MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB_Gramsci en Colombia_PRIMER SEMINARIO INTERNACIONAL ANTONIO GRAMSCI.pdf

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5/21/2018 MIGUELANGELHERRERAZGAIB_GramscienColombia_PRIMERSEMINARIOINTERNACIONALANT... http://slidepdf.com/reader/full/miguel-angel-herrera-zgaibgramsci-en-colombiaprimer-seminario-  PRIMER SEMINARIO INTERNACIONAL ANTONIO GRAMSCI BOGOTÁ, SEPTIEMBRE 8- 12, 2008.  FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA INTRODUCCIÓN A LA PRAXIS POLÍTICA GRAMSCIANA: HEGEMONÍAS Y CONTRAHEGEMONÍAS.  http://www.laotramovida.net/component/content/article/4-analisis/327-introduccion-a-la-praxis-politica- gramsciana.html MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB Profesor Asociado Departamento de Ciencia Política, Universidad Nacional  Email: [email protected]  "Gramsci representa indudablemente un vértice: supera en riqueza de problemas teóricos y en aliento cultural a cualquier otro marxista occidental del siglo XX, logrando proponernos no ya solamente una temática basada en lo inmediato de la lucha política, y por ello en sus problemas de decisión, sino también una serie de indagaciones fragmentarias, pero no inorgánicas sobre las instituciones  políticas...en suma, un planteamiento sistemático y general de los grandes  problemas del Estado, del partido político, de la naturaleza de la política, de la relación fuerza-consenso, de la relación gobernantes-gobernados, de la relación intelectuales-pueblo". Umberto Cerroni, Teoría y política del socialismo . Ediciones Era. México, 1976, p. 149 SUMARIO Este ensayo encara el devenir de la obra principal de Antonio Gramsci en Occidente, Los Cuadernos de la cárcel , en el tiempo de la guerra de posiciones y la crisis orgánica del capitalismo mundial. Hay un énfasis especial en la experiencia de los grupos y clases subalternas América Latina, y Colombia en particular, antes y después de la segunda mitad del siglo XX. La reflexión en lo teórico está basada en la categoría de hegemonía y su opuesta la contra-hegemonía, en una dialéctica conceptual central para el entendimiento de la Filosofía de la Praxis. Este análisis refiere el discurso a la experiencia política misma, en Gramsci y sus herederos para subrayar el papel de los intelectuales orgánicos y la construcción del nuevo príncipe, para enfrentar el bloque histórico reaccionario. También está presente la crítica de la hegemonía, cuando se derrumban las grandes narrativas y aparecen los nuevos movimientos sociales en los que el proletariado tradicional ocupa un papel secundario en la lucha. Todo lo cual afecta la estrategia socialista y comunista de modo definitivo.  ABSTRACT  This essay faces the complex development of Antonio Gramsci´s Opus magnum, The Prison Notebooks, during the war of positions and the organic crisis of world capitalism. There is a special emphasis in Latin America, and, particularly the exam of subaltern classes and groups in Colombia, before and after the second half of the past XX century to these days. This reflection is theoretically based on hegemony as the central category and its opposite counter-hegemony through its dialectical move, which is central for a clear understanding of the Philosophy of Praxis .

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  • PRIMER SEMINARIO INTERNACIONAL ANTONIO GRAMSCI BOGOT, SEPTIEMBRE 8- 12, 2008.

    FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLTICAS Y SOCIALES

    UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

    INTRODUCCIN A LA PRAXIS POLTICA GRAMSCIANA: HEGEMONAS Y CONTRAHEGEMONAS.

    http://www.laotramovida.net/component/content/article/4-analisis/327-introduccion-a-la-praxis-politica-gramsciana.html

    MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB

    Profesor Asociado

    Departamento de Ciencia Poltica, Universidad Nacional Email: [email protected]

    "Gramsci representa indudablemente un vrtice: supera en riqueza de problemas tericos y en aliento cultural a cualquier otro marxista occidental del siglo XX, logrando proponernos no ya solamente una temtica basada en lo inmediato de la lucha poltica, y por ello en sus problemas de decisin, sino tambin una serie de indagaciones fragmentarias, pero no inorgnicas sobre las instituciones polticas...en suma, un planteamiento sistemtico y general de los grandes problemas del Estado, del partido poltico, de la naturaleza de la poltica, de la relacin fuerza-consenso, de la relacin gobernantes-gobernados, de la relacin intelectuales-pueblo". Umberto Cerroni, Teora y poltica del socialismo . Ediciones Era. Mxico, 1976, p. 149 SUMARIO

    Este ensayo encara el devenir de la obra principal de Antonio Gramsci en Occidente, Los Cuadernos de la

    crcel, en el tiempo de la guerra de posiciones y la crisis orgnica del capitalismo mundial. Hay un

    nfasis especial en la experiencia de los grupos y clases subalternas Amrica Latina, y Colombia en particular, antes y despus de la segunda mitad del siglo XX. La reflexin en lo terico est basada en la

    categora de hegemona y su opuesta la contra-hegemona, en una dialctica conceptual central para el

    entendimiento de la Filosofa de la Praxis.

    Este anlisis refiere el discurso a la experiencia poltica misma, en Gramsci y sus herederos para

    subrayar el papel de los intelectuales orgnicos y la construccin del nuevo prncipe, para enfrentar el bloque histrico reaccionario. Tambin est presente la crtica de la hegemona, cuando se derrumban

    las grandes narrativas y aparecen los nuevos movimientos sociales en los que el proletariado

    tradicional ocupa un papel secundario en la lucha. Todo lo cual afecta la estrategia socialista y comunista de modo definitivo.

    ABSTRACT

    This essay faces the complex development of Antonio Gramscis Opus magnum, The Prison Notebooks,

    during the war of positions and the organic crisis of world capitalism. There is a special emphasis in Latin America, and, particularly the exam of subaltern classes and groups in Colombia, before and after

    the second half of the past XX century to these days. This reflection is theoretically based on hegemony

    as the central category and its opposite counter-hegemony through its dialectical move, which is central for a clear understanding of the Philosophy of Praxis.

  • This analysis refers the discourse to Gramscis own political experience, and his inheritors, to remark

    the important role of the organic intellectuals and the creation of the New Prince, that is, the Communist Party, to confront the reactionary historical bloc. There is also the critique of hegemony,

    when the metanarratives are crumbling and the presence of new social movements show everyone that

    the traditional proletariat is relegated to a secondary place in the contemporary class struggle. And all of this, obviously, affects the way to understand the socialist strategy as well as the communist one.

    Palabras claves: hegemona y contra-hegemona, guerra de posiciones, bloque histrico, intelectuales orgnicos, grupos y clases subalternas, filosofa de la praxis.

    Keywords: hegemony and counter-hegemony, organic crisis, war of positions, historical bloc, organic intellectuals, groups and subaltern clases, Philosophy of Praxis.

    I. Una perspectiva Latinoamericana.

    La discusin de la obra de Antonio Gramsci en Amrica Latina es an fragmentaria, en vista de los

    textos publicados, y lo limitado de los enfoques conceptuales que los precedan, apoyados en uno y otro bando terico y poltico, y dispuestos como cancerberos o herejes en la manipulacin de dicha heredad.

    Porque la primera condicin que faltaba alcanzar era contar con una buena y completa traduccin tanto

    de la obra juvenil como de madurez del militante sardo, por mucho rato sujetos a textos dispersos y descontextualizados. Esta limitacin se super recientemente con la publicacin y divulgacin en

    espaol la serie completa de Los Cuadernos de la Crcel, que exista en italiano desde 1975. 1

    El segundo obstculo fueron las visiones que se yuxtaponan instrumentalizando la obra gramsciana

    desde los aos 50. Primero existi el casi silencio de Palmiro Togliatti sobre los tpicos conflictivos,2

    que Gramsci tuvo con Stalin y el liderazgo comunista subordinado a su puo de hierro durante la segunda guerra mundial y la defensa de Rusia de la agresin nacionalsocialista. Despus, en la

    posguerra sigui la celebracin literaria y humana de Las Cartas de la Crcel por Benedetto Croce, a

    quien Gramsci caracterizara como un intelectual orgnico de la burguesa italiana, y propiciador del bloque reaccionario que hizo posible el fascismo.3

    Casi siempre se entr a saco, sin rigor, en el complejo legado gramsciano usando partes para rendir culto facilista a la inmediatez de una frmula coyuntural. Despus, entre 1948 y 1958, el esfuerzo se

    concret en compendiar en una serie de libros una muestra de los escritos de Antonio Gramsci, cuyo

    ncleo fue la seleccin de los Cuadernos encargada a Felice Platone, quien presidi la comisin de intelectuales del PCI que cumpli tal encargo.4 Paralelamente, en Amrica Latina, hubo militantes que

    leyeron textos de Gramsci desde la segunda mitad del pasado siglo y antes de 1975. No se dispona,

    claro est, de una edicin rigurosa, y ste era el sino padecido por la misma Italia. A partir de la dcada del 70, un puado de estudiosos latinoamericanos fue revisando el estatuto terico de la obra poltica y

    cultural de Gramsci. Era coincidente con la renovacin epistemolgica del marxismo, desafiado y

    fortalecido por las experiencias de vanguardia del movimiento revolucionario mundial.

    De modo casi inmediato tambin se ech mano de las categoras e intuiciones gramscianas para auxiliar

    en la caracterizacin de especficas coyunturas polticas, insertas tales cogitaciones en la tercera ola democrtica mundial, que en Amrica Latina marc la quiebra progresiva de las dictaduras militares,

    los autoritarismos burocrticos de Centro y Suramrica. A veces se sacrific el "desinters" relativo de

    toda reflexin terica, un compaero obligado de Carlos Marx, y de otros pensadores radicales y crticos. Lo cual no implicaba negar la toma de partido tica en el campo de la ciencia social moderna. El

    propio Gramsci lo asumi as; recluido en las prisiones fascistas, como Goethe quera reflexionar fr

  • ewig, sin concesiones a la inmediatez partidista, o a la mana de moda.

