murray horwitz No13

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ciones y el pasado año tuvimos una película dominicana por primera vez en nuestra historia: La maldi- ción del padre Cardona. Zoé Saldaña estuvo para presentarla. También el director. Es una manera de dar a conocer y de crear conciencia en Estados Unidos sobre la cultura de América. presume de ficción, pero que es tan real como la vida misma. 21

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1 director y jefe de ope­

raCIOnes del Centro

Cultural y Teatro Sil­

ver, del Álllerican Fillll Institu­

te de Estados Unidos, afirllla

q ue todo país debería tener

u na organización que prelllie la excelencia en el lllundo del

cine porque contribuye con el

desarrollo cultural y con que haya un libre intercalllbio de

ideas. Sobre un mueble de su despacho

hay una foto que corrobora lo pri­mero que uno piensa cuando ve a

M urray Horwitz, director y jefe de

operaciones del AFI Silver, uno de los centros más destacados que la

entidad tiene en los Estados Uni­

dos. "Se parece a Groucho Marx".

La pose y apariencia de la foto per­miten entrever cierta admiración

del directivo del American Film

Institute (AFI, www.afi.com) por el personaje cinematográfico. Confor­

me pasan los minutos, su dinamis­

mo y sentido del humor confirman una manera de ser que denota una

vinculación necesaria con el trabajo que realiza.

En su despacho del Teatro y Centro Cultural Silver, centro del

AFI del que es director y jefe de

operaciones, se anima cuando la pregunta toca el lado humano de su

trabajo. Se le percibe entusiasta de

lo que hace y creyente en la fuerza que tienen los medios audiovisuales

para provocar cambios positivos

en la gente. La institución para la que trabaja se encarga de formar a los "hacedores de películas", de

conservar el patrimonio fílmico de Estados Unidos, de exhibir el resul­tado de muchas horas de rodaje y

grabación, y de premiar y celebrar la excelencia en un mundo que se

presume de ficción, pero que es tan real como la vida misma.

¿Estudiar en el AFI garantiza el

éxito en el trabajo?

Nada es garantía de éxito en este negocio. El AFI tampoco lo garan­tiza. Sin embargo, lo que nos distin­gue de otros es que el conservatorio nuestro (centro de formación ubica­do en Los Ángeles) no es como una universidad. Nos gusta trabajar con

de educación, no puedo decir que

el AFI fuera la primera escuela que

gradúa cineastas, no lo puedo ase­

gurar, pero la industria reconoce a

nuestro conservatorio como uno de

los principales. Tiene mucho pres­

tigio. En materia de exhibición, ha tenido gran incidencia en llevar a

la gente productos de directores del pasado, y de otras culturas. El Fes­tival de Cine Latinoamericano es

un buen ejemplo. Ya tiene 16 edi-

"No hay nadie en una universidad hoy en día que no haya vivido con una pantalla."

gente vinculada a la industria. Por

ejemplo, una directora de casting que quiere hacer producción o ser directora. Trabajamos con personas que quieren dedicarse a la escritura

de guiones, a la dirección de arte, a la dirección, a la fotografía. Pue­

de ser gente que haya estado en la universidad o gente que no la haya

pisado.

¿Hay una historia en este lllun­

do del cine y la televisión antes

y después del AFI? Ciertamente, en el área de la con­

servación no hay duda de que sí

han cambiado las cosas. También

en el tema del apoyo a la forma­ción. Hemos sido una diferencia en

ambas facetas . Y ha sido importan­

te porque la gente se ha dado cuen­ta de la labor de conservación que

hacemos y le ha dado importancia. El catálogo del AFI ha marcado una diferencia. Es posiblemente el más grande del mundo. En materia

ciones y el pasado año tuvimos una película dominicana por primera

vez en nuestra historia: La maldi­ción del padre Cardona. Zoé Saldaña estuvo para presentarla. También

el director. Es una manera de dar

a conocer y de crear conciencia en

Estados Unidos sobre la cultura de América.

