Las Meninas y el Panóptico
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Las Meninas y elPanptico: Una
conexin visual
El siguiente trabajo intenta demostrar la posibilidadde una lectura comn en ambos trabajos deFoucault, atendiendo a elementos estructurales deambos estudios e intentando encontrar conexionesposibles.
DELGADO ONTIVERO, Lionel Sebastin
Trabajo mongrfico. Filosofa de la imagen.Septiembre 2010
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El siguiente trabajo intentar desgranar dos de los estudios ms famosos de
Foucault: el que realiza sobre la clebre obra de Velzquez Las Meninas, y el que
desarrolla en Surveiller et punirrespecto al modelo Panptico expuesto por el filsofo
utilitarista Jeremy Bentham.
Despus de un breve anlisis de ambos estudios, los cuales intentarn tocar los
puntos ms problemticos e interesantes de ellos, se pasar al intento de vincularambos estudios, encontrando puntos de unin posibles, conscientes de las limitaciones
que hay en dicha tarea al tratarse de dos obras muy distintas, muy distanciadas en el
tiempo, y en la vida del autor perteneciendo cada una de ellas a distintas etapas de su
estudio: la primera de las obras, Les mots et les choses, forma parte de lo que Miguel
Morey1 ha considerado como la primera de las preguntas (parodiando las preguntas
kantianas) en las que se estructura la obra filosfica de Foucault, es decir, la pregunta
de Qu s?, es decir, qu es el saber? Etapa en la cual su principal preocupacin es
el saber en sus formaciones histricas, campos de enunciacin y formas cartogrficas
de visibilidad. No obstante, Surveiller et punirpertenece a la segunda etapa (etapas no
tan claras, rgidas ni impermeables entre s), caracterizada, segn Morey por la
pregunta Qu puedo?, es decir, Qu es el poder? Dedicada a analizar el poder como
fenmenos expresado a travs de estrategias, fuerzas y distintas tecnologas y
mecanismos de accin, constriendo a la vez que construyendo un tipo de subjetividad
concreta. Sin embargo, aun a sabiendas de lo arriesgado de la labor, este trabajo
intentar luchar contra corriente y conseguir demostrar que existe una posibilidad de
vincular ambas obras atendiendo a elementos explcitos o subyacentes que puedan
encontrarse.
1 MOREY, M. Prlogo a la edicin espaola en DELEUZE, G. Foucault, Paids, Barcelona, 1987.
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Las Meninas
Breve pero realmente rico y famoso, el primer captulo de Les mots et les choses
(1966), titulado Las Meninas abrir todo un nuevo campo de interpretacin de la obra
de Velzquez con el mismo nombre, pintada en la dcada de los cincuenta del siglo
XVII (en 1656 segn Antonio Palomino) para el monarca Felipe IV.
Este primer captulo lo aade Foucault en el momento antes de la edicin
definitiva del libro; dudaba hasta ese momento el hacerlo por resultar, quizs,
demasiado literario, aunque resulte con los aos uno de sus escritos ms interesantes
y trascendentes en el mbito histrico-artstico. El hecho de haber sido aadido en el
ltimo momento hace que presente una cierta independencia (ntese el
entrecomillado) respecto al resto de la obra y, por lo tanto, puede analizarse sin
necesidad de referirse a los dems captulos.
El texto est partido en dos partes. La primera, adems de describir la situacin
representada, presentar en un primer golpe los problemas que el cuadro presenta, a
saber, el enigmtico y paradjico lugar del espectador, el misterio del lienzo
representado y el espejo que ensea sin ser visto. La segunda parte pondr nombre y
apellidos a cada personaje, adems de desgranar un poco ms cada punto de inters
del cuadro.
