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    Certeza sobre el Papa y los sacramentos, o duda metdica?

    Por d. Curzio Nitoglia

    Introduccin

    La Iglesia (con San Po X, Po XI y Po XII y el Cdigo de Derecho Cannico) quiere que la certeza y lavalidez de la eleccin del Papa queden fuera de toda discusin y duda.

    La cadena de la sucesin apostlica, sin ninguna interrupcin, debe ser evidente y cierta [1] para losfieles, porque la Apostolicidad es una de las cuatro caractersticas esenciales de la Iglesia de Cristo (Una,Santa, Catlica y Apostlica). No se puede dar lugar a dudas: especialmente no se puede dar lugar aninguna interrupcinen absoluto.

    El criterio de evaluacin de una eleccin Papal es su propio Accipio; Acepto y el sucesivoreconocimiento del Papa electo cannicamente por parte de la Iglesia docente o jerrquica (cardenaleselectores y obispos) y discente (sacerdotes y fieles).

    Ahora bien, es un hecho que Francisco I haya aceptado la eleccin cannica, la cual no fue puesta enduda por ningn Cardenal, ni Obispo, ni por sacerdotes ni fieles, salvo el nfimo grupo de lossedevacantistas. Pero golondrina no hace verano.

    Jess tambin quiso dejarfuera de discusin la certeza y la validez de los sacramentos, que son elprincipal canal ordinario de la Gracia, sin la cual nadie puede salvarse.

    Por eso el criterio para evaluar si hubiese una mutacin sustancial o accidental en la forma y en lamateria de los Sacramentos consiste en recurrir a la forma comn de pensar que tiene el hombre, o sea,la recta razn no elevada a ciencia teolgica.

    En efecto, los Sacramentos son para todos (los Sacramentos son para los hombres y no los hombres paralos Sacramentos), porque la Iglesia apostlica y petrina es una Sociedad Universal y no una sectainicitica. De aqu viene, tambin, que la evaluacin de la materia, forma e intencin de los Sacramentosdeba hacerse en base a un criterio accesible para todos, no reservado a una lite de gnsticos.

    La Iglesia no es una sociedad esotrica exclusiva para los iniciados; es, en cambio, la nica arca necesariapara la salvacin universal, que se sirve de los Sacramentos como instrumento principal de transmisinde la Gracia y de la salvacin eterna.

    Lamentablemente hoy algunos (Sedevacantistas), en la crisis que aqueja al ambiente catlico y eclesial apartir del Concilio Vaticano II y de la introduccin delNovus Ordo Missae, afirman:

    a) que los Papas desde Juan XXIII/Pablo VI hasta el actual Francisco I seran invlidos; y as,objetivamente, ponen en duda la continuidad de la sucesin apostlica y petrina, que debera ser unacontinuidad formal [2];

    b) que los Sacramentos que resultaron de la Reforma litrgica de Pablo VI seran totalmente invlidos; yas, ellos quitan a los fieles el canal principal de la Gracia santificante.

    Pero este no es el espritu de la Iglesia ni el de Jesucristo. Tratemos de entender mejor el porqu.

    PRIMERA PARTE: CERTEZA SOBRE LA ELECCIN DEL PAPASan Po X quiso, muy sabiamente, que la certeza y la validez de la eleccin del Papa quedase fuera de todadiscusin para mantener ininterrumpida y siempre visible la cadena de Obispos y sobre todo dePontfices Romanos, remontndose hasta los Doce Apstoles con San Pedro a la cabeza.

    a) El simonaco electo

    Por esto fue que San Po X elimin (v. Constitucin ApostlicaVacante Sede Apostolica, 25 de diciembrede 1904 [3]) cualquier sancin invalidante de la eleccin del Pontfice que hubiese sido puesta, de jureecclesiastico, por Papas precedentes. Por ejemplo, el Papa Julio II en 1505 haba sancionado que laSimona era un invalidante de la eleccin pontificia [4].

    Ahora bien, Santo Toms equipara la simona con la irreligiosidad y la incredulidad, o sea, el atesmo (S.

    Th., II-II, q. 100, a. 1). Segn la teologa moral ella es unpecado grave contra el primer mandamientoycontra la virtud de la Fe. Y sin embargo, para S. Po X, Po XI, Po XII y el derecho cannico (can. 219), elsimonaco a pesar de todo es igualmente Papa y asegura la certeza de la ininterrumpida cadenasucesoria de los apstoles que es esencial para la Iglesia.

