Monolito VI

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Revista literaria Monolito. Sexto número.

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Julio Cortázar, a muy temprana edad, descubrió que “todo era relativo, que todo era precario; había que vivir en

un mundo que no era ese mundo de total confianza y de inocencia”. Y es que desde hace mucho tiempo hasta la

verdad se ha puesto en duda. Con el paso de los años, de generación en generación, la verdad ha ido perdiendo

su color, se ha deformado, y al día de hoy se nos presenta como una pieza abstracta que posa dentro de una

vitrina de algún museo del mundo. La verdad es la brújula que nos indica cuál es el camino por el que hay que

seguir. Es evidente que si nuestra brújula no sirve o está mal hecha, nos perderemos en la infinitud de la

naturaleza orgánica y del pensamiento. Por perdernos en la naturaleza no hay tanto problema, no hay drama,

pues el ser humano se adapta a todo; sin embargo, ir a la deriva en el mundo del pensamiento es peligroso,

porque allí habitan todas las definiciones acerca de todo lo que conocemos y no conocemos. En ese lugar todo

es moldeable, nada se destruye, todo es fecundo: es como un tablero infinito con espacios definidos donde

caben todas las piezas etéreas inimaginables; allí toda pieza encaja a la perfección y comienza a echar raíces sin

importar qué fruto dé.

La degradación del lenguaje origina definiciones erróneas, acepciones contrarias a los significados reales de las

palabras. Al no conocer el verdadero significado de tal o cual palabra, lo que te digan o se diga colectivamente

acerca de la definición de una palabra se tomará como cierto –sin preguntarnos- y se creerá y actuará en

consecuencia. El peligro de ir agregando eslabones erróneos a esa cadena no es otro más que el decaimiento e

involución de la sociedad, pues el lenguaje –desde los primeros monos nómadas que salieron de los bosques

para explorar- ha servido para comunicarse: actuar en conjunto para realizar una tarea que un solo individuo

sería incapaz. Si no tuviésemos la necesidad de buscar alimento para subsistir y dar de comer a nuestras familias

-dado que el terreno nos ofrecería todo tipo de alimento-, seguiríamos viviendo en los árboles, cubiertos

enteramente de pelo, y expresándonos mediante gruñidos o gritos, seríamos relativamente independientes.

Desafortunadamente no es así: dependemos de todos. La dependencia obliga a relacionarnos para obtener

alguna cosa, dígase salud, trabajo, etcétera. Estas benditas relaciones se logran mediante el lenguaje, y para que

ese lenguaje sea entendible se pone sobre la mesa el diálogo que es el puente por donde pasan las palabras y

estas a su vez llegan al individuo. Hecho esto, se actúa en consecuencia del sinnúmero de vocablos expresados

con sus respectivas definiciones, y se consuma la acción del diálogo al realizarla, ya sea corpórea o mental. Sin

embargo; la virtud de la acción dependerá exclusivamente de las definiciones expuestas; si los significados

presentados no corresponden con la verdad se realizará una acción mentirosa, y si se han expuesto definiciones

con verdad, se realizarán acciones verdaderas. De esta manera podemos ver reflejado el grado de

descomposición de nuestras sociedades, ya que somos el resultado de nuestro lenguaje.

Lamentablemente, el resultado de las acciones que se realizan diariamente en la mayor parte del mundo –y que

los medios de comunicación se encargan de presentarnos-, son actos realizados con mucho más apego en la

mentira –en el terreno que el lector guste, bien puede ser el político, de seguridad, deportivo, etcétera; diálogos

no apegados a la verdad porque actúan en base de definiciones erróneas. Así, hemos exiliado a la verdad y bien

valdría la pena ir a buscarla y de rodillas pedirle que regrese.

JUAN MIRELES

http://wwwjuanmireles.blogspot.mx/

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4 de febrero de 2013

Revista Bimestral

De poesía, poetas y consideraciones

A estas alturas de la historia humana, la poesía ha pasado junto a ella, como no

podía ni puede ser de otra manera, por muy diversas etapas y modismos;

dejando también su inevitable rastro, a lo largo de sus renglones. Unas veces

vanguardista, otras con las regresiones propias, que autores de genuina

exquisitez le fueron imprimiendo; devolviéndola sin prejuicios o con

ingenuidad a su origen juglar, romancista, modernista o lírico. Corresponde a

los especialistas en este campo esclarecer los detalles de su devenir en el

tiempo, otras cosas podrían ser tomadas como intrusismos inoportunos e

inadecuados de actores comprometidos en los quehaceres de sus obras. Bajado

el telón, nunca son los propios artistas los mejores opinantes.

No obstante, los autores que se han marcado objetivos de compromiso, sean

noveles o con cierto bagaje, se ven hoy, como otros en su tiempo, al llamado de

tener que reflexionar a fondo sobre el terreno que pisan, lo que es una constante

y lo que no, lo que se demanda y lo que en verdad es necesario, cosas que no

están en el mercado pero sí tienen una gran presencia en el angustioso grito de

humanidad que reclama el planeta entero.

Nuestra época, se nos antoja así, un pantanal peligroso en el mismo corazón del

postmodernismo –en muchos aspectos, todavía sin definir adecuadamente-, con

el añadido del considerable avance tecnológico, donde autores precoces y

ávidos de golosina, se presienten audaces guerreros, a edades donde la vanidad

aún no ha experimentado el paso de la pulidora de la vida, ni sus escasas

experiencias les han podido brindar, todavía, la fuerza oportuna para escapar

victoriosos de la entropía que acuña el momento. Sería como caer en el

remolino de una mediocridad con “brillantez”, que va dando vuelta y vueltas

nada más haber comenzado su andadura. Un desenlace poco deseable para

nadie y donde podrían perderse prematuramente autores con potenciales

excelentes.

El mismo Juan Ramón Jiménez, considerado no ya poeta, sino maestro de

escuelas de poetas, declaraba cercano a su final el gran arrepentimiento que le

producía haber publicado buena parte de su trabajo. Estamos mencionando a un

Premio Nobel –cuando el Nobel era el Nobel-: “estoy arrepentido de la mayor

parte de los libros que he publicado, y mi obsesión actual es no haber

esperado…”. Salinas reflexionó también considerablemente sobre la

importancia de tres aspectos; originalidad, fondo y belleza, necesariamente,

para él, por ese orden. Los debates entre autores coetáneos florecían con ricas

opiniones aportadas para el verso libre y la métrica. Ha llovido mucho desde

entonces.

MONOLITICOS

Juan Mireles

Director Editor

Mario Islasáinz

Editor

Cristina Arreola

Editor

Alejandro Montaño

Colaborador

Vito Cano

Comiendo uvas

Arte de portada

Justina Cabral

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La conjunción pasional entre fondo y forma introducidos por un preclaro Miguel Hernández, derribaron

algunos postulados preestablecidos, pero no sin antes haber pasado por los tirones de orejas propinados por

su amigo y maestro, ese Neruda irreverente y singular que había revolucionado y elevado, casi en solitario, la

importancia de la imagen en la poesía: “Abandonado como lo muelles en el alba…”, una exactitud en la

transmisión del sentimiento que se acerca más al álgebra que al fotograma, sencillamente no hay nada más

abandonado que un muelle en el alba. M. Hernández, ya había reconocido en Neruda que para escribir así

hacía falta “una imaginación muy trabajada, no muy trabajosa” (en Poesía y prosa de guerra).

