Leslie Bethell - Historia de América Latina Tomo 9

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LESLIE BETHELL, ed.

HISTORIA DE AMRICA LATINA9. MXICO, AMRICA CENTRAL Y EL CARIBE, c. 1870-1930

EDITORIAL CRITICABARCELONA

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, y la distribucin de ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblicos. Ttulo original: THE CAMBRIDGE HISTORY OF LATN AMERICA V. C. 1870 to 1930 Traduccin castellana de JORDI BELTRAN y MARA ESCUDERO Diseo de la coleccin y cubierta: Enre Satu 1986: Cambridge University Press, Cambridge 1992 de la traduccin castellana para Espaa y Amrica: Editorial Crtica, S.A., Arag, 385, 08013 Barcelona ISBN: 84-7423-435-2 obra completa ISBN: 84-7423-550-2 tomo 9 Depsito legal: B. 22.749-1992 Impreso en Espaa 1992. NOVAORFIK, Puigcerd, 127, 0K0I9 Barcelona

HISTORIA DE AMRICA LATINA

SERIE MAYORDirectores: .IOSHP FONTANA y GONZALO PONTN

PorLESLIE BETHEIX,

catedrtico de historia de Amrica Latina, Universidad de Londres

Luis E. AGUILAR, catedrtico de historia, Universidad de Georgetown, Washington, D.C. CIRO F. S. CARDOSO, Universidad Federal Fluminense, Niteri, Brasil H. HOETINK, catedrtico de antropologa, Universidad de Utrecht FRIEDRICH KATZ, catedrtico de historia, Universidad de Chicago JUAN MEYER, director del Centro de Estudios Mexicanos y Centro Americanos de la embajada de Francia en Mxico, Mxico, D.F. DAVID NICHOLLS, Oxford NGEL G. QUINTERO RIVERA, Centro de Investigaciones Sociales, Universidad de Puerto Rico, Ro Piedras JOHN WOMACK, JR., catedrtico de historia, Universidad de Harvard

PREFACIOLos primeros cuatro volmenes de la Historia de Amrica Latina de Cambridge se ocupan principalmente de los aspectos econmicos, sociales, polticos, intelectuales y culturales de los tres siglos de gobierno colonial espaol y (en el caso de Brasil) portugus, comprendidos entre el descubrimiento, la invasin, la conquista y la colonizacin del Nuevo Mundo por los europeos, a finales del siglo xv y comienzos del xvi, y la vspera de la independencia latinoamericana en las postrimeras del xvm y principios del xix. Los volmenes quinto y sexto examinan el fracaso y el derrocamiento del rgimen colonial que tuvieron lugar en toda Amrica Latina (a excepcin de Cuba y Puerto Rico) durante el primer cuarto del siglo xix, y la historia econmica, social y poltica durante el medio siglo posterior a la independencia (entre aproximadamente 1820 y 1870). En los cuatro volmenes siguientes se analiza la situacin de Amrica Latina hasta 1930. Durante el primer medio siglo que sigui a la independencia, Amrica Latina experiment, en el mejor de los casos, nicamente unas tasas muy modestas de crecimiento econmico y, al menos en Hispanoamrica, violentos conflictos polticos e ideolgicos, as como una considerable inestabilidad poltica. Aparte de la guerra entre Mxico y los Estados Unidos (1846-1848) y de frecuentes intervenciones extranjeras, especialmente britnicas, tambin hubo, al finalizar el perodo, dos conflictos importantes entre estados latinoamericanos: la guerra de la Triple Alianza (1865-1870) y la guerra del Pacfico (1879-1883). Contrastando con ello, el medio siglo siguiente, y sobre todo el perodo que concluy con la primera guerra mundial, fue para la mayora de los pases latinoamericanos una edad de oro caracterizada por el crecimiento econmico inducido de forma predominante por las exportaciones, de prosperidad material (al menos para las clases dominantes y las clases medias de las ciudades), de consenso ideolgico y, con algunas excepciones notables como Mxico durante la revolucin (1910-1920), de estabilidad poltica. Asimismo, aunque continuaron las intervenciones extranjeras principalmente las norteamericanas en Mxico, Amrica Central y el Caribe, no hubo importantes conflictos internacionales en Amrica Latina entre el fin de la guerra del Pacfico (1883) y el estallido de la guerra del Chaco (1932). El sptimo volumen lo forman nueve captulos de carcter general sobre la historia econmica y social del conjunto de Amrica Latina. Dos captulos exa-

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minan el crecimiento de las economas latinoamericanas, el primero en el perodo 1870-1914, el segundo en los aos que van de la primera guerra mundial a la vspera de la depresin mundial del decenio de 1930. Este crecimiento fue en gran parte fruto de la gran aceleracin de la incorporacin de las economas latinoamericanas, como productoras bsicas, en la economa internacional en expansin, as como de significativas entradas de capital extranjero, particularmente britnico y, en el siglo xx, norteamericano. Al mismo tiempo, no se pasan por alto los mercados nacionales y la acumulacin de capital igualmente nacional. Las relaciones de Amrica Latina con las principales potencias europeas y, sobre todo en Amrica Central y el Caribe, con los Estados Unidos, cada vez ms expansionistas, se tratan por separado. Otro captulo analiza el crecimiento de la poblacin latinoamericana (de 30 millones en 1850 a 105 millones en 1930), que en parte fue producido por la inmigracin en masa de europeos, singularmente en Argentina y Brasil. El profundo efecto de la penetracin capitalista en el mundo rural es la materia de que se ocupan dos captulos, uno de los cuales se concentra en las tradicionales tierras altas de Mxico, Amrica Central y los Andes, y el otro en el Caribe espaol. El primero de ellos, a la vez que afirma que las economas y sociedades rurales experimentaron mayores cambios en el perodo de 1870-1930 que en cualquier otra poca anterior exceptuando la conquista, tambin se propone demostrar que en muchas zonas rurales, especialmente en los Andes, las fuerzas de cambio encontraron resistencia y continuaron existiendo estructuras precapitalistas. La sociedad urbana tambin experiment cambios rpidos en este perodo, y hay captulos que examinan por separado el crecimiento de las ciudades latinoamericanas, en especial ciudades importantes como Buenos Aires, Ro de Janeiro y Ciudad de Mxico, todas las cuales ya tenan entre uno y dos millones de habitantes en 1930 y rivalizaban con las principales urbes de Europa y los Estados Unidos; los comienzos de la industria, sobre todo en Brasil, Argentina, Chile, Colombia y Mxico; y la aparicin de una clase trabajadora urbana como fuerza significativa en muchas repblicas, as como la historia de los primeros movimientos obreros de Amrica Latina. El octavo volumen examina la cultura y la sociedad en Amrica Latina durante el siglo que sigui a la independencia y especialmente en el perodo de 1870-1930. Empieza con un captulo que trata la evolucin de las ideas polticas y sociales (y en especial la adaptacin del liberalismo a unas sociedades muy estratificadas que tenan economas subdesarrolladas y una tradicin poltica de autoritarismo, as como la influencia del positivismo en las lites gobernantes e intelectuales). Un segundo captulo examina de qu modo la Iglesia catlica latinoamericana se adapt a la disminucin de su poder y sus privilegios en una era secular, al mismo tiempo que conservaba la adhesin de la inmensa mayora de los latinoamericanos. Finalmente, dos captulos hablan de movimientos importantes y de notables logros individuales en la literatura, la msica y el arte de Amrica Latina en este perodo. Los volmenes noveno y dcimo se componen de captulos sobre la historia econmica, social, y sobre todo, poltica de los distintos pases latinoamericanos desde c. 1870 hasta 1930. El volumen noveno se ocupa de la historia de Mxico, Amrica Central y el Caribe. En la primera parte, dedicada a Mxico, hay captulos sobre el Porfiriato (los treinta y cinco aos de dictadura de Porfirio Dat,

PREFACIO

1876-1910), la revolucin y la reconstruccin bajo la dinasta sonorense durante el decenio de 1920. La segunda parte dedica un captulo nico a las cinco repblicas de Amrica Central y captulos a Cuba, Puerto Rico, la Repblica Dominicana y Hait. El dcimo volumen est dedicado a Amrica del Sur. La primera parte consiste en cuatro captulos sobre la evolucin econmica, social y poltica de Argentina, que en muchos aspectos era ya la nacin ms avanzada de Amrica Latina en 1930, y captulos individuales sobre Uruguay y Paraguay. La segunda parte contiene captulos referentes a Chile, Bolivia y Per en el medio siglo que empez al concluir la guerra del Pacfico y captulos que hablan de Colombia, Ecuador y Venezuela. Finalmente, en la tercera parte, dedicada a Brasil, hay captulos que estudian su economa dominada por el caf en este perodo, el sistema poltico y la poltica reformista durante los ltimos tiempos del imperio (1870-1889) y la estructura social y poltica de la primera repblica (1889-1930). Muchos de los historiadores que escribieron captulos para estos cuatro volmenes doce de ellos norteamericanos, ocho latinoamericanos (tres brasileos, dos argentinos, dos cubanos y un uruguayo), doce europeos y un puertorriqueo tambin leyeron y comentaron los captulos de sus colegas. En este sentido estoy especialmente agradecido a Malcolm Deas, Ezequiel Gallo y Colin Lewis. Adems, Christopher Abel, Alan Knight y Rory Miller aportaron valoraciones crticas de ms de uno de estos captulos. Varios historiadores latinoamericanos e historiadores de Amrica Latina han dado consejos valiosos y aliento desde el principio mismo de este proyecto. Quisiera aprovechar la presente oportunidad para dar las gracias, en especial, a John Lynch y a Richard Morse. Elizabeth Wetton, de la Cambridge University Press, se encarg de preparar la edicin original de estos volmenes. De nuevo debo reconocer mi deuda con Josep Fontana y Gonzalo Pontn, y agradecerles su dedicacin y empeo en la buena marcha de la presente edicin castellana.LESLIE BETHELL

Primera parte MXICO

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Captulo 1 MXICO: LA RESTAURACIN DE LA REPBLICA Y EL PORFIRIATO, 1867-1910LA RESTAURACIN DE LA REPBLICA, 1867-1876

