Nº 7 - Revista Digital de Los Museos Venezolanos

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Museos.ve dedica esta séptima edición a la labor que realizan las instituciones museísticas dedicadas a coleccionar, preservar e investigar el legado de culturas ancestrales. Estos centros museísticos en los que dialogan las ciencias sociales, antropológicas, arqueológicas e históricas poseen una dinámica particular, pues sus colecciones se nutren del material arqueológico que se encuentra en yacimientos y reservorios en constante estudio.La preservación y puesta en resguardo de estos materiales de interés patrimonial ha dado lugar avaliosas experiencias en las que se combina el esfuerzo y conocimiento de antropólogos y profesionales de diferentes disciplinas científicas, y el diseño de estrategias de inclusión y participación de la comunidad en la defensa de su identidad, memoria y patrimonio.

Transcript of Nº 7 - Revista Digital de Los Museos Venezolanos

número 7. año 1. Febrero de 2012

Edita:Sistema Nacional de Museos de VenezuelaContacto:Instituto de las Artes de la Imagen y el Espaciowww.museos.iartes.gob.vesistnac.museos@[email protected]

Coordinación General: Rebeca Guerra y Nany Goncalves.

Comité Editorial: Rebeca Guerra, Nany Goncalves y Vivian Rivas / Diseño: Francisco Arteaga / Diseño de portada: Francisco Arteaga

/ Corrección: Rebeca Guerra y Nany Goncalves

Colaboraron en este número: Lino Meneses Pacheco, Gladys Gordones Rojas, Miguel Ángel Saavedra Solórzano, Juan José Escalona B., Camilo Morón, Deyanira Garcia, Rebeca

Guerra, Nany Goncalves.

Fotografías: Lino Meneses Pacheco, Gladys Gordones Rojas, Asociación Cultural Juan Barajas, Sistema Nacional de Museos, Camilo Morón, Deyanira García, Universidad de los

Andes, Archivo del Centro de Investigaciones Antropológicas, Arqueológicas y Paleontológicas (CIAAP) de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda

Agradecimientos: Juan José Salazar..

Versión digital: www.museos.iartes.gob.ve

Museos.ve dedica esta séptima edición a la labor que realizan las instituciones museísticas dedicadas a coleccionar, preservar e investigar el legado de culturas ancestrales. Estos centros museísticos en los que dialogan las ciencias sociales, antropológicas, arqueológicas e históricas poseen una dinámica particular, pues sus colecciones se nutren del material arqueológico que se encuentra en yacimientos y reservorios en constante estudio.

La preservación y puesta en resguardo de estos materiales de interés patrimonial ha dado lugar a valiosas experiencias en las que se combina el esfuerzo y conocimiento de antropólogos y profesio-nales de diferentes disciplinas científicas, y el diseño de estrategias de inclusión y participación de la comunidad en la defensa de su identidad, memoria y patrimonio.

Los lectores tendrán la oportunidad de conocer la labor realizada por los investigadores del Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutiérrez en la localidad del Llano del Anís (estado Mérida) en la creación del Parque Paleo-arqueológico del Llano del Anís; y la importancia de la colección del Museo Antropológico de Quíbor Francisco Tamayo Yépez ubicado en el estado Lara.

El recorrido por la historia de la museología y sus personajes continúa con un artículo dedicado al científico, investigador y docente José María Cruxent (España, 1911 – Venezuela, 2005), sus con-tribuciones a la museología venezolana y la labor museística que realizó. En este sentido los lectores tendrán también la oportunidad de conocer algunas de las piezas originales y replicas de objetos de arte africano donadas en 1954 por el Rey Leopoldo III de Bélgica luego de la expedición realizada por Cruxent, estos objetos forman parte de la Colección de Etnografía Africana y Afroamericana que resguarda el Museo de Ciencias de Caracas.

Finalmente la sección Gente de Museos está dedicada a la Antropóloga Jacqueline Clarac, Fundado-ra del Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutiérrez y promotora del Museo de Lagunillas, el Museo Comunitario de Timotes y el Parque Paleo-Arqueológico Llano de Anís, experiencias que comenta en esta entrevista.

Sistema Nacional de Museos

PRESENTACIÓN

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El Museo Histórico del Tri-buto fue creado oficialmen-te en el año 2007, mediante Providencia Administrativa SNAT/2007-Nº 0868, pu-blicada en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nª 38.840, de fecha 28 de diciembre de 2007.

El Museo tiene como misión la investigación, recupera-ción y exposición de todos los objetos relacionados con los tributos y las finanzas publicas en general. Entre sus principales objetivos se encuentran: constituirse en un centro de divulgación la cultura aduanera y tributa-ria; incentivar la cultura tri-butaria en los ciudadanos; contribuir con la educación y el crecimiento formativo de la sociedad en general.

En el año 2008 bajo los pará-metros de revisión, rectifica-ción y reimpulso, la Oficina de Relaciones Instituciona-les del SENIAT fue reorgani-

Museo Histórico del TributoCreando cultura tributaria en los ciudadanos

Texto: Miguel Ángel Saavedra SolórzanoCoordinador de la Unidad Museo His tór ico del Tr ibuto

zada y el Museo fue adscrito a la División de Protocolo, Ceremonial y Acervo Histó-rico (Providencia Adminis-trativa Nª SNAT/2008/0241

de fecha 10 de julio, publi-cada en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nª 38.970 de fe-cha 10 de julio de 2008).

Actualmente la Oficina de Relaciones Institucionales es la encargada de planificar, coordinar y evaluar las acti-vidades relacionadas con el funcionamiento del Museo Histórico del Tributo, así como de coordinar y ejecutar todo lo relacionado con las donaciones, recuperación, mantenimiento, adquisición, exhibición, guarda y custo-dia de los bienes del Museo, constituidos actualmente por más de 500 piezas.

El Museo Histórico del Tri-buto fue inaugurado el 8 de agosto de 2011, en el marco de la Celebración del XVII Aniversario del SENIAT.

Museo Histórico del Tributo

Torre SENIAT, planta baja,

Plaza Venezuela.

www.seniat.gob.ve

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Texto y fo tograf ías: Lino Meneses Pacheco / Gladys Gordones Rojas

MUSEO ARQUEOLÓGICO Gonzalo Rincón Gutiérrez

y PARQUE PALEO-ARQUEOLÓGICO del Llano del AnísUna experiencia comunitaria en el manejo del patrimonio histórico-cultural

Valla de seña l ización

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Desde el mes de enero del año 2008 un equipo de investiga-dores del Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutiérrez de la Universidad de Los Andes viene realizando trabajos arqueológicos de campo en la localidad del Llano del Anís, parroquia Chiguará, municipio Sucre del estado Mérida con la finalidad de estudiar diversos restos de megafauna que fueron reportados por la comunidad del Anís en el mes de diciembre de 2007.

Como institución dedicada a la investigación arqueológica y patrimonial, el Museo, desde el mismo inicio del proyecto, se planteó un proyecto pluridisciplinario de investigación

que le dio importancia a la formación académica de jóve-nes de la comunidad y a la participación de la misma en la construcción de un Parque Paleo-arqueológico comunitario.Hasta la fecha, el yacimiento paleo-arqueológico pleisto-cénico del Llano del Anís es el único que ha sido reporta-do para los Andes venezolanos. Su estudio permitiría, si se encuentran evidencias de actividades humanas asociadas a los restos óseos fosilizados de megafauna, abrir las posibi-lidades de re-interpretación del poblamiento temprano de la Cordillera de los Andes, el occidente de Venezuela e inclu-sive del norte de Sudamérica. Luego de cuatro años de trabajo de campo y de realizar

Visita a l yacimiento

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diversas reuniones de trabajo en la comunidad del Llano del Anís el 30 de julio del año 2011, con el patrocinio de FUNDACITE-Mérida y la Gobernación del Estado Mé-rida, abrió al público el Parque Paleo-arqueológico del Llano del Anís. El Parque tiene como objetivo fundamen-tal dar a conocer a los visitantes, niños de las escuelas, es-tudiantes de secundaria y universitarios y turistas en gene-ral, la historia cultural, natural y geológica de la Cordillera Andina merideña. La visita al Parque es una oportunidad para obtener, de mano de los guías de la propia comuni-dad, información científica sobre los procesos geológicos, ambientales y culturales que acontecieron en la Cordillera Andina de Mérida a finales del Pleistoceno y comienzos del Holoceno y potenciar el desarrollo de las actividades comunales relacionadas con la producción artesanal de bienes culturales que producen los habitantes del Anís.

Mural del Sendero Geológico La apertura del Parque es una experiencia novedosa, no solo por la información científica que obtendrán los visitantes en materia arqueológica y geológica, sino por la participación que tiene la comunidad en una Institución de ésta naturaleza. El parque cuenta con dos senderos de interpretación y un centro de interpretación.

El sendero paleo-arqueológico donde el visitante podrá cono-cer la excavación arqueológica que desarrollaron los investi-gadores del Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutiérrez y observar in situ los restos fosilizados del único mastodonte (me-gafauna pleistocénica) encontrado en los Andes venezolanos. En el Sendero de Interpretación Geológica, diseñado por geólogos de la escuela de Geología que participan en el pro-yecto, donde el visitante después de una pequeña camina-

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Parque Paleo-arqueológico del Llano del Anís

Carretera hacia El Vigia, estado Mérida

ta, podrá observar con la orientación de un guía comuni-tario, diversas formaciones y fallas geológicas relacionadas con el surgimiento de la Cordillera Andina venezolana. El Centro de Interpretación donde el visitante podrá ob-servar un guión museológico y museográfico en el que re-saltan entre otras piezas, restos óseos folizados colectados en contexto paleo-arqueológicos y hojas fosilizadas recupe-radas en las excavaciones arqueológicas.

