Los que vieron y creyeron - Herbert Edgar Douglass

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Relatos de personas que fueron testigos del don profético de Elena de White. Compilado y redactado por Herbert Edgar Douglass •••

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Relatos de personas que fueron testigos del don profético de Elena de White.

Compilado y redactado por

Herbert Edgar Douglass

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LOS QUE VIERON ... Y CREYERON

V ieron a Elena de White. La escucharon hablar.

¿Por qué son importantes sus historias para nosotros, hoy?

* Un pastor con dos esposas. * Una mujer evangelista con un secreto oscuro en su vida. * Un hombre cuya mera presencia impedía que Elena de White hablara.

Estos son solamente algunos de los 24 relatos fascinantes que encontrarás en este libro. Los adventistas que escucharon predicar a Elena de White o la vieron en visión eran hombres y mujeres muy parecidos a nosotros. Al igual que nos sucede ahora, tenían interrogantes, problemas y ansiedades al tra­tar de vivir su fe mientras llevaban a cabo sus actividades diarias de trabajo, familia e iglesia. Pero, a diferencia de nosotros, muchos de ellos tuvieron la oportunidad de ver personalmente el don profético en acción.

Cada uno de los individuos involucrados en estas historias fue afectado directamente por Elena de White y sus visiones. Estuvieron allí, y vieron por sí mismos el poder de Dios que acompañó la labor de Elena de White mientras li­diaba con situaciones desconcertantes. Algunos continuaron resistiéndose; pero, para muchos, el resultado fue una confirmación poderosa de su fe en la vida y el ministerio de la mensajera del Señor. En cada caso, Elena de White, la constante ganadora de almas, apeló a las personas a caminar más cerca del Señor.

Atesorarás este libro como un recurso, un lugar donde encontrar algunas de las historias más fascinantes sobre Elena de White. Pero también descu­brirás que es un libro de "buena lectura". Al leerlo, te convencerás de que 2 Crónicas 20 :20 es tan aplicable hoy como en cualquier otro momento de la historia: "Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profe­tas, y seréis prosperados".

El Dr. Herbert E. Douglass ha escrito más de 16 libros. Ha disfrutado de una trayectoria distinguida como profesor universitario en el Pacific Union College, como vicerrector académico y rector del Atlantic Union College, como editor asociado de la Adventist Review [Revista Adventista en inglés], como vicepresidente de la Pacific Press Publishing Association y presidente del Instituto Weimar. Actualmente, ya jubilado, vive con su esposa, Norma, en Lincoln Hills, California, EE.UU.

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Los que vieron ... y creyeron

Relatos de personas que fueron testigos del don profético de Elena de White.

Compilado y redactado por

Herbert E. Douglass

ASOCIACIÓN CASA EDITORA SUDAMERICANA Av. San Martín 4555, Bl604CDG Florida Oeste

Buenos Aires, Rep. Argentina

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Título del original: They Were There, Pacific Press Publishing Association, N am­pa, ID, E.U.A., 2005.

Título: Los que vieron ... y creyeron Autor: Herbert Edgar Douglass Dirección: Walter E. Steger Traducción: Claudia Blath Diseño del interior y de la tapa: Nelson Espinoza Ilustración de la tapa: Shutterstock

IMPRESO EN LA ARGENTINA Printed in Argentina

Primera edición MMXI-4M

Es propiedad. Copyright de la edición en inglés © 2005 Pacific Press® Publishing Association, Nampa, Idaho, USA. Todos los derechos reservados.

Esta edición en castellano se publica con permiso del dueño del Copyright.@ 2011 Asociación Casa Editora Sudamericana

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.

ISBN 978-987-567-851-4

Douglass, Herbert Edgar

Los que vieron ... y creyeron/ Herbert Edgar D'ouglass f Dirigido por Walter

E. Steger. - 1ª ed. -Florida :Asociación Casa Editora Sudamericana, 20II.

128 p. ; 21 x 14 cm. Traducido por: Claudia Blath

ISBN 978-987-567-851-4

l. Profecías. I. Steger, Walter E., dir. II. Claudia Blath, trad. III. Título.

CDD 236

Se terminó de imprimir el 02 de noviembre de 2011 en talleres propios (Av. San Martín 4555, Bl604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).

Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor.

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Dedicatoria

A diez preciosos nietos, candidatos para la vida eterna:

Vanessa, Vivyan, Emily, Cady, Clijf, Candi, Britney, Ryan, Randy, Kelli

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Índice Prefacio ............................................................................................................................ 5

Introducción .................................................................................................................... 7

Primera parte

Personas que nunca más fueron las mismas

1. Huevo en jugo de uva: cómo se salvó el Dr. Daniel Kress ................................. 12

2. La visión que dio inicio a un movimiento: el camino angosto ......................... 14

3. La visión más larga y esa Biblia pesada: Randolph, Massachusetts ................... 25

4. La lección de astronomía: Bates se convenció .................................................... 29

5. "iEsperen un mes!": Hiram Patch ........................................................................ 32

6. "iSe entregó otro rebelde!": Stephen Smith ........................................................ 34

7. "iDios conoce mi corazón!": la evangelista mentirosa ...................................... 37

8. La incursión de Waukon: la recuperación de dos predicadores cansados ..... 41

9. Joven predicador finalmente satisfecho: Daniel Bourdeaus ........................... 47

10. Tierna carta a un joven con adicciones: Victory Jones .................................... 50

11. Ningún derecho a estar en el púlpito: el predicador bígamo ........................... 52

12. Una carta justo a tiempo: cómo se salvó el pastor Cornell ............................... 54

13. El barco fantasma: Dudley Canright ................................................................. 58

14. Señales masónicas secretas: N. D. Faulkhead .................................................... 62

15. Vaya, ¿en la plataforma conmigo?: Nathaniel Da vis ........................................ 68

Segunda parte

Intervenciones que mantuvieron el rumbo de la iglesia

16. Votación en sábado: Des Moines, Iowa ................................................................ 76

J7. "iAnoche! iAnoche!": la visión de Salamanca y Battle Creek ......................... 78

18. Una rival potencial: la visión de Salamanca y Battle Creek ............................ 83

19. Enfrentar el iceberg: la crisis del panteísmo, 1903 ........................................... 86

20. Sentido común para abrir una escuela:

Elmshaven, 14 de enero de 1904 .... : .. ,:,., ......... , ..................................................... 91

21. Dos damas compran un sanatorio: origen del Sanatorio Paradise Valley ... 96

22. ''Actuar de inmediato": el milagro de Loma Linda .. ' ...................................... lOO

23. "El Señor prohíbe ... ": la conservación del Sanatorio Boulder ...................... 114

24. El testimonio más escueto: cómo se salvó el templo de Battle Creek .................. 119

Fuentes ......................................................................................................................... 123

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Prefacio

La Biblia está llena de historias maravillosas que describen la relación de Dios con las personas. A veces él daba consejos mediante sus profetas. Otras veces daba advertencias. Si las advertencias eran atendidas, como resultado caían bendiciones; pero si eran ignoradas, se obtenían conse­cuencias nefastas. Es evidente que nuestro Creador no quiere más que lo mejor para sus criaturas. Sin embargo, la obstinación humana y la falta de fe con frecuencia frustran los propósitos de Dios. Afortunadamente, a lo largo de los siglos hubo gente como Josué, Daniel, Pablo, Noemí, David y muchos otros que proveyeron pruebas positivas de que seguir la dirección de Dios siempre es lo mejor.

En 1903, Elena de White instó a que se reimpriman las historias que narran la conducción de Dios en los primeros días del movimiento adventista. En las siguientes páginas, el Dr. Herbert E. Douglass hace exactamente eso: no solo comparte las historias sino también revelaciones significativas sobre la importancia de los eventos de antaño que narra.

Como hizo Dios en los tiempos bíblicos, así también en los tiempos modernos envió a una profetisa para guiar y advertir a los que escuchen. Este libro está lleno de relatos, a veces asombrosos pero otras veces trá­gicos, de cómo reaccionaron los fundadores de la Iglesia Adventista del Séptimo Día a los consejos de Dios dados a través de Elena de White. A menudo les prestaban atención, y ellos y el movimiento del que eran parte prosperaban. Lamentablemente, otras veces se negaron a escuchar y a ser guiados, y los resultados nos advierten que, si ignoramos las instrucciones de Dios hoy, lo hacemos por cuenta y riesgo propios.

Cada persona o acontecimiento descripto en este libro se vio directa­mente afectado por una o más visiones de Elena de White. Los nombres de personajes casi olvidados, como Daniel Kress, Hiram Patch y Nathaniel Faulkhead, entre otros, cobran vida a medida que sus fascinantes historias se desarrollan para el lector. En cada caso, Elena de White, una constante ganadora de almas, es vista en su mejor momento, exhortando a la gente a cambiar de dirección y así evitar la ruina espiritual. En otras historias podemos alcanzar a ver de qué modo Dios obra a través de Elena de White para salvar a la iglesia en su conjunto.

Así como podemos aprender del estudio de las personas y los aconte­cimientos de los tiempos bíblicos, también podemos aprender del estudio de las personas y los acontecimientos de la historia del movimiento ad­ventista. Tal como las historias de este libro lo demuestran sobradamente,

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la amonestación del rey Josafat que encontramos en 2 Crónicas 20:20 es tan aplicable hoy como cuando fue pronunciada por primera vez: "Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados".

James R. Nix, director del Centro de Investigación White

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Introducción

Las 24 historias incluidas en este libro son una muestra de los setenta años de servicio de Elena de White al mundo. Sin embargo, estas historias se centran solo en un aspecto de su extenso ministerio: su contribución directa a hombres y mujeres que tenían ansiedades, dudas y problemas como los que todos tenemos de tanto en tanto.

Los lectores modernos tienen poco o ningún acceso a estos momentos especiales que cambiaron vidas para siempre. No obstante, hoy podemos revivir esos acontecimientos e identificarnos con los protagonistas de las historias registradas en las páginas siguientes. Aun en el siglo XXI, podemos identificarnos con sus circunstancias y regocijarnos igual que ellos cuando de pronto se dieron cuenta de cuánto pensaba Dios en ellos, tanto como para interesarse en su vida personal, ya sea para consolarlos o a modo de advertencia.

Los años pasaron, pero no la condición humana: tenemos los mis­mos sueños, esperanzas y debilidades que los jóvenes y los ancianos que vuelven a vivir en estas páginas.

Traté de relacionar estas historias con la edad de Elena de White y sus circunstancias personales para mostrar de qué manera cumplió su rol como la mensajera del Señor a los veinte años, a los treinta, etc. Mu­chas de estas historias también se encuentran en mi libro Mensajera del Señor, pero sin muchos de los detalles fascinantes que he podido incluir en el presente libro.

Estas historias pueden ser usadas eficazmente en el culto familiar, en la Escuela Sabática y en sermones. Cada una puede ser fuente de mucha reflexión al revivir cada circunstancia. La mayoría de estas situaciones se repiten vez tras vez. Los principios dados en el pasado son tan actuales como el rocío de esta mañana.

Ninguno de nosotros ha tenido el privilegio de conocer personal­mente a esta intrépida dirigente de la iglesia. Nunca hemos escucha­do a esta mujer de 1,57 metros de altura hablando en público, donde podían escucharla veinte mil personas sin la ayuda de un sistema de amplificación. Solo podemos leer de su devoción hacia sus cuatro hijos y su amado esposo, y de la devoción que ellos le tenían a ella. Pero estas historias nos dicen mucho acerca de la mujer que ayudó a formar un movimiento mundial.

Esperamos que en estas 24 historias podamos revivir algunas de las contribuciones extraordinarias de Elena de White que han cambiado la

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vida de millones de personas en el mundo, que se sienten cercanos a ella como la mensajera del Señor, en aquel entonces y ahora.

Herbert E. Douglass Lincoln Hills, EE.UU.

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Primera Parte

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Personas que nunca más fueron las mismas

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Huevo en jugo de uva

Cómo se salvó el Dr. Daniel Kress

En la lejana Australia, el Dr. Daniel H. Kress estaba agonizando, y apenas tenía cuarenta años.

Después de unirse a la Iglesia Adventista, Kress y su esposa, Lauretta, hicieron juntos la carrera de Medicina en la Universidad de Míchigan. Trabajaron durante tres años con el Dr. John Harvey Kellogg en el Sana­torio de Battle Creek antes de recibir un llamado en 1898 para establecer la obra médica en Inglaterra.

En 1900 fueron enviados a Australia para fomentar la obra médica allí. Un año después, Kress se estaba muriendo. El problema: Kress de­fendía fervientemente la dieta vegetariana estricta. Anteriormente, en Battle Creek, había sido un fiel seguidor del Dr. John Harvey Kellog y sus colegas. En Inglaterra, y ahora en Australia, Kress enseñaba sistemáti­camente que la manteca, la leche y los huevos deberían ser omitidos de la dieta. Posteriormente escribió: ''Aspiraba a practicar lo que enseñaba. Se me hacía difícil conseguir alimentos apropiados al viajar de un lugar a otro y, como resultado, mi alimentación carecía de algunos elementos esenciales. Mi salud se debilitó casi hasta el punto de morir".

Ahora de regreso en California después de sus nueve años en Austra­lia, Elena de White vio en visión que el Dr. Kress estaba en los umbrales de la muerte. Con su acostumbrada franqueza, le ordenó que "hiciese cambios inmediatamente. Incorpore a su dieta algo que ha excluido".

Ella le dijo: "Por el hecho de que hay quienes están muy rezagados, usted no debe, a fin de servir de ejerp.plo para ellos, ser extremista. [ ... ] Su devoción a los buenos principios lo induce a someterse a un régimen que lo hace pasar por una experiencia que contraría la reforma pro salud".

Esta es la prescripción de Elena de White, basada en una visión, para que Kress recuperara la salud:

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- Huevo enjugo de uva -

Obtenga huevos de aves sanas. Consúmalos cocinados o crudos. Mézclelos con el mejor jugo de uva sin .fermentar que pueda obtener. Esto suplirá lo que es necesario para su organismo. Ni por un instante piense usted que este proce­der no sería correcto ...

Apreciamos su experiencia como médico, y sin embargo digo que la leche y los huevos deben incluirse en su menú.

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Luego añadió: "Vendrá el momento cuando no se podrá usar la leche con tanta abundancia como se la emplea ahora; pero actualmente no es el momento para suprimirla. Y los huevos contienen propiedades curativas que contrarrestan venenos".

Lo que Elena no sabía en ese entonces -pero nosotros sí lo sabemos ahora- es que el Dr. Kress se estaba muriendo de anemia perniciosa, una enfermedad a menudo fatal. Su dieta, sin una amplia variedad de verduras y frutas, carecía de ácido fólico y de las vitaminas B

6 y B

12•

El Dr. Kress siguió inmediatamente el consejo de Elena de White de comer huevos y jugo de uva, y en pocas semanas logró una rápida recuperación. Vivió 55 años más, y falleció a los 94 años de edad. Re­gresó a Norteamérica con su esposa en 1907 para pasar a ser el primer director médico del Sanatorio y Hospital de Wáshington, en Takoma Park, Maryland.

Vivió 55 años más porque Elena de White intervino en su vida con un mensaje de Dios.

Kress fue uno de los tantos hombres y mujeres a quienes Dios dio consejos, ánimo o amonestaciones individuales a través de su mensajera, Elena de White. Antes de leer las historias de las demás personas que recibieron consejos personales específicos de la mensajera de Dios, re­pasaremos el hecho -una visión- que inició las siete décadas de servicio de Elena como mensajera de Dios.

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La visión que dio inicio a

un movimiento

El camino angosto

i1844! iQué año! Samuel F. B. Morse transmite el primer mensaje telegráfico ("Lo que ha hecho Dios"). Se inventa el proceso de pasta de celulosa a partir de la madera, con lo que se reduce el precio del papel prensa. Un odontólogo de Boston, pionero de la anestesiología con óxido nitroso, se extrae su propia muela. Brigham Young es elegido para liderar a los mormones después de que Smith es asesinado en Carthage, Illinois. Karl Marx, de 26 años, escribe: "La religión es el suspiro de la criatura oprimida ... el opio de los pueblos".

Y Dios se inclina para hablar con Elena Harmon, de 17 años, con una invalidez casi total, en Portland, Maine, durante la primera semana de diciembre.

Pocas semanas antes, Elena y aproximadamente otros cien mil meto­distas, bautistas y presbiterianos sufrieron un triste chasco cuando, el 22 de octubre de 1844, Jesús no regresó como ellos esperaban. Ella recordó:

Fue un chasco muy amargo que sobrecogió al pequeño grupo cuya.fo había sido tan .fuerte y cuya esperanza había sido tan elevada. Pero quedamos sorprendidos al ver que nos sentíamos tan libres en el Señor y que éramos tan pode­rosamente sostenidos por su fortaleza y su gracia ...

Aunque estábamos chasqueados no nos sentíamos desanimados.

La salud precaria de Elena empeoró rápidamente. Como apenas podía hablar con susurros, se le hacía difícil respirar acostada y a menudo se despertaba por la tos y las hemorragias pulmonares. Agonizante por la

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tuberculosis, Elena estaba tan debilitada que tenía que ser transportada en silla de ruedas y con frecuencia era alimentada por otros.

En esta condición, respondió a una invitación de una amiga íntima, la Sra. Elizabeth Raines, para que ella y otras tres mujeres la visitaran en su casa en Portland del Sur para una reunión de oración. Estas mujeres también estaban confundidas y desanimadas. Habían abandonado su confianza en la validez de la fecha de octubre, pero todavía esperaban que Jesús regresara en algún momento del futuro cercano.

Hoy podemos recordar un chasco amargo similar que afligió a los discípulos después de la crucifixión de su Señor. Cuán oprimido tenían el corazón cuando Jesús se les apareció a dos de ellos en el camino a Emaús, pocas horas después de su crucifixión. iQué diferencia significó su presencia! iQué manera totalmente nueva de ver el futuro!

Así es que, aquella mañana de diciembre de 1844, nuestro Señor visitó a esas creyentes turbadas con la misma clase de alimento que necesitaron aquellos turbados creyentes 18 siglos antes.

Más adelante, Elena recordó: "No había excitación ... Mientras yo oraba, el poder de Dios descendió sobre mí como nunca lo había sentido. Quedé arrobada en una visión de la gloria de Dios. Me parecía estar elevándome cada vez más lejos de la Tierra, y se me mostró algo de la peregrinación del pueblo adventista hacia la Santa Ciudad".1

Aunque Elena relató esta experiencia y la visión en forma oral, no la registró por escrito hasta más de un año después, porque no podía mantener la mano firme para sostener una pluma.

¿cuál fue la visión que inició su ministerio de setenta años, una visión que se volvió más significativa a medida que pasaban los años?

Mientras estaba orando ante el altar de la familia, el Espíritu Santo descendió sobre mí, y me pareció que me elevaba más y más, muy por encima del tenebroso mundo. Miré hacia la Tierrapara buscar al pueblo adventista, pero no lo hallé en parte alguna, y entonces una voz me dijo: 'Vuelve a mirar un poco más arriba".

El sendero recto y angost.o Alcé los ojos y vi un sendero recto y angosto trazado

muy por encima del mundo. El pueblo adventista anda­ba por ese sendero, en dirección a la ciudad que se veía en su último extremo. En el comienzo del sendero, detrás de los que ya andaban, había una brillante luz, que, según

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me dijo un ángel, era el "clamor de media noche." Esta luz brillaba a todo lo largo del sendero, y alumbraba los pies de los caminantes para que no tropezaran.

La vista fija en Jesús Delante de ellos iba Jesús guiándolos hacia la ciudad, y si

no apartaban los ojos de él iban seguros. Pero no tardaron algunos en cansarse, diciendo que la ciudad estaba todavía muy lejos, y que contaban con haber llegado más pronto a ella. Entonces Jesús los alentaba levantando su glorioso brazo derecho, del cual dimanaba una luz que ondeaba sobre la hueste adventista, y exclamaban: "iAleluya!"

Algunos negaron la luz que brillaba tras ellos Otros negaron temerariamente la luz que brillaba tras

ellos, diciendo que no era Dios quien los había guiado hasta allí. Pero entonces se extinguió para ellos la luz que estaba detrás y dejó sus pies en tinieblas, de modo que tropezaron y, perdiendo de vista el blanco y a Jesús, cayeron fuera del sendero abajo, en el mundo sombrío y perverso. Pronto oímos la voz de Dios, semejante al ruido de muchas aguas, que nos anunció el día y la hora de la venida de Jesús. Los 144.000 santos vivientes reconocieron y entendieron la voz; pero los malvados se figuraron que era fragor de truenos y de terremoto. Cuando Dios señaló el tiempo, derramó sobre nosotros el Espíritu Santo, y nuestros semblantes se iluminaron refulgentemente con la gloria de Dios, como le sucedió a Moisés al bajar del Sinaí.

Los 144.000 estaban todos sellados y peifectamente uni­dos. En su .frente llevaban escritas estas palabras: "Dios, Nueva Jerusalén': y además una brillante estrella con el nuevo nombre de Jesús.

Los impíos se enfurecieron al vernos en aquel santo y feliz estado, y querían apoderarse de nosotros para encar­celarnos, cuando extendimos la mano en el nombre del Señor y cayeron rendidos en el suelo. Entonces conoció la sinagoga de Satanás que Dios nos había amado, a noso­tros que podíamos lavarnos los pies unos a otros y salu-

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darnos fraternalmente con ósculo santo, y ellos adoraron a nuestras plantas.

La nube en el este Pronto se volvieron nuestros ojos hacia el oriente, don­

de había aparecido una nubecilla negra del tamaño de la mitad de la mano de un hombre, que era, según todos comprendían, la señal del Hijo del Hombre. En solem­ne silencio, contemplábamos cómo iba acercándose la nubecilla, volviéndose cada vez más esplendorosa hasta que se convirtió en una gran nube blanca cuya parte inferior parecía fuego. Sobre la nube lucía el arco iris y en torno de ella aleteaban diez mil ángeles cantando un hermosísimo himno.

En la nube estaba sentado el Hijo del Hombre. Sus cabellos, blancos y rizados, le caían sobre los hombros; y llevaba muchas coronas en la cabeza. Sus pies parecían de fuego; en la mano derecha tenía una hoz aguda y en la iz­quierda llevaba una trompeta de plata. Sus ojos eran como llama de fuego, y escudriñaban de par en par a sus hijos.

¿Quién podrá permanecer? Palidecieron entonces todos los semblantes y se tor­

naron negros los de aquellos a quienes Dios había rechazado. Todos nosotros exclamamos: "¿Quién podrá permanecer? ¿Está mi vestidura sin manchas?" Después cesaron de cantar los ángeles, y por un rato quedó todo en pavoroso silencio cuando Jesús dijo: "Quienes tengan las manos limpias ypuro el corazón podrán subsistir. Bástaos mi gracia". Al escuchar estas palabras, se ilumi­naron nuestros rostros y el gozo llenó todos los corazones. Los ángeles pulsaron una nota más alta y volvieron a cantar, mientras la nube se acercaba a la Tierra.

Luego resonó la argentina trompeta de Jesús, a medida que él iba descendiendo en la nube, rodeado de llamas de fuego. Miró las tumbas de sus santos dormidos. Después alzó los ojos y las manos hacia el cielo, y exclamó: "iDes-

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pertad! iDespertad! iDespertad los que dormís en el polvo, y levantaos!" Hubo entonces un formidable terremoto. Se abrieron los sepulcros y resucitaron los muertos revestidos de inmortalidad. Los 144.000 exclamaron: "iAleluya!" al reconocer a los amigos que la muerte había arrebatado de su lado, y en el mismo instante nosotros fuimos tranifiJrmados y nos reunimos con ellos para encontrar al Señor en el aire. 2

¿Por qué Dios dio esta extraordinaria visión a una adolescente ago­nizante que apenas podía susurrar y que guardaba el domingo?

Podemos pensar en varias razones que nos dirían algo acerca de Dios mismo y de lo que piensa sobre los creyentes fieles dondequiera que estén en su experiencia espiritual.

Dios no está lejos de sus fieles Así como él comprendía el amargo chasco de esos dos discípulos en

camino a Emaús, entendía el pesar vacío de aquellas cinco mujeres de Portland, Maine. Y él no está lejos de los lectores de estas páginas que han sufrido una gran desilusión y quizás abandono.

Dios sabe cómo consolar Aquellas primeras creyentes adventistas necesitaban ser consoladas.

Estaban confundidas en cuanto a lo que parecían ser claras verdades bíblicas; la experiencia cristiana de ellas parecía ser auténtica. No habían abandonado su confianza en Dios; pero, aun así, estaban confundidas.

Esta visión les dio a esas cinco mujeres, y luego a un creciente grupo que posteriormente percibió los detalles de la visión, el consuelo intelec­tual y emocional de que los años de preparación para el regreso de Jesús en 1844 no habían sido desperdiciados en ardides teológicos. No habían sido engañados, solo estaban confundidos con respecto a lo que debía ocurrir el 22 de octubre. Y esta certidumbre de que el Señor los había estado guiando en su experiencia pasada los pudo ayudar a enfrentar mejor el ridículo de sus ex amigos.

Esta visión también les dio la seguridad de que, si eran fieles, un día verían a su Señor cara a cara. No importaba qué clase de dificultades pu­dieran surgir, si continuaban siguiendo la luz, ellos también terminarían en el mar de vidrio y caminarían por las calles de oro.

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Dios sabe cómo instruir a los fieles Durante varios años, estas cinco jóvenes habían creído que Jesús re­

gresaría en 1843, y luego en 1844, basadas en una cuidadosa investigación bíblica. Pero, después del 22 de octubre, se habían hundido cada vez más en el desánimo porque Jesús no había venido. Su fe comenzó a vacilar, no en su experiencia cristiana sino en su confianza en el estudio de la Biblia.

Para diciembre, la mayoría de los creyentes adventistas habían aban­donado su sólida creencia en que el 22 de octubre tenía importancia. En otras palabras, ellos creían que la profecía de los 2.300 días-años no había terminado; peor aún, algunos ahora creían que todo el cuadro profético había estado equivocado. Según escribió Elena en 1847: "En el momento en que tuve la visión del clamor de medianoche [diciembre de 1844], había abandonado la idea de que [el cumplimiento de la profecía] fuera en el pasado y la esperaba para el futuro, y también le pasaba lo mismo a casi todo el grupo". 3

Pero esta visión de diciembre les dio un panorama totalmente diferente a estos entristecidos creyentes adventistas. iDios había estado guiando a su pueblo! El inolvidable "clamor de medianoche" del verano de 1844 ahora debía brillar como una luz sobre el sendero de quienes se dirigían gozosos hacia la Canaán celestial. La promesa: Si seguían confiando en esa luz y mantenían la vista fija en Jesús, entrarían a salvo en su recompensa.

iQué promesa! iQué consuelo!

¿Qué nos dice esta visión a nosotros hoy? Recuerdo el día cuando leí esta visión por primera vez. Estaba entran­

do en la adolescencia y me acababa de bautizar. Alguien pensó que me sería útil leer Primeros escritos. Ese sábado de tarde es tan vívido como ayer. Estaba atravesado en mi cama leyendo esas páginas asombrosas, página tras página, capítulo tras capítulo.

No supe hasta más adelante que me estaba introduciendo en el tema del gran conflicto, y de cómo piensa Dios llevar a su conclusión la historia del pecado y de este mundo. Mi lectura aquel sábado de tarde se convir­tió en mis primeros pasos para captar la historia general de por qué se desarrolló el pecado y de qué manera Dios hace lo mejor de su parte para contar su versión de la historia.

"Mira un poco más arriba" La instrucción de "mirar un poco más arriba" se convirtió en una de

las frases que me ha ayudado a salir de la oscuridad y el desánimo desde

Josven
Resaltar
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entonces. Cuando las preguntas obvias parecían no tener respuestas fáciles, cuando mis amigos de confianza me decepcionaban, la voz tranquilizadora me hacía elevar la vista: "iMira un poco más arriba!"

"El sendero recto y angosto" Las palabras "recto y angosto" traen a la mente las palabras de nuestro

Señor en Mateo 7:13 y 14, donde nos recuerda que la vida ofrece eleccio­nes. Tenemos un viaje que terminar, pero uno puede elegir la dirección. Todos sabemos que no transitamos automáticamente por el sendero recto y angosto. Por alguna razón, comenzamos a caminar por el sendero fácil, el camino ancho, con bastante compañía. De hecho, en realidad no sabe­mos que existe un camino mejor hasta que Jesús y el Espíritu Santo nos dan vuelta: el giro en U que llamamos conversión. Pero ese giro de 180 grados nos coloca en un sendero más angosto, un sendero que requiere elecciones y decisiones mientras caminamos.

