Nicolas de Cusa Cosmos y Naturaleza

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Gerardo Mora urgo s Nicolás de Cusa Cosmos  naturaleza 1 NICOLAS DE CUSA n a ce en 1401 en l a pequeña aldea de Cues cerca de Tréveris, junto al Mosela. Hijo de un barq u ero apel l idado Krebs , razón por la cual a veces firm a: Nicolaus Cancer de Cusza , y adopta por escudo un can - grejo en campo blanco. Protegido por Ulrico de Manderscheid , futuro obispo de Tréveris, hace s us primeros estudios en el colegio de los Her- manos de la da Común de Deventer , donde cursa letras clásicas (1413 - 1416) , hecho que constituye uno de los acontecimiento s rele- vantes de su vida . Pasa a estudiar fil o s fía en Heidelberg (1416-1417 ) , que de s de s u primer rector , Marsilio de Inghem , es uno d los princi - pales ba s tiones del nominali s mo , y donde recibe una de las influencias más importantes en su pensamiento. En 1417 se traslada a Padua , cen- tro del aristotelismo averroísta . Estudia derecho per o a l mi s mo tiempo se intere s a p o r l a medi c i- na y s obre todo por las matemática s. E s di s cípu- l o de Julián Ce s arini, a s í com o ami go de Pelde- monti y del astrónomo florentino Pablo Toscane- lli (1397 - 1482). Recibe el gr a do de doctor en de- rech o en 1423 , y después de una breve estancia en R o ma pasa a estudiar te o lo g ía en C o l o nia ( 1424- 2 5 ), donde domina la via antiqua  y l a o rientaci ó n alberti s ta de Heimeri co de C a mp o, O . P . (Heimerich van den Velde ) . Se ordena de sacerdote (1427) y es nombrado párroco de AI- trich, canónigo de San Simeón de Tréveris y deán de ta colegiata de San Fl o rín en Coblenza . En 14 3 0 lo toma como s e c ret a rio Ulri co de Man- der s cheid, elect o o bisp o de Tréveri s, c u y a ca u sa defiende en el concilio de B as ilea ( 14 32). Prime- ramente adopta una actitud conciliarista , que rectifica en 1437 adhiriéndose a Eugenio IV , por lo que merece el calificativo de Hercule s om- nium Eugen ianorurn . Durante el concilio escri- be su primera obra : De concordatia catholica (1433-1434) , amplio proyecto de reorganización de la Iglesia y el Imperio , inspirada en un senti- do conciliari s ta . En 14 3 7 es envi a do a Constan- tinopla por Eu g enio IV en la embajada que debía acompañar a Florencia a los representantes bi- zantinos en el concilio . Esto le da ocasión para conocer numerosos personajes importantes yen- trar en contact o con la ciencia griega . En este viaje tiene lugar su conversi ó n filos ó fica . La c o ntemplaci ó n de la inmensidad del mar le in s - pira la idea de la c o n c iliación yc o incid ncia de t o do s los opue s tos en el infinit .  Fruto de ella son sus primeras obr a s filosóficas: De docta i  norantia y D e coni e cturis (1439-1440) , dedica- da s a su  venerado maestro  en Padua , Ce sa rini , en las que aparece ya s s i s tema , que de s pué s a pena s retocar á o ampliar á. De s pu és del co ncilio desarrolla una inten sa actividad diplom á tic a al servicio de Eugenio IV y Nicol ás V , quien lo nombra cardenal en 1448, obispo de Brixen (Bre ss anone ), en el Tirol (1450) , y legado a [ate- r e para la reforma de Alemania , cargo que de - sempeña de 1451 a 145 2 , mereciendo el c a lifica- tivo de  ángel de paz  . Vuelve a s u di ó ce s i s de Brixen y tiene que afrontar dur os confli c t os co n el duque Segismund o de Tirol, el cual lleg a a en- carce l ario. En 1460 regresa a Roma, y Pí o 11 , su antiguo ami go, lo n o mbra vicari o g eneral de R o - ma y los Estad os de l a I g lesia y le enc o miend a l a predica c i ó n d e l a c ru za d a co ntr a l os tur cos . Mue- re en T o di ( Umbrí a) en 15 de a gos t o de 1464 . R ev . Fil o s ofía U n iv . Co s ta R ica , XXX I X (99) E x tr ao r d in a ri o, 1 73- 1 8 0 , Di c ie m bre 200 I