Sendero de interpretación geológica

Hoja fosi l izada

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Parque Paleo-arqueológico del Llano del Anís

Carretera hacia El Vigia, estado Mérida

El Museo Antropológico de Quíbor Francisco Tamayo: La importancia de su colecciónTexto: Juan José Escalona B. / Jefe de Res tauración

Fotos: Archivo del Sis tem a Nacional de Museos

Fachada y espacios del museo

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Antes de adentrarnos en el tema que nos ocupa, la importancia patrimonial y museística de la colección del Museo Antropológico de Quíbor Francisco Tamayo Yépez, comenzamos recor-dando que mucho antes de la llegada de los invasores, españoles y europeos a lo que hoy es la región geohistórica larense, ya existían diversidad de cul-turas y naciones aborígenes, conocidas posteriormente algunas de ellas como Achaguas, Caquetío, Ayaman, Jiraja-ra, Cuibas, Gayón, Coyón, entre otras. Culturas ancestrales caracterizadas por su diversidad lingüística, étnica y sociocultural, sociedades originarias, poseedoras de una visión y cosmovi-sión del mundo totalmente diferente a Occidente. El legado de estas culturas ancestra-les es tema permanente de estudio en las ciencias sociales antropológicas, arqueológicas e históricas. Redescu-biertos, reinterpretados, analizados y decodificados científicamente por los entendidos en la materia, los objetos arqueológicos son estudiados hacien-do énfasis más que en los objetos en sí mismos en la complejidad social, cul-tural y tecnológica de la propia socie-dad ancestral de la cual provienen, para lograr trascender lo meramente formal y funcional.

“El Museo; es una institución que conserva y estudia el patrimonio monumental de la nación para que el pueblo obtenga de dicho patrimonio la conciencia que necesita para lograr su transformación. Los objetos arqueológicos no son nada más que las frases sueltas de un voluminoso libro de nuestra historia; en el museo nuestra tarea consiste en ordenarlos y presentarlos orgánicamente, de modo que los hombres de nuestro pueblo, puedan leer esa historia, página por página y sin cansancio”.

Luis G. Lumbreras. 1974.

De acuerdo a los estudios arqueológi-cos realizados hasta hoy en la región, somos una cultura pluricultural y mul-tiétnica de más de 14 mil años de anti-güedad. Tanto la sociedad de cazadores y recolectores como las agroalfareras, fueron en diferentes momentos cultura-les e históricos permanentes producto-res de legados y patrimonios culturales

tangibles e intangibles, haciendo uso colectivizado de los saberes, conoci-mientos y tradiciones ancestrales, así como de la materia prima existente: madera, hueso, concha, piedra, fibra vegetal, barro cocido, entre otras.De los cazadores antiguos existentes antiguamente en la región geohistóri-ca del estado Lara (concretamente en los Municipios Andrés Eloy Blanco, Torres y Moran) se ha nutrido y forta-lecido significativamente la colección arqueológica del Museo Antropoló-gico de Quíbor, concretamente con lo aportado por los talleres y yacimientos líticos estudiados hasta hoy, por este centro museístico. Dichos instrumenta-les de piedra están conformadas mayo-ritariamente por núcleos, lascas, chop-per, micro-lascas, preformas, cuchillos, raederas, buriles, percutores, puntas de proyectil, entre otros.De las culturas y tradiciones agroalfa-reras ancestrales (agricultoras y cera-mistas) la colección tanto museológica como en estudio se ha visto fortalecida

11por la presencia de diferentes tipolo-gías tanto de vasijas y demás objetos arqueológicos confeccionados tanto en cerámica como en concha marina, en piedra y hueso. Por ello es de observar tanto en las salas de exposición, como en los depósitos arqueológicos de la institución, la presencia de infinidad de material arqueológico, de profun-do interés patrimonial, entre las que destacan: osamentas humanas, hachas líticas, piedras de moler, metates, trípo-des, vasijas multípodas, bicónicas, glo-bulares, semiglobulares, biglobulares, efigies, figurinas, collares, pendientes y pectorales de concha, agujas de hue-so, volantes de huso, pintaderas, pipas ceremoniales. La colección conformada actualmente por aproximadamente 1.500 piezas ha permitido estudiar y sistematizar una diversidad de aspectos, realidades y temáticas de interés, tales como: siste-mas de valores, tradiciones culturales, modos y medios de producción, fe-chamientos, patologías, alian-zas interétnicas, tecnologías inherentes tanto a la cacería, pesca, conservación de alimen-tos, agricultura, arquitectura, usos etnodobotánicos y etno-medicinales del medio ambiente y la ecología de tiempos pasados, también se ha profundizado en los aná-lisis y estudios tipológicos tanto de la

lítica de los antiguos cazadores, como de la cerámicas arqueológica.Desde los tiempos fundacionales del Museo Antropológico de Quíbor a me-diados de la década del sesenta hasta el presente, la colección aunque es mera-mente arqueológica se nutre por igual de material paleontológico recolectado por el equipo de excavación, allí radi-ca su diversidad e importancia cultural, estilística e histórica. A futuro segura-mente, obedecido a la propia dinámi-ca, evolución y dialéctica del Museo, se redefinirá y ampliará esta visión que en cierta manera ha sido excluyente de otras áreas y dimensiones culturales e interdisciplinarias.El Museo Antropológico de Quíbor ha gerenciado, concretado y vivido una

valiosa experiencia, con los significa-tivos aportes teórico prácticos de sus antropólogos, contribuciones antropo-lógicas, científicas y museológicas rea-lizadas en diferentes momentos histó-ricos que es justo exponer brevemente. Adrián Lucena Goyo funda este centro museístico en 1965 y con ello inicia el proceso de conservación, registro y catalogación de la colección arqueo-lógica, un hecho histórico y cultural relevante para las ciencias sociales, el mundo antropológico y arqueológico.

Luis Molina crea la escuela de antropo-logía de campo, inicia y/o profundiza los convenios con la Universidad Cen-tral de Venezuela y otras instituciones nacionales e internacionales, consolida el laboratorio de restauración, se dic-tan cursos nacionales de especializa-ción sobre cerámica arqueológica, se crea un listado de colección y nuevos

sistemas de fichaje y codificación, se crea la revista arqueológica

La Quiboreña, se escriben monografías, se editan estudios y textos de gran interés e importancia an-

tropológica y patrimonial, se fortalece el vínculo con la comunidad.

Con Juan José Salazar Pérez, ac-tual director de la institución, la co-

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El museo lleva el nombre de Francisco Tamayo (1902-1985), en homenaje al docente e investigador larense oriundo de Sanare, quien destacó como botánico, naturalista y conservacionista. Tamayo estableció el primer esquema clasificatorio de la cerámica prehispánica del estado Lara al distinguir una alfarería relacionada con una cultura más antigua que había desaparecido para el momento de la conquista, la cultura de los caracteresofidioideos.

lección continua en proceso de creci-miento, actualización y digitalización. Se crea y se mantiene la política de publicaciones a través del Boletín Ar-queológico MAQ, así como interesan-tes y fundamentados libros de ensayos sobre la realidad antropológica, histó-rica y social ancestral y contemporánea del ser social larense. Se le dá conti-nuidad dentro y fuera del Municipio a los procesos de indagación, prospec-ción, excavación, fichaje, conservación y restauración del patrimonio cultural y arqueológico. Se crean nuevos espa-cios físicos para el mejor mantenimien-to y estudio de esta y se asumen nuevas líneas de investigación. Se crea la radio Quiboc 97. 1 FM y con ello se activa toda una programación de sensibiliza-ción y difusión cultural, patrimonial e ideológica. Se funda la imprenta Boli-variana del Museo, se editan libros, re-vistas, ensayos y folletos con temáticas vinculadas al perfil y filosofía del Mu-seo y también de interés humanístico en general.

El esfuerzo perseverante, sistemático, mancomunado aportado por diversos estudiosos, pensadores y profesiona-les de diferentes disciplinas científi-cas y humanística ha hecho posible la creación, consolidación y permanencia de la colección patrimonial que hasta la actualidad se mantiene a buen res-

guardo en este centro investigativo, científico y formativo. Sus directores han priorizado los esfuerzos antropoló-gicos e indagatorios desde principios, políticas y estrategias democratizan-tes, diálógicas y coherentes con la in-clusión sociocultural, el protagonismo popular en la defensa de su identidad, patrimonio y memoria histórica.Cuando existe identidad y sentido de pertenencia en una realidad contextual determinada, la teoría y praxis arqueo-lógica y antropológica se ve fortaleci-da y respaldada a corto o mediano pla-zo por la comunidad. El nacimiento y evolución de una conciencia colectiva que pasó de ser indiferente y en cier-tos casos hasta cómplice del saqueo y comercialización del patrimonio ar-

queológico de décadas anteriores, a la posterior toma de conciencia, defensa y valoración de la cultura del pueblo Quiboreño, así como la coherencia institucional, el lenguaje museístico utilizado, la capacidad profesional y humana han contribuído significativa-mente por igual en la consolidación de la relación museo-comunidad.

Museo Antropológico

de Quíbor Francisco Tamayo Yépez

Av. Pedro León Torres, entre calles

9 y 10, Quíbor, estado Lara.

Telfs: 0253 - 4913781 / 6748131

www.museoantropologicodequibor.org.ve

email:museoantropologicodequibor@

yahoo.es

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Museo Antropológico

de Quíbor Francisco Tamayo Yépez

Av. Pedro León Torres, entre calles

9 y 10, Quíbor, estado Lara.

