Muestra libro Movilizaciones e inmovilizaciones · Movilizaciones e inmovilizaciones. Técnicas de...

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MOVILIZACIONES E INMOVILIZACIONES Técnicas de abordaje en atención extrahospitalaria RUBÉN CASTILLO GARCIA (coord.)

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Títulos de la colección Expertia

1Manual de accidentes de múltiples víctimas y catástrofes

Susana Simó Meléndez (coordinadora)

2Introducció a la microeconomia

Jordi Franch Parella

3Introducció a la macroeconomia

Jordi Franch Parella

4Movilizaciones e inmovilizaciones. Técnicas de abordaje en atención extrahospitalaria

Rubén Castillo Garcia (coordinador)

La atención que recibe un paciente en el entorno extrahospitalario puede diferir enormemente de la que pueda recibir en el centro sanitario, como consecuencia de la multitud y diversidad de contratiempos con los que el profesional se puede encontrar ante un accidente: dificultad para poder llegar o salir del lugar, condiciones meteorológicas adversas, poca o nula luminosidad en el lugar de los hechos, etc.

En estos casos el proceso asistencial sanitario que se presta lleva consigo algunos pasos adicionales, como son la inmovilización y la movilización del paciente, dos momentos clave de la actuación que el profesional experto en la materia debe tener interiorizados y saber poner en práctica de manera eficaz para garantizar una correcta atención en el contexto global de la misma.

Movilizaciones e inmovilizaciones. Técnicas de abordaje en atención extrahospitalaria se presenta como una obra de concepción didáctica y visual que pretende reforzar y afianzar algunos de los conocimientos ya adquiridos y al mismo tiempo ampliarlos mediante la inclusión de diferentes aspectos, materiales y técnicas no tratados hasta ahora.

RUBÉN CASTILLO GARCIA (coordinador)En el año 1993 inició su actividad en la Cruz Roja y desde 1995 está vinculado profesionalmente al ámbito prehospitalario. Cursó los estudios sanitarios de Formación Profesional de grado medio y superior y actualmente trabaja como técnico en Emergencias Sanitarias en una unidad de soporte vital avanzado en la Cataluña central. Desde el año 2007 es docente colaborador en la Universidad de Vic – Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC).

SUSANA SIMÓ MELÉNDEZ (directora científica)Es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Literaria de Valencia. Especialista en Medicina de Urgencias y Reanimación (Toulouse-Francia). Médico asistencial del Sistema de Emergencias Médicas de Cataluña del Hospital Sant Joan de Déu - ALTHAIA Xarxa Assistencial Universitària de Manresa (Barcelona). Profesora de tercer ciclo de diferentes universidades catalanas. Instructora de PHTLS, ECOSEMES y Winfocus España. Máster en Medicina y Cirugía de Urgencias por la Universidad de Lleida.

AUTORESJosep Bayà, Rubén Castillo, Enric Escalé, Ricard Font, Marcel Llort, Juanjo Medina, Àngel Olucha, Anna Portabella, Xavier Renart, Carme Ruiz, Ester Sala, María del Mar Sala, Lars Serra, Sara Sevilla, Susana Simó y Montse Soler. Co

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MOVILIZACIONES E INMOVILIZACIONESTécnicas de abordaje en atención extrahospitalaria

RUBÉN CASTILLO GARCIA (coord.)

Expertia es el nombre de una de las colecciones de libros de Ediciones FUB, en la que se reúnen obras escritas por profesiona- les expertos en diferentes materias con el objetivo de compartir conocimien- to y formar nuevas voces.

La Fundació Universitària del Bages tiene en su mi- sión difundir conocimien- to. Con este compromiso se ha concebido la colec- ción Expertia, para ser un referente en diferentes disciplinas y para formar, con espíritu crítico y riguroso, a los profesio- nales que ya están en activo y a los futuros profesionales de nuestra sociedad.

5

ÍNDICE

7 Prólogo11 Presentación

13 Agradecimientos

15 I. Generalidades 19 1. Valoración primaria y secundaria del paciente

en la atención extrahospitalaria 31 2. Valoración primaria y secundaria en pediatría y geriatría.

Valoración de la mujer embarazada 45 3. Conceptos generales y objetivos de la movilización

e inmovilización del paciente

53 II. Movilización del paciente 57 4. Maniobras generales de movilización del paciente por escenarios 79 5. Maniobras de transferencia del paciente por escenarios 87 6. Maniobras de extracción de emergencias 97 7. Rescate mediante la autoescalera automática de los bomberos105 8. Extracción del casco

121 III. Maniobras de inmovilización del paciente125 9. Inmovilización del segmento cervical137 10. Inmovilización espinal145 11. Inmovilización pélvica155 12. Inmovilización de las extremidades superiores163 13. Inmovilización de las extremidades inferiores169 14. Abordaje y contención del paciente agitado185 15. Movilización e inmovilización pediátrica y geriátrica.

Movilización e inmovilización de la mujer embarazada 199 IV. Material de movilización e inmovilización203 16. Collarines y dispositivos antirrotatorios cervicales223 17. Tabla espinal229 18. Camilla de tijera, cuchara o palas237 19. Colchón o saco de vacío245 20. Férulas de Kendrick. Inmovilizadores espinales

76

PRÓLOGO

El sonido agudo del timbre nos sobresaltó a las 3 de la mañana. Era la señal de que llegaba un accidente de tráfico grave.

Nos preparamos para recibir a los posibles heridos. La puerta de plástico se abrió de golpe; bajo una manta térmica, una mujer temblaba. Al pasar a la camilla, miré las caras de los compañeros sanitarios. Estaban desencajadas. Tras la valoración inicial, se apartaron para hablar con el traumatólogo; lo hicieron en voz muy baja, cosa que tampoco entendí, porque la transferencia del paciente, por lo general, no se realizaba de esa manera.

Una mano me agarró del brazo con fuerza, unos ojos suplicantes me bus-caban e imploraban:

—Mi hijo ha muerto y no me lo quieren decir, nadie me dice nada, está muerto… está muerto…

Me quedé inmóvil, no supe qué decir, y mientras mis compañeros le reali-zaban todos los procedimientos iniciales salí del box para hablar con los asis-tenciales de la ambulancia. Fuera me encontré a cuatro agentes de policía y a varios sanitarios que me explicaron lo que había pasado. Un camión había perdido el control y había chocado con el coche donde viajaban Elisa, de 36 años, y su hijo Alberto, de 9 años, que estaba a su lado.

El lado del copiloto se había llevado todo el impacto. Alberto murió en el acto.

La familia de Elisa estaba de viaje fuera de España y el mando de policía me preguntó si Elisa estaba estable para explicarle lo sucedido.

Entré en el box y el traumatólogo estaba preparando el yeso; las radiogra-fías indicaban fractura de radio, tenía contusiones costales y la marca del cin-turón. Autorizó a que pasara el agente para que hablase con ella:

—Elisa —le dije—, ahora va a entrar una persona que va a hablar contigo.Ella lloraba, sabía lo que le iban a decir, aunque nunca hubiera querido es-

cucharlo.El médico me dijo que era mejor que saliéramos, me quise quedar y le pe-

dí permiso a Elisa para estar a su lado. Ella me cogió la mano y me pidió que me quedara mientras el policía hablaba con ella.

255 21. Correas individuales y de cuerpo entero263 22. Cinturones pélvicos275 23. Gill-christ283 24. Ocho de guarismo289 25. Férulas de Kramer297 26. Otros tipos de férulas de extremidades309 27. Férula de tracción de la extremidad inferior317 28. Material de movilización e inmovilización

del paciente pediátrico

335 Abreviaturas

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PRÓLOGO

El sonido agudo del timbre nos sobresaltó a las 3 de la mañana. Era la señal de que llegaba un accidente de tráfico grave.

Nos preparamos para recibir a los posibles heridos. La puerta de plástico se abrió de golpe; bajo una manta térmica, una mujer temblaba. Al pasar a la camilla, miré las caras de los compañeros sanitarios. Estaban desencajadas. Tras la valoración inicial, se apartaron para hablar con el traumatólogo; lo hicieron en voz muy baja, cosa que tampoco entendí, porque la transferencia del paciente, por lo general, no se realizaba de esa manera.

Una mano me agarró del brazo con fuerza, unos ojos suplicantes me bus-caban e imploraban:

—Mi hijo ha muerto y no me lo quieren decir, nadie me dice nada, está muerto… está muerto…

Me quedé inmóvil, no supe qué decir, y mientras mis compañeros le reali-zaban todos los procedimientos iniciales salí del box para hablar con los asis-tenciales de la ambulancia. Fuera me encontré a cuatro agentes de policía y a varios sanitarios que me explicaron lo que había pasado. Un camión había perdido el control y había chocado con el coche donde viajaban Elisa, de 36 años, y su hijo Alberto, de 9 años, que estaba a su lado.

El lado del copiloto se había llevado todo el impacto. Alberto murió en el acto.

La familia de Elisa estaba de viaje fuera de España y el mando de policía me preguntó si Elisa estaba estable para explicarle lo sucedido.

Entré en el box y el traumatólogo estaba preparando el yeso; las radiogra-fías indicaban fractura de radio, tenía contusiones costales y la marca del cin-turón. Autorizó a que pasara el agente para que hablase con ella:

—Elisa —le dije—, ahora va a entrar una persona que va a hablar contigo.Ella lloraba, sabía lo que le iban a decir, aunque nunca hubiera querido es-

cucharlo.El médico me dijo que era mejor que saliéramos, me quise quedar y le pe-

dí permiso a Elisa para estar a su lado. Ella me cogió la mano y me pidió que me quedara mientras el policía hablaba con ella.

255 21. Correas individuales y de cuerpo entero263 22. Cinturones pélvicos275 23. Gill-christ283 24. Ocho de guarismo289 25. Férulas de Kramer297 26. Otros tipos de férulas de extremidades309 27. Férula de tracción de la extremidad inferior317 28. Material de movilización e inmovilización

del paciente pediátrico

335 Abreviaturas

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las personas y a su entorno familiar era profesional, cercano y humano al mismo tiempo.

Susana es una magnífica docente, se nota su pasión hacia las urgencias y emergencias en cada acto que realiza. He aprendido de ella en cada guardia que hemos compartido.

Cuando teníamos un día «tranquilo», el equipo de guardia en la clínica del circuito lo dedicaba a descansar; mientras, Susana permanecía en el des-pacho estudiando, investigando y leyendo artículos. Todo un ejemplo de preparación académica y actualización constante. Y siempre, sin perder la sonrisa.

Que Rubén y Susana hayan unido a diferentes profesionales de la urgencia y la emergencia, a técnicos y enfermeros, creando un proyecto multidiscipli-nar para escribir esta magnífica obra, nos habla de lo mucho que creen en es-te proyecto, que destila en cada párrafo el cuidado y el esfuerzo que han puesto en su redacción.

Los autores, todos ellos de reconocida trayectoria en las emergencias extra-hospitalarias, logran transmitir su amplio conocimiento sobre el tema con un alto nivel científico, realizando un trabajo excepcional.

El texto está diferenciado en cuatro bloques. En el primero, denominado «Generalidades», se repasan conceptos de la valoración integral de la perso-na. El segundo y el tercero se centran en diferentes técnicas de movilización e inmovilización, respectivamente, mientras que el cuarto nos muestra los diferentes materiales empleados.

Recomiendo su lectura a todo profesional de la salud que se dedique a las urgencias y emergencias extrahospitalarias, como manual de cabecera para realizar correctamente estas técnicas. Esta obra estará, sin duda, entre las de referencia para la preparación académica del profesional sanitario que trabaje en estos ámbitos.

Agradezco a los autores y a la Fundació Universitària del Bages (FUB) el esfuerzo en la realización de esta obra y en que vea la luz. Será de gran ayuda para el correcto abordaje de este tipo de situaciones, que el profesional de la salud de urgencias y emergencias extrahospitalarias se encuentra con frecuen-cia en su día a día.

Gracias por dejarme participar en este magnífico proyecto.

ROSA PÉREZ LOSAComunicadora, enfermera y antropóloga

Responsable de la Secretaría de Divulgación de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES)

Le fui colocando el yeso como si fueran vendas sobre un cristal fino, acari-ciando cada una de las vueltas. Elisa lloraba y hablaba de Alberto, de lo gua-po que era, de sus ojos, de su pelo, de cómo ella lo quiso poner delante por-que no quería ir detrás solo…

Lloramos juntas, abrazadas. Me concentré en hacer el mejor vendaje de yeso posible y en escuchar lo

que me decía.Esa madrugada aprendí de Elisa que mi trabajo podía ser un acto sagrado

y ese yeso nos unió para siempre.

La obra que tienes en tus manos, la que me piden prologar, es un extenso, y a la vez concreto, compendio de movilizaciones e inmovilizaciones en la ur-gencia y la emergencia extrahospitalarias.

El uso de material para inmovilizar fracturas es tan antiguo como el ser humano.

Se han evidenciado restos fósiles de huesos con consolidación de fracturas, con una alineación que hace suponer el uso de algún tipo de férula y de in-movilización. Esto lleva a pensar que ya existía la aplicación instintiva de la inmovilización y, muy posiblemente, del reposo, para la curación de las alte-raciones producidas por un trauma.

En la actualidad, las técnicas de movilización e inmovilización no se basan en la intuición: están basadas en la evidencia científica y hacen necesario es-tar formado e informado de manera permanente.

Los responsables, Rubén Castillo, como magnífico e incansable coordina-dor, y Susana Simó, como directora científica, reconocida por su profundo conocimiento del manejo del paciente traumático, dotan al texto de una alta calidad científica.

Alta calidad por Rubén, con su amplia trayectoria como técnico de emer-gencias y su espíritu docente e inquieto, y que, con su ejemplo, ha hecho grande la profesión.

Y por Susana, con la que tuve la fortuna de compartir varias guardias y con quien, en la actualidad, nos hemos vuelto a encontrar en la formación del primer grupo de humanización de las emergencias en el SEM.

Hace más de quince años, en el Circuito de Cataluña, en ocasiones te-níamos guardias infernales, atendiendo a varias personas que habían sufri-do diferentes lesiones. Susana valoraba rápidamente la situación, realizan-do el triaje, en función de la gravedad, en la propia clínica del circuito. Su manejo del paciente politraumático era exquisito y sistemático. El trato a

Movilizaciones e inmovilizaciones

Prólogo

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las personas y a su entorno familiar era profesional, cercano y humano al mismo tiempo.

Susana es una magnífica docente, se nota su pasión hacia las urgencias y emergencias en cada acto que realiza. He aprendido de ella en cada guardia que hemos compartido.

Cuando teníamos un día «tranquilo», el equipo de guardia en la clínica del circuito lo dedicaba a descansar; mientras, Susana permanecía en el des-pacho estudiando, investigando y leyendo artículos. Todo un ejemplo de preparación académica y actualización constante. Y siempre, sin perder la sonrisa.

Que Rubén y Susana hayan unido a diferentes profesionales de la urgencia y la emergencia, a técnicos y enfermeros, creando un proyecto multidiscipli-nar para escribir esta magnífica obra, nos habla de lo mucho que creen en es-te proyecto, que destila en cada párrafo el cuidado y el esfuerzo que han puesto en su redacción.

Los autores, todos ellos de reconocida trayectoria en las emergencias extra-hospitalarias, logran transmitir su amplio conocimiento sobre el tema con un alto nivel científico, realizando un trabajo excepcional.

El texto está diferenciado en cuatro bloques. En el primero, denominado «Generalidades», se repasan conceptos de la valoración integral de la perso-na. El segundo y el tercero se centran en diferentes técnicas de movilización e inmovilización, respectivamente, mientras que el cuarto nos muestra los diferentes materiales empleados.

Recomiendo su lectura a todo profesional de la salud que se dedique a las urgencias y emergencias extrahospitalarias, como manual de cabecera para realizar correctamente estas técnicas. Esta obra estará, sin duda, entre las de referencia para la preparación académica del profesional sanitario que trabaje en estos ámbitos.

Agradezco a los autores y a la Fundació Universitària del Bages (FUB) el esfuerzo en la realización de esta obra y en que vea la luz. Será de gran ayuda para el correcto abordaje de este tipo de situaciones, que el profesional de la salud de urgencias y emergencias extrahospitalarias se encuentra con frecuen-cia en su día a día.

Gracias por dejarme participar en este magnífico proyecto.

ROSA PÉREZ LOSAComunicadora, enfermera y antropóloga

Responsable de la Secretaría de Divulgación de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES)

Le fui colocando el yeso como si fueran vendas sobre un cristal fino, acari-ciando cada una de las vueltas. Elisa lloraba y hablaba de Alberto, de lo gua-po que era, de sus ojos, de su pelo, de cómo ella lo quiso poner delante por-que no quería ir detrás solo…

Lloramos juntas, abrazadas. Me concentré en hacer el mejor vendaje de yeso posible y en escuchar lo

que me decía.Esa madrugada aprendí de Elisa que mi trabajo podía ser un acto sagrado

y ese yeso nos unió para siempre.

La obra que tienes en tus manos, la que me piden prologar, es un extenso, y a la vez concreto, compendio de movilizaciones e inmovilizaciones en la ur-gencia y la emergencia extrahospitalarias.

El uso de material para inmovilizar fracturas es tan antiguo como el ser humano.

Se han evidenciado restos fósiles de huesos con consolidación de fracturas, con una alineación que hace suponer el uso de algún tipo de férula y de in-movilización. Esto lleva a pensar que ya existía la aplicación instintiva de la inmovilización y, muy posiblemente, del reposo, para la curación de las alte-raciones producidas por un trauma.

En la actualidad, las técnicas de movilización e inmovilización no se basan en la intuición: están basadas en la evidencia científica y hacen necesario es-tar formado e informado de manera permanente.

Los responsables, Rubén Castillo, como magnífico e incansable coordina-dor, y Susana Simó, como directora científica, reconocida por su profundo conocimiento del manejo del paciente traumático, dotan al texto de una alta calidad científica.

Alta calidad por Rubén, con su amplia trayectoria como técnico de emer-gencias y su espíritu docente e inquieto, y que, con su ejemplo, ha hecho grande la profesión.

Y por Susana, con la que tuve la fortuna de compartir varias guardias y con quien, en la actualidad, nos hemos vuelto a encontrar en la formación del primer grupo de humanización de las emergencias en el SEM.

