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república es irreductiblemente distinto del domi- nio de un señor (corporativo o doméstico) resul- ta compatible con una filosofía política liberta- ria moderna e incluso contemporánea. Hernán Neira! Lo público, lo privado y lo doméstico en el Capitalismo tardío Summary: Habermas ' social philosophy doesn 't study deeply enough the dijference bet- ween private domes tic interests and private corpo- rative interests. This dijference is necessary for understanding the relations between the state and the private interest in our time, i. e., the time of la- te capitalism or postmodern capitalismo As Haber- mas suggests, the main caracteristic ofthis time is the bondage between the state and the civil so- ciety, but also the industrial creation of needs, so- mething that neither Marx neither his disciples forsaw. So far as the fruits of modernity do not consist only in the racionalisation of the state and ofthe private-corporative interests, and since the- se fruits also reach the private-domestic field, Aristotle 's assert that the goverment of a polis is dijferent from masters domination (corporative or domestic), is compatible with a libertarian po- litical philosophy, either modern or contemporary. Resumen: Lafilosofia social de Habermas no se plantea con suficiente claridad la diferencia entre intereses privados domésticos e intereses privados corporativos, diferencia esencial para comprender las relaciones entre Estado e interés privado en la época del capitalismo tardío. Estas se caracterizan por el entrelazamiento del Esta- do y la sociedad civil, como propone Habermas, pero tilmbién por la creación industrial de nece- sidades, situaciones que ni Marx ni sus seguido- res más inmediatos previeron. En la medida en que los frutos de la modernidad no se agotan en la racionalizacián del Estado y de lo privado- corporativo, sino que se extienden a lo privado- doméstico bajo la forma de ciertos derechos, la aclaración aristotélica de que el gobierno de una Aristóteles no puede concebir la política sin libertad, de modo que filosóficamente la libertad debe preceder al acontecimiento político para que tanto aquella como ésta puedan ser tales. De ese modo se diferencia radicalmente de Platón, para quien el orden correcto de la sociedad era mucho más importante que la libertad de quienes toman las decisiones y de aquellos sobre los que recaen. Aristóteles, junto con excluir a los escla- vos de la política, excluye la esclavitud de la po- lítica, haciendo de la política el dominio de la li- bertad. Ello lo logra mediante la distinción irre- ductible entre, por una parte, el tipo de autoridad propia del señor privado y doméstico; y por la otra, la que se tiene en la vida pública y política. En el libro primero de la Política se lee: "Resulta evidente que la autoridad de un señor sobre los esclavos no es la misma que la autoridad de un ma- gistrado sobre una república, ni son idénticas todas las formas de gobierno [... ] La forma de gobierno que se llama república controla a los hombres que por natura- leza son libres; la autoridad del señor controla a los que por naturaleza son esclavos [... ] El término "se- ñor", pues, connota la posesión, no de una determina- da rama del saber, sino de un determinado carácter, y de manera análoga también los términos "esclavo" y "libre" [... ] La ciencia del señor es la ciencia de em- plear los esclavos, ya que la función del señor no con- siste en adquirir esclavos, sino en emplearlos. Esta ciencia, sin embargo, no tiene ninguna importancia o dignidad particular'V . Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVI (90), 601-611, 1998

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república es irreductiblemente distinto del domi-nio de un señor (corporativo o doméstico) resul-ta compatible con una filosofía política liberta-ria moderna e incluso contemporánea.

Hernán Neira!

Lo público, lo privado y lo domésticoen el Capitalismo tardío

Summary: Habermas ' social philosophydoesn 't study deeply enough the dijference bet-ween private domes tic interests and private corpo-rative interests. This dijference is necessary forunderstanding the relations between the state andthe private interest in our time, i. e., the time of la-te capitalism or postmodern capitalismo As Haber-mas suggests, the main caracteristic ofthis time isthe bondage between the state and the civil so-ciety, but also the industrial creation of needs, so-mething that neither Marx neither his disciplesforsaw. So far as the fruits of modernity do notconsist only in the racionalisation of the state andofthe private-corporative interests, and since the-se fruits also reach the private-domestic field,Aristotle 's assert that the goverment of a polis isdijferent from masters domination (corporativeor domestic), is compatible with a libertarian po-litical philosophy, either modern or contemporary.

Resumen: Lafilosofia social de Habermas nose plantea con suficiente claridad la diferenciaentre intereses privados domésticos e interesesprivados corporativos, diferencia esencial paracomprender las relaciones entre Estado e interésprivado en la época del capitalismo tardío. Estasse caracterizan por el entrelazamiento del Esta-do y la sociedad civil, como propone Habermas,pero tilmbién por la creación industrial de nece-sidades, situaciones que ni Marx ni sus seguido-res más inmediatos previeron. En la medida enque los frutos de la modernidad no se agotan enla racionalizacián del Estado y de lo privado-corporativo, sino que se extienden a lo privado-doméstico bajo la forma de ciertos derechos, laaclaración aristotélica de que el gobierno de una

Aristóteles no puede concebir la política sinlibertad, de modo que filosóficamente la libertaddebe preceder al acontecimiento político paraque tanto aquella como ésta puedan ser tales. Deese modo se diferencia radicalmente de Platón,para quien el orden correcto de la sociedad eramucho más importante que la libertad de quienestoman las decisiones y de aquellos sobre los querecaen. Aristóteles, junto con excluir a los escla-vos de la política, excluye la esclavitud de la po-lítica, haciendo de la política el dominio de la li-bertad. Ello lo logra mediante la distinción irre-ductible entre, por una parte, el tipo de autoridadpropia del señor privado y doméstico; y por laotra, la que se tiene en la vida pública y política.En el libro primero de la Política se lee:

"Resulta evidente que la autoridad de un señor sobrelos esclavos no es la misma que la autoridad de un ma-gistrado sobre una república, ni son idénticas todas lasformas de gobierno [... ] La forma de gobierno que sellama república controla a los hombres que por natura-leza son libres; la autoridad del señor controla a losque por naturaleza son esclavos [... ] El término "se-ñor", pues, connota la posesión, no de una determina-da rama del saber, sino de un determinado carácter, yde manera análoga también los términos "esclavo" y"libre" [... ] La ciencia del señor es la ciencia de em-plear los esclavos, ya que la función del señor no con-siste en adquirir esclavos, sino en emplearlos. Estaciencia, sin embargo, no tiene ninguna importancia odignidad particular'V .

