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Memorias de un

estudiante universitario

Aurelio González Cornejo

MI VIDA EN LA COLMENA

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MI VIDA EN LA COLMENA

Memorias de un

estudiante universitario

Aurelio González Cornejo

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Copyright © 2014Editado por: Entremeses Grupo Editorial Autor: Aurelio González CornejoDiseño Editorial: Dynorah J. González SánchezDiseño de Portada: Dynorah J. González Sánchez1era edición: Julio 2014León, Guanajuato. México

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A mi Universidad de Guanajuato.A los Maestros que nos acompañaron en esos años gloriosos de 1969 a 1974.

A mis compañeros de generación de la Licenciatura en Relaciones Industria les.

A nuestras parejas, hijos y nietos.A la ciudad de Guanajuato,

que nos cobijó en nuestra etapa estudiantil.

Con especia l agradecimiento: A mi hijaLDG y MAN Dynorah Judith González SánchezQuien realizó de manera maravillosael diseño editoria l de estas memorias.

A Guillermo Ismael Z amora Valdés,quien me sugirió la idea de inclu irfotografías en este relato.

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ÍINDICE

Introducción…..1969: se inicia la aventura…..Mi primer día en la Universidad I….Mi primer día en la Universidad II….¿Por qué la Licenciatura en Relaciones Industria les?....Mi primera callejoneada.La bohemia en Guanajuato…..El Teatro Universitario I……El Teatro Universitario II…..¡Nos cambiamos de edif icio!.....El primer Festival Internacional Cervantino I….El primer Festival Internacional Cervantino II…..Mis Maestros….1974 ¿el f inal de una aventura?....Epílogo……

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En el año de 1974 nos despedíamos de las aulas un grupo de jóvenes que terminábamos la Licenciatura en Relaciones Industria les en la Universidad de Guanajuato; habían transcurrido cinco años desde nuestra primera incursión en el terreno universitario y en nuestras mentes y nuestros corazones palpita-ban sensaciones contradictorias unas y de satisfac-ción otras por el objetivo cumplido en esa fecha.

Los días anteriores a nuestra ceremonia de gradua-ción nos permitieron, a muchos, recordar nuestra lle-gada a la ciudad de Guanajuato, los primeros días en la Universidad, el primer encuentro con los que serían nuestros compañeros, el contacto inicia l con nuestros maestros y, tal vez, muchas de las anéc-dotas vividas en esa etapa de nuestra existencia.

Las actividades propias de la vida profesional, los compromisos familia res posteriormente adquiridos, y muchas otras cosas más hicieron que esos momen-

“El recuerdo es el único

paraíso del

cual no podemos ser

expulsados”.

Jean Paul

(escritor alemán).

INTRODUCCION

“Llegará un día en que nuestros recuerdos serán nuestra riqueza”.

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tos transcurridos desde 1969 hasta 1974 quedaran relegados en el cajón más lejano del cerebro, pero nunca olvidados.

Hoy, a 40 años de distancia, los recuerdos af loran en mi mente, invadiendo la nostalgia por momen-tos toda mi esencia. Los recuerdos suelen ser cosas muy diferentes para unas y otras personas. Algunos los toman como un vivir en el pasado, un simple y eterno retroceso basado en la nostalgia. Otros, en cambio, los toman como punto de partida para reconocer su presente como algo maravilloso.

En el diccionario se pu ede leer qu e la palabra “nos-ta lgia” está compuesta por las raíces griegas “nos-tos”, regreso y “a lgos”, dolor; y qu e es “el sentimiento de pena por el recu erdo de un hecho, u n lugar o una persona que pertenece a nu estro pasado y qu e ya no se encuentra en nu estro presente”.

Parecería entonces que la nostalgia es algo negativo, pues causa dolor. Para mí, sin embargo, es un senti-miento agradable, de cuando en cuando me gusta

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recordar los sucesos pasados, alegrarme con ellos y encontrar cosas que puedan renovar mi espíritu.

Es posible, como dicen algunos de mis amigos, que eso no sea nostalgia, aunque personalmente creo que existe la nostalgia positiva, la que nos permi-te sentir que lo vivido en el pasado valió la pena, y pensar, como George Sand que “el recuerdo es el perfume del alma”.

En 1969 el mundo vibraba como nunca: moviliza-ciones socia les, intervenciones militares, monarquías derrocadas por nacientes dictadores y los primeros brotes de la tecnología que llegaría para transfor-mar la vida de todos.

Algunos acontecimientos importantes de ese año que llegan a mi mente son:

Los trabajadores en nuestro país logran en las negociaciones un aumento salaria l del 16%.• Neil Armstrong se convierte en el primer ser humano que pisa la superf icie de la luna.

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• El Presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz inaugura el Sistema de Transporte Colectivo Metro, en la ciudad de México D.F.• En Estados Unidos se envía el primer mensa-je a través de Arpanet (Advanced Research Projects Agency Network), que daría vida a Internet poste-riormente.• Edson Arantes do Nascimento “Pelé”, anota el gol número 1000 en su carrera.• John Lennon devuelve su medalla de Miem-bro del Imperio Británico como protesta por el apoyo del gobierno de Gran Bretaña a los Estados Unidos en la guerra de Vietnam.• En México se promulga el decreto que otorga la ciudadanía a los jóvenes a partir de los 18 años de edad.

Este era nuestro mundo al terminar la Preparatoria e incorporarnos a la Universidad; un mundo que se abría ante nosotros para inicia r una gran aventura.

¿Cuánto vivimos de alegrías, de compañerismo, de sinsabores, pero sobre todo de aprendizaje, de valo-res y formación? Cada uno de nosotros lo sabe y lo

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ha acrecentado positivamente durante estos 40 años y hoy es el momento justo para recordarlo con nues-tras parejas, nuestros hijos y tal vez nuestros nietos.

Guanajuato representa para mí muchas cosas: es la tierra de mis antepasados por línea paterna, donde nació mi padre, donde me hubiera gustado nacer y donde están enterrados mis abuelos en el panteón de Santa Paula; allí se ubica la universidad con la que soñé desde niño y la que un día me abrió sus puertas sin pedir compensación alguna. Pero sobre todo, en esta ciudad y en su universidad conocí a la mujer que me ha acompañado durante todos estos años y a quien debo la dicha de poder disfrutar de cuatro hijos maravillosos.

Espero que estas pequeñas notas que he pergeña-do en momentos de nostalgia positiva les traigan al presente sucesos gratos de aquellos días en que pensábamos que el mundo era un grano de mostaza que podíamos tener en nuestra mano.

Pero, de manera prioritaria, mantengamos siempre en nuestra mente, en nuestro espíritu y en nuestro

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corazón ese sentimiento de pertenencia que nos ha acompañado hasta hoy y que orgullosamente nos hará decir frente a todos:

¡Soy Universidad de Guanajuato!

Julio de 2014.

Aurelio González Cornejo

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¿Cuánto tiempo ha pasado desde que salí de mi ciudad? No lo sé, he dormitado bastante durante el viaje. Me ahoga la incertidumbre aunque estoy consciente de que he tomado la mejor decisión de mi vida, voy a inicia r mis estudios universitarios en una carrera poco conocida, pero con la seguridad de que es la que engloba todas mis expectativas de crecimiento y de servicio a mis semejantes, que me adentrará en el conocimiento de las personas y sus aspiraciones por ser mejores en todos los ámbitos… Y el autobús sigue su marcha.

Antes de emprender el viaje mis dudas eran mayores, sin embargo, llegué al convencimiento de que debía dar este paso; salir de mi casa y vivir mi experiencia; dejar atrás a toda mi gente y seguir caminando solo este nuevo tramo. Y todo se vuelve mágico cuando traigo a mi mente la frase con que me despidió mi padre: “A dondequiera que vayas, ve con todo tu corazón”.

