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A Y U N T A M I E N T O D E M U R C I A

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ESTE EJEMPLAR, POR SU TAMAÑO Y/O

ESTADO DE CONSERVACIÓN NO SE PUEDE FOTOCOPIAR

Acuerdo Comisión de Gobierno: 27 de octubre, 1988

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-LAS PRINCESAS . ENGATADAS, > y d e s l e c t U a d d e h e r m a n o s «

P R I M E R A

a n a q u e l indómito monstruo epe tingló la idolatria poblado de alas y lenguas que^fama le preconizan, para que al orbe terreno en los mas remotos climas pueda con sus dulces vocea

/ à todos darles noticias: Esta jnisma fama sea la que-en la ocasion me sirva de resonante clarin con cuyas voces melifluas dé á lúa una nueva historia.

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P A R T E . *

que por lo mismo es m u y digna que en lápidas ele alabastro para Eterno esté esculpida, cu j o s dulces epitectos puedan servir de doctrina para no fiar ninguno de criatura nacida. Mas dejando digresiones es bien la historia prosiga. Cuando el católico r e y que globos de estrellas pisa, san Fernando rey de España lanzó la secta morisca

1 de Hspaña y de sus fio minios con su invencible cuchilla, muchos nobles caballeros desceiuiientes teda vía de los primeros cristianos que hubo cuando la conquista, fué en ellos un poderoso el cual por su bizarría fue luego fcjecto por rey en las fértiles provincias de las panes del Oriente, que se lUuna la $iria: era su nombre Glotaldo era casado y tenia de su feliz ma Um moni ó* la belleza de tres bi ris, ' que en los huma?,as deidades llevaban la primacía. Viéndolas él rey su padre que pocos la merecían., y muchos los que aspiraban, subir à tan alia dicha, ordenó hneer un castillo de vistosa simetría, y de altura formidable,, qtie aun las mas aguda vista sus ;p i ra mides y almenas penetrarlas no podían; allí dispuso encerrarlas con infernal inventiva, pues buscò un májico sábio> que con hechizos hacia ni grò m á n i ic os enredos. A éste el rey le notifica haga un fuerte encantamiento tal, que no puedan ser vistas ni vencidas de ninguno . hasta que el rey lo permita., dejándolas emplazadas como en clausura continua, y fue el poner tres caballos, ó satánicas harpía^, para cada una el suyo, donde el encanto sü cifra, Pespues despacho un decreto

en toda su monarquía, que cualquiera caballero, ó noble de sangre limpia^ que pueda entrar enda torre,' M aquel encanto conquista eii sus hijas tendrá el premio quien lograre aquesta dicha, «eran casados con ellas, sin halier quien se lo impida. Muy bien conoció el rey la dificultad que habia, y con esta confianza por premio las ofrecía. Corrió en todos^us estadoi velozmente esta noticia: à este tiempo tres hermano! de gallarda bizarría Caballeros., y aunque pobres., de ilustre'genealogía nacidos en Dinamarca, dispusieron valerosos el partirse á graude priesa, por ver si la feliz suerte quiere que tal bien consigan. Y a los tres reconvenidos., dejan su patria y caminan hasta llegar à la corte., y con atención debida

* dijeron a! rey su intento, y al punto mandó que pidan todo lo menesteroso de cuanto se necesita, < con la sentencia y el cargo, que el que fuere á la conquista si ño salen c o n la empresa luego será dividida de su cuerpo la cabeza., castigando su osadi$. Pidió el mayor y el segundo caballos y armas lucidas, y el menor pidió que un carro tan ¿o! amen fe quería con dios bueyes, y que en él poner para muchos dias gran prevención de sustento

de comidas y tóidas, muchos clavos y una cuerda de largura sio medida; hechas estas diligencias que j a dejo referidas, salen los dos á caballo, y dentro de ^jocos dias dièronlè Vista al castillo, y á sú eminencia se arriman; mas luego esperimeitaron sus diligencias perdidas,

