Las Reformas que Necesita la Educación Mexicana 53 2012 Las reformas...órdenes de gobierno; y...

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  • Las Reformas que Necesita la Educación Mexicana

    Coordinadores: Reyes S. Tamez Guerra

    y Felipe Martínez Rizo

  • Las RefoRmas que necesita La educación mexicana

    PRoPuestas en busca de consensos

    cooRdinadoRes: Reyes s. tamez GueRRa y

    feLiPe maRtínez Rizo

  • Presentación ...........................................9

    Introducción ..........................................15

    Aspectos conceptuales .........................25La sociedad que queremos ................................26La educación que necesitamos ...........................31

    El escenario de partida: La educación mexicana en el entorno nacional y mundial .................................................43El entorno mundial ha cambiado ........................43México ha cambiado ..........................................50El sistema educativo no ha avanzado lo necesario .......................................................54

    Propuestas para la educación de 0 a 18 años ......................................................75Propuestas sustantivas ......................................75Propuestas sobre medios ...................................85El currículo ..........................................................................85

    Los maestros: formación inicial y permanente .................111

    Directores, escuelas e instancias de apoyo ......................122

    Evaluación ........................................................................136

    Investigación y desarrollo para la educación ....................147

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    contenidoPrimera edición en español, octubre de 2012 Edición no venal

    Título original:Las Reformas que necesitala Educación Mexicana.Propuesta en busca de ConsensosCoordinadores: Reyes S. Tamez Guerra y Felipe Martínez Rizo

    Portada: Figura sobre fondo rosa y verde, Rufino Tamayo © D.R. Rufino Tamayo / Herederos / México / 2012. Fundación Olga y Rufino Tamayo, A.C.

    Impreso en México

  • Propuestas para la educación superior ..157

    Propuestas sustantivas .........................................157Propuestas sobre los medios ................................180Acceso y permanencia con equidad ......................................180

    Calidad y evaluación ..................................................185Vinculación y movilidad ..............................................194

    Educación superior, ciencia, tecnología e innovación .........196Nuevo marco jurídico ...................................................200Propuestas para la educación lo largo de la vida ..........................................................207

    Propuestas sobre condiciones estructurales............................................219Participación social ................................................219Estrategias de cambio en la participación ciudadana..............225

    Actores sociales como impulsores del cambio en educación..230

    Financiamiento .....................................................240Gobierno ..............................................................248Marco jurídico ......................................................255

    Conclusión ......................................................266Anexos ....................................................273I. Estructura del Sistema Educativo Nacional .........274II. Fechas clave de la educación mexicana ...........276 III. Datos básicos de la educación ........................280

    Siglas ......................................................285

    Referencias .............................................289

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    PRESENTACIÓN

    PResentación

    El horizonte hacia donde podemos dirigir nuestra mirada, se nos presenta a distintas distancias. El aquí y ahora, es donde podemos actuar, el porvenir lo imaginamos para orientar nuestro trabajo.

    Actuar para impulsar una educación de buena calidad, distribuida equitativa y pertinentemente entre los diferentes grupos que conforman la sociedad mexicana, es el motivo que nos reunió a quienes suscribimos este documento, imaginando un futuro deseado, que nos permita dar sentido a la acción. Las reformas que necesita la educación mexicana. Una propuesta en busca de consensos, se elaboró a partir de análisis y reflexiones sobre el contexto actual en que se inserta nuestro país, y sobre la situación que guardan los asuntos concernientes a la educación. Pretende ser un planteamiento pro-positivo y sustentado, que propone los fines y los medios para alcanzarlos, en el corto y en el largo plazos.Convencidos de que no basta con adoptar posicio-nes críticas sino que, además, y más bien, es necesario participar, constructiva y colectivamen-te, en la estructuración de los problemas públicos y en la búsqueda de alternativas viables que ubi-quen en su justa medida a la educación, como uno de los motores de desarrollo en una sociedad cada vez más cohesionada y democráticamente madura;

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    PRESENTACIÓN

    decidimos conjugar el conocimiento y la experien-cia, a fin de conformar un equipo interesado y capaz, que elaboró este documento.Las propuestas se refieren a fines, en torno a los cuales creemos que difícilmente habrá desacuer-dos; pero, básicamente, se orienta a definir los cómos, que ayudarán a avanzar sólidamente hacia la construcción de la imagen objetivo de un México acorde con los retos que nos plantea el mundo, especialmente hacia la mejor y más justa distribu-ción de la riqueza multicultural y de recursos humanos, geográficos y materiales que tenemos. En ambos casos, al referirnos tanto a los fines como a los medios, no pretendemos una postura contundente; más bien, proponemos la búsqueda de consensos en una sociedad cada vez más par-ticipativa e interesada en conjugar esfuerzos y voluntades. Lo que consideramos ha de hacerse en materia educativa, en tanto conocemos la complejidad del sector, no es simple. Los cambios que se requie-ren son significativos. Sabemos que continuar haciendo más de lo mismo, seguirá produciendo más de lo mismo, ampliando la distancia que nos separa de lo que queremos para nuestro país. Por ello, a grandes rasgos, proponemos: re significar el sistema educativo mexicano en términos con-ceptuales, de estructura y funcionamiento; revisar, a profundidad y reelaborar, el marco jurídico en que se sustenta la educación mexicana, especial-mente en materia de responsabilidades de los tres órdenes de gobierno; y replantear la orientación de los diferentes tipos y modalidades de la educa-ción para la vida y a lo largo de toda la vida. México ya no es el mismo que cuando se plantea-

    ron las estructuras actuales y cuando se estable-cieron las leyes y reglamentos vigentes.

    En la elaboración de la propuesta y bajo la coordi-nación de Reyes Taméz Guerra y Felipe Martínez Rizo, primer Director del Instituto Nacional de Eva-luación Educativa, participamos mexicanos que, desde distintas perspectivas, nos hemos dedicado al estudio, investigación, formulación, implementa-ción y evaluación de políticas públicas en materia de educación. Sylvia Schmelkes del Valle, Directo-ra del Programa de Investigación Educativa de Uni-versidad Iberoamericana; Margarita Zorrilla Fierro, Ex-Directora del Instituto Nacional de Evaluación Educativa; Leonel Zúñiga Molina, Ex-Director del Instituto de Investigación, Innovación y Estudios de Posgrado para la Educación (IIIEPE); Julio Rubio Oca, Ex-Subsecretario de Educación Superior de la SEP, Sergio Cárdenas Denham, Investigador del Centro de Investigación y Desarrollo Económico (CIDE), y Jatzibe Castro Moreno, Ex-Directora del Programa de Seguimiento y Evaluación de Política Educativa de la SEP. Por su parte José María Fraustro Siller, Secretario de Educación de Coahui-la y Raúl Godoy Montañez, Secretario de Educa-ción de Yucatán aportaron ideas y sugerencias desde la experiencia de dirigir las instancias res-ponsables de la educación en sus respectivas enti-dades federativas.

    Recibimos también sugerencias y aportaciones de expertos y autoridades educativas de la región iberoamericana, de quienes agradecemos profun-damente sus valiosas contribuciones. Todos ellos interesados, no solo en contribuir con nosotros sino en reflexionar juntos en torno a los problemas que compartimos y sobre los cuales la reflexión

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    colectiva puede aportar ideas y opciones informa-das y posibles. Este grupo lo conforman: Fernan-do Reimers, Director del Programa de Políticas Educativas Internacionales de la Escuela de Gra-duados en Educación en la Universidad de Har-vard; Cecilia Ma. Vélez White, Ex-Ministra de Edu-cación de Colombia; Claudia Uribe, Especialista Líder en Educación del Banco Interamericano de Desarrollo en nuestro país; Sergio Bitar, Ex-Minis-tro de Educación de Chile; Marcela Gajardo, Direc-tora del Programa de Reforma Educativa para América Latina de la UNESCO; Juan Carlos Tedesco, Ex-Ministro de Educación de Argentina; José Francisco Soares, Especialista en Educación de Brasil; Alejandro Tiana Ferrer, Ex-Secretario de Educación de España; Miguel Ángel Canizales, Ex-Ministro de Educación de Panamá y Harry Patrinos, Economista líder del Departamento de Educación del Banco Mundial.

    Esperamos que este esfuerzo sea pretexto para la reflexión colectiva y, a partir de ello, para la cons-trucción de una política nacional de educación que permita cultivar, en el corto plazo, las simientes de una educación de buena calidad, equitativa y per-tinente, que contribuya a crear las condiciones para que en el mediano y largo plazos seamos un país como el que aspiramos ser.

    Reyes S. Tamez Guerra y Felipe Ramos Rizo

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    INTRODUCCIÓN

    intRoducción

    En los tiempos que vive nuestro país, considera-mos imprescindible impulsar una profunda reforma de la educación nacional. Con ese objetivo elaboramos este documento, que pre-tende ser un punto de partida hacia una reflexión en la que se espera participen los sectores de la sociedad mexicana interesados en el tema. Nuestras propuestas parten de una visión de la educación mexicana, que es consciente de las serias carencias y los problemas que urge supe-rar para que las nuevas generaciones enfrenten con éxito los retos del siglo XXI, pero al mismo tiempo reconoce los avances educativos que se han alcanzado. Buscamos evitar posturas inge-nuamente optimistas o demagógicamente triunfa-listas, pero también las destructivas, negativas y catastrofistas, con la convicción de que la única postura adecuada para emprender un esfuerzo serio de mejora es una que reconozca, objetiva y serenamente, alcances y limitaciones.Consideramos que las políticas educativas deben ser parte integral de cualquier estrategia que pre-tenda atender con éxito los problemas más graves del país, para que la sociedad mexicana tenga una democracia madura, una fuerte cohesión social que supere la inequidad y la violencia, y una economía competitiva para desterrar la pobreza.