    Los estudiosos latinoamericanos de la vida y obra de Gramsci, siguen siendo pocos comparativamente,

    pero se destacan entre ellos algunas contribuciones de calidad internacional, perfiladas despus del ao

    1975, cuando haba aparecido la edicin crtica mejor logrado de Los Cuadernos de la Crcel. Al respecto de esta obra crtica y creativa cumplida en nuestro continente, conviene introducir una elemental

    periodizacin. sta fija su atencin, sin ser exhaustiva en los espacios acadmicos, y, de modo principal,

    en los aportes que desde all se hicieron a lo largo del medio siglo pasado. Postulamos una primera etapa que va de 1950 hasta la dcada de los 60, cuando se divulg la primera seleccin parcial e

    interesada de Los Cuadernos de la Crcel, a cargo del equipo italiano del PCI.

    Un segundo momento comprende la dcada de los 70, desde el triunfo de la Unidad Popular en Chile

    hasta la llegada de la alianza de izquierdas en torno al socialismo francs que eligi presidente a

    Franois Mitterand; y el colapso del Eurocomunismo en Italia y en Espaa. La tercera etapa la marca el resurgir de la sociedad civil, sujeto de primera lnea en la resistencia proletaria y ciudadana de las

    democracias socialistas en los aos 80. Luchas comandadas por los obreros de Solidarnost en Polonia,

    que potenciarn la cada del Muro del Berln, y el sorpresivo, vertiginoso hundimiento del socialismo autoritario.

    La causa y la influencia de Antonio Gramsci en Amrica Latina tiene para el primer periodo las contribuciones incidentales de los argentinos Hctor P. Agosti, Jos Aric y Pedro Scaron, en el discurso

    poltico; y el colombiano Carlos Rincn, desde la orilla de la crtica literaria y cultural de cuo marxista,

    donde la esttica lukacsiana era su paradigma. En 1950 se public en Buenos Aires, Las cartas de la crcel con la introduccin de Gregorio Bermann, que tambin aluda a la importancia de los Cuadernos

    de la Crcel, para introducir el primer volumen, El materialismo histrico y la filosofa de Benedetto

    Croce.

    La editorial comunista argentina Lautaro se encarg de aquella primigenia publicacin, y de los seis

    libros hechos de apartes escogidos de los Quaderni que aparecieron compilados con los siguientes ttulos: Los intelectuales y la organizacin de la cultura; El Risorgimento; Notas sobre Maquiavelo, sobre

    la poltica y el estado moderno; Literatura y vida nacional, Pasado y presente.

    El prlogo fue escrito por el comunista argentino Hctor P. Agosti, y la entera publicacin se realiz

    entre los aos 1958 y 1962, cuando apareci el ltimo volumen, Pasado y Presente. Agosti en compaa

    del grupo editor de los Cuadernos de Pasado y Presente mantuvo apoyado por esta tarea intelectual un debate paralelo al interior de su partido; movido por la presencia autoritaria del Peronismo y la

    pertinencia de la discusin democrtica para dar cuenta de la situacin argentina, lo cual condujo a la

    postre a la salida de todo el grupo del partido comunista para el ao de 1963.

    De all parti, luego de su paso por Crdoba, el despliegue de una iniciativa ms ecumnica y ambicioso,

    el proyecto editorial conocido como los Cuadernos de Pasado y Presente, una biblioteca de autores marxistas y socialistas que dirigi Jos Aric desde 1968, a travs del cual se estableci despus la

    editorial de izquierda, Siglo XXI. Esta casa editorial tuvo centros en Mxico, Buenos Aires, Bogot y

    Madrid.

    Este fue un proyecto del argentino Alejandro Orfila, un intelectual de cuo marxista, quien lo concibi

    despus de su expulsin de la direccin del FCE, el gran proyecto editorial que patrocinara el gobierno del PRI en Ciudad de Mxico. El golpe militar de 1976 hizo que el grupo de Aric saliera de Buenos Aires

    rumbo a Mxico, donde continuaron la divulgacin del pensamiento de Gramsci y la Biblioteca de

  • pensamiento socialista, hasta incorporarlo a la editorial Siglo XXI.5

    En el segundo periodo, la dcada de los 70, muy influido por el estructuralismo epistemolgico de

    Althusser, por el debate del llamado historicismo italiano, existan las contribuciones espaolas de

    Francisco Fernndez Buey, Fernando Sacristn, J. M. Laso Prieto6, y R. Vargas Machuca. Y claro, los debate sobre la cultura del marxismo anglosajn canalizados por New Left Review, donde Perry

    Anderson public Las Antinomias de Gramsci. En este intenso laboratorio de influencias y escuelas, se

    presentan nuevas iniciativas editoriales, con el apoyo del Istituto Gramsci de Roma para el circuito latinoamericano. Jos Aric comunica en 1971 que se fusionaron la sucursal de Siglo XXI y Signos, y con

    la orientacin conjunta de Juan Carlos Portantiero impulsan la difusin de ttulos de A. Gramsci.

    Tambin se hicieron acuerdos en Buenos Aires con las editoriales Nueva Visin, que llegaron a publicar

    slo Los intelectuales y la organizacin de la cultura (1972) , y Granica en su serie Hombres del tiempo,

    Pasado y Presente, interesadas en las contribuciones de Antonio Gramsci sobre cultura e ideologa. Parte de esta produccin intelectual la aprovecharon tambin los marxistas argentinos Jos Nun y

    Ernesto Laclau, quienes abren vas nuevas a la hegemona tradicional comunista sobre el legado de

    Gramsci; y circulan pronto las primeras lecturas interpretativas, aunque igualmente parciales de la teora marxista de Gramsci, a cargo de Juan Carlos Portantiero y Emilio de Ipola, principalmente.

    Ellos se hacen eco en sus aportes reflexivos de lo que se discute en Europa del sur, donde han ido cayendo las dictaduras militares de Espaa, Portugal y Grecia. Estos acontecimientos en que los

    marxismos militantes tuvieron relevancia en la lucha nacional de resistencia y fugaz notoriedad en los

    gobiernos de transicin se precipitan con el golpe contra Salvador Allende en Chile. Luego se agudizan las lecciones en Latinoamrica con la sanguinaria dictadura militar que derroca al peronismo, que

    produce una dispora de miles de intelectuales, militantes y simpatizantes de los diversos grupos

    legales e ilegales que animaron el debate terico y la accin entre los aos 60 y 70.

    En el Brasil, la historia comenz con la editorial Civilizacin Brasilera, y unos intelectuales animados

    por Enio Silveira y Moacyr Flix, quienes se disponen a editar en portugus una seleccin de textos de Gramsci, suscrita con F. Ferri en nombre del Istituto Gramsci, pero la edicin result un fracaso. Las

    razones mucho tuvieron que ver con la interpretacin oficial del partido comunista del Brasil, que

    insista en una guera de posiciones que se colocaba de espaldas a la resistencia contra la dictadura militar.

    Con posterioridad al ao 1968, el brasileo Carlos Nelson Couthinho public primero, en los respiros dictatoriales, una especie de manual sobre la obra y la importancia de Gramsci, el cual fue difundido por

    la editorial Siglo XXI en Mxico, y en l haba un acento principal en la cuestin de los intelectuales, un

    poco en correspondencia con la propuesta de la guerra de posiciones. Luego, veinte aos despus, Coutinho asume con la misma editorial la publicacin de la edicin crtica de los Quaderni dal carcere

    que culmin en el ao 2002. Esta renovada iniciativa tuvo el acompaamiento fecundo, cada vez ms

    vigoroso de Marco Aurelio Nogueira y Luiz Sergio Henriques. El primero tiene un blog muy importante por reflexin y noticias sobre Gramsci y sus estudiosos. 7

    En Mxico y el circuito centroamericano, nutrido por la dispora suramericana de los perseguidos y exiliados polticos, acrecentada en la segunda mitad de los aos 70, hubo ms ambiciosos aportes.

    Empecemos por recordar un ensayo de revisin de la interpretacin gramsciana que public Juan

    Carlos Portantiero en el volumen dedicado a una seleccin de los escritos polticos del sardo, y que emulaba con la antologa hecha por Manuel Sacristn en Espaa.

  • El ensayo fue titulado Los Usos de Gramsci, cuyo centro de atencin fue el tema de la hegemona y el

    fenmeno presente de las dictaduras militares a lo largo de Amrica Latina. La nueva difusin de Gramsci corri a cargo de la editorial Juan Pablos, que hizo tirajes populares, siguiendo la edicin

    temtica que realiz la editorial Lautaro.

    Para qu dudar de los aportes de la intelectualidad mexicana dedicada al estudio de Gramsci. Ella

    contribuy de modo riguroso y creativo al debate en diversos tpicos. Tales fueron los casos de Xavier

    Mena y Carlos Pereyra, en teora poltica, Francisco Pin Gaytn en la tpica religiosa y filosfica; Dora Kanoussi y Xavier Mena en antropologa y filosofa poltica. Otras contribuciones importantes a la

    discusin crtica de Gramsci provinieron de Cesreo Morales y Luis Salazar, influidos por la escuela

    Althusseriana.8

    Ms an, en Mxico, la vocacin organizativa del profesor Pin articul a jvenes mexicanos de dos

    generaciones, y una cierta membresa internacional alrededor del Crculo de Estudios Sociales Antonio Gramsci, y unas conferencias peridicas que apoy la UAM en Ciudad de Mxico, y la editorial Garzn

    Valds en materia de divulgacin escrita y en foros. Los integrantes eran universitarios y activistas,

    laicos y religiosos, de la UNAM, la UAM, y la ENAH en Ciudad de Mxico, y contaba con la simpata de algunos acadmicos de las universidades pblicas de los Estados de Puebla y Mxico, y cierto apoyo en

    el sur de Estados Unidos y en Italia.