1969: SE INICIA LA AVENTURA

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-Porque sólo en lo más hondo de tu corazón podrás llevar contigo a tus padres –continuó-, a tus her-manos y a tus amigos que nos quedamos aquí, pero que te seguiremos acompañando en espíritu con nuestras oraciones y frases de apoyo. Sólo con un corazón inundado de pasión podrás descubrir lo maravilloso que es ir forjando tu propio camino, de respirar nuevos y renovados aires, ver nuevos paisa-jes y llenarte a plenitud de la energía que te mueve y te impulsa a enfrentar y superar nuevos retos y a cumplir nuevos sueños… Y el autobús me acerca a mi destino.

El vapor de la tarde empieza a fundirse en la precipitación de la sombra; la cinta de asfalto cir-cunscribe los accidentes del paisaje montañoso; van quedando atrás los fértiles valles y los ricos sem-bradíos; conforme avanza el autobús, la naturaleza se despoja y el paisaje se ensombrece entre el perf il de la sierra y la seca geología formada por vertien-tes de torrenteras y duros peñascos metálicos. Las primeras luces nocturnas nos encuentran al margen del camino: muros pétreos calcinados y conjuntos

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de ru inas atraen la curiosidad y el comentario… Se aproxima Guanajuato.

Despojos ru inosos de haciendas de benef icio, restos de norias, polvorines, molinos y chimeneas se re-cortan en Marfil; a l fondo de la cañada sorprende descubrir los cuidados jardines y las ru inas orga-nizadas de San Gabriel de Barrera. La anécdota se entreteje al dato histórico y éste se transforma en leyenda. Todo parece distinto en este rincón del país; todo conf luye a adquirir la dimensión irreal, el sustrato del sueño.

Pronto, éste se transforma en amplia expla nada; la estricta ordenación de los ja rdines, las manchas cúbicas de las casas trepadoras de cerros, el am-plio abrazo de los muros y los ta ludes de retención de las terrazas. El silencio propiciado por la noche nos obliga a la primera escala… Al fondo las fu en-tes iluminadas entablan en el silencio el diálogo permanente y emocionado del primer encuentro con Guanajuato.

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La ciudad me asombra; un ligero estremecimiento invade mi cuerpo al contemplar las fantasmagó-ricas f iguras que me acompañan producidas por las tenues luces de las farolas callejeras. “Animo –me digo- deja tus miedos y preocupaciones a un lado… ¡TODO SALDRA BIEN! Tu familia está feliz porque inicias lo que tanto deseaste, y sabes que siempre contarás con su apoyo. Ellos estarán allí a tu regreso para recibirte nuevamente y llenar sus horas y sus días con tus anécdotas. Ya diste el primer paso, ya tomaste la decisión, ¡adelante!”

Mi perspectiva se angosta paulatinamente; confor-me mis pasos avanzan los muros ascienden, los ar-cos transversales se suceden e inicio una penetración subterránea, mágica y recogida en la estereotomía de curvas y rectas de espacios abovedados y zonas abiertas a la contemplación del cielo, al disfrute del aire.

Recorro el lecho del viejo Río Guanajuato; la ciu-dad lo traspasa y lo intersecta; eleva sus niveles protegiéndose de las cuantiosas corrientes que en ocasiones le causaron la ru ina y la muerte. La

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tecnología contemporánea, dicen, ha resuelto esos problemas, creando sobre el nivel de la canaliza-ción subterránea, una caprichosa vía de comuni-cación. Af loro nuevamente al nivel de la ciudad al f inal de esta calle, a un costado de la Casa de las Artesanías y dirijo mis pasos hacia el Callejón del Campanero, que luce un puente que no está sobre lo que fue un río, sino sobre la calle y comunica con la cuesta o Callejón del Tecolote (nombres curiosos que tienen calles, callejones y plazas en Guanajuato), desembocando en la Plaza del Ropero, mi destino f inal, el lugar que me dará albergue durante los próximos cinco años y donde pasaré mi primera noche en esta fantástica ciudad.

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MI PRIMER DIA EN LA UNIVERSIDAD I

1: Camino a la Universidad.

Están sonando las seis de la mañana, hora de levantarme porque es mi primer día de clases en la universidad que he escogido para forjar mi futuro: la Universidad de Guanajuato.

El traqueteo del despertador resuena en mi cabe-za, al tiempo que mi cerebro comienza a llenarse de angustia, sabedor de que incursionaré en un lugar hasta ahora totalmente desconocido para mí y para muchos otros jóvenes que han llegado de distintos puntos del país, con los mismos nervios y la misma angustia que yo.

El día anterior me sentía muy contento al empezar una nueva etapa en mi vida, pero a la vez estaba un poco asustado de saber cómo era la universidad, cómo me recibirían sus más de dos-cientos años de historia y todos

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aquellos personajes tan ilustres que habían pasado por sus aulas.

Me intimida y me pasma una ciudad como esta, con tan-ta historia y con tanta gente célebre que parece aún recorrer enhiesta y orgullosa, las ca-lles, plazas y callejones an-cestrales. Para no ir tan lejos, la Plaza del Ropero, en donde viviré mis próximos años, es famosa debido a que ahí se levanta la casa en donde vio la luz primera un 30 de noviembre de 1911 uno de los más grandes can-tantes y actores de nuestro México: Jorge Negrete.

De camino a la Universidad, por la calle de Canta-rranas (¿por qué se llamará así, será por su cercanía al antiguo lecho del río y consecuentemente era refugio de un buen número de ranas? Debo averi-guarlo), encuentro la maravillosa fachada del Tea-tro Principal que al parecer en sus inicios en 1788 fue un corral de comedias y es la sede del Cine Club de la Universidad de Guanajuato, institución

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a la que se encomendó su administración después de haber sido restaurado. Son impresionantes sus elementos arquitectónicos art decó (creo que así lo llaman quienes conocen de esto). Me detengo algu-nos segundos para contemplarlo y prometo solem-nemente visitarlo en mi primer f in de semana libre.

Apenas unos pasos más adelante encuentro otro es-cenario espectacular: la Plaza del Baratillo, nombre que ostenta desde la época de la Colonia, pues allí se vendían y compraban f lores, verduras y frutas a precios muy económicos (todo en ese sitio se compraba muy “baratillo”). Un vecino me comentó que en ese lugar existía un merca-do que desapareció hacia f ines del siglo XIX.

Me detengo nuevamente para contem-plar la fastuosa fuente situada al centro de esta plaza, elaborada en cantera verde con dos tazones labrados sobre los que descansa una columna que soporta una gran concha adornada con un delfín en cada uno de los cuatro frentes.

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Un comerciante que acaba de abrir su tienda de abarrotes situada en este lugar se acerca a mí y comenta que la fuente está fundida en bronce y procede de F lorencia, Italia, habiendo sido donada a Guanajuato por el Archiduque Maximi-liano de Habsburgo y estaba situada originalmen-te en la Plaza de la Paz; fue una de las primeras fuentes en recibir agua entubada para suministro público procedente de la Presa de la Olla.

Este recorrido parece depararme muchas sorpre-sas, pues apenas doblando en la siguiente esquina aparece frente a mí una estructura majestuosa: el Templo de la Compañía. Su magnif icencia me deja atónito, nunca antes había contemplado una edi-f icación como esta, en mi ciudad de origen ningún templo se le parece.

Perdido en esta contemplación apenas me percato de la presencia de una persona a mi lado que con voz amable me comenta:

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-Este templo fue erigido por miembros de la Com-pañía de Jesús y es una de las mayores iglesias je-suíticas de la Nueva España. Su construcción se logró gracias a las aportaciones económicas de un grupo de guanajuatenses para la creación de un hospicio manejado por esta orden religiosa. Su fachada es de estilo churrigueresco, de tres puertas con estípites en los que se alternan nichos para imágenes de santos jesu itas; originalmente contaba con un atrio que era a la vez cementerio, que perdió en el siglo XIX. Como ves, cuenta sólo con una torre campanario y en su interior tiene tres naves y todos los altares son de estilo neoclásico.

Terminada su explicación, me pregunta:

-¿Eres nuevo en la universidad?

“¿En qué me lo notó?” –Pienso-, y le contesto:

-Sí hoy es mi primer día.

