Oralidad y paisaje para una construcción afectiva del territorio

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  • 7/30/2019 Oralidad y paisaje para una construccin afectiva del territorio

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    PATRIMONIO Y DESARROLLO

    Hace escasamente un mes, escriba

    Paisaje, lugar e identidad en el

    blog del catedrtico de Urbanismode la Escuela de Arquitectura de

    Madrid Jos Faria, realizado gra-

    cias a su empeo e inters por mi

    trabajo y a la preocupacin mani-

    festada en diversidad de ocasiones

    por el problema del desarraigo al

    que se enfrenta la sociedad urbana

    actual, as como la falta de relacin

    entre la construccin personal y

    social del paisaje.

    En el expresaba que toda mirada

    afectiva es parcial, pero que provo-

    ESTHER ISABEL PRADA LLORENTEDra.Arquitecta

    Instituto del Paisaje y Centro Luso Espaol de Patrimonio de la Fundacin Duques de Soria

    Oralidad y paisajepara una construccinafectiva del territorioBreve ejemplo en el curso medio del Esla leons

    Percepcin del paisaje. En Paisaje agrario transfronterizo (IP/FDS). Dibujo: Esther I. Prada.Percepcin del paisaje. En Paisaje agrario transfronterizo (IP/FDS). Dibujo: Esther I. Prada.

    ca a su vez otras miradas afectivas,

    permitiendo enriquecer la expe-

    riencia sobre espacios, paisajes

    cotidianos, paisajes heredados,...

    habindose convertido para m en

    un camino de trabajo, estudio y

    difusin, la definicin de la identi-

    dad o carcter del paisaje propio,

    comprendiendo a travs del mis-

    mo, otros paisajes asimismo parcia-

    les, estableciendo una metodologa

    y didctica ms general desde un

    entendimiento escalar de los siste-

    mas locales.

    La experiencia acumulada ya desde

    hace unos aos sobre el mbito

    geogrfico occidental de Castilla y

    Len, establece un camino que se

    inicia con la redaccin de la tesis

    doctoral, cuya ltima consecuen-

    cia ha supuesto la redaccin del

    estudio comparado sobre el pai-

    saje agrario transfronterizo en

    ambos lados de la raya con Por-

    tugal para el Instituto del Paisaje,

    analizando a travs de la transmi-

    sin oral e interpretando grfica-

    mente los lugares singulares de

    este espacio, as como los modelos

    de relacin, gestin tradicional y

    evolucin de su paisaje a travs del

    tiempo en tres escalas de aproxi-

    macin, territorial, urbana y arqui-

    tectnica. Esta experiencia asi-

    mismo ha permitido, la redaccin

    de entrevistas personalizadas para

    la iniciativa del Centro Luso

    Espaol de Patrimonio realizada

    en colaboracin con el Club Unes-

    co Entre Generaciones y la Aso-

    ciacin Civitas, Archivos de la

    Memoria del Paisaje.

    Cmo surge y porqu, comentaba

    asimismo en el blog de Jos, la rea-

    lizacin de estos trabajos sobre ese

    paisaje vivido y experimentado,

    significa que se ha elegido un ca-

    mino, no tanto como elogio de lo

    rural, sino de entendimiento del

    valor pedaggico de los paisajes

    antiguos, paisajes culturales que

    muestran las huellas de prcticas

    cotidianas organizadas como habi-tus, estructuras de carcter colec-tivo que expresan la verdadera

    funcin de habitar, el espacio o

    lugar antropolgico, el territorio

    social, del que podemos extraer

    lecciones que la cultura contem-

    pornea no nos ha aportado.

    Una parte importante de ese paisa-

    je propio, se centra en el conoci-

    miento e interpretacin del mscercano a las gentes de Campo de

    Villavidel, municipio de la provin-

    cia de Len localizado en el curso

    medio del ro Esla desde que recibe

    las aguas del Bernesga hasta que

    abandona esta provincia y contina

    por tierras zamoranas, establecien-

    do este curso fluvial el nexo que

    articula este espacio geogrfico

    integrado por catorce municipios.

    Trasladando la investigacin y ex-

    periencia atesorada al presente

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    PATRIMONIO Y DESARROLLO

    caso, el curso medio del Esla leons,

    histricamente labrantos y terraz-

    gos de regado que producen su pro-

    pio carcter y la huella humana en

    su paisaje, en los ltimos aos del

    siglo XX se llevan a cabo interven-

    ciones tales como la concentracin

    y ltima reconcentracin parcela-

    ria, que reescriben y homogeinizan

    los cdigos heredados al igual que

    sucede en gran nmero de munici-

    pios estudiados para la franja occi-

    dental castellano y leonesa, reco-

    giendo datos de gran valor sobre su

    evolucin y la percepcin que tie-

    nen las gentes sobre este entorno,

    apreciaciones sobre su paisaje

    mental tales como antes estba-

    mos en regado y ahora somos de

    secano, a pesar de la supuesta

    modernizacin agraria...

    Interpretando grficamente y dibu-

    jando esainformacin transmitida,

    se construye una cartografa afecti-

    va de un territorio y un paisaje,

    situndola asimismo sobre la docu-

    mentacin a origen existente en

    archivos histricos, catastro, as

    como sobre cartografa histrica y

    actual, necesaria para la recons-

    truccin del paisaje agrario espa-

    ol, aspecto ya expresado en el tra-

    bajo realizado para la revista de

    Geografa y Ciencias Sociales de la

    Universidad de Barcelona Geo Cr-

    tica en su seccin Ar@cne.

