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    ~.

    _1?l~~~ _+- \L ~

    li; ~~

    < > J , . ~ ~ t àc90çQ elA:.

    d.b

     jf'{,)/-.-:

    &

    CJt· -L~. CÀ. ~ ~

    .a.

    ~ o, Ç.. .-'r\Á 0c0ca- e.- O'~· ~

    A ~ \ .

    }e

    ~J~

    Çou-«:> ~ ~~

    D A . ~ ~ ~ ~ ~ ~ f - e -

    el ~~-

    1 8

     ~ Acaso sea un punto de partida válido, en tanto

    ~ - ~ d4.: ~~p. ~ .::~~

    psicoanalista que trabaja con nifios

    y

    adolescentes, si-

    . V '\ \' ~) ,;' .~

    ~arse frente aI corpus de Ia teoria como un pegueíío

      â , ' - ~ . ~ . ~ ~ . . . 0 . . • .

    L~

    r,~  inf~s sobre el c~e;;o materno~ extrayendo de alli los

    _ ~ ~ 4> ~ ~ ~ ~  mo10 he h~~oestos ~os

    ~~~ I

    1 \~

    \J.J -- ..L- :,., '. .

    frente a Ios alumnos, quenendo transmítír $1 reçornq,o

    ,t:Q..~ >L. ~ti..ert\li.. I'; ~-no libre de vícísítudes, marchas y contramar-

    O

    ~ Q.1.1ietCQ,.ll::iL ~ ~ Q -t....A... -L ~Q~ Q)..~_

    f : ; ' . : ,  

    cha.s-:-_mehim idO'indicando 10s pacientes, 'las referen:.

    cr~ ~ ) \ . . ~ ~  J ; ; .

    _testeóricos que he podidQ bacer jug§[

    y mis propias

    o\..JQ

    .Q.. ).

    co~ dU.. ~ ~ ~ , . ) .' :... _ reflexiones sobre este modo peculiar de Ia clínj

    ~ ~ ~ ~ ~ ,

    ~\Q.II ..CV  ~.i:.;'  . :L

    bios operados en el seno deI psicoanálisis a partir de Ia

    \.1

    r:

    ~.o-,

    ~-:D,,- (~; ~.Q., ~

    a....

    ,F'

    ~>J/\ QJ..J

    r;;.:â

      d o ..Q.À~A~ .:/ .• '

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    ~~ (),lc ..Q  ,;:;. J Ú )tJl.r,:) C;,t~ ..

    .l.:i,~;;. \ O - í

    ~~ ~ c.cw i.. .. ...

    :.

    La transferencia como garabato ~.

    ~ü-;...•.., - ~ ~   i: .; .

    Apuntes generales

    ,..

    ~::}cLc.

    J

    ~*

    15

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    si mísma, no puede ser pensada aisladamente, no pode-

    mos concebir Ia función materna si ésta nuestã sOllQl:

    tada en la lunêión paterõ.i;:IJti~~Inareisism

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    , debe serle devueIto transformado en significante por Ia

    J

    función materna. Si en lugar de realizar esta transfoE-

    .   J   . maclóI) qe 10 .Real en significante Ia madre responde ai

      sIgno con otro signo, se empieza a Obturar aTIt . .

    . y ' y R. Lêfõrr,

    iãPõSThlIíããêld~ón en 10 ~Lmbóli-

    ~ eo.

    ffabrlt..s~

    reSlli>~d~~~~ el cuerpo

    y

    con el actin~.

      I~

    Asi, en el caso Nadia, poClnàmos pensar Ia anorexia

    . '~ de Ia nifía como primer intento de transformar, a través

    , ' Y

    ~íntoma deI rechazo

    al

    alimento, ese Real en sígnífí.

    -,\: ~ante. De este modo el intercambio de mensajes con el

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    en Ia cura psicoanalítica eu d

    psicosis. an o se compromete con Ias

    AItrozamiento delmund

    Apartir de elIa, PÓdríamos

    d : C : :

    _Sucedeuna unificación.

    no en conservar una unidad . ~ue ~I drama se centra

    unídad perdida, sino en m p~lllgema, ~ restaurar un~

    estuviera unido EI rasa:o an t.nt

    er

    10

    dIsperso como sid' .

    c

    cons I uye al

     tr

    Ia, ausente en el campo d I -.... o como ortope-

    e a esqUlzofrenia.

    mental: el 1actante empieza a estructurarse y sostener-

    se en torno al eje oral visual. Por otra parte, cuando Ias

    madres alimentan u observan a sus níüos no se limitan

    a .mírarlos. eon su sonrisa muestran que Ios ojos no

    solo tienen relación con Ia boca, en tanto órgano de

    succión, sino que además surgen fonemas, juegos de ac-

    titudes, contactos a través de 10postural. Una constela-

    ción de canales. En este orden de cosas, otro sentido

    (menos recordado por Ios analistas) que Ia función ma-

    terna presenta es eI involucrado en el õrgano del labe-

    rinto. EI acunamiento es su manifestación más común,

    el acunamiento que también unifica. Este aparato, jue-

    ga un papel central en Ia íntegracíõn de nuestros senti-

    dos, indispensable para el equilíbrio dínámíco de nues-

    tro cuerpo, está llevado a desempenar un papel muy

    impotrante en 10 que se denomina esquema corporal.

    Bástenos recordar que, entre Ias más típicas formas

    de angustia temprana y/o de angustia psicótica está

    eI caer desintegrándose, caer para síempre (Winni-

    cott). Esta vivencia corresponde, especialmente en Ia

    segunda, a Ia no inscripción simbólica deI laberinto, y

    produce otros síntomas conocidos: falta de equilibrio,

    Ia oscilación al camínar como si se tratara de pacientes

    eon patologia orgânica cerebral, el .rockmç pensable

    como una actividad restitutiva truncada dei paciente,

    a veces Ia única que sobrevive en el autismo.

    EI día de Ia Primera ent .

    José, de 18 afios nos di::~~ta el ya menciOnado

    hace tiempo que me e

    10M

    me due~e Ia cabeza,

    neo

    s

    a partir de allí n~ un nervlO en el crá-

    a expIotar otra arteria d ~~ paz Abora me va

    ploto a cada rato e a rente todo yo ex-

    solo un hombre c i ~  ~~Oy un hombre. . soy

    cosas raras, cosas distin o, un molde ... Veo

    dos desde que me e

    1 : : S '

    escucho voces y rui-

    dos... xPo Ia artería eseucno rui-

    Este hombre de vidrio

    hechos a Ia ligera en eI d

    r'

    ~cuerda Ios hombres

    zos de su cuerpo SOTlJ por s: l~IO e SChrebe~.Los peda-

    como sujeto, al estar destrJd r~o, ~a q~e el no existe

    que caracteriza Ia asunción dIa a diaIéct~caparte-todo

    ser eI punto prímero e rasgo unario. Este ha de

    el cuerpo. que eI tratamiento encare: restituir

    Siguiendo con eI nüio de

    que se amamanta no sól estos momentos, diremos

    q~e tiene. Polimorfismo ~ee~ ~I PIan~ oral usa todo 10

    oros Y conIosojos Una I actancla. ASIbebe de Ios

    constituirse en a ~ c av~de.Ia función materna será

    mirada. Ya no P~d:~o~e~a m~rmcaclón pulsiOnaI boca-

    fase oral,

    10

    escópico tienn PSICOanál1sishablar sóIo de

    portancia y además eI hec:o~or

    10

    m~nos I~mísma Irn-

    e su artIcuIaClón es funda-

     

    José en su prímera entrevista apenas podía sos-

    tenerse en pie, su cuerpo tema una oscilación al

    eamínar que recordaba los relojes de péndulo.

    Dice: Estoy mareado, casí no puedo camina,r ...

    a veces ni puedo quedar parado ... todo me da

    vueltas .. .tengo un agujero en Ia cabeza ...  

    Aquí el agujero denota 10que marcábamos como

    no inscripción. A partir de

    108

    anteriores desarrollos

     3

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    sostengo (retomando una expresión de Ricardo RoduI-

    f?~ que esta f~c~ón que es eI .Yo,adquirida en el trán-

    :~re~~:oe~en:cflsIS~O primario, debe pensarse como el

    unct n materna, así como ligamos des-

     e Freud, Ia constitu~ión deI Super-Yo a Ia funció~ pa-

    b

    r : .

    Para que algUlen.se reconozoa en el espejo, no

    I as con c :t

    ue

    ~ despheguen Ias vicisitudes ligadas a

    a maduracIón ~lológica, sino que ese alguien debió re-

    conocerse preVIamente en el Otro primordial .

    espejo, rostro de Ia madre. EI Yo, este hereder~ :=e~

    d

    s

    u

    card

    gO

    ,.relevando con el tiempo a Ia madre ~I cuida-

    o e sujeto. '

    quema, no tienen necesidad de quemarse , me

    mira sorprendido y dice

     Oial,

    no 10 había pen-

    sado nunca . Lo que nos habla dei déficit flagran-

    te en el campo de· esa función: poco hay que

    heredar.

    ..

    < ..

     {--

    En Ia noción demasiado amplia dei narcisismo, con

    el decurso dei trabajo psicoanalítico, constituyó un avan-

    ce teórico recortar tiempos lógicos. Tiempos necesarios

    ai desenvolvimiento de una estructura que recorren Ias

    combinatorias posibles de 10s términos que Ia compo-

    nen. Un problema ulterior será determinar como se

    montan, y a veces se ocultan, en el tiempo de Ia secuen-

    eía, en el tiempo cronológico. Pienso que adoptar esta

    artículaeíon interna ai narcísísmo, tiene además Ia ven-

    taja de evitar una diferenciación más descriptiva y teó-

    ricamente plagada de Inconvenientes, como Ia que dis-

    tingue 10pre-especular de 10especular, demasiado de-

    pendiente de Ia existencia literal de un espejo. Siguien-

    do a Sami-Alidelimitaré:

    J?,:;édice: có~o voy a saber qné cara tenta de

    mno? ... los chicos no se miran ai espejo los

    :::e.j.~~, están muy altos. .. Ios chicos no .~I~an-

    .:....

    EI paciente está enunciando  

    ~~s níveles dei problema: no sé

    = 1

    mgenu~ente va-

    nino. No habia un O . era rm rostro de

    habia un Otro capazt~~

    i

    ue

    f:

    C1onar

    a

    de espejo. No

    reconocerme como niiío :;an rme. p~ra que pudiese

    e~ este libro desarrollar~m:s =~bm::to de 10 que

    tlempo deI narcisismo. La ausenoía dt er y segundo

    plementa con Ia siguiente secuencia: ese Otro se com-

    José dice:_ voy a tener que nacer de nuevo

    ser un nino d '

    . apren er todas Ias cosas

    ~JempJ(): para aprender que algo quema ~~~~

    a mano en el fuego y luego saber . EI paciente

    estáe hablando de Ia imposibilidad absoluta de

    sos nerse en Otr C .