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    INTRODUCCIÓN

    Entendemos también que las reformas educativas que proponemos no se podrán hacer realidad si no van acompañadas por cambios importantes en otros ámbitos –social, cultural, político, jurídico y fiscal— que permitan transformar la estructura, el gobierno y el funcionamiento del sistema educati-vo. Estas transformaciones deberán involucrar cambios sustantivos al interior del sistema, que tienen que ver con la manera de concebir los ele-mentos que lo conforman, sus relaciones y los actores involucrados en los diferentes espacios de acción del quehacer educativo.

    Propuestas como las que hacemos requieren cla-ridad en cuanto a los fines que persiguen, por lo que el escenario de partida de la reflexión que se concreta en este documento nos llevó a una deli-beración sobre nociones fundamentales de filoso-fía social y ética. Ello nos permitió precisar las características deseables de la sociedad mexica-na, de las que se desprenden los rasgos que deberían caracterizar al sistema educativo. La idea de la sociedad que queremos para México, y de la educación que necesitamos para construir-la, supone una visión del aprendizaje que se requiere para el mundo de hoy y de mañana, teniendo en cuenta los avances de las ciencias cognitivas, de las tecnologías de la información y la comunicación, de la investigación educativa y de la sociedad en general. Esta deliberación con-ceptual se plantea en la primera parte del docu-mento.

    En la segunda parte, se presenta una perspectiva de la situación actual de la educación mexicana. Ésta no pretende ser un diagnóstico más completo que otros, por lo que, en general, no se incluyen

    cifras que se pueden encontrar en otros lugares. La intención es identificar los problemas más graves y caracterizarlos, como escenario de parti-da para emprender acciones que busquen supe-rarlos. En los apartados siguientes se describen las pro-puestas para la mejora de los tres ámbitos educa-tivos que consideramos: la educación de los 0 a los 18 años, la educación superior y la educación a lo largo de la vida; y para la adecuación de los elementos estructurales que los condicionan. Esas propuestas detallan los cambios que consi-deramos indispensables para que la educación mexicana esté a la altura de los retos que enfren-ta. En cada caso se incluye un diagnóstico más detallado de la problemática que presenta cada temática, en el que se sustentan la visión a largo plazo y las metas que proponemos a 2018.Los cambios que exponemos en cuanto a la edu-cación de 0 a 18 años de edad, tienen que ver con la necesidad de replantear la concepción del aprendizaje y del currículo nacional, la forma en que se integran y articulan los tipos educativos, incluyendo la manera en que se ubica a la escue-la en la estructura del sistema educativo. Tam-bién se plantean cambios relacionados con los principales recursos de la educación: maestros, su formación inicial y permanente, directivos, apoyos técnico pedagógicos, materiales educati-vos, aplicación de la tecnología, evaluación, investigación y desarrollo de la educación. En educación superior, se plantean estrategias relacionadas con el acceso y la permanencia con equidad, la mejora continua y el aseguramiento de la calidad, y su relación con la evaluación y la

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    INTRODUCCIÓN

    acreditación de instituciones y programas, la vin-culación con sectores sociales, productivos y mer-cado laboral, la internacionalización y la movilidad de estudiantes y personal académico. En este tipo educativo, se plantea una reforma de la estructura que le da sustento y la manera en que se habría de vincular con la ciencia, la tecnología y la innova-ción en un marco de planeación y descentraliza-ción efectivas.

    En cuanto a la educación a lo largo de la vida, los cambios que se proponen consideran la necesidad de repensar la manera en que se conciben el rezago de jóvenes y adultos, la alfabetización, la certificación y por lo tanto los contenidos y la aproximación pedagógica pertinente de estos grupos poblacionales al conocimiento, la forma en que se evalúa el aprendizaje de los adultos, y la forma en que se atiende actualmente con personal no profesional, todo ello con un enfoque de perti-nencia regional. También se plantea la necesidad de tomar en cuenta a los sujetos colectivos, y para ello replantear la estructura de los sistemas estata-les y el federal, de tal forma que se ofrezcan múl-tiples y adecuadas oportunidades de educación a un sector de población cada vez más heterogéneo.

    Las condiciones estructurales que deberán dar sustento a las reformas que se proponen en vez de obstaculizarlas, requieren a su vez de transforma-ciones significativas. En primer término se requie-ren nuevas formas de concebir la participación ciu-dadana y de los diferentes grupos de la sociedad civil, en sintonía con la forma en que actualmente se plantea en nuestro país la relación sociedad-gobierno. Otros cambios necesarios tienen que ver con el enfoque y la manera en que se asignan, dis-

    tribuyen y gastan los recursos, con la forma en que se relacionan y asignan responsabilidades a las autoridades en los tres órdenes de gobierno, y cómo se coordinan entre ellos y con los demás actores educativos y sociales. Los cambios tam-bién incluyen el marco jurídico que ha de actuali-zarse de tal forma que sea congruente con las cir-cunstancias actuales del país y del sector, y sustente las reformas que se proponen.

    Las propuestas no son proyectos detallados a poner en práctica sin más. Dada la complejidad de los problemas educativos, las diversas condiciones de las regiones del país y la pluralidad de puntos de vista, se formulan en forma general, como gran-des líneas de acción a discutir hasta llegar a con-sensos básicos que orienten el diseño de proyec-tos particulares, cuya implementación, requerirá siempre de precisiones adicionales y adecuaciones que tengan en cuenta las circunstancias particula-res de cada contexto.

    No se trata de propuestas aisladas ni de corto alcance. Entendemos que, por la complejidad de los problemas del sistema educativo, y la de su entorno jurídico, político, económico y social, no será fácil implementar acciones que modifiquen a profundidad la situación prevaleciente. Al mismo tiempo, la visión que se deriva de los plantea-mientos conceptuales y el diagnóstico que se incluyen en los primeros apartados del texto lleva a la conclusión de que la seriedad de los proble-mas que enfrenta México, en el campo educativo y en otros, hace indispensables cambios no sólo de forma sino de fondo, sin los cuales no se puede esperar que la calidad de los resultados mejore sustancialmente.

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    INTRODUCCIÓN

    La complejidad de los factores involucrados impli-ca que hacer realidad las propuestas más ambi-ciosas llevará, sin duda, más de un sexenio, pero plantearlas es definir el rumbo, precisando la visión de la educación que necesita México a varias décadas de distancia. Pueden parecer demasiado lejanas y, por ello, nada compromete-doras, pero el reto de tener una educación de excelente calidad para todos los mexicanos es de tales dimensiones que serán necesarios muchos años para hacerlo realidad. Sabemos también que los caminos, por largos que sean, comienzan con los primeros pasos. Los avances de Corea del Sur, los más espectaculares de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en la primera década del siglo XXI, comenzaron a gestarse en la década de 1950.

    Una sencilla reflexión permitirá apreciar que, en educación, un horizonte de algunas décadas no es demasiado lejano: suponiendo que no interrumpan el trayecto educativo más convencional ni se reza-guen, los niños que nazcan en 2012, pudieran estar terminando una maestría hacia el 2037 y un doctorado hacia el 2040, y su vida profesional, suponiendo que la edad de retiro se mantenga como ahora, pudiera llegar hasta el 2077.

    Las metas más cercanas, en un horizonte de seis años, corresponden a una etapa más propicia para la rendición de cuentas. Hacer realidad propuestas ambiciosas en algunas décadas implica poner en marcha de inmediato acciones precisas con metas desafiantes también, alcanzables en un período sexenal, al final del cual será posible definir de manera más precisa lo que se pretende conseguir

    en la siguiente etapa de mediano plazo, como suce-sivos avances en el camino hacia la meta lejana. Por tratarse de la primera etapa del trayecto, la importancia estratégica de las metas al 2018 es clara: serán los primeros pasos en una dirección diferente de la que implica seguir la inercia del pasado. Se trata de atreverse a romper con esa inercia y emprender un rumbo diferente que, de seguirse en forma consistente, permitirá hacer realidad las metas más ambiciosas en un futuro que ahora puede parecer remoto. Esta combinación de la visión de largo plazo y las metas de corto plazo muestra que nuestras pro-puestas no son planteamientos demagógicos; tampoco se limitan a sugerir ligeros ajustes en temas que requieren de cambios mayores, ni defi-nen solamente fines sin tratar de los medios nece-sarios para alcanzarlos. Estamos convencidos de que, sin un cambio pro-fundo de su educación, México se rezagará en forma irreversible en un contexto mundial marcado por el impresionante desarrollo de la tecnología, los cambios económicos y sociales, y el avance de otras sociedades y otros sistemas educativos. Consideramos también que un futuro mejor para la educación nacional es posible, si las voluntades se unen en un gran proyecto nacional, al que pre-tendemos contribuir con estas propuestas.El consenso sobre propuestas ambiciosas de reformas educativas puede facilitarse por el hecho de que actualmente amplios sectores de la opinión pública comparten una fuerte preocupación sobre la calidad de la educación, que tiene sustento real, ya que hay razones objetivas para considerar que

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    INTRODUCCIÓN

    deberían mejorar muchas cosas, pero es más difí-cil ponerse de acuerdo en cuanto a las estrategias que deberían adoptarse.El documento pretende estimular una reflexión que permita construir consensos básicos para empren-der las reformas educativas necesarias. A conti-nuación se hacen sugerencias para orientar la dis-cusión productiva sobre éstas u otras propuestas: reconocer lo valioso y corregir lo defectuoso; trabajar con todos los actores, motivando una acción genui-namente conjunta.

    La exploración de acuerdos no consiste en confrontar dos posiciones y tratar de destacar las ventajas de la propia; tampoco exclusivamente en buscar una posición intermedia entre dos visiones contrapuestas, sino en examinar soluciones que traduzcan los resultados esperados por ambas partes en acción eficaz. Siempre hay un margen para avanzar de manera que la situación inicial mejore en algún grado para todos. No se trata de un juego de suma cero.