    Los lugares y sus paisajes estn

    cargados de seales y signos, tam-

    bin de smbolos, una escritura

    colectiva, la vida, el trabajo y laexperiencia de una comunidad

    acumulados en el tiempo sobre el

    espacio, la propiedad de la tierra, la

    organizacin de lo comunal, lo

    pblico y lo privado, que se decan-

    tan a modo de imagen hoy progre-

    sivamente debilitada, una mixtura

    entre naturaleza y cultura expre-

    sada en el espacio exterior como

    construcciones materiales y en

    nuestro espacio ms ntimo, el

    interior, como pensamiento refle-

    jado en el lenguaje, el lxico, la

    toponimia, signos o seales de

    nuestros paisajes identitarios.

    Los vocablos que podran definir el

    paisaje vivido por las ltimas

    generaciones ligadas al trabajo de

    la tierra y a un gnero de vida que

    en la actualidad se podra definircomo ecolgico y sostenible en el

    caso que nos ocupa, el espacio geo-

    grfico sito en el curso medio del

    Esla leons, seran los trminos

    madriz y quin, la marcas queidentificaban este territorio a tra-

    vs de las que las personas se reco-

    nocan.

    MADRIZ: de madre de agua, ma-nantial copioso, depsito de agua

    manantial locucin que ha queda-

    do ms viva en portugus (mai deagua) que emplearan ya los morosportugueses, umm al-mai (ummmadre). La expresin mae de aguala documenta David Lopes en el

    nombre de las viejas calles de

    Lisboa y Santarn. Madriz como

    forma popular y como nombre de

    lugar lo hallamos ya en Berceo (sin

    relacin con Madrid). DCECH,Corominas, 1984.

    QUIN: En cinco, cinque, quin-que, quingone, docs. de 1082-1096,quin de eredad de la nocingeneral parte que uno tiene con

    otros en una ganancia o propie-

    dad referida a la divisin de la tie-

    rra. DCECH, Corominas, 1984.

    La recuperacin de trminos tales

    como atrapar la mies, morenas,

    heredades, ocas, presas, balsas,

    mangas, costanas, tapines, toa-

    das, tapias, madriz, quiones... trae

    consigo los significados de un

    medio y un lugar, una identidad

    para muchos perdida pero necesa-

    ria para la supervivencia y el arrai-

    go en el lugar.

    Los nombres crean los paisajes, los

    personalizan, traban lazos con

    hechos y personajes del pasado, se

    transmiten de forma oral, suponen

    el arraigo local de la colectividad.

    En el espacio local todo tiene nom-

    bre, caminos, parcelas, canales de

    riego antiguos, trminos o mojones

    que cualifican ese lugar. Detrs de

    cada nombre hay una historia, una

    memoria local que se transmite

    culturalmente.

    La elaboracin de smbolos nom-

    brando los elementos, establece la

    imagen que una colectividad tiene

    del espacio que ocupa,resultado de

    una herencia cultural que puede

    tener referentes muy lejanos y no

    solamente una mera proyeccin de

    su accin sobre el entorno, convir-

    tindose a su vez el paisaje en ins-

    trumento para el conocimiento de

    una sociedad.

    Estudiando en profundidad nues-

    tros paisajes personales, el paisa-

    je propio, el paisaje subjetivo que

    reside en la mente de quines lo

    piensan o perciben como elemento

    fundamental en la configuracin

    de la memoria personal y por tanto

    colectiva, exponemos una percep-

    cin nica de los paisajes familia-

    res, expresamos el carcter de

    ese paisaje como registro de nues-

    tra memoria e identidad social.

    Las comunidades locales tienen un

    conocimiento espacialmente redu-

    cido pero intensamente simboliza-

    do, desvelar el paisaje local, requiere

    conocer la composicin y la trayec-

    toria de la comunidad. Solamente a

    travs de los actores locales se tiene

    acceso a ese conocimiento, dado

    que son capaces de establecer las

    relaciones existentes entre todas las

    escalas de interaccin, desde el

    territorio a la casa pasando por el

    entorno urbano, como ya he expre-

    sado en anteriores trabajos, un sis-

    tema complejo en el que los de ms

    edad son los que atesoran una gran

    experiencia y trayectoria dentro del

    grupo y su espacio.

    Elevarse de lo particular a lo gene-

    ral y descender de lo general a lo

    particular a travs de la mirada

    desde la Tradicin, concepto emi-

    nentemente dinmico por su senti-

    do de transmisin, afecta a la

    conservacin del patrimonio pai-

    sajstico, concepto extremadamen-

    te complejo por la diversidad de

    puntos de vista y procesos menta-

    les subjetivos, pero permite la com-

    prensin de la mixtura Naturaleza

    /Cultura a travs de su cristaliza-

    cin como paisaje.

    Por otra parte detectar los proce-

    sos de identificacin de los habi-

    tantes con los lugares en las ciuda-

    des es difcil, es importante cam-

    biar de escala y en los paisajes

    agrarios patrimoniales encontra-

    mos las claves para que, superando

    la dicotoma local-global, se pueda

    construir un paisaje afectivo con

    la finalidad de promover su salva-

    guarda, aunque este artculo ni-

    camente pretende mostrar un

    breve apunte del objetivo y finali-

    dad del mismo.

    Cartografa afectiva, escala del territorio. Informacin oral: Luisa Llorente Aller. Fuentedocumental a origen: paoleta del trmino de Campo de Villavidel y su anejo Villavidel,Archivo Histrico del Instituto Geogrfico Nacional, ao 1918, E: 1/25.000.

    Elaboracin: Esther I. Prada.

    Cartografa afectiva, escala urbana. Informacin oral: Luisa Llorente Aller. Fuente documental a origen: paoleta de poblacin. Campo deVillavidel y su anejo Villavidel, Archivo Histrico del Instituto Geogrfico Nacional, ao 1918, E: 1/5.000.Elaboracin: Esther I. Prada.