gabinete a través del cual se accedía a una alcoba; en la crujía central se situaba el corredor que comunicaba los dos frentes de fachada, dando acceso en su recorrido a dos alcobas más; y en el frente interior se repetía el esquema descrito de sala, gabinete y alcoba, permitiendo desde esta segunda sala, destinada a comedor, los accesos a la cocina y al patio. en el patio o galería volada, depen-diendo del nivel que ocupara la vivienda, se disponía el retrete, contiguo a la cocina, quedando agrupadas las zonas

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húmedas en el alojamiento. además, en el patio abierto, vinculado a la cocina, se proyectaba la construcción de un aljibe para la recolección de las aguas pluviales. la escalera de acceso al piso superior, sin frente a fachada, se iluminaba y ventilaba mediante claraboyas dispuestas en el tejado. en términos actuales, la superficie total construida del edificio sumaba 259.40 m2: 137.25 en planta baja, de los cuales 109.52 correspondían a la vivienda, y 122.15 en la planta alta. quedaban sin computar las superficies destinadas a patio y galería por proyectarse abiertas. una superficie bastante ajustada a la exigida en el reglamento de la sociedad.

Composición de los alzados

en la composición de los alzados, además del programa im-puesto, fue determinante la aplicación de la ordenanza para la zona de ensanche que regulaba la apertura de huecos en fachada y las alturas de la edificación. además, la aplicación de la ordenanza general fijaba los vuelos máximos sobre la línea de fachada. de este modo, la planta baja se proyectó con una altura de 4.5 m y la planta principal con 4 m hasta la línea de cornisa, lo que daba una altura total del edificio de 8.5 m. asimismo, Guardiola dispuso tres huecos en la longitud de la fachada, simétricamente colocados, con an-chura mayor de un metro cada uno (figura 7).

Con todo, el alzado se compuso a partir de dos cuerpos horizontales diferenciados, los correspondientes a la planta baja y piso principal, y del ritmo que imprimía la verticalidad de los tres huecos dispuestos simétricamente. en segundo

orden, colaboraban en la composición los elementos cons-tructivos y los sobrepuestos de ornato; por un lado, las líneas que definían los límites de los cuerpos horizontales: el zócalo, la moldura del forjado intermedio –enfatizada por las barandillas de balcones y otros motivos geométricos– y la cornisa como remate del edificio. Por otro lado, las lisas pilastras con capiteles geométricos que marcaban los mu-ros medianeros, acotando la longitud individual de cada una de las fachadas y enmarcando, con rotunda verticali-dad, la composición del plano. Por último, estaban el resalte de los vanos, destacando la importancia de los huecos con los recercados, lo que confería unidad visual a los dos nive-les de la fachada a la vez que enfatizaba su coronación, en el piso principal, con mayor esmero ornamental que en el resto del alzado. asimismo, el hueco situado en el centro del cuerpo superior permitía el paso a un pequeño balcón que, conforme a la ordenanza, volaba dos pies sobre la línea de fachada, imprimiendo cierto carácter distinguido al piso principal y a la franja vertical central como eje de simetría del conjunto. es evidente que en las viviendas de benalúa se percibe la composición que caracteriza la arquitectura derivada del racionalismo neoclásico. aunque si bien su estructura responde a estas enseñanzas, también refleja un eclecticismo de avanzada personalidad que, lejos de imitar o repetir estilos, se preocupa realmente por los detalles para el embellecimiento. a diferencia de otros proyectos del momento, desarrolla con detalle temas geométricos –círculos, superficies lisas con ornamentación de rectángu-los–, figurativos florales, incluyendo un conjunto de detalles

FIGURA 6 | plantas de las viviendas propuestas por Guardiola. Redibujadas

y acotadas, con indicación de superficies útiles. Cotas en metros. Fuente:

Raquel Pérez.

FIGURA 7 | alzado del módulo de fachada de una casa propuesto por Guar-

diola. Redibujado y acotado. Cotas en metros. Fuente: Raquel Pérez.

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muy elaborado. Responde a la voluntad moderna por dife-renciar la obra del resto de las existentes en la ciudad, sin dejar que sus elementos imiten o copien otros conforme al modo tradicional. Por ello, en cierta medida, debe conside-rarse el estilo de las casas bajo el punto de vista moderno, sumándose al interés del resto de aspectos urbanísticos, higiénicos, sociales y de industrialización, que convierten en singular y adelantado el proyecto de Guardiola y el barrio de benalúa.

FIGURA 8 | plano de fachadas de una manzana tipo. Compuesto a partir de

las copias parciales que se encuentran en el ama. escala 1/250. Fuente:

Raquel Pérez.

Completan el proyecto, los alzados de las dos dimensio-nes de la manzana (figura 8), incluyendo las edificaciones que corresponderían a los espacios de esquina; resultan de la agregación del modelo individual de fachada y, por tanto, se organizan a partir de los mismos criterios compositivos de este. los elementos horizontales de zócalo, moldura del forjado intermedio y cornisa de remate se representan continuos a lo largo de la calle. la lectura diferenciada de las casas resulta inmediata al quedar las fachadas perfec-tamente acotadas por las pilastras que señalan sus muros medianeros. el conjunto, lejos de responder a un recurso académico, se enmarca en la tendencia maquinista. Como describe Varela (1984), en un momento y lugar de escasa industrialización, benalúa supera el esquema neoclásico en pro del diseño urbano mecanicista.

Discusión

al referirnos a la planificación de Guardiola para benalúa (1883), es obligado aludir a la obra de Cerdá (1859) y soria (1882), aunque no en su forma concreta sino por constituir; ante la situación en que se encontraban las ciudades espa-ñolas en la segunda mitad del siglo xix, fueron los primeros intentos que trataron de racionalizar la concepción y el de-sarrollo del crecimiento urbano. en contraposición a la ciu-dad antigua, el proyecto para barcelona de Cerdá alcanzó,

sin duda, la madurez de la idea de ensanche como modelo de ciudad nueva, perfectamente ordenada y definida confor-me a la ideología higienista. Por otro lado, la anticipación de soria con los trazados lineales como conexión de los distintos núcleos de la población madrileña, de algún modo antecedente de la ciudad-jardín, planteó de forma práctica, útil, sencilla y económica un tipo de ciudad en contacto con el campo, donde pudieran convivir distintas clases sociales y eliminar las diferencias que llegó a generar la ejecución

del ensanche a favor de la burguesía (terán, 1982; alonso et al., 1990; lópez, 1993). obviamente, no pretendemos com-parar de manera formal el proyecto de benalúa con el en-sanche de barcelona, pues si bien bebe de esta fuente, más bien se orienta en la categoría y función de los planos de alineaciones. es evidente que tampoco benalúa constituye una ciudad lineal o una ciudad-jardín, pero sí comparte en su esencia la pretensión de integrar en un mismo entorno el campo y la ciudad, entre otros muchos valores económicos y sociales. Cuatro aspectos caracterizan fundamentalmente el proyecto de benalúa que bien pueden identificarse con las propuestas de Cerdá y/o de soria: la preocupación por establecer un modelo de crecimiento ordenado; aplicar los criterios de la ideología higienista –soleamiento, ilumina-ción y ventilación, amplitud de los patios, orientación de la malla, anchura de las calles, espacios abiertos, plantación de arbolado–; atender la necesidad y demanda social del momento; y favorecer la economía de la construcción –se-riación, industrialización.

a escala local, la planificación de Guardiola también es-tablece cierta relación con la propuesta de reconstrucción del Raval de san antón, redactada por Cascant en 1816-1817 y que retrasó su construcción hasta 1850-1860 (Ramos, 1984). Como describe Calduch (1990), la segregación es-pacial de la residencia en la ciudad, incorporando nuevas áreas para ser habitadas por la población más humilde –alejadas del centro ocupado por la burguesía–, dio lugar al nacimiento de tipologías diferenciadas que se mantuvieron durante todo el siglo xix. en estas áreas planificadas que se incorporaron a la trama, aparecieron parcelaciones de entre 6 y 9 m de fachada, dando lugar a edificios generalmente de

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planta baja y piso que alojaban en cada planta una vivienda con accesos diferenciados desde la vía pública y que llega-ron a caracterizar barrios completos. Concretamente, san antón se formó con calles a cordel en retícula ortogonal, únicamente alterada por las condiciones topográficas. las manzanas tenían forma rectangular y una anchura de 25 m aproximadamente, lo que permite disponer dos filas de vi-viendas adosadas por su parte posterior –patios– con orien-tación este-oeste, recayendo sus fachadas a las calles norte-sur; una parcelación que recuerda la realizada en tabarca en el siglo anterior (1774). Como se observa en el análisis comparativo realizado por Calduch (190: 167) (figura 9), las propuestas de san antón y de tabarca anticipan, de algún modo, el modelo proyectado por Guardiola. aunque en el caso de benalúa, reformulando la ciudad antigua y aten-diendo sobre todo a mejorar las condiciones higiénicas, aumenta sensiblemente la escala de la trama: el fondo de las manzanas, ampliando considerablemente los patios; la sección de sus calles, incorporando chaflanes; sin embargo, no llega a alcanzar las dimensiones del ensanche.

FIGURA 9 | «alacant: dimensiones de manzanas, estructura viaria y división

parcelaria». análisis comparativo realizado por el arquitecto Juan Calduch

sobre parcelarios existentes en 1990. Redibujado. Fuente: Raquel Pérez.

Como afirma Calduch (1990), de este tipo de parcelación resultan solares de superficie adecuada para la construc-ción de viviendas modestas –algo mayores en benalúa–, de acuerdo a los intereses particulares de los propietarios –los diez amigos pretendían edificar un barrio distinguido,

por lo que sus viviendas, parcelas, debían proyectarse algo mayores–. los poseedores del suelo influyen por tanto, de manera determinante, en la morfología urbana:

así pues, no es la morfología urbana la que reclama unas tipologías edificatorias determinadas, sino por el contra-rio las expectativas de los propietarios, que utilizan unas tipologías edilicias más tradicionales las que obligarán a adecuar la planificación y la morfología urbana a esas expec-tativas. […] la planificación inicial está en función del tipo de parcelación y edificación que va a recibir, y esta tipología edificatoria depende exclusivamente de las expectativas de los propietarios del suelo. son pues los propietarios […] los que indirectamente imponen las condiciones del trazado a los poderes públicos (60).

de este modo, la actuación de benalúa, enmarcada en el tránsito del siglo xix al xx, bebe de las fuentes de las primeras planificaciones humildes con intención higienista desarrolladas en la ciudad, donde urbanismo y arquitectura constituyen una misma unidad, a la vez que encabeza los primeros intentos de industrialización y control del creci-miento urbano. Como describen alonso et al. (67-69):

así, nos encontramos ante un proyecto en el que la forma urbana y los tipos constructivos forman una unidad indiso-luble de la que cabe destacar: […] la asunción de la retícula como matriz reguladora del crecimiento. […] la definición de un viario ajustado a las exigencias de la vida moderna. […] la organización parcelaria de las manzanas. y, […] el tipo de edificación. […] es más razonable pensar en benalúa como una solución ecléctica en la que confluyen ciertas re-miniscencias Cerdinianas y una reformulación de la ciudad antigua, tamizada por los criterios higienistas al uso, tales como la inclusión de patios traseros en las viviendas, la dimensión del viario, y la orientación de la malla.

además, como antecedentes directos, apuntando la pro-blemática de la residencia obrera, debemos señalar las primeras actuaciones que a principios de la segunda mitad del siglo xix comenzaron a producirse en la ciudad –Raval Roig–. estas intervenciones inicialmente repitieron el tipo de san antón bajo el prisma de la promoción de varias viviendas y pronto evolucionaron hacia la construcción de bloques de carácter social (Calduch, 1990). asimismo, como referencias más cercanas a la construcción del barrio, deben destacarse las aportaciones del ingeniero Rebolledo (1872) y del arquitecto belmás (1883), entre otras (Calduch y Varela, 1979; alonso et al., 1990; domingo, 2005).

Por último, en el análisis comparativo que realiza Calduch (1990: 168) sobre tipologías residenciales desarrolladas en la ciudad en el transcurso del siglo xix (figura 10), pueden

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observarse las relaciones entre el modelo de benalúa y los planteamientos que en otras áreas de alicante se emplea-ron con anterioridad, dependiendo exclusivamente de las expectativas de los propietarios del suelo. Como anteceden-te directo de benalúa (1884), aparece el tipo empleado en san antón (1860). la evolución de una a otra tipología viene determinada por la aplicación más avanzada de la ideología higienista al aumentar la dimensión de la parcela, mejoran-do las condiciones de iluminación y ventilación.

Conclusión

Para Guardiola era evidente que el crecimiento de alicante absorbería benalúa. Por este motivo, desde el principio con-cibe el barrio en relación al ensanche y lo considera incluido en su perímetro; de hecho, la sección mínima de calles y la formación de chaflanes son criterios que se aplican por iniciativa del arquitecto para armonizar su estructura con la futura del ensanche. a partir de estos detalles de armoni-zación y del cumplimiento de una normativa exigua –pero determinante de la imagen del barrio–, el planteamiento de benalúa se proyecta en una dimensión mayor, participa de la madurez de la idea de ensanche como modelo de ciudad nueva, definida y ordenada desde los más estrictos principios higienistas. encabeza los primeros intentos de racionalizar el crecimiento urbano, a la vez que atiende la

demanda social real, la economía de medios y los valores de industrialización. no obstante, en alicante, en el tránsito del siglo xix al xx, también influyen los modos estableci-dos en planificaciones –humildes– con intención higienista precedentes, basadas en la unidad urbanismo-arquitectura y dependiendo exclusivamente de las expectativas de los propietarios del suelo. si bien, la planificación de benalúa bebe de estas fuentes y surge como consecuencia de un tipo de parcelación o edificación preconcebido –impuesto–, no puede obviarse el hecho de constituir un magnífico ejem-plo de transición. Guardiola ensaya la idea de ensanche en su particular coyuntura y definición sectorial, proyecta un modelo de ciudad superando cualquier límite o preten-sión concreta del momento y erige benalúa como primera planificación moderna en alicante. son los valores que se manifiestan desde el proyecto, los que aportan nuevos sig-nificados en los procesos de adaptación y transformación. la ordenación de la trama, su escala y orientación constitu-yen la esencia de benalúa.

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FIGURA 10 | «alacant: tipologías residenciales según áreas urbanas». de

izquierda a derecha: la Villa Vella, tabarca, barrio nuevo (1850), barrio

nuevo (1880), Raval de san antón, ensanche (oeste) y benalúa. análisis

comparativo realizado por el arquitecto Juan Calduch. Redibujado. Fuente:

Raquel Pérez.

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RAQUEL PÉREZ DEL HOYO | arquitecta (universidad Politécni-ca de Valencia, 1999). doctora (universidad de alicante, 2010). Profesora asociada de expresión Gráfica arquitectó-nica (universidad de alicante). Ha participado en diversas publicaciones y ponencias en congresos internacionales: análisis y evolución urbana, patrimonio. Presidenta del X Congreso internacional de expresión Gráfica aplicada a la edificación (apega) (alicante, 2010). Representante de la universidad de alicante en la apega.MARÍA ELIA GUTIÉRREZ MOZO | arquitecta (universidad de na-varra, 1992). doctora (universidad Politécnica de Madrid, 1999). Profesora-ayudante, doctora de Composición arqui-tectónica (universidad de alicante). Coordinadora de la bienal iberoamericana de arquitectura y urbanismo (Mon-tevideo 2006, lisboa 2008 y Medellín 2010). Ha participado en las exposiciones España [f.] nosotras, las ciudades (X bie-nal de arquitectura, Venecia) y Una ciudad llamada España (seacex, atenas 2010, Moscú 2011). directora del proyecto «albaceteplural» para la incorporación de la perspectiva de género al Plan de ordenación Municipal.

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INVESTIGACIÓN || RESEARCH

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Revista de Investigación Científica en ArquitecturaJournal of Scientific Research in Architecture

Palapa | issn: 1870-7483 | Vol. vi | Núm. i [12] | pp. 19-25 | Enero-junio de 2011

Resumen1

la presencia del ferrocarril en el estado de Colima, como en varias partes de México, propició modificaciones en la estructura de caminos, en algunos casos el reacomodo de poblaciones, la generación de nuevos servicios como fue-ron las estaciones, así como la reubicación y la creación de nuevos poblados. este trabajo muestra dos casos particula-res. el primero es un proyecto de una magnitud significativa para la época, como lo es el desarrollo del nuevo Manzani-llo, que consistió en la reubicación del pueblo, realizado en los primeros años del siglo xx. en consecuencia, este pro-yecto trajo la creación del poblado de Campos, el cual era una estación de carga y bodegas, así como un campamento de trabajadores del mismo ferrocarril. el segundo caso muestra la reubicación de un poblado. Varias razones téc-nicas propiciaron la modificación de la estación localizada en un principio junto al río armería, dando como resultado el desarrollo poblacional de la actual cabecera del municipio de armería. los resultados que se publican constituyen un acercamiento a la construcción de la memoria histórica en el ámbito urbano en el estado de Colima, México, a través del análisis de los diferentes documentos y a partir de una planimetría que en algunos casos es inédita.

1 [email protected] Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Colima.

Abstract

the presence of the railroad in the state of Colima, as in various parts of Mexico, led to significant changes in different areas: the structure of roads, in some cases, the relocation of towns, the generation of new services includ-ing stations, and the establishment of new settlements. this work provides two specific cases. the first case is a project carried out during the first years of the twentieth century, which is of significant magnitude for the time; the development of new Manzanillo, consistent with the relocation of an original village. this project resulted in the creation of the town of Campos which was a loading station with warehouses as well as a worker’s camp for the railway company. the second case shows the relocation of a village. several technical reasons led to the modification of the sta-tion located at first, close to the armería River, resulting in the population development of the current town of the same name. the results published here constitute an approach to the construction of a historical memory of the urban areas in the state of Colima, Mexico, through the analysis of the documents and from the planimetry, which in some cases is unpublished.

PALABRAS CLAVE | ferrocarril, poblados, Colima, historia, pla-nimetría. KEY WORDS | railroad, town, Colima, history, planimetry.

El ferrocarril y las poblaciones de Campos, Manzanillo y Armería a principios del siglo xx

Railroad and the towns of Campos, Manzanillo and Armeria in the twentieth century beginings

Luis Alberto Mendoza Pérez1

Recibido:03/11/11||Dictaminado:02/03/12||Aceptado:08/03/12

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Introducción

el sueño de prosperidad al aceptarse el ferrocarril como medio de comunicación entre poblaciones tuvo efectos singulares para el estado de Colima. en diciembre de 1908, el presidente Porfirio díaz y los gobernadores de los estados de Jalisco y Colima inauguraron la ruta entre la ciudad de Guadalajara y el puerto de Manzanillo. esto sucedía des-pués de 28 años del inicio de la construcción de las vías, que tenía como objetivo comunicar a la ciudad de México con el Pacífico y concretar el proyecto interoceánico e internacio-nal ferroviario descrito en las cláusulas de la concesión a la compañía Constructora nacional Mexicana (Kuntz, 1995).

la construcción de la vía entre Colima y Manzanillo se dividió en tres etapas; la primera correspondiente al tramo Manzanillo-armería, y la segunda al tramo Colima-armería, ambas realizadas por la Constructora nacional Mexicana. la tercera etapa, que corresponde al tramo final Guadala-jara-Colima, fue iniciada por esa misma constructora pero perdió la concesión por no cumplir los plazos previstos, por lo que la obra fue continuada por la compañía Ferrocarril Central Mexicano, empresa subsidiaria de the atchison, topeka & santa Fe Railway, la cual fue fundada por Cyrus K. Holliday en 1859 (stover, 1999).

estas tres etapas formaron parte del proyecto nacional que el presidente Porfirio díaz concesionó en 1880 a la com-pañía Constructora nacional Mexicana, filial de la empresa denver & Río Grande Railway, que se había instalado en el territorio de Colorado en octubre de 1870 (stover, 1999) y que había construido una línea de ferrocarril de nuevo México a el Paso, texas. la concesión fue otorgada con el usufructo por 99 años a partir de la fecha e inicialmente tendría la ruta de toluca, Maravatío, acámbaro, Morelia, Pátzcuaro, uruapan, zamora, Piedad, barca, sayula, zapo-tlán, Colima y Manzanillo (El Estado de Colima, 1880: folio 340). el veterano de la guerra civil, general William J. Palmer, quien había construido la línea Kansas Pacific en la década de 1860, era el presidente de esta empresa. esta línea férrea tenía tres pies de ancho y se le conoció como vía angosta.

en la edición de octubre del periódico oficial El Estado de Colima (1880: folio 357), se publicó el contrato donde se establece la ruta de la siguiente manera:

de México al océano Pacífico, en el Puerto de Manzanillo, o entre este y navidad, tocando en toluca, Maravatío, acám-baro, Morelia, zamora, la Piedad y de allí al Pacífico, por la línea que más fuere conveniente para los intereses de la compañía y la nación.

Mientras que en el inciso ii menciona: de México a la frontera del norte, partiendo la línea de un

punto de la del Pacífico, entre Maravatío y Morelia, y tocan-do las ciudades de san luis Potosí, saltillo y Monterrey, llegando a la frontera del norte a laredo o entre punto al Paso del águila.

Volviendo al tema que nos ocupa, la primera etapa, que como ya se mencionó, consistió en la construcción del tramo de comunicación del puerto de Manzanillo hasta el poblado donde se situaba el paso del río conocido como armería, realizado de 1881 a 1883, y el camino hasta la ciu-dad de Manzanillo se completó hasta 1890. el gobernador del estado de Colima, Gildardo Gómez, viajó en 1888 a la ciudad de México a fin de obtener apoyo para completar el trayecto de armería a Colima –segunda etapa– y su co-municación con la ciudad de Guadalajara –tercera etapa–, lleno de expectativas y expresiones como «loor eterno a los apóstoles del progreso», según se publicó en un avance especial del periódico oficial (El Estado de Colima, 1888). la etapa que comunicó por vía férrea de manera definitiva a la ciudad de Guadalajara con el puerto de Manzanillo fue realizada por la compañía Ferrocarril Central Mexicano en 1908 (Castolo, 2001), con la modificación total de la vía, de angosta (tres pies de ancho entre riel y riel) a la vía ancha (cuatro pies entre riel y riel).

este hecho que aparenta ser muy sencillo, trajo a Colima nuevas circunstancias urbanas y arquitectónicas. la prime-ra fue que al sustituir la vía angosta por la ancha también se realizó la instalación de pequeños centros laborales en varias localidades, como estaciones, bodegas y el núcleo habitacional para los trabajadores. este último tenía un esquema funcional que implicaba una organización urbana lineal por un lado y por otro la construcción de casas para trabajadores de manera agrupada donde compartían espa-cio las casas para administradores y empleados. Muchas de estas casas eran de fabricación modular, con perfiles tubulares de 2 pulgadas y madera prensada, muy similares a las construcciones modulares que se utilizaron en la ins-talación del ferrocarril en el oeste de estados unidos.

las expectativas que se tenían sobre la llegada del ferro-carril al estado de Colima no eran exclusivas de los inver-sionistas que participaban en la construcción y explotación de este servicio de transporte, sino de la sociedad misma que veía en ella el ingreso a un mundo nuevo y moderno. Generaba un interés novedoso porque no existía un sistema de transporte formal que permitiera el flujo de personas y mercancías de manera masiva; y moderno porque pro-piciaba en los habitantes el sentimiento de encontrarse a la par con otras ciudades que tenían un mejor sistema de comunicación y, con ello, acceso a una mayor cantidad de productos industrializados. estas expectativas se ven ma-nifiestas a través de los proyectos propuestos en el puerto de Manzanillo, presentados en este trabajo.