Telfs: 0253 - 4913781 / 6748131

www.museoantropologicodequibor.org.ve

email:museoantropologicodequibor@

yahoo.es

Una definición de diccionario nos dice que exploración es la “acción y efecto de reconocer, examinar o registrar una cosa o un lugar” y que explorar es “reconocer o averiguar con diligencia una cosa.” José María Feliz y Francisco Cruxent Roura (Sarrià, Barcelona, España, 1911 – Santa Ana de Coro, Venezuela, 2005) fue el nombre con el que lo bautizaron sus padres; llegó a Venezuela en 1939, exiliado

J. M. Cruxenty la experiencia sensible del pasadoTextos: Cam ilo MorónFotograf ías: Archivo del Centro de Inves t igaciones Antropológicas,Arqueológicas y Paleontológicas (CIAAP) de la Univers idad NacionalExper im ental Francisco de Miranda y Ar-chivo Personal de Cam ilo Morón.

Todo producto elaborado a mano por el hombre está impregnado de espíritu y tiene alma.

J. M. Cruxent.

J.M. Cruxent en t res etapas de su vida.En el Or inoco en 1951, en 1962 y en Coro en el 2000

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de la Guerra Civil Española, en la que combatió en las filas republicanas en el Frente de Teruel.

J. M. Cruxent –como firmaba sus obras científicas y artísticas– ha sido por antonomasia el explorador moderno de Venezuela. La exploró en la geografía y en el tiempo, en la memoria encriptada en los objetos y en la memoria de los pueblo. Arístides Bastidas, periodista y ameno divulgador de la ciencia, nos legó una estampa de primera mano donde se mezclan a partes iguales la ironía, el humor y la ternura: Se le empieza a ver unos zapatos viejos y sucios, más arriba unos pantalones mugrientos y rotos; igual el saco, si acaso lo lleva, y hasta allí es una suerte de caletero o espantapájaros, pero al llegar al rostro se siente un cambio vibrante; primero se asoma su sonrisa y después sus ojos verdes llenos de ternura.

Cruxent: pionero en la creación de instituciones científicas, investigación y docencia

El nombre de J. M. Cruxent está en las raíces fundacionales de numerosas instituciones científicas y académicas en Venezuela y en América. En 1953,

fue uno de los fundadores de la Escuela de Sociología y Antropología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), cuya primera promoción lleva su nombre. Fundador y profesor de la Cátedra de Arqueología en la Escuela de Sociología y Antropología de la UCV, en las asignaturas de Introducción a la Arqueología y Arqueología de Venezuela, cargos docentes que

desempeñó hasta 1960. En 1959, por iniciativa del Dr. Marcel Roche, funda el Departamento de Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). Cruxent y su labor museísticaEl material recolectado en las extensas investigaciones de campo a lo largo y ancho de la geografía venezolana y en

En plena faena en el IVIC

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otras latitudes por Cruxent, enriqueció varias colecciones científicas, entre las que destacan la del Museo de Ciencias, institución de la que fue director desde 1948 hasta 1962.

Cruxent, incorporó valiosos ejemplares a las colecciones de antropología física (la colección más numerosa del museo: 45.000 entradas), arqueología (una de las más numerosas: 33.300 piezas), etnografía, herpetología, ictiología, mineralogía, teriología (ciencia que estudia los mamíferos) y paleontología del Museo de Ciencias. En 1950, realizó una expedición al África en compañía del Rey Leopoldo de Bélgica, en la que colectó una amplia muestra de arte africano que hoy forma parte de la colección etnológica del mismo museo.

En 1981 fundó el Museo de Cerámica Histórica y Loza Popular de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (UNEFM), en Santa Ana de Coro. Conjuntamente con varios colegas nacionales y extranjeros, experimentados trabajadores de campo y discípulos, fundó también el Centro de Investigaciones Antropológicas, Arqueológicas y Paleontológicas (CIAAP).

Trabajo de campo, 1943

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El 16 de enero de 2011, con motivo de conmemorarse los 100 años del nacimiento de J. M. Cruxent, por resolución del Consejo Universitario, el museo cambió su nombre a Museo de Ciencias y Artes J. M. Cruxent. Actualmente cuenta con una importante muestra de cerámica, cinco mil (5.000) ejemplares museables, de estudio o referencia en los que están representadas noventa (90) loceras falconianas y otros doscientos (200) alfareros populares. Dispone también de una colección tipológica de cerámicas históricas de países europeos y americanos que en tiempos pre-independentistas enviaban sus productos cerámicos a Venezuela (CIAAP-UNEFM: Reseña, 1972). J. M. Cruxent fue también un innovador en la integración del museo y la comunidad como lo prueban sus experiencias en Tara-Tara, estado Falcón, con el Taller-Escuela de Cerámica (la Casa del Barro) y el Museo-Taller Ángel Segundo López, espacio concebido con una función esencialmente docente en una comunidad rural.

Cruxent: y lamuseología

Las contribuciones de J. M. Cruxent al pensamiento museológico y museográfico en Venezuela se remontan

Real izando t rabajos a rquelógicos y estudiando en 1958

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a fechas tan tempranas como 1948. Entre numerosos testimonios de la época, refiere Francisco Da Antonio que siendo Cruxent director del Museo de Ciencias organizó una amplia exposición de material arqueológico en el marco de la Fiesta de la Tradición, evento realizado con motivo de la elección presidencial de Rómulo Gallegos, primer presidente democráticamente electo de Venezuela. Las piezas estaban expuestas en urnas de cristal de tal forma que los visitantes podían tener una visión de 360 grados de obras emblemáticas de la arqueología patria, como las bellísimas Venus de Tacarigua; y no sólo una vista frontal, como entonces se acostumbraba en las rígidas vitrinas.Miguel Arroyo, considerado el padre de la museología en Venezuela, confesó en una oportunidad que su interés por la estética del mundo prehispánico surge del encuentro con Cruxent, cuando ambos eran directores de museos en la década de los 1950. Así describe Arroyo una de las exposiciones: “En la sala principal habían dos grandes vitrinas, y fuera de estas salas habían vitrinas angostas, llenas de arte prehispánico, pero no pegadas a los muros. Porque ese era el amor de Cruxent, tenía que mostrarlo de manera que se apreciara en su totalidad. (Natalia Díaz, estudio

Se le empieza a ver unos zapatos viejos y sucios, más arriba unos pantalones mugrientos y rotos; igual el saco, si acaso lo lleva, y hasta allí es una suerte de caletero o espantapájaros, pero al llegar al rostro se siente un cambio vibrante; primero se asoma su sonrisa y después sus ojos verdes llenos de ternura...

Arístides BastidasPeriodista

Conversando con una locera popula r, 1981

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dedicado a los aportes de Cruxent a la documentación de la colección arqueológica del Lago de Valencia)La reflexión sobre el problema de la exhibición en el museo y la participación de los visitantes llevó a Cruxent a realizar uno de los primeros ensayos sobre teoría museológica que se hayan escrito en nuestro país, trabajo que fue presentado en el 50th Annual Meeting of the American Association of Museums, realizado en Washington,

el 3 de junio 1955. Un planteamiento innovador para la época –acota Díaz–, si tomamos en cuenta que en Venezuela, durante la década de los ochenta, fue cuando se comenzó a teorizar sobre la asistencia del público al museo. Pero aún más, Cruxent ya reclamaba algunas de las postulaciones que forman parten de la Nueva Museología. Me refiero –prosigue Díaz– a la participación del individuo con la exhibición, la importancia de la documentación y

la eliminación de la vitrina de manera que el visitante se sienta integrado al ambiente, con el añadido de una dimensión más psicológica.Cruxent expuso su preocupación por la participación del visitante en la comprensión de los resultados científicos en el museo: “El objeto arqueológico en sí, que era lo único buscado en los orígenes de las excavaciones, hoy tiene sólo un valor relativo o nulo a veces si no va acompañado de todo su historial, del

Junto a la camioneta "Cleot i lde", 1980

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resultado de los estudios del conjunto de hallazgos y la interpretación de la interrelación existente entre todos los objetos descubiertos. Este es el único medio que nos permite la reconstrucción del pasado y por consiguiente un conocimiento mucho más amplio y profundo del que podría suministrarnos una pieza de coleccionista por valiosa que fuere: se logra además el sentir de ese pasado”. Cruxent criticó la museografía con que era expuestos los objetos en los museos de ciencias, encajonados en vitrinas y dispuestos de tal forma que muchas veces se puede pensar que fue la obra de un decorador de grandes establecimientos de perfumería u otras tiendas de las grandes avenidas metropolitanas. A este conjunto se unen las etiquetas y los gráficos que le informan sobre el objeto expuesto, pero que inevitablemente al mismo tiempo encasillan su atención llevándolo únicamente por caminos ya trajinados, que han sido preparados de antemano en tales exhibiciones clásicas.

Cruxent: científico, investigador y docenteDurante su dilatada vida, J. M. Cruxent recibió numerosos reconocimientos. En 1976 se le otorgó la Medalla de

el Diploma de Reconocimiento de la Asociación Venezolana de Arqueología (AVA), en la ciudad de Coro. En 1987 el jurado calificador otorgó al profesor José María Cruxent el Premio Nacional de Ciencias. Cuando Cruxent cumplió 90 años la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda le otorgó el Doctorado Honoris Causa por su destacada labor científica y docente.

Mi impresiónde CruxentUna tarde de verano, allá por el año 2000, hasta unas pocas semanas víspera de su muerte (2005), conversamos sobre los museos, la investigación arqueológica de campo, las intrigas de la comunidad académica (y la insania de tales manejos), sobre el misterio universal que llamamos mujer, sobre la independencia cultural y económica de los pueblos de América.

