Notas de una Disidencia: el Desperfilamiento de una Crítica Posible.

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¡r#lft,§ $tr {,'.fr¿4 #J§ff)§rf,cñ4; E¿,§,Sptr/t FÍ*ApffENTÜ l)fr aNA CXÉwt¿ P#,§/lB¿tr ,,,,,i§Há?ffi8H,*ánu- Instituto t*tirroamericáns de §alud Mettal y DDlli{ (ILAS) M"f*.?J3¡1,'#* [email protected] Resu*ren kxtn recormtruy* argunos aspeütos ife ra mem*,,*.d* dos espaeios crÍrieos de psicologÍas clrilena.q: ra Fsic*rogla scclatr comunitario]ñ ;;fuilqi,u a* ru* p*r**iros Hurna&os, refiexjonanrla sobre sr aarácrer *fedivqi de esas p*¿"tiáu quu ^r.rrs-úru" diciéndose disidentes. §e s*giere' q*e fueron expresión de siertas ao*tlici*nes ;iuü* *o que fireron efectivamer¡te altertrativas ¿ la psicologia dominarde y prácticas ¿* ,**i=t*o*iu fogtica a i¿s condici*nes de la época' §in embargo siendc anelizada s la ¡¡z de ras condiciolá;.,'rd; ¿chptes su perlit crítico se ha dobilitado' La disidencia de estas psicologias es hoy * Á*uo y una yolyr*ad' En la rnedida en que se han aiejado de sus grrnxis polítices y se han ***t"ud*i J;fup. de las u**oi** eti-:l3§]3 centr*das r'n ir¡s sujetos indi,idrmles, han perdid* -o* prr*rrá erÍtieo iadispensatrle que es asuqir. que une práctiea disidente es xnte toda p*ritica. y 1o **- "u*0, a§urn' iu tr*.r"án*ién sociñ! oorro uil he+h* prácti,;o inrnecliatn, corRo algo inaplazabie' paÍabras f;d¿xrr¿s.. !)iside¡tcia, críÍica, psícrslcgía comat¡itaria, dereclzos he¡msnos' política' ff an Sormacit¡ n s t¡ c i al " si es quo sxiste axgca en conrún eutre psicólogos de tlistinto tipa' (clínicos' sociales o labnrales; indi'idrrales, grupales o comu¡ritarios; jAveoes o v§os; progtesistas.o ÜonsefYadores; cri¿icos o no) so* I.- b#*- intericiones *oo f* qt** Ut*q a cabo su tiabaja' tuelen preocuparse de los proble,n:as y tas necesidades de la g*n*.'boá*an ayudar a los que su&en y a memdo trat¿n de ";*ti* las sittiaciones que p*riudican el bi*nsstar de las per§oñas' Bastant* ÍRonos generalizado u* *i d"*"o de transformar nuestras sociedades, de desarrollar la justicia y tra rifuertad para fiuestros pueblos" §i a ias buenas intenciones re s*mamos está voluntad, entonces nos eflc'utrarrlos coil ** p*rooffiiu to*pt.*"ti¿u con los procesos sosiales y políticos en lcrs que está iru*arsa" El cornpro*iuo **-"ío tas ,lctimas de iriusticías, so, los que sufren' los que h¿n sido marginados tarltc, por la sociedaJ;;; por los científiios' Se critica la realidad y tanabién la psicotrogia por n() ser capaz de dar cyenta ella, se constnrye una práctica de la disciplina que 'jesde sus orígenes se sabe rnovida por la voi¡rntad de ser disidente: "on *tt sociedad y con su disciplina Conegtedeseosghanconstruidc¡psicotrogíasquelandet}idcreallzarrebajocondicionS¡-de emerge,cia, l* qrr" fr* dificultado ** A**liofio Jo"**pt'ut y las han posicionado en la inmediatez fáctica de los pr*blemas urgefites. Sin embargo ahora, én u, ptlt'*ipio de siglo conseü§ual' en un pais coü essasos V ¿*ifes*Áorl?r:ierrto, *"*áU*, Ttu *mpezudo a surgiruna disidencia preocupada de sus 65

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Piper, I. (2003) Notas de una Disidencia: el Desperfilamiento de una Crítica Posible. Entornos (8:1)12. 65-77.

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Resu*ren kxtn recormtruy* argunos aspeütos ife ra mem*,,*.d* dos espaeios crÍrieos de psicologÍas

clrilena.q: ra Fsic*rogla scclatr comunitario]ñ ;;fuilqi,u a* ru* p*r**iros Hurna&os, refiexjonanrla

sobre sr aarácrer *fedivqi de esas p*¿"tiáu quu ^r.rrs-úru" diciéndose disidentes. §e s*giere' q*e

fueron expresión de siertas ao*tlici*nes ;iuü* *o [á que fireron efectivamer¡te altertrativas ¿ la

psicologia dominarde y prácticas ¿* ,**i=t*o*iu fogtica a i¿s condici*nes de la época' §in embargo

siendc anelizada s la ¡¡z de ras condiciolá;.,'rd; ¿chptes su perlit crítico se ha dobilitado' La

disidencia de estas psicologias es hoy * Á*uo y una yolyr*ad' En la rnedida en que se han aiejado

de sus grrnxis polítices y se han ***t"ud*i J;fup. de las u**oi** eti-:l3§]3 centr*das r'n ir¡s

sujetos indi,idrmles, han perdid* -o*

prr*rrá erÍtieo iadispensatrle que es asuqir. que une práctiea

disidente es xnte toda p*ritica. y 1o **- "u*0, a§urn' iu tr*.r"án*ién sociñ! oorro uil he+h*

prácti,;o inrnecliatn, corRo algo inaplazabie'

paÍabras f;d¿xrr¿s.. !)iside¡tcia, críÍica, psícrslcgía comat¡itaria, dereclzos he¡msnos' política'

ff an Sormacit¡ n s t¡ c i al "

si es quo sxiste axgca en conrún eutre psicólogos de tlistinto tipa' (clínicos' sociales o

labnrales; indi'idrrales, grupales o comu¡ritarios; jAveoes o v§os; progtesistas.o ÜonsefYadores;

cri¿icos o no) so* I.- b#*- intericiones *oo f* qt** Ut*q a cabo su tiabaja' tuelen preocuparse de

los proble,n:as y tas necesidades de la g*n*.'boá*an ayudar a los que su&en y a memdo trat¿n de

