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  • Libro proporcionado por el equipo

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  • Tres ratones ciegos, clsico thriller de Agatha Christie escrito en 1952 yllevado al teatro con gran xito, narra una extraordinaria secuencia decrmenes que tienen lugar en una casa de huspedes de estilo victoriano. Enuna fra noche de invierno, van llegando a la mansin los inquietantesinquilinos que van a pasar un fin de semana en ella. Ante la muerte de unode ellos, llega la polica y mediante su interrogatorio hace que la casa seconvierta en una ratonera.

    Contiene adems una serie de relatos cortos de intriga.

  • Agatha Christie

    Tres ratones ciegosHrcules Poirot - 28

  • LIBRO PRIMERO

    TRES RATONES CIEGOS

  • Gua del Lector

    En un orden alfabtico convencional relacionamos a continuacin los principalespersonajes que intervienen en esta obra:BOYLE: Seora de mediana edad, hospedada en la pensin de los Davis.CASEY: Portera de la casa nmero 74 de la calle Culver.DAVIS (Giles): Comandante de marina retirado y dueo de una casa dehuspedes.DAVIS (Molly ): Joven esposa del anterior.HOGBEN: Inspector de la polica de Berkshire.KANE: Sargento detective.LYON: Mujer asesinada en su domicilio de la calle Culver.METCALF: Mayor del ejrcito, husped de los Davis.PARAVICINI: Otro de los hospedados en la pensin de los Davis.PARMINTER: Inspector de Scotland Yard.TROTTER: Sargento de polica.WREN (Cristbal): Joven, tambin husped de los Davis.

  • Cancin infantil inglesa

    Three Blind MiceThree Blind MiceSee how they runSee how they runThey all run after the farmers wifeShe cut of their tails with a carving knifeDid you ever see such a sight in your lifeAs Three Blind Mice?

    Traduccin:

    Tres ratones ciegos.Tres ratones ciegos.Ved cmo corren.Ved cmo corren.Van tras la mujer del granjero;les cort el rabo con un trinchante.Visteis nunca algo semejantea Tres ratones ciegos?

  • Prlogo

    Haca mucho fro, y el cielo, encapotado y gris, amenazaba nieve. Un hombreenfundado en un abrigo oscuro, con una bufanda subida hasta las orejas y elsombrero calado hasta los ojos, avanz por la calle Culver y se detuvo ante elnmero 74. Apret el timbre y lo oy resonar en los bajos de la casa.

    La seora Casey, que se hallaba fregando los platos muy atareada, dijoamargamente:

    Maldito timbre! Nunca le deja a una en paz.Jadeando, subi los escalones del stano para abrir la puerta.El hombre, cuya silueta se recortaba contra el oscuro cielo, le pregunt con

    voz ronca:La seora Lyon?Segundo piso inform la seora Casey. Puede usted subir. Le espera?El hombre afirm lentamente con la cabeza.Oh! Bueno, suba y llame.Le observ mientras suba la escalera, cubierta por una alfombra rada. Ms

    tarde dijo que le haba producido una extraa impresin . Pero en aquellosmomentos slo pens que deba sufrir un fuerte resfriado que le haca temblar deaquella forma cosa nada extraa con aquel tiempecito.

    Cuando el hombre lleg al primer rellano de la escalera comenz a silbarsuavemente la tonadilla de Tres ratones ciegos.

  • Captulo I

    1

    Molly Davis dio unos pasos hacia atrs en la carretera para admirar el letrerorecin pintado de la empalizada:

    MONKSWELL MANORCasa de Huspedes

    Hizo un gesto de aprobacin. Realmente tena un aspecto muy profesional. Otal vez pudiera decirse casi profesional, ya que la ltima a de Casa bailaba unpoco y el final de Manor estaba algo apretujado; pero, en conjunto, Giles lohizo muy bien. Era muy inteligente. Saba hacer tantas cosas! Molly no cesabade descubrir nuevas virtudes en su esposo. Hablaba tan poco de s mismo que slomuy lentamente iba conociendo sus talentos. Un ex marino siempre es unhombre maoso , se deca.

    Pues bien, Giles tendra que hacer uso de todos sus talentos en su nuevaaventura, ya que ninguno de los dos tena la menor idea de cmo dirigir una casade huspedes. Pero era divertido y les resolva el problema de alojamiento.

    Haba sido idea de Molly. Cuando muri ta Catalina y los abogados leescribieron comunicndole que le haba dejado Monkswell Manor, la naturalreaccin de ambos jvenes fue vender aquella propiedad. Giles le pregunt:

    Qu aspecto tiene?Y Molly haba contestado:Oh, es una casona antigua, llena de muebles victorianos, pasados de moda.

    Tiene un jardn bastante bonito, pero desde la guerra est muy descuidado; sloqued un viejo jardinero.

    De modo que decidieron venderla, reservndose nicamente el mobiliariopreciso para amueblar una casita o un pisito para ellos.

    Pero en el acto surgieron dos dificultades. En primer lugar no se encontraban

  • pisos ni casas pequeas, y en segundo lugar todos los muebles eran enormes.Bueno decidi Molly, tendremos que venderlo todo. Supongo que la

    comprarn.El agente les asegur que en aquellos das se venda cualquier cosa.Es muy probable que la adquieran para instalar un hotel o casa de

    huspedes, en cuyo caso pudiera ser que se quedaran con el mobiliario completo.Por fortuna la casa est en muy buen estado. La finada seorita Emory hizograndes reparaciones y la moderniz precisamente antes de la guerra y apenasse ha deteriorado. Oh, s, se conserva muy bien.

    Y entonces fue cuando a Molly se le ocurri la idea.Giles le dijo, por qu no la convertimos nosotros en casa de

    huspedes?Al principio su esposo se burl de ella, pero Molly sigui insistiendo.No es necesario que tengamos a mucha gente por lo menos al principio.

    Es una casa fcil de llevar; tiene agua fra y caliente en los dormitorios,calefaccin central y cocina de gas. Y podramos tener gallinas y patos que nosproporcionaran huevos, y plantar verduras en el huerto.

    Y quin hara todo el trabajo Es muy difcil encontrar servicio.Oh, lo haremos nosotros. En cualquier sitio en que vivamos tendremos que

    hacerlo, y unas cuantas personas ms no representan mucho ms trabajo.Cuando hayamos empezado podemos hacer que venga una mujer a ayudarnosen la limpieza. Con slo cinco personas que nos pagasen siete guineas porsemana

    Molly se abism en optimistas clculos mentales.Y adems, Giles concluy, sera nuestra propia casa. Con nuestras

    cosas. Y me parece que si no nos decidimos por esto, vamos a tardar aos enencontrar otro sitio donde vivir.

    Giles tuvo que admitir que aquello era cierto. Haban pasado tan poco tiempojuntos despus de su agitado matrimonio, que ambos estaban deseosos de instalarsu hogar y a perdurable.

    As es que el gran experimento pas a ser puesto en prctica. Publicaronanuncios en los peridicos de la localidad y el Times de Londres, obteniendovarias respuestas.

    Y aquel da precisamente iba a llegar el primero de sus huspedes. Gileshaba salido temprano en el coche para tratar de adquirir varios metros dealambrada que haba pertenecido al Ejrcito y que se anunciaba en venta al otrolado del condado. Molly tuvo que ir andando hasta el pueblo para hacer lasltimas compras.

    Lo nico malo era el tiempo. Durante los dos ltimos das haba sidoextremadamente fro, y ahora comenzaba a nevar. Molly apresurse por el

  • camino mientras espesos copos se fundan sobre el impermeable y su rizoso ybrillante cabello. El parte meteorolgico haba sido en extremo descorazonador:eran de esperar intensas nevadas.

    Pero que no se helaran las caeras. Era una lstima que fueran a salirles mallas cosas cuando acababan de empezar. Mir su reloj . Ya ms de las cinco!Giles ya habra vuelto y se estara preguntando por dnde andaba ella.

    Tuve que volver al pueblo a comprar algunas cosas que haba olvidado ledira.

    Y l preguntara:Ms latas de conserva?Siempre bromeando por eso; en la actualidad su despensa estaba bien provista

    para casos de apuro.Y ahora, pens Molly mirando al cielo preocupada, pareca que los apuros

    iban a presentarse bien pronto.La casa estaba vaca. Giles an no haba regresado, Molly fue primero a la

    cocina, y luego subi a revisar los dormitorios recin preparados. La seoraBoy le, en la habitacin sur, la de los muebles de caoba. El may or Metcalf, en elcuarto azul, de roble. El seor Wren, en el ala este, en el del mirador. Todos eranbonitos y qu suerte que ta Catalina tuviera un surtido tan esplndido de ropasde cama! Molly ahuec un edredn y volvi a bajar. Era casi de noche, y la casale pareci de pronto muy silenciosa y vaca. Era una casa solitaria, situada a dosmillas del pueblo. A dos millas, pens Molly, de cualquier parte.

    A menudo se haba quedado sola en la casa, pero nunca hasta aquelmomento tuvo aquella sensacin de soledad

    La nieve bata blandamente contra los paneles de la ventana, produciendo unsusurro inquietante Y si Giles no pudiera regresar? Y si la capa de nievefuese tan espesa que no dejara avanzar el automvil? Y si tuviera que quedarseall sola tal vez durante varios das?

    Contempl la cocina, grande y confortable, que pareca reclamar unacocinera rolliza que la presidiera moviendo las mandbulas rtmicamente alcomer pasteles y beber t muy cargado, teniendo a un lado de la mesa a un amade llaves entrada en aos, al otro una doncella sonrosada y enfrente una fregonaque las mirara con ojos asustados. Y en vez de eso, all estaba ella sola. MollyDavis, representando un papel que an no encontraba muy natural. Toda su vida,hasta aquel momento, pareca irreal lo mismo que Giles. Estaba representandoun papel, slo representando

    Una sombra pas ante la ventana y Molly se sobresalt Un desconocido seacercaba quedamente. Molly oy abrir la puerta lateral. El desconocido sedetuvo en el umbral, sacudindose la nieve antes de penetrar en aquella casavaca.

    Y de pronto se tranquiliz.

  • Oh, Giles! exclam. Cunto me alegro de que hay as vuelto!

    2

    Hola, cario! Buen tiempecito! Cielos, estoy congelado!Golpe el suelo con los pies y se frot las manos.Automticamente, Molly cogi el abrigo que l haba arrojado, como de

    costumbre, sobre el arcn de roble, y lo colg en la percha luego de sacar de susbolsillos la bufanda, un peridico, un ovillo de cordel y el correo de la maana.Dirigindose a la cocina, dej todo aquello encima de la mesa y puso la ollasobre el fogn de gas.

    Conseguiste la alambrada? le pregunt. Has tardado mucho.No era de la que y o quiero. No nos hubiera servido para nada. Y t qu

    has estado haciendo? Me refiero a que no habr llegado nadie todava.La seora Boy le no vendr hasta maana.Pero el mayor Metcalf y el seor Wren tendran que haber llegado hoy.El mayor Metcalf ha enviado una postal diciendo que no podr llegar hasta

    maana.Entonces a cenar slo tendremos al seor Wren. Cmo te lo imaginas? Yo

    como funcionario pblico retirado.No, creo que es un artista.En ese caso repuso Giles, ser mejor que le cobremos una semana

    por adelantado.Oh, no, Giles; trae equipaje. Si no paga nos quedaremos con l.Y si luego resulta que consiste slo en piedras envueltas en papel de

    peridico? La verdad es, Molly, que no tenemos la menor idea de cmo llevareste negocio. Espero que no se den cuenta de nuestra inexperiencia.

    Seguro que la seora Boy le lo descubre dijo Molly . Es de esa clase demujeres.