Las secuelas de la guerra Los liberales que accedieron al poder en 1855, 34 aos despus de que Mxico se independizara de Espaa, esperaban poder dar a Mxico la productividad y estabilidad de su vecino del norte, los Estados Unidos. Habiendo visto cmo su pas perda casi la mitad de su territorio frente a los Estados Unidos en la reciente guerra mexicano-norteamericana (1846-1848), teman que sin medidas en favor tanto del crecimiento econmico como de la estabilidad poltica la existencia de Mxico como Estado-nacin independiente corriera un serio peligro. Su programa aspiraba a reemplazar los que consideraban los pilares inestables del viejo orden la Iglesia, el ejrcito, los caciques regionales, los pueblos comunales por una estructura moderna. Fieles a su programa, comenzaron por debilitar la posicin de la Iglesia, primero con una serie de leyes de reforma y despus mediante la Constitucin de 1857. El catolicismo dej de ser la religin oficial del Estado; las cortes eclesisticas perdieron gran parte de su jurisdiccin; los matrimonios podan realizarse a travs de una ceremonia civil; poda juzgarse a los clrigos en tribunales civiles; y se pusieron a la venta las tierras de la Iglesia. Por otra parte, tambin se priv al ejrcito de muchas de las prerrogativas que disfrutaba anteriormente. Al igual que la Iglesia, perdi sus privilegios judiciales. Los oficiales podan ser juzgados por tribunales civiles, y por primera vez en la historia de Mxico, el jefe del Estado y la mayor parte de su gabinete eran civiles. Adems, muchos de los antiguos caciques omnipotentes, que eran los pilares sobre los que se sustentaba el rgimen conservador derrocado, y que durante tanto tiempo haban gobernado sus feudos locales con prcticamente total autonoma, fueron obligados a ceder el poder a hombres nuevos nombrados por los liberales. Con la adopcin de la Ley Lerdo en 1856, los liberales haban lanzado un asalto no slo contra la Iglesia sino tambin contra los pueblos comunales. La nueva ley prohiba a las instituciones eclesisticas poseer o administrar pro-

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piedades que no estuvieran directamente dedicadas a usos religiosos y extenda la prohibicin de propiedad corporativa a las instituciones civiles, con lo que abola de hecho la tenencia comunal de la tierra. Las tierras posedas de forma comunal tenan que ser vendidas. A partir de entonces, slo podan poseer tierras los campesinos de forma individual o las sociedades y compaas privadas. Los liberales esperaban que, con la eliminacin del catolicismo como religin oficial, con la disminucin del papel poltico de la Iglesia y con la destruccin de la base econmica de su poder poltico, Mxico, como los Estados Unidos, atrajera a inmigrantes europeos de todas las religiones. Estos inmigrantes constituiran, como en los Estados Unidos, una clase media agrcola que asegurara el rpido crecimiento econmico, la estabilidad poltica y el desarrollo de las instituciones democrticas. Adems, contaban con que las disposiciones constitucionales que prohiban a la Iglesia y a las comunidades indias poseer tierras tuvieran efectos similares. Ambas instituciones iban a ser reemplazadas por una extensa clase de pequeos propietarios, que algunos lderes liberales esperaban que se convirtieran, como los inmigrantes, en los motores de la modernizacin, la estabilidad y la democracia en Mxico. Aun en el peor de los casos, si ese desarrollo no llegaba a producirse, muchos liberales esperaban que al pasar la tierra de las manos muertas de la Iglesia a las manos vivas de una clase propietaria orientada al capitalismo, la consecuencia fuera un desarrollo econmico considerable y una creciente estabilidad. Estos propietarios podran no estar interesados en un rgimen poltico democrtico pero, al igual que la clase propietaria en Argentina, Brasil y Chile, exigiran cierta estabilidad poltica para poder asegurar el xito de sus nuevas empresas comerciales. Al mismo tiempo, la destruccin del viejo ejrcito dominado por oficiales del rgimen conservador significara el fin de los golpes militares. Un nuevo ejrcito organizado por los liberales tendra una formacin radicalmente diferente.1 Cuando el presidente liberal, Benito Jurez, volvi a Ciudad de Mxico en julio de 1867 despus de la guerra contra los franceses, que haba seguido a los tres aos de guerra civil entre liberales y conservadores, la euforia del triunfo militar slo pudo ocultar brevemente cuan lejos haban quedado los liberales de alcanzar las metas que se haban propuesto doce aos antes. La ejecucin de Maximiliano y, por tanto, la derrota de Napolen III, hizo desaparecer por mucho tiempo el peligro de una intervencin europea, y la supervivencia de Mxico como nacin independiente pareca asegurada. La Iglesia haba perdido en gran parte su influencia econmica y poltica en el pas; los golpes de Estado de inspiracin eclesistica pertenecan al pasado. El viejo ejrcito' conservador, tan inclinado a la indisciplina y la revuelta, por fin estaba disuelto. Los gobiernos regionales estaban bien asegurados en manos liberales; y se haban reducido en gran nmero las propiedades comunales de la tierra. Sin embargo, estos logros no produjeron los resultados esperados, ya que la expropiacin de las tierras de la Iglesia no hizo surgir una clase de pequeos campesinos como las propiedades se otorgaban al mejor postor, las adquirieron los propietarios locales ms pudientes y esto, muy a pesar de los liberales ms radicales, no logr ms que incrementarN 1. Para un anlisis detallado de la poltica mexicana entre 1855-1867, vase Bazant, HALC, VI captulo 3.

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la fuerza econmica y la cohesin poltica de la clase dominante de ricos hacendados ya existente. El nuevo ejrcito liberal no aport mayor garanta de estabilidad que el anterior conservador, ya que estaba formado por un grupo de soldados poco uniforme en tropas regulares y guerrillas a la cabeza de los cuales haba jefes locales cuyo grado de adhesin al gobierno central era muy diverso y, adems, era demasiado numeroso para las necesidades de un perodo de paz. Pero, si se mandaba a casa a los veteranos de dos guerras, sin dar recompensa adecuada a sus largos servicios, surgira la amenaza de nuevas revueltas. A pesar del nuevo sentimiento de nacionalismo despertado por la victoria contra los franceses y a pesar del surgimiento de Jurez como encarnacin del genuino lder popular y nacional, el pas estaba an ms lejos que antes de poder conseguir la integracin. Durante los aos de la guerra, varias provincias haban llegado a lograr una existencia casi autnoma, realmente aislada social, econmica y polticamente del resto de Mxico. La parcelacin de las tierras comunales haba contribuido slo ligeramente a aumentar las filas de la clase media puesto que algunas de las mejores tierras haban ido a parar a manos de los ricos hacendados. Los pocos campesinos que llegaron a adquirir una parcela de tierra propia fueron calificados como los riquitos por los menos afortunados; stos estaban creando grupos muy similares a los kulaks rusos o a los coqs du village franceses. Estos problemas estructurales derivaban de los surgidos a raz de la guerra civil y la guerra contra los franceses. Los diez aos de lucha haban sumergido a la economa mexicana en el caos, puesto que la riqueza de la Iglesia con la que contaban los liberales para pagar algunos de sus proyectos ms ambiciosos se haba gastado en costear la guerra. Muchas minas y parte del campo estaban abandonados. La base del impuesto federal haba descendido hasta el punto de desaparecer. Durante la mayor parte de la presidencia de Jurez, su ltimo ministro de Hacienda, Francisco Meja, anot en sus memorias que prcticamente no haba un peso en el Tesoro. No contribuyeron a mejorar la situacin las fras relaciones que mantena Mxico con Europa desde la ejecucin de Maximiliano y la negativa de Jurez a pagar las deudas de Maximiliano. Los Estados Unidos, con los que Mxico estaba contrayendo cada vez ms relaciones de dependencia como consecuencia, no podan resarcir al pas de la prdida de los mercados europeos y las inversiones de capital. La nacin mexicana estaba compuesta, por una parte, por un ejrcito enorme controlado slo vagamente por la administracin central, y, por otra parte, por los aparatos del gobierno, que estaban tremendamente debilitados. Despus de la derrota inicial de los liberales en 1863, la mayor parte del aparato burocrtico haba abandonado al gobierno de Jurez y se haba unido a la administracin de Maximiliano. Aun en el caso de que los burcratas hubieran permanecido leales a Jurez, habran podido hacer muy poco durante muchos aos, ya que la administracin liberal controlaba slo una pequea parte del pas. La debilidad del Estado y la falta de control gubernamental sobre el ejrcito podran haberse enmendado con una base social y poltica unida y coherente. sta la constitua el movimiento liberal, que oslaba resquebrajado. El partido liberal mexicano se pareca a los partidos liberales europeos en el nombre, en el programa y en la terminologa que empicaba, pero no en su composicin social, ya que slo enm e n o r medida iceilna a p o y o de la b u r g u e s a , q u e para e m p e z a r era p o c o m i m e -

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i osa y estaba compuesta principalmente de fabricantes textiles y de los llamados agiotistas: comerciantes que especulaban con prstamos al gobierno. El resto de la burguesa era, en general, extranjera, no nativa. Despus de la independencia mexicana, los comerciantes britnicos reemplazaron a los espaoles que antes dominaban el sector. Entre los aos 1840 y 1850, los alemanes haban empezado a ocupar su puesto, y ellos, a su vez, fueron relegados de las empresas comerciales por comerciantes franceses, conocidos como Barcelonnettes por la ciudad del sur de Francia de la que la mayora proceda. El movimiento liberal reciba su fuerza sustancial de los grandes terratenienles; algunos de ellos se asociaron a los liberales porque, al igual que los barones alemanes de los siglos xv y xvi, esperaban obtener acceso a las extensas propiedades de la Iglesia. Para otros, la motivacin era oponerse al intento de los conservadores de imponerles un control centralizado. Luis Terrazas es un tpico representante de este grupo, exceptuando el hecho de que l no era rico de nacimiento sino que desde sus orgenes como carnicero haba llegado a su posicin por el matrimonio. Las quejas de Terrazas en contra del rgimen conservador eran muy variadas; por una parte, se mostraba despectivo ante la incapacidad de los conservadores para proteger al estado de Chihuahua, su estado natal, de los indios nmadas que lo acechaban y, adems, estaba resentido por habrsele negado la entrada en el selecto grupo de la oligarqua; y por otra parte, codiciaba las tierras pblicas que el gobierno central controlaba. Una vez que se convirti en gobernador liberal de su estado natal, utiliz su poder para lograr su enriquecimiento personal mediante la adquisicin de enormes lotes de tierras pblicas (y algunas propiedades de la Iglesia), as como para desarrollar, con mucha ms energa que sus predecesores, una poltica popular de resistencia contra los cada vez ms numerosos ataques feroces de los indios apaches sobre la poblacin de Chihuahua. -- Los propietarios, como Terrazas, miraban con mucha suspicacia a otro de los grupos que daba apoyo a los liberales, la clase media: comerciantes locales, pequeos empresarios, rancheros, pequeos funcionarios del gobierno y algunos intelectuales radicales. Esta clase media lleg a ver el poder de los terratenientes como el mayor obstculo para su propio avance, y por tanto instig al gobierno central a vigilar ms estrictamente a los caciques regionales mediante, por ejemplo, la exigencia del pago de una parte ms equitativa de sus rentas procedentes de las grandes haciendas. Las dos alas del partido liberal se las arreglaron para mantener un difcil equilibrio y cooperar en los perodos de guerra, pero en cuanto sta termin, surgieron las disputas y conflictos entre ambas. De cualquier manera, los grandes propietarios y la clase media estaban unidos para oponerse a las demandas de un tercer grupo, el sector popular. Todava hoy no se sabe con exactitud quines constituan este sector popular, pero era un grupo heterogneo que reuna a algunos campesinos, a un proletariado textil incipiente y a herreros, dependientes y similares. Su meta era la redistribucin de la tierra a gran escala y sin restricciones. Los liberales no haban sido partidarios de la movilizacin de este sector durante la guerra civil, pues recordaban que los campesinos se convirtieron en una fuerza difcil de controlar en 1810 cuando el cura Hidalgo los llam a sus filas, y ms tarde durante la guerra de castas en Yucatn a finales de los aos cuarenta una de las facciones de la oligarqua en pugna los moviliz. Du-

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rante la guerra contra los franceses, Jurez haba dejado a un lado esa preocupacin y haba hecho una llamada general para luchar contra las fuerzas extranjeras invasoras. De nuevo, una vez organizadas, las fuerzas populares no dieron seales de querer disolverse rpidamente.

