Manual de emprendimiento para suicidas

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Librillo de poemas del escritor chileno Oscar Sanzana Silva, publicado en julio de 2014.

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para usos NO

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Manual de emprendimient

opara suicidas

-Poemas-

Oscar Sanzana Silva

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sanzanasilva.blogspot.com

[email protected]

Concepción, julio de 2014.

Índice.Presentación

Rabia

Pésame

Cuarto en desuso

Las arañas

Hasta la victoria

Aprendiendo a sonreír

Violencia

Los hielos

Problemas de comunicación (I)

Lagartos venenosos

Callejeada

Tiempo circular

Luces sobre asfalto húmedo

Malta con cacao

La impunidad de los malditos

Alfa Carbón 1

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Un pequeño puñal llamado Deseo

Depresión endógena

El Cristo alcoholizado

Problemas de comunicación (II)

Agua jabonosa

Fotografía

Vino de pronto

Los verdes colores del enemigo

El acabose

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Presentación

Hoy podría ser un día magnífico para usted. Vamos, ¡sacúdase las telarañas de la pesadumbre! Tiene en sus manos el más eficaz de los manuales que hayan sido creados para aquellos espíritus, que aburridos de lo ordinario, se abren paso hacia las alturas. Con nosotros aprenderá a pisotear las cabezas de la competencia, reirá de buena gana viendo a sus adversarios desesperarse ante su imparable arremetida. Será usted un emprendedor de grandes colmillos, como siempre lo quisieron sus padres y el cura que lo confesó entre peticiones indecorosas.

¿Quién dijo miedo? Es el ser humano más importante de este planeta. Rehaga el nudo corredizo de su corbata, calce bien, desplácese por la ciudad como un gran señor, mire que ha desperdiciado demasiados años sintiéndose como una rata miserable. Desde hoy, comenzará a pensar que los más grandes placeres de esta vida le esperan para su descubrimiento y deleite. Podrá, al fin, comprarle a su familia un auto mejor que el de su mil veces despreciable vecino. También podrá aspirar a una casa más grande, con media docena de terrazas y habitaciones suficientes para recibir a una delegación presidencial. Piense en sus hijos corriendo felices sobre el pasto sintético que rodeará su antejardín; aunque imagínelos bien lejos de usted, porque a partir de hoy deberá prestar atención únicamente a sus emprendimientos.

Cuídese de los tiempos muertos y de los pensamientos ociosos que en ellos proliferan, porque el vacío y la autodestrucción le perseguirán como el peor de sus verdugos.

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Caminando hacia el paradero, para tomar la micro que le dejará en la puerta del lugar donde pasará las siguientes diez horas. Cepillando sus dientes y notando con espanto que sus encías han vuelto a sangrar de manera inexplicable. Volviendo a soñar con ese amor de infancia, y haberse visto disfrutando dentro de aquel sueño más que en los últimos cinco años de su vida. Desatando la horca luego que una ráfaga de viento y granizo se colara por la ventana, picoteándole sus ojos hasta hacerlo sentir vivo otra vez. Contemplando aquel infausto diente suyo cayendo dentro del vaso de bebida, mientras pronunciaba un discurso que nadie se molestaba en escuchar, en medio de un cumpleaños. Observando el verso escrito en la muralla, que al principio no entendiera, pero que luego, tras haber hecho el amor después de meses, le pareció algo así como un bello conjuro. Huyendo de los carabineros, con temor aunque extrañamente feliz, junto a un grupo de estudiantes luego que se decidiera a marchar junto a ellos. Todos los días, queridos emprendedores suicidas, todos los días nuestro mundo puede cambiar, y de hecho, cambia. Ser parte del cambio, del movimiento o de la rígida resistencia, pudiera ser tal vez la decisión más importante de nuestras vidas.

Usted ya lo sabe. La muerte le sigue a uno sus huellas como el mejor de los detectives. Detrás de esa ropa de lujo, de esas casas de veraneo, de aquel último auto con que quiso taparle la boca al resto, se esconde el irreprimible deseo de mandarlo todo al diablo. No fuimos, ¿sabe? hechos para perpetuarnos como las inútiles criaturas que somos. Nuestros deseos se parecen demasiado a una guillotina. Entonces, rodeado de lujos, usted volverá a sentir la misma y aterradora soledad que un día lo llevó a desear ser más que el resto. Y claro, vendrá la muerte y poco antes de rebanarle en simpáticas rodajas su ego nauseabundo, se encargará de hacerle ver el error: ha vivido usted la vida de un fantasma, de un muerto en vida; en el mejor de los casos, la de un sepulturero: habrá usted enterrado exitosamente su alma y ya es hora de que brinde infernalmente por ello.

He aquí, pues, una serie de pequeños brindis envenenados, pequeños versos cuya única aspiración consiste en abrirse paso hasta la tapa de sus sesos y danzar conspirativamente junto a sus neuronas. Ojalá consiga usted delirar. Luego, podrá emprender lo que se le dé la gana, incluida la siempre difícil empresa de vivir. Buen viaje.

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Rabia.

Una rabia mordaz

Inútil y posesiva

Una rabia enceguecedora, maldita

Que vuelve impotente hasta el alma más fuerte

Una rabia de mierda

Sabiamente condensada en nubes de odio

Una rabia inmensa, una rabia feroz

Algo que corroe

Un cuarto oscuro, una ventana con cortinas tristes

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Formas grisáceas que se esparcen por la habitación

Danzando como fantasmas, dueñas de la situación,

Un duelo que incendia el alma

Una rabia bastarda, aunque inteligente

Una rabia con la memoria en pie de lucha

Y el olvido detrás del último punto aparte

Una rabia que recuerda que al final de toda buena acción

Podría esconderse el deseo más abyecto de todos.

Pésame.Pésames, muchos.

como si fuera esta noche

la última vez

que verás la vida florecer

desde detrás de una lápida ardiente

y con ganas de emerger desde el vacío,

como ánima rabiosa,

consumada a una venganza estéril.

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Cuarto en desuso.Después de hoy,

con nuestras fotos

Podrás hacer un collage de tus pesadillas

Tendrás, además, material para tus obras:

La vista de este cuarto de paredes

agrietadas por la humedad

El tibio rayo de sol cayendo sobre ti

A las once en punto

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A menos que llueva, y entonces

Siempre podrás darte una ducha entre las sábanas.

Nena, un día jugamos a ser uno

Y tú te me partiste en dos

Te perdiste

Como un terrón de azúcar

Dentro de la taza de café que compartíamos

Después del amor;

Puedes fundar, qué sé yo,

Una orquesta de instrumentos mudos

Para interpretar

La sinfonía de las noches que te esperan

Ahora que decidiste aislarte del mundo

Y sacar a bailar a tu fantasma

Dispuesta a entregarte a sus brazos

Hasta que el amor vuelva a invadir tu piel.

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Las arañas.Con el sigilo de las tropas de un ejército invasor,

atormentadas, pero acechantes

tal vez desahuciadas,

como enviadas a la muerte por generales estúpidos

Pereciendo en tétricos nichos de polvo

en un rincón de mi pequeña biblioteca

cerca de una calle llamada Cruz,

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las arañas duermen de día y tejen de noche

con la esperanza de un desprevenido bocado;

Algo habrán de decirme

El día en que me piquen

Nefasto me sentiré

Con la muerte llamándome desde la piel

Y yo, jugando contra la irónica resignación

De haber vivido una vida,

tal vez desde siempre, envenenada.

Hasta la victoria.

Al constatar sus lágrimas,

el niño hinchó su pecho y le dijo a su madre

con toda convicción:

“Allí donde tú pierdes toda esperanza

Tienen lugar mis sueños más subversivos”.