Pero no nos asustemos, al menos todavía; esos grandes maestros a los que ofrecemos nuestra admiración,

cariño, simpatía y tanto nos han enseñado y enseñan, no estuvieron tampoco exentos de mediocridades, a

veces casi inaceptables. Para eso no hay más que leerlos por orden cronológico, aunque, por otro lado,

siempre advierten fuertes dosis de genialidad a todo lo largo de sus trayectorias.

Es importante observar con insistencia este exasperante relativismo del momento, el mismo que ha

condenado a la lírica y la ha sumergido en los cajones de la nostalgia, adjetivándola de “asunto ya superado”,

mientras que ha situado a la forma y a la belleza en la cumbre del buen gusto literario, aunque en la mayoría

de los casos la emparienta con la tristeza. Entendiéndose que no debiera haber contradicción alguna entre una

cosa y la otra, las prácticas literarias vienen demostrando lo contrario, siendo presas de un dualismo

irreflexivo, a veces más que abominable. Hasta el punto, de que como ya dijera alguna vez el mismo que

suscribe en algún otro lugar, nos recuerda a aquel pasaje de Cervantes en “El Licenciado Vidriera”, cuando

viendo a una madre acompañando a su hija no muy agraciada físicamente, le decía: “Hace usted bien en

empedrarla señora, porque se pueda pasear”. Así, buscando en los anchos márgenes que ofrece el campo de

la poesía, muchos autores sucumben también a los encantos de la singularidad del surrealismo, llevándose

sus expresiones más allá de los más comunes de los mortales, y si bien todo es aceptable, incluso encomiable,

tampoco es de imaginar que la literatura se fuese llenando de meta-poetas, y que ésta se aprisionase en las

más exquisitas élites de la cultura. En tanto la demonizada lírica se adormece y se llena de polvo, como bien

advirtiese Gustavo Adolfo Bécquer refiriéndose al arpa, esa que yacía del rincón en el ángulo oscuro.

Otros, en cambio, se apresuran a la poesía social, cual oportunidad de denunciar directamente los abusos de

los poderosos. Eso está bien, es un noble ejercicio. Pero no se pasen por alto los delicados márgenes que la

sostienen, porque a menudo nos llevan al panfleto. Es más difícil de lo que parece. Tampoco se subestime

desde estas posiciones a los interioristas, ni a los aparentemente infantiles. Pudiera no haber todavía mejor

labor social que elevar a los corazones, cuando nos llevan a esa ternura que olvidamos a menudo

involucrados todos en la rutina de la vida, y nos alejamos inconscientemente de lo que es real, humano y sin

embargo nos avergüenza. Es también de señalar los grandes problemas y las fronteras que no se deben

traspasar desde estos estilos, para que sigan siendo arte. Cosas como el amarillismo literario, la domesticidad

y el simplismo. Son asuntos en los que fácilmente caemos sin darnos cuenta.

Sin ánimo de que esto sea un ladrillo: Es preciso puntualizar que no lo ha escrito ningún doctor en letras, más

bien uno que ha vivido más del esfuerzo de las manos y de las costillas que de su cerebro. Uno que tiene más

que aprender que enseñar. Uno que nunca supo vivir de la poesía, pero se desvive por seguir viviendo con la

poesía. No es intención del artículo atemorizar a nadie para que deje de escribir, todo lo contrario, porque es

así como únicamente se aprende -el que suscribe lo dejó durante un tiempo y ahora se arrepiente-. Se trata

más bien de hacer un ejercicio de reflexión, una vez asumido que se quieren alcanzar determinados objetivos

en el mundo de la Poesía, y únicamente para aquellos que lo hayan asumido. Dicho de otro modo; son sólo

algunas cosas a tener en cuenta si queremos entregar lo mejor de nosotros mismo a quienes estén dispuestos a

leernos. Y también, como no, aportar una más de tantísimas opiniones como cualquiera de las que pueden

caber en un asunto como este.

Por Casiano Cerrillo Domínguez

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Aun siendo una especie muy difundida, son pocos los estudios, cuando menos rigurosos, que podemos

encontrar a lo largo de la historia sobre este personaje que ha poblado la tierra desde que tenemos conciencia

de su existencia (de la tierra por tu puesto). Sin embargo, tan acostumbrados estamos a su presencia, tan

familiar nos resulta, que pasa inadvertido por nuestras vidas y solo notamos su presencia cuando nuestra

irritación, nuestra colmada paciencia o nuestro estrés nos anuncian un inminente accidente cardiovascular.

Uno de esos infrecuentes estudios (esos de los que anotábamos antes, en el párrafo anterior) es el del célebre

profesor ruso de origen canario, Nemesio Isa, conocido en los ambientes científicos canadienses como Hector

Antrovich, que en su magnífico pero apenas divulgado estudio Estructura genética de los primeros

pobladores de la isla de Ibiza [1], realizó una minuciosa prospección entre 10 pobladores, llegando a una

conclusión ––algunos eruditos piensan que se pasó dos pueblos en la extrapolación––, cuando menos,

inquietante: el 23% de la población mundial puede ser englobada en este grupo de gibones. Inquieta más, si

nos lo paramos a pensar, el saber que el 77% restante tenemos que padecer los constantes ataques, las

insoportables conferencias o los criminales discursos de todos los “Juan Pelmazo” que pueblan la tierra. Claro

está ––hay que decirlo con toda la rotundidad–– que nuestra preocupación solo tiene que circunscribirse a

nuestro entorno urbano o más cercano. Es precisamente en ese entorno donde las “hazañas” del señor Pelmazo

pueden erosionar nuestra salud mental y, porque no decirlo, la física. Puede ser nuestro vecino del 5º, nuestro

peluquero, nuestro cuñado o nuestro confesor.

Ataca siempre por sorpresa y desafiando toda clase de inclemencias; frio polar, calor africano, lluvia

londinense o terremoto belga (no se sorprenda el lector, en contra de lo que pudiera parecer en Bélgica son

muy comunes los terremotos, léase el tratado a este respecto del sismólogo y vulcanólogo jamaicano

Alexander Epi Centro [2]), nada impide al felino estar al acecho de la víctima propicia.

En un incunable que se conserva en un estado extraordinario, encontrado en la Capilla Sixtina (durante unas

obras de fontanería realizadas a finales del siglo XIX) y atribuido al Cid––si, lo que leen, al Campeador, a ese,

a Rodrigo Diaz, no se rían–– con gran dificultad pude leerse (con lupa de gran aumento) el siguiente extracto

de un romance que, suponemos, era más largo en su original:

Encontrabase camino

de Villareal de Medero

un juglar de Argamansilla

al que llamaban Madrazo

Dieronle de orinar las ganas

y se aparté del sendero.

Aqueste preciso instante

cuando el (...) se agarraba

1 Editorial No llores por mí Argentina – 1995. Colección Cuando el río suena / 2 Tratado de complicaciones falleras en la ciudad de Bruselas. Editorial Lotaringia –

2001.

ATLAS ELEMENTAL DE ANTROPOLOGÍA URBANA Por José Rico-Villademoros

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La capilla sixtina

en lontananza observó

que desde un cerro oteando

Juan Pelmazo se encontraba.

Tuvose Madrazo que huir

(fízole poca gana

el frenar su incontinencia)

pero diose por elegir

miccionar o pa la Habana. [3]

Es nuestro amigo, por lo general, persona muy solitaria (a estas alturas el lector ya habrá adivinado los motivos

de tal circunstancia) y gusta de darle a la bebida, bueno, más que gustarle, da la impresión que vive para ella.