Estrategia poltica de Jurez Parece sorprendente en un principio que Jurez, enfrentado a estos graves obstculos, consiguiera conservar su liderazgo en el movimiento liberal mexicano por ms de cinco aos. Pero, de hecho, fue la propia escisin dentro del partido liberal lo que ayud a Jurez a mantenerse en el poder. Las dos fuerzas principales del movimiento liberal, los hacendados y la clase media, lo atacaron alternativamente por no responder en el grado deseado a sus intereses, pero ninguno de los dos intent derrocarlo porque saba que mientras l estuviera en el poder la otra faccin no adquirira la supremaca. Tampoco el sector popular dese su cese, puesto que, aunque estaba en absoluto desacuerdo con la Ley Lerdo que Jurez sigui aplicando, lo consideraba como uno de ellos, un indio pobre y que lleg a gobernar su pas sin dejar nunca de mostrarse orgulloso de sus orgenes. Poco despus de haber logrado la victoria ante los franceses y los conservadores, Jurez se enfrent al problema de las crecientes divisiones existentes dentro del partido liberal que impedan su funcionamiento, tratando de establecer un Estado fuertemente centralizado que pudiera aumentar de manera decisiva su independencia frente a la creciente divisin de su base poltica y social. Cuando su prestigio estaba en su punto ms alto, convoc nuevas elecciones y, simultneamente, un referndum sobre una serie de enmiendas a la Constitucin: la primera aada un Senado a la Cmara de Diputados ya existente, con el fin de dividir y contrarrestar el poder del Congreso. La segunda daba al presidente el derecho a vetar cualquier proyecto de ley sujeto a la posibilidad de rechazarlo el Congreso con una mayora de dos tercios. La tercera permita a los ministros contestar las preguntas parlamentarias por escrito en lugar de hacerlo en persona. La cuarta privaba a la comisin permanente del Parlamento, que era la comisin que continuaba en sesin mientras el Congreso estaba en receso, de su derecho a convocar sesin plenaria de ste en cualquier momento. El referndum no era exactamente para aprobar o no estas proposiciones, sino para decidir sobre el derecho del Congreso a adoptarlas por mayora simple de votos en vez de tener que someterlas a la aprobacin por separado de cada uno de los cuerpos legislativos del Estado. Durante un breve perodo, las dos fuerzas antagnicas del partido liberal se unieron en oposicin a las medidas de Jurez y el presidente mexicano se vio obligado a retirar las enmiendas propuestas ante la creciente oposicin que se desarroll frente a ellas. Para lograr conservar el poder, Jurez tuvo que hacer mayores concesiones a los dos grupos sociales que se haban opuesto a sus proyectos. A los hacendados les concedi autoridad prcticamente ilimitada sobre sus dominios, y para asegurarse el apoyo de la clase media, Jurez hizo crecer el aparato burocrtico estatal una de las fuentes preferidas de empleo de esta clase e invirti presupuesto federal en reas de particular inters para este grupo, como era el mejora-

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miento de la educacin pblica, especialmente en las ciudades. Consiguientemente, segn mostraba el censo del gobierno, el nmero de escuelas pblicas de primera y segunda enseanza en Mxico pas de 2.424 en 1857 a 8.103 en 1874, dos aos despus de la muerte de Jurez. Quiz an ms importante para la clase media fue el hecho de que Jurez mantuviera, posiblemente porque no le quedaba ms remedio, algunas instituciones democrticas. Mientras el gobierno medi en las elecciones, stas fueron ms honestas de lo que lo haban sido anteriormente; el Parlamento ya no era un cuerpo legislativo sin posibilidad de accin, sino que tena voz para oponerse, la libertad de prensa casi era absoluta, y algunos de los ms conocidos intelectuales Manuel de Zamacona, Ignacio Altamirano, Francisco Zarco fueron cada vez ms directos en sus ataques contra los errores cometidos por el gobierno de Jurez. Una parte de la clase media liberal, cuya influencia contribuy a mantener a Jurez en la presidencia en los ltimos aos, estaba compuesta por aquellos oficiales del ejrcito que continuaban en el servicio activo, lo cual no deja de parecer una contradiccin, ya que Jurez y los principales idelogos del partido liberal consideraban que el estamento militar era una de las principales causas del atraso de Mxico. En la Constitucin de 1857 se haban suprimido los privilegios judiciales de los militares, y despus de la derrota de Maximiliano se haba desmovilizado a un gran nmero de soldados. Sin embargo, al incrementarse las contradicciones en la sociedad mexicana y aumentar las revueltas, la relacin de dependencia del gobierno con respecto al ejrcito creca cada vez ms, y los oficiales pudieron ejercer su influencia poltica, social y econmica en el campo mexicano. Jurez trat de llegar a un acuerdo con sus antiguos enemigos con el fin de conseguir mayor apoyo para su causa. Los evidentes perdedores de los diez aos de guerra que atormentaron a Mxico entre 1857 y 1867 acabaron por salir mejor parados de lo que ellos o muchos de sus contemporneos esperaban. Esto fue especialmente evidente en el caso de los polticos conservadores, los terratenientes y los funcionarios. En 1870, tres aos despus de su victoria, Jurez concedi una amplia amnista dirigida a aquellos que colaboraron con Maximiliano. Como resultado, los terratenientes recuperaron sus posesiones y los funcionarios conservadores pudieron solicitar otra vez puestos en el gobierno. La Iglesia tuvo menos suerte que sus aliados, ya que nunca recuper las tierras y propiedades que haba perdido ni la supremaca econmica que haba hecho de ella la ms importante fuente de crditos. Tampoco le fue posible, para la Iglesia, legalmente, solicitar impuestos de la poblacin. Los privilegios legales del clero, la supremaca del catolicismo como religin oficial y la influencia de la Iglesia en materia educativa nunca recobraron el nivel que tenan antes de 1857. Las leyes de reforma se continuaron aplicando, pero de todas maneras, en la prctica, la Iglesia empez a recuperarse rpidamente de sus prdidas. Las contribuciones de sus ricos miembros enriquecieron sus arcas y se invirtieron de manera subrepticia en propiedades urbanas una vez ms. Jurez no hizo ningn esfuerzo por detener esta acumulacin de riqueza del clero, y, como contrapartida, la Iglesia dulcific ms adelante su intransigencia hacia los liberales. Esta actitud pudo deberse a la abrumadora victoria de los liberales despus de muchos aos de guerra civil, pero lambin a que algunos lderes eclesisticos comprendieron que la prdida de las

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tierras en realidad haba fortalecido su posicin en el campo, al reducirse los motivos de conflicto entre la Iglesia y las grandes masas de la poblacin rural. Muchos campesinos vieron en aquellos momentos como sus enemigos a los liberales, ms que a la Iglesia. Esta actitud se reforz cuando el clero se hizo ms receptivo que en aos anteriores a las quejas y demandas de los campesinos. Jurez esperaba que estas medidas conciliadoras hacia la clase media y media alta mexicana, y hacia el estamento militar, pudieran evitar que un golpe de Estado lo derrocara y le permitieran pacificar el pas. Las expectativas del presidente mexicano demostraron ser ciertas en cuanto a su permanencia en el poder; Jurez permaneci en su despacho hasta su muerte por causas naturales en 1872. Pero, en cuanto a la pacificacin de Mxico, sus esperanzas fueron falsas, porque para complacer a la lite del pas haba sacrificado los intereses del campesinado. El resultado fue que el descontento en el campo durante la restauracin de la Repblica alcanz proporciones anteriormente desconocidas. El gobierno era demasiado dbil para reprimir el descontento, lo que debilit an ms la administracin juarista. Esto estimul a otras fuerzas, desde tribus nmadas hasta las clases media y alta opuestas al rgimen, a tomar las armas y desafiar al gobierno. De esta manera, el gobierno era an ms incapaz de controlar el desorden en el campo. Era un crculo vicioso. El descontento de los campesinos provena tanto de la frustracin de sus expectativas como del deterioro real de sus condiciones de vida. El gobierno liberal no hizo nada para satisfacer las esperanzas del campesinado, ni siquiera para protegerlo del paulatino empeoramiento de sus condiciones polticas y econmicas. El final de la guerra supuso la vuelta al campo de un gran contingente de veteranos de guerra que no posean tierras ni empleo y que aumentaron el ya abundante nmero de desposedos y desempleados. La Ley Lerdo haba expulsado a muchos campesinos de las tierras comunales que antes cultivaban, y haba distribuido las propiedades, generalmente de manera poco equitativa, entre ellos, si no se las haban apropiado ya hacendados o especuladores-. La administracin liberal, aunque hubiera querido, no habra podido evitar que las tierras de la Iglesia pasaran del clero a manos de los terratenientes, en lugar de pasar a manos de los campesinos. Hay que tener en cuenta que durante ios aos de la guerra contra los conservadores y contra los franceses, los liberales slo controlaban ciertas zonas de Mxico y que adems sus ejrcitos necesitaban el dinero procedente de la venta de las tierras de la Iglesia para financiar la guerra. Pero una vez conseguida la victoria, los liberales podran haber utilizado las haciendas de los conservadores derrotados y las vastas tierras pblicas, frecuentemente vacas, para poner en funcionamiento un programa de distribucin de la tierra y crear en Mxico una clase de campesinos. Sin embargo, la administracin de Jurez, a pesar de conceder algunas tierras pblicas a un cierto nmero de veteranos de guerra, no se plante nunca seriamente esta posibilidad. Las tierras de los hacendados conservadores, o bien fueron devueltas a sus anteriores propietarios, o bien vendidas al mejor postor o a los terratenientes liberales. El gobierno mexicano nunca se plante hacer algo similar a lo que hizo el gobierno de los Estados Unidos despus de su guerra civil: reducir las tensiones sociales provocadas por la guerra con la Homestead Act, que ceda tierras gratuitamente a nuevos pobladores. Se empezaron a ceder o vender algunas tierras del gobierno

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a hacendados mexicanos, mientras otras se reservaron para la gran ola de campesinos inmigrantes extranjeros que nunca lleg. Tampoco supo Jurez enfrentarse a otra de las principales fuentes de inquietud para el campesinado: la desigual carga impositiva. La alcabala aduana interna y la contribucin personal el equivalente al salario diario de seis a doce das de un pen medio de hacienda supusieron un impuesto altamente desproporcionado en perjuicio del pobre: un hacendado que posea una tierra valorada en 20.000 pesos pagaba al gobierno el mismo impuesto que su empleado que no tena posesiones. Los liberales originariamente haban abogado por la eliminacin de la alcabala, no tanto debido al desigual efecto que supona para el pobre, sino porque representaba una interferencia para el libre comercio, pero las arcas vacas del Tesoro fueron suficientes para hacerlos desistir en sus intentos. Los hacendados, por supuesto, no queran ni or hablar de un reajuste de la carga fiscal. Finalmente, la nica medida que se adopt para aliviar a los contribuyentes ms castigados fue la exencin del impuesto personal a los que ganaran menos de 26 centavos al da. Jurez no hizo ms que un dbil esfuerzo por aliviar los terribles excesos cometidos en nombre de las deudas de peonaje y, estrechamente ligado a ellos, el poder arbitrario del hacendado sobre el pen. En 1868 un diputado liberal, Julio Zarate, pidi que se prohibiera a los terratenientes la creacin de crceles propias, el empleo de castigos corporales o hacer hereditarias las deudas de padres a hijos. El Congreso rechaz su proposicin aduciendo que no tenan jurisdiccin sobre la materia y que este era un asunto de exclusiva competencia de los jueces locales. Jurez apoy la proposicin de Zarate e intent intervenir, pero las limitadas medidas que decret para restringir las deudas del peonaje nunca se pusieron en prctica.

