GEO America Latina y el caribe

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Este informe es elaborado gracias a la participación de una red de centros colaboradores, de científicos y de políticos de todas las regiones, relacionados con el ambiente. Así, el proyecto proporciona una síntesis mundial y regional de las preocupaciones, las tendencias y las políticas ambientales existentes.

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GEO América Latina y el Caribe - 2003

América Latina y el Caribe

Derechos de propiedad intelectual © 2003Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)

Está autorizada la reproducción total o parcial y de cualquier otra forma de esta publicación para fineseducativos o sin fines de lucro, sin ningún otro permiso especial del titular de los derechos, bajo la condiciónde que se indique la fuente de la que proviene. PNUMA agradecerá que se le remita un ejemplar de cualquier

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DESCARGO DE RESPONSABILIDADEl contenido de este volumen no refleja necesariamente las opiniones o políticas del PNUMA o de sus

organizaciones contribuyentes. Las designaciones empleadas y las presentaciones no denotan en modo algunola opinión del PNUMA o de las organizaciones contribuyentes con respecto a la situación jurídica de un país,

territorio, ciudad o área o de sus autoridades, o con respecto a la delimitación de sus fronteras o límites.

Programa de las Naciones Unidas para el Medio AmbienteOficina Regional para América Latina y el Caribe (ORPALC)

División de Evaluación y Alerta Temprana (DEAT)Boulevard de los Virreyes #155, Colonia Lomas Virreyes

11000, México DF, MéxicoTel.: (52) 55 5202-4841Fax: (52) 55 5202-0950

Correo electrónico: [email protected] en la Web: http://www.pnuma.org/dewalac/esp/

Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente(PNUMA), 2003: GEO América Latina y el Caribe

Perspectivas del medio ambiente 2003, PNUMA OficinaRegional para América Latina y el Caribe, México, D.F., México.

ISBN: 92-807-2295-6

Impreso en Costa Rica, octubre, 2003.

Se ha utilizado papeles y materiales certificados ISO 14000de fuentes renovables.

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3Perspectivas del medio ambiente

GEO - ALC 2003Producido por:

En colaboración principal con:

Colaboración adicional con:

Nota del Editor: GEO es el acrónimo del proyecto “Global Environment Outlook”, que se ha traducido por“Perspectivas del Medio Ambiente Mundial” aunque se use en todo el texto la abreviatura GEO.

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GEO América Latina y el Caribe - 2003

América Latina y el Caribe

Reconocimientos

Coordinadores

Kaveh Zahedi, Coordinador, División de Evaluación yAlerta Temprana (DEAT), Programa de las Naciones Unidaspara el Medio Ambiente, Oficina Regional para América La-tina y el Caribe (PNUMA-ORPALC), México

Edgar E. Gutiérrez-Espeleta, Director, Observatorio delDesarrollo, Universidad de Costa Rica (OdD-UCR), Costa Rica.

Equipo del PNUMA-ORPALC(México)

Ricardo Sánchez (Revisor principal), Kakuko Nagatani-Yoshida (Editora, investigadora y revisora), María EugeniaArreola (Investigadora y revisora), Teresa Hurtado (Secreta-ria), Luis Betanzos de Mauleón (Investigador), Marco AurelioPinzón (Revisor, Capítulo 2: Atmósfera), Enrique Leff (Revi-sor, Capítulos 3 y 5), Oscar Ramírez (Revisor, Capítulo 2: Aguadulce, Áreas costeras y marinas), Rosana Silva (Revisora, Ca-pítulo 3), Isabel Martínez (Revisora, Capítulo 3), Diego Mase-ra (Revisor, Capítulo 3), Myriam Urzúa (Revisora, Capítulo 3),Norberto Fernández (Revisor principal), Fernando Tudela Abad(Revisor principal).

Equipo del OdD-UCR(Costa Rica)

Álvaro Fernández-González (Investigador principal y edi-tor), Julián Monge-Nájera (Editor), Freddy Abarca (Desarrollode aplicaciones estadísticas), Olmer Núñez (Estadísticas),Hazel Brenes (Estadísticas), Marcela Noguera (Secretaria).

Autores principales

Este informe es una obra colectiva desarrollada a lo lar-go de tres años (2001-2003), mediante la colaboración en-tre expertos de diversos países en la región. El punto departida fueron los textos sobre América Latina y el Caribeelaborados para el informe GEO-3 Perspectivas del medioambiente mundial, publicado en 2002. Posteriormente, es-tos textos se ampliaron, agregándose otros. A continuaciónse nombran las personas que —junto con el equipo de pro-ducción del informe— contribuyeron de manera sustantivaen la redacción de cada uno de los textos finales.

Eduardo Gudynas, Uruguay (Capítulo 1); Kaveh Zahedi,México (Capitulo 2: Tendencias socioeconómicas y Capitu-lo 5); Sebastián Miller, Chile (Capítulo 2: Tendenciassocioeconómicas); Alvaro Fernández-González (Capítulo 2:Atmósfera, Desastres, Medio ambiente y salud humana yCapitulo 5); Nicolo Gligo, Chile (Capítulo 2: Tierra); PascalGirot, Costa Rica (Capítulo 2 : Tierras, Bosques,Biovidersidad, Áreas urbanas); Ivan Tomaselli, Brasil (Capí-tulo 2: Bosques); Carlos A. Klink, Brasil (Capítulo 2:Biovidersidad); Oscar Cordeiro Netto, Brasil (Capitulo 2:Agua dulce); Daniel David Hoggarth, Barbados (Capitulo2:Áreas costeras y marinas); Indrani Lutchman, Barbados (Ca-pitulo2: Áreas costeras y marinas); Kathleen Sullivan Sealey,Estados Unidas (Capitulo2: Áreas costeras y marinas); LeeKimball, Estados Unidas (Capitulo2: Áreas costeras y mari-nas); Bruce Potter, Estados Unidas (Capitulo2: Áreas costerasy marinas); Camilo Arriagada Luco, Chile (Capitulo2: Áreasurbanas); Carmen Marín, Costa Rica (Capitulo2: Medioambiente y salud humana); Kakuko Nagatani-Yoshida (Ca-pitulo2: Medio ambiente y salud humana y Capitulo 5);Eugenia Wo-Ching, Costa Rica (Capítulo 3); Ramón Pichs-Madruga, Cuba (Capítulo 4); Francisco Brzovich, Chile (Ca-pítulo 4), Eric Kemp-Benedict, Estados Unidos (Capítulo 4),y Edgar Gutiérrez-Espeleta (Capítulo 4 y Capítulo 5).

En la elaboración del presente informe regional(GEO-ALC 2003) participaron los centros colaborado-res del proyecto GEO en América Latina y el Caribe, ycerca de un centenar de expertos, miembros de organi-zaciones no gubernamentales y representantes de losgobiernos y otros organismos regionales, por lo que re-sulta importante subrayar que esta obra es una crea-ción colectiva. Queremos por ello recordar la memoriade Manuel Alepuz Llansana, Director del Centro de In-geniería y Manejo Ambiental de Bahías y Costas, Cuba(CIMAB), colaborador fallecido durante el proceso deelaboración de la obra.

Agradecemos especialmente la contribución de losautores principales del informe y los equipos técnicosdel PNUMA y el Observatorio de Desarrollo de la Uni-versidad de Costa Rica.

También reconocemos la importante contribuciónde los participantes en la consulta regional para el GEO3 (Costa Rica, mayo de 2001) y el taller para la presen-te publicación (Cuba, febrero de 2002), cuyos nombresse encuentran en las páginas 280 y 281.

Equipo de producción del informe

Diseño general y portadasGerardo del Castillo Ramírez (México)

Adaptación gráfica, ilustraciones, fotografíasy producción editorial

Roberto Burgos S. (Costa Rica)

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5Perspectivas del medio ambiente

Índice

Reconocimientos .................................................................................................................................................. 4Prólogo ............................................................................................................................................................... 11Introducción ....................................................................................................................................................... 14

1: De Estocolmo a Johannesburgo: Medio ambientey desarrollo en América Latina y el Caribe

De Estocolmo a Johannesburgo: Medio ambiente y desarrollo en América Latina y el Caribe ............... 20Estocolmo: crecimiento y población ........................................................................................................... 20Los temas ambientales se internacionalizan ............................................................................................... 21“Nuestro futuro común” y “Nuestra propia agenda” .................................................................................. 22El proceso de la Cumbrede la Tierra ........................................................................................................... 23Nuevas condiciones económicas: 1990-2002 ............................................................................................ 25Leyes e instituciones ................................................................................................................................... 26Naturaleza y mercado ................................................................................................................................. 27Diez años después de la Cumbre de la Tierra y hacia el futuro .................................................................. 27Referencias .................................................................................................................................................. 29

2: Estado del medio ambiente en AméricaLatina y el Caribe 1972-2002

Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe, 1972-2002 ................................................... 32Introducción ................................................................................................................................................ 32

Tendencias socioeconómicas ......................................................................................................................... 33Economía .................................................................................................................................................... 33Energía ........................................................................................................................................................ 35Situación social ........................................................................................................................................... 36Demografía ................................................................................................................................................. 37Ciencia y tecnología ................................................................................................................................... 38Gobierno ..................................................................................................................................................... 39Referencias .................................................................................................................................................. 39

Tierra ................................................................................................................................................................. 40Agroproducción .......................................................................................................................................... 40Tenencia de la tierra .................................................................................................................................... 41Expansión de la agricultura y la ganadería ................................................................................................. 43Degradación de las tierras .......................................................................................................................... 44Contaminación por agroquímicos ............................................................................................................... 46Desertificación ............................................................................................................................................ 47Respuestas de política ................................................................................................................................. 48Referencias .................................................................................................................................................. 51

Bosques ............................................................................................................................................................. 53Tendencias y causas de la deforestación ..................................................................................................... 54Presiones ..................................................................................................................................................... 55Incendios forestales y amenazas hidrometeorológicas ............................................................................... 57Impactos inducidos por la deforestación .................................................................................................... 58Políticas forestales ....................................................................................................................................... 59Referencias .................................................................................................................................................. 62

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GEO América Latina y el Caribe - 2003

América Latina y el Caribe

Biodiversidad .................................................................................................................................................... 63Diversidad de ecosistemas y especies ......................................................................................................... 63Diversidad de recursos genéticos ................................................................................................................ 65Amenazas a la biodiversidad ...................................................................................................................... 66Respuestas de política ................................................................................................................................. 71Referencias .................................................................................................................................................. 77

Agua dulce ........................................................................................................................................................ 79Disponibilidad de recursos hídricos y variación regional ........................................................................... 79Presiones sobre el recurso ........................................................................................................................... 83Políticas hídricas: iniciativas nacionales y regionales ................................................................................. 87Referencias .................................................................................................................................................. 92

Áreas costeras y marinas ................................................................................................................................. 95Situación ecológica general de las áreas costeras y marinas en la región .................................................. 95Principales presiones antropogénicas y sus impactos ................................................................................. 97Respuestas de política ............................................................................................................................... 105Referencias ................................................................................................................................................ 109

Atmósfera ........................................................................................................................................................ 111Contaminación del aire ............................................................................................................................. 111Impactos de la reducción del ozono estratosférico y respuestas regionales ............................................. 116Gases de efecto invernadero y cambio climático ..................................................................................... 121Referencias ................................................................................................................................................ 129

Áreas urbanas ................................................................................................................................................. 131Dinámica socioeconómica ....................................................................................................................... 132Los residuos sólidos .................................................................................................................................. 133La calidad del agua ................................................................................................................................... 135La calidad del aire ..................................................................................................................................... 137Vulnerabilidad ........................................................................................................................................... 137Ambiente construido ................................................................................................................................. 137Impactos socioambientales de la urbanización regional .......................................................................... 138Políticas para enfrentar los problemas básicos de los asentamientos humanos ........................................ 140Referencias ................................................................................................................................................ 141

Desastres ......................................................................................................................................................... 143Desastres de origen natural en América Latina y el Caribe ....................................................................... 143Desastres de origen tecnológico ............................................................................................................... 150La vulnerabilidad de la región frente a los desastres ................................................................................. 151Impactos de los desastres .......................................................................................................................... 151Respuestas de prevención, mitigación y rehabilitación ............................................................................ 155Referencias ................................................................................................................................................ 158

Medio ambiente y salud humana ................................................................................................................. 160Transición epidemiológica y transición de riesgos ambientales ................................................................ 160Degradación antropogénica de la naturaleza y riesgos para la salud ....................................................... 162Situación sanitaria regional ante el impacto de los riesgos ambientales ................................................... 170Respuesta regional a los problemas ambientales de salud ........................................................................ 172Referencias ................................................................................................................................................ 176

Conclusiones .................................................................................................................................................. 178

3: Respuestas de política a los problemas ambientales

Respuestas de política a los problemas ambientales ................................................................................. 182Acuerdos multilaterales ambientales e instrumentos no vinculantes ........................................................ 183Las políticas ambientales .......................................................................................................................... 189Aplicación de las políticas y su impacto ................................................................................................... 194Instrumentos económicos ......................................................................................................................... 197

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7Perspectivas del medio ambiente

Índice de cuadros e ilustraciones

Introducción: Marco conceptual .................................................................................................... 16

1: De Estocolmo a Johannesburgo: Medio ambiente y desarrollo en ALCReuniones del Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe ................................ 22

2: Estado del medio ambiente

Tendencias socioeconómicasTendencias del desarrollo humano en los últimos 30 años ......................................................................... 34Población de América Latina y el Caribe por subregión 1970-2000 (en millones) ..................................... 37Propagación de los medios de comunicación en América Latina

y el Caribe 1980-1999 (por mil habitantes) ......................................................................................... 38

TierraRestricciones ambientales para el uso agrícola del suelo ........................................................................... 40Tenencia de la tierra y condición de los suelos: el caso de Jamaica .......................................................... 42Proporción de la superficie agrícola con respecto a la superficie terrestre total de la región ..................... 43Cambio de uso del suelo y emisiones de efecto invernadero ..................................................................... 44

Industrias, nuevas tecnologías y turismo sostenible .................................................................................. 200Fuentes y mecanismos de financiamiento para la acción ambiental ........................................................ 207Participación pública ................................................................................................................................ 212Información ambiental .............................................................................................................................. 217Formación y educación ambientales ........................................................................................................ 220Referencias ................................................................................................................................................ 222

4: Escenarios del desarrollo regional

Escenarios del desarrollo regional ............................................................................................................... 228Escenario de mercado no regulado ........................................................................................................... 231Escenario de reformas ............................................................................................................................... 234Escenario de grandes transiciones ............................................................................................................. 237Conclusiones ............................................................................................................................................. 241Referencias ................................................................................................................................................ 243

5: Opciones para la acción

Opciones para la acción ............................................................................................................................... 246La protección y promoción del uso sostenible de ecosistemas prioritarios .............................................. 247El manejo del proceso de urbanización .................................................................................................... 248La atención a la creciente vulnerabilidad de la población de la región y ecosistemas ............................. 248Los retos del siglo 21 ................................................................................................................................ 250Referencias ................................................................................................................................................ 251

Anexo estadístico

América Latina y el Caribe ........................................................................................................................ 254Mesoamérica ............................................................................................................................................. 260Caribe ....................................................................................................................................................... 266Sudamérica ............................................................................................................................................... 272Referencias anexo estadístico ................................................................................................................... 278

Centros colaboradores de GEO América Latina y el Caribe 2003 ................................................................... 280Otros colaboradores ......................................................................................................................................... 280

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GEO América Latina y el Caribe - 2003

América Latina y el Caribe

Pérdida de nutrientes en suelos .................................................................................................................. 45Consumo de fertilizantes en América Latina ............................................................................................... 46Hacia la armonización de políticas públicas regionales en el campo de la lucha

contra la desertificación ....................................................................................................................... 49

BosquesExtensión de los bosques: América Latina y el Caribe ................................................................................ 53Países con mayor porcentaje de bosques en el mundo, 2000 .................................................................... 53Evaluación de recursos forestales mundiales: definiciones, métodos y fuentes .......................................... 54Utilización de la leña como fuente de energía en Mesoamérica ................................................................ 55Subsidios al sector agrícola y pecuario en México ..................................................................................... 56Guardianes del bosque: el manejo forestal comunitario en manos indígenas ........................................... 57Imagen de focos de calor en Sudamérica (2000) ........................................................................................ 57El pago de servicios ambientales en Costa Rica .......................................................................................... 59El marco internacional de la política sobre bosques ................................................................................... 60Hacia un manejo sostenible de los bosques naturales ................................................................................ 61

BiodiversidadBiodiversidad en América Latina y el Caribe (número de especies de flora y fauna vertebrada) ................ 63Áreas críticas de endemismo en América Latina y el Caribe ...................................................................... 64Bioprospección y propiedad intelectual: el conflicto por ranas y analgésicos en Ecuador ......................... 65Especies animales amenazadas ................................................................................................................... 67Peligros de la introducción de especies nuevas en las islas ........................................................................ 69Domesticación y cría del tepezcuintle o paca (Agouti paca) ...................................................................... 70Inventario biótico: una necesidad en el Caribe .......................................................................................... 70Número de áreas protegidas, superficie total y porcentaje del

territorio nacional bajo protección al 2002 ......................................................................................... 71Acciones regionales en el marco de CITES ................................................................................................. 73Iniciativas de respuesta en el ámbito nacional: los casos de Colombia y México ..................................... 74Primera Reunión Ministerial de Países Megadiversos Afines ...................................................................... 75

Agua dulcePrecipitación media anual y recursos hídricos totales renovables en la región .......................................... 80El Amazonas y el Paraná-La Plata, entre las principales cuencas del mundo ............................................. 81Disponibilidad de agua por habitante en cuencas de la región .................................................................. 82Uso anual del agua dulce por sector .......................................................................................................... 84Acceso al agua potable y el saneamiento en la región ............................................................................... 85Contaminación de aguas residuales urbanas e industriales en el

Gran Buenos Aires (1968-1987) y Río de Janeiro (1996-1998) ........................................................... 86Esfuerzos regionales para una gestión integrada de los recursos hídricos ................................................... 88El acuífero Guaraní ..................................................................................................................................... 89La experiencia cubana de administración de cuencas ................................................................................ 91

Áreas costeras y marinasLos grandes ecosistemas marinos de América Latina y el Caribe ................................................................ 96Impactos del calentamiento global y el fenómeno El Niño en las

áreas costeras y marinas de América Latina y el Caribe ...................................................................... 97Ecosistemas costeros amenazados .............................................................................................................. 98Uso y manejo de las principales áreas costeras marinas de América Latina y el Caribe ............................ 99Escurrimiento de plaguicidas al Mar Caribe ............................................................................................. 100Degradación y pérdida de corales en Jamaica .......................................................................................... 100Contaminación por petróleo en el Gran Caribe ........................................................................................ 101Participación de Perú y Chile en la captura pesquera regional,

1970-2000 (miles de toneladas métricas) .......................................................................................... 103Capturas totales por regiones de la FAO en América Latina y el Caribe,

1970-2000 (en miles de toneladas métricas) ..................................................................................... 104Evolución de la captura de pequeños organizmos pelágicos en el

Pacífico Sudoriental, 1970-2000 (en miles de toneladas métricas) ................................................... 105Concentración del valor de la producción acuícola en países de

América Latina y el Caribe, 1984-2000 (en porcentajes) ................................................................... 105Principales acuerdos multilaterales en ámbito costero marino regional ................................................... 107

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9Perspectivas del medio ambiente

Los programas de mares regionales y protección del mediomarino frente a actividades terrestres ................................................................................................ 108

AtmósferaContaminación del aire por incendios forestales ...................................................................................... 113Controles nacionales de calidad del aire, 1999 ........................................................................................ 114Reducción de la contaminación: casos exitosos ....................................................................................... 115Crecimiento del agujero en la capa de ozono (1985, 1999, 2000) .......................................................... 117Riesgos del ozono en Punta Arenas y Santiago de Chile .......................................................................... 117Esfuerzo global para reducir las sustancias reductoras del ozono ............................................................ 118Producción y consumo de clorofluorocarbonados en los cuatro principales países productores y con-

sumidores de América Latina y el Caribe (en toneladas de potencial de agotamiento de ozono) ..... 120Cumplimiento con el Protocolo de Montreal y sus enmiendas (a setiembre del 2002) ............................ 121Esfuerzo mundial contra el cambio climático ........................................................................................... 122Emisiones de dióxido de carbono por habitante, América Latina

y el Caribe, 1970-1998 (toneladas métricas) ..................................................................................... 123Emisiones de gases de efecto invernadero en unidades equivalentes de

dióxido de carbono (horizontes de 100 años) ................................................................................... 123Inventarios nacionales sobre el cambio climático .................................................................................... 124Impacto climático regional asociado con el fenómeno de El Niño .......................................................... 126Mitigación del cambio climático y adaptación en países seleccionados .................................................. 128

Áreas urbanasCrecimiento histórico de la mancha urbana en México, D.F., 1973-2000 ............................................... 131Las ciudades más pobladas de América Latina y el Caribe, 1980-2015 ................................................... 132Recolección y disposición de desechos sólidos en las capitales y ciudades

mayores de América Latina y el Caribe ............................................................................................. 134Sobreexplotación del acuífero del Valle de México .................................................................................. 135Abastecimiento del agua potable y saneamiento ...................................................................................... 136Restauración del Centro Histórico de la Ciudad de La Habana ................................................................ 138Santiago de Chile: Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica

de la Región Metropolitana ............................................................................................................... 139Límite al crecimiento de la mancha urbana: en el caso de la ciudad de México .................................... 140

DesastresAmenazas naturales y desastres en América Latina y el Caribe, 1975-2001 ............................................ 144Implicaciones ecológicas y sociales de los terremotos de El Salvador ...................................................... 146La erupción del volcán Soufriére Hills en la Isla Montserrat ..................................................................... 146Incendios forestales asociados a El Niño en Centroamérica ..................................................................... 147Inundaciones en el estado de Vargas, Venezuela, 1999 ........................................................................... 148Temporada de huracanes en Mesoamérica y el Caribe, 2001 .................................................................. 149El huracán Mitch en Honduras ................................................................................................................. 149La catástrofe de los pequeños desastres .................................................................................................... 152Vulnerabilidad de los países del Caribe ante desastres de origen natural ................................................. 152Vulnerabilidad ante desastres: un índice georeferenciado para Honduras .............................................. 153Pérdidas de vidas humanas por desastres en América Latina y el Caribe, 1970-1999.............................. 154Población afectada y pérdidas económicas por desastres en América

Latina y el Caribe, 1970-1999 ........................................................................................................... 154Acciones regionales para la alerta temprana frente a desastres ................................................................ 156El Niño de 1997-1998 en Perú: impactos, prevención y mitigación del daño ........................................ 157

Medio ambiente y salud humanaTransición epidemiológica y de riesgos ambientales: el enfoque de la OMS .......................................... 161Degradación de los ecosistemas y consecuencias para la salud humana ................................................. 163Carga de enfermedad relacionada con la falta de agua potable, saneamiento e

higiene (como porcentaje total de años de vida perdidos por discapacidad) .................................... 165El problema de los desechos sólidos y riesgos para la salud ..................................................................... 166Carga de enfermedad relacionada con la calidad del aire (como porcentaje

del total de años de vida perdidos por discapacidad) ........................................................................ 167Impactos en la salud por diversos contaminantes aéreos .......................................................................... 168Impactos de El Niño en la salud ............................................................................................................... 169

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América Latina y el Caribe

Enfermedades transmitidas por vectores ................................................................................................... 170Defunciones con posible influencia de factores ambientales, 1994 (como porcentaje

de las defunciones totales, 10 causas principales) ............................................................................. 171Organización Panamericana de la Salud: proyectos regionales de cooperación en el

campo de la protección y el desarrollo ambiental, 2000-2001 ......................................................... 173

3: Respuestas de política a los problemas ambientales

Partes de las principales convenciones ambientales ................................................................................. 185Principales acuerdos multilaterales ambientales de la región ................................................................... 188La evolución de PROALCOHOL en Brasil ................................................................................................ 191Comercio y ambiente en la encrucijada ................................................................................................... 193Ejemplos de instrumentos económicos utilizados en la gestión ambiental ............................................... 196Categorías de instrumentos económicos utilizados en la gestión ambiental ............................................ 198Categorización y ordenamiento de los países latinoamericanos de acuerdo con

las áreas dedicadas a la producción certificada agropecuaria orgánica, entransición, o ambas, 1998-2001 ........................................................................................................ 200

Área certificada y agricultura sostenible en América Latina y el Caribe, por partede la Alianza para Bosques (Rainforest Alliance) ............................................................................... 201

Hectáreas de bosque certificadas en América Latina y el Caribe en 2002 ............................................... 202Certificados ISO 9000 e ISO 14001 en América Latina y el Caribe, al 31 de diciembre del 2002 .......... 203Centros nacionales de producción más limpia de América Latina y el Caribe ......................................... 204Premio a la Innovación Ambiental ............................................................................................................ 206Inversión en biodiversidad en América Latina y el Caribe ........................................................................ 208Fuentes de cooperación internacional (multilaterales, subregionales y bilaterales) .................................. 209El Consenso de Monterrey: financiamiento para el desarrollo .................................................................. 211Declaración del Milenio: avances en su cumplimiento ........................................................................... 213Sistemas Nacionales de Información Ambiental: algunos ejemplos en la región .................................... 217Informes ambientales de América Latina y el Caribe ................................................................................ 219

4: Escenarios del desarrollo regional

La elaboración de escenarios como instrumento para una evaluación ambiental de largo plazo ............ 228Escenarios de mercado no regulado y de reformas: datos estadísticos del año base

(1995) y proyecciones al 2015 y 2032 .............................................................................................. 230Análisis comparativo de variables ambientales relevantes en los escenarios

de mercado y reformas, 1995-2032 ................................................................................................... 238Clasificación del ritmo de deterioro ambiental en escenarios relevantes ................................................. 242

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11Perspectivas del medio ambiente

Prólogo

La escena mundial es hoy bastante diferente ala del año 2000, cuando se publicó el primerinforme GEO América Latina y el Caribe: Perspec-

tivas del medio ambiente. La seguridad se ha converti-do en la agenda principal de la comunidad mundial, loque hace aún más difícil conseguir atención pública yfinanciamiento adecuados para los temas ambientales.Al mismo tiempo, los países están buscando formas decosechar los frutos de la globa-lización, atenuando susefectos adversos. La conciencia y la acción ambientalhan crecido, pero no lo suficiente para detener la des-trucción de los recursos planetarios.

En agosto del 2002, más de 190 naciones y cientosde representantes de organizaciones de la sociedad ci-vil se reunieron en Sudáfrica, en la Cumbre Mundialpara el Desarrollo Sostenible. Hubo desilusión por lafalta de decisiones internacionales sobre los tiemposde ejecución y las metas en muchos temas. Sin embar-go, la Cumbre constituyó un significativo paso adelan-te en áreas como el manejo de químicos tóxicos, elacceso igualitario a los recursos genéticos y al repartode sus beneficios, la reducción de la pérdida debiodiversidad, la restauración de las pesquerías, unmejor acceso de los países en desarrollo a productosquímicos alternativos que no dañan la capa de ozono,y condiciones básicas de sanidad.

En este contexto, el PNUMA presenta la más recienteedición del informe GEO América Latina y el Cari-be: Perspectivas del medio ambiente 2003. Estaúltima evaluación nos habla de que, en contraste conla escena política mundial, las tendencias ambientalesen la región han cambiado poco desde el año 2000.Los abundantes recursos naturales de América Latina yel Caribe, especialmente sus bosques, continúan de-gradándose a un ritmo alarmante. Al mismo tiempo,los problemas ambientales de las ciudades, donde ha-bitan tres cuartas partes de la población, siguen cau-

sando severas consecuencias a la salud de sus habitan-tes. Las políticas regionales han tenido un éxito mode-rado, incluyendo aquellas que enfrentan la contami-nación en las ciudades. Sin embargo, el ambiente noestá todavía completamente integrado en la toma dedecisiones económicas. De hecho, de los tres pilaresdel desarrollo sostenible, el económico es el que sigueimpulsando el proceso de desarrollo. Los temas socia-les, como la pobreza y la desigualdad, y los problemasambientales, como la pérdida de biodiversidad y lacontaminación, han sido relegados a un segundo pla-no.

En Johannesburgo constatamos un compromiso re-novado de los países de América Latina y el Caribe paraenfrentar esta situación. La Iniciativa Latinoamericanay Caribeña para el Desarrollo Sostenible aprobada du-rante la Cumbre va, en muchos aspectos, más allá delos compromisos proclamados en el Plan deImplementación de Johannesburgo. La Iniciativa es unamuestra de la seriedad con la que los países de la re-gión están abordando sus retos ambientales, y su com-promiso como grupo para enfrentar estos retos. El Forode Ministros de América Latina y el Caribe, mediante elcual se desarrolló y aprobó la Iniciativa, ofrece un es-pacio único en el cual discutir los problemas y buscarlas soluciones. El PNUMA, como Secretariado del Foro,está comprometido con seguir brindando todo el apo-yo necesario para garantizar la implementación de laIniciativa Latinoamericana y el comienzo de accionesconcretas en áreas de especial prioridad en la región.

Espero que el informe GEO América Latina y elCaribe: Perspectivas del medio ambiente 2003, asícomo las diversas evaluaciones GEO —nacionales ysubregionales— preparadas por el PNUMA y sus cola-boradores, proporcionen sustento en la toma de deci-siones e inspiren a los pueblos de la región en su bús-queda del desarrollo sostenible.

Dr. Klaus ToepferSecretario General Adjunto de las Naciones Unidas y Director Ejecutivo

del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente

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Introducción

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GEO América Latina y el Caribe - 2003

América Latina y el Caribe

La gestión ambiental eficiente requiere una base fir-me de información actualizada sobre el estado delambiente. La metodología del PNUMA para reali-

zar evaluaciones ambientales integrales brinda respuestaa cuatro preguntas de gestión básica: ¿qué le está pa-sando al ambiente? ¿por qué está sucediendo? ¿qué seestá haciendo al respecto? y ¿qué sucederá si no se to-man las medidas adecuadas?

El proyecto Perspectivas del Medio Ambiente Mun-dial (GEO, por sus siglas en inglés) surgió en respuestaa los requisitos de la Agenda 21 de contar con informesambientales y a una decisión del Consejo de Adminis-tración del PNUMA de mayo de 1995, que solicitó laelaboración de un informe amplio sobre el estado delmedio ambiente mundial. Se buscaba hacer un análisisintegrado del estado del ambiente y las políticas paraofrecer opciones concretas de acción. Además, el pro-yecto ha evolucionado al desarrollar esfuerzos, con lamisma metodología y marco conceptual armonizado,a nivel regional, subregional, nacional y municipal (ver“Marco conceptual” en esta sección).

Este informe es elaborado gracias a la participaciónde una red de centros colaboradores, de científicos yde políticos de todas las regiones, relacionados con elambiente. Así, el proyecto proporciona una síntesismundial y regional de las preocupaciones, las tenden-cias y las políticas ambientales existentes.

El proyecto GEO tiene dos grandes componentes:

a) Un proceso de evaluación del ambiente mundial, decarácter intersectorial, participativo y consultivo. In-corpora las visiones regionales y fomenta el consen-so sobre cuestiones y acciones prioritarias medianteel diálogo entre los sectores normativo (los gobiernosen particular) y científico en los planos regional ymundial. Apunta además a fortalecer la capacidad deevaluación ambiental mediante actividades de forma-ción y aprendizaje en la práctica.

b) Los productos de GEO, en formato impreso y electró-nico, incluida la serie de informes GEO. Esta serieexamina periódicamente el estado del medio ambien-te mundial, las tendencias y asuntos emergentes, jun-to con sus causas e impactos sociales y económicos.Sirve de orientación en procesos decisorios como laformulación de políticas ambientales, la planificaciónde medidas y la asignación de recursos. Se han publi-cado informes ambientales globales (GEO 1997, GEO2000 y GEO 3), informes a nivel regional (GEO ALC2000 y 2003), subregional (GEO Caribe y GEO

IntroducciónAndino 2003), nacionales (GEO Barbados, Brasil, Chi-le, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Nicaragua, Pana-má y Perú), evaluaciones de ciudades (GEO Ciuda-des Bogotá, Buenos Aires, Habana, Manaus, México,Río de Janeiro, San Salvador y Santiago), informes téc-nicos (Incendios en bosques tropicales) y el GEO Ju-venil.

La red mundial de Centros Colaboradores (CC) cons-tituye el núcleo del proceso. Estos centros han desem-peñado un papel cada vez más importante en la prepa-ración de los informes GEO. En la actualidad, son res-ponsables de casi todos los insumos regionales, combi-nando de esta manera las evaluaciones integrales “des-de arriba” con la preparación de informes ambientalesdesde lo nacional hasta lo mundial. Otras institucionestambién contribuyen con conocimientos especializa-dos, tanto interdisciplinarios como temáticos.

Otro componente esencial del proceso GEO en laregión es la participación de formuladores de políticasambientales en el ámbito gubernamental, de científi-cos especializados en cuestiones ambientales y de re-presentantes de organismos no gubernamentales. Parapromover y contribuir al diálogo periódico entre ellos,se realizan consultas regionales y otros mecanismos deasesoría. Las consultas ayudan a orientar el proceso GEOy sirven para revisar el material preliminar y asegurarque cada informe sea útil en la formulación de políti-cas y la planificación de acciones ambientales.

El informe GEO América Latina y el Caribe: Pers-pectivas del medio ambiente 2003 es el resultado deun proceso que responde a la solicitud del Foro de Mi-nistros de Ambiente de América Latina y el Caribe, deinstituir una evaluación continua del estado del medioambiente de la región, utilizando la metodología GEO(evaluación ambiental integral). Este informe es un ins-trumento útil y oportuno ante los retos más difíciles queincluyen el mejorar la calidad de vida y conservar losrecursos naturales. Actualmente el crecimiento de lapoblación incrementa la demanda de alimentos, aguapotable, refugio, salud, energía, servicios básicos y se-guridad económica, aumentando simultáneamente lavulnerabilidad tanto del ambiente natural como del ur-bano. Así, se le está dando seguimiento a la CumbreMundial sobre Desarrollo Sostenible de Johannesburgo(setiembre del 2002) y en particular en los objetivos dela Iniciativa Latinoamericana y Caribeña para el Desa-rrollo Sostenible (ILAC).

El informe consiste en una evaluación ambientalintegral sobre América Latina y el Caribe para:

● Actualizar la información sobre el estado del ambien-te.

● Establecer una base para determinar las prioridadesambientales.

● Establecer criterios para la elaboración de políticas yestrategias ambientales.

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15Perspectivas del medio ambiente

● Ser un mecanismo mediante el cual se pueda evaluarla eficacia de las estrategias y políticas ambientales.

● Fortalecer capacidades de evaluación y uso de la in-formación.

Es dentro de este escenario que se publica la segun-da versión de Perspectivas del medio ambiente en Amé-rica Latina y el Caribe. Este documento representa elinforme más importante sobre el estado del ambienteen América Latina y el Caribe, fundamentando decisio-nes y acciones. GEO ALC 2003 proporciona datos,indicadores e información validada y actualizada parauna mejor gestión ambiental. Alertará y ayudará a lospaíses a preparase mejor para enfrentar a nivel nacio-nal o regional los asuntos ambientales emergentes.

Contiene una descripción general del estado delambiente en la región, abordando de forma integral as-pectos económicos, políticos, sociales y ambientales.En el primer capítulo, medio ambiente y desarrollo enAmérica Latina y el Caribe: Tres décadas de esfuerzos,se describe el proceso histórico de la temática ambien-tal en la región durante el periodo de 1972 al 2002(Estocolmo a Johannesburgo) revisando los aconteci-mientos y debates importantes como el InformeBrundtland y el impacto el crecimiento de la pobla-ción; el crecimiento económico y las tendenciasecológicas. Este capítulo permitirá al lector conocer elcontexto histórico del debate ambiental regional.

El segundo capítulo ofrece una mirada al estado delmedio ambiente mediante el análisis de la informaciónrelativa a temas prioritarios para la región: tendenciassocioeconómicas, tierra, bosques, biodiversidad, aguadulce, áreas costeras y marinas, atmósfera, áreas urba-nas, desastres y medio ambiente y salud humana. Re-fleja la situación mediante ejemplos concretos a nivelnacional y datos actualizados.

El tercer capítulo ofrece una descripción sistemáti-ca de las políticas ambientales en la región enfocandoiniciativas y políticas en marcha, identificando lagunas,debilidades y barreras que impiden una implementaciónde políticas exitosa. Este capítulo se enfoca principal-

mente en la planeación y la política ambiental, en laevaluación sobre la ejecución de políticas y en la legis-lación. Además, se muestran ejemplos que ponen derelieve las principales fortalezas, oportunidades, debi-lidades y amenazas existentes en el ámbito de respues-ta a los problemas ambientales.

El cuarto capítulo presenta tres “escenarios” y bus-ca identificar los aspectos de ambiente y desarrollo mássensibles a las decisiones del presente mediante un es-cenario de mercado; un escenario de reforma basadoen políticas públicas, y un escenario sobre grandes tran-siciones posibles en la región. Para cada escenario sedescriben factores relevantes para el análisis: el con-texto general, los aspectos económicos clave, la situa-ción de la tecnología, la sociedad y la cultura, la demo-grafía, las migraciones, la gobernabilidad y el análisisde los efectos en el ambiente natural y en el ambienteurbano.

Finalmente y a partir del análisis realizado en eldocumento, se presentan las conclusiones y recomen-daciones de los expertos y los sectores involucrados enel proceso con el fin de propiciar que el lector se sumea este llamado que busca constituir un frente contra eldeterioro ambiental y convertirlo en un agente activoen beneficio del desarrollo sostenible.

El informe GEO América Latina y el Caribe: Pers-pectivas del medio ambiente 2003 , al igual que el In-forme GEO ALC 2000, pretende fortalecer el conoci-miento sobre el ambiente regional con el fin de logrardecisiones acertadas, pertinentes y relevantes. El cami-no a recorrer es todavía largo, pero sumando los esfuer-zos de los gobiernos, de las organizaciones e institu-ciones de la región y de la sociedad civil se lograráintegrar los asuntos del ambiente en la formulación yejecución de políticas y acciones para mejorar la cali-dad de vida de todos los latinoamericanos y caribeñosactuales y de aquellos que aún no han nacido, comoinstrumento fundamental de la Iniciativa Latinoameri-cana y Caribeña para el Desarrollo Sostenible.

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GEO América Latina y el Caribe - 2003

América Latina y el Caribe

Marco conceptualMarco conceptual

El eje principal de análisis utilizado en el proyectoGEO es el enfoque Estado–Presión–Impacto–Respuesta(EPIR). Las evaluaciones ambientales integradas reali-zadas según este enfoque buscan responder no sólola pregunta por el estado del ambiente, sino tambiénpor qué ocurre esto, qué estamos haciendo al respec-to y qué sucederá si la respuesta no es adecuada.

El enfoque EPIR empieza caracterizando el estado delambiente; es decir, la condición ambiental que se estáanalizando: por ejemplo, la degradación de la tierra,la contaminación del agua o la pérdida de biodi-versidad. GEO ha utilizado desde su primer informemundial una división temática que incluye los siguien-tes tópicos:

● Tierra● Bosques● Biodiversidad● Áreas costeras y marinas● Agua dulce● Áreas urbanas● Atmósfera● Desastres

En este segundo informe regional de la serie GEO seincluye por primera vez un tema nuevo, el de Medioambiente y salud humana. Con él se busca poner derelieve —a manera de síntesis y recapitulación— lasrelaciones existentes entre la situación del medio na-tural y la condición humana en América Latina y elCaribe.

Además, los informes GEO presentan siempre unasección inicial de antecedentes socioeconómicos, con

el fin de perfilar los rasgos del desarrollo que influyenen forma determinante sobre la situación ambiental.

Las presiones son, en este respecto, las fuerzas subya-centes en el estado y evolución del ambiente. Mu-chas de estas presiones son de origen humano, talcomo se describen en la sección de antecedentessocioeconómicos: los patrones prevalecientes de pro-ducción y consumo, el crecimiento de la población,la pobreza y la desigualdad, los mecanismos de gober-nabilidad. Sin embargo, también es necesario consi-derar las presiones resultantes de la dinámica naturalen sí misma. Entre estas últimas deben mencionarselos procesos geológicos, climáticos y biológicos queconstituyen el entorno básico de la actividad huma-na, así como las condiciones y límites planetarios paraprocesar los desechos de esta actividad.

Los impactos están constituidos por el efecto de lasituación ambiental —positivo o negativo, construc-tivo o destructivo—, tanto en la actividad humana ysus posibilidades de subsistencia o supervivencia,como en la dinámica del entorno natural mismo. En-tre los principales efectos en el ámbito humano de-ben considerarse aquellos que afectan la salud, pro-ductividad y calidad de vida de la población. En cuan-to a los efectos propiamente naturales, debe valorarsela capacidad de los ecosistemas para desarrollar susfunciones vitales básicas y prestar servicios ambien-tales esenciales a la población.

El enfoque EPIR cierra el ciclo de la evaluación inte-grada al considerar la respuesta humana, en tres di-recciones: frente a la situación ambiental, frente a las

© R. Burgos

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17Perspectivas del medio ambiente

Marco conceptualMarco conceptual (continuación)

presiones que generan esta situación, y frente a los efec-tos de la situación ambiental en la actividad humana yel entorno natural. La respuesta a las presiones es estra-tégica, puesto que sólo eliminando sus causas será po-sible superar la degradación ambiental y alcanzar lasostenibilidad. Sin embargo, resulta de gran importan-cia política considerar los efectos de la situación am-biental, y la respuesta a ellos, pues permite identificaraquellos núcleos problemáticos que movilizan la ac-ción social en este campo. Entre los más importantesde estos efectos están los relacionados con la salud hu-mana, razón por la cual el tema de Medio ambiente ysalud humana tiene particular relevancia en este se-gundo informe regional.

Los siguientes tipos de respuesta son de particular inte-rés para los informes GEO:

● La ratificación e implementación de acuerdosmultilaterales ambientales e instrumentos novinculantes (incluyendo acuerdos multilateralesglobales o regionales y planes de acción). Estos acuer-dos e instrumentos conforman el trasfondo mundial yregional de la acción ambiental, creando un horizonteinternacional de oportunidades, derechos y deberesen este campo.

● Los ordenamientos jurídicos e instituciones ambien-tales a escala nacional, como escenario inmediato demandatos y procedimientos en la formulación eimplementación de políticas.

● La aplicación de instrumentos económicos en laspolíticas ambientales, en el marco de otras políticassectoriales, no ambientales, y de las políticasmacroeconómicas. Estos instrumentos son comple-mentarios de las políticas de mandato y control, aveces con mayor eficacia. Sin embargo, debe consi-derarse el efecto —generalmente negativo— de laspolíticas ambientales implícitas en la política agro-pecuaria, industrial o comercial, así como en políti-cas macroeconómicas de orden fiscal o monetario.

● Las industrias y nuevas tecnologías relacionadas conlo ambiental. Iniciativas de producción y consumocon posibles consecuencias trascendentales en la si-tuación del ambiente.

● Las fuentes y mecanismos de financiamiento para laacción ambiental, tanto de origen internacional (ayu-da para el desarrollo, inversión extranjera directa)como nacional (impuestos, pago por servicios ambien-tales).

● La participación pública en la temática ambiental,quizás el principal motor de cambio a corto plazo enla escena mundial y local.

● La información ambiental, que establece el horizon-te de conocimiento científico detrás de las decisio-nes políticas y la participación del público.

● La formación y educación ambiental, donde se gestala capacidad transformadora de mediano y largo pla-zo, tanto en quienes toman decisiones políticas comoen el público.

Por primera vez, desde el inicio del proyecto GEO,se ha intentado elaborar en este informe retrospectivo(al igual que en el informe mundial GEO 3, reciente-mente publicado) un análisis sobre el estado del am-biente que integre, por temas, todo el ciclo del enfoqueEPIR. En este segundo capítulo se encontrará, para cadatema, no sólo un recuento de la situación respectiva,sino también de los principales efectos y respuestasocurridos durante el período en análisis. Sin embargo,dada la importancia de las respuestas como eje de unaposible superación del deterioro ambiental, en este in-forme regional se presenta, al igual que en el primero,un capítulo específicamente dedicado al tema de laspolíticas. El capítulo 3 desarrolla en forma detalladalos tipos de respuesta indicados arriba, relatando mu-chas de las principales experiencias en los temas deinterés según el enfoque GEO.

El análisis temático utilizado (tierra, bosques, biodi-versidad, etc.) no se ocupa en forma puntual y específi-ca de las relaciones existentes entre los diversos temas,aunque ciertamente se mencionan cuando tienen rele-vancia como presiones o efectos. El aumento en la ex-tensión de las tierras de uso agrícola, por ejemplo, ori-gina procesos de deforestación y de degradación o pér-dida de hábitats naturales, con gran deterioro de labiodiversidad. La contaminación de los suelos con com-puestos agroquímicos tiene consecuencias igualmentegraves para la biodiversidad, la calidad de las aguascontinentales, las áreas costeras y marinas y, en últimotérmino, la salud de la población regional. Las pérdidasde biodiversidad afectan la sostenibilidad de la agricul-tura y la nutrición humana en el mediano y largo pla-zo. La dinámica de la urbanización no planificada y laindustria contaminante tiene efectos multiplicadores ad-versos en la atmósfera, los suelos, los bosques, las cos-tas y los mares.

Esta compleja trama de causas y efectos queda fue-ra del foco específico del estudio, exceptuando la sec-ción sobre Medio ambiente y salud humana, donde sepresenta en forma resumida, y sólo en lo relativo a lacalidad de la vida humana. En el resto del estudio, sinembargo, se mantiene presente como telón de fondo.

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1De Estocolmo aJohannesburgo:

Medio ambiente ydesarrollo en América

Latina y el Caribe

Capítulo:

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· Capítulo 1: De Estocolmo a Johannesburgo: Medio ambiente y desarrollo en América Larina y el Caribe

América Latina y el Caribe

De Estocolmo aJohannesburgo: Medioambiente y desarrollo enAmérica Latina y el Caribe

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano celebrada en 1972 en Estocolmo, fuela primera conferencia internacional sobre el me-

dio ambiente que logró reunir a 113 naciones y otraspartes interesadas, con el objeto de debatir cuestionesde preocupación común, lo que representó un verda-dero parteaguas para el pensamiento moderno sobre elmedio ambiente y el desarrollo. Treinta años después laregión de América Latina y el Caribe enfrentan dos enor-mes desafíos interrelacionados: la transformación pro-ductiva con equidad y el manejo de los recursos natu-rales. El primero forma parte de las aspiraciones tradi-cionales de la región e influye en sus políticas. El se-gundo, en cambio, se ha ido incorporando progresiva-mente a la agenda del desarrollo (Rosenthal, 1994).

Cuando el ambiente surgió como preocupación in-ternacional a finales de la década de 1960, los paísesindustrializados tomaron la iniciativa de convocar ladicha Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Me-dio Ambiente Humano en Estocolmo. Tal vez por elloel problema del ambiente fue visto inicialmente en for-ma un tanto estrecha, como una enfermedad de los ri-cos, una secuela del crecimiento económico que lesdio niveles sin paralelo de riqueza y prosperidad. Lospaíses en desarrollo vieron esta preocupación de losricos como una nueva limitante para su propio desarro-llo. Insistieron en que el diálogo debía incorporar lascuestiones relacionadas con la pobreza, el subdesarro-llo, la desigualdad y los recursos naturales, íntima einextrica-blemente ligadas con las condiciones y pros-pectos ambientales en estos países (Strong, 1994).

La Conferencia de Estocolmo contribuyó decidida-mente a incorporar la temática ambiental en políticas yotros instrumentos de la gestión pública. Mientras allíapenas se contaba con un puñado de latinoamericanosy caribeños interesados en estos temas, hoy todos lospaíses de la región poseen una base institucional y nor-mativa, y han proliferado las organizaciones ciudada-nas.

Durante los últimos treinta años se han dado avan-ces sustanciales en la región incluyendo el proceso deinstitucionalización de los temas ambientales, la crea-ción de los Ministerios de Medio Ambiente, el aumen-to de las áreas naturales bajo protección, la incorpora-ción constitucional de los derechos ambientales juntocon el desarrollo del aparato legatorio y una opiniónpública cada vez más informada y alerta. Sin embargo,

también hay conciencia de que la situación sigue sien-do grave y queda mucho por hacer.

La preocupación ambiental se ha extendido: se laencuentra en los campesinos que buscan nuevas alter-nativas ecológicas para sus cultivos, así como en em-presarios interesados en una innovación eco-eficiente;se la defiende desde las cátedras universitarias y desdelas organizaciones ciudadanas. Se ha consolidado elconcepto de que la temática ambiental —sea un lujo ouna preocupación insólita—, ha evadido las fronterasnacionales y las regiones continentales, y se han co-menzado a enfrentar sus aspectos planetarios. La rele-vancia de la dimensión ambiental es tal que los propiosconceptos de desarrollo ya no pueden ser definidos sinincorporarla. En el presente capítulo se revisan algunosaspectos destacados de esta historia de tres décadas.

Estocolmo: crecimientoy población

La conferencia de Estocolmo fue el primer encuen-tro gubernamental de envergadura sobre temas ambien-tales, calificados como “ambiente humano”, tal comoaparece en el propio título de la reunión. Se dio en uncontexto de crecientes protestas ciudadanas y fuertepreocupación en los países industrializados por el de-terioro ambiental. El debate de la conferencia rápida-mente derivó hacia las relaciones con el desarrollo, lacontaminación y degradación ambiental derivadas delmismo, el papel de la pobreza y la incidencia del creci-miento poblacional.

Dos de estos grandes temas —las relaciones entremedidas ambientales y el crecimiento económico, y losefectos del crecimiento poblacional— habían sido tra-tados poco antes en “Los límites del crecimiento”, unestudio realizado por un equipo de investigadores parael Club de Roma (Meadows y otros, 1972). Ese análisisafirmaba que el crecimiento económico posee límitesambientales, y que de continuarse el camino de esosaños, se terminaría en una fuerte catástrofe ambiental,hambrunas generalizadas y reducción de la población.La discusión en buena medida se dogmatizó, originan-do una oposición entre políticas ambientales y políti-cas económicas, y algunos líderes latinoamericanosveían cualquier medida ambiental como un impedimen-to para el progreso económico. Esta polarización esposible en un contexto donde el desarrollo es concebi-do como crecimiento económico, y realizado sobre todoen el plano material.

En Estocolmo, algunos diplomáticos defendían lanecesidad de determinar independientemente sus nor-mas ambientales, y con ello justificaban que los requi-sitos de los países desarrollados no podían ser aplica-dos en la región, concibiéndolos como un lujo que nopodían darse, o incluso negando las inquietudes am-bientales.

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21Perspectivas del medio ambiente

Cap.

1

La preocupación por el progreso económico expli-ca que se insistiera en problemas netamente económi-cos, como los términos de intercambio en el comerciointernacional, el papel de las relaciones entre estados yla soberanía nacional. Los países de América Latina yel Caribe insistieron en sus derechos soberanos paradeterminar los usos de los recursos naturales, preocu-pados por posibles condicionamientos de las nacionesindustrializadas.

Paralelamente, desde foros latinoamericanos se dis-cutía “Los límites del crecimiento”. Un ejemplo es el“Modelo Mundial” de la Fundación Bariloche, en el cualdestacados intelectuales declararon que “no existen lí-mites físicos absolutos en el futuro previsible”, insis-tiendo en la abundancia de los recursos naturales lati-noamericanos, enfatizando los aspectos políticos en sudistribución y renovando su fe en el progreso (Herrera,1975). Pero más allá de estos razonables cuestiona-mientos basados en la economía política, también huboun reduccionismo que minimizaba los aspectos ambien-tales, presuponiendo soluciones técnicas y planifica-ciones estatales ideales.

En Estocolmo también se prestó mucha atención alcrecimiento de la población. La advertencia de una“bomba demográfica” resonaba en muchos oídos, yvarios países temían que se los acusara por sus altosritmos reproductivos (Ehrlich, 1968). Las respuestas aesas posturas, lideradas por el biólogo molecular y ac-tivista ambiental estadounidense Barry Commoner, in-sistían en que más bien debía incorporarse la intensi-dad del consumo y la inequidad social como causasdestacadas (Commoner, 1971). De esta manera, la pre-gunta por lo que se consume del ambiente, y quién loconsume, rápidamente se instaló en la discusión. Estascuestiones, referidas a las relaciones entre economía yecología, por una parte, y ambiente y consumo, porotra, se mantienen hasta el día de hoy.

Como resultado concreto de la conferencia, ade-más de una declaración de políticas, se recomendó lacreación de una agencia ambiental en la Organizaciónde las Naciones Unidas (ONU). Meses más tarde, unaresolución de la Asamblea General de la ONU creó elPrograma de Naciones Unidas para el Medio Ambiente(PNUMA) con sede en un país del hemisferio sur (Kenia)y oficinas en las regiones, siendo ubicada la de ALC enMéxico.

El debate entre ambientalistas y economistas seamplió después de 1972. Los economistas latinoameri-canos participaron poco en estos debates, inicialmen-te, pero entre 1978 y 1980 se produjo la obra del eco-nomista chileno Osvaldo Sunkel “Estilos de desarrolloy medio ambiente en América Latina”, iniciada por unproyecto conjunto de la Comisión Económica paraAmérica Latina y el Caribe (CEPAL) y el PNUMA. Huboun seminario regional en Santiago de Chile en noviem-bre de 1979 y el economista argentino Raúl Prebischpublicó “Biosfera y desarrollo”. El pensamiento de es-

tos y otros latinoamericanos habría de tener eco mástarde en diversos foros internacionales, incluyendo laCumbre de la Tierra de 1992 (Urquidi, 1994).

En los años 1970 resurgió una opinión intermediaque, aunque no tuvo repercusión inmediata, casi diezaños después serviría de base a la noción de un nueva“economía del desarrollo sostenible”. Fue bautizadacomo “ecodesarrollo” por el economista francés IgnacySachs, quien al inicio de esa década fue de los prime-ros en resaltar la conciliación entre desarrollo y políti-cas ambientales (Urquidi, 1994).

Los temas ambientalesse internacionalizan

El posterior desarrollo de los setentas e inicio de ladécada de 1980 determinó un deterioro creciente delas áreas naturales y de las condiciones ambientales, elsurgimiento y fortalecimiento de una amplia red de or-ganizaciones ambientalistas, y un sentimiento de com-promiso en la discusión ambiental, en especial sobre laconservación de fauna y flora.

El debate se concentró durante esa década en losbosques tropicales, en especial de América Central y laAmazonía, y se amplió para reconocer el valor mun-dial de los recursos naturales nacionales. A diferenciade la época de Estocolmo, entre los actores estaban,además de los propios gobiernos, bancos multilateralesde desarrollo como el Banco Interamericano de Desa-rrollo (BID) o el Banco Mundial (BM), las organizacio-nes no gubernamentales (ONG) internacionales y na-cionales, y más tardíamente las organizaciones indíge-

© R. Burgos

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· Capítulo 1: De Estocolmo a Johannesburgo: Medio ambiente y desarrollo en América Larina y el Caribe

América Latina y el Caribe

nas, por ejemplo, la Coordinadora de OrganizacionesIndígenas de la Cuenca Amazónica (COICA).

Más de un país defendió durante parte de la décadade 1970 el modelo del desarrollo “a cualquier precio”de la Amazonía. La creación del Tratado de Coopera-ción Amazónica en 1978 fue un paliativo, y se condi-cionó el papel de las ONG y de los grupos indígenas.La posibilidad de una discusión más amplia se encon-traba limitada por la existencia de regímenes autorita-rios en varios países del Cono Sur y por la inestabilidadpolítica y militar en América Central.

A lo largo de casi veinte años el PNUMA hizo hin-capié en las ventajas económicas de la protección am-biental y en el costo de los daños causados a los recur-sos naturales. Se registraron resultados como la limpie-za del Mar Báltico y parte del Mediterráneo; el Proto-colo de Montreal de 1987 para reducir y llegar a abolirla producción y uso de clorofluorocarburos (CFC); laConvención de Basilea de 1989 para el control delmovimiento transfronterizo de desechos peligrosos, lainiciación de las negociaciones sobre el cambioclimático planetario y varios otros acuerdos y progra-mas de acción en materias específicas o de aplicaciónregional (Urquidi, 1994) (ver la sección de Atmósferaen el capítulo 2).

En 1982 se creó el Foro de Ministros de Medio Am-biente de América Latina y el Caribe, el espacio políti-co de más larga trayectoria, representatividad e impor-tancia para la concertación de políticas y respuestasambientales a escala regional, formado por todos lospaíses de la región. La secretaría del Foro de Ministrosestá encargada a la Oficina Regional para América La-tina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidaspara el Medio Ambiente (PNUMA/ORPALC). Desde1982, el Foro ha celebrado 13 reuniones en distintasciudades de la región, orientando las actividades en elcampo ambiental con el fin de que la cooperación re-gional e internacional sea cada vez más eficaz y cohe-rente, contribuyendo así a las prioridades identificadaspor los ministros.

Las organizaciones conservacionistas, interesadas enproteger ecosistemas destacados o especies amenaza-das, crecieron en importancia. Rápidamente compren-dieron que las causas de fondo de los problemas seencontraban en las estrategias de desarrollo, y en espe-cial en las prácticas económicas. De esta manera, ha-cia 1980 se generó la primera Estrategia Mundial de laConservación, promovida por la Unión Mundial parala Naturaleza (UICN) con el apoyo del PNUMA y elFondo Mundial para la Naturaleza (WWF) (IUCN,PNUMA, WWF, 1980). Este es un documento clave,donde se reconoció la importancia de los temas econó-micos y del desarrollo, vinculándolos en una estrategiaambiental. Su propuesta enfatiza la satisfacción de lasnecesidades humanas (presentes y futuras) y la calidadde vida, y no tanto el crecimiento económico, aceptan-do así los cuestionamientos propios de esa época. Du-

rante muchos años fue el documento de referencia delas primeras agencias ambientales de América Latina yel Caribe. Allí se hace una de las primeras definicionesmodernas del desarrollo como “sostenible”, con unarelectura de los límites ecológicos.

En la incorporación de la temática ambiental fue-ron destacadas las denuncias sobre la quema de bos-ques amazónicos aparecidas en periódicos del conti-nente y de otras regiones, el impacto de los juicios aindígenas Kayapó en Brasil, y el asesinato del dirigentebrasileño Chico Mendes en 1988 (Gross, 1989). La pre-sión internacional fue elevada, sobresaliendo las de-claraciones de varios presidentes europeos sobre laAmazonía como “patrimonio de la humanidad”. Nue-vamente varios gobiernos reaccionaron reclamandoautonomía y pidieron incluir la temática ambiental enla ayuda de los países desarrollados.

La presión exterior también tuvo un fuerte impactoen la reformulación de políticas en varios países. Lospréstamos de los bancos multilaterales de desarrollocomenzaron a tener requisitos ambientales, y tanto elBID como el BM comenzaron desde mediados de ladécada de 1990 con los programas de “fortalecimientoinstitucional” del área ambiental. En otros casos, lareformulación se asoció con el proceso de integracióneconómica regional, al modificarse — por ejemplo—la administración ambiental en México como resulta-do de la negociación del Tratado de Libre Comerciocon Estados Unidos de América (entre 1990 y 1992).

“Nuestro futuro común” y“Nuestra propia agenda”

Las polémicas de mediados de la década de 1980se desarrollaron al tiempo que el secretario general dela ONU conformó en 1983 una Comisión Mundial so-bre Medio Ambiente y Desarrollo. Bajo la presidencia

1982 Ciudad de México1983 Buenos Aires, Argentina1984 Lima, Perú1985 Cancún, México1987 Montevideo, Uruguay1989 Brasilia, Brasil1990 Puerto España, Trinidad y Tabago1993 Santiago, Chile1995 La Habana, Cuba1996 Buenos Aires, Argentina1998 Lima, Perú2000 Bridgetown, Barbados2001 Río de Janeiro, Brasil

Reuniones del Foro de Ministros de MedioReuniones del Foro de Ministros de MedioAmbiente de América Latina y el CaribeAmbiente de América Latina y el Caribe

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23Perspectivas del medio ambiente

Cap.

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de la noruega Gro Harlem Brundtland, agrupó a 23miembros (incluyendo cuatro latinoamericanos).

“Nuestro futuro común”, el informe de la comisión,plantea la posibilidad de un crecimiento económicobasado en políticas de sostenibilidad y expansión de labase de recursos ambientales. Su esperanza de un futu-ro mejor, es sin embargo, condicional. Depende de ac-ciones políticas decididas que permitan el adecuadomanejo de los recursos ambientales para un progresohumano sostenible y la supervivencia de la especiehumana.

Observó la comisión que muchos ejemplos de “de-sarrollo” conducían a aumentos en términos de pobre-za, vulnerabilidad e incluso degradación del ambiente.Por eso surgió como necesidad apremiante un nuevoconcepto de desarrollo, un desarrollo protector del pro-greso humano hacia el futuro, el “desarrollo sosteni-ble”, definido como “el desarrollo que satisface las ne-cesidades actuales de las personas sin comprometer lacapacidad de las futuras generaciones de satisfacer lassuyas” (CMMAD, 1987).

Se reconoce que la biosfera tiene límites para ab-sorber los impactos ambientales, como advertía el Clubde Roma, pero se aclara que los otros límites invocadosdependen esencialmente del ser humano, y por lo tan-to están sujetos a su modificación mediante la organi-zación social y la tecnología.

La contradicción que se vivía desde la conferenciade Estocolmo, entre la conservación y el crecimientoeconómico, fue reinterpretada. El marco ecológico queantes se entendía como un obstáculo insalvable para elcrecimiento, pasó a ser una necesidad para asegurarlo.

Esta idea de la conservación como condición delcrecimiento ya se encontraba en discusión en variosámbitos contemporáneos. Por ejemplo, en 1987, elcomité conjunto sobre desarrollo del BM y el FondoMonetario Internacional emitió un documento dondese señalaba la complementariedad del crecimiento eco-nómico con la conservación ambiental y el alivio de lapobreza (DC, 1987).

En esta misma orientación se inscribió “Nuestra pro-pia agenda” (1990), una iniciativa para América Latinay el Caribe promovida por el BID y el Programa de lasNaciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) bajo la for-ma de una “Comisión de Desarrollo y Medio Ambientede América Latina y el Caribe” (CDMAALC, 1990). Lapropuesta repite en lo esencial los conceptos de “Nues-tro futuro común”, con énfasis sobre la equidad en ladistribución de los beneficios sociales de los recursosnaturales. Se cree que el efecto de esta agenda fue limi-tado, ya que la comisión redactora que convocaron losorganizadores de la iniciativa no logró respaldo de lasorganizaciones ciudadanas, y sus propuestas tuvieronun alcance limitado en las reuniones preparativas de laCumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992.

El proceso de la Cumbrede la Tierra

En diciembre de 1989, la Asamblea General de lasNaciones Unidas, en respuesta a la ComisiónBrundtland, decidió convocar a una Conferencia sobreMedio Ambiente y Desarrollo en junio de 1992. Se de-cidió que las naciones estarían representadas en la con-ferencia por sus jefes de estado o de gobierno, convir-tiéndola en la primera “Cumbre de la Tierra”. La reso-lución 44/228 dejó claro que ésta sería una conferen-cia sobre “ambiente y desarrollo” y que los temas de-berían tratarse sobre una base integrada en cada aspec-to, considerando desde el cambio climático hasta losasentamientos humanos.

De la Conferencia se esperaba una serie de medi-das concretas (Strong, 1994):

● Declaración de principios básicos que sirviera a na-ciones e individuos como guía de conducta frente alambiente y el desarrollo, asegurando la viabilidad eintegridad futuras de la Tierra como un hogar hospi-talario para los seres humanos y otras formas de vida.

● Una agenda de acción, la “Agenda 21” que estable-ciera el programa de trabajo acordado de la comuni-dad internacional para el período posterior a 1992 yel siglo XXI, en lo que se refiere a asuntos abordadosen la conferencia, junto con las prioridades, metas,estimaciones de costo, modalidades y asignación deresponsabilidades.

● Los medios para poner en práctica esta agenda:-Recursos financieros-Transferencia de tecnología-Fortalecimiento de capacidades y procesosinstitucionales

El proceso de preparación de la Cumbre de la Tie-rra comprendió varios años, movilizando a los gobier-nos y en especial a las organizaciones no gubernamen-tales de una manera extraordinaria. Durante la fase pre-paratoria y en la cumbre misma, emergió la convicciónde que históricamente el éxito de esta conferencia nose juzgaría por lo alcanzado en junio de 1992, sino porlo que se obtuviera en los años siguientes (Montaño,1994).

Los documentos refrendados por los gobiernos enla Cumbre de la Tierra no pueden ser separados de otraspropuestas generadas en ese proceso. Entre las másimportantes se encuentra la segunda Estrategia Mun-dial de la Conservación de la IUCN, elaborada conjun-tamente con el PNUMA y el WWF (1991) bajo el nom-bre de “Cuidar la Tierra”. Allí se define al desarrollosostenible como la mejora en la “calidad de vida hu-mana sin rebasar la capacidad de carga de los ecosis-temas que la sustentan”. El informe agrega que una “eco-nomía sostenible” es el producto de un desarrollo de

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· Capítulo 1: De Estocolmo a Johannesburgo: Medio ambiente y desarrollo en América Larina y el Caribe

América Latina y el Caribe

ese tipo, donde se logra mantener la base de recursosnaturales y “puede continuar desarrollándose median-te la adaptación y mejores conocimientos, organiza-ción y eficiencia técnica, y una mayor sabiduría”. Estaestrategia deja en claro que se requieren profundos cam-bios culturales, y propone nueve principios para una“sociedad sostenible”: respetar y cuidar la comunidadde los seres vivos, mejorar la calidad de la vida huma-na, conservar la biodiversidad, reducir al mínimo el ago-tamiento de los recursos no renovables, mantenerse den-tro de la capacidad de carga de la Tierra, modificar lasactitudes y prácticas personales, facultar a las comuni-dades para que cuiden su propio ambiente, proporcio-nar un marco nacional para la integración del desarro-llo y la conservación y forjar una alianza mundial.

Estos aportes ampliaron la temática ambiental másallá de la preocupación por especies amenazadas ypaisajes en peligro, hacia una perspectiva más amplia,tanto en el uso del concepto de biodiversidad (que vadesde los recursos genéticos a los ecosistemas), comoen las relaciones con las estrategias de desarrollo, labase institucional, la ciencia y la tecnología.

Paralelamente, las organizaciones ciudadanas y gru-pos ambientalistas promovían sus propias ideas en di-versas reuniones. Un ejemplo es la Agenda “YaWananchi” aprobada en el encuentro internacional“Raíces del futuro” (París, diciembre de 1991) (YaWananchi, 1991). Allí se advertía que la cuestión esen-cial no era la preservación del ambiente en sí mismo,sino cómo manejar los recursos naturales para alcan-zar el más efectivo desarrollo sostenible en las esferassociales, económicas y físicas. En América Latina y elCaribe hubo declaraciones y aportes como los de “LasVertientes” (Chile) y “Las Leñas” (Argentina). Un aspec-to destacado de la participación de las ONG en la Cum-bre de la Tierra fue la generación de los “Tratados alter-nativos”, con sus propios aportes y visiones sobre lostemas en discusión (FIONGsMS, 1993). Estos ofrecenuna disparidad de enfoques, profundidad de análisis yelaboración de propuestas.

Gobiernos y organizaciones latinoamericanos ycaribeños insistieron en las estrechas relaciones entrela pobreza de la región y las circunstancias ambienta-les, lo que muchas veces generaba polémicas. La re-

unión de ministros del ambiente convocada por elPNUMA en 1990 indicó que “existe un indisolubleentrelazamiento entre deterioro ambiental y pobreza”.Ambos son efectos interactuantes de un mismo proce-so mundial de crecimiento defectuoso. “El mejoramientode las condiciones económicas y sociales —dijeron losministros del ambiente en esta oportunidad— será elfactor esencial para detener la degradación ambientalen los países de la región” (PNUMA/ORPALC, 1990).

En 1992, la Cumbre de la Tierra en Río marcó unhito al producir acuerdos que tratan más íntegralmentelos temas ambientales globales al incorporar el desa-rrollo sostenible como meta principal. A principios dela década de 1990, los cinco acuerdos de la Cumbrede la Tierra configuran la respuesta política más univer-sal y articulada para establecer un régimen internacio-nal de cooperación, cuyo objetivo es alcanzar la plenaincorporación de la dimensión ambiental al desarrollo.Los cinco acuerdos son:

● La Declaración de Río sobre Medio Ambiente y elDesarrollo;

● La Agenda 21;

● La Declaración sobre principios relativos a los bos-ques;

● El Convenio Marco de Naciones Unidas sobre el Cam-bio Climático, y

● El Convenio sobre Diversidad Biológica.

La Declaración de Río constituye la piedra angulardel concepto de desarrollo sostenible, en la que porprimera vez se introducen principios aceptados por to-dos los participantes, que servirán para construir nue-vas relaciones entre naciones y propiciarán un equili-brio económico, social y ambiental entre países desa-rrollados y países en desarrollo. Entre los principios sedestacan:

● Principio 7: En vista de que los Estados han contri-buido en distinta medida a la degradación del medioambiente mundial, tienen responsabilidades comu-nes pero diferenciadas. Los países desarrollados re-conocen la responsabilidad que les cabe en la bús-

© R. Burgos

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25Perspectivas del medio ambiente

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queda internacional del desarrollo sostenible, en vis-ta de las presiones que sus sociedades ejercen en elmedio ambiente mundial y de las tecnologías y losrecursos financieros de que disponen.

● Principio 8: Para alcanzar el desarrollo sostenible yuna mejor calidad de vida para todas las personas,los Estados deberán reducir y eliminar las modalida-des de producción y consumo insostenibles y fomen-tar políticas demográficas apropiadas.

● Principio 9: Los Estados deberían cooperar en el for-talecimiento de su propia capacidad de lograr el de-sarrollo sostenible, aumentando el saber científicomediante el intercambio de conocimientos científi-cos y tecnológicos, e intensificando el desarrollo, laadaptación, la difusión y la transferencia de tecnolo-gías.

● Principio 10: Los Estados deberán facilitar y fomentarla sensibilización y la participación de la poblaciónponiendo la información a disposición de todos. De-berá proporcionarse acceso efectivo a los procedi-mientos judiciales y administrativos, entre éstos elresarcimiento de daños y los recursos pertinentes.

● Principio 11: Los Estados deberán promulgar leyeseficaces sobre el medio ambiente. Las normas, losobjetivos de ordenación y las prioridades ambienta-les deberían reflejar el contexto ambiental y de desa-rrollo al que se aplican. Las normas aplicadas por al-gunos países pueden resultar inadecuadas y repre-sentar un costo social y económico injustificado paraotros países, en particular los países en desarrollo.

● Principio 15: Con el fin de proteger el medio ambien-te, los Estados deberán aplicar ampliamente el crite-rio de precaución conforme a sus capacidades. Cuan-do haya peligro de daño grave o irreversible, la faltade certeza científica absoluta no deberá utilizarsecomo razón para postergar la adopción de medidaseficaces en función de los costos para impedir la de-gradación del medio ambiente.

● Principio 16: Las autoridades nacionales deberán pro-curar fomentar la internalización de los costos am-bientales y el uso de instrumentos económicos, te-niendo en cuenta el criterio de que el que contaminadebería cargar con los costos de la contaminación.

La herencia de la Cumbre de la Tierra se palpa has-ta la actualidad. En el marco de las Naciones Unidas seconstituyó la Comisión para el Desarrollo Sostenible,con una nutrida agenda. Los diversos tratados interna-cionales siguen en marcha y han generado protocolosespecíficos (como el Protocolo de Cartagena sobre Se-guridad de la Biotecnología, y el Protocolo de Kioto dela Convención Marco de las Naciones Unidas sobre elCambio Climático). La Agenda 21 se ha diversificado,especialmente en iniciativas de ámbito local. A partirde aquella conferencia se han desarrollado otras ini-

ciativas regionales, como la Alianza Centroamericanapara el Desarrollo Sostenible (1994), la Cumbre de lasAméricas sobre Desarrollo Sostenible (Santa Cruz de laSierra, Bolivia, 1996) y los compromisos de la Comuni-dad Andina para proteger su biodiversidad.

El Programa de Acción para el Desarrollo Sosteni-ble de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo enlos países del Caribe merece especial mención. Lasespecificidades que caracterizan a los pequeños esta-dos insulares del planeta, puestas de manifiesto duran-te el proceso preparatorio y en la Cumbre de la Tierramisma, impulsaron a las Naciones Unidas a convocaruna conferencia especial que pudiera hacer viable eldesarrollo sostenible en estos países. Así, en 1994 serealizó en Barbados la Conferencia Mundial de las Na-ciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible de los Pe-queños Estados Insulares en Desarrollo, de la queemergieron la Declaración de Barbados y el Programade Acción, adoptados por 111 gobiernos participantes,en los que se elaboraron principios y estrategias de de-sarrollo orientados a proteger el frágil medio ambientede pequeños estados insulares en desarrollo (CEPAL-PNUMA, 2001b).

Nuevas condicioneseconómicas: 1990-2002

La crisis de la deuda generó en América Latina y elCaribe cambios políticos y económicos que desembo-can en nuevas condiciones, las cuales en la década de1990 afectan profundamente la gestión ambiental. Es-tas incluyen la liberalización del comercio exterior, lareducción de las regulaciones estatales, la privatizaciónde empresas y servicios públicos, la liberalización delmercado financiero, la flexibilización de las relacionesy contratos laborales, así como extensión de los dere-chos de propiedad a nuevos rubros.

Como consecuencia, se ha modificado el comercioexterior y el patrón de exportaciones, desprotegiendolos sectores industriales nacionales y aumentando lasexportaciones de materias primas. Los mercados seabrieron, los países comenzaron a recibir más importa-ciones y a precios más accesibles, y cambiaron los pa-trones a un consumo con fuerte apego por bienes ma-teriales de corta vida, rápida obsolescencia, y mayorcontenido de componentes que no son biodegradables.

Por otro lado, se expanden las agroindustrias conreconversión hacia cultivos de exportación, en buenamedida para alimentar ganado (sorgo, arroz, soya), yen otros casos hacia nichos específicos de consumo enlos países desarrollados (frutas desde Centroamérica yChile, flores desde Colombia). Ello lleva a la expansiónde la frontera agropecuaria en áreas silvestres y la con-taminación de suelos y aguas. Se busca elevar al máxi-mo los volúmenes exportados y disminuir costos; loscontroles ambientales son vistos como impedimentos.

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· Capítulo 1: De Estocolmo a Johannesburgo: Medio ambiente y desarrollo en América Larina y el Caribe

América Latina y el Caribe

Si bien en Estocolmo y la Cumbre de la Tierra seindicaba la importancia de la conservación, el temaagropecuario ha quedado siempre en tensión. Se aso-cia la regulación ambiental con restricciones a la auto-suficiencia alimentaria. Esto se agravó con la reducciónen las funciones del estado y el debilitamiento en laplanificación del desarrollo sectorial. Buena parte de lagestión agropecuaria queda en manos del mercado, di-ficultando la incorporación de controles y mejoras am-bientales (Escudero, 1998).

Leyes e institucionesLos estados en América Latina y el Caribe han ge-

nerado respuestas variadas para atender la temáticaambiental. En primer lugar, la han incluido en sus me-tas programáticas. En segundo lugar, han expandido sucobertura regulando por medios normativos el aborda-je y gestión ambiental.

El tema ambiental solo fue aceptado a partir de laCumbre de la Tierra, no sólo por los gobiernos, sinoaún por otros actores, como los empresarios. La discu-sión se ha centrado desde entonces en cómo armoni-zar la protección ambiental con el desarrollo económi-co, y cuál debe prevalecer en caso de conflictos. To-mando como eje la elaboración de reglas generales,los estados delimitan los temas y los mecanismos paradiscutirlos. Así se han generado leyes ambientales endistintos ámbitos, tanto de orden general (por ejemplo,códigos ambientales, o sobre la evaluación del impac-to ambiental) como específico (leyes de agua o sobre lacuestión forestal). Pero los avances en la democratiza-ción de la gestión ambiental y la participación han sidomenores.

Puede señalarse una tendencia general a institucio-nalizar lo que antes era casi exclusivamente acciónpolítica privada de los ambientalistas. El proceso serefuerza por exigencias externas (los países indus-trializados, los bancos de desarrollo multilaterales, lasagencias cooperantes), y por la presión nacional (el pro-pio movimiento ambientalista, la prensa). Participanmuchos actores con diversos objetivos y posturas.

Las interacciones entre la nueva y vieja política, asícomo el impulso generado por la conferencia deEstocolmo y en especial por la Cumbre de la Tierra,desencadenan una proliferación de nuevos marcosambientales legales e institucionales. Estos reflejan laspreocupaciones de la sociedad latinoamericana ycaribeña sobre el desarrollo sostenible. Posiblementeesta sea una de las consecuencias más concretas de losúltimos 30 años a nivel estatal (Brañes, 2001).

La compleja historia política reciente de la mayoríade estos países ha llevado a una renovación institucionalreflejada en cambios constitucionales. Entre 1972 y1999 se han dado nuevas constituciones políticas quehan incorporado la temática ambiental en Panamá

(1972), Cuba (1976), Perú (1979 y 1993) y Ecuador(1979 y 1998), entre otras. Fue la Constitución de Pa-namá (1972) la primera en indicar que el estado debeproteger el ambiente y en la de Cuba (1976) se sustitu-ye “estado” por “sociedad” (Brañes, 2001).

La “primera ola” de reformas legales e institucionalesse asocia con la influencia de la conferencia deEstocolmo; se promulgan leyes de impacto ambiental yleyes generales del ambiente, y se instalan las primerasagencias gubernamentales sobre ambiente. Colombiafue pionera regional al institucionalizar con alto rangola temática ambiental (Código Nacional de RecursosNaturales Renovables y de Protección, de 1974). Des-pués, Venezuela decretó una Ley Orgánica del Ambiente(1976), la que desencadenó la creación del Ministeriodel Ambiente y Recursos Naturales Renovables, siguien-do Ecuador, Cuba, Brasil, Guatemala, México, Perú yBolivia. El contenido de estas leyes es similar: políticanacional ambiental, instrumentos jurídicos para su apli-cación y protección de ciertos recursos naturales(Brañes, 2001).

En el Caribe anglófono, las leyes y políticas para laprotección del ambiente son un fenómeno posterior.Los primeros esfuerzos fueron para establecer respon-sabilidades ministeriales y, tras la Cumbre de la Tierra,intentos de acuerdos regionales. El primer intento inte-gral fue el Acta Nacional para la Conservación y Pro-tección del Ambiente de 1987 en San Cristóbal y Nevis,seguido por el Acta para la Conservación de los Recur-sos Naturales de 1991 en Jamaica. Después se crearonleyes de este tipo en Belice, Trinidad y Tabago, SantaLucía y Guyana (UNEP, 2002).

A escala regional, hubo una “segunda ola” de refor-mas asociada a la Cumbre de la Tierra, profundizándosela legislación y creándose ministerios del ambiente.Hasta cerca de 1990, sólo hubo en la región uno deestos ministerios, el Ministerio del Ambiente y Recur-sos Naturales Renovables de Venezuela, creado en1976. En general, el organismo ambiental solía ser unadependencia de algún ministerio o secretaría (Brañes,2001). Sin embargo, después de la cumbre de 1992, sedesencadenaron propuestas innovadoras, como la crea-ción en Bolivia del Ministerio de Desarrollo Sostenible(que incorporaba la gestión ambiental con la planifica-ción económica), una contraloría nacional en temasambientales, y superintendencias de biodiversidad, bos-ques y minerías (con el atributo destacado de encon-trarse bajo control parlamentario). Además, los paísesde la región han ratificado o aprobado en forma cre-ciente los tratados, convenios o acuerdos internaciona-les dedicados a temas ambientales (Morán, 1996).

Esta tendencia se ha visto acompañada, y en mu-cho contrarrestada, por las reformas estructurales pro-fundas de la década de 1990, que han reducido la pre-sencia estatal en varios países, derivando parte de lagestión a actores privados, y en algunos casos fragmen-tando o reduciendo secretarías o ministerios (Acuña,

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27Perspectivas del medio ambiente

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2000). Se mantienen problemas en la aplicación de lasnormas legales, y sus relaciones con otra normativa,especialmente la económica (Brañes, 2001). En gene-ral, persisten las dificultades para introducir la dimen-sión ambiental en un alto nivel de las estrategias dedesarrollo; por ejemplo, en una reciente evaluación delBID se advierte que los mecanismos de evaluaciónambiental “no se incorporan de manera concreta”, conlo que se limita la posibilidad de influir en los nivelesmás altos (Espinoza y Alzina, 2001).

En las últimas tres décadas se han alcanzado gran-des logros. La preocupación sobre los temas ambienta-les ha crecido notablemente. Se han creado numerosasinstancias ambientales como secretarías y ministerios yse han desarrollado y fortalecido políticas ambientalesa través de cambios institucionales y en la legislación.La mayoría de los países latinoamericanos y caribeñoshan incorporado en sus Constituciones el tema ambien-tal y se han generado diversas leyes ambientales quehan logrado avances en esta materia. El número deacuerdos ambientales internacionales y regionales haaumentado en los últimos treinta años; lo cual trae apa-rejado una mayor concientización sobre los temas am-bientales y en la toma de decisiones. Los grupos de ciu-dadanos y organizaciones no gubernamentales tienenun papel más relevante en las actividades de desarrolloy conservación del medio ambiente en nuestra región,participando en forma oportuna y sobre la base de unainformación abierta y transparente, si bien estos pasosno han logrado revertir las tendencias de crecimientode la pobreza y la degradación ambiental.

Naturaleza y mercadoSi bien la discusión economía-ecología tiene mu-

chos años, a finales de la década de 1980 comenzó atomar fuerza una perspectiva que asignaba precios a lanaturaleza y buscaba introducirla en el mercado comouna mercadería más. Estas ideas ya estaban menciona-das en las declaraciones de la Cumbre de la Tierra, peroel paso de mayor trascendencia regional se dio al con-jugar las ideas englobadas en la transformación produc-tiva con equidad de la CEPAL con las influencias delexterior (CEPAL, 1990; Anderson, 1992; Baden y Stroup,1992).

El problema se centra en la asignación del concep-to de capital a la naturaleza. Por lo tanto, la conserva-ción se transformaría en una forma de inversión; la na-turaleza recibe precios y se adjudican derechos de pro-piedad. Estas ideas abundan en propuestas de los últi-mos diez años del BM, del BID, y de otras agenciasinternacionales, y han sido retomadas por varias insti-tuciones regionales.

Comparada con la situación anterior, donde la na-turaleza era ignorada en términos económicos, estaposición ha constituido un avance. En muchos casos

hizo evidentes los costos económicos de la contamina-ción o la degradación del suelo; en otros, alentó la de-fensa de áreas naturales por sus potenciales valores eco-nómicos. Incluso se han iniciado ensayos para introdu-cir en las cuentas ambientales nacionales correccionesatendiendo a indicadores ambientales, o por medio decuentas satélites que incluyan valoraciones ambienta-les (Gligo, 1990). También ha sido importante identifi-car una competitividad legítima, basada en buscar lamás alta calidad ambiental, para mejorar el comerciointernacional (CEPAL, 1991).

Sin embargo, también se generaron tensiones. Enalgunos casos se ha llegado a reducir toda la naturale-za a expresiones de “capital natural”, y la política am-biental se reduce a una cuestión técnica, usualmenteasociada a determinar el “verdadero” precio de los re-cursos naturales y asignarles propietarios. No es unatarea sencilla: algunas personas asignan un alto valor alas especies silvestres, mientras que para otras valenpoco. La situación se hace todavía más difícil cuandolas tareas de conservación no arrojan ningún rédito eco-nómico evidente, o a la inversa, la explotación es unnegocio ventajoso (Leff, 1994).

Este problema ha tenido gran influencia en la dis-cusión sobre el desarrollo sostenible. El énfasis en lavaloración económica deriva hacia las corrientes lla-madas de “sostenibilidad débil”. Otra corriente, que noestá opuesta a las anteriores, sino que va más allá, aceptala valoración económica como una de varias. La sosteni-bilidad “superfuerte” recupera la pluralidad de valores(económicos y no económicos), aceptando el debateabierto para un mejor resultado.

Diez años después de la Cumbrede la Tierra y hacia el futuro

En octubre de 2001 se celebró la conferencia pre-paratoria regional de América Latina y el Caribe de lacual emanó la plataforma regional para acción futurapresentada en la Comisión de Desarrollo Sostenible. Lospaíses propusieron como leit motiv para la Cumbre deJohannesburgo en 2002 “una nueva globalización”equitativa, incluyente y sostenible, señalando la nece-sidad de una “mayor coherencia y coordinación entrelas estrategias y políticas ambientales, sociales y eco-nómicas” (CEPAL-PNUMA, 2001a).

Los miles de participantes en Johannesburgo inclu-yeron jefes de estado y de gobierno, delegados nacio-nales, dirigentes de organizaciones no gubernamenta-les (ONG), empresas y otros grupos principales. La aten-ción se centró en retos como la mejora de la calidad devida y la conservación en un mundo en el que la po-blación crece cada vez más, aumentando la demandade alimentos, agua, vivienda, energía, servicios sanita-rios y seguridad económica.

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· Capítulo 1: De Estocolmo a Johannesburgo: Medio ambiente y desarrollo en América Larina y el Caribe

América Latina y el Caribe

En la reunión extraordinaria del Foro de Ministrosdel Ambiente de América Latina y el Caribe celebradaen el marco de la Cumbre de Johannesburgo se aprobóla Iniciativa Latinoamericana y Caribeña para el Desa-rrollo Sostenible (ILAC), incluida en el plan de imple-mentación aprobado en la Cumbre que expresa:

● Incrementar el uso de energías renovables hasta al-canzar un 10 por ciento de la matriz energética re-gional.

● Aumentar las áreas naturales con protección y la su-perficie boscosa.

● Mejorar el manejo de las cuencas y las zonas mari-nas y costeras, y disminuir la descarga de contami-nantes.

● Adoptar marcos de regulación para el acceso a losrecursos genéticos según el principio de la distribu-ción equitativa de sus beneficios.

● Reducir las emisiones en el aire y ampliar la cobertu-ra de los servicios de agua potable y de tratamientode aguas residuales.

● Implementar planes y políticas para reducir la vulne-rabilidad ambiental urbana ante los desastresantropogénicos y los causados por fenómenos natu-rales, incluyendo la formulación de un sistema regio-nal de alerta temprana.

● La implementación del protocolo de Kioto.

● Desarrollar tecnologías para asegurar la calidad y elmanejo adecuado del uso del agua.

● El avance en temas como la salud, la erradicación dela pobreza y la equidad y sostenibilidad de los patro-nes de producción y consumo.

En la “Declaración de Johannesburgo” se reafirmóla determinación de trabajar en aras del desarrollo sos-tenible. Además se acordó un Plan de Implementacióncon recomendaciones y objetivos para conciliar el cre-cimiento económico, la justicia social y la proteccióndel ambiente. Entre las acciones y metas establecidasdestacan:

● Biodiversidad: Para el año 2010 se deberá “reducirsensiblemente” la tasa actual de extinción de espe-cies animales y vegetales.

● Productos químicos: Para 2020 deberán minimizarselos efectos negativos de las sustancias químicas en elser humano y la naturaleza.

● Pesca: los recursos pesqueros no deben ser sobre-ex-plotados. Para el año 2015, una de las metas es recu-perar las reservas ictícolas dañadas.

● Comercio y “globalización”: las subvenciones queperjudiquen el ambiente deberán eliminarse.

● Recursos naturales: la pérdida en mares y bosquesdebe ser frenada “cuanto antes”.

● Instalaciones sanitarias: reducir a la mitad el númerode personas que viven sin agua corriente y acceso aservicios sanitarios para 2015.

● Energía: Se acordó aumentar las fuentes de energíarenovable, pero no se fijaron metas ni cronogramas.

Junto a estos logros, hubo cabos sueltos. El plan deimplementación no incluyó un cronograma para termi-nar con los subsidios agrícolas de los países ricos o su-perar la crisis en los precios internacionales de produc-tos básicos. El plan de acción insta a todos los países a“aumentar marcadamente” la utilización de energía nocontaminante, pero no estipula porcentajes específicoso plazos para cumplirlos.

Transcurridas tres décadas desde la Conferencia deEstocolmo, está claro que los problemas del ambienteson los problemas del desarrollo, los problemas de undesarrollo desigual para las sociedades humanas y no-civo para los sistemas naturales. Corresponde al mun-do desarrollado una responsabilidad mayor. Será im-posible alcanzar un estilo de desarrollo ambiental ysocialmente sostenible, sin que todos los países esténdispuestos a cambiar su patrón actual de crecimiento yde utilización del patrimonio natural (Guimaraes yBárcena, 2001).

En la búsqueda de soluciones a los problemas am-bientales a escala mundial y regional y ante los impera-tivos del desarrollo sostenible, los esfuerzos de los paí-ses de la región se deben dirigir hacia la implementaciónde ILAC, asumiendo prioridades de acción que promue-van el desarrollo mediante el establecimiento de mo-delos que reviertan la pobreza, la inequidad y el dete-rioro ambiental; la ampliación de la dimensión educa-tiva ambiental en todo el quehacer económico y so-cial; la gestión sostenible de los recursos hídricos; lageneración sostenible de energía y la ampliación de laparticipación de fuentes renovables; la gestión de áreasprotegidas para el uso sostenible de la biodiversidad; laadaptación de los impactos provocados por los cam-bios climáticos y a la gestión sostenible de áreas urba-nizadas y rurales, con especial énfasis en las accionesde salud, saneamiento ambiental y minimización deriesgos de vulnerabilidad a los desastres naturales(PNUMA/ORPALC, 2002).

Entre las transformaciones en el plano económicoestá una reestructuración productiva que satisfaga el tri-ple criterio de aumentar la competitividad, disminuirlos rezagos sociales y frenar el deterioro ambiental aso-ciado a la actual especialización productiva. En el pla-no social, debe cortarse el nudo perverso creado porlas profundas desigualdades socioe-conómicas a queestán relegadas amplias mayorías de la región (Guima-raes y Bárcena, 2001).

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29Perspectivas del medio ambiente

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2Estado del medio

ambiente en AméricaLatina y el Caribe

1972-2002

Capítulo:

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32

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Este capítulo presenta una mirada retrospec-tiva sobre la evolución del medio ambiente enla región durante las últimas tres décadas: desdela Conferencia de las Naciones Unidas sobre elMedio Humano, celebrada en Estocolmo (Sue-cia) en 1972, hasta la Cumbre Mundial sobreDesarrollo Sostenible realizada en Johannes-bur-go (Sudáfrica), en 2002.

En estos treinta años, la evolución del estadodel medio ambiente en América Latina y el Ca-ribe manifiesta una correspondencia indudablecon las ideas y políticas predominantes en laregión desde 1972, tal como éstas se analizanen el capítulo anterior.

Como veremos en este capítulo y el siguien-te, el tema ambiental ha llegado a ocupar unlugar importante —aunque todavía secundario—en la agenda política regional, estableciéndosey ampliándose significativas funciones de regu-lación estatal en este campo, en el marco deacciones inéditas desde el sector privado y lasociedad civil. Sin embargo, también es claroque ha prevalecido el objetivo del desarrolloeconómico, en muchos casos a costa de su im-pacto ambiental.

Esta situación es reflejo de lo que manifesta-ron muchos gobiernos de la región en Estocolmoen 1972. Como se apunta en el Capítulo 1, enese momento la tesitura regional tuvo un carác-ter “reactivo”, sobreponiendo las exigencias deldesarrollo —entendido fundamentalmente comocrecimiento económico— a la necesidad de pre-servar su sustento ambiental.

Estado del medio ambiente en AméricaLatina y el Caribe, 1972-2002

Introducción

Treinta años después, ha aumentado la sensi-bilidad por los factores ambientales del desarro-llo, pero no ha sido posible cambiar las tenden-cias de deterioro de bienes y servicios ambien-tales indispensables. Si en 1972 la conferenciade Estocolmo se inauguraba en el espíritu deidentificar y respetar los límites ambientales delcrecimiento, hoy América Latina y el Caribeenfrentan una paradoja: la economia no ha lo-grado crecer en forma sostenida, la pobreza y lainseguridad han aumentado y el deterioro am-biental se ha agravado.

Como veremos en el presente capítulo, el au-mento en las tasas de explotación de los recur-sos naturales se evidencia particularmente en losíndices de deforestación, la pérdida debiodiversidad y la degradación y contaminaciónde los suelos y el agua (tanto en tierra firme comoen zonas costeras y marinas). La “re-primarización” de las exportaciones tuvo ade-más como contrapartida un aumento en la bre-cha distributiva en gran parte de la región. Ello,junto con la elevada urbanización, ha profundi-zado la tendencia a estilos de vida y consumocon un alto impacto ambiental y sanitario, loscuales se reflejan en los índices de contamina-ción urbana (agua, aire) y las nuevas caracterís-ticas de la morbilidad y la mortalidad en la re-gión.

Una alta vulnerabilidad del medio ambientenatural y del medio ambiente urbano, y un cre-cimiento de los desastres de origen natural, hancausado enormes daños a las países de la re-gión.

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33Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Tendenciassocioeconómicas

Aunque los procesos de democratización hanavanzado en muchos países de América Latinay el Caribe, este progreso político es inestable.

La tendencia oscilante o a la baja de los indicadoreseconómicos en los últimos veinte años pone en evi-dencia, ya no sólo la “década perdida” de los añosochenta, sino también una “media década perdida” enel quinquenio más reciente (1998-2002). En este con-texto, la pobreza, la desigualdad social y el deterioroambiental siguen siendo los principales obstáculos paraalcanzar el desarrollo sostenible en la región.

EconomíaEn el período 1972-2002, las tasas regionales de

crecimiento económico —en términos del producto in-terno bruto (PIB)— pasaron de un promedio anual su-perior al 5,6 por ciento en el decenio 1971-1980 a sóloun 1,2 por ciento en 1981-1990 (la llamada “décadaperdida”) y un 3,3 por ciento en 1991-2000 (CEPAL yPNUMA, 2001). Desde 1980, las tasas de crecimientohan sido inferiores al promedio anual de 5,5 por cientocorrespondiente al período 1945-1980, y están muy pordebajo del ritmo de 6 a 7 por ciento considerado por laCEPAL como necesario para superar los graves proble-mas de pobreza que aquejan a la región (CEPAL, 2000a).

Pese al crecimiento relativo del PIB en los noventa,durante los últimos dos años —2001-2002— las tasasfueron aún menores que en los ochenta (del 0,3 y el -0,5 por ciento, respectivamente). La tasa de crecimien-to promedio regional del PIB por habitante para el pe-ríodo 1998-2002 fue de -0,3 por ciento, y en 2002 fueun 2 por ciento inferior a la alcanzada en 1997, por loque se habla de una “media década perdida” (CEPAL,2002a, 2002c).

Es importante señalar que la evolución de la pobre-za en la región ha seguido estrechamente esta progre-sión del PIB (véase el apartado de Situación social, enesta sección). En efecto, si bien la pobreza se redujo demanera notable —en términos porcentuales—entre1960 y 1980, volvió a aumentar durante la “décadaperdida” de los ochenta, hasta situarse en 1990 en unnivel muy semejante al que había treinta años antes(PNUMA, 2000; CEPAL, 2002a). Luego bajó levemen-te, y entre 1997 y 2003 parece estar creciendo de nue-vo (CEPAL, 2002a).

Desde mediados de los años setenta, el endeuda-miento, los desequilibrios macroeconómicos y unos tér-minos de intercambio desfavorables han bloqueado elcrecimiento del PIB en la mayor parte de los países de

la región, constriñendo gravemente las posibilidades dedesarrollo social. El alza en los precios del petróleo enlos años 70 —aunque ciertamente promovió el creci-miento en los países exportadores del crudo (México,Trinidad y Tabago y Venezuela)— agravó estos proble-mas en el resto de los países de la región, importadoresde este recurso natural estratégico. Como consecuen-cia, la tasa de crecimiento promedio regional se des-plomó de un 8,4 por ciento anual en 1973 a un –2,2 en1983 (World Bank, 2001).

Durante la década de 1990, los países de la regiónexperimentaron reformas económicas centradas en unamayor apertura al comercio exterior, así como en la li-beralización de los mercados financieros nacionales ylos flujos de capital con el exterior. Hubo también unpapel predominante de la iniciativa privada en la pro-ducción de bienes y servicios, y en la provisión de ser-vicios públicos y prestaciones sociales. Se logró abatirsignificativamente la inflación y se mantuvo bajo con-trol el déficit del sector público. Sin embargo, el empo-brecimiento de la década anterior (el ingreso por habi-tante en los 80 cayó a una tasa anual de casi un 1 porciento) apenas logró ser revertido en los 90, con unaumento promedio del 2 por ciento anual en la tasa deingreso por habitante (Rodrik, 2001).

La deuda externa continúa siendo elevada, y el pro-blema del endeudamiento ha significado un importan-te freno al desarrollo. El saldo de la deuda externa seincrementó 21 veces, pasando de US$46.300 aUS$982.000 millones entre 1971 y 1999, lo cual repre-senta 38 por ciento de la deuda externa mundial (WorldBank, 2001). La deuda externa acumulada alcanzó unosUS$726.000 millones a finales de 2001 (CEPAL, 2001b),y los pagos por su servicio han llegado a representarmás del 45 por ciento de los ingresos por concepto deexportaciones de bienes y servicios (FMI, 2001).

En varios países hubo hiperinflación —particular-mente en Argentina y Brasil— a medida que los gobier-nos buscaban financiar su déficit mediante la impre-sión de dinero. En el decenio de 1990, los severosdesequilibrios macroeconómicos generados a partir dela década anterior provocaron crisis en México (1995)y Brasil (1998) (CEPAL y PNUMA, 2001), y más recien-temente en Argentina (2001-2002). Argentina por sí solamantiene una deuda externa de US$147.900 mil millo-nes, lo que representa alrededor de un 18 por ciento dela deuda total de la región. Algunos países pobres alta-mente endeudados como Bolivia y Guyana reciente-mente obtuvieron la calificación necesaria para que sudeuda sea reducida a niveles sostenibles (World Bank,2001).

En general, el crecimiento económico en la décadade 1990 fue volátil y reflejó un patrón de acentuadadependencia del financiamiento externo. La transferen-cia neta de recursos hacia la región generó un auge dela actividad económica en la primera mitad de la déca-da, pero a costa de acumular desequilibrios macroe-

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34

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

América Latina y el Caribe

2- La medición excede el 100 por ciento cuando la matrícula efectivaincluye población de edad mayor o o nemor a la edad establecidaoficialmente para este nivel educativo.

CaribeMesoaméricaSuramérica

80

90

100

110

120

130

140

150

1970 1975 1980 1985 1990 1995 1999

Tasa bruta de escolaridad primaria (en porcentaje)(quinquenal desde 1970 a 1995, 1999)

(2)

Tendencias del desarrollo humano en los últimos 30 añosendencias del desarrollo humano en los últimos 30 años

1000

1500

2000

2500

3000

3500

4000

4500

1975 1980 1985 1990 1995 1999

Producto interno bruto por habitante (en dólaresEE.UU. de 1995) (quinquenal desde 1975 a 1995, 1999)

* CEPAL, 1999. ** CEPAL, 2002a.

Porcentaje de hogares bajo la líneade pobreza (1980, 1990, 2000)

0

10

20

30

40

50

60

1980* 1990** 2000**

América Latina (19 países)

Fuentes: CEPAL, 1999, 2002a; Banco Mundial, 2001; UNEP, 2002; UNICEF, 2002; UNESCO, 2002 .

50

55

60

65

70

75

1965-701970-75

1975-801980-85

1985-901990-95

1995-002000-05

Esperanza de vida al nacer (en años)(quinquenal, 1965-1970 a 2000-2005)

años

20

40

60

80

100

120

140

1970 1980 1990 2000

Tasa de mortalidad en niños menoresde 5 años (por mil nacidos vivos) (1970-2000)

cada1.000

%

50

60

70

80

1970 1980 1990 2000

Tasa de alfabetización de adultos (en porcentaje)(1970, 1980, 1990, 2000)

(1)

%

(1) Población mayor de 15 años.

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35Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

© R. Burgos

conómicos que se reflejaron en una mayor vulnerabili-dad de la región ante el “contagio” de las crisis finan-cieras externas (CEPAL y PNUMA, 2001).

Las inversiones extranjeras directas crecieron nota-blemente durante el decenio de 1990, asociadas en granmedida al auge de las privatizaciones de activos, y lle-garon a totalizar US$77.300 millones en 1999 (CEPAL,2001b). Estos flujos han disminuido, sobre todo en añosrecientes, en un contexto de recesión mundial. Se esti-ma que la mitad de esta inversión extranjera en los añosnoventa se destinó a comprar activos ya existentes, yno creó nuevas capacidades productivas; además esteproceso fortaleció la posición estratégica de las empre-sas transnacionales (CEPAL y PNUMA, 2001).

Después de un auge importante en el período 1992-1995, el crecimiento de las exportaciones regionalesse redujo progresivamente hasta volverse negativo en1998. La reactivación del año 2000 fue de corta dura-ción, para luego volver a tasas negativas en el 2001 y2002 (CEPAL, 2002b). Por otro lado, la participaciónde la región en las exportaciones mundiales sigue sien-do baja, y no llega al 6 por ciento (CEPAL y PNUMA,2001). El auge de las exportaciones manufactureras enpaíses como México, Centroamérica y varios del Cari-be, ha estado asociado en gran medida a la prolifera-ción de las actividades de ensamblaje (maquilas), conun bajo grado de integración a las economías naciona-les.

Los procesos de integración, incluyendo tratados delibre comercio y uniones arancelarias, comenzaron re-cientemente a reflejarse en una activación del comer-cio internacional. Las exportaciones de la ComunidadAndina crecieron en un 37 por ciento durante 2000mientras que sus exportaciones intrarregionales aumen-taron en un 29 por ciento. De forma similar, en elMercosur el comercio intrarregional aumentó en un 21por ciento y, para el caso de los países integrantes delTratado de Libre Comercio de Norte América, un 20por ciento (BID, 2000). Más recientemente, el comer-cio dentro del Mercosur se ha contraído por los efectosde la crisis brasileña (1999) y la Argentina (2001-2002).En medio de estas realidades, continúan las negocia-ciones para un Área de Libre Comercio para las Améri-cas (ALCA), bajo la iniciativa de los EE.UU., que entra-ría en vigor en 2005.

Con algunas excepciones como México, las expor-taciones continúan siendo preponderantemente mate-rias primas, en particular petróleo y sus derivados, mi-nerales, productos agrícolas y forestales. Hacia finalesde los años noventa más del 40 por ciento de las expor-taciones regionales estaban constituidas por productosprimarios o manufacturas que requieren un uso intensi-vo de recursos naturales (CEPAL, 2001b). Entre 1980 y1995 se triplicó el volumen regional de exportacionescon procesos contaminantes de producción (CEPAL yPNUMA, 2001). Por tal motivo, la vulnerabilidad y de-pendencia externa se han incrementado, pues estas ac-

tividades son insostenibles a largo plazo (debido al lí-mite en acceso a mercados y recursos naturales;PNUMA, 2000).

En el sector industrial se ha dado una tendencia amejorar la calidad ambiental de la producción, por exi-gencias de los consumidores internacionales, aunqueel proceso es más lento en el sector de pequeña y me-diana empresa (CEPAL y PNUMA, 2001). Sin embargo,en varios países la importancia de la industria nacionalse ha debilitado (por ejemplo Perú, Argentina y Chile),y las importaciones siguen creciendo a un ritmo mayorque las exportaciones (CEPAL y PNUMA, 2001).

En el sector de los servicios, el crecimiento de laindustria turística ha significado mayores presionesambientales, particularmente en el Caribe, aunque elsurgimiento del ecoturismo presenta oportunidades im-portantes para amortiguar estos impactos (CEPAL yPNUMA, 2001).

EnergíaUn factor clave de la evolución económica regio-

nal en el largo plazo son los patrones de oferta y consu-mo energéticos. América Latina y el Caribe tiene un 11por ciento de las reservas mundiales de petróleo, un 6por ciento del gas natural, un 1,6 por ciento del car-

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

bón, un 22 por ciento del potencial hidroeléctrico y el14 por ciento de la capacidad geotérmica instalada(CEPALy PNUMA, 2001). Sin embargo, gran parte deesta riqueza se encuentra subutilizada o se aprovechade manera poco eficiente. Una muestra de ello es que,mientras el potencial hidroeléctrico regional sólo se uti-liza en un 15 por ciento, el consumo energético porunidad de producto haya aumentado en los últimosaños.

La participación regional en las reservas petrolerasmundiales —el insumo energético estratégico en lamayor parte de los países— se duplicó en los últimosveinte años; México y Venezuela poseen el 40 y el 50por ciento del total, respectivamente. Las reservas re-gionales de gas natural crecieron todavía más (3,5 ve-ces en este período), concentrándose igualmente enVenezuela y México (con un 51 y un 28 por ciento,respectivamente); sin embargo, su participación en eltotal mundial se elevó apenas en un 1 por ciento, por elcrecimiento de las reservas en el Oriente Medio y la exUnión Soviética. Las reservas carboníferas regionalesse concentran en Brasil y Colombia, con un 80 por cien-to del total.

Pese a la existencia de una oferta energética impor-tante en la región, el consumo por habitante (equiva-lente a 9,4 barriles de petróleo al año) es un 20 porciento inferior al promedio mundial (CEPAL y PNUMA,2001). Y aunque el consumo regional ha venido cre-ciendo en forma constante durante los últimos 20 años,su participación en el consumo mundial (un 5,2 porciento del total) no ha variado significativamente. Tam-bién es notable que su eficiencia productiva (medidaen términos del consumo energético por unidad de pro-ducto) se haya estancado o incluso deteriorado en es-tas dos décadas (CEPAL y PNUMA, 2001). Mientras queen los países industrializados la intensidad energéticadisminuyó un 20 por ciento en el período 1980-1999,América Latina y el Caribe consumió en promedio alfinal del período un 7 por ciento más energía para pro-ducir la misma unidad de producto.

El comportamiento de la intensidad energética re-gional se explica por una insuficiente incorporación detecnologías más eficientes, un parque industrial obso-leto, la aplicación de subsidios al precio de los com-bustibles (con respecto a los precios vigentes en el mer-cado internacional) y el consumo elevado e ineficientedel parque automotor. La tendencia al aumento de laintensidad energética —como consecuencia de una re-composición industrial hacia procesos productivos yexportaciones altamente consumidores de energía— hasido notable en países como Brasil. Esta situación con-trasta con la importante oferta total de energía existenteen la región, como proporción del producto internobruto, que supera en un 40 por ciento a la de los paísesindustrializados (CEPAL y PNUMA, 2001). Ello revelaun grave problema de subutilización energética, queforma parte de los desafíos regionales para alcanzar lasostenibilidad del desarrollo.

Situación socialPara el año 2003, se estima que 225 millones de

personas —un 43,9 por ciento de la población latinoa-mericana— son pobres, y de éstas, 100 millones (el 19,4por ciento) son indigentes (CEPAL, 2003). En el período1960-1980 se dio una reducción notable de los nivelesde pobreza, que bajaron del 51 al 40,5 por ciento de lapoblación (para un total estimado de 135,9 millones depersonas). Durante la “década perdida” de los añosochenta, sin embargo, el porcentaje de personas po-bres aumentó nuevamente, hasta alcanzar en 1990 casiel mismo nivel relativo de 1960 (un 48,3 por ciento dela población total), y una cifra absoluta mucho mayor:200,2 millones de personas (PNUMA, 2000; CEPAL,2001a, 2002a, 2003). El nivel de pobreza se redujo al43,5 por ciento de la población en 1997, y desde en-tonces se ha mantenido prácticamente constante. Lacantidad de pobres, sin embargo, ha aumentado en casiun 66 por ciento desde 1980 (CEPAL, 2002a, 2003).

Por otro lado, América Latina y el Caribe es la re-gión con mayor desigualdad de ingresos en el mundo(CEPAL, 2001a). Un rasgo notable en el contexto mun-dial es la gran concentración del ingreso nacional en elestrato correspondiente al 10 por ciento de la pobla-ción más rica: en casi todos los casos este estrato captamás del 30 por ciento del ingreso total (con un 35 porciento en la mayoría de los países, que llega hasta el 45por ciento en Brasil). La participación del 40 por cientomás pobre de la población, por el contrario, no sobre-pasa el 15 por ciento del ingreso. Durante la década de1990 (en 13 de 20 países regionales con información),el 10 por ciento más rico de la población tuvo ingresosmás de veinte veces mayores que el 10 por ciento máspobre (PNUD, 2001). Y la tendencia durante el dece-nio, en la mayor parte de los países, fue de gran rigidez—e incluso de deterioro— en la distribución del ingre-so; de 17 países estudiados por la CEPAL, sólo dos (Hon-duras y Uruguay) mostraron una mejora sustancial(CEPAL, 2001a). Esta rigidez o deterioro de la desigual-dad ocurrió a pesar de una relativa recuperación delcrecimiento económico (hasta 1997) y del gasto social.

La pobreza afecta principalmente a las áreas ruralespero, en términos absolutos, el mayor número de per-sonas en estado de pobreza habita en zonas urbanas.Casi la mitad de la población en estado de pobreza sonniños y jóvenes. No se ha observado el crecimiento dela clase media ni una salida gradual de la pobreza en lapoblación afectada (CEPAL, 2000b). En 1999 la tasa dedesempleo alcanzó el 8,8 por ciento, la mayor durantela década, y similar a la existente durante lo más pro-fundo de la crisis de deuda de la década de 1980 (CEPALy PNUMA, 2001).

El escaso progreso en la reducción de la pobrezasigue asociado —como se sugiere arriba— a la insufi-ciencia del crecimiento económico y, en particular, asus limitados efectos en el mercado de trabajo y el es-

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37Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Población de América Latina y el CaribePoblación de América Latina y el Caribepor subregión 1970-2000por subregión 1970-2000 (en millones)(en millones)

0

100

200

300

400

500

600

1970

1972

1974

1976

1978

1980

1982

1984

1986

1988

1990

1992

1994

1996

1998

2000

Sudamérica

MesoaméricaMesoamérica

Caribe

Fuente: UNEP, 2002.

tancamiento de la productividad laboral. En el deceniode 1990, la mayor parte del empleo se generó en elsector informal. De cada 100 nuevos empleos creadosentre 1990 y 1997, 69 correspondieron al sector infor-mal, al que pertenecen el 47 por ciento de los emplea-dos urbanos (CEPAL, 2000a). Con excepción de Chile yPanamá, el número de personas empleadas en el sectorinformal se incrementó a medida que el desempleo cre-cía. En esa década, siete de cada diez empleos genera-dos fueron en el sector informal, donde los empleoscon frecuencia no son permanentes, no se encuentranregulados y carecen de seguridad social (CEPAL yPNUMA, 2001).

Una de las tendencias laborales importantes es laparticipación femenina en el mercado de trabajo. En1980, un poco más de la cuarta parte de la fuerza detrabajo estaba integrada por mujeres en Centroaméricay Sudamérica. Para 1999 las mujeres representaban latercera parte de la fuerza de trabajo en Centroaméricay casi dos quintos en Sudamérica. Por su parte, en elCaribe, donde la participación femenina ha sido ma-yor, ésta alcanzó el 43 por ciento en 1997 (CEPAL yPNUMA, 2001). Esta tendencia, observada durante lasúltimas dos décadas, ha sido más pronunciada que encualquier otra región del mundo. En general, es mayorla participación laboral de las mujeres más educadas,aunque la insuficiencia de los ingresos familiares haprovocado también una creciente participación de lasmujeres menos educadas, los jóvenes y los niños.

El número de hogares encabezados por mujeres havenido creciendo hasta constituir entre una cuarta y unatercera parte del total, según el país, creando presionesadicionales para la inserción femenina en el mercadolaboral (CEPAL, 2001a). Las estimaciones sobre cargasde trabajo, ingresos y tasas de desempleo revelan fuer-tes disparidades en contra de las mujeres; además, enalgunos países la indigencia tiende a concentrarse enhogares encabezados por mujeres (CEPAL, 2001a;PNUD, 2001).

La educación ha mostrado mejoras importantes du-rante las últimas dos décadas. Las tasas de alfabetiza-ción adulta son relativamente altas, con un promediodel 88 por ciento en 1999 (PNUD, 2001), comparadocon 77 por ciento en 1980 (UNESCO, 2000). Sin em-bargo, la desigualdad en la distribución del ingreso serefleja también en diferencias en cuanto a acceso a laescolaridad, asistencia y resultados de la misma (UIS,2001).

La cobertura de servicios básicos como el agua po-table y el saneamiento mejoró durante los últimos 30años. En 1960 solamente un 33 por ciento de la pobla-ción regional tuvo agua potable, y un 14 por cientoalcantarillado. Ahora los tienen el 85 y 79 por cientode la población, respectivamente (OPS, 2001).

La violencia, incluyendo el homicidio, muestra unatasa creciente en la región. La violencia intrafamiliarregistrada aumentó, particularmente en contra de mu-jeres y niños. Se estima que alrededor de la mitad delas mujeres en América Latina enfrentan por lo menosun episodio de violencia familiar durante su vida(CEPAL, 2000b). En los últimos años, ha continuado latendencia a la solución pacifica de conflictos bélicosinternos (Centroamérica, México) o externos (Ecuador,Perú), lo que ha propiciado el avance paulatino de losprocesos democráticos. En Colombia, las negociacio-nes no han tenido éxito en la solución de un conflictointerno de más de 40 años. La violencia asociada altráfico de estupefacientes continúa siendo un proble-ma grave en muchos países de la región; su soluciónresulta indispensable para la estabilidad y el desarrollosostenible.

DemografíaEntre 1970 y 2001, la población aumentó en un 54

por ciento, pasando de 285 millones a un alrededor de528 millones (CELADE, 2002). Sin embargo, la tasa decrecimiento anual se redujo del 2,5 por ciento a un 1,5por cientoa un 1,5 por ciento (CELADE, 2000) con unatendencia declinante que, de continuar, podría llegaral 1 por ciento en 2025 (CEPAL y PNUMA, 2001). Lastasas de fertilidad se han reducido a la mitad, pasandode 5,3 hijos por mujer en 1970 a 2,6 hijos por mujer en2000 (CELADE, 2002). Otros factores que han contri-buido a este resultado son los mayores niveles de urba-nización e ingreso, y en algunos casos los programasgubernamentales de control de la natalidad. Las tasasestimadas de crecimiento poblacional para el período2001-2002 son más altas en Mesoamérica (alrededordel 1,7 por ciento) y más bajas en el Caribe (cerca del1,0 por ciento); Sudamérica tiene una tasa del 1,4 porciento (CELADE, 2002).

La urbanización creció de forma sostenida durantelos últimos treinta años, alcanzando la población urba-na el 73,7 por ciento del total regional en 2000(CELADE, 2000). La migración hacia las zonas urbanas

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Propagación de los medios dePropagación de los medios decomunicación en América Latina ycomunicación en América Latina yel Caribe (por mil habitantes)el Caribe (por mil habitantes)

Fuente: Elaborado por el Observatorio del Desarrollo(Universidad de Costa Rica), a partir de datos deWorld Bank, 2001; CELADE, 2002.

1980 1999Periódicos diarios 76,2 70,7Radios 260,5 418,8Líneas telefónicas 40,6 130,1Televisores 99,0 271,8Computadoras personales Sin dato 37.7Usuarios de Internet 0,0 18,9Teléfonos celulares 0,0 14.8

continúa. El acceso a la electricidad, el agua potable ylos servicios sanitarios también se incrementó.

En gran parte de la región, el mayor descenso de lamortalidad se registró a mediados del siglo XX. La es-peranza de vida subió de 65,8 a 72,5 años entre 1970 y2000, pero presenta diferencias considerables entrepaíses e incluso dentro de ellos, las cuales se explicanprincipalmente por diferencias en el ingreso por habi-tante (OPS, 1998). La mayor esperanza de vida se ob-serva en el Caribe (74 años), seguida de Sudamérica(73,5 años). Sin embargo, la esperanza de vida al naceres 20 años mayor en Cuba y Puerto Rico que en Haití,mientras que es 10 años más alta en Venezuela y Co-lombia que en Bolivia. Con excepción de Haití, todoslos países de la región alcanzaron el objetivo de unaesperanza de vida mayor a 60 años, propuesto para laregión en 1977 como parte de la “Estrategia Mundialde Salud para todos en el año 2000” (OPS, 1998). Con-tribuyeron en gran medida sistemas de salud más efi-cientes que lograron reducir el índice de mortalidadinfantil del 86,0 por mil nacimientos en 1970 a 37,8 en1995 (CELADE, 2002).

La mayor parte de los países está en una fase inter-media de transición demográfica, con variacionessubnacionales como consecuencia de las desigualda-des sociales y territoriales. Un tercio de la poblaciónes menor de 15 años y los niveles más altos de fecun-didad y mortalidad se registran en las zonas rurales. Elenvejecimiento de la población ha comenzado a ma-nifestarse en países como Argentina, Chile y Uruguay,donde los adultos mayores de 60 años representan yamás de 10 por ciento de la población (CEPAL yPNUMA, 2001).

Como consecuencia de la reducción temporal dela población dependiente (los menores de 15 años, queen general no producen todavía un ingreso propio, ylos mayores de 65 años, que ya dejaron de hacerlo), seda un fenómeno conocido como “bono demográfico”:durante las próximas dos décadas, la población eco-nómicamente activa en la mayoría de los países deAmérica Latina y el Caribe podría tener una mayor ca-pacidad de ahorro, gasto o inversión, con implicacionesfavorables en su calidad de vida (CEPAL y PNUMA,2001). Ello es una oportunidad para favorecer la transi-ción hacia el desarrollo sostenible.

La emigración hacia países desarrollados es una delas respuestas de la población regional ante las frecuen-tes crisis económicas. Más de 17 millones de personasen América Latina y el Caribe viven fuera de su país denacimiento, y la mitad emigró en la década de 1990. Sibien los Estados Unidos continúan siendo el principaldestino de tales flujos migratorios, se ha detectado unaincipiente tendencia de aumento en las migracioneshacia Europa. Según estimaciones conservadoras, el flu-jo de remesas hacia la región pasó de US$ 5.200 millo-nes en 1990 a US$18.000 millones en 2000. En algu-nas de las economías más pequeñas estos recursos han

llegado a representar más de 40 por ciento de los ingre-sos por exportación, como son los casos de El Salvador(52 por ciento) y Jamaica (42 por ciento) (CEPAL yPNUMA, 2001).

Ciencia y tecnologíaLa información tradicional y la tecnología en las

comunicaciones continúan en expansión, con un im-portante aumento en la cantidad de periódicos, radios,líneas telefónicas y televisores durante las últimas dosdécadas. Además, el uso de las computadoras persona-les, la Internet y los teléfonos celulares comienza a ge-neralizarse. Sin embargo, persiste un patrón marcada-mente desigual entre países y un notable rezago en re-lación con las regiones más desarrolladas. Por ejem-plo, aunque en América Latina el uso de Internet au-menta en más de un 30 por ciento anual, sólo el 12 porciento de la población estará conectado en 2005. Elbajo ingreso de los hogares es uno de los factores quefrena estas tecnologías (PNUD, 2001).

La región concentra el 8,6 por ciento de la pobla-ción mundial pero solo tiene un 2,7 por ciento de lacomunidad científica, la cual produjo en 1988 un 2,5por ciento de las publicaciones en este campo(Massarani, 2001). La inversión en investigación cientí-fica es todavía incipiente: alrededor de US$10.000 mi-llones, el 1,9 por ciento de la inversión mundial en 1999(Massarani, 2001). Brasil invierte alrededor del 1 porciento de su PIB en investigación y desarrollo (compa-rado con el promedio regional de 0,53 por ciento), yMéxico ocupa el undécimo lugar entre los principalesexportadores mundiales de productos de alta tecnolo-gía (PNUD, 2001). Por otro lado, mejoras en el accesoa la información y las comunicaciones han reducidolos costos de la investigación, especialmente por el usode Internet (Massarani, 2001).

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39Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Referencias

GobiernoEn América Latina y el Caribe, como en el resto del

mundo, se ha registrado una tendencia a la descentrali-zación de la autoridad. Ha aumentado la preocupaciónpor los derechos y las oportunidades, particularmenteen el campo de los derechos humanos y los derechosde la mujer. En el sector privado esa tendencia se refle-ja en estructuras corporativas más “horizontales” y pro-cesos de toma de decisiones descentralizados. Algunasentidades no tienen estructuras formales de mando,como en los casos de Internet y las redes de organiza-ciones no gubernamentales (ONGs). En el sector públi-co se advierte la instauración de nuevos gobiernos de-mocráticos, la restitución de facultades a institucionesde gobierno más pequeñas y locales, y el surgimientode la sociedad civil como una voz importante.

Durante los últimos veinte años la región ha sidomarcada por dos sucesos políticos de importancia. Elprimero es la transición de dictaduras militares a go-biernos elegidos por el voto popular. En la actualidad,todos los países tienen gobiernos designados mediantesistemas de elección con participación popular. El pro-

ceso de democratización ha avanzado en los últimosaños mediante un fortalecimiento de los gobiernos lo-cales y los sistemas judiciales.

El segundo logro importante tiene que ver con laparticipación de la sociedad civil y la creación de insti-tuciones como las ONGs. En 13 de 17 países, el 50 porciento de la población o más prefiere la democracia acualquier otra forma de gobierno (Latinbarómetro,2000). El aumento en la participación ciudadana pro-dujo un mayor interés en aspectos como el ambiente,el desarrollo sostenible y la reforma del estado, aunquealgunos de estos temas aún no han sido integrados enel proceso de toma de decisiones políticas.