-Pues te acompaño, también voy para allá. Me lla-mo Isauro Rionda y soy maestro universitario.

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“Vaya –pensé-, si así son todos los maestros, me voy a sentir muy bien en esta universidad”.

Llego por f in hasta un impactante edif icio de cantera verde, de un estilo neoclásico, según me comenta el maestro Rionda. Contemplo entusias-mado esa fachada que me atra e y no resisto la tentación de subir su enorme escalinata. Cuento los esca lones en mi ascenso, son 113 hasta la mag-níf ica pu erta de la Universidad. Desando el ca-mino y nu evamente en la ca lle, el maestro Rionda me pregunta:

-¿A qué carrera vas?

-A la Licenciatura en Re-laciones Industria les.

-Pues más vale que te vayas en el elevador, por-que la Escuela de Relaciones Industriales está aún más allá de donde termina la escalera que acabas de subir.

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MI PRIMER DIA EN LA UNIVERSIDAD II

2: Impresiones inicia les.

Camino por la parte baja de la escalinata de la Universidad hasta una puerta de madera que me comunica con el elevador, situado a un costado de una escalera de caracol que se eleva, me parece, hasta casi tocar el cielo. Otro día subiré por esta es-calera, apenas tengo tiempo de llegar a mi primera clase y debo usar el elevador sin demora.

¡Qué magníf ica vista tengo de la ciudad desde esta altura! Estar a esta distancia del suelo me hace recordar una película que vi no hace mucho y que se llama “Donde las Aguilas se Atreven”. La Escue-la de Relaciones Industria les está precisamente allí, donde sólo los que tenemos espíritu de águilas nos atrevemos a remontar el vuelo e inicia r la más grande aventura de nuestra vida.

Todo ha sido excitante y alentador en este mi pri-mer día en la Universidad. Conocer a quienes van a ser mis compañeros y maestros me ha llenado de satisfacción, pues sé que aprenderé mucho de

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unos y otros, ya que todos compartimos los mismos afanes, objetivos y esperanzas en una carrera univer-sitaria nueva en nuestro país que, gracias a nuestro esfuerzo, llegará a ser no sólo la pionera, sino la que marcará en el futuro el camino para el desarrollo de los seres humanos en el trabajo.

Hoy, por medio de mis maestros, no he parado de escuchar elogios a mi Universidad, a su historia, sus valores y a quienes, como alumnos o educadores, han forjado esa senda a la que ahora nos incorpo-ramos un grupo de entusiastas jóvenes; y sobre todo, un cúmulo de felicitaciones por haber escogido la Licenciatura en Relaciones Industria les.

Esta cara de la moneda me motiva: la cara del pres-tigio y de las a labanzas, que a un joven e inexperto estudiante como yo le transmite seguridad y satis-facción por lo que va a aprender, que f inalmente es lo que yo esperaba encontrar en mis primeros días de universita rio.

Al terminar mi primer día de clases, todo lo visto y escuchado me reforzó más el amor hacia mi carrera

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y la conciencia de estar dispuesto a defenderla a capa y espada contra todo aquel que osase proferir comentarios inadecuados sobre la misma. No es necesario decir que afronto el nuevo reto de esta etapa con toda la ilusión del mundo y con toda la fuerza necesaria para hacer valer la elección que he hecho ante cualquier sabihondo que quiera conven-cerme de lo contrario.

Con varios de mis nuevos compañeros bajo por el Calle-jón del Estudiante hacia la Plaza de la Paz mientras decidimos a qué lugar ir para disfrutar de una buena comida.

-Vamos a Gavira, allí hay muy rica comida y además barata.

-¿Dónde es Gavira? –pregunto.

-En un costado del Mercado Hidalgo.

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Y por la calle Juárez encaminamos nuestros pasos hacia el Mercado Hidalgo.

Llegamos por f in a nuestro destino; estoy en la puerta del local del Sindicato de Mineros contem-plando frente a mí la estructura del mercado. Uno de nuestros compañeros, nativo de esta ciudad nos ilustra sobre este magníf ico edif icio.

-Este mercado fue proyectado por los arquitec-tos Ernesto Brunel y Antonio Rivas Mercado en el predio que ocupó la antigua plaza de toros de Gavira. Fue inaugurado en 1910 por el Presidente Porf irio Díaz como parte de los festejos del cen-tenario de la independencia. El edif icio mide 70 metros de longitud por 35 de fondo y cuenta con tres accesos. La mayor parte del inmueble es de hierro y su planta tiene forma de letra “T”. Como pueden ver, sobre la bóveda está la torre de un reloj de cuatro carátulas, fabricado por el maestro Don José López, y en su cúpula una veleta con un para-rrayos. Si se deciden a contarlas, encontrarán 34 amplias ventanas.

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Agradecidos por esta explicación y después de darle un minuto de aplausos a nuestro compañero, decidimos degustar un delicioso platillo típico de esta ciudad: las enchiladas mineras.

Ya se inicia la noche, he terminado de estudiar, dejo todo listo para mañana y decido ir a pasear un rato al Jardín de la Unión; el clima es agradable, un poco fresco pero tolerable y el panorama no des-merece. Frente a mí están dos joyas arquitectónicas de Guanajuato: el Templo de San Diego y el Teatro Juárez, pero además contemplo un desf ile sin f in de chicas guapas que son el digno marco de este lugar que me envuelve con su embrujo.

Pasan los minutos y las horas, el ja rdín está qu e-dando desierto y mi imaginación se despierta. Por la ca lle de Sopeña veo venir, como en un su eño, a Josefa Teresa de Busto y Moya, a Marcelino Mangas, a Poncia no Aguila r, a Alfredo Dugés, a José Aguila r y Maya, a Agustín Lanuza, a Nicéforo Guerrero, a Fu lgencio Vargas, a Armando Oliva res Carrillo….

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Mi vista parece perderse en el inf inito, posándose en un punto por encima del templo y del teatro, en la f igura de Juan José de los Reyes Martínez, El Pípila, eterno guardián de esta ciudad.

Y consciente de que en mi futuro habrá “muchas alhóndigas por incendiar”, regreso a mi casa para descansar y estar dispuesto a empezar un nuevo día en la mejor Universidad del mundo.

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¿POR QUE LA LICENCIATURA EN RELACIONES INDUSTRIALES?

Hoy, a varios meses de distancia de nuestro ingreso a la universidad, mi amigo Raúl, que estudia In-geniería Química, me hizo una pregunta interesante sobre un tema que he estado ref lexionando desde hace tiempo:

-¿Por qué estudiar Relaciones Industria les?

Este cuestionamiento no me pareció extraño, puesto que ya con anterioridad mi familia y algunos otros conocidos me lo habían hecho, pero ahora tengo más argumentos para defender mi elección y corroborar decididamente que no estuve equivocado en ello.

-Como sabes –le respondí-, la Universidad de Guanajuato es la segunda institución educativa que ofrece esta licenciatura a los jóvenes de nuestro país. Aquí la fundó nuestro rector, el Lic. Euquerio Guerrero López y mi generación es la tercera. La Universidad Iberoamericana inició con esta carrera en 1953 a iniciativa del Lic. José Sánchez Villaseñor, que fungía en ese momento como rector.

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-¿Pero cuál es el fundamento de esta carrera?- pre-guntó de nuevo Raúl.

-Uno de sus objetivos es promover el ideal de for-mar profesionales con la visión de atender el aspec-to humano de la administración en las organiza-ciones, con la dignidad y la búsqueda de la justicia socia l como base.

-Además –continué-, la Licenciatura en Relaciones Industria les tiene como prioridades inf lu ir en la formación de conciencia socia l para quienes toma-rán las decisiones de la vida laboral, además de impulsar la investigación y ofrecer alternativas de solución ante los problemas que presenta la diver-sidad laboral, el desempleo y la discriminación, entre otros aspectos importantes.

-¿Cuál es el punto clave por el que nace esta carrera?

-Esta licenciatura nace ante la necesidad de pro-fesionalizar y humanizar cada vez más el mundo del trabajo. Por ello se hace necesario formar seres humanos capaces de convertir en acciones inteli-gentes la mística que ha impulsado a sus fundadores.

