Medina Gropius en Espana1

17
Voluntad, función, arquitectura: Walter Gropius en España. El 5 de noviembre de 1930 Walter Gropius impartió en la Residencia de Estudiantes la cuarta de las conferencias dedicadas por la Sociedad de Cursos y Conferencias a la nueva arquitectura. Gropius llegaba a Madrid a la edad de 47 años, en plena madurez. Había realizado su primera obra en 1906 y la fábrica Fagus, con la que saltó a la fama, quedaba ya 19 años atrás. En 1930 era una figura unánimemente reconocida, tanto por su innovadora obra arquitectónica, como por su labor de renovación cultural al frente de la Bauhaus. Pero hacía dos años que había abandonado esta posición para volver a centrarse en el ejercicio profesional y abrió en Berlín un nuevo estudio. La concentración que conllevaba la nueva dedicación completa quedó reflejada en el tema de su conferencia madrileña, íntegramente dedicada a la noción de una «Arquitectura funcional», como rezaba el título. Ya la invitación a la conferencia daba algunas claves de lo que Gropius expondría en la Residencia. Bajo una fotografía del edificio de la Bauhaus en Dessau, se le presentaba como un profesor y teórico comprometido con la idea de lo «objetivo-necesario», ajeno a toda «nota personal» así como a cualquier formalismo constructivista o artístico. Su búsqueda iba dirigida a la esencia funcional de la arquitectura. A modo de referencia se cerraba la presentación con el título de un artículo de Paul Linder, corresponsal berlinés de la revista Arquitectura de Madrid. 1 Todo esto entraba dentro de lo que cabía esperar, quizás con la única excepción del dato según el cual la carrera de Gropius había comenzado con una estancia en España, y el anuncio de que la conferencia sería pronunciada en castellano. Por el contrario, la conferencia de Gropius sí que debió sorprender, sobre todo a aquella parte del auditorio conocedora de su obra y sus teorías, puesto que incluía toda una serie de paradojas. Para empezar, hay que advertir que el título original era «funktionelle baukunst», en minúsculas, es decir, fiel a la nueva ortografía de jerarquía plana practicada por los vanguardistas alemanes en un afán democratizador que hoy resulta ridículamente forzado. Al mismo tiempo recuperaba paradójicamente el término Baukunst, el cual ya hacía tiempo que había sido sustituido por neues bauen en esos mismos círculos de vanguardia para evitar connotaciones de tinte académico y conservador. Pocos fueron los que, como Mies van der Rohe, mantuvieron la idea de una gran Baukunst con mayúsculas. En cualquier caso, la paradoja del título elegido por Gropius para Madrid se veía confirmada por alguno de los ejemplos de «arquitectura funcional» en los que apoyó sus argumentos. Por ejemplo, presentó una serie de arquitecturas históricas, un recurso retórico a primera vista impropio de quien, tanto en la Bauhaus como, más tarde, en Harvard, relegó las asignaturas históricas a un papel subalterno en los planes de estudio. Mostró cúpulas de Damasco, fachadas de Ámsterdam, una ciudad caucásica o las tradicionales casas de entramado de Hamburgo, con las que ilustraba el significado del estándar como valor tradicional, es decir, como resultado de un proceso de selección y purificación de lo esencial, de lo objetivo. 2 Sin duda estos ejemplos no debieron figurar entre las expectativas de los asistentes al acto. Mucho menos debieron esperarse que Gropius alabara la 1 Paul Linder, «El nuevo Bauhaus en Dessau», Arquitectura, núm. 3, 1927, págs. 110-112. 2 Walter Gropius, «Arquitectura funcional», Arquitectura, núm. 2, 1931, págs. 51-62. Este artículo fue igualmente publicado en Buenos Aires por la revista Sur, núm. 3, págs. 155-161.

description

arquitectura Gropius en España

Transcript of Medina Gropius en Espana1

  • Voluntad, funcin, arquitectura: Walter Gropius en Espaa.

    El 5 de noviembre de 1930 Walter Gropius imparti en la Residencia de Estudiantes la cuarta de las conferencias dedicadas por la Sociedad de Cursos y Conferencias a la nueva arquitectura. Gropius llegaba a Madrid a la edad de 47 aos, en plena madurez. Haba realizado su primera obra en 1906 y la fbrica Fagus, con la que salt a la fama, quedaba ya 19 aos atrs. En 1930 era una figura unnimemente reconocida, tanto por su innovadora obra arquitectnica, como por su labor de renovacin cultural al frente de la Bauhaus. Pero haca dos aos que haba abandonado esta posicin para volver a centrarse en el ejercicio profesional y abri en Berln un nuevo estudio. La concentracin que conllevaba la nueva dedicacin completa qued reflejada en el tema de su conferencia madrilea, ntegramente dedicada a la nocin de una Arquitectura funcional, como rezaba el ttulo.

    Ya la invitacin a la conferencia daba algunas claves de lo que Gropius expondra en la Residencia. Bajo una fotografa del edificio de la Bauhaus en Dessau, se le presentaba como un profesor y terico comprometido con la idea de lo objetivo-necesario, ajeno a toda nota personal as como a cualquier formalismo constructivista o artstico. Su bsqueda iba dirigida a la esencia funcional de la arquitectura. A modo de referencia se cerraba la presentacin con el ttulo de un artculo de Paul Linder, corresponsal berlins de la revista Arquitectura de Madrid.1 Todo esto entraba dentro de lo que caba esperar, quizs con la nica excepcin del dato segn el cual la carrera de Gropius haba comenzado con una estancia en Espaa, y el anuncio de que la conferencia sera pronunciada en castellano.

    Por el contrario, la conferencia de Gropius s que debi sorprender, sobre todo a aquella parte del auditorio conocedora de su obra y sus teoras, puesto que inclua toda una serie de paradojas. Para empezar, hay que advertir que el ttulo original era funktionelle baukunst, en minsculas, es decir, fiel a la nueva ortografa de jerarqua plana practicada por los vanguardistas alemanes en un afn democratizador que hoy resulta ridculamente forzado. Al mismo tiempo recuperaba paradjicamente el trmino Baukunst, el cual ya haca tiempo que haba sido sustituido por neues bauen en esos mismos crculos de vanguardia para evitar connotaciones de tinte acadmico y conservador. Pocos fueron los que, como Mies van der Rohe, mantuvieron la idea de una gran Baukunst con maysculas. En cualquier caso, la paradoja del ttulo elegido por Gropius para Madrid se vea confirmada por alguno de los ejemplos de arquitectura funcional en los que apoy sus argumentos. Por ejemplo, present una serie de arquitecturas histricas, un recurso retrico a primera vista impropio de quien, tanto en la Bauhaus como, ms tarde, en Harvard, releg las asignaturas histricas a un papel subalterno en los planes de estudio. Mostr cpulas de Damasco, fachadas de msterdam, una ciudad caucsica o las tradicionales casas de entramado de Hamburgo, con las que ilustraba el significado del estndar como valor tradicional, es decir, como resultado de un proceso de seleccin y purificacin de lo esencial, de lo objetivo.2 Sin duda estos ejemplos no debieron figurar entre las expectativas de los asistentes al acto. Mucho menos debieron esperarse que Gropius alabara la

    1 Paul Linder, El nuevo Bauhaus en Dessau, Arquitectura, nm. 3, 1927, pgs. 110-112. 2 Walter Gropius, Arquitectura funcional, Arquitectura, nm. 2, 1931, pgs. 51-62. Este artculo fue igualmente publicado en Buenos Aires por la revista Sur, nm. 3, pgs. 155-161.

  • arquitectura de la Residencia precisamente como buen ejemplo de funcionalidad arquitectnica en el sentido que l quera otorgar a trmino. Este giro retrico no se incluy en la publicacin en la madrilea revista Arquitectura en 1931, pero fue recogido por Bernardo Giner de los Ros en su libro 50 aos de arquitectura espaola (1900-1950), de 1952, y desde entonces muy diversos autores se han hecho eco de la ancdota.3 Suponiendo que la admiracin de Gropius haya sido tal, cabe preguntarse si se trat slo de una mera cortesa frente a sus anfitriones. En mi opinin el alcance de las inesperadas alabanzas y de algunas de las paradojas expuestas por Gropius es mayor. Guardan relacin con una particularidad de su intervencin: no era la primera vez que Gropius visitaba Madrid. Parafraseando a Stanislaus von Moos, podra decirse que un Gropius antes de Gropius haba viajado a Espaa 23 aos antes en un viaje inicitico, que encarrilara decisivamente su trayectoria profesional. Adems, es clave para entender qu era lo que postulaba como arquitectura funcional.