    Cmo lo sabes? Si an no la has visto!Molly le volvi la espalda, y extendiendo un peridico sobre la mesa fue a

    buscar un pedazo de queso y comenz a rallarlo.Qu es esto? quiso saber su esposo.Pues ser un exquisito pastel de queso gals le inform. Miga de pan y

    patata chafada, y slo un poquitn de queso para justificar su nombre.Eres una cocinera estupenda dijo Giles con admiracin.T crees? Slo puedo hacer una cosa a un tiempo. Es el hacer varias a la

    vez, lo que demuestra tener mucha prctica. El desay uno es lo peor.Por qu?

  • Porque se junta todo huevos con jamn caf con leche las tostadas.La leche se sale, o se queman las tostadas El jamn se carboniza o los huevosse cuecen demasiado. Hay que vigilarlo todo con la velocidad de un gatoescaldado.

    Tendr que espiarte maana por la maana, sin que t te des cuenta, paracontemplar esa encarnacin del gato escaldado.

    Ya hierve el agua dijo Molly . Quieres que llevemos la bandeja a labiblioteca y escuchemos la radio? No tardarn en dar noticias de Prensa.

    Y como parece ser que vamos a pasar la mayor parte del tiempo en lacocina, veo que tendremos que instalar un aparato aqu tambin.

    S. Qu bonitas son las cocinas! sta me encanta. Creo que es lo msbonito de la casa con su mesa la vaj illa y la sensacin de grandeza que daesta enorme cocina econmica aunque, naturalmente, me alegro de no tenerque cocinar con ella.

    Supongo que debe consumir en un da nuestra racin de combustible detodo un ao

    Casi seguro. Pero piensa en las cosas que se asaban aqu solomillos deternera y piernas de cordero. Grandes calderos en los que se preparabamermelada casera de fresas con libras y libras de azcar. Qu poca tanagradable la victoriana y qu cmoda! Fjate en los muebles de arriba,grandes, slidos y bastante adornados, pero oh!, comodsimos; ampliosarmarios para la mucha ropa que se sola tener. Y en todos los cajones, que seabren y cierran con una facilidad extraordinaria. Te acuerdas de aquel pisitomoderno que nos alquilaron? Todo se atascaba las puertas no cerraban, y si secerraban, luego no podan abrirse.

    S, eso es lo malo de las casas modernas. Si se estropean ests perdido.Bueno, vamos a escuchar las noticias.Las noticias consistieron principalmente en tristes pronsticos sobre el tiempo,

    el acostumbrado punto muerto de los asuntos de poltica internacional, discusionesen el Parlamento y un asesinato en la calle Culver, en Paddington.

    Bah! dijo Molly, desconectando la radio. Slo miseria. No voy aescuchar otra vez las recomendaciones para que economicemos combustible.Qu es lo que esperan? Que nos quedemos helados? No creo que haya sido unacierto inaugurar nuestra casa de huspedes en invierno. Debimos haberesperado hasta la primavera. Y agreg en otro tono de voz: Quisiera saberqu aspecto tena esa mujer que han asesinado.

    La seora Ly on?Se llamaba as? Me pregunto quin la asesin y por quTal vez tuviera una fortuna escondida debajo de un ladrillo.Cuando se dice que la polica est deseando interrogar a un hombre que

    se vio por la vecindad , significa ello que l es el presunto asesino?

  • Por lo general creo que s. Es simplemente un modo de decirlo.La aguda vibracin del timbre les hizo sobresaltarse.Es la puerta principal dijo Giles. Ser el asesino? agreg a modo de

    chiste.En una comedia, desde luego, lo sera. Date prisa.Debe de ser el seor Wren. Ahora veremos quin tiene razn, si t o yo.

    3

    El seor Wren entr acompaado de un ramalazo de nieve y, todo lo que Mollypudo distinguir de su persona, desde la puerta de la biblioteca, fue su siluetarecortndose contra el blanco mundo exterior.

    Qu parecidos son todos los hombres civilizados , pens Molly. Abrigooscuro, sombrero gris y una bufanda alrededor del cuello.

    Giles cerr la puerta, mientras el seor Wren se quitaba la bufanda y elsombrero y dejaba la maleta en el suelo todo ello sin parar de hablar. Tenauna voz aguda, casi molesta, y la voz del recibidor, le revel como un hombrejoven, de cabellos rubios, tostado por el sol, y los ojos claros e inquietos.

    Muy malo, demasiado malo deca. El invierno ingls ha llegado a supunto culminante y hay que ser muy valiente para hacerle cara. No leparece? He tenido un viaje terrible desde Gales. Es usted la seora Davis?Encantado! Molly sinti su mano aprisionada en una mano huesuda. Escompletamente distinta de como la haba imaginado. Yo me la supona como laviuda de un general del Ejrcito indio muy triste una verdadera rinconeravictoriana y es celestial sencillamente celestial Tienen flores de cera? Oaves del paraso? Oh, este lugar me va a encantar. Tema que fuera demasiadoanticuado muy, muy Manor. Y es maravilloso, autnticamente victoriano.Dgame, tienen alguno de esos aparadores de caoba de caoba roj iza congrandes frutas talladas?

    Pues a decir verdad dijo Molly, casi sin aliento ante aquel torrente depalabras, s lo tenemos.

    No! Puedo verlo en seguida? Est aqu?Su velocidad era desconcertante. Ya haba hecho girar el pomo de la puerta

    del comedor y encendido la luz. Molly le sigui consciente de la miradadesaprobadora de su marido.

    El seor Wren pas sus dedos largos y angulosos por el rico trabajo de talladel macizo aparador, lanzando exclamaciones apreciativas.

    No tienen una gran mesa de caoba? Cmo es que han puesto todas esasmesitas pequeas?

    Pensamos que los huspedes lo preferiran as repuso Molly.

  • Querida, claro que tiene toda la razn. Me haba dejado llevar de mi amora la poca. Claro que de tener la gran mesa habra que sentar a su alrededor a lafamilia adecuada. Un padre severo, con una gran barba una madre prolfica,once nios; una torva institutriz y alguien llamado pobre Enriqueta lapariente pobre que es la ay uda de todos y se siente muy agradecida porque lehan dado cobijo. Miren esa chimenea imagnese las llamas que lamen el hogarquemando la espalda de la pobre Enriqueta.

    Le subir la maleta a la habitacin dijo Giles. La habitacin del alaeste?

    S repuso Molly.El seor Wren sali al vestbulo mientras Giles suba la escalera.Es una cama con dosel? pregunt.No repuso Giles antes de desaparecer en un recodo de la escalera.Me parece que no voy a ser del agrado de su esposo dijo el seor Wren

    . Dnde ha estado? En la Marina?S.Me lo figuraba. Son mucho menos tolerantes que en el Ejrcito y las

    fuerzas areas. Cunto tiempo llevan casados? Est usted muy enamorada del?

    Tal vez desear usted subir a ver si le agrada su habitacin.S. Perdn. He estado algo impertinente. Pero la verdad es que quiero

    saberlo. Quiero decir, que es interesante conocer la vida de los dems, no leparece? Me refiero a lo que sienten y piensan, no a lo que son y a lo que hacen.

    Supongo que usted es el seor Wren dijo Molly.El joven se qued cortado.Pero qu tonto! Nunca se me ocurre aclarar las cosas primero. S, y o

    soy Cristbal Wren no se ra. Mis padres eran una pareja muy romntica yesperaban que yo llegara a ser arquitecto y por eso les pareci una buena ideallamarme Cristbal De ese modo ya tena mucho ganado.

    Y es usted arquitecto? pregunt Molly, incapaz de ocultar su regocijo.S, lo soy repuso el seor Wren, triunfante. Por lo menos estoy muy

    cerca de serlo. Todava no he terminado la carrera. Pero la verdad es que soy unbuen ejemplo de un deseo que por una vez se cumpli. Y si quiere que le diga laverdad, me temo que ese nombre me servir de estorbo. Nunca llegar a ser unCristbal Wren. No obstante, los Nidos Prefabricados de Cris Wren puede quelleguen a tener fama.

    Giles bajaba la escalera y Molly dijo:Ahora le ensear su habitacin, seor Wren.Cuando baj al cabo de unos minutos, Giles le pregunt:Bueno, le han gustado los muebles de roble?Tena tantas ganas de dormir en una cama con dosel que le di el cuarto

  • rosa.Giles gru algo que terminaba en ese joven cargante .Escchame, Giles Molly adopt una expresin severa. Esto no es una

    reunin de invitados, sino un negocio. Y te guste o no, Cristbal WrenNo me gusta la interrumpi Giles. tienes que aguantarte. Nos paga siete guineas a la semana y eso es todo

    lo que importa.Si las paga, s.Se ha comprometido a pagarlas. Tenemos su carta.Y le has llevado t la maleta hasta la habitacin rosa?La ha llevado l, naturalmente.Muy galante. Pero no te hubieras cansado cargando con ella. Desde luego

    no es probable que est llena de piedras envueltas en papeles. Es tan ligera queme parece que debe estar vaca.

    Chist! Ah viene dijo Molly avisndole.Cristbal Wren fue acompaado a la biblioteca que presentaba un bonito

    aspecto con sus butacones y el hogar de la chimenea encendido. Molly le dijoque la cena se serva al cabo de media hora, y contestando a sus preguntas leexplic que de momento l era el nico husped.

    En este caso dijo Cristbal, le molestara que fuera a la cocina aayudarla? Puedo hacer una tortilla, si me lo permite ofreci para que Mollyaccediera.

    As fue cmo Cristbal se meti en la cocina y luego les ay ud a secar losplatos y los vasos.

    Molly se daba cuenta de que todo aquello no acreditaba a una casa dehuspedes formal y a Giles no le haba gustado nada. Oh, bueno, pens Mollyantes de quedarse dormida: maana, cuando estn los dems, ser distinto.

  • Captulo II

    1

    La maana lleg acompaada de un cielo oscuro y nieve. Giles se mostrabapreocupado, y Molly desanimada. Con aquel tiempo todo iba a resultarextremadamente difcil.

    La seora Boy le lleg en el taxi de la localidad pertrechado con cadenas enlas ruedas, y el conductor le dio malas noticias sobre el estado de la carretera.

    Vaya nevada que va a caer antes de la noche! profetiz.Y la propia seora Boy le no contribuy a desvanecer el pesimismo reinante.

    Era una mujer alta, de aspecto desagradable, voz campanuda y ademanesautoritarios. Su natural agresividad se haba acrecentado con el cargo de granutilidad militar que desempe durante la guerra.

    De haber imaginado que esto no estaba en marcha, nunca se me hubieraocurrido venir dijo. Pens que era una Casa de Huspedes debidamenteestablecida.

    No tiene por qu quedarse si no es de su agrado, seora Boy le dijo Giles.No, desde luego, y no pienso hacerlo.Tal vez prefiera que llame a un taxi, seora Boy le continu Giles. Las

    carreteras todava no estn bloqueadas. Si es que ha habido algn malentendido,lo mejor ser que vaya a otro sitio. Y agreg: Tenemos tantos pedidos dehabitaciones que podremos alquilar la suy a sin dificultad Por cierto que vamosa elevar el precio de la pensin.

    La seora Boy le le lanz una mirada aplastante.Desde luego que no voy a marcharse sin haber probado antes cmo es este

    sitio. Puede darme una toalla de bao ms grande, seora Davis? No estoyacostumbrada a secarme con un pauelo de bolsillo.

    Giles hizo una mueca a Molly a espaldas de la seora Boy le.Querido, has estado magnfico dijo Molly . Cmo le has parado los

    pies!Las personas agresivas en seguida se amansan cuando se las trata con su

    propia medicina dijo Giles.

  • Oh, Dios mo! exclam Molly. Me pregunto qu tal se llevar conCristbal Wren.