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-¿Y cómo se logrará esto?

-Para enfrentar los retos que le imponga la admi-nistración ef iciente de los recursos humanos en las organizaciones, el Licenciado en Relaciones In-dustria les deberá estar preparado para mantener la estabilidad entre directivos y trabajadores, el manejo experto en materia laboral, administración ef iciente de sueldos y salarios, generar ambientes para una mejor calidad de vida y salud organiza-cional, así como la integración de personal compe-tente a los procesos productivos mediante la moti-vación, la comunicación, la capacitación y el trabajo en equipo.

-Y para reforzar lo anterior –agregué-, hemos teni-do la oportunidad de leer obras de personas como el Lic. Agustín Reyes Ponce y el Lic. Isaac Guz-mán Valdivia, ambos fundadores de la carrera en la Universidad Iberoamericana, y del Lic. Euquerio Guerrero, el fundador en Guanajuato.

-¿De verdad estás convencido de que hiciste la me-jor elección para tu futura vida profesional?

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-Amigo, te voy a contestar con un comentario muy sencillo, pero que encierra todo el orgullo que sien-to por mi carrera: Quienes crearon la Licenciatura en Relaciones Industria les no tuvieron qué hacer nada más en su vida para ganarse el cielo ¡Ya tie-nen su lugar asegurado allí!

-Ni hablar. Espero que dentro de algunos años po-damos platicar sobre esto de nuevo y constatar que de verdad no te equivocaste.

-Y a verás qu e no; y me agradará platica r tam-bién con qu ien será u n Ingeniero Químico de pri-mer nivel.

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MI PRIMERA CALLEJONEADA-Es tiempo de que empieces a disfrutar de Gua-najuato –dice mi amigo Francisco-; hoy en la noche tenemos callejoneada con la Estudiantina de la Universidad, debes ir y divertirte. A lo mejor hasta novia consigues. Nos vemos a las ocho en el ja rdín.

A las ocho en punto me encuentro con mi amigo Francisco, quien ha demostrado ser un docto en eso de la historia, tradiciones y leyendas de Guanajua-to. Con aire de gran solemnidad me ilustra sobre lo que en unos minutos sucederá en este lugar:

-La Estudiantina de la Uni-versidad de Guanajuato se presentó de manera of icia l por primera vez un viernes santo, el 13 de abril de 1963, en la Plaza de San Ro-que. Se pu ede decir qu e es también cuando se inicia la tradición de las ca llejo-neadas en nu estra ciudad. Es la primera en su género establecida en América y marcó el punto de partida para el su rgimiento de otras estudia ntinas

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a lo la rgo y ancho del país y posteriormente en el resto del continente.

La vestimenta de una estudiantina es muy sin-gular –continúa-. La prenda más importante es la capa que antiguamente se denominaba “manteo” y es de color negro; se lleva terciada sobre el hombro derecho y atada bajo el brazo izquierdo. Un com-plemento imprescindible y adorno de la capa son las cintas, que dicen están relacionadas con las admiradoras, novias y conquistas del tuno, que así se le llama al integrante de la Estudiantina.

Varios turistas, que se han unido a nosotros, escu-chan también muy atentos la explicación:

-Van a ver ustedes una banda de seda, que puede ser también de paño o f ieltro y que cubre el pecho en forma de “V”, pasa por encima de los hombros y cae a la espalda. Se usa una chaqueta o jubón de color negro que se ciñe al pecho y dispone de faroles en los brazos. Debajo del jubón se viste una camisa de color blanco cuyos cuellos y puños sobresalen de dicha chaqueta.

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Más gente nos rodea y Francisco se entusiasma:

-Los pantalones bombachos o gongorinos son cortos y anchos en la parte superior de la pierna, siendo ceñidos y atados por debajo de la rodilla, complementándose con medias calzas o simple-mente medias que cubren el resto de la pierna. Los zapatos son negros adornados con hebillas.

Embebido en la explicación pierdo un poco la visión del entorno; de pronto sucede el prodigio, como salidos de la nada, aparecen los integrantes de la Estudiantina con sus contrabajos, guitarras, mandolinas, y panderos, inter-pretando una melodía que lu ego supe se llama “Salón París”.

El entusiasmo se desborda cuando en la escalina-ta del Teatro Juárez interpretan sus primeras can-ciones. Y escuchamos una letra alegre y pegajosa… “La niña que a mí me quiera ha de ser del gusto mío…. A la noche voy a verte expuesto al agua y

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a l frío.... Aquí se acaban los versos del amor y el desafío, la niña se fue con otro y yo me quedé chi-f lando….” Y siguen una tras otra canciones propias del espíritu estudiantil, siempre envueltas en un clima agradable, con el misterio de una felicidad y una alegría purif icadora que parecen venidas de otro mundo.

Un tuno se acerca a nosotros y nos obsequia un porrón con vino tinto. El porrón es una vasija de ba-rro con un orif icio para servir el líqu ido y otro para beberlo. Y de inmediato iniciamos nuestro viaje por calles, plazas y callejones de Guanajuato.

Y siguen las canciones -¿de amor o desamor estudiantil?-, pero todas alegres y que invitan al jolgorio y el festejo: “A una niña un estudiante le pidió su amor y encanto… La niña entusiasmada le da una f lor, prenda de amor… Habrán de ver ustedes, de amor murió, ¡que no murió! Que hoy vive en brazos de otro estudiante…”

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Y así, entre cantos, risas, bailes y apla usos subi-mos y bajamos callejones, siempre sigu iendo a la Estudia ntina… El ca llejón de Constancia, el del Salto del Mono, la Plazuela de San Cayetano, el ca llejón de La Luz, La Barranca, Patrocinio, con un murciélago qu e “en noche lóbrega las ca lles céntri-cas atravesó y bajo clásica ventana gótica templó su cíta ra y así cantó… Sirena ábreme tu a lcoba místi-ca… que aquí los céf iros a hela rme van…” Y donde el tiempo parece detenerse en la dimensión de los cu entos de hadas.

Y en la Plaza de la Paz, el tuno implora a la ama-da que ha quedado en su tierra: “Pregúntale a las estrellas si por las noches me ven llorar, pregúntales si no busco para quererte la soledad… Joven divina, f lor de las f lores, ¿por qué no vienes a consolar al que suspira por tus amores?… No olvides nunca que yo te quiero, que por ti muero lejos de aquí…”

Nuestro recorrido termina en el Callejón del Beso, dejándome envuelto en un halo de magia y de ensueños, deseando disfrutar en el futuro de más

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“noches de estudiantina, cantos del corazón, noches de serenata, y romántica ilusión…” Y ¿Por qué no? Tal vez en esta embrujadora ciudad pueda presu-mir un día de “u n romance vuelto canción”.

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LA BOHEMIA EN GUANAJUATO

-¿Sabías que el primer nombre que recibió esta ciu-dad se lo pusieron los chichimecas y fue Mo-o-ti, que quiere decir “lugar de metales”? –Me informa-ba mi amigo Francisco, y sin esperar mi respuesta continuó la sesión informativa.

-Posteriormente los aztecas la denominaron Pax-titlan, que en buen castellano signif ica “lugar de la paja”, y su nombre actual se deriva del purépecha Quanaxhuato, y se traduce como “lugar montañoso de ranas”.

Tuve que aceptar mi total ignorancia al respecto y agradecer este nuevo conocimiento que viene a acrecentar mi interés por la ciudad que ha tenido a bien concederme el privilegio de gozar de sus encantos por un buen tiempo.

-Pero dejémonos de elucubraciones culturales –co-mentó mi amigo-. Es hora de ir a la botana. No me preguntes a dónde, vamos a uno de los mejores lugares de esta ciudad: a “El Incendio”.

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Y nos encaminamos hacia El Baratillo, hasta en-contrarnos con un par de puertas cantineras de ma-dera desgastada y suave, casi esponjosa de tantas personas que han visto pasar. Penetramos a este para muchos “sagrado recinto” y lo primero que mi vista descubre son unas pinturas que prácticamente cubren todas las paredes del lugar y que le dan un cierto aire intelectual.