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    De hecho, siendo la Iglesia una sociedad divina pero compuesta tanto por hombres santos como porpecadores (habiendo algunos de ellos accedido al Papado comprando la eleccin), Ella considera que unbautizado incrdulo, irreligioso, o desinteresado por el bien de la Iglesia, si es elegido cannicamente,es ciertamenteel Papa. Si no fuese as la cadena de sucesin apostlica podra haberse roto numerosasveces en el curso de la historia y ya no habra certeza sobre la Apostolicidad de la Iglesia: lo cual esimposible, siendo la Iglesia apostlica por propia naturaleza [5].

    b) El hereje electoLo mismo vale, con mayor razn, para un hereje eventualmente electo. Si el ateo es elegidovlidamente, a fortiori lo es el hereje, quien no niega toda la religin como el ateo, sino solo algunos desus dogmas.

    c) La Bula del papa Paulo IV

    Por lo tanto la Bula de Paulo IV (Cum ex Apostolatus officio, 15 de febrero de 1559, enBullariumRomanum, Turn, 1862, vol. VI, pp. 551-556, tr. it., en S. Z. Ehler J. B. Morrall, Chiesa e Statoattraverso i secoli, Miln, Vita & Pensiero, 1958, pp. 207-213), pierde efecto ipso facto, as como fueabrogada la sancin de Julio II, de 1505, que invalidaba la eleccin pontificia por simona.

    Adems la Bula de Paulo IV es un acto disciplinario de la Iglesia, que asume todas las excomuniones y

    deposiciones precedentes, de todos los dignatarios eclesisticos. []. Durante el pontificado de Paulo IV,Gian Pietro Carafa, (1555-1559), el cisma protestante obtuvo proporciones muy amplias. []. Contra estamarea amenazante resisti potentemente el papa Gian Pietro Carafa. []. La atmsfera estaba tanencendida que Paulo IV lleg a temer defecciones en el mismo Colegio Cardenalicio. Sus dudas secentraban en el influyente cardenal Morone, cuya posible eleccin a la Santa Sede era causa de unagigantesca preocupacin para Paulo IV. []. La Bula Cum ex Apostolatus officio [] prev la posibleeleccin de un Papa de dudosa ortodoxia []. La Bula declaraba invlida la eleccin al Trono pontificiode cualquier candidato que precedentemente se hubiese demostrado en connivencia con los cismticosLuteranos (S. Z. Ehler J. B. Morrall, Chiesa e Stato attraverso i secoli, cit., Bolla Cum ex Apostolatusofficio, Commento, p. 206).

    Ya que no fue retomada en el CIC de 1917, y como era un acto disciplinar, la Bula de Paulo IV perdivalidez ipso facto an cuando no hubiese sido abrogada explcitamente como s fue la Bula de Julio II

    sobre la simona.SEGUNDA PARTE: CERTEZA SOBRE LA VALIDEZ DE LOS SACRAMENTOS

    Anlogamente Jess quiso que la certeza y validez de los Sacramentos quedase fuera de discusin.

    a) Materia y Forma

    Por eso el criterio para evaluar si haya una mutacin sustancial o accidental [en la forma y materia delos sacramentos, ndr] no recurre al lenguaje cientfico teolgico, sino a la forma comn de razonar delhombre, o sea a la recta razn no elevada a la ciencia teolgica. De hecho los sacramentos son para todos[como la Iglesia, ndr]. Entonces tambin la evaluacin de sus elementos [materia, forma, intencin, ndr]debe hacerse en base a un criterio accesible a todos, no reservado a una lite de personas (P. Palazzini,voz Sacramentos, en Enciclopedia Catlica, Ciudad del Vaticano, 1953, vol. X, col. 1579).

