La ventaja de América Latina y el Caribe

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La agricultura familiar: un factor decisivo para lograr la resiliencia de la seguridad alimentaria y la nutrición La ventaja de América Latina y el Caribe

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La agricultura familiar: un factor decisivo para lograr la resiliencia de la seguridad alimentaria y la nutrición

La ventaja de América Latina y el CaribeFondo Internacional de Desarrollo Agrícola

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Octubre de 2019

La ventaja de América Latina y el CaribeLa agricultura familiar: un factor decisivo para lograr la resiliencia de la seguridad alimentaria y la nutrición

Agradecimientos

Este examen fue preparado por la División de Medio Ambiente, Clima, Género e

Inclusión Social del FIDA (ECG) sobre la base de documentación de proyectos,

entrevistas y referencias.

Preparado por Soma Chakrabarti, consultora independiente.

Fue sometido a un examen interno del FIDA a cargo de Tom Mwangi Anyonge,

Especialista Técnico Principal en Cuestiones relacionadas con los Jóvenes, el Desarrollo

Rural y las Instituciones (ECG); Margarita Astralaga, Directora (ECG); Ndaya Beltchika,

Especialista Técnica Principal en Género e Inclusión social (ECG); Romina Cavatassi,

Economista Superior en funciones (ECG); Mattia Prayer Galletti, Especialista Técnico

Principal en Pueblos Indígenas y Cuestiones Tribales (ECG); Arnoud Hameleers,

Director en el País (División de América Latina y el Caribe [LAC]); Carlos Manuel

Icaza Lara, Analista de Programas (LAC); Elena Mangiafico, Oficial encargada de Medio

Ambiente y Clima (ECG); Joyce Njoro, Especialista Técnica Principal en Nutrición

(ECG); Oliver Page, Especialista Regional en Medio Ambiente y Clima (LAC); Francisco

Pichón, Director en el País (LAC); Caroline Bidault, Directora en el País (LAC);

Rossana Polastri, Directora (LAC); Claus Reiner, Director en el País y Jefe del Centro

de Cooperación Sur-Sur y Cooperación Triangular y de Conocimientos (LAC), y Paolo

Silveri, Economista Regional Principal (LAC).

Realizaron aportaciones técnicas Emelyne Akezamutima, Consultora en Nutrición

(ECG); René Castro, Especialista Técnico en Medio Ambiente y Clima (LAC); María

Elfving, Oficial Subalterna encargada de Pueblos Indígenas y Cuestiones Tribales

(ECG); Graciela Hijar, Analista de Operaciones en el País (LAC); Petra Jarvinen, Oficial

Subalterna encargada de Género e Inclusión Social (ECG); Estefania Rada, Experta en

Sistematización y Comunicaciones (LAC); Ladislao Rubio, Gerente del Programa en el

País (LAC), y Hardi Michael Wulf Vieira, Oficial del Programa en el País (LAC).

La revisión editorial estuvo a cargo de Brian Thomson, Especialista Superior en

Comunicaciones y Promoción (División de Comunicaciones [COM]).

© 2019, Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA)

Las opiniones expresadas en esta publicación pertenecen a los autores y no representan

necesariamente las del FIDA. Las denominaciones empleadas en esta publicación y la

forma en que aparecen presentados los datos que contiene no suponen de parte del FIDA

juicio alguno sobre la condición jurídica de países, territorios, ciudades o zonas o de sus

autoridades, ni respecto de la delimitación de sus fronteras o límites. Se han utilizado las

denominaciones “países desarrollados” y “países en desarrollo” por resultar convenientes

desde el punto de vista estadístico, sin que ello represente necesariamente juicio alguno

sobre la etapa alcanzada en el proceso de desarrollo por una zona o país determinados.

Todos los derechos reservados.

Fotografía de la portada: © Neil Palmer, Centro Internacional de Agricultura Tropical

(CIAT). Productor de arroz en Bolivia.

ISBN 978-92-9072-947-1

Impreso en octubre de 2019

Siglas 4

Prólogo 5

Introducción 7

Estado Plurinacional de Bolivia: cuando los conocimientos tradicionales se combinan con la ciencia en favor de la acción por el clima 31

Brasil: el agua hace maravillas en favor del empoderamiento y la adaptación al clima 36

Granada: creación de oportunidades para jóvenes emprendedores mujeres y hombres 41

Haití: establecimiento de asociaciones para generar confianza y capital social en favor de la resiliencia 45

De cara al futuro 49

Referencias 51

Recuadros y gráficos

Recuadro 1: Innovaciones relacionadas con el clima que reciben apoyo del ASAP2 en América Latina y el Caribe 13

Recuadro 2: Mujeres del medio rural que consolidan la paz en Colombia 16

Recuadro 3: El Programa de Fomento del Espíritu Empresarial de los Jóvenes en los Territorios Rurales Pobres de América Latina y el Caribe, financiado mediante una donación regional del FIDA 19

Recuadro 4: En el marco de la iniciativa FIDA-MERCOSUR se siembran las semillas de la agricultura familiar 22

Recuadro 5: Colaboración entre los organismos con sede en Roma (la FAO, el Programa Mundial de Alimentos y el FIDA) en América Latina y el Caribe 24

Recuadro 6: Un minúsculo fruto tradicional tiene un gran efecto nutritivo y económico 35

Gráfico 1: Tipos de intervenciones realizadas en América Latina y el Caribe en el marco de los proyectos que tuvieron en cuenta a los jóvenes durante la FIDA9 18

Índice

4

Siglas

ASAP Programa de Adaptación para la Agricultura en Pequeña Escala

BID Banco Interamericano de Desarrollo

CELAC Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños

CEPAL Comisión Económica para América Latina y el Caribe

CMNUCC Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático

EMBRAPA Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria

FECC Fondo Especial para el Cambio Climático

FAO Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura

FMAM Fondo para el Medio Ambiente Mundial

LAC División de América Latina y el Caribe

MERCOSUR Mercado Común del Sur

ODS Objetivo de Desarrollo Sostenible

PMA Programa Mundial de Alimentos

REAF Reunión Especializada sobre Agricultura Familiar

5

Prólogo

La región de América Latina y el Caribe ha avanzado notablemente en la reducción del

hambre y la pobreza gracias a un entorno macroeconómico positivo y políticas que favorecen

a las familias más vulnerables. Hoy en día, sin embargo, en la región se está viendo una

desaceleración económica y la pobreza ha aumentado en los últimos años (FAO, 2018a).

El hambre, la pobreza y la falta de oportunidades en América Latina y el Caribe siguen

concentrándose en las zonas rurales, entre los agricultores en pequeña escala y, en particular,

entre los pueblos indígenas, las mujeres y los jóvenes. Mientras que el 26 por ciento de la

población urbana de la región es pobre, el 46 por ciento de su población rural —casi el

doble— vive por debajo del umbral de pobreza. Así ha sido al menos desde comienzos del

decenio de 1990 (CEPAL, 2019a). América Latina y el Caribe se enfrenta an un proceso rápido

y profundo de transformación rural y un reto importante es hacer que esta transformación

sea inclusiva y haga frente a la creciente desigualdad (FIDA, 2016a).1 Es preocupante que, en

el emblemático informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019, se

ponga de manifiesto que, tras años de mejora, la inseguridad alimentaria y la malnutrición

están en aumento (FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF, 2019). Alrededor de 188 millones

de personas padecían inseguridad alimentaria en 2018, de las cuales 55 millones padecían

inseguridad alimentaria grave. La población rural pobre suele ser la más afectada por la carga

de la malnutrición y la pobreza, pero, con el apoyo adecuado, los 60 millones de agricultores

familiares de la región pueden ser la clave para mejorar los resultados en esos ámbitos. Ellos

son las mujeres y los hombres a quienes el FIDA se dirige para hacer realidad los ambiciosos

objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

En este informe se presenta la experiencia del FIDA a la hora de contribuir, por medio de

inversiones y actuación en materia de políticas en los países de América Latina y el Caribe,

a los objetivos mundiales de erradicación de la pobreza y el hambre, inclusión social y

sostenibilidad ambiental, y adaptación al cambio climático y mitigación de sus efectos. En

este informe regional de la serie Ventajas del FIDA se refleja el compromiso del FIDA de

acercar inversiones a los países y llegar a las personas más vulnerables, prestando especial

atención a las mujeres, los jóvenes y los pueblos indígenas. Los desafíos que afronta la

región sugieren que la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es

una empresa monumental pero decisiva que no podrá lograrse sin invertir en el desarrollo

rural y en las personas más vulnerables. El FIDA está convencido de que la transformación

rural inclusiva y sostenible no puede suceder sin que las mujeres, los hombres, los jóvenes

y los pueblos indígenas sean tanto agentes del cambio como asociados sobre el terreno. De

hecho, el Fondo va más allá de incorporar sistemáticamente temas individuales y apunta

a una sinergia transformadora mucho mayor entre la integración del cambio climático,

la nutrición y el empoderamiento de las mujeres y los jóvenes, con miras a lograr una

programación integral que aproveche las sinergias entre ellos y reduzca al mínimo los

desequilibrios y los riesgos. Dedicarse a una cosa sin la otra es una receta que solo produce

beneficios a corto plazo, pero al invertir en todas las esferas de integración verdaderamente

estamos sentando las bases para lograr un rendimiento sostenible a largo plazo.

1 De acuerdo con el LAC Equity Lab, del Banco Mundial, en los últimos 15 años la desigualdad ha disminuido en la mayoría de los países, aunque en algunos sigue siendo elevada. Fuente: www.bancomundial.org/es/topic/poverty/lac-equity-lab1/income-inequality/inequality-trends

6

Para 2021, la región de América Latina y el Caribe procurará que en el 100 por ciento

de los proyectos se haya incorporado sistemáticamente la sostenibilidad ambiental y el

clima. Además, el 25 por ciento de los fondos destinados a inversiones deberán centrarse en

el clima, el 25 por ciento de los proyectos deberán contribuir a transformar las relaciones

de género, el 50 por ciento o de los proyectos deberán tener en cuenta la nutrición y el

50 por ciento de los proyectos deberán incorporar cuestiones relacionadas con los jóvenes.

Estos ambiciosos objetivos se enmarcan en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, y

el FIDA está poniéndose en contacto con los asociados, incluidos los mismos agricultores

familiares, para ayudar a que esta región alcance su potencial.

En el presente informe, en la introducción se resumen los principales problemas que

afrontan los agricultores familiares en América Latina y el Caribe, haciendo especial hincapié

en los temas de incorporación sistemática del FIDA, a saber: el cambio climático y el medio

ambiente, la nutrición, la igualdad de género y el empoderamiento de los jóvenes, y los

pueblos indígenas. En ella se brinda un panorama general de las iniciativas que reciben

apoyo del FIDA en la región en relación con estos temas. A continuación, cuatro estudios de

casos ofrecen ejemplos concretos de la manera en que el FIDA está adoptando un enfoque

cada vez más integrado para prestar apoyo a los pequeños agricultores y en la última sección,

de cara al futuro, se mira hacia la consecución de las metas fijadas para el período de la

Undécima Reposición de los Recursos del FIDA (FIDA11) y en adelante.

7

Introducción

Cimientos firmes para la transformación rural En la región de América Latina y el Caribe residen alrededor de 658 millones de personas

(CEPAL, 2019b), de las cuales alrededor del 18 por ciento vive en zonas rurales (FAO,

2018b). Las mujeres constituyen aproximadamente la mitad de la población rural y

el 20 por ciento de ellas son mujeres indígenas (FAO, 2017). En la región alrededor de

107 millones de personas son jóvenes, lo cual equivale al 17 por ciento de la población total,

y un 20 por ciento de ellos (es decir, 21 millones) vive en zonas rurales.2

América Latina y el Caribe han logrado importantes avances gracias a políticas

macroeconómicas y ambientales positivas que favorecen a las familias vulnerables, por

ejemplo en la reducción de la pobreza extrema y la mejora de los derechos de la mujer. La

desigualdad de los ingresos disminuyó entre 2002 y 2014 (OCDE, 2019). Esta es la única

región del mundo que ha reducido a la mitad la proporción de personas que padecen hambre

(meta establecida en los Objetivos de Desarrollo del Milenio [ODM]) y el número absoluto

de personas que padecen hambre (meta fijada en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación

de 1996) (CEPAL, FAO y ALADI, 2016). La región de América Latina y el Caribe es un

exportador neto de alimentos y produce alimentos suficientes para satisfacer las necesidades

calóricas de su población, pero la igualdad de acceso y uso de estos recursos sigue siendo

2 Vale la pena señalar que las cifras estadísticas nacionales relativas a las poblaciones rural y urbana procedentes de los censos nacionales de la mayoría de los países de la región se basan exclusivamente en el número de habitantes de las localidades; por ejemplo, en México se considera urbana a toda localidad con más de 2 500 habitantes, mientras que en la Argentina, a una localidad con más de 2 000 habitantes y en Nicaragua, a una localidad con más de 1 000 habitantes. Ello podría contribuir a que se subestime la extensión de las zonas rurales, ya que no se consideran otras variables (como la densidad de población o la proximidad a centros urbanos densamente poblados, que por ejemplo se utiliza en la definición de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos [OCDE]).

©FIDA/Juan I. Cortés

todo un desafío. La reducción de la pobreza y el hambre ha tenido un efecto positivo en la

nutrición, con importantes mejoras en los indicadores sobre malnutrición infantil (ibidem).

La región posee una gran riqueza de recursos naturales. Tiene más de 5 millones de

kilómetros cuadrados de tierras cultivables, el 20 por ciento de las reservas conocidas de

petróleo del planeta, el 23 por ciento de las superficies forestales del mundo y entre el 60 por

ciento y el 70 por ciento de todas las formas de vida sobre la Tierra. Recibe el 29 por ciento

de las precipitaciones mundiales y contiene alrededor del 30 por ciento de los recursos

hídricos renovables del planeta, que representan asimismo en torno al 70 por ciento de las

reservas de todo el continente americano. La amplia gama de biodiversidad, incluidos los

ecosistemas y otros activos como los minerales y las tierras que se encuentran en la región,

ofrecen oportunidades y el potencial de respaldar los medios de vida y la buena calidad

de vida de la población a largo plazo. Un dato alentador es que en América Latina y el

Caribe existe una clara tendencia a hacer frente a los urgentes problemas ambientales, como

mejorar el acceso al agua y el saneamiento, eliminar gradualmente las substancias que son

nocivas para el ozono y ampliar la red de áreas protegidas (PNUMA, 2016).

La agricultura sigue siendo la principal actividad económica en las zonas rurales y la

principal fuente de empleo para la población económicamente activa en estas zonas. En

particular, se estima que en América Latina y el Caribe hay 17 millones de explotaciones

familiares, que representan alrededor de 60 millones de personas, el 80 por ciento de todas

las explotaciones y el 35 por ciento de las tierras que se cultivan en la región. La agricultura

familiar aporta el 40 por ciento del total de la producción agrícola y genera más del

60 por ciento de los puestos de trabajo relacionados con la agricultura en la región (CEPAL,

IICA y FAO, 2015a). Con ella, no solo se contribuye a la disponibilidad de alimentos y al

abastecimiento de productos frescos, materias primas e insumos, sino también a la adición

de valor a nivel local por medio de agroindustrias rurales. Dependiendo de la base de

activos, el acceso a los mercados y los servicios con los que cuenten, entre otros factores, estas

pequeñas explotaciones familiares pueden ser sumamente eficientes a la hora de generar

un nivel suficiente de producción e ingresos (IICA, 2017). La agricultura familiar también

ofrece un estímulo económico a nivel territorial, especialmente en el caso de los hogares

que desempeñan actividades agrícolas comerciales. Los agricultores familiares de la región

han logrado un aumento significativo de la productividad gracias a las nuevas tecnologías y

variedades de cultivos más resistentes (CEPAL, IICA y FAO, 2015b).

En 2010 las mujeres del medio rural representaban el 20 por ciento de la mano de obra

agrícola en la región, y las mujeres indígenas constituyen alrededor de una quinta parte de las

mujeres de las zonas rurales de la región. La función de la mujer en la agricultura ha venido

ampliándose notablemente, por ejemplo respecto de la mano de obra agrícola, donde la

tasa media de participación en la región pasó del 32,4 por ciento en 1990 al 48,7 por ciento

en 2010 (FAO, 2017). De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la

Alimentación y la Agricultura (FAO), las mujeres del medio rural constituyen un activo

fundamental para el crecimiento de América Latina y el Caribe.3 En la Declaración del Brasil

se pone de relieve que las mujeres de la región desempeñan una función fundamental en

la agricultura familiar.4 También se destaca su importante función en la conservación de la

biodiversidad mediante la recuperación de semillas y el ejercicio de prácticas agroecológicas.

Si bien hay variaciones entre los países, aproximadamente 107 millones de personas de la

3 Véase www.fao.org/in-action/agronoticias/detail/es/c/5180544 Instrumentos Regionales sobre Refugiados y temas relacionados, Declaración y Plan de Acción del Brasil (Brasilia: Instrumentos Regionales sobre Refugiados y temas relacionados, 2014), www.refworld.org/docid/5487065b4.html

8

9

región son jóvenes, lo cual equivale al 17 por ciento de la población total. De ellos, alrededor

del 80 por ciento vive en zonas urbanas y alrededor del 20 por ciento (21 millones) vive en

zonas rurales. Los jóvenes constituyen una enorme fuerza en la lucha para reducir la pobreza,

ya que puede facilitarse su desarrollo y detenerse así la perpetuación intergeneracional de

la pobreza (CEPAL, 2008). Con una población que ronda los 50 millones de personas,

los 826 pueblos indígenas que viven en la región son una preciada fuente de diversidad

multidimensional. Sus sistemas agroalimentarios, sus dietas tradicionales y sus sistemas de

gestión sostenible de los recursos naturales constituyen recursos fundamentales para lograr

un mundo sin hambre.5

El desafío de hacer que la transformación rural sea inclusiva A pesar del indiscutible progreso, la región de América Latina y el Caribe se enfrenta a

importantes desafíos en los ámbitos de la agricultura y el desarrollo rural y en el cumplimiento

de los ODS descritos en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

En ella se está viendo una desaceleración económica y la pobreza ha aumentado en

los últimos años (FAO, 2018a). Está enfrentándose a un proceso rápido y profundo de

transformación rural y el desafío de hoy es hacer que esta transformación sea inclusiva para

ayudar a reducir la pobreza (FIDA, 2016a). Los mayores ingresos a nivel nacional no están

dando lugar a un aumento automático del bienestar para todos y, por primera vez desde 2002,

ha subido ligeramente la desigualdad de los ingresos, calculada según el coeficiente de Gini

sobre los ingresos familiares per cápita (OCDE, 2019). También existen desigualdades por

todos los ejes territoriales y sectoriales, y la pobreza y la falta de oportunidades se concentran

en las zonas rurales, entre los pequeños agricultores y determinados grupos, principalmente

los de mujeres y pueblos indígenas. La persistencia de la pobreza en las zonas rurales está

estrechamente ligada al carácter dúplice de la transformación del entorno rural. Por un lado, se

ha desarrollado un sector agrícola y rural sumamente competitivo con acceso a tierras de buena

calidad, tecnologías y orientación de las exportaciones. Por otro lado, los pequeños productores

suelen carecer de acceso a tecnologías, recursos, servicios públicos y privados, e infraestructuras.