Lamentablemente, algunas traducciones españolas sustituyen lapa­labra difícil por angosto. Jesús no se contradice a sí mismo. Cuando dice que su "yugo es fácil" y su carga es "ligera" (Mat. 11:30), nos está diciendo que el Espíritu Santo suaviza nuestro sendero, ilumina nuestra mente y potencia nuestras decisiones, y ¿qué enemigo puede igualar esa promesa? iLa dificultad en la vida cristiana se da cuando la persona trata de andar por ambos caminos al mismo tiempo!

"La luz que brillaba tras ellos" La referencia a la luz que brillaba tras ellos estremeció a las cinco

mujeres y luego al creciente grupo de adventistas al ver la gran impor­tancia de los acontecimientos del 22 de octubre de 1844. Sin esa "luz brillante" llamada "el clamor de medianoche", aquellos primeros adven­tistas desanimados habrían cavado sus propias tumbas en desespera­ción. El clamor de medianoche había sido el tema de reunión durante el verano de 1844, una frase tomada de la parábola de Mateo 25. Había unido a muchos, muchos miles al centrarse en el 22 de octubre. En otras palabras, Dios estaba respaldando la confianza y el compromiso incon­dicional de ellos en la profecía de tiempo de Daniel 8:14. iQué alivio! Qué motivo ahora para reunirse y comenzar el viaje en ese "sendero angosto", buscando más luz a lo largo del camino.

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- La visión que dio inieio a un movimiento - 21

"La vista fija en Jesús" A los primeros adventistas no se les dio el cuadro completo de inme­

diato. Ese nunca ha sido el plan de Dios. A lo largo del ministerio terrenal de nuestro Señor, este guiaba a sus discípulos paso a paso: "Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar" (Juan 16:12). La gente no puede asimilar demasiada información o cambios simultáneamente. Pero lo que podemos hacer con toda seguridad es mantener la vista "fija en Jesús".

Al aceptar esta sencilla instrucción, todos podemos encaminarnos por el sendero angosto. El Espíritu Santo nos conduce a diferentes velo­cidades, dependiendo del contexto intelectual, los hábitos sociales y las conexiones familiares. Incluso las esposas y los esposos devotos no están exactamente en el mismo lugar del sendero angosto. El secreto manifiesto es continuar leyendo la Palabra escrita, seguir relacionándose con los demás en ese sendero angosto y nunca retroceder.

"Iban seguros" iPreciosa promesa! Sigamos la luz que brilla a lo largo del sendero, la

luz que fue afirmada en los acontecimientos de 1844, la luz de adelante que nos guía constantemente a la ciudad; iy estaremos seguros durante todo el camino! Quizá no vivamos lo suficiente como para entrar cami­nando por la puerta de la ciudad antes de descansar en la tumba, pero si hemos estado caminando constantemente en la luz brillante, iestamos seguros de que recibiremos la vida eterna!

La seguridad cristiana descansa en esta sencilla verdad: los que ca­minan en la luz que tienen, no siempre en la luz que puede estar guiando a otros, los que siempre confían y obedecen la luz, a medida que entien­den cada vez más, estos tienen la tranquila fortaleza de la seguridad de la salvación.

"No tardaron algunos en cansarse" Los primeros creyentes adventistas tenían la esperanza de que Cristo

regresaría pronto. El mensaje de los últimos días para todo el mundo les fue revelado lentamente, paso a paso. Algunos no percibieron rápidamente que la calidad de la iglesia de los últimos días, como se la describe en Apocalipsis (2:17; 14:12; 19:7-9), llevaría tiempo para desarrollarse y que el desarrollo tenía que ver absolutamente con el tiempo del advenimiento. Lamentable­mente, algunos realmente se cansaron, y pusieron sus esperanzas en caminos más cortos. Otros, a la larga, entendieron los planes de Dios para el tiempo

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del fin, juntaron fuerzas y escogieron pertenecer a los que seguían "la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto" (Prov. 4:18). Eso es lo que ocurre cuando las personas fieles a Dios fijan la vista en Jesús.

"Negaron temerariamente la luz que brillaba tras ellos" ¿Que podría significar esto? Cualquiera que fuera la razón, algunos

rechazaban el pensamiento de que Dios había estado guiando a los cre­yentes adventistas. Perdieron la confianza en la profecía de los 2.300 días de Daniel 8:14, y su fe ardiente se convirtió en amargura, al pensar que habían sido engañados. La luz se apagó y regresaron a los encantos que se desvanecen rápidamente en este mundo actual.

"Los impíos se enfurecieron" La realidad se repite. Así como los primeros adventistas soportaron

el ridículo y cierto grado de enojo por parte de los que rechazaban a los adventistas antes del22 de octubre, también los adventistas de los últimos días afrontarán la misma ira al fin de la historia de este mundo, justo an­tes del regreso de Jesús. Esta vez la confrontación será espantosa y a nivel mundial; la única defensa de ellos serán las promesas de Jesús y la luz que los ha estado guiando. En el momento más desapacible de estos últimos días, recibirán señales celestiales de que la ayuda viene en camino. Los arcos iris, las nubes blancas, los coros angelicales: itodo valdrá la pena!

"Solemne silencio" ¿podría haber un momento más cargado de sobrecogimiento en la

historia del planeta Tierra? Los malvados están conmocionados y se quedan sin palabras; los justos se hacen una humilde pregunta: "¿Quién será digno?" Nadie, ni siquiera el más fiel de los creyentes, sabe si es digno de encontrarse con Jesús cara a cara. Entonces esa voz reconfortante, que han "oído" muchas veces en su caminar por el sendero angosto, les recuerda: "Bástate mi gracia". El simple evangelio, pleno y completo, ha alcanzado su tremendo objetivo: la buena nueva del perdón y del poder finalmente los ha conducido a los pies de su amante y fiel Señor.

"Trompeta de plata" Los primeros adventistas que escucharon esta visión revelada inmedia­

tamente recordaron la trompeta de 1 Tesalonicenses 4, cuando las tumbas

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- La visión que dio inicio a un movimiento 23

se abren y se reúnen los viejos amigos. Posiblemente hoy no existan palabras en la Tierra que puedan abarcar todo lo que los creyentes leales de todas las edades oirán, verán y pensarán. iNuestra única respuesta a esta visión es reconsagrar nuestra vida para estar allí!

Durante sus setenta años de ministerio, Elena de White se refirió a la metáfora del sendero angosto al menos 135 veces. En el fragmento siguiente de una carta a un joven que estaba en peligro de desviarse del camino, Elena muestra su claridad mental y moral:

Se me han mostrado los peligros que acechan a los jóvenes. Sus corazones están llenos de altas aspiraciones y ven la carretera descendente sembrada de tentadores placeres de aspecto atractivo, pero la muerte es su final. La estrecha senda hacia la vida quizá les parezca despro­vista de atractivos, llena de cardos y espinas, pero no es así. Es la senda que requiere la negación de los placeres pecaminosos; es estrecha, para que aquellos a quienes el Señor rescató puedan andar por ella. Nadie puede andar por esa senda y cargar con el fardo del orgullo, la obstinación, el engaño, la falsedad, la deshonestidad, las pasiones y las concupiscencias carnales. La senda es tan estrecha que quienes anden por ella deberán dejar esas cosas. Sin embargo, la carretera ancha y cómoda tiene la suficiente amplitud para que los pecadores viajen por ella con todas sus tendencias pecaminosas.

Joven, si rechazas a Satanás y todas sus tentaciones, podrás andar sobre las huellas del Redentor, y gozar la paz del cielo y el gozo de Cristo. La concupiscencia del pecado no traerá consigo laftlicidad. Podrás engañarte y creer que eres ftliz, pero no podrás conocer la verdadera ftlicidad. El carácter se diforma con la complacencia en el pecado. El peligro está al acecho en cada escalón que se desciende y los que podrían ayudar a los jóvenes no se dan cuenta de ello. No se manifiesta el tierno y amable interés que debiera mostrarse por los jóvenes. Muchos podrían ser protegidos de influencias pecaminosas si estuvieran rodeados de buenas amistades y escucharan palabras amables y amorosas.4

Esta primera visión de unas dos mil que vendrían durante los siguien­tes setenta años fija el rumbo para millones de creyentes adventistas. Su

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claridad gráfica es difícil de olvidar. Nadie puede leerla cuidadosamente y alegar desconocimiento en la segunda venida.

Hoy podemos agradecer a Dios, al igual que aquellos primeros ad­ventistas, porque él se inclina hasta los creyentes confundidos incluso de la actualidad, y enciende una luz en la senda de cada persona. Y continúa demostrándonos hoy cómo permanecer en ese sendero angosto. La luz se vuelve más fuerte y la seguridad se profundiza mientras anhelamos escu­char las trompetas y el sonido silbante de las alas de los ángeles cuando reúnan a los que estuvieron separados durante tanto tiempo, para aquel viaje a la Ciudad Santa.

1 Primeros escritos, p. 13. 2 Ibíd., pp. 14-16. 3 Carta 3,1847. 4 Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 357, 358.

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La visión más larga

y esa Biblia pesada

Bandolph, Massachusetts

La visión más larga de Elena de White (cuatro horas) ocurrió en 1845, un año antes de su casamiento con Jaime. Una de las acusaciones que se le hacían era que no podía tener una visión si Jaime White y Sara, hermana de Elena (ambos acompañaban a Elena en sus primeros viajes), no estuvieran presentes.

Otis Nichols, de Boston, con la esperanza de desenmascarar la acusa­ción, "invitó a Elena y a Sara a su casa, dejando a Jaime en Portland. Entre los que se hallaban en el área de Boston que impugnaban la validez de la experiencia de Elena Harmon estaban dirigentes fanáticos, incluyendo a Sargent y a Robbins, que también sostenían que era un pecado trabajar".

El mensaje de Sargent y Robbins a los adventistas milleritas era: "Ven­dan lo que tienen, y den limosnas", queriendo decir, por supuesto, que les paguen sus gastos de mantenimiento. Sostenían que ahora estaban en el "jubileo, la tierra debía descansar y los pObres debían ser mantenidos sin trabajar". Denunciaron las primeras visiones de Elena Harmon diciendo: "son del diablo", porque ella había estado exponiendo los errores suyos.

Pocos días después de que Elena y Sara habían llegado a la casa de Nichols, Sargent y Robbins fueron invitados a ir y compartir estudios bíblicos, y a orar. Cuando llegaron y se enteraron de que ambas her­manas estaban en la casa, salieron a toda prisa en medio de un aluvión de excusas.

Pero, antes de irse, Nichols les dijo a ambos que Elena quería asistir a la reunión de su grupo de "No trabajar" en Boston el siguiente domin­go. Cuando preguntó si los dos dirigentes tenían objeciones para oír el testimonio de ella, respondieron: "Ninguna en absoluto. Que venga el próximo domingo".

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Así que, se hicieron arreglos para que Elena y Sara Harmon asistie­ran a la reunión de este grupo para el domingo siguiente. "Pero la noche previa a la reunión propuesta, se le mostró en visión a Elena que esos hombres no tenían planes de encontrarse con ella; habían alertado a sus seguidores para reunirse en Randolph, veinte kilómetros al sur de Boston. En esa visión también se le dijo que debía encontrarse con este grupo en Randolph, que Dios le daría un mensaje que convencería a 'los honestos y libres de prejuicios si sus visiones eran del Señor o de Satanás' ".

Cuando Elena, Sara y la familia Nichols llegaron al día siguiente a Randolph, encontraron un gran salón lleno de gente en la casa de Thayer. Elena escribió posteriormente: "Cuando entramos, Robbins y Sargent se miraron sorprendidos y comenzaron a refunfuñar. Me habían prometido que se encontrarían conmigo en Boston, pero pensaron que nos decepcio­narían yendo a Randolph, y mientras nosotros estuviéramos en Boston, advertirían a los hermanos contra nosotros".

Durante la reunión matinal, i"Robbins le dijo a Sarah [. .. ] que Elena no podría tener una visión si él estaba presente"! En la reunión de la tarde, Elena tuvo la visión que supuestamente no podría haber ocurrido. Más tarde informó:

La bendición del Señor se posó sobre mí, y .fui arrebatada en visión. Se me volvieron a mostrar los errores de estos hombres malvados y de otros que estaban unidos a ellos. Vi que no podrían prosperar, sus errores confundirían y distraerían; algunos serían engañados por ellos; pero que la verdad triunfaría finalmente, y el error sería abatido.

Se me mostró que ellos no eran honestos, y luego fui llevada al futuro y se me mostró que continuarían despreciando las enseñanzas del Señor, despreciando la amonestación y que serían dejados en oscuridad total, para resistir al Espíritu de Dios hasta que su capricho se hiciese manifiesto ante todos. Me fue presentada una cadena de verdad de las Escrituras, en contraste con los errores de ellos.

Cuando salí de la visión, las velas ardían. Había estado en visión casi cuatro horas.

Otis Nichols registró que cuando Elena comenzó a orar, pronto fue "arrebatada en visión ... y continuó hablando en visión con una voz aguda que todos los presentes podían entender claramente, hasta alrededor de la puesta del sol".

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- La visión más larga y esa Biblia pesada 27

Es fácil comprender la consternación y la exasperación de Sargent, Robbins y los demás. ¿cómo respondieron? Nichols dijo que estos diri­gentes avergonzados "agotaron toda su influencia y sus fuerzas físicas para destruir el efecto de la visión. Se unieron para cantar en voz muy alta, y luego hablaban y leían de la Biblia alternadamente en alta voz a fin de que Elena no pudiera ser oída, hasta que se les agotó la fuerza y les temblaban las manos, de modo que no podían leer de la Biblia".

Algunos de los seguidores de estos dirigentes humillados los reprendían, pidiéndoles que acabaran con su interferencia. Robbins respondió: "Ustedes están inclinados ante un ídolo. Están adorando a un becerro de oro".

El señor Thayer, el dueño de casa, tuvo su propia forma de satisfacer­se en cuanto a si la visión era del diablo. Había oído que al colocar una Biblia abierta sobre la persona en visión se podía detener a la gente bajo influencia satánica. Thayer le pidió a Sargent que colocara una Biblia sobre Elena, pero él se negó.

Thayer fue más allá. "Tomó una pesada y enorme Biblia familiar que estaba sobre la mesa y casi nunca se la usaba, la abrió y la colocó abierta sobre el pecho de Elena mientras esta estaba en visión, inclinada hacia atrás contra la pared en un rincón de la habitación". Esto es lo que ocurrió a continuación:

Inmediatamente después de que la Biblia fue coloca-da sobre ella, se puso de pie y caminó hasta el medio de la sala, con la Biblia abierta en una mano y la levantó lo más alto que pudo, y con la vista fija mirando hacia arriba, declaró con solemnidad: "El testimonio inspirado de Dios': o palabras de la misma importancia, y luego continuó durante mucho tiempo, mientras la Biblia era extendida en una mano y sus ojos miraban hacia arriba y no a la Biblia, dando vuelta las hojas con la otra mano y colocando el dedo sobre determinados pasajes y pronun­ciando correctamente las palabras con una voz solemne.

Si usted hubiese estado en esa habitación, ¿qué habría hecho? iExac­tamente lo que muchos hicieron! iSe pusieron de pie y observaron aquellos textos bíblicos que Elena estaba señalando mientras mantenía la vista fija hacia arriba! Para el asombro de todos, ella citaba perfectamente esos textos.

¿cuáles fueron algunos de esos textos? Nichols dijo que "algunos de los pasajes mencionados eran juicios contra los malvados y los blasfemos; y otras eran amonestaciones e instrucciones relacionadas con nuestra condición actual. ·

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"En este estado continuó toda la tarde hasta casi la puesta del sol, cuando salió de la visión".

Cuando Elena salió de la visión, Sargent, Robbins y su grupo estaban callados. Por el resto del tiempo estuvieron inquietos aunque desafiantes, y se negaban a reconocer la importancia de lo que habían experimentado.

¿Qué ocurrió con Sargent, Robbins y su grupo de "No trabajar"? Nichols informó que, pocas semanas después, Elena Harmon visitó Ran­dolph por última vez y le dijo al grupo que mediante las visiones se había enterado de que la "maldición de Dios pronto seguiría su curso".

iY así fue! En pocas semanas, el grupo se disolvió cuando algunos confesaron "actos de lo más vergonzosos" y los de corazón honesto se separaron para siempre. Unos veinte siguieron a Sargent y a Robbins, y continuaron denunciando las visiones de Elena Harmon y a los que se oponían a sus doctrinas de "No trabajar". Un año después, incluso este grupo se desintegró, y muchos "ise declaraban libres de todo pecado!"

Para Elena, de 18 años, era toda una responsabilidad enfrentarse con hombres tenaces, no solo de a uno por vez sino icon una sala llena de adultos desafiantes que la ridiculizaban! Pero, cuando una persona, sin importar la edad, ha visto la luz de la verdad, ninguna persona mala o terca puede desplazar esa luz.

¿Qué ocurrió con los pocos que se mantuvieron de parte de Elena aquel largo día observando su "visión más larga"? ¿Usted cree que alguna vez se olvidaron de Elena y de esa Biblia de entre ocho y nueve kilos sos­tenida en alto durante tanto tiempo? ¿o de sus descripciones perspicaces de la clase de oposición que la denunciaba a ella tan hipócritamente? ¿o su predicción enérgica de que este grupo de "No trabajar" pronto se desintegraría en sus propios pecados?

Pronto aprendieron que siempre es más seguro "cree[r] a sus profetas" (2 Crón. 20:20).

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4

La lección de astronomía

Bates se convenció

José Bates, un capitán de barco convertido, gastó su fortuna promo­viendo el mensaje millerita. Se convirtió en uno de los primeros adventis­tas sabatarios (1845) y el primero en imprimir un folleto sobre el verdade­ro día de reposo, The Seventh-day Sabbath,A Perpetua[ Sign [El séptimo día sábado, una señal perpetua] (1846). Este folleto se convirtió en una confirmación importante para Jaime y Elena de White, recientemente casados, de que el sábado, no el domingo, es el día de reposo cristiano.

Sin embargo, el capitán Bates al principio no estaba convencido de que las visiones de Elena de White "fuesen de Dios". Las visiones, en ese entonces, se confundían con sesiones espiritistas o el mesmerismo. Bates pensaba que las visiones eran resultado de la mala salud de Elena: "nada 'más que lo que produjo un prolongado estado de debilidad de su cuerpo' ". Pero cambió de parecer después de observarla en varias experiencias de visiones.

"Una visión, en particular, lo impresionó. En noviembre de 1846, en el hogar de Stockbridge Howland, en Topsham, Maine, se había reunido un pequeño grupo de observadores del sábado. Entre ellos estaban José Bates y los White. Elena de White fue arrebatada en visión y 'por prime­ra vez tuvo una visión de otros planetas'. Después de la visión, relató lo que había visto" durante ella. J. N. Loughborough narró por impreso la descripción de la reunión según se la contó Bates:

La señora de ~ite, mientras estaba en visión, comenzó a hablar sobre Zas estrellas, dando una descripción de cin­turones de color rosado que veía a lo largo de la superficie de algún planeta, y añadió:

-Veo cuatro lunas. -iAh! -dijo el pastor Bates-, iestá viendo Júpiter! Luego de hacer gestos como si estuviera viajando a

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través del espacio, comenzó a describir unos cinturones y anillos con diversidad de belleza, y dijo:

-Veo siete lunas. El pastor Bates exclamó: -Está describiendo Saturno. Después vino la descripción de Urano, con sus seis

lunas; luego una maravillosa descripción de los "cielos abiertos': con su gloria, que describió como una abertura a una región más iluminada. El pastor Bates dijo que su descripción sobrepasaba en mucho cualquier relato de los cielos abiertos que alguna vez hubiese leído de algún autor.

Mientras ella hablaba y todavía estaba en visión, él se puso de pie y exclamó:

-iOh, cuánto desearía queLordJohnRosse estuviera aquí esta noche!

El pastor VVhite preguntó: -¿Quién es Lord John Rosse? -Ah -dijo el pastor Bates-, es un extraordinario astró-

nomo inglés. Desearía que estuviese aquí para escuchar a esta mujer hablar de astronomía, y oír la descripción de los "cielos abiertos". Es más avanzado que todo lo que leí sobre el tema.

Posteriormente, Elena de White informó de esta experiencia ... en el hogar de Curtís.

Después de salir de la visión, describí lo que había visto. El hermano Bates me preguntó si yo había estudiado as­tronomía. Le dije que no tenía memoria de haber investi­gado sobre astronomía alguna vez.

-Esto es del Señor -dijo él. Nunca antes lo vi tan libre yftliz. Su semblante brillaba

con la luz del cielo, y exhortó a la iglesia con poder.

Pocos meses después, Jaime White escribió lo que recordaba de esta "visión de astronomía":

En nuestro congreso de Topsham, Maine, en noviembre pasado, Elena tuvo una visión de las obras de Dios. Ella fue guiada a los planetas Júpiter, Saturno y creo que uno más. Después de salir de visión, ella pudo dar una nítida des-

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- La lección de astronomía -

cripción de sus lunas, etc. Es bien sabido que ella no sabía nada de astronomía, y no podía responder ni una pregunta con relación a los planetas, antes de tener esta visión.

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Al repasar esta visión a partir de los informes de John Loughborough y Jaime White, debemos reconocer al menos siete hechos:

l. Elena de White nunca puso por escrito esta "visión de astronomía''. 2. Nunca identificó por nombre los planetas que vio. 3. Nunca mencionó la cantidad de lunas que algún planeta pudiera tener. 4. Bates atribuyó los nombres de los planetas a lo que él pensaba que

Elena de White estaba describiendo. 5. Loughborough y Jaime White informaron lo que Bates pareció

haber entendido a partir de sus breves comentarios. 6. Los telescopios actuales revelan mucho más acerca de los planetas,

la cantidad de lunas que tienen y otros fenómenos celestiales que lo que Bates podría haber soñado alguna vez.

7. Lo que realmente dejó atónito a Bates no fue la descripción de los "planetas" sino la descripción de la señora White de los "cielos abiertos", una referencia al denominado "espacio abierto de Orión" que, para Bates, "so­brepasaba'' cualquier descripción hecha por astrónomos contemporáneos.

Pues bien, ¿cuál es el propósito de esta visión? Esta "visión de astro­nomía'' no era una lección sobre astronomía que posteriormente sería verificada por el telescopio Hubble.

Pero, "si Elena de White hubiese dado un anticipo de lo que el telescopio Hubble reveló en los años noventa, José Bates por cierto se hubiese conven­cido de que Elena de White era una impostora, una fanática desorientada. Sus dudas se hubiesen confirmado. Probablemente no se hubiese identifi­cado más con los adventistas del séptimo día''.

En otras palabras, esta interesante "visión de astronomía'' correspon­día al conocimiento que tenía Bates sobre lo que mostraban los telescopios en 1846. Lo más probable es que esta visión haya sido dada en presencia de Bates para darle confianza en el ministerio de Elena de White.

Y la visión fue otro ejemplo de cómo Dios guía a su pueblo "paso a paso". Era el método de Jesús: '~ún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar" (Juan 16:12). La gente no puede identificarse con demasiados cambios simultáneamente. El principio de paso a paso se aplica a una amplia variedad de temas, incluyendo la reforma pro salud, el desa­rrollo gradual de la verdad, como por ejemplo cuándo comienza el día de reposo, y la creación del Centro Médico de la Universidad de Loma Linda.

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"¡Esperen un mes 1"

HiramPatch

Era a fines del invierno de 1850. Elena, que acababa de cumplir 23 años, era madre de dos varones: Henry, de tres años y medio, y Edson, de seis meses.

Jaime White, ahora con unos 29 años, estaba dirigiendo reuniones en Oswego, Nueva York, mientras redactaba la copia del primer periódico misionero adventista del séptimo día. Su obra había incomodado a los metodistas de la ciudad, que ahora estaban celebrando sus propias reu­niones. El orador de ellos, el tesorero del condado, también servía como predicador laico metodista.

Durante este período, dos jóvenes no creyentes, Hiram Patch, de 21

años, y su novia, asistían a ambas series de reuniones. Con el tiempo, se acercaron a los White, confundidos, sin saber a quién creerle. Durante esa consulta, Elena de White tuvo una visión que ellos presenciaron. Re­mitió a la pareja a Oseas 5:6 y 7: "Con sus ovejas y con sus vacas andarán buscando a Jehová, mas no lo hallarán: iSe ha apartado de ellos! Contra Jehová prevaricaron, porque han engendrado hijos de extraños; ahora serán consumidos en un solo mes ellos y sus heredades".

Entonces le dijo a la joven pareja: -Esperen y vean el resultado del asunto. Esperen un mes, y sabrán por

ustedes mismos el carácter de las personas que están participando de este reavivamiento y que profesan tener un peso tan grande por los pecadores.

-Esperaré -dijo Hiram. Dos semanas después, al tesorero se le rompió un vaso sanguíneo

del estómago mientras gritaba en una de sus oraciones. Fue llevado a su casa y confinado a guardar reposo. El jefe de policía del condado y el alguacil asumieron el control de las finanzas del condado y descubrieron un faltan te de exactamente mil dólares. Fueron a la casa del tesorero, con

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- "iEsperen un mes!" - 33

la esperanza de obtener alguna ayuda. Pero él y su esposa levantaron las manos hacia el cielo, poniendo a Dios por testigo de que ellos no sabían nada del dinero que faltaba.

No obstante, cuando el jefe de policía entró por la puerta del frente, el alguacil se había ido por detrás de la casa y se escondió en un cobertizo. De repente se abrió la puerta de atrás, y la esposa rápidamente enterró un costal en un montículo de nieve. Momentos después, mientras el jefe de policía y el tesorero estaban conversando sobre la discrepancia, el al­guacil entró en el dormitorio con el dinero que faltaba. El reavivamiento evangelizador del tesorero se desplomó de repente, e Hiram Patch y su futura esposa escogieron unirse a los adventistas que guardaban el sá­bado. Fueron miembros fieles hasta su muerte.

¿Qué aprendemos de este pequeño incidente? iElena de White era una constante ganadora de almas! Dios le dio una visión que ayudó a traer a dos jóvenes a la seguridad de la verdad bíblica. Al mismo tiempo, Dios les dio a dos hipócritas la oportunidad de hacer las cosas bien, pero rechazaron la oportunidad de confesar la verdad.

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"¡Se entregó otro rebelde I"

Stephen Smith

En noviembre de 1851, aunque Elena de White todavía no había cumplido los 24 años, ya participaba activamente en ayudar a resolver opiniones divergentes de hombres decididos. La naciente Iglesia Adven­tista del Séptimo Día estaba ganando miembros, y la necesidad de que la iglesia se organizara era obvia.

Una de las razones de este énfasis temprano en el orden eclesiástico fue una reacción a la obra destructiva de Stephen Smith, de Unity, Nueva Hampshire (a pocos kilómetros de Wáshington, Nueva Hampshire, donde todavía existe el primer templo adventista del séptimo día). Smith recha­zaba el consejo de que creer en una fecha profética para la segunda venida de Cristo ya no era un prerrequisito para ser miembro de iglesia. Smith recogió otras ideas que no eran bíblicas y luego se unió a la oposición a los White y a otros dirigentes de la iglesia.

Elena tuvo una visión en relación con el descontento, y vio que la iglesia debía actuar para limitar los errores y la disensión, desmembrando a Stephen Smith y a otros que promovían enseñanzas erróneas. Jaime White informó en su carta general delll de noviembre: "En Wáshington conocimos al hermano Smith, duro, duro, lleno de errores". "Fue una lu­cha ... El domingo, el hermano Smith estuvo presente. Duro como siempre. Hablamos claramente. Finalmente, la asamblea votó apartarse de él".

"Casi un año después de ser desglosado, Stephen Smith llegó a ver sus errores, los confesó, y fue reintegrado como miembro". Pero pronto "nue­vamente participó de creencias erróneas y fue desglosado de nuevo. En 1857 volvió a encontrar el camino de regreso, pero solo por poco tiempo.

"En algún momento de la década de 1850, después de uno de los lapsos de Smith, Elena de White le escribió un testimonio en el que describía cómo sería su vida si persistía en el rumbo que estaba siguiendo. Cuando recibió la carta, temió que fuese un testimonio de reproche [ ... ] así que [ ... ] la guardó bien al fondo de un baúl, sin abrirla ni leerla".