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escritos de Nicolás de Cusa residiera únicamen-te en el pensamiento de que Dios, de que el Ser

Absoluto está más allá de cualquier posibilidadde determinación positiva, de que sólo puedeser señalado por predicados negativos y de quesólo es posible concebirlo en su estar fuera delmundo, en la trascendencia, y por encima de lafinitud de toda medida, de toda proporción y detoda comparación, el Cusano no hubiera abiertoun nuevo camino ni hubiera indicado una nuevameta. El pensamiento de Cusa no chocó contrala filosofía escolástica, pues ella ya se había

apropiado desde un principio de la enseñanzadel Pseudo Dionisio, el Areopagita, por mediode la obra de sus grandes maestros. Tanto JuanErigena como Alberto Magno y Tomás de Aqui-no se remontaron a sus escritos y trataron esadoctrina en sus propios comentarios, asegurán-dole así una posición definitiva dentro del siste-ma medieval de vida y de doctrina. De tal ma-nera, si la filosofía del Cusano pretendía superarlos límites que confinaban el antiguo pensa-

miento, sólo podría lograrlo si lo acuñaba nue-vamente y le daba un nuevo acento.l

 Pero todos los que investigan mediante lacomparación con algo presupuesto como cierto,juzgan, proporcionalmente, lo incierto. Es, pues,comparativa toda inquisición que se realiza pormedio de una comparación, de tal modo quecuando las cosas que se inquieren pueden compa-

rarse a lo presupuesto mediante una reducciónproporcional próxima, la aprehensión del juicio

resulta fácil, mientras que si tenemos necesidadde muchos medios, la dificultad y el trabajo apa-recen. Estas cosas son evidentes en las matemá-ticas, en donde las proposiciones primeras se re-

ducen con facilidad a los primeros y más eviden-tes principios, pero las proposiciones posterioressólo mediante las primeras y con mayor dificul-tad. Toda inquisición, pues, se da en una propor-ción comparativa fácil o difícil según algo infini-to, en cuanto que lo infinito (por escapar a toda

proporción) es desconocido.t Con estas propo-siciones iniciales del tratado De docta ignorantia

se anuncia una revolución del pensamiento, puesa partir de ellas Nicolás de Cusa destruye el nexoque había mantenido unida la lógica escolástica ala teología. La lógica, que durante la Edad Media

GERARDO MORA BURGOS

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 Todo ensayo que aspire a concebir la filoso-fía del Renacimiento como una unidad sistemáti-

ca debe partir de la filosofía de Nicolás de Cu-sa .2 El Quattrocento se caracteriza por la multi-plicidad de tendencias y esfuerzos filosóficos quesin lugar a dudas están preñadas de la filosofíaque se desarrollaría con gran ímpetu en el Rena-cimiento, pero Nicolás de Cusa es el único pen-sador que abarca el conjunto de los temas centra-les del Renacimiento partiendo de un principio

metódico que le permite unirlos y explicarlos. Supensamiento comprehende desde la perspectivamedieval, la unidad del universo espiritual y deluniverso físico. Cusa es un teólogo especulativo,

pero ya encarna al sabio humanista, pues su saberreúne la estática y la teoría general del movi-miento, la astronomía y la cosmografía, la histo-ria de la Iglesia y la historia política, la historiadel derecho y la historia general. La unidad delconocimiento es uno de los principios por los que

se rigen sus indagaciones, en las que priva su in-terés supremo por desarrollar el pensamiento do-minante que se encuentra expresado desde su pri-mer tratado filosófico: De docta ignorantia. Laoposición de complicatio y explicatio se puedeaplicar a su propio pensamiento, el que se desa-rrolla progresivamente y termina por abarcar to-do el conocimiento vigente en su época.'