";*ti* las sittiaciones que p*riudican el bi*nsstar de las per§oñas'

Bastant* ÍRonos generalizado u* *i d"*"o de transformar nuestras sociedades, de desarrollar la

justicia y tra rifuertad para fiuestros pueblos" §i a ias buenas intenciones re s*mamos está voluntad,

entonces nos eflc'utrarrlos coil ** p*rooffiiu to*pt.*"ti¿u con los procesos sosiales y políticos en

lcrs que está iru*arsa" El cornpro*iuo **-"ío tas ,lctimas de iriusticías, so, los que sufren' los que

h¿n sido marginados tarltc, por la sociedaJ;;; por los científiios' Se critica la realidad y tanabién la

psicotrogia por n() ser capaz de dar cyenta ella, se constnrye una práctica de la disciplina que 'jesde

sus orígenes se sabe rnovida por la voi¡rntad de ser disidente: "on

*tt sociedad y con su disciplina

Conegtedeseosghanconstruidc¡psicotrogíasquelandet}idcreallzarrebajocondicionS¡-deemerge,cia, l* qrr" fr* dificultado ** A**liofio Jo"**pt'ut y las han posicionado en la inmediatez

fáctica de los pr*blemas urgefites. Sin embargo ahora, én u, ptlt'*ipio de siglo conseü§ual' en un pais

coü essasos V ¿*ifes*Áorl?r:ierrto, *"*áU*, Ttu *mpezudo a surgiruna disidencia preocupada de sus

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sL:ÉanenÍo§r teÓricos. Ya no basta cr:n pesicionarse crítíeanrcnte fo'ente a la trsicologia tradicionafrrr' 0ür se lraee recesaria ra reaiizaeión efectiva de !a disiefeneia. --' ! -'--

Este texto reconstruye rnemorias rie dos especi<is criticr¡s de psicclngias cl¡lenas: iir::-":ologia social Conrunitaria y la Psioología de los Derechos Humanos. A partir de algunas notas-;das de las narrativas que ellas misrnas construy-en, reflexionaré sobre el carácter ef,ectivo de *sas;r= t icas que surgen Ciciér:close disirlentes.

!

Psicologír socinl co¡munit*ria rn chile; el surgimiento de una disiderciaA partir de los aflos sesenta se ¿lesarrillan en Chile experiencias rfe intenención social:¡oYad*ras en relacién con las prácticas hegemónicas del mr¡mentc. Estas han sielo llamadas de'--';ers¿§ rnanera§ segíur el contexto en que son nomina,Jas. Se habla de Modeicr C)omunitario,:,.rc-ología social, Inte,rvenciones psicr¡so"iá*r, Fsicología comunitaria, etc.La crítica surge inicialrnente al intericr cle los hospitales psiquiátricos y es liderada por-edicos que truscan rnodelos- teóricos y practicos q*" p*rmitÉsen respontler a los probtremas ¿c s;rlurl:: ios sectores nrás rnarginados del pais. Dichas *rp*riuu.ior son frecuenterrrerrte señaiadas crrno las:;is€s sotxre las cuales se ge'starían dil'usas prácticas psicosociarles que postericrmenl;e ñreran';:upadas bajo el nonrbrg de psicorogía sociar co"munitaria?psc;.

A partir de la crítica al quehaeer dominantc «le l¿ ciencia, al que se le acusó de no resp6¡der a'-i necesidades de las grandes lnavorías, se articulan dirersas inteiensiÁ; ;;;r;-* al servicio de-;iu-I}€§ fueron definidr¡s por eso.s prnfesionales úGmü los ¡n¿is necesitados. El quehacer es destl* un::mcipio hetenrgéner:: se utili"-artin técnicas de e,Jucacién poputar; procesos de coocientir-¿eióni- cial y grlítica; fonnación dc reries sociales d- .e.y;; ;tü"" gr,rpules de capa-citacióir para el..-:hajo, o de desarrcllo personar, o de búsqueda ti. ár"a irrtug*t grupos de autoa¡ruria pera rnujrres::altratadas, * adictos y sl,js {amüiarrs, o enf.ermos cróiiiÑs; terapias furdividuales, familiarrs o

'r:-lpales rtalizadas e'n z$nas ele extreuia pobreza; inrenenciones participativas; prrtrcesos de:mpoderauriento; y ctros.Dmante la ilictadura rniiitar (1973-i9s9) muchas de esas prácticas se sruzaban y diluían c*n

'¡ti'idades partidistas ¡y'* de religiosirJad popular realiza¿ias cia¡rdestinamente bqio el arnpar6 de la-¡lesia católica' Las intervenciones psieosociales buscaban acercar a la ciencia (o las proÍusiones) a¿s necesidades realcs cle ftr pobhción, articularulo aist;nr". tipás ¿e est¡ar.egias de a*eión. y acfuandc:n coruiicioiles adversas,

fo que dejaba poci; tiempo para sistematizal y coordinzu. las intervencíon*s. mucho nlenos para el desar¡*llo d* **no"pto* y teor.ia.r. euiz:is p{_lr eso sm actividades son ¡nás

