Movimientos Sociales en América Latina y El Estado-Nación. -Pablo Robledo Vallejos

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Movimientos Sociales en América Latina y el Estado-Nación. Por Pablo Robledo Vallejos. Estudiante de Sociología, Universidad Alberto Hurtado. Introducción Al estudiar colectividades subjetivas y en movimiento, no existe solo una forma de comprenderlos, aprender de ellos y aprehenderlos. No existe solo un prisma sobre el cual estudiar a las personas y colectividades, por ende hay más de una interpretación y conclusiones sobre el proceso e implicancias que subyacen en la acción de los movimientos sociales. Sobre lo anterior podemos preguntarnos, ¿qué significado puede albergar la figura del Estado-Nación para los movimientos sociales en américa latina? ¿Cuál es la relación que hay entre estos dos? Ello nos lleva inevitablemente a la relación que existe con los partidos político ¿qué tan necesarios son para los movimientos sociales? Durante el siglo XX Desde mediados del siglo XX hasta finales del mismo y comienzos del siglo XXI los movimientos sociales han asistido a un cambio, luego del fracaso del modelo que pretendía industrializar los países de América Latina, “hasta la década de 1970 la acción social giraba en torno a las demandas de derechos a los estados, al establecimiento de alianzas con otros sectores sociales y partidos políticos y al desarrollo de planes de lucha para modificar la relación de fuerzas a escala

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Movimientos Sociales en Amrica Latina y el Estado-Nacin.

Movimientos Sociales en Amrica Latina y el Estado-Nacin.Por Pablo Robledo Vallejos. Estudiante de Sociologa, Universidad Alberto Hurtado.

IntroduccinAl estudiar colectividades subjetivas y en movimiento, no existe solo una forma de comprenderlos, aprender de ellos y aprehenderlos. No existe solo un prisma sobre el cual estudiar a las personas y colectividades, por ende hay ms de una interpretacin y conclusiones sobre el proceso e implicancias que subyacen en la accin de los movimientos sociales. Sobre lo anterior podemos preguntarnos, qu significado puede albergar la figura del Estado-Nacin para los movimientos sociales en amrica latina? Cul es la relacin que hay entre estos dos? Ello nos lleva inevitablemente a la relacin que existe con los partidos poltico qu tan necesarios son para los movimientos sociales? Durante el siglo XXDesde mediados del siglo XX hasta finales del mismo y comienzos del siglo XXI los movimientos sociales han asistido a un cambio, luego del fracaso del modelo que pretenda industrializar los pases de Amrica Latina, hasta la dcada de 1970 la accin social giraba en torno a las demandas de derechos a los estados, al establecimiento de alianzas con otros sectores sociales y partidos polticos y al desarrollo de planes de lucha para modificar la relacin de fuerzas a escala nacional (Zibechi. 2008. Pag: 13). Hablamos de un contexto polarizado, de luchas ideolgicas a nivel mundial entre el blanco y el negro, teniendo como figura esencial la imagen de la clase obrera que en su calidad de explotada y despojada del plus valor que crea su fuerza de trabajo -como dira Marx- se asocia y lucha por tomar el poder. Esto ha implicado histricamente, la presencia e influencia de partidos polticos dentro de estas contiendas.La teora marxista fue durante la primera parte del siglo XX esencial para entender los conflictos sociales. Por ejemplo, en Chile los partidos de izquierda asuman, de acuerdo al Marxismo, que el sujeto revolucionario por excelencia, era el proletariado, aquel que se encontraba en la fbrica y era explotado. Fue entonces todo un problema terico para los partidos tradicionales de izquierda la emergencia del movimiento de pobladores durante la mitad de siglo, de este modo, la nocin de clase del marxismo tradicional, los cristianos (y los educadores) agregaron la nocin de pobres. Un aporte, sin dudas, muy latinoamericano, en un continente en que la mayora son pobres y no necesariamente clase obrera. (Garcs. 