Monique canto

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MIÉRCOLES, 13 OCTUBRE 2010 LA CONTRA L a filosofía está tan de moda en Francia como lo estuvo el rock. ¿Se matriculan muchos estu- diantes en Filosofía? Hay muchos ciudadanos que quieren aprender. Hace 20 años que no pa- ran de abrirse cafés filosóficos, siempre con- curridos, y los debates de ideas en radio y televisión conquistan gran audiencia... Tal vez sea sólo una moda. ... Autores exigentes con el lector venden grandes tiradas –hasta 30.000 ejemplares– de sesudos ensayos. Se publican revistas filo- sóficas populares y el magazine Filosofie ha conseguido una difusión muy respetable. ¡Hasta se fletan cruceros filosóficos! ¿Vacaciones en el mar de las ideas? Sí, cruceros debatiendo sobre las olas. Yo misma estoy sorprendida por la audiencia de mi programa de ética en Radio France... Pero no hago concesiones: mantengo el ni- vel, porque percibo que me lo exigen... ¿De qué filosofía hablamos? No la académica, desde luego, sino una más próxima a los ciudadanos que les ayuda a formarse una opinión sobre el sentido de la existencia, el amor, la pareja, la muerte... No son preguntas nuevas, doctora. Son preguntas eternas, pero lo que es nuevo es la necesidad de los ciudadanos no sólo de tener una opinión, sino de tener una opi- nión seria, sólida, que puedan contrastar en público. ¿Y por qué la necesitan ahora? En parte, porque los medios de comunica- ción han descubierto el atractivo de la opi- nión bien expresada y la programan en to- dos los formatos: encuestas, debates, tertu- lias, mesas redondas... Donde todos opinan sobre todo. ... Hasta crear la necesidad en el ciudadano de tener una opinión también él mismo y por lo tanto de formarla. ¿Y eso le parece frívolo y peregrino? En absoluto. Tal vez esta sea una moda pasa- jera y la primera atracción sólo superficial, pero gracias a ella muchos ciudadanos co- nectan con algo más profundo en su inte- rior y crecen en ambición intelectual. También hay mucha frívola autoayuda. Es cierto que se aprovecha la moda para vender recetas filosóficas de felicidad... Desde hacer maratones hasta la medita- ción trascendental en todas sus variantes. Suelen ser complacientes con su lector, quien a su vez es autoindulgente. Ya hace 2.500 años que Sócrates advirtió: si quieres ser popular, sé fácil y dile a la gente lo que quiere oír. Y la gente quiere oír que existe una receta sencilla para lograr la felicidad. ¿Ocupa esta filosofía el espacio que abandona la religión? El catolicismo en Francia y España era la formación espiritual de la mayoría, pero ha estado tan obsesionado por la moral priva- da, especialmente la sexual, que ha abando- nado las demás dimensiones de lo humano. Habrá de todo. Cierto. Muchos católicos han decidido ser- lo en serio y han vuelto al rigor, incluso algu- nos al fundamentalismo. Es un síntoma. ¿De qué? De la necesidad generalizada de mayor com- promiso vital más allá del banal ir tirando. ¿En qué sentido? El socrático: Sócrates constata que una vida sin skepsis –reflexión e indagación profun- da– no merece la pena ser vivida. Sócrates no buscaba la felicidad, como la concibe un manual de autoayuda, sino la verdad. La verdad te hará libre, pero no feliz. Eso descubrieron los seguidores de Sócra- tes: la desazón del primer contacto con la verdad, que es la certidumbre de la muerte y la nada. Los existencialistas quedaron atrapados en esa sensación de desamparo y soledad en un universo absurdo. ¿Para qué esforzarse en nada si la muerte y el olvido acabarán con todo tarde o temprano? Si no superas ese sentimiento, no vives. Los existencialistas se negaron a esquivarlo o a intentar trascenderlo y quisieron apurar- lo hasta las heces: decidieron zambullirse en el absurdo hasta encontrar un sentido en él. “No pienses el absurdo –dicen–, vívelo”... Veo que no le satisface esa línea... Yo creo que Sócrates nos anima a encontrar sentido a nuestras vidas con ayuda de la ra- zón y el examen crítico de cuanto hacemos. Estoy convencida de que la racionalidad puede ayudarnos a superar ese vacío. ¿Qué razones le asisten? Somos seres racionales y la primera res- puesta es: “Si hago algo es porque soy yo”. Cuando examinas tu vida, tras una gran de- cisión estudias instintivamente las razones por las que tú has acertado o has fracasado. Sueles buscarte excusas o medallas. Lo cierto es que ese juicio sólo puede ser retrospectivo. Sólo el paso del tiempo nos permitirá juzgar con exactitud a posteriori. Citaré a Bernard Williams y su Gauguin... Cuéntenos... Gauguin abandonó todo: mujer, hijos, ami- gos, porque creyó que su talento sólo se rea- lizaría si se iba a pintar a Tahití... Y acertó. Una cumbre del arte moderno. Pero ¿qué hubiera pasado si se hunde su barco o si llega a Tahití y tiene una crisis creativa personal y al final no pinta nada? Hoy sería un mal padre y un fracasado. Se podría decir que lo único que puede justi- ficar moralmente a Gauguin es el éxito, pe- ro sería injusto no discriminar las razones: Veamos... Si se ahoga en el viaje, no podríamos culpar- le, pero si fracasa por su pereza o bloqueo, entonces sí sería un desgraciado. LLUÍS AMIGUET ROSER VILALLONGA “En vez de autoayuda lean autoexigencia, o sea, filosofía” VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET Mi condición de mujer convierte mi edad en una declaración de fertilidad, y la prolongación de la fertilidad cambiará nuestro mundo. Tengo un hijo. Nací en Argel, en un país al que nun- ca podré volver porque ya no existe. Soy social a fuer de liberal: una aspiración lleva a la otra Madame Canto-Sperber profesa sin duda la skep- sis socrática al vestir con sobria elegancia no sólo su cuerpo conciso y su conversación conteni- da, sino también su con- ducta pública, en la que ha puesto la ingrata bús- queda de la verdad por delante de la siempre agradecida convenien- cia. Ha mantenido sona- dos debates con el esta- blishment filosófico fran- cés tanto en el Comité Nacional de Ética como cuando fue nombrada directora de la prestigio- sa École Normale Supé- rieure y tuvo que beber la cicuta de la desautori- zación corporativa y sufrir una cascada de dimisiones. No sé qué hubiera hecho Sócrates frente al boicot de la élite normalien, pero ella, de entrada, encargó una auditoría... Cicuta con auditoría Monique Canto-Sperber, filósofa: ‘Ensayo sobre la vida humana’ 46340