Tienen talllbién CIne chino,

iraní, africano. ¿Eso contribu­

ye a que los alllericanos conoz­can y entiendan las culturas y

a las personas de otros luga­res? ¿Cree que eso está funcio ­

nando? Siempre he dicho que tratamos de usar la tradicional fuerza del cine para unir a la gente. Las películas han servido para eso, y para cons­truir en este país una especie de moneda de cultura común. Desde hace unos años, por el marketing y otros factores , yeso no me suena

muy bien, hay una tendencia a la

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segmentación de públicos y habrá

películas que no me lleguen porque

no están pensadas para mi segmen­

to de población. Hay filmes para

personas que hablan español, para

mujeres ... Una vez me hablaron de

la música de una película y no sabía a qué se referían. Cuando comencé

a preguntar, me dijeron que no iba a saberlo porque esa música era de

una película afroamericana, lo que

escapaba a mi perfil. Yo sé de filmes de Spike Lee o de otros afroameri­

canos, era lo que se hacía antes y lo veíamos. Ahora eso ha cambiado y, en lugar de que el cine una a la gente, también la separa en cierta manera. Sin embargo, ello también

ha provocado que conozcamos más otras culturas. Yo ahora sé más de otros lugares que antes. Por ejem­plo, posiblemente las únicas imáge­

nes que he visto de la gente común que vive en la República Domini­

cana son por la película del padre Cardona. y ésa es la habilidad que,

en el fondo, siempre tiene el cine .de hacer que la gente entienda otras

culturas y de unión. Posiblemente, el AFI ha tenido mucho que ver en

eso. Junto a proyectos como el que tenemos con las escuelas públicas o

la serie de las 100 mejores películas. Esto hace que el público eleve su ni­vel de consideración del cine como

un arte. Y hace que la gente hable sobre el cine y sus aportes.

En septielTIbre de 1989, duran­te la gala del 25 aniversario, el ex presidente Bush dijo que el AFI había "tenido un ilTIpacto inlTIenso en la lTIentalidad y el

allTIa de Estados Unidos".

En el nivel más básico, los progra­

mas de televisión del AFI han sido

de una audiencia muy alta. ¿Y quién

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le hubiera rendido tributo a John

Ford o a Bette Davis? O el caso de Elizabeth Taylor. Ha estado en las

revistas de chismes, se ha dicho que

no ha trabajado mucho últimamen­

te, etcétera, etcétera, etcétera... Es­pera un segundo: Elizabeth Taylor

es una de las principales actrices de

Estados Unidos, independientemen­te de lo que pienses por lo que sale

en el National Enquirer, y conservar

su labor y su figura es importante.

¿Y qué lTIe dice del ilTIpacto

econólTIico de 10 que hacen? La industria del cine ha contribuido

económicamente al desarrollo de

Estados Unidos de manera muy im­

portante y cuando ves los directores

de cine ... Cada estudio tiene gente que ha pasado por el AFI. En nues­

tro Consejo están Steven Spielberg,

Kathleen Kennedy ... Time War­

ner, la Motion Picture Association

... tienen un asiento en el Consejo.

"Cuanto tnás capaz seas de pretniar la excelencia, tnejor es para el desarrollo de la industria y tatnhién para su lado cotnercial."

Nuestro catálogo y la labor de con­

servación fílmica y televisiva que

hacemos están teniendo impacto en las diferentes generaciones, inclu­

so en los niveles más superficiales.

Por ejemplo, la Serie AFI de los 100 años. Habrá sido todo lo controver­

tida que se quiera, pero hemos pues­to a Estados Unidos a debatir sobre cine, sobre actores, sobre actrices,

sobre el sentido de las películas ...

Eso antes podía parecer algo sin

sentido, pasado de moda. ¿Sentido,

significado, en las películas? ¿De

que estás hablando? Pero si la gen­

te se da cuenta de que influye en la vida de las personas. Hace un tiem­

po quizá se hablaba de John Ford tres minutos en un telecast. Ahora

ves documentales de dos horas que repasan la vida y trabajo de Ha­

rrison Ford, por ejemplo ... Estados Unidos se ha dado cuenta de que esto es importante.

Y esa gente se sienta alrededor de

una mesa en el AFI para hablar de

temas como la piratería, la libertad de expresión. Éste es una especie de

lugar neutral al que todos pueden

acudir, desde instituciones acadé­

micas hasta grandes estudios. Pero,

además de eso, cuanto más capaz seas de premiar la excelencia, mejor

es para el desarrollo de la industria

y también para su lado comercial. Ayudamos a fijar estándares de ca­

lidad, nos centramos en diferenciar

lo que es bueno de lo que no.

¿Es posible un AFI en otro lu­

gar que no sea Estados Unidos

o un país desarrollado, en un

país pequeño?

Hasta donde yo sé hay una indus­

tria del cine en la República Do­minicana, o al menos actividad.