Días antes de su 94 cumpleaños lo visité, brindamos con “Pipi-Cola”, como Cruxent le decía a una afamada bebida gaseosa. Hablamos de Cataluña y de la muerte. Supe por instinto que esa era la última vez que nos veríamos.

Cruxent ya reclamaba algunas de las postulaciones que forman parten de la Nueva Museología. Me refiero a la participación del individuo con la exhibición, la importancia de la documentación y la eliminación de la vitrina de manera que el visitante se sienta integrado al ambiente, con el añadido de una dimensión más psicológica.

Mgs. Sc. Camilo Morón

Investigador y Docente UNEFM

[email protected]

Investigador Emérito del IVIC; en 1981 la Medalla Académica del Centro de Estudios Avanzados del IVIC; en 1982

Anotaciones de campo, 1958

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Áfricael arte más allá del cuerpoTexto y fo tograf ías: Deyanira Garcia

Figura etn ia Magbetu

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Figura etn ia Magbetu

El Museo de Ciencias de Caracas posee una Colección de Etnografía Africana y Afroamericana, compues-ta por piezas originales y replicas de objetos de arte africano donadas al mu-seo en 1954 por el Rey Leopoldo III de Bélgica. El grueso de dicha donación proviene del Congo Belga, el resto de los objetos de países principalmen-te del África Central y del Este, que desde el punto de vista etnolingüísti-co corresponden a grupos de idioma Bantú, como: Kongo; Kuba (Bushon-go); Teke; Suku; Bena Lulua; Songe, Luba, y otros grupos como los Yoruba. Encontramos en esta colección piezas interesantes que nos remiten a las cos-tumbres socio-culturales de las etnias que las crearon.

En el continente africano de norte a sur y de este a oeste es muy extendido el uso de marcas y decoración corporal en general, las razones para ello son va-riadas: símbolo de identidad étnica en tiempos de guerra, seguidores de algu-na deidad, paso de la niñez a la ado-lescencia, linaje, ornamento, alejar los malos espíritus, etc.Están tan arraigadas estas costumbres que la presencia de las mismas sobre-sale en muchas esculturas de tradicio-nes artísticas como la Yoruba, Ba luba, Bushongo, Ba teke, Nuer entre otras. Estas decoraciones van desde las muy elaboradas hasta las muy simples, tie-nen que ver con su cosmogonía y en algunos casos los diseños exceden lo corporal y artístico para evidenciarse en lo arquitectónico. La colección del

Museo de Ciencias posee piezas fasci-nantes que muestran muy bien los as-pectos sociales, religiosos y estéticos de las diferentes sociedades que las crearon.

En el aspecto social, de la voz latina linea cuando en las sociedades tradi-cionales se habla de linaje se hace refe-rencia a la linea sucesoral, ascendente o descendente, existente en una fami-lia. Son los componentes de un clan o familia extendida y distingue a cada miembro como perteneciente a ella y portador de un rango dentro de la mis-ma. Entre los Yoruba las marcas facia-les denotan linaje, son de tal significa-ción que ejercieron fuerte influencia en la escultura, mas particularmente de la región de Benin.

En cuanto al mundo religioso, los Yoru-ba transmiten a través de sus piezas la veneración que sienten por sus Orishas. Shangó es una de las deidades mas re-levantes de su panteón, como 4to Ala-fin de Oyo (linea sucesoral) posee un culto exclusivo que comenzó en Oyo-Ile. Las marcas se evidencian tanto en los cetros de baile de Shangó como en el rostro de sus creyentes, a estas es-carificaciones se les denominan meta aagberi .

Otras deidades veneradas son los ge-melos, en general para los pueblos afri-canos el nacimiento de gemelos es un evento sobrenatural, algunas etnias de

Figuras Ibeyis, etn ia Yoruba,Niger ia.Colección FMN-Museo de Ciencias

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Guinea repudian el nacimiento de los mismos ajusticiándolos junto con su madre, pues representan gran peligro para la comunidad. Sin embargo, entre los Yorubas y los Fon son muy respeta-dos y representan presagios positivos.

Según el sacrosanto cuerpo litúrgico de Ifa, el primer gemelo sagrado se llamo Taiwo del vocablo (To—aiye—wo: el que viene a probar la vida. El segundo gemelo que nace es llamado Kehinde del vocablo (Ko—ehin—de: el que vie-ne detrás de otro, y es el mayor de los dos. El pueblo Yorubá dice que Kehin-de siempre envía a Taiwo adelante para descubrir si la vida vale la pena, son representados antropomorficamente en estatuillas pintadas de azul. Las figuras se elaboran en conmemoración a los gemelos difuntos, cuando un gemelo muere, se hace una sola escultura para que sea cuidada por la madre y pueda sobrevivir su hermano más adelante. Si ambos infantes mueren, un escultor crea dos imágenes, y las figuras se la-van ritualmente, se visten y colocan sus alimentos preferidos.

De Nigeria nos trasladamos a Sudan, allí encontramos a la etnia Magbetu poseen una sociedad estratificada y son regidos por un rey. Este pueblo es famoso por el arte que imprimen a los objetos que elaboran, desde armas has-ta objetos utilitarios; sus artesanías son muy realistas y a menudo tocan temas de la realeza.

Etnia Magbetu

Vasija ant ropomorfaetn ia Magbetu.Colección FMN-Museo de Ciencias

Tal la ant ropomorfaetn ia Magbetu, Congo.Colección FMN-Museo de Ciencias

23Pero lo que caracteriza realmente la estética Magbetu es la práctica de la deformación craneal. Al igual que en otras culturas, para mejorar su aspecto y ser mas atractivos, ellos le colocan a los bebés una tela de rafia en el cráneo de modo que este se vaya alargando, luego el cabello se trenza de tal manera que remate en un tocado a base de puro cabello en forma de taza, esto se evi-dencia en la cerámica y la talla.

Estos son algunos ejemplos de la in-mensa creatividad africana, son y han sido catalogados por los expertos como verdaderos artistas por la calidad y be-lleza de las piezas que elaboran. Es una gran suerte que nuestro país posea al-gunas muestras de ese arte tradicional y milenario, pero es una lastima que esta colección sea tan poco difundida. De-finitivamente las etnias africanas han sabido plasmar su esencia como pue-blo en cada objeto artístico que hacen, prevaleciendo el mensaje a través de los años e inspirando en aquellos que los admiran el atractivo misterio de un continente que cuenta su historia más allá del cuerpo.

Antropólogo Deyanira Garcia

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Etnia Yoruba

Figura, Sociedad Guèlèdè,etn ia YorubaColección FMN-Museo de Ciencias

Figura,etn ia YorubaColección

FMN-Museo de Ciencias

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GENTE DE MUSEOS

Nacida en las Antillas Francesas el 24 de julio de 1932, Jacqueline Clarac estudió pintura en la Escue-la de Bellas Artes de Valencia, donde conoció a su esposo José Manuel Briceño Guerrero. En la escuela de Bellas Artes de París y luego en el Taller de Pin-tura de Arnulf Neuwirth en Viena, continúa sus es-tudios de pintura mientras su esposo realiza estudios en Filosofía a nivel de postgrado. En Viena se intere-sa por los cursos de etnología y de arqueología y a su regreso a Venezuela cursa estudios de Antropología en la Universidad Central de Venezuela, posterior-mente se traslada a la ciudad de Mérida donde ac-tualmente se desempeña como profesora titular del Departamento de Antropología y Sociología de la Escuela de Historia de la Facultad de Hu-manidades y Educación de la Universidad de Los Andes.

Entrevista a:

Jacqueline Clarac de BriceñoTexto: Rebeca Guerra y Nany Goncalves Fotograf ías Univers idad de Los Andes

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Recibió el premio Libro de ORO 1988 y comparte con otros autores el Premio Internacional UNESCO 1993 al Mejor Li-bro en español.

Jacqueline Clarac es la fundadora del Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutiérrez y promotora del Museo de La-gunilla, el Museo Comunitario de Timotes y el Parque Paleo-Arqueológico Llano de Anís, experiencias que comenta en esta en-trevista.

-¿Recuerda su primer contacto con los museos?Bueno, estudié pintura en el Museo de Be-llas Artes de Valencia y recuerdo que iba a veces al Museo de Ciencias Naturales y al de Bellas Artes de Caracas. Luego viajé a Europa con mi esposo donde visité muchas veces el Museo del Hombre de París (don-de había muchas piezas arqueológicas y etnográficas venezolanas), varios museos de arqueología, geología, cultura africana, bellas artes, en ciudades como París y Vie-na. Para entonces todavía no había pensado en que me iba a tocar hacer un museo algún día. Cuando regresamos del postgrado de mi esposo inicié estudios de Antropología en la Universidad Central de Venezuela, me gradué, concursé y comencé a trabajar en la UCV. Poco después la Universidad fue allanada, el ejército estaba dentro, fue entonces cuando pedí cambio para la Universidad de Los Andes (ULA), ya mi esposo trabajaba allí.

-¿Cómo fueron los inicios del Museo de Arqueología?Estando en el Departamento de Sociología y Antropología de la Facultad de Humanidades de la ULA, me di cuenta que había mucho material arqueológico interesante que es-taba metido en cajas. El Prof. Jorge Armand, que era ar-queólogo, también vino a trabajar allí y le ayudé a organizar

una exposición en un espacio reducido de la vieja Facultad. Esa exposición tuvo mucho éxito y en base a ello Jorge consiguió que el Rector de la Universidad alquilara una pequeña casa en la calle 25 para instalar ahí un museo, pero éste nunca fue reco-nocido por las autoridades y por los cole-gas que estaban en el departamento donde trabajábamos, por el contrario estaban en desacuerdo con su creación. Con el tiempo Jorge Armand se fastidió de la situación y se fue, me quedé sola.

