¿Las mujeres se van a organizar? ¡Qué barbaridad!

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 Do mi tila es una de las pr otagon istas de la his toria pop ula r bol ivia  na más conocidas en el exterior. Máxima dirigente de los combativo Comités de Amas de Casa ligados a los sindicatos mineros, candida!, en alguna elección a la vicepresidencia —como compañera de fórmul  de Lechín—, y vocera privilegiada en foros internacionales, acopi  una vida si gnada cas i perma nen teme nte p or la lucha, la cárcel o t  exilio.  Pero en la charla —realizada en el En cu en tr o de Mu jere s d el Con i  Su r con voc ad o po r la Fu nd aci ón Ecu ménica de C u yo aparece h más importante. Es, fundamentalmente, una mujer de pueblo, y cc  mo tal, tiene esa sabiduría memoriosa, ese sentido común que torn sencillos y transparentes los hechos enmascarados por las retórica dominantes. Baste un solo ejemplo: difícilmente puedan los sociólc gos explicar mejor la colonización cultural de nuestros pueblos que i  anécdota de Domitila con los muchachos egresados de la escuela st  cundaria de La Paz. Uno sien te lo que nos h an hech o con la v iolenci  de una trompada en el estómago.  A , las lucha s popula res, la organi zación sindica l, las radios mine  ra s, el ascen so a protag onist as de las mujeres bolivianas, los me canh  mos alienantes de la escuela y los medios de comunicación, las dix  siones de la izquierda, los desencuentros que aún perduran entr  obreros y campesinos, la r ab ia y la alegrí a del comba te cotid iano, t o  do va surgiendo entre anécdotas, historias propias y ajenas, reflexió\ crític a de la exper iencia compartida, interrogantes con y si n resp uei  ta, en la riqueza de ese lenguaje oral que quisimos transcribir lo ma   fie lm en te po sib le para no em pob rec erl o con enyesad as sintaxis.

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 Domitila es una de las protagonistas de la historia popular bolivia 

na más conocidas en el exterior. Máxima dirigente de los combativo  

Comités de Amas de Casa ligados a los sindicatos mineros, candida!, 

en alguna elección a la vicepresidencia —como compañera de fórmul  

de Lechín—, y vocera privilegiada en foros internacionales, acopi  

una vida signada casi permanentemente por la lucha, la cárcel o t  

exilio.

 Pero en la charla —realizada en el Encuentro de Mujeres del Con i

 Sur convocado por la Fundación Ecuménica de Cuyo — aparece h

más importante. Es, fundamentalmente, una mujer de pueblo, y cc mo tal, tiene esa sabiduría memoriosa, ese sentido común que torn  

sencillos y transparentes los hechos enmascarados por las retórica 

dominantes. Baste un solo ejemplo: difícilmente puedan los sociólc 

gos explicar mejor la colonización cultural de nuestros pueblos que i  

anécdota de Domitila con los muchachos egresados de la escuela st  

cundaria de La Paz. Uno siente lo que nos han hecho con la violenci  

de una trompada en el estómago.

 Así , las luchas populares, la organización sindical, las radios mine 

ras, el ascenso a protagonistas de las mujeres bolivianas, los mecanh 

mos alienantes de la escuela y los medios de comunicación, las dix  

siones de la izquierda, los desencuentros que aún perduran entr 

obreros y campesinos, la rabia y la alegría del combate cotidiano, to do va surgiendo entre anécdotas, historias propias y ajenas, reflexió\ 

crítica de la experiencia compartida, interrogantes con y sin respuei  ta, en la riqueza de ese lenguaje oral que quisimos transcribir lo ma 

 fie lm ente posib le para no empobrecerlo con enyesadas sintaxis.

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— Contanos cuáles son las características de las organizaciones popula

res en tu país. — En Bolivia la vanguardia ha sido

siempre de las organizaciones sindica-os, por la forma disciplinada y unitariaen que actúan los obreros. Principal-mente en el sector minero existe unadisciplina férrea de unidad, de vigilan-cia revolucionaria, y también de obe-diencia a las obligaciones y deberes enel sindicato. A través del sindicato sehan ido fortaleciendo primero las fede-raciones —de mineros, de fabriles, deconstructores— y estas federaciones yconfederaciones han llegado a lograr laCentral Obrera Boliviana, que entre

nosotros es única. Y yo, que he estadoobservando ahí adentro bastantesaños, me he dado cuenta de que eso esasí porque los obreros mismos se ocu- pan de dar la dirección. Por ejemplo,hace poco he estado en Perú, y allí ca-da partido político organiza su propiosindicato en cada fábrica, en cada lugarde trabajo, con su militancia: a veceshay hasta cinco sindicatos... En cam- bio en Bolivia yo creo que esta unidadha sido el éxito de todos.

—¿Cómo llegan a ella? —Cuando se nacionalizan las minas

se da mayor realce al problema sindical.Como Bolivia era y es un país con mu-chos analfabetos, en ese momento se pensó que no valía la pena tener un pe-riódico, porque no lo iban a leer, en-tonces los obreros deciden comprar su propia emisora, su radio. Ellos dabanla paga de una jornada, más el trabajoque realizaban las mujeres y los niñoshacían kermeses, veladas, vendíancomida, rifas, juntaban botellas—reu-niendo dinero para comprar una radio para los centros mineros. La radio eraentonces de los trabajadores, de sus

mujeres y sus hijos, y la manejaba unConsejo de Delegados que venían delas diferentes secciones. Ellos, a travésdel Secretario de Cultura, programa- ban lo que se iba a difundir. El perso-nal también estaba formado por obre-ros y por hijos de obreros que allí em- piezan a formarse, no por profesiona-les de afuera. Y los programas que sedan son de capacitación bastante am-