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVI (90), 601-611, 1998

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bre esclavos, pero en ningún caso se caracterizapor la libertad, por lo que nunca puede llegar a serpolítico, aunque bajo él se encuentren todos loshabitantes de un Estado. Lo político así perfiladocarece de relación con la cantidad de gobernanteso gobernados y se define por ser un dominio so-bre terceros que no anula la libertad de éstos y quelleva a la vida buena, lo que contribuye a la feli-cidad. La polis, qu.e ha de entenderse como uni-dad política y no sólo como conjunto urbano, :

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Más adelante encontramos:

"la vida de hombre libre es mejor que la vida de seño-río [... ] porque no hay nada especialmente digno en elhacer uso de un esclavo en cuanto esclavo, pues el darórdenes acerca de los quehaceres serviles no tiene na-da de nobleza [... ] sin embargo, pensar que todo go-biemo ejerce la autoridad del señor es un error, porquehay la misma diferencia entre gobernar hombres libresy gobernar esclavos, como la hay entre los hombresnaturalmente libres y los esclavos por naturaleza")

La ciencia relativa al gobierno de los esclavosconsiste en una suerte de administración o buengobierno del trabajo doméstico, lo que para Aris-tóteles es radicalmente distinto del gobierno deuna república. En Aristóteles el gobierno políticono anula la libertad de los mandados, sino que lasupone, y sería inconcebible sin ésta. Paralela-mente, el gobierno político no se identifica con labuena administración de recursos laborales, nicon el bienestar privado del gobernante, ni con ladefensa de la propiedad privada. El dar órdenesacerca de los quehaceres serviles no es materiade gobierno, sino de administración doméstica,en la medida en que esta administración concier-ne el bienestar privado. Para Aristóteles, el traba-jo de gobierno doméstico carece de la dignidadque posee el gobierno político, en el cual las ór-denes conciernen el interés público de la repúbli-ca, interés que no es sólo bienestar material, sinoun bienestar que tiene que ver con una felicidady una virtud que sólo se puede lograr por mediodel Estado o en él. En Aristóteles, el campo polí-tico coincide con el de la libertad, la que incluyea quienes toman las decisiones públicas y a aque-llos sobre los cuales las decisiones recaen, puesambos son igualmente libres. La irreductibilidaddel gobierno público a otros tipos de administra-ción lleva a que para Aristóteles la vida públicano pueda ser medida con la vara de la vida priva-da; la ética de lo político difiere de la ética priva-da, jamás el bienestar público podrá coincidircon la suma de los bienestares privados. El tipode dominio que se ejerce políticamente queda asíclaramente diferenciado del dominio privado(doméstico o corporativo). Este puede realizarsesobre individuos libres (hijos, trabajadores) o so-

"habiendo comenzado a existir simplemente para pro-veer la vida, existe actualmente para atender a una vi-da buena." 4

Al extenderse, como se extiende durante laépoca moderna, el dominio político a la mayoríao a todas las clases de hombres, se amplía delmismo modo el campo de la libertad, al tiempoque se restringe el de la esclavitud y el del domi-nio privado del señor. Al establecer fronteras tannítidas entre el campo de lo político, que es públi-co y libre, y el campo en que el señor ejerce su do-minio, Aristóteles establece la base sobre la quese asentará una vertiente de la filosofía políticaque pone el acento sobre la voluntad püblica.>

En la época del capitalismo tardío, que es laactual, lo privado ya no se identifica con intere-ses domésticos (aunque no los excluye necesaria-mente), sino con intereses corporativos cuyo de-sarrollo y control tiene lugar mediante procesosautomatizados que exigen funcionalidad crecien-te, no sólo del ámbito público (político y estatal),sino también del ámbito privado doméstico. Ca-be plantearse si los sistemas de desarrollo y con-trol de las grandes corporaciones privadas se ade-cúan a las necesidades del mundo privado do-méstico o si éstas se adecúan a los requerimien-tos de los sistemas automatizados. El conjunto deestos automatismos tiene como finalidad la valo-rización del capital privado corporativo, lo quemuchas veces se realiza gracias a inversiones enla modificación de valores y costumbres domés-ticas. Lo que se opone inmediatamente a lo pri-vado doméstico ya no es, por tanto, lo público oel Estado, sino lo privado corporativo, actuandoen conjunto o separadamente del Estado. Distin-guimos el concepto de privado-doméstico de lo

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privado-corporativo de la siguiente manera: loprivado doméstico es el grupo inmediato de pa-rentesco, que reside habitualmente en una mismavivienda o que se frecuenta mucho; y lo privado-corporativo es una sociedad que busca aumentarsu patrimonio, casi siempre de manera lícita, pe-ro no necesariamente. En la valorización del ca-pital corporativo, la valorización del capital do-méstico (propiedad familiar, etc) juega un rolmarginal e instrumental. Lo anterior no sólo re-percute en la vida política y estatal, sino que tam-bién da lugar a una reestructuración global de to-dos los ámbitos de lo privado doméstico (vida fa-miliar, capital, costumbres, valores, relaciones,etc.). Como sostiene Habermas:

"a la sociedad tecnificada corresponde un Estado téc-nico, que suprime las formas tradicionales del poderpolítico en aras de una administración total: el dominiosobre los hombres se resuelve [... ] no, desde luego, enuna administración de las cosas, sino en una adminis-tración de relaciones cosificadas inspirada por la cien-cia"6

Más adelante, agrega:

"los medios determinan los objetivos, o mejor aún, quelas posibilidades técnicas fuerzan su propia aplica-ción"?