Superficialmente, el cuadro de Velzquez expone lo que es la vida en la Corte. El
aparente centro del cuadro, la nia que se identifica con la Infanta Margarita, futura
emperatriz de Austria, se halla escoltada por todo una banda, en la que se encuentran
dos meninas pertenecientes a la nobleza (Doa Isabel de Velasco y Doa Mara
Agustina Sarmiento de Sotomayor) y junto a estas, Mari Brbola y Nicolasito Pertusato(ste ltimo jugando con un mastn espaol que dormita en la escena), adems de
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Doa Marcela de Ulloa (la Camarera Mayor de la Infanta) y el guardadamas Diego Ruiz
Azcona. Al final de la estancia, en el foco de luz posterior vemos a Don Jos Nieto
Velzquez, jefe de la Tapicera y Aposentador de la reina. A la izquierda del cuadro
vemos cmo el propio Velzquez se encuentra en plena labor de pintar lo que se nos
esconde al encontrarse su lienzo al revs. Adems de todo esto, vemos cmo nuestra
vista se va hacia lo que sera el final de saln, hacia ese espejo reluciente que nos
devuelve la imagen fantasmal de los reyes, Felipe IV y su esposa Mariana de Austria.
As se nos presenta en un primer encuentro la obra del pintor sevillano. Sin embargo el
inters por el cuadro no hace ms que empezar.
El primer enigma que se nos plantea es el del espectador. Velzquez incorpora un
nuevo elemento a su obra: aparece el espectador. Mas esta presencia se da en tanto
que nos encontramos en el lugar del objeto de atencin, en el lugar donde deberan
encontrarse, supuestamente, los reyes. Nos encontramos, pues, con una nueva
disposicin del cuadro; ste deja de estar completamente cerrado en el lienzo y se abre
hasta introducir el espectador como nueva variable. Nos encontramos ligados a la
representacin. Como anota John Searle, el problema con Las Meninas es que tiene
todas las apariencias de esa pintura [la pintura figurativa ilusionista clsica que sigue la
ortodoxia de la representacin por la que el espectador ve la obra como vea, o
imaginaba ver, el artista la escena original], pero no guarda coherencia con esos
axiomas2
. En efecto, el cuadro no se nos presenta como tradicionalmente lo haca,como una visin que el artista nos intenta transmitir desde su punto de vista; Las
Meninas nos presenta al propio artista como parte de la representacin,
representacin que se dispara desde el punto de vista de un ausente (que se sospecha
son los reyes) fuera del propio cuadro. As, segn Foucault, este punto central pero
ausente cumple una triple funcin, En l vienen a superponerse con toda exactitud la
mirada del modelo en el momento en que se la pinta, la del espectador que contempla
la escena y la del pintor en el momento en que compone su cuadro (el cuadro material
que miramos). Estas tres funciones de vista se confunden en un punto exterior del
cuadro3.
El otro elemento que desata el problema en esta representacin es el espejo,
superficie bruida y brillante en la pared del fondo que resalta las dos siluetas que
resuelven y problematizan el enigma del cuadro. Estas dos siluetas se corresponden a
las de los dos monarcas. Ambos monarcas se encuentran en el lugar del espectador
siendo los modelos que tanto el pintor como el resto de los personajes miran con
2 SEARLE, J.R. Las Meninas y las paradojas de la representacin pictrica en Otras Meninas,Edic. Siruela, Madrid, 2007, Pg. 107.3FOUCAULT, M.Les mots et les choses, Siglo XXI Editores, Argentina, 1968, Pg. 23
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respeto. El problema comienza con el hecho de que el espejo, en el reflejo que nos
devuelve, no muestra nada que se encuentre en su campo, salvo las figuras de los
reyes. Tradicionalmente, como apunta Foucault, los espejos representaban un papel
de reduplicacin: repetan lo que se daba una primera vez en el cuadro, pero en el
interior de un espacio irreal, modificado, encogido, curvado4 (vemos, por ejemplo, el
caso del cuadro flamenco del Matrimonio Arnolfini, deJan van Eyck); sin embargo, en
Las Meninas, el espejo se salta todo lo que a su paso encuentra para reflejar
nicamente las siluetas espectrales de los monarcas. Sin embargo, otros estudios,
como el de Snyder y Cohen5 que niegan el hecho de que el espejo se encuentre en el
punto de fuga del cuadro y, por lo tanto, que el reflejo que devuelve sea el del
espectador (aunque no dudan de que s sean los monarcas los reflejados, que estos
sean los modelos y que se encuentren fuera del plano pictrico). Otras interpretaciones
defienden que el reflejo, en realidad, puede ser del cuadro que Velzquez se encuentra
pintando en ese momento, o incluso hay posturas que defienden un significado poltico
crtico en el hecho de representar a los monarcas fuera de la obra, ausentes y
espectrales, reducidos a meros reflejos difusos. Sin embargo, estas lecturas no nos
interesan en este caso. El hecho de que la interpretacin que Foucault realiza del
cuadro (rechazada por Snyder y Cohen por no ser espacialmente correcta) pueda o no
pueda estar equivocada por motivos formales no resta la importancia simblica que
dicha interpretacin tiene para ejemplificar lo que Foucault defiende ms adelante, asaber, los cambios epistmicos a lo largo de la historia.
