Noticias sobre la historia natural y el cultivo del algodonalMed K5105 NOTICIAS SOBRE...

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NOTICIAS SoBBB LA. CULTIVO DEL ALGODONAL, traducidas ron el dr. Cÿ) K^ùcvUmet» càf IMÏRENTA DE I. CÜMPLIDO,

Transcript of Noticias sobre la historia natural y el cultivo del algodonalMed K5105 NOTICIAS SOBRE...

  • NOTICIAS

    SoBBB LA.

    CULTIVO DEL ALGODONAL,

    traducidas ron el dr.

    Cÿ) K^ùcvUmet» càf

    IMÏRENTA DE I. CÜMPLIDO,

  • 22900265657

  • MedK5105 NOTICIAS

    SOBRE

    LA HISTORIA NAÏURALY EL

    CULTIYO DEL ALGODONAL.

    ARTICULO SOBRE EL ALGODON, TOMADO DEL CURSO DE

    AGRICULTORA, PÜBLICADO POR LA SECCION RES—

    PECTIVA DEL INSTITUTO DE PRANCIA, Y

    TRADUCXDO POR EL SR 4 DR.

    MEXICO.

    Imprenta de Ignacio Cumplido»Calle de lus Rebeldes nûm. 2.

    1854

  • VfcLLCO'

    '

    ' -

    UE

    Coll. wel^Omec

    Cal!

    No. «f-

  • A SU ALTEZA SEEENISIMA

    EL SR. GENERAL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA,

    DON

    8§£#i«nw §§Î0.]M2 k

    BENEMERITO DE LA PATRIA, CABALLERO GRAN-CRUZ

    DE LA REAL T DISTINGUIDA ORDEN ESPAîvOLA DECARLOS III, GRAN MAESTRE DE LA NACIONAL DE

    GUADALUPE T SU RESTAURADOR, &C., &C., &C.

    Serenisimo Senor:

    Como un leve testimonio de gratitud, por la proteccion que

    V. A. dispensa d la industria nacional, me tomo la libertad

    de ofrecer d V. A. la traduccion que voy d publicar del ar-

    tlculo que acerca del cultivo del algodon, se inserta en el Dic-

    cionario de Agricullura, formado por la seccion del mis?no

    ramo, del Instituto de Francia: las nociones que proporciona

    dicho articulo, me han parecido utiles al pals; y para su ma-yor recomendacion, suplico d V. A. se digne permitir que es-

    ta pequena obra lleve alfrente el nombre respetable de V. A.,de quien me honro de ser

    affmo. y obediente servidor

    ' Q. B. L. M. de V. A.

    . (gÆqciüinez c)e£

  • Digitized by the Internet Archive

    • in 2016

    https://archive.org/details/b28068294

  • INTKODUCCIOÎT.

    Investido con el caràcter de agente de la in-

    dustria fabril de la republica, con que me honro la

    junta general de los senores propietarios de fâbri-

    cas y en cuyo cargo se sirviô confirmarme el su-

    premo gobierno, es uno de mis mas esenciales de-

    beres, el de procurar los adelantos de este ramo,

    naciente en el pais, y que puede y debe constituir

    una de las principales fuentes de su riqueza y pros-

    peridad.

    Por mas que los intereses opuestos, interiores yesteriores, se hayan empenado en combatir la indus*

    x \

    tria nacional, ya suponiéndola como incapaz de sos-

    tenerse, consolidarse y progresar; ya pretendiendo

    que Mexico se ocupe esclnsivamente de buscarme-

    tales en las entranas de la tierra, para que de tue-

    ra le venga todo lo necesario à la vida, â la como-

    didad y â la decencia: el liecho es, que la industria

    se ha introducido entre nosotros: que en muy pocotiempo se ha estendido prodigiosamente: que no

  • INTRODUCCION.IV

    solo se sostiene, sino que avanza: que se ha consti-

    tuido un ausiliar poderoso de la agricultura y del

    comercio: que sus intereses se Lan identificado con

    los de la nacion y de su erario: que da ocupacion yvida â nu crecido numéro de personas y familias;

    y que â pesar de su infancia, ya déjà entrever un

    futuro muy lisonjero para la présente g-eneracion ymucho mas para las sucesivas.

    A la vista de este cuadro, que nada es menosque ecsag’erado, basta el sentido comun, siempre

    que lo acompahen la iinparcialidad y el verdadero

    patriotismo, para penetrarse de la neeesidad y con-

    veniencia de fomentar esa misma industria, ayu-

    darla y darle impulso pur todos los medios posi-

    bles.

    Ecsiste ya una maquinaria que se aumenta yperfecciona diariamente: no faltan las primeras ma-

    teriasj pero es de absoluta neeesidad que alcancen,

    y aun que escedan al consumo de las fâbricas, . asi

    para que estas no teng-an jamas que suspender sus

    labores, como para la mayor baratura en los pre-i

    cios.

    Bajo este aspecto, nada interesa tanto como el

    incremento del cultivo del alg*odon: que este se es-

    tieiida y propag'ue: que para él y por él, seapro-

  • INTKODUCCION. Y

    veclien los muchos terrenos aptos en que abunda la

    republica: que se procure, ademas, acercarlo â los

    puntos en donde hay fâbricas establecidas: que se

    ocupen de ese util y provecboso trabajo, tantos bra-

    zos que no lo encuentran en otros ram os; y que se

    facilite la siembra por la mayor sencillez de las ope-

    raciones.,

    Con este objeto se han tomado ya las inedidas

    convenantes, para traer semillas de las varias cla-

    ses de algodon que se cosecban en diferentes pun-

    tos de la America. Por las combinaciones y es-

    fuerzos de algnnos propietarios de fàbricas, se han

    traido de los Estados-Unidos, no solo semillas, sinoi ' ^ .

    tambien un inteligente que ensene y dirija prâcti-

    camente el cultivo del fruto, para simplificarlo yinejorarlo aqul cuanto posible sea; y con estos ele-

    mentos se plantearân y ensayaràn sementeras men-

    suales en un terreno ya eleg’ido y muy a propôsi-to para el efecto, que ha franqueado generosa ygratuitamen te el sehor general Mendoza, prefecto

    actual de Puebla, en una finca rûstica de su pro-

    piedad, cerca de Matamoros; habiendo heclio igual

    oferta, respecto de otro terreno de su pertenencia,

    el Sr. D. J uan Mugica y Osorio. Y los propieta-rios quelian tomado â su cargo tan patriôtica em-

  • VI INTRODUCTION.

    presa, se proponen no perrîonar medio alg-nno. a

    fin de impulsar y g-eneralizar la siembra pur ludo

    el pais.

    Este proyecto es tanto mas realizable, cuanto

    que el alg-odon, lo mismo que el tabaco, se produ-

    ce y brota naturalmente en muchos puntos, aun-

    que sin las yentajas del cultivo.

    Si alg-unos ensayos que se lian heclio, no ban te-

    nido buen écsito, es porque 6 se han eleg-ido terrenos

    poco à propôsito, ô porque en la manera de bacer

    la siembra y el cultivo, se ban descuidado otros

    esenciales requisitos; pero con buena eleccion de

    terrenos, con inteligencia, y sobre todo, con cons-

    tancia y con repeticion en los ensayos, los resulta-

    dos no dejarân de ser felices. De ello nos da una

    prueba clara, loque ha pasado y pasa en Texas, en

    donde â fuerza de teson se lia dado â este artîculo

    un impulso maravilloso.

    La siembra del algodon se puede muy bien com-

    binar con la del malz, como se practica en alg-unas

    partes: esto ahorra no pocos desembolsos, y ofrece

    la utilidad de que euando se pierda en la una siein-

    bra, se g-ane en la otra, y salgun compensados el

    trabajo y capital invertido.

    Cuâl sera nuestra situacion, euando teng'amos

  • INTRODUCTION. YII

    esa primera materia tan abundante y tan barata,

    cotno lo sera, sembrada y cosechada en todala re-

    publiea? ^Cuando ella baste al surtido de las fabri-

    cas? ^Cuando estas puedan abastecer suficientemen-

    te al pueblo, y à precioâ que hagan imposible toda

    competencia estrana? ^Cuando las considérables su-

    mas, calcnladas en mas de un millon de pesos, que

    se estraen anualmente para los Estados-Unidos,

    con destino â las compras de algodon, se queden

    y circulen entre los cultivadores nacionales? Oh!

    Cuanta gente hallarà oeupacion lucrativa! jCuânto

    estlraulo para el trabajo y para evitar los males del

    ocio y de la indolencia! Cuânto alivio para la mi-

    seria! Qué ausilio tan eficaz para la moralidad ypara el alejamiento de los vicios inhérentes âla in-

    digencia! jQué de resultados provechosos para la

    nacion!

    Con el deseo de estimular â los agricultores y de

    hacer subir su numéro, hasta el alto punto à que

    pueda Uegar, con proporcion â la multitud de ter-

    renos utiles para dicba siembra, he creido muy

    conveniente el facilitar los conocimientos teôricos

    y practicos del cultivo de que se trata, porque una

    instruccion natural y sencilla sobre la materia, de-

    mostrara, aun â los mas perezosos é incrédulos, la

  • vin INTKODUCCION.

    facilidad que encontrarân en la siembra, en el cui-

    dado y cosecha del fruto, los rauclios usos a que se

    puede aplicar este ya cosechado, y los beneficios

    y lucros que sacarân de tan honesta y provechosa

    ocupacion..

    Tal es el objeto que me propongo en la publica-

    cion del articulo “Algodonal,” saeado del “Ourso

    de agricultura” por los miembros de la seccion de

    agricultura, del instituto de Francia, en su Diccio-

    nario tambien de agricultura, y que esacta y fiel-

    mente traducido â nuestro idioma, ofrezco al pu-

    blico, al que juzgo hacer cou ello un buen servi cio,

    animado de las mejores intenciones y de los mas

    yehementes deseos por la prosperidad del pais.

    Este articulo ensena elmejor método de culti-

    vai’ el algodon; y patentizando las inmensas venta-

    jas que debe producir el g’iro de tan precioso ramo,

    destruye los errores y preocupaciones que la igno-

    ran cia y la malicia han procurado sembrar y di-

    fundir, contra todo lo que se relaciona cou la in-

    dus tria manufacturera.

    jOjalâ que la présente publicacion corresponda a

    las miras que para ella me han guiado!

    Mexico, Noviembre de 1853,

    c/cf

  • CUBSO DE AGrBICULTUBA

    ,

    POR LOS MIEMBROS DE LA SECCION DE AGRICUL-

    TEURA DEL INSTITUTO DE FRANCIA. ARTICULO

    “algodonal.

    Algodonal, Gossypium, Lin. género de plantas

    de la monadelphia, polyandria, en la fainilia de

    las malvaceas, cuyas especies son poco numerosas,

    pero que por el cultivo lian prodacidoun gran nu-

    méro de variedades;que no siempre es fâcil dis-

    tin-niir entre si.o

    Los caractères del género son los siguienteâ:

    Un câliz d’oble, el esterior grande y con très es-cotaduras profundas y dcsigualrnente dentadas, el

    imerior pequeno y ensanchado, una corolu de cinco

    pétalos, estambres numerosos, cuyos fi'lamentos

    rennidos por la base y separados por arriba, llevan

    unas antheras reniformes; un estilo tanto ô maslargo que los estambres^ coreuado por très ô cuatro

  • 2 HISTORIA NATURAL

    estîgmas gruesos; nna capsula mas ô ménos volu-minosa, esférica ü ovalada, algunas veces puntia-g'uda, de très ô cuatro vàlvulas, con otras tantas ca-

    vidades llenas de semillas de un color verdoso 6 ne-negruzco, lisas ô vellosas, adhérentes entre si 6 se-

    paradas y rodeadas de una peluza blanca, arnari-llenta ô rojiza, mas 6 ménos larga, fina y sedosa,conocida con el nombre de algodoti. Cuando estapelusa esta madura, liace abrir las vàlvulas, y des-borda entônees todo el rededor de la capsula que

    la contenia.