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MIÉRCOLES, 13 OCTUBRE 2010

LA CONTRA

L a filosofía está tan de moda enFrancia como lo estuvo el rock.

¿Sematriculanmuchos estu-diantes en Filosofía?Hay muchos ciudadanos que

quieren aprender. Hace 20 años que no pa-ran de abrirse cafés filosóficos, siempre con-curridos, y los debates de ideas en radio ytelevisión conquistan gran audiencia...

Tal vez sea sólo una moda.... Autores exigentes con el lector vendengrandes tiradas –hasta 30.000 ejemplares–de sesudos ensayos. Se publican revistas filo-sóficas populares y el magazine Filosofie haconseguido una difusión muy respetable.¡Hasta se fletan cruceros filosóficos!

¿Vacaciones en el mar de las ideas?Sí, cruceros debatiendo sobre las olas. Yomisma estoy sorprendida por la audienciade mi programa de ética en Radio France...Pero no hago concesiones: mantengo el ni-vel, porque percibo que me lo exigen...

¿De qué filosofía hablamos?No la académica, desde luego, sino una máspróxima a los ciudadanos que les ayuda aformarse una opinión sobre el sentido de laexistencia, el amor, la pareja, la muerte...

No son preguntas nuevas, doctora.Son preguntas eternas, pero lo que es nuevoes la necesidad de los ciudadanos no sólo de

tener una opinión, sino de tener una opi-nión seria, sólida, que puedan contrastar enpúblico.

¿Y por qué la necesitan ahora?En parte, porque los medios de comunica-ción han descubierto el atractivo de la opi-nión bien expresada y la programan en to-dos los formatos: encuestas, debates, tertu-lias, mesas redondas...

Donde todos opinan sobre todo.... Hasta crear la necesidad en el ciudadanode tener una opinión también él mismo ypor lo tanto de formarla.

¿Y eso le parece frívolo y peregrino?En absoluto. Tal vez esta sea unamodapasa-jera y la primera atracción sólo superficial,pero gracias a ella muchos ciudadanos co-nectan con algo más profundo en su inte-rior y crecen en ambición intelectual.

También haymucha frívola autoayuda.Es cierto que se aprovecha la moda paravender recetas filosóficas de felicidad...