 plia, sin tergiversar las cosas, no?, todala verdad se va diciendo allí. Todos los partidos de izquierda tienen amplia co- bertura, no se le censura a nadie, se les pasan toditos sus comunicados. Enton-ces esto de la comunicación por radioha sido bastante positivo para el pue- blo boliviano, puesto que por muchoque sepan leer, a veces da flojera a unoleer, no?, o no tiene manía de leer...En cambio en la radio, tú estás lavandoo estás cocinando y estás escuchando.Tú hablas español, tú hablas quechua,también allí hay programas en quecha,en aimará, entonces en ningún momen-to la radio de comunicación minera hamarginado a nadie; hay también hora-rios para la mujer, horarios para niños.Este ha sido uno de los factores más positivos para la formación de la gentey ha sido imitado: lo que surgió en elSiglo XX ha sido imitado en todos losdemás centros mineros, inclusive losfabriles tenían sus propias emisoras.Los gobiernos que dan golpes siempreatacan a las emiso-ras, las destruyen,y otra vez los obre-ros pelean porquese las devuelvan...entonces este me-canismo de difu-sión ha hecho quela clase obrera enBolivia haya adqui-rido la concienciaque tiene. Y en elsindicato —dondeyo he estado vi-viendo, analizan-do—sucede lo mis-mo: los obreros nole dan la direccióna un sólo partido,sino que los mez-clan a todos allídentro.

— ¿Cómo se establece la representa- tividad de los par - tidos y quiénes in - te gran la conduc

ción? — Primero hay

que aclarar que danlugar a los partidosde izquierda, a los

que gozan de su confianza, nunca eli-gen a los de derecha. Yo he estado en

congresos, en ampliados, en asambleasgenerales donde se elige la dirección, ycomo son pueblos chicos y todos nosconocemos, se hace más o menos así:eligen los miembros de la directiva y alladito le van poniendo el partido alque pertenecen; ya cuando han elegidoel 50 por ciento ellos iban chequeandoquién les faltaba, generalmente a lostrosquistas los elegían al último, no?, por ejemplo “Zultano por el POR” , porque ellos conocían cuál era el más pasable de todos —no, ése no!—decíaalguno, pero lo convencían de que te-nía que estar también porque si no lue-go se nos iba a poner en contra... Y se ponían todos de acuerdo, porque tam- bién los partidos políticos están en pugna, renegando cuando no eligen asus militantes, pero cuando los mismosobreros deciden darle un cargo enton-ces ya están ellos también contentos,ya ha entrado uno... Si hay, mirá, diez partidos de izquierda, y son 15 los car-gos, han elegido a los diez primeros, pero hay partidos que gozan de másconfianza de los obreros, entonces aésos les dan la mayoría, más represen-tación; y de esa manera se los han me-tido a toditos allí adentro, son una so-la cosa. Pero últimamente yo estoy no-tando un gran peligro: cuando regresédel exilio después del ’80 he visto la e

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   A   l   t  e  r  n  a   t   i  v  a   L  a   t   i  n  o  a  m  e  r   i  c  a  n  a  -   P

   á  g .

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DOMITILA CHUNGARA

lección de la mesa directiva de algunossindicatos a través del voto secreto, por fórmulas, por frentes. Ahí ya es-tamos fregados, porque antes a los diez partidos de izquierda los teníamosadentro de la directiva, era una cosa unida, pero ahora cada uno se ha unidode a dos por ejemplo, entonces tene-mos cinco frentes, se va a elecciones ygana un frente, y quedan cuatro fren-tes en oposición, entonces este sindi-cato va perdiendo fuerza... Esta me pa-rece a mí que es una forma negativa deorganizarse, la otra era más efectiva, porque era adentro y los obreros con-trolaban que cada uno cumpliera su

función; si no cumplía, ellos mismosse encargaban de sancionarlo. Losobreros saben, por ejemplo, cuándo puedes comprarte un buen abrigo ycuándo una buena zapatilla, suponteque te mandan de misión a La Paz y deallí tú regresas con buen calzado y buena ropa, ¿qué pasa? O la mujer vaal mercado y se está trayendo buenaverdura... ¿por qué? ¿de dónde? En-tonces inmediatamente en la próximaasamblea ya se pregunta: —nosotrosqueremos saber de dónde el compañe-ro ha sacado plata para esto y para es-to, y por qué su mujer está llevando

canastas llenas de verdura, ojo, cuidadoque no nos haya vendido, no? —Y yaestá, ya tiene que explicar ese compa-ñero por qué esto y por qué lo otro.De la misma forma hay vigilancia sobrelos partidos, entonces cada partido seesfuerza por servir mejor, porque eldía que no sirve los mismos obreros lovan a expulsar, y a ningún partido leconviene que sus militantes sean expul-sados, porque es el desprestigio, y asícada día tiene que esforzarse más porservir mejor a los obreros. Ese es elmismo mecanismo que se utiliza parala dirección, por ejemplo: entre el PC

y el MIR pelean mucho, son irreconci-liables, entonces para que no se estén peleando entre ellos la dirección pre-fiere seguir manteniéndole a Lechín,que es el factor que une a los demás,no? Mucha gente dice que Lechín esun tal, que por qué... los obreros saben por qué, dicen que hay que dejarlo a él porque sabe manejar bien a los dos, ysi ponemos en cambio a uno de ellosen la conducción el otro lo va a pelear,entonces bueno, que siga nomás así.Ahora, a veces ha ocurrido que poresas pugnas partidarias hay gente quese friega mucho, y hay gente que ca-

lumnia, intriga, miente...—Desgraciadamente esos problemas 

aparecen siempre en todos los espacios donde se juega el poder. ¿Cómo resuelven ustedes esas situaciones?