    Las flores del algodonal son amarillentas ô pur-

    pureasj nacen en las acsilas de las hojas y en la es-

    tremidad de los ramos. Las hojas estân dispues-

    taa alternativamente, y de ordinario divididas en

    muclios lobulos; en algunas especies el nervio prin-

    cipal de su superficie inferior esta provisto deglân-

    dulas.

    La raiz del algodonal es naturalmente pivotan-

    te, y tiene raîces latérales; cuando pénétra en linea

    recta en la tierra, el tronco toma la figura de un

    ârbol. Cuando encuentra piedras ô una tierra de-

    masiado dura, en vez de penetrar perpendicular-

    mente, crece en sentido horizontal y produce en-

    tônees muchas raicecillas. En este ûltiino caso eltronco llej2fa â la altura de un arbusto.

  • DEL ALGODON. S

    HlSTORIA NATURAL DEL ALGODONAL. ESPECIES Y

    VARIEDADES.

    Pocos conociraientos precisos se tienen sobre las

    espeeies botânicas de algodonales cultivadas actual-

    mente en los dos continentes, sobre todo respecto

    de aquellas cujo cultivo Lace uno de los principa-

    les ramos de comercio en las colonias occidentales

    de los europeos. El pais natal de cada especie es

    tambien poco conocido. En general este ârbol 6arbolillo crece naturalmente en los paises câlidos;

    sin embargo, se ha logrado aclimatarlo poco â po-

    co en latitudes cuya teraperatura, aunque bastan-

    te caliente, no es igual â la de la zona tôrrida. Sé-

    ria dificil decir con précision qué especie de algo-

    donal cultivaban los antiguos. Parece que cultiya-

    ban principalmente dos espeeies; de las cuales, la

    una, mas alta y formando un arbolillo, era parti-

    cular al Egipto, y la otra mas baja ô herbacea era

    conocida en la Asia Menor, la Persia y otras pro-vincias del Levante. Esta fué probablemente la

    que introdujeron los griegos en Italia, donde des-de entônees se ha cultivado con buen écsito. LaAmerica poseia antes de su descubrimiento por los

    europeos, muchas espeeies de algodon; despues seha enriquecido con otras muchas, origin arias del

  • 4 HÎSTORIA NATURAL

    Asia ô de Africa, que han sido sucesivamenfe tras-portadas a aquel pais y que se han desarrollado

    mny bien. En el dia se cultiva en esta cuarta par-te del mundo el raayor numéro de variedades.

    Seguin los botânicos, las verdaderas especies co-

    nocidas hasta ho}'-,sou poco numerosas. M. de

    Lamarck no cuenta mas que oclio. Estas especies

    muchas veces son confundidas con sus variedades

    por los cultivadores, y aun por los mismos botânn-

    cos; porque los caractères por los cuales se han que-

    rido distino'uir entre si no son bastante détermina-

    dos ni constantes.

    Esto es lo que ha observado particularmente M.

    de Bohr, naturalista y agricultor distinguido, que

    ha residido veinte anos consecutivos en America,

    y que despues de haber recorrido por ôrden del

    g’obierno dinamarqués, todas las islas y posesio-

    nes de tierra firme de este pals, donde se ocupan

    del algodon, ha cultivado en su propia finca (en

    Saint-Croix) todos los aïgodonales cuya semilla

    pudo procurarse.

    Los caractères distintivos de los algodones, dice

    M. de Bohr, en suTratado del cultivo del algodon,

    se han establecido atendiendo â la hg'ura de las lio-

    ]as, à las glândulas observadas en su superficie in-

    ferior y â las estipulas; mas laesperiencia ha pro-

    bado que estas partes estan sujetas â variar,no

    solo en la misma especie, sino tambien en el mis-

    mo individuo.

  • DEL ALGODON. 5

    Los caractères tomados de las serai lias son, se-

    g’un dicbo autor, los mas constantes de esta planta,

    y al mismb tiempo los mas faciles de apreciar. Los

    propone, por esta razon, como los unicos que de-

    ben fijar la atencion, no solo de los botanieos, sino

    tambien de los labradores y comerciantes. Segun

    este método, aîlade, los labradores se encontrarân

    raénos embarazados en la eleccion de las especies

    que quieran cultivar, y queconvengan de prefe-

    rencia al terreno y â la esposicion de su plantîo, ylos comerciantes estaràn siempre seguros de recibir

    la espeoie de algodon que piden, mandando la se-

    milla à las colonias, cosa tanto mas facil, cuanto

    que los algodones del comercio, por bien limpios

    que parezcan, tienen siempre algunas. Se podria

    creer tal vez, que los comerciantes harian mucho

    mejor enviando al labrador una muestra del algo-

    don que quieren tener; pero esta precaucion no sé-

    ria suficiente. ïïay muchas especies de algodon

    que se asemejan bastante â primera vista, y cuyas

    diferencias no se pueden conocer ni por la vista, ni

    por el tacto, y que sin embargo se distingueu fâcil-

    mente cuando se hilan. (*)

    Importa al labrador, por otras consideraciones,

    (*) Soy do opinion que todas las especies do algodon culti-

    vadas pvovienen de la misma ccpa, como las uvas, las manza-nas, &c. Por consiguiente, considero lo que aquî so llama es-

    pecie, como una variedad. (Nota de M.-Bosc.)

    2

  • 6 HISTORIA NATURAL.

    el conocer bien las diferentes especies que cultiva.

    Los algodonales varian mucho en su producto: hayalgunos que producen todo el ano, otros dan dos

    cosechas al ano, y mucbos no dan mas de una.Hay especies que producen un algodon de la me-jor calidad; pero la capsula que lo contiene se des-

    prende muy pronto, y cae àntes de madurarse. Enotros algodonales, el algodon se ensucia y pierde

    su color bîanco antes de su madurez. La cantidad

    de algodon que las diversas especies producen en

    cada cosecha, y su color, son cosas que interesan

    tambien al cultivador. Muchos alg-odonales por

    la altura y desarrollo de sus ramas prometen una

    cosecha bastante abundante, y muchas veces no

    producen mas que dos dracmas 6 media onza de

    algodon al ano, miéntras que otros de ménos apa-

    riencia producen hasta siete onzas de un algodon

    limpio. En cuanto â su color, se sabe que hay al-

    gunas especies de un blanco brillante como el de la

    nievej otras de un blanco de leche 6 de un blanco

    sucio; otras por fin, tiran al rojo y aun al pardo,

    muchas de las cuales son de escelente calidad. Una

    de las principales cualidades de un buen algodon,

    es que se desprenda fàcilmente de la semilla. El

    tiempo empleado en séparai- una libra de algodon

    de su semilla, fijaba regularmente su precio, àntes

    que se conocieran las màquinas empleadas hoy dia

    para suplir los dedos.

  • DEL ALGODON. 7

    Hay en la India una variedad de algodonal cu-

    ya semilla se sépara del alg’odon solo eon frotàrla en

    las manos y sacudirla despues con varas. Si el al-

    g'odon de esta variedad fuera largo, fino y abundan-

    te, séria muy â proposito para introducirlo en las

    colonias de la America. (*)

    Estas consideraciones lian determinado â M. de

    Eolir â rechazar las descripciones 6 caractères bo-

    tânicos adoptados hasta hoy, para ateùerse unica-

    mente à los que presentan las semillas. Segun su

    método, ha observado y reconoeido veinte y nueve

    especies de algodonal. En este numéro hay once

    especies de semilla, âspera y negra; ocho la tienen

    lisa, con venas y de un pardo oscuro; très de seiftL

    lia guarnecida de pelos raros; siete la tienen cu-

    bierta en gran parte 6 en su totalidad de pelusa ô

    de pelos muy juntos: très de estas especies tienen va-riedades. Por lo mismo M. de Itohr ha establecido

    cuatro clases principales tomando por base de esta

    clnsificacion las partes esteriores de la semilla, com-

    binadas con los diversos modos de su superficie.Las partes de la semilla son la punta 6 la parte su-

    perior, la base ô la parte redondeada opuesta â la

    punta; la sutura que es la arista saliente, la cual

    se estiende desde la punta hasta la base, y el gan-

    (*) Tambicn en el Pcru sc cultiva una espccic somejanto.

    (N. del T.)

  • 8 HISTORIA NATURAL

    clio, que es la estremidad de esta sutura terminadaen punta elevada. El lado de la semilla donde seencuentra la sutura es la cara anterior; el lado

    opuesto la cara posterior. La superficie es ô com-pletamente negra, 6 triguena, lisa ô âspera, tei*3a

    o veteada, limpia 6 cubierta de pelusa 6 de pelos.

    Llama pelusa â una especie de cabellera espesn,ruuy corta y crespa,de un grueso igual en toda su

    long'itud, de un color de orin, y que no pierde su

    crispatura torciéndola entre los dedos. Da as! mis-mo el nombre de fieltro al vello que rodea ordina-riamente la semilla, y que estâ mas ô ménoscubier-

    to de pelos, mas 6 rnénos tupido ô ralo, y finalmen-

    te, el de pelos â las fibrillas mas delgadas hâcia la

    punta y gruesas en la base, que comprimiéndolas

    con los dedos recobran su figura primitiva.

    Las partes que acabamos de describir son, en el

    concepto de M. de Rohr, caractères esenciales de

    la semilla del algodonal, porque subsisten despues

    de haber quitado el alg’odon, y porque no se pue-

    den separar estas partes con un cuchillo sin quitar

    algo ai mismo tieuipo de la superficie de la misma

    semilla. La cantidad, figura, posicion y propor ,cion de estas partes en su estado natural, son in-

    variables.

    M. de Lasteyrie, en su Tratado del alg’odonal ysu cultivo, muni fiesta algunas dudas sobre la per-

    manencia de .estos caractères. f:Hemos procura-ado, dice, reconocer diversas especies de algodonal,

  • DEL ALGODON. 9

    “segun los caractères adaptados por M. de ïtolir,

    “y confesamos que en vano hemos querido aplicar-

    “los â un gran numéro de semillas de este ârbol,

    “que poseemos en nuestra coleccion econômica. Es-

    “to es lo que nos hace creer que su método de cla-

    “sificacion es insuficiente, ô al ménos que los ca-

    ractères que lia adoptado no son bastante sensi-

    bles, distintos y constantes, de tnanera que ofrez-

    “can un medio de reconocimiento al alcance de los

    “cultivadores.”