La valorización del capital corporativo se lle-va a cabo mediante procedimientos técnicos, in-dustriales y postindustriales, que no pueden seralcanzados sin que previamente lo privado do-méstico y lo público se vuelvan altamente fun-cionales a dichos procedimientos. La menciona-da funcionalidad se convierte en objetivo princi-pal y a veces único del Estado y de lo privado-corporativo. Por eso, la mayor amenaza política alos regímenes democráticos contemporáneos noes la instauración de la tiranía política directa,hecho improbable aunque no imposible, sino elejercicio de la política, dentro de un sistema for-malmente democrático, escamoteando la diversi-dad de opciones bajo el pretexto de que las deci-siones son fruto de opciones científicas o conse-cuencia de una ausencia de opción ligada al im-perativo de adaptación a la técnica. A elIo se lesuele lIamar "modernización" en el lenguaje vul-

gar y en el político. El sistema democrático ac-tual se apoya, quiéralo o no, en la indiferencia delas masas respecto de las opciones políticas quepodrían cuestionar el sometimiento de la vida pú-blica y privada-doméstica a la funcionalidad exi-gida por la valorización del capital y en un régi-men plebiscitario donde sólo se elige personas,pero no opciones políticas.f

Las democracias 'contemporáneas tienden asubordinar el control social a la funcionalidadtécnica, es decir, no hacen del control una finali-dad en sí misma, sino se preocupan de él sólocuando una ausencia de control puede poner enpeligro el sometimiento a la técnica. Por eso lasdemocracias contemporáneas permiten múltiplesespacios donde puede haber actos y situacionesde libertad, sin funcionalidad alguna, pero quetampoco son contra-funcionales," En ese sentidoconviene distinguir la democracia contemporá-nea de los regímenes autoritarios o seudoderno-cráticos de carácter conservador, para los que elcontrol adquiere primacía sobre la funcionalidad,sobreponiendo la preservación (sin discusión niapertura a nuevas opciones) de valores y formasde vida a la funcionalidad, aun cuando aquellosvayan en detrimento de ésta. Con todo, tanto lademocracia contemporánea como la política delos caudilIos conservadores escamotean el carác-ter político de la función de dominio público y dela adaptación a la técnica lIamada "moderniza-ción". Por un lado, la democracia lo escamoteaporque pretende ocultarIo bajo el supuesto de quelas decisiones políticas son técnicas y no suponenplantearse problemas de valores; y, por otro, loscaudilIos conservadores lo hacen porque olvidanque los valores políticos son fruto de opciones ydeliberaciones, y no fines predeterminados. Porredundante que pueda parecer, es necesario re-cordar que la esencia de lo político no es otra co-sa que lo político mismo, es decir, la toma de de-cisiones públicas que recaen sobre los mismosque participan en la constitución de la decisión.A diario se elude lo político en el debate políticocuando la pregunta por posibles destinos alterna-tivos a los que conducir a los hombres es sustituí-da por la pregunta sobre el rendimiento de losmedios para lIegar a la valorización del capital,como si este fuera el único destino posible.

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gres o cuyos fines impone la valorización del ca-pital por medio de la técnica. Estamos, pues, enuna situación educacional muy distinta del idealilustrado, sobre el cual se levantan formalmentela mayoría de los estados-nación contemporá-neos, ideal que, mediante la instrucción públicaobligatoria, pretendía hacer ciudadanos buenos,leales y libres. Con todo, lo más sorprendente delas democracias avanzadas contemporáneas noes la ausencia de acuerdo tácito o explícito sobreel instrumento técnico convertido en destino in-mediato, sino el hecho de que el destino haya de-jado de ser una pregunta relevante, siendo que laopción por el destino de valorizar el capital es tandominante y única como se supone ha sido, en al-gunas sociedades tradicionales, la opción por fi-nes religiosos o de otra índole.

Habermas identifica con Aristóteles la con-cepción clásica de la política. Comentando el pa-so de ésta a la concepción moderna, el filósofoalemán sostiene que con Santo Tomás y despuéscon Hobbes se debilita la diferencia entre el do-minio sobre la polis y el oikos:

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El principal medio para valorizar el capital esla adaptación de las personas a la técnica. Estaadaptación no consiste sólo en adquirir cierto ti-po de habilidades o saber hacer cierto tipo de cál-culos, sino también en adquirir cierto lenguaje,actitudes y comportamientos sociales que asegu-ren la ausencia de conflictos laborales, sociales ypolíticos. En un primer momento, el principal delos comportamientos buscados para valorizar elcapital es el limitar los deseos a los fines alcan-zables con los medios disponibles; posteriormen-te viene la creación industrial de necesidades, dela que hablaremos más adelante. La limitacióndel deseo no se logra mediante la represión poli-cial, salvo esporádicas situaciones de crisis, sinomediante una educación continua, desde la infan-cia la vejez, en ese sentido.

La crítica marxista conservadora podría obje-tarnos que el sometimiento a la técnica no es tal,sino que es sometimiento al capital. La objeciónsería falsa, porque hoy en día el capital se valori-za sometiéndose a la técnica industrial y posin-dustrial de toma de decisiones, de modo que nohay sometimiento al capital sin sometimientoprevio de personas, procedimientos y objetos a latécnica. También se nos podría oponer la opiniónde Lyotard según la cual las sociedades posmo-dernas se caracterizan por la ruptura y el cambioy que por lo tanto requieren un aprendizaje máscentrado en la capacidad de actuar ante situacio-nes inesperadas que en procesos acumulativos ycontinuos. 10 A dicho planteamiento le responde-mos que la ruptura y el cambio en las sociedadesposmodernas no ponen en entredicho la finalidadde valorar el capital, y que el aprendizaje centra-do en el cambio busca justamente la adaptación alas técnicas cambiantes, cosa que no puede reali-zar la educación tradicional. Si, tal vez, en otraépoca el capital tuvo una forma de valorizaciónfundamentalmente acumulativa, hoy lo hace tan-to por acumulación como ruptura. Una educaciónque no prepara para esta última no cumpliría conuno de los principales papeles que se le asigna.Parafraseando a Habermas, sostenemos que laeducación cae en la paradoja de que surge comoforma de facilitar el hacerse dueño de la natura-leza y de la historia humana, pero el resultado esuna adaptación ciega del mundo social a un pro-

"La oposición entre polis y oikos se ha nivelado bajoel denominador común de la societas; ésta se interpre-ta en analogía con la vida familiar y doméstica regula-da patriarcalmente, así pues, apolíticamente según cri-terios aristotélicos".'!