Í>ues viendo la elevación allecen y desaniman^

sin hallar en sus contorno» poblacion grande ni chica donde saciar la hambre y sed que los aflije y fatiga. Algunos dias gastaron dando, ideas discursivas cómo poder conquistar torre tan fortalecida; mas viendo no ser posible ya cansados determinan Volverse para su p^íria sin premio à tanta fatiga. Tomaron la misma senda que antecedente traían^ y en medio de ella encontraron *1 hermano que venia muy poco á poco en su carro -con prevención de comida, y al verlo le propusieron los imposibles que habia para conquistar el fuerte, S,ue se vuelva y no prosiga, ^o bastaron persuasiones, plegarias ni rogativas, •después que hubieron comido Solvieron en compañía, llegaron segunda vez ^ la encantada alquería: Wieron alto y descargan jos víveres que traían, p ( > el mancebo examinando

torre que uo Unía

puerta puente tñ rastrillo, ventanas ni zelosias; y bien registrada W a ciñó à èu cintura misma ima Vanda, en 1 a cual los fuertes clavos afirma: cogió u¡n clavo y una cuerda y un buen mari ilio en la cinta.,, y al fijar el primer davo vieron que se estremecía el encantado castillo, y dentro una gritería que à no ser su valor tanto no siguiera su porfía. Siguiendo su op< ración sin temor ni cobardía poniendo clavos, y haciendo para subida, su vida: .con artificiosa maña y astucia tan bien lucida llegó al estremo postrero, .

Ì f apenas sus cumbres pisa e salieron al encuentro

Ires hermosísimas ninfas giostrando ser sus bel lezas aun mas que humanas divinas, diciéndole : Quién sois j joven, que con tan libre osadía has profanado el decoro ele .este alcázar donde habitan tres princesas? pues tu muerte pagará tal demasía. £1 respondió: pues señoras como este favor consiga de morirà vuestros ojos causará mi muerte envidia;, y asi tendréis por sabido, que como queráis permitir que las libre de oslé encierro aunque pai a la salida todo el mundo se me oponga

« no es posible que me rinda? Uni io r nits res p o n d i e ron : pues como el valor te asista todas tres obedecemos

4 m U y grandemente propicias que; te W á bien p r e g i a d p j v

mas para eso precisa quc à trcsJi 'Niiosòs caballos que en ealfe Habitan à cada UUG una c e d a les q u i t a r á s , q u e en las mismas està nutestre encanta miento, y tenias en mucha estima, porque en eualesquier'íYacas® que te Ipiles no te .aflijas, si el elemento del fuego a cadauno le aplicas. Esto dijeron y luego^ à una pieza lo encaminan donde estaban tres Pegasos de tres li guras distintas; - , hizo lo1 ya prevenido, las guardó , y à grande priesa « dispuso bajar las damas,, que del placer y alegría „ mil parabienes le daban con ternezas y caricias; y al impulso de Hi cuerd* j Á la hermana m a y o r liga ' ¿ . • y con valor intfreibia . v

en tierra la deposita; l o mismo fué la s e g u n d í ^ quedó sola la mas chican l e dijo joven gal lardo, toma aquesta gargantilla que en valor , pocier y hechura otra alguna no le imita:

' y aunque diversos trabajos te atormenten y persigan jamas te enagenes de ella, «jua podrá »er que algún dia J,

te Importe , y c o n esto fil Cie lo te libre corno nos libras. Con esto descendió al suelo, con la misma anatomía, y habiéndolas ya l ibrado ¡de eac)acritud tan indigna; le tiraron de la cuerda. Quién vio m a y o r bastardía entre hermanos] pues se hall& c o n ia esperanza perdida de bajar ni aun por los c lavos que. hincados en ella"habia. Entonces los dos hermanos eo.n infernal avaricia, conociendo que su hermano todo el premio merecía, eñvicfi osos dispusieron ponerse luego en huida, montándolas en sus'forutOS volaban y no corr ian

* liasta llegar á la Córte ,dt>nde el Rei se maravil la en ver à susdiijas l ibres que aun viéndolas no cretas Ellas guardaron secreto, solo dijeron que habiaa p o r los dos sido libradas, y viendo el Rei que son nobles al instante determina desposar las dos mayores c o n fiestas m u y deleitivas: y porque pide esta historia t iempo para referir la pide pues T a d e o Peña que atención se le permita,, q u e en la segunda jornada nada tardará en decirla»

yin de la primera portel

Las Princesas encantadas. S E G U N D A P A R T E .