    La Iglesia no es una sociedad esotrica para los gnsticos, es el Cuerpo Mstico de Cristo para laSalvacin eterna de todas las almas que quieran salvarse.

    b) Intencin del Ministro

    Por lo que respecta a la intencin del ministro, basta la voluntad de administrar un Sacramento o un Ritosagrado o de hacer lo que hace la Iglesia (Concilio de Trento, DB 854). Tal voluntad de hacer lo quehace la Iglesia tambin puede ser solo implcita, como en el infiel a quien alguien lo induce aadministrarle el Bautismo, sin que l conozca a la Iglesia y sus Sacramentos, y slo para satisfacer elpedido que se le hace (ad intentionem petentis) [6].

    c) El problema de la Misa de Pablo VI

    En cuanto al problema de la validez de la consagracin en elNovus Ordo Missae, eso es algo muydiferente al problema de la bondad o licitud del rito litrgico en la misa nueva [7].La validez delsacramento es una cosa distinta a la licitud del rito.

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    En el Rito delNovus Ordo la sustancia de la forma del Sacramento permaneci intacta, an cuando laforma de la Consagracin tuvo una mutacin integral [8], pero no esencial. De hecho qued intacta lasustancia de la forma del Sacramento: Esto es Mi Cuerpo y Esta es Mi Sangre.

    Sin embargo, por lo dems, el rito de la nueva misa de Pablo VI se aleja de manera impresionante de laTeologa Catlica sobre el Sacrificio de la Misa definida infaliblemente por el Concilio de Trento (card.A. Ottaviani A. Bacci) y est en ruptura radical y objetiva con la Misa Tradicional Apostlica que fue

    hecha obligatoria por San Po V para la Iglesia Latina en 1570(mons. K. Gamber).Por lo tanto, aunque haya Presencia Real en las hostias consagradas durante el Novus Ordo Missae,esto es equiparable a un rito acatlico, an cuando no haya todava una declaracin jurdica y formal porparte de la Autoridad sobre la nocividad del rito [9].

    Entonces el nuevo rito de la Misa -objetivamente-favorece el error y la hereja, pero no invalida por smismo la Presencia Realde Jess en la hostia consagrada (cfr. S. Toms de Aquino, S. Th., III, q. 78, a.3) [10]. As como la Misa Negra (solo para hacer un ejemplo extremo que todos entiendan, ver nota n.7) no invalida la consagracin, pero es ultrajante contra Dios y profanadora de la Presencia Real,Presencia que se quiere asegurar (finis operis o fin objetivo del Rito) justamente para profanarla (finisoperantis o fin subjetivo de quien lo celebra).

    CONCLUSIN

    Antes de emitir sentencias definitivas y vinculantes sobre la validez de la eleccin del Papa y de losSacramentos con consecuencias devastadoras para las almas de los fieles y para la Institucin Divina quees la Iglesia Jerrquica, reflexinese que la suprema lex Ecclesiae es la salus animarum y no nuestraopinin, nuestra tesis, o nuestro inters.

    Es inhumano quitarle a los hombres la suprema posibilidad de salvar el alma privndolos de la Iglesiajerrquica (en sucesin continua con la que Cristo fund sobre Pedro, sin interrupcin alguna) y de losSacramentos moralmente necesarios para salvar el alma; por eso no emitimos leyes, o mejor,corrupciones de Leyes, ya que son contrarias al bien comn (Hechos ,V, 29; S. Toms de Aquino,S.Th., I-II, q. 98-108; Len XIII, EncclicaLibertas, 1888), sino que ayudamos a salvar las almas.

    El hecho (quia) cierto es que el neomodernismo ha ocupado el mbito eclesial. En medio de este

    Tsunami que lo ha barrido todo, cada uno busca la manera de reaccionar contra esta invasin,mantenindose firmes en la Tradicin Apostlica, haciendo lo que la Iglesia siempre, universalmente hahecho en todas partes [11] y tratando de hacerse una idea de por qu (propter quid) esto haya pasadoy de cmo se lo pueda superar y derrotar.

    Lo importante es que, en estos tiempos tan difciles y apocalpticos, los fieles tengan todava la Fe de laIglesia visible y jerrquica, que se remonta formalmente, en acto, e ininterrupidamente a los Apstoles;que tengan la Misa Tradicional apostlica, los Siete Sacramentos, la enseanza de la Doctrina Catlicacomn y oficial contenida en el Catecismo tradicional (sin tener que descender a cuestiones teolgicasarduas, sobretodo si todava son de libre discusin), y que se acerquen regularmente a los Sacramentos(especialmente a la Confesin y a la Comunin) para vivir en Gracia de Dios y salvar el alma.