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- "iSe entregó otro rebelde!" - 35

Durante casi treinta años, Stephen Smith continuó oponiéndose a su confesión religiosa anterior con críticas alevosas e hirientes. "La señora de Smith siguió siendo fiel, y la Review and Herald, el periódico de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, llegaba semanalmente a la casa de ellos. Entonces, un día Smith la tomó y leyó un artículo de Elena de White. Siguió leyendo sus artículos semanalmente y descubrió que le hablaban al corazón". Finalmente, su actitud comenzó a suavizarse.

En 1885, E. W. Farnsworth regresó a Wáshington, Nueva Hamp­shire, para celebrar reuniones de reavivamiento. El padre de Eugene era William Farnsworth, miembro fundador de la primera iglesia adventista de Wáshington, Nueva Hampshire. Stephen Smith había conocido a Eugene de muchacho, y ahora caminó casi veinte kilómetros para es­cuchar su sermón sabático. Farnsworth predicó sobre el surgimiento y el desarrollo de la Iglesia Adventista. "Una vez concluido el sermón, Smith se puso de pie y pidió que se le concediera el privilegio de hablar. La audiencia, que lo conocía bien, esperaba una ... embestida de críticas y maldades.

"-No quiero que me tengan miedo, hermanos -comenzó Smith-. No he venido para criticarlos. Abandoné esa clase de asuntos.

"Entonces repasó el pasado, su odio por la organización de la iglesia, su asociación con un grupo opositor tras otro, los cuales había visto caer y sus simpatizantes quedaban desconcertados.

"-Los hechos -dijo- son contumaces, pero la realidad es que los que se han opuesto a esta obra terminaron en nada, mientras que los que han estado en simpatía con ella han prosperado, han mejorado, se han vuelto más devotos y piadosos. Los que se oponían a ella solo aprendieron a luchar y a debatir. Han perdido toda su religión.

"-Ningún hombre honesto puede dejar de ver que Dios está con ellos y contra nosotros. Quiero estar en comunión con este pueblo, de corazón y en la iglesia.

"Smith tenía intenciones de permanecer un tiempo en Wáshington para la reunión del sábado siguiente, pero el miércoles recordó la carta de Elena de White que estaba en el baúl de su casa. Al sentir que no podía esperar a leerla, inició el viaje de regreso el jueves de mañana y recorrió los casi veinte kilómetros hasta su casa y pronto tuvo el sobre cerrado en sus manos. Lo rompió para abrirlo y leyó su contenido.

"De regreso en Wáshington el sábado siguiente, escuchó a Farnsworth predicar sobre el Espíritu de Profecía en la iglesia remanente. Al concluir el sermón, se puso de pie nuevamente. Esto es lo que dijo:

"-Yo mismo recibí un testimonio hace 28 años. Lo llevé a casa y lo guardé en mi baúl, y nunca lo leí hasta el jueves pasado".

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Explicó que todos esos años no lo había leído, "por temor a volverse loco. "-Pero -dijo-, en realidad estuve loco todo el tiempo. "Finalmente, dijo:

Hermanos, cada palabra del testimonio para mí es cierta, y lo acepto. Y he llegado hasta ese lugar donde finalmente creo que todos ellos [los testimonios] son de Dios, y si hubiese tenido en cuenta el que Dios me envió a mí, al igual que el resto, habría cambiado todo el rum­bo de mi vida, y hubiese sido un hombre muy diferente.

Cualquier hombre que es honesto debe decir que los tes­timonios siempre conducen a un hombre hacia Dios y la Biblia. Si es honesto, dirá eso; si no dice eso, no es honesto.

Si yo los hubiese tenido en cuenta, me habría aho­rrado un montón de problemas. Los testimonios decían que no debía predicarse más ningún "tiempo difinido" después del movimiento del '44, pero pensé que sabía tanto como las visiones de una anciana, como solía cali­ficarla. iQue Dios me perdone! Para mi pesar, descubrí que las visiones eran correctas, y el hombre que pensaba que se las sabía todas estaba equivocado, porque yo pre­diqué el tiempo en 1854 y gasté todo lo que tenía, cuando, si hubiese tenido esto en cuenta, me habría ahorrado todo eso y mucho más. Los testimonios son correctos y yo estoy equivocado.

"Después de hablar por algún tiempo, concluyó: "-Hermanos, soy demasiado viejo como para desandar todo lo que

hice. Estoy demasiado débil como para ir a nuestras reuniones con gran concurrencia, pero quiero que le digan a nuestro pueblo en todas partes que se ha entregado otro rebelde.

"Ocurrió un verdadero cambio en la vida y en la experiencia de Ste­phen Smith, y fue recordado en sus últimos años como un adventista del séptimo día amable, dulce e incondicional".

Por muchas razones, no vale la pena ignorar un mensaje claro del Señor, ni en la década de 1850 ni en el siglo XXI.

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"¡Dios conoce mi corazón!"

La evangelista mentirosa

El lugar: Vergennes, Míchigan. Elena de White tenía 26 años; Jaime, 32. A fines de mayo de 1853, los White hacían su primer viaje a Míchigan; su hogar todavía estaba en Rochester, Nueva York. Battle Creek aún no era un centro adventista. En Tyrone, Míchigan, Elena tuvo una visión relacionada con varias empresas de observadores del sábado que ella, por supuesto, todavía no había conocido.

Una porción de la visión tenía que ver con una mujer que profesaba una santidad extraordinaria y que se estaba esforzando por darse a co­nocer a los nuevos creyentes de Míchigan. Todo lo que Elena sabía sobre ella le fue revelado en esa visión de Tyrone justo después de que ella y Jaime acababan de llegar al Estado. M. E. Cornell, un joven que recien­temente había aceptado el mensaje del tercer ángel, había conocido a la mujer pocos días antes de que los White llegaran a Míchigan, pero no hizo mención de ella frente a los White. Cuando se enteró de lo que Elena había escrito sobre la situación, le dijo al pastor Loughborough, con quien estaba realizando reuniones de evangelización:

"-Ahora observaremos y veremos cómo salen Zas cosas". No le dijo a Loughborough dónde vivía la mujer. Cuando Elena de White le preguntó a Cornell sobre el

asunto, él respondió: "-Si existe una mujer así, probablemente tú la hallarás,

ya que tienes conftrencias donde podrás ver a la mayoría, si no a todos, los observadores del sábado del Estado".

Loughborough escribió posteriormente:

En la descripción escrita acerca de la mujer por parte de la hermana White, no solo contó el proceder de la mujer, sino también que, cuando fuese reprendida, pondría un

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gesto santurrón, y diría: "Dios ... conoce ... mi ... corazón". Ella dijo que esta mujer estaba viajando por el país con un joven, mientras que su esposo, un anciano, estaba en casa trabajando para sustentarlos en su mal proceder. La señora de rvhite dijo que el Señor le había mostrado que 'a pesar de todas las pretensiones de santidad de la mujer, ella y el joven eran culpables de violar el séptimo Mandamiento':

Con esta descripción de la mujer en el bolsillo, Loughborough esperó con curiosidad para ver cuál sería el resultado del caso.

El 11 de junio llegaron a la casa donde debían ser recibidos en Ver­gennes. Loughborough recordó lo que ocurrió:

Cuando nos apeamos del carruaje, y estábamos parados bajo un gran manzano frente a la casa, la hermana rvhite le dijo a su esposo:

-Jaime, tenemos que ir a la iglesia a la que asiste esa mujer que vi en la visión de Tyrone.

-¿Por qué? -dijo el hermano rvhite-. Esta no es la casa donde vive ella, ¿verdad?

-No -dijo la hermana rvhite-, pero vi a este hombre y a esta mujer en conexión con el caso. La mujer de esta casa no tiene confianza en esa mujer, pero el hombre de aquí piensa que ella tiene razón.

Loughborough continuó:

Pensé que se corría un riesgo muy grande en el asunto, ya que no había habido intercambio de palabras sobre el tema entre la hermana rvhite y estas personas.

Mientras aún estábamos debajo del árbol, el pastor Cornell habló y d'ljo:

-El hermano Brigham está viniendo. La hermana rvhite alzó la vista, mientras todavía esta­

ban a unos cincuenta metros de distancia, y dijo: -iOh! Los veo en conexión con este caso. Ninguno de

todos ellos tiene confianza en las ínfulas de esa mujer. Luego llegó otro carruaje. Al observarlos, ella dijo: -Este grupo está dividido con respecto al caso. Los del

asiento de adelante no tienen ninguna confianza en la mujer; los del asiento trasero piensan que ella está en lo correcto.

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- "iDios conoce mi corazón!" -

Entonces apareció un tercer carruaje. Ella dijo: -Todos ellos están bajo la influencia de la mujer. Luego dijo: -Esta debe ser la iglesia donde vive esa mujer, porque he

visto a todas estas personas en conexión con ese asunto.

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"El sábado de mañana, la reunión se llevó a cabo en un amplio gra­nero a casi cinco kilómetros de distancia de donde estaban alojadas las visitas". Loughborough recuerda:

Mientras el hermano Ulhite predicaba, entraron un anciano, un joven y una mujer. Los dos primeros sesenta­ron adelante, directamente al frente del hermano Ulhite, mientras que la mujer tomó asiento cerca de la puerta del granero. Después de un breve sermón del hermano Ulhite, la hermana Ulhite se puso de pie para hablar. Presentó sus comentarios hablando del cuidado que deberían tener los pastores para no arruinar la obra que se les asignó. Dijo que Dios no podía llamar a una mujer a viajar por todo el país con algún otro hombre que no fuese su esposo.

Finalmente, dijo: -Aquella mujer que se acaba de sentar cerca de la puerta

afirma que Dios la ha llamado a predicar. Está viajando con este joven que se acaba de sentar frente al púlpito, mientras que este anciano, su esposo ODios tenga piedad de él!) se esfuerza grandemente trabajando en su casa para ganar los medios que ellos utilizan para continuar con su iniquidad. Ella profesa ser muy santa; estar santificada. Con todas sus pretensiones y discursos sobre la santidad, Dios me ha mostrado que ella y este joven han violado el séptimo Mandamiento.

Todos en ese granero sabían que la hermana Ulhite nunca había visto personalmente a estas personas hasta que entraron en ese granero. La distinción que hizo de las personas y su difinición del caso pesaron en favor de su visión.

Ahora, todas las miradas se volvieron hacia la mujer en cuestión, una tal Sra. Alcott. ¿cuál sería su reacción a esta descripción explícita de su testimonio extraño y de su adulterio?

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Loughborough continuó:

Después de quedarse sentada durante un minuto, lenta­mente se puso de pie, puso una cara de santurrona, y dijo:

-Dios ... conoce ... mi ... corazón. Eso fue todo lo que dijo, y se sentó. Eso fue justamente lo

que el Señor mostró (el28 de mayo) que diría la mujer. El 11 de junio hizo exactamente lo que fue dicho que haría, y pronunció las mismas palabras predichas que diría cuan­do fuese reprendida, y nada más.

"Durante las semanas siguientes, creció la oposición, lo que llevó al joven implicado a regresar a Canadá. Antes de irse, uno de los adventistas le preguntó si la visión de Elena de White relacionada con él era cierta. Él respondió:

"-Esa visión era muy cierta''.

Cuando un profeta está en nuestro medio, "vuestro pecado os alcan­zará". ¿Qué sucedería en cualquiera de nuestras iglesias hoy si Elena de White llegara, pasara a la plataforma y echara una mirada alrededor?

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La incursión de Waukon

La recuperación de dos predicadores cansados

¿se podía cruzar el río Mississippi? Algunos decían que no y otros decían quizá, ipero nadie dijo que sí! Una visión marcó la diferencia.

El primer fin de semana de diciembre de 1856, Elena, ahora de 29 años, y Jaime, con 35, estaban en Round Grove, Illinois, para encontrarse con creyentes adventistas, algunos de los cuales habían conocido en Nueva Inglaterra. "Era una época en la que 'el Oeste' se estaba abriendo para los colonos". En comparación con Nueva Inglaterra, la tierra fértil a ambos lados del río Mississippi parecía el cielo. Muchos adventistas les habían dicho adiós a las fincas pedregosas de Nueva Inglaterra, donde la pobreza era generalizada, y habían seguido el llamado de las ricas praderas. Entre los que se habían dirigido hacia el oeste estaban las familias Andrews, Stevens y Loughborough: algunos de los fuertes líderes adventistas.

Por ejemplo, el matrimonio Loughborough, a los 25 años de edad, dedicó el año 1856 a realizar reuniones en carpas durante las noches y a trabajar durante el día en tareas tales como cultivar heno y cosechar, y se esforzaban por ganar un promedio de cuatro o cinco dólares por semana. Después de asentarse durante el otoño, Mary Loughborough dijo: .

-Esto es demasiado; ya no podemos vivir más así. John había sido carpintero, y le dijo a Mary que irían a Waukon y se

reencontrarían con John Andrews y su familia, que ya estaban en Iowa. En Iowa, descubrieron que Andrews, ya el mejor teólogo adventista

a los 28 años de edad, estaba muy enfermo. John Loughborough, de­sanimado y cansado después de un año de realizar reuniones en carpa, tenía poca energía para ayudar a reintegrar a las familias titubeantes que se estaban comprando toda la tierra y trabajaban duro, siguiendo el atractivo de la prosperidad.

Ahora, regresemos a Round Grove, Illinois: El9 de diciembre, Elena de White tuvo una visión: "Se me mostró que un grupo de hermanos de Waukon, Iowa, necesitaba ayuda; que la trampa de Satanás debía ser

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quebrada, y que estas preciosas almas debían ser rescatadas. Mi mente no se pudo tranquilizar hasta que decidí visitarlos".

Pero el invierno había comenzado, y "había que cruzar el río Missi­ssippi, en barco o por sobre el hielo". Los White se hospedaban en casa de los Hart y los Everts, otras de las familias que habían venido de Nueva Inglaterra. Estos dos hombres habían aprendido a confiar en las convic­ciones de Elena, y fueron impresionados a llevar a los White a Waukon en trineo.

Elena de White relata la historia:

En ese momento era adecuado viajar en trineo, e hicimos los preparativos para ir con dos caballos y un trineo; pero como llovió durante 24 horas, y la nieve estaba desapa­reciendo rápidamente, mi esposo pensó que el viaje debía suspenderse. Sin embargo, mi mente no podía descansar; estaba inquieta con respecto a Waukon.

El hermano Hart me dijo: -Hermana White, ¿y Waukon? -Iremos -le dije. -Sí -respondió-, si el Señor obra un milagro. Muchas veces aquella noche me acerqué a la ventana

a observar el clima, y casi al despuntar el alba hubo un cambio, y comenzó a nevar. A la tarde siguiente, a las 5 en punto, nos pusimos en marcha en dirección a Waukon ... Al llegar a Green Vale, fllinois, tuvimos reuniones con los hermanos allí.

Pero en Green Vale "se desató [otra] nevada, que demoró el viaje casi una semana. El lunes 15 de diciembre, Jaime White informó [en el periódico de la iglesia]: 'Esperamos poder abrirnos camino y proseguir nuestro viaje ... en pocos días'.1 En su informe siguiente habló de la con­tinuación del viaje cuando se abrieron las rutas, y que cuando paraban en hoteles hacían reuniones para presentar el mensaje del tercer ángel. Pero tuvieron que rechazar invitaciones para realizar reuniones en los poblados. La misión de ellos, escribió, era 'visitar a los hermanos y las hermanas que se habían mudado de Maine, Massachusetts, Vermont y Nueva York, unos treinta en total' ...

"Al acercarse al río Mississippi, hicieron muchas averiguaciones para cruzar. Nadie pensaba que pudiera hacerse tal cosa. Los caballos se en­terraban en la nieve endurecida a cada paso. El hielo sobre el río ma­yormente estaba compuesto de nieve, y había aproximadamente treinta

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centímetros de agua que se extendían sobre ella. Elena de White relató la impresionante experiencia:

Cuando llegamos al río, el hermano Hart se incorporó en el trineo y dijo:

-¿Es Iowa o regresamos a fllinois? ... -Sigue adelante, confiando en el Dios de Israel. Nos aventuramos sobre el hielo, orando a medida que

avanzábamos, y fuimos transportados a salvo de un lado al otro. Al ascender por la margen del río del lado de Iowa, nos unimos en alabanza al Señor. Una cantidad de personas nos dijo, después de que hubimos cruzado, que ninguna cantidad de dinero los hubiese tentado a aventu­rarse sobre el hielo, y que varios equipos habían penetrado el hielo, y los conductores apenas escaparon con vida.

Después de pasar el sábado con los miembros de iglesia en Dubuque, a diez kilómetros del cruce, continuaron hacia Waukon, que todavía estaba a cuatro días de distancia en trineo.

Elena escribió: "Nunca presencié un clima tan frío. Los hermanos se miraban entre sí para ver si se estaban congelando; y a menudo escu­chábamos: 'Hermano, su cara se está congelando, será mejor que se frote la escarcha lo antes posible'. 'Su oreja se está congelando'; o 'Su nariz se está congelando' ".

Obviamente, Elena encontraba poco tiempo para escribir, pero el miércoles, al aproximarse a Waukon, despachó una pequeña nota dirigida a los 'Queridos amigos de casa':

Aquí estamos, a 22 kilómetros del otro lado de Waukon. Todos estamos bastante bien. Hemos tenido un tiempo más bien tedioso para llegar hasta aquí. Ayer por kilómetros no había huellas. Nuestros caballos tenían que abrirse cami­no por la nieve, muy profunda, pero salimos adelante.

Oh, a qué precio hemos hecho este viaje. El lunes pasa­do no pudimos conseguir comida decente y no probamos ni un bocado más que una manzanita de la mañana hasta la noche. La mayor parte del tiempo nos hemos sentido cómodos, pero este es el clima frío más amargo que hayamos experimentado alguna vez.

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Después de llegar a Waukon, "Elena escribió:

Llegamos a Waukon el miércoles de noche y descu­brimos que casi todos los observadores del sábado se lamentaban de que hubiéramos llegado. Existía mucho prejuicio con respecto a nosotros, porque se habían dicho muchas cosas que tendían a perjudicar nuestra influen­cia. (En Iowa en ese entonces, The Messenger Party [El grupo del mensajero], dirigido por los ex pastores J. M. Stephenson y D. P. Hall, habían planteado muchas ar­gumentaciones contra los White.) Sabíamos que el Señor nos había enviado, y que allí tomaría la obra en sus propias manos.

'~ños después, Loughborough dio una descripción vívida de la reu­nión de los viajeros con los creyentes de Waukon:

Mientras el hermano Hosea Mead y yo estábamos trabajando en un almacén de Waukon, un hombre que levantó la vista me vio y me preguntó:

-¿conoce a un carpintero por aquí llamado Hosea Mead?

-Sí, señor, está aquí trabajando conmigo -respondí. El hermano Mead d'ljo: -Esa es la voz de Elon Everts. Entonces se acercó y miró hacia abajo, y el hermano

Everts dijo: -Baja; el hermano y la hermana White y el hermano

Hart están aquí afuera en el trineo. Cuando llegamos al trineo, la hermana White me salu-

dó con la pregunta: -¿Qué haces tú aquí, Elías? Asombrado por tremenda pregunta, respondí: -Estoy trabajando con el hermano Mead en obras de

carpintería. Por segunda vez ella repitió: -¿Qué haces tú aquí, Elías? Ahora me sentía tan avergonzado con esa pregunta, y

la asociación de mi vida con Elías, que no supe qué decir. Era evidente que había algo detrás de todo esto, y que debía oír más al respecto.

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- La incursión de Waukon -

Por tercera vez repitió la pregunta: -¿Qué haces aquí, Elías? Fui llevado por estas preguntas escuetas a considerar

muy seriamente el caso de Elías, lejos de la obra directa del Señor, escondido en una cueva ... El saludo me conven­ció completamente de que iba a haber un cambio, y una 'vuelta' del trabajo en el que estaba ocupado".

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Jaime y Elena de White dedicaron el sábado y el domingo a reunirse con los creyentes desanimados y a analizar la aplicación del mensaje lao­dicense. Durante "una de las reuniones, Elena de White fue arrebatada en visión, y en visión repitió solemnemente las palabras 'iVolveos a mí y yo me volveré a vosotros!, ha dicho Jehová'. Estas palabras trajeron consuelo y esperanza ... [para] Mary Loughborough, que ... se había quedado sola en casa mientras su esposo salía a predicar, y fue tentada a murmurar". En un testimonio poderoso, "ella confesó su amargura de espíritu [ ... ] y exhortó a su esposo a regresar al ministerio.

"En otra reunión, John Andrews renovó su consagración a Dios y al servicio en la causa del Señor". Cada miembro del grupo aceptó el ánimo y la reprensión, y se restableció su concentración para servir al Señor, en vez de fijarla en alcanzar la prosperidad.

El largo y peligroso viaje invernal de Jaime y Elena en un trineo abierto para pasar algunos días en Waukon fue de lo más provechoso. iPensemos en esto! Además de restablecer una iglesia creciente en Iowa, dos líderes especiales en el desarrollo de la Iglesia Adventista fueron recuperados. John Andrews, después de recuperar la salud, regresó aBa­ttle Creek. Se convirtió en un notable estudioso de la Biblia e historiador, y fue el primer misionero de ultramar.enviado por la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Hoy recordamos a este ,hombre que le dio la espalda a la posibilidad de amasar una fortuna en Io~a cuando pensamos en la Universidad Andrews. John Loughborbugh regresó con su valiente esposa e ingresó en una destacada carrera como presidente de cinco asociaciones, tesorero de la Asociación General, sembrador de iglesias en muchos campos y autor de varios libros que son muy valorados en la actualidad.

Nunca más vacilaron estos dos hombres. Todavía les esperaban prue­bas y bendiciones, perplejidades y providencias, pero nunca volvieron atrás. En una de las reuniones de Waukon, el joven Loughborough se levantó y dijo:

-iGuardé el martillo! iClavé el último clavo! De ahora en adelante mi mano sostendrá la espada del Espíritu, y nunca la abandonará. iLo

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prometo ante Dios! Elena de White sabía del valor de los hombres y las mujeres. El viaje

invernal a Waukon fue solo un ejemplo del peligro y la incomodidad que debió soportar para alentar a creyentes cansados y descorazonados, en este caso a dos predicadores jóvenes con gran potencial. iPeligro que hasta incluyó cruzar el río Mississippi en trineo en medio del invierno!

1 Review and Herald, 1° de enero de 1857.

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Joven predicador finalmente

satisfecho

Daniel Bourdeau

Mientras todavía era adolescente, Daniel Bourdeau hacía obra mi­sionera en Canadá para los bautistas cuando se enteró de que sus padres y su hermano mayor (Augustin C.) se habían unido a los adventistas sabatarios en el norte de Vermont.

Aunque Daniel hizo todo lo posible para disuadir a su familia de seguir a los adventistas, ellos terminaron persuadiéndolo a él en cuanto al sábado y otras doctrinas. Pero Daniel seguía siendo "incrédulo en las visiones". Esa incredulidad se convirtió en certeza el 21 de junio de 1857, cuando observó a Elena de White en visión en Buck's Bridge, Nueva York. Se le dio permiso a Daniel para examinar a Elena durante la visión. Este es su informe:

Para satisfacer mi mente en cuanto a si respiraba o no, primero puse la mano sobre su pecho lo suficiente como para saber que no había más exhalación de los pulmo" nes de la que habría habido si hubiese sido un cadáver. Entonces tomé mi mano y la coloqué sobre su boca, apre­tando sus fosas nasales con el índice y el pulgar, de modo que era imposible que ella exhalara o inhalara aire, aun si ella lo hubiese querido. La sostuve así con mi mano unos diez minutos, tiempo suficiente como para sofocarla en circunstancias normales; ella no se vio afectada en lo más mínimo por esta prueba.

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Desde que presencié esteftnómeno maravilloso, ni una vez me sentí inclinado a dudar del origen divino de sus visiones.*

Un año después, Daniel fue ordenado. Siempre manteniendo las prioridades en orden, dedicó los siguientes tres años a buscar esposa. En 1861 se casó con Mariqn Saxby en Bakersfield, Vermont. La ceremonia tuvo lugar en una casa particular en la que ofició Jaime White.

"Como el servicio se realizó tarde en el día, los recién casados acep­taron la invitación de su anfitrión de pasar la noche de bodas en su casa. Los White también se quedaron como huéspedes.

"Cuando Elena de White subió las escaleras para descansar, vio a un joven muy nervioso yendo y viniendo frente a la puerta cerrada de un dor­mitorio. Ella sospechó que había un problema. Dulcemente le dijo al joven novio (según la novia citó la narración de su esposo sobre el incidente):

"-Daniel, dentro de la habitación hay una joven asustada en la cama, petrificada de miedo. Ahora entra hasta donde está ella inmediatamente, ámala y confórtala. Y, Daniel, trátala con dulzura, y trátala con ternura, y trátala con amor. Eso le hará bien.

"Entonces agregó: "-Daniel, itambién te hará bien a ti! ''Aquí tenemos a una mujer victoriana que tenía sus prioridades en or­

den; y esa pareja joven" estuvo inmensamente agradecida desde entonces. Daniel tenía buenas razones para confiar en Elena de White. Un año

después, en 1862, escribió un artículo para el periódico de la iglesia, Review andHerald, que respondía algunas de las preguntas básicas que la gente a veces formulaba contra las mujeres que recibían visiones, así como también contra mujeres que hablaban en la iglesia. Terminó su estudio con este llamado: "Tenemos estas producciones que consideramos sagradas y, antes de consentir en rechazarlas, nuestros oponentes tendrán que presentar pruebas palpables de que son espurias".

En 1868, Daniel partió para California con J. N. Loughborough, res­pondiendo a una petición de un grupo de adventistas de San Francisco. Los dos comenzaron la obra organizada de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en California. En 1870 regresó al Este, retomando la obra entre las audiencias de habla francesa e inglesa. Organizó iglesias en Wisconsin y

* Bourdeau no basó su confianza en Elena de White solo en los fenómenos fisicos, y nadie debería hacerlo. Después de todo, Satanás tiene poderes sobrenaturales, y él puede falsificar todos los fenómenos fisicos que generalmente se asocian con los profetas, tanto en la Biblia como en la vida de Elena de White. La Iglesia Adventista del Séptimo Día siempre ha sostenido que los fenómenos fisicos pueden ser evidencia del don profético, pero no necesariamente prueba de que cualquier fenómeno en particular es del Señor.

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en Illinois. Luego, en 1882, él y su hermano, A. C., partieron hacia Europa, donde estuvieron siete años, realizando obra evangélica en lugares como Francia, Suiza, Córcega, Italia, Alsacia y Lorena.

Daniel concluyó su carrera ministerial como un notable predicador y escritor, siempre consciente de sus experiencias personales con la mensa­jera de Dios, que iluminó la Biblia de una manera totalmente nueva. Un testigo de primera mano es la mejor evidencia de la verdad, y la reacción en cadena de ese testimonio sigue su curso para siempre.

1 1

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Tierna carta a un joven con

adicciones

Victory Jones

Elena de White hablaba ante audiencias grandes y pequeñas, muchas veces a líderes de iglesia, agobiados por las preocupaciones, que estaban lidiando con importantes problemas administrativos o de personal. Pero también hacía tiempo para escribir cientos de cartas a jóvenes individua­les que luchaban con problemas personales.

Victory Jones fue uno.de esos jóvenes que recibieron un mensaje de la mensajera de Dios. En 1861, Elena de White tenía 34 años y estaba muy ocupada con viajes extensos: Pero tuvo tiempo para Victory Jones, miembro de la iglesia de Monterey, Míchigan, que era adicto al tabaco y al alcohol.

Victory recibió una carta que incluía estas palabras: "Si hubieses abandonado el tabaco completamente y nunca hubieses tocado esa mala hierba asquerosa después de empezar la últíma vez, podrías haber vencido muy fácilmente tu apetito por la bebida fuerte".

Después de otros consejos, concluyó la carta con este sincero llamado, haciendo un juego de palabras con su nombre:

He tratado de escribirte lo que me fue mostrado. Ahora, querido amigo, te suplico, ¿te aferrarás a este aliciente que el Señor te presenta ahora? ¿Echarás mano de la esperanza que el Señor te da ahora? Sentimos profunda­mente por ti. No podemos dejar que perezcas. Queremos que vayas con nosotros.

Oraremos por ti. Ora y vela por tu cuenta. Busca el poder de la verdad en el alma. Una mera teoría de la verdad nunca te fortalecerá para vencer tus fuertes há-

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- Tierna carta a un joven con adicciones -

bitos. La vida eterna está delante de ti. Por gratificar un apetito depravado, no hagas que tu familia sea desdicha­da, no alejes toda la felicidad de ellos y no seas miserable contigo mismo, porque al final recibirás la paga del pecado, que es la muerte ...