Sin embargo, es necesario señalar que el deterioroen la situación socioeconómica de la regióndesestabiliza los sistemas de gobierno vigentes y hadesembocado recientemente en serias crisis políticas(Argentina, Bolivia y Ecuador están entre los casos másdramáticos). Es por ello que la configuración de un es-tilo de desarrollo económicamente estable y socialmentejusto resulta fundamental para la sostenibilidad en Amé-rica Latina y el Caribe.

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Tierra

La región de América Latina y el Caribe tiene lasreservas de tierra cultivable más grandes del mun-do, estimadas en 576 millones de hectáreas y equi-

valentes a casi un 30 por ciento de su territorio de 1.995millones de hectáreas (Gómez y Gallopín, 1995). En1998 los pastizales cubrían cerca de un 80 por cientode las tierras potencialmente agrícolas de la región, ydel 20 por ciento cultivado, muy poco correspondía acultivos permanentes (WRI, 2001). De un total de 1.900millones de hectáreas de suelos degradados en el pla-neta, la región ocupa el tercer lugar, después de Asia yÁfrica, con aproximadamente un 16 por ciento. El im-pacto es relativamente mayor en Mesoamérica (dondealcanza el 26 por ciento del total: 63 millones de hec-táreas), que en Sudamérica (donde afecta al 14 por cien-to del total: casi 250 millones de hectáreas) (PNUMA,2000).

La agricultura ocupa un lugar clave en la evoluciónde las sociedades de América Latina y el Caribe. Caberecordar que en el territorio regional se origina un grannúmero de especies de plantas domesticadas como elmaíz, el tomate, el cacao y la papa, de enorme impor-tancia en la producción, el comercio y el consumomundiales. Los agroecosistemas regionales —fuente

primordial de alimentos, forraje y fibra para la pobla-ción— son muy diversos: desde sistemas selváticos deroza, tumba y quema con largos períodos de barbecho,hasta perímetros irrigados de agricultura intensiva, asícomo plantaciones de café, caña, soya, palma y bana-no con altos niveles de mecanización y aplicación deagroquímicos.

El crecimiento de la agricultura ha intensificado eluso de los recursos naturales en general, y en particularha exacerbado muchos de los procesos de degradaciónde los suelos en una región donde, por ejemplo, el pe-ligro de la desertificación está ampliamente presente.En las últimas tres décadas hubo un aumento en sueloscultivados y pastizales (en detrimento de los bosques yhumedales), así como un incremento en el área irriga-da y en el uso de agroquímicos, con efectos dañinosque van desde la emisión de gases con efecto de inver-nadero hasta la salud humana. Sin embargo, el éxito dealgunas experiencias de recuperación de suelos indicaque existe potencial para corregir este panorama.

AgroproducciónLas ganancias por concepto de agroexportaciones

de la región duplicaron su tasa de crecimiento a un 6,4por ciento de promedio anual durante la década de 1990(a partir de un 3,3 por ciento anual en el decenio pre-vio). Este crecimiento se logró a pesar de las condicio-

Subregión Extensión Suelos con restricciones severas para la agricultura

excesivas pobres(10 ha) (10 ha) (%) (%) (%) (%) (%)

Caribe 23,4 15,7 67 0 0 15,8 65,8Mesoamérica 248,4 184,8 74,4 0 31,5 26,3 59,7Suramérica 1.777,6 1.251,8 70,4 0,5 10,6 7,5 63,6América Latina y el Caribe 2.049,4 1.452,3 70,9 0,4 13,0 9,9 63,2Países en desarrollo 8.171,5 6.235,5 76,3 2,7 34,4 12,8 60,9Países desarrollados 5.228,0 4.231,8 80,9 29,6 15,8 10,2 70,7Total mundial 13.399,5 10.467,3 78,1 13,2 27,1 11,8 64,7

total Total con Muy Muy Con Conrestricciones fríos secos pendientes suelos

6 6

La tierra constituye el sustrato primordial para la vida vegetal y animal en el planeta, así como un recursoindispensable para actividades humanas esenciales: la agricultura, la producción forestal, la captación de agua,los asentamientos y la recreación. Sin embargo, el uso del suelo para la satisfacción de las necesidades humanasestá limitado por factores ambientales como el clima, la topografía y las características del suelo, así como porfactores sociales y culturales muy diversos: la densidad poblacional, la tenencia del suelo, los mercados y laspolíticas agrícolas.

La extensión de los suelos con limitaciones ambientales severas para la agricultura en América Latina y el Caribese muestra en el siguiente cuadro.

Restricciones ambientales para el uso agrícola del sueloRestricciones ambientales para el uso agrícola del suelo

Fuente: FAO, 2002.

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41Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

nes climáticas adversas, inestabilidad política en algu-nos países y crisis financieras generalizadas que ocu-rrieron en los noventa. Al acercarse el final de esa dé-cada el crecimiento se hizo más marcado en países gran-des como Colombia, Brasil y Argentina. En países don-de la agricultura tiene menor volumen, la tendencia dis-minuyó independientemente de que durante ese perío-do implementaran un fuerte apoyo a la exportación,como ocurrió en Costa Rica y Chile (CEPAL e IICA,2001).

En el decenio de 1990, hubo grandes cambios en laestructura y la dinámica de la producción agropecuariaregional. Aunque se vio un desarrollo de algunos culti-vos tradicionales, la producción ganadera fue la activi-dad de mayor crecimiento. Para 1999, el crecimientode la producción agropecuaria llegó a un 4,6 por cien-to anual, después de alcanzar sólo un 1,8 por ciento en1998, año en que el fenómeno de El Niño afectó consi-derablemente la actividad agrícola.

El factor que contribuyó más a los buenos resulta-dos de 1999 fue el fuerte crecimiento de un 5,1 porciento de la producción en Sudamérica donde, en es-pecial, Brasil aumentó su producción agrícola en unacifra estimada en un 7 por ciento. El crecimiento du-rante ese año fue más modesto en Mesoamérica, aun-que la tasa de un 3,4 por ciento representó una mejoraconsiderable en comparación con el 1,1 por ciento re-gistrado en 1998. En cambio, la producción agrícola seredujo durante la mayor parte del decenio de 1990 ybajó en un 1,1 por ciento en 1999 en el Caribe (FAO,2001a). Para 1999, la producción pecuaria creció unpromedio de un 5,8 por ciento, después de una tasa decrecimiento del 1,5 por ciento en 1998. La producción

de cereales, que había decaído en un 2,7 por ciento en1998, aumentó en cerca del 4,6 por ciento en 1999.

Por otra parte, los cultivos transgénicos —principal-mente el maíz, la soya y el algodón—alcanzaron ungran crecimiento a escala mundial durante los añosnoventa, llegando a cubrir 45 millones de hectáreas en1996. Argentina es el tercer país en el mundo en cuan-to a extensión de estos cultivos, después de EstadosUnidos y Canadá (CEPAL e IICA, 2001).

Finalmente, en el campo socioeconómico, entre1980 y 1999 se redujo la población económicamenteactiva del sector agropecuario del 35 a solo un 21 porciento de la fuerza laboral total de la región. Este im-portante cambio se produjo como resultado de unareconversión productiva en el agro, entre cuyas conse-cuencias se encuentran una mayor disponibilidad defuerza de trabajo en actividades rurales no agrícolas yun importante crecimiento de la migración del campoa la ciudad (CEPAL e IICA, 2001; ver la sección de Áreasurbanas).

Tenencia de la tierraEl régimen de tenencia de la tierra es fundamental

para definir la forma y características en la gestión de ladiversidad biológica. A la fecha, la experiencia mun-dial ha demostrado que tanto la desigualdad en la dis-tribución de la propiedad, como la falta de una defini-ción jurídicamente clara en los derechos sobre la mis-ma, pueden traer como consecuencia el uso irracionale incluso la destrucción de los recursos.

© R. Burgos

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

La tenencia de la tierra en América Latina y el Cari-be tiene como problemas básicos la concentración dela propiedad y la falta de titulación. Ambos problemasse originan históricamente en el sistema colonial deconcesión de tierras, que produjo una estructura de lapropiedad agraria dominada por grandes propiedades(latifundios), por un lado, y propiedades muy pequeñas(minifundios) por otro. A pesar de las numerosas refor-mas agrarias llevadas a cabo en la región, la tenenciade la tierra no ha cambiado mayormente, observándo-se una creciente concentración de las explotacionesagrícolas (van Dam, 1999). Este fenómeno ha sido esti-mulado por el crecimiento poblacional y la moderni-zación agrícola, cuya tecnología privilegia la gran ex-plotación agrícola y aumenta el número de trabajado-res agrícolas sin tierra (van Dam, 1999). Esta desigual-dad en la distribución de tierra tiene como consecuen-cia importantes diferencias en el acceso a suelos férti-les, irrigación y tecnología.

En la actualidad, un 38 por ciento de la poblaciónrural de la región está constituido por pequeños pro-pietarios y un 31 por ciento por trabajadores sin tierra

(Jazairy y otros, 1992). En Brasil, por ejemplo, 1,3 mi-llones de pequeños propietarios poseen un 2,6 por cien-to de la tierra en cultivo permanente, con un promediode 1,5 hectáreas por predio. A pesar de que el movi-miento de “los sin tierra” en Brasil ha cobrado impor-tancia en los últimos años, esto constituye uno de lospromedios más altos de la región. En Panamá, losminifundios ocupan un 4,2 por ciento de la superficieen explotación agropecuaria, aunque representan un71,5 por ciento del número de explotaciones agrícolas.En México, el tamaño medio de la pequeña propiedadagrícola es de 1,4 hectáreas (van Dam, 1999).

Desde la perspectiva ambiental, el latifundio y elminifundio tienen efectos adversos. En el latifundio lossuelos sufren erosión y compactación (por el uso gana-dero extensivo o los cultivos mecanizados), salinización(por riego inadecuado) y contaminación química. Porsu parte, el minifundio tiende a aumentar la defores-tación, la erosión y la pérdida de fertilidad del suelopor uso intensivo sin períodos adecuados de barbecho(Jazairy y otros, 1992).

Como en el resto de América Latina y el Caribe, en Jamaica la tenencia de la tierra es desigual, y tanto en lasgrandes propiedades como en los minifundios son escasas las prácticas agrícolas que incorporan formas deconservación y recuperación de suelos.

En la década de los años 70 la reforma agraria favoreció la gran propiedad en la forma de cooperativas, basadas enla intensificación de cultivos, mecanización, un aumento del riego (hasta un 12 por ciento de la tierra arable en1983) y homogenización de cultivos. Sin embargo, a diferencia del resto de la región, Jamaica no mostró elaumento en el uso de agroquímicos característico de este modelo agrícola. Los efectos ambientales han sido lostípicos de estas formas de gran propiedad con agricultura intensiva: erosión y compactación de suelos pormecanización, salinización por sistemas de riego inadecuado y contaminación química. Por otra parte, esfrecuente en estas formas de propiedad que se cultive menos de una sexta parte de su extensión, con lo cual elrendimiento en términos absolutos es bajo, por mucho que sea el nivel de intensificación de la parte efectivamentecultivada.

La cuarta parte del territorio de Jamaica estaba bajo cultivo en los años 80, y más del 90 por ciento de las fincasmedían cuatro hectáreas o menos. Estos minifundios se concentran en áreas de montaña, de escasa fertilidad yecológicamente frágiles, que sólo son aptos para la protección forestal de fuentes de agua. Se basan en métodostradicionales, incluyendo agricultura de roza y quema y el uso de abonos orgánicos, especialmente excrementode bovinos. Estos agricultores sufren la ausencia de infraestructura física y de servicios básicos, un difícil acceso ala tecnología adecuada para sus ecosistemas, poco o ningún crédito y una escasa educación.

En general, la expansión de la propiedad agrícola y la marginalización del campesino se traducen en ladisminución de los períodos de barbecho y la roturación de pastizales. Otros efectos ambientales de este modeloagrícola son deforestación de faldas montañosas y disminución de los animales de tiro (muchas veces la expansiónagrícola se lleva a cabo a expensas de los pastizales). En las zonas de minifundio tienden a aumentar la procesos dedegradación del suelo, especialmente la pérdida de fertilidad por erosión, la cual se refleja en una marcada caídade los rendimientos. El uso intensivo sin barbecho, la escasa rotación de cultivos y la carencia de tecnologíasadecuadas se reflejan también en inundaciones y en una agudización del efecto de las sequías, tanto en la regiónmisma como tierra abajo e incluso en los ecosistemas costeros, especialmente en las pequeñas islas caribeñas.Estudios comparativos indican que los efectos de la propiedad de la tierra aquí detallados por Jamaica soncomunes a toda América Latina y el Caribe.

Tenencia de la tierra y condición de los suelos: el caso de Jamaicaenencia de la tierra y condición de los suelos: el caso de Jamaica

Fuentes: van Dam, 1999 y Library of Congress, 2000.

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43Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Los efectos ambientales del dualismo latifundio-mi-nifundio son particularmente dramáticos en Centro-américa, donde el minifundio y los cultivos se concen-tran en laderas altamente vulnerables, mientras que laganadería extensiva y las plantaciones de exportaciónse concentran en las tierras bajas. En esta subregión,más de un 80 por ciento de las tierras sembradas degranos básicos se ubica en laderas. Este es el caso par-ticular de Guatemala, El Salvador y Honduras, dondela producción campesina se basa en fincas menores a 5hectáreas con bajo nivel de tecnificación. Además, seestima que tres cuartas partes del área total de cultivosanuales, y dos terceras partes del área total de cultivospermanentes, se encuentran en tierras de laderas (LópezPereira y otros, 1995).

Expansión de la agricultura y laganadería

La expansión de la producción agropecuaria impul-só la conversión de tierras anteriormente bajo cobertu-ra boscosa; además, condujo a una mayor explotaciónde los recursos naturales, particularmente el suelo y elagua, agravando muchos de los procesos de degrada-ción de tierras. Entre 1970 y 2000, la superficie de tie-rras agrícolas (incluyendo pastos) se expandió en Amé-rica Latina y el Caribe en un 5 por ciento de la superfi-cie terrestre total, alcanzando un 37,7 por ciento al fi-nal del período (FAO, 2002a). El Caribe y Sudaméricamostraron las mayores tasas de aumento (un 16,1 y un15,8 por ciento, respectivamente), aunque en el Caribedecreció la superficie agrícola en el último decenio. Es

importante recordar que la mayor parte de las tierrasagrícolas en la región se encuentra bajo pastos para laganadería; un 79,2 por ciento del total agrícola en 2000.Aunque esta proporción disminuyó en un 3,9 por cien-to entre 1970 y 2000 (con una caída pronunciada deun 21,2 por ciento en el Caribe), ello indica la persis-tencia de un uso ineficiente del suelo, tanto en térmi-nos de la seguridad alimentaria regional, como por losimpactos ambientales de la ganadería en el suelo y elagua.

Como se señala para el caso de la Amazonía, laexpansión de la ganadería en muchas áreas —orienta-da hacia demandas del mercado nacional e internacio-nal— ha impactado claramente la condición ambien-tal. En efecto, el uso ganadero del suelo ha deterioradosu capacidad productiva. En Nicaragua, por ejemplo,la capacidad de carga de los pastizales se ha reducidoentre un 50 y un 85 por ciento, de una unidad animalpor hectárea a 0,15 y 0,5 unidades animales por hectá-rea (Pratt y Jones, 1999). La crianza también se ha re-ducido entre un 50 y un 80 por ciento, debido a lasdeficiencias nutricionales de los pastizales.

La expansión ganadera regional no pudo haber te-nido éxito sin un fuerte apoyo de los gobiernos en elcampo de los incentivos fiscales, las políticas crediticias,la construcción de caminos y la disponibilidad de unafuerza laboral calificada y barata. Es el caso de laAmazonía Legal en Brasil, o de las compañías ganade-ras en Bolivia, que alquilaban tierra a los campesinospara que la “limpiaran” y cultivaran, devolviéndoladeforestada al expirar su arrendamiento (PNUMA,2002).

Otro impacto significativo de este cambio en el usodel suelo, esta vez a escala planetaria, está constituidopor las emisiones atmosféricas de dióxido de carbono

América Latina y el Caribe

Caribe

Mesoamérica

Sudamérica

0

10

20

30

40

50

60

70

1970 1980 1990 2000Años

%

Fuente: FAO, 2002a.

Proporción de la superficie agrícola conProporción de la superficie agrícola conrespecto a la superficie terrestre total derespecto a la superficie terrestre total dela regiónla región

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América Latina y el Caribe

(originadas en la deforestación), metano (fundamental-mente por el uso ganadero del suelo) y óxidos de nitró-geno (por el uso de fertilizantes en cultivos y pastos);estos tres gases tienen un papel importante en el proce-so de calentamiento mundial (FAO, 2001b; IFA y FAO,2001; ver la sección de Atmósfera).

Degradación de las tierrasLa degradación del suelo, uno de los problemas

ambientales más graves en la región, se origina en pro-cesos como la erosión y acidificación, la pérdida demateria orgánica, la compactación, la pérdida de ele-mentos nutritivos, la contaminación química y lasalinización. Como consecuencia, se estima que másde tres millones de kilómetros cuadrados de tierras agrí-colas en América Latina y el Caribe han sufrido pérdi-das significativas de productividad.

En la región, la erosión es la principal causa de ladegradación de los suelos, así como de las consiguien-tes pérdidas de nutrientes y productividad, afectandoun 14,3 por ciento del territorio en Sudamérica y un 26por ciento en Mesoamérica (Oldeman, 1994). La Eva-luación Mundial de la Degradación de los Suelos

(GLASOD por sus siglas en inglés) indicó que un 74por ciento de las tierras agrícolas de Centroamérica es-taba degradado en 1990 (Oldeman y otros, 1991). Lospaíses más amenazados por el deterioro del suelo sonlos más pequeños, como muchas islas del Caribe, em-pezando por Haití y países centroamericanos como ElSalvador. También son particularmente vulnerablesaquellos países que más dependen de la agricultura parasustentar sus economías, como Nicaragua, Guatemala,Bolivia y Paraguay. Estas tendencias constituyen unaamenaza a corto plazo para la seguridad alimentariade algunos de los países con mayores niveles de degra-dación del suelo.

Muchos de estos procesos varían de intensidad se-gún la ubicación, la pendiente (suelos con inclinacio-nes de más de un 8 por ciento) o el uso del riego y losagroquímicos. Las limitaciones impuestas por el gradode fertilidad y las pendientes se reflejan también en losniveles de productividad. La fertilidad del suelo se de-riva de la interacción entre múltiples factores que in-cluyen el contenido de materia orgánica, la disponibi-lidad de nutrientes (particularmente el nitrógeno, el fós-foro y el potasio), la capacidad de retención del agua,la acidez, la salinidad y características físicas como laestructura y la textura del suelo.

Cambio de uso del suelo y emisiones de efecto invernaderoCambio de uso del suelo y emisiones de efecto invernadero

Una consecuencia importante de aumentar la tierra cultivable eliminando el bosque es la emisión de gases conefecto invernadero. Este efecto se agrava cuando el nuevo uso del suelo —después de la deforestación es laganadería, actividad emisora de metano.

En su conjunto, hacia mediados de los años 90 la región emitía un 48,3 por ciento del total mundial de dióxidode carbono originado en el cambio de uso del suelo, fundamentalmente por deforestación, y un 9,3 por ciento delmetano de fuentes antropogénicas, sobre todo por ganadería. En lo relativo al metano, mientras que un 30,0 porciento de las emisiones mundiales provenían de la ganadería en esos años, la cifra alcanzaba un 71,4 por ciento enSudamérica y un 48,0 por ciento en México (ver la sección de ).

En el caso del dióxido de carbono, para 1994 las emisiones regionales por cambio en el uso del suelo y foresteríaconstituyeron alrededor de un 28 porciento de las emisiones del sector de energía y procesos industriales. En elCaribe, por el contrario, hay capturas originadas por la reforestación y las plantaciones forestales, las cuales alcanzanun 55 por ciento de las emisiones en los otros dos sectores.

Atmósfera

Fuente: Elaborado por el Observatorio del Desarrollo de la Universidad de Costa Rica, con base en WRI y otros, 1996;UNFCCC, 2002; COPPE, 2002, y Perdomo y otros, 1995.

Emisiones de dióxido de carbono en América Latina y el Caribe(en miles de toneladas métricas), 1994 *

Región Energía Procesos Cambio de usoindustriales del suelo y forestería

América Latina y el Caribe (30) 798.262 49.498 241.034Caribe (12) 45.473 6.443 -28.355Mesoamérica (7) 318.720 14.356 111.418Sudamérica (11) 434.069 28.699 157.971

* Se utiliza 1994 como año de referencia, con las siguientes excepciones (impuestas por la disponibilidad de los datos): 1990 para Antigua yBarbuda, Trinidad y Tabago, Guatemala, México, Ecuador y Venezuela; 1995 para Honduras y 1996 para Costa Rica.

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45Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

América Latina y el Caribe tiene parámetros com-parables a la media mundial en cuanto a limitantes enla calidad del suelo (Wood y otros, 2000). Un 12,4 porciento de su extensión agrícola no tiene limitantes defertilidad (frente a un promedio mundial de un 16,2 porciento).

Sin embargo, algunos factores muestran niveles alar-mantes, duplicando los promedios mundiales: casi un40 por ciento de suelos en la región tiene bajas reser-vas de potasio, y poco menos de un tercio, sobre todoen la zona tropical, tiene toxicidad de aluminio. Exis-ten puntos críticos en el territorio regional donde sedetecta una reducción en los rendimientos cerealerospor hectárea (en arroz, maíz, trigo o sorgo), revelandodeficiencias de nutrientes. La fertilidad se está perdien-do en zonas como el nordeste de Brasil, el norte de

Argentina y algunas áreas de Paraguay, Bolivia, Colom-bia y México (WRI, 2000).

Es cierto que los rendimientos crecen o son establesen partes de Uruguay, Venezuela, Ecuador y Nicara-gua. Sin embargo, el aumento de los rendimientos nosiempre debe interpretarse como una señal positiva,puesto que también puede resultar de prácticas agríco-las insostenibles, basadas en la utilización intensiva deagroquímicos.

La salinización causa un daño particularmente im-portante al suelo, por la dificultad de tratarla y por serun paso que puede llevar a la desertificación. Lasalinización originada en las prácticas de riego afectade manera importante a Cuba (1,0 millones de hectá-reas), Argentina (0,6 millones), México (0,4 millones) y

La intensificación gradual de la agricultura en la región ha sido el factor más importante del agotamiento de losnutrientes del suelo, que en Sudamérica ha afectado 68,2 millones de hectáreas (43,7 millones de ellas en gradomoderado a severo).

La materia orgánica almacenada en el suelo es un indicador importante de la salud del agroecosistema. Se haestimado que los 6,2 millones de kilómetros cuadrados de tierras agrícolas de América Latina y el Caribe contienenunos 59.000 millones de toneladas de carbono en el primer metro de suelo, equivalentes a un 15 por ciento del totalmundial de carbono en tierras agrícolas. Sin embargo, la densidad promedio de carbono en el suelo para la región esde 95 toneladas por hectárea, valor algo inferior al promedio mundial de 102 toneladas.

La pérdida anual de nutrientes para el período 1983-1985 fue más acentuada en el Caribe, con 67 kilogramos denitrógeno, fósforo y potasio perdidos por hectárea cada año; el segundo lugar correspondió a Sudamérica con 65kilogramos. Diezaños más tarde estosniveles habían mejo-rado. Por su parte, lamedia latinoame-ricana para el período1993-1995 fue de 54kilogramos por hectá-rea al año, compara-da con 59 kilogramosen 1983-1985. SoloMesoamérica cono-ció un deterioro entrelos dos períodos dereferencia, pasandode 39 a 43 kilogramosde nutrientes perdi-dos por hectárea alaño, pero Mesoamé-rica sigue estando porencima del promedioregional.

Fertilidad del suelo: Áreas críticas y áreas positivas(c) Áreas críticas y áreaspositivas potenciales

(a) Balances de nutrientescerealeros

(b) Tendencias en losrendimientos cerealeros

Nota: Los balances de nutrientes cerealeros se calculan como la diferencia entre la aplicación de fertilizantes minerales yorgánicos, y los desechos reciclados de las cosechas (insumos), y los nutrientes extraídos de los granos cerealeros(productos). Los balances de nutrientes se asignaron a zonas geográficas específicas utilizando estadísticas subnacionalespara el período 1993-1995 e información sobre el clima, los suelos y la altura. Las tendencias en los rendimientos cerealerosse basan en datos subnacionales para el período 1993-1995 para el arroz, el trigo, el maíz y el sorgo. El mapa de áreascríticas y áreas positivas potenciales combina los mapas de balances de nutrientes y de tendencias en los rendimientoscerealeros.

DecrecenEstablesAumentanNo hay datos

< -100-100 - -25-25 - 0= 0No aplica

Pérdida o aumento denutrientes (kilogramosde nitrógeno, fosfato ypotasio por hectárea)

Áreas positivas potencialesAlgunas tendencias negativasÁreas críticas potencialesNo aplica

Fuente: Wood y otros, 2000.

Pérdida de nutrientes en suelosPérdida de nutrientes en suelos

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América Latina y el Caribe

Perú (0,3 millones), y en forma puntual a regiones ári-das del nordeste brasileño, el norte y el centro de Chiley algunas áreas de América Central (UNESCO y otros,1978; FAO, 2000).

La degradación de los suelos ha aumentado la po-breza en la región, la cual a su vez ha sido la causa deun mayor deterioro ambiental, en particular de los sue-los; fenómeno cíclico que se ha observado especial-mente en actividades silvícolas y agrícolas (tantoperiféricas como marginales). Las pérdidas económicasderivadas de este ciclo pueden ser altas; por ejemplo,las pérdidas por erosión del suelo en distintas regionesde México varían de un 3 hasta un 13 por ciento delproducto interno bruto en agricultura (WRI, 2000).

Contaminación por agroquímicosLa contaminación química de los suelos es otro pro-

blema ambiental con una importancia creciente enAmérica Latina y el Caribe, dada la intensificación dela agricultura y el uso de plaguicidas en los últimos 30años. La tecnología agrícola ha aumentado la produc-

ción en toda la región, pero los costos ambientales sonmuy altos. En particular, la pérdida y el agotamiento denutrientes en la región pueden ser causa importante delincremento en el consumo de fertilizantes, el cual cre-ció de 2,9 a 13,2 millones de toneladas entre 1970 y2000 (FAO, 2002c).

El impacto de la contaminación agroquímica en elsuelo y el agua —y, por ende, en la salud humana—, esuna preocupación primordial. Uno de los principalesimpactos del uso de agroquímicos es la crecientenitrificación del suelo y los problemas derivados de laeutrofización (en aguas superficiales) y de brotes demareas rojas (en las zonas costeras). También existe,como se señaló antes, un efecto relacionado con laemisión de gases nitrogenados de efecto invernadero.

La contaminación del suelo por agroquímicos noocurre solamente por un uso excesivo o inadecuado deestos productos, sino también cuando se hace un usoque sigue las recomendaciones técnicas de los fabri-cantes. El impacto ambiental de los agroquímicos esparticularmente notable en el caso de los fertilizantes:existe un proceso de nitrificación masiva de suelos yaguas a escala planetaria (PNUMA, 2000; IFA, 2001).

A nivel mundial América Latina es un con-sumidor de abonos importante: representael 9 por ciento del consumo total, con unatasa de crecimiento anual de un 4 porciento. Aunque el consumo regional deabonos sigue un comportamiento cíclico,el consumo total en 2000 fue más de cuatroveces superior al de 1970. Brasil, el paísmás grande de la región, tiene alrededor deun 50 por ciento del consumo regional,México un 15 por ciento y Argentina un 8por ciento.

El consumo brasileño aumentó en un 48por ciento entre 1991 y 1994, cuando hu-bo términos de intercambio más favorablesentre abonos y productos agrícolas. En 1995 los problemas crediticios causaron una reducción de un 9 por cientoen el consumo, aunque luego mejoró la situación económica de los productores brasileños y el consumo total denutrientes aumentó de nuevo, esta vez en un 35 por ciento. El ciclo continuó: en 1999 el consumo disminuyó en un7 por ciento, debido a problemas económicos y a los bajos precios de los productos agrícolas, reduciéndosetambién las importaciones de abono en un 6 por ciento ese año. Entre 1995 y 1998 hubo un gran aumento en laproducción de frijol de soya, subiendo el consumo de nitrógeno en 0,3 millones de toneladas, mientras que elfosfato y las sales de potasio en conjunto aumentaron en 1,2 millones de toneladas.

Por su parte la economía de México está fuertemente asociada con la de los Estados Unidos, país que recibe cercadel 80 por ciento de sus exportaciones, y se ve afectada por los ciclos económicos de su vecino. En 1999 el norte deMéxico sufrió una sequía, lo cual afectó el consumo de abonos en lo concerniente a trigo y maíz. Finalmente, laescasez de urea se vio compensada ese año por mayores importaciones de amoniaco.

Consumo de fertilizantes en América LatinaConsumo de fertilizantes en América Latina

Fuente: IFA, 2001, 2002a, 2002b.

12

10

8

6

4

2

0

Consumo de fertilizantes en América Latina(millones de toneladas de nutrientes)

N P 02 5 K 02(Nitrógeno) (Fosfato) (Potasio)

70/71 80/81 90/91 2000/01

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47Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

La contaminación masiva se ha constatado también enel caso de la esterilización de tierras bananeras por cobrede nematicidas, en países mesoamericanos como Cos-ta Rica, afectando además a seres humanos y arrecifesde coral (van Arsdale, 1991).

El consumo total de fertilizantes y la importaciónde agroquímicos se triplicaron en Chile entre los añosochenta y los noventa. El consumo aumentó de 132.736en 1980 al 446.400 toneladas en 1998, mientras la im-portación crecía de 5.577 en 1984 a 15.350 toneladasen 1997 (OdD-UCR y PNUMA, 2001; UCH y otros,2000). En Perú, en 1998 el uso de fertilizantes llegó a520.411 toneladas, con un aumento de un 19 por cien-to en relación con el año anterior. Sin embargo, en 1999disminuyó en un 2 por ciento, con una contracción aúnmayor estimada para el año 2000 (CONAM y PNUMA,2001).

DesertificaciónLa Organización de las Naciones Unidas define la

desertificación como la degradación de tierras en laszonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, origina-da en factores como las actividades humanas y las va-riaciones climáticas. Estos ecosistemas abarcan más deun tercio de la superficie terrestre y son altamente sen-sibles al uso inadecuado del suelo, especialmente a lasobreexplotación. La tierra puede perder productividadpor riego inadecuado, deforestación, pastoreo excesi-vo, pobreza e inestabilidad política. El resultado puedeser una crisis alimentaria e incluso la hambruna, por loque la desertificación es considerada un problema mun-dial. Algunas crisis se originan en terrenos que sufrendegradación y sequía, y la situación empeora cuando

la población no tiene acceso al alimento o éste se dis-tribuye inadecuadamente.

Hay tierras desérticas o áridas en la cuarta parte delterritorio de América Latina y el Caribe (unos 5,3 millo-nes de kilómetros cuadrados). La escasez de agua y laerosión afectan cada vez más a una cantidad importan-te de islas en el oriente del Caribe, a lo que se sumanzonas áridas en Antillas Neerlandesas, Cuba, Haití, Ja-maica, Puerto Rico y República Dominicana. EnMesoamérica sobresale México, país predominantemen-te árido o semiárido (especialmente en el norte). EnSudamérica hay numerosos países afectados. Extensasregiones semiáridas están cubiertas por sabanas tropi-cales en el noreste brasileño, y en la costa pacífica losdesiertos se extienden desde el sur de Ecuador, por lacosta peruana y el norte de Chile. Una franja de aridezocupa desde la Patagonia en el sur argentino hasta elnorte del Chaco en Paraguay. Por su parte, los secosaltiplanos andinos ocupan áreas importantes entre los3.000 y los 4.500 metros de altitud en Argentina, Boli-via, Chile y Perú (PNUMA y ROLAC, 2002; UNCCD,2002a).

Factores como el sobrepastoreo, las malas técnicasde riego, la deforestación y el abuso de la cubierta ve-getal para fines domésticos, son una amenaza para un70 por ciento de los suelos secos que ya son altamentevulnerables y están desertificados en grado significati-vo (FAO, 1998b). En América Latina y el Caribe hay313 millones de hectáreas afectadas por ladesertificación (250 millones en Sudamérica y 63 mi-llones en Mesoamérica), provocando pérdidas anualespor unos US$ 2.000 millones. Si bien se ha estimadoen US$ 13.000 millones el costo de restaurar las tierrasdegradadas en la región, se trata de una inversión que

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

se recuperaría en solo siete años (PNUMA y ROLAC,2002).

Respuestas de políticaEn los últimos diez años, y como resultado de la

Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente yDesarrollo (Río de Janeiro, 1992), el enfoque tradicio-nal de las políticas agrícolas, que se centraba exclusi-vamente sobre aspectos de producción y productivi-dad del suelo, se ha ampliado hasta incluir la aspira-ción a una planificación integrada y participativa parael manejo sostenible de los recursos de la tierra (FAO yUNEP, 1997; FAO y PNUMA, 2000). Ya en la Agenda21, emanada de la conferencia de Río, se propuso laintegración de temas biofísicos, sociales y económicos,la participación activa de las comunidades locales y elfortalecimiento de las instituciones con el fin de satisfa-cer los objetivos del desarrollo sostenible. Entre los ele-mentos sustanciales del nuevo enfoque integrado, seencuentran las consideraciones sobre la importancia dela seguridad alimentaria y la capacidad de los agroeco-sistemas para brindar, a largo plazo, alimento, forraje yfibra, entre otros bienes y servicios ambientales.

Como se indica arriba, el uso excesivo deagroquímicos y fertilizantes en América Latina y el Ca-ribe ha estado asociado con un significativo deterioroambiental, entre cuyos impactos se encuentra una cre-ciente inmunidad de las plagas comunes y la apariciónde nuevas plagas, así como diversos efectos negativosen la salud humana. Todo ello motivó a las organiza-ciones internacionales y los gobiernos a implementarproyectos de control integrado de plagas en una cre-ciente variedad de cultivos (Hall y Menn, 1999). Estasiniciativas influyeron en las políticas específicas parapromover la adopción de sistemas integrales (FAO,1998a).

También se han desarrollado importantes experien-cias de agricultura conservacionista en muchos paísesde la región, orientadas a aumentos en la productivi-dad que reduzcan al mismo tiempo la erosión y revier-tan el deterioro de la fertilidad de los suelos, mejoran-do así los medios de vida rurales y restaurando el am-biente (FAO, 2001b). Algunas de las experiencias másnotables con este enfoque son la reducción o elimina-ción de la agricultura de roza y quema en algunos si-tios de Honduras, el desarrollo de prácticas de labran-za mínima en pequeños predios brasileños, la libera-ción de áreas para cultivo mediante la intensificaciónde la ganadería en Costa Rica, la adopción masiva deprácticas de “cero labranza” en El Salvador y la agri-cultura orgánica en Cuba (FAO, 2001b; CIGEA, 2001).Estas experiencias demuestran que el desarrollo de sis-temas intensivos de producción en el trópico es técni-camente factible y económicamente rentable, mejoran-do el uso del suelo, la agrobiodiversidad y la fijaciónde carbono.

Los problemas de la degradación de los suelos tam-bién han estado presentes en el debate mundial y re-gional durante varias décadas. La principal declaraciónde políticas en este campo es la Convención de lasNaciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación(UNCCD, por sus siglas en inglés), surgida en 1994como resultado de la cumbre de Río en 1992. Los 33países de América Latina y el Caribe son partes de laconvención, y los países con derecho a ello han recibi-do apoyo financiero para preparar sus planes e infor-mes nacionales (UNCCD, 2002a; 2002b).

En la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sosteni-ble, realizada en Johannesburgo (Sudáfrica) en 2002,los países participantes reafirmaron el compromiso paraimplementar la UNCCD mediante los planes naciona-les de acción, movilizando los recursos necesarios ybuscando acciones concertadas con otros acuerdosmultilaterales convergentes, como la Convención Mar-co sobre Cambio Climático y la Convención sobre laDiversidad Biológica (ONU, 2002). Sin embargo, enlos 28 informes nacionales presentados ese año al Co-mité para el Examen de la Aplicación de la Conven-ción, la mayoría de países de la región han menciona-do limitaciones que enfrentan al aplicar la convención.Entre ellas se señala un sesgo en la agenda de políticasque privilegia lo económico pero evidencia descono-cimiento sobre las implicaciones económicas de ladesertificación. También se reconocen problemas comola poca eficacia de los funcionarios nacionales de en-

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49Perspectivas del medio ambiente

Cap.

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lace —originada en que son cambiados con frecuen-cia— y la falta de mecanismos eficaces para financiarpolíticas en este campo (UNCCD, 2002b).

Se han organizado campañas de sensibilización delpúblico sobre el problema. Los informes nacionalesenfatizan la importancia de la participación pública enlos esfuerzos contra la desertificación, y cerca de untercio de los informes señalan la contribución vital dela Red Internacional de ONGs (organizaciones no gu-bernamentales) contra la Desertificación y la Sequía(RIOD), en la aplicación de esta convención (UNCCD,2002b).

En 2002, seis países de la región (Argentina, Boli-via, Chile, Cuba, México y Perú) aprobaron programasde acción nacional; otros 13 países están en proceso

de formulación o aprobación de programas similares(UNCCD, 2002b). Tales acciones han impulsado el es-tablecimiento de estos programas en varios países, comoPerú y Argentina, así como la creación de sistemas demonitoreo que ya están en uso (PNUMA-ORPALC,1999; Universidad de Buenos Aires, 2001).

La tercera ronda de financiamiento del Fondo parael Medio Ambiente Mundial (FMAM, también conoci-do como GEF por sus siglas en inglés) prevé un mayorénfasis en actividades dirigidas a lograr mayor coordi-nación entre las convenciones. Particularmente a nivelnacional, existe la urgente necesidad de administrarrecursos con mayor eficiencia y combinar esfuerzos decombate a la desertificación, conservación de labiodiversidad y protección de humedales.

Hacia la armonización de políticas públicas regionales en el campoHacia la armonización de políticas públicas regionales en el campode la lucha contra la desertificaciónde la lucha contra la desertificación

En el marco de la Convención de Lucha Contra la Desertificación, y con ayuda del Mecanismo Mundial creado parala canalización de recursos técnicos y financieros para la convención, el Programa de las Naciones para el MedioAmbiente, Oficina Regional para América Latina y el Caribe, está ejecutando un proyecto relativo a la armonizaciónde políticas públicas regionales (PAPP).

El PAPP fue aprobado por los países en las IV y V Reuniones Regionales de la Convención llevada a cabo en en 1998y 1999 tiene como finalidad contribuir a la lucha contra la desertificación mediante la adopción de estrategiasadecuadas de gestión de los recursos naturales, tomando como base la evaluación preliminar de políticas públicas ydegradación de los recursos naturales realizada por el gobierno mexicano en 1998.

Para contribuir al mejoramiento del medio ambiente y al implemento de una alerta temprana de los problemasambientales, el proyecto incluye la realización de seis experiencias piloto en otros tantos países de la región, asícomo la realización de talleres de metodología y sistematización, además de la formulación de un estudio sobre elmarco internacional para las reformas a las políticas de desarrollo rural y una base de datos sobre instrumentos depolítica, ambos insumos para orientar el trabajo de armonización en los países.

A la fecha, el gobierno mexicano ha elaborado un diseño para la integración del Sistema Nacional de Lucha contra laDesertificación (SNLD) y se integraron los resultados del trabajo de armonización en el proceso de legislación sobrela Ley de Desarrollo Rural Sustentable. Se incluyó en esta ley la figura de “contratos de aprovechamiento de tierras”,que proporciona un instrumento adecuado para coordinar en forma armónica tres elementos de política en estecampo: la aplicación de los programas con recursos públicos para apoyo a la producción, el concepto dedesertificación como proceso global de degradación de tierras y el propio SNLD, que constituye un órgano nacionalcoordinador. De la misma manera, se encuentra en debate en el Congreso un proyecto de ley para la conservación delas tierras.

Como apoyo complementario a estos ejercicios nacionales, el PAPP ha formulado, en coordinación con laUniversidad Autónoma Chapingo, el desarrollo de una base de datos sobre Instrumentos de política rural. La base dedatos proporciona información sistematizada sobre experiencias en varios países del mundo, a partir de unainvestigación realizada a escala mundial sobre los programas e instrumentos de políticas públicas tendientes almejoramiento y conservación de las tierras. Con ello se busca aprender de experiencias ya anteriormente formuladasy ejecutadas, y hacer más eficaz el trabajo de reforma en los países.

Por otro lado, se realizó un estudio internacional sobre las tendencias y márgenes existentes para la armonización depolíticas de desarrollo rural en la lucha contra la desertificación. El estudio muestra un panorama del estado de ladesertificación en la región, una descripción de los instrumentos en uso y una definición del perfil de los principalesorganismos internacionales que definen el marco internacional de política en este campo.

Fuentes: PNUMA,-ORPALC, 2003a, 2003b

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Hay un programa regional para la aplicación de laconvención, con nueve proyectos prioritarios, y seisprogramas de acción subregionales: el Gran ChacoAmericano, la Puna Americana, Mesoamérica, La Es-pañola, el programa de las islas del Caribe oriental so-bre biodiversidad y degradación de tierras y el progra-ma bilateral Chile-Argentina sobre perspectivas de gé-nero (UNCCD, 2002b). También se está ejecutando unproyecto para la armonización de políticas públicasregionales en el campo de la lucha contra ladesertificación, tomando como punto de partida la ex-periencia del gobierno mexicano (PNUMA-ORPALC,2003a).

El programa de acción subregional del Gran Chaco—que involucra a Argentina, Bolivia y Paraguay—, pesea no haber recibido todos los fondos necesarios parasus actividades, ha logrado metas importantes desde suforo inicial en mayo de 2000, incluyendo la organiza-ción de una reunión de ONGs sobre desertificación ypobreza rural (Argentina, junio de 2001) y la Declara-ción de Cooperación para el Desarrollo Sostenible delGran Chaco Americano (Argentina, setiembre de 2001),la cual establece sus objetivos prioritarios. En el planoinstitucional, se han establecido unidades de monitoreoen los países participantes; en el plano local, se hanejecutado varios microproyectos autogestionados porcomunidades indígenas y agrícolas (UNCCD, 2002b).

Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú participanen el Programa Subregional de Acción para el Desarro-llo Sostenible en la Puna Americana. En su reunión decoordinación en mayo de 2001 en Bolivia, avanzaronen la definición de los principios y conceptos del pro-grama, las prioridades y estrategias, la propuesta de unmarco institucional, y un programa de actividades. Elprograma se centra en el problema del régimen de te-nencia de la tierra, el pobre ordenamiento territorial yla eliminación de incentivos a la expansión de la fron-tera agrícola. Para ello se promueve la participaciónconcreta de las poblaciones indígenas y las asociacio-nes comunitarias en la planificación e implementacióndel programa (incluyendo al Parlamento Aymará paralas comunidades indígenas, establecido en 1996 paraproteger los recursos hídricos de las cuencashidrográficas y los ecosistemas afectados por activida-des no sostenibles en los Andes). En enero de 2002 seoficializó una declaración sobre el desarrollo sosteni-ble de la Puna Americana que hace referencia específi-ca a la UNCCD, marcando una etapa importante paraese programa subregional. El marco institucional delprograma se ha visto reforzado por la creación de unasecretaría y un comité técnico operacional, integradoeste último por funcionarios de enlace nacionales y re-presentantes de comunidades indígenas (UNCCD,2002b).

El programa de acción regional, por otro lado, hatenido avances importantes en el desarrollo deparámetros e indicadores para el monitoreo de ladesertificación, la creación de una red de informaciónpara la lucha contra la desertificación, y la aplicaciónde la gestión integrada de cuencas hidrográficas(UNCCD, 2002b).

En los planos regional y mundial, se han desarrolla-do acciones para fortalecer la colaboración y el inter-cambio de información relevante en la lucha contra ladesertificación, incluyendo el Tercer Foro de Alto Ni-vel para la Cooperación entre África, América Latina yel Caribe, realizado en Venezuela en 2002 (UNCCD,2002b). Además, se está impulsando el proceso de con-vergencia y coordinación entre los acuerdosmultilaterales globales relacionados con ladesertificación. Con el fin de unificar la recolección ydifusión de información sobre temas ambientales a es-cala mundial, bajo la coordinación del PNUMA, se fir-maron cartas de entendimiento entre las secretarías deconvenios globales como la UNCCD, la Convenciónsobre Diversidad Biológica, la Convención Marco delas Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la Con-vención sobre Humedales de Importancia Internacio-nal, Especialmente como Hábitat de Aves Marinas (Con-vención Ramsar) y la Convención sobre el ComercioInternacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flo-ra Silvestres (CITES, por su siglas en inglés).

Entre las acciones prioritarias orientadas a detenerla degradación de los suelos en América Latina y elCaribe, se debería priorizar aquellos países densamen-te poblados con índices acelerados de pérdida de ren-dimientos y deterioro de la fertilidad. Estas respuestasse pueden apoyar en políticas que permitan la partici-pación de organizaciones de productores, creando con-diciones institucionales e incentivos para incrementarlas capacidades de conservación de suelos. Muchasiniciativas locales en materia de conservación de sue-los, reducción o diversificación de insumos, cultivosde cobertura y sistemas agroforestales, han permitidodetener y hasta revertir la degradación de suelos en mu-chas regiones de América Latina. El auge de la agricul-tura orgánica en algunos países, con énfasis en el man-tenimiento de la fertilidad natural del suelo, es un signoalentador. Estas experiencias aisladas deberían ser in-corporadas en las agendas nacionales y regionales depolíticas agrícolas.

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53Perspectivas del medio ambiente

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Bosques

En el año 2000 la región tenía el 25 por ciento delas áreas boscosas del mundo (unos 964 millonesde hectáreas), en tan solo una sétima parte del te-

rritorio (FAO, 2001a). La proporción de áreas boscosasen la región es mucho mayor que el promedio mun-dial: un 47 por ciento del territorio regional está cubier-to de bosques, mientras que en el mundo la proporciónes del 30 por ciento (FAO, 2001a).

Un 92 por ciento del bosque regional se encuentraen Sudamérica, principalmente en Brasil y Perú, queestán entre los diez países del mundo que concentrandos terceras partes de los bosques mundiales (FAO,2001a). Poco más de uno por ciento del área bajo bos-ques en América Latina y el Caribe corresponde a plan-taciones, casi la mitad en Brasil (FAO, 2001a, 2001e).

La biomasa leñosa de América Latina y el Caribe esla más alta del mundo, superando en 17 por ciento elpromedio mundial de 109 toneladas por hectárea (FAO,2001a). El 43 por ciento del total mundial se encuentraen Sudamérica, fundamentalmente en Brasil, donde está27 por ciento de ese total. Ello subraya la importanciade la región —y de Brasil, en particular— en la capturao emisión de carbono atmosférico por cambio de usodel suelo, elemento clave en la regulación del procesoplanetario de cambio climático.

Es imposible realizar un análisis detallado de la co-bertura forestal mundial o regional entre 1970 y 2000,no solo por falta de información en muchos países sinoporque hubo cambios metodológicos en las estadísti-

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Brasil Canadá EstadosUnidos

China Australia RepúblicaDemocráticadel Congo

Indonesia Angola Perú Otros

Países con el mayor porcentaje de bosques en el mundo, 2000Países con el mayor porcentaje de bosques en el mundo, 2000

Fuente: FAO, 2001a.

Fuente: FAO, 2001e.

Extensión de los bosques: AméricaExtensión de los bosques: AméricaLatina y el CaribeLatina y el Caribe

AméricaLatina y el Caribees la región delmundo con mayorproporción debosques, pero perdiócasi 47 millones dehectáreas en elperíodo 1990-2000 (lasegunda pérdida despuésde África).

Nota: el verde oscurorepresenta el bosque cerrado(áreas con más de un 40 porciento de árboles mayores de 5metros), el verde intermediorepresenta bosques abiertos (concobertura de entre 10 y 40 porciento) o fragmentados, y elverde claro representa otrastierras boscosas, con arbustos omatorrales.

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

cas internacionales. Sin embargo, las nuevas estima-ciones de FAO para el período 1990-2000 indican queen América Latina y el Caribe se ha perdido la mitad delos bosques desaparecidos en el mundo durante esa dé-cada (FAO, 2001a). Según estas estimaciones, la con-tribución regional en la cobertura boscosa mundial dis-minuyó del 25,5 a 24,9 por ciento en ese mismo perío-do.

La pérdida mundial de bosque natural ha continua-do en aproximadamente los mismos niveles durante losúltimos 20 años (FAO, 2001a, 2001c). En el caso delbosque tropical, la pérdida se sigue dando a un ritmo“alarmantemente alto”, cercano al 1 por ciento al año.Para el caso específico de los bosques tropicales sud-americanos, a pesar de que se informa de una reduc-ción entre las tasas de deforestación de las décadas de1980 y 1990, un muestreo realizado con imágenessatelitales no encontró diferencias estadísticamente sig-nificativas entre ambos períodos (FAO, 2001c).

El destino de los bosques naturales es crítico para laregión, como consecuencia de su papel socioe-

conómico vital en la mayor parte de los países latinoa-mericanos y caribeños. En efecto, estos ecosistemassuministran insumos tanto para el consumo domésticoe industrial de madera y leña, como para la exporta-ción y generación de divisas extranjeras. Constituyenun hábitat para un gran número de comunidades hu-manas, cuya población ha coexistido con ecosistemasboscosos por generaciones. Proporcionan bienes tradi-cionales —como alimento, medicinas y otros produc-tos forestales no madereros, en muchas poblacionesrurales (Bryant y otros, 1997)—, así como bienes y ser-vicios ambientales (captura de carbono, contención dedesastres naturales, recarga de depósitos acuíferos, de-tención de la erosión y pérdida de suelo).

Tendencias y causas de ladeforestación

Después del continente africano, que perdió 5,3millones de hectáreas de bosque al año durante la dé-cada de 1990, América Latina y el Caribe sufrió la ma-

Evaluación de recursos forestales mundiales: definiciones, métodos y fuentesEvaluación de recursos forestales mundiales: definiciones, métodos y fuentes

La última evaluación de los recursos forestales mundiales de la FAO la ERF 2000 establece una nueva estadísticade referencia para el año 2000 y para el análisis de las tendencias a partir de 1990 (FAO, 2001a). En su nuevaestimación, la FAO incluye (como en la evaluación anterior, realizada para 1990) los bosques naturales y lasplantaciones forestales, pero ahora aplica por primera vez una definición uniforme y más amplia del concepto debosque para todos los países, tanto al año 2000 como a 1990, corrigiendo así su evaluación anterior. En la ERF 1990,la FAO aplicaba el concepto de bosque a árboles de por lo menos 7 metros de altura en superficies superiores a 100hectáreas, con cobertura de copa del 10 por ciento para los países en desarrollo, y del 20 por ciento para los paísesindustrializados. Ahora, la definición abarca todo territorio arbolado con árboles de por lo menos 5 metros de altura yuna cubierta de copa de más del 10 por ciento en una superficie superior a 0,5 hectáreas.

Por lo tanto, si bien la cobertura mundial estimada para 1990 es 15 por ciento mayor en el nuevo estudio, en buenamedida ello se debe al uso de una definición más amplia de bosque para todos los países (FAO, 2001c). El aumentotambién se explica por la utilización de nuevos inventarios forestales, posteriores a 1990 (como en el caso deMozambique), o por la reclasificación como bosque de áreas antes clasificadas como “otras tierras arboladas” (enKenia, por ejemplo).

Para los países en desarrollo, la ERF 1990 estimaba las tendencias de la cobertura forestal en el período 1980-1990proyectando la escasa información nacional existente con base en un modelo matemático basado en factoresdemográficos (FAO, 2001c). Para la ERF 2000, la utilización del modelo se abandonó, reconociendo la bajacorrelación entre estos factores y el cambio en la cobertura. En cambio, se aplicó un método de extrapolación paralos años de interés (1990, 2000) basado en una mayor disponibilidad de datos que en la evaluación anterior,corregida a su vez con criterio de expertos y los resultados de un muestreo de información satelital para los bosquestropicales.

El ejercicio enfrentó de todas formas muchas limitaciones, entre ellas el hecho de que más de la mitad de lospaíses en desarrollo sólo tenía un inventario forestal, y más de la cuarta parte no tenía ninguno (FAO, 2001a). EnAmérica Latina y el Caribe, de 45 países, 19 (cuatro de ellos en el Caribe) tenían inventarios periódicos comparablespor país, pero 14 países no tenían inventario (el 31 por ciento, 13 en el Caribe) y cuatro sólo un inventario parcial.Además, los inventarios son muy disímiles en cuanto a su año de referencia; las estadísticas más recientes para Brasil,por ejemplo, cuya cobertura forestal es la más importante de la región, son para el año 1989 (FAO, 2001e). Losinventarios también pueden diferir de las estadísticas de FAO, como en el caso de México, cuyo Inventario NacionalForestal 1993-2000 presenta tasas anuales de deforestación superiores a las 800.000 hectáreas, cuando la FAOindica 631.000 en el período 1990-2000 (Morán y Galleti, 2002).

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yor disminución. Entre 1990 y 2000, la región perdió4,6 por ciento de su cobertura boscosa: un total de 46,7millones de hectáreas, con una tasa promedio anual dedeforestación de 0,5 por ciento, más del doble del pro-medio mundial (FAO, 2001a).

Según la FAO, un 88 por ciento de las áreas boscosasde la región se encuentran —en orden descendiente—en siete países: Brasil, Perú, México, Bolivia, Colom-bia, Venezuela y Argentina, correspondiendo a Brasilel 56 por ciento del bosque regional: 544 millones dehectáreas (FAO, 2001a). Casi la mitad de la pérdida to-tal de cobertura entre 1990 y 2000 se dio en Brasil (23millones de hectáreas, que constituyen el 4,2 por cien-to del bosque en ese país), seguido lejanamente porMéxico (6,3 millones de hectáreas) y Argentina (2 mi-llones de hectáreas). Ello no obstante, las tasas dedeforestación anuales fueron más del doble en estosdos últimos países (1,1 y 0,8 por ciento, respectivamen-te, frente a 0,4 en Brasil). Sólo tres países muestran au-mentos de su cobertura boscosa durante el período, perode un orden mucho menor a las pérdidas sufridas enlos países con más bosque: Uruguay (501 mil hectá-reas), Cuba (277 mil hectáreas) y Guadalupe (15 milhectáreas) (FAO, 2000).

Las tasas anuales de cambio en la cobertura boscosavarían mucho de una subregión a otra en el período1990-2000. Los países del Caribe muestran la menortasa promedio anual de cambio en su cobertura boscosa(-0,2 por ciento), seguidos por los países sudamerica-nos (-0,4 por ciento) y los mesoamericanos (-1,2 porciento) (FAO, 2000).

La variabilidad es grande también dentro de cadasubregión. En el Caribe, por ejemplo, Santa Lucia y Haitímanifiestan altas tasas de deforestación (4,9 y 4,6 porciento anual, respectivamente), al contrario de Cuba yGuadalupe. En Mesoamérica, las tasas de deforestaciónvan desde un 4,6 por ciento anual en El Salvador hasta

un 0,8 en Costa Rica. Nicaragua, Belice, Guatemala yPanamá acompañan a El Salvador con tasas superioresal promedio subregional; sólo Costa Rica, Honduras yMéxico están debajo del promedio. En Sudamérica,Ecuador y Argentina superan en forma notable la tasapromedio anual de deforestación subregional (1,2 y 0,8por ciento, respectivamente), y los demás mantienenritmos similares al promedio subregional. Cabe señalarque en Sudamérica se encuentra el 40 por ciento delárea mundial deforestada entre 1990 y 2000 (FAO,2001a).

PresionesLa presión principal que afecta al bosque natural en

la región es la conversión de tierras forestales a otrosusos, por expansión de tierras agrícolas, ganaderas yurbanas, así como por construcción de caminos y otrainfraestructura (redes eléctricas, represas), o por explo-taciones mineras. Otras presiones importantes son laextracción maderera, los incendios forestales y los fe-nómenos climáticos (Bryant y otros, 1997). También tie-nen efecto negativo fenómenos biológicos como la pro-liferación de plagas que a menudo reflejan alteracio-nes ecológicas de origen humano, particularmente acausa del monocultivo de especies forestales exóticas(Monge-Nájera, 1997).

A diferencia de otras regiones, la expansión de lasredes de transportes, la ganadería extensiva y la agri-cultura mecanizada (sobre todo de soya) explican másla pérdida de cobertura boscosa que la extracciónmaderera, concentrada en relativamente pocos países(Kaimowitz, 1996; Kaimowitz, 1997). Sin embargo, laapertura de caminos de penetración y el aprovecha-miento maderero asociado con ella juegan un papelimportante en el avance de la frontera agrícola, así comoen la degradación del bosque por pérdida de biodi-versidad.

Un análisis de la generación regional de energía a partir de madera y derivados revela que ha aumentadoconstantemente en los últimos treinta años, particularmente en Mesoamérica y Brasil, donde el consumo es másimportante, y representa un 48,0 por ciento del total.

En Mesoamérica, cuyo consumo de leña representa el 17,5 por ciento en la región, los principales paísesconsumidores son México (8,7 por ciento del total regional), Guatemala (3,4 por ciento) y Honduras (2,0 por ciento).

Dos terceras partes del potencial maderable de México se encuentra en los bosques templados. Dentro de éstos, lospinos representan la mitad del volumen maderable producido en México. De este volumen total, un 80 por ciento dela madera cortada y procesada es empleada para fines energéticos en forma de producción de leña y carbón vegetal.

En Centroamérica, mucha de la leña proviene de terrenos agrícolas, cercas vivas y bosques secundarios Un estudioreciente revela que el 92 por ciento de la madera cortada en Centroamérica es utilizada como leña, tanto paraconsumo doméstico como industrial, aunque con fuertes contrastes entre los países de la subregión. Por ejemplo, enHonduras, el uso doméstico de leña alcanza 1,5 metros cúbicos por habitante al año, 0,34 metros cúbicos en Belice.

Utilización de la leña como fuente de energía en MesoaméricaUtilización de la leña como fuente de energía en Mesoamérica

Fuentes: FAO, 2002a,b.UNOFOC y otros, 2000;

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

La extracción maderera regional, al igual que en elresto del mundo en desarrollo, está en función del con-sumo de leña para combustible y, en grado menor, dela producción industrial y el aserrío. La producción re-gional de madera en rollo (se incluyen todas las formasde rodillos industriales y leña) alcanzó en 2000 la cifrade 432,7 millones de metros cúbicos, casi el doble dela producción en 1970 (FAO, 2002a). Un 61,6 por cientode esta producción en 2000 se destinó a la generaciónde energía (leña y carbón), la mitad de ella en Brasil ycasi una tercera parte en Mesoamérica (particularmen-te en México y Guatemala).

La producción industrial, por su parte, está en fun-ción de un mercado regional centrado en unas pocasespecies, lo cual genera fuertes presiones sobre ellas.En particular, el aprovechamiento maderero selectivoen áreas remotas está amenazando importantes espe-cies nativas como el cedro (Cedrela odorata) y la caoba(Swietenia macrophylla) (UNOFOC y otros, 2000).

Las presiones económicas, así como algunos subsi-dios o incentivos mal dirigidos, han sido causa impor-tante de la conversión de suelos forestales a tierras agrí-colas y ganaderas. En algunos países esto ha empeora-do como consecuencia de políticas para aumentar laexportación y generar divisas extranjeras, con el fin depagar importaciones y amortizar la deuda externa(Contreras-Hermosilla, 2000).

La tenencia, las formas de propiedad y los arreglosinstitucionales que gobiernan el manejo de los bosquestambién constituyen un factor primordial en su degra-dación o conservación (Ostrom, 1990; Gibson y otros,2000; FAO, 2001a; Geist y Lambin, 2001; Gibson y

Lehoucq, 2002). En muchos casos, la protección de losservicios ambientales del bosque depende estratégica-mente de formas de administración comunitarias o so-cializadas (tales como las que pueden desarrollar cier-tos grupos indígenas, organizaciones comunitarias o elmismo Estado).Los pueblos indígenas son legalmentedueños de parte significativa de los bosques tropicalesdel Amazonas y Mesoamérica, así como de los bos-ques templados en el Cono Sur. En México dominanlos “ejidos” y tierras comunales. En otros casos dondebuena parte de los bosques están en manos del Estado,este entrega una parte a empresarios mediante conce-siones forestales privadas (como en Bolivia, Guyana,Surinam y otros países). Cuando los derechos sobre lastierras no están bien definidos las personas tienden adeforestar y construir en esas áreas para reclamar susderechos sobre ellas.

Una causa fundamental de presión sobre los bos-ques se relaciona con el predominio de una visión decorto plazo, estrechamente financiera, del beneficioeconómico al identificar opciones de desarrollo. Noobstante la importante función social y cultural quecumplen los bosques en la región —en particular paralas comunidades y grupos sociales que dependen enforma directa de ellos para subsistir—, muchas vecesesta dimensión del bosque no es tomada en cuenta enlos planes de desarrollo de infraestructura e inversio-nes productivas. En muchos proyectos de inversión, tan-to del sector público como el privado, el análisis decosto-beneficio convencional (centrado en los rendi-mientos financieros) predomina sobre un análisis másintegral, que incluya lo económico, lo social y lo am-biental al tomar decisiones sobre la permanencia delos bosques o el cambio de uso de la tierra.

En México, el sector agrícola creció más de 4 por ciento al año desde finales de la década de 1940 hasta mediados dela de 1970, debido en gran parte al monto gubernamental que se asignó a apoyar directa e indirectamente esta ramade actividad económica. Aunado a la falta de legislación y vigilancia adecuadas, ello estimuló la extensión de lafrontera agrícola sobre las áreas forestales. Además de las inversiones directas en dicho sector, se subsidiaron losbienes finales, abonos, plaguicidas, combustibles, electricidad, agua y semillas. También se aseguraron los cultivos,se promovieron actividades productivas mediante organizaciones paraestatales y se otorgaron préstamos con escasasprobabilidad de pago. Por el contrario, el acceso del sector forestal al crédito fue restringido y los pocos individuosque podían disponer de él debían descontar sus proyectos a tasas elevadas, ya que el sector se considerabademasiado riesgoso.

Para 1965, la mayoría de las tierras de alta calidad estaba ya en cultivo y la productividad por hectárea se estancó. Apartir de ese momento y hasta 1980, el producto interno bruto agrícola creció sólo un 2,4 por ciento pero las políticasproteccionistas continuaron desde 1970 hasta 1988: subsidios al maíz, precios de garantía, altas tasas impositivas acultivos permanentes (caña, café, cacao) y restricciones al comercio, entre otras medidas.

En épocas recientes, el programa gubernamental PROCAMPO eliminó los subsidios otorgados a través del precio ylos substituyó por transferencias directas al productor y de acuerdo con la superficie sembrada. Aunque no existenestudios sistemáticos que prueben su influencia, hay evidencia anecdótica que apunta a una mayor propensión delos agentes rurales a deforestar con el fin de ampliar las áreas de cultivos y así poder acreditar dichos subsidios pormedio de este programa.

Subsidios al sector agrícola y pecuario en MéxicoSubsidios al sector agrícola y pecuario en México

Fuente: Morán y Galleti, 2002.

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57Perspectivas del medio ambiente

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Incendios forestales y amenazashidrometeorológicas

Los incendios forestales siguen afectando importan-tes extensiones de bosques en la región. En AméricaCentral más de 2,5 millones de hectáreas de bosquesufrieron incendios en El Niño de 1997-1998, junto aun 1 millón de hectáreas de tierras agrícolas tambiénafectadas. En Nicaragua, Guatemala y Honduras se per-dieron 900.000, 650.000 y 575.000 hectáreas, respec-tivamente. Estos países sufrieron el embate del Hura-cán Mitch en 1998, cuando la pérdida de coberturaboscosa acentuó los deslizamientos e inundaciones. EnBolivia, los incendios afectaron 3 millones de hectá-reas. En Brasil, en el estado de Roraima, los incendiosdevastaron más de 5 millones de hectáreas, incluyen-do 1,4 millones de bosques tropicales (Cochrane, 2002).En México se quemaron otras 850.000 hectáreas en eseaño.

En 1999, el satélite NOAA-12 registró alrededor de219.000 incendios y quemas en Sudamérica. Aproxi-madamente el 66 por ciento de ellos estaba en Brasil,un 11 por ciento en Argentina, un 11 por ciento en Bo-livia y un 8 por ciento en Paraguay (PNUMA, 2000).Entre 1999 y 2000, el número total de eventos dismi-nuyó en un 29 por ciento en los países monitoreadosen Sudamérica. Aunque hubo una disminución en Bra-sil, hubo aumentos en Colombia y Venezuela.

En general, la actividad humana favorece los incen-dios forestales, que ocurren como consecuencia de latala, la agricultura y la cacería, pero también como efec-to de incendios previos, fogatas y quemas de basura(Cochrane, 2002). La fragmentación resultante de los

procesos de deforestación y el cambio en la coberturadel suelo interactúan en forma sinérgica para exponermás el bosque a los incendios, aumenta el riesgo deincendios accidentales.

Existe una controversia internacional sobre la necesidad de mantener a los usuarios de la biodiversidad fuera delas áreas protegidas, con el fin de garantizar su conservación. Muchos de quienes adversan esta tesis argumentanque es posible mantener e incluso mejorar la biodiversidad mediante un uso sostenible, impulsando diversosmecanismos como el manejo comunitario para integrar la conservación y el desarrollo.

En el campo de los recursos forestales, América Latina y el Caribe presentan múltiples experiencias de foresteríacomunitaria (dentro y fuera de áreas protegidas) que dan credibilidad a la segunda tesis. La experiencia ancestralde muchas comunidades indígenas tiene un gran valor en este respecto, especialmente en países con grandespoblaciones autóctonas de origen precolombino, como México, Guatemala y Bolivia. La importancia de losindígenas en la administración sostenible del bosque también es fundamental en lugares cuya poblaciónindígena es proporcionalmente menor: Brasil, entre los países amazónicos, y Chile, entre los del cono sur.

En México, por ejemplo, se ha estimado que el 80 por ciento de la superficie forestal está en manos de unasétima parte de la población nacional, en ejidos y otras tierras de comunidades indígenas. Pero incluso paísescon muy poca población aborigen, como Costa Rica, evidencian esta notable función de los grupos indígenascomo “guardianes del bosque”. En este país, el territorio que resulta protegido por pertenecer a comunidadesindígenas agrega un 22 por ciento a las áreas silvestres protegidas, donde se encuentra más del 41 por ciento dela extensión total bajo cobertura boscosa.

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Guardianes del bosque: el manejo forestal comunitario en manos indígenasGuardianes del bosque: el manejo forestal comunitario en manos indígenas

Fuentes: Cabarle y otros, 1997; Fernández-González, 1999; UNOFOC y otros, 2000; FAO, 2001a; Gibson y otros, 2000, 2002;Obando Acuña, 2002.

Imagen de focos de calor en SudaméricaImagen de focos de calor en Sudamérica(2000)

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América Latina y el Caribe

Los incendios forestales han tenido importantes efec-tos sanitarios, económicos y ambientales. El humo pro-voca problemas cardiovasculares y oculares, ademásde enfermedades pulmonares constrictivas yobstructivas, asma, neumonía, bronquitis, laringitis agu-da y bronquiectasia (Cochrane, 2002).

A nivel local, los efectos ambientales incluyen ladegradación del suelo, el aumento en el riesgo de inun-daciones en la temporada de lluvias, y de sequías cuan-do no hay precipitaciones una disminución en la varie-dad de animales y plantas, y una mayor posibilidad deincendios recurrentes. A nivel mundial, estos efectosabarcan la liberación de gases de efecto invernadero,una reducción en las precipitaciones, y la extinción depoblaciones de flora y fauna.

En cuanto al impacto económico de los incendiosforestales, no hay estimaciones que consideren el am-plio espectro de efectos señalado aquí. Sin embargo,para el año 1998, cuando los incendios destruyeronpor lo menos 9,2 millones de hectáreas en toda la re-gión, el daño estimado oscila entre 10.000 y 15.000millones de dólares (Cochrane, 2002).

Impactos inducidos por ladeforestación

Si bien la extracción de fibra de bosques naturales yplantaciones prácticamente se ha duplicado en los últi-mos 30 años en la región —como se señala antes—,esto ha sido a costa de otros bienes y servicios foresta-

les. Para empezar, la cantidad y calidad de los recursoshídricos tiende a deteriorarse por una reducción de lacobertura boscosa, hay un incremento en las tasas deerosión de suelo y la sedimentación de los cauceshídricos. Pero quizá el impacto de mayor envergadurase evidencie en los bienes y servicios derivados de labiodiversidad, afectados por el aumento de especiesamenazadas de extinción, por la conversión y fragmen-tación de hábitats boscosos, la extracción de maderas yla introducción de especies exóticas. A todos estos efec-tos también se suma la reducción en el potencial defijación de carbono, como consecuencia de ladeforestación y el deterioro de los suelos (FAO, 2001a).

Estos efectos —que representan una pérdida perma-nente de la capacidad potencial de los recursos fores-tales para generar beneficios económicos (IDB, UNDP,ACT, 1992)— son más severos en algunos países. Laimportación de productos forestales en el Caribe, porejemplo, representa un 14,2 por ciento de su consumototal. Aunque ha disminuido desde un máximo de 22,8por ciento en 1984, esta proporción es mucho mayorque en Mesoamérica (2,6 por ciento, aunque crecien-do) o Sudamérica (0,3 por ciento, en disminución) (FAO,2002a). El alto componente de consumo importado enel Caribe se concentra en la madera aserrada y los ta-bleros de madera (importados en alrededor de un 80 yun 60 por ciento del consumo total, respectivamente).

En países con grandes extensiones de bosque, comoBrasil, la deforestación ha tenido un menor efecto ge-neral, aunque también pueden resultar importantes losefectos de carácter local. En las últimas dos décadas, laproducción maderera en la Amazonía brasileña ha au-

© R. Burgos

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mentado de un 14a un 85 por ciento de la producciónnacional, y se estima que el 80 por ciento proviene dela producción ilegal (PNUMA, 2000). Por otro lado, losestados del sur importan maderas duras de los estadosdel norte brasileño y de Paraguay, debido a que susbosques restantes están en su mayoría protegidos(Tomaselli, 2001).

Políticas forestalesComo respuesta a los problemas de la deforestación,

la degradación de los bosques y los incendios foresta-les, algunos países han adoptado nuevas leyes y políti-cas forestales que incluyen mejores medidasreguladoras, principios de sostenibilidad, una expan-sión de las áreas protegidas, certificación de los pro-ductos forestales y expansión de las plantaciones fores-tales en áreas no boscosas. Entre estos países se en-cuentran Argentina, Brasil, Costa Rica y Perú (BOLFOR,CIPOR, IUFRO, 1998; Gobierno de Perú, 2000;Tomaselli, 2000).

Leyes dictadas en la década de 1990 contemplaninstrumentos fiscales y económicos, como la certifica-ción, para fomentar el manejo sostenible del bosque

natural y las plantaciones forestales. Entre los países connueva legislación están México (1992, 1997), Bolivia,Costa Rica y Guatemala (1996), y Cuba (1998) (Brañes,2001). En algunos países, la respuesta a la deforestaciónha combinado el desarrollo sobre la base de los recur-sos forestales con la regulación de las actividades fo-restales, reconociendo que los aspectos políticos einstitucionales son a menudo más importantes para losfactores de mercado en determinar los ritmos y efectosde la deforestación (Kaimowitz, 1997). La nueva leyforestal de Bolivia es notable en este respecto, al ponertierras forestales a la disposición de empresas privadasbajo un régimen de concesión, involucrando a las po-blaciones locales e indígenas (Tomaselli, 2000).

Las áreas con manejo forestal representan un 3,8por ciento de la cobertura boscosa total (FAO, 2001e).Se concentran, en orden decreciente, en México (7,1millones de hectáreas), Bolivia (6,9 millones), Guyana(4,2 millones), Brasil (4 millones), Venezuela (3,9 mi-llones) y Paraguay (3 millones). Más de 2 millones dehectáreas han sido certificadas por el Consejo Mundialde Manejo Sostenible de Bosques (Forest StewardshipCouncil, FSC), organismo con sede en Oaxaca, México(FAO, 2001e). El FSC otorga certificaciones a explota-ciones forestales que cumplen estándares en manejo

En Costa Rica el concepto de pago por servicios ambientales (PSA) se sustenta en el principio de que los propietariosde bosques y plantaciones forestales tienen derecho ser compensados por el costo de preservar o restaurar losbeneficios que estos ecosistemas brindan al país y el resto del planeta.

Según la Ley Forestal de 1996, estos servicios incluyen la reducción, absorción, fijación y almacenamiento decarbono para disminuir el efecto de invernadero; la protección del agua para uso urbano, rural o hidroeléctrico; laprotección de ecosistemas para su conservación y uso sostenible (científico, farmacéutico y de mejoramientogenético); la protección de ecosistemas, formas de vida y belleza escénica natural para fines turísticos y científicos.

Costa Rica aplica un programa de pago por servicios ambientales desde 1997 en el 5 por ciento del territorio nacional(más de 260.000 hectáreas y 22.000 pequeños y medianos propietarios); el 85 por ciento del área corresponde abosques privados protegidos, más un 9 por ciento en manejo sostenible del bosque para producción de madera.Mientras que en el período 1979-1995 el 76 por ciento de los incentivos forestales se destinó a la reforestación,durante 1997-2000, estas actividades sólo recibieron el 7 por ciento de los pagos por servicios ambientales.

En el año 2001, el PSA recibió 5.412 millones de colones (unos US$ 16,5 millones) provenientes del impuesto deconsumo sobre los combustibles e hidrocarburos; la Ley de Simplificación y Eficiencia Tributaria de ese año fija unmonto fijo del 3,5 por ciento de la recaudación por este impuesto para el programa. Otros recursos económicosprovienen de la venta de servicios ambientales a escala nacional e internacional, incluyendo experiencias novedosascomo la “tarifa hídrica” municipal de la Empresa de Servicios Públicos de Heredia y los certificados de reducción deemisiones por proyectos de energía renovable en el marco del Protocolo de Kyoto (ver las secciones de y

).

El programa es administrado por el Ministerio de Hacienda, que recauda los recursos, y el Ministerio de Ambiente yEnergía (MINAE), que ejecuta mediante el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) y el Fondo Nacionalde Financiamiento Forestal (FONAFIFO). El FONAFIFO administra los fondos provenientes del Ministerio deHacienda y otras fuentes de financiamiento. El SINAC tramita las solicitudes planteadas por los interesados, apruebalos pagos por medio de las áreas de conservación y determina anualmente las áreas prioritarias donde se aplica elprograma.

Agua dulceAtmósfera

El pago de servicios ambientales en Costa RicaEl pago de servicios ambientales en Costa Rica

Fuente: Obando Acuña, 2002; MINAE y PNUMA, 2002; Proyecto Estado de la Nación, 2002; INBIO, 2002.

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

de recursos, distribución equitativa de beneficios y pro-tección al ambiente. Como revela el caso de Mesoa-mérica durante la década de 1990, ello ha implicadoun auge de empresas asociativas (cooperativas, empre-sas comunitarias) que capitalizan las tradicionesagroforestales para capturar nuevos mercados.

Por otro lado, los bosques protegidos en Sudaméricaocupan casi 123 millones de hectáreas, lo cual repre-senta un 19,5 por ciento del total de los bosques quequedan en el mundo, y un 62,15 por ciento del total delas áreas protegidas (UNEP, 2001). Esta región mantie-ne intactas vastas extensiones de bosques tropicales ytemplados, incluyendo los del norte andino, que se en-cuentran entre las zonas biológicamente más ricas delmundo.

Como se indicó, las plantaciones de árboles abar-can un 1,2 por ciento de la superficie forestal en la re-gión, para un total de 11,7 millones de hectáreas (FAO,2001a, 2001e). Estas plantaciones se concentran enBrasil (5,0 millones de hectáreas) y Chile (2,0 millo-nes), seguidos en orden decreciente por Argentina, Ve-nezuela, Perú, Uruguay, Cuba y México, que juntos tie-nen un total de 3,8 millones de hectáreas. En general,se trata de plantaciones industriales con especies exóti-cas (eucalipto y pino, fundamentalmente). Estas planta-ciones tenderán a aumentar en superficie e importan-cia económica conforme se reduzcan los bosques ex-

plotables comercialmente y con técnicas modernas desilvicultura sostenible, aunque existen todavía impor-tantes debilidades institucionales y del sector privadoque limitan su generalización. Por lo demás, aunquelas plantaciones se están convirtiendo en una alternati-va económica a otros usos del suelo (tales como la agri-cultura) y, de este modo, ayudan a reducir los índicesde deforestación, siempre implican una pérdida de labiodiversidad existente en los bosques naturales(Cavelier y Santos, 1999; FAO, 2001a).

Una serie de experiencias en materia de incentivosy pago por servicios ambientales, y otros esquemas definanciamiento innovadores en la región, han permiti-do demostrar la viabilidad a largo plazo del manejo delrecurso forestal, como recurso renovable por excelen-cia (UNOFOC, CICAFOC, UICN, 2000). Costa Rica, porejemplo, estableció desde 1996 en su Ley Forestal unmecanismo de compensación económica de los servi-cios que brindan los bosques y plantaciones forestales.Ha constituido una fuente de financiamiento adicionalpara varias áreas protegidas, y ha contribuido a laimplementación práctica de muchos de los preceptosdel Mecanismo de Desarrollo Limpio contemplado enel Protocolo de Kyoto (1997) (Proyecto Estado de laNación, 2001; ver el Capítulo 3). Otros países comoChile, El Salvador, Guatemala y Honduras están explo-rando opciones para desarrollar mecanismos similares(Rosa y otros, 1999).

En el tema de los bosques mundiales, la Conferencia de Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo (Río deJaneiro, 1992) culminó con la declaración de un conjunto de principios forestales y un capítulo de la Agenda 21sobre políticas contra la deforestación. De aquí emerge la aspiración a una ordenación sostenible de los bosques aescala mundial.

Después de la conferencia de Río, la discusión internacional sobre políticas forestales se ha desarrollado primero enel marco del Panel Intergubernamental de Bosques (IPF), y luego en el Foro Intergubernamental de Bosques (IFF).Estas negociaciones desembocaron en el año 2000 en la creación del Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques.

El trabajo del IPF-IFF produjo propuestas a ejecutar por el nuevo Foro sobre Bosques. Estas incluyen el desarrollo deplanes nacionales forestales y de uso del suelo; el énfasis en las causas subyacentes de la deforestación; el fomento yprotección del conocimiento tradicional sobre los bosques; la valoración de los bienes y servicios forestales; eldesarrollo de mecanismos institucionales y jurídicos adecuados (entre ellos, la posibilidad de una convencióninternacional sobre los bosques); así como asuntos financieros y de transferencia tecnológica.

Se propuso también elaborar criterios de ordenación forestal sostenible que permitan establecer parámetros másespecíficos para esta aspiración, y se han desarrollado iniciativas regionales y subregionales en todo el mundo. EnAmérica Latina y el Caribe, los países se han adherido principalmente a tres iniciativas denominadas según dondeemergieron (FAO, 2001e): Tarapoto (en Sudamérica), Lepaterique (en América Central) y Montreal (México,Argentina, Venezuela y Uruguay, que coinciden aquí con Canadá y Estados Unidos).

Un eje importante de debate internacional en el marco del Foro sobre Bosques es la armonización de loslineamientos relativos a lo forestal en las tres convenciones emanadas de la conferencia de Río diversidadbiológica, combate contra la desertificación, cambio climático , así como de otros acuerdos multilateralesrelevantes, como la convención sobre el comercio de especies amenazadas (CITES) y la convención Ramsar sobrehumedales.

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El marco internacional de la política sobre bosquesEl marco internacional de la política sobre bosques

Fuente: FAO, 2001a.

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Entre los principales temas emergentes en la discusión sobre los bosques está la preocupación por la pérdida debosques naturales en la región con su biodiversidad y funciones ambientales asociadas y el manejo sostenible delas formaciones naturales.

La mayoría de los países cuentan con incentivos para el manejo de sus bosques nativos: exenciones de impuestosterritoriales (Chile, Ecuador, Uruguay), asistencia técnica (Ecuador), subsidios (Argentina, México, Colombia) o pagopor servicios ambientales (Costa Rica). Además, la mayoría de los países está exigiendo planes de manejo para lasintervenciones, así como limitaciones en el cambio de uso de las tierras con bosques. Algunos países exigen estudiosprevios de impacto ambiental para la aprobación de cualquier proyecto forestal de importancia (Chile, Guyana),mientras que otros ya están aplicando la certificación forestal (México, Belice, Costa Rica, Brasil).

Una iniciativa positiva emprendida por algunos países como Argentina, Chile, Paraguay, Costa Rica y México esel establecimiento de bosques modelo, destinados a demostrar la aplicación del manejo sostenible, considerandoaspectos productivos, ambientales y una amplia participación social, incluyendo grupos comunitarios e indígenas.En Cuba, la creación de fincas forestales integradas ha tenido un éxito notable en la rehabilitación de vegetación de lacuenca del Cauto (CIGEA, 2001; Granma Internacional, 2002).

El manejo sostenible de los bosques, considerando todos los elementos que este involucra, requerirá de un enormeesfuerzo en el campo de la investigación, especialmente en temas relacionados con el funcionamiento de loscomplejos ecosistemas boscosos naturales presentes en la región. Sin embargo, la investigación forestal regional esclaramente deficitaria en este campo, y se concentra en gran parte de los países en materias relacionadas con elestablecimiento, manejo y utilización de plantaciones forestales, por lo general realizadas con especies introducidas.

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Hacia un manejo sostenible de los bosques naturalesHacia un manejo sostenible de los bosques naturales

Fuente: COFLAC, 2001; FAO, 2001a.

Al abordar los problemas de la deforestación, lamayoría de los gobiernos recibe apoyo internacionalen la formulación de políticas ambientales, el fortaleci-miento institucional y el establecimiento de estructurasy mecanismos para mejorar el monitoreo y el control.En general, los programas y proyectos con apoyo inter-nacional están relacionados con preocupaciones mun-diales tales como la conservación de la biodiversidad yel calentamiento global. Los programas y proyectos desilvicultura con apoyo internacional incluyen el Pro-yecto BOLFOR en Bolivia, el PPG 7 (Proyecto Pilotopara la Conservación de los Bosques Tropicales Brasi-leños) en Brasil y el Proyecto Iwokrama en Guyana.Organizaciones internacionales como la FAO y la OIMTestán activas en la región.

Entre los retos de las políticas forestales en la re-gión, se destaca reconocer más ampliamente que losbosques incluyen a los pobladores humanos y sus co-nocimientos, los cuales se pueden proteger medianteel uso de patentes de biodiversidad. También es nece-sario desarrollar un aprovechamiento sostenible que in-cluya productos maderables y no maderables. Elecoturismo y la recreación constituyen una forma par-ticularmente promisoria de uso no consuntivo de losrecursos forestales.

A pesar de los esfuerzos por responder a la defo-restación, y no obstante las respuestas positivas de losúltimos años, la mayoría de los países en la región noha enfrentado las causas profundas del problema. To-davía no se implementan políticas que reduzcan efec-tivamente la deforestación, logrando hacer cumplir lasleyes y regulaciones forestales. En particular, se requie-ren medidas urgentes y eficaces para vencer la corrup-ción en la implementación de las leyes .Por otro lado,hay que reconocer y empezar a contrarrestar mediantepolíticas más integrales, la presión demográfica y eco-nómica por tierras de cultivo y asentamientos, en mu-chos casos provocando una sobreexplotación del am-biente y los bosques naturales remanentes. Todo ello sedificulta porque el peso principal recae en los gobier-nos de la región, con presupuestos y capacidadesinstitucionales a menudo insuficientes para ejecutar lasacciones necesarias, en campos tales como la imple-mentación de políticas de protección y restauración debosques (incluyendo la compra de tierras y el manteni-miento de personal), la investigación y la educación dela ciudadanía.

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

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● UNEP (United Nations EnvironmentProgramme), 2001: An Assessment of theStatus of the World’s Remaining ClosedForests, Early Warning and AssessmentTechnical Report, UNEP, Nairobi, Kenia.

● UNOFOC, CICAFOC, UICN (Unión Nacio-nal de Forestería Comunal; CoordinadoraIndígena y Campesina de Agroforestería Co-munitaria Centroamericana; Unión Interna-cional para la Conservación de la Natura-leza), 2000: Comunidades y gestión debosques en Mesoamérica , UNOFOC,CICAFOC y UICN, San José, Costa Rica.

Referencias

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63Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Biodiversidad

Fuente: WRI, 2000b.

Biodiversidad en América Latina y el Caribe (número de especies de flora y fauna vertebrada)Biodiversidad en América Latina y el Caribe (número de especies de flora y fauna vertebrada)

0 10000 20000 30000 40000 50000 60000 70000

BrasilColombia

MéxicoVenezuela

EcuadorPerú

BoliviaCosta Rica

ArgentinaPanamá

GuatemalaParaguayNicaragua

GuyanaCuba

HondurasSurinam

Rep. DominicanaChileHaití

BeliceJamaica

El SalvadorTrinidad y Tabago

Uruguay

Megadiversos

Otros

El concepto de biodiversidad se refiere en general ala variabilidad de la vida, en tres niveles básicos:los ecosistemas, las especies y los genes. La

biodiversidad de un país, una región (marina o terres-tre) y el planeta en su conjunto, se refleja en los dife-rentes tipos de ecosistemas que contienen, el númerode especies que poseen, el cambio en la riqueza deespecies entre un espacio y otro, y el número deendemismos, así como las subespecies y variedades orazas de una misma especie, entre otros (PNUMA,2002).

América Latina y el Caribe albergan una biodiver-sidad excepcionalmente rica, tanto en especies y varia-ción genética, como en ecosistemas. La pérdida de estariqueza biológica es sin duda uno de los principalesproblemas ambientales que enfrenta la región. En esterespecto, los mayores retos para la biodiversidad regio-nal son la pérdida o transformación irreversible dehábitats, la extinción de especies y variedades, la pér-dida de la diversidad genética, la introducción de es-pecies exóticas con efectos dañinos sobre las especiesnativas, la fragmentación de los ecosistemas y el tráficode especies amenazadas.

Diversidad de ecosistemas yespecies

Los principales ecosistemas existentes en AméricaLatina y el Caribe son —en orden de extensión— lossiguientes (Dinerstein y otros, 1995):

· Bosque tropical latifoliado, tanto húmedo como seco,con 9,3 millones de kilómetros cuadrados (un 42,8por ciento del territorio de la región).

· Pastizales (inundables o montanos), matorrales y sa-banas, con 7,1 millones de kilómetros cuadrados (un40,6 por ciento del territorio).

· Matorrales de tipo mediterráneo o chaparrales y losdesiertos, con 1,9 millones de kilómetros cuadrados(un 11,5 por ciento del territorio).

· Bosques templados latifoliados y los bosques de co-níferas tropicales o subtropicales, con 1,1 millonesde kilómetros cuadrados (un 5,1 por ciento del terri-torio).

· Manglares (un 0,2 por ciento del territorio)

Los ecosistemas principales pueden subdividirse, asu vez, en grandes tipos de hábitat (o “biomas”) y“ecorregiones” (unidades relativamente bien definidas

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Áreas críticas de endemismo en América Latina y el CaribeÁreas críticas de endemismo en América Latina y el Caribe

En el mundo se han identificado 25 áreas críticas (hot spots, en inglés) de endemismo, caracterizadas por suexcepcional concentración de plantas vasculares endémicas (al menos un 0,5 por ciento del total mundial), y porsufrir una pérdida excepcional de hábitats (más del 70 por ciento de su vegetación primaria) (Myers y otros, 2000). Seeligieron las plantas vasculares como guía por ser mejor conocidas taxonómicamente y por ser la base para granparte de la vida animal. En su conjunto, las 25 áreas críticas concentran cerca de un 44 por ciento de las plantasvasculares del mundo. Siete de estas áreas se encuentran en América Latina y el Caribe: toda Mesoamérica y elCaribe, la región de Chocó-Darién y el occidente de Ecuador, los bosques del Atlántico y la sabana del Cerrado enBrasil, los Andes tropicales y el centro de Chile, que en conjunto tienen el 16,2 por ciento de plantas endémicasconocidas en el mundo, y el 17,0 por ciento de los vertebrados.

La variedad y densidad de especies endémicas en estas áreas son el reflejo de la evolución biológica del Neotrópico.En conjunto y por número de especies, estas áreas críticas albergan más de 46.000 plantas vasculares, 1.597anfibios, 1.208 reptiles, 1.267 aves y 575 mamíferos, todos ellos endémicos. Por su carácter insular, el Caribemuestra un alto nivel de endemismo,con 23,5 plantas endémicas porcada 100 kilómetros cuadrados,superando en 3, 4 y 12 veces, res-pectivamente, la densidad existenteen el bosque del Atlántico brasileño,los Andes tropicales y Mesoamérica.

Aunque se reconoce la utilidad deesta herramienta para priorizar áreasde conservación in situ a escalamundial, sus mismos proponentesconfiesan que excluye áreas quepueden ser de importancia no sóloregional o subregional, sino tambiénmundial. Por ejemplo, la Amazoníano es uno de los puntos críticospropuestos por Myers y otros (2000),no tanto porque no represente unaimportante reserva mundial dediversidad biológica, sino porqueno reúne las condiciones de pérdidade vegetación primaria para serconsiderada como área crítica.

ÁREASCRÍTICASDEENDEMISMO

Plantasendémicas

Porcentajedel totalmundial

Númerode plantasendémicas

por100 km2

Vegetaciónprimaria

remanente(en %de la

extensiónoriginal)

Porcentajede

vegetaciónremanenteprotegida

20.000 6,7 6,3 25,0 25,3

8.000 2,7 8,7 7,5 35,9

7.000 2,3 23,5 11,3 100,0

5.000 1,7 2,1 30,0 59,9

4.400 0,014 1,2 20,0 6,2

2.250 0,007 3,5 24,0 26,1

1.605 0,0005 1,7 30,0 10,2

Andestropicales

Bosque delAtlánticobrasileño

Caribe

Mesoamérica

Cerradobrasileño

Chocó/Darién/Esmeraldas

Chilecentral

dentro de los biomas); se han identificado 178ecorregiones en América Latina y el Caribe (Dinersteiny otros, 1995; Olson y otros, 2001).

Se estima que en estos ecosistemas se encuentra másde un 40 por ciento de las especies vegetales y anima-les del planeta (PNUMA, 2000). Un ejemplo especial-mente ilustrativo de esa riqueza es el caso de los pecesde agua dulce (WRI, 2000a). Algunos investigadoresestiman que el Amazonas alberga cerca de 2.500 espe-cies de peces: la mitad de las especies de pecesdulceacuícolas del planeta. Ello no obstante, muchastodavía no se han descrito científicamente. En compa-ración, hay unas 500 especies en Norteamérica y unas150 en Europa. Esta diversidad convierte a la región

amazónica en la más rica depositaria de peces de aguadulce en el mundo (Zimmerman, 1997).

En Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Vene-zuela se han identificado 190.000 de las 300.000 plan-tas vasculares conocidas en todo el planeta (un terciodel total mundial tan sólo en Brasil y Colombia)(Mittermeier y otros, 1999). Estos seis países son partedel grupo de naciones que a escala mundial se han iden-tificado como de “megadiversidad” biológica; en suconjunto, estas naciones albergan entre un 60 y un 70por ciento de todas las formas de vida del planeta(CONABIO, 1998; CCAD, 2003). En estos países, la to-pografía, la variedad de climas, la geología y la biolo-gía han contribuido a formar un mosaico de condicio-

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65Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

La búsqueda de sustancias que controlen o eliminen el dolor debe ser tan antigua como la medicina, y con el tiempose descubrió que el efecto analgésico podía tener efectos secundarios temibles, como la adicción a la droga. Sinembargo, también puede haber efectos ecológicos y legales, como ilustra muy bien el caso del ABT-594, unanalgésico derivado de la epibatidina, del cual se afirma que es 200 veces más poderoso que la morfina.

Su origen es un compuesto de varias sustancias extraídas de la piel de una rana venenosa del trópico latinoamericano( ), que habita desde los Andes ecuatorianos hasta el norte de Perú. Los indígenas ecuatorianosenvenenan los dardos de sus cerbatanas con esta sustancia de rápido efecto al entrar en el sistema circulatorio delanimal cazado.

El conflicto resulta de dos aspectos diferentes: la apropiación de propiedad intelectual y el contrabando de unaespecie silvestre. En cuanto a la propiedad intelectual, la producción de este analgésico se basa en información sobrelos efectos fisiológicos de las secreciones que pertenece a las comunidades indígenas y locales.

En lo relativo al contrabando de especies, el descubrimiento requirió pruebas con 750 ranas sacadas ilegalmente delpaís, con el agravante de que precisamente esta especie no puede ser usada como fuente de recursos genéticosdebido a una prohibición del Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Naturales, que está vigente desde 1996.Ecuador es parte de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y FloraSilvestre (CITES, por su siglas inglés) desde 1975, por lo que la exportación y el uso con fines comerciales de esta ranarequiere una licencia especial que el fabricante del analgésico no solicitó.

Al saberse públicamente que se estaba patentado la sustancia en los Estados Unidos y con base en el Convenio sobreDiversidad Biológica y en leyes ecuatorianas, el grupo Acción Ecológica solicitó una revocatoria de la patente,pidiendo que se reconozcan y compartan ''de una manera justa y equitativa'' los beneficios derivados de losproductos farmacéuticos sintetizados.

Epipedobates tricolor

Bioprospección y propiedad intelectual: el conflicto por ranas y analgésicos en EcuadorBioprospección y propiedad intelectual: el conflicto por ranas y analgésicos en Ecuador

Fuente: GRAIN, 1998.

nes ambientales de gran diversidad a pequeña escala,que promueven una gran variedad de hábitats y de for-mas de vida.

Si bien Brasil es el país con el mayor número deespecies en la región (57.704 especies de plantas, pe-ces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos), varias nacio-nes pequeñas de Centroamérica e islas del Caribe tie-nen una alta densidad de especies por unidad de área,como Belice, Costa Rica, El Salvador, Haití, Jamaica,Panamá y Trinidad y Tabago (WRI, 2000b). En Panamáse han identificado 732 especies de aves y en CostaRica 600, mientras que en Trinidad y Tabago se cono-cen 100 especies de mamíferos y en Jamaica 3.308 es-pecies de plantas (WRI, 2000b).

Varios países y territorios de América Latina y elCaribe se distinguen no sólo por su diversidad de espe-cies sino también por su alto índice de endemismo (espe-cies que solo se encuentran naturalmente en un territo-rio particular). De las especies de plantas vascularesidentificadas en Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perúy Venezuela, un 37 por ciento es endémico (Mittermeiery otros, 1999). México es uno de los países que se des-taca a escala regional en este respecto; ahí son endémi-cas 393 de 704 especies de reptiles (un 56 por ciento),179 de 282 especies de anfibios (un 62 por ciento) y139 de 439 especies de mamíferos (un 32 por ciento)(INE, 1995). También se ha señalado a los Andes tropi-

cales (en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia,el noreste de Chile, Paraguay y el noroeste de Argenti-na) como la principal “área crítica” de biodiversidad aescala mundial, en términos de su endemismo y las gran-des pérdidas de hábitat que ha sufrido (Myers y otros,2000).

Diversidad de recursos genéticosLa diversidad genética (es decir, las variaciones en-

tre los genes e una misma especie) constituye la basedel proceso evolutivo. Las diferencias genéticas indivi-duales determinan diferentes capacidades de adapta-ción al medio; así se desarrollan las características eindividuos adecuados al medio, y se extinguen aque-llos que no se adaptan suficientemente. La existenciade niveles altos de diversidad genética permite que lasespecies se adapten al cambio ambiental, mientras queniveles bajos de la misma aumentan la posibilidad desu extinción (SCBD, 2001).

Conocer la diversidad genética constituye una he-rramienta fundamental en la satisfacción de necesida-des humanas básicas.

Las especies agrícolas, por ejemplo, constituyen unareserva de adaptabilidad genética y su desgaste pone

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

en peligro la seguridad alimentaria mundial ante cam-bios ambientales y económicos imprevistos (FAO, 2002;MMABI, 2002). Por otro lado, un 25 por ciento delmercado farmacéutico mundial está compuesto por pro-ductos basados en material biológico, y las ventas mun-diales de productos derivados de medicinas tradicio-nales alcanzaron US$ 4.300 millones en 1999 (WIPO,1999).

Sin embargo, hasta ahora se han beneficiado muypoco o nada las naciones y comunidades campesinas oindígenas que desde hace milenios usan y protegen estabiodiversidad. A través de una práctica recientementeconceptualizada como “biopiratería”, empresas priva-das en los países desarrollados se apropian del conoci-miento y de los recursos genéticos de estas comunida-des, logrando un control monopólico exclusivo de losmismos mediante derechos de patentes o de reproduc-ción de plantas (CIPR, 2002). La venta de los productosresultantes a altos precios en sus propios mercados ylos de los países en vías de desarrollo constituye unaacumulación de ganancia sobre ganancia.

Amenazas a la biodiversidadEntre las amenazas principales a la biodiversidad

en la región se encuentran la alteración física de loshábitats y su contaminación, así como el daño directoa los organismos. La alteración de los hábitats se debea la sobreexplotación de recursos renovables (como elagua) y los bosques), la extracción de minerales y pe-tróleo, la construcción de infraestructura en las zonascosteras, los incendios forestales y la intensificación deprácticas agrícolas y ganaderas. La contaminación pro-viene de productos agroquímicos, desechos y aguasresiduales urbanas e industriales. Finalmente, la intro-ducción de especies exóticas y el tráfico ilegal de floray fauna afectan directamente a los organismos.

Conversión de hábitats

Regiones con características propias de clima, floray fauna, como el Chaco o el Cerrado, son llamadasecorregiones. Como resultado de la conversión y pér-dida de hábitats, 31 de 178 ecorregiones identificadasen América Latina y el Caribe se encuentran en estadocrítico de conservación, 51 están en peligro y 55 sonvulnerables, representando conjuntamente el 77 porciento del total de estas ecorregiones (Dinerstein y otros,1995). Sólo un 4,5 por ciento de las ecorregiones estánen la categoría de relativamente intactas. Hay propor-ciones significativas de ecorregiones en estado críticoo en peligro en el norte de México, América Central, elCaribe, el norte de los Andes y el este de Sudamérica.

La conversión de hábitats ha sido muy grave en losbosques centroamericanos, el Chaco, los ecosistemasde sabana del Cerrado brasileño, los matorrales medi-terráneos de la costa Pacífica y el bosque de la costa

Atlántica de Brasil (Dinerstein y otros 1995; Mittermeiery otros, 1999). Por ejemplo, el Cerrado — segundobioma más grande de Brasil después del bosque lluvio-so del Amazonas —, que cubre aproximadamente 2millones de kilómetros cuadrados, se usó hasta hace40 años primordialmente para la cría extensiva de ga-nado. Actualmente, cerca del 47 por ciento de su vege-tación natural se ha transformado en pastos cultivados,campos de cosechas, represas, asentamientos urbanosy áreas degradadas. Los principales cultivos comercia-les — además de los pastos cultivados — son la soja, elmaíz, el arroz, el café y los frijoles. Sólo un 1 por cientodel Cerrado está bajo algún tipo de protección (Klink yotros, 1995).

En Mesoamérica, la superficie boscosa se redujo de82,7 millones de hectáreas en 1990 a 73,0 millones dehectáreas en el 2000 (casi 971 mil hectáreas de bos-ques por año), con una tasa de deforestación del 1,25por ciento anual — la mayor en la región, y casi seisveces la tasa mundial (FAO, 2000). La pérdida más im-portante se dio en México (6,3 millones de hectáreas) yNicaragua (1,2 millones de hectáreas); Belice, Nicara-gua y El Salvador sufrieron las mayores pérdidas relati-vas: en orden ascendente, en estos países desaparecióentre un 20,9 y un 37,3 por ciento de la coberturaboscosa existente en 1990.

La conversión y pérdida de hábitats tienen un im-pacto directo en la vulnerabilidad y extinción de susespecies. Por ejemplo, en México hay sitios donde serefugian aves migratorias, que están amenazados porla contaminación, la deforestación y otros cambios enel uso de la tierra (PNUMA, 2000; de Alba, 2001). Es-tos sitios son críticos porque albergan casi la mitad detodas las especies de aves migratorias durante el invier-no del hemisferio norte (Hernández y otros, 2000).

Especies amenazadas o en peligro deextinción

La mayor cantidad de especies amenazadas o enpeligro de extinción se encuentran en los países demayor biodiversidad, como México, Brasil, Colombia,Ecuador y Perú, entre otros. Cuatro de estos países —Brasil, Colombia, Perú y México— tienen más de un 75por ciento de las especies de aves amenazadas en elcontinente (BirdLife International, 2000). El número to-tal de especies animales en esta condición aumentóentre 1996 y 2000 en un rango que va del 4 por cientoen México y Perú, al 10, 11 y 13 por ciento en Ecuador,Colombia y Brasil, respectivamente (Hilton-Taylor,2000).

Tan solo en Perú, el número de especies amenaza-das o en peligro subió de 162 en 1990 a 222 en 1999(CONAM y PNUMA, 2001). Sin embargo, el grado deamenaza varía: un 12 por ciento se encuentra en peli-gro de extinción propiamente dicho, un 21 por cientoestá en situación “vulnerable”, un 27 por ciento se cla-

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Cap.

2

0

50

100

150

200

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América Latina Sudamérica Mesoamérica Caribey el Caribe

Ave

s

Ma

míf

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ce

s

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fib

ios

Ave

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An

fib

ios

Vulnerable

En peligro

En grave peligro

Especies animales amenazadasEspecies animales amenazadas

Fuente: Hilton-Taylor, 2000; SCBD, 2001.

Mamíferos amenazados o en peligro

México

Venezuela

Argentina

Bolivia

0 - 12

13 - 27

28 - 63

64 - 140

Aves amenazadas o en peligro

0 - 8

9 - 21

22 - 39

40 - 113

México

Venezuela

Argentina

Bolivia

Nota: El color representa el número de especies amenazadas en cada país en 2000. La sección en negro de los gráficos de pastelrepresenta la proporción de fauna amenazada a escala nacional en una muestra de países, sobre el total amenazado en cada uno delos países incluidos en la muestra.

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

sifica como “especie escasa” y un 40 por ciento está ensituación indeterminada (CONAM y PNUMA, 2001).En Costa Rica, otro de los países miembros del grupode megadiversos, apenas un 2 por ciento de las espe-cies conocidas está amenazado o en peligro de extin-ción, pero la situación se agrava en forma alarmante enel caso de los peces de agua dulce: prácticamente las135 especies conocidas están amenazadas en mayor omenor grado (MINAE y PNUMA, 2001).

De las especies que se han extinguido en el mundodurante los últimos 400 años, un 5,2 por ciento corres-ponde a México: 15 especies de plantas y 32 especiesde vertebrados (CONABIO, 1998). Un ejemplo concretodel camino que puede llevar a la extinción es el delcetáceo más pequeño del mundo, la vaquita marina(Phocoena sinus), que solo se encuentra en la parte nortedel Golfo de California. En 1997 se estimó que soloquedaban 567 individuos, debido fundamentalmente ala pesca accidental, ya que a la vaquita marina se leconfunde con peces o queda atrapada en redescamaroneras (WWF, 2003b).

Tráfico de especies

Juzgando tan solo por los valores de importacióndeclarados, que probablemente son una subestimación,el tráfico mundial de animales y plantas silvestres (vi-vos o en forma de productos), representa unosUS$159.000 millones anuales (Cook y otros, 2002). Seha calculado que la cuarta parte de este tráfico es ile-gal, por lo que representa el segundo comercio ilegalmás grande del mundo, después de las drogas (WWF,2003a).

El valor del animal, que rara vez supera los US$200en el país de captura, puede fácilmente alcanzar losUS$10.000 en el mercado internacional. Un ejemplardel ave llamada tordo chaqueño (charrúa, guira-hú omelro), Gnorimopsar chopi, se puede adquirir en el surde Brasil por US$150, pero en Estados Unidos su pre-cio asciende US$13.000. Un mono tamarino o tití decabeza dorada, Leontopithecus chrysomelas, valeUS$180 en Brasil y US$1.500 en Europa (Ecoportal,2002).

Los países de América Latina y el Caribe se encuen-tran entre los mayores exportadores de organismos sil-vestres a los países consumidores, donde figuran espe-cialmente los EE.UU. y la Unión Europea (Cook y otros,2002). Una estimación sugiere que Sudamérica propor-ciona un 47 por ciento de los animales capturados ile-galmente en el mundo; un 37 por ciento corresponde aBrasil, el país con la mayor biodiversidad del planeta, yel resto a Perú, Argentina, Venezuela, Paraguay, Boli-via y Colombia (Ecoportal, 2002).

Se cree que el tráfico ilegal desde Brasil representaun valor anual de US$1.000 millones al año, una déci-ma parte del monto mundial por este concepto

(PNUMA, 2002). En México, al menos uno de cada cin-co cargamentos de exportación de flora o fauna revisa-dos por la aduana en abril de 2002 resultó ser ilegal,según la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente(Ecoportal, 2002). Aproximadamente la mitad de 300especies de cactus nativos del desierto de Chihuahua,México, decomisadas en Europa y los Estados Unidos,está protegida del comercio internacional por CITES(Robbins, 2003). En Colombia, el contrabando de orga-nismos se dirige a las ciudades grandes y a los paísesamazónicos vecinos, desde donde se redirige a los paí-ses ya indicados (MMA, 2000). En Chile se comerciali-zaron ilegalmente en 2001 casi US$5 millones en ejem-plares protegidos por convenciones internacionales; sufuente principal está en Perú y Bolivia, países frecuen-tados por los traficantes debido a su alta biodiversidad.

La cantidad de organismos decomisados en un añosugiere que a escala mundial los vertebrados y las plan-tas son las principales víctimas del comercio ilegal:primates (230.000), plantas silvestres (1,1 millones), avesvivas (1,1 millones) y reptiles vivos (3,7 millones) (Cooky otros, 2002). El patrón no necesariamente es igual entoda la región. En Colombia, por ejemplo, los decomi-sos indican la siguiente representación de grupos ani-males: aves (un 44,6 por ciento), mamíferos (un 31,0por ciento), reptiles (un 16,8 por ciento), peces (un 0,5por ciento) y crustáceos (un 0,1 por ciento). En el casode los mamíferos, una proporción importante corres-ponde a especies de primates y felinos, todas ellas con-sideradas bajo amenaza grave. En cuanto al estado delorganismo, los ejemplares vivos representan entre un80 y un 95 por ciento, pero también se trafica con ejem-plares disecados, pieles y productos varios (MMA,2000).

Introducción de especies exóticas

Otro efecto dramático que el ser humano ha causa-do en los ecosistemas es el cambio en la distribuciónde especies. La introducción, fortuita o voluntaria, deorganismos exóticos, se ha intensificado con el augedel transporte marítimo y aéreo a nivel mundial. Aun-que algunos de estos organismos no logran establecer-se inicialmente, pueden tener explosiones poblacionalescon el pasar del tiempo, cuando los cambios en elecosistema generan condiciones propicias. Por su com-portamiento, las especies exóticas invasoras amenazanlos ecosistemas, los hábitats y las especies nativas(UICN, SSC, 2000).

En América Latina y el Caribe los ejemplos inclu-yen la introducción, en ecosistemas dulceacuícolas, depeces exóticos principalmente ligados a la acuicultura,como la tilapia o la trucha. En algunos humedales se hadetectado la invasión de plantas acuáticas como el ja-cinto de agua y la tifa. El problema es más marcado enislas y en ecosistemas aislados, como bosques nubosos,ciertos hábitats costeros, altas montañas, lagos y lagu-nas (UICN, SSC, 2000).

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69Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

La ocupación humana de una región lleva implícito el traslado de plantas y animales, que en muchos casos seestablecen en los nuevos territorios. Casi siempre la introducción de especies a zonas nuevas se realiza sin control ypuede producir graves alteraciones en los ecosistemas. Cuando los nuevos territorios son islas, las consecuencias sonaún más acentuadas, pues en la mayoría de los casos no existen depredadores naturales que controlen el crecimientode las poblaciones introducidas. Además, las especies isleñas son muy vulnerables al ataque de los nuevosdepredadores: no han desarrollado los mecanismos de defensa necesarios, debido al aislamiento en el que hanevolucionado. A ello se agrega que las especies insulares generalmente presentan bajas tasas de reproducción ylargos periodos de vida, por lo que el tamaño de sus poblaciones es menor que el de las poblaciones continentales, loque incrementa su probabilidad de extinción. El problema de la fauna introducida en islas es grave: se calcula que un75 por ciento de las 484 especies registradas como extintas en el mundo del siglo XVII a la fecha, han sido especiesendémicas de islas, cuya extinción se debe completa o parcialmente a especies introducidas en un 67 por ciento delos casos.

Isla Isabel, en la costa del estado de Nayarit, México, constituye un ejemplo de este peligro. En Isabel, las ratas y gatosfueron introducidos hace más de ochos décadas. Los gatos han alcanzado una de las densidades más altas en todaslas islas del planeta con 113 gatos por kilómetro cuadrado y han causado un grave impacto en las poblaciones deaves. De las varias especies de aves que anidan en la isla la más afectada es la pericota ( ), que al anidaren el suelo es presa fácil de estos animales, por lo que de no lograrse un control, su futuro es incierto.

Stena fuscata

Fuente: CONABIO, 1998.

Peligros de la introducción de especies nuevas en las islasPeligros de la introducción de especies nuevas en las islas

Empobrecimiento genético de lasespecies domésticas

La alimentación humana se basa en plantas y ani-males domésticos, aunque en algunas partes la pesca yotras fuentes silvestres juegan un papel importante. Lasprincipales especies domésticas se originaron en áreasde alta biodiversidad, ecológicamente variadas (casitodas zonas montañosas) y con las culturas más avan-zadas y diversificadas de su tiempo. Por ejemplo, dosde los seis hipotéticos centros de origen de las princi-pales plantas cultivadas están en América Latina y elCaribe (FAO, 2002).

Aunque se estima que los seres humanos han utili-zado históricamente miles de especies para su alimen-tación, domesticando una cantidad importante, actual-mente se vive un empobrecimiento genético debido aque solo se cultivan o crían relativamente pocas espe-cies. La impresionante cantidad de variedades de maízque cultivaban los antiguos mexicanos, así como lasmuchas variedades de papa que se veían antaño en losmercados andinos, son cosa del pasado. Al iniciarse elsiglo XXI solo se cultivan unas 150 especies vegetales,de las cuales tan solo cuatro producen más de la mitaddel alimento humano (FAO, 2002; Sarukhán, 2002). Lomismo ocurre con los animales: de las 50.000 especiesde mamíferos y aves conocidas, solo unas 30 se hancriado ampliamente, abarcando 15 de ellas más de un90 por ciento de la producción pecuaria mundial. Enlos últimos 15 años, 300 de las 6.000 especies de inte-rés agropecuario definidas por la FAO se han extingui-do. Actualmente, 1.350 de estas especies corren peli-gro de extinción, y un promedio de dos especies des-aparece semanalmente.

Debido a la selección que han sufrido, ya muy po-cos de los organismos domesticados, sean plantas oanimales, pueden sobrevivir en la naturaleza sin ayudahumana (FAO, 2002). Una de las razones más impor-tantes para evitar el empobrecimiento genético es unarazón natural: el mantenimiento del potencial evoluti-vo de las especies, y por ende, de su capacidad paraadaptarse y sobrevivir (CONABIO, 1998). De manerasimilar, los cultivos mixtos pueden dar mayores cose-chas porque su variedad genética es una barrera contraenfermedades y depredadores.

El empobrecimiento genético se asocia indirecta-mente con la relación entre el comercio internacionalde productos agrícolas y la sostenibilidad del ambien-te. La biodiversidad domesticada, que está sufriendoun empobrecimiento, genera mayores ganancias eco-nómicas que la biodiversidad silvestre. Sin embargo,ambos tipos de biodiversidad requieren una inversión,ya que por ejemplo un virus mutante podría acabar contoda una variedad de ganado lechero (debido a su pocavariabilidad genética), asestando un golpe importantea la industria de los lácteos. El reservorio genético quepuede evitar esta catástrofe está en los parientes silves-tres del ganado y en otras variedades domésticas. Evitarel empobrecimiento genético requiere el mantenimientode variedades domésticas y silvestres, dentro del difícilequilibrio entre facilitar el comercio y conservar labiodiversidad.

La contaminación transgénica

La diversidad genética también es importante porser la base de la biotecnología, particularmente en elcaso de la ingeniería genética, la cual está generando

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

El tepezcuinte o paca ( ), es un roedor que vive desde México hasta Paraguay y el sur de Brasil, dondehabita fundamentalmente hábitats boscosos cercanos al agua dulce. Vive en madrigueras en el suelo y descansadurante el día para activarse en la noche en busca de pequeñas plantas, frutas y semillas.

Debido a que alcanza hasta 12 kilogramos de peso y al excelente sabor de su carne, este animal es un buen candidatopara la domesticación. Se ha propuesto su utilidad para proveer de carne a poblaciones rurales donde no es posiblepor alguna razón el tener animales más grandes. Normalmente su carne se obtiene mediante la cacería, lo que haafectado a las poblaciones silvestres y ha llevado al establecimiento de programas experimentales de cría encautiverio en países como Costa Rica y Panamá.

La cría de tepezcuintes es un objetivo difícil: forman parejas monógamas que se reproducen con lentitud, defiendencon agresividad su territorio y por lo tanto no toleran el hacinamiento, dándose casos de agresión, canibalismo einfanticidio.

En Panamá se ha aprovechado el aprendizaje de las crías para lograr una tolerancia artificial a las condiciones delcautiverio. En Costa Rica se ha logrado mantener criaderos exitosos durante varias generaciones, desarrollándoseademás una importante capacidad veterinaria; por el costo del mantenimiento, en lugar de producir carne para laalimentación de comunidades rurales, la iniciativa ha tomado un giro inesperado, convirtiéndose en una fuente deingresos importante mediante la venta de la carne a restaurantes de lujo.

Agouti paca

Fuente: FAO, 1995.

Domesticación y cría del tepezcuinte o paca (Domesticación y cría del tepezcuinte o paca ( )Agouti pacaAgouti paca

En el Caribe, menos del 10 por ciento del territorio insular conserva su vegetación original intacta. Peor aún, solo unaparte de ese 10 por ciento está protegida por los parques y reservas. Dado que los terrenos intactos más pequeñosgeneralmente se encuentran en las islas menores, están bajo una mayor presión. Además, el número de especiesendémicas por unidad de área aumenta conforme disminuye el tamaño de la isla. De este modo, el margen de errorpara mantener el patrimonio biótico de las islas pequeñas es más reducido que en las islas grandes o en loscontinentes.

Para conservar y aprovechar ese patrimonio biótico, es necesario tener un inventario que identifique los recursosexistentes. A falta de ello, las decisiones económicas y de conservación se hacen sin conocimiento, con grave peligrode errores y daños al patrimonio de las islas.

La realización de un inventario biótico para las pequeñas islas del Caribe es urgente, en particular porque las especiesinvolucradas tienen una importancia para la biodiversidad mundial que no guarda proporción con el área de las islas.En un análisis reciente de plantas vasculares y de biodiversidad de vertebrados terrestres, estas islas fueronclasificadas entre los tres puntos de mayor importancia por su biodiversidad en peligro, según Mittermeier y otros(1999).

Inventario biótico: una necesidad en el CaribeInventario biótico: una necesidad en el Caribe

Fuente: Ivie, 2001.

grandes cambios en la agricultura, la industria, la me-dicina y hasta en la legislación (Munich Re Group,2002). Sin embargo, algunos resultados de aprovecharbiotecnológicamente la diversidad natural pueden fi-nalmente ponerla en peligro por “contaminacióngenética”.

La posibilidad de que genes modificados pasendescontroladamente de una especie a otra es un riesgoreal, ya que los genes naturales lo hacen con frecuen-cia en la naturaleza. El debatido caso de una posiblecontaminación transgénica del maíz mexicano es unbuen ejemplo de esta preocupación sobre la intromi-sión de genes modificados en variedades domésticas yen sus parientes silvestres. Uno de los peligros princi-

pales es que esa intromisión afecte sus características,poniendo en peligro una biodiversidad que es funda-mental para la seguridad alimentaria de la humanidad.

En el caso de México se detectó la presencia de tro-zos de ADN producidos por ingeniería genética enmaizales de las remotas montañas oaxaqueñas (Quist yChapela, 2001). El estudio fue atacado argumentandoque era el resultado de una prueba sesgada y de unamala interpretación de la literatura (Metz y Fütterer,2002), lo cual fue negado por los autores del estudiooriginal (Quist y Chapela, 2002). Aunque el debate con-tinúa (Aldhous, 2002), ha causado preocupación la fal-ta de cooperación de las compañías transnacionales quedominan el mercado (las cuales arguyen secreto comer-

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71Perspectivas del medio ambiente

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2

cial) y el que se tratara de desautorizar el estudio justoantes de una reunión del Convenio sobre la DiversidadBiológica (La Haya, Holanda, 8-26 de abril de 2002).

La creencia de que una contaminación de los culti-vos tradicionales es inevitable está difundida entregenetistas y fitomejoradores (AGETC, 2002; ISIS, 2002;Pearce, 2002). La Comisión Nacional para el Conoci-miento y Uso de la Biodiversidad de México informóque dos estudios independientes encontraron contami-nación a gran escala de las variedades de maíz sembra-das cerca de las carreteras (ISIS, 2002; Pearce, 2002).Aparte de las posibles consecuencias ambientales de lacontaminación transgénica, existe preocupación sobreel efecto a mediano y largo plazo de los alimentosgenéticamente modificados sobre la salud humana.Nuevamente, en este debate interfieren posiciones po-larizadas y grandes intereses comerciales, por lo que elprincipio precautorio debería aplicarse como regla prin-cipal hasta que exista un consenso científico sobre eltema (Butler, 2002).

Respuestas de políticaLas medidas de respuesta abarcan desde iniciativas

en el ámbito nacional, que generalmente se relacionancon el establecimiento de áreas protegidas, hasta laadopción de acuerdos ambientales multilaterales y re-gionales, entre los cuales destaca recientemente el temadel acceso a los recursos de la biodiversidad.

La acción más significativa para la conservación dela biodiversidad en la región es el establecimiento denuevas áreas protegidas y un mejor manejo de las exis-tentes. En América Latina y el Caribe hay 65 reservasde la biosfera declaradas por la UNESCO: un 15 porciento del total mundial de 411 reservas. En las últimastres décadas del siglo XX la cantidad de áreas protegi-das aumentó casi al doble, pero su extensión sólo au-mentó en un 50 por ciento, lo que indica una tenden-cia a establecer áreas más pequeñas. A fines de la dé-cada de 1990 un total de 148 millones de hectáreas deecosistemas muy variados recibían algún tipo de pro-tección, con diversas categorías de manejo (WRI, 2001);algunos países han creado extensas áreas protegidasmarítimo-terrestres, como hizo Ecuador con las IslasGalápagos. Existen países con gran proporción de terri-torio protegido, como el mismo Ecuador (un 42 por cien-to), Venezuela (un 35 por ciento), Belice (un 20 porciento) y Panamá (un 18,8 por ciento). Otros países dela región tienen, por el contrario, una baja proporciónde territorio protegido, como en el caso de Jamaica (un0,1 por ciento), Haití (un 0,3 por ciento) y Uruguay (un0,3 por ciento) (WRI, 2000b; OdD-UCR, PNUMA/ORPALC, 2001).

A pesar del avance en el campo de la conservaciónen condiciones naturales (es decir, in situ), esta estrate-gia debe perfeccionarse. En general, las áreas naciona-

les protegidas todavía no son suficientemente repre-sentativas, ya que ni incluyen todos los ecosistemas decada país, ni protegen a todas las clases de organismosque se requiere. Tampoco hay conectividad entre ellas,por lo que a menudo se interrumpen las rutas de migra-ción estacional, así como el flujo genético normal en-tre subpoblaciones y poblaciones. Las áreas que reci-ben una protección significativa suelen ser demasiadopequeñas al compararlas con las necesidades reales,no solo en lo correspondiente a representatividad delecosistema, sino en aspectos más orgánicos como elárea mínima para mantener poblaciones viables, espe-cialmente en el caso de los vertebrados depredadores.

A los problemas de representatividad y tamaño, sesuma un agudo contraste entre la situación legal de lasáreas naturales protegidas y su situación real, por loque —se dice— sólo existen “en el papel”. Sin embar-go, un inventario cuantitativo de la eficacia de 93 áreasprotegidas en los países tropicales, incluyendo Belice,Brasil, Colombia, Ecuador, México, Paraguay y Perú,encontró que —a pesar de sus limitaciones— la mayo-ría de los parques detiene con éxito la apertura de tie-rras y, en menor grado, resulta eficaz en poner freno ala tala, la caza, los incendios y el pastoreo (Bruner yotros, 2001).

Porcentaje del territorio subregional protegido

0

5

10

15

20

Caribe Mesoamérica Sudamérica

Sudamérica:182.89 millones de ha (10,43%)

TotalAmérica Latinay el Caribe:213,54 millonesde ha (10,58%)(2 675 zonas)

Mesoamérica:26,39 millones

de ha (10,91%)

Caribe:4,26 millones

de ha (18,62%)

1 614zonas

526zonas

535zonas

Número de áreas protegidas, superficie totalNúmero de áreas protegidas, superficie totaly porcentaje del territorio bajo proteccióny porcentaje del territorio bajo protecciónal 2002al 2002

Fuente: UNEP y WCMC, 2002.