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Aprendiendo a Sonreír.A Oscar Lautaro

Recuerdo el día en que las nubes dibujaron tu rostro

Esperando el bautizo de la lluvia como personajes

de una fábula invernal

Entonces tenía unas cuantas palabras preparadas para ti

Y cada gota limpió de ellas su originaria cicatriz,

Amenizó su fuego, y pudiste comprender su lenguaje al fin

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Porque claro, no es una tarea fácil

Dejar el cielo en un momento, volver a sentir

Regresar desde el mejor de los sueños,

A aprenderlo todo de nuevo, incluso a sonreír;

Aunque, después de todo, piense que es la misma

nuestra posición de aprendices:

Dejándonos caer desde la nave

Anhelando la libertad como parte de una tribu de salvajes

importunada por ruines colonizadores

Regenerando nuestra alma por las noches

Como si jugáramos a ser dignos de heredar el sol.

Violencia.

Vi cuando sacaron a aquel anciano

Desde la oficina de un banco ruin

-¿hay alguno que no lo sea?-

Engrillado clamó por ayuda

Y hubo unos cuantos

En el Paseo Peatonal

Que deseamos tener los cojones para liquidar a los lacayos

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Y liberarlo

Obedeciendo a la sabiduría del verso

grafiteado en la muralla:

“El crimen no es quemar un banco, sino fundarlo”.

Los hielos.No existe secreto más inquietante

sobre esta mesa

que el de esos hielos que esperan fusionarse con el licor

como quien abriga el extravío o la muerte

como última esperanza

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Los hielos, tal como nosotros, no son ningunos sabios:

golpean los vasos con ansias fugitivas

y se entregan sin remedio a la caricia de cualquier boca

Deshaciéndose,

irreductibles,

en la noche líquida que finalmente los posee.

Problemas de comunicación (I).Y Penélope esperó a Ulises

con un extraño guiso de verduras hervidas,

que el hombre rechazó con vehemencia,

regresándose, indignado, a Troya.

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Lagartos venenosos.Los lagartos venenosos del río Bío Bío no se han ido

Habitan los edificios antes destinados

a las personas de bien

Son felices pasándose el día

Firmando pequeñas condenas a muerte

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Fumando costosos cigarrillos

Bebiendo whisky del bueno

De vez en cuando se ocultan bajo los adoquines

de las calles más antiguas

Se disfrazan de pueblo

Y una cámara obliga a sus monstruosas fauces

a sonreír

Luego se marchan, malhumorados

aunque conformes

tras haber consolidado su victoria

sobre los débiles humanos.

Callejeada.

Se arrastró por el callejón buscando el último residuo de su caja de vino fatalmente extraviada. Volvió a pensar en una mujer. Luego no pensó más. Decidió que ésta sería su última noche, acabaría con su vida. ¡Había que tener agallas! Pero los minutos pasaron, y de su caja de vino ni rastro. Se despojó de su gargantilla e invocó al Mesías. Estuvo dispuesto a irse a las manos con el primero que se le cruzara. Sin embargo, lo único que se le atravesó fue un gato mitad negro mitad blanco, que procedió a lengüetear lo poco y nada que

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quedaba de su vino, algunos metros más allá. Sintió deseos de disputarle el material con su propia lengua, pero al verse sin fuerzas, lo desechó. El suicidio, por cierto, también quedó pospuesto.

Tiempo circular.

Si el tiempo no es circular

Que alguien me explique por qué

Mi vida parece moverse al mismo compás

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De una canción que escuché en 1999,

digo yo

que si fuera por lanzarse al olvido

habría hecho algún esfuerzo por sacármela de encima

Pero esta melodía terminó transformándose

En la sinfonía de mis sombras

Y quisiera tenerla en mis labios

Cuando la muerte dispare sus balas de plata

Cuando acabemos saltándonos minutos, horas, días

Cuando nos volvamos negación, escupitajo,

diáspora, vorágine

Y despertemos un día convencidos de ser pequeños cristos

Jugando a eyacular mentiras

en la boca de los sobrevivientes.

Luces sobre asfalto húmedo.

El reflejo de las luces sobre el asfalto húmedo se desvanece

-intuyo que podrías aparecer-

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Con la lluvia que no tardará en empaparnos

Pequeñas agujas de agua vertical

Que te moja los ojos

para que nadie sepa que has llorado

Y aún mejor

Con tal de tener una excusa para echarnos a correr

Por la avenida Los Carrera que se aparece de pronto

como un portal hacia otra dimensión

El reflejo de las luces sobre asfalto húmedo

Retrata dentro de mi cabeza el óleo de una noche

que se parece a muchas otras noches

En las que deseé vivir una aventura como ésta,

Y en las que me sentí seguro de no llegar a ningún otro sitio

Que no fuera la plazoleta abandonada

Que decidimos convertir en nuestro santuario.