Independientemente de que el punto de fuga del cuadro confluya o no lo haga en
el espejo, Las Meninas de Velzquez sirve para ejemplificar el cambio que se
experimenta tras el quiebre de la episteme renacentista del siglo XVI. Esta etapa se
presentaba como el reino exclusivo de la similitud, de las semejanzas semnticas, de
la consideracin de las imgenes como jeroglficos descifrables con un significado suyo,
de la no distincin entre lo que se ve y lo que se lee, entre lo observado y lo relatado,
en consecuencia, de la constitucin de una capa nica y lisa en la que la mirada y el
lenguaje se entrecruzan al infinito6 (cabra, por lo menos, tener en cuenta las crticas
que realiza Merquior, uno de los ms importantes crticos de la obra foucaultiana,
poniendo en duda la extensin de este tipo de pensamiento que atribuye Foucault a
esta poca, donde ese tipo de pensamiento sola chocar con una oposicin vigorosay
4 FOUCAULT, M. Op. Cit. Pg. 175
SNYDER, J. Y COHEN, T. Respuesta crtica. Reflexiones sobre Las Meninas: La paradojaperdida en Otras Meninas, Op. Cit. Pg 113-1276 FOUCAULT, M. Les mots et les choses, Op. Cit. Pg. 47
http://es.wikipedia.org/wiki/Jan_van_Eyckhttp://es.wikipedia.org/wiki/Jan_van_Eyck -
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no representaban ni mucho menos el conjunto del saber7). Como se ha dicho, esta
estructura se hundir. Como escribe Martin Jay en Ojos abatidos:
Una consecuencia del hundimiento de esa unidad, que semanifest por primera vez en Miguel de Cervantes, fue la conciencia
creciente de la naturaleza representativa y binaria del signo, concienciaque lo liberaba de la asuncin de que mantena una semejanzaintrnseca, ora figurativa, ora icnica, con lo que significa. Herramientahumana y arbitraria, el lenguaje lleg a comprenderse como un medioneutral de comunicacin. () Otra implicacin de ese hundimiento fue laafirmacin compensatoria de la percepcin en general, y de la visin enparticular, como nico medio de obtener un conocimiento fiable delmundo externo () La poca Clsica se encuentra dominada por unanueva fe en el poder de la observacin directa, mejorada por latecnologa, y de una ordenacin taxonmica concomitante de sus
hallazgos en el espacio visible de la tabla8.
Vemos en esta poca el triunfo de la vista, estandarte de la ideologa cientfica en
auge, sobre los dems sentidos, y sobre la capacidad del ser humano de interactuar
con lo externo a l. En la poca Clsica el dominante ser el conocimiento visual, y con
esta base tendr protagonismo la idea del ojo observador, franco, seguro y, sobre todo,
externo a lo visto. Con esto, vemos a Las Meninas como ejemplo perfecto del rgimen
visual clsico. Escribe Jay:
En el cuadro, los soberanos ausentes, cuya imagen slo vemosreflejada en el pequeo espejo colocado en la pared del fondo delestudio del pintor, son los que ven el cuadro dispuesto ante nosotros. Enese espacio doble de representacin, el sujeto espectatorial slo puede
inferirse, pero no percibirse de forma directa9.