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América Latina y el Caribe

Así como el problema de la representatividad se haenfrentado aumentando el área protegida, se intentamejorar la conectividad estableciendo corredores bio-lógicos. Estos corredores derivan de nuevas tenden-cias que privilegian la protección del ecosistema com-pleto y la integración entre áreas protegidas y áreas deuso agrosilvopastoril (cultivos, bosque y ganado). Así,las personas que viven dentro y cerca de las áreas pro-tegidas pueden unirse a los esfuerzos de conservación,favoreciendo la restauración productiva del paisaje yel mantenimiento de bienes y servicios ambientales. Loscorredores biológicos permiten conectar fragmentos debosques naturales y bosques manejados, de modo quela fauna tenga suficiente espacio para mantener la via-bilidad de sus poblaciones al evitar la endogamia, untipo de reproducción entre parientes que favorece lamanifestación de defectos genéticos. Se han propuestovarios corredores y ya están funcionando otros, comoel Corredor Biológico Mesoamericano y la interfazAmazonas/Andes en el sur de Perú y partes adyacentesen Bolivia.

El Corredor Biológico Mesoamericano, por ejem-plo, es un sistema de ordenamiento territorial que co-necta zonas de amortiguamiento y uso múltiple con elSistema Centroamericano de Áreas Protegidas. Abarcacasi el 30 por ciento del territorio mesooamericano (in-cluyendo un 19 por ciento del territorio mexicano)(CBM, 2001; OdD-UCR, 2003). Se espera que tenga unefecto positivo sobre problemas como la deforestación,los incendios forestales, la caza y pesca ilegales, la ex-tracción indiscriminada de recursos naturales básicos yla fragmentación de las principales áreas protegidas delos ocho países de Mesoamérica. Además de las áreasestrictamente protegidas, incorpora ecosistemas restau-rados y terrenos privados cuyos propietarios usarán vo-luntariamente los recursos de manera “ecoamigable”.La creación del corredor fue formalmente avalada porlos presidentes centroamericanos (incluyendo Belice yPanamá) en la Cumbre Presidencial de Panamá (12 dejulio de 1997) y es una prioridad de la Alianza Centro-americana para el Desarrollo Sostenible. Su implemen-tación la dirige el Sistema de Integración Centroameri-cana en colaboración con el Gobierno de México yrecibe apoyo internacional (CBM, 2001).

Además de los corredores, las zonas de amortigua-miento son una forma de ordenamiento territorial po-tencialmente importante. Son espacios alrededor de lasáreas protegidas donde se hace un uso limitado de losrecursos, porque la economía de mercado no ha pene-trado debido a su difícil acceso. Estén legalmente cons-tituidas o no, las zonas de amortiguamiento reúnen losobjetivos de conservación y aprovechamiento sosteni-ble de los recursos. Se pueden ver como aquellos espa-cios que son atractivos para las políticas futuras al ha-ber conservado muchos recursos naturales renovables(Gierhake, 2002). Finalmente, es necesario señalar laimportancia de desarrollar ese componente de conser-vación de la biodiversidad localizable en los procesosde producción sostenible. En este sentido, utilizar de

manera sostenible es la mejor manera de proteger yconservar un recurso. Experiencias de este tipo se estánimpulsando en varios países de la región, como Brasil yCosta Rica.

Junto a las áreas protegidas, el otro gran compo-nente de las políticas ambientales en el campo de labiodiversidad está marcado por la implementación delos acuerdos multilaterales globales, regionales osubregionales en este campo. El plan de implementaciónaprobado en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sos-tenible realizada en 2002 en Johannesburgo (Sudáfrica)incluye entre sus metas el logro para el 2010 de unasignificativa reducción del ritmo actual de pérdida debiodiversidad. Este planteamiento recoge preocupacio-nes expresadas en un amplio conjunto de acuerdosmultilaterales ambientales (AMAs) específicamente cen-trados en el tema de la biodiversidad. Entre los princi-pales de estos AMAs en que se ha involucrado la regiónestán las convenciones globales sobre los humedalesde importancia internacional (Ramsar), de 1971; la pro-tección del patrimonio cultural y natural mundial (Pa-trimonio Mundial), de 1972; el comercio internacionalde especies amenazadas (CITES, por sus siglas en in-glés), de 1973; la conservación de especies migratoriasde animales silvestres (CMS), de 1979, y el Conveniosobre la Diversidad Biológica (CDB), de 1992.

Existe además un conjunto importante de AMAs re-gionales o subregionales relacionados con labiodiversidad. El más importante a escala regional es laConvención para la Protección de la Flora, la Fauna ylas Bellezas Escénicas Naturales de los Países de Amé-rica (1940). Entre los principales acuerdos subregionalesestán la Convención para la Protección y Manejo de laVicuña (1979), la Convención para la Protección delAmbiente Marino y el Área Costera en el PacíficoSudoriental (1981), la Convención de Cartagena parala Protección del Ambiente Marino en la Región delGran Caribe (1983) y su protocolo sobre áreas protegi-das y vida silvestre (vigente desde 2000), la Conven-ción para la Conservación de la Diversidad Biológica yla Protección de Áreas Silvestres Prioritarias enCentroamérica (1992) y la Convención Centroamerica-na para el Manejo y Conservación de Ecosistemas Fo-restales Naturales y el Desarrollo de Plantaciones Fo-restales (1993).

Aunque la ratificación de los AMAs globales ha sidoalta en la región, superando generalmente el 75 porciento de adhesión de los países (con excepción delacuerdo sobre especies migratorias, que sólo ha acep-tado una quinta parte de los países), su puesta en prác-tica difiere de país en país. El CDB y CITES son de par-ticular interés, por la amplitud de las preocupacionesinvolucradas.

La CDB, especialmente, tiene el carácter de unaconvención “marco”, al expresar el compromiso nacio-nal e internacional con la conservación y uso sosteni-ble de ecosistemas, especies y recursos genéticos en suconjunto, así como con la participación justa y equi-

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73Perspectivas del medio ambiente

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La convención sobre comercio internacional de especies amenazadas (CITES, por sus siglas en inglés) entró en vigoren 1975. Para evitar que el comercio internacional de ciertas especies de flora y fauna alcance niveles desobreexplotación, el acuerdo establece prohibiciones internacionales para especies amenazadas de extinción(Apéndice I), así como regulaciones para aquellas que podrían verse amenazadas por su comercialización excesiva oinadecuada (Apéndice II). El Apéndice III incluye especies reguladas a escala nacional por los países que así lodeciden, requiriendo permisos de exportación del estado regulador y certificados de origen por parte de los otrosestados exportadores.

La conferencia de las partes revisa en sus reuniones bienales los listados de especies en cada apéndice y tomadecisiones por mayoría de dos tercios para los apéndices I y II. Cualquier estado signatario puede establecer reservascon respecto a una o varias de las especies incluidas en estos apéndices, en cuyo caso se le considera como no partede las regulaciones establecidas para esas especies en particular. En la actualidad, las listas incluyen unas 30.000especies, de las cuales 25.000 son plantas. Más de 800 especies de flora y fauna se encuentran en el apéndice I,alrededor de 29.000 están en el apéndice II, y unas 230 se incluyen en el apéndice III.

Dos tipos de organismo que han sido de particularatención regional en el marco de CITES son las tortugasmarinas en el Caribe y la caoba en Mesoamérica ySuramérica. En 1977, las partes de CITES acordaronprohibir el comercio internacional de las seis especies detortugas marinas del Caribe, consideradas bajo amenazade extinción (tres de ellas en condición crítica) por laUnión Mundial para la Naturaleza. Los esfuerzosnacionales de cumplimiento en la subregión han sidomuy diversos, con altos niveles de preocupación,recursos y cumplimiento en algunos países, y niveles muybajos en otros. Sólo una tercera parte de los paísesregionales han ratificado la Convención Interamericanapara la Protección y Conservación de las TortugasMarinas (2001), el único acuerdo internacional en estecampo. Se estima que el comercio caribeño de tortugas ysu explotación fuera de la subregión continúan, aunqueestán disminuyendo. Predominan las capturasincidentales, sobre todo porque ya son tan escasas que larentabilidad de su pesca comercial es baja.

En el caso de la caoba ( ), elacuerdo de regular su comercio internacional se adoptóen la duodécima conferencia de las partes (COP-12),realizada en Chile en noviembre de 2002. Las otras dosespecies americanas ya estaban incluidas, aunque sucomercio es prácticamente nulo debido al agotamiento por sobreexplotación. Alrededor de catorce países de laregión exportan caoba, principalmente a América del Norte y Europa. Los Estados Unidos importan alrededor del 60por ciento del volumen total, que en 1998 se originaba principalmente en Brasil (un 45 por ciento), Perú (un 32 porciento) y Bolivia (un 18 por ciento).

Brasil, principal exportador mundial en 1998, decidió ese año incluir la caoba en el Apéndice III de CITES, y en 2001prohibió su tala y exportación; Bolivia, Costa Rica y México incluían la especie en este apéndice. Las exportacionesde Bolivia han disminuido desde que este país decidió restringir la corta, mientras que han aumentado en Perú,donde el gobierno otorgó concesiones para su explotación en la región de Biabo-Cordillera Azul.

Hasta que Nicaragua y Guatemala propusieron la elevación al Apéndice II en la COP-12, la exportación ilegal seoriginaba fundamentalmente en Brasil, Perú y Bolivia, y en menor grado en Centroamérica. Importantes experienciasde certificación de la explotación sostenible de la caoba existen en Brasil, Guatemala, Honduras y México, en losúltimos tres países bajo el sello del Consejo Mundial de Manejo Sostenible de Bosques (Forest Stewardship Council,FSC).

Swietenia macrophylla

Acciones regionales en el marco de CITESAcciones regionales en el marco de CITES

Fuente: Fleming, 2001: Robbins, 2000.

EUROPA

MEXICO

AMERICACENTRAL

BELICE

GUATEMALA

ASIA

NICARAGUA

PERU BRASIL

BOLIVIA

ESTADOSUNIDOSESTADOSUNIDOS

CANADA

Comercio entre

Centroamérica

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América Latina y el Caribe

Colombia y México presentan experiencias importantes en el diseño e implementación de políticas públicas, conparticipación privada, para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad.

En el caso colombiano, el Programa de Mercados Verdes (PMV) busca responder a la demanda mundial de productos“ecoamigables”, que crece entre un 20 y un 30 por ciento anual (más que los productos tradicionales). Ello representauna gran oportunidad para países con grandes riquezas ambientales, que pueden reducir el impacto ambiental de lasactividades productivas, generando recursos para satisfacer las necesidades de desarrollo local. El PMV fue creadopor el Ministerio del Medio Ambiente para incentivar la producción de bienes y servicios ambientalmente amigableso de producción sostenible, competitivos en el mercado nacional e internacional. Con ello se busca autofinanciaractividades que contribuyan con la protección al ambiente, y permitir a los consumidores inclinar sus preferenciashacia productos que no solo protegen el ambiente, sino que son más saludables que los tradicionales.

En México, por su parte, se desarrollan dos iniciativas notables en el campo del conocimiento y la conservación de labiodiversidad. En 1992 se creó la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, una comisiónintersecretarial dedicada principalmente a conformar y mantener el Sistema Nacional de Información sobreBiodiversidad; apoyar proyectos y estudios sobre el conocimiento y uso de la biodiversidad; brindar asesoría adependencias gubernamentales y a otros sectores; realizar proyectos especiales; difundir el conocimiento sobre lariqueza biológica; dar seguimiento a convenios internacionales y prestar servicios al público.

Entre los logros de la comisión destacan la creación de la Red Mexicana de Información sobre Biodiversidad, elsistema automatizado para la detección de puntos de calor, el programa de regiones prioritarias para la conservaciónde la biodiversidad, la elaboración del sistema de manejo de información “BIÓTICA” y la publicación de más de 190títulos. La comisión también es la autoridad científica de CITES y el punto focal delOSACTT, IGT y otros grupos del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB).

Por otro lado, en 1994 se estableció el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza (FMCN) como unaasociación civil privada, con el fin de conservar la biodiversidad de México y promover el uso sostenible de losrecursos naturales. El FMCN se capitalizó con una contribución de US$10 millones del gobierno mexicano yUS$19,5 millones de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos. En 1997, el FMCN recibió unadonación de US$16,5 millones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), para establecer un fondo con elfin de proteger áreas naturales, el cual apoya el manejo de diez áreas protegidas prioritarias.

Estos recursos han permitido recaudar US$14,5 millones más, que incluyen aportes patrimoniales del Gobierno deMéxico y de fundaciones privadas, a ciertas áreas naturales protegidas. Un segundo donativo del FMAM comprendeun proyecto por un monto total de US$31,1 millones, de los cuales fueron desembolsados US$9,5 millonespatrimoniales en mayo del 2002 para cuatro áreas naturales protegidas adicionales.

Clearing House Mechanism,

Iniciativas de respuesta en el ámbito nacional: los casos de Colombia y MéxicoIniciativas de respuesta en el ámbito nacional: los casos de Colombia y México

Fuentes: CONABIO, 1998; FMCN, 2001; FUNBIO, 2001; MMA, 2002.

tativa en los beneficios derivados del uso de los recur-sos genéticos. La implementación del CDB o sus obje-tivos se ha realizado, en la región, tanto incluyéndolaen regulaciones generales (Brasil, Costa Rica, Perú yVenezuela), como por medio de leyes sectoriales (Cuba,nuevamente Costa Rica, Honduras, México, Nicaraguay Panamá). En Brasil se estableció un Programa Nacio-nal sobre la Diversidad Biológica en 1994. En Perú, laLey para la Conservación y Uso Sostenible de la Diver-sidad Biológica abarca la mayoría de los compromisosde la CDB y entró en vigencia en 1997. Nicaragua, Gua-temala, Panamá y México también completaron sus es-tudios de país y formularon sus estrategias nacionalesde biodiversidad entre 1998 y 2000. Costa Rica y Ve-nezuela cuentan con leyes sobre diversidad biológicadesde 1996 y 2000, respectivamente. Se espera ade-más que los nueve países caribeños que actualmenteestán preparando estrategias nacionales sobre

biodiversidad –Antigua y Barbuda, Belice, Dominica,Guyana, Jamaica, San Cristóbal y Nevis, Santa Lucía,Surinam y Trinidad y Tabago– apoyarán la implemen-tación del CDB con legislación, mecanismos institucio-nales claros y recursos adecuados (PNUMA, 2000).

La puesta en práctica del CDB depende en buenamedida de financiamiento nacional e internacional. Estoincluye la cartera de biodiversidad de organismos comoel Banco Mundial, el BID, otros organismos internacio-nales, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial(FMAM, más conocido como GEF por sus siglas en in-glés), organizaciones no gubernamentales y agenciasde cooperación bilateral. Para febrero de 2000, elFMAM había apoyado siete proyectos regionales y 84proyectos nacionales sobre biodiversidad en AméricaLatina y el Caribe, todos declarados coherentes con lasmetas y objetivos de la CDB (GEF, 2000).

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75Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Como parte del mandato establecido por el CDB,en febrero de 1999 se realizó en Cartagena de Indias,Colombia, una reunión de la Conferencia de las Partesdel CDB sobre el tema de bioseguridad que llevó a lafirma de un protocolo sobre el tema. El Protocolo deBioseguridad de la CDB fue adoptado por consenso enenero de 2000 en Montreal (Canadá) —después de ar-duas negociaciones— y se abrió para la firma en mayode 2000 en Nairobi, Kenia. Ya ha sido firmado por 60países, y entrará en vigencia al obtenerse 50 ratifica-ciones. El protocolo regulará el movimiento transfron-terizo de organismos vivos modificados genéticamente,con claras medidas para prevenir su introducción in-tencional en el ambiente. Protegerá además a la agri-cultura tradicional, y a las especies de fauna y flora sil-vestre, contra organismos genéticamente modificados.

Los temas de mayor controversia en Cartagena yMontreal fueron los aspectos comerciales de la aplica-ción del protocolo, especialmente la exigencia (por elprincipio de asentimiento previo informado) de que losproductos con organismos vivos modificados sean eti-quetados y manipulados en forma diferenciada. Se obli-ga a los países exportadores a informar en forma previaa los países importadores de las características de estosorganismos. Ello implica particular atención al fortale-cimiento de la capacidad institucional para aplicar es-tas nuevas funciones de control, en aras de proteger labiodiversidad silvestre, acuática, marina y agrícola dela región.

Un aspecto adicional estrechamente vinculado conel CDB, en el que se busca establecer acuerdos, es el

En febrero del 2002 se llevó a acabo la primera Reunión Ministerial de Países Megadiversos Afines, convocada porMéxico. A la reunión asistieron los ministros del ambiente de Brasil, China, Colombia, Costa Rica, Ecuador, India,Indonesia, Kenia, Perú, Sudáfrica y Venezuela, con el propósito de establecer acuerdos en torno a la conservación yuso sostenible de la biodiversidad y buscar mecanismos de coordinación en política ambiental. Un objetivoadicional fue buscar una postura única para la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de Johannesburgo.

La reunión abordó, en particular, los temas del acceso a recursos genéticos y la distribución justa de sus beneficios(incluyendo lo relacionado con la propiedad intelectual y el respeto y protección del conocimiento tradicional), laconservación y el aprovechamiento de la biodiversidad, la biotecnología, la bioprospección.

Entre los acuerdos alcanzados —que se plasmaron en la Declaración de Cancún— se encuentran los siguientes:

· Establecer el “Grupo de Países Megadiversos Afines” como un mecanismo de consulta y cooperación parapromover intereses y prioridades relacionados con la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica,presentar posiciones comunes en los foros internacionales pertinentes; promover la conservación yde la diversidad biológica en los países de origen y el desarrollo de proyectos conjuntos de investigación einventario de recursos, así como invertir en el desarrollo y aplicación de tecnologías endógenas en apoyo a laconservación y a las actividades económicas sostenibles a nivel local.

· Procurar que los bienes, servicios y beneficios provenientes de la conservación y aprovechamiento sostenible dela diversidad biológica sirvan de sustento al desarrollo de los pueblos para, entre otros propósitos, alcanzar laseguridad alimentaria, superar sus problemas de salud y preservar la integridad cultural.

· Explorar conjuntamente vías para intercambiar información y armonizar las respectivas legislaciones nacionalespara la protección de la diversidad biológica, incluyendo los conocimientos asociados, así como para el accesoa recursos biológicos y genéticos y el reparto de beneficios derivados de su utilización.

· Impulsar el desarrollo de un régimen internacional que promueva y salvaguarde efectivamente la distribuciónjusta de los beneficios derivados del uso de la diversidad biológica y de sus componentes.

· Desarrollar proyectos estratégicos y acuerdos bilaterales, regionales e internacionales, en el marco de unacooperación sur-sur más fuerte, para la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica y de los recursosgenéticos.

· Promover que los actuales sistemas de propiedad intelectual tomen en cuenta los conocimientos tradicionalesasociados a la diversidad biológica en la evaluación de las solicitudes de patentes y otros derechos relacionados.

· Realizar la primera reunión de jefes de estado del Grupo de Países Megadiversos Afines en la CumbreMundial sobre Desarrollo Sostenible de Johannesburgo, Sudáfrica.

in situ ex situ

Primera Reunión Ministerial de Países Megadiversos AfinesPrimera Reunión Ministerial de Países Megadiversos Afines

Fuente: SEMARNAT, 2002b.

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América Latina y el Caribe

acceso a los recursos genéticos y la distribución equi-tativa de los beneficios. Este es uno de los temas quemás se han debatido recientemente en el ámbito de lanormativa y las políticas públicas, tanto a escala nacio-nal como internacional. El CDB establece entre sus ob-jetivo fundamentales “la participación justa y equitati-va en los beneficios que se deriven de la utilización delos recursos genéticos”, mediante mecanismos adecua-dos de acceso. El Tratado Internacional de los RecursosFitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura,aprobado en 2001, reconoce los derechos de los agri-cultores en los centros de origen y diversidad basadosen su contribución a la conservación, mejoramiento ydisponibilidad de estos recursos, derechos que inclu-yen la participación en la adopción de decisiones y ladistribución “justa y equitativa” de los beneficios deri-vados (FAO, 2001).

En febrero del 2003, 13 países de la región habíanfirmado el tratado, aunque ninguno lo había ratificadotodavía. Sin embargo, varios países —incluyendo losque conforman la Comunidad Andina de Naciones(CAN)— ya han formalizado muchos de sus principios(SEMARNAT, 2002a). Guatemala, por ejemplo, ha esta-blecido sistemas sui generis de protección para recur-sos genéticos y les aplica la protección de la propiedadintelectual. Por su parte, los países andinos (Bolivia,Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) han desarrolla-do una legislación común dentro de la CAN, aproban-do en 1996 la Decisión 391 sobre un Régimen Comúnde Acceso a los Recursos Genéticos, que se ha conver-tido en la piedra angular sobre la cual se han desarro-llado políticas y normas nacionales relacionadas conel acceso a recursos genéticos y distribución de benefi-cios. Bolivia cuenta con el Decreto Supremo 24676(1997) que reglamenta de manera muy específica laDecisión 391. Colombia y Venezuela, por su parte, es-tán aplicando de manera directa la decisión sin unanorma complementaria o reglamentaria. Ecuador y Perúestán en proceso de aprobación de reglamentos sobreacceso a los recursos genéticos. La Estrategia Regionalde Biodiversidad de la CAN tiene como objetivo, en

materia de acceso, definir lineamientos y acciones con-juntas. Tanto la CAN como Costa Rica requieren de unconsentimiento informado de la fuente para otorgarderechos de propiedad intelectual sobre recursosgenéticos (CIPR, 2002). Estas son iniciativas que proba-blemente se verán reflejadas en mucha de la legisla-ción futura de la región.

En la región y particularmente en los países mega-diversos, el acceso a los recursos y beneficios enfrenta,entre otros, los siguientes obstáculos: los vastos recur-sos genéticos que ya han salido de estos países (porejemplo, en jardines botánicos y colecciones); la difi-cultad de hacer valer ciertas normas de acceso si otrasnaciones no las tienen (en los casos en que los recursossean compartidos o estén en más de un país); las difi-cultades prácticas de controlar el acceso; una limitadacapacidad de negociar proyectos de bioprospección;la ausencia de incentivos apropiados para agregar va-lor a los recursos dentro del país (y la consecuente po-sición pasiva de los actores nacionales); las dificulta-des de concertar posiciones comunes en los procesosde negociación internacional; las presiones ejercidasdesde otros foros de negociación (por ejemplo, la Or-ganización Mundial del Comercio), y las dificultadesde articular eficazmente los intereses de las comunida-des indígenas.

Para enfrentar estos obstáculos, los países megadi-versos de la región han iniciado procesos políticos ynormativos para legislar sobre el tema. Al mismo tiem-po, muchas instituciones académicas y empresas pri-vadas han procurado adaptar sus políticas de acceso almaterial biológico a una nueva realidad. El acceso queantes era libre requiere ahora, como condición previapara obtenerlo, información y transparencia, negocia-ciones sobre los potenciales beneficios, la eventualconstitución de inversiones conjuntas y la adopción deotros compromisos en función de las normas de cadapaís y la voluntad de las partes involucradas.

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77Perspectivas del medio ambiente

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América Latina y el Caribe

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79Perspectivas del medio ambiente

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Agua dulce

América Latina y el Caribe es una región ricaen agua: con solo un 15 por ciento del territorio y un 8,4 por ciento de la población mun-

dial, recibe el 29 por ciento de la precipitación y tieneuna tercera parte de los recursos hídricos renovablesdel mundo (FAO, 2002). Sin embargo, existen marca-das diferencias en la dotación de agua y su disponibili-dad a lo largo del territorio regional. Tres de sus princi-pales zonas hidrográficas —las cuencas del Golfo deMéxico, el Atlántico sur brasileño y Paraná-Uruguay-La Plata— concentran un 40 por ciento de la poblaciónregional en un 25 por ciento del territorio, con solo un10 por ciento de los recursos hídricos totales. Muchasáreas en Mesoamérica, los Andes, el noreste brasileñoy el Caribe sufren carencia recurrente o crónica de agua(WWC, 2000).

Los muchos desafíos del agua en la región se agru-pan en dos problemas básicos: disminución del aguadisponible y pérdida de su calidad. La disminución dereservas ocurre por el impacto de la deforestación, laexpansión urbana y la extracción excesiva (impulsadapor el crecimiento poblacional y la demanda agrícola eindustrial). La pérdida de calidad se origina en la faltade tratamiento de aguas residuales, el uso excesivo deabonos y plaguicidas, y la contaminación por usos in-dustriales, mineros y energéticos. También influyen lasubvaloración e ignorancia de la necesidad de mante-ner “caudales ecológicos” (es decir, el agua necesariapara otras funciones vitales de los ecosistemas natura-les ). Si continúan estas tendencias, podrían obstaculi-zar de manera importante el desarrollo sostenible enAmérica Latina y el Caribe (CEPAL y PNUMA, 2001).Una preocupación creciente se relaciona con la ausen-cia de un manejo integrado del recurso y de leyes paraproteger el agua dulce.

Disponibilidad de recursoshídricos y variación regional

Del total de agua en el mundo, solo un 2,5 por cien-to, o 35 millones de kilómetros cúbicos, es agua dulce,en su mayor parte (casi el 70 por ciento) en forma dehielo en los cascos polares. Del agua restante, la mayorparte se encuentra como humedad en el suelo o en de-pósitos acuíferos tan profundos que no resultan accesi-bles al consumo humano (algunos hasta dos kilómetrosbajo el nivel del mar) (PNUMA, 2002; SAMTAC, 2000).

La renovación del agua dulce depende de su eva-poración y posterior precipitación. El 80 por ciento dela evaporación mundial proviene de los océanos, y soloun 20 por ciento de la precipitación cae en áreas te-

rrestres. El agua utilizable se encuentra en lagos, ríos,humedad del suelo y depósitos subterráneos relativa-mente poco profundos, cuya renovación es productode la escorrentía o la infiltración. Estos recursos hídricosutilizables representan, en total, menos del 1 por cien-to del agua dulce existente en el planeta. Mucha deesta agua teóricamente utilizable se encuentra lejos delas zonas pobladas, lo cual dificulta o vuelve imposiblesu utilización efectiva.

Estimaciones actuales indican que América Latinay el Caribe recibe un promedio de 1.556 milímetros deprecipitación anual (equivalente a 31,8 kilómetros cú-bicos), considerablemente más que cualquier otra re-gión del mundo. Los recursos hídricos renovables in-ternos —compuestos por el flujo anual de aguas super-ficiales y la recarga de aguas subterráneas— alcanzanun total de 13,4 kilómetros cúbicos al año, la terceraparte de los recursos mundiales. Por habitante, ello re-presenta 27.673 metros cúbicos, casi cuatro veces elpromedio mundial (FAO, 2002).

Sin embargo, los recursos hídricos de la región seencuentran distribuidos en forma irregular tanto en elespacio como en el tiempo, afectando su disponibili-dad. Dependiendo de estos patrones de distribución,así como de la demanda sobre los recursos, muchosterritorios y poblaciones padecen situaciones de estréshídrico.

La noción de estrés hídrico se aplica utilizando dosparámetros distintos. Uno es la insuficiencia de aguapor habitante. En este caso, se sufre escasez si hay me-nos de 1.700 metros cúbicos anuales por habitante, conescasez severa debajo de los 1.000 metros y escasezabsoluta por debajo de los 500 metros (Falkenmark yWidstrand, 1993; Ohlsson, 1998). Tales valores debensopesarse tomando en cuenta el uso local, pues la de-manda para fines agrícolas suele ser más intensa —aun-que menos rigurosa en cuanto a calidad— que la origi-nada en necesidades domésticas o industriales. Por estarazón, el indicador demográfico no siempre es el másrevelador de situaciones de estrés en cuencas con bajadensidad demográfica pero alto uso agrícola.

El segundo parámetro, utilizado por la Organiza-ción de las Naciones Unidas (ONU), se refiere a unaextracción superior al 10 por ciento del agua disponi-ble, que se estima como el límite máximo de la tasanatural de reposición, por encima del cual se afecta ladisponibilidad futura del recurso. El estrés se calificacomo moderado si es menor al 20 por ciento, medio-alto entre 20 y 40 por ciento y severo cuando la extrac-ción es mayor al 40 por ciento de la tasa de reposición(Raskin y otros, 1997). El efecto de la extracción sobrela disponibilidad depende, entre otros factores, del cli-ma y la variabilidad en la escorrentía.

En general, en América Latina y el Caribe existe unnivel muy bajo de estrés por efecto de la extracción delagua sobre la disponibilidad: representa solamente el

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

2,0 por ciento (UNEP y otros, 2002). En el Caribe, elpromedio sube a estrés moderado (18,5 por ciento) porel peso de Cuba (13,7 por ciento), República Domini-cana (39,7 por ciento) y Barbados (98,8 por ciento); sinembargo, los niveles son bajos en los demás países para

los que existe información (de 7,5 por ciento en Haití a9,6 en Jamaica). En Mesoamérica, los niveles oscilanentre 0,6 por ciento en Belice y 5,1 por ciento en CostaRica, exceptuando a México, donde la presión es ma-yor (19,0 por ciento). En Sudamérica, exceptuando a

Precipitación anual(mm)

SN. CRISTOBALY NEVIS

ANTIGUA YBARBUDA

DOMINICA

SN. VICENTE YLAS GRANADINAS

BARBADOS

GRANADA

TRINIDAD YTABAGO

STA. LUCIA

Precipitación media anual

0-100100-200200-400400-700700-10001000-15001500-20002500-5000> 5000Sin datos

Recursos hídricos totales renovables (RHTR)

0 - 0002 000 - 10 00010 000 - 25 00025 000 - 50 00050 000 - 75 00075 000 - 85 000> 85 000Sin datosNo recogido el informe

Fuente: FAO, 2001.

m - habitante3

SN. CRISTOBALY NEVIS

ANTIGUA YBARBUDA

DOMINICAMÉXICO CUBA

HAITI R. DOMINICANA

ANTILLAS MENORESJAMAICABELICE

NICARAGUA

ECUADOR

PERÚ

COLOMBIA

VENEZUELAGUYANA

BRASIL

SURINAM

BOLIVIA

PARAGUAY

URUGUAY

ARGENTINA

CHILE

GUATEMALA

HONDURAS

COSTA RICAPANAMÁ

EL SALVADOR SN. VICENTE YLAS GRANADINAS

BARBADOS

GRANADA

TRINIDAD YTABAGO

STA. LUCIA

Precipitación media anual y recursos hídricos totales renovables en la regiónPrecipitación media anual y recursos hídricos totales renovables en la región

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81Perspectivas del medio ambiente

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2

Argentina (10,4 por ciento), los niveles oscilan entre0,4 por ciento en Bolivia y Colombia, y 3,9 por cientoen Ecuador.

En países con estrés por extracción moderado omayor, resulta preocupante que, mientras la cantidadde agua utilizable es fija o decreciente, la demanda seacreciente, particularmente si en el futuro los cambiosclimáticos reducen la cantidad de lluvia (ver la secciónde Atmósfera).

A continuación se presenta un análisis más detalla-do de la situación del recurso por subregiones.

Sudamérica

Sudamérica es la subregión más rica en recursoshídricos renovables en América Latina y el Caribe: con-centra un 29 por ciento del total mundial (UNEP y otros,2002). En orden decreciente, la precipitación anual pro-medio es de 1.991 milímetros en los países andinos,1.758 en Brasil, 1.421 en Guyana y Surinam, y 846 enel Cono Sur (FAO, 2002).

De las seis mayores cuencas hidrográficas del mun-do, dos se encuentran en Sudamérica: las de los ríosAmazonas y Paraná-La Plata (WRI y otros, 2001). Lacuenca del Amazonas es la más extensa del planeta,con 8,14 millones de kilómetros cuadrados en sietepaíses (Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyanay Venezuela), y contiene una quinta parte del agua flu-vial en el mundo (Revenga y otros, 1998; GIWA, 2002).La cuenca del Paraná-La Plata se encuentra en sextolugar, con 2,58 millones de kilómetros cuadrados encuatro países (Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia).Otras cuencas importantes en esta subregión son las delos ríos Orinoco (Colombia y Venezuela) y San Francis-co (Brasil).

Las corrientes oceánicas, el viento y las barrerasorográficas, especialmente en los Andes, determinan laexistencia de zonas extremadamente áridas en la costadel Pacífico sur, como en el norte de Chile, donde hayáreas sin lluvia, y territorios muy húmedos, como laSerranía de Baudó, en Colombia, donde la precipita-ción anual puede superar los 9.000 milímetros (Browny Saldivia, 2000; SAMTAC, 2000). Las zonas áridas ysemiáridas abarcan alrededor de un 23 por ciento delterritorio sudamericano. En Argentina, el país más ári-do de la subregión (un 60 por ciento de su extensiónterritorial), el 85 por ciento de los recursos hídricos seconcentra en la cuenca del Plata, que ocupa solo 30por ciento del territorio (SAMTAC, 2000).

También existe una variación estacional acentuadaen muchas áreas, concentrando porcentajes elevadosde la precipitación en algunos meses del año, así comouna alta variabilidad de un año a otro, intensificada porfenómenos climáticos planetarios o locales de carácter

intermitente, como El Niño. El caso de Chile es ilustra-tivo en este respecto; su larga extensión latitudinal pre-senta grandes variaciones de precipitación, entre el norteárido, donde la escasa lluvia se concentra entre noviem-bre y abril, y el sur lluvioso, con precipitación abun-dante a lo largo del año, mientras que el centro presen-ta las mayores variaciones entre estaciones y años(Brown y Saldivia, 2000).

La disponibilidad promedio de agua dulce enSudamérica se estimó en 1998 en 35.437 metros cúbi-cos anuales por habitante, con una amplia variabilidadnacional, que va desde 7.453 metros cúbicos en Ar-gentina a 316.891 en Guyana (UNEP y otros, 2002).Como se indica arriba, también existe una gran variabi-lidad subnacional. En Chile, algunas regiones del nortesolo alcanzaron 311 metros cúbicos al año por habi-tante en el año 2000; esto contrasta dramáticamentecon algunas regiones del sur que tienen volúmenesanuales de más de 3 millones (SAMTAC, 2000). En Bra-sil, la disponibilidad de agua para el estado de Roraima,en la región amazónica, es de 1,5 millones de metroscúbicos al año por habitante, mientras que en el estado

El Amazonas y el PEl Amazonas y el Paraná-La Plata, entrearaná-La Plata, entrelas principales cuencas del mundolas principales cuencas del mundo

Fuente: WRI y otros, 2001.

Area de las 10 mayores cuencas

Población en las 10 mayores cuencas

Amazonas

Congo

Mississippi

Nilo

Ob

Paraná

Yenisey

Lago Chad

Lena

Níger

Amazonas

Congo

Mississippi

Nilo

Ob

Paraná

Yenisey

Lago Chad

Lena

Níger

Millones de km2

Millones de personas

0

0 30 60 90 120 150

1 2 3 4 5 6 7 8

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82

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

de Pernambuco, en el nordeste, es de solo 1.270 me-tros cúbicos (Rebouças, 1999). En el nordeste brasileñotambién se ejemplifican otros factores de variabilidad,relacionados con los patrones de precipitación y lascondiciones de permeabilidad del suelo, los cuales pro-ducen oscilaciones de 0 a 600 milímetros entre un se-mestre y otro. La cuenca del Paraná-La Plata, la cualabarca un 15 por ciento del territorio sudamericano yalrededor del 23 por ciento de su población , es la úni-ca que se encuentra bajo el umbral de escasez, en estecaso de tipo severo, con una disponibilidad de aguamenor a 1.000 metros cúbicos por habitante al año(Revenga y otros, 1998).

Aplicando el parámetro de la ONU sobre prome-dios nacionales de extracción a las cifras sobre dispo-nibilidad, puede concluirse que existe en general unnivel bajo de estrés en Sudamérica. Exceptuando a Ar-gentina (10,4 por ciento), los niveles oscilan entre 0,4por ciento en Bolivia y Colombia, y 3,9 por ciento enEcuador (UNEP y otros, 2002).

Mesoamérica

En Mesoamérica, el nivel de precipitación anualpromedio es de 772 milímetros en México y 2.395 mi-límetros en América Central (FAO, 2002). La disponibi-lidad promedio anual de recursos hídricos renovables

internos se estimó en 4.137 metros cúbicos por habi-tante en México y 20.370 metros cúbicos en AméricaCentral, para el año 2000, con un promedio subregionalde 8.122 metros cúbicos (UNEP y otros, 2002).

Los promedios nacionales varían notablemente:desde 2.831 metros cúbicos al año por habitante en ElSalvador hasta 70.695 en Belice. Además, a escalasubnacional existen diferencias dramáticas. México, porejemplo, tiene zonas tropicales muy ricas en precipita-ción, pero también grandes extensiones desérticas(WWC, 1999). En Centroamérica, dos terceras partesde la población que habitan en la vertiente pacífica delistmo, solo reciben un 30 por ciento de la escorrentíatotal (CATHALAC, 1999).

Cinco de las principales cuencas mesoamericanasse encuentran total o parcialmente en México: las delos ríos Yaqui, Bravo, Balsas, Lerma-Chapala yUsumacinta. Dos de ellas, las del Río Bravo y elUsumacinta, son compartidas con los Estados Unidos yGuatemala, respectivamente, siendo ambos ríos fron-terizos. La mayor de estas cuencas es la del Río Bravo,con una extensión de 608.000 kilómetros cuadrados;nace en el estado de Colorado (Estados Unidos), y trans-curre por varios estados mexicanos hasta desembocaren el Golfo de México. La cuenca del Río Balsas seencuentra bajo el umbral de estrés severo en disponibi-lidad de agua por habitante (Revenga y otros, 1998).Otras cuencas importantes en Centroamérica abarcanlos territorios de varios países: entre ellas están las delos ríos San Juan (Nicaragua-Costa Rica), Coco (Nicara-gua-Honduras), Lempa (El Salvador-Honduras-Guate-mala) y Motagua (Guatemala-Honduras) (López, 2002).

En Mesoamérica, los niveles de estrés por extrac-ción de agua oscilan entre 0,6 por ciento en Belice y5,1 por ciento en Costa Rica, exceptuando a México,donde la presión es mayor (19,0 por ciento) (UNEP yotros, 2002). Los promedios ocultan nuevamente situa-ciones dramáticas. En Costa Rica, por ejemplo, en elcaso del agua subterránea que abastece el 60 por cien-to de las necesidades de la gran área metropolitana deSan José (con la mitad de la población nacional), elíndice de extracción subió de 16 a 62,5 por ciento en-tre 1996 y 2000. Ello representa un nivel extremo deestrés por agua —semejante o mayor que el de paísescomo Egipto, Libia y los de la Península Árabe y elMedio Oriente (Fernández-González y Gutiérrez-Espeleta, 2002). En México, las aguas subterráneas re-presentan un tercio de la extracción total del país y dostercios de la utilizada para abastecer de agua potable alas poblaciones urbanas (WWC, 1999). En la zona me-tropolitana del Valle de México, donde se asienta lacapital federal, los niveles de extracción duplican ac-tualmente la capacidad de recarga del acuífero y cons-tituyen parte importante de lo que el gobierno ha deno-minado “una cuestión de seguridad nacional” (GDF yBID, 1999; GDF, 2000; Weiner, 2001; ver la sección deÁreas urbanas).

Disponibilidad de agua por habitanteDisponibilidad de agua por habitanteen cuencas de la regiónen cuencas de la región

1,0 a 2,01,0 a 2,0

>2,0 a 5,0>2,0 a 5,0

>5,0 a 10,0>5,0 a 10,0

>10,0 a 20,0>10,0 a 20,0

>20,0>20,0

sin datos disponiblessin datos disponibles

Fuente: PNUMA, 2002.

muy bajamuy baja

bajabaja

mediamedia

altaalta

muy altamuy alta

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83Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

El Caribe insular

En el Caribe, la precipitación oscila entre 1.141 mi-límetros anuales en las Antillas Menores y 1.451 en lasAntillas Mayores, con una disponibilidad promedio porhabitante de 2.668 metros cúbicos anuales (FAO2002;UNEP y otros, 2002).

Antigua y Barbuda, Barbados, Haití y San Cristóbaly Nevis padecen la mayor escasez de agua en toda laregión, en condición de estrés hídrico (absoluto en Bar-bados y severo en los demás casos, excepto Haití) (UNEPy otros, 2002). Estos países y otros territorios de las An-tillas Menores casi no tienen ecosistemas de agua dul-ce superficial y dependen extensamente de sus aguassubterráneas para enfrentar la demanda para activida-des humanas (UNEP, 1999). Aún una leve disminuciónen las lluvias y la elevación del nivel del mar afectaríana estas islas, cuyas fuentes de agua dulce son limitadasy sus acuíferos costeros son susceptibles a la intrusiónsalina. Antigua y Barbuda, las Bahamas y Barbados yaestán utilizando agua marina desalinizada (CordeiroNetto, 2001).

Presiones sobre el recursoLos principales factores de presión sobre la disponi-

bilidad del agua son la extracción excesiva, laimpermeabilización de zonas de captación por infraes-tructura urbana y la deforestación (WRI y otros, 2001).

El bosque y otra vegetación contribuyen a mante-ner la cantidad y calidad del agua, reduciendo laescorrentía en períodos de alta precipitación y mante-niendo los flujos en períodos secos (ver la sección de

Bosques). La impermeabilización del suelo debida a lasconstrucciones humanas impide la infiltración del aguallovida a los acuíferos, acelerando la escorrentía enépocas de alta precipitación (ver sección de Áreas ur-banas).

Por su parte, la extracción excesiva de los recursoshídricos, con el fin de satisfacer la demanda y usos delagua para la agricultura, la industria o el consumo di-recto, puede sobrepasar la capacidad de reposiciónnatural, agotando las fuentes de agua y provocando lasalinización de aguas subterráneas cerca de las costas(CAESACM y otros, 1995). En el caso de niveles de ex-tracción moderados o mayores resulta preocupante elque, mientras la cantidad de agua utilizable es fija odecreciente, la demanda sea creciente, sobre todo apartir de ser la región con mayor reserva de tierras agrí-colas y por tanto, de demanda de regadío.

Demanda y usos del agua en la región

Con excepción de unos pocos países, y salvandolas diferencias subnacionales mencionadas, el agua nofue un factor limitante para el desarrollo social en elpasado. Sin embargo, esta situación ha cambiado con-siderablemente en los últimos 30 años. La demanda deagua está aumentando en toda la región, como conse-cuencia del crecimiento demográfico, el proceso deurbanización y el progreso económico (WWC, 2000).La disponibilidad de agua potable se ha convertido rá-pidamente en uno de los principales factores que limi-tan el desarrollo socioeconómico en áreas especificas,especialmente en el Caribe. Muchos gobiernos tienendificultad para suministrar agua a toda la población,manteniendo o mejorando simultáneamente susestándares de calidad.

© R. Burgos

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

En las tres últimas décadas la extracción y el consu-mo de agua se han duplicado en América Latina y elCaribe, con un ritmo muy superior al promedio mun-

dial. Se espera que esta tendencia continúe, con unaumento del 21 por ciento en las extracciones totalesen Mesoamérica, y un 43 por ciento en Sudaméricapara el año 2025 (CEPAL y PNUMA, 2001).

En general, el suministro, el acceso al agua potabley el saneamiento son altos en toda la región. En 2000,un 85 por ciento de la población regional tenía accesoal agua potable y un 79 por ciento estaba cubierto poralguna forma de saneamiento básico (alcantarillado, tan-ques sépticos o letrinas), con aumentos significativos sise compara con la situación en 1971, cuando solo un53 por ciento de la población tenía acceso al agua (OPS,2001). Sin embargo, estas cifras de acceso también de-ben matizarse teniendo en cuenta que la desigualdadentre los usuarios, aún en los países ricos en agua, esmuy alta. Muchos de los pobres en las zonas rurales yen las comunidades urbanas viven sin acceso a agualimpia y servicios de saneamiento (WWC, 2000). Enpaíses como Brasil, por ejemplo, el 10 por ciento máspobre de la población paga hasta tres veces más por elagua que el 10 por ciento más rico (en forma relativa asu ingreso), con el sector rural experimentando el ma-yor grado de desigualdad (OPS y OMS, 2001).

Hasta ahora, los estándares de potabilidad se hancentrado en la calidad bacteriológica del agua, obteni-da generalmente mediante un proceso de desinfecciónpor cloración que tampoco está exento de impactos enla salud, en vista de los efectos del cloro residual (Craun,1993). Los controles sobre la calidad físico-química delagua para consumo humano —aunque existen en lanormativa regional— son considerablemente más re-cientes y más débiles.

La principal demanda y el mayor uso del agua sepresenta en el sector agrícola, seguido por el consumodoméstico e industrial. En las tres subregiones, más del

70 por ciento del uso es agrícola (UNEP y otros, 2002).Solo Brasil, Colombia, Cuba, Venezuela y los países delas Antillas Menores están por debajo del promedio re-

gional. El uso domésticodel agua oscila entre un18 y un 25 por ciento enlas subregiones, mientrasque el uso industrial va-ría entre el 1 y el 11 porciento, igualmente condiferencias nacionales. Esimportante tener encuenta que las estadísti-cas sobre consumo do-méstico se calculan nor-malmente como la can-tidad de agua distribuidapor el servicio público, eincluyen, por lo tanto, elconsumo por parte de in-dustrias conectadas a lared pública.

El riego es uno de los usos de agua dulce con mayorcrecimiento en la región. En 1997 se irrigaron más de18 millones de hectáreas de tierra: alrededor del 0,9por ciento del territorio total, y un 2,4 por ciento de lasuperficie agrícola (FAO, 2000). En general, las prácti-cas agrícolas adoptan tecnologías de riego con baja efi-ciencia, como el riego por inundación, que apenas seaprovecha un 30 o 40 por ciento en los cultivos(Cosgrove y Rijsberman, 2000; SAMTAC, 2000). El aguarestante, aunque puede reutilizarse, ya ha perdido cali-dad al aumentar su concentración de sales, nutrientes,sedimentos y contaminantes químicos, pudiendo da-ñar los ecosistemas circundantes y los acuíferos subya-centes, por infiltración. Entre las causas principales deuso ineficiente están los subsidios implícitos en la asig-nación de derechos de agua y la provisión de infraes-tructura de riego a bajo costo (SAMTAC, 2000).

El patrón de uso parece ser análogo en las aguassubterráneas, dedicándose su extracción en mayor gra-do al uso agrícola. Aunque solo hay datos para Argen-tina, Brasil, México y Perú, estos indican que solo enBrasil el uso doméstico de aguas subterráneas iguala aluso agrícola (38 por ciento, frente a un 25 por cientode uso industrial) (UNEP y otros, 2002). En los demáspaíses, el uso agrícola es siempre mayor: oscila entre el60 y el 70 por ciento, mientras que el uso doméstico vadel 11 al 25 por ciento. En Argentina el uso industrialsupera al doméstico (19 por ciento, frente a un 11 porciento).

La demanda de agua para consumo doméstico di-recto también está aumentando, resultando en una pre-sión importante sobre los mantos acuíferos, donde recaeparte importante de esta demanda. En muchos paísescaribeños, así como en Colombia y Panamá, la factura-ción por uso doméstico es la que alcanza mayor volu-men. En la actualidad, 150 millones de habitantes ur-

Uso anual del agua dulce por sectorUso anual del agua dulce por sector

América Latina y Caribe 262,8 73,5 8,7 17,8Caribe 15,9 74,0 1,0 25,0Mesoamérica 90,0 77,9 5,4 16,7Sudamérica 156,9 70,9 11,4 17,7

(*) El consumo doméstico se calcula normalmente como la cantidad de agua distribuida por elalcantarillado público; incluye, por lo tanto, el consumo por parte de industrias conectadas a lared pública.

Fuente: UNEP y otros, 2002.

Consumototal de

agua(kilómetros

cúbicos)

Consumo por sectores (%)

Agrícola Industrial Doméstico (*)

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85Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

banos en la región (el 31,3 por ciento de la poblacióntotal) dependen del agua subterránea para sus necesi-dades directas (CELADE, 1998; Revenga y otros, 2000).En Barbados, donde el 79 por ciento de los recursoshídricos proviene del agua subterránea, un 98,6 porciento del suministro de agua potable depende en estetipo de fuente (Ministry of Physical Development andEnvironment, 2001).

El tercer usuario principal de recursos hídricos es laindustria. En Sudamérica se estima que la extracciónindustrial alcanza 15 kilómetros cúbicos al año; un 80por ciento de esta demanda proviene de Argentina yBrasil (SAMTAC, 2000). El sector minero, especialmen-te en Chile y Perú, requiere cantidades de agua cadavez mayores; para los territorios andinos esto podríallevar, en un futuro cercano, a tener que importar agua.En Venezuela y Trinidad y Tabago, el sector petroleroes un consumidor importante. Otro uso industrial signi-ficativo es la generación hidroeléctrica; en Mesoaméricay Sudamérica provee un 53 y un 80 por ciento de laoferta total de electricidad, respectivamente (Cordeiro-Netto, 2001).

Efectos en la calidad del agua

Los problemas de contaminación del agua en Amé-rica Latina y el Caribe comenzaron a evidenciarse en ladécada de 1970. Antes, los bajos niveles de agriculturaintensiva, urbanización e industrialización restringíanestos problemas a algunas de las ciudades más gran-des. Ello no obstante, en los últimos 30 años ha habidouna disminución significativa en la calidad del agua

superficial y subterránea. Las actividades agrícolas y laliberación de aguas residuales urbanas e industrialessin tratar son las principales fuentes de contaminación.

La agricultura contribuye al deterioro de la calidadde las aguas superficiales y subterráneas por escorrentíaexcesiva, erosión del suelo, contaminación (originadaen fertilizantes, herbicidas, plaguicidas y desechos or-gánicos), e irrigación excesiva. El uso excesivo de ferti-lizantes en la agricultura ha aumentado la eutrofizaciónde lagos, represas y lagunas costeras. Esta presenciaexcesiva de sustancias nutritivas provoca un crecimientode algas que compiten con otros seres vivos por el oxí-geno, reduciendo la biodiversidad en los cuerpos deagua.

En Nicaragua, los plaguicidas han contribuido adegradar la calidad del agua, particularmente en León,el valle de Sébaco, las áreas hortícolas de Matagalpa yJinotega, y las zonas de producción tabacalera en Estelí(MARENA, 2001). En Costa Rica se han encontrado ni-veles de nitratos cercanos o superiores a la norma inter-nacional en fuentes metropolitanas y rurales (Fernández-González y Gutiérrez-Espeleta, 2002). La pulpa de caféen este país mesoamericano representaba a principiosde la década de 1990 un 68 por ciento del volumen decontaminantes en los ríos del Valle Central; la normati-va implementada a partir de entonces, para reducir ladescarga de desechos de café, logró reducir este por-centaje al 45 por ciento (Boyce y otros, 1994).

En los países sudamericanos la situación es similar.En Colombia, por ejemplo, los desechos de la activi-

Fuente: WHO y UNICEF, 2000.

Acceso al agua dulce

0 - 25%

26 - 50%

51 - 75%

76 - 90%

91 - 100%

No hay datos

%

%

%

%

%

Acceso al agua potable y el saneamiento en la regiónAcceso al agua potable y el saneamiento en la región

0 - 25%

26 - 50%

51 - 75%

76 - 90%

91 - 100%

No hay datos

%

%

%

%

%

Acceso a saneamiento

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

dad cafetalera generan una carga de 3,7 millones tone-ladas al año de demanda bioquímica de oxígeno(PNUMA y PAM, 2001). En Perú, las altas dosis deagroquímicos y fertilizantes en cultivos de coca y loscompuestos usados para la preparación de pasta bási-

ca de cocaína afectan los ríos de la selva alta (CONAMy PNUMA, 2001). Aunque las concentraciones de ni-tratos observadas en los ríos sudamericanos parecenbajas si se comparan con las europeas (las más conta-minadas del mundo), son mayores en las cuencas delMagdalena y el Uruguay, más pobladas y con una acti-vidad agrícola más intensa (Revenga y otros, 2000).

En Chile, un estudio en aguas y sedimentos de lacuenca del río Rapel, encontró efectos tóxicos y muta-ciones en estrecha relación con el uso de plaguicidasen la agricultura y la actividad minera de la zona (Cas-tillo y otros, s.f). Por otro lado, se ha demostrado que laeutrofización de diversos cuerpos de agua está aumen-tando aceleradamente en todo el país (CAPP, 2000).

Otro efecto de la agricultura intensiva es la exten-sión de áreas irrigadas, con un aumento consiguienteen la concentración de sales en la superficie del suelo yen la incorporación de agroquímicos al agua superfi-cial y subterránea. Algunas zonas irrigadas en el nortede Chile, por ejemplo, padecen ahora de severos pro-blemas de salinización (CAPP, 2000; CEPAL y PNUMA,2001). Además, cuando el agua de riego se ve afectadapor efluentes de áreas industriales o residenciales, losproductos agrícolas se convierten en una amenaza parala salud de agricultores y consumidores.

En general, las aguas residuales en América Latinay el Caribe no reciben tratamiento y se depositan cru-das en los cuerpos de agua. Un 21 por ciento de lapoblación no tiene acceso a ningún tipo de saneamien-to, un 31 por ciento solo cuenta con tanques sépticos oletrinas, y un 49 por ciento tiene acceso a alcantarilla-do, aunque en la gran mayoría de los casos no se cuen-ta con tratamiento de efluentes. Sin embargo, hay im-portantes diferencias nacionales y subnacionales. To-dos los efluentes en Antigua y Barbuda y Barbados re-ciben algún tratamiento, mientras que ningún efluenterecibe tratamiento en países como Granada, Dominicay Haití (OPS, 2001).

Aunque existen instalaciones de aguas residuales,la mayoría no tiene capacidad suficiente para el trata-miento efectivo. El aumento en la contaminación porescorrentía urbana, así como la liberación de aguasresiduales sin tratar en cuerpos de agua que sirven a lasáreas urbanas, se suman a las dificultades para satisfa-cer una creciente demanda de agua en las ciudades(WWC, 2000).

Un estudio realizado entre 1996 y 1998 en la re-gión metropolitana de Río de Janeiro mostró el incum-plimiento de la normativa brasileña en lo relativo a laconcentración de coliformes fecales (más del 50 porciento de las muestras), nitratos (31 por ciento de lasmuestras en una de las zonas estudiadas) y aluminio(100 por ciento de las muestras de agua subterránea ymás del 75 por ciento de las muestras en el sistema dedistribución) (Freitas y otros, 2001). Resultados seme-jantes en lo relativo a la concentración excesiva de ni-

Gran Buenos Aires (1968-1987)

Río de Janeiro (1996-1998)

Fuentes: Freitas y otros, 2001; Foster y otros, 1987.

Contaminación de aguas residuales urbanasContaminación de aguas residuales urbanase industriales en el Gran Buenos Aires (1968-e industriales en el Gran Buenos Aires (1968-1987) y Río de Janeiro (1996-1998)1987) y Río de Janeiro (1996-1998)

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87Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

tratos se han obtenido en otras áreas metropolitanas,como el Gran Buenos Aires, desde la década de 1970(Foster y otros, 1987).

El crecimiento industrial y la contaminación resul-tante, tanto orgánica (por ejemplo, en el caso de lasindustrias de producción de alimentos) como tóxica ybacteriológica, han contribuido sustancialmente a losproblemas con la calidad del agua. Los desechos ani-males de las actividades ganaderas industriales, porejemplo, contaminan los depósitos acuíferos con bac-terias coliformes. En general, la evolución de la deman-da bioquímica de oxígeno por emisiones entre 1980 y1997 indica claramente un aumento en la contamina-ción causada por actividades industriales en toda la re-gión, aunque los países varían en lo relativo al aportecontaminante de los diferentes sectores industriales (mi-nero y petroquímico, entre otros) (WWC, 2000).

El sector industrial en México, por ejemplo, consu-me 4,1 kilómetros cúbicos de agua anualmente, un 7,6por ciento del volumen total usado en el país. Del aguaque se extrae, un 89 por ciento se convierte en aguasresiduales que agregan una demanda bioquímica deoxígeno anual de 6,2 millones de toneladas, cantidadsimilar a la que podrían generar 95 millones de perso-nas en el mismo período, equivalente a la poblacióntotal de México en el año 2000 (SEMARNAP, 2000). Lamayoría de los efluentes industriales no recibe trata-miento antes de su liberación en ecosistemas hídricos,costeros o marinos. En República Dominicana, porejemplo, solamente un 31 por ciento de los residuosindustriales recibe tratamiento primario (CEPAL yPUCMM, 2000)

La actividad minera causa un impacto grave por eldrenaje de desechos líquidos y sólidos generalmentetóxicos para el ambiente y la salud. Ejemplo de ello esla calidad del agua en los ríos Matiz, Santa Fe, Tigre yPis-Pis, en Nicaragua, y del Lago Junín y Río Mantaroen Perú, originada en la utilización de metilo de mer-curio para la separación del oro (CONAM y PNUMA,2001; MARENA, 2001). Un estudio en el río Tapajós enla Amazonía brasileña confirma que la minería de oro,y la erosión por deforestación y agricultura en suelosnaturalmente ricos en mercurio, han provocado altasconcentraciones de este elemento en ambientes acuá-ticos (PNUMA, 2002).

Otro problema creciente es la salinización deacuífersos costeros debido al exceso de extracción parauso industrial. En el Caribe esto es particularmente se-vero dada la creciente demanda de agua, sobre todopara abastecer la industria turística (UNEP, 1999).

Presiones como las señaladas afectan no solo el usohumano directo de los recursos hídricos (consumo,transporte, recreación), sino también otros serviciosambientales de los ecosistemas de agua dulce: entreotros, su capacidad para servir de hábitat a enormescantidades de especies de flora y fauna, así como la

mitigación de inundaciones (Revenga y otros, 2000).Otras presiones humanas, como la construcción de re-presas y la desviación o modificación de los cursos flu-viales, se asocian a las anteriores en la disminución del“caudal ecológico” necesario para mantener las fun-ciones señaladas.

Políticas hídricas: iniciativasnacionales y regionales

Durante la segunda mitad del siglo XX, los paísesde América Latina y el Caribe impulsaron estrategiassectoriales, incluso por proyectos, para enfrentar losretos que el proceso de desarrollo planteaba en el ám-bito de los recursos hídricos. Surgieron orientacionesespecíficas y diferenciadas para el suministro de aguapotable, el saneamiento, el riego y la hidroelectricidad.Las responsabilidades legales y administrativas en es-tos ámbitos llegaron a estar muy dispersas. Además, lainiciativa estuvo generalmente en manos de agenciasestatales centralizadas, con poca o ninguna participa-ción de los demás actores sociales interesados. Las re-gulaciones y controles tenían un enfoque punitivo, ypocos incentivos e instrumentos económicos. Además,la capacidad de hacer cumplir la legislación —comose señala, generalmente dispersa y a menudo conflicti-va— no tuvo la fuerza requerida.

Los límites de este estilo de política se evidenciaroncuando la demanda por agua se concentró en regionesy usos particulares, dando pie a crecientes conflictospor el uso del agua, así como por su impacto en la de-gradación y agotamiento del recurso. Estos conflictoshan puesto de relieve la importancia estratégica de cues-tiones como las siguientes:

● La necesidad de mecanismos adecuados para la asig-nación del agua a diversos usuarios (considerandono solo la disponibilidad efectiva, sino también lostipos de demanda, así como el valor real del aguapara cada uso, con los servicios ambientales necesa-rios para producirla).

● En estrecha vinculación con lo anterior, la preguntasobre la conveniencia de privatizar o descentralizarelementos del ciclo de producción y distribución delagua (incluyendo la creación de mercados locales oregionales para los distintos usos del agua, y la defi-nición y asignación de los derechos de propiedadnecesarios para establecer estos mercados).

● La elaboración de un enfoque integrado en la admi-nistración de recursos hídricos, que supere la frag-mentada visión sectorial e impulse iniciativas nacio-nales e internacionales de gestión de cuencas.

● La definición e implementación impostergable de untratamiento adecuado para las aguas residuales urba-nas e industriales.

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

En respuesta a estos desafíos, en años recientes lamayor parte de los países de América Latina y el Caribehan iniciado reformas de orden político, legal einstitucional en la administración de sus recursoshídricos (Jouravlev, 2001). Brasil, Chile, Colombia, Ja-maica y México han reformado ya el marco adminis-trativo del agua, y en los países restantes se están pro-poniendo transformaciones sustanciales en medio deun fuerte debate público.

Se tiende a crear instituciones que representen alsector público y a los principales grupos de usuarios.Sus fines incluyen la formulación de políticas hídricas,la coordinación de un uso múltiple del agua medianteconcesiones y cánones, la orientación del desarrollode grandes obras hidráulicas, la supervisión en el con-trol de la contaminación, la protección contra inunda-ciones y la estimación del caudal ecológico (Jouravlev,2001; FAO, 2002).

Ejemplos de esta tendencia pueden observarse enBolivia, Chile, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Méxi-co y República Dominicana. También se están estable-ciendo autoridades nacionales para los recursos hídricosen Antigua y Barbuda, Belice, El Salvador, Panamá ySanta Lucía, con el fin de coordinar a autoridades decuencas o asociaciones de usuarios. Los marcosregulatorios se están revisando para incluir estos nue-vos procesos institucionales, en países como Bolivia,Chile, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Panamá yRepública Dominicana.

Otra tendencia importante en la última década esla transferencia parcial o completa de los servicios deagua, del sector público a entidades descentralizadas,tanto públicas (gobiernos locales) como privadas (in-cluyendo asociaciones comunitarias), especialmente enel caso del agua potable, así como en la recolección ysaneamiento urbano de aguas residuales (Jouravlev,2001; OPS, 2001). México, Colombia, Cuba y Ecuadorhan iniciado procesos de descentralización, aunque losresultados no siempre han sido positivos, por falta degradualidad, apoyo técnico y regulaciones adecuadas.También se ha visto la importancia de la presencia co-munitaria activa en la toma de decisiones relacionadascon el suministro de servicios. Esto ocurre particular-mente en áreas rurales y periurbanas; la mayoría depaíses de América Central y el Caribe, por ejemplo, handesarrollado experiencias notables en este sentido. Ar-gentina, Brasil, Chile y Colombia han impulsado la ventao concesión de servicios de abastecimiento y sanea-miento a operadores privados (OPS, 2001; Jouravlev,2001).

También se ha intentado impulsar nuevas iniciati-vas tarifarias para que se pague el verdadero valor delagua (incluyendo costos de reposición, mantenimientoy expansión de los servicios). En Costa Rica, una em-presa pública estatal de ámbito provincial se transfor-mó en 1998 en sociedad anónima de capital público,con las municipalidades servidas como socias. Desdeel año 2000, esta empresa inició el cobro de una “tarifahídrica” que internaliza el costo de protección de bos-

Esfuerzos regionales para una gestión integrada de los recursos hídricosEsfuerzos regionales para una gestión integrada de los recursos hídricos

La idea de una gestión integrada y participativa de los recursos hídricos ha ido cobrando fuerza a escala mundialdesde la primera conferencia internacional sobre el agua celebrada en Dublín en 1992 y la Cumbre de la Tierra enese mismo año, hasta las conferencias “Dublín+10”, “Río+10” y los tres foros mundiales sobre el agua, todos ellosrealizados en el período 1997-2003. Una cantidad creciente de organizaciones internacionales, regionales y deescala nacional ha adoptado paulatinamente esta nueva visión.

Como parte de este movimiento, en 1993 se estableció la Red Interamericana de Recursos Hídricos (RIRH), una “redde redes” de más de 130 instituciones, con una secretaría técnica en la sede de la Organización de EstadosAmericanos (OEA) y 34 “puntos focales” nacionales. La RIRH se ha desarrollado mediante diálogos interamericanosen 1993 (Miami), 1996 (Buenos Aires), 1999 (Ciudad de Panamá) y 2001 (Foz do Iguazú, Brasil). Su finalidadprincipal es crear y fortalecer asociaciones referentes a recursos hídricos, así como la colaboración entre gobiernos,instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales (ONG), asociaciones de usuarios de agua del sectorprivado y profesionales individuales, con el objetivo de intercambiar información y experiencia técnica conrespecto a la gestión integrada de los recursos hídricos en el continente.

Los principales temas en la agenda actual de la RIRH son el manejo de cuencas transfronterizas, el manejo de aguasen zonas metropolitanas, los efectos de la variabilidad del clima sobre los recursos hídricos y el manejo de recursoshídricos en zonas áridas y semiáridas.

Otras importantes iniciativas continentales se están desarrollado en el marco de esta nueva visión. Entre las de origenmundial se encuentran las consultas y estudios promovidos por la Asociación Mundial del Agua (Global WaterPartnership, GWP) y la Evaluación Global de las Aguas Internacionales (Global International Waters Assessment,GIWA). De carácter regional o subregional son el proyecto Everglades-Pantanal, el Acuífero Guaraní, la iniciativa dela Cuenca del Plata, y el Plan de Acción para los Recursos Hídricos de Centroamérica.

Fuentes: RIRH, 2001, 2003.

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89Perspectivas del medio ambiente

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ques y cuencas necesarios para garantizar la provisiónsostenible del agua a sus usuarios (Jouravlev, 2001;MINAE y PNUMA, 2002; ESPH, 2002; Barrantes y Cas-tro, 1999).

Sin embargo, la eficacia de la privatización y el usode instrumentos económicos como el precio de los ser-vicios siguen siendo cuestiones altamente contro-versiales (WWC, 2000). Varios estados aún no se hanajustado a su nuevo papel como supervisores o regula-dores de los servicios públicos en manos privadas, conel fin de superar problemas de distribución o equidadsocial en el acceso al recurso (WWC, 2000). Tambiénse ha hecho evidente la necesidad de transferir tecno-logía para ahorrar agua y mejorar las estrategias de con-trol, tanto en lo relativo a tarifas como a multas.

Ha cobrado fuerza en la región la idea de que laentidad geográfica más apropiada para planificar y ges-tionar un uso múltiple de los recursos hídricos es la cuen-ca hidrográfica (CEPAL, 1999). Ha habido en los últi-mos cincuenta años experiencias importantes de admi-nistración de cuencas en niveles subnacionales ysubregionales (CEPAL, 1994). Entre ellas pueden men-cionarse las comisiones del Papaloapán y otras en Méxi-co, impulsadas en el período 1947-1960 como instru-mento de desarrollo regional pero centralizado (cons-trucción de carreteras, escuelas, mejoras urbanas, salu-bridad). Otros ejemplos similares son la Comisión delValle de San Francisco en Brasil (1948) y la Corpora-ción del Valle del Cauca en Colombia (1954) (CEPAL,1994).

Más recientemente, han surgido iniciativas nacio-nales y subregionales de gestión de cuencas. Una delas experiencias subregionales más desarrolladas es elSistema de la Cuenca del Plata, fundado en 1967 porArgentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay, el cualfue refrendado mediante un tratado internacional en1969 (CIC, 2003). Desde hace 25 años, el Sistema ad-ministra un patrimonio financiero que en la actualidadsupera los 350 millones de dólares, impulsando pro-yectos de transporte carretero, ferroviario y fluvial, otras

obras de infraestructura como puentes, represas ygasoductos, y polos de desarrollo regional (CIC, 2003;FONPLATA, 2003).

A escala nacional, algunas experiencias recientesson las de Cuba, Brasil y Argentina. Cuba estableció unConsejo Nacional de Cuencas Hidrográficas en 1997,definiendo las cuencas como unidad básica de manejoambiental. Ello ha permitido un avance notable en ac-ciones de reforestación, conservación de suelos y con-trol de la contaminación, particularmente en la cuencadel Río Cauto, la más importante del país. En Brasil, laPolítica Nacional de Recursos Hídricos (Ley 9433), de1997, estableció un Sistema Nacional de Administra-ción de los Recursos Hídricos que busca unificar lasmedidas de uso (Brañes, 2001). La experiencia de Ar-gentina, con comités de cuencas interprovinciales,muestra las tensiones que pueden surgir entre centralis-mo y federalismo al decidir colectivamente la distribu-ción de caudales entre las provincias, el abastecimien-to poblacional, los aprovechamientos de irrigación, lageneración hidroeléctrica y los usos de agua industria-les, mineros y petroleros (CEPAL, 1999).

Sin embargo, a pesar de estos hitos en la evolucióndel enfoque de cuencas en la región, en términos gene-rales puede decirse que la experiencia existente enAmérica Latina y el Caribe se circunscribe a la gestiónsectorial del agua, para usos específicos (hidroelec-tricidad, riego, abastecimiento de agua potable y sa-neamiento). El “manejo de cuencas” como gestiónmultisectorial del agua o, más aún, como un enfoquegeográficamente integrado para la gestión de ecosiste-mas, es aún poco practicado e incluso poco visualizadoen la región.

En la mayoría de los países, el manejo de los recur-sos hídricos ignora su interacción vital con ecosistemasmucho más amplios, así como otras funciones y servi-cios ecológicos relacionados con el agua. Es poca lainformación disponible sobre condiciones e impactosambientales y socioeconómicos de los recursos hídricos,obstaculizando los esfuerzos para su manejo a escala

El acuífero GuaraníEl acuífero Guaraní

El Sistema Acuífero Guaraní es uno de los más grandes del mundo. Abarca cerca de 1,2 millones de kilómetros cua-drados en la zona sureste de Sudamérica, con una población de 15 millones de habitantes, en Argentina, Brasil,Paraguay y Uruguay. Las reservas de agua de este sistema se estiman en aproximadamente 40.000 kilómetros cúbi-cos, con una recarga anual de 160 kilómetros cúbicos. Estas reservas pueden satisfacer las demandas de agua de 360millones de habitantes (estimadas en 300 litros diarios por persona) a lo largo de 100 años, agotando sólo un 10 porciento de su capacidad total.

En 2002, los cuatro gobiernos involucrados, con el apoyo de donantes y agencias internacionales, empezaron la ela-boración de un marco conjunto de gestión del sistema acuífero, siguiendo principios de sostenibilidad ambiental yparticipación pública. El proyecto incluye el aprovechamiento del enorme potencial geotérmico del sistema acuífe-ro, que en varias regiones produce surgimientos de hasta 100 mil litros por segundo a temperaturas que oscilan entrelos 33 y los 50 grados Celsius.

Fuentes: World Bank, 2002; ANA, 2003.

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

El acuífero GuaraníEl acuífero Guaraní

LEYENDANotas:- Figura ilustrativa elaborada por la CAS/SRH/MMA (UNPP/Brasil)aprobada por el Consejo Superior de Preparación del Proyecto de

Fuentes:- Mapa Hidrogeológico de América del Sur, 1996,

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Protección Ambiental y Desarrollo Sustentable del Sistema AcuíferoGuaraní (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay)GEF/Banco Mundial - OEA.- Las porciones coloridas representan las áreas que, en potencial,componen el Sistema Acuífero Guaraní. Las áreas en blanco y grisno integran el Guaraní. Los límites del Acuífero Guaraní no estántotalmente definidos en Argentina y Paraguay; tampoco las áreasde descarga señaladas están a él relacionadas.

- Mapa de Integración Geológica de la Cuenca del Plata, 1998,MERCOSUR/SGT2.

Área potencial de descarga

régimen fisural/poroso: basaltos y areniscas

régimen poroso: afloramiento del Guaraní

régimen fisural /poroso (relacíon con el Guarani a definir)

a partir de la drenaje superficial

Drenajes no relacionadas al Acuífero Guaraní(no integran el Sistema)

a partir del flujo subterráneo

Área potencial de recarga indirecta

Área potencial de recarga directa

régimen poroso: afloramientos del Guarani

régimen fisural /poroso: basaltos y areniscas (indivisos)

Límite de la Cuenca sedimentar del Paraná

Límite político de país

Ríos Áreas inundadas

Capitales Estados/provincias

Capital de los países

Límite político de Estados/provincias

0 100 200 300 km

Escala Aproximada 1: 13.600.00

Ciudad

Límite de la Cuenca hidrográfica del Plata

0 100 200 300 km

lago

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U R U G U A Y

A R G E N T I N A

B O L I V I A

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Ribeirão Preto

CH

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E

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91Perspectivas del medio ambiente

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La experiencia cubana de administración de cuencasLa experiencia cubana de administración de cuencas

Fuente: CIGEA, 2002.

En el año 1997 se creó, mediante el Acuerdo 31/39 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros de Cuba, elConsejo Nacional de Cuencas Hidrográficas (CNCH). La creación del Consejo posibilitó variar los conceptos demanejo integrado de cuencas, al definirse éstas como la “unidad básica de manejo ambiental”, en la cual seintegran todos los recursos naturales allí existentes, junto con la estructura económica y de servicios, en torno alobjetivo de un desarrollo social con equilibrio ambiental.

En la primera etapa se definieron las ocho cuencas prioritarias del país, sobre la base de su complejidad económi-ca, social y ambiental, el grado en que se afectan sus recursos naturales y sus características generales. Estascuencas son Cuyaguateje, Almendares-Vento, Ariguanabo, Zaza, Hanabanilla, Cauto, Toa y Guantánamo-Guaso,que abarcan una extensión de 15.000 kilómetros cuadrados en 11 provincias, albergando más del 40 por ciento dela población cubana y alrededor del 60 por ciento de la actividad económica fundamental de país. Mediante elPlan Nacional de la Economía (de corte anual) se han destinado en el periodo 1999-2001 cerca de 57.000millones de pesos a las cuencas hidrográficas de interés nacional.

Completando la estructura organizativa de los organismos de cuencas, se crearon 15 consejos provinciales, unoen cada provincia (incluyendo el Municipio Especial de Isla de la Juventud), así como 5 consejos de cuencasespecíficas (Cauto, Almendares-Vento, Ariguanabo, Zaza y Hanabanilla), cuya principal función es coordinaracciones en cuencas compartidas a nivel provincial. Dichos consejos provinciales seleccionaron a su vez lascuencas de interés provincial, 49 a nivel de país, planificando y evaluando periódicamente el trabajo realizado, yordenando por prioridad las inversiones según los problemas identificados en los diagnósticos.

Aplicando una metodología propia, se elaboraron diagnósticos y planes de acción que se aplican con la coordina-ción y participación de todos los Organismos de la Administración del Estado (OACE). Los diagnósticos reflejaronque los principales problemas ambientales presentes en las cuencas son la deforestación, la degradación del sueloy la contaminación del agua. Se registraron más de 30.000 hectáreas afectadas por deforestación, 498.291 porerosión fuerte, 831.435 por drenaje deficiente y 977.040 por salinidad fuerte. El 26 por ciento (542) de las fuentesde contaminación identificadas en el inventario nacional dan un aporte total al medio de 89.836 toneladas al añode demanda bioquímica de oxígeno (246 toneladas diarias), lo que representa una población equivalente a5.860.143 habitantes .

Entre todas las cuencas, la del Cauto resultó la más afectada por las actividades humanas que en ella se vienenrealizando por siglos. Es por ello que el mejor ejemplo de gestión integrada en las cuencas hidrográficas del paísson las acciones desarrolladas en la cuenca del Río Cauto en el período 1997-2001. Con una extensión territorialde 8.969,2 kilómetros cuadrados, esta cuenca es la más extensa e importante de Cuba, con un 8 por ciento delterritorio nacional y el 10 por ciento de la población del país. Su área comprende parte de las provincias orientalesde Las Tunas, Granma, Holguín y Santiago de Cuba. La cuenca tiene particular importancia por coincidir en ellavaliosas riquezas naturales, una significativa y variada actividadagropecuaria e industrial, un fuerte desarrollo hidráulico, importantesrecursos mineros y pesqueros así como importantes valores culturalese históricos.

En el período 1997-2000 se reforestaron 19.474,6 hectáreas, y en elaño 2001 se culminó la reforestación de 4.600 hectáreas de la franjahidrorreguladora del río principal (Cauto). Se han establecido 159fincas forestales integrales, las que cubren un área aproximada de7.780 hectáreas donde laboran más de 1.300 trabajadores. Lasmedidas de conservación y mejoramiento de los suelos han idoelevando su ritmo, y durante el 2001 la aplicación de enmiendasorgánicas alcanzó una cifra cercana a las 35.000 toneladas. La cargacontaminante expresada en demanda bioquímica de oxígeno se hareducido mediante el tratamiento y aprovechamiento económico delas aguas residuales, en porcentajes del 6,3, 16,3 y 8,7 en el período1999-2001, indicando una tendencia a la solución de los principalesproblemas de contaminación del agua.

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

de la cuenca. Además, las políticas de manejo tiendena depender de medidas e instituciones centralizadas demandato y control, en vez de instrumentos e incentivoseconómicos o nuevos arreglos institucionalesterritorialmente descentralizados. Si no se invierte enmejorar la capacidad de las instituciones responsablesdel manejo del agua, el uso de instrumentos económi-cos podría elevar hasta cierto punto los ingresos, perodifícilmente sería eficaz para reducir el impacto am-biental o mejorar la eficiencia (Motta y otros, 1997).

Aunque América Latina y el Caribe como un todosigue siendo una región rica en recursos hídricos, elaumento en la demanda y la contaminación de los re-cursos hídricos están creando presiones crecientes. Sibien las estimaciones sugieren perspectivas optimistaspara la mayoría de los países en esta región, las cifras

no distinguen en qué medida esta agua es técnica yeconómicamente utilizable (Cosgrove y Rijsberman,2000); en efecto, no toda del agua disponible en estospaíses es apta para el consumo humano, por limitacio-nes económicas o de capacidad e infraestructura . Ade-más, el indicador de la disponibilidad de agua no ofre-ce información sobre la distribución entre usos y op-ciones de política para mitigar la escasez. Tampoco re-fleja las variaciones estacionales de volumen, ni consi-dera la calidad del agua disponible y su idoneidad paraser utilizada. Con la tendencia actual, la disponibilidaddel agua se convertirá en uno de los asuntos críticos alos que la región se enfrentará en la próxima década.

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94

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

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95Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Áreas costeras y marinas

Los principales problemas ambientales que amenazan las áreas costeras y marinas de América Latinay el Caribe son la contaminación y la degradación.

La contaminación proviene de los asentamientos hu-manos (especialmente si hay concentración de instala-ciones industriales y de generación eléctrica en zonasportuarias), las actividades agrícolas o turísticas, el trans-porte marítimo (sobre todo por derrames de sustanciaspeligrosas o introducción de especies exóticas), y la ex-tracción, procesamiento o transporte de petróleo y gas.

La degradación, que afecta a ecosistemas y espe-cies, es consecuencia de la sobreexplotación de estosrecursos y la conversión de hábitats naturales (ya seapor actividades humanas o por el impacto de eventosnaturales). Se prevé un agravamiento significativo de ladegradación costera y marina como consecuencia delimpacto del cambio climático (PNUMA, 2000). En par-ticular, los habitantes del Caribe se sienten más vulne-rables a este fenómeno, tanto por razones históricas,como por razones geográficas, debido a que sus pe-queños territorios insulares y extensos litorales están másindefensos ante un aumento en el nivel del mar y lafrecuencia de eventos hidrometeorológicos extremos.

Las causas subyacentes de estos problemas se vin-culan con la creciente presión demográfica sobre lascostas y una consiguiente expansión en el cambio deuso de las tierras costeras, incluyendo la agricultura, laconstrucción de asentamientos, puertos, caminos e in-fraestructura turística, y la creación de instalaciones demaricultura en muchas áreas. Además de la disminu-ción en la productividad natural de las áreas costerascomo resultado de estas presiones, se estima que laspesquerías costeras y litorales han sido severamentesobreexplotadas para la mayoría de las especies.

En América Latina y el Caribe se ha dado un diseñode políticas relativamente integral como respuesta a lasprincipales presiones ambientales sobre las áreas cos-tero-marinas, particularmente en lo relativo a cuestio-nes de orden global, regional y subregional (Hoggarthy otros, 2001). Sin embargo, a escala nacional y local,se requiere de acciones más específicas en lo relativoal impacto de las actividades terrestres sobre las áreascosteras, sobre todo en lo concerniente a la integracióndel manejo de cuencas y el manejo costero en las polí-ticas de mitigación y —especialmente— de prevención.Además, es necesaria la integración a escala subregionalde las políticas globales y regionales, articulando lasdiversas acciones de manejo.

Un problema crítico en este respecto estriba en ladisponibilidad de recursos en las instituciones nacio-nales —sobre todo en países pequeños o territorios de-pendientes— para enfrentar con eficacia las más im-

portantes presiones e impactos que afectan a estos paí-ses. Entre los principales obstáculos en este plano estála dificultad de articular los diversos compromisos yprioridades derivados de los acuerdos multilateralesambientales (AMAs) relacionados con la problemáticacostero-marina, en particular porque los países peque-ños a menudo no logran movilizar adecuadamente elapoyo internacional que ofrecen estos AMAs para suimplementación (Hoggarth y otros, 2001).

Situación ecológica general de lasáreas costeras y marinas en laregión

Las áreas costeras y marinas proveen a la poblaciónhumana con servicios ambientales y recursos naturalesestratégicos. Los servicios incluyen la regulación delclima, la protección de las costas y el equilibrio en lacomposición química de la atmósfera. Entre las mate-rias primas extraídas del mar se encuentran el petróleo,el gas, la sal y diversos materiales de construcción, alos que hay que agregar la extracción directa de ener-gía iniciada en la región hace unos años. Estas áreastambién son el hábitat de una flora y fauna que se ex-plotan intensamente desde hace milenios para la ali-mentación y la artesanía. Mantienen además la diversi-dad del patrimonio genético y ofrecen oportunidadespara el turismo.

Las áreas costeras y marinas de América Latina y elCaribe sustentan una compleja interacción de ecosis-temas distintos, con una enorme biodiversidad, y seencuentran entre las más productivas del mundo. Suestado se encuentra condicionado por factores tantonaturales y como socioeconómicos (o de manejo); es-tos últimos se conceptualizan también como “presio-nes” antropogénicas, o de origen humano.

En lo relativo a las condiciones naturales, existendiversas escalas que van desde el ámbito de las “pro-vincias” biogeográficas —o grandes ecosistemas mari-nos—, a lo largo de decenas de miles de kilómetroscuadrados, pasando por las “regiones” (con miles o cien-tos de kilómetros cuadrados), hasta los sistemas costeroslocales, que se extienden en áreas de cientos o decenasde kilómetros cuadrados (Hoggarth y otros, 2001).

Los grandes ecosistemas marinos están determina-dos por la geomorfología y la geografía del fondo mari-no y el litoral, así como por el clima, la irradiación so-lar, la salinidad del agua, el aporte de sedimentos defuentes terrestres y la dinámica de surgencias hidroló-gicas generadas por los vientos y principales corrientesoceánicas. Un factor climático de gran importancia enla región es el fenómeno de El Niño, que altera cícli-camente —entre otros elementos— la temperatura delas corrientes marinas y los patrones de precipitación,afectando la pesca y provocando sequías e inundacio-

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América Latina y el Caribe

nes. Aunque El Niño es independiente del calentamientoglobal de origen humano, se cree que el aumento re-ciente en su recurrencia, persistencia e intensidad pue-de estar influido por el mismo (IPCC, 2001; ver el re-cuadro en la página 126).

Los grandes ecosistemas marinos regionales puedenclasificarse en dos grandes grupos: los mares abiertos ylos semicerrados (PNUMA y GPA, 2001). Entre los ma-res abiertos, unos están limitados por corrientesoceánicas (en el Pacífico Norte o Sur, y en el Atlánticoal sur de Brasil) o por la plataforma continental (Pacífi-co Sur mexicano y centroamericano, Atlántico al surde Argentina y norte de Brasil). Por su parte, los maressemicerrados se distinguen según su alta o baja capaci-dad de carga ecológica y limpieza; entre los primerosestán el Caribe y el Golfo de México, y el Golfo deCalifornia es un ejemplo de los segundos.

Los ecosistemas locales también se subdividen endos grupos: los definidos por aspectos geomorfológicosy los definidos por la vegetación. Entre los primeros es-tán los deltas que forman los ríos al desaguar, los acan-tilados, las lagunas costeras, las dunas, las playas are-nosas o pedregosas, los esteros (planicies ribereñas pe-riódicamente inundadas por la marea), las marismas(pantanos con vegetación y agua salobre) y los arreci-fes rocosos y coralinos. Algo más lejos de la costa estánla zona nerítica (agua sobre la plataforma continental),la zona pelágica (mar abierto) y el fondo profundo oplanicie abisal donde se encuentran los ecosistemas

bentónicos (del lodo submarino), las fosas submarinasy las ventilas hidrotermales (salidas de agua calienterodeadas organismos). Los principales ecosistemas de-finidos por su vegetación son los manglares, lospastizales marinos y las comunidades de algas grandeso “macroalgas”.

En América Latina y el Caribe hay 64.000 kilóme-tros de litorales, que abarcan 16 millones de kilómetroscuadrados de territorio marítimo (PNUMA y GPA, 2001).Los litorales del Pacífico americano se caracterizan portener, en general, una plataforma angosta (usualmentemenor a los 20 kilómetros), de pendiente muy pronun-ciada, que desciende en forma abrupta a profundida-des marinas extremas (6.669 metros en la fosamesoamericana y 8.065 metros en la fosa de Atacama,frente a Chile y Perú), con fuertes influencias oceánicas(la corriente de California al norte del ecuador, y la co-rriente de Humboldt al sur). En el Caribe y el Atlántico,en cambio, la plataforma continental es en general ex-tensa y de menor profundidad, oscilando entre los 2.400y 4.500 metros. Las excepciones más importantes a estasituación general son la ancha plataforma continentaldel Golfo de Panamá en el Pacífico, por un lado, y porel otro las profundidades mayores de 8.380 metros enla fosa de Puerto Rico (Bakun y otros, 1999; EDC-RIU,2003a, 2003b, 2003c; Richards y Bohnsack, 1990; Wellsy Enfield, 1999).

Entre las áreas marinas de mayor productividad bio-lógica están las zonas de surgencia en mar abierto, don-

Los grandes ecosistemas marinos de América Latina y el CaribeLos grandes ecosistemas marinos de América Latina y el Caribe

Fuente: GIWA, 2003; EDC-RIU, 2003d.

Pacífico Norte

Pacífico Sudoriental

Este de Sudamérica

1. Corriente de California*2. Golfo de California*

5. Corriente de Humboldt *6. Pacífico ecuatorial del este

7. Plataforma de Patagonia*8. Corriente de Brasil *9. Plataforma del noreste de Brasil *9a. Noreste de Brasil9b. Amazonas

Golfo de México*3. Mar Caribe*4. Islas del Caribe

* Grandes ecosistemas marinos (GEMs). Los GEMs son regionesoceánicas que abarcan áreas costeras, desde cuencas y estuariosde ríos hasta zonas marinas limítrofes de plataformas con-tinentales y márgenes de sistemas costeros comunes. Sonregiones relativamente grandes caracterizadas por su distintabatimetría, hidrografía, productividad y poblaciones depen-dientes.

36

5

7

8

9b9a

2

1

4

Caribe

AtlánticoSudoccidental

PacíficoSudoriental

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97Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

de emergen corrientes profundas que arrastran nutrientesdel fondo, y las desembocaduras de los grandes ríos,donde el mar recibe nutrientes que provienen de tierrafirme (PNUMA Y GPA, 2001). Un 70 por ciento de lasespecies comercialmente importantes se encuentra enestas áreas. La productividad del Pacífico es mayor quela del Atlántico o el Caribe, sobre todo en la pesca deorganismos pelágicos (que viven en mar abierto) y pe-queños organismos demersales (que viven en el fondomarino o cerca de él), como consecuencia de lassurgencias provocadas por las corrientes de Californiaen el norte y de Humboldt en el sur (Hoggarth y otros,2001). Las variaciones en gran escala de las corrientesy los flujos de nutrientes, como las que ocurren comoconsecuencia del fenómeno El Niño, tienen efectosimportantes en el caso de la pesca, tanto de especiescosteras como de mares profundos.

Por otro lado, dos ecosistemas costeros de gran pro-ductividad (relacionada con su diversidad biológica) sonlos manglares y los arrecifes coralinos, ubicados bási-camente en los trópicos regionales. Los manglares cu-bren entre 40.000 y 60.000 kilómetros cuadrados, so-bre todo a lo largo de las costas ecuatoriales (PNUMAY GPA, 2001). Brasil es uno de los tres países en elmundo con mayor extensión de manglares, junto conIndonesia y Australia; en la región, solamente Chile,Argentina y Paraguay no tienen manglares. Por otro lado,en el Gran Caribe se encuentra el 12 por ciento de losarrecifes coralinos del mundo, y la segunda barrera dearrecifes más grande, con una extensión de 700 kiló-metros en las costas de México, Belice, Guatemala y

Honduras. Estos arrecifes sirven de hábitat a muchasespecies altamente amenazadas (PNUMA Y GPA, 2001).

En general, los sistemas marinos tropicales tienenuna mayor vulnerabilidad al impacto de las activida-des humanas y los cambios climáticos, en contraste conlos sistemas de climas templados. Pero ello también estádeterminado por la extensión de la plataforma conti-nental, la profundidad de los mares adyacentes, lassurgencias y la velocidad de las corrientes marinas quelos atraviesan. Por ejemplo, la vulnerabilidad del lito-ral pacífico centroamericano a las descargas contami-nantes suele ser menor que la del Caribe, gracias a queel mar es más profundo (aumentando su poder de dilu-ción) y hay más corrientes que transporten los contami-nantes.

Principales presionesantropogénicas y sus impactos

Más allá de los factores de orden natural —descri-tos arriba— que determinan el estado de las áreascosteras y marinas, su situación también depende deltipo de uso y manejo socioeconómico a que se ven so-metidas. La degradación provocada por lasobreexplotación de recursos y la conversión de hábitatsnaturales ocurre en zonas donde el uso es intensivo —áreas densamente pobladas, o con alta concentraciónde infraestructura vial, portuaria o petrolera, y presiónde actividades pesqueras, navieras o turísticas— pero

Impactos del calentamiento global y el fenómenoImpactos del calentamiento global y el fenómeno en las áreas costerasen las áreas costerasy marinas de América Latina y el Caribey marinas de América Latina y el Caribe

El NiñoEl Niño

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), elcalentamiento de la atmósfera terrestre —agravado por la combustión de materiales fósiles, entre otras actividadeshumanas podría tener efectos dramáticos en las zonas costeras y marinas de América Latina y el Caribe durante elsiglo XXI. El IPCC considera “altamente probable” que un aumento proyectado de 5 milímetros por año en el nivel delmar (provocado por el derretimiento en las capas polares septentrionales) provoque eventos hidrometeorológicosextremos como inundaciones y huracanes con un impacto negativo (“medianamente probable”) en los ecosistemas yasentamientos costeros, incluyendo actividades productivas e infraestructura. Se cree “altamente probable” queaumenten las pérdidas de biodiversidad. En los pequeños estados insulares, como los del Caribe, sería “altamenteprobable” el aumento en la erosión costera, con pérdidas de bienes raíces y desplazamiento de poblaciones.Disminuiría la resiliencia de los ecosistemas costeros (arrecifes coralinos, “pastos marinos” y manglares) y seafectarían la fauna y las actividades económicas asociadas. Además, se agravaría el riesgo de grandes oleajes portormentas y de salinización en los depósitos subterráneos de agua dulce.

El cambio climático está aumentando los efectos de , fenómeno producido por cambios en los vientos alisiosque afectan la profundidad de la masa de agua oceánica, elevando su temperatura superficial (ver la sección de

). Dentro de los efectos que el fenómeno de tiene en la población humana, el impacto en laspesquerías fue uno de los primeros en llamar la atención. El principal efecto es sobre las surgencias, que normalmenteson muy ricas en nutrientes; debido a las masas de agua caliente, las surgencias se empobrecen y se produce una fallaen la cadena trófica. Además, el agua más cálida lleva organismos tropicales y semitropicales, capaces de nadargrandes distancias, a sitios fuera de su distribución natural. Esto tiene efectos ecológicos aún no bien conocidos, perose sabe que reduce la pesca en los lugares habituales, aumentándola en otros.

El Niño

Atmósfera El Niño

Fuentes: IPCC, 2001; CICESE, 1999.

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

el manejo es inadecuado, con poca o ninguna regula-ción, ni esfuerzos importantes de conservación y edu-cación.

Una evaluación general de las áreas costeras en elmundo —considerando la densidad de su población,su infraestructura vial y la existencia de gasoductos uoleoductos— sugiere que el 29 por ciento de los litora-les en Mesoamérica, y el 50 por ciento en Sudamérica,se encuentran bajo amenaza de mediana a alta (WRI yotros, 1996).

Pero también es necesario considerar el tipo de res-puesta política a presiones como éstas. Entre los litora-les de la región que están sometidos a un uso intensivo,existen algunos con importantes esfuerzos de regula-ción (tales como Cancún en México, buena parte delas Antillas menores y el Atlántico noroccidental tropi-cal en partes de Brasil). Sin embargo, en general puededecirse que el grado de manejo ambiental es reducidoen la mayor parte de los grandes ecosistemas marinosregionales (Sullivan y Bustamante, 1999). (Ver recua-dro en la página siguiente).

Población

Las zonas costeras y marinas constituyen en Améri-ca Latina y el Caribe fuerzas primordiales para la eco-nomía de una región en la que 60 de las 77 mayoresciudades son costeras, y el 60 por ciento de la pobla-ción vive a menos de 100 kilómetros de la costa (Coheny otros, 1997). Por lo tanto, los patrones migratorios

rural-urbanos y el crecimiento de ciudades medianas ypequeñas producen un aumento en la densidadpoblacional de los litorales, con presiones crecientessobre llanuras y aguas costeras (PNUMA, 2000). Se es-tima que este factor demográfico origina un nivel deamenaza alto en un 39 por ciento de las costas sud-americanas —porcentaje considerablemente mayor queel promedio mundial (Hoggarth y otros, 2001).

Sin embargo, el número de personas cuyas activi-dades afectan las zonas costeras y marinas desde tierraadentro es mayor que la población costera, dado quelos ríos llevan contaminantes desde las cuencas y po-blaciones del interior hacia los estuarios y zonascosteras. En general, mientras la población siga crecien-do, los impactos en los ecosistemas costeros seguiránaumentando, sobre todo porque la mayor parte de lasaguas residuales urbanas e industriales llega a las cos-tas sin tratamiento adecuado, y crece el uso de quími-cos en la agricultura que llegan por escorrentía hasta elmar.

Turismo

El turismo es una de las principales actividades eco-nómicas en los países de la región, especialmente en elCaribe. Los ingresos totales anuales de la región poreste concepto pasaron de US$ 14.300 a 45.400 millo-nes en el período 1990-2001, y su participación en losingresos mundiales por turismo creció de un 5,5 a un6,8 por ciento (WTO, 2002a; 2002b). En el mismo pe-ríodo, el nivel de la visitación turística anual en la re-gión aumentó de 21,1 a 35,8 millones de personas. Lasubregión del Caribe captó alrededor del 54 por cientode estos ingresos, y el 47 por ciento de las visitas.

En las áreas costeras, el desarrollo turístico originauna creciente competencia por sitios para hoteles, puer-tos, caminos y otras actividades de uso intensivo. Laexpansión de la infraestructura turística (al igual que laexpansión urbana en general) origina procesos de ero-sión y transformación de hábitats, interrumpiendo pro-cesos ecológicos básicos. Los desechos líquidos, basu-ra y restos peligrosos lanzados en alta mar desde loscruceros también contaminan los ecosistemas marinosy costeros, afectando tanto a la flora como a la fauna.

Contaminación marina por fuentesterrestres

La contaminación de costas y mares desde tierra fir-me proviene de actividades agrícolas e industriales yde asentamientos humanos, agravándose donde ha ocu-rrido una expansión turística. La costa recibe aguasresiduales, sedimentos, nutrientes, desechos sólidos flo-tantes, hidrocarburos del petróleo, desechos tóxicos yplaguicidas (PNUMA, 1994).

Los contaminantes terrestres llegan a la costa por laescorrentía y la erosión, llevados por los ríos, y en algu-

Alta

Ecosistemas costeros amenazadosEcosistemas costeros amenazados

Moderada

Baja

Fuente: Bryant y otros, 1995.

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99Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Fuente: Sullivan y Bustamante, 1999.

Zonas biogeográficas

AtlánticoTropical Noroccidental

Atlántico Tropical Noroccidental

El Pacífico Nororiental conTemperaturas CálidasLas Islas GalápagosAtlántico Suroccidental:

PacíficoTropical Oriental, el AtlánticoSuroccidental con Aguas Cálidas

Pacífico OrientalTropical

Pacífico Suroriental conAguas Templadas

Sudamérica Fría Templada

Atlántico Tropical Suroccidental

Islas Juan Fernández yDesventuradas

Algunas áreas del: incluyen-

do Cancún, México, y los Cayos deFlorida, Estados Unidos

La mayoría de las áreas del,

tales como Puerto Rico, partes de lasIslas Vírgenes Estadounidenses,Barbados y la mayoría de las AntillasMenores.

Brasil

La mayoría de las áreas del

Algunas áreas del

Áreas delespecialmente

relacionadas con la pesca de espe-cies pelágicas

Sólo hay pocos ejemplos de áreasprotegidas marinas remotas de altoperfil bajo uso leve y manejo inten-sivo

Hay muy pocas áreas bajo esta cate-goría incluso grandes áreas remotascomo el delta del río Orinoco estánalteradas por cambios en el uso dela tierra en el delta y en áreas de lacuenca río arriba, aún cuando el usode los recursos estuarinos es bajo

Condiciones de uso

Áreas costeras bajo usointensivo y muy pobladas

Presión pesquera intensiva tantode las poblaciones costerascomo de las pesquerías litorales

Alta densidad o concentraciónde terminales petroleras,puertos y rutas navieras

Recursos costeros bajo usomoderado

Recursos costeros usadoslevemente

Manejo y apoyo deinfraestructura

Manejo intenso mucho apoyo deinfraestructura esfuerzosreguladores, de conservación yeducativos

Manejo moderado esfuerzosreguladores con poca vigilancia desu cumplimiento, esfuerzoslimitados de conservación yeducativos

De poco a ningún manejoregional

Manejo intensivo

Manejo moderado

Manejo leve

Manejo intensivo

Manejo moderado, poco o sinmanejo

Uso y manejo de las principales áreas costeras marinas de América Latina y el CaribeUso y manejo de las principales áreas costeras marinas de América Latina y el Caribe

nos casos, también por el viento. El 90 por ciento de lacontaminación por aguas residuales vertidas a la zonacostera ocurre por medio de los ríos y arroyos (PNUMAy GPA, 2001).

Un ejemplo dramático de la capacidad de los ríospara transportar contaminantes al mar corresponde alos efectos transfronterizos de cinco vertientes princi-pales: el Amazonas, el Mississippi, el Orinoco, el Plata

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América Latina y el Caribe

y el Santa Marta. Las imágenes satelitales han mostradograndes descargas de sedimentos que viajan a lo largode cientos de kilómetros del océano desde los ríoscosteros y algunas islas grandes. Durante un episodiode mortandad de peces en las Islas de Barlovento enfebrero de 2000, se detectaron bacterias patógenas queanteriormente sólo se habían reportado en sistemas con-tinentales de agua dulce. Se sugirió que los contami-nantes habían sido llevados en sedimentos provenien-tes de inundaciones en la cuenca del Orinoco (Hoggarthy otros, 2001).

Sólo un 13,7 por ciento de las aguas residuales pro-venientes del alcantarillado público tiene tratamientoen América Latina y el Caribe, dando cobertura sola-

mente al 6,6 por ciento de la población regional; otro30,6 por ciento de la población tiene saneamiento insitu (tanques sépticos y otros sistemas semejantes) (OPS,2001). Ello deja a un 62,7 por ciento de la poblaciónsin tratamiento de aguas residuales. Por su deposicióndirecta en los ríos, o indirectamente por escorrentía,una gran proporción de estas aguas residuales no trata-das va a dar al mar. En el Caribe, por ejemplo, entre el80 y el 90 por ciento de las aguas residuales se descar-ga al mar sin tratamiento alguno (PNUMA, 2000). Estasdescargas contaminantes ponen en peligro la cantidady calidad de alimentos marinos disponibles para el serhumano, así como su salud (PNUMA, 1999). Insectici-das, herbicidas, fungicidas y otros agroquímicos lleganen cantidades significativas y afectan a especies que no

Escurrimiento de plaguicidas al Mar CaribeEscurrimiento de plaguicidas al Mar Caribe

La información disponible sobre el tipo, concentración y efecto de los plaguicidas en los ecosistemas marinos ycosteros del Caribe es puntual y aislada. Sin embargo, un estudio reciente coordinado por el Programa Ambiental delCaribe del PNUMA en Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Colombia presenta una visión inicial de la situación. Entodos estos países se midieron concentraciones apreciables de compuestos órganofosforados y órganoclorados(como aldrín, dieldrín, lindano y DDT) en muestras de agua, sedimentos y organismos vivos de la costa y mar Caribe.Entre 1983 y 1987, el río Cauca en Colombia presentó compuestos órganoclorados en concentraciones mayores a loslímites establecidos por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos. El gran uso de plaguicidas en lazona del Cauca influye en el mar Caribe.

También se ha demostrado la presencia y el alto potencial tóxico de los compuestos órganoclorados en peces,crustáceos y otras especies. En Costa Rica, por ejemplo, se han encontrado plaguicidas cerca del Área deConservación de Tortuguero y el Parque Nacional Cahuita en concentraciones que representan un grado de toxicidadaguda y crónica para los organismos acuáticos. En Panamá, las escorrentías de plaguicidas llegan al río San-San,refugio de organismos en peligro de extinción: los manatíes.

En los cuatro países existen programas de monitoreo y control de la calidad del agua. Sin embargo, es necesariointegrar y sistematizar el conocimiento existente para visualizar la relación entre las fuentes de contaminación, elestado de los recursos naturales y la salud pública. La falta de recursos presenta un desafío importante para elseguimiento a las acciones recomendadas y para la difusión de la información por parte de las institucionesresponsables.

Fuente: PNUMA, 1999.

Degradación y pérdida de corales en JamaicaDegradación y pérdida de corales en Jamaica

Los arrecifes de coral en la costa norte de Jamaica son un ejemplo clásico de degradación en comunidades costeras.Estos arrecifes han cambiado significativamente desde la década de 1950, cuando por vez primera se describió elcrecimiento activo de arrecifes de coral predominantes en Bay . La combinación de sobrepesca,degradación en la calidad del agua y pérdida de manglares, dejó a los arrecifes casi sin peces, desapareciendoparticularmente las especies de peces que favorecen el coral porque se alimentan de algas y caracoles coralívoros.

Cuando el Huracán Gilberto pasó por Jamaica en 1988, causó un gran daño a los arrecifes, los cuales no pudieronrecuperar su cobertura original de coral. En la actualidad, estos arrecifes están poblados principalmente por algas yqueda poco coral pedregoso. Estas algas no aglomeran un esqueleto pedregoso como los corales, dejando la zonacostera más vulnerable ante la energía de las tormentas. Las algas tampoco brindan el hábitat necesario para muchospeces de arrecifes, por tanto el potencial de producción pesquera se reduce. El impacto general es tanto una pérdidade servicios como de funciones ecológicas de las comunidades que habitan los arrecifes. La comunidad de arrecifesperdió estabilidad, resistencia y finalmente flexibilidad para subsistir y recuperarse ante la perturbación. Jamaicaperdió los servicios ambientales de un arrecife productivo.

Discovery

Fuente: Hughes, 1994; PNUMA, 1989.

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101Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

eran su objetivo. Por su alta toxicidad y su tendencia aacumularse en los organismos marinos y costeros, re-presentan graves riesgos para la salud pública. Lo mis-mo puede decirse de las descargas de hidrocarburos ymetales pesados provenientes del sector industrial y deltransporte.

También es importante el impacto de la contamina-ción y la descarga de sedimentos sobre los arrecifescoralinos de la región, sobre todo en el Caribe, dondedos terceras partes de los arrecifes están en riesgo, yuna tercera parte en riesgo alto (Bryant y otros, 1998).

Contaminación por petróleo en el Gran CaribeContaminación por petróleo en el Gran Caribe

La región del Gran Caribe es una de las más importantes áreas productoras de petróleo del mundo. Los mayoresproductores son Colombia, México, Trinidad y Tabago, los Estados Unidos y Venezuela. La mayor parte del petróleose embarca en la región a través de una compleja red de rutas de distribución.

Se ha estimado que un 90 por ciento de la contaminación causada por petroquímicos en el Gran Caribe proviene defuentes industriales como refinerías, tres cuartas partes de las cuales se encuentra en las costas del Golfo de México.Los ambientes costeros y marinoscercanos sufren altos niveles decontaminación, como consecuen-cia de las emisiones de esas fuentesy por derrames en zonas de pro-ducción frente a la costa. El tráficode tanques y las refinerías hancontribuido a la contaminación decasi la mitad de las áreas costerasestudiadas, con niveles de hidro-carburos dispersos superiores a loslímites permitidos.

El siguiente cuadro presenta losderrames de petróleo más import-antes ocurridos en el Caribe en elperíodo 1970-1997.

Fuente: PNUMA, 1994; IOCARIBE, 1997.

No. Año Fuente y zona del derrame Millones de litros(tipo de material)

1 1971 Santa Augusta, St. Croix, Islas Vírgenes de Estados Unidos 13 (crudo)2 1973 , Cabo Rojo, Puerto Rico 5 (crudo)3 1975 , Cayos de la Florida, Estados Unidos 24 - 25 (crudo)4 1976 Ruptura de cañería en Corpus Christi, Texas, Estados Unidos 1 (crudo)5 1977 Embarcación sin identificar, Bahía de Guayanilla, Puerto Rico 2 (crudo)6 1978 , Tampa, Florida, Estados Unidos 15-20 por ciento crudo,

80 por ciento búnker7 1979 , Texas, Estados Unidos 5 - 418 1979 , frente a Trinidad y Tabago 1589 1979-80 , explosión en plataforma marina, Campeche, México 528 - 1 626 (crudo)10 1984 , Louisiana, Estados Unidos 2511 1985 , explosión en plataforma, Texas, Estados Unidos 24 - 5212 1986 Refinería las Minas, Panamá 8 (crudo)13 1991 , frente a San Cristóbal y Nevis 2 (búnker C)14 1994 , San Juan Puerto Rico 375 (gasolio No. 6)15 1997 , buque tanque, Golfo de Venezuela 3,2

Zoe Colocotronis

Garbis

Howard Star

Burhah Agate

Atlantic Empress

Ixtoc I

Alvenus

Ranger

Vista Bella Barge

Berman

Nisos Amorgos

ESTADOS UNIDOS

MÉXICO

GUATEMALA

BELICE

HONDURAS

EL SALVADORNICARAGUA

COSTA RICA

PANAMÁ COLOMBIA

VENEZUELA

CUBA

JAMAICA

HAITÍ REP.DOMINICANA

PUERTORICO

ANTILLASNEERLANDESAS

TRIN.& TAB.

15

8

14

135 12

4

9

12

11

7 10

6

3

Ver en el listado la descripcióndel evento.

Rutas de trasiego de petróleoy/o sus derivados.

Leyenda

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102

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Conversión de hábitats

En general, el principal factor de degradación delos hábitats costeros, incluyendo manglares, estuariosy arrecifes coralinos, es la conversión del suelo parauso agrícola, urbanístico o turístico. Los manglares sonel hábitat de organismos terrestres, que incluyen varie-dad de plantas, invertebrados, reptiles, aves y mamífe-ros, y de organismos acuáticos, como hongos, algas,gastrópodos, almejas, ostras, cangrejos y peces. Su con-versión para construir estanques de acuicultura, entreotros usos costeros, o su explotación con el fin de ex-traer carbón y sustancias para teñir el cuero, dañan muygravemente funciones ecológicas importantes, como laprotección del litoral contra la erosión causada por lasolas y la incubación al principio de su vida de especiesde peces, camarones, langostinos y langostas que sonde gran importancia económica (PNUMA, 2000). Al-gunos efectos son la erosión, la sedimentación y el au-mento en la descarga de nutrientes al mar (PNUMA,1999). Ejemplos concretos de daños graves en los man-glares de la región son Guyana (para utilizar la leña),Islas Vírgenes (para extraer arena) y Surinam, Colombiay República Dominicana (para el cultivo de camaronesy peces) (PNUMA, 1999).

Derrames de hidrocarburos

De gran importancia por su impacto son también laproducción, el transporte y la distribución de petróleo.En ciertas áreas de la región —como el Gran Caribe(incluyendo el Golfo de México) y algunos litorales bra-sileños— la presión más importante sobre el ambientecostero-marino es el riesgo de derrames en los sistemasde exploración, producción y distribución de gas y pe-tróleo.

En el decenio de 1990 el Gran Caribe — una de lasmayores áreas petroleras del mundo— producía unos170 millones de toneladas anuales de petróleo, sobretodo provenientes de Colombia, México, Trinidad yTabago y Venezuela (PNUMA, 1994). La mayor partedel petróleo se embarca en los puertos de los paísesproductores para transportarse mediante una densa redde rutas que movilizan 7 millones de barriles de petró-leo crudo por día (OLADE, 2001). También hay explo-ración y producción petrolera de aguas profundas en elGolfo de México y Brasil, dos de las tres principaleszonas en el mundo de este tipo. PETROBRAS, la em-presa estatal brasileña, ha alcanzado las mayores pro-fundidades: 1.853 metros para la producción y 2.443metros para la exploración (ONU, 2001).

De los diez mayores derrames de petróleo ocurri-dos en el mundo antes de 1990, tres sucedieron en elCaribe (México, Tabago y Barbados). El peor de ellos,mayor que el mejor conocido derrame del Exxon Valdez,fue la explosión submarina del pozo Ixtoc en la Bahíade Campeche. Otros derrames importantes ocurrieron

entre 1991 y 1997, en San Cristóbal y Nevis, PuertoRico y Venezuela, el mayor de ellos en Puerto Rico en1994, con un total de 375 millones de litros de diesel.Más recientemente, en enero de 2000, el rompimientode un tubo que conecta la refinería Duque de Caxias ala terminal de Isla del Agua causó un derrame de 1,3millones de litros de petróleo, afectando un área de másde 40 kilómetros cuadrados en la Bahía de Guanabara,Brasil (IBAMA, 2002). Un año después, en enero de2001, el buque tanque Jessica produjo un derrame demás de 726 mil litros de combustible, luego de encallarpor un error de navegación en las inmediaciones de laisla San Cristóbal, Galápagos (AP, 2001).

Transporte marítimo

El transporte marítimo —en general— es una fuenteimportante de contaminación marina y costera en Amé-rica Latina y el Caribe. Entre 1970 y 2000, los carga-mentos marinos en la región aumentaron de 315,8 a704,9 millones de toneladas (UNCTAD, 2001). Paramediados de la década de 1990, los puertos de la re-gión se habían convertido en el segundo destino másimportante del transporte de contenedores desde losEstados Unidos, después de Asia, y el Canal de Panamásigue siendo uno de los nexos principales para el co-mercio marítimo mundial, recibiendo 234,5 millonesde toneladas de carga en 2002 (Hoffmann, 2000; ACP,2003).

Al aumentar el transporte marítimo se espera unamayor contaminación por la descarga (con frecuenciaintencional) de aguas residuales, basura y productosquímicos peligrosos. Por ejemplo, el Reino Unido yFrancia envían combustible y desechos radiactivos alJapón en convoyes armados que dan la vuelta porSudamérica o pasan a través del Canal de Panamá(ONU, 2001). Además, el tránsito marítimo causa in-troducción de especies foráneas y potencialmente in-vasoras, principalmente en cargamentos y lastres. Lasplagas de cargamento que antaño llevaron las ratas y lapeste a casi todo el mundo hoy incluyen crustáceos,moluscos terrestres e insectos que se convierten en pla-gas agrícolas (CSU, 2001).

Explotación comercial de los recursospesqueros

Una de las principales amenazas directas de las pes-querías costeras y marinas es la sobreexplotación delos recursos, tanto para las especies buscadas como paralas que son capturadas accidentalmente (tortugas, ma-míferos marinos, aves marinas y otras especies más pe-queñas pero ecológicamente importantes). En un estu-dio reciente que estableció prioridades geográficas parala conservación marina en la ecorregión del CaribeCentral, los expertos identificaron la sobreexplotacióncomo una amenaza en 34 de los 51 sistemas locales deproducción (Sullivan y Bustamante, 1999).

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103Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Las pesquerías se centran en tres grandes tipos dehábitat: las aguas costeras o poco profundas de la pla-taforma continental (donde se encuentran las principa-les pesquerías comerciales de tipo demersal o pelági-co), los mares profundos (donde grandes flotas comer-ciales capturan especies migratorias, generalmente enaguas internacionales) y los arrecifes de coral (impor-tantes fundamentalmente para la pesca artesanal en elGran Caribe).

En relación con el volumen de pesca, el ecosistemamarino de mayor productividad en la región es el Pací-fico sudoriental, donde domina la captura de peque-ños organismos pelágicos (que viven en la columna deagua, sin contacto con el fondo marino, especialmentela anchoveta) en las costas de Perú y Chile. Le siguentres ecosistemas con volúmenes semejantes de pesca.El primero es el Atlántico sudoccidental, en el que pre-domina la captura de organismos demersales (que ha-bitan en el fondo marino, principalmente la merluza yel calamar). Luego se encuentra el Atlántico central oc-cidental, donde predominan especies costeras y deaguas poco profundas, particularmente la lacha(Brevoortia tyrannus) del Golfo de México (capturadaen su totalidad por los Estados Unidos) y la pescaartesanal de arrecife, langostas y caracoles en el Cari-be. Por último, en el Pacífico central oriental predomi-na la pesca de atunes y pequeños pelágicos; aquí secapturó un 59 por ciento del atún regional entre 1950 y1998 (Hoggarth y otros, 2001).

El total de la pesca marina en las aguas que rodeanla región alcanzó su máximo nivel —más de 26 millo-nes de toneladas— en 1994 (cerca de un 28 por cientode la pesca mundial en ese momento). De 1985 a 1995,muchos países sudamericanos duplicaron o triplicaronsu pesca y Colombia aumentó su propia pesca cincoveces. En 1998, la pesca regional bajó a sólo 13,8 mi-

llones de toneladas (un 15,6 por ciento de la pescamundial), y en 2000 alcanzó las 22 millones de tonela-das (un 22,9 por ciento de la pesca mundial) (FAO,2002).

Estas fluctuaciones en los volúmenes de capturapueden ser un indicador del peligro de lasobreexplotación. La mayor fluctuación se ha eviden-ciado en la pesca de pequeños organismos pelágicosdel Pacífico sudoriental. La anchoveta, en particular,alcanzó picos de 13,1 millones de toneladas en 1970(la mayor pesquería del mundo en ese momento) y 12,5millones en 1994, pero cayó dramáticamente hasta sólo94.000 toneladas en 1984, y 1,7 millones en 1998. Secree que esta última caída ha sido acentuada por unasobrepesca en los años 1994-1996 (Hoggarth y otros,2001).

Otras especies de pequeños peces pelágicos comola sardina y la macarela sufrieron la decadencia de laanchoveta, pues en reemplazo de esta última se dieronimportantes incrementos en la captura de las otras porparte de flotas de naciones distantes, hasta el momentoen que entró en vigencia la Convención de NacionesUnidas sobre el Derecho del Mar en 1994. Sin embar-go, el colapso reciente de las pesquerías del Pacíficosudoriental afectó también a estas especies. El impactosocioeconómico de este colapso es notable, por ejem-plo, en Chile, donde las exportaciones de productospesqueros cayeron en un 30 por ciento entre 1997 y1998, y las ganancias se redujeron en un 10,6 por cien-to. Además, se ha dado también una reducción en laabundancia de otras especies de mayor valor como elatún, que se alimentan de las especies menores(Hoggarth y otros, 2001).

Aunque la pesca de arrecifes no es comercialmenteimportante, tiene repercusiones sociales y ambientales

70 72 74 76 78 80 82 84 86 88 90 92 94 96 98 00

Participación de Perú y Chile en la captura pesquera regional, 1970-2000Participación de Perú y Chile en la captura pesquera regional, 1970-2000(miles de toneladas métricas)(miles de toneladas métricas)

ALC*

Chile

Perú

0

5.000

10.000

Año

15.000

20.000

25.000

30.000

Fuente: FAO, 2002.

* América Latina y el Caribe

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104

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

notables. Muchas comunidades en el Caribe viven dela explotación artesanal de especies arrecifales. Comose señaló antes, ello ha incidido en que en el Caribecentral la sobreexplotación amenace actualmente a dosterceras partes de los sistemas locales de producción(Sullivan y Bustamante, 1999), Por otro lado, existe pre-ocupación por el hecho de que la extracción de unacreciente cantidad de organismos de la tramaalimentaria en los arrecifes de coral, necesarios para lacalidad ambiental de los sistemas arrecifales, esté con-tribuyendo al fenómeno de sobreexplotación en pobla-ciones de especies comerciales muy valiosas.

Acuicultura

Aunque está iniciándose, la acuicultura regional tie-ne ya cierta importancia económica. Para el año 2001,la producción total fue de 1,1 millones de toneladasmétricas, con un valor de US$3.900 millones; esto re-presenta el 2,9 por ciento y el 7,1 por ciento de la pro-ducción mundial por volumen y valor, respectivamen-te. En el mismo año la acuicultura contribuyó en un 6,3por ciento al volumen de producción pesquera total enla región.

La producción de cinco países contribuyó en el año2001 con un 84 por ciento en el volumen del total de laproducción acuícola de la región: Chile con un 51 porciento, Brasil con un 19 por ciento, México con un 7por ciento, Ecuador con un 6 por ciento y Perú con un1 por ciento (FAO Fisheries, 2002).

Dos tendencias principales marcan la evolución dela acuicultura regional: la caída en la participación deEcuador, que disminuyó de un 49 por ciento en 1984 aun 6 por ciento en el 2001, y el auge de Chile, queaumento su participación de un 3 a un 51 por ciento enel mismo período (FAO Fisheries, 2002).

No obstante su caída en la participación regional,la acuicultura sigue teniendo gran importancia en Ecua-dor, donde representaba en 1997 un 16 por ciento delvalor total de las exportaciones del país (incluyendo elpetróleo); la actividad está orientada fundamentalmen-te al cultivo del camarón marino, con un volumen deproducción anual que lo coloca como el principal pro-ductor continental y el segundo a escala mundial, des-pués de Tailandia (CIDEIBER, 1999b). Chile, por su par-te, ocupa el segundo lugar mundial como productor desalmón y trucha cultivada; la producción de especiesde la familia del salmón, en particular, ha mostrado uncrecimiento sostenido a partir de 1993 (CIDEIBER,1999a; CAPP, 2000). En Brasil —tercero en la regiónpor volumen de producción—, los rubros más impor-tantes son los camarones y las almejas, donde para 2000este país era el octavo productor mundial y el primeroen el continente, respectivamente (IBAMA, 2002).

Desafortunadamente, la acuicultura regional se hadesarrollado en buena medida mediante la destrucciónde hábitats como manglares, estuarios y salinas. Estoshábitats naturales son fundamentales para otras activi-dades de valor económico y social, como la pesca y elturismo. Los cultivos también dañan los ecosistemas

Capturas totales por regiones de la FCapturas totales por regiones de la FAO en América Latina y el Caribe,AO en América Latina y el Caribe,1970-2000 (en miles de toneladas métricas)1970-2000 (en miles de toneladas métricas)

0

5.000

10.000

15.000

20.000

25.000

30.000

Pacifico Sudoriental

Pacifico Centro-oriental

Atlántico Centro-occidental

Atlántico Sudoccidental

70 72 74 76 78 80 82 84 86 88 90 92 94 96 98 00Año

Fuente: FAO, 2002.

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105Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

mediante descarga de nutrientes, agentes patógenos ysustancias químicas peligrosas (BID, 1998). Lo anteriorexplica que la obtención de alimento y las enfermeda-des sean dos problemas centrales en la acuicultura.Ecuador es un ejemplo regional de pérdida grave demanglares y lagunas de agua salada a fin de construirestanques para el cultivo de camarones (CIDEIBER,1999a).

Respuestas de políticaComo respuesta de política a la situación de las áreas

costeras y marinas en América Latina y el Caribe, se haadoptado en la región una gran cantidad de instrumen-tos jurídicos internacionales, regionales, subregionalesy nacionales, así como diversas iniciativas programáticas

Fuente: FAO, 2002.

Evolución de la captura de pequeños organismos pelágicos en el Pacífico sudoriental,Evolución de la captura de pequeños organismos pelágicos en el Pacífico sudoriental,1970-2000 (en miles de toneladas métricas)1970-2000 (en miles de toneladas métricas)

0

2.000

4.000

6.000

8.000

10.000

12.000

14.000

16.000

18.000

20.000

Año

Anchoveta Jurel chileno Sardina Sudamericana

70 72 74 76 78 80 82 84 86 88 90 92 94 96 98 00

Concentración del valor de producción acuícola en países de América Latina y el CaribeConcentración del valor de producción acuícola en países de América Latina y el Caribe1984-2000 (en porcentajes)1984-2000 (en porcentajes)

Otros

Chile

México

Panamá

Perú

Brasil

Ecuador

Fuente: FAO, 2002.

100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

%

84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 00Año

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

en estos niveles, que enfrentan un amplio abanico delos problemas analizados. La mayoría de las respuestasde escala regional o subregional se basan en los mu-chos acuerdos relacionados con la Convención de lasNaciones Unidas sobre el Derecho del Mar(CONVEMAR), las convenciones internacionales sobreel transporte marítimo y las convenciones sobre pes-querías.

CONVEMAR constituye, desde su adopción en1982, pero particularmente desde su entrada en vigen-cia en 1994, el marco jurídico general de la políticainternacional sobre el mar. Veinticinco países de Amé-rica Latina y el Caribe han ratificado esta convención,la cual constituye un acuerdo integrador de la mayorparte de la legislación internacional establecida con an-terioridad.

También existen diversos acuerdos que incluyenpaíses específicos a escala subregional, enmarcando lasacciones (en estos ámbitos menores) relativas a temascomo la protección del ambiente marino, la contami-nación desde fuentes marinas o terrestres y el manejode las pesquerías comerciales. Entre estos acuerdos es-tán el Convenio para la Protección del Medio Ambien-te Marino y Áreas Costeras del Pacífico Sudoriental(1981), el Convenio para la Protección y Desarrollo delMedio Ambiente Marino de la Región del Gran Caribe(1983), el Programa de Acción para el AtlánticoSudoccidental (1998) y el Convenio para el PacíficoNordeste (2002). La Organización de las Naciones Uni-das para la Alimentación y la Agricultura (FAO), por suparte, impulsa varios organismos regionales sobre pes-querías en los que participan países de América Latinay el Caribe; algunos de ellos tienen competencias so-bre la pesca internacional del atún, y otros abarcan pre-ocupaciones más generales.