Cusa elabora su sistema filosófico a partir deun principio fundamental que se le manifiesta co-

mo una nueva verdad fundamental a la que se lle-ga por una especie de repentina visión que se leimpone con toda la fuerza de una intuición pode-rosa y no en forma mediata por conclusiones si-

logísticas. El mismo Cusano ha relatado cómo sesintió iluminado por este principio -al que consi-dera verdadero regalo de Dios- por primera vezmientras hacía la travesía a Grecia. Pareceríaque la noción de la docta ignorantia y la doctri-na de la coincidencia de los contrarios que sobre

aquélla se funda, no hicieron sino renovar pensa-mientos que pertenecían ya a la mística de laEdad Media. Nicolás de Cusa se remite perma-nentemente a las fuentes de esa mística, particu-larmente a los tratados de Eckhart y a los delPseudo Dionisio, el Areopagita. Si la base de los

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mentales, análogos en todas partes y difundidospor todo el mundo I  Si pudiéramos elevamos

hasta el Sol encontraríamos en él, junto al ele-mento del fuego, también un estrato de agua, otrode aire y otro de tierra; por otra parte, a un obser-vador situado en un punto fuera de la Tierra, y su-ficientemente alejado de ella, la parecería esteplaneta una brillante estrella.'? He aquí una se-gunda consideración que, por obra del Cusano,despoja de todo valor de verdad al sistema cos-mológico de Aristóteles y la Escolástica. Si seexamina con detenimiento tal sistema, inmedia-

tamente se reconoce que está combinado con doselementos de especie distinta y en última instan-cia, del todo inconciliables. Lo ideal se confundeen él con lo empírico, lo empírico con lo ideal. Ala sustancia perfecta del cielo tiene que convenir-le un movimiento perfecto, el movimiento circu-lar dentro de una órbita exacta. Pero lo verdade-ramente exacto, como nos lo ha enseñado el prin-cipio de la docta ignorantia, nunca puede darsecomo existencia real y efectiva, como algo exis-

tente que se exhiba en la realidad de las cosas. Enefecto, lo exacto es un ideal al que tenemos quereferir, eso sí, los cuerpos y los movimientos delos cuerpos para llegar a conocerlos, pero nuncase encuentra inmediatamente dado en ellos mis-mos como algo perceptible y caractertstico.P Demodo que el cosmos no representa una esferaperfecta ni describe tampoco órbitas de una rigu-rosa precisión; permanece, pues, en la esfera dela indeterminación, en la simple esfera del más y

del menos. Partiendo de estas premisas metódi-cas Nicolás de Cusa alcanza las conclusionesesenciales de las cosmología moderna. La Tierraes un cuerpo móvil que adopta la forma de unaesfera, pero tanto su forma como su movimientoson de tal naturaleza que no pueden determinar-se con absoluta precisión matemática. El hechode que quede fuera de la absoluta perfección delconcepto geométrico -carácter que comparte contodas las cosas de la naturaleza visible- no signi-fica que dentro de esa naturaleza sea algo inferior

y despreciable. Es, por el contrario, un astro per-fecto al que corresponde luz y calor y una activi-dad propia y distinta de la de todos los otros as-tros, pues, en última instancia, en la coherenciadel cosmos ninguna parte es superflua, antes

GER RDO MOR BURGOS

quinta essentia, que es radicalmente distinta delos cuatro elementos terrestres. No es susceptible

de ninguna transformación cualitativa y sólo leconviene una clase de variación: el puro cambiode lugar. Y como de todas las formas posibles demovimiento debe corresponder la más perfecta almás perfecto de los cuerpos, .se sigue que loscuerpos celestes describen puras órbitas circula-res alrededor del centro del mundo. Es verdadque la cuestión relativa a la sustancia del cielosiempre es motivo de nuevas dudas y aunque enlos detalles sufra innumerables modificaciones,

éstas no atentan contra el punto de vista funda-mental, que permanece invariable.P

La clásica concepción aristotélica y escolás-tica del cosmos se opone en un doble sentido alprincipio especulativo fundamental que Nicolásde Cusa desarrolla en su tratado De docta igno-

rantia. Esta concepción dispone el elemento ce-leste y los cuatro elementos terrestres según unaescala especial única que, al mismo tiempo, re-presenta una escala de valores. Cuanto más ele-

vado se encuentre un elemento en la escala pro-gresiva del cosmos, tanto más próximo estará alinmóvil motor del mundo, y según esto tanto máspura y perfecta será su naturaleza. Pero el Cusa-no no reconoce tal relación de cercanía y lejaníaentre lo sensible y lo suprasensible. Para Nicolásde Cusa no hay un arriba ni un abajo, sino unúnico cosmos, homogéneo en sí mismo, que co-mo cosmos empírico se opone al ser absoluto, asícomo por otro lado, en cuanto todo, participa de