“El Incendio sí que entretiene el ojo y alimenta el ambiente”. Pensé.

Pedimos un par de cervezas, preámbulo para de-gustar la botana que vendrá en seguida, y después otras dos más para aclarar la mente y seguir disfru-tando del lugar.

Y en derredor nu estro se escu cha n la s voces qu e platica n y se reta n a hida lgos de tequ ila, con e l rítmico golpea r de vasos qu ebradizos, sirviendo de marco a extrañas natu ra lezas mu erta s com-pu esta s de servilleteros, cha rola s cerveceras y sa leros tamba lea ntes.

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En el marco de la tercera tanda de cervezas y paladeando unas gorditas de picadillo, pregunto al cantinero sobre la historia de este lugar, obteniendo unos datos interesantes.

El Incendio abrió sus puertas en el año de 1917, siendo su propietario el señor Gustavo Bustamante, quien pertenecía a una familia de cantineros; las pinturas que aparecen en las paredes fueron crea-ción de David Serafín, un artista de la localidad.

-Gracias a esta persona –me dice Francisco-, pode-mos gozar de uno de los sitios de mayor tradición y camaradería que se puedan halla r en este her-moso laberinto colonia l.

-Pero que venga la última tanda, que debemos ir a estudiar para las clases de mañana, no nos vaya a sorprender la ignorancia en el camino. Además esta botana está deliciosa.

-Corramos al jardín, que ya va a empezar la sere-nata –comento- ¿Qué tal y hoy sí ligamos a alguna chica guapa?

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-Cuidado compañero, recuerda este refrán: “Mujer que quiera a uno solo, y banqueta para dos, no se hallan en Guanajuato ni por el amor de Dios”.

-Lo de las banquetas pasa, pero de lo otro no estoy seguro, así que es mejor ir a la serenata para com-probarlo.

-Bien, pero aún nos quedan otros lugares por cono-cer y que ofrecen también muy buenas botanas, como “El Cañón Rojo”, “La Colmena”, “Los Barrilitos” y más, así que prepárate para la semana siguiente.

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EL TEATRO UNIVERSITARIO I

1: Los “Entremeses Cervantinos”.

Una ciudad como Guanajua-to, con sus plazas, sus calle-jones que parecen ascender hasta perderse en el inf inito, su arquitectura tan llena de contrastes en templos y edif icios y sobre todo con sus habitantes tan ávidos de cultura y abiertos a las manifestaciones artísticas, encontró su forma más original de expre-sarse en el Grupo de Teatro Universitario.

El Teatro Universitario de Guanajuato fue fundado en el año de 1952, aunque su primera presentación en público sucedió el 23 de febrero de 1953, cuan-do, dirigidos por el Maestro Enrique Ruelas Espi-nosa, presentaron los “Entremeses Cervantinos” en la Plazuela de San Roque.

Esta Plazuela es un espacio en forma de abanico que transmite la impresión de haber sido traslada-

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da de España a nuestro país, dejando sentir por cada uno de sus costados un sabor a siglo XVI. Al centro de la plazuela, que en un tiempo fue cementerio del templo que le da su nombre, existe una cruz de cantera custodiada por varias farolas a imitación de la Cruz de la Córdoba española. El templo de San Roque, de fachada estilo barroco sobrio, fu e constru i-do en 1726 por el sacer-dote Juan José de Sopeña y Cervera y allí funcionó durante un buen tiem-po la Santa Escuela de Cristo, creada por el religioso Luis Felipe Neri de Alfaro.

Fue en ese lugar donde por primera vez he tenido contacto con los personajes de Miguel de Cervantes Saavedra; cada historia, cada diálogo, pero sobre todo la ambientación, me llevaron hasta el Siglo de Oro español. “Así debieron ser los teatros en donde Cervantes presentaba sus obras”, pensé.

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Es aquí, en este pequeño espacio, donde el mundo de Cervantes se vu elve rea l, los personajes viven en cada rincón de la plazuela, sa len y entran por las sinuosidades de los ca llejones circundantes, por las pu ertas de las casas, por cualqu ier inimagi-nable escondrijo.

Y todo esto complementado con u n prólogo escrito en forma de pequ eños retazos litera rios además de u n epílogo de exqu isita belleza linguística, qu e hacen re ferencia a la época en qu e vivió Migu el de Cerva ntes.

Terminadas las tres cortas obras que integran estos “Entremeses” y después de felicitar a mi compañero Juan José Anaya por su gran actuación, me enca-mino hacia mi casa, seguro de que esta velada ha sido provechosa, deteniéndome antes en “La Pasa-dita” para disfrutar de una deliciosa cena compues-ta por varios antojitos mexicanos.

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EL TEATRO UNIVERSITARIO II

2: Más y más teatro en Guanajuato.

He descubierto que el Teatro Universitario no es sólo los “Entremeses Cervantinos”, hace días acudí al Mesón de San Antonio a divertirme en grande con el “Retablillo Jovia l” de Alejandro Casona, que me hizo reír de principio a f in.

Y de nuevo personajes apareciendo por lugares insospechados, por entre los espectadores, por los pasillos superiores del edif icio, con una escenogra-fía totalmente natural, sin artif icios, algo que muy pocos teatros en el mundo pueden ofrecer.

El Mesón de San Antonio, que se encuentra en la calle de Alonso, fu e constru ido por Don Vicente Manuel de Sardaneta, Primer Marqués de Ra-yas, y data de 1776. Es un edif ico enorme con un alargado patio central. Tiene una original alhóndiga de dos niveles destinada para guardar mercancías en el patio posterior, siendo durante mucho tiempo un mesón y lu ego casa de pensión, alojando en la actualidad al “Instituto Montes de Oca”. Es en su

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segundo patio en donde se presenta con regularidad este “Retablillo Jovia l”.

Estuve también en la plaza de San Cayetano, en donde los “Pasos” de Lope de Rueda volvieron a sumer-girme en una noche llena de situaciones tan chuscas que finalmente el estrés producido por los pendientes escolares que tenía pasó a segundo término.

Los Pasos son pieza s breves de tono jocoso qu e cu mplía n u na fu nción: se repre senta ba n en los entrea ctos o i ntermedios de la s obra s más ex-tensa s pa ra qu e la gente no se a bu rriera du ra nte e sa s pa u sa s.

Lope de Rueda consiguió crear una serie de perso-najes que tenían su psicología propia, bien conocida por el espectador en cuanto salían a escena. Eran, por una parte, personajes típicos de la literatura satírica y burlesca de la época (como el médico, el alguacil o el estudiante) y, por otra parte, personajes de los que solía burlarse el pueblo hasta acentuar sus rasgos más feos o ridículos, convirtiéndolos así en caricaturas.

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Pero el Teatro Universitario no sólo tiene en su reper-torio obras jocosas, en el Pueblito de Rocha, tuve la oportunidad de presenciar “Y erma”, de Federico García Lorca, una tragedia lírica que combina y alterna diálogos y cantos, con un estilo sobrio y sin tanta ampulosidad retórica.

En “Y erma” García Lorca trata el tema de la in-fertilidad, la historia de una mujer que espera con gran ansiedad llegar a tener un hijo, aunque su marido, Juan, no parece compartir esa ansiedad. Al no cumplirse su afán de maternidad, comienza a debatirse entre la esperanza y la desesperación. Una obra digna de la llamada “Generación del 27” en España.

Maravillosas experiencias vividas y maravilloso Grupo de Teatro Universitario que ha convertido a Guanajuato en un gran escenario natural en donde los espectadores nos identif icamos y nos confundi-mos con los personajes literarios, un motivo más para sentirme orgulloso de haber elegido la universidad en la cual estudio.

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¡NOS CAMBIAMOS DE EDIF ICIO!

Este año de 1971 es histórico para quienes estudiamos la Licenciatura en Relaciones Industria les ya que he-mos dejado nuestras primeras instalaciones ubicadas en la parte más alta del edif icio central de la universi-dad, en donde prácticamente era una odisea encontrar un aula para recibir nuestras clases.