El cambio climático es una amenaza importante en la región, ya que afecta las pautas

agrícolas y meteorológicas. Su impacto en América Latina y el Caribe será considerable,

debido a la dependencia económica de la región en la agricultura, la escasa capacidad de

adaptación de su población y la ubicación geográfica de algunos países (CEPAL, FAO y ALADI,

2016). Según las previsiones, la mayor sequedad de los suelos y el estrés térmico reducirán

la productividad en las regiones tropicales y subtropicales, y se calcula que aumentará la

salinización y la desertificación en las zonas áridas de Chile y el Brasil. La agricultura de

secano en las zonas semiáridas también se enfrentará a mayores pérdidas en las cosechas.

En lo que respecta a la pesca y la acuicultura, se prevé que el aumento de la frecuencia de

tormentas, huracanes y ciclones perjudicará a la acuicultura y la pesca en el Caribe. Con todo,

existen algunas oportunidades: por ejemplo, en las zonas templadas de América Latina y el

Caribe, es probable que se incremente la productividad de la soja, el trigo y las pasturas (FAO,

2018c). El devastador fenómeno de El Niño que tuvo inicio en 2015 ha sido uno de los

peores registrados y sus efectos siguen sintiéndose en el Corredor Seco de América Central,

sumándose a los daños ocasionados tras dos años consecutivos de sequía. Como resultado,

millones de personas padecen inseguridad alimentaria en los países más afectados, como

El Salvador y Guatemala. A pesar de que la región es responsable solo del 13 por ciento de

las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, es la segunda en producir la mayor

5 Véase www.fao.org/americas/prioridades/pueblos-indigenas/es/

cantidad de emisiones agrícolas en todo el mundo, superada solamente por Asia (Kondrad

Adenauer Stiftung, 2016); esto significa que los modelos de desarrollo agrícola y rural que

producen menos emisiones presentan una oportunidad importante para contribuir a la

consecución de los objetivos establecidos en el Acuerdo de París en 2015.

A pesar del impresionante progreso en la lucha contra la malnutrición, todavía hay más

de 31 millones de personas subalimentadas en la región (FAO, FIDA, UNICEF, PMA y OMS,

2019). La región ha registrado un aumento de las tasas de sobrepeso y obesidad debido a

cambios en los hábitos de consumo que han favorecido dietas de menor calidad nutricional,

entre otros factores. Con la subida de los precios de los alimentos, han disminuido el poder

adquisitivo de los hogares y la cantidad y la calidad de los alimentos que estos pueden

adquirir, siendo los hogares más pobres los más afectados no solo de forma directa sino

también desproporcionada, dado que gastan en alimentos una proporción mayor de sus

ingresos. Tras decenios de progreso, la pobreza ha ido en aumento una vez más desde 2014,

lo cual dificulta el logro de objetivos sociales como la seguridad alimentaria y nutricional. El

hambre, la malnutrición, la carencia de micronutrientes, el sobrepeso y la obesidad tienen

un mayor impacto en las personas de ingresos bajos, las mujeres, los pueblos indígenas, los

afrodescendientes y las familias de las zonas rurales (FAO y OPS, 2018).

En comparación con los hombres, las mujeres del medio rural están rezagadas en cuanto

al acceso a los recursos y las oportunidades de crecimiento, lo que afecta su bienestar y el

de sus familias, especialmente en términos de seguridad alimentaria (CELAC, 2016). En

América Latina y el Caribe, así como sucede en el resto del mundo y a pesar de los esfuerzos

concertados de muchos gobiernos, las mujeres de las zonas rurales se ven impedidas de realizar

su potencial para contribuir a la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos,

a la gestión más sostenible de los recursos naturales y al desarrollo agrícola en pos de alcanzar

los ODS. Los obstáculos principales siguen siendo la falta de acceso a activos productivos y al

desarrollo de la capacidad conexo, la pesada carga de trabajo y la escasa influencia en la toma

de decisiones tanto en el hogar como en los ámbitos comunitario y normativo. En algunos

países, como Chile y Jamaica, el 30 por ciento de las explotaciones están encabezadas por

mujeres, pero la tendencia regional general es que las explotaciones encabezadas por mujeres

sean más pequeñas y estén en terrenos de menor calidad.6 Con todo, la feminización de la

agricultura a causa de la emigración de los hombres del medio rural presenta el imperativo de

abordar esas desigualdades si se aspira a que el desarrollo agrícola de la región sea sostenible.

Los jóvenes del medio rural de América Latina y el Caribe son un grupo particularmente

vulnerable, situación que se agrava si se trata de mujeres, pueblos indígenas y afrodescendientes.

La falta de oportunidades en las zonas rurales hace que estos jóvenes emigren a las ciudades en

mayor proporción que los adultos, lo que tiene consecuencias importantes para sus lugares de

origen. Los jóvenes del medio rural tienen menos acceso a la educación que sus contrapartes

del medio urbano, debido en parte a la falta de ingresos en los hogares, que puede llevar a

las familias a decidir que una persona joven tenga que trabajar. La falta de pertinencia de los

programas de estudio respecto de sus necesidades e intereses es otro factor que lleva a los

jóvenes del medio rural a abandonar la escuela o a emigrar a la ciudad (FIDA, 2019a).

A pesar del creciente reconocimiento de la función de los pueblos indígenas en

la conservación, el uso adecuado y el cuidado de la biodiversidad y de sus múltiples

contribuciones al desarrollo sostenible, en los últimos decenios estos se vienen enfrentando

a desafíos cada vez mayores (FAO, 2018a). Se podría decir que América Latina y el Caribe es

la región del mundo que más ha avanzado en el reconocimiento constitucional y jurídico de

los derechos de los pueblos indígenas a la tierra y de sus derechos de tenencia. No obstante,

6 Véase www.fao.org/americas/noticias/ver/es/c/473034/10

11

persisten importantes desafíos a nivel regional para cerrar la brecha entre los derechos que se

afirman por escrito y la realidad de exclusión a la que se siguen enfrentando estos pueblos.

Las políticas conservadoras que vulneran los derechos de los pueblos indígenas a la tierra y

sus derechos de tenencia, como los megaproyectos de infraestructura y generación de energía,

las repercusiones de las actividades de agroindustria, pastoreo extensivo y monocultivo

a gran escala y el robo de los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas para su

comercialización, están planteando serios desafíos (Grupo Principal de los Pueblos Indígenas

para el Desarrollo Sostenible, sin fecha). Los pueblos indígenas y afrodescendientes de la

región se enfrentan a niveles más elevados de pobreza e inseguridad alimentaria y nutricional

que el resto de la población. El retraso del crecimiento es mayor en la población indígena; por

ejemplo, en 2012, el 42 por ciento de los niños indígenas del Ecuador padecían malnutrición

crónica frente al promedio nacional del 25 por ciento, mientras que, entre 2014 y 2015, el

retraso del crecimiento afectó en Guatemala al 61 por ciento de los niños indígenas y solo al

34 por ciento de los niños no indígenas (FAO y OPS, 2018).

El FIDA en América Latina y el CaribeEl FIDA ha estado trabajando por casi cuatro decenios para empoderar a la población rural

pobre e incrementar la producción agrícola en la región. La cartera actual responde a los

principales problemas antes mencionados y actualmente está cada vez más centrada en

integrar plenamente y de forma complementaria los temas de incorporación sistemática,

a saber: la sostenibilidad ambiental y el clima, la nutrición y la seguridad alimentaria, y el

empoderamiento de las mujeres y los jóvenes, así como los pueblos indígenas. La actuación

en materia de políticas y la cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular siguen siendo

fuertes ventajas comparativas del FIDA para una “transformación rural inclusiva y sostenible”

(FIDA, 2016b) y el FIDA está en buenas condiciones de respaldar a la región para que

revitalice su progreso en el cumplimiento de los ODS.

El FIDA presta apoyo a un total de 39 proyectos (35 proyectos en curso y 4 aprobados)

desde sus tres centros regionales en el Brasil, Panamá y el Perú. Las principales esferas

de interés son el acceso a los mercados, la producción y el desarrollo comunitario. Las

inversiones ascienden a un total de USD 1 800 millones, de los cuales USD 738 millones

proceden del FIDA. La cofinanciación total es de USD 1 100 millones, de los cuales

USD 732 millones proceden de asociados nacionales. La cartera de la División de América

Latina y el Caribe (LAC) también ha movilizado financiación y asociaciones en el sector

privado para vincular a los agricultores con las cadenas de valor, además de 20 donaciones

—de las cuales 13 abarcan varios países— cuyo valor total supera los USD 26 millones,

dirigidas a estimular la innovación, las capacidades y las asociaciones, así como a promover

el aprendizaje y las asociaciones en el marco de la cooperación Sur-Sur.

En consonancia con la meta general del FIDA en materia de desarrollo de invertir en la

población rural para que pueda salir de la pobreza y alcanzar la seguridad alimentaria a través

de medios de vida remunerativos, sostenibles y resilientes (FIDA, 2016b), las principales

prioridades en la región consisten en fortalecer las cadenas de valor que ponen en contacto

a los pequeños productores agrícolas y sus organizaciones con los mercados y consumidores.

En respuesta a los enormes desafíos a los que se enfrentan las mujeres y los hombres jóvenes

que viven en las zonas rurales de la región, el FIDA presta apoyo a numerosas iniciativas

encaminadas a impartir capacitación, alentar la capacidad empresarial e impulsar la creación

de puestos de trabajo dignos tanto dentro como fuera de las explotaciones. También presta

apoyo a los esfuerzos encaminados a lograr una mayor inclusión financiera y facilitar el

acceso de los agricultores familiares al crédito. El FIDA también invierte en proyectos que

12

permiten que los pequeños agricultores se adapten al cambio climático, incluso a través de

su Programa de Adaptación para la Agricultura en Pequeña Escala (ASAP). La región también

ha designado un punto de contacto para cada uno de los temas de incorporación sistemática.

En el presente informe, en la introducción se resumen los principales problemas que

afrontan los agricultores familiares en América Latina y el Caribe, haciendo especial hincapié

en los temas de incorporación sistemática. En ella se brinda un panorama general de las

iniciativas que reciben apoyo del FIDA en la región en lo tocante a estos temas, a saber: el

cambio climático y el medio ambiente, la nutrición, y las cuestiones de género y los jóvenes,

así como los pueblos indígenas. Además, en esta sección se presentan las iniciativas del FIDA

en relación con la actuación en materia de políticas y el establecimiento de asociaciones

innovadoras, así como el impacto de las inversiones que reciben apoyo del Fondo, también

por medio de algunas declaraciones testimoniales. A continuación, cuatro estudios de

casos ofrecen ejemplos concretos de la manera en que el FIDA está adoptando un enfoque

cada vez más integrado para prestar apoyo a los pequeños agricultores de Bolivia, el Brasil,

Granada y Haití, y, en la última sección, de cara al futuro, se mira hacia la consecución de las

metas fijadas para el período de la Undécima Reposición de los Recursos del FIDA (FIDA11)

y en adelante.

Acción innovadora por el clima En consonancia con el creciente número de compromisos asumidos por el FIDA en relación

con el clima, de 2010 a 2015 la región de América Latina y el Caribe experimentó un aumento

constante de la financiación para el clima procedente del Fondo para el Medio Ambiente

Mundial (FMAM), incluido el Fondo Especial para el Cambio Climático (FECC) establecido

por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC),

y del emblemático programa del FIDA dirigido a canalizar la financiación para el clima y

el medio ambiente para prestar asistencia a los pequeños agricultores: el ASAP. A 2018, la

financiación para el clima dirigida a la región procedente solamente del FMAM/FECC, el Fondo

Verde para el Clima y el ASAP —sin contar los préstamos y donaciones del FIDA en apoyo de

la sostenibilidad ambiental y la acción por el clima— ascendía a cerca de USD 69 millones. El

total de los fondos a disposición previsto aumentará a USD 80 millones de aquí a 2020.

Además, LAC tiene previsto contribuir con USD 67 millones de financiación del FIDA

para el clima para alcanzar el objetivo institucional del Fondo de que el 25 por ciento de las

actividades programadas en el marco del programa de préstamos y donaciones de la FIDA11

estén centradas en el clima. Las evaluaciones preliminares de cinco proyectos en América

Latina y el Caribe indican que la región se encuentra a más de la mitad del camino de lograr

su objetivo. Al día de hoy, el Proyecto de Desarrollo Cooperativo Agroforestal (PRODECAFE)

en Cuba es el primer proyecto de América Latina y el Caribe aprobado en el marco de la

FIDA11 que haya sido validado en un 22 por ciento con financiación del FIDA para el clima.

Un ejemplo de un proyecto centrado en el clima se encuentra en Bolivia, donde actualmente

se está ampliando la escala de un proyecto en cierre (véase el estudio de caso); con el nuevo

proyecto se procurará aumentar los ingresos y la resiliencia de 44 000 familias de las zonas

rurales, prestando especial atención a las mujeres, los jóvenes y los pueblos indígenas, quienes

son los más vulnerables ante los efectos del cambio climático en el sur.7 En la segunda fase

del ASAP (ASAP2), también se respaldan enfoques innovadores que ayudan a los pequeños

agricultores a incrementar su resiliencia ante el cambio climático (véase el recuadro 1).

7 El Proyecto de Fomento de una Cultura de Resiliencia contra el Cambio Climático para las Familias Rurales (CAMBIOSUR) en Bolivia se encuentra en su fase de diseño. Actualmente, se prevé que el FIDA, el Gobierno y los beneficiarios aporten financiación.

13

Construcción de un modelo de resiliencia para los agricultores familiares

El FIDA ha detectado la necesidad de un modelo de resiliencia centrado en la agricultura familiar que tome en consideración las dimensiones ambiental, climática, económica y nutricional. Ha desarrollado un modelo de resiliencia familiar para reducir las repercusiones de crisis y perturbaciones en las familias y ayudarlas a recuperarse con mayor rapidez e incluso mejorar su vida. Con un “sistema de puntuación de la resiliencia”, se realiza un seguimiento de los avances a través de una serie de indicadores cuantitativos que pueden integrarse fácilmente en los procedimientos normalizados de seguimiento y evaluación de los proyectos, como los estudios de referencia, y también se define el perfil de las familias en las distintas fases de los proyectos. El enfoque del FIDA se ha desarrollado para colmar un vacío: la mayoría de los métodos para medir la resiliencia se centran solo en las crisis y perturbaciones climáticas, son complejos y no son fáciles de adoptar a nivel de los proyectos y los hogares. En comparación, el sistema del FIDA de puntuación de la resiliencia mide la resiliencia a nivel de las familias y puede ser de utilidad para evaluar los cambios en la resiliencia de estas con el tiempo y desglosarlos por distintos factores de resiliencia. Se prevé que ello facilite la identificación de los factores de resiliencia a los que debe darse prioridad en intervenciones futuras. El modelo ya se está probando en la República Dominicana, Guyana, Cuba y Nicaragua antes de su perfeccionamiento y ampliación de escala en toda la región.

Comprensión de la rentabilidad económica de las inversiones en tecnologías de energía renovable

La energía limpia es fundamental para mejorar la vida de la población rural pobre e incrementar la producción agrícola, y el FIDA se ha comprometido a ampliar el apoyo en favor de ella. Por tanto, está desarrollando un modelo económico que capte los beneficios y los costos de una manera que los proyectos que reciben apoyo del FIDA puedan adoptar fácilmente, con miras a ampliar el apoyo a las tecnologías de energía renovable a gran escala. En la región de América Latina y el Caribe, se ha seleccionado al Brasil y la República Dominicana como países donde realizar pruebas piloto junto con otros tres países del resto del mundo; contar con contextos diferentes será importante a la hora de desarrollar un modelo flexible. En el Brasil, en el marco del proyecto Dom Hélder Câmara II, se presta apoyo a biodigestores en pequeña escala, y a través de un fondo de incentivos ambientales se promovieron 169 prácticas de gestión sostenible de la tierra, por ejemplo en relación con biodigestores, estufas ecológicas y apicultura. En la República Dominicana, con objeto de reducir las emisiones procedentes de la agricultura, el FIDA ha comenzado a promover inversiones en energía solar en el marco su Proyecto de Desarrollo Económico Rural en el Centro y Este (PRORURAL Centro y Este). Los gobiernos de ambos países también han adoptado políticas que promueven las tecnologías de energía renovable y tienen por objeto reducir los gases de efecto invernadero.

Recuadro 1: Innovaciones relacionadas con el clima que reciben apoyo del ASAP2 en América Latina y el Caribe

14

A fin de incrementar el apoyo que brinda a los países para que cumplan con las

contribuciones determinadas a nivel nacional que asumieron en virtud del Acuerdo de París

de 2015 para frenar con urgencia el calentamiento mundial, el FIDA también ha entablado

una asociación con la FAO basada en donaciones para poder contar con sus conocimientos

especializados a la hora de realizar evaluaciones completas del potencial de mitigación de

los gases de efecto invernadero de 65 inversiones del Fondo. Además, la FAO pondrá a

disposición documentos de trabajo especializados para respaldar el diseño de proyectos. En

América Latina y el Caribe, esta ayuda beneficiará a los proyectos de 11 países.8

El FIDA también está aprovechando su asociación de larga data con el FMAM y la

experiencia de este en la dirección del Programa Experimental Integrado en África. A través

de una nueva asociación con la FAO y bajo la dirección del Programa de las Naciones

Unidas para el Desarrollo (PNUD), el FIDA contribuirá al programa de impacto Sistemas

alimentarios, uso de la tierra y restauración, que apunta a transformar los sistemas

alimentarios y de uso de la tierra y ayudar a los países a que concilien los intereses sociales,

económicos y ambientales contrapuestos alejándose de los enfoques sectoriales insostenibles.