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Desarrollo

el estado de Colima inició el siglo xx con la firme intención de continuar en la modernización de los medios de trans-porte que ya había comenzado 20 años antes con la cons-trucción y funcionamiento del ferrocarril que unía al puerto de Manzanillo con el poblado denominado Paso del Río (actualmente la ciudad de armería) y había continuado con la conexión con la ciudad de Colima en 1890, gracias a las gestiones realizadas por el entonces gobernador Gildardo Gómez. además, después de varios intentos de introducir la luz eléctrica, finalmente se logró este propósito en 1906, siendo gobernador don enrique o. de la Madrid. es también en este año cuando se realiza el plano del trazo definitivo (figura 1) de la vía de ferrocarril ya intervenida y ampliada a la vía ancha de 4 pies que usaba el Ferrocarril Central Mexicano, tal como era utilizada por la empresa matriz en denver, Colorado, debido a que el proyecto de esta era conectarse en la frontera norte con sus propias vías ferro-carrileras antes de perder la concesión del gobierno federal en 1906 (Kuntz, 1995).

FIGURA 1 | fragmento del plano de la ruta del ferrocarril desde Colima hasta

Manzanillo. Fuente: 1906 mnfm.

en ese plano se destaca la magnitud de las trazas urba-nas de los asentamientos más importantes de la región. el de mayor magnitud es precisamente Colima, la capital del estado, mientras que el segundo en importancia, un poco al sur, es el poblado de Coquimatlán. en este mismo documento no se aprecia la población de armería, que a partir de la estación del ferrocarril y la hacienda del mismo nombre tendría un crecimiento urbano significativo en años posteriores. en cambio, sí se identifica la población de Cu-yutlán, justo donde inicia la barra de la laguna del mismo nombre. de esta población se tienen registros históricos desde la época prehispánica, precisamente porque ahí se obtenían grandes cantidades de sal a partir de la evapora-

ción del agua de mar. y finalmente, con tan sólo un punto al poniente de la laguna de Cuyutlán, se identifica al puerto de Manzanillo, que desde principios del siglo xix tenía uso de puerto.

aunque el objetivo primordial de este plano es el de mostrar la ruta del ferrocarril, nos transmite la importancia y jerarquía de las poblaciones a partir de la dimensión que se les otorga. al igual que muchas poblaciones del occi-dente de México, la ciudad de Colima, fundada en el siglo xvi y ubicada originalmente entre dos ríos, había tenido un crecimiento poblacional lento, tal como lo muestran las crónicas y censos realizados durante el virreinato y la independencia, ya que para el año de 1900 la ciudad tenía aproximadamente 30 mil habitantes, mientras que la pobla-ción del estado tendría 45 mil, diversificados en poblados, rancherías y caseríos. en cambio la población del puerto de Manzanillo creció de mil 500 a 15 mil habitantes en un lapso de 30 años,2 debido a la conexión del ferrocarril con la ciudad de Guadalajara. esto significó un crecimiento que rebasaba ampliamente la capacidad de hospedaje del puerto, pues el crecimiento urbano en ese momento se encontraba confinado por la presencia del cerro del Vigía y la laguna de Cuyutlán.

en 1836, Coquimatlán, ubicada a nueve kilómetros al sur-poniente de la ciudad de Colima, había sido reubicada en el sitio que se aprecia en el plano, debido a una inundación causada por uno de los afluentes del río armería que des-truyó en su totalidad el poblado original. Pueblo agricultor y zona rica en agua, parecía ser una población extendida y con una cantidad de habitantes significativa, basado en la traza mencionada y en el número de manzanas que se manifiestan en los planos encontrados y que sin duda de-terminó que la ruta del ferrocarril pasara tangencialmente por el centro de la población. este sitio tenía a su favor una concepción moderna de traza, ya que consideraba calles más amplias que las existentes en el centro de la ciudad de Colima, concebidas en su momento para el flujo de per-sonas, caballos y carrozas; una ciudad que se desarrollaba alrededor del centro cívico, jardín principal y un templo, el cual fue construido en las postrimerías del siglo xix. ade-más, en Coquimatlán, según el censo de 1910, se registra la presencia de 7 mil habitantes, una cantidad bastante superior a los mil 500 pobladores del puerto de Manzanillo en las mismas fechas.

espacio diferente son las playas de Cuyutlán, pues este pueblo tenía una condición de lugar de descanso y cosecha de sal, actividad que se realiza entre los meses de marzo y julio. el cultivo de la sal se practicó desde épocas prehispá-

2 Observación realizada a partir de comparar los censos de la Se-cretaría de Economía en las fechas referidas.

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nicas, y a este se sumaron trabajadores del valle de Colima en la época virreinal. existen planos de principios del siglo xx donde se muestran además de bodegas de sal y la es-tación ferroviaria, un hotel, el Pacífico, seguramente por la afluencia de pasajeros que llegaban al sitio desde la ciudad de Colima. el gobierno promocionaba la actividad turística mediante el aprovechamiento del transporte en vías, tal como se documenta en el periódico oficial. este hotel ade-más ofrecía transporte económico para los bañistas que querían aprovechar su tiempo libre.

el puerto de Manzanillo, con entre mil 500 y 3 mil ha-bitantes, según la población flotante que se incrementaba cada vez que llegaba un barco al muelle, era un sitio peque-ño rodeado de montañas bajas con el mar por un lado y la laguna de Cuyutlán por el otro. algunas crónicas señalan que en tiempo de lluvias la distancia entre ambos espejos de agua resultaba mínima (ortoll, 1996).

el plano demuestra que se tomó la obvia decisión de mantener el trazo de la línea ferroviaria que ya había ins-talado la primera compañía constructora –según se puede comparar con el plano de 1889 (figura 2)–, la cual debió proyectar un crecimiento a largo plazo. dicho crecimien-to comenzó en el puerto de Manzanillo y siguió hacia el poblado de armería, tal como se inició la construcción del ferrocarril en el año de 1881, sólo que ahora en relación con la perspectiva que tenía el Ferrocarril Central Mexicano a principios del siglo xx.

Las nuevas instalaciones portuarias de Manzanillo

en el año de 1899, una vez que la Constructora nacional Mexicana perdió la concesión ferroviaria, el ingeniero éd-gar smooth presentó un proyecto de construcción de un malecón más amplio que permitiera acercar a los barcos, así como la propuesta de un puerto de altura con nueve muelles que incluían un abanico de espuelas ferroviarias para permitir la carga y descarga de los barcos hacía los vagones del ferrocarril, con el fin de imprimir mayor dina-mismo a los movimientos que se realizarían en el puerto de Manzanillo (figura 3).

Para concretar este proyecto fue necesario que se reali-zaran varios estudios de dragado que determinaran el mo-vimiento de arenas necesario para el fondeo de los barcos en una cantidad de muelles muy contrastante con el original muelle de madera que ya existía. este interesante proyecto no prosperó, sin embargo da muestra del interés que tenía el gobierno federal y los inversionistas de contar con una mayor cantidad de barcos que arribaran y por consecuencia incrementaran las posibilidades de recibir y exportar pro-ductos a través del puerto de Manzanillo. es importante resaltar que en esas fechas la traza urbana del puerto se

remitía a dos calles que iban de norte a sur en dirección de la laguna de Cuyutlán y el puerto, y que contenían un conjunto de viviendas dispersas tanto en el poblado como en las fal-das de los cerros. un proyecto como el planteado implicaba incrementar la cantidad de estibadores para subir y bajar los productos de los vagones del ferrocarril y de los barcos. también implicaba aumentar los servicios de hospedaje para empleados de ambos sistemas de comunicación, así como los servicios de alimentación y esparcimiento, espa-cios necesarios y siempre presentes en los sitios comercia-les. estas nuevas circunstancias, que se presentaron a la par del crecimiento del puerto, propiciaron la necesidad de crecer la población en terrenos que no compitieran con las actividades propiamente portuarias. esta situación aparen-temente no contemplaba las consecuencias urbanas que estas actividades demandaban.

FIGURA 3 | proyecto del ingeniero édgar smooth en la bahía de Manzanillo.

Fuente: 1899. mnfm.

FIGURA 2 | plano de la ruta del ferrocarril construido por la Constructora

nacional Mexicana. Fuente: 1889. ahmc.

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una vez que lewis Kingman realizó el proyecto de am-pliación de las vías de ferrocarril, también se consideró la posibilidad de convertir a Manzanillo en un puerto impor-tante. Por un lado se consideró a la laguna de Cuyutlán como lugar idóneo para las embarcaciones, y por otro se contempló crear un puerto de altura con varios muelles, lo que implicaba una población que trabajara en ella. Por tal motivo, este proyecto reviste particular interés, ya que crear ese puerto en el interior de la laguna suponía dos si-tuaciones. Por un lado, abrir un canal de agua que se uniera con la bahía de Manzanillo, lo que significaría desaparecer parte del poblado original de Manzanillo. Por otro lado, se necesitaba la creación de un nuevo poblado, tanto para las personas afectadas por la primera acción señalada, como para los nuevos trabajadores que atenderían las necesida-des operativas del nuevo puerto (figura 4).

El poblado de Campos, Manzanillo

las ventajas que ofrecía este proyecto respecto de la pro-puesta del ingeniero smooth de ampliar el muelle existente, eran principalmente que la topografía circundante de la laguna protegería al puerto de las inclemencias naturales, y dependía de la creación de una nueva población «el nuevo Manzanillo», como la llama el plano de fecha 1906 (figura 5).

este nuevo asentamiento se ubicaría al poniente de las vías del ferrocarril, en el lugar conocido como Campos, en donde se diseñaron los patios de bodegas y maniobras, una estación y un tanque de agua. la propuesta urbana nueva consistía en más de 64 manzanas con lotes, dos plazas o jardines, dos escuelas, tres predios dedicados a la hotelería frente al mar, un cementerio y un hospital. la perspectiva era para una población de más de 15 mil habitantes.

en el plano de 1927 (figura 6) aparecen once unidades habitacionales que los pobladores de Campos describen como las «casas de los gringos»,3 las cuales consistían en dos hileras de cinco casas cada una, de las cuales una era utilizada como escuela (figura 7). estas casas, que se des-plantaban de una plataforma de mampostería y concreto, contenían un área común y dos espacios privados. según los vestigios encontrados, los muros eran de piedra y la cu-bierta de madera y posiblemente ruberoide.4 esas viviendas ya se identificaban en el plano de nuevo Manzanillo del año

3 Término que utilizan los habitantes de la población de Campos cuando se refieren exclusivamente a los restos constructivos de esas antiguas edificaciones.

4 Material constructivo muy usual en la época y que se utilizaba para las cubiertas por sus características imper-meabilizantes.

1906, lo que demuestra que el plan de crecimiento de la empresa Ferrocarril Central Mexicano ya había empezado a desarrollarse a partir de un plan maestro de desarrollo.

El caso de Armería

la estación de armería –denominada por muchos años Paso del Río– estaba al norte de Cuyutlán, siguiendo la vía férrea hacia Colima y junto al río armería, cerca de donde actualmente se encuentra la población de Periquillos.

la primera etapa de construcción del ferrocarril de vía angosta llegó a este lugar en 1883, pero quedó suspendida durante seis años. en un primer trayecto la estación se ubicó cerca del río. sin embargo es hasta la intervención

FIGURA 4 | fragmento del proyecto de lewis Kingman. Fuente: 1906. mnfm.

FIGURA 5 | propuesta del nuevo Manzanillo, realizado por lewis Kingman.

Fuente: 1906. mnfm.

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del Ferrocarril Central Mexicano en 1904 cuando se reubicó la estación a las inmediaciones de la hacienda la armería, lugar señalado como «nueva armería» en el plano de la figura 8. esto se debió a que al momento de instalar tanto la vía ancha como su estación, sistema de bodegas, patio de maniobras y casas de trabajadores, fue menester en-contrar zonas aptas para este tipo de nuevo requerimiento topográfico. el plano está firmado por lewis Kingman. la explicación se muestra en la figura 9, donde se identifican fácilmente la hacienda de armería, la estación y los patios de maniobras. las casas de trabajadores y la estación se ubicaron en el lado norte de la vía, hacia donde crecería posteriormente la actual ciudad de armería.

este cambio de ubicación de la estación ferroviaria propi-ció que la población de armería creciera en una zona topo-gráfica más adecuada, y a su vez le permitió a la hacienda es-tar en contacto directo con la zona de bodegas que la misma estación necesitaba. Como se comentó cuando se mostró el plano referente a la ruta del ferrocarril en 1906 (figura 1), en ese momento la población de armería aún no adquiría la suficiente jerarquía para ser identificada en el plano, sin embargo tiempo después, y en buena medida gracias a la comunicación por ferrocarril, el asentamiento adquirió el rango de ciudad, y durante muchos años fue paso obligado hacia los polos de desarrollo económico del estado de Co-lima: las playas y salinas de Cuyutlán y el puerto de Manza-nillo. esta situación le permitió consolidarse como cabecera del municipio del mismo nombre (figura 10).

Reflexión final

indudablemente, el ferrocarril modificó hábitos y costum-bres de la sociedad. en particular, generó nuevas actividades

económicas y fortaleció el puerto de Manzanillo, que sin su presencia no hubiera tenido un destino tan estratégico. a su vez, la tecnología que trajo consigo permitió trasladar grandes volúmenes de material que ayudaron a construir el malecón, el rompeolas y obras de salubridad que fue-ron necesarias para mejorar las condiciones ambientales y salubres de la zona. Por otro lado, con la llegada del Ferro-carril Central Mexicano y el cambio de vías, se renovaron las instalaciones anteriores y se mejoró el funcionamiento de las estaciones. Planear y desarrollar un puerto interior permitió realizar un proyecto urbano de gran escala, con principios urbanos funcionalistas en pleno apogeo de la industria y el pensamiento positivista que se dio en esa épo-

FIGURA 7 | construcciones conocidas como «casas de los gringos». Fuente:

1921 mnfm.

FIGURA 6 | plano de la línea de ferrocarril y los predios donde se asentaron

las «casas de los gringos». 1927. mnfm.

FIGURA 8 | donde se aprecia la antigua estación de ferrocarril y el poblado de

nueva armería. Fuente: 1904. mnfm.

FIGURA 9 | plano donde se identifica la antigua hacienda, la estación de

ferrocarril y el patio de maniobras. Fuente: 1904. mnfm.

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ca. la manifestación de la industrialización en términos de funcionalidad, orden y planeación resultó evidente en cada una de las estaciones, donde el sistema de estación, bodega y casas de trabajadores contempló células casi autónomas que se unieron a un sistema lineal de trabajo, como fueron y son las vías férreas. este sistema propició la reubicación de algunas estaciones, en particular la de la población de armería, convirtiendo este espacio por varios años en un sitio obligado de llegada, conexión y transporte de diferen-tes productos de la zona y el consecuente crecimiento y consolidación de la ciudad misma.

la construcción de la historia del ferrocarril, más allá de sus innegables aportes en materia económica y de comu-nicación, tuvo importantes efectos en la arquitectura y el urbanismo. sin embargo, la razón por la que algunas esta-ciones desaparecieron, fueron sustituidas o transformadas obedece más al espíritu de borrar el pasado y dejar nuevas huellas que al afán de conservar una memoria histórica o a la valoración de un patrimonio cultural representativo de una época y una sociedad. en la actualidad, de las estacio-nes de madera no queda ninguna, y muchas fueron susti-tuidas por estaciones con diseño moderno, sobre todo de finales de los años cincuenta del siglo xx. Mientras que la memoria histórica en lo referente a la propuesta de nuevo Manzanillo es poca, aún se mantiene la intención de un pro-yecto de puerto interior en la laguna de Cuyutlán. Respecto a armería, la reubicación no está registrada en ningún texto

Figura 10. Plano actual de armería, donde se aprecia el sitio donde se

ubicaba la antigua estación de ferrocarril y se ve claramente el crecimiento

urbano que experimentó la población. Fuente: ineGi, 1990.

oficial, y la existencia del plano presentado en este trabajo representa una nueva vertiente para la investigación del poblado y capital del municipio de armería.

Bibliografía

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Archivos consultados

Museo nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (mnfm).archivo Histórico del Municipio de Colima (ahmc).archivo General del estado de Colima (agec).instituto nacional de estadística, Geografía e informática

(inegi).

LUIS ALBERTO MENDOZA PÉREZ | arquitecto y doctor en arqui-tectura. Profesor investigador de tiempo completo en la universidad de Colima. autor de artículos relativos al ferro-carril en el estado de Colima y a la arquitectura del movi-miento moderno en el occidente de México. asesor de inter-venciones en edificios patrimoniales. Miembro del comité científico de arquitectura del siglo xx, icomos. Miembro del cuerpo académico de arquitectura y patrimonio de la uni-versidad de Colima, donde cultiva la línea de investigación patrimonio edificado.

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INVESTIGACIÓN || RESEARCH

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Revista de Investigación Científica en ArquitecturaJournal of Scientific Research in Architecture

Palapa | issn: 1870-7483 | Vol. vi | Núm. i [12] | pp. 27-40 | Enero-junio de 2011

Resumen12

Con base en entrevistas realizadas a 38 usuarios y cons-tructores de viviendas tradicionales mayas y de las obser-vaciones hechas al mismo número de viviendas de seis localidades del municipio de José María Morelos, quintana Roo, México, se describe este tipo habitacional como un espacio multidimensional, donde la cosmovisión local le asigna una determinada funcionalidad, se distribuyen los espacios como abiertos y cerrados, y el tiempo como di-mensión de ocupación y desocupación de los habitantes presentes y ancestros ausentes. se detallan los materiales y procesos constructivos, así como el uso de los espacios. los resultados evidencian que este tipo de vivienda, edifi-cada con recursos locales y generalmente con la fuerza de trabajo de sus usuarios, es una estructura integral y susten-table, agredida cultural, social y conceptualmente por las propuestas hegemónicas cuyo sustento se fortaleció con la modificación neoliberal del artículo 27 constitucional que ha privatizado paulatinamente la propiedad social. asimis-mo se evidencian las debilidades de la vivienda tradicional maya, en los aspectos de higiene y control de vectores cau-santes de enfermedades, las cuales se potencian debido al incremento del vertido irregular de residuos y los efectos del cambio climático global.

Abstract

1 [email protected] Universidad Tecnológica de Querétaro2 Asociación Red Verde ac

based on interviews with 38 users and builders of traditional Mayan houses and observations arising from the same number of homes in six villages in the municipality of José María Morelos, quintana Roo, Mexico, we describe this kind of dwelling as a multidimensional housing area, hous-ing multidimensional, where the local worldview assigns a specific functionality, the spaces are distributed in open and closed, time is assumed as a dimension of occupancy and vacancy of present people and absent ancestors. We list the materials and construction processes, and the use of spaces. the results show that this type of housing, built with local resources and often with the workforce of its us-ers, is a comprehensive and sustainable structure, attacked culturally, socially and conceptually by the hegemonic pro-posals whose livelihood was strengthened with the neolib-eral amendment of article 27 of the Constitution, which has gradually privatized social ownership. also, evident was the weaknesses of the traditional Mayan home, in the areas of hygiene and control of disease-causing vectors, which are enhanced due to increased illegal dumping of waste and the effects of global climate change.

PALABRAS CLAVE | vivienda tradicional, zona maya. KEY WORDS | traditional housing, Mayan area.