Debo terminar. Mi oración es que demuestres ser digno de tu nombre. Sé un vencedor y camina con Jesús en la luz, porque serás hallado digno, lavado y emblanquecido en su sangre.1

51

¿Te gustaría recibir una carta similar de aliento cuando enfrentas una tentación abrumadora? Puedes recibir la misma ayuda que recibió Victory; tan solo coloca tu nombre en esta carta.

1 Carta 1, 1861.

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ll

Ningún derecho a estar

en el púlpito

El predicador bígamo

No todos los mensajes de Elena de White fueron dados en forma pri­vada, personalmente. A veces, tenían que hacerse en público para el bien de todos los involucrados. Pero no tanto para el predicador traicionero y tramposo en el púlpito de la reunión campestre de Wisconsin en 1870.

El predicador "ya había comenzado [su sermón] cuando llegaron los White [a la carpa]. Elena y Jaime se detuvieron por un momento mientras ella le decía algo a Jaime. [: .. ] Los que estaban más cerca oyeron que Jaime dijo: 'iDe acuerdo!' Fueron hasta el pasillo central pero Elena de White no se sentó. Miró al predicador, lo señaló con el dedo y dijo:

-Hermano, he oído su voz en visión y, cuando esta mañana entré en esta carpa, reconocí esa voz y el Señor me dijo que sin vacilar, cuando oye­ra esa voz, le diera el mensaje que me dio para usted, y tendré que hacerlo.

"El predicador se detuvo. Elena de White continuó: "-Hermano, conozco a una mujer en Pennsylvania con dos niñitos.

Esa mujer le dice a usted esposo y esos niños lo llaman a usted papá, y lo están buscando por todas partes y no pueden encontrarlo. No saben dónde está. Aquí hay otra mujer con seis hijos que se aferran a sus faldas, y ella lo llama esposo y ellos le dicen papá. Hermano, usted no tiene nada que hacer detrás de ese púlpito.

"El predicador se lanzó hacia el pliegue de la carpa y desapareció. Su hermano, que estaba sentado entre la concurrencia, se levantó de un salto y les dijo a los oyentes estupefactos:

"-Hermanos, lo peor de esto es que es totalmente cierto". "El pastor Armitage contó esta historia en la iglesia de Redlands,

California, a comienzos de 1931, donde G. B. Starr era pastor". Pero hay más. "Cuando el pastor Armitage contó esto en Redlands, también dijo

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que cuando su madre murió, su padre se casó con la hermana de esa mujer de Wisconsin con los seis hijos. Los seis eran miembros de iglesia y uno de ellos 'ocupaba un lugar muy importante en el Hospital de Loma Linda' ". Y ahora eran sus primos.

Entonces, el hermano Armitage hizo que la historia fuese aún más dramática. "Señaló a la madre que había sido engañada por su esposo bígamo [que ahora era su tía]; ella estaba en la iglesia ese día visitando a su hija, uno de los seis hijos".

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Una carta justo a tiempo

Cómo se salvó el pastor Cornell

El pastor Merritt E. Cornell nació en 1827, el mismo año que Elena de White. Fue guiado a la Iglesia Adventista del Séptimo Día por José Bates en 1852 e inmediatamente se dispuso vigorosamente a proclamar su nueva fe. Él y el pastor Loughborough condujeron las primeras reuniones adventistas en carpa en Battle Creek en 1854, un año antes de que los dirigentes de la iglesia trasladaran la casa editora y sus casas de Rochester, Nueva York, a Battle Creek. Él y Loughborough, desde luego, lideraban.

En junio de 1871, en ese entonces con 44 años, Cornell se sumó a Loughborough en las reuniones de evangelización llevadas a cabo en San Francisco, California. Se bavtizaron más de cincuenta personas y se orga­nizó una iglesia. La esposa de Cornell, Angeline, había estado trabajando con él como la primera instructora bíblica adventista del séptimo día y a veces se quedaba para enseñarles a los nuevos conversos los principios fundamentales del mensaje adventista. Y quizás eso creó un incidente en San Francisco que probablemente salvó su matrimonio.

No obstante, a medida que las reuniones progresaban, Cornell se volvió descuidado en su conducta, especialmente con las damas. Lough­borough, con la dulzura de Pablo, amonestó a Cornell a evitar toda apa­riencia de mal. Para gran sorpresa de Loughborough, Cornell asumió una actitud atrevida y desafiante, al declarar que tenía derecho a hacer lo que quisiera.

Loughborough regresó al condado de Sonoma para supervisar unas cinco iglesias que había organizado con D. T. Bourdeau. Cuando Lough­borough regresó a San Francisco, inmediatamente vio que la iglesia era un hervidero. Cornell tenía amigos que simpatizaban totalmente con él, pero un grupo mayor veía la crisis que se avecinaba. La situación empeoró rápidamente. Cornell era una mariposa a punto de ser consumida por las llamas. Muchos antes y después de él no pudieron resistir la atracción fatal.

El sábado 27 de enero de 1872, la iglesia decidió que era necesaria una

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- Una carta justo a tiempo - 55

investigación. Había que hacer algo decisivo para salvar la reputación de la joven iglesia. El momento se fijó para la mañana siguiente, el domingo 28 de enero, a las 9 en punto.

El domingo de mañana, cuando Loughborough iba de camino a la reunión, se encontró con Cornellllorando y diciendo que no iba a ir a la reunión. Loughborough respondió:

"-¿No irás a la reunión? iLa reunión tiene que ver con tu caso! "-Ya lo sé -dijo Cornell-, peroestoytotalmente equivocado. Tú tienes

razón con la postura que has tomado con respecto a mí. Aquí hay una carta de confesión que escribí para la iglesia; llévala y léesela. Será mejor para ustedes, y mejor para los que podrían estar inclinados a simpatizar conmigo, si yo no estoy allí".

Loughborough, totalmente sorprendido, preguntó: "-¿Qué ocasionó este gran cambio en ti desde ayer?" Cornell respondió: "-Fui a la oficina de correos anoche, después del sábado, y recibí

una carta de la hermana White, desde Battle Creek, Míchigan. Es un testimonio que escribió para mí.

"Me la entregó y me dijo: "-Léela, y verás cómo ve mi caso el Señor". Este es el mensaje de Elena de White:

Battle Creek, Míchigan, 27 de diciembre de 1871. Apre­ciado pastor Cornell: ~ntes que Ud. reciba esta carta, podrá notar que el Señor ha visitado una vez más a su pueblo dándome un testimonio. En la visión me fue mos­trado que Ud. no estaba parado debajo de una luz clara, y corría el peligro de causar oprobio a la causa de Dios por conducirse de la manera como cree que puede conducirse. El designio de Satanás es causar su ruina ...

Se me mostró que precisamente ahora Ud. debería ser muy circunspecto en su comportamiento y en sus pala­bras. Está siendo observado por enemigos. Es muy débil, aunque aparenta ser un hombre muy fuerte cuando mueiJe las multitudes. [.J Si no es cuidadoso, acarreará un opro­bio sobre la causa de Dios que después no podrá borrar.1

"Cornellle pidió a Loughborough que le dijera a la iglesia que ha­bía recibido un testimonio de la hermana White, amonestándolo por su conducta, y que él lo aceptaba, ya que era cierto. La iglesia se salvó de la división. Para todos fue evidente que hubo sincronización divina en esta

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experiencia única. Loughborough hizo algunas verificaciones, y escribió:

Esto fue parte de una visión dada a la señora de White en Bordoville, Vermont, ellO de diciembre de 1871. Ella comenzó a redactar la parte relacionada con el caso de este hermano el27 de diciembre de 1871 pero, por alguna razón, la conclusión del documento se demoró hasta el18 de enero de 1872,jecha en que .fue terminado y despachado desde Battle Creek. Luego se requerían nueve días para recibir cartas por tierra desde Míchigan hasta California ...

Al momento de la visión [a principios de diciembre], no había más que una sombra de lo que realmente sucedía cuando el testimonio llegó a San Francisco. Se verá, a partir de una comparación de .fechas, que el clímax del caso de San Francisco se dio después de que el testimonio escrito partiera del lugar de origen. Nuestros hermanos de San Francisco vieron inmediatamente que ninguna persona podría haber escrito a Battle Creek para comu­nicarle la información a la señora de White a tiempo para que ella escribiera esta carta, porque la situación no

f existía entonces.

"Loughborough [ ... ] naturalmente sintió curiosidad en cuanto al mo­mento exacto del mensaje. Esto es lo que descubrió con su investigación:

A una hora muy temprana de la mañana del18 de enero de 1872, la señora de Whitefue despertada con el testimonio antes mencionado vívidamente impreso en su mente. La impresión fue tan marcada como si hu­biese sido expresada en forma audible: ''Escribe inme­diatamente ese testimonio para California, y envíalo en el próximo correo; es necesario". Cuando esto se repitió por segunda vez, ella se levantó, se vistió a toda prisa y terminó el escrito.

Justo antes del desayuno se la entregó a su hijo, Guiller­mo, diciendo:

-Lleva esta carta a la oficina de correos, pero no la pongas dentro del buzón. Entrégasela aljife de correos, y asegúrate de que la ponga en la bolsa del correo que sale esta mañana.

Después él dijo que pensaba que las instrucciones de

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- Una carta justo a tiempo -

ella eran un tanto extrañas, pero no hizo preguntas e hizo como se le pidió y "me aseguré de que la carta .fuese coloca­da en la bolsa del correo".

57

¿Qué hemos aprendido? Que si Elena de White hubiese escrito la visión en diciembre de 1871 y la hubiese despachado como era su cos­tumbre, el mensaje habría tenido poca aplicación. Si la carta llegaba el lunes siguiente, un día después de la reunión del domingo en la iglesia, la iglesia se habría dividido y hubiese quedado con sentimientos amargos. Esa carta le llegó al pastor Cornell precisamente en el momento indicado.

El pastor Cornell aceptó la amonestación, dejó su conducta inapro­piada y continuó su ministerio evangélico con el pastor Loughborough.

Pocos años después, Elena de White escribió: "He sido despertada de mi sueño con una sensación vívida de asuntos previamente presentados a mi mente; y he escrito a medianoche cartas que han cruzado el continente, y, llegando en un momento de crisis, han evitado gran desastre a la causa de Dios. Esta ha sido mi obra durante muchos años".2

1 Carta 23, 1871, publicada en Testimonios acerca de conducta sexual, adulterio y divorcio, pp. 189, 190.

2 Consejos para la iglesia, p. 166.

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El barco fantasma

Dudley Canright

Dudley M. Canright era un orador y escritor enérgico y elocuente, que tenía muchas habilidades para ofrecer a la Iglesia Adventista. Jaime White reconoció el potencial de Canright cuando, a los 21 años, Canright pidió consejo en relación con su futuro. White dedicó casi una hora para ani­marlo. Además, le dio una Biblia y un par de láminas a Canright diciendo:

"-Dudley, toma estos, sal y pruébalos. Cuando quedes satisfecho de que has cometido un error, devuélvemelos".

En el próximo mes de mayo, White se encontró con Canright y le preguntó:

"-¿Qué tal esas láminas y la Biblia?" ---X Canright respondíó:

"-Hermano White, usted las ha perdido". En 1865, cuando tenía 26 años, Canright fue ordenado. Primero

trabajó con evangelistas destacados, y posteriormente se abrió paso por su cuenta en todo el Medio Oeste de los Estados Unidos y en algunos Estados del Este. Canright pronto fue presidente de Asociación y trabajó en la junta de la Asociación General durante dos años.

Pero, algunos años después, las emociones de Canright superaron su buen juicio, y lo irritaban el control administrativo y la estrecha con­ducción de Elena de White. Dudley Canright era un hombre de muchas habilidades, pero era atormentado por períodos recurrentes de dudas y desánimo. En el otoño de 1882, dejó de predicar y se fue como agricultor a Otsego, Míchigan.

Para septiembre de 1884 (dos años después), en la reunión campestre de Jackson, Michigan, Canright confesó públicamente su error de dejar la predicación y declaró que ahora sus dudas se habían disipado. Regresó a la predicación como un hombre cambiado. El 7 de octubre de 1884, la Review and Herald publicó un artículo en el que Canright repasaba sus preocupaciones. Se remitió once años atrás a un testimonio de Elena de

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- El barco fantasma - 59

White que él y su esposa habían rechazado. Y a otro de 1879 que habían rechazado. Canright escribió que, después de reexaminar estas experien­cias, ahora veía que "había dado un significado erróneo a algunas cosas, y que otras cosas eran verdaderamente ciertas. [ ... ] Realmente puedo decir que creí en los testimonios. Todos mis resentimientos hacia la hermana White desaparecieron en un momento, y sentí un amor más tierno hacia ella. Todo se veía diferente".

Al referirse a la reunión campestre de Jackson, escribió:

Sentí en mi corazón el cambio más sorprendente que alguna vez haya experimentado en mi vida. Fue una re­versión completa de todos mis sentimientos. [. .. ]Quiero decir a todos mis amigos que ahora no solo acepto sino también creo que los testimonios son de Dios. Sabiendo la oposición que sentía por ellos, este cambio en mis sentimientos es más asombroso para mí que para los demás.

Estoy plenamente satiifecho de que mi propia salva­ción y mi utilidad en la salvación de otros depende de que yo esté conectado con este pueblo y esta obra. Y aquí adopto una postura para arriesgar todo lo que soy, o ten­go, o espero, en esta vida y en la vida venidera, con este pueblo y esta obra.

Durante los años en que Canright fue un fiel adventista también tra­bajó como profesor de Biblia en el Colegio de Battle Creek y como~autor de lecciones de escuela sabática, dos libros y muchos folletos. Elena de White estuvo varias veces en la casa de Canright y escribió alegremente sobre sus conversaciones.

Pero, para fines de 1886, las antiguas debilidades reaparecieron des­pués de que Canright hubo pasado por varios puestos administrativos, incluyendo el de presidente de la Asociación de Míchigan.

Su amigo íntimo, George I. Butler, escribió en la revista de la iglesia en diciembre de 1887, en relación con la deserción más reciente, y la última, de Canright, en febrero de 1887: "Cuando todo iba sobre ruedas, generalmente podía ver las cosas con claridad. Cuando era maltratado, como siempre pensaba cuando las cosas no salían como a él le convenían, las evidencias de nuestra fe comenzaban inmediatamente a opacarse".

Estos acontecimientos fueron el origen de una carta que Elena de White le escribió a Canright desde Basilea, Suiza:

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60 - Los que vieron ... y creyeron -

Estimado hermano M [Canright]: Anoche tuve un sueño impresionante. Me parecía que usted estaba en una fuerte embarcación navegando por aguas muy agitadas. A veces las olas pasaban por encima del puente y usted quedaba empapado de agua. Usted dijo: ''Me bajaré; este barco se hunde". ''No -dijo alguien que parecía ser el capitán-, este barco va a llegar al puerto. Nunca se hundirá". Pero usted contestó: ''Seré arrebatado por las olas. No soy ni capitán ni segundo qficial; ¿a quién le importa lo que haga? Deseo aprovechar la oportunidad de llegar a ese barco que se ve más allá". Dijo el capitán: ''No lo dejaré ir allí; porque sé que aquel barco encallará en las rocas antes de llegar al puerto': Usted se enderezó y dijo con tono positivo: ''Este barco ha de naufragar; lo puedo ver tan claramente como si ya hubiese sucedido". El capitán lo miró con ojo escruta­dor y dijo firmemente: ''No permitiré que usted pierda su vida subiendo a aquel barco. Su maderamen está carcomi­do, y es una embarcación engañosa. Si usted tuviese más conocimiento, podría discernir entre lo espurio y lo genui­no, lo santo y lo que está destinado a la ruina completa". ~desperté; pero este sueño me induce a escribirle. Me

agitaron sentimientos profundos acerca de algunas de estas cosas, cuando llegó una carta diciéndome que usted estaba "bajo gran tentación y prueba." ¿De qué se trata, hermano M? ¿Lo está tentando nuevamente Satanás? ¿Está permitiendo Dios que se vea puesto en el mismo lugar donde fracasó antes? ¿Permitirá usted ahora que la incredulidad se apodere de su alma? ¿Fracasará usted cada vez, como los hijos de Israel? iDios lo ayude a resistir al diablo y salir más fuerte de cada prueba de su fe!

Tenga usted cuidado acerca de los pasos que dé. Haga sendas rectas para sus pies. Cierre la puerta a la increduli­dad, y haga de Dios su fortaleza. Si se halla perplejo, guar­de silencio; no dé ningún paso en la oscuridad. Me siento profundamente preocupada por su alma. Esta puede ser la última prueba que Dios le conceda. No avance un solo paso en el camino que lleva hacia la perdición. Aguarde, y Dios lo ayudará. Sea paciente, y aparecerá la clara luz. Si usted cede a las impresiones, perderá su alma, y el alma es de gran valor para Dios.1

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Lamentablemente, Canright no hizo caso de la advertencia de esta carta. ¿Qué fue de Canright, que en ese entonces todavía tenía cuarenta y algo de años? Durante algunos años, predicó para las iglesias bautistas, pero nunca se destacó en sus reuniones. Sus congregaciones disminuye­ron, y finalmente dedicó su tiempo a escribir libros que atacaban a los adventistas del séptimo día y a vender libros para niños. Su libro de 1889, Seventh DayAdventism Renounced [Renuncia al adventismo del séptimo día], fue analizado y refutado en In Difense ofthe Faith [En defensa de la fe] (1933), de W. H. Branson, al igual que por otros autores.

En sus últimos años, Canright fue recordado como un "señor mayor alto, mal vestido" que entraba a la cocina del Sanatorio de Battle Creek por la puerta de atrás con su "cupón de comida de obsequio" para comer en la mesa de los empleados. "Se paraba derecho, y su porte indicaba que había sido un hombre de cierta distinción. [ ... ] El cabello largo, las uñas sucias sin cortar, el atuendo descuidado, la falta de un ojo, hacían que este extraño fuese un tanto repulsivo para las muchachas que le servían". Lo llamaban el "señor X", hasta que se informaron mejor.

El24 de julio de 1915, Dudley M. Canright asistió al funeral de Elena de White en Battle Creek. Elena había predicho el peligroso peregrinaje de Canright y lloró cuando él escogió abordar el barco fantasma de otra confesión religiosa. Testigos presenciales describieron la conmovedora congoja incontrolable de Canright en su última despedida de la señora de White. Después de que la larga fila de asistentes al funeral hubo pasado por el ataúd, Canright le dijo a su hermano, Jasper,Jiú.e le gus­taría darle una despedida más, la última. Jasper más tarde escribió: "Mi hermano apoyó su mano al costado del ataúd y, mientras las lágrimas le corrían por las mejillas, dijo entrecortadamente: 'Se ha ido una noble mujer cristiana' ".

1 Joyas de los testimonios, t. 2, pp. 216, 217.

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Señales masónicas secretas

N. D. Faulkhead

Era diciembre de 1892, y el primer período de la Escuela Bíblica Australiana acababa de terminar, para gran alegría de Elena de White. Ella había invertido fondos personales para establecer la escuela, y había dado mucho apoyo personal a los nuevos dirigentes. Ahora tenía 65 años.

Las ceremonias de clausura habían terminado, pero Elena de White tenía más trabajo que hacer antes de terminar el día. Guillermo White había citado a una reunión de la junta escolar, a fin de hacer planes para el siguiente año académico. El tesorero de la casa editora, N. D. Faulkhead, estaba en su oficina cuando Guillermo le dijo que Elena de White quería verlo antes de que se fuera del predio. $-fientras iba por el pasillo hacia la habitación de ella, Faulkhead recordÓ un sueño que había tenido varias noches atrás, en el que Elena de White tenía un mensaje para él.

"El señor Faulkhead era un hombre de negocios alto, agudo, despierto y enérgico. Cuando se hizo adventista del séptimo día, era miembro de varias organizaciones secretas, pero no se retiró de ellas. Según escribió de su experiencia algunos años después en una carta general a 'Mis queridos hermanos en la fe', habló de estas afiliaciones:

Estuve estrechamente conectado con la Logia Masónica [..J ejercí los más altos cargos, en las siguientes logias, que se me pudieron conceder: primero,fui Maestro de la Logia de Maestros Masones (o Logia Azul); segundo, fui el Primer Jife del Santo RealArco (de Canadá); tercero,fui Preceptor de los Caballeros Templarios, además de muchas otras lo­gias menores: los Buenos Templarios, los Recabitas, los Ex­traños Camaradas, en los que también ((jercí altos cargos':

Cuando la familia Faulkhead se hizo adventista, "su habilidad inusual fue reconocida, y fue empleado como tesorero de la Echo Publishing

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Company [Compañía Publicadora Eco]. Trabajó bien al comienzo, pero a medida que el tiempo avanzaba se enfrascó cada vez más en su trabajo de las logias, y sus intereses en la obra de Dios comenzaron a menguar.

"Esta era su situación cuando Elena de White llegó a Australia en diciembre de 1891. [. .. ] Pocos días después de su llegada", tuvo una visión que le reveló cuestiones relacionadas con la casa editora en general; ella "redactó los testimonios a una cantidad de personas implicadas, incluyen­do al señor Faulkhead y su esposa. El documento dirigido a ellos trataba de la relación que él tenía con la casa editora y su afiliación a la Logia Masónica, y llenó cincuenta páginas. Cuando pensó en despachárselo, fue refrenada. Dijo: 'Cuando adjunté la comunicación lista para despachar, me pareció que una voz me hablaba diciendo: 'Todavía no, todavía no, ellos no recibirán tu testimonio' ".

Elena de White conservó ese documento por casi doce meses y, mien­tras tanto, mantuvo un "profundo interés en el señor y la señora Faulkhead y su bienestar espiritual. Algunos de sus colegas de la casa editora estaban muy preocupados porque observaban su creciente infatuación con la obra de la logia y su" interés cada vez menor en la casa editora. "Le imploraron, exhortándolo a considerar el daño de su curso. 'Pero', como consigna el señor Faulkhead, 'mi corazón estaba lleno de otras cosas; de hecho, pensaba más en ellas que en cualquier otra cosa'.

"Enfrentaba las exhortaciones con actitud desafiante y con la atrevida declaración de 'que él no renunciaría a su conexión con los francmasones a pesar de todo lo que [el hermano] Starr o White o cualquier otro pastor pudieran decir. Él sabía en qué andaba, y no iba a dejarse enseña:rpor ellos'. Era evidente para los responsables de la obra que, a menos que se produjera un cambio notorio en su actitud, pronto tendría que encontrar otro empleo".

A principios de diciembre, pocos días antes de la junta escolar, "J. H. Stockton, uno de los primeros adventistas de Australia, estaba conver­sando con el señor Faulkhead. Le preguntó qué haría sí Elena de White tuviese un testimonio para él relacionado con su conexión a la logia. A esto Faulkhead respondió con descaro: 'Este tendría que ser tremendamente fuerte'. Ninguno de los dos hombres era consciente de que casi un año antes todo el asunto le había sido revelado a ella.

"Pocos días después, la noche del sábado 10 de diciiembre [ ... ] el se­ñor Faulkhead soñó que el Señor le había mostrado su caso a Elena de White, y que ella tenía un mensaje para él". Ahora, tres días después, "Faulkhead se encontró con Elena de White, que lo saludó cordialmente. Él le preguntó si tenía algo para él. Ella respondió que el peso de su caso estaba sobre la mente de ella, y que tenía un mensaje para él de parte del

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Señor, que deseaba que él y su esposa oyesen. Solicitó una reunión en el futuro inmediato, donde presentaría ese mensaje. Faulkhead preguntó con ansiedad: 'lPor qué no me da el mensaje ahora?' "

Elena de White levantó el manuscrito. "Le dijo a Faulkhead que va­rias veces se había preparado para enviarle el mensaje, pero que se 'había sentido impedida por el Espíritu del Señor a hacerlo' [. .. ].

"Entonces ella leyó y habló. Una parte de las cincuenta páginas que fueron leídas aquella noche eran de naturaleza general, relacionada con la obra de la Compañía Publicadora Eco. [. .. ] Pero la parte más importante tenía que ver específicamente con la experiencia del señor Faulkhead y su conexión no solo con el trabajo de la oficina sino también con su afiliación a la Logia Masónica. Le leyó sobre los esfuerzos que él hacía para mantener principios elevados que la logia alegaba defender, y a menudo formulaba su . mensaje en lenguaje masónico. También le dijo dónde lo había visto sentado en la sala de reuniones de la logia [ ... ]. Ella habló del creciente interés de él en la obra de estas organizaciones y de su interés cada vez menor en la causa de Dios; de haberlo visto en visión dar las monedas pequeñas de su monedero en el platillo de la ofrenda sabática y las monedas más grandes en los cofres de la logia. Oyó que lo llamaban 'Maestro Venerable'.

Faulkhead posteriormente escribió: "Pensé que esto estaba llegando casi a su final cuando ella comenzó a hablarme en relación con lo que estaba haciendo en las logias".

Pero Elena no había terminado. Le acJytrtió seriamente que" 'a menos que él rompiera todos los lazos que lo unían a estas asociaciones, per­dería su alma'. Entonces, haciendo cierto movimiento con la mano que fue hecha por su guía, dijo: 'No puedo contar todo lo que me fue dado',

·~ esto, Faulkhead palideció. Al narrar el incidente, escribió:

Inmediatamente me dio esta señal. Le toqué el hombro y le pregunté si sabía lo que había hecho. Ella levantó la vista sorprendida y dijo que no había hecho nada inusual. Le dije que me había dado la señal del Caballero Templa­rio. Pues bien, ella no sabía nada al respecto.

"Siguieron conversando. Ella continuó hablando de la francmasonería y de la imposibilidad de un hombre de ser francmasón y cristiano incon­dicional. Luego hizo otro signo secreto, del cual dijo: 'Mi ángel ayudante me lo hizo a mí'.

"Nuevamente el señor Faulkhead se sobresaltó, y empalideció. Elena de White había hecho una señal secreta por segunda vez, conocida solo por la orden superior de los masones. Era una señal que ninguna mujer

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podría conocer, porque era guardada bajo el secreto más estricto: el lugar de reunión era custodiado por dentro y por fuera contra extraños. 'Esto me convenció de que su testimonio era de Dios', afirmó.

"Al continuar hablando de su reacción a esto, escribió:

Puedo asegurarles[ . .] que esto hizo que me sintie-ra muy extraño. Pero, como dijo la hermana White, el Espíritu del Señor había venido sobre mí y había tomado posesión de mí. Ella continuó hablando y leyendo como si nada hubiese ocurrido, pero yo noté que se le iluminaba el rostro cuando la volví a interrumpir y le hablé sobre la señal. Ella parecía sorprendida de haberme dado una señal así. No sabía que había movido la mano. Inme­diatamente cruzó por mi mente como un relámpago la declaración que le había hecho al hermano Stockton, de que el testimonio tendría que ser sumamente poderoso antes de que pudiese creer que ella tenía un mensaje para mí procedente del Señor.

"Cuando la señora de White terminó la lectura, había lágrimas en los ojos del hombre. Dijo:

Acepto cada palabra. Todo esto me pertenece. [ . .]Acepto la luz que el Señor me ha enviado a través de usted. Obraré en consecuencia. Soy miembro de cinco logias, y otras tres están bajo mi control. Yo realizo todas sus gestiones. Ahora no asistiré más a sus reuniones, y pondré fin a mis relaciones comerciales con ellos lo antes posible.

"También expresó: 'Me alegra mucho que no me haya enviado ese testimonio, porque entonces no me hubiese ayudado' ".

El testimonio escrito sin las señales secretas con las manos no habría convencido a Faulkhead de que Elena de White verdaderamente era una mensajera del Señor.

"Cuando el señor Faulkhead dejó la habitación de Elena de White, ya era tarde. Tomó el tranvía hasta la estación de tren y, mientras viaja­ba por la calle Collins, pasó frente al salón de reuniones de la logia. De repente recordó que él debía haber estado asistiendo a una reunión de los Caballeros Templarios aquella misma noche. Al aproximarse a la es­tación, vio que salía el tren de Preston, así que se vio obligado a caminar

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el resto del camino hasta su casa. Eligió un camino poco frecuentado para poder tener oportunidad de meditar [. .. ]. Tenía muchas ganas de encontrarse con Daniells, Starr o W. C. White para contarles que era un hombre nuevo, y de lo libre y feliz que se sentía con su decisión de cortar su conexión con todas las sociedades secretas. Le parecía que se había caído una tonelada de peso de sus espaldas. iY pensar que el Dios que gobierna el universo y guía los planetas había visto su peligro y había enviado un mensaje solamente para él!"