lo absoluto en la medida en que la naturaleza em-pírica admita semejante participación.  Porqueesta forma de participación, esencialmente pro-pia de toda existencia individual, no puede alcan-zar a uno de esos elementos en mayor o en me-nor grado que a otro. Así, el Cusano descarta laoposición de valor que existía entre el mundo in-ferior sublunar y el superior celeste. En lugar dela disposición gradual de los elementos que supo-nía la física peripatética, para el Cusano cobrafuerza la afirmación de Anaxágoras de que en lanaturaleza corporal todo está en todo. 17 La dife-rencia que suponemos en los distintos cuerposdel mundo empírico no es una diferencia especí-fica de su sustancia, sino que se debe a las variasrelaciones de composición de elementos funda-

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bien, cada una de ellas tiene su particular modode obrar y conforme a él posee su propio e in-comparable valor  En esto se reconoce clara-mente cómo, para el Cusano, la moderna orienta-ción astronómica que conduce a la anulación dela concepción geocéntrica del mundo, sólo cons-tituye una consecuencia y la expresión de unadistinta orientación espiritual. Este encadena-miento íntimo aparece ya manifiesto en la fórmu-la por la cual el Cusano expone su concepción dela cosmología en su tratado De docta ignorantia.

Es inútil buscar un centro físico del mundo, puescomo éste no tiene una configuración de precisovalor geométrico sino que se extiende espacial-mente en lo indeterminado, no puede tener uncentro local determinado. De modo que la cues-tión relativa al centro del mundo, por más que ala postre pueda formularse, no puede ser resueltapor la física, sino tan sólo por la metafísica. Dioses el centro de la Tierra y de todas las esferas ce-

lestes, como igualmente de todo lo que hay en el

mundo. Y así como es el centro de todo, tambiénlo es de su esfera infinita, ya que su esencia en-cierra en sí todas las otras.P

IV

En el doble punto de vista de la diferencia yla semejanza de la creación con relación con elcreador es donde Nicolás de Cusa ha sintetizadosu original concepción del universo. En el con-cepto de  universo  ha comprendido el Cusanotodo lo que no es Dios. El universo es, pues, el todo , con explícita exclusión del Único. El Cu-sano se ve precisado a concebir el universo comoinfinito privativo o indefinido, en el sentido deque no existe nada fuera de él que pueda Iimitar- 

23, pues no puede concebirlo como finito, yaque el universo comprende por definición todo loque es, ni puede el universo ser mayor de lo quees en acto, por motivo de que la materia no se ex-

tiende más allá de sí misma, ni tampoco puedeatribuirle la infinitud negativa de Dios. En tantotodo omnicomprensivo, el universo se convierteen una especie de intermediario entre Dios y losseres individuales.é  El universo precede a suscomponentes particulares, de ahí que para el Cu-sano la relación entre el universo y los seres indi-

viduales desarrolla una dialéctica semejante a laexistente entre Dios y la creación. Dicha dialéc-tica encontraba su expresión en los dos concep-tos de complicatio y explicatio en el caso deDios, en el del universo el concepto es el de con-

tractio é Dios es el máximo absoluto y el univer-

so es el máximo contracto. Dios está en el univer-so complicative y el universo lo está en sus par-tes contracte. En Dios las creaturas son compli-

cative el mismo Dios y en el universo están con-

tracte todas las cosas finitas.é  En este sentidodebe interpretarse la ya mencionada expresióncusana  Quolibet in quolibet . Todo está en todos

y cada uno en cada uno.27 Solamente así el uni-verso es lo que su mismo nombre indica: la uni-dad de muchos.P Por la insalvable distancia queimpera entre lo .finito y lo infinito, el universocontinúa estando infinitamente lejos de la unidaddivina. La unidad del universo no puede separar-se de la pluralidad, de modo que es unidad en lapluralidad y pluralidad en la unidad.i? El univer-

so del Cusano no puede ser otra cosa que infini-tamente dinámico, pues lucha por acercarse a launidad de Dios sin poder alcanzarla, pues por sumisma concepción no puede alcanzarla de otra

forma que ordenando la diversidad. Aquí residela perfección del universo cusano, un universo enel que cada cosa es individualmente lo que es y,a pesar de su alteridad participa lo más posible delas otras y de todo el conjunto, puesto que  quo-

libet in quolibet  y  omnia in omnibus .3o

.Mientras que la nueva ciencia rompía expe-

rimentalmente con la imagen antigua y medievaldel universo?', Nicolás de Cusa realizaba dichocambio en la mentalidad de su tiempo, ya no apartir de experiencias físicas, sino de sus propiasconcepciones metafísicas.

