LOS LUNES DE EL IMPARCIAL

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LOS LUNES DE EL IMPARCIAL AÑO LIV MADRID, 23 DE MAYO DE 1920 NUM. 19.126 L uego de ver los suntuosos edi- íicios de CO'blenza, el gran tem- plo románico, el palacio' imperial, lu lonja, el castillo de los prínci- pes Electores, la antigua casa de jos Caballeros Teutónicos, las fuentes juüiiumentales, y aun a las bellas con- flacnlinas, que nos mii'an curiosas aJ pa- sar, nos (liiigirnos hacia los malecones y belvederes que ciñen las orillas del Kiu, Nuiica olvidaré este paseo matinal, entre los átiiolcs de la umbj-ÍK ribera, junto a las olas románticas, en nno de los sitios más apacibles y deleitosos del mundo. La mañana, con ser de julio y de so), parece dq mayo y en los jardines de Aranjuez, por lo fresca, luminosa y azul. El río, todo verde oomo Jos ojos do sus siirenas y sus ninfas, ondula entra los claros del ramaje y se esconde a lo lejos en las vertientes de las magníftcas niutitañas. ¡Quién dijera, en la paz de eHos büsqites solitarios, en este retiro silencioso, dulce y fluvial, iiiie, to’as las próxima© frontéras^ diocan las armas y los odios eternos d.e los bombr&sl Mn el espléndido remanso donde so juntan las aguas dol Mosela y del Rin, sobre el recio espolón <,iup avanza entro ambos rios, se yorgue con fonnidablo majestad un Centinela de Hiei'ro. Ea la estatua famosa de Guillermo 1 de Aienia- nia. Puesto a caballa sobre gigante ¡ic- destal, en e! centro de un vasto heud- cido, señorea todo el inmenso horizonte disputado a su raza por cuatro siglos de sangrientas lides... Al pie del grandioso monuinejito nos sentamos a contemplar el paisaje. La© dos masas corrientes se unen caudalosas y tranquilas, sin espumas ni rumores, como blandos óleos en andia fuente de ciistal; pa.i'ooerian tpiietas sin las fran- jas sutiles y los menudos rizos oon que se peinan y acicalan al amor del vieru to, sin &\ festón de nieve que suelen aña- dir a ios verdes tapices y a las rocas umbrías de sus márgenes, El ciclo dol Norte, vaporoso y luimeda, que a cada momento cambia de entonación y de íu/, pinta los ríos con delicados, inefables matices, como una túnica de seda, como «n tiraz arabesco de color esmeralda y raros toques de violeta y de oro. Ciemin euf.j'ente el puro horizonte de las aguas unas suaves y redondas montañuelas, coronadas de ruinas, de castillos y bos- cajes, a cuyos pies el Rin, pleno ya con la creciente del Mosela> salpicado de is- lotes y de esquifes, tuerce con espaciosa lentitud hacia Colonia. Allá vamos con él. Después de almor- zar, annplidamente nos embarcamos en iin lindo vanorcito de ruedas, tan blan- co y gi'acioso como su nonibi’tí: el Cisne. Lomo otros muchos vapores y falúas, hace el servicio de Coblenza a Colonia por el Hin. Aunque la guerra puso en fuga al tu- rismo cu todas partes, aquí se advieite una festiva animación. La cubierta del Cisne se llena al punto de pasajeros, casi todos alemanes, que van a Gerolstein, a las Siete Montañas, a Godesberga, a Lonn, al castillo de Roldán, a los mil lugares de recreo y deleite cop que brin- da el Rin a los amigos de la Naturaleza y de la Historia. Son gentes de mundo y de negocios; familias que veranean por estas playas fluviales; viajeros de otras regiones, que se consuelan del blo- queo inglés navegando por el gran río alemán; grupos de mocitas primorosas, do estas mocitas rubias, ingenuas y sen- ^’ldes, a quienes gustan losjiaisajes, los libros, la im'isicn, los deporl.es y, algu- nas veces, los cigarrillos y el flirleo... A media tarde suelta el vapor sus-anui- rras y se encamina, por el ancho recodo de Engcrs, h.ncia Andernaeh, una villa los hombj’es: apenas liay un rincón, una ensenada, una roca, un lindo repliegue dol paisaje, dojKlc las manos, a la vez cnic.uladoi'as y artistas, de los hijos clel Rin no hayan puesto nn primor, un dis- l A muerte PEI. TORERO, cuAPRO pE. CARLOS Vázquez La muerte de uno de los héroes de los circos taurinos da triste actualidad a1 conocido cuadro de Carlos Vázquez. No hay tragedia de esta índole en que la obsesionante esce- na no resurja con su belleza triste y luminosa, de sangre, lágrimas }’ sol. Siempre l;i loca angustia, siempre eb tembloroso dolor de una mujer. No rompe el toro un corazón, sino dos corazones. Los periódicos cuentan cómo también en Talavera, hace ocho días, tuvo realidad trágica la visión admirable del pintor. \ de muros románicos, junto a los cjáic- res del Eifel. A un lado y otro del río las montañas, de noble y severo dibujo, ■de opulento color, matizado con infinita variedad, se coronati de vieja.s toi’res y poéticas ruinas, a cuyos pies blanquean ios puertos alegres, los caseríos ribere- ños, una graciosa muchedumbre de ciu- dades y casas de placer, rodeadas.de sel- vas y jardines, enlazadas por buques y por trenos, como ari’abales de una in- mensa metrópoli que tuviese por cálle Mayor el propio rio. Todo está aquí den- samente poblado, sabiamente dispuesto para belleza, comodidad e industria de creto retoque a la obra insigne de la madre Naturaleza. Y es tal la hermosura de. este río, ta- les son la nobleza y amplitud de sus tér- minos, que aquellos afeites urbanos, que tan cursis me parecían no ha mucho o-n la Jimgfraii., no estm'ban aquí ai goce ds la pura contemplación. Porque osos menudos fililíes se esconden todos en la grandeza del conjunto, apenas se ad- vierten sino cuando se disfrutan, cuando la carne Haca, tras las fatigas de una ex- cursión; pide a gritos funiculares y as- censores, un buen hotel, una mesa ex- celente y un lecho blando y amoroso. Grande y hermoso es el Rin, a pesar de sus modernos a.rrequives. l.a suave luz norteña, tan rica d© fonos y cambiantes, envuelve con tamizado resplandor montes y pue- blos, altivas cumbres y doradas tórres, la obra de Dios y el artificio del ingenio humano. Aunque el afán burgués y aun Jos trajines industriales buUen con ím- petu en las riberas, una paz, un alio silencio! neinan aqu.'í, sobre las laguas. Ei CiS}ie se desliza blandamcjile, di- bujando las airosas curvas del río con un movimiento que apenas se percibe. A compás de un lánguido inuj'muDo siento una dulce beatitud, una efu- sión a la vez del cuerpo y del, alma. Desde el instante en que me vi llevado p o r e.l CisJie, como Loh'engrin, sobre las verdes ondas, no acierto a disimular mi alborozo. ¡Cuántas veces en mi prime- ra juventud, leyendo las rimas de lleine, la Nueva Primavera, el Intermezzo, los Nocluimos, lu historia dél rey Haroldo y la ondina Loreley, soñé con este viaje por el Rin! Pocos lugares de la tierra, de los famosos y legendarios, ofrecen, a mii parecer, una tan cabal semejanza cu- tio la realidad y el sueño, una n.nnonía tan profunda entre la historia y la le- yenda, entre el paisaje y el espíritu. lil Rin es como yo lo adivinaba en mi.s evo- caci'ones de artista, como la imagen de las cosas muy bellas que no se han vis- to, pero que se han soñado miiclias ve- ces; como las obras suina,s de la Nata, raleza y del Arte que yn se conocen y. .sin embargo, no pierden, cuando ias vol- vemos a contemplar, ni un ápice de su iiermosura juvenil; antes bien, nos rcviv laii nuevos motivos, nuevos matice.®, in* espcra<las emocione.s... Y'o amo los ríos, esas venas azules del paisaje, vasos d.e linfa generosa, plasma con que se nutre la carne viva de la tie- rra, seminales ondas por las quei tiene corazón y pulso, respiración y nujviuiien- to, cabellos verdes y dorados, bocas, ojo.H y lenguas, atavío de luces y de llores, risas, arrullos y cantares, riqueza y es- plendor. Yo amo estas nobles corrien- tes, imágenes también de nuestras vidas, que nacen humildes en las entrañas de los montes, crecen, pasan y huyen, sin reposar un punto, y, entre alegría© y sollozos, van a (lar en el mar, gue es el morir... Yo os amo, ilustres y caudalosos ríns: ancho y magnífico Danubio, río marcial, lleno de sangro y de lágrimas, que. do la selva a ia cumbre, muerdes eJ pórfido y el cuarzo de las Puertas de Hierro da la Historia; padre y azote de la estepa, Volga robusto y perezoso, de aguas heii- ehidas y rebosantes, como las horrdas que vinieron a ti desdo el Oriente; Ró- dano aventurero, impetuoso y fanfarrón, amigo a. la par del lago y del torronto, del ventisquero y la solana, de las nio, ves alpinas y los naranjos provenzales; noble y melancólico Tíber, Tajo severo y pensativo, dulce y gracioso Betis, rios de gloria, coronados del eterno laureJ; ensoñador y misterioso Nilo, que discu- i'res con imponente majestad al través de sepulcros y palmeras, de Ia.s esfinges y pirámides, junio a las ruinas de laa ciudades muertas y olvidadas; río de leche y miel, sacro Jordán, a cuya orilla, en las ondas del manso Genezareth, a la vera de los cipreses y tamarindos, aun resuena la palabra divina y reden- tora; Indo siniestro y pavo-roso, «rio ina-, cho», «rio tigre» nacido en las cumbre© del Himalaya, entre la.? fauces del Ti- Ayuntamiento de Madrid

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LOS LUNES DE EL IMPARCIAL ■

AÑO LIV M A D R ID , 2 3 D E M AYO D E 1920 NUM . 19.126

Lu e g o de v e r lo s su n tu o so s edi- íicios de CO'blenza, el g ra n te m ­

plo rom ánico , el pa lac io ' im p eria l, lu lo n ja , el castillo de los p rín c i­pes E lec tores, la a n tig u a c a sa de

jos C aballeros T eu tón icos, la s fuen tes juüiium entales, y a u n a la s be llas con- flacn linas, que nos m ii'an cu rio sas aJ p a ­sar, nos (liiig irnos h a c ia los m alecones y belvederes que ciñen la s o rilla s del Kiu, N uiica o lv id aré este paseo m a tin a l, en tre los á tiio lcs de la umbj-ÍK ribera , jun to a la s o la s ro m án tica s , en nno de los s itio s m ás ap ac ib les y deleitosos del m undo. La m a ñ a n a , con s e r de ju lio y de so), p a re ce dq m ay o y en los ja rd in e s de A ran juez , po r lo fre sca , lu m in o sa y azul. E l r ío , todo v e rd e oomo Jos o jos do su s siirenas y su s n in fa s , o n d u la en tra los c la ro s del ra m a je y se esconde a lo lejos en la s v e rtien te s de la s m ag n íftcas n iu titañas. ¡Q uién d ije ra , en la p az de eHos büsqites so lita rio s , en este re tiro silencioso, d u lce y flu v ia l, iiiie, to’a s la s próxima© frontéras^ d io c a n la s a rm a s y los odios e tern o s d.e los bombr&sl

Mn el esp lénd ido rem an so donde so ju n ta n las a g u as dol M osela y del R in, sobre el recio espolón <,iup a v an z a en tro am bos rios, se yorgue con fo n n id ab lo m a je s tad u n C en tin e la de Hiei'ro. Ea la e s ta tu a fam osa de G uillerm o 1 de A ienia- n ia . P u es to a c ab a lla sobre g ig an te ¡ic- destal, en e! cen tro de u n vasto heud- c id o , señ o rea todo el in m en so horizon te d isp u tad o a su ra z a p o r c u a tro sig los de sa n g r ie n ta s lides...