    . o. uando le digo' Ios níã

    tIenen a sus ad . nos

    p res que les ensefian cuando algo

    Primer tiempo: El sujeto está en el Otro primor-

    dial, es en el Otro. En estos primeros momentos el in-

    fans se estructura como una superficie representada

    topológicamente por Ia banda de Moebius, con Ia con-

    dición de que el Otro primordial esté estructurado como

    un Toro. Clinicamente, esto implica que el mudo debe

    estructurarse como una continuidad sin fisuras, a fin

    de alejarse del riesgo psicótico de despedazamiento cor-

    poral, mientras que el adulto es el que debe aceptar ser

    agujereado para que el pequefio extraiga de él, los sig-

    nificantes necesarios a 8Ucrecimiento. En los funciona-

    mientos psicóticos o psicotizantes, vemos que, en cam-

    bio. el adulto se mantiene a expensas dei nírio.

     4

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    r

    Volviendo ai caso más favorable, emerge como es-

    pacio propío dei narcisismo el que Sami-Ali llama de

    mctusicnes recíprocas. Espacio que designa Ia lógica in-

    consciente más originaria, cuyas transformaciones en-

    contraremos tuncíonendo en el interior mismo deI otro

    mito que ocupa ai psicoanálisis: el de Edipo Este espa-

    cio carente de pares opositivos, .donde si A contiene a

    B, npor 10tanto contendrá a A, 10encontramos ejem-

    plificado en 10s fantasmas básicos investigados por Me-

    lanie Klein donde alguien es devorado por el pecho que

    devora .

    Mi mamá dice: tenés que decir que 10s libros

    te gustan, no podés decir que tos tenés (refirié~-

    dose a un regalo), no importa, tos tenés repeti-

    dos.

    ••A veces no sé quíén soy. Qué lío soy como otra

    persona.

    Analista:  Tu mamá te dice 10que hay que decir.

    Otra persona habIa en vos.

    José:  Pero cómo, (,mi mamá otra persona?

    Analista:  Tu mamá es otra persona.

    .Iosédice: Mimamá sabe 10que pienso, estoy por

    decír algo y ella se adelauta... sabe todo de

    mí ... adivina .

    AI espacio de inc1usiones recíprocas podemos verlo

    desplegarse, con este paciente, en el nivel de Ia tr~fe-

    rencia. Debía elegír con sus padres uno de dos horano~

    posibles para una entrevista familiar y Iuego comum-

    cãrmeto. No tuve nínguna noticia ai respecto. AI tocar

    el tema en sesión me dice:

    osé piensa que S11 madre está en su cabeza y ésta

    en su madre, no ha podido construir Ia categoria de no

    transparencia, indispensable para el desarrollo subje-

    tivo. EI es transparente para ella pero veamos de qué

    manera esto se promueve desde Ias intervenciones ma-

    ternas. Me encontraba manteniendo una conversación

    telefónica con eI paciente y de pronto me sorprende Ia

    voz de Ia madre en Ia línea, que desde otro aparato enta-

    bla, superponíéndose aI hijo, un diálogo conmigo. Obser-

    vemos que esto es un teléfono, esto es un aparato cuyo

    uso ya supone una simbolización desarrollada en el sen-

    tido deI Yojno-Yo. Y Ia intervención materna 10

    aplas-

    ta como teíérono, 10 convierte en un elemento más del

    espacio de inclusiones recíprocas. En 10Real de su pre-

    sencia, efectivalnente, Ia madre se coloca dentro de su

    cabeza, eu el mísmo lugar dei receptor se localizan ma-

    dre-hijo.

     lCómo?, lno 10 sabia? ... pero si vamos a ve-

    nir el Jueves, ya arreglamos. 

    Es interesante observar que en este fragmento, el

    paciente no comete un olvido. No es dei orden del acto

    falUdo 10 que ocurre, sino que él: lcómo? lno 10 sa-

    bia? nos va a conducir a que, para el paciente, si élIo

    sabe yo 10sé, yo estoy en su cabeza; y .recíproca~ente,

    su cabeza está en Ia rnía. Si esto es

    asi

    en un nível de

    Ia transferencia, es porque, desde siempre, su madre,

    está en su cabeza y viceversa. Es este espacio el que va

    a regir el funcionamiento deI dobIe . Parad6jicamente

    el dobIe no está fuera de uno mismo, sino que es lIDO

    mísmo y a Ia vez no 10es. Es el dobIe a través del cual

    eI paciente se unifica, es soporte identificatorio. EI pa-

    ciente a quien nos venimos refiriendo, quíen presenta

     6

    27

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    una organización delirante en torno a un componente

    persecutorio, nos dice:

     Siempra Ia misma porquería ... estoy cansado

    de que seburIen de mí ... me quieren hacer tram-

    pa ... cada vez que yo Ilegaba, V. venía y Ia to-

    caba a R. y ella saltaba como un robot, Ia habían

    programado para hacerme el mal ...

    AI respecto aIgunos autores como Piera Aulagníer

    17

    marcan el cuidado que se debe tener en Ia administra-

    ci6n de psicofármacos, porque si a través de ellos se

    elimina el dobIe emergente en Ia organización delirante,

    eIpaciente puede quedar tambaleante, sin ningún sopor-

    te a través deI cuaI uniticarse y realizar un pasaje sü

    acto

    psic6tico.

    Se establece según Sami-Ali18 una relaci6n imposi-

    ble de equivalencia entre el afuera y eI adentro, entre

    grande y pequeno, continente y contenido. La generali-

    dad de este principio, basta para mostrar, que Ia estruc-

    tura deI espacio así obtenida escapa a toda interpreta-

    ci6n reduccionista, por eíemnto, en términos que inclu-

    yan solo 10 oral, 10 vísuar, ete. Hay muItiplicidad de

    materiales donde este orden espacial puede captarse:

    10sgrafos de 10s níãos pequenos, sus juegos, como así

    también los gratos de Ios pacientes psic6ticos en 10sque

    Ia tridimensionalidad está ausente, en fin, todas Ias pro-

    ducciones gráficas donde, por ejemplo, figura y fondo

    estão en eI mismo plano, donde los cuerpos no tienen

    limites que impliquen un afuera.

    Segundo tiempo:

    EI pequeno infans en este segun-

    do momento se empieza a ver

    como otro.

    Sostenido en

    Ios brazos de su madre interrogará su mirada justamen-

     8

    ., .... :.

    .~ o-o.~

      . : ; .~

     .

    ~.

    ::

    te para saber qué debe ver allí. La mirada de Ia.madre

    10autoriza a verse. Incluído en eI cuerpo de alguíen que

    a su vez 10sostiene, Ia adhesi6n de 10.Real de ~os.~ue1 -

    pos remite al desprendimiento de Ia unagen sígnítícan-

    te a distancia. ._

    Lo importante en esta segunda fase  es que el nmo

    tenga al mísmo tiempo a su disposici6n 10 Real y el

    cuerpo deI Otro, en los brazos de quien está y aI que

    está adosado y Ia imagen de ese cuerpo del Otro en el

    espejo ai mismo tiempo que Iasuya . Para los ~fort esta

    segunda fase ha de ser representada topolõgícamente

    por dos cintas de Moebius ya que, ~e~cuerpo Real a su

    imagen, hay continuidad y no oposícíõn.

    Tercer tiempo:

    Antecedentes de este ter~er tiem-

    po los encontramos en Spitz

    19

    quien fue el pnme~o en

    ponerle nombre aI hecho de que el nífio se angustie ~n

    presencia deI extraiío,

    10

    que explícará por Ia. a~senc18

    materna. Emergencia de

    ançustia

    que caracterízõ como

    deI

    octavo mes,

    en tanto Freud había hablado de esta

    situaci6n como aI pasar en

    Inhibición, Síntoma

    y

    An-

    gustia

    sin delimitarla particularmente. . . .

    Sami-Ali apertara a Ia observacíón que hícíera

    Spitz una rectificaci6n te6rica esencial: clí~camente. se

    puede puntualizar que Ia afirmación de Spítz es válida

    solo parcialmente, ya que, aün en Ios brazos de. Ia ma-

    dre, ante el extrafío el nífio da muestras de angustia. ~st~

    corrección lleva a Sami-Ali a replantearse Ia razón Ul~I-

    ma de aquella. No se trata de Ia eventual ausencia

    de Ia madre. Ese no es eI punto. Antes bien 10 marc~

    eI que se quíebra una premisa fun~a~ental, que presi-

    día hasta entonces el acontecer subjetivo, donde no te-

    nían cabida Ias oposiciones sujeto/objeto Yojno-Yo,

    etc. En este mundo primero, en que todo es madre,_Ia

    introducci6n en Ia simbolizaci6n de algo como extrano:

    es una verdadera crisis de des-ser en ese proto-ser.

    SI

     9

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    por 10 menos hay uno que sea extrafio a ella yo tam-

    bíén 10 soy, tal es Ia cuenta que el sujeto sac~.

    L,

    Gustavo tiene 4 anos cuando 10 veo por primera

    vez ante Ia inminencia de una nueva operación a

    Ia qu.e debe someterse a efectos de corregir una

    afec~I6n congéníta en manos (sin-dactilia) y pies

    (pohdactIlIa con reduplicación de puígares ). Pa-

    de

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    'j

    fobígeno, por medio dei cual, el nino podía por fin re-

    cortarse como un otro, como extraão dei cuerpo ma-

    terno.

    Es importante puntualizar cómo se vuelve a re-

    plantear Ia problemática narcisista en otro nivel: en el

    momento de Ia adolescencia, por ejemplo, eI simbolizar

    algo como extrafio a Ia madre .y-a Ia familia y a Ia vez,

    simbolizarse a sí mismo como algo no familiar va a

    constítuír una de Ias cuestiones centrales. En raaón de

    ello, una de Ias tareas a llevar a cabo se balla ligada a

    desolidarizarse con respecto a Ia unificación de siem-

    pre en el espejo que Ia familia ha puesto delante de él.

    ~n.e~te sentido, es dable observar que se plantean otras

    vícisítudes que Ias de Ia infancia y Ias de Ia nifiez.

    Debemos remarcar que estos procesos que detalla-

    mos, no están referidos meramente a estadios en un

    desarrollo lineal. Si bien tienen un irreductibIe desplie-

    gue en el eje diacrónico de Ia estructura, quedan íncor-

    porados como un funcionamiento permanente, capas

    de lava  como decía Freud para pensar Ia símultaneí-

    dad; en razón de elIo, estas vicisitudes, se reencuentran

    en un paciente de cualquier edad.

    1 1

    1 '1

    i i l

    i   1

    l il

    li  

    I

    l il

    li,

    ; I i

    * * *

    Así como el mito de Narciso viene a procurar una

    r~spuesta ai interrogante de

    cómo se puede ser alguien,

    szendode origen nadie, diremos que el tort /da concurre

    a responder ai interrogante de

    t

    cômo simbolizar la au-

    =»:

    Es una conquista simbólica, no solo espacial,

    sino también temporal. La observación freudiana en

    Más allá âe; Principio del Placer 24 sobre el juego del

    carretel, no hizo sino cobrar creciente importancia en

    el

    psícoanãlísís

    ai correr dei tiempo. Puntualizaré Ias

    características principales destacadas por Freud en re-

    lación a este juego.

    3

    - esta acción parece facilitarle al

    nífio,

    el soportar sin

    angustia o con un margen tolerable de e11a,Ia partida

    de Iamadre.

    - mediante esta actividad vuelve suyo, algo que en sus

    inicios sufrió pasivamente, a 10 cual parece ligarse

    en gran medida el plus de goce que tal actividad re-

    ditúa ai nifio.