En contraposición al mundo limitado delaristotelismo medieval, Cusa concibe su univer-so como ilimitado o relativamente infinito,opuestamente a la concepción del mundo limita-

do del aristotelismo medieval. El cambio de suconcepción abarca asimismo todos los aspectosde la cosmología tradicional.V La concepciónaristotélica comprendía la diferenciación entre elarriba y el abajo del universo: por una parte lamateria de los cuerpos celestes o supralunar y porotra parte la materia de los cuerpos terrestres o

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sublunar. Recordemos que para Nicolás de Cusaya no existe un arriba y un abajo, sino un únicouniverso relativo frente al único Ser absoluto.

Las diferencias relativas de la concepción aristo-télica entre las diversas partes de un mismo uni-verso son anuladas por la diferencia infinita entreDios y el universo. Cada una de dichas partes, aligual que cada ser universal, está en relación di-recta con Dios y consecuentemente infinitamen-te alejado de Él. Dicho principio metafísico derelatividad't+' resulta ser verdaderamente revolu-

cionario. Ya la Tierra no es sencilla y de distintanaturaleza que el Sol y los demás planetas. Su di-

ferencia aparente con respecto a los demás cuer-pos celestes es sólo cuestión de punto de vista. ElCusano recurre al ejemplo de que así como a no-sotros, situados en la Tierra, el Sol nos parece lu-minoso, así a un observador situado fuera de laTierra, nuestro planeta le parecería una brillanteestrella.r  Todo el universo, así como también suspartes, permanece en la esfera del más y del me-nos frente al único Máximo. Ni los planetas des-criben órbitas de rigurosa precisión circular, ni la

Tierra es una esfera exacta, sino que tiende a laesfericidad, ni su movimiento circular es tan per-fecto que no pueda ser más perfecto; ni hay queconcebir la Tierra, ni otro planeta, como el centrodel mundo, ya que por carecer éste espacialmen-te de límite, carece también de centro. Dios es elúnico centro del universo, así como su periferiainfinita.F' Nicolás de Cusa, por la dialéctica de sumisma concepción, despide definitivamente laconcepción del universo limitado y geocéntrico

de la Antigüedad y la Edad Media y prepara, sinsaberlo, el camino a las modernas concepcionesde Kepler y Galileo. A la revolución en la astro-nomía precede la revolución en el pensamiento,como sostiene E. Hoffmann.é

Notas

l. Recibe ahora, padre respetado, lo que hace mu-

cho tiempo deseé alcanzar por los varios caminosde las doctrinas, hasta que regresando por mar de

Grecia (creo que gracias a un supremo don dadopor el padre de las luces, de quien todo lo proce-dente es sumamente bueno) fui llevado a com-prender las cosas incomprensibles de modo in-

comprensible en la docta ignorancia, trascendien-do las verdades incorruptibles cognoscibles hu-manamente . Nicolás de Cusa, La docta ignoran-

cia, Buenos Aires: Aguilar, 1966, pág. 235.2. Ernst Cassirer (1951). Individuo   cosmos en la

filosofía del Renacimiento. Buenos Aires: EmecéEditores, pág. 21.

3. Ernst Cassirer, Op. cit., pág. 22. Cf. Gerardo Mo-ra Burgos, Nicolás de Cusa y los orígenes de lamodernidad . En: Revista de Filosofía de la Uni-

versidad de Costa Rica, XXXVI (88/89), 349-

357, 1998 Y XXXVII (91), 61-68, 1999.4. Cf. Nicolás de Cusa, Op. Cit., pág. 235.

5. Cf. Ernst Cassirer , Op. Cit., pág. 22-23.

6. Nicolás de Cusa. La docta ignorancia. BuenosAires: Aguilar, 1966, pág. 25-26.

7. Ernst Cassirer, Op. cit., pág. 26.8. Guillermo de Ockham. Suma de lógica. Traduc-

ción de Alfonso Flórez Flórez. Santa Fe de Bogo-

tá: Editorial Norma, 1994, págs. 13-16.9. Cf. Ernst Bloch. Entremundos en la historia de la

filosofía. Traducción de Justo Perez Corral.' Ma-drid: Taurus, 1984, págs. 107-115.