íligido y peiaroso, » , melancólico y suspenso, lleno ile horrores y espanto quedó en la torre el mancebo sin hallar norte ni "senda para salir del encierro., por haberse en él cumplido la ley del encantamiento: todo tinieblas obscuras, todo asombro, todo miedo, oyendo silros de sierpes cerca de si tan horrendos, que hambrientas le amenazaban á su vida por momentos. Pero entre tantas fatigas se acordò que le dijeron ^ que en los caballos tendría de sus penas «1 remedio. Se fue al sitio donde estaban, que sabia por muy cierto el qua le pertenecía á su enamorado dueño que le dió la gargantilla, en el cual montó ligero, «lió ua briaco muy formidable

el bruto con tal estruendo que pareció que la torre se arrancaban los cimientos, • al volver en sí se halló en un áspero desierto todo poblado de tronco» tan montuoso y espeso que jamás lo penetraron del sol los claros reflejos^ Alli fue depositado, comenzando desde luego ¿ discurrir pqr las ramas por si hallaba algún consuela de poblaciones ó gentes para el natural sustento. Caminó á larga distancia cuando encontró un ga»adero#

al cual con mucha modestU lé suplicó que de c ier to * le dijese qué parages ó países son aquellos? Respondió muy agradable; esta tierra es de suecos, y según dice ese trage ^os no sois de aqueste rata**'

fro amigo , le replicò; soy un pobre few*sfera, que buscando hai',fortuna me ha traído á tal estremo; y por quien sois os suplico que nuestras ropas cambiemos* Cambiaron y quedó armado núes! r o n o b le cabal le r o vestido à lo pasturi?., tan tosco como g postero-, pues no era dable en sí mundo nadie poder conocerlo., pidiendo, algunas limosnas' pasaba de pueblo en pueblo. L l e g ó al reino doride estaban sus hermanos j que de cierto estaba ochocientas leguas, lo. cual gastó mucho tiempo» Fingía llamarse Juan, y con estos fingimientos,, se hizo Ideo declarado, pues ya para conocerlo decían ^ Juanillo- el loco,, no dándole en nada asceso-. E n aqueste tiempo e i Rey à su lupi polr momentos le d< cía se casase para llevar1 en mu riendo el consuelo; que quedaban tóelas tres ya con empleo., y ella siempre se negaba à sus deseos y ruegos liasta Ver.M Ia fort'u 11 a le traia el dulce objeto à quien dio la gargantilla como referido i lejo. Di jota -a su padre un día, que ordenase unos torneos, y aquel quéia riTertícícse por mas galatfy nías diestro que lue^o ^frccé rendirse á los I izos'rle himeneo. Promulgó el Réy al instante que vengan aventureros à las j a f e í ' i su còctè,

con el apercibimiento q i n ofr ce dar á su hija sin el menor del ri rúenlo. M u c h o s 1 ' ñ o res i I ù s 1 r,e s de variasr partea vinieron. Llegó la citada tarde, y pne»to]ya en el torneo cou la mayor bizzarria dieron principio al manejo, y amos al loco (intrido,

v ' quo en aqueste mismo tiempo puerto fuera de poblado donde no pudiesen verlo, sacó la primera cerda, lüzo lumbre y k di-ó f u e g o , y vio junto á ,-í un caballo con siila j jaez y freno^ con (les jóvenes al lado donde en breve lo vistieron de unas hermosas preseas cual segundo Gerineldo.

"Entró en el palenque, y todos desea ba 11 conocerlo: pero no pudo ninguno por mas que hicieron estremo* gallando en primor á cuantos á ! a fu 1 re i o n as i s t ie r o n. Y eonciuida la tiesta salivó mas veloz que un trueno. Para la tarde segunda » hizo el Piey que e¡i varios puestos se.pongan hombres armados para poder conocer lo . Luego que llegó la hora, pronto arrogante y diestro quemóla cerda segunda., y mas veloz que los vientos llegó el Caballo y con él seis criados que en aaeo y las costosas libreas eràn de todos espejo. Ganó en todo con ventaja aun mas que el dia primero; quieren detenerle el paso,, pero fue todo superfluo^ j

pues sin ver por donde iba de la vrsta lo perdieron. Para fa tarde tercera quiso el Rei ser buen tercero: mandó que aquel territorio que ci re u inhalaba el cerco, lo amurallasen con tablas y con muy altos ruad?1 ros., que aunque se transforme en ave parajiuir.no pue,da hacerlo. Fue aquella tarde el concurso por el gran gentío inmenso: volvió à hacer su operación, quemó la cerda cu efecto como hizo en las primeras, y luego un caballo negro llegó con doce ciiados, y de harinoso terciopelo carmesí los vestidos, y el s u j o con otro terso y diamantes guarnecido que causaba envidia el verlo: de suerte, que aquella larde sobre todas echó el resto, y á la hora de ausentarse entre volando y corriendo fue otro volador pegaso., dejando à todos suspensos, pues saltó aquella eminencia *[d° posible pitra aves, ^e fue sin que averiguasen-quien fuese aquel caballero, perdieron las esperanzas «¡a y padre à un mismo tiempo, Pero la discreta dama « sus solas y su intento tomó una gargantilla ^S'ial en un todo á aquella "e la que le dio en la torre ^ que adora y està viendo. *Mole á su padre entonces,

se buscase un maestro 3 U e sin que le falte un punto )aga otra , pues su intento