El apoyo del FMAM ayudará a los países a satisfacer la creciente demanda de una mayor

producción agrícola y ganadera, al tiempo que abordan los riesgos vinculados a una ulterior

expansión de la frontera agrícola en bosques y hábitats naturales con una gran concentración

de biodiversidad, la erosión de la diversidad genética, la sobreexplotación de la tierra y los

recursos hídricos, el uso excesivo de fertilizantes y plaguicidas químicos, y las emisiones de

gases de efecto invernadero. El programa beneficiará directamente a alrededor de 5 millones

de personas, también de pueblos indígenas, y se centrará decididamente en las cuestiones

de género. En América Latina y el Caribe, este programa de impacto abarcará a Colombia,

Guatemala, México y el Perú y se centrará en las cadenas de valor del café y la carne de

vacuno. El apoyo del FIDA se centrará en el Perú y en la cadena de valor del café, y alcanzará

a alrededor de 1,3 millones de personas. También en el Perú, el FIDA se asociará con la

FAO y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) en el

marco del Programa de Paisajes Sostenibles de la Amazonia, para encontrar enfoques más

sostenibles; el programa también abarca a Bolivia, el Brasil, Colombia, el Ecuador, Guyana

y Suriname. Con el proyecto se prestará apoyo a la conservación de bosques y humedales

saludables y funcionales y de sus reservas de carbono, se prevendrán las emisiones de gases

de efecto invernadero y se generarán medios de vida locales sostenibles y resilientes.

En este informe, todos los proyectos incluidos en los estudios de casos que figuran en

las páginas siguientes ayudan a los agricultores a adaptarse al cambio climático y aumentar

la sostenibilidad ambiental, además de generar beneficios conjuntos para la mitigación

del cambio climático, por ejemplo, mediante prácticas agrícolas mejoradas, como

la agroforestería.

NutriciónCon el apoyo del Gobierno del Canadá, el FIDA renovó su compromiso con la nutrición,

como tema aparte de la seguridad alimentaria, a través de su primer plan de acción para

2016-2018 que le dedica específicamente. En consecuencia, en la región de América Latina

y el Caribe se ha intensificado la incorporación sistemática de esta cuestión urgente y los

proyectos que se considera tienen en cuenta la nutrición han pasado de ser un 29 por ciento

de los aprobados en 2015 a un 75 por ciento en 2018. Un análisis de siete informes sobre el

diseño del proyecto realizados durante la FIDA10 reveló que se preveía que más de 66 000

8 Belice, Bolivia, Brasil, Ecuador, Granada, Haití, México, Nicaragua, Paraguay, Perú y República Dominicana.

15

familias (el 54 por ciento del total de los beneficiarios) se beneficiaran con actividades

relacionadas con la nutrición. Los proyectos aprobados entre 2016 y 2018 contienen uno

o más indicadores relacionados con la nutrición en distintos niveles; en el marco lógico

de todos los proyectos, o en los documentos conexos, figura un indicador sobre nutrición

relacionado con la diversificación o la calidad de la dieta o con ambos.

En la mayoría de los proyectos que tienen en cuenta la nutrición se incluyeron

intervenciones sobre comunicación para el cambio de comportamiento y capacitación en

materia de nutrición, que contribuyen a traducir las iniciativas dedicadas a los medios de

vida y la agricultura/ganadería en dietas más diversificadas y de mejor calidad para toda la

familia. Posteriormente, se invirtió en la producción de alimentos para consumo doméstico

y para los mercados locales y, a continuación, tuvieron lugar un diálogo sobre políticas y

actividades de coordinación con actores de otros sectores dirigidas a generar un entorno

propicio y un enfoque multisectorial.

Todos los estudios de casos contienen ejemplos de iniciativas que tienen en cuenta la

nutrición. Por ejemplo, el proyecto presentado en el estudio de caso de Bolivia tiene el

objetivo de aumentar la disponibilidad de alimentos nutritivos y variados en los sistemas

alimentarios locales y más amplios a pesar de los efectos negativos del cambio climático. En

el marco de ese proyecto se aprovecha la agrobiodiversidad local y la diversificación como

medida de adaptación al cambio climático para promover huertos familiares que incluyan

especies de plantas medicinales y hortícolas locales y bancos comunales de semillas que

puedan utilizarse e intercambiarse entre las familias, con lo cual se incrementa la resiliencia

y se aportan beneficios nutricionales a las comunidades indígenas. En el estudio de caso de

Haití se pone de relieve cómo los beneficios nutricionales constituyen un criterio para la

selección de cultivos, mientras que la agricultura doméstica integrada es una de las estrategias

clave del estudio de caso de Granada. En el marco de otro proyecto, en Guyana, que no

forma parte de los estudios de casos, se están tratando de mejorar los hábitos de consumo

con alimentos más nutritivos y es un buen ejemplo del modo en que trabaja el FIDA para

incorporar sistemáticamente la nutrición en las cadenas de valor agrícola inclusivas, que

constituyen una parte importante de la cartera mundial del Fondo. El FIDA ha adoptado

un enfoque que tiene en cuenta la nutrición en su teoría del cambio y ha desarrollado

herramientas para evaluar sus resultados.

Igualdad de género y empoderamiento de la mujerEl FIDA ha elaborado una estrategia de género para dar apoyo a las inversiones en la región.

La estrategia se basa en tres objetivos estratégicos de la Política del FIDA sobre la Igualdad

de Género y el Empoderamiento de la Mujer, a saber, el empoderamiento económico, la

igualdad de condiciones a la hora de expresarse en la adopción de decisiones y un reparto

equitativo de la carga de trabajo. Existen numerosos ejemplos de la manera en que está

trabajando el FIDA para incorporar sistemáticamente la perspectiva de género y empoderar

a la mujer en América Latina y el Caribe. Cabe destacar los esfuerzos de la región en realizar

inversiones que contribuyen a transformar las relaciones de género. En el FIDA se considera

que los proyectos que contribuyen a transformar las relaciones de género son los que crean

oportunidades para que las personas combatan activamente las normas estructurales y

sociales que perpetúan las desigualdades entre mujeres y hombres, promueven puestos de

influencia social y política para las mujeres en el seno de sus comunidades, y abordan la

falta de equidad en el reparto de poder entre mujeres y hombres. En el recuadro 2 se ofrece

un ejemplo de Colombia, donde las mujeres de las zonas rurales contribuyen a mantener

la paz a largo plazo.

Una cooperativa de mujeres indígenas en Guatemala, que ha llegado a los mercados

internacionales, es otro ejemplo de la manera en que el FIDA está trabajando para incorporar

sistemáticamente la perspectiva de género y empoderar a las mujeres en América Latina y

el Caribe, pues muestra que el empoderamiento económico de la mujer puede extenderse

más allá del hogar y la comunidad. Mujeres 4 Pinos es la primera cooperativa de mujeres

en Guatemala que exporta productos directamente a los mercados de los Estados Unidos

y Europa. Al ofrecer una gran variedad de servicios sociales y económicos que fomentan

el empoderamiento de la mujer, la cooperativa también ha ayudado al 70 por ciento de

sus miembros a salir de la pobreza y sus historias de éxito se están conociendo por toda

la región. Con apoyo de una donación del FIDA, la Cooperativa de Mujeres 4 Pinos ha

promovido el acceso de sus 250 miembros al crédito, la tecnología, los insumos y los

mercados, y también ofrece servicios de salud, capacitación, guardería para los niños y un

programa de enseñanza primaria acelerada (con becas) gracias al cual los miembros o sus

familiares pueden terminar sus estudios. Para las mujeres kaqchiquel que son miembros de

ella, estos servicios se traducen en oportunidades que les cambian la vida.

Un enfoque innovador consiste en adentrarse más allá del nivel comunitario y abordar

las normas de género en el seno del hogar. El FIDA es un precursor de las metodologías

basadas en los hogares,9 porque considera que son eficaces a la hora de hacer frente a las

normas de género de un modo que funcione para todos los miembros de la familia. El

Fondo está convencido de que el empoderamiento de la mujer no puede lograrse sin un

cambio a nivel de los hogares en el que intervengan todos los miembros, ya sean jóvenes o

ancianos, hombres o mujeres. Estos enfoques pueden ayudar a garantizar el empoderamiento

económico de la mujer y también aumentar su influencia en las inversiones decisivas del

9 Para obtener más información y el conjunto de herramientas del FIDA, véase www.ifad.org/es/web/knowledge/publication/asset/40253899 (en inglés).16

La Amistad es el nombre de un grupo de mujeres en Colombia que recibe apoyo en el marco del Proyecto de Fomento de la Capacidad Empresarial Rural: confianza y oportunidades, financiado por el FIDA, que fue galardonado con el Premio de Género del FIDA en 2017 para la región. Gracias al proyecto, se incrementan los ingresos y se mejoran las condiciones de trabajo de las familias extremadamente pobres del medio rural mediante el empoderamiento de las mujeres y hombres indígenas y afrodescendientes desfavorecidos, lo cual es esencial para mantener una paz duradera en Colombia, que se está reconstruyendo tras 50 años de conflictos.

Las asociaciones locales de mujeres indígenas y afrodescendientes han puesto en marcha una amplia serie de actividades de generación de ingresos y reconciliación posconflicto como, por ejemplo, ecoturismo, sastrería, empresas agroalimentarias y rehabilitación ambiental. También están sustituyendo cultivos ilícitos con cultivos alimentarios. A medida que van aumentando la confianza y las competencias de las mujeres, ellas se van aventurando en ámbitos que antes estaban dominados por los hombres, como la cría de ganado. El proyecto otorga gran visibilidad a esas mujeres, quienes impulsan el cambio en sus comunidades y sientan las bases para una transformación de las relaciones de género en la comunidad y fuera de ella.

Proyecto de Fomento de la Capacidad Empresarial Rural: confianza y oportunidades, Colombia.

Recuadro 2: Mujeres del medio rural que consolidan la paz en Colombia

17

hogar e incluso de la comunidad. En el estudio de caso de Haití que figura en este informe,

por ejemplo, se muestra cómo se adoptarán metodologías basadas en los hogares en el marco

del proyecto no solo para integrar el aprendizaje y cuestionar las normas discriminatorias de

género, sino también para mejorar las relaciones intergeneracionales. La metodología se está

aplicando asimismo en un proyecto que recibe apoyo del FIDA en Guatemala, como parte de

un programa mundial para mejorar el empoderamiento económico de las mujeres rurales.10

Las políticas y el apoyo de los gobiernos también pueden tener una influencia decisiva

cuando se trata de transformar las relaciones de género, y un proyecto en el Uruguay es

un buen ejemplo de los casos en que esto ha contribuido a conceder a las mujeres la

copropiedad de la tierra para hacer frente a la disparidad entre los sexos en relación con

el acceso a este activo fundamental. Con apoyo de los expertos técnicos del proyecto, el

Gobierno modificó las convocatorias de propuestas para beneficiar a las mujeres de las

zonas rurales y, a comienzos de 2018, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca

observó un aumento en la participación de la mujer en proyectos productivos, que pasó

del 19,8 por ciento en 2013 al 42,1 por ciento en 2017, y que el 47 por ciento de los planes

de fortalecimiento institucional contaba con actividades centradas en cuestiones de género

o con iniciativas en las que participaban grupos de mujeres. Esto se ha sustentado con un

fortalecimiento institucional y, desde 2015, existe un sistema de capacitación dirigido a más

de 200 funcionarios de gobierno y profesionales del sector privado.

De cara al futuro, tres de los cuatro proyectos nuevos de 2019 también se han propuesto

obtener resultados que contribuyan a transformar las relaciones de género en Cuba, el Perú

y la República Dominicana, de modo que la región va por buen camino para lograr la meta

general del Fondo fijada para la FIDA11, en la que se compromete a que el 25 por ciento de

su programa de préstamos y donaciones contribuya a transformar las relaciones de género.

10 El programa Aceleración de los progresos hacia el empoderamiento económico de la mujer rural en Guatemala, que se integró con el Programa de Desarrollo Rural Sustentable para la Región del Norte (PRODENORTE), financiado por el FIDA, y forma parte del Programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el empoderamiento económico de las mujeres rurales. El programa conjunto contó con el generoso apoyo de los gobiernos de Noruega y Suecia y con la participación de todos los organismos con sede en Roma, así como de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad entre los Géneros y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU-Mujeres). Pueden consultarse las experiencias positivas de Guatemala y otros países a través del siguiente enlace: http://mptf.undp.org/document/download/18719 (en inglés).

Estas mujeres pertenecen a un grupo llamado Asociación de Agricultores Respaldados por Dios, y de sus vacas, Princesa y Lucero, podrán obtener leche y carne, gracias al apoyo del Proyecto de Fomento de la Capacidad Empresarial Rural: confianza y oportunidades en Colombia (véase el recuadro 2).

©FIDA/Xavier Cervera/Panos

18

Jóvenes La LAC ha estado dando prioridad a los jóvenes en sus estrategias, proyectos y programas

desde 2006. Una evaluación de los proyectos en América Latina y el Caribe financiados

durante la Novena Reposición de los Recursos del FIDA (FIDA9, 2013-2015) puso de

manifiesto que, en respuesta a los problemas mencionados anteriormente, más del

40 por ciento de los proyectos evaluados tenían en cuenta las cuestiones relacionadas con los

jóvenes. En el marco de todos estos proyectos atentos a los jóvenes se incluía el desarrollo

de la capacidad y más del 80 por ciento también intentaba resolver la falta de acceso de

hombres y mujeres jóvenes a bienes y servicios y fomentaba sus perspectivas de empleo y

espíritu empresarial (véase el gráfico 1).

Respaldando a las organizaciones juveniles y los procesos de diálogo sobre políticas del

medio rural, la región ha sido muy activa a la hora de promover la mejora de las perspectivas

económicas para los jóvenes, respaldar la elaboración de políticas que les sean favorables y

reforzar su participación en los procesos de toma de decisiones en los planos local, nacional

y regional. Por ejemplo, el Programa de Fomento del Espíritu Empresarial de los Jóvenes en

los Territorios Rurales Pobres de América Latina y el Caribe (Juventud Rural Emprendedora),

financiado mediante una donación y ejecutado en el Brasil, Colombia, El Salvador, el Perú y

Venezuela de 2011 a 2016, dio lugar a la creación de una red regional de jóvenes con 3 000

participantes de toda América Latina. Esta organización ha contribuido a incrementar las

asociaciones y el intercambio de información, experiencias, herramientas, mejores prácticas

e innovaciones en el ámbito del desarrollo de empresas rurales entre los jóvenes del medio

rural de todo el continente. Sin ir más lejos, en El Salvador, el FIDA contribuyó a la fundación

en 2015 de la red Asociación Integral de Redes Juveniles Rurales de El Salvador, que ahora se

conoce como AREJURES. Esta red de jóvenes del medio rural cuenta actualmente con más

de 3 000 miembros de todo el país, muchos de ellos procedentes de comunidades pobres

que han sido beneficiarias de un proyecto financiado por el FIDA (véase a continuación

la declaración testimonial de Roberto Martínez, quien hace poco fue un joven dirigente

de AREJURES). Estas redes han fortalecido los conocimientos empresariales y en materia

de liderazgo de los jóvenes del medio rural, les han ayudado a establecer asociaciones con

el sector privado y a tener acceso a fondos públicos y privados y, en última instancia, han

mejorado sus oportunidades de empleo.

Hoy en día, la región sigue haciendo hincapié en la participación de los jóvenes y está

trabajando para seguir incrementando el número de proyectos que tienen en cuenta a los

jóvenes. Los cuatro proyectos previstos para 2019 serán atentos a los jóvenes, de modo que

50%

100%

0%

Acceso a los activos Acceso a conocimientos especializados

Acceso a los servicios Empleo y espíritu de empresa

33%

100%83% 83%

Gráfico 1: Tipos de intervenciones realizadas en América Latina y el Caribe en el marco de los proyectos que tuvieron en cuenta a los jóvenes durante la FIDA9

Fuente: Examen de la cartera de la LAC realizado en 2019.

19

la LAC ya está en buenas condiciones de alcanzar la meta institucional de que se tenga en

cuenta a los jóvenes en más de la mitad de los proyectos aprobados en el período abarcado

por la FIDA11 (2019-2021). De hecho, uno de los proyectos que ha de aprobarse en 2019

estará centrado principalmente en la juventud: el proyecto sucesor al Proyecto de Desarrollo

Económico Rural en el Centro y Este (PRORURAL Centro y Este), en la República Dominicana,

se ajusta estrechamente al Plan de Acción del FIDA para los Jóvenes del Medio Rural, puesto

en marcha recientemente. Con él también se promoverá la inclusión y la resiliencia ante el

cambio climático y los desastres naturales, como los huracanes Irma y María que azotaron la

República Dominicana en septiembre de 2017. Asimismo, el FIDA ha estado invirtiendo en

donaciones para detectar aquello que funciona y nuevas maneras de trabajar con los jóvenes

en América Latina y el Caribe (véase el recuadro 3).

Una donación del FIDA al Brasil, Colombia, Guatemala, el Perú y la República Dominicana (2012-2016) tuvo por objeto contribuir a la reducción de la pobreza entre los jóvenes del medio rural mejorando su capacidad de acceder a las iniciativas de desarrollo rural que fueran pertinentes para sus estrategias de subsistencia. Los objetivos específicos eran: i) generar y difundir información y conocimientos actualizados sobre la situación de los jóvenes de las zonas rurales de los países y territorios seleccionados, haciendo especial hincapié en la comprensión y el aprendizaje de sus propias demandas, aspiraciones y estrategias de subsistencia; ii) profundizar el diálogo sobre políticas en favor de los intereses de los jóvenes del medio rural y simplificar los instrumentos actuales del Fondo; iii) identificar y cofinanciar microempresas innovadoras creadas por jóvenes del medio rural, invirtiendo al menos el 50 por ciento de los recursos en iniciativas encabezadas por mujeres jóvenes, y iv) generar enseñanzas y conocimientos útiles para mejorar las funciones que desempeñan los jóvenes en sus territorios. El programa contaba con tres componentes, a saber: la gestión de los conocimientos, la promoción y el diálogo sobre políticas, y el aprendizaje y la ampliación de la escala de las innovaciones.