    Pues mal dijo Giles.Y desde luego, aquella misma tarde la seora Boy le le deca a Molly con

    evidente desagrado:Es un joven muy particular.El panadero con aspecto de un explorador del rtico, les trajo el pan,

    advirtindoles que tal vez no pudiera efectuar el prximo reparto.Todos los caminos se estn cerrando con la nieve les anunci. Espero

    que tengan provisiones suficientes para aguantar unos das.Oh, s! contest Molly. Tenemos gran cantidad de latas de conserva.

    Aunque ser mejor que me quede con ms harina.Recordaba vagamente que los irlandeses hacan un pan llamado de soda. En

    caso de llegar a lo peor, tal vez ella pudiera hacerlo.El panadero tambin les trajo los peridicos, y Molly los extendi sobre la

    mesa de la cocina.Las noticias del extranjero haban perdido importancia. El tiempo y el

    asesinato de la seora Lyon ocupaban la primera pgina.Se hallaba contemplando la borrosa reproduccin del rostro de la difunta

    cuando la voz de Cristbal Wren dijo a sus espaldas:Un crimen bastante bajo, no le parece? Una mujer de aspecto tan vulgar y

    en semejante calle. No es verdad que tras esto puede esconderse cualquierhistoria?

    No tengo la menor duda dijo la seora Boy le con un bufido de que esamujer ha tenido el fin que mereca.

    Oh! El seor Wren volvise hacia ella con fingido inters. De modoque usted lo considera un crimen pasional, verdad?

    No he dicho nada de eso, seor Wren.Pero fue estrangulada, no es as? Quisiera saber dijo extendiendo sus

    manos largas y blancas lo que debe sentirse al estrangular a alguien.Por favor, seor Wren!Cristbal acercse a ella bajando la voz.Ha pensado usted, seora Boy le, lo que debe experimentarse al ser

    estrangulado?La seora Boy le volvi a exclamar:Por favor, seor Wren!Molly ley en voz alta y apresurada:

    El hombre que la polica est deseando interrogar lleva un abrigooscuro y un sombrero claro, es de mediana estatura y se cubre el rostrocon una bufanda de lana.

  • En resumen concluy Cristbal Wren, tiene igual aspecto que otrocualquiera Ri.

    S dijo Molly; que otro cualquiera.

    2

    En su despacho de Scotland Yard, el inspector Parminter deca al sargentodetective Kane:

    Ahora recibir a esos dos obreros.S, seor.Qu aspecto tienen?De clase humilde, pero decentes, y reacciones bastante lentas. Parecen

    formales.Bien dijo el inspector Parminter.Y dos hombres vestidos con sus mejores trajes y muy nerviosos fueron

    introducidos en el despacho. Parminter les clasific de una sola ojeada. Era unexperto en conseguir tranquilizar a la gente.

    De modo que ustedes creen tener algunas informaciones que pudieran sertiles en el caso Lyon les dijo. Han sido muy amables al venir. Sintense.Quieren fumar?

    Aguard a que encendieran los cigarrillos.Hace un tiempo terrible.Cierto, seor.Bien, ahora veamos de qu se trata.Los dos hombres se miraron azorados al ver llegado el momento difcil de

    hacer el relato.Veamos, Joe dijo el ms grandote.Y Joe comenz a hablar.Ocurri as, sabe. No tenamos ni una cerilla.Dnde fue eso?En la calle Jarman Estamos trabajando en la calzada en las

    conducciones de gas.El inspector Parminter asinti con la cabeza. Ms tarde pasara a detallar

    exactamente el tiempo y el lugar. La calle Jarman se hallaba cerca de la calleCulver, donde se registr la tragedia.

    No tenan ustedes ni una cerilla repiti para animarle a continuar.No. Haba terminado mi caja y el encendedor de Bill no quiso funcionar,

    as que le dije a un sujeto que pasaba: Podra darnos una cerilla, seor? No

  • crea que entonces hiciera nada de particular. Slo pasaba por all comomuchos otros y se me ocurri pedrsela a l.

    Parminter asinti de nuevo.Bueno; nos dio una caja, sin decir nada, Bill le dijo: Qu fro! , y l se

    limit a contestar casi en un susurro: S, desde luego . Yo pens que deba estarmuy resfriado. Llevaba la bufanda hasta las orejas. Gracias, seor , dijedevolvindole sus cerillas, y se march tan de prisa que cuando me di cuenta deque le haba cado algo era y a demasiado tarde para llamarle. Era una libretitaque debi carsele del bolsillo al sacar las cerillas. Eh, mster! , le grit. Sele ha cado algo . Pero, al parecer, no me oa, y a toda prisa dobl la esquina,no es cierto, Bill?

    S repuso el aludido, como un conejo escurridizo.Fue en direccin a Harrow Road, y y a no pudimos alcanzarle a la

    velocidad que iba; de todas formas era un poquitn tarde y total por un librito denotas, no es lo mismo que una cartera o algo as, tal vez no fuese importante. Extrao sujeto , dije a Bill. El sombrero calado hasta los ojos, abrigoabrochado hasta arriba como los ladrones de las pelculas . No es cierto, Bill?

    Eso es lo que me dij iste.Es curioso que lo dijera, aunque entonces no pens nada malo. Slo que

    tendra prisa por llegar a su casa, y no se lo reproch. Con el fro que haca!Desde luego convino Bill.As que le dije a ste: Echemos un vistazo a esta libretita y veamos si

    tiene importancia . Bueno, seor, y lo hice. Slo hay un par de direcciones ,dije a Bill Calle Culver, 74, y otra de un Manor de las afueras .

    Joe prosigui su historia con cierto gusto, ahora que haba cogido el hilo. Calle Culver, 74 dije a Bill. Esto est al volver la esquina. Cuando

    terminemos el trabajo, pasamos por ah , y entonces vi unas palabras escritasal principio de la pgina. Qu es esto? , pregunt a Bill. Y l cogi el librito denotas y ley: Tres ratones ciegos , me dijo, y en ese preciso momento s, enaquel mismo momento, omos una voz de mujer que gritaba: Asesino! , unpar de calles ms abajo.

    Joe hizo una pausa para que su relato impresionara ms.Y le dije a Bill: Oy e, ves a ver qu pasa . Y al cabo de un rato volvi

    diciendo que haba un montn de gente y la polica y que una mujer se habacortado la y ugular o haba sido estrangulada, y que fue la patrona quien laencontr y grit llamando a la polica. Dnde ha sido? , le pregunt. En lacalle Culver. Qu nmero? , le pregunt, y me dijo que no se haba fijado.

    Bill carraspe, escondiendo los pies, avergonzado.Y yo dije: Iremos a asegurarnos , y descubrimos que era el nmero 74.

    Tal vez , dijo Bill, esa direccin de la libretita no tenga nada que ver conesto . Pero yo le contest que tal vez s, y de todas maneras despus de

  • considerarlo bien y de haber odo que la polica deseaba interrogar a un hombreque haba salido de aquella casa a aquella hora, vinimos para preguntar sipodamos ver al caballero encargado de este asunto, y estoy seguro y espero nohaberle hecho perder el tiempo.

    Han obrado muy bien dijo Parminter. Y han trado esa libretita?Gracias. Ahora

    Sus preguntas fueron precisas y profesionales. Obtuvo el lugar exacto, lahora, datos Lo nico que no consigui fue la descripcin del hombre que habaperdido la libretita. Pero en cambio le hicieron otra de una patrona presa de unataque de histerismo, y de un abrigo abrochado hasta arriba, un sombrero caladohasta las orejas y un bufanda ocultando la parte baja del rostro, una voz que eraslo un susurro, unas manos enguantadas.

    Cuando los dos hombres se hubieron marchado, permaneci contemplandoaquel librito, que dej abierto sobre la mesa y que ira al departamentocorrespondiente para que comprobasen si haba en l huellas digitales. Mas ahorasu atencin se hallaba concentrada en aquellas dos direcciones y en la lnea deletras menudas escritas al principio de la pgina.

    Volvi la cabeza al entrar el sargento Kane.Venga, Kane, y mire esto.Kane lanz un silbido al leer por encima de su hombro:Tres ratones ciegos! Bueno, que me aspenS Parminter abri un cajn y sac media hoja de papel que puso

    encima de la mesa junto al librito de notas, y que haba sido hallado prendido conun alfiler en las ropas de la mujer asesinada.

    En el papel se lea:

    ste es el primero.

    Y debajo un dibujo infantil de tres ratones y un fragmento de pentagramacon unas notas.

    Kane silb la tonadilla por debajo.Tres ratones ciegos. Ved cmo correnMuy bien. sa es la tonadilla de la firma.Es tonto, verdad?S Parminter frunci el ceo. No hay la menor duda acerca de la

    identificacin de esa mujer?No, seor. Aqu tiene usted el informe de las huellas dactilares. La seora

    Ly on, como se haca llamar, era en realidad Maureen Greeg. Hace dos mesesque sali de Hollaway despus de cumplir su condena.

    Parminter dijo pensativo:

  • Fue a la calle Culver 74, hacindose pasar por Maureen Lyon. De vez encuando beba un poco y se sabe que llev a un hombre a su casa un par o tres deveces. No demostr temer a nada ni a nadie, y no hay razn para que se crey eraen peligro. Este hombre llama a la puerta, pregunta por ella y la patrona le diceque suba al segundo piso. No es capaz de describirle; dice nicamente que era deestatura mediana y al parecer un fuerte resfriado le haba hecho perder la voz.Ella volvi a los bajos y no oy nada que le hiciera entrar en sospecha. Nisiquiera le oy salir. Diez minutos ms tarde fue a subirle una taza de t a laseora Ly on y la encontr estrangulada. ste no fue un asesinato fortuito, Kane.Haba sido todo cuidadosamente planeado.

    Hizo una pausa y agreg de improviso:Quisiera saber cuntas casas de huspedes hay en Inglaterra que se llamen

    Monkswell Manor.Puede que slo hay a una, seor.Eso sera tener demasiada suerte. Pero avergelo. No hay tiempo que

    perder.Los ojos del sargento se posaron en las direcciones de la libretita. Calle

    Culver, 74, y Monkswell Manor.Y dijo:De modo que usted cree?S. Y usted no? le ataj Parminter.Podra ser. Monkswell Manor ahora que, sabe que jurara que he visto

    ese nombre escrito en alguna parte ltimamente?Dnde?Eso es lo que trato de recordar Aguarde un momento En un

    peridico ltima pgina. Aguarde Hoteles y Casas de Huspedes Unmomento, seor era uno atrasado. Estaba resolviendo el crucigrama

    Sali corriendo de la habitacin, regresando triunfante al poco rato.Aqu lo tiene, seor. Mire.El inspector sigui la direccin del dedo ndice del sargento.Monkswell Manor. Harplender, Berks.Descolg el telfono.Pngame con la polica del condado de Berkshire.

  • Captulo III

    1

    Con la llegada del mayor Metcalf, Monkswell Manor comenz a funcionar tannormalmente como cualquier negocio en marcha. El may or Metcalf noresultaba tan solemne como la seora Boy le, ni excntrico como Cristbal Wren.Era un hombre de mediana edad, impasible, de aspecto marcial y apuesto, quehaba realizado la mayor parte de su servicio militar en la India. Parecisatisfecho con su habitacin y el mobiliario, y aunque l y la seora Boy le no sehaban conocido hasta entonces, el mayor haba tenido amistad con varios primosde aqulla, de la rama de los Yorkshire, en Poonah. Su equipaje, consistente endos pesadas maletas de piel de cerdo, aplac todos los recelos de Giles.

    A decir verdad, Molly y Giles no tuvieron mucho tiempo para hacercomentarios sobre sus huspedes. Prepararon entre los dos la cena, la sirvieron,cenaron despus ellos y fregaron los platos. El mayor Metcalf elogi el caf yGiles y Molly se acostaron rendidos, pero satisfechos para levantarse cerca delas dos de la madrugada para atender las insistentes llamadas del timbre.

