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RODRIGO FERNÁNDEZ D mitri Bíkov es uno de los autores actua- les más prolíficos. Poeta, novelista, crí- tico, panfletista. Sus ideas y su carácter lo han convertido en uno de los enfant terrible de la lite- ratura rusa. Él mismo ve su obra con bastante ironía y sostiene que cada una de sus novelas es en realidad su autoterapia, un intento de compren- der sus complejos y temores. Son también “un intento de imaginarme cómo vivir en este desdichado país que es el mío y que tanto ha sufrido, pues hay que aceptar de alguna ma- nera su pasado, explicar de alguna forma por qué aniquilaba a su gente, ya que no se puede vivir con una heri- da histórica abierta”, sostiene. En Justificación trató de explicar por qué sucedieron las represiones estali- nianas; en Ortografía, por qué ocu- rrió la revolución rusa; en Evacua- dor, por qué existe el terrorismo che- cheno. En su próxima novela trata de dar una explicación global de toda la historia rusa. “Soy mi propio psicólo- go porque a los demás no les creo. Mi obra es un intento de superar mi pro- pia desesperación”. PREGUNTA. ¿Dio algo nuevo la caída del comunismo? RESPUESTA. La verdad es que aunque la censura soviética existía, su peso era relativo. Sólo en un aspec- to era un gran obstáculo: impedía re- formular los grandes problemas de la época. Todos pensaban que el poder soviético era el principal obstáculo pa- ra que Rusia se pudiera desarrollar li- bremente; todos estaban convenci- dos de que bastaría con eliminar ese obstáculo para que comenzara el re- nacimiento. Pero ahora vemos que el obstáculo no estaba ahí en realidad. Quizás al contrario, puesto que creaba una especie de invernadero, condiciones privilegiadas para la intelligentsia, que podía hacer co- sas admirables y en las que surgie- ron Okudzhaba, Visotski, Tarkovski, Shukshín, etcétera. Toda la genera- ción de 1924 a 1936, mejor dicho, a 1937 inclusive, cuando en Rusia toda- vía nacían genios. Esto era posible só- lo bajo el poder soviético, que era con- dición para la existencia de esa gente e incluso para la mayoría de los disi- dentes. Cuando desapareció quedó claro que su ausencia no resuelve nin- guno de los problemas rusos, y que los problemas que Rusia debe resol- ver no son de carácter social, sino na- cional. No en el plano étnico sino en el ideológico. La nación debe consti- tuirse nuevamente, comprender qué son los rusos; este problema no se ha resuelto y pasará mucho tiempo an- tes de que se resuelva. P. ¿Qué diferencias y coinciden- cias ve entre la anterior genera- ción y la suya? R. La generación anterior vivía prisionera de las hipnosis comunis- tas o anticomunistas. Mi generación reformuló estas oposiciones. Com- prendemos que la oposición no pasa por los rojos y los blancos, u Oriente- Occidente, sino, por ejemplo, por la lí- nea Norte-Sur, inteligente-estúpido, sencillo-complejo o hedonismo-asce- tismo, por estas líneas. Es decir, fui- mos los primeros en comprender que la libertad y el orden no son excluyen- tes. Lo que ya decía Chesterton. Es la primera generación que analiza los últimos problemas desde cero. P. ¿Cree que hay una línea divi- soria entre la literatura rusa ac- tual y la literatura soviética? R. La línea divisoria no pasa por los temas, sino por la calidad. Tradi- cionalmente, el nivel de la literatura posrevolucionaria cae sustancialmen- te. La principal razón es que aquella generación de intelligentsia que acer- có e hizo la revolución se convierte en su primera víctima y simplemente no hay quien pueda escribir. Segundo, la revolución siempre conduce a una re- lativa democratización de la socie- dad, quiéralo o no, aunque sea por un corto tiempo, y la democracia siem- pre trae una caída del nivel de la lite- ratura. Por eso, esta línea cualitativa es muy clara, pero no pasa por el año 1985, sino que por 1992-1993: los te- mas continuaban siendo los mismos, pero la calidad empeoró notablemen- te. Mientras tanto, todo aquello so- bre lo que hablaba la literatura rusa libre, en una u otra medida ya había sido dicho, ya sea en la literatura rusa de emigración o en el samizdat. No hubo un cambio temático importan- te. Ahora hay una mejora imprevista, porque han crecido ya los hijos de los triunfadores; siempre he creído que la literatura la hace la segunda gene- ración. La gran literatura soviética fue hecha por los hijos de los comisa- rios, y ahora la hacen los hijos de la generación de los que podríamos lla- mar oligarcas o ejecutivos. Escriben muy bien, porque para ellos las oposi- ciones del pasado ya no existen. P. ¿Cuál es la situación actual de la literatura? R. Diversa. La situación de las lla- madas revistas gruesas —los princi- pales agentes de la literatura en Ru- sia, sus principales mediadores y divulgadores— es muy penosa. Es- tán en manos de gente que no tiene olfato para los nuevos talentos. Tie- nen miedo de hablar abiertamente, publicar cosas discutibles, es una lite- ratura muy aburrida, en la que nada sucede, y todos los intentos de coque- tear con la cultura de masas y de pu- blicar obras en esa clave resultan de mal gusto. En lo que respecta a los li- bros —que aquí también se han con- vertido en la principal forma de exis- tencia de la literatura—, vemos dos tendencias. Primero, después de la monstruosa simplificación de los años noventa, ha comenzado cierta profundización, surge una literatura de mejor calidad, más interesante; de una estructura más compleja, que toca problemas más difíciles. Segun- do, durante el periodo del triunfo de la literatura de masas, la seria alcan- zó a enriquecerse con muchos proce- dimientos y trucos de aquélla. Esto es positivo. Es un proceso análogo al de los años veinte y treinta. La litera- tura de principios de los veinte es muy mala, no en vano el artículo de Tiniánov se titula Intervalo; esa pau- sa fue superada. Más tarde la gente comenzó a escribir sobre sí misma, surgió una enorme cantidad de obras autobiográficas, porque des- pués del fracaso de todas las formas sociales de vida, el hombre trata de escarbar en su yo, de comprender lo que él es y representa. P. ¿Refleja la literatura la histo- ria de Rusia?, ¿cómo lo hace? R. Ni siquiera hoy tenemos una epopeya decente sobre la revolución rusa. Unas pocas obras fueron escri- tas cuando las huellas aún estaban frescas y conservan algunas caracte- rísticas de la vida cotidiana de enton- ces. Pero no se ha escrito la epopeya de la revolución; lo más cercano a un libro ideal sobre la revolución es Doc- tor Zhivago, porque es una novela- cuento, y sobre la revolución sólo se pueden escribir cuentos, es algo irra- cional. Sobre el Gulag se puede escri- bir con ese método, sobre la revolu- ción, no. Tampoco resulta la epopeya tradicional, como se ve en la trilogía de Alexéi Tolstói, la primera parte es buena, el resto… La revolución rusa es un fenómeno tipológico, hay un círculo en la historia rusa, que se repi- te. En Rusia el Estado siempre es muy tonto y la población muy inteli- gente y no pueden convivir. Hay que encontrar la explicación de cada una de estas revoluciones y mostrarla. El pueblo ruso lo forman dos mitades: una, menos numerosa, gobierna y oprime, y la otra, numerosa, trabaja y obedece. Para poder escribir sobre es- to y describirlo hay que escarbar muy profundo. Por eso todas las obras so- bre las revoluciones son descriptivas. Tenemos muchos libros sobre cómo en los noventa comenzaron a quebrar las empresas, cómo terminaron con el poder del PCUS, cómo cambió radi- calmente la cultura. Hay obras des- criptivas pero no analíticas. Para escri- bir una buena obra sobre Rusia en los años noventa, hay que comprender que bajo la máscara de la libertad, en todo el mundo, no sólo en Rusia, triunfaron fenómenos como el amora- lismo, la entropía, la desintegración y el desorden. Esto es lo que sucedió con el pretexto de la libertad, pero no tenía nada que ver con ella. La Rusia de los noventa era menos libre que du- rante el zarismo. Rusia bajo Yeltsin no era más libre que Inglaterra bajo Cronwell. Para discutir lo que suce- dió en los noventa, hay que terminar con el fantasma de la libertad, y para esto se necesita valor cívico. P. ¿Cree que la corriente más productiva en la actualidad es el realismo? R. Zhitinski ha dicho que si com- prendemos por realismo la Pequeña Nevá —es decir, un riachuelo muy es- trecho y de orillas muy planas—, en- tonces es algo horrible; pero si lo comprendemos como el Volga, en el que hay de todo, entonces está perfec- to. Hay diferentes tipos de realismo. Por ejemplo, el realismo mágico, in- ventado en lengua española. Existe un genio como García Márquez, el “La gran lite- ratura sovié- tica fue he- cha por los hijos de los comisarios, y ahora la hacen los hi- jos de la ge- neración de los que po- dríamos lla- mar oligar- cas y ejecuti- vos” El escritor ruso Dmitri Bíkov (Moscú, 1967). “Los proble- mas que Ru- sia debe re- solver no son de ca- rácter so- cial, sino na- cional. No en el plano étnico sino en el ideoló- gico” Con una herencia literaria que marcó la historia de la literatura, los rusos confían en que la nueva ge- neración de escritores recupere el esplendor creativo. Sobre los complejos periodos vividos por Ru- sia, su futuro y el lugar que ocupan sus letras en el mundo reflexiona el enfant terrible del país. Dmitri Bíkov “Rusia adelanta a Occidente en todo, incluso en su degradación” MAPA DE LAS LETRAS RUSAS 2 BABELIA EL PAÍS, SÁBADO 11 DE FEBRERO DE 2006