As, nos encontramos con el enigma de Las Meninas y la doble representacin: La
del espejo, dbil, desapercibida por todos los personajes del cuadro (esta presencia casi
insultante para un rey, rozando la inexistencia, la desaparicin, adems de extraar, da
pie a pensar la posibilidad del desprecio del pintor hacia los monarcas, aunque soy
consciente de la dificultad de poder defender tesis semejante); sin embargo, esta
presencia ausente de los reyes es fundamental en tanto que, residiendo fuera del
cuadro, estn retirados en una invisibilidad esencial, ordenan en torno suyo toda la
representacin; es a ellos a quienes se da la cara, es hacia ellos hacia donde se
vuelve10. Es este juego entre presencia virtual (la nica que el espectador puede ver,
pero que los personajes del cuadro descuidan) y ausencia real (aquella que todos los
7 MERQUIOR, J. G. Foucault o el nihilismo de la ctedra, FCE, Mxico, 1985, cap. 58 JAY, M. Ojos abatidos. La denigracin de la visin en el pensamiento francs del siglo XX, Akal
ediciones. Madrid, 2007. Pg. 305.9 JAY, M. Op. Cit. Pg. 30610 FOUCAULT, M. Les mots et les choses, Op. Cit. Pg. 23
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personajes estn viendo solemnemente, pero que el espectador desconoce) en el
cuadro la que ha dado tanto de qu hablar.
Habindonos aproximado someramente a lo que el cuadro guarda de intrigante y
paradjico, tras un similar tratamiento del rgimen panptico, intentaremos visualizar,
recordando nuevamente lo arriesgado, provisional y, quizs, poco seguro del ejercicio,
los lazos y uniones que ambos proyectos comparten.
El Panptico
En 1787 aparece un texto que, rescatado por Foucault en su Surveiller et punir,
resulta clave a la hora de entender la topografa institucional desde entonces. El
Panptico de Jeremy Bentham presenta un modelo perfecto de crcel:
En la periferia, una construccin en forma de anillo; en el centro,una torre, sta, con anchas ventanas que se abren en la cara interior delanillo. La construccin perifrica est dividida en celdas, cada una de lascuales atraviesa toda la anchura de la construccin. Tienen dosventanas, una que da al interior, correspondiente a las ventanas de latorre, y la otra, que da al exterior, permite que la luz atraviese la celdade una parte a otra. Basta entonces situar un vigilante en la torre centraly encerrar en cada celda a un loco, un enfermo, un condenado, un
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obrero o un escolar. Por el efecto de la contraluz, se pueden percibirdesde la torre, recortndose perfectamente sobre la luz, las pequeassiluetas cautivas en las celdas de la peri-feria. Tantos pequeos teatroscomo celdas, en los que cada actor est solo, perfectamenteindividualizado y constantemente visible. El dispositivo panpticodispone unas unidades espaciales que permiten ver sin cesar y
reconocer al punto. En suma, se invierte el principio del calabozo; o msbien de sus tres funciones encerrar, privar de luz y ocultar; no seconserva ms que la primera y se suprimen las otras dos. La plena luz yla mirada de un vigilante captan mejor que la sombra, que en ltimotrmino protega. La visibilidad es una trampa.11
Vemos aqu la materializacin del sueo omnividente por el cual nada se esconde
y el ojo desprovisto de los lmites tradicionales puede acceder hasta lo ms profundo
del cuerpo expuesto. El panptico como modelo puede servir, no nicamente para la
institucin prisin, sino que es igual de vlida para la escuela, el hospital, el convento o
el psiquitrico, es una base terica de disposicin del espacio explotando hasta el
lmite el perfeccionamiento del ejercicio de vigilancia. En el panptico la vigilancia
total, lograda por una luz acusadora que no deja resquicio para el secreto, es, junto a
una mirada siempre presente (real o imaginariamente, imposible de saber, y ah
precisamente se encuentra su poder y su inters, puesto que, al no saber si el ojo est
o no est mirando, el reo/estudiante/enfermo/loco termina por interiorizarlo y disponer
de su cuerpo como si el ojo estuviese siempre all: la disciplina es aprehendida
exitosamente), el mtodo de control ms eficaz y til (recordemos el utilitarismo en
Bentham). El Panptico es la desnudez total frente al ojo inquisidor que atraviesa y no
perdona, es la prctica institucional de el infierno son los otrossartriano.