^ ver si hallaba la suya

y sin que lidia rem olió proni :íc,á..T tí'ig i1 espo • > de aquel qn.» la U n g í , y Cito se puso luego por obra. Se buscó entre ¡os m is divstrjs à el mas sapiente alquimista

.que habia entre los expertos. A este tjempo habia entrado n servir à esle maestro Juanillo el fingido loco pasando,plaza de serlo: «lióle el Mei la dicha alhaja estrellándolo y d ¡cié rulo le: que en el tiempo de dos meses con primor, arle y concierto se ha de nacer 11 garganli 11 a y que de haber.íaíla en ello al impulso del verdugo le hará dividir el cuello. Llevóla pues à su casa y eii ella reconociendo Ja dificultad de hacerla su tristeza iba creciendo. Viéndole su mozo triste., dixole : Señor yo quiero que me digáis los motivos de la tristeza en que os v e o , por ver si vuestros pesares algo remediarlos puedo: se !o dixo, y el responde: sin duda alguna me atrevo de hacerla mejor mil veces, qhc lo que el Rei ha propuesto, para io cual en un cuarto donde haya el mayor silencio póngame todos ab'ios de herramientas y sustento, sin que me vean ni entiedaíi que y o á mi solo me entiendo, Todo lo menesteroso, le puso en un aposento, dejándolo alli encerrado y él muy alegre y contento por saber bien que en su man© pendía todo el enredo.

8 Muchas veces iba el amo cota gratulo secreto » verlo, y lo hallaba recostado muy descuidado y durmiendo, y viendo que ya quedaba «1 tiempo corto y e*tr£cho, comenzó á enlutar la casa contemplándose j a muerto. Con esta sin igual pena, l legó el día postrimero, y eì amo triste y l loroso, fue «quel mismo dia à verlo, y apenas entró le dijo: pues Juan simple qué tenemos? mas el con fingida risa y con agradable ceño, le dijo : ya maestro amo no lia dt- ser el t\ey .sangriento coi tra vos, pues ya la prenda con todo primor se lia l u c h o ; sacando la Gargantilla, pues lue el origen primero; uuedaudose el amo absorto pues ignoraba el misterio, mi i parabienes le daba con muchos o'YeCinaentoS. La tomó y se fue à palacio y en las mano-, del IV i tn esiti O la puso, pero la infanta lu t ."o al punto que l>- dieron la noticia , vino à verla V la conoció al momento,

diciendo: qué lapidario es de aquesta obra el dueño? Quién hizo tan bella alhaja porque quiero Conocerlo. Y el maestro receloso # no le cojan en enredo contó desde su principio toda la Verdad del hecho. Entonces dijo la infanta: ya padre se llegó el tiempo de mi desposorio , y sea quien se fuere ese sugeto. A .palacio íue l l tvado, mas luego se conocieron, solamente que los dos supieron guardar secreto hasta mejor ocasión c o m o en efecto lo hicieron. Le fue fuerza al Rei Casarlos, aunque con gran -sentimiento pues en un ciento de amantes quiso à un hombre sin asiento. Sus hermanos y cuñadas le decían vituperios, mas poeo tiempo durò desatar aqueste enredo: y para dar (in à aquesto, de este admirable compendio quiere Tadeo Peña darlo todo por estensO, y en otra tercera parte deshacer quejas y duelos.

f¡n de la segunda parte.

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Las Princesas encantadas, T E R C E R A P A R T E .

• Ipua , ¿ emendo la hermosa Infanta sin hallar en nadie al ivio,

«us gustos j a conseguidos, tanto fue que c a y ó e n f e r m o , de su Gargantilla,, V dueño* y a de la vista perdido.