Malta con cacao.

Y terminó la discusión exclamando:

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-¡Qué diablos!

mientras arrojaba su vaso de cerveza

a un completo desconocido.

La impunidad de los malditos.

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La diosa me habló a través de un vaso plástico

Unido por un hilo con otro, dos o tres paredes más allá

Fue eso, o nuevamente las pastillas

Me jugaron una mala pasada

Una cosa es cierta:

aquel vaso plástico guardaba una verdad

Que muchos podrían abominar

La solución consiste en multiplicar los vasos

Hasta intoxicarse de verdades

Para evitar que el silencio se imponga

Y con él, la impunidad de los malditos.

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Alfa Carbón 1.

Los asesinos huirán despavoridos

Al ver sus espectros sonrientes y luminosos

Huirán como los cobardes que fueron

y son

La historia confinándolos en su fosa maldita

Por querer silenciar

El canto de la razón, de la emoción

Los latidos de humanidad

Que desprendía vuestro andar;

Existe una generación subterránea

que se resiste al orden

-al imperio del absurdo-

Hay, incluso, un puñado que hoy reivindica sus nombres

Los de quienes murieron para sobrevivir

En cada centímetro de lo nuevo que se erija

Para dignificarnos como especie

Porque todo eso llevará su nombre.

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Un pequeño puñal llamado Deseo.

Supo hallar pensamientos sublimes dejándose ir,

entre caricias, a una dulce potestad

Supo agonizar felizmente entre los brazos

de la única chica que alguna vez lo vio llorar

y ahora es cuando más difícil parece

poner aquella sabiduría en desuso

intentar creer en los milagros

dejarse conducir como el más dócil de los esclavos

hacia el acantilado donde será ejecutado

por su frustrada rebelión

como quien dice amar a la mujer de sus sueños

con el corazón atravesado

por un pequeño puñal llamado Deseo

como quien, infelizmente,

prefiere hacerse llamar bandido

con tal de no escupir la rosa que le espina la garganta.

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Depresión endógena.

¿Alguien podrá disipar las sombras por mí?

Digo, un poco antes de que estalle mi cabeza

He recorrido por años las mismas calles

Me he detenido a rezar frente al santo

He pagado mis contribuciones

He saludado al mismo carabinero que tiempo después

me arrestó por maltrato de obra

Y mi casa se sigue lloviendo como cuando la compré,

hipotecando el alma de mis hijos,

con la cruel impunidad de todas las intuiciones;

He malgastado buena parte de mis horas

en hallar una razón que silencie

ese impulso que me seduce desde el vacío

he gastado más dinero del necesario

buscando atesorar una magia

cuyo reverso me estrangula;

me he soñado aventurero, niño , animal

y siempre he terminado tan muerto y olvidado

como una fotografía de periódico

desteñida por el paso del tiempo.

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El Cristo alcoholizado.¡Yo fui testigo! ¡Yo lo vi pasar!

Con la errática marcha de los condenados

Lo vi pasar entre la multitud eufórica

Siendo golpeado, atropellado, escupido

Lo vi perdonar todas esas ofensas hacia su altísima persona

Sólo para poder llegar hasta la barra y pedir un último trago;

El camino de vuelta fue aún más tortuoso y definitivo

Algunos canallas apagaron cigarrillos en su espalda

Lo empujaron, y toqueteándolo más de la cuenta,

lo expulsaron del bar

Sólo para tener el privilegio de hacer

carnavalesca procesión detrás suyo

Y acompañarlo hasta la cuneta donde finalmente

acabó su noche;

de la resurrección, por cierto, no me pregunten.

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Problemas de comunicación (II).

