Lugar y No Lugar Una Opción Cercaba a La Falacia

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  • Revista Boletn de Geografa N32 Universidad Metropolitana Ciencias de la Educacin

    LUGAR Y NO-LUGAR: UNA OPOSICIN CERCANA A LA FALACIA.

    Aportes a las caractersticas conceptuales de ambas categoras de anlisis del espacio geogrfico.

    JOCELYN MALDONADO GARAY [email protected]

    RESUMEN

    El siguiente artculo fue tomado del marco terico utilizado en el seminario de titulo denominado, Ciudad y poder: el orden social como pasajero incgnito del Ferrocarril Metropolitano (METRO) de Santiago. El cual nos acerca conceptualmente al lugar como categora de anlisis del espacio geogrfico, abrindose a su vez a una nueva categora de anlisis del espacio en un concepto que viene de la antropologa, el no- lugar, mediante una revisin conceptual de los trminos. Palabras Claves: lugar, espacio, identidad, sobre modernidad (posmodernidad), no-lugar.

    ABSTRACT

    The following article is taken from the theoretical framework used in the title seminary called City and power: the social order as an unknown passenger of the Metropolitan Railroad (Metro) of Santiago. Which puts us conceptually closer as cathegory of analysis of the geographycal space, opening at the same time a new cathegory and analysis of the space in a concept that comes from the anthropology, no-place, through a conceptual review of the terms.

    Keywords: place, space, identity, about modernity (post modernity), no-place

    ACERCA DEL LUGAR. Una de las categoras de anlisis del espacio geogrfico ms recurrentes en los estudios geogrficos de las ltimas dcadas se relaciona con el lugar, pues se trata de un concepto que atae a las subjetividades y las relaciones de los individuos dentro del espacio. En este sentido, a partir del lugar podemos estudiar y analizar el espacio geogrfico. Del mismo modo, hace unas cuantas dcadas atrs, ha penetrado en el

    anlisis del espacio geogrfico un nuevo concepto proveniente de la antropologa, siendo motivo de diversos debates al momento de validarlo o no como tal. Hago referencia al no-lugar.

    Este concepto, tiene como mentor al antroplogo francs Marc Auge,tomando importancia para la disciplina geogrfica mediante los estudios culturales en Geografa (la escuela de Birmingham principalmente, asociada desde luego a los anlisis posmodernos). Sin embargo,

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    es un tema poco estudiado por la disciplina misma. Pero que es necesario traer a colacin dentro de los estudios geogrficos debido al cambio fsico y espacial que ha presentado la sociedad durante las ltimas dcadas. En particular, desde la permuta en el patrn de acumulacin capitalista y con ello la penetracin de las relaciones sociales de produccin a los distintos mbitos de nuestra vida, todo lo cual se manifiesta y materializa en el espacio geogrfico. Por lo tanto, es imprescindible la creacin y la validacin de nuevas categoras de anlisis como est; la del no- lugar, con el objeto de ayudarnos mediante la conceptualizacin, a la compresin y al anlisis de la sociedad que somos contemporneos y habitantes.

    De este modo, el citado autor, para explicar y significar que entiende por no-lugar, recurre a un barrido de cualificaciones para hacernos entender que es primeramente, en rigor, el concepto de lugar. l nos propone que el lugar se caracteriza por los nexos identitarios entre los individuos y el lugar que habita. De este modo los lugares se consideran identificatorios, relacionales e histricos. Visto as, el lugar es en esencia sinnimo de identidad: nacer, es nacer en un lugar, es tener destinado un sitio de residencia1. Constituyndose desde esta perspectiva como parte de la identidad individual. Del mismo modo, las experiencias de vidas personales van llenando de identidad ciertos lugares en el espacio llenndolos de contenido y emociones.

