MEMORIA ACADEMICA RESENA

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 Esta obra está bajo licencia 2.5 de Creative Commons Argent ina. Atribución-No comercial-Si n obras derivadas 2.5 Franco, Hugo A.  Alberini, Coriolan o : Problemas de la historia de las ideas filosóficas en la  Argentina, Departamento de Filosofía, Instituto de Estudios Sociales y del Pensamiento Argentino. Colección Pensamiento Argentino, Fac. de Humanidades y Cs. de la Educ., Universidad Nacional de La Plata, 1966 Tarea 1968, vol. 1, p. 134-138  Reseña CITA SUGERIDA: Franco, H. A. (1968). Alberini, Coriolano : Problemas de la historia de las ideas filosóficas en la Argentina, Departamento de Filosofía, Instituto de Estudios Sociales y del Pensamiento Argentino. Colección Pensamiento Argentino, Fac. de Humanidades y Cs. de la Educ., Universidad Nacional de La Plata, 1966. Tarea, 1, 134-138. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fa hce.unlp.ed u.ar/art_revis tas/pr.5564/pr.5564 .pdf Documento disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) de la Universidad Nacional de La Plata. Gestionado por Bibhuma, biblioteca de la FaHCE. Para más información consulte los sitios: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar http://www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar

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Franco, Hugo A.Alberini, Coriolano : Problemas de lahistoria de las ideas filosóficas en laArgentina, Departamento de Filosofía,Instituto de Estudios Sociales y delPensamiento Argentino. ColecciónPensamiento Argentino, Fac. deHumanidades y Cs. de la Educ.,Universidad Nacional de La Plata, 1966

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  • Esta obra est bajo licencia 2.5 de Creative Commons Argentina.Atribucin-No comercial-Sin obras derivadas 2.5

    Franco, Hugo A.

    Alberini, Coriolano : Problemas de la historia de las ideas filosficas en la Argentina, Departamento de Filosofa, Instituto de Estudios Sociales y del Pensamiento Argentino. Coleccin Pensamiento Argentino, Fac. de Humanidades y Cs. de la Educ., Universidad Nacional de La Plata, 1966

    Tarea

    1968, vol. 1, p. 134-138

    Resea

    CITA SUGERIDA:Franco, H. A. (1968). Alberini, Coriolano : Problemas de la historia de las ideas filosficas en la Argentina, Departamento de Filosofa, Instituto de Estudios Sociales y del Pensamiento Argentino. Coleccin Pensamiento Argentino, Fac. de Humanidades y Cs. de la Educ., Universidad Nacional de La Plata, 1966. Tarea, 1, 134-138. En Memoria Acadmica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.5564/pr.5564.pdf

    Documento disponible para su consulta y descarga en Memoria Acadmica, repositorioinstitucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin (FaHCE) de laUniversidad Nacional de La Plata. Gestionado por Bibhuma, biblioteca de la FaHCE.

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  • Alberini, Coriolano: Problemas de la historia de las ideas filosficas en la Ar-gentina, Departamento de Filosofa, Instituto de Estudios Sociales y del Pensamiento Argentino, Coleccin Pensamiento Argentino, Fac. de Huma-nidades y Cs. de la E!duc., Universidad Nacional de La Plata, 1966.

    Todos los trabajos del profesor Alberini publicados en este volumen est::J. guiados por una idea principal en torno a la cual las dems adquieren una importancia secundaria: la consolidacin de un pensamiento nacional.

    Para ver en realidad el verdadero sentido de su prdica es necesario situarla histricamente en la lucha que entabla contra la cultura positivista de fines del siglo XIX y principios del xx. El pas viva una poca de eufrica expansin (tanto e.r:onmica como socialmente). Econmicamente, la industrializacin de los pases europeos y la mejora de los medios de navegacin, abre para los pases no industrializados la posibilidad de transformarse en productores de materias primas de aqullos, y socialmente, a fines de siglo se incrementa en forma pro-nunciada la colonizacin agrcola por medio de inmigrantes europeos. La Ar-gentina era para esta generacin un enorme campo que se agrandaba cO::J.ti-nuamente, cuyos productos tenan ya asegurado su intercambio por manufacturas europeas. Esto, en concordancia con los ideales que guiaron su actuar, daba a las clases dirigentes una visin muy inmediata del progreso, sin perspectiva de futuro. La idea de progreso slo se vinculaba a las cifras de exportaCin o importaci!1 sin visin de un desarrollo integral. El ideal cientificista entron-cado en la realidad de un pais no desarrollado tcnicamente pero eufrico del progreso dado por el comercio exterior, se traduca en conocimientos abs-tractos que no representaban la verdadera realidad nacional.