Posteriormente el Vice-rector me ofreció recibir una enorme colección de piezas ar-queológicas que había comprado el rector anterior a un coleccionista de Timotes, yo

le dije que lo lamentaba pero que no la podía recibir por-que no había espacio suficiente en ese museo y además se requería un laboratorio de restauración y una restauradora-conservadora. Entonces fue cuando con la ayuda del Vice-rector Académico, Dr. Aguirre Pe y el Rector, Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, personas muy abiertas y comprensivas, nos consiguieron en el mismo edificio del rectorado un es-pacio (ala derecha) de donde acababa de mudarse la Facul-tad de Derecho a sus nuevos edificios de la Liria.

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Construí el museo con la ayuda de algunos colegas de otras especialidades científicas. Con PLANDES y con los estu-diantes que estudiaban y trabajaban en investigación con-migo, en etnología, antropología social y arqueología. Entre todos logramos organizar la primera exposición del museo, en diciembre 1986, que también fue un éxito, no era todavía acerca de la Cordillera de Mérida porque todavía no tenía-mos suficientes datos de investigación al respecto. Hice un Proyecto de Reglamento de dicho museo, a petición del vi-ce-rector, le puse el nombre de Museo Antropológico, pero el Consejo Universitario le cambió el nombre y le puso Mu-seo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutiérrez, en homenaje al hermano del rector que había muerto, y que en vida había estudiado en Europa y había trabajado en lo que entonces se llamaba “Prehistoria”.

El museo comenzó a funcionar en noviembre 1986, hace 26 años. Desde que lo abrímos, cosa que hice con la ayuda gra-tis de los estudiantes, quienes trabajaron en esto con mucho entusiasmo, el Museo jamás había cerrado sus puertas en vacaciones, era la única parte de la Universidad que quedaba abierta, gracias a la ayuda de esos estudiantes a quienes se empezó a pagar con el dinero de las entradas y de las ventas de libros, revistas científicas, tarjetas postales de nuestras piezas, objetos artesanales, etc… que se podían adquirir en un pequeño quiosco. Esto fue así hasta hace poco más de un año, cuando debido a un hecho delictivo que se presentó, ya que entró al museo un hombre que aprovechó la falta de vi-gilante en ese momento y robó a los estudiantes el dinero re-colectado por ellos, afortunadamente no se llevaron piezas de la colección pero las autoridades de la ULA decidieron que por seguridad no abriéramos más en vacaciones. Esa fue una decisión poco acertada, pues el museo ya era conoci-

do nacional e internacionalmente, y las agencias de turismo nos enviaban regularmente grupos de turistas, había también muchas familias venezolanas de otras regiones que venían siempre a ver lo que teníamos de nuevo en el museo…

-¿Cuántos años tiene al frente del Museo?Desde un principio las autoridades me nombraron Direc-tora. El museo no contaba entonces con un personal y no había ningún investigador. Pedí prestada a una restauradora-conservadora que se había preparado en el Programa de Ar-queología de Rescate del Zulia, Mariela Henríquez, la paga-ba a ella y a unos estudiantes que trabajaban conmigo, como Antonio José Niño, Carlos García Sívoli, Francisca Rangel (quien iba a ser luego la coordinadora de la Biblioteca y la

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encargada de la planificación de las visitas guiadas de los alumnos de las escuelas de la ciudad), Miguel Ángel Rodrí-guez, Belkis Rojas, José Luis Quintero, Reina Aranguren, los pagaba a todos ellos una miseria a través de proyectos de investigación que yo presentaba al CDCH de la ULA y que tenían en esa época poco financiamiento. Hacía las in-vestigaciones con ellos, poco a poco los fui incorporando al museo a través de contratos, cuando se graduaban, hasta que logré con el transcurrir del tiempo tener personal fijo, actualmente somos un equipo de más de 12 personas: Un arqueólogo que se formó también en el Programa de Resca-te Arqueológico de Zulia ( cerrado por Lusinchi), Antonio Niño, otros dos arqueólogos (Lino Meneses, hoy coordina-dor del Museo, y Gladys Gordones, a quienes trajé de la UCV en 1994), un bioantropólogo (Carlos García Sívoli, quien es también antropólogo dental),una bibliotecaria, una restauradora-conservadora, un técnico de registro y fotogra-fía (Heriberto Monsalve), tres secretarias (Lyssette, Alejan-dra, que son del museo y María Eugenia que nos asiste en el Doctorado de Antropología y en la Maestría de Etnología), sin ellas tres no hubiésemos podido trabajar; un asistente de trabajo de campo arqueológico (Ramón Ibarra), un adminis-trador (José Luis Lara), una encargada de la principal sala de exposición, Aidé, del quiosco y de las entradas, una joven bedel (Ana). Todo el personal estudia y trabaja. Tenemos también la ayuda y asesoría gratuita de otros especialistas de la universidad, a través del Jardín Botánico, la Escuela de Ingeniería Geológica, varios departamentos de Ciencias, Ciencias Forestales y el CIDIAT, el Laboratorio de Micros-copía Electrónica…Todos los cargos actuales fueron creados poco a poco para el museo a través del tiempo.

Tenemos actualmente el proyecto de transformación del Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutiérrez en insti-tuto de investigación, pues el museo realiza actividades de investigación-acción en arqueología, paleoarqueología, pa-leobotánica, bioantropología, antropología de la salud y la enfermedad, etnopsiquiatría, etnohistoria, etnología, historia regional, tiene dos postgrados con muchos estudiantes co-lombianos y venezolanos, y se ocupa de práctica social en las comunidades.

-Una anécdota del museoCuando las autoridades de la ULA me dieron el espacio para el museo, ese espacio lo quería la Facultad de Odontolo-gía. El Rector me recomendó que trabajáramos totalmente a puerta cerrada porque los estudiantes querían tomar el museo. Trabajamos dos meses encerrados, organizando el museo con los estudiantes y con PLANDES. Fue precisa-mente ese joven estudiante de historia que se había formado en el Programa Arqueología de Rescate del Zulia el que con-venció al líder de los estudiantes de Odontología para que desistiera de la toma de nuestros espacios, le dijo algo así

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más o menos: ¿cómo es posible que quieras tomar los espa-cios del museo para Odontología, cuando tú mismo puedes trabajar en la investigación de dientes prehispánicos que te-nemos por las investigaciones anteriores como las del Prof. Armand, el Prof. Mario Sanoja? Así fue como lo convenció. Ese líder de Odontología en esa época es hoy bioantropólo-go, hizo el doctorado en Barcelona (España), es un excelente investigador, parte de nuestro grupo de investigación funda-do desde 1993 (el GRIAL) y es profesor en Odontología y en el Doctorado en Antropología.

-La colecciónInauguramos el primer museo (el de la calle 25) con una exposición mínima por cuestiones de espacio, había en la parte alta de esa pequeña casa una gran cantidad de baúles, me preguntaba qué contenían esos baúles. Cuando los abri-mos al instalarnos en el nuevo museo, nos llevamos una gran sorpresa, encontramos una cantidad de piezas arqueológicas y geológicas que habían sido donadas a la ULA por un viejo investigador en geología que era además amateur de arqueo-logía, Menotti Spósito, además de algunas otras donaciones de habitantes de la ciudad. Nos ocupamos de clasificar todo ese material, con la ayuda de Mariela Henríquez, Antonio Niño, y los geólogos de la ULA. La colección geológica re-sultó ser la mejor colección geológica que había en el país. Tiene pequeños fósiles, piedras, rocas de todas partes del mundo (porque al parecer este investigador hacía intercam-bio con colegas extranjeros). Los estudiantes de geología de la universidad siempre vienen a estudiarla y nos ayudan a terminar de clasificarla. En dos oportunidades hicimos expo-siciones geológicas que gustaron mucho al público, hemos hecho unas treinta exposiciones arqueológicas y etnohistóri-cas en el museo desde su fundación.

Hoy las colecciones han aumentado mucho gracias a nues-tras propias investigaciones, las tenemos muy bien registra-das, en fichas y a través de un programa computarizado. Par-ticipamos en el programa actual del Museo Virtual.

-¿Qué le ha dado el museo como profesional?Me ha dado muchísimo, ha sido una experiencia difícil pero muy rica. Por una parte los estudiantes, hacer un museo con estudiantes no ha sido fácil, pero sumamente interesante, ellos tenían siempre excelentes ideas; después con los cole-gas investigadores, a medida que se iban formando me iban aportando también a mí. Hoy en día todos ellos producen, han escrito libros, artículos. Tenemos una revista, el Boletín Antropológico, que creamos en 1982 en los inicios del pe-queño museo de antaño. Esa revista la dirigí durante muchos años, ahora son los que trabajan conmigo los que la dirigen, yo estoy todavía en el comité. Hemos publicado alrededor de 73 números, entre los cuales un NÚMERO ESPECIAL que se dedicó a la destrucción del sitio arqueológico de la Pedregosa Alta (1988) por un señor que deseaba instalar en ese terreno una truchicultura y no quiso aceptar nada acerca de lo que procurábamos hacerle entender sobre Patrimonio Cultural. Lo apoyó el gobernador de entonces y la Iglesia de Mérida. Es la historia de esta destrucción relatada por mí, lleva muchas fotos y los informes que sobre el sitio escri-bieron varios colegas nacionales y extranjeros que lo habían visitado antes de su destrucción. Varios años después obtu-vimos las fechas que correspondían a dicho sitio, era del si-glo III a.n.e. hasta el siglo XI de nuestra era. Tenemos dos años sin poder imprimir dicha revista porque es muy costosa ahora la publicación y la universidad dice no tener recursos (pagábamos antes la mitad con nuestros ingresos propios, la otra mitad la daba el CDCHT o el CONAC), por eso hemos

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tenido ahora que volverla digital.