    1Marc Aug, Los no lugares, espacios del

    anonimato: una antropologa de la sobre

    modernidad. Editorial Gedisa. Ao 2000

    Barcelona. Pg. 59

    La segunda caracterstica recin mencionada del lugar, es que este es relacional. Pues los distintos elementos que constituyen el lugar se relacionan entre s sin necesidad de superponerse. En una poblacin, por ejemplo, las reglas de conducta que se le imponen a un nio, o las pautas de conducta de ste en relacin con el espacio, son distintas a las de un adulto, ms se relacionan entre si y coexisten. Junto a lo anterior, el lugar lleva tambin implcito una raz de orden histrico. Marc Aug propone que: el lugar lo es necesariamente, a contar del momento en que, conjugando identidad y relacin, se define por una estabilidad mnima. Por aquellos que viven en l pueden reconocer all seales que no sern objeto de conocimiento. El lugar antropolgico, para ellos, es histrico, en la exacta medida que escapa a la historia como ciencia. 2 En este sentido, la historicidad del lugar no radica nicamente en la validez cientfica que pueda darle la ciencia historiogrfica, sino que adems se hace relevante el carcter histrico que puede alcanzar un lugar segn las experiencias personales e individuales de quien habita tal o cual lugar, pues si bien la casa de mi abuelo no es relevante historiogrficamente, si lo es para mi la familia. Adems, en conjunto a otras experiencias colectivas e individuales que se dan en determinado lugares como las subversiones del mismo espacio, que al fragor del recuerdo o la memoria, pueden tener una trascendencia histrica relevante permitiendo de este modo el traspaso de la experiencia personal a la ciencia social. En esta misma lnea, el autor A.C Castrogiovanni nos sugiere que: Lugar

    2 IBID.

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    es una porcin de espacio apropiable para la vida; es vivido reconocido y posee identidad es en esencia un producto humano que se produce y reproduce en la relacin entre el espacio y la sociedad, entre lo singular y lo colectivo. Esta relacin establece las bases para la creacin de una identidad propia de la comunidad del Lugar. La identidad se da por medio de formas de apropiacin que originan otras formas establecidas por los sujetos. Guarda en si el movimiento de la vida en cuanto a dimensin del espacio-tiempo, pasado y presente3 En esta cita, vemos nuevamente la triada identidad- relacional- histrico. En este sentido el lugar se constituye como una construccin desde las relaciones sociales humanas, es producto de ellas y del dilogo entre los hombres, y el resto de los seres que lo componen: la relacin del hombre con la naturaleza y su entorno, entendida en ella a todos los seres vivos que la conforman y los elementos de la misma. Estas relaciones van produciendo la identidad de los sujetos del Lugar. Este proceso se conoce como las relaciones sociales que se materializan en las vivencias garantizando la construccin de una red de significados y sentidos, es decir comunicacin.4 En esta misma lnea entonces, el lugar es en parte la unin de los sujetos en la complementariedad de las diferencias generando un espacio que da cabida a lo heterogneo pero con cualidades a su vez definidas sobre su identidad y su historia. En este sentido, mltiples pueden ser los lugares al interior de una

    3, Antonio Carlos Castrogiovanni. Lugar, no

    lugar y entre lugar: los ngulos del espacio

    turstico. En

    http://www.cieturisticos.com.ar/V16.pdf. Pg.

    16.

    4 IBID.

    ciudad y hacen necesariamente referencia al sentimiento de topofilia que se siente para con estos espacios. Son lugares por ejemplo, las diferentes poblaciones, los barrios de una ciudad, algunos espacios universitarios, plazas, parques, etc. Espacios donde las relaciones sociales estn ms ligadas a lo emotivo y familiar, que a lo econmico y comercial. CARACTERSTICAS Y DIFICULTADES DEL NO LUGAR Ahora bien, si definimos al lugar como lugar de identidad, relacional e histrico, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni histrico definir un no-lugares decir, que no son en s espacios antropolgicos 5 A simple vista puede vislumbrarse el no-lugar como una contraposicin del lugar, ms la verdad es que se trata de un concepto ms complejo que esta primera simple apreciacin, que a su vez se trata de una definicin superficial y que puede llevarnos a confusiones. Por lo tanto, comenzaremos estableciendo las cualidades visuales de este espacio, con lo que daremos cuenta de sus formas funcionales a la sociedad neoliberal. Las caractersticas relevantes del no-lugar derivan de lo que Aug propone como la sobre-modernidad, (entendida esta como al periodo posterior a la modernidad o posmodernidad), productora de no lugares, de ciertos constructos que no integran lugares antiguos, ni lugares de memoria. Auge nos habla de esta sobre-modernidad entendindola como un