    Alberini seala la relacin entre un ambiente de fuerte progreso vegetativo y cultura superficial, donde se hace hincapi en lo inmediato y no en lo futuro: "El progreso vegetativo tiende a instaurar la prelacin de' los valores-medios a costa de los valores':'fines". (Pg. 103). El positivismo, aparte de su cientifi-cismo y negacin de la metafsica (ideas que Alberini tambin desdea), se daba en la Argentina como una cultura abstracta, superficial, sin nivel filoscJ-fico;los positivistas eran "meros diletantes del cientificismo" con marcada "indiferencia por los prOblemas ms dignos del hombre". Ante la perspectiva de una filosofa indiferente a lo axiolgico y renuente a toda sistematizacin, el antipositivismo de Alberini proclama como medio de lucha la entrada de ID,S nuevas ideas filosficas europeas en su mayora de corte idealista (Hegel, Croce, Gentile, etc.), la informacin c.oncienzuda y tcnica de los actuales problemas de la filosofa como premisa para ia formacin de una verdadera cultura filosfica. Ante el diletantismo positi.vista, la meta era alcanzar una cultura sensible a las necesidades del hombre argentino y cargada de "legtima uni-versalidad". La filosofa europea deba ser asimilada con espritu crtico, de acuerdo a las necesidades y particularidades del pas.

    Tomando la idea de Herder y el historicismo romntico, Albedni reclama la invalidez de la filosofa abs'tracta y universal. Slo en las concretas situa-ciones histricas y geogrficas puede darse la verdad humana y universal. Es decir, que la filosofa debe tener: un valor histrico, claro est que no desco-

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  • nociendo la validez de una hu:nanidad universal en la c:la1 est integrada. La filo' cfa t'ene un sentido concreto en la medida en que es un conocimiento histrico y relatlvo de una verdad absoluta que se va revelando en el tiempo.

    "Toda nacionalidad es una determinada manera de vivir la vida humana". (Pg. 114). Alberini se refiere en este caso a la filosofa como expresin his-tricade las caractersticas de un pueblo. Hay una aXiologa colectiva latente en cada pueblo o nacin que se forrnJ. e~l torno a una comunidad de intereses y neces:dades. En nuestro caso faltaba la interpretacin de esa axiologa la-tente. La cult,ura positivista, ligada a una concepcin econmica liberal (que haca del internacionalismo un dogma), estaba lejos de considerar al pas en su verdadero sentido. "La germinacin inconciente de la nueva actitud axio-lgica dentro de la colectividad suele ser previa al surgimiento del genio tico individual". (Pg. 109). u~ aqu su reivindicacin del espritu nacional como planteamiento de necesidad ihistrica.

    La filosofa tiene un valor universal, pero los filsofos son hombres, y stos filosofan desde su perspectiva concreta e inmediata; por lo tanto, el descono-cimiento del valor histrico de las distintas corrientes filosficas nos har:l caer en un internacionalismo abstl"acto e inoperante sin ningn sentido d.} realidad, permaneclendo extrao a ella, y por c'nde, al hombre en su situacin real. Si no hay un nexo entre el hombre real y su penspmiento, la filoso:a pierde su sentido humano e histrico para pasar a ser una entelequia relacio-nada con el hombre ideal y no con el hombre real. "El filsofo debe identi-ficarse intuitivamente con la historia, esto es, no para negarla con ensueos vacuos, sino para contribuir a su sentido ideal nutrido de realidad". (Pg. 118). El caso contrario nos llevara al otro extremo: a desconocer el valor universal de la humanidad y caer en un nacionalismo irracional cuya mxima expresin sera el imperialismo (en su aspecto ideolgico), que desconociendo toda uni-versalidad trata de imponer por la fuerza su propia concepcin ax'olgica na-cional a otras naciones. En este aspecto la concepcin de Alberini se resumira en esta frmula: "Ni deificacin del hecho, ni platonismo retrico". (Pg. 118).

    Slo por el anlisis histrico de las ideas argentinas puede encaminarse la bsqueda del espritu nacional. En los hechos polticos del pasado y en . los ideales que los guiaron se encontrarse:ltido al presente. En la historia de las ideas argentinas hallaremos el espritu nacional -la axiologa colectiva- en-raizada en la tradicin que nos llega hasta hoy y que conforma al pas. Alberini plantea la necesidad de una historia de las ideas argentinas por la relacin estrecha que han tenido en la trayectoria americana las creencias filosficas con los hechos polticos. "Se impone, por ende, una historia del espritu ar-gentino, imaginado a: travs de las militantes creencias filosficas de nuestros prceres, ya que las ideas dieron sentido a su accin". (Pg. 26). Se pOdra hablar entonces de una relativa originalidad filosfica del pensamiento argen-tino en la medida en que estas ideas europeas eran adaptadas y seleccionadas con un criterio nacional.