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fácilmer¡te caractei"iz¿¡bl*s en teimincs cl* la que hacÉn, o de los obje.tivos y valcres en los que basacque a través de sus úonüeptos, ye que ia constr*cción teórica ha ido siernpre efi €ste campo a

rernolque rle I¿ acció* (§;ánchez Vidatr. 199i). Las fuentes de legitimación de esta Psicología son su.priicticas participativas y autogestio que han sido no sola su ámbito de acción, sino también s,;

justificación y carta de presentación.La fcrrma de Psicok:gi¿ Socisl Critica llamada Psicología Comturitaria, se constituye (al

rnenos en Chile) desde la práetica y no logra desarrollar rnÉs que c*nceptos vÍrgos, hetrrcgéneos s

ineonexos. La crítica ha operad* bajc la forma de propr.restas factieas, de bíisq*erJa de resultado:inmediatos, de resolución de probleinas urgerrtes, evitan<io conceFtos r¡16 arnerutr;lraü cor.encssillarla restringir sus prácticas, y postergando incesanternente ia producciórr conceptual y de

reflexiones teóricamcnte sustentadas.Aunque se han realizado rnúhipies y diversos intentos por sistematl¿ar, cornpartir e

investigar, sus elaboraciones teóricas siguen siendo postergadas. Refiriár¡dose a ia FsicolcgiaComunitaria ciriiena, Múfitero afirrna que se busca concretar prácticas e intervenciones psicosocialesomitiendo un arrilisis respecto a tras fundament¡:s teóricos quo la sustel?tan (Montero, 1994!. I-tastahoy son escasos los cuestionarnientos acerca de la pedinencia y los efectos de la labor comunitaria.Son grarulcs krs lacícs conc*ptuales rle sus opcicnes que dicen sustentarss en nociones cofim las departicipación o autogestitin (entre otras) que atr carer:er de un trasfondo de ¡eflexión se ha-rr instaladr.«rmo palabras vacías de refureirtes. Esto contrasta r:on el aunrento de publicaciones scb,re el tErnsque ss ha producido en otros países en la {rltima década, erúre las cuales destacan las preocupacionesteóricas 3, epistennologicos (Seirano-García y l-ópez §¿ánchez, 1994: Lei:n y lvlontenegra, 1998:Merntenegrn ,20A2: Quintal de F'reitas, 2ü02).

La fi¡arza de las prácticas comunita¡ias no está en sus lpses conceptuales, refe¡entes teóricas.métodos de trabajo o técnicas de interveneión. No está eir la calidael de sus experiencias, ni tampocoen alguna cualidad cle ella. irlo se encuentra e,n el éxito de sus interveneiones ni en su capacidarJ decont-ribuir a la transfbrmasión social {1o qtre al menos }rasta ahor¿ no ha podido ser mostrado}. Alpsrecer su fuerze está en la voluntad crítica y transfornradora de sus acto¡es y en e! deseo demtieular priácticas que en ciertos conlextos han resultado efectivamente disidentes.

tr-a voluntad de desarr*tlar un ¿ámbito disciplinar ahenmtivo a la psicología tradicional l¡a sidotan fuerte que, pese a ia falta de reflexiírn teórica y üonceptual, este conjunto de practicas hasastenida hasta alrora un discurso de saber que ha enccntrado cabida dentro ,Je marcos institucir:nalesy acadftnicos tales como *áted¡as uni'i,el'sitarias, post*iítulos, post grados y polfticas de §aludPública.

El recuerdo de sus orígenesEl auge de los movirnientos sociales lalinoamericanos producido en ios años V0 'ta

acompañado de la transforryración de algunas psieologías que desarroil¿n ur¡a cc*r;epción distinta dsla salud - enfennedad, concibiendo a las persünes c$mo seresi aetivos, y generando rina disciplinasocialnrcr*s rnás sensible {},{ontero, 1994).

En ese §ontexto pareeía casi inevitable criti*ar la distancia positivista ql.re irasfa el mornántocaracterizal"¡a a la Psieotrogía Social tradicional, desde lo que lgnacio Martfu Baló liamó laperspectiva cdtica de los ¡:ueblos marginados. Era preciso un canrbio diseiplinar que aeercara elinvestigador (agente de cambio social} a su puetrlo. Para poder eontribuir a la liberación de suspuebios, eila rnisrna debía lilierarse de su propia dependencia intelectual y c1e su sumisión social alos ndtodos del paraCig:ra positivista. Se erític¿ el énfash en 1o indír,idual y la visíén de las personasc0mo sujetos no prntagónícos e.n el proceso de investigacién e interrención del cual son parte. §e

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rs:r::'!one a canabic trabajar *,n la cornunidad, ean ia *on:uni.lad, para la comunidad (h4artÍn [iaró,;Tl),

Al relatar sus orígenes, Psicc&:gias C6¡¡ilirdtari*r Latinoamericanas fales ctrm* i;r venezolana,:;: -rrmbiana, guaternalteca, brasilera, puertoriqueña y otras, han señalado üümü a¡tecedente:-=jamental movknientos poHticos e,mancipatorios tales corno las experiencias participativas tle:¿:-icación Fopular inspiradu en Paulo Freire (1970), Fals Borda (1959) y la Teología cte la-,i'cr¿cié¡l El comprorniso con la realidad social, la necesidad de integrar teoia y priáctica, la;'::sideración del fual'estigador üomo En agente de canrbio, la relación con el desarroll¡,r d* ls:'-'xir:ncia social y el reconoc.imisnlo del carácter histérico y cultural de los fenóment¡s s*eiales, sori:rrs:puestos fiurdamentales de una psicología que se presenta como uÍa búsque<la de alternativas"

La PSC clrílena, en canrbio, reconstruye sus primeros pasos situanda su origan no en lafrrica sino en la medicina, especifieamente en las propuestas de Psiquiatría Intracomunitaria de.;;l Marceni -v de SaIud kfental Pobkcional de Luis Weinstein. Anrbas surgieron cümo §t intento:r-: abrdar carencias especÍficas de los servicios de sah¡d de la. época. No eran modelos teórioos&:§ractos sino proyectos concretos de relorma y trarisfonnación de las institucic¡nes, es decir,-',:*ielos de trabajo en salud y salud mer¡1al (Asúq Krause; Aceituno; Alfaro y Morales. 1§rq5).