Profundizando esa línea, pero sustituyendo lalegitimidad patriarcal por la adaptación funcio-nal, en la actualidad se tiende a concebir lo polí-tico como un instrumento jurídico y administrati-vo al servicio de lo privado corporativo De estamanera se funde lo político concebido como elcampo de la libertad, con lo político entendidocomo orden social necesario para la estabilidadde los procesos productivos y la valorización delcapital, o bien con una suerte de ingeniería so-cial, haciendo de dicho orden el principal objeti-vo de la política. Sólo que el orden social es aho-ra un elemento más de la naturaleza que hay quedominar, no oponiéndose a ella, sino mediante elaprendizaje de sus leyes y el encauzamiento desus fuerzas. Ahora bien, esta tendencia a identifi-car el dominio público con un servicio al mundoprivado-corporativo se opone a la concepción

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aristotélica de la política, que afirma la irreducti-bilidad del dominio público al privado, tal comoqueda expuesto en la Política.12 La administra-ción política, en el sentido clásico, consiste en elbuen uso de los recursos comunes y en el buenjuicio en los asuntos públicos con la finalidad deacrecentar los espacios de libertad, realizaciónmoral y bienestar, así como el incremento, clari-ficación y selección de las opciones sobre el des-tino de una comunidad. El concepto clásico de lopolítico no desconoce la necesidad de una buenaadministración y mantenimiento del orden. Contodo, en la medida que la política clásica tiene uncomponente de administración pública, ésta serefiere a la búsqueda y uso de medios coherentescon las opciones, no a la simple adaptación a unaopción técnica predefinida.

En las democracias posindustriales, en cam-bio, se escamotea lo político de la política, trans-formándola en administración general del interésprivado corporativo (que, como sabemos, es dis-tinto del interés privado doméstico). Lo públicoaparece así como un mal necesario aceptable só-lo porque lo privado corporativo resulta incapazde administrar los conflictos con quienes no sebenefician de la valorización del capital o porquela lucha de intereses corporativos llevaría a ladestrucción recíproca de éstos. En las democra-cias posindustriales lo político tiende a convertir-se en administración general del interés privadocorporativo, lo que requiere mantener un ordensocial y regular los conflictos de intereses priva-dos mediante procedimientos tecnificados, puesel caos social o el choque descarnado de dichosintereses podría poner el peligro sus posibilida-des de satisfacción. En la actualidad se ha dese-quilibrado la relación espontánea entre lo priva-do corporativo y lo político. Con todo, quizás nosea tan importante la subordinación de lo moralal interés corporativo como el hecho de que en elcapitalismo tardío se tiende a pensar lo privadocomo valorización del capital corporativo antesque satisfacción de necesidades y antes que valo-rización del capital doméstico. El Estado, tal co-mo existe hoy, asume como una de sus tareasprincipales el que las personas modifiquen algu-nas de sus costumbres personales y domésticas,de modo que puedan adaptarse a la evolución de

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los medios técnicos de los que se hace uso en laadministración tanto general como particular delinterés privado corporativo. Por carecer de legiti-midad y de medios intelectuales para ello, elmundo privado-corporativo no puede conseguirque lo privado-doméstico se modifique espontá-neamente, al menos sin provocar conflictos so-ciales que, justamente, bajarían los rendimientosque se busca subir mediante la modificación decostumbres.

Marx sostiene que la infraestructura determi-na la superestructura, a lo que Habermas replicaque en el capitalismo tardío la superestructuratiene un rol preponderante en la valorización delcapital. En efecto, en el capitalismo tardío, a di-ferencia de lo que sucedía en el capitalismo libe-ral, el ensamblamiento entre Estado (superestruc-tura) y sociedad civil (infraestructura) es fruto deuna acumulación de modificaciones de valores ycomportamientos, de modo que lo que se ha demodificar resulta cada vez más pequeño en rela-ción a lo modificado en períodos anteriores delcapitalismo. Por eso, salvo en clases sociales sur-gidas con la revolución industrial y algunas co-munidades locales, todas cada vez más minorita-rias, las nuevas adaptaciones de lo doméstico alos medios técnicos de producción y a las exigen-cias del Estado son sentidas cada vez más comonaturales y espontáneas. Los éxitos acumuladospor los intereses corporativos en el sentido deconseguir la adaptación del mundo personal ydoméstico a la valorización del capital provienendel desarrollo técnico de los medios para admi-nistrar el comportamiento y el pensamiento deindividuos y colectividades humanas sin recurrira la violencia, pero teniéndola como último re-curso en caso de que dichos medios fallen.

La interpretación de los problemas políticosen términos de eficacia/ineficacia de los mediostécnicos termina soslayando el tema de la liber-tad de las colectividades, que queda eclipsadobajo el supuesto de que ésta se mide por su ren-dimiento en lugar de hacerla por su naturaleza.La libertad es la autodeterminación en la elec-ción del destino y de los medios para llegar a él.Si bien la búsqueda del interés privado no anulaautomáticamente la libertad ni es condenablepor sí misma, numerosos casos contemporáneos

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independientemente de que se fortalezcan susfronteras, éstas abarcan un espacio valórico, cul-tural y político cada vez más pequeño, a la vezque disminuye la participación del capital do-méstico en el capital total existente en una socie-dad. Lo paradójico de la nueva situación es quelos fines de lo político despolitizado se cumplencon o sin intervención masiva de los ciudadanoso incluso en la mayor indiferencia de éstos.