Desdehacermaratones hasta lamedita-ción trascendental en todas sus variantes.Suelen ser complacientes con su lector,quien a su vez es autoindulgente. Ya hace2.500 años que Sócrates advirtió: si quieresser popular, sé fácil y dile a la gente lo quequiere oír. Y la gente quiere oír que existeuna receta sencilla para lograr la felicidad.

¿Ocupa esta filosofía el espacio queabandona la religión?El catolicismo en Francia y España era laformación espiritual de la mayoría, pero haestado tan obsesionado por la moral priva-da, especialmente la sexual, que ha abando-nado las demás dimensiones de lo humano.

Habrá de todo.Cierto. Muchos católicos han decidido ser-lo en serio y han vuelto al rigor, incluso algu-nos al fundamentalismo. Es un síntoma.

¿De qué?De la necesidad generalizada demayor com-promiso vital más allá del banal ir tirando.

¿En qué sentido?El socrático: Sócrates constata que una vidasin skepsis –reflexión e indagación profun-da– no merece la pena ser vivida. Sócratesno buscaba la felicidad, como la concibe unmanual de autoayuda, sino la verdad.

La verdad te hará libre, pero no feliz.Eso descubrieron los seguidores de Sócra-tes: la desazón del primer contacto con laverdad, que es la certidumbre de la muertey la nada. Los existencialistas quedaronatrapados en esa sensación de desamparo ysoledad en un universo absurdo. ¿Para quéesforzarse en nada si la muerte y el olvidoacabarán con todo tarde o temprano?

Si no superas ese sentimiento, no vives.Los existencialistas se negaron a esquivarloo a intentar trascenderlo y quisieron apurar-lo hasta las heces: decidieron zambullirseen el absurdo hasta encontrar un sentido enél. “No pienses el absurdo –dicen–, vívelo”...

Veo que no le satisface esa línea...Yo creo que Sócrates nos anima a encontrarsentido a nuestras vidas con ayuda de la ra-zón y el examen crítico de cuanto hacemos.Estoy convencida de que la racionalidadpuede ayudarnos a superar ese vacío.

¿Qué razones le asisten?Somos seres racionales y la primera res-puesta es: “Si hago algo es porque soy yo”.Cuando examinas tu vida, tras una gran de-cisión estudias instintivamente las razonespor las que tú has acertado o has fracasado.

Sueles buscarte excusas o medallas.Lo cierto es que ese juicio sólo puede serretrospectivo. Sólo el paso del tiempo nospermitirá juzgar con exactitud a posteriori.Citaré a Bernard Williams y su Gauguin...

Cuéntenos...Gauguin abandonó todo: mujer, hijos, ami-gos, porque creyó que su talento sólo se rea-lizaría si se iba a pintar a Tahití... Y acertó.

Una cumbre del arte moderno.Pero ¿qué hubiera pasado si se hunde subarco o si llega a Tahití y tiene una crisiscreativa personal y al final no pinta nada?

Hoy sería unmal padre y un fracasado.Se podría decir que lo único que puede justi-ficar moralmente a Gauguin es el éxito, pe-ro sería injusto no discriminar las razones:

Veamos...Si se ahoga en el viaje, no podríamos culpar-le, pero si fracasa por su pereza o bloqueo,entonces sí sería un desgraciado.

LLUÍS AMIGUET

ROSER VILALLONGA

“Envezdeautoayuda leanautoexigencia,osea, filosofía”

VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

Mi condición de mujer convierte mi edad en una declaración de fertilidad, y la prolongaciónde la fertilidad cambiará nuestro mundo. Tengo un hijo. Nací en Argel, en un país al que nun-ca podré volver porque ya no existe. Soy social a fuer de liberal: una aspiración lleva a la otra

Madame Canto-Sperberprofesa sin duda la skep-sis socrática al vestircon sobria elegancia nosólo su cuerpo conciso ysu conversación conteni-da, sino también su con-ducta pública, en la queha puesto la ingrata bús-queda de la verdad pordelante de la siempreagradecida convenien-cia. Ha mantenido sona-dos debates con el esta-blishment filosófico fran-cés tanto en el ComitéNacional de Ética comocuando fue nombradadirectora de la prestigio-sa École Normale Supé-rieure y tuvo que beberla cicuta de la desautori-zación corporativa ysufrir una cascada dedimisiones. No sé quéhubiera hecho Sócratesfrente al boicot de laélite normalien, peroella, de entrada, encargóuna auditoría...

Cicuta con auditoría

MoniqueCanto-Sperber, filósofa: ‘Ensayo sobre la vida humana’

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