Poco importa que, histricamente, no se haya llevado a cabo el proyecto de
Bentham de manera estricta, puesto que en esencia, dicho proyecto, ms que una
forma nica de gestin del espacio se trata de una forma de control, es sobre todo
una forma de gobierno; es para el espritu una manera de ejercer el poder sobre el
espritu12 y 13.
El proyecto de Bentham puede tambin recordarnos a los espacios de disciplinade Sade ya que este pertenece a ese campo que es el diseo del espacio disciplinario
11 FOUCAULT, M. Surveiller et punir, Siglo veintiuno editores, Argentina, 2002, Pg. 184, 185.12 FOUCAULT, M. A propsito del encierro penitenciario en Un dilogo sobre poder y otrasconversaciones, Alianza edit. Madrid, 2008, Pg. 77.13 Cabra aqu, quizs, intentar pensar ms seriamente si el sueo panptico se ha quedado enla historia o si, por el otro lado, se han recuperado, ltimamente, sus principios del control ygestin de los cuerpos a travs de la vigilancia. Me refiero a todo un despegue en las ltimasdcadas en tecnologas de vigilancia y control, la datavigilancia de la que habla Roger Clarke:audio-sensores avanzados, cmaras de televisin de circuito cerrado, visores infrarrojos de
anticipacin, detectores de masa por ondas de milmetros , monitor Van Eck, sistemas detransporte inteligente, dinero digital, y un largo etctera. Sin embargo, esta cuestin merece supropia investigacin y ahora no nos concierne realizarla.
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mediante la disposicin arquitectnica del cuerpo y su relacin con el espacio que lo
moldea. Los edificios del placer de Sade escribe Beatriz Preciado en su original
Pornotopa fueron pensados segn el modelo panptico de la crcel ilustrada. La
estrategia ilustrada del encierro viene, paradjicamente, acompaada de una demanda
de trasparencia y de visibilidad total: el cuerpo encerrado debe ser visible, desde las
estructuras de poder, en todo momento14.
Conexiones
Con lo dicho, pasamos ahora al ejercicio de reconocer en estos dos anlisis deFoucault manos estrechadas o, por lo menos, miradas de complicidad y
reconocimiento, buscando ligar, de manera ms o menos fuerte, estos dos trabajos,
siempre recordando que nos encontramos con dos etapas en el estudio del filsofo muy
distintas y distanciadas. Mientras Les mots et les choses sale a la luz en 1966,
Surveiller et punirlo hace casi una dcada despus, en 1975, no podemos esperar, por
lo tanto, una continuacin clara y de fcil reconocimiento entre ambas obras, con
perspectivas muy distintas. Adems nos encontramos con dos proyectos que distan
entre s ms de un siglo, mientras el cuadro Las Meninas es pintado alrededor de 1656,el texto donde Bentham describe el Panptico ve la luz en 1791. Con esto tenemos que
vrnoslas con un cuadro sumergido en pleno siglo XVII, cumpliendo con la episteme
clsica de forma clara (tanto que Foucault la utiliza como ejemplo paradigmtico de
dicha poca), y un modelo que toca casi el siglo XIX, y hay que tener en cuenta que ya
hacia finales del siglo XVIII comienzan a verse los primero rasgos del humanismo en la
necesidad de encontrar en el hombre la justificacin de todo conocimiento. Sin
embargo, el humanismo como tal no aparecer hasta el siglo XIX. En los siglos XVII y
XVIII se sigue preocupndose de los cuerpos, pasiones, leyes del espacio, etc. El
hombre es una creacin moderna, ser con la episteme moderna cuando se produzca
la instauracin del hombre en el campo del saber, a la vez como sujeto y objeto
especfico de conocimiento.