    - tiende a predominar el arrojar fuera sobre el atraer

    hacia si, 10cual Freud 10asocia a Ia venganza tanta-

    seada con respecto a un objeto primario de amor

    ,abandonante.

    - toda Ia secuencia en su conjunto, extrafiamente in-

    siste en repetirse, más aUá dei carácter inicialmente

    displacentero de Ia vivencia como tal.

    - Ia significación de este juego, parece proliferar y

    despIazarse, acabando por lIevarse a cabo, aún en

    presencia de Ia madre y aún sobre el cuerpo mismo

    dei nifio en su imagen especular.

    Sería difícil encontrar a posteriori de Freud algún

    analista de importancia que no retome, se ocupe y desa-

    rrolIe Ia trascendencia del jort /

    da

    como operación fun-

    damental a Ia estructuración simbólica. dei sujeto tem-

    prano. Para Jacques Lacan este juego deI carretel marca

    Ia primera constiución deI agente de Ia frustración, Ia

    madre y pone en evidencia el paso de Ia primera forma

    simple de Ia relación madre-hijo a una más compleja.

     t:

    Qué sucede en efecto cuando Ia madre deja de res-

    ponder a Ia solicitación dei deseo, cuando responde a

    su arbitrio? EUa pasa a ser Real, se convierte en poder

    y en consecuencia el acceso a Ios objetos se modifica:

    10s objetos, que hasta ese momento eran pura y sim-

    plemente de satisfacción se transforman en dones de

    parte de ese poder. En suma, asistimos a una inver-

    sión de posiciones. La madre, anteriormente Simbólica

    33

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    11/30

    se transforma en Real, y Ios objetos de reales que eran

    pasan a ser simbólicos. .. de esta manera se pone en

    marcha Ia constitución dei mundo de Ios objetos .26EI

    p~to ce?tral ~ara este autor gira en torno a Ia sepa-

    r~l?n p.nmordial de Iamadre, vinculada a Ia denegación

    ongmarIa, tal como 10propone Hyppolite en el desarro-

    110de Ia concepción dei YO.27 

    A través de esta operación fortjda emerge el pri-

    me: espacio fuera dei cuerpo materno para vivir. Ope-

    racl~n. que menta Ia muerte simbólica de Ia COsaen

    OP.OSICIÓ? Ia destructividad en 10 Real. Es un modo

    prImordial de simbolización, donde va a jugar un papel

    cen~raI I?,agr~SiVi~ cumpliendo una función de sepa-

    racl~n sírnbõlíca (síguíendo a Lacan

    y

    Winnicott dife-

    r~nclamos agresividad de agresíon). Gradas a esta run-

    cíõn ~resiva de arrojar fuera va constituyéndose un

    espaem desplegado que no es ya el de un espaeío aplas-

    tado sobre el cuerpo deI Otro. Ouando un adolescente

    empieza a pelearse, a impugnar, empieza también a to-

    mar distancia de todo 10 que son Ias valores e ideales

    de s~ ~amilia. .. Hay un momento privilegiado de esta

    agresívídad donde éI tratará de arrojar Iejos; a cierto

    no-Yo, todo Ia que hasta ese momento podia aceptar

    como valores que Ie transmitían en eI discurso familiar.

    Este momento, podríamos categorizarlo como propio

    del/ortjda.

    Cuando esta función de Ia agresividad, como

    tensión agresiva falIa, se produce Ia agresión , verdade-

    ro sintoma de tal falIa. 28

    Aníbal, nino de 12 anos ha sido expulsado de

    v~rias instituciones escolares por mala conducta.

    Díce de

    108

    demás: Síempre me echan. .. síem-

    pr~ me sacan de encima ... cuando juego aI ríng-

    raje (.vos te creés que voy a ser tan estúpido

    c~mo Ias demás? Ja ... Yo no, yo no hago Ia

    rmsmo: toco el timbre

    y

    me queda

    y

    Ias jorobo,

    34

    , .~

    . : . • . . . .. .

    , . : i ~ i  

    {} :J .;

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    f

      . '

    .

    '

    . ,

      :

    cuando salen, sigo allí, para enfrentar Ia situa-

    ción.

    Pasemos a analizar Ia trama donde el juego se ve

    interrumpido -curiosamente aI revés de 10 observado

    por Freud- el ni:iíohace una especie de da pero no

     fort . Esto indica un déficit en Ia simbolización, ya

    que AníbaI se queda pegado a Ias personas

    y

    a los obje-

    tos no pudiéndolos luego expulsar, arrojar al campo dei

    alIá. Aníbal, literalmente, se queda pegado ai timbre .

    AIfalIar Ia tensión Iaagresiva que instaura el arrojar tue-

    ra, Ia agresividad se transforma en agresión, agresión

    ésta que finalmente Ie llega reduplicada deI campo dei

    otro en forma de expuIsiones del colegio, por ejemplo.

    Será~ sus profesores 'y vecinos quienes, desde 10Real,

    realizarán algo que para Aníbal es imposible de íns-

    cripción en 10Simbólico.

    Sami-Ali, a partir del trabajo de Freud, planteará

    que Ia operación  tortf âa una vez constituída, dejará de

    ser una imagen particular de una situación dada, para

    convertirse en un esquema de representacion que mol-

    deará todas Ias situaciones de separacíón . Este autor

    va a establecer precisiones en tomo a ese jugar:

    - Aparece una nueva dimensión del espacio, eI espa-

    cio imaginaria de protundídad. AI lanzar el carretel

    a Z Ú í

    el nino se define simultáneamente

    aquí

    donde

    se encuentra

    y

    se sitúa en relación con un afuera

    que solo existe como correlato de una intensión agre-

    siva que parte de aquí .

    - Apartir de este jugar no solo se instaura una espa-

    cialidad, sino que, además, ella es concomitante de

    una nueva dimensión en 10 temporal: antes y des-

    pués. Esta datación, capacidad de marcación tem-

    poral, corte en 10 temporal, está ausente en Ia an-

    35

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    12/30

    gustía de aniquilación que caracteriza el proceso

    psicótico. La imposibilidad de sustraerse a

    10

    des-

    agradabíe,

    de datar

    el

    fin de una experiencia nega-

    tiva, es uno de los dos talones de Aquíles con 10sque

    Bettelheim

    30

    caracteriza los momentos tempranos

    deI bebé (período crítico).

    - Apartir deI tort / da,

    el

    nino s e organizará de acuerdo

    a una doble identificación con su madre: presente

    y ausente en forma sucesiva. Diferenciando dos mo-

    mentos: a) Ia madre ausente es sustituida. b) Ia

    madre presente también es sustituida porque en otro

    momento puede Ilegar a faltar .29

    EI jugar que caracteriza

    el

    tort / da implica liberar-

    se de un encierro, poder producir un espacio más allá.

    En este juego, no es que

    el

    nifio lance afuera, sino que

    el

    acto de arrojar fuera, produce simultáneamente un

    adentro y un atuera, un cerca y un Iejos, un antes y

    un después. Oposiciones todas inexistentes en un mo-

    mento anterior donde el espacio correspondía ai pro-

    pio de Ia especularidad. En su forma espacial más ar-

    caica, Ia bidimensionalidad.

    Dos aspectos más hemos de puntualizar en relación

    aI tortfaa: Ia primacia boca-ojo que caracteriza eI mo-

    mento de Ia especularidad va a ceder Ia hegemonía a Ia

    detentada por el par mano-ojo. Este último comanda

    este momento de Ia constitución deI sujeto.

    EI segundo aspecto está relacionado con un trân-

    sito que se despliega desde Ia

    iuncion âel

    espeto

    cen-

    tral en eI

    narcísísmo

    a Ia funci6n de la puerta como

    separación simbólica, de demarcación en eI espacio de

    un límite, de un borde, de un no-Yo, aunque como en el

    caso deI vidrio, sea invisible para los ojos. Dada Ia rela-

    tiva escasez de Ias observaciones psicoanalfticas sobre

    Ia puerta, remitimos a Ias páginas de Lacan

    al

    respecto

    en Cibernética

    y

    Psicoanálisis.

    31

    36

    .I.•••«: -

    l ·   t E :

    .~.

    . , ,   .

    .~

    i

    ~.

    Ít

    ,

    Los fenómenos clínicos ligados a faIlos en el tortf âa

    alcanzan amplia proliferación y son de muy diversa es-

    pecie. Así, Kreisler, Fain y Soulé categorizan como

    déficit en esta categoría ai megacolon funcional y Ia

    encopresis. Estos autores sostienen que numerosas

    encopresis son consecuencia de un megacolon funcional

    no detectado o más exactamente son

    el

    resultado de

    'Ias faIlas' del mecanismo de vaivén de Ias heces, tanto

    Ias propulsadas hacía abajo y el ano, segün los mecanis-

    mos fisiológicos reflejos, como Ias que vuelven hacia

    arriba y ai sigmoide. ..

    el

    momento 'exquisito' es aquel

    en que el nifio percibe el comienzo dei reflejo de aper-

    tura anal y consigue inhibirlo. Aquí ya no intervienen

    los

    mecanismos deI juego dei carretel, pues eI

    níüo atrapa-

    do por su juego autoerótico se ha convertido en un

    ejecutante virtuoso de este juego de yo-yo interno .

     Para que se produzcan estas encopresis es necesario

    que eI nifio adopte con respecto a Ias heces Ias síguíen-

    tes actitudes: a) no defecar por Ia mafiana y mantener

    eI recto lleno de materias fecales o limitarse a evacua-

    cíones parcíales, b) luchar durante todo eI dia contra

    Ias diferentes fases reflejas de Ia defecación. .. es casi

    imprescindible que en eI origen de toda encopresis de

    este tipo intervengan estos mecanismos, de acuerdo con

    Lapalisse un sigmoide vaciado. .. excluye Ia posibilidad

    de usar su contenido el resto deI día. Si 10 vacía, el nifio

    se priva deliberadamente de Ia posibilidad de realizar

    esta forma de maniobras masturbatorias ...

    En eI megacolon funcional Y en Ia encopresis eI

    sistema simbólico que

    hace

    de pantalla, de mediación

    en Ias catectizaciones anales y sádicas a partir de Ia

    operación tortjae,

    taua

    32 Desde mi punto de vista, co-

    mo esto se ve impedido de procesarse en el plano Sim-

    bólico, retoma como un Real dei cuerpo dei nífio, en Ia

    afección psicosomática, que restituye Ia operación

    tal-

    tante. Una de Ias hipótesis de trabajo de mi tesis de doe-

    torado 33 desarrolla Ia concepción de que faIlos tempra-

    37

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    13/30

    I :

    nos en Ia constitución de funciones simbólicas, impiden

    u inscripción en una textualidad en el sentido: repre-

    ión-retorno de 10 reprímído, cuyo caso ejemplar es Ia

    conversión. Pienso que estos falIos llevan a Ia exclusión

    de algo simbólico del circuito simbólico, que entonces re-

    tornará como un puro Real: dano en el cuerpo. En Ia

    conversión, como ya 10puntualizara Freud

    l4

    eI trastor-

    no no tiene realidad físícpatolõgtca ni anatómica. El

    sintoma constituye otro Ienguaje a descifrar. EI sintoma

    es una metáfora. Por el contrario en Ia enfermedad psí-

    cos~mática, en Ia cadena significante hay una talla, un

    agujero, Yen ese lugar encontramos el cuerpo. Mis hípõ-

    tesis se artículan con Ias conceptualizaciones de Ble-

    ger lS en cuanto pensar eI cuerpo como buffer y con

    Ias de André Green 36 quien concibe Ia reacción psícoso-

    mãtíca como una variante dei

    acting out.