-¿Qué considera fue lo más valioso que le aportó al museo?Su estructuración y la ayuda de muchos colegas investigadores (al principio estaban muy mal pagados ahora están un poco mejor), ellos trabajan en muchos proyectos y ayudan al museo a proyectarse no sólo nacional sino internacional-mente. También hemos publicado varios libros para niños sobre la his-toria de la Cordillera, sus mitos, la cultura de sus indígenas, y juegos para niños basados en la arqueolo-gía. Pienso que el museo ha aportado también mucho a la ciudad de Mérida, la gente escucha los programas radiales o de televisión que tratan de nuestras investigaciones, siguen ahora con mucho interés las aventuras que tenemos con el Parque Paleoarqueológico del Anís, los taxistas que me lle-van al museo siempre me preguntan si hemos conseguido nuevos animales ahi…

-¿Cómo influyó el museo en su vida familiar y personal?La familia y el museo siempre han estado muy relacionados. Mi esposo siempre me ha dado respaldo, mi hija también, mi hijo cuando era un muchacho de 13 años me ayudó en la mudanza del museo, nos teníamos que mudar el último día de actividades de diciembre por los problemas que había con la Facultad de Odontología. Un mediodía el rector me

mandó a mi casa una nota que decía -Jacqueline usted tiene la mudan-za del museo dentro de dos horas-, estaba almorzando con mi esposo y mi hijo, le dije a éste: búscate a unos amigos para que nos vengan a ayudar. Bueno, era un pequeño mu-seo que teníamos que mudar, no te-níamos casi muebles, lo único eran esos baúles...

A mi hijo siempre le gustó mucho todo lo que yo hacía. Cuando hacía trabajo de campo, algunas veces lo llevaba cuando era pequeño y a mi hija también la llevé varias veces antes de crear el museo. Mi hija

Cristina, por ejemplo, cuando ya estaba grande le decía la gente: ¿por qué estudias matemática en lugar de antropolo-gía o filosofía? Ella contestaba: la antropología y la filosofía son cosas de la casa…

Mi hijo era músico, murió infelizmente a los treinta y cuatro años, vivía con nosotros en casa, fue terrible. Dejó una can-tidad enorme de partituras de música para orquesta, piano, violín, instrumentos y coros, yo estoy poco a poco sacando todo eso, con publicaciones y/o en CD. Gracias a Dios tengo a mi nieta que siguió viviendo con nosotros junto con su mamá. Yo me he ocupado mucho de ella, también le gusta mucho a ella lo que estoy haciendo en el museo, y en éste ella es nieta también de todos y todas.. La familia y el museo siempre han estado muy relacionados, por ejemplo, mi espo-

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so ahora está esperando que hagamos en el museo la Paradu-ra del Niño Jesús con los músicos campesinos, para asistir, porque en el museo hacemos todos los años en diciembre el pesebre y en enero la Paradura.

-Coméntenos sobre la experiencia de los museos comunitariosCon los museos comunitarios hicimos dos ensayos. El pri-mer ensayo que resultó en parte fue el Museo Comunitario de Timotes. Yo tenía unos estudiantes de Historia que eran de esa zona, esos muchachos habían creado un grupo de res-cate arqueológico, cuando descubrí eso les dije -está bien que se haga el rescate del patrimonio, pero si se hace sin metodología no se tienen los datos y no se puede reconstruir la historia-. Ellos entendieron eso, nosotros los ayudamos y logramos en base a lo que ellos habían “rescatado” hacer un estudio, como pudimos, haciendo comparación con otras piezas.

Con la ayuda del alcalde de la época en Timotes logramos obtener un espacio en la casa de la cultura, y ahí hicimos con los muchachos un pequeño museo comunitario atendido por ellos, especialmente Jesús Espinoza (Chuma), que luego fue Alcalde de Timotes y está publicando ahora su segundo libro: El Encanto de los Encantos, en base a sus recopilacio-nes etnográficas en su región; tuvo la gentileza de pedirme la Presentación escrita del libro. Procuramos conseguir que otros coleccionistas de Timotes entregaran sus colecciones al museo, lo que se logró muy poco, porque hay muchísimos que saquean los sitios arqueológicos, es una de las zonas más saqueadas por los coleccionistas en los Andes, después de Trujillo. En este último estado, la montaña sagrada de los

indígenas, la Teta de Niquitao como la llaman, estaba llena de arqueología que ha sido saqueada por coleccionistas de Caracas. Logramos hacer este pequeño museo arqueólogico (1992) que aún permanece en Timotes y que tiene muchas actividades culturales.

El segundo fue el Museo de Lagunillas, Mérida, que debía ser también comunitario, alrededor de 1993-1994. La expe-riencia no fue buena, la idea era hacer el museo con la par-ticipación de los indígenas de Lagunillas, varias etnias que todavía tienen sus representantes con una cultura muy activa (Los Kinaroe, los Guazábara, los Kinanoques, los Muku-jumbu, los Casés), sin embargo esto jamás se logró, sólo les pidieron en Lagunillas hacer su danza de la Culebra la noche de la inauguración.

El Ateneo de Lagunillas fue encargado por el Concejo Mu-nicipal de la época, y más tarde fue ratificado por el Alcalde de Sucre para ocuparse de dicho museo. Dio un espacio el Ateneo en el edificio que le construyó INAVI para poder organizar el museo, a éste se puso el nombre de “Museo Histórico-Antropológico Julio César Salas”(los miembros de esta familia en Mérida donaron al museo colecciones de su propiedad). Se inauguró gracias a las investigaciones que teníamos en la zona, y más tarde logré con el Gobernador Jesús Rondón Nucete una beca para una estudiante de his-toria que se había formado durante dos años con Mariela en el Museo Arqueológico, pues le gustaba la restauración. Esa muchacha fue la restauradora del museo de Lagunillas durante dos años hasta que el Gobernador William Dávila le quitó la beca. El museo se quedó sin restaurador, hubo que cerrar el laboratorio que ella había comenzado a formar, el

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museo se deterioró porque los alcaldes posteriores no qui-sieron dar ayuda, no pagaban la electricidad, se metieron los comejenes allí, hubo muchas dificultades que no tengo tiempo de contar aquí. Antes que la situación empeorara la Universidad nos pidió que retiráramos las piezas que ha-bíamos prestado de nuestro museo, y así fue cómo se cerró el museo de Lagunillas. Hubo demasiados problemas ahí, tal vez porque jamás logró el museo pasar a ser comunita-rio (yo le entregué a la presidenta del Ateneo un modelo de museo como el de Timotes, pero no se utilizó). Además, un muchacho estudiante de la ULA fue a Caracas y registró el museo a su nombre, la comunidad de Lagunillas se molestó y la juez cerró las instalaciones con candado. Entonces ese muchacho abrió uno con ese mismo nombre en el Parque la Isla en Mérida, allí mostraba piezas “rescatadas”, extraídas con la ayuda de otros muchachos a los que pagaba él para que fueran a saquear las tumbas de Mérida. Cuando final-mente cerró dicho intento de museo del Parque La Isla, hubo el rumor de que se habían vendido las piezas saqueadas a turistas y el joven aquél fue a Caracas para seguir sus aven-turas. Habría mucho más que contar de ese episodio, pero no hay tiempo ahora.Recientemente quieren volver a abrir el museo de Laguni-llas, porque se conoce la gran experiencia comunitaria que tenemos en el Anís, en ese mismo municipio (Sucre), les decimos a los que nos hablan del museo de Lagunillas que si se pone éste en manos de los indígenas (se trata de la recons-trucción de su pasado) aceptaremos colaborar.

-Cuéntenos un poco sobre la experiencia de Llano del AnísHace cuatro años por casualidad se consiguió un molar de mastodonte en Llano del Anís, cerca de Chiguara. Fue una

campesina que lo consiguió, estaba recién viviendo allí porque esos terrenos han sido invadidos por los tovareños para construir casas, son terrenos muy áridos, no sirven para la agricultura, inmigran ahí los de Tovar para acercarse a otras fuentes de trabajo como las ciudades de Mérida y El Vigía. Como no hay servicio de agua en el sitio, una cam-pesina dejó una manguera abierta toda la noche, el agua fue excavando el suelo y trajo a la superficie una pieza que ella pensó que era un extraño pedazo de madera, como estába-mos en diciembre trató de sacarlo para ponerlo en su pese-bre, pero como no lograba extraerlo intentó con un pico y la pieza se partió en tres; al verla de cerca se dio cuenta que parecía el hueso de un gigante. Al día siguiente pasó por allí un diputado del Consejo Legislativo, la campesina le mostró los pedazos y él coincidió en que parecía un hueso, decidió traérmelo. Al verlo enseguida me di cuenta que eran pedazos del molar de un gran animal como los mastodontes que el Profesor Cruxent había conseguido en el estado Falcón. Era domingo, al día siguiente lo llevé al Museo Arqueológico y

...En el caso del Museo Arqueológico el objetivo principal es concientizar a la gente acerca de su propio patrimonio y acerca de todo el tiempo que tiene en Mérida la cultura indígena, es decir, la historia de Mérida no empieza con la llegada de los españoles, es importante que ellos comprendan eso, se interesen y ayuden también a conservar su patrimonio

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todos los jóvenes investigadores se entusiasmaron, nos fui-mos al Anís inmediatamente para ver el sitio donde había sido encontrado, y decidimos trabajar en el lugar a partir de enero (2008). Los geólogos nos dijeron que se trataba pro-bablemente de una antigua laguna de finales del Pleistoce-no que se había secado, seguramente esos grandes animales quedaban atrapados en el barro cuando venían a beber.