    Especialmente importante nos parece la siguiente recomendación: si realmente nos interesa conse-guir cambios importantes, habrá que partir de lo que ya existe, sin ideas preconcebidas de lo que está bien y lo que hay que corregir, ya que:

    Hay mucha gente comprometida de corazón, que efectúa loables esfuerzos y se desempeña con excelencia. Caer en la tentación de hacer juicios descalificatorios, ignorando los logros alcanzados y las oportunidades de progreso, acarrea desánimo a los mejores. Y, en educación, su buena disposición y entusiasmo son fundamentales. Se debe actuar de manera firme con los negligentes y estimulante con los diligentes. La escasa comprensión de la complejidad de los factores involucrados en el mejoramiento de la educación conduce a formular apreciaciones tajantes como que “la educación es un desastre”, que no sólo menosprecian los logros obtenidos y suelen venir

    acompañadas de recetas fáciles e inconducentes, sino que alejan cualquier posibilidad de solución y desmoralizan a profesores, directivos, expertos, funcionarios, padres y estudiantes.

    Las propuestas implican cambios importantes, porque hay prácticas arraigadas a modificar, y competencias complejas a desarrollar en los alum-nos y en los maestros. Necesitamos cambios en las prácticas en aulas, escuelas e instituciones educativas, pero también de elementos organiza-cionales, gobierno, financiamiento, marco jurídico y participación ciudadana. Habrá que comenzar superando obstáculos estructurales, para asegurar normalidad mínima en el funcionamiento cotidiano de la educación, y progresivamente lograr los altos niveles de calidad a los que aspiramos.

    El documento precisa conceptos y sintetiza diag-nósticos que justifican las propuestas, que se desa-rrollan con suficiente detalle para que el lector pueda apreciar sus implicaciones y complejidad. Queremos pensar que las personas interesadas en la mejora de la educación considerarán que el esfuerzo de recorrer estas páginas valdrá la pena.

    Nuestras propuestas contienen las que, a nuestro juicio son las reformas que necesita la educa-ción mexicana para estar a la altura de los retos que el país enfrenta, sabiendo que son arduas, pero convencidos de que, además de necesarias, son posibles.

    Creemos que un futuro brillante para la educación nacional es posible, si las voluntades de muchos actores se unen en un gran proyecto, al que pre-tendemos contribuir.

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    ASPECTOS CONCEPTUALES

    asPectos concePtuaLes

    La educación es un derecho humano fundamen-tal, respecto de cuya cabal vigencia ha de res-ponsabilizarse a la sociedad en su conjunto. Todos los mexicanos tenemos el derecho de tener acceso a una educación que nos permita una vida digna, feliz y productiva, y todos tenemos el compro-miso de participar en la educación, como parte fun-damental de nuestras responsabilidades ciudadanas y de nuestra contribución a la sociedad que quere-mos forjar.En nuestro país, la educación no ha contribuido de la misma manera y con la misma fuerza al desa-rrollo económico y social en todas las épocas his-tóricas ni en beneficio de todos los sectores de la sociedad. Recientemente se han multiplicado las evidencias que sugieren limitaciones significativas en su capacidad de impacto social. También, es evidente que se han realizado enormes esfuerzos para asumir un proceso amplio y acelerado de expansión de la educación y que, además, se enfrentan nuevos desafíos que, como en otros países similares al nuestro, se evidencian en nive-les insatisfactorios de calidad.A pesar de los desafíos que enfrenta, lo importan-te es lograr que la educación contribuya a la cons-trucción del México que queremos. Por ello, pro-ponemos una visión que considera las relaciones

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    ASPECTOS CONCEPTUALES

    entre la educación y la sociedad, a la vez que las características de la sociedad que queremos y de la educación que necesitamos.

    La sociedad que queremosLa educación no es capaz por sí sola de transfor-mar a las sociedades. Para hacerlo, requiere de la confluencia de muchos procesos tendientes a transformar estructuras económicas, sociales, políticas y culturales que condicionan el quehacer de los seres humanos. Por ello una reforma edu-cativa profunda deberá formar parte de un conjun-to más amplio de reformas. Sin embargo, la educación sí contribuye, y de manera importante, en plazos largos, a forjar sociedades como las que los pueblos desean. La educación es una palanca que puede, en el largo plazo, formar personas competentes, que transfor-men realidades y construyan estructuras alternati-vas y que, al mismo tiempo, sean capaces de asi-milar y enriquecer un patrimonio cultural determinado. La educación es la principal vía legí-tima a la movilidad social, y un mecanismo funda-mental para la equidad social.La educación cumple mejor todas estas funciones en la medida en que las políticas públicas conflu-yen para combatir de manera coordinada las causas económicas, sociales y educativas, que impiden su cabal cumplimiento. La educación logra cumplir con lo anterior, de manera óptima, en la medida en que se desarrolla en una sociedad democrática, socialmente cohe-sionada y próspera económicamente, con un

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    estado eficaz que priorice el bienestar integral de su población. En estas condiciones, la educación opera realmente como una palanca del desarrollo. La sociedad que queremos, es democrática, cohe-sionada socialmente y próspera.

    Democrática

    Aspiramos a una sociedad que avance progresi-vamente hacia una democracia profunda. Enten-demos la democracia como forma de vida en la que todos participemos en todas las decisiones que nos afectan, y en la que todos podamos ejer-cer libertades y responsabilidades que nos son comunes. Esto sólo se hace realidad escuchando y atendiendo de manera adecuada a las minorías, sobre todo a aquellas cuya situación se ve perju-dicada por el estado de las cosas.

    El sustento de una verdadera democracia ocurre desde abajo: desde nuestros hogares, desde el barrio o localidad, desde las instituciones en las que laboramos; desde el municipio y el estado hacia el país. La democracia se hace efectiva cuando los ciudadanos nos organizamos para ocuparnos de los asuntos que nos conciernen a todos, desde lo local hacia lo nacional.

    La sociedad que queremos progresa, también, hacia una democracia representativa, que prevé mecanismos para llamar a cuentas a las personas que elegimos cuando éstas actúan en contra de la ley, no cumplen sus compromisos o perjudican con su actuar a determinados sectores sociales. El perfeccionamiento de esos mecanismos y su aplicación eficaz son requisitos indispensables para el avance democrático.

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    ASPECTOS CONCEPTUALES

    En la sociedad que queremos la democracia pre-viene contra todo tipo de discriminación y prejui-cio contra grupos y personas por motivo de edad, sexo, religión, grupo étnico, orientación sexual, lugar de origen, orientación política o cualquier otra característica, personal o grupal, que no per-judique a los demás.

    La democracia supone el ejercicio de la libertad individual y colectiva y, al mismo tiempo, el reco-nocimiento de responsabilidades individuales y colectivas, dentro de un marco de legalidad legi-timado mediante mecanismos de decisión y parti-cipación, social y culturalmente, válidos.

    Cohesionada socialmente

    La sociedad que queremos privilegia la vigencia de los derechos humanos y, por lo mismo, da prioridad a que todos tengan lo necesario para vivir y desarrollarse: agua, alimentación, salud, educación, vivienda, seguridad y trabajo. Por ello combate la pobreza, tiende al pleno empleo y res-peta los derechos laborales.

    Más allá de estos derechos fundamentales, esta-blece libertades para apropiarse de bienes y ser-vicios; pero, al mismo tiempo, consciente del daño que implican las grandes desigualdades, persigue la equidad por encima de la acumula-ción de riqueza.

    Aspiramos a que México tenga un Estado eficaz, que respete libertades y ponga límite a excesos y desigualdades, capaz de articular políticas socia-les integrales para asegurar el bienestar de su población, y que rinda cuentas al pueblo.

    Nuestra sociedad es diversa culturalmente, pero muchos no lo reconocemos ni lo valoramos. En la sociedad que deseamos la diversidad cultural se reconoce, se aprecia y se vuelve fundamento de una unidad nacional fortalecida, basada en el res-peto de nuestras múltiples culturas y el enriqueci-miento entre ellas. Por lo mismo, la sociedad que queremos no admite asimetrías por razones de pertenencia a culturas distintas a la mestiza. Com-bate explícitamente tales asimetrías sin imponer modelos, sino propiciando la activa participación en la definición del destino propio de cada pueblo.Por ello también la sociedad mexicana que quere-mos: valora, respeta y protege la vida y la digni-dad, la identidad e integridad personal y comuni-taria, repudia la violencia y persigue la convivencia armoniosa y la solución dialogada y no violenta de los conflictos. En esa sociedad el gobierno prioriza la seguridad de personas y comunidades, procura prevenir los conflictos y la violencia, así como resolver los que se presentan, dando prioridad al diálogo y la apli-cación de la inteligencia sobre el uso de la fuerza, y en ningún caso con más violencia.

    Económicamente próspera

    Aspiramos a que la sociedad mexicana finque su competitividad global en su democracia, su equi-dad social, y en su población adecuadamente edu-cada y capacitada para asumir responsabilidades laborales de diversa naturaleza.Aspiramos a una sociedad que promueva la valo-ración y el enriquecimiento de las culturas que integran nuestra nación, con especial énfasis en el

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    ASPECTOS CONCEPTUALES

    fomento de las múltiples expresiones del talento y la creatividad de todos los mexicanos.Aspiramos a una sociedad que reconozca en el bienestar individual y colectivo de las personas, el propósito fundamental de los esfuerzos realizados para ampliar y enriquecer el caudal de las diferen-tes vertientes de un desarrollo humano, integral, armónico y sustentable.Aspiramos a una sociedad capaz de incorporarse, de manera competitiva a la economía mundial, sobre la base de un mercado interno vigoroso y dinámico. Una sociedad que, para ello, desarrolle la investigación científica y la consecuente innova-ción tecnológica, con el claro propósito de generar una sólida base científica, tecnológica y productiva nacional, que le permita participar, de manera relevante, en el intercambio global de conocimien-tos, bienes y servicios, y contribuya al bienestar personal y comunitario como finalidad primordial del desarrollo económico nacional. Una sociedad que impulse y fortalezca su industria y promueva su crecimiento, en el entendido de que la transfor-mación agrega valor y es la fuente más importante y sólida de la riqueza nacional.Aspiramos, en consecuencia, a una sociedad que persiga la productividad del capital y del trabajo, pero nunca a costa de las personas ni de la degra-dación del medio ambiente. Queremos una socie-dad que asegure el bienestar de las personas por encima de las ganancias y que, por ello, persiga explícitamente la producción ecológicamente sus-tentable; que vele por la conservación de sus recursos naturales, por su explotación racional y por el uso de fuentes de energía y tecnologías que tiendan a eliminar la contaminación ambiental.