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RODRIGO FERNÁNDEZ

Dmitri Bíkov es unode los autores actua-les más prolíficos.Poeta, novelista, crí-tico, panfletista. Susideas y su carácterlo han convertido

en uno de los enfant terrible de la lite-ratura rusa. Él mismo ve su obra conbastante ironía y sostiene que cadauna de sus novelas es en realidad suautoterapia, un intento de compren-der sus complejos y temores. Sontambién “un intento de imaginarmecómo vivir en este desdichado paísque es el mío y que tanto ha sufrido,pues hay que aceptar de alguna ma-nera su pasado, explicar de algunaforma por qué aniquilaba a su gente,ya que no se puede vivir con una heri-da histórica abierta”, sostiene. EnJustificación trató de explicar porqué sucedieron las represiones estali-nianas; en Ortografía, por qué ocu-rrió la revolución rusa; en Evacua-dor, por qué existe el terrorismo che-cheno. En su próxima novela trata dedar una explicación global de toda lahistoria rusa. “Soy mi propio psicólo-go porque a los demás no les creo. Miobra es un intento de superar mi pro-pia desesperación”.

PREGUNTA. ¿Dio algo nuevola caída del comunismo?

RESPUESTA. La verdad es queaunque la censura soviética existía,su peso era relativo. Sólo en un aspec-to era un gran obstáculo: impedía re-formular los grandes problemas de laépoca. Todos pensaban que el podersoviético era el principal obstáculo pa-ra que Rusia se pudiera desarrollar li-bremente; todos estaban convenci-dos de que bastaría con eliminar eseobstáculo para que comenzara el re-

nacimiento. Pero ahora vemos que elobstáculo no estaba ahí en realidad.Quizás al contrario, puesto quecreaba una especie de invernadero,condiciones privilegiadas para laintelligentsia, que podía hacer co-sas admirables y en las que surgie-ron Okudzhaba, Visotski, Tarkovski,Shukshín, etcétera. Toda la genera-ción de 1924 a 1936, mejor dicho, a1937 inclusive, cuando en Rusia toda-vía nacían genios. Esto era posible só-lo bajo el poder soviético, que era con-dición para la existencia de esa gentee incluso para la mayoría de los disi-dentes. Cuando desapareció quedóclaro que su ausencia no resuelve nin-guno de los problemas rusos, y quelos problemas que Rusia debe resol-ver no son de carácter social, sino na-cional. No en el plano étnico sino enel ideológico. La nación debe consti-tuirse nuevamente, comprender quéson los rusos; este problema no se haresuelto y pasará mucho tiempo an-tes de que se resuelva.

P. ¿Qué diferencias y coinciden-cias ve entre la anterior genera-ción y la suya?

R. La generación anterior vivíaprisionera de las hipnosis comunis-tas o anticomunistas. Mi generaciónreformuló estas oposiciones. Com-prendemos que la oposición no pasapor los rojos y los blancos, u Oriente-Occidente, sino, por ejemplo, por la lí-nea Norte-Sur, inteligente-estúpido,sencillo-complejo o hedonismo-asce-tismo, por estas líneas. Es decir, fui-mos los primeros en comprender quela libertad y el orden no son excluyen-tes. Lo que ya decía Chesterton. Es laprimera generación que analiza losúltimos problemas desde cero.