La indiferencia concierne la voluntad y escon-de que la vida privada casi entera es reapropiadapor fines que se deciden fuera del núcleo fami-liar, fuera del núcleo inmediato del trabajo y fue-ra del lenguaje comunicativo (que no debe serconfundido con la producción unilateral e indus-trial de mensajes). Estos tres aspectos son, másque mediatizados por lo político, intervenidospor el interés privado-corporativo. Lo político yano es sólo una mediación necesaria para que losintereses privados no se destruyan entre sí, sinoque éstos le otorgan el rol de facilitar la adapta-ción de la sociedad entera a sus interses, pero node manera opresiva ni tiránica. Junto a la tecnifi-cación de la política se tecnifica e industrializa laproducción de necesidades, haciendo innecesa-rios o al menos disminuyendo los requerimientode la intervención política y de la represión tradi-cional sobre el mundo privado-doméstico. Comoafirma Castoriadis, "el sistema se mantiene por-que logra crear la adhesión de la gente a lo quees", adhesión que no es una simple pasividad.lvEs cierto que la adhesión puede verse debilitadapor lo que Habermas denomina una "crisis demotivación'v? que puede ser resuelta por una in-tervención del Estado en el sistema sociocultural.Con todo, Habermas no percibe con suficientenitidez la existencia de una industria creadora denecesidades. La intervención estatal con la fina-lidad de solucionar las crisis del sistema es cadavez menor en relación a la intervención de insti-tuciones privadas con la finalidad de fabricar in-dustrial y planificadamente necesidades que ga-rantizan la fidelidad a un sistema de consumo debienes producidos exactamente con los mis-mos procedimientos industriales. La creaciónde necesidades es el pilar fundamental de la es-tabilidad del sistema de valorización tecnoló-gica del capital y de la adhesión de la gente a

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demuestran que la valorización del capital es in-diferente a la libertad política. El deslizamientode lo político hacia la administración general dela economía privada corporativa no exige ni laampliación ni tal vez la mantención de la libertadpolítica (volveremos sobre el tema). Este desliza-miento tampoco amplía el dominio de lo domés-tico ni lo libera de un dominio extraño o artifi-cial, pues a lo doméstico se le pide someterse alas mismas exigencias que la polis: se le pide a lavida doméstica entera adaptarse a la valorizacióndel capital corporativo mediante la adaptación alos medios técnicos. El aumento de autonomíadel mundo privado corporativo respecto de lo po-lítico termina sometiendo éste a aquél, a la vezque ahoga al mundo doméstico. Se libera lo do-méstico de la influencia política, pero a cambiose le somete a un fin único: la valorización delcapital corporativo.l-

En las sociedades postindustriales cada uno seocupa de sí mismo y no tiene en perspectiva elbienestar de la sociedad ni de sus semejantes, loque no significa que sus acciones estén desliga-das de lo político ni que se amplíe lo privado-do-méstico.!" La vida de cada cual sirve hoy intere-ses que ciertamente no son los del mundo priva-do si entendemos éste como el núcleo de la fami-lia o el núcleo doméstico (en el cual también hayintereses económicos y financieros). La adapta-ción de individuos y colectividades a las técnicasde valoración del capital corporativo se lleva acabo por medio de la integración laboral, la desa-parición de las formas de trabajo que no puedanser contabilizadas para efectos financieros o im-positivos, la creación de nuevas ansias mediantetecnologías de incentivo del consumo y, por últi-mo, la transformación del "tiempo libre" en tiem-po especialmente dedicado del consumo. Porello, quizás ya no sea cierta la proposición hege-liana (de acuerdo a la interpretación de Haber-mas) según la cual familia, trabajo y lenguaje sonlas formas de mediación entre los hombres, 15

pues los tres se hayan hoy "parasitados" por pre-siones privado-corporativas que estrechan elcampo de lo doméstico, de modo que familia, tra-bajo y lenguaje ya no sirven de mediación, sinque hayan sido substituidas por otras. El estre-chamiento del mundo doméstico consiste en que,

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él. La producción de necesidades no se diferen-cia hoy de la producción de los bienes que las sa-tisfacen, a pesar de que en uno y otro caso se tra-ta de cosas extraordinariamente distintas. Es muyprobable que nunca antes el mundo privado do-méstico haya tenido fronteras tan sólidas comoen la actualidad, pero la nididez de sus fronterases sobre todo formal y no logra evitar el empo-brecimiento de su contenido. Nada lo protege dela creación industrial de necesidades, ante las quees más débil que nunca. En una vena similar,Castoriadis sostiene:

"Esta adhesión se mantiene por procesos extremada-mente complejos [... ] Estos procesos constituyenlo quellamo la fabricación social del individuo y de los indivi-duos -de todos nosotros- en y por la sociedad capitalis-ta instituida, tal como existe.Evocaré solamente dos as-pectos de esta fabricación. Uno concierne la instalaciónen la gente, desde la más tierna infancia, de una relaciónde autoridad, de cierto tipo de relación a cierto tipo deautoridad. El otro, la instalación en la gente de un con-junto de "necesidades", a cuya "satisfacción" serán en-yuntados a lo largo de toda su vida". J 8

Si se dejara que cada actor privado decida sudestino autónomamente, se abriría la posibilidadde que se oriente en sentido contrario o simple-mente pasivo en relación a la valorización generaldel capital, de modo que ésta se mantendría inmó-vil o incluso negativa. Por eso, el Estado, comoadministrador general de la sociedad, exige almundo privado-corporativo y doméstico una fun-cionalidad que consiste en la adaptación continuaa los de los medios técnicos que permiten la valo-rización del capital. Ahora bien, lo mismo le exi-ge el mundo privado-corporativo al Estado y almundo privado doméstico. El mundo privado,corporativo y doméstico, no se adapta a lo que sele pide de manera espontánea, sino a través de laadministración técnicamente especializada a quesomete el Estado a grupos y personas. Pero unavez que lo privado-corporativo se ha sometido adicha exigencia, le pide lo mismo al Estado y a lodoméstico, de forma que finalmente no se puedesaber de dónde provino la exigencia.

Lo privado-corporativo tiene una autoexigen-cia de adaptación, una suerte de imperativo inter-ha que pretende proveer de sentido todas sus ac-tividades. Estado y sociedad civil ya no buscanfinalidades distintas, sino que ambos exigen la

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valorización del capital mediante medios tecno-lógicos, diferenciándose en que el primero admi-nistra globalmente los intereses privado-corpora-tivos, mientras que esta última carece de dichacapacidad de administración global, la que exigeal Estado como condición para considerarlo legí-timo. En esta relación entre Estado y sociedad ci-vil, lo doméstico se ensambla con ambos. Con elEstado se ensambla pidiéndole condiciones polí-ticas, sociales, jurídicas y de seguridad paraadaptarse a las demandas corporativas sin trau-mas; con el resto de sociedad civil y especial-mente con lo privado corporativo l? se ensamblamediante el consumo de satisfactores de necesi-dades producidas industrialmente.