    Maldita sea! buf Giles. Llaman a la puerta. Qu diablos?Date prisa repuso Molly. Ve a ver.Dirigindole una mirada de reproche, Giles envolvise en su batn y baj la

    escalera. Molly le oy descorrer el cerrojo y luego un murmullo de voces en elvestbulo, e impulsada por la curiosidad sali de la cama y fue a mirar desde loalto de la escalera. Abajo, en el recibidor, Giles ay udaba a un barbudodesconocido a sacudirse la nieve del abrigo. Varios fragmentos de suconversacin llegaron hasta ella.

    Brrr! Tiritaba el extrao. Mis dedos estn tan helados que no lossiento. Y mis pies Golpe el suelo con ellos.

    Entre aqu Giles le abri la puerta de la biblioteca. Est ms caliente;ser mejor que espere mientras le preparo su habitacin.

    He tenido mucha suerte dijo el desconocido.Molly sigui mirando por entre los barrotes de la barandilla de la escalera y

    pudo ver a un anciano de barba negra y cejas mefistoflicas. Un hombre que se

  • mova con la ligereza de un joven a pesar de las canas de sus sienes.Giles cerr la puerta de la biblioteca tras l y subi a toda prisa. Molly

    abandon su puesto de observacin.Quin es? quiso saber.Giles sonri.Otro husped para nuestra Casa de Huspedes. Su coche ha volcado en la

    nieve. Consigui salir de l y se ha abierto camino como ha podido por lacarretera (est soplando una fuerte ventisca, escucha) y vio nuestro letrero. Diceque fue como la respuesta a una plegaria.

    Y, crees que es como es debido?Querida, no es una noche a propsito para que anden por ah los rateros.Es extranjero, verdad?S. Se llama Paravicini. Vi su cartera Casi creo que la ense adrede,

    atiborrada de billetes. Qu habitacin le damos?El cuarto verde. Est ya dispuesto. Slo tenemos que hacer la cama.Me imagino que tendr que dejarle un pijama. Lo ha abandonado todo en

    el automvil. Dijo que tuvo que salir por la ventanilla.Molly fue en busca de sbanas, almohadas y toallas. Mientras hacan la cama

    a toda prisa, Giles le dijo:La nevada es muy densa. Vamos a quedar bloqueados por la nieve y

    completamente aislados. En cierto modo resulta emocionante, no crees?No lo s repuso Molly preocupada. T crees que sabr hacer pan de

    soda?Pues claro que s. T entiendes mucho de cocina le dijo su fiel marido.Nunca he intentado hacer pan. Puede ser duro o tierno, pero es algo que

    nos lo trae el panadero cada da. Pero si quedamos bloqueados no podr venir.Ni l ni el carnicero, ni el cartero. No recibiremos peridicos y es probable

    que se corte el telfono.Slo nos quedar la radio para advertirnos lo que debemos hacer?De todas maneras, tenemos luz propia.Debo poner en marcha el motor maana mismo. Y hay que conservar la

    calefaccin a toda potencia.Me figuro que el prximo envo de carbn no llegar en unos cuantos das

    y nos queda muy poco.Oh, qu contratiempo, Giles! Presiento que lo vamos a pasar muy mal.

    Date prisa y trae a Para como se llame. Yo me vuelvo a la cama.A la maana siguiente se confirmaron los pronsticos de Giles. La nieve

    alcanz una altura de cinco pies, y el viento la arremolinaba contra la puerta yventanas. Todava segua nevando. El mundo exterior se haba vuelto blanco,silencioso, y en cierto modo amenazador.

  • 2

    La seora Boy le se sent a desayunar. No haba nadie ms en el comedor.Acababan de retirar de la mesa contigua el servicio del mayor Metcalf, y la delseor Wren estaba dispuesta todava para el almuerzo. Por lo visto, uno se habalevantado antes y el otro lo hara

    despus. La seora Boy le era la nica que saba que las nueve en punto es lahora adecuada para desayunar.

    La seora Boy le haba terminado la excelente tortilla e iba dando cuenta delas tostadas con ayuda de sus dientes blancos y fuertes. Estaba descontenta ydefraudada. Monkswell Manor no era ni remotamente como ella lo habaimaginado. Esperaba haber podido organizar partidas de bridge con solteronasque se dejaran impresionar por su posicin social y por SUS relaciones, y a lasque podra insinuar la importancia y secretos de sus servicios prestados durante laguerra.

    El trmino de la guerra haba dejado a la seora Boy le anclada, como loestaba, en una playa desierta. Siempre fue una mujer activa, que hablaba sincesar de eficiencia y organizacin, lo cual haba evitado que la gente lepreguntara si era una buena y eficiente organizadora. Las actividades deguerra le haban venido como anillo al dedo. Haba dirigido, animado ypreocupado, a decir verdad, a mucha gente sin concederse ni un minuto dedescanso. Y ahora, toda aquella vida excitada y activa haba terminado. Volva asu vida privada y su antigua vida agitada ya no exista. Su casa, que haba sidorequisada por el Ejrcito, necesitaba ser reparada y pintada de arriba abajo antesde que pudiera volver a habitarla, y la dificultad de encontrar servicio la hacaninsuperable. Sus amigos se haban desperdigado, y aunque algn da encontrarasu puesto de momento era cosa de dejar transcurrir el tiempo. Un Hotel o unaCasa de Huspedes le pareci la mejor solucin, y por eso resolvi ir aMonkswell.

    Mir a su alrededor con disgusto.Debieron haberme dicho que estaban empezando dijo para sus adentros.Apart el plato. En cierto modo, el hecho de que el desay uno estuviera

    perfectamente preparado y servido, con buen caf y mermelada casera, lecontrariaba todava ms, ya que la privaba de un legtimo motivo de queja.Asimismo, su cama era muy cmoda, con sbanas bordadas y almohada blanday suave. A la seora Boy le le agradaba el confort, pero tambin el poderencontrar defectos. Y esto ltimo tal vez fuera su pasin ms arraigada.

    La seora Boy le, levantndose majestuosamente, sali del comedorcruzndose en la puerta con aquel extraordinario joven de cabellos rojos, queaquella maana luca una corbata de cuadros, verde rabioso una corbata de

  • lana. Absurda djose la seora Boy le. Completamente absurda .Y el modo de mirarla aquel joven con el rabillo de aquellos ojos claros

    tambin le disgustaba. Haba algo molesto, extrao en aquella miradaligeramente burlona.

    No me extraara que fuese un desequilibrado mental , continudicindose mistress Boy le.

    Y saludndole con una ligera inclinacin de cabeza, para corresponder a suextravagante reverencia, entr en el espacioso saln. Qu butacones mscmodos sobre todo el de color de rosa! Sera mejor que les hicieracomprender desde ahora que aqulla iba a ser su butaca. Puso su labor sobre ella,a modo de seal y fue a apoyar la mano sobre los radiadores. Sus ojos brillaroncon arrogancia. Ya tena algo de qu quejarse.

    Mir por la ventana.Vay a un tiempo malo malsimo. Bueno, no se quedara mucho tiempo

    all a menos que llegara ms gente y empezara a divertirse.Un montn de nieve cay desde el tejado produciendo un ruido ahogado. La

    seora Boy le se estremeci.No dijo en voz alta. No me quedar mucho tiempo aqu.Alguien ri, risita de falsete, hacindole volver la cabeza. El joven Wren la

    contemplaba desde la puerta con aquella extraa expresin tan caracterstica enl.

    No le dijo. No creo que dure mucho aqu.

    3

    El mayor Metcalf ayudaba a Giles a quitar la nieve amontonada ante la puertaposterior. Era muy diestro en el manejo de la pala y Giles no cesaba de prodigarfrases de elogio y gratitud.

    Es un buen ejercicio dijo el may or Metcalf. Debiera hacerse a diario.Ya sabe usted que ello ay uda a conservar la lnea.

    De modo que el may or era un amante del ejercicio fsico. Giles lo habatemido desde que le oy pedir que le sirviese el desay uno a las siete y media.

    Como si leyera su pensamiento, Metcalf le dijo:Su esposa ha sido muy amable al prepararme el desayuno tan temprano,

    ha sido un placer poder tomar un huevo recin puesto.Giles se haba levantado antes de las siete a causa de las exigencias de la

    marcha del hotel. En compaa de Molly estuvo cociendo los huevos, preparandoel t, y arreglando el comedor y la biblioteca. Todo estaba limpio y dispuesto.Giles no pudo dejar de pensar que de haber sido un husped de su propio

  • establecimiento, nadie le hubiera sacado de la cama en una maana semejantehasta el ltimo momento posible.

    No obstante, el mayor se haba levantado, almorzando y deambulando por lacasa pletrico de energa y buscando en qu entretenerse.

    Bueno pens Giles, hay mucha nieve que quitar .Dirigile una mirada de soslayo. La verdad era que no resultaba un hombre

    fcil de clasificar. Reservado, de mediana edad, y mirada extraa yobservadora. Un hombre que no dejaba traslucir nada. Giles se pregunt por quhabra ido a Monkswell Manor. Probablemente le acababan de licenciar y estarasin ocupacin.

    4

    El seor Paravicini apareci ms tarde. Haba tomado caf y una tostada, unfrugal desayuno europeo continental.

    Cuando Molly se lo sirvi, tuvo una sorpresa al verle levantarse y hacerle unaexagerada reverencia mientras le preguntaba:

    Es usted mi encantadora patrona? Me equivoco?Molly le dijo lacnicamente que estaba en lo cierto. A aquellas horas no tena

    humor para galanteos. Y por qu todo el mundo tiene que desayunar a distinta hora? se

    lamentaba al ir amontonando los platos en la fregadera. Resulta muymolesto .

    Una vez lavados y colocados en el escurreplatos corri a hacer las camas.Aquella maana no poda esperar la ay uda de Giles. Tena que abrir caminohasta la casita de la caldera y el gallinero.

    Molly hizo las camas a toda marcha y lo mejor que pudo, estirando lassbanas y remetindolas por los lados lo ms de prisa posible.

    Estaba barriendo el suelo de uno de los cuartos de bao cuando son eltelfono.

    Molly experiment primero una sensacin de contrariedad porqueinterrumpan su trabajo, pero luego sinti alivio al pensar que por lo menos seguafuncionando el telfono, y baj corriendo para atender la llamada.

    Lleg a la biblioteca casi sin aliento y descolg el auricular.S?Una voz llena, con un ligero acento del pas, pregunt:Monkswell Manor?S. Aqu la Casa de Huspedes Monkswell Manor.Podra hablar con el comandante Davis, por favor?Ahora no puede ponerse al aparato dijo Molly . Yo soy la seora

  • Davis. Quin le llama, por favor?El inspector Hogben, de la polica de Berkshire.Molly se qued sin respiracin.Oh, s es, s?Seora Davis, se ha presentado un asunto bastante urgente. No quiero decir

    mucho por telfono, pero he enviado al sargento detective Trotter a su casa a laque llegar de un momento a otro.

    Pero no lo conseguir. Estamos bloqueados por la nieve completamenteaislados. Los caminos estn intransitables.

    La voz no perdi su seguridad.Trotter llegar ah de todas maneras le dijo. Haga el favor de advertir

    a su esposo para que escuche con toda atencin lo que Trotter tiene que decirle yque siga sus instrucciones sin la menor reserva. Eso es todo, seora Davis.

    Pero, inspector Hogben, quMas ya haba cortado la comunicacin. Era evidente que Hogben, una vez

    dicho todo lo que tena que decir, daba por terminada al conferencia. Molly colgel auricular y volvise al mismo tiempo que se abra la puerta.

    Oh, Giles, ya ests aqu, querido!Giles traa nieve en los cabellos y la cara bastante tiznada de carbn. Pareca

    sudoroso.Qu te ocurre, cario? He llenado de carbn el depsito y he entrado lea.

