Los Dialogos Perdidos de Aristoteles

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LOS DIALOGOS PERDIDOS:

La obra de Aristóteles que ha llegado hasta nosotros refleja parcialmente su labor intelectual. Al parecer, estos escritos, cuya transmisión constituye una apasionante historia, eran las notas de curso, las primeras redacciones, en las que se expresaban los resultados de las investigaciones de Aristóteles; en principio, no estaban destinados a la publicación. Eran como los cuadernos de bitácora de sus excursiones teóricas.

De los diálogos que, al estilo de Platón, publico, no se han conservado más que escasas referencias, y no bastas de hacerse una idea de estas obras. En el siglo I a.C; Andrónico de Rodas hizo la primera ordenación sistemática de los escritos aristotélicos. En estas obras, salvadas de la destrucción, se inicia un diálogo ininterrumpido con la historia posterior. Los auténticos diálogos de Aristóteles se perdieron, pero este impresionante monólogo del Corpus aristotelicum ha sido continuamente escuchado y asimilado en el desarrollo de la filosofía europea.

Los escritos de la edición de Andrónico van desde los tratados lógicos – las Categorías, los Analíticos, los Tópicos, etc.- hasta los de biología- Historia de los animales, Sobre la generación de los animales, Sobre las partes de los animales, etc.-; desde los libros sobre el comportamiento individual y social –como tres tratados de Ética, la Política- hasta los psicología- Sobre el alma, Sobre la memoria y la reminiscencia, Sobre la sensación y lo sensible-, desde los trabajos de teoría literaria- la Poética, la Retórica- hasta los estudias sobre la naturaleza- la Física, Sobre el cielo, Los Meteorológicos-.

Entre los libros destacan una serie de pequeños tratados, que Andrónico no supo en qué grupo situarlos y que, al fin, colocó como apéndice a los libros “físicos”. Estos “metafísicos”, por estar colocados “después de los físicos”, habrían de constituir, con el tiempo, un tipo especial de saber, desconocido por supuesto de Aristóteles. El hombre de “metafísica”, que tan sostenida fortuna iba a tener posteriormente, surgió tres siglos después de esos libros inclasificables, que trataban de los principios, las causas y las sustancias.

LENGUAJE Y MUNDO:

Al comienzo de la política, Aristóteles nos ofrece la famosa definición del hombre como “animal que tiene palabra”, que puede articular sonidos como significado; pero además nos dice que el hombre es un “animal político”, que vive en comunidad, y que su vivir tiene sentido por estar situado dentro de un marco concreto de convivencia con otros hombres. Estas páginas aristotélicas, en las que destaca el lenguaje como aquello que separa al hombre del animal, pone de manifiesto una característica importante del aristotelismo. Aristóteles hizo lenguaje toda una serie de experiencias, y tradujo en preposiciones griegas la lucha de la inteligencia humana por entender y asimilar el mundo. El Corpus aristotelicum, o sea, las 1.462 páginas que, en la edición de Bekker, forman las obras de Aristóteles, son el primer sistema conceptual en que se expreso la naturaleza, el hombre, la política, la vida animal, la estructura de las obras humanas, el arte, etc. Es cierto que los diálogos de Platón también hicieron lenguaje determinadas experiencias humanas, pero estas experiencias tenían el fondo una estructura retorica y literaria. Eran diálogo y por consiguiente, literatura. Pero Aristóteles manejo un campo mucho más amplio, en estrecho campo con el mundo objetivo. Este campo

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abarca desde las teorías más abstractas, que pretenden sintetizar este mundo, hasta la descripción de las alas de los insectos o del sistema digestivo de los cefalópodos.

Por eso, la imagen que de Aristóteles nos ha trasmitido la filosofía medieval y una buena parte de la filosofía moderna, es parcial y equívoca. La riqueza terminológica de Aristóteles, en el sentido de su lenguaje en el que tantas veces se trasluce y percibe la realidad, la naturaleza y el hombre concreto- se paralizo en la terminología latina. Esta terminología fue, desde luego, una gran creación, pero no tenía nada que ver con el espíritu de Aristóteles.

El estilo literario de Aristóteles presenta, además, un tono científico nuevo. Con los presocráticos, el lenguaje no describe, sino que afirma y casi predica. En Platón se dialoga, se buscan soluciones en común, no formuladas nunca de manera satisfactoria. Es un lenguaje dinámico, la comunicación inmediata, y que encuentra en los interlocutores del dialogo su confirmación más o menos provisional. Un cierto carácter de improvisación preside, por ello, la obra platónica. En Aristóteles, sin embargo, el lenguaje ya no es dialogo como un Platón, ni poema como en Parménides, sino que adquiere el carácter del lenguaje científico. Aristóteles describe hechos e informa, sin contar con la presencia de interlocutores inmediatos que pudieran hacer derivar, con sus ocurrencias, la lenta y silenciosa labor investigadora.