2012. Pg: 50-51) Desde una perspectiva ms clsica, podemos decir que hay una predominancia de la figura del poder estatal, una predominancia del Estado como objetivo para cambiar la sociedad. Esto conllevaba en algunas experiencias que ciertas experiencias de movimientos sociales fueran ms bien peticionistas, que sujetos creadores de un orden nuevo, Otro Mundo. Lo importante aqu, en primera instancia es la figura del Estado como entidad a la que se apela por los cambios. Chile no es una excepcin a todo ello, no hay ningn captulo importante de la historia de Chile, al menos en el siglo XX, en que los movimientos sociales no hayan participado activamente como oponentes o como impulsores de reformas polticas, de mejoras en sus condiciones de vida o de proyectos de transformacin social de mayor alcance (Garcs. 2012. Pg: 73). Aqu se da cuenta de la incidencia que han tenido los movimientos sociales en cuanto a la agenda poltica institucional.A nivel Latinoamericano, vemos por un lado vemos el caso emblemtico de la Revolucin Cubana, donde una vanguardia guerrillera, una vez tomado el poder busca realizar los cambios sociales, o la revolucin Mexicana, que se consolid y perpetu por medio de acciones institucionales desde el Estado. Chile si bien no tuvo mayor desarrollo de las vanguardias populares armadas, una faccin de la izquierda menos conservadora si tuvo la oportunidad de llegar al poder de forma democrtica: hablamos del periodo de la Unidad Popular, que aspiraba a representar a los sectores ms marginados y perjudicados del pas. Por otro lado, en toda amrica latina hubo experiencias de grupos alzados que buscaron hacerse del poder para dar soluciones a un diagnstico de penurias. Esto explica por un lado el porqu del sinnmero de dictaduras y golpes de estado que hemos vivido en el continente durante el siglo XX. Fue una respuesta represiva a las alzadas populares con miras a la toma del poder y poder mantener as el statu quo ya imperante. Sin embargo, tambin podemos encontrar ejemplos, contemporneos a este periodo que distan de la idea de tomar el poder, un ejemplo emblemtico a nivel latinoamericano, y que muchas veces ha sido dejado de lado, es el movimiento de pobladores en Chile que siempre tuvo miras a constituir su ideal: su Hogar, en torno a la nocin de una comunidad organizada. Aqu encontramos un elemento particular de autonoma. No es un detalle menor que muchas poblaciones fueron construidas por los mismos pobladores. Pero hasta el movimiento de pobladores se encuentra vinculado a la figura del Estado, bajo la administracin de Eduardo Frei M. (1964-1970), la relacin del movimiento con el estado se hizo ms fluida, ya que la Democracia Cristiana lleg al gobierno, en gran medida con el apoyo de los pobladores, pero adems sta les haba ofrecido una nueva poltica de integracin y de promocin popular. Garcs, 2003. Pg.: 4). Es decir, ya no solo hablamos de la figura del Estado, como figura ideal a la cual apelar, sino adems de una implicancia real del Estado en este movimiento. Concluyamos en primera instancia que durante el siglo XX en Amrica Latina, la figura del Estado-Nacin no es algo ajeno a los movimientos sociales, es una presencia constante y que implica una permanente relacin con l. Era algo a lo que apelar, algo con lo cual alzarse y por consiguiente un elemento siempre considerado en la agenda poltica. Pues para la teora de la izquierda clsica el sujeto revolucionario siempre fue el trabajador, el proletario explotado por el burgus, y que deba alzarse con el poder el Estado- para as cambiar las relaciones sociales y sus condiciones de explotacin. Sinteticemos: La el Estado-Nacin fue durante el siglo XX, un emblema de poder sobre el cual alzarse para llevar a cabo la agenda poltica de los diversos movimientos sociales. Desde las ltimas dcadas del siglo XX hasta nuestros dasHacia los noventa uno de los principales enemigos que deban apalear los movimientos sociales eran los procesos privatizadores y las reformas neoliberales que buscaron imponerse en nuestro continente, con mayor o menor xito, dependiendo de las particulares experiencias de cada pas. Tengamos en cuenta que: En varios pases se fren o retras los proceso privatizadores, promoviendo acciones callejeras masivas que en ocasiones desembocaron en insurrecciones. De esta forma los movimientos forzaron a las elites a negociar y a tener en cuenta sus demandas () El neoliberalismo se estrell contra la oleada de movilizaciones sociales que abri grietas ms o menos profundas en el modelo (Zibechi. 