Introducción

Vivienda tradicional maya, una arquitectura tradicional apropiada y apropiable

Maya housing, an appropriate and appropriable traditional architecture

Joaquín Quiroz Carranza,1 Citlalli Cantú Gutiérrez,2 Fermín Ernesto Flores Quiroz2 y Miriam Catalina Herrera Vázquez2

Recibido:16/11/10,04/04/11||Dictaminado:12/12/10,09/06/11||Aprobado:15/06/11

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la vivienda es el espacio que unifica a la familia y posibilita la construcción de un hogar, representa el área de las inte-racciones más íntimas y fundamentales en los procesos de reproducción social y biológica del núcleo familiar (quintal et al., 2003). en la vivienda se resguarda el ser humano con-tra los fenómenos meteorológicos como la lluvia, el viento, los tornados y huracanes, la radiación y cambios de tempe-ratura (Pérez, 1999). en ella, sus habitantes se protegen de la agresión de otras especies animales o elementos de la misma. además representa el receptáculo donde los indivi-duos o familias salvaguardan sus pertenencias materiales e inmateriales y donde se establece un vínculo anímico con los ancestros y espíritus divinos. la vivienda es el elemento que da arraigo, identidad, confianza y seguridad (Calla, 2004; Rivera et al., 2009). de esta forma, la casa es dor-mitorio, almacén, lugar para la preparación y consumo de alimentos, sitio para el aseo personal, lavado de ropa, lugar de interacción sagrada con los ancestros y seres mágico-religiosos, espacio para la relación lúdica, el acicalamiento, el amor, entre otras actividades e interacciones.

el proceso de transformación de lo tradicional a lo mo-derno ha modificado sustancialmente las funciones y espa-cios de la vivienda, dejándola, para una amplia población sobre todo urbana, sólo como dormitorio y área de aseo personal, puesto que el resto de las actividades vinculadas a esta se hacen fuera de ella.

en las zonas rurales, con presencia de cultura indígena, como la zona maya de quintana Roo, la vivienda y su en-torno inmediato, es decir el traspatio, conforman una uni-dad microterritorial, donde a las actividades propias de la vivienda se le suman otras relacionadas con la producción agropecuaria, la recolección de frutos y leña, la conforma-ción de un paisaje cultural, el uso ornamental de especies vegetales, entre otras.

la vivienda tradicional y el traspatio son parte del patri-monio cultural (leal, 2008) de las poblaciones indígenas, como las que habitan la región centro de quintana Roo. la vivienda expresa patrones de funcionalidad de servicios materiales (Calla, 2004) e inmateriales, como la ingesta, al-macenamiento y conservación de alimentos, la protección, el confort, la recreación, la producción agropecuaria, el aseo, la higiene y el acicalamiento, el descanso, la interac-ción sexual, las prácticas lúdicas y amorosas, la enseñanza, el aprendizaje, la transmisión de valores, la interacción con los ancestros y los seres mágico-religiosos; muestran una distribución espacial, dada esta por las dimensiones del inmueble y la ocupación física de los espacios por parte de los moradores (Pérez, 1999), ancestros ausentes, dioses y santos; procesos definidos por una cosmovisión que inclu-ye la transmisión tradicional de conocimiento, creencia y costumbres, ya que, como lo señala Pérez (1999),

el espacio doméstico está íntimamente ligado con las acti-vidades familiares cotidianas, mismas que adaptan tempo-ralmente los espacios a su desarrollo, de forma tal que los espacios construidos –y los no construidos que pertenecen a la vivienda– vienen a ser uno de los elementos más im-portantes que aglutinan a la familia desde el punto de vista social.

una vivienda que no reúne las condiciones para el des-empeño de todas las actividades mencionadas representa un espacio inconcluso o degradado social, cultural o am-bientalmente, es decir una vivienda no sustentable.

la vivienda, su construcción, distribución, ornamento y uso representan parte de la personalidad de sus moradores (Pelli, 2004), en ella se externan los valores internos de los ocupantes. Muchas de las enfermedades mentales o del alma, de acuerdo a la cosmovisión prehispánica, derivan de la ocupación y uso de espacios poco propicios, es decir, espacios ajenos (Rodríguez, 2006), sobre los cuales poco o nada tuvo que ver el morador en la construcción, distribu-ción, ornamento, uso y función. la vivienda no sustentable se puede entender como una jaula, donde el ocupante se mueve neuróticamente, de forma similar a un animal en cautiverio (Morris, 1970). las condiciones no propicias en la vivienda conllevan a enfermedades físicas y psíquicas de sus moradores (Villaseñor, 2002).

este artículo describe los materiales, los procesos cons-tructivos y funciones de la vivienda tradicional maya en la región central de quintana Roo, México, reconociéndola como una estructura integral y sustentable, que poco a poco está siendo agredida cultural, social y conceptualmente por las propuestas constructivas hegemónicas, cuya tendencia es la homogenización y miniaturización de los espacios domésticos, como lugares cerrados, dormitorio de grandes masas de trabajadores, fuerza laboral de la industria capita-lista urbana o rural. asimismo, se describen las debilidades de este modelo de vivienda, fundamentalmente en lo que se refiere a la práctica del fecalismo al aire libre y el control de vectores transmisores de enfermedades.

Materiales y métodos

Para conocer las características de la vivienda tradicional maya, los materiales aplicados en su edificación y los pro-cedimientos de construcción usados en la región central de quintana Roo, se visitó y entrevistó informalmente a 38 constructores y/o usuarios de viviendas tradicionales, en seis localidades del municipio de José María Morelos: Kankabchén, la Presumida, dziuché, Kantemó, sabán y Cafetalito.

las características indagadas fueron: materiales vege-

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tales y minerales utilizados en la edificación de la vivienda, los procesos de organización para su construcción, la utili-zación y distribución de los espacios, así como la nomencla-tura local de estos materiales y procesos.

las visitas y entrevistas a los usuarios y/o constructores de viviendas tradicionales se realizaron durante los años 2009 y 2010. a través de ellas se averiguó el nombre de los materiales usados en la construcción de la vivienda, los pro-cesos de construcción y las interacciones de los ocupantes con la estructura habitacional.

los resultados cuantitativos se organizaron en una base de datos (excel) para la elaboración de tablas; los cualita-tivos se registraron en la libreta de campo, para su sistema-tización posterior.

Para minimizar la influencia de nombrar los fenómenos desde una perspectiva exógena, al momento de las entre-vistas se utilizaron dibujos e imágenes de las viviendas y espacios, con la finalidad de que los nombres de los mate-riales, espacios e interacciones se realizaran en voz de los usuarios, desde consideraciones endógenas. durante la sistematización, se contrastó la información obtenida en campo con la literatura especializada.

Los sitios de estudio

el municipio de José María Morelos se ubica entre los 21° 12’ y 19° 14’ de latitud norte y 87° 21’ y 89° 25’ de longitud oeste. Presenta una altitud entre 60 a 80 msnm. limita al norte con el estado de yucatán, al oriente con el municipio de Felipe Carrillo Puerto, al sur con el municipio de othón P. blanco y al oeste con los estados de Campeche y yuca-tán. este municipio ocupa una superficie de 6,739 km2, que significan el 13.25% de la extensión total del estado y está constituido por 64 localidades. no cuenta con litorales, ni con corrientes de aguas superficiales; la hidrografía está representada únicamente por dos lagunas, la de Chichanka-nab y la laguna esmeralda. el clima es cálido subhúmedo con régimen de lluvias de verano. la temperatura anual promedio es de 25°C, con una precipitación entre los 1,000 y 1,300 mm anuales, la humedad relativa alcanza 85% (en-ciclopedia de los Municipios de México).

Resultados

de acuerdo con datos del inegi (2005), las localidades de Kankabchén, la Presumida, dziuché, Kantemó, sabán y Cafetalito reúnen mil549 viviendas, de estas 76.5% son de materiales duraderos y 23.5% presentan en su estructura materiales perecederos como la madera o palmas (tabla 1). el 39.1% de las viviendas no dispone de excusado o

sanitario, lo que conlleva, generalmente, a la práctica del fecalismo al aire libre. el 38.8% no dispone de agua entu-bada en el predio, el 100% carece de drenaje, puesto que es un servicio inexistente en la región, en algunos casos se sustituye por sistemas irregulares de vertido de aguas residuales. el promedio de habitantes por vivienda es de cinco integrantes.

TABLA 1

Características de las viviendas en las localidades de estudio.

Localidad Tota

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Vivi

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Cafetalito 45 18 26 20 41 5.24Sabán 392 274 117 324 68 5.25Dziuché 629 510 96 115 219 4.34Kantemó 40 36 4 29 29 4.83La Presumida 238 182 50 49 97 4.92Kancabchén 205 166 35 70 148 5.05Total 1549 1186 328 607 602Fuente: inegi, 2005.

la distribución espacial de las viviendas en las locali-dades sigue un patrón en el cual aquellas elaboradas con materiales duraderos generalmente se encuentran enclava-das en los espacios centrales de las localidades y aquellas construidas con materiales tradicionales en la periferia de estas.

de acuerdo a la nomenclatura local, la vivienda en maya se denomina ná y sus habitantes se aglutinan bajo el nom-bre de kaaj o comunidad. de esta forma las interacciones del kaaj con la ná posibilitan la construcción material de la vivienda y la apropiación inmaterial de los espacios residen-ciales en el área maya.

la ná tradicional es aquella que construyen los propios usuarios, aplicando materiales, técnicas y recursos locales. en la región central de quintana Roo, ná es el espacio fí-sico y espiritual que posibilita la organización del kaaj, «el nosotros, el espacio común, la casa grande, la de nuestros mayores, el lugar para alimentarnos y crecer». del concepto kaaj se derivan otros como kaajtalo’ob, ranchería o asenta-miento pequeño, kaajnáalo’ob, miembro de la comunidad, entre otros (quintal et al., 2003).

el kaaj es la unidad social indígena básica que aún sobre-

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vive en algunas regiones de la península de yucatán. Reúne grupos de familias emparentadas; es una colectividad cultu-ral basada en un conjunto de relaciones recíprocas significa-tivas, donde sus miembros comparten símbolos comunes, base material, condiciones de vida y aspectos espirituales, dentro de un espacio microterritorial que incluye la ná y el taankab o traspatio.

a continuación se describen los procesos sociales, las técnicas y los materiales utilizados en la construcción de la ná, en seis localidades del municipio de José María Mo-relos, quintana Roo, con base en la información recabada con 38 constructores y/o usuarios.

La mano de obra, el mullmeyah: trabajo común o junto al otro

de acuerdo con lo mencionado por el 65.8% de los usuarios y constructores de viviendas tradicionales entrevistados (tabla 2), en las localidades de estudio la edificación de la vivienda tradicional aún se realiza con el trabajo colectivo o redes sociales de reciprocidad en la fuerza de trabajo, denominado mullmeyah, término que significa «trabajar en conjunto, junto al otro», es decir el trabajo realizado colec-tivamente, sustentado en la cooperación y ayuda mutua. este trabajo colectivo representa una antigua costumbre de ayuda entre los integrantes del kaaj, particularmente en

los trabajos que requieren gran cantidad de mano de obra, como son: la construcción de una vivienda, la búsqueda y extracción de los materiales en el monte, la preparación del terreno para la siembra y cuidado de la milpa, la excava-ción de un pozo artesanal, los tejidos, la cacería, la pesca, la recolección de la sal, entre otros. Particularmente en la construcción de una casa, los trabajadores reciben como retribución comida y bebida, pero además los participantes esperan recibir la misma ayuda cuando requieran construir o reparar sus viviendas (ortiz, 2001).

asimismo, el 76.3% de los entrevistados mencionó estar satisfecho o le agrada el uso de materiales tradicionales en la vivienda, y el 65.8% señaló que actualmente es más complicado obtener los materiales debido a diversas cau-sas, entre las que se destaca la privatización del «monte» debido a la venta de las parcelas ejidales.

Materiales orgánicos: madera, palmas y mucílagos

la madera empleada en la casa maya son troncos de árboles y palmeras de diversas especies nativas (tabla 3), mismos que se usan como puntales, balos, beelchos y encañadu-ras; generalmente se obtienen del chacteviga (Caesalpinia violacea), el yaití (Gymnanthes lucida), el zapotillo (Dipholis salicifolia), el elemuy (Rheedia edulis), el tasta’ab (Guettarda combsii), el chechén negro (Metopium brownei), el habín (Piscidia piscipula), el k’aaniste’ (Pouteria campechiana) y el

TABLA 2

Percepción local sobre la vivienda tradicional y origen de la mano de obra.

Localidad Tota

l de

vivi

enda

s vi

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das

Percepción sobre la vivienda

Percepción sobre la obtención de materiales tradicionales para construir la vivienda

La mano de obra para edificar la vivienda fue

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Kankabchen 4 3 1 1 3 1 1 3 1 0La Presumida 5 3 2 2 3 1 1 3 2 0Dziuche 10 7 3 3 7 2 2 7 2 1Kantemó 4 3 1 2 2 1 1 3 1 0Sabán 12 11 1 4 8 2 2 7 4 1Cafetalito 3 2 1 1 2 1 1 2 1 0Total 38 29 9 13 25 8 8 25 11 2Porcentaje 100 76.3 23.7 34.2 65.8 21.1 21.1 65.8 28.9 5.3Fuente: elaboración propia con datos de campo.

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tasiste (Acoelorrhaphe wrightii), entre otros (figura 1). la preparación básica de los troncos leñosos es el des-

cortezamiento, ya que este proceso permite un secado más intenso y evita que los insectos presentes en la corteza penetren el tronco, por lo que puede considerarse un prác-tica fitosanitaria de preservación (figura 2). Para el techo, generalmente se usan hojas de palmas; la más común es el huano (Sabal mexicana o Sabal japa), pero en ocasiones se usa chit (Thrinax radiata), nakax (Coccothrinax readii) o coco (Cocos nucifera) (figura 3).

las varas utilizadas para concluir el enramado del techo

o de las paredes denominado bajareque o chuy ché, son ramas o tallos delgados de aproximadamente 5 cm de diá-metro de chacteviga, yaití, zapotillo o elemuy. el bajareque se basa en la fabricación de una estructura hecha de piezas de madera natural o varas de diámetros adecuados que son utilizados para rigidizar los marcos de las paredes. estos marcos son enriquecidos con un tejido más fino con base en ramas de menor diámetro, amarradas con fibra vegetal o por medio de clavos. Posteriormente, los espacios que quedan son rellenados con tierra, en especial arcillas. Como medida de estabilización se le incorporan materiales

TABLA 3

Preferencia de uso de plantas leñosas y hojas de palma en la vivienda tradicional.

Localidad Tota

l de

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enda

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Especies leñosas más usadas en la construcción de la vivienda Especies de hoja utilizadas en la elaboración de techos

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ax

Coco

Kankabchen 4 3 1 0 0 0 0 0 0 0 3 1 0 0La Presumida 5 3 1 0 0 0 0 0 0 0 3 1 1 0Dziuche 10 2 1 1 1 1 1 1 1 1 7 1 1 1Kantemó 4 1 1 1 1 0 0 0 0 0 3 1 0 0Sabán 12 4 1 1 1 1 1 1 1 1 9 1 1 1Cafetalito 3 1 1 1 0 0 0 0 0 0 2 1 0 0Total 38 14 6 4 3 2 2 2 2 2 27 6 3 2Porcentaje 100 36.8 15.8 10.5 7.9 5.3 5.3 5.3 5.3 5.3 71.1 15.8 7.9 5.3Fuente: elaboración propia con datos de campo.

FIGURA 2 | el descortezamiento es una práctica fitosanitaria de preservación

de los troncos leñosos.

FIGURA 1 | los troncos de árboles y palmeras se usan como puntales, balos,

beelchos y encañaduras.

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pétreos o naturales, como pueden ser piedra o concha de coco. Por último se protege por medio de la aplicación de una capa de cal en forma de pintura (espuna et al., 2006).

Respecto al uso de mucílagos extraídos de cortezas de árboles locales, littmann en Magaloi (2008) concuerda con lo mencionado por los usuarios respecto a los exudados de la corteza del chucum (Havardia albicans), ya que, como señala este autor, los exudados de chucum tiene resultados positivos al trabajar con la cal, pues este se activa al contac-to con el líquido altamente alcalino de la cal y posibilita una cristalización ordenada y en escala de nano-cristales, lo que resulta en un cementante altamente plástico con buenas propiedades de fraguado y muy resistente.

littmann en Magaloi (2008) señala que el chacteviga (Caesalpinia violacea), chacah (Bursera simaruba) y habín (Piscidia piscipula) eran utilizados en yucatán mezclados con la cal para mejorar sus propiedades de plasticidad y fraguado. Pero no se dispone de evidencia empírica actual que lo demuestre. Por otra parte también se usan los mucí-lagos del nopal como aglutinante o bien como acabado tipo barniz. los bejucos, lianas y otros materiales de amarre se utilizan para unir balo y puntal, balo y beelcho y cualquier otro que se requiera (figura 4).

Generalmente se usan las especies mencionadas aun-que, como señalaron algunos entrevistados, pueden utili-zarse otras si las preferidas no están disponibles. las espe-cies utilizadas y opcionales (tablas 4a y 4b) se caracterizan por ser duras y resistentes a la pudrición. esta apreciación empírica de los usuarios coinciden con las observaciones de sotomayor (2005) y Hernández (2010) respecto a la densidad (Kg/m3) de la madera, parámetro que se relaciona con su dureza. de esta forma, la madera de las especies utilizadas y opcionales en la casa tradicional maya presenta una densidad alta o muy alta.

Materiales minerales: tierra y piedras

las piedras son utilizadas para la construcción del pretil o pequeño muro de mampostería que limita o bordea la vivienda (figura 5), así como para la barda perimetral del solar, denominada albarrada en la península de yucatán. esta última estructura se hace generalmente sobreponien-do piedras bien alineadas y plomadas, pero sin usar mezcla cementante. las piedras, recurso abundante en la región, son de origen calcáreo, pero su dureza es variable.

de acuerdo con estrada et al. (2008), en el norte de yuca-tán se han identificado tres capas de sustrato calizo, cubier-tas por los suelos típicos someros de la región (<30 cm). la primera corresponde a una capa de roca dura, no porosa, localizada inmediatamente debajo del suelo (0.3-2.5 m); la segunda es una capa de sustrato muy suave y muy porosa (2.5-5.0 m) y la tercera es una capa de roca fosilífera con diversos grados de porosidad y dureza (5-9 m). estos tipos de sustrato son conocidos localmente como laja, sascab o sahacab (tierra blanca) y coquina, respectivamente. los tres tipos de capas comparten las mismas propiedades minera-lógicas pero sus propiedades físicas varían; la laja presenta sobre todo variaciones de color, puede ser blanca, crema, gris o roja; el sascab es un sustrato por lo regular blanco, tan suave que incluso se puede deshacer con la mano, y muy poroso; y la coquina es un material altamente fosilífero que varía en su grado de dureza. la densidad y la carga máxima reportadas para la coquina suave son 1.6 g/cm3 y 585.6 kg; para la laja crema 2.6 g/cm3 y 11273.8 kg; y para la laja roja 2.5 g/cm3 y 10282.4 kg (estrada et al., 2008). los usuarios y constructores de viviendas tradicionales reconocen empí-ricamente la resistencia de las rocas y seleccionan aquellas que presentan reducida porosidad y buena dureza, sobre todo la denominada laja.

FIGURA 3 | para el techo se usan hojas de palmas. FIGURA 4 | para amarrar se usan bejucos, lianas y otros materiales.

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en la península de yucatán se presentan distintos tipos de suelo, pero el más usado para la elaboración del emba-rro o bajareque de las paredes es el k’ankab o suelo limo arcilloso rojo de origen vegetal (espinoza y Carrillo, 2002),

denominado rendzina. este suelo se mezcla con fibras vege-tales o zacates (Checa, 2007) para darle mayor resistencia mecánica y evitar el desmoronamiento.

Como acabado para el bajareque se utiliza la cal comer-cial o bien la cal elaborada localmente. la cal es un óxido de calcio con propiedades adherentes (Prieto, 1978), misma que se utiliza para blanquear las paredes o puede teñirse con colorantes naturales como el extraído de la corteza del chucum que da diferentes tonalidades de café, o el tinto (Tinctorea campechiana) que proporciona coloraciones roji-zas, entre otras especies colorantes.

Época adecuada para extraer los materiales del monte

las épocas para la extracción de los materiales de cons-trucción varían de acuerdo al recurso; de forma general los informantes señalan que la madera para construcción de vivienda debe extraerse durante la época seca, porque la madera contiene menos humedad y por consecuencia su tiempo de vida será mayor, y menor el ataque de insectos y microorganismos. la extracción de las hojas de palma por lo regular es inmediatamente posterior a la época de

TABLA 4a

especies vegetales usadas en la estructura de la ná.

Nombre común Nombre científico Familia botánica Densidad Kg/m3

Chacteviga Caesalpinia violácea Fabaceae 993Tinto Haematoxylon campechianum Fabaceae 950Habín Piscidia piscipula Fabaceae 700-904Zapotillo Dipholis salicifolia Sapotaceae 840Tasta’ab Guettarda combsii Rubiaceae 805Chechén negro Metopium brownei Anacardiaceae 800K’aanisté Pouteria campechiana Sapotaceae 730-800Elemuy Rheedia edulis Guttiferae 700

densidad: Muy baja < 200; baja 201-400; media 401-600; alta 601-800 y muy >801 Kg/m3 (sotomayor, 2005 y Hernández, 2010).Fuente: elaboración propia con datos de campo.

TABLA 4b

especies vegetales usadas opcionalmente en la estructura de la ná.

Nombre común Nombre científico Familia botánica Densidad Kg/m3

Silil Capparis verrucosa Capparidaceae 860

Puk’te Bucida buseras Combretaceae 850

Chaksik’in Caesalpinia pulcherrima Fabaceae 840

Chak k’oopte Cordia dodecandra Boraginaceae 780

Machiche Lonchocarpus castilloi Leguminosae 740

Ox Brosinum alicastrum Moraceae 730

Cuapinol Hymenanea courbaril Leguminosae 710

Ya’axnik Vitex gaumeri Urticaceae 670

densidad: Muy baja < 200; baja 201-400; media 401-600; alta 601-800 y muy >801 Kg/m3 (sotomayor, 2005 y Hernández, 2010).Fuente: elaboración propia con datos de campo.

FIGURA 5 | las piedras son utilizadas para la construcción del pretil.

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lluvia, cuando las palmeras han emitido hojas nuevas, esto permite extraerlas y dejar a los individuos con los renue-vos, evitando un daño mayor o retraso en su crecimiento posterior.

las piedras se extraen cuando se requieren, ya que es un recurso disponible y abundante. los bejucos o lianas crecen mucho durante la época de lluvias, por lo que después de esta su presencia es abundante y su extracción, al igual que la madera, debe hacerse posterior a la época de lluvia para que no contengan gran cantidad de humedad y evitar con ello ataque de insectos y pudriciones.

Rituales para los señores del monte

la vida, la muerte y las creaciones culturales de las pobla-ciones mesoamericanas están estrechamente relacionadas con los poderes de la naturaleza; en la cultura maya se representan en los señores del Monte o Yum K’ax (García, 2000). algunos de estos señores son los Yumilo’ob K’ax (señor de los animales del monte), Kuilo’ob Yumilo’ob, los sagrados señores que son: los Balamo’ob, los Chaako’ob y los Yumilo’ob K’axo’ob, así como los pequeños aluxes. todos ellos son dueños o cuidadores del suelo, de los animales del monte, la madera, la leña, el agua, los productos agrícolas, las cuevas, los cenotes, los caminos, los vientos, entre otros recursos, por lo que tradicionalmente se les debe pedir su autorización para extraer, usar o cosechar productos del monte y la milpa.

Por esta situación los mayas realizan diversas ceremo-nias tradicionales como el chaa chaak para pedir la lluvia, el jetz lu’um para proteger del solar, el jo’ol che para ofrecer las primeras mazorcas y el pixano’ob o «comida de ánimas» a favor de la producción agrícola.