P. ¿Cree que hay una línea divi-soria entre la literatura rusa ac-tual y la literatura soviética?

R. La línea divisoria no pasa porlos temas, sino por la calidad. Tradi-cionalmente, el nivel de la literaturaposrevolucionaria cae sustancialmen-te. La principal razón es que aquellageneración de intelligentsia que acer-có e hizo la revolución se convierte ensu primera víctima y simplemente nohay quien pueda escribir. Segundo, larevolución siempre conduce a una re-lativa democratización de la socie-dad, quiéralo o no, aunque sea por uncorto tiempo, y la democracia siem-pre trae una caída del nivel de la lite-ratura. Por eso, esta línea cualitativaes muy clara, pero no pasa por el año1985, sino que por 1992-1993: los te-mas continuaban siendo los mismos,pero la calidad empeoró notablemen-te. Mientras tanto, todo aquello so-bre lo que hablaba la literatura rusalibre, en una u otra medida ya habíasido dicho, ya sea en la literatura rusade emigración o en el samizdat. Nohubo un cambio temático importan-te. Ahora hay una mejora imprevista,porque han crecido ya los hijos de lostriunfadores; siempre he creído quela literatura la hace la segunda gene-ración. La gran literatura soviéticafue hecha por los hijos de los comisa-rios, y ahora la hacen los hijos de lageneración de los que podríamos lla-mar oligarcas o ejecutivos. Escribenmuy bien, porque para ellos las oposi-ciones del pasado ya no existen.

P. ¿Cuál es la situación actualde la literatura?

R. Diversa. La situación de las lla-madas revistas gruesas —los princi-pales agentes de la literatura en Ru-sia, sus principales mediadores ydivulgadores— es muy penosa. Es-tán en manos de gente que no tieneolfato para los nuevos talentos. Tie-nen miedo de hablar abiertamente,publicar cosas discutibles, es una lite-

ratura muy aburrida, en la que nadasucede, y todos los intentos de coque-tear con la cultura de masas y de pu-blicar obras en esa clave resultan demal gusto. En lo que respecta a los li-bros —que aquí también se han con-vertido en la principal forma de exis-tencia de la literatura—, vemos dostendencias. Primero, después de lamonstruosa simplificación de losaños noventa, ha comenzado ciertaprofundización, surge una literaturade mejor calidad, más interesante;de una estructura más compleja, quetoca problemas más difíciles. Segun-do, durante el periodo del triunfo dela literatura de masas, la seria alcan-zó a enriquecerse con muchos proce-dimientos y trucos de aquélla. Estoes positivo. Es un proceso análogo alde los años veinte y treinta. La litera-tura de principios de los veinte esmuy mala, no en vano el artículo deTiniánov se titula Intervalo; esa pau-sa fue superada. Más tarde la gentecomenzó a escribir sobre sí misma,surgió una enorme cantidad deobras autobiográficas, porque des-pués del fracaso de todas las formassociales de vida, el hombre trata deescarbar en su yo, de comprender loque él es y representa.

P. ¿Refleja la literatura la histo-ria de Rusia?, ¿cómo lo hace?

R. Ni siquiera hoy tenemos unaepopeya decente sobre la revoluciónrusa. Unas pocas obras fueron escri-tas cuando las huellas aún estabanfrescas y conservan algunas caracte-rísticas de la vida cotidiana de enton-ces. Pero no se ha escrito la epopeyade la revolución; lo más cercano a unlibro ideal sobre la revolución es Doc-tor Zhivago, porque es una novela-cuento, y sobre la revolución sólo sepueden escribir cuentos, es algo irra-cional. Sobre el Gulag se puede escri-bir con ese método, sobre la revolu-ción, no. Tampoco resulta la epopeyatradicional, como se ve en la trilogíade Alexéi Tolstói, la primera parte esbuena, el resto… La revolución rusaes un fenómeno tipológico, hay uncírculo en la historia rusa, que se repi-te. En Rusia el Estado siempre esmuy tonto y la población muy inteli-gente y no pueden convivir. Hay queencontrar la explicación de cada unade estas revoluciones y mostrarla. Elpueblo ruso lo forman dos mitades:una, menos numerosa, gobierna yoprime, y la otra, numerosa, trabaja yobedece. Para poder escribir sobre es-to y describirlo hay que escarbar muyprofundo. Por eso todas las obras so-bre las revoluciones son descriptivas.Tenemos muchos libros sobre cómoen los noventa comenzaron a quebrarlas empresas, cómo terminaron conel poder del PCUS, cómo cambió radi-calmente la cultura. Hay obras des-criptivas pero no analíticas. Para escri-bir una buena obra sobre Rusia en losaños noventa, hay que comprenderque bajo la máscara de la libertad, entodo el mundo, no sólo en Rusia,triunfaron fenómenos como el amora-lismo, la entropía, la desintegración yel desorden. Esto es lo que sucediócon el pretexto de la libertad, pero notenía nada que ver con ella. La Rusiade los noventa era menos libre que du-rante el zarismo. Rusia bajo Yeltsinno era más libre que Inglaterra bajoCronwell. Para discutir lo que suce-dió en los noventa, hay que terminarcon el fantasma de la libertad, y paraesto se necesita valor cívico.

P. ¿Cree que la corriente másproductiva en la actualidad es elrealismo?

R. Zhitinski ha dicho que si com-prendemos por realismo la PequeñaNevá —es decir, un riachuelo muy es-trecho y de orillas muy planas—, en-tonces es algo horrible; pero si locomprendemos como el Volga, en elque hay de todo, entonces está perfec-to. Hay diferentes tipos de realismo.Por ejemplo, el realismo mágico, in-ventado en lengua española. Existeun genio como García Márquez, el

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“La gran lite-ratura sovié-tica fue he-cha por loshijos de loscomisarios,y ahora lahacen los hi-jos de la ge-neración delos que po-dríamos lla-mar oligar-cas y ejecuti-vos”

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El escritor ruso Dmitri Bíkov (Moscú, 1967).

“Los proble-mas que Ru-sia debe re-solver noson de ca-rácter so-cial, sino na-cional. Noen el planoétnico sinoen el ideoló-gico”

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Con una herencia literaria que marcó la historia de la literatura, los rusos confían en que la nueva ge-neración de escritores recupere el esplendor creativo. Sobre los complejos periodos vividos por Ru-sia, su futuro y el lugar que ocupan sus letras en el mundo reflexiona el enfant terrible del país.

Dmitri Bíkov“Rusia adelanta a Occidente en todo,incluso en su degradación”

MAPA DE LAS LETRAS RUSAS2 BABELIA EL PAÍS, SÁBADO 11 DE FEBRERO DE 2006

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R. F.