Un piso compartido con los Conta-dores Públicos y con los Auxilia res de Contador, con una licenciatura como la nuestra en pleno creci-miento, ya no daba para más, se antojaba necesario un cambio.

La Escuela Preparatoria de la Universidad de Guana-juato está estrenando nueva ubicación en la Alameda, con instalaciones más modernas y amplias, por lo que ha dejado el edificio donde funcionó durante muchos años.

La Escuela de Contabilidad y Administración aspira-ba a ocupar los espacios dejados por los preparatoria-nos, pero a nosotros nadie nos iba a ganar ¡qué caray! Echamos mano de todas las estrategias aprendidas con nuestros maestros y un buen día nos vimos to-mando clases en la “Casa de Dios y puerta del Cielo”.

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Llegamos a u n edif icio con gran tradición, ubicado entre el Templo de la Compañía y el edif icio centra l de la Universidad. En él se ubicó el Hospicio de la San-tísima Trinidad, lugar en donde los jesu itas comen-zaron a ofrecer cu rsos de primeras letras y orientación para niños y adultos, en el año de 1732, siendo en 1744, por mandato del rey de España convertido en Colegio de la Santísima Trinidad, ofreciéndose cu rsos de a rtes y gramática.

Ya en el siglo XIX, recibió el nombre de Colegio de la Purísima Concepción, pasando a ser en 1870 el Colegio del Estado y en pleno siglo XX, en 1945 adquiere of i-cia lmente el nombre de Universidad de Guanajuato, a instancias del Lic. Armando Olivares Carrillo, quien en ese momento fungía como Director del Colegio.

¡Qué mayor privilegio podemos tener que estar en el edif icio donde inició sus actividades hace más de dos-cientos años nuestra Universidad!

¡Y además tenemos entrada directa y sin rodeos a la “Ca ncha de Crista l”, e l sa ntua rio del básqu etbol en esta ciudad!

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EL PRIMER FEST IVAL INTERNACIONAL CERVANT INO I

1: La inauguración.

Hoy viernes 29 de septiembre ha sido un día de mucho movimiento para la ciudad, pero más para quienes estudiamos en la universidad. ¡Se inauguró el Primer Festival Internacional Cervantino!

Meses atrás ya el Maestro Isauro Rionda Arreguín, jefe del Departamento de Acción Social y Cultural de la uni-versidad y quien nos había impartido la cátedra de Historia de la Cultura, nos comentaba que en Gua-najuato se llevaría a cabo un “Coloquio Cervantino” como preámbulo a un evento de mayor envergadura.

Estuve primero en el Mineral de Cata, cuya pla-za, totalmente remodelada semejando una villa española fue rebautizada y ahora se llama Plaza

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del Quijote, mostrando su gran belleza colonia l, en donde sobresale su templo del siglo XVIII y en el que se venera al Señor de Villaseca, una imagen que dicen es muy milagrosa.

Según cuentan los que saben, allá por el año de 1540 don Alonso de Villaseca, un rico minero que poseía además de la de Cata, minas en Z acatecas e Ixmiquilpan, mandó traer desde España tres imágenes de Cristo para colocarlas en cada una de sus propie-dades. Sin embargo, don Alonso muere en 1580 sin haber logrado su objeti-vo, fu eron sus descen-dientes quienes en 1618 trajeron la imagen a Guanajuato y la colocaron en una capilla existente dentro de una hacienda propiedad de la familia.

Los habitantes del Mineral de Cata, decididos a venerar al Cristo en un lugar más adecuado, ini-ciaron los trabajos de construcción del templo que

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conocemos en 1709, lográndolo terminar, tras largos periodos de suspensión debidos a f luctuaciones en la producción minera, en 1789.

En este lugar tuve oportunidad de conocer a esa maravillosa actriz mexicana que es Dolores del Río, quien forma parte del patronato de este festival. Estuvo también un personaje que yo creí era el Lic. Luis Echeverría, Presidente de México, pero lu ego me informaron que era su hermano Rodolfo. Duran-te un buen rato en mi mente bullía una inquietud: “A este señor yo lo conozco, lo he visto en alguna parte”. ¡Y por f in la luz se hizo en mi cerebro: es Rodolfo Landa! Un actor de la época de oro del cine mexicano y que había visto en varias películas en el cine o en la televisión.

Posteriormente se develó una estatua de Miguel de Cervantes Saavedra que está colocada en la glorieta de Dos Ríos, sobre la calle de la Alhóndiga. Esta estatua fue creada por el artista plástico Fe-derico Canessi, es de bronce, pesa 450 kilogramos y mide 2.15 metros de altura. ¿Qué cómo sé estos

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datos? ¡Pues los leí en el folleto que nos repartieron antes del evento!

Otra actividad a la que asistí este primer día del festival fu e a la colocación, en el Parque Hidalgo (allí supe que así se llamaba, porque yo lo conozco como “Los Pastitos”), de una placa que a partir de hoy dará la bienvenida a los visitantes y que dice:“Viajero: llegas a esta noble ciudad que tuvo su origen en 1548, un año después del nacimiento del genio de las letras españolas Miguel de Cervantes. Ella hizo propia la idea de libertad que campea en las páginas del Quijote, ya que en este suelo se sentó la independencia de este país”.

F inalmente, por la noche tuve la oportunidad de asistir en el Teatro Juárez, al estreno nacional de la ópera Don Quijote, de Jules Massenet, con un libreto de Henri Cain, presentada por la Compañía Nacional de Opera.

Un día maravilloso lleno de sorpresas y arte en este Guanajuato que cada vez se mete más en mi corazón.

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EL PRIMER FEST IVAL INTERNACIONAL CERVANT INO II

2: Los eventos.

Hemos tenido en Guanajuato 20 días de oferta cultural inimaginable, 13 países han estado pre-sentes en este Primer Festival Internacional Cer-vantino; Canadá, Checoslovaquia, Colombia. Costa Rica, España, Estados Unidos, Francia, Guatema-la, Italia, Japón, Reino Unido, Unión Soviética y, ¡claro! México.

Al parecer no tuvimos tantos visitantes como se es-peraba, pienso que esto se debe a que es el primer evento de esta naturaleza que se celebra en nuestro país. Si el festival se va a celebrar cada año llegará un momento en que la ciudad será insuficiente para recibir a todos aquellos paisanos y de otros países que desearán asistir y disfrutar del arte en todas sus manifestaciones y convertirán a Guanajuato, por casi un mes, en el receptáculo de todos los homena-jes al genio de las letras españolas.

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Esto trajo un gran benef icio para nosotros los es-tudiantes ¡teníamos entrada gratuita a todos los espectáculos con sólo presentar nuestra credencial! Lo que decidí aprovechar al máximo, al igual que mis compañeros.

Les comparto algunos de los espectáculos a los que pude asistir:

• “Don Quijote”, de Massenet, con la Compañía Nacional de Opera.• “Homenaje a Federico García Lorca”, con la maravillosa Nati Mistral.• “Teoría y Juego del Duende”, de García Lor-ca, con Pilar Rioja.• “Canciones del Siglo de Oro”, un recital de Germain Montero.• “El Tigre que perdió sus rayas”, con las Ma-rionetas de Checoslovaquia.• El Ballet Folklórico de Guatemala.• “El Examen de Maridos” de Juan Ruiz de Alarcón. Con el Grupo de Teatro del INBA.• “Dulcinea”. Con la Compañía Nacional de Teatro de España.

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“Danzas Clásicas de Japón”, con Seshu Shigayama y Kaoru Washiyawa.

En f in, de acuerdo con el programa que tengo en mis manos, en estos 20 días se presentaron 22 recitales, 15 obras de teatro, 12 espectáculos dancísticos, 10 exposiciones, cinco proyecciones de cine (que hacen referencia a la obra de Cervantes), cinco conferencias magistrales, en total 69 activi-dades, todas ellas de gran altura.