Al p ie del g ran d io so m onuinejito nos sen tam o s a c o n tem p la r el p a isa je . La© dos m a sa s co rrien te s se u n e n cau d a lo sas y tra n q u ila s , s in e sp u m a s n i rum o res , como b lan d o s óleos en a n d ia fuen te de c iis ta l; pa.i'ooerian tp iie ta s sin la s f r a n ­ja s su tile s y los m enudos rizos oon que se p e in an y a c ic a la n a l am o r del vieru to, s in &\ festón de n ieve q u e su e len a ñ a ­d ir a ios verdes tap ices y a la s rocas u m b rías de su s m árg en es , E l ciclo dol Norte, vaporoso y lu im eda , que a cada m om ento cam bia de en to n ac ió n y de íu /, p in ta los r ío s con delicados, inefab les m atices, como u n a tú n ic a de seda , como «n tira z a rab esco de co lo r e sm era ld a y ra ro s toques de v io le ta y de oro. C iem in euf.j'ente el p u ro h o rizo n te de la s a g u as u n as su av es y red o n d as m o n ta ñ u e la s , co ronadas de ru in a s , de castillo s y bos­cajes, a cuyos p ies el R in , p leno y a con la crecien te del M osela> sa lp ica d o de is ­lotes y de esquifes, tu e rc e con espaciosa len titud h a c ia C olonia.

Allá vam os con él. D espués de a lm o r­zar, a n n p lid a m e n te nos em b arcam o s en iin lindo vanorc ito de ru ed as , ta n b la n ­co y gi'acioso como su nonibi’tí: el Cisne. Lomo o tro s m uchos v ap o res y fa lú a s , hace el servicio de Coblenza a C olonia por el Hin.

A unque la g u e rra p uso en fu g a a l tu ­rism o cu to d as p a rte s , a q u í se ad v ie ite u n a festiva an im ac ió n . L a c u b ie r ta del Cisne s e llena a l p u n to de p a sa je ro s , casi todos a lem an es, que v a n a G ero lste in , a las S iete M o n tañ as , a G odesberga, a Lonn, al castillo de R o ld án , a lo s m il lu g ares de recreo y de leite cop q u e b r in ­da el R in a los am igos de la N a tu ra lez a y de la H is to ria . Son g en tes de m undo y de negocios; fa m ilia s que v e ra n e a n por e s ta s p la y a s fluv iales; v ia je ro s de o tras regiones, q u e se c o n su e lan d e l blo- queo ing lés n av eg an d o p o r el g ra n río a lem án ; g ru p o s de m o c ita s p rim o ro sa s , do e s ta s m o c ita s ru b ia s , in g e n u a s y sen- ^’ldes, a qu ienes g u s ta n lo s j ia is a je s , los

lib ros, la im'isicn, los deporl.es y, a lg u ­n a s veces, los c ig a rrillo s y el flirleo...

A m e d ia ta rd e su e lta el v a p o r sus-anui- r r a s y se e n ca m in a , p o r el ancho recodo de E n g crs , h.ncia A n d ern aeh , u n a villa

los hom bj’es: a p e n a s liay un rin có n , u n a e n se n a d a , u n a roca, u n lin d o rep lieg u e dol p a isa je , dojKlc la s m an o s, a la vez cnic.u ladoi'as y a r t is ta s , de los h ijo s clel R in n o h a y a n p u esto n n p rim o r, u n dis-

lA m u e r t e PEI. TORERO, cuAPRO pE. CARLOS Vázquez

La muerte de uno de los héroes de los circos taurinos da triste actualidad a1 conocido cuadro de Carlos Vázquez. No hay tragedia de esta índole en que la obsesionante esce­na no resurja con su belleza triste y luminosa, de sangre, lágrimas }’ sol. Siempre l;i loca angustia, siempre eb tembloroso dolor de una mujer. No rompe el toro un corazón, sino dos corazones. Los periódicos cuentan cómo también en Talavera, hace ocho días,

tuvo realidad trágica la visión admirable del pintor. \

d e m u ro s rom án icos, ju n to a los c já ic - re s del E ifel. A u n lado y o tro del río la s m o n ta ñ a s , de n o b le y severo dibujo , ■de o p u le n to color, m a tizad o con in fin ita v a rie d ad , se co ronati de vieja.s toi’re s y p o é ticas ru in a s , a cuyos p ies b la n q u e a n ios p u e rto s a leg re s , los case río s r ib e re ­ños, u n a g ra c io sa m u ch ed u m b re de c iu ­d a d es y c a sa s de p lace r, ro d e a d as .d e se l­v a s y ja rd in e s , e n la z a d a s p o r buques y po r trenos, como a r i’a b a le s de u n a in ­m e n sa m etrópo li q u e tuv iese p o r cálle M ayor el p ro p io rio . T odo e s tá aq u í den­sam en te pob lado , sab iam en te d ispuesto p a r a belleza, com odidad e in d u s tr ia de

cre to re to q u e a la o b ra in s ig n e de la m a d re N a tu ra lez a .

Y es ta l la h e rm o su ra de. este río , t a ­le s son la n o b leza y a m p litu d de su s té r ­m inos, que aquellos a fe ite s u rb an o s , que ta n c u rs is m e p a re c ía n no ha m ucho o-n la Jim gfraii., no estm 'ban aq u í a i goce ds la p u ra con tem plación . P o rq u e osos m en u d o s fililíes se esconden todos en la g ra n d e z a del con jun to , a p e n a s se a d ­v ie rten sino cu an d o se d is f ru ta n , cuando la c a rn e Haca, t r a s la s fa tig a s de u n a ex­cu rsión ; p ide a g rito s fu n ic u la re s y a s ­censores, u n b u en h o te l, u n a m esa ex­celen te y u n lecho b la n d o y am oroso .

G ran d e y herm oso es el R in , a p esa r de sus m odernos a.rrequives. l.a suave luz n o rteñ a , ta n r ic a d© fonos y cam b ian te s , envuelve con tam izad o re sp la n d o r m ontes y pue­

blos, a l tiv a s cu m bres y d o ra d a s tó rres , la o b ra de Dios y el a rtific io del ingen io hum ano . A unque el a fá n b u rg u és y au n Jos tra jin e s in d u s tr ia le s buUen con ím ­petu en la s r ib e ra s , u n a paz, un a lio silencio! n e in an aqu.'í, sobre la s laguas. E i CiS}ie se desliza b la n d am cjile , d i­b u jan d o las a iro sa s cu rv as del río con u n m ov im ien to q u e a p e n a s se percibe. A com pás de u n lá n g u id o inuj'm uD o sien to u n a d u lce b ea titu d , u n a efu­sión a la vez del cuerpo y del, a lm a . Desde el in s ta n te en que m e vi llevado p o r e.l CisJie, como Loh 'engrin , sobre la s verdes ond as, n o a c ie rto a d is im u la r mi alborozo. ¡C u á n ta s veces en mi p rim e­ra ju v e n tu d , leyendo la s r im a s de lle in e , la N ueva P r im a vera , el In term ezzo , los Nocluimos, lu h is to r ia dél rey H a ro ld o y la o n d in a L ore ley , soñé con este v ia je po r el R in! P ocos lu g a re s de la tie r ra , de los fam osos y leg en d a rio s , o frecen , a mii p a rece r, u n a ta n cabal sem e jan za cu­tio la re a lid a d y el sueño, u n a n .nnonía ta n p ro fu n d a e n tre la h is to ria y la le­y en d a , en tre el p a isa je y el e sp ír itu . lil R in es como yo lo a d iv in a b a en mi.s evo- caci'ones de a r t i s ta , como la im ag en de la s cosas m u y b e lla s q u e no se h a n vis­to, p e ro q u e se h a n so ñado m iic lias ve­ces; como la s o b ra s suina,s de la N a ta , ra le z a y del A rte que yn se conocen y. .sin em bargo , n o p ie rd en , cu an d o ia s vol­vem os a co n tem p la r , ni un áp ice de su iie rm o su ra ju v e n il; a n te s b ien , nos rcviv la ii nuevos m otivos, nuevos matice.®, in* espcra<las emocione.s...

Y'o am o lo s río s , e sa s venas azu le s del p a isa je , v aso s d.e lin fa gen ero sa , p la sm a con que se n u tre la ca rn e v iva de la tie­r r a , sem in a le s o n d a s p o r la s quei tiene corazón y p u lso , re sp irac ió n y nujviuiien- to, cabellos verdes y dorados, bocas, ojo.H y len g u as , a tav ío de luces y de llores, r is a s , a r ru llo s y c an ta re s , r iq u eza y es­p len d o r. Yo am o e s ta s nob les co rrien ­tes, im ág en es tam b ién de n u e s tra s v idas, q u e nacen h u m ild e s en la s e n tra ñ a s de los m ontes, crecen, p a sa n y h u y en , sin rep o sar u n p u n to , y, e n tre alegría© y sollozos, v a n a (lar en el m a r , gue es el m orir . . .

Yo os am o, i lu s tre s y cau d a lo so s ríns: ancho y m agnífico D anubio , río m a rc ia l, lleno de san g ro y de lá g rim a s , que . do la se lv a a ia cum bre, m u e rd es eJ pórfido y el cuarzo de la s P u e r ta s de H ie rro da la H is to ria ; p a d re y azote de la e step a , V olga ro b u s to y perezoso, de a g u a s heii- eh id as y reb o san te s , como la s horrdas q u e v in ie ro n a t i desdo el O rien te; Ró­d an o a v en tu re ro , im petuoso y fa n fa rró n , am igo a. la p a r d e l lago y del to rron to , del v en tisq u ero y l a so lan a , de la s nio, ves a lp in a s y los n a ra n jo s p rovenzales; nob le y m elancó lico T íber, T ajo severo y pen sa tiv o , d u lce y g rac ioso B etis, rios d e g lo r ia , co ro n ad o s del e te rn o lau reJ; e n so ñ ad o r y m iste rio so N ilo, que discu- i 're s con im p o n en te m a je s ta d a l trav é s de sep u lc ro s y p a lm e ra s , de Ia.s esfinges y p irá m id e s , ju n io a la s ru in a s de laa c iu d ad e s m u e rta s y o lv id ad as; r ío de leche y m iel, sac ro Jo rd án , a cu y a o rilla , en la s o n d a s del m an so G en ezare th , a la vera de los c ip reses y ta m a rin d o s , a u n re su en a la p a la b ra d iv in a y re d e n ­to ra ; Indo s in ie s tro y pavo-roso, «rio ina-, cho», «rio tigre» n ac id o en las cumbre© d e l H im a la y a , e n tre la.? fau ces del T i­

Ayuntamiento de Madrid

Los Lunes de EL IMPARCIAL

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tá n , a llá en e l «Techo d e l M undo»; río s a rca ico s de la S ir ia , que b a ñ á is en s i­lencio la s re liq u ia s m uelas de h ace seis m il añ o s...; r ío s d e l N uevo C ontinen te, leones de co las y m e le n as b la n ca s , to ­r r e n te s hero icos, e n am o rad o s de la s c a ­v e rn a s y la s cum bres, de los ab ism os y lo s vértigos, de la s e sp u m a s y loa re ­tum bos sonorosos; in m e n sa tro m b a del N iá g a ra ; re y de los río s y de la s selvas v írg en es, so b eran o A m azonas, rn ag n ífl. co S eñor de los tróp icos; h ijo s fo rzudos de los A ndes, C au ca y e l M ag d a len a ; Bo-, g o tá b rav io , espum oso co rcel de Tequen- d am a; río s de có le ra y e s tru en d o , que a u n a tro n á is con l a voz y el em p u je de v u estro s recios dom adores, los m a re a n ­tes y los so ld ad o s^ d e Ib e ria ; m o n s tru o s do h e rm o su ra .sublim e que de aqueU os A nteos a p re n d is te is a p e le a r con la s m o n ta ñ a s , que, e n tre zarp azo s, ch o rro s y c lam ores, la s ceñ ís con v u e s tro s b ra ­zos h e rcú leo s y, a go lpe de g a r r a y de colm illo, ta já is su s ro c a s y a b a tís su s fren tes, h a s ta c a e r c o t í ellas, de u n sal- ff) m orííil, en la s so m b ría s esp e lu n cas; O rinoco soberbio, río raa.icstuo.so de la P la ta , p a m p ero de an ch o s ho rizon tes, que re c u e rd a n los h o rizo n tes de C astilla ; río s de la E s p a ñ a de a llende, que so n áis a b ronces de Toledo', a id io m a c e rv an ­tino ; a r te r ia s que lleváis s a n g re e sp añ o ­la . san g re g en ero sa y a zu l de los B a l­boas y P in zo n es, de los O'iesft^das y H e . Tedias, de los O jedas y Mendozas-, de los P iz a rro s y O re llan as ...