    Ahora ir al gallinero y luego a echar un vistazo a la caldera. Te parece bien?Qu es lo que pasa, Molly? Pareces asustada.

    Giles, era la polica.La polica?El tono de Giles expresaba asombro.S, nos envan un inspector, sargento, o algo parecido.Pero por qu? Qu hemos hecho?No lo s. T crees que ser por aquellas dos libras de mantequilla que nos

    hicimos traer de Irlanda?Giles tena el ceo fruncido.No me habr olvidado de sacar la licencia de la radio, verdad?No. Est en el escritorio. Giles, la seora Bidlock me dio cinco de sus

    cupones por mi viejo abrigo de tweed. Supongo que esto est prohibido, peroy o lo encuentro perfectamente justo. Yo tengo un abrigo menos, as que, por quno voy a tener los cupones? Oh, querido, qu otra cosa habremos hecho?

    El otro da tuve un pequeo encontronazo con el coche Pero fue culpadel otro. Sin la menor duda

    Debemos haber hecho algo gimi Molly.Lo malo es que prcticamente todo lo que uno hace hoy en da es ilegal

    dijo Giles apesadumbrado. Por eso siempre se tiene cierta sensacin de

  • culpabilidad. Me imagino que ser algo relacionado con el asunto de la Casa deHuspedes. Probablemente para ejercer de fondistas debe haber una serie derequisitos que observar, de los que ni siquiera tenemos idea.

    Yo cre que lo nico que importaba era lo referente a la bebida. Y nohemos servido nada a nadie. Por otra parte, por qu no habramos de admitirhuspedes en nuestra propia casa de la manera que ms nos agrade?

    Lo s. Parece lo ms natural, pero como te digo, hoy en da todo est mso menos prohibido.

    Oh, Dios mo! suspir Molly. Ojal no hubiramos emprendido estenegocio! Vamos a estar varios das bloqueados por la nieve, todos se pondrn demal humor y se comern nuestras reservas de provisiones y no s lo que ser denosotros.

    Anmate, cario repuso Giles. Estamos pasando un mal momento,pero todo se arreglar.

    La bes en la frente distrado y soltndola agreg en otro tono de voz:Sabes, Molly, que, pensndolo bien, debe ser algo de bastante importancia

    para que enven a un sargento a pesar de la nieve?Hizo un gesto sealando hacia el exterior y dijo:Debe tratarse de algo muy urgente.Se miraron perplejos y en aquel momento abrise la puerta dando paso a la

    seora Boy le.Ah, est usted aqu, seor Davis! dijo la recin llegada. Sabe que el

    radiador del saln est fro como el mrmol?Lo siento, seora Boy le. Andamos algo escasos de carbn yLa seora Boy le le ataj con rudeza.Pago siete guineas a la semana, siete guineas. Y no estoy dispuesta a

    helarme.Giles se puso como la grana y repuso escuetamente:Procurar remediarlo.Cuando sali de la estancia, la seora Boy le volvise a Molly.Si no le molesta que se lo diga, seora Davis, creo que tiene hospedado en

    su casa a un joven muy particular Sus modales, sus corbatas, y nunca sepeina?

    ES un joven arquitecto, que ha hecho una gran carrera dijo Molly.Le ruego me perdone, peroCristbal Wren es arquitecto y,Djeme hablar, mi querida joven. Naturalmente que s quin es sir

    Cristbal Wren. Era arquitecto. Fue quien construy San Pablo.Yo me refiero a este otro Wren. Sus padres le llamaron Cristbal porque

    esperaban que fuera arquitecto. Y lo es bueno, o casi lo es.Hum! gru la seora Boy le. A m me parece esto una historia

  • bastante extraa. Yo de usted hara algunas averiguaciones acerca de su persona.Qu es lo que sabe de l?

    Tanto como de usted, seora Boy le es decir, que tambin me paga sieteguineas a la semana. Y en realidad eso es todo lo que necesitamos saber, no leparece? Y por lo que a m respecta, no me importa que mis huspedes me gusteno Molly mir fijamente a la seora Boy le, no me gusten.

    La seora Boy le enrojeci de coraje.Es usted joven y sin experiencia y debiera agradecer los consejos de

    alguien que sabe ms que usted. Y qu me dice de ese extranjero? Cundo hallegado?

    A medianoche.Vay a. Es muy curioso. No es una hora muy corriente.Negarse a admitir a los viajeros sera ir contra la ley, seora Boy le. Y

    agreg en tono menos agresivo: Tal vez no sepa eso.Todo lo que puedo decir es que ese Paravicini, o como se llame, me

    pareceCuidado, cuidado, querida seora! Cuando se habla del ruin de RomaLa seora Boy le peg un salto como si acabara de ver al mismsimo diablo.

    El seor Paravicini que acababa de entrar silenciosamente en la habitacin sinque ellas se dieran cuenta, ri, frotndose las manos con ademn sarcstico.

    Me ha asustado usted le dijo la seora Boy le. No le he odo entrar.Para eso he entrado de puntillas repuso el seor Paravicini. Nadie me

    oye nunca entrar o salir. Lo encuentro muy divertido. Algunas veces oigo cosas yeso tambin me divierte. Y agreg en tono ms bajo: Y nunca olvido lo queoigo.

    La seora Boy le dijo en voz dbil:De veras? Voy a buscar mi labor la dej en el saln.Y sali a toda prisa. Molly se qued contemplando al seor Paravicini con

    expresin ausente. l se le acerc andando a saltitos.Mi encantadora patrona parece preocupada y antes de que Molly

    pudiera evitarlo le bes en la mano. Qu es ello, querida seora?Molly retrocedi. No estaba segura de que le agradara aquel individuo que la

    miraba como un viejo stiro:Esta maana se hace todo bastante difcil a causa de la nieve le dijo con

    ligereza.S El seor Paravicini volvi la cabeza para mirar por la ventana. La

    nieve lo complica todo, no es cierto? O al contrario, lo hace todo muy fcil.No se a qu se refiere.No repuso l pensativo. Hay muchas cosas que usted ignora. Por

    ejemplo, me parece que no sabe gran cosa de cmo administrar y regir una casade huspedes.

  • Molly alz la barbilla.Confieso que es cierto, pero tenemos intencin de salir adelante.Bravo bravo!Despus de todo la voz de Molly demostraba una ligera ansiedad, no

    soy tan mala cocineraSin duda alguna es usted una cocinera encantadora repuso el seor

    Paravicini. Qu molestos resultan los extranjeros! , pens Molly.Tal vez mster Paravicini leyera sus pensamientos pues el caso fue que sus

    modales cambiaron y habl sosegado y muy serio.Puedo darle un pequeo consejo, seora Davis? Usted y su esposo no

    debieron ser tan confiados. Tienen alguna referencia de sus huspedes?Es costumbre obtenerlas? Molly pareci algo azorada. Yo cre que la

    gente acuda y eso bastaba.Siempre es aconsejable saber algo de las personas que duermen bajo

    nuestro techo se inclin par darle unos golpecitos en el hombro con aireligeramente amenazador. Tmeme a m como ejemplo. Aparec amedianoche diciendo que mi coche haba volcado a causa de la ventisca. Qusabe de m? Nada en absoluto. Y tal vez tampoco sepa nada de ninguno de losotros huspedes.

    La seora Boy le comenz a decir Molly, ms se detuvo al ver a laaludida entrar en la estancia con su labor de punto en la mano.

    El saln est demasiado fro. Me sentar aqu. Y se dirigi hacia lachimenea.

    El seor Paravicini se le adelant con su andar peculiar.Permtame que avive el fuego.Y Molly se sorprendi, lo mismo que la noche anterior, ante la jovial

    elasticidad de su paso. Haba observado que siempre procuraba conservarse deespaldas a la luz y ahora, al arrodillarse ante el fuego, comprendi la razn. Elrostro del seor Paravicini mostrbase inteligentemente maquillado .

    De modo que el viejo estpido quera parecer ms joven de lo que era,verdad? Pues no lo consegua. Representaba su edad, e incluso ms. Slo su pasofirme resultaba una contradiccin. Y tal vez tambin eso estuvieracuidadosamente calculado.

    Le sac de su ensimismamiento la brusca aparicin del mayor Metcalf.Seora Davis. Me temo que las caeras de er baj la voz del

    stano estn heladas.Oh, Dios mo! gimi Molly. Qu da! Primero la polica y ahora las

    caeras!El seor Paravicini dej caer el atizador con estrpito. La seora Boy le

    suspendi su labor. Molly, que miraba al mayor Metcalf, qued extraada de su

  • repentina inmovilidad y la indescriptible expresin de su rostro como si hubieradejado de experimentar emociones y no fuera ms que una talla de madera.

    Ha dicho la polica?Molly tuvo conciencia de que tras su impasibilidad aparente se desarrollaba

    una violenta emocin. Pudiera ser temor, precaucin o sorpresa, pero escondaalgo. Aquel hombre poda resultar peligroso.

    Volvi a hablar, esta vez en tono de simple curiosidad:Qu es eso de la polica?Han telefoneado dijo Molly hace muy poco rato, para decir que van a

    enviar aqu a un sargento Mir por la ventana. Pero y o no creo que consigallegar dijo esperanzada.

    Por qu nos envan a un polica? Dio un paso hacia ella, pero antes deque Molly pudiera contestar palabra, se abri la puerta y entr Giles.

    Este carbn parece de piedra dijo contrariado. Luego agreg: Ocurrealgo?

    El may or Metcalf volvise de repente hacia l:He sabido que va llegar la polica. Por qu?Oh, no tenga cuidado!; repuso Giles. Nadie puede llegar hasta aqu.

    Hay cinco pies de nieve. Los caminos estn bloqueados. No es posible que seacerque nadie.

    Y en aquel momento dieron tres golpecitos en la ventana.

  • Captulo IV

    1

    Todos se sobresaltaron, y durante unos segundos no consiguieron localizar laprocedencia de la llamada, que llegaba hasta ellos como un aviso fantasmal.Hasta que, con un grito, Molly seal la ventana, donde un hombre golpeaba conlos nudillos en el marco, y todos se explicaron el misterio de su llegada al ver quellevaba puestos los esques.

    Lanzando una exclamacin, Giles cruz la estancia para abrir la ventana.Gracias, seor dijo el recin llegado, que tena una voz alegre y un rostro

    muy moreno. Soy el sargento detective Trotter presentse l mismo.La seora Boy le le mir con disgusto por encima de su labor de punto.No es posible que sea ya sargento dijo mirndole desaprobadoramente

    . Es usted demasiado joven.El joven, que por cierto lo era mucho, pareci ofenderse y dijo en tono

    ligeramente molesto:No soy tan joven como parezco, seora.Sus ojos recorrieron el grupo hasta detenerse en Giles.Es usted el seor Davis? Puedo quitarme los esques y dejarlos en alguna

    parte?Desde luego, venga conmigo.Cuando la puerta del vestbulo se hubo cerrado tras ellos, la seora Boy le dijo

    con acritud:Para eso pagamos hoy en da a nuestros policas? Para que se diviertan

    practicando deportes de invierno?Paravicini se haba acercado a Molly y le pregunt:Por qu ha enviado a buscar a la polica, seora Davis?Ella retrocedi un tanto bajo la firmeza y malignidad de aquella mirada.

    Aqul era un nuevo Paravicini, y por unos instantes Molly sinti miedo.Pero si yo no he avisado! dijo con desmay o.Y entonces Cristbal Wren entr por la puerta, muy excitado, diciendo con

    voz penetrante:

  • Quin es ese hombre que hay en el vestbulo? De dnde ha salido? Espreciso ser muy valiente para venir con este tiempo.

    La voz de la seora Boy le se dej or por encima del entrechocar de susagujas de crochet.

    Puede que lo crea o no, pero ese hombre es un polica. Un policaesquiando!