Levantamientos campesinos en la poca de Jurez Durante la etapa colonial, los conflictos armados en las zonas rurales haban sido de tres tipos, cada uno de ellos especfico de una determinada regin. En primer lugar, hubo rebeliones locales, generalmente restringidas a un nico pueblo, y que pretendan, principalmente, resolver injusticias concretas provenientes de la administracin colonial ms que derrocar todo el sistema colonial. Este tipo de revueltas se dio fundamentalmente en las regiones centrales del pas. En segundo lugar, hubo levantamientos a mayor escala contra el sistema colonial como totalidad por parte de grupos que haban asimilado slo superficialmente la civilizacin espaola y la religin cristiana, y que pretendan restaurar lo que consideraban el orden social, econmico y religioso prehispnico. Esto ocurri fundamentalmente en el sur de Mxico. Finalmente, hubo movimientos de resistencia por parte de grupos que todava no se haban dejado conquistar por la civilizacin espaola. Este fenmeno se dio casi exclusivamente en la frontera norte. Durante el perodo de restauracin de la Repblica se produjeron revueltas en las tres zonas, pero tendieron a ser de carcter ms radical, de ms largo alcance, de mayor duracin y ms violentas que durante el perodo colonial. Una de las revueltas ms radicales de Mxico central estall en 1868, muy cerca de

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la capital. La prensa de Ciudad de Mxico calific a sus protagonistas de socialistas rabiosos, y as parecan considerarse ellos. Estaban fuertemente influidos por el socialista Plotino Rhodakanati que vio en Jesucristo al divino socialista de la humanidad y al salvador de la libertad del mundo, y en Chalco abri una escuela donde dos de sus discpulos propagaron sus teoras. A su vez, sus enseanzas estimularon a un discpulo, un campesino llamado Julio Lpez, a hacer un llamamiento a los campesinos de Chalco, Texcoco y otras poblaciones vecinas para levantarse contra los terratenientes locales. Queremos socialismo escribi, queremos destruir el presente y vicioso estado de explotacin ... queremos nuestra propia tierra para cultivarla en paz.2 Los hombres de Lpez, de hecho, llegaron a apoderarse de algunas tierras alrededor de las ciudades de Chalco y Texcoco e inmediatamente se las dividieron entre ellos. Cinco meses despus, las tropas federales derrotaron a los rebeldes; y Lpez fue arrestado y fusilado. La influencia socialista tambin se dej sentir en estados ms alejados de la capital, como Hidalgo. Dos campesinos, Francisco Islas y Manuel Domnguez, al frente de varios miles de hombres, lograron ocupar la ciudad de Tezontepec y el centro minero de Mineral del Monte. Su principal objetivo era recuperar las tierras que, segn ellos, los hacendados locales se haban apropiado indebidamente. La violencia es nuestra manera de remediar los males cometidos contra nosotros, escribi Francisco Islas en una carta al peridico La Libertad. El gobierno respalda a los hacendados, la "sociedad" tambin, y lo mismo los periodistas que no se avergenzan de venderse al mejor postor. Qu otra cosa podemos hacer sino luchar?3 Los rebeldes resistieron dos meses, diciembre de 1869 y enero de 1870, y cuando las tropas federales reconquistaron finalmente las ciudades, muchos de ellos, incluidos Islas y Domnguez, se retiraron a las montaas de Hidalgo desde donde encabezaron otra rebelin contra el gobierno varios aos despus. Los movimientos campesinos en el sur de Mxico conservaron las caractersticas del perodo colonial; es decir, fueron profundamente mesinicos, mezclando ideas sociales y religiosas en una nica visin de origen milenario. El ejemplo ms notable es la historia de una campesina, Augustina Gmez Chechep, que viva en el pueblo de Tzarjalheme entre los indios chamulas, y se convirti en la cabecilla de un nuevo culto religioso, que se transform pronto en vehculo de protesta social contra la dominacin blanca. El levantamiento chamula (12 de junio de 1869 a 20 de octubre de 1870) fue sofocado finalmente por las tropas federales con el menor derramamiento de sangre posible. Los mayas tuvieron ms xito en su oposicin al gobierno. Despus de la guerra de castas, que se extendi de 1847 a 1855, consiguieron establecer un estado independiente en el sur de Yucatn y hasta 1901 resistieron los numerosos ataques emprendidos por las tropas federales para restablecer la soberana de Mxico. Es ms, provistos de armas que compraban a la vecina Honduras britnica, a menudo llevaban a cabo con relativa impunidad incursiones en los territorios mexicanos limtrofes. La frontera norte de Mxico continu eludiendo el control federal, al igual2. 3. Citado por Gastn Garca Cant, El socialismo en Mxico, Mxico, 1969, p. 173. Jbid., pp. 60, 76.

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que durante la poca colonial. Las guerras apaches, que se haban desarrollado sin cesar desde 1831, alcanzaron un nuevo climax, pues al verse desplazados cada vez ms hacia el oeste por el violento empuje de los pobladores norteamericanos, los indios hacan incursiones cada vez ms frecuentes a travs de la frontera mexicana que era ms vulnerable. Bajo el liderazgo de su legendario jefe Cochise y de sus sucesores Victorio y Ju, la vida fronteriza qued casi paralizada durante algn tiempo. No hay trabajo en los campos porque sera asesinado el trabajador miserablemente por el apache; no hay qu hacer en las poblaciones, porque habiendo escasez y yendo todo en creciente decadencia, nadie emprende ... La ente del pueblo no dice otra cosa sino que espera'los carros de don Fulano o de don Zutano para irse a Arizona, afirmaba en 1879 el editorial de un peridico en Sonora.4 En poco tiempo, las bandas de Cochise causaron la muerte de 15.000 personas, ya que los soldados que se enviaban a la frontera norte, dbiles v mal pagados, no podan competir con los apaches. Slo de manera gradual, hacia el final de la presidencia de Jurez, reuni Mxico la fuerza suficiente para controlar las incursiones. Los hacendados comenzaron a armar y organizar a sus peones en milicias privadas; el gobierno empez a ofrecer generosas concesiones sobre las tierras para cualquiera que estuviera dispuesto a defenderlas con su vida. Como resultado, se reforzaron las colonias militares existentes y se crearon otras nuevas. De esta forma, el campesinado independiente, que estaba siendo eliminado en el centro y en el sur del pas, se fortaleca en el norte. Al mismo tiempo, se estaba desarrollando una nueva alianza entre los hacendados norteos y los campesinos para luchar contra los apaches, lo que hizo que los hacendados cobraran legitimidad a los ojos de los campesinos debido a su capacidad de organizar la guerra contra los invasores. En Chihuahua, el jefe militar que luch contra los apaches fue Joaqun Terrazas, primo del gobernador Luis Terrazas, quien ayud a organizar v financiar las luchas contra los indios. A pesar de la existencia de estas milicias campesinas, los gobiernos de la Repblica restaurada se mostraron tan incapaces de controlar la situacin en la frontera norte como lo fueron para frenar otro lipo de rebeliones. La protesta social organizada fue slo una faceta del descontento que caractei iz los arlos finales del mandato de Jurez, pues tambin el bandolerismo estaba muy extendido. Peones fugitivos, campesinos descontentos y soldados desmovilizados recorran los campos asaltando diligencias y haciendas, y atacando los cargamentos de las minas de oro y plata. A finales del ao 1868 se pensaba que el nmero de bandidos que actuaba en los alrededores de una sola ciudad, Guadalajara, en el estado de Jalisco, era de cerca de un millar. Los progresos logrados por la nueva polica organizada por Jurez, los Rurales, en la lucha contra el bandidismo fueron mnimos frente a lo que era la plaga ms extendida en los campos mexicanos.

4. Citado por Luis Gonzlez y Gonzlez en Los campesinos, en Daniel Coso Villegas, cd., Historia moderna de Mxico: la repblica restaurada. Vida social, Mxico, 1956, p. 186.

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La primera rebelin de Daz La disminucin del apoyo popular a Jurez era un constante acicate para los rivales que intentaban deshancarle. Entre estos rivales haba algunos que eran antiguos caudillos conservadores a quienes Jurez haba destituido del gobierno estatal para reemplazarlos por sus propios hombres; otros eran antiguos generales liberales que crean que Jurez no les haba dado el cargo que merecan. Estos hombres lanzaban proclamas en el diario local que ellos controlaban prometiendo salarios ms elevados, leyes ms justas, y un gobierno ms democrtico; reunan un ejrcito improvisado de peones de sus haciendas y descontentos de diferentes procedencias, y controlaban alguna pequea ciudad o poblacin de las proximidades. Rara vez llegaban a lograr algo ms antes de ser dispersados por las tropas federales. Sin embargo, hubo una excepcin. Quizs el personaje ms popular que surgi de la guerra contra los franceses fue un antiguo subordinado de Jurez, el general Porfirio Daz, que naci en 1830 en el estado de Oaxaca, estado natal tambin de Jurez, y estudi en el mismo seminario catlico que ste. A los 17 aos se alist en el ejrcito para combatir a las fuerzas norteamericanas invasoras. Lleg demasiado tarde para presenciar muchas batallas, pero recuper el tiempo en la lucha contra los franceses. Ascendi rpidamente al puesto de brigadier general, y en 1862 por primera vez se oy hablar de l por ser uno de los comandantes mexicanos al mando de las tropas que infligieron a los franceses su ms humillante derrota en la primera batalla de Puebla. Poco tiempo despus fue capturado por los franceses, pero consigui escapar, y estuvo posteriormente al frente de otra gran victoria militar en la batalla de La Carbonera. Tena 37 aos al terminar la guerra y se consideraba con iguales derechos que Jurez; en 1867 fue candidato para la presidencia en oposicin a ste. Se present nuevamente en 1871 y perdi otra vez. En 1871, en el plan de La Noria, que recibi el nombre de la hacienda de Daz, declar que las elecciones haban sido fraudulentas e hizo un llamamiento a la rebelin. Aunque el plan contena alguna vaga referencia a la necesidad de una reforma social, en realidad tena un nico y especfico punto poltico: que se limitara la presidencia a un solo mandato. Para que el programa pareciera menos personalista de lo que era, Daz prometi que no se presentara a las siguientes elecciones. El llamamiento de Daz a las armas tuvo cierto eco, provocando una rebelin que tuvo algo ms que carcter local. El hermano de Daz, Flix, moviliz gran nmero de fuerzas en su estado natal de Oaxaca, compuestas por milicias del estado e incluso algunas tropas federales que estaban estacionadas en la vecindad, y se apoder de la capital del estado. Algunos generales norteos, al frente de los cuales estaba el gobernador de Nuevo Len, Gernimo Trevio, reunieron un ejrcito de varios miles de hombres y se apoderaron de grandes zonas de Nuevo Len, Durango, Sinaloa y Zacatecas. El propio Porfirio Daz encabez un contingente de mil soldados con el cual pretenda apoderarse de Ciudad de Mxico. Una vez llegado a Chalco y Texcoco, en las afueras de la capital, Daz reiter su llamada a la revuelta general, pero no obtuvo respuesta. Entonces Jurez envi sus propias tropas a luchar contra los rebeldes y Daz tuvo que retirarse preci-