La literatura rusa vive un pe-riodo muy interesante ca-racterizado principalmen-te por el hecho de que el

posmodernismo —la tendencia quedominaba en los últimos tiempos ycuyos cabezas de filas son VladímirSorokin (1955) y Víktor Pelevin(1960)— está en franca retirada. Elrealismo parece estar teniendo surevancha: Oleg Yermakov (1961),Alexéi Slapovski (1957), Oleg Páv-lov (1970), Andréi Volos (1955) yuna pléyade de nuevos escritores—Oleg Zayonchkovski (1959), Ser-guéi Shargunov (1980)— han rei-vindicado el protagonismo de estatendencia, cuya muerte había sidoanunciada.

Verdad es que siguen activos tan-to Sorokin y Pelevin como Pável Pe-perstein (1966) o Dmitri Prígov(1940) —el gran poeta del concep-tualismo ruso que últimamente es-cribe principalmente prosa—, perolejos de poner en duda la tesis deque el posmodernismo está en reti-rada, más bien la confirma. La últi-ma novela de Sorokin, El camino deBro, es inferior a la anterior, El Hie-lo, y ésta a La grasa azul, la que a suvez difícilmente puede compararsea sus mejores obras precedentes. Lomismo se podría decir de las últi-mas novelas de Pelevin: Dialécticadel periodo transitorio o de ningu-na parte a ninguna parte o El librosagrado de la Mujer Zorro, lo queno impide que sus fans considerengenial cada nuevo libro suyo. Perosi estos escritores han perdido te-rreno en el plano literario, en el so-ciocultural siguen acaparando laatención de los medios de comuni-cación y de los rusos.

Elrealismoactualyanoeseldeantes y muchos escritores que se en-marcan en esta tendencia utilizan“trucos” propios del posmodernis-mo: citas, guiños literarios, juegoscon la historia, como también otrospropios de la cultura de masas. Ca-be destacar a Dmitri Bíkov (1967),popular poeta que publicó su prime-ra novela —La justificación— en2001, con un éxito inmediato. Eluso de métodos posmodernistas esespecialmente claro en la segunda,Ortografía —con personajes realescodificados, profusión de citas,ironía—, sobre la época inmediata-mente posterior a la revolución bol-chevique, y la tercera, El evacuador,un intento de comprender el fenó-meno terrorista. La influencia delrealismo mágico en una serie de es-critores es clara, sobre todo la deGarcía Márquez.

Los llamados proyectos están demoda en Rusia: en los negocios, enla esfera de los espectáculos y lapublicidad, e incluso en la política yla literatura. En literatura el más fa-moso es el “proyecto Akunin”, obrade un traductor, especialista en li-teratura japonesa y subdirector dela revista Literatura Extranjera:Gueorgui Chjartishvili (1956). Sunovela Azazel (1998), bajo el seudó-nimo de Borís Akunin, fue un éxitoinmediato. Y los lectores tardaronmás de un año en enterarse de queAkunin, en realidad, es un escritorinventado por Chjartishvili para en-

carnar un proyecto que anunciabasin tapujos: escribir una serie de no-velas policiacas, una por cada subgé-nero. Así nace Fandorin, el héroeque nunca pierde en los juegos deazar y al que la muerte esquiva. Du-rante la travesía literaria de Akuninel proyecto se va ampliando y esteescritor ficticio va cobrando cuerpohasta tal punto que el año pasadoapareció una obra conjunta de Bo-rís Akunin y Gueorgui Chjartishvi-li: Cuentos de cementerios. AhoraAkunin se ha embarcado en otroproyecto: escribir una novela por ca-da género literario.

En la época soviética existíauna literatura rusa a la que los ha-bitantes de la antigua URSS notenían acceso: las obras de los emi-grantes. Es verdad que un reduci-do número de personas podía leera aquellos escritores a través de edi-ciones extranjeras que había queingresar clandestinamente o del sa-mizdat, es decir, de copias a máqui-nas hechas y divulgadas por entu-siastas. Esa diferencia desaparecióy ahora no sólo se ha recuperado adecenas de escritores ya fallecidos,sino que los novelistas que hoy vi-ven y escriben en el extranjero par-ticipan activamente en la vida lite-raria rusa. Vasili Axiónov (1932),que emigró en la época soviética yque continúa en Francia, ganó conVolterianos y volterianas el últimoPremio Booker. Alexandr Piati-gorski (1928), que vive en el ReinoUnido, ha ganado el Andréi Beli, yMijaíl Shishkin (1961), aunque re-side en Zúrich, es uno de los másimportantes e influyentes novelis-tas de la Rusia actual. Con La to-ma de Izmaíl ganó el Booker haceseis años y su última obra, El cabe-llo de Venus, acaba de obtener elPremio Bestseller Nacional 2005.

En la lista larga de los seleccio-nados para disputar este premio, elmás importante de Rusia, hubo es-te año otros autores significativos,como Serguéi Nósov (1957), conLos grajos se fueron, las últimasnovelas de los ya citados Bíkov, Pe-levin, Slapovski, Volos y Zayon-chkovski; María Ribakova (1973),el director del teatro Hermitage,Mijaíl Levitin (1945), y el violinistay novelista emigrado LeonidGirshóvich (1948). Y aunque es ver-dad que muchos escritores ya nodan sus obras primero a las revistas—como era tradición—, hay queconstatar que la mayoría de lasobras finalistas fueron publicadasprimero en revistas literarias.

Entre los rasgos característi-cos de la literatura rusa cabe tam-bién señalar la existencia de lo quepodríamos llamar literatura de fic-ción especializada, que en otros paí-ses se reduce a las novelas policia-cas o de serie negra: sus autores,con raras excepciones, forman gru-po aparte, que no es examinadocuando se habla de la literatura ge-neral de ese país. Pues bien, en Ru-sia, además de darse este fenómenocon las policiacas, se da tambiéncon las de ciencia-ficción y fantasía.En las primeras, las mujeres domi-nan indiscutiblemente y las listasde los más vendidos generalmenteestá compuesta por Alexandra Ma-rínina, Daria Dontsova, TatianaPoliakova y Polina Dashkova. Perotambién hay decenas y decenas deescritores especializados en cien-cia- ficción, género en el que exis-ten varios premios rusos. Entre losmejores figuran Serguéi Lukiá-nenko, autor de Guardianes de laNoche, y Mijaíl Uspenski, por nom-brar sólo a dos.