Un área fundamental de desarrollo de políticas re-gionales es la respuesta a las amenazas originadas enactividades marinas y terrestres. Los primeros dos ins-trumentos jurídicos específicamente regionales adop-tados por América Latina y el Caribe en este campofueron los convenios para la protección del ambientemarino en el Pacífico Sudoriental (1981) y el Gran Ca-ribe (1983). Ambos se orientan a la mitigación y pre-vención de la contaminación por fuentes marinas o te-rrestres, y tienen como antecedente inmediato el Con-venio Internacional para la Prevención de la Contami-nación Proveniente de Barcos (conocido por sus siglasen inglés: MARPOL), de 1973, y el protocolo de 1978(relativo a la convención sobre seguridad de la vida enel mar) que modifica e integra a MARPOL, conocién-dose como MARPOL 73/78. La Organización MarítimaInternacional (OMI) es la depositaria de MARPOL 73/78.

El mayor avance desde la perspectiva del diseño deinstrumentos jurídicos en este tema se ha dado en elCaribe. La Convención de Cartagena de 1983 para laprotección y desarrollo del medio ambiente marino del

Gran Caribe, y sus dos protocolos sobre derrames depetróleo y áreas y vida silvestre protegidas, constituye-ron el primer marco de acción subregional para el ma-nejo de los recursos marinos y costeros (UNEP-CEP,2003). El ámbito de la convención incluye todos lospaíses con territorios en el Caribe, incluyendo Norte,Centro y Sudamérica. Siete estados de la región aún nohan ratificado la convención y su protocolo sobre de-rrames de petróleo: Bahamas, Guyana, Haití, Hondu-ras, Nicaragua, San Cristóbal y Nevis, y Surinam. El pro-tocolo sobre áreas y vida silvestre protegidas entró envigencia en 2000, y lo han ratificado nueve países de laregión: Colombia (1998), Cuba (1998), Barbados (2002),Panamá (1996), República Dominicana (1998), SantaLucía (2000), San Vicente y las Granadinas (1991), Tri-nidad y Tabago (1999) y Venezuela (1997). Un tercerprotocolo sobre fuentes terrestres de contaminación seadoptó en 1999 con la firma de cuatro países america-nos (Colombia, 2000; Costa Rica, 1999; República Do-minicana, 2000; Estados Unidos, 1999) y dos europeos,pero aún no ha sido ratificado por ninguno; se concen-tra en las aguas residuales y las fuentes agrícolas nopuntuales, como las derivadas de la escorrentía.

Los países de la región con mares territoriales en elPacífico Sudeste (Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Pa-namá), el Pacífico Nordeste (México, Guatemala, ElSalvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica, Panamá,Colombia) y el Atlántico Sudoeste (Argentina, Brasil,Uruguay) también han identificado prioridades de ac-ción para enfrentar los retos de la protección y el desa-rrollo sostenible del ambiente marino, pero los progra-mas y estrategias para alcanzarlas aún se encuentranen un momento temprano de implementación, e inclu-so todavía en proceso de definición (Hoggarth y otros,2001; UNEP, 2003). En el Pacífico Sudeste, las priori-dades son las aguas residuales, los aceites, los metalespesados y los contaminantes orgánicos persistentes. Enel Pacífico Nororiental, un objetivo fundamental es elcontrol de la contaminación proveniente de las mayo-res ciudades cercanas a las costas. En el Atlántico Su-doeste, se han priorizado las aguas residuales domésti-cas e industriales, la alteración física de los hábitats ylos aceites.

En cuanto a las amenazas originadas específica-mente en actividades marinas, las convenciones mun-diales promovidas por la Organización Marítima Inter-nacional se han fortalecido en mediante dos memo-randos subregionales de entendimiento —uno paraAmérica Latina y otro para el Caribe—, que permiten alos países verificar el cumplimiento de normas por par-te de los barcos en puerto (Hoggarth y otros, 2001). Enel Caribe se han desarrollado lineamientos especialespara la inspección de embarcaciones pequeñas y bu-ques que transitan fundamentalmente dentro de la re-gión, los cuales no están sujetos a la normativa interna-cional, con el fin de garantizar que no presenten ries-gos para el ambiente o la salud humana. El Gran Cari-be ha sido declarado área especial en el contexto delMARPOL 73/78, restringiendo estrictamente las descar-

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107Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Principales acuerdos multilaterales en el ámbito costero marino regionalPrincipales acuerdos multilaterales en el ámbito costero marino regional

Fuente: Hoggarth y otros, 2001.

Convenciones y programas marinos regionales

Convenio para la Protección del Medio Ambiente Marino yÁreas Costeras del Pacífico Sudoriental (1981)

-Acuerdos sobre el combate de las emergenciaspor contaminación petrolera (1981, 1983)-Protocolo sobre la contaminación terrestre (1983)-Protocolo sobre la conservación y manejo deáreas marinas y costeras protegidas (1989)-Protocolo contra la contaminación radioactiva (1989)

Convenio para la Protección y Desarrollo del Medio AmbienteMarino de la Región del Gran Caribe (1983)

-Protocolo de cooperación en el combate dederrames de petróleo (1983)-Protocolo sobre áreas y vida silvestreespecialmente protegidas (1990)-Protocolo sobre contaminación y actividadesterrestres (1999)

Proyecto de Convenio para el Pacífico Nororiental

Plan de Acción para el Atlántico Sudoccidental

Programa Regional Ambiental para Centroamérica, Com-ponente de Manejo de la Zona Costera (PROARCA-Costas).

Acuerdos sobre áreas y especies protegidas

Acuerdos sobre cuencas fluviales

Acuerdos sobre pesquerías regionales

Convenciones mundiales

Acuerdos no vinculantes

Convenciones regionales

Convenio sobre Humedales de Importancia Internacionalespecialmente como Hábitat de Aves Acuáticas (1971)

Convenio Relacionado con la Protección del PatrimonioMundial Cultural y Natural (1972)

Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies enPeligro (CITES) (1973)

Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992)

Plan de Acción para Reservas de la Biosfera (1984) y laEstrategia de Sevilla y Marco Estatutario para la Red Mundialde Reservas de la Biosfera (1995)

(ver también los dos protocolosde las convenciones marinas regionales antes citados)

Convenio sobre la Protección a la Naturaleza y l Preserva-ción de a Vida Silvestre en el Hemisferio Occidental (1940)

Convenio Interamericano para la Protección y Conservaciónde las Tortugas Marinas (1996)

Tratado de Cooperación Amazónica (1978)

Tratado sobre la Cuenca del Río de la Plata (1969)

Tratados sobre aguas fronterizas entre Estados Unidos y México

Consejo del Acuerdo del Atún del Pacífico Oriental

Comisión Interamericana del Atún Tropical

Comisión Técnica Mixta del Frente Marítimo Argentina-Uruguay

Comisión Consejera Regional de Pesquerías para el AtlánticoSudoccidental (COPACO)

Comisión de Pesca para el Atlántico Centro Occidental

Organización Latinoamericana de Desarrollo Pesquero(OLDEPESCA)

Comisión Internacional para la Conservación del Atún delAtlántico (CICAA)

Comisión para la Conservación del Atún Meridional de AletaAzul

GranCaribe

PacíficoSudoriental

AtlánticoSudoccidental

Acuerdos sobre el transporte internacional

Global

Regional

Convenio Internacional para la Prevención de la Contami-nación proveniente de Barcos (1973) y Protocolo de 1978

Convenio para la Prevención de la Contaminación Marinapor el Botadero de Desechos y Otras Materias (1972) yProtocolo de 1996

(Estos son dos convenios fundamentales de la OrganizaciónMarítima Internacional. Hay muchos otros que también sonrelevantes).

(ver también los dos protocolos para combatirderrames petroleros en los convenios marinos regionalesantes citados)

Acuerdo de Viña del Mar sobre el Control de EstadosPortuarios (1992)

Memorando de Entendimiento sobre el Control de EstadosPortuarios en la Región del Caribe (1996)

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

gas de desechos; sin embargo, ello no se ha logradoimplementar ante la ausencia de la infraestructura ne-cesaria para la recepción y tratamiento adecuados delos desechos (Hoggarth y otros, 2001).

En el campo de las políticas sobre pesquerías,CONVEMAR es importante, entre otros fines, para com-batir la pesca ilegal (especialmente del atún). Ya semencionó que CONVEMAR busca articular otros acuer-dos o programas regionales de acción en este tema,como los que impulsa la FAO. Entre los principales ins-trumentos internacionales recientes en este campo seencuentra el acuerdo para la conservación y el manejode poblaciones pesqueras altamente migratorias (FSA,Fish Stocks Agreements), que entró en vigencia en di-ciembre de 2001 y es de importancia estratégica parala conservación de los recursos pesqueros regionales.Sin embargo, hasta ahora solamente seis países en Amé-rica Latina y el Caribe han ratificado el FSA: Bahamas,Barbados, Brasil, Costa Rica, Santa Lucía y Uruguay(UNCLOS, 2001).

Es importante anotar que la mayoría de los paísespesqueros de la región tiene mecanismos para regularel acceso a sus principales pesquerías, y varios paísestienen legislación para el control de la pesca ilegal enalta mar. Generalmente se trata de procedimientos de“comando y control”, y el empleo de instrumentos eco-nómicos aún es limitado. Los mecanismos actuales re-gulan el acceso a través de licencias (limitando, porejemplo, el número total de embarcaciones o de pes-cadores), vedas, o control de insumos (como la poten-cia acumulada de los motores).

Del Caribe pueden mencionarse los ejemplos deCuba y Guyana. En Cuba, desde 1996 está en vigor elDecreto Ley de Pesca que establece licencias de pescaobligatorias, define infracciones y detalla sanciones. Lalegislación de Guyana, por su parte, obliga a cumplirmedidas de conservación y ordenación para la conce-sión de licencias a embarcaciones que pescan en altamar (ONU, 2001).

En Sudamérica están los casos de Perú, Argentina yChile. En Perú, el aspecto más sobresaliente es que laley permite la pesca dentro de la jurisdicción nacionala embarcaciones extranjeras mediante un pago de per-misos de pesca y navegación. Se debe cumplir los pla-nes de ordenamiento pesquero. El principal objetivo deestos permisos es el calamar gigante. Argentina firmóen 1998 su Ley Federal de Pesca (N° 24922), creandoun Consejo Federal Pesquero que fija la políticapesquera, las cuotas de captura anual, otorga los per-misos de pesca y reglamenta un sistema de “invitacióna participar”. La ley no se ha aplicado en forma integralpor conflictos jurisdiccionales.

En Chile, finalmente, el sector pesquero está muyregulado, principalmente con instrumentos económi-cos. Hay cuotas individuales transferibles de capturapara nuevas pesquerías (como el bacalao de profundi-dad) y en recuperación (como el langostino colorado yamarillo). Los derechos de propiedad se adjudican porsubasta pública (CAPP, 2000). Por otro lado, la Ley dePesca chilena prohíbe los desembarques, aprovisiona-miento y otros servicios en zonas de jurisdicción na-cional, a las embarcaciones cuyas actividades en altamar dañen el ambiente y la ordenación de la pescadentro de la zona económica exclusiva del país (ONU,2001).

Existen otros acuerdos, programas o proyectosmultilaterales con importancia regional. Entre ellos seencuentran varios administrados por el PNUMA —comoel programa relativo a los mares regionales, el de pro-tección del medio marino frente a las actividades reali-zadas en tierra y el proyecto de evaluación global deaguas internacionales— y el proyecto mundial para laeliminación de barreras para la implementación de con-troles de agua de lastre y medidas de gestión para lospaíses en desarrollo, propuesto para el período 2000-2002 por la Organización Marítima Internacional. Lared internacional para la acción en los arrecifes de co-ral, por su parte, representa un importante esfuerzo pordetener el proceso de degradación de los arrecifes

Los programas de mares regionales y protección del medioLos programas de mares regionales y protección del mediomarino frente a actividades terrestresmarino frente a actividades terrestres

El Programa de Acción Mundial para la Protección del Medio Marino frente a las Actividades Realizadas en Tierra(PAM) fue adoptado en 1995 por más de 100 países, invitando al PNUMA a ejercer como secretaría del mismo. ElPAM está concebido como una fuente de orientación conceptual y práctica a la que pueden recurrir las autoridadesnacionales y regionales en el desarrollo y aplicación de los acuerdos regionales y subregionales, así como paramovilizar colaboraciones internacionales orientadas a prevenir o mitigar el impacto negativo de las actividadesterrestres en los ecosistemas marinos.

El PNUMA también dirige un proyecto con el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, de Evaluación Global deAguas Internacionales (GIWA, por sus siglas en ingles), El proyecto está desarrollando desde 1999 una evaluaciónglobal en 66 áreas de aguas marinas transfronterizas. GIWA se está centrando en cinco áreas: la escasez de aguadulce, la contaminación, la conversión de hábitats y comunidades, la explotación insostenible de la pesca y otrosrecursos naturales, y el cambio ambiental global.

Fuentes: PNUMA-ORPALC, 2003; GIWA, 2001.

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109Perspectivas del medio ambiente

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Referencias

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Un tema emergente, pero de importancia capital,es el de la biodiversidad marina y costera. En este cam-po, la iniciativa ha pasado recientemente al seno de laConferencia de las Partes del Convenio sobre la Diver-sidad Biológica. En 2000, la conferencia adoptó un pro-grama de trabajo en este campo, con cinco ejes temáti-cos: ordenación marina y costera integrada; zonas ma-rinas y costeras protegidas; recursos vivos marinos ycosteros; maricultura y especies exóticas; y arrecifes decoral (ONU, 2001).

El nuevo enfoque de la ordenación marina y coste-ra integrada pone de relieve las limitaciones en el desa-rrollo regional de políticas en este campo. La zona cos-tero-marina es un área altamente sensible, donde mu-chos ecosistemas interactúan armoniosamente y se venafectados no solo por lo que ocurre en el mar, sino tam-bién por las actividades terrestres. Debido a las fuertespresiones que ejercen sobre ellos los asentamientoshumanos y la actividad económica, se requiere un di-seño integral de política dentro del modelo de un “ma-nejo costero integrado”.

Aunque la región ha avanzado y existe ya un marcojurídico e institucional propicio para la implementaciónde este modelo, todavía no se ha logrado enfrentar losproblemas en forma integrada y en la escala geográficaadecuada (Hoggarth y otros, 2001). Aun falta que laspolíticas y arreglos institucionales se integren a escalasubregional, articulando la protección de las pesque-rías marinas (especialmente las sobreexplotadas) y delas especies no comerciales amenazadas, con los es-fuerzos para controlar la contaminación y degradaciónde hábitats marinos esenciales. Se necesita una visiónintegrada que considere simultáneamente cuencas y

zonas costeras, insistiendo en proteger las etapas tem-pranas de los recursos pesqueros. Además, deben reco-nocerse los servicios ambientales que proveen las áreascostero-marinas, incluyendo la mitigación de amena-zas naturales (ver la sección de Desastres).

También se requiere de acciones más específicas yenfocadas en lo relativo al impacto de actividades te-rrestres sobre las áreas costeras, sobre todo en lo con-cerniente a la incorporación del manejo de cuencas yel manejo costero dentro de las políticas de prevencióny mitigación. Deben reforzarse los mecanismos exis-tentes para definir prioridades políticas en lo relativo ala protección del ambiente y el desarrollo sostenible,así como para conciliar intereses entre naciones y acto-res diversos. Para ello es indispensable establecer pun-tos focales nacionales que se hagan responsables de laimplementación y aceptación de los acuerdos.

En este respecto, una debilidad importante es la fal-ta de información sobre los acuerdos internacionales,el estado del ambiente y las acciones para conservarlo.En el caso de los acuerdos, se necesita mejorar el en-tendimiento de sus beneficios y costos. En el caso delambiente y su gestión, los procesos regionales demonitoreo ambiental que recopilan información bási-ca deben orientarse tanto hacia la evaluación de lascondiciones ambientales per se como al monitoreo delas actividades de implementación de políticas diseña-das para lograr el desarrollo sostenible de las áreascosteras y marinas.

Un problema estratégico en este plano es la limita-ción de recursos financieros, técnicos y humanos delas instituciones nacionales, sobre todo en países pe-queños o territorios dependientes. Falta movilizar ade-cuadamente el apoyo internacional que ofrecen losacuerdos multilaterales ambientales para articular loscompromisos y prioridades derivados de estos acuer-dos (Hoggarth y otros, 2001).

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111Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Atmósfera

Los principales problemas atmosféricos en América Latina y el Caribe son la contaminación del aire,el agotamiento de la capa de ozono estratosférico

y el proceso de cambio climático, así como el impactoque todo esto tiene en la salud de la población y losecosistemas regionales. Se estima que una quinta partede la población regional está expuesta a contaminan-tes aéreos que sobrepasan los límites recomendados,sobre todo en las megalópolis regionales y las grandesáreas metropolitanas, aunque esta problemática se estáexpandiendo a ciudades de tamaño medio y pequeño(CEPAL, 2000a). El agotamiento de la capa de ozonoestratosférico —problema de dimensiones planetarias—tiene impactos locales sustanciales, afectando el sur deArgentina, Brasil, Chile y Uruguay. Por su parte, el pro-ceso de cambio climático podría producir extensos efec-tos ambientales y socio-económicos en la región, espe-cialmente en el Caribe.

Contaminación del aireEl deterioro en la calidad del aire en América Latina

y el Caribe tiene, entre sus principales causas, las emi-siones atmosféricas provenientes de los sectores trans-porte, industrial y agrícola, el proceso de deposiciónde desechos, los incendios forestales y las fuentes do-mésticas. En combinación con condiciones topográficasy meteorológicas locales que agravan su impacto, estasemisiones tienen un efecto muy importante sobre la sa-lud de las poblaciones rural y urbana. Algunos de estoscontaminantes tienen un origen transfronterizo y hastatranscontinental, como las emisiones provocadas poractividades humanas en países vecinos, el humo de losincendios forestales o la dispersión de partículas sus-pendidas desde África al Caribe.

Contaminación del aire exterior

Los contaminantes del aire se clasifican comúnmen-te en tres tipos: material particulado suspendido, gasesy olores (WHO, 2000). En los centros urbanos de Amé-rica Latina y el Caribe, la contaminación aérea más fre-cuente se relaciona con altas concentraciones de ma-terial particulado y ozono (OPS, 2002).

En lo relativo al material particulado, las partículascon diámetro menor de 10 micrómetros (MP10) son ob-jeto de preocupación (WHO, 2000). Dentro de estacategoría general, las partículas mayores a 2,5 micró-metros, generalmente se componen de tierra y minera-les (carbón, asbesto, cal, cemento, o metales como zinc,cobre, hierro, plomo), y tienden a precipitarse rápida-

mente. Las partículas menores de 2,5 micrómetros, porotro lado, son generalmente carbonos, sulfatos y nitra-tos originados en la combustión de biomasa y diesel, oen reacciones químicas relacionadas con la formaciónde ozono, la oxidación de dióxido de azufre y la pro-ducción de óxidos de nitrógeno en los procesos de com-bustión de materiales fósiles. Estas partículas menoresde 2,5 micrómetros persisten en el aire por más tiempoy pueden depositarse con mayor facilidad en el aparatorespiratorio humano. En grandes zonas metropolitanascomo Sao Paulo, Santiago de Chile y el Valle de Méxi-co, tanto las concentraciones máximas de MP10 en 24horas, como sus promedios anuales, superan la norma-tiva existente en los países respectivos, aunque en San-tiago los promedios anuales disminuyeron entre 1989y 1999. Muchas otras ciudades menores en la regiónsobrepasan la normativa; entre ellas están Guadalajaray Monterrey (México) y las capitales de Colombia, Cos-ta Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Hon-duras, Nicaragua, Panamá y Perú (OPS, 2002).

Los contaminantes gaseosos incluyen el ozono, loscompuestos de azufre o nitrógeno, el monóxido de car-bono, los hidrocarbonos y otros compuestos orgánicosvolátiles (WHO, 2000). En cuanto a la contaminaciónpor ozono, Sao Paulo, Santiago de Chile y el Valle deMéxico han mostrado tendencias decrecientes de entreun 20 y un 30 por ciento a finales del período 1995-2000, para el cual hay mediciones sistemáticas. Sinembargo, en las tres áreas metropolitanas las concen-traciones de ozono se mantuvieron por encima de lanorma entre un 18 y un 88 por ciento del tiempo en1999-2000; los problemas más graves se presentan enla Ciudad de México (OPS, 2002).

Entre las principales causas de la contaminación delaire exterior en América Latina y el Caribe están lasemisiones vehiculares e industriales, que aumentaronde forma importante en décadas recientes y se originanmayormente en las grandes áreas metropolitanas (aun-que también en las de tamaño mediano) y en zonasindustriales. Otros contaminantes de gran impacto seoriginan en la deposición o incineración inadecuadasde los desechos sólidos, la fumigación aérea de las co-sechas, la erosión eólica y la utilización de biomasacomo combustible.

La combustión de materiales fósiles en el sectortransporte es particularmente problemática. Las ciuda-des de México y Buenos Aires, por ejemplo, registranun 75 y un 70 por ciento de emisiones de esta fuente,respectivamente (INEGI, 2000; OPS, 1998). En Santia-go de Chile, las más importantes fuentes de contamina-ción del aire son el transporte urbano y las empresaspequeñas y medianas (IMO, 1995). El sector transporteen esta ciudad es responsable de hasta un 92 por cien-to de las emisiones de monóxido de carbono, un 71por ciento de las emisiones de óxidos de nitrógeno yun 46 por ciento de las emisiones de compuestos orgá-nicos volátiles (CAPP, 2000).

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

La contaminación aérea originada en el sector trans-porte se agrava como consecuencia de la elevada edadpromedio de flota vehicular, su acelerado crecimiento,la insuficiencia o ineficacia del transporte público y laexpansión horizontal de las ciudades, cuya segregaciónfuncional aumenta las distancias de transporte. A ellose agregan condiciones topográficas o meteorológicaslocales desfavorables para la dispersión natural de con-taminantes en algunas ciudades como México y San-tiago de Chile, cuyas áreas montañosas limitan la dis-persión del aire contaminado. En el caso del parquevehicular, en Ciudad de México la flota se cuadruplicóentre 1970 y 1996, se duplicó en Jamaica entre 1993 y1998, al igual que en Santiago de Chile entre 1990 y1999, y creció un 18 por ciento en Trinidad (Schteingart,1987; CEPAL, 2000c; UNEP, 1999a; OPS, 2002). En al-gunos casos, el aumento fue el resultado del incremen-to en las importaciones de automóviles usados.

Importantes naciones productoras de petróleo comoBrasil, Ecuador, México y Venezuela, también son afec-tadas por las emisiones del proceso de refinación. Otrasactividades mineras tienen impactos locales degradan-tes en la calidad del aire, en países como Bolivia, Bra-sil, Chile, Colombia, República Dominicana, Jamaica,Perú, Surinam y Venezuela. Algunos metales pesadoscomo el plomo y el mercurio —provenientes de la com-bustión de gasolina y las actividades mineras— tam-bién constituyen contaminantes significativos de lasmasas de aire (UNEP, 1999a; OPS, 1998). La utiliza-ción de materiales fósiles para generar electricidad pro-duce la emisión de 27 toneladas de mercurio al año enSudamérica (menor a los niveles emitidos por esta cau-sa en Asia y África, de 860 y 197 toneladas por año)(UNEP, 2002a). En el área metalúrgica de Vinto (cerca aOruro, Bolivia), la sangre y la orina de los residentes

muestran concentraciones de plomo y arsénico mayo-res a los limites de riesgo definidos por la Agencia deProtección Ambiental de los Estados Unidos (OPS,1998).

En el caso de las emisiones atmosféricas originadasen los desechos sólidos, dos fuentes potenciales son elbiogás de los rellenos sanitarios y las dioxinas de laincineración. En la región, prácticamente toda la depo-sición final de desechos sólidos urbanos se realiza enrellenos sanitarios; la incineración controlada se utilizasolamente en algunos países para los desechos hospita-larios peligrosos (OPS, 1998). Sin embargo, en 33 gran-des ciudades con información confiable, el 43 por cientode los desechos sólidos se depositaron en rellenos sani-tarios (e incluso en botaderos a cielo abierto) que nocumplen con los estándares relativos a las emisionesde biogás o el control de lixiviados (ver la sección deÁreas urbanas). La incineración controlada se utilizatan solo en el 1 por ciento de los desechos de Sao Pauloy Brasilia, y es inexistente en Ciudad de México, Río deJaneiro o Santiago. Además, en muchas áreas ruralesde la región es común que los desechos sólidos se que-men sin control. Tanto la incineración controlada comosin control liberan dioxinas en la atmósfera, las cualesson cancerígenos demostrados; sin embargo, las prácti-cas no controladas pueden aumentar la concentraciónde emisiones en varios órdenes de magnitud, depen-diendo del material quemado y las condiciones de com-bustión (Lemieux y otros, 2000).

En las áreas periurbanas y rurales, los compuestosquímicos utilizados para la fumigación de cosechas enel sector agrícola son una importante fuente de conta-minación del aire. La exposición a los plaguicidas ocu-rre por inhalación y contacto con la piel, afectando a

© R. Burgos

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113Perspectivas del medio ambiente

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2trabajadores agrícolas y poblaciones adyacentes a lastierras agrícolas, como se ha determinado en Ecuador,Colombia y Nicaragua (WRI y otros, 1998).

Un tipo previamente no identificado de contamina-ción es el de grandes nubes de polvo que cruzan cadaaño el Atlántico desde el norte de África y afectanNorteamérica, Centroamérica, el Caribe y la partenororiental de la cuenca amazónica: Se teme que po-drían influir en las afecciones respiratorias (principal-mente asma), crear nuevos riesgos de salud pública alhospedar esporas bacteriales, virales y de hongos y par-ticipar en la degradación de arrecifes coralinos (USGS,2000; Griffin y otros, 2001).

La combustión de biomasa —otra fuente importan-te de contaminación aérea— resulta comúnmente delos procesos agroindustriales, de su utilización comofuente de energía doméstica y también de los incen-dios forestales. Se calcula que alrededor de un 40 porciento de los residuos agrícolas producidos anualmen-te en los países en desarrollo se queman en los cam-pos.

Contaminación del aire interior

La contaminación del aire interior ha sido menosestudiada, pero es de gran importancia en la región. Suorigen se encuentra en la emisión y circulación de par-tículas tanto biológicas (polen, ácaros, insectos,microorganismos) como inorgánicas (humo de diferen-tes tipos, incluyendo el del tabaco, plomo, óxidos decarbono, asbesto, compuestos químicos sintéticos)(WHO, 2000).

Un determinante fundamental del nivel y tipo decontaminación del aire interno es la fuente de energíautilizada para cocinar y brindar iluminación o calor enviviendas y edificios. A escala mundial, la combustiónde biomasa se usa para estos propósitos en la mitad delos hogares. En los países de mayor urbanización enAmérica Latina y el Caribe, la combustión domésticade la biomasa es mucho menor que en otras partes del

mundo, pero aún así una quinta parte de la poblaciónusa la biomasa como el principal combustible en elhogar (WRI y otros, 1998). Un 15,7 por ciento del con-sumo total de energía en la región en 1997 correspon-día a combustibles tradicionales (cerca del promedioalcanzado por los países en desarrollo); sin embargo,naciones como Perú y Brasil tenían un consumo decombustibles tradicionales de 24,6 y 28,7 por ciento,respectivamente, y en países como Paraguay, Costa Rica,Honduras, Guatemala y Haití su consumo superaba el49 por ciento (UNDP, 2002).

La contaminación interna es mayor en situacionesde pobreza urbana. El hacinamiento y la falta de espa-cio físico imposibilitan una ventilación adecuada, y lacombustión de biomasa para cocinar afecta a aquellosque permanecen adentro durante períodos más prolon-gados —usualmente mujeres, niños y ancianos. Segúnestudios realizados en Colombia y México, las mujeresque usan biomasa para cocinar tienen una propensiónde tres a 75 veces mayor a contraer enfermedades res-piratorias crónicas que el promedio, dependiendo deltiempo de exposición (WRI y otros, 1998).

Impactos y respuestas regionales

Más de 80 millones de personas en América Latinay el Caribe resultan afectadas de forma permanente porlos contaminantes aéreos. Los contaminantes del aireexceden los límites máximos recomendados por la OMSen grandes áreas metropolitanas como Sao Paulo, Ríode Janeiro, Santiago y Ciudad de México (CEPAL,2000a). Además, la contaminación está aumentando enmuchas áreas metropolitanas de menor tamaño y hastaen ciudades medianas. Esto es consecuencia de la cre-ciente presión de los sectores del transporte e indus-trial, y de la falta de acciones adecuadas de regulación,monitoreo y control.

La exposición a los contaminantes del aire tiene efec-tos críticos sobre la salud, así como importantes impac-tos económicos, debido al costo del tratamiento médi-co y a considerables pérdidas de productividad por

Los incendios forestales pueden destruir hasta un 50 por ciento de la biomasa boscosa superficial, con efectospotencialmente graves sobre la fauna. Además, liberan carbono a la atmósfera, agravando el cambio climáticomundial. Finalmente, ha aumentado su impacto directo en la economía y la salud en Mesoamérica y Sudamérica,incluso en poblaciones a cientos de kilómetros de distancia (ver la sección de ).

En 1998, el humo y la contaminación del aire proveniente de incendios en Guatemala, Honduras y México atravesógran parte del sudeste de los Estados Unidos, obligando al gobierno de Texas a emitir una advertencia de salud paralos residentes. En 1999, el humo de incendios en el Mato Grosso, Brasil, contaminó el aire en Paraguay, y el humoproducido en Paraguay contaminó el aire en Argentina. Estos problemas revelan la dimensión transfronteriza de lacontaminación causada por los incendios forestales y demuestra la necesidad de un plan de acción regional sobrecontrol y combate de incendios en América Latina y el Caribe.

Bosques

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Contaminación del aire por incendios forestalesContaminación del aire por incendios forestales

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

ausentismo (O’Ryan, 1994). Algunas estimaciones su-gieren que es la principal causa de unos 2,3 millonesde casos anuales de enfermedades respiratorias cróni-cas en niños, y de 100.000 casos de bronquitis crónicaen adultos, en la región (CEPAL, 2000a;2000b). Las con-centraciones de dióxido de azufre en Santiago de Chi-le, y de dióxido de nitrógeno y ozono troposférico enCiudad de México, se correlacionan de manera impor-tante con las infecciones respiratorias, la aceleraciónde enfermedades pulmonares y el envejecimiento delos pulmones (OPS, 1998; WHO, 2000). La exposiciónal plomo, aun en un bajo nivel, tiene un impacto ad-verso sobre la salud humana, incluyendo efectossistémicos (problemas gastrointestinales, anemia,hipertensión o pérdida de la audición), en el sistemanervioso (hiperactividad), en el desarrollo (problemasde aprendizaje), reproductivos, genotóxicos y cancerí-genos (ATSDR, 1999). En México, la concentración deplomo en los huesos de la madre se correlaciona deforma negativa con el peso del recién nacido, al igualque el nivel de plomo en la sangre con el coeficienteintelectual de los niños entre 9 y 12 años de edad (WHO,2000).

También hay un impacto considerable de la conta-minación aérea sobre la mortalidad. Estimaciones paraSao Paulo y Río de Janeiro indican que provoca alrede-dor de 4.000 casos anuales de muerte prematura, concorrelaciones observadas en Río de Janeiro y Cubataoentre la mortalidad infantil por neumonía y un deterio-ro en las funciones pulmonares infantiles (CETESB, 1992;WHO, 2000). Otros estudios sugieren que una mayorconcentración de partículas suspendidas se correlacionacon aumentos en las tasas diarias de mortalidad (en Chiley México) y particularmente con una mayor mortalidaden adultos mayores de 65 años (en Brasil) (WHO, 2000).Se ha estimado que una reducción del 10 por ciento enel ozono troposférico y las partículas suspendidas evi-

taría más de 37.000 muertes en la Ciudad de México y13.000 en Sao Paulo hacia 2020 (The Economist, 2002).

Es importante considerar en forma específica losefectos de la degradación del aire interno, que sueletener una cercanía más íntima con las personas por es-tar dentro de sus hogares. El humo resultante de la com-bustión de biomasa, en particular, contiene cantidadessignificativas de contaminantes, como monóxido decarbono, partículas suspendidas, compuestos orgánicosvolátiles y óxidos de nitrógeno y se asocia con variosefectos sobre la salud humana: irritación de tejidos,patologías crónicas y varios tipos de cáncer. Más de2,5 millones de muertes prematuras ocurren en los paí-ses en desarrollo anualmente como consecuencia desu inhalación prolongada (WHO, 2000).

Las universidades y los ministerios de salud de laregión empezaron a medir las emisiones de contami-nantes del aire en la década de 1950. En 1967, la Orga-nización Panamericana de la Salud (OPS) creó un pro-grama de monitoreo regional, que para 1973 contabacon 88 estaciones en 26 ciudades de 14 países: la RedPanamericana de Muestreo Normalizado de la Conta-minación del Aire. La red se incorporó en 1980 dentrodel Sistema de Monitoreo Ambiental Global delPNUMA. Actualmente hay dos programas regionalespara el mejoramiento de la calidad del aire en AméricaLatina: la Iniciativa de Aire Limpio para las Ciudadesde América Latina, del Banco Mundial (con proyectosen Lima y el Callao, Ciudad de México, Río de Janeiroy Buenos Aires) y el Programa Aire Puro enCentroamérica, financiado por la Agencia Suiza parael Desarrollo y la Cooperación (OPS y CEPIS, 2000).

Las ciudades con sistemas de medición de la cali-dad del aire han introducido nuevas tecnologías paraexpandir su capacidad de evitar episodios que superen

Controles nacionales de calidad del aire, 1999Controles nacionales de calidad del aire, 1999

0-25% 26-50% 51-75% 76-100%

América Latina y elCaribe (24)

Estrategias decontrol (fuentes)móviles, fuentes

fijas y otros)

Existen Seaplican

Fuentesfijas

Fuentesmóviles

Caribe (5)

11

2

2

7

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0

6

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1

7

7

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2

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9

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2

6

6

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2

3

5Sudamérica (11)

Mesoamérica (8)

Inventariosde

emisiones

Redesde

monitoreoLímites deemisiones

Normasde

calidaddel aire

Fuente: Compilado por el Observatorio del Desarrollo (Universidad de Costa Rica), a partir de OPS y CEPIS, 2000.

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115Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Reducción de la contaminación: casos exitososReducción de la contaminación: casos exitosos

Brasil

Chile

En Brasil, las acciones para el control y monitoreo de la contaminación del aire se desarrollaron e implementaronprimero en la ciudad de Sao Paulo, y después en Río de Janeiro y Río Grande do Sul (Texeira, 2001). En 1976, lasregulaciones federales de la calidad del aire reforzaron los controles que ya existían en las ciudades pioneras, y losextendieron a otras, aplicando los lineamientos de la OMS para partículas suspendidas, dióxido de azufre, monóxidode carbono y oxidantes fotoquímicos (como el ozono). Los controles locales empezaron prohibiendo la incineraciónde la basura doméstica en edificios residenciales y la quema de desechos al aire libre en las áreas urbanas, y contro-lando las emisiones de humo, primero en fuentes estacionarias de combustión y posteriormente en vehículos dediesel.

Los controles para vehículos de diesel originaron el principal programa nacional de control de la contaminaciónvehicular, PROCONVE, creado en 1986 y respaldado a partir de 1993 por una ley federal. PROCONVE estableciócontroles de emisiones para vehículos de ciclo Otto y diesel, logrando entre 1988 y 1997 una reducción general del92 por ciento en las emisiones en vehículos de ciclo Otto (incluyendo un 97 por ciento en el monóxido de carbono,un 94 por ciento en los hidrocarbonos y un 86 por ciento en los óxidos de nitrógeno). En 1990 se revisaron losestándares para mejorar los controles de fuentes estacionarias, regular los episodios críticos de contaminación delaire y establecer criterios de prevención con respecto a los procesos de combustión externa (como los existentes engeneradores termoeléctricos y hornos) en áreas de conservación y áreas no saturadas (Texeira, 2001).

La segunda línea de acción más importante en el control de lacontaminación por emisiones vehiculares fue la introducción, en1975, del alcohol anhidro (conocido como alcohol etílico o gasohol),junto con incentivos para la producción de vehículos operadosexclusivamente con gasohol. Para mediados de la década de losochenta, el 90 por ciento de los vehículos vendidos era de gasohol,con una reducción general del 20 por ciento en las emisiones, ydescensos sustanciales en el plomo, el bromuro y el cloruro, para loscuales los motores de gasolina eran la fuente más importante. A pesarde que la manufactura de vehículos que usan gasohol disminuyó enlos noventas a sólo un 0,1 por ciento de las ventas totales, debido a lafalta de políticas estatales para garantizar la producción de estecombustible, desde 1998 el gobierno ha renovado los incentivos paraesta tecnología (ver recuadro en la página 191).

En Chile, el Plan de Descontaminación Atmosférica para la Región Metropolitana se preparó en 1990 y se amplió en1997. Las estrategias del plan incluían la regulación de emisiones de los hogares e industriales, desarrollo de lacapacidad de fiscalización, retiro de autobuses altamente contaminantes, control de la circulación y emisiones de losautobuses, la introducción de automóviles con convertidores catalíticos y la mejora de la calidad de combustibles,así como la pavimentación de las calles (O'Ryan y Larraguibel, 2000). Además, el gobierno introdujo un sistema depermisos transables de contaminación, que las industrias pueden vender o comprar para reducir sus emisionestotales (The Economist, 2002).

Una evaluación del cumplimiento del plan reveló que casi un 60 por ciento de las acciones propuestas se ejecutaroncon éxito (CEPAL, 2000d). Como resultado, tanto la emisión de material particulado, como el número de días dealerta, preemergencia y emergencia, se han reducido de forma importante. La concentración de partículas suspendi-das, por ejemplo, disminuyó entre 1989 y 1999 en un 24,1 por ciento para las menores de 10 micras, y en un 47,4 porciento para las menores de 2,5 micras (CAPP, 2000).

El mismo sistema que redujo la concentración de partículas suspendidas se está aplicando ahora de forma preliminara otras fuentes de contaminación. En el marco de un comité con participación de organismos públicos y privados, 46compañías metalúrgicas han establecido un acuerdo para promover la adopción de medidas de producción limpia,particularmente en relación con la contaminación del aire y el manejo de los desechos sólidos.

© R. Burgos

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

los umbrales permitidos. La Ciudad de México, Santia-go de Chile y todas las grandes ciudades brasileñas hanestablecido estándares similares a los de la Organiza-ción Mundial de la Salud, a pesar de que son más tole-rantes con la quema de carbón y el dióxido de azufre(CEPAL, 2000c). El aumento en las emisiones puedealiviarse sacando de circulación los vehículos viejos,subiendo el precio de la gasolina y cambiando a com-bustibles alternos (como el alcohol etílico hidratado yel gas en vez de la gasolina); varias de estas medidas seimpulsaron en Brasil desde la década de 1980 y enMéxico hacia 1995 (PNUMA, 2000; INEGI, 1998).Adicionalmente, la mayoría de países de la región estáeliminando la gasolina con plomo. Para finales de 2001,23 países de América Latina y el Caribe estaban libresde gasolina con plomo y, en comparación con 1990, laregión en su conjunto había logrado una reducción del90 por ciento en las emisiones atmosféricas de plomoprovenientes de la gasolina (ARPEL, 2001).

Sin embargo, algunos contaminantes son más difí-ciles de reducir que otros. Por ejemplo, en 2000 lospromedios anuales de concentración de partículas sus-pendidas (totales y menores a 10 micras de diámetro),provenientes de fuentes móviles, excedía las normasinternacionales en cuatro de seis capitales centroame-ricanas (Swisscontact, 2001). El dióxido de nitrógenoestaba bajo la norma sólo en dos de ellas, mientras queel ozono troposférico y el plomo excedían la norma enotras dos.

Impactos de la reducción delozono estratosférico y respuestasregionales

En septiembre del 2000, el agujero en la capaantártica de ozono llegó a su máximo tamaño registra-do: aproximadamente 28 millones de kilómetros cua-drados, más de 2.5 veces mayor que el promedio regis-trado entre 1979 y 1992. Al final de septiembre, losniveles de ozono mínimos también fueron los menoresregistrados: la mitad del promedio entre 1964 y 1976,antes de que el agujero apareciera (WMO, 2001; NASA,2001).

El problema del agujero en la capa de ozono tieneimpactos regionales importantes en Argentina, Brasil,Chile y Uruguay. Informes oficiales de Argentina —porejemplo— indican que Tierra del Fuego y ( en menorgrado) el sur de la Patagonia estuvieron bajo el agujerodurante diez días en el año 2000, con valores de ozonoque estaban entre los menores en registro (Canziani,2000). Esto produjo niveles de radiación ultravioleta“similares a aquellos en la ciudad de Buenos Aires enel verano”.

La producción y el consumo mundiales de clorofluo-rocarbonos (CFCs) constituyen la causa principal en lareducción en el ozono estratosférico, y han estado bajo

Reducción de la contaminación: casos exitososReducción de la contaminación: casos exitosos (continuación)

México

En México, el Programa Integral Contra la Contaminación del Aire en el Valle de México empezó en 1990, con el finde mejorar la calidad del aire en el área metropolitana del país. El Programa para Mejorar la Calidad del Aire en elValle de México 1995-2000 incluyó iniciativas como:

· el establecimiento del Fideicomiso Ambiental del Valle de México para financiar programas de mejoría de lacalidad del aire a través de un impuesto sobre la gasolina;

· la Red Automática de Monitoreo Ambiental;· programas de emergencia ambiental;· programas de restricción vehicular “Un Día sin Auto”;· un sistema de vigilancia epidemiológica;· un programa de reforestación;· educación ambiental en el área metropolitana de la Ciudad de México (INEGI, 1998).

Evaluaciones para el período 1991-1999 revelan que las concentraciones de monóxido de carbono, dióxido deazufre y plomo tuvieron una tendencia a mantenerse por debajo de los límites establecidos. En caso del ozono, noobstante existir una tendencia a la reducción de las concentraciones, todavía se sobrepasaba la norma en una altaproporción de los días del año; la concentración de partículas suspendidas, por el contrario, más bien aumentó en elperíodo 1995-2000 (SEMARNAP, 2000; OPS, 2002).

Los logros en la mejora de la calidad del aire en la Ciudad de México a pesar de las dificultades que persisten hanrequerido de un fortalecimiento de la capacidad institucional, mejoras en los mecanismos de regulación, comunica-ción y participación ciudadana, y una mayor integración de las políticas metropolitanas. La participación ciudadanaha probado ser una variable de importancia fundamental (CEPAL, 2000b).

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117Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

control desde la entrada en vigor del Protocolo deMontreal en 1987. Su implementación en los paísesdesarrollados ha significado una reducción dramática— casi un 95 por ciento— del nivel anual de produc-ción (de más de un millón de toneladas en 1986 a pocomás de 46 mil toneladas en 1998), aunque aumentóligeramente en 1999-2000.

Por el contrario, la producción en los países en de-sarrollo (especialmente en Asia, donde alcanza tres cuar-tas partes de la producción total de los países en desa-rrollo) continuó aumentando y se duplicó entre 1986 y1995 (de 56.068 a 115.185 toneladas), para luego em-pezar una tendencia declinante hasta el año 2000(UNEP, 2002c).

El consumo mundial de CFCs, por su parte, bajó de1.078.634 toneladas en 1986 a 148.151 toneladas en1999 (para el año 2000 no se tiene el importante datodel consumo en China, que fue de 42.983 toneladas en1999) (UNEP, 2002c). Esta reducción de más del 85por ciento corresponde en su mayoría a los países de-sarrollados y explica porqué el consumo total de los

países en desarrollo fue unas cinco veces mayor que elde los países desarrollados en 1999.

En América Latina y el Caribe, la producción deCFCs llegó entre 1986 y 2000 a un total acumulado de342.034 toneladas, equivalente a un 5,8 por ciento dela producción mundial y aproximadamente un terciode la producción total de los países en desarrollo du-rante ese período (UNEP, 2002c). México, Brasil, Vene-zuela y Argentina (en orden decreciente) han sido losúnicos productores en la región, con México y Brasilacumulando un 72,8 por ciento de la producción totalen estos años. Los cuatro países pudieron reducir suproducción anual de CFCs al final del período. Comoresultado, la producción regional de CFCs en el año2000 fue un 44,0 por ciento menor al volumen alcan-zado en 1986. Brasil dejó de producir CFCs en 2000(UNEP, 2002c).

El consumo regional acumulado de estas sustanciasdurante el período fue un poco superior a la produc-ción: 391.929 toneladas. En 2000, la región solo con-sumió un 61,2 por ciento del volumen consumido en

Agujero en la capa de ozono en la región Antártica.Agujero en la capa de ozono en la región Antártica.El azul oscuro representa un adelgazamiento severo.El azul oscuro representa un adelgazamiento severo.

Setiembre 1985Setiembre 1985 Setiembre 1999Setiembre 1999 Setiembre 2000Setiembre 2000

Fuente : NASA, 2001.

Crecimiento del agujero en la capa de ozono (1985, 1999, 2000)Crecimiento del agujero en la capa de ozono (1985, 1999, 2000)

Riesgos del ozono en Punta Arenas y Santiago de ChileRiesgos del ozono en Punta Arenas y Santiago de Chile

El agujero en la capa de ozono no es un tema placentero para los 120.000 habitantes de Punta Arenas, la ciudad másaustral de Sudamérica. Sin embargo, en 2000 se descubrió que el agujero representa al contrario de lo que sepensaba un riesgo sanitario mayor para los residentes de Santiago, ubicada más de 2.000 kilómetros al norte, dondela incidencia de cáncer de la piel es mucho mayor.

Los residentes del extremo sur, a pesar de recibir más radiación solar sin filtrar, resultan menos afectados debido alclima hostil y ventoso en octubre se han registrado vientos de 120 kilómetros por hora . La vida en Punta Arenastiene lugar bajo techo, en hogares con calefacción y la gente tiene menor propensión a encontrarse a la intemperiecon la cabeza o los brazos descubiertos.

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Fuente: Guijarro, 2001.

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Esfuerzo global para reducir las sustancias reductoras del ozonoEsfuerzo global para reducir las sustancias reductoras del ozono

En 1974 se publicó el primer estudio que asociaba el agotamiento del ozono estratosférico con la liberación de cloro en laproducción de aerosoles y refrigerantes. Entre las principales sustancias destructoras del ozono y los procesos industrialesque las generan están los siguientes:

· clorofluorocarbonos (CFCs) e hidroclorofluorocarbonos, usados en equipos de refrigeración comerciales y domésticos,propulsores de aerosoles y espumas, pre-polímeros para aislamiento y otras aplicaciones;

· solventes como tricloroetano y cloroformo de metilo para limpiar metales;· halones en extintores de fuego;· hidrobromofluorocarbonos;· bromuro de metilo en compuestos utilizados para fumigar cosechas y productos de exportación.

A pesar de que un 90 por ciento de las emisiones de sustancias destructoras del ozono ocurren en Europa, Norteamérica yJapón, los contaminantes se propagan por toda la atmósfera en un período de 12 a 24 meses. El cloro y el bromuro en estasemisiones quedan latentes sobre la Antártida durante el invierno austral, debido a características atmosféricas peculiares.Cuando la luz regresa al polo sur en la primavera (setiembre-noviembre), estos compuestos destruyen rápidamente el ozonoexistente, provocando concentraciones hasta un 70 por ciento menores a las observadas antes de que este fenómenoapareciera a mediados de la década de 1980 (WMO y UNEP, 1998; 2002).

La pérdida del ozono estratosférico ha causado un aumento promedio de entre cuatro y siete por ciento en la radiaciónultravioleta B (UV-B) a lo largo del año en las latitudes medias del hemisferio norte y de 6 por ciento en las mismas latitudesdel hemisferio sur (UNEP, 1999b). Sin embargo, durante la primavera austral, el aumento en la radiación UV-B es muchomayor alrededor de un 130 por ciento como consecuencia de la pérdida del ozono. En años recientes también hahabido concentraciones inusualmente bajas de ozono en las altas latitudes del norte aunque no tan bajas como en las delsur , se cree que como resultado de inviernos estratosféricos extraordinariamente severos en estas zonas (WMO y UNEP,2002).

En 1977, el PNUMA convocó a la primera conferencia de expertos sobre la destrucción de la capa de ozono, y se adoptó elprimer plan de acción mundial en este campo, prohibiendo el uso de ciertos productos emisores de CFCs. Estas iniciativasdieron origen a la Convención de Viena sobre la Protección de la Capa de Ozono (1985) y al Protocolo de Montreal sobreSustancias Dañinas a la Capa de Ozono (1987), en los cuales los países desarrollados asumieron el compromiso de reducirpara 1999 la producción y el consumo de CFCs y otras sustancias controladas en un 50 por ciento de los niveles de 1986. Lasenmiendas subsecuentes a estos acuerdos (Londres, 1990; Copenhague, 1992; Montreal, 1997, y Beijing, 1999) hanaumentado la lista de sustancias controladas y reducido algunos de los periodos para eliminarlas. A fines de 2002, 184 paíseshabían ratificado la Convención de Viena y 183 países habían ratificado el Protocolo de Montreal, mientras que lasenmiendas de Londres, Copenhague, Montreal y Beijing habían sido ratificadas por 163, 141, 83 y 36 países respectivamen-te UNEP, 2002c). La conferencia de 1997 estableció un plan de acción para la capa de ozono, coordinado por el PNUMA y laOrganización Metereológica Mundial, que sirve como marco para muchas actividades en este campo.

En el Protocolo de Montreal, los países que tenían tasas de consumo de CFCs menores a 0,3 kilogramos anuales por habitanteantes de 1999 se catalogan como ”países en desarrollo”. A estos países, que incluyen todos los de América Latina y el Caribe,se les otorgó un período de gracia de 10 años para cumplir con las medidas de control, obligatorio siempre y cuando la ayudafinanciera y las acciones de transferencia de tecnología también acordadas en el tratado se hayan cumplido. Para estospaíses, el protocolo estableció un congelamiento en el nivel de consumo y producción de CFCs en 1999, correspondiente al100 por ciento del promedio anual entre 1995 y 1997. El Protocolo y sus enmiendas también han establecido fechas para elcongelamiento en el consumo de halones (2002), bromuro de metilo (2002) y otros CFCs (2003), así como una reducciónulterior en el consumo de sustancias destructoras del ozono para el año 2005 (85 por ciento en tetracloruro de carbono, 50por ciento en CFCs y halones, 30 por ciento en tricloretano y 20 por ciento en bromuro de metilo).

Las estimaciones disponibles indican que el grado de implementación alcanzado hasta ahora en el Protocolo de Montrealpermitirá que se restaure la concentración de ozono estratosférico a sus niveles previos a 1980 para el año 2050, eliminandoel agujero en la capa de ozono sobre la Antártida (UNEP, 1999b). Aunque la concentración combinada de sustanciasdestructoras de ozono comenzó a disminuir en la troposfera desde 1994, no fue sino hasta recientemente que los niveles decloro han alcanzado se cree su nivel máximo en la estratosfera, mientras que la concentración de bromuro siguecreciendo en esta parte superior de la atmósfera (WMO y UNEP, 2002). Se estima que los niveles máximos de destrucción deozono estratosférico se alcanzarán en la primera o segunda década del siglo veintiuno (WMO y UNEP, 1998).

Otras preocupaciones se relacionan con el impacto destructor del ozono que puedan tener las crecientes concentracionestroposféricas de bromo originado en halones industriales y bromuro de metilo (WMO y UNEP, 2002). La evidencia recientesugiere que estas concentraciones pueden haberse más que duplicado desde la década de 1950 y aún están creciendo a unatasa anual de alrededor del 3 por ciento (dos tercios de la tasa reportada en 1996). En la actualidad, la contribución del bromoa la pérdida del ozono polar varía del 30 al 60 por ciento, y continuará aumentando en relación con el cloro hasta que sereviertan las actuales tendencias crecientes de los gases que lo originan.

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119Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

1986. Los principales países consumidores son nueva-mente Brasil, México, Venezuela y Argentina (en ordendecreciente), con un 78,9 por ciento del consumo re-gional total en 2000.

En Brasil, el período para eliminar el consumo deCFCs es más restrictivo que los acuerdos generales enel Protocolo de Montreal, aunque se ha extendido deenero 2001 al 2007 (tres años antes de la fecha límiteprevista en el protocolo) en un esfuerzo por no “sacardel negocio a las compañías pequeñas y medianas queno cuentan con tiempo para adaptarse”, de acuerdocon funcionarios del Ministerio del Medio Ambiente(Campanili, 2000). Las importaciones de CFC-12(diclorofluorometano) en ese país se han venido res-tringiendo en forma gradual, empezando con una re-ducción de un 15 por ciento en 2001, y un 35 por cien-to en 2002, hasta que se eliminen completamente en2007. Las importaciones de CFC-11 (triclorofluo-rometano) solo se autorizan a compañías con proyec-tos de reconversión a tecnologías libres de CFC-11. Losfuncionarios en el sector ambiental privado creen queel cese en la producción brasileña de CFCs podría alen-tar el contrabando para brindar sistemas de refrigera-ción que aún dependen de este gas; estas importacio-nes ilegales constituyeron alrededor de un 15 por cien-to del consumo total de CFCs en 2000 (Campanili,2000).

Por su parte, la estrategia mexicana para reducir elconsumo de CFCs incluye acuerdos con la industria, laregulación de importaciones y exportaciones de sus-tancias controladas, el desarrollo de programas de ca-pacitación técnica y la implementación de tecnologíaslimpias. Los proyectos han incluido refrigeración do-méstica y comercial, solventes, espumas y aire acondi-cionado central y vehicular; muchos de ellos han sidoapoyados por agencias internacionales como el BancoMundial, la Agencia de Protección Ambiental de losEstados Unidos, el PNUD y el PNUMA (SEMARNAP,2000).

En la región se utilizan otras dos sustancias que es-tán entre las principales destructoras del ozono, loshalones y el bromuro de metilo (utilizados básicamen-te en los extintores de incendios y la agricultura, res-pectivamente), aunque no se producen regionalmentey tienen un consumo relativamente pequeño (UNEP,2002c). En el caso de los halones, cuya “congelación”se acordó para 2002, sólo México y Belice reportaronconsumo en 2000. Para el conjunto de la región, elnivel de consumo anual de halones se redujo en un81,2 por ciento en el período 1986-2000. En cuanto albromuro de metilo, cuyo consumo también se acordócongelar en 2002, la situación no es tan alentadora. Laregión ha consumido durante el período 1991-2000 un11,0 por ciento del volumen mundial, y para el últimoaño representaba un 16,0 por ciento del total. El consu-mo regional se triplicó entre 1991 y 1994, aunque bajóen 2000 al doble del año inicial. Dieciséis países toda-vía eran consumidores de esta sustancia destructora de

ozono en 2000. El 72 por ciento del consumo acumu-lado durante el período corresponde a México, Brasil,Costa Rica y Argentina (en orden decreciente).

A principios de 2003, los 33 países de la región eranpartes de la Convención de Viena y el Protocolo deMontreal; 31 habían ratificado, accedido o aceptado laenmienda de Londres (1990); 30 eran partes de la en-mienda de Copenhague (1992) y 15 eran partes de laenmienda de Montreal (1997), pero solamente 3 eranpartes de la enmienda de Beijing (1999) (UNEP, 2003).Según el Protocolo de Montreal, estos países debieroncongelar su consumo y producción de CFCs a los nive-les de 1995-1997 para el 1º de julio de 1999 (UNEP,2002b).

Para lograrlo, se han implementado sistemas de li-cencias con el fin de controlar la importación y expor-tación de estas sustancias. Las instituciones guberna-mentales han contribuido con estos esfuerzos a travésde diversas actividades –estableciendo y poniendo envigor las regulaciones requeridas–, y se les han unidodiversos organismos de la sociedad civil y la empresaprivada. Con el fin de apoyar los esfuerzos nacionalespara cumplir con la convención y el protocolo, se estádesarrollando el programa “AcciónOzono” con el Fon-do Multilateral para la Implementación del Protocolo yel Fondo Mundial para el Medio Ambiente. En el casode América Latina y el Caribe, la Oficina Regional delPNUMA actúa como una de las agencias ejecutoras delprograma. Está a cargo de promover las redes regiona-les y los planes de gestión de refrigeración, y de apoyara 22 de los 33 proyectos de fortalecimiento institucionalvigentes. Los recursos del Fondo Multilateral han juga-do un papel importante en estas actividades.

Las acciones reseñadas, sin embargo, no son sufi-cientes para resolver plenamente el problema. El esta-do y las tendencias regionales en la producción y con-sumo de sustancias destructoras de ozono subrayandesafíos importantes para alcanzar los objetivos perti-nentes del Protocolo de Montreal (PNUMA, 1999). Unode ellos es que, tomando la producción de 1995-1997como base para los cronogramas de eliminación acor-dados, la duplicación en el volumen producido entre1986 y 1997 aumenta los niveles permitidos hasta elaño de eliminación total.. También debe notarse que, apesar de la virtual eliminación de los CFCs en los paí-ses industrializados, ha habido un aumento en las im-portaciones ilegales de estas sustancias en esos países,estimada en entre 20,000 y 30,000 toneladas al año(PNUMA, 1999). Estas importaciones ilegales son unincentivo para una mayor producción en los países endesarrollo.

El segundo desafío se relaciona con una crecienteconcentración troposférica de bromo, originada enhalones industriales y bromuro de metilo, que revierteen alguna medida el éxito en el control de los CFCs(WMO y UNEP, 2002). La producción de halones dis-minuyó en los países desarrollados de 186.168 a 1.270

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Producción y consumo de clorofluorocarbonados en los cuatro principales paísesProducción y consumo de clorofluorocarbonados en los cuatro principales paísesproductores y consumidores de América Latina y el Caribeproductores y consumidores de América Latina y el Caribe(en toneladas de potencial de agotamiento de ozono)(en toneladas de potencial de agotamiento de ozono)

Venezuela

Argentina

México

Brasil

0

5.000

10.000

15.000

20.000

25.000

30.000

35.000

40.000

1986 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

Producción

Venezuela

Argentina

México

Brasil

Consumo

1986 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 20000

5.000

10.000

15.000

20.000

25.000

30.000

35.000

Fuente: UNEP, 2002c.

Page 121: GEO America Latina y el caribe

121Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

toneladas en el período 1986-2000, pero aumentó enlos países en desarrollo de 11.290 a 49.467 toneladasen 1986-1997, antes de caer a cero en 2000 (UNEP,2002c). Por otra parte, la producción de bromuro demetilo decreció de 39.601 a 26.086 toneladas en lospaíses desarrollados durante el período 1991-2000, .La producción en los países en desarrollo siempre hasido una pequeña fracción del volumen total (menosde un 4 por ciento). Aunque ya se ha señalado que enAmérica Latina y el Caribe no se producen estas sus-tancias, el consumo del bromuro de metilo sí es consi-derable, y ha llegado a ser casi una sétima parte delvolumen mundial.

Gases de efecto invernadero ycambio climático

Otro problema atmosférico global con impactos re-gionales es el cambio climático, agravado por la con-centración de los llamados “gases de efecto invernade-ro”. De acuerdo con el Panel Intergubernamental sobreCambio Climático, tres gases —el dióxido de carbono,el metano y el óxido nitroso— contribuyen aproxima-damente en un 60, un 20 y un 6 por ciento, respectiva-mente, al calentamiento mundial (o “efecto invernade-ro”) originado en actividades humanas (McCarthy yotros, 2001). A pesar de que estos gases existen natu-ralmente en la atmósfera, la rápida liberación de canti-dades adicionales es el resultado de actividades huma-nas (como la combustión de materiales fósiles, ladefores-tación y la agricultura).

Estimaciones mundiales basadas en el consumo netoaparente de combustibles fósiles indican que duranteel período 1970-2000 hubo un aumento en las emisio-nes totales de dióxido de carbono hasta 1974, debido ala duplicación de emisiones por habitante entre 1950 y1973. Estas emisiones se estabilizaron luego de 1974—hasta el momento actual— básicamente por los altos

precios del petróleo (Marland y Boden, 2000c). En 1992,alrededor de un 84 por ciento de las emisiones mun-diales de dióxido de carbono se originaron en los pro-cesos industriales y un 16 por ciento en el cambio en eluso de la tierra (WRI y otros, 1998).

A mediados de la década de 1990, estas estimacio-nes preliminares indicaban que América Latina y elCaribe eran responsables de aproximadamente un 11por ciento de las emisiones mundiales de dióxido decarbono (el 4,3 por ciento de las emisiones originadasen procesos industriales, y un 48,3 por ciento de lasprovocadas por cambios en el uso de la tierra). Lasemisiones regionales de metano provenientes de fuen-tes antropogénicas (principalmente la crianza de gana-do y producción y consumo de combustible fósil) re-presentan un 9,3 por ciento del total mundial (WRI yotros, 1996). Las emisiones promedio de dióxido decarbono por habitante en la región fueron de 2,7 tone-ladas en 1998, muy por debajo de las 10,2 toneladascalculadas para las economías con altos ingresos (19,4toneladas en Norteamérica, 7,5 toneladas en Europa yAsia Central y 7,4 toneladas en Asia Occidental) y tam-bién más bajas que el promedio mundial de 3,9 tonela-das (UNEP, 2002d).

Estas estimaciones indican que México y Brasil es-tán entre los 20 principales países emisores de dióxidode carbono en el mundo, en orden de magnitud, mien-tras que Venezuela, Argentina, Colombia y Chile estánentre los principales 60 países emisores (Marland yBoden, 2000a). En cuanto a las emisiones por habitan-te, varias naciones y territorios del Caribe (las Islas Vír-genes estadounidenses, las Antillas Neerlandesas,Aruba, Trinidad y Tabago, las Islas Caimán y las Ber-mudas), así como Venezuela, están entre los principa-les 60 países emisores, y todos son productores de pe-tróleo (Marland y Boden, 2000b). Debido a la relativa-mente pequeña población del Caribe, esta contribuciónpor habitante no es significativa en volumen total.

0-25% 26-50% 51-75% 76-100%

América Latina y elCaribe (33)

Caribe (13)

33

13

8

12

5

0

2

3

7

6

0

1

13

5

6

2

6

0

1

5Sudamérica (12)

Mesoamérica (8)

Legislaciónen desarrolloo aprobación

Sistemas delicencia enoperación

Consumobajo límitesacordados

FirmaRatificación

Cumplimiento con el Protocolo de Montreal y sus enmiendas (a setiembre de 2002)Cumplimiento con el Protocolo de Montreal y sus enmiendas (a setiembre de 2002)

Fuentes: Compilado por el equipo GEO-ALC a partir de UNEP 2000b y 2000c.

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122

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

El suministro y consumo de combustibles fósiles ori-ginan cerca del 80 por ciento de las emisiones mundia-les de dióxido de carbono, un 20 por ciento del meta-no y una importante cantidad de óxido nitroso(UNFCCC, 2001). Otras fuentes generadoras de dióxidode carbono son el cambio en el uso del suelo (pordeforestación) y el sector forestal, y, en menor grado(alrededor de un 3 por ciento), la producción de ce-mento. Otras fuentes que generan metano, por otro lado,son el ganado (un 30 por ciento de las emisiones), elcultivo de arroz en tierras húmedas (un 20-25 por cien-to) y la deposición de desechos. La agricultura aumen-ta las emisiones de óxido nitroso antropogénico, prin-cipalmente por el uso de fertilizantes.

La deforestación es considerada la principal fuentede emisiones atmosféricas en América Latina y el Cari-be, particularmente debido al impacto sobre la cuencaamazónica; sin embargo, las estimaciones oficiales paraBrasil, en donde sería más importante, aún no estándisponibles (PNUMA, 1999; COPPE, 2002). Las gran-des ciudades de la región, así como muchas ciudades

medianas, también emiten gases de efecto invernade-ro, principalmente debido al transporte automotor y laproducción industrial. A pesar de que el dióxido de car-bono es generalmente el principal gas de efecto inver-nadero, si la emisión total de gases de efecto inverna-dero se estima en unidades equivalentes al dióxido decarbono, el metano resulta más importante en paísescomo Argentina, Chile y Uruguay (UNFCCC y SBI,2000). Más de un 71 por ciento de las emisiones demetano se originan en el ganado en Sudamérica, y un48 por ciento en México.

En todo caso, las estimaciones sobre emisiones sóloson aproximadas; en la mayoría de los países de la re-gión es difícil obtener datos confiables (PNUMA 1999a,UNFCCC y SBI, 2000). La identificación de factores es-pecíficos de emisión para sistemas o regiones particu-lares es aún preliminar y las características de la situa-ción forestal y los cambios en el uso de la tierra sondifíciles de definir. En general, hay pocos datos o estosdeben inferirse a partir de estadísticas heterogéneas eincluso de evidencia anecdótica. Además, existe una

Esfuerzo mundial contra el cambio climáticoEsfuerzo mundial contra el cambio climático

En forma paralela al movimiento internacional contra la destrucción del ozono, en 1979 se celebró la primera conferenciainternacional sobre el clima mundial. Esta conferencia culminó con un llamado a los gobiernos a anticipar y prevenirpotenciales cambios climáticos de origen humano que pudiesen afectar de forma adversa el bienestar de la humanidad.Continuando con estos esfuerzos, en 1988 se estableció el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el CambioClimático, bajo la coordinación del PNUMA y de la Organización Metereológica Mundial. El panel confirmó en 1990 laexistencia de un proceso de calentamiento planetario influido por actividades humanas, el cual requería de accionesinternacionales de mitigación y adaptación. La Asamblea General de las Naciones Unidas respondió al llamado, iniciandoese mismo año negociaciones que resultaron en la adopción de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre CambioClimático en mayo de 1992.

En el contexto de esta convención, en 1997 se adoptó el Protocolo de Kyoto, proponiendo como compromiso vinculantepara los países desarrollados a cumplirse durante el período del 2008 al 2012 una reducción de sus emisiones de gasesde efecto invernadero de al menos un 5 por ciento por debajo de sus niveles de 1990. Los detalles específicos del protocolose definieron en las reuniones subsiguientes de la Conferencia de las Partes de la convención, y su puesta en vigor dependede que sea ratificada por 55 de las partes, incluyendo aquéllas responsables de al menos un 55 por ciento de las emisionestotales de dióxido de carbono de los países desarrollados en 1990. Durante 2002, varias de las partes de la convencióncuyas emisiones combinadas permitirían la puesta en vigor de este compromiso ratificaron el protocolo (entre ellas, laUnión Europea, Japón, Canadá y Nueva Zelanda). Sin embargo, otros emisores de peso como Australia y la Federación Rusaaún no lo habían hecho (UNFCCC, 2003). Los Estados Unidos, donde se origina alrededor de un 25 por ciento de lasemisiones mundiales, no han firmado el protocolo, a pesar de que ratificaron la convención en 1992.

De acuerdo con el Protocolo de Kyoto, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a los niveles acordadosrequerirá de medidas importantes relacionadas con una mayor eficiencia energética, reformas en los sectores energía ytransporte, la promoción de formas de energía renovables, la eliminación de medidas fiscales inadecuadas y fallas demercado, una mejor gestión de desechos y cambios en la tecnología agrícola y ganadera, así como la protección de bosquesy otros sumideros de carbono.

Además de las políticas en estos campos obligación y responsabilidad de cada país desarrollado participante en laconvención y el protocolo , se han propuesto tres mecanismos de cooperación para impulsar los cambios: iniciativas de“desarrollo limpio” para reducir las emisiones en los países en desarrollo, que resultarían en “créditos” de emisiones para lospaíses desarrollados participantes; medidas conjuntas entre los países desarrollados para reducir emisiones, y la transferen-cia de “unidades de reducción de emisión”, para que los países con ventajas de mitigación puedan intercambiar resultadoscon otros países interesados. El debate internacional sobre el protocolo gira básicamente en torno a las reglas para laimplementación de estos mecanismos, en qué medida sean complementarios o sustitutivos de medidas directas dereducción de emisiones nacionales, y, finalmente, los procedimientos para hacer cumplir los compromisos asumidos por laspartes.

— —

——

Page 123: GEO America Latina y el caribe

123Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Emisiones de dióxido de carbono por habitante, América Latina y el Caribe, 1970-1998Emisiones de dióxido de carbono por habitante, América Latina y el Caribe, 1970-1998(toneladas métricas)(toneladas métricas)

0.0

0.5

1.0

1.5

2.0

2.5

3.0

3.5

4.0

Caribe

Mesoamérica

Sudamérica

América Latina y el Caribe

70 72 74 76 78 80 82 84 86 88 90 92 94 96

Año

98

Fuente: UNEP, 2002e, compilado de los datos suministrados por CDIAC (2001), basado en la combustión neta de materialesfósiles y datos de población de la Organización de las Naciones Unidas.

Emisiones de gases de efecto invernadero en unidades equivalentes de dióxido de carbonoEmisiones de gases de efecto invernadero en unidades equivalentes de dióxido de carbono(horizontes de 100 años)(horizontes de 100 años)

América Latina (27)

Caribe (11)

Mesoamérica (6)

Sudamérica (10)

CO

CH

N 0

CO

CH

N 0

CO

CH

N 0

CO

CH

N 0

2

4

2

2

4

2

2

4

2

2

4

2

1.088.795,042.690,5

1.184,6

23.561,0856,0372,7

444.493,04.914,0

57,6

620.741,036.920,5

754,4

Emisiones

123

296

123

296

123

296

123

296

Potencial decalentamiento global

(horizonte de 100 años)

1.088.795,0981.882,3350.653,4

23.561,019.688,0

110.307,4

444.493,0113.022,017.037,8

620.741,0849.172,3223.308,3

Total relativo

45,040,614,5

15,312,871,8

77,419,7

3,0

36,750,213,2

Contribuciónrelativa enporcentaje

Fuente: UNFCCC, 2002c; CETESB, 2002; COPPE, 2002; EMBRAPA, 2002a; 2002b; Perdomo y otros, 1995.

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124

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Inventarios nacionales sobre cambio climáticoInventarios nacionales sobre cambio climático

En febrero de 2003, veintisiete países de la región habían entregado comunicaciones oficiales al Secretariado de laConvención Marco sobre Cambio Climático con inventarios nacionales de gases de efecto invernadero (UNFCCC, 2002a).Otros países (incluyendo Brasil y Venezuela) sólo han publicado informes preliminares (CETESB, 2002; COPPE, 2002;EMBRAPA, 2002a; 2002b; Perdomo y otros, 1995). A finales de 2002, el secretariado incluyó en su sitio de Internet una basede datos de acceso público con estos inventarios (UNFCCC, 2002b). Sin embargo, es importante tener en cuenta que laposibilidad de comparar los informes existentes es afectada por diferencias en la metodología y presentación de datos;además, pocos informes incluyen series históricas, lo cual dificulta determinar las tendencias nacionales o regionales.

En Argentina, las emisiones netas de dióxido de carbono fueron 66,7 millones de toneladas métricas en 1990 y 84,9 millonesen 1994 (UNFCCC, 2002b). En ambos años, la combustión de materiales fósiles representa aproximadamente un 89 porciento de las emisiones totales, excluyendo el cambio en el uso de la tierra y la silvicultura, sector que sirve como “sumide-ro” neto de carbono en Argentina. Las emisiones de metano se estimaron en 3,6 millones de toneladas métricas en 1990 y en4,2 millones en 1994, generadas básicamente por la crianza de ganado (74,5 y 68,4 por ciento, respectivamente, para esosaños).

De acuerdo con un inventario preliminar, Brasil tenía emisiones de dióxido de carbono de 107,3 millones de toneladasmétricas en 1990 y 117,1 millones en 1994 (originadas en combustibles fósiles y quema de biomasa) (COPPE, 2002). Lasemisiones brutas de dióxido de carbono provenientes de la quema de biomasa, en el sector de cambio de uso del suelo ysilvicultura, fueron un 81 por ciento de las emisiones combinadas de los sectores de energía e industria en 1994 (no hayinformación disponible sobre las capturas de dióxido de carbono en el sector de cambio de uso del suelo y silvicultura); elpromedio correspondiente para América Latina y el Caribe fue de un 28 por ciento (UNFCCC, 2002b).

Entre 1990 y 1994, las emisiones de dióxido de carbono originadas en combustibles fósiles aumentaron a una tasa mayorque la oferta doméstica bruta total de energía, indicando un mayor uso de combustibles intensivos en carbono en el sistemaenergético brasileño. Esto ocurrió a expensas de las fuentes renovables de biomasa, cuya participación en la ofertadoméstica bruta de energía disminuyó de un 24,8 a un 22,3 por ciento (COPPE, 2002).

Las emisiones de metano en 1990 se estimaron en 10,1 millones de toneladas métricas, originándose básicamente en elganado (90 por ciento) y en el tratamiento y deposición de desechos (7 por ciento) (EMBRAPA, 2002a; 2002b; CETESB,2002).

México aparece en la región como el principal emisor de dióxido de carbono, con emisiones netas de 444,5 millones detoneladas métricas en 1990 (INE y SEMARNAP, 1997). En 1990, la mayor fuente de emisiones fue el cambio en el uso de latierra y la silvicultura, con un 30,6 por ciento de las emisiones; seguida de las industrias energética y de procesamiento, conun 24,4 por ciento; el transporte, con un 21,3 por ciento, y otras industrias (particularmente del cemento y la metalurgia),con un 14,6 por ciento. La combustión de materiales fósiles dio origen a un 67 por ciento de las emisiones. Las emisiones demetano se estiman en 3,6 millones de toneladas métricas para 1990, básicamente de la ganadería (48 por ciento) y lasemisiones fugitivas de combustible (28,5 por ciento).

La segunda comunicación nacional del país a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático indicaque las emisiones totales de dióxido de carbono (excluyendo el cambio en el uso de la tierra y la silvicultura, que solo sereportaron para un año) crecieron en un 73 por ciento en el período 1990-1996, a pesar de que disminuyeron en 1997 a soloun 33 por ciento del nivel de 1990 (INE y SEMARNAT, 2001). En 1996, las emisiones totales de gases de efecto invernadero(en unidades equivalentes al dióxido de carbono) se compusieron de un 75 por ciento de dióxido de carbono, un 23 porciento de metano y un 2 por ciento de óxido nitroso.

Según un inventario preliminar, Venezuela produjo 190,8 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono en 1990(Perdomo y otros, 1995). El sector energía (principalmente combustión de materiales fósiles) originó un 56 por ciento deestas emisiones, y la deforestación originó el restante 44 por ciento (básicamente en la Amazonía venezolana, que seextiende por un 60 por ciento del territorio nacional). La fijación de carbono mediante el manejo de los bosques se estimócomo equivalente a un 3 por ciento de las emisiones totales para ese año. Las emisiones de metano se estimaron en 3,2millones de toneladas métricas, originándose básicamente en los sectores de energía y agricultura (un 58 y un 30 por ciento,respectivamente).

Argentina

Brasil

México

Venezuela

Page 125: GEO America Latina y el caribe

125Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

falta generalizada de infraestructura de monitoreo, ex-cepto en algunas grandes áreas metropolitanas.

En muchos países se podrían reducir significa-tivamente las emisiones de carbono, aprovechando susfuentes renovables de energía de biomasa y establecien-do “sumideros” de carbono mediante programas deconservación de bosques y reforestación. Por ejemplo,el uso del etanol como sustituto de la gasolina puedereducir las emisiones de dióxido de carbono (ver la sec-ción de Tendencias socioeconómicas). La Iniciativa La-tinoamericana y Caribeña para el Desarrollo Sosteni-ble que adoptaron los países de la región en la CumbreMundial sobre Desarrollo Sostenible (Johannesburgo,2002) tiene como meta aumentar el uso de energía re-novable a un 10 por ciento del consumo energéticototal antes del año 2010 (PNUMA, 2002).

De acuerdo con los escenarios desarrollados por elGrupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cam-bio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) sobre elproceso de calentamiento mundial, la temperatura pro-medio de la superficie planetaria aumentará entre 1,4 y5,8 grados Celsius para el año 2100 en relación con1990, y se prevé que el nivel promedio del mar aumen-te entre 0,09 y 0,88 metros en el mismo período (IPCC,2001; McCarthy y otros, 2001). La tasa proyectada decalentamiento es mucho mayor que los cambios obser-vados durante el siglo XX y es muy probable que notenga precedente durante por lo menos en los últimos10.000 años. También se cree probable que casi todaslas tierras emergidas se calienten más rápidamente queel promedio global, particularmente en las latitudes al-tas del norte durante la temporada fría. Los modelosactuales indican que las crecientes temperaturas mun-diales pueden afectar condiciones climáticas como lalluvia, la velocidad del viento y la frecuencia de even-tos extremos (tormentas, lluvias torrenciales, huracanesy sequías). También hay impactos potenciales sobre lastasas de morbilidad y mortalidad humana relacionadascon el cambio climático. El aumento en la temperaturapuede llevar a una mayor incidencia de tensión porcalor, así como a la propagación de vectores de enfer-medades tropicales en territorios más altos y a la proli-feración de malaria, esquistosomiasis, dengue, fiebreamarilla y cólera, entre otras enfermedades (IPCC, 2001;McCarthy y otros, 2001).

A escala regional, el cambio climático también afec-taría los ecosistemas, los recursos hídricos, la agricul-tura y los sistemas costeros en América Latina y el Cari-be (IPCC, 1997). Desde una perspectiva ecosistémica,resultan particularmente vulnerables los bosques ypastizales, los sistemas montañosos y las zonas de tran-sición. Un problema particularmente grave sería el au-mento en la deforestación de la Amazonía, con un im-pacto importante en el ciclo mundial del carbono. Loscambios en el ciclo del agua pondrían especialmenteen peligro las zonas áridas y semiáridas, así como lageneración de energía hidroeléctrica, la producción decereales y el ganado en lugares como Costa Rica, Pa-

namá, el pie de monte andino, Chile y Argentina. Elcambio en el patrón de precipitación tendría un efectoadverso sobre la productividad de varias cosechas enla región. Los sistemas costeros de muchos países en laregión podrían perder territorio y biodiversidad, condaños en la infraestructura y problemas de salinización.Alrededor del 60 por ciento de la población regionalvive a menos de 100 kilómetros de la costa (Cohen yotros, 1997), y muchas de las grandes áreas metropoli-tanas de la región son altamente vulnerables a un au-mento en el nivel del mar, incluyendo, por supuesto,los principales puertos y ciudades costeras. Los peque-ños estados insulares del Caribe están en mayor peli-gro, a pesar de que contribuyen poco a las emisionesde gas de efecto invernadero regional, y mucho menosa nivel mundial. Estos países están expuestos a conse-cuencias desproporcionadas (ver la sección sobre Áreascosteras y marinas).

Entre los indicadores del cambio climático globalestá la mayor frecuencia, persistencia e intensidad delfenómeno cíclico de larga data conocido como El Niño/Oscilación Sur. El Niño empieza con un calentamientode las aguas superficiales en el Océano Pacífico orien-tal cercano al ecuador, alternando con ciclos de enfria-miento de estas mismas aguas (conocidos como La Niña)cada tres a cinco años. Durante los años de El Niño,ocurren sequías intensas o lluvias inusualmente copio-sas, así como cambios en la disponibilidad de los re-cursos pesqueros, causando pérdidas socioeconómicasen muchas naciones de la región (ver también la sec-ción de Áreas costeras y marinas).

Respuestas regionales

El cambio climático es una amenaza para AméricaLatina y el Caribe debido a la vulnerabilidad del medioambiente (tanto natural como urbano) y a los altos ni-veles de pobreza en la región. A pesar de que este cam-bio es una preocupación mundial, varias cuestionesdeben abordarse desde una perspectiva regional, inclu-yendo las siguientes:

● La magnitud y la tasa de cambio climático en dife-rentes partes de la región;

● La relativa vulnerabilidad de los sistemas ecológico ysocioeconómico al cambio climático, y su impactosobre ellos;

● La identificación e implementación de opciones via-bles de respuesta y la capacidad de la región paraimpulsar las mejores opciones, y

● El papel efectivo de los países de la región para pro-mover medidas regionales e internacionales.

La urgencia de tomar medidas es resaltada por elhecho de que aún si las concentraciones de gases conefecto invernadero se estabilizaran en los niveles pre-

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126

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Impacto climático regional asociado con el fenómeno deImpacto climático regional asociado con el fenómeno de El NiñoEl Niño

Centroamérica:Excesos de lluvia en la vertiente delCaribe (Costa Rica, Honduras,Guatemala) y la península de Yucatán.Sequías en la vertiente del Pacífico entodos los países. Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam, Guyana Francesa:

Reducción de las precipitaciones en la mayor parte del año, conexcepción de los meses de marzo a junio, que aparentemente noson afectados, y la costa del Pacífico en Colombia, que recibelluvias intensas en el verano.

Ecuador, Perú, Bolivia, Chile:Lluvias intensas en los meses de verano so-bre la costa occidental de Sudamérica, queafectan las costas de Ecuador y el norte dePerú. Sequías en los meses de verano sobrelas regiones andinas de Ecuador, Perú y Boli-via. Lluvias intensas sobre la región central ysur de Chile en el invierno.

Brasil Centrooeste: No hayevidencia de efec-tos pronunciadosde las lluvias enesta región.

Argentina, Paraguay, Uruguay:Precipitaciones por encima de la media en elnordeste de Argentina, Uruguay y Paraguay,principalmente en la primavera y verano.

Brasil Sur:Precipitaciones abundantes, princi-palmente en la primavera, y lluviasintensas de mayo a julio. Aumentode la temperatura media.

Brasil Sudeste:Aumento de moderado agrande de las temperatu-ras medias. No hay patrón característico de cam-bio en la precipitación.

Brasil Nordeste:Sequías de diversa inten-sidad durante la estaciónlluviosa (febrero a mayo)en el norte. No hay cam-bios significativos en elsur o el oeste.

Brasil Norte:Sequías entre moderadas e inten-sas en el norte y este de la Amazo-nía. Aumento en la probabilidadde incendios forestales, sobre todoen áreas de bosques degradados.

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127Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

sentes, algo del impacto predicho persistiría durantecientos de años debido al largo tiempo que requiere elambiente para adaptarse al cambio climático (IPCC,2001; McCarthy y otros, 2001).

La respuesta regional al cambio climático se sitúabásicamente dentro del marco de los principios ylineamientos aceptados por las 33 naciones de Améri-ca Latina y el Caribe que, para setiembre de 2000, ha-bían ratificado la Convención Marco sobre CambioClimático (UNFCCC, por sus siglas en inglés). De esas33 naciones, 24 habían ratificado el Protocolo de Kyotopara noviembre de 2002 (UNFCCC, 2002a).

Las principales actividades de mitigación y adapta-ción propuestas por la UNFCCC incluyen medidas diri-gidas a los sectores de energía, transporte, agricultura,manejo de desechos y mejoras en la captura de dióxidode carbono. A título de ejemplo, el siguiente cuadropresenta actividades planeadas o en curso en cinco delos países de la región que han presentado comunica-ciones nacionales al Secretariado de la UNFCCC: Ar-gentina, Chile, El Salvador, México y Uruguay.

Es importante tomar en consideración la diversidadde posiciones que las naciones de América Latina y elCaribe mantienen en cuanto al papel que los sumide-ros de carbono pueden o deben desempeñar en laimplementación del Protocolo de Kyoto. Este fue unode los puntos de mayor controversia durante las nego-ciaciones para definir reglas y detalles operacionales,en cinco conferencias de las partes celebradas entre1998 y 2001 (IISD, 2000; 2001; Ott, 2002).

Tres grupos de países han expresado posiciones di-ferentes sobre este asunto. El llamado “grupo incluyen-te” (Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón, NuevaZelanda, Noruega, la Federación Rusa y Ucrania) abo-gó por reconocer como mecanismos de desarrollo lim-pio y e implementación conjunta a actividades que “cap-turan” carbono de la atmósfera (tales como la conser-vación del bosque, la reforestación y las plantacionesforestales). El “grupo de integridad ambiental” (Suiza,México y la República de Corea), mantiene una posi-ción similar al grupo “incluyente”, pero con un interéseconómico relativamente menor en el resultado; en laregión, este grupo recibió el apoyo de Bolivia, Chile,Costa Rica, Colombia, Perú y Uruguay. Entre aquéllosque se oponen a este enfoque y están en favor de colo-car un límite absoluto sobre el papel de los sumideroscomo parte de los mecanismos de implementación es-tán la Unión Europea y diversos países en desarrollo,incluyendo a Brasil y Jamaica. Su posición es incluirsólo proyectos que promueven la reducción de emisio-nes y no aquellos que “capturarían” emisiones presen-tes o futuras. En la sétima conferencia de las partes ce-lebrada en Marrakech, en noviembre de 2001, se llegóa un acuerdo para aceptar el uso de estos y otros meca-nismos sólo como un “complemento” de acciones quereduzcan directamente las emisiones en cada país.

Otras medidas convergentes con las metas de laUNFCCC son mejorar el marco legal relacionado conla conservación del bosque y la reforestación, y el esta-blecimiento de restricciones sobre la contaminación delaire. México ha asumido medidas en ambos campos, ymuchas otras naciones de la región, como Uruguay yvarios países de Centroamérica, han reformado recien-temente su legislación forestal. En el Caribe, solo Arubay Cuba han actualizado la legislación ligada con asun-tos de la UNFCCC, pero más de diez países en lasubregión han establecido mecanismos para coordinarsus acciones de adaptación al cambio climático glo-bal. También se están impulsando instrumentos econó-micos innovadores, incluyendo —como en Costa Rica—el comercio de certificados negociables de mitigaciónde gases de efecto invernadero y los impuestos “ver-des” sobre la gasolina (PNUMA, 2000).

En el campo de la energía, varios países de la re-gión están promoviendo la eficiencia energética y eluso de fuentes alternas (viento, sol, agua, biomasa ybiogás) (PNUMA, 2000). El uso de la energía del vientoestá en experimentación en Barbados, Costa Rica, Cuba,Curazao y Jamaica, entre otros. Curazao ha estado ope-rando una planta de energía del viento de 3 megavatiosdesde 1993, y en 1999, Barbados tenía instaladas másde 31.000 unidades de calentamiento solar de agua(MPE, 2001). Por su parte, Costa Rica acaba de aprobarun proyecto para comerciar certificados negociables demitigación con un consorcio público-privado en Ho-landa; la base es una planta de viento de 20 megavatios.La biomasa se usa como fuente de energía en la indus-tria de la caña de azúcar en países como Brasil, CostaRica y Cuba. La promoción del uso de celdasfotovoltaicas ha crecido en la región. Cuba, por ejem-plo, ha llevado electricidad solar fotovoltaica a más de1.900 escuelas rurales (de un total de casi 9.000) y 300consultorios médicos en todo el país (EcoPortal.net,2003; Red Solar, 2003).

Estas actividades muestran el surgimiento de unaorientación predominantemente preventiva en las ac-ciones y políticas diseñadas para contrarrestar el im-pacto de los contaminantes atmosféricos. Tanto en elcaso de los gases de efecto invernadero como con lassustancias que dañan la capa de ozono, el avance deestas iniciativas requerirá no sólo de la comunicación ycooperación entre muchas partes (agencias guberna-mentales, iniciativa privada, organismos internaciona-les y organizaciones civiles), sino también de intercam-bio tecnológico y de la promoción de mecanismos fi-nancieros efectivos en toda la región.

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128

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Mitigación del cambio climático y adaptación en países seleccionadosMitigación del cambio climático y adaptación en países seleccionados

Fuente: UNFCCC y SBI, 2000

Sector energía

Transporte

Agricultura

Manejo dedesechos

Mayor capacidaden sumideros (enmuchos casos co-mo proyectos demitigación dentrodel mecanismo dedesarrollo limpio)

Argentina

+Eficiencia o con-servación energéti-ca+Fuentes renova-bles de energía

+Combustibles lim-pios o de biomasa

+Agricultura conpoca labranza+Mejor gestión deganado

+Uso de rellenossanitarios+Combustión demetano en rellenossanitarios

+Plantaciones

Chile

+Eficiencia o con-servación energéti-ca+Fuentes renova-bles de energía

+Mejores mediosde transporte+Mantenimiento ymejora de vehícu-los

+Mejor gestión deganado+Sustitución deimportaciones agrí-colas

+Legislación fores-tal, planes de admi-nistración forestal eincentivos para lareforestación

El Salvador

+Eficiencia o con-servación energéti-ca+Combustibles al-ternativos+Fuentes de ener-gía renovables

+Mejores mediosde transporte+Mantenimiento ymejora de vehícu-los

+Uso apropiado defertilizantes+Manejo pos-cosecha

+Recuperación demetano en rellenossanitarios y en plan-tas de tratamientode aguas residuales

+Conservación dela cubierta forestalexistente+Reforestación

México

+Eficiencia o con-servación energéti-ca+Combustiblesalternativos

+Combustibleslimpios o de bio-masa+Mejores mediosde transporte+Impuestos sobrevehículos y uso deautopistas

+Conservación dela cubierta forestalexistente+Reforestación+Plantaciones+Prevención y con-trol de incendiosforestales+Agroforestería

Uruguay

+Agricultura conpoca labranza+Incorporación dedesechos de plantasal suelo+Mejor gestión delganado

+Uso de rellenossanitarios+Uso de desechospara generar ener-gía eléctrica

+Mejor explotaciónmaderera

Page 129: GEO America Latina y el caribe

129Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

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130

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

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Page 131: GEO America Latina y el caribe

131Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Áreas urbanas

América Latina y el Caribe es la región más urbanizada del mundo en desarrollo, con tres cuartas partes de su población viviendo en ciudades

(UNCHS, 2001). Estas ciudades concentran no solamen-te enormes contingentes de población, sino también elconsumo de energía, agua y alimentos, y la generaciónde impactos ambientales como la contaminación. En-tre 1970 y 2000, la población urbana aumentó de 158,6millones a casi 383 millones de personas y el nivel deurbanización pasó de un 57,4 a un 75,3 por ciento. Aprincipios del siglo XXI habitan en áreas urbanas un79,8 por ciento de los sudamericanos (273,2 millones),un 67,3 por ciento de los mesoamericanos (92,2 millo-nes) y un 63 por ciento de los caribeños (17,2 millo-nes), aunque existen grandes diferencias de niveles deurbanización dentro de cada subregión (CELADE, 2002).Se espera que para 2020 la población urbana de la re-gión alcanzará los 526 millones de personas, o sea 80,4por ciento de 654 millones que son la población totalproyectada (CELADE, 2002).

Este nivel de urbanización se debe en buena medi-da al ritmo de crecimiento sin precedentes de algunasciudades de América Latina y el Caribe durante el sigloXX, tanto por incremento natural de la población urba-na como por inmigración desde el campo. Por ejem-plo, Caracas creció un promedio de 7,6 por ciento poraño durante la década de 1940 y Bogotá un 7,2 porciento anual en la de 1950. La población de dos de las

mayores megaciudades del mundo, México, D.F. y SaoPaulo, creció durante la década de 1970 en 5,1 millo-nes y 4,0 millones, respectivamente (Gilbert, 1998).

Sin embargo, en casi todos los países el crecimien-to se atemperó al bajar la tasa de fecundidad de 1,8 porciento (1990-1994) a 1,6 por ciento (1997-1999). Estefenómeno —unido a la creciente longevidad de la po-blación— constituye un “bono demográfico” para laregión, en vista de que, tanto el aumento relativo en elgrupo de personas en edad de trabajar, como la dismi-nución en su número de dependientes, crean la opor-tunidad de aumentar en las próximos décadas la pro-ductividad por habitante y la producción regional ensu conjunto (CEPAL, 2000b).

Durante los últimos treinta años, la urbanizaciónregional ha tenido tres fases: primero, concentraciónde la población urbana en grandes ciudades y áreasmetropolitanas; segundo, crecimiento de la poblaciónhacia ciudades intermedias (de 50 000 a 1 millón dehabitantes), y tercero, una etapa de estabilidad en lacual disminuyen la tasa de urbanización y el impactode la migración rural (CEPAL, 2000a). Las ciudades in-termedias aumentaron sostenidamente su participacióndentro del conjunto urbano, y se cree que pueden te-ner un mayor potencial de desarrollo sostenible que lasciudades grandes; sin embargo, en la década de 1990,varias de ellas reprodujeron algunos problemas de lasciudades mayores (CEPAL, 2000a).

La concentración en megaciudades es una de lascaracterísticas del fenómeno urbano regional. Cinco delas treinta ciudades más pobladas del mundo se encuen-

Crecimiento histórico de la mancha urbana en México, D.FCrecimiento histórico de la mancha urbana en México, D.F., 1973-2000., 1973-2000

Imagen Landsat, 1973 Imagen Landsat, 2000

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132

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

tran en América Latina: Ciudad de México (18,1 millo-nes de habitantes), Sao Paulo (17,8 millones), BuenosAires (12,6 millones), Río de Janeiro (10,6 millones) yLima (7,4 millones) (UNCHS, 2001). La región tiene 51ciudades con más de un millón habitantes: 33 enSudamérica (14 de ellas en Brasil), 13 en Mesoaméricay 5 en el Caribe.

El resultado de los patrones de crecimiento descri-tos es que actualmente resulta posible diferenciar cua-tro conglomerados de países según el grado de urbani-zación alcanzado (CEPAL, 2000a).

● Países en transición urbana rezagada o todavía pre-dominantemente rurales: Guatemala, Haití y Hondu-ras.

● Países en transición urbana moderada (50 a 70 porciento de urbanización) con tendencia a tasas acele-radas de urbanización: Bolivia, Ecuador y Paraguayen Sudamérica, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica yPanamá, en Mesoamérica y República Dominicanaen el Caribe.

● Países en pleno proceso de transición urbana (70 a80 por ciento de urbanización): México enMesoamérica; Cuba y Trinidad y Tabago en el Cari-be, y Brasil, Colombia y Perú en Sudamérica.

● Países en transición urbana consolidada o avanzada:Argentina, Chile, Uruguay y Venezuela en Sudaméricay Bahamas, Barbados, y Jamaica en el Caribe.

Hay que destacar que en la transición hacia unaurbanización avanzada los países en pleno proceso decambio experimentan mayor inestabilidad: una urba-nización más acelerada, con mayor peso de la migra-ción rural y presiones demográficas de ritmo rápidosobre las ciudades.

Por otro lado, debe notarse que la concentraciónpoblacional en ciudades principales es más acentuadaen países de menor población absoluta, en forma inde-pendiente de la fase de transición demográfica en quese encuentren. Así, más del 40 por ciento de las pobla-ciones urbanas de Chile, Costa Rica, Guatemala, El Sal-vador, Haití, Panamá, Paraguay, Perú, República Do-minicana y Uruguay se ubican en las capitales respec-tivas (CEPAL, 2000a).

Es importante anotar aquí algunas experiencias dedesarrollo territorialmente más equilibrado en paísescomo Cuba y Costa Rica, en los cuales el acceso a ser-vicios que solo existían en áreas urbanas, como la elec-tricidad y la telefonía, se ha extendido a prácticamentetoda la población nacional. Este patrón de desarrollopuede servir como contrapeso a las grandes ciudades ysus problemas ambientales.

Dinámica socioeconómicaLa pobreza urbana es posiblemente el problema más

importante de América Latina y el Caribe Buena partede la población no ha llegado aún a beneficiarse de lasimportantes reformas sociales y económicas que han

25.000

20.000

15.000

10.000

5.000

0

Po

bla

ció

n(m

iles

de

ha

b.)

Porto Alegre, Brasil

Guadalajara, México

Belo Horizonte, Brasil

Santiago, Chile

Bogotá, Colombia

Lima, Perú

Río de Janeiro, Brasil

Buenos Aires, Argentina

Sao Paulo, Brasil

Ciudad de México

1980 1990 2000 2010 2015

Las ciudades más pobladas de América Latina y el Caribe, 1980-2015Las ciudades más pobladas de América Latina y el Caribe, 1980-2015

Fuente: UNCHS, 2001a.

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133Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

tenido lugar en los últimos años. Así, un tercio de lapoblación de Sao Paulo y un 40 por ciento de la pobla-ción de la Ciudad de México vive por debajo de la lí-nea de pobreza. Es muy significativo que la tasa depobreza urbana de la región sea la más elevada delmundo, con un 39 por ciento de los hogares por deba-jo del umbral de la pobreza. Aunque la tasa de pobrezaes mayor en las zonas rurales (un 55 por ciento frenteal 39 por ciento de las urbanas), en términos absolutoslos pobres urbanos son más del doble que los pobresrurales (Mac Donald y otros, 1998). Esto no siemprefue así: a principios de la década de 1980 la mayoríade los pobres se encontraba en el medio rural. Fue afinales de ese decenio cuando la concentración de po-breza en áreas urbanas alcanzó un máximo histórico,aún en países en donde la mayoría de la población viveen áreas rurales. Diez años después, a fines de la déca-da de 1990, seis de cada diez pobres habitaban en zo-nas urbanas, en contraste con Asia y África, donde lamayoría de sus poblaciones pobres aún se encuentranen el medio rural (CEPAL, 2000a). En este sentido, unatendencia central en la evolución de los últimos treintaaños ha sido la urbanización de la pobreza experimen-tada por América Latina y el Caribe.

Una de las características físicas más llamativas dela pobreza urbana en la región es la creciente mala con-dición de las viviendas y el desigual acceso a los servi-cios públicos básicos. El acceso de los pobres a la tierray a la vivienda es muy limitado. En 1990 el déficit deviviendas era de 38 millones de unidades (40 por cien-to del total de viviendas), de las que 17 millones repre-sentaban carencia total de vivienda y 21 millones las

viviendas inadecuadas. Las viviendas inadecuadas tie-nen deficiencias estructurales, carecen de servicios ade-cuados o están situadas en lugares peligrosos (Cira,2002) (esta peligrosidad queda demostrada por diver-sas tragedias, como se describe en la sección de Desas-tres en este mismo capítulo). Las condiciones de vidade estos lugares son bien conocidas: riesgos ambienta-les altos para la salud (como consecuencia de un acce-so insuficiente a redes de agua potable, drenaje y al-cantarillado, así como por una mala gestión de los resi-duos sólidos), acceso limitado al transporte y conges-tión debida al hacinamiento, entre otras.

Los residuos sólidosEl manejo de los residuos sólidos en América Latina

y el Caribe ha evolucionado conforme a la urbaniza-ción, el crecimiento económico y a la industrialización.Aunque el problema de los residuos tiene varios añosde haber sido identificado, particularmente en las zo-nas urbanas, las soluciones que hasta ahora se han lo-grado no abarcan a todos los países de la región ni a lamayoría de las ciudades intermedias y ciudades meno-res, convirtiéndose en un problema de suma importan-cia.

En 1995, la población urbana regional generabaalrededor de 330.000 toneladas de basura por día; unaquinta parte de este volumen se originaba en las tresmayores ciudades de la región: Ciudad de México, SaoPaulo y Buenos Aires (OPS, 1998; Acurio y otros, 1997).El problema con los residuos sólidos no sólo se refierea la cantidad que se genera sino también a la composi-ción de éstos, la cual ha cambiado de ser densa y en sumayoría orgánica a ser voluminosa y no biodegradable(plástico, aluminio, desechos de hospitales, medicinascaducadas, compuestos químicos, pilas eléctricas yotros) (UNEP, 2002). Por ejemplo, en Trinidad y Tabagoel nivel de residuos orgánicos diminuyó de un 44 porciento en 1980 a un 27 por ciento en 1994, mientrasque los residuos plásticos se incrementaron de un 4 porciento a un 20 por ciento (PNUMA, 2000).

Además de la composición, es preocupante el vo-lumen: la producción de desechos sólidos por habitan-te se ha duplicado en los últimos treinta años, pasandode 0,2-0,5 a 0,5-1,2 kilogramos por día, con un prome-dio regional de 0,92 kilogramos (Acurio y otros, 1997).Entre las ciudades capitales o muy pobladas, diez su-peraban el promedio regional de producción diaria dedesechos en kilogramo por habitante: Sao Paulo (1,35),Puerto España (1,2), el área metropolitana de Ciudadde México (1,2), Caracas (1,17), el área metropolitanade Monterrey (1,07), Río de Janeiro (1,0), Salvador deBahía (1,0), Panamá (0,96), San José (0,96) y Cartagena(0,93). Por otro lado, entre las capitales y ciudades muypobladas, la cobertura en la recolección de los dese-chos no era completa; las diez ciudades con menorcobertura eran las siguientes: el área metropolitana deLima (60 por ciento), San Salvador (60 por ciento), San-© R. Burgos

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

to Domingo (65 por ciento), Managua (70 por ciento),Tegucigalpa (75 por ciento), el área metropolitana deMéxico (80 por ciento), Asunción (80 por ciento), Ciu-

dad de Guatemala (80 por ciento), el área metropolita-na de Monterrey (81 por ciento) y Quito (85 por ciento)(Acurio y otros, 1997).

SUDAMÉRICALima (96) (b) 7,5 4.200 0,56 60 - 40 60Buenos Aires (96) (a) 12 10.500 0,875 91 100 - -Sao Paulo (96) (a) 16,4 22.100 1,348 95 100 - -Río de Janeiro (96) 9,9 9.900 1,00 95 - 100 -Santiago (95) 5,3 4.600 0,868 100 100 - -Bogotá (96) 5,6 4.200 0,75 99 100 - -Medellín (87) 1,5 750 0,5 99 100 - -Barranquilla (96) 1 900 0,90 98 - - 100Cali (96) 1,8 1.350 0,75 95 - - 100Cartagena (96) 0,6 560 0,933 96 - 100 -Montevideo (95) 1,4 1.260 0,90 97 - - 100Quito (94) 1,3 900 0,692 85 - - 100Caracas (95) 3 3.500 1,167 95 - 100 -Asunción (96) 1,2 1.100 0,917 80 - - -La Paz (96) 0,7 380 0,543 92 100 - -Salvador (96) 2,8 2.800 1,00 93 - 100 -Curitiba (95) 2,1 1.300 0,619 100 100 - -Brasilia (96) 1,8 1.600 0,889 95 - 75 25Belo Horizonte (96) 3,9 3.200 0,821 90 100 - -Joao Pessoa (96) 0,7 250 0,357 95 - 100 -Rosario (96) 1,1 700 0,636 100 - 100 -

México (94) (a) 15,6 18.700 1,199 80 50 25 25Monterrey (96) (a) 2,8 3.000 1,071 81 - 100 -Managua (88) 1 600 0,600 70 - - 100Guatemala (92) 1,3 1.200 0,923 80 - - 100Tegucigalpa (95) 1 650 0,65 75 - - 100San José (95) 1 960 0,96 90 100 - -Panamá (95) 0,8 770 0,963 90 - 100 -San Salvador (92) 1,3 700 0,538 60 - - -

La Habana (91) 2 1.400 0,70 100 - 100 -Santo Domingo (94) 2,8 1.700 0,607 65 - - 100Puerto España (93) 0,5 600 1,200 98 - 100 -

(a)

MESOAMÉRICA

CARIBE

Ciudad Población(Mill)

Basura(T/dia)

Generaciónde basura

porhabitante(Kg/dia)

Recolección(porcentaje)

Buena (c) Regular (d)

Disposición en rellenos(porcentaje)

Mala (e)

(a) Área metropolitana (d)(e)(b) Última actualización

(c) Bueno = Relleno sanitario

Regular = Relleno controladoMalo = Relleno a cielo abierto

Fuente: Adaptado de OPS y BID, 1997.

Recolección y disposición de desechos sólidos en las capitales yRecolección y disposición de desechos sólidos en las capitales yciudades mayores de América Latina y el Caribeciudades mayores de América Latina y el Caribe

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135Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

El porcentaje regional de cobertura en la recolec-ción de desechos es alto pues casi alcanza un 90 porciento, valor superado solo por las ciudades de San Joséy Panamá (Acurio y otros, 1997). Sin embargo, la reco-lección no garantiza, finalmente, una deposición ade-cuada: no existen mecanismos para la deposición deun 43 por ciento de estos desperdicios (UNEP, 2002).Se calcula que en Ciudad Guatemala, con más de 3,2millones de habitantes, se recoge un 80 por ciento delas 1,200 toneladas diarias de desechos, pero la totali-dad se envía a botaderos a cielo abierto. En San Salva-dor, la segunda ciudad más poblada de Centroamérica,con 1,3 millones de habitantes, sólo el 60 por ciento delas 700 toneladas diarias de desechos sólidos recibedeposición adecuada. Si bien algunos países cuentancon un marco legal para el control de desechos, casitodos carecen de la infraestructura física y los recursoshumanos necesarios para ponerlo en práctica.

La calidad del aguaLa expansión de áreas urbanizadas en muchas me-

trópolis genera una tenaza de impacto sobre los recur-sos hídricos. Por un lado, al aumentar la población au-

menta el consumo. Por otro lado, la urbanizaciónimpermeabiliza el suelo, particularmente en áreas derecarga de acuíferos que permiten suplir estas mismaspoblaciones.

A pesar de estas presiones de demanda e impermea-bilización, la situación en América Latina y el Caribeno es tan grave como en otras partes del mundo. Parael año 2000, el 93 por ciento de los hogares urbanostenía recursos hídricos mejorados y el 87 por ciento,sistemas de saneamiento. Sin embargo, estos son valo-res generalizados, pues en la mayoría de las ciudadeslatinoamericanas, la cantidad y calidad del agua, sudistribución y su confiabilidad están directamente rela-cionadas con el ingreso económico (Pírez, 2000). Porejemplo, en la ciudad de Puebla, México, el 10 porciento de la población con mayores ingresos consume300 litros diarios por habitante; el grupo social inter-medio (que incluye poco menos de la mitad de los ha-bitantes de la ciudad), consume 175 litros; finalmente,el grupo de bajos ingresos (que agrupa el 42,9 por cientode la población) recibe 158 litros diarios por habitante(Pírez, 2000). En Haití, sólo un 48,8 por ciento de lapoblación urbana tiene acceso al agua potable y ape-nas un 26 por ciento recibe servicios de saneamiento.

Sobreexplotación del acuífero del VSobreexplotación del acuífero del Valle de Méxicoalle de México

Fuente: CAESACM y otros, 1995; GDF-BID, 1999; GDF, 2000a.

En la actualidad, el acuífero del Valle de México abastece cerca del 70 por ciento del agua que consume la ZonaMetropolitana del Valle de México (ZMVM), a una tasa de 45,4 metros cúbicos por segundo. Sin embargo, elcrecimiento de esta megalópolis de más de 18 millones de habitantes ha ocasionado la progresiva sobreexplotaciónde los mantos acuíferos subterráneos (casi al doble de su capacidad de recarga). En décadas anteriores se explotabanmantos a profundidades de 100 metros; actualmente se explotan mantos de menor calidad situados a más de 450metros.

La sobreexplotación del acuífero ha disminuido el nivel del agua donde hay concentración de pozos, y ha afectadosu calidad. A partir de 1983 cuando empezó el muestreo sistemático se ha observado un descenso en el nivel delagua subterránea que oscila entre 0,1 y 1,5 metros por año en las diferentes áreas de la ZMVM. Entre 1986 y 1992, eldescenso neto en las áreas con mayor extracción fue de 6 a 10 metros.

Una de las consecuencias más dramáticas al bajar el nivel del agua ha sido el hundimiento del terreno, que haconstituido un serio problema desde principios del siglo XX. La ciudad se hunde de 5 a 40 centímetros por año,debilitando los cimientos de los edificios, y haciéndolos más vulnerables a los sismos, con alto riesgo para lapoblación. El hundimiento máximo acumulado en la región central a finales del siglo XX alcanzó 10 metros, a unatasa de 48 centímetros por año.

El hundimiento ha causado un daño extensivo a la infraestructura, el cual abarca los cimientos de los edificios y elsistema de alcantarillado, propiciando fugas de agua en la red de distribución calculadas en un 37 por ciento delabasto. Por otro lado, las pérdidas de pendiente física ocasionan que algunas zonas se vean condenadas a unbombeo permanente para drenar aguas residuales y pluviales.

Finalmente, el agotamiento de las aguas subterráneas está aumentando la necesidad de importar agua desde cuencasvecinas, con costos ecológicos y económicos tal vez insostenibles. La actual tasa de crecimiento demográfico en laZMVM significa que la demanda de agua aumentará en 7,2 metros cúbicos por segundo en la próxima década. Deno emprenderse medidas correctivas, para 2020 el déficit de agua será de 21 metros cúbicos por segundo (un 46 porciento del consumo actual); ello sólo podría resolverse transportando agua desde fuentes lejanas, o redistribuyendomasivamente a la población en el territorio.

— —

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Tan importante como recibir el agua, es tratarla ade-cuadamente luego de su uso, pero menos del 5 por cien-to de las aguas residuales municipales recibe tratamientoantes de su descarga (UNEP, 2000). El 51 por ciento dela contaminación microbiológica del Río Rímac, prin-cipal fuente de abastecimiento de agua para la ciudadde Lima, Perú, proviene de esta misma ciudad; el 83por ciento de la materia orgánica vertida se origina enla industria urbana de la capital(CONAM y PNUMA,2001). En Colombia se estima que anualmente se vier-ten a los ríos unos 4,5 millones de metros cúbicos deaguas residuales, el 90 por ciento de las cuales provie-ne de fuentes domésticas e industriales. Colombia yMéxico generan entre ellos dos terceras partes de lacarga orgánica total de las aguas superficiales que des-embocan en el Pacifico Nordeste, para un total de92.767 toneladas de contaminantes orgánicos (PNUMA,2001).

En 1995, sólo un 39 por ciento de 140 pequeñasindustrias caribeñas daba algún tratamiento a las aguasresiduales. Aproximadamente el 64 por ciento de lasaguas residuales se descargaba a las zonas marinas ycosteras; un 25 por ciento al suelo, un 6 por ciento alalcantarillado y un 4 por ciento a los cultivos, comoirrigación (UNEP, 1999).

Además del tratamiento del agua antes y despuésde usarla, es importante la gestión general del recursohídrico. A pesar de los progresos alcanzados en los úl-timos años, en América Latina y el Caribe todavía hayproblemas de calidad del agua en la mayoría de lospaíses, en general como consecuencia de deficienciasen la operación y mantenimiento de los servicios. Al-gunas dificultades de la gestión pública para mantenerel sistema actual e invertir en su expansión –especial-mente en las áreas más pobres, donde la urbanización

País Año* % Agua % Con País Año % Agua % Con

Brasil El Salvador

México Guatemala

Bolivia Haití

Colombia Honduras

Ecuador Nicaragua

Perú Panamá

Venezuela República

Argentina Bahamas

Chile Barbados

Paraguay Guyana

Uruguay Suriname

Belice Trinidad

Costa Rica

potable saneamiento potable saneamiento

Dominic.

y Tabago

1990 96 75 1990 41 612000 89 85 2000 59 681990 69 45 1990 60 572000 87 72 2000 80 791990 46 34 1990 42 222000 73 63 2000 46 261990 88 65 1990 72 622000 91 83 2000 81 701990 58 56 1990 53 192000 70 58 2000 67 761990 58 42 1990 83 842000 75 74 2000 87 931990 89 92 1990 52 602000 84 69 2000 88 901990 64 89 1990 100 562000 79 84 2000 96 1001990 86 83 1990 100 172000 94 93 2000 100 991990 33 58 1990 81 862000 44 67 2000 93 851990 85 60 1990 72 562000 98 94 2000 86 861990 77 73 1990 96 992000 91 48 2000 86 1001990 94 952000 95 94

Fuente: OPS, 2001

Abastecimiento de agua potable y saneamientoAbastecimiento de agua potable y saneamiento

* Datos provenientes de las evaluaciones publicadas por la OPS en 1990 y 2000; los de la últimaevaluación corresponden al año 1998, a partir de información ya existente en los países.

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137Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

ha ocurrido más recientemente–, han llevado a la des-centralización y a una mayor participación del sectorprivado a partir de la década de 1980 (Pírez, 2000;CEPAL, 1998). Esto genera un debate sobre la impor-tancia de un esquema de cobro que permita cubrir elmantenimiento y reposición de la infraestructura nece-saria, pero todavía no hay un modelo de manejo queasegure la equidad y la sostenibilidad ambiental (verlas experiencias de pago por servicios ambientales delrecurso hídrico en el capítulo 3) (Idelovitch y Klasringer,1995; Pírez, 2000). Finalmente, la contaminación delagua superficial y subterránea hace que el tema del aguaen áreas urbanas sea cada vez más intenso y conflicti-vo (OPS, 1998; CEPAL, 1994; Dourojeanni y Jouravlev,1999).

La calidad del aireEn los últimos 30 años, la calidad del aire urbano se

ha agravado notablemente en la región. Hoy la conta-minación atmosférica afecta permanentemente la sa-lud de más de 80 millones de habitantes de la región,provocando anualmente unos 2,3 millones de casos in-suficiencia respiratoria crónica en niños, unos 100.000casos de bronquitis crónica en adultos y cerca de 65millones de días de trabajo perdidos (CEPAL, 2000a)(las estadísticas detalladas por enfermedad y país apa-recen en la sección de Medio ambiente y salud huma-na ).

Los factores que han contribuido al deterioro atmos-férico en conglomerados urbanos grandes incluyen lacantidad y edad de los vehículos, las congestiones via-les que aumentan el tiempo de viaje, las actividadesindustriales y el uso ineficiente de la energía. Tambiénson causas importantes la cantidad y calidad de los com-bustibles y los controles inadecuados para las emisio-nes vehiculares, entre otras (CEPAL, 2000a; CEPAL yPNUMA, 2001). Además del componente urbano detransporte e industria, hay un componente asociado conlos incendios forestales y otro doméstico relacionadocon el consumo de combustibles caseros. Dentro deesta multitud de factores, el uso de vehículos automo-tores es el elemento más contaminante en las ciudades,y explica entre el 80 y el 90 por ciento del plomo en elambiente, a pesar de la disponibilidad de gasolina sinplomo desde hace algún tiempo en la mayoría de lospaíses en la región (World Bank, 2001). Además, el au-mento de vehículos privados, el deficiente transportepúblico y la falta de planeación (que favorece la con-gestión vial), incrementan las emisiones de fuentes mó-viles y por tanto la contaminación del aire (CEPAL,2000a). En la década de 1990, el aumento en la emi-sión de partículas suspendidas fue de un 6,2 por cientoy el de gases contaminantes entre 22 y 45 por cientodependiendo del compuesto (PNUMA y CEPAL, 2001)(ver la sección de Atmósfera).

VulnerabilidadLa vulnerabilidad de los asentamientos humanos en

América Latina y el Caribe tiene profundas raíces histó-ricas y sociales. Muchas de las principales ciudades dela región, que ocupan la costa del Pacífico, fueron fun-dadas sobre territorios altamente sísmicos o, como lasdel Caribe mesoamericano, en la ruta de huracanes (verla sección de Desastres). A ello se agrega el crecimien-to de las ciudades sobre terrenos riesgosos, con altaspendientes o en las zonas de inundación de los ríos,como consecuencia de las presiones demográficas y,en particular, las migraciones desde el campo.

El crecimiento urbano en zonas vulnerables se com-bina con la creciente urbanización de la pobreza (verarriba), provocando nuevas vulnerabilidades. Las po-blaciones más carentes de recursos tienden a asentarseen zonas más propensas a amenazas naturales de ori-gen hidrometeorológico, como inundaciones, deslavesy, deslizamientos. Además, generalmente ocupan tie-rras baratas o “gratuitas” alejadas de los servicios desocorro. Los mecanismos existentes de control del usode la tierra no han logrado frenar estos asentamientosprecarios, muchos de los cuales, especialmente al ini-cio, consisten en construcciones que no son resistentesa las amenazas naturales. A menudo ni siquiera cuen-tan con medidas básicas de mitigación de bajo costocomo muros de retención y suficiente drenaje de su-perficie (BID, 2000).

Por otro lado, es importante anotar que no son ne-cesariamente los fenómenos de mayor intensidad losque producen los mayores daños a la población. Suimpacto también depende de la calidad de las cons-trucciones, del hecho de que las ciudades y demás in-fraestructura estén bien diseñadas, y finalmente, de queexista una buena organización para la alerta tempranay la atención tanto de la emergencia como de las pos-teriores etapas de salvamento y reconstrucción. La in-versión adecuada en estos tres aspectos de carácter pre-ventivo (calidad, diseño y organización) ha demostra-do ser menor y más eficiente que el costo de la recons-trucción (CEPAL, 2000a).

Ambiente construidoEl ambiente construido, elemento característico del

ecosistema urbano, presenta los siguientes temas rele-vantes (entre otros):

● La infraestructura urbana y sus servicios, entre loscuales resultan de particular interés —por su impactoambiental— los sistemas de transporte.

● La calidad ambiental expresada en el estado de con-servación del paisaje urbano, especialmente las zo-nas verdes.

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

● La herencia cultural, arquitectónica e histórica, talcomo se expresa particularmente en las edificacio-nes con un valor especial.

Sistemas de transporte

Desde la década de 1990, el aumento en el tránsitoy la demanda de transporte ha provocado una agudiza-ción de los problemas de congestionamiento, demo-ras, accidentes viales y problemas ambientales, parti-cularmente en las ciudades grandes. Todo ello repre-senta, además, un costo económico importante: actual-mente, el despliegue del transporte urbano consumealrededor de un 3,5 por ciento del producto internobruto regional, a lo cual debe añadirse el costo del tiem-po ocupado en viajar, que se estima en un 3 por cientoadicional del PIB. Dado el crecimiento de las ciudadesy del tiempo de viaje, entre otras causas, es probableque estos porcentajes sigan en aumento (CEPAL, 2000a).

Aunque el transporte público sigue siendo el másutilizado en las zonas urbanas, el crecimiento de la flo-ta particular —directamente relacionado con el aumentoen los ingresos de la clase media— se ha convertido enun problema fundamental (CEPAL, 2000a). La liberali-zación de la importación de vehículos y la desregulacióndel transporte colectivo tuvieron efectos agudos en ciu-dades como Lima y Santiago. En Santiago, solo 16.000vehículos de transporte colectivo servían a 4,3 milllonesde habitantes; en Sao Paulo, mientras que la poblacióncrecía en un 3,4 por ciento entre 1990 a 1996, la flotade vehículos aumentó diez veces más, en un 36,5 porciento (Thomson y Bull, 2000; CEPAL, 2000a).

Para aminorar la congestión, en algunas ciudadesde la región se ha optado por mejorar la infraestructuravial, ampliando las vías, designando vías exclusivas parael transporte público y cambiando las vías según hora-rio. En ciudades como México, Bogotá, Santiago y SaoPaulo también se aplica la restricción vehicular.

Áreas verdes

Todas las ciudades, pero especialmente las que es-tán en expansión, requieren del desarrollo y manteni-

miento de áreas verdes para recreación y para captar eldióxido de carbono, contaminante cuya emisión es cre-ciente en ciudades donde falta una regulación eficazdel parque automotor. Por ejemplo, en la ciudad deLima hay 14,0.millones de metros cuadrados de áreasverdes (el 0,5 por ciento del territorio urbano), con unadensidad de 1,98 metros cuadrados de área verde porhabitante (CONAM y PNUMA, 2001). Santiago de Chi-le tiene 46,0 millones metros cuadrados de áreas ver-des —9,8 metros cuadrados por persona—, de los cua-les más de la mitad son de propiedad privada (UCH yotros, 2000). Sin embargo, el crecimiento acelerado delas ciudades hace que estas áreas resulten insuficien-tes. Además, el alto precio de los terrenos para finesresidenciales o comerciales reduce la posibilidad de ex-pansión de las áreas verdes, especialmente cuando esmuy limitada la disponibilidad de terrenos. Por ello, elderecho ciudadano a este tipo de áreas suele requerirregulación municipal.

Centros históricos

El tema de los centros históricos urbanos ocupa ac-tualmente un lugar central en la polémica sobre las po-líticas urbanas en la región. Entre las razones para elloestá el creciente deterioro que sufren, como consecuen-cia de hechos sociales, económicos y naturales. Ejem-plos de rescate del extraordinario patrimonio históricoy arquitectónico regional incluyen la ciudad de La Ha-bana (Cuba), Potosí (Bolivia) y Ciudad de Panamá. EnSan Salvador, el plan de rescate del centro histórico hacombinado iniciativas públicas con apoyo del sectorprivado (incluyendo asociaciones y universidades) parala revitalización del casco viejo de la ciudad (Barba yCórdoba, 2001).

Impactos socioambientales de laurbanización regional

El proceso de desarrollo regional durante los últi-mos 30 años ha provocado una urbanizacióncrecientemente enfrentada con la calidad de vida enlas ciudades, particularmente en el campo ambiental.

Fuente: PNUMA/Gobierno de la Ciudad de La Habana, 2001.

Restauración del Centro Histórico de la Ciudad de La HabanaRestauración del Centro Histórico de la Ciudad de La Habana

El centro histórico de la Ciudad de La Habana abarca un área de 2,1 kilómetros cuadrados, con 3.744 edificacionesque conforman un conjunto de importancia histórica y arquitectónica. Alrededor de 750 de sus monumentos sonconsiderados patrimoniales por conservar el carácter genuino de la arquitectura y cultura cubanas, en las queconvergen los testimonios de diversas culturas europeas. El estado cubano comenzó a financiar la rehabilitación delCentro Histórico de La Habana en 1981 y para 1982 el Centro Histórico y su sistema de fortificaciones fuerondeclarados Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Con el fin de alcanzar los objetivos derehabilitación, en 1993 el Consejo de Estado declaró el Centro Histórico “Zona Priorizada para la Conservación”,dotando a la Oficina del Historiador de autoridad para desarrollar una gestión autofinanciada y propiciar laagilización de la obra rehabilitadora.

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139Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Hasta la década de 1970, el auge económico pos-terior a la Segunda Guerra Mundial había permitido su-perar gradualmente diversas carencias de infraestruc-tura, no obstante la marginalización de buena parte dela población concentrada en grandes ciudades, congrandes deficiencias en el acceso a los servicios bási-cos y la salud pública.