La Psiquiatrlii Intracomunitaria, busca enfi"entar los problemas de salud de mayor prevelenciai' : utir de los recursos humano§, materiales y euhurales de la conrunidad en diálogo con los rec'ürso§l-¡iallüs y tecnicr:s de los servicios y universidades (Marcarú, 19?ü). El modeio de Salud Mentali::iacional busca desarrollar aceiones de salud integrales, yendo nrás allá de las patoli.rgías e¡:r'rpc¡ando aspectos estructurales de la sociedad {ckses sociales). Los prograrras bnsca¡r:*::rollar Ia capecirlad de autodirecciór¡ cuestionamie*to y acción de la. potrlaeión; prornover el;¡:bio social y cultural; y gener¿r participación (Weinsteiq Ig75),

Estas y otras propuestas de intervención social que enfatizan ia participación y autogestién ele- ;omuaidad, aparecen en ufi contexlo de auge de los movimientos sociales y plitieos, ligadas aE-'rtantc§ proyecl{,s de transforrnación social en un mundo de voluntades liberadoras. E¡r un;-'¡iexlo do multiplicación y desan'olla activo de organizaciorres sociaies y de deinccrati¿ación:"r:gresiva de los senvicios públicos, las voces criticas surgen en los más diversos árnbitos. Alr;ürior de k¡s lrospitalcs, dande se detectaban los probleinas de lmci¡utmiento y mala caliriad en lar::ción pública, surgen accinnes iideradas por Marconi y &'ehstein que ráchman ante diclrasrs:hciencias, sin pretenrfer ser un movimiento de lucha o de revolución paradignr{tica sino¡-.canda de rnaftera fáctica le solución de problemas de salu<i.

Corrsiderando la importancia que los rnovimientos politicos elisidentes tuvieron en nuestr*r:'.*: iurante el siglo XIX, la efervescencia social de la époc4 ias voluntades politicas litr*rac{r:ras yt s altos nivetres de apoyo y ¡:rarticipación de los distintos sectores sociales ur. ,livr*s rnovimient*s::¡sform¿dores, es ir.werc¡simil p*r*r que la Fsicología §ocial y sus desaruollos criticos no lmyanr.ui-r rrtrrfcSdos pOr eilos.

Al construir suls orígenes situíndeilos en la búsqaeda de sclución de problemas prácticos y no:: n volunlad de transfommeión social, la ['SC erunarca las posibilidades y lÍnrites de-su disidrncia;* xrsiciona en el arnbito de 1o f,áaticr¡, de las posibilidades técnicas de iesolvs pro'biernas. pero,i ie pasá eon s{ls posibilida*lcs de transformación scciai?. ¿puede ser la crític¿ e,l *stau psicologias'iD rnÁs que un presupuesto fiurdanie?. Hasta ahora dichas prácticas no han mostrarlo mrás quo:s!-os. voluntades, valores y por §{rpusstü ulr arduo o irnportante tralnjo. Pero pretende r.ruás que eso," susiero que las narraciones que constnrye sobre ella misma fe impiden c,onqtituirse en un proyesto:':Jico.

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ffiLs reúéries de la intermpeión

Un¿ serie de entrevistas realizadas por Bananco y dlas {199S) a psicélogos sociales

eomunitmios ehilenos muestran Eue para ellos el golpe de Estado de 1973 con¡n:ituyó una

,f§- i'.;,'¡',: interrupción, tanto en el proceso de apertura de lcsÍl:tl'i{:: ' f, pr«rfesional¡s de Salud Mgntal a gcorpor-ar a la cc'rnunidad

,i/ii" ',,

,.*:, y Ia dimensión social de los problemas de salud, (:omo en

.,,{.,i ,..11."' ,'j,, sus elaborraciones teóricas e isnovaciones prñcticas-*q.ffi;{'*. ' El régimen militár proscribe toda forma de irccién

;.§''.-¡.r+''11:'r social y política que se oponga a su autoridad, ia que es

q::: "'-'.i",-;: . -' perseguida y sancionada cümo amenaza a Ia segrri"idad

Las agrupaciones civiles se fragmentan y los debates

poilticos se ctrandestinizaa En ese sontextó, las prácticas

r¡om'unitarias debcn ser repianteadas en témrinos de sus

o§*tivos, viabilirfad institucional y factibilidad de acción.

[,a profundizacién del enrpobrecimiento, la

inr:stabilidad y precariedad laboral, la eesantiq y otras

situasiones que diflcultaban la sobrevivencia cotidiana,

uruttiplican las necesidades y demartdas urgentes de larpoblacién. Tratando de responder a ellas y ai misrna

tiernpo ile combatir !a precariedad labo,ral de este tipo de actividades profesionales, eu tros años 8CI se

le asigrr,aba el titulo de irrle,¡vencién psircosocial y/o comrmitaria a cualquier labor realizada con

sectores pop+ulares, prescindiendo de cualqliier rigor en $rs supuestos y fundamentos teóricos.

l-a pSC se perüla d¿r¡:ante tXi*ho período camo rura propuesta ccntestatmia y altenutiva que

busca o,rgan.izar a la cornunit{ad al marggen de la institucionalidad ofieial para resolver sus problemas

de supmvivr*ncia y re*onstruir el tejida social. Esas intervencionEs se hi-cieron al margen ds las

insthuciones del Estado: desde O.N"G.s o desde institr¡ciones ligadas a la lglesia Catóüca. Krar¡se

(199S) sostir,*ne {l$e §e oo*stitu3é un¿ forma de nrundo alternativo, paralelo a l¿ institucionalidad

oficiafl, con ider¡ti*trad propia, visiones de conjunto particulares y tendencias especÍficas. Aunque su

caráctcr alternativo k permitía disen'tir do los sabores y de las politicas dominantes, su desarrollc se

centra nuevaeneüre en Ia resolucié¡n de problenras prácticos, dejando de lado la fonnulación de

propurstas teórinas y también los proyectos de transformación social que las dcfinian como críticas

al sis{:erua cl*miruate.

