LONELY PLANET TRAVELLER

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Suiza es, por detrás de Japón y Noruega, uno de los países del mundo donde la autenticidad de sus tradicio- nes está mejor valorada. Es un ranking como cualquier otro, pero puede dar una idea del mimo con que se cuida en este rincón de Europa la cultura ancestral. Con la globalización y el auge del turismo, lo lógico es que el legado tradicional de los pueblos se vaya transformando en un catálogo más o menos artificioso, maquillado y falseado para que el visitante lo saboree mejor. En Suiza eso no ocurre. Y es que no hace falta. En poco más de 40.000 kilómetros cuadrados de superficie encontramos una auténtica amalgama de tradicio- nes, cada una de ellas aferrada a sus raíces y a su diversidad cultural, tanto en la zona germana como en la italiana o la francesa. En el Vallée de Joux, por ejemplo, se concentra la pericia de los relojeros del país. Más de 250 años de tradición artesanal que todavía hoy se mantiene intacta gracias a los pequeños ateliers independientes. A orillas del lago Ginebra, en localidades como Yverdon-les Bains o Concise, la gastronomía ocupa un lugar privile- giado, de ahí el especial mimo con el que se trata a sus vinos, quesos, chocolates y trufas. Ahora bien, si hay un lugar donde la tradición se mantiene especialmen- Tradición sin retoques Lonely Planet Traveller Enero 2014 22 ZONA DE EMBARQUE La jornada de trabajo toca a su fin en las montañas del cantón de Appenzell. El pastor se coloca el embudo de madera en la boca y hace la llamada para la plegaria de la tarde, una tradición religiosa que nace en época medieval y que sigue viva hoy. El valle está en calma, el rebaño recogido y es momento de dar gracias La artesanía gastronómica forma parte de la tradición suiza. El producto estrella es el queso, tanto de vaca como de cabra, pero no es la única delicatesen. Además del gruyer, el emmental o el ‘alpkäse’ alpino, los artesanos suizos trabajan también otros productos, como el chocolate o el vino Daniel Martorell es periodista, especializado en viajes y colaborador habitual de Lonely Planet Traveller Enero 2014 Lonely Planet Traveller 23 te pura es en las montañas de Appenzell. En sus valles alpinos se vive, aún hoy, conforme a los tiempos que marcan las estaciones y el ritmo de las vacas lecheras. El queso es aquí una religión; y el alpkäse, su marca de calidad. Lejos de los núcleos urbanos, la cultura más pura sigue formando parte del día a día de los suizos, donde artesanía y tradición gastronómica son intocables

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Z O N A D E E M B A R Q U EZ O N A D E E M B A R Q U E

Suiza es, por detrás de Japón y Noruega, uno de los países del mundo donde la autenticidad de sus tradicio-nes está mejor valorada. Es un ranking como cualquier otro, pero puede dar una idea del mimo con que se cuida en este rincón de Europa la cultura ancestral. Con la globalización y el auge del turismo, lo lógico es que el legado tradicional de los pueblos se vaya transformando en un catálogo más o menos artificioso, maquillado y

falseado para que el visitante lo saboree mejor. En Suiza eso no ocurre. Y es que no hace falta.

En poco más de 40.000 kilómetros cuadrados de superficie encontramos una auténtica amalgama de tradicio-nes, cada una de ellas aferrada a sus raíces y a su diversidad cultural, tanto en la zona germana como en la italiana o la francesa. En el Vallée de Joux, por ejemplo, se concentra la pericia de los relojeros del país. Más

de 250 años de tradición artesanal que todavía hoy se mantiene intacta gracias a los pequeños ateliers independientes. A orillas del lago Ginebra, en localidades como Yverdon-les Bains o Concise, la gastronomía ocupa un lugar privile-giado, de ahí el especial mimo con el que se trata a sus vinos, quesos, chocolates y trufas.

Ahora bien, si hay un lugar donde la tradición se mantiene especialmen-

Tradición sin retoques

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Z O N A D E E M B A R Q U E

La jornada de trabajo toca a su fin en las montañas del cantón de Appenzell. El pastor se coloca el embudo de madera en la boca y hace la llamada para la plegaria de la tarde, una tradición religiosa que nace en época medieval y que sigue viva hoy.

El valle está en calma, el rebaño recogido y es momento de dar gracias

La artesanía gastronómica forma parte de la tradición suiza. El producto estrella es el queso, tanto de vaca como de cabra, pero no es la única delicatesen. Además del gruyer, el emmental o el ‘alpkäse’ alpino, los artesanos suizos trabajan también

otros productos, como el chocolate o el vino

Daniel Martorell es periodista, especializado en viajes y colaborador habitual de Lonely Planet Traveller

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te pura es en las montañas de Appenzell. En sus valles alpinos se vive, aún hoy, conforme a los tiempos que marcan las estaciones y el ritmo de las vacas lecheras. El queso es aquí una religión; y el alpkäse, su marca de calidad.

Lejos de los núcleos urbanos, la cultura más pura sigue formando parte del día a día de los suizos, donde artesanía y tradición gastronómica son intocables

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Z O N A D E E M B A R Q U EZ O N A D E E M B A R Q U E

La música tiene un peso fundamental en la tradición suiza, en especial el ‘yodelling’. Hombres y mujeres, con las manos en los bolsillos, se agrupan para cantar en coro. El líder arranca la melodía con

una secuencia tonal determinada y después se van sumando el resto de voces de manera intuitiva y generando un ambiente mágico

IZQUIERDA La vida transcurre sin prisas en las zonas más rurales del país CENTRO El tren de Wasserauen tiene 40 años y aún sigue adentrándose cada día, a paso lento, en la región alpina

de Appenzell DERECHA Se cuida la tradición antigua y, sobre todo, se venera. Como en el Espace Horloger de Le Sentier, donde Christophe Adinolfi dirige este museo del reloj

La quesería de Hans y Daniela está en el valle del lago Seealpsee, a casi 1.200 metros de altura, en los Alpes. Durante el verano, la jornada arranca a las cinco

de la mañana: toca ordeñar y sacar al rebaño de los establos. La elaboración

del queso se alarga medio día, pero el cuidado del producto es constante

durante la fase de curado