Tambin hay que tener en cuenta que el rgimen disciplinario como nueva
disposicin de las relaciones de poder tambin surgir bsicamente hacia finales del
siglo XVIII y, ms que nada, en el siglo XIX. No obstante, el poder disciplinario se forma
14 PRECIADO, B. Pornotopa. Arquitectura y sexualidad en Playboy durante la guerra fra,Anagrama, Barcelona, 2010, Pg. 125.
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para Foucault en la tradicin de los reglamentos religiosos, escolares, militares y
hospitalarios durante la poca clsica, por lo que ya podemos ver los primeros rasgos
disciplinarios mucho antes, aunque convivan con las tcnicas y mecanismos anteriores
como el suplicio (recordemos que el espectculo de Damiens con el que se abre
Surveiller et punirdata de 1757), no tan sutiles y silenciosos como los disciplinarios.
Con todo esto, repasaremos las conexiones entre ambos proyectos.
En el intento de reconocer en el estudio de Las Meninas algunos rasgos que nos
adelanten la filosofa panptica (o viceversa, recordar en el proyecto de Bentham
rasgos de la pintura de Velzquez), el primer paso lo ha dado Rodrigo Amuchstegui 15,
quien advierte tambin que en este paralelismo innumerables elementos quedarn de
lado, como buena parte de las tesis principales de Foucault. El encuentro entre estos
dos captulos dispare tiene por tanto quizs la forma del azar.
El primer vnculo que cabe destacar es el ms notable, el de la presencia de los
reyes. El eje principal del texto de Foucault hemos visto que es el juego de
visibilidad/invisibilidad en la (no) presencia de los reyes, una doble representacin que
mantiene a los reyes tanto dentro como fuera del cuadro. Esta invisibilidad no impide a
los reyes organizar todo el espacio del cuadro a su alrededor. Todas las vistas, toda la
atencin se encuentra dirigidas hacia ellos. Recordamos la cita ya trada en su
momento a este trabajo: residiendo fuera del cuadro, estn retirados en una
invisibilidad esencial, ordenan en torno suyo toda la representacin; es a ellos aquienes se da la cara, es hacia ellos hacia donde se vuelve16. Vemos, pues, el poder
que la presencia, aunque sea invisible en el cuadro, tiene respecto a los personajes de
ste. De manera similar, la presencia en el Panptico, aunque invisible (recordamos
que el reo/enfermo/loco/estudiante no puede ver sino slo ser visto), todo lo ve,
ordenando los cuerpos disciplinariamente. Vemos a un soberano interiorizado, al que
no le hace falta una presencia explcita, ya que con el smbolo que l representa basta
para sentirse observado: el poder del Panptico reside en la no necesidad de la
facticidad de la visin, con la simple posibilidad es suficiente. En el cuadro esto secumple: los reyes, invisibles, estn presentes implcitamente, y slo de ellos se
muestra un tenue reflejo, escondido y desapercibido por todos los dems personajes;
ojo que ve toda la escena sin ser visto o simple idea siempre presente en los
observados, el reflejo se encuentra presente, aunque se trate de una presencia ficticia,
cumpliendo su labor de vigilancia sin respiro. Amuchstegui quiere ir un poco ms all
15 AMUCHSTEGUI, R.H. Paralelismos entre Las Meninas de Velzquez y el Panptico de
Bentham en Amuchstegui, R.H.: (2009) "Michel Foucault y la visoespacialidad, anlisis yderivaciones", Edicin electrnica gratuita. Texto completo en www.eumed.net/tesis/2009/rha/ 16 Vase nota nmero 9
http://www.eumed.net/tesis/2009/rha/http://www.eumed.net/tesis/2009/rha/ -
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y recuerda que Foucault plantea la ambigedad en las miradas presente en el cuadro:
la mirada del pintor acepta tantos modelos cuantos espectadores surgen, no se
trata de un puesto fijo, sino que es mltiple, fluido, variable. Ante esto, Amuchstegui
afirma que No es muy diferente el principio sustentador del Panptico. Si ste
funciona como estructura vigilante, no lo hace en nombre de algn titular especfico.