2008 Pg: 13). Sin embargo, es necesario tener en cuenta que en Chile, el proceso privatizador tuvo rumbos distintos, estas reformas se llevaron a cabo en un contexto dictatorial que limit en buena parte las posibilidades de su rechazo como forma de protesta. Ahora bien, la tensin entre los movimientos sociales latinoamericanos y la figura del Estado toma matices distintos hacia fines de siglo, las experiencias ms emblemticas de Latinoamrica sea dan de la mano de elementos de autonoma y emancipacin, lo cual no necesariamente implica desligar toda accin de la figura del Estado, pero s utilizar sta en funcin de los propsitos del movimiento, procurando conservar este componente de autonoma. En consecuencia, la accin social persegua el acceso al Estado para modificar las relaciones de propiedad, y ese objetivo justificaba las formas estadocntricas de organizacin, asentadas en el centralismo, la divisin entre dirigentes y dirigidos y la disposicin piramidal de la estructura de los movimientos ()Hacia fines de los setenta fueron ganando fuerza otras lneas de accin que reflejaban los profundos cambios introducidos por el neoliberalismo en la vida cotidiana de los sectores populares. Los movimientos ms significativos, pese a las diferencias espaciales y temporales que caracterizan su desarrollo, poseen rasgos comunes() Buena parte de esas caractersticas comunes derivan de la territorializacin de los movimientos, sea su arraigo fsico en espacios recuperados o conquistados a travs de largas luchas, abiertas o subterrneas.(Zibechi, 2008. pg, 14).Sin embargo, existen otras visiones, ms institucionalistas y menos autonomistas, por ejemplo:La evolucin de los sistemas de partidos en Amrica Latina en los ltimos 20 aos fue claramente beneficiosa para la representacin de estos grupos histricamente excluidos. () la emergencia de partidos tnicos en Amrica Latina permiti una mejor representacin de las comunidades indgenas (...). (Lpez. 2002 Pg: 185).Pero tengamos en cuenta que experiencias como las de Bolivia, en donde el gobierno de Evo Morales ha tenido una poltica orientada a hacer resistir la herencia indgena, por sobre la depredacin neoliberal y privatizadora, sta sido experiencias a nivel continental que no habra sido posible sin el previo desarrollo de un slido y masivo movimiento social. Ms aun, en nuestros das no podramos hablar de Evo Morales sin considerar toda la ola de movilizaciones desarrollada en la dcada del 2000, las cuales precisamente fueron proceso procesos de lucha que se oponan a las reformas privatizadoras que comenzaban a ser impulsadas en Bolivia. Qu ocurre entonces con la experiencia de Bolivia, la figura del MAS y Evo Morales? Podramos problematizar la hiptesis predominante segn la cual el gobierno de Evo Morales sera la forma ms acabada de cristalizacin de la accin colectiva desplegada desde diversos escenarios de lucha desde el ao 2000, (o si) el actual gobierno sera un simple usurpador del proceso de lucha abierto por los movimientos sociales (Chavez, Mokrani & Uriona. 2010. Pg 73).El caso de Bolivia es precisamente una experiencia en donde la accin colectiva se cristaliz en la figura del gobierno de Evo Morales. El ejemplo de Evo Morales en Bolivia, puede ayudar a dar una discusin respecto de esta dicotoma que se evidencia entre los movimientos sociales y su relacin con el Estado. El contexto boliviano del 2000 al 2005 evidencia una gran inestabilidad poltica, una baja representacin de la ciudadana por parte de los polticos profesionales, por otro lado el hecho de contar una ms de un 60% de poblacin indgena. Sin embargo, Evo Morales, a pesar de ser el primer presidente indgena de Amrica Latina, llega al poder y desarrolla su carrera poltica, desde el movimiento cocalero el cual a pesar de tener un componente territorial evidente, como lo es el hecho de trabajar la tierra, tiene adems otro elemento que dice relacin su rol de dirigente sindical cocalero. En ese sentido podramos interpretar que las pretensiones de Evo Morales de instalarse en el poder tienen que ver con la tradicin de exigencia a la institucionalidad que lo forj, es decir, el hecho de apelar al Estado. Y por otro lado el gran apoyo que recibi Evo Morales no puede entenderse sin las grandes antesalas a este proceso de toma de poder que son la Marcha por el Territorio y la Dignidad durante los noventa, buscando el reconocimiento constitucional