A la mañana siguiente, el señor Faulkhead les contó a sus colegas lo que había ocurrido la noche anterior. Luego, "llamó a su asistente y le dictó su renuncia a las diversas logias. Entonces entró A. G. Daniells, y el señor Faulkhead le contó su experiencia. Mientras ambos conversaban, le pasaron sus cartas de renuncia al señor Faulkhead para firmar. Las firmó, las ensobró y se las entregó a Daniells para despacharlas [. .. ].

"Pero apenas Faulkhead le hubo entregado las cartas a Daniells, lo inundó un sentimiento de desconfianza; sintió que él mismo debería haber despachado las cartas. Entonces le agradeció al Señor por lo que había hecho, porque creyó que no podría haber confiado en sí mismo para despachar las cartas.

"El jueves 15 de diciembre, el señor Faulkhead, acompañado por su esposa, tuvo otra entrevista con la señora de White. A ambos se les leyó una cantidad de páginas de cuestiones nuevas, y todas fueron aceptadas.

"Quiero que sepa'', le dijo a la señor~e White, "cómo veo este asun­to. Me considero profundamente honrado por el Señor. Se ha dignado a mencionarme, y no estoy desanimado, sino animado. Cumpliré con la luz que el Señor me ha dado".

Pero la batalla no había acabado. "Los amigos de la logia [de Faulkhead] se negaron a desprenderse de él, así que tuvo que cumplir con sus períodos en los cargos, otros nueve meses. Se pusieron en mar­cha los esfuerzos más denodados para retenerlo en su sociedad, pero él había tomado una posición firme y la mantuvo. A veces sus colegas de la iglesia temblaban por él. Elena de White escribió cartas alentadoras para apoyarlo en su decisión. Él obtuvo la victoria finalmente.

"Con la caducidad de su período como dirigente de varias de las logias, se ganó una victoria completa, y el señor Faulkhead pudo escribirle, el18 de septiembre de 1893, a Elena de White y a su hijo:

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- Señales masónicas secretas -

Apreciados hermano y hermana White:

Me da mucho placer contarles que mi período de gestión como Maestro de la Logia Masónica terminó el mes pasa­do. Y siento el deseo de agradecerle a Dios por esto. Cuán agradecido estoy a él por enviarme una advertencia de que estaba transitando por la ruta equivocada. Lo alabo por la bondad y el amor que me demostró, al llamarme de entre esa gente. Ahora puedo ver muy claramente que continuar con ellos habría sido mi perdición, ya que debo confesar que mi interés por la verdad se estaba enfriando. Pero, gracias sean dadas a Dios, él no me permitió continuar con ellos sin darme una advertencia a través de su sierva. No puedo expresar mi gratitud a él por ello[..].

Puedo alabar a Dios con todas mis fuerzas, y luego no puedo expresar suficientemente mi gratitud a él por el amor que me ha mostrado.

N. D. Faulkhead

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"Esta experiencia trajo gran confianza a[ ... ] los miembros de iglesia de Australia, y siempre fue una fuente de aliento [ ... ] para el señor Faulkhead. Con la renovación de su primer amor y del interés en la causa de Dios, continuó sirviendo en la casa editora durante muchos años, entregando su tiempo, sus fuerzas y su vida a la propagación del mensaje".

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Vaya, ¿en la plataforma conmigo?

1\Tathaniel Davis

A veces soy llevada muy lejos en lo futuro, y se me mues­tra lo que ha de suceder. Luego otra vez se me muestran cosas que han ocurrido en lo pasado. Después de que salgo de la visi6n, no recuerdo inmediatamente todo lo que he visto y el asunto no es tan claro delante de mí hasta que escribo. Entonces la escena surge delante de mí como fue presentada en visi6n y puedo escribir con libertad. A veces las cosas que he visto están ocultas de mí después de que salgo de la visi6n y no puedo recordarlas hasta que soy llevada delante de una congregaci6n donde se aplica la vi­si6n. Entonces vienen con fuerza a mi mente las cosas que he visto. Dependo tanto del Espíritu del Señor para relatar o escribir una vü;/6n como para tenerla. Es imposible que yo recuerde cosas que me han sido mostradas a menos que el Señor las haga surgir delante de mí en el momento que a él le place que yo las relate o escriba.1

La historia de Nathaniel Davis es un ejemplo de quizá cientos que corroboran la verdad de esta declaración que Elena de White escribió con su pluma en 1860.CElena ~scribió mucho acerca del drama del gran conflicto, y se explaya en cómo Dios y Satanás elaboran sus versiones en el conflicto. A menudo, las reveladcmes de Elena de White marcaban la diferencia cuando surgían grandes probl~mas en la obra mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Pero frecuentemente se centraba en las luchas de hombres y mujeres aislados, uno por uno, que necesitaban luz, esperanza y salvación en su conflicto contra el mal.

Nattie, como lo llamaban sus amigos, se hizo adventista en algún momento alrededor de 1895, hacia la mitad del período en que Elena de White estuvo en Australia. Un amigo lo describió como un hombre

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desgarbado de "unos 1,95 metros". Elena de White lo describió como un hombre con "ventajas en educación [ ... ] habilidades agradables", con "revelaciones claras de la Palabra'' de Dios, y "bendecido [ ... ] con poderes para comunicar esa Palabra de manera aceptable". 2

El primer contacto que tuvo Elena con Nattie fue cuando él le escribió una carta de ocho páginas el 9 de septiembre de 1896. Ella tenía 69 años. Era una carta increíblemente atribulada. Se describía como habiendo "deshonrado a mi Señor, desacreditado mi profesión, hecho añicos la fe, y ahora estoy desesperado, porque solo veo la ruina más rotunda, y [ ... ] no tengo a nadie a quien culpar más que a mí mismo". Terminó la carta: "Suyo con temor y temblor".

Nattie había admitido sus problemas cuando se vio inducido por "enemigos personales, la codicia y la envidia''. Había perdido su puesto de colportor y no podía encontrar un empleo secular a causa del sábado. También estaba muy endeudado con la casa editora. Su esposa todavía no estaba enterada de la pérdida de su trabajo y de la deuda, pero él temía que ella descubriera cómo eran las cosas en realidad.

Pero Nattie tenía problemas aún mayores. En agosto del año siguien­te, 1897, Nattie conversó con Elena en Sidney. En su diario, ella escribió:

Tuve una larga conversación con el hermano Da vis esta mañana. Pobre hombre, está en problemas. Una vez se entretuvo con el espiritismo y la teosofía, y esa in­fluencia sombría lo ha rodeado desde entonces. Aunque ve la verdad y cree en la verdad, sin embargo parece ha­ber un sometimiento a este poder que para él es difícil de romper. Solo podría decirle: "Mira y vive': Un Salvador levantado sanará la mordedura de la serpiente y, aunque su veneno se esparció por todo el cuerpo, podría decirle: "Mira y vive". [..J Es mi oración que el Señor lo libre del cruel poder de Satanás. 3

Pero Nattie era persistente. Pocos días después, el15 de agosto, Nattie volvió a encontrarse con Elena en la casa de ella, en Cooranbong. Durante la noche, ella tuvo una idea clara de su problema, y comenzó una carta que no terminó hasta varios días después.

Lo esencial de la carta era (1) Nattie estaba bajo el control de agentes satárticos. Ella escribió: "Si usted decide romper el poder de los agentes satánicos que está sobre usted, presente su caso ante los siervos de Dios, humille su corazón delante de Dios, y pídales que oren por usted para que Dios tenga misericordia de usted".4

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(2) Nattie estaba profundamente endeudado. Elena de White, gene­rosa como siempre lo era, declaró que estuvo a punto de adjuntar algo de dinero en la carta, pero el Espíritu Santo inmediatamente le prohibió el impulso de ayudar: "El Espíritu del Señor me enseña que así como usted está ahora, utilizará el dinero del Señor para lastimarse a usted mismo y a otras almas". Y le dio algunos consejos prácticos sobre cómo salir a flote de debajo de su enorme carga.

(3) Nattie estaba encadenado a la inmoralidad. Ella escribió: "Usted tiene pensamientos viles, y ha corrompido sus caminos delante de Dios. [ ... ] Su actuar es inmoral. Está trayendo desgracia sobre la causa de la verdad. [ ... ] Ha traído corrupción moral sobre las almas. Es un hombre peligroso que no se esfuerza por controlarse en ningún lado". Elena de White le imploró a N attie, como si fuese su propio hijo, que corrigiera sus caminos. Pero él no tuvo en cuenta su consejo.

Es fácil imaginar por qué Nattie no quiso solicitar ayuda a los diri­gentes de la iglesia: tenía pecados secretos que no quería compartir, ni siquiera con su esposa. Además, ahora era empleado de la casa editora.

Más adelante aquel verano de 1897, hubo un hecho un sábado de tarde en North Fitzroy, un suburbio de Melbourne, que le abrió los ojos a Harold Blunden, un adolescente que posteriormente llegó a ser director de publicaciones de la Asociación General. Lo conocí bien, cuando se jubiló, en el norte de California.

Quizás al igual que muchos otros australianos, el concepto de una "profetisa estadounidense" le molestaba a Harold Blunden. Como dijo más tarde: "iSin duda había suficientes australianos por allí, para que Dios no tuviese que escoger a una estadounidense! iY por cierto que había suficientes hombres disponibles, como para que Dios no tuviese necesidad de escoger a una mujer!"

La señora de White iba a hablar el sábado de tarde en la capilla de ladrillos rojos a la que pertenecía Blunden. Harold fue temprano y se sentó en la segunda fila desde el frente, del lado del pasillo. Queríaver y escuchar todo. La capilla finalmente se llenó, quedando espacio solo para estar de pie.

Como el tren de la señora de White se demoró casi dos horas, la au­diencia dedicó ese tiempo a cantar y dar testimonios personales.

Finalmente apareció Elena, caminando del brazo del joven misionero estadounidense, Arthur Daniells, presidente de la Unión Australasiana, recientemente organizada. Después de presentar a Elena, el pastor Daniells ocupó uno de los dos asientos vacíos en el estrado, entre los otros pastores.

Elena llevaba un fajo de manuscritos en la mano que dejó en el púl­pito. Mirando a la audiencia, sonrió y abrió la boca para hablar, pero no salió nada. Parecía sorprendida y recorrió a la audiencia con la vista.

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Entonces volvió a acomodar su manuscrito y abrió la boca, y nue­vamente no pudo hablar. Volvió a contemplar a la audiencia, más lenta­mente esta vez. Luego se dio vuelta para ver los rostros de los que estaban sentados en el estrado.

Dándole la espalda a la audiencia, lo que dijo a continuación pudo ser oído solo por los que estaban en las primeras filas. Al darse cuenta de que N athaniel Da vis estaba sentado al lado del pastor Daniells, le preguntó al presidente por qué Davis estaba en la misma plataforma que ella.

Nattie se incorporó con su altura de 1,95 metros, elevándose por en­cima de la profetisa estadounidense de 1,57 metros. La miró con odio y se marchó de la plataforma por el pasillo central hasta afuera de la capilla.

Elena de White acomodó el manuscrito, sonrió, y volvió a abrir la boca; esta vez habló durante cuatro horas y cuarto. Pero el joven Blunden escuchó poco del mensaje. No hizo más que preguntarse: ¿Qué significa todo esto?

Ni bien pudo, después del servicio, Blunden se acercó al pastor Daniells, y esto es lo que descubrió: Nathaniel Davis tenía problemas con el dinero, las mujeres y el espiritismo. Sentado en la plataforma aquel sábado de tarde, era un representante viviente de las tinieblas satánicas. Dios no soltaría la boca de la profetisa hasta que esta os­curidad saliera.

El joven Blunden había querido probar a la profetisa, ipero nunca se imaginó esta clase de prueba! Para el joven Blunden, el problema estaba resuelto. Dijo:

"-Nunca tuve ningún problema ni duda sobre Elena de White después de eso. [ ... ]Yo lo sé, yo estuve allí. Fui un testigo presencial".

¿y Nathaniel Da vis? Como Nattie no quiso, o no pudo, tener contactos posteriores con los dirigentes de la iglesia, la señora de White les rogó a Daniells y a otros que ayudaran a Davis a romper con los espíritus ma­lignos que lo poseían. El 2 de septiembre, hizo un seguimiento con una carta para Davis, y le pidió a Daniells que se la leyera.

Esto es lo que Daniells informó de la experiencia:

Cuando comencé a leérsela, se puso muy nervioso. Des­pués de un rato, escuché una especie de interrupción y, al mirar para arriba, lo vi con un cuchillo desenfundado y la mano levantada. Le pregunté:

-¿Qué sucede? Él rechinó lo dientes y me fulminó con la mirada

como un loco. Su esposa y yo le suplicamos que bajara el cuchillo, pero

nos estaba amenazando tan descontroladamente que no

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72 - Los que vieron ... y creyeron -

me atreví a seguir leyendo. No sabía si me lo clavaría a mí, a su esposa, o si se lo clavaría a sí mismo. Le dije:

--Arrodillémonos y oremos a Dios. Hay un Dios en Israel que puede ayudarnos, y debemos buscar su ayuda.

Nos arrodillamos, y debo decirle que nunca estuve en un lugar más desconcertante. Sabía que los demonios estaban en la habitación, y sabía que debíamos tener el poder de ese mismo Cristo que sometió al diablo y echó fuera a los demonios mientras estuvo entre los hombres.

Lo primero que dije fue: -Oh, Señor, venimos a ti en el por siempre soberano

nombre de Jesús. Al mencionar el nombre de Jesús, aquel hombre arrójó

el cuchillo hacia el otro lado de la habitación con una violencia terrible. Al mencionar el todopoderoso nombre de Jesús, se quebró en llanto y la violencia desapareció. Después de que su esposa y yo oramos, él oró con todo fervor a Dios para que lo librara de esos demonios que lo atormentaban.

Después de que se levantaron, Nattie dijo:

-Hermano Daniells, cada palabra de esto es verdad. Durante semanas he sido atormentado por estos malos espíritus. Estos demonios me han arrojado de la cama y me han dado una paliza en el piso; esto me destmzó los nervios, y estaba a punto de rendirme a ellos para volver a convertirme en su esclavo obediente': 5

Tres años después, el 29 de agosto de 1900, Elena de White salió del puerto de Sidney en el Moana, que navegaba hacia San Francisco. Antes de partir, sus amigos le entregaron un atractivo álbum d~tógrafos. En él habían escrito mensajes diarios para que ella los leyera, un mensaje para cada día. Exactamente siete días después de iniciado el viaje, el 4

de septiembre, Elena de White abrió el álbum para el saludo de ese día. Había sido escrito el 6 de agosto y estaba firmado por "N. A. Davis".

Me permito el más sincero placer de tener el privilegio de registrar mi aprecio por la obra de la hermana E. G. de líVhite y mi gratitud a mi Padre celestial por los mensajes que envió a través de ella a su pueblo.

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- Vaya, ¿en la plataforma conmigo? -

La testigo fiel me reveló los medios por los que la esclavi­tud de Satanás se rompió cuando, debido a la influencia del espiritismo, estuve muy cerca de convertirme en una ruina espiritual.

Tengo todas las razones para ser positivo en mi con­fianza en la hermana E. G. de Whíte como una verdadera prqfetisa.

Que el Señor de amor y misericordia, gracia y verdad, la guíe y guarde a salvo hasta el fin, y prolongue sus días para que ella pueda continuar advirtiendo, amonestando y fortaleciendo al pueblo remanente de Dios.

73

¿Quién le habló de Nattie a Elena de White? Sin duda nadie de Austra­lia. ¿Quién le cerró la boca cuando trató de hablar aquel sábado de tarde?

Este álbum de autógrafos ahora descansa en las oficinas del Centro de Investigación White en Silver Spring, Maryland, para aquellos que quieran leer por sí mismos las palabras de despedida de Nattie. Dios, y sus profetas, sí se preocupan por las personas, una por una. "Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados" (2 Crón. 20:20).

1 Mensajes selectos, t. 1, p. 41. 2 Carta 36, 1897. 3 Manuscript Releases, t. 13, pp. 3, 4. 4 Carta 36, 1897. 5 Australasian Record, 13 de agosto de 1928.

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Segunda Parte

CASA
Texto escrito a máquina
IMERMERA
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Intervenciones que mantuvieron

el rumbo de la iglesia

CASA
Texto escrito a máquina
IMERMERA
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Votación en sábado

Des Moines, Iowa

En el verano de 1881, tanto Jaime como Elena de White estaban enfermos. Ella tenía 53 años de edad; y Jaime, 59. Jaime, el guerrero cansado, moriría en pocas semanas.

No obstante, Jaime y Elena tuvieron su participación habitual en la reunión campestre de principios de junio en Spring Arbor, Míchigan. Des­pués del cierre de la reunión campestre, Elena tuvo la profunda impresión: "Vayan a Iowa; tengo una obra que quiero que hagan". La reunión de Iowa comenzaría en pocos días apenas, pero estaba a muchos kilómetros de distancia. Elena, escribió, en una carta, que ella consideraba que el viaje a Iowa era tan difícil como si tuviese que ir a Europa. Cuando le habló de su impresión a su cansado esposo, Jaime, él respondió:

-Iremos. Cuando llegaron a Des Moines, ella le dijo a un pastor: -Bueno, estamos aquí por voluntad del Señor; no sabemos con qué

prop~,sito especial, pero sin duda lo sabremos ~uando se desarrolle la reumon.

Los White, como de costumbre, tuvieron a su cargo gran parte de las predicaciones. El domingo de noche, después de que Elena se retiró a su carpa para la noche, los delegados del congreso tuvieron una reunión administrativa sobre el tema de votar, especialmente en relación con la temperancia y la prohibición de bebidas alcohólicas. Más tarde aquella noche, Elena recibió el mensaje de. que el grupo quería su consejo.

El pastor G. B. Starr más tarde recordó que Elena de White había contado un sueño, aquella noche, que describía la circunstancia de Iowa, aunque no sabía exactamente cómo ni dónde se aplicaba. El portavoz celestial había dicho: "Dios tiene el propósito de ayudar al pueblo en un gran movimiento sobre este tema. También estableció que ustedes, como pueblo, sean cabeza y no cola en el movimiento; pero ahora la postura que han tomado los colocará en la cola".

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- Votación en sábado - 77

En la reunión, se le preguntó a la señora de White si los adventistas de lowa debían votar por la prohibición. Su respuesta fue rápida:

"-Sí, todos ellos, sin excepción, en todos lados; y quizás algunos de ustedes se horroricen si les digo que, si es necesario, voten por la prohi­bición en sábado si no pueden en ningún otro momento".

Más adelante, al escribir, Starr enfatizó: "Puedo testificar que el efecto del relato de ese sueño fue eléctrico sobre todo el congreso. Un poder convincente lo asistió y, por primera vez, vi el poder unificador del don de profecía en la iglesia".

Por cierto, se necesitaría un gran libro para seguirles el rastro a los viajes de Elena de White y el profundo efecto que tuvo sobre las decisio­nes que se tomaban. Al historiador actual se le haría imposible intentar separar a Elena de White de su influencia en la historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

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"¡Anoche! ¡Anoche!"

La visión de Salamanca y Battle Creek

Una de las visiones más interesantes y más convincentes de las dos mil que tuvo Elena de White es conocida como la visión de Sala­manca. La ocasión: el congreso de la Asociación General de marzo de 1891 en Battle Creek, Míchigan. La presencia de Elena de White evitó que los dirigentes de la iglesia cometieran errores graves en decisiones relacionadas con el programa de libertad religiosa y las políticas de publicaciones.

U na porción de los extraordinarios eventos que rodearon a esta visión comenzó en noviembre de 1890, varios meses antes de que se celebrara el congreso de la Asociación General en Míchigan. Salamanca, un pueblo pequeño al oeste del Estado de Nueva York, cerca del límite con Pennsyl­vania, ha sido famoso entre los círculos adventistas desde entonces debido a una visión extraordinaria que Elena de White recibió allí.

Como era su costumbre, Elena co~nzó a escribir la visión en su diario. Pero no escribía la visión completa inmediatamente. A veces de­jaba páginas o medias páginas en blanco, sabiendo que las podría llenar más adelante cuando Dios continuara completando los detalles. Pero, cuando trató de escribir o contar en público una escena particularmente dramática que había visto en la visión de Salamanca, la mente de Elena se ponía en blanco repetidamente. En consecuencia, esas páginas quedaban en blanco, mes tras mes.

Elena tuvo muchas oportunidades de aplicar gran parte del mensaje de la visión a las condiciones actuales de la iglesia, pero la descripción central de la visión era ocultada de su memoria. Al volver la vista atrás, ahora podemos ver que si Elena hubiese informado toda la visión en cualquier momento que no fuese un fin de semana en especial durante el congreso de marzo de la Asociación General, habría sido considerada un fraude absoluto.

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- "iAnoche! iAnoche!" - 79

En el congreso de la Asociación General de marzo, uno de los puntos era el peligro inminente de atenuar creencias adventistas distintivas, especialmente en revistas de la iglesia. Los dirigentes del Departamento de Libertad Religiosa creían que los adventistas tendrían mayor recono­cimiento en su revista, el American Sentinel [Centinela Norteamerica­no], si omitían el término adventista del séptimo día de sus columnas y no decían nada acerca del día de reposo sabático. Elena había dicho en varias ocasiones que esta política era "el primer paso en una sucesión de pasos equivocados".

En su sermón del sábado de tarde en el congreso de la Asociación Ge­neral, Elena enfatizó una vez más el peligro de esa opinión. U rías Smith, el editor de la revista de la iglesia, resumió el sermón de ella:

La hermana White habló de la importancia de predicar la Palabra, y del peligro de encubrir y mantener en un segundo plano los rasgos característicos de nuestra fe, bajo la impresión de que de ese modo se evitará el prejuicio. Si se nos ha confiado un mensaje especial, como creemos, ese mensaje debe comunicarse sin riferencia a las costumbres o los prejuicios del mundo, ni estando gobernados por una política de temor o favor. Algunos lo recibirán y serán santificados por él, aunque multitudes se opondrán a él y lo rechazarán [..J,

El discurso fue oportuno e hizo una profunda impresión en la vasta congregación.

A. T. Robinson observó algo más en relación con ese sermón vesper­tino: "Tres veces ella intentó relatar la escena que pasó delante de ella en la reunión de Salamanca; cada vez su mente parecía pasarse a otro canal. En la tercera referencia a la reunión de Salamanca, en un tono de voz casi impaciente, ella comentó: 'Pero tendré más para decir acerca de eso en algún otro momento' ".

Después de la reunión, el presidente de la Asociación General, pastor Olsen, le preguntó a Elena si hablaría en la reunión de pastores el domin­go de mañana temprano. Ella respondió que ya había hecho su parte y estaba cansada, así que tenía otros planes. Elena les dijo a sus secretarios que podían dormir el domingo de mañana, así como ella. Ellos quedaron extasiados: una mañana para dormir y no trabajar como de costumbre.

Mientras caminaba hacia la reunión de las cinco y media a la mañana siguiente, Guillermo, el hijo de Elena, y otras dos personas pasaron por la casa de Elena y notaron que las luces estaban encendidas. Guillermo

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dijo que entraría para ver si su madre estaba enferma. La encontró muy ocupada escribiendo, una tarea que había estado haciendo durante dos horas. Elena informó que Dios la había despertado a las tres en punto, y le dijo que fuera a la reunión de pastores y que relatara algunas cosas que se le mostraron en Salamanca.

Así que, Elena salió con los tres hombres. Cuando llegaron, la reu­nión ya había comenzado. El pastor Olsen recordó que Elena "entró con un fajo de manuscritos bajo el brazo". Al cierre de la oración, Elena "se levantó y declaró que no tenía pensado asistir a esta reunión" pero que "fue impresionada de que debía presentar algunas cosas que le habían sido mostradas en noviembre del año anterior [ ... ] en Salamanca".

Elena repasó las tantas veces que había tratado de revelar porciones de esa visión. Pero ahora añadió algo más. Describió lo que le dijo su Guía: "Sígueme", y la condujo a un concilio de hombres donde dijo que se manifestaba mucho celo y fervor, pero no mucho conocimiento. Uno de los miembros del grupo sostenía el Sentinel [Centinela] (la revista de libertad religiosa) y con la mano frente a la revista dijo: " 'esto debe salir', y luego hizo comentarios totalmente contrarios a los principios de nuestra fe".

Cuando Elena terminó de hablar, el editor de la revista, A. F. Ballen­ger, se puso de pie y dijo con lágrimas: ''Y o estuve en la reunión del concilio que se celebró anoche hasta una hora avanzada, y la hermana White la describió con precisión. Las mismas palabras que ella dice haber oído que se dijeron fueron pronunciadas anoche. Yo estaba del lado equivocado del asunto, y ahora me pongo del lado correcto".

Alguien que describió la reunión dijo: "Nunca olvidaré la mirada de perplejidad en el rostro de la querida mujer, mientras miraba al hermano Ballenger y exclamaba 'iAnoche! iAnoche!'"

El capitán Eldridge, un dirigente clav~e la casa editora, dijo:

Yo estuve en esa reunión. Anoche, después del cierre del congreso, algunos nos reunimos en mi habitación en la oficina de la Review, donde nos encerramos, sacamos a colación las cuestiones y el tema que se habían presentado esta mañana [..J.

Si tuviese que comenzar a dar una descripción de lo que ocurrió, y la actitud personal de los que estaban en la habitación, no podría haberlo hecho de una manera más exacta y correcta de como lo ha hecho la hermana JiVhite. Ahora veo que yo estaba equivocado; que la postura que adopté no era correcta; y, por la luz que se nos ha dado esta mañana, reconozco que estaba equivocado.

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- "iAnoche! iAnoche!" - 81

Otros que asistieron a esa reunión aquel sábado a altas horas de la noche y domingo de madrugada dieron testimonios similares. Pero un hombre permaneció sentado, estupefacto. El pastor Olsen, presidente de la Asociación General, escribió respecto de esta sorpresa:

Personalmente, me quedé allí sentado con una rotun­da perplejidad. No sabía a qué se estaba rifiriendo ella. Nunca había escuchado ni tenía ningún conocimiento de las cosas que ella presentaba, ni tampoco de una reunión como la que describió. De hecho, estaba tan sorprendido, y las cosas que ella presentó como que habían ocurrido en esa reunión parecían tan irrazonables, que estaba bas­tante confundido en mi mente en cuanto a qué significaba esto. Ella habló largo y tendido, y nos presentó el asunto con mucha firmeza, y mostró el espíritu errado que se ma­nifestó, y el error de la postura que había sido adoptada por algunos en su análisis [..J.

La hermana White no había tenido ninguna oportu­nidad de tener conocimiento de lo que había ocurrido en esa habitación durante la noche en la oficina de la Review [..J. El Señor se lo había mostrado antes de que ocurriera; y ahora, la misma mañana en que sucedió, había sido llamada de una manera especial por el Señor para presentar lo que se le había mostrado. Huelga decir no solo que trajo alivio a muchas mentes, sino también que dio pie a un tremendo agradecimiento porque, en un momento tan crítico, el Señor intervino, y nos salvó de la perplejidad y la confusión que parecían estar surgiendo en asuntos importantes.

"Los archivos del Centro de Investigación White poseen el testimonio de otros que estuvieron presentes aquel domingo de mañana. Una de esas declaraciones, firmada por seis pastores destacados, afirma:

El informe de esta visión ca~.tSÓ una impresión profun­da y solemne sobre la numerosa cmigtegación de pastores adventistas del séptimo día en aquella reunión matutina. Cuando oyeron que los que habían sido reprendidos por la dirección equivocada que habían tomado en aquel concilio confesaron que todo lo que la señora de White había dicho sobre ellos era cierto hasta el último detalle, vieron que

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el sello de la inspiración divina había sido puesto sobre aquella visión y testimonio. El poder y la solemnidad de esa reunión causaron una impresión sobre la mente de los presentes que no será fácilmente olvidada.

·~. T. Robinson contó que los que asistieron a la reunión aquella mañana no desayunaron ese día:

La reunión, que comenzaba a las cinco y media, y que generalmente terminaba a las seis y media, continuó has­ta cerca del mediodía. Fue una de las reuniones más asom­brosas a las que he tenido el privilegio de asistir. Hombres de voluntad de hierro, que la noche anterior manifestaron un espíritu de obstinación inflexible, confesaron con lágrimas y con su voz quebrada. El pastor Dan Jones dijo: 'Hermana White, yo pensé que tenía razón. Ahora sé que estaba equivocado' ".