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pitadamente. Mientras tanto, entre las tropas de Flix Daz en Oaxaca reinaba el desconcierto tras la muerte de su jefe a manos de un asesino desconocido, y poco despus fueron derrotadas por las tropas federales. Las fuerzas de Trevio no aguantaron mucho ms. Jurez haba sorteado la revuelta ms grave a que haba hecho frente desde la derrota de Maximiliano, pero no vivi lo suficiente para saborearla.

La sucesin de Jurez El 17 de julio de 1872, Jurez sufri un ataque al corazn, muriendo al da siguiente. Segn la Constitucin, su sucesor deba ser el presidente del Tribunal Supremo, que era en aquel momento Sebastin Lerdo de Tejada. A diferencia de Jurez, Lerdo no era de ascendencia india sino criolla, ya que su padre era un comerciante espaol; sin embargo, al igual que Jurez, Lerdo estudi en un seminario y lleg hasta el punto de tomar votos menores en su formacin hacia el sacerdocio. Llegado a ese punto abandon sus estudios eclesisticos y se dedic a estudiar leyes. Mientras era todava estudiante de derecho, se interes en la poltica liberal y llam la atencin de uno de los lderes del movimiento liberal, Ignacio Comonfort. Bajo la tutela de ste fue designado para el Tribunal Supremo, cuando contaba slo 27 aos. Cuando Comonfort fue destituido, Lerdo renunci a su puesto en el tribunal y se convirti en rector de su alma mater, el colegio de San Ildefonso en la capital de Mxico. El sucesor de Comonfort, Jurez, llam a Lerdo para formar parte de su gabinete ministerial, primero como ministro de Justicia y despus como secretario de Estado. Lerdo fue una de las voces ms poderosas en favor de la independencia de Mxico durante la invasin francesa, y despus de la guerra volvi al Tribunal Supremo como presidente. En 1871 compiti con Jurez por la presidencia, pero perdi. A diferencia de Daz, l no se rebel sino que volvi a ocupar su cargo en el Tribunal Supremo. Tras la muerte de Jurez, y a pesar de que su cargo le garantizaba el derecho a asumir la presidencia, decidi convocar elecciones inmediatamente. stas se celebraron en octubre de 1872, y esta vez gan Lerdo. El punto de apoyo del gobierno de Jurez durante sus aos de declive fue la coalicin entre los intelectuales liberales, cuyo liberalismo social iba siendo reemplazado cada vez ms por un liberalismo econmico, y los propietarios liberales, cuya nica razn para apoyar al liberalismo poltico o social era la oposicin al poder econmico y poltico de la Iglesia, que haba desaparecido una vez sta perdi su supremaca; y a ambos, intelectuales y propietarios, se uni el ejrcito, cuya influencia creca de manera sostenida. Cuando lleg el momento, todos ellos dieron su apoyo a Lerdo, pues a sus ojos tena las virtudes de Jurez pero no sus defectos. Como Jurez en su ltima poca, Lerdo era conservador en materia social; a diferencia de Jurez provena, en cambio, de la clase alta criolla y careca de los ocasionales brotes de simpata que su predecesor haba mostrado hacia los sufrimientos de los estamentos ms pobres de la sociedad. En muchos aspectos, a pesar de seguir una poltica similar a la llevada a cabo por Jurez durante sus ltimos aos de mandato, Lerdo obtuvo ms xito que l. Pudo fortalecer considerablemente el papel del Estado y, ya en los primeros

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das de su mandato, la Cmara de Diputados se mostr ms receptiva a sus deseos de lo que nunca lo fuera con Jurez. Adems, se le permiti crear el Senado, lo cual dilua considerablemente el poder de la Cmara y a la vez aumentaba el papel bipolar del Ejecutivo. Tambin tuvo Lerdo, en un principio, ms xito que su predecesor en cuanto a la pacificacin del pas. Las bases para sta se haban establecido con Jurez, y Lerdo cosech los beneficios de la reciente victoria militar de su predecesor sobre Porfirio Daz. Una vez derrotado ste, Lerdo pudo mostrarse magnnimo y ofrecerle una amnista tanto a l como a sus hombres, amnista que no estaba en condiciones de rechazar y, aunque humillndose, acept. Se le destituy de su cargo militar y permaneci exiliado en su hacienda de La Noria. La derrota de Daz sirvi para desalentar por un tiempo a otros posibles rebeldes y los primeros tres aos y medio de gobierno de Lerdo fueron considerablemente ms tranquilos que los aos de la presidencia de Jurez. Lerdo consigui extender el poder del gobierno federal hasta regiones que se haban resistido al control de Jurez. Fue capaz de acabar con un caudillo regional que haba establecido una especie de repblica campesina en Mxico: Manuel Lozada en el territorio de Tepic. Lozada, a quien la prensa mexicana se refera como el Tigre de Arica (Arica es la cordillera donde normalmente tena su cuartel general), era, en algunos sentidos, ejemplo caracterstico de muchos caudillos que implantaron su dominio de hierro en el siglo xix mexicano. El trmino tigre haca referencia a su ferocidad al aplastar a sus enemigos. Estaba deseoso de establecer alianzas con cualquiera que reconociera su poder y haba ofrecido su apoyo tanto a Maximiliano como a Jurez, y durante un tiempo haba mantenido estrechas relaciones con la casa comercial Barron and Forbes, que a cambio del apoyo quera obtener concesiones a gran escala en Tepic. En otros aspectos, en cambio, Lozada era un modelo atpico en comparacin con la mayora de los caudillos, ya que en la base de su poder estaban las comunidades indgenas a las que haba devuelto las tierras que los hacendados les haban quitado. Los representantes de las tribus consiguieron de esta manera cada vez ms poder dentro de su movimiento, lo cual aumentaba el temor de los hacendados de Tepic y de los estados limtrofes. A cambio de la subordinacin nominal a su gobierno, Jurez haba permitido a Lozada extender el dominio sobre la regin. Lerdo, en cambio, envi a las tropas federales para acabar con l. En 1873, capturaron a Lozada y lo fusilaron, derrotaron a las comunidades indgenas y cedieron muchas de sus tierras a los hacendados. La economa de Mxico se desarroll mucho ms rpidamente que en aos precedentes, aumentando el prestigio de Lerdo. El desarrollo de la economa responda en parte a la mayor pacificacin del pas y en parte al hecho de que Lerdo estaba recogiendo los frutos de las distintas iniciativas econmicas emprendidas por su predecesor. Concretamente, en 1873 se pudo inaugurar la primera lnea importante de ferrocarril que una Ciudad de Mxico y el puerto de Veracruz, lo cual estimul el desarrollo econmico. A la vista de estos logros, parece en un principio sorprendente que Lerdo no pudiera mantenerse en su cargo ms de una legislatura como haba hecho su predecesor. En 1876 el intento de Daz de derrocar a Lerdo tuvo ms xito que cuando lo intent con Jurez. En parte fue debido a que Lerdo careca del prestigio

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que haba gozado Jurez como lder durante la guerra contra los franceses y, adems, no tuvo xito su intento de mantener el consenso con la clase alta que disfrut cuando lleg a la presidencia. El apoy a Lerdo de estas fuerzas se haba interrumpido por la poltica que llev a cabo contra la Iglesia, mucho ms enrgica que la de Jurez en los aos de la Repblica restaurada. Jurez, despus de su victoria sobre las fuerzas encabezadas por la Iglesia, de la expropiacin de sus propiedades y despus de haber llevado a cabo las leyes de reforma, intent evitar cualquier tipo de confrontacin con la Iglesia y pas por alto que el clero violara algunas de las leyes de reforma, como, por ejemplo, la nueva acumulacin de riqueza. En cambio, Lerdo expropi las propiedades de la Iglesia, expuls del pas a los jesutas no nacidos en Mxico, y, como gesto simblico, incorpor nuevamente a la Constitucin las leyes de reforma. El apoyo que la clase alta mexicana poda haber dado a Lerdo estuvo tambin sujeto a su poltica contradictoria con respecto a la construccin de los ferrocarriles. Aunque el presidente haba apoyado con entusiasmo la construccin de la lnea Ciudad de Mxico-Veracruz, y era igualmente partidario de la construccin de una lnea de este a oeste que uniera ambas costas de Mxico, era mucho ms reticente a la idea de construir una lnea de ferrocarril que uniera Mxico,, con los Estados Unidos. Entre la debilidad y la fuerza, el desierto, se comentaba que dijo. Cuando hubo de ceder a la presin que se ejerca sobre l en cuanto a la construccin de la lnea ferroviaria norte-sur, trat de que fuera una compa- ; na mexicana la encargada de llevar a cabo la construccin, pero dado que esta compaa no pudo obtener el capital necesario, Lerdo dio finalmente la concesin para tender la mayor parte de la lnea a un promotor norteamericano, Edward Lee Plumb. El resultado de este acuerdo dej descontentos tanto a los que apoyaban como a los que se oponan a la construccin de la lnea de ferrocarril cutre Mxico y Estados Unidos. Los que la apoyaban sentan que haban esperado demasiado para que les otorgaran una concesin provechosa en la construccin de esta lnea, mientras que los que se oponan teman que la comunicacin con Estados Unidos, que acercaba sus economas, permitira luego el control y absorcin de Mxico por el pas vecino. Estos oponentes se unieron a los tradicionales cesantes que crean que la cada de la administracin Lerdo les dara acceso al poder y a las posiciones gubernativas, y en 1876 se unieron al ms poderoso oponente de Lerdo, Porfirio Daz.