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único genio de verdad de toda la lite-ratura en lengua hispana del sigloXX. La mejor novela del siglo pasa-do, junto a Don Apacible y DoctorZhivago, es Cien años de soledad; enRusia sólo Andréi Beli trató de hacercosas parecidas. García Márquez in-ventó ese realismo poético que yo qui-siera profesar. El único problema esque como todo genio tiene proble-mas muy serios con el gusto. Se pasa,peca de redundancia, literalismo, fi-siologismos; nada de esto es necesa-rio. Quizás el realista ideal haya sidoZola, donde prácticamente en cadaobra hay de todo. Soy partidario delrealismo mágico, creo que allí está elfuturo, porque con los medios del rea-lismo tradicional, rastrero, no se pue-den solucionar las tareas literarias.

P. ¿Qué piensa del fenómenoque representa el escritor BorísAkunin?

R. Interesante. En su época escri-bí un artículo sobre Akunin titulado:El último clásico ruso. Puede ser cali-ficado de tal en el sentido que resuel-ve en todas sus obras un mismo pro-blema: por qué en Rusia la gente detalento nunca es leal y los leales sonsiempre asquerosos; por qué en Ru-sia no se puede ser leal al Estado. Elproblema está planteado correcta-mente; falta responder lo principal,que el Estado ruso es enemigo delpueblo, por eso sucede así. Para res-ponder por qué es enemigo del pue-blo, hay que meterse en profundosmotivos históricos. Lo que yo trato dehacer ahora. Un héroe como Fando-rin, creado por Akunin, no existía enla literatura rusa, lo ha inventado éldesde cero: una persona buena, senci-lla, transparente.

P. ¿Hay puntos de coincidenciaentre la actual literatura rusa y laoccidental?

R. Sí. Primero y lo más evidente,es la explosión del nuevo autobiogra-fismo, el intento de escribir sobreuno mismo, porque todas las realida-des sociales se han esfumado y quedasólo la existencia desnuda; exploraren su yo. Segundo los juegos posmo-dernistas con la historia. Otros pun-tos de coincidencia no veo, porque laliteratura occidental en general esmuy aburrida.

P. La literatura rusa actual ¿esuna prolongación de la del XIX ola influencia de la literatura mun-dial pesa más?

R. Andréi Bítov dijo en su épocaque Rusia no es un país que va por de-trás, sino por delante. Yo no veo dife-rencias esenciales entre la tradiciónrusa y la mundial, salvo una: en Ru-sia siempre todo sucede antes. Esta-dos Unidos maduró para escribir unanovela del tipo de Guerra y paz seten-ta años más tarde, Lo que el viento sellevó, que es muy inferior a la de Tols-tói, aunque también hay filosofía dela Historia. Lo mismo con Dostoievs-ki: en Occidente apareció Camus, pe-ro también es una chimenea más cor-ta y un humo menos denso. O seaque la tradición rusa literaria es Occi-dente, pero por adelantado. Inclusotodo el teatro del absurdo, a Ionescoy Beckett los tuvimos en los años vein-te, cuando Harms y Vedenski escri-bieron Yelizabeta Bam y Por todoalrededor puede estar Dios. Todo exis-tía ya entonces. Nada nuevo inventa-ron en el mundo después. Rusiaalcanzó a escribirlo todo. Para no ha-blar de que esa prosa existencial queescribía aquí Trífonov está escribién-dose ahora mismo en Estados Uni-dos. Y los thriller que nacieron aquí,comenzando por Vladímir Odó-ievski o Gógol, los envidiaría el mis-mísimo Stephen King. Es muy im-portante que ahora Rusia, donde pa-recía que existía un vacío total, estépalpando esa cosa terrible que es laprosa de la nueva era que refleja elgran enfrentamiento que se está pro-duciendo entre el islam y Occidente.Rusia adelanta a Occidente en todo,incluso en su degradación.

Jóvenes rusos en Moscú en el año 2004. RAYMOND DEPARDON / MAGNUM PHOTOS

La vuelta del realismoUna de las tendencias literarias que ha cobrado fuerza en Rusia es el realismo, pero con trucosdel posmodernismo, sin olvidar la influencia del realismo mágico. Otras características actualesson la novela policiaca, la ciencia-ficción y la fantasía, y como fenómeno singular los llamados “pro-yectos literarios”, que ejemplifican muy bien el creado por Borís Akunin.

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En la épocasoviéticaexistía una li-teratura rusaa la que sushabitantesno tenían ac-ceso: lasobras de losemigrantes.Eso ha cam-biado y aho-ra ellos parti-cipan en lavida literaria

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MAPA DE LAS LETRAS RUSASMEL PAÍS, SÁBADO 11 DE FEBRERO DE 2006 BABELIA 3

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“El mito es el fundamentoprimigenio de la literatura”

“El mundoeuronor-teamericanovive una cri-sis espiritual

El escritor Pável Krusánov esautor de El mordisco del án-gel, libro que se convirtió enuna novela de culto en Rusiay lo hizo famoso. Después haescrito otras obras, entre lasque destacan La noche pordentro, Bon-Bon y la recopila-ción de cuentos El inmortal.

1. Creo que no existe unalínea divisoria clara entre lasliteraturas de ambos perio-dos. En general, los cambioscualitativos en el arte suce-den en el campo de los gran-des estilos —clasicismo, ro-manticismo, etcétera—; delos cambios del modelo so-cial si éstos conducen a una li-beración ideológica del artecapaz de mostrar la experien-cia que había pero que estabaprohibida.

Uno de los grandes logrosde la literatura possoviéticaes que regresó a sus marcoslegítimos. Antes pensabanque el libro era una especiede Ojo, que nos dirá, por fin,cómo vivir y qué hacer. Aho-ra estas esperanzas se han es-fumado. Y esto es bueno, por-que la literatura no está obli-gada a desempeñar eterna-mente el papel de informantede la sociedad sobre su mi-sión.

2. Muy saludable, como lodemuestra su variedad. Duran-te mucho tiempo se conside-raba —y se sigue consideran-

do— que el camino magistralde la literatura es la corrienterealista con determinadas co-rrecciones estilísticas depen-diendo del género. Pero nohay que olvidar que la co-rriente realista todavía nocumple ni dos siglos.

Después de surgir en el si-glo XIX como una ramifica-ción del tronco principal dela literatura, el realismo usur-pó el derecho a la primacía,hasta tal punto que ni siquie-ra el ecléctico posmodernis-mo logró seriamente hacerloa un lado. Mientras tanto, du-rante tres mil años, la litera-

tura bebía de una fuente com-pletamente distinta: el mito.El mito es el fundamento pri-migenio de la literatura. Y es-to es algo que muchos hancomprendido ahora.