:E te rn a v ir tu d de la poesía! A unque otro-s r ío s germ án icos, el im p e ria l Da- üiUbio, y a u n e l E lb a , poderoso y fiel, com piten con e l P in y le exceden p o r el c au d a l, po r l a r iq u e z a o d e re ch u ra , el R tn es sobre todos ellos el s ím bolo , pe­ren n e de su e s tirp e , la u rn a de c ris ta l y de oro, el re lic a r io de A lem an ia . Y es que en su s p e ñ as y s u s ond as, en sus c iu d ad es y e n su s ru in a s , flo tan la s a l ­m as del poétioo ay er, v iven con su g lo ­rioso p res tig io , sobre la s tu m b a s d e la H is to ria , los e sp ír itu s p u ro s de l a le­y en d a y del rccuerKÍ'0 . A qu í la h e rm o ­s u ra n a tu r a l se h a u n g id o con los óleos de la im ag in ac ió n y d e l a r te ; a q u í la s trad ic io n es de lo s s ig lo s , lo s v e rso s de los poetas, la m ú sica d e los Heder, p res-

LAS NUEVAS PARÁBOLAS

EL SEMPRAPOR...Y he aqm, en la tarde serena y azul,

un sembrador que sembraba su trigo...

En las pupilas extáticas y húmedas de los dos bueyes, de andar pensativo, como en dos claros espejos minúsculos se reflejaba el paisaje tranquilo...

Y he aquí que el trigo en el surco brillaba cual granos de oro en el lecho de un no...

Y fué que estaba sembrando su huerto y un caminante cruzaba el camino,y como viera su rostro, pensó:

j He aquí el retrato del rostro de Cristo 1

Y fué que estaba mirárrdole absorto y oyó su voz, de un acento dulcísimo:

B u en se m b ra d o r q u e c u ltiv a s tu s t ie r ra s ,buen sembrador de las barbas de armiño,¿por qué en tu huerto no siembras rosales? ¿Qué valen más, los rosales o el trigo?

—¡ Señor, el trigo es el pan de los hombres 1

Y él contestó:—¡Sembrador, yo te digo que los que sólo de pan se mantienen nunca entrarán en el reino de Cristo l

Cuida que tu campo sea a un tiempo mismo que óptimo huerto jardín florecido...

I i Buen sembrador que cultivas tus tierras, eerca de rosas tus campos de trigo!!

Y lie aquí, en la tarde que ya se moría, que el caminante siguió su camino...

Adolfo APONTE

ta n m ov im ien to y voz a la s cosas in e r ­tes; aq u í todo c a n ta , todo r íe y solloza, todo tien e u n eco in m o rta l.

A h o ra m ism o, cu an d o e l so l d e c lin an ­te v ie r te s u s oros len la s a g u a s y re s ­p lan d ecen con in e fab les m ú rices, con de ­rre tid o s co lores, com o los fondos de r ío s y p a isa je s qu o g u s ta b a n p o n e r a su s M a- d o n a s lo s h e rm a n o s V an E yck; cu an d o la s m o les verdes y los ro m á n tic o s p e r­files de la s S ie te C o linas se d ib u ja n so­b re el cielo de v io le ta y de ám b a r, u n a a rm o n ía m is te rio sa y p ro fu n d a su rge , como u n eco sinfónico , en el s ilen cio de la ta rd e . P a re o e que ha .sta e l m ism o s i­lencio es m elod ía ; que , en la o rq u esta in c o rp ó re a del a ire y de la s a g u a s , v ib ra la m ú s ica del orbe, la m ú s ic a in te lig ib le de los celestes n ú m ero s . Los ru m o res le­ja n o s de la t ie r ra , e l com pás de u n o s rem os en la s o las, los finos escuchas de la b risa , el r itm o de Ia.s liiélices d e l b u ­q u e se fu n d en poco a poco en u n ^^re- lu d io u n iv e rs a l. Oigo el g em ir de u n a s cu erd as , el g rav e son de u n o s b a jo s, el ronco ta ñ e r de u n a tro m p a , la s n o ta s de c r is ta l de u n a rp a ; es el p re lu d io g i­g an teo , E l oro del R in , e l m otivo g lo rio ­so de la s onda^, c.on q u e el genio d e W a g ­n e r p re n d ió p a ra s iem p re en los oídos h u m a n o s la voz e te rn a d e l n o b le río a le ­m án ...

O tros re c u e rd o s so ñ ad o res , o tr a s hero i- c a s a rm o n ía s n o s s a le n a l p a so ju n to a B onn. L a « tris te figu ra» de B eelhoven se

a so m a a l R in p o r e s ta s m elan có licas r i ­b e ra s , d o n d e oyó, s in dudla, lo s su b li­m es acen to s de su d iv in a P a s to ra l . Toda e l a lm a se m a in u n d a de u n o lea je so­noro ; la s N ueve S in fo n ías, la s N ueve M u. sa s in m o rta le s , c lam an a l cielo con las ú ltim a s lu ces d e l c repúscu lo .

M as, ce rca y a de C olonia, la s M usas h u y en , se e n tu rb ia n la s a g u as , e l h o ri­zonte se oscurece. A llá a lo le jos se d i­v isa , en véz de los castillo s evocadores, la s n e g ra s , la s h u m e a n te s ch im eneas. A llá desc ienden la s m o n ta ñ a s y se ab re la v a s ta l la n u ra in d u s tr ia l , ese bronco p a ís de los T itan es , la t ie r r a de la s m i­n a s y. lo s h o rn o s , de los a rd ie n te s y u n ­ques donde Sigfredo' fo r ja su vencedora esp ad a .

C om ienza a anochecer. Y a p a rp a d e a n los a rco s vo lta ico s en e l ag u a . Se fu n ­den todos los m a tices y la s fo rm as en u n v io le ta som brío , m a n ch a d o do m u s­cos n u b a rro n e s . E l Cisne ta ñ e su .sirena, d o b la .el ¡recodo de M ariem biu’go y se' a p ro x im a le n ta m en te a l tra v é s de u n bosque de m á s tile s que s e ñ a la en am bas r ib e ra s l a c e rc a n ía d e l p u erto . E stam o s en fren te de C olonia. S obre la s ja r c ia s y la s g rú a s de s u s m uelles, sobre l a .p iñ a de su a p re ta d o casferío, e n e l o scu ro ñr- m a in en to , donde lu cen la s p r im e ra s es- tre ila s , a u n log ro ver, a l tiv a s y audaces, la s aguijas g ó tic a s de la C a ted ra l...

Ricardo LEONDe la Real Academia Españela

ESPEJOS DE LA RAZA RIYADENEYRA

He troipezaldo p o r a z a r con l a b io g ra ­f ía d'e e ste g ra n hom bre. U n a b io ­

g ra f ía q u e e s tá m a l h ech a , p o rq u e e stá h e r id a de farsn lism o.

M e exp licaré :H ace añ o s - s e n o s d e c ía en la s c á te ­

d ra s quo el ddfeqto c a p i ta l del celeb rado poem a de L ucan o L a F'arsalia e ia h ab e r escogido el a u to r para , ru'iunto de s u o b ra u n sujceso ta n in m e d ia to a ¡su v id a y a su ép o ca que le im p e d ía p o e tizarlo . E s u n defecto en el que h a n in c u rr id o m u- C|hos escaltores; y com o e s m á s b a ra to , y m á s n uevo , y m á s cóm odo, y m á s h o n ro ­so p a r a m í, p a r a el lector, p a r a lodos y p a r a el id io m a e x p re sa r u n concepto ta n com plejo con u n a p a la b r a n u ev a , a h í v an e l concep to y la p a la b ra , p a r a a h o r ra r la s q u e sin e lla se te n d r ía n q u e em plear.

L a m em o ria de este g ra n ho m b re , don M an u e l de R ivadetneyra , co lo cad a y a p o r el tiem p o en la ju s ta p e rsp ec tiv a de la H is to ria , p e rd ien d o to d o lo accesorio que n o puede in te re s a r a los ven ideros, h a q u ed ad o c¡c«i to d a l a g ra n d e z a que tie ­n e n la s f ig u ra s de c a lid a d y re p re se n ta ­ción.

Dos h ech o s 'im b o rrab les de s u v id a , que l ia b r ía d e re p e tir v iv ién d o la de nuevo: la p u b lic a c ió n de s u B iblio teca de aui'o- rcs españoles y aq u e l s u v ia je «a c ab a ­llo p o r to d a A m érica, d e sd e la P a ta g o - n ia h a s ta el lago H udson», p a i’a asegu- ra.r su o b ra y I s g a r a l NiievO' M undo el p en sam ien to y >el h a b la españo les, b a s ­ta n p a r a im a g in a r y com poner, con so­b e ra n a em oción p a r a todos, la b io g ra fía de este g ra n hom bre.

L a Biblio teca de autores españoles es el raonuím ento m á s co n sid erab le que h a podido e lev a rse a la l i te ra í i i r a e sp añ o la , y el v ia je p o r to d a A m érica p a r a d ifu n ­d ir e sa o b ra , la e m p re sa ú n ic a , de u n hom bre solo, que t r iu n fa a l co m p ararse con aq u e lla s e sp ir itu a le s que ernpren- d i'ln d o la s m u ch o s n o h a n te rm in ad o to- d.avía.

L a r a z a es así.So puede con fecc io n ar u n g ra n c a tá lo ­

go de e sp añ o les e x tra o rd in a rio s , n a tu r a l ­m en te desconocidos de los m ism os e sp a ­

ñoles, q u e n o a y e r , sino lioy m ism o, h an re a liz a d o los hechos m á s p o rten to so s que pu ed en im ag in a rse .

U n a vez, u n h o m b re d e b ien , t ie r r a a d en tro , en su h o g a r de A vila , tro p ieza opn u n lib ro de O rlente. S in j 'c s 'a r po r M adrid , donde, n o h a estado n u n c a , v a a B arce lo n a ; se em b arca p a r a Tokio, y vuelve tra y e n d o tra d u c id a a l Ciostellano u n a n o v e la que le h a in te re sa d o y p o r la cu a l h a ten id o que a p re n d e r e l j a ­ponés.

E n t i e r r a ad en tro tam b ién , en m edio d e h n a l la n u ra donde todos los id e a lis ­m os p a re ce n ah o g ad o s p o r la s m o n ta ñ a s vecinas', o tro h o m b re en V ito ria , su b y u ­g ad o de sí, s u g e s tio n a a su s m á s c u lto s am igos, fu n d a L a E x p lo ra d o ra , Sociedad cien tífica p a r a el estu d io del A frica, y a su in ic ia tiv a debe E s n a ñ a casi to d a s la s posesiones d e l M uni y l a 'G uinea.

E sp añ o les ex íra o rd m a rio s , re .presentan- tes a u tén tico s de l a fu e rza , la en erg ía , el ingen io y el ta len to , los h a y en to d a s la s p a r te s d e l m u n d o , desem peñando el a lto p u asto de em b ajad o res id e a lis ta s y de i.leas, q u e les q u ed a^co m o h ijo s de los conqu istado res.

E l p r im er núc leo co lon ia l e x tran je ro de Q u ecn slan d y N u ev a V ic to ria lo fo r­m a ro n u n a s fa m ilia s lev an tin as , q u e en ­señ a ro n a llí e l cu ltiv o de la t ie r r a y la s in d u s tr ia s p a r a la v id a . U n c a ta lá n , de l 'a le e t (T arrag o n a), h a stidb el m ejo r z a ­p a te ro d e C an tó n h a s ta hace u n o s v e in te años. L o sa d a h a sido el m e jo r re lo je ro qu© h a ten id o e l R eino U nido.

A ntes de la g u e rra , b a jo el rég im en im -

PL-i’i a l , la s tre® fig u ra s rep re se n ta tiv a s m ás curiosas ' de E s p a ñ a en Peitrogrado e ra n u n a b e llís im a m ezzosoprano, am iga c!el E m p erad o r; S a rto r iu s , u n som brere- ro, seg u ram en te .bolchevíki a estaS h o ­ra s , y la s e ñ o r ita G onzález, la canítable m iis em in en te de todo el Im perio , solici- ta ria p o r los B an cas y mejoa-es C asas de créd ito . ¡U na e sp a ñ o la m a tem á tica , ém u­l a en l a v id a d ia r ia de S ofía K ovaloiis- ky , l a m oscovita, no a d m ira d a en su p a ­t r i a tam poco , sino desde su c á te d ra eii Stokolm n!

H e in te rv en id o u n a vez p a ra ©1 envío di6 la s dos p r im e ra s series d e lo s Episo. dios nac ionales a u n e sp a ñ o l desconoci­do, teósofo, que en la s cu m b res n ev ad as del T ibet, aco rd án d o se de s u p a tr ia , «que­r ía leer lo s lib ro s p a tr ió tic o s del a u to r de Doña Peírfecta, y he oo n trib u íd o así a l h o m en aje n iá s e x tra o rd in a rio rend ido a B enito P érez G aldós, a q u ien tan to s a d u la d o re s le q u ita b a n el ap e llid o de su pad re .