Uno de los resultados obtenidos fue que los jóvenes lograron tener más oportunidades de diálogo con las principales instituciones y pudieron expresar su opinión en la formulación de políticas, así como definir las intervenciones de desarrollo, especialmente en El Salvador y Colombia, donde se crearon y cultivaron redes juveniles. En El Salvador, la red obtuvo personería jurídica formal, con más de 3 000 jóvenes en calidad de miembros. En Colombia, la red contó con 2 200 miembros distribuidos en 70 sucursales locales y logró recaudar más de USD 2 millones del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Gracias a un Fondo de inversión para el aprendizaje, se beneficiaron 56 empresas dirigidas por jóvenes en las que trabajaban 537 jóvenes empresarios.

Fuente: Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, IFAD’s Engagement with Rural Youth (Roma: Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, 2018).

Recuadro 3: El Programa de Fomento del Espíritu Empresarial de los Jóvenes en los Territorios Rurales Pobres de América Latina y el Caribe, financiado mediante una donación regional del FIDA

20

Pueblos indígenasEl apoyo del FIDA a la región hace, entre otras cosas, especial hincapié en los pueblos

indígenas. De la cartera del FIDA, hay 20 proyectos en curso11 que están dirigidos a los

pueblos indígenas y, en varios proyectos de América Latina y el Caribe, se presta especial

atención a los pueblos indígenas. Además, en su quinto ciclo de proyectos, el Fondo de

Apoyo a los Pueblos Indígenas ha aprobado 11 proyectos centrados en los jóvenes. Los

proyectos aprobados en el marco de este fondo se ejecutarán en 11 países y estarán destinados

a 20 pueblos indígenas diferentes.12 Abarcarán las siguientes esferas temáticas: la tenencia de

la tierra, la protección del territorio y su vigilancia, las prácticas ancestrales, la promoción

de los conocimientos indígenas en los sistemas alimentarios indígenas, la seguridad

alimentaria, los sistemas tradicionales de gestión agrícola y forestal, el fortalecimiento de la

identidad y la cultura indígenas, la mitigación del cambio climático, la agricultura familiar

y la generación de ingresos.

Además, el FIDA está prestando apoyo a una organización regional en el empoderamiento

de las comunidades afrodescendientes de América Latina mediante una donación para la

realización de actividades en el Brasil, Colombia, el Ecuador y el Perú dirigidas a promover

una mayor inclusión económica y social. La donación del FIDA de USD 1 750 000 fue

concedida a la Fundación Activos Culturales Afro (en adelante, “Fundación ACUA”) y las

comunidades participantes adquirieron las capacidades necesarias para preservar cultivos y

tradiciones alimentarias olvidados desde hacía mucho tiempo mediante el establecimiento

de pequeñas empresas para vender productos en mercados de mayor tamaño. La donación

se centró especialmente en las mujeres, que siguen siendo las guardianas de la tradición

en las comunidades afrodescendientes. La misma dio lugar a tecnologías más productivas,

como nuevas máquinas para la elaboración de las nueces de coco. También llevó al

desarrollo de nuevos productos, como la harina de papachina, una hortaliza local, y un

pesto de hierbas aromáticas regionales. Los nuevos conocimientos sobre la biodiversidad

propiciaron el establecimiento de asociaciones innovadoras. En colaboración con Slow

Food, una organización mundial que se dedica a preservar las tradiciones culinarias locales,

más de 180 familias de afrodescendientes se unieron para proteger el cangrejo negro, un

ingrediente importante en la gastronomía local. Al término de la donación, las 44 empresas

culturales respaldadas por la Fundación ACUA se consideraron sostenibles y sus ingresos

habían aumentado en casi un 50 por ciento. Además, 22 de sus productos con identidad

cultural ahora se venden en los mercados nacionales y grandes almacenes. Gracias a esta

donación también se fortalecieron las organizaciones de afrodescendientes, registrándose un

aumento del 24 por ciento en el número de sus miembros durante el período de ejecución

del proyecto. En reconocimiento de los logros alcanzados, la donación recibió uno de los

premios del FIDA destinados a las donaciones, el relativo a la innovación. El enfoque de

la Fundación ACUA ha sido reproducido por otros asociados para el desarrollo, como el

Fondo para el Medio Ambiente Mundial, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo

Internacional y el Gobierno de Colombia.13

11 En los siguientes países: Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Nicaragua y Perú.12 Pueblos pijao, yanacona, emberá, dobida, wounan, nasa, misak, inga, kamentsa, cubeo, quechua, nahua, lenca, maya ch’orti’, mixe, chinanteco, zapoteco, misquito, mayagna y fischcat.13 Para obtener más información, véase el relato del FIDA titulado “Recuperando tradiciones perdidas” en el siguiente enlace: www.ifad.org/es/web/latest/story/asset/39017648

21

El estudio de caso sobre Bolivia que figura en este informe constituye otro ejemplo de

la manera en que el FIDA busca preservar los conocimientos tradicionales para las futuras

generaciones indígenas y fortalecer su resiliencia al clima, y en la sección sobre el impacto

también se incluye un ejemplo del apoyo que presta el FIDA para mejorar los medios de

vida indígenas en México.

Actuación en materia de políticas El FIDA tiene una larga trayectoria de actuación en materia de políticas en la región, tanto

a nivel nacional como a nivel regional. Con la excepción de Haití, la mayoría de los países

de la región en los que el FIDA mantiene operaciones son países de ingresos medios o

medio altos. Estos países han experimentado una amplia transformación estructural o

rural, o de ambos tipos. Sin embargo, la región también tiene dificultades para superar la

desigualdad, y la pobreza y la malnutrición están aumentando de nuevo. En este contexto,

el FIDA respalda a los gobiernos para que realicen los cambios normativos importantes que

se precisan para garantizar una transformación que sea inclusiva, lo cual incluye extender

los servicios públicos de calidad a las zonas rurales, formular políticas específicas y realizar

inversiones que presten apoyo a los grupos marginados, e incluir a la sociedad civil y a las

autoridades locales en el proceso. De hecho, la función del FIDA ha sido la de generar un

espacio para el diálogo que sirva para la mediación con diversos grupos, en particular a

favor de la agricultura familiar, la igualdad de género y la inclusión tanto de los jóvenes

como de los pueblos indígenas. En un examen de la actuación del FIDA en materia de

políticas se constató que la región contaba con el mayor número de estrategias en los

países en que la actuación en materia de políticas se destacaba como prioridad y la mayor

proporción de donaciones que se centraban en cuestiones de políticas. Por ejemplo, las

Mesas de Desarrollo Rural son justamente eso: un espacio de debate sobre políticas para las

organizaciones de las zonas rurales y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, entre

otros actores. Originadas en 2001 tras un acuerdo con el Gobierno del Uruguay en el marco

del Proyecto Uruguay Rural, estas mesas siguen desempeñando un papel fundamental en

las actividades que reciben apoyo del FIDA. Hoy en día, existen más de 40 mesas en las

que participan alrededor de 20 000 personas y que agrupan a unas 500 organizaciones

de agricultores, trabajadores agrícolas y otros representantes sectoriales. Este enfoque fue

“Cuando volvimos a cultivar las plantas tradicionales, los hombres nos decían con desprecio: ‘Aquí vienen esas mujeres con su cháchara sobre las hierbas’”, cuenta Teófila Betancurth, presidenta de la Fundación Chiyangua, una organización de afrodescendientes que recibe el apoyo de la Fundación ACUA. “Ahora que las familias se están ganando la vida de esa manera, los hombres nos buscan para informarse sobre nuestros cultivos y técnicas agrícolas”, dice. “Las mujeres en nuestra comunidad son productoras de alimentos, consolidadoras de la paz y las que se preocupan por nuestro medio ambiente.”

©FIDA/Angele Etundi/ACUA Foundation

22

Las pequeñas explotaciones familiares constituyen la gran mayoría de los agricultores en los países del MERCOSUR (Mercado Común del Sur), aunque no siempre se han beneficiado de los servicios y los incentivos de las políticas agrícolas; de hecho, el concepto de agricultura familiar no siempre se ha valorado, o incluso reconocido, en la misma medida que hoy. El MERCOSUR ampliado ha sido fundamental para este proceso, en particular gracias a la creación de la Reunión Especializada sobre Agricultura Familiar (REAF) y, posteriormente, el Fondo para la Agricultura Familiar, administrado por la FAO.

La REAF se originó en 2000 con una donación del FIDA dirigida a fomentar el diálogo y la adopción de medidas en materia de política pública entre los gobiernos y las organizaciones de agricultores familiares. El objetivo principal era el de identificar, acordar y articular políticas públicas que favorecieran a la agricultura familiar, abordando las causas profundas de la pobreza y el desarrollo territorial de las zonas rurales como elementos fundamentales de una transformación estructural y rural inclusiva. El apoyo que el FIDA prestó a la REAF fue fundamental para promover el concepto de agricultura familiar y alcanzar una definición común, lo que llevó a un mayor reconocimiento e inclusión de la misma en los presupuestos nacionales. En las fases posteriores, la atención se centró en sistematizar las enseñanzas extraídas y en reproducir la experiencia de la REAF en 10 países de América Latina y en África Meridional. Junto con las actividades de consolidación y expansión de la plataforma de la REAF, se llevaron a cabo actividades de cooperación Sur-Sur y cooperación triangular con apoyo del FIDA y en colaboración con el proceso de integración regional de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). El apoyo prestado por el FIDA durante este proceso ha contribuido notablemente a la creación de plataformas nacionales para el diálogo sobre políticas en materia de agricultura familiar y a la consolidación de las existentes. Los intercambios entre países han dado lugar al análisis, formulación y puesta en común de políticas públicas para los agricultores familiares, a menudo tras haberse puesto a prueba en el marco de proyectos que reciben apoyo del FIDA. Desde entonces, el FIDA ha seguido abogando por la importancia de la agricultura familiar en la región, también mediante la presión y el apoyo institucional del Foro Rural Mundial a la campaña que condujo a la proclamación por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas del Año Internacional de la Agricultura Familiar en 2014 y del Decenio Internacional de Agricultura Familiar en 2019-2028, promovidos inicialmente por el Gobierno de Costa Rica.

Recuadro 4: En el marco de la iniciativa FIDA-MERCOSUR se siembran las semillas de la agricultura familiar

adoptado en el Uruguay por ley en 200714 y con él se hace frente a diversas inquietudes de

los habitantes de las zonas rurales que van desde la conectividad, la energía y el agua potable

a la salud, la educación y la ley de tierras. En las Mesas de Desarrollo Rural también se

elaboran proyectos que se presentan a la Dirección General de Desarrollo Rural (establecida

con el apoyo del FIDA), en particular sobre cuestiones que se ven perjudicadas con el cambio

climático, como la sanidad animal, el uso y la gestión de la tierra, el uso de agroquímicos y

los seguros agrícolas.

14 Ley n.º 18.126, promulgada el 12 de mayo de 2007.

23

Más recientemente, con aportaciones de ONU-Mujeres y sobre la base de la experiencia

mexicana, el FIDA y la FAO han elaborado una nota de políticas para respaldar el diálogo

y considerar la igualdad de género y el enfoque cultural en las políticas que favorecen a la

seguridad alimentaria, la productividad y el desarrollo rural.15 En Colombia, El Salvador,

el Ecuador y México se crearon Grupos de Diálogo Rural con financiación con cargo a una

donación regional del FIDA para promover un diálogo con base empírica sobre cuestiones

prioritarias entre la sociedad civil y los gobiernos; los grupos llevaron a la formulación de la

Ley general de tierras y desarrollo rural en Colombia, la Estrategia para el Buen Vivir Rural

en el Ecuador y la Estrategia de Desarrollo Integral y Sostenible de la Franja Costero-Marina

en El Salvador. Los grupos están compuestos por entre 10 y 30 personas influyentes en

representación de organizaciones de la sociedad civil, el sector empresarial, el ámbito

intelectual, organizaciones no gubernamentales y funcionarios de gobierno, quienes se

reúnen a debatir sobre cuestiones que han quedado fuera de los programas de los gobiernos.

Cada grupo es convocado conjuntamente por el gobierno nacional y una organización de

la sociedad civil. Con un proyecto de seguimiento financiado mediante una donación se

procura consolidar los Grupos de Diálogo Rural como grupos independientes y legítimos

con la capacidad de proponer y respaldar cambios en las políticas de modo que la población

rural pobre se vea beneficiada.

Dado que comienza el Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar, el

apoyo del FIDA en la región es más pertinente que nunca (véase en el recuadro 4 información

más detallada sobre los logros fundamentales del FIDA en materia de políticas en apoyo de

la agricultura familiar en la región).

La labor del FIDA en asociación La región de América Latina y el Caribe está ampliando sus asociaciones con otras

organizaciones para lograr un mayor impacto en los agricultores familiares, y también está

intensificando las actividades de cooperación Sur-Sur y cooperación triangular entre los

países en apoyo a la innovación, nuevas asociaciones, el intercambio de conocimientos y la

ampliación de escala de los enfoques cuya eficacia haya sido demostrada.

Los estudios de casos muestran una amplia gama de asociaciones de cofinanciación,

como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo del Caribe.

En otros países, como Belice y Haití, el Fondo Verde para el Clima y el Programa Mundial

de Agricultura y Seguridad Alimentaria son nuevos asociados, y el FIDA sigue colaborando

con otras organizaciones (como la FAO, el PNUD y la ONUDI) mediante los principales

programas respaldados por el FMAM. El FIDA también está trabajando con el sector privado

en la región, con empresas como Hilton, Lindt & Sprüngli y Subway, para que se abastezcan

de productos alimenticios directamente de los agricultores y en relación con el desarrollo de

cadenas de valor inclusivas. Así como los pequeños agricultores, los gobiernos nacionales y

federales son asociados clave y, entre 1995 y 2017, la región registró las tasas más elevadas

de cofinanciación nacional (FIDA, 2018a).

Otro enfoque importante con respecto a las asociaciones es el de la cooperación Sur-Sur y

la cooperación triangular, y el FIDA ha establecido en el Brasil un centro regional dedicado a

la promoción de nuevas iniciativas. En 2018, jóvenes beneficiarios de proyectos respaldados

por el FIDA en el Camerún, Côte d’Ivoire, Ghana y Nigeria participaron en un programa

de aprendizaje de intercambio en el Brasil centrado en prácticas resilientes al clima para la

15 Puede consultarse en el siguiente enlace: www.ifad.org/es/web/knowledge/publication/asset/41195962

24

gestión poscosecha de la yuca. El programa de intercambio se organizó en colaboración con

el Instituto Brasil África y la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (EMBRAPA).

Con el Programa de adaptación de los conocimientos para el fomento de la agricultura

sostenible y el acceso a los mercados, se pone en contacto a los especialistas en agricultura de

la EMBRAPA con el personal de los proyectos financiados por el FIDA en toda la región para

que los ayuden a resolver dificultades técnicas durante la fase de ejecución. La EMBRAPA

fue uno de los asociados en el Mercado de Innovación Agrícola, una iniciativa respaldada

por el FIDA, que puso en contacto a los países de esta región y de África para llevar a cabo

investigaciones conjuntas en relación con las prioridades en común. Poco más de una quinta

parte de los proyectos contó con la participación de 10 países de la región, y la iniciativa tuvo

como resultado el intercambio de más de 1 000 muestras de germoplasma entre Bolivia, el

Brasil, Colombia y Guayana Francesa, así como entre países africanos; la celebración de más

de 100 actos en 19 países, y la realización de más de 120 publicaciones. El FIDA también ha

respaldado la ampliación de escala del Mercado de Innovación Agrícola.16

Los resultados y el impacto en América Latina y el CaribeEn última instancia, lo más importante es el impacto que pueden tener las inversiones

que reciben apoyo del FIDA, y el Fondo examina atentamente sus resultados a la hora de

generar impacto.

La Oficina de Evaluación Independiente del FIDA (IOE) desempeña un papel decisivo en

la evaluación de los resultados a nivel temático, nacional y de los proyectos. Estas evaluaciones

son fundamentales para consolidar aún más los resultados de las inversiones futuras. Un

ejemplo reciente de una evaluación de proyecto realizada por la IOE puede encontrarse en

Belice, donde se consideró oportuno y pertinente el apoyo del FIDA al movimiento nacional

de cooperativas de crédito para impulsar el acceso de microempresarios y agricultores

16 Para más información, véase: Heinrich et al., Agricultural Innovation Marketplace – South-South Cooperation Beyond Theory (Brasilia: Mercado de Innovación Agrícola, 2016).

En 2017, los tres organismos con sede en Roma firmaron acuerdos para establecer un sistema regional de colaboración con los objetivos comunes del Hambre Cero, la erradicación de la pobreza extrema en las zonas rurales y el fomento de comunidades rurales resilientes que se adapten mejor al cambio climático. Una iniciativa emblemática de colaboración es El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019, en la que también se informa sobre la región de América Latina y el Caribe.

Los tres organismos con sede en Roma desarrollaron iniciativas conjuntas en Haití, Colombia y Guatemala para poner a prueba el nuevo marco de colaboración y también acordaron evaluar conjuntamente la situación de sequía en el Corredor Seco de América Central y Haití. En la República Dominicana, están trabajando con el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo en una iniciativa en pro de la resiliencia dirigida a mejorar la gobernanza y la resiliencia ante crisis relacionadas con el clima a nivel local y, en Honduras, el FIDA está preparando una propuesta de proyecto en apoyo de 15 000 pequeños productores, al que se asociaría el Programa Mundial de Alimentos (PMA) para favorecer los vínculos entre las iniciativas dedicadas a los pequeños agricultores y los programas nacionales de protección social.

Recuadro 5: Colaboración entre los organismos con sede en Roma (la FAO, el PMA y el FIDA) en América Latina y el Caribe

25

pobres del medio rural a servicios financieros. Este se centró en desarrollar la capacidad a

nivel microeconómico (por medio de cooperativas de crédito) y a nivel mesoeconómico

(por medio de la Unión de Cooperativas de Crédito de Belice) mediante la prestación de

asistencia técnica y la introducción de un plan de incentivos innovador en relación con las

cuentas de acciones de los miembros para que las cooperativas de crédito atrajeran nuevos

miembros del medio rural.