Desprnés de Ia imteirrupciónLa traasición a Ia denroeracia (19S9 en adelante) prornetió reorganizar globalmente la

socieelad, abordrmd* temas p*ndirmtes en materia de pollticas públicas, atención en salud, leyes

laborales y los efectos de las vialaciones a los derechos hw¡anos. Los cambio§ erarl urgerrtes:

muchos temas E6e en&enter y mu'chas necesidadss ry:e satisfacer, 1o que no dejaba espacios para

reflexionnr en fomo a las acontecintiontos del pals y mueho menos para pensff en profundidad las

teorías que puci.ieran transfirnnar a l;m psicologias donnfuantes.

Una de las prioridades de los gobiernos post dicúatoriales fue la promoción de la salud. Albusser nrétodos para en&emtar grffr cantidad de prcblsmas y necesidades corr recursos limitados einstituciones de salud safura.das" ss encuentra con las propuesas de participación y autogestiónpromovidos p,*r la F§C desde sus inicios. Se rectnrió entnnces a profesionales con experiencia en

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r§| -,.: ürácticas para ia elaburació* de ias b¿¡ses técnicas y científicas de lrna legislacion que

:r-,-,:riera efectivamente el Lrienestar psicológico 1, psicosocial ih{inisterio de Salurf, 1990),¡ ,*-¿¡Jo los conocimirntos prácticos y teóricos que pudieran validar y estruetrrar sus palitieas ,3e

rr":.!-,:i. La P§C se ve así inserta nüevamente en el áinbito institucional y gubemamental conro:r-'..,:onista activo de un proyecto político, siendo ínstada a sistematDar sus experiencias y a*1:rLr"iar sns supuestos teóricos y mefodoiÓgicos de nlarera de poder establecer políticas y criterioslitr ¡,.i\ención. Irlr¡evamente. éste conjunto de prácticas se con&onta con sus carencias teóricas.v-:i:::-uies.

1' una vez rn¿ís recwr€ a su saber {áctico sistenu¡tis.andr¡ las acciones re¿liza<{as en etr pasario;*¡r:-.,e una coherencia que pern:itiera construir un un relato que diera cuenta de la consistencia de,;.- :;h3c€r. La PSC se reconstmye a sí misma situardo su origen en las propuestas de Weinstein yrtJ:':.-rru- asumientJo dichos mocielos como los rnás coherente con sus prácticas" Esa es la versién de

::nso. que aunqrre rormairnenle se ¿sunrc como provisional sigue vigente permitiendc postergar,E;- :z más, la reflexión y construcción de ccinceptos y teorías que se ltramen a asi mismos.

r'rx rr lo gía Social Cornunitaria.Actualmente, después de 4 décadas de intervenciones psieosociales, las demandas siguen

F:.Lr emplias, variadas y urgsrfes" Frente a ellas, la FSC sigue pregunt¿índose por los fines rtre su

- -n1:cür y sigue diindose respuestas aistadas que reiieren a las convicciones y posibílidados de ios:r- ::slonales o las institucíones a üargo. Quien ha lcgrado establecer ejes comunes ira si<io el Estáda

:es,je principio de los noveñta grzur parte de las ir¡tervenciones psicosociales se realizan desde sus

:::-luciones. Se orearon prograrrurs e instancias dc apoyo a proyectos camunita¡ias, llegandn:-ii,.-d) el Gc¡bierno vigente a decreta¡'que los proyeotos rnunicipales deben c.bl-igati:riamente ser:u-..;ipativos.

O sea que estamos &ente a un aparato estatal que prornueve activamente (e incluso obtiga)¿ :;alzación de proyectos e intervenciones como los sostcnidos por la PSC durante clóeartras. Esta:-o:rucionalización de sus prácticas podría ser interpretada como un iogro respeeto de 1¿

:;'-3inalidael y precariedad de su funcionamiento anterior, pues el Estad* es alrora ur agentr que-.--ca resoh'dr los problemas sociaies del país. En los sesenta la srítica se levanto ccntra un sistema: '!'' no se hacía cargo de resolver los prablenras de su sociedad y coÍtra una psicol*gia que tamps§$,--:rab& responder a ellos. Pero r:i contexto cambió ¡, quienes criticaban están ahora a cargo de:::lular las políticas priblicas. y el Estado se hacc calgo de financiar los proyectos que Ic criticaban.

' psicoiogía logró articuiar un conjunlo de prácticas que han perrnanecido vigerf*s por 4 i1écaeias.: :,i o ncss io s P sicú lo go s C*rnrrnitari¿r s deberían estar satisfechos

"

Pero no 1o están. En el análisis iie sus <liscursos, Barranco y Diaz sugieren que se snfirarüa:.itlro <ie un tnodelo ético que guía y earacteriza sus aceiones. Nc sr tralaría de dictarnenes

-,*¡rtucionales, ni de firndament¡:s teórieos, ni <le normas metod'rlégieas, sino de un mocleio raiórico

=rlícito que *torga cierta idEntifrs¿¿:ióü pafiicular a la PSC. Este mismo tlorizonte ético llev¿,:rsigo una fuerte crítiea al contexto el cual pareciese postergar, coartar y restringir ei campo de

';;ió¡r de la Fsicolügía Cornunitaria en la rnedida en que prornue\,'6 valores contrarics a ella, es decir;:.ilidu¿lismo, ccnrpetitividad, csftsumo, etc. Las c¿:¡encias teóricas y las indefiniciones del*:--hacer son ahc¡ra atribuidas a oste contexto social y cuitural qu€ no permite ni el desarrollo ni tra

-:r.olementaciones de una ética cornunitaria. El sistem¿r potrítico y cultural que inwrda la cotldianidad:ei país resulta incornpatible con ios valorcs y supuestos qus promueve Ia Psicología Comunitaria,¡--l permitiendo su consolidación teórica ni su aplicación coordinada en ter¡eno (Barranco y I)ír:t", g.9g).