Primero nos reunimos con la comunidad. Hay cuatro conse-jos comunales en la zona, les explicamos de que se trataba, hicimos un video para explicarles el por qué era interesante excavar ahí, si había un molar quería decir que allí había restos de animales, había que buscar eso, discutimos con ellos nuestro proyecto para la zona. Pasaron varios meses de reuniones, de ataques que recibíamos tanto de la comunidad como de investigadores de la Universidad que decían que era mentira, que eran vacas lo que había allí. Incluso al prin-cipio la misma mujer que había conseguido el molar decía que había soñado que los indígenas le decían que la gente de la Universidad no debía trabajar allí. Pero otra mujer de la comunidad que es sacerdotisa de María Lionza dijo otro día: -esta noche tuve un trance con la Reina y ella me dijo que hay que dejar trabajar a la gente de la Universidad porque eso va a ser para nosotros.- Finalmente logramos conseguir que la comunidad nos apoyara en su mayoría, y la campesi-na que fue la primera en conseguir el molar echa cuentos a los turistas y los distrae mucho con esto.

Hemos trabajado muy duro, logramos sacar un mastodonte casi completo -dicen que es uno de los pocos mastodontes casi completos que se han conseguido en el continente ame-ricano-, a cuatro metros de profundidad, en un terreno seco y muy duro, hemos conseguido otros huesos en el sitio- pro-

bablemente de otros mastodontes y de un caballo pequeñito (eohippus?) que había en esa época en América, el caballo empezó en efecto en América y se desarrolló luego en otros continentes. Ahora estamos empezando otras dos excavacio-nes, cubriendo los espacios de éstas con un techo, para insta-larnos ahí antes de que se nos vuelva a destruir más huesos. En efecto, uno de la comunidad –el que construye ahí casas para alquilar a los demás campesinos inmigrados a la zona- des-obedeció la orden del alcalde de no seguir abriendo el suelo con máquina, y con una de éstas, un domingo, destruyó lo que parece ser otros dos animales de la época, probablemente un megaterio y otro mastodonte, cuyos huesos minimizados por la máquina tenemos en el laboratorio del museo en Mérida.

El problema principal que tenemos es el de financiamien-to, y la falta de arqueólogos. Para una región tan rica en arqueología como la Cordillera de Mérida y su piedemonte de ambos lados, necesitaríamos tener unos 20 arqueólogos.

A pesar de todas las dificultades, el 31 de julio de 2011 logramos con la comunidad abrir el primer Parque Paleo-Arqueológico de Mérida. La comunidad organizó todo con los investigadores coordinados por Lino Meneses y Antonio Niño; todos los miembros del Museo Arqueológico colabo-raron, nos habían prestado para la exposición una antigua gallera toda deteriorada; la volvimos a poner en buen estado, acondicionada para mostrar los textos científicos así como los objetos de las artesanas del Anís y de Chiguara. Uno de los campesinos que es escultor esculpió varios mastodon-tes para la ocasión, de distintos tamaños. El gobernador del estado y el Presidente de Fundacite-Mérida vinieron a in-augurar (el gobernador había dado 20 binoculares para el “recorrido geológico” así como los uniformes de los jóve-

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nes guías y muchas gorras rojas con el nombre del Parque. Mandó instalar también las grandes Vallas que anuncian en la carretera la presencia de este parque). La Vice-Rectora Académica de la ULA asistió a la inauguración. Durante el mes de agosto y la primera quin-cena de septiembre se recibieron 2.500 turistas, las entradas costa-ban Bs 5, este dinero sirvió para los muchachos de la comunidad que sirven de guías y que reci-bieron entrenamiento con los ar-queólogos –sobre todo Antonio Niño- y con los geólogos colabo-radores (Omar Guerrero y Jaime Lafaille, este último es geofísi-co). La visita guiada comprendía tres espacios: a) la exposición de entrada, b) el sitio donde pueden ver la excavación que se realizó del mastodonte, c) el “recorrido geológico”donde se da explica-ción acerca de la formación de la Cordillera, y desde el mirador se siguen las explicaciones viendo la Cordillera en frente, con los distintos colores de esta formación.Infelizmente el propietario de la gallera nos la pidió, y aho-ra falta la primera parte de la visita guiada pues no hemos logrado conseguir otro espacio para esto.Esos jóvenes guias son diez, han aprendido arqueología, paleontología y geología. Seguimos trabajando con ellos; en época en que no hay muchos turistas –como ahora- traba-jan sólo sábado y domingo como guías y el resto de la sema-

na se hace investigación y excavaciones en el sitio (Antonio Niño y Ramón Ibarra sobre todo, porque Lino y Gladys es-tán ocupados en otros sitios, al sur del Lago y en el Páramo). Esta ha sido la mejor experiencia de comunidad que hemos

tenido hasta el presente.

Pero queremos abrir allí un museo especialmente ideado para esa zona, porque la misma está a 400 mts de altitud, es muy cálida y no podemos llevar esos huesos al Museo Arqueo-lógico, pues la ciudad de Mérida es muy húmeda y no sería convenien-te. He hablado con el gobernador para sugerirle que abra un concurso para los arquitectos, a fin de hacer un museo in situ, donde podamos te-ner también un pequeño laboratorio de restauración, para que los huesos se queden allí porque la comunidad está muy interesada en guardarlos, se opone a que los llevemos a otra parte.

Necesitamos un paleontólogo. Hemos recibido en dos opor-tunidades la visita de un joven paleontólogo venezolano que ha estado estudiando en Chile, Jorge Carrillo Briceño. Ha-ciendo un milagro he conseguido el dinero para traer de visi-ta por diez días a un paleontólogo argentino del Museo de la Plata, el Dr. Alfredo Carlini, especializado en esos grandes animales del Pleistóceno, vendrá en abril.

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¿Por qué y para qué ir a un museo?Depende del museo. En el caso del Museo Arqueológico el objetivo principal es concientizar a la gente acerca de su propio patrimonio y acerca de todo el tiempo que tiene en Mérida la cultura indígena, es decir, la historia de Mérida no empieza con la llegada de los españoles, es importante que ellos comprendan eso, se interesen y ayuden también a conservar su patrimonio. Por ejemplo, en 1988 una gente destruyó totalmente un sitio arqueológico que tenía unos pe-queños templos de piedra en ruinas, lo dinamitó. Este sitio fue visto por muchos arqueólogos que estaban en esa opor-tunidad en Venezuela para un Congreso Internacional de Ar-queología que se realizó en Barquisimeto. En ese momento la ciudad de Mérida se dividió entre los que nos apoyaban y los que estaban en contra. Fue un momento en que la gente tuvo conciencia de que existen sitios arqueológicos, que el patrimonio no se debe destruir. Lo interesante del caso fue que, cuando supieron esto, los campesinos no dejaron al pro-pietario subir las máquinas que necesitaba para hacer su tru-chicultura, y los bancos le rehusaron el préstamo para esto. Por eso cuando trabajamos en investigación de campo lo ha-cemos sobre todo con los jóvenes campesinos para que ellos también se incorporen a nosotros y enseñen a sus mayores.

-¿Proyectos?Mi vida está dedicada ahora al museo, a la investigación, a mis publicaciones y las de mis estudiantes, a mis clases en nuestra maestría y nuestro doctorado, a la publicación de las obras de mi hijo y terminar de criar a mi nieta, la hija que él nos dejó. Estoy escribiendo unos libritos para la escuela primaria, de historia de nuestra especie e historia

de nuestra región merideña. Quiero formar arqueólogos con un nuevo programa que espero poder presentar al ministro, tengo este proyecto, es un proyecto mucho más práctico que el que presenté en 2 ocasiones a la escuela de Historia de la ULA en estos últimos 10 años, y que ellos archivaron por no entender la necesidad de arqueólogos que tiene este país. Aprovechando ahora la experiencia del Anís, es un progra-ma para formar in situ a los jóvenes de la comunidad que tienen talento, buena voluntad y sentido de cooperación; ya están entrenándose como guías del Parque, ellos podrían ayudarnos en las excavaciones, aprender restauración, la-boratorio, la idea es formarlos en la teoría y en la práctica. Porque hay muy pocos arqueólogos en Venezuela, queremos formar gente joven de las comunidades, para que se interese por su historia antigua, sería la forma menos costosa de for-marlos, pero necesitaríamos darles becas. Después de for-marlos como “asistentes de arqueología”, los seguiríamos formando hasta nuestros postgrados, y dentro de pocos años tendríamos un buen grupo de jóvenes arqueólogos trabajan-do en el estado Mérida y a pie de monte, y, por qué no? en otras regiones de Venezuela...

Si quieres contarnos tu historia

o la de alguien especial,

escríbenos a

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CÓDIGO DE DEONTOLOGÍADEL ICOM PARA LOS MUSEOS

El Código de deontología del ICOM para los museos, aprobado en 1986 y revisado en 2004 establece los valores y principios que el ICOM comparte con la comunidad museística mundial. Es un instrumento de referencia en el cual se establecen las normas mínimas de conducta y de práctica profesional para los museos y su personal.

2. LOS MUSEOS QUE POSEEN COLECCIONES LAS CONSERvAN EN BENEFICIO DE LA SOCIEDAD y DE SU DESARROLLO

PrincipioLa misión de un museo consiste en adquirir, preservar y poner el valor sus colecciones para contribuir a la salvaguarda del patri-monio natural, cultural y científico. Sus colecciones constituyen un importante pa-trimonio público, se hallan en una situación especial con respecto a las leyes y gozan de la protección del derecho internacional. La noción de buena administración es in-herente a esta misión de interés público y comprende los conceptos de piedad legíti-ma, permanencia, documentación, accesibi-lidad y cesión responsable.