L os h o m b res e x tra o rd in a rio s se m ue­ren enltre n o so tro s s in que los h ay am o s c/Dnocido. D on M arco s Jim énez deí la E s­p a d a h a faUecido d e jan d o u n n o m b re g lo­rio so en la s A cadem ias p a r a que se ol­v ide fu e ra de ellas. Y su recu erd o lev an ­ta m enos que el nom bre del te r ro r de los phicos en m i in fa n c ia , de D onato Jim é- nez, heam ano suyo , la m ejo r en cam ac ió n d e Don G onzalo d;e UUoa, el C om endador del T enorio y e l v o zarró n m á s tre m e n ­do deü h is trio n ism o español.

L a v id a d<e R ív ad en ey ra e s tá a s í re a l­m en te p o r h ace r. P e ro no q u is ie ra yo (que se escrib iese diciendo: «N ació el d ía ta n to s de tanlíos de 1S05, e n BaTcelona. D esde ro u y n iño , e tc . F u é tip ó g ra fo , im ­p re s o r ,-c a j is ta de im p re n ta ein F ra n c ia , 'Bélgica, A lem an ia , H o la n d a , S u iza , In ­g la te r ra . V ia jó p o r todo el m undo , et­céte ra , etc.» No; y o p re fe r ir ía , m á s que u n p a d ró n de su s aqciones y la ta b la cro­n o ló g ica de su ac tiv id ad , la ex a ltac ió n de los d o s hechos im b o rra b le s en su ex isten ­c ia que he in d icad o y a .

Le debem os la c reación de la Biblio te . ca de autore^ españoles y, lo que es m ás, la c;ons6 iv ao ió n del caste llano e:n A m éri­ca. ¿Saben u s ted es lo q u e es eso? P u e s a lgo a s í com o si Colón, P iz a rro , C ortés y 'to d o s lo s conquJGiadores, e n - u n a so la ■pieza, en im hom brel solo, h u b ie ra de.«cu- b ie rto , co n q u istad o y conservado p a ra E s p a ñ a e l N uevo M-ando.

De estei s a n tís im o ¡enérgico v a ró n no debe e sc rib irse ja m á s u n a v id a como esas de los b ie inaven tu radas que 'se leen e n el A ño C ris tiano , s ino u n ©¿bozo C)álido, apo­calíptico', m o jan d o la p lu m a en u n m a r de ex a ltac ió n y vehenr.encia, com o hizo E rn es to H elio p a r a t r a z a r s u s in m o rta ­les Fisionom ías de los santos.

Rafael URBANO

CLÁSICOS LATINOS

OPA A lypA( D e H o r a c i o )

(ArgimentO: El poeta exhorta a Lyda a pasar jun* toa hdñetxdo y cantando loa fiestas de Kephino.)

¿Qué cosa grata, ¡oh Lyda!, emprendería de Nepliuio en la fiesta ?Saca el guardado vino; a la alegría bien el vino se presta.

Vence de la abstinen.-;ia los rigores al apurar tu vaso,y advierte cómo el Sol, ya sia ardores, va a morir al ocaso.

• Mas si gustas de ver cuál resplandece con nueva llamarada, de los tiempos de Tíbulo rae ofrece el ánfora colmada.

Así ¡.adremos a Neptuno, en tanto, cantar con versos bellos, y a las Nereidas de lascivo encanto y verdosos cabellos.

Y tú, después, a la encorvada lira la voz y. alma sujetas,cantaras a Latona, que le in.spira, y a Cintia y sus saetas.

Luego, nuestras dos voces juntaremos, y en yárabiae encendido 'os dones V bellezas cantaremos de la fulgente Guido.

De Guido, la que reina en las Cyclads la que en Pafos -mpera y a-quien todas las auras perfumadas salen a recibir en su carrera.

Y i>or mejor dar fin ai canto loco y del vino al derroche,algo después diremos, aunque ¡)0 C0 , dcl sopor amoroso de 1.a noche.

R fací COMENCE

Ayuntamiento de Madrid

Los Lunes de EL IMPARCIAL

G ] R Ó 3 S r X C - A w S X ^ E T R . O S X ^ E O T I ' V ' - A - S

La C a s te lla n a y el p r a d o d e a n ta ñ o

C ONTEMPLANDO el desfile de c a r ru a je s y au to m ó v iles p o r el P ra d o y la C as­

te llana en e s ta s ta rd e s de c a r re ra s de ca­ballos, el re cu erd o nos lleva a tiem pos lejanos, que si n o a lc a n z a n a la fecha

c o n s tru ir po r u n a d u q u esa de A lba, ca ­s a d a con u n m a rq u é s de V illa fn m ca y que fué m á s ta rd e re g a la d o po r el Go­b ie rn o a l P r ín c ip e de la P a z , p a sa n d o po r v a r io s d ueños h a s ta c c n v ír t ir s e en

a que se co n traen los d o s v iejos g ra b a - m in is te rio de la G u e rra , y, en fin, el del

a q u ien m á s que p o r s u s títu lo s de Al- cañ ices y B a lb ases y A lb u rq u e rq u e co­n o c ían lo s m a d rile ñ o s p o r el de d u que de Sesto.

Al herm oso paseo de L a s Delicias ib a t a n ta g en te a p ie com o en coche, y

El S a l¿n d«l P rado en 16i2.—Cuadro existente cti la Real CflSfl.—He aqui tm curioso documento. La mayoría de las pintorescas figuras son retratos: d.amas y caballeros elegantes de unos cuantos años después de aquellos en que Fernando VII gastaba paletó. Como se ve, la Moda, tirana de los hombres, ha cambiado no poco desde entonces hasta hoy. Lo que no ha variado, segi'in puede observarse, son los perros.

dos que i lu s tr a n a s ta s lín e a s , rem ó n tan - se, s in em bargo , lo b a s ta n te p a ra se ñ a ­la r la s h o n d a s d ife ren c ia s e n tre el M a­drid de d o ñ a Isab e l I I y el ac tu a l.

E n el espacio de poco m á s de m edio siglo la tra n s fo rm a c ió n de la v illa y corte h a sido com pleta , y u n a de la s fa ­ses m á s c u rio sa s d e la v id a m a d rile ñ a es e s ta del p aseo p o r la C as te llan a , que entonccis se lla m a b a de Las Delicias de Isabel II .

T erm in ad o en los tiem pos en que e ra coiTegidor de M ad rid el célebre m a rq u é s de P o n íe jo s , a qu ien ta n to debe la corte de E sp a ñ a , y ab ie rto e l p aseo c en tra l de coches en los del m a rq u é s de S a n ta Cruz, a qu ien se d ebe tam b ién la erec­ción del O belisco, en q u e aq u é l conclu ía, u n íase a l llam ad o S a lón d e l P ra d o , y sep a ra n d o am bos se a lz a b a la h e rm o sa fuente de la C ibeles, que m uchos hem os conocido, com o re c lin a d a en u n fondo de v e rd o r, d irig ien d o los leones h ac ia el am plio salón, lo qu© hizo decir a un poeta de e s ta d e id ad m ito lóg ica :

Que eu tu carro triunfal rompe hacia el Prado.

A la c a íd a de la ta rd .’i toda la socie­dad a r is to c rá tic a de la c o rte a cu d ía en coche o a caballo a d a r la s in d isp e n sa ­bles v'icJta.« p o r el pa.seo; la s d am as, Que y a p o r a q u e l tiem po com enzaban a ab an d o n a r la c lás ica m a n tilla , tro c á n ­dola p o r e l som brero fran cés , h a c ía n ai'arde de e x tra o rd in a rio lu jo .

L as-g en tes b a ja b a n h a c ia eí pa.seo que un d ip lo m ático e x tra n je ro co n sid erab a m ás in te re sa n te ’, p o r su doble a.speclo p o p u la r y a ris to c rá tico , q u e los célebres U yde-Park, de L ondres, y Cam pos E l í ­seos, fie P a r ís , po r la y a esp lénd ida ca- He de A lcalá , d e jan d o a un o y o tro lad o los p a lac io s de C asa-R iera (an tig u o de -‘ brante.s), fiel b a n q u e ro S a n la m a rc a , donde añ o s m ás ta rd e la duquesii C aro­lin a de N á je ra h a b ía de c e le b ra r b rillan - tos fiestas; el de B u enav istn , m 'in J¡ido

e n tre la s desco m u n a les chisteras de los petim etres se d e s ta c ab a n no pocos cala- ñeses; el pueb lo s im p a tiz a b a con la a ris - loo racia; l a R e in a e r a p o p u la r ís im a ; h a ­b ía re sp e to y s im p a tía , qu© se m a n ife s ­ta b a en los m á s n im io s detalles. P a sa b a , po r e jem plo , l a d u q u e sa de A lba—h e r­m a n a de la E m p e ra tr iz E u g en ia—en co­che d escub ierto , t ira d o p o r p rec io sos ca-

h e rm o su ra ; c ru z ab a g rá c il y e leg an te en su b e r lin a la condesa de V ilches—beUe- za in m o r ta liz a d a p o r el p in cel de F ed e­rico M adrazo—, y el pú b lico se a g i n a ­b a p a r a d e sc u b r ir la e n tre la m u im u d da e leg an te s jin e te s q u e la dabanVefe-, co lta . '

¡Oh, la s b e llas d a m a s de entonces! ¡C uán tos ra sg o s de noble' e sp lend idez y d e ag u d o in g en io s e ñ a la n la s c ró n icas d© l a época! M uy conocido a q u e l q u e a lg u ­n o s a tr ib u y e n a la condesa de C. -Y., q u ien en u n a p a r t id a d e tre s illo dió u n a g ra c io sa lección a c ie rto cab a lle ro que se h a b ía d e ten id o la rg o r a to b u sca n d o en el suelo u n a m o n e d a de o ro , y e lla , p a r a a lu m b ra r le , re to rc ió u n o s b ille tes do •^^.nco, en cend iéndo los en la b u jía a m a ­n e ra de m echa.

M enos conocida, p e ro n o m enos a u té n ­tica , e s ta o t r a que u n d ip lo m ático a le ­m án a tr ib u y e a la co n d esa de B enaven te :

H ab íase ce leb rad o u n a soirée en c ie r­ta E m b a ja d a e x tra n je ra , en cuyo buf fet se no tó q u e e l cham p a g n e e scaseaba , s iendo esto ob je to de la s n a tu ra le s c r íti­c a s en la s conversaciones m u n d a n a s ; pocos d ía s después l a eg reg ia d a m a , que h a b ita b a en s u p a la c io de la C u es ta de la V ega—a c tu a l re s id en c ia d e l In fan te D. Fernando*—, dió u n a recepción ; en ­tró en e l z a g u á n el c a r ru a je del c itado e m b a jad o r ex tra n je ro , y los p a la f re n e ­ro s de la c a sa d u c a l s a c a ro n sendos cu- bce llenos de espum oso cham pagne p a ra q u e se a b re v a ra n la s caballos...

H a s ta que en el cielo lu m in o so de la co rte com enzaban a b r i l la r la s e s tre lla s c o n tin u a b a e l delicioso paseo, q u e se p ro lo n g a b a desde ia fu en te .lla m a d a de Las Esfinges— y a desaparecida/—h a s ta la de N ep tuno , q u e se a lz a b a en el>m.ismo lu ­g a r que hoy, au n q u e en d is t in ta o r ie n ta ­ción.

Desde aq u e llo s tiem p o s a lo s a c tu a le s el h e rm o so paseo , en g ran d ec id o y em be­llecido, h a p a sa d o p o r no p o cas a l te rn a ­tiv as , s iendo u n a de su s épo cas m á s b r i­lla n te s a q u e lla en que el conde de Tore- n o h izo in a u g u r a r e l H ipódrom o p a r a fes­te ja r la s b o d a s de D. A lfonso y d o ñ a M a­r ía C r is tin a d e A u stria .

E n to n ces a d q u irió u n a n u e v a fa se de e leg a n c ia con los m ail-coachs d e F er- nán -N ú ñ ez , de A lba, de V illam ejo r y de l a L a g u n a ; con la s carre te ila s a la G ra n d 'A u m o n t d© l a C a sa R ea l, d© la du­q u e sa d e S a n lú c a r la M ayor, del m a rq u é s

Aquí se ve el castizo y famoso Salón en el tercio primero del siglo XIX. Pasan con su comitiva las Reinas María Cristina e Isabel. En el paseo se aglomera im gentío enorme. L a opulenta Cibeles, que después dió media vuelta a Ja derecha para coquetear con la calle de Alcalá, contení-

— pía con mudo interés cl espectáculo, porque las diosas, hembras .ni cabo, también son curiosas. -

m a rq u é s de A lcoñices, m a ra v illo sa re s i­d en c ia Uena de m ag n ificas o b ra s de a r ­te, en donde tr iu n fó la belle/za so b e ren a de la Prínce.«a S ofía T roceveskoy, v iu d a del d u que d e M oruy, c a sa d a con el ilu s tre p ro cer, uniigo intiinO’ de D. A lfonso X II,

b a llo s y conducido p o r m in ú scu lo s p o s­tillones in g le ses , y la c u rio sa m ira d a po­p u la r s e g u ía la con s im p a tía ; a p a re c ía tr iu n fa n te en el esp lénd iílo m ed io d ía de .«u e sp añ o la belleza la d u q u e sa de Mo- d in ace li, y lo dos re n d ía n v a sa lla je a su

d e F o n ta n a r y ta n to s o tro s, que le d a b a n u n a sp ec to in c o m p a rab le de d is tin c ió n y de e leg an c ia . M as esto, p o r p e rte n ec e r a u n a época m á s recien te , h¡a de se r obje­to de o tra s crón icas.

MONTE-CRISTO

Ayuntamiento de Madrid

Los Lunes de EL IMPARCIAL

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EL M ISTERIO DEL C U A R T OESCONDIDO

ABIAdos

E d u ard o n a , gueH ab ía u n a v e z

dos n i ñ o s , y C atali- v ivíari en

u n a casa m agn ífica : u n a casa a n t ig u a .y . m u y g ra n d e que se . i •llam aba «La G ran ja» . E ra n m e ­llizos, .se .q u e i’ían m ucho , y no &■?- s e p a ra b á n .jam á-j. !

No h a b ían vivido s iem pre en «La G ran ja» p o rq u e «íaiiica» '(así llam an m uchos n iñ o s 'a S4( p ap á) e ra un a r t i s ta pobre que tra b a ja b a m ucho p in ta n d o cuad ros, pero q u e sacaba m u y poco d in ero , p u es no so loa com praban .

C a ta lin a y E d u a rd o se a co rd ab a n m uy bien de aqucllós tiem pos m alos en los qnn n o te n ía n c r ia d a , pues e ra u n g usto quo ellos no pO'dínn so sten e r, y en vez de v i­v ir en u n a casa g ra n d ís im a , como abn- r a , y poder c o rre r p o r u n ja rd ín h e rm o ­sísim o , e s tab an m etidos en u n cu a rtu ch o de m a la m u erte , en u n a calle estrecha .

De p ron to , cam bió todo; u n tío del a r ­tis ta , p in to r ta inb ién y hom bi’e m u y rico, h a b ía m uerto , d e jan d o a su so b rin o aq u e ­lla finca so b erb ia y d in e ro sufic ien te p a ­ra que p u d ie ra d is fru ta id a .

F u é o tra la v ida enton.ces p a r a «taiti- ca» y su s dos nfños, p o rq u e n u n c a se sa ­be e s tim ar ta n to Id fo r tu n a como cuando

_s.' 1)0 sab ido lo que es carecer de ella.N ad a fa lta b a a los dos n iños: ricos p la ­

ta s p a ra com er, b u en o s tra je s y u n a in s ­t i tu tr iz m u y in s tru id a y m uy a m ab le qué les en señaba todo a la s m il m a rav illa s .

C uan d o no te n ía n que d a r lección co­r r ía n y ju g a b a n p o r donde les pa rec ía b ien , pues su p a p á y su m a m á e ra n p a r ­tid a rio s de d e ja r lib re s a los chicos, y como la casa e ra g ra n d ís im a y ten ía de­p a rta m en to s s in h a b ita r , no les fa lta b a n s itio s por donde m eterse y c u rio sea r a su s an ch as . P o r eso fué d e sc u b rir la tre ­m en d a cosa que déscubrie ron .

F u é C átaH na la que dió un d ía con el c u a r to secrfito. H a b ía u n a h ab itac ió n g u a rn e c id a to d a de m a d e ra , y a C a ta lin r se le ocurrió a ju s ta r u n o de los tablero®, que estaba u n poco despnendido. Al em p u ja r , se conoce que ap re tó a lg ú n re so rte ocu lto , y el ta b le ro cedió, descub riendo u n a p u e rta .

— ¡E duardo! ¡E duardo !—(gritó a su her- iTiano, que e s ta b a en la m ism a h a b i ta ­ción, pero en tre ten id o en o tra cosa—. ¡Mi. r a lo que h a y aquí!

—¡M agnífico!—exclam ó—. ¡V am os a ver adonde va estol

E d u a rd o e ra u n m uchacho decid ido , y ta n to él como su h e rm a n a se p ir ra b a n p o r la s a v e n tu ra s y los descubrim ien tos; a s í que e s tab an ya im p ac ien te s po r ver qué sa lía de .todd aquello.

L a p u e r ta d ab a a u n pasillo m u y estre- . cho y con m uy-poca , luz; ecliaron a d e la n ­te por él, y a poco tropezaron su s p ies oon u n obstácu lo . P ro n to vió E d u a rd o q u e e ra n unos escalones d e - p ie d r a ; ' co-' m en za ro n a sub ir. S ig u ie ro n la escalej.;a h a c ia la izq u ie rd a , a tien ta s , y cu an d o tro p ezaro n con u n a p u e rta , e m p u ja ro n y «q>areció an te ellos u n a h a b ita c ió n in m e n ­

sa, fres o 'c u a tro veces m-ás g ra n d e 'q u e la s h a b ita c io ­n es de a r r ib a . Todo e s ta ­lla p o lv o rien to y a b an d o ­n ad o . corno si n a d ie hu- h iera , p a sa d o p o r a llí d e s­de h a c ía m ucho tiernijo. H ab ía en !a h ab itac ió n tre s o c u a tro p u e rta s , y ra d a u n a d a b a a o tros tan to s corredores.

¡C u an ta sorpres-a, cuán- to d escu b rim ien to im p re ­visto! ¿Qué ir ía a s a l i r do toílo aquello? E d u a rd o y C a ta lin a s e g u a rd a ro n bien de d e c ir a n a d ie lo que h a b ía n en co n trad o ; q u en 'au conocer todo h a s la

el fin a n te s de d ecir n a d a , y p a ra eso h a ­c ían f a l ta v a rio s d ías. T odas Uis m a ñ a ­n a s , ,a la h o ra del ju eg o , ib a n a l cu a rto oculto , y cad a d ía t i r a b a n po r u n co rre ­do r d is tin to . N a d a n u e ­vo en co n tra ro n en los li.rimerofi; h ab ita c io n es v ac ías , y u;v:la m ás!P e ro u n a m a ñ a n a , en vez de la liah itación que h a b ía n eniconíradc o tra s veces, se m con- tra ro ii con un pasillo estrecho , m uy estreche y m p y oscuro.

T itu b ea ro n an te s de e n tr a r en él, ¡jorque te m ía n que fa ltíise el s i:elc (le p ro n to y p u ­d ie ran r a e r en un pozo o cosa asf; pero, a l fin, m a rc h a n d o c o n m u ':Uas p re c au c io ­nes, ex am in an d o a n te s con m u-

Todo aquello d eb ía llov.ar a l descobri- m ien to de algo im p o rta n te . -

L a cosa e ra b u sc a r y d a r iCon el sec re ­to, po rque si b u scab an b ien e ra in d u d a ­ble que a% o extraordinaiiLo enconlraii'^'an.

Y E d u a rd o y C a ta lin a lo e n co n tra ro n , en efecto. ¿Qué fué? Sólo un p ap e l. N a­d a m ás que u n p liego de p a p e l, a m a r i­lle n to y lleno de polvo, e sc rito todo él y a tad o con u n a c in ta ro ja .

E l encabezam iento-de-i escrito decía así:

U ltim a vo lu n ta d y te s ta m en to de Jorge E duardo Dunfí.eld.

Y luego, entj'e o tra s -c láusulas, e sta d ec la rac ió n im p o rtan te :

«D esheredo en ab so lu to a rrii sobriho E d u a rd o D unfie ld y a n u lo m is te s tam e n ­tos a n te r io re s a su fav o r, y a que él h a p re fe rid o seg u ir el cam in o del a rte , ca­m ino de bodiemia y desorden , en vez de h a ce rse u n homl)iie de provecho. Lego, pues, to d as m is p ro p ied ad es y b ienes a l

cho c u id ad o la s p a re d e s y el siüeto, fueirpn a v a n z a n d o h a s ­ta que d iv isa ro n u n a luz.

C u an d o n e g a ro n a e lla v ie ­ron u n a especie de c u ev a b a s ­ta n te confortab le , b ien a r r e ­g la d a , con m uebles y u n a v en tan a o cu lta por u n a e m ­p a lizad a , H ab ía en la h a ­b itac ió n u n a cóm oda, ^nia m esa de despacho, u n sillón, p lu m a y tin te ro . E l aspec­to del c u a r to in d ic a b a qu-s a lgu ien lo h a b ía u tiliz a d o en o tra s épocas.

p re s id en te de la R ep ú b lica h o la n d esa , a fin de que funde con su p ro d u c to u n a s e scu e las nacionales.»

E d u a rd o y C a ta lin a com prend ieron p ro n to la s te rr ib le s consecuencias que de aq u e lla d isposición se d ed u c ían p a ra ellos. Lo o cu rrid o e s tab a c laro : el tío Jo rg e h a ­b ía m u e rto de rep en te y h a b ía h e red ad o su so b rin o E d u a rd o , h e re d e ro leg ítim o a f a l ta de o tro s p a r ie n te s m á s d irectos; pe­ro esto h a b ía suced ido porque n ad ie es­ta b a e n te rad o de aq u e l dbcum ento.

E l conflicto, p u es, e ra te r r ib le y dejó a lo s dos m u ch ach ito s conaternados. Si d a ­b a n c u en ta del pap el en co n trad o volve­r í a n 'a la pob reza y co m en zarían a ¡uide- cer de nuevo.

¡Adióis tra je s , y go losinas, y juguete?, y el a p re n d e r ta n ta s cosas en los lib ros de e s to ju p as bellas que le s en señ ab a la ins­t i tu tr iz , y el ju z a r po r el ja r d ín en vi de e s ta r en aq u el c ia r lo tr is te y mi.®e- ra b le , s in a le g r ía y r.in sol.

—iM amá volV erá a s u f r ir co­m o a n te s—dijo C a ta lin a .

—Y' p a p á a p o nerse tr is te , por­que no p o d rá so sten e rn o s—a ñ a ­dió E d u ard o .

—T enem os que q u e m a r est p ap e l—d ecid iero n am bos a i fin.

P e ro no lo q u em aro n , s in em ­bargo . Se co n ten ta i’o n con g u a r­d arlo o tra vez y no d ecir u n a p a la b ra a nad ie .

A sí e s tu v ie ro n tre s sem uiias e n te ra s , con e l eecrp td te rr ib le escondido; p e ro c a d a vez les ¡»¿- s a b a m á s a q u e lla lucha , ha> ta que d ecid iero n a c a b a r con el to rm ento .

—Es p re fe rib le s e r pobrc.^ a e s ta r asi— dijeron .

Y’ se lo co n taro n todo a sus p a p á s y confesaron llo ran d o có­mo se h a b ía n callado p o r m ie­do a q u e ellos v o lv ie ran a pa­s a r la s a n g u s tia s 'd e an tes.

C uando te rm in a ro n de h a b la r , el p ad re leyó d e ten id am en te el

docum ento, se echó a re ir y dijo: —P equ eñ o s m íos, no h a y que

tem er lo m á s in in im o. M i tío E d u a rd o re g a ñ ó conm igo y dijo que m e d esh e red ab a , e n efek'to, crey.endo que yo m e ded icab a a p in ta r p o r s e g u ir u n a v id a des­o rd e n a d a y lib e rtin a ; pero c u a n ­do vió que tra b a ja b a en serio y que p a sa b a privaciiones s in re­

n e g a r de m i afición, se reconcilió conm i­go y m e dejó su fo r tu n a en u n testam en to p e rfec tam en te lejga.l. E síe -doc iunén to fué, s in d u d a , un o de Ids m uchos que h a r ía y que d e ja r ía luego olvidado, s in p re ­o cu p arse de rom perlo , pu esto que el ú l­tim o está en m i p o d e r-y m e n o m b ra a m í h e redero de s u s b ienes. Q uedaos t r a n ­q u ilo s, pues; y p o r . si a u n d u d a ra is , sabed que ei p re s id en te de la R ep 'úblic í h o la n d e sa no puede h e re d a r n a d a , por q u e y a n o h a y R ep ú b lica en H o lan d a .

Con esto, E d u a rd o y C a ta lin a volvieron a sei‘ fe lices y re n e g a ro n de ta n to s co rre ­d o res y c u a rto s escondidos.

Juan DE LAS VIÑASDibuios d o B a iit o i.o z z i.