Todos entendieron claramente por qué Elena de White no pudo con­tar esta parte de la visión de Salamanca durante los cuatro meses que lo había intentado. Especialmente, era evidente por qué se le impidió darla cuando intentó hacerlo tres veces el sábado de tarde en Battle Creek.

Se obtuvieron dos lecciones formidables: (1) la Iglesia Adventista había evitado un error grave y (2) todos los presentes tuvieron evidencias innegables con respecto a la veracidad y la integridad de Elena de White, especialmente los que se habían quedado con dudas durante esos últimos dos años posteriores al congreso de Minneapolis de 1888.

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Capítulo

Una rival potencial

La corrección de dos dirigentes de la iglesia

En 1894, cuando Elena de White tenía 67 años, otra "profetisa" emergió en la confesión adventista del séptimo día. Su nombre era Anna Phillips.

Esta joven llegó a creer que Dios le daba sueños que contenían con­sejos para otras personas. Basada en esos sueños, escribía "testimonios" a esposos y esposas sobre la vida personal de ellos y enviaba mensajes a los dirigentes de la iglesia. Muchos consideraban que Anna era auténtica. A medio mundo de distancia, mientras Elena de White aún estaba en Australia, el Espíritu Santo, el Espíritu de Profecía, le hizo saber de estos acontecimientos y del daño que esto le estaba haciendo a la joven Anna.

Elena se enteró de que A. T. Jones, un pastor sumamente respetado en ese entonces, era uno de los más destacados en promover los "mensajes" de Anna Phillips. De hecho, públicamente, Jones intercaló los mensajes de Anna con los de Elena de White y luego le preguntó a la congregación si podían distinguir entre las dos autoras.

Al día siguiente de que el pastor Jones respaldara públicamente a Anna Phillips en la iglesia de Battle Creek, Jones recibió una carta desde Australia, una carta de Elena de White que había sido escrita muchas semanas antes. Jones estaba tan ansioso por leerla que rompió el sobre en la oficina de correos. Parte de la carta decía: "Tengo un mensaje para usted. ¿supuso usted que Dios lo había comisionado para que presentara las visiones de Ana Phillips, las leyera en público y las equiparara con los testimonios que al Señor le ha complacido darme?"

El pastor A. O. Tait, colega de Jones, informó que él estaba con Jones en el correo aquel día. Observó que le caían lágrimas al pastor Jones cuando recibió esta carta el día siguiente de su sermón sabático. El pastor Jones se dirigió a su amigo pastor y le preguntó:

-¿Quién le dijo a la hermana White hace un mes atrás que yo iba a predicar ese sermón sobre Anna Phillips como profetisa?

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-Tú lo sabes, Alonzo -respondió el pastor Tait. Al sábado siguiente, en la iglesia de Battle Creek, el pastor Jones

leyó porciones de la carta de Elena de White y se disculpó ante la congregación:

-Me equivoqué, y lo confieso. Ahora estoy en el camino correcto. Al oír la lectura de esta carta, Anna Phillips reconoció su engaño.

Con el tiempo llegó a ser una instructora bíblica fiel y eficiente. Elena de White había salvado a la iglesia de Battle Creek del disentimiento y a una joven de la catástrofe emocional.

Pero la historia no termina allí. W. W. Prescott, rector del Colegio de Battle Creek, también era promotor de Anna Phillips. Mientras visitaba el Colegio de Walla Walla, pensó en presentar a Anna Phillips ante los alumnos leyéndoles uno de sus testimonios. Prescott no había estado en Battle Creek cuando Jones leyó la carta de Elena de White. Apenas pocas horas antes de su presentación, Prescott recibió una copia de la misma carta de Elena de White.

El pastor Stephen Haskel también estaba de visita en Walla Walla en ese momento, y le informó de los acontecimientos a Elena de White:

Su testimonio llegó justo a tiempo para ahorrar algu­nos problemas en el Colegio. Yo había escuchado algo por el estilo anteriormente cuando sus cartas o su testimonio llegaban justo a tiempo cuando estaba sesionando una reunión y llegaba a las personas a tiempo para ahorrar problemas, pero [yo] nunca lo había experimentado antes [..J. El hermano Prescott iba a leer el testimonio deAnna Phillips, aunque ya se había enterado algo del asunto. Pero su carta llegó en el momento justo y entonces él, por supuesto, tuvo oportunidad de leerla. Esto resolvió el problema par¡z él. Dijo:

-Entonces deksto se trata todo. Ahora tomaré algo de la misma medicina que les he dado a otras personas. [..J

Dios en su providencia hizo llegar ese testimonio en el tren exacto en que debía llegar.

¿cómo sabía Elena que su carta para Prescott y Jones llegaría en el momento en que sería más apreciada? Probablemente no lo sabía. iPero el Espíritu que la guió sí lo sabía! ¿cómo se resolvió este fenómeno ge­neralizado después de la carta a Jones y a Prescott?

Elena de White aconsejó enérgicamente a los miembros de iglesia de Battle Creek que "la hermana Phillips no sea condenada ni denunciada.

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[ ... ] Ha habido quienes le han dado impresiones erróneas; la han halagado y alentado, y las palabras de ellos han tenido influencia sobre su vida y sobre la obra que está haciendo, y ella cree que Dios se la ha dado".

Después de enterarse de las confesiones de Jones y Prescott, Elena escribió un mensaje para confirmar a los hombres:

Tengo más confianza en ellos hoy que en el pasado [..J. Tengo los más tiernos sentimientos hacia nuestros her­

manos que han cometido este error, y diría que a los que desprecian a los que han aceptado la amonestación se les permitirá pasar por pruebas que pondrán de manifiesto sus debilidades personales y sus difectos de carácter [..J.

Si bien no puedo aprobar sus errores, simpatizo y me uno a ellos en su obra en general.

En estas dos anécdotas, vemos el rol predominante de un profeta auténtico que influye en hechos a miles de kilómetros de distancia en el momento más crítico. Pero también vemos su ternura hacia una joven que había sido inducida al error por aquellos en quienes debería haber podido confiar. Además, vemos a una profetisa en su faceta redentora: siempre ofreciendo esperanza para que las cosas mejoren en el futuro, si la gente presta atención a los consejos de la mensajera del Señor.

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Enfrentar el iceberg

La crisis del panteísmo, 1903

El desafío de Elena de White: "iEnfréntalo!" de cara a un "iceberg" cambió el rumbo de la historia adventista en 1903. Y sus consejos francos han sido el desafío de los dirigentes de la iglesia desde entonces.

Gran cantidad de puntos colmaban la agenda del Concilio Otoñal de 1903 en Wáshington, D.C. Pero un punto se cernía por sobre los demás: las enseñanzas panteístas del Dr. John Harvey Kellogg, apoyadas por el Dr. E. J. Waggoner, el pastor A. T. Jones y el Dr. David Paulson. El libro del Dr. Kellogg The Living Temple [El templo viviente] parecía estar dividiendo al liderazgo de la Iglesia Adventista.

Se dedicó un día entero, en el Concilio Otoñal, a estudiar la filosofía panteísta. Todo el día los delegados lucharon con el asunto. "A eso de las nueve de la noche, el pastor Daniells [presidente de la Asociación General] consideró que era hora de levantar la sesión, pero no se atre­vió a requerir un voto. La gente estaba muy confundida e indecisa, y él no quería tomar una medida que solidificara cualquier conclusión. Así que, despidió a la asamblea'' y los delegados se fueron a sus lugares de alojamiento.

El joven "Dr. Paulson, que era un enfático adepto del Dr. Kellogg, acompañó a Danieljs [ .. ].Al llegar a la casa donde se hospedaba Daniells, se quedaron parados bajo 'un poste de luz y conversaron un rato. Final­mente, el Dr. Paulson, mientras señalaba con el dedo a Daniells, declaró:

"-Usted está cometiendo el error de sv vida. Después de toda esta confusión, uno de estos días se despertará rodando en el polvo, y otro estará liderando el movimiento.

"El pastor Daniells se irguió a pesar de su cansancio [ ... ] y respondió con firmeza:

"-No creo en su profecía. De todos modos, preferiría rodar en el pol­vo haciendo lo que creo en mi alma que es lo correcto que caminar con príncipes haciendo lo que mi conciencia me dice que está mal.

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"Después de despedirse, Daniells entró a la casa, donde encontró a un grupo de gente que lo esperaba. Parecían aliviados y exclamaron:

"-iRa llegado liberación! Hay dos mensajes de la señora de White". Daniells escribió sobre esto más tarde: "Nadie puede imaginarse la

ansiedad con la que leí los documentos que habían llegado con la corres­pondencia mientras estábamos en medio de nuestras discusiones. Hubo un testimonio de lo más positivo en cuanto a los errores peligrosos que se enseñaban en The Living Temple [El templo viviente]".

Esto es parte del consejo que leyó:

Tengo algunas cosas que decirles a nuestros maestros en relación con el nuevo libro The Living Temple [El templo viviente]. Tengan cuidado de cómo apoyan las opiniones de este libro en lo que respecta a la personali­dad de Dios. Tal y como el Señor me presenta las cosas, estas opiniones no cuentan con la aprobación de Dios. Son una trampa que el enemigo tiene preparada para estos últimos días [..J.

No necesitamos el misticismo que hay en este libro.

"El manuscrito completo de siete páginas [ ... ] puede leerse en la Re­view and Herald del 22 de octubre de 1903". Pero la historia no termina allí. El segundo documento estaba dirigido a los "Líderes de nuestra obra médica" e incluía este consejo:

Después de asumir su posición de manera firme, sabia y cautelosa, no hagan ninguna concesión en ningún punto en cuanto a lo que Dios ha dicho claramente. Estén tan tranquilos como una noche de verano, pero tan inconmo­vibles como las colinas eternas [. .. ]

Al asumir esta postura, me veo ante la necesidad de llevar la pesada carga de mostrar el mal de los planes que sé que no provienen del Cielo. Esta es la carga que muchas veces en el pasado el Señor ha puesto sobre mí, para que su obra avance por los carriles correctos. iCuánto cuidado y ansiedad, cuánta angustia mental y trabajo físico agota­dor podría ahorrarme en mi vejez!

Pero todavía estoy ante la necesidad de salir a la batalla, y de cumplir en presencia de reuniones impor­tantes el deber que el Señor ha puesto sobre mí: el deber de corregir el curso errado de los hombres que profesan ser

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cristianos, pero que están haciendo una obra que tendrá que ser invalidada con enormes pérdidas, tanto financie­ras como en la vacilación de la confianza de la gente.

''A la mañana siguiente, los dirigentes se reunieron para el Concilio. Después de orar, el pastor Daniells se puso de pie y les dijo a los hermanos que había recibido dos mensajes importantes de parte de la hermana White [ ... ].Ellos permanecieron sentados en atento silencio mientras él leía. A medida que se presentaba ante la asamblea una declaración tras otra que exponían la falsedad de las enseñanzas de The Living Temple [El templo viviente], se escuchaban muchos amenes en voz alta y las lágrimas corrían libremente". En ese momento, la opinión se volvió en contra de aceptar las enseñanzas panteístas del libro.

El pastor Daniells estaba abrumado por estos acontecimientos. Pocos días después, mientras el Concilio Otoñal todavía estaba sesionando, le escribió a Elena de White:

Estamos en la mitad de nuestro Concilio, y estoy terrible­mente presionado con el trabajo, pero debo tomarme un mi­nuto esta mañana para decirle qué bendición maravillosa han sido sus comunicaciones para nuestro Concilio. Los mensajes de Dios nunca .fueron más necesarios que en este preciso momento; y los mensajes que él le envió a su pueblo nunca fueron más al punto que los que usted nos.envió. Han sido exactamente lo que necesitábamos, y llegaron en el momento justo de día en día a nuestro Concilio [..J. Llegaron exactamente en el momento oportuno. El conflicto fue duro, y no sabíamos cómo saldrían las cosas. Pero su mensaje claro, limpio y hermoso llegó y resolvió la contro­versia. No digo que todas las partes lograron una armonía perfecta, pero a los que estaban del lado correcto les dio fuerzas para mantenerse de pie, y mantuvieron su postura.

Pocos días después, Daniells se refirió a una segunda carta dirigida a "Los líderes de nuestra obra médica'' que había recibido de Elena de White.

Su mensaje llegó justo el día apropiado: un día antes habría sido demasiado temprano. Lo leí ante el Concilio ayer, y produjo una impresión muy profunda ...

En cuanto a mí, cuando recibí esta última comunica­ción, lo único que pude hacer fue sentarme a llorar. Du-

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- Enfrentar el iceberg -

rante un año entero había estado bajo una terrible presión mental. Había visto lo malo, pero no me atreví a decir todo lo que sabía que debía decirse. No podía renunciar ni a un centímetro de terreno. Sabía que no sería lo correcto, y sin embargo muchos de mis hermanos me malinterpretaron, y me acusaron de un espíritu duro e inflexible, y con un deseo de hacer la guerra.

Esta comunicación, que llama a nuestros hermanos a asumir una postura firme, me trajo gran alivio, y la terrible carga que a veces me aplastaba, en cierta medida, se desprendió de mí.

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Pocos días después le escribió a Guillermo C. White, el hijo de Elena, sobre la relevancia y la puntualidad de los testimonios que acababa de recibir:

Sería imposible para mí hallar palabras para expo­ner, de manera tan clara y convincente y, me temo, tan fiel como yo quisiera, los hechos relativos a la recepción, presentación e influencia de los testimonios recibidos de su madre durante nuestro reciente Concilio. Nunca en mi vida he visto evidencias tan señaladas del liderazgo de un Ser omnisapiente como lo que vi en conexión con las experiencias mencionadas. Solo la mente divina podría haber previsto nuestra condición y nuestras necesidades, y nos ha enviado la ayuda exacta que necesitábamos precisamente en el momento oportuno. Creo que este es el sentimiento de casi cada miembro del Concilio.

Pero hay más en esta historia, probablemente la parte más sorpren­dente. Después de "recibir estas comunicaciones del pastor Daniells, Elena de White le escribió explicándole por qué recibió los mensajes en el momento preciso:

Poco antes de enviarle los testimonios que usted dijo que llegaron justo a tiempo, leí un incidente acerca de un barco que hizo frente a un iceberg en una neblina. Dormí poco durante varias noches. Me parecía estar aplastada como un carro bajo las gavillas. Una noche fue presentada claramen­te una escena delante de mí. Navegaba un barco en medio de una densa neblina. De pronto el vigía exclamó: "ilceberg a

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la vista!"Allí, como una elevada torre por encima del barco, estaba un gigantesco iceberg. Una voz autorizada exclamó: "iHazlefrente!" No hubo un momento de vacilación. Se de­mandaba acción instantánea. El maquinista dio marcha a todo vapor y el timonel dirigió el barco directamente contra el iceberg. Con un crujido golpeó el témpano. Hubo una terrible sacudida, y el iceberg se rompió en muchos pedazos que cayeron sobre la cubierta con un estruendo semejante al trueno. Los pasajeros fueron violentamente sacudidos por la .fuerza de la colisión, pero no se perdieron vidas. El navío se dañó, pero no sin remedio. Rebotó por el contacto, temblando de proa a popa como una criatura viviente. Entonces siguió adelante en su camino.

Bien sabía yo el significado de esta visión. Había recibido mis órdenes. Había oído las palabras, como una voz de nuestro Capitán: "iHazlefrente!" Sabía cuál era mi deber y que no había un momento que perder. Había llegado el tiempo de una acción decidida. Sin demora, debía obedecer la orden: "iHazlefrente!"

Por eso usted recibió los testimonios en ese momento. Esa noche estaba en pie a la una, escribiendo a toda la velocidad con que mi mano podía correr sobre el papel.

Todos hemos estado en nuestros puestos como centine­las fieles, trabajando día y noche para enviar al Conci­lio la instrucción que pensamos que le sería de ayuda.

"Elena de White muchas veces comenzaba a trabajar a medianoche. Cuando sus empleados llegaban a la oficina por la mañana, comenzaban a copiar las hojas que ella había escrito. Estas copias le eran pasadas a ella para editar. Mientras tcy1to, ella había escrito aún más, y ellos trabajaban durante todo el día. Entonces, los secretarios trabajaban durante toda la noche para preparar el material a fin de poder enviarlo en el primer tren de la mañana.

"Trabajaban hasta el último minuto y, cuando escuchaban el silbido del tren en la estación Barro, al norte de Elmshaven, D. E. Robinson, uno de los secretarios, se subía de un salto a una bicicleta con las cartas en el bolsillo. Se apresuraba por recorrer los tres kilómetros con el tren hasta el paso a nivel, y de allí hasta la estación, para echar las cartas en el vagón postal. Días después llegaban a destino justo en el momento necesario. Todos entendían que la mano de Dios estaba obrando". Este episodio fue uno de los tantos en donde Dios gravitaba sobre su mensajera y su mensaje, incluso hasta la hora y el día exactos en que se los necesitaba, ni un día antes ni un día después.

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Capítulo 20

Sentido común para abrir una

escuela

Elmshaven, 14 de enero de 1904

El sentido común de Elena de White fue un rasgo distintivo de su ca­rácter durante toda su vida. Se podrían escribir muchos capítulos acerca de cómo ejerció el sentido común para resolver polémicas sobre muchos temas durante todo su extenso ministerio.

Una de estas veces ocurrió en su propia sala de estar, en Elmshaven, ell4 de enero de 1904, cuando tenía 77 años. El problema: a qué edad deberían comenzar la escuela los niños. "Se había iniciado una escuela de iglesia para atender a la iglesia del sanatorio, de la que ella era miembro [. .. ].Tres maestros enseñaban a 35 niños [. .. ].Sin embargo, no se hizo ninguna provisión para los niños más pequeños, porque se argumentaba que Elena de White había aconsejado [ ... ] que 'los padres deberían ser los únicos maestros de sus hijos hasta que estos hayan llegado a los ocho o diez años de edad [. .. ]. La única aula para niños de ocho a diez años debería ser el aire libre, en medio de las flores que se abren y de las her­mosas escenas de la naturaleza. Y su único libro de texto debería ser el de los tesoros de la naturaleza' ".

Pero había surgido una división en la iglesia sobre la edad adecuada para inscribirlos en la escuela. De modo que un jueves de mañana, temprano, la junta de la escuela de iglesia del sanatorio se reunió en la sala de Elena en Elmshaven. La agenda: "analizar con Elena de White si la escuela de iglesia del sanatorio debía brindar enseñanza para niños menores de diez años [ ... ].

"Como iglesia, los adventistas del séptimo día recién estaban comen­zando a establecer escuelas que aceptaban a niños por debajo del noveno grado. En los colegios de Battle Creek y de Healdsburg durante años se habían impartido los grados inferiores, pero [. .. ] se habían hecho pocos esfuerzos en otros lados".

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92 - Los que vieron ... y creyeron -

Pero la cuestión más importante esa mañana era cómo entender ciertas directivas específicas de Elena de White y de qué manera debían interpretarlas los líderes de la iglesia.

Con antelación a la reunión, Elena de White se había enterado de que había niños menores de diez años a los que se les negaban los privilegios de la enseñanza debido a sus declaraciones anteriores en los Testimonios.

Hay un informe estenográfico archivado de 25 páginas de esa im­portante reunión. Elena de White abrió el debate diciendo: ''A través de los años he recibido mucha instrucción con respecto a la importancia de mantener una firme disciplina en el hogar. He tratado de poner por escrito esa instrucción y de transmitirla a los demás".

Elena, entonces, "analizó las responsabilidades de la paternidad y la importancia de las influencias hogareñas correctas. Hizo hincapié en la responsabilidad de que las madres les enseñen a sus hijos lecciones que deberían aprender en los primeros años de vida''. Luego señaló que, según la luz que se le dio, muchas familias estaban lejos del ideal:

Muchos de los que entran en la relación matrimonial no se dan cuenta de todas las sagradas responsabilidades que trae aparejadas la maternidad. Muchos carecen de capa­cidad disciplinaria. En muchos hogares hay poca discipli­na, y a los niños se les permite hacer lo que quieran. Tales niños andan a la deriva de aquí para allá; no hay nadie en el hogar capaz de dirigirlos correctamente, nadie que pueda sentar los debidos fundamentos que debe gobernar su futura educación.

Elena de White "estaba especialmente preocupada por las influencias que tenían sobre los pacientes del sanatorio los niños que andaban sueltos, 'con ojos penetr~Yites, ojos de lince, que deambulan sin nada que hacer' y 'haciendo travesuras'.

"Considerando las circunstancias [de la desatención de los padres], ella declaró que, según la luz recibida, 'lo mejor que se puede hacer es tener una escuela [ ... ] para aquellos que pueden ser enseñandos, y ejer­cerse una acción guiadora sobre ellos, lo cual puede hacer un maestro de escuela'.

"Pidió una división inferior en la escuela del sanatorio donde se pu­diera instruir a niños de siete u ocho años. 'Aprenderán en la escuela aquello que con frecuencia no aprenden fuera de ella, excepto por la asociación con otros' ".

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- Sentido común para abrir una escuela - 93

Elena de White explicó el contexto de la declaración sobre los niños de diez años que había hecho años antes:

Cuando escuché las objeciones: que los niños no podían asistir a la escuela hasta que cumplieran diez años, quise decirles que cuando me fue dada la luz de que los niños no deberían asistir a la escuela hasta que tuvieran edad suficiente para ser enseñandos, no había [entonces] una escuela que guardara el sábado. A los niños debe ense­ñárseles en el hogar la debida conducta para que no sean descarriados cuando asistan a la escuela. La maldad que se manifiesta en las escuelas públicas sobrepasa casi toda concepción posible. Esto es así.

Luego "prosiguió expresando su preocupación por aquellos que hacen una aplicación irrazonable de sus escritos:

He estado bien preocupada con respecto a la idea: 'La Hna. White ha dicho tal y tal cosa, y la Hna. White ha dicho esto y aquello, y por lo tanto vamos a proceder como ella dice'.

Dios quiere que tengamos sentido común, y que razo­nemos con sentido común. Las circunstancias alteran las condiciones. Las circunstancias cambian la relación de las cosas".

"Dirigiéndose a la junta después de estas palabras de apertura, decla­ró: 'No diré más por ahora, porque quiero saber bien de qué debo hablar. Quisiera que se trajeran las objeciones, el por qué los niños no deberían tener una educación' ".

Una maestra señaló que "si tenemos algunos niños más, debemos tener un poco más de ayuda''. A esto, Elena de White respondió que de­berían tenerse en cuenta muchos factores:

Quiero que tomen nota de lo que he dicho. En primer lugar, entiéndanlo. [Elena de White no comía pavo. Decía lo que pensaba cuando era necesarioJ Esta es la luz que me ha sido dada en cuanto a estas cosas.

Aquí hay niños que son despiertos. Son niños de cinco años de edad que pueden ser educados tan bien como muchos niños de diez años, desde el punto de vista de sus

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capacidades, para entender los asuntos y los temas de la madre.

Elena de White coincidió en que quizá tendría que agregarse otra sala al edificio escolar, y declaró: "Cada uno de nosotros debe sentir la responsabilidad de proporcionar esa pieza". Continuó dando razones para su consejo:

Las madres que quieran tener a sus hijos en casa, y son competentes del todo para hacerlo y prifieren disciplinar­los ellas mismas, nadie tiene objeción alguna para que lo hagan. Ellas pueden hacerlo. Pero debe hacerse provisión para que sean educados los niños de todos los que están re­lacionados con esta fábrica de alimentos, con el sanatorio y con las cosas que se hacen aquí. Debemos hacer que [esa obra] alcance las más altas normas. [..]

Digo que estos niños pequeños deben tener una educación, precisamente la que adquirirían en la escuela. Deben tener la disciplina de una escuela bajo una persona que entienda cómo tratar con los niños de acuerdo con sus diferentes temperamentos. Deben tratar de hacer que estos niños entiendan sus responsabilida­des mutuas y su responsabilidad para con Dios. Deben haberse grabado en sus mentes los mismos principios que los capacitarán para los grados superiores y para la escuela más alta.

[..]Él desea que esta educación comience con los peque­ñitos. Si la madre no tiene el tacto y la capacidad, si no sabe cómo tratar con las mentes humanas, debe ponerlos bdjo alguijlt que los eduque con disciplina, los modele y forme sus mentes.

¿He presentado este asunto de tal manera que pueda ser entendido?

Guillermo C. White, el hijo de Elena, también asistió a la reunión. Él explicó que su interés en la situación era grande. Le preocupaba que se adoptaran políticas y currículos consistentes, ya que se estaban esta­bleciendo escuelas de iglesia en todo el país, y a lo largo y a lo ancho del mundo. Declaró:

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- Sentido común para abrir una escuela -

Mi interés en esta escuela reside en el hecho de que noso­tros tenemos el privilegio de sentar un modelo. Los éxitos, los fracasos y los reglamentos de esta escuela afectarán la obra de nuestras escuelas de iglesia por toda California y mucho más allá, debido a la larga experiencia de la Hna. Peck como maestra, y a la obra que ella ha hecho contigo, madre, al ayudar en la preparación del libro sobre edu­cación. Todas estas cosas han colocado a esta escuela en un lugar en que se ha convertido en una ciudad asentada sobre un monte.

Así es como Elena de White resumió la reunión:

Debemos educar a nuestros hijos de modo que podamos llegar a las puertas de la ciudad y decir: ''He aquí, Señor, yo y los hijos que me has dado". No debemos llegar sin nuestros hijos para oír las palabras: "¿Dónde está mi reba­ño, mi pequeño rebaño que te di, ese hermoso rebaño que te di, dónde está?" Y nosotros respondemos que han sido de­jados a la deriva directamente en el mundo, y por lo tanto están incapacitados para el cielo. Lo que nosotros quere­mos es capacitarlos para el cielo para poder presentar al pequeño rebaño ante Dios, y decir: ''Hice todo lo posible':

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"No se publicó ninguna declaración en ese momento, pero el análisis en esta reunión ayudó a establecer un modelo que guió a los padres que no estaban tan asentados como para poder enseñarles a sus hijos en casa hasta que tuviesen ocho o diez años. En consecuencia, las necesidades de sus hijos de una educación primaria cristiana podría ser satisfecha" si los miembros de iglesia y los padres trabajaban juntos.

"Entonces, ¿qué aprendimos aquí en esta pequeña junta escolar? Primero, que Dios quiere que usemos el sentido común: las declaraciones bíblicas y los escritos de Elena de White son entendidos correctamente solo cuando se tienen en cuenta el momento, el lugar y las circunstan­cias. Segundo, que Elena de White no era una espectadora sin fuerza de carácter en los asuntos de la iglesia. Tercero, que los consejos de Elena de White son tan relevantes y actuales como las noticias de las seis. Cuarto, que siempre es más seguro escuchar a Elena en la mayoría de las circunstancias donde sean necesarios la claridad moral y el sentido común. "iCreed a sus profetas!"

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Dos damas compran un sanatorio

Origen del Sanatorio Paradise Valley

En 1900, Elena de White regresó a América después de vivir en Aus­tralia durante nueve años. Muchos, a los 73 años, se habrían jubilado; pero no Elena. Su mente estaba llena de lo que podría hacerse en el sur de California.

En la primavera de 1902, el Dr. T. S. Whitelock, de San Diego, había descubierto la propiedad de un sanatorio que había estado desocupado durante años. Una fuerte sequía en el sur de California había afectado enormemente el turismo y muchas empresas. Una institución de cuatro pisos y 38 camas en ocho hectáreas de terreno podía adquirirse por veinte mil dólares, una fracción del costo original. En septiembre, el acreedor hipotecario redujo el precio a doce mil dólares.

El13 de octubre de 1902, Elena escribió que se le mostró que habría "propiedades en venta en las que ya hay edificios construidos que podrían ser utilizados para nuestra obra, y que esas propiedades nos serán ofre­cidas a un precio mucho menor que el costo original".1

Pero no había dinero disponible (y mucho menos doce mil dólares) en la Asociación local, de unos mil cien miembros y con una deuda de cuarenta mil dólare§y!>ero Elena vigilaba de cerca la propiedad. Pocos meses después, la hipoteca fue ofrecida a la iglesia por ocho mil dóla­res. En enero de 1904, el Dr. Whitelock visitó nuevamente la propiedad. Mientras estaba en ella, una mujer que llegó en coche dijo que venía de parte del acreedor hipotecario que quería que la iglesia hiciese una oferta. Luego dijo que quizá seis mil dólares cerrarían el trato.