Mira, yo he asistido una vez al jui-

cio que le han hecho a un compañero,

que era militante de un partido y se sa-lió ¡estaba en la dirección de la Federa-ción de Minería, y cuando vino a ha-

 blar a una asamblea, los militantes desu partido, por el resentimiento de queél había abandonado a ese partido, loacusaron de todo, diciendo —con quécara este sinvergüenza va a venir a ha- blar, que él se ha enriquecido en nom- bre de los obreros, que tiene su erial...que esto y que el otro. El, que no te-nía tal cosa, dijo —bueno, está biencompañeros, si el compañero dicetal cosa que lo compruebe, yo mevoy a someter a juicio en este momen-

to, quiero que se forme una comisiónque investigue, que compruebe si yohe robado y si tengo un erial—; inme-diatamente se formó una comisión deobreros y se fueron a investigar, y alotro le preguntaban —bueno, ¿dóndeestá el erial del compañero?. Entonces,no habiendo tal cosa, el otro tuvo queconfesar que no era así, que lo dijo enun momento de rabia, y en una asam- blea la comisión informó de la verdad,castigando al compañero por un año —por ser la primera vez—quitándole suderecho a hablar, a ser sindicalizado; ya eso lo pregonaron por la radio dicien-

do: fulano, de tal, militante de tal par-tido, por esta razón no tiene derecho arepresentar a los obreros por un año. Yfue realmente un castigo, porque eraun compañero que de tan metido queestaba en las cosas siempre era el prime-ro, era el más figurón como decimosnosotros, cómo habrá sufrido, no?Después de un tiempo estuve en unaasamblea y cuando él pide la palabra ledicen cállese compañero, usted no pue-de hablar, y él responde: no compañe-ros, hace cuatro días que ha terminadoel castigo, por un año nomás era... En-tonces, como dicen los obreros, para

ellos no hay vacas sagradas, a Lechíntambién le tiran duro cuando no hacelo que le piden los obreros, lo cara

 jean... ellos dicen que los dirigentes es-tán para servir a los obreros y no paraservirse de los obreros.

Otra de las cosas importantes es quenosotros no estamos afiliados a ningu-na internacional, porque por nuestraforma de composición, como están adentro los diez partidos y cada interna-cional corresponde a una línea —laCIOLS, la CLAT, la ORIT si nos afi-liamos a ésta los militantes de este otro partido quieren que también nos afilie-

mos a la otra, y para evitar esos proble-mas y mantener la unidad es que tene-mos relaciones cordiales con todas,cuando hay un congreso se invita a to-do el mundo, pero no nos afiliamos aninguna internacional.

—¿Y cuál es la función social y po

lítica que juega la Central Obrera Boliviana en la vida del país? ¿Cuáles son sus alcances?

 — Los sindicatos en Bolivia no sonsimplemente asistencialistas ni son...¿cómo les dicen a éstos que están bus-cando pequeños arreglos para el siste-ma?. Si bien es cierto que nos ocupa-mos del problema social y económico, pero su tarea fundamental no sólo esésa, sino que en el Congreso del ’71 hahabido una resolución de la CentralObrera Boliviana, donde dice que dadoel papel que ha jugado la COB de van-guardia del pueblo, debe —aparte de

cumplir esas funciones sociales y eco-nómicas—cumplir una función políti-ca. En la declara'ción de principios es-tá que la COB debe luchar por impul-sar a la clase obrera a la toma del po-der político, y a la destrucción de estesistema y la implantación de uno nue-vo que debe ser socialista. Entonces to-dos los que estamos afiliados allí so-mos concientes de que tenemos quehacer eso, y es por eso que ahora hayuna campaña bastante fuerte para des-truirla. Eso ya se nota desde hace ra-to... cuando en el ’80 salen cualquiercantidad de obreros de una función

que había en Oruro, por ejemplo, reti-raron 400 trabajadores por causas polí-ticas sindicales, los han dejado en la ca-lle, los han perseguido, y en su lugarrecibieron 500 paramilitares entrena-dos en cursos en el exterior, que ac-tualmente tienen una antigüedad decinco o seis años, son obreros regularesde la empresa. En las fábricas igual, deahí que los fabriles en lugar de presen-tarse a una sola federación se han pre-sentado a dos, igual que los empleados públicos que antes no querían sabernada de la Central Obrera Boliviana yahora se han afiliado primero y des-

 pués se presentaron en tres grupos. So-lamente los mineros han seguido disci- plinados, con su voluntad ellos hanmantenido en el último congreso launidad férrea: dijeron —nosotros somosla vanguardia, los que más sufrimos yhacemos, pero también somos los másdisciplinados, no hemos traido aquí ni4 ni 5 delegaciones, hemos traido unasola, y aquí están representados todoslos partidos políticos...

—¿Qué significó para ustedes la experiencia que intentó llevar adelante el Che Guevara en Bolivia?

 —Depende de para quién, no? Para

algunos significó un aventurero que vi:no con miras a tomar nuestras tierras, para otros significó la esperanza denuestro pueblo, y principalmente paralos mineros: yo te digo que la masacrede San Juan se debió a eso, a su respal

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.: total a la guerrilla, aunque todavíai : sabíamos que estaba el Che allá. En

esa etapa ya veíamos nosotros la neceziad de hacer algo así, porque tenía

 —os la experiencia de la revolución del51 hasta allí el pueblo sólo había su

indo masacres, torturas, represalias: r parte del ejército, y solamente: ando tomó las armas ha podido des

 —ir al ejército, pero lamentablemente: estaba organizado para gobernarr... y tuvo que entregar el poder enanos de la pequeña burguesía, que asu vez nos ha traicionado y entregadoil Fondo Monetario Internacional y almperialismo. Entonces esta experienr_a a nosotros nos sirve de mucho, no?

 No basta empuñar las armas, no bastaaestruir al ejército, sino que también•ay que tener preparado el poder polí-tico de la clase obrera, del pueblo.

En Chile creo que también hay algo^aportante: ellos tenían su vanguardia,mían incluso la persona que los iba a

lobernar, pero no hicieron lo que no-sotros en el ’52, no se armaron, no des-truyeron el ejército y todos los órga-nos de represión que existen y que es-tán velando los intereses de la burgue-sa. Y tenemos también el ejemplo de•'icaragüa: ha tenido su frente, ha teniio  su brazo armado, y ha tomado elooder. Entonces nosotros pensamos en;sas tres experiencias, analizamos la‘sstoria nuestra, la de los otros países,

yo creo que hay que coordinar todasrsas cosas y prepararse para todas.