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Page 7: Notas de una Disidencia: el Desperfilamiento de una Crítica Posible.

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psrcor,osÍ¿ v vto¿pxclA rotfrtc* mN cr[rr,p

La demaud* porqtre diside$cirEl golpr dc estado- de 1973 trajo consigo dir¡ersas fornas de represión política sobre quienes

er¡m $na ameilazs para *l régimen militar. Ei suÉimient* de lax víctin:as del terroris§to de Estado las

Ilevó a pedir apda a profesionales de mlud mental quienes aI tratar de responder, sB encortrnron conque ni los c.onocimielrtos d Ie$ heramientas que habían adquirido en su formacién (en psicologfa uttras disoiplinas afines) les ssryÍaü, §e e$&entaron a la neeesidad de elaborm conc*ptos e

irnpienrentar prácticas para abordar le vinculacién entre el padecimiento de las person*s y el eontextopolftico, para contribr*r a aliviar el sufriunier¡fo y los síntanms de quienes pedían ayuda los*oüceptü$ y las estrategias de intervención el*boradas hñn cofftituido 1o que Agger y Jensen {1996}lun ilarnado el modelo chileno. Este raodelo se sigrte utilizamdo hast* hey, años después del térffinode k dietadura rnilitar"

Preguntarse por la rclación entre los sufrimienÍos personales y ios procesos palfti*os firedesde el prrin*ipio una necesidad que obligó a disentir de la psicologla tradicional. Entender que losslntomas psícolégicos Éra& producto de hs relaciones socÍales violentas y n* de prohlemas ínternosimpliss una frerte crltica a las forrras §oriceptuales dominantes en la disciplina. Buscar estrategiasde intervención que fueran más allá del trabajo clíric.o, abarcandn los espacios sociales y políticoscausa¡rtes del problema, llevó a akjarse de los procedimierfos ha.bütuales centrados en los individuosy a articular fornms dE acciótt que al üismü tiernpo fuEran psicaldrgicas, soci¿les y pelíticas,

La preocupación explieita. por teu¡es polfticos, la defeusa de l+s derechos humauos y eltrabajo conjunto con sectores sociales perseguidos por el gobiemo militar, configura una práctieapsicológica que no sélo es di*ideffie coü srl pÍ)pia dis+ipliña sino que tarnbién [o es son la ideologíaimpueste eu el país, y que muchas reces debió ser realízada en la claudestinidad" Uua psicologfadisidente, reatizada por disidentes, en la disideneia para disidentes.

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Page 8: Notas de una Disidencia: el Desperfilamiento de una Crítica Posible.

: quien§sstado losaron corologfa uepfos e:onfsxtüfa I¿st {1996)término

rsLira sc¡stiene que dichc escenario obligír a se¡ críticcs con rma psicolcgia que, pretendiendo

:enerias, nr:r dlsponía de respuestas lsóricas niprácticas a las demandas de las personas" Por otro lado,:e trataría de ¡rna psicología desarrollada en áreas críficas. es de*ir aqueilas er las {1ue sc desafia la:roducc.ión y reprnducciún ele la vi,Ca comc vida prcrpliamente humana. Ambas rnaneras de:fenderla implican una noción ética y política indisociable tl,ira, 2002).

Dtsidencia com*eptunl y pnácti**En ei funbito de la teoría, autores pr*venientes de distintas disciptinas y con enfoques mu,v

:--, ersos entre sí, cc¡inciden sn qüs la vivencia rJe situ¿ciones de ltolencia extrenra praduce:r-:tundos efectets psíquicos y ¡tsicesociales. La conceptualizaciórr de estos efbctos los lleva a ir nuísu-r de 1o psicológico, forrnulando una teoria que ies peln:itiera eomprender lrrs padecimientosri'.ios al contextct políti*a. El eje de esfa reflexién es el saráater fusféric<r clel parlecimiento y la.r=-., c¡ía de ellas han sirlo agrupacÍas baj* 1a denominación de trauruta psico social o ftauma políticar.lt,ntero, 1987)"

Pens¿r *l trauma históricanrente h*püca, entre otras {Josffs, delimitar el terreno quc defir.ro:r:*le donde se produce la situacióil traumátiea lviolencia de Esado) y Ia especilicidad que esr:rt:rrrea en §Is efertos. Eso lle,ra a particularizar ei tipo de pade*imientu wfat:r¿ando rl origen:¡- -rico <iel daño y articulando una fornra de accién tami:ién distinta. La psicologia de ios der*chos:1--T-¿rro,s c*nstituiría entonces un ámbita específico que traba3a con uru¿ poblaeión especiatr que:a-:estta ser tratada de manera distinta por profesionales con características particulares (Lira y Piper,*)5).

EI origon de esta psicología estaría en la necesidad c{e ar"ticular un iámbito de reflexión y der¿rvención distinto de Ia psicología tradicional, que lograra dar cueuta de problemas que ai tener su-:rsen en el :irnhitc de la política sedan distintas a ics padecirnie¡rtos psicopatoiógieos que::--')cupan a nt¡rmslmente a la psicología. En el ámbito de la conceptualiaación teórica, se destacó Ia::rrcciilcidad del trauma producido por las vioiacfu¡nes a lns I)l)trIH di&rencirándolo de otros

=rblemas psicológicos" En el ámh'ito de la interven*ién se realv,*ran innovaciones técnicas -v:rs¿rrollaron espacios de acción psiccsocial que peunitiermr introrlucir la rlimensión política al:=.1ajo psicológiea, entendiendo las sÍntomas en relación c.:n }es situaeiones represivirs que los:::dujeron. El trroceso de construcción de un tipo de intenencfuln diferente en centros::-xciaiizados, va contribuyendo a Ia construccjón de una categoría social ltasta entonce.s::-conocida para ios chilenos: la de las víctirnas de Ia represién política.