    El derecho romano ensea: summum jus, summa injuria; el derecho aplicado demasiado

    estrictamente puede convertirse en la mxima injusticia; en breve: el exceso lastima, todo exceso es undefecto. El que quiere hacer de cordero termina pareciendo un animal.

    Si se les saca a los fieles la Apostolicidad formal de la jerarqua eclesistica y los sacramentos, se los poneen un estado que no es aquel en que Jess los puso. l fund una Iglesia sobre Doce e in primissobrePedro; adems quiso que nunca desapareciera la evidencia de la continuidad formal de la cadena, queliga a los actuales pastores (an si fueran simonacos o irreligiosos) con los Apstoles, y tambin quisoque todos los fieles pudiesen distinguir la sustancia de los Sacramentos, que son el canal principal de laGracia, sin tener quedar atrapados por un escrpulo metdico sobre la validez de la eleccin del Papa yde los Sacramentos.

    Tratemos de no querer conocer a la Iglesia mejor que Jess, que la fund, o mejor que San Po X que lagobern, o mejor que el Derecho Cannico que la rige; tratemos de no transformarla en una sociedad de

    iniciados en filosofa y teologa, o en la Iglesia pneumtica de los elegidos (como Wycleff, Huss y losProtestantes), quitando la certeza y la visibilidad de la sucesin apostlica y de la validez de lossacramentos que Jess quiso fuesen evidentes a todos los fieles y ajenos a toda discusin y duda

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    mientras en este caso se discute y se duda justamente de aquello que est fuera de discusin, o sea, se caeen una contradiccin en los trminos y se vicia la naturaleza de la Iglesia que Cristo quiso y fund.

    La Verdad no es aquello que place, sino lo que realmente existe ( adaequatio rei et intellectus). Norazonemos segn nuestros gustos, repugnancias, antipatas, sentimientos y apetitos irascibles, alcontrario, esforcmonos para conformar nuestro intelecto a la realidad, an cuando ella seadesagradable. Si no nos gustan los Papas desde Juan XXIII hasta Francisco I, no significa que ellos no

    existan como Papas. Si la maldad, la muerte, la derrota no nos gustan -de hecho nos repugnan- ellas nodejan de existir y tenemos que enfrentarlas, no anularlas como intentan las filosofas orientales (budistae hinduista).

    Segn Santo Toms (S. Th., I, q. 16, a. 1;De Veritate, q. 1, a. 9;II Sent., dist., 39, q. 3, a. 2, ad 5) lascausas principales del error residen en nuestras pasiones, que nos inducen a juicios interesados,pasionales, caprichosos, e irracionales. De hecho las pasiones sensibles ofuscan la razn e impiden mirarla Verdad serena y objetivamente como ella es. Entonces no razonemos sobre la Iglesia cuando nosdominan emociones desagradables que ciertos hombres en la Iglesia puedan producir en nosotros. Esefue el error que cometieron los Apstoles ante la Pasin de Cristo, viendo en l slo al hombre humilladoy desfigurado. Entonces huyeron y renegaron de l. Ahora se repite la Pasin de la Iglesia, que es laprolongacin de Cristo en la historia. Se puede decir hoy de Ella lo que dijo entonces Pilato de Jess:Ecce homo/ Ecce Ecclesia. No repitamos el error del que nos previnieron los mismos Apstoles y

    Evangelistas.

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    [1] Evidenza da ex-videre, ci che si vede, si mostra e non si dimostra (San Tommaso dAquino,S. Th., II-II, q. 94,a. 2;I Sent., dist. 3, q. 1, a. 2, ob. 1).[2] La distinzione traPapa formale o in attoePapa materiale o in potenzanon risolve la questione dellasuccessione ininterrotta dei Papi a partire da San Pietro. Per fare un esempio comprensibile a tutti, se ho unaFerrari cui manca il motore, non pu muoversi. Ora lessenza di unautomobile muoversi e correre. Quindi unPapa solo in potenza e non in atto, non Papa ed simile alla Ferrari senza motore, che potrebbe muoversi qualora