    Su tono pareca expresar que haba llegado el quebrantamiento de lagradacin entre las clases sociales.

    Perdneme, seora Davis, podra utilizar un momento el telfono?Desde luego, may or Metcalf.El may or se dirigi al aparato mientras Cristbal Wren deca con su voz

    chillona:Es muy guapo, no les parece? Siempre he credo que los policas tienen un

    gran atractivo.Oiga oiga El mayor Metcalf gritaba irritado por el auricular.

    Volvise a Molly . Seora Davis, este telfono, est muerto, completamentemuerto.

    Funcionaba muy bien hace slo un momento YoLa interrumpi la risa estridente, casi frentica, de Cristbal Wren.De modo que ahora estamos completamente aislados. Es divertido,

    verdad?Yo no le veo la gracia repuso el mayor Metcalf.Ni y o, desde luego dijo la seora Boy le.Cristbal continuaba riendo a carcajadas.Se trata de un chiste de mi propiedad dijo. Chitn se llev el ndice

    a los labios, que viene el poli !Giles entraba en aquel momento con el agente Trotter. Este ltimo se haba

    librado de los esques y sacudido la nieve, y llevaba en la mano una gran libretay un lpiz.

    Molly dijo Giles, el sargento Trotter quiere hablar unos momentos connosotros dos reservadamente.

    Molly les sigui fuera de la estancia.Pasemos al gabinete invit Giles.Fueron a la reducida habitacin situada al fondo del vestbulo que bautizaron

    con este nombre. El sargento Trotter cerr la puerta con sumo cuidado.Qu es lo que hemos hecho? pregunt Molly, inquieta.Hecho? El sargento Trotter la mir sonriente. Oh! agreg. No se

    trata de eso, seora. Lamento haber dado lugar a un malentendido. No, seoraDavis, es algo distinto por completo. Es ms bien un caso de proteccin de laPolica, no s si me comprenden ustedes.

    Como no le entendieron lo ms mnimo, los dos le miraron interrogantes.

  • El sargento Trotter sigui hablando:Es con relacin a la muerte de la seora Lyon. La seora Maureen Ly on,

    que fue asesinada en Londres hace dos das. Tal vez lo hay an ledo ustedes en losperidicos.

    S dijo Molly.Lo primero que quiero saber es si ustedes conocan a la seora Lyon.Jams la haba odo nombrar dijo Giles, y Molly murmur unas palabras

    para acompaarle en su negativa.Bien, ya me lo figuro. Pero a decir verdad, Ly on no era el verdadero

    nombre de la interfecta. La Polica tena su ficha con las huellas dactilares, demodo que pudieron identificarla sin dificultad. Su verdadero nombre era Greeg;Maureen Greeg. Su fallecido esposo, John Greeg, fue un granjero residente enLongridge Farm, no muy lejos de aqu. Es posible que ustedes hayan odo hablardel caso Longridge Farm.

    En la estancia reinaba el silencio ms absoluto. Slo se oa el golpeamortiguado de la nieve que resbalaba del tejado.

    Trotter agreg:Tres nios evacuados se alojaron en casa de los Greeg en Longridge Farm

    en 1940. Uno de esos nios falleci a consecuencia de abandono y malos tratos.El caso arm mucho alboroto, y los Greeg fueron condenados a presidio. Greegescap cuando le llevaban a la crcel, rob un automvil y sufri un accidentedurante el intento de burlar a la polica. Muri en el acto. La seora Greegcumpli su condena y fue puesta en libertad har unos dos meses.

    Y ahora ha sido asesinada dijo Giles. Quin suponen que la mat?Pero el sargento Trotter no era partidario de las prisas.Recuerda el caso, seor? quiso saber.Giles neg con la cabeza.En 1940 yo era guardiamarina y serva en el Mediterrneo.Trotter dirigi su mirada a Molly.Yo y o recuerdo haber odo algo dijo Molly bastante inquieta. Pero

    por qu se dirige usted a nosotros? Qu tenemos que ver con esto?Pues porque es posible que corran peligro, seora Davis.Peligro? Giles estaba asombrado.Ocurre lo siguiente, seor. Cerca del lugar del crimen se recogi un librito

    de notas en el que haba apuntadas dos direcciones. La primera: calle Culver, 74.All donde fue asesinada esa mujer? dijo Molly.S, seora Davis. La otra direccin era: Monkswell Manor.Qu? Molly exterioriz su asombro. Pero eso es extraordinario.S. Por eso el inspector Hogben consider necesario averiguar si ustedes

    conocan la relacin que pudiera existir entre ustedes, o esta casa, y el casoLongridge Farm.

  • Ninguna, absolutamente ninguna repuso Giles. Debe tratarse de unacoincidencia.

    El inspector Hogben no lo considera as dijo el sargento Trotter conamabilidad; y hubiera venido l en persona de haberle sido posible. Debido alestado atmosfrico, y por ser y o un esquiador experto, me ha enviado a m paraque averige todo lo referente a las personas que habitan esta casa, y que debotransmitir por telfono, y para que tome las medidas que considere necesariaspara la seguridad de todos.

    Giles exclam con acritud:Seguridad? Pero hombre, es que cree que van a asesinar a alguien aqu?No quisiera asustar a su esposa dijo Trotter, pero eso es precisamente

    lo que teme el inspector Hogben.Y qu razones pueden tener?Giles se interrumpi y Trotter precis:Eso es lo que he venido a averiguar.Pero todo esto es una locura.S, seor. Y precisamente porque es una locura, resulta peligroso.Hay algo ms que todava no nos ha dicho, verdad, sargento? pregunt

    Molly.S, seora. En la parte superior de la hoja del librito de notas haban escrito:

    Tres Ratones Ciegos , y prendido en las ropas del cadver de la mujerasesinada se encontr un papel con las palabras: ste es el primero , un dibujode los tres ratones y un pentagrama con la tonadilla infantil Tres RatonesCiegos .

    Molly cant por lo bajo:

    Tres Ratones Ciegos,Van tras la mujer del granjero!Ved cmo corren.les

    Se interrumpi.Oh, es horrible horrible! Eran tres nios, verdad?S, seora Davis. Un muchacho de quince aos, una nia de catorce y el

    nio de doce, que muriQu fue de los otros dos?Creo que la nia fue adoptada, pero no hemos conseguido dar con su

    paradero. El muchacho tendr ahora unos veintitrs aos. Hemos perdido surastro. Se dice que siempre fue un poco raro. A los dieciocho aos se alist enel Ejrcito, para desertar ms tarde. Desde entonces no se ha sabido de l. Elpsiquiatra del Ejrcito dice que, desde luego, no es normal.

  • Y usted cree que hay a sido l quien asesin a la seora Ly on? preguntGiles. Y que es un manitico homicida que puede venir aqu por alguna razndesconocida?

    Supongo que debe haber alguna relacin entre alguno de los que viven aquy el caso de Longridge Farm. Una vez hay amos establecido esta relacin,podremos prevenirnos. Usted declara que no tiene nada que ver con ese caso,verdad? Y usted lo mismo, eh, seora Davis?

    Yo oh, s, sQuieren decirme exactamente quines habitan en esta casa?Le dieron los nombres. La seora Boy le, el may or Metcalf. Cristbal Wren

    Y el seor Paravicini. El sargento los fue anotando en su libreta.Criados?No tenemos criados repuso Molly. Y eso me recuerda que debo subir

    a pelar patatas.Y sali de la habitacin a toda prisa,Trotter mir a Giles.Qu sabe usted de esas personas?Yo nosotros Giles hizo una pausa antes de agregar con calma: La

    verdad es que no sabemos nada de ellos, sargento. La seora Boy le escribidesde su hotel de Bournemouth. El mayor Metcalf desde Leamington. MsterWren desde un hotel particular de South Kessington. El seor Paravicini surgi dela nada o mejor dicho, de entre la nieve Su automvil haba volcado a causade la ventisca, cerca de aqu. No obstante, supongo que tendr tarjetas deidentidad, cartilla de racionamiento o alguno de esos papeles.

    Ya lo averiguaremos, desde luego.En cierto modo es una suerte que haga tan mal tiempo dijo Giles. As

    el asesino no podr llegar hasta aqu, no le parece?Tal vez no le sea necesario venir, seor Davis.Qu quiere decir? repiti.El sargento Trotter vacil unos instantes y luego dijo:Tenemos que considerar que es posible que ya est aqu.Giles le mir sorprendido.Qu quiere decir? repiti.La seora Greeg fue asesinada hace dos das. Y todos sus huspedes han

    llegado aqu despus, verdad, seor Davis?S, pero haban reservado habitacin algn tiempo antes todos, excepto

    Paravicini.El sargento Trotter suspir. Su voz denotaba cansancio.Estos crmenes fueron planeados de antemano.Crmenes? Pero si slo se ha cometido uno! Por qu est tan seguro de

    que hay a de haber otro?

  • Lo habr No; espero evitarlo. Pero se intentar, estoy seguro de ello.Pero entonces, si est en lo cierto Giles habl muy excitado, slo

    hay una persona que puede ser el asesino. La nica que tiene la edad precisa:Cristbal Wren.

    2

    El sargento Trotter entr en la cocina.Seora Davis dijo a Molly , me agradara que pudiera usted

    acompaarme a la biblioteca. Quisiera interrogarles a todos; el seor Davis hasido tan amable de ir a prevenirles

    Muy bien, pero djeme que termine de pelar las patatas Algunasveces deseara que sir Walter Raleigh no las hubiera descubierto nunca

    El sargento Trotter guard silencio y Molly agreg para disculparse.La verdad es que todo me parece fantsticoNo es fantstico, seora Davis. Se trata de hechos.Tiene usted la descripcin del hombre? pregunt Molly con curiosidad.De estatura mediana, ms bien delgado, llevaba un abrigo oscuro y

    sombrero gris; hablaba con voz apenas perceptible y se cubra el rostro con unabufanda. Ya ve podra ser cualquiera. Hizo una pausa y agreg: Hay tresabrigos oscuros y tres sombreros grises colgados en el vestbulo, seora Davis.

    No creo que ninguno de mis huspedes viniera de Londres precisamente.No, seora Davis? Y con un movimiento rpido el sargento Trotter

    dirigise al aparador y cogi un peridico.El Evening Standard del 19 de febrero. De hace dos das. Alguien lo ha

    trado aqu, seora Davis.Qu extrao! sorprendise Molly al tiempo que una ligera lucecita

    brillaba en su memoria. Cmo puede haber llegado ese peridico?No debe juzgar siempre a las personas por su apariencia, seora Davis. La

    verdad es que usted no sabe nada de la gente que tiene en su casa. Eso me da aentender que ustedes dos son nuevos en este negocio.

    S, es cierto admiti Molly sintindose de pronto muy joven, tonta einexperta.

    Y tal vez tampoco lleven mucho tiempo de casados.Slo un ao Se sonroj ligeramente. Fue todo tan rpido!Amor a primera vista dijo el sargento Trotter con simpata.Molly no fue capaz de enfadarse.S dijo, aadiendo a modo de confidencia: Haca quince das que nos

    conocamosSus pensamientos volaron a aquellos catorce das de noviazgo vertiginoso. No

  • haban existido dudas En aquel mundo preocupado, de confusin ynerviosismo, se haba realizado el milagro de su mutuo encuentro Una ligerasonrisa curv sus labios.

    Volvi a la realidad, bajo la mirada indulgente del sargento Trotter.Su esposo ha nacido por esta regin, verdad?No repuso Molly, distrada. Es de Lincolnshire.Saba muy pocas cosas de la infancia y juventud de Giles. Sus padres haban

    muerto y l evitaba hablar de su niez. Molly supona que deba ser muydesgraciado de nio.

    Permtame que le diga que son ustedes muy jvenes para dirigir unnegocio como ste dijo el sargento.