—Habíame ahora de la lucha de las mujeres en Bolivia, de cómo llegan a tener un protagonismo tan grande en la vida sindical y política de un país tradicionalmente machista.

 —Mira, la mujer ha vivido margina-ra en mi país... yo te hablaré un pocoie mí, de nuestra experiencia. Noso-tras estábamos tan marginadas que has-ta ir a la escuela era prohibido, nues-tros padres no querían que fuéramos,decían ¿para qué? la mujer tiene queaprender a lavar, a cocinar, a planchar,a cuidar las guaguas y a moler el ají. Mi

 papá me decía: —hijita, vos tienes queaprender a moler bien el ají, tienes queagarrarlo, ponerlo en la palma y queno quede ni una sola hojita, y seguirmoliendo hasta que desaparezca, en-tonces tu suegra te va a querer —medecía—si no, no va a querer que te ca-tes con su hijo... Era una prueba deque tú eras mujer, que sabías hacer lastosas, y era más importante que ir a laescuela, que aprender a leer. Se la hamarginado a la mujer de todo, de la or-ganización, incluso del deporte!, todoera malo, nuestras madres y padres de-cían —cómo va a ir a la escuela mi hi-

 ja? ¿cómo va a jugar al básquet? ¿qué

van a decir?, que tú eres mala...—y lasmujeres estábamos criadas con esamentalidad. Claro, al margen de esotambién había habido participación dela mujer en el ‘52, cuando ellas empu-ñaron las armas junto con los hombresy han tomado el poder, entonces desdeel ‘52 se empieza a dar una aperturamayor, tenemos algunas mujeres inclu-so en el Parlamento, y se organizan loscomandos femeninos. Pero el MNR losutiliza solamente para lo que iba a de-cidir el jefe, que era Paz Estensoro; to-do lo que él decía era ciegamente obe-decido y se enfrentaban a ellas cuandotenían algún reclamo, eran grupos dechoque contra el pueblo, no? Después

en el ‘61, surge como una necesidadla organización que se llegó a llamarComité de Amas de Casa, pero esto lohicieron las esposas de los dirigentesque estaban presos: el gobierno apresóy se llevó a 80 dirigentes sindicales y polí ticos, y las mujeres —por esa obli-gación que tenía de velar por su mari-do—salen de sus casas para pedir la li- bertad, se trasladan a la ciudad de LaPaz y con muchas dificultades inicianuna huelga de hambre de 9 días. Yo noestuve ahí pero las conocí a la mayoríade ellas, y me cuentan: —cuando noso-tras salimos porque se habían llevado presos a nuestros maridos, no sabía-mos a quién ir a hablar ni cómo hablar,teníamos miedo, nunca habíamos an-tes salido de casa... Entonces todasellas sufrieron y se superaron, y se die-ron cuenta de que no valía la pena es-tar encerrada en la casa, sino que habíaque participar, incluso para saber enqué andaban sus maridos y qué te-nían que hacer. De allí surge la idea deorganizarse, y aquellas compañeras queestuvieron 9 días en huelga de hambre,y que lograron la libertad de sus espo-sos, que consiguieron los medicamen-

tos, alimentos y sueldos que nos adeu-daba la empresa —tres meses de sueldoy no nos daba tampoco pulpería—tu-vieron éxito y todos nos regocijamosde que ellas hayan hecho eso. Pero alsaber que luego se habían organizadoen los Comités de Amas de Casa, noso-tros nos escandalizamos todos: ¿cómolas mujeres se van a organizar? ¡qué barbaridad! Es que ellas ya no quierenentrar en sus casas, ya les ha gustadoentrar en las oficinas, y ahora sus mari-dos tendrán que cocinar—y que esto yque el otro, uy!, todo el mundo así,criticando. Pero las compañeras empe-zaron, y nosotras fuimos entrando des- pués. Yo ingresé luego de tres años, pe-ro con una militancia irregular, al prin-cipio iba porque decían que las amasde casa enseñaban a hacer esto y lootro, pero recuerdo que cuando llegué

me encuentro a dos peleando —que túme has dicho, que no me habías dicho,que te voy a demandar— y me dije¡ah, no!, para eso me voy. Además te-nía tres guaguas pequeñas entonces, ylas arreglaba para poder salir, perosiempre alguna se largaba a llorar y nohabía forma de hacerla callar, enton-ces yo tenía una militancia muy irre-gular esos años: siempre escuchaba amedias, llegaba atrasada o a la última parte, ten ía mil problemas... Y des- pués de haber estado así en el ‘65 metoca asumir la Secretaría General delas Amas de Casa, cuando yo no sabíani cómo había que dirigir una asam- blea, pero me encontré metida en eso.En ese entonces yo no sabía nada perosí tenía muchos deseos de hacer algoy me decía: voy a salir. Ya me acuerdode la primera vez que llamamos aasamblea... ¿se imaginan ustedes unaasamblea de más de mil mujeres ahí?La anterior Secretaria General nos ha- bía recomendado que no hiciéramosnada al margen de la gente, que todosiempre lo consultáramos con ellas; yademás había muchas cosas para hacer, pero ¿por dónde empezar? no sabía-mos. Entonces hay que consultar a las bases, y asamblea: nos presentamos ydijimos —compañeras, nosotras somoslas nuevas dirigentes y queremos haceralgo, ¿qué es lo que vamos a hacer? —Una señora dice: —yo quiero que us-tedes reclamen por la carne, —sí, sí,

 —dicen por allí, pero otra señora dice: —uy!, por la carne están ustedes preo-cupadas? yo creo que es más importan-te el pan y el azúcar para el té de lasguaguas!—, —sí—dicen por ahí, y otra: —la educación, los libros! —, y otra —¿un libro le vas a dar de comer a tus

guaguas? —Y al final los tres gruposempiezan a discutir y nosotras no te-níamos la capacidad ni la experienciani sabíamos cómo coordinar o cómofrenarlas, entonces yo digo —¿qué ha-cemos? estamos haciendo pelear a lasamas de casa—y les digo: —compañe-ras, ya hemos anotado todo lo que us-tedes piden y vamos a conseguir todo—  Nosotras felices, porque habíamos aca- bado la pelea, pero la antigüa Secreta-ria General que estaba escuchando nos preguntó por qué estábamos prome-tiendo, que no íbamos a poder, quecuándo íbamos a conseguir todo eso?;

no sabíamos, y nos dijo que estaba mallo que habíamos hechos. Así nos fui-mos dando cuenta...