    Viaje de Espaa

    En el otoo de 1907 Gropius haba abandonado prematuramente sus estudios de arquitectura para marcharse, en compaa de Helmuth Grisebach, un amigo de la infancia, a recorrer, durante ocho meses, buena parte de la Pennsula Ibrica con la gua Baedeker bajo el brazo. De sus peripecias espaolas dan cuenta las postales y sobre todo las numerosas cartas que Gropius envi a su madre a modo de diario de viaje.4 Por ejemplo, ya a principios de octubre, desde Burgos, le confesaba el desnimo resultante de sus intentos de tomar apuntes. Lejos de mejorar con la prctica, la torpeza para el dibujo una de las disciplinas acadmicas que ms quebraderos de cabeza le causaba se fue agudizando hasta culminar en Medina del Campo dos semanas ms tarde, desde donde escribi:

    Mi absoluta incapacidad a la hora de llevar al papel hasta lo ms sencillo turba por momentos mi apreciacin de lo bello y me hace mirar con preocupacin a mi futura profesin. No estoy en condiciones de trazar una lnea recta. Siendo un chaval de 12 aos dibujaba mucho mejor. Me parece casi que se trata de una imposibilidad fsica, puesto que enseguida se me agarrota la mano, se me parten constantemente las minas y tras cinco minutos tengo que descansar. Lo mismo pasa con mi letra. Empeora cada da. Ni en mis momentos ms sombros tem que fuera a ser tan penoso. Cmo podr ser?5

    Una primera consecuencia de su viaje de Espaa es que Gropius, apreciado ms tarde como un arquitecto que moderaba los procesos discursivos de diseo sin necesidad de dibujar, desisti de seguir tomando apuntes. Sin embargo, que prescindiera del dibujo no signific, ni mucho menos, que 3 Escribi Giner: Walter Gropius, en una conferencia en la Residencia en 1930, explicando qu era lo funcional, pona como ejemplo aquel edificio y deca que las nuevas formas nacen de la esencia de la obra arquitectnica, de la funcin que la misma ha de cumplir, y clamando, como muchos aos antes haca Ruskin, contra lo artificial y convencional, aada que en arquitectura la funcin del color es esencial y sa slo la dan los materiales nobles como la piedra y el ladrillo. As era, en efecto: aquel carmn del "recocho" al descubierto, con reflejos de oro, que le arrancaba el sol poniente de Madrid, era un espectculo admirable. Esta cita est recogida en Bernardo Giner de los Ros, 50 aos de arquitectura espaola (1900-1950), Madrid, Adir, 1980, pg. 89, (1. ed., Mxico, Editorial Patria, 1952). 4 Estas postales y cartas se conservan hoy en el Bauhaus-Archiv de Berln (en adelante, BHA). Sobre el viaje de Espaa de Gropius vanse Reginald R. Isaacs, Walter Gropius. Der Mensch und sein Werk, t. I, Berln, Gebrder Mann Verlag, 1983, pgs. 78-90; y de Joaqun Medina Warmburg el artculo Superficie y profundidad. Walter Gropius, sus viajes a Espaa y la moderna aspiracin de objetividad, Arquitectos, nm. 166, 2003, pgs. 53-60; y el libro Projizierte Moderne. Deutschsprachige Architekten und Stdtebauer in Spanien: Dialog, Abhngigkeit, Polemik (1918-36), Frncfort, 2005. 5 Carta de Walter Gropius a su madre, Manon, Medina del Campo, 21 de octubre de 1907, Legado Gropius, BHA, Berln (traduccin de Joaqun Medina Warmburg)

  • dejara de observar detenidamente la arquitectura. As lo demuestra la descripcin del castillo de Coca, que Gropius y Grisebach visitaron el 22 de octubre:

    El castillo es soberbio. Os escrib una entusiasmada postal desde lo alto de la torre. Con el tiempo estupendamente claro y soleado, la naturaleza en derredor se mostraba magnfica y monumental en su yerma melancola. Tambin esta obra es de ladrillo, algo anterior a Medina [del Campo], aunque de un estilo completamente distinto, casi puramente morisco (mudjar). Me apena ver cmo ha sido abandonado al deterioro. Del rico interior, un patio de columnas, paredes cubiertas de azulejos y de los pisos no ha quedado ni lo ms mnimo. De entre los escombros escog un par de esplndidos fragmentos de azulejo y me los llev. Los jvenes del pueblo apedrean las cornisas y el ornato sin que nadie se lo impida. Tom algunas medidas. Por ejemplo, de los ladrillos extraamente largos y planos. Los trabajos fueron ejecutados magnfica y cuidadosamente. La ornamentacin con enfoscados en negro, blanco y rojo, de sencillas figuras geomtricas, es de un efecto esplndido. En el foso coincidimos con el mdico del pueblo, un hombre cordial y listo que ama su castillo y que se alegr de encontrar a unos correligionarios. Me regal un azulejo completo de su coleccin, que traer conmigo. Tras un tentempi en nuestra posada emprendimos el camino de vuelta cargados con pesadas mochilas llenas de azulejos ()6

    El segundo resultado de las primeras semanas de viaje fue el descubrimiento de los azulejos por parte de Gropius, cuyo estudio se convirti en el objetivo prioritario de su estancia: hasta su regreso a Alemania se dedic tanto a la historia como a las tcnicas de elaboracin de los azulejos. As, conoci personalmente a estudiosos como al historiador sevillano Jos Gestoso y Prez y visit a destacados coleccionistas como al entonces Ministro de Hacienda Guillermo Joaqun de Osma, en Madrid, o al arquitecto y poltico Josep Puig i Cadafalch, en Barcelona. Con el tiempo, Gropius fue reuniendo una coleccin propia. Adems, se ejercit l mismo en una fbrica de Triana, de cuyas muestras se conservan algunas fotografas en el legado de Gropius. De esta labor inform Gropius a su madre en el reverso de una postal del Real Alczar de Sevilla, ya al final de su estancia en la capital andaluza, en abril de 1908:

    Ayer noche se march de aqu el seor Osth. Antes de su partida le ha escrito a Peter B. recomendndome encarecidamente. De modo que todo anda perfectamente encaminado. Mi friso le ha convencido. He trabajado todos los das en la fbrica, hoy le he dado los ltimos toques. Maana ir todo por ltima vez al horno, de donde saldr dentro de una semana. Trabajo mucho con Wendland. El da 5 le daremos definitivamente la espalda a Sevilla. Me ilusiona volver a Alemania. Vuestro fiel hijo.7

    Quines eran los seores Osth. y Peter B.? El primero de ellos era Karl Ernst Osthaus (1874-1921), un mecenas ligado desde sus inicios al Deutscher Werkbund que pretenda convertir su ciudad natal, Hagen, en un centro de la nueva cultura industrial alemana. Con este fin, no slo otorg encargos a arquitectos como Henry van de Velde, Peter Behrens o Bruno Taut, sino que fund dos museos, uno de los cuales deba mostrar el arte industrial de diversas culturas. Este objetivo le llev en 1908 a Espaa, con el fin de recopilar muestras de azulejos, ayudado por el historiador Hans Wendland, a quien Gropius conoci por mediacin de la embajada alemana en Madrid. Osthaus compr la 6 Carta de Walter Gropius a su madre, Medina del Campo, 24 de octubre de 1907, Legado Gropius, BHA, Berln (traduccin de Joaqun Medina Warmburg). 7 Postal de Walter Gropius a su madre, Sevilla, 28 de abril de 1908, Legado Gropius, BHA, Berln (traduccin de Joaqun Medina Warmburg).

