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Reflexin 9 marzo. Lc 4, 24-30. Ningn profeta es aceptado en su tierraEl texto que hoy leemos en el evangelio es la continuidad de un encuentro de Jess con la gente de su propia tierra, all en la sinagoga de Nazaret. Jess se ha configurado con la tradicin proftica de Isaas, Elas y Eliseo, y ha proclamado el ao de gracia para todos; ha actualizado la trascendencia de estas buenas noticias. Adems, ste es el inicio de la proclamacin o predicacin publica de Jess, y es de notar que el E.S y la Palabra son la chispa que enciende el fuego de su misin. Por lo cual, el evangelista enfatiza en el rechazo a Jess y su Palabra, rechazo que comenz siendo simpata y admiracin pero que se torna en hostilidad suscitada por la duda sobre su persona no es ste el hijo de Jos?La reaccin de la gente de su tierra es de mucha desconfianza; no creen en un hombre sencillo al que vieron crecer. Eso revela la poca estima que tenan los pobres por s mismos: no creen que de sus familias pueda surgir un profeta, y menos el Hijo de Dios. Jess es despreciado y agredido por la gente de su tierra, que est desesperada y piensa que ya no hay salidas. Esa gente, seguramente entre ella muchos cumplidores de la ley, quiere acabar con Jess porque confront no slo a los grandes de la tierra, sino porque les sacudi sus propias seguridades, que estaban puestas en las instituciones cultuales y culturales. ste panorama le da pie a Jess para dejar claro que si ellos rechazan su propuesta y su misin, de todos modos, otros que no son israelitas, estarn dispuestos a aceptarlo. Y aqu enlaza perfectamente las acciones de Elas y Eliseo que realizaron signos mayores entre paganos.Hermanos, que este tiempo de cuaresma que nos invita a reflexionar desde lo ms profundo de nuestros corazones, nos dejemos interpelar e inquietar por Jess ya que l penetra nuestro interior y no se fa de lo hermoso que estn nuestros templos externos, ya que lo que realmente importa es que tan hermoso sean nuestros templos interiores, pues somos templos del E.S donde con alegra podremos acoger a nuestro Seor para seguir siendo fieles y coherentes a nuestras llamadas. Reconocemos que nuestras decisiones estn motivadas tambin por la chispa de Amor encendida por el Espritu. Pero hemos de caer en la cuenta que tambin estamos tentados a rechazar lo que nos propone Jess, y que quizs entre nosotros tampoco estemos valorando las pequeas acciones diarias. Y posiblemente nuestra fraternidad se vea envuelta tambin en la duda y an ms estemos esperando grandes prodigios como Naamn, por ello, estamos invitados a crecer no hacia arriba sino hacia abajo, es decir, a crecer en la humildad, sencillez y en la escucha de Dios, que seamos capaces de contemplar a Jesucristo en el otro, y que borremos toda etiqueta despectiva que en algunas ocasiones imponemos a los de nuestras cercanas. No es ste el hijo de Jos y Mara, el carpintero? Qu bueno podemos esperar de un campesino? Le decan sus contemporneos a Jess.Hoy, seguramente son muchas las voces profticas que se pronuncian en nuestras comunidades eclesiales. Seguramente su terquedad e insistencia nos causan malestar, pero no por ello tenemos que condenar a esos hombres y mujeres a ser tirados por el barranco. Estamos necesitados de voces y acciones que sacudan nuestras seguridades religiosas, polticas, econmicas y culturales, para que nos abramos a un mundo ms ecumnico y ecolgico donde la fraternidad sea posible. Y que la Gracia de Dios Padre nos anime y fortalezca para seguir siendo signos del Amor en un mundo que a diario pide la exclusin del referente Cristo. Y que la subida al Monte Carmelo no se torne algo acomodado sino que sepamos tambin bajar y estar en medio de nuestros hermanos. Y como dice santa teresa si en medio de las adversidades persevera el corazn con serenidad, con gozo y con paz, esto es amor.