Vinieron Médicos sabios, y dijeron que en los riscos do los montes de Esclavonis estaba el unico al iv io, en las aguas de una fuente; mas que habia gran peligro, por las indómitas fieras, que habitaban aquel sitio. Los dos Yernos se ofrecieron prontos y reconocidos, esto lo supo el hermano,, y sin darle á nadie aviso, l lamó el caballo encantado de los tres el primitivo y montándose salió mas veloz que un torbe l l ino , fue á la fuente y tomó el agua, y viniendo de camino se encontró con sus hermanos que iban al intentó mismo, y les dixo : caballeros, ese es trabajo perdido,

que la l ibró del peligro; »10 dudó eì darle la mano como habia prometido, causando en el Rey tal pena que fue bastante motivo, que todo el Bey no afease

' s i mal guato que ha tenido reduciéndolo à tristeza, «n vez de hacer regocijos: Do quieren en el Palacio viviesen ni aun por indicios, y à fuera en los extramuros Un tosoo alvergue les h izo , donde apartados viviesen, ®in ser oídos ni vistos: su Esposa le guerreaba;, que no se mostrase libio «n descubrirse, pues todos Meaban sus delirios; ttias él hasta mejor tiempo tubo el secreto escondido, f l o r a b a el Rey su desgracia,

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IO que «qui llevo y o ya el agua y aguardo un premio crecido: entonces los dos á un tiempo le dijeron : nobleamigo, nosotros te lo daremos, en plata ó en oro fino, como el agua quieras darnos; y prontamente les dijo: no quiero otra cosa en premia que no presenten al Rey tíos peras que se le llevan por íavor muy esquisito;, y pues consigo las traen, eso es lo que pido- en. premio: luego se las ofrecieron por entrar mas aplaudidos. Hecho entre los tres el cambio» se volvieron ni proviso, con la cual cobró el Rey vista' y ellos el quedar lucidos: tt'VO de allí á poco tiempo con grandísimo peligro' el Rey otra enfermedad,, y Médicos muy peritos no encontraban medicinas; hasta qne el mas sabio dijo: que en los desiertos de Albania hay en sus montes altivos jmtreftas Leonas, si á una pudieran con artificios sin darle muerte sacarle el néctar de su recinto, era singular remedio y los dos recombenidos, jpor gozar todos los fueros salieron bien guarecidos, y el hermano al mismo tiempo se salió al Campo y dió un grito llamó el segundo caballo,, y mudando de vestido Jleg» al monte-, y como iba Con la mágica y hechizo, p co coger la Leona, s (i ser de ella sentido

y sacó porción de leche à ¿u elección cuanta quiso. Sa volvió y á pocas leguas, encontró los contenidos hermanos, y saludólos, y asi les habló y les dijo: amigos, y o ya he logrado lo que: pretendéis vos mismo: ruegànle que se la diera por cuanto fuere servido, j el les dijo: caballeros, luego otorgaré el partido si permiten que una orej* os corte con mi cuchillo i cada uno y el cambio -se hnrá sin que haya entredicliOr A l principio este concierto gran dificultad les hizo, mas por grangear honores otorgaron el partido pues encubrían el defecto las pelucas y capillos. Llegaron muy orgullosos, y fueron bien recibidos de todos pues fue la lecho único bálsamo lino, conque recuperó el Rey cuanto tenia perdido. Sucedió pues á este tiempo que otro Uey enfurecido le puso à Glofaido guerra, con rigor ej« cutívo> hallábase atribulado por su mucho poderio. LI a m ó à s us Y e m OS à sofá í», diciendo l es que su arbitrio era el que fuesen los dos con silencioso sigilo à registrar como espías el campo d i enemigo. Con esta resolución las nombró el Rey por Caudillos liando en ellos la empresa, como que eran ya sus hijos,

No hacian caso del loco, dandole siempre al olvido; mas él de cuanto pasaba, de tod« tenia aviso, 8e fue á un desierto j allí la misma operacion hizo Marnando al tercer caballo, y fue llegado al proviso c ° n lucidísimas armas de acero terso y bruñido.

fue al campo de la l id , y cou invencible brio, cual otro Cid Campeador entre los contrarios hizo estragos tan formidables

los dejó destruidos, ganándoles dos Vanderas y ^rayéndolas consigo: •«contro à lo» dos hermanos (que siempre fue encontradizo) Jjue ihan descubriendo el campo* hablóles m u y comedido: amigos ya venís tarde, y siempre pierde el tardido, y asi para esta conquista ^ u y frivolos habéis sido, Porque y « por otras fuerzas puedan muertos y vencidos^

cual estas dos Vanderas y de esta espada lo» filos,

abonar ta verdad suficientes testigos;