  • coleccin de Gropius, como dej escrito en un artculo de 1911, y se convirti en un decisivo aliado en los crculos del Werkbund.8

    Al parecer, Osthaus acept plenamente la autoridad del joven Gropius como especialista en azulejos. Sus conocimientos provenan fundamentalmente de la Historia de los barros vidriados sevillanos de Jos Gestoso y Prez (Sevilla, 1903), que Gropius estudi concienzudamente en la segunda mitad de su estancia en Espaa, como demuestran las copiosas notas autgrafas, alguna de ellas crticas, de su ejemplar. En una de esas notas crticas expresa sus dudas sobre una descripcin de Gestoso, segn la cual los mosaicos se fabricaban mediante impresin de una placa o matriz metlica o de madera sobre el barro, generando un bajsimo relieve. A Gropius no le satisfizo esta explicacin ya que l mismo haba podido observar en los talleres sevillanos cmo las hendiduras de los mosaicos se realizaban manualmente, sin molde alguno.9 De vuelta en Alemania, estas experiencias le llevaron a polemizar con Osthaus: la hiptesis de ste, por la cual la lacera (del siglo XIV) en la Alhambra habra consistido originalmente en una construccin de madera, fue rebatida por Gropius reprochndole una improcedente cercana a la Stoffwechseltheorie (la transposicin material de las formas) de Gottfried Semper, a quien despreciaba injustamente por su supuesto materialismo artstico. Mientras Gropius postulaba la autonoma de la voluntad artstica, tal y como la haba expuesto el historiador Alois Riegl en su libro Arte industrial tardorromano (1901). Osthaus le respondi defendiendo la bsqueda de un origen en la necesidad constructiva, incluso para las formas ornamentales, y trat de conciliar las teoras de Semper con las de Riegl, advirtiendo a Gropius de que a menudo la forma artstica surga de la experimentacin con el material.10

    Los nombres de Riegl y Semper nos remiten al segundo personaje sealado por Gropius en su ltima postal desde Sevilla: Peter B., que no es otro que Behrens, en cuyo estudio de Babelsberg entr a colaborar en junio de 1908 gracias a las recomendaciones de Osthaus. All coincidi con Mies van der Rohe y con el que pronto sera su compaero de estudio, Adolf Meyer. Behrens, 15 aos mayor que Gropius, aparte de devolverle a la prctica arquitectnica, le dispens una primera y slida formacin terica. Queda patente en la ya citada contraposicin maniquea del idealista Riegl y del materialista Semper, una figura retrica recurrente en los primeros escritos de Gropius.

    Hay que recordar que, precisamente en 1908, Behrens concibi la fbrica de turbinas de la AEG como un monumental templo de la nueva cultura industrial. De hecho la monumentalizacin de lo que, en principio, no era sino una sencilla nave industrial, constituy el principal objetivo del proyecto. Buscaban la impresin de una composicin de masas compactas y pesadas. Sobre todo en el cerramiento inclinado de la esquina apoyaba la ilusin mediante la insinuacin de estratos. Si la fachada lateral sugera analogas con la Antigedad griega, el frontn poligonal semejaba un bloque tallado ms cercano al antiguo Egipto. En cualquier caso, resulta flagrante la discrepancia entre la forma tcnica de la estructura metlica prevista por el ingeniero Karl Bernhard y la forma artstica superpuesta por el estudio de Behrens. La justificacin terica para este proceder radicaba en la nocin del Kunstwollen, tal y como la haba postulado Riegl: como una voluntad artstica trascendente, opuesta a la idea de la obra de arte como un producto mecnico de usos, facultades tcnicas o contingencias materiales. Behrens hizo suya esta idea y se la transmiti a Gropius, como demuestra su primer escrito, dedicado al castillo de Coca.

    8 Karl Ernst Osthaus, Spanische Fliesenkeramik, Orientalisches Archiv, nm. 2 1911, pgs. 74-79. Vase al respecto Annette Hagedorn, Walter Gropius, Karl Ernst Osthaus und Hans Wendland: die Ankufe maurischer Keramik fr das Deutsche Folkwang Museum in Hagen im Jahr 1908, en Martina Mller-Wiener y otros (eds.), Al-Andalus und Europa, zwischen Orient und Okzident, Petersberg, Michael Imhof Verlag, 2004, pgs. 389-398. 9 Jos Gestoso y Prez, Historia de los barros vidriados sevillanos, Sevilla, Tipografa de la Andaluca Moderna, 1903, pg. 55. Para las notas autgrafas de Gropius consltese su ejemplar en la Biblioteca del Bauhaus-Archiv de Berln, Signatura FA 45. 10 Carta de Karl Ernst Osthaus a Walter Gropius, Hagen, 10 de febrero de 1911, Karl-Ernst Osthaus Archiv, Hagen, K 318/4-4,5. Vase la respuesta de Gropius a Osthaus, sin fecha, en el Karl-Ernst Osthaus Archiv, Hagen, K 318/21, 22.

  • Tras medio ao en el estudio de Behrens, Gropius aprovech el respiro de las navidades de 1908 para interpretar los recuerdos de su paso por Coca en dos textos plagados de nuevos conceptos. En el primero de los ensayos describi el castillo como la obra de un genio: como una voluntad individual hecha forma. Gropius imaginaba un genio morisco, que a la vista de las nuevas construcciones gticas, haba sabido conciliar los principios formales de Oriente y Occidente: a saber, por un lado la preferencia por la forma convexa, superficial y corprea; por otro la tendencia a la concavidad del espacio. La segunda versin variaba en cuestiones fundamentales. Por ejemplo, ampliaba la polaridad previa para distinguir ahora entre la percepcin emptica de los cuerpos (caracterstica de Oriente) de la entelequia abstracta del espacio (propia de Occidente). Es decir, que aplicaba al caso de Coca las teoras expuestas por Wilhelm Worringer en su tesis Abstraktion und Einfhlung (1908). Esta constatacin es clave en tanto que Worringer haba tratado de superar el subjetivismo psicolgico de la empata descrita por Theodor Lipps, supeditndola al esquema idealista del Kunstwollen. En otras palabras: toda obra de arte poda ser localizada en una posicin especfica entre dos polos fundamentales; toda obra de arte era la manifestacin relativa de un Kunstwollen absoluto y objetivo, que trasciende lo individual. En consecuencia, Gropius pas a relacionar las cualidades formales de la arquitectura con las presuntas esencias objetivas de las culturas como emanaciones de un Kunstwollen universal. No hablaba ya del genio de Coca, sino de los perfiles psicolgicos colectivos y hasta de los instintos raciales que se manifestaban en la arquitectura. En este sentido, su interpretacin de los diversos equilibrios detectados en el castillo de Coca entre cuerpo y espacio, entre abstraccin y empata, entre Oriente y Occidente, constituan una teora de la arquitectura, as como una teora de Espaa.11

    Envolventes monumentales

    Partiendo de estas ideas, su siguiente escrito, que llevaba por ttulo Sobre la esencia de las distintas voluntades artsticas en Oriente y Occidente (ber das Wesen des verschiedenen Kunstwollens in Orient und Okzident), fechado en 1910, postul un principio dual de las formas arquitectnicas que defini como la Ley de la envolvente (Gesetz der Enveloppe). Los extremos estaban localizados ahora en, por un lado, la prolongacin virtual de las pilastras hacia el interior, y por otro, las hendiduras sobre una superficie impenetrable. En su lectura se trataba de una polaridad entre profundidad occidental y superficie oriental. Hacia este ltimo polo de la superficialidad y corporeidad impenetrable tenda, en opinin de Gropius, la arquitectura contempornea.

    El alcance de esta valoracin se hizo patente un ao ms tarde al ser invitado por Karl Ernst Osthaus a impartir una conferencia en Hagen sobre arquitectura industrial contempornea. Gropius, recin nombrado miembro del Werkbund, titul su intervencin Arte monumental y arquitectura industrial (Monumentale Kunst und Industriebau). Haca, por tanto, referencia a un trmino utilizado por Behrens, quien en 1909 haba escrito que el arte monumental constitua las ms alta expresin de un ideal equiparable a la cultura de un pueblo o de un tiempo. En 1911 Gropius consider esta cualidad monumental como un objetivo que deba perseguirse en la arquitectura industrial contempornea. Y para ilustrar su valoracin recurri a un ejemplo que ya conocemos: el castillo de Coca. Lo presentaba como una obra funcional y al mismo tiempo monumental:

    Comienzo la serie de imgenes con un ejemplo histrico, el cual, si bien no se trata de una fbrica, s que constituye una obra puramente funcional que justamente puede valer de

    11 Vanse de Walter Gropius los artculos, Betrachtungen ber die Architektur des spanischen Castells Coca, bei Segovia, Legado Gropius: Additional Papers, Houghton Library, Harvard University, Cambridge; y Behauptungen ber die Architektur des spanischen Castells Coca, bei Segovia, Legado Gropius: Aufsatz- und Vortragsmanuskripte 1, BHA, Berln. Ambos textos estn publicados en Joaqun Medina Warmburg, Projizierte Moderne. Deutschsprachige Architekten und Stdtebauer in Spanien: Dialog, Abhngigkeit, Polemik (1918-36), cit., pgs. 535-540.