    Articulo, con

    10s autores citados para este tópico, Ia concepción de

     forclusión  que proponen Juan David Nasio 37 y Rícar-

    do RoduIfo

    li

    funcionando a niveles  mícro . Como pro-

    ducto de Ia mísma, construyo Ia siguiente hipótesis que

    de~ré someter a verificación: al ser desalojado un síg-

    mncante deI circuito simbólico, este mismo retornará

    en 10 Real dei cuerpo: Ia enfermedad psicosomática.

    Desde mi punto de vista, intentar desplegar en un anã-

    lisis algo dei orden de Ia fantasía inconsciente en rela-

    ción a Ia enfermedad psicosomática, partiria de negar

    Ia distinción ya planteada por Freud desde inicios entre

    conversión y somatízacíõn. '

    Emiliano es un níão de 8 afios que padece mega-

    cólon funcional y encopresis como consecuencia

    deI mismo. Una secuencia de entrevistas pone en

    evidencia fanos marcados en Ia constitución del

    tortfâa. Constituye una característica llamativa

    el que hable a sus padres sin intervalo alguno.

    Su mamá dice: Es para 11amar Ia atención . Me

    38

      .

    .j •.

    ~,:{ : '; '

    .:

    :...

    -

    ' ..

    :

    .

    parece' oportuno marcar que 10 que sucede en

    realidad es que Ia palabra allí pierde su función

    comunicacionaI, haciéndome acordar a Ias sogas

    de Ias cuales nos habla Winnicott, en ese paciente

    que no podía establecer distancia en relación al

    cuerpo de Ia madre. Una segunda observación

    proviene de sus juegos. En ningún momento pue-

    de despIegarlos sin convocar reiteradamente ai

    adulto.

    En razón de e110me parece oportuno proponer en-

    tre otras cosas, a este paciente y su familia el sistema de

    psicoanálisis a pedido. Creo ofrecer de esta manera, un

    soporte transferencial, a través deI cual el nüío pueda

    procesar tal función, pudíendo asir aI objeto analista y

    arrojarIo fuera de si a través de Ia convocatoria espon-

    tânea efectuada por él mismo. No seré un objeto en-

    contrable sistemáticamente, deI cual

    él,

    no pueda sus-

    traerse, sino que podrá acercarme y alejarme en el jue-

    go de Ia transferencia.

    Gustavo de inicias, no soporta ninguna situación

    que implique separación: no puede dormir solo,

    aún teniendo 6 afias no puede permanecer en el

    bafio sin Ia compafiía de un adulto, y menos aÚD

    atenderse solo; en Ias juegos eI otro no puede no

    estar Incluído. Le resulta imposible situarse en eI

    espacio, fuera del espacio corporal dei otro. Esta

    confusión 10lleva a realizar aceiones en forma in-

    vertida. Cuando comienza su escolaridad prima-

    ria, vemos funcionar Ia misma confusión entre

    derecha e izquierda, confusión que contamina el

    plano de Ia escritura y de Ias matemáticas. EI

    espacio inmediato, ejerce en éI tal fascinación,

    que 10obliga a copiar gestos en forma invertida,

    39

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    14/30

    lle v

    I 11 li. cabo Ia

    accíón

    desde el punto de vista

    de] ot o.

    n Ia medida en que él no funciona como un suje-

    to n vias de autonomizarse, no puede constituir unida-

    des dife~enc~adas.Las ínversíones, conrusíones yerrores

    de Iocalízación que comete el paciente se fundan en

    una intuición deI espacio, reducido a 'una dimensi6n

    imaginaria simétrica, en Ia cual los dos polos 10 cons-

    ~i~yen el cuerpo dei nífio y eI deI otro, siendo, éste, el

    último punto, desde eI cuaI eI nüío se localiza. Esto ex-

    plica Ia in~e~sión en Ia perspectiva habitual, ya que le

    lleva a detínírse no desde su punto de vista sino desde

    eI espectador. AI inicio dei tratamiento el paciente no

    puede arrojar tos objetos, ni tampoco asirlos para si

    ya que Ios mismos se le caen en forma constante: no

    tiene manos (recuérdese mi puntualizaci6n anterior so-

    bre eI lugar del déficit congénito como un Real resis-

    t~n~ .a ser simbolizado). EI transformar sus manos en

    sl~lcante, pasa a constituir un nudo deI trabajo ana-

    Iítíco durante un cierto período. Nudo desanudado en

    una secuen.cia cla~e para Ia constitución deI

    jort /da.

    L3 serre cormenea con: Ia construcci6n, por parte

    de~ paciente de un aparato telefónico con dos latas

    unidas y separadas a Ia vez por un hilo. (Versión trans-

    formada deI carretel freudiano). Este aparato es usado

    ai. principio en juegos en los que estando ambos en Ia

    misrna habitación podíamos miramos:

    - Ia primera transformaci6n ocurre, cuando eI nmo

    abandona Ia habitación en Ia que trabajamos, telé-

    fono en mano nos encontramos cada uno en distinta

    habitación, con Ia puerta abierta. '

    - Ia ~~da transformaci6n: colocados, él, en una

    habítacíõn y yo, en otra (a pedido suyo), cada uno

    con un extremo deI teléfono en Ia mano Gustavo

    cierra Ia puerta. '

    4

    I .

    i·'

    .

    ',~

    - tercera transformación: abandona el teléfono. Esta

    vez se va él, de Ia habitación a dibujar a otra pidién-

    dome que no me mueva de allí hasta que no me 11a-

    me. Cierra Ia puerta.

    - cuarta transformaci6n: jugando al almacén, confec-

    ciona un cartelíto, donde escribe, de un lado

    abierto

    y deI otro

    cerrado.

    . EI nífio logra a partir de esta secuencia, que des-

    pliega en un largo período, establecer una separaci6n

    radical, porque 10 interesante de esta última transfor-

    mación, es que el cerrado opera como categoria [ort,

    aunque el nino se halle dentro deI almacén al golpear Ia

    puerta, marca con su indice el cartel y no abre. EI ne-

    gocio cerrado marca Ia ausencia en el plano simbólico.

    EI puede decir: no estoy aunque esté aquí mi cuerpo,

    no estoy dísponíble incondicionalmente.

    * * *

    Pasaré a enunciar algunos aspectos que considero

    valiosos en relación a Ia clínica de anãlísís tempranos,

    aunque algunos de ellos son extensibles a toda Ia clínica

    de nífios y adolescentes:

    • jugar no tiene para mí, un sentido que se de-

    tenga en el nino, sino que podría definirIo a partir de

    autores como Lacan 40 y Winnicott 41 como producci6n

    de significantes.

    • los juguetes, pequenos objetos a, mediadores en-

    tre el analista y el nífio, no son una entidad prefijada, ra-

    bricada por un juguetero, sino que un objeto cualquiera

    y por qué no, también un juguete, ha de transformarse

    41

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    15/30

    )  j lv

    I

    I.  

    pUI'

    1 poslbilidad que Ie otorga el nino ai

    l 111•••• uu

    J

    tIl n edgnificante:

    1 1 temprano sujeto no tiene constituído el [u-

    11 1

    t

    como slgnificante, como en el caso Marie-Françoi-

    , ní a autista analizada por Rosine Lefort, será obje-

    tivo de Ia dirección de Ia cura en transferencia el condu-

    círlo a ella,

    • diferenciaré dos formas distintas de contacto con

    el material, de acuerdo ai espacio en que se mueva el

    paciente: el de ínclusíones reciprocas característico de

    Ia especularidad y el tridimensional característico dei

    torttâa en el que Ia constitución de 10 externo-interno

    es su categoria central. He podido observar que, con

    el primer tipo de pacientes, el

    cajón

    individual ya no

    tiene el mismo valor que Ie otorgara Arminda Aberas-

    tury.? EI cajón, para estos pacientes, no remite ai in-

    terior de si, en Ia medida en que para el 'infans' toda

    su incipiente relaci6n con el mundo puede estar grafi-

    cada en Ia banda de Moebius, espacio en el cuaí no hay

    demarcación de un interior, respecto a un exterior. En

    este sentido, para el trabajo con nüíos muy pequenos,

    me ha resultado de valor incalculable el modelo de

    Winnicott y de R. y R. Lefort, en el cual los pequenos

    objetos se hallan a Ia mano deI nino, esparcidos por el

    consultorio, a Ia espera de que éste pueda crearlos sub-

    jetivamente. En casos de autismo y con pacientes retra-

    sados graves, Ia incorporación de alimentos ai consul-

    torio analítíco, me ha posibilitado una via de acceso

    privilegiada.

    En el momento de Ia operaci6n [ortf âa asumirãn

    una importancia centralIos juegos de poner y sacar, es-

    conderse, taparse el rastro con Ias manos y luego apa-

    recer, .taparse con trapos, abrir y cerrar puertas, etc.

    42

    . ;

    Por 10 cual, durante este periodo, el paciente requier

    ~ucho más espacio que en otros.

    • otro aspecto a destacar está relacionado con Ia

    construcción del cuerpo en el temprano sujeto. Refle-

    xiones fecundas ai respecto pueden ser extraídas de his-

    toriales como los de Laurie, Marcia,44 Nadia y Marie

    Françoise y de Ia película que filmaron sobre el tema

    de autismo en el Hospital Nacional Carolina Tobar Gar-

    cía, En estos pacientes, en Ia iniciación dei tratamíento,

    no se parte de un cuerpo ya construido en tanto simbó-

    lico sino que esta na de ser una de Ias funciones deI

    ana\lisis. En estos casos de patología grave, mediante Ia

    cura en transferencia es dable esperar el tránsito desde

    .

    un lugar en que el cuerpo se halla exclusivamente confí-

    nado a un puro Real, a otro, en el cual advendrá Ia

    dimensión dei cuerpo simbólico. .

    Martin, nino autista de 2 anos, se comporta como

    Sl

    no tuviera cuerpo. No puede asumir Ia posici6n erecta

    (sín mediar dano neurológico aíguno) . No camin~, tam-

    poco gatea, su mirada está perdi~a, no h~bla, ~as1no se

    mueve, los juguetes para él no tíenen exístencía, no de-

    sarrolla

    j

    ugar alguno.

    • 10s níücs pequenos, pueden no querer quedarse

    solos en Ias primeras sesiones. Coincidiendo con 10pos-

    tulado por Melanie Klein 45diré que si así 10requiere Ia

    situación admitiré Ia presencia de una tercera persona,

    sin embargo dice Ia autora no recomendaría Ia exten-

    sión generalizada de este recurso .

    • otro aspecto en el que convergen varios autores

    se vincula a pacientes

    ínaccesíbles,

    Todos coinciden en

    propiciar una participaci6n más activa por parte del

    4::l

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    16/30

    • • • .1 .   , ~ . 1 , e le lU I J I O

    del mismo, Ia ínícíacíón de lID

    I 11 I.  lU t u 1tación a través de una palabra, que

    e r

    I

    (l i li

    Iluv   o puente del cuaI pueda sostenerse

    I 111

     filé I

    paciente para inaugurar un posible jugar.