Las personas pobres de las zonas rurales que se afiliaron a las cooperativas de crédito

como resultado del programa lograron mejoras modestas en los ingresos, los activos,

la calidad de vida, las actividades económicas agrícolas y no agrícolas, la educación y

la salud. La evaluación reveló que es poco probable que el acceso a la financiación de

cooperativas de crédito mejore por sí solo de manera significativa los resultados relativos a la

productividad agrícola o a las empresas rurales, y que se precisan servicios complementarios

de extensión agrícola y desarrollo empresarial (FIDA, 2019b). Un ejemplo de evaluación

de la estrategia y el programa en el país es la del Perú, mediante la cual se evaluaron seis

proyectos que recibieron apoyo del FIDA y fueron ejecutados entre 2002 y 2016. Gracias a

ellos, se beneficiaron más de 233 700 personas del medio rural, 44 500 más de lo previsto

inicialmente. La evaluación señala que la reducción de la pobreza rural fue particularmente

significativa en la Sierra Norte, donde disminuyó en un 22 por ciento, y en la Sierra Sur,

donde disminuyó en un 12 por ciento. Entre las recomendaciones cabe mencionar trabajar

más estrechamente con los sectores más pobres de la población y llegar a las zonas más

marginadas (FIDA, 2018b).

La región de América Latina y el Caribe también está contribuyendo a la realización de una

iniciativa innovadora del FIDA cuya finalidad es evaluar el impacto a nivel institucional. La

Iniciativa del FIDA para la Evaluación del Impacto se vale de una masa crítica de evaluaciones

del impacto a nivel de los proyectos para determinar si los cambios en los resultados que se

hubieran o no observado entre los grupos objetivos de los proyectos pueden atribuirse a los

proyectos de desarrollo del FIDA. Esto va más allá de una sencilla comparación entre las zonas

donde se realizan proyectos con las zonas en las que no (mediante grupos de control) o de

comparar los indicadores antes y después de la realización de los proyectos, ya que a menudo

no se tienen en cuenta factores que pueden contribuir a los cambios observados, como factores

económicos, desastres naturales o conflictos. Hasta el momento, en América Latina y el Caribe

se han llevado a cabo evaluaciones del impacto en Bolivia, el Brasil y México.

La evaluación del impacto del Proyecto de Desarrollo Comunitario Forestal en los

Estados del Sur (Campeche, Chiapas y Oaxaca) (DECOFOS), ejecutado en los estados del

sur de México, determinó que el proyecto había generado 2 180 empleos verdes, superando

las metas en un 25 por ciento. Más de 16 000 hogares del medio rural mejoraron sus medios

de vida gracias al apoyo del DECOFOS. El proyecto contribuyó a la utilización sostenible

de la riqueza de recursos naturales en los bosques locales, que representan un importante

activo sociocultural para las comunidades indígenas que dependen de ellos para abastecerse

de provisiones tales como alimentos, agua, madera y plantas medicinales. Además, se prestó

apoyo a 57 microempresas rurales. En lo que se refiere al empoderamiento de la mujer, el

número de mujeres en puestos de gestión aumentó en el 33 por ciento de las organizaciones

que recibieron apoyo en el marco del proyecto. Las mujeres también se beneficiaron con

los 144 proyectos de transferencia de tecnología que se realizaron para promover la energía

limpia, como estufas de bajo consumo de leña. Las estufas también fueron buenas para

el medio ambiente, ya que generaron un ahorro del 30 por ciento al 60 por ciento en el

consumo de leña. Los gases de efecto invernadero también fueron el centro de atención de

ocho brigadas comunitarias que recibieron capacitación para adoptar medidas de mitigación

26

del cambio climático y realizar un seguimiento de los niveles de carbono. Además, se

desarrollaron 128 módulos agroforestales, lo cual benefició a 2 632 personas y contribuyó

a la recuperación de alrededor de 1 280 hectáreas de tierras degradadas y tierras que antes

carecían de vegetación (FIDA, 2018c).

En Bolivia, la evaluación del impacto se centró en el Proyecto Plan VIDA,17 que de 2011 a

2016 hizo frente a la pobreza extrema mediante el aumento de los ingresos y los activos de las

poblaciones rurales de Potosí y Cochabamba. Dos estrategias de inclusión social adoptadas

en el marco del proyecto fueron la aplicación de un enfoque de planificación comunitaria

participativa atento a las cuestiones de género y la realización de campañas dirigidas a

conceder documentos de identidad fundamentales para acceder a la tierra y al crédito. La

evaluación reveló que los efectos mayores se observaban entre los criadores de ganado,

probablemente debido a la naturaleza interrelacionada de sus actividades. Ello sugiere que

los proyectos especializados con un mayor número de componentes interrelacionados

pueden dar lugar a mayores efectos en general. Entre los efectos principales del proyecto,

cabe destacar un aumento en los ingresos agrícolas del 21 por ciento al año, un aumento en

los activos productivos del 12 por ciento y un aumento en los activos duraderos del 3 por

ciento. Quienes se dedicaban a la cría de ganado observaron un aumento en la diversidad

alimentaria del 4 por ciento. Es interesante observar que el estudio constató un impacto

escaso o nulo en los indicadores relativos al capital social, lo cual, visto junto con datos

empíricos cualitativos, sugiere que en Bolivia el capital social puede considerarse, más que

un resultado, un factor contribuyente al éxito de los proyectos (FIDA, 2018d).

Próximamente, se llevará a cabo un análisis institucional conjunto de todos los proyectos

realizados en el marco de la FIDA10 que se seleccionaron para su evaluación.

El impacto en las personasEl FIDA es una organización centrada en las personas y es por eso que brinda apoyo

sistemático a la ejecución y hace hincapié en la gestión de los conocimientos, manteniéndose

al tanto del impacto que los proyectos y programas que reciben su apoyo tienen en hombres

y mujeres particulares. A continuación, se muestra una pequeña selección de ejemplos de la

manera en que el FIDA está cambiando la vida de las personas en América Latina y el Caribe.

Rosa Maria Maquin es una joven agricultora indígena de la comunidad Seseb de San Agustín

Lanquín, en Alta Verapaz, en Guatemala. Se dedica a cultivos tradicionales como maíz,

17 Plan VIDA-PEEP de Erradicación de la Extrema Pobreza — Fase I. Este proyecto está diseñado en el marco del Plan de Erradicación de la Extrema Pobreza (PEEP) del Gobierno, que armoniza las iniciativas de diversos grupos que intervienen en la reducción de la pobreza y forma parte del Plan Vida de Bolivia, una iniciativa integral de lucha contra la pobreza. Está dirigido a 18 000 hogares pobres rurales de origen quechua y aimara que viven en el norte de la región de Potosí y en el sur de la región de Cochabamba.

Programa de Desarrollo Rural Sustentable para la Región del Norte (PRODENORTE), Guatemala.

©FIDA/Estibalitz Moras Dimas

27

cardamomo y frijoles. Al evocar su infancia, Rosa recuerda cómo su comunidad gozaba de

un clima cálido de febrero a octubre, con leves lluvias durante todo el año. Recuerda que

cuando era niña los días eran más frescos y los cultivos de maíz eran más productivos. Ahora,

sin embargo, siente que las lluvias son más esporádicas y abundantes. Del mismo modo

que los demás miembros de la población q’eqchi’, Rosa goza de una relación singular con

la naturaleza, lo cual ha contribuido a mantener aguas cristalinas en lugares de importancia

cultural como las cuevas de Lanquín y el famoso monumento natural Semuc Champey.

Hoy en día, para lograr salir de la pobreza junto a su familia a pesar del clima cambiante,

Rosa también está aprendiendo nuevas técnicas para promover cultivos como el del cacao

y la mandarina y recuperar plantas como el xput balam, una especie en peligro de extinción.

Junto a otros miembros de su grupo de ahorro, ha aprendido la importancia de mantener un

sistema forestal que proporcione sombra y nutrientes a sus cultivos, favorezca la humedad

del cercano río Cahabón y absorba los gases de efecto invernadero que están contribuyendo

al clima más caluroso, más seco e impredecible que está haciendo que sus cultivos sean

menos productivos. Rosa es una joven “promotora” de la comunidad y un ejemplo para los

otros en lo que respecta a la conservación del suelo, la diversificación de los medios de vida

y la sanidad animal. El apoyo técnico la ayuda a cuidar mejor de sus pollos, lo que se traduce

en obtener ingresos adicionales de su venta.

Aurelia Zapata vive en el ejido de Tuxtepec, en el municipio de Ramos Arizpe. Junto con su

familia, cultiva candelilla desde que comenzó un proyecto de renovación de la vegetación

respaldado por el FIDA. Esto la ha ayudado a mejorar la alimentación y la situación

económica de su familia: “Producimos 40 kilogramos cada dos semanas y, con lo que nos

pagan por la candelilla,18 ganamos unos 80 pesos [mexicanos] por kilogramo. Mi marido

paga la fruta, yo pago las compras, y ahorramos algo de dinero para otras necesidades o

emergencias. Mi hijo también mantiene a su familia”, afirma.

En las zonas semiáridas de las regiones Norte y Mixteca de México, unas 35 000 personas

pobres participan en el proyecto, que se puso en marcha en 2015 y está cofinanciado

por el FIDA y el Fondo Fiduciario de España para el Mecanismo de Cofinanciación de la

Seguridad Alimentaria en coordinación con el Gobierno de México. El mismo tiene por

objeto promover la utilización sostenible de los recursos forestales no madereros y aumentar

los ingresos de las mujeres y los hombres que en él participan. El proyecto se dirige a 1 555

grupos de personas y con él se promueve el desarrollo rural en 12,4 millones de hectáreas.

Además, se han creado, equipado y fortalecido 62 microempresas rurales e incorporado

nuevas zonas en los programas de gestión forestal, con lo que se permite el suministro

18 Para cera y velas.

Proyecto de Desarrollo Sustentable para las Comunidades Rurales de Zonas Semiáridas (PRODEZSA), México.

©FIDA/RIMISP

28

sostenible de materias primas para la elaboración y la comercialización. También se han

potenciado las capacidades humanas y sociales mediante talleres de capacitación técnica y

de gestión destinados a promover la producción sostenible y el acceso a los mercados rurales

y las empresas. Con el apoyo del proyecto, las familias rurales están cultivando especies

autóctonas como el ixtle de lechuguilla (utilizado en la industria manufacturera), el orégano

(para la producción de aceites) y la candelilla como posibles fuentes de ingresos y empleo.

Roberto Martinez fue presidente de la Asociación Integral de Redes Juveniles Rurales de

El Salvador, que recibe apoyo del FIDA y ahora se conoce como AREJURES, hasta fines

de 2017. Vio en primera persona cómo los jóvenes pueden impulsar el desarrollo. La

institución aboga por la inclusión de los jóvenes en las asociaciones comunitarias y los

departamentos municipales, y ha logrado la representación de los jóvenes del medio rural

en varios comités nacionales. Los miembros han representado a la AREJURES en varios

talleres internacionales, en particular el Foro Permanente de las Naciones Unidas para las

Cuestiones Indígenas, en Nueva York. “No solo pensamos en nosotros mismos, sino que

pensamos en cómo organizarnos para lograr algún objetivo en común”, señaló. “Estas son

las cosas que hacen cambiar nuestras vidas, poco a poco.”

Al brindar oportunidades de asociación, capacitación e iniciativa empresarial, la AREJURES

fomenta un programa nacional de participación democrática y oportunidades económicas

para mujeres y hombres jóvenes. La AREJURES, que tiene 13 redes departamentales en

todo el territorio nacional, es la principal red juvenil en este país densamente poblado.

El 60 por ciento de sus miembros son mujeres e incluye el Consejo Nacional de Jóvenes

Indígenas de El Salvador (CONAJIS). El FIDA financió el establecimiento de la red y ahora

presta apoyo a sus actividades. En un país con marcadas desigualdades, la AREJURES se

centra en empoderar a sus miembros en los planos comunitario, nacional e internacional.

La AREJURES también ha servido de inspiración a otros países de la región y actualmente el

FIDA colabora con el Sistema de la Integración Centroamericana para apoyar el programa

sobre los jóvenes del medio rural en otros siete países.

Donación del FIDA, El Salvador.

©FIDA

29

Elsa Vidaurre es una joven agricultora de Villa Abecia, un pequeño pueblo en el cañón de

los Cintis, ubicado en Chuquisaca, en Bolivia. Elsa tuvo que emigrar a la ciudad de Tarija

tan pronto como terminó la escuela, donde hizo malabares para trabajar y criar sola a su

niño pequeño. En una visita a sus padres, se enteró de un programa que recibía apoyo del

FIDA y decidió volver a Villa Abecia y tratar de tener una mejor calidad de vida. Se unió a un

grupo de mujeres y juntas presentaron al FIDA su proyecto para obtener la financiación que

necesitaban. Ahora se encuentra a cargo de una cadena de producción y sueña con estudiar

ingeniería alimentaria. Es la presidenta de un grupo de 10 mujeres que recolectan frutos

tradicionales y los transforman en diversos productos con valor agregado.

Uno de esos productos es un jugo natural de fruta de temporada, que se procesa y

empaqueta en bolsas de tipo sachet en una pequeña fábrica construida por el gobierno

local. Este jugo se vende como parte del programa de alimentación escolar de Villa Abecia,

así como en los pueblos de los alrededores. Elsa y su grupo han logrado obtener las licencias

necesarias con ayuda del programa del FIDA. Todas las mujeres son madres entre los 25

y 40 años de edad y, en su mayoría, crían solas a sus hijos. El programa de alimentación

escolar es muy importante para ellas, ya que es una forma de garantizar la seguridad

alimentaria y la nutrición, y Elsa dice que su grupo se alegra por poder alimentar a los niños

de sus comunidades con la misma atención y cuidado con que alimentan a los propios.

En la región de Elsa, el programa ha prestado asistencia a más de 30 proyectos impulsados

exclusivamente por mujeres. La mayoría de estas mujeres habían migrado a la ciudad cuando

eran muy jóvenes, pero ahora han regresado a las zonas rurales donde tienen la oportunidad

de llevar una vida mejor.

Programa de Inclusión Económica para Familias y Comunidades Rurales en el Territorio del Estado Plurinacional de Bolivia (ACCESOS), Bolivia.

©FIDA/Juan Manuel Rada

30

Estudios de casos de este informeLos cuatro estudios de caso que figuran en las páginas siguientes presentan brevemente

la labor del FIDA en relación con la cartera de proyectos en curso y de proyectos concluidos

recientemente. Cada uno de los estudios de caso trata acerca de una intervención

respaldada por el FIDA que aborda todos los temas de incorporación sistemática, a saber:

el empoderamiento de las mujeres y los jóvenes, la sostenibilidad ambiental y el cambio

climático, y la nutrición. Los estudios de caso proceden de Bolivia y el Brasil, así como de

Granada y Haití en el Caribe. Estos países se encuentran en distintas etapas de desarrollo,

concretamente en términos de transformación estructural y rural. Sin ir más lejos, Bolivia es

un ejemplo de país que ha experimentado un nivel elevado de transformación estructural,

pero un nivel bajo de transformación rural,19 mientras que el Brasil ha experimentado un

nivel elevado de transformación estructural y rural.20 En cada uno de los estudios de casos

se resumen los desafíos de desarrollo a los que ha hecho frente la intervención del FIDA

y luego se describe la respuesta del proyecto y se presentan los principales resultados y

efectos previstos. Los estudios de caso centran su atención en aspectos específicos y prestan

atención especial a los temas de incorporación sistemática, en lugar de intentar representar

la totalidad de iniciativas o resultados.

Además de estos estudios de caso, también otros informes de la serie Ventajas del FIDA

contienen otras experiencias procedentes de la región.

19 Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, Informe sobre el desarrollo rural 2016: Fomentar la transformación rural inclusiva (Roma: Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, 2016), cuadro 3.4. Según la definición del informe, la transformación rural “consiste en elevar la productividad agrícola, aumentar la capacidad de comercialización y los excedentes comercializables, y diversificar los modelos productivos y medios de vida. También comprende ampliar las oportunidades empresariales y de empleo decente fuera del sector agrícola, una mejor cobertura y acceso a los servicios y la infraestructura, y una mayor capacidad de acceder e influenciar procesos normativos pertinentes”. Todo ello conduce a lograr un crecimiento rural generalizado (y fuera del sector), así como espacios rurales mejor gestionados y más sostenibles. La transformación estructural se define como “tanto la causa como el efecto del crecimiento económico. Supone un aumento de la productividad en la agricultura y la economía urbana, un cambio en la composición de la economía (de una preponderancia de la agricultura a la presencia de más industrias y servicios), un alza de la participación en el comercio internacional, el crecimiento de la migración del campo a la ciudad y la urbanización, y la materialización de una transición demográfica de tasas de natalidad altas a bajas. Como consecuencia de ella se originan tensiones políticas, culturales, sociales y ambientales profundas que deben manejarse para garantizar la sostenibilidad a largo plazo”.20 Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, Informe sobre el desarrollo rural 2019: Crear oportunidades para los jóvenes de las zonas rurales (Roma: Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, 2019), gráfico M. En el informe también se identifica a Belice, Colombia, Costa Rica, el Ecuador, El Salvador, Honduras, México, el Perú, la República Dominicana y Suriname como países que están experimentando un nivel elevado de transformación estructural y rural, y al Paraguay como país que experimenta un nivel bajo de transformación estructural y un nivel elevado de transformación rural.

31

Estado Plurinacional de Bolivia: cuando los conocimientos tradicionales se combinan con la ciencia en favor de la acción por el clima

Datos destacados

Nombre del proyecto

Programa de Inclusión Económica para Familias y Comunidades Rurales en el Territorio del Estado Plurinacional de Bolivia (ACCESOS)

Fechas 2013-2019

Financiación Un total de USD 58,9 millones, de los cuales: USD 18 millones con cargo a un préstamo del FIDA; USD 10 millones con cargo a una donación del ASAP del FIDA; USD 9,7 millones del Gobierno de Bolivia (nacional y subnacional); USD 14,9 millones del Fondo Fiduciario de España para el Mecanismo de Cofinanciación de la Seguridad Alimentaria (en adelante, “Fondo Fiduciario de España”), y USD 6,3 millones con cargo a los beneficiarios

Grupos objetivo

112 000 miembros de hogares vulnerables en 16 municipios, con especial atención a las comunidades indígenas, las mujeres y los jóvenes

Desafíos relativos al desarrolloLa zona del programa tiene una población rural combinada de hogares quechua, aimara y

campesinos caracterizada por niveles elevados de pobreza y extrema pobreza. La zona abarca

una amplia variedad de ecosistemas con recursos naturales frágiles, amenazados o degradados,

y el desarrollo rural es sumamente vulnerable al cambio climático.21 Cuando fueron

21 La mayoría de los municipios seleccionados tienen un índice de vulnerabilidad al cambio climático que va de “elevado” a “muy elevado” según una metodología denominada Análisis de capacidad y vulnerabilidad climática, desarrollada por la Cooperativa de Asistencia y Auxilio a Cualquier Parte del Mundo (CARE), la cual se utilizó para comprender las vulnerabilidades, las capacidades y las necesidades de las comunidades del medio rural en 20 municipios que se determinaron como prioritarios.