3. La aspiración a reflejarla realidad social inmediataes una característica del pe-riodismo y del panfleto. Se-mejante aspiración —comotoda cosa coyuntural— sólodaña a la literatura. Lo queno impide que los estantes delas librerías estén llenos de li-teratura coyuntural. Como re-gla, se trata de libros de undía, pensados para un éxitorápido y un rápido olvido. Loque, por cierto, es el ideal detoda cosa en la sociedad deconsumo. Basta ver los vasosde plástico desechables, queestán desplazando a los au-ténticos.

Las cosas ya no estáncalculadas para que sean de-jadas a los descendientes.Ahora las leyes del mercadohan puesto en una posiciónnada envidiable a los escri-tores que buscan nuevas for-mas. La demanda de literaturarefinada, elitista, que experi-menta es mucho más bajaque la literatura de género,orientada normalmente allector de masas. Pero qué levamos a hacer, nadie ha di-cho que el pan del escritor esfácil. R. F.

EN SU tiempo, Andréi Voznesenski es-cribió unos proféticos versos en los quepintaba un cuadro escalofriante del esta-dio Luzhnikí de Moscú: catorce mil poe-tas sentados en las gradas, mientras, ilu-minado por los focos, salía al estrado elúltimo lector de poesía. Serguéi Chuprinin,director de la revista Znamia y autor de laguía biobibliográfica La Nueva Rusia. Elmundo de la literatura, confirma que laprofecía de Voznesenski se ha cumplido:unas 14.000 personas en Rusia no sólo es-criben poesía, sino que la publican. A losque hay que sumar quienes lo hacen en pe-riódicos, revistas y en la red. Para Chupri-nin, esta situación significa una catástrofenacional, porque “el país y su cultura nonecesita 14.000 poetas y mucho menos100.000. Es imposible leer ese torrentede versos. No se pueden analizar responsa-blemente”. Y si de esas 14.000 personasque publican poesía, la mitad puede sercalificada de grafómanos, quedan aún mi-les que “tienen algo que decir y que sabenhacerlo en verso, transmitiendo urbi et or-bi su experiencia única, dirigiendo nues-tro ánimo, refrescando profesionalmentenuestro idioma y nuestros sentimientos”.

Valgan estas reflexiones de Chuprinincomo disculpa ante la imposibilidad deabarcar toda la riqueza poética de Rusiade los últimos 15 años. Para dar por lo me-nos una idea de las corrientes que han pre-dominado en este periodo, utilizaremos

la clasificación hecha por el editor, críticoy poeta Dmitri Kuzmín.

Los conceptualistas y los metarrealis-tas dominaron la primera mitad de los no-venta. “Los primeros centraban su aten-ción en el problema de la total falta delibertad de la expresión humana, de suinevitable falsedad, de la predetermina-ción del conjunto de prácticas discursi-vas. La crítica sociocultural presentadapor el conceptualismo fue muy fuerte e in-fluyente, pero a fines de los noventa se ha-bía agotado”, señala Kuzmín. De las cua-tro figuras clave de esa corriente, sólo uno—Dmitri Prígov— continúa fiel al con-ceptualismo; Timur Kibírov y Mijaíl Su-jotin cambiaron su orientación y evolucio-naron hacia una lírica muy íntima y algodolorosa, mientras que Lev Rubinsteinabandonó la poesía para concentrarse enel ensayo.

Para los metarrealistas el fundamentode la mundovisión poética es el objeto delmundo circundante, el contenido metafí-sico de ese objeto; el denso diálogo metafí-sico que las cosas mantienen entre sí y alque debe unirse, como un igual, el hom-bre. De los cinco principales metarrealis-tas, dos —Alexandr Yeriómenko e IvánZhdánov— prácticamente se han refugia-do en el silencio; Vladímir Áristov, Arka-di Dragomóshchenko y Alexéi Pársh-chikov continúan una labor poética fructí-fera, pero ya no están en el centro de la de

la crítica ni de los lectores. Esta poesía esdemasiado compleja y su relación con laactualidad, demasiado indirecta.

El extenso espacio entre estos dos po-los ha estado ocupado por el mainstreamdel posacmeísmo, siguiendo el camino de-lineado, ante todo, por Anna Ajmátova y

Osip Mandelstam. Como explica Kuz-mín, estos dos grandes comenzaron jun-tos, “pero luego sus poéticas se distancia-ron muchísimo, dejando a sus seguidoresun gran diapasón de posibilidades”. Sim-plificando las cosas, se puede decir que losdos principales grupos fueron Moskóvsko-ye Vremia —Bajit Kenzhéyev y SerguéiGandlevski, ante todo— y las diferentesramas de lo que se podría calificar comola “escuela leningradense”: Iósif Brods-ki, Yevgueni Rein, Alexandr Kúshner;la generación siguiente: Víktor Krivuliny Yelena Schwartz; la más joven: AlexéiPurin, Oleg Yúriev, Valeri Shubinski.Éste es el tipo de poesía que ha ocupadocasi todo el espacio de las “revistas grue-sas”. Todos ellos (a excepción de los falleci-dos Brodski y Krivulin) y algunos otros dela misma tendencia continúan en el cen-tro del proceso literario, aunque la obrade algunos maestros de la generación másadulta está en decadencia. Aunque sigueescribiendo mucho y bien Kenzhéyev;después de un intervalo de 17 años regre-só a la poesía Alexéi Tsvetkov; acaba depublicar sus obras escogidas Yúriev. Ma-ría Stepánova y Arseni Rovinski, que si-guen la tradición de Krivulin, han dadonueva vida a esta tendencia, teniendo co-mo tema central el lugar del hombre senci-llo en la historia.

En la periferia del mainstream posac-meísta está, de un lado, la poética másconservadora, orientada al verso ruso delsiglo XIX. Destacan Inna Lisniánskayay Natalia Gorbanévskaya, pero no seven nuevos autores interesantes. De otra

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Poetas por doquier

El irretornable es quizá la obramás conocida de Alexandr Kaba-kov. Publicada en 1988, esta anti-utopía refleja el entusiasmo —la eu-foria incluso— de los nuevos tiem-pos, de la perestroika y, a la vez, eltemor ante el mundo acostumbra-do que se derrumba. Kabakov di-ce que siempre ha escrito sobre “lasoledad y los intentos —la mayorparte infructuosos— de superar-la; sobre la responsabilidad por to-do lo que uno hace e incluso pien-sa; sobre la relación entre lo perso-nal, individual, psicológico con logeneral, nacional, histórico”. Cuen-tos moscovitas fue finalista del Pre-mio Bestseller Nacional 2005.