    En la dcada en comento, la obra conocida de Antonio Gramsci hizo notables progresos en el campus

    universitario latinoamericano, no slo en Mxico y Centroamrica, sino en Suramrica antes y despus

    de la cada definitiva de las dictaduras. Desde muy diversas lecturas, la Filosofa de la praxis renda sugerencias a la causa estudiantil, la resistencia indgena, la rebelda urbana y regional que maduraban

    cuando se derrumbaba el modelo desarrollista.

    Ahora, claro est, la reflexin resultaba ms compleja, en la medida que la cultura y el problema del

    sujeto revolucionario no convencional adquira relevancia en el accionar de los nuevos movimientos

    sociales, y el tpico de la hegemona adquira nueva significacin en el proceso de la modernizacin capitalista, al quebrarse el modelo de industrializacin nacional que postulaba la escuela cepalina de

    izquierda, hija de las teorizaciones que revisaron las reflexiones de Raul Prebisch.

    Junto con los estudiosos en profundidad del legado gramsciano, ha habido un sinnmero de breves

    contribuciones, la ms de las veces, en toda Amrica. Los autores han tocado con mayor o menor

    profundidad aspectos de esta herencia terica y prctica, pero un esfuerzo de largo aliento no ocurri todava. Pero hacer una resea en detalle de sus contribuciones no es la preocupacin de esta

    introduccin, que apunta al tema mayor de esta reflexin, la hegemona y su efecto en la refundacin de

    la ciencia poltica contempornea.

    La otra es una tarea para cumplir en el futuro. De lo cual se beneficiar el compromiso que hizo el

    Ministerio para los bienes culturales y ambientales de la Repblica italiana, acordado el 20 de diciembre de 1996, de realizar la edicin nacional de toda la obra de Antonio Gramsci, la cual abarcar

    sus Escritos (1913- 1926), Los Cuadernos de la Crcel, y el Epistolario (1908-1937). La comisin cientfica

    a cargo de este trabajo tiene por sede al Istituto Gramsci con la presidencia de Renato Zangheri, y est avanzando esta magna propuesta, con una comisin de la que hacen parte Eric J. Hobsbawn, Chiara

    Daniele, Giussepe Vacca, Valentino Gerratana, Silvio Pons, Leonardo Paggi, Joseph Buttigieg, Remo

    Bodei, Giuliano Procacci, sin que ningn latinoamericano haga parte de ella9.

    II. Un vistazo al influjo de Gramsci en Colombia

  • En Colombia, las primeras referencias a Antonio Gramsci fueron hechas por el crtico literario y ensayista cultural, Carlos Rincn, a travs de un ensayo liminar en Letras Nacionales10, difundido en la

    segunda mitad de los aos 60. Luego, con la activacin del movimiento estudiantil y campesino,

    extendido hasta la coyuntura populista de los aos 70, otra fue la recepcin de Gramsci, quien inspir la poltica de los nuevos ensayos organizativos de la izquierda socialista.

    La Unin Revolucionaria Socialista, la URS, que sostuvo ms de 50 nmeros de su revista El Manifiesto, dio en ella aplicacin analtica del pensamiento de Antonio Gramsci, buscando el entendimiento de la

    historia nacional, animada por ncleos intelectuales pertenecientes a la generacin del estado de sitio,

    animada por el diagnstico urgente del proceso heterodoxo de la construccin hegemnica alternativa al bipartidismo en las situaciones coyunturales. Colombia encontraba parecidos con la historia de la

    Italia del Risorgimento, por su tarda insercin en el capitalismo, donde la cuestin religiosa y

    campesina tenan tanto peso poltico y religioso.

    Esta es una tpica que otros autores como Rafael Gutirrez Girardot, Carlos Rincn en la cultura y la

    literatura, Rubn Jaramillo, en materia de historia filosfica e intelectual, Estanislao Zuleta, a propsito de la modernidad de los saberes sociales, Orlando Fals Borda, Renn Vega Cantor, en relacin con la

    historia de las luchas y saberes de los grupos y clases subalternas, para citar algunos nombres, han

    dejado sesudas contribuciones sobre el carcter de la modernidad y el modernismo de la formacin social colombiana

    Una vez en declive la onda ascendente de la poltica de izquierda, el puado de estudiosos del pensador sardo encontramos refugio en las universidades y centros de accin social y poltica. Uno de tales

    espacios fue el Crculo de Crtica Jurdica Antonio Gramsci, con centro en la Universidad Libre en

    Bogot. Los partcipes no llegaron a escribir trabajos mayores, pero s fue el Crculo un centro de intensa actividad poltica y cultural en Bogot y la regin aledaa, impulsando la reforma universitaria,

    el derecho alternativo y los movimientos cvicos y populares.

    Despus, el grupo se disolvi y expandi su influencia en diferentes escenarios, polticos, profesionales

    y culturales. Para el fin de los aos 80 hubo una nueva iniciativa organizativa de los estudios

    gramscianos, que lider un grupo de docentes y militantes de izquierda, orientados por Jorge Gantiva Silva11, Miguel Eduardo Crdenas, y participantes en la experiencia de los movimientos cvico regionales

    que impulsaba el socilogo Orlando Fals Borda, un estudioso de la provincia costea, que plasm en su

    serie La historia doble de la Costa; y pionero de los estudios campesinos y de la Violencia de los aos 50.

    Para el mismo tiempo, la revista Foro por Colombia, y la Ong Viva la Ciudadana, orientadas por Pedro

    Santana y antiguos militantes de la Unin Revolucionaria Socialista usaron y divulgaron la leccin gramsciana interesados por el rumbo de la nueva ciudadana y la proyeccin de la sociedad civil

    colombiana que se forjaba en contra de la camisa de fuerza del pacto excluyente y exclusivo del Frente

    Nacional, encarnada en diversos proyectos sociales y partidistas, y que era fruto del activismo cvico y campesino de la dcada anterior. Fuera de Bogot, en Medelln, Cali y Barranquilla hubo algunos

    cultores de la obra de Antonio Gramsci, quienes escribieron en publicaciones regionales, y

    contribuyeron en algunos nmeros monogrficos de xito y divulgacin diversas.

    Paralelo con la crisis del populismo electoral que cerr la victoria de la Anapo, la Alianza Nacional

    Popular, conducida por el exgeneral Gustavo Rojas Pinilla, y que albergaba a algunos sectores y ncleos socialistas de diversas procedencia, hubo un segundo rebrote guerrillero, ahora urbano de perfiles

    singulares, el Movimiento 19 de Abril, donde el pensamiento de Gramsci tambin tuvo cabida. El primer

  • experimento guerrillero, de raigambre campesina y semirrural, result en el marco de la Violencia y la

    transformacin brutal del campo a costa de los aparceros y pequeos propietarios agrarios, animado por ncleos liberales y comunistas organizados como guerrillas, tanto en los Llanos como en el sur del

    Tolima, entre 1949 y 1953.

    Una de las fuentes que registra esta experiencia de los grupos subalternos es el texto Cuadernos de

    Campaa, de la autora de Manuel Marulanda Vlez, Pedro Antonio Marn, un campesino del norte de

    Caldas, fallecido este ao, quien se enmont al ser perseguido como miles de los llamados "chusmeros nueveabrileos", y organiz un ncleo de autodefensas campesinas que con el correr de los aos se

    convirti en las Farc-ep del presente.12Hoy, la nueva direccin en cabeza de Alfonso Cano, quien a no

    dudarlo, tiene conocimiento de la reflexin de Antonio Gramsci, impuls las definiciones polticas tomadas en San Vicente del Cagun, en materia de lucha estratgica, de construccin de un partido y un

    frente clandestino que revelan la presencia decantada, a su modo, de las lecciones tericas gramscianas

    .

    Antes del Cagun, durante la segunda ola de luchas sociales en Colombia, que toman cuerpo en los

    mbitos urbanos durante la dcada de los aos 70, el influjo gramsciano acompa las preocupaciones de un lder carismtico del M19, el turco lvaro Fayad, un valluno hijo de un lder liberal, asesinado

    delante de sus ojos, cuando apenas tena 4 aos. Este nio de la violencia, con el correr de los aos se

    hizo dirigente estudiantil en el colegio Santa Librada de Cali, y tambin joven comunista.

    Luego, lvaro inquieto por la construccin revolucionaria de signo diferente, particip de la guerrilla. Al

    regreso del monte, el "turco" anim el ala radical de Anapo, con Carlos Toledo Plata, un mdico formado en Uruguay, junto a otros ex militantes comunistas, quienes se instalaron en la guerrilla urbana en la

    jungla de cemento de las grandes ciudades empezando por Bogot.

    Todos estaban a la bsqueda de una hegemona nacional popular, que, por supuesto, iba ms all del

    comunismo ortodoxo, y ms cerca de lo que haba significado el fracasado proyecto del Frente Unido,

    donde Camilo Torres Restrepo puso toda su energa agitacional y organizativa antes de unirse a la guerrilla del Eln. Uno y otro encontraron la muerte luchando. El destino de lvaro termin en un

    apartamento en la ciudad de Bogot, donde fue "cazado" por las fuerzas del orden, cuando trabajaba el

    proyecto de un dilogo nacional en medio del combate.

    Igual suerte corri en la ciudad de Cali, su compaero del M-19, Ivn Marino Ospina, quien por el

    contrario, provena de una familia conservadora, quien muri cercado por una espectacular operacin militar en un barrio de clase media. Hoy, su hijo, un mdico dedicado a las causas sociales en Silo, el

    ms grande asentamiento popular en el distrito de Aguablanca, fue electo alcalde de Cali. Con todo, y su

    destino trgico, Alvaro Fayad, Ivn Marino Ospina y Jaime Bateman, la figura carismtica del M-19, no hay duda que trabajaron un proyecto nacional-popular, que a su manera continan los exmilitantes del

    M-19 que participan actualmente del partido en construccin, PDA, Polo Democrtico Alternativo.