    Oh, no lo s! Yo tengo veintids aos y ademsSe interrumpi al abrirse la puerta y entrar Giles.Todo est dispuesto. Ya les he puesto en antecedentes anunci. Espero

    que le parecer a usted bien, verdad?Eso ahorra tiempo repuso Trotter. Est preparada, seora Davis?

    3

    Cuando el sargento Trotter entr en la biblioteca oy simultneamente cuatrovoces.

    La ms aguda y chillona era la de Cristbal Wren, que declaraba que no iba apoder dormir aquella noche, que todo era emocionante y por favor, por favor,peda que le dieran ms detalles.

    A modo de acompaamiento, la seora Boy le afirmaba con voz grave.Esto es una afrenta Valiente proteccin tenemos! La Polica no tiene

    derecho a dejar que los asesinos anden sueltos por el pas.El seor Paravicini accionaba elocuentemente con ambas manos y sus

    palabras quedaban ahogadas por la voz de la seora Boy le. De vez en cuandopodan orse las frases tajantes del mayor Metcalf pidiendo pruebas .

    Trotter alz la mano y todos, a un mismo tiempo, enmudecieron.Gracias! les dijo. El seor Davis acaba de hacerles un resumen del

    motivo de mi presencia. Ahora deseo saber una cosa, una sola cosa y pronto.Quin de ustedes tiene algo que ver con el caso de Longridge Farm?

    El silencio continu inalterable y cuatro rostros impasibles fijaron sus miradasen el sargento Trotter. Los rasgos de las emociones de momentos antes:indignacin, histeria, curiosidad, se haban desvanecido de aquellos semblantes.

    El sargento Trotter volvi a hacer uso de la palabra, esta vez con msapremio.

    Por favor, entindame. Tenemos razones para creer que uno de ustedes

  • corre peligro peligro de muerte Tengo que averiguar quin es!Nadie habl ni se movi.Algo semejante a la ira alteraba ahora la voz de Trotter.Muy bien Les interrogar uno por uno. Seor Paravicini?Una sonrisa apenas perceptible apareci en los labios de mster Paravicini,

    quien alz las manos en un gesto de protesta.Pero si yo soy un extrao en esta regin, seor inspector! No s nada,

    nada en absoluto, de los sucesos locales a que se refiere usted.Trotter, sin perder tiempo, prosigui:Seora Boy le?La verdad, no veo por qu, quiero decir, por qu tendra y o que ver

    en tan desagradable asunto?Seor Wren?Por aquel entonces era yo un nio repuso Cristbal con voz estridente.

    Ni siquiera recuerdo haber odo nunca hablar de ello.Y usted, may or Metcalf?Lo le en los peridicos repuso con brusquedad. Entonces y o estaba en

    Edimburgo.Eso es todo lo que tienen que decir?De nuevo rein el silencio. Trotter exhal un suspiro de desesperacin.Si uno de ustedes es asesinado les dijo, no culpen a nadie, sino a

    ustedes mismos.Y dando media vuelta abandon la biblioteca.

  • Captulo V

    1

    Amigos mos exclam Cristbal. Qu melodramtico! agreg: Esmuy apuesto, no les parece? Yo admiro a los policas. Tan enrgicos y decididos.Este asunto es muy emocionante. Tres Ratones Ciegos. Cmo dice la cancin?

    Silb la tonadilla por lo bajo y Molly exclam involuntariamente:Oh, no!l girando en redondo, se ech a rer.Pero, querida le dijo, es la tonadilla de mi firma. Nunca me haban

    tomado por un asesino y me voy a divertir mucho.Tonteras! le dijo la seora Boy le. No creo una palabra de todo esto.En los ojos de Cristbal brillaba una lucecita traviesa.Pero aguarde, seora Boy le baj la voz, hasta que y o me deslice por

    detrs de usted y apriete mis manos alrededor de su gargantaMolly retrocedi involuntariamente y Giles dijo enojado:Est usted enojando a mi esposa, Wren, y de todas formas es una broma

    muy pesada.No es cosa de broma dijo Metcalf.Oh, pues claro que s! repuso Cristbal. Esto es precisamente la

    broma de un loco. Por eso resulta tan fnebre.Mir a su alrededor y volvi a echarse a rer.Si pudieran ver las caras que ponen!Y, dando media vuelta, abandon la habitacin.

    2

    La seora Boy le fue la primera en recobrarse.Es un joven neurtico y muy mal educado dijo.Me cont que estuvo enterrado cuarenta y ocho horas durante un ataque

  • areo explic el may or Metcalf. Me atrevo a asegurar que eso explicamuchas cosas.

    La gente siempre encuentra excusas para dejarse llevar de los nervios dijo la seora Boy le con acritud. Estoy segura que durante la guerra yo pastanto como cualquier otro y mis nervios estn perfectamente.

    Tal vez esto tenga que ver con usted, seora Boy le exclam Metcalf.Cmo dice?El mayor Metcalf se expres tranquilamente:Creo que en 1940 estaba usted en la Oficina de Alojamiento de este distrito,

    seora Boy le Mir a Molly, que inclin la cabeza en seal de asentimiento.Es as, no es verdad?

    El rostro de la seora Boy le se puso rojo de ira.Y qu? desafi con la voz y la mirada.Usted fue la que envi a los tres nios a Longridge Farm.La verdad, mayor Metcalf, no veo por qu he de ser responsable de lo

    ocurrido. Los granjeros parecan buena gente y se mostraban deseosos de alojara los nios. No creo que puedan culparme en este sentido o que y o searesponsable.

    Su acento se quebr.Giles intervino, preocupado.Por qu no se lo dijo al sargento Trotter?Esto no le importa a la polica replic la seora Boy le. Puedo cuidar

    de m misma.Ser mejor que vigile con todo cuidado dijo el mayor Metcalf sin

    alterarse, y l tambin sali apresuradamente de la estancia.Claro murmur Molly, usted estaba en la oficina de hospedaje

    RecuerdoMolly, t lo sabas? Giles la miraba fijamente.Usted viva en la gran casa que luego incautaron, no es verdad?La requisaron precis la seora Boy le; y la arruinaron por completo

    agreg con amargura. Est devastada. Fue una iniquidad.Y entonces el seor Paravicini comenz a rer. Ech la cabeza hacia atrs,

    riendo sin el menor disimulo.Perdnenme consigui decir; pero es que todo esto resulta muy

    divertido. Me estoy divirtiendo s, me estoy divirtiendo en grande.En aquel momento entraba en la habitacin el sargento Trotter y dirigi una

    mirada de censura al seor Paravicini.Celebro que todos se encuentren tan divertidos dijo, molesto.Le ruego que disculpe, querido inspector, y le pido perdn. Estoy

    estropeando el efecto de sus graves advertencias.El sargento Trotter se encogi de hombros.

  • Hice cuanto pude por aclarar la situacin dijo. No soy inspector, sinoslo sargento. Por favor, seora Davis, quisiera hablar por telfono.

    Perdneme repiti Paravicini. Ya me voy.Y abandon la biblioteca con su andar firme y airoso, que ya llamara la

    atencin de Molly.Es un tipo extrao dijo Giles.Podra ser un criminal repuso Trotter. No me fiara ni un pelo de l.Oh! exclam Molly. Usted cree que l? Pero si es demasiado

    viejo O no lo es? Se maquilla bastante, y su andar es seguro. Tal vezpretenda parecer viejo. Sargento Trotter, usted cree?

    El sargento Trotter dirigile una severa mirada.No iremos a ninguna parte con teoras intiles, seora Davis se acerc al

    telfono. Ahora debo informar al inspector Hogben.No podr comunicar le advirti Molly . No funciona.Qu? Trotter gir en redondo.Y la alarma de su acento les impresion.No funciona? Desde cundo?El mayor Metcalf intent hablar antes de que usted llegara.Pero antes funcionaba perfectamente. No recibi el mensaje del inspector

    Hogben?S. Supongo que desde las diez la lnea se habr cortado por la nieve.El rostro de Trotter se ensombreci.Me pregunto dijo si pueden haberla cortado.Molly sobresaltse.Usted lo cree as?Voy a asegurarme.Y abandon a toda prisa la estancia. Giles vacil unos instantes y al fin sali

    tras l.Molly exclam:Cielo santo! Casi es la hora de comer. Debo darme prisa o no tendremos

    nada que llevarnos a la boca.Y cuando sala de la biblioteca la seora Boy le murmur:Qu chiquilla ms incompetente! Y qu casa sta. No pagar siete guineas

    por esta clase de cosas.

    3

    El sargento Trotter, inclinado, repasaba los cables telefnicos y pregunt a Giles:Hay algn aparato supletorio?

  • S, arriba, en nuestro dormitorio. Quiere que vaya a mirar all?S, haga el favor.Trotter abri la ventana e inclinse hacia el exterior, barriendo la nieve del

    alfizar. Giles corri escalera arriba.

    4

    El seor Paravicini se hallaba en el saln. Dirigise al piano de cola y lo abri.Una vez hubo tomado asiento en el taburete, comenz a tocar suavemente con undedo.

    Tres Ratones CiegosVed cmo corren

    5

    Cristbal Wren estaba en su habitacin, y y endo de un lado a otro silbabasuavemente

    De pronto su silbido ces. Sentse en el borde de la cama y escondiendo elrostro entre las manos comenz a sollozar murmurando infantilmente:

    No puedo continuarLuego su expresin cambi, y ponindose en pie enderez los hombros.Tengo que continuar dijo. Tengo que acabar con ello.

    6

    Giles permaneca junto al telfono de su dormitorio, que era a la vez el de Molly.Inclinse para recoger algo semioculto entre las faldas del tocador: era un guantede su esposa, y al levantarlo de su interior cay un billete de autobs, colorrosa Giles contempl su trayectoria hasta el suelo, mientras cambiaba laexpresin de su rostro.

    Podan haberle tomado por otro hombre cuando se dirigi a la puerta comoun sonmbulo, y una vez la hubo abierto permaneci unos instantescontemplando el pasillo en direccin al rellano de la escalera.

    7

  • Molly termin de pelar las patatas y las ech en una olla que coloc sobre elfogn. Mir dentro del horno. Todo estaba dispuesto, segn su plan.

    Encima de la mesa de la cocina y aca el ejemplar de dos das atrs, elEvening Standard. Frunci el ceo al verlo. Si consiguiera recordar

    De pronto se llev las manos a los ojos.Oh, no! exclam. Oh, no!Baj lentamente sus manos contemplando la cocina como si fuera un lugar

    extrao tan clida, cmoda y espaciosa, con el sabroso aroma de los guisos.Oh, no! repiti casi sin aliento.Y tambin con el andar lento de una sonmbula dirigise a la puerta que daba

    al vestbulo. La abri. La casa estaba en silencio slo se oa un ligero silbidoAquella cancinMolly se estremeci volviendo a la cocina para echar otro vistazo. S, todo

    estaba en orden y en marcha.Una vez ms fue hacia la puerta

    8

    El mayor Metcalf baj lentamente la escalera. Aguard uno instantes en elvestbulo, luego abri el gran armario situado debajo de la escalera y se metidentro.

    Todo estaba tranquilo. No se vea a nadie. Era una buena ocasin para llevar acabo lo que se haba propuesto hacer

    9

    En la biblioteca la seora Boy le conect la radio. Estaba todava enfadada.La primera emisora que sintoniz estaba lanzando al ter una charla sobre el

    significado y origen de las melodas infantiles. Lo ltimo que esperaba or. Gir elcuadrante con impaciencia y una pastosa voz le inform:

    La psicologa del miedo debe ser comprendida. Supongamos que usted sehalla solo en una habitacin y se abre una puerta en silencio a su espalda

    Y la puerta se abri. La seora Boy le experiment un violento sobresalto.Oh, es usted! dijo, aliviada. Qu programas ms estpidos! No

    consigo en modo alguno encontrar nada digno de orse!Yo no me preocupara por eso, seora Boy le.Y qu otra cosa puedo hacer si no es escuchar la radio? pregunt.