1. La eliminación de la censurafue un cruce de frontera. Esta exis-tencia sin censura tiene dos caras.De una parte surgió la libertad deautoexpresarse para los auténti-cos y serios escritores, que conti-núan la línea de la literatura rusaanterior a la revolución y de la emi-gración; de otra, ha surgido grancantidad de literatura de masasde bajo nivel y la llamada literatu-ra moderna, cuyo básico principioes destruirlo todo: valores éticostradicionales y los estéticos. Comoresultado a la literatura rusa ha

vuelto mucho de lo bueno que con-tenía la experiencia nacionaldel XIX y ha llegado lo peor delproceso literario mundial del XX.

2. Se desarrolla impetuosa-mente, aunque con tendencias in-quietantes, sobre las que ya me re-ferí. Pero hay que reconocer queestas tendencias no sólo son pro-pias de la literatura rusa contem-poránea y no sólo de la literatura;todo el mundo euronorteamerica-no vive una profunda crisis espiri-tual. Esto está relacionado con elhecho de que la imperante ideolo-gía del liberalismo —que hasta ha-ce poco parecía todopoderosa—ha mostrado sus puntos débiles yahora vemos los callejones sin sali-da del desarrollo liberal.

3. En la respuesta anterior mehe referido a esto. Para que un li-bro sea actual no es obligatoriauna descripción directa de la ac-tualidad. Para el escritor de hoy esmucho más importante la sensa-ción de pérdida del pasado y el pre-sentimiento de un futuro nebulo-so, confuso. R. F.

MAPA DE LAS LETRAS RUSAS

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Pável Krusánov

Cuatro de los escritores rusos más destacados retratan el presente de la literatura de su país a través de las siguientes preguntas:1. ¿Existe una línea divisoria entre la literatura rusa actual y la literatura rusa de la época soviética?2. ¿Cuál es la situación actual de la literatura rusa?3. ¿Refleja la literatura la historia de Rusia y cómo lo hace?

Kabakov (Novosibirsk, 1943).

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Dmitri Prígov, según Soledad Calés. L

Krusánov (Leningrado, 1961).

Alexandr Kabakov

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4 BABELIA EL PAÍS, SÁBADO 11 DE FEBRERO DE 2006

Page 4: Literatura rusa contemporanea 2006 -entrevistas.pdf

“Ha surgido la tentación del ‘best seller”

“La naturaleza humana no depende del sistema sociopolítico”

parte, existe un amplio y heterogéneo gru-po de poetas para los que el canon posac-meísta en una u otra manifestación no re-presenta su mundo que deben desarrollary arreglar, sino un punto de partida paraavanzar hacia otros mundos poéticos. Mi-jaíl Aizenberg y Yevgueni Sabúrov sontípicos ejemplos de los noventa. En ellosla prosodia posacmeísta se manifiesta ensu capacidad de asimilar las lecciones delconcretismo e imbuirse de las cuidadosa-mente conservadas entonaciones del len-guaje oral. Nikolái Báitov “balancea en ellímite de la conceptualista negación total,pero no traspasa esa frontera gracias, engran parte, a su interés por el tejido poéti-co en sí, por la organización ritmomeló-dica y fónica del texto”, señala Kuzmín.En las generaciones más jóvenes, AndréiPoliakov y Serguéi Kruglov mostraronuna cardinal deformación del canon po-sacmeísta, y parten de Mandelstam en sucomprensión del diálogo del hombre conla cultura como único modo de soportarla ilimitada soledad existencial, pero hibri-dan la poética del maestro: el primerocon el absurdismo de la influyente escuelade la primera mitad del siglo XX conoci-da como los oberiuti; y el segundo con elverso libre de la poesía europea de media-dos del siglo pasado. En esta misma clavepodemos referirnos a la obra de importan-tes autores de los noventa y comienzos dela presente década: Yelena Fanáilova,Ígor Vishnevetski, Nikolái Zviáguint-sev y otros.

Un lugar especial lo ocupa la línea dela poesía rusa para la cual el principal

acontecimiento del siglo de plata no fue elacmeísmo, sino el futurismo. La mayoríade los autores para los que el principal in-terés en el futurismo estaba en la idea dela síntesis de las artes y la renuncia al logo-centrismo abandonaron las fronteras dela poesía y avanzaron hacia la poesía vi-

sual, la soundpoetry, el performance. Lainterpretación del futurismo como el in-tento de liberar el significado del yugo dela norma del idioma dio en la segunda mi-tad del siglo pasado un maestro excelso co-mo Guennadi Aigui.

Otro grupo está formado por autores

para los que las principales fuentes desu poética se encuentran fuera de la tra-dición nacional rusa. Por ejemplo, elanálogo ruso de la poesía objetivista per-sonalizado en Stanislav Lvoski, Ser-guéi Timoféyev o Víktor Poleshchuk.Prácticamente todos los que escriben enverso libre en lugar del verso rimado ymétrico integran este grupo sumamenteheterogéneo.

Paradójicamente, no está muy desa-rrollada en Rusia la poesía típicamente fe-menina, a pesar de haber tenido en el si-glo pasado a clásicos como Ajmátova yMarina Tsvetáieva. Aunque hay mu-chas poetas, la mayoría no se ocupa de re-flexionar de forma especial sobre los pro-blemas de la mujer. Entre las excepcionespodemos citar a Lisniánskaya, que dibu-ja con una extraordinaria fuerza emotivael destino de la mujer como de entrega to-tal al servicio de su hombre. Pero es en losversos de Vera Pávlova donde se reflejancon más amplitud y con exactitud psicoló-gica los temas tradicionalmente femeni-nos del matrimonio al nuevo amor queconduce a la desintegración de la familia.

En los últimos dos o tres años ha surgi-do una nueva generación de poetas. Entrelos menores de 25 años hay autores queya han abierto, según Kuzmín, una nuevapágina en la historia del verso ruso: Mi-jaíl Kótov, Ksenia Marénnikova, YuliaIdlis; caben destacar también MarianaGueide, cuya poesía es cercana al meta-rrealismo; Iliá Kriger, con sus miniatu-ras en verso libre, y Dina Gátina, con suespecial concretismo. R. F.