Hace más de quince años, en el Circuito de Cataluña, en ocasiones te-níamos guardias infernales, atendiendo a varias personas que habían sufri-do diferentes lesiones. Susana valoraba rápidamente la situación, realizan-do el triaje, en función de la gravedad, en la propia clínica del circuito. Su manejo del paciente politraumático era exquisito y sistemático. El trato a

Movilizaciones e inmovilizaciones

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9. INMOVILIZACIÓN DEL SEGMENTO CERVICAL

Àngel Olucha CañizaresDiplomado universitario en EnfermeríaSistema de Emergencias MédicasHospital Sant Joan de Déu – ALTHAIA Xarxa Assistencial Universitària. Manresa (Barcelona)

Rubén Castillo GarcíaTécnico de Emergencias SanitariasUnidad de Soporte Vital AvanzadoTransporte Sanitario de Cataluña – Sistema de Emergencias Médicas

PUNTOS CLAVE

• En el abordaje del paciente traumático, la evaluación del ABCDE siempre la realizaremos con control bimanual del segmento cervical.

• En un entorno traumático, es una prioridad proteger el segmento cervi-cal en pacientes inconscientes o con alteración del estado neurológico.

• Saber realizar un buen control cervical bimanual, independientemente de la posición en que se nos presente el herido y de la existencia o no de patología previa, forma parte de las habilidades fundamentales del profesional sanitario en asistencia extrahospitalaria.

• Actualmente el concepto más defendido y difundido es el de inmovili-zación espinal selectiva.

Movilizaciones e inmovilizaciones

127126

En la literatura encontramos referencias sobre las vértebras de C0 a C7. Algunos autores5 contemplan el elemento C0 no como una vértebra en sí misma, sino como la unión atlantooccipital, y es que la vértebra C1 se inser-ta en la parte occipital del cráneo a través del foramen magnus, revestida de li-gamentos y membranas.

El atlas (C1) sostiene el peso del cráneo, mientras que el límite inferior de la región cervical (C7) está en contacto con la primera vértebra dorsal o torá-cica, que representa la unión del cuello con el tronco y los miembros supe-riores.

Desde una perspectiva exterior, el cuello se asemeja a un cilindro, más o menos grueso y más o menos largo, dependiendo de la constitución física del individuo. Este cilindro es el que nos permite una rotación de más de 90 grados cuando giramos el cuello y una capacidad de flexoextensión del mis-mo similar en personas físicamente sanas.

En el capítulo 10 veremos más en detalle la anatomía de la columna verte-bral en general.

SÍNDROME DEL LATIGAZO CERVICAL

No es este un libro de patología, pero el síndrome del latigazo cervical o whi-plash es demasiado frecuente como para no dedicarle unas líneas en el pre-sente capítulo.

Aparece como consecuencia de la flexoextensión forzada de la columna cervical cuando el paciente es sometido a una deceleración o aceleración brusca, normalmente por alcance posterior del vehículo en el que viaja. Pa-ra que aparezca, es suficiente una velocidad superior a 35 km/h si la vícti-ma no se espera la colisión. En un primer momento hay una hiperflexión brusca de C3 a C8, seguida de una flexión forzada de C5 y C6 principal-mente.1

Esto produce un esguince cervical, con afectación de los ligamentos y músculos estabilizadores paravertebrales, que se clasifica en cinco grados (cla-sificación de Quebec Task Force):1

• Grado 0: asintomático.• Grado I: dolor cervical, contractura y ausencia de signos físicos.• Grado II: rigidez y dolor localizado.• Grado III: síntomas, signos y clínica neurológica.• Grado IV: lesión ósea (fractura o luxación).

INTRODUCCIÓN

La región cervical de la columna vertebral, también conocida como espina dorsal o raquis, tiene en su estructura una parte ósea, unida por complejos li-gamentosos, músculos, nervios y vasos sanguíneos. Todos estos elementos pueden verse afectados por cualquier mecanismo lesional directo o indirecto en que intervenga dicha estructura.

El segmento cervical unido a la cabeza forma un pivote, que es el que ten-dremos que valorar conjuntamente para decidir si necesita la colocación de un collarín cervical y de cualquier otro dispositivo asociado o en sustitución del mismo.

Las recomendaciones de colocación de un collarín cervical por traumatis-mo directo en esta zona anatómica no están generalizadas. Cuando el trau-matismo es indirecto y el cuello hace el clásico movimiento de latigazo —whiplash—, ocasionando esguince cervical u otra lesión más compleja, sí que hay más consenso y se recomienda su uso. Sin embargo, no existe evi-dencia clínica de clase I o II (nivel de evidencia elevado) que respalde su uso en todos los casos en los que lo colocamos.1 Se estima, además que, aunque el 50% de los traumatizados no refieren molestias en cuello o espalda, son trasladados con collarín cervical o alguna otra inmovilización espinal.1

El esguince cervical lo padecen al año 25.000 españoles y es la lesión de cuello más frecuente, como consecuencia de los accidentes de tráfico.2

Se ha cifrado en el 14% el porcentaje de pacientes politraumatizados que presentan lesión de columna cervical; de estos, un 7% presentan una lesión inestable.3

La incidencia de lesión medular es muy variable según el país. En España está entre doce y veinte lesiones por millón de habitantes en un año3 y la mayoría de los afectados son varones. El 50% de las lesiones se deben a acci-dentes de tráfico, el 43% a caídas y el 7% a accidentes deportivos.3 Aunque es muy difícil de calcular, se estima que aproximadamente el 25% de las le-siones medulares se producen como consecuencia de una incorrecta manipu-lación extrahospitalaria u hospitalaria.3

RECUERDO ANATÓMICO DEL SEGMENTO CERVICAL4

La región cervical, que mide aproximadamente 15 cm,1 consta de siete vérte-bras divididas en dos partes: la columna cervical superior o alta (CCA) y la co-lumna cervical inferior o baja (CCB). La CCA engloba las vértebras C1 (atlas) y C2 (axis), mientras que en la CCB se encuentran desde la C3 hasta la C7.

Inmovilización del segmento cervicalMovilizaciones e inmovilizaciones

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En la literatura encontramos referencias sobre las vértebras de C0 a C7. Algunos autores5 contemplan el elemento C0 no como una vértebra en sí misma, sino como la unión atlantooccipital, y es que la vértebra C1 se inser-ta en la parte occipital del cráneo a través del foramen magnus, revestida de li-gamentos y membranas.

El atlas (C1) sostiene el peso del cráneo, mientras que el límite inferior de la región cervical (C7) está en contacto con la primera vértebra dorsal o torá-cica, que representa la unión del cuello con el tronco y los miembros supe-riores.

Desde una perspectiva exterior, el cuello se asemeja a un cilindro, más o menos grueso y más o menos largo, dependiendo de la constitución física del individuo. Este cilindro es el que nos permite una rotación de más de 90 grados cuando giramos el cuello y una capacidad de flexoextensión del mis-mo similar en personas físicamente sanas.

En el capítulo 10 veremos más en detalle la anatomía de la columna verte-bral en general.

SÍNDROME DEL LATIGAZO CERVICAL

No es este un libro de patología, pero el síndrome del latigazo cervical o whi-plash es demasiado frecuente como para no dedicarle unas líneas en el pre-sente capítulo.

Aparece como consecuencia de la flexoextensión forzada de la columna cervical cuando el paciente es sometido a una deceleración o aceleración brusca, normalmente por alcance posterior del vehículo en el que viaja. Pa-ra que aparezca, es suficiente una velocidad superior a 35 km/h si la vícti-ma no se espera la colisión. En un primer momento hay una hiperflexión brusca de C3 a C8, seguida de una flexión forzada de C5 y C6 principal-mente.1

Esto produce un esguince cervical, con afectación de los ligamentos y músculos estabilizadores paravertebrales, que se clasifica en cinco grados (cla-sificación de Quebec Task Force):1

• Grado 0: asintomático.• Grado I: dolor cervical, contractura y ausencia de signos físicos.• Grado II: rigidez y dolor localizado.• Grado III: síntomas, signos y clínica neurológica.• Grado IV: lesión ósea (fractura o luxación).

INTRODUCCIÓN

La región cervical de la columna vertebral, también conocida como espina dorsal o raquis, tiene en su estructura una parte ósea, unida por complejos li-gamentosos, músculos, nervios y vasos sanguíneos. Todos estos elementos pueden verse afectados por cualquier mecanismo lesional directo o indirecto en que intervenga dicha estructura.

El segmento cervical unido a la cabeza forma un pivote, que es el que ten-dremos que valorar conjuntamente para decidir si necesita la colocación de un collarín cervical y de cualquier otro dispositivo asociado o en sustitución del mismo.

Las recomendaciones de colocación de un collarín cervical por traumatis-mo directo en esta zona anatómica no están generalizadas. Cuando el trau-matismo es indirecto y el cuello hace el clásico movimiento de latigazo —whiplash—, ocasionando esguince cervical u otra lesión más compleja, sí que hay más consenso y se recomienda su uso. Sin embargo, no existe evi-dencia clínica de clase I o II (nivel de evidencia elevado) que respalde su uso en todos los casos en los que lo colocamos.1 Se estima, además que, aunque el 50% de los traumatizados no refieren molestias en cuello o espalda, son trasladados con collarín cervical o alguna otra inmovilización espinal.1

El esguince cervical lo padecen al año 25.000 españoles y es la lesión de cuello más frecuente, como consecuencia de los accidentes de tráfico.2

Se ha cifrado en el 14% el porcentaje de pacientes politraumatizados que presentan lesión de columna cervical; de estos, un 7% presentan una lesión inestable.3

La incidencia de lesión medular es muy variable según el país. En España está entre doce y veinte lesiones por millón de habitantes en un año3 y la mayoría de los afectados son varones. El 50% de las lesiones se deben a acci-dentes de tráfico, el 43% a caídas y el 7% a accidentes deportivos.3 Aunque es muy difícil de calcular, se estima que aproximadamente el 25% de las le-siones medulares se producen como consecuencia de una incorrecta manipu-lación extrahospitalaria u hospitalaria.3

RECUERDO ANATÓMICO DEL SEGMENTO CERVICAL4

La región cervical, que mide aproximadamente 15 cm,1 consta de siete vérte-bras divididas en dos partes: la columna cervical superior o alta (CCA) y la co-lumna cervical inferior o baja (CCB). La CCA engloba las vértebras C1 (atlas) y C2 (axis), mientras que en la CCB se encuentran desde la C3 hasta la C7.

Movilizaciones e inmovilizaciones

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• Paciente inconsciente cuando hay sospecha de que sea traumático.• Rigidez del cuello y dificultad de movimiento espontáneo.• Alteraciones neurológicas: priapismo, parestesias, hormigueos o altera-

ciones en la sensibilidad.• Traumatismo directo del segmento cervical (incisocontusos, por ahor-

camiento...).• Alteración del nivel de consciencia en el agua.

En la Guía de consenso sobre la inmovilización espinal en prehospitalaria pu-blicada en Estados Unidos en 20137 se recomienda, en cuanto al segmento cervical, lo siguiente:

• En caso de posible lesión de la columna cervical, colocar el collarín cer-vical —solo o acompañado de la férula de Kendrich, la tabla espinal o el colchón de vacío— en todo paciente que haya que sacar de un vehículo.

• El collarín cervical, o cualquier método equivalente, debe ser conside-rado necesario para inmovilizar el cuello, pero si colocándolo no se ha de conseguir una correcta inmovilización por cualquier motivo, o por

En el caso de realizar una evacuación con camilla de cuchara con un dispositivo antirrotarorio cervical, si este dispone de los bloques en forma trapezoidal, procedemos a girarlos, quedando el ángulo de 90 grados por la parte exterior. Con ello conseguimos que la parte interior describa una discreta «V», que nos ayuda a compensar la concavidad de la camilla y proporciona más sujeción de la cabeza.

Independientemente de esto, las lesiones de columna —cervical y en ge-neral— pueden ser estables, inestables o completas, según el número de vér-tebras fracturadas y el tipo de lesión.

INDICACIONES DE INMOVILIZACIÓN

La columna cervical en extrahospitalaria se inmoviliza por medio de la utili-zación, solos o combinados, de diferentes órtesis y materiales, principalmen-te el collarín cervical, el dispositivo antirrotatorio cervical, la tabla espinal o el colchón de vacío. La utilización de la férula de Kendrich como elemento, no solo de movilización del paciente sino también de inmovilización, se pue-de tener en cuenta en determinados contextos.

Los aspectos específicos de estos materiales y sus diferentes procedimien-tos para colocarlos los veremos en detalle en los capítulos correspondientes al bloque IV de este libro (capítulos 16, 17, 19 y 20), pero aquí y en el siguien-te capítulo vamos a especificar cuáles son las recomendaciones actuales sobre cuándo inmovilizar el segmento cervical y la columna vertebral en general. Y es que inmovilizar siempre el cuello o la columna ya no parece ser la pauta general recomendada.

Antes, no obstante, creemos que es interesante insertar un apunte sobre la colocación de los soportes laterales del dispositivo antirrotario cervical, que complementa el capítulo 16, dedicado específicamente a este tema, y que es poco conocido. Los soportes laterales, como veremos, tienen una forma tra-pezoidal, con una cara con un ángulo a 90º y otra inclinada. Normalmente aprendemos que la cara de 90º es la que va adosada a los laterales de la cara del paciente, y así es si el dispositivo está colocado sobre una tabla espinal, que es rígida y plana. No obstante, alguna publicación6 sugiere que si va co-locado sobre una camilla de cuchara, rígida pero curva en su superficie (capí-tulo 18), las almohadillas laterales de esta órtesis deben ir colocadas al revés, de forma que se neutralice la curvatura de la base de la camilla y quede me-jor inmovilizado el cuello que si se colocan de la manera habitual.

Las indicaciones principales para colocar un collarín cervical son diferen-tes en los pacientes traumático y médico.

En el paciente traumático lo colocamos de manera rutinaria, sobre todo, en los siguientes casos:

• Traumatismo craneoencefálico puro o asociado a politraumatismo.• Dolor referido por el paciente, sea espontáneo, sea debido al movi-

miento o a la palpación.

Inmovilización del segmento cervicalMovilizaciones e inmovilizaciones

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• Paciente inconsciente cuando hay sospecha de que sea traumático.• Rigidez del cuello y dificultad de movimiento espontáneo.• Alteraciones neurológicas: priapismo, parestesias, hormigueos o altera-

ciones en la sensibilidad.• Traumatismo directo del segmento cervical (incisocontusos, por ahor-

camiento...).• Alteración del nivel de consciencia en el agua.

En la Guía de consenso sobre la inmovilización espinal en prehospitalaria pu-blicada en Estados Unidos en 20137 se recomienda, en cuanto al segmento cervical, lo siguiente:

• En caso de posible lesión de la columna cervical, colocar el collarín cer-vical —solo o acompañado de la férula de Kendrich, la tabla espinal o el colchón de vacío— en todo paciente que haya que sacar de un vehículo.

• El collarín cervical, o cualquier método equivalente, debe ser conside-rado necesario para inmovilizar el cuello, pero si colocándolo no se ha de conseguir una correcta inmovilización por cualquier motivo, o por

En el caso de realizar una evacuación con camilla de cuchara con un dispositivo antirrotarorio cervical, si este dispone de los bloques en forma trapezoidal, procedemos a girarlos, quedando el ángulo de 90 grados por la parte exterior. Con ello conseguimos que la parte interior describa una discreta «V», que nos ayuda a compensar la concavidad de la camilla y proporciona más sujeción de la cabeza.

Independientemente de esto, las lesiones de columna —cervical y en ge-neral— pueden ser estables, inestables o completas, según el número de vér-tebras fracturadas y el tipo de lesión.

INDICACIONES DE INMOVILIZACIÓN

La columna cervical en extrahospitalaria se inmoviliza por medio de la utili-zación, solos o combinados, de diferentes órtesis y materiales, principalmen-te el collarín cervical, el dispositivo antirrotatorio cervical, la tabla espinal o el colchón de vacío. La utilización de la férula de Kendrich como elemento, no solo de movilización del paciente sino también de inmovilización, se pue-de tener en cuenta en determinados contextos.

Los aspectos específicos de estos materiales y sus diferentes procedimien-tos para colocarlos los veremos en detalle en los capítulos correspondientes al bloque IV de este libro (capítulos 16, 17, 19 y 20), pero aquí y en el siguien-te capítulo vamos a especificar cuáles son las recomendaciones actuales sobre cuándo inmovilizar el segmento cervical y la columna vertebral en general. Y es que inmovilizar siempre el cuello o la columna ya no parece ser la pauta general recomendada.

Antes, no obstante, creemos que es interesante insertar un apunte sobre la colocación de los soportes laterales del dispositivo antirrotario cervical, que complementa el capítulo 16, dedicado específicamente a este tema, y que es poco conocido. Los soportes laterales, como veremos, tienen una forma tra-pezoidal, con una cara con un ángulo a 90º y otra inclinada. Normalmente aprendemos que la cara de 90º es la que va adosada a los laterales de la cara del paciente, y así es si el dispositivo está colocado sobre una tabla espinal, que es rígida y plana. No obstante, alguna publicación6 sugiere que si va co-locado sobre una camilla de cuchara, rígida pero curva en su superficie (capí-tulo 18), las almohadillas laterales de esta órtesis deben ir colocadas al revés, de forma que se neutralice la curvatura de la base de la camilla y quede me-jor inmovilizado el cuello que si se colocan de la manera habitual.

Las indicaciones principales para colocar un collarín cervical son diferen-tes en los pacientes traumático y médico.

En el paciente traumático lo colocamos de manera rutinaria, sobre todo, en los siguientes casos:

• Traumatismo craneoencefálico puro o asociado a politraumatismo.• Dolor referido por el paciente, sea espontáneo, sea debido al movi-

miento o a la palpación.

Movilizaciones e inmovilizaciones

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ciente esté en decúbito supino, toma protagonismo respecto a la combina-ción de ambos. Un estudio publicado en Holanda en el año 20109 ya demostró que añadir el collarín cervical a la dama de Elche no se traducía en una mayor y mejor inmovilización del cuello; por el contrario, si colo-cásemos ambos dispositivos la abertura de la boca se vería seriamente comprometida, con las complicaciones que podría conllevar si el paciente vomitase.