LA PRIMERA ADMINISTRACIN DE DAZ, 1876-1880

El alzamiento de Tuxtepec Despus de su retiro forzoso en La Noria, Daz era aparentemente un hombre acabado, sus actividades diarias estaban reducidas a las labores agrcolas y a manufacturar sillas. Pero, en realidad, se mantena activo, buscando apoyo en viejas glorias militares para emprender otro ataque contra la presidencia. En enero de 1876, cuando la suerte poltica de Lerdo estaba deteriorada, Daz dio el golpe. A peticin suya^, el comandante militar de Oaxaca lanz una proclama, el plan de Tuxtepec, llamando a la revuelta armada contra Lerdo y a favor de la eleccin

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de Daz como presidente; igual que el plan de La Noria, el nuevo contemplaba el principio de la no reeleccin. Pero a diferencia del de La Noria, extenda este principio al nivel municipal. La insistencia en la democracia municipal era una causa muy popular entre las clases media y baja de la sociedad mexicana, y tambin entre algunos hacendados cuyo poder iba disminuyendo debido a la autoridad creciente de los gobernadores, que eran usualmente adems los ms importantes terratenientes del estado. Era una propuesta, pues, especialmente atractiva para la clase media, que haba ejercido medidas de control no slo en las ciudades donde su representacin era muy fuerte, sino incluso en muchos pueblos que elegan con frecuencia como alcaldes y administradores a personas que pudieran leer y escribir y disfrutaran de mejor situacin econmica que la mayora de los campesinos. La propuesta de autonoma municipal pareci otorgar a Daz el apoyo de muchos miembros del campesinado, aunque no hay evidencia de que l mostrara especial inters en ganrselos para su causa. En un principio, el segundo alzamiento de Daz pareci ser an ms infructuoso que el primero; las tropas de Lerdo derrotaron hbilmente a las milicias improvisadas de Oaxaca. Y en Icamole, el ejrcito de Lerdo venci a las tropas que encabezaba el propio Daz. Lerdo entonces se crey en una situacin suficientemente fuerte como para convocar nuevas elecciones y obtener la reeleccin, pero la rebelin de Daz se sigui propagando. El nuevo presidente del Tribunal Supremo, Jos Mara Iglesias, que era legalmente el sucesor a la presidencia, acus a Lerdo de haber cometido fraude en las elecciones y se neg a aceptar los resultados de las mismas. Intent apoderarse de la presidencia con el apoyo de varios gobernadores, senadores y diputados que haban quedado fuera de la administracin de Lerdo. Esta divisin interna en el seno del gobierno infundi nueva vitalidad a la rebelin de Daz, cuyas tropas se enfrentaron con las de Lerdo en Tecoac, infligindoles una dolorosa derrota. Incapaz de enfrentarse a la presin conjunta de Iglesias y Daz, Lerdo renunci a la presidencia y huy de Mxico. Daz propuso reconocer a Iglesias como presidente provisional, si l, a su vez, le reconoca como jefe del nuevo ejrcito revolucionario y prometa convocar pronto nuevas elecciones. Iglesias, sobreestimando su fuerza, se neg. Cuando las fuerzas de Daz marcharon contra l, sus tropas fueron completamente aniquiladas. En la primavera de 1877, tuvieron lugar las elecciones, y Daz se convirti en el nuevo presidente. % El rgimen de Porfirio Daz, en un principio, supuso mucha menos discontinuidad con respecto al de sus predecesores de lo que se ha credo habitualmente. Tuvo un carcter militar ms acentuado que los regmenes de Jurez o Lerdo, ya que dedic un mayor porcentaje del presupuesto a gastos militares. Adems, para asegurarse la lealtad del ejrcito, Daz incluy en la nmina a sus propios soldados y a los que haban luchado al lado de Lerdo e Iglesias. De todas formas, Daz, obviamente, se dio cuenta de que el ejrcito era demasiado dbil, estaba demasiado dividido y no era lo suficientemente fiable como para ser el nico o el principal sostn del rgimen. Por ello, intent recuperar y reforzar la coalicin existente entre las clases media y alta que haba servido de base social y poltica al rgimen de sus predecesores. Con respecto a las clases altas, su poltica fue divide y vencers. Consiguientemente, destituy de sus cargos a caciques locales leales a sus predecesores, como el gobernador de Chihuahua, Luis Terra-

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zas, y nombr en su lugar a oponentes de parecida extraccin social. Aun as, permiti a los hombres destituidos conservar sus propiedades y extender su influencia econmica, siempre que no se rebelaran contra l. Para muchos hacendados la prdida de poder poltico qued ms que compensada por la estrategia del presidente de vender las tierras pblicas, lo que les proporcion estupendas oportunidades de enriquecimiento. A primera vista, parecera que era ms difcil para Daz ganarse el apoyo de la clase media, ya que las fuentes econmicas de que dispona se haban visto drsticamente recortadas por las inversiones realizadas para reorganizar el ejrcito, pero dado que la situacin no le permita ofrecer grandes compensaciones econmicas a la clase media, opt acertadamente por hacerle concesiones polticas. Hizo que el Congreso recin elegido proclamara el principio de la no reeleccin no slo aplicable al presidente sino tambin a los gobernadores. De esta forma muchos cesados de la clase media tendran mayores oportunidades de acceder al poder una vez que el perodo legislativo terminara. Adems, con el fortalecimiento de la autonoma municipal, logr obtener cierto apoyo de la clase media regional que haba sido ignorada durante mucho tiempo tanto por Jurez como por Lerdo. Daz no llev a cabo una represin masiva, ni decret el encarcelamiento o la ejecucin de sus enemigos. Tampoco acab con los grupos polticos, que continuaron existiendo y participando en la vida poltica. Se siguieron celebrando elecciones nacionales, regionales y locales, ni ms ni menos honestas que las que sus predecesores celebraban. La prensa continu teniendo un amplio margen de libertad. El hecho de que la oposicin no utilizara los cauces para combatir al rgimen de Daz, como lo haban hecho los oponentes de Jurez y Lerdo, se debe en gran medida a la emergencia surgida ante la primera amenaza externa que la soberana de Mxico conoci despus de la derrota de Maximiliano. Durante diez aflos, desde 1867 hasta 1877, Mxico haba conocido cierto respiro respecto a la intervencin exterior, hecho que raramente experiment antes y raramente iba a disfrutar otra vez. La fatal experiencia de Francia haba quebrado cualquier esperanza colonial que Europa alimentara acerca de Mxico. No se reestablecieron relaciones diplomticas con los pases una vez agresores, Francia, Gran Bretaa y Espaa, pero ninguno de ellos se vio tentado a arriesgarse en una nueva intervencin. Alemania estableci relaciones diplomticas y los comerciantes alemanes ocuparon algunas posiciones estratgicas en el comercio exterior de Mxico, pero, en ese momento, ese pas no tena ambiciones polticas respecto a Mxico. Las relaciones con Estados Unidos, que haban sido buenas durante la intervencin francesa, empezaron a enfriarse considerablemente entre 1867 y 1877, preparndose las condiciones para las confrontaciones que haban de llegar. Las causas del conflicto eran diversas. Como los pobladores norteamericanos continuaban su avance hacia el oeste, las tribus indias y los ladrones de ganado utilizaban como refugio la frontera mexicana, menos poblada y menos defendida, para luego lanzar sus ataques sobre los Estados Unidos. El resultado era que las autoridades de ambos lados de la frontera constantemente se intercambiaban acusaciones por no proceder con la energa suficiente en contra de los asaltantes. Se aada el hecho de que el gobierno mexicano, buscando atraer pobladores a esta

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regin peligrosa y sumida en la pobreza, haba establecido una zona libre de impuestos a lo largo de diez millas en la frontera norteamericana. Los bienes adquiridos en esta zona eran ms baratos que en territorio mexicano o norteamericano, lo cual contribuy a que se extendieran las actividades de contrabando y caus enorme descontento entre los comerciantes norteamericanos. Finalmente, estaba la enrgica oposicin de Daz a las generosas concesiones sobre el ferrocarril que Lerdo al fin haba hecho a los promotores norteamericanos. Daz haba expresado pblicamente los temores de los nacionalistas mexicanos, que probablemente l mismo no comparta, en cuanto a que la penetracin de los ferrocarriles norteamericanos en Mxico podra significar el principio de la total anexin del pas. En general, durante el siglo xix, los Estados Unidos y los pases europeos reconocieron a los gobiernos revolucionarios de Latinoamrica una vez que comprobaban que podan mantener el control p"or s mismos y cumplir sus obligaciones internacionales. En el caso de Mxico, los Estados Unidos abandonaron esta norma y, as, la administracin Grant, en el poder cuando Daz triunf, se neg a reconocerlo a no ser que resolviera a su favor algunos de los puntos conflictivos entre los dos pases. Daz se mostr muy dcil. Una de sus primeras medidas administrativas al entrar en Ciudad de Mxico fue reunir un grupo de banqueros y empresarios en la capital para conseguir el dinero destinado a la primera entrega de los pagos que la administracin Lerdo haba prometido a los Estados Unidos como compensacin por los daos sufridos por los norteamericanos en Mxico. La administracin Hayes, que sucedi a la de Grant, acept el pago de 300.000 dlares, gesto que Daz interpret como muestra de reconocimiento. Estaba equivocado, porque Hayes no tena intencin de reconocerlo, ya que ambicionaba mucho ms que esa simple concesin a plazos, quera un trozo de Mxico. Una de las primeras medidas tomadas por Hayes durante su mandato fue dar permiso al comandante de los distritos militares a lo largo de la frontera mexicana, el general C. Ord, para capturar, sin necesidad de contar primero con el consentimiento del gobierno mexicano, a los bandidos, tribus indias, ladrones de ganado o cualquiera que encontrara violando las leyes de Estados Unidos en la frontera mexicana. Daz no poda permitir tal medida sin arriesgar seriamente la soberana de Mxico y sin verse expuesto abiertamente a las crticas de haberse vendido a los norteamericanos. Tan pronto como se le inform de las instrucciones de Ord, dispuso un contingente militar a lo largo de la frontera, a la cabeza del cual iba Gernimo Trevio, y orden hacer frente a cualquier avance norteamericano en Mxico haciendo uso de todos los medios al alcance. Cuando la guerra entre los dos pases pareca casi inevitable, sbitamente ambos comenzaron a mostrarse muy comedidos. Las tropas norteamericanas slo cruzaban la frontera cuando estaban suficientemente seguras de que las mexicanas no andaban por los alrededores y, a su vez, los soldados mexicanos trataban de evitar el encuentro con las unidades norteamericanas, que les habra obligado a entrar en batalla. En vez de estar en guerra se encontraban en un perodo de espera. La crisis se disip finalmente gracias a la insistente cordialidad de Daz para con los inversores norteamericanos. ste envi a los Estados Unidos a uno de sus hombres ms preparados y de ms confianza, Manuel de Zamacona, con instrucciones para atraer las inversiones de los hombres de negocios norteamerica-

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nos. Zamacona, a su vez, solicit la ayuda de Matas Romero, que haba sido durante muchos aos embajador en Estados Unidos con Jurez, y ste escribi una serie de libros y folletos describiendo las supuestamente ilimitadas oportunidades que Mxico ofreca al inversor norteamericano. Al mismo tiempo, Daz dio la bienvenida en Mxico a grupos influyentes de promotores norteamericanos, como Ulysses S. Grant, el anterior presidente, y les otorg valiosas concesiones sobre el ferrocarril y les prometi ayudas posteriores. Como resultado de estas medidas, los inversores norteamericanos, que poco antes clamaban a gritos por la intervencin, se convirtieron en entusiastas defensores del rgimen de Daz y comenzaron a presionar a la administracin Hayes para que reconociera su gobierno. Adems, cuando la perspectiva de otra guerra, apenas a diez aos de la ltima, se contempl como una posibilidad real, se organiz una oposicin interna a la poltica de Hayes. Finalmente, en 1878 ste cedi y reconoci a Daz, y en 1880 retir las rdenes dadas a Ord.