    La' escolstica, el ilum'nismo, el romant.:cLmo. el p03itivi::illo y la reaccin antipositivista, son las etapas f n que a gra:1de., rasgos Alber':ni divide la his-toria del pemamiedo nacional. Laescolst_ca est representada por .el pen-

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  • samiento colonial antes de 1810; el iluminismo se encama en los ideales de Mayo y posteriormente en la ideologa unitaria de la cual Rivadavia es su m-xima expresin; el romanticismo en la generacin del 37 y la constitucin de 1853; el positivismo en la generacin del 80 y luego la del 90. El antipositivismo (de la cual el autor es uno de sus protagonistas) nace alrededor de 1910 y podramos decir que no tiene implicancias polticas (por lo menos inmediatas), pues aparece como reaccin ante un pensamiento anquilosado y como necesi-dad de jerarquizar la actividad filosfica, de darle "tercera dimensin" al pensamiento argentino, de abandonar el campo de la weltanschauung para en-trar en el pensar sistemtico y autnomo.

    En lo que respecta al criterio selectivo sobre las ideas de cualquier origen dado por el espritu nacional lOe nota que en la obra de Alberini faltara pre-cisin para llegar a determinar el contenido y ubicacin de la "axiologa co-lectiva", pues de su interpretacin depende el sentido de la historia argen-tina.

    La "axiologacolectiva" o espritu nacional se podra definir como la es-cala de valcres (formada por diferentes causas histricas y geogrficas) que culturalmente constituye una nacin, diferencindola de las dems. Es homo-gnea en cua:1to a sus rasgos externos, caracterizadores de la nacionalidad, pero internamente no es uniforme. En ella se reflejan las diferencias polticas, econmicas, culturales, tanto como las influencias externas, que hacen que la

    ax~ologa no sea homognea sino en sus caracteres generales dados por un origen y tradicin histricas comunes. Pero lo que importa aqu (en cuanto buscamos las races histricas de una conciencia nacional) y 10 que conforma el ncleo cf'r.:.tral del espritu nacional es la voluntad de construir una nacin. La "axiologa colectiva" puede caracter;zar genricamente al pas, pero la identificacin de espritu nacional con la voluntad (sea conciente o no) de construir una nacin (que es lo importante para U:la valoracin histrica) slo se da en sectores de esa colectividad. Cada poca histrica se da con carac-tersticas diferentes, y los d;stintos intereses o ideas existentes pretenden mo-dificarla de acuerdo con la concepcin que tengan sobre esta realidad; es as como podemos hablar de personas, clases o sectores que son intrpretes del verdadero progreso de esa poca, de sectores en los que se encuentra el sentido histrico, y, en la medida que se entronca con una situacin geogrfica, el sentido histrico nacional. En la corta pero accidentada historia de nuestro pas se hacen evidentes estas divergencias que (aunque quizs no todas esbo-zadas concientemente) son traductoras de diferentes concepciones. Hernndez Arregui, refirindose a esta divisin en el concepto de patria, lo expresa de la manera siguiente: "As el rasgo contradictorio principal del "ser nacional" en los pases uncidos a la rbita de las grandes potencias mundiales, es en determinadas clases, como proyeccin mental del imperialismo sobre las colo-nias, el sojuzgamiento acatado del "ser nacional" a la voluntad extranjera, y en otras clases, una disposicin contraria de no entrega del destino nacional, de la patria, de la heredad cultural, a los poderes extraos". (1) Por lo tanto.

    (1) Qu es el ser nacional, pg. 21, Ed. Hachea.

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  • en la medida en que interese descubrir la "axiologa colectiva" como criterio para forjar un pensamiento nacional, su ncleo se encuentra en la voluntad de ser nacin.