    Esta reflexin militante de Alvaro Fayad y su crculo de compaeros al interior del M-19 sufri, claro

    est, los imperativos de la confrontacin poltico-militar, que engaosamente pens corresponda en lo

    estratgico a una guerra de movimientos. Un error estratgico que termin con la masacre del Palacio de Justicia, donde el comando que reclamaba justicia y democracia, recordando al general Rafael Uribe

    Uribe, perdi parte de su dirigencia, al lado de los magistrados de las altas cortes de Colombia tomados

    como rehenes. Este tpico ubica la historia poltica de las clases subalternas, refera a la experiencia de la guerra como un entendimiento errneo de la naturaleza de la sociedad civil colombiana, y la

    importancia de la guerra de posiciones para cualquier proyecto emancipador.

  • El an oscuro episodio del Palacio de Justicia, que apenas ahora empieza a encontrar un debido esclarecimiento, luego de multimillonarias condenas a la nacin, en medio de grandes resistencias entre

    los mandos militares implicados en la orden y ejecucin de aquella masacre acompaada de torturas y

    desapariciones. Hace poco, la Fiscala General orden la captura del exgeneral Armando Arias Cabrales, y est encarcelado el Coronel Plazas Vega, quien comand la operacin de "recuperacin" del Palacio.

    III. De la hegemona y otros demonios polticos

    Despus vino la culminacin de un proceso de paz parcial que empez trgicamente con el presidente

    Belisario y termin con el presidente Virgilio Barco. Hubo primero el espectacular secuestro del lder conservador y doctrinario de derecha, lvaro Gmez Hurtado, para propiciar la paz. La leccin pareca

    aprehendida por la dirigencia suprstite del M-19. Porque con lvaro Gmez, y con Alfonso Lpez

    Michelsen y Horacio Serpa despus, Antonio Navarro, el principal lder sobreviviente del M-19, indultado con los dems militantes en alianza con otras fuerzas democrticas y de izquierda.

    Estos dieron inicio, mediante un pacto poltico al proceso de reforma constitucional que deliber en 1990, y culmin con la sancin de la nueva Constitucin de 1991. De ese modo, en clave gramsciana,

    dieron inicio a una etapa de guerra de posiciones, a una disputa por la hegemona de la sociedad civil

    forjada durante dcadas de "estado de sitio", y que dur hasta las negociaciones de San Vicente del Cagun.

    Entonces se rompen las negociaciones de paz con las Farc-ep, con una iniciativa de guerra de movimientos de parte del gobierno colombiano, y su principal aliado, el gobierno de los Estados Unidos,

    para contrarrestar los xitos militares de aquella guerrilla, que ahora presionaba por un programa de

    reforma poltica y econmica de hondo calado social, y de riesgo manifiesto para el bloque burgus terratiente conmandado por la fraccin financiera del capital transnacional.

    En paralelo, en forma traslapada, otra vertiente radical, dentro de los marcos legales, desde los tiempos del Estatuto de seguridad trabaj las inquietudes por Gramsci y su obra, alimentando en parte el

    laboratorio poltico y social radical que impulsaba el Movimiento A luchar, a travs de los colectivos de

    trabajo urbano popular, y magisterial, nucleados en torno a las revistas A Luchar y Solidaridad por Colombia.

    Los sectores poltico-militares liderados por el Eln y el Epl, discutan la propuesta tanto de una Asamblea constituyente como de una Convencin nacional popular, y fueron tocados tambin por

    aquella influencia gramsciana, a propsito de su aguda lectura de lo que implicaban las lecciones de la

    revolucin rusa y el curso de la revolucin proletaria en Occidente, en referencia al tpico crucial de la hegemona y cmo enfrentar la estrategia de revolucin pasiva capitalista en el marco de una guerra de

    posiciones ineludible.

    Al mismo tiempo, otra fuerza histrica de la lucha de las clases y grupos subalternos poca o ninguna

    permeabilidad ofreca el Partido Comunista colombiano por estas exploraciones. En parte, esta

    posesionado y comprometido con la ilusoria idea que era el guardin del inters estratgico del proletariado nacional, y el devenir de la lucha campesina y la expansin guerrillera de las Farc en los

    espacios rurales y semirurales apareca como complementario y subordinado. El rumbo de su lucha, sin

    embargo, estaba golpeado por la incierta suerte del agro, preso de la contrarreforma impulsada por el presidente Misael Pastrana Borrero, que desmontaba los intentos reformistas del liberal desarrollista

    Carlos Lleras Restrepo.

  • La interpretacin gramsciana para este tercer periodo sufri las vicisitudes de la guerra librada en los aos 80, y de las divisiones existentes al interior de los grupos subalternos en resistencia y rebelda. A

    la postre, con todo, el legado de Gramsci sobrevivi en el discurso de los nuevos actores, revisado bajo

    diversos matices, y contextualizado en las nuevas realidades internas y externas. La guerrilla que hizo la paz, y contribuy al desenlace del proyecto de la asamblea constitucional, a travs de la Alianza

    Democrtica-M19, puso a prueba una vez ms su influencia terica y prctica.

    Esta orientacin segn su agenda programtica estaba afectada por la construccin truncada de un

    escenario nacional democrtico, donde estaba intacto el poder de las fuerzas militares, y la conduccin

    econmica del capital financiero trasnacional, y quedaban excludos campesinos y pequea burguesa radical. Tal era el compromiso establecido con el bloque dirigido por el presidente Csar Gaviria Trujillo

    y su gabinete bipartidista, despus del asesinato de Luis Carlos Galn, Bernardo Jaramillo, Carlos

    Pizarro Len Gmez, y ms tarde, lvaro Gmez.

    Se haba desechado el modelo gobierno-oposicin, ensayado momentneamente durante la presidencia

    de Virgilio Barco Vargas, y el rumbo de la guerra marchaba paralelo al de una paz incierta. La crisis orgnica se prolongaba bajo la estrategia de una guerra de posiciones con escaramuzas militares cada

    vez ms preocupantes. Se incubaba de nuevo, de modo silencioso, el huevo de la serpiente, la estrategia

    contrainsurgente, las guardias blancas que a fines de los 80 dan entidad al paramilitarismo y a la parapoltica. Estas son las dos caras de la reaccin y la contrarreforma, que ha desembocado en el

    desmonte acelerado de la Constitucin de 1991, el reemplazo de la promesa del Estado social de

    derecho por el placebo del Estado comunitario que se viene imponiendo con el fusil y el terror paramilitar, primero; y luego, con la legalidad excepcional de los consejos comunales, de los que est

    proscrita cualquier discusin de orden pblico interno.

    La parte final del siglo XX ha sido la de un trabajo casi silencioso, molecular sobre los temas y la

    herencia de Gramsci en Colombia. Atravesada su praxis, y el saber de la misma tambin por los dilemas del derrumbe del bloque socialista, y, despus por las incertidumbres derivadas del avance de la

    globalizacin capitalista y la ideologa neoliberal que ahora ha hecho agua y crisis profunda con la

    debacle de las bolsas del mundo, que tiene en ascuas la hegemona financiera de Wall Street y la red de bolsas capitalistas a l interconectadas.

    Tal cadena de hechos, de apariencia similar a los desastres del 29, con el gran crack, no es igual y fuerza nuevas interpretaciones en su significacin inmediata y proyeccin. Particularmente para Amrica

    Latina, donde el derrumbe neoliberal anima proyectos que se identifica con una nocin de amplio

    espectro, el "socialismo del siglo XXI", frente a lo cual el discurso gramsciano tiene nuevos y renovados desafos, sin sumergirse en el anacronismo vaco.

    La cosecha ha seguido un curso subterrneo, y la centralidad de la guerra global y local contra el terrorismo ha afectado la produccin discursiva en esa materia. No menor efecto tienen los entuertos

    del marxismo oficial y las vulgatas que fueron hegemnicas, y sobreviven en algunos agrupamientos de

    la izquierda legal y la que est en rebelin armada contra los estados de la regin. Pero un renacer con Gramsci y ms all de Gramsci ha presentado algunos atisbos y exploraciones de renovado bro, mayor

    madurez conceptual y significado para la praxis social actual.

    Tal cadena de hechos y eventos han promovido el inters de avanzar en el Proyecto de mediano aliento,

    que denominamos con el equipo de pensadores y activistas polticos y sociales, Seminario Internacional

  • Antonio Gramsci, Hegemonas y Contrahegemonas, y que como fruto de la cosecha intelectual del

    primer ciclo ha aadido a esta pareja, otro asunto, las Antihegemonas, que implica un escrito crtico que nos coloca, sin duda, Con Gramsci, y ms all de Gramsci.

    IV. Antonio Gramsci en la Subregin Andina, y la renovacin de la Ciencia Poltica

    Para hacer los juicios que expondr en los captulos siguientes, de una obra que estoy trabajando, y que

    revisa reflexiones propias iniciadas en la dcada de los aos 80, unos y otros estn centrados en el tema de la hegemona y la refundacin de la ciencia poltica, como disciplina acadmica, de una parte; y como

    saber crtico emancipador, y liberador, ante todo he acudido a un estudio selectivo de pruebas tangibles

    del trabajo intelectual pertinente en Amrica Latina y el Mundo.

    Por ello, la reflexin tpica acerca de la hegemona, en primer lugar, inventara en lo fundamental lo

    producido en la rbita acadmica latinoamericana y europea. A partir de ambas reconstruyo y actualizo el estado de la cuestin, articulndolo con la proposicin de la refundacin y revisin necesarias de la

    ciencia poltica oficial, definida en los trminos de hoy, por el croata Danilo Zolo, como la tragedia de la

    Ciencia Poltica.

    Todo lo cual resulta como el producto del entendimiento del derrumbe acelerado de la hegemona

    global capitalista, la crisis orgnica del capital global, en el contexto, primero, de la crisis mundial de la representacin poltica democrtica, liderada por el paradigma republicano norteamericano, que tuvo

    como causa inmediata el accionar revolucionario plural de la dcadas de los aos 50-70, y que ahora se

    caracteriza por la crisis en el comando de la economa global, con el que se cierra el ciclo de las formas republicanas liberales de la segunda posguerra mundial, que alcanzaron hasta la tercera ola

    democrtica tal y como lo contempl el trabajo del politlogo neoconservador, Samuel P. Huntington.

