Leyenda de la vicuña

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LA LEYENDA DE LA VICUA

INTEGRANTES:MIA ACOSTAJOAQUN ARCHENZIORODRIGO CORVALANDAVID TICONA

El cazador, envuelto en su poncho, caminaba por la salina.Segua atento a las huellas frescas de una manada de animales. Era un hombre que apenas sabia hablar por la soledad en la que viva.

Al medioda el hombre se detuvo unos minutos para descansar con su perro y comer un poco de charqui.

Un guanaco, que se haba apartado de su manada, sali de pronto desde atrs de un cerro. Se dio cuenta del peligro y huy.

Al atardecer el hombre decidi hacer un alto. Entre los reflejos del sol que le impedan ver claramente, distingui la figura de una persona que se acercaba...

La muchacha dio un largo trago y le dijo al cazador.

- Sabes que mi padre es el dios Llastay, el protector de los animales?

El hombre le tema al dios Llastay porque protega a los animales y odiaba a los cazadores; Sin embargo, alzo sus cosas y dijo: vamos.

Vamos!

Empezaron a caminar. La muchacha apenas conversaba. Al pasar el primer cerro, el hombre sinti simpata por ella. Al pasar el segundo, ya estaba enamorado...

Cuando llegaron al rancho, el viejo dios Llastay, sentado sobre un tronco, acariciaba a Yawar. El hombre estaba nervioso.

Permaneci un rato en silencio. Cuando encontr las palabras necesarias, le rog que le permitiera casarse con su hija...

El Llastay dud. Lo vio tan decidido en su amor que acept, pero con la condicin de que no volviera a cazar.

Pas un ao y la pareja tuvo una hija, vivan felices yendo al salar cada maana, cortando panes de sal que vendan en los pueblos cercanos y criando un rebao de llamas .

Una tarde lleg un amigo del hombre, entre vasos de chicha, con burlas y bromas lo convenci a salir a cazar...

La muchacha le pidi que reflexionara y que recordara la promesa que le haba hecho a su padre.

Igual el hombre con su amigo fueron a cazar. Muchos animales murieron. Cargado de pieles, volvi al rancho y llam a su esposa pero nadie le contestaba. El hombre cerca del corral vio una vicua con su cra. Las observ detenidamente, no lleg a disparar y reconoci a tiempo la mirada de la esposa y la hija...