    • en 10relativo a Ia ínterpretacíõn diremos que ésta

    ha de ser especialmente concreta, teniendo en cuenta,

    rundamentalmente, al destinatario de Ia misma. Toman-

    do esos recaudos es importante liberarse de los pre-jui-

    cios 46 que podemos tener al dirigirnos a determinados

    pacientes, ya que estos actúan como Ia única resistencia

    inelaborable en el análisis: Ia deI analista.

    Siguiendo a Winnicott, agrego en relación a Ia in-

    terpretación, que un buen analista deberá permitir que

    el paciente se sorprenda a sí mismo. SI aquel se encuen-

    tra preocupado por ser inteligente, hará imposible ins-

    taurar allí un análisis, o cuando menos, 10dificultará mu-

    cho.

    Otro gran mito deI psicoanálisis es el Edipo. Así

    como eI narcisismo viene a resolver Ia cuestión deI

    ser,

    eI Edipo acude a dar' respuesta aí ser en tanto ser

    sexuaao y a Ia ulterior de tener un sexo. De esta mane-

    ra el Edipo se transforma en una vía privilegiada de

    acceso deI sujeto a Ia humanízacíón de 10 Real.  Para

    que Ia realidad tenga peso para el hombre es menester

    que el Edipo haya sido vivido en su diaIéctica simbóli-

    ca . Ha devenido esencial para Ia clínica psicoanalítica

    no sólo precisar eI CompIejo de Edipo en su inflexión

    en el paciente que tenemos en tratamiento, sino re-

    construir cómo se ha jugado este mito en Ias genera-

    ciones anteriores. Es en este sentido que Lacan 48 afirma

    Ia existencia deI Edipo aún antes dei nacímíento. Red

    • • • • • •

    44

     

    , .

    i .

    f , [ ~ ? r -

    f   f

    t :· .

    ,.

    simbólica que entrama Ias generaciones entre sí.  Pa-

    ra Ios pacientes psicóticos algo se ha caído de 10Simbó-

    lico a 10Real, 10mismo que para Edipo. Pero mientras

    que para Edipo es el incesto realizado 10que 10hace caer

    en el cuadro final, para el sujeto psicótico puede plan-

    tearse Iacuestión del orden en esa sucesión. En el estado

    actual de nuestros conocimien:tos diríamos que es por

    un mismo movimiento que algo cae de 10 Simbólico

    y

    que el sujeto 10 reencuentra en relación con el incesto,

    porque eI incesto está inscripto en Ia estructura edípica

    ímpuesta por el significante... en alguna parte de Ia

    historia de sus padres o en Ia suya propia el trípode

    edípíco renguea. .. Estas perspectivas estructurales nos

    permiten evocar Ias relaciones entre neurosis y psico-

    sis ya que cabe esperar que Ia neurosis de Ios padres

    tenga un papel de Ios más importante en Ia eclosión de

    Ia psicosis deI nifto.  41

    En Ia tensión de Ia düerencia entre Ia problemáti-

    ca narcisista y Ia edípica se van a apoyar nuestras inves-

    tigaciones clínicas. Mientras que eI pequeno nino, debe

    inscribir en el primer tránsito, que

    la madre no es él;

    a

    través de Ias vicisitudes deI Edipo se verá conducido a

    Ia aceptación interdictoria de que

    su madre no es de él.

    En razón de ello, diremos que para que el Edipo cumpla

    su función en el desarrollo subjetivo

    deberá

    producirse

    cierto pasaje dei

    ser

    al

    tener.

    49 Tener una cierta posición

    sexual, una cierta identidad sexual (ligada al Ideal del

    Yo). Es en este pasaje deI ser al tener donde debemos

    situar Ia

    castración simb6lica.

     La castración a partir

    de Freud sólo es concebible relacionándola con el orden

    de Ia Ley -Ley presente en Ia estructura de Edipo

    y

    Ia prohibición del incesto-

    y

    con el registro de Ia san-

    ción, situándola en el nivel de 10que llamaremos

    âeuâa

    simb6lica .50

    Aquello que el nífio tiene como pertene-

    ciente, no puede, sino, haberlo recibido dei Otro. Deuda

    simbólica que inscribe a Ia castración en el centro dei

    Edipo, porque produce, genera el paso del ser al tener.

    45

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    17/30

    o

    er

    el que colme como absoluto el

    c I •I (

    tm, pasa a

    constítuirse

    en alguíen que

    I

    I tu cl(

    terminada identidad sexual.

    I•• Inhtbtción, Sintoma y Angustia

    51

    Freud va a li-

    10.mergencía de Iaseüal de angustia a Ia ausencia de

    objeto, en razón de ello sostendrã que Ia angustia

    de castración tiene por contenido Ia separación respec-

    to de un objeto estimado en grado sumo . Lacan reco-

    mienza allí produciendo una diferencia conceptual. Con-

    trariamente a Ia definición freudiana, Ia angustia no es

    sin objeto, Ia angustia no emerge ante Ia falta de objeto,

    sino para este autor Ia angustia es ante

    Ia falta de falta.

     En tanto sefial que no engana, Ia angustia de castra-

    ción indica un Real en juego: el sujeto está por devenir

    perdido para el Otro que despierta su deseo. Surge Ia

    angustia como defensa primaria ante eI peligro de ser

    incluido en el Otro (como a ) para su goce. EI sujeto

    debe mantenerse en una cierta tensión de distancia con

    respecto al pequefio a y ai Otro , La angustia aparece

    entonces ante Ia falIa deI tercero, donde ante Ia ausen-

    cia deI tres, dos

    serán

    uno.

    En eI pequeno Hans, allí donde Freud explica Ia

    fobia emergiendo ante 10 terrorifico de Ia imagen pa-

    terna castradora, Lacan Ia sefiala como restablecedora

    de un orden, ante Ias debilidades que Ie vuelven tamba-

    leante 1a función paterna y amenazan con que el deseo

    de Ia madre 10 arrastre como lia . Si el objeto que aI

    sujeto le falta es en definitiva él mísmo en 10 que tiene

    de más Real, Ia angustia neurótica surgirá cada vez que

    esa falta de si mismo, que Ie permita conservar eI lia

    que no tiene afuera deI Otro, le falte como tal.

    De acuerdo a esto vira a su vez Ia problemática de

    Ia función paterna en Ia neurosis. Lacan se abocará a

    un inventario de sus desfaIlecimientos, que obligan al

    sujeto a recurrir a Ia angustia para suplirIos, asignando

    a Ia vez a Ia función paterna el mantenimiento de cierta

    dimensión de falta.

    t i

    t i

    ti 

    .i

    : ~

    46

    -,

    Otro concepto fundamental para categ~~izar el E~i-

    po, se denomina e11psicoanálisis iumcián. t

    alzc

    .

    a

    .La

    mis-

    ma se instala en el hueco que deja en Ia especle humana

    Ia no existencia de una programación instintiva de Ia

    sexualidad. Afalta de instinto es que debe aparecer una

    nmcíón

    que marque ciertos lugares como. ~ugares de

    deseo. La característica central de esta

    funcíón

    Ia cons-

    tituye eI marcaje. La marca recae sobre a.quello qu~

    puede desearse en

    tID

    campo dado. Esta funcIÓ~~s decí-

    síva en cuanto a Ias orientaciones que toma Ia libido dei

    nino.

    Federico de 5 anos es traído a Ia consulta después

    de una operacíón de ligamentos en Ia.I?an? porque no

    colabora con el tratamiento de rehabll1taclón, es más,

    10obstaculiza, ai negarse a hacerlo. EI análisis permitió

    descubrir que para Ia madre del paciente el verdadero

    objeto de deseo 10constituia su propio padre, en lugaJi

    de su marido. EUa indicaba, de diversas maneras, qu~

    sobre ese lugar: abuelo matemo , caía Ia marca fa-

    lica. EI nino ai interrogarse por el objeto. de deseo

    tropieza con su abuelo. Abuel0 que descubnmos en eI

    decurso dei análisis como glorioso soldado d~ Ia ~ue-

    rra europea, de Ia cual habia quedado con una mval1?ez

    relativa en un brazo. Por 10tanto, Federico no hace

    SIDO

    identificarse LOnel abuelo a través de ese emblema

    constituido por el brazo. Su experiencia inconsciente

    otorga al nífio Ia certeza de que no es en el padre donde

    hay algo por desear, por 10 ta~to tiene que ir a otro

    lado. En Federico el brazo paralízado es el que encarna

    Ia función fãlica.

    En otra perspectiva, el Edipo nos va a conducir a

    Ia construcción por parte del nífiode Ia

    categoria pad~e

    que está también, en el centro de Ia

    cuestíón,

    Atraves

    47

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    18/30

    I

    t i

    t.

    d.1

    J ~

    ipo se han de realizar 10s síguíen-

    I••

    1

    rormacíon dei no-madre en un padre (sigo

    I c I 1 1I I notogía

    de Piera Aulagnier).

    • gunda transformación: deberá realizar el trán-

    li,

    de

    un padre

    a

    el padre,

    10que en Ia obra lacaniana,

    con otra terminología, se ha denominado apellido pater-

    no, traducido en castellano por Nombre-del-Padre. En su

    inscripción, cuando un nifío nace va a sustituir Ia madre

    por el apellido paterno. En el tránsito dei narcisismo ai

    Edipo, según este autor, el nino debe construir 10 que

    se denomina Ia metáfora paterna: EI paso de Ia catego-

    ría madre a Ia categoría padre. Según Piera Aulagnier

    53

    quien mucho ha aportado al estudio deI proceso psicó-

    tico, en Ia madre de estos pacientes existe Ia imposibili-

    dad de Ia construcción de estas categorías. En síntesis,

    en lugar de Ia oposición particular/universal que espe-

    raríamos encontrar, se da un espacio de inclusiones

    recíprocas: el particular es el universal. Yo, una madre,

    soy Ia madre como categoría. De esto resulta una con-

    secuencia clínica importantísima, cual es Ia imposibili-

    dad absoluta de todo cuestionamiento. En efecto, sólo

    me es posible replantearme una acción mía, si aunque

    sea tácitamente, Ia comparo con un Ideal que encarna

    el universal lógico. Si yo y el universal somos 10mismo

    no hay chance ninguna de que me pueda interrogar so-

    bre Ia legitimidad de 10 que yo haga.  El Estado soy

    Yo . Esta modalidad plantea los más grandes problemas

    ai analista en su trabajo con 10s padres. Su eventual,

    modesto

    -éxíto,

    depende de introducir siquiera una mí-

    nima cuãa en el bloque de indistinción que funde 10uni-

    versal a 10particular.

    Como hemos puntualizado a propósito dei Narci-

    sismo, también el Complejo de Edipo se ha enriquecido

    48

    -,

    } } t

    ' I , ~ N '

    ..