Habla el cuchillo:

Oye chiquilla, regálate una sonrisa

Mientras terminas de aliñar esa carne

Mientras a tu lado te tiento

A cortarlo en pedacitos y ofrecerlo luego en ritual

Después de todo

Necesitas recuperar con urgencia todo lo sagrado

Que él se robó de tu alma

Con la voracidad de una transnacional

Después de todo, despedirlo un par de veces no fue suficiente

Pues siempre el cabrón se las arregló para regresar

Acusándote de andar bamboleando tus tetas a terceros;

Mi bien cuidado filo no dejará de hablarte

y tú estás harta, corazón

Sabes que la solución podría venir de un momento a otro

A iluminar tu vida

Aunque en el horizonte no vislumbres más que barrotes

Que condecorarán cínicamente tu valor

Y, ¿sabes, mujer?

Este sujeto ya no piensa en ti

mientras le hace el amor a tu mejor amiga

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Ni tampoco cuando descarga su agresividad contra ti

Amor, amor, amor

¿es que acaso necesitas una excusa mejor?

No dejaré de hablarte y sé

que tampoco estás dispuesta a dejar de oírme.

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Agua Jabonosa.Soy líquido:

en vertiginosa caída acaricio tus brazos

descendiendo luego hacia el dulce abismo

donde mi lengua clava su bandera burbujeante;

Mi cuerpo será la mezcla de tus amaneceres

Y se me irá la vida pensando

en cómo ser eterno en medio de aquella felicidad

que es tu cuerpo

Para finalmente ser arrojado, agonizante,

Resbalando ya inútil por tu furioso ser

Hasta besar tus pies y perderme

en el obscuro túnel del desagüe.

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Fotografía. Yo quería saber

Qué se sentía ser la lluvia

Cuando corre por tus rostro

Siendo una con tus lágrimas

Escena decorada con sonido de pasos y sirenas;

La calle está cerca con sus húmedas luces

Y yo perdido en la gran ciudad

Tan perdido que casi ignoro el sentido de pertenencia

que me sugieren tus caderas;

Inmaculada, parecieras desprenderte de las sombras

Que hacen de la tuya la mirada de una virgen

Y un rápido movimiento que incendia tus ojos

Termina por revelarme su último secreto

Me prometo que voy a escribirlo, lo termino

Arranco la página

Y te obsequio esta fotografía.

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Vino de pronto.Me gustaría regresar en el tiempo,

únicamente para mirarte dormir

Llueven ansias en forma de tranquilizantes

Camino como un idiota

con la boca abierta y los ojos en el cielo

Pero no hay caso, me resigno

a una nueva noche solitaria:

vino de pronto

no supe explicarme tu aparición

tampoco tu frialdad;

Me gustaría volver a caminar a tu lado

Para exorcizarme de una vez

Es terrible y cierto que

las rocas, la arena y el mar

frecuentan hoy por hoy mis pesadillas

con su indómita violencia:

vino de pronto

una segunda botella abriré en tu nombre

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y sé que podrían venir más

Vino de pronto:

El ángel que pudo glorificar este invierno

tomó la caja fuerte y huyó de mi cráneo

Vino para darse a la fuga

Vino y me apuñaló por la espalda

Vino para que me fuera al carajo

Siempre vino

Vino, vino, vino

Y de ti, últimamente, es poco lo que sé.

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Los verdes colores del enemigo.Estando allí encerrado

No me fue difícil pensar en ti

No hubo ladrillo donde no grabara tu nombre

Ni tabique de baño que no salpicara,

evocándote

La cárcel es un sitio oscuro y muy abyecto, niña

Me las arreglé un día

Para visitarte entre sonrisas,

en un sueño lindo que tuve

Y del que me echaste vistiendo

los verdes colores del enemigo

Entonces, y solo entonces,

Recordé el agraz de tu delación.

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El acabose.

Y bien, nadie sabe quién carajo nos invitó a esta fiesta

O tal vez nos colamos a la mala:

esto último lo explicaría todo,

todo el desastre

que se resume en la triste expresión

del niño que pide monedas afuera del supermercado;

Y yo sé –para mi maldición- que son ciertas

Todas esas historias donde el amor y la justicia

no son más que el simple abono de una tierra

que para preservar su deslumbrante fertilidad

jamás dejará de ser putrefacta.

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