Mi crónica

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¡UNA MIRADA AL PASADO, UNA RESPUESTA AL PRESENTE, UNA VENTANA AL FUTURO!

Todavía recuerdo como si fuera ayer, aquel día cuando la profesora Francisca, directora de quinto grado, entró al salón y con gesto grave nos dijo: “ hoy es el último día que tienen para informar si van a pasar de la escuela anexa a la Normal de señoritas para seguir estudiando el bachillerato allá , sino ya no se les guardarán más el cupo!

Llegué a casa preocupada y le explique a mi mamá por décima vez que no deseaba ir a la Normal, pues yo no quería ser maestra por nada del mundo! Mi madre aceptó y me matriculó en el colegio donde estudiaban mis hermanas. Pasaron tres años. Estando ya

en tercero de bachillerato, la profesora de sociales nos llevó a los salones de primaria para exponer algunos temas en los grados inferiores, como parte práctica del área. Fue esta experiencia la que me hizo replantear mi deseo de estar frente a un grupo de niños y asumir el rol de maestra.

Recuerdo que entré con susto a tercerito, la profesora amablemente había explicado el sentido de nuestra visita, cuando me tocó el turno de hablar hubo un silencio a mi modo de ver muy largo, pero pude observar sus caritas sonrientes, atentas como si estuvieran habidas de escuchar una noticia importante. En los siguientes minutos sentí que se suavizó el ambiente y a medida que hablaba sentía que mi corazón dejaba de latir fuerte y que ya no sudaban mis manos ni temblaba mi voz, fue en ese momento que descubrí mi hermosa vocación.

¡AHORA SI QUERÍA SER MAESTRA! Ese día le dije a mi madre que había cambiado de opinión y que yo ya quería estudiar en la normal. Sea el momento de elogiar a mi madre, una mujer alegre, firme, pero cariñosa, aguerrida, echada pa´ lante! Como diría mi abuelo Alfredo y muy digna.

Terminé cuarto bachillerato allí y pasé a la Normal de Señoritas, aunque era tímida siempre mi ánimo me acompañó y mi vocación afloró con todo el entusiasmo de los primeros años.

Como no sentirse conquistada por un Pedro, Luis, Juanito,… hábidos de travesuras, picardías e ímpetu O como no recordar a través del tiempo a Martha, Olga o Ana, llenas de ternura, quejas y anécdotas.

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Cómo no sentirme afectada por su mundo, sus problemas, sus hambres, sus fustraciones, sus peleas, sus quejas, sus risas, sus bobadas…

Hoy al girar hacia atrás para mirar el camino recorrido, tengo que reconocer que han pasado muchos estudiantes por delante y quiero decir como Pablo Neruda: “Confieso que he vivido”.

Es mi reflexión en esta ocasión manifestar que se ha obrado de buena fe. Hoy al contemplar la trayectoria de mi carrera siento la satisfacción del deber cumplido! Que ha habido aciertos y también desaciertos, que han redundado las buenas experiencias, pero también algunas no gratas.

Será nuestro indicador de evaluación el producto final, el conjunto de hombres y mujeres que hemos contribuido a formar para una sociedad cambiante, donde persiste la necesidad de valores como el afecto sincero, la honestidad, el respeto y el deseo de superación constante… El tiempo lo dirá!

¡UNA MIRADA AL PASADO, UNA RESPUESTA AL PRESENTE, UNA VENTANA AL FUTURO!

Ya hice una mirada al pasado, del presente puedo contar que Tita llegó como una buena oportunidad para el educador del siglo XXI. Fui incluida entre el grupo de docentes que recibirían la capacitación y desde el inicio me motive. Pasaron momentos difíciles donde la frustración nos alcanzaba ya sea porque había mucho trabajo o porque no salían las cosas bien pero también llegaron los momentos felices donde lograba ver en la pantalla del computador lo que quería, por ejemplo al mirar el blog como iba creciendo poco a poco con tareas y reflexiones personales, nos llenaba de ánimo; y digo “nos” porque era un sentir de todo el grupo de docentes.

Quiero contar que al hacer la práctica con el profe Dielmer, recordé mis primeros pinitos como docente, cuando la maestra consejera supervisaba la

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clase, sentí los mismos nervios, el temor de que no salieran bien las cosas, pero los muchachos colaboraron mucho y el profesor realmente fue un facilitador!

Recuerdo que entré con susto al salón, como aquella vez hace ya tantos años a tercerito, cuando me tocó el turno de hablar hubo un silencio a mi modo de ver muy largo, pero pude observar sus caritas sonrientes, atentas como si estuvieran habidas de escuchar una noticia importante… hoy inquietos por el deseo de mover sus dedos sobre el teclado, en los siguientes minutos sentí que se suavizó el ambiente y a medida que hablaba sentía que mi corazón dejaba de latir fuerte y que ya no sudaban mis manos ni temblaba mi voz. Le pedí a Dios que todo funcionara bien y que los gráficos estadísticos aparecieran en la pantalla al ir cumpliendo con las instrucciones! Gracias a Dios Todo salió bien.

Indudablemente el educador del siglo tiene que entrar a explorar la tecnología y aprovechar esa ventana hacia el futuro abierta para nosotros hoy.

Yo quiero y sueño con poner mi experiencia al servicio de mis estudiantes y de las generaciones futuras a través del uso de todas las herramientas que dia a dia tenemos la oportunidad de conocer.

Que Dios nos de salud, perseverancia para no perder la motivación que hoy tenemos! Gracias por esta oportunidad.