2.1 Adquisición de coleccionesPolítica en materia de colecciones En cada museo, el órgano rector debe adop-tar y publicar una norma relativa a la ad-quisición, protección y utilización de las colecciones. En esa norma, se debe clarifi-car la situación de los objetos que no se van a catalogar, conservar o exponer (véanse las secciones 2.7 y 2.8). 2.2 Título de propiedad válido Un museo no debe adquirir ningún objeto o espécimen por compra, donación, prés-tamo, legado o intercambio sin que es-té seguro de la existencia de un título de

propiedad válido. Una prueba de propie-dad o la posesión legal de un objeto en un país determinado no constituyen forzo-samente un título de propiedad válido. 2.3 Procedencia y debida diligencia

Se deben realizar todos los esfuerzos ne-cesarios para asegurarse de que un objeto ofrecido en compra, donación, préstamo, le-gado o intercambio no ha sido adquirido o exportado ilegalmente de su país de origen o de un país en tránsito en el que hubiera podido ser poseído legalmente, incluido el país en que se encuentra el museo. A este respecto, se debe obrar con la debida dili-gencia para reconstituir el historial com-pleto del objeto desde su descubrimiento o creación. 2.4 Objetos y especímenes procedentes de trabajos no científicos o no autorizados

Un museo no debe adquirir objetos cuando haya motivos razonables para creer que su obtención se ha conseguido a costa de la destrucción o deterioro prohibidos, no científicos o intencionados de monumentos, sitios arqueológicos o geológicos, especies o hábitats naturales. Tampoco se deben efectuar adquisiciones cuando no se ha advertido del descubrimiento de los objetos al propietario, al ocupante del terreno o a las autoridades legales o gubernamentales correspondientes.

2.5 Materiales culturales delicados Las colecciones de restos humanos u ob-jetos con carácter sagrado sólo se deben adquirir si se pueden conservar con segu-ridad y ser tratadas con respeto. Esto de-be hacerse de conformidad con las normas profesionales y los intereses y creencias de las comunidades o grupos étnicos o re-ligiosos de donde provienen, si es que se conocen (véanse las secciones 3.7 y 4.3). 2.6 Especímenes biológicos o geológicos protegidosUn museo no debe adquirir especímenes biológicos o geológicos recogidos, ven-didos o transferidos de cualquier manera, contraviniendo la legislación local, nacional o regional, o de los tratados internaciona-les relativos a la protección de las especies y la naturaleza. 2.7 Colecciones de organismos vivos

Si une colección comprende especímenes botánicos o geológicos vivos, se debe tener en cuenta el entorno natural y social origi-nal, así como la legislación local, nacional o regional, o los tratados internacionales re-lativos a la protección de las especies y la naturaleza.

362.8 Colecciones de carácter práctico

La política en materia de colecciones puede prever modalidades específicas para aque-llos museos que, en vez de dar prioridad a las colecciones de objetos y especímenes, se centran principalmente en la conserva-ción de procesos culturales, científicos y técnicos, o de objetos o especímenes colec-cionados para que sean objeto de activida-des educativas y manipulaciones habituales (véase la sección 2.1). 2.9 Adquisiciones fuera del marco de la política de colecciones Las adquisiciones de piezas o especímenes que no entren en el marco de la política defi-nida por el museo sólo podrán realizarse en circunstancias excepcionales. Los órganos rectores deben tomar en consideración los dictámenes profesionales disponibles, así co-mo la opinión de todas las partes interesadas. También se deben tomar en consideración la importancia de los objetos o especímenes en el patrimonio cultural y natural y los intere-ses específicos de otros museos que coleccio-nen piezas semejantes. No obstante, incluso en esas circunstancias, no se deben adquirir objetos que carezcan de un título de propie-dad válido (véase la sección 3.4). 2.10 Adquisiciones por parte de miembros del órgano rector o del personal de un museo Es preciso examinar cuidadosamente cualquier oferta de objetos, ya sea en forma de venta, donación u otra forma de cesión que permita una desgravación fiscal por parte de miembros del órgano rector, del personal de un museo, de personas de sus familias y allegados.

2.11 Depositario en última instancia Ninguna disposición del presente Código de Deontología impide que un museo sirva de depósito autorizado para especímenes u objetos de procedencia desconocida o ilegal recogidos o recuperados en el territorio de su jurisdicción.

BAJA DE COLECCIONES2.12 Cesión legal o de otro tipo Cuando un museo tiene un derecho jurí-dico para dar de baja o ha adquirido obje-tos sometidos a condiciones de baja, deben respetarse plenamente los requisitos y pro-cedimientos legales o de otro tipo. Si la adquisición inicial estaba sometida a res-tricciones obligatorias o de otro tipo, deben respetarse, a no ser que se demuestre clara-mente que son imposibles de cumplir o su-mamente perjudiciales para la institución. Si procede, el museo se liberará de esas res-tricciones mediante un procedimiento jurí-dico adecuado. 2.13 Cesión de colecciones de un museo La baja de objetos o especímenes de las colecciones de un museo sólo debe hacerse con pleno conocimiento de la importancia, naturaleza (renovable o no) y condición jurídica de los objetos o especímenes en cuestión. Además, la baja no puede ir en detrimento alguno de la misión de interés público. 2.14 Responsabilidad de las cesiones La decisión de efectuar una baja incumbe al órgano rector, que debe obrar de acuerdo con el director del museo y el conservador de la colección en concreto. Se pueden aplicar modalidades específicas a las colecciones de carácter práctico.

2.15 Cesión de objetos retirados de las colecciones

Cada museo debe adoptar una política que defina los métodos autorizados para desprenderse definitivamente de un objeto de sus colecciones mediante donación, transferencia, intercambio, venta, repatriación o destrucción, y que permita la transferencia de título sin restricción alguna a la entidad beneficiaria. Se deben llevar registros completos en los que se consignen todas las decisiones en materia de baja, los objetos interesados y la manera en que se ha dispuesto de ellos. Por regla general, toda baja de un objeto debe hacerse primero en beneficio de otro museo. 2.16 Ingresos obtenidos con la cesión de colecciones

Las colecciones de los museos son bienes en custodia pública y no se deben considerar como un activo realizable. Los ingresos o compensaciones percibidos por la baja de objetos o especímenes de la colección de un museo deben utilizarse exclusivamente en beneficio de ésta y, por regla general, para efectuar nuevas adquisiciones. 2.17 Compra de colecciones procedentes de una cesión

No se debe permitir que los miembros del personal o del órgano rector de un museo, ni personas de sus familias o allegados, compren objetos procedentes de la baja de una colección de la que estén encargados.

PROTECCIÓN DE LAS COLECCIONES2.18 Permanencia de las colecciones Un museo debe establecer y aplicar políticas para velar por que sus colecciones (permanentes y temporales) y la información inherente a ellas, debidamente registrada, se transmitan a las generaciones venideras en las mejores condiciones posibles, en función de los conocimientos y recursos actuales.

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Consejo Internacional de Museos (ICOM)

Código de Deontología del ICOM

para los Museos

archives.icom.museum/codigo.html

2.19 Delegación de la responsabilidad de las colecciones

La responsabilidad profesional de custodia de las colecciones debe encomendarse a personas que posean calificaciones y conocimientos apropiados o que sean supervisadas adecuadamente (véase la sección 8.11). 2.20 Documentación de las colecciones Las colecciones de un museo se deben documentar con arreglo a las normas profesionales comúnmente admitidas. La documentación debe comprender la identificación y descripción completas de cada objeto, así como de sus elementos asociados, procedencia, estado, tratamiento de que ha sido objeto y su localización actual. Estos datos se deben conservar en lugar seguro y se debe contar con sistemas de búsqueda para que el personal y otros usuarios legítimos puedan consultarlos. 2.21 Protección contra siniestrosSe debe prestar especial atención a la elaboración de políticas destinadas a proteger las colecciones en caso de conflictos armados y contra desastres naturales o provocados por los seres humanos.

2.25 Bienestar de los animales vivos El museo que conserve animales vivos asume la plena responsabilidad de su salud y bienestar. El museo debe preparar y aplicar un código de seguridad aprobado por un especialista en veterinaria para proteger al personal, los visitantes y los animales. Toda modificación genética se debe poder identificar claramente. 2.26 Utilización personal de las colecciones del museo A los miembros del órgano rector y del personal de un museo, así como a sus familias y allegados, no se les debe permitir que se apropien de objetos procedentes de las colecciones del museo para su uso personal, ni siquiera temporalmente.

2.22 Seguridad de las colecciones y datos conexos Si se ponen a disposición del público datos relativos a las colecciones, los museos deben ejercer un control para evitar la divulgación de información confidencial de carácter personal o de otro tipo. 2.23 Conservación preventiva La conservación preventiva es un elemento importante de la política de los museos y la protección de las colecciones. A los profesionales de museos les incumbe la responsabilidad fundamental de crear y mantener un entorno adecuado para la protección para las colecciones almacenadas, expuestas o en tránsito, de las que están encargados. 2.24 Conservación y restauración de colecciones

El museo debe supervisar con atención el estado de las colecciones para determinar cuándo un objeto o espécimen puede exigir un trabajo de conservación o restauración y los servicios de un especialista cualificado. El principal objetivo debe ser la estabilización del objeto o espécimen. Todos los procedimientos de conservación deben estar documentados y ser reversibles en la medida de lo posible, de la misma manera que toda modificación del objeto o espécimen originales se debe poder identificar claramente.

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