Oja lá qu e lo vivido por los guanajuatenses y nu estros visita ntes durante septiembre y octubre de este 1972 perdure por muchos años, tantos qu e nu estros hijos y nietos pu edan disfruta r de las excelsitudes del a rte en todas sus manifesta-ciones no sólo de México, sino de todos los países del mundo.

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MIS MAESTROS

Terminamos ya los últimos exámenes, sólo nos que-da prepararnos para nuestra ceremonia de gradua-ción. Estoy esta tarde sentado en una banca de la plaza de Mexiamora. Siempre me ha parecido un lugar agradable para descansar y meditar, además que está a un tiro de piedra de donde vivo, sólo tengo que cruzar otra plazuela: la del Hinojo.

Me gusta este lugar, con casas sencillas pero de vista agradable, con una fuente de cantera verde, de labrado sobrio, que se encuentra entre las de mayor tamaño en Guanajuato. Varios callejones convergen a esta plaza: el de Animas, Gallitos, Cer-vatana y otros más. Pero sobre todo es un sitio para mí muy familia r, ya que en otro callejón que desem-boca en este sitio, “Perros Muertos” (otro nombre de los raros que encontramos en esta ciudad), vive mi tío Luis González, a quien suelo visitar de cuando en cuando.

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Además, aquí no sólo hay historia de Guanajua-to, sino también de México. En la casa marcada con el número 12 vivió don Manuel Leal, pintor y cronista de esta ciudad, y en el número 16 nació Benito León Acosta, considerado como el primer aeronauta mexicano.

Y mientras el sol se oculta, dando paso a una ma-ravillosa luna llena traigo a mi mente a todos mis maestros. ¿Cuántos de ellos habrán marcado mi vida y cuantos pasaron sin dejar huella?

Entiendo que enseñar con pasión es un auténtico desafío. Tantos momentos, tanto aprendizaje, tanta vivencia, tantas increíbles experiencias.

¿Nombres? ¿Para qué? Es mejor que hable de sus características, de sus habilidades, de sus conoci-mientos y, sobre todo, de su gran entrega hacia no-sotros con el único afán de darnos las herramientas que requeríamos para ser exitosos en el futuro.

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Maestros entregados a su función docente, celosos de las tareas que encargaban; nos enseñaron que no hay barreras en el aprendizaje cuando le pone-mos énfasis y dedicación a las cosas.

Maestros qu e con gra n entu sia smo nos ha-bla ba n de qu e todos podía mos logra r nu estros propósitos, obtener e l éxito profe siona l, qu e de-bía mos a ma r nu estra ca rrera y a braza rla con a legría y visión triu nfa lista.

Nos recordaban que nosotros éramos una clase privilegiada porque habíamos ingresado a la uni-versidad, pero al mismo tiempo habíamos adquiri-do una gran responsabilidad frente a la sociedad, frente a aquellos que por diversas circunstancias no podían estar en un lugar como el nuestro.

Maestros no sólo conocedores de su materia, sino sa bios. Capaces de tra nsformar nu estros pen-samientos y lleva rnos a ser creativos. Entu sia s-mados por su ciencia y con gra n criterio frente a nu estra s opiniones.

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Maestros vendedores de sueños, que lo hacían con tal entusiasmo que todos sus alumnos estábamos pendientes de comprarlos.

Maestros que nos enseñaron que el ejercicio de nuestra profesión debía ser un servicio a nuestro país; que cuando damos un valor agregado de calidad y de servicio, extendemos nuestras manos al bien común y constru imos con nuestro trabajo honesto un país nuevo cada día.

Maestros que nos dieron ratos amargos y ratos feli-ces, pero que sobre todo supieron hacer de nosotros personas dispuestas s triunfar en la noble tarea de hacer de las personas seres humanos más plenos en el trabajo y en la sociedad.

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1974: ¿EL F INAL DE UNA AVENTURA?

Hoy es mi ceremonia de graduación. Parece mentira que ya hayan pasado cinco años desde que pisé por primera vez la Universidad; aun lo recuerdo como si fu era ayer. Estará conmigo mi familia y todos los compañeros de estos años que posiblemente partirán mañana a sus lugares de origen a poner en práctica todo lo aprendido.

Este día es diferente, y el aliento aunque pareciera igual, se desvanece con el paso de las horas. Las palabras f luyen y entre la razón y el sentido todo encuentra lugar, pero al trasladarse al sentimiento el corazón se apresura, y entonces la nostalgia inva-de mi ser.

Termino un ciclo, cierro un capítu lo, me despido de personas y lugares que tal vez ya no frecuentaré, pero que han formado parte de mi vida durante algún tiempo. Crecer me duele, pero al mismo tiem-po no puedo evitar entusiasmarme por la nueva etapa que próximamente empezaré. Nuevos sueños,

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nuevas metas y retos, nuevas personas y nuevos lu-gares. La aventura continúa. En la escalera todavía hay peldaños por subir.

Atrás estoy dejando días gloriosos de compañeris-mo, de entrega y esfuerzo, de grandes cantidades de estrés cuando debía exponer algún tema en clase o ante la presentación de los exámenes. Ex-trañaré a mis amigos, a todos mis maestros y a esta maravillosa Universidad; pero ha llegado una nueva hora para toda mi generación, la hora de empezar a forjar nuestro futuro profesional. Y este momento es sólo nuestro.

Sí ¡hoy nos graduamos!...

El momento de la graduación es tiempo de des-pedida. Empiezo a darme cuenta del placer que sentía al asistir a las clases impartidas por un grupo excelente de maestros quienes, además de transmitir sus conocimientos en el aula, se ganaron nuestro cariño y respeto.

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Todos los que formamos mi generación hemos ma-durado, aprendimos cosas extraordinarias; crecimos juntos emocional, física, espiritual y personalmente.

Cada uno de nosotros hemos logrado nuestro objeti-vo inicia l y por eso estamos hoy aquí.

Quizá con algunos compañeros ya no nos volvamos a ver, pero cada uno quedará grabado en mis recuer-dos; no los olvidaré, aprecio su amistad y guardaré por toda la eternidad las aventuras que compar-timos juntos. Quiero que sepan que me da gusto haberlos conocido y sé que, independientemente de las vueltas de la vida, seguiremos siendo ami-gos hasta el f inal. Tal vez muchos de ellos podrán seguir siendo parte de mi vida y me acompañarán siempre. No importa donde estén, no importa cuánto tiempo pase, nos buscaremos, nos encontraremos y formaremos parte uno de otro de nuestra misma esencia. Buscaremos la forma de continuar esta historia, un sitio en donde aún con canas, seguire-mos siendo los mismos jóvenes de siempre.

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El ciclo de la vida sigue su ruta, y muchas veces cada final es un nuevo comienzo, un libro en blanco, una nueva oportunidad, ser como siempre hemos querido ser, hacer lo que siempre hemos querido hacer, cambiar lo que siempre hemos querido cambiar.

Cierto, debemos estar muy orgullosos por lo al-canzado hoy. Llegamos a una meta, pero no es el f inal del camino, aún quedan largos senderos por recorrer, muchas metas más que alcanzar, debe-mos seguir luchando por llegar a la cima y reali-zar nuestros sueños más preciados, aquellos por los que hace cinco años llegamos a esta ciudad, paso a paso, venciendo los obstáculos que seguramente encontraremos a lo la rgo de nuestra ruta. Las puer-tas quedan abiertas para escoger la vía que ha de conducirnos al éxito.

Y mientras subo, uno por uno, los escalones del maravi-lloso Teatro Juárez, donde se llevará a cabo nuestra ce-remonia de graduación, paseo la mirada de un extremo a otro y contemplo las esculturas de dos leones magní-ficos que parecen darnos la bienvenida a este acto tan trascendente en nuestra vida.

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Y traigo a mi mente el comentario que por la ma-ñana mi madre externó:

“Ya tienes tu diploma y tal vez estás pensando que es tu pasaje a la buena vida, pero considera esta propuesta: es un pasaje que te llevará a cambiar el mundo”.