  • analoga a la actual arquitectura industrial, ya que cumple todas las exigencias de una obra funcional. Todas las formas son consecuencia demostrable de las necesidades blicas. A partir de estas exigencias, el espectador ha sacado las consecuencias artsticas y, renunciando a toda forma decorativa, ha logrado, con sencillos medios de naturaleza rtmica, un efecto grandioso. En todos los ejemplos de modernas obras industriales y de ingeniera que ahora siguen, habr de constatarse, hasta qu punto manifiestan la corporeidad o, en el caso de interiores, la clausura espacial.12

    Es decir, que la arquitectura industrial contempornea deba medirse con el castillo mudjar. Para empezar le contrapona el ejemplo de un puente construido sobre el Rin en Griethausen (en Alemania, cerca de Kleve). En l vea un ejemplo de la insuficiencia, en trminos de monumentalidad, propia de los esqueletos de acero. Para corregir esta presunta deficiencia, propona sencillamente envolver el puente, dotndolo de una superficie continua tal y como corresponda al polo oriental de su Ley de la envolvente. Al puente le seguan logros de ingenieros y arquitectos como Bruno Taut, Hans Poelzig y, por supuesto tambin, de Peter Behrens.

    Si el primer caso haba sido el histrico castillo de Coca, los ltimos fueron una serie de graneros americanos contemporneos, los cuales, constituan igualmente ejemplos de funcionalidad que cumplan las exigencias de monumentalidad corprea de superficies continuas, compactas e impenetrables. Del ltimo de ellos, el granero Molinos Ro de la Plata, de la compaa Bunge y Born, en Puerto Madero (Buenos Aires, 1904), destacaba Gropius la fbrica de ladrillo, si bien ironizaba con que, al parecer, se haba contado con la colaboracin de un artista en referencia a los desafortunados remates triangulares.

    La conferencia de Gropius en Hagen incluy un proyecto propio: la propuesta para la fbrica de hormas de zapatos Fagus en Alfeld, acometida junto a Adolf Meyer ese mismo ao.13 En rigor, inicialmente no proyectaron una fbrica, sino nicamente la envolvente de edificios que haban sido concebidos por el arquitecto Eduard Werner. El dueo de la fbrica, Karl Benscheidt, valoraba la experiencia de Werner, pero consider que su arquitectura, cercana al regionalismo del Heimatschutz, no estaba a la altura de la arquitectura industrial contempornea que conoca en Amrica. En consecuencia, le brind a Gropius la posibilidad de poner en prctica sus principios formales. Es de sobra conocida la tesis sobra la relacin dialctica entre el edificio principal de la fbrica Fagus y la fbrica de turbinas de Berln: Gropius y Meyer habran realizado una versin en negativo de la obra de su maestro. El prtico de la fachada berlinesa se convierte en una sucesin de volmenes de vidrio separados por pilastras, retranqueadas e inclinadas, sobre las cuales se apoya una cornisa que define el permetro de la composicin plstica. La pesada esquina de Behrens es sustituida por un muro cortina que cuelga de la cornisa. Pero lo novedoso de esta solucin no consisti ni mucho menos en su transparencia y aparente ingravidez. De hecho, el muro cortina era ya una opcin frecuente en la arquitectura industrial. Basta recordar la fbrica de peluches Margarete Steiff, con su piel continua de vidrio, realizada en Giengen (Alemania) ocho aos antes. Lo novedoso de la propuesta de Gropius y Meyer consiste precisamente en que trataran de contrarrestar formalmente la levedad del muro cortina. Ms que contradecir las aspiraciones de monumentalidad de Behrens, lo que intentaron fue superarlas. Aceptaron un desafo lanzado por Gropius en Hagen: hacer que hasta materiales modernos como el vidrio, aparentemente incompatibles con la demanda

    12 Walter Gropius, Monumentale Kunst und Industriebau, conferencia leda en el Folkwang-Museum de Hagen el da 29 de enero de 1911. Est publicada en Hartmut Probst, Christian Schdlich, Walter Gropius. Schriften, Berln 1987. El original se conserva en el Bauhaus-Archiv de Berln (traduccin de Joaqun Medina Warmburg). Las fotografas utilizadas por Gropius, una vista general y la fachada principal del castillo de Coca, haban sido tomadas por Juan Laurent y se encontraban desde 1885 en la biblioteca del Kunstgewerbemuseum zu Berlin (hoy Kunstbibliothek de Berln). 13 Annemarie Jaeggi, Fagus. Industriekultur zwischen Werkbund und Bauhaus, Berln, Jovis Verlag, 1998.

  • de corporeidad, adquirieran una expresin monumental. En este sentido, la solucin de la fbrica Fagus es ambivalente y refleja las polaridades formales que vena describiendo Gropius desde su texto sobre la sntesis de Coca. Si tomamos como referencia su Ley de la envolvente y la cotejamos con las plantas de la Fagus, nos encontramos con que la fachada de Alfeld responda a la tendencia de prolongacin en profundidad pero igualmente cumpla con el principio de superficies continuas, dotadas de ritmo mediante simples hendiduras verticales.

    La exploracin de esa ambivalencia continu con la fbrica modelo que Gropius y Meyer realizaron en la Exposicin del Werkbund en Colonia (1914). Pese a la transparencia del vidrio que revesta las escaleras laterales y la fachada trasera del edificio de oficinas, era evidente que nuevamente trataban de responder a la demanda de corporeidad, patente sobre todo en la doble curvatura del hastial, con la que se evitaba la impresin de una lmina colgante, es decir, de un muro-cortina. Inequvocamente monumental era, en cambio, el plano central de la fachada principal: las hendiduras verticales dotaban de ritmo a la superficie de ladrillo de un cuerpo compacto, enmarcado por un zcalo y una cornisa. En el eje de entrada se enfatizaba la monumentalidad recurriendo nuevamente a una referencia histrica localizada en el polo oriental del Kunstwollen. Concretamente, en los templos del antiguo Egipto, cuya analoga iba ms all de la epidrmica Ley de la envolvente y estilizaba la secuencia espacial de pilono, antepatio, sala hipstila y santuario.

    Esta analoga haba sido mencionada por Gropius ya un ao antes en el anuario del Werkbund de 1913 en un artculo titulado La evolucin de la moderna arquitectura industrial.14 En l se exiga la renuncia a los anhelos histricos que generaban arquitecturas decoradas a posteriori en cualquier estilo. Por el contrario, el artista deba dictar desde un principio las directrices internas de la arquitectura. As lo sealaban algunos ejemplos dignos de seguirse, como las obras de Behrens para la AEG. Pero sobre todo haba que tener en cuenta la majestuosidad de las construcciones americanas. En particular la de los silos, equiparables en su expresin monumental a las obras del antiguo Egipto. El artculo iba acompaado de algunos de los ejemplos que Gropius haba presentado dos aos antes en Hagen, como el silo de Bunge y Born en Buenos Aires.

    La extraordinaria influencia que en su da tuvo este escrito de Gropius puede apreciarse en la amplia difusin de sus ilustraciones. As, casi todos los protagonistas de la nueva arquitectura que pasaron por la Residencia de Estudiantes en algn momento de sus carreras recurrieron a estas imgenes, aunque haciendo siempre una interpretacin propia de las mismas. El caso ms conocido es el de Le Corbusier, que ilustr la demanda de corporeidad de su primera llamada al orden en el nmero inaugural de LEsprit Nouveau (1920) con el mismo silo de Buenos Aires, pero eliminando los elementos decorativos que ya haban molestado a Gropius. Hay que recordar que tambin el suizo haba pasado por el estudio de Behrens sin coincidir con Gropius. Sin embargo conoci y apreci sus obras, como demuestra la segunda llamada al orden, dedicada a las superficies, que reprodujera la fbrica Fagus junto a una serie de construcciones americanas.

    Tambin Theo van Doesburg, quien polemiz abiertamente contra el romanticismo medievalista de la primera Bauhaus, reprodujo en su revista De Stijl varios de los silos, tomados de la revista de Le Corbusier, en los que destacaba cualidades como la funcionalidad y la monumentalidad rtmica. Incluso Erich Mendelsohn se dej llevar de la fascinacin por los silos americanos. l fue ms all y viaj tempranamente (antes que Gropius) a Estados Unidos y tom sus propias fotografas recogidas en los libros Amerika (1926) y en el Ruland, Europa, Amerika (1929) que present en Madrid.

    Incluso alguno de los conferenciantes que no hablaron en la Residencia de Estudiantes en condicin de arquitectos se valieron de esta referencia. Es el caso del historiador Wilhelm Worringer, quien, en su libro sobre el arte egipcio de 1927, no slo utiliz la fotografa del silo bonaerense retocada por Le Corbusier (localizndola equivocadamente en Canad), sino que confirm la hiptesis de Gropius relativa a la analoga formal entre el antiguo Egipto y la arquitectura contempornea. En Madrid, la 14 Walter Gropius, Die Entwicklung moderner Industriebaukunst, en Die Kunst in Industrie und Handel, Jahrbuch des Deutschen Werkbundes 1913, Jena, Eugen Diederichs, 1913, pgs. 17-22.