Pero aún no había dinero a la vista. Sin embargo, "cuando le llegó la noticia a Elena de White", en Elmshaven, al norte de California, inme­diatamente "consultó con una amiga íntima, Josephine Gotzian, y luego telegrafió al Dr. Whitelock para que ofreciera cuatro mil dólares por la hipoteca'', que fue aceptada el27 de enero de 1904. "La [ ... ] propiedad ahora pertenecía a los adventistas, pero no a la Asociación de California del Sur".

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- Dos damas compran un sanatorio -

Así es como Elena describió la propiedad:

Aquí había un edificio bien construido de tres pisos [. . .]con galerías amplias, asentado sobre una agradable elevación del terreno, que dominaba un hermoso valle. Muchas de las habitaciones son grandes y bien ventiladas [. . .].Además del edificio principal, hay un buen establo, y también una casa de campo de seis ambientes, que puede ser acondicionada para los ayudantes. La propiedad está ubicada convenientemente, a menos de once kilómetros de San Diego, y a un kilómetro de la oficina de correos de National City. Hay nueve hectáreas de terreno. Casi la mitad alguna vez tuvo plantaciones de árboles frutales, pero durante la larga sequía que sufrió este país, todos los árboles murieron excepto los árboles ornamentales y los arbustos que rodean los edificios, y unos setenta olivos en las terrazas [. . .]. Nunca vi un edificio ofrecido para la venta que estuviese mejor adaptado para la obra de un sa­natorio. Si este lugar se acondicionara, se vería igual que los lugares que me fueron mostrados por el Señor.

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¿cómo hicieron las dos mujeres para conseguir cuatro mil dólares? "Elena de White [ ... ] pidió prestada su parte de dos mil dólares [ ... ] al Ban­co de Santa Helena con el ocho por ciento de interés. La señora Gotzian proveyó los otros dos mil". Y juntas "se dieron la mano en un acuerdo de unirse para ayudar a comprar el Sanatorio Potts".2 No tenían pensado hacer dinero con su especulación; "lo compraron solo para conservarlo hasta que se pudiera organizar la entidad y que la Asociación asumiera el control".

Pronto, un puñado de hombres y mujeres comenzaron a restaurar el edificio, que había estado desocupado durante más de doce años. Se reparó el edificio principal, se realizó la instalación eléctrica, se amue­blaron catorce habitaciones con muebles de alta calidad comprados a precios muy bajos a varias familias adineradas que se estaban yendo de la zona por la prolongada sequía.

A pesar del precio milagroso y del edificio ideal, la propiedad no era apta. El intrépido gerente, E. R. Palmer, describió la situación del agua: "La extensión de ocho hectáreas de tierra en la que se encuentra el edificio era tan seca como las colinas de Gilboa, con solo una pers­pectiva remota de que hubiese agua subterránea''. Pero "Palmer y sus colegas sabían, por sus contactos con Elena de White, que la institución

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98 - Los que vieron ... y creyeron -

se había comprado por la providencia de Dios. Tenían confianza en que Dios encontraría una forma de satisfacer sus necesidades. N o obstante, durante el verano de 1904", veían que los árboles se secaban y morían por la sequía, que ya había durado más de ocho años.

Incluso Elena de White escribió acerca de los árboles: "Los pobres ár­boles que se secan y mueren, con su apariencia nos suplican que les demos corrientes de agua refrescantes". Y así, Elena de White entró en acción, y "recomendó que Palmer consiguiera los servicios de un buen pocero que era conocido suyo, Salem Hamilton, que en ese entonces vivía en Nebraska. Por consiguiente, fue llamado al oeste a cavar el pozo". Según relató Palmer:

Con qué ansiedad examinamos el terreno, probamos con la vara de rabdomancia y analizamos las posibili­dades [..J.

Finalmente, escogimos un lugar y comenzamos a cavar en la tierra seca donde el polvo calaba a más de seis metros bajo la superficie.

Eligieron un lugar justo debajo de la institución, y comenzaron a cavar.

Elena de White viajó al sur desde Elmshaven, "y llegó a la propiedad Potts el lunes 7 de noviembre. Hamilton había alcanzado una profundidad de 25 metros", itodo cavado a mano! "Diariamente ella escuchaba con interés los informes de progreso y, a menudo, conversaba con Hamilton. Un día preguntó:

"-¿Qué va a hacer, hermano Hamilton? "-Tengo que hacerle una pregunta -respondió él-. Si usted me la

responde, yo le daré mi respuesta. El Señor lle dijo que comprara esta propiedad?

"-iSí! iSí! -respondió Elena-. Tres veces se me mostró que debíamos adquirir esta propiedad específica.

"-Está bien -dijo Hamilton-, tengo mi respuesta. El Señor no nos daría un elefante sin proveer agua para que beba -y continuó cavando.

''A esta altura ya había pasado el nivel de los 25 metros y [ ... ] no ha­bía ninguna señal de humedad. Pero un día Hamilton creyó haber oído el sonido de una corriente de agua en la grava en el fondo del pozo [ ... ]. Hamilton llamó desde el pozo:

"-Señor Palmer, lle daría miedo bajar? Creo que hay agua no muy lejos. "Palmer descendió, y escuchó claramente: "-Como el tintinar de una campana o el sonido de un pequeño salto

de agua en las profundidades del bosque -dijo.

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- Dos damas compran un sanatorio - 99

"Hamilton había cavado un túnel en una dirección, pero en vano. Ahora hizo un túnel en otra dirección y con un golpe vigoroso y repen­tino su pico atravesó la arcilla hasta una buena corriente de agua tan grande como el brazo de un hombre. El pozo pronto comenzó a llenarse. Ni siquiera hubo tiempo para sacar todas las herramientas. Esa noche el agua se elevó casi cinco metros en el pozo.

"Entusiasmado, E. R. Palmer se apresuró a ir a la habitación de Ele­na de White para anunciarle la buena noticia". Al día siguiente ella les escribió a sus nietos:

Ayer de mañana el hermano Palmer llegó a mi habitación en compañía del padre de ustedes [..J y nos dijo que había casi cinco metros de agua en .el pozo. Esta mañana hay seis metros de agua y las herramientas están en el fondo del pozo. No puedo expresarles cuán contentos estamos todos. iAbundancia de agua para muchos propósitos! Esto no se puede valuar en oro o plata. El agua significa vida[..] El Señor ha respondido a todas nuestras expectativas, y ten­dremos razones para agradecer [..J. Quiero alabar al Señor con corazón, alma y voluntad.

Debido al interés inmediato de las comunidades vecinas, comenza­ron a llegar pacientes antes de que el hospital abriera oficialmente. Al comienzo, ni siquiera se había preparado alojamiento para el personal de enfermería, que inicialmente vivió en carpas. Pero nació un hospital admirable y extraordinario.

Hoy, el Hospital Paradise Valley tiene una capacidad de 237 camas con todas las especialidades de un hospital moderno, incluyendo un he­lipuerto. Toda esta extraordinaria historia debido a una pequeña señora que vio lo que otros no podían ver y a otros que confiaron con su vida en lo que vio Elena de White. Ni siquiera un pozo en busca de agua escapó de la atención de la mensajera del Señor.

1 Carta 157b, 1902. 2 Carta 97, 1904.

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"Actuar de inmediato"

El milagro de Loma Linda

En 1905, Elena de White tenía 78 años, pero la palabra jubilación no era parte de su vocabulario. Ni del vocabulario de otros dirigentes de la iglesia, como Stephen Haskell y John Loughborough. Elena ya tenía mucho que hacer con el establecimiento de dos centros adventistas de salud al sur de California: uno en Paradise Valley (1904), cerca de San Diego, y otro en Glendale (1904), cerca de Los Ángeles. Sin su visión y liderazgo, esas dos instituciones, que actualmente están en funciona­miento, probablemente nunca hubiesen visto la luz del día.

Y Dios tenía planes adicionales para la obra médica adventista en el sur de California. Durante algún tiempo, antes de su viaje para asistir al congreso de la Asociación General de 1905 en Wáshington, D.C., los pen­samientos de Elena de White "en repetidas ocasiones habían sido llamados a la zona de Redlands-Riverside-San Bernardino [ ... ] como un lugar donde la iglesia debía tener un sanatorio [ ... ] el tercero [. .. ] al sur de California.

"Por increíble que les pareciese a los mil cuatrocientos miembros de la Asociación local y sus líderes, a quienes se les había advertido que no entrasen más en deuda, la mensajera de Dios escribió estas instrucciones a J. A. Burden, gerente del Sanatorio de Glendale: 'Se me han presentado Redlands y Riverside como lugares que deberían ser trabajados [ ... ]. Por favor, consideren la conveniencia de establecer un sanatorio en la vecindad de esas poblaciones'.

"En respuesta [ .. .] se designó una comisión para buscar un lugar. Ellos creían" que el complejo hotelero Loma Linda era una propiedad adecuada, pero el precio de S ti mil dólares era demasiado para tenerlo en cuenta. Sin embargo, para el1° de abril, el precio había bajado, y el hotel podía comprarse por 45 mil dólares.

"El [ ... ] 4 de mayo, cuando el tren en dirección al este se detuvo en la estación de Los Ángeles, algunos de los hermanos, incluyendo al pastor Burden, abordaron el coche para contarle a la hermana White sobre

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- "Actuar de inmediato" - 101

Loma Linda. Ella se interesó inmediatamente y les rogó con entusiasmo: "-Averigüen todos los detalles y escríbanme inmediatamente a

Wáshington". Tres días después de que Elena llegara a Wáshington, el viernes 12

de mayo, la carta prometida fue puesta en manos de Elena de White. "Se la leyó en voz alta a su hijo Guillermo C. White:

Apreciada hermana White: Mientras estábamos en el tren en Los Ángeles, le hablamos de una propiedad para la venta cerca de Redlands que parecía estar bien adaptada para un sanatorio [..J. Le estoy enviando un pequeño folleto que contiene algunas imágenes y una descripción breve de la propiedad, pero las palabras y las fotos apenas pueden describir débilmente su belleza. Sencillamente, es ideal y espléndida para un sanatorio.

Los edificios están en excelentes condiciones, bien amue­blados, califaccionados con calor por vapor e iluminados con electricidad. Todo está completo como para comenzar a funcionar inmediatamente. El edificio principal tiene 46 habitaciones, y hay cuatro casas con cuatro habitacio­nes cada una, con baño incluido. Tres de estas casas tienen cuatro porches cada una, con amplias ventanas, para que las camas puedan ser llevadas sobre ruedas hasta el por­che, y los pacientes puedan dormir al aire libre. Hay otro hermoso edificio: una casa de dos plantas y nueve habita­ciones con baño incluido. Otro edificio que se ha utilizado como pabellón recreativo, y que tiene cuatro salas precio­sas, serviría para un buen gimnasio y como capilla.

Hay establos y galpones, y una casa para los obreros. Hay cuatro hectáreas de huerto de naranjos con buena . producción, seis hectáreas de alfalfa, tres hectáreas de da­mascos, ciruelos y almendros. El resto de los terrenos está hermosamente organizado en forma de césped, caminos de acceso y aceras, habiendo unos dos kilómetros de vere­das pavimentadas. Los edificios principales están sobre la cima de una hermosa colina a unos cuarenta metros sobre el valle. El edificio principal está rodeado de laure­les de montaña de entre nueve y doce metros de altura.

Hay cinco caballos, cuatro vacas, 150 gallinas, 35 pavos, algunos cerdos, herramientas agrícolas, sulkys, carruajes y carros.

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El lugar tiene una amplia provisión de agua de las montañas. Un pozo artesiano, que tiene una buena esta­ción de bombeo, da agua en abundancia, si por alguna razón el agua de la montaña se acabara. El agua es conducida mediante tuberías en toda la extensión de las treinta hectáreas.

El lugar les costó 150 mil dólares a los dueños actuales. Ellos trataron de explotarlo como un hotel turístico, pero fue un fracaso, y perdieron dinero, así que se cerró ell0

de abril. Los accionistas están sofocados financieramen­te, y han dado orden de que la propiedad se venda por cuarenta mil dólares. Solo el mobiliario de los edificios costó doce mil dólares, y tiene solamente dos años y medio de uso.

Varios de nosotros fuimos a ver el lugar hoy, y queda­mos profundamente impresionados de que este es el lugar que el Señor le ha mostrado a usted, cerca de Redlands y Riverside, en el que debería llevarse adelante la obra médica. Está a ocho kilómetros de Redlands.

La pregunta es: ¿qué haremos? Debemos actuar inme­diatamente, porque la empresa está ansiosa por vender, y hay otros que lo quieren [..J.

No deseamos avanzar apresuradamente; nos gustaría saber qué opinan sobre el tema usted y los hermanos de Wáshington que han salido de este campo. Deseo que, si fuese posible, usted lleve el tema y lo analice en consulta con ellos, y que ellos nos envíen un telegrama. No sé por cuánto tiempo podemos mantener la qforta en pie, pero trataremos de hacerlo hasta que tengamos noticias de ustedes. Creo que los que están considerando el asunto aquí tienen una convicción tan fuerte de que deberíamos conseguir el lugar que pagarán el depósito al contado, aun cuando lo perdamos, antes que permitir que la propiedad se nos escape de las mano:.: antes de poder tener noticias de los hermanos de Wáshington.

Cómo me hubiese gustado que se haya detenido para ver la propiedad de camino a la junta; pero quizá pueda re­gresar por este camino y verla entonces. Espero que pueda enviarnos algún consejo ni bien reciba esta carta.

Le deseo muchas bendiciones del Señor en la junta. La saluda atentamente, J. A. Burden.

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- 'JI.ctuar de inmediato" - 103

''Al terminar de leer, le dijo a Guillermo que creía que el lugar era el que le había sido presentado varios años atrás.

"Posteriormente escribió que la descripción dada por el pastor Bur­den respondía en cada aspecto a los lugares que había sido instruida que se abrirían para la iglesia, a precios por debajo de su costo original. Los términos que le ofrecieron al pastor Burden eran de cinco mil dólares al contado y montos iguales en agosto [ ... ] septiembre [ .. J y diciembre [ ... ] que hacían un total de veinte mil dólares. El plazo de los veinte mil dólares restantes se cumpliría en tres años". ¿cómo podrían reunir el dinero? La Asociación de California del Sur estaba muy endeudada, y la Asociación General también afrontaba problemas financieros agobiantes.

"-Debemos actuar de inmediato -le dijo Elena a su hijo. "-Guillermo -preguntó ella-. ¿Harás lo que te pida? "-Generalmente lo hago -respondió él. "Entonces vino su pedido: "-Quiero que le envíes un telegrama al pastor Burden para que ad­

quiera la propiedad inmediatamente. "Mientras Guillermo salía de la sala para enviar el telegrama, ella lo

hizo volver y le hizo prometer que enviaría el telegrama inmediatamente, antes de buscar consejo de otra persona en cuanto al asunto.

"Él se lo prometió, y el telegrama fue enviado". Elena sentía una pro­funda convicción de que Loma Linda era el lugar que Dios deseaba que su pueblo tuviese. Más adelante, "ella explicó su instrucción a W. C. White así: 'No consulté con nadie, porque pensé que esto nos retrasaría, y creí que podíamos avanzar con el tema sin colocar el peso sobre la junta.

"El telegrama del viernes fue seguido de una carta al pastor Burden el domingo 14 de mayo, que comenzaba así:

Acabo de leer su carta. Ni bien terminé de leerla, dije: 'No consultaré con nadie; porque no tengo ninguna duda al respecto'[..]. Asegure la propiedad a toda costa, para que pueda ser adquirida, y luego obtenga todo el dinero que pueda y haga suficientes pagos como para poseer el lugar. Esta es exactamente la propiedad que debemos te­ner. No se demore; porque es exactamente lo que necesita­mos[. .. ). Nosotros haremos todo lo posible para ayudarlo a reunir el dinero. Sé que Redlands y Riverside deben ser trabajados, y oro para que el Señor sea misericordioso, y no permita que ningún otro obtenga esta propiedad en vez de nosotros [. .. ].

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Esta es la palabra del Señor. Abran todo lugar posible. Debemos trabajar con fe, aferrándonos de un poder que se nos prometió que haría grandes cosas por nosotros. Debemos extendernos con fe en Los Ángeles, en Redlands y en Riverside.

"Durante las tres semanas siguientes, las cartas y los telegramas [ ... ] cruzaban el continente de un lado al otro. Los dirigentes de la Asocia­ción de California del Sur, después de pedir consejo a los dirigentes de la Unión, telegrafiaron diciendo que la Asociación no podía asumir ninguna responsabilidad en el asunto".

¿De dónde saldrían los fondos? "El jueves 25 de mayo, el pastor Bur­den y un amigo de confianza, el pastor R. S. Owen, profesor de Biblia del colegio San Fernando, tomaron el tranvía interurbano hacia la costa para visitar a un agricultor que creían que tenía cierta cantidad de dinero. Vivía a dos kilómetros y medio de la parada del tranvía. Cuando llegaron a su cabaña, no había nadie en casa[ ... ]. Los dos hombres regresaron hasta la parada y esperaron.

"Ya era tarde ahora y, cuando el tranvía interurbano avanzaba en dirección a ellos, no llegaron a hacerle señas para que pare [. .. ].Tendrían que esperar otras dos horas para el próximo tranvía, así que los hombres regresaron a la cabaña, que ahora tenía luz. Al encontrar al agricultor, a su esposa y a su hija, se presentaron y pronto explicaron su misión. El pastor Burden informa que, cuando le leyeron el telegrama de la señora de White y las cartas posteriores al agricultor, este exclamó de repente:

"-iAlabado sea el Señor!" "Él había estado orando para que el Señor enviara a alguien para

comprar su campo. Lo había vendido pocos días antes y ahora estaba dispuesto a facilitar dos mil cuatrocientos dólares para el proyecto de Loma Linda. Al día siguiente, el pastor Burden telefoneó al representante de la Asociación Loma Linda [propietarios del hotel] para avisarles que estaba dispuesto a negociar. Se pagaron los mil dólares, y se comenzó a trabajar en un contrato [ ... ].Cuatro mil dólares más tenían que estar disponibles para el15 de junio, para cubrir el primer pago de cinco mil dólares, o el depósito se perdería[ ... ].

"Los planes de viaje disponían que [Elena de White y su hijo Guiller­mo] llegasen a Redlands a las diez de la mañana del lunes 12 de junio. Los obreros locales y de la Unión saldrían de Los Ángeles y se encontrarían con ellos en Loma Linda. Mucho dependía de esta reunión''. Si la compra no se aprobaba, el pastor Burden perdería los mil dólares prestados para cumplir el contrato.

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- ':Actuar de inmediato" -

Cuando Elena de White vio el edificio principal, dijo: "-Guillermo, he estado aquí antes. "-No, mamá -respondió él-, nunca antes estuviste aquí.

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"-Entonces este es exactamente el lugar que el Señor me ha mostrado -dijo ella-, porque me resulta muy familiar.

"Elena de White se dirigió a uno de los pastores y declaró: "-Debemos conseguir este lugar. Deberiamos razonar de causa a

efecto. El Señor no nos ha dado esta propiedad para ningún uso común". '~l ver el terreno y los edificios, Elena dijo vez tras vez: "-Este es exactamente el lugar que el Señor me ha mostrado". Mientras recorrían los edificios, Elena comentó: "-Este edificio será de gran valor para nosotros. Se establecerá una

escuela aquí. Redlands se convertirá en un centro al igual que Loma Linda. Battle Creek se está cayendo. Dios restablecerá su obra médica en este lugar".

Pero, "a pesar de las evidencias de la conducción de Dios [ .. .] el gru­po que encaraba un proyecto tan estupendo no estaba preparado para tomar ninguna decisión. Los problemas financieros parecían demasiado grandes.

'~sí que, antes de tomar alguna medida, se creyó que el asunto debía ser presentado ante la Iglesia Carr Street de Los Ángeles, la más grande de la Asociación. Se citó la reunión para las diez de la mañana del día siguiente".

Elena "no se reunió con la junta de la Asociación esa noche, pero allí se sostuvo que si cien hombres de negocios y médicos, con todos sus recursos, habían fracasado con su proyecto de Loma Linda, ¿qué deberia llevar a pensar al grupo de la iglesia que podrían tener éxito? De modo que, faltando cuatro días para ell5 de junio, cuando se vencía el primer pago, la junta suspendió esa reunión para esperar a ver qué sucedería en la reunión citada en Los Ángeles al día siguiente.

"Para las diez de la mañana [ ... ] la iglesia de Carr Street estaba llena de gente. La hermana White repasó lo que se le había revelado sobre la obra médico-misionera que debía ser llevada a cabo en el sur de California. Le dijo a la audiencia que Loma Linda trajo a su mente las visiones de las propiedades que debían adquirirse para un sanatorio. Los miembros de iglesia votaron a favor de adquirir la propiedad para un sanatorio.

"Sin embargo, los administradores de la Asociación de California del Sur pensaban que debían contar con la opinión de más de una iglesia antes de que la Asociación pudiera'' patrocinar el proyecto. Decidieron que los delegados de las iglesias de toda la Asociación se reunieran el 20

de junio para tomar una decisión.

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106 - Los que vieron ... y creyeron -

Mientras tanto, el pago de cuatro mil dólares vencería ell5 de junio. "El agricultor de la costa había suministrado dos mil cuatrocientos dó­lares. El pastor Burden habló con una hermana, Belle Baker. Ella no veía razón para dudar y dijo que pondría mil dólares.

"-Puede llegar a perderlos -le advirtió Burden. "-Asumiré el riesgo -respondió ella. "Entonces Burden consultó con su amigo R. S. Owen. "-No tengo el dinero -declaró Owen-, pero hipotecaré mi casa

para esto. "[ ... ] El pago de junio se hizo a tiempo. "Cinco días después, el 20 de junio, se reunieron los miembros

de la Asociación de California del Sur. Se les presentó el tema de si Loma Linda debía comprarse, y si así era, si sería administrado 'por una asociación privada o por la Asociación, que asumiría la respon­sabilidad financiera del proyecto'. Elena de White estaba presente en la reunión. Habló por más de una hora sobre lo que debía hacerse en el sur de California y suplicó que se comprara la propiedad de Loma Linda [ ... ]. Declaró:

"-Esta es exactamente la propiedad que debemos tener. "Aun así, los principales dirigentes de la Asociación de California del

Sur dudaban. ¿cómo podrían, con la tremenda deuda de la Asociación, involucrarse más para adquirir propiedades e iniciar sanatorios? [ ... ]

"Entonces, el pastor G. A. lrwin, el vicepresidente de la Asociación General recientemente electo, se paró para hablar. Estaba en una misión especial en California, y mientras pasaba por Los Ángeles se había visto impulsado a visitar Loma Linda. Esa mañana acababa de llegar desde allí; ahora hábló en favor de adquirir esa institución. Repasó una cantidad de incidentes" del pasado, en los que los obreros y los miembros de iglesia habían seguido el consejo de la señora de White y, como resultado, Dios había bendecido los proyectos con éxitos.

"La audiencia escuchaba atenta mientras el pastor Irwin hablaba con palabras medidas:

"-Aunque la Asociación está sumamente endeudada, creo que será para la gloria de Dios que asuma esta responsabilidad.

"Las palabras del pastor Irwin [ ... ] hicieron cambiar las cosas. Los miembros votaron por unanimidad a favor de adquirir la propiedad de Loma Linda y abrir un tercer sanatorio al sur de California. Se ofreció dinero en efectivo y promesas de pago por un total de mil cien dólares en apoyo al voto tomado. La respuesta entusiasta de una nueva miembro de iglesia, la hija del general Harrison Gray Otis, fundador del Times de Los Ángeles, que prometió dar diez mil dólares, si es

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- ')ictuar de inmediato" - 107

que lograba que el dinero fuese liberado de otro compromiso, dio un apoyo alentador [ ... ].

"Pero, a medida que los días pasaban, seguía estando la fastidiosa pregunta: ¿De dónde saldrían los cinco mil dólares para el pago [de agosto]?

"Elena de White [ ... ] se estaba esforzando por recaudar dinero. Pero no había respuestas inmediatas". Una sugerencia parecía ofre­cer una solución lógica: ivender algo de tierra! '~l enterarse de esto, Elena de White le escribió a Burden el 5 de julio: 'Pensé en escribirle algunas líneas para asegurarle que ni un metro de ese terreno debe ser vendido para recaudar dinero. Pediremos préstamos al banco antes de hacer esto'".

Finalmente, el miércoles 26 de julio "amaneció sin ningún dinero a la vista todavía. Si el pago no estaba disponible para las dos de la tarde, la propiedad y el pago inicial de cinco mil dólares se perderían". La junta de la Asociación se reunió esa mañana en Los Ángeles bajo una densa nube. "Algunos pensaban que las circunstancias justificaban las inquietudes que habían sopesado desde el comienzo. Otros, relató el pastor Burden, 'recordaban las claras palabras que nos habían llegado mediante los Tes­timonios, y se negaban a reconocer que hubiese sido un fracaso'. Cuando alzaron las manos al cielo en busca de liberación, alguien sugirió que el correo de la mañana aún no había llegado".

El pastor Burden continuó:

Poco después de esto, se escuchó que el cartero subía por las escaleras.Abrió la puerta y entregó la corresponden­cia. Entre las cartas, había una que tenía el sello postal de Atlantic City, Nueva Jersey.

La carta fue abierta y se descubrió que contenía un giro por cinco mil dólares, exactamente el monto necesario para el pago.

Huelga decir que los sentimientos de los que habían sido críticos cambiaron rápidamente. Los ojos se llenaron de lágrimas, y uno que había sido especialmente crítico fue el primero en romper el silencio. Con voz trémula, dijo:

-Parece que el Señor está en este asunto. -Sin duda alguna -fue la respuesta-, y lo seguirá estan-

do hasta llevarlo a su victoria. La influencia que llenó la sala aquel día acalló el espíri­

tu de crítica. Fue tan solemne como el Día del Juicio.

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108 - Los que vieron ... y creyeron -

lQuién envió ese cheque desde Atlantic City? Una mujer a quien Elena de White le había pedido ayuda. El pastor Burden señaló:

El Señor puso en su corazón el deseo de responder y de despachar la carta justo a tiempo, cuando nuestra fe había sido probada casi hasta el límite, para que pudiera revivir y fortalecerse.

Pronto estábamos en la ventanilla del banco para pagar los cinco mil dólares. Cuando nos entregaron el recibo en el mostrador, parecía que una voz nos decía: "Fíjense que por poco pierden ese pago. ¿cómo van a hacer para saldar el próximo, dentro de un mes?" De corazón, respondimos: "Llegará sin duda alguna, aunque no sepamos la fuente': Le agradecimos a Dios y recobramos el valor de creer que el Señor iba delante de nosotros.

"El pago de cinco mil dólares del 26 de agosto se hizo a tiempo y, pocos días después, también se cumplió con el pago del 31 de diciembre. De hecho, en vez de que el pago, de veinte mil dólares, de la segunda parte del precio de compra llevara tres años, como lo permitía el contrato, este fue cubierto en seis meses".

Pero la adquisición del terreno para un sanatorio y una escuela de capacitación para enfermeros solo era el comienzo de la visión de Elena de White para Loma Linda. ¿y la escuela de medicina?

En 1905, la señora de White escribió: "Con respecto a la escuela, diría que hagan todo lo posible en la educación de enfermeros y médicos".

"En su informe a los redactores de la Review and Herald sobre la dedicación de Loma Linda el15 de abril de 1906, ella anunció:

Loma Linda ha de ser no solamente un sanatorio, sino también un centro educacional[. .. ]. Ha de establecerse una escuela aquí para la preparación de misioneros médicos evangelistas':

El "20 de septiembre, se inauguró el Colegio de Evangelistas de Loma Linda, aunque sin un claro sentido de dirección [ ... ].

"El30 de octubre de 1907, Elena de White [ ... ] les habló a los alumnos y a los docentes sobre los principios elevados que debían caracterizar los rasgos educativos de la obra. Al cierre de su presentación, el pastor Burden le hizo una pregunta que ocupaba el primer lugar en su mente:

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- ''Actuar de inmediato" -

Quiero hacerle una pregunta. La escuela de la que usted habló üs simplemente para preparar enfermeros, o tam­bién debe abarcar el título de Medicina?

~ esto, ella respondió:

''Los médicos deben recibir su educación aquí':

109

Cuando ella supo que los dirigentes de la escuela estaban avanzando en esta dirección, pero con el plan de ofrecer una capacitación aceptable de dos años en Loma Linda antes de enviar a los alumnos a una escuela médica acreditada en otro lado para terminar su preparación, ella tuvo mucho para decir.