Viste de manera sencilla, poco llamativa y esto le permite pasar inadvertido entre la multitud y así poder

seleccionar a sus presas con más facilidad. De estar casado (o vivir “en pareja”, como dicen los aristotélicos),

sufre un enfermizo temor reverencial que le obliga a permanecer callado cuando se encuentra en casa y es

capaz de pasar varios días sin hablar y asintiendo a todo lo que su pareja le espeta.

3 Utilizando la prueba del carbono 14 se sabe que este incunable data de 1088 por lo que es poco creíble que en la época se conociera la existencia de La Habana

(Cuba). Gracias a los descubrimientos del profesor Bruno Cerciórate (Habaneras de la Giralda – Editorial La Guayabera – Sevilla 1935) sabemos que en la provincia

de Badajoz (Hispania), en el sur, hay una población llamada Habana que se hizo famosa por contar como hijo predilecto con un tal Madrazo, oriundo de Argamansilla,

juglar y personaje citado en un romance descubierto en un incunable en la Capilla Sixtina durante unas obras de fon... Está claro: es nuestro Madrazo.

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Es curiosa la casi total inexistencia de este espécimen en el género femenino; el analista de mercados

financieros Ferdinand Standard y Fitch, durante sus años de investigación en la Dagong Global Credit Rating

(agencia de calificación china) y después de haber realizado un minucioso estudio de campo [4] en la

Academia Militar de West Point, señala con una osada contundencia ––y a mi entender, con una certera

clarividencia–– que la falta de pene en la mujer le hace menos vulnerable a este tipo de patologías.

Múltiples y variadas son las formas de ataque de este devorador de tiempo. Una relación, no exhaustiva, de

sus estrategias es la siguiente:

–– ¿Perdona amigo, puedes decirme la hora?

Hombre, en estos tiempos que corren, no darse cuenta de que esta pregunta solo puede indicar dos cosas: o

es Juan Pelmazo o nos van a pedir la billetera a punta de navaja, significa que no estamos preparados para

vivir en sociedad.

––¿Podría indicarme por donde voy a la calle...?

Pregunta muy común en los periodos estivales, cuando la afluencia de turistas se hace insoportable. Puede

ser que paguen justos por pecadores pero ante esta pregunta lo mejor es que sigas tu marcha como si no la

hubieras oído o bien le indiques una calle que se encuentre a varios kilómetros de tu situación (utiliza el

Google Maps de tu smartphone), esto tiene la ventaja no solo de que quedas como un ciudadano educado,

también sirve para no correr el riego de que te vuelva a encontrar en un futuro. Otra solución es que pases la

patata caliente a otro transeúnte y te largues (en Villadiego, “tomar las de...”).

––Caluroso día. ¿Verdad?

Es comprensible que se apodere de ti un odio irrefrenable. Treinta y cinco grados a la sombra, llevas toda la

mañana de compras absurdas con tu señora esposa, te acaban de comunicar que tu hija se ha fugado con un

armenio a Miami, el mayor que tienes en casa (cuarenta y cinco añitos) le acaba de pegar un leñazo a tu

Mercedes y, cuando consigues que el aparentemente solitario, parque, un banco a la sombra ¡zas!, aparece

Juan Pelmazo afirmando una verdad tan irrefutable como las gotas de sudor que, cual cascada, discurren por

toda tu cabeza y axilas. ¡No hay derecho! te dices a ti mismo (es decir, mismamente a ti, o “No hi ha cap

dret”, que dicen en Esplugues De Llobregat –– Cataluña, España (¿?)-; pero te lo dices con esa impotencia,

con esa sensación de batalla perdida que provocan las varices que padeces y que impiden que puedas

levantarte y huir.

En fin, no deseamos abrumar al lector con una larga y tediosa lista de frases utilizadas por nuestro Juan

Pelmazo para atacar con éxito.

Finalmente unos consejos para poder evitar el posible ataque de este esfirénido: no se pare en la calle, no

hable en el ascensor, no frecuente parques y jardines, no devuelva sonrisas a los desconocidos, no haga

preguntas al taxista, mantenga siempre un rictus de mala leche y encono y si es necesario, solo como último

recurso: utilice el grito de Tarzán. Eso sí, con mesura; no vaya a terminar sus días con un edema pulmonar.

Qué razón tenía Pancho Villa (el boxeador; tranquilos) cuando dijo aquello de “un hombre parco en palabras

es un tesoro”.

4 Sostenibilidad y amenorrea en los sargentos de artillería. Usos y clasificaciones. Editorial Bush & Bush. Massachusetts, 2005 (descatalogado).

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1) El término

Paradoja del interventor

Gonzalo Hidalgo Bayal Del Oeste ediciones. 2004.

El protagonista personifica al hombre de hoy. Un ser desorientado tras perder el tren de los valores que ya

han quedado caducos (la familia, la tradición, el trabajo, la religión...). En su extravío emocional no

encontrará refugio en la ciudad (sociedad) que le interpela y continuará caminando en un quimérico

descenso a los infiernos, en busca de respuestas plausibles. Creerá lo que le dicen: Que aquel tipo de allí es

el interventor (el diosecillo que debería ayudarle y guiarle), que quizás pase otro tren....Nada será cierto y

la esperanza del individuo se irá diluyendo sin remisión.

La simbología es clave en el relato. Tanto como las connotaciones religiosas y bíblicas: El Cristo, el Vía

crucis, la prostituta que preconiza la muerte, el fuego, los números, la frágil botella a modo de cáliz que

nunca se romperá, el abrigo sin dueño que acabará crucificado sobre un hierro y ese último camino de

Emaús que toma el protagonista, una vez resucitado del incendio, para perderse quizás en el inicio.

Los influjos de Kafka (la incomprensión/aceptación de lo que le rodea), de Borges (el tiempo y el abstracto

laberinto por el que uno itinera), de Martín Santos (la bajada a los infiernos del lumpen), incluso de Beckett

(que inútilmente espera a un Godot que ya no existe), están presentes de modo difuso a lo largo de la

novela.

Hidalgo dibuja un paisaje deshumanizado, en una gama de actualísimos grises, un entorno cuajado de

personajes sin nombre (excepto el Cristo) en el que la sociedad, representada por la ciudad, se torna

implacable para aquellos que sólo esperan. Es una novela sobre la inocencia y contra el paroxismo. Una

novela que nos muestra los terribles resultados del conformismo y de la pasividad social.

Es esa misma incapacidad de dar una respuesta colectiva la que ya ha comenzado a herir la piel de nuestros

hijos.

Por Javier Sachez

Paradoja del interventor

Extraordinaria y rompedora novela del escritor extremeño

Higalgo Bayal. Con un rico e inusitado lenguaje nos

sumerge en un atisbo de laberinto emocional y existencial

donde el protagonista, de cuyo nombre no quiere

acordarse, deambula insomne por las calles de una ciudad

que le recibe pero que no le acoge. El individuo, tras perder

un tren de insondable destino, permanecerá en la estación,

esperando la llegada de la próxima máquina, resistiendo

pero sin luchar, soportando la intransigencia del frío y el

frío de los humanos.

En un castellano que a veces se empapa de barroco,

Hidalgo nos muestra un personaje kafkiano, sumido bajo

una superestructura social que no comprende pero que

acepta.

Todo lo jerarquizado y colectivo que va apareciendo en la

novela (el Hospital, la policía, el Ayuntamiento, La Iglesia,

la jauría humana que conforman los jóvenes...) le ningunea

y le agrede. Sólo el devaneo con algunos personajes

(individualmente tratados) le confiere un pasmo de ternura.