    Aspiramos a una sociedad que procure un desa-rrollo regional equilibrado. Que evite los desplaza-mientos de población que sólo se justifican por el afán de lucro. Que invierta y promueva el empleo en las regiones menos desarrolladas. Queremos una sociedad que, de manera especial, reconozca el valor del territorio, de la agricultura, y de la producción alimentaria, procurando, cuando es posible, la autosuficiencia. Que invierta en el campo para hacer de su explotación una forma de vida digna y, cuando resulte viable, una fuente de trabajo productivo y competitivo.A partir de lo anterior es posible precisar el tipo de educación que necesitamos, para que forme a los mexicanos para la sociedad que queremos.

    La educación que necesitamos

    Educación de 0 a 18 años

    Ante todo necesitamos garantizar a los mexica-nos, en condiciones equiparables, el acceso a una educación universal obligatoria -dos años de pre-escolar, primaria, secundaria y media superior- que priorice la equidad y la calidad en los resulta-dos. Dicha educación debe ser inclusiva e intercultural en todos los tipos, niveles y modalida-des, y la tarea de educar debe centrarse en la adquisición de aprendizajes de alta relevancia para la vida, por parte de cada una de las perso-nas de las distintas edades que acuden a las escuelas y demás instituciones y programas que atienden los niveles de educación obligatoria.

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    ASPECTOS CONCEPTUALES

    Ello supone el desarrollo de un currículo nacional orientado al cumplimiento de finalidades claras para todos, que promueva el desarrollo y la adap-tación a las necesidades propias de la diversidad de regiones, grupos sociales y culturas que hay en nuestro país, sobre todo las que son característi-cas de grupos en situación de pobreza. Por otra parte, deberán impulsarse prácticas educativas congruentes con los aprendizajes que se pretende alcanzar. Las experiencias de aprendizaje deben plantear tareas que sean significativas y despier-ten el interés y la curiosidad de los alumnos, a la vez que sean accesibles y cognitivamente deman-dantes. La educación que necesitamos para contribuir al desarrollo de la sociedad que queremos implica un cambio sustantivo de la noción subyacente de aprendizaje -que no deberá reducirse a que los alumnos manejen un cúmulo de conocimientos puntuales de manera superficial y memorística- sino que deberá incluir aspectos cognitivos, prác-ticos y actitudinales, para desarrollar competen-cias complejas que los niños y jóvenes apliquen en su vida. El aprendizaje adquirido deberá ser significativo para los alumnos y estar invariable-mente asociado a una comprensión que se expre-se en su aplicación a la solución de problemas, y la interpretación y manejo de situaciones concre-tas de distinta naturaleza en distintos contextos.

    Esta concepción del aprendizaje supone procurar propósitos ambiciosos y aplicar estrategias peda-gógicas apropiadas. En el punto relativo al currí-culo del cuarto apartado de este documento se precisan las competencias más relevantes que deberán desarrollar los alumnos en el transcurso

    de su educación, así como los procesos en los que las escuelas deberán desempeñar un papel primordial, que siempre deberá complementarse con el esfuerzo educativo de las familias y otras instancias de la comunidad. En los niveles educativos previos a la educación superior, la gestión educativa debe entenderse como decisión de la escuela, asumida en colegia-do, cuyos propósitos esenciales son asegurar la cobertura, prevenir la reprobación y la deserción y mejorar los aprendizajes. Las demás instancias del sistema deben ponerse al servicio de las escuelas, reconociendo que cada una de ellas es única, como también lo son los educadores, los educandos y las familias que en ellas interactúan.Por todo lo anterior, coincidimos en que es preciso que la atención al desarrollo de la educación se centre en las escuelas, a las que se debe otorgar un grado de autonomía considerablemente mayor al que tienen para determinar las formas más ade-cuadas de llegar a los propósitos educativos comu-nes, así como a los particulares que en cada escuela se definan.Las decisiones que se adopten fuera de la escue-la -que deberán ser compatibles con un amplio margen de autonomía para cada una, en el marco de una política coherente definida por la autoridad competente- en particular las que tomen las auto-ridades educativas, deberán centrarse en brindar a las escuelas los apoyos necesarios para que quienes en ellas laboran puedan aplicar las deci-siones que les competen como profesionales de la educación. Por la importancia central de la escue-la, es preciso aumentar y consolidar los esfuerzos encaminados a ampliar la duración de la jornada

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    ASPECTOS CONCEPTUALES

    escolar, considerando que la permanencia en la escuela tiene un valor intrínseco para los educan-dos y para la sociedad. En el ámbito de la educación media superior y ante el reciente carácter obligatorio de este tipo educativo, establecido por el Congreso de la Unión, resulta fundamental que en cada entidad federativa se cuente con un plan de desarrollo de la misma para el periodo 2012-2022 que permita identificar las acciones requeridas para construir las capacidades necesarias para la atención oportuna de la demanda previsible en ese perio-do. Se requiere también la implementación de un Plan de Mejora de la Calidad de los programas e instituciones, acordado entre la autoridad educa-tiva federal y las autoridades estatales, mediante el cual se otorguen recursos para implementar proyectos que contribuyan a la mejora de los indicadores de desempeño y gestión de las insti-tuciones y con ello promover su ingreso al Siste-ma Nacional de Bachillerato y su promoción en el mismo. El sistema por su parte, deberá incre-mentar los estándares requeridos para el ingreso y promoción de instituciones considerando refe-rentes internacionales de calidad y acompañarse con mecanismos rigurosos de evaluación. Además de la educación de naturaleza obligatoria, necesitamos fortalecer el desarrollo de la educa-ción inicial con la participación de las familias. Debe darse prioridad al desarrollo de servicios de educación inicial para familias de los grupos de población más vulnerables, procurándoles los sus-tentos necesarios de alimentación y salud para apoyar de manera adecuada el desarrollo de sus hijos. En un entorno en el que la composición y

    estructura de las familias se modifica y la participa-ción de las madres en la economía se incrementa sustancialmente, el apoyo con centros de desarro-llo con altos estándares de calidad que atiendan a los niños desde los 45 días de nacidos no sólo es necesaria, es indispensable.La educación que necesitamos requiere de buenos maestros. Por ello es indispensable cuidar, con esmero, la formación inicial y el desarrollo profesio-nal de los maestros. El maestro es el factor funda-mental de la calidad educativa. Deben tomarse las decisiones necesarias para atraer y seleccionar a los candidatos más aptos para la docencia; para que los futuros maestros fortalez-can las actitudes, adquieran los conocimientos y desarrollen las habilidades que permitan apoyar efi-cazmente el progreso de sus alumnos hacia el logro de aprendizajes relevantes; para que durante su for-mación inicial se incorporen progresivamente a la práctica docente en ambientes escolares especial-mente diseñados para ello, con la orientación de maestros destacados por sus conocimientos y expe-riencia; para que, durante los primeros años de su ejercicio profesional, cuenten con un acompaña-miento pedagógico que les permita fortalecer sus capacidades como profesionales; para que, con los apoyos necesarios, resuelvan los problemas que se les presentan en su práctica cotidiana y, con forma-ción permanente, logren efectivamente irla mejoran-do; y para que puedan contar con oportunidades de especialización y desarrollo profesional que les per-mitan acceder a niveles superiores de formación, responder a formas de exigencia, y alcanzar un reco-nocimiento social, equiparables a los que han llega-do a adquirir las profesiones de mayor prestigio.

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    ASPECTOS CONCEPTUALES

    Educación superior

    En este tipo educativo necesitamos sostener los esfuerzos encaminados a generalizar las oportuni-dades de acceso y permanencia a una educación superior de reconocida buena calidad, reduciendo las brechas de atención entre entidades federati-vas y entre las actividades académicas y el mundo de las responsabilidades sociales y del trabajo. En este ámbito, necesitamos, sobre todo, ampliar y diversificar las opciones de educación de buena calidad para los jóvenes que proceden de los sec-tores de población de bajos niveles de ingreso, fortaleciendo, en particular, la cobertura y opera-ción del Programa Nacional de Becas para Educa-ción Superior (PRONABES) en las entidades federativas e instituciones e incorporando en él los otros programas de becas existentes operados exclusivamente por la SEP, para brindar apoyos, coordinados por las autoridades educativas esta-tales, para el acceso, permanencia y terminación oportuna de los estudios.Es importante continuar impulsando la mejora con-tinua y el aseguramiento de la calidad de las ins-tituciones públicas y su internacionalización, a través de un esquema renovado del Programa Integral de Fortalecimiento Institucional (PIFI) que amplíe su cobertura para incluir a los institutos tecnológicos bajo las mismas reglas; así como de las instituciones particulares mediante un nuevo esquema que considere una vigencia temporal para el otorgamiento del RVOE con base en crite-rios mínimos aceptables de calidad y su renova-ción con base en criterios de acreditación.Se deberán fortalecer y articular los organismos especializados para la evaluación y acreditación

    de la educación superior, asegurando procesos de evaluación rigurosos, confiables y transparentes, utilizando marcos de evaluación con estándares internacionales de calidad y en constante actuali-zación, en los cuales se considere, en particular, la evaluación del logro de los perfiles de egreso considerados en los planes de estudio para pro-mover la mejora continua de la calidad de los pro-gramas y procesos educativos, así como de los niveles de aprendizaje alcanzados por los estu-diantes.