    De hecho, la cosecha de libros que contienen estudios a profundidad del asunto de la hegemona es

    pequea pero importante en nuestro contexto subcontinental, pero amplia antes de 1989, en el

    contexto internacional. La anterior moda de Gramsci produjo que an se le invoque y cite en los ms diversos y laxos contextos, donde el comodn es la sociedad civil. La revisin de la categora terico-

    prctica de la hegemona es un reactivo de los crculos democrticos y de la izquierda culta a la

    sofistera de la tercera va y el elenco de socilogos defensores con Anthony Giddens a la cabeza. Esta estrategia, voluntaria o no, obr como paliativo en la guerra de trincheras que trajo el derrumbe de los

    socialismos realmente existentes, y las resistencias de los socialismos que quedan, de Cuba a Corea del

    Norte, y las novedades del experimento tanto Chino como Vietnamita a menor escala.

    Tal popularidad era engaosa antes, y lo sigue siendo ahora. Con todo, la presencia de ambos trminos

    no tiene equivalente en la produccin intelectual que registra un examen sumario de los listados de las bibliotecas y otros centros de cultura en nuestra Amrica. Los resultados en materia de produccin

    bibliogrfica consignada en libros es limitada, y la discusin de la hegemona como direccin poltica en

    revistas y publicaciones peridicas recoge un silencio sintomtico, despus de la intensa floracin de la dcada de los 70. Claro est que descuellan esfuerzos moleculares aislados de intelectuales y revistas

    que proyectan y alimentan dicha tradicin, y esa peregrinacin casi solitaria entre los aos 80 y 90.

    Los ms recientes esfuerzos han encontrado sobre todo apoyo internacional en el ltimo lustro, de la

    Fundazione Istituto Gramsci, sobre todo en Mxico y Brasil, y de la Sociedad Internacional Gramsci

    (IGS); as como la presencia de estudiosos de la obra de Gramsci, radicados en Cuba, dedicados a muy diversos tpicos. Ha sido notable, en medio de esta encrucijada, el esfuerzo del socilogo ecuatoriano,

    Francisco Hidalgo Flor, quien difunde trabajos y reflexiones nutridos por la lectura inteligente y

  • rigurosa de Gramsci y de la formacin social ecuatoriano y los principales actores polticos y sociales, a

    travs del proyecto poltico intelectual de la revista Espacios que ya alcanz la docena de entregas, y quien, por lo dems, viene revisando la trayectoria poltica ecuatoriana.

    Es importante, igualmente, la reflexin en clave ecolgica ha cumplido el economista Alberto Acosta, quien fue por varios meses presidente de la Asamblea Constituyente ecuatoriana, en el proceso poltico

    liderado por el presidente Correa, que cataliz el estallido ciudadano y popular conocido como "la

    revolucin de los forajidos" con ncleo inicial en la ciudad de Quito.

    Es importante destacar el sostenido inters intelectual de Rafael Quintero, por el devenir de los grupos

    y clases subalternas, expresado en su trabajo historiogrfico, y los estudios sobre los nuevos fenmenos de la participacin en la subregin andina, tratando de auscultar la real significacin de la crisis de

    representacin y sus alternativas. Todos tienen un antecedente, en el magisterio del investigador y

    docente, Agustn Cueva, que desde Mxico, hasta su fallecimiento anim los temas del marxismo y las preocupaciones latinoamericanas acerca de su vigencia, y utilizacin original.

    V. La importancia del pensamiento en el exilio

    En materia de grandes proyectos, en lo que se refiere a la produccin editorial, el caso ms diciente lo

    constituye las vicisitudes que corri la proyectada y por fin cumplida publicacin de Los Cuadernos de la Crcel. La traduccin de los originales cuatro volmenes de la edicin de la Editorial Einaudi, que

    coordin Valentino Gerratana, se complet en Mxico con la aparicin de todos los tomos proyectados.

    Antes de 1975, con la participacin del grupo Pasado y Presente, exiliado en Mxico, la editorial Juan Pablos Editor, haba publicado seis volmenes en que se organizaron los 32 cuadernos de notas de

    Gramsci, con supresiones notables.

    Este fue el equivalente de la edicin que apareci en Italia a partir de 1947, con Lettere dal carcereLos

    intelectuales y la organizacin de la cultura. Esta nueva divulgacin fue tambin acompaada en parte

    por la editorial Granica, con sede en Barcelona y Buenos Aires, que public dos volmenes, Pasado y presente y El Risorgimento. (1947), a cargo de las ediciones Einaudi, y al cuidado de Felice Platone hasta

    su fallecimiento. De esta primera coleccin de los escritos de Antonio Gramsci tambin hubo la

    publicacin parcial emprendida en Buenos Aires por la editorial Nueva Visin, que pese a su contrato, en la primera etapa, slo lleg a publicar

    Las Cartas, que eran parte de la edicin de Los Cuadernos no fueron publicadas en Mxico hasta el ao 2003. Los dems volmenes se volvieron a publicar durante los aos 70, utilizando lo que fuera el

    trabajo cumplido por la editorial Lautaro. Luego la edicin escogida de Los Cuadernos obtuvo una

    segunda edicin durante la segunda mitad de los aos 80, distribuda en Amrica Latina con xito general de pblico. La primera edicin latinoamericana de los Cuadernos, la que se prepar en los

    tiempos de Palmiro Togliatti, circul en los aos 50, y fue inaugurada con Las Cartas desde la crcel,

    traduccin de Gabriela Moner, realizada por Editorial Lautaro, propiedad del partido comunista argentino, sujeto y objeto hasta entonces de la ortodoxia stalinista.

    Pues bien, los dos primeros tomos de la nueva edicin italiana aparecieron en Mxico en 1981. Despus siguieron los restantes con un notable interrupciN, hasta que vieron la luz los dos ltimos tomos de

    Los Cuadernos con el patrocinio de la Benemrita Universidad Autnoma de Puebla (BUAP) en los aos

    1999 y 2000, con traduccin de Ana Mara Palos. As la editorial Era, persuadida las directivas de la BUAP por la tenaz insistencia de Dora Kanoussi, estudiosa de la obra gramsciana, investigadora de

    dicho Centro universitario coronaron al fin esta hazaa intelectual en lengua castellana. 13

  • Adems, la escritora greco-mexicana ha logrado concitar y asociar durante estos aos tanto a la Fundazione Instituto Gramsci de Roma como a la Sociedad Internacional Gramsci (IGS), que orienta el

    norteamericano Joseph Buttigieg para diversos proyectos intelectuales y cientficos14. El ms reciente

    logro es la realizacin del III Seminario Internacional de Estudios Gramscianos realizado en la misma ciudad de Puebla, en Octubre 7-10 de 2003,

    Lo ya expresado nos aproxima bien al nivel alcanzado por los estudios sobre Antonio Gramsci en Amrica Latina. Los escritos producidos en el examen integral y la interpretacin rigurosa, con nivel

    internacional, siguen siendo pocos. Conviene destacar de esta cosecha, de atrs hacia delante, en los

    ltimos 25 aos, los trabajos de Dora Kanoussi y Javier Mena, que iniciaron ejercicios de traduccin y un pequeo e importante ensayo sobre la revolucin pasiva; despus vino Una Introduccin a Los

    Cuadernos de la Crcel, que es reciente.

    Tambin existi una utilsima y corta obra de divulgacin, Introduccin al pensamiento de Gramsci del

    brasileo Carlos Nelson Coutinho. Es bien importante la publicacin de dos trabajos, uno de Francisco

    Pin Gaytn, Gramsci: Prolegmenos Filosofa y Poltica, y Gramsci en Amrica Latina compilados por Xavier Mena y Csar Cansino aparecidos en Mxico en la dcada de los 80.

    Junto a estos trabajos est la influyente obra de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, Hegemona y estrategia socialista. Hacia una radicalizacin de la democracia. Siglo XXI, Madrid, 1987, que conlleva

    una aproximacin ms que crtica a la obra de Gramsci hecha con claves posmarxistas y posmodernas,

    donde la teora del discurso y el deconstruccionismo derridiano auxilian una interpretacin ms que polmica que revisa la hegemona afincada en la materialidad de la clase social proletaria.

    Esta obra marc un escenario renovado del debate, a partir de 1985, al plantearle nuevos rumbos al entendimiento de la democracia radical, que a partir de una revisin de la lgica amigo y enemigo,

    hecha sobre todo, por Chantal Mouffe, autora del Retorno de lo poltico, proponen ambos ahora una

    suerte de democracia adversarial, donde no se trata de lucha entre amigos y enemigos, sino de adversarios, y descentrando el proyecto socialista de la clase proletaria tradicional que animo las

    revoluciones proletarias, y dndole cabida a la dinmica de los nuevos movimientos sociales.

    Pese a las crticas que le han sido hechas, en la nueva edicin de 2002, en el nuevo Prefacio, a esta obra

    que apareci en castellano primero en 1987, Laclau y Mouffe se mantenan en sus asertos y

    argumentaciones de entonces. Luego con la aparicin del texto La razn populista, Ernesto Laclau trata en parte de responder a las objeciones hechas por Slavoj Zizek, tanto en El sublime objeto de la Ideologa

    como en ensayos posteriores. En particular, los libros, Organos sin cuerpos y la Visin de Paralaje.

    En la respuesta de Laclau se perfecciona el instrumental y los alcances del significante vaco como

    categora nuclear, y cmo opera en una suerte de universalidad aleatoria que tiene concrecin perenne

    en la nocin de pueblo, y el modo de construir una hegemona socialista democrtica alternativa, que oculta, soslaya la permanencia de la explotacin capitalista. A la vez, en el mismo libro, se reiteran las

    crticas al propio Zizek, Judith Butler, Jacques

    Rancire, Alan Badiou, y la pareja Antonio Negri y Michael Hardt, quienes parecen identificarse como sus principales contradictores desde la orilla de la izquierda terica radical, y en particular, al que no

    encara de modo explcito, su colega argentino Atilio Born, una suerte de representante de la ortodoxia

    marxista argentina.