32

consultados, los miembros de las comunidades se mostraron preocupados por la variabilidad

del clima, las sequías, las heladas, el granizo y las inundaciones, que afectan seriamente a los

cultivos y el ganado. Sin embargo, también estaban interesados en las oportunidades que

generaba el aumento de las temperaturas en el altiplano, como el cultivo de árboles frutales,

los cuales tienen un valor comercial superior al de los cultivos tradicionales. Las regiones más

pobres y pobladas del altiplano y los valles están sujetas a la deforestación para la extracción

de leña, porque no existen alternativas de fácil acceso, lo cual reduce el potencial de mitigación

del carbono y afecta los medios de vida, dando lugar a la pérdida de cultivos, ganado e

infraestructuras y al aumento de los conflictos en torno a los escasos recursos.

El agua es cada vez más escasa y mantener vivo al ganado se está volviendo cada vez más

difícil; además de las repercusiones inmediatas en la nutrición de no consumir carne ni leche,

una de las complicaciones conexas es la falta de abono que las comunidades puedan utilizar

como un eficaz fertilizante natural. La mayoría de los pequeños agricultores sencillamente

no tienen acceso a fertilizantes comerciales y se dan cuenta de que, sin abono, los cultivos

no crecen de la misma forma. Esto incluye cultivos como la papa, un alimento básico que

un tiempo era el orgullo de la zona del programa, ya sea por su variedad como por ser una

fuente rica de nutrientes. Las familias no pueden cultivar suficientes papas para alimentarse,

mucho menos para vender. Como consecuencia de todo ello, las perspectivas de los jóvenes

son muy limitadas, especialmente en las comunidades indígenas, de modo que muchos de

ellos abandonan la agricultura y las zonas rurales.

Con respecto a la nutrición, un estudio de referencia realizado para el programa reveló que

la prevalencia de la malnutrición infantil grave en niños menores de 5 años de edad oscilaba

entre el 6 por ciento y el 17 por ciento por retraso del crecimiento, emaciación e insuficiencia

ponderal. La malnutrición en la mujer también es motivo de preocupación y, en el diseño

del programa, se observó que, a pesar de que las mujeres tengan una gran carga de trabajo y

precisen más energía como consecuencia de ello, las prácticas culturales hacen que pierdan

preciadas calorías, ya que prefieren renunciar a los alimentos para que sus familias puedan

comer mejor.

Iniciativas respaldadas por el FIDA La mejora de las prácticas agronómicas y la rehabilitación de la tierra han sido dos estrategias

clave para aumentar la resiliencia a los efectos del cambio climático en los medios de vida de

las comunidades del medio rural y aportar beneficios sociales y nutricionales paralelos, como

detectar y difundir conocimientos sobre las prácticas indígenas de adaptación que podrían

reproducirse. En los “mapas parlantes” georreferenciados, una forma visual e inclusiva de

cartografía de recursos naturales que es especialmente indicada en zonas con bajo nivel

de alfabetización, se ha combinado la ciencia con los conocimientos tradicionales de las

comunidades para identificar los problemas principales, así como técnicas de adaptación

y prioridades. Estos esfuerzos llevaron a crear un inventario de opciones de financiación, y

los fondos se han desembolsado mediante un sistema de concursos locales, que ya se había

puesto a prueba en el marco de otros proyectos financiados por el FIDA. Los concursos han

demostrado su eficacia como mecanismo para incentivar a las comunidades a llevar adelante

una gestión sostenible de los ecosistemas y de su base de recursos naturales. El ACCESOS-ASAP

se ha estado apoyando en este mecanismo para incorporar las prioridades de las comunidades

en materia de adaptación a la planificación local. En el marco del programa también se

han integrado propuestas de diversificación de las economías locales mediante actividades

ecológicas complementarias, como el turismo rural, que permite a los hogares comprar lo

que no cultivan.

33

El programa se ha centrado decididamente en la igualdad de género, en particular con

respecto a las mujeres y hombres indígenas. Con una estrategia de género e inclusión social, se

dio prioridad a lograr la igualdad de acceso de las mujeres, los jóvenes y los pueblos indígenas a

los servicios financieros, los mercados, los activos productivos y la toma de decisiones. Además,

esta se propuso influir en la transformación de las relaciones de género. Gracias a alianzas con

ONU-Mujeres y diversas organizaciones no gubernamentales, en el marco del programa se

pudo acceder a los conocimientos especializados de estas en cuestiones de género. Además, se

hizo hincapié en la participación igualitaria de los miembros de las comunidades, en particular

de las mujeres, y se alentó a las comunidades a que decidieran sobre sus propias prioridades

en materia de financiación de acuerdo con diversos criterios que se habían acordado con

ellas, como criterios de índole social y, concretamente, la contribución a mejorar la salud, la

nutrición y la educación en las comunidades. Por ejemplo, las condiciones de los concursos

han permitido que las mujeres indígenas participaran e incluso gestionaran la financiación de

forma directa, lo cual podría considerarse una estrategia transformadora, porque semejante

toma conjunta de decisiones no constituye la norma social.

Un ejemplo de conocimientos tradicionales de gran pertinencia que se han propuesto y

adoptado en el marco del programa es el caso de las qotañas, un sistema de captación de agua

utilizado por el pueblo aimara que permite recoger el agua gracias a pequeñas represas. El

programa las ha integrado en un mecanismo a mayor escala que incluye la construcción de

cuencas de captación, estanques y represas pequeñas y medianas a nivel de familias o grupos

en las cuencas hidrográficas, concebidas como medidas de adaptación para superar la falta de

disponibilidad de agua a causa del cambio climático.

El programa también ha recurrido a la promoción de la agrobiodiversidad local como

estrategia de adaptación al cambio climático con beneficios paralelos en materia de

biodiversidad. Aprovechando los ecosistemas agrícolas tradicionales —como las aynoqas

(secciones verticales de la cuenca hidrográfica donde cada año se planta un cultivo comunal

diferente) y las sayañas (tierras familiares generalmente cercanas a las viviendas, utilizadas por

las familias para complementar la producción de las aynoqas)—, se han promovido los huertos

familiares con especies locales de hortalizas y plantas medicinales y los bancos comunales de

semillas, que las familias han de usar e intercambiar tanto a efectos de generación de ingresos

como de seguridad alimentaria y nutrición.

En una evaluación encargada por el FIDA, se calcularon los beneficios previstos en relación

con el potencial de mitigación del cambio climático en una hipótesis “con el programa” frente

a una hipótesis “sin el programa”. Estos beneficios derivan principalmente del secuestro de

carbono a través de la rehabilitación de las zonas boscosas. En comparación, la hipótesis “sin

el programa” prevé un aumento en la degradación de los bosques y en las emisiones de más

de 200 000 toneladas de equivalente de dióxido de carbono. También se generan beneficios

al mejorarse la gestión de los cultivos anuales, como la cebolla, el frijol y el maní, así como al

mejorarse la gestión hídrica (Programa de Investigación sobre Cambio Climático, Agricultura

y Seguridad Alimentaria, FAO y FIDA, 2015).

El principal enfoque adoptado en relación con la nutrición ha sido aumentar la

disponibilidad de alimentos nutritivos y variados en los sistemas alimentarios locales y más

amplios a pesar de los efectos negativos del cambio climático en la calidad del suelo y la

disponibilidad de agua. La mejora de la nutrición en las comunidades también fue un criterio

que se tuvo en cuenta a la hora de seleccionar las propuestas de las comunidades que habrían

de financiarse para fomentar la resiliencia al clima. El indicador general sobre nutrición fijado

como objetivo del programa consistía en reducir la malnutrición infantil en un 30 por ciento

y, en concreto, en cuanto a:

34

• el porcentaje de niños con estatura insuficiente para la edad (por retraso del crecimiento),

reducir la malnutrición grave al 11,9 por ciento y la malnutrición moderada, al

13,3 por ciento;

• el porcentaje de niños con bajo peso para la estatura (por emaciación), reducir la

malnutrición grave al 4,9 por ciento y la malnutrición moderada, al 10,5 por ciento;

• el porcentaje de niños con bajo peso para la edad (por insuficiencia ponderal), reducir

la malnutrición grave al 4,2 por ciento y la malnutrición moderada, al 8,4 por ciento.

Resultados del proyecto • En mayo de 2019 el programa prácticamente había cumplido la meta de que 131 642

personas, o 37 612 familias —de las cuales 19 678 encabezadas por mujeres—,

recibieran servicios en el marco del programa. Poco más de 1 292 grupos y 1 812

comunidades de zonas vulnerables habían recibido servicios en el marco del programa.

• En lo que respecta a los concursos en particular, habían formado parte más de 1 180

grupos y alrededor de un 17 por ciento de los participantes tenían entre 18 y 28 años

de edad, mientras que las mujeres representaban el 43 por ciento de los participantes.

Más de 5 900 personas habían recibido capacitación financiera gracias al programa

y se habían establecido más de 470 grupos de ahorro de pequeños agricultores. Más

de 5 000 personas —más de la mitad, mujeres— habían participado en actividades

no agrícolas, como la producción de pan, vino, quesos, frutos secos y carnes, trabajos

artesanales, turismo y servicios locales. Más de 1 000 grupos de comercialización

contaban con mujeres en puestos directivos.

• Se había fomentado la resiliencia al cambio climático de aproximadamente 20 000

personas, de las cuales alrededor de la mitad eran mujeres, y se habían restaurado

y rehabilitado cerca de 4 700 hectáreas de tierras degradadas, mientras que 3 400

hectáreas ya estaban sometidas a prácticas agrícolas resilientes al clima. Cerca de

20 000 miembros de grupos practicaban una gestión sostenible del medio ambiente,

así como actividades de gestión de los riesgos climáticos, y había más de 500 grupos

de gestión de los ecosistemas y la biodiversidad con mujeres en puestos directivos. Se

había construido/rehabilitado infraestructura relacionada con el agua en alrededor de

3 400 hectáreas de tierras agrícolas. En 2019, las pérdidas de cultivos relacionadas con

el clima, como las de las uvas, los duraznos, las papas y los frijoles, se habían reducido

en un 20 por ciento en promedio. En el marco de este programa se había financiado la

elaboración de 55 mapas parlantes y se había ayudado a 16 municipios de la Amazonia

y las tierras altas a incorporar la gestión del riesgo y la adaptación al cambio climático

en su planificación territorial, gracias a lo cual se habían introducido innovaciones en

la política de adaptación al cambio climático sobre el terreno. Más de 4 231 familias

estaban recibiendo servicios nuevos o mejorados de información sobre el clima.

• En un breve documental producido por el FIDA se muestra un ejemplo de la manera en

que el programa ha prestado apoyo a una aldea boliviana cuya principal fuente de agua

se había secado. Como los rendimientos de papa habían disminuido en consecuencia,

muchos jóvenes abandonaron la aldea en busca de trabajo. En el documental Bolivia:

Patatas en peligro se investiga cómo, en el marco del proyecto, se ha trabajado con la

aldea en la construcción de canales de riego y el desarrollo de nuevas técnicas de riego

que pueden mejorar el futuro del cultivo de papa en ese lugar. En un informe técnico

elaborado por el Programa de Investigación sobre Cambio Climático, Agricultura

y Seguridad Alimentaria del Grupo Consultivo sobre Investigaciones Agrícolas

Internacionales (CGIAR) (Programa de Investigación sobre Cambio Climático,

Agricultura y Seguridad Alimentaria, 2015), se examinan asimismo los supuestos en

35

los que el FIDA ha basado su estrategia de lucha contra el cambio climático y se validan

las amenazas de índole climática a las papas que ha detectado el FIDA (el aumento

de las temperaturas, cambios en las temporadas de cultivo, una mayor incidencia de

fenómenos meteorológicos extremos) y las soluciones (la introducción de variedades

de papa más adecuadas y resistentes, y prácticas más sostenibles que mantengan o

incluso incrementen los rendimientos). En el informe también se añadieron otras

sugerencias para su consideración. Otro corto, Climate Knowledge from the Ancestors

(Conocimientos de los ancestros sobre el clima, en inglés) forma parte de los esfuerzos

realizados en el marco del proyecto para documentar e inventariar los conocimientos

tradicionales que pueden transmitirse a las generaciones futuras.

Recuadro 6: Un minúsculo fruto tradicional tiene un gran efecto nutritivo y económico

Misael Campos es un joven recolector de la comunidad Trinchera del municipio de Porvenir, en el departamento de Pando, en Bolivia. Todos los días Misael y tres jóvenes recolectores suben a palmeras de 30 metros de altura para recolectar asaí, un pequeño fruto oscuro clasificado como superalimento y conocido como “oro negro”.* Recolectan hasta 40 kilogramos por día, lo que equivale a subir a al menos seis palmeras. Para Misael, el asaí representa el secreto de la resiliencia de las personas de su comunidad y también un medio poderoso de preservar el bosque.

Apasionado por la preservación de la selva amazónica, había visto durante años cómo se derribaban palmeras de asaí para obtener la yagua de la palmera y el corazón de palma comúnmente denominado “palmito” en Bolivia. Pero también sabía que las palmas con el minúsculo fruto también eran importantes. Cuando decidió regresar de la ciudad con su esposa, también decidió que en la recolección y el procesado de asaí estaba la clave de un futuro mejor para su familia y para el bosque. Entonces, junto con otras familias jóvenes, crearon la Asociación de Recolectores, Productores y Transformadores de Frutos Amazónicos Trinchera. Con el apoyo del ACCESOS y de terceros, en particular de su comunidad, pusieron en marcha una pequeña fábrica para procesar la pulpa de asaí y enviarla a los mercados de la ciudad de Cobija y de otros lugares más lejanos de Bolivia. Además, pusieron un bar de asaí en Cobija y participan en ferias de alimentos por toda Bolivia, llevando el mensaje sobre los beneficios de este fruto y sobre cómo pueden conservarse sus bosques y el futuro de sus hijos gracias a él.

* Euterpe oleracea. Fruto originario de la Amazonia brasileña, su pulpa ha revelado ser rica en minerales esenciales como calcio, hierro, manganeso y zinc. Puede consumirse fresco, hacerse jugo o utilizarse como ingrediente en diversos productos, como bebidas. Fuente: www.b4fn.org/countries/brazil/

©FIDA/Juan Manuel Rada

36

Brasil: el agua hace maravillas en favor del empoderamiento y la adaptación al clima

Datos destacados

Nombre del proyecto

Proyecto de Desarrollo Productivo y Aumento de las Capacidades en el Estado de Ceará (Proyecto Paulo Freire)

Fechas 2013-2024

Financiación Un total de USD 94,92 millones, de los cuales: USD 32,15 millones con cargo al FIDA; USD 8 millones del Fondo Fiduciario de España; USD 39,82 millones del Gobierno del Brasil, y USD 14,95 millones con cargo a los pequeños agricultores

Grupos objetivo

60 000 hogares o 175 000 beneficiarios directos, de los cuales el 40 por ciento son mujeres y el 30 por ciento, jóvenes

Desafíos relativos al desarrollo Desde 2012, la peor sequía de los últimos 100 años se ha apoderado de la región nordeste

semiárida del Brasil, en particular del estado semiárido de Ceará, que suele estar sujeto a

sequías graves o prolongadas. Se prevé que el cambio climático empeorará esta situación.

Para sus 9 millones de habitantes, de los cuales alrededor del 23 por ciento vive en zonas

rurales,22 esta sequía dificulta enormemente sus esfuerzos de salir de la pobreza. A pesar de

que, al igual que en la mayor parte del país, el estado ha logrado reducir la pobreza, la tasa

de pobreza sigue siendo más del doble de la media nacional y peor aún entre la población

22 Fuente (basada en el censo de 2010): www.citypopulation.de/php/brazil-regiaonordeste-admin.php?adm1id=23 (en inglés).

37

del medio rural, donde más del 40 por ciento de las personas vive en la pobreza. En la región

semiárida, la distribución desigual de la tierra también es un factor probable de la pobreza

en las zonas rurales, y las explotaciones familiares son pequeñas. Además, son pocos los

hogares que han logrado intensificar la producción para compensar esta falta de espacio, y

los vínculos entre las explotaciones y los mercados siguen siendo muy frágiles.

En 2013, y a pesar de las mejoras registradas desde 2009 como resultado de los esfuerzos

concertados del Gobierno, solo alrededor del 65 por ciento de la población del estado gozaba

de seguridad alimentaria y el 12,5 por ciento sufría de inseguridad alimentaria moderada o

grave (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística [IBGE], 2014); la región nordeste también

tiene tasas más elevadas de carencia de micronutrientes y menos diversidad alimentaria en

los hogares en comparación con otras zonas, en especial entre los sectores particularmente

vulnerables de la población, como los niños, las mujeres y los pueblos indígenas (Comité

Permanente de Nutrición del Sistema de las Naciones Unidas, 2013).

Según cifras del censo agrícola de 2017, las mujeres representaban el 35 por ciento de la

mano de obra rural y la proporción de mujeres a cargo de la producción había aumentado

a alrededor del 19 por ciento (IBGE, 2018). En el nordeste del Brasil, la contribución de la

mujer rural a los ingresos de los hogares superaba el 50 por ciento, sin embargo, cerca del 30

por ciento de las mujeres de la región del nordeste no tenía acceso a un suministro regular de

agua23 y el crédito agrícola respaldado por el Gobierno normalmente no llega a las mujeres

más pobres de las zonas rurales (Gukovas et al., 2016). Si bien la pobreza entre los jóvenes

del noreste ha disminuido en los últimos años, también entre los jóvenes que se dedican a

la agricultura y viven en las zonas rurales, en 2013 alrededor del 35 por ciento de los jóvenes

que se dedicaban a la agricultura seguían viviendo en la pobreza, y el desempleo es todo un

desafío para ellos (Centro Internacional de Políticas para el Crecimiento Inclusivo, 2016).