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Mijaíl Shishkin entró impetuosa-mente en la literatura rusa paraconvertirse de inmediato en unade sus principales figuras. Maes-tro eximio del idioma, desea “unirel amor a la palabra con el tradicio-nal amor ruso hacia la persona, ha-cia el Akaki Akákievich gogoliano,al que probablemente no hay moti-vos para amar”. “La palabra”, diceShishkin, “no es sólo el único me-dio sagrado de crear el mundo,sino también el único modo de su-perar la muerte”. Por eso, explica,eligió como epígrafe de su últimanovela, El cabello de Venus, “por-que con la palabra fue creado elmundo y con la palabra resucitare-mos”. “Hay que dar vida a las pala-

bras, crear una realidad en la queno hay muerte, en la que todos po-damos huir de Herodes”.

1. La línea divisoria pasa por to-do el que se dice escritor, a travésde su alma. En la literatura rusa seha creado una situación única, an-tes inexistente. Los escritores ru-sos nunca habían dependido dellector. O salvaban las almas y escri-bían “para el cajón del escritorio”,sin esperanzas de ser publicadosni de obtener honorarios por susobras, o conscientemente vendíansu alma al diablo y escribían sobrelo que deseaba el régimen y obte-nía de éste coches y dachas. Aque-llos escritores talentosos que trata-ban de caminar por la cuerda floja

que pasaba en el límite de lo per-mitido por la censura —es decir,vender sólo un poquito de su al-ma— acababan pagándolo con sutalento, como Yuri Trífonov. Escruel, pero las reglas del juegoeran claras. Ahora ha surgido latentación del best seller. Y resultóque la dependencia de la tirada estan fatal como la antigua depen-dencia del régimen. Para tener ca-da vez mayor cantidad de lectores—de clientes— el escritor debe re-bajar su nivel. Pero uno no se pue-de decir: ahora terminaré rápidoeste estúpido libro, ganaré unmontón de dinero con él, y enton-ces podré sentarme tranquilamen-te a escribir una auténtica gran no-

vela. Eso no sucede. Cada cual eva-lúa el precio de su propia alma.

2-3. Rusia es un país que cons-tantemente vive azotado por pan-demias. Ya todos se ven contagia-

dos por el virus de la revolución,ya todos empiezan a buscar aDios, ya corren tras los dólares. Lafiebre del oro de la literatura rusa—cuando cada uno de los escrito-res cree que puede encontrar unarica veta— pronto pasará para serreemplazada por la producción in-dustrial de best sellers. Pienso queel péndulo ya ha llegado a su pun-to más alto y que ahora comienzasu movimiento en sentido contra-rio. El lector ruso —ilustrado, inte-ligente, indagador, que siente agu-damente el mundo y el dolor—está ahí, sigue siendo el mismo.Continúa buscando el libro ade-cuado para él, el libro en el cualel autor no lo tomará por un idio-ta en busca de entretenimiento.No dudo de que pronto surgiránlibros que devolverán al lector sudignidad humana. Ya están apa-reciendo, como la última obra deMaya Kucherskaya. R. F.

Yevgueni Popov es uno de los au-tores que participó en el míticoalmanaque Metropol de 1978,por lo que al año siguiente fue ex-pulsado de la Unión de Escrito-res de la URSS. En aquella épo-ca eso significaba una implícitaprohibición de publicar susobras, con los consecuentes pro-blemas literarios y económicosque ello conllevaba. Después departicipar en el almanaque Kata-log de 1980, el KGB le requisómanuscritos y su máquina de es-cribir. El principal tema de suscientos de cuentos y de sus nove-las es, en sus propias palabras,“las aventuras tragicómicas delruso en su propio país, sus rela-ciones con la historia, los jefes,el vodka, las mujeres, la muer-te”. “De ahí viene el humor ne-gro, la mística, la fantasmago-ría” de sus textos, explica.

1. La literatura rusa del perio-do soviético se dividía en literatu-ra rusa soviética y literatura rusano soviética, que comprendía to-dos los textos rechazados por el an-tiguo régimen no sólo debido amotivos políticos o estéticos, sinotambién a la más elemental estupi-dez del poder soviético que se guia-ba por el lema: quien no está connosotros, está contra nosotros. Deella formaban parte la literaturade la emigración rusa (Iván Bu-nin, Vladímir Nabokov), las obrasde los emigrantes internos (An-dréi Platónov, Anna Ajmátova,Mijaíl Zóshchenko, Osip Mandels-tam, Iósif Brodski, Alexandr Sol-zhenitsin, Vasili Axiónov) y los tex-tos de los disidentes literarios delas décadas de los setenta y ochen-ta. La literatura rusa soviética, em-papada en la falsa ideología deconstrucción del brillante futuro

comunista en un país que no esta-ba destinado a ello terminó —es-pero que definitivamente— con ladesintegración de la URSS. La lite-

ratura de una tribu mítica que lle-vaba el nombre de pueblo sovié-tico seguramente es interesantesólo para los investigadores que es-criben sesudos ensayos, y para losjóvenes vanguardistas que parasi-tan en ella, creando construccio-nes brutales que parodian el idio-tismo del alto estilo soviético. Losejemplos de algunos literatos so-viéticos (Shólojov, Mayakovski)son la excepción que confirma laregla general. Literatura hoy se haconvertido en literatura pura, yaquí está la línea divisoria.

2. En la literatura rusa imperahoy un auténtico pluralismo deopiniones, estilos, corrientes. Des-de el realismo tradicional hastalas formas extremas, que ponenen duda el mismo sentido de la li-teratura. Cada escritor es libre dedecidir cómo vivir y escribir, a quéídolos adorar. Y aquí la línea divi-

soria pasa, como en todo el mun-do, entre la literatura no comer-cial y la pop, es decir, la cultura demasas.

3. La principal lección históri-ca que han sacado los literatos ru-sos en los últimos diez años es quela naturaleza humana no cambiay no depende directamente del sis-tema sociopolítico. La literaturarusa actual, en la medida de susfuerzas, investiga el fenómenomístico de la conversión instantá-nea de los comunistas, komsomo-les y miembros del KGB en demó-cratas, banqueros y capitalistas;trata de comprender cómo se ve,en el contexto de la historia mile-naria de Rusia, este conformismosin fronteras y por qué los ciudada-nos de a pie llegan a la conclusiónde que el capitalismo es la mismamierda que el soviético socialismodesarrollado. R. F.

MAPA DE LAS LETRAS RUSAS

Shishkin (Moscú, 1961).

Popov (Krasnoyarsk, 1946).

D La escritora rusa Anna Ajmátova vista por Soledad Calés.

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Mijaíl Shishkin

Yevgueni Popov

EL PAÍS, SÁBADO 11 DE FEBRERO DE 2006 BABELIA 5