  • Revista de Occidente public un extracto en el que se explicaba el americanismo de la cultura egipcia.15 La traduccin del libro de Worringer revela hasta qu punto estas referencias, se fueron convirtiendo en lugares comunes para lo que Ortega y Gasset llam una generacin europea.

    Independientemente de si los coetneos Gropius y Ortega (ambos nacidos en mayo de 1883) se llegaron a conocer personalmente hecho que no me consta llaman la atencin una serie de simetras que sugieren la existencia de una base intelectual comn, lo cual considero relevante a la hora de considerar la recepcin de Gropius en Espaa. Dicho de otra manera: hasta qu punto estaba el auditorio en condiciones de entender el alcance de lo expuesto por Gropius en la Residencia de Estudiantes? Desde luego la labor divulgadora del germanfilo Ortega haba preparado el terreno. Hay que recordar que simultneamente al viaje a Espaa de Gropius se haba desarrollado la estancia de Ortega en Alemania. Y dentro del bagaje intelectual all adquirido se encuentran tambin los escritos de Riegl y de Worringer. De este ltimo rese en 1911 desde Alemania el libro Formprobleme der Gotik, lo que le llev a tratar de definir el Kunstwollen espaol. Poco ms tarde Ortega hara suyas tambin las ideas de Riegl sobre la mirada tctil de los egipcios, que entendi emparentada con la de los castellanos.16 En mi opinin las Meditaciones del Quijote (1914), con su caracterizacin de las culturas germnica y mediterrnea como culturas de las realidades profundas y de las superficies respectivamente, deben entenderse tambin desde estas referencias. Y un sntoma claro de la importancia que Ortega concedi a las teoras de Worringer consiste en que se acordara de ellas catorce aos ms tarde para publicarlas en su propia editorial en 1925 bajo el significativo ttulo La esencia del estilo gtico.

    Redencin gtica

    Hablar a mediados de los aos veinte del gtico en los trminos planteados por Worringer en 1911 rayaba en el anacronismo, al menos desde la perspectiva alemana. Al ampliarse la recepcin de la arquitectura medieval, tambin se replante su valoracin. Sobre todo, a raz de que en 1917 el crtico Karl Scheffler publicara su Der Geist der Gotik, un xito de ventas que alcanz los 44.000 ejemplares hasta 1929. Tambin l se apoder de los graneros dados a conocer por Gropius en 1911, haciendo una nueva lectura de ellos as como del espritu gtico:

    Lo ms revolucionario es siempre lo ms gtico. Y las profanas arquitecturas funcionales, en los casos en los que tienden a la monumentalidad, asumen por s solas formas que hacen pensar en fortificaciones medievales. Un inquieto mpetu de majestuosidad, que se ha apoderado completamente del mundo, toma forma en los graneros, en los edificios comerciales y los rascacielos, en las arquitecturas industriales, en estaciones de ferrocarriles y puentes; en sus speras formas funcionales se halla el pathos del sufrimiento, el espritu gtico.17

    La retrica del sufrimiento pas a ser tangible en el transcurso de Primera Guerra Mundial. Pese a que Gropius regres condecorado, los cuatro aos pasados en el frente le dejaron al borde de un abismo. Tras la derrota alemana, el consiguiente derrumbe de la sociedad guillermina, y en lo personal tras el fracaso de su matrimonio con Alma Mahler, Gropius emprendi la labor de rehacer por completo su vida y de formular nuevos ideales para la Repblica de Weimar. Reneg del

    15 Guillermo Worringer, El americanismo de la cultura egipcia, Revista de Occidente, nm. LII, octubre de 1927, pgs. 29-55. 16 Jos Ortega y Gasset, Arte de este mundo y del otro, El Imparcial, 24 y 31 de julio, y 13 y 14 de agosto de 1911. Vase igualmente su artculo Vaga opinin sobre Asturias, Espaa, 11 y 18 de noviembre de 1915, y 6 y 13 de enero de 1916 recogido bajo el ttulo De Madrid a Asturias o los dos paisajes, El Espectador, (1921). 17 Karl Scheffler, Der Geist der Gotik, Leipzig, Insel, 1917, pgs. 106-107.

  • militarismo prusiano de su juventud y comenz a idear utopas arquitectnicas para comunidades redimidas. Pretenda la construccin de una obra de arte integral, siguiendo el ejemplo de las grandes catedrales gticas. A este ideal remita el nombre de la escuela de artes y oficios que Gropius fund en 1919 en Weimar: la Bauhaus, parfrasis de Bauhtte, el obrador o taller de constructores medieval, como quedaba claramente expresado en el grabado de Lyonel Feininger que acompaaba el manifiesto fundacional de Gropius.

    El ideal gtico flotaba en el aire en aquellos aos. Bruno Taut lo reflej en su libro La corona de la ciudad (Die Stadtkrone), escrito en 1917, aunque no publicado hasta 1919. Tambin l reivindic la construccin de una arquitectura cristalina y monumental que simbolizara el orden jerrquico de una nueva comunidad pacifista. Taut, quien en La disolucin de las ciudades (Auflsung der Stdte) proclam la necesidad de que las viejas ciudades de piedra cayeran por su propio peso, dejando paso a las nuevas construcciones de cristal, apoy sus argumentos en ejemplos histricos de ciudades coronadas por arquitecturas religiosas. Se trataba a su entender de un principio universal que poda ilustrarse con un templo de Birmania lo mismo que con la catedral salmantina o el Alczar de Toledo.18

    La Stadtkrone nos ofrece algn indicio de lo que seguramente buscaron tres de los primeros estudiantes de la Bauhaus en 1921 en Espaa, quienes, siguiendo los pasos de Gropius, recorrieron durante un ao la Pennsula Ibrica.19 Uno de ellos fue Paul Linder, el ya citado corresponsal berlins de Arquitectura. Sus grabados, como las representaciones cristalinas de la catedral de Tarragona o sus vistas de Toledo, reflejan fielmente las inquietudes expresionistas imperantes en la Repblica de Weimar. Pero adems hacen patente que, pese a que en la primera Bauhaus no se formaron arquitectos ni se impartieron clases de historia del arte, la educacin recibida despertaba el inters en estos dos campos. De hecho, los bauhausianos Paul Linder y su compaero de viaje Ernst Neufert (el Neufert) no se quedaron atrs respecto a Gropius en su afn por conocer las arquitecturas histricas espaolas. Tambin ellos establecieron contacto con Puig i Cadafalch, de quien recibieron el encargo oficial de recopilar material para la seccin Espaa Monumental de la futura Exposicin de Barcelona. Bsicamente, la labor llevada a cabo consisti en hacer levantamientos de arquitecturas gticas y musulmanas, sobre todo en Catalua y en Andaluca. A partir de estos resultados Linder elabor una serie de ensayos en los que analiz la particularidad histrica y regional de estas arquitecturas.20

    Pero naturalmente no cerraron sus ojos a la arquitectura contempornea espaola. En este apartado es significativo el inters que despert en ellos la figura de Antonio Gaud. Sobre todo es revelador de una serie de afinidades existentes entre Gaud y la primera Bauhaus en lo tocante a sus respectivas reinterpretaciones formales del gtico y sobre todo a la dimensin religiosa atribuida a la arquitectura. Linder publicara, aos ms tarde, en el exilio peruano, las memorias de sus Encuentros con Gaud: una serie de conversaciones, en la que presuntamente el cataln haba expresado su admiracin por el rendimiento moral de los alemanes, a la vez que les neg cualquier logro artstico.21 Pero ya antes, 18 Bruno Taut, Die Stadtkrone, Jena, Eugen Diederichs, 1919, pgs. 30 y 31. Las fotografas espaolas de Taut provenan del mismo fondo que las imgenes de Coca empleadas por Gropius en 1911: de la biblioteca del Kunstgewerbemuseum berlins. Sobre el inters por la arquitectura oriental que Gropius comparta con Bruno Taut vase Manfred Speidel (ed.), Bruno Taut. Ex Oriente Lux. Die Wirklichkeit einer Idee, Gebr. Mann Verlag, Berln, 2007. 19 Joaqun Medina Warmburg, Gaud am Bauhaus. Gropius, Linder, Neufert und das gotische Ideal, en Rainer Stamm y Daniel Schreiber (eds.), Lyrik des Raums. Gaud in Deutschland, Colonia, Wienand, 2004, pgs. 30-43. Vase igualmente Joaqun Medina Warmburg, Paul Linder: arquitecto, crtico, educador. Del Bauhaus a la Escuela Nacional de Ingenieros del Per, Ra: Revista de Arquitectura, nm. 6, 2004, pgs. 71-82. 20 Paul Linder redact adems una serie de ensayos histricos, como por ejemplo, una valoracin de la arquitectura gtica catalana: Paul Linder, Katalanische Gotik. Archivo Alfredo Linder, Lima, Per. Publicado en: Joaqun Medina Warmburg, Projizierte Moderne. Deutschsprachige Architekten und Stdtebauer in Spanien: Dialog, Abhngigkeit, Polemik (1918-36), cit., pgs. 578-580. 21 Paul Linder, Encuentros con Gaud, Mar del Sur, nm. 10, 1950, pgs. 1-11.