    Con el ensayo Los hilos sociales del poder, del argentino Juan Villareal, el inventario de la produccin

  • crtica de esa dcada fecunda concluye, poco antes del derrumbe de los socialismos de corte sovitico,

    siendo la relectura de la hegemona la mayor preocupacin, en la medida en que la nueva poca seala lmites concretos a los aportes y lecturas hegemnicas de Antonio Gramsci, conectadas con los procesos

    de trnsito y consolidacin democrtica en el tercer mundo, la mayora de los cuales experimentaban

    una crisis aguda, bajo el despliegue paralelo del neoliberalismo, heraldo del nuevo rgimen de acumulacin capitalista, correspondiente a la denominada tercera revolucin industrial.

    Durante el final de los aos 90, los pensadores latinoamericanos, como ya se registr aqu avanzaron de nuevo, expuestos a los nuevos desafos de la poca, unos polemizando con la ortodoxia italiana,

    guardiana rigurosa de la vida y obra del ilustre y genial comunista, y otros reforzando con nuevas

    publicaciones la tradicin de los estudios gramscianos, cuyo principal animador es Giusseppe Vacca, que rechaza las veleidades posmodernas, y fija lmites histricos al pensamiento de Antonio Gramsci,

    porque algunos no han resistido la compulsiva mana de encontrarlo bueno para todo, hasta para

    responder asuntos que nunca encar en vida. Quizs haya sonado la hora de ir con Gramsci, y ms all de Gramsci. Las reflexiones que aqu se presentan tiene ese deseo, y se mueven en la bsqueda de ese

    nuevo sentido.

    VI. Europa y el dilogo truncado con la obra de Antonio Gramsci .

    En Europa, y en primersimo lugar Italia, Espaa y Francia, fueron los focos de difusin principal de la obra, la biografa intelectual, y las interpretaciones en boga de las escuelas marxistas dedicadas al

    estudio y recepcin de Gramsci. Hubo diversos tiempos y lecturas, segn el periodo en cuestin. Aqu tal

    difusin destaca lo acontecido antes y despus del derrumbe de la estrategia eurocomunista, y con ella la crisis de los modelos de Estado de Bienestar en Europa continental e insular.

    En aquel tiempo contradictorio, repleto de incertidumbres y profundos cuestionamientos, fue emblemtico el rastreo histrico de la vida de Antonio Gramsci emprendido por Leonardo Paggi, quien

    a la postre lo plasm en dos sustanciosos volmenes, que tienen por centro la vida del militante

    comunista dentro y fuera de Italia, en el periodo inmediatamente anterior a la crcel. Estas pesquisas enriquecidas por la disposicin de documentos originales arrojaron importantes referencias y claves

    para un mejor entendimiento de las notas reunidas en los Cuadernos de la Crcel.

    Sin dudarlo aquel trabajo marc un hito para la historiografa intelectual y poltica de Gramsci. El abri

    una brecha en los escritos hagiogrficos, o en las reflexiones oficiales. Leonardo Paggi emple las

    herramientas del historiador marxista contemporneo, y la pasin por la verdad en el inters de develar las claves documentales del convulso periodo de entreguerras, en medio de la hegemona del

    fascismo y el errtico rumbo de la Internacional comunista bajo el comando chovinista de Stalin. Todo

    lo cual es ahora mucho ms fcil, el acceder a las fuentes ms preciadas. Pero, hoy, Paggi est dedicado a otros asuntos.

    Sin embargo, la prueba de los asertos y aciertos de Paggi est en sus volmenes aparecidos bajo los ttulos: Gramsci e il moderno principe' (1970), y Le estrategie del potere in Gramsci (1984) , que an no ha

    sido traducidos al castellano en forma completa, apenas algunos apartes significativos.

    De este autor, el pblico de habla castellana, conoci el ensayo La teora general del marxismo en

    Gramsci, que apareci en Mxico como Introduccin de una edicin de los Escritos Politicos de Gramsic

    (1917-1933). Aquella traduccin no nos ofreci el texto completo, y suprimi la parte bibliogrfico de especial valor probatorio. Tambin conocimos la presentacin que se hiciera al libro de Max Adler, El

    socialismo y los intelectuales, y parte del ltimo libro de la triloga historiogrfica sobre Gramsci,

  • titulado `El Leninismo de Gramsci', que fue incluida en el libro Filosofa y Poltica en el pensamiento de

    Gramsci, a cargo de Dora Kanoussi y Xavier Mena.

    Hablemos ahora de Francia, donde fue promisorio el trabajo Gramsci y el Estado (hacia una teora

    materialista de la filosofa) de Christine Buci Glucksmann, antecedido por la publicacin de los ensayos escogidos de Antonio Gramsci. La contribucin de Buci Glucksmann es central para el entendimiento

    del Estado durante la primera posguerra, inmediatamente despus del derrumbe del Estado liberal en

    Europa. Es el suyo un seguimiento riguroso casi exhaustivo de su pensamiento, includa en parte la edicin facsimilar de los Cuadernos de la Crcel, que ella conoci de primera manera en sus visitas al

    Instituto Gramsci en Roma.

    La utilizacin de apartes de su texto es parte de mi libro, dedicado a una lectura interpretativa de

    Gramsci, en torno a la hegemona, y con la preocupacin de sustentar la refundacin de la Ciencia

    Poltica. Aunque por supuesto, no comparta de su autora la opcin eurocomunista, instrumentalizando el trabajo de Gramsci, emulando los esfuerzos de Palmiro Togliatti en los aos 50 y 60, que, sin

    embargo, no invalida sino resisti por su rigor analtico el fracaso de aquel programa poltico

    coyuntural.

    Francia tambin tradujo a Gramsci, deca, a travs de un encargo de Robert Paris, autor de el texto Sobre

    la crisis de 1923, en la misma dcada de los 70s. El empeo fue publicar las obras completas de Antonio Gramsci. Esta edicin incluy un erudito aparato de comentarios y bibliografa inditas; y circul en

    medio de la crisis del estado de bienestar, ofreciendo otra faceta del desconocido' Gramsci. Mencin aparte merece el ejercicio de divulgador de Hughes Portelli, Gramsci y el bloque histrico, de mayor xito en castellano con seis ediciones contabilizadas. El texto original francs apareca en Presses

    Universitaires de France en 1972, y al ao era traducido al espaol por Siglo XXI de Mxico.

    Louis Althusser es, sin embargo, el ms conocido por su lectura crtica de Gramsci con dos clebres

    ensayos, Ideologa y Aparatos ideolgicos del Estado , y El Marxismo no es un historicismo, y un ltimo

    trabajo contenido en el libro de ensayos La soledad de Maquiavelo, donde disputa la interpretacin que Gramsci hiciera de Maquiavelo. Despus la tarea crtica fue profundizada por su discpulo Nicos

    Poulantzas, quien public una serie de ensayos bajo el nombre Hegemona y dominacin en el Estado

    moderno, a las puertas de la revolucin estudiantil y obrera de 1968. Ambos trabajaron, sin embargo, con rigor y admiracin los temas gramscianos; y jams perdieron de vista su contribucin al

    entendimiento del estado interventor, en la nueva fase posterior a la guerra y al derrumbe de Wall

    Street.

    En suma, la crtica del historicismo absoluto, no borr los aportes de Gramsci tampoco al asunto de la

    ideologa, y su materialidad, referida a los intelectuales y a la organizacin de los intelectuales entre otros tpicos. Unos y otros dieron nuevos aires analticos y guas prcticas al marxismo enclaustrado en

    el economicismo estructural, y al ideologismo del corte del visto en los escritos del ABC del Comunismo

    a cargo de Mijail Bukharin, y de otra parte al modo de leer el Materialismo Histrico Benedetto Croce. Uno serva al conservadurismo de los comunismos oficiales durante la gida de Stalin, en los entornos

    nacionales e internacionales, y el otro a facilitar la dominacin fascista de Italia, junto a la labor de

    Giustino Fortunato. Tal y como Gramsci lo dej escrito en su memorable ensayo Sobre la Cuestin Meridional.

    VII. Italia y Gran Bretaa: Gramsci y el fantasma del Eurocomunismo

    Por ltimo, refiero la principal produccin italiana sobre Antonio Gramsci, que tuve en cuenta para el

  • periodo que arranca en 1947 y culmina en 1975; fecundo e intenso como ninguno en la divulgacin y

    revisin del legado gramsciano a propsito del asunto de la hegemona. Ambas tareas fueron coronadas por el xito interno, sujetas al fuego de los exgetas del PCI, guardianes celosos de la herencia

    gramsciana. En la amplia sucesin de intelectuales comunistas y de izquierda primero estuvo Palmiro

    Togliatti, quien interpret la hegemona en beneficio de reconstruccin italiana y el proyecto de la repblica del trabajo, y la recuperacin de Europa desvastada por la II Guerra Mundial.

    El entendimiento de la hegemona obedeca a la guerra de posiciones entre el socialismo y el capitalismo. La confrontacin epocal de clase contra clase quedaba mediada por el periodo de la guerra

    fra, y supeditada al reacomodo de las fuerzas polticas reconstruidas al interior de la Italia posfascista,

    en relacin al predominio de la Democracia Cristiana con entero respaldo de la coalicin aliada que dirigan los Estados Unidos de Amrica. Despus vino el revisionismo acadmico e histrico de diverso

    signo. As se publicaron y discutieron los trabajos monogrficos de Paolo Spriano, Biagio De Giovanni,

    Norberto Bobbio, Massimo Salvadori, y Leonardo Paggi.

    El mismsimo Norberto Bobbio introdujo el debate con el intervalo de casi una dcada, sobre la

    concepcin de sociedad civil (1967), y del estado (1975) en Marx y en Gramsci, a instancias de las invitaciones que le hizo la intelectualidad comunista, interesada en avanzar la propuesta de alianzas

    con socialistas y demcratas. Ellos fueron activsimos respondiendo el desafo tericos, y otros por

    fuera de la onda del "compromiso histrico", el bloque de los extraparlamentarios y autonomistas hicieron algo ms que objeciones, en la crtica de las versiones oficiales del marxismo, que situaron en

    un periodo periclitado.

    Uno de los crticos ms agudos de la interpretacin difundida por Bobbio fue Antonio Negri, quien

    escribi una respuesta en 1976 al debate sobre el estado, que haba promovido Rinascita, Existe una

    teora marxista del Estado?,1 5 con el ensayo Existe una doctrina marxista del Estado?, donde la referencia tanto a Gramsci como a Marx, en defensa de "una teora obrera autnoma (e independiente)

    del Estado",16 ms all del abuso de autoridad y la incompleta exgesis de la obra marciana, enriquecida

    ahora por el reexamen de los Grundrisse.

    Para dar cuenta del periodo ms rico en el estudio y crtica de la herencia gramsciana, voy a rematar

    este apartado de mi ensayo, atendiendo a las contribuciones provenientes del contexto intelectual anglosajn, otorgando centralidad a los aportes britnicos. La historia de la difusin y el estudio de la

    obra de Antonio Gramsci lo encabez Piero Sraffa, apoyndose en el History Group, que en el Londres

    de los cincuenta agrupaba a Christopher Hill, Louis Marks, J. P. Thompson y, claro est, Eric Hobsbawn.17

    En Gran Bretaa apareci en 1957, la traduccin temprana de Louis Marks, The Modern Prince and others Writings, publicada por la editorial comunista Lawrence and Wishart. Despus, al inicio de los 60,

    se realiz un nuevo esfuerzo por difundir la obra de los Quaderni, Selection from the Prison Notebooks,

    tomando como referencia el trabajo de Felice Platone, una tarea que cumplieron dos intelectuales no comunistas, Quintn Hoare y Geoffrey Novell Smith. Entonces, el primero de ellos trabajaba una tesis

    doctoral sobre la obra de Gramsci. Y esta publicacin alimenta lo que ser el ms exitoso proyecto

    editorial de la izquierda europea, New Left Review y la firma Verso, que sobrevive con xito financiero desde los aos 60.

    El trabajo inicial corri a cargo del grupo renovador marxista liderado, entre otros, por el historiador marxista de raigambre trostkysta Perry Anderson, quienes intentaron bajo los dictados de la nueva

    izquierda, heredera de lo acontecido en los aos 60, el cuestionamiento cultural y poltico de la

  • formacin social inglesa, valindose de modo original de la teorizacin de Gramsci sobre el marxismo y

    el concepto y la praxis de la hegemona; o de su crtica como ocurri en el caso de Perry Anderson que realiz el clebre estudio Las Antinomias de Gramsci, que apareci primero en la Revista NLR.

    La publicacin de aquella Selection from the Prison Notebooks, la hizo finalmente, no New Left Books sino la editorial comunista Lawrence and Wishart con el respaldo del Istituto Gramsci de Roma, luego

    de ardua polmica con el grupo de Perry Anderson y Robin Blackburn, en lo cual tuvo mucho que ver la

    lectura crtica hecha y divulgada por el primero de ellos. Sin embargo, el foco principal de las contribuciones al estudio de Gramsci fuera de Italia sigui siendo la revista New Left Review, que

    revisaba desde los aos 60,de modo principal, los fracasos y aciertos revolucionarios del marxismo

    ingls; as como la significacin actual de la cultura proletaria para resolver este embrollo.

    Los estudios culturales, y entre ellos los aportes de Gramsci a la problemtica de la cultura y la ideologa

    proletaria, adquirieron carta de ciudadana con Stuart Hall y Terry Eagleton, junto a las contribuciones histrico polticas de Perry Anderson y Bob Jessop, otro lcido terico marxista de la poltica, quien

    tambin hizo aportes importantes al debate y comprensin de Antonio Gramsci en Gran Bretaa.

    Se trenz un intenso dilogo y polmica con los trabajos de los marxistas ligados al Partido Comunista,

    donde las obras del historiador J.P. Thompson, y del crtico literario y cultural Raymond Williams, y las

    reflexiones ms generales de Eric Hobsbawn, fueron puntos nodales del debate general.

    En el transfondo apareca tambin, bajo los parmetros del debate en torno a Gramsci y la cultura

    nacional, el asunto de construir alternativas en el marco del estado de bienestar, y los problemas polticos del bipolarismo de la guerra fra, congelado entre los polos del capitalismo colectivo y un

    socialismo, donde el proletariado disciplinado sindical y polticamente era masa de maniobra de la

    nomenklatura internacional y sus apndices locales.

    Sin embargo, lo escrito por Thompson acerca de la clase obrera inglesa, es un modelo de reflexin

    acerca de los grupos y clases subalternas, y los trabajos de crtica cultural de Raymond Williams otro tanto. En relacin con la contribucin de Eric Hobsbawn, las reflexiones de Gramsci encarnadas en su

    estudio del capitalismo abundan, pero me voy a permitir citarlo, para cerrar este apartado dedicado a

    Antonio Gramsci y las contribuciones de la intelectualidad de izquierda en Gran Bretaa.

    Esto deca Hobsbawn en su escrito El gran Gramsci, "Antonio Gramsci, probablemente el pensador

    comunista ms original que produjo Occidente en el siglo XX, fue hasta hace poco virtualmente inaccesible para los no italianos, e incluso no muy accesible para stos..."18 Y luego, en el mismo texto, el

    historiador precisa la genealoga de su pensamiento: "El marxismo de Gramsci tena como base el

    terreno hegeliano-crociano, (y)...combin, como no lograron hacerlo otros marxistas italianos, la capacidad de generalizar simultneamente la experiencia especfica del campesinado (no hay mejor

    gua para la historia social de "la rebelin primitiva") y la del proletariado industrial cuya organizacin

    fabril convirti en la clave de su estrategia de soviets italianos".19 Finalmente destaco del mismo escrito lo siguiente, en el cual no estn exentas las crticas a Gramsci, en

    particular como filsofo, y como estratega de la guerra en Occidente, "NI fra utopa ni teora erudita, no

    es una mala caracterizacin de su propio trabajo...Como la de Maquiavelo, su "ciencia" slo puede ser realizada en la constante accin poltica. En sus escritos siempre mantuvo una actitud crtica e

    independiente -cosa rara en los marxistas- pues consider a Marx y Lenin como puntos de partida y no

    como algo concluido. Sus observaciones, que a menudo son discutibles, son siempre estimulantes; pero sobre todo es necesario sealar que pese a sus mltiples deudas intelectuales, su pensamiento no deja

    de ser verdaderamente original".20

  • VIII. La paradjica experiencia

    La obra de Gramsci es la historia de un compromiso como terico y dirigente revolucionario. Todo l

    est en esta historia; es por tanto un producto del pasado, como es necesario e inevitable. Pero como

    todos los grandes resultados de la historia, a medida que se objetivizaba creaba una nueva realidad y fecundaba el futuro...La gran enseanza que nos deja, parecida a la de los otros grandes revolucionarios

    de nuestro tiempo, es que hace falta mirar hacia el pasado para hacer lo que importa: ir hacia adelante;

    porque las herencias del pasado no pueden jams llegar a ser una renta cmoda en las dificultades y los problemas del presente". Massimo Salvadori. Actualidad de Gramsci, en El Pensamiento Revolucionario

    de Gramsci, pp: 122,123.

    Bajo esta tesitura, tanto histrica como crtica, la praxis poltica de Gramsci en la construccin de un

    nuevo tipo de intelectual orgnico, el Nuevo Prncipe, encontr entonces y suscit despus nuevas claves interpretativas dentro y fuera de Italia. La contribucin de Antonio Gramsci ya tena la impronta

    del ecumnico, era objeto de debate en los ms prestigiosos crculos de la izquierda mundial, con

    insultante silencio en los espacios oficiales del socialismo realmente existente, de lo cual era elocuente su escassima presencia en las editoriales de los diferentes partidos, empezando por el partido

    comunista de la URSS.

    La anterior ausencia se converta en indiciaria de la crisis que se viva al interior del comunismo oficial.

    Sin embargo, no lo era menos, la escandalosa presencia y el permanente "endiosamiento" entre los

    intelectuales del eurocomunismo latino, a la cabeza de los cuales estaba el poderoso PCI, y sus secretarios ms carismticos, Togliatti primero, y Enrico Berlinguer, despus.

    Delante de ellos estaba el desafo del Estado de Bienestar a ambos lados de la bipolaridad en que se encontraba inscrito el mundo de la posguerra. Por entre ellos, en los intersticios, tambin cabalgaba en

    un modesto Rocinante, el legado de Antonio Gramsci, en los espacios de la autonoma y de la crtica a la

    revolucin institucionalizada, de forma casi velada, animando nuevas causas. Todo lo cual se haca menos notorio en Italia, donde por supuesto estaban los cancerberos oficiales de su pensamiento, con el

    primer Instituto Gramsci como guardin.

    Acompaando las travesuras del topo de la historia, se ocultaba a Gramsci, entre la fama y el silencio, a

    la vez que l emerga transformado y con nuevo vigor al otro lado del mundo, en la India, con el grupo

    de los Estudios Subalternos, liderado por Homi Bhaba y Gayatri Chakravorty Spivak,21Ciencia Propia y Colonialismo Intelectual. una feminista de raigambre marxista dedicada a los Estudios Culturales. En

    esta vena, con voz propia, el grupo de Walter Mignolo, Arturo Escobar y Anbal Quijano, intentaba lo

    propio para Amrica Latina, deconstruyendo el discurso del desarrollismo. Se iba, igualmente, en contra del epistemicidio y el etnocidio perpetrados en Occidente, como lo recordara el portugus Boaventura

    de Sousa Santos. Y en Colombia, Orlando Fals Borda se haca eco de aquella corriente escribiendo sus

    ensayos bajo el rtulo

    En suma, Antonio Gramsci, renaca al lado de otros, recuperando la importancia de la cultura, de las

    superestructuras complejas, del sentido comn, del buen sentido, de la religin, de la compleja urdimbre trenzada en la antropologa de los grupos y clases subalternas en su lucha por la

    emancipacin y la liberacin anticapitalista. As, en la encrucijada posmoderna se forjaba un nuevo

  • cuerpo de teora, una epistemologa renovada en los estudios poscoloniales, en tensin con los hervores

    de la posmodernidad. En particular, Bhaba ataca las divisiones binarias con las que se define a una de las alternativas de la modernidad, segn decir de Antonio Negri y Michael Hardt.