    De especial interés resulta impulsar la descentra-lización de instituciones dependientes de la SEP y el CONACYT para sustentar adecuadamente la construcción y desarrollo de sistemas estatales de educación superior, ciencia , tecnología e innova-ción, caracterizados por la colaboración y el inter-cambio académico entre las instituciones de edu-cación superior y los centros públicos de investigación y esquemas efectivos de coordina-ción y planeación para la formación de profesiona-les, científicos, tecnólogos y humanistas y para la atención de problemáticas del desarrollo social y económico de la entidad con los más altos están-dares nacionales e internacionales de calidad.

    Tendremos que invertir más recursos y desarrollar nuevos espacios institucionales e iniciativas para impulsar la aplicación educativa de los avances de la ciencia y la tecnología. Se deberá fortalecer la capacidad de instituciones de educación superior con el perfil para el desarrollo científico, tecnológi-co y la innovación, establecer y consolidar institu-ciones orientadas específicamente a la investiga-ción y el desarrollo tecnológico, apoyar la formación de investigadores y, en general, asegurar un apoyo

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    ASPECTOS CONCEPTUALES

    económico continuo y consistente al desarrollo científico y tecnológico.Reconocemos que, en muchos casos, el trabajo que puede hacerse en las instituciones es insufi-ciente. Por ello queremos poner de relieve la nece-sidad de impulsar la creación y fortalecimiento de opciones educativas de naturaleza no escolariza-da, que contribuyan a complementar y, de ser necesario, suplir los esfuerzos que se llevan a cabo en las instituciones.En todos los casos deben tomarse las medidas necesarias para que los estudiantes adquieran aprendizajes de alta relevancia, en función de sus características individuales y de las circunstancias en que se encuentran, en el marco de las expec-tativas de aprendizaje asumidas por el currículum nacional.

    Participación social

    Necesitamos un impulso renovado de la participa-ción ciudadana en el desarrollo de la educación. Siendo la educación un derecho y una responsa-bilidad de todos, debemos abrir nuevos espacios y ampliar los existentes para que, con sustento en un marco normativo adecuado, los ciudadanos organizados podamos asumir la responsabilidad de escuelas, instituciones y programas de educa-ción pública, en todos los tipos, niveles y modali-dades de la educación obligatoria. Con ello se promovería la articulación y complementación de finalidades, recursos y esfuerzos, tanto de carác-ter público como privado, mediante organizacio-nes no gubernamentales que cumplan con requisi-tos establecidos de manera explícita en la Ley, a fin de asegurar el desarrollo y fortalecimiento de

    opciones educativas de buena calidad para quie-nes están en situación de mayor vulnerabilidad y no pueden atenderse adecuadamente por los ser-vicios educativos existentes, garantizado el carác-ter laico y gratuito, así como las demás caracterís-ticas que debe cumplir la educación pública.

    Equidad del financiamiento educativo

    A fin de avanzar hacia la educación que necesi-tamos es indispensable asegurar equidad en la distribución del financiamiento. Es necesario ase-gurar una base igualitaria con la referencia del costo per cápita de los alumnos por tipo y nivel educativo. También es indispensable asegurar recursos adicionales, y adecuados, para que las escuelas e instituciones que laboran en condiciones difíci-les ofrezcan una educación de buena calidad. Además, es necesario hacerlo de tal manera que no se asocien los recursos con imposiciones de programas o proyectos, sino que estén destina-dos a apoyar la búsqueda de mejoramiento de cada escuela, en el sentido de mejorar la calidad y la equidad de los aprendizajes de sus alumnos. En particular, es indispensable canalizar recur-sos adicionales para las escuelas que atienden zonas de pobreza y población dispersa, con población que habla una lengua indígena, o que integran a niños con necesidades educativas especiales. Los recursos adicionales destinados a las escue-las en condiciones difíciles deben destinarse a la formación y acompañamiento a los docentes y a la dotación de materiales apropiados para asegu-rar el logro de los propósitos educativos comunes

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    y particulares. En la procuración de estos recur-sos adicionales, debe estimularse la participación organizada de los municipios y las entidades federati-vas, así como de entidades no gubernamentales.

    Descentralización para la gobernabilidad

    La educación que necesitamos requiere consolidar el proceso de descentralización emprendido hace años, y un esquema de gobernabilidad viable para el sistema educativo en el ámbito central y, sobre todo, en el local. Urge replantear la distribución de responsabilida-des entre el Gobierno Federal y las autoridades locales, avanzando hacia un sistema educativo nacional integrado por los sistemas de las entida-des federativas, cada una de las cuales debe asumir la responsabilidad plena por el desarrollo de la educación, dentro de su jurisdicción.

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    EL ESCENARIO DE PARTIDA

    eL escenaRio de PaRtida: La educación mexicana en eL entoRno nacionaL y mundiaL

    E ste apartado parte de una visión general del contexto del sistema educativo. Se presentan los cambios que están teniendo lugar en el mundo y en México, y se desemboca en una visión sintética de varios puntos relevantes de la educa-ción nacional, en relación con los retos que plan-tean los cambios del entorno.

    El entorno mundial ha cambiado

    El panorama mundial en la actualidad, y el que se avizora para el resto del siglo XXI, es y será cada vez más diferente del que prevalecía hace no mucho tiempo, como producto acumulado de cam-bios en ámbitos importantes de la vida social.

    2

    2.1

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    44 45

    EL ESCENARIO DE PARTIDA

    • El campo de la ciencia y la tecnología, cuyo avance cada vez más rápido tiene profundas implicaciones sobre la salud y la esperanza de vida, las formas de producción y el avance de las comunicaciones que, a su vez, traen consigo cambios en los ámbitos económico, político y cultural que no pueden menos que considerarse revolucionarios.

    • El ámbito de la demografía, que se manifiesta en el crecimiento explosivo de la población y en la prolon-gación de la esperanza de vida, con el cambio en la forma de la pirámide de población y sus repercusio-nes en empleo, educación y participación política, además de la migración internacional relacionada con las diferencias de los niveles de desarrollo.

    • El ámbito económico, con el aumento de la produc-tividad que hace posible niveles de consumo sin precedentes, que a su vez implica presiones y ame-nazas, inéditas también, en relación con la sosteni-bilidad ambiental, la igualdad y el gobierno de los países ante aspectos de la globalización que inclu-yen, además de las migraciones a las que ya se ha hecho alusión, la presencia de mecanismos finan-cieros incontrolables y la de consorcios económicos transnacionales, tanto en actividades legales como en las relacionadas con formas diversas de crimina-lidad, en especial las asociadas a la producción, el tráfico y el consumo de estupefacientes.

    • El ámbito del mundo del trabajo en el que, como resultado de los cambios tecnológicos, demográfi-cos y económicos, se transforman a ritmo acelerado las formas de organización, producción y distribu-ción de bienes y servicios y se modifican las ocupa-ciones y profesiones. En los países económicamen-te avanzados, el número de puestos de trabajo que

    implican tareas rutinarias, no sólo manuales, sino también intelectuales, se reduce, ya que las perso-nas que las llevan a cabo pueden ser sustituidas por máquinas o por trabajadores ubicados en países en que los salarios son menores; en cambio aumenta fuertemente el número de puestos de trabajo que implican creatividad y competencias complejas, así como los de servicios.

    • El ámbito cultural, en el que las formas habituales de socialización parecen incapaces de transmitir valores y normas tradicionales; en que expresiones religiosas fundamentalistas, en el mundo islámico y el cristiano, evidencian los límites del desencanta-miento del mundo de Weber; y en el que las ten-dencias postmodernas manifiestan, a su vez, los límites de la modernidad.

    • El terreno político, en el que todos los cambios ante-riores se reflejan, con los retos a las formas tradicio-nales de participación y gobernanza que traen con-sigo los cambios en la composición de la población por edad, las migraciones, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), los poderes económicos globales legales o ilegales, las mani-festaciones culturales postmodernas y los funda-mentalismos religiosos, todo ello junto al reconoci-miento de los derechos humanos y el de la democracia como única forma legítima de gobierno.

    Combinados de múltiples maneras, todos esos cambios explican la transformación del escenario mundial en formas que hace pocas décadas eran impensables. El mundo de la segunda mitad del siglo XX, tras la Segunda Guerra Mundial, era bipolar, con los Estados Unidos y la Unión Sovié-tica al frente de los dos bandos enfrentados en la

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    EL ESCENARIO DE PARTIDA

    Guerra Fría, con otro jugador sin importancia, el Tercer Mundo formado por colonias europeas y países pobres formalmente independientes, con población en su mayor parte analfabeta y regíme-nes políticos no democráticos.

    Hace poco más de 20 años el mundo se volvía unipolar al desmembrarse la Unión Soviética y el bloque socialista; pero también se consolidaba la Unión Europea, comenzaba a hacerse visible el despegue de los países del Asia Oriental y el lide-razgo de Mandela llevaba a Sudáfrica a la demo-cracia, mientras el resto de África, así como buena parte del mundo árabe y del sur de Asia seguían en el subdesarrollo, como ocurría con otros mati-ces en América Latina, donde Chile comenzaba apenas su nueva etapa democrática y Brasil aún no encontraba el camino del progreso. Luego los avances científico-técnicos y económicos, pero también educativos, han puesto en el foco de la atención a los países del lejano oriente, ya no tanto a Japón sino a Corea, Singapur y, sobre todo, a China.