    5 Op.cit. Los no lugares, espacios del

    anonimato: una antropologa de la sobre

    modernidad Pg. 83

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    mundo donde: se nace en la clnica y donde se muere en el hospital, donde se multiplican, en modalidades lujosas o inhumanas, los puntos de trnsito y las ocupaciones provisionales (las cadenas de hoteles y las habitaciones ocupadas ilegalmente, los clubes de vacaciones, los campos de refugiados, las barracas miserables destinadas a desaparecer o a degradarse progresivamente), donde se desarrolla una apretada red de medios de transporte que son tambin espacios habitados, donde el habitu de los supermercados, de los distribuidores automticos y de las tarjetas de crdito renueva con los gestos del comercio "de oficio mudo", un mundo as prometido a la individualidad solitaria, a lo provisional y a lo efmero, al pasaje, propone al antroplogo y tambin a los dems un objeto nuevo cuyas dimensiones inditas conviene medir antes de preguntarse desde qu punto de vista se lo puede juzgar.6 En este extracto esencial del pensamiento de Aug, se nos muestra las caractersticas de la sobre-modernidad, donde a su vez, la espacializa bajo la conceptualizacin de no-lugares, como espacios producidos por esta sobre modernidad. Justificando entonces el estudio de un nuevo concepto en la antropologa, pero que nosotros tomaremos desde la geografa. Debemos dejar en claro, antes de pasar a la caracterizacin propiamente tal de este concepto, que la aparente oposicin entre lugar y no-lugar es ms bien falsa, pues nunca un lugar es completamente un lugar y nunca un no-lugar se puede definir completamente como tal. Un no lugar existe igual que un lugar: no existe nunca bajo una forma pura; all los lugares se recomponen, las relaciones se reconstituyen; las "astucias milenarias"

    6 IBID.

    de la invencin de lo cotidiano y de las "artes del hacer" de las que Michel de Certeau ha propuesto anlisis tan sutiles, pueden abrirse all un camino y desplegar sus estrategias. El lugar y el no lugar son ms bien polaridades falsas: el primero no queda nunca completamente borrado y el segundo no se cumple nunca totalmente: son palimpsestos donde se reinscribe sin cesar el juego intrincado de la identidad y de la relacin.7 En este sentido, un lugar puede ser invadido por el no lugar y viceversa, segn la individualidad que lo transite. As, para el cajero de un Banco, que genera sus relaciones sociales cotidianas en ese espacio, puede que sus experiencias individuales, lo transformen en un lugar, no as para un cliente, para el que el banco se transforma en un lugar de paso. Pese a ello, el no- lugar tiene caractersticas propias y estructurales que lo diferencian del lugar. Aug nos propone una serie de particularidades para reconocer las caractersticas esenciales y poder identificar los llamados no -lugares, caractersticas que revisaremos a continuacin. Lo primero que podemos observar e identificar en los no lugares es una marcada utilizacin de textos que van suprimiendo y suplantando, la expresin y comunicacin oral de y entre las personas, de modo tal que dichos espacios se limitan y se definen por las palabras o textos que nos proponen su modo de empleo, en suma, que se expresa segn los casos de modo prescriptivo (tomar el carril de la derecha"), prohibitivo ("prohibido fumar") o informativo ("usted entra en el Metro") y que recurre tanto a ideogramas ms o menos explcitos y codificados (los del cdigo vial o los de las guas tursticas) como a la lengua