12 ESCRIBA EL TÍTULO AQUÍ

Mercadillo

VITO CANO Decisión y vértigo

El profesor de literatura sacó un día a su alumno preferido de clase y lo colocó en el centro de la

biblioteca más grande de la ciudad. Por mucho que vivas, le dijo, por muy ávido de lecturas que seas, a

lo más que alcanzarás será a leer uno o dos de esos estantes. Y, por si fuera poco, a la vuelta de un

suspiro, habrás olvidado la mayor parte. El resto te será por siempre inaccesible. Lo que queda fuera

del alcance de la yema de tus dedos es infinito. El quid de la sabiduría no estriba tanto en abarcar como

en saber elegir. Y el muchacho se quedó boquiabierto, con levadura de hormigas en el estómago. Eso

que llaman vértigo.

Continúa…

13

Cuando me asomo a un cuadro de Vito Cano siempre me viene a la cabeza la historia de la librería y del

vértigo. Será porque le conozco desde que emborronó su primer lienzo y, justo por eso, sé la de

laberintos que ha recorrido su mano hasta alcanzar la maestría de la elección perfecta. De la

abstracción a la imitación, de lo figurativo a lo fantástico. El vértigo de un horizonte sin límites. Muchos

artistas se pierden en ese paisaje y en esos laberintos. Vito Cano, que llegó a la pintura sin nada que

perder, miró al abismo y tuvo clara la elección. El color como expresión, la fantasía como declaración de

intenciones, la dulzura como manifiesto. Que el mundo es ancho y ajeno ya nos lo enseñó el poeta; que

trae las alforjas cargadas de días áridos y grises lo sabemos por las cicatrices que va dejando en nuestra

propia alma. Pero también tiene días luminosos y corre por la calle gente amable y a la que le quedó un

pellizco de niñería en los ojos. Esta fue la elección que hizo Vito Cano. La que le convierte en ese artista

tan particular, tan reconocible, tan él mismo. Se sentó un buen día frente a un lienzo en blanco y decidió

desdeñar el lado sucio y árido del mundo. Está ahí. Existe. Pero que lo pinten otros. Continúa…

Me voy

14 ESCRIBA EL TÍTULO AQUÍ

Comiendo uvas

VITO CANO http://www.vitocano.es/

Asomarse, entonces, a la obra de Vito Cano es tomar conciencia de que miramos un diminuto y humilde

estante de esa inabarcable librería que es la vida y su batalla, sí; pero también intuimos que somos

testigos de algo más, que eso que miramos es el estante luminoso y noble, colorista y auténtico con el que

un artista de talento ha decidido contarnos el mundo. Su elección. Su propio refugio de colores contra el

vértigo.

Texto de Florián Recio.

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Como en un lienzo de Dalí se derrama mi sangre por la alfombra.

Incontenible.

Incontrolable.

Me atrae su iridiscencia.

No parpadeo.

Tampoco pienso en el dolor que seguramente martiriza mi vientre. Cuando te clavan un cuchillo en el medio del

abdomen el dolor debería ser normal. Pero éste no es el caso.

Estoy obnubilada por la abstracción que sin proponérmelo estoy creando.

Es mi obra maestra.

La intensidad del rojo es estrepitosa, lacerante. Con ningún pigmento alcanzaría esta perfección.

Mi cuerpo tiene bruscos estremecimientos facilitando que la sangre salga a borbotones. Me maravilla ver cómo el

rojo se deposita en las minúsculas cavidades blancas de la alfombra y las posee en un orgasmo de color.

Temo que la fuente de sangre se agote.

Intento controlar los estertores y dosificar en lo posible su salida.

Detengo la respiración y el pulso de mis sienes.

Me tranquiliza notar que mi corazón palpita con suavidad.

Casi en silencio.

El surrealismo de mi obra se magnifica.

Las manchas de color vienen y van y sin proponérmelo, adquieren formas inimaginables.

Cobran vida, sal tan, se comen y poseen unas a otras,

se agigantan hasta devorarme

y luego me desechan.

Este es mi momento cumbre. Estoy en la cúspide de la realización. Mi paleta es única, los trazos son perfectos, los

volúmenes no tiene competencia. Entonces el estruendo de una sirena me distrae de mi concentración y el dolor agudo aparece transformándose en

protagonista. La intensidad del dolor compite abrumadoramente con mi satisfacción. Miden sus fuerzas, los ruidos

avasallan, y el desplome viene cuando unos pasos despiadados pisan mi obra masacrándola, violándola. La sangre se

adhiere en las suelas de sus zapatos. Las gotas se desvanecen perdiendo su intensidad. Se desparraman quebrando sus

formas y esencias.

Intento gritar para detenerlos pero los sonidos no cobran vida en mi garganta.

Un impenetrable telón de oscuridad me posee destruyendo mi obra y seguramente mi vida.

Araminta Gálvez, marzo 2012

OBRA MAESTRA por Araminta Gálvez

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SUEÑOS DE INFANCIA por Natalia Haydée Lasca

para Hugo Lasca, mi padre.

El clásico de los domingos en la mesa familiar era nombrar a su pueblo. Una

y otra vez repetía las mismas historias a quien lo quisiera escuchar. Sus

oyentes a veces estrenaban esos relatos y otros, los más, ya conocían el final

del cuento. No por eso se hacía menos interesante.

Los que estaban al tanto, sabían de su adoración por Berutti, un pequeño

pueblo a 500 kilómetros de la Capital, que lo había visto nacer.

Repasaba los días en la panadería de sus padres, la única del pueblo, la que

no abría los lunes…

Contaba las persecuciones políticas en la familia. Estas historias eran un

legado que su madre y su tía le habían heredado… En esas épocas, la defensa

de los ideales era estandarte.

Los veranos silenciosos con sus días a plenos sol se hacían más largos allí, y

la siesta encontraba a los niños haciendo travesuras, inventado odiseas

diferentes cada tarde. Las tardecitas en la estación esperando ese tren que

trasladaba sueños a lugares desconocidos eran esperadas con ansias.

En las cercanías del pueblo, la inmensidad de los salitrales se asemejaba a un

blanco desierto y se convertía en escenario de incomparables travesías. En

ese momento era impensable que años después, una gran inundación los

convirtiera en enormes lagunas.

Los domingos de fútbol se continuaban, y las peleas eran infaltables entre los

clubes del lugar.

Toda esa grandeza cabía en ese pequeño territorio…

Y un día, en el atardecer de su niñez, sus padres decidieron buscar un mejor

futuro en la Capital y atrás quedaron amigos, la casa frente a la placita, los

familiares tan queridos y el club de sus amores.

Y desde ese día, Berutti dejó de ser para él el pueblito que muchos

abandonaban en busca de nuevos horizontes, para convertirse en un enorme

lugar, poblado de historias apasionantes con grandes personajes, que

ocupaban un espacio aún mayor en su mente y en su corazón. Historias

apasionantes que sus hijos, nietos y quién lo quisiera escuchar, oirían más de

una vez…

Hace unos días, la Ex

Esposa Que Todos

Llevamos Dentro me

despertó a las 5:45 de la

mañana, para encender

el calentador; impidió

que volviera a

dormirme, con una

certera patada en el

culo; me recordó que,

como Ella (la real, la de

carne y hueso) está de

viaje, tengo que

despertar a Diego, mi

hijo adolescente, hacer

que se meta a bañar, y

mientras tanto,

prepararle el pan

francés que me

mantiene con el título

de Mejor Desayunador

del Mundo por séptimo

año consecutivo.