    Al peso demográfico de Asia se añade ahora el económico, el educativo, el científico-tecnológico y, cada vez más el político. Según el sociólogo Peter L. Berger, Alguien dijo en broma alguna vez que si todos los millones de chinos se pusieran a saltar al mismo tiempo la tierra se saldría de su órbita. Tal vez ya lo están haciendo. (2009: 149)

    El mundo ya no es unipolar, con el surgimiento de China y otros dragones del oriente, el de otras eco-nomías intermedias como las de la India, Brasil y Rusia, los conflictos armados del mundo islámico, la primavera árabe y el desigual desarrollo de Amé-

    rica Latina y el África al Sur del Sahara y, al mismo tiempo, con los Estados Unidos sin recuperarse del todo de la crisis de 2008 y los problemas de la Unión Europea, que se reflejan en los movimientos de los indignados, en su mayoría jóvenes insatisfe-chos con las consecuencias del modelo económico y político prevaleciente.

    Hasta donde puede preverse, el mundo del siglo XXI será multipolar pero, además, marcado por otros cambios que afectan las formas de gobierno, en particular el peso de las franjas de la población que forman las clases medias, que cuentan con niveles relativamente altos de escolaridad, y la cre-ciente presencia de tecnologías que permiten la formación de redes sociales por vías virtuales.

    Todos esos cambios tienen repercusiones directas sobre los sistemas educativos, cuyo panorama es también muy distinto del que prevalecía hace unas décadas. Muchos países de desarrollo intermedio, incluyendo varios de América Latina, han alcanza-do tasas de cobertura cercanas al total en educa-ción primaria y secundaria y se proponen generali-zar la educación media superior, como comenzaron a hacer los países anglosajones y europeos hace medio siglo. La educación, además, no es sólo una variable dependiente, sino que ha jugado un papel propio y activo, influyendo por sí misma no sólo en el avance científico, sino también en los ámbitos demográfico, económico, cultural y político. (Cfr. Baker, 2011)

    El avance tecnológico, basado a su vez en el cien-tífico, hace que la sociedad del conocimiento sea ya una realidad y que la competitividad de las econo-mías dependa cada vez más de la educación de su

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    EL ESCENARIO DE PARTIDA

    fuerza de trabajo y menos de la disponibilidad de materias primas y mano de obra barata.

    Además de decisivas implicaciones en cuanto al desarrollo económico, los avances científicos y téc-nicos tienen relación directa con la educación, ya que inauguran formas nuevas de acceder al cono-cimiento, abren vías alternativas a las formas tradi-cionales de enseñar o aprender y, al mismo tiempo, descubren oportunidades inéditas para el desarrollo educativo. En particular todas las previsiones pare-cen quedar cortas ante el avance real de la Inter-net, las múltiples versiones de redes sociales, la nube y otros desarrollos de gran impacto.

    La globalización de procesos productivos y de comercialización tiene implicaciones directas sobre los sistemas educativos. Al mismo tiempo se hace evidente el impacto negativo de las tradicionales formas de desarrollo económico, en especial en cuanto al medio ambiente, lo que enfatiza la nece-sidad de desarrollar tecnologías sustentables. La reconversión de industrias tradicionales requiere de la presencia de personal altamente calificado en electrónica e informática, biotecnología y nanotec-nología, entre muchos otros campos de punta.

    En lo político, el reconocimiento de la democracia como única forma legítima de gobierno, así como de los derechos humanos, hace cada vez menos aceptable un sistema autoritario o la intervención de las potencias en los países débiles, pero tam-bién enfrenta retos por las fallas de los medios habituales de ejercer el poder, incluyendo el des-prestigio de cuerpos legislativos y partidos, la inefi-cacia de los gobiernos y de la justicia. Los síntomas de corrupción se manifiestan en los más diversos

    países, y el peso de sectores privados, en particular los medios de comunicación, parece avasallar a las formas institucionales de participación. Las formas tradicionales de convivencia, basadas en la familia y la comunidad local, se muestran insuficientes para asegurar la socialización de las generaciones jóvenes, cuya subcultura resulta difí-cil de entender para los adultos, situación que com-plica la presencia de fenómenos como el empleo de estupefacientes y de patrones de consumo y con-ducta muy diferentes de los tradicionales. Además del peso creciente de las clases medias, el nuevo papel de la mujer en la sociedad, con su cre-ciente participación en los mercados laborales, en los puestos directivos y en la educación, es otro cambio social de primer orden.La globalización tiene una dimensión cultural fun-damental, que incluye la riqueza potencial de la diversidad, más allá de la convivencia tolerante, pero también el riesgo de tensiones derivadas de la relación entre cosmovisiones diferentes. La compleja interacción de los ámbitos científico-técnico, demográfico, económico, político y cultural, y los dispares efectos que dicha interacción produ-ce en distintas partes del mundo, dan actualidad a la afirmación de Ralf Dahrendorf en el sentido de que parece imposible avanzar simultáneamente en la consecución de la prosperidad económica, la democracia política y la cohesión social. Sin que sea sencillo encontrar una solución a tan compleja problemática, parece claro que un com-ponente indispensable, aunque no suficiente, será la presencia de una ciudadanía pensante, partici-pativa y crítica, solidaria, inclusiva y tolerante.

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    EL ESCENARIO DE PARTIDA

    El papel de una buena educación en la formación de esos ciudadanos es cada vez más claro, ante la imposibilidad de las familias contemporáneas de asumir solas la tarea. Este papel no se reduce, desde luego, a la educación de niños y jóvenes, sino que incluye la educación permanente de los adultos, tanto en el sentido de recuperación de los rezagos acumulados por quienes no pudieron beneficiarse de la escuela en la edad convencio-nal para hacerlo, como en el sentido de la conti-nuación del aprendizaje a lo largo de toda la vida.

    México ha cambiadoLos cambios de los ámbitos sociales descritos en el apartado anterior se han manifestado en una forma específica en nuestro país. La segunda mitad del siglo XX se vio marcada en especial por el crecimiento demográfico, que hizo que la pobla-ción pasara de 25 millones de habitantes en 1950 a 100 millones en 2000, sin contar los nacidos en México que emigraron a los Estados Unidos que, según las mejores estimaciones representan 12 millones más. Este ritmo de crecimiento, similar al que tuvieron por la misma época otras naciones de América Latina, no se había observado antes en ningún otro lugar, y sólo después fue emulado en África y el sur de Asia. El reto que planteó este fenómeno a los sistemas educativos explica en buena medida tanto el crecimiento de la matrícula de la educa-ción básica, como los bajos niveles de rendimien-to, debidos, en parte, a la presencia de modalida-des precarias de servicios educativos que se

    2.2

    incrementaron para enfrentar la explosión demo-gráfica, como el doble turno y las escuelas multi-grado en primaria, y las telesecundarias en el nivel siguiente.Además de lo anterior, y en especial en la última década del siglo XX y la primera del XXI, la socie-dad mexicana experimenta cambios en todos los ámbitos. En esas fechas México dejaba atrás la etapa de la transición demográfica que había ocu-pado la segunda mitad del siglo pasado, por lo que las cohortes que llegaban a primaria ya no eran mayores cada año a las del anterior. Se abría la ventana de oportunidad demográfica, período propicio para el crecimiento del PIB per cápita, porque la población en edad productiva (de 15 a 64 años de edad) crecería más que la población de niños (de 0 a 14 años) y la de ancianos, de 65 años y más. A fin de aprovechar esa oportunidad se requieren dos condiciones: avance en la escolarización de los jóvenes e inversión para crear puestos de tra-bajo de alta productividad, aprovechando la fuerza de trabajo calificada. Esas dos condiciones no se han cumplido suficientemente, por lo que parte de la ventana de oportunidad ha quedado atrás y se aproxima el momento, hacia 2025-2030, en que la siguiente fase de la transición demográfica pre-sentará de nuevo un escenario desfavorable para el crecimiento económico, por el peso creciente de las personas de la tercera edad.El Censo de 2010 mostró que el crecimiento de la población fue mayor al previsto. Entre otras cosas, esto se refleja en un ligero aumento del número de localidades de menos de 100 habitantes, que había comenzado a disminuir desde 1995. Este

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    EL ESCENARIO DE PARTIDA

    cambio en el patrón de crecimiento demográfico refleja también uno histórico en la tendencia del saldo migratorio que, según las más recientes informaciones, entre 2005 y 2010, y por primera vez en mucho tiempo, mostró que el total de per-sonas que regresaron a México, fue mayor que las que salieron del país en ese lapso.En lo económico, el insuficiente crecimiento de la inversión se debe, a su vez, a la persistencia de los vicios ancestrales de un modelo que no res-ponde a las necesidades del mundo actual. En 1990 no se firmaba todavía el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, ni el país era miembro de la OCDE.Hoy las expectativas asociadas a esos hechos dejan el sitio a una decepción creciente. No han podido superarse los problemas estructurales de la economía mexicana, incluyendo la ancestral desigualdad de la distribución de la riqueza, una de las mayores del mundo, la baja recaudación e inversión y la rigidez de los mercados laborales, relacionada con el corporativismo sindical, con un marco legal que complica la creación de empre-sas, no da certeza a la inversión privada y resta eficiencia a la pública. Todo ello hace que el crecimiento económico del país sea mediocre y se pierda competitividad inter-nacional. Los indicadores de pobreza se reducen en las mejores épocas, pero en momentos de crisis vuelven a dispararse, de manera que los niveles actuales no son muy distintos de los de 1994.En el ámbito cultural y de las relaciones sociales, en nuestro país se presentan con fuerza cambios

    en los patrones culturales que se observan en otros lugares, como el creciente peso de clases medias y mujeres. En México es importante el reconocimiento, al menos teórico, del potencial positivo de la sociedad multiétnica, pero también de los retos que la pluralidad implica. Los cambios de las formas tradicionales de convivencia pre-sentan modalidades especiales por la persistencia de amplios sectores de la población en pobreza, la elevada proporción de jóvenes desempleados o subempleados, la migración a los Estados Unidos, el tráfico de estupefacientes hacia ese país y su creciente consumo dentro del nuestro y por las preocupantes expresiones de violencia asociadas a lo anterior. Sin perder de vista otros aspectos de la problemá-tica nacional, en los últimos años las expresiones de violencia y crueldad sin precedentes son las que más preocupan a la población. La seriedad del problema -que afecta directamente a las escuelas por el creciente número de niños cuyo desarrollo se ve obstaculizado- ha puesto en evi-dencia deficiencias del sistema político que, en buena parte, explican la insuficiencia de los esfuer-zos del Estado para combatir al crimen organiza-do.

