Giulietta Beltramino Trabajo N° 1

Palabras del Señor Arzobispo Monseñor Eduardo Elise o Martín “Ecos del III Congreso Catequístico Nacional”. Síntesis.

Volver a recordar la naturaleza del cristianismo.

Es un error reducir el Cristianismo sólo a lo que concierne a moral, sólo a la Biblia o sólo a la Liturgia. El Cristianismo es un acontecimiento demostrable: el encuentro con Cristo. Sucede en la historia, sucede hoy. Es imprevisto e imprevisible (como la parábola del tesoro en el campo). No pudo ser deducido por nadie. Pero luego los hombres descubrieron que colmaba la espera de su corazón, era lo que convenía, la verdad, ya que el conocimiento humano es limitado y siempre cuenta con algún error. El Cristianismo es inventado por Dios y tiene forma de encuentro humano.

En Jn 1, 35 y ss., dos discípulos siguen a Jesús, a lo que, según algunas traducciones Él les dice: “¿qué quieren”, pero según otras: “¿qué buscan?”. El hombre busca y Jesús dice: “vengan y vean” y así es como se da el encuentro entre ambos. Luego concluye “hemos encontrado al Mesías”, no menciona de qué hablaron ni ningún otro detalle, sólo se queda con lo más importante… “hemos encontrado al Mesías”, es una forma de decir “hemos encontrado al Amor, a la belleza a la verdad hechas carne, colma las exigencias de nuestro corazón”.

Entonces, Cristo es un acontecimiento. "No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva"1 Este es el inicio del Cristianismo, un encuentro de fe con la persona de Cristo; los discípulos quedan impactados, fascinados. Este encuentro es el inicio y el camino del discípulo misionero.

Pero… ¿cómo se puede dar ese Encuentro hoy?

La Iglesia Católica es la continuidad de Cristo en el tiempo, lo hace contemporáneo a nosotros (o a nosotros contemporáneos a Él). Esto se da en la comunidad cristiana, en los sacramentos. Así podemos verlo, tocarlo, escucharlo. En ese encuentro Cristo nos fascinó, ese encuentro nos hace discípulos. Por eso necesita renovarse constantemente, ser el hoy. Necesitamos dejarnos herir por el anuncio de Salvación hasta el último día de nuestras vidas. Necesitamos mendigar Gracia para que este encuentro no se nos pierda, para perseverar, para vivir una conversión constante.

De modo que, una primer certeza es el encuentro con Cristo, el acontecimiento y nuestra respuesta es libre y de fe. Dios nos quiere como hijos, no como esclavos.

1 Benedicto XVI, Encíclica "Dios es amor"

Giulietta Beltramino Trabajo N° 1

¿Qué implica la catequesis?

Catequesis es educar a una mentalidad cristiana. Una mentalidad cristiana es entender todo según Cristo. La fe no es secundaria, sino que juzgamos toda la realidad según Cristo. Supone una vida de fe, es decir: un encuentro con Cristo.

Los que vienen a recibir la Catequesis están bautizados pero no siempre convertidos. La Catequesis nace de la vida nueva que nos trajo Cristo. Después del encuentro escuchamos las enseñanzas. Pero no todos los catequizados se han encontrado con Cristo. Toda propuesta catequística debe propiciar este encuentro. Los catequizados deben encontrarse con testimonios de vida de fe. Todo encuentro provoca deseos de cambio, de conversión, de crecer más en la fe. Por eso el encuentro con Cristo es tan necesario. Genera entusiasmo. Para que Dios esté dentro nuestro, necesitamos suplicar de manera humilde y tenaz de que la Gracia de Cristo esté dentro nuestro; necesitamos ser cristianos humildes, perseverantes, confiados en Él y mendigos de la Gracia de Dios.

Entonces, cada encuentro catequístico es un acontecimiento, provoca que todos salgamos cambiados. No son sólo meros conceptos, meras clases, mero sentimentalismo, mera cuestión abstracta; sino verdadero amor, decisión.

La Catequesis es para el sujeto y consecuentemente para la comunidad. La comunidad educa en la fe a través de personas maduras en la fe: los catequistas. El sujeto es el nexo entre la Catequesis y la vida comunitaria, allí se refleja el encuentro con Cristo y así se evita el mero intelectualismo (Emaús no implica sólo una cuestión política de la que charlaban los discípulos).

Entonces, ¿hay alguna manera de “testear” la vitalidad, la eficacia de la Catequesis?

Un “termómetro” para “medir” la autenticidad de la catequesis es la misión. La misión surge de la sobreabundancia del encuentro con Cristo: nadie que lo haya vivido puede querer no contarlo.

Un ulterior test, el test último es la caridad. La fe viva obra por la caridad. La caridad es el test más claro “que los pobres en cada comunidad cristiana se sientan como en casa”, la calidad de las obras corrobora la calidad las palabras. “Esto nos lleva la vida, pero demos gracias a Dios” (Mons. Eduardo Eliseo Martín).