Miguel Cavada: amigo, hermano, compañero

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Miguel Cavada: amigo, hermano, compañero En la noche del 6 de febrero de 2011, después de una dura batalla de casi 4 años contra un cáncer, murió Miguel Cavada Diez, educador popular, quién supo vivir, entender y escribir las alegrías, tristezas y luchas del pueblo, con el corazón de Monseñor Romero. Miguel na- ció el 11 de septiembre de 1956, en un puebli- to llamado Pontejos, al norte de Es- paña. A los 18 años co- noció la Teología de la Liberación y de igual manera se emocionó con las experiencias revolucionarias en Centroamérica. Esa propuesta liberadora latinoame- ricana, más la lucha revolucionaria del pueblo salvadoreño entusias- maron a Miguel a su llegada a El Salvador en 1978, cuando aún era estudiante de teología de la congre- gación Pasionista. ¿Cómo llegó Miguel a El Salvador? Nº 325 A 11/02/11 Miguel vivió en Jiquilisco, Usulu- tán, donde conoció la miseria de las comunidades campesinas que vivían de las cortas de algodón. También convivió con las comu- nidades en barriadas y tugurios de Mejicanos, Apulo, Ilopango, en San Salvador, donde se impregnó del espíritu de la gente del pueblo. Así agarró a Miguel el aconteci- miento que lo marcó para toda su vida: el asesinato de Monseñor Romero, el 24 de marzo de 1980. La guerra de la oligarquía contra el pueblo estaba declarada y Miguel tomó la opción de acompañar a este pueblo. El choque con una realidad inimaginada Y ese acompañamiento se mani- festó en una búsqueda por el de- recho de la gente humilde, de los sectores populares, a entender lo que estaba sucediendo en la rea- lidad de represión y luchas de ese momento. Miguel era un tenaz creyente de la sabiduría popular y de la inmensa capacidad del pueblo de analizar la realidad si se le proporcionaba la información de forma adecuada, en sus palabras, con los ejemplos y guras de la vida cotidiana, en un ambiente ameno, alegre, acogedor. Esa fue la inquietud permanente de Miguel. En 1983, Miguel fue ordenado sacerdote y enviado a la parroquia El Calvario, en Santa Tecla, donde se dedicó al acompañamiento pastoral con las comunidades de la cordillera El Bálsamo: Las Granadillas, El Limón, El Matazano, El Triunfo, Los Pajales. También atendía la parroquia de Huizúcar. En esos años turbulentos de tanta represión, Miguel acompañó a muchas familias que buscaban a sus seres queridos que habían sido detenidos. Anduvo de cuartel en cuartel y en guarniciones militares, poniendo su sacerdocio al servicio de quienes sufrían la persecución, cárcel, tortura y demás atentados contra la vida. El compromiso con el pueblo Cantón Las Granadillas, Santa Tecla, La Libertad, 1986 Taller de Música, Teotepeque, La Libertad, 1984 Fiesta del maíz, Santa Tecla, La Libertad, 1987

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Miguel Cavada: amigo, hermano, compañeroEn la noche del 6 de febrero de 2011, después de una dura batalla de casi 4 años contra un cáncer, murió Miguel

Cavada Diez, educador popular, quién supo vivir, entender y escribir las alegrías, tristezas y luchas del pueblo, con el

corazón de Monseñor Romero.

Miguel na-ció el 11 de septiembre de 1956, en un puebli-to llamado Pontejos, al norte de Es-paña. A los 18 años co-

noció la Teología de la Liberación y de igual manera se emocionó con las experiencias revolucionarias en Centroamérica. Esa propuesta liberadora latinoame-ricana, más la lucha revolucionaria del pueblo salvadoreño entusias-maron a Miguel a su llegada a El Salvador en 1978, cuando aún era estudiante de teología de la congre-gación Pasionista.

¿Cómo llegó Miguel a El Salvador?

Nº 325 A11/02/11

Miguel vivió en Jiquilisco, Usulu-tán, donde conoció la miseria de las comunidades campesinas que vivían de las cortas de algodón. También convivió con las comu-nidades en barriadas y tugurios de Mejicanos, Apulo, Ilopango, en San Salvador, donde se impregnó del espíritu de la gente del pueblo.

Así agarró a Miguel el aconteci-miento que lo marcó para toda su vida: el asesinato de Monseñor Romero, el 24 de marzo de 1980. La guerra de la oligarquía contra el pueblo estaba declarada y Miguel tomó la opción de acompañar a este pueblo.