CONTRAINDICACIONES DE LA INMOVILIZACIÓN

Las principales contraindicaciones descritas son las siguientes:4

• Paciente agitado o no colaborador, en el que habrá que buscar otros métodos de control cervical.

• Lesiones, heridas abiertas o quemaduras que dificulten la colocación o causen más daño que beneficio, y en las que también habrá que buscar otros métodos de control cervical.

• Uso de tallas de collarín que no se ajusten al paciente. No está indica-do el uso de un collarín que quede mal colocado o suelto, o bien extre-madamente ajustado, por el riesgo de compresión excesiva de los pa-quetes vasculares del cuello y el consiguiente aumento de la presión intracraneal.

En una revisión sistemática sobre el uso pertinente del collarín cervical en el paciente traumático, publicada en mayo de 2015,3 se vio que, si bien el uso del collarín disminuía la movilidad en el paciente del grupo de control que no presentaba lesiones en la columna cervical, en los pacientes con lesio-nes parecía no disminuir la movilidad del cuello e incluso aumentaba la se-paración entre algunos discos intervertebrales; en uno de los casos hasta au-mentaba la presión intracraneal.

INMOVILIZACIÓN EXTRAHOSPITALARIA SELECTIVA1

Las incertidumbres que actualmente rodean el uso de la inmovilización cer-vical en general, y del collarín cervical en particular, no son estériles y tienen un reflejo claro en la bibliografía más actual, que, lejos de aportar luz a la po-lémica, se limita a recomendar —basándose siempre en los niveles de eviden-cia científica— determinadas acciones al respecto, y acabando por recomen-dar que adoptemos una decisión personalizada para cada paciente.

poner el collarín podemos comprometer el tratamiento de alguna de las lesiones vitales del paciente, no se ha de colocar.

• El collarín cervical está contraindicado en caso de patología anquilo-sante crónica de la columna cervical; en estos casos hemos de inmovili-zar con otros elementos de fortuna la columna en la posición natural que adopte el paciente para tener menos dolor.

• Utilizar los criterios NEXUS y la regla canadiense (que veremos en este mismo tema y en el siguiente) proporciona una ayuda potente para decidir en extrahospitalaria si hay que inmovilizar o no la co-lumna cervical.

En esta línea, en las últimas recomendaciones sobre soporte vital avanzado en el trauma extrahospitalario del PHTLS se indica que se debería inmovili-zar la columna en general, y la cervical en particular, únicamente en aquellos pacientes que hayan sufrido un traumatismo cerrado con una puntuación en la escala de Glasgow menor de 15 y con dolor, deformidad, déficits o moles-tias neurológicas, y en aquellos pacientes con traumatismo penetrante con déficits o molestias neurológicas.4

Las últimas revisiones han fijado que solo entre un 0,3 y un 3% de los pa-cientes con traumatismo cerrado presentan lesión cervical.3

Se ha detectado que la inmovilización cervical en pacientes con traumatis-mos penetrantes de cuello está directamente relacionada con un aumento de la mortalidad y la morbilidad. Como la probabilidad de que el traumatismo penetrante afecte a la columna cervical es solo del 0,18%, los resultados de las series con o sin inmovilización son similares, y la prioridad aquí es la esta-bilización.3

Vemos que, si bien la colocación del collarín cervical parece ser mejor que su no colocación, diferentes estudios van demostrando8 que, en caso de le-sión real de la columna cervical, no siempre inmoviliza tanto como se espe-raba, y que incluso puede llegar a provocar más daño.

En el paciente no traumático, la inmovilización cervical se recomienda:

• En la evacuación, sentado, del paciente intubado en su domicilio, per-mitiendo así que se sostenga la cabeza en el paciente anestesiado.

• En el abordaje del paciente inconsciente en que la falta de tono mus-cular nos dificulte una correcta atención o evacuación.

En cuanto a la combinación de elementos inmovilizadores de la colum-na cervical, el dispositivo antirrotario cervical sin collarín, una vez el pa-

Inmovilización del segmento cervicalMovilizaciones e inmovilizaciones

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ciente esté en decúbito supino, toma protagonismo respecto a la combina-ción de ambos. Un estudio publicado en Holanda en el año 20109 ya demostró que añadir el collarín cervical a la dama de Elche no se traducía en una mayor y mejor inmovilización del cuello; por el contrario, si colo-cásemos ambos dispositivos la abertura de la boca se vería seriamente comprometida, con las complicaciones que podría conllevar si el paciente vomitase.

CONTRAINDICACIONES DE LA INMOVILIZACIÓN

Las principales contraindicaciones descritas son las siguientes:4

• Paciente agitado o no colaborador, en el que habrá que buscar otros métodos de control cervical.

• Lesiones, heridas abiertas o quemaduras que dificulten la colocación o causen más daño que beneficio, y en las que también habrá que buscar otros métodos de control cervical.

• Uso de tallas de collarín que no se ajusten al paciente. No está indica-do el uso de un collarín que quede mal colocado o suelto, o bien extre-madamente ajustado, por el riesgo de compresión excesiva de los pa-quetes vasculares del cuello y el consiguiente aumento de la presión intracraneal.

En una revisión sistemática sobre el uso pertinente del collarín cervical en el paciente traumático, publicada en mayo de 2015,3 se vio que, si bien el uso del collarín disminuía la movilidad en el paciente del grupo de control que no presentaba lesiones en la columna cervical, en los pacientes con lesio-nes parecía no disminuir la movilidad del cuello e incluso aumentaba la se-paración entre algunos discos intervertebrales; en uno de los casos hasta au-mentaba la presión intracraneal.

INMOVILIZACIÓN EXTRAHOSPITALARIA SELECTIVA1

Las incertidumbres que actualmente rodean el uso de la inmovilización cer-vical en general, y del collarín cervical en particular, no son estériles y tienen un reflejo claro en la bibliografía más actual, que, lejos de aportar luz a la po-lémica, se limita a recomendar —basándose siempre en los niveles de eviden-cia científica— determinadas acciones al respecto, y acabando por recomen-dar que adoptemos una decisión personalizada para cada paciente.

poner el collarín podemos comprometer el tratamiento de alguna de las lesiones vitales del paciente, no se ha de colocar.

• El collarín cervical está contraindicado en caso de patología anquilo-sante crónica de la columna cervical; en estos casos hemos de inmovili-zar con otros elementos de fortuna la columna en la posición natural que adopte el paciente para tener menos dolor.

• Utilizar los criterios NEXUS y la regla canadiense (que veremos en este mismo tema y en el siguiente) proporciona una ayuda potente para decidir en extrahospitalaria si hay que inmovilizar o no la co-lumna cervical.

En esta línea, en las últimas recomendaciones sobre soporte vital avanzado en el trauma extrahospitalario del PHTLS se indica que se debería inmovili-zar la columna en general, y la cervical en particular, únicamente en aquellos pacientes que hayan sufrido un traumatismo cerrado con una puntuación en la escala de Glasgow menor de 15 y con dolor, deformidad, déficits o moles-tias neurológicas, y en aquellos pacientes con traumatismo penetrante con déficits o molestias neurológicas.4

Las últimas revisiones han fijado que solo entre un 0,3 y un 3% de los pa-cientes con traumatismo cerrado presentan lesión cervical.3

Se ha detectado que la inmovilización cervical en pacientes con traumatis-mos penetrantes de cuello está directamente relacionada con un aumento de la mortalidad y la morbilidad. Como la probabilidad de que el traumatismo penetrante afecte a la columna cervical es solo del 0,18%, los resultados de las series con o sin inmovilización son similares, y la prioridad aquí es la esta-bilización.3

Vemos que, si bien la colocación del collarín cervical parece ser mejor que su no colocación, diferentes estudios van demostrando8 que, en caso de le-sión real de la columna cervical, no siempre inmoviliza tanto como se espe-raba, y que incluso puede llegar a provocar más daño.

En el paciente no traumático, la inmovilización cervical se recomienda:

• En la evacuación, sentado, del paciente intubado en su domicilio, per-mitiendo así que se sostenga la cabeza en el paciente anestesiado.

• En el abordaje del paciente inconsciente en que la falta de tono mus-cular nos dificulte una correcta atención o evacuación.

En cuanto a la combinación de elementos inmovilizadores de la colum-na cervical, el dispositivo antirrotario cervical sin collarín, una vez el pa-

Movilizaciones e inmovilizaciones

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Si alguno de estos factores está presente o si no se puede realizar su bús-queda, se recomienda hacer una inmovilización espinal completa.

Se considera que la persona con mayor riesgo de sufrir una lesión espinal cervical es:

• La mayor de 65 años.• La víctima de alguno de los mecanismos lesionales siguientes: caída

desde una altura considerable, carga axial en cabeza, colisión de vehí-culo a alta velocidad, vuelco, expulsión de vehículo a motor, accidente con vehículo recreativo motorizado, colisión de bicicleta o acciden- te de equitación.

• La que presenta parestesias en extremidades superiores o inferiores.

El paciente con bajo riesgo de lesión espinal cervical queda definido si:

• El accidente es de baja energía.• Está cómodo en posición de sedestación.• Ha deambulado en algún momento posterior al accidente.

1) Control cervical estándar en decúbito supino por la parte superior. 2) Control cervical en decúbito supino por la parte inferior, indicada en situaciones de abordaje de la vía aérea. 3) Control cervical bimanual en situación de bipedestación o sedestación, desde lateral. 4) Control bimanual desde posterior.

Esta es la idea principal del concepto de inmovilización extrahospitalaria espinal selectiva, que, presentada hace ya bastantes años (2007), ha ido ad-quiriendo relevancia progresivamente.

Está basada en la presencia o ausencia de cinco criterios (de los que al me-nos se han de cumplir tres), que son:

• Paciente alerta.• Dolor a la palpación en la línea media cervical posterior.• Ausencia de intoxicación.• Ausencia de focalidad neurológica.• Ausencia de factores distractores.

Este tipo de inmovilización tiene una altísima sensibilidad (97,6%) pero una especificidad baja, de solo el 12,9%.

GUÍAS NICE DE EVALUACIÓN Y MANEJO INICIAL DEL TRAUMATISMO ESPINAL 2016

En febrero de 2016 salieron publicadas las últimas recomendaciones en torno a la evaluación y el manejo inicial del traumatismo espinal, y merece la pena que resaltemos los puntos principales que pueden modificar o reforzar algún aspecto de lo ya explicado en este tema y en el siguiente, sobre todo en el ám-bito de la atención extrahospitalaria. Nos vamos a basar en el resumen del do-cumento original proporcionado por Esther Gorjón en su blog de salud.10,11

Se sigue insistiendo en la premisa principal, que ya hemos repetido a lo largo del todo el manual, de que protejamos la columna vertebral con el control bimanual, poniendo especial cuidado si hemos de realizar algún ma-nejo de la vía aérea.

Hay que comprobar, aplicando la regla canadiense de valoración cervical espinal, si el paciente:

• Tiene lesiones distractoras.• Ha consumido drogas o alcohol.• Tiene alteración del nivel de conciencia en cualquiera de sus posibili-

dades clínicas.• Tiene dolor a nivel del raquis.• Tiene algún déficit motor o sensitivo en manos o pies.• Tiene priapismo (erección).• Refiere problemas previos de columna.

Inmovilización del segmento cervicalMovilizaciones e inmovilizaciones

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Si alguno de estos factores está presente o si no se puede realizar su bús-queda, se recomienda hacer una inmovilización espinal completa.

Se considera que la persona con mayor riesgo de sufrir una lesión espinal cervical es:

• La mayor de 65 años.• La víctima de alguno de los mecanismos lesionales siguientes: caída

desde una altura considerable, carga axial en cabeza, colisión de vehí-culo a alta velocidad, vuelco, expulsión de vehículo a motor, accidente con vehículo recreativo motorizado, colisión de bicicleta o acciden- te de equitación.

• La que presenta parestesias en extremidades superiores o inferiores.

El paciente con bajo riesgo de lesión espinal cervical queda definido si:

• El accidente es de baja energía.• Está cómodo en posición de sedestación.• Ha deambulado en algún momento posterior al accidente.

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1) Control cervical estándar en decúbito supino por la parte superior. 2) Control cervical en decúbito supino por la parte inferior, indicada en situaciones de abordaje de la vía aérea. 3) Control cervical bimanual en situación de bipedestación o sedestación, desde lateral. 4) Control bimanual desde posterior.

Esta es la idea principal del concepto de inmovilización extrahospitalaria espinal selectiva, que, presentada hace ya bastantes años (2007), ha ido ad-quiriendo relevancia progresivamente.

Está basada en la presencia o ausencia de cinco criterios (de los que al me-nos se han de cumplir tres), que son:

• Paciente alerta.• Dolor a la palpación en la línea media cervical posterior.• Ausencia de intoxicación.• Ausencia de focalidad neurológica.• Ausencia de factores distractores.

Este tipo de inmovilización tiene una altísima sensibilidad (97,6%) pero una especificidad baja, de solo el 12,9%.

GUÍAS NICE DE EVALUACIÓN Y MANEJO INICIAL DEL TRAUMATISMO ESPINAL 2016

En febrero de 2016 salieron publicadas las últimas recomendaciones en torno a la evaluación y el manejo inicial del traumatismo espinal, y merece la pena que resaltemos los puntos principales que pueden modificar o reforzar algún aspecto de lo ya explicado en este tema y en el siguiente, sobre todo en el ám-bito de la atención extrahospitalaria. Nos vamos a basar en el resumen del do-cumento original proporcionado por Esther Gorjón en su blog de salud.10,11

Se sigue insistiendo en la premisa principal, que ya hemos repetido a lo largo del todo el manual, de que protejamos la columna vertebral con el control bimanual, poniendo especial cuidado si hemos de realizar algún ma-nejo de la vía aérea.

Hay que comprobar, aplicando la regla canadiense de valoración cervical espinal, si el paciente:

• Tiene lesiones distractoras.• Ha consumido drogas o alcohol.• Tiene alteración del nivel de conciencia en cualquiera de sus posibili-

dades clínicas.• Tiene dolor a nivel del raquis.• Tiene algún déficit motor o sensitivo en manos o pies.• Tiene priapismo (erección).• Refiere problemas previos de columna.

Movilizaciones e inmovilizaciones

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• En las personas angustiadas, agitadas o que no cooperan; en los niños; si aumentan los síntomas y signos neurológicos, o en aquellas personas con cuellos difíciles, hay que valorar si dejarlos en una posición en la que se sientan más confortables haciendo una inmovilización bi- manual.

• Si se decide llevarla a cabo, en el adulto hay que elegir el tamaño del collarín adecuado (si no está contraindicado), reevaluando periódica-mente la vía aérea, y colocar el inmovilizador de cabeza, idealmente so-bre un colchón de vacío.

• No se debe transportar al hospital a ninguna persona con sospecha de lesión medular encima de una tabla espinal o de cualquier otro dispo-sitivo similar.

BIBLIOGRAFÍA

1 L-C, C. y F-P, G. «El collarín cervical en le-siones traumáticas: uso y abuso». Ortho-tips, 2007;3:166-170.

2 http://www.20minutos.es/noticia/438516/0/collarin/cervical/# xtor=AD-15&xts=467263. Consultada en mayo de 2016.

3 A S, E. Uso pertinente del collarín cervical en el paciente trau-mático: una revisión sistemática. Trabajo de fin de grado. Universidad del País Vasco – Escuela Universitaria de Enfermería de Leioa. Mayo de 2015. Registrado en Prospero CRD 42015015795 y disponible en https://addi.ehu.es/handle/10810/16055. De acceso libre y consultada en mayo de 2016.

4 N A E M T y T C T A C S. PHTLS Soporte vital básico y avanzado en el trauma prehospitalario. Edito-rial Elsevier España. 7ª edición. Barcelona 2012.

5 http://www.buenastareas.com/ensayos/C0-C1-C2/3034044.html. Consulta-do en mayo de 2016.

6 R C, G. y R C, M.A. Manual de sopor-te vital básico y técnicas de evacuación sanitaria en labores de prevención y extinción de incendios forestales. Gobierno de Extremadura – Consejería de Agricultura, Medio Ambiente, Desarrollo Rural y Energía – Dirección General de Medio Ambiente – Servicio de Prevención y Extinción de In-cendios. Mérida 2016.

7 Q, R.; W, J.; B, B.; S, G.; I, A. y MC, S. «Wilderness Medical Society Practice Guidelines for Spine

• No presenta dolor ni aumento de la sensibilidad en la línea media de la columna cervical.

• Hay un período de latencia (retraso) en la aparición de dolor en el cuello.

Por último, se considera que la víctima no tiene ningún riesgo si presenta alguno de los factores de bajo riesgo que acabamos de citar y puede efectuar una rotación activa de 45º a derecha e izquierda, teniendo extrema precau-ción en que solo se debe y puede hacer mover el cuello a aquellos pacientes con criterios de baja probabilidad de lesión y sin que coexista ninguno de los factores de riesgo citados.

No se recomienda la aplicación de esta regla en la población pediátrica.En resumen, se recomienda hacer o mantener una inmovilización espinal

completa cuando:

• Se identifica un factor de alto riesgo.• Se identifica un factor de bajo riesgo pero el paciente no puede girar la

cabeza 45º a derecha e izquierda.• La víctima cumple uno o más de los siguientes factores, que atañen a

la columna torácica o lumbar:

• • Mayores de 65 años con dolor en zona torácica o lumbosacra.• • Mecanismo de lesión considerado peligroso o de alta energía.• • Patología vertebral preexistente.• • Sospecha de fractura vertebral en otra región de la columna verte-

bral.• • Síntomas neurológicos patológicos.• • Dolor en cualquiera de las etapas de la movilización reglada.

Y no se recomienda hacerla o mantenerla si:

• Tiene factores de bajo riesgo, no siente dolor y puede mover activa-mente el cuello.

• No tiene ninguno de los factores listados arriba que afectan a la colum-na torácica o lumbar.

Para realizar la inmovilización espinal completa, se puntualizan varios as-pectos, que resumimos:

Inmovilización del segmento cervicalMovilizaciones e inmovilizaciones

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• En las personas angustiadas, agitadas o que no cooperan; en los niños; si aumentan los síntomas y signos neurológicos, o en aquellas personas con cuellos difíciles, hay que valorar si dejarlos en una posición en la que se sientan más confortables haciendo una inmovilización bi- manual.