Afortunadamente, mi

hijo es autogestivo de

nacimiento, y además

tiene bien incorporada a

su propia Mamá Que

Todos Llevamos

Dentro, así que en

silencio nos

entendemos, se viste

solo, y cuando salgo de

bañarme, él ya está

lavándose los dientes

sin que yo se lo haya

dicho, lo cual corrobora

mi hipótesis (que mi Ex

por supuesto, no

comparte) de que si le

dices 54 veces que lo

haga, igual terminará…

18 ESCRIBA EL TÍTULO AQUÍ

ATRACCIÓN SEXUAL

El sudor propio de un acercamiento entre cuerpos me hace abrir los ojos y

revisar de donde proviene, mi ropa tendida en el frio piso me hace dudar un

poco de la situación en la que estoy inmiscuido, es como si se tratara de un

sueño, un sueño que se ve roto con la sensación tan placentera de cubrir mi

pene con una especie de pared húmeda, la fricción que esta pared le brinda

es espectacular hace que los pelos de la nuca se me ericen, trato vagamente

de abrir los ojos y consigo abrir solo uno para encontrarme de frente con esa

espeluznante figura, unos ojos desorbitados, un cabello húmedo, una boca

salivante, todo esto me saco de lo que antes había estado sintiendo, mi

respiración se acrecentó y mis manos temblaron, las embestidas propias del

acto sexual no se hicieron esperar, ya no sabía en realidad cómo reaccionar,

los dos puntos se fueron trazando, miedo y placer, mi pene sentía que los

desgarraban y la figura que estaba enfrente de mí era la culpable, el éxtasis

me embriago y todo mi jodido cuerpo se contrajo, pero como si aquella

bestia brutal adivinara lo que estoy sintiendo dejo de moverse y el estallido

fue reprimido, me pidió que me pusiera abajo, ¿cómo? Si boca arriba me

dijo, es como un especie de lenguaje desconocido para mí, solo mi cuerpo

sabe cómo reaccionar, me situó en el lugar antes mencionado, el estupor aún

sigue dentro de mí, toma mi miembro en sus manos y lo dirige a esa parte

cavernosa y húmeda que embona a la perfección con mi maltrecho pene, se

empieza a mover con una furia incomprensible, yo solo disfruto mientras

tiemblo, no articulo palabra, no sé qué palabras decir, solo puedo sujetar sus

pechos para que dejen de moverse con frenesí, el placer se va acrecentando

mientras ella hace más rápidos sus movimientos, su cuerpo se torna rígido al

igual que el mío, estallo en una ola de placer desorbitante, mis manos

tiemblan y aprieto con furia sus morenos pechos, se levanta sigilosamente,

toma sus ropas, se viste rápidamente, se dirige a la puerta y antes de salir,

me dirige una mirada de perversión y sale a toda prisa, es la quinta vez que

la hermana de mi madre hace lo mismo, me deja solo, húmedo y sintiendo

una sensación en extremo rara, no es placer, más bien es un miedo

descomunal.

Por Everardo Martínez Paco

haciéndolo, pero todos

acabarán de malas.

Mientras desayuno, ya

vestido, él se despide

con un beso carrereado y

se va solo a la escuela.

Son las 6:43 y ya los dos

estamos listos para

hacerle frente al día.

Simplemente, no puedo

creerlo.

Antes de partir rumbo a

mi oficina, me descubro

a Mí Mismo

escribiéndole un recado

donde le digo las cosas

que él ya sabe que tiene

que hacer en mi

ausencia… justo como lo

haría su Madre. Lo

pienso, pero no rompo el

recadito, él sabe qué

hacer con él, (ignorarlo,

por supuesto).

Por desgracia, cuando

estoy solo en mi casa la

voz de mi Ex pierde casi

toda su fuerza; es

entonces cuando en las

mañanas, Mi Niño

Interior se acurruca y

dice: “10 minutos más de

sueño, al fin y al cabo,

tengo todo el tiempo del

mundo”.

No cabe duda que mi Ex

nos ha educado bien a

los dos.

Por Alejandro Montaño

19

Le gustaba contemplar el paisaje urbano debajo del puente en el centro de la ciudad. No había gran cosa

que ver: mucho concreto, automóviles en todas partes, semáforos que cambiaban sus luces

insistentemente provocando la ira de los conductores que debían frenar ante la luz roja que detenía sus

vidas apresuradas unos segundos. Indiferencia, lejanía, injusticia y dolor. Eso es todo lo que había debajo

de ese sol rabioso que castigaba la piel y los ojos con su enorme intensidad. Pero para él era distinto.

Desde su perspectiva llovía, sí, llovía continuamente, siempre, de manera metódica y eterna. La lluvia

era su aliada porque mojaba papeles desapareciendo evidencias, reblandecía las rocas humedeciendo el

centro mismo de aquellos monstruos indestructibles, el agua borraba huellas, nublaba la vista, refrescaba

el cuerpo, lavaba las culpas. Las gotas se mezclaban con las lágrimas que escapaban de sus ojos

disimulándolas, haciéndolas menos evidentes. El sol lastimaba, la luna era odiosa, sobretodo en esas

noches en las que el cielo aparecía limpio y salpicado de estrellas. Se burlaba de sus desventuras, era

cruel, le hacía sentir envidia de su placidez. La lluvia, en cambio, no dolía pero sí refrescaba. Por eso, en

su mundo siempre llovía, no podía ser de otra manera. Se recostaba bajo el puente en posición fetal,

mientras las gotas de agua marchaban como soldados en un desfile, con sus fusiles al hombro y el

redoble de los tambores. Pasaban frente a él saludándolo con una sonrisa dibujada en los labios

haciéndolo sentir acompañado.

El puente era un refugio, bajo el cual, admiraba el verde del campo a pesar de la lluvia impasible, miraba

las vacas pastar, las flores multicolores crecer y el arco iris al fondo como la nota maestra en una obra de

arte sin igual.

Bajo aquel techo se volvían mudas las voces de las bocinas histéricas y los motores delirantes. Estaba

contento. No tenía frío, ni tampoco calor. No había nada que le recordara el rostro de su madre con esa

mirada fría y cruel sobre él todo el tiempo. Recriminándolo, golpeándolo, renegando de su existencia sin

importarle cuán hiriente podía ser. Pero eso no sucedía bajo su puente, ahí era rey, dueño, amo y señor.

Por eso se permitía soñar con paisajes lindos, decidía sobre el clima y lo que quería o no escuchar.

Un golpe más, una aspiración más profunda…Sí, ahora escuchaba la música, era dulce, melodiosa, le

daba paz. Miró el campo abierto frente a sus ojos rojos y sintió ganas de correr bajo la lluvia para

experimentar la humedad del césped en las plantas de sus pies. Se levantó con cierta dificultad, estaba

muy débil, no recordaba cuándo había sido la última vez que comió algo. Pero el solvente le daba

fuerzas. Por eso se adelantó con decisión deseaba brincar sobre el agua con sus pies desnudos. ¡Lo hizo!

Saltó sobre el charco saliendo de las penumbras del puente hacia la avenida. El conductor del auto gris

frenó intempestivamente, pero era imposible haberlo esquivado. El cuerpo al ser impactado rebotó sobre

el cofre y fue a dar de lleno contra el pavimento negro y seco.

Sintió la humedad bajo su cuerpo herido. Sonrió. ¡Era el charco de agua! Lo había alcanzado.