10. Las profundas investigaciones de Gerhard Ritter

sobre la contienda de via antiqua y via moderna

en los siglos XIV y XV han establecido que larelajación de esos vínculos, tal como la exigió

sistemáticamente la enseñanza de Ockham y que

el mismo maestro logró cumplir dentro de cier-tos límites, no llegó a un desprendimiento o se-paración total de ambos momentos, y que loslindes que Guillermo de Ockham había procura-do fijar se borraron casi al punto en el movi-

miento dominante de la escuela universitaria y

aun en el campo de los moderni.  Studien tur

Spiitscholastik: 1. Marsilius von Inghen und die

okkamistische Schule in Deutschland. 1 Via an-tiqua und via moderna auf den deutschen Uni-

versitaten des /5. Jahrhunderts, Sitzungber. derHeidelb. Akad. der Wiss., Philos.-histor. K\.,

1921, 1922) ... Si se tiene presente el resultadode las investigaciones de Ritter se advertirá en

qué medida había superado ya todo esto icolásde Cusa en la época de su primer escrito. y loque habrán podido ofrecerle sus maestros ockha-

mianos de Heidelberg.  Comparativa igitur est omnis inquisitio medio

proportionis utens . Nicolai de Cusa. De doctaignorantia, 1. Hamburg: Felix Meiner Verlag,

1979, pág. 6.12. Emst Cassirer, Op. cit., pág. 28.13. Cf. Karl Jaspers. Nikolaus Cusanus. München:

Piper, 1987, pág. 124.

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NICOLÁS DE CUSA: COSMOS y NATURALEZA

14. Cf. Nicolai de Cusa. De coniecturis. Hamburg:Felix Meiner Verlag, 1988, pág. 121. Cf. también

Karl Jaspers, Op. Cit., pág. 126.15. Consúltese asimismo para estudiar las grandestransformaciones que experimentó la doctrina de

la sustancia del cielo dentro de la misma Escolás-

tica: P. Duhem. Etudes sur Léonard de Vinci, 2ü -

me série. París, pág. 255 Y sigo

16. Cf. Karl Jaspers, Op. cit., pág. 124.

17. Cf. Nicolás de Cusa, Op. Cit., pág. 123.18. Cf. Karl Jaspers, Op. cit., pág. 126.19. Considerando el cuerpo del Sol, tiene una especia

de Tierra más central y una cierta luminosidad ca-

si ígnea circular, y en medio una casi nube ácuea yun aire más claro, del mismo modo que la Tierra

tiene sus elementos. Por ello, si alguno estuviera

fuera de la región del fuego, la Tierra, en la circun-ferencia de su región, aparecería, por el fuego, co-mo una estrella brillante, lo mismo que se nos apa-

rece a nosotros el sol como muy brillante porqueestamos cerca de la circunferencia de la región del

Sol y, sin embargo, no nos aparece la Luna tan bri-

llante porque estamos, con respecto a su circunfe-rencia, hacia sus partes más centrales, casi en su re-

gión ácuea, y por ello no vemos su luz, aunque latenga propia, pareciendo para aquellos que esténen las extremidades de su circunferencia. A noso-

tros se nos aparece sólo la luz que refleja del Sol (Nicolás de Cusa, Op. Cit., pág. 160).

20. Esta misma consideración, mediante la cual el

Cusano desquicia, por así decirlo, el sistema físi-

co de Aristóteles, se encuentra también expuestacon plena claridad y agudeza en Platón  La Repú-

blica, 529d)~

21.  La figura de la Tierra, por tanto, es móvil y esfé-rica, y su movimiento circular, pero puede ser

más perfecto. Y como el máximo no se da en las

perfecciones, movimientos y figuras del mundo,como resulta evidente por las cosas dichas antes,no es verdad que la Tierra sea vilísima e ínfima,pues aunque parezca la más central en cuanto al

mundo, sin embargo, por la misma razón, está

más próxima al polo, como se ha dicho ...

La Tierra es, pues, una estrella noble, que tieneuna luz, un calor y una influencia distinta y diver-

sa de todas las demás estrellas, lo mismo quecualquiera de ellas difiere de otras en luz natura-leza e influencia. De este modo cualquier estrellacomunica a otra, luz e influencia, no por inten-

ción, pues todas las estrellas se mueven y brillan,sólo para ser del mejor modo, y esta participación

se origina de esto como una consecuencia.