Sin embargo, esta evolución relativamente positivase detuvo con la crisis económica de la “década perdi-da” de 1980. Las transformaciones estructurales de laseconomías de la región, surgidas de ese período, acen-tuaron varios problemas ambientales como resultadode la liberalización del transporte y el mercado de tie-rras, un debilitamiento en los mecanismos de controlde la contaminación industrial y, en general, la infor-malización de la estructura productiva. Entre los im-pactos sociales se debe incluir un aumento generaliza-do en la inseguridad urbana, así como un abandono delos cascos antiguos en las viejas metrópolis.

En lo relativo al medio ambiente, la expansión hori-zontal de las ciudades como modalidad predominante

durante los últimos treinta años ha generado una cre-ciente “huella ecológica” en el entorno natural. Estahuella incluye la importación de bienes y servicios am-bientales de otros territorios, como aguas superficialesy subterráneas, minerales fósiles, piedra y arena paraconstrucción y fertilidad del suelo. La huella ecológicatambién comprende una exportación de fuertes proce-sos de degradación ambiental, tales como la defores-tación, la erosión y la contaminación de las aguas, lossuelos y el aire.

En las zonas costeras, la urbanización no planifica-da —frecuentemente con fines turísticos— acentúa losimpactos ambientales tanto en la tierra como en el mar.Esto agudiza los problemas de deposición de desechossólidos y abastecimiento de agua potable, llevando auna extracción excesiva de aguas subterráneas, quesufren por ello una intrusión salina. En una cuarta partedel territorio del Caribe la densidad de las islas superalos 200 habitantes por kilómetro cuadrado, y en algu-nos —como Barbados, que alcanzó en 2002 una po-blación de 626,5 habitantes por kilómetro cuadrado—(CELADE 2002a; CELADE 2002b) puede ser compara-

Santiago de Chile: Plan de Prevención y DescontaminaciónSantiago de Chile: Plan de Prevención y DescontaminaciónAtmosférica de la Región MetropolitanaAtmosférica de la Región Metropolitana

Fuente: Gobierno de Chile y CONAMA, 1998.

En 1996 la Región Metropolitana de Santiago fue declarada zona saturada por cuatro contaminantes atmosféricos yZona Latente por los elevados niveles de dióxido de nitrógeno presentes en el aire. Desde entonces se han puesto enmarcha proyectos que han mejorado la calidad del aire de la Región Metropolitana de Santiago, aunque sin controlarpor completo el problema.

El transporte sigue apareciendo como el sector más contaminante de la región, al emitir un 48 por ciento de laspartículas respirables, un 84 por ciento de los óxidos de nitrógeno y un 91 por ciento del monóxido de carbono. A loanterior se suma una participación importante en las emisiones de compuestos orgánicos volátiles y óxidos de azufre,con un 30 y un 34 por ciento, respectivamente. Los autobuses tienen un 21 por ciento de participación en lacontaminación de la capital, los camiones un 13 por ciento y los vehículos livianos un 14 por ciento. Las fuentes fijasproducen un 12 por ciento, las industriales un 14 por ciento y las residenciales un 7 por ciento.

En el 2000 el gobierno de la Ciudad de Santiago puso en marcha el Plan de Prevención y DescontaminaciónAtmosférica (el primero que se lleva a cabo en el país) concebido a 14 años plazo, con evaluaciones en 2000 y 2005.La meta global es que para 2005 se logre reducir las emisiones del sector transporte en un 75 por ciento para materialparticulado y en un 40 por ciento para los óxidos de nitrógeno.

El plan contempla el retiro total de autobuses con índices inaceptables de emisiones; la incorporación de autobusesde tecnología más limpia (gas natural o licuado, vehículos híbridos, eléctricos u otros) y dispositivos de control deemisiones para autobuses diesel a partir de 2004.

A partir de 2003 se buscará una mejoría progresiva en la composición de las gasolinas. Además se establecencondiciones técnicas para el uso de leña como combustible residencial, orientado a reducir el actual 6 por ciento deincidencia que tiene este sector en la contaminación de la capital.

En el sector industrial, el plan impulsará normas de emisión para gases que originan partículas contaminantes,específicamente monóxido de carbono y varios óxidos de azufre, además de un sistema que requiere pagos decompensación por el 150 por ciento de las emisiones producidas por nuevas industrias, como medida disuasiva. Secrearán cupos de emisión de material particulado en procesos industriales (hasta ahora este mecanismo sólo eraposible en calderas), y otros de cupos de emisión de óxidos de nitrógeno en calderas y procesos industriales. Con estamedida, el sector industrial debería reducir sus emisiones de óxidos de nitrógeno en un 33 por ciento, teniendopresente que este sector ya había alcanzado una reducción del 66 por ciento de sus emisiones de partículas en losúltimos años.

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América Latina y el Caribe

ble a la de ciudades grandes (CELADE, 2002). Además,dada la importancia del turismo en estas islas, la conta-minación de las aguas costeras y marinas causa un im-pacto económico inmediato y presenta retos urgentesen el ámbito de las políticas.

Políticas para enfrentar losproblemas básicos de losasentamientos humanos

A partir de la década de 1980, las políticas urbanasregionales (al igual que las políticas públicas en gene-ral) se volvieron más selectivas, aumentando sin em-bargo la consideración del carácter multidimensionalque deberían tener. También se ha venido destacandola importancia de la participación del sector privado,así como de la sociedad civil, mediante un enfoque másdescentralizado en las políticas. Este enfoque ha de-mostrado su eficacia cuando se han combinado solu-ciones a problemas ambientales con programas socia-les y políticas adecuadas de empleo (CEPAL, 2000a).

Un ejemplo de gestión focalizada es el manejo dela calidad del aire, el cual en los últimos diez años hatenido un notorio progreso en varias ciudades. Las ciu-dades con monitoreo atmosférico han avanzado me-diante la introducción de nuevas tecnologías, no sólopara medir la calidad del aire, sino también para ex-pandir su capacidad de prevenir episodios críticos. Elmayor desarrollo ocurre principalmente en tres ciuda-des: Ciudad de México, Santiago y Sao Paulo, que seencuentran entre las zonas urbanas con más problemasde contaminación, han establecido normas similares alas propuestas por la Organización Mundial de la Sa-lud (exceptuando los casos del carbón y el dióxido deazufre, para los cuales las normas de las ciudades lati-noamericanas son menos rigurosas) (CEPAL, 2000a).

Sin embargo, los esfuerzos para controlar la conta-minación del aire no han sido uniformes en la región.Una evaluación reciente indica que sólo alrededor deuna tercera parte de los países han establecido normasnacionales sobre calidad del aire en ambientes exterio-res, o límites máximos para emisiones de fuentes fijas omóviles (OPS y CEPIS, 2000; ver la sección de Atmós-fera).

Fuente: GDF, 2000b, 2002.

Límite al crecimiento de la mancha urbana: el caso de Ciudad de MéxicoLímite al crecimiento de la mancha urbana: el caso de Ciudad de México

Históricamente, el desarrollo de la ciudad de México careció de una visión integradora entre la actividadagropecuaria, la expansión urbana y la conservación y restauración de los recursos naturales, lo que provocó unacompetencia entre dichas actividades, así como su deterioro. Esto adquiere especial relevancia si se considera quede las cerca de 146.000 hectáreas que componen el territorio del Distrito Federal, 88.642 hectáreas (59 por cientodel total) son consideradas área de conservación ecológica, y que en ellas se localizan en la actualidad 62.000hectáreas de propiedad social, con fuerte presencia de población indígena. Ese cinturón verde de la ciudad, que secomparte con los Estados de México y Morelos, ofrece variados servicios ambientales: captura de partículas decarbono, regulación del clima, recarga del manto acuífero, preservación de manantiales, ríos y lagos y conservaciónde especies de flora y fauna, algunas de ellas, endémicas.

Ese “suelo de conservación” está amenazado por una gran cantidad de factores, entre los que sobresalen: la presiónde los intereses inmobiliarios y la presencia de 419 asentamientos irregulares y 179 regularizados que ocupan 3,134hectáreas (11 por ciento del área); el crecimiento de los poblados rurales; una crisis agraria que despuntó en 1994 yse mantiene; la atomización de las parcelas (20.000 parcelas en 28.000 hectáreas, según el Programa deOrdenamiento Ecológico del Distrito Federal); y la pobreza de sus pobladores.

Como ciudad, se propone construir casas y comercios en el área central dotada de infraestructura y servicios (lallamada Ciudad Central), restringiendo en cambio este tipo de construcciones sobre suelo de conservaciónecológica en zonas periféricas y rurales. Ello supone la creación de condiciones para el repoblamiento de las áreascentrales y un mejor aprovechamiento basado en edificios de varios pisos y alta ocupación habitacional y por otrasactividades urbanas. Este concepto permitiría absorber el incremento poblacional del Distrito Federal durante lospróximos 20 años, sin necesidad de ocupar nuevo suelo periférico. En cuanto a las zonas verdes, se plantea sutratamiento como un sistema, mediante un plan de crecimiento y cuidado. Un plan de manejo daría a todos acceso azonas verdes para recreación y demás servicios ambientales importantes de estos espacios.

El plan ha definido con claridad las reglas para el crecimiento futuro de la ciudad. Se intenta persuadir a todos losactores de la conveniencia de orientar el crecimiento hacia el centro de la ciudad. No se están otorgando ningunospermisos para construir unidades habitacionales en el sur y el oriente; en cambio, se han simplificado los trámites enla zona central. Se protege así la zona de reserva ecológica, donde se recargan los mantos acuíferos y se produce eloxígeno para la ciudad. Adicionalmente se combaten de manera decisiva las invasiones en reservas ecológicas tantoen las áreas de pobreza extrema como en las áreas ricas de la ciudad.

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141Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Un ejemplo de enfoque integral para la gestión dela problemática ambiental urbana se encuentra enMéxico, cuya Ley General del Equilibrio Ecológico yProtección al Ambiente forma parte de una políticaambiental basada en el desarrollo sostenible. En el mar-co de esta ley general se promulgó en enero del 2000la Ley Ambiental del Distrito Federal, con la finalidadde conservar y restaurar el equilibrio ecológico en elárea metropolitana. Sus objetivos incluyen los siguien-tes: definir principios para formular, conducir y evaluarla política ambiental del Distrito Federal; definir instru-mentos y procedimientos para su aplicación; prevenirdaños al ambiente (como la contaminación del aire,agua y suelo), y regular la responsabilidad por ellos.

Aunque la década de 1990 se vio marcada por lapersistencia de problemas ambientales típicos de lapobreza y las grandes urbes, también trajo cambiospositivos, como una mayor participación ciudadana, eldesarrollo de redes públicas y privadas de entes defen-sores del ambiente, el establecimiento de programasde educación ambiental y la materialización de esfuer-zos por reducir la contaminación del aire y el agua.

Estos cambios contradicen las proyecciones fatalis-tas sobre el proceso de urbanización regionalvisualizadas en la década de los setenta (CEPAL, 1995;Villa y Rodríguez, 1994; CEPAL, 2000a). Sin embargo,una revisión del progreso y los retos hasta el presentemuestra la necesidad de avanzar en forma sustancialdesde un manejo sectorial y fragmentado del hábitaturbano hacia estrategias integrales y multisectoriales.

Si bien las políticas de provisión de viviendas hanlogrado corregir en muchos casos la falta de serviciosbásicos de los asentamientos informales, también hancontribuido a la expansión horizontal de las zonas ur-banas (CEPAL y PNUMA, 2001). La falta de regulaciónsobre las externalidades negativas en el mercado de tie-rras, y las debilidades en el desarrollo de las políticasde transporte urbano, también han fomentado tenden-cias de dispersión y exclusión en grandes zonas metro-politanas y ciudades intermedias.

En los últimos diez años, resulta de gran importan-cia el surgimiento de agencias públicas orientadas aenfrentar la problemática ambiental mediante un enfo-que de conurbación. Otras iniciativas están buscandocontrarrestar el problema del mercado de suelos me-diante la creación de bancos de tierras o los impuestosa la plusvalía urbana; en el caso del transporte, se estánimplantando experiencias innovadoras como el trole-bús en Quito y la eliminación del transporte privado enBogotá para el año 2015.

Este nuevo enfoque integrado debe tomar siempreen cuenta el factor ambiental urbano y las exigenciasde sostenibilidad social y económica como componen-tes transversales en el manejo de los asentamientos hu-manos. La necesidad de un ordenamiento territorial ur-bano, y la eliminación de subsidios perversos, son com-ponentes esenciales de esta nueva visión, así como lareducción de la vulnerabilidad existente frente a fenó-menos climáticos extremos.

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

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143Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Desastres

Un desastre es un evento o una serie de eventosque interrumpen el funcionamiento normal dela sociedad o los ecosistemas, provocando da-

ños —a las personas, el ambiente construido o el am-biente natural— en una escala que sobrepasa la capa-cidad de los afectados para enfrentar la situación sinapoyo externo (Coburn y otros, 1994; CEPAL, 2002b).

Los desastres se clasifican según sus causas (natura-les o de origen humano) y la velocidad del impacto(súbitos o de evolución lenta) (Coburn y otros, 1994;CRED y OFDA, 2003). Entre las causas humanas direc-tas de desastres están las guerras y desórdenes civiles,así como perturbaciones industriales (explosiones oderrames tóxicos) y accidentes del transporte (terrestre,aéreo o marítimo); estas perturbaciones o accidentes seconocen como desastres “tecnológicos”. Entre las cau-sas de origen natural están las de orden geológico,tectónico, hidrológico, meteorológico o biológico: te-rremotos, maremotos, erupciones volcánicas, sequías,incendios, huracanes y tormentas tropicales, tornados,inundaciones y deslizamientos, y epidemias.

Generalmente, los desastres se perciben como deocurrencia súbita. Sin embargo, en muchos casos pue-de señalarse una acumulación de eventos de impactorelativamente menor que va creando una situación —oamenaza— de riesgo en aumento. El riesgo es la proba-bilidad de que ocurra un desastre con un impacto de-terminado.

El otro factor fundamental que desencadena un de-sastre —además de las amenazas y los riesgos— es lavulnerabilidad del territorio, la población y la infraes-tructura afectados. La acumulación de daños (socialesy ambientales), a menudo pequeños pero progresivos,agudiza el riesgo y la vulnerabilidad, tanto humanacomo natural (Velásquez y Rosales, 1999). No habríapérdidas relevantes si las personas o bienes no estuvie-ran expuestos (Munich Re Group, 2001a, 2001b). Porotro lado, también es claro que el impacto de los even-tos desencadenantes —aunque sean de orden natural—aumenta por causas humanas, que agravan la vulnera-bilidad: el crecimiento y la concentración de la pobla-ción, el cambio en el uso del suelo sin una planifica-

ción adecuada, la degrada-ción ambiental y posible-mente el cambio climáticomundial. En este sentido, undesastre es la actualizaciónde un riesgo como conse-cuencia de una amenaza oconjunto de amenazas encondiciones de vulnerabili-dad.

Desastres de origen natural enAmérica Latina y el Caribe

La región de América Latina y el Caribe conoce muybien la devastación ocasionada por los desastres natu-rales. En el período 1970-2001 dejaron un saldo de246.569 víctimas mortales y 144,9 millones de perso-nas afectadas, con un daño económico valorado en US$68.600 millones (CRED Y OFDA, 2003). Las principa-les causas se relacionan con la actividad tectónica (te-rremotos, maremotos, erupciones volcánicas), el clima(huracanes, inundaciones, avalanchas y deslizamientos,incendios) y las epidemias. En lo climático, dos circuns-tancias agravantes fundamentales son la recurrenciaanual de huracanes en Mesoamérica y el Caribe, asícomo el fenómeno de El Niño – Oscilación Sur, queimpacta toda la región. En lo geológico, el choque deplacas tectónicas en la costa del Pacífico es un factorpermanente de actividad sísmica y volcánica en todoel subcontinente (PNUMA, 2001; CEPAL, 2002b).

Se estima que en la década de los noventa fallecie-ron 75.289 personas en desastres relacionados coneventos naturales, para una tasa promedio anual de7.529; en el período 2000-2001 esta tasa bajó a 2.634(CRED y OFDA, 2003). En las tres décadas finales delsiglo XX las muertes se originaron principalmente enterremotos (un 47,2 por ciento del total), inundaciones(un 18,5 por ciento), tormentas y huracanes (un 14,0por ciento), erupciones volcánicas (un 9,3 por ciento),epidemias (un 6,2 por ciento) y deslizamientos (un 4,1por ciento).

Entre los más recientes eventos catastróficos de estetipo se encuentran los efectos de El Niño en toda laregión en 1997-1998, el Huracán Mitch en Centro-américa en 1998, el terremoto de Colombia y losdeslizamientos e inundaciones de Venezuela en 1999,y los terremotos de 2001 en El Salvador. Solamente parael período 1990-2001, se calculan daños por US$33.400 millones por desastres de este tipo en la región.

Sin embargo, a pesar de ser abrumadoras, estas ci-fras probablemente subestimen el verdadero impacto,ya que a veces no se notifican miles de fenómenos demenor intensidad que afectan a localidades aisladas;además, debido a la complejidad del impacto econó-mico y social de los desastres, es difícil atribuir un va-lor monetario al costo total para la sociedad y el am-biente (CRED y OFDA, 2003; BID, 2000; CEPAL,2002b).

Eventos tectónicos y geológicosDurante los últimos treinta años, los eventos tectó-

nicos y geológicos han sido la causa del mayor númerode víctimas fatales en América Latina y el Caribe, esti-madas en 116.380 (CRED y OFDA, 2003).© NASA, Goddard Space Center

Huracán Elena, 1995

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Amenazas naturales y desastres en América Latina y el Caribe, 1975-2001Amenazas naturales y desastres en América Latina y el Caribe, 1975-2001

LEYENDA

Terremoto y sismos

Huracán

Tormenta tropical

Inundaciones

Sequías

Efectos de

Erupciones volcánicas

Tsunamis y marejadas

El Niño

PLACACOCOSPLACA DEL PACÍFICO

PLACA DE NAZCA

PLACA DE SCOTIA

PLACA DESUDAMERICA

PLACA CARIBE

PLACA DE NORTEAMERICA

13

720

21

28

25

29

1

272

5

3

1010

99

19

14

16

25

12, 25

12, 25

12, 25

188

24

24+17 22, 23

9, 15, 30

11

4

6

26

Nota: Ver número y descripciónde eventos en la página siguiente.

El choque de placas tectónicas es un factor perma-nente de actividad sísmica y volcánica en todo elsubcontinente (incluyendo la cuenca del Caribe), y enparticular en la costa del Pacífico, debido a las presio-nes generadas entre las placas oceánicas y continenta-les (Pacífica y Norteamericana, del Coco y Caribe, Naz-ca y Sudamericana). (PNUMA, 2001; CEPAL, 2002b).El efecto ambiental de esta actividad es la creación deun riesgo relativamente alto de terremotos, maremotosy erupciones volcánicas, que en algunas zonas (como

en Mesoamérica y el Caribe) se combina con el riesgoya alto de huracanes e inundaciones.

El sismo con más fallecidos en ese período fue el dePerú en 1970, con 66.794 víctimas fatales, seguido porel de Guatemala en 1976, con 23.000, y el de Mana-gua (Nicaragua) en 1972, con 10.000 (CRED y OFDA,2003). Las consecuencias del terremoto de Managua seagravaron trágicamente debido a los incendios subsi-guientes en la ciudad, que provocaron 73.000 muertes

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145Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Fuentes: Kious y Tilling, 1996; USGS, 1997; PNUMA, 2001; CEPAL, 2002b, CEPAL-BID, 2000

Fecha

Dic. 1972Sept. 1974Nov. 1975Oct. 1975

Feb. 1976Ago. 1979Ago.-Set.1979May. 19821982

1982

19821982-1983

1985198519861987

19881992199219951995

199619961997-19981997-1998

1998

1998

19991999

2001

#

1234

567

89

10

1112

13141516

1718192021

22232425

26

27

2829

30

Lugar

NicaraguaHondurasGuatemalaAntigua yBarbudaGuatemalaDominicaRepúblicaDominicanaNicaraguaEl Salvador

Guatemala

NicaraguaBolivia, Ecua-dor y Perú

MéxicoColombiaEl SalvadorEcuador

NicaraguaNicaraguaNicaraguaAnguillaSn Maarten,AntillasNeerlandesasCosta RicaNicaraguaCosta RicaComunidadAndina

RepúblicaDominicanaCentroa-mérica

ColombiaVenezuela

El Salvador

Evento

TerremotoHuracán FifíTormenta tropicalSismo

TerremotoHuracán DavidHuracanes David y Federico

InundacionesSismo, sequías, inundaciones por depresióntropicalPrecipitaciones fuertes, sequías, depresióntropicalInundaciones y sequíaFenómenos meteorológicos:

Bolivia: sequías e inundacionesEcuador: inundaciones y marejadasPerú: fenómenos meteorológicosoceanográficos y sequíasMovimientos telúricosErupción volcán Nevado del RuízTerremotoSismos y réplicas que ocasionaron avalanchas yaluvionesHuracán JoanErupción del volcán Cerro NegroTsunamiHuracán LuisHuracanes Luis y Marilyn

Huracán CésarHuracán CésarEl Niño (inundaciones y sequías)

Bolivia (sequías, inundaciones)Colombia (sequías)Ecuador (inundaciones y cambios en el aguadel mar: nivel y temperatura)Perú (inundaciones y cambios en el agua delmar: nivel y temperatura)Venezuela (sequías)Huracán Georges

Huracán Mitch

Costa RicaEl SalvadorGuatemalaHondurasNicaraguaTerremoto en la zona cafeteraLluvias torrenciales con inundaciones yavalanchasTerremoto

El Niño

El Niño

Muertos

6 0007 000

--------

23 00042

2 000

80600

610

----

8 00023 000

1 2001 000

1482

116--------

399

----600

--------

286

----

----235

9 214

4240268

5 6573 0451 185

----

827

Damni-ficados

300 000115 000

-----4 200

2 550 00060 060

1 200 000

70 00020 000

10 000

----3 840 000

600 000950 000

1 290 000

150 000200 000520 000

82 500

550 00012 00040 500

--------

40 26029 500

119 279125 000

---------

29 023

---------

296 637

1 191 908

16 50084 316

105 000617 831368 261559 401

68 503

1 160 316

Daños totalesMillones dedólares de

19982 9681 331

2961

2 147118

1 896

599216

136

5885 651

1 3591 0413 252

6 216465

1 3521 438

1 160223059

1 112

1575393

7 694

537575

2 939

3 569

732 193

6 008

91388748

3 794988

1 5803 237

1 255

Amenazas naturales y desastres en América Latina y el Caribe, 1975-2001 (continuación)Amenazas naturales y desastres en América Latina y el Caribe, 1975-2001 (continuación)

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146

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

adicionales; en total, 720.000 personas resultaron afec-tadas, con daños económicos valorados en US$845millones. En el período más reciente (1990-2001) ocu-rrieron eventos tectónicos importantes en Bolivia, Co-lombia, El Salvador, Nicaragua y Perú. Los de mayorimpacto fueron en Colombia y El Salvador. El terremo-to de enero de 1999 en Colombia tomó 1.186 vidas,dejando 8.563 personas heridas y 745.000 afectadas,con un impacto económico total estimado en US$1.580millones (CRED y OFDA, 2003; CEPAL, 1999b). Los te-rremotos de El Salvador en enero y febrero de 2001dejaron 1.159 víctimas fatales, afectando a 1,6 millo-nes más y produciendo un impacto económico (tantodirecto como indirecto) valorado en US$2.800 millo-nes (CRED y OFDA, 2003) .

En cuanto a la actividad volcánica, en 1985, el Ne-vado de Ruiz destruyó la ciudad de Armero, en Colom-bia. Armero estaba ubicada a la salida de un estrechocañón en la zona de deposición del río Lagunillas, quedrena un extenso flanco del volcán. La ciudad fue ente-

rrada por flujos de lodo volcánico, pereciendo 22.800de sus 30.000 habitantes (CRED y OFDA, 2003;Kuroiwa, 2002). Durante la última década, las erupcio-nes de los volcanes Soufriére Hills (Montserrat, 1996),Popocatéptl (México, 1997) y Galeras (Colombia, 1993)son las que más víctimas mortales han causado (32, 20y 10, respectivamente); el Popocatéptl afectó a la ma-yor cantidad de personas: 75.000 en total (CRED yOFDA, 2003). En Nicaragua, el volcán Cerro Negro hizoerupción tres veces en una década (en 1992, 1995 y1999), dejando en la primera ocasión dos muertos y300.000 afectados (CRED y OFDA, 2003). El volcánPacaya, en Guatemala, hizo erupción cuatro veces enla década de 1990, sin víctimas fatales pero afectandoa 7.143 personas.

Eventos hidrometeorológicosLos eventos hidrometeorológicos (es decir, vincula-

dos con la precipitación y el clima) han sido en las úl-timas tres décadas la segunda causa de pérdida de vi-

La erupción del volcán Soufriére Hills en la Isla MontserratLa erupción del volcán Soufriére Hills en la Isla Montserrat

Fuente: CDERA, 2002.

El mapa de riesgo producido tras la erupción del volcán Soufriére Hills en la Isla deMontserrat es ejemplo de una respuesta de utilidad ante los desastres propios de laregión. En julio de 1995 este volcán entró en erupción con vigorosas explosionesde vapor; que fueron empeorando la situación progresivamente. La lava destruyó lacapital Plymouth y el aeropuerto de Montserrat, teniendo las autoridades queevacuar a más de la mitad de la población. Se estima que ocupar su área deinfluencia el 65 por ciento de la parte sur de la isla (en la actualidad área deexclusión), constituye un riesgo significativo en los próximos 30 años. El nuevomapa de riesgo para Montserrat designa el tercio norteño de la isla como la únicaárea con una probabilidad de riesgo aceptable para el desarrollo urbano, y si esrespetado, permitirá proteger vidas y propiedades.

Implicaciones ecológicas y sociales de los terremotos de El SalvadorImplicaciones ecológicas y sociales de los terremotos de El Salvador

La serie de terremotos que estremecieron a El Salvador a principios de 2001 comenzaron con uno de 7,6 en la escalade Richter, considerado inicialmente como un evento aislado. Sin embargo, era parte de un enjambre sísmico queduró varias semanas.

Más de la mitad de la población salvadoreña es muy vulnerable por sus niveles de pobreza, e incluso el primero deestos eventos permitió vislumbrar sus complejas implicaciones sociales y ecológicas. Además de la pérdida de vidase infraestructura provocada por la serie de terremotos, ha ocurrido un impacto de largo alcance en los ecosistemas ysus poblaciones.

Por ejemplo, los pescadores artesanales perdieron una parte esencial de su infraestructura de atraque, así comoinfraestructura de servicios en el procesamiento del producto y su transporte al mercado. Los agricultores sufrierondaños en 30.772 fincas, y dado que las lluvias todavía tardarían tres meses en llegar, se vieron urgidos a reparar losdañados sistemas de riego para poder salvar sus cosechas. La destrucción de una quinta parte de las plantasprocesadoras de café afectó severamente la situación de empleo e ingreso de miles de familias rurales, en un paísfundamentalmente agrícola que ya se había visto afectado por el huracán Fifí en 1974, la violenta guerra civil delperíodo 1978-1992, el terremoto de 1986 y el huracán Mitch en 1998.

Fuente: UNICEF, 2001.

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147Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

das por desastres de origen natural en la región, con un36,6 por ciento de las víctimas mortales, incluyendolas provocadas por deslizamientos. Además, tienenimpactos extensos en la productividad de sus áreascosteras y marinas.

Como se indica arriba, el fenómeno de El Niño-Os-cilación Sur (ENOS) constituye de manera probable unfactor importante en muchos de estos eventos. En efec-to, hay evidencias de que el fenómeno ENOS se asociacon un aumento en el riesgo de desastres en varias re-giones del mundo, incluyendo América Latina y el Ca-ribe (IPCC, 2001). Según el Grupo Intergubernamentalde Expertos sobre Cambio Climático, creado por el Con-venio Marco de las Naciones Unidas sobre CambioClimático, la frecuencia, persistencia e intensidad delfenómeno ENOS se ha intensificado durante los últi-mos treinta años como consecuencia del calentamien-to atmosférico mundial (IPCC, 2001; ver la sección deAtmósfera).

La asociación entre El Niño, las sequías y lashambrunas se ha registrado en Brasil desde 1877-78 y1888 (WHO, 1999). Los países en el noreste deSudamérica (el noreste brasileño, Guyana Francesa,Surinam, Guyana y Venezuela) tienden a experimentarcondiciones anormalmente secas desde el mes de juliodel primer año de un evento de El Niño, hasta marzodel siguiente. También hay evidencia de un aumentoen la cantidad de personas afectadas por deslizamientosel año siguiente al comienzo de El Niño, particularmenteen Sudamérica. En general, existe un vínculo entre ElNiño y el aumento de inundaciones en esta subregión.

En el período 1972-2002 se dieron cuatro eventosENOS: en 1972-1973, 1982-1983, 1986-1988 y 1997-1998 (OPS, 2000), y se cree que un quinto evento co-

menzó en el período 2002-2003. En 1982-1983, El Niñotuvo un impacto devastador, acelerándose posteriormen-te su incidencia y provocando daños severos a lo largode las dos décadas siguientes, hasta El Niño de 1997-1998, que tuvo un impacto aún más severo. Amboseventos fueron los peores del siglo XX.

El Niño de 1982-1983 provocó caídas del 12 porciento en el producto interno bruto de Perú, así comoun descenso del 8,5 por ciento en su producción agrí-cola y un 40 por ciento en su producción pesquera(CEPAL, 2000). El Niño de 1997-1998, por su parte,desencadenó inundaciones catastróficas y sequías se-veras, con grandes pérdidas económicas en el norestey sur de Brasil, cerca de la costa pacífica en Ecuador,Perú y Chile, y en Paraguay, Uruguay y el noreste deArgentina (en algunos de estos lugares, la precipitaciónalcanzó entre 12 y 17 veces los niveles normales). En elnoreste brasileño, la incidencia recurrente de sequías yhambrunas ocasionales empeoró entre 1988 y 1998,aunque posiblemente asociada a una compleja cadenade factores económicos, sociales y políticos. El fenó-meno ENOS también trajo sequías severas a Colombia,Guyana y las altas mesetas de Perú y Bolivia, ademásde una disminución dramática de la pesca en la costapacífica (ver la sección de Áreas costeras y marinas). Elnivel del mar aumentó en 20 centímetros en el Pacíficocolombiano. Los extensos incendios forestales que ocu-rrieron en 1997 y 1998 en México, Centroamérica,Venezuela, Bolivia, Paraguay y Brasil también estuvie-ron asociados al aumento en los períodos de sequía,posiblemente generados por El Niño (ver la sección deBosques) (Cochrane, 2002; WHO, 1999). Este El Niño,el ultimo en el siglo XX, produjo pérdidas económicasregionales de aproximadamente $15.480 millones dedólares (CEPAL y BID, 2000).

Incendios forestales asociados aIncendios forestales asociados a en Centroaméricaen CentroaméricaEl NiñoEl Niño

Fuente: USGS, 1999.

1993 1997

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148

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Independientemente de El Niño, otros eventos aso-ciados con la precipitación y el clima han provocadodaños severos a los países de la región. En México, lasinundaciones de octubre de 1999 causaron 632 muer-tes, 530.000 afectados y pérdidas por US$ 234 millo-nes (CRED y OFDA, 2003). En Venezuela, las intensasprecipitaciones de diciembre del mismo año provoca-ron una emergencia nacional sin precedentes, afectan-do principalmente el estado de Vargas y el noreste de laciudad de Caracas. También tuvieron un impacto ele-vado las inundaciones en el litoral norte. Los daños sehan estimado en 30.000 muertos, 366.547 afectados yun impacto económico de US$ 2.000 millones (CREDy OFDA, 2003).

En 2001, nuevas inundaciones tuvieron impactosdramáticos en Argentina, Bolivia, Chile y Colombia,mientras que la sequía provocó emergencias económi-cas y alimentarias en Centroamérica, particularmenteserias en Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Hondu-ras. La sequía centroamericana de ese año afectó direc-tamente a 1,5 millones de personas y tuvo un impactoeconómico estimado en US$ 189 millones, incluyendoUS$ 13,3 millones utilizados en atender la emergenciaalimentaria y financiar parte de la segunda cosecha delaño (CRED y OFDA, 2003; CEPAL, 2002a). Es posibleque los problemas derivados de la sequía de 2001 sevean agravados en el contexto del nuevo El Niño de2002-2003.

En Mesoamérica y el Caribe, casi todos los países seencuentran expuestos al cinturón de huracanes que seorigina en las costas del norte de África, afectando tan-

to la vertiente del Atlántico como del Pacífico en estassubregiones. Esto los vuelve vulnerables a un daño fre-cuente, causado por sistemas climáticos muy intensos.En el caso de los pequeños estados insulares del Cari-be, estos eventos son tan frecuentes y abarcadores queconstituyen una de las principales causas de degrada-ción ambiental en la subregión.

Se sabe que el fenómeno El Niño trae una reduc-ción en la actividad de huracanes en la cuenca atlánti-ca, caribeña y centroamericana (WHO, 1999). Sin em-bargo, en 1998 los huracanes Georges y Mitch coinci-dieron con dos condiciones extraordinarias: la tempo-rada de tormentas inició tarde y hubo una fase de tran-sición rápida de El Niño a La Niña (nombre con el quese denomina la fase fría del fenómeno El Niño). Amboshuracanes desencadenaron los mayores impactos deesta serie, con un costo de varios miles de muertes ymiles de dólares en daños materiales.

Epidemias

Las epidemias son un aumento excepcional en laincidencia de enfermedades infecciosas preexistentesen un territorio o población (CRED y OFDA, 2003). EnAmérica Latina y el Caribe, las epidemias constituyenla tercera causa de mortalidad por desastres de origennatural, aunque muy por debajo de los otros dos gru-pos de causas mencionados arriba (un 6,2 por cientodel total de víctimas en el período 1970-2001) (CRED yOFDA, 2003). Otros desastres de origen natural aumen-tan el riesgo de epidemias, dado que provocan un des-

Inundaciones en el estado de VInundaciones en el estado de Vargas, Vargas, Venezuela, 1999enezuela, 1999

Las fuertes lluvias que propiciaron el desastre en el estado deVargas (Venezuela, 1999) eran un riesgo predecible para elcual no hubo ni planificación ni prevención. Con más de30.000 muertes (las fuerzas armadas venezolanas reportaron50.000 muertes y 72.000 viviendas dañadas), se considera elevento más violento de ese tipo ocurrido durante el siglo XX.

Se perdieron 230.000 puestos de trabajo y se sufrió unimportante daño ambiental, con deslizamientos costerosmasivos, que dañaron seriamente la vegetación, dejandograndes manchas desiertas en las laderas de las montañas, loque las hace más vulnerables a futuras inundaciones. El sectorpesquero también se vio afectado, debido a que disminuyó lademanda de pescado, en parte por la contaminación delocéano, tras las inundaciones.

El derrumbe tomó a los residentes por sorpresa, sepultándolos con piedras de hasta 10 metros de diámetro querodaron cuesta abajo por la fuerza de la pendiente. El desastre no fue sólo el producto de perturbaciones naturales,sino del cúmulo de décadas de un desarrollo no planificado en zonas de alto riesgo, conjuntamente con una fuertedeforestación que disminuyó la estabilidad de la tierra. Prácticamente todas las ciudades ubicadas en antiguos deltasde ríos, como fue el caso de Venezuela, son vulnerables a catástrofes similares.

Fuentes: DIGECAFA, 1999; CRE, 2000; CRED y OFDA, 2002.

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149Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Atlántico, Caribe, Golfo de México

No. Tipo Nombre Fecha1 T Allison 05-17 Jun.2 T Barry 02-07 Ago.3 T Chantal 14-22 Ago.4 T Dean 22-28 Ago.5 H Erin 01-15 Set.6 H Felix 07-18 S .7 H Gabrielle 11-19 S .8 H Humberto 21-27 S .9 H Iris 04-09 Oct.10 T Jerry 06-08 O .11 H Karen 12-15 O .12 T Lorenzo 27-31 O .13 H Michelle 29 O . - 05 Nov.14 H Noel 04-16 Nov.15 H Olga 24 Nov. - 04 Dic.

etetet

ctctct

ct

Pacífico oriental

No. Tipo Nombre Fecha1 H Adrian 18-22 Jun.2 H Beatriz 09-17 Jul.3 T Calvin 25-27 Jul.4 H Dora 06-23 Jul.5 H Eugene 06-15 Ago.6 T Fernanda 17-22 Ago.7 H Greg 05-09 Set.8 H Hilary 17-21 Set.9 T Irwin 07-11 Oct.

Leyenda

HuracánTormenta tropicalDepresión tropicalExtratropicalOnda tropicalSubdepresión tropicalSubtormenta tropicalBaja presión atm.

H = HuracánT = Tormenta

L L L L L L

Temporada de huracanes en Mesoamérica y el Caribe, 2001emporada de huracanes en Mesoamérica y el Caribe, 2001

10

612

14

14

8

8

13

13

15

15 12

7

7

5 411

11

4

1

2

2

9

9 10

3

6

53

1

1

12

7

8

99

8

73

34

56 6

5 42

Fuente: NOAA, 2002a

Los desastres naturales causan pérdidas de tal magnitud, que retrasanconsiderablemente los esfuerzos por superar las condiciones de vida de lospaíses en desarrollo. El caso del huracán Mitch en Centroamérica esnotable, tanto por su impacto como por la respuesta subsiguiente. EnHonduras, el país más afectado, más de 7.000 personas murieron y más de12.000 resultaron heridas, mientras que la población directamente afectada(trasladada a albergues o desplazada) alcanzó la cifra de casi 618.000personas. El daño económico y ambiental provocado en este país se haestimado en US$ 3.800 millones. En Nicaragua hubo más de 3.000 muertesy 65.000 personas directamente afectadas, con daños económicos yambientales estimados en US$ 988 millones. El huracán también causó la pérdida de vidas humanas y serios impactoseconómicos y ambientales en El Salvador, Guatemala, República Dominicana y Costa Rica. En respuesta al desastre,los países centroamericanos asociados con cooperantes externos en Norteamérica y la Unión Europea lograronestablecer plataformas subregionales, tanto gubernamentales como no gubernamentales, para acciones demitigación y rehabilitación, logrando importantes compromisos internacionales de ayuda financiera y técnica.

También es importante señalar el impacto que tuvo el huracán Mitch en la vulnerabilidad de la vegetación. Lassiguientes imágenes, basadas en datos satelitales, indican la vegetación dañada o estresada en amarillo o marrón,antes y después del huracán.

— —

Fuente: CEPAL, 1999a; USGS y CINDI, 1999.

El huracán Mitch en HondurasEl huracán Mitch en Honduras

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

plazamiento de las poblaciones afectadas y condicio-nes de hacinamiento —a veces durante períodos pro-longados— en determinadas localidades, que entoncesse vuelven más vulnerables a la transmisión de enfer-medades infecciosas.

Las principales epidemias registradas por la Orga-nización Panamericana de la Salud (OPS) se originanen el virus de inmunodeficiencia humana, el cólera, eldengue, el dengue hemorrágico, la leptospirosis, lamalaria, la tuberculosis, el virus del síndrome de hantapulmonar, la peste bubónica, la fiebre amarilla y la en-cefalitis equina (OPS, 1998; ver la sección de Medioambiente y salud humana). El registro de epidemias re-gionales incluido en la base de datos mundial de CRED-OFDA difiere del registro de la OPS, e incluye las pro-vocadas por el arbovirus, la diarrea, la leptospirosis, lamalaria, el sarampión, la meningitis, la peste bubónicay varias enfermedades respiratorias, así como el tifusexantemático y otras rickettsiosis (CRED y OFDA, 2003).Durante el período 1970-2001, según estos datos,15.356 personas murieron (y 1.051.941 se vieron afec-tadas) por estas epidemias: 13.043 muertes como con-secuencia de la diarrea (417.350 afectados), 1.500 pormeningitis (30.000 afectados), 400 por sarampión(25.900 afectados), 341 por varios arbovirus (463.329afectados), 23 por leptospirosis (3.362 afectados) y 12por la peste bubónica. La malaria aumentó dramática-mente, de 12.000 personas afectadas en 1998 a 100.000personas afectadas en 2000, aunque ninguna falleció(CRED y OFDA, 2003).

El cólera constituye sin duda el principal desastreregional de orden biológico, con un total de 11.875muertes y 1.199.804 casos registrados desde su sextaaparición en 1991 hasta julio de 1997 (OPS, 1998). Laepidemia tuvo mayor incidencia en los países andinos,Guatemala y Nicaragua, y sólo Uruguay, Canadá y lasislas del Caribe se mantuvieron libres de ella. En 1991-1996, la ayuda financiera internacional para accionesde prevención y control alcanzó la suma de US$12millones. En Perú, donde se originó la epidemia, suimpacto económico se estimó en US$150 millones du-rante el primer año. La inversión en agua, saneamientoy servicios básicos requerida para eliminar el riesgo dela enfermedad en toda la región se ha estimado en US$200 millones.

El cambio climático en general, y el ciclo de El Niñoen particular, parecen estar asociados con la inciden-cia de algunas de estas epidemias (ver la sección deAtmósfera). Los cambios cíclicos de temperatura y pre-cipitación asociados con El Niño son particularmenteimportantes, dado que pueden favorecer el desarrolloy proliferación de vectores de enfermedades epidémi-cas como la malaria, el dengue, la fiebre amarilla y lapeste bubónica (WHO, 1999). En Sudamérica, los esta-llidos más severos de malaria generalmente han ocurri-do en el año posterior al comienzo de El Niño, ya seaen asociación con un aumento en la precipitación (comoen 1983 en Ecuador, Perú y Bolivia) o, por el contrario

(como en Colombia y Venezuela en varios años), conuna reducción en las lluvias y la escorrentía que favo-recen la multiplicación de criaderos del mosquito vector.También se registran estallidos de malaria cada cincoaños en Guyana y Surinam, lo que sugiere un vínculocon ciclos climáticos. Un vínculo semejante se ha su-gerido entre el calentamiento de las aguas oceánicassuperficiales por El Niño, la proliferación de algas ma-rinas y el cólera desatado en Sudamérica en 1992(WHO, 1999; OPS, 1998). En el caso del dengue, losaumentos de precipitación afectan la densidad del mos-quito vector y su potencial de transmisión, pero haymenor evidencia de una relación con el clima. Posible-mente la relación es contrarrestada por otros factores,como los niveles prevalecientes de inmunidad.

El impacto de los extremos en la precipitación (tan-to por exceso como por defecto) también es importanteen la transmisión de enfermedades de origen hídricocomo el cólera, las infecciones gastrointestinales y va-rios tipos de diarrea. Hubo brotes de cólera en Perú,Nicaragua y Honduras cuando el El Niño aumentó laprecipitación en 1997-1998 (WHO, 1999; OPS, 1998).

Desastres de origen tecnológicoCasi un 28 por ciento de la mortalidad total por de-

sastres en América Latina y el Caribe durante el perío-do 1970-2001 se originó en eventos o amenazas decarácter tecnológico (CRED y OFDA, 2003). Este por-centaje incluye derrames químicos, explosiones, el co-lapso de edificios o estructuras, los envenenamientos ylos incendios (excluyendo los forestales), aunque no serelacionen con la industria o el transporte (tales comolos que ocurren en zonas residenciales).

Los desastres originados en amenazas tecnológicastienen un alto costo en términos de sufrimiento huma-no, pérdidas de vidas y daños de largo plazo a la eco-nomía de un país y su capacidad productiva. Las defi-cientes medidas de control del transporte y las emisio-nes o descargas de los procesos industriales puedenconducir a accidentes importantes que comprometenno sólo la salud humana sino también la salud ambien-tal.

Entre estas amenazas se encuentran los derramesde sustancias como el cianuro, el mercurio, el petróleoy otras que resultan peligrosas por ser corrosivas, tóxi-cas, explosivas, inflamables, infecciosas o irritantes. Eluso del cianuro y el mercurio en la extracción del oro,por ejemplo, ha aumentado en el delta del Orinoco yregiones aledañas de Venezuela, en forma proporcio-nal al crecimiento de un 500 por ciento en la explota-ción de este mineral durante la última década. Se cal-cula que sólo en la cuenca del Caroní se han arrojado3 toneladas de mercurio; por otra parte, en 1995 se dioun derrame de millón y medio de litros de desechoscontaminados con cianuro en los ríos Omai y Esequibo,en la vecina Guyana (Filártiga y Agüero, 2001; CSF,

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151Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

2000). Entre algunos grupos de habitantes de laAmazonía, en Brasil y Guyana Francesa, se han encon-trado niveles altos de absorción de mercurio por ingestade peces contaminados como consecuencia de la ex-tracción del oro (UNEP Chemicals, 2002).

El derrame de petróleo más grande registrado en elmundo se produjo en 1979 por la explosión submarinadel pozo Ixtoc en la Bahía de Campeche, México, conun total estimado superior al del Exxon Valdez (CIC,2000). En Brasil y Colombia hay una larga historia derupturas de oleoductos en tierra y derrames costeroscon gran impacto ambiental. Dos de los mayores de-rrames de la historia brasileña ocurrieron en 2000: elprimero afectó la Bahía de Guanabara (ver la secciónde Áreas costeras y marinas); el segundo ocurrió tierraadentro y fue tres veces mayor, afectando los ríos Barigüíe Iguazú. En Colombia, entre 1986 y 2001 la guerrilladinamitó los principales oleoductos del país 905 ve-ces, afectando además en varias ocasiones al vecinopaís de Venezuela (MDN, 2002).

Los incendios en edificaciones ocurren con frecuen-cia en las grandes ciudades. La causa más frecuenteson las sobrecargas en circuitos eléctricos deficientes odeteriorados, pero también pueden originarse en terre-motos. En Managua (Nicaragua) se dio el 77 por cientode los fallecimientos en la región durante 1970-2001por accidentes tecnológicos, en los incendios acaeci-dos como consecuencia del terremoto de diciembre de1972 (CRED y OFDA, 2003). Otros incendios en rasca-cielos de Sao Paulo (Brasil), en 1972) y 1974, dejaronunos 200 muertos (Kuroiwa, 2002).

Un riesgo tecnológico emergente, con impactospotencialmente graves, es la contaminación de culti-vares como el maíz —fundamentales en la actividadeconómica y el consumo básico de grandes grupos hu-manos en la región y el mundo— con especies modifi-cadas mediante la ingeniería genética (Munich ReGroup, 2002a). Esta situación ya ha sido demostradapara el caso de México (ver la sección de Biodiversidad).

La vulnerabilidad de la regiónfrente a los desastres

Aunque parecen golpear sin previo aviso, los de-sastres son predecibles en diversos grados y sus efectosdependen de la vulnerabilidad ambiental y humana(PNUMA, 2002). En casi todos los casos puede señalar-se una acumulación de eventos de impacto relativa-mente menor que compromete la capacidad de respues-ta de los sistemas naturales, aumentando su vulnerabi-lidad. Aunque en este proceso de acumulación no hayun deterioro inmediatamente perceptible en el funcio-namiento del sistema, el mismo se hace evidente cuan-do la zona se ve impactada por un evento de mayorintensidad..

Junto con las amenazas naturales —de orden tectó-nico, hidrometeorológico o biológico (estas agravadasposiblemente por el cambio climático mundial)—, ac-túan los riesgos de origen humano, a menudo relacio-nados con un crecimiento sostenido de la población yde la pobreza (Velásquez y Rosales, 1999). En lo am-biental, tales riesgos incluyen los cambios en el uso delsuelo sin planificación adecuada (con la consiguientedegradación de los ecosistemas), como la tala de terre-nos con bosque nativo para destinarlos a la producciónagropecuaria, la sobreexplotación de la ladera monta-ñosa para la agricultura de subsistencia, la apertura decaminos y la urbanización. Esto se hace sin tomar encuenta medidas de prevención, mitigación y protecciónambiental necesarias para un ordenamiento sostenibledel territorio (CEPAL, 2000).

Ya se ha señalado cómo la subregión del Caribe pre-senta en este respecto —dada su condición insular ylas condiciones climáticas propias del cinturón de hu-racanes— rasgos acentuados de vulnerabilidad ante de-sastres de origen hidrometeorológico, agravados por elproceso de cambio climático global. De manera análo-ga, en Suramérica, partes del nordeste brasileño, laszonas desérticas de Perú y Chile, así como las zonasáridas de Argentina, son particularmente vulnerables auna agudización de la sequía.

A escala urbana, la vulnerabilidad aumenta por lafalta de planificación o controles adecuados, las edifi-caciones mal construidas y la localización de indus-trias y de materiales peligrosos en las zonas urbanas.Estos elementos, entre otros, aumentan el riesgo, espe-cialmente cuando se combinan con áreas de alta peli-grosidad natural (CEPAL, 2000).

Finalmente, hay que recordar que no habría pérdi-das relevantes si las personas o bienes no estuvieranexpuestos (Munich Re Group, 2001), por lo que urgeconsiderar la vulnerabilidad socioeconómica y ambien-tal en toda planificación futura del desarrollo sosteni-ble (CEPAL, 2000). En este respecto, es necesariopriorizar a los pobres, quienes generalmente son losmás afectados, debido a su mayor vulnerabilidad, yporque tienen menores opciones de recuperación.

Impactos de los desastresLos desastres tienen consecuencias negativas que

van más allá del corto plazo y, en ocasiones, producencambios irreversibles en las condiciones económicas,sociales y ambientales (PNUMA, 1999). Entre las cir-cunstancias agravantes debe incluirse, después de losdesastres, el desplazamiento involuntario de poblacio-nes culturalmente arraigadas en el territorio impactado,que se convierten en refugiados ambientales. Las mis-mas operaciones de rescate y recuperación puedendestruir los hábitats y generar enormes cantidades dedesechos. En muchos casos, los ecosistemas no pue-

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

den recuperarse a corto plazo, siendo sustituidos porecosistemas menos resilientes y diversos, y con menorcapacidad para suministrar servicios ambientales bási-cos, como la purificación del agua, la retención de se-dimentos y la protección ante los rigores del clima. Elresultado es una mayor vulnerabilidad futura.

La mejora en los sistemas de prevención, respuestay rehabilitación ha permitido disminuir mundialmentela pérdida de vidas humanas. Sin embargo, la situaciónestá empeorando en dos aspectos: los desastres hidrome-teorológicos ocurren ahora con más frecuencia —posi-blemente por el cambio climático mundial (IPCC, 2001;

La catástrofe de los pequeños desastresLa catástrofe de los pequeños desastres

Una evaluación detallada de la incidencia de desastres de origen natural en nueve países de la región (1988-1997)muestra un total de 17.587 eventos registrados, cifra casi 90 veces mayor que los registros de la base de datosconjunta del Centro para la Investigación de la Epidemiología de los Desastres de Bélgica y la Oficina de la Ayudapara Desastres en el Extranjero de los Estados Unidos (CRED-OFDA, por sus siglas en inglés), donde sólo secontabilizan 196 eventos para esos años en los países seleccionados. El estudio se realizó en Argentina, Colombia,Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Perú y Panamá.

El impacto de estos eventos en pérdida de vidas humanas es semejante al de CRED-OFDA, indicando que losdesastres con fallecimientos están bien recogidos en los registros de CRED-OFDA. Sin embargo, el número deheridos registrado en el estudio regional es 7 veces mayor al registrado por CRED-OFDA, y el número de afectadoses de casi el doble. Alrededor del 83 por ciento de las muertes ocurre en eventos donde mueren menos de 100personas. Estos resultados indican que los miles de pequeños desastres ocurridos cada año —aunque bajocircunstancias de impacto e infraestructura de registro que les impiden ingresar en las estadísticas oficiales , dealguna manera preparan el terreno para los desastres mayores. Si se suman los efectos de todos estos desastreslocales, resultan considerables las consecuencias acumuladas sobre la calidad de vida y recursos de lascomunidades donde suceden. Esto justifica la necesidad de reforzar las capacidades y programas de mitigación,incorporando la búsqueda del desarrollo y la sostenibilidad a escala local en las políticas nacionales einternacionales.

Fuentes: Velásquez y Rosales, 1999; CRED y OFDA, 2003.

Vulnerabilidad de los países del Caribe ante desastres de origen naturalulnerabilidad de los países del Caribe ante desastres de origen natural

Huracanes Terremotos Volcanes Inundaciones Sequía

Antigua & Barbuda

Bahamas

Barbados

Belice

Cuba

Dominica

República Dominicana

Granada

Guyana

Haití

Jamaica

Saint Kitts y Nevis

Santa Lucía

San Vincente y las Granadinas

Surinam

Trinidad y Tabago

Vulnerabilidad alta Vulnerabilidad media Vulnerabilidad baja

Fuente: PNUMA, 2002.

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153Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

WHO, 1999)—, y los efectos económicos de las catás-trofes naturales se están volviendo más severos, comoconsecuencia de las mayores densidades demográficasy la concentración de bienes (Munich Re Group, 1997;1998). Aunque la cantidad de grandes desastres mun-

diales se cuadruplicó entre las décadas de 1950 y 1990,las pérdidas económicas aumentaron quince veces, al-canzando un total de US$652.300 millones entre 1990y 1999 (Munich Re Group, 1997; 1998; 1999; 2000;2001).

Vulnerabilidad ante desastres: un índice georeferenciado para Hondurasulnerabilidad ante desastres: un índice georeferenciado para Honduras

Entre los principales factores de vulnerabilidad ante desastres están las condiciones preexistentes en lo ambiental,demográfico, social e infraestructural. El proyecto CIAT-PNUMA-Banco Mundial ha generado un índice devulnerabilidad georeferenciado para Honduras que combina estos factores, superponiendo mapas con informacióngeográfica para cada uno de ellos.

En cuanto a la vulnerabilidad am-biental, se delinean las zonas en ries-go de deslizamiento e inundación,utilizando datos sobre bosques, ríos,topografía, pendientes, permea-bilidad de suelos y vegetación. Elmapa de vulnerabilidad poblacionalgrafica la densidad demográfica pormunicipio, mientras que en lorelativo a la vulnerabilidad social setrazan datos sobre ingreso para cadamunicipio, categorizados según nivelde pobreza (severa, crítica, media ybaja). Para el mapa sobre vul-nerabilidad infraestructural seutilizan datos sobre tendido eléctricoy caminos por municipio, pon-derados según su carácter primario,secundario y terciario (utilizandocriterios de localización, calidad,tamaño de poblaciones cercanas,existencia de centros de salud ypendientes).

Los cuatro mapas se combinan paramostrar los sesenta municipios demayor prioridad para la prevención yrehabilitación frente a desastres. Lainformación permite contestar conprecisión preguntas como lassiguientes:

· ¿Por qué son más vulnerablesunos municipios que otros?

· ¿Qué se puede hacer al respecto?(mantenimiento de vías, refores-tación, conservación de suelos).

· ¿Adónde pueden enfocarsenuestras intervenciones?

Vulnerabilidad ambiental

Riesgo de derrumbesDerrumbes e inundaciones

Riesgo de inundaciónpor ríosRiesgo de inundaciónpor mal drenaje

0-5 0005 000-10 00010 000-50 00050 000-100 000100 000-1 000 000

0-20

20-40

40-60

60-80

80-100

Población en riesgopor distrito

% infraestructuraen riesgo por distrito

Vulnerabilidad social Vulnerabilidad a la infraestructura

Vulnerabilidad poblacional

0-1010-2020-3030-40

% población enpobreza por distrito

Primeros 10

10-25

25-60

60-291

Riesgo combinado:ambiente, infraestructura,

población y pobreza;por distrito

Fuente: Segnestam y otros, 2000

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Siguiendo la tendencia mundial, durante el período1970-2001 la cantidad de muertes por desastres ha dis-minuido notablemente en la región. La pérdida total devidas en la década de los noventa fue un 38 por cientomenor que la ocurrida durante los setenta (CRED y

OFDA, 2003). Las pérdidas por terremotos, en particu-lar, se han reducido dramáticamente: de 101.704 en ladécada de 1970, a 11.101 en la de 1980 y 2.371 en lade 1990. Ello puede explicarse tanto por la menor inci-dencia de terremotos grandes en zonas densamente

Pérdida de vidas humanas por desastres en América Latina y el Caribe, 1970-1999Pérdida de vidas humanas por desastres en América Latina y el Caribe, 1970-1999

0

20.000

40.000

60.000

80.000

100.000

120.000

140.000

160.000

1970-79 1980-89 1990-99 Total

No

. de

mu

erte

s

Geológicos Tecnológicos* Hidrometeorológicos Epidemias

* Los accidentes tecnológicos incluyen explosiones, colapsos de estructuras, derrames químicos, incendios no forestales,intoxicaciones, accidentes del transporte (terrestre, aéreo o marítimo) y domésticos (explosiones, colapsos, incendios).

Fuente: CRED y OFDA, 2003.

Población afectada y pérdidas económicas por desastres en América Latina y el Caribe, 1970-1999Población afectada y pérdidas económicas por desastres en América Latina y el Caribe, 1970-1999

0

5.000.000

10.000.000

15.000.000

20.000.000

25.000.000

30.000.000

1970-79 1980-89 1990-99

0

10.000

20.000

30.000

40.000

50.000

60.000

Daños (miles de US$)

Dañ

os

(miles

de

US

$)A

feta

do

s(m

iles)

Afectados (miles)

* Los datos sobre afectados incluyen muertos, heridos y desplazados.

Fuente: CRED y OFDA, 2003.

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155Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

pobladas o altamente vulnerables, como por un mejornivel de preparación en varios de los países afectados.Sin embargo, el impacto en pérdida de vidas humanaspor eventos hidrometeorológicos se triplicó entre lasdécadas de 1970 y 1990, alcanzando 59.610 muertesen el último de estos decenios (tras haber descendidolevemente en el de 1980). Es notable, igualmente, elaumento en la pérdida de vidas por epidemias, que escasi nueve veces mayor en la década de 1990 con res-pecto a la de 1970. Por otro lado, los daños económi-cos ocasionados por los desastres de origen naturalmuestran un tendencia creciente en la región, y secuadruplican entre la primera década del período y latercera, pasando de US$ 7.700 millones en el deceniode 1970, a US$27.500 y US$28.500 millones en los de1980 y 1990, respectivamente (CRED y OFDA, 2003).

Respuestas de prevención,mitigación y rehabilitación

La distribución de eventos naturales como los terre-motos, las erupciones volcánicas, las inundaciones ylas avalanchas, es el resultado de condiciones comu-nes en lo tectónico, lo geológico, lo geofísico y lohidrometereológico. Sin embargo, el daño resultante deestos eventos depende en gran medida en las decisio-nes tomadas, las acciones desarrolladas y las tecnolo-gías utilizadas en el proceso de desarrollo.

Dada esta situación, y en vista de los enormes cos-tos económicos, sociales y ambientales que resultan deella, durante la última década se ha prestado especialatención a la preparación, evaluación y mitigación fren-te a los desastres. Algunas preocupaciones clave en esterespecto son las siguientes (UNEP, 1999):

· Las deficiencias en la prevención de desastres, inclu-yendo la zonificación de áreas vulnerables duranteel proceso de planificación del desarrollo.

· La debilidad en los mecanismos de mitigación.

· Las deficiencias y el uso limitado de regulaciones deconstrucción antisísmica, así como la existencia dearreglos administrativos y recursos humanos inade-cuados para su cumplimiento.

· La ausencia de políticas de seguros para sectores debajos ingresos.

· La existencia de sistemas inadecuados de apoyo a lascomunidades afectadas.

· El aumento de la vulnerabilidad por mayor degrada-ción ambiental y aumento de la pobreza urbana.

Muchas de las acciones impulsadas en la AméricaLatina y el Caribe durante el último decenio se dieronen el contexto de la Década Internacional para la Re-

ducción de los Desastres Naturales, declarada por laAsamblea General de la Organización de las NacionesUnidas. Su objetivo de promover la cooperación inter-nacional en este ámbito se vio reforzado por las confe-rencias interamericana y mundial sobre reducción dedesastres naturales, en marzo y mayo de 1994.

En la década de 1980, los ministerios de salud entoda la región habían promovido mecanismos para co-ordinar las respuestas frente a diversos desastres Perofue en el decenio de 1990 que se desarrollósignificativamente el marco institucional y legal para laprevención, mitigación y rehabilitación frente a desas-tres, en los ámbitos nacional, regional e internacional.Varios países de la región —como Guatemala, Brasil,Panamá, Chile y Costa Rica— crearon y fortalecieronsistemas independientes para la protección frente a de-sastres. Promovieron además cambios jurídicos paraextender sus atribuciones a acciones de prevención,aunque todavía dependiendo del financiamiento inter-nacional (OPS, 1998).

Junto a las iniciativas nacionales, hubo esfuerzosde los organismos subregionales para la atención dedesastres en Centroamérica y el Caribe inglés. El Cen-tro de Coordinación para la Prevención de los Desas-tres Naturales en América Central y el OrganismoCaribeño de Respuesta a Emergencias en Caso de De-sastre —establecidos en 1988 y 1991, respectivamen-te— fortalecieron y extendieron sus actividades, adqui-riendo el primero de ellos un carácterintergubernamental en 1993.

A escala regional, en 1992 comenzó el proceso deratificación de la Convención Interamericana para laFacilitación de la Asistencia en Caso de Desastres, pro-puesta por la Organización de Estados Americanos, ylos parlamentos subregionales apoyaron varias iniciati-vas jurídicas sobre desastres. Organismos internacio-nales como el Departamento de las Naciones Unidaspara Asuntos Humanitarios y Médicos Sin Fronteras, es-tablecieron oficinas regionales para América Latina yel Caribe. También a partir de 1992 se crearon variosorganismos técnicos no gubernamentales, incluyendosociedades médicas para emergencias nacionales, laRed de Estudios Sociales sobre la Prevención de Desas-tres (1992) y la Sociedad Iberoamericana para Emer-gencias y Desastres (1996). En 1999, los países del Sis-tema Económico Latinoamericano crearon un mecanis-mo regional de cooperación técnica para las emergen-cias derivadas de desastres naturales, en apoyo a lospaíses centroamericanos y del Caribe. El objetivo deeste mecanismo es reforzar la evaluación y coordina-ción en el ámbito nacional e internacional, para reali-zar análisis de vulnerabilidad, medidas de mitigación yevaluación rápida de daños y necesidades (SELA, 1999).

La experiencia ha demostrado los efectos positivosde la planificación y la construcción de capacidadesinstitucionales para enfrentar todo tipo de desastres. Esteconjunto de acciones también ha dado mayor ampli-

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

tud y profundidad a los procesos estratégicos de infor-mación y educación sobre el tema. La creación delCentro Regional para la Información sobre Desastres sedestaca en este sentido, así como varias convencionestécnicas internacionales.

Un elemento fundamental en este ámbito es el for-talecimiento de los métodos y la producción de datosestandarizados a escala regional, no solo para evitarincompatibilidades durante las emergencias, sino tam-bién para evaluar correctamente pérdidas tras huraca-nes, terremotos e inundaciones, entre otros. En este cam-po, los 30 años de experiencia de la Comisión Econó-mica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en eva-luación produjeron una metodología concreta para es-timar los efectos socioeconómicos de los desastres na-turales en América Latina y el Caribe (CEPAL, 2002b).También son importantes los esfuerzos por identificarla vulnerabilidad de los territorios y las poblaciones anteamenazas naturales y tecnológicas, como ha hecho laCruz Roja para los países del Caribe. Lo mismo intentahacer el Programa de las Naciones Unidas para el De-sarrollo (PNUD) con el proyecto del Índice Mundial deVulnerabilidad.

Cooperación internacionalLa respuesta de la comunidad internacional a los

desastres de la región generalmente ha sido inmediata,con socorro para las situaciones de emergencia yfinanciamiento para la tarea de reconstrucción. Sinembargo, en el caso de los desastres naturales, más del90 por ciento de los fondos están destinados a activida-des de rehabilitación, auxilio y reconstrucción, y sola-mente un 10 por ciento a actividades de prevención(CEPREDENAC, 2002).

Para las décadas de 1980 y 1990, América Latina yel Caribe recibieron del Banco Mundial 31 préstamos(un 32 por ciento del total de préstamos) por US$ 2.491millones (un 38,3 por ciento del monto total para miti-gación y prevención en la región) (Kuroiwa, 2002). Porsu parte, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)aprobó US$1.500 millones de financiamiento nuevorelacionado con desastres en los últimos 10 años, parafacilitar la recuperación de los países afectados, 10 ve-ces más que el promedio anual de los 15 años anterio-res. En 1998 el BID creó, mediante el Mecanismo deReconstrucción para las Emergencias, una fuente de

Acciones regionales para la alerta temprana frente a desastresAcciones regionales para la alerta temprana frente a desastres

La alerta temprana frente a amenazas ambientales se puede enfocar con una perspectiva de corto o de largo plazo.La primera responde a la inminencia o inicio de desastres como inundaciones, incendios, erupciones volcánicas yterremotos, mientras que la segunda se propone aumentar el conocimiento sobre problemas ambientalesemergentes, tales como el impacto del cambio climático y los productos químicos que afectan la salud humana.

Otra forma de hacer alerta temprana, complementaria pero más integral, consiste en impulsar un análisis máscompleto, inspirando acciones frente a problemas ambientales como los indicados, y otros menos evidentes, comola escasez de agua o la pérdida de biodiversidad. El PNUMA contribuye a estos esfuerzos con su División de AlertaTemprana y Evaluación, con proyectos como la serie Perspectivas del Medio Amiente (GEO, por sus siglas en inglés)y los indicadores de sostenibilidad rural para Centroamérica (CIAT, PNUMA y Banco Mundial).

El seguimiento de El Niño de 1997-1998 fue posiblemente la primera vez que el monitoreo climático mundial tuvolas condiciones técnicas y políticas para advertir a las autoridades y al público sobre las probabilidades de cambiosinminentes (WHO, 1999). Para ello se utilizaron modelos climáticos generales basados en la medición y predicciónde las temperaturas oceánicas superficiales. La Agencia Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA, porsus siglas en inglés) ha promovido la celebración periódica de foros climáticos regionales para discutir el estado delclima en la región y alcanzar consenso en la generación de predicciones. Este conocimiento puede utilizarse tantopara la prevención de desastres como para la mitigación y rehabilitación.

En este marco, varios países de América Latina y el Caribe como Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú hanelaborado planes de emergencia específicos para prevenir y mitigar los daños ocasionados por El Niño. Entre lasmedidas de contingencia se incluyen previsiones para el aprovisionamiento de agua en zonas de sequía, la mejoraen la calidad del agua en zonas de inundaciones, el saneamiento básico en asentamientos temporales, elreforzamiento en la vigilancia epidemiológica y la administración de donaciones para desastres.

En Centroamérica, los gobiernos aprobaron en 1999 un marco estratégico para la reducción de la vulnerabilidad ylos desastres, y un plan quinquenal cuya ejecución coordina el Centro de Coordinación para la Prevención de losDesastres Naturales en América Central. El centro ha impulsado la elaboración de propuestas de sistemas de alertatemprana para todos los países del área, con excepción de Belice. Las propuestas se centran fundamentalmente enlos problemas de la sequía.

— —

Fuente: CEPREDENAC, 2002

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157Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

financiamiento de hasta US$ 20 millones por proyectopara acelerar el restablecimiento de servicios, financiarlas reparaciones temporales y apoyar los trabajos delimpieza en el período de rehabilitación (BID, 2000).

La División de Evaluación y Alerta Temprana de laOficina Regional para América Latina y el Caribe delPrograma de las Naciones Unidas para el Medio Am-biente aborda el tema de vulnerabilidad ambiental con-duciendo evaluaciones que ayudan a señalar con pre-cisión los puntos ambientales álgidos. En 1998 colabo-ró en la elaboración de evaluaciones ambientales orien-tadas hacia el desarrollo futuro y la reconstrucción enCentroamérica. De forma similar, cuando Venezuela fueazotada por las inundaciones en diciembre de 1999,envió una misión para llevar a cabo una rápida evalua-ción del impacto causado por el desastre, en respuestaa la petición del Ministerio del Ambiente y RecursosNaturales Renovables de Venezuela. Esto llevó a unaserie de talleres dirigidos a aumentar la capacidad deVenezuela para identificar regiones vulnerables y paraprepararse mejor para los eventos climáticos (PNUMA,2001).

Una estrategia integral para enfrentar losdesastres

El aumento en la degradación ambiental y la pobre-za urbana durante las últimas décadas ha agravado lavulnerabilidad de gran parte de la población regional.Por ello, en el ámbito internacional y regional se buscareducir la vulnerabilidad y los impactos no solo fortale-ciendo los organismos y sistemas de atención de lasemergencias, sino enfocándose en la prevención y lamitigación “no estructural”. Se requiere incorporar laprevención de riesgos al desarrollo sostenible con par-ticipación local y comunitaria, involucrando a las or-ganizaciones no gubernamentales y los grupos ciuda-danos en forma no centralizada. En este marco, surgeuna nueva visión: el desarrollo debe disminuir el riesgomediante una reducción en la vulnerabilidad social,económica y ambiental de las poblaciones y territoriosamenazados.

La mitigación no estructural, en este contexto, bus-ca mantener o restituir los controles naturales. Por ejem-

El NiñoEl Niño de 1997-1998 en Perú: impactos, prevención y mitigación del dañode 1997-1998 en Perú: impactos, prevención y mitigación del daño

En Perú, ha tenido tres niveles de intensidad: leve, moderado y grave. La intensidad leve significa, enpromedio, un aumento del 10 al 20 por ciento de las características climatológicas normales (lluvias leves y algunosdaños), la intensidad moderada evidencia un aumento del 20 al 50 por ciento de las características normales (lluviasmoderadas, daños a la agricultura y a las viviendas) y la intensidad grave corresponde a un incremento mayor al 50por ciento en las características climatológicas normales (lluvias intensas, inundaciones y “huaycos”, nombre localde una caída violenta de agua que arrastra barro, piedras, árboles y otros elementos del paisaje).

El Niño

Clasificación de según su intensidadEl Niño

Intensidad Año Anomalías en la temperaturasuperficial del mar

Muy fuerte 1982 -1983 / 1997 -1998 8 C / 7,5 C / 7,5Fuerte 1933 / 1941 / 1957 / 1972 6 C / 6 C / 6 C / 6 CModeradoDébil

1939 / 1943 / 1953 / 1965 Entre 2 y 3 C1977-1978 Menos de 2 C

En Perú, el fenómeno de de los años 1997-1998 causó pérdidas económicas por un monto de US$3.500millones, incluyendo las pérdidas en infraestructura (carreteras, puentes, sistema de agua y saneamiento),producción (pesca, minería, industria, agro y comercio) y servicios. Un ejemplo del impacto del fenómeno en laactividad económica fue que las exportaciones pesqueras se redujeron en un 76 por ciento.

Sin embargo, es importante anotar que en esta ocasión se realizaron por primera vez inversiones por un total deUS$ 218 millones para prevención de daños. Estas medidas incluyeron la preparación de la infraestructura física, lacapacitación de los recursos humanos y la compra de medicamentos e insumos, entre otras medidas especificas. Enla mitigación del daño causado se invirtieron US$ 158 millones. Un 37 por ciento de los fondos manejados por elMinisterio de Salud (US$ 18 millones) se utilizó en la etapa posterior del evento, para la rehabilitación de losestablecimientos de salud afectados, la construcción de nuevos edificios y sufragar los gastos de atención ytratamiento de enfermedades como cólera, paludismo, dengue, neumonía y otras dolencias.

El Niño

Fuente: OPS, 2000; CAF, 2001; CONAM, 1999.

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

plo, los humedales reducen las inundaciones, los bos-ques disminuyen los deslizamientos de tierra, y los man-glares atenúan el efecto de las tormentas costeras y lasmareas extremas. En general, el buen uso de la tierramantiene saludables los ecosistemas, provee recursosy facilita la mitigación no estructural. Esta opción re-sulta particularmente atractiva en países donde los se-guros contra riesgo y la mitigación estructural alcanzanaltos precios (CEPAL, 2000).

En zonas urbanas, es importante evitar que la ex-pansión del espacio urbano ocurra en áreas vulnera-bles, controlando la inestabilidad del suelo y suminis-trando servicios adecuados de vivienda y saneamientoambiental (particularmente en lo referido a la recolec-ción y disposición de residuos sólidos). Además, es ne-cesario impulsar planes de preparación y mitigaciónfrente a desastres, con acciones de reforestación y de

protección de las zonas forestadas existentes, regulan-do la ocupación del suelo y educando a la ciudadaníaen esta materia (PNUMA-ORPALC, 2001).

La Estrategia Internacional para la Reducción deDesastres, propuesta por las Naciones Unidas en 1999,sintetiza esta visión cuando sostiene que las comuni-dades deben llegar a ser resilientes frente a las amena-zas naturales o técnicas, reduciendo los riesgos que sus-citan estas amenazas como resultado de vulnerabilida-des sociales, económicas o ambientales. Ello requiereavanzar “de la protección contra amenazas al manejodel riesgo, mediante la integración de la prevención deriesgos en el desarrollo sostenible” (ISDR, 1999).

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159Perspectivas del medio ambiente

Cap.

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160

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Medio ambiente ysalud humana

Como puede verse a lo largo del presente capítu-lo, existe una estrecha relación entre la situaciónambiental en América Latina y el Caribe y la sa-

lud de sus habitantes. En esta sección se sintetiza y de-sarrolla la relación entre los factores de riesgo ambien-tal y la situación sanitaria regional, en el contexto de latransición epidemiológica mundial ocurrida en los últi-mos 30 años.

Existen riesgos ambientales para la salud relaciona-dos no sólo con el entorno natural o biológico, sinotambién con el ambiente humano (Smith y otros, 1999;WHO, 2002a). En la región, se estima que hacia 1990un 11,0 por ciento de los años de vida perdidos pormuerte o discapacidad eran atribuibles directamente alas siguientes causas ambientales (en orden decrecien-te): agua y saneamiento inadecuados, contaminacióndel aire urbano, químicos y desechos agroindustriales,contaminación del aire interior, enfermedadesvectoriales (malaria). Esta “carga ambiental de enfer-medad” era en ese momento de un 18,0 por ciento enlos países en desarrollo, en general, y de un 4,5 porciento en los países industrializados (PAHO y UNEP-ROLAC, 2002).

En esta sección se examinan los impactos sanitarioscausados por cambios ecosistémicos (agua, suelo, at-mósfera), siguiendo a Kochtcheeva and Singh (s.f.) y laperspectiva específica de la metodología GEO (ver laIntroducción de este informe). Se excluyen temas deincuestionable importancia como la influencia de losestilos de vida, la conducta personal o el entorno labo-ral u ocupacional (WRI, 1998; WHO, 2002a).

Transición epidemiológica ytransición de riesgos ambientales

En la década de 1970 —sobre todo en los paísesdesarrollados, pero también en las regiones en desarro-llo—, se hizo patente una tendencia (en lo demográfi-co) al envejecimiento de la población y (en loepidemiológico) a la creciente importancia de enfer-medades crónicas y degenerativas, no transmisibles,como causa de morbilidad y mortalidad, con impor-tante influencia de factores ambientales. Asimismo, seencontró que una causa importante de morbilidad ymortalidad en las enfermedades transmisibles e infec-ciosas, prevalentes en los países en desarrollo, eran lastransformaciones ambientales provocadas por la acti-vidad humana.

En este marco se empezó a estudiar la relación en-tre la salud y los cambios ambientales de origen huma-no, particularmente en lo relativo al clima o la conta-minación del agua y el suelo. Inicialmente, el análisisepidemiológico identificaba una interrelación entre treselementos o factores: el ambiente, el huésped y el agen-te. En el ambiente se hallarían los factores extrínsecosde susceptibilidad a la enfermedad: temperatura, hu-medad, presencia de agentes químicos o físicos en elsuelo, el aire, o el agua. En el huésped se encontraríanfactores intrínsecos de susceptibilidad: genéticos,metabólicos, endocrinos. Los agentes serían organismosinfecciosos, sustancias físicas, químicas o alergénicas,así como deficiencias o excesos en la dieta.

Esta perspectiva evolucionó en la década de los se-tentas desde un enfoque lineal a uno caracterizado pormúltiples causas y efectos, como son el estilo de vida,el ambiente social o psicológico, los riesgos ocupacio-nales y la respuesta de los servicios de salud(Laframboise, 1973; Dever, 1976). Desde entonces, cadavez resulta más claro que la salud es el resultado de lainteracción entre las influencias ambientales, modos devida y los componentes de la naturaleza humana. Estaidea de interdependencia se orienta hacia un reesta-blecimiento del equilibrio o la armonía entre las perso-nas y el ambiente, no solo por medio de las actividadescurativas sino también a través de la prevención. Es unaperspectiva cuya implementación implica profundoscambios en nuestra organización social, económica ytecnológica.

En el mundo desarrollado, la transición epidemio-lógica se evidencia en el hecho de que, para 1990, las

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161Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Transición epidemiológica y de riesgos ambientales: el enfoque de la OMSransición epidemiológica y de riesgos ambientales: el enfoque de la OMS

En la década de 1990, como resultado del debate internacional sobre la sostenibilidad ambiental del proceso dedesarrollo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) adoptó un nuevo enfoque para el análisis de la relación entrela salud y el ambiente, y para el desarrollo de indicadores de salud ambiental.

Este nuevo planteamiento se basa en el esquema “presión, estado, respuesta” usado por la Organización deCooperación y Desarrollo Económico (OCDE) para la elaboración de indicadores ambientales. Incorpora además lasnociones de “fuerza impulsora” (para identificar las causas subyacentes de los cambios ambientales), “exposición”(para identificar el modo en que el individuo está expuesto a los agentes de morbilidad o mortalidad, y los absorbe) y“efecto” (para establecer las consecuencias de la exposición, bien sea subclínica o expresada como morbilidad ymortalidad).

Según el análisis de la OMS, en el mundo contemporáneo se está dando una transición de riesgos para la salud en elorden ambiental: desde los riesgos “tradicionales”, relacionados con el impacto de los fenómenos naturales y gradosinsuficientes de desarrollo, a los riesgos “modernos”, asociados con los rasgos de insostenibilidad en el desarrollomismo. En general, los países en desarrollo padecen tanto los riesgos ambientales tradicionales como los modernos.Aunque estos países se encuentran inmersos en un proceso de industrialización (sujeto, por lo tanto, a riesgossanitarios modernos como la contaminación y los estilos de vida insalubres), los beneficios eventuales del desarrollo(tales como un mayor acceso a servicios básicos y de salud) no alcanzan a grandes sectores marginados de lapoblación, que además sufren los riesgos sanitarios tradicionales.

Los riesgos “tradicionales” son generalmente consecuencia de la pobreza o, como queda dicho, de la exclusión delos beneficios del proceso de desarrollo. Entre estos riesgos se pueden mencionar la falta de acceso a agua potable, ladisposición inadecuada de excretas y desechos, la contaminación del aire doméstico por polvo, hongos y humoproveniente de la combustión de materiales fósiles para cocinar y alumbrar, la contaminación de alimentos consustancias patógenas, la exposición al impacto de las sequías, inundaciones y terremotos, la contaminación conplomo proveniente de cerámicas y pinturas, y los accidentes o enfermedades originadas en la agricultura e industriade pequeña escala o artesanal. La falta de seguridad alimentaria relacionada con el acceso insuficiente a tierrasproductivas , y las severas deficiencias nutricionales consiguientes, deben señalarse como uno de los riesgos“tradicionales” de mayor impacto en términos de la morbilidad y mortalidad de gran parte de la población mundial.

Los riesgos “modernos”, por su parte, se originanfundamentalmente en procesos de industrializaciónsin salvaguardas suficientes para prevenir o mitigarlos problemas sanitarios y ambientales conexos.Incluyen peligros como la acumulación de desechossólidos peligrosos, la contaminación aérea poremisiones industriales o vehiculares en zonasurbanas, la contaminación de recursos hídricos condesechos industriales o agrícolas y aguas residualesurbanas, el uso inadecuado de sustancias químicas oradiactivas utilizadas en nuevas tecnologíasagrícolas o industriales, los accidentes de tránsito,las enfermedades infecciosas emergentes oreemergentes, los cambios producidos en el clima yla atmósfera (como el agotamiento de la capa deozono y el efecto invernadero), la violencia u otrosefectos psicosociales del ambiente urbano, y elabuso de drogas como el tabaco y el alcohol, entreotras.

Hablando en términos generales, los riesgos tradicionales y modernos derivan de actividades que atentan contra lasalud a través de la concentración de emisiones en el aire, agua, suelos o alimentos. La exposición a estos riesgosdepende de factores sociales y económicos (la pobreza, como se mencionó, es un factor de riesgo fundamental), perotambién hay factores individuales, como los antecedentes genéticos y nutricionales, el sexo, la edad y el estilo devida. Los niños menores de cinco años son particularmente susceptibles (aún en el periodo prenatal), no sólo porque

——

incorporan más agua y aire en relación con su peso, sino también por las características de sus procesos de elimina

Infecciones respiratoriasagudas: 4,1 millones deniños menores de 5años fallecidos en paísesen desarrollo, 1993

Manejo de casos

65%

Ambientedoméstico

75%

Ambienteexterior

10%

Lactanciamaterna

3%

Vitamina A10%

Tos ferina,malaria,sarampión,SIDA30%

Vacunación

25%

Bajo pesoal nacer

15%

Nutrición

30%

Infecciones respiratorias agudas y riesgosatribuibles en niños de países en desarrollo, 1993

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162

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

enfermedades crónicas o degenerativas representabanel 86 por ciento de todas las causas de defunción, mien-tras que las enfermedades transmisibles sólo explica-ban el 6 por ciento (WRI, 1998).

La misma tendencia se observa en los países en de-sarrollo, aunque en grado significativamente menor:para ese año, las enfermedades crónicas explicaron el47 por ciento de las defunciones, y las enfermedadestransmisibles el 42 por ciento. A diferencia de épocasanteriores, en la actualidad la contribución relativa delas enfermedades crónicas al perfil de mortalidad enestos países es tan importante como la de las enferme-dades transmisibles.

En las Américas, a finales de la década de los no-venta, las enfermedades no transmisibles originaron el49,7 por ciento de la mortalidad de la población adul-ta. Por otro lado, los años de vida potencial perdidosen la América Latina y el Caribe de habla hispana co-rrespondieron en un 48 por ciento a estas enfermeda-des, y en un 30 por ciento a las enfermedades transmi-sibles y las causas maternas y perinatales (Castillo-Salgado, 2000).

Esta transición epidemiológica también se relacio-na con una transición de riesgos para la salud en elorden ambiental: desde los riesgos “tradicionales”, re-lacionados con el impacto de los fenómenos naturalesy grados insuficientes de desarrollo, a los riesgos “mo-dernos”, asociados con los rasgos de insostenibilidaden el desarrollo mismo (WHO, 1997; Chelala, 2000).

Las principales fuerzas impulsoras en la transiciónde riesgos son la dinámica poblacional, el grado de ur-banización, el peso relativo de la pobreza y la desigual-dad, el nivel de desarrollo de la ciencia y la tecnologíay los patrones de producción y consumo que caracteri-zan el proceso de desarrollo económico en la sociedadactual. Entre los posibles efectos sanitarios más impor-

tantes se encuentran —en distinto grado, según el mo-mento en la transición— las infecciones respiratoriasagudas, las infecciones intestinales y diarreas (tantoemergentes como reemergentes), las lesiones y enve-nenamientos, las enfermedades respiratorias crónicas,cardiovasculares y mentales, y las neoplasias malignas.

Debido a las muchos factores involucrados en estosprocesos, la respuesta a los riesgos ambientales para lasalud trasciende las medidas estrictamente sanitarias osectoriales: se requiere de un enfoque integrado quetransforme las políticas sociales y económicas, impul-sando la satisfacción de las necesidades básicas de lapoblación, el uso de tecnologías limpias, el manejo deriesgos, el monitoreo y control de la contaminación, laeducación pública preventiva, un nuevo sentido de res-ponsabilidad social por parte del sector empresarial, asícomo nueva legislación e incentivos para prevenir eldesarrollo de riesgos sanitarios (Capra, 1985; WHO,1997; Briggs, 1999).

Degradación antropogénica de lanaturaleza y riesgos para la salud

Desde el punto de vista de los cambios ambientalesy sus implicaciones para la transición epidemiológica,es importante identificar —a grandes rasgos— las for-mas mediante las cuales la degradación antropogénicade los ecosistemas naturales puede presentar riesgospara la salud humana. Tres grandes grupos de factoresambientales de riesgo se destacan bajo un enfoqueecosistémico: aquellos relacionados con el agua, el sue-lo y la atmósfera (Kochtcheeva y Singh, s.f.).

Impactos relacionados con el agua

La contaminación del agua para consumo humanoconstituye la principal preocupación en el caso de la

3

Transición epidemiológica y de riesgos ambientales: el enfoque de la OMSransición epidemiológica y de riesgos ambientales: el enfoque de la OMS (continuación)

ción de sustancias —llevadas a cabo por el hígado y los riñones, los cuales aún están inmaduros—, así como por laalta tasa de reproducción celular de sus organismos, que los hace más vulnerables a los efectos de sustanciascancerígenas y neurotóxicas.

El último informe de la OMS sobre la salud mundial presenta estimaciones detalladas sobre 27 factores de riesgo paratodas las regiones, incluyendo su impacto en la carga global de enfermedad, así como en la mortalidad y la incapaci-dad. Entre los factores de riesgo analizados hay cinco que se definen como de carácter específicamente ambiental:agua no segura, salubridad e higiene; contaminación del aire urbano; humo doméstico de combustibles sólidos;exposición al plomo, y cambio climático. Otros factores de riesgo también se relacionan con causas de carácterambiental; entre ellos están la nutrición deficiente en niños y madres, así como los cancerígenos y las partículasaéreas en ambientes ocupacionales.

La ilustración muestra el peso de distintos factores de riesgo, para el caso del grupo de infecciones respiratoriasagudas.

Fuentes: WHO, 1997, 2002; Corvalán y otros, 1997; Briggs, 1999; Smith y otros, 1999; Chelala, 2000; Kay y otros, 2000; OPS, 2002.

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163Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

Degradación de los ecosistemas y consecuencias para la salud humanaDegradación de los ecosistemas y consecuencias para la salud humana

Ecosistemas

Atmósfera

Tierra

Agua

Fuerzas impulsoras Cambios ecológicos Impactos en la salud humana Ejemplos regionales

Clima

Aire

Coberturavegetal

Suelos

Mares ycostas

Agua dulce

Combustión de materiasfósiles: emisionesvehiculares e indus-triales, incendios fo-restales, biomasa pa-ra cocinar

Combustión de materiasfósiles: emisionesvehiculares e indus-triales, incendios fo-restales, biomasa pa-ra cocinar

-Deforestación-Ampliación de mono-

cultivos con insu-mos agroquímicos

-Desestabilización y con-taminación de sue-los por deforesta-ción, monocultivosy minería

-Cambio climático-Emisiones de aguas resi-

duales (domésticas eindustriales)

-Derrames accidentales

-Construcción de infraes-tructura hidroeléctri-ca

-Emisiones de aguas resi-duales y otros conta-minantes (domésti-cos e industriales)

-Derrames accidentales-Sobreexplotación de

acuíferos

-Calor excesivo, cambiosde precipitación y hu-medad

-Sequías e inundaciones-Condiciones favorables

para el desarrollo devectores (insectos,roedores)

-Acumulación de conta-minantes peligrosos

-Agotamiento de la capade ozono

-Mayores temperaturas-Nitrificación de suelos y

aguas-Deterioro de equilibrios

ecosistémicos y pro-liferación de plagas

-Incendios forestales-Desertificación-Acumulación de conta-

minantes en cadenasalimenticias

-Degradación y contami-nación de suelos

-Acumulación de conta-minantes en cadenasalimenticias

-Aumento en el nivel delmar

-Deterioro de ecosistemasmarinos, mortalidadde fauna marina

-Nitrificación y mareas ro-jas

-Acumulación de conta-minantes en cadenasalimenticias

-Alteración de cursos y há-bitats fluviales

-Deterioro de la calidaddel agua superficial ysubterránea

-Acumulación de conta-minantes en cadenasalimenticias

-Pérdidas humanas porinundaciones

-Desnutrición-Malaria, dengue, arbovi-

rus, cólera

-Enfermedades respirato-rias

-Mayor exposición a rayosultravioleta, con efec-tos cancerígenos, mu-tagénicos y debilita-miento del sistema in-munológico

-Fiebre hemorrágica trans-mitida por ratas

-Malaria-Exposición a alimentos

contaminados conagroquímicos: efectoscancerígenos, muta-génicos

-Exposición a alimentoscontaminados conagroquímicos: efectoscancerígenos, muta-génicos

-Exposición a mercuriopor minería

-Malaria y cólera-Gastroenteritis e infeccio-

nes intestinales-Irritación de piel y ojos-Intoxicaciones-Disfunciones hepáticas

-Malaria y cólera-Gastroenteritis e infeccio-

nes intestinales-Irritación de piel y ojos-Intoxicaciones-Disfunciones hepáticas

-Epidemias en Ecuador,Perú, Bolivia,Colombia,Venezuela, Guyana,Surinam, Nicaragua,Honduras

-Toda la región-Sur de Chile: alerta por

rayos ultravioleta

-Venezuela

-América Central-Toda la región

-Bolivia, Brasil,Colombia, Perú,Surinam yVenezuela

-Golfo de México-Perú y otros países en

Sudamérica

Toda la región

Fuente: Adaptado de Kochtcheeva y Singh, s.f. ; WHO, 1999; OPS, 1998.

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164

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

degradación del ecosistema acuático. El agua contami-nada con excretas y otros desechos no tratados o trata-dos en forma inadecuada se convierte en una vía dediseminación de enfermedades trasmisibles en la región:amebiasis, hepatitis A y E, disentería por shigella, fiebreparatífica, fiebre tifoidea, infecciones causadas porrotavirus y cólera (OPS, 1998). La calidad del agua tam-bién puede comprometerse por sustancias químicas,tales como los nitratos (provenientes de fertilizantes ytanques sépticos), el arsénico, el plomo y los contami-nantes orgánicos persistentes. Actualmente hay unos100.000 compuestos sintéticos en uso, que pueden lle-gar hasta el ambiente acuático y acumularse en la ca-dena de alimentos. Estos compuestos persistentes re-presentan un grupo muy dañino para los ecosistemas yla salud humana (EHN, 1997).

También hay importantes efectos sobre la salud hu-mana como consecuencia del daño a las aguas costerasy oceánicas profundas; cuando las aguas residuales sondescargadas en las aguas del mar, la contaminaciónpuede ser tan alta que contamine las playas adyacen-tes, con riesgo para la salud humana por transmisiónde enfermedades diarreicas, de la piel y de las mucosas.En el Golfo de México ha habido casos de infeccionesgastrointestinales, irritación de la piel y ojos, intoxica-ción y disfunción hepática como resultado del contac-to con aguas marinas (Kochtcheeva and Singh, s.f.).

Estos factores de riesgo se agravan por la falta deacceso a agua potable y al saneamiento básico (aun-que, por otro lado, los niveles excesivos de fluorurosutilizados en la potabilización del agua también estánasociados con algunas formas de cáncer y fluorosis den-tal) (OPS, 1998). Hacia 1990, un 5,5 por ciento de losaños de vida perdidos por muerte o discapacidad en laregión eran atribuibles a esta causa (PAHO y UNEP-ROLAC, 2002). Se estima que cada punto porcentualde aumento en la cobertura de acceso evitaría unamuerte infantil por mil nacidos vivos (OPS, 2002a).

Entre 1971 y 1998, la cobertura regional de co-nexión de agua domiciliaria (o fácil acceso a la misma)pasó de un 53 a un 85 por ciento de la población; estosignifica que hay todavía una sétima parte de la pobla-ción regional sin acceso a este recurso (OPS, 2001a).Además, la OPS señala que el 60 por ciento de la po-blación regional con conexiones domiciliarias está ser-vida por sistemas hidráulicos con funcionamiento in-termitente, y procedimientos de control, vigilancia sa-nitaria y certificación de calidad casi inexistentes, ob-servándose la necesidad de una intervención constantepara el combate de diarreas y otras enfermedades deorigen hídrico en esta población. Solamente un 24 porciento de la población regional cuenta con sistemasefectivos de vigilancia de la calidad del agua (OPS,1998). La OPS también señala que los sistemas defini-

© R. Burgos

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165Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

dos como de “fácil acceso” representan generalmenteun riesgo significativo para la salud, sobre todo paraniños y ancianos (OPS, 2001a).

En cuanto al acceso a los sistemas de saneamiento,la cobertura pasó del 59 al 79 por ciento entre 1980 y1998 (no hay datos para años anteriores), pero en el 86por ciento de la población cubierta en el último año, setrata de sistemas de alcantarillado sin tratamiento deefluentes. Solo un 13,7 por ciento de las aguas residualesrecolectadas recibe algún tratamiento, con niveles deeficiencia —por lo demás— muy bajos (OPS 2001a).

Otro riesgo sanitario relacionado con los recursoshídricos es la acidificación de las aguas superficiales(principalmente lagos y reservorios) —como resultadode las emisiones de dióxido de azufre por la industriapesada y los vehículos automotores—, que facilita elflujo de metales pesados y permite elevar a niveles da-ñinos su concentración en las aguas para consumo hu-mano. Aunque hasta ahora este riesgo se ha presentadofundamentalmente en los países industrializados deNorteamérica y Europa, extensas zonas de Brasil, Co-lombia, México y Perú podrían enfrentar el impacto dela acidificación hacia 2050 (SEI, 2002).

Las enfermedades infecciosas intestinales —comocausa de años potenciales de vida perdidos por muerteprematura o discapacidad (APVP)— se desplazaron delsegundo lugar en 1980 (10,2 por ciento), al décimo lu-

gar en 1994 (3,7 por ciento); esta reducción del 70 porciento está en relación con una cobertura más ampliade la rehidratación oral, la lactancia materna y el sumi-nistro de agua potable (OPS, 1998). Sin embargo, enpaíses como El Salvador y Paraguay los APVP por in-fecciones intestinales todavía ocupan un lugar impor-tante y requieren una intervención constante para elcombate de diarreas y otras enfermedades de origenhídrico (OPS, 1998). También es importante señalar quelas enfermedades infantiles prevalecientes, principal-mente la diarrea y las infecciones respiratorias agudas,representan la más alta proporción de visitas a los ser-vicios de salud y son una causa importante de hospita-lizaciones (OPS, 1998).

Impactos de la degradación del suelo

En relación con la degradación de ecosistemas te-rrestres, los factores de riesgo principales son la deses-tabilización y contaminación de los suelos, que resul-tan de la deforestación, la expansión de la agricultura yla minería.

La deforestación puede producir efectos dañinos yhasta mortales para la salud humana, a través de loscambios en el ambiente. Los siguientes mecanismos hansido identificados (PRB, 2001):

Carga de enfermedad relacionada con laCarga de enfermedad relacionada con lafalta de agua potable, saneamiento e higienefalta de agua potable, saneamiento e higiene(como porcentaje del total de años de vida(como porcentaje del total de años de vidaperdidos por discapacidad)perdidos por discapacidad)

<0,5%0,5-0,9%1-1,9%2-3,9%4-7,9%8-15,9%>16%

Proporción de añosvividos con discapacidadatribuibles al factorde riesgo seleccionado

Fuente: WHO, 2002a.

© WHO/TDR 2003

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

· Menor precipitación, temperatura ambiental más alta,más inundaciones: cuando se remueven los árbolesel clima se vuelve progresivamente árido: el suelopierde la capacidad de absorber y retener el agua yliberarla lentamente. Se ha demostrado que la preci-pitación es un 30 por ciento más baja y la temperatu-ra 1 grado centígrado más alta en áreas deforestadasde la Amazonía.

· Pérdida de alimentos, medicinas y combustible: lasupervivencia de plantas y animales se ve amenaza-da cuando se remueven los árboles.

· Disminución de las cosechas y pérdida de nutrientesvitales, porque los árboles sirven como barrera a laerosión del suelo, asegurando que se recuperen losnutrientes.

· Diseminación de enfermedades tropicales, por proli-feración de los vectores.

· Exacerbación de los cambios del clima: cuando losárboles crecen, absorben carbono de la atmósfera ylo almacenan en sus tejidos: al removerlos, el carbo-no es liberado en la atmósfera como dióxido de car-bono que atrapa la energía del sol y aumenta la tem-peratura global.

En la agricultura, el uso intensivo de agroquímicosy la práctica del monocultivo, en particular, provocanuna contaminación de los suelos y los alimentos con

nitratos, sustancias orgánicas y metales pesados quecausan miles de casos de intoxicaciones agudas en todala región y tienen efectos potenciales cancerígenos ymutagénicos a largo plazo. Además, este tipo de agri-cultura perturba de manera severa el equilibrio entreflora y fauna en los ecosistemas, favoreciendo la proli-feración de plagas que pueden tener efectos perjudi-ciales para la salud (ver la sección deTierra).

Como ya se ha dicho, el uso elevado de fertilizan-tes afecta no sólo los suelos sino también los cuerposde agua (superficiales o subterráneos). Otros desechoso residuos de los procesos agrícolas también tienen im-pactos análogos. Los compuestos orgánicos persisten-tes utilizados como plaguicidas no se degradan con fa-cilidad y se mantienen por muchos años en el ambien-te, acumulándose en los niveles superiores de la cade-na de alimentos, en los tejidos animales y humanos,interactuando con el sistema endocrino y las hormo-nas, afectando los procesos reproductivos y de desa-rrollo y causando daño neurológico e inmunológico alos humanos y otras especies animales (PNUMA, 2000).

También metales pesados como el plomo y el mer-curio están contaminando el suelo, las fuentes de aguay el aire. Ya se ha indicado que en muchos casos estosmetales provienen de la actividad minera, países comoBolivia, Brasil, Colombia, Perú, Surinam y Venezuela.

Es importante de mencionar que en la región hanaumentado recientemente dos enfermedades vincula-

Se estima que, hacia 1990, un 2,0 por ciento de los años de vida perdidos por muerte o discapacidad en la región eranatribuibles a la contaminación por químicos agroindustriales y otros desechos (PAHO y UNEP-ROLAC, 2002).

Los desechos industriales pueden combinarse con los domésticos y exponer a la población a riesgos químicos oradiactivos. Los desechos orgánicos no recolectados implican riesgo porque fermentan, creando las condicionesfavorables para la supervivencia y multiplicación de patógenos, especialmente cuando se mezclan con residuosfecales como resultado de la falta de eliminación adecuada de excretas. Los desechos orgánicos también puedenconstituir medio natural para la supervivencia y reproducción de insectos, roedores y otros animales que son enteropatógenos o portadores de ellos. Los desechos sólidos no recolectados pueden obstruir el flujo de agua, resultando eninundaciones o creación de agua estancada que pueden constituir hábitat adecuado para vectores de enfermedadestrasmitidas por agua o tropicales.

Los grupos en riesgo son numerosos: la población de las áreas no servidas, especialmente los preescolares (estánexpuestos al entrar en contacto con los desechos no recolectados mientras juegan); las personas que manipulan losdesechos (de manera formal o informal); los trabajadores de empresas que producen material tóxico o infeccioso; laspersonas que viven cerca de los lugares donde se eliminan los desechos sólidos.

Pero aún cuando los desechos sólidos sean recolectados, pueden ocurrir serios riesgos de salud para la población si sedispone de ellos en forma inadecuada. El agua que se usa para beber puede contaminarse con agentes químicos omicrobiológicos si los desechos son introducidos en los ríos o encima de mantos acuíferos vulnerables. La deposiciónde desechos sólidos en ríos, lagos o mares puede resultar también en acumulación de sustancias tóxicas en la cadenade alimentos y su incorporación por plantas y animales.

El problema de los desechos sólidos y los riesgos para la saludEl problema de los desechos sólidos y los riesgos para la salud

Fuentes: WHO, 1997.

Page 167: GEO America Latina y el caribe

167Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

das (entre otras causas posibles) con la exposición cró-nica a contaminantes químicos: las neoplasias malig-nas y las anomalías congénitas (OPS, 1998).

Impactos de la composición del aire y loscambios atmosféricos

En la atmósfera, tanto los eventos climáticos comola composición del aire pueden tener un impacto sani-tario importante. Como se señala en la sección de At-mósfera, además de la contaminación externa debida alas emisiones vehiculares e industriales, también haycontaminación del aire interior provocada por el humodel cigarro, partículas orgánicas (polen, insectos,microorganismos), partículas no biológicas tales comohumo, plomo, óxido de carbono, asbesto y otros quí-micos sintéticos, entre otros. La degradación del aireinterno está asociada a varios efectos sanitarios: irrita-ción de los tejidos, patologías crónicas y diferentes ti-pos de cáncer (WHO, 1999b). Se estima que hacia 1990la contaminación del aire urbano era responsable deun 3,0 por ciento de APVP en América Latina y el Cari-be (PAHO y UNEP-ROLAC, 2002).

El tipo y nivel de contaminación del aire interiordepende sobre todo de la fuente de energía que se usapara preparar alimentos e iluminar las casas o edificios.En América Latina, solo un quinto de la población utili-

za biomasa, un factor de riesgo “tradicional”; aunquese trata de la segunda proporción más baja en el mun-do —luego de los países con economías de mercadodesarrolladas— ello representa 80 millones de perso-nas (WRI y otros, 1998). En algunas partes de Suda-mérica, más del 50 por ciento de la población usa com-bustibles sólidos para cocinar (WHO, 2002a).

En relación con el aire exterior, los contaminantesmás importantes son el ozono, el dióxido de azufre, losóxidos de nitrógeno, las partículas suspendidas, elmonóxido de carbono, el ozono, el plomo y otros me-tales, que se originan como resultado de emisionesvehiculares, de plantas generadoras de energía a partirde combustibles, plantas petroquímicas y refinerías(WHO, 1999b; Yassi y otros, 2002). Los efectos críticosde estas sustancias son la irritación pulmonar, la inter-ferencia con el crecimiento fetal y el desarrollo infantil,el facilitar la infección viral, la bronquitis y la neumo-nía, el empeoramiento de los problemas cardiacos, elasma y la enfisema (WHO, 1999b).

En 1992 se estimó que 76 millones de personas enlas áreas urbanas de América Latina, tales como SaoPaulo, Río de Janeiro, Santiago y ciudad de México,estaban expuestas a contaminantes aéreos que exce-dían los límites máximos recomendados por OMS. EnSao Paulo y Río de Janeiro, estos niveles de contamina-ción resultaron en 4.000 casos anuales de muertes pre-

Proporción de añosvividos condiscapacidadatribuibles al factorde riesgoseleccionado

<0,5%

0,5-0,9%

1-1,9%

No hay datos

Carga de enfermedad relacionada con la calidad del aire (como porcentaje del total deCarga de enfermedad relacionada con la calidad del aire (como porcentaje del total deaños de vida perdidos por discapacidad)años de vida perdidos por discapacidad)

Fuente: WHO, 2002a.

Humo interior de combustibles sólidos Contaminación del aire urbano

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168

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

maturas (CETESB, 1992). En Chile, México y Brasil seha observado que un aumento de 10 microgramos pormetro cúbico de partículas suspendidas coincide conaumentos de 0,6 a 1,3 por ciento en la mortalidad deadultos mayores de 65 años (OPS, 1998). Se estima quela contaminación del aire puede producir 140.000muertes prematuras por año en la región durante lospróximos veinte años ( Lvovsky, 2001).

La contaminación del aire causada por incendiosforestales también tiene impactos graves en la salud dela población regional. Además de los impactos direc-tos, tales como muertes y lesiones humanas, estos in-cendios liberan partículas de diferentes tamaños y otrassustancias que tienen consecuencias sanitarias impor-tantes (como monóxido y dióxido de carbono, hidro-carburos aromáticos polinucleares, aldehídos, ácidos

orgánicos, componentes orgánicos volátiles o semivo-látiles y ozono). Los incendios en Brasil en 1997 causa-ron un aumento del 40 por ciento en las enfermedadesrespiratorias en Manaus y 10.000 visitas a hospitales enla región del Amazonas (Cochrane, 2002).

Otro impacto de la contaminación del aire es el ago-tamiento de la capa de ozono, particularmente en elhemisferio sur, donde el proceso es más severo (ver lasección de Atmósfera). El aumento en la radiaciónultravioleta aumenta el riesgo de cataratas y de cáncerde la piel, y deteriora las funciones inmunológicas (OPS,1997).

Finalmente, es necesario considerar el impacto sa-nitario de los problemas atmosféricos relacionados conel cambio climático (ver la sección de Atmósfera). En-

Impacto en la salud por diversos contaminantes aéreosImpacto en la salud por diversos contaminantes aéreos

Dióxido deazufre

Monóxido decarbono

Dióxido denitrógeno

Ozono

Partículassuspendidas

Plomo

Produce tos y afecta los pulmones. En Chile se compararon diferentes áreas con distintos nivelesambientales de SO (70 g/m vs. 130 g/m de media anual durante tres años); la prevalescen-cia de síntomas respiratorios crónicos fue mayor en la zona con la media anual más alta (30% vs.14% para la tos crónica y 14.3% vs. 6.1% para las dificultades respiratorias).

Afecta el crecimiento fetal y el crecimiento orgánico y muscular en los niños.

Aumenta la posibilidad de contraer infecciones virales: irritación pulmonar, bronquitis yneumonía. En la Ciudad de México, un estudio longitudinal de visitas hospitalarias de emergen-cia entre niños menores de 15 años encontró que los niveles diarios de NO se correlacionabancon afecciones respiratorias superiores.

Irrita el sistema respiratorio y agrava los problemas cardíacos, el asma, la bronquitis y enfisema.Varios estudios realizados en la Ciudad de México ilustran la asociación de concentracionesagudas diarias de O con la salud respiratoria. Además, estudios experimentales en animales yhumanos han demostrado que el O aumenta la permeabilidad de las vías respiratorias, provocainflamación de estas vías y disminuye la capacidad bacteriana, genera alteraciones estructuralesdel pulmón y acelera su envejecimiento.

En Chile y México se ha encontrado un aumento de entre 0,5 y 0,8% en las defunciones diariascomo resultado de un incremento de 10 g/m en las partículas suspendidas totales de diámetromenor a 10 micras (PST ); en Sao Paulo, las defunciones en personas mayores de 65 añosaumentó 3%. En Chile, estudios orientados a determinar el impacto de la contaminación porpartículas suspendidas en las emergencias respiratorias y las visitas médicas también sugierenuna asociación positiva. En forma análoga, se han encontrado correlaciones entre la mortalidadinfantil por pulmonía y una reducción en función pulmonar infantil en Río de Janeiro y Cubatao,Brasil.

Afecta los sistemas circulatorio, reproductivo, nervioso y renal; provoca hiperactividad yproblemas de aprendizaje en los niños. Estudios realizados en México han encontrado que laconcentración de plomo en los huesos de la madre se correlacionan negativamente con el pesode neonato, y que el nivel de plomo en la sangre se correlaciona también negativamente con elcoeficiente intelectual de niños de 9 a 12 años.

2

2

3

3

10

3 3

3

Impacto en la saludContaminante

Fuente: WHO, 1999b; Chelala, 2000.

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169Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

tre los impactos de los extremos de temperatura y pre-cipitación está el aumento de la transmisión de enfer-medades asociadas a la calidad del agua disponible parauso humano (como el cólera, las infecciones gastro-intestinales y diversas diarreas) y el desarrollo y prolife-ración de vectores de enfermedades epidémicas (comola malaria, el dengue, el mal de Chagas, la fiebre ama-rilla y la peste bubónica). Los cambios señalados acor-

tan el período de incubación del patógeno y los vectoresse vuelven infecciosos más rápidamente. El aumentoen la temperatura también acelera el ciclo vital o per-mite que el vector colonice áreas que solían estar másfrías. La temperatura también afecta la conducta de loshumanos, modificando las condiciones de exposición(WHO, 1999a).

Un síntoma probable del impacto de las actividades humanas en el proceso de cambio climático es la inusualfrecuencia y duración del fenómeno en los últimos cincuenta años (IPCC, 2001; ver la sección de ).

Hay evidencia de que está asociado con un aumento en el efecto de los desastres naturales y el número devíctimas en varias regiones del mundo, incluyendo América Latina y el Caribe (WHO, 1999a) (ver la sección de

). Por ejemplo, el efecto de a lo largo de la costa oeste de Sudamérica es muy fuerte, particularmenteen Perú y Ecuador. Casi todos los episodios de se acompañan de lluvia intensa en esta región. En Perú, duranteEl Niño de 1997-1998, hubo 12 días en que la precipitación diaria en Piura, en el norte, fue equivalente a la mitad dela precipitación anual normal, y en Talara hubo un día que llovió cinco veces esa cantidad; 22 de los 24 departamen-tos del país recibieron un impacto severo, con 67.068 familias afectadas y más de 20.000 viviendas destruidas(WHO, 1999a).

Desastres como estos tienen un impacto adicional sobre el riesgo de muertes, al provocar un desplazamiento de laspoblaciones afectadas y condiciones de hacinamiento a veces por tiempos prolongados en ciertos puntos geográfi-cos. Los trastornos mentales y neurológicos como consecuencia del estrés por desastres contribuyeron en un 10 porciento al total de años potenciales de vida perdidos por todas las enfermedades y accidentes en 1990, cifra queaumentó a 12 por ciento en el año 2000 (WHO, 2001a).

Un número creciente de estudios muestran también que el fenómeno de está asociado con cambios en elriesgo de enfermedades trasmitidas por vectores que anidan en el agua y que dependen de la disponibilidad de aguaestancada. Las epidemias más graves de malaria en Sudamérica han ocurrido generalmente en el año posterior alinicio de un evento , ya sea en asocio con un aumento en la precipitación —por ejemplo en Bolivia, Ecuador yPerú en 1983—, o, por el contrario, con una reducción en las lluvias y escorrentía (como en Colombia y Venezuela envarios años), que favorece la multiplicación de criaderos del mosquito vector (WHO, 1999a). En Guyana y Surinamse reportan epidemias en lapsos de cinco años, lo cual sugiere una vinculación con ciclos climáticos. En el caso deldengue, la evidencia de una correlación con el clima es menor: aunque se vincula igualmente con aumentos en laprecipitación, que afectan la densidad del mosquito vector y su potencial de transmisión, ello puede ser contrarresta-do por otros factores como la inmunidad prevaleciente.

También es importante el impacto de los extremos de precipitación (tanto por exceso como por defecto) en latransmisión de las enfermedades de transmisión fecal-oral que se diseminan cuando el agua o los alimentos estáncontaminados con materia fecal. Ejemplo de tales enfermedades son el cólera, la fiebre tifoidea, las infeccionesgastrointestinales y diversas diarreas. En Honduras, Nicaragua y Perú hubo brotes de cólera relacionados con elaumento en la precipitación asociado a en 1997-1998 (WHO, 1999a; OPS, 1998). Luego de una inundaciónpueden ocurrir brotes de esas enfermedades si las aguas estancadas se contaminan con desechos humanos oanimales. En caso de sequía, por el contrario, disminuye la cantidad de agua disponible para el lavado y la higiene yaumenta el riesgo de enfermar (WHO, 1999a).

Finalmente, se ha sugerido una posible vinculación entre el calentamiento de aguas oceánicas superficiales pory la proliferación de algas marinas que causan intoxicación de mariscos consumidos por la población (OPS,

1998; WHO, 1999a; WHO 1999c).Otra preocupación regional asociada a es el impacto de partículassuspendidas en vientos provenientes del desierto africano, que alcanzan el Caribe afectando la salud humana y losecosistemas naturales. Estos vientos se producen como consecuencia de un agravamiento de la sequía en Áfricaoccidental, vinculado con . En lugares como Barbados y las Islas Vírgenes, la arena tenían patógenos africanoscapaces de infectar plantas, animales y seres humanos (WHO, 2003).

El Niño Atmósfera

El Niño

Desastres El NiñoEl Niño

El Niño

El Niño

El Niño

ElNiño

El Niño

El Niño

Impactos deImpactos de en la saluden la saludEl NiñoEl Niño

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170

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Situación sanitaria regional anteel impacto de los riesgosambientales

Los datos sanitarios disponibles para la región indi-can que varias de las principales causas de mortalidady morbilidad en América Latina y el Caribe pueden re-lacionarse en mayor o menor grado con factores de ries-

go ambiental como los analizados arriba. Entre estascausas de mortalidad y morbilidad, cabe mencionar lasinfecciones respiratorias agudas, las enfermedades in-fecciosas intestinales, las deficiencias nutricionales y laanemia, las neoplasias malignas, las afeccionesperinatales y las anomalías congénitas (Smith y otros,1999; OPS, 1998).

Las infecciones respiratorias agudas se originan confrecuencia en la inhalación de aire contaminado con

Enfermedades transmitidas por vectoresEnfermedades transmitidas por vectores

Aunque el impacto regional de las enfermedades transmisibles ha disminuido en años recientes, las enfermedadestransmitidas por vectores han aumentado su incidencia en América Latina y el Caribe. La primera epidemia deldengue y la fiebre hemorrágica, y la presencia de los cuatro serotipos del virus del dengue, fueron reportadas simultá-neamente en 1779-1780 en Asia, África, América. Pero en América, la enfermedad fue virtualmente erradicada aleliminarse la fiebre amarilla, transmitida por el mismo mosquito. Después aparecieron importantes brotes de nuevo enla década de 1960 en áreas tropicales de la región, y el dengue está volviendo también en áreas subtropicales.

La reemergencia del dengue ha causado mucho sufrimiento en países como Cuba y El Salvador. En La Habana, el broteempezó a mediados de 2001 y desapareció hasta marzo de 2002, poniendo de relieve los severos problemas ambien-tales causados por la acumulación de basura en los patios traseros y terrenos baldíos (Health Cuba, 2002). Lascondiciones de sobrepoblación en zonas que carecen de agua limpia, sistemas de drenaje y servicios de recolecciónde basura crean un entorno ideal para la reproducción de mosquitos que necesitan agua estancada para depositar suslarvas.

Otras enfermedades principalestransmitidas por insectos en la regiónson la malaria y el mal de Chagas. Enel continente americano, 36 millonesde personas viven en áreas de altoriesgo de malaria. La mayor inciden-cia de esta enfermedad ocurrió entre1994-1999 en Colombia, Ecuador,Guyana, Guyana Francesa, Perú ySurinam. Factores como el desarrollode resistencia a las drogas contra lamalaria, la migración de la poblaciónasociada al mercado de trabajo, larápida urbanización de áreas nuevaso rurales, entre otras, se presumecontribuyen a los continuos reportesde malaria en la región (Feola y Ba-zzani, 2001).

El mal de Chagas es una enfermedad de zonas rurales asociada generalmente con poblaciones de bajos ingresos yviviendas deficientes. La infección con cursi es transmitida a la población humana por varias especies dela familia (tales como en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay, yTriatoma dimidiata en los países mesoamericanos), en Panamá y en Colombia,Venezuela y los países de Mesoamérica. Entre 10 y 12 millones de personas en Centro y Sudamérica están infectadascon y 50 millones en la región están bajo riesgo para contraer la infección (OPS, 2002).

Es necesario conocer la ecología del vector para entender la epidemiología de la enfermedad y proponer medidas decontrol (WHO, 1999a; OPS, 2002). Las intervenciones de control y eliminación convencionales con medicamentos yplaguicidas tienen efectos ambientales negativos y vuelven inmunes a los parásitos. Por el contrario, actualmente sereconoce que el mejoramiento de la vivienda es una forma eficaz de controlar y eliminar estas enfermedades.

TripanosomaTriatominae Triatoma infestans

Rhodnius pallescens Rhodnius prolixus

Tripanosoma cursi,

16 000

14 000

12 000

10 000

8 000

6 000

4 000

2 000

0 <8060

81

10312

823 0 8 12 35 97 86

2682

3646

23091753

41894723

8223

1178312369

15423

5092 51175663

83 84 85 86 87 88

Año

89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 00 01

Casos de fiebre hemorrágica del dengue enAmérica Latina y el Caribe, < 1980-2001

Fuente: OPS 2001b.

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171Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

emisiones de origen industrial, vehicular o de la com-bustión de biomasa. La ingesta de agua o alimentoscontaminados con materia fecal es la causa más impor-tante de enfermedades infecciosas intestinales. Las de-ficiencias nutricionales y la anemia se relacionan conla falta de acceso a recursos ambientales productivos,tales como tierra fértil, y no solo con la falta de ingre-sos. Por último, tanto las neoplasias malignas como lasafecciones perinatales y —en menor grado — las ano-malías congénitas pueden relacionarse con la exposi-ción crónica a contaminantes químicos.

Estimaciones globales indican que entre un 25 y 33por ciento de los años de vida perdidos por muerte pre-matura o discapacidad puede atribuirse a factores deriesgo ambiental (la “carga ambiental de enfermedad”),con un impacto mayor en los niños menores de 5 años(Smith y otros, 1999).

Transición de riesgos

Al analizar la evolución de estas causas de morbi-lidad y mortalidad se manifiesta claramente la dobletransición epidemiológica y de riesgos ambientales en

América Latina y el Caribe. Las causas más relaciona-das con riesgos “tradicionales” (deficiencias nutri-cionales y anemia, enfermedades infecciosas intestina-les, infecciones respiratorias agudas) muestran una ten-dencia decreciente como causas de mortalidad. En con-traste, aquellas causas vinculadas con riesgos “moder-nos” (neoplasias malignas, anomalías congénitas) tien-den a aumentar (OPS, 1998, 2002a; WHO, 2001).

En cuanto a la transición epidemiológica, las enfer-medades crónicas no transmisibles han adquirido unmayor peso en las últimas décadas entre los adultos de45 a 64 años en América Latina y el Caribe, debido alenvejecimiento de la población y al cambio en los esti-los de vida (OPS, 1998). La tendencia es a un desplaza-miento relativo de las enfermedades del aparato circu-latorio como causa principal de defunción, por los tu-mores. En adolescentes, la mortalidad es causada prin-cipalmente por riesgos externos (accidentes, violencia),aunque los tumores malignos también son causas im-portantes.

Las enfermedades transmisibles y las afecciones ori-ginadas durante el período perinatal (entre las cuales la

Defunciones con posible influencia de factores ambientales, 1994 (como porcentaje de lasDefunciones con posible influencia de factores ambientales, 1994 (como porcentaje de lasdefunciones totales, 10 causas principales)defunciones totales, 10 causas principales)

Enfermedadesintestinalesinfecciosas

Infeccionesrespiratoriasagudas

Neoplasiasmalignas

Afeccionesperinatales

Deficienciasnutricionalesy anemia

Anomalíascongénitas

Contaminación fecal delagua, resistencia de vectoresa los insecticidas, cambioclimático

Contaminación del aire

Exposición a contaminantesquímicos

Exposición a lacontaminación

Falta de acceso a tierraagrícola, degradación delsuelo

Exposición a contaminantesquímicos

Defunciones (como porcentaje de las defunciones totales)

MéxicoCaribeinglés

AméricaCentraly Caribelatino

Áreaandina

BrasilConosur

Porcentaje delriesgo

atribuible afactores

ambientales

Factores ambientalesCausasde muerte

80-90%

40-60%

20-25%

10-20%

8-10%

5-10%

4,7

8,2

6,8

15,2

6,4

*

3,9

4,4

8,2

13,4

*

10,9

14,1

4,4

14,2

4,4

3,0

6,7

8,8

7,0

13,4

4,0

*

4,4

6,3

7,6

15,7

*

*

*

4,1

14,6

14,1

6,4

*

Clasificación OPS.= No figura entre las diez primerascausas de muerte en la subregión

Fuente: Observatorio del Desarrollo (Universidad de Costa Rica),con base en Smith y otros, 1999; OPS, 1998.

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172

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

malnutrición materno-fetal juega un rol importante),consideradas conjuntamente, fueron las causas másimportantes de mortalidad infantil en el período 1960-1994 (OPS, 1998). Sin embargo, las tasas de defunciónpor enfermedades transmisibles disminuyeron en 75 u80 por ciento a lo largo de este período, y solo en Ecua-dor, Nicaragua, y Paraguay resultaron más importantesen la mortalidad infantil que las afecciones perinatales.

En cuanto a las causas de mortalidad más relacio-nadas con factores de riesgo ambiental, durante el pe-ríodo 1980-1994 la mortalidad por deficienciasnutricionales y anemia disminuyó en los menores de25 años (OPS, 1998). Las defunciones y APVP debidasa infecciones respiratorias agudas también disminuye-ron en los menores de 10 años durante este período.

En cambio, como se mencionó arriba, las tasas demortalidad por neoplasias malignas han aumentado,especialmente a partir de los 25 o 30 años de edad y enlas mujeres. Finalmente, la mortalidad por anomalíascongénitas permaneció estable o aumentó en muchospaíses y solamente en dos subregiones —el Caribeanglófono y Brasil— no es una de las diez primeras cau-sas de muerte.

Disparidades regionales

Es importante subrayar la existencia de dos grandesgrupos de países en el ámbito regional, según las prin-cipales causas de mortalidad existentes (WHO, 2002a).En los países con mortalidad alta en niños y adultos(Bolivia, Ecuador, Guatemala, Haití, Nicaragua y Perú),

las enfermedades transmisibles, las condiciones mater-nas y perinatales y las deficiencias nutricionales son lacausa del 36,4 por ciento de las muertes (con las enfer-medades infecciosas y parasitarias explicando el 59,9por ciento de los fallecimientos por estas causas); lasenfermedades no transmisibles explican el 52,9 porciento de las muertes y las lesiones el 10,5 por ciento.

En cambio, en los países restantes (excepto Cuba),con baja mortalidad en niños y adultos, las enfermeda-des transmisibles sólo explican el 18,5 por ciento delas muertes, y las condiciones no transmisibles expli-can el 69,1 por ciento de los fallecimientos (con mayorpeso de las enfermedades cardiovasculares, lasneoplasias malignas, las enfermedades respiratorias ylas enfermedades del aparato digestivo); las lesionesexplican el 12,4 por ciento restante de los fallecimien-tos. Cuba se encuentra en otra categoría continental,junto con Canadá y los Estados Unidos, de muy bajamortalidad en niños y adultos; en este grupo, las enfer-medades transmisibles sólo representan el 6,3 por cientode las muertes, las no transmisibles el 87,3 por ciento ylas lesiones el 6,4 por ciento.