    En 1990 la transición democrática había dado pasos, pero el régimen emanado de la Revolución mantenía sus rasgos esenciales. Hoy hemos visto la alternancia en la titularidad del ejecutivo federal y la presencia de los principales partidos en el Congreso; el poder casi absoluto del presidente de la República ha dejado el lugar a una división efectiva de poderes; las entidades tienen un margen de autonomía real y un peso en las deci-

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    EL ESCENARIO DE PARTIDA

    siones antes inimaginables. Hay avances en cuanto a juego electoral con reglas previamente acordadas y la reforma del Estado ha dado sus primeros pasos. Sin embargo la eficacia del ejer-cicio del poder está limitada por la incapacidad de los principales actores políticos para construir con-sensos, y el avance en la protección de los dere-chos humanos es insuficiente.

    Los cambios tecnológicos están presentes tam-bién, con su carga de retos y de oportunidades. Aunque las cifras del país son sin duda inferiores a las de los países más avanzados, la proporción de personas con acceso a Internet y a las herra-mientas informáticas de última generación es con-siderable y creciente.

    Todos los tipos educativos se ven afectados por los cambios anteriores, y en general se aprecia que las instituciones escolares tienen un papel más bien pasivo y defensivo frente a ellos, en vez de aprovechar las oportunidades y de ponerse al frente de los cambios necesarios.

    El sistema educativo no ha avanzado lo necesario

    Sin pretender sustituir diagnósticos más comple-tos (v. gr. INEE 2008), la situación de la educa-ción mexicana, tratando de destacar, tanto los principales logros, como los desafíos más impor-tantes que aún deben enfrentarse, se sintetiza como sigue:

    2.3

    Educación de 0 a 18 años

    La educación inicial, dirigida a niños 0 a 2 años de edad, tiene un nivel de desarrollo muy inferior al de la educación preescolar, primaria y secundaria. Esto es explicable, y no se pretende la generaliza-ción, y menos aún la obligatoriedad de esta edu-cación temprana. Sin embargo, hay al menos dos razones que llevan a proponer que se le preste atención más significativa que en el pasado. Por una parte, el carácter decisivo de los primeros años de la vida para el desarrollo futuro de las personas, que muestran con claridad diversas investigaciones; por otra, la creciente imposibili-dad de asumir la tarea en muchos hogares, en especial aquellos en que los dos cónyuges traba-jan y los mono-parentales. Lo anterior y la especial dificultad de los padres de familia de menor nivel socioeconómico y cultural para atender de manera apropiada a sus hijos en esas edades, muestra la necesidad de esfuerzos focalizados en los sectores más necesitados. Algo similar debe decirse de la educación especial, inte-grada en todos los niveles de la básica.En cuanto a la educación preescolar, el carácter asistencial que originalmente se le atribuyó comen-zó a cambiar en los años 70, y su consolidación definitiva como parte de la educación básica, con visión pedagógica, tuvo lugar en los años de la década de 1980. En esa misma época comenzó a ofrecerse atención comunitaria a poblaciones urba-no-marginadas y rurales, y el nivel se expandió sobre todo a partir de la década siguiente, cuando la matrícula se incrementó en cerca de un millón de alumnos. No obstante ello, el avance curricular de este nivel educativo se descuidó después de la

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    EL ESCENARIO DE PARTIDA

    descentralización en 1993, ya que durante casi diez años la agenda de la política educativa nacional y las atribuciones normativas de las autoridades federales se concentraron en la educación prima-ria, lo que se reflejó en el hecho de que la educa-ción preescolar enfrentó retos importantes para ser reconocida como un eslabón importante de la educación básica.

    La situación cambió a partir de 2002, cuando se definieron como obligatorios los tres grados de preescolar. La cobertura de los dos últimos años, a los que deben asistir los niños de cuatro y cinco de edad, es cercana al total desde 2004. En 2002 se puso en marcha también una reforma curricular de este nivel, buscando mejorar la calidad y asegurar la equidad en la atención de los alumnos; los planes y programas de estudio derivados se están imple-mentando. La reforma busca también transformar la práctica educativa, así como la organización y ope-ración de los planteles, con el fin de mejorar las experiencias formativas de los niños. Sin embargo, para que los propósitos del Programa de Educación Preescolar 2004 (PEP 2004) se concreten se requiere que las escuelas, las aulas y sus actores cuenten con las condiciones adecuadas para la atención de los alumnos. Sin ambientes favorables, las experiencias educativas pueden tener efectos negativos en el desarrollo de los educandos, en vez de fortalecerlo. La historia de la educación primaria ha sido dife-rente. El crecimiento de la población mexicana durante la segunda mitad del siglo XX llevó a tomar medidas como el doble turno en las primarias, e hizo difícil alcanzar la vieja meta de brindar educa-ción primaria a todos los niños, cuyo cumplimiento

    se hizo posible hasta que las tendencias demográ-ficas comenzaron a cambiar, a principios de la década de 1980, cuando las cohortes de niños que llegaban a la edad de seis años dejaron de ser mayores cada año.La expansión de los cursos comunitarios hizo posi-ble que disminuyera la parte de la demanda no atendida por ubicarse en numerosas poblaciones pequeñas, de 100 habitantes o menos. Al mismo tiempo la reducción de la repetición hizo bajar tam-bién el abandono escolar antes de terminar la pri-maria, por lo que la cobertura neta en ese nivel se acercó al 100 por ciento desde la última década del siglo XX.

    A partir de 1982 también aumentó la cobertura de secundaria, en buena parte por la expansión de la oferta de telesecundaria, aunque la deserción ha hecho que todavía en 2012 la cobertura neta en ese nivel no rebase el 90 por ciento, pese a que es legalmente obligatorio desde 1993.

    Esos logros en términos de cobertura no son menores en el contexto demográfico del país. Sin embargo, el que la oferta se extendiera, en parte, mediante servicios educativos que cuentan con menores recursos, no pudo menos que afectar los niveles de aprendizaje de los alumnos, como se ha constatado en la primera década del siglo XXI.

    Además de bajos en promedio, los niveles de aprendizaje muestran grandes diferencias, en las que se refleja la desigualdad que afecta principal-mente a niños indígenas, a los que viven en el medio rural -sobre todo en localidades pequeñas y dispersas-, a los migrantes y a los de medios urbanos desfavorecidos.

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    EL ESCENARIO DE PARTIDA

    Gracias a las evaluaciones nacionales e internacio-nales hoy sabemos que ni siquiera las escuelas a las que asisten los alumnos de medios más favora-bles consiguen que, al terminar la secundaria, la mayoría tenga los niveles de competencia en lectu-ra, matemáticas y ciencias que necesitarán para una vida plena como adultos en una economía competitiva, y también para vivir en una democracia madura y en una sociedad cohesionada.

    No obstante esto, la visión catastrofista que se suele presentar al difundir los resultados de eva-luaciones internacionales no tiene sustento. Los resultados de los mexicanos son más bajos que los de alumnos de naciones más desarrolladas, pero revelan algunos avances si se comparan razonablemente con países con desarrollo similar al de México; los datos más recientes permiten comparar resultados a lo largo del tiempo a partir del 2000 y muestran que, además de claros avan-ces en cobertura, se aprecia una modesta mejoría en el aprendizaje en primaria y estancamiento en secundaria.

    Además de la presión del número, otros factores hacen difícil alcanzar mejores niveles de aprendi-zaje. Se puede mencionar un currículo sobrecar-gado y rígido, que teóricamente se organiza por competencias pero en la práctica propicia proce-sos superficiales de enseñanza y de aprendizaje; las deficiencias de la formación inicial y actualiza-ción en servicio de muchos docentes; la nula capa-cidad de decisión de las escuelas y sus directores; la inexistencia o debilidad de instancias de apoyo pedagógico; el centralismo del sistema y el papel de la Secretaría de Educación Pública (SEP), con sus múltiples dependencias, que muchas veces

    impone programas y dificulta la tarea de las escue-las en vez de facilitarla; aunado a lo anterior, la desigual atención que prestan a la educación los gobiernos de las entidades federativas, y con fre-cuencia la repetición a escala estatal de los vicios del centralismo; la cesión de facultades de la auto-ridad a las instancias gremiales; la inexistencia, hasta hace poco, de mecanismos de evaluación, y el enfoque inadecuado que han adoptado algunas de las evaluaciones recientes; la debilidad de la investigación y su escasa vinculación con la toma de decisiones y con el trabajo de los maestros.Como resultado de todo lo anterior, la proporción de jóvenes que entran a la educación media supe-rior dista mucho del 100 por ciento, y hay cifras elevadas de deserción, sobre todo en el primer semestre, lo que hace que los que terminan ese tipo educativo hacia los 18 años de edad no sean muchos más de la mitad. La obligatoriedad de la educación media superior recientemente aprobada por el Congreso de la Unión impulsará el aumento de la cobertura, pero los obstáculos que impiden el acceso y la permanencia de una proporción mayor de jóvenes no desaparecerán fácilmente. El cuerpo docente de la educación media superior es heterogéneo, y muchos de sus integrantes tienen poca preparación específica para realizar correc-tamente su tarea educativa.

    La política educativa descuidó mucho tiempo la educación media superior, situación que sólo se comenzó a corregir con la reestructuración de la SEP en 2005; también es el tipo educativo que tradicionalmente ha recibido menos recursos. Por todo ello no es sorprendente que los niveles de aprendizaje de los alumnos sean bajos en prome-

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    EL ESCENARIO DE PARTIDA

    dio, con la peculiaridad de que, aún sin descontar el efecto del nivel social, económico y cultural de los mismos, no se observan mejores resultados en los planteles privados, como ocurre en primaria y secundaria.La educación media superior no estuvo comprendi-da en el ANMEB de 1992 por medio del cual se descentralizó la educación básica, y en este tipo educativo sigue presente una gran diversidad de subsistemas, cada uno con su modelo curricular, lo que ha dificultado la movilidad de los alumnos, situación que comienza apenas a enfrentarse en la construcción del Sistema Nacional de Bachillerato.

    Educación superior

    Como resultado combinado del crecimiento demo-gráfico y la expansión de los niveles previos desde la década de 1960, la matrícula del nivel terciario se expandió aceleradamente en las de 1970 y 1980, lo que fue acompañado por un deterioro de la calidad en dos sentidos: en instituciones públi-cas, sobre todo en algunas universidades estata-les, la masificación, la escasez de recursos y, en algunos casos, una politización radical y altos grados de corrupción, se tradujeron en bajísimos niveles de calidad; en el sector privado, la laxitud del Estado y la existencia de diversas posibilida-des de obtener el Reconocimiento Oficial de Vali-dez de Estudios (RVOE) llevaron a la proliferación de instituciones de una calidad igualmente inacep-table.Deben destacarse varias facetas de inequidad que el modelo de expansión y financiamiento de la educación superior ha traído consigo: por una

    parte, la concentración de la matrícula en jóvenes pertenecientes a hogares que se ubican en los tres deciles superiores de la distribución del ingre-so, y muy escasa representación de los deciles inferiores; por otra, la concentración de la oferta de educación en algunas entidades federativas y, dentro de éstas, en las respectivas capitales. En las dos últimas décadas las políticas relativas a educación superior incluyeron una serie de medi-das que han hecho que el panorama actual sea muy diferente al de 30 o 40 años atrás y se haya avanzado en el fortalecimiento de cobertura, per-tinencia y calidad, aunque los avances sean toda-vía insuficientes. En los años 90 se crearon los Comités Interinsti-tucionales para la Evaluación de Educación Supe-rior (CIEES), el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (CENEVAL), el Padrón Nacional de Posgrados de Calidad (PNP) y una tipología de instituciones con criterios de calidad para cada tipo de la Asociación Nacional de Uni-versidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES). En 2000 se estableció el Consejo para la Acredi-tación de la Educación Superior (COPAES), para regular los procesos de reconocimiento de calidad de programas educativos, y a partir de 2001 se impulsó la creación de agencias acreditadoras de programas educativos en diversas áreas académi-cas. Se desarrolló un esquema similar de evaluación para instituciones del sector privado, de la Fede-ración de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior (FIMPES), y varios esquemas

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    EL ESCENARIO DE PARTIDA

    de financiamiento extraordinario para las institu-ciones, supeditado a la realización de ejercicios de autoevaluación y planeación, como el Fondo para la Modernización de la Educación Superior (FOMES), el Programa Institucional de Fortaleci-miento Institucional (PIFI), y similares, mediante los cuales se ha promovido la mejora de la calidad de las instituciones públicas.

    En el caso de las universidades públicas, con pocas excepciones, las fallas más graves de los años 70 y 80 del siglo pasado están quedando atrás; la presencia de pasantes de licenciatura en el profesorado ha dejado el lugar a una mayoría de posgraduados, con proporciones significativas de doctores; la planta física, los laboratorios y las bibliotecas han mejorado sustancialmente; la matrícula se ha controlado e incluye proporciones crecientes de alumnos de posgrado; muchos estu-diantes se someten a evaluaciones estandariza-das al ingresar y, en menor proporción, al egresar de una carrera; un número creciente de programas han sido evaluados o acreditados por alguna de las instancias mencionadas.

    Esfuerzos similares están en marcha en los insti-tutos tecnológicos y en las universidades tecnoló-gicas y, con menor avance, en las escuelas nor-males, en las universidades politécnicas y en las universidades interculturales.

    Por su parte las instituciones particulares, especí-ficamente las de tamaño pequeño y mediano, han participado escasamente en los procesos de eva-luación externa y acreditación, lo que evita contar con evidencia acerca de la calidad de sus progra-mas, procesos y resultados educativos.

    Otro paso positivo es el desarrollo de carreras superiores cortas, con las universidades tecnoló-gicas desde 1991, cuyo número rebasa ya el cen-tenar, con una oferta novedosa de programas vinculados a las empresas, con edificios, equipa-miento e instalaciones de buena calidad.

    Algunas universidades privadas se consolidan como instituciones de calidad, y un número cre-ciente, aunque minoritario, se ha sometido a mecanismos de evaluación similares. La SEP es actualmente más exigente para el otorgamiento de los RVOE y ha revocado un número considerable de ellos.

    Al lado de esos avances persisten problemas importantes. Las tasas de cobertura en casi todas las entidades federativas siguen siendo muy infe-riores a las de los países de más desarrollo, e incluso a no pocos de desarrollo similar, en parti-cular de América Latina, y se distribuyen de manera heterogénea, lo que da cuenta de un pro-blema de inequidad en el acceso.

    Debe señalarse, sin embargo, que la calidad de las estadísticas y los indicadores disponibles es dudosa, por lo que un reto que se debe atender de inmediato es el de mejorar los sistemas de infor-mación para contar con bases más sólidas que sustenten juicios al respecto. La amplitud de la gama de edades de los alumnos de educación superior hace que las tasas de cobertura, brutas o netas, no sean los mejores indicadores. Éstos deberán ser sustituidos o complementados por tasas de asistencia y tasas de escolaridad prome-dio por edad específica o grupos de edad.

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    La matrícula de educación superior sólo podrá aumentar si se reducen las tasas de reprobación y deserción de la educación media superior, de modo que mejore significativamente su eficiencia terminal. Además importa disminuir la excesiva demanda de carreras tradicionales, cuyos egresa-dos no ejercen su profesión o lo hacen con remu-neraciones por debajo de sus necesidades. Un punto particular es la baja proporción de la matrí-cula inscrita en carreras de dos años de duración, pese al considerable número de universidades tecnológicas de buena calidad que se han creado. Además de innegables factores culturales, eso tiene que ver con un modelo académico que exige dedicación exclusiva de los estudiantes, en lugar de ofrecer gran flexibilidad para atraer personas que quieran combinar estudio y trabajo.

    Los sistemas de evaluación antes mencionados para la evaluación y reconocimiento de la calidad de programas tanto de TSU, licenciatura y posgra-do y la certificación de personas, dan muestras de limitaciones y parecen producir ya algunos efectos no deseables que, de no corregirse, en poco tiempo podrían ser graves, si no es que comien-zan a serlo ya, como simulación, inflación de resultados, atención a los datos y no a la calidad misma, ordenamientos de instituciones o progra-mas de engañosa precisión y poca confiabilidad y procesos de evaluación con estándares heterogé-neos de calidad.

    El otorgamiento de RVOE por gobiernos estatales y universidades autónomas en varios casos sigue siendo laxo, con normas que establecen criterios vagos e insuficientes para la toma de decisiones, lo que, con la ausencia de mecanismos confiables

    de evaluación y seguimiento para refrendar tales reconocimientos, hace que la calidad de muchas instituciones particulares siga siendo muy mala.La planeación y coordinación de la educación superior y su articulación con la ciencia, la tecno-logía y la innovación en las entidades federativas es una asignatura pendiente, entre otros aspectos, por la diversidad de regímenes de las instituciones (federales y descentralizadas de los gobiernos de los estados) y los esquemas poco adecuados para lograr ese propósito. Las Comisiones Estatales para la Planeación de la Educación Superior (COEPES) o no funcionan o su funcionamiento y agendas no contribuyen a una efectiva planeación y coordinación de la educación superior en la enti-dad, además de que su composición ya no res-ponde a los requerimientos actuales. Por otra parte, los programas y acciones de los Consejos Estatales dedicados a promover la cien-cia, la tecnología y la innovación no se articulan adecuadamente con las políticas y programas estatales para el desarrollo de la educación supe-rior en la entidad, en buena medida, por seguir los programas, normas y esquemas de asignación de recursos federales, establecidos por la SEP y el CONACYT, que adolecen, en general, de una sufi-ciente articulación de objetivos y de coherencia entre los mismos, lo que genera dispersión de esfuerzos institucionales y poca efectividad de los mismos . Es necesario construir nuevos esquemas que, bajo la responsabilidad de las autoridades locales, pro-picien la ampliación, articulación y potenciación de las capacidades existentes en cada entidad, para la formación de profesionales, científicos, huma-

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    nistas y tecnólogos y la construcción de espacios caracterizados por la intensa colaboración entre instituciones de educación superior y entre éstas y los centros públicos de investigación, en el desa-rrollo de proyectos que contribuyan a atender oportunamente y con altos estándares de calidad, necesidades del desarrollo social y económico de las entidades.La internacionalización de la educación superior aunque ha avanzado, por medio de la incorpora-ción de alumnos extranjeros en los programas educativos y en la participación de instituciones públicas y particulares en redes internacionales de formación y de generación y aplicación del cono-cimiento, aún no alcanza los niveles deseables. Las instituciones que tienen un mayor grado d