  • en 1930, en uno de sus artculos para Arquitectura dedicados a las modernas barriadas obreras de la Repblica de Weimar, Linder haba expresado la opinin por la cual estas arquitecturas le hubieran agradado a don Antonio.22 Lo que vena a decir era que la moderna funcionalidad de la segunda mitad de los aos veinte y el expresionismo no necesariamente se contradecan. Esta valoracin sera confirmada por Enrique Cols en 1951 en una sesin crtica de la Revista Nacional de Arquitectura titulada Funcionalismo y ladrillismo. En su intervencin record cmo a su paso por la Bauhaus de Weimar se haba llevado la sorpresa de que entre los estudiantes Gaud era un dolo, de cuyas obras tenan fotografas que ponderaban con admiracin. l mismo les haba explicado en qu consista el funcionalismo gtico del cataln. Finalmente, al percibirse Cols de que all no se estudiaba matemticas, concluy que se trataba de una buena escuela de artesana.23

    Envolventes funcionales

    Bien distinta era la apreciacin de Adolf Behne a finales de los aos veinte. En 1919, en el panfleto que redact con Gropius y Taut para la Exposicin de arquitectos desconocidos haba escrito sobre las cristalinas catedrales de futuro que surgiran de la colaboracin entre arquitectos y escultores. Pasados nueve aos, cerr su librito Una hora de arquitectura (Eine Stunde Architektur, 1928) con la fotografa de un detalle de la Sagrada Familia enfrentada a su famoso postulado de una nueva objetividad ajena a nociones romnticas, en la que la fantasa trabajara, no ya con aleatoriedades y ficciones, sino con realidades y exactitudes.24 Behne, que haba sido compaero de Gropius tanto en el Arbeitsrat fr Kunst (Consejo de Trabajadores del Arte) como en el Novembergruppe y desde 1925 en el Ring berlins, adems de asesorarle habitualmente en la seleccin de los nuevos maestros de la Bauhaus, explic en 1927 su rechazo a los romanticismo de antao en trminos de psicologa social. En su opinin, las aplicaciones herldicas de los historicismos medievalistas eran expresin de una violencia latente: una hidalgua (Ritterlichkeit) ideolgica y decorativa. Frente a estos instrumentos ornamentales de opresin, la nueva arquitectura se mostraba desnuda, despojada de la armadura medieval, en respuesta a nuevas formas de vida social que desconocan el recelo. Lo ilustraba Behne con el ejemplo de una casa suburbana berlinesa decimonnica, la cual, una vez liberada de su armadura decorativa, sacaba a relucir un moderno edificio de superficies inmaculadas equiparables a las de la Casa Gropius en Dessau.25 El smil elegido es significativo en tanto que el resultado de la operacin no era un esqueleto descarnado que cuestionara la integridad de la envolvente, sino un inequvoco cuerpo de piel inmaculada y tersa. Slo en un punto de la fotografa elegida por Behne se detectaba an una ambivalencia formal: en el exterior de los grandes huecos en la fachada oeste. Se trata de un ventanal que rompe la caja o, por el contrario, del vuelo de un cuerpo sobre la terraza? La segunda lectura es la que se acaba imponiendo, sobre todo desde un punto de vista esquinado. Es ms: el volumen blanco se apoya sobre dos pilares que han sido pintados de negro con el fin de favorecer la impresin de un cuerpo en voladizo.

    Este tipo de composicin cbica se corresponda con el sistema dado a conocer por Gropius en 1923 bajo el nombre de Baukasten im Groen, consistente en seis mdulos estandarizados en diferentes combinaciones. La idea consista en alcanzar una industrializacin de viviendas tipificadas sin caer en la uniformidad montona. La variabilidad del sistema deba facilitar la adaptacin de la arquitectura industrial a condiciones cambiantes, tanto en lo concerniente a la utilidad, como a la insercin en el lugar o sencillamente a la individualizacin hoy diramos la personalizacin de la solucin. Lo

    22 Paul Linder, El arquitecto Wilhelm Riphahn, Arquitectura, nm. 3, 1930, pgs. 75-81. 23 Intervencin de Enrique Cols recogida en: Luis Felipe de Vivanco, Sesin crtica de arquitectura: funcionalismo y ladrillismo, Revista Nacional de Arquitectura, 1951, nm. 119, pg. 46. 24 Adolf Behne, Eine Stunde Architektur, Stuttgart, Akademischer Verlag Fr. Wedekind & Co., 1928, pgs. 58-59. En lo tocante a la valoracin de la obra de Gropius por Behne vase Adolf Behne, Walter Gropius, Obras, nm. 20, 1933, pgs. 205-214. De la fbrica Fagus destaca el completo abandono de lo enftico y monumental, en contraste con la obra de Behrens. 25 Adolf Behne, Neues BauenNeues Wohnen, Leipzig, Hesse & Becker, 1927, pgs. 148-149.

  • que segua sin variar era el principio plstico del maclaje de cuerpos compactos e impenetrables. Y es que, confirmando la tesis de Linder, para Gropius los principios funcionales de estas mquinas de habitar no conllevaban una necesaria ruptura con sus anteriores principios formales. Es ms, ya en 1910 Gropius le haba propuesto a la AEG fundar una sociedad para la industrializacin de la vivienda: simultneamente a sus escritos sobre la Ley de la envolvente, el Kunstwollen y la monumentalidad.

    A mediados de los aos veinte la funcionalidad, tal y como la entenda Gropius, continuaba estando ligada a una serie de principios formales que no slo se referan a la utilidad de la disposicin interna. Valga como demostracin el texto de una conferencia leda por Gropius en Viena y publicada por la revista de la asociacin de arquitectos austracos en 1925. Bajo el ttulo Fundamentos para la nueva arquitectura (Grundlagen fr Neues Bauen, ntese: no Baukunst) explicaba que la funcin constitua la esencia de los objetos y que su estandarizacin no supondra ni mucho menos una anulacin de la individualidad. En cuanto a la forma, critic una vez ms la aplicacin epidrmica de los estilos histricos por parte de los arquitectos acadmicos, a la vez que ilustr algunos principios fundamentales a partir de una serie de arquitecturas histricas que nos resultan conocidas: catedrales gticas, diversas arquitecturas orientales y, naturalmente, tambin el castillo de Koka y los graneros americanos, que le seguan valiendo como ejemplos de equilibro y corporeidad funcionales.26

    Ese mismo ao Gropius declar en su libro Internationale Architektur (1925) que la convergencia formal de la nueva arquitectura a nivel internacional era la consecuencia de una actitud esencialista compartida. No escriba ya sobre un Kunstwollen, pero s sobre una voluntad (Wille) por otorgar a la arquitectura, a partir de su esencia funcional, una forma absoluta que trascendiera lo individual para alcanzar validez objetiva. Acababa, sin embargo, dando un giro respecto a sus anteriores textos al sealar que todos los arquitectos recogidos en el libro que inclua tambin una imagen de la Fagus perseguan la anulacin de la gravedad y la ilusin de suspensin. De hecho, no me consta que volviera a nombrar el castillo de Coca despus de 1925.

    Esta reorientacin de la voluntad formal de Gropius no parece haber sido tan evidente a la vista de sus obras, sobre todo de aqullas de escala potencialmente monumental. As, en 1932 Philip Johnson y Henry-Russell Hitchcock constataron en su International Style lo inapropiado del pequeo voladizo de la cubierta plana en el ala de talleres del edificio de la Bauhaus en Dessau.27 La queja era comprensible desde el punto de vista de quien entenda que el objetivo haba consistido en lograr una envolvente de vidrio sin ms. En cambio, a los ojos de quien observe la paulatina transformacin de las fachadas desde la fbrica Fagus (1911-25), pasando por la fbrica modelo de Colonia (1914), hasta llegar a Dessau, le resultar fcil detectar una coherencia evolutiva. El voladizo de Johnson y Hitchcock es una reminiscencia de las anteriores cornisas, del mismo modo que las franjas verticales en las superficies de vidrio se distingue el rastro de los ritmos que anteriormente marcaban las hendiduras verticales. Pero sobre todo es evidente la ambivalencia de corporeidad y transparencia alcanzada tambin en esta obra.