Iniciativas respaldadas por el FIDAEl Proyecto Paulo Freire, respaldado por el FIDA, se está ejecutando en los 31 municipios

más pobres del estado de Ceará. El proyecto tiene por objeto: i) aumentar las capacidades de

la población rural y sus organizaciones para definir y resolver sus problemas, desarrollar las

dotes de liderazgo y participar en los procesos locales de toma de decisiones; ii) fortalecer las

iniciativas productivas lideradas por los grupos aumentando sus capacidades para desarrollar

empresas rurales y facilitando su acceso a los mercados, incluidas las compras públicas en

los mercados institucionales, y iii) promover la producción sostenible al tiempo que se

adoptan prácticas agroecológicas que contribuyan a la mitigación del cambio climático.

Estos objetivos se llevan a cabo por medio de un paquete de desarrollo de las capacidades

dirigido a los beneficiarios, los proveedores de servicios y los asociados gubernamentales,

y mediante la financiación de planes de negocios productivos y para el desarrollo que sean

participativos.

Todo el proyecto está orientado por una estrategia y un plan de acción sobre cuestiones

de género y empoderamiento de los jóvenes y también se han introducido enfoques que

contribuyen a transformar las relaciones de género, como la capacitación de mujeres en

puestos de trabajo para los que suele considerarse a los hombres. Se ha fomentado la

capacidad de las mujeres —incluidas las mujeres jóvenes— como dirigentes y formadoras,

y las actividades de sensibilización comunitaria sobre la importancia de adoptar enfoques

23 Análisis del censo de población de 2010; véase https://agenciadenoticias.ibge.gov.br/en/agencia-press-room/2185-news-agenc Ty/releases-en/12686-asi-gender-statistics-show-women-have-made-headway-in-the-brazilian-social-and-economic-scenario (en inglés).

38

equitativos se han dirigido tanto a hombres como a dirigentes. En apoyo de ello, se han

explicado los derechos de la mujer y se ha puesto a prueba el uso de cadernetas agroecologicas

(registros agroecológicos) en las que capturar la contribución económica de las mujeres a sus

hogares. Dada la alta incidencia de la violencia contra la mujer en la zona del proyecto, el

proyecto ha integrado esta cuestión en las distintas iniciativas de desarrollo de la capacidad.

Entre otras medidas, todos los puestos superiores de la Unidad de Gestión del Proyecto están

ocupados por mujeres, incluyendo el puesto de director.

Algunas de las medidas dirigidas a los jóvenes son el desarrollo de la capacidad

relacionada con actividades de generación de ingresos y el acceso a la tierra, así como

el establecimiento de prioridades entre todas las iniciativas realizadas en el marco del

proyecto. Para el proyecto, se han contratado 192 jóvenes como promotores sociales a nivel

comunitario que, a cambio de una beca mensual, ayudan a los jóvenes a participar en las

actividades. Ahora este modelo se ha adoptado a nivel estatal. Del mismo modo, se han

seleccionado específicamente a las comunidades vulnerables, en particular a las quilombolas

afrobrasileñas y a las personas sin tierras.

Una de las principales medidas de adaptación al cambio climático y eje central ha sido

aumentar el acceso al agua y, en el marco del proyecto, se han divulgado tecnologías de

acceso al agua, como las cisternas en los hogares y las escuelas que suministran agua potable

durante todo el año y protegen la salud de las personas. También se han puesto a prueba

unidades móviles de tratamiento de aguas, que convierten el agua superficial de las lagunas

y pozos en agua potable de muy buena calidad biológica y mineral. Otra iniciativa consistió

en la puesta en marcha de un sistema para la reutilización de aguas residuales (denominado

bioágua familiar) con el que complementar las inversiones en cisternas, sobre la base de una

exitosa experiencia piloto realizada en el marco de un proyecto anterior. Esta tecnología,

cuya gestión habitualmente está a cargo de mujeres, fue diseñada para que los hogares

pudieran diversificar la producción con hortalizas, frutas, plantas medicinales y forrajes,

tanto para la venta como para el consumo. Las tres intervenciones relacionadas con el agua,

denominadas tecnologías sociales, son de pequeña escala, se adaptan a la situación de los

hogares pobres del medio rural de la región y tienen pocas necesidades en materia de gastos

y mantenimiento. Además, las construyen las mismas familias, con el apoyo de los equipos

de asistencia técnica.

Si bien inicialmente el diseño del proyecto estaba más centrado en la seguridad

alimentaria que en la nutrición, está contribuyendo de manera significativa a mejorar el

suministro de agua y la disponibilidad local de fuentes de alimentos más diversos para lograr

una mayor diversidad de los alimentos en los hogares, en particular frutas y hortalizas que

contienen micronutrientes esenciales y proteínas animales procedentes de cabras y ovejas.

En 2019, el proyecto fue examinado con una perspectiva nutricional y se identificaron

algunas medidas que podrían reforzar aún más esta dimensión. Entre ellas cabe destacar:

i) aprovechar la biodiversidad megadiversa del Brasil y promover cultivos descuidados y

poco utilizados ricos en valor nutricional, como los frutos macauba (Acrocomia aculeata) y

tucumã (Astrocaryum aculeatum);24 ii) adoptar un enfoque específico en la nutrición de las

adolescentes y las mujeres jóvenes; iii) desarrollar la capacidad de las familias para que

mejoren la elaboración de alimentos, tanto para el hogar como para la venta, con el fin

de incrementar al máximo su valor nutricional, y iv) impartir capacitación en materia de

nutrición en las comunidades y las escuelas.

24 Véanse los beneficios en http://www.b4fn.org/countries/brazil/ (en inglés).

39

Resultados del proyecto • Hasta ahora, con el proyecto se han beneficiado más de 50 900 familias, o sea, el

85  por  ciento de la meta fijada. De estas, 14 579 familias han recibido apoyo

para mejorar el acceso a los servicios públicos y, de las 30 000 familias previstas,

23 559 han recibido asistencia técnica y especializada permanentemente. Unas

600 comunidades han recibido servicios en el marco del proyecto y se ha capacitado a

cerca de 300 proveedores de asistencia técnica para que ayuden a los jóvenes del medio

rural a incrementar sus conocimientos empresariales y acceder a la tierra. Cerca de

17 500 familias se han beneficiado gracias a 529 proyectos de inversiones productivas.

• En el marco del proyecto, se ha trabajado arduamente para dar a los hombres y mujeres

de las zonas rurales acceso a actividades económicas rentables y a sus beneficios. Unas

28 000 familias agricultoras están encabezadas por mujeres y unas 43 000 mujeres se

ocupan de criar aves de corral, pequeños rumiantes y cerdos y de mantener huertos

familiares, entre otras actividades. En promedio, sus ingresos han aumentado en un

61 por ciento y poco más de tres cuartas partes de esas mujeres también han logrado

diversificar sus actividades para llevar a cabo otras actividades generadoras de ingresos.

Para conseguir estos logros, se elaboraron 600 planes de desarrollo impulsado por

la comunidad y 529 planes de negocios y se contrataron 300 extensionistas con un

enfoque explícito en las cuestiones de género, así como en los jóvenes y en la inclusión

social en términos más generales.

• En cuanto a las comunidades más marginadas y vulnerables, hasta ahora se han

beneficiado cerca de 1 000 familias de quilombolas, 100 familias indígenas y más de

28 000 hogares encabezados por mujeres, con 334 mujeres en puestos directivos.

También se han beneficiado más de 8 700 familias encabezadas por jóvenes. Aunque

se ha cumplido o superado la mayoría de las metas, el proyecto está redoblando sus

esfuerzos para llegar a las comunidades indígenas y más jóvenes. En una misión

reciente se determinó que los mecanismos de focalización habían demostrado ser muy

eficaces y que posiblemente una de las mayores contribuciones del proyecto había sido

la mejora del capital social y de la cohesión comunitaria, que también se traducen en

un mayor acceso a los servicios sociales y económicos, como el acceso al crédito y el

acceso a los mercados, principalmente a través de ferias locales. Con el proyecto, se

está desarrollando una metodología para documentar los resultados, especialmente

en relación con los activos de los hogares, así como con los ingresos, la seguridad

alimentaria, la productividad agrícola, el empoderamiento y el acceso a los mercados

y los recursos naturales.

• En el marco del proyecto se están construyendo más de 5 000 cisternas de agua

para hogares y escuelas y con fines de producción y, hasta el momento, se han

construido más de 60 sistemas para la reutilización de aguas residuales. Estos últimos

están contribuyendo notablemente a mejorar el saneamiento de los hogares y en

sus alrededores. Además, unas 13 300 familias también se han beneficiado con las

iniciativas de las contrapartes en relación con el acceso al agua gracias a intervenciones

del Gobierno. Las familias han valorado especialmente las iniciativas del proyecto que

guardaban relación con el agua, mencionando una disminución de la carga de trabajo

y una mejor calidad del agua como principales beneficios directos. Otra tecnología

que puso en práctica el gobierno del estado de Ceará es un sistema ecológico de fosas

sépticas (fossa verde), también llamado “cantero bioséptico” (canteiro biosséptico), que

permite reutilizar las aguas residuales para riego.

40

• Gracias a las inversiones relacionadas con el agua, las familias han podido armar

huertos familiares con pequeñas aves de corral, frutas y hortalizas, y con las inversiones

en ovejas y cabras, así como en mejores equipos de elaboración, se ha favorecido la

mejora de la calidad de los alimentos.

• Aunque se están ejecutando 529 planes de inversión, que benefician a cerca de 17 700

familias y representan el 110 por ciento de la meta fijada para el proyecto, esta esfera

recibirá apoyo adicional para acelerar los avances en la ejecución de otros planes, así

como en la comercialización, en previsión de lograr la sostenibilidad y un aumento

de los ingresos.

• Un dato alentador es que la adopción de actividades agrícolas ecológicas y resilientes

al clima ha sido considerable, siendo 529 las inversiones en que se emplean prácticas

agroecológicas de conservación del suelo o de gestión sostenible del bioma caatinga,

lo cual representa el 110 por ciento de la meta fijada; además, en más de 23 500

explotaciones familiares se han adoptado prácticas innovadoras de agricultura

agroecológica. Ellas han dado lugar al empleo de fertilizantes más naturales y de

técnicas como el cultivo intercalado. Sumadas al apoyo técnico, las inversiones

productivas han facilitado la elaboración de una estrategia de almacenamiento del

forraje que ayudará a reducir la presión en la vegetación nativa, en especial durante la

estación seca. Además, se han obtenido beneficios ambientales gracias a 115 estufas

eficientes desde el punto de vista ecológico y 30 biodigestores que generan energía

renovable y mitigan el cambio climático.

• Los servicios prestados en el marco del proyecto fueron muy bien recibidos, y el estado

ha solicitado que se realice una segunda fase o se conceda financiación adicional,

por lo que el FIDA viene dialogando con los asociados para preparar un proyecto

cofinanciado que beneficie a más familias de agricultores en una zona ampliada

de Ceará.

41

Granada: creación de oportunidades para jóvenes emprendedores mujeres y hombres

Datos destacados

Nombre del proyecto

Programa de Fomento de la Agricultura Climáticamente Inteligente y las Empresas Rurales

Fechas 2018-2024

Financiación Un total de USD 12 millones, de los cuales: USD 6,4 millones con cargo a un préstamo del FIDA; USD 2 millones del Gobierno de Granada; USD 3 millones del Banco de Desarrollo del Caribe; USD 0,33 millones de la Corporación para el Desarrollo de la Inversión de Granada, y USD 0,27 millones con cargo a los beneficiarios

Grupos objetivo

7 500 hogares pobres del medio rural; el 75 por ciento de los beneficiarios serán jóvenes y el 50 por ciento, mujeres, dándose prioridad a las mujeres jóvenes jefas de hogar y a las madres solteras

Desafíos relativos al desarrolloDos de las principales vulnerabilidades de Granada son comunes a los pequeños Estados

insulares en desarrollo: los elevados niveles de desempleo entre los jóvenes y la gran

exposición de la producción agrícola al cambio climático. Granada es muy vulnerable a

los efectos previstos del cambio climático y ya está experimentando cambios en el sistema

climático, como se evidencia de la mayor incidencia de la sequía, una estación seca más

prolongada, una estación húmeda más breve, el aumento de la temperatura, la degradación

de las zonas costeras y la intrusión de agua salina en los acuíferos (CMNUCC, 2015). El

efecto del cambio climático previsto en la agricultura es un mayor riesgo de malas cosechas,

siendo los agricultores de subsistencia que se dedican a cultivos de secano especialmente

vulnerables a los efectos de la sequía, las plagas y las enfermedades.

42

Otro obstáculo importante para la agricultura es el envejecimiento de la comunidad

agrícola que emplea tecnologías tradicionales. Los jóvenes no se sienten atraídos por la

agricultura y consideran que las zonas urbanas tienen mejores perspectivas. La falta de

competencias de los jóvenes de las zonas rurales les hace difícil encontrar empleo, y las

comunidades rurales se ven privadas de la energía y la innovación que podrían aportar los

jóvenes. Como resultado de la migración de los jóvenes de sus comunidades, también hay

un elevado porcentaje de madres solteras que interrumpen su educación para mantener a sus

hijos, lo que reduce sus posibilidades de acceder a mejores puestos de trabajo y representa

una carga adicional para sus familias.

En la evaluación nacional de la seguridad alimentaria y nutricional de Granada

correspondiente a 2012 se considera que las familias de bajos ingresos, los niños y

adolescentes con poca educación y los jóvenes desempleados están entre quienes tienen

más probabilidades de ser vulnerables a la inseguridad alimentaria y nutricional. La dieta

tradicional basada en alimentos cultivados por las personas ha dejado de ser lo que era

y las personas pobres han cambiado su dieta por una combinación de alimentos menos

saludable pero más barata. La obesidad, un factor de riesgo para los problemas de salud y

una menor longevidad, ha ido en aumento, así como la anemia ferropénica.

Iniciativas respaldadas por el FIDAAplicar un enfoque centrado en los jóvenes como impulsores del cambio inclusivo y sostenible

es un elemento central de la estrategia del FIDA para reducir la pobreza en Granada. El proceso

participativo para el diseño del programa conllevó la celebración de debates con los jóvenes,

quienes señalaron que, a pesar de que la agricultura está fuertemente estigmatizada como

“sucia y agotadora”, muchos hombres y mujeres jóvenes están interesados en la actividad

agrícola si: i) es rentable; ii) es de rotación rápida; iii) utiliza tecnologías modernas, y iv) se

ofrece capacitación. Esta información sentó las bases para dirigirse a los jóvenes con la idea

de iniciarlos en una agricultura resiliente al clima. Además, el programa se basa en los buenos

resultados arrojados por un proyecto anterior,25 que superó con creces las metas relativas a

las microempresas, que siguen funcionando dos años después de haberse puesto en marcha,

y tras haberse vinculado con éxito a las cadenas de valor nuevas empresas en pequeña escala

a razón de un 250 por ciento respecto de la meta fijada. Por otra parte, resultó mucho más

difícil alcanzar las metas relativas al empleo asalariado en general, aunque la meta relativa

a las mujeres jóvenes estuvo bien por encima de esa meta, ya que ellas constituían cerca

del 70 por ciento de quienes empezaban a trabajar. Para este programa se está tomando en

cuenta esa enseñanza y se está tratando de garantizar que las competencias profesionales

estén verdaderamente impulsadas por el mercado.

Una iniciativa clave del programa para reducir el desempleo en las zonas rurales es

promover entre los jóvenes el empleo sostenible por cuenta propia. Para ello, se incrementará

el potencial empresarial de los jóvenes mediante actividades de formación, personalización

y financiación con cargo a donaciones de ideas empresariales impulsadas por el mercado

hasta que sus empresas sean sostenibles y tengan la capacidad de crecer, invertir y generar

empleo. En un intento de hacerlas más interesantes para los jóvenes, se vinculará a diversas

empresas en los ámbitos de la producción agrícola y no agrícola con las nuevas tecnologías,

como la hidroponía, la acuaponía, la producción orgánica, la elaboración de productos

agrícolas, el ecoturismo y la instalación y mantenimiento de sistemas de energía solar.

25 El Programa de Fomento del Acceso a los Mercados y de las Empresas Rurales obtuvo una calificación particularmente elevada en términos de desarrollo del capital humano y social.

43

Este programa atribuye gran importancia a forjar asociaciones con organismos nacionales

especializados para garantizar buenos resultados. La Corporación para el Desarrollo de la

Inversión de Granada se especializa en prestar servicios de desarrollo de empresas y espíritu

empresarial y ha dirigido un programa para el empoderamiento de jóvenes caribeños. Será

un asociado fundamental en la ejecución y prestará a los jóvenes mujeres y hombres apoyo

técnico de calidad para que puedan detectar ideas de negocios y ponerlas en práctica. El

Organismo Nacional de Capacitación de Granada y varios proveedores públicos y privados

de capacitación también fortalecerán las competencias profesionales de los jóvenes en busca

de empleo asalariado. Los principales actores que prestan apoyo a los jóvenes, como el

Ministerio de Juventud, Deportes y Asuntos Religiosos, promoverán entre los grupos de

jóvenes las oportunidades que haya a disposición; se ha concebido una buena estrategia

de comunicación dirigida a los medios de comunicación para jóvenes, las redes sociales y

las organizaciones juveniles para garantizar una amplia difusión y que se aprovechen estas

oportunidades. El departamento de género del Ministerio de Vivienda y Desarrollo Social

forma parte del comité directivo del programa para velar por que este aspecto siga estando

en primer plano; en el marco del programa también se facilitan actividades de capacitación

en cuestiones de género dirigidas al personal de los principales asociados en la ejecución.

Algunas de las medidas activas para promover las cuestiones de género y la inclusión de

los jóvenes son la incorporación de: una perspectiva de género y juventud en los mandatos

del personal y de los contratistas; criterios de selección específicos en función del sexo y

la edad en las convocatorias de propuestas, y requisitos de financiación para la concesión

de donaciones de contrapartida destinadas a actividades empresariales y de donaciones

destinadas a iniciativas de agricultura climáticamente inteligente.