En la influencia recíproca de lo político y loprivado-corporativo ya 'no es posible distinguirdos sujetos ni dos voluntades que quisieran in-fluir una en la otra; ni lo político ni lo privado-corporativo se comportan bajo el esquema clási-co de la persona, ni siquiera concebida con elmodelo de la persona ficticia o jurídica. Ambosactúan como si el acrecentar la adaptación a losmedios técnicos fuese una actitud natural, algoque se deduce de las leyes naturales de la vida so-cial de los hombres. La influencia de uno en otroes impersonal y carente de voluntad. Durante laépoca de capitalismo liberal la influencia de loprivado-corporativo en lo político pudo haber si-do objeto de una voluntad explícita, mientras queen la época de capitalismo tardío la influencia delo político en lo privado-corporativo y de éste enaquél ya no es objeto de discusión ni propósitoexplícito de una voluntad. La asociación entreuno y otro es fruto de un acuerdo tácito. Sin em-bargo, los objetivos a seguir por lo político y loprivado-corporativo son fruto de una voluntadconstante que oculta su carácter voluntario enuna supuesta exigencia externa. Una voluntadque ya no se reconoce como tal y que atribuyesus opciones a exigencias externas está en una si-tuación de mala fe, entendiendo este concepto ensentido sartreano, es decir, como una actitud denegación respecto de lo que es una posibilidad desí mismo.é? Como se sabe, lo que la mala fe nie-ga es. fundamentalmente la libertad, no de losotros, sino de sí. Esta actitud de negarse la liber-tad y exigir que se reconozca la negación como

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la expectativa de que mañana valga más, lleva aadquirir capital y, con ello, a que mañana valga eldoble de lo que hubiese valido de no haberse ge-nerado la expectativa. El valor de capital es unafunción del deseo y de la capacidad para generarlas necesidades que promete satisfacer. Para ellose requiere que las personas tengan necesidad deadquirir los bienes producidos por el capital yque se comprometan a desearlos (sin compromi-so no habría expectativa). El incremento no se al-canza sólo por acumulación, sino también porsaltos y por situaciones en que un aspecto del ca-pital queda temporalmente desvalorizado. Paraintensificar o expander el deseo y la expectiva desatisfacción, es necesario que lo político y lo pri-vado corporativo se exigan a sí mismos y a lo pri-vado doméstico un incremento siempre posibleen la funcionalidad. Al mismo tiempo se le pideal Estado generar las condiciones políticas paraque los deseos puedan ser satisfechos, lo que su-pone paz, seguridad y estabilidad, como lo vioHobbes al darse cuenta de que tales son las prin-cipales funciones del Estado, pues sin ellas nohabría ni industria ni cultura.22 Ahora bien, du-rante el siglo diecinueve y principios del veinte,la actividad estatal racionalizada sentó las basessobre las que el capitalismo tardío asegura la paz,la seguridad y la estabilidad para una mayoría dela población, aunque ciertamente no para toda yal precio de generar otros males, como injusti-cias, marginalidad, desesperanza y conflictos dedignidad.

El trabajador moderno sirve fines que no leson propios, pero lo hace sin oposición y hastavoluntariamente con tal de satisfacer sus necesi-dades y, sobre todo, las que le han sido creadasindustrialmente. Salvo excepciones, la libertadpública o privada le importa menos al trabajadoren la época del capitalismo tardío que la satisfac-ción de las necesidades creadas industrialmente.Como hemos sostenido anteriormente, la adapta-ción a los medios técnicos y a la valorización delcapital no necesita que los hombres sean libres.Si se permanece en una situación de libertad po-lítica, al menos como se la entiende en la moder-nidad, es porque en la época del capitalismoavanzado, ni lo político ni lo privado ven unaamenaza en la libertad en la medida en que esta

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natural no puede ser fruto de la comunicación,pues lejos de haber acuerdo de las voluntades pa-ra la acción, se trata de esconderse la posibilidadde acción concertada libremente. Con todo, aun-que la mala fe no sea fruto de la comunicación, sílo es de los medios que producen industrialmen-te mensajes.

La principal necesidad creada es la de adapta-ción a los medios técnicos de producción (de bie-nes y necesidades). Por cierto que no es posibledistinguir entre necesidad creada y necesidad na-tural. No es concebible la existencia del ser hu-mano fuera de instituciones sociales, como bienha demostrado Lévi-Strauss, y cada instituciónsocial genera ciertas necesidades y cierto modode satisfacerlas. Con todo, la diferencia radicalentre la creación de necesidades en períodos an-teriores y la creación en el período de capitalis-mo tardío, reside en que en éste existe el propó-sito de crear necesidades y que son creadas in-dustrialmente. La no adaptación a ellas trae con-sigo castigos severísimos tajo la forma de margi-nalidad y otras exclusiones sociales capaces deprovocar desequilibrios y dolores sicológicos tanintensos como la más dura pena corporal. Me-diante la industrialización de la creación de nece-sidades se lleva a la práctica lo que Hobbes creíaque era una característica natural del ser humano:la búsqueda incesante que impone el deseo a lainteligencia para que lo provea de medios paraalcanzar objetos de un deseo siempre renovado.Como se sabe, Hobbes construye una teoría polí-tica sobre la base de una teoría sicológica del de-seo, en la cual el poder, alcanzado mediante la in-teligencia política, permite alcanzar los objetosde deseo. El deseo de poder, por tanto, carece delímite, por lo que siempre pide su incremento.Ahora bien, se produce la paradoja de que, segúnHobbes, el poder sólo se mantiene con el poder,pues un rey "no puede asegurar el poder y losmedios para vivir de los que dispone en el pre-sente sin la adquisición de más".21

La valorización del capital puede ser concebi-da de modo análogo: el capital vale única y ex-clusivamente mientras satisfaga la expectativa devaler más. El solo temor de que pierda valor lle-va a que las corporaciones quieran desprendersede él antes de que pierda más valor. A la inversa,

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LO PÚBLICO, LO PRIVADO Y LO DOMÉSTICO EN EL CAPITALISMO TARDÍO

libertad permite una adaptación creciente a losmedios de producción de bienes y necesidades.La libertad no es contradictoria con la valoriza-ción del capital e incluso puede serle beneficiosa,ya que la mejor y más fiel adaptación a los me-dios que permiten valorizado se logra con unaadhesión libre antes que con la simple pasividado, peor aún, con la represión.