    Esta fase de transicin formal puede ilustrarse con otros dos proyectos: la propuesta de Gropius y Meyer para la Casa Rauth en Berln, de 1922, y la propuesta de su colaborador Carl Fieger para el Club Alemn de Barcelona, de 1926. Salta a la vista que se trata de la transposicin formal de un mismo proyecto. Mientras que en la versin de 1922 encontramos an una tectnica clsica que habla de la influencia de la carpeta de proyectos de Frank Lloyd Wright publicada por la editorial Wasmuth en 1910. Aunque habra que precisar que se acerca ms a la interpretacin que hizo Jacobus Johannes Peter Oud: sin llegar en ningn momento a descomponer los volmenes. En la traduccin de Fieger la jerarqua tectnica que articula las cajas desaparece. Es sustituida por una 26 Walter Gropius, Grundlagen fr Neues Bauen, sterreichische Bau- und Werkkunst. Illustrierte Monatsschrift der Zentralvereinigung der Architekten, 1925, pg.138. 27 Philip Johnson y Henry-Russel Hitchcock, The International Style: Architecture Since 1922, Nueva York, W. W. Norton, 1932

  • dinmica composicin rtmica, pero que no deja de ser una disposicin de masas, de cuerpos compactos, cada uno de una pieza.

    Igualmente reveladora resulta la comparacin de la caseta desmontable del GATCPAC y el Wochenendhaus para Barcelona proyectado por el Bauatelier Gropius, ambos de 1932. Los catalanes concibieron una estructura separada del habitculo (al igual que la cubierta inclinada) que permitiera una construccin modular ampliable con piezas nicas estandarizadas. En este sentido responda claramente a las ideas expuestas por Martin Wagner en su concurso Das wachsende Haus. Sin embargo, la propuesta de los colegas berlineses, lejos de separar estructura, cubierta y envolvente, prevea forrar completamente la caseta hasta el plano inclinado de la cubierta, con la evidente desventaja, de que los paneles de fachada, al tener diferentes longitudes, no eran intercambiables, complicando la produccin, el montaje y sobre todo las hipotticas ampliaciones. En otras palabras: esta vez el formalismo le pudo a la utilidad.28

    Funcin, lugar e historia

    El proyecto de Gropius para la caseta de fin de semana guarda relacin con su viaje a Barcelona en marzo de 1932, en el transcurso del cual volvi a leer en dos ocasiones su conferencia Arquitectura funcional. Continuaba insistiendo en la esencia funcional y objetiva de la nueva arquitectura. Nuevamente la prensa elogi su correctsimo castellano.29 A su vez, Gropius, quien en esta ocasin retomaba sus contactos con Espaa en calidad de vicepresidente de los CIAM en la reunin preparatoria del Cuarto Congreso, elogi la perfeccin tcnica de Gaud, y destac el rango internacional de Sert y Mercadal.30 Se trataba tambin en este caso slo de una mera cortesa? La posterior relacin de Gropius y Sert en Harvard da a entender que su mutuo aprecio fue sincero. Y tambin hay indicios de que algunas de las singulares aportaciones de Sert y Mercadal a los debates sobre la modernidad fueron de inters para la delegacin alemana en Barcelona, es decir para Gropius, y muy especialmente para Marcel Breuer. Antiguo colaborador y alumno aventajado a quien Gropius haba previsto como su sucesor al frente del Bauhaus, ya se encontraba en Espaa desde noviembre de 1931, en su particular viaje de Espaa. La crisis le haba llevado a tomarse un ao sabtico, aunque en las cartas que envi desde Madrid a Ise, la segunda esposa de Gropius, escribiera repetidamente sobre posibles proyectos. Desde luego exista una potencial demanda, como demuestra el mobiliario de tubo de acero en el auditorio de la Fundacin del Amo, un calco del de Breuer en la Bauhaus de Dessau. Sin embargo, lo nico que Breuer consigui en Madrid fue la publicacin en Arquitectura de un artculo sobre su obra escrito por Sigfried Giedion; aparte de disfrutar la vida mundana con el dinero que daban los derechos de sus muebles.31 En sus cartas a Ise se declar encantado por el trato recibido por parte de Mercadal y los otros espaoles. Y sin duda la relacin con este ltimo contribuy al principal descubrimiento de Breuer en el transcurso de su

    28 Sorprende esta defectuosa solucin puesto que Gropius ese mismo ao haba previsto en otros proyectos de casetas prefabricadas una cubierta plana, como es el caso en su propuesta para el citado concurso Das wachsende Haus o su Gropius-Standard. 29 Vanse al respecto los artculos Conferencia del arquitecto viens Walter Gropius, La Construccin Moderna, nm. 7, 1932, pgs. 75-77; y Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna - Internationale Kongresse fr Neues Bauen, AC, nm. 5, 1932, pg. 41. 30 Normas modernas de urbanizacin. Walter Gropius, el eminente arquitecto alemn, expone teoras muy interesantes, Revista del Cuerpo de Arquitectos Municipales de Espaa, nm. 36, 1932, pgs. 33-34. Esa misma revista public poco ms tarde el artculo de Gropius, Casa baja, casa mediana, casa alta?, Revista del Cuerpo de Arquitectos Municipales de Espaa, nm. 43, 1932, pgs. 147-152. Las opiniones de Gropius fueron rebatidas por Salvador Sells en Comentando a Gropius, Revista del Cuerpo de Arquitectos Municipales de Espaa, nm. 47, 1933, pgs. 15-18. 31 Sigfried Giedion, El arquitecto Marcel Breuer, Arquitectura, 1932, pgs. 82-87. Tambin Gropius vio frustrados sus intentos por hacerse con el encargo de la Residencia de Estudiantes Alemana prevista para la Ciudad Universitaria.

  • estancia en Espaa, que fueron los sencillos y bizarros pueblos espaoles32. A finales de 1931 Breuer emprendi viajes por la costa andaluza y cruz el estrecho hacia Marruecos, donde le maravillaron las ciudades blancas. Su fascinacin por la arquitectura verncula fue tal, que propuso celebrar el cuarto CIAM a bordo de un crucero por el Mediterrneo. En otras palabras: el viaje del Patris II en el verano de 1933 no fue una iniciativa de Le Corbusier, ni de su discpulo Sert, ni de cualquier otro miembro del grupo mediterrneo en el seno del CIRPAC, sino del delegado alemn proveniente de la Bauhaus. Aunque, eso s, probablemente se debi a la influencia de Garca Mercadal y de los crculos madrileos que haba frecuentado; del mismo modo que el ltimo viaje de Gropius a Espaa, el cual le condujo en 1961 a Ibiza, debe entenderse desde su relacin con Sert.

    De lo que no cabe duda, es que, en contra de lo postulado por Giedion, el punto de inflexin que supusieron para la nueva arquitectura el creciente inters por lo vernculo y la mayor consideracin del lugar y su historia ha de localizarse mucho antes del exilio americano de Breuer y de Gropius. Esto no significa que esa renovada sensibilidad no fuera el germen del nuevo regionalismo de Nueva Inglaterra que detect Giedion en el uso de los revestimientos de madera pintados de blanco, en el muro de ladrillo de la chimenea o en los pavimentos de piedra de la Casa Gropius en Lincoln (1938).33 El propio Gropius reconoci la impronta del genius loci americano al tiempo que seal que nunca haba tenido en cuenta la opcin regionalista en Europa. Podemos contradecirle recordndole lo que haba escrito en 1907 tras visitar el castillo de la Mota, cuando an era Gropius antes de Gropius:

    He desarrollado ya una predileccin por las construcciones cermicas y estoy convencido de que en ningn otro campo se demuestra el arte de un arquitecto como en su prctica. Merece gran respeto el maestro que sabe aprovechar el material que le brinda la tierra del lugar. De haber conservado nuestras viejas construcciones de ladrillo y de no habernos dejado cegar por la nefasta Antigedad clsica con su arte de decorados (perdona, Padre!), no habramos cado tan bajo en el arte. Los constructores de Medina [del Campo], sobre todo los del castillo, son para m un ejemplo a seguir. Toda la ciudad dispone de excelentes casas antiguas de ladrillo con grandes ejes de ventanas, bellas rejas y sencillos portales. Aqu se me ocurrieron ideas tiles que espero poder aplicar. Lamentable y asombrosamente no haba fotografas del castillo y mi nervioso dibujo no le hace justicia. Pero lo he grabado firmemente en mi memoria.34