• Si se decide llevarla a cabo, en el adulto hay que elegir el tamaño del collarín adecuado (si no está contraindicado), reevaluando periódica-mente la vía aérea, y colocar el inmovilizador de cabeza, idealmente so-bre un colchón de vacío.

• No se debe transportar al hospital a ninguna persona con sospecha de lesión medular encima de una tabla espinal o de cualquier otro dispo-sitivo similar.

BIBLIOGRAFÍA

1 L-C, C. y F-P, G. «El collarín cervical en le-siones traumáticas: uso y abuso». Ortho-tips, 2007;3:166-170.

2 http://www.20minutos.es/noticia/438516/0/collarin/cervical/# xtor=AD-15&xts=467263. Consultada en mayo de 2016.

3 A S, E. Uso pertinente del collarín cervical en el paciente trau-mático: una revisión sistemática. Trabajo de fin de grado. Universidad del País Vasco – Escuela Universitaria de Enfermería de Leioa. Mayo de 2015. Registrado en Prospero CRD 42015015795 y disponible en https://addi.ehu.es/handle/10810/16055. De acceso libre y consultada en mayo de 2016.

4 N A E M T y T C T A C S. PHTLS Soporte vital básico y avanzado en el trauma prehospitalario. Edito-rial Elsevier España. 7ª edición. Barcelona 2012.

5 http://www.buenastareas.com/ensayos/C0-C1-C2/3034044.html. Consulta-do en mayo de 2016.

6 R C, G. y R C, M.A. Manual de sopor-te vital básico y técnicas de evacuación sanitaria en labores de prevención y extinción de incendios forestales. Gobierno de Extremadura – Consejería de Agricultura, Medio Ambiente, Desarrollo Rural y Energía – Dirección General de Medio Ambiente – Servicio de Prevención y Extinción de In-cendios. Mérida 2016.

7 Q, R.; W, J.; B, B.; S, G.; I, A. y MC, S. «Wilderness Medical Society Practice Guidelines for Spine

• No presenta dolor ni aumento de la sensibilidad en la línea media de la columna cervical.

• Hay un período de latencia (retraso) en la aparición de dolor en el cuello.

Por último, se considera que la víctima no tiene ningún riesgo si presenta alguno de los factores de bajo riesgo que acabamos de citar y puede efectuar una rotación activa de 45º a derecha e izquierda, teniendo extrema precau-ción en que solo se debe y puede hacer mover el cuello a aquellos pacientes con criterios de baja probabilidad de lesión y sin que coexista ninguno de los factores de riesgo citados.

No se recomienda la aplicación de esta regla en la población pediátrica.En resumen, se recomienda hacer o mantener una inmovilización espinal

completa cuando:

• Se identifica un factor de alto riesgo.• Se identifica un factor de bajo riesgo pero el paciente no puede girar la

cabeza 45º a derecha e izquierda.• La víctima cumple uno o más de los siguientes factores, que atañen a

la columna torácica o lumbar:

• • Mayores de 65 años con dolor en zona torácica o lumbosacra.• • Mecanismo de lesión considerado peligroso o de alta energía.• • Patología vertebral preexistente.• • Sospecha de fractura vertebral en otra región de la columna verte-

bral.• • Síntomas neurológicos patológicos.• • Dolor en cualquiera de las etapas de la movilización reglada.

Y no se recomienda hacerla o mantenerla si:

• Tiene factores de bajo riesgo, no siente dolor y puede mover activa-mente el cuello.

• No tiene ninguno de los factores listados arriba que afectan a la colum-na torácica o lumbar.

Para realizar la inmovilización espinal completa, se puntualizan varios as-pectos, que resumimos:

Movilizaciones e inmovilizaciones

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Immobilization in the Austere Environment». Wilderness & Environmen-tal Medicine, 2013:24;241-252.

8 H, M.; D P, C.P.; C, B.P. y R, G.R. 2nd. «Cervical collars are insufficient for immobilizing an unstable cervical spine injury». �e Journal of Emergency Medicine, 2011;41(5):513-519.

9 H, M. «Value of a rigid collar in addition to head blocks: a proof of principle study». Emergency Medicine Journal, 2012;29(2):104-107.

10 www.signosvitales20.com/evaluacion-y-manejo-inicial-del-trauma- espinal-i-guia-nice/. Consultado en diciembre de 2016.

11 www.signosvitales20.com/evaluacion-y-manejo-inicial-del-trauma- espinal-ii-guia-nice/. Consultado en diciembre de 2016.

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10. INMOVILIZACIÓN ESPINAL

Susana Simó MeléndezMédico especialista en Medicina de UrgenciasSistema de Emergencias MédicasHospital Sant Joan de Déu – ALTHAIA Xarxa Assistencial UniversitàriaManresa (Barcelona)

Juan María Medina MuñozDiplomado universitario en EnfermeríaSistema de Emergencias MédicasServicio de Urgencias Hospital Sant Joan de Déu – ALTHAIA Xarxa Assistencial Universitària. Manresa (Barcelona)

PUNTOS CLAVE

• La frecuencia y gravedad de las lesiones medulares y cómo condicio-nan la calidad de vida nos obligan a saber cuándo hay que inmovilizar la columna de un paciente y cuándo no y a saber utilizar todo el mate-rial disponible de una manera adaptada a cada anatomía.

• El hecho de que no haya síntomas y signos neurológicos en el momen-to de la exploración no significa que no pueda haber una lesión ósea o ligamentosa de la columna.

• Alrededor de la inmovilización de la columna vertebral ha habido y hay mucha literatura, pero la última guía NICE, publicada en febrero de 2016, parece haber conseguido limitar la variedad de decisiones en torno a este tema, basándose en los niveles de evidencia.

Movilizaciones e inmovilizaciones

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La transición entre las curvaturas se realiza de forma gradual, excepto en-tre la quinta lumbar y el inicio del sacro, donde se produce una brusca in-flexión denominada promontorio.

La columna vertebral es fundamental para entender la posición erecta del ser humano. Es el eje del cuerpo a partir del cual se consiguen los movimien-tos de rotación, flexión y extensión de cabeza, cuello, tórax y región lumbar. Es, por tanto, la estructura principal para entender la postura y la locomo-ción del cuerpo.

Ofrece, además, protección tanto a la médula espinal como a órganos vi-tales como el pulmón y el corazón. Es la estructura donde se inserta gran parte de la musculatura torácica y abdominal, así como algunos músculos de los miembros superiores e inferiores. Su diseño le permite absorber y distri-buir las fuerzas de choque.

La vértebra es la estructura básica de la columna vertebral. Salvo excepcio-nes, están formadas por el cuerpo vertebral y el arco vertebral. El cuerpo ver-tebral se hace más fuerte y resistente en dirección caudal. El arco vertebral se encuentra dispuesto detrás del cuerpo vertebral y está formado por dos pedí-

Imagen radiológica de fractura en columna vertebral a nivel dorsal.

INTRODUCCIÓN

Más allá de lo explicado en el tema anterior sobre el segmento cervical, y que es aplicable al resto de la columna, queremos seguir haciendo hincapié en la necesidad, no absoluta, de inmovilizar la columna vertebral para evitar lesio-nes evolutivas iatrogénicas, que, como hemos visto, no son infrecuentes.

Si en el tema anterior veíamos que podía resultar complicado inmovilizar con dispositivos estándares todo tipo de cuellos, el resto de la columna verte-bral también está sujeto, y quizá en mayor grado, a que los dispositivos se-pan adaptarse a todas las variaciones anatómicas o patológicas previas que los pacientes puedan presentar en el momento del incidente traumático.

Se estima que alrededor de 32 personas por cada millón de habitantes su-frirán una lesión medular cada año. La franja de edad más frecuente es la de gente joven entre los 16 y los 35 años de edad, y la causa más habitual son los accidentes de tráfico (48%), seguidos de las caídas (21%), las lesiones pe-netrantes (15%), las lesiones deportivas (14%) y otras causas (2%).1

RECUERDO ANATÓMICO DE LA COLUMNA VERTEBRAL

En este tema nos detenemos un poco más en profundidad en describir la anatomía de la columna, más allá de lo explicado en el capítulo 9 sobre el segmento cervical en concreto, para complementar ambos temas.

La columna vertebral está formada por un conjunto de 33 o 34 vértebras y discos intervertebrales, que forman la estructura básica del tronco. En este tema hablaremos solamente del grupo formado por las vértebras dorsales o torácicas (12) y las vértebras lumbares (7).

Ambas forman parte, al igual que la columna cervical, de la denominada porción móvil de la columna vertebral. Es decir, sus vértebras son indepen-dientes entre sí y están separadas por discos intervertebrales.

Si observamos lateralmente la columna podremos distinguir dos tipos de curvaturas:

• Cifosis: se observa en las regiones torácica y sacra. Se trata de una con-cavidad anterior. También recibe el nombre de curvatura primaria, porque puede observarse desde antes del nacimiento.

• Lordosis: se observa en las regiones cervical y lumbar. Se trata de una concavidad posterior. También recibe el nombre de curvatura secunda-ria, ya que se forma a partir del momento en que el niño sostiene la cabeza y posteriormente cuando comienza a caminar.

Inmovilización espinalMovilizaciones e inmovilizaciones

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La transición entre las curvaturas se realiza de forma gradual, excepto en-tre la quinta lumbar y el inicio del sacro, donde se produce una brusca in-flexión denominada promontorio.

La columna vertebral es fundamental para entender la posición erecta del ser humano. Es el eje del cuerpo a partir del cual se consiguen los movimien-tos de rotación, flexión y extensión de cabeza, cuello, tórax y región lumbar. Es, por tanto, la estructura principal para entender la postura y la locomo-ción del cuerpo.

Ofrece, además, protección tanto a la médula espinal como a órganos vi-tales como el pulmón y el corazón. Es la estructura donde se inserta gran parte de la musculatura torácica y abdominal, así como algunos músculos de los miembros superiores e inferiores. Su diseño le permite absorber y distri-buir las fuerzas de choque.

La vértebra es la estructura básica de la columna vertebral. Salvo excepcio-nes, están formadas por el cuerpo vertebral y el arco vertebral. El cuerpo ver-tebral se hace más fuerte y resistente en dirección caudal. El arco vertebral se encuentra dispuesto detrás del cuerpo vertebral y está formado por dos pedí-

Imagen radiológica de fractura en columna vertebral a nivel dorsal.

INTRODUCCIÓN

Más allá de lo explicado en el tema anterior sobre el segmento cervical, y que es aplicable al resto de la columna, queremos seguir haciendo hincapié en la necesidad, no absoluta, de inmovilizar la columna vertebral para evitar lesio-nes evolutivas iatrogénicas, que, como hemos visto, no son infrecuentes.

Si en el tema anterior veíamos que podía resultar complicado inmovilizar con dispositivos estándares todo tipo de cuellos, el resto de la columna verte-bral también está sujeto, y quizá en mayor grado, a que los dispositivos se-pan adaptarse a todas las variaciones anatómicas o patológicas previas que los pacientes puedan presentar en el momento del incidente traumático.

Se estima que alrededor de 32 personas por cada millón de habitantes su-frirán una lesión medular cada año. La franja de edad más frecuente es la de gente joven entre los 16 y los 35 años de edad, y la causa más habitual son los accidentes de tráfico (48%), seguidos de las caídas (21%), las lesiones pe-netrantes (15%), las lesiones deportivas (14%) y otras causas (2%).1

RECUERDO ANATÓMICO DE LA COLUMNA VERTEBRAL

En este tema nos detenemos un poco más en profundidad en describir la anatomía de la columna, más allá de lo explicado en el capítulo 9 sobre el segmento cervical en concreto, para complementar ambos temas.

La columna vertebral está formada por un conjunto de 33 o 34 vértebras y discos intervertebrales, que forman la estructura básica del tronco. En este tema hablaremos solamente del grupo formado por las vértebras dorsales o torácicas (12) y las vértebras lumbares (7).

Ambas forman parte, al igual que la columna cervical, de la denominada porción móvil de la columna vertebral. Es decir, sus vértebras son indepen-dientes entre sí y están separadas por discos intervertebrales.

Si observamos lateralmente la columna podremos distinguir dos tipos de curvaturas:

• Cifosis: se observa en las regiones torácica y sacra. Se trata de una con-cavidad anterior. También recibe el nombre de curvatura primaria, porque puede observarse desde antes del nacimiento.

• Lordosis: se observa en las regiones cervical y lumbar. Se trata de una concavidad posterior. También recibe el nombre de curvatura secunda-ria, ya que se forma a partir del momento en que el niño sostiene la cabeza y posteriormente cuando comienza a caminar.

Movilizaciones e inmovilizaciones

141140

Discos vertebralesEl disco vertebral forma, junto con las dos caras de los cuerpos vertebrales adyacentes, una articulación que tiene la función de restringir el movimiento entre los cuerpos vertebrales y facilita la distribución de cargas entre las vér-tebras. Está formado por dos partes fundamentales:

• Anillo fibroso: formado por fibras dispuestas de manera concéntrica en una misma capa y de manera oblicua entre capas diferentes.

• Núcleo pulposo: sustancia gelatinosa, compuesta fundamentalmente de agua (88%, aproximadamente) y de una sustancia a base de muco-polisacáridos.

El anillo fibroso se une internamente por encima y por debajo con la lámina terminal vertebral, mientras que su parte externa se inserta en el pe-riostio y en el anillo epifisario del cuerpo vertebral y es reforzada por los liga-mentos longitudinales anterior y posterior.

La médula espinalLa médula espinal es la continuación del cerebro que discurre por el canal vertebral. Es la encargada de llevar impulsos nerviosos a los nervios raquídeos.

Irrigada por las arterias vertebrales y espinales, está formada por materia blanca y materia gris, y esta, a su vez, por fascículos espinales de los que po-demos distinguir dos:

• Fascículos ascendentes: trasladan los impulsos nerviosos desde las dis-tintas partes del cuerpo al cerebro.

• Fascículos descendentes: transportan los impulsos motores desde el ce-rebro al resto del cuerpo y son los encargados de controlar el movi-miento y el tono muscular.

Existen treinta y un pares de nervios espinales, cada uno con dos raíces a cada lado. La raíz dorsal domina los impulsos sensitivos y la ventral los motores.

Los nervios salen de la columna vertebral por un orificio que se encuentra en la cara lateral e inferior de cada vértebra, por detrás del cuerpo vertebral, y que se conoce con el nombre de agujero de conjunción.

Para explorar los nervios espinales seguimos los dermatomas. Un dermato-ma es la superficie corporal que se corresponde con cada área sensitiva de la que es responsable una raíz nerviosa. Los dermatomas muestran la relación

culos y dos láminas que proyectan las apófisis espinosas, dos apófisis trans-versas, dos apófisis articulares inferiores y dos apófisis articulares superiores. Estas diferentes apófisis varían su forma y dirección dependiendo de la re-gión de la columna vertebral donde se encuentren. Las apófisis espinosas y transversas son puntos de unión con ligamentos y músculos que incremen-tan la estabilidad de la columna vertebral. Las apófisis articulares presentan como característica una doble carilla articular, una superficie que une la vér-tebra superior e inferior mediante la articulación cigapofisaria.

Columna dorsal o torácicaTenemos doce vértebras dorsales, de tamaño mayor que las cervicales y me-nor que las lumbares. Su cuerpo tiene forma de corazón, siendo más alto por detrás que por delante. También se distinguen cuatro carillas costales en el cuerpo vertebral, dos a cada lado del cuerpo y una en todas las apófisis trans-versas, que se articulan con los tubérculos costales.

En las vértebras dorsales los pedículos son más escotados en su borde inferior.Las apófisis transversas presentan una carilla costal. Son alargadas y se ex-

tienden posterolateralmente hacia la unión de pedículos y láminas. Las apó-fisis articulares superiores se proyectan hacia arriba y sus carillas se inclinan hacia atrás y ligeramente hacia arriba y hacia fuera. Las apófisis articulares inferiores se proyectan hacia abajo, con carillas hacia delante y ligeramente hacia abajo y hacia dentro. Las apófisis espinosas son largas e inclinadas ha-cia abajo y hacia atrás.

Columna lumbarLas cinco vértebras lumbares las distinguiremos por su mayor tamaño en relación con las vértebras dorsales y porque carecen de agujeros transversos y de carillas costales. El cuerpo es mayor de lado a lado que de delante a atrás y tiene forma de riñón (forma reniforme). Los pedículos se originan desde la cara superior y posterolateral de los cuerpos, son más escotados en su borde inferior y son más cortos y fuertes.

Las apófisis transversas son alargadas de la L1 a la L3. En su raíz se obser-van unas apófisis pequeñas y redondeadas (apófisis mamilares), que realmen-te son elementos costales. Las apófisis articulares están en posición vertical arriba y abajo en relación con los pedículos y las láminas. Las carillas supe-riores cóncavas se unen perfectamente a las carillas inferiores de la vértebra superior, pues estas son curvadas. Esta disposición limita la rotación, pero permite una cierta flexoextensión. Las apófisis espinosas son robustas en di-rección dorsal. El agujero vertebral tiene forma de triángulo equilátero.

Inmovilización espinalMovilizaciones e inmovilizaciones

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Discos vertebralesEl disco vertebral forma, junto con las dos caras de los cuerpos vertebrales adyacentes, una articulación que tiene la función de restringir el movimiento entre los cuerpos vertebrales y facilita la distribución de cargas entre las vér-tebras. Está formado por dos partes fundamentales:

• Anillo fibroso: formado por fibras dispuestas de manera concéntrica en una misma capa y de manera oblicua entre capas diferentes.

• Núcleo pulposo: sustancia gelatinosa, compuesta fundamentalmente de agua (88%, aproximadamente) y de una sustancia a base de muco-polisacáridos.

El anillo fibroso se une internamente por encima y por debajo con la lámina terminal vertebral, mientras que su parte externa se inserta en el pe-riostio y en el anillo epifisario del cuerpo vertebral y es reforzada por los liga-mentos longitudinales anterior y posterior.

La médula espinalLa médula espinal es la continuación del cerebro que discurre por el canal vertebral. Es la encargada de llevar impulsos nerviosos a los nervios raquídeos.