    Esta diferencia de opinion sobre la misma mate-

    ria, entre dos sâbios tan distinguidos, no parecerâ es-

    trafia â los que se lian ocupado de la bistoria na-

    tural. Las observaciones de M. de Rohr y M. de

    Lasteyrie, las han heclio sin duda uno y otro con

    sagacidad y précision; mas la naturaleza, que es in-

    finitamente variada en sus producciones, se burla

    muclias veces de Duestras observaciones y de nues-

    tros métodos. Por otra parte M. de Lastey-rie dice, que no babietulo podido observai* las

    semillas de algodonal, mas que sobre veinte ytantos individuos de diverses especies que le banvenido de Europa, Asia y Africa, no se créésuficientemente autorizado para recbazur la clasifi-

    cacion adoptada por un naturalista que ha multi-plicado sus observaciones sobre un numéro mu yconsidérable de' individuos. (*)

    I

    (*) Como las variedadcs obscrvadas por M. de Lasteyrie

  • 10 HISTORIA NATURAL

    Séria quizà mas sencillo, al mènes para los cul-tivadoreSj no admitir mas que dos especies; a sa-ber, el alg’odonal vivâz que unas veces es arbusto ôarbolillûj y otras àrbpl; y el alg-odonal herbaceo quenace, crece, y muere entre dos inviernos: por mascuidado que se tengpi y cualquiera que sea el pais,

    todavia es dudoso que ecsista esta ultima especie,

    tal â lo ménos como acabo de anunciarla. Quizâel clima es el que hacdendo deg-enerar el algodonal

    6 modificando su naturaleza, ha hecho herbaceo yanual el que llamamos asî. M. de Rohr no ha encon-trado esta especie en niug-una de las partes de la

    America que ha visitado; todas sus investigacio nés

    respecto de esto y su empeno en procurarse las semi-

    lias ban sido inutiles. AI. de Lastevrie sospecha que

    la misma especie cuyo tallo, dice, es lenoso, como

    lo ha observado en Malta, en Sicilia, y eu las islas

    de Lipari, podria en algunas circunstancias durar

    mas de un ano y aun yivir muchos en un clima que

    le fuese mas favorable. (*)

    Como quiera que sea, he aqui los'nombres y ca-

    venian de Europa, Asia y Africa, no es estrano que no haya

    estado de acuerdo con M. de Rolir, que no ha ecsaminado mas

    que algodones de America. Eran variedades differentes, que

    habriasido posible sin embargo, someter al método del sâbio di-

    namarqués. (Nota de M. Bosc.)

    (;

    *) Asî sucede en cfccto; el algodon es herbaceo anual, e.

    los paîses frios; se hacc vivaz entre los trôpicos. (Nota do M.

    Bosc.)

  • DEL ALGODON. 11

    racteres de las especies vivaces que M. de Kohr

    créé mas ventajosas para los labradores, entre’ to-

    das las que ba conocido y cultivado. Son las si-

    guientes:

    1. ° El algodonal annal (Year-Round), 11a-

    xnado as! porque produce todo el aho. Su semilla

    présenta un pequeno bacecillo de pelusa al rededor

    de su punta y debajo del gancho. Hay dos varie-dades de c&psulas, pequenas y grandes. Se culti-

    va mucho la primera en la Jamaiea y en Santo Do-

    mingo. Se eleva a seis pies, y ecsigeparasu des-

    arrolîo un terreno seco y arenoso. Su cosecba

    muv prolongada la distingue de todas las otras.Como el algodon abandons fâcilmente su capsulasi no se quiere perderlo, es preciso recoger cada

    ocho dias el que esta maduro; de otra manera cae

    por efecto de la lluvia ô del viento, se ensucia y su-

    fre un principio de putrefaccion. Este- algodonal

    da siete onzas de algodon limpio, cuya liebra es

    larg'a, blancay fina. La variedad de capsulas gran-des no se ha soinetido todavîa â un gran numéro

    de observaciones; es tan productiva como la otra,

    y su algodon es mas fino.

    2. El algodonal llamado (Sore -Rouge). Susemilla es de punta pequena, esta rodenda de mu-cha pelusa muy junta y crespa, la cual desborda lapunta y desciende a lo largo de la sutura hastuabajo, donde se encuentra mezclada con algunos

  • 12 HISTORIA NATURAL

    pelos. Este alg’oclonaj merece ser preferido al an-terior, bien que sea esta una de las mejores especies.Mas el Sorel da mâchas cosechas al nno y muclioalgodon en cada una: cada cosecha se liace en po-

    cos dias, su algodon résisté â los vientos y â la liu-

    via; no cae tan fâcilmente del ârbol y aventaja enlo blanco y en lo fino al Year-Piound. El Sorelno siendo descopado, adquiere una altura de cuatro

    6 cinco pies y un anclio c*asi ig'ual, miéntras queel otro ecsig’e a lo rnénos un espacio de seis pies.

    Por ultimo, el producto ordinario del Sorel es de

    siete onzas y media.

    3. ° El algodonal de la Guyana. Las semi-

    llas contenidas eu cada celdilla de la capsula, ad-

    liieren entre si, formando una pirâmide larga, rauy

    estrecha. Este algodonal ocupa un espacio de

    diez a doce pies cuando el terreno le es favorable.

    Se desarrolla bien en un terreno humedo, y da dos

    cosechas al ano; pero muclias veces duran poco, por-

    que las lluvias que caen dos veces al ano, hacen

    caer las capsulas medio inaduras y aun verdes to-

    davla. Produce comunmente doce onzas de algo-

    don limpio. Este algodon es muy estimado enEuropa por su blancura, su fuerza y lo largo de

    su hebra. En el comercio se conoce con los nom-bres de algodon de Cayena, de Susinam, de Deme-

    rara, de Berbisa y de Essequibo.

    En estas colonias y toda la Guyana no se culti-

    va mas que esta especie.

  • DEL ALGODON. 13

    4. ° El algodonal del Brasil. Las semillas

    estân fuertemente adheridas entre si como en la

    especie anterior; pero en vez de formai* una pirâ-

    mide largua, mu}’- estrecha, la forman corta y an-

    cha. Ademas, estan ordinariamente reunidas en

    numéro de siete y de nueve a lo mas, miéntras

    que en el algodonal de la Guyana lia}' por lo co-

    mun nueve, y hasta once reunidas. M. de Rohr,que ha ecsaminado un gran numéro de estas, niin-

    ca ha encontrado entre ellas las semillas del algo-

    donal del Brasil, que por el cultivo conservan siem-

    pre sus caractères. Por esta razon mira esta ûlti-

    ma como una especie particular. Su algodon eshastante fino y muy solicitado en el comercio ypor los fabricantes, sobre todo el de Marahon y el

    Eernambuc, por eso su esportacion es muy consi-dérable. Segun M. de Lasteyrie, se han transpor-

    tado en 1806, para el puerto de Lisboa 95.454 ter-

    cios. El algodonal del Brasil se cultiva unicamente

    en este pals; todavla no ha sido introducido en la

    Guyana y las grandes Antillas. En 1787 fué im-portado â Saint-Croix, en dondo M. de Bohr loha cultivado.

    Las cuatro especies ya descritas tienen la serni-

    11a âspera y negra.

    5. ° El algodonal de la India. La punta de

    la semilla se distingue por algunas fibras de pelu-

    ea de que esta provista la cura posterior, la sutura

    desborda la punta, el gaucho es casi imperceptible.

  • 14 HISTORIA NATURAL

    M. de Polir ha dado a este algodonal el nombreque lleva, por haberlo visto por primera .vez en ca-sa de un indio, entre Santa Maria y Cartagena.Este ar'bol ofrece una irregularidad notable en laconvecsidad de sus hojas.

    Abandonado â si mismo ecsige, en razon deldesarrollo de sus ramas latérales, un espacio dediez pies, su altura es de ocho. Da dos cosechasal ano y cosa de ocho onzas de un algodon muyhermoso, muy blanco, y que sobresale en lo fino alde todas las otras especies. Este algodon se con-

    serva por mucho tiempo en el ârbol, no esta suje-

    to â ensuciarse, y se limpia fâcilmente porque no

    adhiere â la semilla.

    6. ° El algodonal blanco de Siam. La semi-

    lia es corta, de base casi esférica; la pelusaal rede-

    dor de la punta es muy largay esta muy junta; seestiende un poco hàcia la base; el g'aticho apénas

    es sensible. Este algodon se cultiva en la Marti-

    nica y en Santo Domingo bajo el mismo nombre.

    Produce anualmente seis onzas de algodon limpio,

    que es de un hermoso blanco, y sin ninguna he-

    bra de color.

    Estas dos especies (4 y 5) pertenecen â la divi-

    sion que tienen las semillas de pardo oscuro, de

    superficie lisa y veteada.

    Si el lector quisiere conocer las otras veinte y

    très especies de que M. de Rohr ha hecho mencion

    en su obra, encontrarâ sus nombres en el articulo

  • DEL ALGODON. 15

    Algodonal del nuevo Diecionario de Historia natu-

    ral, en el cual lie dado su descripcion seg'un este

    naturalista. En un Diecionario de agricultura, bas-

    ta conocer las especies mas utiles.

    Asi es que anadiré â las seis que acabo de des-

    cribir las siguientes de que M. de Itohr no ha ha-

    blado.

    7. ° El algodonal llamado herbaeeo ô anual de-

    be presentarse en primer lugar, porque es el mas

    generalinente conocido y el que se puede cultivai’

    con mejor écsito en todos los clitnas que no pasen

    de los 44 grados. Crece en Chipre, en la isla de

    Candia, en la Siria y en las Indias. Se cultiva en

    estos paises;en Malta, en Sicilia y en China. En

    Europa es anual; mas en alg'unas partes de la

    Africa es, seg’un dicen, yivaz y forma un arbolillo.

    Este algodonal se eleva â la altura de un pié y me-

    dio à dos piés. Su tallo es duro, como lenoso yvelloso en su parte superior; se divide en ramas

    cortas guarnecidas de liojas de cinco lobulos, re-

    dondeados hâc.ia*el medio y puntiagudos en su es-

    tremidad. Estas hojas tienen sobre el dorso una

    glandula de color verdoso poco notable; son sua-

    ves al tacto y estàn sostenidos por pediculos bas-

    tante largos, abajo de las cuales se encuentran dos

    estipulas, de ordinario lanceoladas y un poco ar-

    queadas. Los pedunculos nacen en las axilas de las

    hojas, y cada uno de ellos lleva una flor amarillen-

    ta, cuyo câliz esterior es perfectamente dentado.