    Es muy probable que la arquitectura de la Residencia de Estudiantes le trajera en 1930 a la memoria aquella temprana experiencia, cerrando un crculo biogrfico e invitndole a hacer un balance. En este sentido creo que sus alabanzas no eran slo mera cortesa: creo perfectamente verosmil que reconsiderara el valor artesanal de la arquitectura (neo)mudjar. Lo que no resulta tan obvio es el significado del calificativo funcional. Conviene recordar que el ttulo de su conferencia era Arquitectura funcional y no Arquitectura funcionalista. Como hemos podido ver, Gropius estaba lejos de caer en un utilitarismo materialista (como el de su sucesor al frente de la Bauhaus, Hannes Meyer). Al contrario, con su idea de lo funcional, se mantuvo fiel a la idea de una esencia trascendente de la arquitectura. Y toda aquella arquitectura capaz de responder a requerimientos esenciales poda ser funcional: desde la funcionalidad monumental del castillo de Coca hasta las obras de Flrez. La ancdota del paso de Enrique Cols por la Bauhaus nos ha advertido de la falsa dicotoma ladrillismo-funcionalismo. Pero si observamos las obras de Flrez en la Colina de los 32 Cartas de Marcel Breuer a Ise Gropius (Madrid, 4 de noviembre de 1931, Barcelona, 20 de noviembre de 1931 y Algeciras, invierno de 1931), BHA, Berln. 33 Para una valoracin de la Casa Gropius en el contexto del debate sobre un nuevo regionalismo, vase Joachim Driller, Marcel Breuer. Die Wohnhuser, 1923-73, Stuttgart, Deutsche Verlags-Anstalt, 1998, pgs. 90-101. 34 Carta de Walter Gropius a su madre, Medina del Campo, 24 de octubre de 1907. Legado Gropius, BHA, Berln (traduccin de Joaqun Medina Warmburg).

  • Chopos es evidente que estn ms cerca del proyecto regionalista de Eduard Werner para la fbrica Fagus o acaso de algunas obras de Behrens que de los objetivos perseguidos por el joven Gropius. Sobre todo echo en falta la ambivalencia formal de la nueva arquitectura industrial postulada por Gropius en 1911:

    Los modernos materiales constructivos, acero y vidrio, se antojan, en su desveladora insubstancialidad, incompatibles con la demanda de corporeidad en la arquitectura. Tanto ms interesante resulta ilustrar con ejemplos cmo a pesar de ello la voluntad artstica es capaz de superar dificultades en apariencia insalvables y arrancar, con genial astucia, al insubstancial material la expresin de corporeidad.35

    Pues bien, cincuenta aos ms tarde Gropius rememor sus anhelos arquitectnicos al construir la fbrica Fagus, dando una lectura radicalmente distinta, en abierta oposicin:

    Me fascinaba la idea de alcanzar con los nuevos medios constructivos la ilusin de ligereza en suspensin de las masas, en consciente contraste con el nfasis de la gravedad y la compacidad que se cierra a un mundo exterior hostil, tan caracterstico de los antiguos modos de construir.36

    Le jugaba una mala pasada la memoria o sencillamente menta? Me inclino por la segunda opcin: sus declaraciones postreras eran oportunistas y buscaban autorizar las lecturas ya cannicas del Movimiento Moderno. A cambio, Nikolaus Pevsner, Sigfried Giedion, Giulio Carlo Argan y otros le elevaron a los altares. Sin embargo, a la larga, esta idealizacin ha ido en detrimento de Gropius y su legado. Sin duda todo habra sido distinto si en 1942 Giedion, en lugar de denunciar genricamente la falta de monumentalidad en la arquitectura moderna, hubiera detectado precisamente esta cualidad en la obra temprana de Gropius. No es que hubiera faltado la ocasin: algunos aos ms tarde, en 1948, Giedion y Gropius participaron a invitacin de The Architectural Review en un congreso titulado In Search of a New Monumentality. En la resea publicada por la propia revista londinense ha quedado constancia de lo postulado an entonces por Gropius: la imposibilidad de forzar la reconquista de la monumentalidad; que slo una educacin liberadora de las facultades intuitivas permitira alcanzar, poco a poco y de forma subconsciente, una expresin colectiva capaz de trascender las contingencias econmico-utilitarias.37

    Y puede tambin que nuestra nocin de Gropius fuera hoy distinta, si ya 1914 Adolf Behne hubiera reconocido el valor de la ambivalencia formal de la fbrica modelo de Colonia en lugar de criticar la contradictoria corporeidad del vidrio.38 En ese caso seguramente se lo habra pensado dos veces algunos aos ms tarde a la hora de recriminarle a Gropius su incapacidad de generar una arquitectura capaz de ser tanto lo uno como lo otro39. No deja de ser curioso que Behne recurriera ya entonces a exactamente la misma expresin utilizada por Robert Venturi en su Complexity and Contradiction in Architecture de 1966. A este ltimo debemos en gran medida que an hoy las contradicciones, paradojas y ambivalencias arquitectnicas nos parezcan, no ya slo soportables, sino incluso sntomas de una deseable complejidad intrnseca. Pero no es sta una cualidad que se 35 Walter Gropius, Monumentale Kunst und Industriebau, cit., (traduccin de Joaqun Medina Warmburg). 36 Walter Gropius, Vor 50 Jahren, en Helmut Weber, Walter Gropius und das Faguswerk, Mnich, 1961, pg. 7 (traduccin de Joaqun Medina Warmburg). 37 In Search of a New Monumentality, The Architectural Review, t. 104, 1948, pgs. 117-128. 38 Adolf Behne, Die Fabrik, Die Umschau, t. 18, 1914, pgs. 863-866. 39 Adolf Behne, Dammerstock, Die Form, nm. 6, 1930, pgs. 163-166, y n 18, 1930, pg. 494.

  • asocie comnmente con la obra de Gropius. Basta recordar, por ejemplo, cmo ya Colin Rowe retomando argumentos de Giedion contrapuso en 1963 la pobre transparencia literal de la Bauhaus de Gropius a las complejas interpenetraciones espaciales de la transparencia fenomenal de Le Corbusier en su Villa Stein de Garches (Francia). Y por ltimo, cabe pensar un planteamiento ms simplista que las acusaciones posmodernas segn las cuales Gropius habra buscado romper con la historia? Como hemos visto, de haber habido ruptura, sta se explicara en gran medida desde su temprana apropiacin de paradjicos principios formales ahistricos para la interpretacin histrica, como los expuestos por Riegl y Worringer.

    En definitiva, la armadura reluciente de aquel prncipe de plata del que hablara Paul Klee, hace tiempo que perdi su brillo. Pero debajo de ella se oculta un Gropius muchsimo ms rico que aquel personaje unvoco, y en consecuencia algo plano, que hemos heredado. El rastro del viaje inicitico que le llev a Espaa en 1907 es slo un indicio, aunque claro, de la existencia de una figura compleja y a veces contradictoria, que merece ser reconsiderada.

    Ilustraciones 1. Castillo de Coca (Walter Gropius, Betrachtungen ber die Architektur des spanischen Castells

    Coca bei Segovia, 1908), croquis de la planta 2. Ley de la Envolvente (Walter Gropius, ber das Wesen des verschiedenen Kunstwollens in

    Orient und Okzident, 1910), croquis 3. Castillo de Coca y Puente de Griethausen (Walter Gropius, Monumentale Kunst und

    Industriebau, 1911), manuscrito con fotografas 4. Walter Gropius y Adolf Meyer, Fagus-Werk, Alfeld an der Leine 1911-1914, planta del cuerpo de

    oficinas y vista lateral (Walter Gropius, Die Entwicklung moderner Industriebaukunst, 1913) 5. Walter Gropius y Adolf Meyer, Musterfabrik, Colonia 1914, fotografa y planta 6. Granero Bunge y Born, Buenos Aires (Walter Gropius, Die Entwicklung moderner

    Industriebaukunst, 1913), fotografa 7. Lyonel Feininger, Catedral (Walter Gropius, Manifiesto y programa de la Bauhaus Estatal,

    1919), grabado 8. Paul Linder, Tarragona (1921), grabado 9. Walter Gropius, Baukasten im Groen (1923) 10. Atelier Walter Gropius, Bauhausgebude, Dessau 1925-26, fotografa en la invitacin a la

    conferencia leda en la Residencia de Estudiantes 11. Bauatelier Gropius, Caseta de fin de semana para Barcelona, 1932, plantas y alzados

    En: Salvador Guerrero (ed.), Maestros de la Arquitectura Moderna en la Residencia de Estudiantes, Madrid 2010, pgs. 132-179. (ISBN 978-84-937474-2-8)

  • Gropius en Espana.pdfPassbild Gropius (9).pdf