    le fosse montato un motore, ma non si sposta di un centimetro se il motore non passa dalla potenza allatto, ossiadal materialiteralformaliter. Siccome il Papa materiale Paolo VI defunto nel 1978 impossibile che egli divengaPapa in atto, cos come se la Ferrari senza motore in atto viene rottamata impossibile che riceva il motore, perchessa non esiste pi, un rottame non atto a ricevere un motore e muoversi, proprio come Paolo VI un cadavere,che non pu essere soggetto di Ordine n di Giurisdizione.[3]Pio XI ha riconfermato la Costituzione Apostolica di San Pio X del 1904 nel suo Motu Proprio Cumproxime del 1 marzo 1922 e Pio XII lha ribadita nella sua Costituzione Apostolica Vacantis ApostolicaeSedis dell8 dicembre 1945. Questi testi sono riuniti in Appendice nel Codice di Diritto Canonico.[4] Cfr. Vittorio Bartoccetti, voce Conclave, in Enciclopedia Cattolica, Citt del Vaticano, 1950, vol. IV, coll. 176-183.[5] Per esempio, Alessandro VI pur essendo stato un simoniaco, che ha considerato la Chiesa come un affarepersonale o di famiglia stato ritenuto egualmente Papa dalla Chiesa.[6] Cfr. San Tommaso dAquino,S. Th., III, q. 64, aa. 8-10.

    [7] Per esempio la Messa Nera o Diabolica una Messa valida in cui avviene la consacrazione e vi la Presenzareale di Ges Cristo, per poterla profanare. Ora la validit della Messa Nera non implica la sua bont come Rito,che perverso. La Nuova Messa (senza volerla identificare con la Messa Nera, ma solo per fare un esempiocomprensibile al lettore e per non venire accusato di essere a favore della nuova Messa, come qualcunoscorrettamente ha voluto farmi dire) favorisce lerrore luterano sul Sacrificio della Messa, per mantiene lasostanza della forma del Sacramento dellEucarestia (Questo il Mio Corpo; Questo il Mio Sangue) ed valida, ci non significa che sia buona (cfr. Arnaldo Xavier Vidigal da Silveira,La Nuova Messa di Paolo VI. Cosapensarne? unavoce.it).[8] Mutazione gravemente colpevole da parte di chi lha apportata, poich in rottura con la Tradizione divino-apostolica. Infatti la forma della consacrazione del pane e del vino che si trova nel Messale Romano restaurato daSan Pio V stata data da Ges agli Apostoli (cfr. papa Innocenzo III, Epistola Cum Martha circa, 29 novembre1202, DB 414-415: Noi crediamo che le parole della forma consacratoria, quale si trova nel Canone della Messa,sono state consegnate da Ges agli Apostoli e da questi ai loro successori; Concilio di Firenze, DB 715;Catechismo di Trento, n. 216). Il mutarla stato un atto gravemente illecito di rottura con la Tradizione, poich ilPapa ha ricevuto il Mandato petrino per conservare il Depositum Fidei e non per cambiarlo. Tuttavia talemutazione non ha cancellato la sostanza della forma consacratoria, ma solo le sue parti integranti. Quindi essa valida, anche se gravemente illecita.

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    [9] Qualcuno ha capito male (in buona fede) e qualcun altro ha voluto farmi dire(in mala fede) ci che non ho maidetto n pensato, ossia che la Nuova Messa buona in s. No! Un conto la validit della consacrazione ed unaltro conto lortodossia del Rito nuovo, il quale in rottura con la Messa di Tradizione apostolica e quindi non ortodosso e non buono.[10] Cfr. i migliori Commentatori dellaSumma Theologiae (III, qq. 73-83) di SAN TOMMASO DAQUINO:CAJETANUS; GIOVANNI DA SAN TOMMASO; BILLUART; inoltre J. B. FRANZELIN,De SS. EucharestiaeSacramento, Roma, 1868; G. MATTIUSSI,De SS. Eucherestia, Roma, 1925; L. BILLOT,De EcclesiaeSacramentis, Roma, VII ed., 1931; R. GARRIGOU-LAGRANGE,De Eucharestia, Torino-Roma, 1943; A.PIOLANTI,De Sacramentis, Torino-Roma, II ed., 1947; A. PIOLANTI, voceEucarestia, in Enciclopedia Cattolica,Citt del Vaticano, 1950, vol. V, col. 772.[11] San Vincenzo da Lerino, Commonitorium, I.