El proceso constructivo

la vivienda tradicional maya se ordena integrada a los espacios abiertos del patio o taankab; la vivienda como tal funciona como dormitorio y almacén de bienes materiales y espirituales. la función de almacén de alimentos puede establecerse al interior de la vivienda o bien de forma se-parada en un granero; la función sanitaria generalmente es en un área delimitada al fondo del patio, donde se práctica el fecalismo al aire libre. en el patio se establecen espacios para el depósito del agua, el lavado de la ropa, el espacio ritual y social, el fogón de tres piedras puede encontrase fuera de la vivienda o en su interior (quiroz et al., 2009). el adoratorio, cuando está en su acepción de mesa santa, se ubica al interior de la vivienda o bien puede observarse un adoratorio externo elaborado con materiales duraderos como piedra, block y otros (quiroz et al., en prensa).

la vivienda tradicional maya se inserta en un área o lote

en cuya distribución espacial los usuarios por lo general de-dican el 70% a espacios abiertos, es decir al traspatio o táan káb, el 20% a espacios cerrados como la vivienda y el 10% a superficie que se encuentra cubierta parcialmente y que se ocupa para reuniones o labores artesanales o gastronómi-cas. así, en el solar maya se perciben tres áreas principales: habitación, de servicios y de producción agropecuaria.

una característica fundamental de la vivienda tradicional maya y su área circunvecina o táan káb es el predominio, en el predio, de los espacios abiertos sobre los cerrados. el espacio cerrado básicamente se usa para dormir, almacenar objetos y establecer la mesa santa o altar; el espacio abierto es de usos múltiples: agrícola, pecuario, artesanal, festivo, para el lavado, la higiene, entre otros.

el espacio cerrado o vivienda está constituido fundamen-talmente por dos áreas: el área mayor es una unidad cuyas medidas promedio son de 4.40 m por 8.80 m, absidal o rectangular, carece de ventanas y posee dos puertas coloca-das en el centro de los segmentos con mayor longitud, una opuesta a la otra; es un espacio sin compartimentar, con mobiliario mínimo, básicamente hamacas, sillas de madera plegables, mesa santa, algún tipo de ropero y electrodo-mésticos como la televisión. el espacio menor se localiza en la parte posterior del principal y casi siempre se usa para cocinar y comer; es cerrado parcialmente.

los espacios cerrados poseen cubierta a dos o cuatro aguas, techados con hojas de palma huano (Sabal mexicana o S. japa), chit (Thrinax radiata), nakax (Coccothrinax readii) o coco (Cocos nucifera); las paredes se elaboran generalmente de bajareque. la vivienda tradicional maya se construye con una estructura de troncos amarrada con bejucos (Bignonia unguis-cati). su edificación sigue los siguientes pasos:

el terreno se limpia y se nivela, luego se delimita el área trazando la forma de la vivienda con los horcones hincados en el suelo (figura 6) a una profundidad de 80 cm (figura 7); en este tipo de vivienda los cimientos no se establecen.

la estructura se organiza en forma de rectángulo con cuatro horcones encima de los cuales se colocan transver-salmente morillos que sobresalen en varios centímetros y en cuyas salientes se asientan otros, longitudinales, para integrar la estructura básica que ha de soportar los muros y la techumbre (figura 8).

los pisos se hacen de tierra apisonada o sascab, material constituido por partículas de carbonato de calcio, abundan-te en la península de yucatán.

Para reforzar el marco principal o maestro, se ponen otros marcos intermedios, a media altura. Para obtener una rigidez mayor se colocan contraventeos de varas oblicuas que se amarran a los cabrios y a la viga longitudinal prin-cipal. Finalmente se ordena el entramado, sobre el cual se acomoda la hoja de palma (figuras 9 y 10).

Para el techo se anudan bejucos a las varas y se les atan

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hojas de palma abriéndolas simplemente (figura 11), sin ningún amarre, montando una pieza sobre la otra, cubrien-do cada claro con dos hojas como mínimo. la palma tras-lapada se coloca de manera ascendente sobre la estructura de la cubierta (figura 12).

Para la base de los muros se construye un rodapié de pie-dra caliza, cal y sascab. en las paredes se aplica una mezcla de zacate, kankab (tierra roja arcillosa de origen vegetal) y agua, dejando un muro con un espesor aproximado de 10 cm; en este caso se colocan bejucos delgados en forma

horizontal, los cuales se amarran en el interior para que soporten el recubrimiento. Finamente cuando el muro se seca perfectamente, se pinta con cal (figura 13).

Espacios de vivienda y solar maya

la distribución de los espacios en el solar maya se explica a continuación:

el área de vivienda, como se mencionó está constituida por dos espacios; uno grande donde pernocta la familia y guarda sus pertenencias más valiosas e íntimas; general-mente en ese espacio se encuentra la mesa santa o altar. el otro es un espacio más pequeño donde por lo regular está el fogón o koben; este es una tecnología tradicional, está

FIGURA 6 | los horcones se hincan aproximadamente 80 centímetros.

FIGURA 7 | arriba: limpieza, nivelado, trazado de la vivienda o P’íisbil le najo;

abajo: establecimiento de los horcones o U xa’ay le najo’.

!

FIGURA 8 | colocación de morrillos o travesaños.

FIGURA 9 | colocación de caballete en forma de tijera de pachna o larguero.

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constituido por tres piedras colocadas sobre el piso, arriba de las cuales se colocan ollas y sartenes, o bien un comal grande (xamach) o parrilla (quiroz et al., 2009).

en el área de traspatio o taan káb se pueden observar diversas estructuras (tabla 5), como se menciona a conti-nuación:

lavadero o nai’po, un lugar techado con guano (Sabal japa) donde se localiza una batea o lavadero; aún se pue-den observar algunas antiguas labradas en madera, pero generalmente son adquiridas las de materiales duraderos (cemento, arena y grava); también se puede apreciar una estructura para almacenamiento de agua.

baño o «patio», ich solar o holcot es un área cercada con varas o guano, donde se practica el fecalismo al aire libre.

el pozo artesiano, generalmente bordeado de un muro de piedra de aproximadamente 80 cm de alto, en el cual se aprecia una estructura de madera con poleas que facilita la extracción de agua.

área pecuaria, un gallinero o so’oy cax, un chiquero o ixco-tkeken; el primero está elaborado de bajareque y el segundo de piedra. en algunos solares mayas se puede observar una casa de abejas o nahil cab, donde se manejan abejas nativas (Melipona beecheii); asimismo un área de jaulas con cone-jos, palomas, ardillas, aves silvestres u otros animales.

área agrícola, en donde se percibe un espacio dedicado a frutales como limonero (Citrus aurantifolia), naranja agria (Citrus aurantium), naranja dulce (Citrus sinensis), guanába-na (Annona muricata), saramuyo (Annona squamosa), entre otros. también hay un espacio para el cultivo de hortalizas, que se siembran en estructuras tradicionales como el kan-ché, una superficie elevada elaborada de madera donde se coloca una cama de tierra para el cultivo de cilantro, rábano, cebollas y ajos; asimismo el hoben ché, confeccionado de troncos huecos rellenos de tierra para el cultivo de chile habanero. la modernidad ha modificado estos patrones, sustituyendo materiales pero no el sentido esencial de la práctica tradicional.

FIGURA 11 | el techo se elabora anudando los bejucos a las varas y se fijan

hojas de palma abriéndolas.

FIGURA 10 | secuencia del establecimiento de horcones para secciones en

medio círculo laterales y largueros para reforzar el caballete en las seccio-

nes laterales.

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Sobre el futuro de la vivienda tradicional maya

si bien es cierto que los usuarios y constructores de vi-vienda tradicional, en las localidades de estudio, muestran gusto y satisfacción por su vivienda, la mayoría coincidió en

que, por diversas causas, los recursos necesarios para cons-truir la ná son más escasos que antes, debido a que se ha privatizado el monte, y si se desea comprar los materiales, su costo es elevado y la tendencia es a utilizar materiales convencionales o incluso materiales residuales.

de la misma forma, mencionan que la construcción de viviendas convencionales, esto es con materiales du-raderos, se ha acelerado debido al flujo económico de las remesas enviadas por los familiares residentes en estados unidos o por aquellos que trabajan en los enclaves turísti-cos del Caribe mexicano, situación que por una parte modi-fica el patrón constructivo; por otra, la migración degrada al kaaj, transformando las comunidades en conglomerados de adultos mayores y niños que pierden paulatinamente a su gente joven y madura.

Discusión y conclusiones

la vivienda tradicional es parte de la cosmovisión de sus constructores y usuarios, sobre todo en las zonas indígenas (Callas, 2007); en la región de estudio, la vivienda tradicio-nal se encuentra históricamente ligada a la abundancia y distribución de los recursos naturales: árboles, bejucos, espacio físico, rocas, piedras, tierra y hierba; asimismo es un producto del trabajo colectivo y de la distribución de roles familiares.

el 23.5% de las viviendas en las localidades de Kankab-chén, la Presumida, dziuché, Kantemó, sabán y Cafetalito poseen materiales y estructuras tradicionales como ma-dera, palma y bajareque, lo que las hace diferentes de las viviendas elaboradas con materiales convencionales como bloques y concreto, pero comparten con muchas de estas la

FIGURA 12 | secuencia de colocación de listones en forma transversal, sujetos

con hilo de henequén o bejuco; hil o emparrillado horizontal o colocación

de morrillos y establecimiento de hojas de palma traslapada y en forma

ascendente.

FIGURA 13 | aplicación de enjarre de lodo sobre entramado de varas y enca-

lado de la casa para su terminado.

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ausencia del excusado o sanitario, lo que provoca la práctica del fecalismo al aire libre. esta práctica actualmente es una de las principales fuentes de enfermedades gastrointesti-nales y otras como la cisticercosis. asimismo, las viviendas tradicionales forman parte del conglomerado que no dis-pone de agua entubada en el predio, carece de drenaje y en muchos casos de energía eléctrica (inegi, 2005).

la vivienda tradicional es un modelo habitacional que presenta características de habitabilidad y bienestar en as-pectos espaciales, microclimáticos, de arraigo, usos y cos-tumbres; los espacios poseen valor simbólico, aspectos que han sido reconocidos en viviendas tradicionales de otras comunidades indígenas, como en bolivia (Calla, 2007).

actualmente la ná maya, centro del kaaj, aún dispone, al igual que la vivienda tradicional indígena en bolivia, de for-talezas como son el capital social, denominado mullmeyah; la autogestión constructiva, el uso de recursos naturales lo-cales como madera, palmas, bejucos, mucílagos y piedras, así como la práctica de la ritualidad expresada en la mesa santa y santuarios (quiroz et al., en prensa); sin embargo se encuentra sometida a diversas presiones exógenas, entre las que destacan: a) la paulatina reducción del espacio físico disponible para la obtención de los materiales tradicionales de construcción, derivado de la privatización del ejido, con base en la modificación neoliberal del artículo 27 constitu-cional, que convierte la propiedad social en privada e impi-de el libre flujo de los recolectores (quiroz et al., 2009); b) el crecimiento poblacional que trae como consecuencia el incremento en las necesidades de recursos constructivos, lo que modifica la relación de oferta y demanda y altera el costo de extracción o compra de madera, hojas de huano y

otros materiales necesarios para la vivienda; c) la migración de hombres jóvenes y maduros a los polos de crecimiento económico nacionales como Cancún, Cozumel y Playa del Carmen o hacia estados unidos, reduce las interacciones sociales, afectado el trabajo colectivo o mullhmeya; d) las modificaciones de los patrones climáticos globales predi-cen un incremento en la humedad relativa y la temperatura del área, lo que asociado a las alteraciones en la distribución y abundancia de selvas, el vertido irregular de residuos generados por actividades antropoegénicas, provocarán un incremento de poblaciones de vectores transmisores

TABLA 5

estructuras del espacio abierto o traspatio tradicional.

Localidad Tota

l de

vivi

enda

s vi

sita

das

Estructuras en el predio

Lava

dero

Baño

o «

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art

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Casa

de

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Kankabchen 4 4 4 4 4 2 1 4 2La Presumida 5 5 5 5 5 3 0 5 5Dziuche 10 10 10 10 10 5 0 10 7Kantemó 4 4 4 4 4 3 2 4 1Sabán 12 12 12 12 12 5 1 12 9Cafetalito 3 3 3 3 3 1 0 3 1Total 38 38 38 38 38 19 4 38 25Porcentaje 100 100 100 100 100 50 10.5 100 65.8Fuente: elaboración propia con base en trabajos de campo.

FIGURA 14 | es necesario el trabajo colectivo para aprovechar las ventajas de

la tradición constructiva local.

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de enfermedades como dengue, dengue hemorrágico, en-fermedad de chagas, malaria, paludismo, leishmaniosis, oncocercosis, entre otras (Rodríguez, 2002), lo cual afecta fundamentalmente a las poblaciones más vulnerables.

estas mismas causas, potencialmente, aumentarán los efectos nocivos sobre la salud humana, del fecalismo al aire libre, incrementado enfermedades gastrointestinales, hepatitis, cisticercosis, entre otras.

Por lo anterior es necesario el trabajo colectivo entre estudiosos y constructores para aprovechar las ventajas de la tradición constructiva local y los aportes de la ciencia convencional, con el objetivo de contribuir a conservar los recursos naturales y actualizar las técnicas constructivas tradicionales, para resolver los problemas que los factores externos están generado sobre la vivienda tradicional y evitar su extinción.

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JOAQUÍN ANTONIO QUIROZ CARRANZA | doctor en ecología con maestría en Manejo y Conservación de Recursos naturales tropicales. ingeniero agrónomo, con diplomados en estu-dios del Caribe y en Formación de agentes de desarrollo local. autor de varios libros. Profesor en tecnología am-biental en la universidad tecnológica de querétaro. línea principal de investigación: medio ambiente y patrimonio inmaterial de los pueblos mesoamericanos.CITLALLI CANTÚ GUTIÉRREZ | maestra en desarrollo organiza-cional. licenciada en economía. experiencia en organiza-ciones de la sociedad civil. Coordinadora de proyectos de la asociación Red Verde, a. C. autora de varios libros. línea principal de investigación: ambiente natural y organizacio-nes de la sociedad civil.FERMÍN ERNESTO FLORES QUIROZ | arquitecto por la universi-dad autónoma de yucatán. estancia de intercambio acadé-mico en la universidad de zaragoza, españa. se dedica al diseño y dibujo arquitectónico y a la residencia de obra.MIRIAM CATALINA HERRERA VÁZQUEZ | licenciada en arquitec-tura por la universidad autónoma de yucatán. estancia de intercambio académico en la universidad de zaragoza, españa. se dedica al diseño arquitectónico y de interiores, así como a la supervisión de obra.

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INVESTIGACIÓN || RESEARCH

41

Revista de Investigación Científica en ArquitecturaJournal of Scientific Research in Architecture

Palapa | issn: 1870-7483 | Vol. vi | Núm. i [12] | pp. 41-53 | Enero-junio de 2011

Resumen12

los espacios arquitectónicos, sean comunitarios o pri-vados, son expresiones de la comunidad que les ha dado origen. sin embargo, al materializarse adquieren presencia propia y transitan por ello hacia un lenguaje capaz de trans-mitir los valores que los han producido. de esta manera, la arquitectura no sólo es la cristalización de una percepción de vida y comunidad, sino también el medio más profun-do para reforzar esa percepción en las personas, quienes, aún sin haber contribuido directamente en la construcción del espacio, lo vivirán. luego entonces, ante un cambio significativo en la valorización de la vida de los habitantes, la arquitectura lo manifestará contribuyendo con ello a la transmisión de esos nuevos valores. es así que las comuni-dades tradicionales están transformándose ante los nuevos valores neoliberales adquiridos durante la migración de sus habitantes. esto se observa en sus respuestas arqui-tectónicas, que enfatizan una individualidad y un sentido de competencia nunca antes visto en esas comunidades. entonces, no se trata sólo de un cambio a nivel de diseño arquitectónico contrario al contexto, sino que supone un rompimiento con el sentido de comunidad.

1 [email protected] 2 [email protected] Sociedad Mexicana de Criminología, capítulo Nuevo León, ac

Universidad Latina de México.

Abstract

architectural spaces, whether they be private or community spaces, are expressions of the community that has given them origin. However, when concrete, the spaces acquire presence transiting to become a language that is able to transmit the values of those who have produced them. in this way, the architecture is not only the crystallization of a perception of life and community; it is also the deepest way to reinforce this perception in people, who have not directly contributed to the construction of the spaces they will inhabit. then, before a significant change occurs in the appreciation of the life of the inhabitants, architecture will manifest it thereby contributing to the transmission of these new values. Consequently, traditional communities are changing their physiognomy to reflect the new neo-liberal values that were acquired during the migration of its inhabitants. this can be seen in the architectural solutions that emphasize individuality and a sense of competition never seen before. so it is not just a change in architectural design inconsistent with the context, it represents a break in the sense of community.

PALABRAS CLAVES | migración, comunidades tradicionales, neoliberalismo, espacio arquitectónico.KEY WORDS | migration, traditional communities, neoliberal-ism, architectural space.

La migración en la reconfiguración del espacio arquitectónico rural. Los Huesos-Congregación de Canoas

Migration on the reconfiguration of architectural spaces of rural communities. Los Huesos-Congregación de Canoas

Alejandra Ojeda Sampson1 y Carla Monroy Ojeda2

Recibido: 02/11/11, 17/02/12||Dictaminado: 08/12/11, 23/02/12||Aceptado: 29/02/12

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Ojeda, A. y Monroy, C. || La migración en la reconfiguración del espacio arquitectónico rural. Los Huesos-Congregación de Canoas

Introducción

la migración hacia estados unidos tiene consecuencias que van más allá de lo económico. la migración conlleva cambios profundos en la estructura social y familiar de las comunidades involucradas, materializándose, entre otras cosas, en los poblamientos de pertenencia. las formas ar-quitectónicas y urbanas, en este sentido, dan cuenta de esa dinámica socioeconómica, cual sujetos vivos y actuantes ante un panorama que pareciera que no va a cambiar. si bien aún se observa cierto sentido de pertenencia e iden-tidad, de no haber cambios significativos en la percepción que los pobladores fijos o temporales adoptan en torno al concepto de desarrollo del modelo capitalista, el destino de estos lugares será de abandono total y de desintegración de sus comunidades como tales.

este trabajo pretende mostrar la profunda relación entre los espacios y formas arquitectónicas y el desmembramien-to de la comunidad causado por el fenómeno migratorio en la microrregión de los Huesos-Congregación de Canoas, México. asimismo se pretende mostrar que la arquitectura puede ser un elemento fundamental para la recuperación del sentido de comunidad y pertenencia al sitio.

Método

Con base en el método de la dialéctica crítica, se llevó a cabo la investigación. Para ello se recurrió a la lectura de obras que permitieran entender la constitución de los diversos ámbitos investigativos conformantes del objeto de investi-gación. una vez leídas las obras, se procedió a la lectura del sitio (genuis loci), de modo que se tuviera un contacto más profundo con este, así como una comprensión del lenguaje arquitectónico resultado de la construcción social. de igual manera se realizaron cuestionarios con los habitantes del lugar, entrevistas con personajes clave y observaciones de campo. todo esto se concentró en una base de datos para su codificación en el esquema de explicación (que es el que se muestra en este artículo) y se procedió a la construcción del discurso explicativo.

Resultados

El contexto. Una mirada al sitio

aristóteles señalaba que «el espacio no existe sin cuerpos que lo definan» (Muntañola, 2001: 24), por ello la importan-cia de situar geográficamente cualquier objeto de estudio para su inicial comprensión y posterior construcción con-ceptual. en este caso, la zona de los Huesos-Congregación

de Canoas se encuentra en el centro de México, por lo que participa de las características de una zona conformada por uno de los corredores industriales más importantes del país y de un proceso de urbanización que la ha convertido en una de las regiones más pobladas de la nación. esto ha impactado de manera significativa en la vida de los seres que la constituyen: los hombres y la comunidad vista des-de su materialización urbano-arquitectónica. Por un lado está la migración de personas de las comunidades rurales a estados unidos –y en algunos casos hacia los centros de población– y por otro, transformaciones significativas en las materializaciones arquitectónicas y, por ende, en la conceptuación de comunidad. en este sentido, «el lugar y la arquitectura son objetos privilegiados para estudiar la dialé-ctica entre la lógica del lugar y la experiencia que tenemos de él» (Muntañola, 2001: 18).

la zona de estudio se encuentra conformada por varios pueblos: los Huesos, santa Rosa de lima, llano Grande, el beato, Guadalupe y Congregación de Canoas. es importan-te indicar que estos se encuentran a 17 km de la ciudad de Celaya, hacia el sur del estado de Guanajuato, en la región de el bajío montañoso de Rincón de tamayo. los princi-pales cerros son Cerro Pelón, las ánimas y llano Grande. el clima es semicálido sub-húmedo, con un porcentaje de lluvia menor a cinco. la precipitación media anual está entre los 800 y 900 mm; la temperatura media anual es de 18 a 20°C. el mes de agosto es el de mayor precipitación y registra una cifra de 230 a 240 mm. el régimen térmi-co más cálido se presenta en mayo con una temperatura media de 23 a 24°C. la flora predominante corresponde a la presencia de matorral xerófilo, pastizales y bosques de encino, observándose también en abundancia los mezqui-tes, huizaches, cactáceas, árboles frutales y muchas otras variedades,3 que le otorgan un colorido, formas diversas y aromas particulares.

todos estos elementos no son objetos estáticos, difusos o anodinos, sino parte del paisaje que se modela con las líneas en movimiento que se conforman en la interacción (lynch, 1995). este paisaje muestra entonces la compleja estructura simbólica del lugar, construida por los habitan-tes en su cotidiano vivir, integrando en ella el valor de cada elemento del mismo (Muntañola, 2001), sea humano o no. la percepción de todos estos elementos se ha tejido en la respuesta arquitectónica de las viviendas, así como en la estructuración de cada poblado de estudio. así, aunque se hable de una microrregión, cada poblado presenta caracte-rísticas morfo-espaciales originales distintas.

la zona de estudio posee usos del suelo referente a vida

3 Consultar www.inegi.org.mx/inegi/default.aspx (11 de mayo de 2010).

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silvestre; forestal con compatibilidad de praticultura mode-rada; praticultura intensa y agricultura moderada en la parte baja de la misma. la presencia más fuerte se observa hacia la praticultura moderada y la vida silvestre.

durante mucho tiempo, las actividades principales fue-ron la ganadería en pastizales y la agricultura, las cuales aún muestran cierta presencia y fuerte impacto en sus manifestaciones arquitectónicas. ahora bien, debido a las características de suelo mencionadas y al poco apoyo ins-titucional que reciben los pobladores, estas actividades no son fuente de ingresos económicos importantes: «no se observa aprecio a las actividades del campo, debido a los pocos ingresos que obtienen y al mucho esfuerzo que representa esa actividad» (ojeda, 2010).

socioculturalmente, el área de estudio es considerada por sedesol una zona de marginación media-alta, por su grado de analfabetismo, educación básica incompleta y condiciones de infraestructura y equipamiento de los pobla-dos, entre otras cosas.4 asimismo, los datos de la Conapo señalan a estos poblados con un índice de migración hacia estados unidos entre los más altos del municipio de Ce-laya; además el estado de Guanajuato es el tercero a nivel nacional en expulsar mano de obra hacia ese país.5 luego entonces, abordar la realidad de cualquier sitio o comuni-dad humana implica reconocer «la necesidad de asumir una postura racional que potencie el ejercicio del conocer al no agotarlo en la explicación de lo real, sino que amplíe las potencialidades de lo real mismo. [...] se trata de avanzar del conocimiento a la conciencia, o en otras palabras del conocimiento teórico al conocimiento histórico» (Ganda-rilla, 2008: 35).