Respuesta regional a losproblemas ambientales de salud

Como se indica arriba, la compleja relación entrelos cambios ambientales y la salud humana requiere deun enfoque amplio, intersectorial y preventivo (OPS,1998, 2002a; WRI, 1998; WHO, 2002a). Es necesariala coordinación entre el sector ambiental, el sanitario,

© WHO/TDR 2003

Page 173: GEO America Latina y el caribe

173Perspectivas del medio ambiente

Cap.

2

En el bienio 2000-2001, la Organización Panamericana de la Salud evaluó 62 proyectos regionales de cooperacióntécnica, 238 proyectos de cooperación técnica en los países y 37 proyectos de apoyo de gestión.

De los proyectos regionales evaluados, cuatro se clasificaron como de “protección y desarrollo ambiental”: suminis-tro de agua y otras actividades de saneamiento básico, salud de los trabajadores, riesgos ambientales a la salud yseguridad química y, finalmente, incorporación de aspectos de salud en el manejo ambiental. Estos proyectos seevaluaron según su cumplimiento de 12 indicadores, de los cuales todos (excepto dos) se consideraron “totalmentelogrados”, uno no se logró o fue aplazado, y otro se consideró “superado”.

A continuación se presenta un cuadro con los resultados de esta evaluación.

Organización Panamericana de la Salud: proyectos regionales de cooperación en el campoOrganización Panamericana de la Salud: proyectos regionales de cooperación en el campode la protección y el desarrollo ambiental, 2000-2001de la protección y el desarrollo ambiental, 2000-2001

Indicadores ObservacionesEstadoactual

*

Suministro de agua y otras actividades de saneamiento básicoPropósito: Desarrollo de las capacidades nacionales para incrementar la cobertura y calidad de los servicios de sanemien-to básico y para promoción de salud en la vivienda y el mejoramiento de otros aspectos del saneamiento del medio.

Salud de los trabajadoresPropósito: Las instituciones involucradas en el mejoramiento de los ambientes y condiciones de trabajo han mejorado sucapacidad institucional, en la prevención, promoción y atención de la salud de los trabajadores, incluyendo los niñostrabajadores.

Incremento de la cobertura de agua potable con conexio-nes domiciliarias en 2 por ciento de la población.

Incremento de la cobertura de alcantarillado o solucionesen sitio para 5 por ciento de la población, y de tratamientode aguas residuales en 10 por ciento de la población servi-da con conexiones domiciliarias de alcantarillado.

Directrices establecidas para el ordenamiento de los servi-cios de recolección de residuos sólidos, formulación demarcos legales y de planes nacionales en cuatro países.

Diagnósticos sobre salud en la vivienda. Revisión de docu-mento de posición sobre políticas de salud en la vivienda yde proyecto con centros colaboradores.

1

2

3

4

1

2

3

E

D

D

D

B

D

D

Incremento estimado en 3 por ciento. A finales de los no-venta las conexiones urbanas y rurales cubren 87 y 38 porciento respectivamente. En las áreas rurales se encuentranlas mayores deficiencias: 39 por ciento de la población sinacceso y 23 por ciento con acceso pero sin conexión domi-ciliar.

Incremento de 13 por ciento en la cobertura de alcantari-llado en ALC en el último decenio Mayor carencia (50 porciento) en acceso a este servicio en áreas rurales. Solo 14por ciento de efluentes de alcantarillados (que cubren 49por ciento de la población) reciben algún tratamiento.

Procesos de ordenamiento sectorial concluidos en Perú yVenezuela; en marcha en Panamá y Para-guay e iniciadosen Ecuador y Rep. Dominicana a través de análisis secto-riales. Nuevo marco legal se ha establecido en Perú.

Diagnóstico realizado en siete países de la Región. Iniciadoen otros cuatro. Documento sobre políticas revisado.Proyecto Multicentro de Salud en la Vivienda presentado.Iniciadas acciones orientadas a proyectos inter- programáti-cos.

Existen consejos/comités multipartitos coordinando la eje-cución de planes regionales, subregionales y nacionales.

Se prepara y publica un documento multisectorial sobre losavances en el control de riesgos del trabajo.

Tres países contarán con un sistema de información para elanálisis de la situación de la salud de los trabajadores entres países.

Durante el bienio, diez países y dos subregiones (CA-CARICOM) los conformaron.

Documentos: "La Higiene Ocupacional en América Latina,Salud de los Trabajadores para el Desarrollo en lasAméricas: Un Plan para los Próximos Diez Años, y laEstrategia de Promoción de Salud de los Trabajadores".

Chile, Colombia y Cuba han desarrollado sistemas para elanálisis de eventos centinelas. Se creó una Red de Salud delos Trabajadores con 700 profesionales de 29 países de laRegión.

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174

· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

el energético y el transporte, entre otros. Para reducirsustancialmente los riesgos sanitarios —yendo más alláde lo inmediato y las intervenciones clínicas—, se de-ben enfrentar sus causas subyacentes: impulsar el su-ministro de agua potable y saneamiento, una nutricióny estilos de vida saludables, el cambio a tecnologías nocontaminantes y, sobre todo, la transformación de lospatrones de desigualdad existentes, pues son los po-bres quienes están más expuestos a los riesgos ambien-tales.

Después de la Conferencia de las Naciones Unidassobre Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río deJaneiro en 1992, el tema de la salud y el ambiente en eldesarrollo ha sido tratado en los más altos niveles re-gionales y subregionales: en las cuatro Cumbres de lasAméricas (1994, 1996, 1998 y 2001) y en la Conferen-cia Panamericana sobre Salud y Ambiente (1995). Cum-pliendo un compromiso contraído en la cumbre de2001, los ministros de salud y de medio ambiente delas Américas (HEMA, por sus siglas en ingles) se reunie-

Organización Panamericana de la Salud: proyectos regionales de cooperación en el campoOrganización Panamericana de la Salud: proyectos regionales de cooperación en el campode la protección y el desarrollo ambiental, 2000-2001de la protección y el desarrollo ambiental, 2000-2001 (continuación)

Al menos diez países han establecido normas de calidad deaire y agua.

Desarrollo de estudios de situación de salud relacionadacon ambiente en cuatro países con amplia participación deotros sectores.

Desarrollo de redes e instrumentos de intercambio de infor-mación en 22 países de la región.

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Programas de vigilancia y control de calidad del agua encinco países. Brasil estableció un sistema informático.Doce países de ALyC cuentan con normas de calidad delaire. La iIniciativa “Aire Limpio” con el Banco Mundial apo-yó programas de calidad del aire en cuatro países.

Se realizaron estudios sobre el uso del DDT y malaria ensiete países de CA y México. Se realizaron estudios sobreefectos en salud de los plaguicidas en nueve países deAmérica Latina. Se realizaron estudios sobre el impacto delplomo en la salud en 18 países de la región.

Redes para intercambio de información en áreas de toxico-logía (300 profesionales/22 países de la región), Calidaddel aire (124 profesionales/22 países), residuos (200 profe-sionales/9 países). Se han implementado o fortalecido redesnacionales de toxicología en Argentina, Brasil, Chile,México y Venezuela. Se crearon centros toxicológicos en ElSalvador, México y Paraguay. La Biblioteca Virtual de Saludy Ambiente (BVSA) está disponible y se están creandoBVSAs nacionales en cuatro países.

Riesgos ambientales a la salud y seguridad químicaPropósito: Fortalecer la capacidad institucional de los ministerios de salud y dependencias afines en otras áreas (trabajo yambiente) para promover la seguridad química y la vigilancia ambiental para la salud, a través de la identificación yevaluación de riesgos, establecimiento de criterios y normas y desarrollo de estudios y vigilancia epidemiológica.

Al nivel local se implementan en diez países proyectos es-pecíficos de participación de la comunidad en la soluciónde problemas de salud ambiental.

El sector salud participa de los foros regionales de las uni-dades de salud ambiental y se prepara para participar de laelaboración del Plan de implementación de la Agenda 21 anivel nacional.

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En Argentina se estructura la Escuela Panamericana deEcoclubes. En 12 países se implementa la estrategia de laAtención Primaria Ambiental, con programas de salud pú-blica.

En el año 2000 se realizaron dos foros regionales en Barba-dos y Chile. En 2001 la reunión se realiza en Brasil e inclu-ye la contribución regional a la Reunión Río +10 y a laReunión de Ministros de Salud y Ambiente en Ottawa,Canadá en marzo de 2002 (con el Gobierno de Canadá ycon PNUMA). Nueve países con procesos de desarrollo ins-titucional de sus Direcciones de Salud Ambiental.

Incorporación de aspectos de salud en el manejo ambientalPropósito: Fortalecer la capacidad nacional de actuar intersectorialmente y con participación de la sociedad en eltratamiento de los temas de salud y ambiente.

Fuente: OPS, 2002b.

A = CanceladoB = No logrado o aplazado para el próximo bienioC = Parcialmente logrado, continuará en el próximo bienio

D = Totalmente logradoE = Superado

Indicadores ObservacionesEstadoactual

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175Perspectivas del medio ambiente

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ron en marzo de 2002 en Ottawa y produjeron un co-municado ministerial que determinó 8 áreas de priori-dad y 12 metas iniciales sobre la salud y el medio am-biente en las Américas (Environment Canada, 2002).Asimismo, los ministros acordaron establecer un grupode trabajo integrado por los países de las Américas paraproponer un proceso de seguimiento de las decisionesministeriales, junto con otros organismos regionales (en-tre ellos, la OPS, el PNUMA, la OEA y el BID). El grupoempezó su trabajo en mayo de 2003, con un mandatocuyo término se encuentra a final de este año.

A escala subregional, se elaboró un plan de acciónsobre salud y ambiente en el marco de la Alianza Cen-troamericana para el Desarrollo Sostenible. Los gruposde trabajo que impulsan estos planes de acción en elámbito nacional generalmente tienen un caráctermultisectorial, con una amplia representación guber-namental y no gubernamental.

Dos ejes de acción complementarios —con ejem-plos en todos los países de la región— son el movi-miento de “municipios saludables” y las “escuelaspromotoras de salud”, así como otras iniciativas de ciu-dades o comunidades “saludables” (OPS, 1998, 2002).En todas estas experiencias, el denominador común esel trabajo intersectorial e interinstitucional, así comouna participación social de grupos comunitarios, conun impacto importante y creciente en la comprensiónde la compleja relación entre salud y ambiente, y lanecesidad de un enfoque preventivo e integrador.

Las estrategias propuestas enfatizan la protecciónde la integridad ambiental mediante el impulso del de-sarrollo sostenible a través de acciones intersectoriales(OPS, 1997). En este marco, la Organización Paname-ricana de la Salud (OPS) ha elaborado un enfoque desalud pública que integra todas sus funciones esencia-les —prevención, vigilancia y control de enfermeda-des, promoción y monitoreo de la salud, protección delambiente, legislación y regulación, gestión— en los di-versos campos de acción propuestos, tales como la sa-lud ambiental y ocupacional (Muñoz y otros, 2000).

Bajo la orientación de este nuevo enfoque, las au-toridades sanitarias de la región han empezado recien-temente a mostrar una preocupación más sistemáticapor los riesgos de contaminación ambiental, y por for-mas de gestión más integrales. En 1996, por ejemplo,la OPS elaboró una propuesta de “vigilancia ambien-tal” dirigida a los sistemas locales de salud, centrándo-se en la evaluación de los sistemas ambientales ysocioeconómicos, con métodos de evaluación ambien-tal rápida y técnicas de gestión ambiental. La propues-ta —centrada en los grupos vulnerables de la pobla-ción y la exposición a los riesgos— integra el análisisdel agua, el suelo y el aire, incluyendo fuentes de resi-duos sólidos, plaguicidas, ruido, energía y radiaciones.La gestión ambiental se impulsa mediante la promo-ción de evaluaciones de impacto ambiental, licenciaspara las actividades y control de actividades contami-

nantes. En este respecto, la OPS informó que para 1998un 74 por ciento de los centros nacionales realizabananálisis bacteriológicos y 45 por ciento hacían análisisquímicos del agua, mientras que entre 25 y el 30 porciento tenían capacidad para hacer determinaciones deplaguicidas, herbicidas, residuos orgánicos y metalespesados (OPS, 1998).

También en el marco de esta nueva orientación, sehan impulsado o apoyado reformas legales en el cam-po ambiental, tanto de carácter general como relacio-nadas con contaminantes específicos. Así, se han regu-lado las emisiones vehiculares de gases tóxicos en Chi-le (1994), Uruguay (1995) y Guatemala (1996), el arsé-nico en Chile (1994), y el plomo y el petróleo en Pana-má (1995). En México y Belice se han emitido regla-mentos de protección ambiental (1996), y de controlde plaguicidas en Costa Rica (1994), Guatemala (1994)y Belice (1995). Los países centroamericanos acorda-ron en 2000 restringir el uso de doce plaguicidas alta-mente tóxicos, e iniciar el proceso de prohibición de107 plaguicidas más, muchos de los cuales ya estánprohibidos fuera del área pero son de uso legal en lasubregión (Chelala, 2001). También se han aprobadonormas técnicas para garantizar la calidad del agua po-table en Honduras (1994), Perú (1994), Panamá (1995),Venezuela (1995) y Antigua y Barbuda (1996), y enMéxico se aprobó el Reglamento de Aguas Nacionales(1994).

Sin embargo, los retos son enormes. En relación conel acceso al agua potable y el saneamiento —sin dudael componente ambiental clave de una política sanita-ria preventiva—, todavía un 15 por ciento de la pobla-ción regional no tiene acceso al agua potable y un 21por ciento carece totalmente de servicios de saneamien-to (OPS, 2001a). La cobertura en el abastecimiento deagua potable ha disminuido en países como Brasil, Ve-nezuela, Bahamas, Trinidad y Tabago, y en otros siguesiendo menor al 50 por ciento, como en Haití y Para-guay (OPS, 2001a).

Otro reto primordial, la inclusión del enfoque desalud ambiental en la política macroeconómica eintersectorial, todavía está lejos de plasmarse,privilegiándose aún el uso de tecnologías intensivas encombustibles fósiles e insumos tóxicos en la produc-ción agropecuaria e industrial. No obstante el creci-miento en la participación del gasto público social enel producto interno bruto regional durante la últimadécada, los niveles de pobreza y la cantidad de pobresse han mantenido, y persiste su demanda social insatis-fecha. Como ha señalado la OPS, en vista de que lamayoría de las reformas en el sector salud “se han cen-trado en los cambios en el financiamiento y la organi-zación de los servicios de atención a las personas, yque muy pocas incluyen componentes concretos paramejorar la salud del ambiente, el riesgo de que estequede relegado a meras declaraciones es real” (OPS,1998).

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

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· Capítulo 2: Estado del medio ambiente en América Latina y el Caribe 1972-2002

América Latina y el Caribe

Del análisis del estado del medio ambienteen América Latina y el Caribe durante el perío-do 1972-2002 se desprenden dos conclusionesprimordiales, que abren a su vez nuevosinterrogantes.

La conclusión más importante es que el de-terioro ambiental se ha profundizado en estostreinta años. Ello se evidencia en áreas críticascomo la pérdida de bosques y biodiversidad, ladegradación de los suelos o el agua, la contami-nación urbana, el alto nivel de vulnerabilidadexistente, y el efecto de todo ello en la salud dela población regional.

Las estimaciones disponibles indican que sehan reducido las altas tasas de deforestación delos años 70; sin embargo, la pérdida de bosquesno se ha detenido, sólo ha aminorado su mar-cha. Es cierto, por otro lado, que han aumenta-do los esfuerzos de conservación de la biodiver-sidad, como se refleja en el crecimiento de lasáreas bajo protección. Sin embargo, las presio-nes que impulsan al cambio de uso del suelo,ampliando las áreas deforestadas y urbanizadas,siguen provocando la pérdida de hábitats vitalespara el sustento de la biodiversidad; como con-secuencia, aumentan los ecosistemas y especiesamenazados. Mientras tanto, la preservaciónefectiva de las áreas formalmente bajo protec-ción es débil, dadas las limitaciones técnicas yfinancieras impuestas por la fragilidad fiscal ylas opciones presupuestarias de los gobiernos.

Los problemas de la “agenda verde” (relacio-nados con la degradación de la biodiversidad)no son, sin embargo, los únicos —ni tampocolos principales— que aquejan actualmente a laregión. Ello se pone de manifiesto al analizar lasituación relativa al agua dulce, los suelos, las

Conclusiones

áreas costeras y marinas, las áreas urbanas y laatmósfera superior. Esta otra problemática, co-nocida como la “agenda marrón”, se vincula conel tratamiento inadecuado de residuos urbanose industriales, la contaminación del suelo, elagua o el aire, como resultado del uso deagroquímicos, las actividades industriales y eltransporte automotor. Estos problemas han he-cho crisis en muchas de las zonas másindustrializadas o urbanizadas de la región —como las megalópolis de Ciudad de México, SaoPaulo, Río de Janeiro y Buenos Aires—, o en áreasdonde durante años se ha practicado una agri-cultura altamente intensiva en agroquímicos. Enpaíses de urbanización media, o con menoresgrados de industrialización, muchos elementosde la agenda “marrón” todavía no han tocadofondo.

La estrecha relación de estos problemas conla salud humana los vuelve más urgentes. Sinembargo, la articulación con patrones muy arrai-gados de producción, distribución y consumolevanta enormes obstáculos para su superación.

La economía regional se ha desenvuelto conmuchos altibajos en los últimos treinta años, yeste tránsito no se ha dado por un sendero desostenibilidad del desarrollo humano. El peso dela deuda externa, la problemas de los mercadosfinancieros (México en 1995, Brasil en 1999,Argentina y Uruguay en 2002), así como los in-suficientes niveles de ingreso y empleo (que ape-nas recuperan lo logrado a principios de la dé-cada de los 70), ponen de manifiesto las debili-dades de los esquemas de crecimiento impulsa-dos en las últimas tres décadas. Aunque ciertosindicadores económicos se han recuperado —yse sobrepasaron en algunos países—, en casitodos los casos el logro queda relativi-zado por

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el empobrecimiento y deterioro del entorno so-cial y natural. La desigualdad distributiva haaumentado en casi todas partes, así como lasmanifestaciones de corrupción y violencia so-cial. No debe olvidarse, además, que el deterio-ro social agrava la vulnerabilidad ante riesgosde orden natural o tecnológico como los anali-zados en el presente capítulo.

La segunda conclusión principal de este ca-pítulo es de signo positivo. Como se refleja ensus diferentes secciones (y ya se señalaba en elcapítulo 1), se ha dado en América Latina y elCaribe un proceso ascendente de “internali-zación” de la agenda ambiental durante las tresdécadas posteriores a 1972, que se traduce enel surgimiento y desarrollo de marcos legales einstitucionales para atender la problemáticaambiental, así como de políticas destinadas acontrarrestar las principales manifestaciones dedeterioro. Ello ha significado un aumento en laregulación del Estado, así como en la participa-ción del sector privado y la sociedad civil, sobretodo en los últimos dos o tres lustros.

La vuelta a la democracia, tras largos añosde regímenes autoritarios en muchos países dela región, ha sido un factor positivo para las opor-tunidades de acción en el campo ambiental. Elaumento en la transparencia y el acceso a la in-formación, tanto como el deterioro ambientalmismo, han facilitado el crecimiento de los ni-veles de conciencia pública sobre el impacto delos actuales patrones de producción y consumo,así como una mayor participación ciudadana enla búsqueda de soluciones.

Los problemas relacionados con la preserva-ción de los bosques y la biodiversidad han cala-do más en la conciencia pública y las políticas

gubernamentales, gracias en parte al apoyo deagencias y organismos internacionales especia-lizados en este campo. Ello se ha traducido enmayores acciones para la creación y manteni-miento de áreas protegidas, así como para elcontrol del tráfico de especies.

Por su parte, el perfil del tema de la contami-nación —y de los procesos productivos que lageneran— está aumentando, precisamente comoconsecuencia del impacto ambiental del creci-miento regional en las últimas décadas. Los pro-blemas de la calidad del agua, los desechos só-lidos y la contaminación del aire urbano ocu-pan cada vez más la atención del público, delos políticos y de las organizaciones civiles o delsector privado. Están cristalizando, además, ni-veles crecientes de preocupación pública por elimpacto que estos problemas tienen en la saludhumana. Se trata de un tema altamentemovilizador de la acción ciudadana, especial-mente en cuanto a coordinación y previsión enlas políticas públicas. Empiezan así a tomar cuer-po la noción y práctica de políticas ambientalesintegradas, no sólo entre sí sino también con otraspolíticas sectoriales (salud, educación, infraes-tructura) y macroeco-nómicas (comerciales, fis-cales, monetarias).

En el Capítulo 3 veremos con mayor detallelos mecanismos mediante los cuales se ha desa-rrollado la política ambiental en América Latinay el Caribe en el período 1972-2002. Este análi-sis pormenorizado permitirá revisar las conclu-siones presentadas aquí, vislumbrar mejor lasposibles soluciones, y compararlas con “esce-narios posibles” a mediano plazo, que se pre-sentan en el Capítulo 4.

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3Respuestas de

política a los problemasambientales

Capítulo:

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· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

Respuestas de política a losproblemas ambientales

En las últimas tres décadas se ha establecido a es-cala mundial un conjunto importante de acuerdosmultilaterales ambientales e instrumentos no

vinculantes, en cuya definición y desarrollo AméricaLatina y el Caribe han participado activamente. En elmarco de esta participación, pero también como resul-tado de la propia evolución de la problemática ambien-tal a escala nacional, han surgido en los países de laregión reformas legales, políticas, institucionales y ju-diciales en distintos campos, para implementar las cua-les se ha recurrido a diversas fuentes financieras e ins-trumentos económicos, así como a mecanismos antesinexistentes en el terreno de la información, la educa-ción y la participación ciudadana.

Las iniciativas ambientales de estos treinta años ver-san sobre la mayor parte de los temas importantes en lamateria: a escala internacional, pueden mencionarse,entre otros, los relacionados con el medio marino, labiodiversidad, la protección de los ecosistemas, el cam-bio climático, la desertificación, el deterioro de la capade ozono, el movimiento transfronterizo de desechospeligrosos, los productos químicos y los contaminantesorgánicos persistentes. En general, el nivel de ratifica-ción de los acuerdos multilaterales ambientales es altoen la región.

Los nuevos ordenamientos jurídicos e institucionalescreados para la implementación de las políticas am-bientales han tenido un impacto notable, destacándose—entre otros— las medidas nacionales para la elimina-ción de la producción y consumo de sustancias des-tructoras de ozono estratosférico y las acciones de trans-ferencia de tecnología en este campo.

Por otro lado, muchos de los países cuentan conorganismos gubernamentales de alto nivel para coordi-nar políticas sectoriales en temas de interés nacionaltan diversos como la gestión del recurso hídrico, el or-denamiento territorial, la gestión urbana, la reduccióny el tratamiento de los desechos sólidos, y la adminis-tración forestal sostenible. La gravedad de cuestionescomo la contaminación del aire o el agua, la degrada-ción del suelo o la proliferación de incendios forestalesha obligado a establecer políticas importantes orienta-das hacia su control y prevención. Los retos y dilemasde la relación entre el comercio internacional y medioambiente han motivado, por su parte, crecientes esfuer-zos en foros regionales y subregionales centrados en lanecesidad de políticas integradoras en este campo.

Aunque la industria ha sido tradicionalmente con-siderada un elemento antagónico de la conservaciónambiental, las nuevas tecnologías y enfoques de pro-ducción hacen obsoleto este concepto. La participaciónindustrial en el proceso de desarrollo sostenible se hareflejado en la incorporación de tecnologíasinnovadoras, más amigables con el ambiente. Para re-forzar esa participación las empresas han buscado re-conocimiento a su innovación a través de mecanismosvoluntarios de certificación, los cuales, aunque siguenaumentando en la región, deberían extenderse tambiénentre las empresas medianas y pequeñas. Hay ademásun naciente desarrollo de fuentes alternas de energía,como los biocombustibles y la energía eólica o solar.Muchas de estas iniciativas tienen financiamientomultilateral, bilateral o del sector privado. Un ejemploimportante de una industria que puede ser de bajo im-pacto ambiental y alto beneficio económico y social,es el turismo sostenible.

Si bien se han creado nuevas instituciones y estruc-turas para remediar las dificultades existentes en la ges-tión ambiental, muchas de estas organizaciones hansufrido — desafortunadamente— el impacto del dete-rioro económico regional y la reducción de los presu-

© R. Burgos

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183Perspectivas del medio ambiente

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puestos estatales: a menudo tienen facultades restringi-das, recursos escasos y poco personal capacitado paracumplir las normas. Por ello, la cooperación interna-cional y los préstamos de órganos multilaterales jueganun papel importante junto al financiamiento nacionalen las diversas respuestas de política.

Además de la condonación y el canje de la deudaexterna, las fuentes de financiamiento incluyen fondosmundiales, regionales, subregionales, nacionales y di-versas combinaciones de ellas. En el contexto de unadisminución en los flujos de cooperación bilateral ymultilateral, las fuentes nacionales de financiamientoambiental son primordiales e incluyen recursos fisca-les, presupuestos públicos y la participación privada.También aumentó en la última década el uso de instru-mentos económicos como el cobro de tasas por el usode los recursos naturales, el pago por servicios ambien-tales y la búsqueda de beneficios para las comunidadeslocales comprometidas con esfuerzos de protecciónambiental. Estos instrumentos generan ingresos paramejorar los servicios, la administración de recursos na-turales y el control sobre proyectos y empresas. Aun-que la cooperación financiera internacional se encuen-tra en un punto bajo, nuevos compromisos como losenunciados en el Consenso de Monterrey reavivan laesperanza de que la ayuda oficial para el desarrollopueda aumentar en los próximos años.

La participación pública en la gestión ambiental estáen auge en América Latina y el Caribe. Durante la últi-ma década, un impulso importante en este respecto pro-viene de los sistemas de comunicación digital, particu-larmente mediante la Internet. También han experimen-tado un crecimiento notable los sistemas de informa-ción y monitoreo ambiental, en el campo de labiodiversidad, los recursos forestales, geológicos,hidrológicos y edáficos. Otras iniciativas incluyen te-mas como el cumplimiento de las políticas ambienta-les, programas de ciudadanía ambiental y estrategiasde diseminación de la información basadas en mediosdigitales e Internet.

Tanto en el sector privado como en el público, labúsqueda de respuestas a los problemas ambientales seha venido orientando, en forma creciente, hacia enfo-ques preventivos, participativos, multisectoriales einterdisciplinarios. Los programas de capacitación yeducación ambientales se han extendido notablemen-te, y constituyen un acervo de peso en el camino haciael desarrollo sostenible. La educación ha adquiridomayor importancia como componente transversal delas políticas ambientales, desde los niveles básicos hastael posgrado. Los gobiernos, las organizaciones no gu-bernamentales, los sectores privado, académico y cien-tífico, y los organismos internacionales y multilaterales,impulsan además importantes acciones en el campo dela educación no formal. Se reconoce actualmente lacomplejidad de la problemática ambiental, incluyendoel papel de las diversas identidades culturales en su re-solución, así como la noción estratégica de su necesa-

ria integración con la economía. También se están ha-ciendo esfuerzos para que los gobiernos concedan másfinanciamiento a la investigación en temas ambienta-les, a veces colaborando con el sector industrial.

Acuerdos multilateralesambientales e instrumentos novinculantes

A partir de la década de 1990, y como consecuen-cia de una aceleración de la política ambiental a escalamundial, América Latina y el Caribe han participadoactivamente en una serie de acuerdos multilaterales einstrumentos no vinculantes en el campo de labiodiversidad, el cambio climático, la contaminaciónatmosférica y la desertificación (PNUMA, 2000). En añosrecientes, los acuerdos de carácter mundial más impor-tantes tienen que ver principalmente con labiodiversidad, la contaminación y el desarrollo soste-nible (PNUMA, 2000). En relación con los problemasde la sostenibilidad, es particularmente importante laadopción de lineamientos específicos a escala globalpara enfrentar la vulnerabilidad ambiental de los pe-queños estados insulares en desarrollo.

En el campo de la biodiversidad, los acuerdos re-cientes reflejan la creciente preocupación regional porusar adecuadamente su riqueza biológica, incluyendolos recursos genéticos, la producción de alimentos ylos ecosistemas marinos. Los países latinoamericanos ycaribeños poseen en esta esfera recursos enormes queinteresan a compañías y gobiernos de los paísesindustrializados. Los acuerdos de Cartagena sobrebioseguridad y Roma sobre recursos fitogenéticos bus-can regular el acceso de países tropicales y templadosa estos recursos, en contraste con la libre explotaciónque la biodiversidad ha sufrido durante siglos. Otra ini-ciativa de gran relevancia en este ámbito es la creacióndel Grupo de Países Megadiversos Afines, el cual haestablecido lineamientos comunes sobre acceso, uso yconservación de los recursos genéticos, así como sobrelos derechos de propiedad intelectual respectivos.

En el ámbito subregional, se dio un reforzamientoimportante del Corredor Biológico Mesoamericano, ylos países centroamericanos desarrollaron protocolospara proteger los recursos genéticos y bioquímicos, asícomo el conocimiento que tienen los pueblos nativosde estos recursos. También elaboraron un protocolo paraevitar accidentes y abusos en el área biotecnológica,aunque todavía está por verse la viabilidad de su apli-cación por parte de países pequeños en el contexto degrandes intereses transnacionales.

En lo relativo al problema de la contaminación am-biental, la preocupación concierne tanto a sus impac-tos en campos de cultivo y alimentos como en la at-mósfera y los mares. En estos temas, la región ha tenido

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184

· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

una participación sobresaliente en varias iniciativas fun-damentales: entre las acciones más importantes se en-cuentran el Programa de Acción Mundial para la Pro-tección del Medio Marino frente a las Actividades Rea-lizadas en Tierra (PAM), el acuerdo de Estocolmo parael control de los contaminantes orgánicos persistentesy el Protocolo de Kyoto, para limitar las emisiones degases de efecto invernadero por su impacto en el calen-tamiento planetario. Como los acuerdos requieren unapuesta en práctica adecuada, resulta notable la decla-ración de los jueces de la región y el resto del mundoen la cumbre de Johannesburgo en que proponen ac-ciones concretas para mejorar la legislación ambientaly su implementación.

A escala regional, el Foro de Ministros de MedioAmbiente de América Latina y el Caribe sigue ejercien-do un papel de liderazgo en la adopción de decisionese instrumentos de política ambiental. Tal vez el puntomás significativo en este respecto es la adopción de laIniciativa Latinoamericana y del Caribe para el desarro-llo sustentable, incluida en el Plan de Implementaciónde Johannesburgo como el rumbo hacia el desarrollosostenible regional. Sudamérica, por su parte, mostróuna actividad importante, centrada en tres ejes: la co-operación amazónica, el desarrollo andino y el comer-cio entre los principales países del cono sur.

Acuerdos e iniciativas globales

En el campo agrícola, se adoptó el Tratado Interna-cional sobre Recursos Fitogenéticos para la Alimenta-ción y la Agricultura. Para el control y disminución deluso de compuestos químicos peligrosos se firmó enEstocolmo, Suecia, el Convenio de Estocolmo sobreContaminantes Orgánicos Persistentes. Hubo avancesimportantes de la Convención Marco sobre CambioClimático en lo concerniente al Protocolo de Kyoto, quebusca proteger la atmósfera del calentamiento provo-cado por actividades humanas. Finalmente, durante elSimposio Mundial de Jueces en Johannesburgo, Sudá-frica, se estableció un acuerdo no vinculante sobre elimpulso a la legislación ambiental.

Para disminuir la degradación de los ecosistemasmarinos afectados específicamente por la contamina-ción de fuentes terrestres, el PAM fue adoptado por másde 100 países en noviembre de 1995, con el PNUMAcomo secretaría técnica (PNUMA/ORPALC, 2003) (verla sección de Áreas costeras y marinas en el capítulo 2).

En relación con el Caribe, la iniciativa no vinculantede mayor importancia a escala internacional es la Con-ferencia de las Naciones Unidas sobre el DesarrolloSostenible de los Pequeños Estados Insulares en Desa-rrollo, realizada en Barbados en abril y mayo de 1994.La Declaración de Barbados subrayó la particular vul-nerabilidad de estos estados a los desastres de origennatural y tecnológico, abriéndoles un canal de inciden-cia en las acciones ambientales a escala internacional.

El Programa de Acción de Barbados aprobado en laconferencia se orienta hacia la integración de las estra-tegias relacionadas con la temática del medio ambien-te, la población y el desarrollo en los procesos de pla-nificación nacional y sectorial, con el fin de alcanzar eldesarrollo sostenible (UNEP, 2002). Este plan de acciónha contribuido en la formación de muchas iniciativassubregionales y nacionales en el Caribe durante los úl-timos ocho años.

Un acuerdo multilateral que requirió extensas ne-gociaciones desde 1996 hasta su apertura a la firma delos países en enero de 2000 en Montreal, Canadá, fueel Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de laBiotecnología del Convenio sobre la Diversidad Bioló-gica (ver la sección de Biodiversidad en el capítulo 2).Este instrumento regula la transferencia, manipulacióny uso de organismos vivos modificados, los cuales po-drían tener un efecto adverso en la biodiversidad; esta-blece un acuerdo fundamentado para su exportaciónbásicamente semillas y microorganismos, e incluye elprincipio precautorio, según el cual se debe proteger elambiente antes de que un daño ocurra. Hasta la fechaha sido ratificado por once países de la región. El proto-colo entraría en vigencia en setiembre de 2003, des-pués de haber sido ratificado por el quincuagésimo paísen junio de este año (SCBS, 2003).

En mayo de 2001 se adoptó la Convención deEstocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes,que pretende proteger la salud humana y el ambientede estos productos químicos perniciosos (UNEP, 2003a)(véase la lista de los doce contaminantes orgánicos per-sistentes más peligrosos en la sección de Medio am-biente y salud humana en el capítulo 2). Entrará en vi-gor con la ratificación por parte de 50 países. A febrerode 2003 había sido firmado por la mayoría de paíseslatinoamericanos y 22 de ellos lo habían ratificado.

En noviembre de 2001, luego de varios años de in-tensas negociaciones, se aprobó el nuevo texto del Tra-tado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos parala Alimentación y la Agricultura, tratado que correspon-de a la Organización de las Naciones Unidas para laAgricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas eninglés), según se definió en su Comisión de RecursosGenéticos. A julio de 2003, 14 países latinoamericanosy del Caribe lo habían firmado, y tres países lo habíanaceptado o se habían adherido. Será necesaria la ratifi-cación de 40 países para que entre en vigencia (FAO,2002a).

En febrero de 2002, por invitación del gobiernomexicano, Bolivia, Brasil, China, Colombia, Costa Rica,Ecuador, India, Indonesia, Kenia, Malasia, México, Perú,Sudáfrica y Venezuela establecieron el Grupo de PaísesMegadiversos Afines (ver la sección de Biodiversidaden el capítulo 2). En la Declaración de Cancún, estospaíses —que albergan más del 70 por ciento de la biodi-versidad mundial— se propusieron fortalecer el diálo-go y la cooperación intergubernamental sobre conser-

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185Perspectivas del medio ambiente

Cap.

3

Partes de las principales convenciones ambientalesPartes de las principales convenciones ambientales

76<100%51<75%26<50%0-25%

Partes mundiales

América Lat. y el Caribe (33)

Patri-monio

(176)

31

11

8

12

(136)

25

6

8

11

(87)

7

0

1

6

(160)

31

12

7

12

(141)

27

12

7

8

(187)

33

13

8

12

(43)

11

4

3

4

(22)

3

0

1

2

(185)

33

13

8

12

(184)

33

13

8

12

(188)

33

13

8

12

(104)

24

8

7

9

(186)

33

13

8

12

(155)

29

10

8

11

(39)

4

1

2

1

(33)

5

2

2

1

Ozono KyotoMontreal CMCC CLD Basilea Rótter-dam

Esto-colmo

Ram-sar

Carta-gena

Fitoge-néticosCMS CDBCITES CON-

VEMAR

Caribe (13)

Mesoamérica (8)

Sudamérica (12)

Notas:1- Los números en paréntesis debajo de los nombres abreviados de las convenciones son el número total de partes de esa convención.2- Los números en paréntesis después del nombre de las regiones o subregiones son el número de países soberanos en cada región o subregión.3- Sólo se cuentan los países soberanos. Los territorios de otros países y grupos de países no se consideran en este cuadro.4- El número absoluto de países partes para cada convención en cada región o subregión se muestra en las celdas.5- Las partes de una convención son estados que han ratificado, accedido a o aceptado la convención. Un signatario no se considera contraparte deuna convención hasta que la convención también ha sido ratificada.

Convención sobre la Protección del PatrimonioCultural y Natural Mundial, 23 de noviembre de 1972http://whc.unesco.org/nwldrat.htm (12/02/2003).

Convención sobre Humedales de Importancia Interna-cional, Especialmente como Hábitat de Aves Marinas(Convención Ramsar), Ramsar, 2 de febrero de 1971http://www.ramsar.org/key_cp_e.htm (06/02/2003).

Convención sobre la Conservación de Especies Migra-torias de Animales Salvajes, Bonn, 23 de junio de 1979www.wcmc.org.uk/cms/

Convención sobre el Comercio Internacional deEspecies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres,Washington, 3 de marzo de 1973http://www.cites.org/esp/parties/chronolo.shtml(06/02/2003).

Convención de las Naciones Unidas sobre el Derechodel Mar, Bahía de Montego, 10 de diciembre de 1982http://www.un.org/Depts/los/reference_files/chronological_lists_of_ratifications.htm#The United NationsConvention on the Law of the Sea (06/02/2003).

Convenio sobre la Diversidad Biológica, Nairobi, 22 demayo de 1992. http://www.biodiv.org/world/parties.asp(04/02/2003).

Protocolo de Cartagena sobre seguridad de la biotec-nología, del Convenio sobre la Diversidad Biológica, 29de enero del 2000. http://www.biodiv.org/world/parties.asp (09/07/2003).

Tratado internacional sobre los recursos fitogenéticospara la alimentación y la agricultura, 3 de noviembre de2001. http://www.fao.org/legal/TREATIES/033s-s.htm(09/07/2003)

Convención de Viena para la Protección de la Capa deOzono, Viena, 22 de marzo de 1985. http://www.unep.org/ozone/spanish/ratif-sp.shtml (07/02/2003).

Protocolo de Montreal sobre Substancias que Agotan laCapa de Ozono, Montreal, 16 de septiembre de 1987.http://www.unep.org/ozone/spanish/ratif-sp.shtml(07/02/2003).

Convención Marco de las Naciones Unidas sobre elCambio Climático, Nueva York, 9 de mayo de 1992http://unfccc.int/resource/conv/ratlist.pdf (06/02/2003).

Protocolo de Kyoto de la Convención Marco de lasNaciones Unidas sobre el Cambio Climático, 11 dediciembre de 1997. http://unfccc.int/resource/kpstats.pdf (06/02/2003).

Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra laDesertificación en Países con Sequías Severas y/oDesertificación, Particularmente en África, París, 17 dejunio de 1994. http://www.unccd.int/convention/ratif/doeif.php (07/02/2003).

Convención de Basilea sobre Movimientos Transfronte-rizos de Desechos Peligrosos y su Eliminación, Basilea,22 de marzo de 1989. http://www.basel.int/ratif/ratif.html (06/02/2003).

Convención sobre el procedimiento de consentimientoinformado previo para ciertos plaguicidas peligrosos enel comercio internacional, Rótterdam, 10 de setiembrede 1998. http://www.pic.int/en/ViewPage.asp?id=265(06/02/2003).

Convenio de Estocolmo sobre contaminantes orgánicospersistentes, 22 de mayo de 2001. http://www.pops.int/documents/signature/signstatus.htm (09/07/2003).

Patrimonio

Ramsar

CMS

CITES

CONVEMAR

CDB

Cartagena

Fitogenéticos

Ozono

Montreal

CMCC

Kyoto

CLD

Basilea

Rótterdam

Estocolmo

vación y uso sostenible de los recursos genéticos (IUCN,2002; SEMARNAT, 2002). El grupo ha empezado sucontribución en eventos internacionales como la Cum-bre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible en setiem-bre de 2002 y la duodécima conferencia de las partesde Convención sobre el Comercio Internacional de Es-pecies Amenazadas (CITES) en noviembre de 2002. LaDeclaración de Cuzco, firmada ese mismo mes, pre-

senta las conclusiones y recomendaciones del gruposobre acceso a los recursos genéticos, conocimientotradicional y derechos de propiedad intelectual.

En el tema atmosférico cobró relevancia el Protoco-lo de Kyoto. Ya lo han ratificado 24 países latinoameri-canos y dos lo han firmado. Los países desarrollados secomprometen a reducir sus emisiones de gases con efec-

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186

· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

to invernadero por lo menos al 95 por ciento del nivelde 1990, entre 2008 y 2012. La Convención de Vienapara la protección de la capa de ozono, así como elProtocolo de Montreal y sus enmiendas, han tenido unéxito más amplio en la región, donde los 33 países rati-ficaron el protocolo, acordando congelar su consumoy producción de clorofluorocarbonos al nivel prome-dio de 1995–1997 desde el 1 de julio de 1999.

Además de los acuerdos anteriores, se produjo unacuerdo importante de tipo no vinculante en la Cum-bre sobre Desarrollo Sostenible realizada enJohannesburgo, Sudáfrica. En la declaración del Sim-posio Mundial de Jueces (agosto de 2002) participaron,entre otros, funcionarios provenientes de Argentina,Brasil, Costa Rica, Cuba, Guyana, México y Santa Lu-cía. La declaración propone mejorar la capacidad depromover y aplicar la ley, el acceso a la justicia parasolucionar controversias ambientales, la aplicación dederechos ambientales, y el acceso público a la infor-mación. También sugiere el fortalecimiento de la cola-boración internacional, la educación en derecho am-biental y establecer un comité especial de jueces inte-grado por magistrados que representen regiones geo-gráficas, sistemas jurídicos, cortes y tribunales interna-cionales (PNUMA, 2002a).

Acuerdos e iniciativas regionales ysubregionales

A escala regional y subregional, los acuerdos e ini-ciativas incluyen dos proyectos mesoamericanos (elCorredor Biológico Mesoamericano y el Plan Puebla-Panamá), uno centroamericano sobre biodiversidad(con dos protocolos, sobre acceso a recursos genéticosy bioquímicos y sobre seguridad biotecnológica), va-rias iniciativas en el Caribe y tres acuerdos sudamerica-nos en el área ambiental (la declaración de Caracassobre cooperación amazónica, el acta y lineamientosde la Comunidad Andina y un acuerdo ambiental parael Mercado Común del Sur), que se describirán en esteorden.

Por su parte los acuerdos mesoamericanos corres-ponden al Corredor Biológico Mesoamericano y al PlanPuebla-Panamá. Como parte del esfuerzo subregionaldentro de la Alianza para el Desarrollo Sostenible(ALIDES), la iniciativa del Corredor BiológicoMesoamericano pretende disminuir problemas ambien-tales que afectan la calidad de vida de losmesoamericanos, como la deforestación y la fragmen-tación de las principales áreas protegidas. Es una ini-ciativa multinacional única en su género, avalada porlos presidentes de la región desde julio de 1997, queabarca aproximadamente el 30 por ciento del territoriocentroamericano y el área de selva maya de México,tanto en áreas protegidas, como áreas de amortigua-miento y de uso múltiple. Pretende proteger labiodiversidad presente y fomentar una producción ami-gable con el ambiente, reduciendo la pobreza y la vul-

nerabilidad (CCAD, 2003a) (ver el papel del corredorpara evitar la endogamia en la sección de Biodiversidaden el capítulo 2).

En abril de 2000 se inició un proyecto de seis añosy US$16 millones para consolidar el corredor en losocho países mesoamericanos. El proyecto es coordina-do por una Oficina Técnica Regional ubicada en Nica-ragua, es financiado con recursos del Fondo para elMedio Ambiente Mundial (FMAM, más conocido comoGEF por sus siglas en inglés) y cuenta con enlaces téc-nicos y comisiones nacionales. Fue avalado por la Co-misión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo(CCAD) ante el Programa de Naciones Unidas para elDesarrollo (PNUD) y el Programa de Naciones Unidaspara el Medio Ambiente (PNUMA). Sus actividades in-cluyen la generación y divulgación de información, elintercambio de experiencias, la ayuda técnica, la ar-monización de políticas y legislación ambientales, elmanejo sostenible de los recursos, el ecoturismo y elmanejo agroforestal.

En marzo de 2001 se dio a conocer el Plan Puebla-Panamá, oficialmente una iniciativa de la presidenciade México con participación de los estados mexicanosde Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla,Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán. El Plancuenta con una Coordinación General y un ComitéConsultivo y promueve la participación de los paísescentroamericanos en acciones conjuntas. En la Decla-ración Conjunta de la Quinta Cumbre del Mecanismode Diálogo y Concertación de Tuxtla, - conocida comoDeclaración de Mérida -, del 27 y 28 de junio de 2002,los gobiernos mesoamericanos manifestaron su convic-

© R. Burgos

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187Perspectivas del medio ambiente

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ción acerca de que el desarrollo humano es el fin delPlan Puebla-Panamá y reconocieron el desarrollo deproyectos regionales por parte de los ministros de edu-cación, cultura y salud; instruyeron a la Comisión Eje-cutiva para que incorporara al Plan elementos de desa-rrollo agropecuario y rural con énfasis en las áreas deseguridad alimentaria y nutricional, desarrollo y orde-namiento pesquero, fortalecimiento e integración de losmercados y agronegocios regionales, innovación y de-sarrollo tecnológico –con criterios de sostenibilidadambiental, económica y social-, y fortalecimiento de lasanidad, inocuidad y calidad agrosanitaria. Finalmen-te, destacaron los avances logrados en proyectos de in-fraestructura, interconexión eléctrica, integración vialy telecomunicaciones, así como la creación de la Co-misión Regional de la Iniciativa Mesoamericana de Tu-rismo, y las negociaciones sobre Tratados de Libre Co-mercio, entre otros aspectos (Cruickshank, 2001; SICE,2002).

A nivel centroamericano, y también en el área de labiodiversidad, se aprobaron protocolos nuevos. En lareunión de la CCAD el Consejo de Ministros de am-biente aprobó en San Salvador (mayo de 2001) dos pro-tocolos al Convenio Centroamericano de Biodiversidady Áreas Protegidas: el Protocolo Centroamericano deAcceso a los Recursos Genéticos y Bioquímicos y alConocimiento Asociado, y el Protocolo Centroameri-cano sobre Seguridad de la Biotecnología Moderna. Elprimero establece un procedimiento básico y confor-ma un grupo centroamericano de acceso. El segundoregula la transferencia, manipulación y utilización se-guras de organismos vivos modificados mediantebiotecnología. Busca proteger el uso sostenible de ladiversidad biológica, teniendo en cuenta los riesgos parala salud humana, y centrándose concretamente en losmovimientos transfronterizos. Sin embargo, estos pro-tocolos necesitan ser suscritos y ratificados por los mi-nistros de relaciones exteriores y los congresos centro-americanos, respectivamente (CCAD, 2003c).

La Asociación de Estados del Caribe (AEC), forma-da por los países, estados y territorios del Caribe (inclu-yendo los mesoamericanos, Colombia, Venezuela,Guyana y Surinam), se fundó como resultado de unconvenio adoptado en 1994 en Cartagena de Indias,Colombia. En el preámbulo del convenio, las partes re-conocieron la importancia del mar Caribe, considera-do como un área especial en el contexto del desarrollosostenible, gracias a la promoción de la AEC en estesentido. La Secretaría de la Comunidad del Caribe(Caribbean Community Secretariat - CARICOM) tienetambién un activo programa para el desarrollo sosteni-ble, el cual se enfoca en la integración y coordinacióndel marco subregional de políticas para el desarrollosostenible, en la provisión de capacitación institucionaly apoyo técnico a los estados miembros y en la formu-lación e implementación de planes y programasintersectoriales para el desarrollo local sustentable. Lasáreas específicas de trabajo incluyen los recursos mari-nos, el manejo de desastres y emergencias, la planifica-

ción de asentamientos humanos y medio ambiente, elcambio climático y la meteorología, el desarrollo deenergías renovables y la infraestructura científica y tec-nológica. Uno de los instrumentos legales más impor-tantes en el Caribe es la Convención para la Proteccióny Desarrollo del Medio Ambiente Marino en la Regióndel Gran Caribe (Convención de Cartagena) y sus pro-tocolos (ver la sección de Áreas costeras y marinas enel capítulo 2).

También a escala subregional, la Organización deEstados del Caribe del Este (OECS en inglés) ha promo-vido activamente la agenda para el desarrollo sosteni-ble. La Declaración de Principios para el DesarrolloSostenible de Saint George, publicada por la OECS enabril de 2001, hace un nuevo llamado a los principiosy compromisos para el desarrollo sostenible conteni-dos en la Declaración de Río y su Programa de Acción;asimismo, subraya la importancia de minimizar la vul-nerabilidad ambiental inherente en el Caribe (UNEP,2002).

En Sudamérica, sobresalen tres ejes de acción en elcampo del medio ambiente: la cooperación amazónica,la coordinación andina y el Mercado Común del Sur(MERCOSUR). En el primer eje, en abril de 2000 se ce-lebró en Caracas (Venezuela) la VI Reunión de Minis-tros de Relaciones Exteriores de los países signatariosdel Tratado de Cooperación Amazónica (TCA). Bolivia,Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam yVenezuela suscribieron la Declaración de Caracas, queentre otros aspectos, reconoce la importancia de esteinstrumento para forjar una visión común. Ese modelocomún de desarrollo permitiría guiar y ejecutar el desa-rrollo sostenible de la región, especialmente en la pro-tección y uso sostenible de los recursos forestales. Ladeclaración también reconoce las oportunidades quela biodiversidad y la biotecnología ofrecen para el de-sarrollo sostenible, por lo que los países acuerdan co-ordinar posiciones sobre propiedad intelectual y prote-ger los conocimientos tradicionales sobre sus recursosbiogenéticos (las ventas de productos derivados demedicinas tradicionales superan los US$4.000 millo-nes anuales; véase la sección de Biodiversidad en elcapítulo 2), impulsar la ratificación del Protocolo deBioseguridad, y establecer sinergias entre el Conveniosobre la Diversidad Biológica y la Convención Marcode las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático yotras convenciones internacionales relativas al ambientey a los recursos naturales renovables. Este acuerdo enparticular se llevó a cabo durante la VIII Reunión Ordi-naria de la Comisión Especial de Medio Ambiente de laAmazonía, realizada en Quito, Ecuador, en setiembrede 2001 (TCA, 2001).

En la subregión andina, la Comunidad Andina deNaciones y su Comité Andino de Autoridades Ambien-tales, han intentado promover consensos y mecanismosde colaboración en áreas del desarrollo sostenible. Suslogros recientes incluyen el Acta de Carabobo (juniode 2001) y los Lineamientos para la Gestión Ambiental

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· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

Principales acuerdos multilaterales ambientales de la regiónPrincipales acuerdos multilaterales ambientales de la región

Lugar y fechade adopciónTratado

Ciudad de México,México, 1967

San Salvador, ElSalvador, 1976

Ciudad de Panamá,Panamá, 1999

Ciudad deGuatemala,Guatemala, 1994

San José,Costa Rica, 1989

Managua,Nicaragua, 1992

Managua,Nicaragua, 1992Guatemala,Guatemala, 1999Montreal,Canadá, 1999

Cartagena de Indias,Colombia, 1983

Cartagena de Indias,Colombia, 1983

Kingston,Jamaica, 1990

Oranjestad,Aruba, 1999

Brasilia, Brasil, 1969

Brasilia, Brasil, 1978

Lima,Perú, 1981

Lima,Perú, 1981

Quito,Ecuador, 1983

Quito,Ecuador, 1983

Florianópolis,Brasil, 2001

América Latina y el CaribeAmérica Latina y el Caribe

Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en America Latina y el Caribe(Tratado de Tlatelolco)

Convención para la Defensa del Patrimonio Arqueológico, Histórico y Artístico de lasNaciones Americanas (Convención de San Salvador)

Acuerdo Regional sobre el Movimiento Transfronterizo de Desechos Peligrosos

Convención Regional para el Manejo y Conservación de Ecosistemas Forestales Naturalesy el Desarrollo de Plantaciones Forestales

Mesoamérica

Convención Centroamericana para la Protección del Ambiente

Convención para la Conservación de la Diversidad Biológica y la Protección de ÁreasSilvestres Prioritarias en América Central

Alianza para el Desarrollo Sostenible de Centroamérica (ALIDES)

Reglamento Centroamericano Sobre Medidas y Procedimientos Sanitarios y Fitosanitarios

Protocolo de Bioseguridad

Caribe

Convención para la Protección y Desarrollo del Ambiente Marino en la Región del Gran Caribe

Protocolo sobre la Cooperación en el Combate de Derrames de Petróleo en laRegión del Gran Caribe

Protocolo sobre Áreas y Vida Silvestre Especialmente Protegidas de la Convención para laProtección y Desarrollo del Ambiente Marino en la Región del Gran Caribe

Protocolo sobre la Contaminación Procedente de Fuentes y Actividades Terrestres en laRegión del Gran Caribe

Sudamérica

Tratado de la Cuenca del Río de la Plata

Tratado de Cooperación Amazónica

Convención para la Conservación para la Protección del Ambiente Marino y elÁrea Costera del Pacifico Sudoriental

Acuerdo para la Cooperación Regional en el Combate de la Contaminación en el PacificoSudoriental por Hidrocarburos y Otras Sustancias Dañinas en Casos de Emergencia

Protocolo Suplementario al Acuerdo para la Cooperación Regional en el Combate de laContaminación en el Pacifico Sudoriental por Hidrocarbonos y Otras Sustancias Dañinasen Casos de Emergencia

Protocolo para la Protección del Pacifico Sudoriental contra la ContaminaciónProveniente de Fuentes Terrestres

Acuerdo Marco sobre Medio Ambiente del MERCOSUR

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189Perspectivas del medio ambiente

Cap.

3

y el Desarrollo Sostenible en la Comunidad Andina. Loslineamientos analizan los temas prioritarios y los com-promisos asumidos por los países miembros en forosinternacionales.

Por su parte, los países del Mercado Común Sur(MERCOSUR), que son Paraguay, Brasil, Uruguay y Ar-gentina, suscribieron en junio de 2001 el Acuerdo Mar-co sobre Medio Ambiente. La cooperación entre paísesincluirá, entre otras, políticas comunes de protecciónambiental, promoción del desarrollo sostenible, comu-nicados conjuntos, intercambio de información sobrelas posiciones nacionales en foros internacionales, in-tercambio de información sobre leyes, reglamentos, pro-cedimientos, políticas y prácticas ambientales, identifi-cación de fuentes de financiamiento, investigación cien-tífica y el desarrollo de tecnologías limpias (MERCOSUR,2003).

En cuanto a los mecanismos regionales de coopera-ción en el campo ambiental, el Foro de Ministros deMedio Ambiente de América Latina y el Caribe siguedirigiendo la formulación y adopción de decisiones einstrumentos para la gestión ambiental (PNUMA,2002c). En su XIII reunión, celebrada en Río de Janeiro,Brasil, en octubre de 2001, se aprobó el Plan Estratégi-co de Acción Regional del Foro de Ministros de MedioAmbiente de América Latina y el Caribe para el perío-do 2002-2005. Sus líneas estratégicas son la integra-ción de la dimensión ambiental en los procesos de de-sarrollo económico y social, el uso sostenible de recur-sos naturales y ecosistemas, la gestión ambiental urba-na, el fortalecimiento de la agenda regional ambientaly la evaluación de la sostenibilidad ambiental.

En el marco de la Cumbre Mundial sobre Desarro-llo Sostenible, el Foro de Ministros del Medio Ambien-te de América Latina y el Caribe celebró una reuniónextraordinaria el 31 de agosto de 2002 enJohannesburgo. Allí se aprobó la Iniciativa Latinoame-ricana y Caribeña para el Desarrollo Sostenible (ILAC),la cual establece directrices operativas para hacer avan-zar a la región hacia el desarrollo sostenible. Estas di-rectrices reiteran las posiciones adoptadas en la Confe-rencia Internacional sobre Medio Ambiente y Desarro-llo (Río de Janeiro, 1992) para promover la entrada envigencia del Protocolo de Kyoto, exigir el cumplimien-to de la ayuda de países desarrollados –0,7 por cientode su PIB–, cumplir con los compromisos de la Decla-ración de Doha y el Consenso de Monterrey, reconocerel principio precautorio como un elemento clave de lapolítica ambiental, darle prioridad al Plan de Acciónde Barbados, así como fortalecer iniciativas como losConsejos Locales de Desarrollo Sostenible y la formu-lación de “Programas 21” locales y nacionales.

La iniciativa define áreas prioritarias y metas: erra-dicación de la pobreza, introducción de la dimensiónambiental en los procesos económicos y sociales, for-talecimiento de instituciones de capacitación técnica yvocacional, promoción del desarrollo de recursos hu-

manos, desarrollo de micro-empresas, dar poder real aorganizaciones de la sociedad civil, fomento de la di-versificación económica, promoción de la cooperacióny colaboración regional para tener mayor acceso a losmercados internacionales, delimitación de vulnerabili-dad económica, social y ambiental, gestión sosteniblede los recursos hídricos, generación sostenible de ener-gía y mayor participación de fuentes renovables, ges-tión de áreas protegidas para el uso sostenible de labiodiversidad, adaptación al efecto de los cambiosclimáticos, gestión sostenible de áreas urbanizadas yrurales, promoción de la innovación científica y tecno-lógica, refuerzo de instituciones de investigación y de-sarrollo, y ampliación de las fuentes de financiamiento(PNUMA/ORPALC, 2002b). La ILAC fue incluida comoparte del Plan de Implementación de la Cumbre Mun-dial sobre Desarrollo Sostenible en Johannesburgo.

Principales desafíos

En el campo de los acuerdos e iniciativas multila-terales, la región debe continuar su avance cumpliendocompromisos emanados de acuerdos multilaterales in-ternacionales y regionales. Para ello es necesario ratifi-car a la mayor brevedad posible los acuerdos ambien-tales pendientes y juzgar de manera muy crítica la via-bilidad de su puesta en práctica, considerando las ne-cesidades económicas locales y la presión de interesesextranjeros. Por tanto es fundamental armonizar loscompromisos derivados de acuerdos comerciales yambientales, para que la liberalización del comerciono genere un deterioro mayor del ambiente. Debe man-tenerse la sobresaliente participación regional en la lu-cha contra el calentamiento planetario y la contamina-ción, como ocurrió con los acuerdos de Estocolmo yKyoto. Finalmente, deben respaldarse las acciones con-cretas sobre legislación ambiental y su implementaciónque fueron presentadas en la declaración deJohannesburgo.

Las políticas ambientalesLa mayoría de los países cuenta con un instrumento

de política nacional ambiental que sirve de base paracoordinar políticas sectoriales en temas tan diversoscomo la gestión del recurso hídrico, el ordenamientoterritorial, la gestión urbana, la reducción y el tratamien-to de los desechos sólidos y la administración forestal.Entre estos temas, los que han destacado en las agen-das de gobierno incluyen la búsqueda de inserción enel mercado mundial del carbono y la promoción de unaproducción más limpia. En otros casos han destacadotemas asociados con la gravedad de ciertos eventosnaturales; por ejemplo, los gobiernos se han apresura-do a promulgar políticas para el control, combate y pre-vención de los incendios forestales. Sin embargo, estostemas requieren integración, y algunos esfuerzos inci-pientes de políticas integradoras se empiezan a hacerpatentes en las áreas de comercio y ambiente. En otro

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· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

sentido también se hacen esfuerzos de integración através de las reuniones, informes y planes de órganossubregionales como la Comisión Centroamericana deAmbiente y Desarrollo (CCAD), la Comunidad Caribeña(CARICOM por sus siglas en inglés), la ComunidadAndina de Naciones (CAN), la Asociación de Estadosdel Caribe (AEC), el Tratado de Cooperación Amazónica(TCA) y el MERCOSUR, entre otros.

Para la articulación de las políticas ambientales sec-toriales con las políticas de carácter más general, mu-chos países se apoyan en instrumentos económicos—todavía incipientes en la región— como complementode las herramientas de regulación directa. Tanto los ins-trumentos como las políticas económicas y ambienta-les suelen ir entrelazados.

En el contexto de una coyuntura económica adver-sa en el período reciente, particularmente en el terrenofiscal (ver la sección de Tendencias socioeconómicasen el capítulo 2), las políticas ambientales han queda-do relegadas en las agendas de gobierno, sobre todoante temas como la economía y la pobreza. Ello no obs-tante, los países latinoamericanos y del Caribe estuvie-ron activos en la elaboración y promulgación de políti-cas ambientales, principalmente de carácter sectorial.

El tema del recurso hídrico ha tomado gran rele-vancia, al disminuir el suministro de agua potable y au-mentar la contaminación, lo cual agrava la competen-cia entre sus diferentes usos. También se concede granimportancia al alcantarillado y tratamiento de aguasresiduales domésticas e industriales. Predomina la bús-queda de esquemas descentralizados para su adminis-tración y la participación del sector privado. Se hanimplementado instrumentos económicos para mejorarel servicio y la calidad del agua (Fernández-Busto,2001). En algunos países existe la tendencia a conside-rar las cuencas hidrográficas como unidades básicas deplanificación y gestión ambiental, integrando diversasperspectivas de políticas —ordenamiento territorial,deforestación, producción más limpia, uso adecuadodel suelo— con el fin de promover el desarrollo soste-nible y eliminar la contaminación (CEPAL y PNUMA,2001).

En el campo de los núcleos urbanos, las ciudadescontinúan creciendo –aunque a un ritmo menos acele-rado que en décadas pasadas. El grado y crecimientode la urbanización varían mucho entre países y dentrode ellos. A pesar de las debilidades persistentes en losinstrumentos de planificación y gestión deasentamientos humanos —en parte debido a la rápiday temprana urbanización de la región—, los países cuen-tan con mayor experiencia y capacidades técnicas paraenfrentar los nuevos desafíos. También hay mayor con-ciencia de la naturaleza integral y multidimensional delas políticas territoriales, urbanas y habitacionales. Anivel regional, la Reunión Regional de Ministros y Au-toridades Máximas del Sector de la Vivienda y el Urba-nismo de América Latina y el Caribe (MINURVI) cum-

ple un papel esencial en el fortalecimiento de las polí-ticas del hábitat, mientras que el Plan de Acción Regio-nal de América Latina y el Caribe de 1995 continúasiendo el instrumento de referencia para la ejecuciónde gestiones conjuntas y esfuerzos individuales de lospaíses. Por otra parte, la diversidad de los centros urba-nos plantea una necesidad de abandonar los enfoquesnetamente sectoriales. Exige además coordinación en-tre los niveles centrales y descentralizados de gobiernopara compensar desequilibrios en desarrollo, organizan-do acciones e inversiones de forma más coherente(CEPAL y Hábitat, 2000).

En el área de energía, aumenta la relevancia de de-sarrollar fuentes alternativas, menos contaminantes ypor ende más “amigables” con el ambiente, como tam-bién de los programas de ahorro energético e incenti-vos –por lo general exoneraciones fiscales a equipospara generar o consumir energía de forma más eficien-te. A nivel de industrias y empresas los esfuerzos secentran en la búsqueda del financiamiento necesariopara un cambio tecnológico. Otra tendencia apuntahacia la integración al mercado internacional del car-bono, el fomento de mercados internos de carbono, yel desarrollo de combustibles alternos —como en Ar-gentina y Brasil— que reduzcan las emisiones tanto defuentes fijas como móviles (Fernández-Busto, 2001).

En cuanto al bosque, en general la región ha reco-nocido que la deforestación es uno de los problemasambientales de mayor gravedad. Un apartado impor-tante son las acciones tomadas en la prevención, con-trol y combate de incendios forestales. En 1998 al me-nos 9,2 millones de hectáreas de bosques resultaronafectadas por incendios en América Latina. Ello ha obli-gado a la región a elaborar e implementar más políticasy herramientas para su prevención, monitoreo y com-bate. El alto costo y la falta de equipo y recurso huma-no obliga a los países en desarrollo a buscar coopera-ción internacional y establecer acuerdos para el uso desatélites. Costa Rica, Honduras y México cuentan conbrigadas bien organizadas para combatir los incendios.México, además, ha mejorado sus herramientas y ma-pas de monitoreo, así como su capacidad de pronósti-co. Por su parte Guatemala ha recibido montos consi-derables de ayuda internacional debido al interés enproteger las ruinas mayas del Petén. El Ministerio deAmbiente y Recursos Naturales de Venezuela empleaincentivos económicos de prevención y control. La Di-rección de Control y Supervisión de IBAMA del Minis-terio del Medio Ambiente del Brasil administra el Pro-grama Nacional para el Manejo del Fuego (PREVFOGO).En Chile el gobierno hizo a las instituciones privadasde la madera responsables de combatir los incendiosen sus propias tierras. Las leyes forestales de México yCosta Rica prohíben el cambio de uso del suelo y san-cionan la provocación de incendios forestales(Cochrane, 2002).

En el control de incendios forestales se han dadoesfuerzos coordinados a nivel subregional. La CCAD,

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Cap.

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La evolución de PROALCOHOL en BrasilLa evolución de PROALCOHOL en Brasil

Brasil tiene el único programa de gran escala que ha sustituido exitosamente los combustibles fósiles por una forma deenergía renovable, reduciendo la emisión de gases con efecto invernadero. PROALCOHOL (el programa deproducción de alcohol anhidro) fue la respuesta del gobierno brasileño ante la crisis petrolera iniciada hacia 1972, Elprograma comenzó en 1975 mediante el decreto 76.593, orientado a aumentar la producción de caña de azúcar,cuyo alcohol puede sustituir a la gasolina. Tenía dos objetivos: proveer de combustible a vehículos con motorespecialmente diseñado para alcohol y utilizar el alcohol como aditivo a la gasolina en los vehículos normales,haciendo su combustión menos contaminante.

A finales de la década de 1970 el programa se extendió para promover el cultivo de nuevos cañales, un planagroindustrial y el desarrollo de una flota vehicular que utilizara la mezcla de alcohol y gasolina. Más de la mitad de laproducción de azúcar se concentra hoy en Sao Paulo. Se crearon incentivos para la construcción y operación denuevas destilerías, y los mecanismos para distribuir el nuevo combustible a las estaciones de gasolina en todo el país.

El gobierno hizo obligatorio su uso a todos los vehículos oficiales, creó incentivos fiscales para fabricantes yconsumidores, y fijó un precio menor al de la gasolina, para facilitar la creación de un mercado. Como resultado deestas medidas, la producción de alcohol aumentó de medio millón de metros cúbicos por año en 1979 a quincemillones en 1987.

Los primeros vehículos en utilizar alcohol se construyeron en 1979, y luego de resolver obstáculos técnicos, las ventasse incrementaron exponencialmente, alcanzando un 92 por ciento del total de la flota vehicular en la década de 1980,y un 50 por ciento en 1990 (unos cinco millones de unidades). En 1989, la disponibilidad de alcohol disminuyó y losconsumidores perdieron confianza. Esto ha ocasionado una tendencia constante a la baja en su consumo. Elporcentaje de vehículos consumidores de alcohol anhidro cayó a un 30 por ciento en 1993, un 12 por ciento en 1994y posteriormente a uno por ciento.

Sólo 10.000 nuevos vehículos de alcohol se vendieron en el año 2000. Las ventas de alcohol alcanzaron apenas 5,1millones de metros cúbicos en ese año (aunque la industria de la caña generó cuatro mil millones de dólares ese año, ylas ventas por alcohol alcanzaron los dos mil millones). Las razones de esta baja obedecen a cambios en las políticaspara controlar la inflación, una baja en los precios del petróleo y la pérdida de interés de las autoridades. AunquePROALCOHOL nunca ha sido oficialmente cerrado, desde 1998 el gobierno ha disminuido progresivamente lossubsidios al programa, y los precios se rigen ahora por las leyes del mercado libre. Se ha estimado que para mantener larentabilidad general del mercado del alcohol, las ventas de vehículos deben alcanzar las 200.000 unidades anuales(un 10 por ciento del total). Las nuevas políticas monetarias de 1999, entre otros factores, han impulsado unresurgimiento de la industria de la caña para otros fines, con el riesgo de que varios productores cambien suproducción de alcohol a azúcar, pudiendo provocar una situación como la de 1989.

Sin embargo, el precio del alcohol todavía es bastante competitivo (comparado con la gasolina), y el país ha ahorradomás de 20 mil millones de dólares en importación de petróleo y sus derivados. Se calcula que ha generado más de unmillón de empleos directos e indirectos. Adicionalmente, ha contribuido a revalorar la tierra y mejorar la calidad delaire. La generación de energía eléctrica a partir de residuos de la caña de azúcar es también una opción importante.

Entre los retos de corto plazo para la supervivencia del programa están la reorientación de la industria del azúcar aotros fines, la falta de coordinación de las políticas y acciones de diversas agencias de gobierno —Eletrobras,Petrobras, Ministerio de Agricultura, Agencia Nacional del Petróleo , la ausencia de leyes o políticas que garanticenel suministro constante y a perpetuidad del alcohol a los consumidores, así como la transición a un mercado libre. Paragarantizar la permanencia de PROALCOHOL un programa estratégico desde el punto de vista ambienta , esnecesario un acercamiento del gobierno brasileño a los sectores de fabricantes de vehículos e industria de la caña deazúcar, con el fin de tomar medidas que reviertan la tendencia decreciente en el uso del alcohol.

— — l

Fuente: Dougals y Buarque, 2001.

con la cooperación de distintas agencias internaciona-les, llevó a cabo un Taller para el Desarrollo de un PlanEstratégico Regional para el Manejo de Incendios y Pla-gas Forestales, en Siguatepeque, Honduras, en agostode 2002. El plan, cuya adopción fue recomendada porel Consejo Centroamericano de Bosques y Áreas Prote-

gidas al Consejo de Ministros de la CCAD, comprendeacciones en gestión, prevención, control y restauración,así como lineamientos generales: fortalecimiento deorganizaciones base, planificación del uso de la tierray prevención basada en la demanda social. Se preten-de establecer un Grupo de Trabajo Regional adscrito a

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· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

la CCAD, un centro de atención regional, e incorporarla participación de México (CCAD, 2002).

En el tema de la biodiversidad, otras políticas secto-riales inciden sobre el uso de los recursos. Diversosgobiernos –particularmente en el seno de forossubregionales como la CAN (Comunidad Andina deNaciones), la CCAD y el MERCOSUR– han hecho es-fuerzos por integrar sus políticas sobre comercio y am-biente. Estos incluyen aspectos como los derechos depropiedad intelectual, los derechos de los pueblos in-dígenas y las comunidades locales, el acceso a recur-sos genéticos y bioquímicos, y el reparto justo de bene-ficios derivados del acceso y uso de los recursosgenéticos, la biotecnología y, en alguna medida, labioseguridad –particularmente lo relativo a movimien-tos transfronterizos de organismos vivos modificados.

Las Estrategias Nacionales de Biodiversidad (y losPlanes de Acción derivados), elaboradas en el marcodel Convenio de Biodiversidad, son los instrumentosde política prevalecientes. Los países de la CAN ya tie-nen una estrategia subregional de biodiversidad (CEPALy PNUMA, 2001), y la CCAD y el Corredor BiológicoMesoamericano están preparando en forma conjuntala Estrategia Regional de Biodiversidad (Wo Ching,2001).

Las políticas relativas a las áreas protegidas se cen-tran cada vez más en la consolidación de los sistemas,las áreas y las instituciones encargadas de su protec-ción, así como en su manejo sostenible, y menos en lacreación de nuevas áreas (además, la tendencia es acrear áreas mucho más pequeñas que en los años ante-riores; ver la sección de Biodiversidad en el capítulo 2).En relación con la biodiversidad, recientemente se tra-taron también algunos temas que suscitan bastante con-

troversia entre los sectores de la sociedad. No hay acuer-do sobre los posibles riesgos que representan para lasociedad los cultivos genéticamente modificados(PNUMA, 2002b). Paraguay emitió las primeras resolu-ciones que abren áreas de ensayo para materialestransgénicos (Zavala, 2002).

Otro tema importante es el énfasis en desarrollarlos gobiernos locales, la descentralización y la partici-pación ciudadana. Los gobiernos locales y municipiosocupan una situación de privilegio para contribuir amejorar la calidad de vida y el tema de descentraliza-ción ocupa por ende, un lugar importante en las políti-cas nacionales. Actualmente los gobiernos locales ymunicipales cuentan con mayores recursos que haceuna década, aunque la distribución continúa siendopoco equitativa, al tiempo que protagonizan una ma-yor competencia por acceder a recursos más abundan-tes, para hacerse cargo tanto de los servicios tradicio-nales (salud y educación) como de las nuevas obliga-ciones (ambiente, empleo y seguridad ciudadana)(CEPAL, 2002). Si bien el papel de los municipios hasido fundamental para el desarrollo de las economíaslocales, la descentralización ha venido trasladando aestos gobiernos locales la prestación de nuevos servi-cios o el manejo de recursos naturales –en particularen la gestión integrada del recurso hídrico–, revaloran-do su papel en la gestión ambiental. En otros ámbitos,los procesos de descentralización se han dirigido hacialas comunidades, como puede atestiguarse de la im-portante participación de las organizaciones no guber-namentales en el comanejo de áreas protegidas en paí-ses como San Vicente y las Granadinas, Jamaica, Trini-dad y Tabago, El Salvador, Belice y Guatemala (PNUMA,2000).

Las políticas persiguen cada vez más, desde el pro-ceso mismo de su elaboración, la participación ampliade diversos sectores, incluidas las entidades estatales,las organizaciones no gubernamentales y el sector pri-vado. Establecen la obligación de debatir abiertamentela puesta en marcha de proyectos grandes, como laconstrucción de represas hidroeléctricas, la creación deáreas protegidas, la apertura de proyectos mineros o laconstrucción de infraestructura vial. Los canales de par-ticipación son tanto formales como informales, perodeben llevar al establecimiento de mecanismos forma-les: grupos técnicos de consulta, comisiones, audien-cias y otros. Aún queda mucho por hacer en el manejode residuos peligrosos e industriales, la revisión de mar-cos legales e institucionales para promover el cambiotecnológico y el desarrollo del mercado ambiental, lacreación de incentivos fiscales para promover las in-versiones ambientales y el financiamiento de esas in-versiones por parte de las bancas de desarrollo(Fernández-Busto, 2001). Otros retos y vacíos están re-presentados por acciones todavía embrionarias en elcombate a la desertificación, el manejo sostenible delsuelo, la gestión urbana, y el manejo y conservación dela biodiversidad marina.

© R. Burgos

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193Perspectivas del medio ambiente

Cap.

3

El comercio neto mundial crece cada día, no solo porque la población aumenta, sino por la creciente apertura demercados, la cual lleva más cantidad y diversidad de bienes a un mayor número de consumidores. Inevitablemente, alcrecer el flujo comercial, aumenta la demanda sobre los recursos naturales y por tanto surge un deterioro ambiental.

El modelo de desarrollo sostenible, visto como respuesta a este deterioro, propone obtener más bienes sin malograr losrecursos naturales para las generaciones futuras. Difícilmente se encontrará un gobierno o una industria que no apoyepúblicamente el modelo de desarrollo sostenible. Más importante aún, el desarrollo sostenible se incorpora casi deoficio en el enunciado de propósitos de las acciones enmarcadas en la Organización Mundial del Comercio, laOrganización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y elpropuesto Acuerdo de Libre Comercio de las Américas. Sin embargo, cuando se revisan las prácticas originadas enestos enunciados, la realidad generalmente muestra el dilema y no su solución.

El origen de estas fallas suele ser el mismo: América Latina y el Caribe están gravemente afectados por el lastre de sudeuda externa y sus gobiernos ven como solución una fuerte dosis de inversión extranjera, representada más porgrandes compañías transnacionales que por cualquier otro tipo de fuente.

Se menciona con frecuencia el ejemplo de Costa Rica, que actualmente aplica un modelo aún poco evaluado decaptación de recursos de bajo impacto ambiental, como el ecoturismo y la maquila de microcircuitos; pero que en elpasado recurrió a la exportación de carne barata. Esta exportación se hizo durante 30 años al costo de deforestargrandes áreas (incluyendo algunos de los últimos reductos de bosque seco del continente), y aunque existió unarelativa "eficiencia" en el sentido de que se duplicó el área de pastizales pero se quintuplicó la exportación de carne, lapráctica demostró ser insostenible en lo ecológico, lo social y lo económico.

Sin embargo, experiencias como la de Costa Rica se dieron en un ambiente de mercados relativamente regulados. Lapregunta crucial ahora es cuál será la relación entre comercio y ambiente en un área de "libre comercio" de alguno delos tipos propuestos.

Para preservar el principio del desarrollo sostenible, este tipo de tratados propone entre otras las siguientes acciones:· Seguimiento de normas ambientales propias de país desarrollado.· Participación de todos los países interesados en el acuerdo.· Transparencia en el proceso de toma de decisiones.· Establecimiento de cláusulas que específicamente se refieran al ambiente.

Los críticos afirman que en la práctica, casi todas estas acciones están ausentes en los tratados de libre comercio ysimilares. Las normas ambientales propias de países desarrollados suelen ser difíciles de aplicar en los países endesarrollo debido a limitaciones económicas y ocasionalmente, también tecnológicas. Un ejemplo bien conocido esel fallido intento por controlar la contaminación con mercurio en las minas de oro amazónicas.

La participación de todos los países interesados en el acuerdo también es insegura, como ha demostrado el modo defuncionamiento de la Organización Mundial del Comercio, donde no todos los socios tienen la misma participaciónen las decisiones. La transparencia en el proceso de toma de decisiones por su parte también es discutible: en elcaso del propuesto Tratado de Libre Comercio de las Américas, han pasado ocho años antes de que se hagan públicaslas posibles inclusiones y se invite a la sociedad civil a enviar sugerencias.

El establecimiento de cláusulas que específicamente se refieran al ambiente, aunque parece el factor positivo másobvio y comprobable, resulta sin embargo ser el talón de Aquiles de estos acuerdos, porque están diseñados paraproteger por sobre todo al inversionista. Por ejemplo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte incluye unacláusula que permite a cualquier inversionista demandar a los gobiernos ante una corte civil si sufre un "dañofinanciero", independientemente de la causa. Casos como el de de la empresa Metalclad contra México demuestranque esa causa puede ser una medida de protección ambiental y que la corte dará la razón al inversionista.

En la práctica, estas cláusulas neutralizan por completo el modelo de desarrollo sostenible y obligan a capitular a lospaíses en desarrollo, incapaces de arriesgar un multimillonario pago por perjuicios ante las grandes compañíasextranjeras. Superar el dilema, y lograr un equilibrio propio del desarrollo sostenible, requiere acuerdos que no seansecretos, participación igualitaria de los países en desarrollo (incluyendo el sector privado o civil), normasambientales realistas y la eliminación de cláusulas que protejan al inversor aun en casos de violación al sentidocomún ambiental.

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Comercio y ambiente en la encrucijadaComercio y ambiente en la encrucijada

Fuente: Beall, 2002.

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· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

Principales desafíos

En el campo de las políticas ambientales, la regióndebe adoptar políticas integradoras, coordinando agen-cias de gobierno, sectores productivos, organizacionesno gubernamentales y organismos internacionales. Hayque promover las iniciativas locales y la descentraliza-ción en el manejo de recursos básicos como el agua.Las políticas ambientales deben permear las políticaseconómicas y sociales, impulsando el uso de tecnolo-gías no contaminantes, el manejo de riesgos, la educa-ción y la responsabilidad social de las empresas. Deigual manera, las políticas de mitigación y prevencióndeben incorporar niveles tan diversos como manejo decuencas y costas, protección de especies marinas y con-trol de degradación de hábitats marinos. Es necesariomejorar la disponibilidad y calidad del agua, eliminarlos contaminantes orgánicos y químicos, reducir la vul-nerabilidad ante los desastres, detener la deforestacióny desarrollar fuentes de energía más eficientes. Final-mente, hay que favorecer la conservación de suelos yla agricultura orgánica, detener la pérdida de hábitats,corregir la fragmentación de ecosistemas, y evitar el trá-fico de especies amenazadas y la introducción de es-pecies exóticas.

Aplicación de las políticas y suimpacto

Las respuestas de política se reflejan en nuevosordenamientos jurídicos e institucionales, que han te-nido un impacto notable en áreas que incluyen la certi-ficación como mecanismo voluntario, las fuentes alter-nas de energía y el turismo sostenible.

La certificación sigue aumentando en la región comomecanismo voluntario para “posicionarse” en el mer-cado e incrementar la competitividad y la productivi-dad. Con el apoyo de programas estatales o iniciativasprivadas, industrias y agroindustrias de todo tamañobuscan certificar sus procesos, productos o cultivos,cumpliendo una serie de requerimientos ambientales ysociales. Destacan aquí algunas empresas multinacio-nales, cuyos procesos de estandarización suelen supe-rar las normas nacionales.

Continúa además el desarrollo de fuentes alternasde energía. En particular, se han llevado a cabo proyec-tos de desarrollo de biocombustibles en Sudamérica,energía eólica en Costa Rica, y energía solar en el Cari-be. Además, se ha creado una buena cantidad de cen-tros de producción más limpia y otros proyectos exitososgracias a esfuerzos conjuntos del sector público, aca-démico y privado (especialmente industrial), para labúsqueda de innovaciones tecnológicas y mejoras enla gestión ambiental. Estas iniciativas también han sidopromovidas por las organizaciones internacionales yregionales y han contado con financiamiento multila-teral, bilateral y del sector privado.

En materia de turismo, la declaratoria del Año Inter-nacional del Ecoturismo 2002, realizada por la Asam-blea General de la ONU en diciembre de 1998, pro-movió una serie de actividades y encuentros en la re-gión. De particular importancia fue el diálogo entre lasautoridades de turismo y las autoridades ambientales,generando políticas integradoras de ambos sectores. Conla asistencia de representantes de 24 países de AméricaLatina, el Caribe y España, se realizó la primera Cum-bre Iberoamericana de Turismo y Ambiente en las IslasGalápagos, Ecuador, en mayo del 2002. La Cumbre pro-dujo la Declaración de Galápagos, firmada por los re-presentantes de los ministerios de Turismo y MedioAmbiente de los gobiernos participantes; entre los te-mas tratados incluye los siguientes: políticas, normas yestrategias; conservación; desarrollo; responsabilidadsocial e investigación, así como su respectiva instru-mentación. El fomento del turismo en la región, concriterios de sostenibilidad y de participación de las co-munidades locales en las decisiones, fue el eje centralde la declaración.

Ordenamientos jurídicos e institucionesnacionales

El establecimiento de acuerdos multilaterales am-bientales, tanto mundiales como regionales, y la ten-dencia reciente de políticas sectoriales en este campoque impulsan reformas de los ordenamientos jurídicosnacionales, han dado lugar a la promulgación de grancantidad de leyes, decretos y otras normas ambientales(Brañes, 2001). Este proceso de renovación o innova-ción institucional se ha canalizado por tres vías: la crea-ción de nuevas estructuras, la definición de instanciasmás bien coordinadoras o el recargo de funciones eninstituciones preexistentes (Brañes, 2001). En términosgenerales, estas instituciones tienen competencias su-mamente amplias, muchas veces con facultades restrin-gidas, recursos casi siempre escasos, y poco personalcapacitado, lo cual redunda en controles poco efecti-vos y escasa capacidad para hacer cumplir las normas.Por ello ha resultado necesario cambiar las institucio-nes y, en algunos casos, las leyes mismas.

Las modificaciones institucionales se desarrollandesde mediados de la década de 1990, consolidándo-se en los últimos tres años. En México, por ejemplo, secrearon la Comisión Nacional de Áreas Protegidas y laComisión Nacional Forestal, ambas como órganosdesconcentrados. El Instituto de Pesca está ahora bajoel mando de la Secretaría de Agricultura, Ganadería,Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. También se creóel Consejo de Certificación Nacional de integraciónmultisectorial (Gutiérrez, 2002). En Guatemala, el nue-vo Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales susti-tuyó a la Comisión Nacional de Áreas Protegidas e hizodesaparecer a la Comisión Nacional de Medio Ambien-te. El Instituto Nacional de Bosques sigue existiendocomo figura autónoma y no como parte del ministerio.Paraguay, por su parte, se sumó a los países con unaSecretaría del Ambiente, mediante la Ley n° 1561 del

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195Perspectivas del medio ambiente

Cap.

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24 de julio de 2000 (Zavala, 2002). Por el Decreto Su-premo n° 26755, del 15 de agosto de 2002, Bolivia re-estructuró igualmente la organización y las competen-cias del Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planifica-ción, compuesto ahora por tres viceministerios, uno delos cuales es el de Medio Ambiente y Recursos Natura-les (Justiniano, 1996).

En el Caribe, la mayoría de países ha emitido leyesespecíficas para la creación de instituciones ambienta-les (ministerios, comisiones, consejos) o bien han in-cluido los temas ambientales en las dependencias yaexistentes (ministerios de turismo, salud y vivienda).Entre las legislaciones adoptadas por los países del Ca-ribe en el marco de la realización de la Cumbre de laTierra se encuentran las siguientes: la Ley Nacional deConservación y Protección Ambiental de 1987 (y suenmienda de 1996) en San Cristóbal y Nevis, la Ley dela Autoridad Nacional de Conservación de RecursosNaturales de 1991 de Jamaica, la Ley de ProtecciónAmbiental de 1992 en Belice (enmendada en 1998), laLey de Manejo Ambiental de 1995 de Trinidad y Tabago,la Ley de Protección Ambiental de 1996 en Guyana yla Ley de la Autoridad Nacional de Conservación enSanta Lucía de 1999 (UNEP, 2002).

Los cambios de orden jurídico, por otro lado, sonde tres tipos básicos, que a veces se combinan: el surgi-miento de leyes sectoriales, el establecimiento de leyesmarco y el desarrollo de leyes a partir de acuerdosmultilaterales ambientales.

Ejemplos de leyes o disposiciones legales de ordenfundamentalmente sectorial se pueden encontrar enMéxico, Guatemala, Barbados, Perú, Chile y Argenti-na. En México se aprobó la Ley General de Vida Silves-tre el 3 de julio de 2000 —que deroga la anterior Leyde Caza— y su reforma, el 10 de enero de 2002, ade-más del reglamento de áreas naturales protegidas del30 de noviembre de 2000. Están en estudio la Ley Ge-neral Forestal y la Ley de Bioseguridad (Gutiérrez, 2002).En Guatemala, el Acuerdo Ministerial 1173-99 regula ypromueve la producción orgánica o ecológica (Rojas,O.E., 2002). En el Caribe se han emitido diversas legis-laciones sectoriales, tales como la Ley de Control de laContaminación Marina de 1988 en Barbados (UNEP,2002). En Perú se aprobó una nueva Ley Forestal y deFauna Silvestre —N° 27308 de 16 de julio de 2000—,así como una Ley de Residuos Sólidos - N° 27314 de 10de julio de 2000 (Solano, 2002). En Chile, luego de lareestructuración sufrida por la Comisión Nacional deMedio Ambiente (CONAMA), se emitió una nueva po-lítica de recursos naturales, que presumiblemente im-pulsará modificaciones en la legislación (Maldonado,2002). En Argentina, se publicó la resolución 1076 de8 de agosto de 2001 para dar sustento al ProgramaNacional de Biocombustibles en el seno de la Secreta-ría de Desarrollo Sustentable y Política Ambiental; secreó el Programa Nacional de Energías y CombustiblesAlternativos por disposición 166/01 del 16 de octubrede 2001; y se fundó la Oficina Argentina del Mecanis-

mo para un Desarrollo Limpio, para revisar proyectosdentro del marco del Protocolo de Kyoto, mediante ladisposición 167/01 del 16 de octubre de 2001 (SADSA,2002).

Las leyes marco se han desarrollado fundamental-mente en la regulación del recurso hídrico y su gestiónintegral (ver la sección de Agua dulce en el capítulo 2).Ello se hace como respuesta a las limitaciones del enfo-que sectorial (centrado en alguno de los usos del agua,ya sea para consumo doméstico o industrial, riego ogeneración eléctrica) y la proliferación de leyes secto-riales —muchas veces desarticuladas entre sí u obso-letas—, o de planes también desvinculados entre sí. Lasleyes marco para recursos hídricos se caracterizan co-múnmente por utilizar la cuenca hidrográfica comounidad administrativa, descentralizar las funciones yresponsabilidades del estado hacia los gobiernos loca-les, utilizar instrumentos económicos —como el pagopor servicios ambientales— e incorporar al sector pri-vado y a los usuarios en la gestión y aprovechamientodel agua. Las motivaciones de estas nuevas orientacio-nes son distintas, pero influyen las políticas de promo-ción de la participación ciudadana y del sector priva-do, políticas de descentralización, la meta de un efi-ciente servicio de agua potable, la búsqueda de solu-ciones a la creciente contaminación y la competenciaentre los múltiples usos del recurso, el hecho de com-partir una cuenca transfronteriza, así como los conve-nios y eventos internacionales, por ejemplo el ForoMundial del Agua (Jouravlev, 2001).

El tercer caso de iniciativa jurídica es el de leyescuya aprobación se promueve para dar cumplimientoa compromisos adquiridos en los acuerdos multilateralesambientales. En Nicaragua, por ejemplo, se promovióuna consulta para dar a conocer y mejorar un antepro-yecto de Ley de Diversidad Biológica (MARENA, 2001).En Venezuela se aprobó en 1999 la Ley de DiversidadBiológica; en Perú, en ese mismo año, se aprobó unaley para la prevención de riesgos derivados de labiotecnología, y en 2002, la ley que establece el régi-men de protección de los conocimientos colectivos delos pueblos indígenas vinculados a los recursos bioló-gicos.

Eficacia de la implementación

Los países de América Latina y el Caribe han hechoesfuerzos para aumentar el efecto de sus políticas sec-toriales ambientales. Se ha promovido la adopción deuna normativa más reciente y más acorde con el usosostenible de los recursos, aunque subsiste la cuestiónde una efectiva implementación tanto en el tema debiodiversidad como en el tema forestal. A pesar de unavasta experiencia de desarrollo institucional, laimplementación de políticas, leyes y regulaciones am-bientales ha enfrentado conflictos derivados de una es-casa o débil coordinación con otras agencias públicas,traslape de competencias entre instituciones sectoria-

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· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

les y ambientales, restricciones presupuestarias, y faltade capacitación técnica, de recursos humanos o de vo-luntad política (PNUMA, 2000).

Por ejemplo, en el área de la energía, se han desa-rrollado diversas iniciativas, como el Programa Nacio-nal de Conservación de Energía Eléctrica (PROCEL) enBrasil, el Programa de Ahorro Energético en Cuba, la

Comisión Nacional para el Ahorro de la Energía(CONAE) y el Fideicomiso para el Ahorro de EnergíaEléctrica (FIDE) en México, y el Programa de Ahorro deEnergía (PAE) en Perú. Sin embargo, algunas iniciativasno han sido incorporadas todavía en las políticas ener-géticas, principalmente por falta de voluntad política, yen ocasiones, se desarrollan de manera aislada omarginalizada.

Ejemplos de instrumentos económicos utilizados en la gestión ambientalEjemplos de instrumentos económicos utilizados en la gestión ambiental

Instrumentos económicos

Sistema de depósito-reembolso para botellas de consumo masivo (Barbados)Tarifa ambiental sobre bienes durables importados (Barbados)Tarifas diferenciadas por la recolección de desechos sólidos (Barbados)Exoneración fiscal para calentadores de agua solares (Barbados)Cobros a usuarios por volumen de agua extraída (Jamaica)Incentivos fiscales para construcción de tanques almacenadores de lluvia y equipo importadopara ahorrar agua en hoteles (Barbados)

Compensación financiera por explotación de petróleoPagos por derecho de uso del aguaTarifa de efluentes industrialesImpuesto de circulación de mercaderías y servicios (ICMS y sus criterios ambientales detransferencia a municipios)Reconocimiento y premios por mejoras al desempeño ambiental de la industria (iniciativa nogubernamental)

Tasa retributiva por contaminación hídrica aplicada a nivel de cuencas por las corporacionesautónomas regionales (CAR)

Sistema de compensación por emisiones de material particulado en la región metropolitanaPago diferenciado por recolección de basura según la cantidad generada (bajo discusión)Cuotas individuales transferibles de pescaEcoetiquetaje para el ozono y agricultura orgánica

Permisos de uso de agua negociablesEsquema de certificación (agricultura orgánica y ecoturismo)Subsidios a la reforestaciónFinanciamiento de proyectos de producción limpia a tasas preferencialesFondo Nacional para Proyectos AmbientalesTarifas de cobro únicas por servicios municipales de agua, energía, ornato y recolección dedesechos sólidos

Arancel cero y depreciación acelerada para equipo de control y prevención de contaminaciónSobreprecio a gasolinasDerechos por uso y aprovechamiento de bienes públicos como la fauna silvestreDerechos por descarga de aguas residuales industrialesSistema de depósito-reembolso para baterías, neumáticos y lubricantes usadosFinanciamiento concesional y subsidios a proyectos de plantación y manejo forestal en áreasforestalmente devastadas

Sistema de depósito-reembolso para botellas de consumo masivoExoneración de impuestos corporativos por inversiones de control y prevención decontaminaciónImpuesto a la deforestaciónSistema de tarifas de desechos industriales basadas en volumen generado en el áreametropolitana de Caracas

País

Barbados yJamaica

Brasil

Colombia

Chile

Guatemala

México

Venezuela

Fuente: Acquatella, 2001.

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197Perspectivas del medio ambiente

Cap.

3

En este sentido, el proyecto denominado “Promo-ción del Uso Eficiente de la Energía en América Lati-na”, ejecutado por la Comisión Económica de las Na-ciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL)y SYNERGY, luego de realizar un análisis en varios paí-ses, ha propuesto una serie de reformas legales –pro-yectos de ley en Argentina, Colombia y Perú– e institu-cionales específicas. Entre las conclusiones de este aná-lisis destaca el hecho de que la mayoría de los paíseslatinoamericanos lleva a cabo programas de eficienciaenergética, y en menor medida, de energías renovables.Desafortunadamente esos programas no logran éxito oéste es muy relativo, porque los marcos legales,regulatorios e institucionales son inadecuados, faltacoordinación efectiva entre el sector público y el priva-do, y se carece de mecanismos adecuados de finan-ciamiento. En el campo de la integración de mercadosenergéticos, MERCOSUR ha obtenido los mayores avan-ces en cuanto a proyectos binacionales hidroeléctricosy de gas natural (Lutz, 2001).

Principales desafíos

En el campo de aplicación e impacto de las políti-cas ambientales, junto al proceso de ratificación deacuerdos multilaterales y regionales, hay que ajustar laslegislaciones nacionales y agregar la normativa faltante,con mecanismos para contemplar servicios ambienta-les no reconocidos aún. Las legislaciones también de-ben incorporar nuevas normas técnicas y tecnologías.Cualquier reforma o creación de normativa debe ha-cerse mediante los más amplios procesos participativos.Otro reto es poner en práctica instrumentos que seanefectivos, autosostenibles y económicamente eficien-tes a largo plazo, particularmente en políticas forestalese hídricas. El manejo forestal debe contribuir al benefi-cio de las comunidades locales, y los gobiernos, por suparte, necesitan ayudar a comunidades y empresas engestión ambiental e innovación tecnológica. El marcopolítico debe integrar las políticas industrial, tecnológi-ca, de comercio exterior y de fomento empresarial, ofre-ciendo recursos mediante trámites sencillos y rápidos,condiciones claras de acceso, y una buena divulgación.

Instrumentos económicosEl uso de instrumentos económicos se ha venido

extendiendo cada vez más en la gestión ambiental y enformas cada vez más diversas en la región latinoameri-cana y del Caribe, aunque se considera todavía inci-piente y aislado. La siguiente sección se basa funda-mentalmente en el estudio elaborado por Jean Acqua-tella para la CEPAL (Acquatella, 2001).

El reto de las autoridades encargadas de la gestiónambiental consiste en poner en práctica instrumentosefectivos, autofinanciables y económicamente eficien-tes en el largo plazo. Ello impone la necesidad de serinnovador ante los instrumentos tradicionales y la res-

tricción fiscal imperantes en los países de América Lati-na y el Caribe. Se han utilizado cargas, impuestos o ta-rifas para promover el uso de tecnologías más limpias oactividades de recuperación ambiental. También se hanusado regulaciones de carácter informal –más que ver-daderos instrumentos-, como programas que incentivana las empresas con la divulgación de su desempeñoambiental, mejorando su reputación, haciéndolas másatractivas que sus competidoras o aumentando su valo-ración en el mercado de capitales. Es importante anotarque, en contraposición con los instrumentos mencio-nados, en la mayoría de los países de América Latina yel Caribe se mantienen otros incentivos o subsidios po-tencialmente perjudiciales, como la exoneración deimpuestos a fertilizantes y plaguicidas, que incide enun mayor uso de estos contaminantes (CEPAL y PNUMA,2001).

La incorporación de instrumentos económicosautofinanciables permite mayor flexibilidad y la opor-tunidad de crear fondos específicos destinados a finan-ciar esa gestión. Sin embargo, su aplicación todavía esescasa en la región. Se han utilizado mayormente comoun complemento a los instrumentos de regulación di-recta, de uso mucho más difundido, como son las nor-mas ambientales o los acuerdos entre autoridades y sec-tores privados. Su éxito depende de la capacidad de lasautoridades ambientales para trabajar coordinadamen-te con las autoridades fiscales; depende también de lacapacidad de control y seguimiento para hacer cumplirlas regulaciones ambientales, lo cual no logran aúnmuchos países en vías de desarrollo. Si bien un uso ex-tendido de estos instrumentos contribuiría a mejorar lagestión ambiental, en muchos países las autoridadesencuentran obstáculos (a nivel legal o de coordinación,o bien de la necesaria capacidad institucional) los cua-les requieren una fuerte voluntad política para ser su-perados.

En Mesoamérica se ha aplicado instrumentosnovedosos en México (bosques, agua), Guatemala (re-servas administradas por grupos étnicos) y Costa Rica(servicios ambientales en general). En México se handesarrollado dos grandes programas de incentivos fo-restales: el Programa de Desarrollo Forestal (PRODE-FOR) y el Programa para el Desarrollo de PlantacionesForestales Comerciales (PRODEPLAN). Juntos lograronincorporar 600.000 hectáreas, beneficiando a produc-tores con menor grado de desarrollo, y generando18.000 empleos directos y 15.000 empleos indirectos.Al igual que en Brasil y Colombia, en México se cobraun derecho por descargar contaminantes y ese derechoes usualmente más costoso que construir los dispositi-vos para cumplir las normas ambientales. Sin embargo,la fiscalización y la recaudación son deficientes, por loque el cobro del derecho no ha logrado los objetivosque se proponía, así que recientemente se modificó lalegislación de ingresos, egresos e impuesto sobre la ren-ta, incluyendo nuevas medidas fiscales como exencio-nes totales y depreciación de hasta un 100 por cientoen el equipo contra la contaminación (Gutiérrez, 2002).

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· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

Categorías de instrumentos económicos utilizados en la gestión ambientalCategorías de instrumentos económicos utilizados en la gestión ambiental

Cobros por volumen decontaminación excedente.Impuestos ambientales.Regalías y compensaciónfinanciera por explotaciónde recursos naturales.Bonos de desempeñodepositados como garantíade cumplir con normas deconstrucción.Impuestos que afectan laselección de modos detransporte.Impuestos para incentivarel reuso o reciclaje demateriales (ej. neumáticosy baterías).Cobros sobre efluentespara reducir requerimien-tos de tratamiento aguasabajo.Tarifas de recolección dedesechos sólidos.Cobros por uso de agua.Incentivosfiscales para inversiones entecnologías limpias.Financiamiento de inver-siones ambientales me-diante fondos especial-mente diseñados.

Cargos a efluentes o poruso:

Incentivos fiscales yfacilidades de financia-miento:

El Gobierno cobra a lasfuentes contaminantes ousuarios individuales derecursos según cantidadde contaminación o usodel recurso y naturalezadel medio que recibe elefluente. El cobro es losuficientemente alto paracrear incentivos parareducir los impactos.

El Gobierno busca promo-ver inversiones en tecnolo-gía y producción máslimpia, reforestación yotras actividades conexternalidades positivas.Facilidades de financia-miento dirigidas a lasinversiones ambientales delas PYMEs y otros sectoresprioritarios.

Estándares:El Gobierno regula el tipoy cantidad de contamina-ción emitido por fuen-tes/agentes individuales.Se monitorea el cumpli-miento y se imponensanciones (multas, clausu-ras y prisión) por incum-plimiento.Incluye medidas de zonifi-cación, regulacionestecnológicas, regulacionesde cantidad, y licencias opermisos de operación.

Estándares o niveles máxi-mos de contaminación.Licenciamiento de activi-dades económicas conta-minantes.Restricciones del uso de latierra.Regulación del impacto deconstrucción de vías,tuberías, puertos y tendi-dos de comunicación.Directivas ambientalespara vías de tránsito urba-no.Multas por derrames enpuertos y depósitos entierra.Prohibición de materialesinaceptables para recolec-ción por servicios dedesechos sólidos munici-pales.Cuotas para el uso delagua.

Permisos transables:El Gobierno establece unsistema de permisostransables para contami-nación o uso de recursos,subasta o distribuye lospermisos, y monitorea elcumplimiento con elsistema. Las fuentes decontaminación, o usuariosde recursos, puedentransar libremente lospermisos asignados aprecios de mercado quefluctúan libremente.

Incluir “valores ambienta-les” en los precios deexpropiaciones paraconstrucción.Derechos de propiedadbien asignados sobreaquellos recursos que eldesarrollo urbano pudieraafectar potencialmente(bosques, tierras, zonaspesqueras).Sistemas de depósito-reembolso para desechossólidos y peligrosos.Permisos transables paraderechos de uso de agua,y para emitir contaminan-tes al agua y aire.

Legislación que requieraal fabricante publicardatos sobre su generaciónde desechos sólidos,líquidos y tóxicos.Lista pública de empresascontaminantes.Etiquetado de productosde consumo (eco-labels)relacionado con materia-les nocivos (ej. fosfatos endetergentes).Educación sobre reuso yreciclaje.

Clasificación pordesempeño:El Gobierno apoya unprograma de etiquetado oclasificación por desem-peño que requiere que losproductores revelen infor-mación ambiental sobresus productos destinados auso final.Adopción de certificacio-nes voluntarias basadas endesempeño como ISO14000 (por ejemplo, cerodescarga de contaminan-tes, planes de mitigación,adopción de tecnologíade prevención de conta-minación, política dereuso y reciclaje de dese-chos).Etiquetado ecológico paraproductos “ambiental-mente idóneos”.

Legislación estrictasobre responsabilidadambiental:La ley exige que el conta-minador o usuario delrecurso pague los dañosque ocurran sobre terce-ras partes afectadas. Laspartes afectadas obtienensu compensación a travésde litigación y el sistemajudicial.

Compensación pordaños.Responsabilidad de lagerencia de la firma queactúe negligentemente yde las autoridades am-bientales.Bonos de desempeño delargo plazo depositadosen garantía de riesgospotenciales por la cons-trucción de infraestruc-tura.Requisitos de “ceroimpacto neto” paratendido de vías, tuberíaso derechos de paso paraservicios públicos deelectricidad, agua, etc.

Regulacionesy sanciones

Control directo Orientación de mercado Litigación

Cargos, impuestosy tarifasIncentivos yfinanciamiento

Creación demercados

Intervención a nivelde demanda final

(regulación informal)

LegislaciónResponsabilidad

por daños:

Fuente: Acquatella, 2001.

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199Perspectivas del medio ambiente

Cap.

3

En Guatemala, el sistema de concesiones forestalesen áreas protegidas tiene como objetivo que las pro-pias comunidades autóctonas diseñen sus planes de ma-nejo, protegiéndolas contra talas ilegales, incendios fo-restales y otras amenazas. Se ha logrado reducir la talailegal y los incendios forestales, e incrementar la pro-ducción sostenible de madera; sin embargo, el merca-do todavía es incipiente y la transición de las comuni-dades ha sido lenta. Como aspecto positivo sobresaleel fuerte apoyo institucional a este sistema. Otro pro-grama complementario es el de Incentivos Forestales(PINFOR), en el cual el estado entrega una retribucióneconómica al propietario por hectárea reforestada. Sibien ha logrado aumentar el número anual de hectá-reas reforestadas de 1.273 a 5.300, todavía es de alcan-ce limitado. También se ha creado un subsistema dereservas privadas para definir mejor los derechos depropiedad sobre áreas silvestres en conservación. Sebusca protegerlas de conversión a usos agrícolas,subvaloración por fuentes de crédito o declaratoria detierras ociosas, con el consiguiente riesgo de invasio-nes (Acquatella, 2001). En tres meses se inscribieronlas primeras áreas protegidas privadas. La red que agru-pa a los propietarios de reservas privadas cuenta ya con30 miembros y sigue creciendo (Rojas, L., 2002).

En Costa Rica, la política de pago por servicios am-bientales (PSA) sigue fortaleciéndose, involucrando aempresas públicas y privadas cuyo insumo principal esel agua (para generar energía, satisfacer la demanda delsector municipal o doméstico, o fabricar bebidas) y quepagan por la protección de las cuencas de donde éstaprocede (ver también la sección de Agua dulce en elcapítulo 2). En 2000 comenzó el proyecto Ecomerca-dos, destinado a fortalecer el PSA con un préstamo blan-do de US$32 millones y una donación de 8 millonesotorgados por el Banco Mundial, con recursos del Fon-do para el Medio Ambiente Mundial. El proyecto buscaconsolidar el Sistema Nacional de Áreas de Conserva-ción y el Fondo Nacional de Financiamiento Forestal,apoyando técnica y financieramente las actividades dereforestación, protección y manejo forestal en todo elpaís, incluyendo áreas prioritarias del Corredor Bioló-gico Mesoamericano (Wo Ching, 2001). La Ley de Sim-plificación y Eficiencia Tributaria de 2001 establece queun 3,5 por ciento del impuesto sobre los combustiblesse destinará a financiar el programa estatal de pago porservicios ambientales (PPSA) y deberá ser girado por elMinisterio de Hacienda al Fondo Nacional de Finan-ciamiento Forestal (FONAFIFO). Además, FONAFIFOha negociado otros acuerdos y donaciones nacionalese internacionales que le proveen recursos adicionales.La Oficina Costarricense de Implemen-tación Conjun-ta ha sido fundamental para acceder a recursos interna-cionales.

El PPSA costarricense es único en América Latina yel Caribe, y cristaliza los esfuerzos realizados por casicuatro décadas en el país para la protección de la biodi-versidad. Su desarrollo introdujo reformas institucio-nales, financieras y legales, una reforma conceptual que

concibe al bosque como proveedor de servicios am-bientales y no sólo como fuente de madera, y una seriede reformas técnicas, todo lo cual hace viable el pro-grama y le augura sostenibilidad a largo plazo. El éxitoqueda patente con las 252.584 hectáreas que recibie-ron pagos entre 1997 y 2000 (alrededor del 5 por cien-to del territorio total, y un 11 por ciento del territoriobajo cobertura forestal), cifra considerablemente ma-yor al total de áreas incentivadas por programas ante-riores en un plazo de 24 años, que asciende a pocomás de 150.000 hectáreas (Orozco y Ruiz, 2002).

En el Caribe se tiene la experiencia con energía al-ternativa de Barbados, donde se exoneró de impuestosa los calentadores de agua solares, para promover suinstalación. Este instrumento tuvo éxito y generó em-pleos para cien personas, en parte por la publicidaddada por el Primer Ministro, quien instaló uno en supropia casa, ahorrando un 60 por ciento en el consu-mo de gas propano.

También en Sudamérica hay ejemplos importantesen Colombia (agua), Venezuela (desechos industriales),Paraguay (sector forestal) y Brasil (agua). Colombia esuno de los países de la región que más ha avanzado eneste tema, con la aplicación por tres décadas de las“tasas retributivas”, que son cobros por las descargasde aguas servidas. En un inicio, se diseñaron más comoinstrumentos de recaudación, con base en el costo deeliminar las descargas o controlar sus consecuenciasnocivas. Actualmente, las “tasas” constituyen un ver-dadero instrumento económico que incorpora los cos-tos externos derivados de la contaminación a los costosde la actividad económica. Las autoridades ambienta-les fijan tarifas mínimas, que se van incrementando se-mestral o anualmente mediante un factor regional, has-ta alcanzar la meta de descontaminación establecida.Se incentiva así a los agentes económicos a reducir susdescargas con opciones más baratas que las tasasrestributivas correspondientes. Lo recaudado ingresa aun fondo con el cual se financian proyectos de descon-taminación de la cuenca. El resultado ha sido una re-ducción significativa de contaminantes en el río Negro(Antioquia) en tan sólo un año de implementación(CEPAL, 2000).

© R. Burgos

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· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

Un sistema de tarifas por desechos industriales ba-sado en volumen ha sido implementado en el área me-tropolitana de Caracas, Venezuela, con la coordinaciónde todos los municipios. El sistema ha permitido cubrirlos costos de operación del vertedero, con un ajustesemestral de la tarifa, y fomentar su reducción por par-te de las empresas. En 2001 se establecieron por prime-ra vez los criterios de certificación forestal de Paraguay,basándose en los del Consejo Forestal Mundial (ForestStewardship Council en inglés), y de certificación deagricultura orgánica (Zavala, 2002).

En Brasil, en el estado de Sao Paulo, la empresapública de sanidad cobra una tarifa por el vertido deefluentes en la red de alcantarillado según volumen ycarga contaminante. Se ha logrado recuperar el costode las plantas para tratar la red de alcantarillado, perono se han promovido cambios hacia la reducción en elvolumen de agua consumida o en el coeficiente de car-ga contaminante del efluente. En el Estado de Ceará seha establecido un pago diferenciado para uso agrícola,industrial o urbano. Se ha logrado estabilizar la genera-ción de ingresos en el sistema integrado de gestión yracionalizar la demanda de agua para uso industrial yparcialmente para uso agrícola. La continuidad admi-nistrativa parece ser en este caso la clave del éxito al-canzado. Más recientemente, en diversos estados se haimplementado el Premio Azul del Ambiente, un con-curso abierto que premia las iniciativas empresarialesque resulten en una mejora concreta del desempeñoambiental de sus unidades productivas. A la vez, lasiniciativas ganadoras son divulgadas sistemáticamentepor los medios de prensa, generando un interés cre-ciente de las empresas en competir y del público porconocer de esas iniciativas.

En Chile se han puesto en práctica diversos instru-mentos, aunque a menudo no han tenido el éxito de-seado a causa de deficiencias en el diseño del instru-mento o falta de divulgación. Los instrumentos chile-nos incluyen un sistema de compensaciones por emi-sión de partículas atmosféricas en la Región Metropoli-tana, las Cuotas Transferibles de Pesca (CTP), elecoetiquetado y la certificación, subsidios para la pro-tección de la capa de ozono, y un programa de fomen-to a la tecnología limpia.

Principales desafíos

En el campo de los instrumentos económicos el retopara las autoridades ambientales consiste en poner enpráctica instrumentos efectivos y económicamente efi-cientes a largo plazo. Se debe ser innovador ante larestricción fiscal de la región, para lo cual se debe au-mentar el uso de instrumentos económicosautofinanciables. Hay que permitir mayor flexibilidadeconómica y crear fondos específicos destinados a fi-nanciar la gestión ambiental. Las autoridades deben tra-bajar coordinadamente con las autoridades fiscales,aumentando su capacidad de hacer cumplir las regula-ciones ambientales. Finalmente, se debe eliminar sub-

sidios potencialmente perjudiciales, como la exonera-ción de impuestos a fertilizantes y plaguicidas, que in-ciden en su mayor uso en detrimento del ambiente.

Industrias, nuevas tecnologías yturismo sostenible

La producción sostenible de recursos se concentraen tres campos: la industria, las nuevas tecnologías y elturismo sostenible. La industria ha sido tradicionalmenteconsiderada un elemento antagónico de la conserva-ción ambiental, pero las nuevas tecnologías y enfoquesde producción hacen obsoleto este concepto. Un ejem-plo extremo de una industria que puede ser de bajo

Categorización y ordenamiento de losCategorización y ordenamiento de lospaíses latinoamericanos de acuerdo conpaíses latinoamericanos de acuerdo conlas áreas dedicadas a la producciónlas áreas dedicadas a la produccióncertificada agropecuaria orgánica, encertificada agropecuaria orgánica, entransición, o ambas, 1998-2001transición, o ambas, 1998-2001

Fuente: García, 2002

CATEGORÍA 1 (50.000 ha o más)

Subtotal 3 766 000 ha (95,98%)

CATEGORÍA 2 (10.000 ha a menos de 50.000 ha)

Subtotal 115.455 ha (2,94%)

CATEGORÍA 3 (5.000 ha a menos de 10.000 ha)

Subtotal 29.610 ha (0,75%)

CATEGORÍA 4 (1.000 ha a menos de 5.000 ha)

Subtotal 12.479 ha (0,32%)

CATEGORÍA 5 (Menos de 1.000 ha y sin datos)

Subtotal 250 ha (< 0,01%)

TOTAL 3.923.794 ha (100%)

Argentina 2.800.000 (71,36%)*Brasil 803.000 (20,46%)México 103.000 (2,62%)Ecuador 60.000 (1,53%)

Colombia 30.000 (0,76%)Perú 26.000 (0,66%)Paraguay 19.218 (0,49%)Rep. Dominicana 14.963 (0,38%)Guatemala 14.746 (0,38%)Bolivia 10.528 (0,27%)

Costa Rica 9.004 (0,23%)Cuba 8.495 (0,22%)Nicaragua 7.000 (0,18%)Panamá 5.111 (0,13%)

El Salvador 4.900 (0,12%)Chile 2.700 (0,07%)Belice 1.810 (0,05%)Honduras 1.769 (0,04%)Uruguay 1.300 (0,03%)

Surinam 250 (0,006%)

*Porcentaje de participación con respecto al total.

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201Perspectivas del medio ambiente

Cap.

3

impacto ambiental, y cuyos recursos pueden invertirseen buena parte en el desarrollo sostenible, es el turismosostenible.

En el campo industrial se hacen esfuerzos funda-mentalmente en el área de la certificación, la cual vafuertemente ligada con la producción orgánica. El áreade cultivo orgánico en América Latina y el Caribe siguecreciendo, alcanzando un 22 por ciento del área cuan-tificada bajo manejo orgánico a nivel mundial. Argenti-na, Brasil, México y Ecuador cuentan con las mayoresáreas de producción orgánica, y en conjunto represen-tan 96 por ciento de la producción agropecuaria orgá-nica de la región. En tan sólo una década, Argentinaaumentó en unas 500 veces el área certificada comoorgánica al pasar de 5.500 hectáreas en 1992 a 2,8millones en 2001, principalmente al certificarse granparte de los pastos naturales de su pampa. Las mayoresáreas de producción agrícola orgánica certificada estándedicadas a los cultivos de azúcar, cacao y café, carnes(res y pollo), cereales y granos, frutas frescas y vegeta-les, básicamente destinados a la exportación hacia losmercados de Estados Unidos y la Unión Europea (García,2002). Cuba ha extendido enormemente la agriculturaurbana orgánica, la que suministra anualmente más detres millones de quintales de productos y da empleos amás de 300.000 personas.

Algunas industrias líderes, generalmente de gran ta-maño y productividad, adoptan mecanismos volunta-rios para superar las normas ambientales, como unaforma de “posicionamiento” tendiente a incrementar lacompetitividad (Fernández-Busto, 2001). En octubre de2000, la empresa bananera Chiquita Brands Interna-tional logró obtener la certificación del sello ECO-OKde la organización Alianza para Bosques (RainforestAlliance) en sus operaciones regionales. Esta compren-dió todas sus fincas en la región, además del 30 porciento de las fincas privadas que suplen el producto aesta firma. La producción de estas fincas correspondeal 15 por ciento del banano exportado desde Latinoa-mérica. Adicionalmente, la certificación se somete a unacuidadosa revisión anual (Chiquita, 2002). Un año an-

tes, Reybancorp, S.A., certificó el 100 por ciento de susfincas, todas en el Ecuador. La Alianza para Bosques,con la colaboración de la Red de Agricultura Sosteni-ble –responsable de fijar los estándares ambientales ysociales– también mantiene otros programas de certifi-cación de café, cacao, cítricos y plantas ornamentales,los cuales disminuyen el impacto ambiental eincrementan los beneficios sociales de estos cultivos.Ha certificado un total de 58.392 hectáreas en Latinoa-mérica en la última década (Rainforest Alliance, 2002).

Otro ejemplo de mecanismo voluntario surgió enCosta Rica frente al impacto contaminante de la brozadel café en los ríos. En 1992 se estableció un conveniointerinstitucional para iniciar un programa voluntariode disminución de la contaminación por etapas. Se eva-luaba cada proceso realizado por los caficultores, seidentificaban los problemas específicos a cada plantabeneficiadora y se estipulaban medidas para el trata-miento adecuado de desechos sólidos y líquidos. El pro-pietario debía definir e implementar la mejor solucióntécnica. El proceso de fiscalización y seguimiento fuemuy estricto. El Ministerio de Salud realizaba inspec-ciones periódicas y los caficultores debían realizar me-diciones para demostrar que cumplían con los nivelesde efluentes establecidos en el Reglamento de Vertidoy Reuso de Aguas Residuales, Decreto ejecutivo No

26042 de 14 de abril de 1997 y sus reformas. Actual-mente los 118 beneficios existentes cuentan con siste-mas adecuados de tratamiento y se disminuye la conta-minación casi en 98 por ciento. Se piensa ejecutar unprograma similar con los productores de azúcar (WoChing y Moreno, 2001).

En el campo forestal, de manera incipiente se hapromovido la modernización de la industria para unaprovechamiento más eficiente, a la vez que se fortale-ce a los pequeños y medianos productores. La certifi-cación de bosques continúa en aumento. Al 30 de se-tiembre de 2002, el Consejo Mundial Forestal contabi-lizaba 111 certificados en 14 países latinoamericanos,para un total de 3.645.781 hectáreas certificadas (FSC,2002).

Fuente: Rainforest Alliance, 2003.

Área certificada de agricultura sostenible en América Latina y el Caribe, por parte de laÁrea certificada de agricultura sostenible en América Latina y el Caribe, por parte de laAlianza para Bosques (Rainforest Alliance)Alianza para Bosques (Rainforest Alliance)

País Banano Cacao Cítricos Café Ornamentales Hectáreas % del totalBrasil 0 0 0 6.647 0 6.647 8%Colombia 7.270 0 0 376 0 7.646 9%Costa Rica 14.597 0 7.050 1.867 280 23.795 28%Ecuador 8.556 4.650 0 0 0 13.206 15%El Salvador 0 0 0 2.326 0 2.326 3%Guatemala 7.416 0 0 4.591 0 12.008 14%Honduras 3.568 0 0 0 3.568 4%México 0 0 0 1.234 0 1.234 1%Panamá 11.956 0 0 1.534 0 13.490 16%Total 53.363 4.650 7.050 18.575 280 85.770% del total 62% 5% 8% 22% 0% 100%

NOTA: Excluye el área certificada en Filipinas ( 1.701 hectáreas) y Estados Unidos(150 hectáreas), que representa un 2 por ciento del total. Datos al 2 de julio de 2003.

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202

· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

Hectáreas de bosque certificadas en América Latina y el Caribe en 2002Hectáreas de bosque certificadas en América Latina y el Caribe en 2002

País Certificados Hectáreas certificadasArgentina 4 28.656Belice 1 95.800Bolivia 9 965.216Brasil 26 1.216.545Chile 5 252.597Colombia 1 20.056Costa Rica 17 102.268Ecuador 2 21.341Guatemala 12 312.461Honduras 2 13.868México 24 530.027Nicaragua 1 3.500Panamá 3 8.383Uruguay 4 75.063TOTAL = 14 países 111 3.645.781

Fuente: Forest Stewardship Council, 2002.Mapa tomado de: WCMC, 2001.

Datos actualizados al 30 de setiembre de 2002.

MÉXICOÁrea total: 524 221 haNúmero de sitios: 23

GUATEMALAÁrea total: 312 461 haNúmero de sitios: 12

COSTA RICAÁrea total: 102 268 haNúmero de sitios: 17

PANAMÁÁrea total: 8 383 haNúmero de sitios: 3

ECUADORÁrea total: 21 341 haNúmero de sitios: 2

COLOMBIAÁrea total: 20 056 haNúmero de sitios: 1

BOLIVIAÁrea total: 965 263 ha

Número de sitios: 9

CHILEÁrea total: 252 597 ha

Número de sitios: 6

URUGUAYÁrea total: 75 063 haNúmero de sitios: 4

ARGENTINAÁrea total: 28 656 haNúmero de sitios: 4

BELICEÁrea total: 95 800 haNúmero de sitios: 1

HONDURASÁrea total: 13 868 haNúmero de sitios: 2

NICARAGUAÁrea total: 3 500 haNúmero de sitios: 1

BRASILÁrea total: 1 197 718 ha

Número de sitios: 26

SITIOS FORESTALES CERTIFICADOSEN AMÉRICA LATINA AVALADOS POR

LA FSC*, al 30 de agosto, 2002

Leyenda

Área total certificada enAmérica Latina:

Número de países:

Número de sitios:

Área certificada totalcomo % global:

3,62 M ha3,62 M ha

14

110

12.2%

*Forest Stewardship Council

Bosque tropical húmedoManglaresTropical secoTemplado latifoliado / templado mixtoTemplado coníferas

La cantidad de certificados ISO 9000 e ISO 14001otorgados por la Organización Internacional de Estanda-rización (ISO por sus siglas en inglés) sigue aumentan-do, así como el número de países participantes. Argen-tina, Brasil y Colombia obtuvieron casi el 90 por cientode los 14.423 certificados ISO 9000 otorgados a 33

países de la región en 2001. Por su parte, Brasil y Ar-gentina recibieron el 77 por ciento de los 681 certifica-dos ISO 14000 otorgados a 22 países de la región enese mismo año. En general, Argentina y Brasil tienenmás del 70 por ciento de los dos tipos de certificadosotorgados en la región en el año 2001 (ISO, 2001).