Mis ojos se humedecen por la emoción, por tan-tos sentimientos encontrados, por los recuerdos, por tener cerca a quienes me alentaron y apoyaron en esta etapa, porque no bien cruzo el vestíbulo y pene-tro al Teatro, mis oídos parecen escuchar a nuestra Estudiantina entonando lo que para nosotros se convirtió casi en un himno personal:

“Entre sierras y montañas y bajo un cielo azul,como en una inmensa hamaca bañada por el sol,está mi tierra, tierra de mis amores.tierra bendita…..Allí donde yo amé con febril locura,allí donde me amaron por vez primera….Tierra de mis amores y mis quereres,donde viví feliz mi juventud.Siempre te guardaré en mi pensamientoun recuerdo de amor y gratitud….”

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Y de mi pecho colmado de orgullo, brota una ex-clamación que lleva todo lo que estoy sintiendo:

¡Gracias Universidad de Guanajuato, por ser la mejor del mundo! ¡Algún día volveré a pasear por tus pasillos, por tus recovecos, por tus aulas, volveré a escuchar tu Estudiantina y disfrutaré de nuevo de las frías noches de callejoneada!

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EPILOGO

A mediados del 2013 recibí una llamada telefóni-ca de Guillermo Z amora, compañero de generación en la Universidad de Guanajuato, invitándonos a Blanca y a mí a una comida cuyo objetivo era pre-parar la reunión que en este 2014 fuera el centro del festejo de nuestros 40 años como Licenciados en Relaciones Industria les.

Luego de colgar el teléfono, decidí revisar cada uno de los cajones de mi viejo armario cargado de recuerdos hasta llegar al que almacena aquel tiempo inolvidable de mi vida universitaria. Impre-sionado por el hallazgo, los tesoros allí guardados me remontaron a mis días de estudiante. Y me puse a pensar… y a recordar…

Llegó la noche y mi cerebro siguió trabajando. Desfi-laron por mi mente imágenes, recuerdos y sensaciones.

Me veo un día de 1969 yéndome de pinta a Gua-najuato con mis amigos Francisco Montiel y Raúl Alfaro para visitar la universidad y conocer las diversas licenciaturas que ésta ofrecía, puesto que estábamos a punto de terminar nuestro bachillerato.

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Después de revisar el catálogo de carreras, Fran-cisco y yo nos decidimos por una que nos parecía muy novedosa y que su perf il de ingreso coincidía con nuestras características personales, además de entusiasmarnos su contenido curricular. ¡Era la Licenciatura en Relaciones Industria les!

Y el desf ile de imágenes continuó: el día que pre-sentamos el examen de admisión, la alegría que experimentamos cuando nos informaron que lo habíamos aprobado, las la rgas f ilas que debíamos hacer para esperar nuestro turno en el examen mé-dico practicado por el Dr. Cervantes, la búsqueda de un lugar dónde vivir los próximos años, el primer día de clases, y muchas otras cosas más.

Después vinieron los recuerdos de nuestros viajes: a Monterrey, a Mérida, a Guadalajara, al Distrito Federal, y los grandes momentos que pasamos en esos lugares.

También mis maestros acudieron a mi mente, uno a uno, con sus cosas buenas y malas, con sus acier-

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tos y desaciertos, con su gran riqueza en conoci-mientos y sus diferencias signif icativas entre sí.

Y abrumado ante todo este panorama surgieron varias preguntas: “¿Para qué una reunión con los compañeros?” “¿Qué caso tiene encontrarme con la mayoría de ellos a quienes no veo desde el día de nuestra graduación?” “¿Valdrá la pena?” “Tal vez será mejor dedicar ese tiempo a descansar”.

La verdad es que tenía miedo. ¿Miedo a qué? Miedo a vernos después de 40 años, miedo a los cambios físicos, miedo a contraponer lo que somos con lo que quisimos ser, lo que soñamos con lo que pudimos hacer, a pensar que al dejar la universi-dad hace 40 años teníamos el mundo por delante, estaba todo por hacer, el único límite eran nuestros propios deseos y sueños.

Pasaron cuatro décadas y tal vez hemos caído en la cuenta que no todo pudo ser como lo soñamos, que la vida nos puso en jaque más de una vez y que lo que creíamos que era eterno es f inito. Aprendimos

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que el éxito sólo se conjuga con los sueños de cada uno y es personal y único.

Pero si ref lexionamos y escudriñamos en nuestro interior descubriremos que quizá no somos muy distintos de aquel que se sentaba en el pupitre. Nuestros valores, intereses, deseos y miedos son parecidos. Si pudiéramos volver el tiempo atrás y encontrarnos cara a cara con ese joven de 22 o 23 años… ¿Qué pasaría? ¿Qué nos echaría en cara? ¿Sería indulgente con nosotros o tremendamente crítico? ¿Cuán cerca o lejos estamos de lo que ima-ginamos? ¿Cuánto lo estamos desilusionando?

Entonces ¿Por qué asistir a este encuentro? Porque sabemos que hay algo que nos une 40 años des-pués; algo que sucedió en apenas cinco años pero que ha sido lo suf icientemente fuerte como para hacernos desear estar nuevamente juntos. Y de-seamos corroborar que todo eso que pasó es cierto, que seguimos siendo los mismos, que afortunada-mente cambiamos, que todo lo vivido y lo sufrido sirvió para este presente.

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Estaremos en este encuentro para ver como crecieron los demás, en qué se transformó cada uno, para de-mostrar que no somos tan idiotas como algunos lo creían de nosotros, ni tan genios como nos creíamos. Estaremos allí para poder detenernos un instante y contemplar el tiempo que pasó, para poder contra-poner todo el tiempo ocurrido de 1969 hasta hoy. Estaremos allí para sentirnos vivos, para creer que falta aún mucho que robarles a los años.

Estos 40 años nos encuentran con gran experiencia y aún con fuerza, pero también con un horizonte más acotado, más cercano. Al igual que en 1974, no sabe-mos qué sigue para adelante, pero lo que seguro sa-bemos es que hay que vivir el presente y disfrutarlo.

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CURRICULUM VITAEAURELIO GONZALEZ CORNEJO

Es Licenciado en Relaciones Industria les (Universidad de Guanajuato). Maestría en Administración con Espe-cialidad en Personal (Universidad de Guanajuato). Espe-cialidad en Administración Rural (CINADCO, Israel).

Su experiencia profesional es bas-ta e interesante, tanto en el sector público como en el privado, a lo la rgo de 40 años, en instituciones como: Secretaría de la Reforma Agraria, Sistema Alimentario Mexicano, Suprema Corte de Justicia de la Nación, Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León, y otras más.

Se ha desempeñado como docente tanto a nivel de licen-ciatura como de posgrado en Universidad de Guanajua-to, Universidad Iberoamericana plantel León, Instituto Tecnológico de León, Universidad dela Salle Bajío, Univer-sidad de León, Universidad EPCA.

Ha recibido varios reconocimientos por sus actividades do-centes como el Premio Nacional a la Excelencia Docente en Relaciones Industria les otorgado por la Confederación

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Mexicana de Asociaciones de Relaciones Industria les.

Es miembro de la Asociación Iberoamericana de Escri-tores en Administración y Vicepresidente del Colegio de Posgraduados en Administración de la República Mexi-cana capítu lo Guanajuato.

Desde hace doce años dirige la empresa de consultoría y capacitación Novatec Consultores México.

Ha publicado las siguientes obras:

“Cómo vender tus Servicios Profesionales”, “Desarrollo Organizacional, la alternativa para el siglo XXI”, “Cómo Diagnosticar Necesidades de Capacitación”, “Los Au-xilia res Didácticos en la Capacitación”, “Experiencia Administrativa, casos y prácticas en administración”, “37 Preguntas y Respuestas sobre Consultoría Organizacio-nal”, “Desarrollo Organizacional de la A a la Z”, “Volar como Aguila, ref lexiones para el éxito”, “Descubriendo el Conocimiento, una introducción a la metodología de la investigación”, “La Gestión Efectiva del Capital Humano, un enfoque por competencias”.

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