    7 IBID pg. 84

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    natural8. De este modo son puestas las condiciones de circulacin por dichos espacios, (carreteras, supermercados, aeropuertos, etc.) donde se considera que los individuos interactan solamente con los textos que representaran a las personas morales o las instituciones que se ven simbolizadas o explcitas tras los mensajes, anuncios o mandatos que hay detrs de cada afiche publicitario, cartel o pantalla. A esta caracterstica la llamaremos invasin del espacio por el texto. En el Metro (Ferrocarril Metropolitano) de Santiago, por ejemplo, este dialogo de los individuos con los textos que representan instancias impersonales es claro, basta recordar una simple frase mi metro, tu metro, o no traspase la lnea amarilla. Otra muestra claro de estos no lugares son las autopistas. stas nos van indicando durante todo el trayecto tal o cual lugar, donde el paisaje toma sus distancias y pareciera ser que el viajero debe contentarse con sentir que pasa cerca de tal o cual lugar, o ms bien, cambiar el paisaje por la lectura de l. Esto se explica en parte por la idea de la compresin del espacio -tiempo, que plantea Harvey (1989), donde el espacio es comprimido en funcin del tiempo, a modo de permitir que el traslado de flujos se vuelva ms rpido y expedito con lo cual se acelera la generacin de plusvala, y con ello su produccin. Un claro ejemplo de esto lo observamos en la construccin de largas carreteras que conectan la travesa de un pas, volviendo mucho ms expedito y rpido el viaje. Antao los caminos irrumpan la vida cotidiana al pasar dentro de los pueblos, ms hoy, los caminos se comportan como una suerte de banda ancha que une extremos, obviando los intermedio.

    8 IBID. Pg. 100

    Otro ejemplo de esta invasin del espacio por el texto la podemos encontrar en los supermercados y las grandes tiendas, donde el cliente circula silenciosa e individualmente por los fros pasillos consultando las etiquetas para saber precios de algn producto. Un dialogo aun mas mudo es el que mantiene cada cliente con su tarjeta de crdito y la maquina distribuidora donde a veces se observan enunciados como inserte correctamente su tarjeta. Para estas instancias impersonales, Marc Aug nos propone el siguiente anlisis: las interpelaciones que emanan de las rutas, de los centros comerciales o del servicio de guardia del sistema bancario que est en la esquina de nuestra calle apuntan en forma simultnea, indiferente, a cada uno de nosotros ("Gracias por su visita", "Buen viaje", "Gracias por su confianza"), no importa a quin: son las que fabrican al "hombre medio", definido como usuario del sistema vial, comercial o bancario. Esas interpelaciones lo construyen y eventualmente lo individualizan: en algunas rutas y autopistas, la advertencia sbita de un letrero luminoso (110!; 110!) llama al orden al automovilista demasiado apurado; en algunos cruces de rutas parisienses, cuando se pasa un semforo en rojo eso queda automticamente registrado y el coche del culpable identificado por foto.9 Esta cita nos lleva a un gran punto, tanto el lugar como el no-lugar se construyen mediante relaciones con el espacio. Tenemos a la vista entonces dos formas distintas de relacionarse y de identificarse en l: Mientras que la identidad de unos constituye un lugar antropolgico, a travs de las complicidades del lenguaje, las referencias del paisaje, las reglas no formuladas del saber vivir, el no lugar

    9 IBID. Pg. 104

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    es el que crea la identidad compartida de los pasajeros, de la clientela de los conductores10 De modo tal que podramos entender a los no lugares como espacios propios donde se materializan y predominan las relaciones y los roles econmicos funcionales al sistema, espacios creados , para hacer las relaciones sociales de produccin ms expeditas y donde sus pasajeros se identifican con estas. En este sentido el pasajero de los no lugares solo encuentra su identidad, en el control aduanero, en el peaje, en la caja de un supermercado, o en la caja registradora. Asimismo, tras esta clientela de identidad annima pareciera haber un cierto cobijo y una especie de alivio ante la declaracin de la identidad personal de los pasajeros o usuarios de estos no lugares, que por un momento los individualiza del resto, en un acto de reconocimiento particular pero que paradjicamente, en un acto repetitivo con el resto de los individuos, lo sita dentro de la misma masa uniforme. He aqu una segunda caracterstica de estos espacios, la relacin contractual que existe entre los individuos y el espacio. Al respecto Aug nos dice que solo, pero semejante a los otros, el usuario del no-lugar est con ellos (o con los poderes que lo gobiernan) en una relacin contractual. La existencia de este contrato se le recuerda en cada caso (el modo de empleo del no lugar es un elemento de eso): el boleto que ha comprado, la tarjeta que deber presentar en el peaje, o aun el carrito que empuja en las gndolas del supermercado, son la marca ms o menos fuerte de todo eso. El contrato tiene siempre relacin con la identidad individual de aquel que lo suscribe.11

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    IBID.