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203Perspectivas del medio ambiente

Cap.

3

País ISO 9000 ISO 9001 ISO 14 001

Argentina 2.260 710 249Antigua y Barbuda 1 - -Bahamas 1 - -Barbados 20 6 3Belice 2 2 2Bermuda 6 - -Bolivia 31 10 4Brasil 7.900 1.582 900Islas Caimán 1 - -Chile 327 92 55Colombia 1.838 728 69Costa Rica 89 23 38Cuba 34 3 -Dominica 1 - -República Dominicana 10 - -Ecuador 34 8 1El Salvador 12 3 -Granada 1 - -Guatemala 22 7 1Guyana 7 1 3Honduras 16 5 2Jamaica 20 1 1Antillas Neerlandesas 2 1 -Nicaragua 11 6 -Panamá 49 13 1Paraguay 65 21 4Perú 270 82 25Puerto Rico 39 2 3Santa Lucía 3 - 1Surinam 1 - -Trinidad y Tabago 33 6 7Uruguay 231 116 32Venezuela 342 47 17

Número de países 33 24 21

Total 13.679 3.475 1.418% del total mundial 2,44% 2,08% 2,87%

Fuente: ISO, 2003.

Certificados ISO 9000 e ISO 14001 otorgados a empresas en América Latina y el CaribeCertificados ISO 9000 e ISO 14001 otorgados a empresas en América Latina y el Caribe(al 31 de diciembre de 2002)(al 31 de diciembre de 2002)

Las nuevas tecnologías tienen dos grandes áreas dedesarrollo: energías alternativas y un papel central enla red de centros de producción más limpia.

Uno de los proyectos que destacan en la búsquedade energías alternativas es el proyecto eólico (por vien-to) de Tierras Morenas en Tilarán, Costa Rica. Se cuenta

entre los más grandes de América Latina y su costo demás de US$24 millones fue financiado con préstamosde la agencia de cooperación danesa (DANIDA), elBanco Centroamericano de Integración Económica(BCIE) y cinco bancos estatales. La energía generada esvendida al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).En República Dominicana, la firma estadounidense

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204

· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

Soluz ha instalado sistemas de energía solar y a media-dos de 2000 poseía ya más de 3.500 abonados. Esperaalcanzar un 50 por ciento de las casas ubicadas en sec-tores rurales y ante el éxito del proyecto, Soluz ha co-menzado a implementar otro similar en Honduras (GEF,2001).

En la región también se buscan tecnologías más lim-pias aunque rentables para empresas e industrias. Haaumentado la creación de exitosos Centros Nacionalesde Producción más Limpia (CNPL), con amplia partici-pación de diversos sectores y apoyo de organizacionesinternacionales, como la Organización de las Nacio-nes Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y elPrograma de Naciones Unidas para el Medio Ambiente(PNUMA). Aún queda mucho por hacer, por ejemplo,en tratamiento y manejo de residuos peligrosos e in-dustriales, revisión de marcos legales e institucionalespara promover el cambio tecnológico y el desarrollodel mercado ambiental, creación de incentivos fiscalespara promover las inversiones ambientales y financia-miento de esas inversiones por parte de las bancas dedesarrollo (Fernández-Busto, 2001).

Centros nacionales de producción más limpia en América Latina y el CaribeCentros nacionales de producción más limpia en América Latina y el Caribe

PaísBolivia

Brasil

Colombia

Costa Rica

Chile

Ecuador

El Salvador

Guatemala

Honduras

México

Nicaragua

Cuba

Perú

CentroCentro de Promoción deTecnologías Sostenibles

Centro Nacional de Tecnologías Limpias

Centro Nacional de Producción másLimpia y Tecnologías Ambientales

Centro Nacional de Producción más Limpia

Centro de Producción más Limpia

Centro Ecuatoriano de Producciónmás Limpia

Centro Nacional de Producciónmás Limpia

Centro Guatemalteco de Producción Limpia

Centro Nacional de Producciónmás Limpia

Centro Mexicano para la Producciónmás Limpia

Centro Nicaragüense de Producciónmás Limpia

Red Nacional de Producción más Limpia,Centro de Información, Gestión y Educación

Centro de Eficiencia Tecnológica

Página Webhttp://www.bolivia-

industry.com/sia/prodlimp/prodlim.htmwww.rs.senai.br/cntl/cntl.htm

www.cnpml.org (www.eis-online.com)

www.cnpml.or.cr

www.cnpl.cl

http://www.capeipi.com/servicios.asp#CEPL

http://www.cnpml.org.sv

www.cgpl.org.gt

http://www.hondurasinfo.hn/esp/fide/cnp_l.asp

www.cmpl.ipn.mx

www.cpmlnic.org.ni

www.medioambiente.cuwww.cuba.cu/ciencia/CIGEA/index.html

http://www.cet.org.pe/

El enfoque de producción más limpia permite reali-zar una gestión ambiental integrada a nivel de indus-tria o empresa, reduciendo el impacto ambiental y ge-nerando beneficios importantes: ahorro en el consumode agua, energía y combustibles, tratamiento de aguasresiduales, mejoras laborales y mayor capacitación.

En su etapa inicial, el proyecto mundial de centrosde producción mas limpia de ONUDI y PNUMA cola-boró en la creación de ocho centros en Brasil, China,República Checa, República Eslovaca, India, México,Tanzania y Zimbabwe. En una segunda etapa, se insta-laron centros en Hungría, Rusia, Vietnam, Marruecos,Túnez, Guatemala, Costa Rica, El Salvador y Nicara-gua. Estos últimos han conformado la Red Centroame-ricana de Centros de Producción Más Limpia (CCAD,2003b). En 1999, el PNUMA, con el apoyo de Norue-ga, inició un proyecto de cuatro años para promover lainversión en producción más limpia en los países endesarrollo, generando propuestas de inversión atracti-vas para las entidades crediticias. Con el propósito depoder mostrar a nivel internacional las metas alcanza-das, el proyecto se concentra en cinco países piloto de

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205Perspectivas del medio ambiente

Cap.

3

tres regiones: Guatemala, Nicaragua, Tanzania, Zim-babwe y Vietnam (UNEP, 2003b).

A continuación se presenta un detalle de cuatro cen-tros mesoamericanos (México, Guatemala, Nicaragua,Costa Rica) y dos sudamericanos (Colombia y Chile).En el caso centroamericano, es importante anotar que—además de las acciones de los centros nacionales—se creó en enero de 2002 el Sistema Regional dePremiación Ambiental impulsado por la Comisión Cen-troamericana de Ambiente y Desarrollo, para recono-cer a las empresas centroamericanas que han desarro-llados productos o procesos tendientes al mejoramien-to ambiental y a la reducción de sus efectos (AGA, 2001).

El Centro Mexicano para la Producción Más Lim-pia, constituido en 1995, es apoyado por el InstitutoPolitécnico Nacional y la Agencia Internacional para elDesarrollo de Estados Unidos (USAID). Ha logradomejoras en el desempeño ambiental e incrementos enla productividad de más de 50 empresas, en los secto-res de galvanoplastia, fundición, química, hospitales,ingenios, alimentos y embotelladoras (IPN, 2003).

El Centro Guatemalteco de Producción Más Limpiapersigue desarrollar y facilitar servicios, fortaleciendola capacidad local en la aplicación de una producciónmás limpia, haciendo las empresas nacionales más efi-cientes, competitivas y compatibles con el ambiente.Está conformado por la Cámara de Industria, la Univer-sidad del Valle y la Asociación de Azucareros, y es apo-yado por la Organización de Naciones Unidas para elDesarrollo Industrial, el Programa de Naciones Unidaspara el Medio Ambiente, el Instituto Tecnológico deCiencias Ambientales de Basilea y el gobierno suizo.Aunque es de reciente conformación, ya ha elaboradoel Estudio sobre Inversiones en Guatemala en Produc-ción Más Limpia y cuenta con una serie de Módulos deCapacitación en Producción Más Limpia (CGPL, 2003).

El Centro de Producción Más Limpia de Nicaragua,ubicado en la Universidad Nacional de Ingeniería, hizoevaluaciones técnicas a nivel nacional en 2001, identi-ficando así las industrias prioritarias para la aplicaciónde los métodos de producción más limpia (PML): lác-teos, mataderos, azúcar, café y pesca. También ha sidoun importante promotor en la elaboración de una polí-tica nacional de PML, en la divulgación del conceptode PML y en el apoyo –a través de planes de negocio–para la obtención de financiamiento a la industria. En2001, capacitó 229 personas (UNI, 2003).

La Cámara de Industrias de Costa Rica, el Centro deGestión Tecnológica e Informática y el Instituto Tecno-lógico de Costa Rica conforman el Centro Nacional deProducción Más Limpia, el cual es financiado por laOficina Federal de Asuntos Económicos para el Exte-rior del Gobierno Suizo y cuenta con el apoyo técnicodel Instituto Tecnológico de Ciencias Ambientales deBasilea. Este centro ha asesorado a varias empresas paraque obtengan la certificación ISO 9000 e ISO 14001,

entre ellas, cafetaleras, químicas, plásticos, electróni-ca, carga, agrícola y terminales de aeropuerto. Las ca-fetaleras certificadas exportan en conjunto un 10 porciento del total nacional, principalmente a países euro-peos (CNPML, 2003).

En Colombia, el Centro Nacional de Producción MásLimpia y Tecnologías Ambientales (CNPMLTA) es unente privado que ofrece servicios y asesorías al sectorempresarial. Constituido desde 1998 por iniciativa deun grupo de instituciones y empresas, nacionales e in-ternacionales, su objetivo es incentivar políticas y ac-ciones ambientales en el sector industrial colombiano.Cuenta con la colaboración del Gobierno Suizo a tra-vés del Instituto Federal Suizo para la Investigación yPrueba de Materiales y Tecnologías (EMPA), y de la Se-cretaría de Estado para los Asuntos Económicos de Sui-za (SECO). De particular interés es la Estrategia deRegionalización que lleva a cabo el CNPMLTA, paracuya implementación cuentan con US$380 millones.Se han establecido Nodos Regionales de ProducciónMás Limpia en cinco regiones del país: Caribe,Santander, Sudoccidente, Eje Cafetero y Centro del país(CNPMLTA, 2003).

En Chile se han desarrollado casos exitosos en pro-ducción más limpia en las siguientes áreas: cecineras,imprentas, mataderos, mueblerías, pinturas, productosdel mar, curtiembres, metalmecánica, viñas, tintorerías,pesca y fundición (CITC, 2003).

© R. Burgos

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206

· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

Premio a la Innovación AmbientalPremio a la Innovación Ambiental

El Premio a la Innovación Ambiental es promovido por la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo(CCAD) y financiado por el Gobierno de Los Países Bajos, la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos(USAID), y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA). Es un galardón para empresas que seesfuerzan por mejorar e innovar sus productos y procesos, reduciendo el impacto ambiental y aumentando sucompetitividad. Los datos de los ganadores se publican en la prensa centroamericana y éstos pueden usar un distintivoen su material promocional.

Se premia a tres empresas una pequeña, una mediana y una grande que hayan desarrollado proyectos inno-vadores en cada una de las siguientes categorías:

· Premio al : para el producto, servicio o sistema que en su rediseño haya minimizado elefecto ambiental al menos en varias etapas de su ciclo de vida (diseño, materia prima, fabricación del producto,distribución, uso y deposición final) y cuyo desarrollo haya aumentado la competitividad de la compañía,satisfaciendo las necesidades de los consumidores.

· Premio a la : para las empresas que hayan mejorado su desempeño ambientaly competitividad, gracias al desarrollo de nuevos procesos o sistemas de gestión, o realizado mejoras graduales oradicales de procesos o sistemas, en el abastecimiento de recursos, la producción de bienes o servicios,comercialización, mercadeo, distribución de bienes o servicios, deposición final de desechos y de la gestióninterna o con el entorno. Las iniciativas implicarán modificaciones para la empresa, aunque no necesariamentesean nuevas a nivel nacional o internacional.

· Premio a la : para las empresas que han mejorado la eficiencia energética con cambiostecnológicos en sus procesos de producción, sistemas de transporte o distribución, mediante programas deahorro de energía, o bien por cambio a fuentes energéticas renovables o más limpias.

Puede participar cualquier empresa de los países centroamericanos, según los siguientes son criterios:

· : pueden participar empresas centroamericanas de cualquier tamaño y empresasmultinacionales con proyectos desarrollados en Centroamérica.

· : industrial, agrario o de servicios.· : el proyecto (producto o proceso innovador) deberá demostrar un

mejoramiento ambiental.· : Los participantes deberán demostrar que el proyecto

va más allá de las normativas vigentes en su país.· : Los proyectos que participen deben haber sido desarrollados en los

últimos 3 años.· : Para la categoría de Ecodiseño de productos, los

productos deberán estar en el mercado o en pruebas finales para iniciar su comercialización. Para las otras doscategorías, los cambios tecnológicos en procesos deberán estar implementados en la empresa.

Ecodiseño de Productos

Innovación Tecnológica Ambiental

Eficiencia Energética

Empresas centroamericanas

Empresas privadas y públicas de cualquier sector empresarialReducción del impacto ambiental

Beneficios ambientales que superan la normativa vigente

Proyectos desarrollados recientemente

Productos ecodiseñados con potencial de comercialización

— —

Fuente:CEGESTI, 2002.

Después de la industria y las nuevas tecnologías, eltercer campo de trabajo es el turismo sostenible. EnCosta Rica el gobierno ha implementado un programade certificación de la sostenibilidad turística (CST), conel beneplácito de la Organización Mundial del Turis-mo, por medio del cual distingue a aquellos hotelesque procuran reducir al mínimo el impacto ambiental,estableciendo distintos niveles (ICT, 2003). Este sistemade certificación estaría siendo adoptado próximamentepor los demás países centroamericanos.

El 2002 fue denominado Año Internacional delEcoturismo. En mayo se llevó a cabo la Primera Cum-bre de Ministros de Turismo y Medio Ambiente deIberoamérica y el Caribe, en las Islas Galápagos, Ecua-dor, emitiendo la Declaración de Galápagos. En ella,

los Ministros apoyan la iniciativa de Colombia, Pana-má, Costa Rica y Ecuador de conformar el primer Co-rredor de Uso Sostenible de Biodiversidad MarinaGalápagos-Coco. Además, promueven la adopción deun sistema de certificación de sostenibilidad turísticade carácter regional. Proponen estudiar la convenien-cia de armonizar las legislaciones nacionales en mate-ria de turismo y ambiente, así como de armonizar unsistema regional de evaluación de impacto ambientaldel turismo (WTO, 2003).

Principales desafíos

En el campo industrial y tecnológico, las industriaspequeñas deben incorporarse al movimiento de certifi-

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207Perspectivas del medio ambiente

Cap.

3

cación actualmente dominado por empresas grandes.En ello pueden tener un papel importante las organiza-ciones no gubernamentales (ONGs), que pueden for-mar redes responsables de fijar los estándares ambien-tales y sociales para industrias pequeñas y medianas.Igualmente, los países pequeños deben entrar de llenoen el campo de la certificación, actualmente domina-do dentro de la región por solo tres países los cuales(dependiendo del tipo de certificación) reciben entre77 y 90 por ciento de los certificados. Debe darse ma-yor cobertura a la red de centros de producción máslimpia e imitar el ejemplo del Sistema Regional dePremiación Ambiental impulsado por la Comisión Cen-troamericana de Ambiente y Desarrollo. Finalmente, hayque sistematizar y ampliar las experiencias deecoturismo que se están acumulando en toda la región,pero que actualmente funcionan de manera relativa-mente descoordinada.

Fuentes y mecanismos definanciamiento para la acciónambiental

No obstante algunos esfuerzos notables, la inver-sión de la comunidad internacional en apoyo al desa-rrollo sostenible ha sido insuficiente durante la últimadécada para cumplir con las metas de la Agenda 21.Además del financiamiento que podría llamarse de “víarápida” y que consiste en la condonación o canje de ladeuda externa (que libera recursos para uso ambien-tal), las fuentes de financiamiento incluyen desde losfondos mundiales y regionales, hasta las fuentessubregionales y nacionales. En este contexto, tienen unagran relevancia las acciones emprendidas por diversospaíses de la región para establecer fuentes nacionalesde financiamiento ambiental, las cuales comprendenprincipalmente la obtención de recursos fiscales, la crea-ción de presupuestos ambientales en el sector públicoy la participación privada.

Varias circunstancias son importantes para compren-der la evolución del financiamiento internacional eneste campo (Bárcena y de Miguel, 2001). De orden po-sitivo, aunque limitado, resulta el aporte de diversosorganismos multilaterales internacionales, incluyendola creación de fondos multilaterales concesionales.Otras condiciones son preponderantemente adversas:el volumen creciente e insostenible de la deuda exter-na, la disminución de la ayuda oficial para el desarro-llo y la orientación de los flujos financieros internacio-nales privados, que se concentran en los países desa-rrollados y en las economías emergentes.

Se han probado varios mecanismos para mitigar elefecto de la deuda externa de los países latinoamerica-nos y del Caribe. En 1996, el Banco Mundial y el Fon-do Monetario Internacional (FMI) lanzaron una inicia-

tiva para los países pobres muy endeudados, cuya apli-cación se intensificó en 1999. Bolivia, Guyana, Hon-duras y Nicaragua se harán beneficiarios de condona-ciones de deuda de US$2.060, 1.030, 900 y 4.500 mi-llones, respectivamente (Bárcena y de Miguel, 2001).

Otro mecanismo es el canje de deuda por naturale-za – cancelación parcial de la deuda externa a cambiode movilizar recursos nacionales para la protección delambiente-. Estos canjes se vienen efectuando desde1987 –en Bolivia, Costa Rica y Ecuador-, con la partici-pación de organizaciones no gubernamentales (ONGs)internacionales en su mayoría. No obstante, los canjesde deuda por naturaleza representan menos del 1 porciento de la deuda externa de los países latinoamerica-nos y del Caribe. Costa Rica es el país con mayor nú-mero de transacciones, equivalentes a sólo cinco porciento del total de su deuda externa. Ecuador tambiénha sido activo en el uso de este mecanismo. Por otraparte, la ley de 1998 de conservación del bosque tropi-cal de los Estados Unidos, extendió el mecanismo decanje de deuda por naturaleza a la protección de bos-ques tropicales de gran importancia ubicados en lospaíses en desarrollo, y se destinó un presupuesto deUS$50 millones para 2002, US$75 millones para 2003y US$100 millones para 2004 (Bárcena y de Miguel,2001). Diversos países, entre ellos Chile (Maldonado,2002) y Paraguay (Zavala, 2002), utilizaron el canje dedeuda por naturaleza como mecanismo definanciamiento para la gestión ambiental durante el año2001.

La ayuda oficial para el desarrollo ha disminuidoen forma constante en los últimos diez años (Bárcena yde Miguel, 2001). Entre 1992 y 2001, se redujo en unatercera parte, del 0,33 al 0,22 por ciento del productointerno bruto (PIB) de los países donantes, no obstantela meta del 0,7 por ciento enunciada en la cumbre deRío de Janeiro. La ayuda para América Latina y el Cari-be se redujo de US$5.200 millones en 1998-1999 acerca de US$5.000 en 1999-2000, representando alre-dedor del 12 por ciento del total. Esto significó alrede-dor del 0,34 por ciento del PIB regional en 2000. Losmayores receptores fueron Nicaragua, Honduras, Boli-via y Perú, en este orden, con un 38 por ciento del totalregional. Dentro del total de la ayuda oficial, el rubrode protección ambiental general (que no contabiliza elcomponente ambiental del financiamiento destinado aactividades sectoriales) creció en América Latina y elCaribe desde un 1 por ciento en 1990 hasta un 5 porciento en 1996, para luego declinar nuevamente hastaun 3 por ciento en 2000; en este último año representóun 0,01 por ciento del PIB regional. A escala mundial,el componente de la ayuda dirigido a la protección delos recursos hídricos y terrestres ha aumentado; sinembargo, la ayuda para el desarrollo sostenible de losmares, la protección atmosférica, la agricultura soste-nible y el combate contra la deforestación disminuyóde un 25 a un 17 por ciento entre 1996 y 1999.

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208

· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

Inversión en biodiversidad en América Latina y el CaribeInversión en biodiversidad en América Latina y el Caribe

A pesar de la importancia regional de la biodiversidad, las amenazas a que está sujeta y las inversiones sustancialeshechas para atender su degradación, apenas existen estudios sobre el financiamiento necesario para su conservación.

La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo, el Banco Mundial y el Programa de Apoyo a la Biodiversidaddiseñaron una encuesta para recopilar esta información a nivel de proyectos. Fue distribuida entre las 118 principalesorganizaciones donantes y no se incluyeron gastos públicos nacionales ni inversiones con fines de lucro.

A partir de las respuestas de 65 fuentes de financiamiento (entre las que figuraban las más importantes), se estimó queentre 1990 y 1997 se financiaron 3.489 proyectos de conservación, lo que representó una inversión de 3.260millones de dólares. Brasil fue el país que recibió la mayor asignación de fondos, seguido de México: en conjunto un45,5 por ciento de los fondos clasificados a nivel de país. Sin embargo, los países que reciben más financiamiento porkilómetro cuadrado son Venezuela, todos los de Centroamérica, Ecuador, República Dominicana, Haití y Jamaica. ElCono Sur y Cuba recibieron las menores cuantías. Entre los 13 organismos financieros principales, que aportaron el77 por ciento del total, se encuentran el Banco Mundial (16,7 por ciento), el BID (11 por ciento), la GTZ (8,8 porciento), la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID) (6 por ciento) y el Fondo para el Medio AmbienteMundial (5,7 por ciento).

Los proyectos de manejo de recursos naturales y áreas protegidas absorben más del 70 por ciento del financiamiento.Por otra parte, sólo un 32 por ciento de los proyectos podrían clasificarse a nivel de ecorregiones, y dentro del nivelecorregional, el 66 por ciento del financiamiento se destinó a los bosques tropicales y subtropicales latifoliados.Aunque no cabe duda que la conservación ha avanzado en las últimas dos décadas, este avance es insuficiente pueshan ido aumentando y evolucionando los peligros para la biodiversidad.

Financiamiento para protección de la biodiversidad, 1990-1997En millones de dólares y porcentajes respectivos

Región en general164,9 (5.1%)

Sudamérica1 780 (54,7%)

Multilateral1 340 (47,5%)Bilateral

1 160 (41,2%)

ONGs164,3 (5,8%)

Fundaciones107,3 (3,8%)

Otros46,4 (1,6%)Caribe

180,4 (5.5%)

Centroaméricay México1 130 (34,8%)

Fuente: Tomado de Bárcena y de Miguel (2001), elaborado con base en Castro y otros (2000).

Por región Por fuente del financiamiento

Los flujos financieros privados superan en gran me-dida a los de ayuda oficial para el desarrollo. Los ma-yores receptores de inversión extranjera directa (IED)en los últimos cinco años son Brasil, México y Argenti-na, mientras que en Centroamérica y el Caribe, son Pa-namá, República Dominicana, y Trinidad y Tabago. Porlo general, el aumento en la IED corresponde a laredefinición de estrategias de las empresas transna-cionales como respuesta a la internacionalización, yasea de apertura hacia terceros mercados o de defensade los mercados. Otro factor que explica esta tenden-cia es la apertura al sector privado –nacional y extran-jero- de actividades anteriormente restringidas, comomercados de servicios públicos –finanzas, energía, te-lecomunicaciones- y la extracción de recursos natura-les como materia prima –gas natural, minería, hidro-

carburos (Bárcena y de Miguel, 2001). Aunque el au-mento en la IED podría eventualmente repercutir en latransferencia de tecnologías más amistosas con el am-biente, hasta ahora ha venido acompañado —como seindica en el Capítulo 2— de un notable aumento en elvolumen regional de exportaciones con procesos con-taminantes de producción, así como con una disminu-ción en las capacidades públicas para el control de es-tos procesos.

La cooperación internacional sigue siendo una fuen-te importante de recursos para emprender proyectossubregionales de trascendencia, tanto si es única comosi cuenta con contrapartidas nacionales. En Centro-américa, todos los procesos consultivos que se lleva-ron a cabo para elaborar las Estrategias Nacionales de

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209Perspectivas del medio ambiente

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Biodiversidad y sus respectivos planes de acción fue-ron posibles gracias a recursos provenientes del FMAM(Wo Ching, 2001). Por otro lado, el Tratado de Coope-ración Amazónica ha contado con recursos provenien-tes de gobiernos como los de Holanda, Finlandia y Ale-mania, y de organismos internacionales, como la Or-ganización de las Naciones Unidas para la Agriculturay la Alimentación (FAO), la Unión Europea (UE), el Ban-co Interamericano de Desarrollo (BID), el Programa delas Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Ban-co Mundial, el FMAM, la Organización de los EstadosAmericanos (OEA), la Corporación Andina de Fomento(CAF) y otros.

En la década de 1990 el Banco Mundial destinó US$18.000 millones a proyectos con objetivos claramenteambientales en todo el mundo, incluyendo el apoyo ala sostenibilidad ambiental, el fortalecimiento de la ca-pacidad de gestión y la mejora en el ambiente urbano;a escala regional, se destaca la protección del CorredorBiológico Mesoamericano y la Amazonía. En 2001 seejecutaban 81 proyectos por US$2.350 millones. Porsu parte, el BID destinó US$142 millones —un 2,7 porciento del total de sus préstamos, sin tomar en cuenta

Fuentes de cooperación internacional (multilaterales, subregionales y bilaterales)Fuentes de cooperación internacional (multilaterales, subregionales y bilaterales)

Fuente InternetMultilateral

Regional

Subregional

Bilateral

Banco Interamericano de Desarrollo (BID) http://www.iadb.orgBanco Mundial http://www.worldbank.orgFondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM o GEF por sus siglas en inglés) http://www.gefweb.orgOrganización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) http://www.fao.orgPrograma de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) http://www.undp.orgPrograma de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) http://www.unep.org

Organización de Estados Americanos (OEA) http://www.oea.org

Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) http://www.bcie.orgCorporación Andina de Fomento (CAF) http://www.caf.comUnión Europea http://europa.eu.int

Agencia Alemana de Cooperación Técnica (GTZ) http://www.gtz.deAgencia Sueca para la Cooperación Bilateral (SIDA) http://www.sida.seAgencia Danesa de Asistencia al Desarrollo (DANIDA) http://www.um.dk/danidaDirección General para la Cooperación Internacional del Ministerio deAsuntos Exteriores del Reino de los Países BajosAgencia Española de Cooperación Internacional (AECI) http://www.aeci.esAgencia Noruega de Cooperación para el Desarrollo (NORAD) http://www.norad.noDepartamento de Cooperación Internacional para el Desarrollode Finlandia (FINNIDA)Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID) http://www.dfid.gov.ukAgencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID) http://www.info.usaid.govAgencia Japonesa de Cooperación Internacional (JICA) http://www.jica.go.jp

http://www.minbuza.nl

http://formin.finland.fi/english

los proyectos de abastecimiento y tratamiento deaguas— para proyectos ambientales en el año 2000(Bárcena y de Miguel, 2001).

Tan sólo en el tema forestal, el BID, el Banco Mun-dial y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial(FMAM) financiaron conjuntamente proyectos por US$2.700 millones en 1999. El 72 por ciento de esos fon-dos fueron aportados por el Banco Mundial a través de50 proyectos, mientras que el BID contribuyó con el 20por ciento para 60 proyectos. El FMAM financió 11 pro-yectos. El 43 por ciento del total de estos fondos multi-laterales fueron recibidos por Brasil, seguido de lejospor México con el 9 por ciento (Puustjärvi y otros, 2002).

Siempre a nivel internacional, pero en escala algomenor, los bancos subregionales también destinan par-te de sus recursos para actividades ambientales. La Cor-poración Andina de Fomento aprobó en 2000 la pres-tación de cooperación técnica no reembolsable por unvalor de US$441.000 —un 3,4 por ciento de la ayudatotal— (Bárcena y de Miguel, 2001). El Banco Centro-americano de Integración Económica (BCIE) firmó el14 de mayo de 2002 un convenio de crédito con el

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· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

Banco AB Svensk Exportcredit de Suecia por US$ 10millones para impulsar proyectos de desarrollo enCentroamérica, tanto para el sector público como pri-vado. Los préstamos serán otorgados con un subsidiode ASDI –la agencia de cooperación sueca - de 35 porciento para financiar parte de los intereses, a 10 añosplazo con año y medio de gracia, y hasta por US$ 2,5millones por proyecto. Estos se enmarcarán en la ad-quisición de bienes de capital, servicios y ayuda tecno-lógica de origen sueco, para tratamiento de desechossólidos o aguas negras, agua potable, maquinaria agrí-cola o pesquera, generación de energía eólica ygeotérmica, y en áreas rurales, equipos para la indus-tria alimenticia, equipo médico, telecomunicaciones ysoluciones ambientales (Barletta, 2002).

En los últimos años se han creado diversos fondosmultilaterales de carácter concesional para problemasmundiales, que financian proyectos para el desarrollosostenible. El principal de ellos, desde su creación en1991, ha sido el FMAM, que ha desembolsado unosUS$ 3.200 millones, sobre la base de contrapartidasnacionales de aproximadamente US$ 8.000 millones,para implementar más de 800 proyectos en 150 países,en el marco de la protección de la capa de ozono, asícomo de las convenciones sobre protección de aguasinternacionales, diversidad biológica, cambio climático,lucha contra la desertificación y contaminantes orgáni-cos persistentes. América Latina y el Caribe ha recibidomás de US$ 180 millones – un 43 por ciento asignadoa Brasil y México-, aunque tiene proyectos aprobadospor más de US$ 700 millones (un 24 por ciento de loscompromisos asumidos por el Fondo) (Bárcena y de Mi-guel, 2001). Por otro lado, el Fondo del Protocolo deMontreal ha impulsado operaciones regionales por US$50 millones, a través del Banco Mundial, llevadas a caboen Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Méxi-co, Uruguay y Venezuela.

Las tendencias nacionales en la búsqueda de fuen-tes de financiamiento para el desarrollo comprendenprincipalmente la obtención de recursos fiscales, la crea-ción de presupuestos ambientales en el sector públicoy la participación privada. Los presupuestos ambienta-les anuales son susceptibles de presentar fuertes oscila-ciones, con lo cual cobra un papel relevante el uso deinstrumentos económicos novedosos. El aumento en laparticipación del sector privado, que ha accesado nue-vas fuentes de financiamiento, busca sobre todo inver-tir en mejoras tecnológicas y de eficiencia energética,control de emisiones y tratamiento de aguas residualesy desechos sólidos (Bárcena y de Miguel, 2001). Lasfuentes nacionales son relativamente más importantesque las internacionales, salvo en el caso de los peque-ños estados insulares del Caribe, para los cuales la ayu-da externa sigue siendo fundamental –y aún en estecaso, ha venido disminuyendo (ONU, 2002a).

Uno de los instrumentos para generar recursos na-cionales son los fondos específicos para proyectos am-bientales en cuya constitución se aprovechan mecanis-

mos internacionales como la reestructuración de la deu-da externa. Uno de sus mecanismos es el canje de deu-da por inversión ambiental o incluso la condonaciónparcial o total de la deuda. Estos fondos se suman acontrapartidas nacionales, como en el caso de los fon-dos nacionales de Bolivia (biodiversidad), Brasil (bos-ques), Chile (medio ambiente) y Paraguay (áreas silves-tres). Algunos se constituyen en fideicomisos, como elFideicomiso Ecológico de Panamá (PNUMA, 2000). EnParaguay (Zavala, 2002) se creó el fondo ambiental PR116, con la colaboración del BID. En Guatemala tam-bién funciona un fondo de este tipo (Acquatella, 2001).En Bolivia, el Fondo Nacional para el Medio Ambiente(FONAMA), creado en 1990, entrega pequeñas y me-dianas donaciones a ONGs, financia el Proyecto deConservación de la Biodiversidad del FMAM, una fun-dación de parques nacionales y el proyecto forestal dela USAID. En sus inicios logró compromisos de donan-tes por un total de US$ 70 millones, pero su credibili-dad se ha debilitado (OEA, 2001).

En algunos sectores, como el forestal, varios paíseshan llegado a cierta madurez en el uso de instrumentosfinancieros para recaudar fondos adicionales para elmanejo sostenible de los bosques. Se han desarrolladoinstrumentos económicos de carácter fiscal (impuestos,regalías, tasas ambientales), mecanismos financieros delsector público (préstamos, líneas crediticias, subsidios,fondos forestales y ambientales, donaciones), así comootros mecanismos de mercado (certificados de fijaciónde carbono, tarifas hídricas). También se han dado fór-mulas de financiamiento combinado, por ejemplo, re-cibiendo fondos del FMAM ligados a préstamos del BIDpara proyectos de conservación de la biodiversidad conbeneficios internacionales (Puustjärvi y otros, 2002).

El gasto total ambiental en los países latinoamerica-nos y del Caribe no suele sobrepasar el 1 por ciento delPIB, ni el gasto público ambiental sobrepasa el 3 porciento del gasto público total (con excepciones, segúnse verá más adelante). Los fondos se disipan mayormenteen altos costos administrativos —por malas políticas demando y control—, y se invierte mucho menos en gas-tos ambientales directos. Entre estos últimos, el montodestinado a la administración y manejo de los recursoshídricos suele ser el mayor gasto, superando con fre-cuencia el destinado en conjunto al manejo de dese-chos sólidos y a la protección de áreas naturales, losotros dos rubros importantes. En la protección de áreasnaturales se han dado los principales (aunque todavíamodestos) avances en materia de autofinanciamiento:administración de parques nacionales, programas depago de servicios ambientales. El gasto privado ambien-tal, por su parte, ha venido creciendo en la última dé-cada, por lo que es fundamental establecer una buenacoordinación con el sector privado.

En muchos casos, corporaciones locales o munici-palidades están encargadas de ejecutar parte del presu-puesto ambiental, por lo general negociado por la au-toridad o ministerio del ambiente a nivel del gobierno

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211Perspectivas del medio ambiente

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central. Ello plantea el desafío de mejorar la coordina-ción institucional horizontal y vertical en todo el terri-torio, pero representa una oportunidad para desarrollarpolíticas ambientales integrales y optimizar la distribu-ción del gasto (Bárcena y de Miguel, 2001).

En Argentina, los gastos ambientales se estiman enUS$ 440 millones para el año 2000, es decir, un 0,6por ciento del gasto público nacional y provincial. Elgasto del sector privado se calcula en una suma leve-mente superior: unos US$ 480 millones. En Chile, elgasto público ambiental ha mostrado un alza sostenidadesde 1990, pasando en una década de 300.000 dóla-res anuales a US$ 285 millones en 2001. Esta mismatendencia se ha experimentado en Costa Rica, que tuvouna inversión promedio de US$ 66 millones en la dé-cada de 1990, pero pasó de US$ 26 millones anualesen 1992 a US$ 100 millones anuales en el trienio 1998-2000, lo cual significó un 4,5 por ciento del total delgasto público en 2000 (PNUMA, 2000). En ambos paí-ses, la mayoría de estos gastos se financian con recur-sos públicos y menos del 8 por ciento por medio de lacooperación internacional. En Costa Rica, los principa-les destinos del gasto ambiental han sido los ecosistemasboscosos, el agua, el tratamiento de desechos y el sue-lo. Mediante esta inversión, se ha podido disminuir ladeforestación, se ha recuperado la cobertura en áreas

degradadas y se ha aumentado la conciencia ambien-tal de la población en general (Bárcena y de Miguel,2001).

Para el año 2001 se presupuestaron US$ 87 millo-nes correspondientes a los gastos del Sistema NacionalAmbiental (SINA) de Colombia, un 70 por ciento desti-nado a las corporaciones autónomas regionales.Congruentemente con este esquema descentralizado,los recursos provenientes del presupuesto nacional parael gasto ambiental han venido disminuyendo y los in-gresos propios de las corporaciones han venido en au-mento. En 2000 el gasto total de la Secretaría de MedioAmbiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) de Méxi-co superó US$ 1.500 millones, de los cuales alrededorde un 21 por ciento se destinó al gasto ambiental direc-to, y un porcentaje mucho mayor fue ejecutado por laComisión Nacional del Agua (Bárcena y de Miguel,2001).

En Trinidad y Tabago, el gasto ambiental total se fi-nancia con un aporte importante de la cooperación in-ternacional, canalizado a través del accionar de lasONGs. En cuanto a recursos nacionales, el gobiernocreó a finales de 2000 el Fondo Verde, el cual se nutrede un impuesto equivalente al 0,025 por ciento de larenta bruta de las empresas. Se estima que podría re-

El Consenso de Monterrey: financiamiento para el desarrolloEl Consenso de Monterrey: financiamiento para el desarrollo

I. Cómo hacer frente a los problemas del financiamiento para el desarrollo: una respuesta mundial

II. Principales medidas

Entre los principales compromisos del Consenso de Monterrey está el llamado a una alianza entre países desarrolladosy países en desarrollo. Pretende alcanzar las metas de desarrollo convenidas internacionalmente incluyendo lasestablecidas en la Declaración del Milenio , en particular, eliminar la pobreza, mejorar las condiciones sociales y lacalidad de vida, y proteger el ambiente.

La internacionalización ofrece oportunidades y plantea problemas. Para aprovechar esas oportunidades y solucionaresos problemas se necesita mayor colaboración entre países e integración en las políticas nacionales einternacionales. Por esto los países participantes se comprometieron a promover sistemas económicos nacionales ymundiales basados en los principios de justicia, equidad, democracia, participación, transparencia, responsabilidad einclusión.

Para el desarrollo se necesita mayores recursos nacionales, así como mantener un nivel adecuado de productividad,mejorar el capital humano, estimular al sector privado, y atraer y utilizar provechosamente las inversiones y ayudasinternacionales. Una buena gestión pública es indispensable, por lo que se enuncia la lucha contra la corrupción eincluso, el compromiso de una convención en este tema. Las políticas macroeconómicas deben ser racionales, y losmarcos legales y regulatorios necesitan ser adecuados. Se deben crear condiciones favorables a una inversiónextranjera fluida, así como mecanismos mixtos de financiación (sector público y sector privado). Se acogen lasdecisiones de la Organización Mundial del Comercio y el compromiso de fomentar la liberalización del comerciointernacional como promotor del desarrollo. Se reconoce como necesario el aumento sustancial en la ayuda oficial aldesarrollo hasta alcanzar el 0,7% del PIB de los países desarrollados , así como la reducción de la deuda externa.Finalmente, se llama a una mejor coordinación entre las Nacionales Unidas, el Banco Mundial, el Fondo MonetarioInternacional y la Organización Mundial del Comercio. Una conferencia en el año 2005 dará seguimiento a estoscompromisos.

——

— —

Fuente: Asamblea General de las Naciones Unidas, 2002.

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· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

caudar entre US$ 12 y US$ 20 millones anualmente.Aunque lo administra el Ministerio del Ambiente, suobjetivo es financiar proyectos ambientales formuladospor las ONGs (Bárcena y de Miguel, 2001).

Tras revisar las principales tendencias del financia-miento nacional e internacional en la región, es nece-sario destacar que muchas de las iniciativas cuentancon recursos mixtos y con la participación de diversossectores de la sociedad civil, tanto regional comoextrarregional. Es fundamental reconocer la importan-cia de aunar esfuerzos en la búsqueda de nuevos recur-sos. En muchos casos ha sido clave la participación delas ONGs. The Nature Conservancy (TNC) y el FondoMultilateral de Inversiones del BID, se unieron para crearel Fondo EcoEmpresas, el cual otorga apoyo financie-ro, técnico y administrativo para incrementar la soste-nibilidad a largo plazo de empresas responsables conel medio ambiente, que trabajan en cooperación congrupos locales de conservación o comunitarios, y orga-nizaciones sin fines de lucro en América Latina y elCaribe (2003).

Las tendencias y ejemplos descritos anteriormenterepresentan el panorama actual del financiamiento deacciones ambientales. Este panorama fue presentado ydiscutido durante la Conferencia Internacional sobre laFinanciación para el Desarrollo, patrocinada por lasNaciones Unidas, que se celebró en marzo de 2002,en Monterrey, México. Se hicieron presentes más de 50jefes de estado y 200 ministros, así como representan-tes del sector privado, de la sociedad civil, y de organi-zaciones financieras intergubernamentales. La Confe-rencia estableció una orientación para la financiacióndel desarrollo –plasmada en el Consenso de Monterrey-y debatió sobre asuntos económicos de importanciamundial (Asamblea General de las Naciones Unidas,2002).

Principales desafíos

En el campo financiero debe mantenerse la presiónsobre la comunidad internacional para que aumente suapoyo al desarrollo sostenible en la región, ya que ésteha sido insuficiente durante la última década para cum-plir con las metas de la Agenda 21. Paralelamente, esnecesario ampliar las acciones emprendidas por diver-sos países de la región para establecer fuentes naciona-les de financiamiento en el campo ambiental. La luchadebe incluir frentes en reducción de la deuda externa yreorientación de los flujos financieros internacionalesprivados, para que no se concentren en los países desa-rrollados y en las economías emergentes. La inversiónextranjera directa debe responder a los intereses de lasnaciones y no solamente a estrategias de las empresastransnacionales. Los bancos subregionales deben man-tener y en lo posible aumentar su ya significativo apo-yo a las actividades ambientales. Finalmente, es impor-tante mantener el FMAM, impulsando proyectos parael desarrollo sostenible con contrapartes locales.

Participación públicaLa participación pública en la gestión ambiental ha

tenido un desarrollo importante en los últimos años,aunque con diferencias entre países. Una de sus facetas,particularmente notable, es la creación de institucio-nes especializadas, tanto a escala nacional como en elámbito transfronterizo. También puede destacarse el usode nuevas tecnologías de la comunicación para la pro-moción y desarrollo de procesos de participación am-biental.

La participación institucionalizada

En diversos países sigue aumentando la creación deinstituciones, instancias y organismos públicos, priva-dos y mixtos que promueven la participación de la po-blación en asuntos ambientales. Uno de los ejes de de-sarrollo en este respecto ha sido la participación en elmanejo de áreas protegidas, particularmente ante la faltade recursos técnicos y financieros de los gobiernos. Entrelas principales fortalezas de procesos participativoscomo estos está el hecho de que han demostrado seruna buena vía para la resolución de conflictos, particu-larmente relacionados con el manejo de los recursosnaturales. En algunos casos, estos procesos han culmi-nado con la instauración de una instancia participativapermanente para la gestión ambiental. Los procesosparticipativos también han sido determinantes en labúsqueda de recursos y en el manejo de ecosistemas ocuencas transfronterizos.

En Mesoamérica y el Caribe, varias iniciativas estánvinculadas con el proyecto Capacidad 21, del PNUD,facilitado por el Consejo de la Tierra. En México haaumentado la participación de la sociedad civil en con-sejos consultivos regionales para el desarrollo sosteni-ble. Se usa el enfoque de Planificación MultisectorialIntegrada para la Sostenibilidad para promover y mejo-rar la integración de convenios multilaterales en los ám-bitos nacional y local (Consejo de la Tierra, 2001). Porotro lado, los Consejos Consultivos para el DesarrolloSostenible se orientan hacia el ordenamiento territorialuna herramienta imprescindible, logrando incidir nota-blemente en las fases de descripción, diagnóstico y pro-nóstico del Ordenamiento Ecológico General del Terri-torio Mexicano, y más recientemente, en las fasespropositiva y de gestión de ordenamientos locales. Tam-bién han desempeñado un papel esencial en la divul-gación de información y sensibilización pública acer-ca del cambio climático. En algunos estados, como elde Veracruz, por ejemplo, esta participación condujo ala aplicación de instrumentos privados de conservación,como las servidumbres ecológicas (Gutiérrez, 2002).

En Honduras, el Foro Nacional de Convergencia(FONAC), creado por decreto legislativo 155-94, per-mite un diálogo de alto nivel sobre temas sociales, eco-nómicos y ambientales. Fue de gran relevancia para

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213Perspectivas del medio ambiente

Cap.

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En el 2000, los estados miembros de la ONU, en su 55ª Asamblea General, aprobaron la Declaración del Milenio, unaserie de compromisos para alcanzar el desarrollo sostenible. En su 56ª Asamblea General, los estados aprobaron unaguía para la fijación de metas e indicadores de cumplimiento. En la 57ª Asamblea General se conocieron los avancesde los últimos dos años en la implementación de la declaración.

En general, América Latina y el Caribe progresan lentamente. Aunque se ha avanzado en el logro de una educaciónprimaria universal, continúan existiendo desigualdades entre los géneros. En temas de salud, la reducción de lamortalidad y morbilidad por la oferta de medicamentos antirretrovirales es especialmente significativa en Brasil ypronto será visible en otros países de la región. Sin embargo, el Caribe ocupa el segundo lugar en la prevalencia deVIH/SIDA entre adultos.

El ambiente sigue sumido en un estado de fragilidad. América Latina no ha podido frenar sus altas tasas dedeforestación. A nivel mundial se ha disminuido el consumo de clorofluorocarbonos (CFC) y se ha logrado un uso máseficiente de la energía, aunque no se ha cumplido lo dispuesto en el Protocolo de Kyoto. Las prioridades indicadas porel Secretario General para los próximos años, son agua y saneamiento, energía, salud, agricultura y biodiversidad. Lasestrategias para alcanzar estos logros combinaron esfuerzos de los Estados y de los organismos internacionales, con losde las organizaciones no gubernamentales, el sector privado y otros sectores de la sociedad civil.

El Secretario General concluye en su informe, que si se dan las debidas condiciones económicas nacionales einternacionales, y se movilizan los recursos financieros necesarios, todas las regiones del mundo todavía están enposibilidad de cumplir con todos o casi todos los objetivos (ONU, 2002b).

La declaración contiene varios capítulos en los cuales se indican compromisos y objetivos de los Estados:

I. Valores y principiosII. La paz, la seguridad y el desarmeIII. El desarrollo y la erradicación de la pobrezaIV. Protección de nuestro entorno comúnV. Derechos humanos, democracia y buen gobiernoVI. Protección de las personas vulnerablesVII. Atención a las necesidades especiales de AfricaVIII. Fortalecimiento de las Naciones Unidas

En su 56ª Asamblea General, los estados aprobaron una guía que establece objetivos más precisos, 18 metas y 48indicadores para el cumplimiento de la Declaración del Milenio. Durante la 57ª Asamblea General se conoció elprimer informe sobre los avances del cumplimiento de la Declaración. El siguiente cuadro resume los avanceslogrados hasta el 2001, según las 18 metas fijadas para el 2015.

Declaración del Milenio: avances en su cumplimientoDeclaración del Milenio: avances en su cumplimiento

Avances en América Latina y el Caribe

El porcentaje pasó de 17% en 1990 a 15% en 1999,avanzando muy lentamente.El coeficiente de la brecha de pobreza pasó de 5,2 en1987 a 4 en 1998.

La región está en vías de alcanzar la meta para lapoblación infantil. En 1990, el porcentaje de niños conpeso insuficiente era de 11% y descendió a 8% en el2000.El porcentaje de la población por debajo del nivelmínimo de consumo de energía alimentaria descendió de13% en 1990 a 11% en 1999.

La tasa de matrícula en la enseñanza primaria aumentóde 85% en 1990 a 94% en 1998 en América Latina,mientras que en el Caribe en las mismas fechas, aumentóde 62 a 80%.La tasa de alfabetización en personas de 15 a 24 añossubió de 92% en 1990 a 94% en el 2000.

Metas

Meta 1. Reducir a la mitad, entre1990 y 2015, el porcentaje depersonas cuyos ingresos seaninferiores a 1 dólar por día

Meta 2. Reducir a la mitad, entre1990 y 2015, el porcentaje depersonas que padezcan hambre

Meta 3. Velar porque, para el año2015, los niños y niñas de todo elmundo puedan terminar un ciclocompleto de enseñanzaprimaria

Objetivos

Objetivo 1. Erradicar lapobreza extrema y elhambre

Objetivo 2. Lograr laenseñanza primariauniversal

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· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

La desigualdad en el género todavía existe en todos losniveles en los países en desarrollo, aunque con menorintensidad en América Latina y el Caribe. Sin embargo,el porcentaje de empleadas remuneradas en sectoresno agrícolas apenas subió de 37 en 1990 a 41% en el2000, mientras que los escaños en el Parlamento ocu-pados por mujeres apenas aumentaron de 11% en1990 a 16% en 2000.

De 43 muertes infantiles por cada 1000 nacidos vivosen 1990, la cifra todavía alcanza 29/1000 en el 2000, yen menores de 5 años, la tasa de 54/1000 de 1990 seredujo apenas a 37/1000 en el 2000.

Entre los países en desarrollo, la región tiene la tasamás baja de mortalidad materna: 190/100000 (1995)nacidos vivos y el porcentaje más alto de partos atendi-dos por personal de salud calificado: 85% (2000)

Para 1999, el porcentaje de morbilidad en los jóvenesde 15 a 24 años era de 0,5%.600 niños han quedado huérfanos por causa delVIH/SIDA (2001).

En el 2000, la tasa de mortalidad asociada al paludismofue de 1/100000 niños de 0 a 4 años, mientras que enrelación con la tuberculosis fue de 11/100000 habitan-tes.

A nivel mundial, las emisiones de CO2 per capita sonprácticamente las de hace una década. En cambio, elconsumo de CFC ha disminuido a una décima partedesde la aprobación del Protocolo de Montreal. El usode energía es más eficiente. La cobertura boscosa hadisminuido, aunque el porcentaje de área destinada ala protección de la biodiversidad ha aumentado.

El porcentaje de personas con acceso sostenible a mejo-res fuentes de abastecimiento de agua potable subió de82% en 1990 a 86% en el 2000.

El porcentaje de la población urbana con acceso amejores servicios de saneamiento apenas cambió de85% en 1990 a 86% en 2000.

La ayuda oficial para el desarrollo (AOD) en el 2001fue de 51,3 mil millones de dólares, de los cuales 11,8mil millonesse destinaron a los países menos adelanta-dos. Estas cifras son menores que las correspondientesa 1990.

El total de ayuda oficial para los países menos desarro-llados ha disminuido en la última década y se encuen-tra en la etapa más baja de su historia 0,05% del PIBde los países desarrollados en 2001-, de un total de0,22%.

Declaración del Milenio: avances en su cumplimientoDeclaración del Milenio: avances en su cumplimiento (continuación)

Meta 4. Eliminar las desigualdadesentre los géneros en la enseñanzaprimaria y secundaria, preferiblemen-te para el año 2005, y en todos losniveles de la enseñanza antes del findel año 2015

Meta 5. Reducir en dos terceras par-tes, entre 1990 y 2015, la mortalidadde los niños menores de 5 años

Meta 6. Reducir, entre 1990 y 2015,la mortalidad materna en tres cuartaspartes

Meta 7. Haber detenido y comenza-do a reducir, para el año 2015, lapropagación del VIH/SIDA

Meta 8. Haber detenido y comenza-do a reducir, para el año 2015, laincidencia del paludismo y otrasenfermedades graves

Meta 9. Incorporar los principios deldesarrollo sostenible en las políticas ylos programas nacionales e invertir lapérdida de recursos del ambiente

Meta 10. Reducir a la mitad, para elaño 2015, el porcentaje de personasque carezcan de acceso al aguapotable

Meta 11. Haber mejorado considera-blemente, para el año 2020, la vidade por lo menos 100 millones dehabitantes de tugurios

Meta 12. Desarrollar aún más unsistema comercial y financiero abier-to, basado en normas, previsible y nodiscriminatorioSe incluye el compromiso de lograruna buena gestión de los asuntos pú-blicos y la reducción de la pobreza,en cada país y en el plano internacio-nal

Meta 13. Atender las necesidades es-peciales de los países menos adelan-tadosSe incluye el acceso libre de arance-les y cupos de las exportaciones delos países menos adelantados; el pro-grama mejorado de alivio de la deu-da de los países pobres muy endeu-

Objetivo 3. Promover laigualdad entre los sexos y laautonomía de la mujer

Objetivo 4. Reducir la mor-talidad infantil

Objetivo 5. Mejorar la saludmaterna

Objetivo 6. Combatir elVIH/SIDA, el paludismo yotras enfermedades

Objetivo 7. Garantizar lasostenibilidad del ambiente

Objetivo 8. Fomentar unaasociación mundial para eldesarrollo

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215Perspectivas del medio ambiente

Cap.

3

afrontar la emergencia provocada por el Huracán Mitchen 1998. En julio de 2002 suscribió un convenio decooperación técnica y financiera con el Foro de Forta-lecimiento de la Democracia (FFD); su fin es promoverla participación ciudadana para fortalecer la democra-cia y el desarrollo nacional (FFD, 2003).

En el Caribe hay ejemplos en República Dominica-na, Santa Lucía y Jamaica. La Fundación Solidaridadde República Dominicana busca fortalecer la capaci-dad de otras organizaciones para participar en la tomade decisiones, así como para facilitar procesos de cola-boración y coordinación entre los grupos comunitarios,el gobierno y el sector privado (Fundación Solidaridad,2003). En este mismo país se logró la movilización deactores públicos y privados hacia una estrategia de ca-pacitación y difusión del fortalecimiento institucional ylas convenciones ambientales. Se desarrollaron accio-nes de apoyo y búsqueda de consenso para la aproba-ción de la Ley 64-00 de Medio Ambiente y RecursosNaturales. Hubo un proceso de planificación multisec-

torial con las cuatro provincias que conforman lasubregión Enriquillo, para integrar las convencionesambientales.

En Santa Lucía se ha incorporado la participaciónpública en el desarrollo de áreas ambientalmente sen-sibles mediante la Zona de Gestión Marina de Soufriere(SMMA), un ente multisectorial integrado por el gobier-no, ONGs y la industria turística. Esta zona se adminis-tra mediante un plan de gestión que comprende cuatrocategorías: reservas marinas, áreas con prioridad pes-quera, áreas de uso múltiple, y áreas recreativas (SMMA,2002).

En Jamaica, la Fundación Caribeña para la Gestiónde Áreas Costeras (CCAM) vigila la recientemente de-clarada Área de Desarrollo Sostenible de Portland Bight,lo cual ha aprovechado para crear y formalizar asocia-ciones locales de pescadores y el Consejo de GestiónPesquera de la Portland Bight (PBFMC). El PBFMC y otrosconsejos similares están formulando regulaciones para

Declaración del Milenio: avances en su cumplimientoDeclaración del Milenio: avances en su cumplimiento (continuación)

dados y la cancelación de la deudabilateral oficial, y la concesión deuna ayuda para el desarrollo más ge-nerosa a los países que hayan expre-sado su determinación de reducir lapobreza

Meta 14. Atender las necesidades es-peciales de los países sin litoral y delos pequeños estados insulares en de-sarrollo (mediante el Programa deAcción para el desarrollo sosteniblede los pequeños estados insulares endesarrollo y los resultados del vigési-mo segundo período de sesiones dela Asamblea General)

Meta 15. Encarar de manera generallos problemas de la deuda de los paí-ses en desarrollo con medidas nacio-nales e internacionales a fin de hacerla deuda sostenible a largo plazo

Meta 16. En cooperación con los paí-ses en desarrollo, elaborar y aplicarestrategias que proporcionen a losjóvenes un trabajo digno y producti-vo

Meta 17. En cooperación con las em-presas farmacéuticas, proporcionaracceso a los medicamentos esencia-les en los países en desarrollo

Meta 18. En colaboración con el sec-tor privado, velar por que se puedanaprovechar los beneficios de las nue-vas tecnologías, en particular de lastecnologías de la información y delas comunicaciones

La AOD recibida por los países sin litoral bajó a un6,6% respecto de su ingreso nacional bruto, mientrasque para los pequeños estados insulares en desarrollobajó a un 2,1%.

Aunque el porcentaje de importaciones de los paísesdesarrollados provenientes de los países en desarrolloha aumentado, el correspondiente a países menos ade-lantados ha disminuido.

La tasa mundial de desempleo de los jóvenes con eda-des entre los 15 y 24 años pasó de 10% en 1995 a10,3% en 1999.

En 1999, un 64% de la población regional tenía accesoestable a medicamentos esenciales a precios razona-bles, en comparación a un 70% de la población mun-dial.

En 2001, los países en desarrollo contaron con 16,8abonados a líneas de teléfono y celulares, 2,4 compu-tadores personales y 2,8 usuarios de Internet por cada100 habitantes, cifras muy por debajo de las de los paí-ses desarrollados.

Fuente: ONU, 2002c.

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216

· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

el uso de recursos terrestres y marinos. También hanresuelto exitosamente una disputa sobre instalacionespetroleras en el espacio marino de Portland Bight (OEA,2001).

Entre las iniciativas de participación en Sudamérica,pueden señalar importantes experiencias en Brasil, Pa-raguay y Argentina. En Brasil se llevó a cabo un proce-so de reconocimiento y demarcación de territorios delos indígenas Macuxi, los cuales habían sido coloniza-dos por agricultores, ganaderos y mineros. Se fortalecióla capacidad de participación de los indígenas, quienesfinalmente se sentaron a la mesa de negociación. Supropiedad de los terrenos fue reconocida en 1998(Maior, 2003). Además, en Paraguay hay un incipienteprograma de centros de aprovechamiento sostenible dela fauna silvestre o CASFAS (Zavala, 2002).

También hay experiencias de participación incipien-tes y que se deberán fortalecer, como la de Argentina,donde se han introducido mecanismos de participaciónpública en la constitución nacional y las constitucionesprovinciales. A pesar de que se ha elevado el nivel deconciencia de los ciudadanos sobre los problemas am-bientales, estos mecanismos son todavía poco utiliza-dos o incluso ignorados, en parte por la grave crisisinstitucional y económica (Kohen y otros, 2001). Re-cientemente se aprobaron las leyes número 25432 so-bre Consulta Popular Vinculante y No Vinculante de 23de mayo de 2001, y número 12457/01 de la provinciade Buenos Aires, de 5 de julio de 2001, que reconoce atoda persona física o jurídica con interés legítimo elderecho de acceso a documentos administrativos. Estasleyes crean importantes mecanismos de participación.

Además de los casos nacionales mencionados, laparticipación es fundamental para la gestión de recur-sos o ecosistemas transfronterizos, según se ha visto encasos relacionados con Honduras, Costa Rica y Argen-tina. La Alianza Trinacional para la Conservación delGolfo de Honduras es una red de organizacionesambientalistas no gubernamentales, que identifica te-mas regionales para encauzar acciones: conservacióndel manatí, conformación de una red de zonas protegi-das, resolución de conflictos y seguridad portuaria, en-tre otros. Actualmente, la alianza estudia la posibilidadde nombrar observadores a funcionarios de los gobier-nos de Honduras, Guatemala y Belice, para que pue-dan reunirse informalmente cada tres meses, ante el fra-caso de los mecanismos formales (OEA, 2001).

En la Cuenca del Río San Juan, entre Costa Rica yNicaragua, existe una organización binacional de ma-nejo, en donde además de las comunidades, participanactivamente los gobiernos municipales de los cantonesfronterizos de ambos países. En otro caso relacionadocon Costa Rica el objetivo era la implementación deuna Agenda 21 para el Área de Conservación de Osa(ACOSA), fronteriza con Panamá, de excepcional rique-za natural aunque sometida a fuertes amenazas natura-les, afectada por la pobreza y los conflictos sociales,

pero a la vez, de gran potencial económico. Se pensóen un proyecto piloto para demostrar la capacidad deoperación y gestión conjunta con amplia participación.Este mecanismo sirvió para la creación y coordinaciónde espacios –entre ellos, una comisión interinstitucionalde alto nivel, comisiones ambientales en los tres muni-cipios involucrados y mesas de trabajo –y para la defi-nición de problemas de desarrollo prioritarios. Tambiénse obtuvieron una búsqueda conjunta de soluciones–logrando en tan sólo dos años avances en la construc-ción de carreteras, electrificación, telecomunicaciones,salud y ambiente - y la verificación del cumplimientode los aportes de cada parte –relacionando los esfuer-zos nacionales con las necesidades y propuestas loca-les.

En Sudamérica, para el manejo de la Cuenca delRío Bermejo, entre Argentina y Bolivia, se constituyóuna comisión binacional del agua, la cual desarrolla unPrograma Integral de Gestión de la Cuenca. Esta comi-sión ha fortalecido las relaciones de coordinación entrelas autoridades de ambos países, permitiendo el diseñocompleto de un plan de manejo y la adopción de estra-tegias para promover la participación comunitaria (OEA,2001).

Nuevas tecnologías para la participación

En lo concerniente al uso de nuevas tecnologías parala participación, los medios de comunicación masiva einnovaciones como Internet –especialmente el correoelectrónico– permiten distribuir y obtener informacióna escala mundial, así como coordinar eventos a nivelinternacional con un costo muy bajo y de manera casiinstantánea. Sin embargo, es importante tener presenteque la mayoría de los usuarios de estas tecnologías seconcentra en las zonas urbanas de los países, son jóve-nes y con altos niveles de educación. El acceso, ade-más, es bastante diferenciado de país a país ( ver la sec-ción de Tendencias socioeconómicas en el capítulo 2).

Nuevos sitios en Internet permiten la presentaciónde denuncias contra funcionarios públicos y su segui-miento, aumentando la transparencia y la rendición decuentas públicas. Algunas campañas ambientalistas secoordinan a nivel nacional e internacional en tiemposrécord con la ayuda del correo electrónico o las pági-nas de Internet. En muchas de ellas, se pide el envío decartas a congresistas para que aprueben o rechacen unaley, o a otras autoridades ambientales para que tomenuna decisión en determinado sentido.

Un evento que aprovechó estas ventajas tecnológi-cas, permitiendo la participación y seguimiento por partede ONGs ambientalistas de todo el continente y de losciudadanos en general, es la Cumbre Mundial sobre elDesarrollo Sostenible (Río +10), que se celebró en agostoy setiembre de 2002 (ONU, 2003).

Los órganos multilaterales deseosos de tener un con-tacto mayor con las ONGs y otras organizaciones de la

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217Perspectivas del medio ambiente

Cap.

3

sociedad civil, han creado páginas interactivas. Tal esel caso de la Oficina Regional de la FAO, que mantienedocumentos a disposición de los ciudadanos, seccio-nes de opinión, noticias, enlaces, proyectos y eventosconjuntos (FAO, 2002b).

A nivel nacional se pueden mencionar ejemplos deMesoamérica (México, Honduras, Nicaragua y CostaRica) y Sudamérica (Uruguay). La página Web de laSecretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales(SEMARNAT), de México, contiene una sección en lacual los ciudadanos pueden opinar sobre el estado delambiente del país: una encuesta permite a este órganoobtener insumos sobre la calidad de su gestión ambien-tal (SEMARNAT, 2003).

En Honduras, una organización de pescadoresartesanales realizó y envió al Congreso un video de ladestrucción ilícita de los manglares por parte de agri-cultores comerciales con poder político (PNUD, 2001).En Nicaragua, diversas organizaciones –el Centro deDerechos Constitucionales, Hagamos Democracia, laRed de Desarrollo Sostenible y la Fundación Arias parala Paz y el Progreso Humano– han construido una pá-gina web para informar sobre la legislación atinente ala participación ciudadana. Este sitio también contieneun Anteproyecto de Ley de Participación Ciudadana quepuede ser consultado y sobre el cual se puede opinar,con la promesa de ser tomado en consideración (RDSN,2000). En Costa Rica, una red de organizaciones y per-sonas ha dirigido toda una campaña sobre la solicitudde permiso de una empresa para una exploración pe-trolera en la costa caribeña, logrando que se rechazarael estudio de impacto ambiental presentado a las auto-ridades y se denegara el permiso (ADELA, 2002).

La Línea Verde de Uruguay nació hace ocho años,dentro de una campaña sobre la protección de loshumedales llevada a cabo por las Agrupaciones Uru-

guayas por un Ambiente Sano. El Centro Interdisci-plinario de Estudios para el Desarrollo (CIEDUR) fun-ciona con el apoyo de institucionales nacionales y ex-tranjeras. Ofrece un servicio gratuito de información,asesoramiento y documentación en temas ambientales,mediante la atención de consultas y denuncias, ponien-do a disposición de los ciudadanos una página enInternet y una línea telefónica (CIED, 2001).

Principales desafíos

En el campo de la participación pública los distin-tos actores no deben limitarse al nivel local, sino actuarcoordinadamente más allá de las fronteras provincialeso nacionales en la gestación, elaboración, implemen-tación, monitoreo y evaluación de las políticas ambien-tales y de desarrollo. Debe considerarse la participa-ción pública como algo básico para el logro de expe-riencias exitosas y duraderas de gestión ambiental. Lospaíses de la región deben fortalecer los procesosparticipativos de manera innovadora, tanto en el as-pecto financiero como en el aprovechamiento de la tec-nología disponible para lograr esa participación demanera amplia, transparente y económica.

Información ambientalEn el período 1972-2002, el campo de la informa-

ción ambiental se desarrolló inicialmente en AméricaLatina y el Caribe mediante las acciones de Emonitoreorealizadas por diversas agencias en el campo del aguapotable y la contaminación urbana e industrial (entreotros). Estas actividades específicas se han ido fortale-ciendo paulatinamente, en muchos casos con el estí-mulo de diferentes conferencias o acuerdos multilate-rales ambientales. Además, en los últimos años se hanimpulsado en la región diversas iniciativas para esta-

PaísArgentina

Bolivia

Colombia

Chile

México

Nicaragua

Perú

Sistema de InformaciónSistema de Información Nacional

Ambiental (SIAN)Sistema de Información

Sistema de Información Ambiental delSistema Nacional Ambiental (SINA)Sistema Nacional de Información

Ambiental (SINIA)Sistema Nacional de Información Ambiental

y Recursos Naturales (SNIARN)Sistema Nacional de Información

Ambiental (SINIA)Sistema Nacional de Información

Ambiental (SINIA)

Página Webhttp://www.medioambiente.gov.ar/

sian/default.htmhttp://www.bolivia-industry.com/sia/

http://www.minambiente.gov.co:82/http://www.ideam.gov.co/sistema/ingreso.htm

http://www.sinia.cl/

http://www.ine.gob.mx/http://www.semarnap.gob.mx/

estadisticas_ambientales/http://www.sinia.net.ni/

http://www.conam.gob.pe/sinia/site/index2.htm

Sistemas Nacionales de Información Ambiental: algunos ejemplos en la regiónSistemas Nacionales de Información Ambiental: algunos ejemplos en la región

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· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

blecer sistemas más avanzados de información ambien-tal, que incluyen la compilación sistemática de datos eindicadores, así como la publicación de informes pe-riódicos, sobre un conjunto amplio de temas. Muchosde estos sistemas —base necesaria para la determina-ción de acciones y ajustes de políticas— están disponi-bles en Internet, abriendo así el acceso a sectores cadavez más amplios de la población.

Un ejemplo de avance reciente en el monitoreoambiental se da en el campo forestal. En el marco de unproceso mundial impulsado por la FAO, a partir de laCumbre de Río y su declaración de principios sobreordenación forestal sostenible, en 1995 los países delTratado de Cooperación Amazónica (TCA) iniciaron eldenominado “proceso de Tarapoto” (por la ciudad pe-ruana en que empezó), mediante consultas nacionalespara adoptar criterios e indicadores de sostenibilidaddel bosque amazónico (Toledo, 2001). Entre diciembrede 1996 y mayo de 2001 se realizaron consultas nacio-nales en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana,Surinam, Perú y Venezuela; actualmente, la secretaríadel TCA está elaborando un proyecto para validar loscriterios e indicadores seleccionados.

Los países centroamericanos, por su parte, impulsa-ron un proceso semejante, denominado “de Lepate-rique” (por la ciudad hondureña donde se decidió lainiciativa), que culminó en 1997 con la identificaciónde un conjunto de criterios e indicadores para la orde-nación forestal sostenible a escala subregional, nacio-nal y de unidad de manejo. La Estrategia Forestal Cen-troamericana, aprobada por la CCAD en octubre de2002, incluye un proyecto para validar también los cri-terios e indicadores propuestos, con el fin de establecerun sistema de monitoreo del grado de avance hacia elmanejo sostenible de los ecosistemas forestales deCentroamérica (CCAD, 2003a).

En el campo de la biodiversidad, la CCAD, juntocon la agencia espacial y aeronáutica de los EstadosUnidos (NASA, por sus siglas en inglés), desarrolla des-de 1999 mapas de zonas de vida, uso del suelo, estruc-tura geológica e hidrología, que serán utilizados en eldesarrollo del Corredor Biológico Mesoamericano. Estainformación servirá para establecer un sistema de datose información ambiental, analizar opciones de uso, yrealizar intercambios entre los investigadores centroame-ricanos y los de la NASA. El proyecto, de US$12 millo-nes, concluirá a finales de 2003 (CCAD, 2003d). Unode los componentes del proyecto es la elaboración delprimer informe centroamericano sobre biodi-versidad,aplicando un enfoque de ecosistemas (CBM y otros,2002).

En México, la Comisión Nacional de Biodiversidad(CONABIO), atendiendo un mandato de la Ley Gene-ral de Equilibrio Ecológico, creó el Sistema Nacionalde Información sobre Biodiversidad (SNIB). El SNIB ponea disposición de científicos, tomadores de decisión ypúblico en general, información homogeneizada sobre

más de 3 millones de ejemplares, de casi 400 coleccio-nes nacionales y extranjeras, a través de la Red Mun-dial de Información sobre Biodiversidad. Esta informa-ción ya ha podido generar una serie de análisis y estu-dios para la toma de decisiones acerca de especies na-tivas de importancia comercial, medidas de protección,otorgamiento y denegación de permisos, riesgos de laintroducción de organismos vivos modificados y espe-cies exóticas invasoras, así como para fundamentarposiciones del gobierno de México en foros internacio-nales (CONABIO, 2003a).

El Inventario Nacional de Biodiversidad en CostaRica tiene una colección entomológica de 2.959.258ejemplares, con un 24 por ciento identificado a nivelde especie; una colección botánica de 52.287 ejem-plares, de los cuales un 75 por ciento está identificadoa nivel de especie (en la colección se tienen registradas6.340 especies, que representan más del 90 por cientode las plantas del país); y una colección de malacolo-gía de 74.483 especímenes, de los cuales un 47 porciento está identificado a nivel de especie (INBio, 2003).Los ejemplares están almacenados en el Instituto Na-cional de Biodiversidad, el cual también provee la in-formación por Internet o a través de la Red Mundial deInformación sobre Biodiversidad (CONABIO, 2003b).

Otro ámbito nuevo en el que se están impulsandoacciones de monitoreo sobre temas específicos es elcampo de las políticas ambientales en su conjunto. ElInstituto de Recursos Mundiales (WRI por sus siglas eninglés), en colaboración con otras organizaciones nogubernamentales y centros de investigación, ha desa-rrollado a nivel mundial la Iniciativa de Acceso. Estainiciativa está conformada por una coalición de gruposde interés público que promueven a escala nacional elcumplimiento de compromisos en acceso a la informa-ción, participación y justicia en la toma de decisionesambientales. Utiliza una misma metodología para elestablecimiento de indicadores, busca la participaciónde más grupos para evaluar la acción del gobierno, ymide el desarrollo y aplicación de los marcos legalesen estos temas. En América Latina y el Caribe, el pro-yecto ha generado informes en Chile y en México, des-tacando avances en el desarrollo e implementación delmarco legal y haciendo sugerencias para mayor partici-pación y mejor acceso a la información (WRI, 2002).

Con una orientación parecida, el FMAM aprobó re-cientemente el Proyecto de Ciudadanía Ambiental paraAmérica Latina y el Caribe, auspiciado por el PNUMA.En el marco de un proceso de formación acerca de de-rechos y responsabilidades ambientales, el proyectobusca informar sobre cuatro temas básicos: biodiver-sidad, capa de ozono, cambio climático y aguas inter-nacionales. En el proyecto participan seis redes: el Par-lamento Latinoamericano (PARLATINO), ConsumersInternational, la Unión Internacional de AutoridadesLocales (IULA), la Unión Mundial para la Naturaleza(IUCN, por su siglas en inglés), la Asociación Mundialde Radios Comunitarias (AMARC) y el Consejo Latino-

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219Perspectivas del medio ambiente

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americano de Iglesias (CLAI). El proyecto se desarrolla-rá en siete países piloto: Argentina, Chile, Costa Rica,Cuba, Ecuador, México y Perú. Incluye actividades deproducción y adaptación de materiales técnicos, edu-cativos e informativos; capacitación y ayuda técnica alos miembros de las redes; demostraciones en munici-palidades selectas para lograr mayor incidencia públi-ca; y la publicación de todas las experiencias desarro-lladas a través del proyecto.

A la par de estos sistemas de información, la regiónha avanzado en reconocer el derecho ciudadano a in-formarse acerca de los proyectos que puedan afectarlo.Por ejemplo, en el caso del Proyecto de Desechos Sóli-dos de la Organización de Estados del Caribe Oriental(OECS, por sus siglas en inglés) en Granada, la infor-mación sobre el proceso de planificación para instalarun relleno sanitario se hizo pública hasta el final. Di-versos grupos se opusieron a su ubicación, pues el sitioera un hábitat crítico para el ave nacional, la palomagranadina (“Grenada Dove”, Leptotila wellsi), por lo cuallos proponentes del proyecto tuvieron que buscar unsitio alternativo para desarrollar el relleno. El retraso en

Informes ambientales de América Latina y el CaribeInformes ambientales de América Latina y el Caribe

PaísBarbados

Brasil

Colombia

Costa Rica

Cuba

Chile

México

Panamá

Perú

InformeState of the Environment Report 2000

GEO Brazil 2002Panorama ambiental de Brasil

Estado de los Recursos Naturales y delAmbiente 2000-2001

Contraloría General de la República

GEO Costa Rica 2002:una perspectiva sobre el medio ambiente

Panorama ambiental de Cuba 2000

Estado del Medio Ambiente de Chile 1999Centro de Análisis de Políticas Públicas

de la Universidad de Chile

Estadísticas del MedioAmbiente 1999 - SEMARNAT

Informe ambiental 1999 - ANAM

Informe Nacional del Perú sobre el Estadodel Medio Ambiente - GEO Perú 2000

Página Webhttp://www.rolac.unep.mx/dewalac/

esp/nacional.htmlhttp://www.mma.gov.br/

http://www.mamacoca.org/feb2002/InformeAmbiental2001-1.pdf

http://www.mamacoca.org/feb2002/InformeAmbiental2001-2.pdf

http://www.mamacoca.org/feb2002/InformeAmbiental2001-3.pdf

http://www.rolac.unep.mx/dewalac/esp/nacional.html

http://www.rolac.unep.mx/dewalac/esp/nacional.html

http://www.conama.cl/http://www.capp.uchile.cl/informepais/

http://www.rolac.unep.mx/dewalac/esp/nacional.html

http://www.semarnat.gob.mx:16080/estadisticas_ambientales/compendio/index.shtml

http://www.binal.ac.pa/informe.htmhttp://www.rolac.unep.mx/dewalac/

esp/nacional.htmlhttp://www.conam.gob.pe/sinia/informe.htm

http://www.rolac.unep.mx/dewalac/esp/nacional.html

el proyecto pudo haberse evitado divulgando la infor-mación desde un inicio (OEA, 2001).

El estudio integrado de la situación ambiental en suconjunto, orientado hacia la toma de decisiones, es másreciente que el monitoreo sobre temas específicos. Par-ticularmente en la última década, con un impulso im-portante derivado de la Cumbre de Río en 1992, se hansuscitado diversas iniciativas de elaboración de infor-mes ambientales amplios, tanto de alcance nacionalcomo regional. El PNUMA y varias agencias interna-cionales vienen impulsando desde 1999 la elaboraciónde evaluaciones ambientales integradas desde el nivelmundial hasta el sectorial, bajo el enfoque GEO (ver laIntroducción del presente libro). Otros países elaboranestos informes por iniciativa de instituciones guberna-mentales nacionales.

En cuanto a los medios para diseminar la informa-ción, Internet y particularmente el correo electrónicosiguen cobrando importancia, por varias razones. Enprimer lugar, se trata de medios relativamente accesi-bles, de bajo costo y con capacidad para llegar a una

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· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

América Latina y el Caribe

diversidad de sectores, que contribuyen en la confor-mación de redes de expertos. Por otro lado, la capaci-dad de albergar información es prácticamente ilimita-da, ahorran costos de envío y los destinatarios puedenver o recibir información simultáneamente en diversaspartes del mundo.

En octubre de 2001, el Foro de Ministros de MedioAmbiente de América Latina y del Caribe, en su XIIIreunión, se comprometió a revisar los trabajos de nivelnacional, regional y mundial sobre indicadores ambien-tales y desarrollo sostenible, teniendo especialmente encuenta la labor de la Comisión de Desarrollo Sosteni-ble; nombrar un punto focal por país para crear una redde expertos que usen el análisis para proponer un plande trabajo para el 2002–2005; desarrollar una estrate-gia para que los países de la región adopten indicadoresde sostenibilidad a ser compartidos en la Cumbre Mun-dial sobre Desarrollo Sostenible; y proponer programaspara el apoyo mutuo sobre estos indicadores y el desa-rrollo de indicadores relacionados con el Plan de Ac-ción Regional 2001-2005 (PNUMA/ORPALC, 2002a).Se espera que esta iniciativa de coordinación regionalpor parte de los gobiernos permita aprender de las ex-periencias en curso y orientar de manera más clara laactividad en este campo.

Principales desafíos

En el campo de la información ambiental los paísesde la región deben mejorar la calidad y homogeneidadinternacional de la información, haciéndola accesiblea más sectores, como una meta permanente en sus po-líticas ambientales. Para ello deben proveer informa-ción ambiental actualizada a los ciudadanos como partede la rendición de cuentas que corresponde a las auto-ridades ambientales. La sistematización armonizada esdeseable para la comparación de datos entre países,porque la generación y el intercambio de informaciónambiental en general, y sobre experiencias exitosas enparticular, siguen siendo factores clave para el impulsode nuevas acciones ambientales.

Formación y educaciónambientales

La formación y la educación es un componentetransversal estratégico de las políticas ambientales. EnAmérica Latina y el Caribe se ha desarrollado en diver-sos niveles,: formalmente, desde la educación básicahasta el posgrado, e informalmente, a través de progra-mas y actividades desarrollados por los gobiernos, lasONGs, los sectores privado, académico y científico, ylos organismos internacionales y multilaterales, en for-ma conjunta o individual, o a través de la conforma-ción de redes u otros espacios colaborativos.

Los procesos de educación y formación ambienta-les juegan un papel fundamental para propiciar la par-ticipación de todos los sectores en la toma de decisio-nes ambientales, a nivel local, nacional y regional. Losnuevos enfoques tienden a considerar la complejidadde la problemática ambiental, las diversas identidadesculturales y la integración con otras áreas, como la eco-nomía. La investigación en temas ambientales ha sidolimitada, y aunque los gobiernos tienden a reconocersu importancia, no siempre dedican los recursos nece-sarios. Algunos gobiernos han optado por desarrollaresfuerzos de financiamiento colaborativos con otrossectores interesados, como es el caso del industrial.

Con el objetivo de que los temas ambientales seande conocimiento público, es relevante capacitar a lasociedad civil en aspectos de fondo, en el entendimientode los ecosistemas en los cuales habita, y en el domi-nio de las herramientas e instancias que permiten suparticipación en la toma de decisiones ambientales. LasONGs juegan un papel fundamental, canalizando in-formación desde las comunidades hacia las entidadesgubernamentales y viceversa, y facilitando la toma dedecisiones con información suficiente y accesible. Tam-bién han sido clave en construir agendas locales dedesarrollo y en generar o facilitar incidencia en la ela-boración, implementación y verificación del cumpli-miento de políticas ambientales. Muchas veces, estosprogramas cuentan con la participación de universida-des, agencias gubernamentales, el sector privado y or-ganismos internacionales.

Sin embargo, el sector académico –responsable dela formación de científicos y técnicos– sólo ha incorpo-rado este principio de forma incipiente, pese a esfuer-zos que se remontan a la década de 1970, y en formadesigual según los países. El avance se nota en más en-foques interdisciplinarios en los estudios de grado yposgrado, y en que hay más ofertas de formación enáreas ambientales.

A partir de la Agenda 21 se generaron compromi-sos en los gobiernos para el desarrollo de políticas yestrategias ambientales, incluidas acciones en educa-ción ambiental. Muchos gobiernos crearon unidadesde gestión ambiental educativa para el desarrollo de

© R. Burgos

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221Perspectivas del medio ambiente

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estas acciones. Otros incluso aprobaron leyes en mate-ria de educación ambiental, como Brasil en 1999. Encasi toda la región, una serie de redes ambientales hapermitido el avance de proyectos ambientales y de de-sarrollo, alianzas estratégicas intersectoriales,interdisciplinarias e internacionales, búsqueda de fon-dos más eficiente, y la formación y actualización per-manente de sus miembros.

En este marco, se han desarrollado proyectos deeducación ambiental en los niveles de educación bási-ca y media diversificada, llegando incluso a verificarsealianzas entre los ministerios de educación y ambien-te, en países como Colombia, Venezuela, Brasil y Boli-via. Se han aplicado modelos pedagógicos innovadoresincorporando el tema ambiental en el currículo escolaren forma transversal, en El Salvador y Cuba entre otrospaíses (Leff y otros, 2002). La Confederación de Traba-jadores de la Educación de la República Argentina(CTERA) que agrupa a casi 300.000 maestrossindicalizados, ha constituido una alianza ambientalcon la participación de otros actores sociales y organi-zaciones. Su objetivo es incidir positivamente en la so-lución de los conflictos socioambientales y favorecerla construcción de un “currículo ambientalizado” paralos sistemas educativos. Argentina aprobó recientemen-te, a nivel de comisión parlamentaria, una propuestapara incorporar la educación ambiental a su sistemaeducativo (Cámara de Diputados de Argentina, 2002).

A nivel universitario, la agencia de evaluación delos cursos de posgrado (CAPES) vinculada al Ministeriode Educación, registra en Brasil un avance significativoen el número de cursos de carácter multidisciplinarioen ambiente y desarrollo: las maestrías han pasado de28 a 56 y los doctorados de 11 a 19, entre 1994 y 2002.El Doctorado en Medio Ambiente y Desarrollo de laUniversidad Federal de Paraná fue una experiencia pio-nera a nivel teórico y metodológico, que contó con elrespaldo institucional de la Cátedra UNESCO para elDesarrollo Sostenible y del PNUMA (Febres-Cordero,2002). En Argentina se inició un curso de postgradosobre educación ambiental en 1998 y actualmente,mediante convenio entre CTERA y la Universidad Na-cional del Comahue, se diseña la Carrera de Especiali-zación de Educación en Ambiente para el DesarrolloSustentable, impartido desde 2000 y regionalizado endiversas sedes a partir de 2002 (Galano, 2002).

En Costa Rica, los esfuerzos por incorporar la di-mensión ambiental en la educación superior empeza-ron en 1973, con la creación de la primera carrera deciencias ambientales en el país (también una de las pri-meras en la región) (Fernández-González, 1998). Para1998 se contabilizaron en las universidades estatalescostarricenses treinta y cinco carreras de grado con diezo más cursos de contenido ambiental, y en la actuali-dad hay varios programas de maestría con este enfo-que.

Entre las iniciativas recientes de formación ambien-tal de carácter no formal, puede mencionarse la expe-riencia chilena con el programa Industria y Medio Am-biente desarrollado por ECOPAT, el Instituto Nacionalde Capacitación Profesional de la Sociedad de Fomen-to Fabril, el Ministerio de Educación y la Comisión Na-cional del Medio Ambiente de Chile (CONAMA). El pro-grama busca elevar el nivel de conciencia y capacitaren responsabilidad ambiental, desarrollo sostenible,agua dulce, energía, suelos, ambiente urbano, produc-ción limpia y otros aspectos ambientales y sociales cla-ve. Llega a maestros de escuelas técnicas, industriales–metales, electrónicos, químicos y automotriz– y de for-mación profesional, quienes transmitirán estos nuevosconocimientos al alumnado (OEA, 2001). Otro ejem-plo en capacitación —esta vez a escala regional— es elde la Comisión de Educación y Comunicación de laUICN, que mediante encuentros y publicaciones, haceun esfuerzo centrado en la difusión de experiencias eneducación ambiental (IUCN, 2003).

Otro mecanismo informal de educación ambientales el desarrollo de talleres, a nivel local, nacional y re-gional, con la participación de sectores gubernamenta-les y no gubernamentales. El motivo puede ser la ela-boración del plan de manejo para un área protegida, laconstrucción de una agenda local de ambiente y desa-rrollo, la discusión de un proyecto de normativa, la di-fusión de metodologías participativas, acordar las ba-ses de una política sobre la erradicación de especiesinvasoras o el manejo de una cuenca, una declaraciónministerial sobre la importancia del agua, y otras.

Principales desafíos

En el campo de la formación y educación ambien-tales, ambas deben considerarse procesos permanen-tes y transversales de cualquier política o estrategia am-biental, ya sea local, nacional o regional, pero necesi-tan acompañarse de más investigación aplicada en to-das las áreas ambientales. Las políticas nacionales de-ben considerar la educación ambiental un pilar para laparticipación pública de todos los sectores sociales. Esnecesario fortalecer el trabajo interdisciplinario, incor-porar activamente a los medios de comunicación masi-va y reconocer la diversidad cultural de los países. Lasuniversidades deben continuar la formación de profe-sionales, científicos y técnicos siguiendo los nuevosparadigmas de desarrollo sostenible, y fijar las priori-dades de formación en forma conjunta con el gobiernoy la sociedad civil. La ciencia y la tecnología debenprofundizar sobre las investigaciones aplicadas a la pro-ducción sostenible y al combate de la pobreza.

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· Capítulo 3: Respuestas de política a los problemas ambientales

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4Escenarios del

desarrollo regional

Capítulo:

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· Capítulo 4: Escenarios del desarrollo regional

América Latina y el Caribe

La elaboración de escenarios como instrumento para una evaluación ambiental del largo plazoLa elaboración de escenarios como instrumento para una evaluación ambiental del largo plazo

El propósito de GEO de evaluar temas ambientales ysocioeconómicos desde una perspectiva de largo pla-zo plantea importantes desafíos metodológicos.*

Al trabajar con décadas, más que en años o meses,muchas de las técnicas acostumbradas como el análi-sis de tendencias y los modelos matemáticos se tor-nan insuficientes. Lo que sucederá en las próximastres décadas no se puede extrapolar con precisión apartir de los datos disponibles.

Entre los factores que atentan contra la precisión elmás conocido es la insuficiencia de información. Otrosson las “turbulencias” de los sistemas complejos y lasubjetividad de las decisiones humanas, principalmen-te decisiones que se tomarán en años por venir.

Los escenarios son instrumentos que permiten exami-nar distintas combinaciones de fuerzas impulsoras, lasdudas que se presentarán a lo largo del camino y lasconsecuencias que tendrán las acciones que empren-damos y las que dejemos de emprender. Un escena-rio es un relato contado con palabras y números; pue-de ayudar a los tomadores de decisiones a orientarlos acontecimientos por caminos sostenibles y a evi-tar aquellos que puedan acarrear consecuencias ad-versas en desarrollo, equidad y sostenibilidad.

Para que sean relevantes, los escenarios deben elabo-rarse con rigor, minuciosidad y creatividad. Además,deben diseñarse a partir de criterios de plausibilidad,coherencia interior y sostenibilidad. Se apoyan en la

ciencia —es decir, en nuestra comprensión de los pa-trones históricos, las condiciones actuales y los pro-cesos físicos y sociales— y en la imaginación. Pue-den arrojar luz sobre los vínculos que existen entretemas como las relaciones entre desarrollo mundial yregional.

La formulación de escenarios comienza con la eva-luación de las condiciones y selección de parámetros.Mientras algunas regiones compartirán descriptorescomunes —patrones demográficos y económicos, es-tado del ambiente, dimensiones sociales—, en otrasserá necesario diseñar especialmente los descriptorespara reflejar condiciones regionales que son únicas,como podrían serlo las instituciones políticas y jurídi-cas, la cultura, los valores, así como las estructuras ytensiones sociales.

Por lo general, la formulación de un escenario debeseguir estos pasos:

1. Definición de la frontera del análisis, en varios sen-tidos: espacial (mundial, regional, subregional), te-mático (temas y sectores a cubrir) y temporal.

2. Descripción del estado actual a través de un abani-co de dimensiones económicas, demográficas, am-bientales, institucionales, entre otras.

3. Descripción de las fuerzas impulsoras y tendenciasimportantes que están condicionando el sistema.

4. La narración proporciona el argumento medianteel cual se desarrollan las historias (a menudo se usanindicadores cuantitativos para ilustrar algunos as-pectos de los escenarios).

5. Una imagen del futuro retrata las condiciones exis-tentes en uno o más momentos.

Algunos escenarios son pronósticos (proyeccioneshacia el futuro): examinan los eventos que podríanderivarse de las condiciones actuales. Otros son re-

* La metodología aplicada en el desarrollo de este capítulo y elanálisis cuantitativo sobre el que se basa, son una adaptación de losutilizados en la elaboración del informe Perspectivas del MedioAmbiente Mundial GEO- 3 (PNUMA, 2002). Los principales deta-lles del método y el análisis aplicados pueden consultarse en eseinforme.

En este capítulo se esbozan tres descripciones,llamadas “escenarios”, de cómo podría evolucionar la región en el período 2002-2032. Estos

“escenarios plausibles” son el resultado de la interacciónentre las fuerzas motrices del desarrollo y de las ten-dencias económicas, políticas, sociales y ambientalesrecientes; también lo son de las decisiones que, a lolargo de este período, tomen autoridades, empresas yciudadanos.

La construcción de cada escenario supone condi-ciones específicas de desarrollo. Tales condiciones de-penden de cómo gobiernos y gobernados ponderan losproblemas de la sociedad y de los papeles del gobiernoy el mercado en la asignación de recursos. Tambiéndependen de sus perspectivas en cuanto al futuro y a lasostenibilidad social, económica y ecológica. Pudieronhaberse definido otros escenarios, pero para facilitar sucomprensión a quienes toman decisiones, se elabora-ron sólo tres que, de acuerdo con el factor predomi-nante, se nombraron escenario de mercado no regula-do (desregulación), escenario de reformas (intervenciónmoderada) y escenario de grandes transiciones(sostenibilidad). La realidad actual presenta expresio-nes de cada uno de estos escenarios.

Escenarios deldesarrollo regional

Page 229: GEO America Latina y el caribe

229Perspectivas del medio ambiente

Cap.

4

(continuación)

trospectivos: comienzan por identificar una imagenfutura, a partir de metas preestablecidas, y luego cons-truyen caminos plausibles para llegar a ellas.

La capacidad de los seres humanos para idear futurosalternativos y actuar deliberadamente en función deello implica que las imágenes del futuro puedenvisualizarse como fuerzas de atracción o de repulsión.Las imágenes negativas juegan un papel importante,creando conciencia y guiando los esfuerzos para re-orientar la evolución del sistema a fin de evitar esce-narios indeseables.

Existe la posibilidad de que el desarrollo mundial sevea afectado por acontecimientos sorprendentes yextremos. Los eventos inesperados que podrían tenerimportancia en este sentido son numerosos (colapsodel sistema climático, una guerra mundial, la dispo-nibilidad de energía barata derivada de la fusión nu-clear, un grave desastre natural, una epidemia mun-dial), pero es imposible calcular las probabilidades oimaginar todas las posibilidades. Desde la perspecti-va del desarrollo sostenible, se recomendaría que losescenarios reduzcan al máximo la vulnerabilidad so-cial y ambiental de los sistemas ante los acontecimien-tos adversos y mejoren su capacidad de recuperación.

Los escenarios se pueden relatar a través de múltiplesniveles espaciales, pero algunos aspectos sólo apare-cen nítidamente en niveles espaciales concretos. Porejemplo, para examinar fenómenos económicos, cul-turales, demográficos y ambientales de carácter mun-dial, se necesita explorar el panorama planetario. Paraanalizar los problemas de la lluvia ácida, la contami-nación de aguas internacionales o la degradación de

sistemas compartidos por dos o más países, y ciertospatrones migratorios, entre otros, hace falta una pers-pectiva regional. En cambio, una perspectiva nacio-nal puede arrojar luz sobre muchas cuestiones depolítica, patrones comerciales y temas de seguridad,mientras que para evaluar patrones sobre el cambiodel uso de la tierra, la biodiversidad y la contamina-ción del territorio, se requiere de una visión local.Estas escalas espaciales alternativas abren ventanascomplementarias, mutuamente enriquecedoras entérminos de percepciones y comprensión.

En un mundo cada vez más conectado, los escena-rios regionales y mundiales tienen que evolucionaren un proceso interactivo de aclaración recíproca.

Todos los estudios que se llevan a cabo por medio deescenarios deben reducir la enorme cantidad de po-sibilidades a unos pocos argumentos estilizados. Sedeben equilibrar dos consideraciones contrastantes.Por un lado, la meta del rigor analítico exige tener encuenta muchas alternativas. Por otro, la necesidadde comunicarse con una vasta audiencia de indivi-duos que no son especialistas en la materia, requierebrevedad y claridad.

A pesar de ofrecer conocimientos cuantitativos, losescenarios no son esencialmente modelos de simu-lación. La narrativa da voz a aspectos clave que noson cuantificables, como influencias culturales, va-lores, comportamientos e instituciones. El análisiscuantitativo ofrece un grado de estructura, disciplinay rigor, en tanto la narrativa puede aportar riqueza ydiscernimiento. El arte está en encontrar el justo equi-librio.

En el escenario de mercado no regulado, el énfasises el mercado y la tendencia es hacia la liberalizaciónplena dentro del contexto de la internacionalización(“globalización”), con controles mínimos y un papelmuy limitado del Estado, una condición en la que hanperdido vigencia los instrumentos de regulación direc-ta e indirecta y donde incluso los propios instrumentosde control, tan promovidos al final del siglo XX, soncuestionados. Sin instrumentos de regulación directa eindirecta, ni los costos sociales ni los ambientales sontomados en cuenta por los agentes (el sector producti-vo, la industrias). No se abordan las distorsiones delmercado ni las asimetrías a que da lugar la competen-cia monopolística. La equidad es sólo un concepto re-tórico y, en la práctica, se abandonan las iniciativas decomienzo del siglo XXI dirigidas a mejorar la distribu-ción del ingreso y la riqueza.

En el escenario de reformas, en cambio, el énfasises la regulación a través de una intervención moderadade los mercados. Supone cierto progreso de lainstitucionalidad, y el desarrollo de políticas e instru-mentos orientados a corregir las imperfecciones delmercado, a promover la equidad y a que en las decisio-nes se tomen en cuenta los costos sociales y ambienta-les a que dan lugar el consumo y la producción. Sinembargo, todavía hay un grado insuficiente de integra-ción de las variables sociales y ambientales en las ac-ciones de gobierno. Ha habido una evolución de laconciencia pública en torno a estas cuestiones, perovalores como la solidaridad social y el cuidado delambiente todavía no son parte de la moral pública. Elsupuesto básico de este escenario es la factibilidad po-lítica y social de vincular el crecimiento orientado ha-cia el mercado con un conjunto de políticas de sosteni-

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230

· Capítulo 4: Escenarios del desarrollo regional

América Latina y el Caribe

bilidad dirigidas a erradicar la pobreza extrema y eldeterioro ambiental.

Finalmente, la sostenibilidad del desarrollo dominael escenario de las grandes transiciones. El escenariorepresenta un estadio avanzado de la sociedad, un nue-vo camino hacia el desarrollo sostenible, que integralas dimensiones económica, social y ecológica, que escomprendido por la ciudadanía, las empresas y los go-biernos, y que es adoptado de manera activa. En esteescenario prevalecen la solidaridad social, criterios deequidad intra e intergeneracionales y una creciente pre-ocupación en torno a las implicaciones del deterioroambiental. El escenario de grandes transiciones suponeuna gran expansión de la conciencia pública; la solida-ridad social y la preocupación ambiental se arraiganen la moral pública.

En el desarrollo del trabajo de escenarios del infor-me global GEO-3, se consideró una cuarta hipótesisllamada “la seguridad primero”, que plantea un mundode grandes disparidades en el que prevalecen la des-igualdad y el conflicto, como consecuencia de tensio-nes socioeconómicas y ambientales. En el presente in-forme esta cuarta hipótesis se considera como parte delescenario del mercado no regulado y, en menor grado,como parte del escenario de reformas.

Los escenarios, en todo caso, no deben visualizarselinealmente, como procesos que, iniciándose en el pre-sente, se desenvuelven a lo largo de una trayectoria queculmina en 2032. No se definen aquí tres caminos de

desarrollo independientes. Los caminos son múltiplesy se entrecruzan o bifurcan; es en estos puntos de bifur-cación donde se enfrentan las opciones y donde estavisión del futuro debe inducir a decisiones apropiadas.Los escenarios funcionan como faros que facilitan lanavegación hacia los destinos deseados.

Los escenarios se definen a partir de las fuerzas quedeterminan las trayectorias del desarrollo, según sustendencias recientes. Las principales fuerzas aquí con-sideradas se asocian con la economía, la tecnología, lademografía, la sociedad, la cultura, la gobernabilidad yel ambiente, factores analizados en los capítulos ante-riores.

Estas fuerzas se agrupan en dos bloques dentro decada escenario. El primer bloque, del contexto general,considera las tendencias en economía, tecnología, de-mografía y migraciones, la dimensión sociocultural yel estado de la gobernabilidad. El segundo bloque,ecológico, sintetiza las tendencias ambientales.

En los cálculos estadísticos desarrollados para ela-borar los escenarios de mercado no regulado y de re-formas (Raskin y Kemp-Benedict, 2002), se utilizó 1995como año base. Las proyecciones se establecieron endos intervalos, uno de mediano plazo (hacia el año2015) y otro de más largo plazo (hacia el año 2032).Los datos para estos dos escenarios se presentan en elsiguiente cuadro, y se analizan en las secciones subsi-guientes. Para la elaboración del escenario de grandestransiciones se utilizó el criterio de expertos.

Población (millones)Fracción urbana (%)

Producto interno bruto (miles de millones $ PPA)Agricultura (%)Industria (%)Servicios (%)

PIB (1995 $ PPA)Incidencia del hambre (% de la población)Equidad en el ámbito nacional (quintil inferior/quintilsuperior)

Necesidades de energía primaria (EJ)CarbónPetróleoGas naturalUranioHidroelectricidadFuentes renovables

Intensidad de energía primaria (MJ/$PPA)Necesidad final de combustibles (EJ)

AgriculturaHogaresIndustriaServiciosTransporte

POBLACIÓN Y DESARROLLO URBANO

ECONOMÍA Y DESARROLLO SOCIAL

ENERGÍA

per capita

1995Año base

48074

2.753113356

5.73611

0,05

23,30,8

12,04,10,21,84,4

817,0

0,73,27,00,75,4

EscenariosMercado no

regulado

63181

5.3727

3063

8.5129

0,05

43,72,1

21,010,1

1,02,96,6

831,9

0,96,4

13,01,7

10,0

al 2015Reformas

62381

5.7607

3063

9.2506

0,07

43,21,5

20,111,20,03,07,3

732,8

0,96,7

13,31,9

10,0

EscenariosMercado no

regulado

73686

8.7465

2966

11.8808

0,05

67,34,0

30,817,2

2,54,38,4

848,7

1,010,019,4

3,215,0

al 2032Reformas

71586

9.8674

2967

13.7953

0,09

65,22,0

28,119,2

0,24,6

11,17

49,30,9

10,719,0

3,515,2

Escenarios de mercado no regulado y de reformas: datos estadísticos del añoEscenarios de mercado no regulado y de reformas: datos estadísticos del añobase (1995) y proyecciones al 2015 y 2032base (1995) y proyecciones al 2015 y 2032

Page 231: GEO America Latina y el caribe

231Perspectivas del medio ambiente

Cap.

4

Escenario de mercado noregulado

Contexto general

Las principales fuerzas motrices del desarrollo mun-dial a finales del siglo XX tienden a dominar durante lasprimeras décadas del presente siglo, sin grandesdiscontinuidades, cambios de valores internacionalesu otras rupturas estructurales. El mundo registra un ma-

yor grado de integración económica y cultural, mien-tras los acuerdos regionales y subregionales siguen elmismo modelo y tienden a alejarse de los patrones deldesarrollo sostenible.

En el plano económico, tanto la economía regionalcomo la mundial experimentan un mayor grado de in-tegración, con liderazgo de EE.UU. en las principalesorganizaciones económicas regionales y mundiales. Eléxito económico relativo de la Unión Europea (con sunueva moneda común: el euro) y el despegue econó-mico de otras regiones y países, como China, es neu-

Agua

Aire

Tierras y bosques

Fertilizantes y residuos sólidos

Consumo diario promedio (Kcal/habitante)Fracción productos animales (%)

Producción de carne y leche (Mt)Fracción ganadería menor confinada (%)

Producción de pescado (Mt)Producción cultivos (Mt)Área cultivada total (Mha)Área regada (Mha)Área potencialmente cultivable (Mha)

Área cultivable degradada (Mha/año)Área cultivable urbanizada (Mha/año)Área cultivable (ha/habitante)

Rendimiento de cereales (t/ha)Carne y leche (IAS)Pesca (IAS)Cultivos (IAS)

Total extracción (miles de millones de m )Agricultura (%)Industria (%)Usos domésticos (%)

Relación Usos/recursos (%)Población con estrés hídrico (millones de habitantes)(litros/habitante/día)

Emisiones CO (MtC)Emisiones SO (MtS)

Área total de tierras (MhA)Ambiente construido (%)Bosques nativos (%)Áreas cultivables (%)Pastizales (%)Plantaciones (%)Otras (%)

Consumo de fertilizantes nitrogenados (Mt)Generación residuos sólidos domiciliarios (Mt) *

Fracción reciclada (%)Residuos tóxicos (Mt)

ALIMENTOS Y AGRICULTURA

PRESIONES SOBRE EL AMBIENTE

per capita

3

2

x

1995Año base

2.65017791222

837155

18976

2,02,550,932,821,61

201741016

14267

2873,1

2,0171

508

300

12

591153,0

EscenariosMercado no

regulado

2.78119

1201830

1.033166

209580,60,11,5

2,970,952,901,14

292651817

27778

5865,6

2,0172

438

350

11

8153

165,2

al 2015Reformas

2.80819

1222929

1.029203

209630,40,11,5

2,890,952,901,19

267631819

27280

5664,8

2,0172

461033

09

8156

193,3

EscenariosMercado no

regulado

2.87620

1512034

1.314172

229400,60,11,3

3,310,932,811,18

388592318

3107

94

9178,4

2,0172

399

391

10

10223

177,8

al 2032Reformas

2.91820

1533433

1.339206

219590,10,11,3

3,250,932,821,25

353552520

39594

8386,4

2,0172

441035

18

8235

262,6

Escenarios de mercado no regulado y de reformas: datos estadísticos del añoEscenarios de mercado no regulado y de reformas: datos estadísticos del añobase (1995) y proyecciones al 2015 y 2032base (1995) y proyecciones al 2015 y 2032 (continuación)

Fuente: Raskin y Kemp-Benedict, 2002.

m : metros cúbicosMtC: millones de toneladas métricas de carbono;MtS: millones de toneladas métricas de azufre

* Sólo generación urbana

IAS: Índice de Autosuficiencia = producción/necesidades;3

PIB: producto interno bruto;PPA: paridad de poder adquisitivo;EJ (exajulios): 10 Julios;MJ: megajulios (10 Julios)Kcal: kilocalorías;Mt: millones de toneladas métricas;Mha: millones de hectáreas; ha: hectáreast: toneladas métricas;

18

6

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232

· Capítulo 4: Escenarios del desarrollo regional

América Latina y el Caribe

tralizado, en gran medida, por el dominio económico ymilitar de los EE.UU.

La internacionalización continúa su paso, catalizadapor acuerdos de libre comercio, flujos comerciales yfinancieros crecientemente desregulados, y avances enlas tecnologías de información. Se registra una gran ines-tabilidad como resultado de flujos de capital altamentevolátiles y un creciente dominio de la economía mun-dial por parte de las empresas transnacionales. Los mer-cados competitivos y la inversión privada siguen sien-do considerados como los motores del crecimiento eco-nómico y de la distribución de la riqueza.

El producto interno bruto (PIB) regional prácticamen-te se duplica hacia 2015, llegando a triplicarse hacia2032. Se espera un crecimiento importante en la parti-cipación del sector de servicios, hasta alcanzar dos ter-ceras partes del PIB total, y una disminución del PIBagrícola a menos de la mitad; la participación del sec-tor industrial se mantiene con un leve descenso.. El PIBpor habitante se incrementa en la mitad para 2015 y seduplica hacia 2032.

Con el establecimiento del Área de Libre Comerciopara las Américas (ALCA) en 2005, se consolida un blo-que económico hemisférico dominado por los EE.UU.En este contexto, los bloques subregionales de integra-ción como el MERCOSUR, la Comunidad del Caribe(CARICOM), el Mercado Común Centroamericano, laComunidad Andina de Naciones (CAN) y otros, tien-den a debilitarse y a perder importancia de manera pro-gresiva. Sin embargo, se facilita la integraciónsubregional mediante los acuerdos de integración físi-ca y la puesta en marcha de grandes proyectos de infra-estructura que conectan a países vecinos.

Aunque los patrones de producción y consumo delos países industrializados continúan siendo considera-dos como metas a alcanzar por los distintos países, laseconomías de la región tienden a diferenciarse, de ma-nera que el énfasis debe ponerse en las particularida-des subregionales. No obstante, la mayoría de los paí-ses de la región mantienen una senda de crecimientofrágil e inestable y resulta evidente la falta de dinamis-mo exportador.

Los adelantos en el plano tecnológico favorecen ladesigualdad, en la medida en que amplía la brecha en-tre países, en un contexto de contracción de las inver-siones en investigación y desarrollo, y de una reducidacapacidad regional para aprovechar el nuevo conoci-miento. Esta brecha se refleja también en el ámbito na-cional, entre los que tienen acceso y una mayoría queno lo tiene.

Aunque la biotecnología y las tecnologías de la in-formación aumentan su importancia regional en la agri-cultura, la industria farmacéutica y la salud humana, lamayor parte de las ganancias es captada por corpora-

ciones transnacionales. El acceso a la riqueza genéticade los países con más especies biológicas pasa a sercrecientemente controlada por esas corporaciones,marginando a los residentes locales.

No obstante una generalización de estándares am-bientales (que involucran todo el ciclo de vida de losbienes y servicios), adoptados durante los primeros añosdel siglo XXI, se ha debilitado su aplicación por los go-biernos, las empresas y la ciudadanía. Los precios noincorporan los costos ambientales y siguen siendo laprincipal variable de decisión para los consumidoresen los primeros 30 años del siglo XXI.

La población crece según las proyecciones mediasy continúa la urbanización no planificada. Más allá delas diferencias subregionales, la gran expansión demo-gráfica de la región ha terminado y el crecimiento de lapoblación se estabiliza hacia 2032; sin embargo, lapoblación total se eleva desde 480 millones de habi-tantes en 1995 a 631 millones en 2015 y 736 millonesen 2032. La proporción urbana de la población pasade 74 por ciento en 1995 a 81 por ciento en 2015 y 86por ciento en 2032, mientras la población urbana totalcrece 44 por ciento al 2015 y 79 por ciento al 2032.

La migración rural a la ciudad y entre países, tantointrarregional como intercontinental, continúa y crece,principalmente hacia Norteamérica. La construcción degrandes proyectos de infraestructura en áreas poco po-bladas, básicamente con fines de integración regional,induce la migración espontánea de personas que bus-can el acceso a tierras, proceso frecuentemente esti-mulado por los propios gobiernos y por especuladoresde tierra, como ya ocurriera en el pasado. Esto se expli-ca en lo fundamental por razones socioeconómicas,pero se agrava de manera creciente por la degradaciónambiental en áreas rurales, particularmente como con-secuencia de la desertificación, una situación de perdi-da de la capacidad productiva de la tierra, en el sentidoeconómico, que provoca, en último término, la expul-sión del campesino.

En el plano sociocultural, los niveles de desigual-dad observados en 1995, se mantienen casi sin varia-ción hacia 2032. Persiste el aumento de la pobreza enlos países subdesarrollados, con crecientes signos deinequidad tanto entre países como dentro de ellos. Notodas las personas tienen acceso a las oportunidadesde educación, empleo, y beneficios sociales, lo quecontribuye a mantener o ampliar la brecha económica.Los patrones de distribución del ingreso y la riqueza dela región siguen siendo de los más injustos en el mun-do.

Para 2032, la homogeneización de culturas se ha-brá expandido y profundizado notablemente, prevale-ciendo el consumismo y el individualismo sobre la so-lidaridad social y los valores tradicionales. Si bien per-sisten las culturas autóctonas, éstas siguen siendo igno-

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233Perspectivas del medio ambiente

Cap.

4

radas por gran parte de la sociedad. Ello contribuye adebilitar la cohesión social y —en opinión de exper-tos— subestima los beneficios de aquellos estilos devida: sistemas de manejo ambiental y patrones de con-sumo tradicionales que demostraron ser sostenibles enel pasado y que, llevados a las condiciones de las pri-meras décadas del siglo XXI, pudiesen continuarsiéndolo.

En materia de gobernabilidad, el modelo democrá-tico establecido en los años noventa continúa, pero muyinfluido por la variabilidad económica que no alcanzaa revertir los patrones de desempleo y pobreza. Se ex-panden movimientos de protesta, tanto de carácter na-cional como mundial, pero son neutralizados rápida-mente. El desarrollo de organizaciones de la sociedadcivil, como parte de los esquemas nacionales de tomade decisiones, se interrumpe y tiende a debilitarse.

En ausencia de un proceso de planificación a me-diano y largo plazo, ya que todo se deja a los mecanis-mos de mercado, prevalecen políticas reactivas en to-das las áreas de la administración, especialmente enlos sectores sociales y ambientales.

Efectos ambientales

La degradación ambiental aumenta, al restringirselos sistemas nacionales e internacionales de gestiónambiental y minimizarse la regulación directa e indi-recta. Se agravan problemas tales como la pérdida debiodiversidad, la acumulación de desechos químicostóxicos, la deforestación, la desertificación y el cambioclimático. Consecuentemente con el incremento de lademanda de tierras, agua y recursos energéticos, se ex-pande la presión sobre los recursos naturales por con-taminación o por extracción. En general, la competen-cia por recursos naturales clave se incrementa y se ex-tiende más allá de las fronteras nacionales.

La evolución de las variables ambientales será másfácil de apreciar al comparar con el escenario de inter-vención moderada (ver el recuadro en la página 238).Señalemos ahora que las presiones ambientales se dis-paran a tasas entre dos y cuatro veces mayores que elcrecimiento poblacional, exceptuando la deforestación,que sigue aumentando pero a un ritmo menor, y el usodoméstico de biomasa, que se reduce.

Los ambiciosos objetivos de la Agenda 21 (Cumbrede la Tierra, 1992) y de las convenciones ambientales,replanteados, en alguna medida en la Cumbre sobreDesarrollo Sostenible de Johannesburgo (2002), siguensiendo fundamentalmente retóricos. Hay iniciativas di-rigidas a la sostenibilidad del desarrollo nacional perolos esfuerzos son aislados e insuficientes. Lo mismo su-cede con las iniciativas, muchas de ellas convertidasen planes de acción, que han surgido de numerosasconferencias y foros subregionales y regionales, y deacuerdos bilaterales y multilaterales. Las acciones en

materia ambiental se concentran en una escala local,sin cambios significativos en los patrones de conducta.

El impulso político para el desarrollo sostenible en-tra en una fase de “cansancio” mundial. Las políticasambientales reaccionan, corrigen o adaptan. es decir,siguen siendo parciales, inadecuadas y esporádicas, enlugar de ser coordinadas, integrales y sostenidas.

La frontera agropecuaria continúa su vigorosa ex-pansión durante las primeras dos décadas del siglo XXI,a expensas de los bosques nativos. Más tierras agríco-las, particularmente las de mejor calidad, son utiliza-das para cultivos de exportación. La implementaciónde grandes proyectos de infraestructura, principalmen-te viales, de carácter transnacional, da lugar a impor-tantes efectos ambientales negativos, como una crecien-te deforestación, agravada por el aumento de los in-cendios forestales. El área cubierta por bosques nativosdisminuye en un 14 por ciento hacia 2015 y un 22 porciento a 2032. El área de bosque nativo, que sólo cu-bría un 50 por ciento del territorio total en 1995, sereduce a un 39 por ciento hacia 2032.

A pesar de la preocupación por la proliferación deorganismos genéticamente modificados y los riesgos decontaminación genética de especies autóctonas, tien-den a prevalecer las presiones comerciales por sobre laprecaución. La agricultura orgánica no supera peque-ños nichos.

El daño de suelos agrícolas continúa siendo temarelevante en 2032. La urbanización se ha expandido,principalmente a expensas de los mejores suelos agrí-colas. En los pequeños estados insulares del Caribe, laexpansión sin control de los asentamientos costeros, laproliferación de centros turísticos, el aumento y la des-carga no controlada de desechos y la falta de regula-ción firme y su aplicación, plantean peligros para lagente y el ecosistema costero-marino. Al mismo tiem-po, la dinámica del escenario del mercado no reguladoimplica aumentos de temperaturas generales mucho másrápidos y mayores que en los otros escenarios. De igualforma, bajo el mismo escenario, la falta de inversión enprogramas de adaptación provoca un aumento en lavulnerabilidad de la población. El continuo incremen-to de la cantidad e intensidad de los desastres naturalesproduce severos daños sociales y económicos a los ha-bitantes de las pequeñas islas y de las costas.

La urbanización aumenta la demanda de servicios,la vulnerabilidad ambiental de importantes segmentosde la sociedad y una acelerada erosión de los valoressociales. También se experimenta un deterioro en ser-vicios básicos como salud, agua potable y saneamien-to, y se intensifica el problema de los desechos.

Se agrava la dependencia regional de los combusti-bles fósiles, cuya participación del 30 por ciento en losrequerimientos de energía primaria aumenta en la mi-

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234

· Capítulo 4: Escenarios del desarrollo regional

América Latina y el Caribe

tad hacia 2015 y se duplica para 2032. Esta situaciónobstaculiza el crecimiento de fuentes renovables deenergía, aunque la utilización de éstas más que se du-plica. Ya se destacó cómo las demandas de energía pri-maria aumentaban a una tasa superior a la del creci-miento poblacional. Gran cantidad de personas quehabitan en áreas urbanas siguen expuestas a nivelesdañinos de contaminación.

Las negociaciones sobre mitigación y adaptación alcambio climático se vieron afectadas, a comienzos deeste siglo, por la decisión del gobierno de los EE.UU.de no ratificar el Protocolo de Kioto. Los objetivos delprotocolo para el período 2008-2012 no son cumpli-dos por los países de la OCDE (Organización para laCooperación y el Desarrollo Económico), que reúne,principalmente, a los países industrializados. Hacia2032 son más evidentes los efectos del cambioclimático. Las emisiones de dióxido de carbono se du-plican hacia 2015 y se triplican para 2032.

Los bosques nativos decrecen no solo en área sinotambién en calidad, debido a la expansión de la fronte-ra agrícola, los incendios forestales —cada vez másnumerosos y frecuentes— y la mayor vulnerabilidad deestos ecosistemas. Los países de la región enfrentan in-tensas presiones y exigencias para detener ladeforestación, como parte de las estrategias de respuestaante el cambio climático, pero sin recibir retribucionesadecuadas.

Aumentan las especies en peligro de extinción de-bido al tráfico ilícito y la degradación de hábitats natu-rales. La industria farmacéutica promueve la conserva-ción de la biodiversidad en los países subdesarrolla-dos, para sus propios fines. La apropiación indebidadel material genético y de conocimientos tradicionalesde países en desarrollo, para generar nuevos productosquímicos y farmacéuticos patentables, sigue siendoobjeto de preocupación para los países del área.

La necesidad de agua se ha expandido notablementey se ha vuelto más conflictiva su asignación entre usosalternativos y entre usuarios. La oferta ha disminuidocomo consecuencia de la contaminación y degrada-ción de ríos y mantos acuíferos, la escasez estacional,el cambio climático y la reducción en la recarga de losdepósitos subterráneos.

El ritmo de extracción aumenta más que el creci-miento demográfico. La población con agua insuficientecasi se duplica hacia 2015 y es 2,5 veces mayor para2032. La disponibilidad de agua para 2032 es apenasdos quintas partes de la que tenían los europeos en 1995.Múltiples aspectos de los recursos marinos y costerosque fueron identificados como preocupantes a finalesdel siglo XX se agravan para el año 2032. Los gobier-nos han concentrado su atención en la protección delas zonas costeras críticas para el desarrollo del turismoy zonas residenciales urbanas.

Escenario de reformasContexto general

Se impulsa el enfoque del desarrollo sostenible. Hayun renovado compromiso de acción y emerge un con-senso acerca de la urgente necesidad de políticas queaseguren la sostenibilidad ambiental y reduzcan la po-breza. Aunque persisten los valores del consumismo,la valoración de la naturaleza, la equidad y la solidari-dad comienzan a ser integrados por la sociedad en susnormas de vida, adquiriendo una connotación ética.

Persiste sin embargo el énfasis en el crecimientoeconómico, la liberalización comercial, la privatizacióny la modernización. El supuesto básico de este escena-rio es la posibilidad de vincular tal crecimiento conpolíticas de sostenibilidad dirigidas a erradicar la po-breza extrema y el deterioro ambiental.

En el plano económico, continúa la integraciónmundial y el dominio de las empresas transnacionales.Se llevan a cabo grandes proyectos multinacionales enel área de infraestructura que integran bloquessubregionales con un interés fundamentalmente eco-nómico, lo que representa una amenaza para la estabi-lidad ambiental de áreas hasta ahora bajo poca pre-sión.

El PIB se duplica hacia 2015 y crece más de 2,5veces para 2032. Es muy importante notar que estastasas son superiores a las proyectadas para el escenariode mercado. El crecimiento es también mayor en tér-minos de PIB por habitante, el cual se expande en másde la mitad hacia 2015 y casi 2,5 veces para 2032. Aun-que la equidad social aumenta en el escenario de refor-mas, todavía existe una desigualdad notable: la quintaparte más rica de la población tiene ingresos más de 10veces mayores que la quinta parte más pobre.

Siguiendo el patrón de los países de la OCDE, elobjetivo de una economía menos basada en materialescomienza a ser incorporado en la corriente central deanálisis y decisiones desde el nivel regional hacia aba-jo. Los gobiernos se proponen modernizar las econo-mías y estructuras de bienestar social. La descentraliza-ción de las políticas nacionales, del gasto público y delas decisiones de inversión es considerada como un ins-trumento de desarrollo sostenible.

El comercio internacional mantiene su ímpetu, es-pecialmente con la eliminación generalizada de barre-ras nacionales. La región aumenta sus ventajas compe-titivas y expande sus exportaciones a los países del Tra-tado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)y, en general, a los mercados del mundo industrializado.

El regionalismo se presenta como el elemento clavepara facilitar la cooperación regional, así como para

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235Perspectivas del medio ambiente

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4

vincular la región con el resto del mundo. Los bloquessubregionales —Centroamérica, CARICOM, ComunidadAndina y MERCOSUR— se convierten en instanciascomerciales y políticas más fuertes, y se expanden enuna red de relaciones políticas y económicas dentro dela región y con otras regiones. Ello no obstante, debetenerse en cuenta que muchos intereses comercialesen los EE.UU. entran en contradicción con las propues-tas orientadas a fortalecer la integración regional.

En el plano tecnológico, las tecnologías de infor-mación y biotecnología prosperan junto al aprovecha-miento de la biodiversidad de cada país. Las tecnolo-gías agrícolas son promovidas tanto por los gobiernoscomo por las empresas privadas. Hay incentivos guber-namentales a los inversionistas del sector privado paraque apoyen la investigación regional y nacional. Lasociedad mejora su capacidad para asimilar informa-ción y para generar tecnologías productivas limpias,aunque predomina la adaptación de tecnología impor-tada. Se logra un progreso en la apropiación de tecno-logías tanto modernas como tradicionales.

En lo relacionado con las tendencias demográficasy migratorias, la transición demográfica comienza aacelerarse. Las tasas de crecimiento poblacional dismi-nuyen de forma marcada y la población tiende aestabilizarse en los países más desarrollados de la re-gión. La tasa de crecimiento anual en el período 1995-2032 es levemente inferior a la del escenario de merca-do .

Los flujos migratorios de las áreas rurales a las urba-nas tienden a disminuir, mientras que la población au-menta en las ciudades intermedias. No hay mayor dife-rencia entre los escenarios de mercado y de reformasen cuanto a la proporción de población urbana. Por suparte, la migración internacional continúa, tanto den-tro de la región como hacia Norteamérica anglosajona—aunque el número de emigrantes tiende a decrecer—,en la medida en que el desarrollo socioeconómico si-gue siendo desigual tanto en los países del región comoentre éstos, de un lado, y EE.UU. y Canadá, del otrolado.

La expansión de la migración promueve el estable-cimiento de acuerdos de seguridad social dentro de laregión y entre las regiones con el propósito de protegerlos ciudadanos de cada país en el exterior.

En el plano sociocultural, persisten las inequidadesentre países dentro de la región y entre la región y lospaíses desarrollados. Sin embargo, los países de laOCDE, y principalmente, el G-7 (grupo de los siete paí-ses con economías dominantes a nivel mundial), co-mienzan a promover políticas específicas orientadas areducir las disparidades económicas entre ricos y po-bres, con un fuerte compromiso en lo relacionado conlos programas de erradicación de la pobreza extrema.La distribución del ingreso y la riqueza mejora en lamayoría de los países de la región.