Irrigada por las arterias vertebrales y espinales, está formada por materia blanca y materia gris, y esta, a su vez, por fascículos espinales de los que po-demos distinguir dos:

• Fascículos ascendentes: trasladan los impulsos nerviosos desde las dis-tintas partes del cuerpo al cerebro.

• Fascículos descendentes: transportan los impulsos motores desde el ce-rebro al resto del cuerpo y son los encargados de controlar el movi-miento y el tono muscular.

Existen treinta y un pares de nervios espinales, cada uno con dos raíces a cada lado. La raíz dorsal domina los impulsos sensitivos y la ventral los motores.

Los nervios salen de la columna vertebral por un orificio que se encuentra en la cara lateral e inferior de cada vértebra, por detrás del cuerpo vertebral, y que se conoce con el nombre de agujero de conjunción.

Para explorar los nervios espinales seguimos los dermatomas. Un dermato-ma es la superficie corporal que se corresponde con cada área sensitiva de la que es responsable una raíz nerviosa. Los dermatomas muestran la relación

culos y dos láminas que proyectan las apófisis espinosas, dos apófisis trans-versas, dos apófisis articulares inferiores y dos apófisis articulares superiores. Estas diferentes apófisis varían su forma y dirección dependiendo de la re-gión de la columna vertebral donde se encuentren. Las apófisis espinosas y transversas son puntos de unión con ligamentos y músculos que incremen-tan la estabilidad de la columna vertebral. Las apófisis articulares presentan como característica una doble carilla articular, una superficie que une la vér-tebra superior e inferior mediante la articulación cigapofisaria.

Columna dorsal o torácicaTenemos doce vértebras dorsales, de tamaño mayor que las cervicales y me-nor que las lumbares. Su cuerpo tiene forma de corazón, siendo más alto por detrás que por delante. También se distinguen cuatro carillas costales en el cuerpo vertebral, dos a cada lado del cuerpo y una en todas las apófisis trans-versas, que se articulan con los tubérculos costales.

En las vértebras dorsales los pedículos son más escotados en su borde inferior.Las apófisis transversas presentan una carilla costal. Son alargadas y se ex-

tienden posterolateralmente hacia la unión de pedículos y láminas. Las apó-fisis articulares superiores se proyectan hacia arriba y sus carillas se inclinan hacia atrás y ligeramente hacia arriba y hacia fuera. Las apófisis articulares inferiores se proyectan hacia abajo, con carillas hacia delante y ligeramente hacia abajo y hacia dentro. Las apófisis espinosas son largas e inclinadas ha-cia abajo y hacia atrás.

Columna lumbarLas cinco vértebras lumbares las distinguiremos por su mayor tamaño en relación con las vértebras dorsales y porque carecen de agujeros transversos y de carillas costales. El cuerpo es mayor de lado a lado que de delante a atrás y tiene forma de riñón (forma reniforme). Los pedículos se originan desde la cara superior y posterolateral de los cuerpos, son más escotados en su borde inferior y son más cortos y fuertes.

Las apófisis transversas son alargadas de la L1 a la L3. En su raíz se obser-van unas apófisis pequeñas y redondeadas (apófisis mamilares), que realmen-te son elementos costales. Las apófisis articulares están en posición vertical arriba y abajo en relación con los pedículos y las láminas. Las carillas supe-riores cóncavas se unen perfectamente a las carillas inferiores de la vértebra superior, pues estas son curvadas. Esta disposición limita la rotación, pero permite una cierta flexoextensión. Las apófisis espinosas son robustas en di-rección dorsal. El agujero vertebral tiene forma de triángulo equilátero.

Movilizaciones e inmovilizaciones

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• Si el trauma es penetrante, no hay que hacer una inmovilización espi-nal.

• Si hay lesiones de RIM o de RPM que comprometan el ABCDE, tam-poco hay que realizarla.

• Fuera de estas dos situaciones, aplicamos los criterios NEXUS: si se cumplen, no realizamos la inmovilización; si no se cumplen, la tene-mos que hacer.

Es más importante aquí, si cabe, rellenar los huecos de las cifosis y lordo-sis fisiológicas para evitar movilizaciones inesperadas de esas regiones de la columna, por lo que, de nuevo, la opción del colchón de vacío es la más váli-da si se dispone de él, por encima de estructuras más rígidas como la tabla espinal o la camilla de cuchara, que acaban siendo considerados, casi siem-pre, materiales de movilización más que de inmovilización, como veremos en los capítulos correspondientes al bloque IV. De hecho, en un artículo3 que compara la tabla espinal con el colchón de vacío para la estabilidad de la inmovilización espinal llevando a los modelos —con diferentes sensores colocados en su cuerpo— hasta 45º de inclinación en Trendelenburg, el colchón de vacío resultó mucho mejor como opción para inmovilizar a los pacientes.

El debate en torno a si inmovilizar o no, y cuándo, parte de una serie de problemas que merece la pena citar: hacer una inmovilización completa es incómodo, lleva tiempo, aumenta la presión intracraneal y la posibilidad de broncoaspiración y dificulta el manejo de la A y de la B.2

1) Paciente con inmovilización espinal completa, compuesta por: collarín cervical, inmovilizador craneal, colchón de vacío, cinturones, araña y tablón espinal. 2) Detalle del tablón espinal situado como base debajo del colchón de vacío.

entre la zona de sensibilidad táctil en la piel y los diferentes nervios espinales. Marcan el nivel medular de cada parte del cuerpo y nos ayudan a determi-nar, en caso de que exista pérdida de sensibilidad en una zona determinada, la lesión del nervio espinal responsable de esa área corporal.

INDICACIONES DE INMOVILIZACIÓN

Sin repetir lo ya explicado en el capítulo 9 en cuanto a las recomendaciones más actuales para inmovilizar o no la columna vertebral en general (criterios NEXUS y regla canadiense), hay un mensaje importante que hemos de tener en cuenta para el segmento cervical, pero mucho más para el resto de la co-lumna vertebral, y es que el que no haya un déficit neurológico no nos per-mite descartar que haya una lesión ósea o ligamentosa.

Recordemos que el NEXUS incluye cinco criterios que indican un bajo riesgo de lesión de columna si se cumplen. Son los siguientes:2

• Ausencia de dolor en la línea media.• Ausencia de focalidad neurológica.• Nivel de conciencia normal.• Ausencia de tóxicos.• Ausencia de lesiones distractoras, para que el paciente pueda focalizar

el dolor en la columna.

En esta línea, se ha publicado en enero de 2017 una guía de manejo extra-hospitalario del trauma espinal en pacientes adultos4 que, basándose en la sensibilidad y especificidad de los criterios NEXUS, establece que, de acuer-do con lo explicado de la inmovilización selectiva:

1 2

1) La maniobra «log roll» consistente en girar al paciente en decúbito supino, en bloque 90 grados, para proceder a la correcta exploración del segmento espinal. 2) Una vez lateralizado el paciente, podemos evaluar el segmento espinal al completo.

Inmovilización espinalMovilizaciones e inmovilizaciones

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• Si el trauma es penetrante, no hay que hacer una inmovilización espi-nal.

• Si hay lesiones de RIM o de RPM que comprometan el ABCDE, tam-poco hay que realizarla.

• Fuera de estas dos situaciones, aplicamos los criterios NEXUS: si se cumplen, no realizamos la inmovilización; si no se cumplen, la tene-mos que hacer.

Es más importante aquí, si cabe, rellenar los huecos de las cifosis y lordo-sis fisiológicas para evitar movilizaciones inesperadas de esas regiones de la columna, por lo que, de nuevo, la opción del colchón de vacío es la más váli-da si se dispone de él, por encima de estructuras más rígidas como la tabla espinal o la camilla de cuchara, que acaban siendo considerados, casi siem-pre, materiales de movilización más que de inmovilización, como veremos en los capítulos correspondientes al bloque IV. De hecho, en un artículo3 que compara la tabla espinal con el colchón de vacío para la estabilidad de la inmovilización espinal llevando a los modelos —con diferentes sensores colocados en su cuerpo— hasta 45º de inclinación en Trendelenburg, el colchón de vacío resultó mucho mejor como opción para inmovilizar a los pacientes.

El debate en torno a si inmovilizar o no, y cuándo, parte de una serie de problemas que merece la pena citar: hacer una inmovilización completa es incómodo, lleva tiempo, aumenta la presión intracraneal y la posibilidad de broncoaspiración y dificulta el manejo de la A y de la B.2

1 2

1) Paciente con inmovilización espinal completa, compuesta por: collarín cervical, inmovilizador craneal, colchón de vacío, cinturones, araña y tablón espinal. 2) Detalle del tablón espinal situado como base debajo del colchón de vacío.

entre la zona de sensibilidad táctil en la piel y los diferentes nervios espinales. Marcan el nivel medular de cada parte del cuerpo y nos ayudan a determi-nar, en caso de que exista pérdida de sensibilidad en una zona determinada, la lesión del nervio espinal responsable de esa área corporal.

INDICACIONES DE INMOVILIZACIÓN

Sin repetir lo ya explicado en el capítulo 9 en cuanto a las recomendaciones más actuales para inmovilizar o no la columna vertebral en general (criterios NEXUS y regla canadiense), hay un mensaje importante que hemos de tener en cuenta para el segmento cervical, pero mucho más para el resto de la co-lumna vertebral, y es que el que no haya un déficit neurológico no nos per-mite descartar que haya una lesión ósea o ligamentosa.

Recordemos que el NEXUS incluye cinco criterios que indican un bajo riesgo de lesión de columna si se cumplen. Son los siguientes:2

• Ausencia de dolor en la línea media.• Ausencia de focalidad neurológica.• Nivel de conciencia normal.• Ausencia de tóxicos.• Ausencia de lesiones distractoras, para que el paciente pueda focalizar

el dolor en la columna.

En esta línea, se ha publicado en enero de 2017 una guía de manejo extra-hospitalario del trauma espinal en pacientes adultos4 que, basándose en la sensibilidad y especificidad de los criterios NEXUS, establece que, de acuer-do con lo explicado de la inmovilización selectiva:

1) La maniobra «log roll» consistente en girar al paciente en decúbito supino, en bloque 90 grados, para proceder a la correcta exploración del segmento espinal. 2) Una vez lateralizado el paciente, podemos evaluar el segmento espinal al completo.

Movilizaciones e inmovilizaciones

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BIBLIOGRAFÍA

1 N A E M T y T C T A C S. PHTLS Soporte vital básico y avanzado en el trauma prehospitalario. Edito-rial Elsevier España. 7ª edición. Barcelona 2012.

2 http://reanimacion.net/trauma-inmovilizaci-n-espinal-consenso-brit-nico. Consultada en diciembre de 2016.

3 L, M. y W, J. «Comparison of a long spinal board and vacuum mattress for spinal immobilisation». Emergency Medicine Journal, 2003;20:476-478.

4 K, D.K.; J, J.J.; B, T. et al. «�e Norwe-gian guidelines for the prehospital management of adult trauma patients with potencial spine injury». Scandinavian Journal of Traume Resuscitation & Emergency Medicine, 2017;25:2.

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16. COLLARINES Y DISPOSITIVOS ANTIRROTATORIOS CERVICALES

Àngel Olucha CañizaresDiplomado universitario en EnfermeríaSistema de Emergencias MédicasHospital Sant Joan de Déu – ALTHAIA Xarxa Assistencial Universitària. Manresa (Barcelona)

Rubén Castillo GarcíaTécnico de Emergencias SanitariasUnidad de Soporte Vital AvanzadoTransporte Sanitario de Cataluña – Sistema de Emergencias Médicas – Generalitat de Catalunya

PUNTOS CLAVE

• Seguimos recomendando la inmovilización extrahospitalaria espinal se-lectiva, como ya se ha explicado en el capítulo 9.

• Hay muchos modelos de collarines cervicales, pero para el momento asistencial del que trata este manual el indicado es el grupo de los rígi-dos, de una o dos piezas, clásicos o de última generación.

• La medición correcta del collarín cervical adecuado para cada tipo de cuello sigue siendo uno de los puntos en que los estudios demuestran mayor porcentaje de error entre los profesionales de extrahospitalaria.

• Así mismo, un cierre excesivo puede provocar incomodidad o insufi-ciencia respiratoria, mientras que uno insuficiente puede provocar des-

Movilizaciones e inmovilizaciones

205204

DESCRIPCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LOS COLLARINES CERVICALES

El collarín cervical es una férula, fabricada habitualmente con material ligero radiotransparente, que actúa rodeando completamente el cuello y permitien-do la inmovilización parcial del segmento cervical de una víctima para su ex-tracción, transferencia y traslado.

Dicho dispositivo, si se coloca en la medida adecuada, minimiza hasta el 90% de los movimientos de flexoextensión y limita la lateralización de las cervicales,5 aunque, como ya hemos dicho en otros capítulos, ello no exime de seguir haciendo el control bimanual de la columna cervical, porque aún son posibles, sobre todo, los movimientos laterales y la rotación.

Tipos de collarinesIndependientemente del tipo de collarín que utilicemos y de la posición en la que se encuentre el paciente, recordemos que su colocación está pensada para ser llevada a cabo por dos profesionales: uno hace el control bimanual continuo del segmento cervical, mientras que el otro prepara la medida y el tipo de collarín adecuado para las características del cuello del paciente y lo coloca.

Existe una gran variedad de tipos de collarines cervicales en el mercado de la ortopedia, dependiendo, sobre todo, de en qué fase del proceso asistencial esté el paciente y del tipo de lesiones que presente. De hecho, el abuso de su colocación al alta hospitalaria retrasa, según los fisioterapeutas, la recupera-ción de los esguinces cervicales, al aumentar la rigidez de la musculatura.1,6

En relación con el momento posterior al accidente (el que nos ocupa en este capítulo y en este manual), vamos a ver los siguientes tipos:

• Blandos y semirrígidos: usados frecuentemente en tratamientos no ur-gentes y de rehabilitación, no deben utilizarse como elemento inmovi-lizador en la fase aguda de actuación en extrahospitalaria, por su me-nor capacidad inmovilizadora ante los movimientos voluntarios del paciente. Si añadimos a eso su confección de espuma y textil sin trata-miento repelente,7 no resultan adecuados si se utilizan en entornos su-cios, con fluidos o sangre. Su función es, más que la de inmovilizar por sí mismos, la de mantener el calor corporal en la zona y llevar una pie-za que nos recuerde que no hemos de mover el cuello.

• Rígidos: son los más utilizados en los diferentes modelos de emergen-cias extrahospitalarias.

prendimiento y, por tanto, pérdida de inmovilización del segmento cervical.

• El inmovilizador antirrotatorio cervical complementa el collarín cervi-cal en la inmovilización de la columna a este nivel, pudiendo incluso ser una alternativa útil a tener en cuenta en los casos en que no poda-mos o debamos colocar el collarín.

• Una vez en el área hospitalaria, el collarín debe permitir el estudio ra-diológico sin que haya que manipularlo; por lo tanto, debe ser radio-transparente.

INTRODUCCIÓN

No a toda víctima que haya sufrido un accidente debe colocársele necesaria-mente un collarín cervical. Es verdad que, con el tiempo, la colocación del collarín cervical se ha vuelto más indiscriminada e ilimitada, y se tiende a co-locarlo más por la prevención de una posible lesión cervical que porque sea realmente necesario.1

Nuestra recomendación sigue siendo, de nuevo y basándonos en lo expli-cado en el capítulo 9, hacer la llamada inmovilización extrahospitalaria espi-nal selectiva, y, realizando un buen control y una buena valoración del seg-mento cervical, decidir sobre su colocación. Hay evidencia clínica y bio- mecánica de que su uso limita el movimiento patológico de la columna le-sionada, pero no existe evidencia médica que justifique su uso en todos los pacientes traumáticos.1

Con la colocación del collarín cervical se busca, desde el punto de vista de la atención extrahospitalaria, inmovilizar la cabeza en posición neutra y limitar los movimientos flexoextensores y de lateralización, ante la sospecha, tras la valoración del paciente, de que pueda haber una lesión del segmento cervical. Buscamos limitar movimientos para no agravar más la lesión, dis-minuir el dolor y el shock, conseguir una alineación y tracción vertebrales que disminuyan la carga que sufre dicho segmento y limitar el efecto iatro-génico.1,2,3

Este dispositivo queda complementado con el antirrotatorio cervical (que veremos en la segunda parte de este mismo capítulo) para conseguir una ma-yor inmovilización, sobre todo en el plano lateral.4

Collarines y dispositivos antirrotatorios cervicalesMovilizaciones e inmovilizaciones

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DESCRIPCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LOS COLLARINES CERVICALES

El collarín cervical es una férula, fabricada habitualmente con material ligero radiotransparente, que actúa rodeando completamente el cuello y permitien-do la inmovilización parcial del segmento cervical de una víctima para su ex-tracción, transferencia y traslado.

Dicho dispositivo, si se coloca en la medida adecuada, minimiza hasta el 90% de los movimientos de flexoextensión y limita la lateralización de las cervicales,5 aunque, como ya hemos dicho en otros capítulos, ello no exime de seguir haciendo el control bimanual de la columna cervical, porque aún son posibles, sobre todo, los movimientos laterales y la rotación.

Tipos de collarinesIndependientemente del tipo de collarín que utilicemos y de la posición en la que se encuentre el paciente, recordemos que su colocación está pensada para ser llevada a cabo por dos profesionales: uno hace el control bimanual continuo del segmento cervical, mientras que el otro prepara la medida y el tipo de collarín adecuado para las características del cuello del paciente y lo coloca.

Existe una gran variedad de tipos de collarines cervicales en el mercado de la ortopedia, dependiendo, sobre todo, de en qué fase del proceso asistencial esté el paciente y del tipo de lesiones que presente. De hecho, el abuso de su colocación al alta hospitalaria retrasa, según los fisioterapeutas, la recupera-ción de los esguinces cervicales, al aumentar la rigidez de la musculatura.1,6

En relación con el momento posterior al accidente (el que nos ocupa en este capítulo y en este manual), vamos a ver los siguientes tipos:

• Blandos y semirrígidos: usados frecuentemente en tratamientos no ur-gentes y de rehabilitación, no deben utilizarse como elemento inmovi-lizador en la fase aguda de actuación en extrahospitalaria, por su me-nor capacidad inmovilizadora ante los movimientos voluntarios del paciente. Si añadimos a eso su confección de espuma y textil sin trata-miento repelente,7 no resultan adecuados si se utilizan en entornos su-cios, con fluidos o sangre. Su función es, más que la de inmovilizar por sí mismos, la de mantener el calor corporal en la zona y llevar una pie-za que nos recuerde que no hemos de mover el cuello.