    11 IBID. Pg. 105

    Para acceder al Metro, por ejemplo, la tarjeta Bip es nuestra demostracin de este contrato (que si bien aun no est impresa en ella nuestra identidad no est lejos de hacerlo, pues al menos en la actualidad funcionan con un cdigo nico que las hace identificables y solo faltara agregarle los datos personales del cliente). En un bus lo sera un boleto, en el Aeropuerto el pasaje ms el pasaporte, indispensable para las diferentes transacciones. Tambin al comprar en una tienda o supermercado con una tarjeta de crdito es necesario demostrar y cuidar nuestra identidad que es necesaria para llevar a cabo dicha contratacin, lo mismo el usuario de la autopista. En Chile a travs del TAG se materializa esta contratacin donde el usuario est completamente identificado, su RUT, su nombre, direccin y telfono. Lo que nos sita frente a este anonimato aparente, que se desmiente con la necesaria declaracin de la identidad en las distintas contrataciones, ms sin dejar de ser un annimo. Una tercera caracterstica se desprende de esta necesidad de romper con el anonimato, en palabras de Marc Aug que nos lleva a la demostracin de inocencia: En cierto modo, el usuario del no-lugar siempre est obligado a probar su inocencia. El control a priori o a posteriori de la identidad y del contrato coloca el espacio del consumo contemporneo bajo el signo del no-lugar: solo se accede a l en estado de inocencia. No hay individualizacin (derecho al anonimato) sin control de la identidad. Naturalmente, los criterios de la inocencia son los criterios convenidos y oficiales de la identidad individual (los que figuran en las tarjetas y estn registrados en misteriosos ficheros). Pero la inocencia es tambin otra cosa: el espacio del no lugar libera a quien lo penetra de sus determinaciones habituales. Esa persona

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    slo es lo que hace o vive como pasajero, cliente, conductor.12 De este modo, observamos como el sujeto queda sumido en una suerte de placebo, pues por un lado se sume en las alegras pasivas de anonimato y por otro se siente confortado al cumplir un rol y a cumplirlo bien. De manera tal que el individuo se encuentra solo consigo mismo, ms su identificacin ya sea como cliente o pasajero y la interaccin impersonal con los textos-paisaje, lo individualiza y lo transportan a este letargo del cumplir un rol, permitido, y preestablecido. Rol que se ejerce plenamente una vez comprobada la inocencia que es necesaria para ser usuario del no-lugar, idea que queda ms explicito en la siguiente cita en la que Marc Aug ejemplifica con el Metro parisiense: esta pues claro, muy claro, que en el metro cada cual vive su vida, esta no puede vivirse en una libertad total, no solo porque el carcter codificado y ordenado de la circulacin del metro impone a cada cual comportamientos de los que no podra desviarse sino exponindose a ser sancionado, ya por fuerza pblica, ya por desaprobacin ms o menos eficaz de los dems usuarios. 13 Con lo cual, estas caractersticas hacen del no-lugar un espacio de poder y control social, no solo desde la ley y la fuerza pblica, sino que adems desde los mismos usuarios (clientes) que obedientemente protegern aquel espacio que les da identidad como tal. Ese no lugar est construido con una finalidad predeterminada y no corresponde otro tipo de comportamiento que el predeterminado por quienes lo idearon.