    El proyecto poscolonial que tiene huellas gramscianas en su generacin, "rechaza las divisiones binarias en las cuales la visin colonialista es predicada. El mundo no est dividido en dos y segmentados y

    opuestos campos (centro vs periferia, primero y tercer mundo), sino ms bien es y siempre ha sido

    definido por innumerables parciales y mviles diferencias. El rechazo de Bhaba al ver al mundo en trminos de divisiones binarias lo conduce a rechazar tambin

    las teoras de la totalidad y de la identidad, homogeneidad, y el esencialismo de los subjetos sociales".22

    Para culminar esta parte de un libro en construccin, nos encontramos en las lindes de una nueva poca

    que comienza con los debates de la modernidad, una de cuyas alternativas se alindera bajo el marco de

    la posmodernidad, y el otro en la tradicin de la democracia radical y el comunismo. Y se cierra ahora con la crisis del capitalismo global cuyas manifestaciones estamos experimentando en vivo durante el

    ao 2008. Una y otra nos precipitan a una lectura de Antonio Gramsci y de todos los clsicos, sin

    adherencias acrticas.

    As lo percibe uno, cuando se aproxima a la lectura actual de un italiano que es una parte interesada,

    Antonio Negri, autonomista en los aos 60 y 70, extraparlamentario y crtico del comunismo ortodoxo de raigambre stalinista, y quien no era menos reactivo al legado gramsciano en clave togliattiana. Junto

    con su compaero de reflexin, Michael Hardt, igual critica a los tericos del poscolonialismo, que

    aquellos que no se atreven a ir ms all de Marx, en materia de la" transicin" que definen como Imperio, porque aquellos "ellos permanecen fijados en el ataque de una vieja forma de poder y

    proponen una estrategia de liberacin que slo podra ser efectiva en ese viejo terreno. La perspectiva

    poscolonial permanece preocupada primariamente con la soberana colonial".23

    Ahora al legado del sardo le corresponde resistir, y a la vez vivir la prueba de su renovacin, cuando una

    gran crisis orgnica del orden imperial se despliega ante nuestros ojos, con todos sus estragos, locales, nacionales, regionales y mundiales. Del mismo modo que la experiment y experimenta el legado de su

    principal maestro, Carlos Marx, la obra de Gramsci tiene que ser siempre actualizada y puesta a prueba

    sin contemplaciones diferentes a los dictados de la lgica, la interpretacin ms rigurosa, y los hechos que la ponen en la prueba misma de la accin poltica colectiva.

    La encrucijada en que este pensamiento de la filosofa de la praxis se debate siempre est referida al equilibrio entre lucidez intelectual y madurez anmica, que el fin trgico de dos marxistas occidentales,

    Nicos Poulantzas y su mentor intelectual, Louis Althusser, lectores crticos de Marx, nos revela en el

    acto mismo de sus vidas. El primero, Poulantzas, termin como defensor del socialismo, y el otro, su maestro de la causa comunista, y de una versin renovada de la ontologa marxista, el llamado

    materialismo aleatorio con su vuelta razonada a Nicols Maquiavelo, pensador ste fundamental en la

    vida y la obra de Antonio Gramsci.

    De lo que no queda duda para los sobrevivientes del derrumbe del socialismo de corte sovitico y chino

    es, junto con David Harvey, Fredric Jameson, y Perry Anderson, estudiosos y crticos de Gramsci en el campo del marxismo anglosajn, que la posmodernidad es una nueva fase de la acumulacin capitalista

    y mercantil que acompaa la realizacin contempornea del mercado mundial. Esta que ahora se

    destroza en la debacle de la ola especulativa que aliment a lo largo de estos aos de falsa prosperidad, a casi 100 aos del pesimista pronstico de John Maynard Keynes.

  • Hoy sabemos con dolor y tragedia de nuevo que no establece el libro juego y la igualdad prometidas por

    el neoliberalismo. Estamos delante de la imposicin de nuevas jerarquas, un constante proceso de jerarquizacin que alimenta con nuevos bros el antagonismo fundamental de las clases burguesas y la

    emergencia de un proletariado global que reconocemos en la multitud de los trabajadores.

    En la posmodernidad, convulsionada por la crisis del capitalismo global, emerge con su luz cegadora, el

    claro discurso del marxismo y el pensamiento crtico sin dogmas, en lo cual tiene una cuota perenne el

    legado de Antonio Gramsci. En trminos de la praxis poltica est la urgencia de entender el significado terico y prctico de las luchas que singulariza a la multitud, y le dan una entidad al nombre comn de

    los pobres, segn decir de Negri y Hardt, y de Jacques Rancire, y los difuntos Guattari y Deleuze.

    Hoy, para los primeros escritores: " la multitud de gente pobre se comi y digiri a la multitud de

    proletarios. Por ese mismo hecho, el pobre lleg a ser productivo...todas las formas de pobreza se

    hicieron productivas.24Antes, para Gramsci, lo fueron los proletarios del mundo, quienes hicieron "la revolucin contra el capital", corriendo todos los riesgos habidos y por haber.

    1 Hasta la publicacin de la edicin crtica de los Quaderni del carcere, a cargo de Valentino Gerratana, en 4 volmenes, realizada por Editora Einaudi, Turn, 1975.

    2 Togliatti trabaj como secretario internacional de Jos Stalin durante ese periodo hasta su regreso a

    Italia. 3 Este texto de Antonio Gramsci gan el Premio Viareggio, el Nbel de las letras italianas, en 1947.

    4 El escribi un texto famoso que abra la puerta a una preocupacin orgnico intelectual al interior del

    PCI, cuando en Rinascita, del 4 de abril de 1946, escribi "Relazione sui Quaderni del carcere. Per una storia degli intellectuali italiani.

    5 La Fundazione Istituto Gramsci. Cinquantanni di cultura, politica e storia, a cura di Fiamma Lussana,

    Pineider. Firenze, 2000 6 Perspectiva actual de Cabriola, Gramsci y Togliatti, en Sistema 27 (1978), pp. 111-127.

    7 Los dos ltimos estn encargados de la versin portuguesa de Los Cuadernos de la Crcel, un trabajo

    an no concluido. 8 Un trabajo pionero para Amrica Latina, que incluye aportes de Javier MENA, es Una Introduccin a

    Los Cuadernos de la Crcel de Antonio Gramsci, donde existe ya una utilizacin explcita de la edicin de

    Los Cuadernos de 1975, con rigor documental y atencin de detalle a las interpretaciones ms actuales y controversiales. Ver la Nota de la pgina 11, de la edicin mexicana a cargo de Plaza y Valds editores.

    Mxico, septiembre del 2000.

    9 La Fundazione Istituto Gramsci, Fiamma Lussana (editora). Pineider: Florencia, 2000, pp. 108-111. 10 Revista dirigida por el mdico, antroplogo y escritor afrocolombiano Manuel Zapata Olivella,

    militante con la causa de las minoras y del folklore nacional, quien por su cuenta y riesgo haba

    conocido directamente el despertar de la lucha por los derechos civiles en Norteamrica. 11 El mismo publico en 1993, "Puntos de referencia. Un ensayo sobre Gramsci", Biblioteca Kairs.

    Bogot.

    12 MARULANDA-VELEZ, Manuel. Cuadernos de Campaa. Presentacin. Ediciones Abejn Mono. Colombia, 1973.

    13 Investigadora en el Instituto de Ciencias y Humanidades de la BUAP, Mxico.

    14 Por ejemplo, con el patrocinio de la IGS, la BUAP y la editora Plaza y Valds present la compilacin de la II Conferencia Internacional de Estudios Gramsciano en noviembre de 2000, que se cumpli

    durante la primera semana de Febrero de 2000. Igualmente, se hizo la publicacin de Las Cartas de la

    Crcel (1926-1937), con la participacin de la BUAP, La Fundazione Istituto Gramsci onlus, traduccin de Cristina Ortega Kanoussi, en el ao 2003.

    15 En el debate participaron adems de Bobbio, Cerroni, Vacca, Gerratana, Occhetto e Ingrao. Ver el

  • texto Existe una teora marxista del Estado? Coleccin filosfica. ICUAP. Puebla, 1978.

    16 Negri, Antonio. La forma estado. Akal ediciones. Madrid, 2003, p. 383 17 Ver al respecto de la produccin de Eric Hobsbawn tres ensayos representativos: La ciencia poltica

    de Gramsci, De Italia a Europa, Gramsci y la teora poltica, y El gran Gramsci . Los cuatro aparecieron

    publicados en castellano en el libro El pensamiento revolucionario de Gramsci realizado en la coleccin filosfica dirigida por Oscar del Barco, a cargo de la Universidad Autnoma de Puebla, en Octubre de

    1978. Ya se haba hecho la edicin rigurosa de los Cuadernos de la Crcel, en el ao 1975.

    18 Ver Hobsbawn, Eric, El gran Gramsci, Op. cit., p. 175. 19 Op. cit., pp: 181, 182.

    20 Ibdem, pp: 197, 198.

    21 SPIVAK, Gayatri Chakravorty. Can the Subaltern Speak?, en Marxism and the interpretation of Culture, ed. Cary Nelson and Lawrence Grossberg. Urbana: University of Illinois Press, 1988.

    22 HARDT, Michael, NEGRI, Antonio. Empire. Harvard University Press. Cambridge, 2000, p. 144.

    23 Op. cit., p. 140. 24 Op. cit., p. 158.

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