Hablan de formación profesional

para los cineastas del futuro, de

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formación en medios de comum­

cación. Creo que es bueno, para

tener estándares de calidad, inten­tar que exista una organización

que se pueda centrar en reconocer y premiar la excelencia. La gente

necesita premiar lo excelente y, en

ese sentido, creo que todo país de­

bería tener algo así que lo haga en el mundo del cine. Contribuye con el desarrollo cultural, a que veamos

lo que ocurre en el mundo, y a que haya un libre intercambio de ideas.

¿El cine puede ayudar a luchar

contra la pobreza en los países

en desarrollo?

Interesante. La respuesta es sí. En

nuestra conferencia internacional

sobre cine documental, en una de las sesiones plenarias, hubo una

ponencia del Banco Mundial. La

gente estaba asustada, sorprendida,

pero en esa sala gente de países de­sarrollados y en vías de desarrollo

dijo que ya estaba bien y que ha­

bía que reconocer que el cine y la televisión pueden hacer mucho por

cambiar la conciencia de la gente sobre las circunstancias. Las pelí­

culas hablan de la vida. Crash (di­

rigida por Paul Haggis y ganadora

de tres Oscars, incluido el de mejor película), por ejemplo, habla de ra­

cismo, de tráfico de personas, de migraciones, y ganó en los premios

de la Academia. Si hace un tiempo

nos decían eso, hubiéramos pensado que era una cosa de locos. El me n­

s~e llega a las personas. Y no creo que esto se deba a un cambio, a

algo de estos tiempos. Creo que eso siempre ha estado ahí, en la vida de

las personas. Los filmes tienen men­saje. Incluso los musicales. Hay gen­te que se queda en lo bonito que es,

en lo linda que es talo cual canción.

El AFI, en pocas palabras

El American Film Institute es un instituto nacional que provee liderazgo

en educación y reconocimiento a la excelencia en el arte del cine, la tele­

visión y los medios digitales. Trabaja con todo aquello que tiene reflejo en

una pantalla, que puede ser de una ipod, una televisión plasma, un celular,

un videojuego, basándose en la certeza de que la pantalla es el principal

medio de canalizar ideas y otros contenidos en el mundo de hoy.

No tiene fines de lucro y no es comercial. Trabaja con el cine como un

arte, yeso implica una labor educativa a través de su conservatorio, que

posiblemente es el centro que más directores y especialistas gradúa en

todos los Estados Unidos.

Comenzó en Washington, en 1967, con la idea de dedicarse a la con­

servación cinematográfica y a la educación. Pero pronto llegó la labor de

exhibición. Se trasladó a Los Ángeles a finales de los ochenta por la in­

fluencia de los estudios cinematográficos para la labor que hacía el con­

servatorio. Pero el programa de exhibición, que es muy extenso, se quedó

en la capital norteamericana.

En 1997 se estableció en el Silver Theatre and Cultural Center de Ma­

ryland, un local de 1938 que habilitó el gobierno de la ciudad exclusiva­

mente para ello. Se trató de una inversión de 25 millones de dólares para

el Silver y para otros teatros , y todos tienen los mejores equipos, incluidos

los digitales. Cuenta con tecnología de punta para la producción de pro­

gramas, tanto de radio como de televisión (Discovery Channel ha hecho

algunas producciones en estas instalaciones).

Pero Oklahoma (Rouben Mamou­

lían, 1943, con la composición de Richard Rodgers y letras de Oscar

Hammerstein II), uno de los gran­des musicales de la historia, es sobre

la naturaleza humana. Casablanca

habla de la guerra, de la integridad pública y personal. y de eso siempre

se ha dado cuenta la gente.

Ustedes tienen un prograIlla

educativo en las escuelas a par­

tir del cine. ¿De qué se trata?

El programa se llama K-12 y lo de­sarrolla nuestro Screen Education Center. Capacitamos a los profeso­res en el vocabulario del cine para que luego puedan hablar con sus

alumnos sobre ello. Lo usan como

una herramienta pedagógica y se ha visto que aumenta el nivel de

los niños en matemáticas, partici­

pación escolar, en su capacidad de

leer. Tener una cámara en las ma­

nos les da un compromiso diferente.

El 89% de la gente recibe su infor­mación a través de una pantalla y,

en este siglo, las consecuencias de no entender de edición, de estruc­

turas, etcétera, puede ser un pro­blema. Hablamos de alfabetización mediática. No se trata solo de ha­cerlos consumidores de productos de pantalla, sino de que entiendan lo que hay detrás de todo eso. No hay nadie en una universidad hoy en día que no haya vivido con una

pantalla.

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