    Poco despus de 1810 las Provincias Unidas se hallan divididas por dos grandes corrientes polticas que signan la hl.storia argentina: el interior y Buenos Aires; federalismo y un~tarismo. Por un lado, el interior con su fede-ralismo, sus montoneras y caudillos, defensores de las industrias artesanales; por el otro, la provincia de Buenos Aires, duea de las rentas del puerto, abierto a las importaciones europeas que arruinaban la poca industria nacional. "... la percepcin de casi todos los ingresos disponibles por esa aduana local cons-tituy para la ciudad una permanente incitacin al aislamiento y para las restantes ciudades un pernicioso ejemplo que muy luego aprovecharon cren-dose aduanas propias". (2) Las guerras civiles argentinas fueron la resultante del Choque de estas dos fuerzas encontradas dentro de una misma nacin. Buenos Aires, con el control de los ros, del puerto y duea de las rentas de la aduana, lesionaba los intereses de las provincias interiores. El puerto fue el lugar donde se estructur al pas fundamentando Un liberalismo internacional que desconoca los intereses nac10nales confundindolos con los porteos. En la nacionalizacin del puerto en los orgenes y en la proteccin de la industria nacional, radicaba la autntica poltica nacional, la voluntad de ser nacin. En este sentido los ideales europeos, que servan a los intereses porteos, faltos de una interpretacin consustanciada con el pueblo, en su mayora no representa-ban lo~ intereses del verdadero pas. La historia de las ideas argentinas se ve envuelta en esta dicotoma: "barbarie o civilizacin", de un lado el sentimiento colectivo, el pueblo brbaro; del otro las ideas que deban interpreitarlo. Las ideas europeas en el Ro de la Plata en general no tuvieron sentido nacional; de una manera o de otra sirvieron para fundamentar el liberal1smo interna-cionalsta de los porteos (el libre cambio, la poltica centralista, la posesin de las rentas aduaneras, el control de los ros interiores, etc.) que arruinaba la incipiente industria nacional (fuente de toda independencia) y que ms tarde pleg al pas a una divisin internacional del trabajo asignndole un papel exclusivamente agropecuario. Es importante hacer notar que las ideas europeas no eran esencialmente negativas sino que, por falta de un criterio nacional en su adaptacin o recreaein, siguieron siendo europeas en tierra americana: y en esto radica su negatividad. Cada una de ellas tuvo una concepcin distinta de la realidad, que vari en su aplicacin de acuerdo con sus diferencias ideo-lgicas, con la poca, con las condiciones internas y eXiternas del pas, pero con diferentes caractersticas el desapego a lo nacional fue y es el problema clave e irresuelto de nuestra historia. El desarraigo ideolgico que marca a fuego la historia del pensamiento argentino impidindole trascender, es la raz y causa de la denuncia de Alberini: la relativa originalidad de nuestros pr-ceres y la falta de un pensamiento nacional.

    Alberini no seala con exactitud la ubicacin de la "axiologa colectiva" (que en ltima instancia sera el sent,imiento de patria) con miras a una va-

    (2) J. ALVAREZ, Las guerrus cves urgentinus, pg. 58, Eudeba.

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  • loracin histrica, pero de todos modos su obra es una contribucin muy grande al esclarecimiento del problema nacional. Su mayor valor y su actualidad se encuentran en la lucha contra una aXiologa abstracta transportada a una realidad que no corresponde, es decir, en una concreta conciencia histrica, en la humanizacin del hombreen sentido concreto.

    En un territorio como ste, donde el naitivo fue casi eliminado y .formado por corrientes inmigratorias de diferente origen, penetrado de ideologas europeas, no se ha podido consolidar en sus clases dirigentes un pensamiento nacional, pues es evidente que existe una aXiologa inconciente en el pueblo, pero slo muy pocas veces interpretada. En este sentido, pensadores como Al-berini son el punto de partida para una bsqueda clara y conciente de ese espritu nacional que aparece tan 'confuso y mezclado en nuestra historia. En esta bsqueda se juega no slo una cuestin de carcter meramente intelec-tual, sino, en el grado ms amplio, el porvenir de nuestro pas como pueblo independiente.

    El tema y la necesidad de la formacin de una conciencia nacional (de la manera en que se presenta en la obra de Alberini) nace dentro de una in-quietud espiritual ,colectiva. Slo en una nacin ,que se halla aleja,da de su meta histrica crece esta preocupaein que se presenta conjuntamente con el an-liSi.S y revisin de los esquemas histricos constituidos hasta' ese momento. En cada poca hay una conciencia hli.strica que encamina el destino de' una nacin (siguiendo la parbola de Alberini, diramos que es la idea rectora de la "fuerza que sacude el rbol de la historia para que caigan las hojas secas y los frutos podridos"). En esta nacin nace como producto de una realidad ma-dura histricamente y como contrapartida de los intereses que se oponen a ella.

    HUGO A. FRANCO

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