El choque con una realidad inimaginada

Y ese acompañamiento se mani-festó en una búsqueda por el de-recho de la gente humilde, de los sectores populares, a entender lo que estaba sucediendo en la rea-lidad de represión y luchas de ese momento.

Miguel era un tenaz creyente de la sabiduría popular y de la inmensa capacidad del pueblo de analizar la realidad si se le proporcionaba la información de forma adecuada, en sus palabras, con los ejemplos y fi guras de la vida cotidiana, en un ambiente ameno, alegre, acogedor. Esa fue la inquietud permanente de Miguel.

En 1983, Miguel fue ordenado sacerdote y enviado a la parroquia El Calvario, en Santa Tecla, donde se dedicó al acompañamiento pastoral con las comunidades de la cordillera El Bálsamo: Las Granadillas, El Limón, El Matazano, El Triunfo, Los Pajales. También atendía la parroquia de Huizúcar.

En esos años turbulentos de tanta represión, Miguel acompañó a muchas familias que buscaban a sus seres queridos que habían sido detenidos. Anduvo de cuartel en cuartel y en guarniciones militares, poniendo su sacerdocio al servicio de quienes sufrían la persecución, cárcel, tortura y demás atentados contra la vida.

El compromiso con el pueblo

Cantón Las Granadillas, Santa Tecla, La Libertad, 1986

Taller de Música, Teotepeque, La Libertad, 1984

Fiesta del maíz, Santa Tecla, La Libertad, 1987

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Gracias Miguel, porque como bien dice José Martí, la

muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la

obra de la vida.

Ese mismo año, en 1983, junto a al-gunas amigas y amigos que también trabajaban en las comunidades, fun-dó el Equipo Maíz. Ahí fl oreció su don de explicar de forma sencilla las cosas y acontecimientos com-plicados, a través de cientos de ta-lleres educativos y de publicaciones populares. Los temas favoritos de Miguel incluían el rescate del lega-do de Monseñor Romero, la historia de El Salvador desde las y los ex-plotados, la metodología del juego, la política, la Biblia, la música, el teatro, el análisis de la realidad. De todo un poco: fe, política, alegría, compromiso, compañerismo, sue-ños y cherada.

Aprender jugando

Miguel siguió con las plá-ticas, las dinámicas, los cantos, los análisis polí-ticos, las carcajadas y las refl exiones en nu-merosas comunidades, barrios, cantones y organizaciones que disfrutaban con sus enseñanzas tan dinámicas, sencillas y atinadas. Profundizó su trabajo con la edición de numerosos folletos, boletines, carteles, afi ches y libros, todos “con muñecos” y redactados con las pala-bras de las vivencias con la gente.

Por el año 2002, empezó a dar clases en una universidad, compartiendo sus conocimientos de teología y de análi-sis de la realidad, siempre con cantos, dinámicas, lecturas, debates, poesías. Sus clases eran amenas, ¡nunca se sa-bía con qué iba a salir Miguel!

Su gran conocimiento del pensa-miento de Monseñor Romero tam-bién le permitió colaborar, durante los últimos seis años de su vida, en la recopilación de las homilías del obispo mártir para un proyecto edi-torial de la UCA. Una vez más hizo letra la palabra de Óscar Romero.

Hacer letra la palabra de Monseñor

Nos va a hacer falta oirte hablar de cómo quedó el Racing de Santan-der; vamos a extra-ñar tus momentos de contar pasadas; ya no podremos to-mar un café o una cerveza contigo y reírnos de tus irreverencias, de todo y de nada escuchando a Pink Floyd o a los Beatles.

Sin embargo, Miguel, los granitos de maíz, de Romero, de alegría, de polí-tica que sembraste en nuestros cora-zones y nuestras conciencias germi-nan y fl orecen. No te vamos a decir que descansés en paz, porque hay mucho que hacer y estarás a nuestro lado, cantando, opinando, jugando.

El amigo

Nº 325 B11/02/11

A partir de 1987, primero con su hija y luego con su hijo, ya fuera del sacerdocio, Miguel demostró lo que es ser papá: estar, jugar, reirse con sus hijos. Cambiar pañales, preparar y dar comida, contar cuentos, preocuparse por las tareas, por los problemas cotidianos. Aprender de sus hijos, respetar sus silencios y sus decisiones. Enseñarles lo vital: el compromiso con la gente pobre.

El papá

Comunidades Eclesiales de Base en la playa El Majahual, La Libertad, 1987

Grupo musical Peor es Nada, Las Granadillas, Santa Tecla, La Libertad, 1985

Taller de Biblia a animadoras y animadores de Comunidades Eclesiales de Base, San Salvador, 1985

Rosita y Miguel, 1991