y la seguidilla de reventones sociales durante los aos 2000. Por qu entonces Bolivia parece ser una excepcin a la teora? Pues porque una teora no puede abrazar absolutamente todas las particulares y complejidades de distintas colectividades y mucho menos si hablamos de colectividades en movimiento y en constante reinvencin, esa es precisamente la esencia y la vitalidad de todo movimiento social.Pero hay otras experiencias a nivel latinoamericano, en el mismo Bolivia hay comunidades indgenas autnomas que por su naturaleza menos masiva han sido menos contingentes a la hora de rescatar episodios de accin colectiva, pero ejemplos como la guerrilla zapatista y los indgenas de Chiapas nos hacen pensar que no necesariamente el desarrollo de todo movimiento social tiene como fin alcanzar el ejercicio del poder en el Estado, ms aun, podemos afirmar que no todo movimiento social depende del Estado para alcanzar sus cometidos y fines. La guerrilla zapatista buscaba tomarse el poder? Pues no, el objetivo de la guerrilla era precisamente el de mantener a raya la figura del Estado, para que los indgenas pudieran desarrollar su autonoma en forma comunitaria. Tambin podemos ver el caso del MST -Movimiento de los Sin Tierra- en Brasil, que precisamente es el movimiento Latinoamericano que ms sujetos involucra en sus aras, y que ha tenido un componente de lucha ligada directa y esencialmente a la tierra y el territorio. Sin embargo, ha sabido mantener un rol poltico institucional considerable, apoyando por ejemplo el gobierno de Lula Da Silva. En esta experiencia encontramos una suerte de pndulo, entre la autonoma y las ganadas institucionales con el Estado. Al respecto podemos mencionar un elemento esencial: Que los movimientos sociales transitan desde la autonoma al dilogo con las figuras estatales. Y se ha manifestado, casi de facto, que los Nuevos Movimientos Sociales, los de nuestros das, por definicin no buscan alzarse con el poder, de forma total. Podramos entonces extraer ciertas ideas producto de la discusin que hemos planteado anteriormente: 1) Queda de manifiesto la existencia de una suerte de vocacin estadocntrica bastante fuerte durante buena parte del siglo XX, es decir, que la figura del estado era un fin, el cual deba ser tomado o a lo menos aspirar a una influencia de este, a saber, que la experiencia perfecta supona la toma del poder, para desde all dar soluciones que eran aprehendidas desde una determinada ideologa. Este era de hecho el mapa bsico sobre el cual se guiaban las izquierdas tradicionales. 2) Podemos mencionar que la figura del Estado, y por consiguiente, la imagen del poder, se vuelve ms funcional que ideolgica. En ese sentido, la pertinencia al Estado se torna en funcin de las demandas y exigencias de cada movimiento social. Ello explica por un lado que el MST pese al millar de adherentes an no se constituye en partido poltico. Tambin da cuenta del porqu Evo Morales an persiste en el poder y con una oposicin vergonzosa numricamente, pues es un presidente que garantiza ciertas exigencias histricas como la no privatizacin de los recursos, el respeto a la identidad cultural e incluso la autonoma de ciertas comunidades, en definitiva, capaz de interpretar los discursos del movimiento con el cual lleg al poder. La figura de Evo Morales no se transformara entonces en un usurpador del proceso a pesar de que ciertas actitudes del MAS pueden llevar a suponer que el que no est con el MAS no est con el proceso de cambio (Chavez, Mokrani & Uriona. 2010. Pg 91), en ese sentido, podramos suponer que se personaliza el proceso de cambio en la figura del MAS como forma de mesas poltico, lo que histricamente jams ha tenido un buen desenlace. A pesar de toda la implicancia poltica, legal e ideolgica que subyace, figuras como Lula Da Silva en Brasil o Evo Morales, son funcionales a los sujetos que componen los movimientos sociales y no existe necesariamente una lealtad ideolgica o partidista de por medio. Sin embargo, es inevitable la existencia de ciertos bloques que continan concibiendo al silln del Estado como un fin ideal, el cual debe ser alcanzado y desde all gestionar soluciones, desde el ejercicio del poder institucional. Esta imagen viene a ser la de la antigua izquierda militante que ya sea por va revolucionaria o democrtica buscan alzarse con el poder. Esta es una diferencia sustancial en los tipos de sujetos que se configuran dentro de estos Nuevos Movimientos Sociales. La cara ms visible de la guerrilla zapatista en Chiapas, el Subcomandante Insurgente Marcos realiza un alcance similar:Un revolucionario se plantea fundamentalmente transformar las cosas desde arriba, no desde abajo, al revs del rebelde social. El revolucionario se plantea: vamos a hacer un movimiento, tomo el poder y desde arriba transformo las cosas. El rebelde social organiza a las masas y desde abajo va transformando sin tener que plantearse la cuestin de la toma del poder (Marcos. Recuperado en Zibechi. 