— ¿Y cómo reaccionaban los hombres: los sindicalistas, los maridos, los padres?

   A   l   t  e  r  n  a   t   i  v  a   L  a   t   i  n  o  a  m  e  r   i  c  a  n  a

  -   P   á  g .

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   á  g .

   I   I   )

DOMITILA CHUNGARA

No era fácil, porque nadie se inte-

resaba por la mujer, ni los sectores reli-giosos, ni los partidos políticos, ni lossindicatos... había un sólo dirigenteque tenía voluntad de ayudarnos, elresto era burlarse, que nos respondangroserías... nosotras íbamos a pregun-tar —compañero, compañero, ¿cómo podemos conseguir agua potable? ¿aquién debemos reclamar?—, y ellos —aver, ustedes, si no saben qué hacer paraqué se meten? y empezaban a insul-tarnos y a reñimos, ya no podíamosdecir nada... O sea que hemos sufrido,compañeros, una serie de dificultades;yo casi me frustré: lloraba de desespe-

ración cuando una viuda venía y medecía —no quieren darme la renta demi marido, no quieren darme la indem-nización, dicen que no tengo derecho... —¿cómo no va a tener derecho? Yo lavoy a acompañar a reclamar!—. Ya sa- bía ir con todos mis deseos y una vezallá la Dirección con tres palabras mehacía callar, porque yo no tenía argu-mentos, no conocía de leyes... y laseñora lloraba y lloraba y yo no podíahacer nada, me sentía peor, decía ¿pa-ra qué sirvo?. Entonces fui preguntan-do: —mira compañero, esta señora norecibe renta porque dicen que no ha

cumplido las leyes, ¿con cuántas cosastiene que cumplir? —Y allí recién co-menzaron algunos dirigentes a orien-tarnos; entonces me di cuenta de queera necesario prepararnos y les hablé? —compañeras, es necesario capacitar-nos para discutir con el gerente, por-que el gerente agarra el pizarrón, te ha-ce números y más números y te hacedormir, tú ya no sabes más, no puedesdecir nada... —Después de esa reuniónes que empezamos entonces a buscarque nos enseñen, pagábamos a un abo-gado para que nos orientara sobre elSeguro Social: me decía —tal gobierno

ha decretado tal ley, y la ley dice estoy lo otro—y yo anotaba todo, tambiénaprendí que había leyes que reforma- ban otras leyes, y entonces con todoeso anotado yo sabía ir después a dis-cutir, ya no me podían hacer callar co-mo al principio, ¿no? O sea que nues-tras experiencias han sido así, un pocoamargas, tristes, difíciles, pero tam- bién hemos entendido la necesidad decapacitarnos, el conocimiento de lascosas que teníamos que ir a hacer. Al

 principio en eso yo me he sentido muysola, porque las compañeras, que eranmuchas de ellas fundadoras de la orga-

nización, me decían —¿usted qué sa- be?. nosotras somos antiguas, nosotrassabemos, y entonces ha habido esadificultad, pero como yo siempre estu-ve asumiendo cargos de responsabili-dad sin importarme mucho lo que di-

 jeran, yo sólita me he estado regando

libros como se dice, y yendo a charlas,conferencias, lo que me ha creado mi-les de problemas también con los espo-sos de mis compañeras, con mi espo-so... Pero yo he seguido investigando

 para cumplir bien mis funciones, y undía me he dado cuenta de que miscompañeras se han quedado allá abajo,y yo subida allí arriba, por mis conoci-mientos, entonces ahora que he vuelto —estuve en la conducción desde el ’65hasta el ’80, con los intervalos en queestuve presa—no he querido asumir ladirección de las Amas de Casa, porqueson ellas las que tienen que capacitarse

también y subir allí arriba. Y estánmuy bien ahora.

—¿Cómo influye la educación en la vida cotidiana?

 —Bueno, en nuestro país, aunquehaya profesionales bastante meritorios,es el sistema el que impone sus formasde educación, a través de los medios decomunicación, de la radio, de las tele-novelas, enseñándote valores falsos,¿no?, que nada tienen que ver con laformación de una persona. En todo, sinosotros miramos alrededor, cuandoalguien dice —necesito secretaria—, pi-de una señorita de buena presencia,

que esté bien vestida y tenga figura bo-nita; las que no tienen eso no entran atrabajar por más capacidad que tengan,¿no? entonces todos estos medios decomunicación están alienando de unamanera tal... pero mucho más aún enla educación: nosotras decíamos que lamarginación de la mujer no era casual,era premeditado para que así la mujerno juegue la función fundamental quetiene como educadora, como madre,como formadora de nuevas generacio-nes. Por eso se la ha marginado y se leha dado una educación que no sirvecasi para nada; yo me acuerdo cuando

estaba en tercer o cuarto grado, queveíamos un libro de lectura llamado“Hacia la cumbre” : había un niño quese llamaba Pepito, que se preparaba

 para escalar la cumbre con una bande-ra, y en el transcurso del año se distin-guía en todo, cumplía con todas sustareas, y cuando terminaba el año él

 pasaba de curso, que era “subir a lacumbre”, y decía “abajo sólo se haquedado la basura y la escoria” . Eselibro nos han hecho leer todo el año, ytodos queríamos ser como Pepito, pe-ro no podíamos, porque no teníamosmaterial escolar, no podíamos llevar