• Rígidos: son los más utilizados en los diferentes modelos de emergen-cias extrahospitalarias.

prendimiento y, por tanto, pérdida de inmovilización del segmento cervical.

• El inmovilizador antirrotatorio cervical complementa el collarín cervi-cal en la inmovilización de la columna a este nivel, pudiendo incluso ser una alternativa útil a tener en cuenta en los casos en que no poda-mos o debamos colocar el collarín.

• Una vez en el área hospitalaria, el collarín debe permitir el estudio ra-diológico sin que haya que manipularlo; por lo tanto, debe ser radio-transparente.

INTRODUCCIÓN

No a toda víctima que haya sufrido un accidente debe colocársele necesaria-mente un collarín cervical. Es verdad que, con el tiempo, la colocación del collarín cervical se ha vuelto más indiscriminada e ilimitada, y se tiende a co-locarlo más por la prevención de una posible lesión cervical que porque sea realmente necesario.1

Nuestra recomendación sigue siendo, de nuevo y basándonos en lo expli-cado en el capítulo 9, hacer la llamada inmovilización extrahospitalaria espi-nal selectiva, y, realizando un buen control y una buena valoración del seg-mento cervical, decidir sobre su colocación. Hay evidencia clínica y bio- mecánica de que su uso limita el movimiento patológico de la columna le-sionada, pero no existe evidencia médica que justifique su uso en todos los pacientes traumáticos.1

Con la colocación del collarín cervical se busca, desde el punto de vista de la atención extrahospitalaria, inmovilizar la cabeza en posición neutra y limitar los movimientos flexoextensores y de lateralización, ante la sospecha, tras la valoración del paciente, de que pueda haber una lesión del segmento cervical. Buscamos limitar movimientos para no agravar más la lesión, dis-minuir el dolor y el shock, conseguir una alineación y tracción vertebrales que disminuyan la carga que sufre dicho segmento y limitar el efecto iatro-génico.1,2,3

Este dispositivo queda complementado con el antirrotatorio cervical (que veremos en la segunda parte de este mismo capítulo) para conseguir una ma-yor inmovilización, sobre todo en el plano lateral.4

Movilizaciones e inmovilizaciones

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Una vez montados, estos collarines son visualmente iguales a los an-teriores, con los mismos puntos de apoyo físicos y con la misma ventana anterior ya descrita.

1). 2) Medición del cuello del paciente, entre el borde inferior mandibular y el hueco supraclavicular. 3) Trasladamos la medida tomada al collarín, en este caso la zona lateral destinada a ello, que nos muestra si hemos tomado la medida correcta. 4) Es importante fijar la parte anterior en el inicio de la colocación; con ello evitamos movimientos involuntarios de la zona cervical.

• • Collarines de una pieza: dispositivos de un solo cuerpo, destinados a rodear el cuello y fijarlo mediante una cinta de velcro. Minimizan la flexoextensión y la lateralización del segmento cervical. Disponen de una apertura anterior, destinada a la observación del cuello, a la comprobación del pulso carotídeo y a facilitar un posible tratamien-to quirúrgico de la vía aérea.

Una vez colocado, el collarín queda apoyado por la parte anteroinfe-rior en el manubrio del esternón y en las clavículas, mientras que por la parte posteroinferior descansa sobre la musculatura trapezoidal. Por la parte de arriba queda fijado, en la parte anterior, por debajo de la barbilla, y en los laterales debajo de la mandíbula, mientras que la parte superior trasera queda apoyada en el hueso occipital.

Los collarines de una pieza ofrecen amplias gamas de medidas para que se puedan adaptar a todo tipo de anatomías cervicales, con ob-jeto de que, con una media docena de collarines —o bien los de ti-po único regulables— se puedan abordar tanto cuellos masculinos como femeninos de diferentes medidas y también cuellos pediátricos (ver capítulo 28). En algunos modelos (como podemos ver en las fo-tos) hemos de montar primero la pestaña de apoyo del mentón, que queda desmontada mientras están guardados.

• • Collarines de dos piezas: aunque de utilización minoritaria compa-rados con los anteriores, son también de muy fácil uso y ofrecen buenas prestaciones. Provenientes del mercado norteamericano, su particularidad reside en presentar la férula en dos piezas —una ante-rior y otra posterior—, que facilitan una menor manipulación del segmento cervical, sobre todo en caso de mucho cabello o de mucha ropa. La técnica de colocación es simple, colocándose primero la parte anterior, que, una vez bien fijada, permite montar la posterior.

De izquierda a derecha, collarín blando y collarín rígido.

Collarines y dispositivos antirrotatorios cervicalesMovilizaciones e inmovilizaciones

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Una vez montados, estos collarines son visualmente iguales a los an-teriores, con los mismos puntos de apoyo físicos y con la misma ventana anterior ya descrita.

1). 2) Medición del cuello del paciente, entre el borde inferior mandibular y el hueco supraclavicular. 3) Trasladamos la medida tomada al collarín, en este caso la zona lateral destinada a ello, que nos muestra si hemos tomado la medida correcta. 4) Es importante fijar la parte anterior en el inicio de la colocación; con ello evitamos movimientos involuntarios de la zona cervical.

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• • Collarines de una pieza: dispositivos de un solo cuerpo, destinados a rodear el cuello y fijarlo mediante una cinta de velcro. Minimizan la flexoextensión y la lateralización del segmento cervical. Disponen de una apertura anterior, destinada a la observación del cuello, a la comprobación del pulso carotídeo y a facilitar un posible tratamien-to quirúrgico de la vía aérea.

Una vez colocado, el collarín queda apoyado por la parte anteroinfe-rior en el manubrio del esternón y en las clavículas, mientras que por la parte posteroinferior descansa sobre la musculatura trapezoidal. Por la parte de arriba queda fijado, en la parte anterior, por debajo de la barbilla, y en los laterales debajo de la mandíbula, mientras que la parte superior trasera queda apoyada en el hueso occipital.

Los collarines de una pieza ofrecen amplias gamas de medidas para que se puedan adaptar a todo tipo de anatomías cervicales, con ob-jeto de que, con una media docena de collarines —o bien los de ti-po único regulables— se puedan abordar tanto cuellos masculinos como femeninos de diferentes medidas y también cuellos pediátricos (ver capítulo 28). En algunos modelos (como podemos ver en las fo-tos) hemos de montar primero la pestaña de apoyo del mentón, que queda desmontada mientras están guardados.

• • Collarines de dos piezas: aunque de utilización minoritaria compa-rados con los anteriores, son también de muy fácil uso y ofrecen buenas prestaciones. Provenientes del mercado norteamericano, su particularidad reside en presentar la férula en dos piezas —una ante-rior y otra posterior—, que facilitan una menor manipulación del segmento cervical, sobre todo en caso de mucho cabello o de mucha ropa. La técnica de colocación es simple, colocándose primero la parte anterior, que, una vez bien fijada, permite montar la posterior.

De izquierda a derecha, collarín blando y collarín rígido.

Movilizaciones e inmovilizaciones

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1). 2) Detalle del montaje de la parte anterior del collarín cervical NecLoc®. 3). 4). 5) Detalle de la zona destinada a llevar la medida del cuello al collarín. 6) El primer paso en la colocación del collarín de dos piezas será fijar bien la parte anterior. 7) Fijamos bien la cinta que lleva incorporada la parte anterior, destinada a mantener la sujeción, mientras insertamos la segunda pieza posterior. 8) Durante la fijación de la pieza posterior es importante fijar los velcros con una fuerza simétrica.

El modelo precursor de este tipo de férulas fue el Philadelphia®,8 que se basaba en el principio de dos piezas unidas por velcro con una ventana anterior. Este collarín, muy conocido por su característico color carne, que disimula a la vista su colocación, fue el modelo del que partieron múltiples evoluciones posteriores. El modelo más co-nocido y extendido en nuestro territorio es el NecLoc®,9 de la marca Össur®, por su amplia variedad de tallaje (ocho tallas) para varios ti-pos de cuello y con, por ejemplo, una medida especial para obesos de cuello corto que no todas las casas comerciales fabrican.

A partir de la concepción del modelo de collarín Philadelphia®8 han aparecido collarines especializados para rehabilitación, más comple-jos y con más complementos, para mejorar la comodidad del pa-ciente, que lo tiene que llevar muchas horas al día en su proceso re-habilitador. Es el caso del Össur Miami J®,10 collarín que parte de la base de la gama inicial de NecLoc®9 de dos piezas, pero con un juego de almohadillados más cómodos para la piel y un apéndice anterior más reforzado, destinado a limitar aún más el movimiento de flexo- extensión.

• Collarines de nueva generación: en los últimos años han ido aparecien-do en el mercado nuevos collarines cervicales y evoluciones de otros modelos instaurados hace años.

Vamos a hablar, en concreto, de dos modelos, novedosos y con una capa-cidad de fijación del segmento cervical mejorada.

La parte posterior del collarín NecLoc® dispone de unas flechas que evitan confusiones a la hora de colocarlo.

Collarines y dispositivos antirrotatorios cervicalesMovilizaciones e inmovilizaciones

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1). 2) Detalle del montaje de la parte anterior del collarín cervical NecLoc®. 3). 4). 5) Detalle de la zona destinada a llevar la medida del cuello al collarín. 6) El primer paso en la colocación del collarín de dos piezas será fijar bien la parte anterior. 7) Fijamos bien la cinta que lleva incorporada la parte anterior, destinada a mantener la sujeción, mientras insertamos la segunda pieza posterior. 8) Durante la fijación de la pieza posterior es importante fijar los velcros con una fuerza simétrica.

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El modelo precursor de este tipo de férulas fue el Philadelphia®,8 que se basaba en el principio de dos piezas unidas por velcro con una ventana anterior. Este collarín, muy conocido por su característico color carne, que disimula a la vista su colocación, fue el modelo del que partieron múltiples evoluciones posteriores. El modelo más co-nocido y extendido en nuestro territorio es el NecLoc®,9 de la marca Össur®, por su amplia variedad de tallaje (ocho tallas) para varios ti-pos de cuello y con, por ejemplo, una medida especial para obesos de cuello corto que no todas las casas comerciales fabrican.

A partir de la concepción del modelo de collarín Philadelphia®8 han aparecido collarines especializados para rehabilitación, más comple-jos y con más complementos, para mejorar la comodidad del pa-ciente, que lo tiene que llevar muchas horas al día en su proceso re-habilitador. Es el caso del Össur Miami J®,10 collarín que parte de la base de la gama inicial de NecLoc®9 de dos piezas, pero con un juego de almohadillados más cómodos para la piel y un apéndice anterior más reforzado, destinado a limitar aún más el movimiento de flexo- extensión.

• Collarines de nueva generación: en los últimos años han ido aparecien-do en el mercado nuevos collarines cervicales y evoluciones de otros modelos instaurados hace años.

Vamos a hablar, en concreto, de dos modelos, novedosos y con una capa-cidad de fijación del segmento cervical mejorada.

La parte posterior del collarín NecLoc® dispone de unas flechas que evitan confusiones a la hora de colocarlo.

Movilizaciones e inmovilizaciones

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1). 2) Fijamos la parte anterior respetando su simetría con la cara del paciente. Obsérvense las partes destinadas a la fijación de los pómulos. 3) Seguimos con el cierre del tridente lateral y el ajuste de la cinta, lo que nos acerca la parte posterior. 4) Con el XCollar no tomamos la medida previamente; entre sus particularidades dispone en su parte anterior de unas guías bloqueables que nos permiten el movimiento vertical para encontrar la talla correcta y fijarlo de forma óptima. 5) Proseguimos con la fijación transversal del mentón, que limita la flexoextensión. 6) Finalmente pasamos las tiras de velcro de un lado al otro, quedando estas en forma de «X», de ahí el nombre del collarín. 7) Detalle frontal del collarín ya colocado. 8) El XCollar dispone de un apéndice posterior más largo destinado a minimizar más aún la flexoextensión del cuello.

XCollar Cervical Splint®11

El XCollar® es un collarín de inmovilización cervical de origen norteamerica-no, de la empresa EmeGear, LLc.

Se trata de una férula de una pieza, que tiene como novedad inmoviliza-dora principal una parte inferior más larga —tanto la anterior como la pos-terior—, obteniéndose así una mayor limitación de la flexoextensión del cue-llo. Otra novedad es la fijación por la parte superior y anterior de los pó- mulos, que refuerza la limitación de la lateralización de las cervicales.

Entre otras mejoras respecto a otros collarines, incorpora un pequeño fija-dor de mentón en forma de tira de velcro y un apéndice anterior extensible, con lo que conseguimos mejorar la fijación delantera, donde reposa la parte anterior del collarín.

Dispone también de unas correas laterales que nos permiten adaptarlo a la circunferencia del cuello del afectado. Este punto es realmente interesante, ya que en esa zona es donde reside la diferencia más palpable entre la mayo-ría de los cuellos masculinos y femeninos. Así se evitan muchas situaciones en que sobrepasamos la capacidad de fijación del velcro del collarín, y que nos dejaban con un dispositivo que inmovilizaba poco o nada. El fabrican- te establece que este collarín es adaptable a pacientes que van de los 13 kg a los 160 kg.

La recomendación del fabricante es que sean de un solo uso. La cantidad de elementos textiles hace que se desaconseje su limpieza y reutilización, por la posibilidad de infecciones cruzadas.

En un estudio prospectivo4 de la Universidad de Pittsburg y presentado en el año 2009, en que se comparaban tres tipos de collarines rígidos (de una o dos piezas), entre ellos el XCollar®, este fue el que menos movilidad permi-tió, quedando medida en menos de 10 mm.

El EmeGear XCollar es un collarín articulado con diversidad de fijaciones.

Collarines y dispositivos antirrotatorios cervicalesMovilizaciones e inmovilizaciones

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1). 2) Fijamos la parte anterior respetando su simetría con la cara del paciente. Obsérvense las partes destinadas a la fijación de los pómulos. 3) Seguimos con el cierre del tridente lateral y el ajuste de la cinta, lo que nos acerca la parte posterior. 4) Con el XCollar no tomamos la medida previamente; entre sus particularidades dispone en su parte anterior de unas guías bloqueables que nos permiten el movimiento vertical para encontrar la talla correcta y fijarlo de forma óptima. 5) Proseguimos con la fijación transversal del mentón, que limita la flexoextensión. 6) Finalmente pasamos las tiras de velcro de un lado al otro, quedando estas en forma de «X», de ahí el nombre del collarín. 7) Detalle frontal del collarín ya colocado. 8) El XCollar dispone de un apéndice posterior más largo destinado a minimizar más aún la flexoextensión del cuello.

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XCollar Cervical Splint®11

El XCollar® es un collarín de inmovilización cervical de origen norteamerica-no, de la empresa EmeGear, LLc.

Se trata de una férula de una pieza, que tiene como novedad inmoviliza-dora principal una parte inferior más larga —tanto la anterior como la pos-terior—, obteniéndose así una mayor limitación de la flexoextensión del cue-llo. Otra novedad es la fijación por la parte superior y anterior de los pó- mulos, que refuerza la limitación de la lateralización de las cervicales.

Entre otras mejoras respecto a otros collarines, incorpora un pequeño fija-dor de mentón en forma de tira de velcro y un apéndice anterior extensible, con lo que conseguimos mejorar la fijación delantera, donde reposa la parte anterior del collarín.

Dispone también de unas correas laterales que nos permiten adaptarlo a la circunferencia del cuello del afectado. Este punto es realmente interesante, ya que en esa zona es donde reside la diferencia más palpable entre la mayo-ría de los cuellos masculinos y femeninos. Así se evitan muchas situaciones en que sobrepasamos la capacidad de fijación del velcro del collarín, y que nos dejaban con un dispositivo que inmovilizaba poco o nada. El fabrican- te establece que este collarín es adaptable a pacientes que van de los 13 kg a los 160 kg.

La recomendación del fabricante es que sean de un solo uso. La cantidad de elementos textiles hace que se desaconseje su limpieza y reutilización, por la posibilidad de infecciones cruzadas.

En un estudio prospectivo4 de la Universidad de Pittsburg y presentado en el año 2009, en que se comparaban tres tipos de collarines rígidos (de una o dos piezas), entre ellos el XCollar®, este fue el que menos movilidad permi-tió, quedando medida en menos de 10 mm.

El EmeGear XCollar es un collarín articulado con diversidad de fijaciones.

Movilizaciones e inmovilizaciones

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1) Como en otros modelos de collarines de dos piezas, insertamos primero su parte anterior. 2) Nos aseguramos de que quede bien entrado y asentado. 3) Procedemos a colocar la parte posterior. 4) Fijamos a modo de presentación los dos velcros laterales. 5) A continuación tiramos de la rueda selectora central y la giramos para subir o bajar la caña del collarín hasta encontrar la medida idónea. Finalizamos volviendo a ajustar los velcros laterales. 6) Collarín Aspen Vista® ya colocado; se puede observar la longitud y anchura del apéndice esternal. 7) Vista de la parte posterior del collarín, donde podemos apreciar la evolución en longitud, acorde con el apéndice anterior.

Collarín cervical Aspen Vista®12

Otro ejemplo de dispositivo mejorado es el collarín cervical Aspen Vista®, de la empresa norteamericana Aspen Medical Products.

Este dispositivo es un collarín de dos piezas, como muchos otros modelos, pero que dispone en su parte anterior de un sistema de fijación mediante una especie de rueda selectora, que nos da la posibilidad de escoger entre seis me-didas y que resuelve bastante bien el problema de las diferentes alturas de los cuellos. Ofrece el mismo sistema de aglutinar varias medidas en un solo colla-rín que los ya comentados, pero mejorado con más opciones de selección.

Otro elemento destacado es la calidad de su almohadillado, más conforta-ble, que reduce el malestar o dolor en la parte mandibular si se ha de llevar colocado por un tiempo prolongado.

El Aspen Vista® dispone también de una amplia apertura anterior que nos permite abordar mejor que los clásicos la vía aérea o los grandes vasos del cuello.