  • 16 HISTORIA NATURAL

    8. ° El alg'odonal de la isla de Borbon. Esuna especie preciosa, que desde liace alg*unos anos,ha sido transportada de esta isla â las Eucayas de

    America. M. de Lasteyrie dâ acerca de este alg'odo-nal las resenas siguientes, tomadas de un escritocorto impreso en Bahama, una de las Eucayas?por la Sociedad de Ag-ricultura que alli esta esta-

    blecida. “Eas especies, dice, mas generalmenteconocidas en las islas de Bahama, antes que sehubiese iutroducido en la de Borbon, se désigna*

    J o

    ban con los nombres de Anguila, de alo’odonal de

    Georgia; producian anualmente una gran cantidad

    de flores y de capsulas sujetas â détériora rse, por

    el rocio y las otras intempéries de las estaciones*

    de suerte que los cuatro quintos de las flores y cap-

    sulas caian ordinariamente de la planta sin llegar

    a madurar. Estos accidentes ocasionaban â los

    cultivadores la pérdida de cuatro cosechas sobre

    cinco. El algonal de Borbon no terne, por el con-

    trario, ni los vientos, ni la lluvia, ni el trio; su fru-

    to nunca se desprende de las ramas* perrnanece ad-

    herido.hasta su perfeeta madurez, cuaïquiera que

    sea la variacion de la atmôsfera; crece ràpidamen-

    te y fructifica mas pronto que los algodonales de

    que se acaba de hablar, lo que es una grande ven-

    taja, sobre todo en los paises en donde se hacen

    dos cosechas al aüo. Todos sus frutos se madu-

    ran casi en la misma época, por lo cual es necesa-

    rio apresurarse â recogerlos. Por otra parte, es

  • DEL ALGODON. 17

    de todas las especies conocidas en la isla de Ba-

    hama aquella cuvo alg’odon cae mas pronto. Sus

    filamentos son muy finos, y su produèto es doble

    en cantidad, aunque sus capsulas sean sumamente

    pequeilas. Se eleva poco y no présenta â la vista

    una vegetacion tan brillante como las otras. Cuan-

    do sus capsulas comienzan à crecer, seinclinan hâ-

    cia la tierra. Sus ramas son horizontales, lo que

    le da la apariencia de la vina. Los terrenos, el

    clima, la esposicion y el gènero de cultivo que con-

    vienen «a las otras especies, le son iguialmente favo-

    rables; sin embargo, prefiere las orillas del mar.

    9. ° El algodonal de Georg’ia de semillas ne-

    gras. Es anual, ô ecsige â lo ménos que se siem-

    bre de nuevo cada ano. Ha sido introducido en losEstados-Unidos en 1786. Su semilla ha sidolleva-da de Fernambuc y sembrada prirnero en la Geor-

    gia, de donde le viene su nombre. Se cultiva tam-

    bien en los alrededores del rio Cumberland, en losEstados de Tennessee y en alg*unos puntos de laLuisiana; es decir, que su cultivo se estiende del

    Mediodia hasta el grado 36 de latitucl. Su algo-don conocido en el comercio con el nombre de Geor-gia, se vende en Inglaterra â un precio doble delde las mejores especies de semillas verdes; aunquese paga por libra un che’lin mas que por el mejorde Borbon. Da por acre (413,660 pies cuadrados)a las orillas del mar, en un terreno flojo y fértil,de 200 â 250 libras de algodon limpio. Séria di-

    3

  • 18 HISTORIA NATURAL

    ficil asegurar si este algodonal es ô no de la mis-

    ma especie que el del Brasil, aunque haya venido,seg-un dicen, en un principio de este pais.

    10. ° El alg’odon de matorral (Bush-Cotton)ô algodonal arbusto, de semillas verdes y peque-nas. Se cultiva en la America Septentrional. Esuna especie ô una variedad muy notable, porque detodos los algodones conocidos y faciles de procu-

    rarse, es el que se desarrolla mejor hâcia el Norte.

    Sus frutos llegan â una madurez compléta hasta el

    gTado 40 de latitud en America, lo que supone uua

    temperatura igual â la de los paîses de Europa si-

    tuados bajo la latitud de 44 â 46 grados. El cli-

    ma del Mediodia de la Francia convendria, pues,perfectamente â este algodonal. Pasa por ser anual

    y rara vez se eleva â mas de piè y mediol Su al-

    godon adhiere fuertemente â la semilla, es de una

    calidad inferior y tiene filamentos muy cortos.Quizâ con el tiempo y un cultivo cuidadoso se lie

    -

    gara à mejorar sus productos. Se cultiva tambien

    en la America Septentrional, segun la relacion del

    mayor Butter, otras dos especies de semillas ver-

    des, de las cuales una se eleva â seis ô siete pies, yse madura bajo el grado 29 hasta el 34. Da por

    acre (43,560 piés cuadrados) de 200 â 400 libras

    de algodon limpio. La otra especie ecsige un pais

    câlido, y produce un algodon de bella calidad.

    11. ° El algodonal de Santorin. Es el nombre

    de uua isla dtd Archipiélago, situada al 39° 10’

  • DEL ALGODON. 19

    de latitud. Esta especie que M. Olivier nos lia he-

    cho conocer es fructescente, vive muchos anos y so-

    porta las heladas del invierno, con tal que se pon-

    ga cuidado de cortar su tallo al nivel del suelo â la

    entrada de esta estacion. Pbdria cultivarse con

    buen écsito en nuestros Departamentos méridiona-

    les; de la misma manera que se cultivan los alca-

    parros.

    12. ° El algodonal de Yoica; de tallo setni-

    fruetescente.

    No se ha hablado de la especie 6 de las varieda-

    des que dan un algodon de color de Mahon, porque

    son poco productivas. (*)

    Los algodonales crecen en todas las longitudes

    y bajo todos los paralelos al Ecuador; que no se es-

    tienden mas alla del grado 43 6 44delatitud Nor-

    te ô Sur. En los diversos paises en donde se cul-tiva, se siguen diferentss métodos, ordinariamente

    apropiados al clima; pero que todos serefieren â un

    corto numéro de principios. Estos son los que voy

    â procurar desarrollar; ellos bastarân para dirigir

    â los que quiëran cultivar esta preciosa planta.

    (*) Hay en la China una variedad de algodonal, de algo-don amarillo, que no se ha introducido todavîa en ninguna de

    las colonias europeas, aunque pueda ser tan interesante para elcomercio como la llamada nanltin

    ,

    que viene del mismo pais.(Nota de M. Bosc.)

  • 20 HISTORIA NATURAL

    PriNCIPIOS Y METOÇOS DEL CULTIYO DEL ALGODON.APLICABLES CON ALGUNAS MODIFICACIONES, A TO—

    DAS LAS ESPECIES Y A TODOS LOS LUGARES.

    He dicho que paîses y que elimns convienen alalgodonal; he hecho conocer sus principales especies

    6 variedades, cou las ventajas é inconvenientes que

    cada una de ellas présenta. La eleccion de la queconyiene cultivai* de preferencia, dépende del lugar

    que se habita, de la esposicion de este lugar, de la

    distancia â que esta de los rios ô del mar; esta elec-

    cion dépende tarahien de la naturaleza del terreno,

    en que se quiere sembrar la planta, y de los medios

    que se tienen de fertilizarla por medio de riegos ar-

    tificiales, 6 por abonos. En una palabra, todas

    las circunstancias locales reunidas, son las que de-

    ben determinar al colono; debe sobre todo guiarse

    por la observacion y la esperiencia. Si habita un

    pais en donde el cultivo del algodon sea ya anti-

    guo, se atendra simplemente â la especie que se

    cultive en él con mejor écsito, teniendo cuidado de

    cambial* de cuando en cuando sus semillas con las

    de sus vecinos. Mas si se quiere establecer este cul-

    tivo en un pais donde todavîa no ha sido conocido,

  • DEL ALGODON, 21

    hnrâ entonces aîgunos ensayos de diferentes espe-

    cies, 3^ lo8 resultados que obtenga le harâu conocer

    euâl sea mas ventajoso cultivai’.

    ElECCION, PREPARACION Y DISPOSICION DEL TERRE-

    NO.

    Abonos.

    Todos los terrenos pueden convenir al cultivo

    del nlgodon, escepto los que carecen de aire, ô que

    estân demasiado elevados, luimedos 6 fries. EnMalta crece en un suelo ârido y arenoso; en Egip-

    to y en la Arabia Pétrea, se siembra en terrenos

    de arena, sometidos al riego. La inmediacion del

    mar es en lo general, favorable â su desarrollo;

    los vientos que reinan habitualmente sobre las cos-

    tas, estân cargados de particules salinas que favo-

    recen singularmente su vegetacion. Las coseclias

    de los algodonales plantados en el interior de la

    Guyana sou ménos abundantes que los de los plan-tios cerca del mar. (*)

    (*) Si estas coseclias son ménos abundantes, es porque elsuelo bastante fértil de estas baciendas liace que la planta so

    vaya en vioio, y lo que so necesita principalmentc es que pro-

    duzca flores. Esto es lo que be observado en la Carolina, en

    las baciendas recicn desmontadas. (Nota de M. de Bosc.)

  • 22 HISTORIA NATURAL

    Sin embargo, se cultiva este ârbol con buen éc-sito en el interior de la China, de la Eersia y delos Estados-Unidos de America.

    El alg'odonal no puede crecer, como la viïia, enlas rocas y entre las pied ras. Las raices no pue-den vencer estos obstâculosj se contornean y no ad-quieren el desarrollo que necesitaD. La raiz prin-cipal, en vez de pénétrai’ con fuerza, se cubre de

    filamentos; el ârbol produce ménos frutos y viveménos tiempo.

    Como sedesarrolla perfectamente es en una tier-ra arenosa, ligera, muy suelta, mas bien seca queliumeda, y cuyas partes tengan entre si un cierto

    grado de adherencia: esta tierra es la que le con-

    viene. Un suelo demasiada rico y barroso la hacecrecer con vigor; pero dâ entouces mas madera que

    fruto. Si el terreno esta bastante humedo sus rai-

    ces no tardan en podrirse y en ser picadas de los

    g-usanos. Las tierras volcânicas son, sin dispu-

    ta, las mas favorables â la vegetacion y produc-

    cion del algodon..

    En las que estàn compuestasde una arena fina mezclada con una suficiente can-

    tidad de tierra arcillosa ô calcarea, y una cierta

    porcion de détritus végétales, produce algodon

    de mejor calidad en mayor cantidad y que llega

    mas fâcil y prontamente â una raadurez compléta.

    En fin, el algodon puede cultivarse coo buen écsi-

    to en los terrenos rnedianamente buenos, y en los

    que sera muchas veces dificil obtener otras cose-

    chas

  • DEL ALGODOlSf* 23

    Como su principal raiz pénétra à una profundi-

    dacl bastante grande, y sus raices latérales tienden

    â estenderse cou libertad, se necesita para este ar-

    busto una tierra floja y muy menuda, que por con-

    siguiente, baya sido preparada por labores anterio-

    res, ya con el arado, ya con el azadon, segun la

    naturaleza y estension dei terreno 6 las proporcio-

    nes del cultivador. Las labores con el azadon son

    preferibles; pero en una grande esplotacion, costa-

    rân demasiado. Cuando el terreno clestinado al

    plantio del algodon, lia estado por mucbo'tiempo bai

    dio y se encuentra lleno de }'-erbas ô de malezas, es

    necesario repetir las labores hasta que quede com-

    pletamente limpio; esto es lo que se hace en algunos

    lugares en Espana. Se coraienza por hacer uso

    del arado, y despues con el azadon se hac-en dos ô

    très labores profundas. De esta inanera se despo-ja enteramente el terreno de las raices y plantas

    parasitas, se afloja la profundidad conveniente, y se

    consiguen buenas cosechas que indemnizan los pri-

    ineros gastos. En las tierras cnltivadas bastan trèslabores con el arado: una al fin del Otono, la se-

    gunda al principio de la Prirnavera, y la tercera in-

    mediatamente ântes de sembrar. Las das prime-

    ras abreu el seno de la tierra â la accion del aire

    y del sol, y â las infiuencias atmosféricas, y la ulti-ma la dispone à recibir la semilla. Los ebinos si-guen este método; aun tienen el cuidado de rastri-llar la tierra en coda labor, y la abonan antes de laultima.