"El pastor Burden, el 20 de septiembre de 1909, le pidió consejo sobre el tema a Elena de White en su casa. Descubrió que a ella la angustiaba cualquier plan que exigiera 'obtener los toques finales de su educación en alguna institución del mundo'. Exclamó: 'No permita Dios que se siga un plan tal'. Y comentó: 'Debo decir que la luz que recibí es que debemos levantarnos como un pueblo distinto, que guarda los mandamientos'[. .. ].

"Cuando se tomaron medidas para obtener la autorización del Estado para la educación en medicina en Loma Linda, Elena de White dio un consejo enérgico el 5 de noviembre de 1909:

Me han hecho algunas preguntas en cuanto a nues­tra relación con las leyes que rigen sobre los médicos. Debemos proceder con inteligencia, porque el enemigo se complacería en cercar nuestra obra para que nuestros médicos solo tengan una irifluencia limitada. Algunos hombres no actúan en el temor de Dios, y pueden tratar de hacernos caer en problemas colocando yugos sobre nuestros cuellos que no podríamos consentir en llevarlos. No podemos someternos a reglamentos si está involu­crado el sacrificio de principios, porque esto pondría en peligro la salvación del alma.

Pero toda vez que podamos acatar las leyes del país sin colocarnos en una postura falsa, deberíamos hacerlo. Se han redactado leyes sabias a fin de salvaguardar a la gen­te contra la imposición de médicos no calificados. Debería­mos respetar esas leyes porque nosotros mismos somos pro-

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tegidos de simuladores presuntuosos. Si manifestásemos oposición a esos requerimientos, esto tendería a restringir la irifluencia de nuestros médicos misioneros.

"El9 de diciembre de 1909, con la plena aprobación de la junta de la Asociación General, se obtuvo la autorización, bajo las leyes del Estado de California, que permitía que el Colegio de Médicos Evangelistas otorgara títulos en ciencias liberales, odontología y medicina".

El voto de una autorización venció un obstáculo. Pero, en realidad, ese fue solo un paso para establecer una escuela de Medicina con todos los costos que implicaba. Hubo dirigentes clave en la Costa Oeste que se oponían, debido a los costos enormes.

"En la junta de la Unión del Pacífico, a fines de enero de 1910, cele­brada en Mountain View, el futuro de la educación médica dirigida por los adventistas del séptimo día estaba en juego".

No solo no estaban convencidos los dirigentes clave, sino también había desacuerdo sobre cómo interpretar el término educación médi­ca. La dirigencia de la Asociación no se sentía libre de recomendar un proyecto de esas características sin primero satisfacerse de que inter­pretaban correctamente la instrucción de Elena de White. De modo que "el martes 25 de enero se decidió hacerle una consulta especial a Elena de White [ ... ]:

Apreciada hermana White: Hemos leído los testimonios que usted ha dado, hasta donde sabemos, en relación con Loma Linda, y con el establecimiento de una escuela de medicina en relación con la obra en ese lugar. Hasta donde sabemos, nuestro pueblo está ansioso de llevar a la prác­tica la luz que el Señor ha dado; pero hay una diferencia de opinión entre nosotros en cuanto a lo que quiere decir cuando usted utiliza el término 'una escuela de Medicina' [..J.

La respuesta de ella llegó el jueves 27 de enero por la mañana, con un lenguaje clarísimo.

Por la luz que me ha sido dada, debemos proveer lo esencial para nuestros jóvenes que desean ser médicos, a fin de que puedan prepararse inteligentemente y pasar los exámenes requeridos para probar su ificiencia como médicos. Se les debe enseñar a tratar comprensivamente

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- '~ctuar de inmediato" -

los casos de enfermedad, a fin de que no pueda ningún médico sensato imaginar que en nuestra escuela priva­mos a los jóvenes de la instrucción necesaria para habili-

. tarlos debidamente para ejercer la medicina. Los jóvenes que se han diplomado deben progresar continuamente en conocimiento, porque la práctica hace perfecto.

La escuela de Medicina de Loma Linda ha de pertenecer a la categoría más elevada, porque los que estudian en ella tienen oportunidad de mantener una relación viva con el más sabio de todos los médicos, que les comunica un conocimiento de orden superior. Y, para la instrucción especial de los jóvenes que, por una convicción clara, se sientan en el deber de obtener una educación médica que les permita pasar los exámenes que la ley exige a todos los que l(jercen como médicos regulares, debemos proveer lo que sea necesario, afin de que estos jóvenes no necesiten verse obligados a ir a Zas escuelas de medicina dirigidas por hombres que no son de nuestra fe. Así, cerraremos una puerta que el enemigo quisiera ver abierta; y nuestros jóvenes, cuyos intereses espirituales el Señor desea que salvaguardemos, no se verán obligados a relacionarse con incrédulos a fin de obtener una cabal preparación médica. (Firmado) Elena G. de White.

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Cuando la junta presentó su plan detallado para la escuela de medici­na ante la asamblea general, l. H. Evans, vicepresidente de la Asociación General, dijo:

Estoy profundamente interesado en lo que nos .fue leído esta noche del Espíritu de Prqfecía. La pregunta previa a la reunión es de gran importancia, y necesita la más cuidadosa consideración desde todo punto de vista.

El establecimiento de una escuela de Medicina ha sido estudiado durante varios años por algunos de nuestros principales hermanos. No pocos de nuestros hermanos han creído que deberíamos tener una escuela. Dudaban en es­tablecer una escuela debido a su falta de experiencia para administrar una iniciativa así, y porque no sabían dónde conseguir los profesores ni el dinero para seguir adelante.

Cuando se lea la declaración de la hermana White, estoy seguro de que la mayoría de nuestros hermanos opinará

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112 - Los que vieron ... y creyeron -

igual que nosotros esta noche: que el Señor ha hablado, y nosotros obedeceremos. Para algunos, este consejo de la hermana "White quizá sea una prueba para su fe; para otros, estoy seguro de que las palabras dichas parecerán dadas por Dios y oportunas. A menudo, la luz que Dios ha enviado a su pueblo parecía ser insensatez para los que no veían las cosas como las veía el Cielo.

Ahora bien, si siempre fuésemos sabios, y viéramos todo como el Señor quisiera que lo viéramos, no habría necesi­dad de mayor luz a través del Espíritu de Profecía; pero somos mortales, y nuestra visión es limitada, y a menudo vemos cosas con una luz desviada. Debido a nuestra falta de percepción clara, el Señor, en su misericordia, le habla a su pueblo mediante el Espíritu de Profecía. Ha tenido que hacer esto en el pasado, y bien podemos esperar que desee continuar hablándonos en cuanto a nuestro deber y las necesidades de su causa[..].

No puedo pensar en una sola iniciativa que haya sido originada por la instrucción del Espíritu de Profecía que no haya sido para el bien de la obra del Señor. Muchas veces se nos ha dicho que avancemos, cuando el Mar Rojo parecía estar ante nosotros y las montañas a ambos lados; pero cada vez que hemos aceptado la instrucción y hemos dado un paso adelante con alegría, el Señor ha despejado un sendero en el que pudiéramos caminar, y hemos des­cubierto no solo prosperidad para la causa de Dios, sino también que nuestro corazón se alimentó del Señor[..].

Esta noche tenemos delante de nosotros una declaración llana y directa de la hermana "White respecto del estable­cimiento de una escuela de medicina. No hay conjeturas al respecto; no hay una equivocación; no hay una .falsa interpretación que debe colocarse sobre estas palabras. La pregunta es: ¿seguiremos el consejo dado? ¿Tenemos inten­ciones de obedecer lo que d Señor nos ha dicho con respecto al establecimiento y el mantenimiento de una escuela de medicina?[..].

Algunos tal vez digan: ''El momento es de lo más inopor­tuno': Pero la pregunta es: Cuando el Señor nos revela su deseo de que establezcamos una escuela de medicina, y que lo hagamos pronto, ies inoportuno el momento de hacer esa obra? Puedo pensar en muchas razones por las cuales

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- '~ctuar de inmediato" -

en este momento estamos mal preparados para establecer y administrar una escuela de medicina. No es difícil que alguien diga que no tenemos el dinero a disposición. Nadie necesita ser muy sabio para decir: "No sabemos dónde con­seguiremos médicos capacitados y equipados para asumir esta obra. Pero la pregunta es: ¿Estableceremos esta escuela de Medicina cuando el Señor nos ha indicado cuál es nues­tro deber de una manera tan clara? Creo, hermanos, que si avanzamos en el temor de Dios, y hacemos un eifuerzo por establecer esta escuela, el Señor nos ayudará y nos despeja­rá el camino. Creo que veremos cada vez más luz a medida que avancemos por fe, de acuerdo con las palabras del consejo que nos ha llegado mediante la sierva del Señor'~

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Ese discurso resumía la fe y el compromiso del movimiento adven­tista; la misma fe y compromiso que había surgido sesenta años antes, cuando el futuro parecía aún más desalentador. ¿Dónde estaría hoy la Universidad de Loma Linda sin el coraje de Elena de White y sus consejos recibidos del Señor?

El historiador Richard Utt bien dijo: "El surgimiento de la Univer­sidad de Loma Linda no estuvo tan cargado de lo inevitable como de lo imposible. El hecho de que la hazaña se haya logrado totalmente se debió a una rara receta de fe, obras y empeño, espléndidamente ligada con lo improbable, lo milagroso y lo heroico".

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Capítulo 23 "-- -----.

"El Señor prohíbe ... "

La conservación del Sanatorio Boulder

La crisis del Sanatorio Boulder, en Colorado, ocurrida en 1905, es un estudio de caso en el que la misión de una institución debe tener prioridad sobre la viabilidad de la institución como un mero proyecto financiero. En el caso del Sanatorio Boulder, los dirigentes de la iglesia veían a la institución, que pasaba apuros, como un problema financiero que se resolvería utilizando las prácticas comerciales seculares, mientras que Elena de White veía un cuadro más grande que abarcaba la misión:

Mediante la obra de nuestros sanatorios, se debe aliviar el sufrimiento y restaurar la salud. Hay que enseñar a la gente la forma de mantenerse sana por medio de la práctica de hábitos correctos. Cristo murió para salvar de la ruina a los seres humanos. Nuestros sanatorios deben ser su mano ayudadora en la enseñanza de la forma de vivir para honrar y glorificar a Dios. Si no se lleva a cabo esta obra en nuestros sanatorios, los que los administran cometerán un grave error.

El Sanatorio Boulder, fundado en 1895 por los Adventistas del Séptimo Día, fue construido con dínero prestado de la Asociación General, dinero que provino de fondos invertidos por adventistas a tasas de interés bajas. El costo del sanatorio no debía excederlos treinta mil dólares, pero, al igual que tantos proyectos, el costo final alcanzó los 75 mil dólares, excediéndose del presupuesto. El plan era que "la organización que invirtió en el Sanato­rio lo administre, y que las ganancias de la institución no solo cubran los gastos de funcionamiento, sino también con el tiempo devuelva el dinero a los miembros de iglesia que invirtieron de sus fondos personales".

Pero eso no fue lo que sucedió. El control del sanatorio "fue trans­ferido a la International Medical Missionary Association [Asociación

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- "El Señor prohíbe ... " - 115

Médico-Misionera Internacional], controlada por Kellogg. La Asociación General recibió un pagaré por 45 mil dólares a cambio de su inversión de 75 mil dólares. Los dirigentes de la Asociación de Colorado fueron saca­dos de la junta. Durante años, la institución luchó financieramente[ ... ].

"Estas eran las circunstancias cuando, en el congreso de la Asociación General de 1905, en Wáshington D.C.", un médico adventista ofreció com­prar la institución por cincuenta mil dólares. Durante algún tiempo, este médico había estado administrando una institución competente a solo un kilómetro del Sanatorio Boulder. Funcionaba "con menor disciplina, normas más bajas y remuneración más alta para los empleados", junto con una diferencia significativa en el estilo de vida: servían carne a los pacientes y a las visitas.

"Durante los meses previos al congreso de la Asociación General, [el médico] había logrado hacerse amigo de los miembros de la junta de la Asociación de Colorado que habían sido sacados de la junta del sanatorio Boulder. Teniendo en cuenta todos los factores, esperaba" comprar el Sanatorio Boulder por cincuenta mil dólares. Y, para muchos dirigentes, cansados de los apuros financieros, la oferta del médico parecía razonable.

Cuando Elena de White se enteró de estos planes, se presentó ante la junta de la Asociación General el lunes 29 de mayo protestando vigoro­samente contra la venta propuesta del Sanatorio Boulder. Su mensaje se basó no solo en la propuesta del médico sino también en una visión que recibió después de llegar a Wáshington, D.C.

"Recientemente", dijo, "ha surgido la pregunta: ¿qué haremos con el Sanatorio Boulder?" Entonces Elena analizó la situación: "La luz que me fue dada ha sido que los planes seguidos en la construcción de este sana­torio no estuvieron enteramente de acuerdo con la mente y la voluntad de Dios. Se invirtió demasiado dinero en la construcción".

Sin embargo, Elena "señaló que la solución [. .. ] no estaba en vender [el sanatorio] para sacárselo de encima, sino en hacer de la institución un éxito a pesar de los problemas. Había más que dinero en juego:

Después de haber hecho la inversión, de haber erigido los edificios y de que nuestros obreros hayan entrado allí, y hayan luchado y luchado para hacer que la obra sea un éxito, y que el Sanatorio haya logrado tanto bien, üntre­garemos el lugar en manos privadas? Después de que los obreros han luchado todos estos años, los que están relacio­nados con él, ¿se darán por vencidos? No podemos permitir esto. Nuestra obra no debe riflejar esto ante el mundo.

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Elena fue positiva en cuanto al futuro de la institución: "Dios quiere que nunca hagamos semejante cosa de desprendernos del Sanatorio Boul­der. Esta institución todavía hará su obra, y la hará bien". Luego afirmó que no estaba en el plan de Dios que funcionara una segunda institución médica en Boulder. "Había lugares de sobra donde podía ir un médico a establecer otro sanatorio", ipero no en Boulder y no este médico!

Otro factor hacía que la situación fuera aún más complicada: "Los que tienen responsabilidades en el Sanatorio, antes del congreso de la Asociación General, no sabían nada de la propuesta de que la institución sea vendida. Cuando se enteraron de lo que estaba sucediendo, y que el presidente de la Asociación tenía que ver con esto, quedaron horrorizados" y se sintieron traicionados. No fue una ocasión agradable para nadie en ese momento.

Elena de White escribió una carta confidencial a este médico em­prendedor:

Usted no pudo haber considerado como es debido las consecuencias sobre los demás, o de lo contrario no hubiese fundado un sanatorio donde está ubicado ahora. Su ma­nipulación en este asunto no le ha agradado al Señor ...

¿Por qué se fundó el Sanatorio Boulder? ¿No fue para enseñar la riforma pro salud, y para utilizar los métodos racionales en el tratamiento de las enfermedades? [..J Si su institución permite que se coma carne y otros antojos, entonces, ¿su influencia no va en contra del sanatorio ya establecido, donde se sostienen los principios de la rifor­ma pro salud? [..J

Pero, debido a la ubicación de otro sanatorio tan cer­cano, cuyos principios en algunos aspectos son bastante diferentes de los del Sanatorio Boulder, se presentarán difi­cultades que no deberían existir.

El testimonio directo de Elena en el congreso de mayo en Wáshington D.C. retrasó cualquier gestión para vender el sanatorio. Pero no todos es­taban convencidos en Colorado. Se presentó otro plan: "La proposición de establecer un nuevo sanatorio [ ... ] en Canon City, a 160 kilómetros al sur de Boulder [ ... ].La principal atracción era que se pensaba que los nuevos pozos artesianos de agua mineral recientemente cavados tenían valor curativo".

Los planificadores hicieron bien su trabajo. Los diarios de Denver del 5 de agosto transmitían la historia de una nueva empresa que abriría un sanatorio turístico general en Canon City. ¿Quiénes eran los que cons-

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- ''ElSeñorprohibe ... " - 117

tituían la sociedad? Dos médicos, el tesorero del condado, un banquero y el presidente de la Asociación de Colorado. En primer lugar en la lista de la propuesta, según salió en los diarios, estaba "la fundación de un sanatorio turístico general". El resto del terreno sería arrendado a fábricas y a otros negocios, incluyendo la ganadería. Los promotores esperaban recaudar unos cuarenta mil dólares. ¿De dónde planeaban conseguir el dinero? iDe los adventistas!

Este anuncio público desanimó a los que trataban de hacer que el Sanatorio Boulder fuese un éxito, y llevó a que Elena de White volviera a entrar en escena. Esto es lo que escribió Elena ellO de agosto a los mé­dicos y a los pastores de Colorado: "Tengo un mensaje para los hermanos que contemplan la posibilidad de establecer un sanatorio en Canon City. El Señor prohíbe, en este momento, cualquier movimiento que tienda a atraer hacia otros proyectos la simpatía y el apoyo que el Sanatorio Boulder necesita justamente ahora. Este es un momento crítico para esa institución". Exhortó a que la atención y los fondos de ellos se centraran en el Sanatorio Boulder hasta que estuviera libre de deudas.

Ahora entró un nuevo actor en el debate. La reunión campestre de Co­lorado estaba programada para el 17 al27 de agosto en Denver. "El pastor G. A. Irwin, vicepresidente de la Asociación General, estaba en la Costa Oeste esperando la llegada de su esposa desde Australia [ ... ]. Él debía asistir a la reunión de Colorado como representante de la Asociación General y era plenamente consciente de lo confusa y crítica que era la situación en ese Estado. Le pidió a Elena de White que le permitiera tener copias de lo que ella había escrito de tanto en tanto sobre el Sanatorio Boulder. Llevaría consigo lo que pudiera, y otros documentos le serían enviados a Denver.

"Elena de White debía partir ellO de agosto para la reunión campes­tre de Los Ángeles. Antes de salir, se quedó despierta la mayor parte de dos noches enteras escribiendo y preparando testimonios para Colorado. Ella y sus empleados reunieron los materiales, y los secretarios copiaron cinco documentos clave que, después de una lectura final cuidadosa por parte de Elena de White, fueron despachados rápidamente por correo. para el pastor Irwin".

En su comunicación del lO de agosto, Elena volvió a tratar muy cla­ramente estos tres problemas: (1) la necesidad de convertir el Sanatorio Boulder en una institución médica próspera; (2) la compra sugerida del Sanatorio Boulder por parte del médico que administraba la institución rival en Boulder; y (3) el plan de construir el Sanatorio Canon City por parte de promotores que incluían al presidente de la Asociación. El pastor Irwin recibió estos nuevos mensajes por correo en Denver; y los utilizó eficientemente.

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"Después de la difícil reunión de Denver, el pastor Irwin escribió cuánto había temido esa reunión, porque 'había demasiados conflic­tos de interés que armonizar'. Pero, informó, 'los testimonios ... llegaron justo en el momento correcto'. Primero llevó aparte al presidente de la Asociación ... y le leyó los testimonios ... El presidente escuchó con mucha atención ... Él había propiciado la transferencia del Sanatorio Boulder [al médico], y también estaba ... de acuerdo con el proyecto de Canon City ... Pero aceptó el consejo.

"El pastor lrwin les habló" a otros individualmente, y ellos reconocie­ron el consejo de Elena de White, "aunque era evidente que era" un chasco para ellos. Luego, el pastor lrwin leyó los mensajes de Elena de White "a la junta de la Asociación y después a todos los obreros de la Asociación de Colorado. Al contar con el compromiso de los obreros, el pastor Irwin llevó el asunto ante todo el cuerpo de creyentes reunidos, donde se tomó un voto. No hubo ni un voto discrepante". Este fue un logro asombroso del liderazgo cristiano del pastor Irwin.

El consejo del Señor fue aceptado y acatado. "La junta de la Asocia­ción emitió una declaración, que en primer lugar aludía al consejo dado, que 'contaba con una respuesta general vigorosa de parte de los obreros de nuestra Asociación y de los delegados de la Asociación' ".

Cuando Irwin repasaba los acontecimientos que habían tenido lugar en la reunión campestre, advirtió que el consejo de Elena "parecía cortar completamente los planes que se creían correctos y que concordaban con el buen criterio de los implicados". No obstante, cuando los obreros de la Asociación recibieron un mensaje claro de parte del Señor, de buen grado abandonaron sus planes y aceptaron la instrucción enviada por parte de la mensajera del Señor.

Más adelante, la junta de la Asociación se dio cuenta de que "en la reorganización del Sanatorio Boulder, ahora era 'más que nunca antes una institución denominacional'. Se solicitó el respaldo total de los miembros de la Asociación".

La intervención de la mensajera del Señor convirtió al Sanatorio Boulder en una institución denominacional próspera. El consejo de ella contradecía los planes trazados por poderosos hombres de negocios con buenas intenciones. Pero la mensajera del Señor pudo ver más de lo que llegaban a ver los mejores hombres. Aún hoy, el episodio del Sanatorio Boulder es un recordativo para los dirigentes y los miembros de iglesia de que la misión de una institución, no su éxito financiero, es la base de su existencia.

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El testimonio más escueto

Cómo se salvó el templo de Battle Creek

El testimonio más corto que Elena de White haya dado alguna vez fue un telegrama recibido por el pastor de la iglesia de Battle Creek a comienzos de 1907 durante la pugna por la propiedad de ese edificio eclesiástico. No fue un momento placentero para los implicados.

Durante años se había suscitado una crisis por la posesión y el control de esta iglesia tan amada, "que podía acomodar holgadamente a dos mil cuatrocientas personas, y a tres mil doscientos cuando estaba totalmente llena". Por lejos, era la iglesia más grande del pueblo.

A corta distancia estaba el mundialmente famoso Sanatorio de Battle Creek. Para 1907, el Dr. John Harvey Kellogg y sus seguidores habían forcejeado con la iglesia por el control del sanatorio, y ahora su atención se centró en incautar la iglesia más grande de nuestra confesión (a me­nudo conocida como el Dime Tabernacle [Tabernáculo Dime]). Por más extraño que parezca, la mayoría de los directivos de la iglesia se inclinaba a apoyar los deseos del grupo del sanatorio.

En julio de 1906, pocos meses antes de que la crisis alcanzara el punto crítico, Elena había escrito: "He visto que los líderes de la obra médica de Battle Creek tratarán de tomar posesión del Tabernáculo. Su confabulación es tan sutil que siento un gran temor de que esto pueda cumplirse". Aunque en ese momento no existía ninguna evidencia de. que eso ocurriera, ella le escribió a su hijo Guillermo, diciéndole que "se requerirá un esfuerzo denodado para salvar el Tabernáculo para la iglesia".

Durante meses la iglesia había estado sin pastor, probablemente porque nadie quería exponerse al estrés. Finalmente fue elegido M. N. Campbell, de 32 años de edad y recientemente ordenado. Poco después de mudarse a Battle Creek, en noviembre de 1906, descubrió que "la carta orgánica [de la iglesia] se había vencido en 1892, catorce años antes, y los directivos no habían hecho nada para renovarla. Él hizo bien su tarea,

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buscó asesoramiento legal y estudió los pasos que debían tomarse para conservar el Tabernáculo" dentro de la iglesia.

Sin embargo, la mayoría de los miembros de junta "eran muy favora­bles al Dr. Kellog y al pastor [A. T.] Jones. El nuevo pastor se hizo amigo de los directivos" y conversó con ellos para reincorporar la carta orgánica. "Discutieron a fondo y decidieron hacer exactamente eso. Se fijó la fecha para la asamblea legal.

"Pero el acuerdo no duró mucho. Cuando Campbellllegó a su casa, sonó el teléfono. Los directivos dijeron que si ellos debían llevar a cabo [la reu­nión], A. T. Jones debía tener el derecho de participar de la reunión legal. La repuesta de Campbell fue un iN o! resuelto". ¿por qué?, preguntaron. Porque "Jones no era miembro de la iglesia de Battle Creek, y no era un hombre en el que la iglesia tuviese confianza''. Le propusieron otras condiciones que Campbell no podía aceptar, y los directivos declararon que la reunión que habían acordado no se llevaría a cabo. A esto, el joven pastor respondió:

"-Yo estoy aquí para decirle, mi hermano, que la reunión se llevará acabo.

"Pero Campbell no sabía cómo hacer [ ... ]. Uno o dos días después, las minutas de una junta directiva del Sanatorio de Battle Creek en el que se analizaba el derecho de propiedad del Tabernáculo llegó a sus manos". Cuando Campbell confrontó a la junta de su iglesia con esta documenta­ción de su deslealtad, les dio a elegir: seguir adelante y tener la asamblea legal para reincorporar la iglesia o que esas minutas fueran leídas a la congregación el sábado siguiente.

"Ellos rápidamente accedieron a realizar la asamblea legal", expre­sando su temor de que si el pastor leía esas minutas " 'Tendremos que irnos del pueblo'. Campbell prometió guardar en secreto el tema si ellos accedían a no 'mover ni un dedo para interferir con los procedimientos que se llevarían a cabo para salvaguardar el Tabernáculo'.

"Pero cuando se celebró la primera asamblea legal, se hizo todo lo posible para demorar [ ... ] lo que debía hacerse. En total, se realizaron cinco álgidas asambleas legales, cada una de ellas llena de incertidum­bres. Tanto Campbell como" George Amadon, un obrero veterano de la casa editora, que había llegado a Battle Creek en 1857 y era anciano de iglesia desde hacía mucho tiempo, "hicieron un informe de la última y la más crucial de las" reuniones. "Debían votarse nuevos artículos de incorporación y elegirse nuevos directivos.

"Poco tiempo antes de la reunión, el pastor reunió a algunos de los principales hermanos para[ .. .] orar. 'Todos eran hombres buenos y fieles', informó Campbell, 'pero no sé si alguna vez he visto un grupo de hombres más temerosos. El anciano hermano Amadon, uno de los cristianos más

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- El testimonio más escueto - 121

excelentes que haya vivido alguna vez, se lamentaba: "Si solo estuviera aquí la hermana White, si solo estuviera aquí la hermana White" '.

"Campbell respondió: 'Bueno, hermano, ella no está. No sirve de nada que se lamente por eso. Pero nosotros estamos aquí. Tenemos que encargarnos de esto'.

"Todos sabían que Elena de White estaba en California, pero Ama­don continuaba diciendo: 'Oh, si solo estuviera aquí la hermana White'.

"Diez minutos antes de la apertura de la reunión, un mensajero de Western Union llegó a la puerta y averiguó:

"-¿Está aquí el señor Campbell? "-Sí -dijo Campbell y extendió la mano para recibir el telegrama

dirigido a él. Al abrirlo, encontró este mensaje: 'Filipenses 1:27 y 28. (Firmado) Elena G. de White'.

"Era un testimonio, el testimonio más corto que haya escrito alguna vez. Al abrir sus Biblias en la referencia dada, leyeron:

Solamente os ruego que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que, sea que vaya a veros o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mis­mo espíritu, combatiendo unánimes por Zafe del evangelio y sin df[jaros intimidar por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, pero para voso­tros de salvación; y esto procede de Dios.

El pastor Campbell, más adelante, escribió:

Eso resolvió la cuestión. Había comunicación de la her­mana Mlite que necesitábamos precisamente en ese mo­mento. Dios sabía que estábamos celebrando esa reunión y que teníamos a un grupo de hombres atemorizados, y que necesitábamos su ayuda, de modo que nos dio el mensaje que nos llegó en el momento crucial. Nos pareció extraordi­nariamente bueno.

"A pesar del hecho de que la oposición tomó todas las medidas imaginables para trabar la obra de la reorganización, la reunión se llevó a cabo con éxito y la sesión se levantó después de las 23. El pastor Campbell volvió a leer en esa reunión el consejo de Elena de White para salvaguardar el Tabernáculo[ ... ].

''A la mañana siguiente, George Amadon le escribió a Guillermo White, a Elmshaven:

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Con mucho gozo le escribo rápidamente unas pocas líneas. Muchas gracias por el telegrama. Cuán apropiados fueron los versículos. Bueno [..J se hicieron las once y me­dia antes de volver a casa. Hubo una oposición persistente e irrazonable para cada medida tomada.

''Amadon informó que tres cuartos de la congregación de la iglesia votó por los artículos y los estatutos.

"El Señor, mediante su sierva, había enviado mensajes de adverten­cia" por muchos meses. Pero nada podría haber sido más dramático u oportuno que el escueto telegrama, el testimonio más corto de Elena. iSu cálculo del tiempo fue impecable! "El Tabernáculo de Battle Creek fue salvado para los adventistas del séptimo día''. Una razón más entre muchas para confiar en la mensajera del Señor.

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