Por ello, y aunado a la percepción hacia el concepto de desarrollo, es que las comunidades consideran que la única alternativa para mejorar la calidad de vida es el trabajo e ingreso económico de los familiares que se encuentran en estados unidos.

en el actual sistema económico, los precios de intercam-

4 Consultar cat.microrregiones.gob.mx/catloc/contenido.aspx?clave=.5 Estos son los datos para el estado de Guanajuato. Total de hoga-

res: 990 mil 602; hogares que reciben remesas: 9.20%; hogares con migrantes en Estados Unidos del quinquenio anterior: 9.55%; hogares con migrantes circulares del quinquenio anterior: 2.18%; hogares con retorno de migrantes del quinquenio anterior: 1.60%; índice de intensidad migratoria: 1.36569%; grado de intensi-dad migratoria: muy alto (http://www.conapo.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=125&Itemid=193, consultada en mayo de 2010). Para el caso de las comunidades investigadas, estas poseen un grado de intensidad migratoria muy alto (entrevista personal con el delegado señor de la comunidad El Beato, mayo de 2010).

bio entre lo cosechado o producido (en el caso del ganado) y lo obtenido económicamente, son profundamente asimé-tricos y desfavorables a la economía campesina. esto y la nueva percepción de progreso son la causa más importante de la subvaloración del tiempo de trabajo de los integran-tes de la familia y de su descomposición, debido también a la presión demográfica por el tamaño limitado de tierra (CePal, 1982). ante esto, los asentamientos se están ob-servando cada vez más solos y con mayor población de la tercera edad, así como con mujeres al frente de la pequeña familia y la propiedad. esta situación ha impactado signifi-cativamente en la vida de la comunidad.

La comunidad humana

entender a la comunidad humana, y sobre todo a una en particular, es necesariamente remitirse a la noción de lugar. una comunidad es un conjunto que vive, se desarrolla y se consolida en un ahora y en un aquí. la construcción de cualquier comunidad humana implica lo que enfáticamente señala zemelman (2002): ser hombre todos los días en el estar-siendo desde lo inagotable de la relación con los otros, para los otros y desde los otros. los asentamientos humanos, en este sentido, son la materialización de un discurso que se ha construido en el tiempo y con el tiem-po, signando tanto a su mundo como a los sujetos que lo habitan (sieglin, 2008).

en ese escenario de construcciones es que la arquitec-tura del sitio cobra singular importancia en los individuos que la viven y en ella viven. y dado que el hombre vive en un lugar específico y en él se construye por y debido a ese espacio culturalmente existencial, la arquitectura adquiere el estatus de sentido de cada uno de ser-en-el-mundo, cons-tituyendo fundamentalmente una experiencia fortalecida del yo. esto es posible por su carácter óptico-háptico en la implicación de varios ámbitos de la experiencia sensorial que interactúan y se fusionan mutuamente (Pallasmaa, 2006).

la comunidad humana, entonces, no puede ser enten-dida ni visualizada sin la relación que adquiere con los espacios que construye y en los cuales desarrolla su exis-tencia. esta es la fusión de la interacción de ella, entre ella y con la arquitectura que genera, siendo a la vez generada. la comunidad humana para considerarse como tal es una compleja red de interacciones sucediendo y sucediéndose en el tiempo y en el espacio existencialmente vivido.

ahora bien, toda comunidad se instala en un lugar es-pecífico, construye su propia manera de percibir el mundo, mismo que puede reflejar igual o similar percepción de otros, o por el contrario, mostrarse distinto. es en este sen-tido que Castoriadis (2004) señala que en la naturaleza no existe el color, el aroma o los sonidos; todos ellos han sido

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construidos en y por el organismo humano, siendo enton-ces una creación del mismo y del humano particular, porque particulares serán las formas y contenidos observados en el contexto, llevados a la consolidación y condensación en la sociedad específica que los vive y asume como propios.

Por ello, Corona (1969: 3) señala que «a través de las preexistencias adquirimos el modo propiamente social de percibir el mundo». esta manera de percibir el entorno y, en consecuencia, la vida se materializa de distintas maneras. una de ellas es el discurso que se vuelve cotidiano y co-municante para la comunidad. es decir, ningún enunciado será neutro, independiente ni libre de las condiciones que lo originaron o de la percepción de vida que se posea al construirlo.

si bien es cierto que la comunidad habita un lugar parti-cular, también es cierto que vive y se construye en la interac-ción con otras similares o distintas, todas ellas importantes y significantes para la reconstrucción de la percepción de vida. entonces, si las comunidades de estudio participan de manera profunda e impactante en el movimiento migra-torio, los discursos encontrados en esos otros lugares, en particular en estados unidos, signarán significativamente la percepción de vida, incluida la comprendida como co-munidad. Guajardo (2008: 235) dice: «en sociedades con escasa competencia y concentración del poder como las latinoamericanas, la adopción de los paradigmas de desa-rrollo –fundamentalmente provenientes del mundo atlánti-co anglosajón o bien europeo– ha estado guiada hacia una mayor occidentalización, sin considerar otras alternativas, o bien, destruyendo las propias».

los valores del sistema capitalista, si bien se encuen-tran presentes en la región-nación de origen, adquirieron estatus de verdad en la convivencia con el país observan-do su modelo de desarrollo. la inserción de nuevos o ya prefigurados horizontes socioculturales y semióticos en el discurso de la comunidad de estudio (como en cualquier otra), transformó a los sujetos en su concepción de lo que los identifica con ella y con su entorno (Próspero y sieglin, 2008), materializándose todo esto en los artefactos cons-truidos, como son la cultura en general y la arquitectura en particular.

Cuando cambian los patrones conceptuales con que se interpretan las experiencias, lo que sucede, tanto como lo que sucederá, adquirirá un valor afectivo, racional, estético y moral distinto (sieglin, 2008).

Por ello se entiende que para el migrante la comunidad de origen (entre otras cosas) aparece como un lugar de carencias y de atraso, lo cual evidencia la estigmatización de que está siendo objeto tanto su espacio como la co-munidad misma. entre otras cosas, los pobladores de los Huesos-Congregación de Canoas señalan: «las calles están muy desarregladas y las nuevas casas de los del norte son

más bonitas».6 esta situación es de enorme trascendencia para la aceptación o no del lugar construido como poblado y comportará una resignificación del concepto propio de comunidad, cristalizándose en sus formas edificadas que a la vez reforzarán como discurso materializado esa nueva percepción de vida y de sujeto individual y comunitario.

la migración en todo momento y época ha transformado el plano cognitivo del individuo, jerarquizando de determi-nada manera la percepción de la cultura, en el pensarse a sí mismo y el entorno (sieglin, 2008). este hecho se ha visto magnificado por el discurso hegemónico en detrimento de lo vivido en las comunidades tradicionales. ante ello, señala Castoriadis (2004), no puede ser observada ni mucho me-nos analizada la cultura desde la concepción de objetividad del observante, sino desde la institución del sujeto que la vive y que la ha llevado a su conciencia como racional.

en situaciones aparentemente simples como la percep-ción del espacio, Rapoport (1974: 84) menciona que «un concepto como el confort, que damos por sentado, es me-nos obvio de lo que se piensa no sólo en cuanto a lo que se considera confortable, sino hasta en la necesidad de confort.» Partiendo de esta premisa se debe visualizar que la noción de lugar se transforma con las influencias de la migración. incluso cambia el concepto de límite: si bien en las comunidades tradicionales debe ser entendido como elemento que sostiene el orden, asumiéndose que cada cosa tiene su lugar (García García, 2004), con el cambio de percepción, este orden puede ser otro totalmente diferente (Muntañola, 2001), poniendo a los sujetos de la comunidad y en la comunidad en lugares distintos.

ahora bien, ese proceso de transformación de una con-cepción de vida a otra distinta, incluso antagónica, es re-sultado de la ideologización del discurso hegemónico. los nuevos valores que subyacen en el discurso se han inserta-do en el imaginario social de los sujetos, consolidándose y apareciendo como propios. Por ello, son los mismos integrantes de las comunidades campesinas quienes llevan a cabo la inserción de la nueva concepción cultural, mos-trándola –conscientes o no de ello– racionalmente válida y, en cuanto a calidad de vida, mejor que la sostenida hasta entonces (sieglin, 2004). la tierra, de ser parte de la vida del campesino, transitó a ser un medio para realizar negocios (Rodríguez y sieglin, 2008), consecuencia de valorar lo ma-terial como objeto de monetarización, no de construcción de existencialidades y por lo tanto de identidades.

en este contexto, hasta el trabajo campesino perdió todo su valor como constructor de sujetos humanos. la activi-dad física en la modernidad se identifica como una tortura producto del subdesarrollo, por lo que debe ser superada,

6 Entrevista a la señora Guadalupe Vera, 15 de noviembre de 2010.

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si no por el propio campesino viejo, sí por sus hijos. dicen bustos y sieglin (2008: 167): «esta resignificación del tra-bajo físico convierte a las labores del campo poco o nada mecanizadas en la expresión de una forma de vida indesea-ble, insatisfactoria e inaceptable». tal situación se ve mate-rializada en el abandono o transformación de los espacios arquitectónicos que antes cobraban vida en la interacción del hombre con el ganado y con la tierra. en consecuencia el automóvil ha cobrado estatus sobre el sujeto, indicio de modernidad.

el discurso hegemónico se ha impregnado con sus va-lores capitalistas, que si bien siempre han estado ahí, han cobrado mayor fuerza y solidez con la ideología neoliberal. esta ha tomado estatuto de verdad, sin dejar espacio para ninguna otra forma de pensamiento sin que sea estigmati-zada o desechada por considerarla fuera de toda forma de progreso (ornelas, 2008). entonces, las formas asumidas de vida en las comunidades son las indicadas por los valo-res práctico-utilitarios de la lógica del mercado, mostrán-dose en su cotidianeidad en las formas expresivas de la misma. las comunidades campesinas, lo que es aun más impactante, han recibido de diversas y múltiples formas el discurso hegemónico que muestra su cultura tradicional como una manera retrógrada de vida, enfatizando a la vez el modo triunfador moderno (bello y aguilar, 2001).

ese ha sido el discurso que en la modernidad ha encon-trado mayor tierra de cultivo en la migración. esta se ha presentado como el vehículo idóneo para transformar de manera por demás eficiente la percepción de vida, de co-munidad y del sujeto mismo. ahora el discurso no tiene que llegar al sujeto, este se encuentra con él y en los espacios físicos que lo enfatizan. toda la lógica del mercado está ma-terializada en la cotidianidad que ahora el individuo migran-te vive; tales valores, que se le presentan como el progreso y desarrollo, los quiere ver cristalizados en su comunidad, en parte por el deseo de verla «superada» o significativamente porque se siente superior a las formas atrás dejadas. el dis-curso de los pobladores lo enfatiza: «las casas nuevas de los del norte se ven modernas, más coloridas, las casas de la gente de aquí están viejas»7 (figuras 1 y 2).

ahora bien, todo el nuevo discurso y los valores construi-dos e insertados por el capitalismo no tendrían tanto peso ni ese poder de penetración en la población si el estado y sus instituciones no lo hubieran propiciado desde sus ini-cios. el proyecto neoliberal, con mayor fuerza que el propio capitalismo, ha encontrado en estos poderes y su correla-ción de fuerzas el medio adecuado para consolidarse como única vía para todos los pueblos (Garandilla, 2008), inde-pendientemente de su percepción y forma de vida. esto ha

7 Entrevista a la señora Eloisa Pérez, 13 de marzo de 2010.

llevado a que el discurso hegemónico permee en todas las funciones de los pueblos signándose como la nueva forma de vida por alcanzar. esto ha conducido, entre otras cosas, a la pérdida del sentido de comunidad, transformándolo paulatinamente en el de individualidad, valor acuñado por el capitalismo y preferido por el neoliberalismo.

este cambio de valores y actitudes ante los otros es quizá el golpe más fuerte que han sufrido las poblaciones tradicionales, pues estas se tejen y construyen en el senti-do de comunidad, y gracias al mismo la mayoría se había fortalecido y sobrevivido a los embates de la modernidad, entre otras muchas cosas. el caso de las comunidades observadas enfatiza tal condición. todos los encuestados o entrevistados señalaron que sin bien la migración hacia estados unidos era necesaria para la economía familiar, las familias y la comunidad misma se encontraban separadas y ya nada más se reunían en las fiestas patronales cada año. ahora –indican– «ya ni se juntan como antes […] ya nada más los niños están esperando tener doce años para irse al “norte”»(ojeda, 2010).

FIGURA 1 | la inserción del individualismo. Comunidad de llano Grande.

nuevos materiales y proporciones de las viviendas de los migrantes.

Fuente: alejandra ojeda sampson (2011).

FIGURA 2 | vivienda nueva en la comunidad de los Huesos. Fuente: alejandra

ojeda sampson (2011).

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Muntañola (2001: 51) sostiene: «la historia de un ha-bitar se perpetúa en un hablar, no escrito, pero, por ello mismo, vivo de generación en generación.» es por esto que el nuevo discurso cobra tanta presencia en las poblaciones otrora identitarias. la palabra en ellas tienen impactante presencia en los valores de las comunidades de estudio; la nueva palabra dicha por los sujetos observados como autoridad señala como signo de modernidad y desarrollo lo opuesto a lo vivido hasta entonces. el sistema requiere ahora sujetos individuales, no sujetos comunales; no existe nada más alejado de la lógica del proyecto neoliberal que un pueblo con sentido de identidad y de pertenencia.

las fuerzas expresivas y materializadas de este nuevo discurso señalan el cambio y conducen, a la vez, a reforzar-lo. es decir, el discurso se materializa en sus formas expre-sivas, particularmente en los espacios arquitectónicos que a la vez influencian a sus habitantes en el sentido en el que fueron materializados. un espacio arquitectónico es el re-sultado de una forma de percibir la vida, que al encontrarse físicamente en el sitio se consolida como una nueva palabra que continúa dialogando con los que lo habitan. «no, si mi casa es pobre, esa [señalando a la del migrante] ya es rica, ese ya tiene dinero».8

se entiende entonces que si el nuevo discurso hace énfasis en el valor de la individualidad, los espacios ahora construidos lo mostrarán como signo de ese valor adopta-do, cobrando por ello una mayor fuerza discursiva que con-tinuará señalando y enfatizando el valor materializado. dice Rapoport (n/d: 247): «la estructura espacial no sólo refleja sino que influye en la estructura social». así, la arquitectura será un vehículo más de la presencia y consolidación de los nuevos valores del proyecto neoliberal, contrarios todos ellos al sentido de comunidad y pertenencia a la misma.

si bien toda comunidad camina en el tiempo y con el tiempo transformándose y reconstruyéndose, su evolución será adecuada si lo realiza en sus propios tiempos y ca-dencias, de tal manera que ella misma determine su pro-pio cambio, aun en el entendido de que habrá influencias externas que incidan en esa transformación. Pues bien, la modernidad y particularmente el proyecto neoliberal no ha permitido que esto suceda, pues arremete contra todos aquellos sujetos o comunidades que participan de con-cepciones de vida distintos a los sostenidos por el grupo hegemónico. sin embargo, esta imposición no ha sido visiblemente violenta.

toda ideologización ha acontecido entre líneas que apa-recen como propias del discurso de los sujetos que las dicen sin percatarse de que son la repetición de lo que el grupo desea que se diga y sobre todo se piense. dice don

8 Entrevista al Sr. Euquerio López, marzo de 2010.

Macario: «no, si somos pobres, lo bueno es trabajar fuera del campo como lo hacen los que se pueden ir al norte».9 al respecto, sieglin (2008: 66) señala que «el sujeto a transfor-mar no debe percibir presión externa sino sentirse libre en su propio acto de transformación y disolución. la benevo-lencia, generosidad, bondad, tolerancia, condescendencia y apertura hacia el logro son vaciadas de su contenido ético para convertirse en herramientas de dominación».

es la dominación a la que hace alusión Foucault y que se ha instalado con tanta fuerza y presencia en las percepcio-nes de los sitios de estudio. ello es muy evidente cuando se escucha el discurso de los pobladores de estas comunida-des tradicionales. todos manifiestan que sus comunidades no representan posibilidad alguna de vida con calidad; to-dos observan a la migración como única forma de alcanzar un bienestar de vida; todos se muestran inconformes con la separación de las familias pero ninguno piensa que la vuelta del pariente sea la mejor opción (ojeda, 2010). Pareciera que la esperanza por decisión propia se ha instalado del otro lado de la frontera y la desolación en este.

existen diferentes formas de insertar en la comunidad la concepción de individualismo. una es el método de control que consiste simplemente en separar a las perso-nas, mantenerlas aisladas y procurar que no haya ninguna organización en la que puedan agruparse. luego entonces, la migración ha resultado una magnífica arma para mante-ner separada a la que en un momento fue una comunidad de existencia, pues si bien esta se reúne año con año, los individuos que llegan lo hacen desde otra perspectiva de vida y de valores asumidos.

su capacidad de consolidación como fuerza grupal y rescate de los valores tradicionales se ve sumamente diez-mada, al grado de observarse individuos habitando un es-pacio, no ya la comunidad existencialmente plena, aunque se pretenda mostrar lo contrario. don Macario dice que cada año se observa cómo los que trabajan en estados uni-dos traen nuevas maneras de hablar y de vivir.10se visualiza profundamente a estos pueblos cada vez más solos, pero no tanto por la falta de personas, ya que la propia actividad campesina los mostraba así la mayor parte del día, sino con ese aire de abandono y enmohecimiento de sus espacios de convivencia y recreación. así como narváez (2006) se-ñala a la ciudad como espacio de individualidades, trabajo explotador, lucro y por lo tanto de inexistencia de lugares para la propia recreación. los pueblos analizados se han convertido, en este sentido, en los hermanos menores de la ciudad; han dejado de ser espacio de posibilidades, de recreación individual y consolidación comunitaria. ante

9 Entrevista, 12 de marzo de 2010.10 Entrevista, 12 de marzo de 2010.

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este escenario, «la necesidad de mundo responde a una potenciación del sujeto concreto en sus posibilidades de ocupar nuevos espacios, en el marco de la reivindicación de sus necesidades» (zemelman, 2002: 26). es necesario entonces recuperar desde el individuo mismo su necesidad de mundo, en y por su mundo.

Los poblados y sus viviendas

el nacimiento y construcción de cada poblado, si bien obe-dece a situaciones particulares, se han consolidado por «una miríada de pequeños actos» (alexander, 1981: 270). estos han sido producto de la dialéctica entre el medio externo, los sujetos en su propio existir y los otros de la comunidad perteneciente, dándose un constante y triple encuentro en el tiempo y espacio existencialmente vivido. además este encuentro signará de manera particular las características de ese pueblo y de la comunidad como tal (Muntañola, 2001).

entonces, los poblados no son sólo espacios construi-dos en un determinado lugar, sino la materialización de la vida, deseos y encuentros de los individuos que ahí se han dado cita, a la vez que se han constituido por ello. así, los poblados de estudio y sus viviendas en particular han sido la respuesta a la serie de condicionantes climatológicas propias del sitio. la estructura de las viviendas tradiciona-les de estos pueblos muestra un alto grado de congruencia entre el espacio físico y el conceptual, y entre el tiempo, el significado, la comunicación y la organización espacial.

Pallasmaa (2006: 11) dice: «el fundamental cometido mental de la arquitectura es el alojamiento y la integración. la arquitectura articula las experiencias del ser-en-el-mundo y fortalece nuestro sentido de realidad y del yo». de aquí la importancia del pueblo para cada uno de los sujetos, estén de ello conscientes o no. Cada elemento constituyente del asentamiento representa una relación del sujeto en esta triada de existencialidades. Cada espacio del pueblo, y el pueblo mismo como totalidad, implica y ha implicado la posibilidad de establecer las relaciones sociales de los dis-tintos miembros de la comunidad, fundamentales para el sentido de comunidad como de individualidad.

sieglin (2008: 52) señala que «las relaciones sociales con los familiares y vecinos de la comunidad no subsisten por inercia sino deben ser significados y renovados de forma continua por los individuos». y esta renovación de las rela-ciones y, por ende, del sentido de comunidad, se da en un espacio determinado y en un tiempo preciso. un poblado vivo será aquel que permita que sus habitantes continúen en directa relación, por lo tanto en crecimiento, como a su vez una viva relación de los sujetos materializará espacios existentes en su lugar, los cuales abonarán a esa relación.

si bien existen edificaciones que conforman al pueblo,

es en las calles y plazas fundamentalmente donde se puede construir la comunidad y donde se pueden establecer los lazos que permitirán el sentido de pertenencia e identidad al mismo (Gehl, 2006). es en ellos donde «ocurren» los principales hechos que resignifican al pueblo.

ahora bien, en los pueblos campesinos de la zona de estudio pareciera que ya no existen actos sucediéndose en sus calles y lugares comunes; pareciera que estos han perdido su capacidad de comunicación o la comunidad su capacidad de mostrarlos vivos e interactuantes. ambos se influyen y ambos se muestran en su pérdida comunal (figuras 3 y 4).

FIGURA 3 | plaza de «reunión» comunitaria. Comunidad de los Huesos.

Fuente: alejandra ojeda sampson (2011).

FIGURA 4 | lugar de «reunión» comunitaria. Comunidad de el beato. Fuente:

alejandra ojeda sampson (2011).

las nuevas formas encontradas en estados unidos, jun-to con la ausencia de la mayoría de los habitantes, han hecho de estos pueblos campesinos lugares cada vez más vacíos de lenguaje comunitario y de existencia. el cambio cultural observado por los migrantes ha modificado sus patrones conceptuales, interpretando las experiencias con valores emocionales intelectuales y racionales distintos a su comunidad de origen, afectando tanto su percepción de futuro como reinterpretando el pasado bajo la luz de estos nuevos parámetros (sieglin, 2004). Menciona doña Josefina: «no dan ganas de juntarse con los demás, nuestro

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pueblo está feo. ellos [refiriéndose a los migrantes] sí pue-den ir allá a lugares bonitos».11

se observa que la mayoría de los poblados campesinos en general y los de estudio en particular se conformaron en armonía y con la cadencia propia de su lugar de inserción. Muestran lo que señala lynch (1995: 157): «a veces el me-dio ambiente no está organizado por un sistema general de direcciones sino por uno o más focos intensivos, hacia los cuales parecen “apuntar” las demás cosas». esos focos intensivos pertenecen a ese medio específico, como a la particular estructura de la comunidad que les dio vida.