Los creadores industriales de necesidades tra-tan, en un primer momento, de hacerlas pasar co-mo si fueran fruto de la libertad. Sólo cuando seha producido acostumbramiento aparecen comosi se dedujeran de la fuerza de las cosas y tuvie-ran un modo único de satisfacción. Los impulsosque se transforman en necesidades no son radical-mente nuevos, pero tienen la novedad de aparecerahora como necesarios e independientes de la vo-luntad. En otras palabras, las necesidades son fru-to inicial de la libertad, pero entonces no son pro-piamente necesidades, sino opciones, y sólo en unmomento posterior, por el fenómeno sicológicodel acostumbramiento, por el fenómeno ético-po-lítico de la mala fe y por institucionalización cul-tural adquieren su característica de "necesidad".Durante el período inicial de la creación industrialde una necesidad, el objetivo del creador es laconquista de la libertad. Ahora bien, esto no po-dría llevarse a cabo sin que existan espacios rea-les de comunicación, entendiendo este conceptocomo el acuerdo de las voluntades. Ni aun en elestado más perfecto de capitalismo avanzado quefuese posible imaginar se podría escamotear com-pletamente la libertad. La eficiencia en adapta-ción a la funcionalidad técnica requiere de comu-nicación y libertad, limitadas, pero reales. En elcapitalismo avanzado existen dos tendencias decarácter ético-político ligadas a la etapa en que seencuentra el proceso de creación de cada nuevanecesidad. En el momento inicial, se necesita dela libertad para asegurar la eficiencia de la adap-tación (que es fruto de la fidelidad espontánea);cuando la necesidad ya está creada, se busca esca-motear las opciones mediante la mala fe.

Fruto de lo anterior es la existencia de una li-bertad real siempre dispuesta a poner en tela dejuicio el programa general del capitalismo avan-zado, enjuiciamiento que se inicia con el hacermanifiesto que sus tendencias más profundas no

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son fruto del azar, no responden a la fuerza de lascosas ni se deducen de la legalidad natural. Lamanifestación filosófica de la libertad en la épo-ca del capitalismo tardío consiste en exponer elcarácter ético-político de sus instituciones. Lamanifestación política de la libertad en el capita-lismo tardío es la deslealtad de las masas, las quepermanecerían completamente descomprorneti-das o incluso se rebelarían si no se intervinieraindustrial y constantemente, pero no autoritaria-mente, en su voluntad.é-

En el capitalismo tardío se da la convergenciaentre lo privado-corporativo y lo público, entendi-do esto último como administración general de laadministración privada. Dicha convergencia tien-de a anular la diferencia clásica entre gobernar unarepública y someter a un grupo de hombres, comodiría Rousseau. En términos aristotélicos es el tér-mino de la distinción entre el gobierno de hombreslibres yel gobierno doméstico de un señor, así co-mo el fin de la distinción entre la virtud civil y eladaptarse a la valorización del capital privado-cor-porativo. El deslizamiento de lo político y de loprivado-corporativo hacia la valorización del capi-tal no garantiza ni la libertad política, de naturale-za pública, ni la doméstica, de naturaleza privada,abandonando así dos conquistas fundamentalesdel mundo moderno: libertad pública y autonomíadoméstica. En cambio, una concepción clásica delo político, que diferencie radicalmente entre losfines de lo público y los requerimientos de la va-lorización del capital, garantiza: 1) la subsistenciade la libertad política, es decir, de que el gobiernosea ejercido por hombres libres sobre hombres li-bres; 2) que la administración de la sociedad estéal servicio de fines libremente elegidos; y 3) queexista un dominio privado doméstico, distinto delo privado corporativo, cuyo contenido es decidi-do por los concernidos.

En la medida en que los frutos de la moderni-dad no se agotan en la racionalización del Estadoy de lo privado-corporativo, sino que se extiendena lo privado-doméstico bajo la forma de ciertosderechos, la aclaración aristotélica de que el go-bierno de una polis es irreductiblemente distintodel dominio de un señor (corporativo o domésti-co) resulta compatible con una filosofía políticalibertaria moderna e incluso contemporánea.

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11. Habermas, Jürgen; Teoría y Praxis. Trad. deSalvador Más y Carlos Moya. Ed. Technos, Madrid1990, p.56.

12. Aristóteles; Obras, Ed. Aguilar, Madrid 1973,p. 1417. Lib 1, cap. 2.

13. Aunque en la época moderna y más aún en lacontemporánea la acumulación de capital doméstico seincrementa, lo hace en proporción mucho menor que elcapital corporativo.

14. Según Habermas, las sociedades de capitalismotardío presentan síntomas de "privatismo civil" y de"privatismo profesional" centrado en la familia: "Priva-tismo civil significa que los ciudadanos se interesan porrendimientos fiscales y de seguridad social [... ] y parti-cipan poco en el proceso de legitimación [...] El priva-tismo civil corresponde entonces a las estructuras de"lo público" despolitizado. El privatismo familiar yprofesional [...] consiste en la orientación de las fami-lias hacia los intereses del consumo conspicuo y deltiempo libre, por una parte, y por la otra hacia la carre-ra profesional de la competencia por el estatus. Esteprivatismo corresponde entonces a las estructuras de unsistema de formación y de profesiones regulado a tra-vés de la competencia en el rendimiento". Habermas,Jürgen; Problemas de legitimación en el capitalismotardío. Amorrortu editores, Buenos Aires, 1989, p. 96.