  • 24 HISTORIA NATURAL

    En las Antillas, en yez de labrar enteramente elterreno consag'rado al algodon, se hacen anchas fo-

    Bas con intervalos convenantes, como por ejemploà la distancia de cuatro pies sobre cinco, 6 de cinco

    sobre seis, cuidando que los ârboles estén ménosdistantes nnos de otros en las hileras que pre-

    sentan el flanco â los vientos, que en las que tienen

    Tina direccion contraria; esta disposicion liace que

    la circulacion del aire sea mas ig-ual. Las l’osasdeben tener diez y ocho pulgadas de profundidad yun poco mas de un pie de ancho. Se debe evitar

    darles la forma de embudo; porque entônces las

    ralces que buscan la tierra floja se dirigirian todas

    Lâcia el centro, y se entrelazarian de tal manera

    que al arranearlas plantas superfluas se maltrata-

    rian las que deben permanecer.

    El algodonal puede mas fâcilmente dispensarse

    de abono que otras muchas plantas; sin embargo, es

    necesario que el terreno tenga algurio, si se quie-

    ren conseguir buenas cosechas, sobre todo cuando

    el suelo es estéril. Aunque toda especie de abo-

    no puede emplearse con ventaja, se debe sin em-

    bargo, preferir el que la naturaleza del terreno pa-

    rezca ecsigir. Asi, pues, un terreno frio y arcillo-

    so ecsige estiércol cilido, como el de carnero &c.,

    y reciprocamente. En general el abono ligero,

    pulverulento y fàcil de esparcir, es mejor que el

    que liubiere sufrido una grande fermentacion. En

    la costa de Malabar, se conservai! los escrementos

  • DEL ALGODON. 25 '

    Iiumanos en grandes fosas, en donde se eclia are-

    na y tierra lig’era. Cou esta raezela se forman tor-

    tas que se dejan seear, que despues se quiebran,

    y cuyo polvo se esparce en los eampos de alg’odon.

    Se acostumbra tambien en esta costa inundar las

    tierras por algunos meses, para mejorarlas por la

    permanencia de las aguas; porque los depositos

    fang-osos formados por los rios y las avenidas con-

    vienen muy bien al alg'odonal. . Los cbinos mirancomo un buen abono para este cultivo los mismos

    fangos de los canales, zaujas y cbarcos; eraplean

    tambien el bagazo que queda despues de baber es-

    primido el aeeite de las plantas oleaginosas y las

    cenizas de toda especie, sobre todo las de lâs rai-

    ces. hojas y cortezas de los alg’odonales del ano an-

    terior. Se debe abonar el alg’odonal en la época

    de la primera labor, 6 al ménos entre las dos inti-

    mas; proporcionar la cantidad de abono que necesi-

    ta el terreno, é introducir el estiércol â una pro<

    fundidad tal, que las raices del algodonal, aun las

    mas lacg-as, puedan tener una nutricion abundante.

  • 26 HISTORIA NATURAL

    De la eleccion de la semilla.—epoca y mo-do DE SEMBRARLA.

    La semilla del algodon conserva la propiedadde germinar durante des 6 très anos, aunque una

    gran parte de las semillas del algodon de Ame-rica la pierden al cabo de algunos meses, y muchas

    aun despues de algunos dias. Esta semilla, tenien-

    do una corteza muj dura, necesita liumedecerseantes de sembrarla: nace despues de très, cuatro,

    cinco ô siete dias, segun la especie. Una ligeralluvia apresura su g'erminacion; pero una lluvia que

    dure mucho la destruye muy pronto. Si cuandoba llovido, no nace al cabo de siete dias, se puede

    asegurar que se ha podrido. Sin lluvia puede eon-

    servarse enterrada rnuchos meses. Sus partes acei-

    tosas, su corteza resistente, y una 6 mas pulgadas

    de tierra, la garantizan suficientemeiite contra la

    impresion del calor.

    No todas las semillas de una misma planta sonigualmente buenas; se deben desechar las que pro-

    vienen de capsula, que han sido recogidas inedio

    abiertas, 6 que se han hecho secar al sol 6 en el

    lioruo. Cou frecuencia se encuentran en una cap-

  • DEL ALGODON. 27

    sula bien abierta, semillas que no lian adquirido

    una madurez compléta. Esto se conoce por su co-

    lor ménos subirio; estân manchadas de blanco, y de

    ordinario son mas pequenas. Estas semillas alte-

    radas sobrenadan cuando se echan en agua. Sin

    embargo, esta prueba aplicada a todas las semillas

    de algodon, no siempre es segura, porque las espe-

    cies muy secas, Ô cubiertas de una cierta cantidad

    de pelusa, no se sumergen en el ag’ua, aunque su

    almendra tenga las caiidades propias para la vege-

    tacion. La mas pesada y mas dura es la mejor.

    Se deben preferir siempre las semillas de un ano

    ô las que se acaban de cosechar. (#)

    Como las semillas del algodon conservan, aun

    despues de haber pasado por el rnolino, una peque-

    na cantidad de blamentos tenaces que por su en-

    trelazamiento las hacen aglomerar; para separar-

    »

    (*) Las très caiidades que caracterizan el buen algodon, son

    lalongitud, la finura y la fuerza. La primera aventaj a â las

    otras, razon por la cual se debe sembrar esclusivamente la va-

    riedad en que es mas pronunciada, y porque cortar los algodo-

    nalcs inmediatamente despues de lacosecba, y lo mascerca po-

    sible del suelo; porque es constante que los retonos gruesos

    dan frutos mas grandes. La finura dépende de la variedad yde la edad, del clima o del terreno; las plantas viejas y un cli-

    ma 6 terreno seco, ofreeen mas ventajas bajo este punto de vis-ta. En cuanto â la pureza, esta es debida â la variedad, alterreno y al grado de madurez. Los climas 6 terrenos hüme-dos debilitândola y la falta de madurez impidiéndole llegar al

    grado necesario. (Nota de M. de Bosc.)

  • 28 HISTORIA NATURAL

    las se mojan y se roclan con arena, ceniza, tier-ra niu)7- mennda ô estiércol pulverizado. Se frotandespues una con otra, y esto basta para separarlas.Sin esta operacion séria imposible sembrarlas comose desea, de una manera igual. Se perderian mu-chas y al germinar se estorbarian unas a otras,La época de la siembra no se puede fijar de un

    modo determinado: es necesariamente relativa alclima. En îos paîses situados bajo la linea ô en-tre los trôpicos y en sus inmedi uiones, se debe sem-brar inmediatamente despues de Ios solsticios, seade invierno ô de estio, seguin el hemisferio en que

    se habita, â fin de que los algodonales tengan tiem-

    po de adquirir una fuerza suficiente para revestirlos grandes calores. En los climas métios câlidos,

    y en donde sin embargo, no hiela, el tiempo de losequinoxios es el mas favorable; mas en los puises

    templados, donde los inviernoa aunque benignos sehacen sentir sin embargo, no se debe confiai’ â la

    tierra la semilla del algodon, mas que cuando yano son temibles las heladas, aun las mas tar-

    dias.

    En los paises situados en el hemisferio austral sedebe sembrar hâcia el fin de Marzo 6 principios de

    Abrih Asi, pues, en Espaila, Ivica, Malta, todo

    el Levante, en la China, y bajo todas las latitudes

    correspondientes con poca diferencia, â la de la Cor-

    cega 6 de Nàpoles, esta es la época que se prefiere

    para la siembra; se debe retardai’, ô acelerar mas

  • DEL ALGODON. 29

    6 menos seg-un la naturaleza del terreno, las tem-

    peraturas locales y las estaciones que han prece-

    dido.

    Se siembra el alg'odon de diferentes maneras; en

    fosas, en agujeros, manteada, 6 en surcos.

    Ya he dicho alg’o del método de fosas, que es

    el que se emplea esclusivamente en las Indias Oc-

    cidentales; yo no sé que se use en otras partes. Endichos lug-ares es el que ofrece mas ventajas. Enprimer lug’ar, es ménos dispendîoso que el de labo-

    res enteras, aun bêchas cou arado; el terreno en

    que veg-etan las matas, se conserva mas fresco,

    punto esencial en los paises donde llueve rara vez,

    y donde la tierra està calentada todo el ano por los

    rayos de un sol ardiente. Si esta tierra fuese ara-

    da y desmenuzada en toda su estension, se secaria

    pronto y una parte se la llevarian los fuertes vien-

    tos que reiuan en estas regiones. Este método tie*

    ne ademas, la ventaja de impedir que las raîces del

    alg-odonal se estiendan de una manera viciosa, opo-

    niéndose â su g-ran desarrollo una tiera dura, quelas mantiene en la porcion de esta tierra que se les

    ha preparado y que es suficiente para su nutricion.

    Es cierto que en las fosas muy estrechas ô pocoprofundas no podrian este.nderse bastante las raî-

    ces, y se verian obligadas à doblarse, como si estu-viesen encerradas en un vaso; quedarian privadas

    de los jug’os nutritivos de la tierra que las rodea,

    y sufririan por lo mismo. Este es el unico incon-

    4

  • 30 IIISTORIA NATURAL

    yeniente del metodo de fosasj pero es fàcil evitarlo1

    dândoles las dimensiones convenantes, de que-yalie hablado. Despues de haberlas cavado se 11e-uan con tierra floja haeta el nivel del suelo. Si sedejara à esta tierra mucha elevacion, se la podrianlleyar junto con la semilla los fuertes aguaceros.

    Si al contrario, formaran hueeos, las aguas llovedi-

    zas depositadas en éstos, podririan la semilla,

    Todas las tardes es necesario sembrar las fosasque se ban abierto*en el dia; pues siempre vale masque la semilla espere la lluvia, y no el labrador. Se

    aproveclian tambien asî las primeras lluyias; no

    liay que temer que se pudra la semilla- el creci-

    miento de otras yerbas no précédé al del alg-odonal

    y las sementeras no sufren ningun retardo perjudi-cial. Se echan en cada fosa cuatro 6 cinco g-ranos

    â la distancia de très ô cuatro pulgadas, y a una

    pulgada de profundidad cuando mas. Si se enter-

    raran mas, quedarian privados de îasinfluencias at-

    mosféricas, y germinarian ménos facilmente- si es-

    tuviesen ménos c obier tas podrian ser arrastrados

    por las lluvias. Es conveniente sembrar cuatro 6

    cinco granos, con el fin de poder en seguida quitar

    dos ô très plantas de las mas débiles: la distancia

    indicada es necesaria para que se desarrollen con

    libertad las plantitas, pues importa que las prime-

    ras que nacen no estorben â las otras.

    El método de sembrar en agujeros difiere del de

  • DEL ALGODON. 31

    fosas, en que aquellos se haeen en la superficie de

    un suelo que no ha sido convenientemente labrado

    en toda su estension, y â la profundidad requerida

    por su naturaleza y situacion: este método es ge-

    neralniente empleado en Malta y en Espana. Se

    haeen eon un azadon agujeros poco profundos so-

    bre lineas dispuestas en tresbolillo^â la distancia

    de 18 â 30 pulgadas, y se eehan en cada agujero

    cuatro ô einco granos que se eubren con pulgada ymédia ô dos pulgadas de tierra muy menuda.

    Li siembra manteada es el método mas pronto

    de todos. Asi se siembra el algodon en las Indias

    (Mentales, en China y en el Levante; mas esta

    siembra présenta muclias desventajas. Las serni-

    llas no son enterradas a la misma profundidad; las

    plantas se encuentran a distancias desiguales, lo que

    hace la escarda trabajosa. Es mas dificil aûn reco-

    nocer y cuidar cada plantita en medio de las otras

    yerbas que la ocultan y embarazan. Cuando hay

    necesidad de riego, no se puede conducir ni distri-

    buir este de una manera convenante y econômica;

    por fin la cosecha no se hace bien. La siembramanteada de algodon se hace con poca diferencia

    como la del trigo. Despues de haber separado losgranos como se ha dicho ya, se esparcen h punadossobre el terreno, procurando hacerles caer â distan-

    cias convenientes y no muy aprocsimadas. Se en-tierran en seguida con el aradcy deben cubrirse cou

  • 32 HISTORIA NATURAL

    una capa de dos dedos de tierra. Se empareja lue-go el terreno con el rodillo ô la rastra, teDiendo

    cuidado de romper los terrones.

    La siembra en surcos no tiene los inconvenientesdel raétodo anterior; pero es mas dispendiosa. EnEspana, en las inmediaciones de Motril, se sig'ue un

    método particular. Se trazan à distancias conve-

    nientes y en el mismo sentido, surcos cortados por

    otros a ângulo recto, y en todos los puntos de in-

    terseccion, se hace un pequeno agnijero, en el cual

    se deposita la semilla.

    No lia'blo de la siembra por almocafre, porqueno puede emplearse mas que en los jardines, 6 en

    las pequenas esplotaciones.

    CtJIDADOS aüE DEBEN DARSE AL ALGODONAL HAS—

    TA LA EPOCA DE SU FRUCTIFICACION.

    Cuando la tierra esta bastante lnîmeda y el cnlor

    es fuerte, las semillas del algodon germinan re-

    gularmente en el espacio de siete a ocbo dias. En

    un terreno muy seco permanecen estacionarias yes necesario esperar la lluviaj por el contrario en

    los muy humedos, en lugar de germinar se pudren;

    es necesario entônces resembrar. Apénas nace la

  • DEL ALGODON. 33

    plantita cuando se encuentra rodeada de malas yer-

    bas. Ella las domina al principio; pero despues

    estas la pasan, y al cabo de dos 6 très semanas,

    aquella se encuentra oprimida. Este es el mornen-

    to de hacer la primera escarda. En esta época laeâvia dirigiéndose â las ralces, el tallo crece muylentamente, y si es sofocado por las plantas parâsi-

    tas, tenderâ â elevarse y se marchitarâ; 1a, sâvia se

    encontrarâ estraviada, las ralces se debilitarân yla plantita de algodon permanecerâ siempre ende-

    ble, por inuchos cuidados qug se le prodiguen des-

    pues.

    Es necesario repetir con frecuencia estas escar-

    das, porque esta planta â medida que crece nece-

    sita mayor nutricion. Las yerbas arrancadas sedeben tirar y quemar fuera del algodonal. En al-gunos paîses se amontonan al pié de los algodona-

    les; esta prâctica es mala, porque seca la corteza,

    no déjà que la lluvia pénétré hasta las raîces ysir-

    ve de abrigo â los insectos daninos. Hasta quelas plantas no bayan adquirido la altura de diez yocho pulgadas, para no maltratarlas se deben lim-piar con los dedos, ô con una especie de boz pe-quena que se puede dirigir segun se quiera. Estees el instrumento que los espanoles usan para esaoperacion. En la segunda escarda se entresaca-ran las plantions, arrancando de preferencia las

    mas débiles; en la tercera se despejan otra vez, qui-tando siempre como en el caso anterior, las méuos

  • 34 HISTORIA NATt/RAL

    elevadas y las mas débiles. En esta operacion sedebe tener cuidado de no aflojar ni maltratar lasraîces de las que deben permanecer, y en caso deque suceda esto, se afirmarân inmediatamente. Aun-que es rnejor no dejar mas que una planta en cadalosa, sin embargo algunas veces pueden quedar dos

    sin inconveniente, con tal que no estén muy aproc-simadas y que sean de igual fnerza.

    En algunas comarcas de Espana y en algunasislas de la America, liay la costumbre de aterrar

    el pie de la algodonera. “Este método, dice M.“de Laste}r rie, que merece ser esperimentado coru-

    “parativamente, puede tener algunas ventajas, ya

    “porque préserva las raices de un aire eàlido, y les

    “conserva mas humedad, ya porque Race nacer

    “nuevas raîces que sirven para alimentar el tallo

    “en las especies vivaces, euando estas comienzan â

    “hacerse ménos productives.” M. de Rohr pare-

    ce ser de una opinion contraria. “El abrigar con

    Sierra el pie del ârbol, dice este autor, tiene gran-

    des inconvenantes; pues aunque es cierto que de“esta manera produce nuevas raices arriba de las

    “primeras, estas sin embargo estando muy profan-ons, quedan privadas de la lluvia y de los prin-

    “cipios que debian alimentarlas, se secan y acaban

    “por podrirse euando viene â mojarlas una lluvia

    “demasiado abundante. El ârbol, despojado de

    “sus raîces, solo ecsiste por medio de los filamentos,

    “formados al rededor de la parte quemada: de don-*

  • DEL ALGODON. 35

    “de se sigue que perece â consecuencia de la se-

    “quedad. Las yerbas por otra parte vegetan con

    “mas vigor en el mouton de tierra que en las otras

    “partes del campo, y cuando se quieren destruir

    “con el azadon se descubren y quiebran las nue-

    “vas raices. Si para évitai* este inconveniente, se

    “déjà crecer el ârbol sin eseardar el monton, no

    “disfruta entônces las influencias atmosféricas, y“cada ano es necesario volverlo â plantai*. Se

    “puede aûn agregar que los temporales que sobre-

    “vienen arrastran una gran parte de la tierra amon-

    “tonada, y la que queda se aplana y el arbol se con-

    serva." Entre estas dos opiniones, el cultivador

    prudente adoptarâ la que le parezca mas confor-

    me â sus observaciones; porque creo que aterrandoel pié de los algodonales se pueden conseguir en

    unos casos buenos resultados, miéntras que en otros

    es desventajoso. Sobre este punto se debe consul-

    ter la naturaleza de la especie que se cultiva, la

    del terreno y el curso de las lluvias, de los vientos

    y de las tempestades mas 6 ménos fuertes y fre-cuentes. (*)

    ^Se deben capar los algodonales tiernos cuandoban llegado à cierta altura, y desbotonarlos mastarde?

    (*) Rara vez se trasplanta el algodonal, porque en los paî-se3 frios esto retarda su vegetacion, y en los càlidos séria eulo general inûtil â causa de la sequedad, razon por la cual M»Dutour no habla de esta opcracion. (Nota do M. do 13oso.)

  • 36 HISTORIA NATURAL

    ^0 se clebe dejnr crecer el tallo y las ramas conlibertad? Los cultivadores no estân de acuerdo so-bre este punto. M. de Rohr créé que capando laplanta, su desarrollo es rnenor y sus productos mé-

    nos abundantes. Sin embargo, se practica esta

    operacion con buen écsito en Sicilia, en Malta, en

    Calabria y en la China. Los chinos no se conten-tan con capar el tallo; capan tambien las ramas,

    y hasta las hojas grandes con el fin de bacer re-

    fluir la savia y conseguir de esta manera que el âr-

    bol se cubra de frutos. En Espana, segun M. deLasteyrie, no se capan ni desbotonan los algodo-

    nales, sino que se podan al fin del primer ano y en

    los siguientes. “Estos diversos tratainientos, dice

    “este autor, empleados en un nrbusto que difiere

    “poco en sus especies, son debidos no solo â la na-

    “turaleza de estas mismas especies, sino mucho

    “mas aun â la diversidad de los climas. Hay al-“godonales que se elevan hasta veinte y veinte cin-

    “co pies, y otros que no pasan de dos 6 très. Los

    “primeros pueden compararse â nuestros ârboles

    “frutales que necesitan desarrollarse libremente, y“que perecen, cuando cortandoles la estremidad

    “de su tallo ô de sus ramas, se impide su creci-

    “rniento; los seg'undos al contrario, participai! de

    “la naturaleza de los arbustos, que soportan mas

    ‘f’âcilmente la poda y que inuchas veces se hacen

    “asî mas productives,

    “La diversidad de climas demuestra mejor aun

  • DEL ALGODON. 37

    “la esactitud cle la observacion, que ha inducido à,

    “los labradores â adoptai* diferentes sisteraas de

    “cultivo. Cuando el algodonal crece en un terre-

    “no indigena, disfruta de todas las facultades que

    “la naturaleza le ha concedido, y todos los elemen-

    “tos favorecen su veo-etacion. Sus ramas se mul-

    “tipliean entonces â proporcion que el tallo se ele-

    “va y se cubren de flores y de' frutos que se madn-

    “ran fâcilmente. El mismo ârbol trasplantado en

    “climas menos câlidos y en donde por consiguiente

    “no puede gozar de una fuerza de vegetacion tan

    “poderosa, tiende siempre sin embargo a llegar â

    “las dimensiones que la naturaleza parece liaberle

    “determidado; se va en vicio produciendo ramas,

    “flores y frutos, y no encuentra ya en si mismo la

    “fuerza necesaria para que estos ultimos lleg’uen

    “â una madnrez compléta; por consiguiente debe

    “ser mueho ménos fecundo.

    “Con efecto, los labradores han observado que el

    “algodonal abandonado â toda su fuerza de vegeta-

    “cion, en climas donde el calor no es el que corres-

    ponde â sue ecsigencias, empleaba en producir ra-“mas y ramillos una sàvia que, diseminada en un“gran nûmaro de partes, no era suficiente para de-“sarrollar y nutrir cada-fruto; han observado tuni-sien que suspendiendo la vegetacion del tallo 6 de“las ramas, era inenor la cantidad de flores y de“frutos; pero que estos ultimos adquirian entôn-1ces una madurez compléta.”

  • 38 HISTORIA NATURAL

    Résulta de estas observaciones, queenlos cliuias

    templados es ventajoso el podar los algodonales.

    Se pueden aplicar los mismos principios al destro-

    namiento; sin embargo rara vez se desbotonan las

    espec-ies que deben durar eierto numéro de aîios.

    Esta pràctica e3 deseonocida en Espana, en donde

    el algodonal vive liasta di.ez anos, cuando no es

    destruido por las heladas, ô algunos otros acciden-

    tes; pero es indispensable desbotonar la especie 11a-

    mada annal, y todas aquellas que solo se quierenconservai’ un ano. Mucho tiempo antes del des-

    botonamiento y cuando la planta tiene cerca de un

    mes, se debe tener euidado de cortar las ramitas

    latérales que nacen sobre el tallo, con el fin de con-

    seguir que se ponga mas copado el arbol en la par-

    te superior. Esta operacion se rejnte cada vez que

    los retoiîos se reproducen y hasta que los frutos es-

    tân para formarse es cuando _se comienza a desbo-

    tonar. Se corta entonces la estremidad de las ra-

    mas y con ellas las flores y los frutos que no ten-

    drian bastante tiempo para madurarse antes de los

    frios y las lluvias del otono. La savia que ha-

    bria sido empleada inutilmente en nutrirlos, la

    aproveclian los que quedan.

    Cuando se lian entresacado los algodonales, los

    espacios que los separan presentan un terreno muy

    limpio, en el cual miéntras que estos ârboles ad-

    quieren todo su desarrollo, se pueden cultivai’ plan-

    cotas mestibles, u otras plantas utiles. Se deben es-

  • DEL ALGODON. 39

    cluir las que son trepadoras 6 voraces, las que

    elevan demasiado, ô que cubren enteramente el sue-

    lo; por fin, las que estân sujetas â ser atacadas por

    la oruga.

    La época de la florescencia del alg-odonal, varia

    seg’un los paises y los climas. En Espana floreceen el primer ano, cuatro meses despues de nacida;

    en el segundo y los sigmientes si ha sido podada,

    se cubre de flores a îos très mese3.

    Cuando comienza la florescencia se deben suspen-

    der las escardas; pues el menor movimiento que su-

    friesen los pies haria caer las flores. Desde este

    momento hasta el de la perfecta niadurez de las se-rnillas y del alg'odon, trascurren ordinaria mente

    setenta dias, en cuyo intervalo el fruto se madura

    poco à poco. La capsula se abre insensiblemente

    por su parte superior y sus copas se escapan â pro-

    porcion que su madurez avanza; de inanera que se

    encuentran capsulas semimaduras que dejan esca-

    par una porcion de algodon seco y elâstico, mién-

    tras que la otra mitad contenida en su capsula, es-

    ta hûmeda y se asemeja â una espeeie de papilla.Se concibe fàcilmente que las capsulas no se de-

    ben recoger, sino hasta despues de su compléta ma-durez, lo que tiene lugnr cuando sus valvulas estànenteramente abierta3, y los copos han adquirido undesarrollo completo. Cuando en la época de la co-secha yiene un dia caloroso despues de abundantes

  • 40 HISTORIA NATURAL

    lluvias, las capsulas que se encuentran entônces

    medio abiertas se secan, pierden la facultad deabrirse y el algodon se echa â perder.

    De la cosecha.

    El producto del algodonal, en igualdad de cir-

    cunstancias, es siempre proporcionado a la po-

    sicion y direccion de sus raices. Miéntras mashan tenido estas que alejarse de la perpendicular,

    ménos abuudante sera la cosecha del arbusto.

    Al contrario producirâ mas si su raiz principal

    ha podido penetrar profundamente, y el ârbol se

    conserva por muchos aiîos, sobre todo si al fin

    del primero, se ha tenido la precaucion de cor-

    tar el tronco eerca del suelo. Las ramas del al^o-

    donal se desparraman al nacer del tronco, alejan-

    dose pocas pulgadas unas de otras; su g-rosor va-

    ria. Las mas pequenas no dan fruto, y perecan

    ordinariamente â los dos ailos, asi como las media-

    nas que dan pocos. Las rainas gruesas adquieren

    unalong-itud de cinco â siete pies; lasinferiores son

    siempre las mas larg-as.y las mas fuertes; â pro-

    porcion que se acercan al vérticese liacen mas cur-

    vas y estân mas juntas. Estas ramas producen

  • DEL ALGODON. 41

    ordinariamente un gran numéro de frutos, y la cd-

    ma del ârbol es la que da siempre la rnayor canti-

    dad. (*)

    Cuando la estacion ha sido favorable, se comien*

    za â cosechar el algodon seis ô siete meses despues

    de haberlo sembrado. Esta cosecha puede durar

    très meses. En algunos paîses se hacen dos; laprimera siempre es la mas abundante. En gene-ral se deben arregdar los plantios de manera que

    se haga la siembra en un tiempo humedo, para el

    pronto desarrollo de los gérmenes y que la cosecha

    pueda hacerse en un mes caluroso, pues el algodon

    debe recogerse seco y limpio; la humedad lo haria

    fer mentar. Eu la zona tôrrida se puede cosecharen todas estaciones. En Espana se cosecha desdelos ultimos dias de Septiembre, hasta que los frios

    comienzan â hacerse sentir. En esto se ocupan lasmugeres y los ninos, que vantodos los dias al cam-

    (*) Los algodonales cultivados en tierras muy secas 6 muycansadas, en los paîses muy lluviosos ô muy frios, estân es-puestas â que no maduren sus capsulas; este accidente se pré-senta con mas frecuencia en las variedades débiles que en lasvigorosas: se le da el nombre do maxi-sarra en Cayena.

    Antiguamente se cultivaba general mente el algodon de âr-bol en la isla de Borbon; actualmente no se puede cultivai- enese pais mas que la especic anual, y todavîa el insecto que soaloja en su vaina y la impide dcsarrollarse, obligarà muy pron-to à los labradores, si continua sus destrozos, â abandonar com-

    pletamente el cultivé de esta planta. (Nota de M. Bosc.)

    5

  • 42 HISTORIA NATURAL

    po carg'ando en cestos y en sacos el alg’odon queesta ya bien maduro. Si el plantio es pequeno,hasta los cuatro o cineo dias repiten esta operacion,

    y cada semana solamente cuando el alg’odonal esconsidérable. Por Io comun en très ô cuatro ye-ces queda terminada la cosecha. El alg’odon de la

    primera, es mas estimado que el de la seg’unda; yeste ultimo, mas que el de la tercera. Las capsu-las que no se han abierto y que se dejan â los es-pig’adores, dan una cuarta calidad muy inferior,que se emplea para usos comunes.

    Miéntras se madura el fruto del alg’odonal, an-

    tes de haber adquirido una compléta madurez, sucâliz se nmrchita, se seca, y cae bajo la forma de

    poîvo, cuando se toca; este polvo se esparce enfon-

    ces sobre los copos y los ensucia. Para evitar es-

    te inconveniente, es necesario no dejar el alg’odon

    en el ârbol mas de ocho dias despues de su madu-

    rez. Los copos, por otra parte, se los lleva el vien-

    to, se retuercen ô se pudren en el suelo con el ro-

    cio y las lluvias. Convieiie siempre recog’er el al-

    g’odon entre la salida"y puesta del sol. Se diferi-

    râ la cosecha uno 6 dos dias cuando baya sido mo-

    jado por la lluvia, ô cuando el estado de la atmôs-

    fera la anuncie. En alg’unos paises del Oriente serecog’e con sus capsulas, y para impedir que las ho-

    jassecas del câliz se quiebren y se mezclen â los fi-

    lamentos del alg’odon, que ensuciarian, se hace la

  • DEL ALGODON. 43>

    coseclia, ô en un tiempo humedo ô cuando todavîa

    esta cubierto de rocîo; pero de esta raanera se es-

    ppne â los nocivos efectos de 1a. humedad, pues es

    mas dificil secarlo junto con el fruto que cuando es-

    ta separado de él. El mejor modo de hacer la co-

    secha, es el de dejar la càpsüla pegada al ârbol, yquitar con los très primeros dedos los copos que sa-

    len faera de las vâlvulas, teniendo cuidado de sa-

    cudirlos antes de ecliarlos al saco, si se ve que tie-

    nen algunos insectos. Si se arrancara el algodon

    con toda la mano, se cogeria muchas veces la cap-

    sula, en la cual se quedarian aplastados los insec-

    tos. Se debe desechar el que estâ mancbado ô po-

    drido; pues no puede mezclarse con las buen'as ca-

    lidades, y por lo mismo debe cosecbarse por sepa-rado. Al çortar las capsulas, se debe procurai’ noquebrar las ramas; porque esto baria abortar las

    capsulas todavîa verdes.

    En los plantîos eu que estân dispuestos los algo-donales en lineas rectas, la cosecba es facil, y no

    se olvida, ni se malt-rata ning-un âr bol; pero cuan-

    do estan dispuestos sin ôrden, es diûcil évitai- queno se quiebren muchas ramas, 6 que no se pasenalgunos ârboles sin recoger su fruto. Por esta ra-zon la seinentera reg-ular en tresboïillo, 6 de cual-quiera otra inanera, debe preferirse â la que se ha-ce manteada.

    En los paîses templados, donde el calor no espermanente, y en aquellos en que no dura mas alla

  • 44 HISTOMA NATURAL

    fiel equinoccio de Septembre, luego que comienzanlas lluvias y los frios debe uno apresurarse â cor-tar las capsulas, que sin estar maduras y abiertas,lian adquirido todo su grosor, y que, secândolas al

    sol ô al caîor del horno, pueden dar todavîa un po-co de algodon inferior. Algunos labradores, envez de cortar todas las capsulas, cortan la estremi-

    dad de los ramos y las hacen secar asî. Este mé-

    todo puede emplearse cou ventaja en los plautios

    pequenos.

    No hay en el reino végétal producto que atrai-g*a la hurnedad mas pronto y en niayôr cantidad

    que el algodon, ni que la conserve por mas tiempo.

    Una libra de algodon secada al sol, dice M. de•Rohr, y guardada despues en un cuarto muy hu-medo, atrae en una sola noche cuatro onzas y me-

    dia de vapor de agua, que es difîcil reconocer al

    tacto. Importa mucho por lo mismo poner el al-

    godon despues de la cosecha, en un almacen bien

    seco hasta el momento de separarlo de la semilla,

    y de enfardelarlo. Los pilares ô postes que sostie-

    nen el alinacen, deben estar provistos de una espe-

    cie de conos ô embudos de hoja de lata, para iinpe-

    dir que las ratas se suban por ellos; porque' â estos

    animales les g’iista mucho la semilla del algodon.

    Antes de hablar de los bénéficias que ecsig'e es-

    ta planta despues de la cosecha, voy â hacer cono-

    cer los accidentes y las intempéries del aire y de

  • DEL ALGODON. 45

    las estaciones, â que esta espuesta en el curso de

    su vegetacion, las enferinedades â que esta sujeta,

    y el duno que le ocasionan variasinsectos.

    Accidentes e intempéries a qjje esta es-

    PUESTO EL ALGODONAL.

    Los liuracanes en los paises câlidos, en las An-

    tillas sobre todo, y las beladas précoces 6 tardias

    en los templados, son los dos grandes azotes de los

    algodonales. Unliuracan puede destruir en un mo-

    mento todo un plantîo. Sus resultados mas 6 mé-

    nos nocivos se liacen sentir en razon de la resisten-

    cia que oponen los arboles al viento. Cuanclo se

    lia dirigido bien la siembra, las plarnitas tiernas

    son las que sufren ménos; en pocos dias se vuelven

    â levantar, mientras que los arboles viejos que el

    huracan ha doblado, no se enderezan sino hasta

    despues de muehas semanas, y con frecuencia que-dan doblados para siempre. En este ultimo casose quitan las ramas quebradas, y toda la palizadaque baya sufrido mas, sin tocar las partes que pa-

    recen prometer todavia algunas flores. Se dejan

    los arboles viejos en este estado, y despues de la

    cosecba ô médias cosechas anuules, se cortan arri-

  • 46 HISTORIA NATURAL

    ba de la raîz, la cual prodace;en virtud de esta

    operacion, uno 6 mas retoîlos. De estos se tienecuidado de no dejar mas que uno solo; de otra ma-nera resultaria un matorral pequeno y sin tronco.

    En cuanto â los ârboles jôvenes, basta el podar-los.

    Las heladas son las que establecen los limites,

    mas alla de los cuales va no puede cultivarse el al-g-odon; por eso son muy temibles, En la prima-vera destruyen las plantas tiernas; en otono sus-

    penden la maduréz de los frutos; en invierno, cuan-

    do son fuertes, hacen perecer aun el alg’odonal vi-

    vâz. Hasfca abora pocos medios tenemos para pré-

    servai’ este àrbol de semejante accidente. En lacuarta seccion de este artlculo, harémos conocerlos

    que cou mejor écsito pueden emplearse.

    Las lluvias, sin ser tan perjudiciales como las

    heladas, ocasionan sin embargo grandes danos a

    los algodonales. Si en la época de la siembra son

    ô muy fuertes ô prolongadas, se pudre la semilla:en ese caso no queda mas que un solo partido, y es

    el de resembrar. Las yemas sufren rnucho algu-

    nas veces, cuando la lluvia es muy fria, sin que sepueda remediar este mal. Por fin, la abundanc-ia

    de las aguas en tiempo de la florescencia, liace caer

    la^ flores, mas tarde produce el inismo efecto con

    respecto â los frutos tiernos, ô cuando estos estan

    casi maduros y abiertos, arrastra sobre los copos

    alguna sustancia colorante que los ensucia. El la-

  • DEL ALGODON, 47

    brador no puede impedir este dano mas que nce-

    lerando la cosecha cuando preyee la lluvia, ô difi-

    riéndola un poco cuando ha comenzado.

    La sequedad es sin duda perjudicial al aîgodon;

    mas en una tierra bien preparada la résisté bas-

    tante bien; por lo demas, se puede remediar fâcil-

    mente cuando hay riesgo. Es imposible evitar los

    funestos efectos del granizo y de las tempestades.

    Insectos nociyos al algodonal.

    Este ârbol es atacado en todas sus edades por

    muchos insectos: los gusanos, diversas especies de

    coleôpteros, penetran en la tierra despues de haber

    sembrado la semilla; y ro.en su sustancia reblande-

    cida por la germinacion. Las semillas que han es-

    capado â este primer peligro, producen bien pron-

    to plantitas que, â su vez, estân espuestas â nue-

    vos enemigos. El grillo campestre (gryllus rus-

    ticus); el cangrejo'de tierra (cancer ruricola, Fab.),

    la arana de los pâjaros (aranca avicularis, Fab.) la

    oruga subterrânea (noctura subterranea, Fab.), las

    atacan alternativamente. El grillo muerde sus tallos

    y roe sus hojas séminales. Se libertan las plantas

    de estos animales, llevando fuera del plantio los

  • 48 HISTORIA NATURAL

    montoncjtos de piedras y de yerbas que provienen

    de las escardas, y que sirven de morada â estos in-

    sectes. El cangrejo se guarece en los lugares ba-jos y poco distantes de las aguas; se establece mu-chas veces en loscampos, y destroza con sus tentâ-culos las pluntitas del alg’odon. Los perjuicios que

    ocasiona solo son temibles en las très primeras se-

    manas: esta es una de las razones por las cuales se

    echa al sembrar una cantidad mas considérable de

    semillas. Se destruyen estos animales, dice M. deItohr, tapando sus agujeros con yerbas secas, tor-

    cidas ligeramente, y que se introducen con un bas-

    ton. Se cazan tambien para corner su carne, que

    es muy delicada. La arana de los pâjaros solo se

    encuentra en alg’unos puntos; forma su habitacion

    en el suelo, en ag’ujeros verticales, de la profundi-

    dad de un pié. No viviendo mas que de insectos,para tenerlos mas cerca de su morada, ella corta

    todas las plantas vecinas. Se destruye eseardando

    la tierra, y estirpando las yerbas que ocultan los

    insectos. El mismo medio se emplea para librar-

    se de la oruga subterninea, que es muy g*olosa. Es-

    ta oruga corne toda especie de yerbas; pero como

    esta oblig'ada por su peso â apoyarse en el suelo,

    no puede alcanzar mas que las hojas de los tallos

    muy poco elevados; por esta razon no es temiblemas que en la primera semana despues de nacida

    la semilla.

    Los algodonales que se han libertado de los in-

  • I

    DEL ALGODON. 49

    gectos de que acabo de hablar, se elevan en el espa-

    cio de très meses â la altura de diez y ocho 6 vein-

    te pulgadas. En esta época, y algunas veees mas

    tarde, dos enemigos temibles los atacan simultâ-

    neamente, y son el carcoma fraile (apate monacus,

    Fab.), y el piojo, 6 pulgon, ô cochinilla (coccus,

    Fab.) El primero es una especie de gusano ordi-

    nariamente blaneo v transparente; en su intérim*

    ofrece el color del palo que ha comido; por eso se

    encuentra unas veees moreno, otras veces gris, yotras rojo: es blaneo cuando no ha comido mucho

    todavia. Este gusano ataca pritnero la corteza del

    ârbol, despues la albura, pénétra luego en la ma-

    dera, dirigiéndose siempre en espirab Nunca se

    encuentra mas que uno solo en la misma rama, cu-

    3Ta parte lenosa dévora; forma en ella una oquedad,

    y la rama se hace tan fragil que se quiebra al me-

    nor esfuerzo del viento. El unico medio de conte-

    ner el dano que ocasiona este animal, es cortar yquemar las ramas que 61 ha invadido. Si todos los

    cultivadores de esta misma comarca quisiesen se-

    guir esta practica, se llegaria quizâ â destruirlo en-

    tera mente.

    El pulgon es mas temible todavia; causa masdaho al algodonal que cualquiera otro insecto.

    Desde que establece en él su inorada, no cesa de

    chuparlo dia y noehe. Esta succion continua seca

    el arbol y hace salir la sâvia que, derramandose,

    envuelve al animal, de manera que queda éste co-

  • 50 HISTORIA NATURAL

    mo en una celdilla, donde se nutre con abundan-cia. Muchas veces se ve en los algodonales la co-cliinilla en tan gTandes cantidades y de tal manerajuntas, que estân una sobre otra; pues basta quetenga cada una suficiente espacio para poder intro-ducir su trompa en la corteza. Sin embargo, cual-

    quiera que sea su numéro, casi nunca se encuentran

    en el lado de las ramas que esta espuest.o al viento.

    Por ser su cuerpo muy ligero y de un tamano des-proporcionado à sus piés, el viento las desaloja fâ-

    cilmente. Es mas fâcil évitai* que contener el malque ocasionan. Se evitarân estos insectos, al mé-

    nos en gran parte, si al formar la siembra se tiene

    cuidado de estirpar enteramente todoslos matorra-

    les y sus raîces, todos los troncones, en que muchas

    se encuentran si se separan y disponen las plantas,

    de manera que el aire pueda circular libremente

    entre sus ramas; por fin, si en lo sucesivo, se man-

    tiene el plantio ecsento de las yerbas estranas.

    El algodonal que ha triunfado de esta multitud

    de enemigos, no tarda en florecer; mas las chinches

    verdes cuando su numéro es considérable, muchas

    veces hacen caer las flores. (*) Su jugo es absor-

    (*) En cuanto â la chinche que perjudica las cosechascliupando las capsulas antes de su madurez, yo no puedo indi

    car su nombre; mas su modo de obrar me es bien conooido, porliaber observado la que produoe los mismos efectos en la Ame-rica Septentrional, sobre la ketmie de los pantanos, es decir, la

    cbincke 6 la corea dcl malvavisco de Indias. [Corée dcl’abu-

    tilon.] [Nota de M. de Bosc.]

  • DEL ALGODON. 51

    vido tambien por alg’unos insectos que se nutren

    con él, taies como la CASIDEA PURPUREA,y una especie de sansanita. (*) Estos animali-

    tos aniquilando los ôrg’anos de la fructificacion,

    retardan el desarrollo de la capsula y disminuyen

    por lo mismo la cantidad de los productos.

    Las chinches rojas y negras desprecian las ho-

    jas y las flores del alg'odonal, pues necesitan una

    nutricion mas suculenta. Ag’uardan que se abra

    la capsula para cliupar sus semillas, todavîa tier-

    nas y verdes. Las semillas as! roidas y privadas

    de sustancia, pasan entre los cilindros que sirven

    para iimpiar el alg’odon, se aplastan y mezcladas

    con los escrementos de estos insectos, ensucian ese

    producto que en tal caso se bace inservible. Al

    recog’er los copos se deben sacudir todos los que

    teng'au esos animales; de esta manera caen facil-

    mente, sobre todo en un tiempo seco, porque elperisperma ô envol,tura de las semillas, siendo en-

    fonces mas duro, y su trompa no pudiendo pene-trarle, se desprenden sin dincultad para ir â bus-

    car su nutricion en otra planta.

    Uno de los mayores enemig'os del algodonal es,sin disputa, la orug'a de alg-odon (noctua gosspyiis

    Eab)

    Este animal invade alg-unas veces la plan-

    ta con tanta voracidad, que en dos 6 très dias, y

    (D Insccto pequeno, volâtil, Colorado, coq motas negras enle dorso. (N. del T.)

  • HISTORIA NATURAL52*

    aun en uno solo, las despoja de todas sus hojas^destruye tambien las flores, las capsulas todavîàverdes y las puntas tiernas de las ramillas; el olorde los despojos liace reconocer à distancia esta des-truccion. Estos insectos en ménos de un mes re-corren los diferentel estados de oruga, de crîsàlida,

    y de mariposa. Eespues de todas estas transfor-maciones, vuelven â su primera forma, dispuestossiempre â hacer nuevos destrozos. M. de Rohr,que ha observado mejor que nadie estas orugas,dice que, cuando se han introducido en una siern-bra, se encuentran primero en los ârboles del cen-

    tro; en las orillas y aun cerca de estas no se en-cuentra ninguna, y es porque gustan mas de lasombra y terrien el viento y la lluvia. Visitan losalgodonales que tienen las plantas muy aprocsima-das, con preferencia â aquellos en que estân sepa-

    rados de una manera conveniente nunca lWan âodestrozar una sementera cuando esta ha sido bien

    escardada. (*)

    (*) Un Bombyx color de café con lecbe, y de una pulgadade ancho, es tambien muy temible. Los destrozos que ocasio-na no son visibles sino despues de su tercera inuda; pero en-

    tonces son algunas veces taies, que todas las kojas desaparecen

    en pocos dias. Aoyan dos veces al ano. Cuando la segunda

    cria prospéra, no bay cosecba que espcrar.

    Estas orugas y otras muclias sin duda, se las comen los pa-

    vos; por eso, segun Fabricio, quicn se refiere à M. de Ruhr,

    ee cmplea este medio en las Antillas. [Nota de M. de Bosc.]

  • DEL ALGODON. 53

    Se euidarâ que las cabras no invadanlo3 algodo-

    nales; de los animales domésticos, este es el unico

    que gusta de sus Lojas.

    \

    EnFERMEDADES a aüE ESfA SÜJETO EL AL- .

    GODONAL.

    Las mas comunes son la saigna y el musgo blan-

    co. La primera es, segnin dicen, producida por las

    hormigas que atacan al ârbol hâcia la base del

    tronco: la corteza entonces se parte y se hace âspe-

    ra. Esta enfermedad hace perecer los plantios an-

    tiguos en donde reina; solo se puede extirparla cor-

    tando los troucos muy cerca del suelo: mas los vâs-tagos nacen entonces de las raices. El muso’oo

    ,O

    hlanco no ataca mas que las hojas, y solamente en

    los lugares humedos y cercanos al marw Se atri-bqye a las particulas salinas que depositan sobre

    la planta el rocio y las nieblas que estân impreg-

    nadas de ellas. Las hojas mas dispuestas â reci-hirlas, se cubren de pâstulas, y de un polvo que seasemeja â la harina; se marchitan luego, caen, yla pl