La formación para la vida diaria ahora se incluye de rutina en la formación profesional

que se imparte en los proyectos financiados por el FIDA en Granada; el programa también

introducirá la nutrición como nuevo tema clave y abordará los vínculos entre la pobreza y

la nutrición, las cuestiones de género y la nutrición, las dietas saludables y las opciones de

alimentación, los embarazos precoces y el impacto en la nutrición y la salud de la madre

y del niño, la nutrición como asunto que interesa a toda la familia y no solo como un

asunto de la mujer, y la carga económica del sobrepeso y la obesidad. Se incluirán las

dimensiones de género, en concreto cómo la igualdad de género genera un mejor entorno

familiar además de reducir la violencia doméstica. Las actividades de formación se dictan

en las comunidades rurales tanto como sea posible para que resulten más accesibles para

los jóvenes y las mujeres.

Otra estrategia central del programa es promover: la adopción de prácticas agrícolas

climáticamente inteligentes dirigidas especialmente a los jóvenes agricultores; medidas más

eficientes de gestión y conservación del agua frente a los cambios en los regímenes de lluvias,

por ejemplo en relación con el riego, sistemas de captación de agua de lluvia, la construcción

de terrazas, la cobertura del suelo con materia orgánica y pequeñas obras de drenaje, que

son algunas de las técnicas que se promueven. Además, se rehabilitarán las carreteras de

acceso y los sistemas de drenaje en peligro a causa de los fenómenos extremos cada vez más

frecuentes. El programa servirá también para fomentar la capacidad de los agricultores y los

jóvenes de las comunidades, también de los niños en edad escolar, para que comprendan

los efectos del cambio climático en la agricultura y apliquen prácticas resilientes al clima.

Los huertos familiares climáticamente inteligentes y la agricultura doméstica integrada

se promoverán entre las familias más vulnerables en aras de la seguridad alimentaria y

la nutrición.

44

Dado que se toma en serio el riesgo de bajo nivel de participación de los jóvenes, los

servicios programáticos veloces y eficaces son una importante estrategia de mitigación del

programa, como lo es la promoción de enfoques más tecnológicos. Además, con el programa

se están abordando las percepciones negativas de la agricultura mediante la presentación

de experiencias positivas y el trabajo con niños de escuelas primarias y secundarias en

actividades realizadas en colaboración con el Movimiento 4-H26 en el Ministerio de

Agricultura, Silvicultura y Pesca, que promueve las actividades educativas en las escuelas.

Resultados del proyecto Entre los efectos previstos cabe destacar los que se mencionan a continuación.

• Según el marco de resultados, el programa se compromete a prestar apoyo a

400  mujeres y hombres jóvenes con formación profesional y a 500 jóvenes con

servicios de apoyo técnico para la creación de nuevas empresas, 400 de los cuales

tendrán acceso a financiación mediante donaciones. Además, se prestará apoyo al

menos a 150 empresas existentes del medio rural con servicios técnicos que mejoren

sus ganancias. Todos los indicadores han de desglosarse por edad y sexo.

• El programa se centrará decididamente en las cuestiones de género, y se espera que,

en general, la mitad de los beneficiarios sean mujeres, con una mayor participación

de las mujeres en las actividades que se dirigen a los jóvenes: el 60 por ciento de

los jóvenes que participen en la creación de nuevas empresas y las actividades de

formación profesional serán mujeres. Al establecer metas concretas en relación

con la participación de la mujer en cada actividad y al registrar la información

sobre los beneficiarios desglosada por sexo, el programa se compromete a centrar

su atención constantemente en las cuestiones relativas a la igualdad de género y el

empoderamiento.

• Unos 3 000 agricultores y jóvenes de las comunidades rurales tendrán una mejor

comprensión del cambio climático y de cómo adaptarse a sus efectos, así como

acceso a oportunidades para adoptar prácticas agrícolas resilientes al clima. El

indicador relativo al aumento de la producción de los agricultores en un 20 por

ciento se desglosará por sexo y edad del jefe del hogar, así como se hará con todos

los indicadores del programa. Se prestará apoyo a las personas más vulnerables en la

realización de 60 huertos familiares en aras de la nutrición.

• Además, con el programa se beneficiarán alrededor de 3 000 agricultores gracias a

infraestructura rural, como carreteras de acceso, puentes y obras de drenaje.

26 Head, Heart, Hand and Health (Cabeza, Corazón, Manos y Salud): 4-H es una organización internacional.

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Haití: establecimiento de asociaciones para generar confianza y capital social en favor de la resiliencia

Datos destacados

Nombre del proyecto

Programa de Innovación Tecnológica Agroforestal y Agricultural

Fechas 2018-2023

Financiación Un total aproximado de USD 76,86 millones, de los cuales: USD 10,86 millones con cargo a una donación del FIDA; USD 55 millones con cargo a una donación del BID; USD 10 millones del Programa Mundial de Agricultura y Seguridad Alimentaria (PMASA);27 USD 1 millón del Gobierno de Haití, y USD 1,09 millones de pequeños agricultores

Grupos objetivo

65 000 hogares pobres del medio rural en 30 comunas; la financiación del FIDA está dirigida a 12 300 hogares en ocho comunas del departamento del Sur. Estará centrado específicamente en los hogares encabezados por mujeres y jóvenes desempleados, y el 50 por ciento de los beneficiarios del departamento del Sur serán mujeres, mientras que el 20 por ciento serán jóvenes (de 15 a 24 años de edad)

Desafíos relativos al desarrollo Haití es el país más pobre de la región de América Latina y el Caribe y uno de los más

pobres del mundo, con más de 6 millones de haitianos que viven por debajo del umbral

27 Mecanismo multilateral dirigido a mejorar los ingresos y la seguridad alimentaria y nutricional en los países de ingresos bajos mediante el aumento de la productividad agrícola. Funciona como un fondo financiero intermediario del cual es fiduciario el Banco Mundial.

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de pobreza y más de 2,5 millones por debajo del umbral de pobreza extrema. Haití también

es sumamente vulnerable a los desastres naturales, principalmente huracanes, inundaciones y

terremotos. Cuando el huracán Matthew azotó el país en 2016, provocó daños generalizados

a los cultivos, el ganado, las pesquerías y la infraestructura rural en el suroeste, incluido el

departamento del Sur.28 La productividad agrícola se ve gravemente perjudicada por la erosión,

que afecta a gran parte de Haití, consecuencia de un ritmo alarmante de deforestación sumado

a prácticas agrícolas inadecuadas.29 Todo esto tiene consecuencias muy graves para la seguridad

alimentaria y la nutrición: Haití ocupa el puesto 113 de 119 países con respecto al Índice

Global del Hambre de 201830 y la subalimentación crónica afecta a más de la mitad del total

de la población, con el 22 por ciento de los niños que padece malnutrición crónica.31

En un análisis de la brecha de género realizado por el BID en 2015 se determinó que

eran más las familias encabezadas por mujeres las que se enfrentaban a la inseguridad

alimentaria que las familias encabezadas por hombres y, como principales problemas, se

señaló que la mujer estaba menos representada en las asociaciones de productores y tenía

una mayor carga de trabajo, falta de acceso a la educación y la información, parcelas más

pequeñas y un menor acceso a la tierra. Los hombres y mujeres jóvenes del medio rural de

edades comprendidas entre los 15 y los 24 años tienen pocas posibilidades de empleo, y el

desempleo entre los jóvenes de las zonas rurales supera el 60 por ciento (UNFPA, 2016).

Iniciativas respaldadas por el FIDAA partir de un programa anterior sobre investigación aplicada y transferencia de tecnología

que recibió apoyo del BID, el programa se propone aumentar los ingresos agrícolas y la

seguridad alimentaria de los pequeños agricultores en las zonas seleccionadas, y los objetivos

de desarrollo son incrementar la productividad agrícola y mejorar el uso del capital natural

mediante tecnologías sostenibles. La teoría del cambio del programa es que, al respaldarse la

investigación aplicada sobre la base de las necesidades de los agricultores, podrían elaborarse

paquetes especializados de tecnologías que se adapten a las condiciones agroecológicas y

socioeconómicas locales que, al adoptarse, puedan dar lugar a un aumento de la productividad

agrícola y a una mayor sostenibilidad e inteligencia climática de las prácticas agrícolas.

Dada la vulnerabilidad ante los riesgos climáticos de la zona, la investigación aplicada se

sustentará en una evaluación detallada de los riesgos climáticos que determine las medidas

de mitigación que han de incluirse en los paquetes de tecnologías que han de elaborarse.

A fin de poder velar mejor por la adopción de tecnologías, en el marco del programa

se concederán donaciones para los paquetes de tecnología y mecanismos para que los

agricultores participen en los costos mediante pagos en especie, junto con apoyo a los

servicios de extensión participativa, incluido un asesoramiento a largo plazo para que los

agricultores puedan trabajar y aprender en grupo a nivel local. Este enfoque se ha diseñado

específicamente con objeto de promover la participación de las mujeres y los jóvenes, e

incrementar el capital social como elemento clave de su resiliencia y para la sostenibilidad

del impacto del programa. Para que los agricultores adopten tecnologías, el FIDA introducirá

las escuelas de campo para agricultores en las que se sugerirán tecnologías nuevas o la

mejora de las existentes y se presentarán esferas complementarias, como la capacitación

en materia de nutrición y la diversificación de la dieta, la administración de los hogares y

28 Véase www.worldbank.org/en/country/haiti/overview/ (en inglés).29 Véase www.fao.org/in-action/action-against-desertification/countries/caribbean/haiti/en/ (en inglés).30 Véase www.globalhungerindex.org/results/ (en inglés).31 Véase www1.wfp.org/countries/haiti/ (en inglés).

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las explotaciones agropecuarias, y los temas ambientales y de otro tipo que planteen los

agricultores. Las escuelas de campo para agricultores serán un instrumento fundamental

para generar confianza entre los agricultores como base a partir de la cual formar grupos

de productores, así como grupos de ahorro y crédito. También se introducirán enfoques

específicos centrados en la familia para integrar el aprendizaje y fomentar una mayor

colaboración dentro de la unidad familiar más amplia; estas metodologías basadas en los

hogares32 introducidas por el FIDA son una estrategia de eficacia comprobada para ayudar

a transformar las relaciones de género y entre generaciones de un modo que funcione para

todos los miembros de la familia.

Tras realizar una evaluación detallada y establecer un orden de prioridades con los

agricultores, se han identificado dos tipos de paquetes de tecnologías, a saber: el primero

se centra en actividades agroforestales y en cultivos perennes y el segundo, en producción

agrícola y equipos poscosecha. Los paquetes incluyen la horticultura de productos criollos,

el cacao, árboles frutales y forrajes, y se ha dado prioridad a los que cumplen con funciones

múltiples de mejora de la nutrición, empoderamiento de las mujeres y los jóvenes, y mejora

del entorno climático, así como capacidad de recuperación ambiental. Estos paquetes se

actualizarán una vez al año para reflejar las experiencias. Con el desarrollo de sistemas

agroforestales, se promoverá la reforestación de las cuencas hidrográficas y se contribuirá a

la prestación de servicios ecosistémicos saludables, así como al secuestro de carbono, para

combatir el cambio climático.

Al trabajar en asociación con el BID y el PMASA del modo coordinado solicitado por el

Gobierno, y fundamental para la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el FIDA podrá

lograr un mayor impacto para que los haitianos abandonen el enfoque orientado hacia las

operaciones de emergencia. A esa asociación, el FIDA aporta sus puntos fuertes en lo que

respecta al desarrollo del capital social, el empoderamiento de las mujeres y los jóvenes, y

la gestión de los riesgos ambientales y climáticos, que en su experiencia han demostrado

ser fundamentales para un desarrollo rural inclusivo y sostenible, especialmente en los

Estados frágiles.

Resultados del proyectoLos resultados previstos al final del programa incluyen los que se mencionan a continuación,

y todos los indicadores pertinentes se desglosarán por sexo y edad.

• Reducción de la inseguridad alimentaria del 85 por ciento al 50 por ciento en el caso

de los hogares encabezados por mujeres y del 71 por ciento al 35 por ciento en el caso

de los hogares encabezados por hombres de acuerdo con la Escala Latinoamericana y

Caribeña de Seguridad Alimentaria.

• Concretamente en lo que respecta a la nutrición, el programa procurará que la

puntuación relativa a la diversidad alimentaria mínima en mujeres33 llegue a 5 en las

zonas que reciben apoyo del FIDA.

32 Véase www.ifad.org/es/web/knowledge/publication/asset/4025389933 Este indicador se usa para determinar si las mujeres de 15 a 49 años de edad el día o la noche anterior han consumido o no alimentos de al menos cinco de diez grupos de alimentos determinados. La proporción de mujeres de 15 a 49 años de edad que alcanza este mínimo en una población puede utilizarse como indicador aproximado de una mayor suficiencia de micronutrientes, una dimensión importante de la calidad de la dieta. Fuente: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), FHI 360, Minimum Dietary Diversity for Women: A Guide for Measurement. (Roma: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, 2016).

48

• Con el programa, se procurará incrementar los ingresos de las familias agricultoras de

USD 170 a USD 268 al año, y el valor anual de la producción agrícola por hogar de

USD 347 a USD 478, es decir, un 38 por ciento.

• Más de 60 000 personas se beneficiarán con la mejora de la gestión y el uso sostenible

del capital natural, principalmente gracias a tecnologías agroforestales; el apoyo del

FIDA beneficiará a unas 11 000 personas. De estas, más de 45 000 personas pasarán

a adoptar tecnologías de restauración y protección de suelos (más de 8 000 contarán

con financiación del FIDA).

• Se calcula que 3 000 agricultores adoptarán las tecnologías desarrolladas con los

nuevos proyectos de investigación aplicada y, con 15 proyectos de investigación

agrícola aplicada, se contribuirá al desarrollo o la mejora de nuevas tecnologías

agrícolas; tres de ellos estarán dirigidos específicamente a las mujeres y tres se centrarán

en la adaptación al cambio climático o la mitigación de sus efectos.

• Unas 26 000 mujeres se beneficiarán de iniciativas de empoderamiento económico,

y el FIDA calcula que aportará financiación directa dirigida a más de 6 700 de ellas.

49

De cara al futuro

Desafíos y oportunidadesLas páginas precedentes brindan un panorama general de la labor del FIDA en la región

de América Latina y el Caribe, haciendo especial hincapié en los temas de incorporación

sistemática del FIDA. Como sucede en otras regiones, ejecutar una cartera de activos plantea

desafíos. Sin ir más lejos, traducir las estrategias nacionales y los diseños de proyecto de

calidad en resultados puede ser todo un desafío, así como la gestión de proyectos y ajustarse a

planes de trabajo puede ser toda una lucha en algunos contextos. El FIDA está respondiendo

con un mayor apoyo innovador a la ejecución, lo cual está dando sus frutos. En 2019, los

proyectos en curso obtuvieron calificaciones particularmente elevadas en relación con las

dimensiones relativas a la focalización y la participación de los beneficiarios, la creación de

asociaciones y capital humano, y el empoderamiento.

Actualmente, la presencia del FIDA a nivel de los países se está fortaleciendo notablemente

gracias a una reciente iniciativa de descentralización. Esta iniciativa también está resultando

decisiva para consolidar el diálogo y la participación a nivel local con los principales

asociados, incluidos los gobiernos, y para forjar asociaciones eficaces. Hoy en día, el FIDA

ha establecido centros subregionales en el Brasil, Panamá y el Perú a fin de profundizar este

compromiso. Los centros subregionales funcionan como centros de servicios y disponen

de personal técnico y administrativo para atender a toda una región, o parte de ella, y

desempeñar asimismo funciones asociadas a los programas en los países para un grupo

más reducido de países. Los centros están diseñados para respaldar a países cercanos desde

un punto de vista geográfico y cuentan con una mayor capacidad técnica y administrativa

para lograrlo. Se prevé que los servicios técnicos dedicados a las cuestiones transversales

mejorarán los resultados operacionales, y con el apoyo a la adquisición y la gestión financiera

se incrementarán la eficiencia de los proyectos y los resultados de la cartera en su conjunto.

©FIDA/Manuela Cavada

50

Más que incorporación sistemática Los estudios de casos presentados en este informe reflejan la convicción del FIDA de que “la

transformación rural inclusiva y sostenible”34 en consonancia con la Agenda 2030 para el

Desarrollo Sostenible y los ODS no puede producirse si no se presta apoyo a los pequeños

agricultores y a las mujeres, hombres y jóvenes del medio rural, incluidos los pueblos

indígenas, como agentes del cambio. Dadas las pruebas irrefutables de que el cambio

climático ya está afectando a todas las dimensiones de la seguridad alimentaria y la nutrición

(FAO, FIDA, UNICEF, PMA y OMS, 2018), el FIDA se compromete a integrar la adaptación

al cambio climático y la seguridad alimentaria y la nutrición en el apoyo que presta a los

países, y cuenta con planes de acción renovados en relación con todos estos temas. Con

todo, el FIDA va más allá de incorporar sistemáticamente temas individuales y apunta a una

sinergia transformadora mucho mayor entre los temas de incorporación sistemática, con

miras a lograr una programación integral que aproveche las sinergias entre ellos y reduzca

al mínimo los desequilibrios y los riesgos. Con esto en mente, las metas del FIDA a nivel

regional reflejan las del nivel institucional, a saber:

• el 100 por ciento de los proyectos ha de incorporar sistemáticamente el clima y el

medio ambiente;

• el 25 por ciento del programa de préstamos y donaciones del FIDA ha de centrarse

en el clima;

• el 25 por ciento de los proyectos han de contribuir a transformar las relaciones

de género;

• el 50 por ciento de los proyectos han de tener en cuenta la nutrición;

• el 50 por ciento de los proyectos han de incorporar sistemáticamente las cuestiones

relacionadas con los jóvenes y con el empleo de los jóvenes.

A medida que la región de América Latina y el Caribe se embarque en el logro de

estas metas, aprovechará al máximo las numerosas oportunidades que derivan del

empoderamiento de las mujeres y los jóvenes, y habrá identificado dónde es una prioridad

acelerar los progresos. La LAC seguirá estando a la vanguardia en lo referente a la actuación

en materia de políticas y la cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular, recurriendo

de manera estratégica a donaciones para financiar el aprendizaje y el fomento de la

capacidad, y buscará financiación adicional para el clima y el medio ambiente, dada la gran

vulnerabilidad de muchos países. Por último, el FIDA seguirá defendiendo la función sin

igual de los agricultores familiares a la hora de acercar la región al cumplimiento de los ODS,

especialmente a fin de erradicar el hambre y la malnutrición así como la pobreza.

34 Ibidem.

51

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La agricultura familiar: un factor decisivo para lograr la resiliencia de la seguridad alimentaria y la nutrición

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Octubre de 2019