En un estudio hecho sobre cadáveres en las universidades de Miami y Flo-rida y presentado en el año 2004,13 en que se comparaba la efectividad de los collarines Aspen®, Miami J® y Ambú®, los resultados fueron funcionalmente similares.

Presentación en piezas separadas del collarín Aspen Vista®.

Collarines y dispositivos antirrotatorios cervicalesMovilizaciones e inmovilizaciones

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1) Como en otros modelos de collarines de dos piezas, insertamos primero su parte anterior. 2) Nos aseguramos de que quede bien entrado y asentado. 3) Procedemos a colocar la parte posterior. 4) Fijamos a modo de presentación los dos velcros laterales. 5) A continuación tiramos de la rueda selectora central y la giramos para subir o bajar la caña del collarín hasta encontrar la medida idónea. Finalizamos volviendo a ajustar los velcros laterales. 6) Collarín Aspen Vista® ya colocado; se puede observar la longitud y anchura del apéndice esternal. 7) Vista de la parte posterior del collarín, donde podemos apreciar la evolución en longitud, acorde con el apéndice anterior.

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Collarín cervical Aspen Vista®12

Otro ejemplo de dispositivo mejorado es el collarín cervical Aspen Vista®, de la empresa norteamericana Aspen Medical Products.

Este dispositivo es un collarín de dos piezas, como muchos otros modelos, pero que dispone en su parte anterior de un sistema de fijación mediante una especie de rueda selectora, que nos da la posibilidad de escoger entre seis me-didas y que resuelve bastante bien el problema de las diferentes alturas de los cuellos. Ofrece el mismo sistema de aglutinar varias medidas en un solo colla-rín que los ya comentados, pero mejorado con más opciones de selección.

Otro elemento destacado es la calidad de su almohadillado, más conforta-ble, que reduce el malestar o dolor en la parte mandibular si se ha de llevar colocado por un tiempo prolongado.

El Aspen Vista® dispone también de una amplia apertura anterior que nos permite abordar mejor que los clásicos la vía aérea o los grandes vasos del cuello.

En un estudio hecho sobre cadáveres en las universidades de Miami y Flo-rida y presentado en el año 2004,13 en que se comparaba la efectividad de los collarines Aspen®, Miami J® y Ambú®, los resultados fueron funcionalmente similares.

Presentación en piezas separadas del collarín Aspen Vista®.

Movilizaciones e inmovilizaciones

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MEDICIÓN DE LA TALLA CORRECTA DEL COLLARÍN

Es importante ajustar la talla del collarín cervical a la medida del cuello de la víctima, ya que la elección de una talla demasiado pequeña para el cuello de un paciente permite una cierta flexión cervical, en tanto que la elección de una demasiado grande obliga a una extensión cervical.

Una manera sencilla de seleccionar un collarín es trazar una línea imagina-ria desde el hueco supraclavicular hasta el borde inferior mandibular. Mien-tras un profesional se encarga del control cervical bimanual, otro llevará el dorso de la mano al cuello del afectado, midiendo el número de dedos nece-sarios para cubrir el espacio que se encuentra entre el hueco supraclavicular y el ángulo mandibular.

Una vez tomada la medida, traspasaremos el dorso —o ambos dorsos de las manos, en el caso de que nos encontremos con un cuello largo— a la zo-na del collarín cervical situada en las partes laterales del mismo, tal y como vemos en la fotografía. Si la medida está entre dos posiciones o tamaños de collarín, la recomendación es elegir siempre, de entrada, la menor talla.

Siempre tenemos que tomar la medida al paciente antes de escoger la talla del collarín cervical.

TABLA COMPARATIVA DE MEDIDAS DE LOS COLLARINES

Hemos creído interesante incorporar una tabla comparativa de medidas de collarines de una y de dos piezas presentes en el mercado, tanto para adultos como para niños, para ver cómo evolucionan horizontal y verticalmente, jus-tificando la elección que hacemos de la medida correcta del collarín por las diferencias anatómicas de los pacientes.

Tipo Altura Longitud

Small 6,5 cm 29,5 cm

Medium 8 cm 29,5 cm

Large 9 cm 33 cm

Stout (obeso) 7 cm 35,5 cm

Infant 6 cm 24 cm

Pediatric 7 cm 24 cm

TABLA. COLLARÍN DE DOS PIEZAS ÖSSUR NECLOC®9

Tipo Altura Longitud

Short 8,5 cm 55 cm

Regular 10 cm 55,5 cm

Tall 11,5 cm 55,5 cm

No-neck 7 cm 55 cm

Select adults.4 medidas

No-neck 8 cm 55,5 cm

Short 10 cm 55,5 cm

Regular 11 cm 55,5 cm

Tall 13 cm 55,5 cm

Pediatric 7,5 cm 44 cm

Baby no-neck 6,5 cm 44 cm

Select pedi.3 medidas

Mini 6 cm 47 cm

Midi 7,5 cm 47 cm

Pedi 9 cm 47 cm

TABLA. COLLARÍN DE UNA PIEZA LAERDAL® STIFNECK14

Collarines y dispositivos antirrotatorios cervicalesMovilizaciones e inmovilizaciones

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MEDICIÓN DE LA TALLA CORRECTA DEL COLLARÍN

Es importante ajustar la talla del collarín cervical a la medida del cuello de la víctima, ya que la elección de una talla demasiado pequeña para el cuello de un paciente permite una cierta flexión cervical, en tanto que la elección de una demasiado grande obliga a una extensión cervical.

Una manera sencilla de seleccionar un collarín es trazar una línea imagina-ria desde el hueco supraclavicular hasta el borde inferior mandibular. Mien-tras un profesional se encarga del control cervical bimanual, otro llevará el dorso de la mano al cuello del afectado, midiendo el número de dedos nece-sarios para cubrir el espacio que se encuentra entre el hueco supraclavicular y el ángulo mandibular.

Una vez tomada la medida, traspasaremos el dorso —o ambos dorsos de las manos, en el caso de que nos encontremos con un cuello largo— a la zo-na del collarín cervical situada en las partes laterales del mismo, tal y como vemos en la fotografía. Si la medida está entre dos posiciones o tamaños de collarín, la recomendación es elegir siempre, de entrada, la menor talla.

Siempre tenemos que tomar la medida al paciente antes de escoger la talla del collarín cervical.

TABLA COMPARATIVA DE MEDIDAS DE LOS COLLARINES

Hemos creído interesante incorporar una tabla comparativa de medidas de collarines de una y de dos piezas presentes en el mercado, tanto para adultos como para niños, para ver cómo evolucionan horizontal y verticalmente, jus-tificando la elección que hacemos de la medida correcta del collarín por las diferencias anatómicas de los pacientes.

Tipo Altura Longitud

Small 6,5 cm 29,5 cm

Medium 8 cm 29,5 cm

Large 9 cm 33 cm

Stout (obeso) 7 cm 35,5 cm

Infant 6 cm 24 cm

Pediatric 7 cm 24 cm

TABLA. COLLARÍN DE DOS PIEZAS ÖSSUR NECLOC®9

Tipo Altura Longitud

Short 8,5 cm 55 cm

Regular 10 cm 55,5 cm

Tall 11,5 cm 55,5 cm

No-neck 7 cm 55 cm

Select adults.4 medidas

No-neck 8 cm 55,5 cm

Short 10 cm 55,5 cm

Regular 11 cm 55,5 cm

Tall 13 cm 55,5 cm

Pediatric 7,5 cm 44 cm

Baby no-neck 6,5 cm 44 cm

Select pedi.3 medidas

Mini 6 cm 47 cm

Midi 7,5 cm 47 cm

Pedi 9 cm 47 cm

TABLA. COLLARÍN DE UNA PIEZA LAERDAL® STIFNECK14

Movilizaciones e inmovilizaciones

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Las medidas de los limitadores laterales de un inmovilizador adulto son de aproximadamente 15 cm de altura por 20 cm de largo y 12 cm de ancho,16 aunque, dependiendo del fabricante, pueden variar en algún centímetro, sin repercusión para las medidas de los pacientes y no teniendo mayor impor-tancia que su apariencia estética, diferenciadora de cada casa comercial.

Un inmovilizador craneal de adulto puede ser utilizado en niños gracias a un sistema macho-hembra de los velcros, que permite colocar los limitadores laterales en la posición que elijamos.

Inicialmente, su uso se restringía a pacientes con traumatismo craneoence-fálico severo o con sospecha de fractura de base de cráneo, pero ha ido evolu-cionando y ha pasado a ser más utilizado en diferentes escenarios, en los que buscamos, simplemente, un movimiento casi nulo del bloque craneocervical.

El inmovilizador craneal ha ido mostrándose como un elemento más ver-sátil, siendo un buen aliado alternativo, incluso, en la inmovilización del seg-mento cervical en el caso de no poder colocar un collarín adecuado a la ana-tomía y la posición del cuello del paciente, como vimos en el capítulo 9.

Otro contexto en el que el antirrotatorio cervical se ha mostrado útil es como inmovilizador de cabeza en pacientes intubados. La relajación muscu-lar y la sedación de la anestesia hacen que el cuello quede laxo, con el consi-guiente aumento del riesgo de extubación y la posible compresión de los pa-quetes vasculares del lado del cuello hacia el que pueda quedar rotada la cabeza. Colocando el antirrotatorio cervical disminuimos ambas posibilida-des, tanto durante la transferencia como durante el traslado, y evitamos le-

Diferentes tipos de inmovilizadores craneales.

Para que tomemos conciencia de la necesidad de ser cuidadosos en este as-pecto, baste decir que en un trabajo hecho en Canadá entre más de cien pro-fesionales de extrahospitalaria —acreditados y formados de manera reglada en diferentes técnicas de manejo del paciente traumático—, y presentado a finales del año 2015,15 solo el 11% colocaron correctamente el collarín. El error más común (66% de los casos) fue que el profesional eligió mal la talla necesaria, lo que motivó un ajuste incorrecto. En todo caso, antes de colocar cualquier collarín, siempre debemos retirar, en la medida de lo posible, colla-res y pendientes y liberar de ropa el contorno del cuello.

DESCRIPCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DEL INMOVILIZADOR DE CABEZA16-19

Conocido con más nombres, como, por ejemplo, inmovilizador craneal o dama de Elche (este último más coloquial que científico, por la forma carac-terística que tiene una vez colocado), el inmovilizador tetracameral es un dis-positivo complementario al uso del collarín cervical como elemento inmo- vilizador, versátil y de fácil uso.

Está compuesto, normalmente, por cinco piezas:

• Una base almohadillada de forma rectangular, que se fija a otra base (se recomienda que sea el tablón espinal, pero también puede usarse la ca-milla de cuchara o la camilla de traslado).

• Dos limitadores laterales tridimensionales, de aspecto trapezoidal en la mayoría de los modelos, con un orificio circular en el medio desti-nado a la comunicación con el paciente y al control de una posible otorragia.

• Dos cintas, una mentoniana y otra frontal, para fijar bien entre sí estas piezas y limitar, casi de forma completa, el movimiento de flexoexten-sión y lateralización cervicocraneal.

Todos sus componentes son de superficie plástica —de vinilo la mayo-ría— y van unidos mediante velcros, lo que facilita su colocación, desmonta-je y posterior lavado y desinfección, con la salvedad de las partes de velcro, que son siempre más difíciles de limpiar.

En cuanto a las medidas, la base es de unos 40 cm de ancho por unos 25 cm de alto (medidas, estas, bastante estandarizadas, ya que así se superpo-nen perfectamente con la parte superior del tablón espinal, que mide tam-bién unos 40 cm).18

Collarines y dispositivos antirrotatorios cervicalesMovilizaciones e inmovilizaciones

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Las medidas de los limitadores laterales de un inmovilizador adulto son de aproximadamente 15 cm de altura por 20 cm de largo y 12 cm de ancho,16 aunque, dependiendo del fabricante, pueden variar en algún centímetro, sin repercusión para las medidas de los pacientes y no teniendo mayor impor-tancia que su apariencia estética, diferenciadora de cada casa comercial.

Un inmovilizador craneal de adulto puede ser utilizado en niños gracias a un sistema macho-hembra de los velcros, que permite colocar los limitadores laterales en la posición que elijamos.

Inicialmente, su uso se restringía a pacientes con traumatismo craneoence-fálico severo o con sospecha de fractura de base de cráneo, pero ha ido evolu-cionando y ha pasado a ser más utilizado en diferentes escenarios, en los que buscamos, simplemente, un movimiento casi nulo del bloque craneocervical.

El inmovilizador craneal ha ido mostrándose como un elemento más ver-sátil, siendo un buen aliado alternativo, incluso, en la inmovilización del seg-mento cervical en el caso de no poder colocar un collarín adecuado a la ana-tomía y la posición del cuello del paciente, como vimos en el capítulo 9.

Otro contexto en el que el antirrotatorio cervical se ha mostrado útil es como inmovilizador de cabeza en pacientes intubados. La relajación muscu-lar y la sedación de la anestesia hacen que el cuello quede laxo, con el consi-guiente aumento del riesgo de extubación y la posible compresión de los pa-quetes vasculares del lado del cuello hacia el que pueda quedar rotada la cabeza. Colocando el antirrotatorio cervical disminuimos ambas posibilida-des, tanto durante la transferencia como durante el traslado, y evitamos le-

Diferentes tipos de inmovilizadores craneales.

Para que tomemos conciencia de la necesidad de ser cuidadosos en este as-pecto, baste decir que en un trabajo hecho en Canadá entre más de cien pro-fesionales de extrahospitalaria —acreditados y formados de manera reglada en diferentes técnicas de manejo del paciente traumático—, y presentado a finales del año 2015,15 solo el 11% colocaron correctamente el collarín. El error más común (66% de los casos) fue que el profesional eligió mal la talla necesaria, lo que motivó un ajuste incorrecto. En todo caso, antes de colocar cualquier collarín, siempre debemos retirar, en la medida de lo posible, colla-res y pendientes y liberar de ropa el contorno del cuello.

DESCRIPCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DEL INMOVILIZADOR DE CABEZA16-19

Conocido con más nombres, como, por ejemplo, inmovilizador craneal o dama de Elche (este último más coloquial que científico, por la forma carac-terística que tiene una vez colocado), el inmovilizador tetracameral es un dis-positivo complementario al uso del collarín cervical como elemento inmo- vilizador, versátil y de fácil uso.

Está compuesto, normalmente, por cinco piezas:

• Una base almohadillada de forma rectangular, que se fija a otra base (se recomienda que sea el tablón espinal, pero también puede usarse la ca-milla de cuchara o la camilla de traslado).

• Dos limitadores laterales tridimensionales, de aspecto trapezoidal en la mayoría de los modelos, con un orificio circular en el medio desti-nado a la comunicación con el paciente y al control de una posible otorragia.

• Dos cintas, una mentoniana y otra frontal, para fijar bien entre sí estas piezas y limitar, casi de forma completa, el movimiento de flexoexten-sión y lateralización cervicocraneal.

Todos sus componentes son de superficie plástica —de vinilo la mayo-ría— y van unidos mediante velcros, lo que facilita su colocación, desmonta-je y posterior lavado y desinfección, con la salvedad de las partes de velcro, que son siempre más difíciles de limpiar.

En cuanto a las medidas, la base es de unos 40 cm de ancho por unos 25 cm de alto (medidas, estas, bastante estandarizadas, ya que así se superpo-nen perfectamente con la parte superior del tablón espinal, que mide tam-bién unos 40 cm).18

Movilizaciones e inmovilizaciones

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siones secundarias por disminución de la perfusión cerebral y aumento de la presión intracraneal. En este caso, si la víctima no es traumática, no hace fal-ta combinarlo con un collarín cervical.

Cuando se nos presenta una evacuación compleja, que se dilata en el tiempo y en la que vamos a efectuar múltiples cambios de dirección de la ta-bla tanto en el plano horizontal como en el vertical (barrancos, escaleras...), la combinación del collarín cervical y el antirrotatorio nos libera de ejercer el control bimanual del segmento cervical que tendríamos que seguir realizan-do si solo colocáramos el collarín para minimizar riesgos, lo que puede resul-tar útil en situaciones con pocos intervinientes.

Para su colocación se necesitan al menos dos personas.Antes de iniciar cualquier maniobra de inmovilización debemos explicar a

la víctima lo que le vamos a hacer y solicitar su colaboración. La secuencia propuesta es:

• Primero, colocar el collarín cervical de manera reglada. • Segundo, en el caso de que debamos colocar el tablón espinal, la base

del inmovilizador cervical ya se puede fijar directamente antes de po-ner a la víctima en el mismo, pasando al tercer punto.

En el caso de que tengamos a la víctima ya en el tablón espinal o cami-lla, el profesional número 1 mantiene la inmovilización bimanual del segmento cervical del paciente, manteniendo una ligera tracción y ele-vando pocos centímetros la cabeza, mientras el profesional número 2 pasa la base del inmovilizador por debajo de la cabeza de la víctima y lo fija a la tabla espinal, camilla de cuchara o camilla de la ambulancia. La incorrecta fijación de la base puede provocar una movilización ines-perada del segmento cervical durante el traslado.

• En tercer lugar, se coloca una de las piezas laterales a un lado de la ca-beza y la otra al otro, fijando con una de nuestras manos la frente del paciente y con la otra el mentón para evitar movilizaciones de la co-

Aunque no está muy extendido, el antirrotatorio cervical Speed Blocks de Laerdal® es una buena alternativa si queremos dejar el inmovilizador fijado a la tabla de forma permanente.

Collarines y dispositivos antirrotatorios cervicalesMovilizaciones e inmovilizaciones

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1) El primer paso de la fijación en la tabla del inmovilizador craneal es presentarlo en el extremo correcto del tablón, destinado a la cabeza. 2) Pasamos las cinchas por debajo del tablón. 3) Fijando con una mano la frente del paciente, colocamos el primer antirrotatorio. 4) Las piezas antirrotatorias tienen que quedar lo más cerca que podamos de la cabeza. 5) Pasamos la tira inferior por debajo del mentón procurando que no cause molestias ni impida una correcta ventilación. 6) Pasamos la tira superior a la altura de la frente y rectificamos el ajuste de los velcros. 7) Aspecto final de la colocación del inmovilizador de cabeza.