    1

    ai íntroducír en su conceptualización 10s tiempos lógi-

    cos. Los mismos resultan de pensar el Edipo como una

    situación triangular donde existen tres polos: padre, ma-

    dre, nino, y cuatro términos, porque al padre, Ia madre

    y el nino se agrega Ia funcíón fálica. Los tíempos van a

    estar dados según donde caiga este cuarto término. La

    marca fálica va a rotar entre esos polos y según eso ha-

    blaremos de distintos tiempos del Edipo. En el prime r

    tiempo se ha de resignificar 10 desplegado en los tres

    tiempos deI Narcisismo, retomado bajo Ia vertiente de

    ser el falo de Iamadre, que aparece allí como aquello que

    puede completar el deseo matemo. Asistimos aquí a Ia

    transformación de Ia frase narcísístíca: HEIes yo y yo

    soy él sustituida por Ia frase edípíca:

     él

    es mi falo,

    yo soy (el falo) de e11a .

    En este primer tíempo el nino trata de identificarse

    con el objeto de deseo de Ia madre.  Para agradarIa, es

    preciso

    y

    suficiente con ser el falo . Esta falicización

    dei infans pasa a ser decisiva para Ia constitución dei

    futuro sujeto, pero que esta fase en lugar de

    tránsíto

    se

    transforme en estación terminal puede fundar identifica-

    ciones perversas.

    Esteban, aIos 13 afios, cae en episodios sígnados

    por un profundo malestar, ligados a una creciente sen-

    sación de vacío. En un momento inmediatamente poste-

    rior deberá encerrarse en el dormítoríc materno , des-

    nudarse vestirse con Ia ropa interior de Ia madre, y así

    vestido sentado sobre Ia cama de su madre ha de mas-

    turbarse una y otra vez frente ai espejo. Situaciones co-

    mo ésta caracterizan Ia adolescencia de Esteban. Llaman

    Ia atención en este fragmento de sesión 10s siguientes

    aspectos: el dormitorio para Esteban pertenece sólo a

    su madre, a pesar de vivir con ambos padres. La cama

    también es para el paciente, solo de su madre. Esteban

    mísmo se identifica con el falo oculto bajo Ias vestimen-

    49

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    19/30

    tas de Ia misma, capturado en ser el deseo de e11a,deseo

    de deseo. A través de Ia puesta en escena transvestista

    él

    es el falo; objeto metonímíco.  Para agradar a su ma-

    dre basta con ser el falo, en Ia medida en que este men-

    saje se ha realizado en forma satísfactoría eI sujoto ha

    quedudo preso de identificaciones perversas .

    . i

    Eu el

    segundo tiempo

    se produce un viraje polar

    pero dentro de Ia mísma categorizac1ón que implica el

    ser. Decíamos que en el prime r tiempo, ser involucraba

    ser eI falo que hay entre Ia madre y el nifio, aquello que

    colme su deseo y por otra parte aquello que 10 genere

    en forma incondicional y absoluta. En el segundo tiem-

    po, el postulado de ser el falo recae sobre el padre en

    dos sentidos: en tanto priva al nifio deI objeto de su

    deseo y en cuanto priva a Ia madre del objeto fálico. EI

    padre aparece menos velado pero aún no revelado ...

    Hay una estrecha relación entre esta remísíón de Ia ma-

    dre a una ley que no es Ia suya y el hecho de que el

    objeto de

    S1 .1

    deseo es poseído por ese otro a cuya ley

    ella remi te. . . en este sentido eI padre de Hans a pesar

    de ser inteligente, presente y dedicado es inoperante en

    tanto su palabra para Ia madre carece de valor. A dife-

    rencia del fetichismo no se planteará el problema de

    serlo sino de tenerlo, porque si el padre tampoco 10

    tiene: j,Cluiénentonces? En esta fase, eI padre en tanto

    privador-prohibidor no constituye aún Ia dimensión de

    salida, de apertura que garantiza Ia formación del Ideal

    dei Yo. Es en Ia impasse producida en Ia basculación de

    estos elos tíempos, sín encontrar una dialéctica que Ia

    sobrepase, donde Lacan ubicará Ia fobia de Hans.

    Michelle, de 5 afios, es traída por presentar difi-

    cultades que comprometen toda su vida social. No

    quiere concurrir aI jardín. En el mismo no habla

    50

    ,

     

    . \ :

    .

    i, 

    r .

    ; ª ~ ~ : : , } :

    'ti', :::.'

    ~;:.;.,.

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    ~

    ~

    ~

    f

    f .

    : l: :

    con sus

    compaüeros

    n1 maestros. Tampooo ros-

    ponde preguntas, no inicia ni contínüa juegos.

    Tampoco despliega

    actívídades

    deportivas. Los

    padres dicen de ella que desde pequena  fue tími-

    da y retraída . Ya aIos 2afios cuando Ia llevaban

    a Ia plaza no jugaba con nadie. No concurre a

    cumpleafios ni acepta ningún otro tipo de invita-

    ciones socíales. EI primer gráfico que realiza Mi-

    chelle, es muy ilustrativo a propósito de 10 des-

    plegado en estos primeros dos tíempos.

    Michelle dibuja una sefiora en eI centro de una

    hoja, del lado izquierdo una casa, deI derecho

    más alejado, un árbol, Acompafia el díbujo

    tID

    relato en eI que Ia sefiora va de compras dicien-

    do de pronto: Y acá está Ia nena ... (sefialando

    a Ia sefiora). AI preguntarle cómo puede ser eso,

    contesta 10 siguiente: Ia nena estaba escondida

    detrás de Iamamá, por eso no se veía, ahora salió

    y es Ia nena .

    La paciente al comienzo deI anãlísís se muestra cap-

    turada en el sistema deseante de su madre. La angustia

    fluye, recorre aparentemente tIDO Y otro objeto

    y

    se hace

    evidente que Ia serie de combinaciones paradójicas po-

    drían prolongarse al infinito. Cada signüicado abre Ia

    comprensión para una nueva sígníficacíón.

    Por Ias características de Ia nífia aI inicio dei trata-

    miento, éste debió contar con Ia presencia, en sesión,

    de Ia mamá, pues Michelle se negaba a asistir sola. A

    través deI objeto madre Ia misma me excluía, ignoraba y

    evitaba. Colocada desde inicio en Ia transferencia en Ia

    categoría de extrafio, fui representante del objeto fobí-

    geno. Todo el psicoanálisis se constituyó en Ia situación

    .fobígena que propiciaba su ma1estar, tal cual 10describe

    Mom para este tipo de pacientes.

    En Ias fobias, el conflicto, ligado tradicionalmente

    51

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    20/30

    I

    1'11111

    po (11 I 1

    1

    ; < 1 , debemos articularlo en el nivel deI

    111 li'

    I

    I

    un con un falIo de Ias identificaciones, donde

    10

    ,I

    11 tul

    Illl

    ntarã

    resignífícar

    10

    que se desarrolló en

    111.11I I

    tudto fallando en su intento.  Lacan piensa Ia

    robíu como un proceso restítutívo tendiente a poder al-

    iunzar

    una identificación con

    el

    progenitor dei mismo

    , XO,

    impedida de ser lograda

    por

    otras vías.

    En el

    tercer tiempo

    del Edipo se da una triple trans-

    formación:

    - en primer lugar el pasaje

    del ser al tener.

    Trans-

    formación que produce un viraje de

    ser

    el poseedor del

    deseo deI Otro a adquirir cierta posesión que posibilite

    tener

    algo con

    10

    cual se pueda desear y ser

    deseado,

    - segunda transformación: reinstaura Ia instancia

    del

    falo como objeto deseado de Ia madre y ya no como

    objeto del que el padre puede privaria como padre om-

    nipotente. Este aparece en este momento como

    permí-

    sivo y donador.

    -Ia tercera transformación he podido localizarIa a

    través de Ia Clínica: se produce en el pasaje

    del

    segundo

    ai tercer tiempo, concomitante a Ia resolucíón del mismo,

    Iaconcepción de Ia idea de un padre ligado a Ia síngula-

    ridad

    del

    propio, deja lugar a Ia de una categoría lógica

    abarcativa de Ia

    píuralídad: el padre..

    Estimo central Ia

    constitución de esta categoría para el posicionamiento

    sexual de los hijos, como varón o como nífia. Justamente

    pasa a ser coroIario de este último tiempo Ia díalectíza-

    ción deI nífio, quien vira de una posición referida solo ai

    deseo materno, a otro polo de gravitación desde el cual

    ha de significarse él, vertiente paterna donde se opera

    Ia sustitución.

    - i :

    Poco antes de terminar su anãlísís Michelle había

    logrado una resolución de su fobia inicial. Para ese en-

    5

    tonces reali~a el siguiente dibujo: esta vez, síend j 11

    Ia protagonista que aparece- en el centro de Ia ho a,

     Soy yo ,.. muy coqueta porq~e es ,mi CUI~pl-

    anos estoy en Ia plaza con mi papa .. ' rm pa-

    pá ~~. hace regalos porque curnplo afi?s : La

    níüa del dibujo tiene un delantal con I~ síguíent

    característica: al observarlo se hace eVld€n~e~u

    en el centro del mísmo, en el lugar.~ue coincid

    en el gráfico

    con

    el vientre de Ia

    nma,

    hay

    dibu-

    jado un bebé.

    Michelle pasa del primer dibujo, donde ella se en-

    cuentra condensada cual imagen orrírica -como ~s fi-

    de Gaiton de Ias cuales nos

    habla

    Freud- ,con

    :~r:erpo materno, a una representación de sí misma

    donde está en relación a Ia figura dei _padr~,en el espa-

    , bíerto de Ia plaza que de pequena evítaba, espera

    CIO a 1

    f .  b bé  

    ibi de él sus regalos, que por Ia re

    erencia

    e

    reei Ir ._

    en el dtbujo diremos regalos

    =

    mnos. . .

    Algosignificativo, por 10 po.c~~s~a.1en rm experien-

    cía, tue que de Ia indiscriminaclOn. inicial con,su madre

    y

    S1 inclusión en Ias sesiones, MlChelle paso, después

    de ~oncurrir sola, a invitar a sesión, ~sporádlCamente,

    1

    con

    Ia

    intención de comumcarle el fruto de

    a su pacre, '

    1'-

    sus trabajos. Acompafié este proceso, dejando a a r :

    ma

    or completo su conducción, ya que ígnoraba de que se

    irataba. posteriormente llegó a esclarecerse que par~

    eUa se torno decisivo poder compr~bar ~n Ia trans

    ferencia que podía amar a su padre SlDdanar a. l~ ma-

    dre El tránsito a través del análisis, después de dlst~n~?s

    rod~os angustiosos, conduce a Mi.chellea una posicíon

    sexuada desde Ia cual podía local1zarse. .

    .Qué pasa eon el Edipo en Ia homosexuahdad? La-

    ( ti ne que ha llegado a Ia tercera etapa pero en

    can sos ie

    53

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    21/30

    forma invertida. i,Quésignificaésto?: En tanto eIpadre

    es amado eI sujeto se identifica con

    él ...

    pero al que-

    rer hacerse amar por el padre corre .peligrode pasar al

    rango de mtijer, de ello resulta una posición eminente-

    mente conflictiva en Ia que el retomo de Ia posición

    homosexualparece siempre posible y en Ia que ésta es

    reprimida por Ia amenaza de castracíõn que implica .

    Sefialacomo central Ia exístencía de una relacíõn pro-

    funda y permanente con Ia madre donde el niiío descu-

    bre que Iamadre tiene Ia clave de Ia situación. El anã-

    lisis de los homosexualespone demanítíesto

    -el

    carácter

    crucial que tiene para eI sujeto y su desarrollo Ia íden-

    tificaciónimaginariaconelfalo .SI

    Eugenia,homosexualde 30 anos, tiene sus primeros

    contactos de este tipo, según nos refiere, aios

    10

    anos.