Cada uno de los espacios comunales o individuales dan cuenta de ello. señalan por ese motivo un lenguaje de pa-trones (alexander, 1981), construido en la interacción del entorno con los sujetos de existencia en el cotidiano vivir. a decir de benito araluce (1993), esa armonía lograda por estos pueblos debe ser conservada, ya que expresa con dignidad el sentido gregario del hombre. expresa con bas-tante nitidez el carácter comunitario de un grupo humano (figura 5).

FIGURA 5 | formas armónicas del pueblo tradicional. Congregación de Ca-

noas. Fuente: alejandra ojeda sampson (2010).

no obstante, los cambios a nivel de los metapatrones perceptivos de vida y espacio han conllevado a una pau-latina invalidación de la cultura tradicional de los sujetos migrantes al insertarse en su lugar de destino, lo que causa que los propios individuos de la comunidad y participantes de esa migración sometan a su organización social, política y cultural de origen a crecientes presiones modernizantes.

estas transformaciones observables en los espacios ar-quitectónicos muestran además los cambios que se están llevando a cabo en otra parte del sistema social, sea esto percibido por los habitantes o no, manifestado abiertamen-te o no. Pareciera que todo ello se va dando de manera na-tural por la propia comunidad, cuando es parte del sistema capitalista y del proyecto neoliberal desarticular las comu-nidades identitarias para construir sujetos individuales aun

11 Entrevista, 12 de marzo de 2010.

más indefensos por esta condición. todo esto conllevará a la aceptación sin cuestionar de los intereses del proyecto hegemónico.

si bien ya son graves esas manifestaciones del cambio de comunidad a individualismo, al materializarse en sus sis-temas de vida, como lo es la arquitectura, esta adquiere un estatus por derecho propio, pues se volvió físicamente pal-pable y visualmente manifestante, regresando el mensaje del nuevo valor adquirido a la comunidad que la habita, pero ahora con mayor fuerza por su presencia en cada acto de ha-bitar. esta condición permitirá enfatizar y continuar abonan-do el sentido de «modernidad» al grupo humano. Visible-mente se manifiesta en esta concepción «la oposición que se plantea entre la visión sistémica y holística de las socie-dades “tradicionales”, “tribales” o “arcaicas” y el dualismo de la tradición científica moderna y judeocristiana dominan-te» (Roy, 2001: 124), aunado al proyecto neoliberal.

la arquitectura en su carácter de arte (además de cien-cia) posee las características de todo él: expresión y comu-nicación. Por ello alexander (1981: 272) enfatiza: «Cada pro-blema edilicio concreto tiene un lenguaje. la ciudad, como totalidad, tiene un lenguaje. y cada pequeña tarea edilicia dentro de la ciudad tiene su propio lenguaje.» entonces, las formas de los pueblos (cualquiera que sean estos) cris-talizan y reflejan las lógicas de las sociedades que los han construido y reconstruido con su habitar, lo cual se puede leer tanto por su carácter expresivo como por su condición de comunicación.

Para narváez (2006) todo asentamiento humano repre-senta una posibilidad semántica. así es posible conocer lo que sucede y vive la comunidad de los pueblos de estudio, ya que sus espacios arquitectónicos podrán ser «leídos» como cualquier otro lenguaje humano, puesto que se le pueden aplicar los mismos instrumentos lingüísticos-semiológicos que a cualquiera (negrin y Fornari, 1987). así pues se ob-serva que las comunidades tradicionales de estos pueblos están transformándose hacia grupos aislados e individualis-tas. se ve cómo la arquitectura cristaliza el concepto de com-petencias y de superioridad económica entre los distintos miembros de la comunidad. en este sentido, la arquitectura está siendo el espejo de la distribución desigual e inhumana del poder económico y ahora social (Muntañola, 2001) de esas comunidades.

la arquitectura de estos pueblos está materializando el discurso que los migrantes han adoptado, en donde se muestra al mundo rural en inferioridad con el mundo urbano (sieglin, 2008); al concepto de comunidad como retrógrado frente al de individualismo y a los valores medioambien-tales como señal de subdesarrollo frente a los valores de consumo y materialismo ensalzados por la modernidad.

entonces, la transformación de las formas de los espa-cios arquitectónicos manifiesta no sólo un cambio de esas

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formas, sino que alude a una transformación de fondo en el concepto de comunidad; manifiesta una pérdida en el sentido de pertenencia a un grupo y comunidad humana, por lo tanto al propio sentido de existencialidad. el pro-yecto neoliberal se está infiltrando en lo más profundo del ser del hombre. Ha transitado de proyecto económico a proyecto onto-teleológico, por lo que a esta tendencia sólo se le puede hacer frente desde la postura del hombre en el horizonte histórico.

la cultura como depositaria de todo un cúmulo de ex-periencias, deseos y esperanzas del grupo humano que la constituye, el cual se ve constituido a la vez por ella. esta, si bien es trasmitida de generación en generación por la comunidad misma, también queda encarnada en los ele-mentos materializados y por ello interactuantes con ella, como son el arte, las fiestas del pueblo y, por supuesto, su arquitectura (Habermas, 1990), que a la vez continuarán constituyendo al grupo humano depositario de esa cultura. He ahí la importancia del lugar de habitar para el sujeto perteneciente a su comunidad.

los espacios representan lo que el individuo percibió, percibe y percibirá de su mundo de vida. Por ello Rapoport (Muntañola, 2001: 47) dice: «la esencia del lugar reside en la cualidad de estar aquí y no allá».

el grupo migrante, por el simple hecho de no estar físi-camente en su pueblo, no puede recibir los mensajes de la comunidad que continúan construyéndose en el sitio, por lo tanto no puede reforzar los lazos que lo vuelven pertene-ciente a ella. al respecto doña María señala: «aquí estamos solas, aunque ellos [refiriéndose a los migrantes] sí mandan dinero, nosotras tenemos que resolver los problemas. ni el gobierno nos ayuda».12 es un irse desgranando paso a paso del sujeto con su comunidad de origen. ahora bien, esta situación no es necesariamente percibida por los ac-tores principales; los cambios estructurales derivados de la migración y del no estar allí son observables a largo plazo pero irremediablemente conducentes a la resignificación de los valores y vínculos comunitarios (sieglin, 2008).

la separación de las familias y la comunidad, como con-secuencia de la migración, implica un problema mucho más profundo que el simple hecho económico; implica una hon-da fisura en el tejido social y en el existencial, tanto del sujeto migrante como de los otros implicados. el universo simbó-lico del que habla berger y luckman (2001) se construye en el lugar del estar allí en el tiempo existencialmente compar-tido con su comunidad. al estar el sujeto migrante en otro espacio y tiempo, con y en otros, conformará universos sim-bólicos distintos a los encontrados en su pueblo de origen; serán producto del nuevo estar allá en ese tiempo habitable.

12 Entrevista, 15 de marzo de 2010.

en las culturas tradicionales la construcción está guiada por el cuerpo de la misma manera en que un pájaro conforma su nido mediante sus propios movimientos» (Pallasmaa, 2006: 25). la vivienda tradicional campesina, y en particular la de los pueblos de estudio, representa por lo anterior la armónica conjunción de las fuerzas del clima, la localiza-ción y la propia estructura de la comunidad de inserción. es decir: «el acto de construcción de la casa campesina es la expresión de una estética y de una ética individual y colectiva a la vez; éstas poseen una doble relación con la naturaleza, primero de integración y luego de separación de ella. Hablar entonces de la casa campesina es hablar de la especial relación entre cultura y naturaleza que se teje en las comunidades agrícolas campesinas mestizas (García García, 2004: 49).

entonces, observar la vivienda de los pueblos no es sola-mente visualizar una forma particular, supone encontrar las formas en que las comunidades han comprendido y traba-jado el particular medio en el que se han insertado. en este sentido, el cambio de formas, colores y texturas representa mucho más que la propia innovación, indica una ruptura con ese diálogo existencialmente vivido y construido en y con el entorno, en y con la comunidad misma.

si bien los espacios exteriores, como calles y plazas, representan la articulación de cualquier asentamiento hu-mano, la vivienda es con mayor fuerza indicativa el propio valor de identidad con el pueblo o el deseo de externar el alejamiento de ella, sea esto consciente para los propieta-rios o no. además, la vivienda campesina, incluso la urbana, representa también los deseos, motivaciones y esperanzas de sus constructores (narváez, 1999), siendo entonces un elemento físico, materialización de lo que el individuo percibe como vida y espacio para vivirla. la introducción de otros patrones arquitectónicos en la nueva edificación de los pueblos representará, por lo tanto, nuevos deseos, motivaciones y esperanzas constituidos y construidos en el discurso del nuevo lugar de residencia del migrante; es decir del discurso de la modernidad y su continua estigma-tización hacia las formas tradicionales. tal estigmatización ha incidido de manera significativa en el sentido propio, construido generacionalmente, de la percepción de la vida y de sus múltiples manifestaciones.

los pobladores de las comunidades señalan las nuevas viviendas como «logros» de los que trabajan en el «norte» (ojeda, 2010). es así que hablar de la pérdida de lo que tradicionalmente se visualizaba como valor de vida significa la muerte velada del sujeto y de su comunidad, aunque el discurso modernizante en los propios individuos de estos poblados repitan lo contrario. sus espacios arquitectónicos se encargan de expresarlo.

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la importancia de comprender la vivienda no reside úni-camente en el peso que representa en la conformación de la ciudad –y en este caso de los poblados– sino en reflexionar que esta es la cristalización de todo el universo simbólico de sus moradores. incluso para García García (2004), la casa impone una concepción del sitio, de la comunidad y del cuerpo mismo, lo que en su momento bachelard signi-ficó como la tercera piel del hombre; del hombre individual en una colectividad. si la colectividad manifiesta el sentido de comunidad, la vivienda lo indicará; si por el contrario se desmiembra, la casa lo expresará. en este sentido, si la vivienda expresa una armonía entre sí y las partes que la conforman y la relación con su entorno corresponderá a la armonía del grupo familiar en la vida social. lo contrario será indicativo de una ruptura o por lo menos un cambio en la comunidad y al interior de la familia.

en los poblados campesinos en general y los de estudio en particular, la vivienda es más que un espacio para la fa-milia, es un espacio de inclusión con los demás elementos del vivir campesino. Rykwert (1999: 30) dice: «el campesino quería construir una casa para sí, para su familia y su ga-nado, y lo ha conseguido. Como lo consiguieron su vecino o sus abuelos». ahora bien, al perder la actividad original y abandonar el propio hacer campesino, los espacios, otrora vivos e interactuantes, han transitado a sitios inanimados en muchos de los casos o transformados en otros distintos y lejanos de su quehacer original. Por esta razón las formas y el espacio mismo se están viendo extraños, y sin armonía en las escalas de este con su composición misma y con su entorno. el nido del que hace alusión Pallasmaa pareciera corresponder al de un ave procedente de otras regiones que no se ha percatado de que las condiciones naturales y societales son distintas (figuras 6 y 7).

señalar a lo tradicional como un valor de las comuni-dades campesinas no es asignar un vocablo alusivo a la remembranza idealista y sentimentaloide de un pasado mejor; implica un concepto conformante de valores que ori-ginan, promueven y consolidan un sentido de pertenencia del individuo a un lugar y comunidad en particular. incluso, señala luengo (García García, 2004: 103):

lo tradicional juega un importante papel, el mantenimiento y repetitividad de los elementos conocidos (formas, imá-genes, espacios) pueden convertirse en un medio para aliviar tensiones, para reafirmar la coincidencia del sitio, manifestándose así un rechazo a la innovación gratuita y a la incorporación de elementos que pudieran afectar de manera significativa el sentido del lugar.

luego entonces, la incorporación de formas arquitectó-nicas de expresión ajenas a las surgidas en y con el entorno social y natural en estos poblamientos, muy probablemente

promoverá la fricción entre la comunidad y su desarticu-lación. Por ello la arquitectura expresada en el pueblo y la vivienda como individualidad, más que indicativa es agente de cohesión social o no; de pertenencia como individuo al si-tio y grupo humano o de extrañeza para ambos. también por ello es que alexander (1981) relaciona el concepto de patrón equilibrado de la vivienda y asentamientos tradicionales campesinos al de emoción, pues más que materializaciones funcionales son cristalizaciones de sentidos de vida.

ahora bien, Pallasmaa (2006) señala que la arquitectura surgida en la modernidad se preocupa más por el propio discurso arquitectónico que por dar respuesta a las exis-tencialidades de los sujetos que la habitan, originando con ello una especie de autismo arquitectónico. es así que este discurso reduce a la persona a la mera función de ocupar un lugar, no de potenciarla hacia su plenitud existencial. Por el contrario, estas viviendas campesinas surgidas en ese proceso acompasado con el entorno natural y social se volvieron expresiones del propio sujeto, esa tercera piel ma-nifestante de identidad, elemento esencial para cualquier vivienda que aspire a ser digna, como lo enfatiza Rudofsky

FIGURA 6 | vivienda nueva en la población de Congregación de Canoas.

Materiales, proporciones y formas que chocan con las tradicionalmente

encontradas en la comunidad y con el contexto del que es originaria.

Fuente: alejandra ojeda sampson (2011).

FIGURA 7 | vivienda tradicional abandonada. Comunidad de santa Rosa de

lima. Materiales, proporciones y formas que responden a las condiciones

socio-naturales del sitio. Fuente: alejandra ojeda sampson (2011).

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(2007: 243): «las casas de los campesinos no son ejemplos de ninguna tesis crítica; si bien no carecen de cierta gran-deza, nunca son solemnes. Por encima de todo, no carecen de identidad, elemento esencial para cualquier vivienda que aspire a ser digna». las viviendas tradicionales son elementos del paisaje que han surgido por y a través de él en los ritmos que la propia individualidad en la comunidad le ha imprimido. son por ello extensiones del sujeto único adecuadamente inserto en su lugar integralmente vivido.

FIGURA 8 | vivienda tradicional campesina. Comunidad de santa Rosa de

lima. Fuente: alejandra ojeda sampson (2011).

a pesar de lo anterior, el discurso de la modernidad ha sido lo suficientemente potente como para transfor-mar la percepción que del espacio y de la vida se poseía, volviendo ajena la propia construcción de identidades.

la arquitectura como elemento comunicante está cons-tituida de mensajes que tienen que ver más con la subje-tividad del sujeto que con su objetividad (araluce, 1993). Por ello tanto la revaloración del espacio arquitectónico como sus materiales empleados tienen mayor relación con lo señalado como «desarrollado» o «moderno» –por el discurso dominante– que con los saberes construidos en su lugar de inserción.

salgado Gómez (2000) señala, en una de sus inves-tigaciones sobre vivienda rural, que los sujetos estaban de acuerdo en reconocer al sillar como un material más término que el block de cemento, pero que por razones de economía y de moda este tenía la preferencia. asimismo menciona que, según los informadores, la utilización de de-terminados materiales ya no corresponde a los adecuados según las condiciones climatológicas del sitio, sino más bien a nuevos criterios «vinculados a un prestigio social». los propios habitantes del sitio señalan al cemento como «moderno», pero reconocen que el adobe es más adecuado al clima (ojeda, 2010).

el hecho arquitectónico, dependiendo de dónde se cons-

truya o se instale, comunicará diferentes valores. así, por ejemplo, una casa de adobe en un fraccionamiento resi-dencial evocará poder económico y prestigio social, pero el mismo material en un barrio rural o pobre comunicará pobreza y marginación. el asunto es recuperar los valores propios de las cosas en cuanto su relación armónica con el entorno, no el señalamiento enclavado en un discurso de corte socioeconómico.

la vivienda tradicional campesina en general, y las de estudio en particular, han sabido vencer por lo menos dos retos fundamentales: primero, ser coincidentes con la lógi-ca del paisaje natural y societal y, segundo, lograr que sus vanos sean los ojos al más espléndido paisaje. esta manera de materializar tanto las objetividades como las subjetivi-dades de la población muestra la realidad sensible de las sociedades que los generan (benito araluce, 1993). de ahí la enorme importancia de analizar primero y recuperar des-pués las formas arquitectónicas, producto de un cotidiano vivir en la ecoexistencia con el entorno.

entonces, si como dice Palau (2002: 38), «la forma arquitectónica es conformada ideológicamente y su ma-terialidad implica un pensamiento humano y social», las nuevas formas arquitectónicas observadas en los pueblos campesinos de estudio son producto de nuevos plantea-mientos ideológicos ajenos a los construidos en esa cotidia-nidad, por lo tanto extraños al medio ambiente de inserción. basta ver las nuevas viviendas edificadas, que han roto con todos los ritmos y cadencias del conjunto del asentamiento, señalando incluso un desconocimiento de las condiciones climatológicas y geográficas del sitio; un rompimiento de las formas comunitarias de vida. ello refleja los nuevos valores individualistas y competitivos del proyecto neolibe-ral insertados en el constructo social de los ahora grupos humanos, ya no más comunidades.

ahora bien, este no es un problema exclusivo de las co-munidades campesinas tradicionales; se ha instalado en las ciudades también, sólo que enmascarado con las formas del desarrollo «natural». las sociedades fragmentadas y en-vueltas en el proyecto neoliberal son una cuestión de todos, la diferencia quizá sea que en las comunidades del campo es más evidente por la fuerza de su impacto. zemelman (2002: 35) señala: «el desafío es poder reconocerse como sujeto en lo que uno es y hace y, en tanto tal, ser capaces de reconocer la necesidad de sentido y de volcarse hacia su construcción». Construcción que deberá materializarse en las formas espaciales de vida para que de estas también emane ese sentido y se reconstruya el proyecto de recupe-ración de identidades en la comunidad humana.

es necesario que el trabajo académico volteé la mirada hacia estos espacios significantes de lo que aún queda del sentido de comunidad, recuperando las formas sensible-mente resueltas en el diálogo del hombre con su sitio de

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inserción. el trabajo académico, en este sentido, tiene una enorme deuda con las comunidades tradicionales, ya que no ha sabido defender los valores arquitectónicos y sociales construidos en y desde la comunidad.

Conclusión

el lenguaje expresado en los espacios arquitectónicos, como todo lenguaje humano, conlleva mensajes signifi-cativos para los sujetos que interactúan de manera directa o indirecta con él. así, el discurso dominante de estados unidos, tendiente a ensalzar las aparentes bondades del desarrollo y progreso moderno en contra de los valores ancestralmente construidos en las comunidades de origen, se han tornado bastante eficientes e impositivos en los poblados. esto se ha visto reflejado con gran nitidez en los espacios arquitectónicos construidos en las comunidades de estudio (como en muchas otras), favoreciendo a la vez la consolidación de esos valores individualistas y cosifican-tes. sin embargo, así como el discurso arquitectónico ha contribuido a ese cambio en la percepción de comunidad que los pobladores poseían, es también un posible vehículo para reconstruir el sentido de pertenencia y comunidad en la historicidad del sujeto.

ante lo anterior, se requiere recuperar desde la comu-nidad misma el sentido de pertenencia, reconstruyendo el tejido social a través de los propios espacios arquitectóni-cos que contribuyeron a lo anterior. la academia, en este sentido, debe trabajar en forma totalizante con las comuni-dades tradicionales.

la nueva arquitectura que se piense entonces para estos sitios deberá tener lo que zemelman (2002: 116) señala como las características de cualquier pensamiento no alie-nante: «abordar la necesidad de un lenguaje que muestre a lo constitutivo del sujeto y sus espacios de sentido sin encerrarlo en estructuras reduccionistas como la de sujeto-objeto; más bien, que lo incorpore en su necesidad de ser sujeto como ángulo para organizar el pensamiento».

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ALEJANDRA OJEDA SAMPSON | arquitecta por la universidad de Guanajuato con diplomado en impacto ambiental. doctora en Pedagogía. Miembro de la sociedad Mexicana de Crimi-nología, capítulo nuevo león. Profesora-investigadora de la universidad latina de México. líneas de investigación: desarrollo sustentable, educación ambiental, creatividad y conocimiento, y ecoturismoCARLA MONROY OJEDA | licenciada y maestra en Criminología. Miembro de la sociedad Mexicana de Criminología, capítulo nuevo león. Profesora-investigadora de la universidad au-tónoma de nuevo león. líneas de investigación: migración, criminalidad, educación ambiental y políticas públicas.

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REVISIONES || REVIEWS

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Revista de Investigación Científica en ArquitecturaJournal of Scientific Research in Architecture

Palapa | issn: 1870-7483 | Vol. vi | Núm. i [12] | pp. 55-61 | Enero-junio de 2011

Resumen12

si bien ya han sido expuestos en numerosas oportu-nidades los lineamientos básicos de la historiografía de bruno zevi, entre sus aportes más significativos se pueden mencionar brevemente la instalación de una postura crítica respecto del quehacer histórico y su énfasis en la necesidad de una lectura espacial. en esta oportunidad se propone ahondar en un aspecto poco trabajado de esa mirada, el cual reviste un rol determinante en la fundación de su ar-quitectura orgánica: la instauración del grupo de stijl como puerta de entrada de la espacialidad moderna (estadouni-dense) a europa. a través de este grupo, zevi establece el nexo con el desarrollo de una espacialidad-temporizada (schmarsow-boman) surgida en la obra de Frank lloyd Wright y establece allí el comienzo de la ruptura con la caja cúbica europea. este planteo, que se ubica en una fuerte discusión teórica con sigfried Giedion, también estimulará a tomar partido en esta discusión a autores como Reyner banham, leonardo benévolo y Giulio Carlo argan. interesa rastrear este camino porque se considera que allí están las claves de aquella lectura crítica que por primera vez en la historiografía de la arquitectura moderna trabaja sobre un material propiamente arquitectónico, el espacio, separán-dose de las lecturas formales-figurativas.

1 [email protected] 2 [email protected] curdiur-fapyd-unr, Riobamba 220bis, Rosario, Santa Fe, Argentina.

Abstract

While on numerous occasions the basic guidelines of the historiography of bruno zevi, has been discussed, among his most significant contributions we can mention briefly the installation of a critical stance of the historical task and its emphasis on the need for a spatial reading. this time, we propose to discuss a scarcely worked subject regarding that look, which is considered much of a determining role in the founding of organic architecture: the creation of the de stijl group as a gateway to modern spatiality (american) to europe. through this group, zevi establishes the link with the development of a spatial-timed (schmarsow - boman), which emerged in the work of Frank lloyd Wright and estab-lished the beginning of the break with the european cubic box. this outline was located in a strong theoretical discus-sion with sigfried Giedion, and it also encouraged taking part in this discussion authors such as Reyner banham, leonardo benevolent, and Giulio Carlo argan. We intend to trace this path because it is considered that over there are the keys of that critical reading, which for the first time in the historiography of modern architecture works on a strictly architectural materials and space, separate from the formal-figurative readings..

PALABRAS CLAVE | espacio orgánico, historiografía, arquitectu-ra moderna, bruno zevi.KEY WORDS | organic space, historiography, modern architec-ture, bruno zevi.