las obligaciones al día, y entonces está- bamos siempre castigados. No logra-mos ser profesionales porque en nues-tro pueblito había apenas una escuelita, ni colegio secundario ni universi-dad, así que nos quedábamos siempre

como basura, como escoria... y nunca

nos habían dicho por qué otros niñostenían más, por qué nosotros no tenía-mos, por qué yo tenía que ir descalza ala escuela, por qué de noche no podíadormir de frío: hacía mucho frío enmi pueblo, mi padre venía de noche —a ver, ¿qué pasa?—, —nos hace frío, pap ito—, y mi padre nos daba unastoallas, y nos llevaba a la pila a lavar-nos y refrigerarnos el cuerpo con aguafría hasta calentarnos, y recíen nosdormíamos... Entonces todas esas co-sas nunca nos decían en la escuelasiempre nosotros éramos los malosalumnos, los flojos que no traíamos la

labor, pero ellos sabían que no tenía-mos para comprar el manual con quehacer la labor; en ese sentido es unaeducación que no ve lo que hay en ca-da uno de nosotros. En la escuela tam-

 bién se está fomentando el chauvinis-mo. los odios entre hermanos, a noso-tros nos decían los desgraciados chi-lenos han robado nuestra salida al mar.y el deber de cada ciudadano es com- batir por rescatar nuestra salida almar— entonces tú vas criándote desdechico con ese sentimiento, pero ellosno dicen que fue la lucha de los gran-des consorcios y que el pueblo tanto

en Chile como en Bolivia ha, sido ins-trumento de eso, ¿no? Y hasta ahorafomentan eso, entonces cuando haynecesidad de solidaridad con el pueblochileno, es el mismo pueblo, son losmismos niños los que te ¡o echan encara... Son odios que nos van inculcan-do desde chicos, antagonismos connuestros vecinos, y si tú no estás claro pues tienes esos sentimientos. Apartede eso los concursos que hacen, ¿no?,concursos para todo: ella sí es buena

 porque ha hecho la composición, ellasí hace esto o lo otro, ella es mejor; seestá fomentando la competencia, elego, el personalismo, el sentirse supe-rior y a los otros inferiores, cuando pa-ra mí se debería haber tomado más encuenta al que menos puede, al que tie-ne más dificultades, ayudarle a supe-rarse para que iguale a los demás, y ha-cer comprender que ese niño está enesa situación porque no tiene esto, notiene lo otro...

—¿Cómo se manifiesta la alienación cultural en los jóvenes...?

Para nosotras, por ejemplo, ha sidode profunda preocupación dentro de laorganización el ver cómo nuestros hi-

 jos, que con tan to esfuerzo llevamos a

la universidad, allí se quieren cambiarde apellido! Si uno se apellida Mamani, que es el apellido más común ennuestro pueblo, entonces ellos allá le ponen Mainman, lo van extranjerizan-do, le van poniendo algo que los dife

7/24/2019 ¿Las mujeres se van a organizar? ¡Qué barbaridad!

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rencia de los suyos. Y cuando una ma-rre va con su traje típico de cholita, de

;impesina, a la ciudad a ver a su hijo,;dos no se quieren dejar ver con ellas,: refieren andar acompañados con unarermana bien vestida o con una “marrina”, que son damas cogotudas'nom: radas con anticipación para la promo;:ón, y con ellas con todas sus alhajassi  quieren ir, pero no con su madre,r ae ha hecho todo lo posible en sacriScio de su hijo. Yo a lo mejor no mehubiera dado cuenta de eso, pero unaez un amigo que es fotógrafo me llevó

: ara ayudarlo a la promoción de un: elegió —él sacaba las fo tografías y yomotaba—, y ahí me fijé en que la ma

•aria de los chicos entraban acompaidos nomás por elegantes paceñas yre querían entrar con su mamá —no,~e van a criticar—decían. Un solo mumacho —y para mí eso tuvo muchomrecio—estaba ahí en la puerta espe-

 jad o a su madre: parecía que ya lera a tocar, y llegó la señora cargandoa guagüita y el mandil de lo que habíaandido, y doblándole le dice —hijo,ya has entrado?—, —no, mami—, y la

Eñora quería volverse a buscar la mairina, y él le dice —no, mami, con ussd nomás yo voy a entrar—y la aga : del brazo y ella trataba de arreglare  —¡pero si ni me he peinado!—y élmal la llevó así hasta el fondo;fueel.meo niño, entre ochenta... los demás avergonzaban. Entonces todo esto a

r : sotras nos ha llamado a analizar, aer qué es lo que estaba pasando, y nos. r unos en la dirección del comité —en

 —go estamos fallando, no puede ser. re una se sacrifica tanto, le da todo alkfo, para que ellos no quieran llevar  estro apellido, para que no nos quiem reconocer a sus padres...—, y en:nces nosotras empezamos a investi-

rá! y a decir —bueno, en nuestra casam io marcha bien, pero fuera de la ca-ía ¿qué hay? eso es lo que tenemos:.e ver. Nos dimos una tarea de seiseses para investigar, y empezamos aeguir a nuestros hijos: justo esos díassus hijos tenían una fiesta de su colep :, y yo me fui allí. Cuando entré esta- : m tocando una pieza nacional y ningu- -: de mis hijos quería bailar, estaban- .tados, aburridos, casi nadie bailaba, 

la pieza tan bonita... yo les digo- por qué no bailan?—, —ah, mamita, s lan  aburrido!, además no sabemos, i : nos han enseñado—, es cierto, me di-- yo no les enseñé a bailar... bueno, al x o termina esa pieza, tocan esas músi-

extranjeras cantadas en inglés y to- :: el mundo se para a bailar, incluidos- : hijos, y bailan como en una compe- -ceia, ¿no? a ver quién hace más y -mores piruetas. Cuando se acercan

mis hijos, cansados de tanto bailar, les digo —¡qué bien bailas!, ¿cómo es que 

tan bien sabes bailar esto si yo tampoco te lo he enseñado a bailar?, a no, mami, es que me gusta!—, —pero, ¿qué dice esa música?, yo no entiendo una palabra de ese idioma, mira si te está insultando, te está despreciando, y tú estás bailando sin saber lo que dice esa música—. Entonces ahí empezamos a ver que nuestros hijos despreciaban nuestra música, nuestra cultura.