Cualquiera puede estar en la torre central17.
Cambiamos de punto, y nos intentamos introducir, siguiendo el anlisis de
Amuchstegui, en los aspectos que puedan referirse a la luz. Tanto en el cuadro como
en el Panptico, la luz tiene una presencia notable, en ambos casos, la luz est
tematizada como un elemento de visualizacin de las escenas. En el cuadro, la luz
natural irrumpe por las ventanas laterales visibilizando a los personajes,
descubrindolos al ojo espectador. Tambin destaca el foco de luz de la puerta abierta
en el fondo del cuadro, donde asoma el aposentador. La luz en el cuadro es una luz
descubridora, el propio Foucault la defiende como tal, nos vemos vistos por el pintor,
hechos visibles a sus ojos por la misma luz que nos hace verlo18. En el Panptico, la luz
cumple una funcin similar. La luz acusadora lo inunda todo, sin dejar resquicio alguno
sin ser visto. El ojo omnividente necesita de una luz omnipresente, sin sombra, sin
resquicio para el secreto o la ceguera, la posibilidad del control efectivo reside en esto.
Sin la luz total, el ojo pierde poder, pierde presencia, la resistencia mediante el secretoy la no-exposicin se hace posible, y la disciplina se debilita perdiendo su razn de ser.
La luz es fundamental.
Lo visto hasta ahora pueden ser, quizs, las dos vinculaciones ms fuertes que
pueden hacerse de las dos obras. No obstante, atendiendo a otros aspectos pueden
llegar a hacerse otras vinculaciones, pero son tal vez ms arriesgadas y de fcil crtica.
De todas formas, considero interesante ponerlas en relieve, siempre recordando que se
trata de similitudes estructurales y no histricas.Amuchstegui pondr sus ojos en el aposentador que se encuentra en el fondo de
la escena, expectante, observando hacia el espectador, o no? Si pensamos al
personaje como observando, en lugar a los reyes, a los dems personajes en conjunto,
podramos llegar a identificar al aposentador como el guardin del panptico, pero un
guardin subsidiario que observa a los reos, pero a su vez es observado. Amuchstegui
cita a Foucault:
17 AMUCHSTEGUI, R.H. Op. Cit. Pg. 249.18 FOUCAULT, M. Les mots et les choses, Op. Cit. Pg. 16
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El Panptico puede incluso constituir un aparato de control sobresus propio mecanismos. Desde su torre central, el director puede espiara todos los empleados que tiene a sus rdenes: enfermeros, mdicos,contramaestres, maestros, guardianes; podr juzgarlos continuamente,modificar su conducta, imponerles los mtodos que estime los
mejores19
.
Otra de las vinculaciones que Amuchstegui resalta y vale la pena nombrar (hay
otras que, si bien por su arbitrariedad o su debilidad, no considero que sean
interesantes de exponer), es la que trata el tema de la enfermedad y la locura. Uno de
los principales problemas de esta vinculacin es la de la diferencia radical que existe
entre la forma de entender la locura en el siglo XVII y la de la poca del Panptico.