    Aios 13,nos dice se enamora  fervientemente  deuna

    amiga mayor con Ia oual se establece una relación de

    tipo homosexual. Su madre se da cuenta y empíeza Ia

    persecusión que hasta hoy se continúa. Por Ias noches

    Ia paciente rezaba para ser varón. La madre le manifes-

    taba reiteradamente su deseo de que 10fuese. EI padre

    sehalla totalmente ausenteen el discurso de Ia paciente.

    En una oportunidad durante Ia adolescencia, Ia madre,

    que había descubierto Ia exístencía de una relación ho-

    mosexual, llevaa Eugenia a un psiquiatra y Ia hacehip-

    notizar. Unavez establecidaIa hipnosis, Ia madre le for-

    mula Ia síguíentepregunta:

    LA

    quién querés más?: a X

    (pareja homosexual) o a mf? La paciente opta por Ia

    segunda alternativa. En realidad esta disyuntiva consti-

    tuye una falsa antinomia ya que' no se trata de una u

    otra, Ia amiga o Ia madre, sino que en Ia elección de

    una está contenida implicitamenteIaotra.

    54

    t,O

    t

    c H '0 • diI c c , I u11 l J

    11

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    10 t , 110 tIO)) ULu l c l. . (10 li' lu J' 1\ c

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    junto con 1 a a cor ,

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    papel de privilegio.Rooota y

    . 1 1

    U,

    o

    U I

    de Ias sesiones, junto a 1 jU t

    juegos imaginativos10sníâo r r ntan n ) o )

    persona 10 que en una etapa anterior mo tru

    I

    mediode juguetes .

    La clínica conniiíos que están reoorriendo 1 vi

    tudes dei Edipo, me ha permitido inferir, que el JU

    I

    enestos momentos no puede ser reducido a Iaexpr 1

    de fantasía sino que además, el jugar de estos ní o

    .tienecomofunciónIa producción de sign1ficantessexu

    1es,emblemas con los que elpequeno sujeto pueda ida .

    tificarse. Vemosasí desfilar por el consultorio en su )(-

    presión lúdrica al papá, Ia mamá, el hijo, 10sherm

    nos... Juegos en los que está en Ujuego el esclar 01-

    mientode Ia identidad sexual.

    ••

    El período de latencia, desde Melanie Klein es ca-

    racterizado por sua especiales dificultades. Apartir dei

    sepultamiento dei ComplejodeEdipo se desarrollan en

    elnifioprofusión dedefensas que tienden a estabilizarsa

    y aún a transformarse en rasgosde carácter. En su obra

    El Psicoanálisis

    de

    Ninos

    esta autora ai referirse ai pe-

    queno en cuestión nos dice a diferencia dei niíío pe-

    queno, cuya vivacidadimaginativa y agudo ~ntimiento

    de angustia nos permite Ia mejor comprensíõn dei In-

    conscientey elestablecimientodecontactos con él, ellos

    tienen una vida imaginativa muy limitada, de acuerdo

    con IaPOderosatendencia a Ia represión que es caracte-

    rística de esta edad; mientras que si los comparamos

    con tos adultos su Yo no está aún desarrollado y no

    tienen concienciade enfermedad, ní.sienten Ianecesidad

    55

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    22/30

    1 ; 1

     

    II

    1 1 '1

    , I

    1 i

    ,

    i ll /

    ) 1 1 ;

    i l l ll

    l

    lil l

      ' 1

    11I

    C ItU'IUtO ,., do modo que no poseen un estímulo pa-

    (1UmUUlIlllr

    1

    anállsls Di al1entopara

    contínuarlo ,

    IflHtl1 autora: nos aoonseía.,enuna posición opuesta

    ,., de AnnaFreud 59 utilizar Ia ínterpretacíón tan pron-

    to

    como sea posible ya quedeesta

    manera el

    niftoserá

    orientado hacia el tratamiento analítíco, y los primeros

    sintomas de alivio le proporeíonarãn 10sprimeros índí-

    ciosde que el análisis 10beneftcíarã .

    Con Winnicott se produce una nueva inflexión en

    el planteo kleiniano, ya que este autor si bien coincide

    en que Ia interpretación sea formulada cuanto antes,

    nos aconseja, como es habitual en él, cuidar el momento

    deIamisma.  Siuno no está segurode 10quedebe inter-

    pretar mejor será utilizar Iaprudencia en Ia que pueda

    desplegarse una fase 'preparatoria' jugando, constru-

    yendo con el nifio o simplemente dejándose eelípsar ,

    Observemos acá una correlación con Lacan para quien

    el analista debe funcionar en Ia transferencia como res-

    to que cae, objeto

    petit a .

    Raquel de 8 afios ai salir de análisis comenta a su

    mamá: Cllando juego yovoy diciendo

    cualquíer

    cosa. 10que a mí me parece. .. con 10flue M me

    dice me deja pensando...••

    AI tratar con nífíos de esta edad, es importante te-

    ner presente que el paciente ha alcanzado un estado de

    cordura referido al proceso secundario. Winnicott nos

    advierte que como analistas no debemos truncar Ia or-

    gan1zaci6ndei Ego... Por eso mismo debemos coope-

    rar mientras vamos reuniendo material para Ia inter-

    pretaci6n. .. en el período de latencía, nos dice: el nifio

    está dispuesto para Ia introyección pero no para Ia ín-

    corporacíõn.

    A diferencia de los níãos pequenos, los pacientes

    56

    (I .;«   ,lIM  I

    unu

    I'«d l

    oR pnolu H um

    - 'H I(m l

    Existe una queja por parte de 108analtstaa quo trn l,IL U

    a estos pacientes que tambíén se reitera y que ae hall

    ligada a una sensación de aburrimiento gonoraU~l 

    AI respecto me parece de gran valor Ia

    observaoíõn

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    23/30

    l()

    Ll'tlllsicionala partir del cual se pue-

    1nte desde una zona en Ia que es ímpo-

    I

    I otre en Ia que_sí pueda hacerlo

    .61

    10de I? anos concurre--a anãltsís por probl~-

    u Ia ssooíarídad, que en el último tíempo se toma

    1101ente.En esta estructura familiar para confirmar

    Iaeficien~~apaterna queno SOPQrt~i~al, 1equeda asíg-

    nadoai mno el lugar de Ia insuficíencia. Insuficienteen

    I~esc~e1ay más aÚDen Ia vida misma; Marcelocon su

    silenClOpone a prueba Ia paciencia de 10smayores. El

    padre 10acosa a preguntas que deja sin responder. De-

    be~ transcurt?-rvariosmeses de análisis en 10sque Ias

    s~slOnesconsístían en realizar juntos trabajos de car-

    pmteria sin más intervención de mi parte que e1ayudar

    en,esta tarea. Aparentemente, parecia que allí no ocu-

    rna nada del orden dei psicoanálisis. No obstante su

    ~al-estar va a transformarse despaciosamente en un

    b~en-estara partir dei cual Ia palabra de Marceloem-

    pieza a hacer sentido, tornándose reveladora.

    Fue un lento aprendizaje para mí como analista

    eomparable a esos relatos donde un personaje debe so:

    meterse a muchas pruebas hasta lograr e1 fin propues-

    to. At~~vésde este análisis, Marcelo,uno de mis pro-

    fesores me enseüõ el enorme valor de poner mi deseo

    entre paréntesís, transformándome en paciente para

    poder escuchar a 10s pacientes con 10s cua1es he em-

    prendido el difícil sendero de Ia clínicaen transferencia.

    Una recomendación final deWinnicott está referida

    8 :

    1

    fin d~l anális~ para este período.

    Según

    su perspec-

    tiva ~na aconsejable planificar 10sanálisis para que

    term.menantes deI iniciode Ia pubertad o bien para que

    prosigan durante 10sprímeros anos de Ia misma . AI

    respect~ac~ta, que si el analista opta por esta segunda

    ~Itematlva seria convenienteque vea a sus pacientes a

    mtervalos relativamente infrecuentes .

    58

    ~

    \.

    :

    í

    ,, ' .

    Una observación (que por anora DO d I

    tízar, pues no 11elogrado reunir casuf tiOI;l.U •

    I I L . ,

    pero que no obstante Ia propongo como blp6lu I

    traba.jo) está ligada a aquellospacientes en 10 ',mle

    negativa a iniciar el tratamiento se CODStitUY

    tencia infranqueable. Para este tipo de situaolon ,(

    pacientes latentes o adolescentes después de com n

    m l

    Ia necesidad de tratamiento, he propuesto en a1gun

    casos al nino Ysus padres el modelo de psicoanáU8t (

    pedido.

    62

    Los resultados obtenidos (no generalizable o'

    , Ias razones antes expuestas) han sído muypositivo .

    A

    1

    ser el nífiocolocado,desde inicios, en Ia posición de u-

    jeto deseante con respecto de su propio tratamiento y

    en relación a su propia enfermedad, me he encontrado

    con Ia novedad de que espontánea.mentese estableoin

    por parte dei nino una demanda que posibilitaba un

    ritmo de trabajo analítico intenso, sorteando de esta.

    manera ei célebre no sé a qué vengo , vengo porqu

    memandan Yaúnsituaciones de forcejeos que ímplícan

    una manipu1acióndel nino en Ias que e1 analista no

    puede quedar involucrado,comoya 10puntualizara Me-

    1anieKlein.

    .. '

    La pa1abra ado1escenciava a aparecer en el idioma

    alemén a partir de Ia inauguraclón del psicoanálisiS,Ia

    pubertad queda reinscripta de esta manera como una

    profunda metamorfosis en Ia estructura. Reposiciona-

    mlentos ligadoSa cambios hormonales, a Ias transfor-

    maclones operadas a nivel del esquema corporal, como

    a todas las funciones de marcaje a

    nível

    de 10s mitos

    quesignaráIl ai proceso adolescente.

    Adolescenteque adolesce , pena, enferma Ysutre.

    Pero l,de qué padece e1 adolescente sino de su mísrna

    adolescencia?6l

    Sin

    olvidar, que todo este lenguaje de

    Ia falta de ser, como esencia de Ia adolescencia,es 1en-

    59

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    24/30

    I

    II

    11I  

    dl1lto ntrico. Su enfermedad característica está

    (te'( ru

    «J

    pta -a. excepción de Ias enfermedades que

    )li ( I

    n

    I

    to.rlo- a Ia adolescencia misma es impo-

    II

    I

    surar a demorar este proceso ,

    íuando el ntiío deja de ser el latente normalizado,

    ( p nd1ente de 10spadres, sobreviene una crisis de desi-

    (i

    ntlficación, que cuestiona profundamente su ser. Cri-

    18encarnada en ese cuerpo que-d.eja de ser el mismo,

    donde el reconocimiento se troca en desconocimiento

    frente a Ia emergencia de su deseo sexual. Ante Ia cons-

    tante amenaza de un cuerpo que nunca es el mismo,

    surge con insistencia un control obsesivo por Ia talla,

    tamaão de los pies, ete. Control que habla de Ias me-

    didas que tiene que tomar para cuantificar estagnando

    Ia continua diferencia.

