Las dos caras del corazón

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El interior de cada persona tiene dos caras

Una golpeada, herida, que destila sufrimiento Otra sana, de la que brota ilusión y energía

Si la cara herida es predominante, opaca a la sana, lo que dificulta conocer los hondos

deseos que Dios ha puesto en mi corazón.

Es necesario hacer proceso de aceptar, amar y sanar lo herido para potenciar lo sano.

Las dos caras nos ayudan a descubrir quienes somos y cual es el sentido de

nuestra vida.

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Es necesario conocer los deseos más profundos y aceptar las dos caras del corazón porque ahí radica nuestro proyecto de vida

. Dios parte de mis deseos más profundos para darme un proyecto de vida

No es fácil descubrir nuestros hondos deseos:

Porque hay mucho ruido interior y heridas

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Es necesario trabajar la dimensión humana: Para que mis deseos no aparezcan como

algo insaciable Para descubrir que en el fondo de mi

corazón, mis deseos profundos y los de Dios coinciden Es una danza llena de armonía e intimidad:Mis deseos unidos a los deseos de Dios

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Hay una serie de síntomas que delatan nuestra cara herida:

1.- Hiero por donde me hirieron Generalmente herimos a los que

tenemos cerca, y nos han herido los más cercanos

¿A quién hiero más? ¿Cómo hiero? Así es como he sido herido

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2.- Los miedos que se convierten en fobias:

Los miedos son buenos porque nos ayudan a mantenernos alerta a las circunstancias y actuar

Cuando se convierten en fobias nos paralizan ante la vida

Son fruto de la historia personal

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A la condenación, al castigo A no ser querido Al fracaso A no ser entendido Al vacío interior Al abandono Al dolor A mostrar ternura (sentimientos) Al conflicto

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Para evitar que nos lastimen, generamos un mecanismo “contrafóbico”, llamado COMPULSIÓN.

La compulsión actúa de manera contraria a lo que causa miedo.

Siempre es un camino falso, una “crónica de una muerte anunciada”, porque potencian el miedo, lo refuerzan.

Hacemos cosas para evitar el miedo, pero de forma ineficaz.

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Es haber perdido el derecho más importante y más grande que tenemos

RECIBIR UN AMOR INCONDICIONAL

ser amado como soy

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Miedo a la condenación: perfeccionismo, condenar a otros.

Miedo a no ser querido: servilismo para ser querido.

Miedo al fracaso: excesivo cuidado de la imagen (narcisismo).

Miedo a no ser entendido: mostrarse siempre diferente, huir de la comparación.

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Miedo al vacío interior: llenarse de cosas, saberes.

Miedo al abandono: fidelidad a la norma.

Miedo al dolor: búsqueda del placer, evasión del compromiso.

Miedo a la ternura: mostrarse acorazado, poderoso.

Miedo al conflicto: buscar siempre pacificar.

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Miedo a la condenación: dios perfeccionista y castigador.

Miedo a no ser querido: dios al que le gustan los sacrificios.

Miedo al fracaso: dios mercantil, al que se compra.

Miedo a no ser entendido: dios individualista, que no pide compromiso con los demás.

Miedo al vacío interior: dios al que se domina con los conocimientos.

Miedo al abandono: dios juez. Miedo al dolor: dios “solo resurrección”, que

sólo da placer. Miedo a la ternura: dios todopoderoso. Miedo al conflicto: dios que bendice la

situaciones aunque sean injustas.

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El conjunto de síntomas produce un círculo vicioso en el comportamiento, que nos hunde más.

Este patrón provoca, generalmente, un seguimiento muy desintegrado y se piensa que nunca llegaré a conseguir el ideal que creo que Dios me pide, según la proyección de dios que tengo…

Nuestros miedos nos crean falsas imágenes de Dios y de su proyecto para el hombre

Estas cargas inútiles que nos imponemos rompen con los deseos más profundos que Dios pone en el corazón.

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1. Reconocer tranquilamente mis cualidades.

2. Reconocer y trabajar la cara herida.3. Reconocer y celebrar las cualidades

de los demás.4. Reconocer y tener paciencia con la

cara herida de los demás.5. Saber establecer mis fronteras en

función del proyecto de vida (aprender a decir no a lo que me aleja del proyecto)

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Identifica las mejores victorias de tu vida:

Edad Victoria explica

¿Qué sentí? ¿Qué siento hoy al recordarlas?

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Describe una situación dura en tu vida.

Escribe qué fue lo que te ayudó a salir adelante y a superarla

Este ejercicio nos sirve para reconocer como rostro brillante, la fuerza interior que tienes para salir de cualquier dificultad por grande que sea.

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Es el conjunto de potencias, cualidades y capacidades que me hacen descubrir la riqueza de mi propio pozo.

Es la presencia viva de Dios en mi interior

Esto nos lleva a unas relaciones armónicas con Dios, conmigo mismo, con los demás y con mi entorno.

¿Qué alimenta mi manantial interior? y ¿de dónde brota la fuerza de mi rostro brillante?

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El agua viva que está en el interior del corazón:

Es la presencia actuante y transformante de Dios en el fondo de tu ser. El diálogo amoroso con nuestra Familia del Cielo, en la intimidad del corazón

El manantial se alimenta con la meditación de la Palabra y la vivencia de los sacramentos

Aprendiendo a descubrir a mi alrededor los “Signos de los tiempos” con los que Dios me habla.

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Este es el ROSTRO que Jesús nos ha regalado Un Dios humano-divino que mira y forma al hombre de manera integral.

La imagen de Dios con la que dialogo y formo a otros ¿limpia realmente las heridas? ¿ayuda a la persona a reconocer e integrar las dos caras del corazón? ¿hace brotar la cara brillante con más fuerza?

UN DIOS INCONDICIONAL QUE AMA MI CARA HERIDA Y MI CARA RADIANTE