^¡érenle si quería Jl'^dar en estremo rico,

redujese à monedas, pida y no sea omiso;

^'joles que no estimaba, ellas ni aun cien bolsillos solamente estimaba,

81 S e r i a n consentirlo,, •^alarles con un hierro a donde fuesen servidos s!'r*n las Vanderas suyas, 11 C o n v i e n e n en lo dicho:

n ^ i v ' tí til las orejas ni peras les hicieron tal ruido, como el considerarse esclavos sin ser cautivos: mas ¡ó codicia avarienta! ó Ínteres de este siglo! por último concedieron y él tomó el hierro e n c e n d i d a y en la espaldilla siniestra se lo dejó á los dos fijo: se fueron con las vanderas y dijeron haber sido los que a todos íoscontrarios vencieron sin ser vencidos. Aqui fueron los placeres que no es dable refer ir lo . Oreció con m a y o r estremo el odio y rencor maldito del Rey Contra1 el tercer Yerno por ser hombre tan indigno que determinó arrojarlo, porque jamas fuese visto à uuas islas muy remotas; mas él humilde y propicio le pidió al Key por m e r c e d se muestre con él benigno,, que el dia de su partida, dentro de Palacio mismo se junten todos los Grandes Señores esclarecidos, que quiere que sepan todos un secreto peregrino, y por último consuelo, lo pide y ha de cumplir lo , Je concedió el pedimento, y acudió inmenso gentío; fue el que tenían por l o c o , y se adornó de un vestido,

?ue su valor y hermosura úe en grado superlativo,

se afeitó y quedó su rostro brotando grana y armiño: entró dando envidia à todos; al ver su garro y su brio.,

«ritonce» lo conocieron B U S hermanos de I N I P R O V I S I » / que Jes molivó á ae»màj?.ef^ embueltos en sudor frió. Sacó ni punito las do.-i Peras> diciendo: y a i o, pcrai.iTo ' Cjue digan mas vituperios, que bas,laj*lv8 Ite sufrido por rìiiS traidores hermanos; y o gran Señor soy el mismo que liberté, las, Princesas Lien ío saben que_yo he sido, y el misiuo que trajo el agua .por lo ¿j<W hube conseguido^ que estas dos peras me diesen; se dió por verdad lo dicho. Y ahora quiero que todos manifiesten ,sus oídos, quitáronse las Pelucas,, y solò ép lo.vdós se vió, que les lidiaba una orí ja, y él las sacó del bolsillo, diciendo estas son las mismas que á los dos corté y o mismo cuando t^agerou Ja leche que os dio en vuestro mal alivio* granseñor , y para que queden dej todo corridos., desflibrarse las espaldas veréis son esclavos'.mios, que así lo dirán las señales: este lue el mayor martirio y vergüenza que pasaron, manifesta ad,o lo escondido,

;(J y descubrir sua «ngaatìs» Y luego en público dijo,; esto Jo he hecho tan solo porque estos hermanos mio» trataron la .falsedad

.que ejecu'aron comigo: mas para,que de mi pecho • conozcati lo esclarecido,, y o los perdono de todos los agravio^cometidogj y viendo el Rey que de tanto® aplausos solo era digno, le dió un estrecho abrazo diciéndole: amado hijo hasta aqui te he despreciado desde hoy mudo de designio, tu solo serás de todos mis bienes heredalivo,, como asi fue , que por muerto ¿e l Rey gozó el señorío.: 110 quiso que a sus hermanos les diesen ningun castigq^ sino es que al li se quedase» sin que luciesen dominio en cosa alguna en Palacio que estos son los merecido»

(que consiguenlos ava roa,, que emprenden casos indigno«f' y asi quien todo lo quiere, todo lo pierde y es fijo. Donde Alonso de Morales, -que este suceso halló escrito <quisr> reducirlo á versos,, •á el mandato de un amigo*

F m . MURCIA.: I M P R E N T A DE JOSE S A N T A M A R I A .

Se hallará en su libreria > callo ancha de Sta. Isabel número I .*, con «o buea surtido de retacería , estampas pintadas y n e g r a s , comedias, nipersoaales y otros géneros i los mismos precio* e» C o r d o v a Granada y Valencia,

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