Quedó tendido como un papel mojado a consecuencia de la lluvia de sus sueños, la sangre de sus venas

rotas y las lágrimas de sus ojos. Los rayos fieros del sol daban de lleno en aquel rostro de niño

evidenciando su corta edad. Tan solo 10 años recién cumplidos. Pocos, pero aún demasiados para

soportar el peso de tanta injusticia y desolación, del abandono y el desamor. No podía moverse, no quería

hacerlo. Nubarrones negros oscurecieron el cielo intempestivamente y comenzó a llover. ¡Estaba

lloviendo al fin! Lloviendo de verdad. El agua caía sobre su faz llevándose las lágrimas, la mugre, el

sudor, la sangre derramada. Refrescando su inútil existencia. Cuando la ambulancia llegó era demasiado

tarde. El chiquillo había muerto. Una sonrisa poblaba su faz. Por primera vez en su vida…descansaba en

paz.

GOTAS DE LLUVIA por Elena Ortiz Muñiz

20 ESCRIBA EL TÍTULO AQUÍ

21

Por Rebil-Coret

Por Jonathan Vizcaíno

.

En el jardín, la brisa nocturna los acariciaba, al pie de la luna ella reía, él miraba sus ojos

profundos, la tomó de la mano y la llevó a su casa, la tocó despacio y sintió sus labios, sus

labios tristes y secos. Y en el final de la noche, acarició su frente, y la cobijó con ternura,

utilizando hasta el último grano de arena.

Fugitivas tretas gemelas te hicieron despertar una vez más entre el cañón de

las disyuntivas. No obstante, a fuerza de ambicionar esos queridos territorios

te decidirás al fin: declararás tu amor a toda una nación. Te veo organizando

una comitiva real cuya misión es llevar excitantes promesas y espléndidos

regalos jamás vistos. Los quieres, y piensas que para ellos sería mejor que

fueran como tú porque te quieres a ti mismo. Pero hagas lo que hagas,

rechazarán tus torpes y siniestros requiebros, tu trampa inmensa. Ellos bien

saben que sólo buscas clavar tu fálica bandera en su centro umbilical. Furioso,

recurrirás entonces a tácticas de cortejo más severas: les declararás la guerra.

Te veo volteando la tortilla: dices a los tuyos que ellos, los “enemigos”,

estuvieron de este lado de las montañas con las crines ondeantes de

persecución y palpitaciones extremas. Ahora tienes un pretexto para soltar a

tus sabuesos: movilizas al ejército para que pene-tren sus fronteras y sean

sometidos con violencia. Si no es por las buenas, piensas, será por las malas.

Y puede que ante ti se rindan, pero no de amor; que los conquistes, pero con

desgracia… Guerras, no son más que enfermizos romances, imposibles

amoríos, ritual desesperado en donde tú, ave infame, despliegas todo el

abanico de tu artillería pesada para llamar su atención.

El libro Job aterido

(ganador del concurso de

poesía convocado por

Editorial Seleer) del

escritor español Javier

Sachez, embarca al lector

en un periplo

introspectivo que colinda

con dos realidades: la que

vive desde la penitencia -

mar de recuerdos,

visiones aletargadas;

mundo surreal que lo

lleva de nueva cuenta al

lugar del acto-, a la otra,

la más real de sus

visiones: lo actual. Todo

ello se recrea en favor y

empuje del personaje para

que éste logre llegar a su

ansiada esperanza.

El libro está dividido en

seis partes donde el poeta

consigue sumergir al

lector en esas dos

realidades que se

yuxtaponen

sempiternamente, gracias

a los monólogos y

descripciones que logra

generar con versos

magníficamente

hilvanados.No hay

desperdicio de palabras,

todo tiene su razón de ser;

lo poético lo consigue en

cada verso: es una

constelación de imágenes

que juntas recrean en

cada lectura al lector; es

decir, lo integran a la

imagen, lo forma, lo

dibuja, porque solamente

de esta manera consigue

que el lector experimente

el sentir del personaje.

Recomendación http://ipasturgi.blogspot.mx/

UN BESO

MOTIVO DE GUERRA

22 ESCRIBA EL TÍTULO AQUÍ

-Permanece en un estado continuo de melancólica nostalgia. No sé explicarlo mejor, hay algo en su

rostro, como una especie de alejamiento, -dijo el doctor frunciendo el ceño.-

Ha pasado ya tiempo desde qué… evitó continuar, la mujer le miraba fijamente.

Por unos instantes el doctor titubeó, pero solo percibió un vacio en su mirada. Movió la cabeza

negativamente y fijó la vista en su acompañante, esperando algún gesto o comentario.

En ese momento la paciente con los ojos como platos, parecía mirar hacía algún punto lejano.

Los dos hombres se miraron. Uno, cogió la pluma que colgaba de su bolsillo delantero y anotó;

reclusión. El otro hombre escribió:

Sigue en su mundo de fantasía… Siguió escribiendo… la noche, las hadas, silencio, ausencia, no sabe

regresar. Tratamiento electroshock.

Volvieron a mirar a la paciente y se marcharon.

Al cerrarse la puerta de la habitación, pequeñas luces aparecieron tras el cristal. La mujer sonrió, abrió la

ventana y se dejó fusionar por ese mundo mágico que la transportaba.

Los golpes estrepitosos que se escuchan dentro de la casa los despiertan. Vidrio. El niño se levanta y su

papá lo acompaña. Anormalidad inestable. Los ruidos intermitentes. La amenaza. Oscuridad, luz, nada.

Oscuridad, imaginación, luz. Ahora ya no hay ruido. La luz de la cocina. Alguien permanece ahí, en

silencio. El papá mira primero y luego retrocede. El niño mira y ve a un hombre parado e inmóvil. Sabe

esto: ese hombre es igual a su papá. Esta vestido como él. Retrocede. Vuelve a mirar y su papá también

lo hace. Retroceden y el niño empieza a llorar.

ATRAPADA POR LA MAGIA

Nuria de Espinosa

Giulio Guzman Arce

CAPICÚA

24 ESCRIBA EL TÍTULO AQUÍ

Cartografía de un beso

….Decirte pegadito a los labios mordidos

que eres mi todo.

Cuando se besa Yolanda Arroyos Pizarro

se hace de diferentes formas sensuales

Suave,

suavecito en el centro

se surcan los labios con labios

jugar a mordisquear los bordes

despacito.

Besar y devorar las palabras

entrecortadas por las ansias.

Descifrar los lenguajes de la lengua

boca –con-boca

convocados al deseo

de dos cuerpos trenzados

chamuscando la pasión,

comiéndose cada esquina

apretándose,

recorriéndose todos los ángulos,

todos

toditos sin dejar espacios.

Transitar todas las curvas corpóreas detenerse sobre la nuca y lamer el cuello despoblar los huequitos sobre la

espalda

POEMAS

25

Transitar todas las curvas corpóreas

detenerse sobre la nuca Casa vacía

y lamer el cuello

despoblar los huequitos sobre la espalda A dos puertas

y cabalgar cuesta/abajo, de tu partida

nadar en los ríos y hacerlos mares veo mi sonrisa vacía

saciar la sed con los fluidos en el umbral del muro

deletrear poemas en la [ i ] femenina. que decía:

“tú y yo”,

Cuando se besa cercano a la ventana.

se cierran los ojos,

los sentidos se activan Dejaste en los muros

las manos trazan la cartografía de la piel cucarachas

y se embiste toda la noche y escogiste la puerta

columpiándose en la comisura de los labios. de salida.

José Jiménez-Fuentes

El dolor como huésped

me gritaba

que espantara la ruina

con la nada.

Y me quedé en la lluvia

de tu huida

y te llevaste el alma

y las ventanas.

Susana Soto Poblette

26 ESCRIBA EL TÍTULO AQUÍ

Lejano

Cruzaste la frontera.