Por primera vez en la historia se adoptan políticasefectivas dirigidas a terminar con la pobreza extremaen toda la región. Además de la mejora en la distribu-ción del ingreso, señalada arriba, hay un mayor accesode las mujeres al mercado de trabajo, así como unareducción de las inequidades de género, incluyendomayor presencia de mujeres en altos puestos de gobier-no y en el sector privado. Asimismo, las culturasautóctonas y las minorías son más respetadas y protegi-das Los pueblos indígenas son formalmente reconoci-dos y parte de sus tradiciones son incorporadas en ins-trumentos de administración pública, particularmenteen el ámbito de los servicios de salud, educación y vi-vienda. Sin embargo, la inequidad social, étnica y geo-gráfica es todavía un factor que conduce con frecuen-cia a la movilización, contra la autoridad, de gruposque se sienten vulnerados en sus derechos.

En materia de gobernabilidad, los gobiernos forta-lecen las instituciones ambientales nacionales y suscompromisos con acuerdos ambientales multilaterales.En la medida en que la población gana conciencia delos efectos ambientales adversos de las actividades hu-manas y sus relaciones con la salud y los ecosistemas,se demanda mayor prevención, control y cumplimien-to de nuevas políticas que aseguran la inclusión delcosto ambiental en el proceso productivo.

La sociedad civil recibe gran reconocimiento. Elpapel de la sociedad civil organizada se fortalece en elámbito local, ejerciendo fuertes presiones sobre los go-biernos locales y nacionales para reflejar papeles nue-vos o fortalecidos. Las organizaciones no gubernamen-tales comienzan a involucrarse más vigorosamente enlos procesos de análisis y decisiones, a través de meca-nismos como los Consejos Nacionales de DesarrolloSostenible, que también se ven fortalecidos, y sus equi-valentes locales. Una nueva visión del desarrollo co-mienza a abrirse paso, centrada en lo social, que supe-ra los enfoques anteriores basados en el mercado o enel estado.

Efectos ambientales

La conciencia pública ambiental se expande portoda la región y los diferentes grupos sociales, contri-buyendo a fortalecer los conceptos de protección am-biental y de desarrollo sostenible. En esta línea, elPNUMA y otras organizaciones internacionales aboganpor acciones efectivas para la reducción de la pobrezay la sostenibilidad del desarrollo.

Se fortalece al Foro de Ministros de Medio Ambien-te de América Latina y el Caribe, el cual comienza ajugar un papel clave en la formulación de políticas enlos ámbitos regional y subregionales e, incluso, comomarco de referencia para la definición de políticas enel ámbito nacional. El desarrollo sostenible pasa a serel objetivo central de las organizaciones regionales ysubregionales (incluyendo las agrupaciones comercia-

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236

· Capítulo 4: Escenarios del desarrollo regional

América Latina y el Caribe

les subregionales mencionadas antes, y otros organis-mos multilaterales como la Organización de EstadosAmericanos y la Comisión Económica de las NacionesUnidas para América Latina y el Caribe).

El aumento de las presiones sobre los recursos na-turales, que se deriva de una mayor población y nece-sidad de materia prima, es contrarrestado parcialmentepor prácticas de gestión y el conjunto de tecnologíasapropiadas y ambientalmente racionales, incluidos elconocimiento y las tecnologías de los pueblos tradicio-nales y autóctonos. Un efecto directo es que sedesacelera la expansión de la frontera agrícola.

Se alcanzan acuerdos internacionales sobre objeti-vos ambientales que tienen como meta reduccionessustanciales en las presiones ambientales de los paísesde la OCDE. Para los países subdesarrollados, se reco-noce que el proceso de desarrollo e industrializacióndebería continuar, siendo la propuesta general conver-ger gradualmente hacia las metas de presiones decre-cientes de la OCDE.

Los impactos de los desastres naturales sobre perso-nas y ecosistemas disminuyen en la medida en quemejora la gestión de los recursos naturales, se adoptanpolíticas orientadas a enfrentar la vulnerabilidad y seaplican medidas preventivas. Así, por ejemplo, se re-duce la vulnerabilidad de las áreas costeras ante losdesastres naturales y de origen humano, gracias a siste-mas de alerta temprana en las zonas mas vulnerables atormentas y desastres, y al mejor manejo de defensascosteras naturales como manglares y arrecifes coralinos.

Se perfecciona la construcción de “escenarios”como un instrumento para simular el comportamientode procesos ambientales, y como una ayuda para lagestión integrada y el monitoreo. Además, se ponen enpráctica sistemas de vigilancia para los grandesecosistemas compartidos.

Prácticamente todos los países de la región se com-prometen en iniciativas de gestión ambiental coheren-tes que integran instrumentos de regulación directa, ins-trumentos económicos y acuerdos voluntarios con laindustria, mejorando de este modo la eficacia de pro-gramas dirigidos a la conservación ambiental. El desa-rrollo de mercados de servicios ambientales, como lacaptura de gases de efecto invernadero, ha contribuidoa la conservación de diversos ecosistemas, así como agenerar ingresos para los propietarios de los recursos(pagados por los usuarios), y a financiar iniciativas di-versas en el ámbito de la gestión ambiental.

En el sector energético, los precios continúan cre-ciendo como reflejo de la preocupación ambiental quese expresa en diversas regulaciones. La electricidad yel gas natural se convierten en las principales formasde uso final de la energía debido a su comodidad yflexibilidad; en tanto, el carbón es abandonado en loposible por casi todos los sectores de la producción.

Los procesos que gastan mucha energía y combustiblesson crecientemente desplazados por otros basados enfuentes renovables de energía y tecnologías más eficien-tes, reduciendo así el consumo de energía.

Las prácticas agrícolas sostenibles, constituidas portécnicas de manejo integrado y la aplicación selectivade la biotecnología, penetran gradualmente en la ma-yor parte de la región, mientras que los mercados euro-peos y de otras regiones se abren a sus productos agrí-colas. Se progresa hacia la gestión sostenible de la tie-rra y se rehabilitan grandes extensiones deterioradas porproyectos de desarrollo. Se incrementa el empleo ruraldebido al desarrollo de actividades no agrícolas quereducen la presión sobre tierras y bosques.

Las presiones ambientales urbanas disminuyen enla medida en que las ciudades son mejor planeadas yorganizadas, y los servicios de las ciudades interme-dias son mejorados para convertirlas en alternativas devivienda y ubicación industrial. Sin embargo, como sedestacara antes, el crecimiento de la proporción urba-na de la población es prácticamente equivalente en elescenario de reformas y el de mercado. Se consolidanlos planes de ordenamiento territorial urbano, favore-ciendo cierto grado de reubicación de industrias. Elmanejo de desechos domésticos e industriales mejoraostensiblemente, mediante sistemas más adecuados derecolección, transporte, disposición y reciclaje, mien-tras se expanden los programas de saneamiento de aguasservidas domésticas e industriales. La contaminaciónatmosférica en áreas urbanas comienza a sercrecientemente abatida, porque aumentan la disponi-bilidad y el uso de los medios de transporte público ypor avances en el control de las contaminantes princi-pales, aunque la contaminación sigue siendo un pro-blema en las megaciudades.

El cambio climático es el más serio problema am-biental a ser resuelto en las tres décadas del 2002 al2032. El Panel Internacional de Cambio Climático(PICC) somete nuevos informes que refuerzan las pro-fundas preocupaciones acerca de la integridad del sis-tema climático. En las negociaciones en torno a la Con-vención Marco sobre Cambio Climático, el Protocolode Kioto —que en este escenario es finalmente ratifica-do por EE.UU.— se constituye en el principal instru-mento para avanzar en la reducción de emisiones degases de efecto invernadero.

Sin embargo, la relativamente larga demora en larespuesta del sistema climático a los cambios de políti-ca significa una continuación de los patrones del cam-bio climático con una diferencia muy pequeña entrelos diferentes escenarios. En los pequeños estados in-sulares del Caribe y otras regiones particularmente vul-nerables, los desastres siguen siendo un problema im-portante, resultando en pérdidas de vidas y de bienes.Aunque la inversión en alerta temprana y medidas deadaptación aumenta bajo este escenario, no es suficientepara prevenir los impactos económicos y sociales delos desastres sobre las personas pobres de la región.

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237Perspectivas del medio ambiente

Cap.

4

Se reduce sustancialmente la contribución regionala estas emisiones como consecuencia del cambio en eluso de la tierra y los incendios forestales, fundamental-mente por la desaceleración de la deforestación, unmejor manejo de los recursos forestales y mejor pre-vención y combate de los incendios forestales.

Si bien se espera cierto grado de deforestación —los bosques nativos decrecen en área en 12 por cientoen el período 1995-2032—, la tala de bosques prima-rios tiende a ser restringida y se realiza con prácticassostenibles, promovidas por las presiones de los mer-cados que cada vez más exigen la certificación de lasempresas y de los productos forestales en el marco deprogramas internacionales reconocidos. Adicionalmen-te, las comunidades tradicionales que viven de las co-sechas de productos forestales no madereros, encuen-tran nichos de mercado para sus productos que contri-buyen a consolidar sus actividades, incrementando, deeste modo, las oportunidades de conservación de losbosques nativos.

La biodiversidad es conservada en el marco de pla-nes de manejo de ecosistemas críticos (incluyendo arre-cifes coralinos), y mediante un mejor acceso a la infor-mación, a su vez producto de programas de monitoreo.El progreso en acuerdos internacionales sobre recursosgenéticos, como la Convención sobre Diversidad Bio-lógica y el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad dela Biotecnología, estimula el interés de los países enconservar los ecosistemas más ricos en biodiversidad.También aumenta la ayuda tecnológica y financiera parala conservación de la biodiversidad.

Las aguas continentales —superficiales y subterrá-neas— son valoradas como un recurso crítico de pri-

mera importancia. Se han puesto en marcha programasque, en el marco de mecanismos apropiados de asig-nación de usos y de programas normativos rigurosos,permiten mejorar la eficiencia en el almacenamiento,conducción y uso y reciclaje del agua. Funcionan polí-ticas de explotación del recurso coherentes con su dis-ponibilidad, los balances hídricos existentes, y los va-lores ecológicos y estéticos asociados. Se establecenprogramas de calidad de agua con miras a evitar el de-terioro considerando sus diversos usos, y a restaurarcursos y cuerpos de agua degradados. Al mismo tiem-po, se adoptan políticas efectivas para aumentar la dis-ponibilidad de agua a través de fuentes alternativascomo la reutilización de aguas servidas y ladesalinización de aguas salobres y marinas. En gene-ral, la gestión integrada de cuencas hidrográficas hacontribuido a generalizar prácticas de manejo apropia-das.

Escenario de grandestransicionesContexto general

La necesidad de un nuevo camino hacia el desarro-llo sostenible es comprendida por gobiernos, empre-sas, organizaciones sociales y ciudadanos, y es adopta-do gradualmente. Muy pronto, la conciencia ciudada-na presiona a favor de reformas que se traducen en ac-ciones más profundas. Se diseñan estrategias de desa-rrollo sostenible basadas en un amplio abanico de ins-trumentos (planes, programas y proyectos; inversiónsocial y gasto público focalizado; normas y textos lega-les; impuestos y subsidios; acuerdos voluntarios y me-

© R. Burgos

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238

· Capítulo 4: Escenarios del desarrollo regional

América Latina y el Caribe

Mercado no regulado Reformas

Población regional(millones de habitantes)

400

450

500

550

600

650

700

750

800

1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025 2030

Requerimientos de energía primaria(exajulios)

20

25

30

35

40

45

50

55

60

65

70

1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025 2030

Uso domestico de Biomasa (EJ)

1

1,1

1,2

1,3

1,4

1,5

1,6

1,7

1,8

1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025 2030

Extracción de agua(miles de millones de metros cúbicos)

100

150

200

250

300

350

400

450

1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025 2030 2035

Población bajo estrés hídrico(millones de habitantes)

100

150

200

250

300

350

400

450

1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025 2030

Emisiones de dióxido de carbono(millones de toneladas métricas de carbono)

200

300

400

500

600

700

800

900

1000

1100

1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025 2030 2035

Bosques nativos(miles de hectáreas)

700

750

800

850

900

950

1000

1050

1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025 2030 2035

Consumo de fertilizantes nitrogenados(miles de toneladas métricas)

4

5

6

7

8

9

10

11

1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025 2030 2035

Generación de residuos sólidos domiciliarios(miles de toneladas métricas)

50

100

150

200

250

300

1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025 2030 2035

Residuos tóxicos(miles de toneladas métricas)

0

1

2

3

4

5

6

7

8

9

1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025 2030 2035

Fuente: Raskin y Kemp-Benedict, 2002.

Una comparación entre las variables ambientales relevantes en los escenarios de mercado y reformas muestra mejorasimportantes en el segundo escenario, sobre todo en el largo plazo.

El impacto más significativo del escenario de reformas se presenta en el caso de la reducción absoluta (de un 13 porciento) en la generación de residuos tóxicos. Esta disminución resulta dramática en términos relativos al crecimientopoblacional, pues refleja una caída del 40 por ciento en la generación de residuos tóxicos por habitante. Ello tendríaconsecuencias de enorme importancia en la salud de la población regional.

La estabilización en el consumo de fertilizantes nitrogenados a partir de 2015 es otro rasgo notable del escenario dereformas. Ello ocurre como consecuencia de una estabilización en la producción agrícola, que no afecta, sin embargo,los niveles de seguridad alimentaria. En efecto, se da en el contexto de una mejor distribución del ingreso y, por lo tanto,de la capacidad de consumo. Tambiénes necesario señalar que semejanteestabilización en el consumo defertilizantes repercute positivamente enamortiguar o al menos estabilizar losproblemas derivados de la contamina-ción química de suelos y aguas.

Los demás problemas ambientalesseleccionados siguen agravándose enambos escenarios, aunque siempre enmenor medida en el escenario dereformas, sobre todo en el largo plazo.Por ejemplo, si bien el nivel deemisiones de dióxido de carbonoprácticamente se triplica hacia 2032 enel escenario de reformas, tiene sinembargo una tendencia de aumentosignificativamente menor a la delescenario de mercado. El área debosques nativos, por su parte, decreceen un 12 por ciento hacia 2032 en elescenario de reformas, frente a un 22ciento en el escenario de mercado.

Las dos variables ambientales en que seda la menor diferencia entre elescenario de mercado y el de reformasson los requerimientos de energíaprimaria y el crecimiento poblacional.Aún así, el crecimiento de energíaprimaria generada a partir de combusti-bles fósiles (carbón y petróleo) esnotablemente inferior en el escenario dereformas (excepto en el caso del gasnatural). Ello se refleja en el menoragravamiento relativo que presenta elescenario de reformas en cuanto a lasemisiones de dióxido de carbono yóxidos de azufre. Por otro lado, en elescenario de reformas la energíaprimaria generada por fuentes “limpias”(hidroelectricidad y fuentes renovables)crece a tasas mucho mayores (hastacuatro veces) que en el de mercado.

Análisis comparativo de variables ambientales relevantes en los escenariosAnálisis comparativo de variables ambientales relevantes en los escenariosde mercado y reformas, 1995-2032de mercado y reformas, 1995-2032

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239Perspectivas del medio ambiente

Cap.

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canismos público-privados). Los instrumentos se orien-tan al mejoramiento de la calidad de vida y de la equi-dad social, en lo relacionado con la edad y el lugardonde se vive, a través de inversión social y desarrollolocal, entre otras políticas. Se busca también la restau-ración de ecosistemas, recursos y funciones ambienta-les dañados (restauración de suelos, reforestación, lim-pieza de cauces y lagos), la prevención del deterioroambiental, y la difusión de tecnologías y prácticas fun-dadas en una perspectiva conservacionista.

A nivel mundial hay una transición gradual de va-lores desde el consumismo, el materialismo, la compe-tencia a ultranza y el individualismo a la solidaridad, oque ha aumentado la atención al tema ambienal y a lasinequidades sociales, que dominaban el panorama acomienzos del siglo XXI. Emerge un consenso, un para-digma en torno a la necesidad de un nuevo estilo dedesarrollo, ahora sostenible, en oposición a la expe-riencia del desarrollo tradicional con énfasis en la ex-pansión de mercados cada vez menos regulados y enun concepto de “globalización” que, en la práctica, seexpresaba en la transferencia creciente de las respon-sabilidades de gestión del desarrollo desde los gobier-nos a las corporaciones transnacionales, a la postre, tanineficiente como indeseable.

En el plano económico se desarrollan fuertes víncu-los entre los países de la región basados en la comuni-cación y el comercio, generando una intensa red deinteracciones con que se expanden a otras regiones delmundo en desarrollo, en una perspectiva Sur-Sur. Laregión reduce considerablemente su dependencia dela exportación de materias primas, y desarrolla venta-jas competitivas basadas en la incorporación del pro-greso técnico a la producción, en prácticas que seenmarcan rigurosamente en los contextos normativosambientales y en la remuneración justa del trabajo. Esun impulso a la competitividad auténtica en oposicióna las prácticas de competitividad espuria que descansaen regulaciones ambientales y sociales laxas, y en laexplotación de la mano de obra. La consolidación y elcrecimiento de una amplia clase media induce a la ex-pansión de los mercados regionales para productos pri-marios y secundarios —lo que también ocurre en otrasregiones subdesarrolladas—, estimulando el comercio.

La producción con valor agregado pasa a ser unaestrategia orientada hacia la sostenibilidad. Como seincrementan los ingresos y la calidad de vida, los con-sumidores demandan mejor calidad ambiental. Se evo-luciona hacia nuevos patrones de consumo que seaproximan a los de los países industrializados; ellomodifica las preferencias de los consumidores, quienesprocuran bienes producidos a través de procesosambientalmente sostenibles.

El mercado sigue siendo el principal mecanismoasignador de factores de producción. La diferencia bá-sica con los estilos de desarrollo ortodoxos, además delas políticas redistributivas orientadas a los segmentos

más pobres de la población y zonas marginales, radicaen que los precios han incorporado —en mayor exten-sión y profundidad que los otros escenarios— los cos-tos externos sociales y ambientales, fundamentalmentepor la vía de programas de instrumentos económicos ode mercado.

En el plano tecnológico, la innovación responde ala nueva demanda de sostenibilidad y eficiencia. Lastecnologías de información y comunicación avanzan yse expanden geográficamente, contribuyendo a la des-centralización de las actividades de gobierno y econó-micas.

Los esfuerzos tecnológicos se encaminan, ante todo,a evaluar la relevancia de las tecnologías extranjeras yadaptarlas según las necesidades locales, desarrollan-do y fortaleciendo, además, una capacidad tecnológi-ca endógena capaz de producir tecnologías apropia-das a las necesidades propias de la región. Este desa-rrollo tecnológico incentiva el crecimiento económicosostenible y contribuye a expandir exportaciones conmayor valor agregado.

La biotecnología experimenta gran avance en la re-gión y se promueve la investigación en esta área. Seregula el acceso a la riqueza genética en correspon-dencia con el interés de las naciones y los residenteslocales. Las nuevas tecnologías y el conocimiento tra-dicional son orientados a solucionar los problemas dela pobreza, lo cual ofrece oportunidades significativaspara la agricultura sostenible. Se revitaliza, además, lamedicina tradicional.

En relación con las tendencias demográficas ymigratorias, la transición demográfica se acelera. Ha-cia 2015 hay una reducción evidente de inequidades yuna mayor y más amplia participación social. La tasade crecimiento de la población declina rápidamente,sin llegar, en el horizonte de análisis, a una disminu-ción de la población. Se reduce y estabiliza el tamañode la familia, mientras que la esperanza de vida conti-núa creciendo.

En el plano sociocultural, el proceso de renovaciónsocial y económica se traduce en una espiral de rápidocambio positivo, en la medida en que tienden a gene-ralizarse los patrones de distribución, estructuras socia-les y valores éticos asociados al cambio de paradigma.Se adoptan y aceptan socialmente políticas de distribu-ción del ingreso y la riqueza, que estimulan nuevasoportunidades de empleo y una drástica reducción dela pobreza. Más allá de los progresos nacionales en ladistribución de la riqueza y los ingresos, la brecha en-tre el mundo desarrollado y subdesarrollado comienzaa reducirse. Nuevos valores y visiones del mundoemergen dentro de la sociedad global, revalorizandolas culturas autóctonas, religiosas y locales; mientrasque las tensiones ideológicas, religiosas y étnicas tien-den a disiparse.

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· Capítulo 4: Escenarios del desarrollo regional

América Latina y el Caribe

El acceso a servicios básicos, como salud, agua, sa-neamiento, vivienda y educación mejora significa-tivamente con el tiempo. Se privilegian las necesidadesde los pobres, los discapacitados y las minorías margi-nadas, lo que conduce a mayores niveles de equidad,basados en esquemas participativos y descentralizados.

Para 2032 persisten bolsones de pobreza, emergenocasionalmente conflictos geopolíticos, y las tensionesresiduales en el campo del ambiente y los recursos na-turales requieren una atención concertada. En todo caso,existen los mecanismos para enfrentar esos problemas.Grandes logros han sido posibles en cuanto al desarro-llo humano, la solidaridad y la restauración ecológica.

En términos de gobernabilidad, el nuevo estilo dedesarrollo descansa en la expansión de la democraciacon formas de participación ciudadana en todos losámbitos, desde la gestión pública del poder ejecutivohasta mecanismos de participación en el sistema legis-lativo, en la justicia y en la gestión municipal. Se mul-tiplican las organizaciones ciudadanas, proceso favo-recido por los mejoramientos en los sistemas de educa-ción formal y por las oportunidades de capacitación.Son los tiempos del consenso en oposición a la con-frontación.

La cooperación regional descansa en el papel y sta-tus fortalecido de los esquemas subregionales y regio-nales, los acuerdos multilaterales (gubernamentales yno gubernamentales), y una creciente participación devariadas organizaciones que representan a la sociedadcivil, incluyendo la empresa privada, todos con sus pro-pias instancias de convocatoria subregional o regional.El Caribe y otros grupos subregionales comienzan unproceso de convergencia y coordinación que los trans-forma en un sólido bloque de países, lo que incrementasu poder de negociación y contribuye a una mejor in-serción en la economía mundial.

A escala planetaria, la gobernabilidad evolucionahacia un sistema en el cual las regiones y las comuni-dades tienen considerable control sobre las decisiones

socioeconómicas y los enfoques de preservación am-biental. La gobernabilidad global descansa en una re-juvenecida y reestructurada Organización de las Na-ciones Unidas (ONU), para expresar la política de di-versidad a través de la unidad mundial del nuevo para-digma de la sostenibilidad.

Efectos ambientales

La calidad ambiental mejora en todos los frentes, ylos acuerdos regionales y subregionales consideran lascrecientes preocupaciones de las comunidades y losgobiernos sobre los temas transfronterizos y losecosistemas y recursos naturales compartidos, particu-larmente en el caso de las cuencas internacionales, losbosques fronterizos y las zonas costeras. La “elimina-ción” de desechos tóxicos peligrosos en zonas marinaso terrestres forma parte de los asuntos que pasan a sertratados de forma conjunta. Las corporaciones, comoconsecuencia del marco de certificación de gestión oproductos en el que deben insertarse (fundamentalmentepor razones de competitividad), asumen la responsabi-lidad por todo el ciclo de vida de sus productos, desdela extracción de la materia prima, pasando por los pro-cesos, hasta la eliminación de los residuos del procesode producción y consumo.

Con un nuevo énfasis en la agricultura orgánica yen la ecoeficiencia, la producción se hace cada vezmenos contaminante. La producción limpia pasa a serlo normal, en el marco de regulaciones estatales y acuer-dos voluntarios. La generación de desechos industria-les y domésticos se reduce a un nivel mínimo y estospasan a ser recursos valorados como insumos de nue-vos procesos productivos, a través del reciclado y lareutilización. Comienza a manifestarse una reducciónen la incidencia de enfermedades asociadas a la expo-sición aguda o crónica a contaminantes químicos.

La planificación integrada se convierte en un ins-trumento central para el manejo de cuencas de los ríosy zonas urbanas, costeras y lacustres, lo que —unido aregulaciones directas e instrumentos económicos—mejora la gestión y las condiciones ambientales en lasciudades y áreas rurales, facilitando la elaboración sos-tenible de los recursos naturales renovables. Hay con-solidación de esquemas de conservación y explotaciónracional según la tradición cultural y jurídica de cadanación. Ello es posible por la incorporación decididade derechos de propiedad y aprovechamiento de losrecursos, así como por la consolidación de formas deexplotación comunal.

En el sector energético se promueven las fuentesrenovables y la eficiencia energética, y se avanza en laintegración energética regional. La tecnología para sis-temas de transporte eficientes en materia energéticacontribuye a reducir la contaminación atmosférica ur-bana y a resolver los graves problemas de congestióndel tráfico en las grandes ciudades.

© R. Burgos

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241Perspectivas del medio ambiente

Cap.

4

La planificación urbana y rural desarrolla instrumen-tos para mejorar la asignación de tierras entre usos com-petitivos, ponderando las alternativas desde una pers-pectiva de largo plazo. Se realizan grandes esfuerzospara recuperar las tierras degradadas, mientras la con-servación del suelo ya es un criterio en las decisionesagrícolas y un claro factor de producción a largo plazo.La producción agrícola se basa de manera creciente enlos principios de la agroecología, que comenzó a serpromovida en las últimas tres décadas del siglo XX.

Las ciudades tienden a la sostenibilidad. Una nue-va visión metropolitana estimula la reestructuración dela vida urbana alrededor de patrones integrados de ubi-cación o asentamiento, localizando los centros de tra-bajo y las actividades comerciales y de entretenimientocerca del hogar. El concepto de pueblos dentro de laciudad aporta el balance ideal de una escala humanacon la intensidad cultural cosmopolita. Otros encuen-tran atractivos a los pequeños pueblos dispersos, lasáreas remotas y la vida rural, en la medida en que lascomunicaciones y la tecnología de la información lespermite de forma creciente una descentralización deactividades. No existen diferencias sustanciales entrelas áreas rurales y las urbanas en ingreso y acceso aservicios (educación, salud, electricidad, comunicacio-nes).

Aunque los patrones de cambio climático y sus con-secuencias (en términos de la frecuencia y número dedesastres) no varían significativamente —a causa de lalarga demora en la respuesta del sistema climático a loscambios en emisiones—, bajo el escenario de grandestransiciones se desarrollan medidas múltiples para lareducción de la vulnerabilidad, incluyendo la construc-ción de represas, sistemas de alerta temprana, zoni-ficación del uso de las tierras y gestión integrada de lascuencas hídricas. Estas acciones tienen impactos im-portantes, mejorando la vida de las poblaciones vulne-rables de la región, especialmente en las islas peque-ñas de Caribe.

Las emisiones de gases de efecto invernadero de-crecen de manera significativa, debido, en lo funda-mental, a la reducción al mínimo de la deforestación ylos incendios forestales. La deforestación ilegal ha sidodetenida casi completamente, después de asegurarseel cumplimiento de un conjunto de regulaciones direc-tas e indirectas. Los productos no madereros de los bos-ques son valorados y las comunidades indígenas de losbosques son reconocidas como sus propietarias, lo quecontribuye a la preservación de los ecosistemas bos-cosos.

Tiene lugar una utilización más efectiva de la biodi-versidad (tanto marina como terrestre) y evaluacionesmás realistas, haciendo posible una reducción en elnúmero de especies amenazadas. La valoración labiodiversidad desde el conocimiento científico y la sa-biduría tradicional permite ampliar el número de espe-cies disponibles para fines alimentarios y farmacéuti-

cos. Nuevas áreas tanto marinas y terrestres se incorpo-ran a los sistemas nacionales de áreas protegidas paraser dedicadas a la conservación de la biodiversidad,así como para proveer servicios ambientales.

Los recursos de agua dulce se utilizan en forma ra-cional, con manejo integrado de cuencas hidrográficasy lagos, donde todos los actores participan en la admi-nistración. La disponibilidad de agua por habitante cre-ce, reduciendo los conflictos entre usuarios y usos. Enla medida en que se ha progresado en el saneamientodel agua y de los cauces, se ha progresado también enla recuperación de la salud de los ecosistemas acuícolasy terrestres situados en las riberas y zonas aledañas aríos y lagos, y en la recuperación de estos cursos y cuer-pos de agua para el desarrollo de actividades producti-vas y recreativas.

Se evidencia una mejor calidad y salud de losecosistemas costeros, incluyendo los arrecifes coralinos.Tanto el establecimiento de parques marinos como elefectivo manejo de los recursos marinos y costeros hancontribuido significativamente a la sostenibilidad y a lageneración de riqueza nacional.

ConclusionesComo revela el capítulo 2, ocho de los principales

procesos de deterioro ambiental que enfrenta la regiónson los siguientes:

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· Capítulo 4: Escenarios del desarrollo regional

América Latina y el Caribe

● Degradación de tierra / desertificación.● Deforestación.● Pérdida de biodiversidad.● Contaminación del aire.● Agravamiento del estrés hídrico.● Expansión urbana descontrolada.● Contaminación de mares y costas.● Vulnerabilidad ante eventos naturales extremos.

Tomando en cuenta las proyecciones identificadaspara los escenarios de mercado y reformas, así comouna valoración más cualitativa del escenario de gran-des transiciones, un grupo de expertos de la red de cen-tros colaboradores del proyecto GEO en América Lati-na y el Caribe calificó el ritmo de deterioro en cadauno de estos problemas (en una escala ordinal ponde-rada). El resultado de esta calificación se presenta en elcuadro de abajo.

El ritmo de avance del deterioro ambiental se anali-zó en dos planos: para el conjunto de problemas am-bientales en cada escenario, y según la situación decada problema en los tres escenarios. En el primer pla-no se consideró cada escenario en sí mismo, observan-do el ritmo de deterioro de los problemas ambientalesidentificados. En opinión de los expertos, el escenariode reformas sugiere un ritmo de deterioro ambiental tresveces mayor que el escenario de grandes transiciones,y el escenario de mercado no regulado un ritmo casicuatro veces mayor.

También se comparó la evolución de cada proble-ma según los diferentes escenarios. Este análisis revelaque los escenarios de reformas y sostenibilidad presen-tan una progresiva y notable mejoría en el caso de ladeforestación, la pérdida de biodiversidad, la expan-

sión urbana descontrolada y la contaminación de ma-res y costas. Algunos problemas ambientales muestran—sin embargo— mayor resistencia al cambio, no sóloen el escenario de reformas (la degradación de tierras yel estrés hídrico), sino también —aunque en menor gra-do— en el escenario de sostenibilidad (la contamina-ción del aire y la vulnerabilidad ante eventos naturalesextremos). En todos estos casos, aún en el escenario degrandes transiciones se registra un deterioro modera-do.

En general puede concluirse que el escenario demercado no regulado sería un legado peligroso para laspróximas tres décadas. La presión cada vez mayor quese ejerce sobre los ecosistemas, a causa de la combina-ción de los efectos del crecimiento de la población, laescala de la economía y la explotación de los recursosnaturales, es insostenible. Este escenario presagia unrápido agravamiento de la problemática ambiental.

Además, el impacto sobre la dimensión ambientalpodría socavar una premisa fundamental del escenariode mercado: el crecimiento económico ininterrumpi-do. Tampoco es capaz, por tanto, de satisfacer las me-tas sociales y de sostenibilidad. La pobreza absolutapersiste y el rápido aumento del ingreso promedio, quetiende a reducir la pobreza, se ve neutralizado por elcrecimiento de la población y la persistencia, si no elagravamiento, de los patrones de distribución del in-greso altamente dispares. El deseo de emigrar a las áreasricas se acentuará cada vez más, al igual que la resis-tencia de estas zonas a las corrientes migratorias.

Las desigualdades entre grupos sociales, países ysubregiones también podrían agravar las tensionesgeopolíticas. La polarización económica y social afec-

Calificación del ritmo de deterioro ambiental en escenarios relevantesCalificación del ritmo de deterioro ambiental en escenarios relevantes

Detención/reversiónAvance rápidoAvance muy rápido Avance moderado

EscenariosPROCESOS DE DETERIORO MERCADO

(no regulado)(sostenibilidad)

REFORMAS GRANDES(mercado regulado) TRANSICIONES

Degradación de tierra / desertificación

Deforestación

Pérdida de biodiversidad

Contaminación del aire

Agravación del estrés hídrico

Expansión urbana descontrolada

Contaminación de mares y costas

Vulnerabilidad ante eventos naturales extremos

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243Perspectivas del medio ambiente

Cap.

4

do el Protocolo de Kyoto. Ello no obstante, en esteescenario subsiste la duda crucial de si será posible mo-vilizar suficiente voluntad política para respaldar un es-fuerzo de esa envergadura.

Además de contar con respuestas políticas, seríannecesarios cambios fundamentales en los valores y es-tilos de vida. El escenario de las grandes transiciones(sostenibilidad) contempla el surgimiento de una pers-pectiva humanista, basada en el respeto de la vida, laequidad intra e intergeneracional y la solidaridad so-cial. Este escenario supone la existencia de lainstitucionalidad necesaria y suficiente para esos fines;así como una participación activa de todos los segmen-tos de la sociedad en este empeño. Este escenario es elúnico que podrá producir un proceso de adaptación alcambio climático y un elevado nivel de prevención delos desastres.

Estos escenarios aportan importantes lecciones yseñales para los tomadores de decisiones de la región.Las tres narrativas presentadas revelan que los resulta-dos más promisorios en materia económica, política,social y ambiental estarían asociados a la adopción depolíticas integrales de desarrollo sostenible, queinvolucren, de forma equitativa y con una perspectivade largo plazo, a los diferentes actores sociales. Los re-sultados más negativos estarían vinculados tanto a laaplicación a ultranza de las fórmulas de mercado, comoa situaciones de polarización extrema, donde la éliteen el poder se tiende a separar cada vez más de lossectores mayoritarios de la población.

taría la cohesión social y acentuaría la fragilidad de lasinstituciones democráticas. Las presiones sobre los re-cursos y el ambiente agudizarían además las tensionesa escala nacional e internacional, como resultado deconflictos por el agua, concentración regional de lasreservas de petróleo, escasez de tierras, efectos del cam-bio climático y pérdida de biodiversidad. Todo ello re-forzaría un retroceso violento en el plano cultural.

El escenario de mercado no regulado ilustra una si-tuación donde las grandes líneas divisorias presenteshoy día en la humanidad se acentuarían. Efectivamen-te, las brechas que separan los países del mundoindustrializado del mundo en desarrollo, y dividen in-ternamente a las sociedades nacionales de AméricaLatina y el Caribe, se profundizarían todavía más. Setrata de las brechas de calidad del entorno, de vulnera-bilidad a las transformaciones ambientales, de estilosde gestión en la administración pública y empresarial,y de patrones de consumo y estilos de vida.

El escenario de reformas (mercado regulado), porsu parte, muestra que los peligros presentes en el pri-mer escenario no son inevitables. Se dispone de recur-sos tecnológicos e instrumentos políticos para reorien-tar el desarrollo hacia objetivos sostenibles. El cumpli-miento de estas metas, en un contexto de crecimientoeconómico orientado al mercado, plantea desafíos sig-nificativos. Sin embargo, los continuos ajustes de lospatrones sociales, tecnológicos y de empleo de los re-cursos naturales, pueden tener efectos acumulativosimportantes en las próximas décadas. Un medio natu-ral degradado y un medio urbano creciente y no plani-ficado serán altamente vulnerables al cambio climático,el cual impactará a la región aún cuando se ha acepta-

● CEPAL, PNUMA (Comisión Económica delas Naciones Unidas para América Latina,Programa de las Naciones Unidas para elMedio Ambiente) 2001: La soste-nibilidaddel desarrollo en Amé-rica Latina y el Cari-be: Desafíos y oportunidades, Río deJaneiro, Brasil, octubre.

● PNUMA (Programa de las Naciones Unidaspara el Medio Ambiente), 2002: Perspecti-vas del Medio Ambiente Mundial GEO-3,Ediciones Mundi Prensa, España.

Referencias● Raskin, P.D., E. Kemp-Benedict, 2000: Glo-

bal Environmental Outlook, ScenarioFramework, Background Paper for UNEP’sThird Global Environmental OutlookReport, Instituto del Ambiente de Estocolmo,Suecia.

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5Opciones para

la acción

Capítulo:

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· Capítulo 5: Opciones para la acción

América Latina y el Caribe

Opciones para la acción

A partir de la Cumbre de la Tierra de Río en 1992, los problemas ambientales regionales, desde la pérdida de biodiversidad hasta la contaminación

del agua, han empeorado. El crecimiento económicodesigual en América Latina y el Caribe ha tenido unalto costo para el medio ambiente. Como se describeen el Capítulo 2, un buen número de ecosistemas natu-rales se han degradado y algunos han sido completa-mente destruidos. Al mismo tiempo, más de un 40 porciento de la población de América Latina y el Caribevive en la pobreza y la brecha entre ricos y pobres con-tinúa en aumento en muchos países de la región.

A pesar de esta situación, el crecimiento macroeco-nómico sigue siendo el centro de la atención del desa-rrollo. Sin duda, de los tres pilares del desarrollo soste-nible (el social, el ambiental y el económico), los dosprimeros han sido relegados a un nivel secundario enel diseño e implementación de políticas de desarrollo.Esta tendencia ya no es ecológicamente viable ni so-cialmente justa. Como se señala en el Capítulo 4, elescenario del mercado sin regulaciones conducirá a unaumento en la presión sobre los recursos naturales dela región, tanto en lo relativo a su contaminación comoa su explotación, y aumentará la pérdida de biodiver-sidad, la deforestación y la contaminación del agua,todo lo cual tiene impactos considerables en la salud yel bienestar humano. Tal escenario, que es en esenciala continuación de los patrones actuales de desarrolloy regulación, resulta insostenible.

Los patrones son similares a escala global, en unmundo severamente afectado por la creciente pobrezay el aumento en las disparidades entre ricos y pobres.Estas disparidades –en lo ambiental, lo político, la vul-

nerabilidad y los estilos de vida– representan amenazasal desarrollo sostenible. Deben ser atendidas urgente-mente y con mayor éxito que el obtenido en el pasado.Se han identificado ciertas áreas clave de atención parala acción mundial en todos los niveles, con el fin deasegurar el éxito del desarrollo sostenible. Entre ellas,las de mayor prioridad son garantizar una satisfacciónequitativa de las necesidades básicas, superar la pobre-za, reducir el consumo excesivo entre los más ricos,revertir los procesos que contribuyen al calentamientoplanetario, disminuir la carga de la deuda de los paísesen desarrollo y, asegurar estructuras de gobierno ade-cuadas y recursos para el ambiente.

Alcanzar metas ambientales y sociales ampliamen-te acordadas, como las incluidas en los Objetivos deDesarrollo de la ONU para el Milenio y en la IniciativaLatinoamericana y Caribeña para el Desarrollo Sosteni-ble, requiere de acciones drásticas y coordinadas, in-cluyendo políticas basadas en la prevención y en laadaptación que empiecen ahora y se mantengan porvarios años. Si los países de América Latina y el Caribese mantienen dentro del escenario predominante, ha-brá una degradación aún mayor de la riqueza de recur-sos naturales que ha sostenido el desarrollo económicoy sociocultural en la región, con una pérdida importan-te en su potencial de crecimiento. Aun si actuamos aho-ra, muchos efectos de las políticas ambientalmente re-levantes que se implementen sólo podrán apreciarselargo tiempo después, dado que generalmente hay re-tardos significativos entre la acción humana (incluidaslas decisiones políticas), y sus impactos sobre el medioambiente.

También deben tomarse medidas urgentes para ayu-dar a trasladar las consideraciones ambientales y socia-les de la periferia al centro mismo de la toma de deci-siones y el desarrollo. Se requiere de una nueva éticapara el desarrollo sostenible que rescate las caracterís-ticas en que ahora se apoya una civilización homogé-nea pero desigual, jerárquica, exclusiva y pródiga.

En América Latina y el Caribe, las áreas ambientalesque requieren especial atención son la protección ypromoción del uso sostenible de ecosistemas priorita-rios, el manejo de los procesos de urbanización y laatención a la creciente vulnerabilidad de la poblacióny ecosistemas de la región. Muchas de las siguientessugerencias son resultado de la Conferencia Regionalde América Latina y el Caribe preparatoria de la Cum-bre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, y aparecenen el documento, La sostenibilidad del desarrollo enAmérica Latina y el Caribe: Desafíos y oportunidades(CEPAL y PNUMA, 2001). Otras vienen del proceso GEOa nivel mundial y regional. Simplemente señalan algu-nas de las áreas importantes en las que urge que lospaíses, la región y la comunidad internacional empren-dan acciones de políticas, y donde éstas pueden real-mente ponerse en práctica. De ninguna manera es unalista exhaustiva, sino un punto de partida para el deba-te y la acción concreta.© R. Burgos

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247Perspectivas del medio ambiente

Cap.

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La protección y promoción deluso sostenible de ecosistemasprioritarios

Los bosques y su biodiversidad

Es urgente la promoción del uso sostenible de losabundantes recursos forestales y de la gran biodiversidadregionales. Los patrones actuales de extracción de ma-dera y destrucción de bosques para la agricultura y laminería no son ni serán económica, ambiental o so-cialmente viables cuando haya que contabilizar loscostos totales, incluyendo las pérdidas de ingresos alargo plazo de las comunidades locales.

Sugerencias para la acción:

· Identificar áreas forestales y ecosistemas prioritarios,y diseñar planes para la conservación, uso de recur-sos naturales y desarrollo sostenible para cada unade estas áreas;

· Aumentar los fondos y capacidades de las institucio-nes públicas responsables de promover una mejoraplicación de leyes y reglamentos forestales;

· Vigilar el proceso de la degradación ambiental, utili-zando tecnologías como la percepción remota, y de-sarrollar indicadores que puedan utilizarse para me-dir la tasa de degradación de los bosques de la re-gión, así como el avance real hacia la estabilizaciónambiental, económica y social y la mejoría de losecosistemas naturales prioritarios;

· Promover la integración y una mejor colaboraciónentre las instituciones públicas y privadas, incluyen-do las organizaciones comunitarias y otros gruposciviles de la sociedad que tienen que ver con los re-cursos forestales, para alentar el uso efectivo de loslimitados recursos financieros y humanos destinadosal manejo forestal y al cumplimiento de normas;

· Fortalecer los programas de educación y capacita-ción para la conservación y el desarrollo sosteniblede los bosques y su biodiversidad, especialmente encomunidades locales;

· Promover el establecimiento de un fondo multinacio-nal de compensación que reconozca los serviciosambientales de beneficio mundial generados porecosistemas prioritarios —especialmente forestales—en países específicos, y que pueda utilizarse para fi-nanciar la conservación, la producción sostenible ylas medidas de restauración como una forma especí-fica de aplicar el principio de responsabilidad comúnpero diferenciada.

· Impulsar la respuesta de la comunidad internacional

al alto nivel de ratificación del Convenio sobre la Di-versidad Biológica y la integración en curso de losobjetivos del convenio en las políticas y programassectoriales e intersectoriales a escala nacional, me-diante el apoyo a los esfuerzos nacionales y el ofreci-miento de la ayuda financiera y técnica requerida,tanto para la implementación de acciones vincula-das con el convenio, como para las actividades deaplicación de políticas y programas nacionales;

· Promover sinergias y coordinación más estrecha en-tre los secretariados de las convenciones, proporcio-nar recursos adicionales específicos para cada acuer-do, y trabajar para el fortalecimiento de institucionesambientales mundiales a fin de asegurar que las con-venciones y protocolos sean implementados de for-ma más eficiente con la mínima duplicación de es-fuerzos y el máximo impacto en la conservación, y

· Trabajar para la creación e implementación de mar-cos nacionales que controlen el acceso y los benefi-cios de los recursos genéticos; armonizar las regula-ciones nacionales en materia de bioseguridad en todala región, para ayudar a proteger a los países de ex-perimentos ilegales, salvaguardar las especies endé-micas regionales de la contaminación transgénica ypreservar el conocimiento, las innovaciones y las prác-ticas tradicionales de las comunidades indígenas.

Los recursos de agua dulce

La reducción en la calidad y disponibilidad de re-cursos hídricos ha comenzado a afectar el potencial dedesarrollo en algunas áreas de la región; esta situaciónempeorará conforme la demanda de agua se incrementeen los años venideros.

Sugerencias para la acción:

· Llevar a cabo una evaluación exhaustiva del estadode los ecosistemas de agua dulce (niveles de recupe-ración en las fuentes superficiales y subterráneas, de-manda de agua por sector, tendencias futuras) queresuelva la escasez de datos e información nacionaly subregional para el manejo de los recursos de aguadulce;

© R. Burgos

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· Capítulo 5: Opciones para la acción

América Latina y el Caribe

· Fortalecer los acuerdos institucionales para el mane-jo integral del agua con un enfoque ecosistémico, for-mando comités de cuencas hídricas en los que parti-cipen todos los actores, desarrollando e implemen-tando planes de gestión en cuencas hidrográficas es-tratégicas;

· Sostener diálogos transfronterizos para planificar elmanejo de cuencas transfronterizas y el uso de recur-sos de forma efectiva y sostenible;

· Implementar legislaciones y programas que promue-van la internalización de todos los costos del sumi-nistro de agua (incluidos los servicios ambientalesderivados del manejo del suelo y el mantenimiento yampliación de los sistemas de abastecimiento) mini-mizando las pérdidas de agua en los sistemas me-diante la introducción de tecnologías más eficientespara el suministro y tratamiento de agua, y

· Desarrollar e implementar planes para la conserva-ción de agua con la participación de los grandes con-sumidores (de los sectores agrícola, doméstico e in-dustrial), incluyendo un componente importante deeducación y concientización.

El manejo del proceso deurbanización

La tendencia actual de urbanización continuará enla región, aun cuando su tasa de crecimiento descen-derá en los próximos años. El control de la contamina-ción seguirá siendo uno de los temas principales en laagenda, mientras los países intentan manejar sus cre-cientes áreas urbanas.

Sugerencias para la acción

· Promover el uso de fuentes de energía, renovables ylimpias, en actividades industriales urbanas y en eltransporte;

· Promover el desarrollo de redes de transporte públi-co, incluyendo vehículos sin motor de combustión,al planificar pueblos y ciudades;

· Aumentar los esfuerzos para reducir el nivel de con-taminación del aire en ciudades medianas, así comoen las empresas pequeñas y medianas dentro de to-das las ciudades, y al mismo tiempo mantener los es-fuerzos vigentes en los grandes centros urbanos de laregión;

· Reducir la generación de desechos sólidos implemen-tando iniciativas de educación y concientización quepromuevan la reducción de basura generada por elpúblico y los empresarios, aumentando la disponibi-lidad de opciones de reciclado en áreas urbanas, y

promoviendo el uso de materiales de empaque alter-nativos y “ecoamigables” en el mercado. Con la orien-tación de gobiernos centrales y locales, podría invi-tarse y subsidiar a la iniciativa privada para que esta-blezca empresas de reciclado;

· Reducir la cantidad de desechos depositados en re-llenos no sanitarios, invirtiendo en usos más eficien-tes y en un mejor mantenimiento de los rellenos sani-tarios existentes y en la conversión de rellenos no sa-nitarios a sanitarios;

· Evaluar el vínculo entre la contaminación ambientalurbana (agua y aire) y la morbilidad y mortalidad re-sultantes, junto con sus costos económicos, median-te el desarrollo de indicadores, el monitoreo y la eva-luación, y

· Continuar la expansión de la cobertura de agua pota-ble y saneamiento, a fin de alcanzar las metas esta-blecidas en los Objetivos de Desarrollo de la ONUpara el Milenio y el plan de implementación de laCumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible, enfo-cando los esfuerzos nacionales a eliminar la brechaentre la población urbana y rural.

La atención a la crecientevulnerabilidad de la población dela región y ecosistemas

Los cambios ambientales mundiales, como el cam-bio climático, el agotamiento del ozono estratosféricoy la difusión de compuestos químicos peligrosos, in-cluyendo los contaminantes orgánicos persistentes(COPs), y los organismos genéticamente modificados,presentan una grave amenaza para las poblacioneshumanas y los ecosistemas naturales en América Latinay el Caribe.

Los gobiernos nacionales de la región necesitaránprepararse para enfrentar las consecuencias de:

· El aumento en la frecuencia e intensidad de eventosclimáticos extremos (como huracanes, inundacionesy sequías) y sus efectos (pérdidas humanas, crisis eco-nómica, incendios forestales y disminución en la pro-ducción de alimentos);

· Las amenazas emergentes por calentamiento del cli-ma (como la expansión de áreas afectadas por enfer-medades transmitidas por vectores, el cambio en lacomposición de ecosistemas naturales, el impacto porel aumento del nivel del mar, etc.);

· El aumento en la incidencia de efectos sobre la saludcausados por el agotamiento del ozono estratosférico,especialmente en países como Argentina, Brasil, Chi-le y Uruguay, y

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249Perspectivas del medio ambiente

Cap.

5

· El daño potencial causado por sustancias manufactu-radas, como los productos químicos utilizados en laagricultura y en la industria, los COPs, los organis-mos genéticamente modificados y los cultivostransgénicos.

Sugerencias para la acción:

· Promover la adhesión total e implementación sinér-gica del Protocolo de Kyoto, estableciendo vínculoscon acuerdos multilaterales relevantes y planes deacción relativos a temas sociales y comerciales, ycuando sea necesario, como parte integral de trata-dos comerciales regionales;

· Fortalecer las capacidades e instituciones regionalesnecesarias para acopiar información e implementarmedidas de mitigación y adaptación tanto para la va-riación climática a corto plazo, como para el cambioclimático en el largo plazo;

· Promover la conservación y restauración de ecosis-temas cuyo deterioro ha aumentado la vulnerabili-dad a cierto tipo de desastres, como forma de recu-perar su capacidad de brindar servicios ambientales(por ejemplo, los bosques, que evitan los deslaves yconservan el suelo, las áreas de acopio de agua paraevitar su escasez, los humedales para el control deinundaciones, y los manglares y arrecifes de coral parala protección de las zonas costeras);

· Fortalecer las capacidades nacionales para la evalua-ción de la vulnerabilidad con el uso adecuado de ín-dices, a fin de reducir la vulnerabilidad de la pobla-ción regional a desastres y riesgos resultantes de even-tos y cambios ambientales extremos;

· Asegurar una mejor planificación del uso de la tierray de los reglamentos de construcción para un mane-jo confiable de los bienes y servicios ambientales, ypara aumentar la seguridad de los asentamientos hu-manos actuales y futuros;

· Emprender medidas de preparación, prevención, con-trol y mitigación de desastres naturales, enfocadas enla educación, organización, instalación de sistemasde alerta temprana e información, simulacros siste-máticos y movilización de comunidades para fomen-tar una cultura de preparación ante el riesgo;

· Continuar los esfuerzos nacionales para ratificar ycumplir con el Protocolo de Montreal y sus enmien-das (eliminando la producción y consumo de sustan-cias agotadoras del ozono, legislaciones nacionalese implementando sistemas de licencias, entre otros);

· Trabajar con países desarrollados para mantener lasiniciativas de apoyo internacional y multilateral orien-tadas a la promoción de transferencia de tecnologías,intercambio de conocimiento y uso de sustancias al-ternativas en países en desarrollo (incluyendo el Pro-grama de Acción Ozono);

· Firmar y ratificar la Convención de Rotterdam, la cualobliga a los exportadores que comercian con sustan-cias peligrosas a obtener un Consentimiento Informa-do Previo de los importadores, antes de proceder a sucomercio; asimismo firmar y ratificar el Convenio deEstocolmo, el cual es un tratado mundial para prote-ger la salud humana y el ambiente de los efectos ad-versos de los COPs, como un primer paso para elmanejo de los impactos de las sustancias peligrosas.

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· Capítulo 5: Opciones para la acción

América Latina y el Caribe

Los retos del siglo 21La integración de los tres pilares de la sostenibilidad

–por mucho el mayor reto global sin resolver para elsiglo 21– requerirá atender sus vínculos en todos loscampos, incluyendo lo legal, lo institucional, lo políti-co, lo cultural, lo tecnológico y lo relativo a la ética.Cada una de estas dimensiones representa oportunida-des para algunos y restricciones para los otros, que de-berán identificarse y tomarse en cuenta en el diseño depolíticas (Banuri y otros, 2002; Henderson, 1997).

Más que como un activo, la sustentabilidad ambien-tal se ve como un obstáculo para los actuales patronesde producción y consumo en la región. Todavía haypoca aceptación al hecho de que cualquier esfuerzoorientado a cambiar estos patrones proactivamente,contribuirá al crecimiento de ventajas comparativas enlos mercados globales con beneficios ambientales yeconómicos en el largo plazo.

Como se señaló en el Capítulo 2, la región de Amé-rica Latina y el Caribe muestra algunas de las mayoresdesigualdades de ingresos en el mundo. Ambos extre-mos de esta brecha tienen consecuencias negativasimportantes en el ambiente y se traducen en preocupa-ciones relacionadas con la sustentabilidad social de laregión. Desde una perspectiva institucional, lareasignación de recursos implica cambios profundos enla estructura subyacente de incentivos que requiere deun fuerte apoyo político de la población. Uno de losretos clave en esta área se vincula con el manejo terri-torial sustentable, que requiere de una intensa partici-pación social y de acuerdos institucionales innovadoresa nivel local y subnacional. (Altenburg et al., 1990;Sunkel, 1991).

Tales acciones implican una vigorosa autoridad de-mocrática a nivel nacional y, sobre todo, un firme ma-nejo democrático de gobernabilidad global de las insti-tuciones internacionales multilaterales (Capra, 2002).En América Latina y el Caribe, Brasil, México y Argen-

tina juegan un papel líder en esta ruta, pero puede es-perarse lo mismo de muchas otras naciones pequeñas.

El otro punto importante de preocupación, en don-de se requieren políticas visionarias para la región es eltema de la globalización. La tendencia predominanteen el mercado global parece depender cada vez másde la exclusión social y la desregulación laboral. Estatendencia debe considerarse al abordar las políticasregionales relativas al mejoramiento de la calidad devida, que incluye agua y saneamiento, fuentes alternasde energía, transporte y un camino integral hacia la“desmaterialilzación”.

Tal vez el desarrollo de la región necesite seguir unsendero diferente al utilizado por los países desarrolla-dos, que reduzca el consumo y el desperdicio, con tec-nologías y patrones de producción más limpios, distin-tos a los países ricos. Para ello, se necesitan políticasespecíficas de la región y de la comunidad internacio-nal.

Se requieren cambios importantes para modificarlos actuales mercados financieros especulativos. Debehaber una variación en de las ganancias relativas a lasactividades económicas, reasignando recursos públicose incentivos hacia actividades que proporcionen ma-yores ganancias a corto plazo en el desarrollo sustenta-ble del largo plazo.

Debe señalarse que los países de la región son cons-cientes de muchos de estos retos, y de los caminos queconducen al desarrollo sustentable. Quizás la eviden-cia más reciente de ello es la Iniciativa Latinoamerica-na y Caribeña para el Desarrollo Sostenible, aprobadaen el Foro de Ministro del Medio Ambiente de la regiónen agosto de 2002, en la Cumbre de Johannesburgo(PNUMA/ORPALC, 2002; ver capítulo 3).

Juntas, las áreas prioritarias de la Iniciativa permi-ten visualizar con mayor detalle cómo puede desarro-llarse esta visión regional para el nuevo siglo:

· Erradicar la pobreza y las desigualdades sociales.

· Introducir la dimensión ambiental en los procesoseconómicos y sociales.

· Fortalecer las instituciones de capacitación técnica yvocacional.

· Promover el desarrollo de los recursos humanos, par-ticularmente en lo relacionado con las tecnologíasde la información y la comunicación.

· Desarrollar las microempresas.

· Fortalecer a las organizaciones de la sociedad civil.

· Fomentar la diversificación económica.

© R. Burgos

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251Perspectivas del medio ambiente

Cap.

5

El cambio en los patrones de desarrollo en la regiónque permita hacer evidente que las necesidades am-bientales y sociales es tarea de los gobiernos, de lasinstituciones internacionales y de la sociedad civil. Cadauna de estas entidades tiene un importante papel quedesempeñar. Al mismo tiempo, es necesario que la re-gión, con una sola voz,ejerza presión para rever-tir las exigencias externasque ponen a sus países encondiciones de vulnerabi-lidad social, económica yambiental (especialmenteen el caso de los pequeñosestados insulares del Cari-be). Es necesario que ac-ciones como las descritasanteriormente, sean partemedular en la toma de de-cisiones, antes de que laregión llegue a una situa-ción irreversible.

● Altenburg, Tilman, Hein, Wolfgang y Weller,Jürgen, 1991: El desafío económico de CostaRica: desarrollo agroindustrial autocentradocomo alternativa, DEI, San José, Costa Rica.

● Banuri, T., A. Najam, N. Odeh (editores),2002: Civic Entrepreneurship: A Civil Socie-ty Perspective on Sustainable Development,Volume 3: Latin America Report, StockholmEnvironment Institute (Boston Centre),United Nations Environment Programme,Gandhara Academic Press, Islamabad,Pakistán.

● Capra, F., 2002: The Hidden Connections,Anchor Books, Nueva York, Estados Unidos.

● Boyce, J. K., 1994: “Inequality as a causeof environmental degradation”, en Ecologi-cal Economics, Elsevier, Amsterdam, Holan-da, volumen 11, (número3), 169-178.

● CEPAL, PNUMA (Comisión Económicapara América Latina y el Caribe, Programade Naciones Unidas para el Medio Ambien-te), 2001: La sostenibilidad del desarrolloen América Latina y el Caribe: Desafíos yoportunidades. Conferencia Regional deAmérica Latina y el Caribe preparatoria dela Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sos-tenible, 23-24 de octubre de 2001, Río deJaneiro, Brasil.

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● Sunkel, O. (compilador), 1991: “El desa-rrollo desde dentro. Un enfoque neoestruc-

turalista para la América Latina”, en Lectu-ras de El Trimestre Económico Nº 71, Fon-do de Cultura Económica, México, D. F.,México.

● PNUMA/ORPALC (Programa de las Nacio-nes Unidas para el Medio Ambiente, Ofici-na Regional para América Latina y el Cari-be), 2002: Iniciativa Latinoamericana yCaribeña para el Desarrollo Sostenible: Pri-mera Reunión Extraordinaria del Foro de Mi-nistros de Medio Ambiente de América La-tina y el Caribe. Johannesburgo, Sudáfrica,31 de agosto. UNEP/LAC-SMIG. 1/2.

Referencias

© R. Burgos

· Promover la cooperación y la colaboración regionalpara aumentar la capacidad regional de acceso a losmercados internacionales.

· Implementar el trabajo cualitativo y analítico en losíndices estadísticos que permitan definir la vulnera-bilidad económica, social y ambiental de los paísesafectados.

· Gestionar en forma sostenible los recursos hídricos.

· Generación energética sostenible y aumento en el usode fuentes renovables.

· Mejorar la gestión de las áreas protegidas para el usosostenible de la biodiversidad.

· Adaptación a los impactos causados por el cambioclimático y gestión sostenible de áreas urbanas y ru-rales, con especial énfasis en la salud, el saneamien-to ambiental y la minimización de los riesgos y lavulnerabilidad a los desastres naturales.

· Acciones que promuevan la innovación científica ytecnológica, fortaleciendo las instituciones de inves-tigación y desarrollo y aumentando las fuentes ac-tuales de financiamiento.

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Page 253: GEO America Latina y el caribe

Anexo estadístico

Page 254: GEO America Latina y el caribe

254

· Anexo estadístico

América Latina y el Caribe

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Page 255: GEO America Latina y el caribe

255Perspectivas del medio ambiente

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Page 256: GEO America Latina y el caribe

256

· Anexo estadístico

América Latina y el Caribe

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8.84

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617

8.37

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581

8.54

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6.94

67.

013

6.22

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bric

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n de

cem

ento

1.00

0 tn

4.91

57.

179

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919.

688

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000

tn10

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120

420

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es d

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o de

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1.00

0 tn

1.85

52.

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52.

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3.40

43.

421

3.71

43.

979

4.10

84.

020

4.12

04.

018

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de

óxid

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e ni

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1.00

0 tn

2.64

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4.76

45.

038

5.80

46.

851

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27.

630

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37.

899

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58.

078

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de

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C)1.

000

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184

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167

1.18

073

01.

269

1.86

92.

367

2.09

21.

141

1.17

41.

266

Emisi

ones

de

mon

óxid

o de

car

bono

(CO

)1.

000

tn10

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6921

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24.6

9725

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26.2

1627

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26.5

1025

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25.9

85

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S U

RBAN

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0.41

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8.34

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6.28

150

4.20

351

2.10

351

9.96

752

7.80

353

5.61

7Po

blac

ión

urba

na a

mita

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año

141.

000

158.

558

192.

026

229.

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266.

416

305.

252

343.

909

380.

274

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enta

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laci

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57,4

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s urb

anas

14

Tasa

de

crec

imie

nto

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3,8

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14 15

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ción

Núm

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2430

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No.

43

15

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es y

torn

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45

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27

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11

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l de

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os y

ava

lanc

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No.

41

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26

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17

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1,1

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730,

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,23,

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2.24

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498,

91.

118,

1To

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tas,

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s, ci

clon

es y

torn

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Mill

$31

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273,

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rrem

otos

Mill

$53

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154,

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915,

02.

828,

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ntos

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Mill

$16

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Tem

pera

tura

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600,

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310

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,0Er

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1.00

0,0

0,7

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115,

01.

200,

02,

024

2,0

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6,0

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210,

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ores

tale

sM

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36,0

280,

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,0Ep

idem

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Mill

$

: América Latina y el Caribe

Mill

Mill

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Gig

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Page 257: GEO America Latina y el caribe

257Perspectivas del medio ambiente

Anexoestadístico

Uni

dade

s19

7019

7519

8019

8519

9019

9519

9619

9719

9819

9920

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0120

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or e

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os n

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rem

os18

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808

118

323

676

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446

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455

5To

rmen

tas,

hura

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s, ci

clon

es y

torn

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No.

6575

337

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19.3

9523

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380

Terre

mot

osN

o.67

.512

808.

962

140

131

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1.23

59

1.31

60

Des

lizam

ient

os y

ava

lanc

has

No.

250

3316

519

031

227

211

213

281

246

Tem

pera

tura

s ext

rem

asN

o.12

638

051

292

127

1510

923

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volc

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asN

o.2

22.8

000

052

00

00

Sequ

ías

No.

00

00

00

041

17In

cend

ios f

ores

tale

sN

o.0

1023

38

0Ep

idem

ias

No.

274

7962

1253

1632

50

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x 1.

000

hab.

10,8

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626,

34Ta

sa b

ruta

de

mor

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il 19

x 1.

000

nac.

85,9

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,53

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tal d

e ep

idem

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No.

13

121

211

13

5

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blac

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mita

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año

131.

000

284.

846

321.

937

361.

448

400.

979

440.

719

480.

416

488.

348

496.

281

504.

203

512.

103

519.

967

527.

803

535.

617

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de

crec

imie

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582,

452,

322,

081,

891,

721,

641,

611,

581,

551,

521,

501,

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pob

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15

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n 13

hab.

/ km

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,115

,917

,919

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,425

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,126

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sa g

loba

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34,

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22,

92,

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ltos,

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l 19%

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179

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,14

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488

,75

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,37

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69,3

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a de

vid

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39,

49,

710

,610

,410

,711

,212

,412

,112

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,69,

910

,310

,511

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,3M

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os9,

39,

011

,810

,710

,510

,611

,212

,712

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n y

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x 1.

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hab.

24,9

28,7

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711

9,2

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,369

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,970

,970

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x 1.

000

hab.

196,

521

6,0

260,

731

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839

0,0

415,

841

8,6

463,

559

4,2

Com

puta

dora

s per

sona

les

x 1.

000

hab.

5,9

19,5

24,6

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sión

x 1.

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hab.

57,4

70,5

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517

0,4

209,

722

9,2

244,

124

8,9

271,

7

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y pr

oduc

ción

Ener

gía

Uso

de

ener

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933,

31.

080,

91.

043,

41.

053,

51.

101,

51.

133,

91.

153,

61.

183,

41.

171,

5eq

uiva

lente

Page 258: GEO America Latina y el caribe

258

· Anexo estadístico

América Latina y el Caribe

Uni

dade

s19

7019

7519

8019

8519

9019

9519

9619

9719

9819

9920

0020

0120

02Im

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cion

es n

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de

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gía

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06,1

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16,8

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7.66

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9.02

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2.42

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ción

de

elec

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por

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Prod

ucci

ón d

e el

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cida

d po

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,59,

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610

,210

,510

,311

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s de

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Prod

ucci

ón d

e el

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d po

r%

del

tota

l1,

10,

61,

92,

12,

32,

22,

52,

2fu

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oduc

ción

de

elec

trici

dad

por

% d

el to

tal

27,5

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18,9

16,9

16,7

17,9

18,5

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e pe

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o

Prod

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ón y

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o de

bie

nes

Ingr

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Nac

iona

l Bru

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abita

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612

1.30

02.

151

1.76

52.

285

3.41

13.

703

3.95

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905

3.70

73.

752

3.60

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o At

las)

Prod

ucto

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Brut

o, c

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274,

110,

26Ag

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tura

, val

or a

greg

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% d

el P

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87,

67,

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17,

47,

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ia, v

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o%

del

PIB

28,8

28,0

28,3

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28,4

27,7

27,4

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icio

s, va

lor a

greg

ado

% d

el P

IB60

,459

,759

,459

,359

,560

,159

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ión

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% d

el P

IB18

,19

18,9

519

,19

20,6

720

,80

19,5

719

,38

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rtaci

ones

de

bien

es y

serv

icio

s%

del

PIB

12,0

12,6

15,1

18,1

15,5

16,1

16,6

16,7

16,4

19,7

21,1

21,6

Impo

rtaci

ones

de

bien

es y

serv

icio

s%

del

PIB

12,8

15,3

16,5

13,6

13,5

17,0

17,4

18,8

19,6

20,8

21,8

22,8

Prod

uctiv

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agr

ícol

aÍn

dice

de

prod

ucci

ón a

gríc

ola,

Net

o/pe

rsona

91,2

91,3

96,7

100,

299

,910

7,3

107,

210

8,9

109

113,

411

3,4

115,

111

6,7

base

198

9-90

Índi

ce d

e pr

oduc

ción

de

alim

ento

s,N

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perso

na88

,688

,895

,499

,199

,810

9,8

109,

411

1,7

111,

511

6,5

116,

211

811

9,8

base

198

9-90

Índi

ce d

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,911

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3,7

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311

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9-90

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base

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574.

603

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213

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62.

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3.33

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913

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2.80

93.

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3.13

53.

142

3.77

8

: América Latina y el Caribe

Mill

Mill

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Page 259: GEO America Latina y el caribe

259Perspectivas del medio ambiente

Anexoestadístico

1- E

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2 es

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s paí

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y N

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980)

, San

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), M

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), Sa

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, 199

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1998

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0).

12-

Para

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álcu

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yero

n lo

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1999

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1985

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Crist

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1985

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Ven

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Not

as:

Page 260: GEO America Latina y el caribe

260

· Anexo estadístico

América Latina y el Caribe

: Mesoamérica

Mes

oam

éric

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nida

des

1970

1975

1980

1985

1990

1995

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1998

1999

2000

2001

2002

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1.00

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942

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942

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942

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942

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942

241.

942

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206.

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984

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258

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Mill

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Page 261: GEO America Latina y el caribe

261Perspectivas del medio ambiente

Anexoestadístico

Uni

dade

s19

7019

7519

8019

8519

9019

9519

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882,

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No.

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523

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523

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403.

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114.

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fósil

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Page 262: GEO America Latina y el caribe

262

· Anexo estadístico

América Latina y el Caribe

Uni

dade

s19

7019

7519

8019

8519

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Com

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fósil

es só

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1.00

0 tn

1.84

73.

037

2.59

62.

947

2.51

84.

317

4.97

55.

146

5.25

25.

027

Anto

rcha

s de

gas

1.00

0 tn

2.62

42.

854

2.69

81.

709

698

967

969

971

972

979

Fabr

icac

ión

de c

emen

to1.

000

tn1.

126

1.82

42.

591

3.11

23.

930

3.89

14.

106

4.46

74.

629

4.93

3Em

ision

es d

e pa

rtícu

las (

par)

1.00

0 tn

21,9

32,6

52,6

58,5

61,7

65,2

69,0

75,7

81,1

78,2

84,0

83,0

Emisi

ones

de

dióx

ido

de a

zufre

(SO

2)1.

000

tn37

7,2

646,

894

4,5

1160

,714

17,4

1444

,015

48,9

1661

,917

73,2

1738

,418

05,4

1784

,4Em

ision

es d

e óx

idos

de

nitró

geno

(NO

x)1.

000

tn54

2,9

868,

713

59,6

1525

,217

35,7

1901

,420

00,7

2119

,522

61,5

2198

,322

89,8

2317

,7Em

ision

es d

e hi

droc

arbu

ros (

HC)

1.00

0 tn

261,

021

2,4

265,

325

3,1

143,

016

5,2

182,

618

1,1

205,

219

6,4

199,

619

2,3

Emisi

ones

de

mon

óxid

o de

car

bono

(CO

)1.

000

tn25

37,3

3488

,154

19,5

5779

,181

98,2

8502

,584

28,8

8587

,795

00,9

9365

,495

84,2

9491

,3

ÁREA

S U

RBAN

ASD

emog

ráfic

oPo

blac

ión

a m

itad

de a

ño1.

000

67.5

1378

.576

89.8

4110

0.53

211

1.42

012

3.25

812

5.64

512

8.04

313

0.44

213

2.83

213

5.20

513

7.56

313

9.91

2Po

blac

ión

urba

na a

mita

d de

año

31.

000

36.2

5144

.554

53.4

9262

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72.0

4681

.821

92.1

59Po

rcen

taje

de

la p

obla

ción

que

viv

e%

53,8

56,8

59,6

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64,8

60,6

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en z

onas

urb

anas

3

Tasa

de

crec

imie

nto

anua

l de

la%

4,1

3,7

3,1

2,8

2,5

2,4

pobl

ació

n ur

bana

3, 4

Conc

entra

ción

Núm

ero

de c

iuda

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on 7

50 0

00N

o.3

45

712

1616

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tant

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más

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enta

je p

obla

ción

que

viv

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%17

,519

,722

,323

,326

,930

,231

,5ci

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es c

on m

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e 75

0 00

0 ha

b.

DES

ASTR

ES5

Amen

azas

nat

ural

es1

Tota

l de

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ones

No.

44

46

22

118

411

Tota

l de

torm

enta

s, hu

raca

nes,

cicl

ones

No.

31

17

410

16

93

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ados

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l de

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mot

osN

o.1

11

42

42

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sN

o.1

21

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No.

21

22

11

11

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cion

es vo

lcán

icas

No.

11

11

33

22

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idas

Eco

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icas

por

eve

ntos

nat

ural

es e

xtre

mos

Inun

daci

ones

Mill

$45

,046

,20,

528

1,0

245,

51,

31,

1To

rmen

tas,

hura

cane

s, ci

clon

es y

torn

ados

Mill

$1.

041,

010

,010

0,0

3.00

0,0

265,

545

0,1

Terre

mot

osM

ill $

5,0

4.00

0,0

19,5

15,0

2.80

0,0

Des

lizam

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os y

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anch

asM

ill $

Tem

pera

tura

s ext

rem

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ill $

2,3

4,0

Erup

cion

es vo

lcán

icas

Mill

$0,

7Se

quía

sM

ill $

115,

01.

200,

02,

010

0,0

36,4

210,

0In

cend

ios f

ores

tale

sM

ill $

Epid

emia

sM

ill $

: Mesoamérica

Mill

Mill

ones

%Po

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taje

haH

ectá

reas

hab.

Hab

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2Ki

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kilo

tone

lada

sm

3M

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s cúb

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nac.

Nac

imie

ntos

No.

Núm

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tnTo

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das

mét

ricas

ABRE

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S:G

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Gig

awat

s

Page 263: GEO America Latina y el caribe

263Perspectivas del medio ambiente

Anexoestadístico

Uni

dade

s19

7019

7519

8019

8519

9019

9519

9619

9719

9819

9920

0020

0120

02Pe

rdid

as H

uman

as p

or e

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os n

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rem

os6

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daci

ones

No.

107

105

5491

131.

414

728

178

2165

Torm

enta

s, hu

raca

nes,

cicl

ones

y to

rnad

osN

o.29

038

188

122

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18.8

459

4878

5Te

rrem

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No.

678.

776

169

148

71.

165

Des

lizam

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os y

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lanc

has

No.

1263

768

Tem

pera

tura

s ext

rem

asN

o.38

049

292

127

1566

050

Erup

cion

es vo

lcán

icas

No.

20

020

00

0Se

quía

sN

o.0

00

00

041

Ince

ndio

s for

esta

les

No.

230

0Ep

idem

ias

No.

200

4541

2419

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Y S

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,162

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,369

,470

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sa b

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de

mor

talid

adx

1.00

0 ha

b.10

,89,

27,

76,

65,

85,

45,

3Ta

sa b

ruta

de

mor

talid

ad in

fant

ilx

1.00

0 na

c.80

,669

,358

,248

,440

,234

,731

,2To

tal d

e ep

idem

ias

No.

18

71

TEN

DEN

CIAS

SO

CIO

ECO

NIC

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blac

ión

Pobl

ació

n to

tal a

mita

d de

año

1.00

067

.513

78.5

7689

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100.

532

111.

420

123.

258

125.

645

128.

043

130.

442

132.

832

135.

205

137.

563

139.

912

Tasa

de

crec

imie

nto

prom

edio

anu

al%

3,15

3,03

2,68

2,25

2,06

2,02

1,92

1,89

1,86

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1,77

1,73

1,69

de la

pob

laci

ón 4

Den

sidad

de

pobl

ació

nH

ab./

km²

27,9

32,5

37,1

41,6

46,1

50,9

51,9

52,9

53,9

54,9

55,9

56,9

57,8

Tasa

glo

bal d

e fe

cund

idad

No.

hijo

s6,

65,

95,

04,

23,

73,

32,

9Ed

ucac

ión

Tasa

de

alfa

betiz

ació

n de

adu

ltos,

tota

l%

70,7

77,9

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87,3

87,6

87,9

Hom

bres

%76

,782

,386

,689

,589

,890

,0M

ujer

es%

64,7

73,6

80,6

85,2

85,5

85,8

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ranz

a de

vid

a es

cola

r7añ

os7,

28,

18,

79,

810

,511

,19,

911

,411

,5H

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esañ

os9,

08,

011

,28,

99,

711

,511

,6M

ujer

esañ

os8,

87,

011

,510

,29,

911

,311

,5

Com

unic

ació

n y

acce

so t

ecno

lógi

coLí

neas

tele

fóni

cas

prin

cipa

les

8x

1.00

0 ha

b.15

,524

,335

,844

,057

,382

,983

,588

,996

,210

3,2

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dico

s di

ario

s (c

opia

s) 9

x 1.

000

hab.

81,1

82,6

106,

011

3,8

113,

587

,084

,6Ra

dios

8x

1.00

0 ha

b.11

6,4

125,

514

4,9

209,

525

8,0

257,

630

4,1

310,

838

5,9

594,

2Co

mpu

tado

ras

perso

nale

s 11

x 1.

000

hab.

8,2

23,4

30,5

30,7

32,7

38,6

45,1

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ptor

es d

e te

levi

sión12

x 1.

000

hab.

43,2

55,1

101,

213

5,9

185,

220

0,3

217,

422

3,3

243,

2

Cons

umo

y pr

oduc

ción

Ener

gía

Uso

de

ener

gía

por h

abita

nte

Kt d

e pe

tróleo

941,

71.

249,

112

46,1

1.25

2,3

1.23

1,3

1.24

4,6

1.26

7,5

1.30

5,5

1295

,8eq

uiva

lente

Page 264: GEO America Latina y el caribe

264

· Anexo estadístico

América Latina y el Caribe

Uni

dade

s19

7019

7519

8019

8519

9019

9519

9619

9719

9819

9920

0020

0120

02Im

porta

cion

es n

etas

de

ener

gía

(% d

e%

-1,0

-46,

6-6

9,5

-52,

4-4

7,9

-51,

3-5

2,9

-49,

7en

ergí

a de

uso

de

ener

gía

com

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Prod

ucci

ón d

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cida

d 3

Gw

h50

.466

76.4

1610

4.27

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7.29

817

2.23

318

3.35

719

7.94

120

6.52

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oduc

ción

de

elec

trici

dad

por

% d

el to

tal

0,4

0,0

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5,7

8,3

9,6

8,8

8,6

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tes d

e ca

rbón

Prod

ucci

ón d

e el

ectri

cida

d po

r%

del

tota

l35

,529

,432

,925

,823

,024

,820

,918

,7fu

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s de

hidr

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rgía

Prod

ucci

ón d

e el

ectri

cida

d po

r%

del

tota

l11

,713

,67,

69,

510

,510

,110

,211

,6fu

ente

s de

gas

Prod

ucci

ón d

e el

ectri

cida

d po

r%

del

tota

l0,

00,

00,

02,

14,

94,

35,

34,

5fu

ente

s nuc

lear

esPr

oduc

ción

de

elec

trici

dad

por

% d

el to

tal

50,8

54,7

53,4

52,4

49,2

47,3

51,3

53,1

fuen

tes d

e pe

tróle

o

Prod

ucci

ón y

con

sum

o de

bie

nes

Ingr

eso

Nac

iona

l Bru

to p

or h

abita

nte

dóla

res

626

1.28

22.

268

1.91

72.

389

3.20

23.

111

3.16

33.

400

3.85

44.

366

4.69

3(m

étod

o At

las)

Prod

ucto

Inte

rno

Brut

o, c

reci

mie

nto

anua

l%

6,3

5,3

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2,4

5,0

-4,6

4,8

6,5

5,0

3,7

6,3

-0,1

Agric

ultu

ra, v

alor

agr

egad

o 13

% d

el P

IB6,

46,

36,

25,

95,

85,

75,

4In

dustr

ia, v

alor

agr

egad

o 13

% d

el P

IB24

,623

,824

,825

,525

,826

,025

,9Se

rvic

ios,

valo

r ag

rega

do 13

% d

el P

IB64

,966

,364

,964

,864

,664

,665

,1Fo

rmac

ión

brut

a de

cap

ital 13

% d

el P

IB21

,818

,416

,517

,920

,421

,222

,122

,4Ex

porta

cion

es d

e bi

enes

y s

ervi

cios

13%

del

PIB

10,0

9,1

12,8

16,4

19,7

30,3

31,9

30,4

30,8

31,1

31,2

27,7

Impo

rtaci

ones

de

bien

es y

ser

vici

os 13

% d

el P

IB12

,012

,215

,412

,421

,229

,130

,931

,433

,833

,233

,730

,3

Prod

uctiv

idad

agr

ícol

aÍn

dice

de

prod

ucci

ón a

gríc

ola,

Net

o/pe

rsona

100,

010

2,5

108,

510

6,4

101,

210

7,2

104,

710

6,1

105,

010

7,3

106,

610

8,6

107,

1ba

se 1

989-

90 14

Índi

ce d

e pr

oduc

ción

de

alim

ento

s,N

eto/

perso

na95

,098

,310

4,6

106,

010

0,9

108,

810

5,5

107,

510

6,4

109,

010

8,6

111,

111

0,2

base

198

9-90

Índi

ce d

e pr

oduc

ción

cer

eale

s,N

eto/

perso

na10

5,3

102,

410

8,3

126,

410

7,6

101,

010

7,2

100,

210

2,1

94,8

95,4

101,

995

,2ba

se 1

989-

90Ín

dice

de

prod

ucci

ón c

ultiv

os,

Net

o/pe

rsona

107,

210

6,0

108,

810

6,9

103,

310

0,3

105,

810

3,5

103,

910

2,0

99,8

103,

399

,3ba

se 1

989-

90Ín

dice

de

prod

ucci

ón g

anad

o,N

eto/

perso

na85

,995

,210

6,8

106,

299

,911

3,9

106,

510

9,0

111,

811

6,0

119,

612

0,7

118,

8ba

se 1

989-

90Ín

dice

de

prod

ucci

ón n

o al

imen

tos,

Net

o/pe

rsona

163,

715

6,7

158,

311

1,9

105,

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,494

,589

,087

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,180

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989-

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000

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75.0

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9235

9Co

nsum

o de

ferti

lizan

tes

1.00

0 tn

773

1.35

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572

2.13

82.

198

1.81

62.

231

2.38

72.

520

2.48

12.

571

Nitr

ogen

ados

1.00

0 tn

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1.10

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1.60

11.

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1.57

11.

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712

1.77

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sfata

dos

1.00

0 tn

154

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450

285

440

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442

454

Potá

sicos

1.00

0 tm

5510

914

514

614

714

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135

131

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734

1

: Mesoamérica

Mill

Mill

ones

%Po

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taje

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reas

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Hab

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kilo

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lada

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3M

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ricas

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Page 265: GEO America Latina y el caribe

265Perspectivas del medio ambiente

Anexoestadístico

Not

as:

1- E

l dat

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l 200

2 es

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2- E

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cluy

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ión.

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mie

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970-

1975

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1985

, 198

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199

0-19

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ctiv

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9- E

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99, c

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11-

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los

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Belic

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199

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1997

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1990

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97).

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1985

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1975

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Bel

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el p

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edio

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a lo

s paí

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reg

ión.

Page 266: GEO America Latina y el caribe

266

· Anexo estadístico

América Latina y el Caribe

: Caribe

Carib

eU

nida

des

1970

1975

1980

1985

1990

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

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.894

22.8

9422

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9422

.894

22.8

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1.00

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97.

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erra

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15.

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5.66

25.

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5.58

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5.64

15.

669

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ras d

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ha1.

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11.

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1.92

81.

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1.94

91.

945

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anen

tes

Tier

ras n

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000

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15.3

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15.3

0415

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a1.

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4312

.865

12.8

9612

.920

Irrig

ació

n de

la su

perfi

cie

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1.00

0 ha

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1.07

21.

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1.26

71.

282

1.28

21.

284

1.29

01.

295

1.30

2Im

pact

o cl

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l de

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12

1

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2000

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5.99

45.

992

4.33

24.

143

4.06

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oduc

ción

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1.00

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431

4Pr

oduc

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mad

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1.00

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1.00

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718

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349

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52.

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115,

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657,

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3,0

413,

041

3,0

413,

023

1,4

Mon

umen

tos n

atur

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No.

44

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1919

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,114

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Page 267: GEO America Latina y el caribe

267Perspectivas del medio ambiente

Anexoestadístico

Uni

dade

s19

7019

7519

8019

8519

9019

9519

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9819

9920

0020

0120

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9Pa

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terre

stre

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79

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l1.

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11.

158,

11.

158,

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975,

71.

975,

71.

975,

798

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813

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813

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0Es

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No.

37An

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sN

o.8

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sN

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12Pl

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o.42

6

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l 8%

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1.00

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1.00

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15

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MAR

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Uso

Prod

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1.00

0 tn

144

189

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143

150

153

139

142

Capt

ura

1.00

0 tn

144

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140

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cultu

ra1.

000

tn0

00

01

22

22

22

Prot

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123

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58.0

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76.1

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es d

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1.00

0 tn

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33.1

6534

.172

fósil

es y

fabr

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ión

de c

emen

to 1

0

Page 268: GEO America Latina y el caribe

268

· Anexo estadístico

América Latina y el Caribe

Uni

dade

s19

7019

7519

8019

8519

9019

9519

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0020

0120

02Co

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es fó

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000

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21.

982

2.58

92.

742

3.55

84.

020

4.28

54.

524

5.69

4Co

mbu

stibl

es fó

siles

líqu

idos

1.00

0 tn

16.8

8518

.879

24.0

0718

.819

21.9

3724

.832

24.5

7725

.166

26.6

4426

.536

Com

busti

bles

fósil

es só

lidos

1.00

0 tn

8770

7019

137

046

745

346

643

242

0An

torc

has d

e ga

s1.

000

tn52

41.

052

1.05

92.

112

679

532

752

534

581

482

Fabr

icac

ión

de c

emen

to1.

000

tn60

872

189

888

299

480

886

896

498

41.

039

Emisi

ones

de

partí

cula

s (pa

r)1.

000

tn9,

111

,513

,716

,318

,021

,122

,023

,223

,323

,623

,923

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ision

es d

e di

óxid

o de

azu

fre (S

O2)

1.00

0 tn

216,

225

8,7

320,

131

0,6

360,

232

1,7

345,

836

4,5

376,

138

0,5

404,

541

2,0

Emisi

ones

de

óxid

os d

e ni

tróge

no (N

Ox)

1.00

0 tn

228,

6028

0,32

320,

1435

6,44

385,

4339

8,42

428,

6346

7,49

475,

3649

1,76

505,

2650

2,40

Emisi

ones

de

hidr

ocar

buro

s (H

C)1.

000

tn63

,250

,273

,510

4,3

104,

013

8,3

142,

314

9,6

132,

232

,637

,635

,8Em

ision

es d

e m

onóx

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de c

arbo

no (C

O)

1.00

0 tn

654,

584

7,8

895,

496

7,6

947,

478

1,2

826,

090

3,0

954,

31.

009,

51.

064,

01.

025,

4

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S U

RBAN

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emog

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blac

ión

a m

itad

de a

ño 11

1.00

024

.909

27.2

2329

.305

31.6

8434

.008

36.1

3836

.562

36.9

8337

.404

37.8

2438

.244

38.6

6639

.087

Pobl

ació

n ur

bana

a m

itad

de a

ño 12

1.00

07.

770

9.30

810

.784

12.2

4913

.887

15.5

8317

.246

Porc

enta

je d

e la

pob

laci

ón q

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ive

%44

,548

,351

,754

,156

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,8en

zon

as u

rban

as 12

Tasa

de

crec

imie

nto

anua

l de

la%

3,6

2,9

2,6

2,5

2,3

2,0

pobl

ació

n ur

bana

12 13

Conc

entra

ción

Núm

ero

de c

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des c

on 7

50 0

00N

o.3

33

45

55

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tant

es o

más

Porc

enta

je p

obla

ción

que

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%13

,716

,315

,218

,923

,326

,528

,1ci

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es c

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e 75

0 00

0 ha

b.

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nat

ural

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12

21

51

13

23

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l de

torm

enta

s, hu

raca

nes,

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ones

No.

42

65

134

87

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rnad

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No.

11

Tota

l de

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zam

ient

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has

No.

11

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pera

tura

s ext

rem

asN

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volc

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o.1

12

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Eco

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icas

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ntos

nat

ural

es e

xtre

mos

15

Inun

daci

ones

Mill

$0,

54,

714

5,0

1.11

4,0

Torm

enta

s, hu

raca

nes,

cicl

ones

y to

rnad

osM

ill $

31,0

330,

15,

21.

726,

118

,02.

273,

478

,535

5,3

Terre

mot

osM

ill $

25,0

Des

lizam

ient

os y

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anch

asM

ill $

Tem

pera

tura

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rem

asM

ill $

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cion

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Mill

$8,

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91,0

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ndio

s for

esta

les

Mill

$Ep

idem

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Mill

$

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Mill

Mill

ones

%Po

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reas

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Hab

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2Ki

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etro

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kilo

tone

lada

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3M

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ricas

ABRE

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Gig

awat

s

Page 269: GEO America Latina y el caribe

269Perspectivas del medio ambiente

Anexoestadístico

Uni

dade

s19

7019

7519

8019

8519

9019

9519

9619

9719

9819

9920

0020

0120

02Pe

rdid

as H

uman

as p

or e

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os n

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rem

os16

Inun

daci

ones

No.

630

500

40

60

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2835

Torm

enta

s, hu

raca

nes,

cicl

ones

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osN

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2632

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826

8755

013

97

Terre

mot

osN

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ntos

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ncha

sN

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0Te

mpe

ratu

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No.

Erup

cion

es vo

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No.

00

32Se

quía

sN

o.0

Ince

ndio

s for

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les

No.

0Ep

idem

ias

No.

212

16

MED

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MBI

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Y S

ALU

D H

UM

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vid

a al

nac

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Años

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65,4

66,6

67,5

68,4

69,4

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bru

ta d

e m

orta

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17x

1.00

0 ha

b.10

,09,

08,

68,

48,

17,

77,

4Ta

sa b

ruta

de

mor

talid

ad in

fant

il 17

x 1.

000

nac.

80,5

73,8

67,4

57,7

46,9

39,1

35,6

Tota

l de

epid

emia

sN

o.1

11

TEN

DEN

CIAS

SO

CIO

ECO

MIC

ASPo

blac

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Pobl

ació

n to

tal a

mita

d de

año

111.

000

24.9

0927

.223

29.3

0531

.684

34.0

0836

.138

36.5

6236

.983

37.4

0437

.824

38.2

4438

.666

39.0

87Ta

sa d

e cr

ecim

ient

o pr

omed

io a

nual

%1,

81,

81,

51,

61,

41,

21,

21,

31,

11,

11,

11,

11,

1de

la p

obla

ción

11 18

Den

sidad

de

pobl

ació

n 11

Hab

./ km

²10

711

712

613

614

615

515

715

916

116

316

416

616

8Ta

sa g

loba

l de

fecu

ndid

ad 18

No.

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s4,

74,

03,

63,

33,

02,

72,

6

Educ

ació

nTa

sa d

e al

fabe

tizac

ión

de a

dulto

s, to

tal 20

%70

,375

,178

,682

,182

,482

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75,9

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82,6

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Muj

eres

%69

,274

,478

,281

,882

,282

,5Es

pera

nza

de v

ida

esco

lar21

años

10,2

10,9

11,6

11,4

11,5

11,4

11,5

Hom

bres

años

10,3

12,0

11,0

11,2

11,5

11,3

Muj

eres

años

10,2

12,1

11,3

11,7

12,1

11,7

Com

unic

ació

n y

acce

so t

ecno

lógi

coLí

neas

tele

fóni

cas

prin

cipa

les

22x

1.00

0 ha

b.32

,861

,255

,945

,567

,586

,089

,996

,798

,910

2,0

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dico

s di

ario

s (c

opia

s) 23

x 1.

000

hab.

62,6

65,3

43,2

50,3

59,2

72,1

76,0

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os 24

x 1.

000

hab.

193,

821

3,7

267,

429

0,1

306,

031

4,6

318,

031

9,0

795,

3Co

mpu

tado

ras

perso

nale

s 25

x 1.

000

hab.

13,3

17,6

11,8

17,7

21,8

23,8

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ptor

es d

e te

levi

sión26

x 1.

000

hab.

46,8

65,4

103,

513

2,4

143,

014

8,3

161,

816

4,6

164,

825

5,4

Cons

umo

y pr

oduc

ción

Ener

gía

Uso

de

ener

gía

por h

abita

nte

27Kt

de p

etróle

o1.

199,

61.

267,

31.

102,

11.

170,

51.

008,

81.

077,

61.

055,

41.

093,

31.

108,

5eq

uiva

lente

Page 270: GEO America Latina y el caribe

270

· Anexo estadístico

América Latina y el Caribe

Uni

dade

s19

7019

7519

8019

8519

9019

9519

9619

9719

9819

9920

0020

0120

02Im

porta

cion

es n

etas

de

ener

gía

(% d

e%

-247

,7-1

30,7

-69,

6-3

8,9

-35,

2-2

5,3

-27,

3-2

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ener

gía

de u

so d

e en

ergí

a co

mer

cial

) 27

Prod

ucci

ón d

e el

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cida

d 25

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h12

.651

17.8

0322

.234

25.7

0330

.605

32.3

2334

.383

35.1

28Pr

oduc

ción

de

elec

trici

dad

por

% d

el to

tal

0,0

0,0

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1,0

0,9

0,9

1,0

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e ca

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Prod

ucci

ón d

e el

ectri

cida

d po

r%

del

tota

l6,

65,

97,

54,

17,

15,

45,

25,

4fu

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s de

hidr

oene

rgía

Prod

ucci

ón d

e el

ectri

cida

d po

r%

del

tota

l8,

711

,013

,513

,914

,014

,014

,514

,7fu

ente

s de

gas

Prod

ucci

ón d

e el

ectri

cida

d po

r%

del

tota

l0,

00,

00,

00,

00,

00,

00,

00,

0fu

ente

s nuc

lear

esPr

oduc

ción

de

elec

trici

dad

por

% d

el to

tal

77,7

76,9

70,8

76,7

75,0

76,4

76,1

75,5

fuen

tes d

e pe

tróle

o

Prod

ucci

ón y

con

sum

o de

bie

nes

28

Ingr

eso

Nac

iona

l Bru

to p

or h

abita

nte

Dól

ares

634

1.13

21.

685

1.81

92.

029

2.38

62.

532

2.72

51.

781

1.89

92.

040

1.80

4(m

étod

o At

las)

Prod

ucto

Inte

rno

Brut

o, c

reci

mie

nto

anua

l%

8,8

0,0

3,4

0,4

2,4

3,3

3,8

3,7

4,6

4,7

5,7

2,4

Agric

ultu

ra, v

alor

agr

egad

o%

del

PIB

9,9

9,2

9,4

8,9

8,5

8,5

7,4

Indu

stria

, val

or a

greg

ado

% d

el P

IB37

,635

,235

,436

,436

,937

,428

,8Se

rvic

ios,

valo

r agr

egad

o%

del

PIB

52,1

56,3

55,8

55,1

55,3

54,8

39,5

Form

ació

n br

uta

de c

apita

l%

del

PIB

15,5

9,4

10,2

11,0

12,8

13,2

13,2

Expo

rtaci

ones

de

bien

es y

serv

icio

s%

del

PIB

37,2

41,4

50,8

53,0

40,9

41,4

39,0

38,0

37,1

37,0

39,2

62,1

Impo

rtaci

ones

de

bien

es y

serv

icio

s%

del

PIB

49,3

53,2

54,4

55,1

43,8

44,2

43,4

45,8

46,6

43,7

44,8

76,4

Prod

uctiv

idad

agr

ícol

aÍn

dice

de

prod

ucci

ón a

gríc

ola,

Net

o/pe

rsona

119,

299

,510

2,9

104,

810

0,8

71,9

77,5

76,0

73,3

73,6

74,5

73,6

72,9

base

198

9-90

Índi

ce d

e pr

oduc

ción

de

alim

ento

s,N

eto/

perso

na11

9,2

97,9

102,

810

4,0

101,

071

,977

,575

,772

,473

,974

,673

,973

,2ba

se 1

989-

90Ín

dice

de

prod

ucci

ón c

erea

les,

Net

o/pe

rsona

107,

610

2,5

112,

211

9,4

94,6

77,7

88,2

97,8

78,8

95,1

91,1

99,2

98,5

base

198

9-90

Índi

ce d

e pr

oduc

ción

cul

tivos

,N

eto/

perso

na12

3,5

100,

710

2,0

102,

699

,866

,372

,971

,566

,266

,567

,165

,865

,2ba

se 1

989-

90Ín

dice

de

prod

ucci

ón g

anad

o,N

eto/

perso

na98

,989

,810

1,5

102,

010

2,4

81,7

82,6

82,4

83,5

84,4

86,7

87,3

86,6

base

198

9-90

Índi

ce d

e pr

oduc

ción

no

alim

ento

s,N

eto/

perso

na11

8,2

132,

810

5,6

122,

896

,471

,577

,381

,591

,367

,173

,967

,166

,5ba

se 1

989-

90Ex

isten

cias

de

gana

do1.

000

cabe

zas

18.1

7618

.534

18.1

5318

.362

18.5

6118

.822

19.2

0519

.583

19.6

3818

.394

18.9

9719

.521

19.6

34Co

nsum

o de

ferti

lizan

tes

1.00

0 tn

504

467

645

710

747

415

412

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1.00

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279

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Mill

Mill

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Page 271: GEO America Latina y el caribe

271Perspectivas del medio ambiente

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2- P

ara

el c

álcu

lo d

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ta c

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xclu

yero

n lo

s sig

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paíse

s po

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lta d

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Par

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los

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s pa

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ión:

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Arub

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199

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1998

),Ba

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, Bar

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5 y

1998

), Cu

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, Dom

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), Pu

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s pa

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).8.

Par

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s pa

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(19

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y 1

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y 19

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Page 272: GEO America Latina y el caribe

272

· Anexo estadístico

América Latina y el Caribe

: Sudamérica

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376

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Page 273: GEO America Latina y el caribe

273Perspectivas del medio ambiente

Anexoestadístico

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8519

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o 2

Rura

l 3%

45,1

39,8

51,9

Urb

ana

2%

82,6

74,4

90,4

Porc

enta

je d

e la

pob

laci

ón c

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cces

o%

83,8

70,0

85,2

al a

gua

pota

ble

2

Rura

l 4%

72,5

32,1

60,1

Urb

ana

5%

87,4

81,5

92,6

Uso

Prod

ucci

ón to

tal d

e pe

sca

de a

gua

dulc

e1.

000

tn14

925

728

834

233

143

544

144

346

150

752

1Ca

ptur

a1.

000

tn14

925

728

333

030

837

234

833

133

434

834

4Ac

uicu

ltura

1.00

0 tn

00

412

2463

9211

212

716

017

7

ÁREA

S CO

STER

AS Y

MAR

INAS

Uso

Prod

ucci

ón to

tal d

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sca

mar

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1.00

0 tn

14.5

725.

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7.37

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13.9

9219

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19.4

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a1.

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365

11.4

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16.7

1110

.151

15.9

7417

.464

Acui

cultu

ra1.

000

tn0

211

3712

517

323

125

823

819

013

1Pr

otec

ción

Área

s mar

inas

pro

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das

11.9

98

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ERA

Cont

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ació

nEm

ision

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óxid

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bono

(CO

2)1.

000

tn28

1.14

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6.19

545

6.88

154

1.70

464

0.84

168

2.96

372

5.66

874

3.39

773

2.69

973

4.93

973

3.22

9Em

ision

es d

e CO

2 po

r com

busti

bles

1.00

0 tn

91.3

5711

1.04

113

6.92

513

4.00

115

6.92

718

7.32

919

5.22

520

4.38

820

9.77

021

0.47

2fó

siles

y fa

bric

ació

n de

cem

ento

Page 274: GEO America Latina y el caribe

274

· Anexo estadístico

América Latina y el Caribe

Uni

dade

s19

7019

7519

8019

8519

9019

9519

9619

9719

9819

9920

0020

0120

02Co

mbu

stibl

es fó

siles

gas

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s1.

000

tn9.

586

12.8

9517

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21.9

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35.6

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39.3

7740

.797

40.4

82Co

mbu

stibl

es fó

siles

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idos

1.00

0 tn

59.0

5980

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6886

.511

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7811

5.80

912

3.58

912

6.70

113

0.34

713

3.04

4Co

mbu

stibl

es fó

siles

sólid

os1.

000

tn6.

709

8.43

211

.170

15.2

6917

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20.2

6121

.444

22.6

5922

.570

21.9

41An

torc

has d

e ga

s1.

000

tn12

.823

4.93

84.

860

4.55

05.

204

7.04

55.

555

5.44

05.

461

4.76

4Fa

bric

ació

n de

cem

ento

1.00

0 tn

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634

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694

6.64

98.

529

9.38

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.212

10.5

9510

.238

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ones

de

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r)1.

000

tn76

,267

,474

,569

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97,8

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96,4

97,6

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ones

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2)1.

000

tn1.

261,

51.

428,

41.

750,

01.

336,

61.

626,

41.

655,

61.

818,

81.

952,

51.

959,

01.

901,

21.

909,

71.

821,

5Em

ision

es d

e óx

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000

tn1.

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23.

084,

13.

156,

43.

682,

84.

551,

64.

842,

45.

043,

35.

216,

15.

209,

35.

239,

75.

258,

1Em

ision

es d

e hi

droc

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ros (

HC)

1.00

0 tn

377,

458

1,2

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483,

496

5,8

1.54

3,7

2.03

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1.75

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911,

793

7,1

1.03

7,7

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ones

de

mon

óxid

o de

car

bono

(CO

)1.

000

tn7.

036,

09.

297,

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.933

,510

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,212

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,715

.412

,816

.633

,416

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,116

.590

,716

.134

,715

.171

,215

.468

,1

ÁREA

S U

RBAN

ASD

emog

ráfic

oPo

blac

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a m

itad

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192.

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216.

138

242.

302

268.

763

295.

292

321.

021

326.

142

331.

255

336.

358

341.

447

346.

518

351.

574

356.

618

Pobl

ació

n ur

bana

a m

itad

de a

ño 6

1.00

011

4.53

813

8.16

516

5.26

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1.62

721

9.31

824

6.50

427

3.22

6Po

rcen

taje

de

la p

obla

ción

que

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59,9

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74,6

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urb

anas

6

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de

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l de

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3,8

3,6

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2,3

2,1

pobl

ació

n ur

bana

6 7

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ción

Núm

ero

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más

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,227

,229

,631

,332

,434

,635

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e 75

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b.

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611

96

116

919

1816

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nes,

cicl

ones

No.

35

11

35

54

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No.

52

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mas

No.

22

62

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11

11

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nat

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Inun

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ones

Mill

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730,

03,

01.

655,

12.

530,

02.

000,

055

,035

3,9

3,0

Torm

enta

s, hu

raca

nes,

cicl

ones

y to

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osM

ill $

15,0

25,0

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osM

ill $

536,

46,

01.

505,

01,

01,

77,

012

9,0

2.90

0,0

28,5

Des

lizam

ient

os y

aval

anch

asM

ill $

166,

0Te

mpe

ratu

ras e

xtre

mas

Mill

$60

0,0

10,0

10,0

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cion

es vo

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icas

Mill

$1.

000,

0Se

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ill $

0,1

651,

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,015

1,0

250,

0In

cend

ios f

ores

tale

sM

ill $

36,0

280,

040

,0Ep

idem

ias

Mill

$

: Sudamérica

Mill

Mill

ones

%Po

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Hab

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lada

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Nac

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ntos

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Núm

ero

tnTo

nela

das

mét

ricas

ABRE

VIAT

URA

S:G

wh

Gig

awat

s

Page 275: GEO America Latina y el caribe

275Perspectivas del medio ambiente

Anexoestadístico

Uni

dade

s19

7019

7519

8019

8519

9019

9519

9619

9719

9819

9920

0020

0120

02Pe

rdid

as h

uman

as p

or e

vent

os n

atur

ales

ext

rem

os9

Inun

daci

ones

No.

638

118

218

176

131

207

2770

032

30.1

2426

120

545

5To

rmen

tas,

hura

cane

s, ci

clon

es y

torn

ados

No.

2015

226

041

01

136

68Te

rrem

otos

No.

67.5

1213

186

139

6241

8810

81.

187

215

10

Des

lizam

ient

os y

ava

lanc

has

No.

150

3316

519

030

020

911

212

581

178

Tem

pera

tura

s ext

rem

asN

o.12

62

4323

0Er

upci

ones

volc

ánic

asN

o.22

.800

00

Sequ

ías

No.

00

00

00

17In

cend

ios f

ores

tale

sN

o.0

100

38

Epid

emia

sN

o.74

3262

012

831

MED

IO A

MBI

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Y S

ALU

D H

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,162

,164

,165

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,368

,870

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mor

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1.00

0 ha

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,09,

98,

98,

17,

47,

06,

6Ta

sa b

ruta

de

mor

talid

ad in

fant

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1.00

0 na

c.89

,177

,664

,853

,645

,539

,134

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tal d

e ep

idem

ias

No.

11

31

14

2

TEN

DEN

CIAS

SO

CIO

ECO

NIC

ASPo

blac

ión

Pobl

ació

n to

tal a

mita

d de

año

1.00

019

2.42

321

6.13

824

2.30

226

8.76

329

5.29

232

1.02

132

6.14

233

1.25

533

6.35

834

1.44

734

6.51

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1.57

435

6.61

8Ta

sa d

e cr

ecim

ient

o pr

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io a

nual

%2,

52,

32,

32,

11,

91,

71,

61,

61,

51,

51,

51,

51,

4de

la p

obla

ción

7

Den

sidad

de

pobl

ació

nha

b./ k

11,0

12,3

13,8

15,3

16,9

18,3

18,6

18,9

19,2

19,5

19,8

20,1

20,4

Tasa

glo

bal d

e fe

cund

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No.

hijo

s5,

04,

54,

03,

53,

02,

72,

5

Educ

ació

nTa

sa d

e al

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tizac

ión

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s, to

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,680

,785

,489

,174

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78,3

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78,3

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%70

,978

,484

,188

,670

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pera

nza

de v

ida

esco

lar11

años

9,1

9,6

9,3

11,1

9,9

11,0

11,2

12,4

13,2

13,7

9,1

9,6

Hom

bres

años

9,9

11,5

8,7

10,9

11,3

12,7

13,4

9,9

11,5

Muj

eres

años

9,3

11,6

8,4

10,9

11,2

13,7

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9,3

11,6

Com

unic

ació

n y

acce

so t

ecno

lógi

coLí

neas

tele

fóni

cas

prin

cipa

les

12x

1.00

0 ha

b.31

,01

29,2

41,8

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66,2

95,4

107,

311

9,2

130,

314

2,3

Perió

dico

s di

ario

s (c

opia

s) 13

x 1.

000

hab.

71,8

64,5

69,2

73,4

63,5

64,5

64,8

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os 6

x 1.

000

hab.

224,

924

9,2

302,

935

6,7

393,

744

9,1

469,

447

1,1

Com

puta

dora

s pe

rsona

les

14x

1.00

0 ha

b.5,

018

,422

,928

,632

,938

,043

,8Re

cept

ores

de

tele

visió

n15X

1.00

0 ha

b.67

,081

,111

4,9

156,

218

6,4

225,

824

7,6

263,

026

7,9

283,

8

Cons

umo

y pr

oduc

ción

Ener

gía

Uso

de

ener

gía

por h

abita

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16Kt

de p

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o90

2,4

999,

596

1,6

966,

91.

060,

21.

096,

51.

118,

71.

144,

31.

128,

9eq

uiva

lente

Page 276: GEO America Latina y el caribe

276

· Anexo estadístico

América Latina y el Caribe

Mill

Mill

ones

%Po

rcen

taje

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reas

hab.

Hab

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2Ki

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VIAT

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Gig

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s

Uni

dade

s19

7019

7519

8019

8519

9019

9519

9619

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9819

9920

0020

0120

02Im

porta

cion

es n

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de

ener

gía

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-258

,4-1

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07,7

-133

,7-1

48,5

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,3-1

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ener

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so d

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Gw

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626

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6.46

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556

4.82

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6.61

562

6.70

465

0.76

9Pr

oduc

ción

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463.

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465.

535

462.

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544

482.

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490.

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12.

113

2.43

02.

805

2.71

52.

703

3.35

7

: Sudamérica

Page 277: GEO America Latina y el caribe

277Perspectivas del medio ambiente

Anexoestadístico

Not

as:

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Page 278: GEO America Latina y el caribe

278

· Anexo estadístico

América Latina y el Caribe

Referencias anexo estadístico

TIERRASuperficie terrestre Tierras arables y cultivospermanentesTierras no arables y no permanentesSuperficie agrícola

Irrigación de la superficie agrícola

Total de sequías

BOSQUESSuperficie forestal totalTasa de variación anual de la superficieforestal total

Incendios forestales

Producción de madera en rolloProducción de madera aserradaProducción de tableros de madera

Producción de papel y cartón

BIODIVERSIDADÁreas protegidas

Número total de especies amenazadas

AGUA DULCEPorcentaje de la población con acceso aservicios de saneamientoPorcentaje de lapoblación con acceso al agua potable

Producción total de pesca de agua dulce

ÁREAS MARINAS Y COSTERASProducción de pesca marina: total

ATMÓSFERAEmisiones de CO2 por combustibles fósiles yfabricación de cemento

Emisiones de partículasEmisiones de dióxido de azufreEmisiones de óxidos de nitrógenoEmisiones de hidrocarburosEmisiones de monóxido de carbonoEmisiones de dióxido de carbono

ÁREAS URBANASPoblación urbanaPorcentaje de la población que vive enzonas urbanasTasa de crecimiento anual de la poblaciónurbana

FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), 2002:FAOSTAT (apps.fao.org/page/form?collection=LandUse&Domain=Land&servlet=1&language=ES&hostname=apps.fao.org&version=default, consultado en agosto del 2002).

FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), 2002:FAOSTAT (apps.fao.org/page/form?collection=Irrigation&Domain=Land&servlet=1&language=ES&hostname=apps.fao.org&version=default, consultado en agosto del 2002).

CRED (The Centre for Research on the Epidemiology of Disasters), 2003: EM-DAT The OFDA/CRED International Disaster Database (www.cred.be/emdat, consultado en enero del 2003).Universidad Católica de Lovaina (Bélgica).

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CRED (The Centre for Research on the Epidemiology of Disasters), 2003: EM-DAT The OFDA/CRED International Disaster Database (www.cred.be/emdat, consultado en enero del 2003).Universidad Católica de Lovaina (Bélgica).

FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), 2003:FAOSTAT (apps.fao.org/page/form?collection=Forestry.Primary&Domain=Forestry&servlet=1&language=ES&hostname=apps.fao.org&versión=default, consultado en enero del 2003).

FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), 2003:FAOSTAT (apps.fao.org/page/form?collection=Forestry.Derived&Domain=Forestry&servlet=1&language=ES&hostname=apps.fao.org&versión=default, consultado en febrero del 2003).

UNEP-WCMC (United Nations Environment Programme-World Conservation MonitoringCentre), 2002: GEO 3 Protected Areas Snapshot (quin.unep-wcmc.org/wdbpa/GEO3.cfm?,consultado el 29-30 de mayo del 2003)

IUCN (International Union for Conservation of Nature and Natural Resources), 2002: La ListaRoja de Especies Amenazadas. IUCN, Reino Unido (www.redlist.org, consultado el 3 de juniodel 2003).

OPS (Organización Panamericana de la Salud), 2002: Programa Especial de Análisis deSalud. Iniciativa Regional de Datos Básicos en Salud; Sistema de Información Técnica enSalud. (www.paho.org/Spanish/SHA/coredata/tabulator/helpGUItabulator.htm, consultado enabril del 2002).Washington, D.C.,E.U.A.

FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), 2002:Fishstat Plus versión 2.30. (www.fao.org/fi/statist/FISOFT/FISHPLUS.asp, bases del 14 demarzo y 10 de abril)

FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), 2002:Fishstat Plus versión 2.30. (www.fao.org/fi/statist/FISOFT/FISHPLUS.asp, bases del 14 demarzo y 10 de abril)

CDIAC (Carbon Dioxide Information Analysis Center), 2002: Revised Regional CO2Emmissions from Fosil-Fuel, Burning, Cement Manufacture, and Gas Flaring: 1751-1999(cdiac.ornl.gov/ftp/ndp030/nation99.ems, consultado en enero del 2003).

OLADE (Organización Latinoamericana de Energía), 2002: SIEE (Sistema de InformaciónEconómica Energética) (www.olade.org.ec/SIEE/Impacto/IASeleccion.asp?Destino=EG&Idioma=ES, consultado en marzo del 2003).

CELADE (Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía), 2000: Boletín Demográfico 63(http://www.eclac.cl/Celade-Esp/bol63/DE_SitDemBD63.html, consultado en enero del2003).

Page 279: GEO America Latina y el caribe

279Perspectivas del medio ambiente

Anexoestadístico

Número de ciudades con 750 000 habitanteso másPorcentaje población que vive en ciudadescon más de 750 000 habitantes

AMENAZAS NATURALESTodos los datos fueron tomados de

POBLACIÓN Y EMPLEOPoblación totalTasa de crecimiento promedio anual de lapoblaciónDensidad de poblaciónTasa de fecundidad total

EDUCACIÓNTasa de alfabetización de adultosEsperanza de vida escolar

SALUDEsperanza de vida nacerTasa bruta de mortalidadTasa bruta de mortalidad infantil

Total de epidemias

COMUNICACIÓN Y ACCESOTECNOLÓGICOLíneas telefónicas principalesPeriódicos diarios (copias)RadiosComputadoras personalesReceptores de televisión

CONSUMO Y PRODUCCIÓNUso de energía por habitanteImportaciones netas de energíaProducción de electricidadIngreso nacionalbruto por habitanteProducto interno bruto, crecimiento anualFormación bruta de capitalExportaciones de bienes y serviciosImportaciones de bienes y servicios

Agricultura, valor agregadoIndustria, valor agregadoServicios, valor agregado

PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLAÍndices de producción agrícola

Existencias de ganado

Consumo de fertilizantes

VULNERABILIDAD ANTE LASAMENAZAS NATURALESPerdidas Económicas por eventos naturalesextremosPerdidas Humanas por eventos naturalesextremos

UN (United Nations), 1997: World Urbanization Prospects, The 1996 Revision, Annex tables.

CRED (The Centre for Research on the Epidemiology of Disasters), 2003: EM-DAT The OFDA/CRED International Disaster Database (www.cred.be/emdat, consultado en enero del 2003).Universidad Católica de Lovaina (Bélgica).

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CEPAL (Comisión Económica Para América Latina y el Caribe): Anuario Estadístico 2001.(www.eclac.cl/estadisticas/, consultado en enero del 2002).

FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), 2002:FAOSTAT (apps.fao.org/page/form?collection=Crops.Primary&Domain=PIN&servlet=1&language=ES&hostname=apps.fao.org&version=default, consultado en marzo del 2003).

FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), 2000:FAOSTAT (http://apps.fao.org/page/form?collection=Production.Livestock.Stocks&Domain=Production&servlet=1&language=ES&hostname=apps.fao.org&version=default, consultadoen enero del 2003).

FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), 2002:FAOSTAT (apps.fao.org/page/form?collection=Fertilizers&Domain=Means&servlet=1&language=ES&hostname=apps.fao.org&version=default, consultado en enero del 2003).

CRED (The Centre for Research on the Epidemiology of Disasters), 2003: EM-DAT The OFDA/CRED International Disaster Database (www.cred.be/emdat, consultado en enero del 2003).Universidad Católica de Lovaina (Bélgica).

Page 280: GEO America Latina y el caribe

280

GEO América Latina y el Caribe - 2003

América Latina y el Caribe

Antigua and Barbuda: Brian Cooper (Ministry ofAgriculture); Argentina: Enrique José Schaljo (Ministe-rio de Desarrollo Social y Medio Ambiente); Bahamas:Rochelle Newbold (Environment, Science andTechnology Commission); Barbados: Cathal Healy-Singh (Caribbean Regional Enviromental Programme,Caribbean Conservation Association); Bolivia: David

Participantes en la Consulta Regional para GEO-3 (San José, Costa Rica, 21-23 de mayo de 2001)

Otros colaboradores

Instituto Brasileiro do Meio Am-biente e dos Recursos NaturaisRenonaveis (IBAMA)SAIN Av. L4 NorteEd. Sede do IBAMA, Bloco C, 1° andarCEP: 70 800 200, Brasilia DF, BrasilTel.: +55 61 316 1284/ 316 1282Fax.: +55 61 225 0564http://www.ibama.gov.br

Centro Latino Americano deEcología Social (CLAES)Canelones 1164Casilla de C. 13125Montevideo 11700, UruguayTel.: (5982) 9022362Fax.: (5982) 2001908http://www.ambiental.net/claes

Island Resource Foundation6292 Estate Nazareth, No. 100St. Thomas, VI 00802-1104U.S. Virgin IslandsTel.: +1 340 775 6225Fax.: +1 340 779 2022http://www.irf.org/

Center of Environment andDevelopmentUniversity of West Indies(UWICED)3 Gibraltar Camp RoadMona, Kingston 7, JamaicaTel.: +1 876 977 1659/ 5530/5545Fax.: +1 876 977 1658http://www.isis.uwimona.edu.jm

Observatorio del DesarrolloUniversidad de Costa RicaApartado Postal 2060 Costa RicaSan José, COSTA RICATel.: (506) 207 4878Fax.: (506) 207 4854http://www.odd.ucr.ac.cr

Centro de Investigaciones de laEconomía Mundial (CIEM)Calle 22 No. 309 entre 3ra y 5taAvenida MiramarLa Habana 13, C.P. 11300 CubaTel.: (537) 2092969 / 209-4443Fax.: (537) 204-2507E-mail: [email protected]

Instituto de Asuntos PúblicosUniversidad de ChileDiagonal Paraguay 265, Torre 15,Floor 13Santiago, ChileTel.: +562 678 2272/ 2308Fax.: +562 678 2581http://www.uchile.cl/facultades/inap/

Centros colaboradores de GEO América Latina y el Caribe 2003

Gorriti Miranda (Ministerio de Desarrollo Sostenible yPlanificación); Brasil: Magna Luduvice e IzabellaTeixeira (Ministério do Meio Ambiente), João Batista D.Cámara (Instituto Brasileiro do Meio Ambiente e dosRecursos Naturais Renonaveis); Chile: María LuisaRobleto Aguilar (Comisión Nacional del MedioAmbiente),Francisco Brzovic (Centro de Análisis de

Page 281: GEO America Latina y el caribe

281Perspectivas del medio ambiente

Nations Environment Programme); Kenia: AnnaStabrawa (Programa de las Naciones Unidas para elMedio Ambiente); México: Yosu Rodríguez-Aldabe (Se-cretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales);Norberto Fernández y Kaveh Zahedi (Programa de lasNaciones Unidas para el Medio Ambiente, Oficina Re-gional para América Latina y el Caribe); Nicaragua:Juan José Romero (Ministerio del Ambiente y RecursosNaturales); Panamá: Roberto de la Cruz (AutoridadNacional del Ambiente); Paraguay: Luis E. Molinas B.(Secretaría del Ambiente); Perú: Rosa Virginia SalasAguilar (Consejo Nacional del Ambiente); Santa Lucia:Christopher Corbin (Ministry of Planning, Development,Environment and Housing), Joth Singh Caribbean(Environmental Health Institute); Surinam: CedricNelom (Office of Environment and Social Assessment);Trinidad y Tabago: Sharon Laurent (Caribbean Indus-trial Research Institute); Uruguay: Eduardo Gudynas(Centro Latino Americano de Ecología Social); Vene-zuela: Francisco Javier Velazco (Ministerio del Ambien-te).

Barbados: Cathal Healy-Singh (Caribbean RegionalEnvironment Program, Caribbean ConservationAssociation); Brasil: João Batista D. Cámara (InstitutoBrasileiro do Meio Ambiente e dos Recursos NaturaisRenonaveis), Chile: Francisco Brzovic (Instituto deAsuntos Políticos, Universidad de Chile); Costa Rica:Lorena San Román (Consejo de la Tierra), Edgar E.Gutiérrez-Espeleta y Álvaro Fernández-González (Ob-servatorio del Desarrollo, Universidad de Costa Rica);Cuba: Manuel Alepuz q.e.p.d. y Antonio Villasol (Cen-tro de Ingeniería y Manejo Ambiental de Bahías y Cos-tas), Michael Bliemsrieder (World Wildlife Fund), JorgeMario García Fernández y Argelia Fernández Márquez(Centro de Información, Gestión y Educación Ambien-tal), Gisela Alonso Domínguez, Juan Herrera Cruz yOrlando Rey (Ministerio de Ciencia, Tecnología y Me-dio Ambiente), Ramón Pichs-Madruga (Centro de In-

Participantes en el Taller sobre GEO ALC 2003 y el Proceso GEO(La Habana, Cuba, 20- 22 de febrero de 2002)

vestigaciones de la Economía Mundial); Ecuador: Car-los Alberto Fierro Alabarda (Fundación Futuro Latino-americano); Islas Vírgenes de los Estados Unidos:Bruce Potter (Island Resources Foundation); Jamaica:Maurice Mason (Centre for Environment andDevelopment, University of the West Indies); Kenia:Timothy Foresman (Programa de las Naciones Unidaspara el Medio Ambiente, División de Evaluación y AlertaTemprana); México: Yosu Rodríguez-Aldabe (Centro deInvestigación en Geografía y Geomática), RicardoSánchez-Sosa, Kaveh Zahedi y María Eugenia Arreola(Programa de las Naciones Unidas para el Medio Am-biente, Oficina Regional para América Latina y el Cari-be); Perú: Rosario Gómez (Centro de Investigación dela Universidad del Pacífico); Uruguay: EduardoGudynas (Centro Latino Americano de Ecología Social).

Políticas Públicas; Universidad de Chile); Costa Rica:Carlos Barboza (Ministerio de Ambiente y Energía),Edgar E. Gutiérrez-Espeleta, Álvaro Fernández-Gonzálezy Julián Monge-Nájera (Observatorio del Desarrollo,Universidad de Costa Rica), Pascal Girot (Unión Inter-nacional para la Conservación de la Naturaleza), LorenaSan Román (Consejo de la Tierra), Sebastián Wesselman(CATIE); Cuba: Argelia Fernández (Centro de Informa-ción, Gestión y Educación Ambiental), Manuel Alepuzq.e.p.d. (Centro de Ingeniería y Manejo Ambiental deBahías y Costas); El Salvador: Sonia Ivette Sánchez(Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales);Guatemala: Roberto Morales (Ministerio de Ambientey Recursos Naturales); Guyana: Cornelius Fevrier(Caribbean Community Secretariat); Honduras: LourdesGonzález (Secretaría de Recursos Naturales y Ambien-te); Islas Vírgenes de los Estados Unidos: Bruce Potter(Island Resources Foundation); Jamaica: Al Binger(Center for Enviroment and Development, Universityof West Indies), Marc Rammelaere (NationalEnvironmental Planning Agency); Luc St. Pierre (United

Jorge Choquehuanca (Fundación Amigos de la Na-turaleza, Bolivia); Martín Gutiérrez (FundaciónProNatura, México); Dimas López (Comisión Centro-americana de Ambiente y Desarrollo, El Salvador); Vic-toria Maldonado (Comité de Defensa de la Flora y laFauna, Chile); Luis Rojas (Corredor Biológico Mesoa-

mericano, Costa Rica); Oscar Estuardo Rojas (Funda-ción Defensores de la Naturaleza, Guatemala); PedroSolano (Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, Perú);Sheila Zavala (Instituto de Derecho Ambiental, Para-guay); Daniel Ryan (Fundación Ambiente y RecursosNaturales, Argentina).

Agradecemos especialmente la información brindadapor las siguientes personas para el capítulo 3: