LOS ESPÍRITUS DE LOS PROFETAS - sionwss.com

LOS ESPÍRITUSDE LOS PROFETAS

Jueves, 13 de mayo de 1999(Tercera actividad)

Huimanguillo, Tabasco, México

Es nuestra intención hacer una transcripción fiel yexactadeesteMensaje,talcomofuepredicado;por lotanto, cualquier error en este escrito es estrictamenteerrordeaudición,transcripcióne impresión,ynodebeinterpretarsecomoerroresdelMensaje. El texto contenido en esta conferencia puede serverificadoconlasgrabacionesdelaudioodelvideo. Este folleto debe ser usado solamente parapropósitospersonalesdeestudiohastaqueseapublicadoformalmente.

NOTA AL LECTOR

Notas

Dr. William Soto Santiago22

toca, le corresponde, el ministerio del séptimo milenio. “El Ángel de Jesús”. “El Señor Jesús ha enviado Su Ángel a todas las iglesias, para testificar las cosas que en el Día Postrero han de suceder”. Eso es el Ángel del Señor Jesucristo: ese espíritu de profeta enviado a la Iglesia de Jesucristo en carne humana en el Día Postrero; el mismo que le dio a Juan la revelación apocalíptica, para darnos a conocer a nosotros el significado de esas profecías apocalípticas correspondientes a este tiempo final. “El Ángel de Jesús”. [Entonan el cántico “El Ángel de Jesús”, el cual termina de la siguiente manera: “Levántate y resplandece, porque ha rayado ya tu Luz, es la gloria de Jesús en un nuevo Día…”. –Editor] En un nuevo día de edad: la Edad de la Piedra Angular, y en nuevo día dispensacional: la Dispensación del Reino, y en un nuevo día milenial: el séptimo milenio. Y ahora, nosotros seguimos a nuestro amado Señor Jesucristo, nuestro Salvador, el cual envía Su Ángel para dar testimonio de estas cosas en las iglesias, con lo cual nos acerca más a Cristo, para seguir a Cristo todos los días de nuestra vida y entender mucho mejor Su Programa para este tiempo final. Que Dios les bendiga, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. “LOS ESPÍRITUS DE LOS PROFETAS”.

LOS ESPÍRITUS DE LOS PROFETAS

Dr. William Soto SantiagoJueves, 13 de mayo de 1999

(Tercera actividad)Huimanguillo, Tabasco, México

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio y bendición

grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo en esta noche de dedicación de este lugar. Para lo cual quiero leer en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6; vamos a leer también Hebreos, capítulo 12, versos 22 al 24. Dice así, Hebreos, capítulo 12, verso 22 al 24: “… sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel”. Y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice: “Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el


Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. “LOS ESPÍRITUS DE LOS PROFETAS”. Ese es nuestro tema para esta ocasión. Conforme a la Escritura, Dios es el Dios de los espíritus de los profetas, de los cuales Dios habla a través de toda la Escritura. Siendo que Él es el Dios de los espíritus de los profetas, entonces necesitamos saber, conocer, ese misterio del Dios de los espíritus de los profetas, y de quiénes son y cuáles son y qué son los espíritus de los profetas. Cuando Dios creó al ser humano, Dios dice en el libro del Génesis, capítulo 1, verso 26 al 27, de la siguiente manera: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Aquí podemos notar que Dios dijo: “Hagamos al hombre (¿cómo?)…”: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Y luego en el verso 27 dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Y luego, más tarde, le daría la semejanza. La imagen de Dios es la teofanía, el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, llamado también “el Verbo”, que era con Dios y era Dios. Y conforme a ese cuerpo teofánico,

Los espíritus de Los profetas 21

aquí, pues sigue viviendo en su cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Ese es un espíritu de profeta, pues en ese espíritu de profeta sigue viviendo el alma de ese profeta; como también el alma de cada una de las personas que parten de aquí, pero que ya han nacido de nuevo, pues sigue viviendo —el alma de ellos— en ese espíritu teofánico de la sexta dimensión. Ahora, hemos llegado al tiempo final, y hemos visto este misterio para poder comprender claramente quién es el Ángel de Jesucristo: es un espíritu de profeta enviado a la Iglesia de Jesucristo en carne humana, en un redimido por la Sangre del Señor Jesucristo. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de LOS ESPÍRITUS DE LOS PROFETAS y del Dios de los espíritus de los profetas; y del Ángel de Jesucristo enviado por nuestro amado Señor Jesucristo para dar testimonio de estas cosas en las iglesias. Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto todos seamos transformados, juntamente con los muertos en Cristo cuando sean resucitados, y seamos todos llevados a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre celestial. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. “El Ángel de Jesús”. Ese es el himno que él trae; pues es que hemos estado hablando de los espíritus de los profetas, y el Ángel de Jesús es el espíritu de profeta que es enviado en este Día Postrero; o sea que es el último espíritu de profeta que Dios enviaría a la Tierra, a Su Iglesia, en este Día Postrero. Y ese espíritu de profeta es el que ministrará también durante el Reino Milenial; le


Y ahora, los espíritus de los profetas son esos cuerpos teofánicos de la sexta dimensión que tienen los profetas, y que operan esos ministerios en el tiempo en que Dios los envía; y son ángeles ministradores, espíritus ministradores, espíritus teofánicos ministradores, enviados de parte de Dios; de la sexta dimensión vienen, y ellos obtienen la revelación divina en la sexta dimensión (también) y la traen acá; porque ellos pueden ver y escuchar en otras dimensiones, porque vienen con las dos consciencias juntas; y por consiguiente, pueden oír la Voz de Dios, ver visiones y obtener la revelación divina para el tiempo en que viven; porque esa es la forma en que viene la revelación de Dios para Su pueblo: es por medio de un espíritu de profeta enviado en cada edad y en cada dispensación. Y para el Día Postrero, Jesucristo envía un espíritu de profeta: Su Ángel Mensajero, en el Día Postrero, manifestado en carne humana; y será un redimido por la Sangre de Cristo, a través del cual estará operando ese espíritu teofánico, ese espíritu de profeta, en este tiempo final; el mismo espíritu de profeta que le dio a Juan la revelación apocalíptica aproximadamente dos mil años atrás. Ahora hemos visto lo que son LOS ESPÍRITUS DE LOS PROFETAS. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche dándoles testimonio de LOS ESPÍRITUS DE LOS PROFETAS, y dándoles testimonio que Dios es el Dios de los espíritus de los profetas. Cuando una persona parte de aquí y es un creyente en Cristo nacido de nuevo, pues sigue viviendo en su cuerpo teofánico, o sea, en su espíritu teofánico de la sexta dimensión. Y cuando un profeta termina su ministerio


que es llamado también “el Espíritu”, Dios primero creó al hombre conforme a Su imagen, o sea, hizo al ser humano espíritu primero; y eso es en la sexta dimensión, donde le dio un cuerpo de la sexta dimensión, un cuerpo angelical. Un cuerpo angelical es un espíritu. El mismo Jesús hablándonos en San Lucas, donde nos habla de lo que es un espíritu… Cuando Jesús resucitó, los discípulos estaban muy asustados… Vean, capítulo, de San Lucas, capítulo 24, verso 36 en adelante, cuando la noticia se había corrido y había llegado hasta los discípulos, de que Jesús había resucitado: “Mientras ellos aún hablaban de estas cosas…”. Pues ya les habían llegado noticias de María Magdalena y otras personas, y de los caminantes de Emaús, de que ya Jesús había resucitado y les había parecido a ellos: “Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo”. Porque un espíritu es un cuerpo teofánico de otra dimensión; y si es un espíritu de la sexta dimensión: es un cuerpo teofánico de la sexta dimensión. De esa dimensión es el cuerpo teofánico de Jesucristo, llamado “el Ángel de Jehová” o “Ángel del Pacto”; es un cuerpo angelical, pero de la sexta dimensión. Y un cuerpo angelical, de esa sexta dimensión, fue lo que Dios le hizo a Adán al principio, al comienzo.


Y también en San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, nos dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Leímos hasta el verso 4. Luego el verso 9, de este mismo capítulo 1 de San Juan, dice: “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo”. ¿Quién venía? El Verbo, que era con Dios y era Dios. Ese es el cuerpo teofánico de Dios: ese cuerpo angelical de Dios llamado el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, que es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo pero de otra dimensión. Y Dios estando en ese cuerpo teofánico Suyo, desde ahí creó todo el universo. Y un cuerpo como ese —teofánico— fue que Dios le hizo a Adán, y colocó el alma de Adán dentro de ese cuerpo teofánico; y luego, más tarde, le hizo un cuerpo de carne del polvo de la Tierra, y colocó a Adán dentro de ese cuerpo de carne: lo colocó con el cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Por lo tanto, era a imagen (cuerpo teofánico) y semejanza (la parte física), semejanza de Dios. Ahora, la semejanza de Dios fue vista cuando se hizo carne y habitó entre los seres humanos, conforme a este pasaje de San Juan, donde dice: “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.


profetas, surgen de Dios. Del cuerpo teofánico de Dios vienen los cuerpos teofánicos de los profetas, y también los cuerpos teofánicos de todos los hijos de Dios cuando obtienen el nuevo nacimiento; y esa es la imagen de Dios. Y ahora, hemos visto este misterio de LOS ESPÍRITUS DE LOS PROFETAS. Para este tiempo final tendríamos al espíritu de profeta más grande después de nuestro amado Señor Jesucristo. Es un espíritu de profeta dispensacional para ministrar la Palabra para una nueva dispensación: la Dispensación del Reino; y viene con un Mensaje dispensacional; y viene manifestado en carne humana en el Día Postrero, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, en un redimido por la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. “LOS ESPÍRITUS DE LOS PROFETAS”. El profeta Moisés en una ocasión dijo13: “Ojalá y todo el pueblo sea profeta”. Pues miren, eso es lo que Dios está haciendo al producir el nuevo nacimiento: está dándole a cada uno de los creyentes en Cristo que reciben Su Espíritu, le está dando un cuerpo teofánico, un espíritu teofánico de la sexta dimensión; y cuando escuchan la Palabra profética de Cristo por medio del Ángel Mensajero de Jesucristo en el Día Postrero, llega a lo profundo de su alma, y dicen: “Esto era lo que yo estaba esperando”. El Mensaje de un espíritu de profeta de la sexta dimensión se encuentra con personas que tienen espíritu de la sexta dimensión, el cuerpo teofánico, espíritu que han recibido de parte de Cristo, y no pueden rechazar la Palabra; no pueden rechazar la verdad divina correspondiente al tiempo final, como tampoco pudieron rechazar la Palabra Divina los escogidos de las edades pasadas.13 Números 11:29


delante de los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Y él (el ángel) me dijo: Mira que no lo hagas (ningún verdadero profeta recibiría adoración, o mensajero alguno): porque yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas, y con los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios’. Apocalipsis 22:8-9 107. Ahora, el Libro era tan importante, y es la Palabra de Dios. ¡Cuidado! Cuando la Palabra de Dios es revelada, tiene que ser traída por el profeta, porque solamente a él llega la Palabra de Dios”. Porque estos son espíritus ministradores, enviados por Dios para ministrar la Palabra a los herederos de salvación: al pueblo de Dios; en el Antiguo Testamento al pueblo hebreo y en el Nuevo Testamento a la Iglesia del Señor Jesucristo. Estos siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil son espíritus ministradores manifestados en carne humana, espíritus ministradores de la sexta dimensión, cuerpos teofánicos de la sexta dimensión enviados en carne humana en cada edad, manifestados ministrando la Palabra en cada edad. Y este Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, enviado a Juan el apóstol para darle la revelación del Apocalipsis; y luego enviado a Su Iglesia, a la Iglesia de Jesucristo, para darle testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto; es un espíritu de profeta, es un ángel mensajero, un espíritu teofánico de la sexta dimensión enviado a la Iglesia de Jesucristo en carne humana en el Día Postrero, para darle testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto. Y ahora, vean, Dios es el Dios de los espíritus de los profetas, porque de Dios vienen esos espíritus de los


En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron (o sea, el pueblo hebreo; vino a ellos, y ellos no lo recibieron). Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. Estos son los que creen en Cristo al recibirlo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo y reciben Su Espíritu Santo; y así obtienen la imagen de Dios, obtienen el cuerpo teofánico, un cuerpo angelical igual al cuerpo angelical de Jesucristo, igual a ese cuerpo teofánico angelical llamado el Ángel de Jehová. Y ahora, sigue diciendo: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…”. ¿Ve? El Verbo que era con Dios y era Dios, se hizo carne, se hizo hombre, y habitó en medio de los seres humanos, se vistió de un cuerpo de carne. Dentro de aquel cuerpo de carne llamado Jesús, estaba Dios con Su cuerpo teofánico, estaba Dios con ese cuerpo teofánico, esa teofanía. Esa imagen divina (visible, pero en otra dimensión) estaba dentro de esa semejanza humana, en la cual moró Dios en toda Su plenitud. Y Dios estaba en Cristo: Dios con Su cuerpo teofánico estaba en Cristo reconciliando al mundo1. Y ahora, por medio del nuevo nacimiento Él nos da un cuerpo teofánico, angelical, de la sexta dimensión, como Su cuerpo teofánico. ¿Y de dónde viene? Viene, de ese cuerpo teofánico de Dios viene nuestro cuerpo teofánico.1 2 Corintios 5:19


“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Y de ahí procede la vida para toda la Creación, y de ahí viene la vida para todos los hijos e hijas de Dios, porque en ese cuerpo es donde Dios habita, ese cuerpo de la sexta dimensión. Es el cuerpo visible de Dios de la sexta dimensión, es la imagen visible de Dios. Por eso es que en el Antiguo Testamento muchas personas dijeron que vieron a Dios, pero lo que habían visto era la imagen de Dios, el cuerpo teofánico de Dios; porque nadie jamás ha visto a Dios en Su esencia; o sea, el que estaba dentro de ese cuerpo teofánico, que era Dios, a ese nadie jamás lo había visto; pero habían visto el cuerpo teofánico de Dios, donde Dios estaba habitando. Es igual que ustedes y yo. Nos estamos viendo, pero solamente nos estamos viendo nuestro cuerpo físico; pero por cuanto nosotros somos almas vivientes, no nos estamos viendo, porque no nos podemos ver el alma. ¿Ven? Así también yo los veo a ustedes y ustedes me ven a mí, pero solamente la parte visible, que es nuestro cuerpo. Y así fue que vieron a Dios los santos del Antiguo Testamento, los profetas y muchas personas, y dijeron que vieron a Dios cara a cara2; pero lo que vieron fue el cuerpo teofánico de Dios, donde Dios estaba morando. Y luego en el Nuevo Testamento3 y también en el Antiguo Testamento dice que nadie jamás ha visto a Dios. Dios le dijo al profeta Moisés, cuando Moisés quiso ver la gloria de Dios y quiso ver a Dios, Dios le dijo4: “No me verá hombre y vivirá; por lo tanto, solamente verás

2 Génesis 32:30; Éxodo 33:11; Jueces 6:22, 13:223 San Juan 1:18, 1 Juan 4:124 Éxodo 33:20-23


Aquí podemos ver que es Cristo el que tiene el control, dirección y gobierno y autoridad sobre esos siete espíritus de Dios: siete ángeles mensajeros, y los siete espíritus teofánicos que operan en esos siete ángeles mensajeros. Y ahora, para este tiempo final, Jesucristo dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Eso es Apocalipsis 22, verso 16. Y Apocalipsis 22, verso 6, dice: “Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado Su Ángel, para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. ¿Y quién es ese Ángel Mensajero? El reverendo William Branham hablando de este Ángel Mensajero, en la página 301 del libro de Los Sellos dice: “106. Noten bien: En el tiempo cuando Dios iba a librar al mundo antes del diluvio, Él mandó un águila (o sea, un profeta: a Noé). Cuando decidió librar a Israel, también mandó un águila (¿A quién? A Moisés)”. Recuerden que cuando Dios manda un águila, eso es un profeta. “Cuando decidió librar a Israel, también mandó un águila. ¿No cree usted que cuando Juan estaba en la Isla de Patmos, este Mensaje era tan perfecto que aun no podía ser confiado a un ángel? Ahora, un ángel es un mensajero, pero ¿sabía usted que aquel mensajero era un profeta? ¿Lo creen? Vamos a probarlo. Veamos Apocalipsis 22:9 para ver si no fue un águila. Él era un ángel, un mensajero, pero era un profeta, el cual reveló a Juan completamente este libro de Apocalipsis. Ahora veamos lo que Juan vio: ‘Yo Juan soy el que ha oído y visto estas cosas. Y después que hube oído y visto, me postré para adorar


todos, excepto dos o tres que se nos han ido adelante; pero ellos volverán. Ellos se han ido adelante y están en el cuerpo teofánico viviendo en la sexta dimensión. Pero nosotros preferimos, en vez de ser desvestidos del cuerpo físico, preferimos ser revestidos12: ser transformados, y tener un cuerpo eterno y glorificado, y así nuestro cuerpo teofánico tener una casa física eterna y glorificada en la cual vivir; y nosotros vivir ahí con nuestro cuerpo teofánico, en el cuerpo físico y eterno; y ser así a imagen (el cuerpo teofánico) y semejanza (el cuerpo físico) de Jesucristo, a imagen y semejanza de Jesucristo. Ahora, hemos visto el misterio de LOS ESPÍRITUS DE LOS PROFETAS; y hemos visto que también los creyentes en Cristo reciben un espíritu de esa misma clase y de esa misma dimensión. Ahora, estos espíritus de los profetas son enviados de edad en edad y de dispensación en dispensación para ministrar la Palabra de Dios en el tiempo que les toca vivir. A ellos es hecha la Palabra: viene el cuerpo teofánico y se manifiesta en carne humana en ellos, y ellos reciben la revelación divina de Dios para el pueblo en el tiempo en que Dios los envía. Y ellos son la Palabra manifestada en carne humana para el tiempo en que ellos viven, porque ellos son nada menos que las personas donde está un espíritu teofánico de la sexta dimensión manifestado, ministrando a través de ellos. Y ahora vean cómo Cristo nos dice en el capítulo 3 del Apocalipsis (vamos a ver aquí), verso 1, dice: “Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto…”.12 2 Corintios 5:2-4


mis espaldas”. Iba a ver las espaldas de Dios, del cuerpo teofánico de Dios, de esa imagen de Dios, de esa teofanía de Dios. Y un cuerpo teofánico así es el que Cristo nos da cuando lo recibimos como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en Su Sangre y recibimos Su Espíritu Santo. Por eso es que el ser humano necesita nacer de nuevo, porque cuando nació por medio de sus padres terrenales obtuvo un cuerpo mortal, corruptible y temporal, y obtuvo también un espíritu del mundo, de la quinta dimensión, permitido por Dios. En la permisiva voluntad de Dios obtuvimos un cuerpo físico mortal, corruptible y temporal, y un espíritu del mundo. Y por eso se requiere el nuevo nacimiento, para obtener la imagen divina, ese cuerpo teofánico igual al cuerpo teofánico de Dios, por medio del nuevo nacimiento. Y luego, para el Día Postrero, obtener la imagen divina, y ser a imagen y semejanza de Jesucristo, y obtener así, en el Día Postrero, en adición a la imagen (que es el cuerpo teofánico), obtener la semejanza física, que es el cuerpo físico eterno y glorificado, igual al cuerpo de Jesucristo nuestro Salvador. Y ahora vean ustedes el por qué se requiere el nuevo nacimiento. Cuando nacimos por medio de nuestros padres terrenales, nacimos en el mundo y del mundo, y por lo tanto nacimos en el reino del enemigo de Dios. Y por eso es que Cristo dice que hay que recibirlo, creer en Él, recibirlo a Él, para poder ser libres, porque de otra forma no podemos ser libres; no podemos ser libres del reino del enemigo de Dios, del diablo, no podemos ser libres del mundo, sino que nos mantendríamos como esclavos; porque al nacer por medio


de nuestros padres terrenales hemos nacido en el mundo, el cual está bajo el control del enemigo. Pero Él nos ha trasladado del reino de las tinieblas al Reino de Luz de Jesucristo5, y nos ha sentado en lugares celestiales en Cristo Jesús, Señor nuestro6, nos ha dado un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y ahora hemos nacido como hijos e hijas de Dios. Ese es el nacimiento - el nuevo nacimiento, donde se nace como un hijo o como una hija de Dios. Pero cuando la persona nace aquí en la Tierra por medio de sus padres terrenales, no nació como un hijo de Dios o una hija de Dios: nació en el reino de las tinieblas y nació como un hijo del mundo; y por eso es que tiene un espíritu del mundo, y por eso necesita ser libertado. “Conoceréis la verdad (y la verdad es Cristo), y la verdad os hará libres, os libertará”7. Una liberación como la que Dios llevó a cabo con el pueblo hebreo allá en Egipto, realiza en el campo espiritual para sacarnos del Egipto espiritual, del reino de las tinieblas, del reino del diablo, y pasarnos a la tierra prometida del Reino de Dios (¿ven?); y darnos así el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, del Reino de Dios. Y ahora, esos espíritus teofánicos son de la sexta dimensión; y de esa clase de espíritus son los espíritus de los profetas, porque esa es la clase de espíritu de Jesucristo; esa es la clase de espíritu llamado el Ángel de Jehová que acampa en derredor de los que le temen y los defiende8; pero se hizo carne, y habitó en medio del pueblo hebreo,

5 Colosenses 1:13, 1 Pedro 2:96 Efesios 2:67 San Juan 8:328 Salmos 34:7


Rey de reyes y Señor de señores, sentado en el Trono de David, reinando como Hijo de David. Y ahora, podemos ver que todos los hijos e hijas de Dios, al recibir a Cristo como su Salvador y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, obtienen un cuerpo teofánico también. Por eso Jesús dijo, hablando de estos pequeñitos, representados en los niños, los cuales representan a los escogidos de Dios, a los miembros de la Iglesia de Jesucristo, dice que los ángeles de ellos “ven el rostro de mi Padre cada día”11. El ángel de ellos o los ángeles de ellos son los cuerpos teofánicos, esos cuerpos angelicales; y cada uno de ustedes tiene un cuerpo angelical y yo también. De ese cuerpo angelical, llamado el Ángel de Jehová, que acampa en derredor de los que le temen y los defiende, es que… Los que oraban por Pedro, cuando Pedro estaba preso, y fue libertado y tocó la puerta; y una joven llamada Rode fue a abrir; y de gozo, al ver que era Pedro, al saber que era Pedro, no abrió la puerta, y les dijo a todos los que estaban dentro: “¡Es Pedro!”; ellos decían: “Estás loca. No es Pedro. ¡Es su ángel!”, o sea, es su cuerpo teofánico. Y si ya había muerto Pedro, pues estaba en su cuerpo teofánico y les estaba apareciendo a ellos. Pero era Pedro; no era Pedro en su cuerpo teofánico, sino que era Pedro en su cuerpo de carne. Pero ahora Pedro está en su cuerpo teofánico, y los apóstoles; y también los cristianos de la antigüedad, de la Iglesia en su comienzo, y de las siete edades; y solamente de las siete edades, de la séptima edad, quedan algunos por ahí todavía. Y de la Edad de la Piedra Angular pues quedan 11 San Mateo 18:10


Y el cuerpo teofánico de Jesucristo es llamado el Ángel de Jehová en el Antiguo Testamento; y luego… Vean ustedes, aparecía en la forma de un ángel, de un hombre, un cuerpo angelical, pero también aparecía en la forma de una Columna de Fuego. Y ahora, Cristo en Espíritu Santo, vean ustedes, también ha aparecido en la forma de una Columna de Fuego: cuando le apareció a Saulo de Tarso, camino a Damasco, y fue convertido Saulo a Cristo9. Se le reveló a Saulo de Tarso. Saulo de Tarso, cuando vio esa Luz, desde la Luz una voz le dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. ¿Ven? Es un hombre el que está ahí, en esa Luz, hablando. “Dura cosa te es dar coces contra el aguijón”. Y Saulo dice: “¿Quién eres, Señor?”, o sea, Elohim. “¿Quién eres?”. Él sabía que era el mismo Ángel del Pacto, Ángel de Jehová, que le había aparecido al profeta Moisés en la zarza ardiente, y había libertado al pueblo hebreo. Y ahora esa Luz le dice: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”. El Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, le dice a Saulo de Tarso: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”. Y ahora está usando el nombre del velo de carne en el cual se había manifestado en toda Su plenitud y había llevado a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario; porque el Jehová del Antiguo Testamento es el Jesús del Nuevo Testamento. Por eso es que cuando dice: “En aquel día Jehová será uno, y uno será Su Nombre. Y Jehová será Rey en toda la Tierra”10, en el Nuevo Testamento eso es Jesucristo como 9 Hechos 9:1-510 Zacarías 14:9


y fue conocido por el nombre de Jesús. Ahí estaba ese espíritu teofánico de Dios llamado el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto. Y cuando se hizo carne llevó a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario por medio de ese cuerpo; Obra que había sido tipificada en el Antiguo Testamento en diferentes formas, pero ahora, con la Venida del Ángel del Pacto en carne humana, realizó todo lo que Él había representado en el Antiguo Testamento en tipos y figuras. Y ahora, de la misma clase de espíritu del Ángel de Jehová, ese cuerpo teofánico de la sexta dimensión, es que nosotros obtenemos al nacer de nuevo; y esa es la misma clase de espíritu que tienen los profetas de Dios: son de la sexta dimensión, son cuerpos teofánicos de la sexta dimensión. Y ahora vean ustedes, en Hebreos, capítulo 1, verso 7, dice: “Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, Y a sus ministros llama de fuego”. Y en el mismo capítulo 1, verso 14, dice: “¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?”. Esos espíritus ministradores son los profetas; son espíritus de profetas, que son enviados a la Tierra, al pueblo de Dios, para ministrarle la Palabra de Dios revelada para cada edad o para cada dispensación. Y de esa clase de espíritu teofánico de la sexta dimensión son estos siete espíritus aquí: Apocalipsis, capítulo 1, verso 4, dice: “Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono…”.


Y en Apocalipsis, capítulo 4, verso 5, dice: “Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios”. Y en el capítulo 5 de Apocalipsis, verso 6, dice: “Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra”. Estos siete espíritus de Dios enviados por toda la Tierra, son nada menos que las siete manifestaciones del Espíritu de Dios en los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil. En ellos se opera un espíritu teofánico de la sexta dimensión. Un espíritu ministerial de la sexta dimensión, un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, opera en cada uno de esos ángeles mensajeros. Son siete manifestaciones del Espíritu de Dios, en donde se operan esos siete espíritus de Dios enviados por toda la Tierra; de los cuales también encontramos que habló Dios por medio del profeta Zacarías en el capítulo 3, verso 9, y también en el capítulo 4. En el capítulo 3, verso 9, dice: “Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día”. Vean, esos siete ojos son estos mismos siete ojos del Cordero en Sus siete cuernos, que son los siete espíritus de Dios. Ojos representa videntes, profetas. Cuando habla de siete ojos, está hablando de siete videntes, de siete profetas, de siete mensajeros que Él enviará a la Tierra. Y cuando


habla de Sus Dos Ojos, está hablando de dos ministerios proféticos, que son Moisés y Elías, los Dos Olivos. Y ahora, en Zacarías, capítulo 4, verso 10, dice: “Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra”. Y esos siete espíritus teofánicos de los siete ángeles mensajeros, vean ustedes, son sus cuerpos teofánicos de la sexta dimensión; los cuales aparecieron en la nube que fue tomada en fotos en febrero 28 de 1963, cuando allá en Tucson, Arizona, el reverendo William Branham fue arrebatado con y por esos ángeles, y principalmente por uno de ellos; y fue llevado con ellos a esa nube formada por ángeles, a esta nube; la cual, si usted la torna hacia la derecha, encontrará que forma el rostro del Señor. Aquí están los siete ángeles de las siete edades de la Iglesia gentil en sus cuerpos teofánicos, y otro Ángel que es diferente a los demás, el cual también está en Su cuerpo teofánico, y ese Ángel es el que tiene el Séptimo Sello. Ese Ángel es diferente a los demás, y ese Ángel es el que en el Día Postrero tiene que venir manifestado por medio del Ángel Mensajero del Señor Jesucristo para el cumplimiento de todo el Programa contenido en el Séptimo Sello, para así cumplir todo ese Programa Divino del Séptimo Sello; y luego hacer Su Obra de Reclamo, Cristo, el Ángel del Pacto, hacer Su Obra de Reclamo el Ángel Fuerte que desciende del Cielo. Ahora, “LOS ESPÍRITUS DE LOS PROFETAS”, hemos visto que son los cuerpos teofánicos de los profetas, cuerpos teofánicos iguales al cuerpo teofánico de Jesucristo.

LOS ESPÍRITUS DE LOS PROFETAS - sionwss.com

Documents

Transcript of LOS ESPÍRITUS DE LOS PROFETAS - sionwss.com