Las Pinturas Negras

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LAS PINTURAS NEGRAS Las Pinturas Negras son una serie de obras que Goya realizó al óleo directamente sobre las paredes de su finca, La Quinta del Sordo. En estas pinturas, que datan de 1819 – 1823, podemos apreciar un predominio del color negro representando la oscuridad desde donde vemos emerger figuras, generalmente, en tonos ocre y verdosos aderezadas con toques carmín. Esta serie es la más grotesca del autor, quien en todo momento denuncia los sinsentidos de la humanidad por medio de las escenas, las expresiones de los protagonistas y las gamas de color. A esta serie pertenecen Una manola: doña Leocadia Zorrilla, Peregrinación a la fuente de San Isidro, Al aquelarre, Dos frailes, Las parcas, La Romería de San Isidro, Aquelarre (el gran cabrón), Dos viejos comiendo, Saturno devorando a un hijo, Judith y Holofernes, Dos mujeres y un hombre, La lectura, y Perro semihundido. La más impactante de la serie es Saturno devorando a un hijo, debido a las emociones que nos despierta contemplar un acto tan aberrante como es que un padre devore a su hijo. Fueron trasladadas a lienzo por Salvador Martínez – Cubells, restaurador del Museo del Prado, donde actualmente se encuentran las obras. SATURNO DEVORANDO A UN HIJO Goya realizó esta obra entre 1820 y 1823, concretamente en la planta baja de la Quinta del Sordo. Fue pintado en una época en la que el autor atravesaba una etapa depresiva causada por los traumas de la Guerra de la Independencia y la sordera causada años atrás por una terrible enfermedad que contrae, entrando en un conflicto interno. Esta pintura representa al dios griego Chronos (Saturno en la mitología romana), dotado con el poder de controlar el tiempo, que pregunta al Oráculo por su futuro y descubre que será destronado por uno de sus hijos. Desesperado por la incertidumbre de no saber cuál de sus hijos le destronará, decide devorar a todos excepto a Zeus en un alarde de bestialidad. Esta obra alegórica vista desde un análisis psicológico apunta en dirección al miedo de las últimas etapas de la vida, por lo cual, “Saturno” intenta recuperar la juventud alimentándose de la de su hijo. Goya anciano, atormentado por su visión desolada del mundo, sintió con dolorosa intensidad el absurdo paso del tiempo que le abocaba a la muerte. Una pintura en la que dominan los tonos oscuros y que está dotada de una gran violencia, en la que el estado anímico del autor es el gran protagonista.

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LAS PINTURAS NEGRAS

Las Pinturas Negras son una serie de obras que Goya realizó al óleo directamente sobre las paredes de su finca, La Quinta del Sordo. En estas pinturas, que datan de 1819 – 1823, podemos apreciar un predominio del color negro representando la oscuridad desde donde vemos emerger figuras, generalmente, en tonos ocre y verdosos aderezadas con toques carmín.

Esta serie es la más grotesca del autor, quien en todo momento denuncia los sinsentidos de la humanidad por medio de las escenas, las expresiones de los protagonistas y las gamas de color.

A esta serie pertenecen Una manola: doña Leocadia Zorrilla, Peregrinación a la fuente de San Isidro, Al aquelarre, Dos frailes, Las parcas, La Romería de San Isidro, Aquelarre (el gran cabrón), Dos viejos comiendo, Saturno devorando a un hijo, Judith y Holofernes, Dos mujeres y un hombre, La lectura, y Perro semihundido.

La más impactante de la serie es Saturno devorando a un hijo, debido a las emociones que nos despierta contemplar un acto tan aberrante como es que un padre devore a su hijo.

Fueron trasladadas a lienzo por Salvador Martínez – Cubells, restaurador del Museo del Prado, donde actualmente se encuentran las obras.

SATURNO DEVORANDO A UN HIJO

Goya realizó esta obra entre 1820 y 1823, concretamente en la planta baja de la Quinta del Sordo.

Fue pintado en una época en la que el autor atravesaba una etapa depresiva causada por los traumas de la Guerra de la Independencia y la sordera causada años atrás por una terrible enfermedad que contrae, entrando en un conflicto interno.

Esta pintura representa al dios griego Chronos (Saturno en la mitología romana), dotado con el poder de controlar el tiempo, que pregunta al Oráculo por su futuro y descubre que será destronado por uno de sus hijos. Desesperado por la incertidumbre de no saber cuál de sus hijos le destronará, decide devorar a todos excepto a Zeus en un alarde de bestialidad.Esta obra alegórica vista desde un análisis psicológico apunta en dirección al miedo de las últimas etapas de la vida, por lo cual, “Saturno” intenta recuperar la juventud alimentándose de la de su hijo. Goya anciano, atormentado por su visión desolada del mundo, sintió con dolorosa intensidad el absurdo paso del tiempo que le abocaba a la muerte.  Una pintura en la que dominan los tonos oscuros  y que está dotada de una gran violencia, en la que el estado anímico del autor es el gran protagonista.Esta pintura de estilo pre-románico, hace introducción a un posterior movimiento artístico: el expresionismo.

El fondo negro muestra la ausencia y junto a la expresión de la figura forman una sensación perturbadora. Se muestra lo feo, lo terrible, que emerge de una oscuridad absoluta y desconocida; ya no es la belleza el objeto del arte, sino el horror de mostrar la consciencia ante todos los aspectos de la vida humana. La gama de colores empleada se reduce a ocres, dorados, grises y negros con toques de carmín que fluyen como la sangre del hijo.

He elegido esta obra porque muestra el dolor y la soledad de un hombre atormentado por el horror que le produce el comportamiento de sus congéneres, el miedo a la muerte por haberla contemplado tan de cerca en la guerra, el temor también a alejarse de ese mundo que le produce

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tanto sufrimiento. No se podría haber descrito mejor el sufrimiento de una persona que a través de los ojos desquiciados de Saturno.

Es un cuadro que nos perturba y se nos graba en la memoria, aun sin ser partícipes del sufrimiento de Goya, transmitiéndonoslo igualmente.