    Primera crisis que evoca a Ia muerte, muerte de Ia

    cual hablan autores de Ias más distintas orientaciones

    teóricas en psicoanálisis. Pero l.de qué muerte se trata?

    lCuál es Ia primera de estas muertes que localizamos

    en el proceso adolescente? Muerte que vinculo a Ia des-

    trucci6n de ese nifio que debi6 ser. Una y otra vez, ve-

    mos a Ios adolescentes empefíados en empezar de nue-

    vo, como si no pudieran tomar nada de nadie, incluso

    de ellos mísmos .••Necesidad de desprenderse deI nifio

    abrochado en el Otro (lugar dei Yo-Ideal) para el eual

    los signüicantes dei mito han esparcido sobre el espejo

    los lugares desde los cuales debe significarse y dei cual

    eI adolescente pre-tenderá zafarse. No sabiendo en que

    han de convertirse, ni qué son, dedican su tiempo a una

    lucha sin fin Ia lucha por sentirse reales . No ocupar

    el sitio asignado, los hará librar asa Iueha en Ia que

    deberán buscar un lugar de identificaci6n desde el cual

    sostenerse. Lucha por el establecimiento de un ideal pro-

    pio, ligado a Ia perspectiva dei Ideal dei Yo. Contienda

    imaginaria, Ia lueha entre los ídeales (Ios de otros y Ios

    propios) permitirá, no obstante, posicionar ai adolescen-

    te en un lugar simbólico distinto, Ia construcción de un

    6

    .

    afuera en relaci6n a ese Otro familiar que amenaza con

    reintegrarlo.  

    En Ia adolescencia, enfatizaremos junto con Winni-

    cott el valor constitutivo de una segunda muerte que ha

    de Ilevarse a cabo. Dos muertes y nínguna, esto nos habla

    de Ia salud en juego. Esta segunda muerte alude a un

    asesínato, Aunque el crecimiento en este período pro-

    gresa sin grandes crisis, puede que resulte necesario

    hacer frente a agudos problemas de manejo dado que

    crecer significa ocupar eI lugar dei padre. Esto es es así

    en Ia fantasia inconsciente ya que el crecimiento tiene

    para el adolescente una connotación agresíva , Según

    este autor, para Ilegar a adulto, eI

    níüo

    en su tránsito

    por Ia adolescencia, deberá pasar simbólicamente por

    sobre el cadáver de los mayores. En el anãlísís de estos

    pacientes, Ia muerte y eI triunfo personal, aparecen c~-

    mo algo intrínseco de este proceso, tendiente a Ia adquí-

    sícíón

    de Ia categoria adulto. EI tema inconsciente, pue-

    de hacerse manifiesto, como Ia experiencia de un im-

    pulso suicida u homicida o como un suicídio u homícídío

    acontecido en 10real. Esto está ligado a Ia mayor posí-

    bilidad de efectivización deI pasaje aI acto psicótico

    que encuentra en Ia adolescencia Ias oportunidades pa-

    ra su concreci6n. Si bien el suicidio puede aparecer en Ia

    infancia, su incidencia en Ia adolescencia es totalmente

    distinta y requiere de cuidados especiales cuando enfren-

    tados a pacientes psicóticos debemos emprender con

    ellos un tratamiento. Volveremos nuevamente sobre este

    punto.

    EI padre muerto es una operaci6n simbólica que en

    términos de Ia teoria Iaeaníana se denomina

    asesinato

    deZpadre

    Y

    categoríe de padre muerto. Matar ai padre

    significa para el adolescente, una operaci6n que le per-

    mitirá en el futuro alcanzar Ia propia paternidad. En

    última instancia, coincide con un don dei padre, con

    recibir dei padre significantes para re-posicionarse. Para-

    d6jicamente, tal categoria implica que Ia funci6n pater-

    61

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    25/30

    tt. EI padre, que no se deja sustituir, mata,

    (n ruu ~) , Ia tunción. Como Ia madre que no produce

    ur m ( po imaginado, se niega a realizar cierta opera-

    ínu I tra nsterencia narcísístícasobre el hijo. Por eso,

    ))1 I U todo ésto se logre, tiene que haber un padre

    ( tl

    deje matar y no imposibilite Ia operación. Dificil

    uílíbrío que deberá sortear aquel que ostenta Ia fun-

    c1ónpaterna. Para que el asesínato pueda ser perpetra-

    do, para que haya un padre que posibilite este crimen,

    Ia primer condición es ésta paradojal que mencionába-

    mos antes: tiene que haber básicamente un padre vivo,

    vivo en el deseo, que pueda sostenerse como deseante-

    deseable. 8ólo el padre vivo se deja matar. Un padre

    que evita Iaeonfrontación, un padre que no 10es, que se

    corre demasiado fácilmente de lugar, que delega respon-

    sabilidades demasiado rápido, no es un padre sobre el

    cual se pueda cometer ningún crimen: ya está muerto

    como premisa. Un padre que nunca se deja sustituir,

    cierra, bloqueá el acceso simbólico a esta posición sub-

    jetiva. Estas consideraciones son igualmente importan-

    tes en relacíõn a Ia transferencia dei adolescente en tra-

    tamiento. 8i Ia posición dei analista se faliciza como

    encarnación inamovible dei 8ujeto Supuesto Saber, nue-

    vamente hay una sustitución simbólica que queda por

    hacer.

    Es característico de esta posición paterna, el colo-

    carse siempre por eneíma de sus hijos, en un más allã

    absoluto e incuestionable, nunca hay un lugar que pueda

    cederse para el hijo, quien entonces se queda sin espa-

    cio hacia el cual oríentarse.

    Sergio de 15 anos, volvia dei secundario alboro-

    zado porque traía novedades para comentar con

    su família. AIllegar se encuentra con el padre que

    sín dejarlo habIar le dice: ni una palabra más,

    te felicito por tu brillante actuación ... Sergio

    6

    sorprendído Ie interroga acerca de c6mo obtuvo

    Ia informaci6n. Su padre Ie contesta: A papá

    ...  Siempre 10 sé todo, incluso antes que vos .

    Es notabIe como se patentiza esta dimensión pa-

    terna en eI análisis con Sergio. Cada vezque nece-

    sita dar a sus palabras un peso de ley, porque Ias

    mismas comienzan apresentar fisuras agrega:

    ••Ami papá Iepasa 10mismo .

    o .

    esa es una idea

    de mi papá ... o: los hombres frios y calcula-

    dores son los que finalmente triunfan, vea a mi

    'papá' ... estoy seguro que si Ud. Ie va a pedir un

    asesoramiento va a hacer tal eual 10 que éI di-

    ce ... cada vez que voy a comprar algo Ie pre-

    gunto, él sabe de todo y me recomienda 10mejor,

    aunque Ud. no me crea es cierto, si Ud. 10 cono-

    ciera haría 10mismo ... ,

    Una pregunta que atraviesa aI adolescente interro-

    gándolo en 10 más prorundo es Ia referida aI sexo: el

    sexo. lY para qué? o ... el sexo. lY con quién? Ya

    que muchos de Ios adolescentes no saben aún si serán

    homosexuaIes, heterosexuales o simplemente narcisis-

    tas

    /> 4

    EI sexo. .. y Ia soledad. Actividad masturbatoria,

    donde ella pueda representar en realidad un intento por

    liberarse deI sexo, más que una experíencía sexual en si

    misma. Actividad sexual.

    o .

    Y Ia compulsión de esa aetí-

    vidad, donde Ia profusión y el despliegue promíscuos

    pueden estar ligados -tanto sean lasmismas homose-

    xuales o heterosexuales-- a una fuga respecto ai asu-

    mirse eróticamente. He podido constatar, en pacientes

    adolescentes de ambos sexos, que Ia actividad sexual

    compulsiva, que los arroja momento a momento frente

    a un compafiero sexual distinto, constituia una forma

    de no interrogarse acerca de Ia propia identidad sexual.

    EI adolescente es en esencia un ser aíslado, que en

    busca de ideales identificatorios en los cuales soportar-

    63

  • 8/17/2019 La Transferencia Como Garabato.

    26/30

    J IIpo •(ü'upos que pueden deshacerse inmedia-

    lU

    rUr de 10cual 10s sujetos vuelven a aíslar-

    U)O cohesionados por fuertes componentes

    It eatortos, en 10s euales- el ,adolescente se refugia,

    I tras I1braIa gran bataIla familiar. Grupos que eons-

    Utuyen su morada, y que llegan a consolidar un sostén

    tal, que ~e podido observar que en algunos pacientes Ia

    adhereneía a una de estas fornías lnstituciOnàles ha lle-

    gado a ser refugio, en franca crisis psicóticas.

    Norah, paciente psicótica de 25 afios nos cuenta

    ~e su adolescencia 10siguiente:  a mí hermano 10

    mternaron después que en casa rompió todo

    mí abuela es una loca, nos daba Ia teta hasta que

    tuvímos 10 afios ... mi madre es otra loca, mi

    padre se fue ... 10s deI grupo (grupo religioso

    con c~racteristicas muy ortodoxas) se ocuparon

    de rm ... me enseiíaron a rezar y a disciplinar-

    me ... para cada cosa hay una norma y un rito

    en Ia religión todas Ias cosas estãn planificad~

    ... hay normas para todo, para comer, para ir

    ai bafio, basta seguirias y uno ya sabe como ha-

    cer ... yo de esa manera me organizo .

    . Se~ Melanie Kl~in los análisis típicos de este pe-

    ríodo dífíeren en muchos aspectos con los dei período

    de latencia. En Ia pubertad encontramos ai paciente

    ~ominado por sus emociones, con manifestaciones afec-

    tívas ~ás pronunciadas que en el período de latencia y

    una VIda más rica en imaginación.  Por otra parte bay

    .grand~s puntos de simiUtud con el análisis de nüios

    pequenos, pero Ia.diferencia con ellos consiste en que el

    adolescente desplIega procesos similares, pero asumíen-

    64

    do una característica de desafío y rebeldía que p

    te

    significar una gran düicultad clínica para 10sanãl t

    l

    Ia pubertad . Esta autora recomienda ganar preooz or

    te ai paciente interpretando Ia transferencia negativa, 1

    caso contrario, nos dice que el análisis puede quedar

    i.

    terrumpido prontamente, aún desde Ia primera hora d

    análisis. Sus fantasías son similares a Ias deI níüo p -

    queno, pero los mecanismos peculiares de esta etapa, 1

    ocultan mejor .66En aquellos casos en que ia incidencia

    de Ia represión ha limitado ostensiblemente ai adolescen-

    te, nos recomienda Klein emprender el análisis deIa mís-

    ma manera que 10hacemos con el análisis de los sueãos,

    pues de esta forma podemos encontrar que, detrás de

    una producción deficitaria, monótona e improductiva,

    este camino nos conduce gradualmente a Ia fantasmáti-

    ca dei paciente.

    En Ia adolescencia Ia clinica va a estar en el difícil

    borde en el que confluyen dos

    Iímítes:

    de un lado Ia

    clínica de nífios pequenos, y dei otro Ia de adultos. EI

    adolescente va a requerir esta plasticidad dei analista.

    Por momentos debemos seguir con ellos el decurso de

    un juego, mientras que por otros nos evocan a un pa-

    ciente adulto.

    Ignacio de 17 afios, ocupa parte de sus sesiones en

    hablar de sus