—¿De qué manera influyen los medios en esas conductas y cómo actúan ustedes para contrarrestarlos?

 —Allá en el campo el cine es más barato, y todos los días estreno; puras

 películas norteamericanas, donde elhéroe es siempre el gringo, y los malosde la película son siempre gente comonosotros: el mestizo, el chicano, el me-

 jicano, el apache, el sioux. Los blancosson los mejores padres, los mejores es-

 posos, los mejores policías, los mejoresobreros... y la gente de nuestra piel sonlos malditos, los borrachos, los degene-rados, los adúlteros... y las mujeres co-mo yo siempre son cualquier cosa peronunca la buena, ¿no? Entonces los chi-cos se ven su cara en el espejo, y en vezde parecerse al bueno de la película se parecen al malo, entonces ¿qué hacen?:si el joven tenía melena se la hacen cre-cer para parecerse por lo menos en el pelo; si lo tenía rapado se rapan, por-que ellos no quieren ser el malo de la

 película... Igual nuestras chicas: si las blancas tienen los ojos azules ellas em- piezan a pintarse de azul por fuera —si pudieran pintarse adentro yo creo quelo hacen—, o se tiñen el pelo, porqueellas también quieren ser las bonitas ylas buenas, ¿no? Y hasta tratan de au-mentar su estatura poniéndose unas za- patillas así de grandes... tratando deser tan bellas como las de las novelas,donde las describen así y hablan de

“sus bellos ojos claros”. Entonces nos-otras también, cuando vemos una niñade ojos claros decimos —¡qué bonitosojos tiene!—, ¿y por qué va a tener bo-nitos ojos? el color no le gusta igual atodo el mundo, y ves igual con ojos ne-gros, azules o marrones... Nos enseñanfalsos valores, porque no determina elcolor los ojos o la piel de una persona;determina sus actos a las personas. Deesta manera, en lugar de cultivar los va-lores morales, intelectuales, nuestroshijos están tratando de parecerse a losde afuera, y se han convertido en sim-

 ples animalitos imitadores en todo,¿no? Un día es John Travolta la moda,todos son John Travolta: pantalónJohn Travolta, poleras John Travolta,zapatillas John Travolta... aparecen losMenudos, ya todos son Menudos tam-

 bién. o Pitufos, y así no tienen perso-nalidad. ¿Por qué no son ellos mismoscomo personas? Entonces todos nues-tros medios de comunicación estáncontrolados para la alienación cultural, para que despreciemos nuestros valoresculturales y morales y para que valore-mos las otras culturas, siempre creyen-do que el blanco es una raza superior,es una raza mejor. Y también han apa-recido últimamente muchos Superman,la Mujer Maravilla, la Mujer Biónica. elHombre Biónico, el Niño Biónico, to-do biónico... ¿y aquí qué te quieren

decir?: que tú como ser humano eresincapaz de resolver tus problemas, tie-nes que esperar siempre la llegada deun superdotado. Y esto nos ha pasadoa nosotros, recuerdo una vez que nos bía bloqueado el ejército y nos habíacortado el agua; estábamos reunidos enel sindicato para ver cómo podíamoscontrarrestar, porque para obligarnos aentrar a trabajar nos tenían sin agua, yen el medio de una charla seria uncompañero se para al frente y dice —¡caramba, compañeros, cómo quisie-ra yo ser superhombre'—Un dirigente,un hombre mayor, queriendo ser su- perhombre para resolver los proble-mas... Es difícil salir de los medios decomunicación. Por ejemplo yo no lescompré un aparato de televisión a mishijos, pero ¿por eso tú crees que mishijos no sabían lo que pasaba en la te-levisión? El amiguito, el compañero, elvecino le contó en la escuela y enton-ces él ya sabía a qué hora era ese pro-grama, entonces: —mami, tengo que ira hacer mi tarea donde mi amiga—y alrato ya está yendo a verlo... entoncestú no puedes salir de eso. La única for-ma de salir es verlo pero con sentidocrítico, yo he ido varias veces al cinecon mis hijos y les he enseñado a cri-ticar: —¿ven?, ése que es bueno es elhombre blanco, y ese otro que tienenuestra cara, nuestro pelo, es el malo.¿Es verdad eso? ¿Tú eres malo? En-tonces eso es mentira, ¿ves?, así nosestán mintiendo—, porque no puedescontrolar todo lo que les están metien-do...

—¿Qué opinas del indigenismo, Do- mitila?

 —Yo no estoy en ese plano de re-chazar a las otras razas, creo que cadaraza tiene su propia cultura, sus cos-tumbres, a las que debemos respetar,así como a los pueblos nuestros nosdeben respetar. Ahora, nosotros no te-nemos la culpa de que muchos seamosmestizos, ¿no?, no somos culpables dela tragedia de nuestros pueblos. Yo no

   U   l  c  r  n  a   l   i  v  a   I   A   t   t   i  n  o  a  m  o .  r

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7/24/2019 ¿Las mujeres se van a organizar? ¡Qué barbaridad!

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   A   l   t  e  r  n  a   t   i  v  a   L  a   t   i  n  o  a  m  e  r   i  c  a  n  a  -   P

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DOMITILA CHUNGARA

estoy de acuerdo con eso de que se de-

 be volver a lo de antes, porque hayadelantos en la ciencia, en la inteligen-cia de los seres humanos que debenservir al hombre, y no a unos cuantossino a todos en general. Un odio racialno nos va a llevar a nada, vamos a im- plantar otra Alemania nazi aquí, ¿no?, porque mayormente los obreros somosmestizos, entonces sería una lucha en-tre los campesinos y los obreros en Bo-livia, y eso no me parece a mí correc-to. Como lo del machismo y el femi-nismo que el sistema mismo nos ha im-

 puesto: cuando hay un despertar de lamujer para luchar por sus derechos no

se trata puramente de implantar unalucha entre sexos, eso tampoco loaceptamos. Yo digo: ¿qué ganaría eneste momento agarrándome a balazoscon mi marido, si va a seguir habiendoDeuda Externa, va a seguir habiendo

 penetración? Lo mismo: ¿qué ganaría-mos nosotros agarrándonos a balazosentre indios y mestizos? El imperialis-mo tendría un motivo para venir a“pacificarnos” con una penetraciónabierta de la Marina norteamericana,con la excusa de la guerra civil. Enton-ces yo creo que son ellos mismos losque fomentan esas ideas, para dividir y

 para confundir. Sí reconozco que haydiscriminación al indígena, hay discri-minación al campesino, hay discrimi-nación a la mujer, hay discriminaciónal niño, pero peleándonos entre noso-tros no lo vamos a resolver, sino más bien uniéndonos todos contra este sis-tema. luchando entre ellos, y una vezque nos hayamos liberado —si yo tu -viera la suerte de participar—despuésque venga mi marido a quererme arrin-conar a patadas o a puñetes... aquí es-toy yo com mi arma también y vere-mos cómo es la cosa. Ahora es ciertoque muchas veces en el campo les he-mos engañado, les hemos mentido, y

ellos están buscando también su propialiberación

tienen derecho. Entonces piensan que

el anterior período —o sea la época delos Incas—es lo mejor para ellos por-que es parte de su cultura, de sus cos-tumbres... pero en eso también tene-mos la culpa nosotros, los que decimosser de izquierda, los que decimos serrevolucionarios, porque no hemos to-mado demasiado en cuenta los proble-mas de los campesinos. Entonces, esnecesario que tengamos la suficientecapacidad para llegar a ellos, para ha-cerlos nuestros aliados y juntos enfren-tar la lucha, ¿no?

—¿Cuál es tu saldo de esos constantes viajes al exterior como vocera del 

movimiento, invitada por diversos organismos? Han servido para la lucha del pueblo boliviano?

 —Bueno, mirá, ésta es otra cuestióndifícil, porque muchas veces se utiliza,a la persona. Yo no me di cuenta al

 principio en Europa: me decían —hayun acto de solidaridad en Bolivia y túeres la indicada para hablar—y yo co-rría a Francia, a Italia, a Alemania,donde fuese. Siempre recibía el pasajey la comida, y volvía a mi lugar. Undía descubrí en Italia que la gente pa-gaba por entrar al acto, y que en el in-tervalo se vendían productos bolivia-

nos, . y que era un comercial. No me pareció correcto y les pregunté cómoera que la gente debía pagar para ir aun acto de solidaridad; entonces mecontaron que ellos pagaban mi pasajey el de las otras compañeras latinoame-ricanas de esa forma, porque vivían deun sueldo y no tenían subvenciones denadie. Allí me di cuenta de la generosi-dad de alguna gente que hace todo eso

 por nosotros, y que además no eransectarios, porque llevaban compañerasde distintos países y partidos. Perootro día en Suecia, en un acto dondemis hijas cantaban y bailaban mostran-do nuestra cultura, me pagaron una su-

ma de dinero —tanta plata! —le digo alme la daba, —¿y por qué?

y el señor me dice que hay un presu-

 puesto para actos de ese tipo, y quenada es gratis allá. Entonces empiezoa averiguar y me doy cuenta de que ca-da entrevista ala prensa, a la televisión,se paga por minutos, y nunca vimosun centavo, y esas organizaciones saca- ba copias de los cassettes y los vendían,y me sacaban fotografías con militan-tes de tal o cual partido y yo aparecíaluego militando con ellos, y esas noti-cias llegaban a mi distrito, y tambiénque yo cobraba plata por todo eso...todo eso ha habido. Y otra vez en Ale-mania me mostraron una película quehabían filmado en base a mi libro con

Muena, que nosotras no sabíamos: yoaparecía en varios lados en la película,y me acordé de cuando estaba hablan-do una vez y un gringo filmaba, y deotra vez que una gringa nos quiso sacaruna foto a mí y unas compañeras en eldesmonte —nosotras pensamos ¡quétoma más tonta está haciendo estachica!, y luego cuando había perdidoa mi último hijo, a la salida del hospi-tal, que yo estaba pelando papa en lacama, y vinieron tres extranjeros dicien-do que era para un informativo... esotambién estaba insertado en la pelícu-la. La película está muy bien hecha, es

muy dramática, porque se ve incluso loque le hicieron a mi hijo, las torturasy los golpes que sufrió... yo me aden-tré en tal forma que cuando terminésentía el dolor en todo mi cuerpo... Pe-ro mirá cómo con la tragedia de una persona, con la lucha de un pueblo, sehacen cosas como ésas y al pueblo nole regresa nada, ¡ni siquiera se entera!El dijo que le había pedido autoriza-ción a Muena, a ella le dijo que a mí, y parece que le pagaron una suma tangrande que con eso hizo tres pelícu-las... ¿Qué ha quedado para el pueblo?¿Con qué moral, con qué dignidad se

hace? El sufrimiento del pueblo le damaterial para distraerse, para comer-ciar... es muy triste, muy doloroso. Lascompañeras a veces me riñen y dicen: —¿por qué les hablas a esta gente si teestán utilizando y finalmente qué traes

 para el pueblo?—Y yo me digo: tal veztienen razón las compañeras, porquetodo se toma como comercio, no voy air más, no voy a decir nada... Pero des-

 pués me olvido, me parece que no to-dos son iguales y que algo quedará pa-ra Bolivia, y siempre estoy yendo.

—¿Cómo ves el futuro de Bolivia? —Para eso tendría que ser bruja, por-

que en Bolivia pasa cualquier cosa, undía estamos en democracia, mañana engolpe, pasado mañana en huelga... Perolo que sí hasta ahora nosotros no he-mos estado nunca es en el poder. Y esa lo que aspiramos, ¿no?