Ayuntamiento de Madrid

Los Lunes de EL IMPARCIAL

-\ I

Vista de la feria madrileñade la plaza de la Cebada

t iv

Abanico del siglo XVIII. E.xpositor: ^1 duque de Alba.

La Sociedad E sp a ñ o la de A m jgos d e l Á rte h a ten id o el a c ie rto de e n c o n tra r re lo s ca rtag in e ses ; e l f íabe llum ro m an o p re s ta su fin a lid ad litú rg ic a a l cu lto cris-un idos en D. J o a q u ín E z q u e rra del B ay o 'a í^ in te lig e n te q o itc c io u is ta con la per- U ano, y to d av ía hoy, e n la s m á s g ra n d e s so lem n id ad es p a p a le s , a co m p añ a , a l

eona de d e p u rad o gusto . C onfiándole el en carg o d,e o rg a n iz a r u n a E xposición de El S o b eran o P ontífice cu an d o cerem on iosam en te es t ra n s p o r ta d o éste en la s illa ges-abanico en E spaña , h a sab id o el Sr. E z q u e rra re a l iz a r su com etido de m a n e ra ta l ta to r ia . D u ra n te la M o n arq u ía v is igoda no se acrecen tó su com ercio, y de s u usoque la E xposición p o r él d isp u es ta re s ú lta -u r ia ’ se rie d e exprosivás’ p á g in a s , en la s en la E sp a ñ a m u su lm a n a h a y u n a rriención e n el Códice de A zagra . S ig los an te scu a le s se nos p re se n ta la h is to r ia d ^ 'q ie r tá s épocas con -su adecüado c íirácter. O bjeto a l parecejr ta n írívo ló oomó el abanltTo, puede, sm - ’■ duda, a p o r ta r va liosos ele-nientos d e 'ju ic io p a r a conocer á fo n ­do lo q u e h a sido c u a lq u ie r m om ento del p asad o . C ostum ­bres, m odas, preocupacionies sociales,' -la; p a s ió n ex tre ­m osa de p a r tid o com en tan d o los ncon tec iin ien tos, etcé- ter;i, etc., todo ello v iene a q u e d a r rc íle jad o en el aba-' nico: a veces, en a m en a fo rm a de a r te . D esde el año 1870, que el M useo de S o u th K en sing ton cele­bró la p r im e ra E xposición de aban icos, no lia h a ­bido pueb lo q u e no h a y a acep tad o la id ea , por el sen tid o h istó rico q u e e n c ie rra y a u n p o r d e te r­m in a d a s de riv acio n es in d u s tr ia le s . M as la p re n ­da que, con la m an tiU a y la p e in eta , p re s ta s in ­g u la r re a lce a los e n ca n to s de Ja m u je r e sp añ o la ,Jio h a m erecido h a s ta ahcw’a e l h o n o r de ser es­tu d ia d a e n tre noso tros. J.^a Sociedad E sp a ñ o la <le Am igos del A rte, consc ien te de la e sca sís im a do­cum entación que la m a te r ia c u e n ta aq u í, h a t r a ­tado , pues, de rem ed ia r la fa lta . E ncom endando la s ta ie a s o rg a n iz a d o ra s y la la b o r de ca ta lo g ac ió n al Sr. E zq u e rra , re a lz a de* nuevo sus a n a le s y a l a p a r beneficia la obra de la c u l tu ra p a tr ia . G u ía p a r a com ­p re n d e r lo qu© en lín e a s g en era le s h a sido el a b a n ic o , en E sp a ñ a se h a lla rá , lo - r a á s ra z o n a d a q u e cabe, en el prólogo esorito p a r a la ed ición del ca tá logo i lu s tra d o p o r don Jo aq u ín E z q u e rra del B ayo. A l e je m p la r cu rio so o de in te ré s excep­cional, lo m ism o q u e a l d a to ex h u m ad o en a rch iv o s o b ib lio tecas , q que a la p ieza de m useo , acu d e el p ro lo g u is ta p a ra c o n s titu ir la d o c trin a de su bosquejo h istó rico , el cu a l com ienza p o r re c o rd a r que el O rien te fué la c u n a del ab an ico , y su s inven to res, lo s p rim ero s hom bres y m u ­je res que p a r a d e fenderse - d e l sol y re fre sca rse a p ro v e ch a ro n la s hoja.s

de lo to o de p lá-

de que s e ^ a d o p ta ra la fo rm a de b a n d e ra , que d ivu lgó I ta l ia , la vem os en E sp a ñ a . R ep resén tase en u n a a rq u e ta de m a rfil (pertenecien te a

la c a te d ra l de P am p lo n a ) e je c u ta d a el añ o 1005 en el ta lle r R ea l de C órdoba p a r a el h ijo de A im anzor. P a sem o s po r

a lto aq u e lla s cuestiones que se re fie ren a la fab ricac ió n dei' ab an ico en la s reg io n es a ra g o n e sa y v a le n c ia n a a

p a r t i r de la d éc iraa te rc ia c e n tu r ia . V entalles, abuiius y ab an ico s f ig u ra n en d iv e rsa s c lá u s u la s de in v en ­

ta rio s , m en cionados o descrito s, de p lu m a con m a n ­go de ébano y m e ta le s p reciosos; p leg ad o s, de p e r­g am in o p in tad o o terc iopelo con u n p ie corto ; de b a n d e ra o v e le ta , etc. C orresponde a P o r tu g a l y a E sp a ñ a ia p r io r id a d de los de c ie rre , tipo que lue­go copió I ta l ia y acabó p o r im p la n ta rs e en el les- to de E u ro p a . Con el ad v en im ien to a l tro n o iiis- p an o de los B orbones e n t r a u n a a v a la n c h a de ab an ico s franceses. «U nos m odestos, o tro s de v a ­

r i l la je riq u ísim o , todos e s tá n llenos de a su n to s m ito lóg icos o de la h is to r ia g rie g a y ro m a n a ; a l irs e m a rc a n d o el s ig lo X V III, y a h a r to s de so lem ­

n id a d y p o m p a oficial, em p iezan ia s e sc e n a s de fies­ta s g a la n te s , Jas p a re ja s am o ro sas , lo s p ro p ó sito s l i ­

geros y a ra to s lib e rtin o s . S us in té rp re te s s ig u en la es­c u e la de W a tte a u , L a n c re t y Bouche-r y m a n e ja n la

«gouache» con so ltu ra , d e ja n d o los p u n te a d o s p a r a lo s i ta ­lian o s , a m a n te s de la tra d ic ió n . L os v a r il la je s se h a c ía n en

F ra n c ia ; p e ro los mejo-res v e n ían d e C h in a y e l Jap ó n , y en ellos se m o n ta b a n la s te la s escogidas.» A r tis ta s n a c io n a le s y e x tra n je ro s cu l­tiv a n el ailte del aban ico e n el s ig lo X V III. B ajo l a p ro tección de FIo- r id a b la n c a a s ié n ta se en M ad rid n n fran cés , m o n s ie u r P ro s t, cuya C asa su rtió a l púb lico de c jia n ta s o lases se conocían . A l p o p u la r iz a rse , os- té n ta n lo -en V alen c ia y C a ta lu ñ a devotos q u e a s is te n a la s p rocesiones

j e l ig io s a s , Ue-

“Los amores de Venus y Marte”. Nápoles, 1 7 5 1 . Por la de­licadeza y gracia de la composición, es una verdadera joya.

Expositora: Ja marquesa de Urquijo.

ta ñ o , de ju n co o üe p a l m e r a . E l E g ip to , la In d ia ,

i la C h ina y el Ja- }jún n o s ivan legado ab u n ­d a n te s te stim on ios de su em ­pleo: ql ab an ico , el qu itaso l y el e sp an tam o scas en ca r­n a b a n los a tr ib u to s de lo rea leza . Con los m ercad eres fenicios p e n e tra en n u estro suelo el uso d e l abanico, m e rc an c ía tra íd o de la In ­d ia y d e C hina. C ontribuyen a su d ifu sió n los g riegos y

Abanico plegable. Fin del siglo XVIII. Exposito­ra: Señora de Puncel.

gán d o se a u t i l i ­za rlo como a d o r­n o en la s ande. 5

de la s im ágenes. E n C a la ñ a s , p ro v in c ia de H u e lv a , se d iscu rre h a c e r el de c añ a , in se p a ra b le de ho m ­b re s y m u ja re s en la s co- r i 'id a s de toros. A ra íz del te rrem o to qu.e casi d esli’uyó a L isb o a en 1755, la in v en ­tiva ' del pueb lo co m en ta el caso en ab an ico s llam ad o s d e l tem b lor y en el b a ile del terrem oto . U n a h o ja de ro-

“Los grados de la vida: E l ainor es de toda edad”. País de abanico puesto en el Indice por la Inquisición.

Año 18 0 6 . (Archivo Histórico Nacional.)

Ayuntamiento de Madrid

Los Lunes de EL IMPARCIAL

i i m.TMce p u b lic a d a en Sevilla el año 17!56 nos h a b la de c ie rta s e ñ o ra que acud ió * a la tie n d a de u n ab an iq u e ro p id iendo un ab an ico del teuiblor; a la re sp u es ta del com ercian te en se ñ á n d o la un ci'ucifijo se desn iayó la dama.. La m o ra le ja es de fino sab o r an d alu z .

L a s m o d as f ra n c e sa s en los tra je s de m u je r se tra n s fo rm a ro n con su m a fa ­cilidad desde el com ienzo del re in a d o de L uis XVI h a s ta la abd icación de la

'C o ro n a e sp a ñ o la en B ayona . E l ab an ico fo rzo sam en te h a b ía de aco m o d arse a sem e jan te s m u d a n za s , cam biando , en a rm o n ía con la s m odas, de ta m a ñ o y de­corado. L a s id e a s e m a n a d a s de la R evolución íia n c e sa su sc ita n en E sp a ñ a ¡oda su e r te d e recelos. E v ítase por c u an to s m ed ios se a lca n z an la p ro p a g a n d a revo- lu o io n a ria . E l a b an ico se convierte en veh ícu lo de los nuevos tiem pos, y en ese respecto es perseg u id o : la Inq u is ic ió n lo sec u e s tra y condena.

L a C orte d e M aría L u isa as la del abanico . N o h a y d a m a que no lo luzca; cl m odelo su e le ser de m esa re v u e lta , p in ta d a en c a b r itil la o p ap e l, e l asu n to , pom peyano, o te m a s de toros. El Dos de M ayo y la g u e r ra de la In d ep en d en ­

c ia se .rom ancearon en el ab an ico ; a s im ism o -la v u e lta de F e rn a n d o e l Deseado o la ju r a de la C onstitución . El a b an ic o c ris tin o , <le hueso o n á c a r , con p a í­ses de pap el p in tad o o g rabado , tra sc ie n d e la s escc'nas ro m á n tic a s y 1os si­tu ac io n es m ás salicntics de la s ó[)eras ro s s in ia n a s en boga.

A banicos sin poesía, hueca paro d ia de los m agníficos que p ro d u jo F ra n c ia en los re in ad o s de L u is XIV, Luis XV y L uis XVI, son los Isabelinos. Al ladq de ta n ta p ro sa tr iu n fa el e-xolisino chino y jap o n és , de in co n fu n d ib le y p in to ­resco encan to . F il ip in a s nos h.* env ía, en e.spléndida se rie de ab an ico s , ju n io con o tnas m u e s tra s del' O riente. Pérez G aldós, en sti F o r tu n a ta y Jacin ta , nos re ­c re a rá en sa lzan d o Jas bellezas de eslo a r te o p u len to y colorístico .

D espués, la in d u s tr ia m a ta o a n u la ia c reac ió n p erso n a l. Confiem os, no ubs- ta rite , -en el ren ac im ien to del aban ico . Sin d u d a , c o n tr ib u irá a s u dígnificacióni la E xposición q u e la Sociedad E sp a ñ o la de Am igos del Ai te, h a a b ie r to con la u ­d a b le s propósitos.

Angel VEGUC Y GOLDONI.

oaoDooaooaaaooQoaooooooaooaoDQOOooaooaoDaooocconoDaoDoaoaoDOQooooaaooooaoDooooDoaoooeDaooooaoDDSBOODOooDODOooooDoeooooooDDa3noaaoooooeo9ujooaaooooaoooooooooaoooeooeooeaooooeo

L E C T U R A S

Nietzsche a través de su epistolario

III

A n t e s de in d a g a r a tra v é s d.e sus c a r ta s la fo im ac ió n p le n a de la obra

a f irm a tiv a de N ietzsche, veam os el se n ti­do en que su n a c io n a lid a d influyó en él, como base de l a in flu en c ia rec ip ro ca que él p u d o e je rce r sobre s u n ac io n a lid ad . A hora , t r a s la g u e r ra f a ta l p a ra A lem a- n ia , la lección es v iv am en te p a té tica .

N ielzpche, /como S ch o p en h au e r, tw n o lodos los tem peram ento® g en ia les , fué un d iósarraigado. S u p r im e r im p u lso se e je r ­ció en el sen tido de la d is im u lac ió n re s ­pecto a l m edio. T en iendo a n te la visión interio-r u n a p a tr ia id e a l, o, m á s p-ro'pia- m enle, una fiUa ideal» es m uy d ifícil sia» tra e rse a la m ald ic ión pro fética co n tia la p a t r ia re a l y p resen te . E l hombi-e ex- cerpciional tiene s iem pre u n sepaíra.tisnm de e sp ir ilu que lo a is la de los dem ás. H ay un esc rú p u lo de p u re z a quo nos ob li­ga a m lv a r n u e s tra p a rtic ip ac ió n en l'a com m i bajeza deil g ru p o h u m an o en qtie vivim os inscritos. Y. por u n a inversión pa.radoxal, el p a trio tism o su p rem o sue.le co n sis tir en esa im precación a i r a d a cern­i r á la p a tr ia in m e d ia ta y tan g ib le p a ra a d a p ta r la v io len tam en te a la p a t r ia s o ­ñ a d a y le ja n a , de la cu a l no som os h ijos, sino padiies.

NietzsiMie. recién sa lid o de la v isión de la gueiTa. esc,ribe a G orsdorff, en T de noviem bre do IS70. «Abrigo la s m ayores p reocupaciones respecto a la m arch a de la civ ilización en los p róx im os tiem pos. iO ja lá no leTtgaraos que f'I'-gfi-'* ■'o'' e n o r­m es éxitos n ac io n a lo s con p e rd id a s en o tros sectores: m ino rac ión a la cual yo. p a r lo m enos, n o me re s ig n a ría ! Te d iré , en confianza, que la P ru a ia a c tu a l me p a ­rece un poder e x tra o rd in a ria m e n te p e li­groso pana 1.1 d v iliz a d ó n .» P ero en ju n io del año .«liguienle, en' p len a vict-orla. le escribe «N uestra m isión a le m a n a no ha te rm in ad o aúii. Existe todav ía el valor, y p i'ocisnm rjnte.é! v a lo r ai.eniá-n, que es algo m uy di'stiulo del élai-, de n u estro s vecinos, '.lignos de lástim a.»

Q uiero tra n sc r ib ir u n a p á g in a de Bran- dó3 n d a tiv a a N'íetzsche. la cu a l a d q u ie ­re boy una U im inosidad insospecJiada.

.cuan-do ¡o.« témií.no® de la v ic to ria y la o e rro ta se fien invertido , au n q u e perrna . nezcn. l.a nii.sma verdad fu n d am en ta l v h o n d ís im a: <iLa opin ión pública q u e n a que fuese la c iv ilización a le m a n a quien hubiese vencido a F ran c ia . Enton.ces se oyó u n a voz que decía : S u p o n g am o s que rea lm en te da-« c iv ilizac iones se h-aya.n m e ­dido. la una con tra la o tra ; eso no seri.a u n a uazón p a ra c o ro n a r la civ ilización v ictoriosa: sería p reciso conocer al m enos el v a lo r de lia v encida , y si este va lo r e ra inífi-.iiiñincante.'como se nos a firm a de Ja civilización fran cesa , el h o n o r de h a b e r la vencido n o s e r ía m uy g ran d e . M ás au n : on v an o se h a b la de u n a v ic to ria de la civ ilización a lem an a , porque la c iv iliza­ción fran cesa co n tin ú a , ex istien d o y los a lem an es p erm anecen b a jo su dep en d en ­

cia.. La discipii-na, Ja n a tu ra l b ra v u ra , la resi-steñcia, la su p e r io rid a d de los jefes, la obediencia de los soldad-os, e lem entos que n a d a tienen q u e v e r con la c iv iliza ­ción, h a ji pr->porcíOinada, a A le tnan ia la v ic to ria . P e ro ad em ás, y sob re todo, la c iv ilización a le m a n a n o h a ob ten ido v ic ­to r ia , p o r l a razón su p re m a de que h a s ta aq u í A le m a n ia n o posee n a d a que pueda s e r llam ad o civilizacjóni...

)>Aníe todo ,’ la c iv ilizac ión se raa,nifie«s- ta b a jo la fo rm a de u n id ad de estilo a tra v é s de to d a s la s m anifestacioneisi de la v id a de 'tm a n ac ió n . In v e rsam en te , él hecho dd h a b e r a p ren d id o y de sab e r m ur ch as cosas no co n stitu y e n i un m edio ne- ctelsario p a r a a lc a n z a r u n a civillización v e rd ad e ra , n i un s igno th'- c iv ilización , este hecho es com patib le con la b a rb a rie , esto es, co>n la a u se n c ia de todo estilo o co'ii la m ezcla in fo rm e de todos los e s ti­los. E n u n a p a la b ra : con u n a c iv ilización a d v en tic ia no se puede s u je ta r a n in g ú n enem igo, y sob re todo a uti enem igo que, como el francés, poisea h ace m ucho tiem ­po u n a civ ilización v e rd a d e ra y fecunda, sea cu a l s e a el v a lo r q u e se ie conceda. Y con este m otivo c ita N ie tzsche’ u n a s p a la b ra s de Goethe a E cb erm an n : «Nos­o tros, a lem an es, so m o s 'd e ayen. C ie rta ­m ente , n u estro tra b a jo c iv ilizad o r h a sido in tenso desde hace u n o s oien añ o s; pero p o d rían tm iy b ien p a s a r dos o tre s sig los a n te s que h a y a p e n e trad o on nueeitros o o m p a trio ta s b a s ta n te ingen io y c iv ili­zación su p e rio r p a ra que p u ed a decirse que e s tá n sep a ra d o s de la b a rb a r ie por un tra n sc u rso considerab le .»

» P e ro — c o n tin ú a d ic iendo B ran d és— N ietzsche cree que el tiem po de la s c iv i­lizaciones n a c io n a le s h a pasado , y no está lejos el m om ento en que no se hab lará , m-as que de u n a civ ilización eu ro p ea , o am ericano-euroip-ea, so la y ú n ica . Desde a h o ra , los hom bres avanzado® de todos IOS p a íses se c o n s id e ra rá n oomo europec¡s. como com ipatriotas, en cierto m odo como a liad o s, y el -siglo XX nos h a r á a s is tir i u n a lucha po r Sa heg em o n ía sob re el m u n ­do. Y entonces, cu an d o , al s a l i r de esa g uex ra , un h u ra c á n d e v a s ta d o r y n iv e la ­d o r h a b r á b a r r id o la s v an id ad e s nac io n a- les, ¿qué q u e d a rá en pie?... A los dijos de Nielzschi), la d e sg rac ia c a p ita l de u n pa ís no consiste en carecer de c iv ilizac ió n ver. d ad o ra , u n a y a is tem a lizad a , sino en c reerse c iv ilizado sin serlo . Y, volviendo los o jos a A lem an ia , 'se p re g u n ta cómo puede ex p licarse el co n tra s te v iv ís im o en ­tre la fa lta de civilizació.n v e rd a d e ra y la convicción sa tis fe c h a de poseer la ú n ica a u té n tic a ; y encuem tra la re sp u es ta en la llegada, a l poder de u n a c lase de h o m ­b res q u e a in g ú n ©igio p recedente lia co­nocido y que en 18'<3 designó con el n o m ­bre de Filisteos de la cu llura ... E sto no es s iq u ie ra c iv ilización m a la ; es b a rb a rie só lid am en te a tr in c h e ra d a .»

La m ism a a n im a d v ers ió n an o tam o s en el Epistolario. E scribe N ietzsche a Rohde en los d ia s do la g u e rra ; «H ay que reg e ­n e ra r ei e sp ír itu g e rm a n o y d e s tru ir lo que h a s ta a h o ra se h a llam ad o cu ltu ra ."

¿Hubo en lae volubilüdades de su in s is ­tencia sobre su o rig en po laco u n m otivo m ás de an tigenm anism o? E se recuerdo

p a rece u n se n tim en ta l. «Hayaqu í m u chos p o laco s — escribe a P e te r G ast en agosto de ISSO dcisde M.aríenba-d—, y, cosa m arav illo sa , lodcte m e tienen por un c o m p a trio ta , m e d irigen sa lu d o s en su idíorm i y n o m e creen cu an d o m e doy a conocer c-amo c iu d ad a n o suizo. Es de raza polaca; pero Dios sabe hacia dónde habrá vuelto ei corazón, d ijo uno, todo tu rb a d o , al despedirse.»

«¿Cómo es posib le leer un lib ro a lem án? —p re g u n ta b a a fines de 1882 a E n riq u e de S te in —. W a g n e r d ijo u n a vez q u e yo cnciribía en la tín y no en a lem án , cosa que es v e rd ad , y que a d em ás su en a m u y b ien en mi® oídos. Yo n o p u ed o te n e r p a ra oon todo lo a lem án m a s que u n cieirto i n ­te ré s ex terio r, p u e s si consideira u s te d mi n o m b re v e rá , seg u ram en te , m i o rigen po­laco. E n efecto; m is a n te p a sa d o s fneroin nob les de diolia iiiaciionalidad, y to d av ía la m a d re de m i ab u e lo peirtenecía a ella. H e hecho die m i sem igeT m anism o u n a v ir­tu d y m e esfuerzo en d o m in a j’ ©1 a r te del id io m a g e rm an o m á s de lo q u e es posible a u n a lem án ,»

E l proceso de e sa d is tan c iac ió n en tre su inídiividnalidad y s u ra z a llegó a l ex trem o de re n e g a r del m aes tro de su ju v en tu d en a lg u n a in -c rep ad ó n v io len ta í «Etetos dín.s h!e -estado ho jean d o a S ch o p en h au e r—dice a M alw id a de M eysenbulg, desde Niza, y» en febrero de 1884—. ¡Ah, q u é h a r to estoy de e s ta bétUe a üem ande! E stropea todas Jas cosa© g ran d es . ¡H asta el pesim ism o!» Y en m ay o de 1887, desde C h u r (Suiza), lo. escribe: «¡O jalá p u d ie ra ir a V ersallest V enero el círoulio de ho m b res que allí ha de re u n irse , pues, o rig in a l confesión en un a le m á n , sólo con los fran ceses y los rusos m e sien to em pa-rentarlo d en tro de la .Europa a c tu a l. E n cam bio, rae en cu en tj’O e x trañ o e n .ab so lu to p a ra con m is ilu s tra - diOB co m p atrio ta s , q u e todo lo ju zg a ji a trav é s d e l p rin c ip io ¡A lem ania , A lem ania sobre todo!»

«Los a lem an e s—escribe, en fin. a O ven beck, desde T u r in , en oc tu b re de 1888, ya cerca dei esta llido fin a l—, é sa ra z a ir r e s ­po n sab le que tiene sobre -su conciencia to d as las g ran d es to rpezas co n tra la civi- líz-aición y que en todos los mom-ento-s de- cisivo-s estaba p en san d o en otra cosa (aaf, en tiem po del RG nacim iento, la R eform a; la filosofía k a n tia n a , cuando en F ra n c ia e In iglatenra se hab-ia a lcan zad o el mét-o- dc científico; la g u e rra de la i-ndependen- oia, cu an d o su rg ió N 2,poJeón, que h a s ta en tonces h ab iá sido lo b a s ta n te fu e rte p a ­ra. llev a r a- cabo la uni-;lad po lítica y eco­nóm ica de Europa)^ e.sa ra z a tiene a h o ra eu la cabeza eí Iriipeño, rec ru d escen c ia del a tom ism o de la c iv ilización , en un m om ento en que po r prím er^i vez ,®e p lan - (ca la g’rá n cu-csllón i!e lo-s valores. N un­ca h a hpJjido en la nislO!*ia un m om ento m ás im portan te .»

E n el a r tic u lo p róxim o verem os como de esa divensificación con la ra z a y el m edio su rg ió u u a de la s m áa fu e rtes indi- v id u a iid a tlc .<5 que h a y a producido la se­lección h u m a n a ; y cV>mo. a posar de ello, u n a com penotracJón en tre cl hom bre ex- cepcional y su raza h a b rá q uedado , vi­v ien te V a lecc ionadora , p a ra el parx-enlr,

Gabriel ALOMAR

RECUERDOS DE LISBOA

Cómo vivía y era Oliveira Martins

No hatee m ucho tiem po se inaugux ii u n a lá p id a e n la c a sa donde m oró el

g ra n h is to r ia d o r lu s ita n o O liv e ira M ar­tin a ... y yo ,voy a evocar i a im presión q u e m e p ro d u jo el m elan có lico rincón de L isboa donde está la c q sa m o d esta , bu- n iild ís im a finca de vecindad , en que viviói y labo ró in fa tig ab lem en te e l p o líg ra fo a d m ira b le , el econom ista sa lv a d o r de la H a c ie n d a p o rtu g u esa , el h is to r ia d o r e s tu ­pendo del P o rtu g a l contem poráneo, el e tn ó g ra fo de la H istoria da c iv i l isa íaá ibérica, el n o v e lis ta evocador de Phcebus Moniz. .

’AlIi m o ra a c tu a lm e n te su d is tin g u id a v iu d a , la excelen tísim a señ o ra d o ñ a Vic­to r ia de O liveira M artin s, la que fuó co m p añ era ab n eg a d a y creyetite del g ra n p o líg rafo , que s iem pre le acom pa­ñó en su s lucha.s y en su s decaiin ien- tos; la ©©posa m odesta y joíscurecida, p e ro .cu ltis iina y e jem p la r, que h a que­r id o co n serv ar in tac to el g ab inete de tra b a jo del g ra n d e liom bre; la m u je r a d ­m ira b le a qu ien A nthero de Q iienla) de­dicó u n o de su s m ejo res scntelos...

E stam o s cji u n a de la s calles m ás tí­p icas de la v ie ja L isboa P a r a i r desdé los barrio .s nuevos, desde la A venida a Ja A cadem ia R e a l de C iencias, en la R ú a do A rco a Jesús, se tre p a cu el e lev ad o r da Gloria, que d e ja en el bello y m elancó lico ja rd ín de S an P ed ro do A lc á n ta ra , u no de los m ás delic iosos r in ­cones del m undo p a ra ver y p u ra so­ñ a r..,

D esde a llí se o tea toda l a p a r te ot ten- ta l de L isboa, Ja L isboa o r ie n ta l de la a rc a ic a d iv isión e n tre el A rzobispo y el P a t r i a r c a de la s lu d ia s . E s u n a p ers­p ec tiv a ad m irab le , rincó-n callado y tra n q u ilo , som breado po r á rb o le s de cli­m a m e rid io n a l, á rb o le s v a sto s y ru m o ­rosos; un ja rd ín quieto y du lce de c iu ­d ad tro p ica l...

E n tra s e luego a ia R ú a del G rem io L usitano— c;aserón cerrad o é im p e n e tra ­b le q u e d a nom bre a la calle, con p ro ­fusión de -astas de b a n d e ra — , y luego p ro ­síguese p o r ia T rav essa dos Ing lez inhos, d e jan d o a un lad o dos o tre s caUes tra n sv e rsa le s del b a rr io a lto y v in iendo a p a r a r a. la m elancó lica p lazo le ta quo fo rm a la ig le s ia de Sao P ed ro o Sao P a u lo .. A un lad o queda la R ú a i.uz S o riano ; y lenfrente de la ig le s ia , con su fa c h ad a a n a r a n ja d a , la R iia dos C acta- nos, dopde e stá el edificio riel Con.ser- va to rio de M úsica, casiTÓn n o b ilia rio con a ire can sad o y v iejo ... P e ro yo, in s­tin tiv am en te , con esa s.'pecie d©. o lfa to que g:ii:i ol v ia je ro en u n a d u d a d ex ­tra ñ a , descieivio po r ia Calenda dos Cactnnos. Es o:-te un b a rr io de irad 'c io i! ll íc ru f ia ; en !ft Calende o en ia Una vivió casi toda su vida R am alh o O rli- coo, ol v ib ran te a u to r de (.as Farpas,

Ayuntamiento de Madrid

Los Lunes de EL IMPARCIAL

la m a y o r fuerza sa t í r ic a que h a tenido P o r tu g a l en el sig lo XIX...

Y aqu í, en e s ta c a lz a d a que a lio ra piso, vivió y m urió , en u n a c a sa m odes­ta , casi e sq u in a a la Tiua do Loureiro, el g lo rioso h is to r ia d o r p o rtu g u é s Olivei- ra M artina. Me detengo a n te la lá p id a que nesza la m em o ria del i lu s tro a u to r d© Historia de la civilización ibérica. Em o- ciouado, leo la lá p id a , que en té rm in o s sencillos—com o la v id a del filósofo—en­com ienda su recu erd o y la e je m p ia r id a d de sus v ir tu d es c ív icas a los c iu d ad an o s portugueses...

E ste fué a q u e l h o m b re a d m ira b le que alió a l p o d e r de evocación de u n Mi- chelet e l e stilo e leg an te y sobrio de u n Guizot, la g ra v e aspereza ib é ric a de u n D. P ra n tísc o M an u e l de M eló y e s a ca ­pacidad p a r a la s id e a s g e n e ra le s que es caTacterístiCít de u n T a in e ; este es el etnólogo que ..ha d e jad o o b ra ta n p ro ­funda como la H is to r ia de la civilización ibérica, el a r t i s ta p rod ig ioso que h a dado evocaciones h is tó r ic a s que tienen la fu e rza ro m an cesca de u n A gustín T hierry o de u n W a ito r S co tt en Pkoebiis Moniz o e n Os filhos de D o m Joao í ; este fes el e co n o m ista a u s te ro que Ija a b r i­llan tado con jo y a s l i te r a r ia s ” la h ó rr i- da y lú g u b re c ien c ia” , com o la lla m a b a C arlyle; este 65 el h is to r ia d o r a d m ira ­ble, único, que s ig u ien d o la s h u e lla s del g ra n H e rcu lan o escribió la H istoria de Portugal y de jó esos volúm ienes incom ­p a ra b le s p o r la evocación re a lis ta de las fig u ra s h is tó r ic a s y p o r el v igo r del estilo, a s í como p o r l a p a s ió n p a tr ió ti­ca, qu©i se t i tu la n P o rtu g a l con tem porá­

neo ... A spero fué a veces O liveira M ar- t in s .con ¿US co m p atrio ta s ; q u izás a lg u n o a u n le g u a rd e re n c o r p o r aqueU as im - p re c a d o n e s y a q u e lla s p ro fec ía s de p ro ­fe ta b íb lico q u e h izo n su pueblo . M as todo p u ed e p e rd o n á rse le , po rque am ó m ucho a su pueb lo ; y de él p o d r ía de­c irse lo él d ijo de D. P e d ro V: « P a ­re c ía u n m o n je so n ám b u lo ; pe ro la m o­cedad, la v irtu d , g ra b a d a s en s u rostro , g a n a b a n u n e n can to de m e lan co lía con ©sa p é rd id a de la s noches en v e la ... E l d ía , la luz del sol, la re a lid a d , lo s h o m ­b re s , todo en tonces .s,e le f ig u ra b a n u n sueño , u n a p e sa d illa tr is te , u n m a l sino ... C uan d o n o e r a fú n eb re e ra ep ig ra m á- tioo; p a re c ía le s u re in o .el p eo r de E u ­ropa.»

Así, p a rec ién d o le a O liveira M artin s su p a ís eX peo r de E uropa , t r a tó siem pre de c o rreg irle , con u n a a sp e re za que re ­cu e rd a la de n u e s tro C osta. De él es e s ta s ín te s is adm irab lie que re su m e la s i tu a ­ción in te rn a c io n a l de P o r tu g a l : ”¿M an- tiénenos, con todo, de p ie sólo e s ta p ro ­tección de In g la te r ra ? No, c iertam en te . N os defiende el d eso rd en d.e E sp a ñ a , p o r ta n to s la d o s sem e ja n te a l n u estro ; defiéndenos ©1 h a b e r a llí aquello m ism o que c o n stitu y e n u e s tro m a l o rgán ico : la fa l ta de a lm a o p en sam ien to conscien ­te en l a d irección del E s tad o . D efiénde­n o s tam b ién , v ag am en te , la h is to r ia de su s s ie te sig los ta n fu s tig a d o s p o r la re tó r ic a , con la le n g u a d iíe re n c iad a , con u n a d in a s tía , con u n C am oes, h a s ta con e l e s ta l la r de los cohetes y fra s e s en los p rim ero s de d ic iem bre ... T odo eso tien e su v a lo r , a u n q u e m u c h a s veces lo

p ie rd a p o r la . m a n ía de desp roporc io ­n a r lo todo, g rav e s ín to m a de n u e s tro ju ic io d e seq u ilib rad o .” Son e s ta s p a la ­b ra s del P o r tu g a l contem poráneo...

Los e sp añ o les hem os de ser, p o r doble m otivo, id ó la tra s a d m ira d o re s de Olivei- r a M artin s : p o r lo que él val© como figu­ra u n iv e rsa l y como p e rso n a lid a d p en in ­s u la r y p o r lo que n o s am ó... P o rq u e a su s do tes de econom isla y de h is to ria d o r, a su estilo scb c ia n o v a su, c ap ac id ad de p en sad o r, qu© son u n iv e rsa le s y que le p a ra n g o n a n con M ich^let, de qu ien tiene el poder m ágico de evocación; con T a in e , de qu ien recibió la ex ac titu d y el e sc rú p u lo científico, y con C arly le , do qu ien h a h e red ad o el á sp e ro p e sim is­mo, a u n ó en su e sp ír itu u n fervoroso am o r a E sp a ñ a , a la H isp a n ia m a ter , c re ad o ra de p u eb los y de ra z a s ...

A m or que b ien c la ram e n te m an ifestó en ocasiones d iv e rsas , a u n a costa de la im p o p u la r id a d e n s u p a tr ia . B ásten o s re c o rd a r com o p en h o r g ra tís im o de a d ­m irac ió n a n u e s tr a p a t r ia aq u e lla s p a ­la b ra s s in c e ra s y c ru d a s , in s c r ita s en el P o r tu g a l con tem poráneo a p ro p ó sito de la s p o lém icas su sc ita d a s p o r el lib ro La Iberia, d e D. S in ib a ld o de Mais, t r a d u ­c id a y p re fa c ia d a en la edición p o rtu - guiesa p o r e l g ra n o ra d o r, p o líg ra fo y tam b ién h isp an ó filo L a tin o Coelho: «A pa­recieron. g ra v e s fo lletos som bríos, p in ­ta n d o con s in c e rid a d o s in e jla la s am e­n a z a s in m in en te s . Y desper tar en el pueblo el odio a Castilla fu é o tra vez, como s iem pre ha sido, u n m ed io de h a ­cer oposición...»

Andrés GONZALEZ BLANCO

l e c t u r a sLa Novela L iteraria p u b lica En fa m i­

lia, do ,1. K. H u y sm an s, tra d u c id a al caste llano po r G e rm án Góm ez de la M a­ta, con e l respeto y l a puloritu*! que lia puesto en o t r a s vteirsitmes dol m irino au to r,

E?i fa m il ia e s u n a n o v e la casi n a tu ­ra lis ta , do Un pesim ism o ag u d o y re s ig ­nado , que -empieza p o r p a re c e r s a rc a s ­m o -y a c a b a p o r r e s u l ta r re n u n c iam ien ­to. E n un am b ien te de v u lg a rid a d e s se d e sa rro lla u n a m íin sa tra g e d ia psicoló­g ica que n o s cu en ta 'H uysm ans con ese es tilo isuyo u n poco a to in ic n ia d o , pero ta n lleno de re fin am ien to s y de so rp re ­sa s exquiisitas^

X

D on V icen te de P e re d a , l i te ra to ya ventajo.®amente conocido p o r o tra s pu­b licaciones, a c a b a de d a r a la e s ta m p a u n a n o v e la t i tu la d a Cenizas y leyen ­das, d ia lo g a d a en s u m a y o r p a r te coa fra se flú id a y g a la n a . E l a su n to tieno o r ig in a lid a d y em oción.

X

E l joven y c u lto e sc r ito r D. E m ilio M. M artín ez A m ador, a u to r de n o v e las ta a n o ta b le s como Vida m u e r ta y L a in q u ie ­tu d de am a r, a c a b a de p u b lic a r o tra m uy in te re sa n te , t i tu la d a L a som b ra trágica, u n trozo de la v id a m a d r ile ñ a fielmentei reflejado .

L a o b ra e s tá ed ifa 'da c.sm eradam ente p o r la C asa P ueyo .

AGUAS DELanálogas a las tan célebres de Spa, Bagneres de Bigorre,

Pyrmont, etc.Curan anemia, enfermedades por debilidad, propias de la mu­jer, y cuantas manifestaciones origina el agotamiento nervioso.

B ó v e d a (L -U G

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