Allí: Papeles salvajes

taxis verdes aparcando en las esquinas

taxis verdes que nunca De tus ojos bordé una inmensa pradera

van cerca de casa. De luz solar unida a tu boca

Cada noche una estampilla

Supongo te habrás acostumbrado De murciélagos en tu áureo pelo

yo también a la posibilidad Todo era rumor y guerra

de no encontrarnos. Todo era simulacro de un paraíso

De un vasito de esperanza

Me pregunto De la noche y sus jardines violetas y batas blancas

si el tiempo te hará más guapo Han pasado cien años casi rosándome tu sonrisa

si te enamorarás. De aquellos días cotidianos

De tacones altos y el coloso de tus castos ojos

Ahora hablo en tu idioma Cruce la hora de los peces en este último trago.

conquistador

y lejano. Ingrid Bringas Martínez

Jimena Repetto

27

PRESENCIAS

Natalia Masserano www.natimasserano.blogspot.com

El pecado original de un libro

Libro, libro, tú que tienes que superar en belleza al más bello árbol

Haz de subir a través de tu savia un listado de las más listas palabras

Hasta coronar el día y sobrepasar montañas

Y ser regalo de libaciones plenipotenciarias

Si tu negra tinta no absorbe más luz que la clorofila

Entonces deja que su negra sombra nos cubra del sol

Y se ramifique y caiga más allá de cualquier rama

Libro, libro, antes de querer librarte del tormento anejo a tu existencia

Cortés, esperamos que halles el modo por el cual acaricies ásperas cortezas

Y así le saques los secretos a un alma con destreza

Mejor es que mejores y mientras tanto te redimas

Autoproclamando, sensato, uno y diez destierros a la red

Mejor es que mejores y extraigas del durazno

Lo que duran sus olores una y otra vez

Perfumada página, absuelta apenas por mil años de radiante y circunspecta vejez

Felfema Mreosi

28 ESCRIBA EL TÍTULO AQUÍ

29

GALLO

CERÁMICAS

DE

SERGIO ASTORGA

30 ESCRIBA EL TÍTULO AQUÍ

CABALLO

Sergio Astorga es artista plástico y poeta mexicano. Radicado en la ciudad de Porto,

Portugal desde el año 2004. Ha mostrado su obra en numerosas exposiciones

colectivas e individuales.

Su obra La casa amarilla fue portada del primero número de Monolito.

http://astorgaser.blogspot.mx/

32 ESCRIBA EL TÍTULO AQUÍ

SERGIO ASTORGA

“Soy de México, de su ciudad, y gracias al tezontle -como primera piedra- el rojo comenzó a retumbar

entre mis ojos y el cascabel se escucha por los cuatro puntos cardinales.

Como tantos otros, tuve que dejar mis lecturas para entrar a la UNAM para cursar la Licenciatura en

Comunicación Gráfica en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (Antigua Academia de San Carlos).

Tuve el descaro de impartir el taller de Dibujo durante doce años en la UNAM.

A la línea le faltaba la palabra y entré a la Facultad de Filosofía y Letras y por un descalabro gramatical,

no sé conjugar el verbo someter; soy independiente, es decir hombre libre.

“Desde el año de 2004 radico en la medieval ciudad de Porto, en Portugal. He regresado de Los Álamos,

New México en los Estados Unidos, con otra sed en los ojos”.

Sergio, podrías narra al público de Monolito, ¿qué satisfacciones tiene para ti el proceso

de una pintura? Narrar un estado de plenitud o de caída es asunto complicado, complicado porque los límites de un proceso son

siempre nebulosos. Es como querer sentir el aire fresco encerrado en cuatro paredes. Aún en el desencanto

puedo afirmar a mis amigos de Monolito, que el goce comienza desde que concibes a través de una imagen, de

una palabra o de un sonido, el impulso por dibujar, que debo advertir que todo inicia en el acto de dibujo que

para mí se corresponde con el acto de escribir. Muchas veces es inconsciente, puesto que la relación de estar

frente a un espacio vacío, blanco, liso o con textura ya es para mí habitual. Mirar el mundo es parte de la

satisfacción. Claro, no se mira todo, al paso del tiempo vas decantando lo que te asombra e intentas atraparlo.

Es verdad, al inicio, sólo imitas lo que admiras y el proceso de encontrar tus maneras de mirar o hacer, es largo

y muchas veces doloroso, hay más insatisfacción que disfrute.

EN ENTREVISTA CON…

33

La constancia creo que es uno de los peldaños de la escalera que llamamos satisfacción. Otro dilema a descubrir

en el proceso es poder darse cuenta del fino hilo entre la convicción y la testarudez. Actos sensibles todos ellos.

Por eso educar, cultivar la sensibilidad es primordial. ¿Cómo se educa? A través de la lectura siempre, es la

única manera de ahondar en lo que descubren nuestros sentidos. Si nosotros mostramos sensaciones inmediatas

tendremos desfogue y muy poca expresión artística. Tenemos que profundizar nuestras emociones. La academia

ayuda, norma, mas no es suficiente. El misterio creativo es lo que intensifica el proceso. La satisfacción de ver y

tener lo no que existía para mi es el culmen de la acción. Habrá que advertir que este proceso sólo se identifica

cuando tu trabajo es de imaginación y no de reproducción. La sentencia que afirma que la sensación de mirar

que ya no le falta nada a lo que has hecho es una aventura, y a veces, logra que los que miran coincidan contigo.

Hemos visto que en la mayoría de tus pinturas se incluyen personajes amorfos y coloridos,

¿cuéntanos cómo se llama a dicha técnica que impregna de originalidad tu obra?

Los personajes amorfos tienen como sustento la figura humana. Durante mucho tiempo di clases de dibujo con

modelo, tanto femenina como masculina, aparte de mi formación homocéntrica, tal vez por eso la estilización o

deformación que puede ser atributo feliz o desgraciado. Algunos observadores de mi trabajo dicen que ven

surrealismo, yo lo dudo, yo creo que estoy más cerca del expresionismo, tal vez porque en el drama del

expresionismo no tenga cabida el humor, el beneplácito, y en mi trabajo lo hay, me excluyan de él, por eso yo

prefiero trabajar sin epítetos. En cuanto a la técnica puedo comentarles que he encontrado en la acuarela un

medio ideal. Me permite mucho profundizar en el color, gracias a los papeles de algodón que absorben y tiñen.

Me gusta el sentido contradictorio que le doy a la acuarela. Es una técnica que no permite muchos errores, es

una técnica volátil, nítida, transparente que yo me encargo de dar cuerpo, solidez en cuanto al color. Es una

técnica de agua que convierto en sólida. Yo trabajo mucho la acuarela, veladura tras veladura, superponiendo

colores, sin que pierdan su nitidez. Académicamente la acuarela no se trabaja así, pero hace tiempo que dejó de

importarme.

Respecto a lo anterior, ¿en qué antecedentes de movimiento o artista te basas?

Puedo decirte mis Antojos, los pintores y dibujantes, escritores, músicos, danzantes, científicos, bares y cantina

(muy pocos) Universidades en las que me sustento.

Debo confesarte, antes de todo este tinglado, lo que yo soy en verdad es un lector con actividades extra página.