Elaboracin de la estrategia porfiriana No es fcil enjuiciar qu influencia tuvieron los conflictos con los norteamericanos en 1877 y 1878 en la configuracin del rgimen de Daz. Sin embargo, parece que inspiraron las tres medidas polticas ms importantes que tanto caracterizaron su rgimen durante su primer mandato a partir de 1878, como al de su sucesor temporal Manuel Gonzlez (1880-1884) y el del propio Daz, otra vez, despus de 1884. La primera de estas medidas permita otorgar a los inversores norteamericanos o a cualquier otro inversor extranjero concesiones de todo tipo en trminos extremadamente ventajosos. Por la segunda medida, el gobierno mexicano intentaba hacer todo lo posible para renovar y fortalecer sus lazos con liuropa como medio para contrarrestar la influencia norteamericana. Y como lcreer medida haba que mantener la estabilidad poltica a cualquier precio. Hasta 1900 ms o menos, la aplicacin de estas medidas fortaleci al Estado mexicano y entre 1900 y 1910 crearon las bases para una de las ms profundas convulsiones sociales del siglo xx latinoamericano: la Revolucin mexicana. Durante su primera legislatura, Daz tuvo como mxima prioridad lograr la estabilidad interna y, para conseguirla, llev a cabo una compleja poltica de concesiones y represiones. En su primer mandato, adems de mantener muchas de las libertades polticas que haban existido con Jurez, Daz tom otra importanle medida poltica: la decisin de mantener su palabra y no presentarse a la reeleccin. Esto fue del agrado de los cesantes de la clase media y alta, que vieron una oportunidad de participaren la siguiente administracin y por tanto no sintieron la necesidad de emprender una revolucin tradicional. Esto no significa que Daz no estuviera dispuesto a utilizar la violencia para controlar a los disidentes cuando lo consider necesario. Por ejemplo, cuando el gobernador de Veracruz, Mier y Tern, le inform de que un grupo de distinguidos ciudadanos estaba conspirando contra l, Daz respondi con un lacnico telegrama en el que deca: Mtalos en caliente. No fue menos despiadado al tratar con los campesinos de Hidalgo, Puebla y San Luis Potos que haban ocupado algunas haciendas vecinas en la creencia de que Daz les apoyara en su tentativa re-

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regin peligrosa y sumida en la pobreza, haba establecido una zona libre de impuestos a lo largo de diez millas en la frontera norteamericana. Los bienes adquiridos en esta zona eran ms baratos que en territorio mexicano o norteamericano, lo cual contribuy a que se extendieran las actividades de contrabando y caus enorme descontento entre los comerciantes norteamericanos. Finalmente, estaba la enrgica oposicin de Daz a las generosas concesiones sobre el ferrocarril que Lerdo al fin haba hecho a los promotores norteamericanos. Daz haba expresado pblicamente los temores de los nacionalistas mexicanos, que probablemente l mismo no comparta, en cuanto a que la penetracin de los ferrocarriles norteamericanos en Mxico podra significar el principio de la total anexin del pas. En general, durante el siglo xix, los Estados Unidos y los pases europeos reconocieron a los gobiernos revolucionarios de Latinoamrica una vez que comprobaban que podan mantener el control por s mismos y cumplir sus obligaciones internacionales. En el caso de Mxico, los Estados Unidos abandonaron esta norma y, as, la administracin Grant, en el poder cuando Daz triunf, se neg a reconocerlo a no ser que resolviera a su favor algunos de los puntos conflictivos entre los dos pases. Daz se mostr muy dcil. Una de sus primeras medidas administrativas al entrar en Ciudad de Mxico fue reunir un grupo de banqueros y empresarios en la capital para conseguir el dinero destinado a la primera entrega de los pagos que la administracin Lerdo haba prometido a los Estados Unidos como compensacin por los daos sufridos por los norteamericanos en Mxico. La administracin Hayes, que sucedi a la de Grant, acept el pago de 300.000 dlares, gesto que Daz interpret como muestra de reconocimiento. Estaba equivocado, porque Hayes no tena intencin de reconocerlo, ya que ambicionaba mucho ms que esa simple concesin a plazos, quera un trozo de Mxico. Una de las primeras medidas tomadas por Hayes durante su mandato fue dar permiso al comandante de los distritos militares a lo largo de la frontera mexicana, el general C. Ord, para capturar, sin necesidad de contar primero con el consentimiento del gobierno mexicano, a los bandidos, tribus indias, ladrones de ganado o cualquiera que encontrara violando las leyes de Estados Unidos en la frontera mexicana. Daz no poda permitir tal medida sin arriesgar seriamente la soberana de Mxico y sin verse expuesto abiertamente a las crticas de haberse vendido a los norteamericanos. Tan pronto como se le inform de las instrucciones de Ord, dispuso un contingente militar a lo largo de la frontera, a la cabeza del cual iba Gernimo Trevio, y orden hacer frente a cualquier avance norteamericano en Mxico haciendo uso de todos los medios al alcance. Cuando la guerra entre los dos pases pareca casi inevitable, sbitamente ambos comenzaron a mostrarse muy comedidos. Las tropas norteamericanas slo cruzaban la frontera cuando estaban suficientemente seguras de que las mexicanas no andaban por los alrededores y, a su vez, los soldados mexicanos trataban de evitar el encuentro con las unidades norteamericanas, que les habra obligado a entrar en batalla. En vez de estar en guerra se encontraban en un perodo de espera. La crisis se disip finalmente gracias a la insistente cordialidad de Daz para con los inversores norteamericanos. ste envi a los Estados Unidos a uno de sus hombres ms preparados y de ms confianza, Manuel de Zamacona, con instrucciones para atraer las inversiones de los hombres de negocios norteamerica-

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nos. Zamacona, a su vez, solicit la ayuda de Matas Romero, que haba sido durante muchos aos embajador en Estados Unidos con Jurez, y ste escribi una serie de libros y folletos describiendo las supuestamente ilimitadas oportunidades que Mxico ofreca al inversor norteamericano. Al mismo tiempo, Daz dio la bienvenida en Mxico a grupos influyentes de promotores norteamericanos, como Ulysses S. Grant, el anterior presidente, y les otorg valiosas concesiones sobre el ferrocarril y les prometi ayudas posteriores. Como resultado de estas medidas, los inversores norteamericanos, que poco antes clamaban a gritos por la intervencin, se convirtieron en entusiastas defensores del rgimen de Daz y comenzaron a presionar a la administracin Hayes para que reconociera su gobierno. Adems, cuando la perspectiva de otra guerra, apenas a diez aos de la ltima, se contempl como una posibilidad real, se organiz una oposicin interna a la poltica de Hayes. Finalmente, en 1878 ste cedi y reconoci a Daz, y en 1880 retir las rdenes dadas a Ord.

Elaboracin de la estrategia porfiriana No es fcil enjuiciar qu influencia tuvieron los conflictos con los norteamericanos en 18 77 y 1878 en la configuracin del rgimen de Daz. Sin embargo, parece que inspiraron las tres medidas polticas ms importantes que tanto caracterizaron su rgimen durante su primer mandato a partir de 1878, como al de su sucesor temporal Manuel Gonzlez (1880-1884) y el del propio Daz, otra vez, despus de 1884. La primera de estas medidas permita otorgar a los inversores norteamericanos o a cualquier otro inversor extranjero concesiones de todo tipo en trminos extremadamente ventajosos. Por la segunda medida, el gobierno mexicano intentaba hacer todo lo posible para renovar y fortalecer sus lazos con Europa como medio para contrarrestar la influencia norteamericana. Y como tercera medida haba que mantener la estabilidad poltica a cualquier precio. Hasta 1900 ms o menos, la aplicacin de estas medidas fortaleci al Estado mexicano y entre 1900 y 1910 crearon las bases para una de las ms profundas convulsiones sociales del siglo xx latinoamericano: la Revolucin mexicana. Durante su primera legislatura, Daz tuvo como mxima prioridad lograr la estabilidad interna y, para conseguirla, llev a cabo una compleja poltica de concesiones y represiones. En su primer mandato, adems de mantener muchas de las libertades polticas que haban existido con Jurez, Daz tom otra importanle medida poltica: la decisin de mantener su palabra y no presentarse a la reeleccin. Esto fue del agrado de los cesantes de la clase media y alta, que vieron una oportunidad de participaren la siguiente administracin y por tanto no sintieron la necesidad de emprender una revolucin tradicional. Esto no significa que Daz no estuviera dispuesto a utilizar la violencia para controlar a los disidentes cuando lo consider necesario. Por ejemplo, cuando el gobernador de Veracruz, Mier y Tern, le inform de que un grupo de distinguidos ciudadanos estaba conspirando contra l, Daz respondi con un lacnico telegrama en el que deca: Mtalos en caliente. No fue menos despiadado al tratar con los campesinos de Hidalgo, Puebla y San Luis Potos que haban ocupado algunas haciendas vecinas en la creencia de que Daz les apoyara en su tentativa re-