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siones secundarias por disminución de la perfusión cerebral y aumento de la presión intracraneal. En este caso, si la víctima no es traumática, no hace fal-ta combinarlo con un collarín cervical.

Cuando se nos presenta una evacuación compleja, que se dilata en el tiempo y en la que vamos a efectuar múltiples cambios de dirección de la ta-bla tanto en el plano horizontal como en el vertical (barrancos, escaleras...), la combinación del collarín cervical y el antirrotatorio nos libera de ejercer el control bimanual del segmento cervical que tendríamos que seguir realizan-do si solo colocáramos el collarín para minimizar riesgos, lo que puede resul-tar útil en situaciones con pocos intervinientes.

Para su colocación se necesitan al menos dos personas.Antes de iniciar cualquier maniobra de inmovilización debemos explicar a

la víctima lo que le vamos a hacer y solicitar su colaboración. La secuencia propuesta es:

• Primero, colocar el collarín cervical de manera reglada. • Segundo, en el caso de que debamos colocar el tablón espinal, la base

del inmovilizador cervical ya se puede fijar directamente antes de po-ner a la víctima en el mismo, pasando al tercer punto.

En el caso de que tengamos a la víctima ya en el tablón espinal o cami-lla, el profesional número 1 mantiene la inmovilización bimanual del segmento cervical del paciente, manteniendo una ligera tracción y ele-vando pocos centímetros la cabeza, mientras el profesional número 2 pasa la base del inmovilizador por debajo de la cabeza de la víctima y lo fija a la tabla espinal, camilla de cuchara o camilla de la ambulancia. La incorrecta fijación de la base puede provocar una movilización ines-perada del segmento cervical durante el traslado.

• En tercer lugar, se coloca una de las piezas laterales a un lado de la ca-beza y la otra al otro, fijando con una de nuestras manos la frente del paciente y con la otra el mentón para evitar movilizaciones de la co-

Aunque no está muy extendido, el antirrotatorio cervical Speed Blocks de Laerdal® es una buena alternativa si queremos dejar el inmovilizador fijado a la tabla de forma permanente.

Movilizaciones e inmovilizaciones

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las enrollamos sobre sí mismas unas cuatro veces por la parte más ancha. Po-nemos la parte central en la parte anterior del cuello, adaptando el resto en la parte posterior y fijándolo con cinta adhesiva o esparadrapo.20 Este siste-ma, además, se puede complementar con la ayuda de piedras o de calcetines llenos de arena o grava en los laterales de la cabeza para evitar rotaciones de la misma, mientras se espera a los servicios de emergencias.

Está descrito también el método «Cerivi»,21 que es una técnica de inmovi-lización cervical con medios de fortuna en actividades de saltos de barrancos y en que, recortando una pernera de un traje de neopreno (que no sea el del afectado, a fin de evitar la hipotermia), se inmoviliza el cuello de la víctima. Para fijar la pernera al cuello, se hace una pequeña incisión en la parte ancha de la pernera y se pasa la parte estrecha. Posteriormente, se adapta la pernera al cuello de la víctima sin que oprima en exceso el cuello y, una vez adapta-da, se le hace otra incisión en la parte estrecha a fin de colocar un objeto (mosquetón o palo) y evitar que se afloje la inmovilización. Se puede com-pletar la inmovilización de la rotación de la cabeza con piedras, botellas o cantimploras.

BIBLIOGRAFÍA

1 L-C, C. y F-P, G. «El collarín cervical en le-siones traumáticas: uso y abuso». Ortho-tips, 2007;3:166-170.

2 A S, E. Uso pertinente del collarín cervical en el paciente trau-mático: una revisión sistemática. Trabajo de fin de grado – Universidad del País Vasco – Escuela Universitaria de Enfermería de Leioa. Mayo de 2015. Registrado en Prospero CRD 42015015795 y disponible en https:// addi.eu.es/bitstream/10810/16055/Uso%20pertinente%20del%20collar% C3%ADn520cervical_%20una%20revisi%C3%B3n%20sistem%C3% A1tica.pdf. De acceso libre y consultada en mayo de 2016.

3 http://emergenciaydesastrehuamanrosa.blogspot.com.es/2013/08/tema- colocacion-de-collarin-cervical.html. Consultada en mayo de 2016.

4 H, D.; C, D. y S, S.R. «A comparison of three cervical immobilization devices». Prehospital Emergency Care, 2009;13(2):256-260.

5 H, M.; DP, C.P.; C, B.P. y R, G.R. «Cer-vical collars are insufficient for immobilizing an unstable cervical spine injury». �e Journal of Emergency Medicine, 2011;41:513-519.

6 www.20minutos.es/noticia/438516/0/collarin/cervical/. Consultada en ma-yo de 2016.

lumna cervical. El profesional número 1 pasa de nuevo a hacer el con-trol bimanual de la columna cervical con las almohadillas laterales ya puestas, mientras el número 2 fija el mentón con una de las correas, teniendo cuidado de no pasarla sobre la barbilla del paciente sino so-bre el collarín. Si el paciente vomitase, esta correa le podría impedir abrir la boca y aumentaría el riesgo de broncoaspiración.

Para acabar, fijamos la otra correa a la altura de la frente del paciente.

ASPECTOS ESPECÍFICOS DE MANTENIMIENTO Y LIMPIEZA

El collarín cervical y el inmovilizador craneal no están exentos de contami-narse con sangre, vómitos u otros fluidos corporales o del escenario; por tan-to, no debemos descuidar su limpieza y desinfección, aunque, como hemos visto, la mayoría de los fabricantes de collarines cervicales especifican que es-tos sean de un solo uso.

Las superficies de contacto suelen ser relativamente fáciles de limpiar, pero ambos elementos incorporan zonas porosas, como espumas o velcros, en los que fácilmente se puede ocultar suciedad.

Sumergir estos elementos en agua jabonosa y/o posteriormente limpiar con detergentes desinfectantes tipo Instrunet Surfa Safe®20 o toallitas húmedas ti-po Clinell®21 de amplio espectro biocida (por citar un par de marcas) nos pro-porciona más seguridad para intentar evitar las contaminaciones cruzadas.

Habitualmente todo centro sanitario o empresa de transporte tiene un pro-tocolo de limpieza y desinfección de material, que es el que deberemos seguir.

INMOVILIZACIÓN CERVICAL CON ELEMENTOS DE FORTUNA

A veces, cuando no estamos de servicio, debemos colaborar en la asistencia de víctimas y hacer inmovilizaciones con materiales que tengamos cerca, como pueden ser tablas, pañuelos, revistas y diarios, cartones, telas, cuerdas, almo-hadas o prendas de vestir, materiales que no agraven, compliquen ni puedan provocar otras lesiones a la víctima. Se dice entonces que utilizamos elementos de fortuna para la inmovilización. Estas técnicas merman los movimientos del cuello, pero nunca equivaldrán a una inmovilización reglada definitiva.

Con respecto a la inmovilización cervical, podemos utilizar toallas o cual-quier prenda de vestir, colocadas de manera que rodeen e inmovilicen en parte el cuello, y fijarlas, pero evitando hacer una gran presión que pueda provocar la obstrucción de la vía aérea o del flujo sanguíneo al cerebro. Tam-bién podemos utilizar hojas de periódicos; para ello, cogemos unas cuantas y

Collarines y dispositivos antirrotatorios cervicalesMovilizaciones e inmovilizaciones

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las enrollamos sobre sí mismas unas cuatro veces por la parte más ancha. Po-nemos la parte central en la parte anterior del cuello, adaptando el resto en la parte posterior y fijándolo con cinta adhesiva o esparadrapo.20 Este siste-ma, además, se puede complementar con la ayuda de piedras o de calcetines llenos de arena o grava en los laterales de la cabeza para evitar rotaciones de la misma, mientras se espera a los servicios de emergencias.

Está descrito también el método «Cerivi»,21 que es una técnica de inmovi-lización cervical con medios de fortuna en actividades de saltos de barrancos y en que, recortando una pernera de un traje de neopreno (que no sea el del afectado, a fin de evitar la hipotermia), se inmoviliza el cuello de la víctima. Para fijar la pernera al cuello, se hace una pequeña incisión en la parte ancha de la pernera y se pasa la parte estrecha. Posteriormente, se adapta la pernera al cuello de la víctima sin que oprima en exceso el cuello y, una vez adapta-da, se le hace otra incisión en la parte estrecha a fin de colocar un objeto (mosquetón o palo) y evitar que se afloje la inmovilización. Se puede com-pletar la inmovilización de la rotación de la cabeza con piedras, botellas o cantimploras.

BIBLIOGRAFÍA

1 L-C, C. y F-P, G. «El collarín cervical en le-siones traumáticas: uso y abuso». Ortho-tips, 2007;3:166-170.

2 A S, E. Uso pertinente del collarín cervical en el paciente trau-mático: una revisión sistemática. Trabajo de fin de grado – Universidad del País Vasco – Escuela Universitaria de Enfermería de Leioa. Mayo de 2015. Registrado en Prospero CRD 42015015795 y disponible en https:// addi.eu.es/bitstream/10810/16055/Uso%20pertinente%20del%20collar% C3%ADn520cervical_%20una%20revisi%C3%B3n%20sistem%C3% A1tica.pdf. De acceso libre y consultada en mayo de 2016.

3 http://emergenciaydesastrehuamanrosa.blogspot.com.es/2013/08/tema- colocacion-de-collarin-cervical.html. Consultada en mayo de 2016.

4 H, D.; C, D. y S, S.R. «A comparison of three cervical immobilization devices». Prehospital Emergency Care, 2009;13(2):256-260.

5 H, M.; DP, C.P.; C, B.P. y R, G.R. «Cer-vical collars are insufficient for immobilizing an unstable cervical spine injury». �e Journal of Emergency Medicine, 2011;41:513-519.

6 www.20minutos.es/noticia/438516/0/collarin/cervical/. Consultada en ma-yo de 2016.

lumna cervical. El profesional número 1 pasa de nuevo a hacer el con-trol bimanual de la columna cervical con las almohadillas laterales ya puestas, mientras el número 2 fija el mentón con una de las correas, teniendo cuidado de no pasarla sobre la barbilla del paciente sino so-bre el collarín. Si el paciente vomitase, esta correa le podría impedir abrir la boca y aumentaría el riesgo de broncoaspiración.

Para acabar, fijamos la otra correa a la altura de la frente del paciente.

ASPECTOS ESPECÍFICOS DE MANTENIMIENTO Y LIMPIEZA

El collarín cervical y el inmovilizador craneal no están exentos de contami-narse con sangre, vómitos u otros fluidos corporales o del escenario; por tan-to, no debemos descuidar su limpieza y desinfección, aunque, como hemos visto, la mayoría de los fabricantes de collarines cervicales especifican que es-tos sean de un solo uso.

Las superficies de contacto suelen ser relativamente fáciles de limpiar, pero ambos elementos incorporan zonas porosas, como espumas o velcros, en los que fácilmente se puede ocultar suciedad.

Sumergir estos elementos en agua jabonosa y/o posteriormente limpiar con detergentes desinfectantes tipo Instrunet Surfa Safe®20 o toallitas húmedas ti-po Clinell®21 de amplio espectro biocida (por citar un par de marcas) nos pro-porciona más seguridad para intentar evitar las contaminaciones cruzadas.

Habitualmente todo centro sanitario o empresa de transporte tiene un pro-tocolo de limpieza y desinfección de material, que es el que deberemos seguir.

INMOVILIZACIÓN CERVICAL CON ELEMENTOS DE FORTUNA

A veces, cuando no estamos de servicio, debemos colaborar en la asistencia de víctimas y hacer inmovilizaciones con materiales que tengamos cerca, como pueden ser tablas, pañuelos, revistas y diarios, cartones, telas, cuerdas, almo-hadas o prendas de vestir, materiales que no agraven, compliquen ni puedan provocar otras lesiones a la víctima. Se dice entonces que utilizamos elementos de fortuna para la inmovilización. Estas técnicas merman los movimientos del cuello, pero nunca equivaldrán a una inmovilización reglada definitiva.

Con respecto a la inmovilización cervical, podemos utilizar toallas o cual-quier prenda de vestir, colocadas de manera que rodeen e inmovilicen en parte el cuello, y fijarlas, pero evitando hacer una gran presión que pueda provocar la obstrucción de la vía aérea o del flujo sanguíneo al cerebro. Tam-bién podemos utilizar hojas de periódicos; para ello, cogemos unas cuantas y

Movilizaciones e inmovilizaciones

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7 http://es.slideshare.net/leonardation/ortesis-cervicales?next_slideshow=2. Con-sultada en mayo de 2016.

8 http://kidshealthwa.com/api/pdf/4066, de acceso libre y consultada en ma-yo de 2016.

9 http://support.spencer.it/pdf/JM10100_eng.pdf, de acceso libre y consultada en mayo de 2016.

10 http://assets.ossur.com/library/17805/Miami%20J20-%20Sizing%20 and%20Application%20Handbook.pdf, de acceso libre y consultada en mayo de 2016.

11 www.xcollar.com/docs/xcollar-manual.pdf, de acceso libre y consultada en mayo de 2016.

12 www.opcare.co.uk/Opcare/media/Opcare-Lybrary/Patient-Info-Aspen-Collar.pdf, de acceso libre y consultada en mayo de 2016.

13 D R, G.; H, T.P.; H, M.B. y R, G.R. «�e effectiveness of extrication collars tested during the execution of spi-ne-board transfer techniques». �e Spine Journal, 2004;4(6):619-623.

14 http://laerdalcdn,blob,core,windows.net/downloads/f2624/11-10958_ StifneckSelect_SS_v6.pdf, de acceso libre y consultada en mayo de 2016.

15 K, M.; G, S.; R, G.; F, C.; G, B. et al. (2015). «Application of Cervical Collars – An Analysis of Practical Skills of Professional Emergency Medical Care Providers». PLoS ONE, 10(11): e0143409. doi: 10.1371/journal.pone.0143409.

16 http://www.fernoems.com/en/products/immobilization/headimmobilizers/Universal-Head-Immobilizer.aspx?ec_trk=followlist&ec_trk_data=head- immobilizers. Consultada en mayo de 2016.

17 http://www.laerdal.com/es/doc/131/Speedblocks-inmovilizador-de-cabeza. Consultada en mayo de 2016.

18 http://www.spencer.it/es/productos/inmovilizacion/tablas-espinales-y- accesorios/spencer-contour. Consultada en mayo de 2016.

19 http://www.spencer.it/es/productos/inmovilizacion/tablas-espinales-y- accesorios/tango-fix. Consultada en mayo de 2016.

20 A B, F.; R M, M. y C C, A. Protocolos de actuación del técnico en emergencias sanitarias (II). Colección «Técnico en Emergencias Sanitarias». Editorial Arán. Madrid 2010.

21 http://webimagina.com/efiemer/files/Metodo_Cerivi.pdf. Consultada en ma-yo de 2016.

Títulos de la colección Expertia

1Manual de accidentes de múltiples víctimas y catástrofes

Susana Simó Meléndez (coordinadora)

2Introducció a la microeconomia

Jordi Franch Parella

3Introducció a la macroeconomia

Jordi Franch Parella

4Movilizaciones e inmovilizaciones. Técnicas de abordaje en atención extrahospitalaria

Rubén Castillo Garcia (coordinador)

La atención que recibe un paciente en el entorno extrahospitalario puede diferir enormemente de la que pueda recibir en el centro sanitario, como consecuencia de la multitud y diversidad de contratiempos con los que el profesional se puede encontrar ante un accidente: dificultad para poder llegar o salir del lugar, condiciones meteorológicas adversas, poca o nula luminosidad en el lugar de los hechos, etc.

En estos casos el proceso asistencial sanitario que se presta lleva consigo algunos pasos adicionales, como son la inmovilización y la movilización del paciente, dos momentos clave de la actuación que el profesional experto en la materia debe tener interiorizados y saber poner en práctica de manera eficaz para garantizar una correcta atención en el contexto global de la misma.

Movilizaciones e inmovilizaciones. Técnicas de abordaje en atención extrahospitalaria se presenta como una obra de concepción didáctica y visual que pretende reforzar y afianzar algunos de los conocimientos ya adquiridos y al mismo tiempo ampliarlos mediante la inclusión de diferentes aspectos, materiales y técnicas no tratados hasta ahora.

RUBÉN CASTILLO GARCIA (coordinador)En el año 1993 inició su actividad en la Cruz Roja y desde 1995 está vinculado profesionalmente al ámbito prehospitalario. Cursó los estudios sanitarios de Formación Profesional de grado medio y superior y actualmente trabaja como técnico en Emergencias Sanitarias en una unidad de soporte vital avanzado en la Cataluña central. Desde el año 2007 es docente colaborador en la Universidad de Vic – Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC).

SUSANA SIMÓ MELÉNDEZ (directora científica)Es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Literaria de Valencia. Especialista en Medicina de Urgencias y Reanimación (Toulouse-Francia). Médico asistencial del Sistema de Emergencias Médicas de Cataluña del Hospital Sant Joan de Déu - ALTHAIA Xarxa Assistencial Universitària de Manresa (Barcelona). Profesora de tercer ciclo de diferentes universidades catalanas. Instructora de PHTLS, ECOSEMES y Winfocus España. Máster en Medicina y Cirugía de Urgencias por la Universidad de Lleida.

AUTORESJosep Bayà, Rubén Castillo, Enric Escalé, Ricard Font, Marcel Llort, Juanjo Medina, Àngel Olucha, Anna Portabella, Xavier Renart, Carme Ruiz, Ester Sala, María del Mar Sala, Lars Serra, Sara Sevilla, Susana Simó y Montse Soler. Co

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MOVILIZACIONES E INMOVILIZACIONESTécnicas de abordaje en atención extrahospitalaria

RUBÉN CASTILLO GARCIA (coord.)

Expertia es el nombre de una de las colecciones de libros de Ediciones FUB, en la que se reúnen obras escritas por profesiona- les expertos en diferentes materias con el objetivo de compartir conocimien- to y formar nuevas voces.

La Fundació Universitària del Bages tiene en su mi- sión difundir conocimien- to. Con este compromiso se ha concebido la colec- ción Expertia, para ser un referente en diferentes disciplinas y para formar, con espíritu crítico y riguroso, a los profesio- nales que ya están en activo y a los futuros profesionales de nuestra sociedad.