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Del mismo modo la luz luce por su naturaleza, no

para que yo vea, sino que la participación es una

consecuencia, pues uso de la luz para ver. De es-te modo, Dios bendito creó todas las cosas, y entanto que cada una desea conservar su ser, como

un don divino, hace esto en comunidad con lasdemás. Así, el pie no sirve sólo a sí mismo, sino

al ojo y a las manos, al cuerpo, y al hombre todo,

porque sirve sólo para andar, y lo mismo los ojos

y los demás miembros. Y de un modo parecidolas restantes partes del mundo. Platón, en efecto,llamó animal al mundo, y se aclararán muchas co-

sas de las que hemos dicho, si se considera a

Dios, sin inmersión, como alma de ese mundo(Nicolás de Cusa, Op. cit., págs. 159-161).

22. ...Y así como la tierra no es el centro del mundo

tampoco lo es la esfera de las estrellas fijas u otrascosas de su circunferencia, aunque comparando latierra con el cielo, la tierra parezca más próxima al

centro. No es, pues, la tierra tampoco el centro dela octava esfera o de otra; ni de los seis signos que

aparecen sobre el horizonte se concluye que esté

en el centro de la octava esfera ...Tampoco está el centro del mundo más dentro

que fuera de la tierra. Ni la tierra, ni ninguna es-fera tienen centro, pues como el centro es un pun-to equidistante de la circunferencia, y no es posi-

ble que haya una esfera o círculo que se ala más

verdadera sin que se pueda dar otra más verdade-ra, es evidente que no puede darse un centro sin

que pueda darse también otro más verdadero yexacto. Puntos equidistantes, exactos y diversos,no se pueden hallar fuera de Dios, porque Él sóloes la infinita igualdad. El centro de la tierra, pues,

es el que es centro del mundo, es decir, Dios ben-dito. Y el centro de todas las esferas y de todas las

cosas que hay en el mundo es el que es la la vez

circunferencia infinita de todas las cosas ...  (Ni-colás de Cusa, Op. cit., págs. 154-155).

23. Cf. Nicolai de Cusa, Op. cit., Il, pág. 13.

24. Cf. Nicolai de Cusa, Op. cit 11,pág. 37.25. Cf. Nicolai de Cusa, Op. cit., II, pág. 35. Cusa uti-

liza términos dialécticos tomados de Duns Scoto

y los nominalistas para expresar la relación entre

el universo y los individuos. Así como el concep-

to universal se contrae en géneros, especies e in-dividuos, del mismo modo el universo se contrae

 contractio) y se individualiza en los seres parti-culares del mundo sensible. El universo es la uni-

dad concreta de todas las cosas posibles, actualesy futuras, en cuanto despliegue de la esencia divi-

na, y los individuos resultan de la participación de

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la contracción de la forma única del universo encada caso particular.

26. Cf. Nicolai de Cusa,  p cit., Il, pág. 37.27. C f  Nicolai de Cusa,  p cit., Il   pág. 37 Y pág. 39.28. CL Nicolai de Cusa, Op. cit., 11   pág. 35.29. CL Nicolai de Cusa, Op. cit., 11   pág. 39.30. CL Nicolai de Cusa,  p cit.,  l  pág. 39.31. CL Rafael Jerez MiL Filosofía   sociedad. Una

introducción a la Historia Social   Económica de

la Filosofía. Madrid: Editorial Ayuso, 1975, págs.136-138.

32. CL E. Cassirer,   p cit., pág. 42 Yss.

33. CL Eusebio Colorner. Nicolás de Cusa: un pen-samiento entre tradición y modernidad . En: Pen-samiento, VoL20, N° 80, 1964, pág. 399.

34. Cf  Nicolai de Cusa,   p cit., 11   pág. 97.35. CL Nicolai de Cusa, Op. cit., 11   pág. 89.36. E  Hoffrnann. Das Universum des Nikolaus

von Kues . Heidelberg: Sitzungsberichte derHeidelberger Akademie der Wissenschaften,Philosophisch-Historische Klasse, 1929-1930,pág. 1i.

Prof. Gerardo Mora Burgos

Catedrático e investigador de la Sede de

Occidente y del Instituto de Investigaciones Filosóficas de

la Universidad de Costa Rica.

E-mail: [email protected]