Amuchstegui reconoce este problema, pero al tratarse de una vinculacin ms
estructural que histrica y con el reconocimiento previo de las posibles incoherencias o
crticas que pueda haber en el encuentro de rasgos entre las dos obras, la similitud
puede desarrollarse un poco ms. Otro problema es el intentar ver en los bufones a la
representacin de la locura, pero, intentando salvarse, Amuchstegui cita a Emmers,
quien identifica tambin a bufones y locura. Entendiendo, pues, a los bufones como
una especie de locos, y a los enanos como enfermos, a las meninas como nias y al
guardadamas como obrero, adems de una infanta con ligeros rasgos moglicos,
segn Esther Dez20, podemos establecer otro vnculo con el Panptico, proyecto que
polivalente en sus aplicaciones, sirve para enmendar a los presos, pero tambin paracurar a los enfermos, para instruir a los escolares, guardar a los locos, vigilar a los
obreros, hacer trabajar a los mendigos y a los ociosos21.
Por ltimo, cabe destacar la vinculacin que puede realizarse entre la presencia
en el cuadro del perro y el rgimen Panptico. Puede parecer extraa y sin duda
criticada, sin embargo, como afirma Amuchstegui, no estamos haciendo una
interpretacin estricta de su obra pictrica, sino del cuadro Las Meninas en la medida
en que ha sido tematizada por Foucault, y es por ello que creemos posible asociar los
personajes del cuadro en otra direccin22. Si bien Bentham en ningn momento hace
referencia a los animales, existe otro modelo panptico que Foucault encuentra y que
puede ser trado a escena ahora para establecer esta relacin. Cita Foucault en su
Surveiller et punir a Le Vaux, constructor de la casa de las fieras en el palacio de
Versalles en 1661, obra que el filsofo francs sospecha como precursora de proyecto
19 FOUCAULT, M. Surveiller et punir, Op. Cit. Pg. 18820 DEZ,E. Nietzsche entre Las palabras y las cosas , Ponencia leda en el panel Nietzsche enFoucault, en las Jornadas Internacionales Nietzsche 2004, del 14 al 16 de octubre de
2004.21 FOUCAULT, M. Surveiller et punir, Op. Cit. Pg. 18922 AMUCHSTEGUI, R.H. Op. Cit. Pg. 252
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de Bentham (aunque en la poca del filsofo utilitarista, dicha casa haba
desaparecido), ya que es afn al Panptico: la preocupacin anloga de la observacin
individualizadora, de la caracterizacin y de la individualizacin, de la disposicin
analtica del espacio23. El vnculo est claro: como contina Foucault, el Panptico es
una coleccin zoolgica real; el animal est remplazado por el hombre.
Concluyendo, considero que se ha conseguido, a pesar de las dificultades, llegar a
establecer unos puntos de unin, de encuentro entre ambos proyectos. Si bien, tanto
Las Meninas como el Panptico presentan una serie de particularidades histrico-
sociales que dificultan sobremanera estrechar lazos de unin sin caer en claras
contradicciones o errores por no hilar tan fino como este ejercicio exige, se ha podido
crear unos puntos de unin mnimamente firmes, sobre todo respecto a la cuestin de
la presencia del soberano/ojo. Como se viene repitiendo desde el comienzo, todas las
vinculaciones que se han hecho presentarn seguramente puntos criticables, no
obstante, la posibilidad de vinculacin y por lo tanto, el objetivo final de este trabajo, se
han visto cumplidos.
Bibliografa
- Bibliografa principal
FOUCAULT, M. Les mots et les choses, Siglo XXI Editores, Argentina, 1968 FOUCAULT, M. Surveiller et punir, Siglo XXI Editores, Argentina, 2002 AMUCHSTEGUI, R.H. Paralelismos entre Las Meninas de Velzquez y el Panptico
de Bentham en Amuchstegui, R.H.: (2009) "Michel Foucault y la visoespacialidad,anlisis y derivaciones", Edicin electrnica gratuita. Texto completo enwww.eumed.net/tesis/2009/rha/
- Bibliografa secundaria
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