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    IBID. Pg. 106

    13 Marc Aug, El viajero subterrneo. Editorial

    Gedisa. 1998. Pg. 54

    Llegamos aqu a una nueva paradoja, y otra caracterstica de estos no lugares. Se trata de la soledad, de esa soledad que a la vez es colectiva, pues cada individuo se sita en soledad al lado del otro. Se trata de una soledad sin el aislamiento. Siguiendo con el ejemplo del Metro observamos que transgredida o no, la ley del metro sita el recorrido individual en la comodidad de la moral colectiva, es en este aspecto que dicha ley es ejemplar de lo que se podra llamar paradoja ritual: siempre es vivida individualmente, subjetivamente; nicamente los recorridos le dan una realidad, individuales y sin embargo es eminentemente social, la misma para todos, ley que confiere para cada uno ese mnimo de identidad colectiva por el cual se define una comunidad

    Este ejemplo es vlido para el resto de los no lugares, se trata de una identidad de una comunidad pero que nace desde otros pilares, ya no desde la pertenencia y las relaciones sociales afectivas, sino ms bien desde el rol que cumples en determinado no lugar, que necesariamente est ligado a la soledad, a la individualidad, al tomo de lo colectivo. No deja de asombrarnos el contrasentido de estos espacios, que contienen en s mismos elementos tan opuestos, pero a su vez son reflejo de lo paradojal que se vuelve la vida y el comportamiento individua y social en el contexto actual. Que podra resumirse en tan lejos los unos de otros, pero tan cerca. Una ltima caracterstica del no-lugar tiene que ver con la historia, pues estos

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    no lugares tampoco tienen lugar para esta. Eventualmente se transforma en espectculo, es decir, en textos alusivos. Aqu reina el tiempo presente, lo inmediato, la urgencia. Los no lugares se recorren y se miden en unidades de tiempo. As, los recorridos no se realizan sin horarios, tableros de llegada o de salida. Se viven en el presente. Presente del recorrido, que se materializa hoy en los vuelos transcontinentales sobre una pantalla donde se registra a cada minuto el movimiento del aparato. Si es necesario, el comandante de abordo lo explicita de manera un tanto redundante: "A la derecha del avin, pueden ver la ciudad de Lisboa". De hecho, no se percibe nada: el espectculo, una vez ms, slo es una idea, una palabra. En la autopista hay carteles luminosos que dan la temperatura del momento y las informaciones tiles para la prctica del espacio: En la A3, embotellamiento de dos kilmetros".14 El cual est sucediendo en el presente. Los automviles, por ejemplo, tienen radios los cuales informan sobre cuestiones del presente, los carteles las publicidades, invaden con necesidades del momento, de una moda del presente. Pando la impresin que el reloj se detiene y no avanzara ms que en el hoy. Mas esta idea de que estos espacios no tienen historia debe ser analizada cuidadosamente. Pues no se trata de un espacio que no tenga una historia social, es decir claramente la aparicin de todos estos espacios va ligada una parte en la historia de la humanidad donde el modo de produccin capitalista y su propio desarrollo va ligado estos espacios en funcin de la generacin ms expedita de plusvala, lo que se acenta con el nuevo patrn de acumulacin neoliberal. Con todo,

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    p. cit. Pg. 107

    cuando nos referimos a la ausencia de la historia, es en la justa medida de las caractersticas que hasta aqu se han dado. Es decir, son espacio que no son creados para las experiencias individuales ms all de la identidad que estas mismas nos impones; clientes o pasajeros. En este sentido es un espacio que se obliga a vivir con el presente y que me desconecta de otros, que al igual que yo, por all han transitado. Por lo tanto, nos es la historia en cuanto a los elementos sociales y estructurales la que desaparece, sino aquella ligada al sujeto, al individuo, pues aqu los espacios son vividos como est permitido y si existe alguna salida del protocolo esta ser sancionada, segn estimen conveniente las normas del no-lugar. ALGUNOS APUNTES A MODO DE CONCLUSIN. En la actualidad el lugar y el no-lugar parecieran convivir y atraerse u oponerse mutuamente, en palabras de Aug:

    Los lugares y los espacios, los lugares y los no lugares se entrelazan, se interpenetran. La posibilidad del no lugar no est nunca ausente de cualquier lugar que sea. El retorno al lugar es el recurso de aquel que frecuenta los no lugares (y que suea, por ejemplo, con una residencia secundaria arraigada en las profundidades del terruo).15 De este modo, y segn lo visto hasta ahora, podemos interpretar y concluir los no lugares se estn abriendo paso de forma acelerada, aplastando y minimizando lugares, que son a su vez se vuelven una especie de aoranza para