Los psicólogos que trutra.ian en DDHH añrman el carácter político de su trabaj¡r-gurnenttindo el origen poiítico del tauma. I-a rúilización de este tipo de argumerfios v¿tproduciencl* una retórica que coffiribuye a psicologiz.ar y <les-politizar ctros prosssos, e¡r la rieditl¿r:n que los obliga a diferenciarse de otras prácticas que) aunque estén reñuadas en temas simitrares no:esuitarían ftu: politicas. Se contrapone (aunque no siempre explícitarnente) la violencia cle lajicradura cofi *tras r,'toiencias, cnmo la intratamiliar, que tendríafl su origen en un ámbiio ro po1ítir:osuro privado, contribuyendo así a legitunar ta categaría problenra privacio eomo antagónica- con lo:olfico-pirhlico, efecto paraclojal si se corrsideran sus crític:a.s a las dicotomías posiiiyistas .v sus:rtentos por integrar lo sociai y lo psicológicr: (Fiper, 1996).

Les llamabÍm prograra¡s de salud mental y D*rechos ÍIum*ncs- Ilgsde el gofue han existido en Chile múltiples organismos de apo;vo a ias r,íaimas. En

:lgunos de ellos fiurcionaron los entonces llarnados pr"ügrámás de atención que estaban integrados

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Page 9: Notas de una Disidencia: el Desperfilamiento de una Crítica Posible.

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por médisús ,vio psicÓtogos ylo ¡rsiqgiarras y/o tratmiadc-rss socialss (Lira y Piper' 1996)' Aunque tros

enfoques teéric*s, estrategias de acción y posici*nes potiticas era¡r variad¿s toc{os l¡uscaron elahr,¡ar

eni<;ques y estrategias .lJ irterrorri¿,, q.i* irrt-gtá hs Cistintas dinre*siones <lel prcblema (que

."áu ft di"ll. ,nrtlus psicológicas, sociales ,v polÍticas)'

Analizanrlo dichos prügr*más ^**á.

, ¡ánsen afirrnan que existe similitud sn su

conceptualizaciór A*i ááo *on f prodr*to"áe h siruaci6n social ,v política' I.'as ditbrencias que eso

implicn con los """-;;*Cáirmel*o* árrn***,tes en psic*1ogá ht lleta a hablar del *odelo

ch*eno (Agger ,v Je*sen. 1996). una innovación de ilicho nlodelo* ñleron ias categ*rias de registro

cle pcrsonas atendidas. A difereacia de ;;.;rúp"- de salu'J mental tradicionales' los criterios ile

clasifioación utiiizados no se relacionaban ()on i* categorías psico pata.lógicas cnnocidas sino con

las situacior¡es represivas padeci¿as po, to, *.¡*tas. Esti identifrcacién difeioncia el origen y tipo rie

padecimiento del suieto o ]a f¡._rnllia, irfentilieando la o ias situaciones traumáricas parlecidas'

indicando asi la reraciún estabreci¿o "ntn*'"i

áirg*,:uti"o dg ras consulta¡rtes y ia sit.ación represira'

E*e enfcrquc fue posteriorrnente desarrollaijlo" en ILAS y denc¡minado rtriagnósticÜ sil'"racional

(Becker, Castillo y **rr lggl]. Difiere ¡le los ha!:ituales en su refrrencia al acontecixriento politi*c

qr.re desencadena, u"rrurr4o que el *uri*, potiti*o de1. pr'.:blema se ene*bra pcr meelio de la

utilización ere ten:nirrcl,:gias técnica*. ruáui¿n se difereneia del usado ha'itualmente cn la ateneiÓn

que orgarúsmns ¡nternaiionaies da * I"*-;-úiados polÍric-os, quienes son diagnosticados según la

categoría cirn 1a American fs1'chiatric Ásíooiation ¿"'t"t L' *'u Manuales de Diagnóstico

Estadístieo de Trastornos Ment¿les. Esta m denomi,a stress postíaumátic-1 ) |e establece a partir de

la presencia ¿* ui*to*u, comuncs pasteriores a ia vivencia de algirna situaciÓn de stress extrel¡o'

l,as hrteru.enciones realizadas busoa¡)n reparar las reperi.rsiones de la represi{rn política en el

sujeto dañad* {Lira y Weinstein, lqSa}, facíiitá¿o U integraciún cle las ¡:lirnensianes snbietivas v

políticas <le la prr:pia identidad, enlbtizanCo la necesidad Ot i::'::1f1-;1T',t:::frtff-#rx;j;r; l:

f"::fffi§':,'Jffi"ffi;'l?hli.ioi,** l; t"s*¡nidair de interienir ,*q,*iíu de u* víncttlo de

conñanza politico que tros profesionales llamarr:n en tse entonces vinculo comprometido

(disftaz{¡rdo su carácter irtrnldigic*) y ,i;; t"tP-? a tos distintos acto'es i,v';lucradas saberse

pr:sicionados en rln *ir*o 1ugñ, *r á. ru ¿ili¿"rruia polftic*. r,.s objetiv*s de ias irrterr"e*cia*es

incruian la r*cuperación de proyectos p.rrálroo"y' 1u inráci¿n de los s*ie1os en accioues **lcctlvas de

ilenuncia y r:posicióo * lu dictaduia. E,itando nuevan:iente ':t iiesgo que implical*n dichas

deri*iciones y *sando a ra psicorogí, p** ;irfi';hs"se hebró de recufaración del proyectc vital'

euienes desarrollarc¡n y utilizaron esos.términos conocían el carácler icleolégicc y proviuional ele sus

procedimientos y teÁLologi*s. Sus. móviles eraq claramente poiític*s y contingentes" Sin emhxgo

actualrnente, afios después, euan6o el cr:Áxta poiitieo ha cambiado -r: 1a cla*destinidad de prácticas

y corlc$ptos ha cfejacl$ ele ser necesaria, os¡¡s krnrirurs siguen si*n¡lo $tilizados *rr el trai:ajo cÜn

victimas de la violencia politica, esta vez sin la coneienciá de sir caráctu contingentc' Es evidente

qu() lo que constituyó una práciica cliside¡rte en un contexto totalilarici es <lecir' promover la

participación y la recuperaeiírn de iclentidarles ct¡lectivas que resulta.baü arnenazarÚes para el régimen

militar, rleié rle serlo al trarnformar** l* *nOiciones poiíti**, y al drjar rle ser amenazantes dichas

accicnes.I-a practica ile ia psicoiogia en el ár:bito cl's lcs DIIHH es signiñcacia por quiencs la realizan

com0 una fo-rma de militancia polí1ica, csmÜ Llna contribuciÓn a transjbnnar las relaciones de

iriusticia de nuestra ,rr"l*,:*d, **o u,t ejercicio aeti'o de desaeuerdo frente a las eondiciones s*cio

politicas" y cor*ü un trabajo ,oyu r*uli"onióo trasciende el árnbito protbsicnal' §u signiñcado ético y

politico ha llerarlo *-1* *u¡,ur parte rte *uo* u asurnir su trabajo i*rno .t*. corrrpromiso milit*nte en

qu* han pe*nanecido durant* muchos ag¡:s" a pesar r1e ios ricsg}s que impp"eabia dura:rte la dictar1ur*

l-as instituciones 6an sufriilt, muehtrs *urnuiár, h mayoría celttas se han cerradri, otras fimcionan

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Page 10: Notas de una Disidencia: el Desperfilamiento de una Crítica Posible.

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Page 11: Notas de una Disidencia: el Desperfilamiento de una Crítica Posible.

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planteado que el surgfunient* d.e las psi**lr.rgias *ri{icas en Chile ha p*sado por la a¡ticutración de las

priicticas y reflexiones de la critica de Ia Psicología Socid Comunitaria y de la Psicología de los

derechos hunran«¡s. He sostenido qu€ és;tas fueron expresión de *iertas coariiciones sociales *n las

que fueron efectivarnente akemativas a la psieología dcrninaate y prácticas de resistencia poiítica.

Paro, ¿qué pasa hoy con ellas?. La pregunta requiere de un a¡rálisis de su efectividad históricay contextual, considerando qus no existe ninguna práctica que sea en esencia critica ylo disidente.

Tod¿s lo st:n (o no) cn distintos sentidos y en rela,ción ürln 1as prapuestas dcminantes de ciertas

épocas c contextos sociales, las que van cambiando en {i¡ncién de los equilibrios y desequiiibritrs de

las relaciones de poder. lltro pretendo lrace¡ ,Je jucza dirirnienrXi¡ si dichas psicnlagías son hoy

críticas, ni creo que $sú sea posihle. Más bien he preguntado sotxe sus signilicados, lín'rites y

posibilidades; y me he eneontrado con desecs y v*luntades de cambir¡, conviccion*s y conrpromisoy, sobre todo un afbcto compartido de re¿:luzo a ciertas condieiunes sociales, politicas y eulturales.

Aunqr:e la f¡sicclogía §ocial Cornucitaria chilena disiente rJel sistenra politico vigente, no

encueritra {porque no existe) un movimienlo popular en el cual altict¡lar sus prácticas, 1o que

desperfila su disidencia. Su ética la compromete con la rosolueión de problen:as f;icticas, lcs que

demasiadas v*ces eontriiruyen a producir signi{icados opuestos a su voluntad de transfonnaciÓnpolítica. Sus dihcultades para desarroltrar u¡r corpus teórico le quita fuerza a tra crítica que imce de la

ciencia y tle 1a psicología do¡ninar¡te.Aunque el discurso psicológico err derechcs humanos fue en su {erigeo disiderde cúfl su

disciplina ha construido un marco conceptual que contribuye a legitirnar las dicotomías que eritieal-ra"

Una práctica que truscalm a¡ticular acciones políticas se centra asi*almente e-n el ejercicio técuico de

su protesión, Limitando su carácter politico al tipo <te p«rblación atendida y a[ er:rntenido del traurna.

Una psicokrgía que en su origen fue disirlente con el sistema sucial y qu€ ex-igía su transfornración,ya ilo busca articular prácticas aiternatilas. ai exige Ia t¡ansformación de ia socieilad eomo una

necesidad para la reparación social. Sr acepta la reparación indivirlual ccrno el único ámlritr¡ de

acciórr p,:sible, auflque sea insuficiente y generadora de frustraciones partr el conjuito de l¡¡s acfüres

involucrarlos.La. disidencia de estas psicoiogía.s es hoy un deseo y una voluntad. Ese es *1punt* de partida

fund¿unerrtal para poder cetrstn¡ir uli canpo de acciones trensformadotas, I)cro }a reaiiclacl üü sc

transf,orn¡a gon b,uenas inlencit¡nes sino con la articulación de práeticas dil'erentes. En la medida en

quo estasi psicologías se han alejado de sus praxis políticas y se han acercadc¡ al car*po de las técrúcas

psicológicas centradas en los sujetos indivieiuales, han perdido un potencial críticqr iildispensable que

es asumir que un& práctica disideute es ¿rnte torlo po}ítica. Y lo es cu¿ndo asuüte la transfbrrnaciónsociai com¿ un hecho práctico inrnediato, r:om* algo inaplazable" LJna Fsicologia Sooial CrÍticadellería estar dispur;sta a cnnsiderar los efectos feóric.:s, éticos v poUticos de atirrnarse cútno lln.sujeto histórico y por 1o tanto productor de realidari.

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Page 12: Notas de una Disidencia: el Desperfilamiento de una Crítica Posible.

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