15. Habermas, Jürgen; La Ciencia y la Técnica co-mo "Ideología"; Ed.Tecnos, Madrid, 1984. Trad. deManuel Jiménez Redondo, p. 12.

16. Castoriadis, Cornelius et Conh-Bendit, Daniel;De l' écologie el autonomie; Ed. du Seuil, París 1981, p.25. "Le systéme tient paree qu'il réussit a créer l'ad-hésion des gens a ce qui est", Castoriadis subraya.

17. Habermas, Jürgen; Problemas de legitimaciónen el capitalismo tardío. Amorrortu editores, BuenosAires, 1989.

18. Castoriadis, Cornelius et Conh-Bendit, Da-niel; De l'écologie a autonomie; Ed. du Seuil, París1981, p. 26. "Cette adhésion tien 11 des processus ex-trérnernent complexes [... ] Ces processus constituentce que j'appelle la fabrication sociale de l'individu etdes individus -de nous tous- dans et par la société ea-pitaliste instituée, telle qu'elle existe. J'évoqueraisimplement deux aspects de cette fabrication. L'unconcerne l'installation aux gens, des la plus tendreenfance, d'un rapport 11 l'autorité, d'un certain typede rapport 11 l'autorité. Et de l'autre, l'installation auxgens d'un ensemble de "besoins", 11 la "satisfaction"

.desquels ils seront par la suite attelés toute 1eur viedurant",

19. Lo privado doméstico forma parte de la so-ciedad civil tanto como lo privado corporativo. Ha-bermas afirma: "La "separación" de Estado y socie-dad civil, típica de la época liberal del desarrollo ca-pitalista -dice Habermas-, ha sido superada en el es-tadio del capitalismo organizado en beneficio de unensamblamiento recíproco [ ... ]Ia sociedad civil, de-

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Notas

l. Doctor en filosofía, profesor de la UniversidadAustral de Chile y escritor. Recientemente El Espejodel Olvido: Ensayos Americanos. Dolmen Ediciones,Santiago, Chile.

2. Aristóteles; Política, in Obras, Ed. Aguilar, Ma-drid 1973, Libro 1, cap. 2. Para Aristóteles el esclavoes quien "siendo un ser humano pertenece no a sí mis-mo, sino a otro sí, siendo un hombre, es un artículo depropiedad; y un artículo de propiedad es un instrumen-to para la acción". Op. cit., Libro 1, 1254 a.

3. Aristóte1es; Obras, Ed. Aguilar, Madrid 1973,Libro 7, cap. 3.

4. Aristóteles, Política, 1252, b; in Obras, Ed.Aguilar, Madrid 1973.

5. Rousseau no parece darse cuenta de cuánto ledebe a Aristóteles.

6. Habermas, Jürgen; Teoría y Praxis. Trad. de Sal-vador Más y Carlos Moya. Ed. Technos, Madrid 1990,p.322.

7. Habermas, Jürgen; Teoría y Praxis. Trad. de Sal-vador Más y Carlos Moya. Ed. Technos, Madrid 1990,p.322, citando a H. Shelsky.

8. Para un discusión al respecto, ver: Habermas,Jürgen; Política Cientifizada y Opinión Pública, inCiencia y Técnica Como "Ideología", Ed. Tecnos,Madrid, 1994.

9. En La urbe como espacio infeliz, sosteníamosque "la funcionalidad, la indiferencia y el monocultivode la urbe excluyen la construcción de escondrijos, pe-ro en el cumplimiento de su funcionalidad deja lugarestan muertos, desatendidos o repetitivos que se convier-ten en escondrijos superando todo esfuerzo planifica-do por negarlos. Sucede, con la urbe, como con las má-quinas; hay mecanismos que ya nadie cuida u observaporque nunca fallan. Habiendo infinidad de mecanis-mos, el fallo de uno pasa desapercibido, tanto máscuanto los demás funcionan y, globalmente, la máqui-na cumple su fin. Donde mejor es posible esconderseen una urbe sin cobijos es en los puntos de máximafuncionalidad e indiferencia, ya sea mimetizándose osimplemente esperando que en un momento falle ocaiga en el olvido, porque alguno de los núcleos de hi-perfuncionalidad siempre termina fallando o siendo ol-vidado. La hiperfuncionalidad, pues, tiene dos caras:por un lado, tiene escasas fallas y es fiable y, por otra,sus fallas son siempre absurdas e impiden el uso de lalibertad, sin anularla (embotellamientos porque todoshacen uso de su libertad individual en el espacio hiper-funcional de la vía rápida, pero no se ponen de acuer-do comunitariamente para usarla o preferir vías alter-nativas. Publicado en Cuadernos Salmantinos de Filo-sofía, Salamanca, España, 1997.

10. Lyotard, lean Francois; La condición postmo-derna, Ed. Cátedra, Madrid 1989.

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jada antiguamente a los individuos privados segúnreglas del mercado libre, tiene que ser mediada polí-ticamente en muchos sectores". Teoría y Praxis,Trad. de Salvador Más y Carlos Moya, Ed. Technos,Madrid 1990, p. 216.

En realidad, el ensamblamiento entre Estado y socie-dad civil no es exactamente una mediación porque loprivado-corporativo exige a las instituciones privadas(corporaciones y unidades domésticas) y a lo político lomismo que este último exige a lo privado-corporativo.

20. Sartre, Jean-Paul; L'étre et le néant; Gallimard,París 1980, 1, 11,1.

21. Hobbes, Thomas; Leviathan. The PelicanClassics, Great Britain, 1980. p. 47. "Cannot assure thepower and means to live well, which he has present,without the acquisition of more".

22. Hobbes, Thomas; Leviathan. The Pelican Clas-sics, Great Britain, 1980, Libro 1, cap. 13.

23. Una discusión sobre la lealtad de las masas conel Estado se encuentra en: Habermas, Jürgen, Proble-mas de legitimación en el capitalismo tardío. Amo-rrortu editores, Buenos Aires, 1989.

Hernán NeiraInstituto de Filosofía

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