Un lector en desorden. Un poeta me llevaba a un novelista y este a un pintor y un músico me llevaba a otro

escritor. El que sea yo pintor es circunstancial. En mi primera infancia (llevo muchas) mis estudios fueron

musicales, pensé que ese sería mi destino y no lo fue. Después llegó la lectura y pensé en ser escritor,

comenzaba a dibujar y pensé ser tlacuilo, después fui profesor y pensé que mi mundo sería la Academia; ahora

ya no sé muy bien si quiero ser alguna cosa. No creas que evado la pregunta y te diré que Bach y Mozart y

Schubert me han acompañado desde el inicio. Saturnino Herrán, Wilfredo Lam, Egon Shiele, Miró, Durero,

Brueghel el Viejo, López Velarde, Alberti, Sor Juana, Juan José Arreola, Salvador Elizondo, León Felipe,

Stendhal. Este sustento, múltiple, está presente siempre.

Al descubrirte nos podemos dar cuenta que aparte de la plástica, escribes poesía: ¿De qué

manera influye la poesía en tus obras y cómo lograste esa sinergia?

Como ya le decía para mí el acto de escribir y el acto de dibujar son estados de consciencia que sólo cambian de

herramienta. Escribir y dibujar son afines. En el dibujo a línea no hay trampas, resquicios donde se fugue la

sinceridad, en la poesía, la que yo cultivo, busca la desnudes. Al igual que la línea las palabras buscan sonar,

tener ritmo. Antes de comenzar a dibujar, la palabra ya sonaba en mis oídos. Son herramientas distintas, no las

confundo, lo que se dice en una no se puede decir en la otra.

34 ESCRIBA EL TÍTULO AQUÍ

Las dos conviven, se coquetean y muchas veces se tocan sin herirse. Se gestan de manera independiente. Cada

una demanda sus momentos. La forma es fondo, esta sentencia para mi funciona.

Dentro de tu experimentación artística también se encuentran algunas pequeñas

esculturas, ¿cómo es que nace la necesidad de extender tu práctica de creación?

Las tres dimensiones. No es fácil visualizar el espacio. Formado siempre en dos dimensiones, me enfrontó a una

realidad completamente distinta. Al principio me sentí torpe, inusitadamente mediocre. Modelar en barro me

devolvió la sensación del tacto, recordé el poema del Golem de Borges. Creo que ha sido una experiencia muy

rica, con resultados afortunados, hay algunas piezas que me gustan mucho, otras, sólo son testimonio del

encuentro. En un futuro volveré a la cerámica.

Cuando el arte de uno mismo comienza a recorrer fronteras, como ha sucedido contigo,

¿cuál es la mejor manera de seguir creciendo y no perderse en esa primera fama?

Me gusta tu entusiasta pregunta, fama ninguna, flama mucha. El mejor crecimiento en la creación no es vertical,

a mí me gusta el pensar en la espiral, ascendente y descendente. La salud creativa tiene que ver en cómo te

alimentas, la sensibilidad siempre se refina, el día a día es lo difícil. Mantener un estado de consciencia y un

entusiasmo es la clave porque el mundo exterior es atroz, inhabitable.

Para los que inician en el gusto de la pintura y las artes plásticas, ¿qué les recomiendas?

Paciencia, constancia y aferrarse a su talento y para descubrirlo tienen que mirar a través de los que ya miraron,

si es que deciden seguir una vida creativa. Si sólo quieren el disfrute de la contemplación, para empezar, leer

una Historia de la pintura e intentar delante de los cuadros, mirarlos con la intensión de entablar un dialogo. El

dialogo puede ser emocional o intelectual, con el tiempo la fusión de ellos pueda convertirse en lo que

llamamos una experiencia estética.

Nárranos acerca del proceso, desde el momento de inspiración hasta culminar la obra “La

casa amarilla”, que ilustrara la portada del primer número de la revista Monolito.

La casa amarilla es una acuarela sobre papel de algodón de 300 gramos que realice por encargo en la ciudad de

los Álamos, New México, en los Estados Unidos. Es una vista panorámica, de la ciudad de Santa Fe, capital de

New México. La historia de la ciudad de Santa Fe es emblemática. Es una de las primeras ciudades fundadas en

esos territorios. Fue una provincia de la Nueva España instituida en 1598 por el explorador español Juan de

Oñate. En su origen era poblada por nativos americanos. Tuvo su periodo colonial y un pequeño periodo del

México Independiente. Hasta la pérdida del territorio en 1848 cuando los Estados Unidos declararon haber

ganado de manera oficial Nuevo México a través del Tratado de Guadalupe Hidalgo. En la ciudad desde su

inicio conviven tres culturas y existen todavía vestigios de lo que se llamó el Camino Real o camino de la plata.

Partiendo de la ciudad de México, atravesaba todo el territorio pasando por las Cruces, Alburquerque, Santa Fe

y Taos. En esta ciudad, Santa Fe, las casas son de adobe y ha llegado a convertirse en un estilo, existen pocas

líneas rectas, todo es redondeado y de colores castaños, casas de una planta con patio interior.

35

Como es tierra donde se da el chile, en las vigas que sobresalen de la puerta se acostumbra colgar ramilletes de

chiles.

Estilo sincrético, de influencia de los Indios Pueblos, México y la explotación Norteamericana. Esa es la

historia que duerme en esa acuarela. Caminar por las calles de Santa Fe y tratar de reproducir su atmosfera fue

mi principal preocupación. Después, Juan Mireles escogió esta acuarela como portada del primer número de

Monolito, sin saber la historia que ahora cuento. Habría que preguntarle a Juan, sus motivos para su elección.

¿Cómo pueden nuestros lectores tener contacto de tus obras?

Por fortuna hay muchas maneras, una de ellas es en las páginas de Monolito. Otra en mi blog Antojos

http://astorgaser.blogspot.pt/ donde hay una galería de cuadros y textos de manera permanente. Si les interesa

adquirir una de ellas es sólo cuestión de escribirme y nos ponemos de acuerdo. En el blog tenemos ofertas con

un precio totalmente universitario. Por el ciberespacio se encuentran muchas y en colecciones particulares.

Te agradezco Juan esta entrevista y espero que los lectores de Monolito hayan quedado antojados.

Antojados quedamos, Sergio. Gracias por la entrevista.

36 ESCRIBA EL TÍTULO AQUÍ

37

Galería de

KARLA SOLORIO

TODO TIENE UN INICIO

38 ESCRIBA EL TÍTULO AQUÍ

UNA EN TANTOS

KARLA SOLORIO

39

A ESCONDIDAS

KARLA SOLORIO

Es estudiante de la licenciatura en periodismo de la Universidad de Colima, Es colaboradora de Colimarte, programa de la Secretaría de Cultura de Colima, en donde es fotógrafa y reportera de temas culturales. Ha desarrollado lo periodístico y fotográfico en periódicos como Avanzada, El Comentario, Andante y en Revista Ombligo, como también ha realizado exposiciones fotográficas colectivas y una individual. Es coautora de un reportaje, y autora de la fotografía de portada, del libro Nuevas plumas de periodismo colimense.

40 ESCRIBA EL TÍTULO AQUÍ

COLABORADORES

Alejandro Montaño

Araminta Gálvez

Casiano Cerrillo Domínguez

Elena Ortiz Muñiz

Everardo Martínez Paco

Felfema Mreosi

Giulio Guzman Arce

Ingrid Bringas Martínez

Javier Sachez

Jimena Repetto

José Jiménez-Fuentes

José Rico-Villademoros

Jonathan Vizcaíno

Karla Solorio

Natalia Haydée Lasca

Nuria de Espinosa

Rebil-Coret

Sergio Astorga

Susana Soto Poblette

Vito Cano

GRACIAS A TODOS.

41

Visiten la revista literaria española Los sábados, las prostitutas madrugan mucho para estar

dispuestas.

http://www.revistaliteraria.es/