    15

    Ibd. Pg. 110

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    aquel que frecuenta los no- lugares, pues somos testigos de cmo la construccin del espacio va funcin de la creacin un rol predeterminado para quien lo transite, el del cliente, el cual como ya vimos se manifiesta mediante un contrato, cuyo rol nos condiciona y poco a poco nos encierra en un mundo carente en libertad. Los antiguos paseos del centro de Santiago como la paseo Ahumada, incluso la misma plaza de Armas o las universidades tradicionales, tienen cada vez un acercamiento ms penetrante de los no lugares. La instalacin de cmaras, lo apresurado de sus transentes, la invasin del espacio por el texto, la omnipresencia del tiempo presente, el sentimiento de sus pasajeros de pretender ser clientes antes que cualquier otra identidad, nos demuestran como la posmodernidad se abre y construye espacios o territorios del no-lugar. Incluso podramos decir la ciudad, a este ritmo de vida, se est transformando cada vez ms en un no- lugar, pues su funcionalidad principal se aleja de las intenciones y motivaciones individuales, donde los hombres y mujeres, deben cumplir una serie de identidades y roles que no corresponden necesariamente con sus motivaciones mas intimas, para terminar perdindose y adoptndolas como propias; la ciudad como espacio de clientela antes que de sujetos sociales. Por ltimo y para matizar lo expuesto en el prrafo anterior, resulta necesario recordar y destacar nuevamente que es el propio Aug, quien indica desde el comienzo de su anlisis que la polaridad que se aprecia a simple vista entre lugar y no-lugar es ms bien falsa, puesto el primero nunca queda completamente borrado y el segundo no se cumple nunca totalmente. En este sentido, ninguno de los dos existe de forma pura, pues ambos se van reconstituyendo y transformando. Ambos son frutos de construcciones sociales y subjetividades.

    Ms, el no-lugar est elaborado a la medida de la poca posmoderna actual. Por lo tanto, si bien se trata de una estimacin individual, para tal o cual categora de anlisis del espacio, lugar no-lugar, existen caractersticas estructurales de los mismos que nos permiten diferenciarlos e identificarlos, como por ejemplo la identidad predeterminada y el reino del tiempo presente que generan los no-lugares, condicionando la capacidad de los individuos a generar lazos con estos espacios. Por el contrario, los lugares estn ligados a la historia, a sentimiento y la identidad de un individuo para con un lugar determinado. Pese a ello no es necesario ir preguntando a cada individuo si tal o cual espacio delimitado es considerado lugar. He aqu la idea de que estos espacios no solo cargan con una historia individual si no que a su vez colectiva, la cual es valorada por quienes frecuentan o habitan el lugar. En este sentido y para terminar la revisin de este concepto, es necesario recordar entonces que ambas formas de comprender el espacio coexisten e incluso se relacionan, donde corresponde recordar que la posmodernidad como productora de no-lugares, est acaparando y modificando conductas y extirpando otras, en un momento donde el lugar y el no-lugar interactan dando forma al espacio actual.

    BIBLIOGRAFA Aug ,Marc. Ao 2000 , Los no lugares, espacios del anonimato: una antropologa de la sobre modernidad. Barcelona. Editorial Gedisa. Castrogiovanni , Antonio Carlos. Lugar, no lugar y entre lugar: los ngulos del espacio turstico. En

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    http://www.cieturisticos.com.ar/V16.pdf. Harvey, David. Ao 2008; La condicin de la Posmodernidad, Editorial: Amorrortu editores.

    Vsquez Rocca, Adolfo. El vrtigo de la sobre modernidad: no lugares, espacios pblicos y figuras del anonimato. Nmadas, revista crtica de ciencias sociales y jurdicas, primer trimestre del 2007. http://www.ucm.es/info/nomadas/16/avrocca_sobremodernidad.pdf