Bruno Zevi y la semilla del espacio orgánico

Bruno Zevi and the seed of organic spaces in architecture

Daniela Alejandra Cattaneo1 y Jimena Paula Cutruneo2

Recibido:22/02/11||dictaminado:14/04/11||aceptado:18/05/11

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Cattaneo, D. A. y Cutruneo, J. P. || Bruno Zevi y la semilla del espacio orgánico

Introducción

la historiografía de la arquitectura moderna parece haber coincidido en su atención a las rupturas lingüísticas, los intercambios con las vanguardias artísticas y la dimensión moral, en su vinculación con aspectos funcionales y de ra-cionalidad productiva. temas como los recursos materiales específicos de la arquitectura o los sentidos y métodos de edificación adquirieron así un lugar subsidiario respecto a los debates ideológicos y estéticos. en ese contexto, poca atención recibió la relación entre el espacio, la estructura y la envolvente, presente en las reflexiones normativas tem-pranas de la arquitectura moderna. también pasó desaper-cibida la importancia de teorizaciones como las de Karl bötticher, Gottfried semper, eugène Viollet-le-duc y august schmarsow, en tanto argumentos de estas reflexiones.

se propone a partir de este trabajo un camino explora-torio que atiende al rescate de la originalidad de la obra de bruno zevi en la construcción de un relato en torno de la arquitectura moderna. interesan en particular el lugar que ocupaban en sus análisis los temas asociados al espacio, la estructura y la envolvente y la densa tradición de reflexio-nes teóricas del siglo xix sobre el tema; también los libros o textos que en este marco se reconocen como iniciadores de una reflexión teórica y normativa sobre la nueva arqui-tectura y su caracterización.

Zevi y el cuerpo crítico de la arquitectura moderna

si bien ya han sido expuestos en numerosas oportunidades los lineamientos básicos de la historiografía de bruno zevi, entre sus aportes más significativos se pueden mencionar la instalación de una postura crítica respecto al quehacer histórico y su énfasis en la necesidad de una lectura es-pacial. algunas claves de su orientación teórica pueden encontrarse en su formación en estados unidos y en su orientación política antifascista. también en su reivindica-ción del caso italiano, trayendo ideas de edoardo Persico (crisis del racionalismo y surgimiento de una nueva cultura arquitectónica) y de Giuseppe Pagano (lo urbano como cívico, una racionalidad no racionalista).

Resulta importante recordar que zevi pertenece a la primera generación de historiadores que escribe sobre un cuerpo historiográfico de la arquitectura moderna ya instau-rado; en tal sentido no tiene que «fundar». sus tres fuentes más importantes fueron las obras de nikolaus Pevsner, Walter Curt behrendt y sigfried Giedion; textos que si bien reconoce como fundamentales, cuestiona y discute para formular y sostener su propia teoría.

los ítems en los cuales centra su discusión versan sobre las periodizaciones, y en particular aquellas que proponen

al racionalismo como última fase del movimiento moderno. allí discute con las historias de la arquitectura moderna de Platz, Pevsner, behrendt y Giedion, destacando el trabajo de behrendt (1937), específicamente en Modern Building: Its nature, Problems and Form, como el único que, si bien denuncia la crisis de la tendencia racionalista, también «se refiere a la tendencia orgánica de Wright como posible cami-no de salida de la crisis racionalista» (zevi, 1954: 311).

Por otro lado, discute el análisis aislado de las obras, al cual contrapone un análisis integral del contexto de produc-ción e incluso la biografía del arquitecto. en esta postura condena el hecho de enfocarse en un solo aspecto o variable de la arquitectura para realizar una crítica (análisis tecni-cistas, análisis figurativos, etc.); en particular hace alusión a la publicación de Giedion, Space, Time and Architecture, de 1941.

al respecto cuestiona la «posición metodológica según la cual los únicos factores válidos en arquitectura son aquellos que se pueden traducir a términos de progreso mecánico o de teorías abstracto-figurativas» (312). asimismo rechaza la vinculación directa que se hace de la arquitectura con las corrientes pictóricas y la exagerada importancia a los «ismos» abstracto-figurativos de las visiones de Pevsner y Giedion, reivindicando teóricos y arquitectos olvidados como Pérsico, Mendelsohn y Gaudí.

si bien en los textos hasta aquí mencionados se cen-tran sus cuestionamientos, otras teorizaciones sobre la arquitectura moderna son objeto de críticas en su Storia dell’architettura moderna (1954). nos referimos a la «histo-ria anecdótica» de Gustav Platz en Die Baukunst der neusten Zeit (1927), Modern Architecture. Romanticism and Reintegra-tion de Henry-Russell Hitchcock (1929) que «ordena el caso europeo según la lógica americana» y la «complicada ex-posición de las tendencias europeas en la cual se confunde continuamente gusto con arte» que realiza alberto sartoris en Gli elementi dell’architettura funzionale (1932).

en las teorizaciones de zevi se pueden diferenciar dos momentos, si bien esta investigación hace foco en su pos-tura tras la segunda posguerra mundial, por ser entonces donde cobra fuerza la idea de espacio. desde allí, interesa particularmente un aspecto poco trabajado de esa mirada, el cual reviste un rol determinante en la fundación de su ar-quitectura orgánica: la instauración del grupo de stijl como puerta de entrada de la espacialidad moderna a europa. al establecer zevi el quiebre en el espacio americano y locali-zar en de stijl el «germen de lo moderno», utiliza al grupo holandés como nexo con el desarrollo de una espacialidad-temporizada surgida en la obra de Frank lloyd Wright y el comienzo de la ruptura con la caja cúbica europea. este planteo, que se ubica en una fuerte discusión teórica con Giedion, también estimulará, en direcciones disímiles, las indagaciones de autores como Reyner banham, leonardo

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benévolo y Giulio Carlo argan. el rastreo de este camino aporta las claves de aquella lectura crítica que por primera vez en la historiografía de la arquitectura moderna trabaja sobre un material propiamente arquitectónico, el espacio, distanciándose de las preeminentes lecturas formales-figu-rativas.

Tras la génesis de la arquitectura moderna

zevi ubica la génesis de la arquitectura moderna a fines de 1700, impulsada por las transformaciones del gusto (arts and crafts, art nouveau), el desarrollo de la técnica, la apa-rición de los «ismos» abstracto-figurativos y el nacimiento de la urbanística moderna. en esta, denominada por él «la primera época de la arquitectura moderna», rastrea como precursores teóricos a augustus Pugin, Karl Friedrich schinkel, Claude-nicolas ledoux y Gottfried semper, y ex-tiende su desarrollo hasta la obra de adolf loos.

Posteriormente, en el periodo comprendido entre las dé-cadas de 1920 y 1940, identifica dos momentos correlativos que denomina: racionalismo (los años veinte) y arquitectu-ra orgánica (a partir de 1930). ambos se encuentran ligados en el marco de un trabajo que entiende el desarrollo histó-rico como un continuo espiral en sintonía con la línea de benedetto Croce (1911, 1938), proponiendo zevi un modelo helicoidal para la evolución de la historia de la arquitectura. también comparte con Croce la idea de la utilidad de la his-toriografía para comprender experiencias precisas que nos iluminan sobre la génesis de los hechos (zevi, 1977a). des-de esta perspectiva, la historia es ante todo conocimiento, y conocimiento contemporáneo; no es el pasado, sino que está viva en cuanto su estudio está motivado por un interés que surge en el presente.

Plantea asimismo la relatividad de los periodos histó-ricos y, al sostener que «la historia de los arquitectos es la historia de la arquitectura» (zevi, 1951: 34), demuestra que hay personalidades que escapan a las periodizaciones, y que la complejidad de ciertos temas exige idas y vueltas que no pueden resumirse en un relato lineal. en este marco, su historia no se presenta como un punteado de hechos ordenados cronológicamente sino como el rastreo del «ger-men de lo moderno» en la arquitectura. y encuentra en la arquitectura orgánica el momento de mayor expresión en la evolución de la arquitectura, una fase posterior y superior al racionalismo, donde finalmente esta puede hacerse eco de las necesidades psicológicas y vivenciales de los sujetos.

zevi ubica en la década de 1920 el periodo racionalista o funcionalista –términos que utiliza indistintamente– en europa, y el periodo del estilo internacional en estados unidos. en palabras de zevi (1954: 58):

el atributo racionalista o funcionalista indica que, como reacción ante la arbitrariedad académica de un siglo de plagios, se reivindicó el principio de la adhesión al fin económico-social y a la técnica de construcción del edifi-cio: una mentalidad positivista y mecanicista prevaleció necesariamente en una fase histórica que debía asimilar definitivamente, en una década, la lección de la revolución industrial y el urbanismo. el calificativo de internacional es exacto, por cuanto internacionales fueron la renovación del gusto, los descubrimientos técnicos, las teorías sobre la visión estética y los fenómenos sociales.

esta arquitectura habría madurado las bases de la prime-ra época de la arquitectura moderna, ya que «el racionalis-mo reduce a los términos mínimos el vocabulario figurativo. la simplicidad, la reducción de los medios expresivos es un signo de épocas maduras, no de periodos primitivos» (120). Madurez que encuentra en los personajes que con-sidera más relevantes dentro del racionalismo europeo: Walter Gropius, erich Mendelsohn, le Corbusier y Jacobus Johannes Pieter oud.

no obstante, su primer libro, Verso un’architettura orga-nica (1945), puede considerarse una reacción crítica a los límites del racionalismo europeo de los veinte. un capítulo clave de su investigación histórica consiste en delimitar las causas del estancamiento que llevaría a la crisis del movi-miento moderno en la década del 1930. entre ellas, la in-adecuación entre las posiciones utilitarias y mecánicas del racionalismo y las necesidades de la gente; el agotamiento del lenguaje abstracto al no corresponderse el desarrollo funcional y la abstracción estética; el dogmatismo de la arquitectura moderna por un lado y su transformación en estilo por otro; el costo y la inadecuación a algunos climas de una arquitectura que demostraba, en el fondo, no ser

FIGURAS 1 y 2 | portadas de Verso un’architettura organica (1945), la arquitectu-

ra orgánica como superación del racionalismo, y de Storia dell’architettura

moderna (1950).

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funcional. en esta publicación es clara su oposición a los principios racionalistas que Giedion planteaba cuatro años antes en Espacio, tiempo y arquitectura (1941); también es evidente su crítica, desde el título mismo, para Hacia una arquitectura de le Corbusier (1923), publicación que tilda de «escritos sin fundamento teórico» (zevi, 1954: 277).

La arquitectura orgánica como superación del racionalismo

Para zevi la arquitectura moderna sobrevivió a finales de las décadas de los treinta y los cuarenta sólo en aquellos arquitectos que pudieron alejarse de las limitaciones racio-nalistas o clichés de la generación anterior y estaban prac-ticando una arquitectura a la que denominó «orgánica», con la «clara conciencia de derivar del racionalismo y de constituir una superación, pero no una oposición de éste» (1954: 358).

Como sugiere Panayotis tournikiotis en The Historio-graphy of Modern Architecture (2001: 68), «zevi plantea la arquitectura como un tema primordial dentro del marco de una lucha más general», relacionada con una sociedad mo-derna tanto en sus dimensiones culturales como políticas. la arquitectura moderna es aquella que está en condiciones de provocar un cambio social, entendiendo que «en la base de la renovación arquitectónica moderna hay una causa social» y sintetizando que «el mundo de la libertad –y por consiguiente también el de la libertad artística– es válido sólo si afronta el problema social» (zevi, 1954: 44). de allí surge que la belleza orgánica es la belleza en su expresión más simple, referida a la adecuación, donde «lo orgánico está basado por lo tanto, en una idea social y no en una idea figurativa» (66). también deriva de ese ideario que «el material ya no se plasma y articula para servir a la intención artística, sino que su disposición se ordena previamente para transformarse en la propia intención artística: la paleta pasa a ocupar el puesto de cuadro» (zevi, 1978: 89).

en este contexto, lo específico de la arquitectura es el espacio; y esa conciencia espacial propia de la arquitectura también lo es del espacio urbano, pues arquitectura mo-derna y urbanismo son para zevi una misma cosa. la su-peración del racionalismo pone su acento en la conciencia espacial que, al ser producto de la respuesta a necesidades psicológicas, tiene como consecuencia el compromiso so-cial: «una cultura liberada del racionalismo, una cultura espacial en cuanto al medio y psicológica y social respecto al fin» (1954: 329). los arquitectos en los que identifica esta nueva dirección son alvar aalto en escandinavia y Frank lloyd Wright en estados unidos.

a partir de la obra de Wright, zevi establece un conjunto de elementos positivos de la arquitectura orgánica: el espa-

cio interior como modo de expresión de la arquitectura; la planta libre en cuanto flexibilidad y continuidad del espacio según las necesidades de los individuos; el exterior como consecuencia del interior y la unidad del interior con el ex-terior; la naturaleza de los materiales (propios del lugar); y la casa entendida como refugio.

Arquitectura orgánica = espacio

en sus escritos posteriores, zevi incrementará el énfasis en la noción de espacio al momento de definir la arquitectura orgánica. Persigue este tema en su siguiente libro: Saper vedere l’architettura (1948). allí pareciera reiterar lo que cin-cuenta años atrás fuera el argumento de august schmarsow (1893) –aunque omitiendo su referencia–, siguiendo esta idea de que «la historia de la arquitectura es primeramente la historia de las concepciones espaciales» (zevi, 1948: 32). de este modo, considera el desarrollo histórico de la arquitectura localizando la concepción espacial desde los griegos, pasando por la era barroca, hasta los tiempos modernos.

Pero este marco se expande a partir de su intención de establecer para la arquitectura «una claridad de método» y «un orden cultural» en los cuales los manifiestos y polémi-cas de la vanguardia (valores escultóricos y pictóricos) ce-den el paso a un único camino para evaluar la arquitectura como espacio (17-21). de este modo, zevi llega a reducir las concepciones modernas del espacio a dos categorías: la racionalmente interpretada –la planta libre o abierta de los funcionalistas, contenida dentro de una geometría re-gular general– y la concepción espacial orgánica de Wright. Recién allí se apodera de la complejidad espacial de este último como una justificación de su concepción orgánica.

el espacio para zevi es fenomenológico, es un elemen-to expresivo. su postura se asocia a la concepción judía de espacio-tiempo. tournikiotis (2001) remarca cómo zevi sigue la teoría de thorlief boman, según la cual para el pensamiento judío el ser es inconcebible sin el movimiento, distinción que aplicada a la arquitectura entiende al edificio como un «espacio en funcionamiento», en contraposición a un objeto estático (zevi, 1977b). así, mientras la concep-ción griega enfatiza la forma, la judía enfatiza la función. de allí se explica la arquitectura orgánica, entendida como flexible, en constante evolución, no sujeta a reglas estéticas predeterminadas ni a pautas formalistas y que, siguiendo a tournikiotis (2001: 70), se condice con «los ideales de-mocráticos».

además de la influencia de schmarsow y boman –a quienes nunca menciona–, es en teóricos como eugène Viollet-le-duc, John Ruskin o Gottfried semper en quienes se pueden encontrar los indicios del posterior desarrollo de

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zevi. estas teorizaciones parecieran resultarle más útiles que las de los historiadores; las emplea para acentuar sus hipótesis y las considera una herencia cultural más «sana» que la historiografía propuesta por sus contemporáneos. así afirma que

si Morris representa el acento social en los orígenes del movimiento moderno; Ruskin y Viollet-le-duc esa premisa orgánica y estructuralista; ledoux ese sustrato racionalista […] la necesidad de expresar la función del edificio y su contenido psicológico es planteada por semper por medio de la afirmación de que toda estructura edilicia deriva del material usado, del método de construcción y del fin funcio-nal de la misma (zevi, 1954: 158-59).

Pero las referencias casi textuales de schmarsow respec-to a un espacio pensado desde el interior y la cuestión psico-lógica, no le bastan para posicionar a Wright como portador del germen del espacio moderno. semper, en cambio, le resulta mucho más útil para reivindicar a Wright, admitien-do el principio del revestimiento como recurso aceptable, la arquitectura como espiritualización de las formas y la concepción evolutiva de la arquitectura, haciendo hincapié en las variables sociales y culturales que insinúa. los cuatro elementos de semper –que estarían en principio relaciona-dos con operaciones técnicas, pero que sobre todo tienen un sentido simbólico para el sujeto, en especial el tema del montículo y el techo como inicio de la arquitectura– son la base de aquella planta libre que según zevi posibilitaría la apertura espacial que lleva luego a lo orgánico en consonan-cia con la obra de Wright.

sin embargo, a diferencia de estos autores que pensaban el espacio como recinto cerrado y cuyas teorías eran moti-vadas por la búsqueda de explicaciones a cómo contener el interior, el espacio de zevi se abre al exterior, incorporando el afuera y la idea de espacio abierto.

El germen de lo moderno

la construcción de zevi propone una interpretación de los elementos espacio, estructura y envolvente, que se organi-zan de manera particular en la arquitectura racionalista y en la orgánica. Mientras en la primera se determinaba ante todo la estructura, luego la envoltura edilicia y sólo al final la dimensión de los espacios internos, en la arquitectura orgánica la distinción entre la malla estructural y los volú-menes de le Corbusier o los planos de Mies van der Rohe desaparece, al verse todos los elementos de la arquitectura reunidos en nombre de una absoluta visión espacial. «la dependencia de la arquitectura respecto a la pintura y a la escultura termina por el instrumento del espacio, caracte-

rístico sólo de la arquitectura», enuncia zevi (1954: 324). un espacio donde la dimensión temporal se incorpora en el edificio mediante la diversificación de los materiales y las formas.

en el marco de esta teoría, un rol determinante en la fundación de la arquitectura orgánica es asignado al grupo de stijl, como puerta de entrada de la espacialidad moderna a europa. en la genealogía propuesta por zevi, esta espa-cialidad surge de la mano de Wright en estados unidos, estableciendo, como se anticipaba, el quiebre en el espacio americano y localizando allí el «germen de lo moderno».

en las obras de Wright desde fines del siglo xix hasta 1910, zevi reconoce una constante búsqueda que, en su vi-sión, se hacía aun más clara en sus escritos: superar la caja constructiva, la inercia de cuatro muros pegados uno al otro en ángulo recto y encima, como si fuera un sombrero, co-ronado con un techo. especificaciones sobre el accionar de Wright –si bien ya enunciado en la teoría de zevi desde sus comienzos– son pormenorizadas en un libro publicado en 1953: Poética de la arquitectura neoplástica. allí, zevi enuncia que «el programa de Wright había sido destruir la estereo-tomía elemental, encajar cuerpos de distintas dimensiones y formas, separar incluso sus planos. no existe ya un único elemento de caja cerrada. es el final de la concepción del muro como cerramiento del espacio interior y el adveni-miento de un nuevo coloquio entre exterior e interior, en una continuidad en que las paredes asumen la función no de interrumpir sino de pantalla, penetración transparente y vivida» (1960: 39).

el nexo o la trasmisión de estas ideas es identificado en 1910, cuando Wright publica en berlín su primera colección de proyectos, conocida como «Wasmuth Portfolio»3 y crea la primera exposición de su obra en europa. no obstante, zevi señala que en Holanda se conocía desde hacía tiempo «la grandiosa actividad del americano y acoge su influencia con entusiasmo. Wright está presente ya sea en los prime-ros trabajos de los hombres de de stijl, ya sea en el roman-ticismo expresionista que se enlaza con berlage. sobre este dualismo [...] Van doesburg inicia la batalla» (35-36).

el entusiasmo incondicional de los arquitectos holan-deses por Wright es detectado como lo que condujo a un manierismo inevitable. aunque Van doesburg se presenta-ba como innovador, fue Wright quien profundizó en la bús-queda neoplástica fuera de todo grupo, de todo «ismo», de toda doctrina: «Genio y poeta: Wright fue neoplástico antes de de stijl, y después. Guypers, pues berlage, otto Wagner

3 Zevi (1954: 695) menciona a Ausgeführte Bauten und Entwürfe von Frank Lloyd Wright, Wasmuth (Berlín, 1910) como la primera obra entre los libros fundamentales que escoge para conocer la obra de Wright.

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y la secesión vienesa a través de la que filtra Mackintosh, Wright: estos son los antecedentes por los que la búsqueda del grupo de stijl adquiere historicidad» (40).

Van doesburg es identificado entonces como quien logra interpretar la influencia de Wright en europa: «a pesar de to-das las reservas que se pueden hacerle como artista y como pensador, es una figura decisiva en el mundo figurativo ho-landés y europeo. sin su llamado, su actividad, su estímulo, la influencia wrightiana en europa se hubiera diluido en un expresionismo de poca monta. el grupo wendingen de áms-terdam habría sofocado, con su ambiguo pragmatismo, cualquier otra voz auténticamente culta» (49).

Para reforzar su tesis, zevi reproduce los manifiestos de de stijl donde se enfatiza la idea de que no hay una forma a priori, un molde donde verter los espacios. en este sentido rescata la proclama de que «la nueva arquitectura es anti-cúbica» y que en ella no se distingue la fachada del resto. le interesan particularmente estos conceptos que, también visibles en sus obras, se distancian de las recetas formales o sintácticas propias de otros arquitectos del momento. «tampoco nos atreveríamos a afirmar que la casa-estudio para un artista de 1923 sea una acabada obra lírica. Pero aquí también es importante recorrer nuevamente la historia de una laboriosa conquista espacial que, desde el apoyo del pilar central, proyecta prismas de vacío con una riqueza de imaginación tal como se encuentra solamente en algunos de los más tardíos edificios de Wright» (31), explicitará zevi como afirmación de su teoría.