    Encerrada en esta casa con un posible asesino Aunque no es que me crea esa

  • melodramtica historia ni por un momentoNo, seora Boy le?Pues qu quiere decir?El cinturn de un impermeable se arroll tan rpidamente en torno a su cuello

    que apenas pudo comprender lo que le ocurra.El tono de la radio fue elevado hasta el mximo. El conferenciante sobre la

    psicologa del miedo sigui lanzando sus opiniones por las habitaciones, ahogandolos sonidos entrecortados producidos por la seora Boy le en su agona.

    Que no hizo mucho ruido.El asesino era muy experto.

  • Captulo VI

    1

    Estaban todos reunidos en la cocina. Sobre el fogn de gas la olla de patatasherva alegremente. El sabroso aroma del asado que sala del horno era msfuerte que nunca.

    Cuatro seres asustados se miraron unos a otros: el quinto, Molly, plida ytemblorosa, sorba un vaso de whisky, que el sexto, el sargento Trotter, le habaobligado a beber.

    El propio sargento Trotter, con su rostro grave y contrariado, contemplaba alos reunidos. Haban transcurrido slo quince minutos desde que los terriblesgritos de Molly les atrajeran a todos a la biblioteca.

    Acababa de ser asesinada cuando usted lleg junto a ella, seora Davis le dijo. Est segura de no haber visto u odo nada cuando cruz el vestbulo?

    O silbar dijo Molly con voz dbil, pero eso fue antes. Creo no estoysegura creo haber odo cerrar una puerta precisamente cuando yo cuandoyo entraba en la biblioteca.

    Qu puerta?No lo s.Piense, seora Davis trate de recordar, arriba, abajo, a la derecha o a

    la izquierda?No lo s, ya se lo he dicho exclam Molly. Ni siquiera estoy segura de

    haber odo algo.Es que no puede dejar de acosarla? dijo Giles, furioso. No ve que

    est nerviosa?Estoy investigando un crimen, seor Davis Le ruego me perdone,

    comandante Davis.No utilizo mi ttulo de guerra en ninguna ocasin, sargento.Perfectamente, seor Trotter hizo una pausa, como si hubiera tocado un

    punto delicado. Como iba diciendo, estoy investigando un crimen. Hasta ahoranadie ha tomado este asunto en serio. La seora Boy le tampoco. No quiso darmecierta informacin. Todos ustedes han hecho lo mismo. Bien, la seora Boy le ha

  • muerto y, a menos que lleguemos al fondo de todo esto y pronto, puede quehaya otra muerte.

    Otra? Tonteras! Por qu?Porque repuso el sargento Trotter con voz grave eran tres ratoncitos

    ciegosUna muerte por cada uno? pregunt Giles, extraado. Pero tendra

    que existir alguna relacin quiero decir, otra relacin con aquel caso.S, tiene que haberla.Pero por qu ha de haber otro crimen aqu?Porque slo haba dos direcciones en el librito de notas. Haba slo una

    posible vctima en la calle Culver, 74. Ya ha muerto. Pero en Monkswell Manorhay un campo ms amplio.

    Tonteras, Trotter. Sera una coincidencia casi improbable que se hubieranreunido aqu por azar dos personas relacionadas con el caso de Longridge Farm.

    Dadas ciertas circunstancias, no sera mucha casualidad. Pinselo, seorDavis.

    Se volvi hacia los otros.Ya tengo sus declaraciones de dnde estaba cada uno de ustedes cuando la

    seora Boy le fue asesinada. Voy a repasarlas. Usted, seor Wren, estaba en suhabitacin cuando oy gritar a la seora Davis?

    S, sargento.Seor David, usted se encontraba en su dormitorio examinando el telfono

    supletorio que hay all?S repuso Giles.El seor Paravicini se hallaba en el saln tocando el piano. A propsito, no

    le oy nadie, seor Paravicini?Tocaba muy piano, muy piano, sargento, y slo con un dedo.Qu es lo que tocaba?Tres Ratones Ciegos, sargento Sonri. Lo mismo que el seor Wren

    silbaba en el piso de arriba. La tonadilla que todos llevamos metida en la cabeza.Es una cancin horrible dijo Molly.Y qu me dice del cable telefnico? quiso saber Metcalf. Lo haban

    cortado intencionadamente?S, mayor Metcalf. Precisamente junto a la ventana del comedor

    acababa de localizar la avera cuando grit la seora Davis.Pero eso es una locura! Cmo espera el criminal poder salir con bien de

    todo esto? pregunt Cristbal con voz estridente.El sargento le contempl fijamente unos instantes.Tal vez eso no le preocupe mucho dijo. O es posible que se crea

    demasiado listo para nosotros. Los asesinos son as. Nosotros tenemos un curso depsicologa en nuestro aprendizaje. La mentalidad de un esquizofrnico es muy

  • interesante.No podramos suprimir las palabras innecesarias? pregunt Giles.Desde luego, seor Davis. Slo hay dos de ellas que nos interesan de

    momento. Una es asesinato y la otra peligro. Nos hemos de concentrar sobreesas palabras. Ahora, mayor Metcalf, permtame que aclare sus movimientos.Dice que estaba usted en el stano, por qu?

    Echando un vistazo repuso el mayor. Mir en el interior de esearmario que hay debajo de la escalera y entonces vi una puerta, la abr, haba untramo de escalones y los baj. Tiene usted un stano muy bonito dijodirigindose a Giles. Parece la bien conservada cripta de un viejo monasterio.

    No se trata de buscar antigedades, may or Metcalf. Estamos investigandoun crimen. Quiere escuchar un momento, seora Davis? Dejar abierta lapuerta de la cocina Y sali. Oyse cerrar una puerta con cuidado. Es eso loque oy usted, seora Davis? pregunt al reaparecer.

    Yo creo que fue algo as.Era la puerta del armario de debajo de la escalera. Podra ser que el

    asesino, tras matar a la seora Boy le, se retirara por el recibidor, y al orla salirde la cocina se refugiara en este armario y cerrara la puerta.

    En ese caso estarn sus huellas en el interior del armario exclamCristbal.

    Y tambin las mas dijo el mayor Metcalf.Cierto repuso el sargento Trotter. Pero nos ha dado una explicacin

    satisfactoria, verdad? agreg en tono ms bajo.Escuche, sargento intervino Giles, admito que usted es el encargado de

    aclarar este asunto, pero sta es mi casa, y en cierto modo me siento responsablede las personas que se hospedan aqu. No podramos tomar ciertas medidas deprecaucin?

    Tales como? Diga, diga usted, seor Davis.Bien, para ser franco, habra que arrestar a la persona que aparece como

    principal sospechoso.Y Giles mir fijamente a Wren.

    2

    Wren adelantse, exclamando con voz aguda:No es verdad! No es verdad! Todos estn contra m Todo el mundo est

    siempre contra m. Ahora ustedes quieren echarme la culpa. Es unapersecucin una persecucin

    Clmese, muchacho le dijo el may or Metcalf.Tranquilcese, Cris Molly acercse a l. Nadie est en contra suy a.

  • Dgale que no hay nada de eso, sargento.Nosotros no echamos la culpa a nadie repuso el sargento Trotter.Dgale que no va a arrestarle.No voy a arrestar a nadie. Para hacerlo necesito pruebas. Y no las hay

    por ahora.Creo que te has vuelto loca, Molly exclam Giles, y usted tambin,

    sargento. Hay una sola persona que rena las caractersticas del asesino yAguarda, Giles, espera interrumpi su esposa. Oh, clmate! Sargento

    Trotter, puedo puedo hablar un momento con usted?Yo me quedo dijo Giles.No, vete, por favor.El rostro de Giles estaba sombro y presagiaba tormenta cuando habl.No s lo que te ha pasado, Molly.Y sigui a los otros fuera de la habitacin.Diga usted, seora Davis, qu es ello?Sargento Trotter, cuando usted nos habl del caso de Longridge Farm, nos

    dio a entender que deba ser el hermano may or el responsable de todo esto.Pero no lo sabe con certeza, verdad?

    As es, seora Davis. Pero la may ora de posibilidades, se inclinaban haciaese lado, desequilibrio mental, desercin del Ejrcito se fue el informe delpsiquiatra.

    Oh, ya, y por consiguiente todo pareca indicar a Cristbal. Yo no creo quehaya sido l. Debe de haber otras posibilidades. Es que aquellos nios notenan familia padres, por ejemplo?

    S. La madre haba muerto, pero el padre estaba sirviendo en el extranjero.Bueno. Y qu hay de l? Dnde se encuentra ahora?No tenemos informes. Obtuvo los documentos de desmovilizacin el ao

    pasado.Y si el hijo era un desequilibrado mental, el padre tambin pudo serlo.Es posible.De modo que el asesino pudiera ser de mediana edad, o ms bien viejo.

    Recuerde que el mayor Metcalf se asust mucho cuando le dije que habatelefoneado la polica. Y realmente estaba atemorizado.

    Crame, por favor, seora Davis dijo el sargento Trotter con calma.No he dejado de considerar todas las posibilidades desde el principio. El jovenJim el padre, e incluso la hermana. Podra haber sido una mujer, sabe? No hepasado nada por alto. Puedo estar seguro en mi interior, pero no lo stodava. Es muy difcil conocer todo lo referente a los dems sobre todo enestos tiempos. Le sorprendera lo que se ve en el Departamento de Polica.Principalmente en matrimonios. Bodas rpidas casamientos de guerra Sinexplicar el pasado Sin hablar de familia, ni amistades. La gente acepta la

  • palabra de un desconocido como artculo de fe. Si un individuo dice que es pilotode aviacin, o may or del ejrcito la chica le cree a pies juntillas y algunasveces tarda uno o dos aos en descubrir que es un empleado de un Banco que seha fugado y que tiene esposa e hijos o que es un desertor del ejrcito o peor.

    Hizo una pausa y continu:S perfectamente lo que est pensando, seora Davis. Slo quiero decirle

    una cosa. El asesino se est divirtiendo. Eso es de lo nico que estoy seguro.Y se dirigi hacia la puerta.

    3

    Molly quedse inmvil mientras senta arder sus mejillas. Al cabo de unosinstantes avanz lentamente hacia el fogn y se arrodill para ir a abrir la puertadel horno. El aroma sabroso y familiar alegr su nimo. Era como si de prontovolviera a encontrarse en el mundo amable de la rutina cotidiana. Guisarcuidar de la casa la vida ordinaria y prosaica

    Desde tiempo inmemorial las mujeres han preparado los alimentos para loshombres. El mundo de peligros y locuras se desvaneci. La mujer, en sucocina, se encuentra a salvo completamente a salvo.

    Abrise la puerta. Molly volvi la cabeza, viendo entrar a Cristbal Wren casisin aliento.

    Cielos! exclam Cristbal. Qu desorden! Alguien ha robado losesques del sargento!

    Los esques del sargento? Pero quin ha podido ser?La verdad es que no puedo imaginarlo quiero decir, que si el sargento

    decida marcharse y dejarnos, supongo que el asesino debiera sentirse satisfecho.En fin, que no tiene sentido, no le parece?

    Giles los puso en el armario de debajo de la escalera.Bueno, pues y a no estn all. Es algo extrao, verdad?Ri alegremente.El sargento est furioso Y culpa al pobre may or Metcalf, que sostiene

    que no se fij si estaban o no cuando mir dentro del armario justamente antesde que mataran a la seora Boy le. Trotter dice que debi haberlo notadoforzosamente Cristbal baj la voz. Si quiere saber mi opinin, creo que esteasunto est empezando a desmoralizar a Trotter.

    Nos est desmoralizando a todos nosotros replic Molly.A m no. Lo encuentro estimulante. Es tan deliciosamente irre