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volucionaria. ste, de hecho, entabl negociaciones con varios de estos grupos y prometi estudiar sus quejas si deponan las armas, pero una vez desarmados orden disparar contra ellos. La poltica interna de Daz, que prometa la estabilidad a la vez que generosas ayudas, estimul a los empresarios norteamericanos a firmar el contrato para la construccin de dos lneas principales de ferrocarril que unieran Estados Unidos y Mxico. La lite poltica mexicana vio la construccin del ferrocarril como la nica medida posible para salvaguardar la independencia poltica del pas de una eventual intervencin militar por parte de Estados Unidos. Claramente, Daz confiaba en que los empresarios, financieros y polticos norteamericanos tendran muchas cosas de qu preocuparse como para correr el riesgo de otra guerra mexicano-norteamericana, que poda arruinar definitivamente a Mxico. Por otro lado, los adversarios de Daz hacan hincapi en que las inversiones extranjeras masivas, a la larga, no slo no disminuan el riesgo de una intervencin extranjera, sino que lo incrementaban, puesto que si el gobierno mexicano se demostraba incapaz de mantener la estabilidad deseada por los inversores, stos podran constituirse en un poderoso grupo de presin a favor de la intervencin en Mxico. Daz logr tambin, en los ltimos aos de su primer mandato, restablecer las relaciones diplomticas con Francia. Este paso no result nada fcil dada la intervencin de Napolen en Mxico. Algunos sectores en el interior de Mxico presionaban para lograr que se exigiera a Francia no slo que olvidara sus posibles aspiraciones, sino que adems pagara una alta indemnizacin como paso previo a la reanudacin de las relaciones entre ambos pases. Al mismo tiempo, el gobierno mexicano haba afirmado en repetidas ocasiones que el restablecimiento de relaciones tendra lugar slo en el caso de que la iniciativa viniera de Francia. Aunque la cada de Napolen en 1870 y la proclamacin de la Repblica francesa cre una situacin ms favorable para el restablecimiento de relaciones, habran de pasar diez aos antes de que llegara a producirse el intercambio de embajadores oficiales entre ambos pases. Finalmente, el restablecimiento de relaciones tuvo lugar en 1880, cuando los franceses renunciaron a todas sus pretensiones sobre Mxico y el gobierno mexicano abandon la idea de obtener reparaciones de Francia. Con el restablecimiento de relaciones, Daz buscaba crear un contrapeso econmico con los Estados Unidos y otras potencias europeas. El capital francs y los banqueros franceses asumieron un papel fundamental en la creacin del Banco Nacional de Mxico y, en los ltimos aos, Francia se convirti en una de las principales fuentes de prstamos a Mxico. Durante la poca porfiriana e incluso despus de ella, Francia fue algo ms que otro pas europeo a los ojos de la lite mexicana. La moda, la cultura y la arquitectura francesas eran los modelos que se deban imitar. El positivismo de Augusto Comte tuvo enorme influencia en la ideologa del rgimen, aunque se combin con el darvinismo social de Herbert Spencer, que pronto lo ensombreci. Los ricos propietarios pasaban parte de su tiempo en Pars y la clase alta enviaba a sus hijos a escuelas francesas. El ejrcito mexicano recibi suministros de artillera franceses y algunos de sus ms distinguidos oficiales estudiaron tcnicas militares de este pas. Cuando Daz es derrocado definitivamente en 1911, se exilia a Francia.

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EL INTERREGNO DE GONZLEZ, 1880-1884

Fiel a su promesa, Daz no se present como candidato en 1880; en su lugar, se present su protegido el general Manuel Gonzlez. Muchos se sorprendieron ante la ingenuidad cnica de la eleccin de Daz, pues Gonzlez era tenido por el ms corrupto y el menos capacitado de sus protegidos. Precisamente por estas razones lo escogi, pues saba que iba a ser un rival fcil al volver Daz a presentarse en 1884. Gonzlez se distingui por su corrupcin, aunque los rumores de que se llevara todos los muebles del Palacio Nacional cuando se fue resultaran exagerados. Gonzlez estaba lejos de ser el inepto con que frecuentemente se le identific y reuni un hbil gabinete porfirista, pero l no era Porfirio Daz. Durante su mandato intent poner en prctica las tres ideas polticas fundamentales de su predecesor: concesiones a los intereses extranjeros, especialmente norteamericanos, nuevo acercamiento a Europa, y el mantenimiento del orden interno a cualquier precio. De todas maneras, en general fue mucho menos hbil de lo que haba sido Daz a la hora de evitar que se produjeran profundos conflictos como resultado de sus esfuerzos por llevar a la prctica las tres estrategias simultneamente. En un intento por mantener y estimular el inters de los inversores extranjeros, especialmente de las compaas norteamericanas del ferrocarril, Gonzlez aument el nmero de concesiones especiales que Daz les haba otorgado. A propuesta de Gonzlez, el Congreso aprob una nueva ley con el fin de estimular an ms el paso de las tierras pblicas a manos privadas. La nueva ley permiti a Gonzlez confiar a compaas privadas la tarea de inspeccionar las tierras pblicas y recompensarlas con un tercio de la tierra que ellas determinaran como pblicas. No fue sorprendente que las compaas arremetieran duramente conira los derechos de los pequeos propietarios, muchos de los cuales haban cultivado esas tierras durante generaciones pero no podan presentar ttulos de propiedad. Los beneficios tanto para los postores extranjeros como para los nativos ueron muchos; se pudieron adquirir muchas tierras pblicas que antes no estaban en venta, y muchas tierras privadas, recalificadas como pblicas, se pudieron comprar de una vez, ya no a travs de plazos negociados con los propietarios de pequeas parcelas. Una concesin mayor an que se hizo a los empresarios extranjeros vino de la decisin del gobierno mexicano de revocar el viejo cdigo minero espaol que estipulaba que el propietario de un terreno no era dueo del mineral que hubiera cu su propiedad. Esto significaba que los derechos mineros deban adquirirse separadamente de los de la superficie de la tierra, lo que implicaba que el Estado posea una mayor parte de la riqueza del pas. La nueva ley de 1884 puso fin a este reglamento, lo cual fue un alivio tanto para los propietarios mexicanos como para los inversores extranjeros. Pero el grupo de inversores extranjeros ms poderoso, el norteamericano, todava quera ms. Para Gonzlez, el problema era que al atender las demandas norteamericanas estaba arriesgando las recin restablecidas relaciones con Europa. En 1882 el gobierno de los Estados Unidos propuso a Mxico un acuerdo

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recproco especial, por el cual aumentaran las tarifas de importacin sobre ciertas mercancas de cada uno de los pases. Estados Unidos insinu que seguir adelante con la construccin del ferrocarril en Mxico no sera beneficioso y parara los trabajos a no ser que se firmara este tratado. Gonzlez no se mostr entusiasmado, pues este acuerdo no slo afectara al restablecimiento tanto tiempo buscado de las relaciones con Europa, sino que privara al ya necesitado Tesoro de unos impuestos que le eran muy necesarios, pero cediendo a la presin estadounidense, el Congreso mexicano aprob el tratado en 1883. Sin embargo, varios meses despus el tema volvi a plantearse y se aprob un nuevo tratado que otorgaba a Alemania el estatus de nacin ms favorecida, concedindole, de hecho, las mismas reducciones en las tarifas y anulando muchas de las ventajas unilaterales que los Estados Unidos haban obtenido a travs del tratado. El embajador estadounidense protest enrgicamente, mientras que el ministro alemn advirti directamente a Gonzlez que de no mantener su acuerdo con Alemania podra arriesgar las relaciones de Mxico con toda Europa. Gonzlez se salv a duras penas gracias a un acontecimiento inesperado: los agricultores norteamericanos, temiendo la competencia mexicana en los productos agrcolas, presionaron al Senado estadounidense para que rechazara el tratado. En otras ocasiones, el deseo de mejorar las relaciones con Europa supuso un obstculo para la estabilidad interna. Despus de largas y complicadas negociaciones, Gonzlez pudo convencer a Gran Bretaa para que restableciera las relaciones con Mxico. A cambio, Gonzlez reconoci la deuda de 15.400 millones de libras esterlinas que los anteriores gobiernos conservadores haban contrado con los obligacionistas britnicos. El acuerdo se hizo pblico en 1884, en medio de una aguda crisis financiera, y se denunci en el Congreso. Los alborotadores se lanzaron a la calle y slo se restableci la paz despus de que son el entrechocar de sables y se hizo fuego contra la densa multitud. La administracin Gonzlez ha pasado a la historia como uno de los gobiernos ms corruptos de Mxico. Su fama es probablemente merecida, aunque la imagen negativa que la opinin pblica tena de Gonzlez se deba en parte a la crisis econmica que oprima a Mxico en 1884 y al esfuerzo consciente por parte de Porfirio Daz para desacreditar a su sucesor. Como resultado de esta situacin, se haba desviado la atencin de la profunda transformacin que experiment Mxico entre 1880 y 1884. Los cambios legales que se han mencionado antes constituyen slo una parte de la situacin. La primera lnea ferroviaria entre Mxico y los Estados Unidos se inaugur en 1884; las inversiones norteamericanas crecan a ritmo sobrecogedor; por primera vez desde la derrota de Maximiliano, Mxico tena relaciones diplomticas con todos los pases europeos relevantes; la construccin del ferrocarril y la victoria final sobre los apaches, que tuvo lugar entre 1880 y 1884, abri nuevos caminos a travs de la frontera norte de Mxico hacia lugares hasta entonces inaccesibles. A partir de entonces, bajo el mandato de Porfirio Daz que fue elegido presidente de nuevo en 1884 y continu en el cargo hasta 1911, Mxico conoci su ms profunda transformacin econmica, poltica y social desde su independencia en 1821.

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EL RGIMEN DE DAZ, 1884-1900 Entre 1877 y 1900, la poblacin de Mxico aument desde algo menos de 10 millones hasta ms de 15 millones. Durante este perodo no hubo ninguna nueva guerra que impidiera el crecimiento, y adems una ligera mejora en el nivel de vida contribuy a incrementar el nmero de habitantes. Las sequas y el hambre que antes afectaban peridicamente la vida econmica de muchas regiones perdieron su impacto devastador gracias a que ahora haba ferrocarriles para transportar alimentos a los pueblos hambrientos y para llevar la mano de obra excedente de algunas regiones hacia aquellas otras donde haba demanda de ella. Sin embargo, la asistencia mdica mejor slo marginalmente; aunque el nmero de mdicos aument de 2.282 en 1895 a 3.021 en 1900, estaban concentrados en las ciudades, y as, la expectativa de vida en Mxico continu siendo mucho ms baja que en Europa occidental y los Estados Unidos. El aumento de la poblacin se produjo de forma bastante desigual. Los estados fronterizos, que en aos precedentes tenan poca densidad de habitantes, y las reas urbanas, fueron los sectores en los que el aumento de la poblacin fue ms intenso. Entre 1877 y 1910 en los estados fronterizos de Sonora, Chihuahua, Nuevo Len y Tamaulipas la poblacin aument en un 227 por 100. El crecimiento de las ciudades de Mxico^ Guadalajara, Monterrey y Torren fue an mayor. Este crecimiento fue debido fundamentalmente al incremento de la poblacin nativa, ya que a pesar de los esfuerzos y esperanzas de la administracin ik: Daz, la inmigracin continu siendo mnima y preferentemente de comerciantes, empresarios y tcnicos de clase media y alta. Los salarios en la industria eran demasiado bajos para atraer trabajadores europeos, excepto en el caso de algunos obreros cualificados que estaban muy bien remunerados. Los trabajadores aercolas europeos no aceptaban los bajos sueldos ofrecidos por los hacendados mexicanos y mientras hubiera posibilidad de emigrar a los Estados Unidos, no vean ninguna razn para cruzar la