2008. Pg. 117). Precisamente esta distincin entre revolucionario y rebelde social es la que nos ayuda a entender un cambio de paradigma entre los nuevos movimientos sociales y los de antao. Esta imagen del revolucionario que toma el poder est en directa relacin con la influencia marxista que recibi la izquierda y que ha recibido durante toda su historia, pensamiento que precisamente plantea la toma del poder por parte del pueblo: dictadura del proletariado. Y por consiguiente el sujeto de lucha que se configura bajo esta perspectiva y en concordancia con los partidos polticos de izquierda que imperaban en la poca era el del trabajador en la fbrica. Es decir, si pensamos que la afinidad entre los movimientos sociales y los partidos polticos era de gran envergadura durante el periodo de los aos setenta y teniendo en cuenta el planteamiento ideolgico marcadamente marxista o socialista de las vanguardias polticas y partidos polticos, resulta natural esta vocacin revolucionaria de querer alzarse con el poder. Siguiendo el mismo hilo conductor de esta idea, podemos dar cuenta y explicar este viraje desde el revolucionario al rebelde social, en el sentido que las grandes confrontaciones entre los bloques antagnicos e ideolgicos, como lo fue EEUU y la URSS se derrumba. En los noventa asistimos a lo que Francis Fukuyama llam el fin de la historia, que no es ms que el fin de las grandes disputas ideolgicas. Podemos suponer entonces que se reconfigura un nuevo tipo de sujeto y que las luchas que liberar este sujeto sern otras y de diversa ndole. Luchas tnicas, anti-globalizacin, asuntos sociales como la educacin o la salud, han sido el acento que los movimientos sociales han otorgado a estos primeros aos del siglo XXI.

ConclusionesAmrica Latina es el continente de las diferencias, no contamos con un clima comn, un lenguaje nico, incluso las formas de mestizaje nos han afectado de distinta forma. Sin embargo, es comn nuestra historia y la forma en que nos han violado y explotado a lo largo de los aos, son comn las dictaduras y las luchas de los pueblos. Pero cada uno de esos lamentables elementos comunes salva su particularidad en su propio contexto geogrfico y social. Aun as hay una explicacin que podra zanjar las dudas sobre la relacin entre Estado y los Nuevos Movimientos Sociales a un nivel ms macro. Esta relacin se sustenta en el elemento funcional o meramente prctico que posee la figura del Estado para los movimientos sociales, ya no el elemento ideolgico socialista de antao, sino algo ms concreto y aterrizado a las vivencias cotidianas de los sujetos en movimiento y el cual el Estado puede (debe) ser una herramienta para zanjarlos. Sin embargo, el componente ideolgico del debate y la lucha poltica se reserva para la accin comunitaria, para el encuentro entre sujetos oprimidos que dialogan entre s. Aun en nuestros das confundimos la poltica con lo que es la partidocracia (burocrtica, elitista y estatal). La accin poltica en los movimientos sociales es, sin embargo, una accin cotidiana y soberana de dilogo por pensar otras formas a este (des)-orden imperante y enajenante. El ejercicio poltico, desde los movimientos sociales, es la accin de pensar Otro Mundo.

BibliografaGarcs Mario (2003) La revolucin de los pobladores, treinta aos despusGarcs, Mario (2012) El despertar de la sociedad: Los movimientos sociales en Amrica Latina.Lpez, Ociel Al (2002) Los movimientos sociales en Amrica Latina: de las identidades sumergidas a la reocupacin del Estado-nacin.Chvez, Patricia; Mokrani, Dunia & Uriona, Pilar (2010) Una dcada de movimientos sociales en Bolivia.Zibechi, Ral (2008) Autonomas y emancipaciones: Amrica Latina en Movimiento