Como se ha señalado, el autor utiliza al grupo holandés como nexo con el desarrollo de una espacialidad-temporiza-da surgida en la obra de Wright, e identifica allí el comienzo de la ruptura con la caja cúbica europea. ubica también en ellos el núcleo de sus críticas sobre le Corbusier, quien, ante el problema de la vivienda social se dedicó a superponer unidades donde el gusto por los paralelepípedos puros im-

pidió una auténtica variedad que lo ató a rígidas estereoto-mías. de este modo «la diferencia entre le Corbusier y Van doesburg es que el primero ofrece soluciones, el segundo métodos» y por esta razón su manierismo purista es mucho más fácil de imitar y transmitir que el manierismo neoplás-tico. algo similar sucede con los manifiestos de Wright, que «no son principios compositivos, son indicaciones moralis-tas, una pseudo filosofía de la arquitectura» (55).

en las antípodas de este accionar, zevi señala cómo –en esta poética que a diferencia del racionalismo no está agota-da– «el neoplasticismo, carente de purezas y de elementa-lismos geométricos y volumétricos, es el único que está en grado de resolver el tema de estas libres superposiciones. un léxico abstracto figurativo abarca un tema psicológico-social imperiosamente urgente, también hoy» (32). enfatiza que para Wright la planta libre no es sino el resultado final de una conquista expresada en términos espaciales. y su aproximación espacial resulta más lograda por su mayor conciencia de tomar en cuenta las necesidades y psicolo-gía de los usuarios. tanto en su arquitectura como en el neoplasticismo –por no dar recetas formales– se propone responder a «nuestras complejas exigencias físicas y espi-rituales» (27).

en estas interpretaciones fisio-psicológicas se suma a la «teoría de la empatía», y aquí es donde su razonamiento se vuelve más original aún. Citando a Konrad Fiedler, Heinrich Wölfflin y Geoffrey scout, argumenta que en la percepción de los espacios «nosotros vibramos en afinidad con ellos, desde que ellos despiertan reacciones tanto en nuestros cuerpos como en nuestras mentes, [por ello] «la arquitectu-ra transcribe estados de sentimientos en formas estructura-les, humanizándolas y animándolas» (zevi, 1948: 188).

toda su exposición parece desmitificar a los «héroes del mito moderno» aunque finalmente reivindica a Mies van der Rohe –consecuente con su teoría– por identificar en su obra una continuación del neoplasticismo. desde aquí lo coloca como el mayor exponente europeo de los ideales neoplásticos. Van doesburg, en cambio, parecería no haber conseguido materializar figurativamente esta intuición: «el arte moderno puro es la plástica proveniente del interior, o sea, de traducir un vago “interior” en un preciso “espacio interior” arquitectónico. lo hizo Mies, no él» (zevi, 1960: 60).

la lección fundamental del movimiento –la descomposi-ción de la caja edilicia en planos libres– es inmediatamente aprehendida por Mies. y nunca más olvidada (75). no obs-tante «Mies fue la más alta personificación del neoplasticis-mo, libre y por lo tanto la única históricamente fiel» (77).

su original asociación entre neoplasticismo y arquitec-tura orgánica no tenía precedentes y tampoco encontraría ecos a pesar de que los propios holandeses incorporaran en sus manifiestos la idea de lo orgánico. «la nueva arquitec-

FIGURAS 3 y 4 | portadas de Saper vedere l’architettura (1951) y de El lenguaje

moderno de la arquitectura (1978).

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tura toma el color orgánicamente en sí misma», rescataría zevi.

en su trabajo resulta también sumamente interesante la revalorización de de stijl en la construcción de la ge-nealogía Wright-de stijl-Mies, al no haberse rastreado esta relación incluso en la historiografía que tratara de vínculos entre países y, más aún, entre continentes. la centralidad del grupo holandés también había sido dejada de lado en las exposiciones retrospectivas.

la productividad de esta mirada crítica pretendió, con-secuentemente con su concepción de la historia como un continuo en espiral, dejar de lado las rotulaciones que no posibilitaban una continuidad con las experiencias contem-poráneas: «existe además otra consideración que induce a estudiar el neoplasticismo: y es que trata de una poética que todavía no está agotada, sino por el contrario que se manifiesta continuamente en experiencias arquitectónicas contemporáneas», enuncia zevi (1960: 9).

en este reino de la experiencia espacial se encuentra la esencia de la concepción orgánica de zevi. una concepción que, lejos de sugerir un retorno a las formas wrightianas, permite a la arquitectura moderna regresar a los mate-riales naturales y a las complejidades funcionales, donde prevalece «el placer de vagar sin las imposiciones de la perspectiva» (1978: 73) y donde técnica y estética quedan subordinadas a la dimensión social de la arquitectura.

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DANIELA A. CATTANEO | arquitecta por la universidad nacional de Rosario, argentina (2000). becaria de posgrado Coni-cet. Coordinadora técnica del doctorado en arquitectura, fapyd, unr. Miembro del Centro universitario Rosario de investigaciones urbanas y Regionales. docente en la uni-versidad abierta interamericana, en el área de historia de la arquitectura. doctoranda en la Facultad de Humanidades y artes, unr. sus líneas de investigación actuales están rela-cionadas con la edilicia escolar estatal en clave moderna y con las primeras formulaciones teóricas de la arquitectura moderna.JIMENA P. CUTRUNEO | arquitecta por la universidad nacional de Rosario, argentina (cum laude, 2003). becaria de pos-grado Conicet (2005-2010). Miembro del Centro universi-tario Rosario de investigaciones urbanas y Regionales de la fapyd-unr (desde 2003). docente en la universidad abierta interamericana (desde 2010). doctoranda en la Facultad de Humanidades y artes, unr. sus publicaciones y principal línea de investigación se centran en el mercado inmobilia-rio de viviendas y las primeras formulaciones teóricas de la arquitectura moderna.

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RESEÑAS || BOOKS

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Revista de Investigación Científica en ArquitecturaJournal of Scientific Research in Architecture

Palapa | issn: 1870-7483 | Vol. vi | Núm. i [12] | pp. 63-65 | Enero-junio de 2011

SUSANA AURELIA PRECIADO JIMÉNEZ (coord.) | Impacto de la migración de retorno en las familias rurales colimenses. universidad de Colima. isbn 978-607-9147-09-9.México, 2011.142pp.

Resumen1

el libro Impacto de la migración de retorno en las familias rura-les colimenses es producto de la investigación de un equipo multidisciplinario que compartió el objeto de estudio, la metodología y los datos obtenidos, pero analizados desde diferentes ópticas. un hallazgo: el retorno de los migrantes se magnificó, sin embargo, no en la cantidad que esperaban las autoridades. Por otra parte, se corroboran hipótesis, como que la emigración de un miembro genera un cambio en la dinámica de la familia, principalmente en el de la ma-dre, quien no sólo asume un rol diferente frente a los hijos y el resto de la comunidad de origen, sino la tarea de proveer mientras llegan las remesas, buscar soluciones si no las hay o si las enviadas sólo ayudan de manera parcial a resolver el problema económico. otro hallazgo interesante es la representación real de las remesas en lo familiar, cuánto dinero es y para qué se destina.

1 [email protected] Facultad de Letras y Comunicación, Universidad de Colima.

Abstract

the book «impacto de la migración de retorno en las fa-milias rurales colimenses» is the product of a research project of a multidisciplinary team that shares the same methodology and data but analyze it from different perspec-tives. the principal findings are: immigrant repatriation has increased; even though it has, it is not as the authorities expected it to be. on the other hand, the corroboration of hypothesis about the migration of a family member gener-ates a change in the family dynamics, with mainly women acting as heads of family, who not only assume a different role before the children and the rest of the community, but also assume the task of providing for the family until the male parent returns home, especially if there are not sent remittances to partially help solve their economic problems. another interesting finding is the real representation of the remittances in the family; how much are they and where does the money go. When the money is divided among the number of homes, the insufficiency of the remittances is evident. therefore, the money transfers only help their families to survive.

PALABRAS CLAVE | remesas, familia, rural.KEY WORDS | remittance, family, rural.

Impacto de la migración de retorno en las familias rurales colimenses-Impact of return migration in the rural families of Colima

María Alejandra Rocha Silva1

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el libro, editado por la universidad de Colima, es producto del trabajo de investigadores de diferentes disciplinas y dos instituciones educativas: María antonieta barrón Pérez de la unam y Mireya arias, dora Cabezas, elba Covarrubias, Carmen silvia González, Renato González, susana Precia-do, Catalina suárez y leticia Villareal, de la universidad de Colima. entre ellos hay un economista, trabajadoras sociales y una psicóloga. este es el primer valor a destacar en el texto, el trabajo de un equipo multidisciplinar. los autores se interesaron en el posible retorno a nuestro país de migrantes mexicanos de comunidades rurales, como resultado de la crisis económica estadounidense en 2007 y el impacto que esto podría tener.

la metodología fue mixta, ya que se mezcló lo cuantita-tivo con lo cualitativo, lo que permite tener un panorama más amplio de la situación. es importante señalar que hubo un trabajo colegiado, pues el diseño, planificación y la aplicación de dos instrumentos fue compartida: cues-tionario y guía de entrevista. los datos obtenidos fueron interpretados bajo diferentes ópticas, dependiendo del área de formación de los autores.

Como resultado de lo anterior, en el libro se encuentran tres líneas transversales: familia, remesas y género. desde el título aparece la palabra «impacto», que hace referencia más a una cuestión económica que de otro tipo, pues es concebida como una circunstancia derivada del envío de remesas en las familias colimenses y, por consecuencia, administrada en su mayoría por las jefas de familia, pues es el hombre el que ha emigrado.

en el primer capítulo, escrito por antonieta barrón, se muestra el panorama económico-migratorio de las familias en México y en Colima, desde el punto de vista de la estadís-tica. es un apartado casi obligado, ya que introduce y con-textualiza. las conclusiones muestran el primer hallazgo: «la mayor migración es de los hijos, más que de los padres, y las remesas no son la alternativa única de reproducción de la familia» (Preciado, 2011: 37).

en el segundo capítulo, de la autoría de susana Preciado, elba Covarrubias y Mireya arias, se prioriza la familia. sin que lo digan de forma explícita, la pregunta que guía ese capítulo es: ¿cómo entender el concepto de familia? en lo general y después en lo específico agregan: «con al menos un integrante migrante en el área rural» y todo lo que se derive de ello; esto implica cambios en la dinámica –como se señala en el texto– dependiendo de la historia familiar, la comunicación y la percepción de los roles. este apartado se conecta directamente con el que aparece a continuación, de Catalina suárez dávila y leticia Villarreal: «las mujeres que se quedan, con o sin remesa». en él se muestran di-ferentes historias de mujeres que se han quedado en su comunidad de origen con la familia que no ha emigrado y lo que acontece a su alrededor, de lo que destaca, que ellas

pueden o no percibir remesas cuando la pareja se ha ido a estados unidos, por lo que tienen que buscar una fuente de ingresos para mantener a sus hijos, ya sea de manera parcial o total. eso desde el punto de vista económico. en lo social, se destaca la representación que las mujeres tienen de sí mismas, como pareja, aunque el hombre esté lejos o incluso se haya roto el vínculo, y cómo buscan preservar, en el imaginario familiar o social ese vínculo a través de las fotografías del matrimonio que se encuentran en la casa o mediante la forma en que se refieren al padre de sus hijos. incluso la familia del esposo ausente se convierte en vigi-lante de la vida de ellas.

otra línea visible en el libro es la de género, que en algu-nos capítulos se infiere desde el título, como en el capítulo 3: «las mujeres que se quedan, con o sin remesa». está de alguna manera presente en casi todos los apartados, pues en las estadísticas siempre hay una diferencia entre hombres y mujeres, así como la interpretación de la misma. en el capítulo 5, de Renato González, se encuentra la parte masculina del libro, aunque no es abordada desde una perspectiva de género. esto es porque Renato es el único autor varón.

el cuarto capítulo, «emigración, ahorro y microfinan-zas», de dora argentina Cabezas y Carmen silvia González, aborda la posible relación que puede existir entre los tres conceptos que dan título al capítulo. en primer lugar hay que precisar que esas cifras que presume el banco de Méxi-co de las remesas enviadas por los paisanos en estados unidos resultan no ser tan interesantes cuando se dividen entre el número de integrantes de familia, pues entonces pasan a ser sólo una ayuda para sobrevivir. de acuerdo al inegi, en Colima hay 10 mil 502 hogares que reciben reme-sas con un promedio de 175 dólares (86). según la encuesta que se hizo para esta investigación en 2009, de 341 familias con un miembro migrante, 60.7% declaró recibir remesas por un monto de 2 mil 94 pesos en promedio. después de estos datos no es difícil llegar a la conclusión de que es bajo el porcentaje que se ahorra.

lo anterior abre el camino para el último capítulo, que aborda los rubros a los que se destinan las remesas: «el impacto social de la migración de retorno en zonas rurales de Colima», de Renato González, es un análisis socioeco-nómico de las remesas. ¿Para qué se utilizan las remesas? esto se muestra en las gráficas V.2 y V.3, en donde se ve claramente que las remesas se usan en primer lugar para el consumo familiar (alimentación y vestido) y para amplia-ción o mejoramiento de la vivienda; se destaca que 75% de estas familias con migrantes viven en casa propia. en la gráfica V.3 se encuentra el dato de que 16 de las 62 familias encuestadas construyó su casa con los recursos que se trajeron del extranjero. dos hechos destacables entre estos hallazgos es el valor que dan estas familias a la vivienda

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propia y al mejoramiento de la misma, lo cual puede ser una posible línea de investigación para estudiosos en urba-nismo o arquitectura. los casos que presenta Renato son de hombres y sólo uno es de una mujer, por eso antes se señaló que este capítulo muestra la versión masculina del fenómeno migratorio.

las conclusiones a las que llegan todos estos autores hacen pensar que lo sucedido en Colima no fue diferente al resto de México, es decir, que si bien es cierto que la crisis económica del 2007 en estados unidos hizo que regresaran algunos paisanos, no era la avalancha que supusieron las autoridades migratorias y del sector social al momento que se hicieron estas investigaciones.

los migrantes regresaron a su país, a la misma comu-nidad que dejaron… sí, pero diferente, con más problemas sociales (desempleo e inseguridad sobre todo) y también ellos son diferentes a los que se fueron. las personas y las sociedades están en continuo cambio, están en evolución. Como se señala en el libro.

la migración, tanto de ida como de regreso, es multi-factorial e igualmente su incorporación a la comunidad de origen.

las remesas son la segunda fuente de ingreso en Méxi-co, un asunto muy importante visto desde una perspectiva macro, pero poco significativo en la vida de las familias rurales de migrantes. las remesas son un salario que sirve para obtener lo básico (alimento y vestido), poco se destina para el ahorro y nada para la creación de microempresas. lo que sí hace una diferencia es que las familias de migrantes ahora tienen casa propia, y aunque se señala como de lado, lo considero muy importante por la seguridad que da a las familias. también se relatan historias desafortunadas en las

que migrantes estuvieron mandando dinero para construir una casa y cuando retornaron no tenían ni casa, ni dinero; migrantes que fueron engañados por sus propias familias, historias muy comunes por desgracia.

en cuanto a género, en Colima siguen emigrando princi-palmente hombres; las mujeres lo hacen como consecuen-cia de la emigración de los mismos. la diferencia en este aspecto es que se observa una mayor igualdad para conse-guir empleo a su retorno. en cambio las mujer que se queda en su comunidad de origen, y tiene un marido migrante, puede incluso no percibir remesas pero para la comunidad sigue estando unida a él; por ende tiende a ser «vigilada» por los familiares del esposo y su situación laboral queda condicionada al hecho de que este le mande dinero y la au-torice a desempeñarse en alguna actividad fuera del hogar.

otro cambio muy importante es el de la edad; los que emigran ahora son más adultos que hace unos años.

lo que hace muy especial a este libro es que aborda el tema desde una perspectiva particular, Colima, y pocos aca-démicos nos hemos aventurado a hacerlo, porque nuestro estado hasta hace muy poco apareció en la bibliografía so-bre migración. este libro nos da un panorama muy amplio de este fenómeno al ser tratado con «lentes» diferentes, pues la multidisciplinariedad con la que fue elaborado nos permite revisar y tratar de comprender este fenómeno de una forma amplía y holística.

MARÍA ALEJANDRA ROCHA SILVA | doctora por la universidad de salamanca, españa. Profesora e investigadora de tiempo completo de la universidad de Colima. líneas de investiga-ción: nuevas tecnologías de la comunicación y migración.

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la revista PALAPA abre convocatoria permanente para recibir contri-buciones, por lo que no existen fechas de cierre, y las colaboraciones recibidas serán dictaminadas y en su caso publicadas de acuerdo al orden de recepción.

la revista PALAPA publicará principalmente artículos producto de investigación científica con resultados originales y sujetos a un estricto arbitraje de pares, el cual seguirá el sistema conocido como de árbitros y autores desconocidos. también se reciben revisiones de li te ratura cien-tífica y reseñas de libros. no se publicarán artículos de especulación teórica si ésta no se origina de un estricto proyecto de investigación. tampoco se publicarán artículos de crítica o reseña de arquitectos o de obras arquitectónicas contemporáneas en particular.

Con el objeto de organizar el contenido, la sección de investigación científica tendrá las subsecciones siguientes: Medio ambiente (con-texto físico-ambiental), Ciudad (contexto sociopolítico), Patrimonio (contextos histórico y cultural), Mercados (contexto socioeconómico). independientemente de la subsección en que se inscriba el artículo, podrán abordarse temas relacionados con los sujetos de la arqui-tectura: el habitante individual (ergonomía, psicología ambiental, antropología, etc.); el habitante colectivo (comunidad, demografía, sociología urbana, etc.); el objeto arquitectónico; los espacios (topo-logía, etología, psicología del espacio, etc.); los continentes (edifica-ción, estructuras, instalaciones, mobiliarios, termodinámica, etc.); las interfases entre el objeto arquitectónico, el sujeto de la arquitectura y sus contextos (semiótica, habitabilidad, sustentabilidad); y los pro-cesos inherentes al oficio de la arquitectura (diseño, metodologías, tecnologías, didáctica). esta lista no es restrictiva y podrá ampliarse o modificarse de acuerdo a la demanda de artículos sometidos.

el carácter de la revista será bilingüe, por lo que se recibirán artí-culos escritos en español o en inglés.

los artículos de la sección de investigación deberán tener una extensión de 20 a 30 cuartillas incluyendo imágenes, figuras y tablas. las revisiones tendrán una extensión de 10 a 15 cuartillas y las reseñas de 2 a 5. las cuartillas deberán estar escritas en hojas tamaño carta, con 2.5 centímetros de margen superior e inferior y con 3 centíme-tros de margen izquierdo y derecho, con aproximadamente 2 mil caracteres por página. la tipografía será arial de 11 puntos a doble espacio, sin sangrías ni espacios entre párrafos. el título se escribirá en mayúsculas y se resaltará en negritas. los subtítulos se escribirán con mayúsculas y minúsculas y se resaltarán con negritas. los textos deberán enviarse en formato doc o bien rtf.

todas las colaboraciones deberán incluir: título del artículo en español y en inglés; nombre del autor responsable; dirección institu-cional y correo electrónico estable del autor responsable; nombres del resto de los autores; direcciones institucionales y correos electrónicos del resto de los autores; resumen en español y en inglés en no más de 250 palabras; de 3 a 6 palabras clave en inglés y español; y un breve curriculum vitae de cada uno de los autores que incluya su grado aca-démico, su cargo académico actual y sus líneas de investigación, en no más de 500 caracteres.

los artículos de la sección de investigación deberán tener una es-tructura mínima que incluya: introducción (que informe el propósito, la importancia y el conocimiento actual del tema); materiales y métodos (que explique cómo se hizo la investigación, para que otros investiga-dores puedan repetir el experimento a fin de que éste pueda validarse); resultados (que informe acerca de los resultados de la investigación, mediante texto, tablas y figuras); discusión (que explique los resultados obtenidos y se comparen con datos aportados por otros investigado-res); conclusión; agradecimientos si procede y bibliografía citada.

las tablas o cuadros se escribirán con tipografía arial de 10 pun-tos e interlineado sencillo. deberán tener un título, precedido por la palabra «tabla» y el número consecutivo que le corresponda, todo destacado en negritas.

ya que la edición es a una sola tinta, las ilustraciones no deberán contener colores, y los campos deberán diferenciarse por tonos de grises o texturas. las fotografías deberán ser en blanco y negro; si proceden de cámaras digitales deberán haberse tomado con una re-solución superior a los 1.3 mega píxeles. tanto las ilustraciones como las fotografías deberán tener un pie de ilustración, precedido por la palabra «figura» y el número consecutivo que le corresponda, todo con tipografía arial de 10 puntos e interlineado sencillo y destacado en negritas. deberán enviarse por separado en formato jpg o gif con una resolución mínima de 300 ppp.

las ecuaciones deberán hacerse mediante el editor de ecuaciones de Microsoft 3.0 y cada una de ellas deberá identificarse con un núme-ro consecutivo, colocado a la derecha y entre paréntesis.

las citas y referencias se harán de acuerdo a las normas de la american Psychological association (apa).

la autoría de los artículos lleva implícita una responsabilidad junto con el crédito. todos aquellos cuyos nombres aparecen como autores de un artículo deben haber desempeñado un papel significa-tivo en el diseño o la ejecución de la investigación, en la preparación del manuscrito o en la dirección del proyecto, por lo que la autoría a título honorario debe ser evitada. todos los autores deben estar de acuerdo en el contenido completo del artículo que lleva su nombre, así como en la sumisión del artículo. ante cualquier violación de estas condiciones por parte del autor responsable, se tomarán las medidas que procedan.

una vez que haya sido aprobado su texto para publicación, los au-tores deberán entregar una carta de cesión de derechos a nombre de la universidad de Colima, de acuerdo al formato que para ese propósito les será entregado, además de una carta de responsabilidad sobre la originalidad, el consentimiento de los coautores y el contenido del artículo.

las colaboraciones se reciben en la siguiente dirección electrónica:

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Guíaparaautores

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the Journal has no deadlines with regards submission dates. Pa-pers received will be evaluated in the order they are received. because PALAPA is a bilingual journal, articles in either english or spanish will be accepted.

the PALAPA Journal primarily publishes papers related to scientific research projects, although scientific literature and book reviews may also be considered for publication. the scientific papers will be sub-jected to a peer review process in according to the system of unknown reviewers and unknown authors. theoretical speculations will be not published if they are not the product of rigorous scientific research. Reviews concerning architects or contemporary architectural struc-tures will be not published.

in order to better organize contents, the Research section will contain the following areas: environment (physical and environmen-tal context), City (social and political context), Heritage (cultural and historical context), and Marketing (social and economic context). independent of the area selected, topics are welcome related to er-gonomics, environmental psychology, anthropology, community, de-mographics, urban sociology, etc., as well as architectural objects that define space and building contents, including topology, etology, spatial cognition, edification, structures, facilities, furniture, thermodynam-ics, etc.. articles related to interfaces and the interaction between architectural design and habitation, buildings and contexts, semiotics, habitability, sustainability, and the techniques and procedures suitable to the architectural job (design methods, technologies, didactics, etc.) are also welcome. this catalogue is not restrictive and it will increase or modify according to the submitted papers.

submitted papers to the Research section must be between 20 and 30 pages in length, including images, figures and tables. Reviews of scientific literature must be from 10 to 15 pages, and book reviews from 2 to 5 pages. the pages must be letter size, with upper and lower margins of 2.5 cms. and right and left margins of 3 cms. the length of each page must not exceed 2000 characters. authors must submit their work in arial 11 point, double spacing, without paragraph speci-fications. the title of paper should be written in bold capitals, and the subtitles in both upper and lower case bold. all papers must be sent in .doc or .rtf format.

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